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metáforas populares
Por Juan Huaylupo Alcázar - 24 Junio, 2020 - En Opinión 1
Los propietarios del capital como plañideros lamentan las dificultades de las restricciones
impuestas al funcionamiento de sus negocios ante el riesgo de la salud pública, pero sus letanías
trascienden el malestar economicista, para manifestar su influencia e intransigencia política contra
el Gobierno y particularmente contra las decisiones de las autoridades del Ministerio de Salud y
la Caja Costarricense de Seguro Social. Los empresarios no sólo influyen en la liberación de las
limitaciones de apertura mercantil, sino que exigen que les sea consultada toda decisión que
atienda preferentemente la salud pública y no sus negocios, e incluso se atreven querer destituir a
las actuales autoridades sanitarias para proponer a otros que sean complacientes con sus intereses,
aun cuando se atente contra la salud pública y la vida de las personas. Estas prácticas en la
sabiduría popular son metafóricamente calificadas como “lágrimas de cocodrilos”.
La prepotencia, unilateralidad y cinismo de los propietarios del capital que, sin compromiso ético
ni social, se presentan como las exclusivas víctimas de la crisis sanitaria y los únicos capaces de
superar la condición pandémica, cuando son parte de la creación de estructuras de la exclusión y
la explotación, sin embargo, amenazan a trabajadores y sus críticos, además de exigir y lograr
concesiones financieras, se les otorga millones de dólares en “préstamos” no reembolsables
(regalados) y presionan por dictaminar las políticas sanitarias, laborales y sociales del país. Los
propietarios del capital, no solo inciden sobre el Estado, quieren ser Estado. Así, parafraseando a
Juan Luis de Alarcón y Martínez de 1630, se puede decir que “los muertos gozan de buena salud”.
En el presente crítico, sanitario, económico, político, también se sufre una crisis de la inteligencia.
Las teorías o explicaciones de las realidades se han convertido en dogmas, lo nuevo y peculiar
pretende ser comprendido con lo viejo y estandarizado, el conocimiento y las iniciativas creadoras
son sustituidas por técnicas ajenas a las realidades y sus peculiaridades, las ciencias sociales imitan
a las profesiones técnicas, las incertidumbres son sustituidas con infundadas fantasías, ilusiones u
otros miedos. Asimismo, los legisladores y gobernantes creen que las sociedades cambian con
leyes y decretos, que la democracia es el resultado cuantitativo de las componendas con los ricos
y los usureros del sistema financiero. La riqueza privada es ofensiva, inmoral y pone riesgo
extinción de la vida y del planeta, e incluso los ignorantes de la historia, de aquellos que detentan
el poder económico, estatal y judicial, es tal, que imaginan a los pobres, a los que sufren hambre,
los desempleados y los explotados, que son cosas que pueden controlar y supeditar eternamente.
No obstante, como ha ocurrido en otros momentos “a todo marrano le llega su noche buena”.
No cabe duda que vivimos una regresión cognoscitiva que se alimenta con las formas mediáticas
y de una educación fragmentada, repetitiva, absoluta, descontextualizada de los conocimientos y
las realidades. Ello, por supuesto, no hace seres libres sino esclavos del poder, dado que nos
necesitan ignorantes, sumisos y temerosos de la violencia. Sin embargo, la dominación
omnipotente es una falsa ilusión, porque “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.
(*) Juan Huaylupo Alcázar, Catedrático en Administración Pública. Facultad de Ciencias
Económicas. Universidad de Costa Rica.
https://www.elpais.cr/2020/06/24/del-saber-del-poder-al-poder-del-saber-en-las-
metaforas-populares/
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