Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Índice
1 Era Vikinga
1.1 Las exploraciones noruegas en el oeste
1.2 Unificación e intervenciones danesas
2 Edad Media
2.1 Baja Edad Media
2.2 La Era de las Guerras Civiles
2.3 Haakon IV y sus sucesores
2.4 Los Folkung
2.5 Unión de Kalmar
3 Unión con Dinamarca
3.1 La reforma protestante
3.2 Noruega durante las guerras sueco-danesas
3.3 El absolutismo
3.3.1 Resurgimiento nacionalista
4 Noruega en 1814
5 Unión con Suecia
5.1 Industrialización
5.2 Conflictos políticos y la introducción del parlamentarismo
5.3 Disolución de la unión sueco-noruega
6 Noruega de nuevo independiente
7 Primera Guerra Mundial
7.1 Aumento de la desigualdad social
8 Período de entreguerras
8.1 Polarización política
8.2 La Gran Depresión
9 Segunda Guerra Mundial
9.1 La invasión nazi
9.2 Ocupación
9.3 Resistencia
9.4 Liberación y purgas
10 Socialdemocracia e intervencionismo estatal
11 Gobiernos de minorías
12 Véase también
13 Referencias
Era Vikinga
Artículos principales: Era Vikinga y Reinos vikingos de Noruega.
Leif Eriksson descubre Vinlandia (1000). Pintura de Christian Krohg (1893). Los
noruegos fueron los primeros europeos en llegar a América.
Arqueológicamente, se considera que la Era Vikinga en Noruega se extiende desde ca.
800 hasta ca. 1100. Históricamente, esta época se limita de una manera más
específica, desde el ataque a Lindisfarne en 793 hasta la batalla del puente
Stamford de 1066.
Desde el siglo VIII, los jarls comenzaron a organizar expediciones militares fuera
de sus territorios y atacaron Estados europeos por medio de correrías y saqueos.
Junto con otros guerreros procedentes de lo que hoy son Dinamarca y Suecia, serían
conocidos como vikingos o normandos. Las campañas noruegas se dirigieron
principalmente al norte y al oeste, colonizaron la costa septentrional de lo que
hoy es Noruega y otros territorios hasta entonces deshabitados: Shetland, las Islas
Feroe e Islandia. Desde Islandia, el explorador Erik el Rojo partió a la
colonización de Groenlandia a fines del siglo X, y desde ahí, sus hijos viajaron
hacia el oeste a inicios del siglo XI y descubrieron la región de Vinlandia, en
América. Desde el norte de las Islas Británicas los vikingos noruegos atacaron
Escocia, el norte de Inglaterra, Irlanda y la Isla de Man, y más al sur, Francia e
incluso la península ibérica.
A finales del siglo IX Harald Cabellera Hermosa asumió como rey de Vestfold. Por
medio de alianzas con los jarls de Møre y Håløyg pudo incrementar su poder y
derrotar a sus rivales de Hordaland y Rogaland en la batalla de Hafrsfjord (ca.
872). Esta batalla ha sido considerada tradicionalmente como el evento que marcó la
unificación del país en un solo reino bajo la autoridad de Harald. Sin embargo, a
pesar de ser reconocido nominalmente en varias regiones, al parecer el monarca no
tuvo el control efectivo de todo el país. En esa misma época, se cree que la región
de Noruega Oriental (Østlandet) era vasalla de Dinamarca, un reino más poderoso.
Edad Media
Magnus III, el descalzo, aprovechó la paz en el país para emprender una campaña
militar contra las Islas Británicas, en un intento por recuperar las pasadas
glorias vikingas. Logró la sumisión de las Hébridas y la Isla de Man, pero murió en
campaña en Irlanda.
A Magnus III lo sucedieron sus tres hijos, pero solo los dos mayores gobernaron
conjuntamente de manera duradera. Mientras Øystein I llevó a cabo una intensa labor
de construcción de ciudades, palacios e iglesias, su hermano Sigurd I es recordado
por haber participado en una cruzada a Jerusalén.
En el siglo XIII, los reyes noruegos intentaron que Noruega asumiera un papel de
gran potencia en Europa y para ello establecieron contactos diplomáticos con varios
reinos. Hubo alianzas matrimoniales con Castilla y Escocia y el rey Erico II
reclamó el trono escocés para su hija Margarita, la doncella de Noruega, en 1295.
Haakon V, rey desde 1299, trasladó la capital a Oslo, se casó con una princesa
alemana e intentó incrementar la influencia noruega en Escandinavia participando en
conflictos internos en Suecia. Esa política llevaría a la unión de Noruega con sus
vecinos por largos períodos. A su muerte sin hijos varones, fue sucedido por su
nieto Magnus VII, de la dinastía sueca de Folkung, quien ya era rey de Suecia.
Los Folkung
Sello real de Magnus VII, quien gobernó también en Suecia como Magnus II.
Aunque unidos bajo un mismo monarca, Suecia y Noruega se mantuvieron como reinos
independientes, con sus propias leyes y su propio Consejo. Los dos Consejos
acordaron que se otorgara el trono de un país a cada uno de los dos hijos de
Magnus. Éste abdicó la corona noruega en su hijo Haakon VI en 1362. Haakon mantuvo
la influencia noruega en Suecia e incluso llegó a ser rey de este último país en
1364, y pactó su alianza matrimonial con la princesa Margarita de Dinamarca, hija
de Valdemar Atterdag. Olaf, hijo único de Haakon y Margarita, se convirtió en rey
de Dinamarca en 1375 y a la muerte de su padre en 1380, también en rey de Noruega.
Desde entonces —salvo breves excepciones— Noruega permanecería unida a Dinamarca
hasta 1814.
Unión de Kalmar
Artículo principal: Unión de Kalmar
La reforma protestante
La nueva Iglesia seguía las enseñanzas de Martín Lutero y tenía como líder al rey,
quien expulsó a las comunidades monásticas católicas y se adueñó de todas las
propiedades de la Iglesia Católica, que en Noruega alcanzaban cerca del 40% de las
tierras. En Trondheim, el relicario de San Olaf fue destruido y llevado a
Copenhague para elaborar monedas. Los sacerdotes luteranos no sólo predicaban los
evangelios, sino también la obediencia al rey y se cobraban multas a los que no
observaban las leyes eclesiásticas. Como resultado de la reforma, la monarquía se
hizo más rica y poderosa.
Noruega fue dividida en cinco provincias principales, y cada una de éstas fue
subdividida en provincias menores. Las provincias eran gobernadas por un lensmand,
que en su mayor parte eran arístocratas daneses y sólo en pocos casos nobles
noruegos. Los lensmand tenían la responsabilidad de cobrar impuestos y derechos de
aduana, reclutar soldados en situaciones de guerra, designar sacerdotes y servir de
jueces en los tribunales superiores. El control sobre estos gobernadores nunca fue
el mejor y a menudo sucedían casos de corrupción.
Hacia mediados del siglo XVI había crecido la rivalidad entre Dinamarca-Noruega y
Suecia. Ambos reinos tenían aproximadamente el mismo tamaño y se disputaban el
dominio del Mar Báltico. Suecia había iniciado en esa época una política
expansionista que se topó con los intereses daneses y desembocó en varias guerras.
El absolutismo
Tras las guerras hubo una época de cierto crecimiento económico, que fue resultado
del comercio y de la explotación industrial de los recursos naturales noruegos, en
especial de la madera. La época coincidió con el surgimiento del nacionalismo
noruego.
Resurgimiento nacionalista
Pero las pretensiones de crear un Estado independiente tuvieron que ser abandonadas
por las reivindicaciones de Suecia, que no estaba dispuesta a abandonar lo acordado
en el Tratado de Kiel. El 26 de julio dio inicio la Guerra Sueco-Noruega, que se
centró en una campaña sueca alrededor de las ciudades de Frederikshald y
Fredrikstad. El 14 de agosto de 1814 se alcanzó un acuerdo en la llamada Convención
de Moss, que puso fin a la guerra. Por las condiciones de paz, Noruega tuvo que
aceptar una unión personal con Suecia (ya no la integración total); Cristián
Federico abdicó la corona, pero se mantuvieron el parlamento noruego (Storting) y
la Constitución, que tuvo que pasar por algunas enmiendas que legalizaran la unión
con Suecia. El 14 de noviembre, el Storting eligió como nuevo rey a Carlos XIII de
Suecia.
Aunque Noruega tendría que esperar algunas décadas más para alcanzar la plena
independencia, el despertar patriótico de 1814 y la redacción de una constitución
democrática son la causa de que ese año sea considerado como el inicio de la
independencia y que el 17 de mayo, día de la Constitución, se celebre como el Día
Nacional.
El rey era la autoridad común en ambos reinos, pero en realidad tenía poca
influencia en el gobierno noruego, que estuvo constituido desde 1814 hasta 1884 por
una élite ilustrada de juristas, militares y ministros religiosos que dominaban el
Storting, hablaban danés y sus familias constituían apenas el 1% de la población.
En esa época, no había partidos políticos en Noruega.
Industrialización
El rey Óscar I aprobó en 1844 la propuesta para nuevas banderas y un nuevo escudo
de armas común para la unión. Cada país obtuvo una propia bandera para la flota
mercante y la marina de guerra, pero con una marca unionista en el cuadrante
superior izquierdo, una combinación de las banderas sueca y noruega.
A partir de 1860 las relaciones entre ambos países se tensaron, cuando Noruega
fortaleció su posición sobre su autodeterminación.
La actitud unilateral de los noruegos provocó serias tensiones entre ambos países y
movilizaciones militares a ambos lados de la frontera. Finalmente, tras acaloradas
negociaciones en la ciudad sueca de Karlstad durante agosto y octubre de 1905, en
las que participaron representantes de los dos gobiernos, se decidió alcanzar una
disolución pacífica de la unión, con un consenso de las dos partes sobre las
condiciones de la misma. La disolución se concretó oficialmente el 26 de octubre de
1905, con la renuncia del rey Óscar II a sus derechos dinásticos sobre el trono
noruego.
El rey Haakon VII, con el príncipe Olaf en brazos, es recibido en Noruega por el
primer ministro Christian Michelsen, el 25 de noviembre de 1905.
La declinación del rey Óscar II incluía también la de sus hijos, por lo que el
Storting abandonó la oferta de la corona al príncipe Carlos de Suecia y se decidió
por la elección del príncipe Carlos de Dinamarca, hijo segundo del entonces
príncipe heredero Federico de Dinamarca. El príncipe danés demostró su talante
liberal al dejar claro que sólo aceptaría el trono si la mayoría del pueblo noruego
se inclinaba por su candidatura.
Encuentro de los tres reyes escandinavos en Malmö, en 1914, con la ocasión del
acuerdo de neutralidad. De izquierda a derecha, Cristián IX de Dinamarca, Gustavo V
de Suecia y Haakon VII de Noruega.
La neutralidad de Noruega se mantuvo en vilo por las presiones del Reino Unido y de
Alemania, ambos importantes socios comerciales de Noruega, y por la dependencia de
esta de la importación de materias primas. Los gobiernos británico y alemán
sostuvieron actividades de espionaje en territorio noruego. Aunque el gobierno de
Noruega nunca renunció a su postura oficial de neutralidad, terminó por ceder a las
presiones británicas, tras evaluar que el comercio con las potencias occidentales
era prioritario que el que tenía con los imperios centrales. Noruega dejó de
exportar pescado a Alemania en 1916 y a principios de 1917 azufre y cobre; esto
último después de que el Reino Unido, en represalia a las transacciones comerciales
germano-noruegas, había prohibido la venta de carbón a Noruega. Las empresas
privadas noruegas, por su parte, negociaron de manera independiente con el gobierno
británico la importación de materias primas a cambio de suspender sus relaciones
comerciales con Alemania. Todo ello terminó por tensar las relaciones diplomáticas
entre Noruega y Alemania.
Período de entreguerras
En el período entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, Noruega estuvo marcada
por las luchas obreras y el crecimiento de la izquierda, así como por la Gran
Depresión, que afectó de manera significativa a la economía y a las clases
trabajadoras. En esta época, el gobierno noruego obtuvo la soberanía sobre Svalbard
(1920), la remota Isla Bouvet (1927), y Jan Mayen (1930). Sin embargo, no tuvo
éxito en la ocupación de una porción de Groenlandia oriental (Tierra de Erik el
Rojo). Desde 1929, Noruega mantiene su reivindicación sobre la Isla de Pedro I y
desde 1939 sobre la Tierra de la Reina Maud, ambos territorios en la Antártida, sin
que cuente con el reconocimiento internacional.
Polarización política
El Partido Liberal (Venstre), que se mantuvo hasta 1915 con la mayoría absoluta en
el Storting, se debilitó mientras que el movimiento obrero y su principal brazo
político, el Partido Laborista, se fortalecían. En los años siguientes se
intercalaron gobiernos liberales y derechistas, pero los liberales perdieron apoyo
entre la clase obrera, que consideró insuficientes las medidas del gobierno para
paliar la crisis durante la guerra, y entre el campesinado, que se escindió de los
liberales en 1920 para formar su propio partido.
El sector radical se hizo del control del Partido Laborista en 1918; éste ingresó a
la Internacional Comunista (Komintern) y apoyado en el éxito de la Revolución rusa,
abogó por la instauración del socialismo en Noruega. Su desvinculación de la
Komintern en 1923 provocó la escisión de uno de los sectores más radicales, que
formaron el Partido Comunista de Noruega. Con todo, el PL mantuvo posturas
revolucionarias que provocaron rechazo entre las derechas y los liberales, pero un
importante apoyo de las bases populares que lo llevó a convertirse en el principal
partido en el Storting. Sus adversarios trataron de evitar que el PL formara
gobierno, sin embargo, el rey, tras su declaración de «también soy rey de los
comunistas», encomendó en 1927 la formación del primer gobierno laborista, con la
designación de Christopher Hornsrud como primer ministro. El gobierno de Hornsrud
sólo pudo durar tres semanas y su fracaso resultó en un notable retroceso para su
partido en las elecciones parlamentarias de 1930.
La Gran Depresión
La crisis de 1929 dejó sentir sus efectos en Noruega a partir de 1931, y la tasa de
desempleo llegó a alcanzar 30-40%. La miseria entre los obreros provocó serios
conflictos sociales, y el sector campesino luchó por la defensa de sus precios
frente a la competencia exterior.
Con el fracaso del gobierno frente a la crisis se formó una alianza política entre
el Partido Laborista y el Partido Agrarista, conocida como «el Acuerdo de la
Crisis» (Kriseforliket). Los laboristas, que tras una revisión de su plataforma
política se habían inclinado hacia la socialdemocracia, pudieron formar gobierno en
1935, con Johan Nygaardsvold como primer ministro. La crisis perduraría hasta el
inicio de la Segunda Guerra Mundial, pero el gobierno implementó importantes
medidas para combatirla, como la introducción del impuesto por volumen de ventas,
la protección de los productos agropecuarios nacionales, el fomento a la industria,
el fortalecimiento del mercado interno y el aumento en el gasto social. La política
económica, que volvió muy popular al gobierno de Nygaardsvold, estuvo basada en las
propuestas de economistas de izquierda, que se inspiraron en el New Deal de
Roosevelt y en los exitosos planes de crecimiento de la Unión Soviética.
La invasión alemana fue rápida, si bien la artillería noruega pudo hundir un barco
enemigo desde la fortaleza de Oscarsborg, lo que retrasó la conquista del país por
algunas semanas. Durante la guerra, las localidades de Namsos, Steinkjer, Elverum,
Molde, Kristiansund, Bodø y Narvik fueron destruidas por completo. El 10 de junio
de 1940 capituló el ejército noruego en Trondheim. El rey Haakon VII, que había
llevado un gobierno itinerante durante la guerra que lo condujo hasta Tromsø, se
negó a reconocer la capitulación y abandonó el país el 7 de junio con rumbo a
Londres, una vez que la Armada Británica había decidido retirar sus unidades de
apoyo en las costas del norte de Noruega.
Ocupación
Artículo principal: Ocupación de Noruega por la Alemania Nazi
Heinrich Himmler de visita en Noruega en 1941. Aquí junto a Vidkun Quisling, Josef
Terboven y Nikolaus von Falkenhorst. Fotografía de los Archivos Federales de
Alemania.
Durante la ocupación nazi, Noruega estuvo regida por una dictadura. Si bien la
violencia no tuvo la magnitud de la ocupación en Europa Oriental, surgió la
censura, hubo embargo de aparatos de radio, amenazas, detenciones y algunas
ejecuciones de opositores (las más famosas las de los pueblos de Televåg y Arnøy).
Al perder Noruega a sus socios comerciales, hubo carencia y racionamiento de
alimentos.
Resistencia
El movimiento de resistencia estuvo encabezado por el rey Haakon VII y el gobierno
legítimo del primer ministro Nygaardsvold, quienes establecieron un gobierno en el
exilio con sede en Londres. Dentro de Noruega hubo un pequeño movimiento de
resistencia que consistió en sabotajes y guerrilla de baja intensidad, y que tuvo
una de sus principales victorias en la batalla del agua pesada.
Junto al gobierno salió del país un pequeño número de fuerzas militares, que al
final de la guerra alcanzaba un número aproximado de 28 000 efectivos. Entre éstos
se encontraban miembros de la marina, el ejército y la fuerza aérea que combatirían
en el bando aliado. Sus bases de operaciones estuvieron principalmente en el Reino
Unido y Canadá.
Liberación y purgas
Tras la capitulación de Alemania el 7 de mayo de 1945, procedió la liberación de
Noruega por las fuerzas aliadas, el desmantelamiento del gobierno nazi, la captura
de sus miembros y el desarme y consignación de los varios miles de soldados
alemanes.
El rey Haakon VII falleció en 1957. Lo sucedió su único hijo, Olaf V, quien
alcanzaría niveles de aceptación muy elevados.
Gobiernos de minorías
Kåre Willoch.
Jens Stoltenberg.
En 1963 dimitió Einar Gerhardsen a causa de una moción de censura de la oposición
que tuvo su origen en un accidente minero en Svalbard, pero tras un brevísimo
gobierno de coalición conservadora regresó en septiembre de ese mismo año. Éste, el
cuarto gobierno de Gerhardsen, destacó por su postura a favor de la entrada de
Noruega al Mercado Común Europeo.
El gobierno de Korvald sólo pudo durar un año, pues en 1973 los laboristas
volvieron a obtener la mayoría relativa en el Storting. Comenzó así un nuevo
mandato para Trygve Bratteli, quien tuvo que pactar con el Partido de la Izquierda
Socialista. El nuevo gobierno no pudo alcanzar sus proyectos y dimitió en 1976; lo
sucedió de manera provisional el también laborista Odvar Nordli.
Las elecciones generales de septiembre de 2013 terminaron con ocho años de gobierno
laborista. La derechista Erna Solberg es la nueva primera ministra en una coalición
con el populista Partido del Progreso. Solberg llega al poder con promesas de
recorte de impuestos, mayor inversión en infraestructura y educación, mejores
servicios y mayores límites a la inmigración. El nuevo gobierno recibe una economía
fuerte con bajo desempleo.