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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD RAFAEL BELLOSO CHACÍN


FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS
ESCUELA DE EMPRESAS
CÁTEDRA: HOMBRE, CIENCIA Y CULTURA
SECCIÓN: E121

CULTURA DE LOS VIKINGOS

PRESENTADO POR:

Br. VICTOR VILLARREAL


Br. JESUS RIVAS
Br. DUGLAS ROJAS
Br. EDUARDO QUINTERO
Br. CARLOS BRITO

ASIGNADO POR:
MARCEL GALBAN

Maracaibo, SEPTIEMBRE de 2023


VIKINGOS.

Originalmente, los vikingos eran diversos marinos escandinavos


procedentes de Noruega, Suecia y Dinamarca (aunque posteriormente
hubo otras nacionalidades involucradas) cuyas incursiones y posteriores
asentamientos impactaron significativamente en las culturas de Europa y
se hicieron sentir hasta las regiones mediterráneas c. 790 - c. 1100 d.C.
Todos los vikingos eran escandinavos, pero no todos los escandinavos
eran vikingos.

El término vikingo se aplicaba únicamente a los que se hacían a la


mar con el fin de adquirir riquezas mediante incursiones en otras tierras, y
la palabra fue utilizada principalmente por los escritores ingleses, no de
forma inclusiva por otras culturas. La mayoría de los escandinavos no
eran vikingos. Los vikingos estaban organizados en numerosas unidades
políticas independientes que dominaban pequeños territorios de
Escandinavia. Cada una estaba liderada por un jarl o conde, que solo
tenía autoridad sobre un centro urbano y las zonas circundantes. Con el
correr del tiempo, algunos jarl tomaron el título de rey y trataron de
ampliar sus dominios. Se estima que hacia el año 800 existían alrededor
de 30 pequeños reinos en la actual Noruega, y algunos otros en Suecia y
Dinamarca.

La sociedad de cada uno de esos Estados estaba integrada


por hombres y mujeres libres, y por esclavos que eran prisioneros de
guerra o personas que no podían pagar sus deudas. El jarl presidía las
reuniones del thing, una asamblea en la que participaban todos los
hombres libres de cada comunidad. El thing sancionaba las leyes,
juzgaba a los delincuentes y aplicaba sanciones. Las penas más graves
eran el destierro y la muerte.

Los vikingos eran politeístas: rendían culto a varios dioses que


asociaban con las fuerzas de la naturaleza y que creían emparentados
entre sí. Algunos de ellos eran:

Odín: dios de los cielos y divinidad principal, se lo consideraba padre de


todo lo que había en el mundo.
Frigg: esposa de Odín, diosa del matrimonio y la maternidad.
Thor: dios del trueno y la fuerza, hijo predilecto de Odín.
Heimdall: hijo bastardo de Odín, dios de la luz y protector del mundo.

Freyja: diosa de la belleza y del amor.

Freyr: hermano de Freyja, dios de la lluvia, el sol naciente y la fertilidad.


Loki: dios de las mentiras y el caos, quien trataba de destruir el poderío de
Odín.

Los vikingos no tenían templos ni sacerdotes profesionales. En


cada casa había un altar con estatuillas de uno o más dioses. Cada
comunidad tenía un adivino que tiraba unas piedras llamadas «runas»
para hacer predicciones sobre el futuro del grupo y el destino de los
guerreros. También realizaban sacrificios de animales para propiciar
cosechas abundantes, una prole numerosa y resonantes victorias en el
campo de batalla.

El máximo honor para los vikingos era morir en combate con el


arma en la mano, ya que de ese modo accedían al Valhalla, una especie
de paraíso donde bebían y comían junto a los dioses.
En el año 793 arranca el período más importante de la historia de los
vikingos: la conocida como Era Vikinga. Todos los factores que acabamos
de exponer propiciaban que estos nórdicos buscaran un futuro fuera de
sus tierras de origen.

La Era Vikinga se inicia oficialmente con el ataque al monasterio de


Lindisfarne de 793. Una expedición escandinava saqueó el monasterio
como las aldeas próximas en la costa del norte de Inglaterra (por
entonces, en el reino de Northumbria).

Unos años antes, los vikingos ya habían protagonizado un


altercado en Portland, al sur de Inglaterra. Sin embargo, los contactos con
las islas del Mar del Norte eran bastante anteriores. A principios del siglo
VII, por ejemplo, los nórdicos atacaron las islas Shetland, las Orcadas y
las Hébridas.
Al principio, los vikingos atacaron monasterios de la costa británica que
estaban poco defendidos y solían reunir riquezas. Se trataba de saqueos
fugaces y poco arriesgados, realizados por pequeñas flotas y sin unas
personalidades importantes al mando.
Así, a Lindisfarne le sucedieron pronto los de la abadía inglesa de
Monkwearmouth Jarrow (794), la abadía de Iona (795, 802, 806 y 825) en
una isla escocesa y el de Inishboffin (795) en Irlanda.

Si bien el primer objetivo fueron las islas británicas, los vikingos


pronto pusieron su mirada en el litoral del continente. Así, en el año 799
atacaron Bretaña, en 834 los Países Bajos y en 844 la costa
mediterránea. De hecho, la primera estancia de los vikingos en España
tuvo lugar en 844.
La Inglaterra fracturada siguió siendo un objetivo primordial para los
daneses, mientras que los noruegos empezaron a controlar el litoral del
Irlanda en este período.

La cosecha de éxitos incrementó la ambición de los piratas


nórdicos, hasta el punto que sometieron a asedio y saqueo grandes
ciudades de la época. Por ejemplo, Ragnar Lodbrok remontó el río Sena
en el 845 para lanzar el primero de los tres ataques vikingos a París.
Otras urbes importantes saqueadas durante la época vikinga fueron
Córdoba, Sevilla, Lisboa, Burdeos, Toulouse, Hamburgo o Londres.

Mantuvieron en alerta a media Europa por sus saqueos en las


actuales Inglaterra, Francia, Italia, Alemania y España. Remontaban ríos
gracias al poco calado de sus drakkars y se marchaban tras breves
pillajes. En esta segunda etapa ya vemos nobles y reyes liderando las
expediciones, que ya contaban con más efectivos y mejor organización.

Pese a lo fructífero de la mayoría de sus expediciones veraniegas,


los vikingos pasaron a enfocarse a la conquista a mediados del siglo IX. Al
fin y al cabo, este pueblo escandinavo constaba sobre todo de granjeros
que buscaban tierras fértiles para asentarse.

En el año 850, los daneses no sólo atacaron Inglaterra durante el


verano sino que pasaron el invierno en campamentos. En el año 866
conquistaron la capital de Northumbria, Eoferwic (actual York), y para
entonces ya dominaban una parte importante de Inglaterra con sus
asentamientos y conquistas.
La decisiva derrota danesa de 878 a manos de Alfredo I de Wessex
marca un antes y un después. A partir de la batalla de Edington, Inglaterra
fue dividida en dos: la mitad sudoeste para los sajones y la nordeste para
los nórdicos. El caudillo vikingo Guthrum el Viejo fue obligado a
bautizarse, y a partir de ese momento los daneses fueron perdiendo
poder y tierras ante las acometidas sajonas.

Por su parte, los noruegos controlaban Irlanda desde el 853 gracias


a alianzas con reyes locales y fundaron Dublín. Además, colonizaron de
forma efectiva archipiélagos como las Orcadas y las Shetland y
empezaron a poblar Islandia a partir de 874.

Por entonces, los suecos estaban expandiéndose hacia el este. En


861 conquistaron Nóvgorod y en 863 Kiev. Fundaron el estado conocido
como Rus de Kiev en torno al año 880, dominando a las tribus eslavas y
controlando las rutas comerciales de Oriente.

En diversas ocasiones, los varegos o vikingos suecos se atrevieron


incluso a atacar Constantinopla. Ello aunque muchas veces fueron
contratados por el Imperio Bizantino como mercenarios. De hecho,
acabaron formando la guardia personal del emperador, conocida como la
Guardia Varega.
Durante esta etapa se producen numerosos acontecimientos de
importancia. En primer lugar, los constantes ataques vikingos en Francia
tuvieron un curioso giro de guión: el líder vikingo Rollo, que había atacado
París en 855, se convierte al cristianismo y se erige como Duque de
Normandía al servicio del rey francés
.

Esta región del norte de Francia queda cedida al jarl Rollo, que se
encargará de frenar las incursiones de sus paisanos. Como
consecuencia, los vikingos son despojados de sus bases en el Loira en el
año 931. Desde entonces, los sucesivos ataques al territorio francés no
tuvieron ni la fuerza ni el éxito de antaño.

Otro evento importante es el hallazgo de Groenlandia, en torno al


año 900, por el explorador noruego Gunnbjörn Ulfsson.
En Europa Oriental los vikingos continuaron cosechando triunfos.
Los suecos infundieron muchos ataques exitosos en el Mar Negro y el
Mar Caspio. Sitiaron Constantinopla hasta que firmaron un tratado de
amistad con el Imperio Bizantino. El propio emperador de Bizancio Basilio
II contrató una guardia personal compuesta por vikingos, la célebra
guardia varega. Finalmente, uno de los acontecimientos más importantes
de este período es la fuerte expansión del cristianismo en Escandinavia.
Dinamarca fue el primer reino nórdico en convertirse oficialmente al
cristianismo en el año 960, durante el reinado de Harald Diente Azul.

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