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La Historia de Noruega se remonta a la Alta Edad Media, que coincide con la

irrupción, a finales del siglo VIII, de los navegantes vikingos en la historia


europea a través de actividades comerciales, de saqueo y de colonización. Se sabe,
sin embargo, que el territorio de lo que hoy es Noruega estuvo poblado desde hace
unos 12.000 años.

Los primeros intentos de forjar un reino noruego nacen precisamente en la Era


Vikinga, y es Harald Cabellera Hermosa el primero en ser considerado rey de una
Noruega unificada, al menos nominalmente, desde 872. No obstante, no es sino hasta
los siglos XI y XII, una vez consolidada la organización eclesiástica y monárquica
cuando puede hablarse de un reino noruego plenamente unificado e independiente.
Noruega alcanzó un período de esplendor en el siglo XIII, cuando fue poseedora de
un imperio en el Atlántico Norte. A este esplendor siguió una fase de decadencia al
final de la Edad Media, marcado por la extinción de su dinastía real, la peste
negra y las consecuentes crisis económicas y sociales. Entró en un período de unión
personal con Suecia entre 1320 y 1364 y posteriormente, entre 1397 y 1523, formó
parte de la Unión de Kalmar, que integraba la totalidad de los reinos nórdicos. La
debilidad política de Noruega propició que tras el rompimiento de la Unión el país
siguiera un destino al lado de Dinamarca, que perduraría hasta 1814. Este último
año, una asamblea de patriotas noruegos declaró unilateralmente la independencia
del país y redactó su constitución, si bien tuvo que hacer algunas enmiendas para
integrarse en una nueva unión personal con Suecia. La unión con este país se
disolvió pacíficamente en 1905, y un plebiscito se inclinó por mantener la
monarquía constitucional en el seno de un sistema parlamentario. En 1940 Noruega
fue invadida y ocupada por la Alemania Nazi, que apoyó a una dictadura local de
corte fascista. Tras la capitulación de Alemania el 7 de mayo de 1945, Noruega fue
liberada por las fuerzas aliadas. Después del final de la guerra en 1945, se
reinstauraron las instituciones democráticas, y las décadas siguientes se
caracterizaron por la aceleración del crecimiento económico y el establecimiento de
un estado de bienestar, del que Noruega ha sido un referente histórico a nivel
mundial.

Índice
1 Era Vikinga
1.1 Las exploraciones noruegas en el oeste
1.2 Unificación e intervenciones danesas
2 Edad Media
2.1 Baja Edad Media
2.2 La Era de las Guerras Civiles
2.3 Haakon IV y sus sucesores
2.4 Los Folkung
2.5 Unión de Kalmar
3 Unión con Dinamarca
3.1 La reforma protestante
3.2 Noruega durante las guerras sueco-danesas
3.3 El absolutismo
3.3.1 Resurgimiento nacionalista
4 Noruega en 1814
5 Unión con Suecia
5.1 Industrialización
5.2 Conflictos políticos y la introducción del parlamentarismo
5.3 Disolución de la unión sueco-noruega
6 Noruega de nuevo independiente
7 Primera Guerra Mundial
7.1 Aumento de la desigualdad social
8 Período de entreguerras
8.1 Polarización política
8.2 La Gran Depresión
9 Segunda Guerra Mundial
9.1 La invasión nazi
9.2 Ocupación
9.3 Resistencia
9.4 Liberación y purgas
10 Socialdemocracia e intervencionismo estatal
11 Gobiernos de minorías
12 Véase también
13 Referencias
Era Vikinga
Artículos principales: Era Vikinga y Reinos vikingos de Noruega.

Réplica de un snekke vikingo.

Leif Eriksson descubre Vinlandia (1000). Pintura de Christian Krohg (1893). Los
noruegos fueron los primeros europeos en llegar a América.
Arqueológicamente, se considera que la Era Vikinga en Noruega se extiende desde ca.
800 hasta ca. 1100. Históricamente, esta época se limita de una manera más
específica, desde el ataque a Lindisfarne en 793 hasta la batalla del puente
Stamford de 1066.

Las exploraciones noruegas en el oeste


En Noruega, que no era más que una región geográfica sin unidad política, había en
el siglo VIII estados minúsculos cuyos jefes militares eran llamados jarls. Estos
tenían a su servicio hombres libres, campesinos y pescadores, que además cumplían
una función militar. A su vez, los campesinos eran servidos por esclavos y siervos
libres.

Desde el siglo VIII, los jarls comenzaron a organizar expediciones militares fuera
de sus territorios y atacaron Estados europeos por medio de correrías y saqueos.
Junto con otros guerreros procedentes de lo que hoy son Dinamarca y Suecia, serían
conocidos como vikingos o normandos. Las campañas noruegas se dirigieron
principalmente al norte y al oeste, colonizaron la costa septentrional de lo que
hoy es Noruega y otros territorios hasta entonces deshabitados: Shetland, las Islas
Feroe e Islandia. Desde Islandia, el explorador Erik el Rojo partió a la
colonización de Groenlandia a fines del siglo X, y desde ahí, sus hijos viajaron
hacia el oeste a inicios del siglo XI y descubrieron la región de Vinlandia, en
América. Desde el norte de las Islas Británicas los vikingos noruegos atacaron
Escocia, el norte de Inglaterra, Irlanda y la Isla de Man, y más al sur, Francia e
incluso la península ibérica.

Se ha discutido bastante sobre el origen de esas migraciones escandinavas y existen


varias teorías que intentan explicarlas. Se sabe que coincidieron con otros eventos
importantes, como el uso del hierro en la fabricación de herramientas agrícolas,
que habría incrementado el potencial productivo y la necesidad de nuevos terrenos
para el cultivo. Otro evento fue el surgimiento, a finales del siglo VIII, de una
sociedad noruega organizada en pequeños reinos cuyos monarcas exigían impuestos.
Muchos noruegos prefirieron emigrar y la manera más próxima de obtener recursos fue
el saqueo, actividad que les valió a los vikingos una mala reputación en Europa.
Sin embargo, otros más se dedicaron al comercio o se asentaron pacíficamente en las
nuevas tierras. En las colonias vikingas de las Islas Británicas, la población
celta fue asimilada por la cultura nórdica, como fue el caso de los reinos vikingos
de la Isla de Man y Dublín. También hubo vikingos noruegos que sirvieron
militarmente en las cortes de Nóvgorod y Constantinopla.

Unificación e intervenciones danesas


Véase también: Unificación de Noruega

La llegada de Olaf Tryggvason a Noruega en 995 supuso el inicio de la


cristianización efectiva del país. En esta ilustración de Peter Nicolai Arbo
(1860), es acompañado de misioneros anglosajones.

El rey Harald Hardråde cae en la batalla de Stamford Bridge de 1066. Su invasión a


Inglaterra se considera como la última expedición vikinga de la historia. Pintura
de Peter Nicolai Arbo.
En la era vikinga, los jarls locales comenzaron a organizarse por regiones. Los
poblados alrededor del Fiordo de Trondheim se unieron en una liga regida por un
solo ting (asamblea), mientras que en el sur de Noruega ocurrió algo similar. El
reino más estable y fuerte fue el de Vestfold-Oppland Occidental, que contaba con
la zona agrícola más rica de Noruega y la ciudad de Skiringssal, un centro
comercial donde confluían rutas internacionales.

A finales del siglo IX Harald Cabellera Hermosa asumió como rey de Vestfold. Por
medio de alianzas con los jarls de Møre y Håløyg pudo incrementar su poder y
derrotar a sus rivales de Hordaland y Rogaland en la batalla de Hafrsfjord (ca.
872). Esta batalla ha sido considerada tradicionalmente como el evento que marcó la
unificación del país en un solo reino bajo la autoridad de Harald. Sin embargo, a
pesar de ser reconocido nominalmente en varias regiones, al parecer el monarca no
tuvo el control efectivo de todo el país. En esa misma época, se cree que la región
de Noruega Oriental (Østlandet) era vasalla de Dinamarca, un reino más poderoso.

Los sucesores de Harald I de Noruega no pudieron fortalecer el poder monárquico y


las luchas intestinas de los reyes con los jarls o los pretendientes rivales
propiciaron la intervención de Dinamarca, lo que convirtió a Noruega en un reino
vasallo de aquel. El descontento entre algunos jarls de estar sometidos a Dinamarca
fomentó el nacimiento de líderes locales, que sin embargo serían derrotados por los
daneses. El hijo de Harald I, Haakon el Bueno, fue el primer rey noruego en adoptar
el cristianismo, pero no pudo establecer la nueva fe debido a la reticencia de la
población. Olaf Tryggvason, también perteneciente a la Dinastía Cabellera Hermosa,
llegó procedente de un exilio en 995 y enseguida fue nombrado rey. Inició la
conversión de Noruega al cristianismo empleando misioneros ingleses y en ocasiones
métodos violentos, pero no logró el control efectivo del país y fue derrotado en la
batalla de Svolder en el año 1000. Su sobrino, Olaf el Santo, lograría 15 años
después fortalecer la monarquía y la Iglesia y establecer estrictas leyes, pero sus
rivales pidieron nuevamente la intervención de Dinamarca, lograron expulsarlo y
finalmente darle muerte en 1030.

La pronta canonización de Olaf influyó en que su hijo Magnus I ocupase el trono en


1035. Magnus I llegó a un acuerdo con su rival Hardeknut de Dinamarca: el que
sobreviviera al otro tomaría el poder de ambos reinos. A la muerte de Hardeknut en
1042, Magnus I heredó el trono danés. Su tío Harald Hardråde regresó de
Constantinopla en 1045 y reclamó una parte del trono. A la muerte de Magnus I,
Noruega y Dinamarca se separaron. Harald Hardråde, el sucesor en Noruega, intentó
sin éxito la conquista de Dinamarca y en 1066 viajó a Inglaterra a reclamar el
trono de ese país, pero encontró la muerte en la Batalla de Stamford Bridge frente
a su enemigo Haroldo el Sajón. Con su muerte finaliza la era vikinga.

Edad Media

La Catedral de Nidaros, uno de los principales monumentos medievales de Noruega.


Entre 1066 y 1130, el reino de Noruega se había establecido ya sólidamente, pero
aún contaba con un sistema administrativo bastante rudimentario. En la época
inmediatamente posterior a la Era Vikinga, se alcanzó en Noruega un período de paz
interna y de crecimiento económico, pero la carencia de un sistema claro del
derecho de sucesión del trono provocó tensiones y finalmente, tras la muerte de
Sigurd el Cruzado en 1130, una guerra civil.

Baja Edad Media


Sigurd I de Noruega junto a Balduino I de Jerusalén. Ilustración de Gerhard Munthe.
A finales del siglo XI había aumentado el número de ciudades; entre ellas
florecieron Oslo, Nidaros, Bjørgvin y Tønsberg. El reinado de Olaf III, llamado el
pacífico, conoció un período de paz y properidad. Olaf III fue el primer rey
noruego en mostrar gran interés por la literatura. Al mismo tiempo, se reforzaron
los lazos con Roma y Europa, se consolidó la organización de la Iglesia y se
estableció la primera diócesis noruega en Nidaros (posteriormente elevada a
archidiócesis); le siguieron las diócesis de Selja en la década de 1070 (trasladada
a Bjørgvin antes de 1090) y Oslo, en la década de 1090. La diócesis de Stavanger
fue fundada en 1125 y la de Hamar en 1153. Además dependían de Nidaros la diócesis
de las Orcadas y la de las Feroe.

Magnus III, el descalzo, aprovechó la paz en el país para emprender una campaña
militar contra las Islas Británicas, en un intento por recuperar las pasadas
glorias vikingas. Logró la sumisión de las Hébridas y la Isla de Man, pero murió en
campaña en Irlanda.

A Magnus III lo sucedieron sus tres hijos, pero solo los dos mayores gobernaron
conjuntamente de manera duradera. Mientras Øystein I llevó a cabo una intensa labor
de construcción de ciudades, palacios e iglesias, su hermano Sigurd I es recordado
por haber participado en una cruzada a Jerusalén.

La Era de las Guerras Civiles


Artículo principal: Guerras Civiles Noruegas

Los seguidores de Magnus Erlingsson incendian las casas de sus adversarios.


Ilustración de Wilhelm Wetlesen.
El que hubiera a menudo más de un sucesor al trono se debía a las leyes de sucesión
noruegas, que establecían que todos los hijos varones del rey heredaban el
gobierno. Hasta entonces, los conflictos entre los sucesores no habían pasado a
mayores, pero tras la muerte de Sigurd el Cruzado en 1130 se desató una serie de
guerras civiles que duraría más de un siglo y que sería alimentada por conflictos
sociales y económicos.

Por regla general, se trató de conflictos armados intercalados entre breves


períodos de paz. Dos bandos opuestos trataban de imponer a su pretendiente y a la
muerte de uno de ellos, sus seguidores se mantenían aglutinados en torno a un
sucesor. Los bandos rivales mantenían el control de ciertas regiones, lo que
resultó en la división territorial del país, si bien cada pretendiente se asumía
como rey de toda Noruega.

La Iglesia intervino en la década de 1160 a favor de Magnus Erlingsson, que sería


el primer monarca noruego en ser coronado. Al mismo tiempo, por influencia de la
Iglesia, se redactó la primera ley de sucesión escrita, que estipulaba la condición
de hijo legítimo para alcanzar el trono. Los opositores a Magnus, el bando de los
birkebeiner, mantuvieron una resistencia marginal hasta que Sverre Sigurdson asumió
como su líder. Sverre era un gran estratega militar que logró controlar una parte
importante del país y finalmente derrotar a Magnus en 1192. Logró coronarse, pero
su enemiga la Iglesia lo excomulgó y puso a Noruega bajo interdicto en 1194. Con el
patrocinio del clero, los opositores a Sverre se unieron en la facción conocida
como los bagler. Desde 1208 hasta 1217, el país quedó dividido por la guerra entre
ambos partidos, hasta que se alcanzó la reconciliación y el rey Haakon IV fue
reconocido por las dos facciones en 1217. Algunos opositores se mantuvieron
levantados en armas, pero la última rebelión fue derrotada en 1240.

Haakon IV y sus sucesores

Haakon IV y su hijo, Magnus el Legislador.


Haakon IV heredó un Estado fortalecido y unificado y su reinado es considerado por
algunos historiadores como la era dorada de la historia medieval de Noruega. El rey
centralizó por primera vez la administración, convirtiendo a Bergen en su capital.
Se cultivó la literatura y las bellas artes y se tradujeron obras de arte del
extranjero. En la década de 1260, Noruega alcanzó la mayor extensión territorial de
su historia, que incluía Groenlandia, Islandia, las Islas Feroe y una parte de las
Islas Británicas. Su hijo, Magnus VI el legislador, renunció a las reivindicaciones
sobre Escocia y la Isla de Man pero con el Tratado de Perth aseguró el
reconocimiento de la soberanía noruega sobre las Orcadas y Shetland; promulgó
además la primera ley de observancia nacional en 1274, adelantándose a los demás
países europeos.

En el siglo XIII, los reyes noruegos intentaron que Noruega asumiera un papel de
gran potencia en Europa y para ello establecieron contactos diplomáticos con varios
reinos. Hubo alianzas matrimoniales con Castilla y Escocia y el rey Erico II
reclamó el trono escocés para su hija Margarita, la doncella de Noruega, en 1295.

Haakon V, rey desde 1299, trasladó la capital a Oslo, se casó con una princesa
alemana e intentó incrementar la influencia noruega en Escandinavia participando en
conflictos internos en Suecia. Esa política llevaría a la unión de Noruega con sus
vecinos por largos períodos. A su muerte sin hijos varones, fue sucedido por su
nieto Magnus VII, de la dinastía sueca de Folkung, quien ya era rey de Suecia.

Los Folkung

Sello real de Magnus VII, quien gobernó también en Suecia como Magnus II.
Aunque unidos bajo un mismo monarca, Suecia y Noruega se mantuvieron como reinos
independientes, con sus propias leyes y su propio Consejo. Los dos Consejos
acordaron que se otorgara el trono de un país a cada uno de los dos hijos de
Magnus. Éste abdicó la corona noruega en su hijo Haakon VI en 1362. Haakon mantuvo
la influencia noruega en Suecia e incluso llegó a ser rey de este último país en
1364, y pactó su alianza matrimonial con la princesa Margarita de Dinamarca, hija
de Valdemar Atterdag. Olaf, hijo único de Haakon y Margarita, se convirtió en rey
de Dinamarca en 1375 y a la muerte de su padre en 1380, también en rey de Noruega.
Desde entonces —salvo breves excepciones— Noruega permanecería unida a Dinamarca
hasta 1814.

En 1349 llegó la peste negra a Noruega a través de un barco procedente de


Inglaterra que ancló en el puerto de Bergen. Ese barco habría sido la causa de la
propagación de la peste por toda Noruega, aunque se cree que ya había brotes en
Oslo desde 1348, causados también por un barco que zarpó de Inglaterra. En sólo dos
años, la epidemia costó la vida de la mitad de la población y ocasionó severos
daños económicos, sociales y políticos.

Unión de Kalmar
Artículo principal: Unión de Kalmar

La reina Margarita I y Erico de Pomerania durante la coronación de este último como


rey de la Unión de Kalmar.
Olaf II murió a la edad de 17 años y con él se extinguió la dinastía de los Folkung
en Escandinavia. Su madre, Margarita de Dinamarca, quien ya gobernaba como regenta,
fue nombrada reina de Dinamarca en 1387 y de Noruega en 1388. Se enfrentó al poder
de la Liga Hanseática e intervino en Suecia contra el gobierno del príncipe alemán
Alberto de Mecklemburgo. Una vez nombrada reina en Suecia, constituyó la Unión de
Kalmar en 1397, así llamada por la ciudad sueca donde se reunieron los consejos
reales de los tres reinos para acordar los términos de la unión. Esta fue una unión
personal bajo la égida de Margarita, pero los tres reinos se mantenían en los
hechos independientes políticamente.
La unión se mantuvo firme mientras vivió la reina. A su muerte se sucedieron
descontentos en Dinamarca y Suecia por el impopular gobierno de su sobrino y
sucesor Erico de Pomerania, que sin embargo fue apoyado por los noruegos. La
debilidad política de Noruega se reflejó en su pasividad en los conflictos en el
seno de la Unión y en el hecho de que, pese a contar con una monarquía hereditaria,
sus reyes eran electos en Dinamarca y el Consejo noruego sólo los ratificaba.

Al contrario de Suecia, que constantemente se opuso a que un rey danés tuviese el


control de la Unión, Noruega continuó sin sobresaltos al lado de Dinamarca. Una
excepción fue la elección de Carlos VIII de Suecia como rey de Noruega en 1450,
reinado que sólo duró un año y fue sustituido por el de Cristián I de Dinamarca.
Este rey cedió a Escocia las posesiones noruegas de las Orcadas y las Shetland en
1469 como parte de la dote matrimonial de su hija Margarita.

Unión con Dinamarca


Tras la ruptura de la Unión de Kalmar, Noruega se mantuvo unida a Dinamarca. Aunque
oficialmente constituía un reino aparte y se mantuvo el uso del noruego y las
instituciones nacionales, Noruega fue gobernada por lensmand (gobernantes nobles)
daneses y el gobernante supremo del país era el rey y el Consejo Real, ambos
residentes en Copenhague.

La reforma protestante

Cristián III, introductor del luteranismo como religión de Estado.


En 1536 Cristián III se convirtió en rey de Dinamarca tras una cruenta guerra civil
en la que contó con el apoyo de la nobleza danesa. En Noruega había cierta
oposición a que Cristián asumiera como rey, principalmente por su religión luterana
y su enemistad con el campesinado. La oposición estuvo encabezada principalmente
por Olav Engelbrektsson, el último arzobispo católico de Nidaros. Cristián III
introdujo en 1537 la reforma protestante en Dinamarca, y en 1539 en Noruega, tras
ser reconocido como rey por el Consejo Real. Ese mismo año el consejo noruego fue
disuelto y el país perdió su independencia política.

La nueva Iglesia seguía las enseñanzas de Martín Lutero y tenía como líder al rey,
quien expulsó a las comunidades monásticas católicas y se adueñó de todas las
propiedades de la Iglesia Católica, que en Noruega alcanzaban cerca del 40% de las
tierras. En Trondheim, el relicario de San Olaf fue destruido y llevado a
Copenhague para elaborar monedas. Los sacerdotes luteranos no sólo predicaban los
evangelios, sino también la obediencia al rey y se cobraban multas a los que no
observaban las leyes eclesiásticas. Como resultado de la reforma, la monarquía se
hizo más rica y poderosa.

Noruega fue dividida en cinco provincias principales, y cada una de éstas fue
subdividida en provincias menores. Las provincias eran gobernadas por un lensmand,
que en su mayor parte eran arístocratas daneses y sólo en pocos casos nobles
noruegos. Los lensmand tenían la responsabilidad de cobrar impuestos y derechos de
aduana, reclutar soldados en situaciones de guerra, designar sacerdotes y servir de
jueces en los tribunales superiores. El control sobre estos gobernadores nunca fue
el mejor y a menudo sucedían casos de corrupción.

Noruega durante las guerras sueco-danesas

Las ruinas de la antigua catedral de Hamar, devastada por la invasión sueca en la


Guerra Nórdica de los Siete Años.

Desembarco de tropas mercenarias escocesas en Noruega, durante la Guerra de Kalmar.


Óleo de Adolph Tidemand.
Tras la Guerra Nórdica de los Siete Años (1563-1570), en la que Noruega sufrió los
estragos de la invasión sueca, el rey juzgó que resultaba difícil gobernar Noruega
desde Copenhague. La comunicación era difícil debido a las montañas y a los
fiordos. Por lo tanto, el rey decidió nombrar al lensmand de Akershus como
estatúder de Noruega, que sería el máximo representante del rey en el país. Si bien
el estátuder no tuvo en los hechos mucha influencia fuera de su provincia, el
nombramiento es una prueba de que el rey danés consideraba Noruega como un reino
aparte.

Hacia mediados del siglo XVI había crecido la rivalidad entre Dinamarca-Noruega y
Suecia. Ambos reinos tenían aproximadamente el mismo tamaño y se disputaban el
dominio del Mar Báltico. Suecia había iniciado en esa época una política
expansionista que se topó con los intereses daneses y desembocó en varias guerras.

En su búsqueda de una salida al Mar del Norte, Suecia consideró estratégico el


control de la costa norte de Noruega (las actuales provincias de Troms y Finnmark).
Hacia 1600, los conflictos por la zona se hicieron cada vez más intensos y el rey
Cristián IV de Dinamarca y Noruega declaró la guerra a Suecia en 1611, en lo que
sería conocido como la Guerra de Kalmar. El objetivo de Cristián IV —la conquista
de Suecia— no se concretó, pero los suecos renunciaron a sus pretensiones sobre
Noruega.

Estatua de Cristián IV en Kristiansand.


Cristián IV, victorioso en la guerra de Kalmar, trató de erigirse como un campeón
del protestantismo y en 1625 intervino en la Guerra de los Treinta Años en el Sacro
Imperio Romano Germánico. Después de una derrota catastrófica frente al ejército
imperial, el soberano dano-noruego tuvo que regresar a Dinamarca. Suecia, que
ingresó a la guerra en 1630 y obtuvo resonantes victorias, atacó Dinamarca por
sorpresa en 1643 en la llamada Guerra de Torstenson. La paz fue costosa para
daneses y noruegos. Con el Tratado de Brömsebro, Noruega cedió a Suecia las
provincias de Härjedalen y Jämtland.

Cuando en la década de 1650 Suecia se involucró en una guerra contra Polonia,


Federico III de Dinamarca y Noruega vio una oportunidad para anular el Tratado de
Brömsebro y declaró la guerra a Suecia. Sin embargo fueron los suecos quienes
tomaron la iniciativa y ocuparon la mayor parte de Dinamarca. Con el Tratado de
Roskilde de 1658, Noruega perdió la provincia de Bohuslän con la ciudad de
Uddevalla, así como la Provincia de Trondheim, por lo que el país quedó
temporalmente dividido en dos sectores. Noruega pudo recuperar la última provincia
dos años después, con el Tratado de Copenhague, tras el fracaso de una nueva
invasión sueca sobre Dinamarca.

El absolutismo

Federico III, primer monarca absolutista de Dinamarca y Noruega.


Antes de 1660, el rey de Dinamarca y Noruega gobernaba junto a un consejo de
nobles. El poder real estaba limitado y el consejo podía elegir al sucesor a la
muerte del monarca. En Noruega, por el contrario, la monarquía era hereditaria.

Con su presencia en el gobierno, el consejo aseguraba privilegios para la clase


noble, pues sólo esta tenía acceso a los más altos puestos en la administración y
el ejército. Durante la primera mitad del siglo XVII, la nobleza fue incapaz de
cumplir sus obligaciones en la defensa del país: las nuevas técnicas de guerra, los
mercenarios y la artillería disminuyeron su relevancia militar y durante las
guerras contra Suecia, la defensa del reino dano-noruego fue realizada
principalmente por mercenarios, burgueses y campesinos, al mismo tiempo que
aumentaba la impopularidad de la nobleza.

Para asegurar la defensa de sus territorios, Federico III obtuvo créditos de la


burguesía. Cuando la guerra terminó, los burgueses aprovecharon la debilidad de la
nobleza y buscaron mayor influencia en la administración para proteger sus
intereses económicos. Fue natural, por lo tanto, que la burguesía y la monarquía se
aliaran. En la asamblea de los estados los burgueses y el clero alegaron que ante
la derrota en la guerra se necesitaba un Estado más fuerte; propusieron que el rey
tuviera derechos hereditarios en Dinamarca y que decidiera cómo debían ser
gobernados los dos reinos en el futuro. El rey tuvo la oportunidad de asegurarse el
poder absoluto, que fue ratificado por escrito en la Ley Real de 1665, que sería la
única "constitución" absolutista de la historia y que se mantendría vigente hasta
1814.

En Noruega, la entrada del absolutismo marcó la pérdida de sus últimas


instituciones nacionales, y desde entonces el país quedó reducido al papel de una
provincia danesa con título de reino. La educación superior estaba restringida a
las élites del país que podían costear estudios en Copenhague.

Pequeña fortificación en Bodø, construida para repeler los ataques británicos


durante las Guerras Napoleónicas.
Atada a las políticas danesas, Noruega padeció fuertes crisis económicas durante el
siglo XVII debido a la dilapidación de recursos del Estado en infructuosas guerras
que tenían el objetivo de recuperar los territorios perdidos ante Suecia. Durante
la Guerra Escanesa (1675-1679), Noruega sirvió de punto de partida para una
invasión hacia Suecia y en la Gran Guerra del Norte (1700-1721), al ser la parte
más débil de la unión, Noruega fue invadida por el ejército del rey Carlos XII de
Suecia en dos ocasiones (1716 y 1718), pero no pudo ser conquistada.

Tras las guerras hubo una época de cierto crecimiento económico, que fue resultado
del comercio y de la explotación industrial de los recursos naturales noruegos, en
especial de la madera. La época coincidió con el surgimiento del nacionalismo
noruego.

En la Guerras Napoleónicas, Dinamarca y Noruega se mantuvieron aliadas de Francia.


Las actividades bélicas en Noruega fueron marginales, y se inscribieron
principalmente en la serie de escaramuzas que el gobierno mantuvo frente al Reino
Unido en la llamada Guerra de las Cañoneras. El desenlace del conflicto sería, sin
embargo, de gran trascendencia en la historia de Noruega. En 1814, la derrota de
Napoleón fue también la de Dinamarca-Noruega y el rey Federico VI firmó el Tratado
de Kiel el 14 de enero de ese año, por el cual Noruega era cedida a Suecia.
Islandia, las Islas Feroe y Groenlandia, territorios hasta entonces oficialmente
parte de Noruega, no se incluyeron en el tratado y permanecieron como dominios
daneses.

Resurgimiento nacionalista

Una tarde en la Sociedad Noruega. Óleo de Eilif Petersen de 1892.


El primer movimiento nacionalista de la era moderna en Noruega comenzó en la
segunda mitad del siglo XVIII cuando un grupo de estudiantes noruegos de la
Universidad de Copenhague se aglutinaron en la llamada Sociedad Noruega, un club
literario que propugnaba por la fundación de una universidad noruega. Con el
tiempo, la sociedad incluyó a destacados profesores, escritores, poetas y teólogos
que influyeron en la cultura noruega de la época, fomentando el nacionalismo y la
creación literaria que rescataba las raíces populares. La Sociedad se disolvió en
1811 con la fundación de la Real Universidad Fredericiana, actualmente Universidad
de Oslo. Sin embargo, el nacionalismo se fortaleció durante las Guerras
Napoleónicas por influencia de la Revolución francesa y la difusión de los ideales
de la Ilustración y el Liberalismo.

Véase también: Dinamarca-Noruega


Noruega en 1814
La Asamblea Nacional de Eidsvoll de 1814. Pintura de Oscar Wergeland.
Cuando se firmó el Tratado de Kiel de 1814, era virrey de Noruega Cristián
Federico, príncipe heredero de Dinamarca y Noruega y primo del rey Federico VI.
Tanto el príncipe como el estátuder se acercaron políticamente a la élite noruega
que deseaba la independencia. En Eidsvoll se realizó una asamblea constituyente el
16 de mayo de 1814, y el 17 de mayo se firmó la constitución noruega (que se
mantiene en la actualidad) basada en las ideas de la Revolución francesa, se
declaró la independencia y se nombró a Cristián Federico como monarca, quien hizo
su entrada tirunfal en Cristianía el 22 de mayo.

Pero las pretensiones de crear un Estado independiente tuvieron que ser abandonadas
por las reivindicaciones de Suecia, que no estaba dispuesta a abandonar lo acordado
en el Tratado de Kiel. El 26 de julio dio inicio la Guerra Sueco-Noruega, que se
centró en una campaña sueca alrededor de las ciudades de Frederikshald y
Fredrikstad. El 14 de agosto de 1814 se alcanzó un acuerdo en la llamada Convención
de Moss, que puso fin a la guerra. Por las condiciones de paz, Noruega tuvo que
aceptar una unión personal con Suecia (ya no la integración total); Cristián
Federico abdicó la corona, pero se mantuvieron el parlamento noruego (Storting) y
la Constitución, que tuvo que pasar por algunas enmiendas que legalizaran la unión
con Suecia. El 14 de noviembre, el Storting eligió como nuevo rey a Carlos XIII de
Suecia.

Aunque Noruega tendría que esperar algunas décadas más para alcanzar la plena
independencia, el despertar patriótico de 1814 y la redacción de una constitución
democrática son la causa de que ese año sea considerado como el inicio de la
independencia y que el 17 de mayo, día de la Constitución, se celebre como el Día
Nacional.

Unión con Suecia

Bandera de Noruega (1844-1899) con la marca de la unión.


Las condiciones de unión con Suecia establecían que Noruega sería un reino con sus
propias leyes y su propio parlamento, pero compartiría con Suecia el mismo monarca
y la misma política exterior, con un ministro de relaciones exteriores residente en
Estocolmo.

El rey era la autoridad común en ambos reinos, pero en realidad tenía poca
influencia en el gobierno noruego, que estuvo constituido desde 1814 hasta 1884 por
una élite ilustrada de juristas, militares y ministros religiosos que dominaban el
Storting, hablaban danés y sus familias constituían apenas el 1% de la población.
En esa época, no había partidos políticos en Noruega.

En 1837 y 1838 se crearon los gobiernos municipales, lo que redundó en el aumento


de poder político por parte del pueblo llano, en especial de los campesinos. En
1838 el 44% de los alcaldes formaban parte del campesinado, pero para 1856 el
porcentaje subió a 65.

Industrialización

El Constitutionen, el primer barco de vapor en Noruega.


En 1850, la de Noruega era principalmente una sociedad preindustrial, y tres
cuartas partes de la población se dedicaban a actividades primarias, principalmente
a la pesca y a la agricultura y se mantenía un estancamiento económico desde hacía
150 años. En los siguientes 50 años, la economía experimentó un cambio sustancial
que transformó a Noruega en un país industrializado.

El aumento de la población, la falta de trabajo en el campo y la carencia de


tierras agrícolas motivó la migración en masa a las ciudades o al extranjero. La
primera gran oleada de emigración consistió en más de 100.000 personas entre 1866 y
1873, principalmente a los Estados Unidos.

La industrialización, centrada en las ciudades portuarias, comenzó con la


importación de técnicas y maquinaria del Reino Unido, y el envío de estudiantes al
extranjero a aprender las nuevas tecnologías. En el impulso a la industria fue
fundamental la fundación del Banco de Noruega, el establecimiento de instituciones
de crédito, los préstamos del gobierno en el exterior, un sistema fiscal atractivo
y el desarrollo de las vías de comunicación. El ferrocarril hizo su aparición en
1854 y para 1883 contaba con 1000 km de vías.

La flota mercante fue la principal herramienta de las transacciones con el


extranjero. La industria naviera, impulsada por el auge pesquero, la aparición de
los barcos motorizados y la apertura de nuevos mercados, comenzó a crecer
vigorosamente hacia 1850 y en 1878 Noruega contaba con la tercera flota más grande
del mundo. Casi la tercera parte de los barcos eran armados en el país.

Otros sectores bastante beneficiados fueron la agricultura y la pesca,


fundamentales en la historia del país, además de la madera. La agricultura,
amenazada por la competencia de los cereales norteamericanos, se mecanizó y se
diversificó, dándole un peso especial a los cárnicos y los lácteos. La pesca
contribuyó de manera importante en la cadena de producción, sobre todo con la
explotación del arenque y la industrialización de productos secundarios (harina y
aceite de pescado).

En 1870, la economía de Noruega no distaba mucho de la de otros países europeos


prósperos, y su PIB per cápita era aproximadamente igual al de Dinamarca y
ligeramente por debajo del de Suecia.

Conflictos políticos y la introducción del parlamentarismo

Johan Sverdrup, líder del Partido Liberal y considerado el padre del


parlamentarismo noruego.
Las condiciones de la unión con Suecia fueron cuestionadas durante todo el tiempo.
Mientras que los suecos querían establecer un reino común, los noruegos pugnaban
por una independencia total. En 1835 el consejo de estado noruego pudo participar y
decidir sobre la política exterior de los dos reinos.

El rey Óscar I aprobó en 1844 la propuesta para nuevas banderas y un nuevo escudo
de armas común para la unión. Cada país obtuvo una propia bandera para la flota
mercante y la marina de guerra, pero con una marca unionista en el cuadrante
superior izquierdo, una combinación de las banderas sueca y noruega.

A partir de 1860 las relaciones entre ambos países se tensaron, cuando Noruega
fortaleció su posición sobre su autodeterminación.

Entre 1859 y 1860 Noruega y Suecia protagonizaron un conflicto a raíz de la


presencia en Noruega de un estátuder sueco que representaba al rey en su ausencia y
que era un puesto público que los noruegos consideraban como símbolo de la
supremacía sueca en la unión. El conflicto inició cuando Carlos IV, recién nombrado
rey, faltó a su promesa de abolir ese cargo, mismo que terminaría por disolverse en
1873, al mismo tiempo que el jefe de gobierno de Noruega adquirió el título de
primer ministro.

En 1872, el Storting tomó la decisión de permitir al consejo de estado noruego


participar en las negociaciones parlamentarias, pero la aprobación fue vetada por
el rey Óscar II. El parlamento cuestionó el derecho a veto del rey en cuestiones
constitucionales y en 1884 decidió abolir tal derecho, lo que significó un avance
de la política noruega hacia el parlamentarismo, que establecía que ninguna
autoridad estaba por encima del Storting.

El parlamentarismo se mantuvo como convención constitucional hasta 2007, año en que


se incluyó en la Constitución. La élite ilustrada, opuesta al parlamentarismo,
formó en 1884 el Partido Conservador (Høyre, literalmente «Derecha»), que se
inclinaba por mantener privilegios, mientras que sus rivales constituyeron el mismo
año el Partido Liberal, una alianza denominada Venstre («Izquierda»), de postura
radical y pese a su nombre, centrista.

Un nuevo tema de controversia con Suecia fue la cuestión de la bandera, en la que


Noruega defendió su derecho a tener una enseña propia, sin la marca unionista. El
Storting aprobó esa propuesta en 1898, en contra de la decisión del rey de mantener
la bandera tal como estaba antes. Finalmente, el rey sancionó la iniciativa en
1899, generando una enérgica respuesta del sector conservador sueco.

Disolución de la unión sueco-noruega

Estatua en Karlstad, Suecia, que conmemora la separación pacífica de Suecia y


Noruega en 1905.
A finales del siglo XIX, ambos países seguían un desarrollo independiente, al mismo
tiempo que la economía de Noruega crecía de manera importante. Por ello, la unión
se debilitó de tal modo que lo natural fue esperar la disolución. La causa formal
de esta sería el llamado "conflicto de los consulados", que no fue otra cosa que la
lucha de Noruega por tener plena igualdad con Suecia. Hasta entonces, los cónsules
suecos se mantenían en el extranjero como representantes de ambos países, pero a
finales del siglo XIX Noruega quiso hacer valer su derecho de tener su propia
representación.

Soldados noruegos vigilando la frontera con Suecia en 1905.


El Storting aprobó la creación de cónsules independientes, pero el rey se negó a
sancionar la ley. Tras varios desencuentros con el monarca, el parlamento declaró
que el poder del rey "había dejado de ser funcional" y por lo tanto, declaró
unilateralmente la disolución de la unión el 7 de junio de 1905. El 13 de agosto
del mismo año se realizó un plebiscito en Noruega, en el que la población, por 368
208 votos a favor y 184 en contra, se inclinó por la disolución.

La actitud unilateral de los noruegos provocó serias tensiones entre ambos países y
movilizaciones militares a ambos lados de la frontera. Finalmente, tras acaloradas
negociaciones en la ciudad sueca de Karlstad durante agosto y octubre de 1905, en
las que participaron representantes de los dos gobiernos, se decidió alcanzar una
disolución pacífica de la unión, con un consenso de las dos partes sobre las
condiciones de la misma. La disolución se concretó oficialmente el 26 de octubre de
1905, con la renuncia del rey Óscar II a sus derechos dinásticos sobre el trono
noruego.

Noruega de nuevo independiente

El rey Haakon VII, con el príncipe Olaf en brazos, es recibido en Noruega por el
primer ministro Christian Michelsen, el 25 de noviembre de 1905.
La declinación del rey Óscar II incluía también la de sus hijos, por lo que el
Storting abandonó la oferta de la corona al príncipe Carlos de Suecia y se decidió
por la elección del príncipe Carlos de Dinamarca, hijo segundo del entonces
príncipe heredero Federico de Dinamarca. El príncipe danés demostró su talante
liberal al dejar claro que sólo aceptaría el trono si la mayoría del pueblo noruego
se inclinaba por su candidatura.

Los días 12 y 13 de noviembre de 1905 se organizó el segundo plebiscito en el país


en sólo tres meses. Un 79% de la población votó por una monarquía parlamentaria. El
18 de noviembre, el Storting volvió a ofrecer la corona al príncipe Carlos de
Dinamarca, quien aceptó ese mismo día. El nuevo rey tomó el nombre de Haakon VII y
llegó a Cristianía el 25 de noviembre junto a su familia, para ser investido
formalmente el día 27 del mismo mes.

Los primeros años de vida independiente de Noruega, hasta el estallido de la


Primera Guerra Mundial, estuvieron marcados por el rápido crecimiento económico,
basado en la inversión en el sector industrial, favorecido a su vez por la
instalación de importantes centrales hidroeléctricas. La posesión de 75% de las
centrales hidroeléctricas y del 80% de la industria química en manos extranjeras
inició un debate parlamentario, que ocasionaría la redacción de leyes que limitaban
las concesiones a extranjeros en cuestiones de caídas de agua y minas. Una
consecuencia de la industrialización fue el engrosamiento de la clase proletaria y
el crecimiento del Partido Laborista. En 1913 las mujeres obtuvieron el derecho al
sufragio.

En aras de conservar su independencia política, el país mantuvo una postura neutral


en asuntos exteriores, y no contó con una política exterior propia a fin de no
involucrarse en conflictos internacionales. No fue sino hasta 1911, durante la
segunda crisis de Marruecos, que los mandos militares alertaron sobre la necesidad
de destinar mayores recursos a la defensa.

El 14 de diciembre de 1911, una expedición noruega, encabezada por Roald Amundsen,


se convirtió en la primera en llegar al Polo Sur.

Primera Guerra Mundial

Encuentro de los tres reyes escandinavos en Malmö, en 1914, con la ocasión del
acuerdo de neutralidad. De izquierda a derecha, Cristián IX de Dinamarca, Gustavo V
de Suecia y Haakon VII de Noruega.

Monumento a los marinos noruegos caídos en la Primera Guerra Mundial.


Paso al optimismo del gobierno noruego respecto a la inminente guerra en Europa,
tan sólo tres días después del estallido de la Primera Guerra Mundial se sacudieron
las bolsas de valores y el precio de los cereales se disparó. Noruega y Suecia
pactaron una declaración conjunta de neutralidad el 8 de agosto de 1914, a la que
se sumó Dinamarca en diciembre de ese mismo año.

El pánico financiero condujo al gobierno liberal de Gunnar Knudsen a fortalecer el


poder del Estado, interviniendo en varias áreas antes reservadas al sector privado.
Para asegurar la estabilidad de las finanzas, se lograron obtener dos costosos
préstamos del Reino Unido y de Estados Unidos; se prohibió la exportación de
ciertos productos estratégicos, a los que se les fijó un tope en su precio; se hizo
obligatorio el aseguramiento de la flota comercial; se combatió el acaparamiento,
hubo políticas de racionamiento y se restringió el horario de apertura de las
tiendas.

La neutralidad de Noruega se mantuvo en vilo por las presiones del Reino Unido y de
Alemania, ambos importantes socios comerciales de Noruega, y por la dependencia de
esta de la importación de materias primas. Los gobiernos británico y alemán
sostuvieron actividades de espionaje en territorio noruego. Aunque el gobierno de
Noruega nunca renunció a su postura oficial de neutralidad, terminó por ceder a las
presiones británicas, tras evaluar que el comercio con las potencias occidentales
era prioritario que el que tenía con los imperios centrales. Noruega dejó de
exportar pescado a Alemania en 1916 y a principios de 1917 azufre y cobre; esto
último después de que el Reino Unido, en represalia a las transacciones comerciales
germano-noruegas, había prohibido la venta de carbón a Noruega. Las empresas
privadas noruegas, por su parte, negociaron de manera independiente con el gobierno
británico la importación de materias primas a cambio de suspender sus relaciones
comerciales con Alemania. Todo ello terminó por tensar las relaciones diplomáticas
entre Noruega y Alemania.

A todo lo largo de la guerra, la flota comercial noruega registró pérdidas; al


principio por daño colateral, pero a partir de 1915, a causa del bloqueo alemán
contra el Mar del Norte y en represalia por los acuerdos noruego-británicos, por
ataque directo de la marina alemana. Los submarinos alemanes atacaban
indiscriminadamente todo buque en la ruta entre Noruega, las Islas Feroe y Gran
Bretaña. La guerra costó la vida a 1 162 noruegos, otros 943 desaparecieron y cerca
de 800 barcos fueron hundidos.

Aumento de la desigualdad social


A pesar de las pérdidas, el sector naviero noruego experimentó un auge, a causa del
elevado coste del transporte y la demanda mundial de mercancías. Hubo mucha
especulación que disparó las acciones de las sociedades anónimas navieras. La
industria, protegida por el gobierno, tuvo también un crecimiento meteórico durante
la guerra. Por contraparte, la clase trabajadora padeció los altos precios de los
productos básicos y el racionamiento, al tiempo que los salarios permanecieron
congelados. Lo anterior condujo a una polarización tanto política como económica en
la sociedad. Por ello, iniciaron protestas obreras, como las grandes
manifestaciones en Cristianía de 1917 y 1918. Con la revolución de febrero y la
revolución de octubre en Rusia en 1917, muchos trabajadores noruegos adquirieron
posturas radicales.

El gobierno liberal se mantuvo en el poder durante toda la guerra, rechazando las


propuestas de un gobierno de coalición. La elección de 1915 ratificó el dominio del
Partido Liberal en el Storting.

Período de entreguerras
En el período entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, Noruega estuvo marcada
por las luchas obreras y el crecimiento de la izquierda, así como por la Gran
Depresión, que afectó de manera significativa a la economía y a las clases
trabajadoras. En esta época, el gobierno noruego obtuvo la soberanía sobre Svalbard
(1920), la remota Isla Bouvet (1927), y Jan Mayen (1930). Sin embargo, no tuvo
éxito en la ocupación de una porción de Groenlandia oriental (Tierra de Erik el
Rojo). Desde 1929, Noruega mantiene su reivindicación sobre la Isla de Pedro I y
desde 1939 sobre la Tierra de la Reina Maud, ambos territorios en la Antártida, sin
que cuente con el reconocimiento internacional.

Polarización política
El Partido Liberal (Venstre), que se mantuvo hasta 1915 con la mayoría absoluta en
el Storting, se debilitó mientras que el movimiento obrero y su principal brazo
político, el Partido Laborista, se fortalecían. En los años siguientes se
intercalaron gobiernos liberales y derechistas, pero los liberales perdieron apoyo
entre la clase obrera, que consideró insuficientes las medidas del gobierno para
paliar la crisis durante la guerra, y entre el campesinado, que se escindió de los
liberales en 1920 para formar su propio partido.

El sector radical se hizo del control del Partido Laborista en 1918; éste ingresó a
la Internacional Comunista (Komintern) y apoyado en el éxito de la Revolución rusa,
abogó por la instauración del socialismo en Noruega. Su desvinculación de la
Komintern en 1923 provocó la escisión de uno de los sectores más radicales, que
formaron el Partido Comunista de Noruega. Con todo, el PL mantuvo posturas
revolucionarias que provocaron rechazo entre las derechas y los liberales, pero un
importante apoyo de las bases populares que lo llevó a convertirse en el principal
partido en el Storting. Sus adversarios trataron de evitar que el PL formara
gobierno, sin embargo, el rey, tras su declaración de «también soy rey de los
comunistas», encomendó en 1927 la formación del primer gobierno laborista, con la
designación de Christopher Hornsrud como primer ministro. El gobierno de Hornsrud
sólo pudo durar tres semanas y su fracaso resultó en un notable retroceso para su
partido en las elecciones parlamentarias de 1930.

La consolidación de las fuerzas políticas de izquierda, el crecimiento del fascismo


en Italia y Alemania, el fantasma del comunismo, así como las interpretaciones
sobre el papel de la religión en la política, alentaron también la división en los
sectores conservadores. Varias organizaciones extremistas se fundaron en la época
de entreguerras; la última de ellas fue Nasjonal Samling (Unión Nacional),
fuertemente inspirada en el nacionalsocialismo alemán. Entre los liberales, una
nueva escisión representó la creación del Partido Demócrata Cristiano en 1933.

La Gran Depresión
La crisis de 1929 dejó sentir sus efectos en Noruega a partir de 1931, y la tasa de
desempleo llegó a alcanzar 30-40%. La miseria entre los obreros provocó serios
conflictos sociales, y el sector campesino luchó por la defensa de sus precios
frente a la competencia exterior.

Con el fracaso del gobierno frente a la crisis se formó una alianza política entre
el Partido Laborista y el Partido Agrarista, conocida como «el Acuerdo de la
Crisis» (Kriseforliket). Los laboristas, que tras una revisión de su plataforma
política se habían inclinado hacia la socialdemocracia, pudieron formar gobierno en
1935, con Johan Nygaardsvold como primer ministro. La crisis perduraría hasta el
inicio de la Segunda Guerra Mundial, pero el gobierno implementó importantes
medidas para combatirla, como la introducción del impuesto por volumen de ventas,
la protección de los productos agropecuarios nacionales, el fomento a la industria,
el fortalecimiento del mercado interno y el aumento en el gasto social. La política
económica, que volvió muy popular al gobierno de Nygaardsvold, estuvo basada en las
propuestas de economistas de izquierda, que se inspiraron en el New Deal de
Roosevelt y en los exitosos planes de crecimiento de la Unión Soviética.

Segunda Guerra Mundial


La invasión nazi
Artículo principal: Campaña de Noruega

La fortaleza de Oscarsborg, en el Fiordo de Oslo, es atacada por la Luftwaffe, el 9


de abril de 1940.
Al estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939, Noruega decidió
mantenerse neutral, pero su estratégica posición, sus ricas minas de hierro y su
debilidad para defenderse la convirtieron en un territorio interesante tanto para
el Reino Unido como para Alemania. Enterada de la presión que el gobierno británico
ejercía sobre Noruega para que esta entrara en la guerra del lado aliado, Alemania
decidió invadir el país en el marco de la Operación Weserübung, que se inició el 3
de abril de 1940 con la salida de barcos de guerra alemanes hacia Dinamarca y
Noruega. El 8 de abril, los barcos alemanes entraban en el Fiordo de Oslo.

La invasión alemana fue rápida, si bien la artillería noruega pudo hundir un barco
enemigo desde la fortaleza de Oscarsborg, lo que retrasó la conquista del país por
algunas semanas. Durante la guerra, las localidades de Namsos, Steinkjer, Elverum,
Molde, Kristiansund, Bodø y Narvik fueron destruidas por completo. El 10 de junio
de 1940 capituló el ejército noruego en Trondheim. El rey Haakon VII, que había
llevado un gobierno itinerante durante la guerra que lo condujo hasta Tromsø, se
negó a reconocer la capitulación y abandonó el país el 7 de junio con rumbo a
Londres, una vez que la Armada Británica había decidido retirar sus unidades de
apoyo en las costas del norte de Noruega.

Ocupación
Artículo principal: Ocupación de Noruega por la Alemania Nazi

Heinrich Himmler de visita en Noruega en 1941. Aquí junto a Vidkun Quisling, Josef
Terboven y Nikolaus von Falkenhorst. Fotografía de los Archivos Federales de
Alemania.

La falta de alimentos fue una constante durante la ocupación nazi. En la imagen,


una larga fila en una tienda de alimentos en Oslo, en 1942.

Un soldado alemán desactiva una Mina antipersona en las inmediaciones de Stavanger.


Esta actividad causó la muerte a decenas de prisioneros de guerra.

Einar Gerhardsen, primer ministro en cuatro ocasiones, fundador del estado de


bienestar y reconstructor del país.
Alemania mantuvo una fuerza de ocupación que alcanzó los 400.000 hombres, debido a
la preocupación de Hitler sobre una posible invasión aliada a Noruega. En ese
contexto, se erigieron numerosos fuertes a todo lo largo de la costa. El norte de
Noruega, por otra parte, fue escenario de violentos bombardeos soviéticos, en el
curso de la guerra que sostenía la URSS contra Finlandia y Alemania. Ante la
posibilidad de una incursión soviética en Finnmark y Troms, los alemanes
practicaron la táctica de tierra quemada y devastaron zonas rurales de esas
provincias.

Antes de que concluyeran las operaciones militares contra Alemania, el 15 de abril


de 1940 la Corte Suprema de Noruega designó un consejo de administración que se
encargaría del gobierno de las zonas ocupadas por el ejército alemán, pero el 24 de
abril de 1940 Alemania designó a Josef Terboven como Reichkomissar, que sería en
los hechos la principal autoridad civil en Noruega. Terboven intentó negociar con
el gobierno legítimo de Noruega para que éste se mantuviese a las órdenes del
Reich. El rey rechazó la capitulación y el 25 de noviembre de 1940, Terboven
declaró la deposición del rey y del gobierno de Nygaardsvold, la disolución del
consejo de administración y la ilegalización de todos los partidos políticos, a
excepción del fascista Nasjonal Samling. El 1 de febrero de 1942, Terboven designó
a Vidkun Quisling, líder de Nasjonal Samling, como ministro presidente. Con esa
designación, Terboven pretendía hacer creer que la soberanía recaía en los
noruegos, pero el Reichkomissar se mantuvo como la máxima autoridad.

Durante la ocupación nazi, Noruega estuvo regida por una dictadura. Si bien la
violencia no tuvo la magnitud de la ocupación en Europa Oriental, surgió la
censura, hubo embargo de aparatos de radio, amenazas, detenciones y algunas
ejecuciones de opositores (las más famosas las de los pueblos de Televåg y Arnøy).
Al perder Noruega a sus socios comerciales, hubo carencia y racionamiento de
alimentos.

Se dictaron leyes anti-judíos que implicaron el hostigamiento de esa comunidad y la


deportación de 767 de ellos a campos de concentración alemanes. Además hubo
aproximadamente 44.000 presos noruegos en cárceles y campos de concentración, de
los cuales unos 8.000 fueron deportados a Alemania y Polonia (el mayor número, unos
2.700, en el campo de Sachsenhausen).

A Noruega llegaron más de 80.000 prisioneros de guerra; la mayoría, unos 75.000,


procedentes de la Unión Soviética y el resto principalmente polacos y serbios. Bajo
condiciones inhumanas, fueron utilizados como mano de obra en la construcción de
defensas costeras y de campos de concentración.

Unos 15.000 soldados noruegos participaron en el frente oriental al servicio de


Alemania, en combates en Finlandia y la Unión Soviética. Serían conocidos como
Frontkjemper ("combatientes del frente").

Resistencia
El movimiento de resistencia estuvo encabezado por el rey Haakon VII y el gobierno
legítimo del primer ministro Nygaardsvold, quienes establecieron un gobierno en el
exilio con sede en Londres. Dentro de Noruega hubo un pequeño movimiento de
resistencia que consistió en sabotajes y guerrilla de baja intensidad, y que tuvo
una de sus principales victorias en la batalla del agua pesada.

Junto al gobierno salió del país un pequeño número de fuerzas militares, que al
final de la guerra alcanzaba un número aproximado de 28 000 efectivos. Entre éstos
se encontraban miembros de la marina, el ejército y la fuerza aérea que combatirían
en el bando aliado. Sus bases de operaciones estuvieron principalmente en el Reino
Unido y Canadá.

Liberación y purgas
Tras la capitulación de Alemania el 7 de mayo de 1945, procedió la liberación de
Noruega por las fuerzas aliadas, el desmantelamiento del gobierno nazi, la captura
de sus miembros y el desarme y consignación de los varios miles de soldados
alemanes.

Con la liberación, sucedieron en el país una serie de eventos polémicos, que


consistieron en una purga política contra los que se consideraban "traidores a la
patria". Por los cargos de traición y crímenes de guerra, fue declarada
excepcionalmente legal la pena capital, prohibida expresamente en la Constitución.
Fueron ejecutados 25 noruegos y 12 militares alemanes, y varios miles de ciudadanos
noruegos fueron encarcelados bajo el cargo de colaboracionismo con los nazis. Entre
los casos más controvertidos estuvieron las detenciones de enfermeras noruegas que
trabajaron para la Cruz Roja Alemana y la reclusión de entre 3.000 y 5.000 mujeres
que sostuvieron alguna relación sentimental con soldados alemanes. Estas últimas,
al igual que sus hijos, serían objeto de vejaciones y discriminaciones. Los
prisioneros alemanes fueron sometidos a tratos inhumanos, contraviniendo lo
previsto en las Convenciones de Ginebra.

Socialdemocracia e intervencionismo estatal


Poco después de haber regresado del exilio, el gobierno de coalición de
Nygaardsvold presentó su dimisión el 26 de junio de 1945. Se convocaron elecciones
generales en octubre de ese mismo año, en las que obtendría una victoria
contundente el Partido Laborista. El nuevo gobierno de mayoría estuvo encabezado
por Einar Gerhardsen, un socialdemócrata ex-comunista que permanecería por 17 años
en el cargo. Durante su mandato, Noruega abandonó su tradicional política de
neutralidad, fue miembro fundador de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
en 1946, y tras el Golpe de Praga, se alineó con el bloque occidental. En ese
contexto, recibió ayuda económica del Plan Marshall (1948), se integró a la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y a la Asociación Europea de
Libre Comercio (AELC). Se instituyeron importantes conquistas sociales que
convirtieron a Noruega en un referente del estado de bienestar en el mundo. Se
redujo significativamente la pobreza y el desempleo, se impulsó la industria y se
mantuvo una relación de cordialidad con los partidos opositores. La política
económica —que impulsó el crecimiento acelerado de la economía del país— fue
ecléctica, pues tuvo aspectos de una economía centralizada de base socialista
(regulación del comercio, de la industria y de los bancos, control de precios),
pero la presión de los partidos burgueses y de los Estados Unidos influyeron en la
permanencia de una economía de mercado.

La popularidad del gobierno de Gerhardsen hizo que el Partido Laborista se


mantuviera con mayoría absoluta en el Storting tras las elecciones de 1949, 1953 y
1957. El dominio laborista continuó hasta 1961, año de elecciones legislativas en
que ese instituto político perdió la mayoría absoluta. Desde entonces hasta la
actualidad, se han formado gobiernos minoritarios, la mayoría de corta duración.

El rey Haakon VII falleció en 1957. Lo sucedió su único hijo, Olaf V, quien
alcanzaría niveles de aceptación muy elevados.
Gobiernos de minorías

Plataforma petrolera noruega en el Mar del Norte. Desde la década de 1970, el


petróleo ha aportado un porcentaje significativo de la riqueza del país.

Kåre Willoch.

Gro Harlem Brundtland.

Jens Stoltenberg.
En 1963 dimitió Einar Gerhardsen a causa de una moción de censura de la oposición
que tuvo su origen en un accidente minero en Svalbard, pero tras un brevísimo
gobierno de coalición conservadora regresó en septiembre de ese mismo año. Éste, el
cuarto gobierno de Gerhardsen, destacó por su postura a favor de la entrada de
Noruega al Mercado Común Europeo.

Tras las elecciones legislativas de 1965 el Partido Laborista, que obtuvo la


mayoría relativa de los votos, no pudo formar gobierno; éste fue encomendado por el
rey a una coalición de conservadores, liberales y agraristas encabezada por el
agrarista Per Borten. El de Borten, a pesar de ser un gobierno conservador, no
significó cambios en la política socialdemócrata que se había aplicado en tiempos
laboristas. Durante su mandato se vivió un debate al seno de la coalición y a nivel
nacional con motivo del probable ingreso de Noruega a la Comunidad Económica
Europea (CEE). Borten dimitió en 1971 a raíz de una censura por la divulgación de
un informe secreto en que el primer ministro había proporcionado información
confidencial sobre el país. Por ello se formó un nuevo gobierno minoritario,
encabezado por el laborista Trygve Bratteli. Este gobierno, partidario del ingreso
noruego a la CEE, fue derrotado por el voto popular en el plebiscito de 1971, en
que la mayoría de los noruegos votaron en contra del ingreso. Por ello, Bratteli
renunció al año siguiente, y sería sustituido por un nuevo gobierno minoritario, el
del demócrata cristiano Lars Korvald.

El gobierno de Korvald sólo pudo durar un año, pues en 1973 los laboristas
volvieron a obtener la mayoría relativa en el Storting. Comenzó así un nuevo
mandato para Trygve Bratteli, quien tuvo que pactar con el Partido de la Izquierda
Socialista. El nuevo gobierno no pudo alcanzar sus proyectos y dimitió en 1976; lo
sucedió de manera provisional el también laborista Odvar Nordli.

Nordli sería ratificado en el gobierno después de las elecciones de 1977. Durante


su gestión se descubrieron inmensas reservas de petróleo en la plataforma
continental del Mar del Norte. Por ello y también por razones pesqueras, el
gobierno anunció la ampliación de su territorio marítimo, lo que generó
inconformidad internacional en un principio pero que terminó con sendos acuerdos
pesqueros con la Comunidad Europea, España y la Unión Soviética. Nordli permaneció
como primer ministro hasta 1981, cuando abandonó el poder tras anteponer motivos de
salud. Lo sucedió en el cargo Gro Harlem Brundtland, la primera mujer en ocupar tal
responsabilidad en Noruega.

En 1981, aunque el Partido Laborista ganó la mayoría de los votos, el Partido


Conservador, apoyado por el Partido Demócrata Cristiano y por el Partido de Centro,
logró formar gobierno, el primero desde 1925. El nuevo primer ministro sería Kåre
Willoch. La presencia de un nuevo gobierno no cambió el sistema de socialdemocracia
noruego, pero el paquete económico del primer ministro no encontró el apoyo del
parlamento. Su fracaso causó un retroceso para su partido en las elecciones de
1985, pero se mantuvo en el poder gracias al apoyo del Partido Liberal. En su
segundo mandato Willoch intentó llevar a cabo una política de austeridad en 1986,
aumentar impuestos a los derivados del petróleo y disminuir el gasto social, lo que
molestó a las clases trabajadoras. El primer ministro se vio obligado a renunciar
ese mismo año.
La laborista Gro Harlem Brundtland inició así un nuevo gobierno minoritario. La
crisis que se le vino encima como resultado de la caída del precio internacional
del petróleo ocasionó una respuesta suya en dirección a una política de austeridad,
control de la inflación y disminución del consumo. Su gobierno duró sólo hasta las
siguientes elecciones, para ser sustituido por la coalición centro-conservadora-
demócratacristiana de Jan Peder Syse. En esas elecciones, cayeron las preferencias
hacia laboristas y conservadores, y avanzaron partidos polarizantes, el Partido del
Progreso, cercano a la extrema derecha, y el Partido de la Izquierda Socialista. La
coalición de gobierno se fracturó a causa del debate sobre la incorporación de
Noruega a la Unión Europea y terminó con la renuncia de Syse en 1990. Brundtland
ascendió así por tercera vez al poder. En 1991 muere el rey Olaf V y es sucedido
por Harald V.

La primera ministra impulsó la adhesión a la Unión Europea, pero enfrentó


reticencias sobre todo en los referente a las cuotas pesqueras. En un referéndum,
Brundtland fue derrotada por el no, que alcanzó 52%. Brundtland dimitió en 1995 e
inició gobierno el laborista Thorbjørn Jagland.

Jagland continuó con la política de su predecesora, pero se enfrentó a la oposición


por sus propuestas izquierdistas (aumento de las pensiones a adultos mayores) y por
escándalos personales en su gabinete. Cuando en las elecciones de 1997 su partido
no alcanzó el 36,9% que él se había propuesto, renunció. Su sucesor, el demócrata
cristiano y pastor luterano Kjell Magne Bondevik encabezó un nuevo gobierno
minoritario de coalición con conservadores y liberales. Renunció cuando el Storting
rechazó una propuesta de protección al medio ambiente, pero tras un breve mandato
laborista de Jens Stoltenberg, regresó al poder al año siguiente (2000), en
coalición con los conservadores. Ese mismo año, el partido laborista sólo alcanzó
el 21% de los votos. Durante el segundo gobierno de Bondevik, sus reformas
redundaron en un avance significativo de la economía del país, y su coalición pudo
mantenerse en el poder hasta 2005, cuando fue derrotada electoralmente por una
alianza laborista-socialista-centrista encabezada por Jens Stoltenberg.

Las elecciones generales de septiembre de 2013 terminaron con ocho años de gobierno
laborista. La derechista Erna Solberg es la nueva primera ministra en una coalición
con el populista Partido del Progreso. Solberg llega al poder con promesas de
recorte de impuestos, mayor inversión en infraestructura y educación, mejores
servicios y mayores límites a la inmigración. El nuevo gobierno recibe una economía
fuerte con bajo desempleo.

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