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En los primeros 150 años después de la muerte de Jesús, había una gran diversidad de grupos cristianos con puntos de vista divergentes. Algunos de estos grupos incluyeron a los ebionitas, que seguían las leyes judías; los marcionistas, que veían al Dios del Antiguo Testamento y el Dios de Jesús como diferentes; y los grupos gnósticos, que enseñaban que el conocimiento secreto, no la fe, era necesario para la salvación. Con el tiempo, los cristianos "proto-ortodoxos" emergieron victorios
Descripción original:
En 4 capítulos se divide el origen del cristinianismo hasta nuestros días.
En los primeros 150 años después de la muerte de Jesús, había una gran diversidad de grupos cristianos con puntos de vista divergentes. Algunos de estos grupos incluyeron a los ebionitas, que seguían las leyes judías; los marcionistas, que veían al Dios del Antiguo Testamento y el Dios de Jesús como diferentes; y los grupos gnósticos, que enseñaban que el conocimiento secreto, no la fe, era necesario para la salvación. Con el tiempo, los cristianos "proto-ortodoxos" emergieron victorios
En los primeros 150 años después de la muerte de Jesús, había una gran diversidad de grupos cristianos con puntos de vista divergentes. Algunos de estos grupos incluyeron a los ebionitas, que seguían las leyes judías; los marcionistas, que veían al Dios del Antiguo Testamento y el Dios de Jesús como diferentes; y los grupos gnósticos, que enseñaban que el conocimiento secreto, no la fe, era necesario para la salvación. Con el tiempo, los cristianos "proto-ortodoxos" emergieron victorios
DIVERSIDAD Tal vez, pensemos que desde el inicio del cristianismo fue básicamente una sola: una religión nacida de Jesús, como fue interpretado por Paulo, llevando la Iglesia de la Edad Media hasta nuestros días. Pero las cosas no fueron así tan fáciles. Cerca de 150 años después de la muerte de Jesús, encontramos una gran de gama de distintos grupos cristianos que alegaban representar las visiones de Jesús y de sus discípulos, pero con puntos de vista completamente divergentes, mucho más divergentes que cualquier información encontrada en el Nuevo Testamento. ¿Quiénes eran algunos de esos grupos? a) Los ebionitas. Judíos convertidos al cristianismo que insistían en preservar su judaísmo y obedecer las leyes estimuladas por Dios a Moisés, como se encuentran en la Biblia hebraica, y al mismo tiempo acreditaban que Jesús era el Mesías enviado por Dios para salvar el mundo. La mayoría de los estudiosos acredita que su nombre deriva de la palabra hebraica “ebyon”, que significa “los pobres”. Posiblemente, estos cristianos obedecieron la orden de Jesús de renunciar a todo en favor del Evangelio, entregándose a la pobreza voluntaria como parte de su devoción religiosa, así como los primeros seguidores de Jesús de acuerdo con el Libro de Hechos (2:44-45). Entendían que la fe en Jesús no presuponía una ruptura con el judaísmo sino la interpretación correcta de él, la religión revelada por Dios a Moisés en el Monte Sinaí. Los ebionitas eran judíos estrictamente monoteístas. Como tal no que acreditaban que el propio Jesús era divino. Solo podía haber un Dios. En vez de eso, Jesús era el ser humano escogido por Él para ser el Mesías. Él no había nacido de una virgen: sus padres eran José y María, y él era un hombre muy justo que Dios había adoptado como su hijo y a quien había dado la misión de morir en la Cruz para expiar los pecados de los otros. Pensemos por qué no sabían que Jesús había nacido de una virgen. Ellos no podían leer el Nuevo Testamento porque todavía no había un Nuevo Testamento. Los ebionitas tenían sus propios libros sagrados, juntamente con la Biblia hebraica, incluyendo un Evangelio que era muy parecido al Evangelio de Mateo, pero sin los dos primeros capítulos que narran el nacimiento virginal. b) Los marcionistas. Seguidores de Marción un famoso teólogo y predicador del siglo II de Asia Menor que pasó algunos años en Roma antes de ser expulsado de la Iglesia y retornar para Asia Menor, donde estableció numerosas iglesias en muchas ciudades. Marción veía a Paulo como el gran héroe de la fe, el único apóstol que realmente había comprendido a Jesús y su relación con la ley judaica. Pablo estableció una distinción entre la ley de Moisés que no llevaba a la salvación; y, el Evangelio de Jesús que llevaba. Marción creía que esa distinción era absoluta: la ley judaica y el Evangelio de Jesús no tenían nada en común. La ley era una cosa (para los judíos), y el Evangelio, otra (para los cristianos). Marción escribió un libro llamado “Antitheses” (literalmente, “declaraciones contrarias” que mostraba la absoluta dicotomía entre el Dios del Antiguo Testamento y el Dios de Jesús. El Dios del Antiguo Testamento era un Dios juzgador, encolerizado y vengativo; el Dios de Jesús era un Dios de salvación, amoroso y misericordioso. ¿Qué diferentes eran esos dos dioses? Entonces, Marción ofrece una conclusión lógica: eran dos dioses diferentes. Jesús no era y no podía ser humano. En la verdad era un ser divino, pura y simplemente Os adversarios de Marción llamaron esta visión de Cristo “docetismo”, de la palabra griega “dokeo” (“parecer, aparecer)”. Jesús surgió con la apariencia de carne humana, como Pablo dice (Romanos 8.3). Él en la verdad no se volvió carne. c) Los grupos gnósticos. Varios grupos que tienen algunos puntos de vista teológicos basados básicos en común son llamados de “gnósticos” del griego “gnosis” (“conocimiento”), porque sustentaban que era el conocimiento y no la fe, lo necesario para la salvación. ¿Pero conocimiento de qué? Conocimiento de cómo este mundo surgió y todavía más importante, de quién tú realmente eres. Específicamente, tú necesitas saber quién eres, de dónde vienes, quién te colocó aquí, y cómo puedes volver. Varios grupos gnósticos imaginaban que algunos de nosotros nos vinimos de aquí, de esta tierra, y no pertenecemos a ella. Vinimos de otro reino, un lugar celestial, y fuimos presos en los límites impíos de nuestros cuerpos. Necesitamos descubrir cómo escapar y para eso precisamos de conocimientos secretos (gnosis). En los sistemas cristianos gnósticos, Jesús es un ser divino que bajó del plano divino para transmitir el conocimiento secreto de la salvación a los espíritus presos aquí. Sin Jesús no podríamos tener ese conocimiento. Él realmente es el Salvador de nuestras almas La mayoría de los gnósticos, sin embargo, pensaba de otro modo, según ellos, Jesús era un ser humano que había sido temporariamente habitado por un ser divino, Cristo, para su ministerio público entre el momento de su bautismo – cuando Cristo entro en él en la forma de paloma – y el instante antes de su muerte. Por eso, Jesús grito en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonaste?” Fue cuando el Cristo divino dejó a Jesús morir solo. Pero él resucitó a Jesús de entre los muertos y después continuó transmitiendo sus enseñanzas secretas a sus discípulos más próximos, antes de retornar al plano celestial. Esto puede no parecer el cristianismo que aprendimos en el catecismo o en la escuela dominical, pero era muy popular en varios sectores de la Iglesia iniciar. La salvación no dependía de tener fe en la muerte y resurrección de Jesús, sino de comprender la enseñanza secreta que él había revelado. Tenemos la suerte de que algunos de estos libros aparecieron en la Edad Moderna en especial cuando un conjunto de escritos gnósticos, comúnmente llamados de Evangelios Gnósticos fueron descubiertos en el desierto de Egipto, cerca de la ciudad de Nag Hammadi, en 1945. Ellos presentan un retrato del cristianismo bastante distinto de todo lo que la mayoría de nosotros aprendió o mismo oyó. Y la razón para eso es obvia: los gnósticos fueron los perdedores de la batalla para definir quién iría a decidir de forma “cierta”, oficial, el cristianismo para toda la posteridad. d) Los cristianos protoortodoxos. Al final, apenas un grupo de cristianos venció la batalla por los convertidos. Su victoria probablemente fue sellada en algún momento del siglo III. Cuando el emperador romano Constantino se convirtió al cristianismo en el inicio del siglo IV, fue esa la forma victoriosa de la fe. Cuando el cristianismo después se vuelve la religión oficial del imperio cerca de 50 años después de Constantino, esa fue la forma aceptada por casi todos con muchas variaciones, lógicamente. Siempre hubo visiones alternativas. Así que venció la batalla, esa forma de cristianismo declaró no apenas que era la cierta, sino que había estado cierta, el tiempo todo. El término para “creencia correcta” es “ortodoxia” y “ortodoxia” (en griego, orthos significa “certo”, y doxa, “opinión”). Los cristianos ortodoxos, o sea, aquellos que vencieron la batalla clasificaron todos los puntos de vista rivales como herejías, de la palabra griega para “elección”. Heréticas son las personas que escogen acreditar en la creencia errada, una creencia no ortodoxa. ¿Cómo deberíamos llamar al grupo de cristianos qué sustentó los puntos de vista que me vencieron antes que la victoria fuese sellada? Se acostumbra a llamarlos de “protoortodoxos”, los ancestrales espirituales de aquellos cuyas visiones posteriormente se volvieron ortodoxas Los protoortodoxos son los cristianos de los siglos II y III, sobre los que tenemos más información ya que fueron sus textos, no los de sus adversarios, aquellos preservados para la posteridad. Entre ellos están autores cómo Justino Mártir, Ireneo, Tertuliano, Hipólito, Clemente de Alejandría y Orígenes. Ellos hicieron eso en gran medida argumentando contra todas las otras partes al mismo tiempo, llevando a ciertos tipos de informaciones paradójicas. Concordaban, por ejemplo, con los ebionitas en relación a Jesús ser absolutamente humano, más discordaban cuando negaban que él fuese Dios. Concordaban con los marcionistas en que Dios era plenamente divino, pero discordaban cuando negaban que fuese humano. ¿Cómo los protoortodoxos podían aceptar ambos? Diciendo que Jesús era las 2 cosas al mismo tiempo, Dios y hombre. Esa se volvió la visión ortodoxa. Las principales doctrinas ortodoxas sao aquellas que acabaron volviéndose los credos cristianos: hay un solo Dios, es el creador de todo lo que hay, por tanto, la creación es inherentemente buena, mismo que corrompida por el pecado. Jesús, su hijo, es al mismo tiempo humano y divino; y no es dos seres (como sustentaban los gnósticos), pero uno solo; él trajo la salvación no por medio de conocimiento secreto sino al derramar su sangre verdadera. Como todos sus rivales, los protoortodoxos tenían una gama de libros que consideraban autoridad sagrada y consideraban que daban aval a sus propios puntos de vista. Algunos de ellos acabaron formando parte del canon. Los principales debates en los círculos protoortodoxos decidían respecto a cuáles libros protoortodoxos debían ser aceptados, pero todos los protoortodoxos concordaban en que ninguno de los libros heréticos podría haber sido escrito por cualquiera de los apóstoles, por tanto, no serían incluidos en el canon de las Escrituras.