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Capítulo de Ingeniería Civil del Consejo Departamental de Loreto del Colegio de Ingenieros del Perú
1. INTRODUCCIÓN
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resultado de dos fenómenos conocidos: a) agradación, que ocurre aguas arriba, y b) degradación,
que se presenta aguas abajo.
En los proyectos hidráulicos que incluyen embalses de regulación, sujetos a pérdida de volumen de
almacenamiento por depósito de sólidos, hay siempre un gran margen de incertidumbre e
imprecisión en el cálculo de su vida útil. El cálculo del transporte sólido fluvial es en general de
baja confiabilidad. La predicción de las cantidades de sólidos que en el futuro depositarán en el
embalse tiene un mayor grado de incertidumbre, pues depende de varios factores adicionales. La
pérdida del volumen útil de un embalse antes de lo previsto tiene enormes repercusiones técnicas,
económicas y sociales [2, 3, 7].
De otro lado, como resultado de la construcción de una gran presa sobre un cauce fluvial
deformable se presenta degradación del cauce aguas abajo, el que puede ser muy importante y tiene
que ser debidamente evaluado, pues las medidas de ingeniería para contrarrestar sus efectos suelen
ser muy costosas [4].
La ocurrencia ocasional del Fenómeno de El Niño, con características de Meganiño, multiplica
notablemente el grado de inseguridad de los resultados previstos, tanto para aguas arriba como para
aguas abajo. Las sorpresas pueden ser muy grandes.
En esta ponencia se plantea la necesidad de que todo proyecto hidráulico, que incluya embalses de
regulación y, cuyo éxito o fracaso dependa de la conservación de su volumen útil, así como los que
incluyan presas sobre el lecho fluvial, que puedan dar lugar a degradación aguas abajo, deben tener
un Estudio del Riesgo Sedimentológico (E.R.S.) involucrado y, como consecuencia, debe
determinarse la Factibilidad Sedimentológica del proyecto, como parte del Estudio de Factibilidad.
Se intenta demostrar en esta ponencia que la Factibilidad Sedimentológica va más allá de la
factibilidad técnica, pues involucra diversos aspectos de la factibilidad en general, algunos de los
cuales han sido ya mencionados.
2. LAS MEDICIONES
La concepción, diseño y operación de una gran presa requiere información amplia, detallada y
confiable acerca del comportamiento fluvial. Para lograr dicha información las mediciones son
fundamentales. En un río resultan indispensables, tanto para la fase líquida como para la fase
sólida. Sin embargo, las mediciones son relativamente costosas, deben hacerse durante muchos años
estar a cargo de personal técnico especializado e interpretarse correctamente. En el asunto de las
mediciones tenemos mucho por hacer, pues el tema se encuentra bastante abandonado.
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Como sabemos toda medición implica un error. Pero, las mediciones hidrológicas, y en mayor
grado las sedimentológicas, trabajan con una aproximación mucho menor que la que se presenta en
otros aspectos de la ingeniería. En las mediciones fluviales las fuentes de error son muchas y la
confiabilidad de los resultados obtenidos es baja, aun en las mejores y más perfeccionadas
condiciones de trabajo.
A modo de ejemplo podría mencionarse lo siguiente. La simple medición de un solo valor de la
concentración de sólidos en suspensión puede tener un error que en algunos casos alcanza al 60%.
El solo hecho de cambiar de instrumento de medición implica un error que puede ser del 40%. En
las mediciones de sólidos en suspensión lo que se mide son concentraciones. Para obtener el gasto
sólido es necesario medir además las velocidades de la corriente y a partir de ellas obtener los
caudales líquidos. De modo que si pensamos en la acumulación de errores que se presentarán al
pasar desde una medición aislada hasta la obtención del gasto sólido en toda la sección, y luego en
un año, resulta evidente el gran error involucrado. A partir de las mediciones realizadas durante un
cierto número de años se suele obtener una ley gasto líquido-gasto sólido, que es la que se usa por
extrapolación, con todos los errores que esto implica, para el cálculo del aporte de sólidos durante n
años.
Otro factor agravante es que precisamente durante las grandes avenidas, que son las que transportan
mayor cantidad de sólidos, generalmente no se realizan mediciones del gasto sólido. Aún más,
muchas veces no se mide la avenida misma. Es preocupante que en el Perú sea creciente la escasez
con que se realizan las mediciones hidrológicas y, sobre todo, las sedimentológicas, aun en ríos en
los que se prevé que su aprovechamiento requiere embalses de regulación.
Tenemos, pues, que aceptar la realidad de que en el Perú en hidrología, y en mucho mayor grado en
sedimentología, existe una información muy escasa. Este hecho tiene que repercutir en el Riesgo
Sedimentológico de un proyecto y, eventualmente, en su Factibilidad Sedimentológica.
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factible y conveniente desde el punto de vista sedimentológico. Así como en algunos casos durante
los estudios se abandona un probable lugar de embalse porque sus condiciones geológicas
desfavorables no pueden ser manejadas a un costo razonable, también debe ser posible descartar un
embalse porque no reúna las condiciones sedimentológicas adecuadas; es decir, porque se estima
que el Riesgo Sedimentológico es muy alto. En este caso se diría que no hay Factibilidad
Sedimentológica para el embalse. La Factibilidad Sedimentológica, como se verá más adelante, está
asociada a diversos aspectos del Proyecto. Algunos de ellos podrían estar fuera de control del
proyectista.
Se distingue usualmente dos tipos de embalses. Los ubicados sobre el lecho fluvial, a los que
podríamos llamar frontales, y los ubicados lateralmente con respecto a la corriente principal. Los
primeros, los frontales, como Poechos o Gallito Ciego, reciben la totalidad del aporte sólido fluvial.
En cambio los segundos, los laterales, reciben sólo una parte del aporte sólido fluvial y, además,
pueden protegerse con un desarenador.
Desde el punto de vista sedimentológico sólo podría considerarse propiamente como un embalse
lateral, aquel que cumpla dos condiciones: a) que sólo ingresen a él los caudales que necesitan
regulación; es decir, que no sea un elemento de paso para caudales que no necesitan regulación, y
b) que esté convenientemente protegido por un adecuado desarenador. Si se cumplen estas dos
condiciones se podrá analizar el funcionamiento del embalse considerándolo sedimentológicamente
como lateral.
Los embalses frontales, originados por la construcción de una gran presa sobre un lecho fluvial,
crean hacia aguas abajo condiciones de degradación, las que se examinan más adelante.
En el momento de elaborarse un proyecto se establece la vida útil del embalse, lo que debe hacerse
en concordancia con sus fines y sus costos y aceptando un riesgo de falla razonable, que acá
denominamos Riesgo Sedimentológico.
La determinación del aporte sólido de un río a lo largo de un cierto número de años es el primer
paso en el cálculo del volumen de sólidos que puede depositar en un embalse. Este cálculo no es
fácil y tiene un margen de error bastante grande, que debemos conocer y admitir. Sin embargo, en
estas determinaciones no suele incorporarse un coeficiente de seguridad.
Son varios los pasos que habitualmente se siguen en los métodos para calcular el aporte sólido de
un río. Los métodos consisten esencialmente, como se mencionó antes, en tratar de establecer una
ley gasto líquido-gasto sólido a partir de las mediciones existentes de los caudales y de las
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determinaciones del gasto sólido, conformado por la suma del gasto sólido en suspensión, obtenido
por mediciones, y del gasto sólido de fondo, obtenido mediante cálculos.
La primera observación que se puede hacer al respecto es dudar de la existencia confiable de tal ley,
pues los sedimentos transportados por la corriente se originan en la erosión de la cuenca, y ésta
depende de varios factores. La erosión de la cuenca es muy variable a lo largo del tiempo y su
intensificación puede producirse por la aparición de circunstancias diferentes al aumento de la
precipitación, que a su vez da lugar al aumento de la escorrentía.
Sabemos que las determinaciones del gasto sólido tienen muy baja confiabilidad. Sin embargo, lo
usual es que una vez obtenida y aceptada la validez de una ley gasto líquido-gasto sólido, se calcule
por extrapolación el transporte sólido a lo largo de un periodo dado. Esto implica aceptar que
dicha ley va a conservar su validez en el futuro.
Es necesario recordar que las mediciones hidrológicas y lo que de ellas pueda inferirse son
esencialmente retrospectivas, porque miran al pasado. La gran hipótesis que se hace respecto a la
predicción de las descargas de un río es que el futuro va a ser semejante al pasado. La experiencia
de las últimas décadas ha demostrado ampliamente que esta hipótesis es insostenible. Así por
ejemplo, la aparición de un Meganiño en los años siguientes a la puesta en marcha de una obra
puede no corresponder con lo observado y medido en los cincuenta años precedentes [9].
El cálculo del transporte sólido fluvial, que es consecuencia directa de la erosión de la cuenca, debe
ser esencialmente prospectivo, porque debe mirar al futuro. La erosión de la cuenca puede cambiar
radicalmente en pocos años. Las acciones humanas, por ejemplo, pueden hacer que esto suceda.
Esto puede ser por comisión o por omisión. La tala de árboles y la destrucción de la cobertura
vegetal pueden empezar después de haber obtenido la ley gasto líquido-gasto sólido. Puede ocurrir
también que no se realizan las acciones de conservación de la cuenca y de protección contra la
erosión, supuestas en el estudio al obtener la ley gasto líquido-gasto sólido.
En ambos aspectos, el del agua y el de los sólidos, dependemos de lo que ocurra en el futuro. De
otro lado, la experiencia ha demostrado que los cálculos hechos a partir de una serie histórica son
muy sensibles a la longitud y características del registro en el que se apoya. Los comentarios
anteriores se agravan aún más si tomamos en cuenta que hay periodos bastante largos de años secos.
Las mediciones obtenidas en esos años dan valores muy pequeños para el gasto sólido y su
extrapolación es engañosa. Veamos algunos ejemplos sobre cantidad de información que se tuvo
disponible para tomar decisiones con respecto a embalses. El estudio de factibilidad del proyecto
Chira-Piura, que incluye el embalse de Poechos, estuvo basado sedimentológicamente en las
mediciones realizadas durante el periodo 1965-67 (tres años) [3]. El estudio del proyecto
Jequetepeque-Zaña, que incluye el embalse de Gallito Ciego, tuvo como las base las mediciones de
Gerencia XIV CONIC: ICG Instituto de la Construcción y Gerencia 5
Calle Nueve 1056 Urb. Corpac San Isidro, LIMA – PERU / (51 – 1) 225-9066 / www.construccion.org.pe / icg@icg.org.pe
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sólidos realizadas entre enero1968 y junio 1969 (menos de dos años) [10]. El estudio definitivo del
proyecto Olmos, que incluye el embalse de Limón, sobre el río Huancabamba, tuvo su base
sedimentológica en las 171 mediciones de sólidos en suspensión realizadas entre mayo 1975 y
enero 1979, lo que en la práctica significa tres años de mediciones, pues las de 1975 no incluyeron
el periodo de avenidas [1]. Como puede verse fácilmente la información disponible fue mínima,
insuficiente para tomar decisiones confiables.
Estamos, pues, frente un cálculo cuyas fuentes de error hasta ahora señaladas son enormes. Pero, la
aparición eventual de los Meganiños, presentada más adelante, hace más incierta la situación y
obliga al cálculo del Riesgo involucrado [5, 7, 8].
El otro de los problemas ocasionado por una gran presa frontal y cuyo efecto se agrava durante los
Meganiños es la degradación del cauce fluvial aguas abajo de la presa. La degradación se origina
como consecuencia del desequilibrio sedimentológico creado entre los tramos ubicados aguas arriba
y aguas abajo de la presa. En la medida en la que la presa sea mayor y cree un embalse que retenga
más sólidos ocurrirá que los caudales que escurren hacia aguas abajo, libres de sedimentos, causen
una mayor profundización del lecho y una disminución de su pendiente. El cálculo de la
degradación no es nada fácil. Se recurre generalmente a modelos matemáticos que implican grandes
simplificaciones del modo como ocurren los fenómenos y cuya confiabilidad es baja [4].
La aparición del Fenómeno de El Niño, con su secuencia de caudales altos durante mucho tiempo,
hace que pierda sentido el concepto de Caudal Dominante. En estas condiciones lo que determina la
degradación es el hidrograma de crecidas constituido por picos sucesivos, no descritos ni tomados
en cuenta en un modelo matemático. Los modelos físicos resultan ser más útiles en muchos casos.
En modelos hidráulicos recientemente estudiados se ha introducido en lugar de un caudal de diseño,
un Hidrograma de Diseño, más acorde con lo que ocurre durante los Meganiños.
La degradación aguas debajo de una gran presa es de dos tipos: local y generalizada. Así por
ejemplo, es muy claro lo que ocurre en el tramo del río Chira ubicado aguas abajo de Poechos. Todo
el curso fluvial mencionado se encuentra en degradación. Casi la totalidad del aporte sólido de la
cuenca es retenido en el embalse de Poechos y sólo existe aguas abajo el aporte ocasional de
algunos cursos de agua. En consecuencia, durante el FEN dicho tramo soporta grandes caudales
líquidos sin el correspondiente aporte sólido.
Los fenómenos de erosión local (socavación) ocurridos en los últimos años son notables, pues se ha
alcanzado hasta veinte metros de profundidad.
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7. RIESGO SEDIMENTOLÓGICO
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En la colmatación de embalses, es decir, en la pérdida de su volumen con el paso del tiempo, hay
dos posibilidades: una, que se realice al ritmo previsto en los estudios, otra, que se realice de una
manera acelerada. En general, la experiencia mundial demuestra que hay una tendencia a la
subestimación del aporte de sólidos y, en consecuencia, a la aparición de casos de colmatación
acelerada.
No hay estructura que sea 100% segura. En el cálculo del volumen que debe reservarse en un
embalse para el depósito de los sólidos (Volumen Muerto) y en el de su correspondiente
colmatación por el paso del tiempo, los factores de inseguridad son muchos. Dichos factores deben
ser evaluados para apreciar, en primer lugar, si tenemos un mínimo de información confiable para
hacer alguna determinación razonable. Luego, se debe determinar el probable margen de error
involucrado como consecuencia de la aparición de factores y circunstancias diferentes a las
previstas.
Cuando se trata de proyectar todo esto al futuro debe añadirse la incertidumbre de las series
hidrológicas que se presentarán, que pueden incluir uno o más Meganiños, y la variación de la
erosión en la cuenca. Todo esto es con respecto al cálculo del aporte de sólidos. Habrá luego que
determinar que porcentaje de ese aporte queda retenido en el embalse.
Pero, en el cálculo del volumen que ocuparán los sólidos en el embalse tenemos que agregar otras
incertidumbres, o imprecisiones, cada una con su propio error, además de las provenientes de la ley
gasto líquido-gasto sólido, tales como la granulometría, las propiedades físicas de las partículas, el
peso específico aparente (bulk density) que tendrá la masa depositada, las reglas de operación del
embalse, la oportunidad relativa en la que se presentarán los Meganiños y algunas otras más.
De modo, pues, que sin exagerar debemos indicar que un cálculo de Volumen Muerto no puede
tener una aproximación inferior al 100% y que en algunos casos es bastante mayor. Basta con ver la
experiencia nacional y mundial acerca de la colmatación acelerada de embalses. A todas estas
consideraciones de carácter teórico y de validez general se debe añadir específicamente las ya
mencionadas acerca de la escasez y baja confiabilidad de las mediciones en el Perú.
Existen, pues, varias situaciones en las que, sin la menor duda, se puede afirmar que existe un
Riesgo Sedimentológico alto, tales como: a) Cuencas muy erosionables y que no se haya tomado las
medidas previstas de conservación de la cuenca y de control de la erosión, b) Notable contraste
entre abundancia y escasez de agua, c) Fenómeno de El Niño, d) Escasez de mediciones, e) Baja
confiabilidad de las mediciones, f)Que en la época en la que se realizaron los estudios
sedimentológicos no se presentaron avenidas importantes, g) Vida útil muy corta para el Volumen
Muerto y h) Posibilidad de manejo inadecuado del embalse.
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La colmatación acelerada de embalses está dentro de lo posible. Es un riesgo real que debe ser
evaluado oportunamente [2].
Pero, el Riesgo Sedimentológico no sólo se da por la agradación aguas arriba de la presa, sino que
la degradación que puede ocurrir implica poner en riesgo todas las estructuras que existan aguas
abajo de la presa.
Es decir, se debe determinar el Riesgo Sedimentológico tanto agradación como por sedimentación.
Un profesional experimentado y conocedor de estos problemas sabe claramente cuando se está
enfrentando a un Riesgo Sedimentológico alto. Finalmente, se debe adoptar un coeficiente de
seguridad, lo que hasta ahora no se hace y determinar la Factibilidad Sedimentológica del Proyecto.
8. PROYECTO SUSTITUTORIO
Cuando se crea un gran embalse con fines de riego se está propiciando un cambio en la naturaleza
mediante la transformación de una zona árida en un área en la que no sólo pueden realizarse labores
agrícolas, sino desarrollarse la vida en general. El proyecto transforma la naturaleza de tal modo
que crea condiciones para la vida en lo que antes era un desierto. Pero, si el proyecto depende de la
conservación del volumen útil de un embalse calculado para un cierto número de años, a veces muy
pequeño, entonces puede ocurrir que cuando el proyecto este en pleno desarrollo empiece a
disminuir el volumen útil del embalse y su capacidad de regulación.
Como el proyecto ha significado la creación de nuevas condiciones de vida no es fácil darlas por
terminadas con el argumento de que ya se recuperó la inversión. Por lo tanto, en este tipo de
proyectos debe haber un proyecto sustitutorio, como parte de su Factibilidad Sedimentológica. Un
proyecto sustitutorio es un proyecto de ingeniería diferente que permite obtener los mismos
resultados.
9. FACTBILIDAD SEDIMENTOLÓGICA
Como consecuencia del Estudio de Riesgo Sedimentológico puede llegarse a la conclusión de que
las probabilidades de falla del proyecto son muy altas. Todo esto nos puede llevar al
convencimiento de que el proyecto no es sedimentológicamente factible.
La Factibilidad Sedimentológica tiene características especiales que la vinculan a diversos hechos,
aspectos y circunstancias. Por ejemplo, si se determinase en un caso dado que por diversas razones
se prevé un incremento a futuro de la erosión de la cuenca, y no haya forma de impedirlo, entonces
simplemente el proyecto no tiene factibilidad sedimentológica. Son varias las circunstancias por las
que se puede prever un aumento a futuro en la erosión de la cuenca, pero, podría haber también
otras circunstancias que lleven a la imposibilidad real de realizar el Manejo de la Cuenca [7].
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En casos de Riesgo Sedimentológico medio la imposibilidad de vincular (en el sentido legal del
término) el desarrollo del proyecto y el manejo de la cuenca podría ser causa de que no se obtenga
una factibilidad sedimentológica aceptable. La incertidumbre razonable con respecto a la aparición
de Meganiños y la imposibilidad de prever sus efectos puede ser causa de que no se obtenga una
factibilidad sedimentológica aceptable. La factibilidad sedimentológica de un proyecto debería
estar ligada a la existencia de un proyecto sustitutorio.
10. CONCLUSIONES
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VII. En presas ubicadas sobre el lecho de un río, en zonas erosionables, sólo se debe adoptar la
solución de considerar un Volumen Muerto, sin purga, cuando el Volumen Muerto por
Sedimentación sea mucho menor que el volumen útil del embalse para un tiempo
suficientemente grande compatible con el desarrollo y fines del proyecto, que seguramente
es mucho mayor de 100 años.
VIII. Se debe prever que el cauce fluvial ubicado aguas abajo de una gran presa está sujeto a
fuerte degradación, tanto como socavación (erosión local) como erosión generalizada a lo
largo de varios kilómetros.
IX. En los proyectos que además del significado económico tienen un marcado significado
social debe incluirse dentro de la Factibilidad Sedimentológica la existencia de un proyecto
de ingeniería alternativo (sustitutorio), a implementarse en el futuro (por ejemplo, otro
embalse).
X. Los proyectos actualmente en estudio, o los que no han pasado a la etapa de ejecución, y
que consideran embalses, deben revisarse para evaluar debidamente su Riesgo
Sedimentológico a la luz de la información reciente y de las experiencias vividas.
XI. Al calcular la vida útil de un embalse y la degradación que pueda ocurrir aguas abajo de una
presa, lo que estamos evaluando en realidad es la probabilidad de que en un lapso
determinado se presenten uno o más Meganiños.
11. REFERENCIAS
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