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Aunque nuestro sistema visual filtra eficientemente las diferencias irrelevantes para la lectura, como
la distinción entre “R” y “r”, sería un error pensar que siempre descarta información y simplifica
formas. Al contrario, en muchos casos debe preservar e incluso amplificar los minúsculos detalles
que distinguen dos palabras muy similares entre sí. Consideremos las palabras “cielo” y “cuelo”.
Cuando las leemos, accedemos de forma inmediata a sus significados y pronunciaciones muy
distintos, pero solamente cuando las miramos con más atención nos damos cuenta de que la
diferencia sólo estriba en unos pocos píxeles. Nuestro sistema visual es exquisitamente sensible a la
diferencia minúscula que existe entre “cielo” y “cuelo”, y la amplifica para mandar la información a
regiones completamente distintas del espacio semántico. Al mismo tiempo, presta muy poca
atención a otras diferencias mucho más notorias, como la distinción entre “cielo” y “CIELO”
Las formas como “cielo” y “CIELO”, que están compuestas por rasgos visuales distintos, son
inicialmente codificadas por neuronas distintas en el área visual primaria, pero son recodificadas
luego de manera gradual hasta que se hacen virtualmente indistinguibles.
Les da a estas dos cadenas la misma dirección mental, un código abstracto capaz de orientar al resto
del cerebro acerca de la pronunciación y el significado de la palabra.
¿Cómo es esta dirección? De acuerdo con algunos modelos, el cerebro usa un tipo de lista
desestructurada que simplemente provee la secuencia de letras C-I-E-L-O. En otros, necesita un
código muy abstracto y convencional, similar a una cifra aleatoria de acuerdo con la cual, digamos,
[1296] sería la palabra “cielo” y [3452] sería la palabra “cuelo”. La investigación
contemporánea, sin embargo, sostiene otra hipótesis. Cada palabra escrita es codificada,
probablemente, por un árbol jerárquico en el cual las letras se agrupan en unidades de mayor
tamaño, que se agrupan a su vez en sílabas y palabras, de forma similar a como el cuerpo humano
puede representarse como un conjunto de piernas, brazos, torso y cabeza, cada uno de ellos divisible
a su vez en partes más simples.