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El Arte de Hablar en Público

INTRODUCCIÓN

El contenido de este libro es fruto de cuarenta años de


práctica de la oratoria ante distintos auditorios en diversos
países latinoamericanos. Cuatro lustros, en Buenos Aires y en
Santiago de Chile, fueron dedicados a las enseñanzas de mi
curso “El arte de hablar en público”. Por mis clases han
desfilado lustrabotas, jornaleros, vendedores, empleados,
jefes, dirigentes, rematadores, abogados, médicos, políticos,
militares, clérigos, y miembros de otras profesiones, en fin,
toda la gama de representantes de la familia humana. Los que
aprovecharon las lecciones con dedicación y persistencia no
sólo lograron una mayor facilidad de expresión eficaz y
vigorizaron su personalidad, sino que para muchos de ellos la
técnica adquirida les valió grandes compensaciones
económicas.

Al preparar este método se ha tenido en cuenta


simplificar el estudio al grado máximo y conducir al alumno
hacia una amplia comprensión de la importancia de hablar
eficaz y adecuadamente para lograr una mejor vinculación con
sus semejantes. Todas las sugestiones y recomendaciones
que se hacen tienen por objeto mejorar la personalidad del
estudiante. Es la palabra el cauce natural de que el hombre
dispone para la expresión de sus sentimientos e ideas. No
tiene por objeto principal esta obra hacer del alumno un
orador asombroso, sino más bien adiestrarlo para una
actuación social más destacada y eficiente.

Algunas de las explicaciones, apreciaciones e


indicaciones que se hacen se repiten insistentemente en
distintas lecciones porque es esencial que queden grabadas
en la mente del alumno para que se habitúe a practicarlas.
Nunca se exagera por mucho que sea el énfasis dedicado a

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realzar la necesidad de ayudar a que los otros nos entiendan,


y aprecien lo que les exponemos. El verdadero sentido social
se denota por la habilidad en compensar por la insuficiencia
de los demás. Ese es un aporte de trascendencia para la
comprensión mutua.

Este texto ha sido publicado con el fin de contribuir a


una mayor difusión de los conocimientos necesarios para
librarse de la plaga de la timidez y la inhibición tan comunes y
perjudiciales en nuestros días. Con el objeto de popularizarlo
ha sido preparado de modo que el mismo estudiante pueda
realizar los estudios en forma autodidáctica, y es mi anhelo
ferviente que sean muchos los que se esfuercen por adquirir
la pericia de la expresión persuasiva por medio de la palabra
acertada y elocuente.

El alumno que anhele dedicarse a la oratoria hallará en


estas páginas orientaciones muy eficaces, pero el que sólo
aspire a desenvolverse con mayor soltura para fines sociales
o profesionales, encontrará en ellas un plan sumamente eficaz
para realizar tan noble aspiración.

Ojalá que de las enseñanzas contenidas en este libro


provengan derivaciones compensatorias para cuantos
adopten, pero por encima de todo es mi aspiración, que
cuantos las estudien sientan despertar en su espíritu, centro
de todo poder dinámico, la potencia de que son poseedores,
para que sigan sendas más luminosas, constructivas y
ventajosas para bien propio y de los semejantes.

N. D. LAFUERZA

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¿CÓMO ESTUDIAR ESTE MÉTODO?

Los beneficios que obtendrá el alumno de este curso


dependerán, en cantidad y calidad, del empeño que dedique a
seguir las instrucciones y recomendaciones comprendidas en
cada lección. Este estudio constituye un cultivo: quien
dedique mayor entusiasmo, disciplina y persistencia al logro
de una expresión oral eficaz y persuasiva, conseguirá
resultados sumamente halagadores y beneficiosos.

El siguiente es el método que se recomienda:

1. Estúdiese una lección por semana, y durante el


intervalo hasta la próxima lección, trátese de
incorporar a la actuación diaria las
recomendaciones respectivas.
2. Adquiérase el hábito de iniciar la preparación del
tema con no menos de seis días de anticipación
para así no sólo consolidar la confianza propia,
sino que también darse a una disciplina mental de
suma eficacia. Un tema estudiado detenidamente
incluirá ideas mejor definidas y reflexionadas.
Recuérdese que este estudio tiene por objeto,
también, habituar a discernir y reflexionar con más
precisión.
3. Si no es posible hacer el estudio en una clase
debidamente organizada, puede el alumno hacer
su práctica ante unas pocas personas amigas a
quienes puede recomendar que le critiquen con el
fin de eliminar los defectos respectivos. Lo ideal
sería que interesara a tales oyentes a que le
acompañaran en el estudio de dicha disciplina.
4. Si la ejercitación la hace en clase, procure no
perder ni una y jamás deje de hablar aunque le
haya sido imposible prepararse. El hecho de

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exponer sus ideas ante los demás repetidamente,


constituye un esfuerzo de gran importancia para
vencer la tendencia a la inhibición. Aun el mejor
alumno tiene tentaciones de no concurrir a la clase,
efecto de la tendencia a huir cuando se teme no
quedar bien o evitar lo que exige esfuerzo.
5. Borre de su mente la idea de que tiene que lucirse
durante el estudio de este curso. Lo que debe
prevalecer en su ánimo es un afán de ensayar,
ejercitarse y avanzar en su propósito de dominar
sus tendencias inhibitorias. No se guíe por el amor
propio, alimentado en la vanidad y en el orgullo.
Practique esmeradamente y con el tiempo hablará
elocuentemente.
6. Séase implacable en la lucha por eliminar las
deficiencias propias, y cuide diariamente de
combatir la tendencia a sentir nerviosidad y temor.
Es de gran importancia que se hagan los ejercicios
para la vigorización de la voz, con el fin de lograr
una mayor serenidad, una voz más sonora y una
disposición más laxa del cuerpo.
7. Para la práctica elíjanse temas simples que no
exijan mucho esfuerzo intelectual. Cuando se
posea ya mayor habilidad y dominio se podrán
desarrollar temas más complicados y de mayor
alcance intelectual.

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¿CÓMO ENSEÑAR ESTA MATERIA?

Es de suponer que en algunos casos, el lector de este


libro estará en condiciones de usarlo como texto de
enseñanza, y ojalá que sean muchos los que lo utilicen en tal
sentido. No se crea que para tal fin es preciso ser un gran
orador o poseer una vasta experiencia como conferenciante.
Algunos de mis alumnos, con escasa experiencia como
oradores, han organizado clases de oratoria con evidente
éxito.

Lo importante en la enseñanza de este curso es que el


maestro posea cualidades animadores que infundan confianza
en el alumno. Este necesita ver en su mentor serenidad,
comprensión, simpatía, paciencia, entusiasmo, una dicción
correcta, y una disciplina digna de emulación. Es de admitirse
que cuanto más amplia sea la cultura del profesor mayor
confianza inspirará.

Las siguientes recomendaciones, llevadas a la práctica


con esmero y asiduidad, producirán resultados satisfactorios:

1. Empiece las clases con unas palabras de aliento y


refiérase a alguna cualidad personal que, cuando
es desarrollada con fidelidad, produce grandes
beneficios al que la adquiere. No hable más de
unos cinco minutos.

2. Realce en cada sesión el hecho de que las clases


no son de exhibición de capacidad oratoria, sino de
ensayo y práctica, por lo tanto, no debe sorprender
que se cometan fallas y errores. En todo ensayo se
producen, y el objeto de las lecciones es aprender
a eliminarlos y adquirir mayor destreza.

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3. Invite a los alumnos a que hagan práctica con el fin


de vigorizar su confianza. Serán llamados con
diferente orden en cada sesión, así se
acostumbrarán a la espontaneidad, y se librarán de
la anticipación apremiante que se produce
mientras se acerca el turno propio ya conocido.

4. Después que cada alumno hable, hágase una


breve crítica, que deberá ser de carácter
alentador. Júzguese desde el punto de vista del
adelanto que se logra. Lo que hay que cuidar en
las primeras lecciones es que muestren dominio,
soltura, posición erecta, brazos caídos a los lados,
tono de voz sonoro y otras manifestaciones de
serenidad y desenvoltura de la personalidad.

5. Convendrá que la clase no incluya a más de unas


quince personas para no prolongarla
excesivamente, como asimismo para dirigir a cada
alumno con la atención correspondiente.

6. Las clases deben distinguirse por el entusiasmo y


el espíritu de progreso. Fomente el maestro el
mayor acercamiento posible entre sus alumnos
para así formar un conjunto ávido de persistir en el
estudio y de avanzar hacia metas de superación.

7. Elogie toda manifestación de adelanto, sea pródigo


en avivar en sus alumnos el afán de mejorar su
personalidad. Refiera anécdotas de personas que
han triunfado por el esfuerzo propio. Cada alumno
debe alejarse de la clase convencido de que se
está acercando a la meta ansiada.

8. Evite la discusión de temas religiosos, políticos o


de carácter polémico para no cometer el error de

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convertir la clase en discusiones fútiles que


fomentan la discordancia y el espíritu combativo. El
número de alumnos debe mantenerse unido para la
simpatía y la emulación.

9. No critique la esencia de la exposición del alumno


salvo que éste incurra en errores o falsedades.
Respétese las ideas expuestas. Cada expositor
debe sentir la responsabilidad de lo que sostenga
con su palabra. Si ha de llamarle la atención sobre
alguna idea que considera inaceptable, hágale
preguntas sobre el origen de su información, en
qué basa sus argumentos o si está seguro de lo
que afirma. Cuanto menos aparezca como
adversario del alumno mejor será para su influencia
negativa.

10. Cuanto antes organice el ATENEO DEMÓSTENES


acerca del cual se habla en el último capítulo de
este libro. Como complemento de la práctica será
sumamente eficaz y contribuirá a dignificar y
destacar la importancia de aprender a hablar
eficazmente. No solamente beneficiará a los
estudiantes de este curso, sino que también a los
visitantes, y además contribuirá a que muchos se
interesen por estudiar esta disciplina. Si se le
agrega algo de vida social, por medio de reuniones
con discursos, celebraciones especiales,
banquetes y conmemoraciones, se constituirá en
un centro cultural de grandes posibilidades.

Si el maestro de esta materia desenvuelve su actividad


con entusiasmo y sinceridad y se interesa en beneficiar al
alumno, obtendrá de sus esfuerzos muchas y diversas
satisfacciones y compensaciones.

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COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 1

CONSOLIDACIÓN DEL VALOR Y DE LA CONFIANZA

EL VALOR Y COMO CONSOLIDARLO La expresión


persuasiva requiere valor y confianza. El valor domina,
desvanece las condiciones que tienden a detener el ímpetu de
la comunicación oral y contribuye a contrarrestar los
obstáculos que entorpecen la realización de una tarea o
propósito.

El valor es dinámico en su expresión física de


confianza y fe en sí mismo. Es la manifestación de una
decisión firme y resuelta que se apoya en la seguridad de
alcanzar el fin deseado. Alguien ha dicho que el coraje
consiste en persistir un poquito más después que uno ya se
cree vencido.

Dice Séneca: “No hay nada que el esfuerzo


perseverante y el cuidado constante y diligente no puedan
vencer”. Todo estudiante de este curso debe perseverar y
persistir en su empeño, hasta perfeccionarse en la expresión
oral. Su constancia en mejorar aumentará su valor y vitalizará
su confianza.

Durante el período de aprendizaje, no debe pensarse


en lo que no se ha hecho o en lo que ha parecido difícil. Sino
en lo que se pueda lograr, y en lo fácil que será hablar con
elocuencia, una vez que se posean los conocimientos
técnicos necesarios.

Ningún orador fue elocuente desde el principio.


Demóstenes tenía un gran defecto físico que exigió de él

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mucho tiempo y fuerza de voluntad para corregirlo; Jean


Jaurés, llevado al Congreso, dejó pasar un año antes de
participar en los debates, y Lloyd George, el eminente
estadista inglés, la primera vez que quiso hablar en público,
sintió que se le pegaba la lengua al paladar, y casi no pudo
pronunciar palabra alguna.

Pericles, de quien se ha dicho que “atronó, fulminó y


trastornó a Grec”, jamás subía a una tribuna sin que le
embargase la timidez. Cicerón dijo de sí mismo: “En mí no he
experimentado muchas veces, que, al empezar el discurso,
palidezco y empiezo a temblar”. Mirabeau, quien “había
nacido cual otro Júpiter para aterrar con los rayos de su
elocuencia en las tempestades parlamentarias”, no podía
abordar la tribuna sin sentir vivos estremecimientos. Río
Rosas, el destacado político español, desgarraba con las uñas
el escaño que tenía delante.

Cuando Dismeli se iniciaba en la vida política, y en


ocasión en que hablaba en la Cámara de los Comunes, fue
objeto de toda clase de demostraciones hostiles que le
impidieron coordinar las ideas y decir cuanto era su propósito
exponer, y Andrés Maurois se refiere a ese discurso en su
libro “Disraeli” con estas palabras: “Al acabarse estas risas,
reanudó: Aquí vemos, señor speaker, los prejuicios filosóficos
de los hombres. (Risas y aplausos.) Respeto los aplausos,
aunque vengan de mis adversarios. (Nuevas risas.) Yo creo
señor… (Gritos numerosos: ¡Al grano!) No me sorprende en
modo alguno la recepción que se me ha hecho,
señor…(Risas.) Yo he empezado muchas veces la misma
cosa (más risas) y casi siempre he acabado por triunfar (¡Al
grano!) a pesar de que mucha gente me ha predicho que
había de fracasar como ellos habían fracasado antes que yo.
(¡Al grano!)”. En aquel momento con voz formidable, mirando
a sus interruptores con indignación, alzando las manos y
abriendo una boca enorme gritó con voz casi aterradora y que

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dominó de pronto al tumulto: “Y ahora voy a sentarme; pero,


¡día llegará en que ustedes me escucharán!”. Ese día llegó,
cuando ya más adiestrado y competente, al anunciarse que
Disraeli iba a ocupar la tribuna en la Cámara, era numerosa la
concurrencia que acudía ávida de escucharle.

Aun el insigne Cautelar ha sufrido las emociones que


asaltan a todo orador antes de dirigir su palabra. Dice de él De
Amicis: “Antes de hablar, está inquieto, no para en ningún
sitio, entra en la Cámara, sale de nuevo, vaga por los
corredores, hojea un libro en la biblioteca, se dirige al café
para beber un vaso de agua, parece acometido por la fiebre,
cree que no podrá enlazar dos palabras, que hará reír, que lo
silbarán; no le queda en la cabeza una sola idea clara, lo ha
confundido todo, lo ha olvidado todo. Llega el momento
solemne; sube su escaño, baja la cabeza, temblando, pálido
como un condenado que va a la muerte, resignado a perder
en un solo día la gloria conquistada en tantos años y al precio
de tantas fatigas; en este momento hasta sus enemigos tienen
piedad de su estado”.

Winston Churchil, considerado hoy como el más de los


oradores ingleses, al iniciarse en la vida pública, sentía
grandes transtornos cuando tenía que aparecer ante el
público. Un día, recibió el diario Daily Star de Montreal,
“mientras se dirigía a un miting en Manchester, su compañero
de viaje, Lord Salisbury, le dijo: “¿Te sientes nervioso,
Winston?”. La respuesta fue afirmativa.

-Mira, muchacho –dijo el veterano estadista-, no te


dejes dominar por los nervios. Haz lo que yo hago; cuando me
levanto para hablar ante un auditorio, tengo por hábito pasear
mi mirada por la concurrencia y luego me digo a mí mismo:
¡Qué grupo de personas más necesitadas de saber!, y luego
siempre me siento mucho mejor.

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El estudiante de esta materia debe tener mucha fe en


si mismo, reconocer su potencialidad y los grandes recursos
de que dispone. El doctor Fosdick ha dicho que el valor no
significa que uno no teme sino que está tan disciplinado por
una lealtad que aprecia por encima de todo, que le ayuda a
sobreponerse al temor, y que en tal condición la fe en si
mismo opera más espontáneamente. Dice un psiquiatra que la
única cura para el temor es la fe. “El miedo aprisiona, la fe
libera; el miedo paraliza, la fe incrementa el poder; el miedo
descorazona, la fe alienta; el temor enferma, la fe cura; el
temor enceguece, la fe alumbra.”

Hitler se ha referido ampliamente en su Mein Kampf al


poder de la palabra hablada al que le dedica un capítulo
entero. En el prefacio dice: “Sé que uno puede ganar al
pueblo mucho mejor por medio de la palabra hablada que por
la escrita y que cada gran movimiento en este globo debe su
progreso a grandes oradores y no a los grandes escritores”.
Piense, pues, en el poder que usted adquirirá si se dispone a
adiestrarse en el arte de exponer sus ideas.

El notable escritor Keyserling dice: “La palabra es más


eficaz que la escritura y esta verdad se halla confirmada por
todas las grandes religiones, que juzgan a la tradición
“receptora del verbo divino”, por encima del libro santo, y por
el hecho de que los espíritus profundos que han ejercido
sobre el mundo la más grande y perdurable influencia o no
han escrito o bien si lo hicieron en su literatura no residió la
verdadera fuerza de su ascendiente y que, en fin, estando el
género humano cada día más mecanizado, el pensamiento
impreso no encuentra en él sino un estado de recepción
pasivo, debiendo la humanidad, para vencer esa
desespiritualización que la amenaza tan gravemente,
reemplazarlo por el magnetismo del verbo viviente. El arte de
la oratoria, en últimos análisis, se vuelve no ya el medio de
transmitir una particularidad cualquiera, sino el propio ser, si

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por arte de oratoria se entiende la entrada misma de la


persona que habla”.

El valor se adquiere en la lucha, en la brega. Échese,


pues, mano de la voluntad que deshace las dificultades,
quiebra el desaliento, esfuma los obstáculos y con propósito
tenaz vence la oposición a través de todas las vicisitudes
hasta lograr el fin propuesto.

“En nosotros mismos se encuentra el triunfo o la


derrota”, dice Longfellow. Intensifíquese el interés y estúdiese
con cariño cuanto concierne a este importante curso, y no
faltará el valor para adelantar segura y evidentemente.

El sentido de seguridad y como fortalecerlo Acójanse


las ideas positivas solamente, y no se desperdicie ni un
solo minuto en considerar los puntos difíciles. La disciplina
personal contribuirá a que se adquiera la confianza necesaria.
Sujétese el estudiante de este curso al programa que el
profesor le trace; adáptese a él con verdadero entusiasmo y
se sentirá más resuelto y confiado. Sea paciente y
perseverante.

Si no existe algún impedimento físico, no hay motivo


para que se deje de progresar. Domine usted cada fase de las
diferentes lecciones y anímese en la certeza de que, el
esfuerzo continuado le colocará en el camino del progreso,
que cada día será más evidente y alentador. Recuerde que, a
medida que vaya adquiriendo conocimientos y práctica, su
habilidad aumentará. No ceda a las impresiones
desanimadoras, y rechace su asalto. Convénzase a sí mismo
de que puede ser elocuente y lo será. No se entregue a la
idea de que le cuesta mucha energía y trabajo adelantar en
esa disciplina.

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De Lillian Genn son estas palabras: “Uno de los


medios más seguros de destruir la energía propia es permitir
que la mente esté dominada por el crónico temor de alguna
cosa, por alguna fobia o sobresalto determinado. La ansiedad,
la duda y la desconfianza son inevitables productoras de
fatiga. Se cree que el trabajo mental requiere mucha energía,
pero no es así: puede causar fatiga, pero el consumo de
energía, por la actividad intelectual más intensa, requiere unas
siete calorías por hora. Esto significa que una galleta común
de soda sería suficiente para mantener el fuego cerebral vivo
durante seis horas. Cuando usted se sienta cansado, defina la
causa cuidadosamente y no crea que se debe a un esfuerzo
extraordinario de su labor mental”.

LA TARTAMUDEZ. Según el Dr. Greene, el tartamudo sufre,


generalmente, por carecer de una salida para el excedente
de emoción. No todos los tartamudos deben su estado
deficiente a una condición patológica. En no pocos casos, ese
defecto es causado por una excitación nerviosa que se ha
hecho habitual, por descuido o por carecerse de la voluntad
para dominarla por medio de ejercicios apropiados. Si esa
condición no se debe a algún defecto orgánico, no debería ser
difícil adquirir la habilidad de hablar sin entorpecimiento
alguno por medio de las instrucciones de este curso.

El tartamudo generalmente tiene una idea exagerada o


desequilibrada de sí mismo sobre su excepcional condición, y,
por lo tanto no acepta su responsabilidad, sino que se
defiende y excusa creyéndose con derecho a retraerse y
negar su expresión libre, sincera y espontánea, en sus
relaciones con los demás. Él se considera justificado en sus
deficiencias, confía en que su actitud será aceptada, y se
retrae cada vez más, sin procurar mejorar por el esfuerzo y la
disciplina. Dice Marco Aurelio: “El malhechor es
frecuentemente el que ha dejado de realizar alguna práctica y

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no siempre el que ha llevado a término algo”. Dejarse dominar


por la idea de sentirse incapaz equivale, en no pocos casos, a
reducir un esfuerzo esencial para lograr determinados
beneficios o ventajas de importancia personal.

Dice un psiquiatra que sólo una persona que


emotivamente está desequilibrada tartamudea y ese
desequilibrio se debe a que se siente insegura y se concentra
demasiado en sí misma. Para contrarrestar esos sentimientos
débiles conviene experimentar en el terreno del esfuerzo para
convencerse de que lo que parece imposible no lo es cuando
la voluntad es firme y dinámica. En la sección de la
Vigorización de la Voz hallará el alumno muchos medios para
consolidar su seguridad y vencer sus tendencias a desconfiar
de sí mismo.

En La Nación de Buenos Aires, del 18 de diciembre de


1936, en un despacho de Londres, se lee lo siguiente: “… Un
defecto que preocupaba mucho a la opinión, la tartamudez, y
que constituía una verdadera tortura para el Duque de Cork,
parece corregido, gracias al paciente método seguido con
años de perseverancia. En efecto, con gran asombro de todos
los que le conocían, el Duque de Cork, en el curso de su
último viaje a Australia, en ocasión de la apertura del
Parlamento de Canberra, pronunció un discurso impecable.
Era la primera vez que podía hablar en público. La dificultad
labial estaba vencida”. El que era Duque de Cork, fue luego el
Rey Jorge VI de Inglaterra.

Ernesto Bevín, que fue Ministro de Relaciones


Exteriores de Inglaterra, era tartamudo y resolvió curarse y
para ello decidió leer en alta voz en la cocina de su casa y aun
imitó a Demóstenes poniéndose piedrecillas en la boca y leía
en alta voz en el campo. Con el tiempo observó que cuando
se enojaba sobre algo hablaba sin dificultad. En las reuniones
gremiales dirigía las sesiones con pleno dominio de sí mismo,

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pero él tenía una fe implícita en sí mismo y estaba dominado


por el afán de llenar su misión como dirigente de masas y
forjador de movimientos cívicos. No se diga que la suya fue
una carrera fácil, porque cuando joven, al regresar de la mina
en donde trabajaba, después de lavarse y cenar, se sentaba
en la cocina a leer e instruirse.

¿QUÉ ES LA TIMIDEZ? Es un caso de cobardía


que, en no pocos casos, tiene su arraigo en el complejo
de inferioridad. Se dice que la mitad de la población del
mundo es víctima de ese complejo. Muchos tienen razón en
creerse inferiores, pero están sumamente equivocados al
suponer que deben permanecer víctimas de tal complejo. Con
un poco de voluntad, disciplina y ambición se puede
contrarrestar esa deficiencia y lograr un estado de poder.

“La timidez ejerce una acción inhibitoria sobre los


centros del lenguaje que les impide funcionar. Esta timidez
puede tener causas muy diversas, cuyo análisis detallado
convendría especificar: orgullo, cobardía, exceso de fantasía,
sentido de inferioridad, instinto social demasiado desarrollado
y la idea exagerada sobre las consecuencias que pueda tener
una derrota oratoria.” Max Nordau.

Indalecio Prieto, conocido político español, confiesa en


un artículo del Diario de Aragón, de Zaragoza, que él era
sumamente tímido y que después de algunos años consiguió
algún progreso en orden a la sociabilidad. Dice que hubo
temporadas en que al estrechar las manos de las personas no
conseguí sujetarles más que tres dedos y apenas advertía
que dejaba fuera el meñique del nuevo amigo, se confundía
tanto que corrían a cuenta exclusiva suya todas las frases
rituales de la presentación, diciendo lo que le correspondía y
lo que debía expresar el interlocutor. Cuando el ayuntamiento
de Madrid le concedió la Medalla de Oro de la Ciudad, difirió

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la fecha de la entrega para evitar el trance angustioso de


comparecer ante la gente. A la terminación de su relato
confiesa: “En el caso mío no he dejado de pensar que mi
timidez constituya un aspecto fenomenal de la soberbia,
porque no puede explicarse de otro modo que me
desconcierte y casi anonade la presencia de personas a
quienes no temo y a muchas de las cuales desprecio”.

El autor de la magnífica novela, La Ciudadela, A. J.


Cronín, dice respecto a su timidez: “La batalla más dura de mi
vida fue la que entablé para dominar el miedo a la gente. Me
sentía tímido y torpe en compañía de otras personas y me
aterrorizaba la idea de que se me podía caer de las manos
una taza de té o un plato de pastel. Un día una amiga me dijo:
“Esto tiene que acabar. En el fondo de tu timidez hay mucha
vanidad. No quieres frecuentar a la gente, porque tienes
miedo de lo que pensarán de ti. ¡La gente es como cualquier
otra aquí y en el mundo entero!. Al cabo de un año y después
de aumentar mi interés en las personas la vida cobró nuevo
incentivo y en lugar de huir de los demás, los buscaba, y así
obtenía la mejor recompensa: la de formar nuevas amistades”.

Dice un autor que “Demóstenes tenía la imaginación


más vigorosa que pronta: con esto, era tímido. Un ejercicio
tenaz dio a su voz la fuerza de triunfar del ruido de las olas; tal
vez le costará siempre trabajo vencer la emoción que le
causaban las tempestades de la asamblea popular”.

“Cuando Andrés María Ampere empezó a dictar una


cátedra de física en Bourg se sentía tímido y algo torpe y su
tarea equivalía a subir una montaña. Durante ocho días está
demudado, sin poder restablecer el autodominio. “A medida
que el momento se aproximaba –le cuenta a su señora-
aumentaba en mí la agitación y, de repente, me hallé sumido
en una calma apática, tan completa que determinó una de las
revoluciones más singulares de vida”. Fenómeno al cual nos

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hemos permitido denominar alguna vez de anticipo emotivo: el


orador se emociona por demás en las vísperas de presentarse
frente al auditorio, de modo que libre de ese peso, se muestra
sereno en el instante temido: en ocasiones la tranquilidad se
produce apenas pisa el tablado o pronuncia la primera
palabra. Oradores veteranos y de la talla de Cautelar
anticipaban su emoción en sus gabinetes de trabajo cada vez
que hablaban en público”.

El muy conocido político español Alejandro Lerroux,


cuando por primera vez se le invitó a que hablara mientras
concurría a una reunión de republicanos y socialistas, se
resistía a complacer la insistente demanda de que ocupara la
tribuna y tanto se le rogó que al fin habló y dijo: “Señores: los
grandes ideales republicanos… los grandes ideales
republicanos… ideales republicanos”, se puso pálido y
enmudeció. Era él entonces brillante periodista, que
colaborara en El País, pero carecía de la habilidad de exponer
su pensamiento oralmente. Más tarde fue un extraordinario
orador.

EL MIEDO ES TRANSITORIO Y DOMINABLE El miedo todo


lo destruye y nada crea. Toda tendencia al temor nace de una
suposición infundada, en la mayoría de los casos. El miedo no
es una fuerza, sino una sensación que conviene desvirtuar. A
la naturaleza se la mejora rectificándola y vigorizándola.
Considérelo siempre como un resorte para fortalecer su
voluntad. Una alarma sirve para precaverse y defenderse, no
para amilanarse y entregarse.

Ha dicho Roosevelt: “Es preferible atreverse a


emprender grandes cosas y obtener triunfos gloriosos que
pertenecer a ese grupo de espíritus pobres, que ni gozan ni
sufren mucho, porque ellos viven el ocaso gris, que ni conoce
victoria ni derrota”.

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Un militar de alta jerarquía tuvo que hablar en una


reunión de personas distinguidas, y su tema consistía en
relatar la lucha que con sus tropas tuvo que enfrentar contra
los japoneses en Guadalcanal y era tanta su impresión y
nerviosidad cuando inició su discurso que no pudo contenerse
y exclamó: “Me siento mucho más asustado ante ustedes que
cuando tuve que atacar a los japoneses”, y después de esa
confesión dejó a un lado sus notas y empezó a hablar
concentrándose en lo que quería decir y fue tal su influencia y
poder persuasivo que logró de los concurrentes que
suscribieran grandes sumas en la compra de bonos para la
continuación de la guerra.

Cuando usted se sienta asustado no trate de


convencerse de que no lo está, admítalo y haga una
respiración profunda, pero no deje de luchar y si persiste
comprobará que en la tenacidad hallará valiosos y eficaces
medios para contrarrestar sus impulsos negativos.

Fortifíquese en una preparación sólida sobre el tema


que se va a exponer. Así como no se siente preocupación
cuando no conversa en rueda de amigos, siéntase la misma
seguridad al comparecer ante un auditorio. Habitúese a una
sensación de confianza y las emociones que trastornan la
ecuanimidad y la serenidad serán menos dominantes. Si su
preparación ha sido cuidadosa y completa, puede abrigar el
orador la seguridad de que difícilmente habrá entre los
oyentes quien conozca el tema tan bien como él.

El hábito de la laxitud Para exponer el pensamiento


propio con eficacia y poder persuasivo es fundamental
estar libre de excitaciones innecesarias y perturbadoras.
Difícilmente pueden exponerse las ideas mejores si el ánimo
está perturbado o se está a la merced de condiciones

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anímicas inquietantes. Recuérdese que en el momento de


hablar, especialmente si nos interesa persuadir y lograr la
adhesión del oyente, la sangre fluye con mayor rapidez al
cerebro, pero si en ese momento nos acompañan
sentimientos de temor, inquietud, resentimiento, etc., es muy
posible que el corazón reclame parte de esa sangre y
entonces estaremos expuestos a una condición física
desventajosa.

David Brinkley relata que en casos de debates muy


agitados en la Cámara de Diputados de los Estados Unidos es
frecuente que varios de los representantes del pueblo acudan
al médico del cuerpo legislativo, doctor Jorge Calver, para ser
atendidos y algunas veces su asistencia llega tarde, porque el
ataque al corazón ha hecho ya sus estragos. Afirma el galeno
que si los legisladores realizasen una labor menos agitada,
descansasen más y se mantuviesen en condición más laxa,
evitarían serios desenlaces. Declara que los males más
comunes de los legisladores son el estómago y de los nervios,
y aconseja dicho profesional a sus visitantes del Capitolio que
vivan tan calmosamente como sea posible, que coman
prudentemente, que hagan ejercicios con regularidad y que
practiquen la laxitud lo más posible.

La persona nerviosa, temerosa, inquieta, agitada,


apremiada por toda clase de sospechas o incertidumbre y
asediada por distintas inquietudes, no puede tener un
pensamiento claro y sus facultades mentales operarán
deficientemente. Los ejercicios que se recomiendan en la
sección segunda de cada lección tienen una gran importancia
no sólo para hablar con poder persuasivo, sino que también
para discurrir mejor, interpretar con más acierto, tener ideas
más ventajosas y propicias y gozar de mejor salud.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 21

LA SERENIDAD Es de suma importancia que el


estudiante de oratoria se ejercite en la práctica de la
serenidad hasta lograrla al grado máximo; la impetuosidad, la
fogosidad, el apresuramiento y otros impulsos de carácter
desordenado le impedirán exponer sus ideas con la lucidez y
habilidad necesaria. Ha dicho un autor: “La agitación que es
un acto reflejo, es una degeneración de la vitalidad funcional,
mientras que la actividad serena, que es un acto reflexivo, es
la expresión misma de esa vitalidad puesta al servicio de la
inteligencia. La agitación es el interés que rinde la indolencia o
la ignorancia, mientras que la serenidad es la reguladora de la
emoción pasional. Cuando aquella predomina, cualquier
inconveniente se agiganta, mientras que, logrado el dominio,
se contemplan las cosas en su tamaño real y aun en escala
menos imponente”.

Evítese ceder con excesiva rapidez a las emociones


desordenadas y sobre todo llegar a conclusiones o decisiones
violentas con precipitación inusitada. Por el gráfico que sigue
se comprenderá cuán importante es introducir el análisis y la
reflexión, para así evitar errores o perjuicios. Nótese que se
recomienda la respiración profunda cuando la emoción es de
carácter inquietante.

EMOCIONES Y REACCIONES
CIEGAS O DESORDENADAS

DESACERTADA

IMPRESIÓN O CONCLUSION O
ANALISIS Y REFLEXION
IDEA IDEA

RESPIRACION
PROFUNDA
ACERTADA
APRECIACION
LOGICA

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 22

Si la emoción o reacción es precipitada o desordenada,


casi siempre se llegará a conclusiones equivocadas o
perjudiciales, de ahí que sea necesario adherirse a un
proceso por el cual, con menos precipitación y mayor
participación del discernimiento, se llegue a decisiones o
conclusiones más ventajosas y convenientes el arte de
superarse es el arte de reeducarse y rectificar todo
procedimiento desventajoso o negativo.

El orador está expuesto a muchas emociones


perturbadoras y le conviene ejercer un mayor dominio sobre
las mismas, como dice Yoritomo-Tashi: “La serenidad no es
solamente la atenuación de la efervescencia física; es,
además, el regulador del arrebato pasional. La superioridad
de un hombre se reconoce en la facilidad con que transforma
la atención del acto espontáneo en acto voluntario”. Elegir lo
que diremos, elegir cómo resolver un problema, elegir lo que
convendrá mejor en una situación compleja, es propio de
quienes se han disciplinado en mantenerse serenos a pesar
de la tormenta que ruge en torno suyo.

Alguien ha dicho que no hay situaciones


desesperadas, sino hombres sin esperanza. El alumno de
este curso debe mantener un espíritu confiado, anticipar
excelentes resultados, habilidad para persuadir y todas las
cualidades que se propone cultivar con este estudio, pero
debe estar dispuesto a esforzarse, ensayar, corregirse,
eliminar tendencias equivocadas y actitudes negativas.
Ramón y Cajal expone: “Si hay algo en vosotros
verdaderamente divino, es la voluntad. Por ella afirmamos la
personalidad, templamos el carácter, desafiamos la
adversidad, corregimos el cerebro y nos superamos
diariamente”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 23

Crea en sí mismo, guíese por ideas nobles,


propóngase tener mayor dominio sobre sus ideas antojadizas
y arbitrarias, persista en el empeño por superarse y no se
intranquilice por la aparente demora en conseguir los
resultados deseados. De Milton Mackay son estas palabras:
“El fatalismo de nuestra época no es el de la fe, sino el de la
desesperación; no es producto del espíritu, sino creación de la
inteligencia. El hombre es un creador potencial, más bien que
la víctima de sus creaciones. No sólo hay en él libre albedrío,
sino ocultas posibilidades y no es esclavo del ambiente o de
las circunstancias. Su capacidad se halla limitada no tanto por
la herencia y la pobreza, como por la visión que tiene de sí
mismo”.

El alumno logrará una mayor medida de serenidad si


sigue fielmente los ejercicios que hallará en la sección de la
vigorización de la voz de cada lección. Sin ello tendrá sólo un
concepto del juego de la serenidad pero difícilmente podrá
practicarla. Adhiérase al plan de los mismos y logrará no sólo
dominarse, sino que su inventiva e iniciativa serán más ágiles
y aún gozará de mejor salud.

LAS FUERZAS POSITIVAS Todo orador debe rodearse de


una atmósfera de aliento y de confianza en sus
posibilidades. Dice Quintiliano: “De todas las prendas que
deben adornar al orador, la más excelente es una grandeza
de corazón, a la que el miedo no abata, ni el vocerío aterre”.
Afiáncese el estudiante de este curso en las fuerzas
creadoras y positivas. Piense con miras a participar en alguna
causa buena, noble y digna de apoyo; movilice sus facultades
y habilidades, explore y ponga a prueba sus potencias.

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La siguiente confesión del eximio Beethoven, sacada


de su propio diario deberá excitarnos a confiar más en
nuestros poderes espirituales: “¡Valor! A pesar de toda la
debilidad del cuerpo, mi espíritu debe triunfar. No esperes,
pues, pobre Beethoven, ninguna alegría del exterior. Crea tú
todo, de las fibras más secretas, pues solamente en el mundo
ideal encontrarás alguna felicidad”.

Alguien ha dicho que nosotros cambiamos de proceder


cambiando nuestro modo de concebir el mundo y sus cosas.
Desdeñemos todo aquello que magnifique en nosotros la
imposibilidad y la limitación. Para lograr el éxito no es
necesario poseer una extraordinaria capacidad desde un
principio. Sólo es necesario desarrollar constante, positiva y
constructivamente la habilidad que ya se posee por modesta
que sea.

Piénsese en las ventajas que reportará hablar con


poder persuasivo: Competencia social, satisfacción, elogios,
honor, distinción, poder, influencia, dinero, posición,
personalidad destacada, etc.

LA SINCERIDAD Sea usted sincero, no proponga,


defienda, suscriba o realce lo que su propia conciencia
rechaza o reconoce como inadmisible o perjudicial en alguna
forma. El orador debe velar por su prestigio y éste depende en
gran parte de la consistencia de sus actitudes y adhesiones y
de las proposiciones que defiende. El tiempo, juez inexorable,
probará si él fue leal consigo mismo o simplemente un mero
mercenario de la palabra.

El Arte de Hablar en Público


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La sinceridad, virtud excelsa, fuente de poder


insondable, dota al discurso de dinamismo y de fuerza
seductora. Que un orador trasmita una verdad sin convicción
ni espíritu solidario con ella y los oyentes dejarán de sentir el
influjo del concepto enunciado o de la verdad propuesta; pero
sí, en cambio, da a conocer una idea demostrando estar
perfectamente identificado con la misma, por los valores que
encierra, esa adhesión y entusiasmo influirán en los oyentes,
quienes la aceptarán en no pocos casos, aunque no la
entienden del todo. La sinceridad tiene un poder humano más
allá de toda medida, porque reúne en sí las fuerzas que
mueven el ímpetu persuasivo.

El orador que defienda o recomiende lo que él no


acepta en su fuero interno o repudia en su conciencia,
difícilmente tendrá la inspiración iluminadora, hablará con
eficacia o le dará a su palabra la vibración persuasiva
necesaria para lograr que su exposición sea aceptada; más
todavía; sus oyentes notarán en él que hay algo en su actitud,
voz, ideas o modo de exponer, que delata falta de
autenticidad, porque generalmente un auditorio intuye, más
que analiza y examina, y se da cuenta cuando un orador
ocupa una posición falsa o convencional.

COMO PROGRESAR EN LA EXPRESION ORAL


ELOCUENTE Hablaremos con más elocuencia a medida
que vayamos sustituyendo los malos hábitos por otros
eficaces y los pensamientos negativos, que durante muchos
años han influido en nuestra personalidad, por los positivos, y
según practiquemos el plan de estudio consignado en este
método.

El Arte de Hablar en Público


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No piense demasiado en los resultados inmediatos. No


trate de explicar o justificar cada error. “No llores por los
fracasos que has sufrido; sonríe ante la expectativa de los que
pueden asaltarte”. Concéntrese solamente en el esfuerzo
disciplinado de mejorar gradualmente, paso a paso, y
alcanzará el progreso deseado.

En los momentos libres, ya sea en la calle, en el


ascensor o en la propia habitación, piénsese en el significado
y derivaciones de lo estudiado. Créense ideas que
complementen y expliquen las lecciones. Póngase en práctica
cuanto mejore y aumente el poder para convencer. Aplíquese
la técnica en las relaciones diarias, adóptese, como norma,
para la vida, lo que enriquecerá la personalidad. Manténgase
una censura propia, con el fin de eliminar cuanto detenga el
adelanto de esta disciplina. Mejórese la expresión oral,
perfecciónese el estilo, utilícense los elementos que
aumentarán la influencia propia y, por encima de todo,
manténgase viva la ambición de lograr elocuencia.

FACTORES QUE FAVORECEN EL ADELANTO DE ESTE


ESTUDIO Usted mismo debe ser el agente principal de su
adelanto. El profesor y el método serán elementos
importantes en la formación de su capacidad oratoria, pero
usted debe animar e inspirar su sentido oratorio. Fíjese bien
en la técnica que se desarrolla en clase, haga anotaciones
sobre lo que debe recordar, no improvise; prepárese bien
antes de hablar, sométase a las indicaciones y
recomendaciones que se le hagan y, gradualmente, hablará
con mayor poder persuasivo.

El Arte de Hablar en Público


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EFICACIA
DINA-
DEFINI- MISMO
CION
CONOCI-
MIENTOS

METODO

VALOR

ZONA DE ESFUERZO
ADIESTRAMIENTO
ZONA DE INERCIA

TEMOR
IMPROVI-
SACION
DESCONO-
CIMIENTO
IMPRECI-
SION AUTOMA-
TISMO INCOMPE-
TENCIA

Por el siguiente grabado podrá comprenderse la


importancia de despojarse de los factores de inercia que
impiden el progreso en este estudio. Abandónese la zona de
la inercia y de la ineptitud, asciéndase a la del esfuerzo en la
cual se encontrarán luces y alientos poderosos para
simplificar el aprendizaje y lograr el progreso anhelado. Toda
mejora representa un ascenso no siempre fácil, pero con la
voluntad firme y resuelta se crean fuerzas para lograr el
triunfo deseado. En el adiestramiento se encuentran todas las

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 28

posibilidades y soluciones. El adiestramiento siempre cuenta


con recursos eficaces para salir airoso en sus empresas.

Estúdiese con interés y anhelo de aprender,


elimínense los defectos que dificultan el adelanto, aliméntese
un entusiasmo sano y permanente, asístase a todas las
clases puntualmente, háblese en cada oportunidad que se
presente, obsérvese, júzguese con criterio bien fundado,
éntrese en el ejercicio mental que permite explorar en el
campo de los problemas sociales, morales, políticos,
económicos, personales, etc., con el fin de descubrir más luz,
y así comprender mejor las posibilidades de solución que
ofrezca. Piénsese, estúdiese, investíguese y escúchese a
buenos oradores, cada vez que se presente la ocasión.

La práctica, como efectuarla “El mejor medio de esclarecer


las propias ideas es comunicarlas a otros”, dice Séneca. La
ejercitación es factor esencial en este estudio. Debe hacerse
con espíritu crítico, dispuesto siempre a corregirse respecto a
la forma de expresarse, del tono de voz, de la exposición
lógica de las ideas, de la actitud ante la oposición; debe
mejorarse en cuanto se refiere a la facilidad de influir en los
oyentes y esforzarse por lograr el máximo de progreso en
ajustarse a la técnica. Analícense las causas y efectos de
ciertas condiciones personales que impiden una comunicación
más franca, influyente y convincente y adóptense las
providencias respectivas.

En la conversación con otras personas, esmérese en


exponer aquello que tenga valor, mérito o importancia. No se
hable por hablar. Esquívense los tópicos gastados o comunes,
y procúrese evitar la repetición de errores, descuidos o
defectos, con el objeto de perfeccionarse en la expresión oral.

Algunos oradores practican ante el espejo para


estudiar el ademán, el gesto y la actitud más convenientes.

El Arte de Hablar en Público


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Otros se ausentan a lugares poco concurridos y hablan en alta


voz, como si estuvieran ante un auditorio. Un método práctico
es encerrarse en una habitación y hablar escuchándose a sí
mismo, para advertir las correcciones que deben hacerse. El
medio más eficaz de todos es hablar en clase, concentrando
todo el interés en hacer exposiciones claras, ordenadas,
comprensibles, atractivas y, sobre todo, de acuerdo al método
recomendado.

La inspiración A un caballero ya anciano, que se había


dedicado mucho al estudio de la astronomía se le peguntó
si no temía el ocaso de su vida, a lo que repuso: “Para quien
está acostumbrado a contemplar las estrellas, la oscuridad de
la noche no tiene terror”.

Procure cada estudiante de este curso guiarse por el


astro de algún ideal, y nada le causará temor en el transcurso
de su preparación y aprendizaje.

“Lo importante en la vida es tener una gran finalidad y


poseer la aptitud y perseverancia para alcanzarla”, Gothe.
“Cuando se aspira a la realización de grandes cosas, las
pequeñas se hacen con facilidad, pero cuando se aspira sólo
a realizar las pequeñas, aún éstas se hacen difíciles.”
Gilbreath.

Fíjese una finalidad determinada, y con fervor y


atención persistentes, dedíquese a ella un esfuerzo decidido,
hasta alcanzar su realización. Para algunos, la finalidad será
el mejoramiento de su personalidad; para otros, prestar algún
servicio público; en no pocos casos, se aspirará a conseguir
un progreso personal mayor; y en otros, el objeto consistirá en
poseer la habilidad de propagar alguna doctrina beneficiosa
para la humanidad. En fin, elíjase la estrella luminosa que
alumbrará la ruta por seguir; pero evítese el fuego fatuo de la
fantasía o de la vanidad, cuyo brillo es fugaz y engañador.

El Arte de Hablar en Público


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“Los que viven son los que luchan; aquellos a quienes


llena el alma y la frente una firme aspiración, aquellos que
suben a la áspera cima de un alto destino; los que marchan
pensativos, aprisionados por un fin sublime, teniendo delante
de los ojos, sin cesar, día y noche, o algún santo trabajo o
algún amor grande.” Víctor Hugo.

Para practicarse en clase

El estudiante hablará, durante tres minutos, sobre un


tema de su propia elección o uno de los siguientes:

1. El punto más interesante de esta lección.


2. El orador que más me ha impresionado.
3. Qué beneficio espero del estudio de este
curso.
4. ¿Qué relación tiene la palabra con la
mente?
5. Importancia de la elocuencia.
6. Oportunidades que ofrece la elocuencia
7. ¿Qué fin tiene la educación?
8. El ser humano necesita desarrollar su
iniciativa.
9. Ventajas de sentirse optimista.
10. En qué consiste la lealtad

Estos temas pueden ser desarrollados según la


interpretación del expositor, de modo que los puede modificar
o presentar en sentido opuesto.

El Arte de Hablar en Público


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Recomendaciones

a) Haga unas cuantas respiraciones profundas mientras se


dirige a la tribuna para practicar.
b) Afloje todo su cuerpo al subir a la tribuna y no piense en
lucirse ni en sobresalir. Sienta que va a practicar como el
músico que ensaya.
c) Hable por el gusto de transmitir unas pocas ideas que le
agradan y que considera interesantes.

El Arte de Hablar en Público


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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

INTRODUCCIÓN

Esta segunda parte del curso de EL ARTE DE


HABLAR EN PÚBLICO tiene suma importancia para el
alumno y cometerá éste un grave error si no la estudia con
interés o perseverancia y entusiasmo. Si lo que decimos es
importante, no lo es menos la voz con que la expresamos. No
regalaremos una gema valiosa en un estuche de papel o de
cartón, sino que la colocaremos en uno de terciopelo, que
realce el mérito de la joya. Si lo que transmitimos tiene
importancia para quien escucha, ¿por qué emplear una voz
pobre, apagada, chillona o disonante, que eclipsa en parte el
efecto de lo que comunicamos? La voz es el estuche en el
que encerramos el contenido de lo que transmitimos, luego,
esmerémonos porque sea digno de la categoría de nuestro
mensaje.

Los ejercicios que se recomiendan al final de cada


capítulo tienen por objeto mejorar la voz del alumno, pero
deben realizarse con intensidad y persistencia. No se
anticipen resultados rápidos y automáticos, es preciso dedicar
tiempo, concentración y propósito de lograr la mejora
anhelada.

Para cada lección se sugieren prácticas determinadas


que se harán durante una semana y aunque ese período no
sea suficiente para asegurar los resultados deseados, sígase
con el plan indicado y a la terminación del curso empiécese el
estudio nuevamente para dedicar a cada lección todo el
tiempo necesario hasta lograr el fin propuesto.

Es de extraordinaria importancia practicarlos todos los


días y realizar las modificaciones respectivas de modo que en

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 33

la conversación diaria notemos los efectos del estudio por una


forma de hablar más eficiente.

Insístase en efectuar la respiración diafragmática, que


es la correcta, y síganse las recomendaciones respectivas
hasta que se forme el hábito de respirar correctamente.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 34

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 2

Formación del hábito de la laxitud

Como base de este estudio es esencial tener siempre


presente que todo esfuerzo por corregir defectos personales o
hábitos inconvenientes requiere mucha voluntad, persistencia,
entusiasmo y espíritu de lucha.

Anímese el estudiante en la anticipación de que logrará


los resultados anhelados, confíe mucho, sea constante en
realizar los ejercicios, rechace toda idea des animadora o
negativa que tienda a desvirtuar su propósito de alcanzar la
mejora deseada y, sobre todo, sea incansable en formar
conciencia de laxitud al grado máximo.

La más de las personas sufre trastornos físicos y


psicológicos, deprimentes y perjudiciales, debido a
contracciones innecesarias en diferentes partes del cuerpo,
que se deben a una tensión nerviosa persistente. Son muchos
los que contraen innecesariamente las mandíbulas y hacen un
esfuerzo exagerado en la garganta; se agitan cuando
transmiten sus ideas, sus manos y brazos se entregan a
movimientos mecánicos agotadores, y experimentan otras
excitaciones nerviosas superfluas pero que trastornan y
desequilibran. Toda disipación de energía nerviosa representa
un desgaste inútil en perjuicio del equilibrio de la personalidad
y aun en detrimento de la misma salud.

Merece consideración reflexiva un párrafo copiado de


una crónica del importante diario New York Times, de Nueva
Ayora, sobre los nervios: “Cuando nos quemamos un dedo el
hecho es “telegrafiado” al cerebro. Las ondas pasan por los
nervios a una velocidad de 5 metros p/segundo. Se ha

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 35

determinado que estas ondas no son eléctricas sino químicas,


e igualmente ha llegado a comprobarse que los cambios
químicos están siempre acompañados de una cierta actividad
eléctrica. De manera que no es incorrecto decir que el sistema
nervioso es una especie de telégrafo. Resulta entonces que si
podemos medir las propiedades eléctricas de un nervio,
podemos hacerlo también con lo que llamamos nerviosidad. El
doctor Jacobson, profesor de fisiología de la Universidad de
Chicago, ha hecho interesantes investigaciones al respecto.
Introdujo finos electrodos en un nervio y los juntó con un
galvanómetro muy sensible, indicador de las reacciones
eléctricas de los nervios. El galvanómetro de Jacobson
demuestra que en el estado de completo reposo no existe
actividad nerviosa”.

Si hemos de hablar con un tono de voz lleno, sonoro,


agradable y atractivo será necesario habituarnos a una
condición de laxitud máxima no sólo de los órganos vocales,
sino de todo el cuerpo también. Tenga presente el estudiante
de este curso que cuanto gane en laxitud representará para él
mayor serenidad, influencia personal más eficaz, menos
tendencia a condiciones emotivas perjudiciales y,
especialmente hablará con un tono de voz vigoroso, vibrante y
sonoro. Todos los ejercicios de este curso tienen un
fundamento básico de laxitud y por tal razón se recomienda
repetidamente. Póngase empeño en lograrla cuanto antes,
habitúese a reaccionar rítmica y serenamente y téngase
cuidado durante el día en eliminar las tensiones innecesarias.

En sus conversaciones diarias hable sin hacer


esfuerzo en la garganta, no gesticule, no mueva
innecesariamente los brazos, no contraiga el tórax ni los
hombros, evite la vehemencia y la excitación indebida, en
síntesis: no se disipe en gestos y esfuerzos estériles que solo
conducen a un estado agotador y aun perjudicial. Jamás un
interlocutor se sintió persuadido por la avalancha de gritos,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 36

ademanes, gestos y otras expresiones excitantes y


desordenadas.

Tenga siempre presente que hablar es una tarea que


requiere soltura muscular, serenidad y tonos agradables por
su sonoridad y poder atractivo.

Ejercicios

a) Todos los días, al levantarse, y antes de acostarse, de


pie, estírese con el máximo de expansión, pero con gusto
y ánimo de soltar el cuerpo. Haga este ejercicio no menos
de diez veces y si lo hace bien sentirá una sensación
agradable y de soltura.
b) Siéntese luego en un sillón, y con los brazos bien sueltos
estire las piernas elevándolas unos diez centímetros
sobre el suelo alargando los pies lo más posible, de modo
que los dedos proyecten hacia delante, y a continuación
deje que las piernas caigan con el máximo de soltura.
Repita diez veces.
c) Sentado, y con el cuerpo erecto, estire el cuello hacia
arriba, luego arrugue y afloje la frente, y acto seguido
abra la boca, con exageración y ciérrela con naturalidad.
Estos tres ejercicios deben repetirse diez veces,
simultáneamente, pero sin precipitación y con gran
sentido de aflojamiento.

Estos ejercicios tienen por finalidad formar conciencia de


soltura y acostumbrarse a mantener el cuerpo constantemente
flojo.

El Arte de Hablar en Público


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COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 3

LA PREPARACIÓN QUE PREDISPONE


PARA HABLAR CON SOLTURA

VIGORIZACIÓN DEL PODER PERSUASIVO El hombre


generalmente se siente inseguro y más si tiene que
exponer sus ideas ante un grupo de personas. Su
desconfianza aumenta, entonces, al punto de que se siente
invadido por temores y sugestiones negativas. La erudición
que se posea no librará de la sensación de incapacidad o de
incompetencia, y el pensamiento de desconfianza prevalecerá
sobre toda emoción alentadora. Pocas son las personas
ilustradas y poseedoras de diversos conocimientos y aptitudes
que espontáneamente se disponen a hablar ante los demás y,
en no pocos casos, aceptan exponer sus ideas ante otros por
la presión de alguna obligación o compromiso ineludible. Es
un hecho que hay personas, especialmente en el campo
político, que con un reducido caudal de conocimientos están
siempre listas para hablar. Inconscientes de su
responsabilidad se lanzan a opinar, recomendar y afirmar lo
que sólo de oídas conocen. Tuve un alumno, limpiabotas, que
quería regresar a su patria, Italia, para señalar a sus
compatriotas el camino hacia la redención nacional. En la
primera reunión de la clase habló con más energía que
sensatez, y lo expuesto por él revelaba que lo que le faltaba
en preparación le sobraba en audacia. Sólo a tres clases
concurrió y en la última empezó hablando en castellano y a
los pocos segundos de haber iniciado su exposición transmitió
el resto de su discurso en italiano, porque así le fue más fácil
desahogarse, revelando sus prejuicios, resentimientos,
ignorancia y anhelos de venganza. Al terminar le dije que sus
puntos de vista eran falsos y débiles y que con tal
argumentación difícilmente podría conseguir la adhesión de

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 38

las personas inteligentes o medianamente instruidas. Su


ausencia definitiva de la clase demostró que se había
convencido de que carecía de la seguridad necesaria para
proseguir en sus propósitos. En realidad quería construir
empezando por el tejado.

La preparación cuidadosa, amplia y completa es la


base de la confianza de quien desea influir en los demás. El
orador bien preparado se siente más consciente de su
capacidad, de sus posibilidades, de su valor y de su serenidad
y siente menos el aguijón de la incertidumbre y del temor.
Cuando se ha hecho acopio de ideas, conocimientos y
adiestramiento se poseen razones poderosas para confiar en
sí mismo y la disposición a expresarse ante los demás es más
espontánea y vigorosa.

Hay una relación muy íntima entre la convicción de


conocer acabadamente el tópico a ser desarrollado y la
disposición a hablar. Dice Lloyd George; “Confiar en la
inspiración de un momento, es fatal, en no pocos casos, y ha
sido la ruina de muchas personas, cuyo porvenir parecía
risueño. El mejor camino para la inspiración es la preparación.
He visto a muchos hombres de valor y capacidad fracasar por
falta de preparación”. Para dominar al hablar en público, es
requisito inevitable tener pleno conocimiento del tema que ha
de ser expuesto.

La preparación previa infunde una sensación más


activa de poder real, y ahuyenta las influencias negativas que
asaltan y cohíben. Dota de mayor autoridad al orador y le
permite influir en su auditorio con mayor facilidad. Define un
autor: “Elocuencia es autoridad”. Esta es más efectiva cuando
está afianzada en la preparación bien documentada,
estudiada y juiciosa.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 39

Usted ahuyentará todo temor, si se deja poseer por el


tema. Entréguese a él, tan de lleno, que absorba toda su
atención y preocupación.

“La diferencia entre el anonimato y la celebridad


depende del grado con que nos dejamos poseer por las
aspiraciones heroicas y sublimes.”

En qué consiste la preparación La preparación vigorosa,


dinámica y consistente se caracteriza por un concurso de
fuerzas, anhelos, convicciones y sentimientos que juntos
mueven la personalidad a traducirlo todo en expresiones
significativas y orientadoras para los demás. En realidad
constituye un afán de prestar un servicio social, de actuar
como explorador que habiendo recorrido antes el camino está
dispuesto y ávido de indicarlo a los demás. Tal interpretación
dista mucho de lo que concibe el que anhela lucirse, escuchar
el aplauso lisonjero y sentirse superior a otros.

Prepararse no es exclusivamente adquirir información


determinada, consultar otros pensamientos y apoyar las
conclusiones propias en una serie de pruebas y
razonamientos. Es más que leer libros, investigar datos y
evidencias y depender de autoridades para realzar la verdad
que se desea presentar, es mucho más que reunir palabras y
expresiones pulidas y llenas de colorido; preparación es todo
esto acompañado de una apreciación e interpretación
personal que conducen a descubrir lo bello, lo auténtico, lo
noble y lo útil de lo que se anhela trasmitir con el objeto de
que otros también lo acepten y apoyen. Prepararse es mover
las fuerzas del espíritu ávido de orientaciones, luces,
lecciones y verdades que contribuyan a una mejor vinculación
con los demás y sirvan de punto de coincidencia, por lo cual
podemos entendernos con otros.

El Arte de Hablar en Público


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Pobre será nuestro discurso si sólo se destaca por la


belleza retórica, la lógica fría y el contenido razonado.
También el discurso debe tener espíritu y éste se lo da el
orador cuando se prepara ansioso de dotarlo de poder
dinámico y de proyecciones eminentemente humanas por sus
derivaciones provechosas y alentadoras.

Lo que tiene de meritorio un discurso es lo que hemos


reunido y aportado por nuestro esfuerzo, estudio,
investigación, convicción y avidez de contribuir con nuestro
pensamiento a beneficiar de alguna manera a quien escuche
nuestra exposición.

Es de suponer que si hemos definido nuestro tema a


medias, la exposición ha sido construida aceleradamente y los
argumentos de que nos hemos valido son débiles o falsos, no
podremos menos de sentirnos dominados por el escepticismo
o por la inseguridad, lo que impedirá la desenvoltura
adecuada y necesaria para influir positivamente en el
auditorio.

Dice un autor: “El orador debe tener el gusto de la


idea”. Debe sentir afecto hacia lo que constituye la verdad
central de lo que habrá de decir; ha de experimentar el calor
de este encariñamiento que fecundiza e inspira la
preparación.

Prepararse es darle al discurso ese colorido propio que


le da la vida y lo matiza con relieve destacado y sugestivo. Tal
preparación marca el discurso con el sello personal e
inconfundible, que le da distinción y categoría.

La improvisación es enemiga de la preparación. La


mente se revela a la autoritaria imposición de que produzca
ideas de mérito al impulso caprichoso de un acto de voluntad
inmediato. Para que las ideas se expresen con eficacia, es

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 41

preciso, antes, seleccionarlas y estudiarlas. Así como un


depositante de un banco, no puede retirar fondos si antes no
los ha depositado, igualmente un orador no puede concebir
ideas si previamente no ha hecho acopio de conocimientos.

Se dice que don Jacinto Benavente fue invitado, un


día, por una comisión de damas para que hablara sobre
cualquier tema en una función de beneficencia. Al contestar él
que no estaba preparado, le dijeron que cualquier cosa que él
expusiera sería aplaudida, a lo que él repuso: “No, no, no hay
cosa que más me desagrade que hablar a tontas y a locas”.

El factor meditación El medio más seguro para descubrir


los diferentes aspectos de un tópico o tema, es la meditación.
Esta debe ser frecuente, concentrada y continua. Formando
ya el hábito de la meditación, se constituye en un instrumento
orientador por demás valioso.

Los grandes oradores y pensadores han sido personas


muy dadas a la meditación. Cristo se retiraba al monte, y,
alejado de la gente, meditaba y se entregaba a la
consideración de lo que quería comunicar a la muchedumbre.

“Un cuarto de hora de reflexión ensancha y


perfecciona el espíritu más que un atracón de lecturas”.
Montaigne recomienda la meditación sobre lo que se lee, y
dice: “Yo prefiero forjar mi alma y no amueblarla”.

“No temas estar solo. Nada consigues de la gente, de


las multitudes con las que apenas tienes roces. Hasta que no
te entiendas a ti mismo, no puedes ser importante ante otros.
Uno debe vivir la vida introspectiva, para poder desarrollar su
propia personalidad.”

El Arte de Hablar en Público


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“Te desarrollarás, al máximo, en la soledad. Feliz


aquel que exige de la vida el ocio necesario para captar la
belleza y emoción de la vida profunda.” Grace Moore.

“El talento se desarrolla en la soledad; el carácter en la


corriente del mundo.” Goethe.

“Cuando la idea es atendida y cuidada, puesta bajo los


auspicios de la reflexión, ella recorre el trecho que va del
germen al fruto, y de la quimera a la gloria.” José Enrique
Rodó.

“Amo la soledad, yo prefiero ir solo por dos motivos: el


primero, porque es de mi gusto; y el segundo, porque la
sabiduría no se contagia y la tontería sí.” Baroja.

“Busca dentro de ti la solución de todos los problemas,


hasta de aquellos que creas exteriores y materiales.”

“Dentro de ti está siempre el secreto: dentro de ti están


todos los secretos.”

“Pregunta al arquitecto escondido: él te dará sus


fórmulas.”

“Y acertarás constantemente, pues dentro de ti llevas


la luz misteriosa de todos los secretos.” Amado Nervo.

Aunque el estudiante de este curso no tenga intención


de dedicarse de lleno a la oratoria, le será muy útil cultivar el
hábito de la meditación, pues así se ensanchará el horizonte
de sus ideas y adquirirá mayor poder para penetrar en el
significado de las cosas y de los acontecimientos.

Inspiración y orientación del orador “Estudiar, investigar,


hacer, tener en el puño las leyes de la naturaleza y

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 43

dominarlas, haciendo más fácil la vida común, iluminando la


existencia con la divina sonrisa del arte: he allí nuestra doble
misión, sólo gracias a la cual podremos considerar bien
empleada la vida y bien coronada después por el último
sueño.” Leonardo de Vinci.

Toda persona que quiera influir en otra por medio de la


palabra, debe necesariamente cultivar la curiosidad mental y
el espíritu explorador internándose en el misterio o significado
de las ideas. Debe poseer el gusto de entregarse a tales
investigaciones. Todo mensaje verdaderamente elocuente
reluce por la inspiración de quien lo concibió.

La iluminación que produce la inspiración real y


práctica proviene de una gran pasión, de un gran efecto, de
una gran dedicación. En el fondo, toda inspiración es heroica,
dramática y se manifiesta por una gran fuerza que no es
posible detener y que necesita exteriorizarse. Un orador que
se inspire en ideales de mejoramiento social, político,
económico, religioso, etc., concibe ideas más bellas, más
convenientes, más prácticas, más perfectas.

La inspiración proviene de un esfuerzo creador, de un


anhelo de conocer más y mejor, de solucionar algo, de
mejorar y de superarlo. Ese esfuerzo debe ser constante y,
como el taladro, debe ir perforando y profundizando hasta
llegar a esa capa en donde se encuentra el resultado
deseado.

Es quimera esperar que la inspiración llegue en el


momento preciso en que uno la desea. No es hija del deseo
caprichoso, sino de los grandes anhelos o aspiraciones.
Aparece cuando la mente se ha concentrado en forma
persistente en un ideal de mérito. Es el fruto de paciente y
constante cultivo.

El Arte de Hablar en Público


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La inspiración más conveniente no es la que nos lleva


flotando por las nubes, fuera de la realidad, sino la que no nos
arrebata de la tierra. Concebir lo imposible o ficticio no
produce beneficio alguno y tiende a formar el hábito soñador.

Como inspirarse La inspiración visita los espíritus


sensibilizados y predispuestos para las cosas grandes y es
perceptible solamente a aquellos que se han especializado en
pensar sobre el significado, derivaciones y posibilidades de lo
que enriquece la vida. La inspiración es la luz interior, es
claridad que resplandece aun cuando todo en derredor está
envuelto en tinieblas, y la experimentan los espíritus
cultivados, los que tiene ansias por lo superior y dinámico.

Para que usted pueda concebir las ideas luminosas


que aclaren su pensamiento y, por lo tanto, le doten de
habilidad para transmitir sus ideas en forma más feliz, dese de
lleno a contemplar y a investigar lo que es objeto de su afán o
preocupación y con ánimo entusiasta y esperanzado
investigue las posibilidades y significados que encierra.
Estudie desde todos los ángulos posibles, encare con valor su
propia interpretación de las cosas, trate de mejorarlas y de
hallar medios más prácticos que conduzcan al fin propuesto.
No se desanime porque no halle la solución deseada
inmediatamente.

Guarde contacto con las grandes mentes y espíritus


sublimes y sensibilizados. Compenétrese de las grandes
finalidades de la vida. Guíese por ideales. Responda a las
manifestaciones de la naturaleza. Deseche lo bajo y ruin.
Vaya siempre en pos de lo digno y de lo elevado.

Si su inspiración ha de ser eficaz y permanente usted


debe inmunizarse contra las tendencias vulgares, rutinarias y
comunes de los más, que por vivir solamente según los
sentidos, sufren toda suerte de alteraciones y al menor

El Arte de Hablar en Público


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trastorno se desesperan y se hacen víctimas de pesimismos


exagerados. Leopoldo Kahn, en una ocasión, siendo huésped
de la Béchellerie, oía comentar la serie de suicidios de varios
grandes financistas que no habían resistido el desastre de sus
empresas.

Nunca me sorprendo –dijo- cuando se enteró del


suicidio de uno de esos personajes. Son gente que tienen
demasiada imaginación para el éxito y muy poca para la
desgracia.

Los que han triunfado en la vida, por haber hecho algo


grande y noble, se han colocado generalmente por encima de
los vaivenes de la suerte.

La orientación conveniente Todo discurso debe tener


un rumbo determinado y por eso conviene elegir el que
mejor guiará a la conclusión deseada. Sobre todo, conozca
usted, concretamente, los anhelos humanos, interiorícese
acerca de los problemas de la vida, investigue sobre la
psicología humana, descubra qué resortes mueven la
voluntad, adiéstrese en la importante habilidad de ganarse la
simpatía de sus semejantes, no se detenga tanto en la
contemplación de las flaquezas humanas como en estudiar
los medios para eliminar o disminuir los daños que causan.

Cultive la pericia de ser oportuno en sus


manifestaciones, recomendaciones y demostraciones. Calme
la tempestad y no la aumente, disipe temores y no los
incremente, ensanche el horizonte de la esperanza y no lo
estreche, incite a la realización de lo recomendable y justo y
no aconseje lo arbitrario, eleve y no rebaje, en fin, sea usted
artífice inteligente y sabio que se complace en mejorar, en
superar y en realzar lo que habrá de beneficiar a sus
semejantes.

El Arte de Hablar en Público


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“Los triunfadores, los que llevan en su dinamismo la


voluntad que avasalla y la chispa que ilumina y crea, usan de
la razón como guía, de la inteligencia como consejera y del
corazón como energía”. A. M. Mañé.

La preparación y el acercamiento hacia el auditorio La


preparación debe estar animada por un sincero deseo de
obtener una comunicación directa con el auditorio. Esta será
auspiciosa si se han tenido en cuenta las expectativas y
anhelos de los oyentes.

El orador contrae una deuda con éstos. Acuden a oírla


porque esperan llevarse una idea, consejo, enseñanza o
información de valor. Si una vez terminado el discurso, se
ausenta con la única impresión de lo que lo dicho fue
interesante, y no pueden recordar alguna idea instructiva,
animadora, elevadora, etc., se sentirán defraudados. Sólo
puede haber acercamiento hacia el auditorio, si en la
preparación del discurso se ha dado preferente atención a lo
que significa alguna solución para los concurrentes.

No es la abundancia de palabras ni la extensión del


discurso lo que les interesa. No son los conceptos bellos ni las
frases retóricas, ni las ideas interesantes, claras, concisas,
bien expresadas y explicadas. Es preferible concretarse a la
discusión de dos o tres puntos solamente, pero bien
expuestos, que extenderse a diez, en forma incompleta o
deficiente. Así como en el mundo material la calidad tiene
poder atractivo y se hace deseable, de la misma manera, la
oratoria también debe rodearse de una calidad que atraiga y
conquiste.

Un medio eficaz y simple para la preparación de un


tema es hacerse preguntas. Supongamos que se tiene que
hablar sobre el tema “La guerra jamás ha beneficiado a los
pueblos”; hágase las siguientes preguntas: ¿Qué es la

El Arte de Hablar en Público


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guerra? ¿Cuánto cuesta una guerra? ¿Qué se gana con matar


hombres? ¿Qué trastornos causa en todos los órdenes de la
vida social, doméstica, nacional, etc.? ¿Se beneficia la nación
vencedora? ¿Hay algún caso en la historia humana en que la
guerra haya resuelto, definitivamente, los problemas que la
causaron? ¿Qué experiencias han dejado las luchas entre los
hombres? Esta serie de preguntas hará brotar en la mente
pensamientos luminosos que irradiarán abundante luz sobre
las verdades que han de ser expuestas.

Ordénense los pensamientos en forma progresiva y


sucesiva y cuídese de que las ideas brillen por su precisión y
claridad. Con la confusión jamás se influye ni convence.

Una vez reunidos los elementos del discurso


compárense con los pensamientos e ideas de otras personas
y autores acreditados, consúltense libros y otros testimonios, y
una vez bien fundamentado lo que ha de decirse, se podrá
hablar con mayor convicción y seguridad. No se sacrifique la
originalidad; cuanto más original se sea, siempre que lo que
ha de comunicarse esté bien fundamentado, mayor será el
poder de convicción con que se hablará; quien piensa de
prestado siente enfriamiento de su fervor y calor y revela que
no dice lo que es de cosecha propia.

Recuérdese siempre el consejo de Quintiliano: “Quien


hable, permanezca dentro de los límites de las propias
fuerzas”. No debe hacerse alarde de conocimientos que no
son propios, ni de un acopio exagerado de pensamientos
ajenos.

Lo que hay que evitar Un defecto generalizado entre los


oradores es el de extenderse demasiado en sus discursos.
En estos tiempos de impaciencia y velocidad, como también
sintetización, no es favorable prolongar demasiado la
discusión de un tema. En general, un discurso no debería

El Arte de Hablar en Público


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durar más de cuarenta minutos, y si se puede reducir a treinta,


mucho mejor. Elimínese lo innecesario, lo de escasa
importancia o que tenga una relación indirecta con la idea que
se expone. Ahórrense las palabras y séase generoso con las
ideas sustanciales. Aunque la belleza del discurso siempre es
deseable, no debe abundar a costa de la eliminación de
verdades y pensamientos útiles y orientadores. Un auditorio
no acude a escuchar una conferencia o discurso para
recrearse con belleza y arte solamente; va a nutrirse con el
pan de verdades que sostienen el corazón y vigorizan la
mente.
Hágase el orador esta pregunta: ¿Qué se llevará el
auditorio de lo que yo diga? Si el que habla no realza en su
expresión pensamientos e ideas de valor, menos los
descubrirá el auditorio.

Un orador que cansa y fatiga por la extensión de su


discurso, antagoniza y aleja a sus oyentes, de lo que resultará
que éstos rechazarán cuanto les diga y proponga, y lo tildarán
de inepto e ineficiente.

Importancia de las ilustraciones Conviene tener presente


que un auditorio, colectivamente, posee una mentalidad,
por lo general, de poca percepción y retención. Como dice
Angel Majorana: “El auditorio es siempre gentío, en la
acepción exacta de la psicología colectiva”. Por esto es
necesario realzar y apoyar lo que se diga con ilustraciones
que den relieve a la significación que encierra.

Si quiero hablar sobre la necesidad de proteger a la


niñez y me extiendo en consideraciones abstractas
refiriéndome a la necesidad de practicar la generosidad y el
altruismo me dirijo a la razón y ésta no siempre está dispuesta
a recibir visitas; generalmente permanece encerrada dentro
de sí misma y, en muchos casos, lo que es peor, adormecida
y postrada. Al exponer este tema impresionará mejor si influye

El Arte de Hablar en Público


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en la emoción, porque ésta está siempre dispuesta a recibir


incentivos y llamados. Mi influencia será positiva y eficaz si
digo: “Esta mañana al pasar por cierta calle vi a un niño de
unos siete años, harapiento, sucio, tiritando de frío, con
semblante caído y como dolorido, con la mirada extraviada y
demostrando en toda su persona que era víctima del
desamparo más cruel, y al reflexionar sobre la condición de
esa tierna criaturita, abandonada a su aciago sino, pensé que
en nuestra ciudad se mantenía una escuela de futuros
delincuentes, de peligrosos enemigos de la sociedad y de
seguros violadores de toda ley, escuela que no puede ser
cerrada por la autoridad ni por hombre alguno y a la existencia
de la cual todos contribuimos con nuestra desidia, indiferencia
o ignorancia. Esa escuela es la calle; mientras no recojamos o
esos indigentes y les proporcionemos la protección a que
tienen derecho, mientras permanezcamos fríos e insensibles
ante esos cuadros que presagian trastornos sociales para el
futuro, esa escuela seguirá haciendo expertos en el crimen y
aumentando el número de los ciudadanos indeseables.
Eliminémosla de una vez por todas, y llevados de un
sentimiento solidario de humanidad hacia esos infantes,
dignos de amor y atención, volquemos en ellos nuestro
amparo para que con el tiempo, preparados para una
convivencia fecunda, constituyan un testimonio elocuente de
lo que una sociedad imbuida de sentimientos generosos
puede hacer por sus semejantes.”

Supongamos que deseo realzar lo dócil que es


entenderse con las personas o mantener con ellas relaciones
armoniosas y me extiendo en pormenores sobre los distintos
grupos afectados por situaciones que impiden la comprensión
o la tolerancia mutua; no dejaré en la mente un cuadro tan
claro, simple y comprensible del problema como si digo: “Si
todas las personas locas, medio locas, neurasténicas,
nerviosas, que sufren del hígado, que están aquejadas de
algún dolor, que se encuentran bajo trastorno serio, tuviesen

El Arte de Hablar en Público


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que quedarse en sus casas, cuántas encontraríamos en las


calles de esta ciudad?” Esa enumeración tan completa y
explícita ayudaría a comprender la magnitud del problema por
el gran número de personas que no están en condiciones de
entenderse con los demás.

Hablemos a la imaginación, pintemos, describamos,


mostremos los ojos, citemos lo que sea evidente y casi
palpable, y el oyente reaccionará más favorablemente porque
lo encontrará más aceptable y fácil de entender.

Un orador hablaba, una vez acerca de la fe y dijo: “La


fe no es volumen, es una fuerza oculta que no discierne el ojo,
y algunas veces parece insignificante, pero cuando opera
realiza maravillas”. En ese momento hizo una pausa,
encendió un fósforo y prosiguió: “Con esta llamita tan reducida
puedo causar el incendio más pavoroso si la aplico a algo
combustible. De la misma manera con la fe: si la aplico a
alguna aspiración, propósito, ideal o energía dinámica podré
realizar maravillas y alcanzar culminaciones asombrosas.
¡Qué pequeña es la fe en su expresión inicial, qué majestuosa
y poderosa en su fuerza potencial!”.

Reserva de conocimientos Procure enriquecerse con


una buena reserva de conocimientos,
interpretaciones, juicios o información sobre las ideas que le
interesan o que sean de su agrado y simpatía.

Esta reserva no se acumula reuniendo opiniones


propias y ajenas precipitadamente; más bien se consigue
habituándose al análisis y consideración de ideas sobre temas
prácticos y que merecen ser estudiados.

Conviene a todo orador adquirir la facilidad de ordenar


el plan de análisis de una idea o tópico, y cuanto más se

El Arte de Hablar en Público


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ejercite en esta práctica, más fácil le será la elección acertada


de interpretaciones y pensamientos.

Como método eficaz para reunir conocimientos


básicos, se recomienda la lectura de libros exponentes de
ideas constructivas. Dice Luis Vives: “No dejes de pasar un
día sin leer, sin escribir, o sin oír alguna cosa digna de
recordarse”. Reténgase en la memoria los pensamientos
sobresalientes. Fórmese un libro de recortes, con datos,
pensamientos informaciones especiales e ideas originales,
que se encuentran en libros, diarios, revistas y con el tiempo
se contará con un medio de referencia de gran valor.

Actívese la investigación mental y la creación de


conceptos y razonamientos elevados y se logrará una función
cerebral autoactiva, lo cual facilitará el estudio y preparación
de cualquier tema que se desee exponer.

Lucimiento propio en detrimento del brillo de las ideas


Es muy común entre los oradores, incurrir en el error de
esforzarse por impresionar a su auditorio con la magnificencia
de su sabiduría. Desean que su talento oratorio sobresalga y
descuelle con brillo exclusivo. De aquí que esmalten sus
discursos con multitud de figuras retóricas, copiosas citas, y
difusión imperdonable, y que hagan mil rodeos, antes de
entrar de lleno en la discusión de su tema y, que no pocas
veces se pierdan o intercalen asuntos ajenos al tema
respectivo.

La finalidad de un auditorio, al concurrir a escuchar a


un orador, no es admirarlo o contemplarlo. Acude
simplemente estimulado por una inquietud, anhelo curiosidad
de escuchar ideas que satisfagan las necesidades de su
corazón, mente o espíritu.

El Arte de Hablar en Público


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Las ideas y pensamientos que se exponen deben


reflejar el interés vivo y sincero del orador por prestar un
servicio auténtico, para que descuellen con brillo y lucidez
propia. Si el auditorio reconoce la verdad y el valor de tales
ideas no será parco en elogios hacia quien tuvo la aptitud y
buen juicio de exponerlas con lucidez.

La vanidad difícilmente puede inspirar a un orador, por


constituir una influencia egoísta que no presenta otro
panorama que la ambición personal. La vanidad, de por sí es
árida. Además, la inspiración se fuga cuando el egoísmo
predomina. Un vendedor que cifrara todo su interés en
impresionar a su cliente acerca de su mérito como experto,
colocando la mercadería en segundo término, invariablemente
sacrificaría la venta y conseguiría el desprecio del comprador.

A continuación se reproduce, de la sección Momento


Político, del diario “El Mundo”, del 11 de junio de 1936, de
Buenos Aires lo siguiente: “A nuestros hombres públicos les
ha dominado siempre la vanidad, y el Parlamento ha sido para
ellos la válvula personal que necesita su erudición. De ahí que
suelen pronunciar discursos de gran valor bibliográfico, pero
de una nulidad práctica absoluta; porque los que recogen en
los libros las ideas ajenas, y, a fin de lucirlas, las aplican a
nuestros problemas ambientes, se olvidan lamentablemente
de estudiar a éstos en su propio terreno, donde no hacen falta
tantos libros como simple sentido de observación”.

Dice Paignon: “Dejad a un lado vuestro amor propio,


vuestras pretensiones de talento. El hombre se halla
desgraciadamente imbuido de una preocupación hija de su
orgullo, y es que debe llegar al primer golpe a la perfección;
cosa imposible, al contrario, no logra hacer bien sino lo que ha
hecho mal largo tiempo, ni alcanzó jamás el fin y el progreso
en las cosas humanas, sino después de haberlas comenzado
penosamente. ¿Creéis acaso que la elocuencia sea una cosa

El Arte de Hablar en Público


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tan sencilla que baste haber llegado a la edad de la razón


para conocerla o que por una gracia especial se revela de
repente a los que se consagran a ella? No, nada de esto, y si
nos fuese dado penetrar, permítasenos la expresión, en esos
volcanes en que los grandes oradores elaboran sus lavas y
sus llamas que estremecen, veríamos que el genio no es un
favorito gratuito de la naturaleza, sino un mérito, una virtud, el
hijo glorioso del trabajo y de las largas vigilias. Esta es la
suerte de todo lo que es bello: ser difícil y raro. Hablad, pues,
bien o mal, pero hablad”.

PARA PRACTICARSE EN CLASE

El estudiante hablará durante tres minutos, sobre un


tema elegido por él mismo, o uno que más le agrade de los
siguientes, en forma positiva o negativa.

1. Lo que más estimo.


2. El ciudadano más detestable.
3. La dificultad más grande que he tenido.
4. El dinero todo lo puede.
5. La salud es lo más deseable.
6. El progreso de la humanidad es real.
7. ¿Puede cualquiera ser elocuente?
8. La vida de la esperanza.
9. Ver mejor es preferible a ver más.
10. La realidad como campo de experimen-
tación.

Recomendaciones

a) Deje que los brazos cuelguen a los lados del


cuerpo. No esconda las manos en los bolsillos, ni
se las lleve a la nariz o a la cara. Afloje y siéntase
suelto físicamente.

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b) Dirija la mirada a su auditorio. Piense en que los


oyentes simpatizan con usted. Ellos no saben si
dice todo lo que ha preparado o si se olvida algo.
No abunde en explicaciones superfluas.
c) Cuando sienta una pequeña dificultad haga una
buena respiración profunda y ármese de valor para
vencer. Piense que usted puede.

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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCION 4

MÁS PODER PULMONAR

Muchas personas pierden su voz cuando entrevistan a


una persona o tienen que exponer sus ideas ante varios
oyentes. Parece que la tensión causada por ciertas
emociones de sobresalto precipita bióxido de carbón en la
sangre, y se importa mucho alcanzar el éxito o tiene mucha
importancia quedar bien, entonces la excitación o la ansiedad
recarga la sangre de tóxico. Hay personas que sudan cuando
hablan ante varios oyentes y al terminar su exposición se
sienten sumamente cansadas. En esos instantes de apremio
los pulmones exigen más oxígeno y se sienten agudamente
los efectos de la sofocación.

Para contrarrestar ese malestar, primero ejerza todo su


poder para calmarse mentalmente, y simultáneamente haga
unas aspiraciones profundas y deje que todo su cuerpo se
ponga laxo. Durante la exposición haga breves pausas que
aprovechará para hacer aspiraciones profundas. Eso le
permitirá equilibrarse y recuperar la serenidad necesaria. Su
condición tranquila le permitirá al oyente escucharle con
mayor atención, como asimismo usted podrá usar un tono de
voz más sonoro y trasmitir sus ideas eficientemente.

Adquiera el hábito de hacer respiraciones profundas


cuando se sienta indebidamente emocionado o asaltado por
condiciones anímicas perturbadoras y al mismo tiempo afloje
hombros y tórax y no pasará mucho tiempo sin que se sienta
mejor dispuesto para encarar a varios oyentes o enfrentar una
situación compleja. Recuerde siempre que con harta
frecuencia la pérdida de dominio propio se debe a un temor,

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recelo de alabanza o perturbación que desequilibra y deja a


quien sufre de tales interferencias.

Ejercicios

a) Coloque una vela encendida a una distancia de


cincuenta centímetros; desde ésta, trate de apagarla, pero sin
apresuramiento o excesivo esfuerzo. Es esencial que antes de
hacer ese intento, llene lo más posible de aire sus pulmones.
El objeto no es apagarla con rapidez, sino conseguirlo por la
cantidad de aire acumulado.

b) Logrado ese fin, apártela a sesenta centímetros y


repita el intento, y a medida que vaya consiguiendo su
propósito, aléjela cada diez centímetros, y cuando le sea difícil
extinguir la llama, suspenda el esfuerzo, pero sobre todo,
evite el cansancio o la irritación de la garganta. Este ejercicio
no debe ser hecho con el espíritu que preside en los
concursos de velocidad. Lo importante es vigorizar la garganta
y acostumbrarse a tomar mucho aire.

c) Al día siguiente coloque la vela en la última distancia


desde la cual le fuera imposible apagarla e insista diez veces
en realizarlo. Si fracasa descanse un largo rato y repita
después su empeño. Todos los días practique ese intento
aumentando la distancia en diez centímetros hasta que
consiga apagarla a ciento treinta centímetros.

Obtenido esto, usted habrá aumentado el poder de sus


pulmones para aspirar gran cantidad de aire y los músculos
del cuello habrán ganado en resistencia. Evite excederse en
ese ejercicio si la resistencia propia pulmonar es escasa. Es
preferible practicar por más tiempo y esperar el fin deseado
tras un adiestramiento prudente, persistente y metodizado.

El Arte de Hablar en Público


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La práctica de esos ejercicios le obligará a llenar sus


pulmones de más aire y al absorber más oxígeno todo su
cuerpo se beneficiará.

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COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 5

MÉTODO PARA CONSTRUIR Y ORDENAR UN DISCURSO

ORIENTACIÓN DE LA FUNCIÓN PENSANTE La


verdadera función pensante que discierne, origina,
elige, interpreta, crea y construye, es un proceso que requiere
habilidad y práctica, basadas en el conocimiento y en el
adiestramiento y cuyo límite depende de la imaginación. El
orador debe formar un hábito muy importante: el de definir los
contornos de la idea o proposición que desea exponer. No
debe agregar, extender o excederse en lo que respecta al
contenido de su discurso; lo esencial es que el mismo sea
claro, preciso, proporcionado, y sobre todo comprensible.

Debe tenerse siempre presente que la mente jamás


está ordenada, que para todo esfuerzo reflexivo es necesario
elegir, preferir y clasificar y este proceso debe repetirse
incansablemente, pero si se ha formado un método por el cual
queda eliminada la improvisación, la confusión y la tendencia
a dejarse asaltar por las emociones negativas, será fácil
ordenar los pensamientos y formar un conjunto de los
mismos, que representen un significado o expresión
provechosa e interesante.

También las ideas crecen cuando son cultivadas


debidamente. Un pensamiento inicial puede constituirse en el
germen de una concepción valiosa, pero es preciso darle el
desarrollo adecuado y esto supone que tenga la proyección
debida. Generalmente cuando tenemos una idea nos llega en
forma imprecisa, confusa, acompañada de no pocas
emociones o impresiones que parten de nuestra forma de ser,

El Arte de Hablar en Público


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de nuestro temperamento, de nuestra manera de encarar la


vida y si en nosotros hay desorden anímico o mental se nos
presenta una avalancha tal de pensamientos y sugestiones de
toda suerte que nos quedamos perplejos y envueltos en una
nube de perturbación e indecisión. Sólo adiestrándose nos
evitaremos el período difícil y trastornador de sentir el apremio
del titubeo dominante que impide determinar qué ideas y
argumentos deberán participar en la exposición respectiva.

Lo peor que puede hacer el orador es esperar la


inspiración o momento favorable por el cual se vea librado de
la imprescindible necesidad de tener que formar la estructura
de la idea que desea exponer. No existe un método
automático o fácil, porque es una función tan individual como
la del corazón o la de los pulmones. Cada uno tiene un ángulo
de visión y sus experiencias, pero todos tenemos la misma
tarea: la de elegir acertadamente lo que consideramos como
verdadero y preferible.

El siguiente método será eficaz para orientar el


pensamiento del orador en la preparación de su discurso.

1. Defínase con precisión la idea que se desea


desarrollar.
2. Reúnanse los datos, hechos, evidencias y argumentos
relacionados con el planteo que entraña esa idea.
3. Estúdiese y considérese el valor y significado de ese
material y su consistencia como demostración de lo
que se desea probar.
4. Elíjase de todo lo acumulado lo que es más apropiado
para probar y destacar lo que ha de ser presentado y
deséchese lo que debilita o en nada beneficia la
exposición.
5. Si lo preferido tiene algunos aspectos poco atractivos o
no muy interesantes, encuéntrese pruebas, razones o
ejemplos que refuercen la verdad o mérito de lo

El Arte de Hablar en Público


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elegido y que desvirtúen lo que de desfavorable


pudiese presentar.
6. Realce las ideas, razones o evidencias que
convencerán sobre lo ventajoso de lo propuesto y que
servirán para asegurar la aceptación deseada.
7. Detállense las conclusiones clara y sintéticamente, de
modo que concreten el pensamiento central de toda la
exposición.

Pensar es investigar, analizar, comprobar, razonar y


llegar a conclusiones lógicas; sin la reflexión no hay
pensamiento constructivo y eficaz.

“El pensamiento es un discurso que el alma sostiene


consigo misma, y la palabra un discurso que el alma sostiene
con otros.” Platón.

Habitúese el alumno a no extenderse con exceso en


sus apreciaciones, no se pierda en un mar de perspectivas sin
decidirse por ninguna, y evite la imprecisión que es fruto de la
inercia mental. Especialmente no espere encontrar un tema
fácil o tan simple que le salve la necesidad de tener que
pensar. Dice Ortega y Gasset: “Es el destino del hombre
actual tener que pensar, quiera o no, científicamente; es decir,
conforme a estricto razonamiento, en todo asunto que caiga
en la órbita de la ciencia. La razón científica, se extiende en
su zona y límites, es inexorablemente un imperativo que forma
parte de la autenticidad del hombre actual”.

Bueno será recordar las palabras de J. M. Barrie: “En


cuanto digas lo que piensas y no lo que otra persona ha
pensado por ti, estarás en el camino de ser una persona
extraordinaria”. Los verdaderamente libres son los no
hipotecados por la imposición del pensamiento ajeno. Ha
dicho Bacon: “Hay tres maneras de salir de las tinieblas de la

El Arte de Hablar en Público


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ignorancia: avanzar a tientas, dejarse conducir por otro y


encender una luz”.

Estructura del discurso Así como hay una arquitectura


con principios y normas fijos, para la erección de edificios,
también debe haberla para la agrupación de ideas que han de
ser expuestas verbalmente. Al presentar un orador una verdad
o pensamiento sobre algo, construye una realidad, cuyos
relieves y contornos deben ser discernibles para el oyente.
Para que esa construcción que realiza la mente sea atractiva,
útil y aceptable, es preciso que se desarrolle lógica y
ordenadamente.

A toda construcción arquitectónica precede el estudio,


y de acuerdo con la finalidad que habrá de servir la obra, se
hacen los proyectos y se trazan los planos, teniéndose en
cuenta el lugar de cada habitación, sección o local de acuerdo
con las proporciones debidamente calculadas. Este
procedimiento es aplicable a la preparación del discurso; la
misma tiene que comprender la selección del tema, la
finalidad de la exposición, la división en partes proporcionadas
y el detalle de los resultados que han de lograrse.

Entregarse a la preparación de un tema sin la previa


definición de esa estructura, es exponerse a perderse en un
mar de divagaciones estériles y agotadoras que desaniman y
entorpecen la labor específica y constructiva del cerebro.

Aunque se posea mucha erudición si no se ha


metodizado el esfuerzo intelectual de modo que desenvuelva
su labor siguiendo un plan definido, será tarea difícil y
antipática preparar un tema para ser expuesto ante los
demás.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 62

0Hablar es construir Cuando un orador expone sus ideas


ante un auditorio construye una interpretación determinada, es
decir, edifica una filosofía o hace un trazado, cuyas
perspectivas y ventajas serán aceptadas o no según la
impresión que causen. Un edificio podrá estar hecho con
elementos de construcción valiosos, y haberse empleado en
el mismo mucho esfuerzo, dedicación y dinero, pero si no
sirve para el propósito anticipado o es rechazado porque no
agrada, todo ello representará un fracaso.

Recuérdese siempre que al hablar, exponemos para


los demás, son ellos los que tienen que aceptar o negar lo que
recomendamos. La humanidad siempre ha necesitado y
necesitará constructores elocuentes que presenten ante las
multitudes y grupos determinados verdades específicas de las
múltiples manifestaciones de la vida, pero ellos deben ser
excelentes constructores del pensamiento, de modo que lo
que propongan tenga méritos y atracciones evidentes,
interesantes y comprensibles para quienes va dirigido.

Los oradores eficaces son maestros que saben


interpretar para su público lo que éste no puede comprender
por sí mismo. Así como los edificios constituyen refugios para
la sociedad humana, de la misma manera el orador ofrece
para los oyentes moradas para la mente y el espíritu que el
hombre habita en determinados momentos y situaciones de la
vida, pero las mismas deben ser invitadoras y ofrecer en
verdad la atracción o beneficio anhelado. No pretenda el
orador empujar a sus oyentes a que acepten lo que él ha
construido deficientemente.

Coherencia del discurso El discurso debe comprender


un conjunto de ideas relacionadas entre sí, de modo que
partiendo de un pensamiento central, que sirve de base y
orientación, se desdoble con unidad, continuidad, progresión y
conclusión. Por unidad se entiende que cuanto se proponga o

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 63

diga tenga relación directa con la verdad central del tema que
se desarrolla; por continuidad, que el discurso se desenvuelva
con la evolución que le corresponde, sin disgresiones o
interpolaciones innecesarias, sin rodeos o dilaciones
injustificadas y estériles; por progresión, que vaya
acercándose al desenlace lógico, y por conclusión que
culmine en un resumen que sintetice todo lo expuesto. Toda la
exposición debe ser compacta y tener todas sus partes
estrecha afinidad entre sí. Dice Azorín: “No puede haber
esfuerzo fecundo en la discontinuidad y en la incoherencia”.

Así como la línea recta es la distancia más corta entre


dos puntos, de la misma manera la exposición más
comprensible y fácil de aceptar es la que obliga a escuchar
con interés por el valor de las ideas expuestas, y a seguir
cuanto es recomendado, por representar una estructura con
fisonomía bien delineada.

Piense detenidamente el orador en el problema de


escuchar; el oyente también tiene sus dificultades en apreciar
y comprender lo que se le propone. Es al orador a quien le
incumbe ayudar a su auditorio a que interprete acertadamente
lo que le propone, y si la ordenación de su discurso ha sido
cuidadosa, predispondrá al oyente a solidarizarse con lo que
escucha. Todos apreciamos el interés que otros muestran en
prestarnos algún servicio; de igual manera, cuando se nos
habla con precisión, nuestra tarea de escuchar se simplifica y
traducimos nuestro agradecimiento en mayor esmero por
valorar lo expuesto.

División del discurso El discurso, en los tiempos actuales


y con pocas excepciones, debe caracterizarse por la brevedad
y sintetización. La nerviosidad, tan común actualmente, la
impaciencia tan generalizada y el poco tiempo de que dispone
la mayoría de las personas, justifica que un tema sea

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 64

desarrollado sin rodeos y con el máximo de aprovechamiento


de los elementos de prueba más directos y evidentes.
Recuérdese también que un auditorio colectivamente, capta
muy pocas ideas de las muchas que escucha, y, por lo tanto,
conviene evitar la difusión y la extensión.

Son muchos los que creen que deben agregar al


discurso multitud de citas, opiniones, pruebas de toda índole y
no pocas ideas secundarias para dar a entender que tiene
autoridad para hablar, pero tal error obliga al oyente a realizar
un esfuerzo que no le es simpático y que muy poco le sirve
para descifrar o interpretar el verdadero sentido de lo que oye.

Limítese cada parte del discurso, incorpórese al mismo


lo que vigorizará la idea fundamental y elimínese lo que
entorpecerá la tarea de escuchar y recordar. Si el orador se
esmera en dividir las partes del discurso, le será mucho más
fácil retener en su memoria lo que ha de transmitir.

El gráfico que sigue muestra diferentes etapas del


desarrollo de un discurso.

A continuación se hace un análisis de cada una de las


partes en que se divide el discurso; pero ante todo convendrá
explicar lo que se entiende por definición de lo que ha de
transmitirse. Si se habla se aspira a conseguir algún resultado
determinado, y sea cual fuere la naturaleza de la exposición
se desea llegar a una finalidad específica; luego una vez
elegido el tema, concrétese qué es lo que ha de decirse y así
será fácil asegurar una orientación bien marcada hacia el
resultado anticipado. En algunos casos se deseará instruir,
otras emocionar, en no pocos, asegurar alguna realización
específica, etc.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 65
FINALIDAD DE
LA EXPOSICION

RESUMEN

RECOMENDACIONES

DISCUSION

SELECCIÓN
DEL TEMA
EXPOSICION

INTRODUCCION

1) INTRODUCCIÓN.- se da a conocer el tema, se


destaca su importancia, se dan razones por haber sido
elegido, se explica su naturaleza o se hace una breve
síntesis del pensamiento central que habrá de inspirar
el discurso.
2) EXPOSICIÓN.- Aquí se entra en pormenores sobre el
asunto objeto de la exposición, se citan sus verdades
fundamentales, sus relaciones, derivaciones y la
argumentación que fundamente cuanto es propuesto.
Esta parte es esencialmente analítica y comprende
cuanto robustecerá la proposición respectiva y servirá
para influir en los oyentes.
3) DISCUSIÓN.- En esta etapa se aclaran los puntos de
encontrada interpretación y se refutan y desvirtúan las
ideas opuestas, realzando las evidencias más
convincentes. El contenido de esta parte es de
carácter comprobatorio y corroborador de la exposición
y por la misma se consolida la verdad o importancia de
lo expuesto.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 66

4) RECOMENDACIÓN.- En esta división se hacen las


recomendaciones convenientes, se insta a que se
acepte o realice lo propuesto y se influya en los
oyentes para que hagan suyas las ideas presentadas.
Esta parte tiene por objeto conseguir resultados
prácticos o efectos determinados.
5) RESUMEN.- Al llegar a este punto se recapitula o se
sintetiza la exposición, destacando la esencia de la
misma, dándole énfasis al pensamiento central. Lo que
ha de obtenerse al final del discurso es impresionar
indeleblemente en la mente del auditorio lo que es
esencia del discurso para la retención y adopción. Muy
oportunos son aquí los conceptos de Xanthes: “No
debe olvidarse que las últimas palabras de un discurso
suenan aún en los oídos del oyente, mucho tiempo
después que las últimas vibraciones han cesado de
agitar las capas del aire”.

EJEMPLO DE LA DIVISIÓN DE UN DISCURSO

Como ilustración y orientación se hace la siguiente


distribución de las partes de un discurso: El trabajo contribuye
al bienestar social.

Antes de distribuir los elementos de exposición para


cada división convendrá definir la finalidad a que se desea
llegar con la exposición de dicho tema. Al definir con exactitud
será más fácil para el orador ceñirse al tema y concretar sus
ideas con eficacia.

TEMA: El trabajo contribuye al bienestar social.


FINALIDAD: Realzar la importancia del trabajo como
factor decisivo para el bienestar social.

El Arte de Hablar en Público


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DIVISIÓN DEL DISCURSO

El trabajo tiene una


trascendencia por encima de los
efectos materiales, por cuanto
INTRODUCCIÓN
constituye una disciplina
sumamente útil para una vida
de armonía y rendimiento.

El trabajo satisface muchas


necesidades, constituye un
factor equilibrador en la vida
humana, fomenta el progreso
social y sirve de escuela
que enseña a servir a otros.

EXPOSICIÓN El bienestar social es efecto o


derivación de la abundancia de
bienes que el trabajo produce
y crea y cuanto mejor y
más rendidor es, más
plenamente obtiene el
contentamiento general.

La sociedad humana se
desenvuelve pacíficamente
mientras hay abundancia de
trabajo. El trabajo vincula más
estrechamente a los hombres.

Discusión La falta de trabajo significa


sufrimiento, miseria, discordia y
lucha de clases.

Estadística y citas de
acontecimientos corroborativos.

El Arte de Hablar en Público


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El trabajo debe ser interpretado


como el gran factor de
entendimiento entre los
hombres y como gran estímulo
RecomendaciO
para la armonía social.
nes
Hay que arbitrar medios para
que no falte y así perdure el
bienestar social.

El trabajo es el gran
nivelador humano por citarse
en un sentido social de gran
valor y eficacia, de modo
Resumen que tenga sentido la idea de la
solidaridad humana y el
bienestar social. Todo
trabajador es en realidad un
promotor de consolidación y
acercamiento social.

MÉTODO SENCILLO

Otro método aplicable, también, a la división del


discurso que por su sencillez y sintetización se recomienda al
alumno que se inicia en el estudio de este curso, es el
siguiente:

PRESENTACIÓN del tema del discurso aludiendo a su


naturaleza e importancia.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 69

DESARROLLO del asunto principal, con los elementos de


juicio y de prueba más importantes.

RECOMENDACIÓN de las verdades y enseñanzas que


constituyen el fondo del discurso y explicar por qué son
encomiables y qué derivación se obtiene de aceptarlas.

RESUMEN de lo expuesto, realzando algún punto primordial y


más práctico, que encierre alguna atracción especial, de modo
que convenza positivamente al auditorio.

Lo importante en todo método para construir un


discurso es ordenar las ideas comprendidas en el mismo en
forma que revele encadenamiento coordinado y sucesión
lógica del desarrollo y que la culminación tenga un desenlace
interesante, que por su naturaleza sea fácilmente recordado
por el auditorio.

LOS RODEOS SOBRAN Es un hábito de muchos oradores


hacer toda clase de rodeos y digresiones antes de mencionar,
siquiera, el asunto del discurso. Oriéntese la exposición en
línea recta hacia la evidencia de la verdad que ha de
demostrarse entrándose de lleno a presentar el asunto motivo
del discurso, sin preámbulos efímeros y que nada favorecen al
prestigio del orador.

La distancia más corta entre el orador y la simpatía del


auditorio se encuentra en la presentación del tema sin rodeos
ni circunvalaciones.

No se inicie el discurso con excusas por supuestas


deficiencias o impedimentos o por otras causas efímeras, que
generalmente tienen por objeto obtener alguna reacción
benévola o de admiración por parte del público. No se diga
que el asunto que se expondrá es superior a la capacidad
intelectual del orador; de ser cierto, el público ya lo notará; no

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 70

se insista, tampoco, en que no se tuvo tiempo para una mejor


presentación, porque alguien puede invitar a quien de tal
manera trata de justificarse a que no hable, por temor de que
su discurso no tenga valor alguno; y menos se haga alarde de
humildad o de insuficiencia para cumplir con el honor de
hablar ante los distinguidos oyentes, porque se le imputará al
tal que está dominado por la vanidad.

Medida y proporción Un tópico importante no puede ser


agotado ni en una ni en diez horas. Deséchese la tendencia a
mencionar cuanto al mismo se refiere en un solo discurso.
Téngase siempre presente que la capacidad retentiva de un
auditorio es muy limitada. Si el orador ha tenido que dedicar
muchos días y horas de estudio, investigación y selección de
ideas, ¿Cómo podrá retener en su mente el oyente cuanto le
diga él en forma corrida y muchas veces con fogosidad y
excesiva excitación? No debe colmarse ni la paciencia ni el
poder de concentración de los oyentes.

Cuando se haya tratado lo que esencialmente atañe a


los puntos principales del tema, póngase fin a la exposición
sin agregar ni una sola palabra. Así como es necesario saber
cuándo y cómo comenzar el discurso, también debe saberse
cuándo terminar. Dice Lumiere: “El principal defecto que he
podido observar en ciertos oradores no es que no tengan
facilidad de palabra, sino que tienen dificultad por callarse”.

Advertencia importante Evítese la memorización del


discurso, como también su lectura ante el auditorio. Tanto
la memorización como la lectura roban a la expresión personal
gran parte de su eficacia y dinamismo, empañan la autoridad
del orador y no obtienen resultados satisfactorios.

Durante la preparación, si se desea, puede escribirse


todo el discurso, pero sin memorizarlo. Lo importante es

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 71

preparar el esquema que habrá de servir de armazón y


completarlo con los elementos suplementarios que reforzarán
su estructura. Fíjense bien en la memoria de las ideas
principales que servirán de punto de partida en los distintos
períodos del discurso. Medítese y estúdiese cuanto al tema se
refiere, con mucha anticipación y se experimentará al
presentarse ante el auditorio mayor confianza.

Si se recuerdan fielmente las partes principales, por


razón de asociación de ideas, los elementos secundarios
acudirán fácilmente a la mente, y, así la memoria se librará de
un trabajo excesivo e innecesario.

En caso de tener que citar testimonios ajenos o


estadísticas, convendrá recordarlos textualmente, o, de lo
contrario, escribirlos en un papel para ser leídos.

Lloyd George, cuando era miembro de una sociedad


de debates, estudiaba sus temas en el campo, y, en alta voz y
con gestos, hablaba ante los árboles.

Dice Arthur Phillipis en “Effective Speakin”: “El error


común, respecto a dirigir la palabra en público, consiste en la
suposición de que lo único que se necesita es tener algo que
decir. Eso es simplemente falso. A no ser que ese algo por
decir sea expuesto de acuerdo con las leyes de la mente
humana, que gobiernan las convicciones, es como si se
hablase a las nubes. El orador moderno debe comprender que
además de tener algo que decir, debe aprender cómo
comunicarlo. El debe recordar que los grandes oradores no
sólo tuvieron algo que decir, sino que comprendieron,
también, que era indispensable un estudio cuidadoso del
orden y manera de la presentación del tema”. El abate Ernest
Dimmet dice: “Debemos elegir entre cosas insignificantes,
decir nada, o pensar antes de decir algo”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 72

Selección de pensamientos Lo que menos debe


preocupar es la selección de palabras. Estas son
meramente elementos de construcción que nos será fácil
conseguir en el momento preciso. Dice Horacio: “No busques
palabras, busca solamente pensamientos y hechos, y en
tropel acudirán los vocablos a tu mente”.

Todo interés debe concentrarse en acompañar la idea


central con pensamientos que aclaren, robustezcan,
prestigien y realcen. Debe presentarse en forma tal, que el
oyente la vea nacer, crecer y desarrollarse con tanta realidad
y vida que le sea fácil comprender el valor y el alcance del
discurso, como también las enseñanzas que contiene.

La exposición debe destacarse con un relieve tan


evidente que el conjunto parezca un monumento de granito y
bronce, por lo impresionante, bello y significativo. Sólo cuando
el auditorio se impresiona y se lleva los pensamientos que le
ha comunicado el orador, puede decirse que la presentación
fue aceptable y atinada.

Los minutos fértiles Se engañan los que creen no


tener tiempo para preparar los discursos. El filósofo romano
Séneca deploraba la brevedad de la vida: “Vivimos solamente
la más pequeña parte de la vida, el resto no es vida sino
tiempo”, con lo cual quiso significar que no aprovechamos
debidamente todo el tiempo de que disponemos. Se escucha
con frecuencia la exclamación de que no se tiene tiempo
siquiera para las necesidades propias y en la mayoría de los
casos ello refleja o desorganización personal o poco aprecio
de las posibilidades que el tiempo nos ofrece si no sabemos
aprovecharlo.

Los que se excusan con la afirmación de que les falta


tiempo para prepararse, pertenecen a uno de estos tres
grupos: los indolentes que postergan todo, los que anhelan
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 73

lucirse y quieren presentar ideas deslumbrantes y los que no


siguen el método señalado para el desarrollo de un tema o
proposición. Dedíquese diariamente al estudio del discurso
unos minutos de las varias horas libres con que se cuenta y
se descubrirá que la mente adquirirá cada vez mayor destreza
en discernir, interpretar, inventar y deducir, con lo cual se
ampliará el horizonte de las ideas propias y se ganará una
mayor percepción de los distintos aspectos y verdades que un
tema determinado encierra.

M. Herriot era uno de los políticos franceses que


viajaba más, obligado por sus funciones. Cierto día asistió en
Lyon a la representación oficial de “Denise”. Al día siguiente
presidió la sesión de la Cámara. Veinticuatro horas después,
pronunció un importante discurso en el Círculo Republicano. Y
al otro día, domingo, volvió a Lyon donde presidió, con M.
Blue, una manifestación política.

- ¿Pero, dónde lee usted? – le preguntó alguien.


- En el tren – fue la respuesta.

Un método excelente para hacer gimnasia mental, será


emplear los minutos libres, ya sea en la casa, en camino hacia
el trabajo, o cuando se espera por algo o por alguien,
dedicándolos a explorar alguna idea, tratando de definirla o
explicársela uno mismo. Este ejercicio mental será
sumamente productivo. Con él se adquirirá el hábito de
descubrir significados e interpretaciones que le darán a la
mente una habilidad más elástica para cuando se tenga que
analizar o preparar un discurso.

Practíquese con los temas que se señalan en las


lecciones; hágase esquemas con esmero y frecuencia, y con
el ensayo continuado se obtendrá la perfección anhelada en el
arte de hablar con poder persuasivo.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 74

PARA PRACTICAR EN CLASE

El estudiante hablará, durante tres minutos, sobre un


tema elegido por él mismo, o uno que más le agrade de los
siguientes, en forma positiva o negativa:

1. El lugar más bello de la ciudad.


2. ¿Debe tener derecho a votar la mujer?
3. El héroe que más me inspira.
4. ¿Por qué es monótona la vida para muchos?
5. Triunfa el que quiere.
6. La educación es solución de muchos problemas
individuales y sociales.
7. ¿Por qué se recurre tanto a la excusa cuando se yerra
o se procede mal?
8. El hombre no es sincero consigo mismo.
9. Posibilidades que encierra el ahorro.
10. Si el enojo produce tantos trastornos, ¿por qué se
repite con tanta frecuencia?

Recomendaciones

a) Antes de comparecer ante el auditorio forme


conciencia de valor, pensando en la oportunidad que
tendrá de defender o recomendar algo digno de
aplauso. Considere que va a destacar en su discurso
ideas ventajosas y déjese influir por la satisfacción que
experimenta el que hace un obsequio a otro. Si usted
se ha preparado bien, seguramente que lo que ha
elegido será interesante para su auditorio.
b) No piense en sí mismo, porque su amor propio o
vanidad entorpecerá su libertad para hablar. Piense en
sus oyentes y en la importancia de defender o realzar
sus ideas.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 75

c) No se apresure a hablar, deje todo su cuerpo suelto y


exprésese como si estuviese conversando con un
grupo de amigos.

El Arte de Hablar en Público


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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 6

EJERCICIOS PARA ACOSTUMBRARSE A LA


RESPIRACIÓN DIAFRAGMÁTICA

a) Póngase en posición recta, sin rigidez y con la


boca cerrada. Para asegurarse de que adopta
la correcta, colóquese de espalda a la pared
tocándola con su cuerpo; luego apártese del
muro.
b) Coloque las manos en las caderas, debajo de
las costillas inferiores, con los dedos pulgares
proyectados hacia atrás.
c) Empiece a aspirar por la nariz, con la boca
cerrada y simultáneamente saque el abdomen
para afuera y nótese, con los dedos, cómo el
mismo se expande; siga tomando aire todo lo
que pueda, luego espírese, pero lentamente.
d) Todos esos movimientos deben estar
armonizados de modo que puedan hacerse sin
necesidad de dirigirlos. El ejercicio completo
debe hacerse lentamente diez veces. Pueda
descansarse un rato después de cada tercera
repetición. Esos ejercicios se harán por la
mañana temprano y por la noche antes de
retirarse a descansar. Durante el día se
observará si está formando hábito de respirar
correctamente.

Después de hacer esos ejercicios varios días y cuando


le sea más fácil sincronizar todos esos movimientos, pruebe si
usted respira rítmicamente o con excesiva precipitación y para
ello encenderá una vela que colocará a unos tres centímetros

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 77

de distancia de los labios y después de una aspiración


profunda, espire directamente hacia la llama de la vela, pero
suave y lentamente de modo que apenas la haga mover. El
objeto de esta prueba es adiestrarse en retener el aliento para
lograr una respiración más rítmica y no desperdiciar el aire.

Si se aspira y espira correctamente, no sólo mejorará


la voz, sino que la misma salud mejorará visiblemente, por
enriquecerse la vitalidad y vigor de la misma.

EJERCICIOS COMPLEMENTARIOS DE LECTURA

Léase en alta voz la lectura que se sugiere más


adelante, enunciando cada palabra con claridad.

Empiécese con una respiración profunda y espírese con


lentitud, durante el tiempo de la lectura, procurando ahorrar
aire para que todas las palabras sean pronunciadas
claramente. Aspírese cada vez que se encuentre el asterisco.

Este ejercicio, practicado insistentemente, ayudará a


normalizar el ritmo de la respiración, con lo cual se logrará
hablar sin cortar debidamente las frases, períodos o palabras,
como también a no espirar mientras se habla, evitando así
que la terminación de algunas palabras sea apenas
perceptible.

Practíquese este ejercicio varias veces, con miras a


adquirir el hábito de respirar profunda, prolongada y
rítmicamente. En cuanto se haya adquirido la pericia debida
esta lectura debería hacerse en cuatro minutos.

CUALIDADES DE TALENTO ORATORIO

“El que pretenda, a un tiempo enseñar, mover y


deleitar, que es el oficio del orador, ¿qué conocimiento no es

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 78

menester que tenga del corazón humano, de su propio idioma


y del espíritu del siglo en que vive?; ¿qué gusto para
presentar sus conceptos en un semblante agradable?; ¿qué
estudio para ordenarlos del modo que hagan la más viva
impresión en el ánimo de los oyentes?; ¿qué discernimiento
para distinguir las circunstancias que deben tratarse con
alguna extensión de las que, para ser sentidas, bástales sólo
ser manifestadas?; ¿qué arte, en fin para hermanar siempre la
variedad con el orden y la claridad?

El hombre elocuente huye de la aridez del estilo


didáctico, porque no basta que sea magnífico, alto y sólido un
pensamiento, si no es felizmente expresado. La hermosura
del estilo sólo consiste en la claridad y colorido de la frase, y
en el arte de exponer las ideas. Así, pues, hay gran diferencia
entre el escritor elocuente y el escritor elegante. El primero se
anuncia con una elocuencia animada y persuasiva, formada
de expresiones valientes, enérgicas y brillantes, sin dejar de
ser ajustadas y naturales. El segundo, declara su
pensamiento con nobles y galanas frases, formadas de
expresiones cultas, fluidas y gratas al oído.

El escritor elocuente, como sea su fin mover y


persuadir, se sirve, dedicándose sobre todo a la fuerza de los
términos, a la grandeza de las imágenes, y al orden de las
ideas. Y el elegante, como aspira a deleitar, sólo busca la
gracia de la alocución, esto es, la hermosura de las palabras y
la armónica coordinación de la sentencia.

El arte oratorio, como observa un autor de mucho


ingenio, consiste, más que en otra cosa, en un estudio
reflexivo de los mejores modelos y en un continuo ejercicio de
componer y de comprar sus débiles ensayos con la perfección
de los originales: ejercicio que hace fructificar el trabajo más
que una orientación de reglas, la mayor parte arbitrarias.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 79

Dos cosas parece que concurren para formar un


orador, la razón y el corazón; aquella para convencer y éste
para mover y persuadir. Sobre estas dos disposiciones
naturales se afianza la verdadera elocuencia, como el árbol a
las raíces.

Sin embargo, los buenos oradores son muy pocos,


porque son también muy raros los hombres dotados de
aquella penetración, extensión y exquisito juicio, necesarios
para discernir lo verdadero y hacerlo evidente; porque, en fin,
son muy raras aquellas almas delicadas que sienten
interiormente la impresión de los objetos de sus meditaciones
y que pueden traspasar al corazón del oyente las afecciones
de que están poseídas.

Del modo de ver las cosas, depende en gran parte la


fuerza o debilidad en sentirlas, y, por consiguiente en
expresarlas. Las ideas adquiridas por una sosegada y tibia
reflexión en el retiro de un estudio, son menos vivas y
acaloradas de las que nacen de la vista y contemplación de
este teatro del mundo. Sería, pues, un prodigio hallar a un
ciego de nacimiento elocuente.

Supuesto el nativo talento de que hablamos,


acompañado de la luz de la experiencia que presta la humana
sociedad, y de la elevación y nobleza de los sentimientos
morales, importa mucho al orador elegir siempre asuntos
dignos. Por esto vemos que algunos, cuando el asunto es
vago y general, recurren a lugares comunes; hablan mucho y
nada dicen. A otros vemos que, cuando es árido y estéril, se
defienden apurando menudencias, y a otros que, cuando es
débil y frívolo, se ven forzados a cubrirle su desnudez con el
adorno de florecillas que se marchitan en sus mismas manos.
En suma, el carácter y autoridad de la elocuencia no se
acomoda sino a objetos grandes, ilustres e interesantes a los

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 80

hombres, y desprecia siempre la insípida locuacidad y la


pompa vana de las palabras.” -ANTONIO DE CAMPANY-

El Arte de Hablar en Público


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COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 7

PROPORCIONES DEL DISCURSO Y COMO DESTACAR


SUS PARTES PRINCIPALES

MEDIDA Y COHESIÓN Un discurso también tiene sus


medidas y de que sean adecuadas y proporcionales
dependerá en gran parte que sea entendido y aceptado. Se
peca de exageración con harta frecuencia, porque el orador
descuida tener presente que los oyentes no son máquinas
grabadoras de discos y que el poder retentivo intelectual no es
tan eficiente como se supone. Un auditorio como suma de
individuos, no es muy comprensivo ni muy esmerado en
analizar lo que se dice. Fácilmente dejará de seguir al orador
y se dedicará a pensar en lo que le interesa o preocupe.

También se incurre en la falta de incluir en la


exposición muchas ideas y elementos de construcción no
afines y algunas veces remotamente relacionadas con el tema
que se desarrolla. Es frecuente que el orador se pierda en un
mar de sugestiones, ideas, argumentos, pruebas y
testimonios que en conjunto no forman un todo homogéneo,
sino un conglomerado sin armonía ni afinidad.

El orador debe tener siempre presente el problema que


tiene el público cuando se dispone a escuchar una exposición,
y si él le ayuda a resolverlo definiendo más y concretando
bien sus ideas de modo que se sucedan en forma progresiva
y lo más estrechamente vinculadas, sin interpelaciones que
muy poco vigorizan lo que se expone, sino más bien distraen
o confunden, ganará mucho en eficacia y lo que es
importante: persuadirá.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 82

¿Cuánto tiempo debe durar un discurso? Pensemos en


la disposición del hombre moderno, su actitud general, sus
condiciones anímicas, su nerviosidad y emotividad y
fácilmente llegaremos a la conclusión de que difícilmente
puede mantener su atención y concentración por mucho
tiempo.

Si podemos exponer el tema en 30 minutos será mejor


que si lo extendemos a 40 y si podemos abreviarlo, mejor
todavía. Es de reconocerse que hay discursos que por formar
parte de un programa determinado son considerados como
parte importante del mismo y por lo tanto se espera que sean
extensos. En tales casos no se trata tanto de convencer o
persuadir como de ilustrar o de anunciar ideas y difundirlas
para luego ser explicadas en forma más amplia y detallada.

Hay ocasiones en que en un mismo programa de


alguna reunión o acontecimiento figuran varios oradores, cuyo
concurso tiene por objeto hacer propaganda, avivar algún
movimiento, secundar o apoyar alguna causa o rendir un
homenaje, pero así y todo el discurso prolongado es cansador
y el efecto del mismo es efímero.

Debe tener presente que en diez o quince minutos se


puede decir mucho, si se evitan los rodeos, las expresiones
innecesarias, las explicaciones pueriles y las frases vagas y
difusas, la torpe exhibición de erudición y las referencias
prolongadas y minuciosas. El exceso de palabras y los
períodos extensos consumen mucho tiempo y tienden a
agotar.

ConstrucciÓn equilibrada También el discurso debe


ceñirse a principios de construcción equilibrada, esto es, que
sus partes estén bien divididas y proporcionadas. Las
principales divisiones deben tener sus propias características,
de modo que el mismo oyente vaya notando el

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 83

desdoblamiento de la exposición y pueda seguir la fluidez del


conjunto sin gran esfuerzo ni concentración. El discurso bien
planteado sigue un curso por el cual la exposición no sufre
desviaciones ni demoras innecesarias.

Mucho se peca por prólogos sumamente extensos, en


los que se hace un esbozo general del tema, en forma
abstracta e indefinida, para luego dedicar mucha atención a
alguna parte elemental del mismo y perderse en
consideraciones complementarias que en nada esclarecen lo
que se expone. También se adolece de mucha desorientación
en cuanto a la ilación del discurso y así sucede que se reúnen
ideas más o menos relacionadas entre sí, sin que formen un
núcleo concreto y bien asimilado; la exposición parece más
bien una acumulación de parches que tienden a estimular la
oposición o la confusión.

Es muy frecuente que el orador haga historia de


alguna parte de su exposición y para ello se refiere a épocas
lejanísimas, y el tiempo dedicado a tal relato sacrifica no poco
del que debiera dedicar al tema, y así sucede que cuando se
acuerda del mismo, apenas si le dedica algunas ideas,
apresuradamente transmitidas. Sobre ejemplos y referencias
se abusa en demasía, y no hablemos de citas y opiniones de
otros, que no pocas veces constituyen el contenido máximo
del discurso, como si el autor del mismo quisiera permanecer
neutral sobre la materia expuesta.

También son muchos los discursos desordenados, en


los que al llegar al final de la exposición, inicia de nuevo el
orador la presentación de otra serie de pruebas o argumentos
para dar nueva vida a su tesis.

Es evidente que al exponer una proposición sea


necesario limitar los contornos del desarrollo del mismo y que
la armazón que constituye su estructura guarde las

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 84

proporciones debidas, pues de lo contrario carecerá de la


consistencia y apoyo necesarios. Lo importante de todo
discurso es que convenza al oyente sobre la verdad o
ventajas de lo que se le trasmite, pero esto será imposible si
lo esencial es presentado como accesorio y lo trivial como
indispensable o se le presenta un conglomerado de ideas sin
el orden, método y cálculo debidos. En todo discurso se
incluyen ideas fundamentales, o básicas y otras que son
complementarias, y cada una debe ocupar su lugar y en la
proporción debida.

Proporciones del discurso Ya se han mencionado que


el discurso debe tener sus divisiones y se ha indicado en la
lección quinta las que le dan un carácter bien definido como
conjunto concreto y completo, pero es preciso determinar qué
extensión deberán guardar esas partes para que cada una se
limite a su función sin excesos en perjuicio de las otras.

A continuación se da una idea, gráficamente, de la


proporción que corresponde a cada una de las divisiones, que
servirá para orientar al alumno y destacar la importancia que
ellas tienen en el discurso.

Debe recordarse que el propósito de un discurso no


tiene por fin hacer una exhibición de ingenio o de erudición,
como tampoco demostrar que algo es aceptable o verdadero
porque se quiere defender una doctrina o programa
valiéndose de toda clase de medios corroborativos que
impresionen al auditorio y lo venzan por cansancio o lo
abrumen con la cita de autoridades de gran prestigio.

La profusión y la extensión indebidas conspiran contra


la claridad del discurso y dejan al oyente fatigado o indeciso,
cuando no hostil hacia lo que se le propuso.

El Arte de Hablar en Público


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Breve Extenso Corta Concisa Sintético

INTRODU- EXPOSICIÓN DISCUSIÓN RECOMEN- RESUMEN


CIÓN DACIONES

Cada una de las divisiones no debe excederse en perjuicio de


las otras, porque las debilitará o las disminuirá en importancia.
Si una cita es suficiente, ¿por qué referirse a tres? Si es un
asunto conocido o sobre cuyos antecedentes se tiene ya
algunas nociones, ¿por qué hacer historia del mismo? Si se
conoce bien el tema y se tienen ideas interesantes sobre el
mismo ¿por qué es necesario apoyarse en toda clase de
autoridades y recurrir a ellas como principales defensores de
lo que se propone o recomienda?

Los grandes oradores clásicos no tuvieron


enciclopedias ni abundancia de libros que consultar, ni
universidades en donde ilustrarse ni nutrirse de grandes
enseñanzas, pero ellos fueron estudiosos, reflexionaron
mucho, observaron, analizaron y llegaron a conclusiones que
todavía tienen aplicación en nuestros días.

Séase escrupuloso en no abarcar más de lo que el


tema justifica y de lo que los recursos propios permiten,
concéntrese en destacar las evidencias y méritos de lo que se
expone y vigorícese la argumentación de modo que su
importancia impresione y convenza.

Inmediato contacto “¡Qué difícil es saber escuchar


bien! Aun los pocos que escuchan, no hacen más que
aparentar que prestan atención”, dice Azorín. De aquí que
importe mucho asegurar el interés inmediato de los oyentes y
obtener de ellos la mayor atención posible. Es al principio del
discurso que el auditorio se dispone a escuchar o a resistir la

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 86

influencia del orador. El comienzo debe asegurar la atracción


del mensaje que se trasmite.

“En un discurso público es muy importante que se


empiece bien. En el proceso difícil de hablar en público, nada
hay tan complicado como hacer un contacto maestro con el
auditorio. Mucho depende de las primeras impresiones o
primeras palabras. Con frecuencia, un auditorio, es atraído o
alejado según sean las primeras frases del discurso”,
Lockwood Thorpe.

Las primeras expresiones del orador, si son felices,


causan reacciones favorables que ligan el interés de los
oyentes al desarrollo del tema propuesto.

Bueno será que la introducción se estudie


detenidamente, hasta su formación gramatical, para que sea
invitadora y asegure la atención de los oyentes. Un orador ha
dicho: “Lo que sé mejor es el preámbulo de mi discurso”.

Si un orador demuestra indecisión y perplejidad en las


primeras palabras, despertará dudas en sus oyentes. Las
primeras frases, especialmente, deben ser dichas con
seguridad, aplomo y firmeza. Deben encender la imaginación
y despertar el entusiasmo del auditorio.

Esmérese usted en decir algo interesante y que excite


la curiosidad. Piense, discurra, imagine, busque entre sus
conocimientos y recursos propios, esa frase, dicho, narración,
pregunta, cita o sentencia feliz que cautivará la mente de su
auditorio. Recuerde que tiene que pensar, y esto no es fácil ni
invitante para muchos. Thomas Edison tenía la siguiente
leyenda fijada en los muros de sus fábricas: “No hay
expediente al cual el hombre no recurra para evitar el
verdadero trabajo de pensar”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 87

Conviene recordar que la finalidad de un discurso no


es causar admiración, sino influir en la voluntad de los oyentes
en tal grado que hagan suyas las recomendaciones e ideas
del orador llevándolas a la práctica.

Evítese lo abstracto y difuso. No debe compendiarse


todo el discurso en el principio. Este sirve solamente como
introducción, es decir, como prólogo que, por las
consideraciones que presenta, intensifica el interés de los
oyentes por lo que habrá de seguir. Las primeras impresiones
abren o cierran la puerta que da acceso a la impresionabilidad
del auditorio.

Empiece su discurso con sosiego y calma, dando la


sensación de dominio propio. Recuerde que su función es
persuadir, y no forzar y sorprender. Si usted es demasiado
efusivo al comienzo sus oyentes recelarán y se pondrán a la
defensiva. Si su tema no goza de la simpatía del auditorio,
usted debe ser conciliador en su actitud, gesto y tono de voz.
Recuerde que lo primero que debe conseguir es la simpatía y
el agrado de los que le escuchan.

Nunca empiece con una declaración o afirmación


sobre lo cual parte de los oyentes dudará, resentirá o
rechazará.

Generalmente, convendrá dirigir primero unas palabras


de apreciación hacia el auditorio y agradecer la oportunidad
de tener el privilegio de hablarle sobre el tema respectivo.
Séase conciso en esto y procúrese que lo que se diga sea
adecuado al lugar, ocasión, motivo y tiempo de la reunión.
Estas expresiones corteses son siempre bien recibidas y
causan impresiones gratas.

Razones inaceptables Elimine de su comienzo la


excusa, el rodeo, la súplica de simpatía en atención a las

El Arte de Hablar en Público


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escasas dotes oratorios, el ruego de disculpa por el limitado


tiempo en la preparación del discurso, la expresión de
modestia, generalmente falsa, al reconocer la superioridad
del tema sobre la capacidad propia, y otros subterfugios y
razones inaceptables, irrelevantes e impropias de quien desea
impresionar por su autoridad.

Al auditorio le interesa saber, desde un principio, lo


que se va a tratar y no si el orador posee o no grandes
conocimientos, si ha tenido tiempo en prepararse y si le han
ocurrido percances de cualquier naturaleza. Después de todo,
no hay que confesárselo, pues, ya descubrirá sus limitaciones
de quien habla antes de que el discurso llegue a su fin.

Muéstrese hábil y no haga ni diga nada que motive


sospechas acerca de la capacidad propia. Procure, ahora que
está adiestrándose en esta disciplina, adquirir el hábito de
expresarse sin titubeos ni rodeos, y su discurso ganará en
vigor y poder sugestivo.

Como ejemplo elocuente de excesiva palabrería vana,


huérfana de contenido, se cita el principio de un discurso
pronunciado, en el Luna Park de Buenos Aires, por un
diputado, abogado, en la proclamación del Dr. Ortiz,
candidato, entonces a la presidencia de la República:
“Lamento profundamente no haber tenido el tiempo material
para preparar un discurso digno de esta inmensa asamblea y
de estos momentos verdaderamente solemnes para la vida
del país. Pido excusas por haber faltado a ese deber, que, por
otra parte, era también para mí una obligación oficial. Siento
no poder traducir las impresiones que agitan mi alma ante
esta reunión impaciente, ante el sentimiento profundo que
funde todas estas voluntades, hasta ayer divididas o
dispersas, en una aspiración común y suprema, porque si es
difícil expresar semejante fenómeno colectivo cuando no
vibran resplandores de la elocuencia en la palabra, ni arde la

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 89

inspiración en el cerebro, lo es más como cuando en este


caso os habla un hombre abrumado por una tarea superior a
sus fuerzas. Pero creo que sin la pretensión de hacer un gran
discurso; mis sencillas palabras os llevarán la convicción de
que no habéis venido a escucharme en vano”.

Comienzos influyentes El comienzo del discurso debe


contener algo que recabe la atención e interés de los
oyentes. Cuanto menos tengan que pensar éstos, más fácil se
conseguirá la atención unánime del auditorio. Es al principio
del discurso cuando se siente predisposición a escuchar. Si
las primeras ideas son llamativas, interesantes, simples,
claras, originales, y apelan a la imaginación, fantasía,
curiosidad o a los sentidos, la reacción será favorable
dándose así el primer paso hacia el objeto que se persigue de
persuadir.

De diversas maneras puede iniciarse un discurso. Un


alumno de este curso empezó el suyo despertando la
curiosidad de sus compañeros cuando al hablar acerca del
tema: “El poder del cerebro”, dijo: “Hace varios años unos
canteros de Warwickshire, Inglaterra, descubrieron el
esqueleto petrificado de un plesiosaurio que había existido
hacía unos 100.000.000 de años. Tenía más de treinta metros
de largo y su cuerpo era tan grande como el de una ballena,
pero su cerebro pesaba solamente 250 gramos. Tenía
demasiada carne y poco cerebro”.

Sin duda que el contraste del peso de dicho animal con


el tamaño del cerebro ha de haber impresionado a los
oyentes. Fue un comienzo dirigido a la imaginación, que
predisponía a que se esperara ávidamente lo que se iba a
decir luego.

Muy conocido es cómo Cautelar inició su primer


discurso con la siguiente pregunta: “¿Queréis saber qué es la

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 90

democracia?” Conviene tener mucho cuidado cuando se hace


una pregunta, pues puede ser contestada por alguien en
forma humorística o puede prestarse a confusiones o
interpretaciones erróneas.

Un orador empezó su exposición sobre el tema: “¿Qué


es el ideal?” con esta cita: “El ideal es un gesto del espíritu
hacia alguna perfección, ha dicho el ilustre pensador José
Ingenieros”. Cómo la autoridad aludida goza de prestigio, tales
palabras iniciales despertaron gran interés entre el auditorio.

Otro orador, cuyo tema era: “El costo de la guerra”,


empezó su discurso así: “Durante la primera guerra mundial
costó 25.000 dólares matar al combatiente”.

Un profesor dio una conferencia sobre “Las maravillas


de la radio” y sus primeras palabras fueron éstas: “El ruido de
una mosca andando sobre un vidrio puede ser ampliado por
radio y hacer que se oiga en el centro de África, con el mismo
ensordecedor ruido que producen las Cataratas del Niágara”.

Muchas y diversas pueden ser las formas de comenzar


un discurso, pero conviene que en cada caso el medio elegido
sea afín a la naturaleza o espíritu del asunto que se
desarrolla. No se justifica adoptar un buen comienzo para
seguir tratando luego de algo desligado con lo esencial del
tema respectivo. El principio de un discurso no es una
finalidad en sí misma. No conviene causar una buena
impresión inmediatamente y defraudar a los oyentes durante
el resto de la disertación. Si la primera parte es atractiva más
tiene que serlo las otras.

Un alto empleado de una casa industrial fue nombrado


gerente de una sucursal muy importante, cuyos negocios
habían sufrido una gran merma y que atravesaba una fuerte
crisis. En ella trabajaban unas doscientas personas. Tanto los

El Arte de Hablar en Público


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dirigentes como los jefes de dicha filial habían descuidado


orientar las actividades por rumbos felices y adherir a normas
adecuadas de disciplina y de trabajo.

Una vez que se hizo cargo de su puesto reunió a todo


el personal y les habló de la siguiente manera: “Amigos:
Hacía tiempo que tenía deseos de conocerles, porque sabía
cuán importante era esta sucursal y además porque en ella
trabajan personas de mucha experiencia y competencia. No
vamos a hacer un resumen de la situación que encaramos. No
interesa lo que ha ocurrido, porque sobre lo mismo ya se ha
resuelto lo que conviene, pero sí estoy seguro de que a todos
nos ha de animar el mejor deseo de iniciar cuanto antes el
cambio necesario para darle a esta casa el prestigio y el éxito
que merece.

“Cuento con vuestra entusiasta cooperación; sé que


estaréis conmigo porque vengo para adoptar cuanto signifique
contentamiento general y procedimientos más eficaces y
productivos. Sin vuestras sugestiones y determinación de
lograr las mejoras necesarias poco podré; el triunfo ha de ser
nuestro y no solamente mío. Aquí estoy para ser uno más
empeñado en el propósito de conquistar el éxito que sé todos
anheláis.”

A continuación detalló qué normas deberían regir para


el futuro y se refirió al plan que proponía. Fue muy aplaudido y
dejó en todos una impresión por demás favorable. Otro
hubiese empezado quejándose y reprochando por lo que no
se había hecho y por los errores cometidos, y posiblemente
hubiese amenazado con recurrir a medios dramáticos para
obtener las modificaciones respectivas, pero él sabía que tal
procedimiento le hubiese conducido al fracaso.

El secretario de una asociación de profesionales fue


acusado de desacreditar a un comité nombrado para llevar a

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 92

efecto algunas investigaciones. Desconocía de dónde partían


las acusaciones, pero sabía que algunos de los integrantes de
ese grupo le tenían antipatía, aunque no le constaba que ellos
fuesen los autores de la acusación. Su situación era algo
apremiante por cuanto se hablaba de que sería destituido en
una próxima reunión del directorio, y a él le interesaba evitar
ese desenlace por razones de dignidad y económicas, pues
su sueldo era amplio.

Aunque sus opiniones sobre la competencia de dicha


comisión fueron algo ligeras, sus comentarios no tuvieron por
fin restar autoridad a la misma y jamás creyó que sus
expresiones causasen tal revuelo. Como era hábil en hablar
ante un auditorio, se propuso definir su situación en la reunión
de directores que iba a realizarse. Cuando compareció ante
ellos así les habló:

“Señores: me siento feliz de tener la oportunidad de


presentarme ante ustedes para aclarar mi situación respecto a
las opiniones que se dice he vertido referente a la comisión
nombrada para efectuar ciertas investigaciones, y no puedo
proseguir sin antes expresar mi más viva gratitud por
habérseme concedido el privilegio de exponer lo que de
auténtico hay en el caso.

“Es justo que se exija de un funcionario discreción,


serenidad y prudencia y más si su cargo tiene cierta
trascendencia, por cuanto cualquier desliz que cometa dentro
de la organización a la que sirve, refleja descrédito para la
misma.

“Reconozco que en oportunidades es difícil reprimir la


espontaneidad de la opinión propia, pero creo que algunas
veces no tiene mucha importancia por no ser premeditada, y
que quien yerra al exteriorizar sus ideas no siempre tiene
intención de perjudicar.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 93

“Se me hace el cargo de que he tratado de


desacreditar a la comisión nombrada para efectuar las
investigaciones sobre lo que de todos es conocido, y si es
verdad lo denunciado merezco la expulsión de mi puesto; y
esto es lo que vengo a solicitar: que se compruebe la
veracidad de tal hecho. Un funcionario que no ha sabido
respetar los fueros de una comisión con plenos poderes y ha
tratado de restarle autoridad no merece la confianza de
quienes le han creído competente para un cargo de
responsabilidad.

“Me presento ante ustedes seguro de que su decisión


seguirá a una investigación imparcial, animada en el espíritu
amplio de justicia, sin interferencias de amistad o de simpatía.
Si he sido culpable de lo que se me imputa merezco las
sanciones que correspondan.”

La forma humilde y sensata con que inició ese alto


empleado su discurso, predispuso a los directores a ser con él
justo y considerados, y la habilidad con que coincidió en la
necesidad de repudiar a quien no se hace acreedor de
confianza le hizo simpático y digno de consideración. El no
empezó alegando su inocencia ni se defendió, más bien hizo
un acto de fe en quienes habían de juzgarlo.

Don Emilio Cautelar pronunció el 7 de abril de 1883 un


discurso sobre la cuestión del juramento oponiéndose a éste y
así empezó su exposición: “¡Nefasta estrella es mi estrella,
señores diputados! Cuando en mi juventud, ebrio de
idealismos, gustábame la oposición, que opone a la realidad
el ideal, vino a mis manos el gobierno; y ahora, en la madurez
de la vida, tras tantos años y tantos desengaños, cuando
aleccionado por la experiencia y advertido por los sucesos,
gustaríame el gobierno, hállome condenado a triste y
perdurable oposición. El cielo infinito y la conciencia propia
saben que mal de mi agrado contiendo con esa mayoría y

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 94

combato en este asunto concreto a ese Ministerio, no por la


interesada benevolencia, como supone la incurable malicia
de mis numerosos enemigos, sino por amor a la libertad y al
desarrollo pacífico dentro de orden público y del respeto de la
ley, sin los cuales todo intento de reforma progresista y todo
ensayo de régimen democrático zozobran en la anarquía,
dejando los recuerdos más tristes y las supersticiones más
invencibles contra las mejores causas y contra las mejores
ideas en la opinión universal”.

El brillante orador inició su exposición mostrándose


ecuánime, sincero y, sobre todo, dispuesto a servir a los altos
intereses de la patria y con esa introducción conquistó la
confianza y atención de sus oponentes.

Desarrollo de la exposición El esfuerzo del orador


debe concentrarse principalmente en esta sección del
discurso, porque es en ella en donde debe incluir el cúmulo de
ideas, pruebas y argumentos que vigorizarán la verdad o
autenticidad de lo que se sostiene o prueba y que transmite
con el fin de que sea aceptado, seguido o aplicado. En esta
división se hace el verdadero esfuerzo constructivo, en ella se
encuentra la verdadera armazón y todo el proceso debe estar
integrado por ideas básicas y lógicas, esmeradamente
desarrolladas, de modo que se llegue progresivamente a
conclusiones sólidas y convincentes.

En esta división debe sobresalir el pensamiento fluido


e ingenioso del orador. Es de suponer que tiene a su alcance
toda clase de testimonios, evidencias, hechos, opiniones y
experiencias que usados hábilmente, le servirán para
presentar su tema persuasivamente.

Debe recurrir a su experiencia, a sus estudios y a sus


observaciones y llegar a conclusiones bien coordinadas y
fundamentadas. Hay una gran diferencia entre decir: ”Ha

El Arte de Hablar en Público


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dicho fulano de tal que la reflexión es indispensable para


dirigir la conducta propia” y afirmar: “¡Cuánto sufrimiento me
ha costado llegar a la conclusión de que la reflexión es una
gran consejera y que sólo en ella se descubren luces que
nadie ni nada puede encender!” Lo que relatamos como
experimento tiene gran poder atractivo y se destaca más.

Si se ha estudiado consciente y detenidamente el


asunto que ha de desarrollarse, indefectiblemente se
concebirán ideas propias que, por serlo, serán expuestas con
mayor énfasis y un tono más eficaz. La originalidad tiene un
poder atractivo muy poderoso y el orador debe hacer sus
propias interpretaciones y descubrir significados acertados, y
para ello debe explorar en el mundo de los hechos y de las
grandes verdades.

Téngase mucho esmero en hacer un encadenamiento


de ideas y razones que estén íntimamente relacionadas entre
sí y que cada una refuerce a la otra. Evítese la abstracción y
la generalización lo más posible y háganse las comparaciones
y las ilustraciones que servirán para una rápida y conveniente
demostración de lo que se trasmite.

Evítese alejarse del tema para referirse a ideas


accesorias. Si hablo de la importancia de la educación y me
dedico exageradamente a hacer historia de la misma y de los
distintos sistemas y métodos que comprende, fácilmente me
apartaré del tema y dejaré al auditorio en ayunas respecto de
evidencias que convenzan sobre la importancia de tan
esencial factor de progreso humano.

El desarrollo de la exposición debe ser muy compacto


y estar exento de huecos representados por ideas o alusiones
irrelevantes o de escasa importancia para el realce de la idea
principal.

El Arte de Hablar en Público


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La discusión Esta división merece mucha consideración


porque por ella se consolida lo expuesto en la sección anterior
con argumentos y pruebas que definan conclusiva y
persuasivamente lo que se propone. Se alude a los posibles
aspectos negativos, se analiza lo que es considerado como
adverso, se tiene en cuenta lo que parece ser contradictorio o
inaceptable, y se refuerzan las ideas presentadas con
observaciones adicionales que eliminen toda duda o
confusión.

Esta división no debe ser muy extensa, sino más bien


sólida y concreta, con evidencias que contribuyan a persuadir
al oyente. Muchas veces el orador la intercala en la división
anterior, de modo que se confunden, y se extiende así más de
lo justificado, adoptando su exposición un carácter de
controversia, con lo cual se debilita su posición y estimula la
indecisión del auditorio. Tal proceder puede compararse con
el del vendedor que al proponer su artículo, apenas ha dicho
algo sobre el mismo se lanza a criticar el del competidor y
tanto menciona a éste que el comprador decide investigar qué
posibilidades ofrece efectuar la compra en el establecimiento
del comerciante censurado.

La discusión del tema debe consistir en un


complemento vigorizador del asunto expuesto y que
contribuya a ganar la confianza y aceptación de los oyentes.

Las recomendaciones Se habla porque se tiene por objeto


lograr una finalidad, es decir, que se anhela alguna derivación
favorable. Siempre ha tenido la palabra esa proyección:
producir entendimiento entre quienes la emplean. Aun en el
caso en que nos referimos a algún viaje y hacemos una
descripción de paisajes, incidentes y experiencias, es
admisible que incluyamos algunas recomendaciones. Cuando
una persona ha presenciado una función teatral o ha
concurrido a un concierto que le ha complacido. Uno termina
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 97

generalmente recomendándoselo? Si hemos experimentado


algún alivio al tomar una medicina, ¿no la aconsejamos a
otros que sufren del mismo mal que nos aquejó?

Las recomendaciones pueden ser de diversa índole


según la naturaleza de la exposición, pero siempre deben ser
bien definidas, prácticas e interesantes y tan evidentes en sus
posibilidades que no requieran mucha meditación para ser
aceptadas.

Esta división del discurso también debe ser reducida,


pero requiere que sea bien específica, de modo que se
destaque lo que se dice en ella con rasgos bien definidos y
concretos. Extenderse en muchas recomendaciones y
explicaciones innecesarias es desvirtuar la función que debe
llenar tal sección y atribuirle más importancia de la que debe
tener. Además es necesario no exagerar al presentar los
valores de las ideas y sus derivaciones, por la misma razón de
que si el médico recomienza una medicina y se esfuerza
principalmente en la aplicación de la misma y olvida instruir al
enfermo sobre cómo evitar la repetición del mal, su servicio
será limitado y habrá dejado de beneficiar al paciente en el
grado máximo necesario.

Hágase las recomendaciones pertinentes con el


énfasis e interés que el caso requiere, pero procúrese que la
importancia de la misma descanse sobre una exposición bien
sólida, desarrollada y bien fundamentada, para que de la
misma partan los estímulos que influirán para que las
recomendaciones se lleven a efecto.

Resumen También esta parte del discurso debe ser breve y


limitada a hacer una síntesis que recapitule lo expuesto en
alguna forma que impresione y realce la importancia de lo
expresado.

El Arte de Hablar en Público


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Conviene tener presente que el final de discurso ofrece


una oportunidad excelente para impresionar y persuadir, esto
es, para lograr la solidaridad del auditorio y dejar en él
pensamientos y sugestiones que queden grabados en su
mente y espíritu.

Los últimos pensamientos y las palabras postreras,


son los que mejor se recuerdan y los que penetran más
hondamente en los oídos del auditorio. Deben destacarse por
su brevedad y por contener ideas concretas y claras.

Los espartanos se distinguían por su estilo lacónico.


Nada odiaban tanto como la locuacidad. En cierta ocasión,
los moradores de una isla en el mar Egeo, fueron azotados
por una carestía tal, que cundió el hambre por todas partes.
Se envió un mensajero a Esparta para conseguir socorros. Al
llegar éste a su destino, pronunció un gran discurso,
describiendo la miseria y desgracia de los isleños, pero los
espartanos le hicieron regresar con las manos vacías,
después de entregarle este mensaje: “Hemos olvidado el
principio de su discurso y nada hemos entendido del final”.

Los pobres y hambrientos isleños enviaron otro


mensajero a Esparta, y le encarecieron que fuera lo más
conciso posible, al presentar su ruego. El se llevó una partida
de sacos de harina vacíos y abriendo uno de ellos ante la
Asamblea de Esparta, dijo: “Está vacío. Os ruego que lo
llenéis”. Los espartanos inmediatamente accedieron a la
súplica y le proporcionaron lo necesario, pero antes de que él
partiera, el presidente de la Asamblea le dijo: “No era
necesario decirnos que los sacos estaban vacíos. Nosotros lo
hubiéramos visto. Tampoco era preciso decirnos que los
llenáramos. Los hubiéramos llenado de todas maneras.
Recuerda, si vienen otra vez, no hables tanto”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 99

La siguiente anécdota de James Bryce ilustra


elocuentemente la importancia de no abusar de la paciencia
de un auditorio, cuando éste, ya cansado, da muestras de
haber perdido interés: “Uno de los mejores discursos que he
oído fue pronunciado por un famoso ingeniero en un gran
banquete de la Asociación Británica para el Progreso de la
Ciencia. Fue el último en hablar y le tocó su turno a media
noche. Su tema era “Ciencia aplicada” y su discurso fue como
sigue: “Señoras y señores: A esta avanzada hora, yo os
aconsejo que ilustréis la ciencia aplicada aplicando un fósforo
a la mecha de vuestra lámpara en el dormitorio. Vayamos
todos a dormir”.

El principio y el final de un discurso son las partes más


difíciles y requieren un estudio especial por parte del orador.
En asuntos de negocios, la iniciación y la terminación de la
entrevista deciden, en gran parte, el éxito de la materia
tratada.

Finalidad de la terminaciÓn La terminación de un


discurso llena una finalidad determinada y no debe ser
sinónimo de agotamiento o de punto final abrupto. Las últimas
frases y expresiones que el orador comunica a sus oyentes,
no sólo ponen fin a su disertación, sino que debe producir en
el auditorio una actitud de adhesión a lo que les ha propuesto.
Dice Collins: “El final de un discurso tiene un objetivo definido
que llenar. Redondea el discurso, mantiene la atención
interesa del auditorio por breve momento sobre todo lo dicho;
anuda el hilo del pensamiento, enlaza y finaliza la trama del
discurso”.

La terminación, más que un final, es el enlace de


identidad entre el pensamiento del orador y el de los oyentes.
Si aquel ha sido feliz en su exposición y elocuencia, el
auditorio se solidariza con el espíritu que animó el discurso,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 100

arraigando las ideas y pensamientos expuestos a la


consideración de los oyentes.

Siendo tanta su importancia, conviene, pues, no


terminar en forma casual, descuidada, antojadiza o
precipitada. Si el principio exige estudio y análisis, no menos
son éstos indispensables al prepararse la terminación.

Errores generalizados Muchos son los oradores que


finalizan en forma abrupta, quedando el público sorprendido,
por lo inesperado de la terminación. Otros, dando la impresión
de que andan perdidos y sin saber cómo dar fin, siguen
hablando y cansando la paciencia de los oyentes,
desvirtuando así cuanto han dicho. Muchos terminan
manifestando que ya no tienen nada más que decir,
insinuando con ello que ya no sabes más sobre la materia;
también los hay quienes después de haber dicho todo lo que
tenía preparado, no saben cómo terminar, y sin atreverse a
poner fin a su discurso, siguen en un círculo vicioso, haciendo
repeticiones y al fin, cansados ya, terminan de cualquier
manera.

Las terminaciones inadecuadas o improvisadas


producen una sensación desagradable que neutraliza, en
parte, el buen efecto que haya causado el discurso.

No existe una fórmula o procedimiento exacto para dar


fin a una exposición. Todo depende del sentimiento y de la
misma intuición del orador. Analícese, estúdiese y júzguese
cuidadosamente el efecto que causarán las últimas palabras
antes de incorporarlas al discurso, y téngase muy en cuenta el
fin que se persigue con la disertación.

La terminación debe evidenciar que el discurso ha


llegado a su fin, no solamente porque el orador deja de hablar,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 101

sino que también porque la exposición ha llegado a una


conclusión definitiva y convincente.

EJEMPLOS DE TERMINACIONES Un orador, que hablaba


sobre el progreso lento de la humanidad y el poder de la
personalidad, terminó su discurso con estas palabras:
“Después de 13 siglos de mahometanismo, 20 siglos de
cristianismo, 25 de budismo y confucionismo y 4000 años de
religión hebrea todavía somos egoístas, crueles, avaros, de
escasa visión y estamos listos para entrar en guerra por
cualquier motivo.

“Es el deber de cada persona convertirse en una célula


de influencia eficaz al servicio de la eterna lucha por el
progreso. Si ocupamos nuestro puesto y dedicamos nuestra
energía con impulso hacia las cosas mejores, los detalles de
la conducta, las pequeñas tempestades de comportamiento
social, las preocupaciones pasajeras y hábitos de poca
trascendencia, tendrán tanta importancia como una mosca en
la espalda de un caballo, la que no impide que éste siga con
su carga hacia delante.

“El poder de la influencia personal o es dado como el


regalo más preciado; podéis aumentarlo por medio del
pensamiento, del estudio, del esmero y de un corazón justo, o
lo podéis disipar, abusando de él, causando su debilitamiento,
el vuestro propio y el de la raza. Vuestra influencia es vuestra
primogenitura y vuestro epitafio. Os puede dar un lugar
prominente en la historia, os puede relegar al anonimato o
puede simplemente, constituirse en una de tantas cosas
inapreciadas”.

Un alumno de este curso, que habló sobre la libertad,


dio fin a su exposición con esta poesía de Lope de Vega:

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 102

¡Oh libertad preciosa,


No comparada al oro.
Ni al bien mayor de la espaciosa tierra!

Más rica y más gozosa


Que el preciado tesoro
Que el mal apartas, y a tu bien no llamas!

Con armas, sangre y guerra,


Con las vidas y famas
Conquistada en el mundo;
Paz dulce, amor profundo,
Que el mal apartas y a tu bien no llamas!
En ti sola se anida
Oro, tesoro, paz, bien, gloria y vida.

Un orador que se dirigía a un grupo de jóvenes, a


quienes instaba a ser útiles y dirigir sus vidas por senderos
nobles, dio fin a su discurso con esta cita de Jaime Vera:

“Jóvenes: ¡sabedlo ser y procurad conservaros


jóvenes, esto es, capaces de aprender y capaces de amar
hasta que vuestro cuerpo se derrumbe y vuestra vida se
extinga!”

Con motivo de un banquete que se le dio al señor G.


Wheel-Wright, empresario constructor del ferrocarril Central
Argentino (1870) y el de la Ensenada (1862), iniciador de la
navegación de vapor en el Pacífico, el entonces presidente de
la República Argentina, señor Nicolás Avellaneda, pronunció
un discurso que terminó así: “Nada hay imposible en el siglo
que ha inventado el telégrafo eléctrico. El ferrocarril se
internará, y cuando el silbato de las locomotoras haya
resonado en nuestros límites del Norte, conmoviendo los
cerros del Potosí opulento y adelantándose por el Perú
Boliviano, podremos entonces convocar a una fiesta, no ya

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 103

argentina, sino americana, para que vengan todos los


productos de este continente a alfombrar su paso”.

En la conmemoración del centenario del nacimiento de


Víctor Hugo habló el orador Belisario Roldán y terminó su
discurso con estas palabras: “¡Oh, padre de Cosette! Hoy
vuelan hacia vos los espíritus en toda la extensión del mundo,
temblando de homenaje; para vos amanecen hoy las flores
del suelo; los sabios saludan, los Aristareos aplauden, los ojos
lloran, los poetas cantan, las almas estremecen. Gravemente,
ellas velan el augusto mausoleo.

La diosa Libertad llegará a él.


- Fue mi soldado – dirá.
Y la diosa Justicia:
- Fue mi caballero.
Y blanca, incorpórea, suprema, la Piedad llegará
también:
- Fue mi genio – dirá.
Señores he terminado.”

Emilio Cautelar, de quien ya se ha citado cómo


empezó su primer discurso, años más tarde, en una reunión
de la Cámara española pronunció otro, al rectificar al señor
Manterota, en el cual abogaba por la libertad religiosa y dio fin
al mismo de la siguiente manera: “Grande es Dios en Sinaí; el
trueno le precede, el rayo le acompaña, la luz le envuelve, la
tierra tiembla, los montes se desgajan; pero hay un Dios más
grande, más grande todavía, que no es el majestuoso Dios del
Sinaí, sino el humilde Dios del Calvario, elevado en una cruz,
herido, yerto, coronado con espinas con la hiel en los labios, y
sin embargo, diciendo: “¡Padre mío, perdónalos, perdona a
mis verdugos, perdona a mis perseguidores, porque no sabe
lo que hacen!” Grande es la religión del poder, pero es más
grande la religión del amor; grande es la religión de la justicia
implacable, pero es más grande la religión del perdón

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 104

misericordioso; y yo, en nombre del Evangelio, vengo aquí a


pediros que escribáis en vuestro código fundamental la
libertad religiosa, es decir, libertad, fraternidad, igualdad entre
todos los hombres”.

No agote la paciencia de los oyentes. No hay discursos


largos o breves; sólo existe la sensación de que parezcan
alargados o extensos; todo depende del arte y habilidad del
orador. El discurso largo es el Intro que parece largo, por
animar en el auditorio el deseo de que llegue a su fin
prontamente, y el breve es el que deja a los oyentes con el
deseo de seguir escuchando al orador. No es mirando el reloj,
como debe medirse un discurso, sino dirigiendo la mirada al
auditorio. Fíjese en el movimiento de los ojos de los oyentes,
en el de sus manos, si consultan el reloj: usted adivinará si
siguen su discurso con interés.

Tenga en cuenta la actitud de su auditorio y su estado


nervioso. No llegue al punto de la saciedad. Es preferible que,
por haberse hablado cinco minutos de menos, lamente el
auditorio la brevedad, que, por haber hablado un minuto de
más el orador sea censurado y tachado de cansador.

En cierta ocasión en que un orador se había extendido


exageradamente, quiso enterarse de la hora y buscó en
diferentes bolsillos de sus prendas de vestir, el reloj que al
parecer había olvidado en casa y tras breves momentos de
suspenso alguien del público le dijo: “No se preocupe, detrás
de usted hay un calendario”.

Ejemplo de un discurso proporcionado, sobre el tema:


“La vida humana requiere esfuerzo inteligente y continuado”.
Se citan solamente los puntos fundamentales de la
exposición.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 105

INTRODUCCIÓN

a) ¡Qué espectáculo más hermoso ofrece un huerto de


manzanas en la primavera! Toda manifestación de
vida tiene como marco un desarrollo y crecimiento que
denotan vigor y poder.

Esta introducción breve y estrechamente relacionada


con el tema predispone al auditorio a esperar una exposición
práctica y entonadora.

EXPOSICIÓN

b) La vida es proceso de crecimiento y el desarrollo al


impulso de fuerzas que adecuadamente aplicadas
producen poder y consistencia.
c) La humana se caracteriza por energía y poderes que
para producir resultados compensadores deben ser
dirigidos inteligente y rigurosamente.
d) El hombre tiene que emplear sus energías inteligente y
continuadamente para que su vida le depare
compensaciones, estímulos y satisfacciones
avivadoras de su poder y espíritu emprendedor.
e) Por ser autónomo en sus decisiones, el hombre sólo
puede vivir más plenamente y responder a las
exigencias de una vida fecunda si emplea un grado de
esfuerzo que le capacite para rehabilitarse, vigorizarse
e impulsarse de modo que para él sea una realidad
viviente el hecho de la riqueza de la vida.
f) El crecimiento y rendimiento abundante de la calidad
son evidencias de vida fecunda y cuanto mayor es
ésta, más provechosa se manifiesta en lo vivo y eficaz.
g) La superación es una culminación de la eficacia de lo
vivo y rendidor y debe producirse como derivación del
desarrollo continuado.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 106

h) El hombre dado a un esfuerzo de superación forma


conciencia de su poder vivificante y emprendedor.
i) En cierta ocasión en que se le preguntó al gran poeta
Longfellow acerca de cómo conseguía mantener su
jovialidad y vigor, él contesto: “¿Ve usted ese manzano
cargado de flor bellísima? –señalando a un árbol en su
jardín-. Pues tenga en cuenta que es muy viejo, pero
nunca tuvo más flores que este año y se explica esa
fecundidad, porque cada año agrega nueva madera a
su tronco. Yo hago lo mismo: agrego nueva madera a
mi vida y de esa manera mantengo mi vitalidad”.

Aquí termina el desarrollo de la división de la


exposición en la cual se ha realzado y explicado lo sustancial
del tema y ha sido ilustrado con la anécdota sobre Longfellow
que destaca la necesidad de agregar nuevas fuerzas y poder
para responder a las exigencias de la vida.

DISCUSIÓN

j) Atender sólo a las necesidades materiales humanas es


limitar el esfuerzo a lo indispensable, anular gran parte
del potencial espiritual y mental y reducir la perspectiva
de la vida.
k) El hombre no es una cosa o un ser vegetativo
solamente, es una fuerza espiritual, un ser poseedor
de grandes potencialidades, que sólo puede
comprenderlas, concebirlas y realizarlas cuando pone
en juego su dinámica espiritual.
l) Debe sentir el reflejo de su poder en las realizaciones
que le convencen de su gran capacidad rendidora.
m) Si su proceder es sólo mecánico y automático se
limitará a subsistir y se negará un crecimiento esencial
para experimentar alientos e incentivos que incitan a
vencer complicaciones y adversidades.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 107

n) Ejemplos de hombres, que limitados físicamente, han


logrado grandes progresos. Ciegos, enfermos, pobres,
esclavos, etcétera, que llegaron a la celebridad
desarrollando su poder y voluntad.

Esta sección refuerza lo expuesto en la anterior y


corrobora lo que se ha argumentado sobre la necesidad de
vivir al impulso del esfuerzo y de la superación.

RECOMENDACIONES

o) El hombre debe ir más allá de la apreciación intelectual


de la vida; le corresponde vivir las grandes verdades
de la misma. Sea para cada uno de nosotros una
realidad viviente el hecho de nuestro poder.
Esforcémonos serena e inteligentemente, en cuando
emprendamos de carácter constructivo; que cada día
agregue a nuestra vida nuevos impulsos, anhelos de
superación y capacidad para llenar nuestro cometido
consciente y eficientemente.
p) Mejoremos todos los día en algo, seamos exigentes
con nosotros mismos, vivamos más cerca cada día de
los ideales luminosos e inspiradores, y, sobretodo,
seamos exponentes fieles de poder y eficacia,
basados en una forma de vivir fecunda, provechosa y
abundante en todo lo que dota de capacidad para
superarse.

RESUMEN

q) El rendimiento de la vida es más vida; quien la cultiva y


la dedica a lo que proporciona fuerzas, aliento y
grandes compensaciones no puede menos de sentir
en sí mismo la fluidez de todo lo vivo y vivificante.
Sabias e inspiradoras son las palabras talladas en el
sepulcro del gran Pasteur: “Dichoso quien lleva dentro

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 108

de sí un Dios, un ideal de belleza y que le obedece:


ideal del arte, ideal de la ciencia, ideal de la patria,
ideal de las virtudes del Evangelio. Estas son las
fuentes vivas de los grandes pensamientos y de las
grandes acciones. En todas se refleja iluminándolas, la
lumbre de lo infinito”.

Los puntos expuestos en el desarrollo del tema


precedentes deberían ser extendidos al explicarse y detallarse
las ideas que han servido de base para la exposición. Nótese
que se ha guardado la proporción recomendada en este
capítulo y se ha construido el pensamiento básico sin
desviaciones ni consideraciones al margen de la idea
comprendida en el tema.

PARA PRACTICARSE EN CLASE

Háblese durante unos cinco minutos sobre un tema


elegido por el mismo estudiante o sobre el que más le agrade
de los siguientes:

1. Impresiones de un paseo dominical.


2. ¿Qué es cultura?
3. El seguro de vida debe ser obligatorio.
4. La joven moderna.
5. El sistema de gobierno republicano es más aceptable
que el monárquico.
6. La lealtad debe ser desinteresada.
7. El adulto debe aumentar sus conocimientos sin cesar.
8. Toda persona debería leer un libro interesante por
mes.
9. La voluntad es más eficaz cuando es autoimpulsada.
10. La eficiencia personal es derivación de un esfuerzo
inteligente y persistente.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 109

Recomendaciones

a) Evite agregar a la terminación del discurso el muy


usado apéndice por oradores españoles: He dicho.
Déle una terminación a su exposición que sea
adecuada y no tendrá que decir nada más.
b) Al terminar sus últimas palabras, haga una breve
pausa y luego una leve inclinación de cabeza y con
ello habrá culminado su discurso correcta y
expeditivamente.
c) Sea cuidadoso en pronunciar las últimas palabras con
claridad, tono de voz vibrante y actitud desenvuelta.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 110

VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 8

EJERCICIOS DE RESPIRACION DIAFRAGMÁTICA


INTENSIFICADA

Como complemento importante a los ejercicios


precedentes, y para habituarse a una gimnasia respiratoria
conveniente y saludable, se recomienda los siguientes
ejercicios, que son fáciles y no requiere mucho tiempo.

Quien los practique diariamente, enriquecerá su salud


y ganará en elasticidad física. Gran parte del alimento de la
sangre flota en la atmósfera; no cuesta nada y podemos
adquirirlo en toda la abundancia que deseemos. No pocas
enfermedades e infecciones se deben a empobrecimiento de
la sangre, y esta debilidad a una respiración defectuosa.

EJERCICIO N° 1

Adopte una posición erecta, con los


pies separados. Haga una espiración
profunda para expeler todo el aire de
los pulmones. Mientras echa hacia
atrás el tronco y la cabeza, aspire lenta
y profundamente.

Los brazos deben seguir el


movimiento que sugiere la figura. Una
vez que la reflexión ha llegado a su
límite, y sin detenerse en esta
posición, incline el cuerpo hacia
delante, espirando profundamente.
Repita el mismo ejercicio cinco veces.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 111

Las rodillas no deben doblarse.

Cuando aspire, procure que todo su cuerpo esté libre


de contracción muscular.

Tanto la aspiración como la espiración deben ser


lentas.

Si se sufre de alguna indisposición, será prudente


suspender estos ejercicios.

Si se experimenta mucha fatiga al hacerlos, conviene


repetirlos menor número de veces.

Deben practicarse por la mañana o al acostarse, en


lugar bien ventilado.

EJERCICIO N° 2

Con el cuerpo erecto y los pies juntos,


haga una espiración completa, como en
el ejercicio N° 1. Luego mientras aspira
profunda y lentamente, doble el tronco
hacia la derecha lo más que pueda,
elevando, al mismo tiempo, el brazo
izquierdo, como lo indica la figura. A
continuación, doble el tronco hacia la
izquierda lo más posible, haciendo una
espiración lenta y completa y bajando el
brazo izquierdo, mientras eleva el
derecho como indica la figura.

Vuelva a su posición original y luego aspire


profundamente mientras dobla el tronco hacia la izquierda y,
espirando luego, haga los mismos movimientos, pero en
sentido opuesto.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 112

Repítase este ejercicio cinco veces de cada lado.

EJERCICIO N° 3

En posición erecta y los pies paralelos y


separados por una distancia de unos 50
centímetros, espire totalmente el aire de
los pulmones. Luego, aspire lenta y
profundamente mientras gira con
lentitud la parte superior del cuerpo
hacia la izquierda y levanta los brazos a
una posición horizontal. A continuación,
mientras espira lentamente, vuelva a la
posición original y baje los brazos.

Repita el mismo ejercicio hacia la derecha haciendo


los movimientos opuestos, pero sin descuidar la aspiración y
espiración respectivas.

Hágase este ejercicio cinco veces de cada lado.

Tanto los pies como las piernas deben permanecer


firmes y sin moverse; tampoco las caderas deben girar.

EJERCICIO N° 4

Con el cuerpo erecto y los pies


separados, espírese totalmente como
en los ejercicios precedentes. Luego,
eleve los brazos lentamente, como
indica la figura, mientras aspira
profundamente. Cuando lleguen a una
posición horizontal, empiece a espirar y
bajar los brazos con lentitud. Cuando

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 113

lleguen a su posición original, debe haber espirado todo el aire


de los pulmones.

Repita este ejercicio cinco veces.

EJERCICIO N° 5

En posición igual a la de la figura N° 4,


con los brazos extendidos, haga una
aspiración profunda y cuando ya tenga
los pulmones llenos de aire, empiece a
espirar y simultáneamente baje el
cuerpo a la posición en cuclillas, como
lo indica la figura. Inmediatamente,
vuelva a la postura erecta y baje los
brazos, dando fin entonces a la
espiración. Este ejercicio debe hacerse armónicamente,
procurando que la espiración no empiece o termine antes o
después de los movimientos respectivos.

Repítase tres veces.

EJERCICIO N° 6

Con el cuerpo erecto y los pies


separados espire totalmente; luego,
eche hacia atrás lentamente el tronco,
mientras aspira a fondo, doblando los
brazos y apretando las manos, como
sugiere la figura. A continuación,
incline el cuerpo hacia delante, sin
contraer el abdomen ni encoger las
espaldas, y espire profundamente,
cuidando de sacar el pecho hacia fuera. Los brazos deben
seguir el movimiento sugerido por el dibujo.

El Arte de Hablar en Público


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Repítase este ejercicio cinco veces, con sus


respectivas espiraciones y aspiraciones.

EJERCICIO N° 7

Adopte la posición de la figura de


rayado en negro. Espire totalmente
mientras doble el tronco lentamente
hacia la derecha, según sugiere el
dibujo, y cuidado de que la pierna
derecha quede en completa extensión,
y la izquierda levemente arqueada
hacia delante. Luego, aspire
profundamente mientras recupera la
posición original.

Descanse unos segundos y luego espire totalmente. A


continuación, doble el tronco lentamente hacia la izquierda y
repita los movimientos que se hicieron anteriormente, pero en
forma opuesta, y termine la espiración profunda. Vuelva luego
a la posición erecta, aspirando profundamente.

Repita este ejercicio cinco veces de cada lado.

EJERCICIO N° 8

Con el cuerpo erecto, como indica la


figura, espire totalmente. Luego levante
los brazos lentamente mientras aspira
profundamente, hasta que lleguen a una
posición horizontal. A continuación,
mientras deja caer los brazos lentamente
a su posición original, espire hasta vaciar
sus pulmones de aire.

El Arte de Hablar en Público


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Repita este ejercicio cinco veces.

EJERCICIO N° 9

En posición erecta espire totalmente. Levante


los brazos a una posición horizontal y también
los talones, y simultáneamente aspire
profundamente. Eche los hombros hacia atrás.

Luego, mientras espira totalmente, baje


el cuerpo hasta la posición en cuclillas,
manteniendo los talones elevados. Baje
también los brazos y el mentón esforzándose por expeler todo
el aire de los pulmones.

A continuación, y mientras conserva esa posición,


haga una aspiración profunda, levantando el cuerpo y los
brazos lentamente hasta recobrar la posición original.

EJERCICIOS DE RELAJACIÓN

"Tranquilízate, piensa fríamente, relájate".

Los ejercicios de respiración se encuentran estrechamente


relacionados con lo que es la relajación, ya que el ritmo de
vida actual, cada vez más rápido, nos induce con mayor
frecuencia a alcanzar estados de ansiedad y tensión nerviosa,
que terminan enfermándonos y acortando nuestras
expectativas de vida. Cada vez más personas entre los 25 y
40 años, sufren de hipertensión arterial, enfermedades
cardiacas, caída del pelo, síndrome de colon irritable, por solo,
nombrar algunas. Otro efecto dañino, de la ansiedad y alta
tensión nerviosa, es que nos producen bloqueos mentales,
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 116

que nos impiden pensar con claridad y por ende actuar con
inteligencia y sensatez ante cualquier situación que requiera
de nosotros respuestas adecuadas.

Este tipo de daños, los podemos contrarrestar a través de las


técnicas de Relajación. La relajación o estado opuesto a la
ansiedad y tensión nerviosa, es una habilidad vital en el
control de nuestra salud física y mental. Por medio de la
habilidad para relajarnos, podemos mantener una mente
abierta y receptiva a todo lo que nos rodea, permitiéndonos
tener acceso libre a todo nuestro potencial, creatividad e
ingenio; de igual forma, estados relajados de nuestro cuerpo
favorecen el control de las enfermedades antes mencionadas.

Diversas técnicas de relajación son las que permiten lograr un


estado de distención total, sobre este particular destacaremos
la Relajación Muscular Extensa y Profunda.

¿Cuándo y dónde practicarla?

Es preferible practicar durante la noche, justo antes de irse a


dormir, debemos elegir una habitación tranquila y
agradablemente caliente, con unas cortinas echadas y las
luces semiapagadas, proceda a quitarse los zapatos y
desabróchese cualquier pieza de ropa que le apriete
demasiado. Acuéstese sobre la cama o en una silla cómoda
que le permita un apoyo adecuado para la espalda y el cuello.

¿En qué consiste el ejercicio de relajación?

El ejercicio consiste en relajar los siguientes grupos de


músculos:

1. Manos y brazos.
2. Nuca y hombros.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 117

3. Ojos, cejas y frente.


4. Cuello y boca.
5. Tronco y pecho.
6. Piernas y caderas.

Es preferible realizar la grabación de las instrucciones que se


dan en los ejercicios de los siguientes grupos, amerita dejar
bastante tiempo entre cada serie de instrucciones de forma
que pueda relajarse por completo.

Grupo 1:

 Manos: Cierre los puños todo lo fuerte que pueda


durante cinco segundos y sienta la tensión que esto
produce. Después, relájelos por completo y note la
diferencia entre la tensión y el relajamiento. Siga
desplegando los músculos durante aproximadamente
un minuto.
 Parte anterior de los brazos: Ahora doble los brazos
por los codos para tensar los músculos de la parte
anterior de los brazos. Mantenga esta posición durante
unos cinco segundos, después relájese y deje colgar
los brazos a lo largo del cuerpo. Continúe desplegando
los músculos y concéntrese en la sensación de dejarse
ir durante un minuto más o menos.
 Parte posterior de los brazos: En esta ocasión debe
extender los brazos todo lo rígidamente que pueda.
Sienta la tensión en la parte posterior de sus brazos
durante unos cinco segundos y después relájese.
Extienda los brazos a lo largo de su cuerpo y siga
dejando que los músculos se relajen durante
aproximadamente un minuto.

Ahora utilice un tiempo extra y concéntrese en todos


los músculos de las manos y de los brazos, dejando

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 118

que lo sienta cada vez más y más profundamente


relajados.

Grupo 2:

 Nuca: Apriete duramente la parte posterior de la


cabeza contra el respaldo de la silla o de la cama,
tensando así los músculos de su nuca y manteniendo
esa posición durante cinco segundos. Sienta la tensión
y a continuación relaje la nuca y note cómo su cabeza
descansa suavemente. Concéntrese en la sensación
de dejarse llevar durante el siguiente minuto.
 Hombros: Encoja los hombros, elevándolos hacia la
nuca todo lo que pueda y sintiendo la tensión entre
ellos. Mantenga esa misma posición durante cinco
segundos y después relájese. Deje que sus hombros
caigan y se desplieguen. Déjese llevar de este modo
durante un minuto.

Después, deje que se relajen por completo durante


otro minuto los músculos de la nuca, los hombros y
brazos.

Grupo 3:

 Ojos y cejas: Póngalos en tensión frunciéndolos todo


lo fuertemente que pueda al mismo tiempo que cierra
con fuerza los ojos. Mantenga esa misma posición de
tensión durante cinco segundos y después relájese.
Sienta el alivio de dejarse llevar y siga suavizando la
caída de las cejas y la zona situada alrededor de los
ojos durante el siguiente minuto.
 Frente y cuero cabelludo: Ponga en tensión estos
músculos elevando las cejas como en un signo de
interrogación. Trate de elevar las cejas todo lo que

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 119

pueda y mantenga esa misma posición durante unos


cinco segundos. Sienta la tensión y después relájese.
Note la diferencia existente entre la tensión y el
relajamiento y mantenga la sensación de dejarse
llevar. Permanezca con los ojos quietos y mirando
directamente hacia delante, durante aproximadamente
un minuto.

Después, y durante otro minuto deje que se relajen por


completo los músculos existentes alrededor de los
ojos, en la frente, nuca, hombros y brazos.

Grupo 4:

 Boca: Tense los músculos de los labios y del rostro


presionando ligeramente los labios. Mantenga esta
posición durante cinco segundos y después relájese.
Deje que sus labios descansen juntos y siga notando
la sensación de dejarse llevar durante
aproximadamente un minuto.
 Mandíbula: Apriete los dientes durante unos cinco
segundos y sienta la tensión en su mandíbula. A
continuación, relaje los músculos de la mandíbula
separando ligeramente los dientes, de modo que no se
produzca ninguna tensión en la mandíbula y
concéntrese en la sensación de dejarse llevar durante
aproximadamente un minuto.
 Cuello: Tense los músculos del cuello colocando la
punta de la lengua sobre el paladar y presionando
hacia arriba todo lo fuerte que pueda durante unos
cinco segundos. Sienta la tensión en la lengua y en el
cuello y después relájese. Note la sensación de
dejarse llevar y permita que su lengua se hunda en el
fondo de su boca. Mantenga la sensación de
relajamiento durante un minuto.

El Arte de Hablar en Público


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Grupo 5:

 Pecho: Haga una aspiración profunda, sostenga el


aire, sienta la tensión en el pecho y después exhale el
aire, concentrándose en la sensación de relajación.
Mantenga la respiración superficial y relájese como
antes. Cada vez que exhale debe sentir el alivio de
dejarse llevar. Continúe practicando este ejercicio
hasta lograr culminar con la siguiente serie. Repita
este ejercicio 5 veces.

INHALA SOSTIENE EXHALA

5 segundos 3 segundos 5 segundos

10 segundos 3 segundos 5 segundos

10 segundos 10 segundos 20 segundos

20 segundos 10 segundos 20 segundos

20 segundos 20 segundos 20 segundos

20 segundos 20 segundos 30 segundos

20 segundos 20 segundos 35 segundos

20 segundos 20 segundos 40 segundos

 Estómago: Encoja los músculos situados alrededor de


la zona del estómago como si se estuviera preparando
para recibir un golpe. Sienta la tensión mientras los
músculos están encogidos y rígidos. Mantenga esa
posición durante unos cinco segundos. Después,
relájese y deje caer los músculos de estómago,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 121

relajados. Siga notando la sensación de dejarse llevar


durante el minuto siguiente.

Y ahora, durante otro minuto, concéntrese en relajar


todos los músculos situados alrededor de su
estomago, en el pecho, boca, cuello, ojos, frente, nuca,
hombros, brazos y manos.

Grupo 6:

 Piernas y caderas: Tense los muslos y las nalgas


apretándolas, extendiendo las piernas hacia adelante y
dirigiendo los dedos de los pies hacia abajo. Mantenga
esa misma posición durante cinco segundos. Sienta la
tensión en sus piernas y caderas y después relájese
por completo. Sienta cómo la tensión va
desapareciendo de sus piernas y caderas y siga
dejándose llevar, desplegando todos los músculos
durante el minuto siguiente.

Durante los próximos dos o tres minutos concéntrese en


relajar todos los grandes grupos de músculos: piernas, nalgas,
estómago, pecho, boca, cuello, ojos, frente, nuca, hombros,
brazos y manos.

Sienta cómo se va hundiendo cada vez más y más


profundamente en la cama o sillón, mientras su cuerpo se
hace más y más pesado, y se relaja cada vez más
profundamente.

Instrucciones generales para poner en práctica durante la


realización de los ejercicios anteriores.

 Al principio de los ejercicios, cierre los ojos y


manténgalos cerrados hasta haber completado el

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 122

último período de relajación total. Esto reducirá


cualquier distracción indeseable procedente del medio
ambiente que le rodee.
 Mientras está actuando sobre una serie de músculos
en particular, trate de concentrarse por completo en
ellos y no permita que su mente se distraiga en nada
más.
 Asegúrese de que realiza los ejercicios durante las
primeras ocasiones en un medio ambiente tranquilo y
cómodo.
 Adopte una actitud de concentración pasiva mientras
despliega los músculos y se relaja después de cada
ejercicio. No trate de forzar la relajación, pues con ello
solo logrará ponerse tenso. En vez de ello, deje que la
relajación se presente de un modo natural, y una vez
iniciado el proceso concentre toda su atención en la
sensación de dejarse llevar a medida que se va
relajando más y más.
 Repita como un leve susurro la palabra "relajación"
cada vez que relaje un grupo de músculos después de
haberlos mantenido en tensión. Una vez finalizados los
ejercicios de los músculos del pecho, debe empezar a
concentrarse en los efectos relajadores de la
exhalación. ¿Cómo? Manteniendo la respiración
superficial y cada vez que exhale repita mentalmente
la palabra "relajación", mientras relaja su cuerpo un
poco más. Mantenga la respiración regular y uniforme.
 Si siente frío durante los ejercicios, eso es normal y es
indicación de que las respuestas parasimpáticas están
empezando a predominar. Significa que su circulación
sanguínea ya no se apresura en dirección a la
superficie de su piel para suministrar energía de
emergencia, sino que está siendo dirigida hacia
actividades más recuperadoras, como la digestión.
 Trate de mantener su mente libre de otros
pensamientos o preocupaciones durante los últimos

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 123

minutos cuando este relajando su cuerpo entero.


Concéntrese en repetir la palabra clave: "relajación". Si
durante los primeros días de realizar estos ejercicios,
tiene dificultades para lograr esto, le será útil fijar sus
pensamientos en una imagen agradable como una
puesta de sol, un paisaje campestre, una playa o algún
color sedante.
 Al final de su sesión de relajación, abra los ojos y
mueva el cuerpo con lentitud de un lado a otro.
Siéntese lentamente y vuelva a su vida rutinaria
normal mientras trata de seguir manteniendo la
sensación de relajación que ha desarrollado.

Este método de relajación profunda, que está complementado


por la ejecución de los ejercicios que se señalan a
continuación, debe tratar de practicarlo por lo menos una vez
al día, unos 30 minutos. Obtendrá más y mejores resultados si
pudiera hacer tiempo para practicarla dos veces al día. Al
termino de cinco días se dará cuenta que puede relajarse con
mayor rapidez y facilidad. La respuesta de su mente y cuerpo
a este ejercicio, le hará sentirse diferente. Descúbrala y
disfrútela.

Ejercicio No. 1.- RELAJACIÓN

Con los pies separados, el abdomen relajado,


la columna y Cabeza en eje, hombros sueltos,
respire profundamente, sostenga la respiración
y exhale, bajo las instrucciones dadas en el
ejercicio del Grupo 5 anterior. Repita este
ejercicio cinco veces.

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Ejercicio No. 2.- PESO

Parado con las piernas poco abiertas,


traspase el peso del cuerpo de un pie a otro con
las rodillas extendidas. A continuación, y
mientras conserva esa posición, haga una
respiración profunda, levantando el cuerpo y los
brazos lentamente hasta recobrar la posición
original. Repita este ejercicio cinco veces de
cada lado.

Ejercicio No. 3.- PESO RODILLAS

Con las piernas no muy abiertas,


traslade el peso del cuerpo con las
rodillas flexionadas, alternando sin
levantar talones, de un lado a otro,
repita este ejercicio cinco veces de
cada lado.

Ejercicio No. 4.- PIES

Realizar cinco flexiones con los pies, parándose en las puntas


en forma consecutiva; luego de idéntica forma ejecutar cinco

El Arte de Hablar en Público


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flexiones con los talones, alternar y


repetir este ejercicio en cinco series de
cinco.

Ejercicio No. 5.- PIERNAS

Sin bajar totalmente el cuerpo, proceda a


doblar las rodillas y a estirar posteriormente
las piernas. Este ejercicio se lo debe
realizar por cinco veces en series de cinco
en forma secuencial.

Ejercicio No. 6.- PELVIS

Con las piernas separadas, proceda a


realizar el movimiento de la pelvis hacia
adelante y hacia atrás en forma secuencial
en cinco series de cinco cada una.

El Arte de Hablar en Público


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Ejercicio No. 7.- PELVIS

Cruzar un brazo por atrás llegando con la


mano hasta el glúteo contrario, alternar.
Repetir este ejercicio cinco veces en series
de 5.

Ejercicio No. 8.- HOMBROS

Tomarse las manos por la espalda y echar


hacia atrás los hombros.

Ejercicio No. 9.- COLUMNA

Subir un pie más alto que el otro cada cierto


tiempo, ejecutar este ejercicio en forma
alternada, cumplir cinco series de cinco,
mantener cada pie en esa posición durante
cinco segundos

El Arte de Hablar en Público


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Ejercicio No. 10.- HOMBRO-BRAZO

Bajar la mano izquierda lateralmente, sin doblar la


columna, luego continuar con la mano derecha,
sostener en cada posición por cinco segundos y
ejecutar el ejercicio en cinco series de cinco.

Ejercicio No. 11.- CUELLO / CUELLO HOMBROS

CUELLO; Realizar movimientos con el


cuello hacia los costados, atrás, adelante;
así como también rotaciones muy lentas ;
complementar con movimientos del
CUELLO HOMBROS hacia arriba, adelante,
atrás y en círculo; ejecutar cinco series de
cinco en cada movimiento.

Ejercicio No. 12.- ESTIRAMIENTO / ENDEREZAMIENTO


DE COLUMNA

ESTIRAMIENTO Tomar ambas manos y


proceder a estirar, arriba y al frente;
ENDEREZAMIENTO DE COLUMNA
sentado enderezar la columna y estirarla
procurando mantener la misma lo más
erguida posible, tratar de mantener esta
posición permanentemente; realizar cinco
series de cinco para cada ejercicio

El Arte de Hablar en Público


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Ejercicio No. 13 COLUMNA

Sentado en una silla,


proceda a inclinar la
columna hacia adelante,
baje lentamente la cabeza,
el cuello y los hombros,
continuado hasta que el
tronco descanse sobre los muslos, muy
lentamente y regrese a su posición inicial; realice este
ejercicio en por cinco ocasiones en series de cinco.

Ejercicio No. 14.- PIERNAS

Sentado proceda a alzar la pierna


izquierda y derecha en forma alternada
pero a la vez empuje una rodilla con la
mano de modo que hagan fuerza
ambas, ejecute este ejercicio en forma
alternada; posteriormente separe y
junte las rodillas muy lentamente,
ejecute estos ejercicios por cinco
veces en series de cinco.

Ejercicio No. 15.- PIES

Sentado levante los talones y luego las


puntas de los pies en forma alternada, ejecute
cinco movimiento de los pies (punta - talón)
en series de cinco.

El Arte de Hablar en Público


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Ejercicio No. 16.- MANOS Y MUÑECAS

Sentado proceda a levantar los brazos con las


manos empuñadas hasta lograr una posición
horizontal y luego abra las manos, mueva las
muñecas en flexión y extensión, ejecute el
ejercicio en cinco series de cinco.

Ejercicio No. 17.- REFORZAMIENTO ABDOMINAL

Acostado, proceda a elevar cada una de


las piernas en forma alternada, pero
presione a la rodilla contra la mano
contraria, haga fuerza; luego eleve ambas
piernas al mismo momento y de igual
manera presione con las manos haciendo
fuerza contraria entre las manos y las rodillas; ejecute estos
ejercicios en cinco series de cinco.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 130

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 9

CONSTRUCCIÓN DEL ESQUEMA DE UN DISCURSO

ENFOQUE MENTAL Desde diferentes planos se puede


contemplar las ideas con sus respectivas derivaciones,
proyecciones, significados, aspectos y enseñanzas. Por esta
razón, antes de ser expuesta una idea, conviene enfocar la
mente, analíticamente, sobre el sentido correcto de la misma.
De esta forma se hará un estudio más fecundo y se
concebirán pensamientos más precisos, para hablar con
mayor claridad y exactitud.

Esta concentración será muy eficaz para preparar el


esquema o plan del discurso, el cual deberá comprender
solamente aquellos puntos que servirán de base para el
desarrollo del tópico. Recuérdese que el esquema es, en
realidad, el esqueleto de la exposición. Así como en la
construcción de una casa se erige primeramente la estructura
básica e interna que habrá de dar solidez al edificio, de una
misma manera, el esquema debe contener las divisiones
esenciales y fundamentales de la idea que ha de ser
expuesta.

Debe cuidarse, con gran esmero, que en todo el plan


prevalezca la unidad más completa y que todo el pensamiento
se oriente hacia una conclusión definida y explícita. La
difusión, vaguedad o profusión, afectará la solidez de la
exposición, y debilitará su consistencia.

Es de gran importancia, ante todo, definir


exactamente, el significado del pensamiento que se desea
desarrollar. Toda idea, por sus múltiples asociaciones y
derivaciones, tiene una gran variedad de matices y sugiere
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 131

distintas apreciaciones. Interprétese el pensamiento con


términos que reflejen, exactamente, lo ideado, y no se acepte
definitivamente la expresión elegida hasta que su sentido no
dé lugar a dudas.

El análisis que se hace a continuación sobre un mismo


asunto, pero con diferentes sentidos, servirá para probar la
variedad de interpretaciones que sugiere una misma idea y la
importancia de plantearla concreta y específicamente, según
el sentido que deba reflejar.

ANALISIS DE DIFERENTES IDEAS SOBRE


EL VOTO DE LA MUJER

Supongamos que se desea hablar sobre el voto de la


mujer. Este asunto se puede encarar desde diferentes puntos
de vista con gran variedad de conclusiones. Para que la
exposición sea clara y concreta y, por lo tanto, comprensible a
los oyentes, se deberá fijar qué aspecto especial de la idea
sea desea exponer, y excluir aquellos puntos que puedan
distraer, confundir, desviar el pensamiento o causar
reacciones falsas.

Consideramos cuatro aspectos de los muchos y


distintos, tanto positivos como negativos, que ofrece este
asunto tan interesante, y veamos como se encararía la
exposición en cada caso.

El voto de la mujer Como tema, esta idea implica la


consideración de lo que constituye el voto de la mujer, sus
ventajas y sus consecuencias, en sus diferentes relaciones
sociales, políticas, morales, económicas, personales, etc.

Permitirá hacer un análisis, casi sin fin, de cuanto se


relaciona con tal prerrogativa; como también se justificaría

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 132

relatar la historia del desarrollo del movimiento que auspició la


concesión de este derecho.

Dada la imprecisión del tópico, por cuanto no indica


orientación alguna de carácter conclusivo, podría abarcar
cuanto se refiere al voto de la mujer, ya sea en forma positiva
o negativa.

De no poseerse una mente bien disciplinada, sin duda


alguna que al ser desarrollado, se pecaría de profusión y
difusión.

Una frase sin verbo difícilmente puede tener una


expresión explícita o clara para ser expuesta con precisión.

La mujer debe votar En este caso importaría probar


que la mujer tiene el deber de votar y sería preciso
aducir las razones y justificaciones sobre las cuales se basa
tal obligación, que podría ser considerada como moral, social,
de humanidad, etc.; y se aportarían todas las pruebas
necesarias para justificar la necesidad de que la mujer
ejerciera ese deber cívico. Este tema no permitiría mucha
ampliación en consideraciones complementarias, por estar
bien concretado y definido el sentido conclusivo del mismo. En
este caso, sólo cabe probar que la mujer debe ejercer el
derecho del voto.

La mujer es tan ciudadana como el hombre, y por lo


tanto debe votar En este plano de interpretación, la idea
que debería desarrollarse consistiría en probar la identidad de
ciudadanía que existe entre el hombre y la mujer, sobre lo
cual se fundamentaría el deber de la mujer de votar.

Este tema excluiría las consideraciones de si es o no


conveniente el voto de la mujer, y otras que se basan en una

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 133

opinión más o menos imparcial. Lo que aquí importaría


demostrar es la justicia de que la mujer vote, en virtud de la
igualdad de atributos ciudadanos, entre hombre y mujer. Este
tema también plantea con precisión, la razón del fundamento
lógico en que se basa este pensamiento, aduciendo el
principio de que la mujer es tan ciudadana como el hombre.

La mujer es un ser capaz y responsable, y, por lo


tanto, tiene derecho al voto En este caso, se
contempla otro aspecto. Al exponer este tema, sería preciso
probar que la mujer es un ser responsable y capaz, y para ello
deberían especificarse los méritos y cualidades que califican
para ejercer el derecho al voto. Se tendrían en cuenta sus
valores morales y se harían consideraciones analíticas de la
mujer y de su capacidad para desempeñar sus
responsabilidades. También, en este caso, se plantea el tema
con carácter conclusivo.

Por lo expuesto se desprende cuán importante es


determinar exacta y categóricamente el sentido de la
proposición que ha de exponerse y la orientación que
proyectará.

Recuérdese siempre que conviene eliminar del


discurso todo lo que sea extraño al tema, y cuanto menos se
divague, se exceda en ampliaciones y se entre en
minuciosidades, más se facilitará la atención, el interés y la
comprensión del auditorio.

Recuerde siempre que cuanto más se dilucide el


sentido auténtico de la palabra, más clara será la exposición
que se haga. Merece citarse lo que dice Paignon: “La palabra
hablada no es nunca más que lo que es la inteligencia misma;
de modo que si la actividad intelectual es vaga e
indeterminada, la palabra lo será también; si la acción de la
inteligencia es clara y precisa, se hallará en la palabra
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 134

precisión y claridad. La vida del espíritu es tan pronto floja, tan


pronto vivaz y marca así la palabra con un sello de languidez
o de energía. La palabra es la inteligencia que se da a sí
misma en espectáculo”.

Preparación del esquema Prepárese por escrito, y


preséntese al profesor, en la próxima reunión de la clase,
el esquema del tema siguiente: LA LECTURA MEDITADA ES
LA MAS INSTRUCTIVA. Hágase la preparación de este
esquema según las divisiones sugeridas en la lección 5.

Este mismo asunto servirá para exponerlo en clase en


tres minutos. Concrétese ante todo en forma sintetizada, la
finalidad del tópico. No es necesario exponer muchos puntos,
ni agregar las ideas secundarias o complementarias. Los que
se expongan, aunque pocos, conviene que sean básicos y
contengan los fundamentos del desarrollo del discurso.

Téngase especial cuidado en presentar las ideas clara


y progresivamente. Si están ordenadas lógicamente, el
discurso ganará en armonía.

Al final de este capítulo hallará un modelo del


esquema de este tema y se sugiere no verlo hasta que el
alumno haya terminado el suyo.

Las preguntas como elementos dilucidadores del


pensamiento Después de haber definido la
conclusividad a que se quiere llegar, hágase una serie de
preguntas acerca de los elementos integrantes del tema. Por
ejemplo: ¿Para qué se lee? ¿Son todas las lecturas
instructivas? ¿Por qué conviene elegir las lecturas? ¿Qué es
preciso para instruirse? ¿Cuánto es provechosa la lectura?
¿Qué se entiende por meditación? ¿Cómo debe leerse para
acompañar la lectura con la meditación?¿Qué beneficio

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 135

especial tiene la lectura meditada? ¿Qué resulta de una


lectura apresurada? Pueden hacerse todas las preguntas que
se desee, siempre que tengan relación directa con el tema
elegido, que originen contestaciones iluminadoras sobre el
desarrollo del mismo y que sirvan para concretar
pensamientos importantes.

Dice Dupanloup: “La lectura de por sí muy poco sirve.


Es preciso leer con reflexión, meditar sobre lo que se lee,
darse cuenta de ello. Adquirir este espíritu de análisis es una
costumbre de gran importancia, pues, de otro modo, la lectura
se escurre de la mente como el agua de un cedazo. Y esta
costumbre ha de aplicarse no sólo a la lectura de las obras
maestras, sino que también a la de los artículos de revistas y
periódicos”.

MÉtodo de construcciÓn En cada división del esquema


puede figurar un solo punto o varios, pero debe cuidarse
de que esté vinculado a otros, y que revele progresión en el
desenvolvimiento de la idea fundamental.

Enfoque su mente sobre el significado y proyecciones


de este tema y deje que sus pensamientos broten al estímulo
de una concentración y atención continuada.

Piense en este tópico todos los momentos libres de


que disponga. Deje que lo acompañe y le persiga dondequiera
que vaya; ese roce constante y esfuerzo mental producirán
chispas de luz radiantes que le inspirarán y guiarán a
conclusiones interesantes.

Una vez que considere terminado el esquema,


estúdielo con miras a perfeccionarlo. Al día siguiente, corríjalo,
de modo que gane en claridad y consistencia; mejórelo, y no
se dé por satisfecho hasta que le sea imposible agregarle
modificaciones adicionales.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 136

Tenga presente que Demóstenes no tuvo reparo en


confesar el mucho trabajo que le había costado trazar el plan
de sus famosas filípicas, y que Platón era tan exigente de sí
mismo, en sus escritos, que redactó de nueve modos distintos
el primer párrafo de su República antes de quedar satisfecho.

CUESTIONARIO

Por separado, conteste el siguiente cuestionario, con


la mayor exactitud posible, para ser entregado al profesor.
Huelga decir que la información solicitada habrá de servir de
guía a éste para dirigir con mayor eficacia el progreso de los
alumnos.

1. ¿En cuántas horas preparó el esquema? ¿En este


tiempo van incluidos todos los momentos dedicados a
obtener ideas para prepararlo?
2. ¿Consultó alguna obra?
3. ¿Cuál fue su mayor dificultad?
4. ¿Cuántas veces escribió el esquema con nuevas
modificaciones?
5. Indique la fecha del comienzo de su preparación y la de
terminación.
6. ¿Tuvo alguna inspiración especial, y cuál fue? Fecha y
firma.

Recomendaciones

1. Adopte el plan de elegir todos los días un tema y hacer


un esquema del mismo que comprenda solamente unos
cinco puntos o divisiones.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 137

2. Acostúmbrese a definir exacta y precisamente el sentido


de frases y oraciones.
3. Observe en las conversaciones que escuche si se
interpreta concretamente el sentido de la idea inicial con
que se inició la conversación y notará que es frecuente la
desviación hacia tópicos muy poco afines al original.

MODELO DE ESQUEMA DEL TEMA: LA LECTURA


MEDITADA ES MÁS INSTRUCTIVA

FINALIDAD Probar que se aprende más cuando se


lee meditadamente

Introducción Importancia de leer con provecho.

La lectura debe rendir beneficio si ha de


representar una ventaja compensadora
y para ello es preciso leer con
meditación.

Exposición La meditación, cuando se lee,


representa la función correspondiente a
la digestión que sigue a la comida. Al
meditar se discierne y ese esfuerzo
intelectual es el que deja un saldo que
enriquece la inteligencia y la conciencia.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 138

¿De qué servirá distraer la mirada por


cientos de páginas de lectura si no se
retiene lo leído o no es convertido en
capital intelectual o espiritual? El
linotipista lee mucho, pero no por ello se
Discusión beneficiará con lo leído si no medita.

La lectura fugaz sólo deja una


sensación de información que dura
poco.

Leamos mejor, seleccionemos nuestras


Recomendación lecturas, meditemos sobre lo que
leemos, para entenderlo ampliamente y
adquirir mayor inteligencia, y, sobre
todo, leamos más con beneficio real.

La lectura debe significar una inversión,


de modo que el tiempo y la atención
que le dediquemos nos rinda
compensaciones de mérito. Si
Resumen meditamos al leer obtendremos
derivaciones de incalculable eficacia
práctica.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 139

VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 10

LOS ÓRGANOS QUE CONTRIBUYEN A LA FONACIÓN


CORRECTA Y EJERCICIOS DE ARTICULACIÓN

A. Cavidades nasales.- Respirarse por la nariz.


B. Paladar.- El aire que se despide debe ir dirigido a esa
región
C. Velo del paladar.- Debe evitarse
que el aire expelido se dirija a
esa parte.
D. Lengua.- Debe estar libre de
toda rigidez y, con los labios,
tener un movimiento
perfectamente suelto.
E. Mandíbula inferior.- Debe
mantenerse en perfecta laxitud.
F. Faringe.- En ella se produce la
fonación. No la fuerce ni la
desplace al hablar.
G. Tráquea.- Canal del aire.
H. Pulmones.- El pecho debe
permanecer elevado, sin rigidez,
si está de pie o sentado.
I. Diafragma.- Al aspirarse debe
presionar hacia abajo, y al
espirarse debe elevarse.
J. Trompa de Eustaquio.- Para el
oído.
K. Faringe o parte superior de la garganta.- La garganta
debe estar abierta, sin contracción alguna.
L. Frente de la boca.- Aquí debe sentirse el tono de la voz.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 140

Para una comprensión correcta de la relación de estos


órganos entre sí, los dividiremos en cuatro secciones
principales:

1. La nariz.
2. La boca.
3. La garganta.
4. Los órganos de la respiración.

Con la nariz y la boca se relacionan las siguientes


partes:

a) Cavidad nasal
b) Labios
c) Dientes
d) Paladar
e) Velo del paladar
f) Úvula
g) Lengua.

Con la garganta se relacionan las siguientes:

a) La faringe
b) La laringe, que contiene las cuerdas vocales y los
ventrículos.
c) La tráquea o canal del aire
d) Esófago
e) Epiglotis

La faringe es la cavidad situada detrás de la boca y da


paso al aire por dos conductos: la boca y la nariz.

La laringe, algunas veces llamada nuez o bocado de


Adán, en la cual se encuentran las cuerdas vocales y los
ventrículos, es el aparato de la fonación.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 141

Las cuerdas vocales son repliegues elásticos que


hacen vibrar el aire, produciéndose así la voz. Cuando no se
habla las cuerdas vocales se aflojan y quedan en condición
laxa, pero en cuanto hablamos, se ponen rígidas y estiradas,
reduciéndose el espacio entre ellas. Cuanto más pequeño es
el espacio, más alta es la nota que se produce.

Los ventrículos son cavidades situadas entre las


verdaderas y las falsas cuerdas vocales en cada lado. Por
medio de su desarrollo es como se consigue el timbre
agradable, que tanto hermosea una voz.

DESCRIPCIÓN GRÁFICA DE LA LARINGE

a. Al producir una nota alta.


b. Durante la respiración normal.
c. Durante la respiración profunda.
d. Base de la lengua.
e. Parte inferior de la epiglotis.
f. Cuerdas vocales.
g. Cuerdas vocales falsas.
h. Frente parietal de la faringe.
i. Cartílago aritenoides.
j. Frente de la tráquea.

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P á g i n a | 142

Están relacionados con el aparato respiratorio:

a) Los pulmones.
b) El diafragma.
c) Las costillas inferiores.

“El diafragma es un músculo delgado y liso que separa


la cavidad torácica del abdomen. Una especie de bóveda que
desciende sobre el aparato abdominal y estira los pulmones
verticalmente, entrando, entonces, en éstos, el aire, por la
respiración”.

EJERCICIOS DE ARTICULACIÓN

Un pensamiento expresado sin acento claro, por


bueno que sea, pierde su mérito y deja de beneficiar o influir
en la extensión de sus posibilidades. Pensar claramente es un
consejo digno de ser seguido, pero hablar con claridad
debiera ser un precepto que obligará a todos por igual.

Se habla, por lo general, con mucho descuido y


dejadez, y la pronunciación de las palabras es casi siempre
imperfecta y deficiente. Es muy común hablar con los labios
casi cerrados, como si doliera soltar las palabras. Este defecto
es resultado de un mal hábito, y para corregirlo, es preciso
sustituirlo por otro hábito, que se ajusta a la forma
conveniente.

Para producir un sonido puro y claro se requiere


primero dirigir bien la función mecánica de los labios,
mandíbulas y lengua.

Colóquese ante un espejo, hable por unos momentos y


fíjese si abre bien la boca y pronuncia con un movimiento de
labios que facilite una enunciación clara. ¿Se mueve la lengua

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 143

con agilidad y presteza? ¿Le da a la pronunciación de cada


sílaba el valor individual?

Con el fin de habituarse a una pronunciación más clara


mediante una gimnasia de los tres miembros citados, lea
diariamente, durante la semana que corresponde a esta
lección, el ejercicio que se indica en esta sección, siguiendo
estas instrucciones:

1. Lea sin hacer sonido alguno, pero moviendo los labios,


lengua y mandíbula. Cuanto más ejercite estos miembros
con movimientos exagerados, mejores serán los
resultados.
2. Repita la lectura, pero en voz baja, procurando que el
aliento, al salir, golpee el paladar y no el velo del paladar.
3. Lea nuevamente, pero en alta voz, escuchándose a sí
mismo, y procurando pronunciar las palabras con toda
claridad. Preste atención a las terminaciones de las
palabras.

Siguiendo las instrucciones precedentes y procurando


que tanto la lengua, como los labios y la mandíbula se
muevan con toda elasticidad, lea pausadamente lo siguiente:

LA VOZ Y LA ACCIÓN ORATORIA

“Pero de todo lo que contribuye al uso y buen éxito de


la acción oratoria, la voz, sin duda, obtiene la mayor parte.
Una buena voz es lo primero que hemos de desear; después
cualquiera que ella sea, debemos conservarla y fortalecerla.
Más cómo habremos de cuidarla, es asunto ajeno a los
preceptos que discutimos: Lo que podré decir, en verdad, es
que la cuidemos con mucho esmero. Pero lo que parece ajeno
al asunto de nuestra conversación, es lo que observé poco
antes: que en infinidad de cosas lo que es sumamente útil es,
no sé de qué modo, lo más agradable.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 144

“Nada en efecto más útil para sostener la voz que la


reiterada variación de sus modulaciones; nada tan perjudicial
como la entonación forzada y uniforme. ¿Qué cosa hay más
propia para deleitar nuestros oídos y dar más suavidad a la
acción que la variedad y mudanza del sonido de la voz? Así
es que el mismo Graco (como puede, Cátulo, decírtelo tu
cliente Licinio, persona instruida y que fue esclavo y
amanuense de aquel orador), siempre que arengaba al pueblo
solía ocultar detrás de sí un músico diestro, el cual con una
flauta de marfil le daba rápidamente el tono conveniente, ya
para hacer levantar la voz, si la bajase mucho, ya para que la
disminuyese, si demasiado la forzase.” –CICERON.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 145

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 11

COMO RECORDAR UN DISCURSO

IMPORTANCIA DE LA MEMORIA La memoria es la facultad


que, como sirvienta de confianza, entrega a la mente el
recuerdo de algún conocimiento, idea, dato, palabra, hecho,
etcétera, cuando llega el momento u ocasión de tener que
evocarlo. Tal sirvienta será más fiel y rápida en su servicio si
se le adiestra en sistematizar y regular su trabajo.

De acuerdo con la “Estadística del Olvido” computada


por Ebbinghaus, media hora después de que hemos
aprendido algo, olvidamos la mitad. Olvidamos mucho más en
los primeros treinta minutos, que en los treinta días
subsecuentes a aquel en que hemos aprendido alguna cosa
nueva.

No siempre se requiere esfuerzo para recordar. Se


recuerdan muchas cosas casualmente, y ocurre, con
frecuencia, que olvidamos lo que deseamos fijar en la mente.

Al orador le conviene vigorizar su memoria por un


adiestramiento persistente en recordar y una voluntad que
incansablemente se ejercita en aumentar el poder de la
memoria propia. Fácil será conseguir esa destreza si la
función de retener es dirigida con precisión y método.

La memoria es de gran importancia en el progreso


personal. Dice el psicólogo William James: “El hombre que

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 146

recuerda lo que aprende es el que progresa y avanza,


mientras que sus vecinos, gastando mucho de su tiempo en
retener de nuevo lo que aprendieron previamente, por haberlo
olvidado, simplemente se mantienen en el mismo puesto de
siempre”. Dice Charles Richet: “La memoria es la más
importante de todas las funciones psíquicas. Sin memoria, no
existe nada en la inteligencia: ni imaginación, ni juicio, ni
lenguaje, ni conciencia. La memoria es la piedra angular del
edificio intelectual”.

La habilidad para recordar, según el doctor Bisch,


depende principalmente de tres factores: Lo reciente que haya
sido el estímulo, la intensidad del estímulo y la repetición del
estímulo. Cuanto más se ponen en juego los medios para
retener lo visto, oído o pensado, más se facilita el poder de la
memoria.

Factores bÁsicos de la memoria Cuatro factores


sirven decisivamente para organizar la memoria y dotarla
de mayor poder y eficacia y son: la concentración, la
repetición, el recuerdo y la asociación.

La concentración Por ésta, la mente excluye de su


atención todo otro asunto ajeno a la materia que se desea
recordar, y si es intensa, profunda e interesante, la impresión
será mayor y se evocará con más facilidad. Es de suma
importancia que ese esfuerzo se concentre en lo que es
verdadero, auténtico y que se posea la habilidad de distinguir
y apreciar con exactitud y claridad.

Un cristal convexo colocado de forma que reciba los


rayos solares concentrados en un punto del mismo, producirá
un calor tan intenso que quemará lo que se le coloque
debajo. Una mente común disciplinada en el esfuerzo
concentrado es capaz de resultados superiores e
impresionantes.
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 147

Un profesor de psicología, para probar la facultad


observadora de sus alumnos, hizo el siguiente experimento:
Mezcló en una taza, kerosene, mostaza, vinagre y harinas.
Sosteniendo la taza en una mano, metió un dedo en ella, y, al
parecer, se lo llevó a la boca. Luego recomendó a los alumnos
que repitieran lo mismo que él hizo. Todos metieron el dedo
en la taza y se lo llevaron a la boca, sufriendo la consiguiente
sensación desagradable que producía aquella poción
detestable. Al terminar el experimento, el profesor les dijo a
sus alumnos que él había metido un dedo en la taza y se
había llevado otro a la boca, lo cual ellos habían dejado de
notar, y así les convenció de que ellos no habían observado
los movimientos de los dedos del profesor con la atención
debida.

Es digno de notarse cómo se despilfarra el poder de la


memoria por no someterla a un método que la organice y
aumente su eficacia. Todos los días leemos diarios y revistas
y si alguien por la noche nos preguntara si recordamos algún
título de las muchas noticias que hemos leído no podríamos
contestar aceptablemente. Se lee apresuradamente, con
avidez de conocer lo que sigue, sin concentración, es decir,
por el prurito de satisfacer el anhelo de ciertas emociones que
nos piden más y más excitación.

Durante el día, a pesar de que delante de nuestros


ojos se suceden diferentes exhibiciones, acontecimientos,
cosas, incidentes y nos relacionamos con distintas personas,
cuán poco queda grabado de todo eso en la mente; algo
parecido ocurre con lo que llega al oído, y sucede, no pocas
veces, que serenemos lo insignificante o lo efímero por alguna
fuerza emotiva que nos impresiona y nos somete a su
influencia.

Si la memoria ha de ser una buena colaboradora que


ayude a exponer el pensamiento eficiente y persuasivamente,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 148

es necesario adiestrarse en practicar la concentración


dejándose impresionar mejor por lo que interesa fijar en la
mente. Abandónese el hábito de la distracción y la tendencia a
ceder ante las influencias des animadoras.

La repetición Así como al trazar una línea con un objeto


punzante sobre una superficie, repetidamente, se ahonda
cada vez más la profundidad de la parte marcada, de la
misma manera, cuanto más se repite mentalmente una
palabra, frase o idea; más queda impresa en la memoria.

La repetición de lo que ha de ser memorizado debe


realizarse sin precipitación y con la mente libre de
preocupaciones o de impaciencia. En cuanto se produzca
alguna tensión se reduce la eficacia del esfuerzo por retener.
Se han hecho experimentos de laboratorio y se ha probado
que la tensión mental producida por excesiva avidez de lograr
los resultados anticipados, detiene el proceso de
memorización. Confíe en la eficacia de su memoria, piense
sólo en lo que está repitiendo y cuando sienta un poco de
cansancio o le parezca más difícil retener lo que quiere
memorizar, abandone la tarea y descanse un rato. La laxitud
que se producirá en su cerebro le será ventajosa.

Cuando se entregue a repetir algo que quiere recordar,


hágalo en el momento más propicio y cuando nada le distraiga
de tal empeño. Una autoridad en la materia asegura que el
mejor tiempo para memorizar es antes de acostarse por la
noche.

La eficacia de la repetición será mayor si después que


ésta ha sido aplicada a algo, se pone a prueba el progreso
alcanzado tratando de recordar lo repetido.

Recuerdo El acto de recordar es la evocación de lo que


previamente se ha impreso en la mente. El recuerdo es
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 149

fecundo cuando forma el hábito de traer a la memoria hechos


y cosas que parecen remotos y de difícil retención, por no
acudir a ella con la prontitud deseada.

El recuerdo será más activo y rápido si persistimos en


el esfuerzo de recordar. Dice un autor: “Para impresionar no
se necesita esfuerzo, para recordar sí”. Aunque al principio
parezca difícil obtener resultados inmediatos, persístase en el
ejercicio de la evocación, por todos los medios posibles de
asociación. Muéstrese propicio al recuerdo y lo conseguirá.
Tenga confianza en su memoria y hágala responsable. Su
decisión y energía impulsarán la actividad de su
subconciencia, obteniendo de ella su cooperación.

Es experiencia general que olvidamos cuando no


estamos interesados. Mantengamos un interés vivo y diligente
y adquiriremos el hábito de recordar con prontitud.

Asociación Dice Fouillé: “El dios inspirador de la elocuencia


no es sino la marea ascendente de las asociaciones, en la
cual todas las ondas nerviosas, bajo la atracción de una
fuerza común, se levantan y se arrastran en la masa
palpitante del cerebro”.

El reconocimiento opera asociando las relaciones que


pueden existir o que tengan contacto de alguna forma.
Supongamos que se desea hacer tres cosas: comprar tinta,
ver a un amigo a las tres de la tarde y comprar tres entradas
para el teatro. Asociando la hora de la cita con el número de
entradas y la tinta con la oscuridad que reina a las tres de la
mañana, obtendremos asociaciones que facilitarán el
recuerdo de llevar a efecto tal propósito.

Para recordar fechas, números o cantidades, la


asociación formada con otras relaciones nos ayudará con
gran eficacia.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 150

Un alumno de este curso, estudiante de derecho, para


recordar fechas históricas, las asociaba con la numeración
respectiva de casas en la calle por la cual pasaba todos los
días. A cada fecha asociaba algún edificio particular con
numeración idéntica al año que deseaba recordar, lo cual
grababa indeleblemente en su mente el recuerdo de la fecha
respectiva.

La imaginación contribuirá eficazmente a formar


asociaciones que mejorarán el trabajo de la memoria. Dice un
autor: “Las imágenes almacenadas en el espíritu pueden, en
un momento dado, surgir en la conciencia, reapareciendo
evocadas por una sensación o por la voluntad”.

Cuanto más chocantes y grotescas parezcan las


relaciones formadas, más nos ayudarán a recordar. Si hemos
de comprar un peine, al fijar la idea de tal compra, pensemos
en todo lo que es agudo, afilado, como ser agujas, clavos,
alfileres, etc., y si la impresión fue viva, esa asociación, como
sierva atenta y servicial, nos avisará, cada vez que veamos un
clavo, aguja, alfiler u otro objeto punzante, que debemos
comprar un peine.

La memoria y el esfuerzo mental Cuando un orador


habla ante un auditorio, si su memoria está bien organizada,
su esfuerzo mental recibe un gran alivio. Las oportunidades
para distraerse en tal momento son muchas.

Todo orador tiene la experiencia de que, mientras


habla, le asaltan toda suerte de pensamientos e ideas sobre el
tema que expone, y si no recuerda bien lo que tiene que decir,
inevitablemente se confundirá y se perderá en un mar de
digresiones y confusiones.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 151

Además, la misma emoción, e inspiración del orador


como el estado general físico y psíquico de éste, la actitud del
auditorio y la posible ocurrencia de algún incidente y otras
influencias imprevistas pondrán a prueba el poder de la
memoria, y si ésta no es firme y bien amaestrada, de poco
servirá el esfuerzo mental que se haga para salir airoso del
momento crítico.

Memoria de ideas y memoria de palabras El orador


debe cultivar la memoria de ideas y de las relaciones afines
que éstas tienen con otras; necesita recordar las proyecciones
de sus recomendaciones, los contrastes de ideas opuestas, y
las enseñanzas y significados de lo que apoya. Debe orientar
su inspiración hacia conceptos elevados y de trascendencia
basados en fundamentos y principios. Es decir, debe tener
fijos en su mente los rumbos importantes del intelecto, para
que en un momento dado sepa la dirección que debe tomar al
hablar acerca de algún tema.

Deben fijarse en la mente ideas y pensamientos con


definiciones e interpretaciones propias. Dice Condillac: ”El
que únicamente sabe de memoria, no sabe nada”. Baltasar
Gracián ha dicho: “Son los dichos y hechos ajenos en una
fértil capacidad semillas de agudezas, de las cuales,
fecundando el ingenio, multiplica cosechas de prontitudes y
abundancia de agudezas”. La mente debe enriquecerse
precisamente en esta capacidad tan importante: sacar de la
esencia de expresiones ajenas extracto para ideas propias.

No se recargue la memoria excesivamente con frases,


citas definiciones y expresiones textuales. Concentrar la
memoria en palabras y frases de otros, es reducir la memoria
de ideas y pensamientos propios.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 152

Capital de ideas y de conocimientos La memoria


forma el capital de conocimientos e ideas que
constituye una reserva de gran valor. El intelecto se enriquece
con tal reserva y le da al orador abundantes recursos para
expresar sus opiniones e interpretaciones.

La memoria almacena todo ese cúmulo de


conocimientos e informaciones que están a la disponibilidad
de orador y que sirven tanto en el momento de preparar el
discurso como en el de iniciarlo.

Nunca debe cesar el incremento del capital de ideas, y,


cuanto más diverso, amplio y caudaloso sea, mayores serán
los medios para darle al discurso valor y mérito.

Como recordar las partes de un discurso Las partes


de un discurso constituyen la armazón de una idea a ser
expuesta; conviene recordarlas sucesiva y progresivamente, y
para evitar confusiones y olvidos se entrelazan en forma que
su combinación comprenda un sentido concreto y sintetizado.

Supongamos que he de hablar sobre el tema: La


educación es esencial al progreso de los pueblos, y que divido
el discurso en las siguientes partes principales:

1. ¿Qué es la educación?
2. La influencia de la educación en el individuo.
3. La educación contribuye a formar conciencia social.
4. La educación difunde el adelanto en los diferentes
grupos sociales.
5. La educación estimula el deseo del mejoramiento
personal y colectivo.
6. La educación es fuerza que apresura los
acontecimientos de progreso y adelanto con
orientaciones sabias y certeras.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 153

Para recordar todas estas partes, reuniremos las


palabras consideradas como llave del pensamiento encerrado
en cada parte; así, pues, de la 1 elegiremos Educación; de la
2, Influencia; de la 3, Formar conciencia social; de la 4,
Difunde adelanto; de la 5, Estimula mejoramiento, y de la 6,
Apresura acontecimientos. Para que todas estas palabras
tengan sentido gramatical, se forma una oración arbitraria, por
supuesto, con todas ellas, que se expresará así:

Educación (es) influencia (para) formar conciencia


social (para) difundir adelanto (y) estimula mejoramiento (y)
apresura acontecimientos de progreso.

Memorizando esta frase, será fácil recordar las


diferentes partes del discurso, lo cual servirá de guía a la
memoria.

El olvido momentáneo y como resolverlo En el


momento de hablar ante otros la fuerza emotiva es más
intensa y arrolladora y cualquier incidente, distracción o
interrupción puede influir para dejar la mente huérfana de las
ideas y aún de palabras necesarias para la expresión.

Conviene cuando esto ocurre, hacer una respiración


profunda y recordar el tema que se desarrolla, y, sobre todo,
no interrumpir la exposición, ni dar a entender que se pasa por
una situación apremiante. Si se exhibe turbación o nerviosidad
se dará cuenta el auditorio y entonces, por reflejo, sentirá el
orador una mayor confusión. Sígase hablando sobre algún
punto referente al tema. Si no se interrumpe la exposición, con
toda probabilidad los oyentes no notarán la digresión, y ese
ánimo valiente esforzado del expositor por continuar le
animará a recuperar el equilibrio y así recordar de nuevo el
asunto olvidado.

El Arte de Hablar en Público


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Cuando la mente entra en un estado de tensión se


produce en las vías cerebrales una congestión que requiere,
ante todo, mover el tránsito de ideas y una vez que se ponen
éstas en movimiento pronto llegan las que interesaba recordar
y trasmitir.

El orador debe estar siempre preparado para cada


eventualidad a que está expuesto, y para ello debe contar con
una organización anímica que le salve de reacciones violentas
o categóricas que sumen en la derrota aun antes de empezar
la batalla.

Evítese desviarse demasiado del tema que se discute,


y si se activa el recuerdo del plan original, con toda
probabilidad la idea relacionada con el último punto que quedó
en suspenso volverá a la mente.

Cultívese la memoria, estimulando la capacidad para la


asociación de ideas y la de relaciones entre las cosas, lo cual
nos ayudará a simplificar el trabajo de la memoria y a
aumentar su eficacia.

EJERCICIOS DE MEMORIZACIÓN

Memorícense los pensamientos comprendidos en esta


sección, uno por día, como se indica, durante la semana que
corresponde a esta lección.

Medítese sobre las preguntas que se hacen y trátese


de ampliar su contestación mental o más posible.

La concentración que se haga para retener en la


memoria los pensamientos y contestar las preguntas servirá
para habituar la mente a un ejercicio sumamente eficaz.

El Arte de Hablar en Público


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LUNES

“A medida que te venga un pensamiento a la


imaginación, considera, a ser posible, su naturaleza, su
carácter moral y la parte de verdad que pueda contener.” –
MARCO AURELIO-.

¿Duda usted de las cosas o las acepta, en general, sin


examinarlas y cerciorarse de que las comprende y que se
avienen a la verdad?
¿Le asaltan a usted, con frecuencia, pensamientos
que enriquecen su juicio y conocimiento?

¿Qué es verdad?

MARTES

“La elocuencia da vida a todo, en las ciencias, en los


negocios, en la conversación, en la composición, en los
mismos placeres; nada puede triunfar sin ella. Se burla de las
pasiones de los hombres; las subleva, las calma, las empuja y
las decide a su gusto; todo cede a su voz, ella sola es, en fin,
capaz de alabarse dignamente”. –VAUVENARGUES-.

¿Cómo puede la elocuencia influir en todo?


¿Tiene usted influencia sobre otros?
¿Está usted decidido a influir en otros sin permitir que
nada le quite ímpetu a su influencia, energía y valor?

MIÉRCOLES

“Hay aristocracia natural cuando el esfuerzo de las


mentes más aptas converge a guiar los comunes destinos de
la nación. No es prerrogativa de los ingenios más agudos,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 156

como querrían algunos, en cuyo oído resuena como un eco


esa “aristocracia intelectual” que fue la quimera de Renán. En
la aristocracia del mérito corresponde tanta parte a la virtud y
al carácter como a la inteligencia; de otro modo, sería
incompleta y su esfuerzo ineficaz”. –JOSE INGENIEROS-.

¿Se esfuerza usted por mejorar su intelecto?


¿Encuentra gusto en aprender nuevas cosas?
¿Qué merito le concede usted al poder intelectual?

JUEVES

“Siembra una acción y recogerás un hábito; siembra


un hábito y recogerás un carácter; siembra un carácter y
recogerás el destino”. –ANON-.

¿Está usted formando el hábito de hablar con claridad


y con expresión libre y sin titubeos?
¿Se corrige usted cada día, de algún defecto del
lenguaje?
Concéntrese siempre mientras habla y hable con
cautela.

VIERNES

“El éxito llega por un proceso mental perfectamente


científico. El hombre que aspira al éxito, primero cree en el
éxito y que está por llegar. Tiene fe en Dios, fe en si mismo y
fe en su habilidad. Se imagina su futuro y nunca cambia tal
imagen”. –G. E. GUNN-.

Mantenga siempre viva la fe en su capacidad y


habilidad para hablar mejor.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 157

Aumente su habilidad por medio de la práctica.


Recuerde que usted debe triunfar.

¿No le complace que sus amigos, asociados y


personas con quienes se relaciona social o comercialmente, le
admiren y piensen bien de usted?

Creer decisivamente es la mitad de la batalla.

SÁBADO

“Fija tu mente en una cosa a la vez. Interésate en lo


que haces. Con persistencia trabaja por una finalidad definida.
Aplícate diligentemente. Deja que el deseo de triunfar te
obligue a concentrar con todas tus fuerzas en el trabajo del
momento”. –KLEISER-.

¿Puede usted concentrar su atención sin distraerse?


Propóngase mejorar su concentración y practique cada
día, dedicando su tiempo a la consideración de algo, con
exclusión de todo pensamiento ajeno a la idea en estudio. Por
ejemplo, si piensa en los beneficios de la prensa diaria,
mientras medita sobre ello, excluya todo otro pensamiento
ajeno a tal idea.

¿Llega usted a la realización de sus planes sin que se


debilite su voluntad?

DOMINGO

“Yo soy un decidido creyente en la suerte. Cuanto más


me esfuerzo, más me favorece”. -COLEMAN COX-.

¿Se somete usted fácilmente a las veleidades de las


circunstancias, sin oponer resistencia?

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 158

¿Influye mucho en usted la creencia en la suerte,


como factor definitivo y absoluto en la vida del ser humano?
¿En qué confía usted más, en sus propias fuerzas, o
en la suerte ciega y arbitraria?

PARA PRACTICAR EN CLASE

El estudiante hablará durante tres minutos, sobre un


tema elegido por él mismo, o sobre uno que más le agrade de
los siguientes, en forma positiva o negativa.

1. La calle de esta ciudad que más me atrae.


2. ¿Es el teatro más interesante que el cine?
3. Los beneficios de la propaganda.
4. ¿Qué ideales son los más recomendables?
5. ¿Tiene el dinero poder máximo sobre los hombres?
6. La revista que más me agrada.
7. Los deportes contribuyen a mejorar a la humanidad.
8. La educación es poderosa para dignificar al hombre.
9. El estudio es un gusto que se adquiere.
10. La voluntad requiere estímulos que la impulsen.

Recomendaciones

a) Si habla teniendo una mesa ante sí, no descanse las


manos sobre ella ni se recueste sobre la misma.
Descanse sobre sus propios pies y no se debilite
buscando bases que le roben ímpetu y confianza.
b) No tenga nada en las manos cuando hable, porque sin
darse cuenta jugará con ello o lo manoseará
indebidamente, de lo que resultará que su auditorio se
distraiga con perjuicio de los resultados que usted
desea lograr.
c) Rehúse copa y agua cuando se las ofrezcan en el
momento de hablar, la costumbre de beber agua
durante el discurso obedece a un estado de
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 159

nerviosidad. Si se produce el tono de voz


debidamente, no debe sentir sequedad en la boca o en
la garganta. Respire hondo, confíe más en usted,
mantenga su cuerpo en laxitud y no necesitará tomar
líquido alguno cuando hable ante un auditorio.

El Arte de Hablar en Público


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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 12

LA RESPIRACION CORRECTA

Fundamentalmente, respirar es vivir. La respiración


correcta es esencial para una salud robusta y vigorosa.
Podemos pasar hambre y sed, por horas y días, pero no
podemos pasar más de unos minutos sin respirar.

El Dr. Mc Keen Catell explica que la palabra psicología


significa, literalmente, “ciencia de la respiración”. Los griegos
asociaban la respiración a la vida misma. Así, la ciencia de
respirar se transformó en la ciencia del alma.

“Cien respiraciones profundas por día” es la receta de


un médico contra la tuberculosis. Voltaire ha dicho: “Una
buena parte de las enfermedades del hombre puede ser
exhalada o eliminada por medio de la respiración”.

En la respiración ordinaria, apenas se renueva el diez


por ciento del aire pulmonar en cada movimiento respiratorio.
Cuando se respira profundamente el porcentaje de renovación
es mucho mayor.

La cantidad de aire que necesita un adulto normal


varía considerablemente, según sus actividades. Por cada
100 pies cúbicos de aire que se aspiran en una postura
acostada, una persona aspirará 178 mientras está de pie, y
244 mientras anda.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 161

Según un autor, en una hora, un adulto necesita un


volumen de aire doble del de su propio cuerpo, o sea, término
medio, 800 litros. En 24 horas necesita alrededor de 19.000
litros. Respiramos 18 veces por minuto y 26.000 cada 24
horas.

FSN Fosas nasales


FN Faringe nasal
FG Faringe gutural
L Laringe
T Tráquea
B Bronquios
AP Alvéolos pulmonares

El Arte de Hablar en Público


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Dice un autor: “Cuando el oxígeno entra en contacto


con la sangre, se une con la hemoglobina y llega a cada
célula, tejido, músculo y órgano, vigorizándolos y
fortaleciéndolos; reemplazando las células y tejidos gastados,
por nuevos materiales que la naturaleza transforma para su
uso”.

El estómago dejará de funcionar debidamente a causa


de una respiración imperfecta. El alimento necesita absorber
el oxígeno de la sangre antes de ser digerido y asimilado, y si
la respiración es deficiente, tanto la digestión como la
asimilación sufrirán quebranto.

Un autor ha calculado que, si las células de aire de los


pulmones se extendieran contiguamente, cubrirían una
superficie de 1.328 metros cuadrados ¡Cuán importante es
llenar esas células con abundancia de oxígeno!

El Arte de Hablar en Público


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Muchas enfermedades y complicaciones pueden


atribuirse a una defectuosa respiración; en cambio, grandes y
permanentes son los beneficios que se experimentan cuando
se respira adecuadamente. La resistencia y vigor personales
están íntimamente relacionados con la respiración.

La naturaleza es excesivamente generosa y pródiga en


proporcionarnos ilimitada abundancia del alimento etéreo y no
exige mayor esfuerzo que un movimiento correcto de la caja
torácica.

Además del beneficio fisiológico de la respiración


correcta, debe considerarse la importancia que ésta tiene para
la formación y producción de una voz sonora, llena, redonda,
rica, potente y agradable al oído. La voz es un auxiliar
poderoso del orador, si la desarrolla a su máximo poder.

Para respirar correctamente conviene habituarse a una


serie de ejercicios fáciles que nos permitirán realizar esa
función mejor y con mayor beneficio para la voz.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 164

A continuación se ilustra cómo funciona la caja torácica


al impulso de la respiración.

La figura número 1 muestra, en esquema, el corte del


frente de la caja torácica, indicando la posición del esternón
(N° 1), del diafragma (N° 3) y el de las costillas (N° 4).

La figura número 2 muestra el corte, de lado, e indica


la posición de las costillas (N° 2) y del diafragma (N° 3).

Nótese que el contorno de cada figura representa la


posición al espirar, y el trazado de puntos indica la expansión
durante la aspiración.

El ensanche de la caja torácica permite la entrada de


oxígeno en los pulmones en mayor o menor abundancia,
según el hábito que se haya formado en la respiración. A fin
de normalizar la entrada más abundante de tan esencial
elemento, lo que permitirá facilitar el mejoramiento de la voz,
se recomienda la práctica diaria del ejercicio de esta lección.

Para darle a la voz un tono lleno y vigoroso, debemos


adiestrarnos y perfeccionarnos en la respiración
diafragmática. Nótese en la figura N° 1, por el contorno de los
puntos, la posición que toma el diafragma cuando se aspira,
cómo se achata hacia abajo y se extiende hacia los lados.
Respiramos diafragmáticamente y habremos dado los
primeros pasos para mejorar la voz.

El Arte de Hablar en Público


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Nunca adopte esta La respiración


posición, al respirar, diafragmática se
por impedir la produce al bajar el
respiración completa diafragma, que forma
mayor vacio para que
entre aire en los
pulmones

El achatamiento del diafragma, como preparación para


el control de la respiración, es un recurso que los cantores de
la escuela clásica han usado y usan, desde cientos de años,
para facilitar el canto.

Usted mismo puede cerciorarse si respira


correctamente. Haga esta prueba: Siéntese holgadamente,
coloque sus pulgares en los huesos salientes de la pelvis en
las caderas y extienda los otros dedos alrededor de la cintura
hacia atrás. Esto le permitirá sentir el ensanchamiento gradual
de los músculos inferiores de la espalda, si usted respira
profundamente. En caso de que no se produzca tal

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 166

ensanchamiento, es prueba de que su respiración es


deficiente e insuficiente.

Mientras la parte inferior del Expansión torácica mientras


abdomen se contrae, durante se llenan de aire los
la aspiración completa, la pulmones.
parte superior torácica se
ensancha para dar mayor
cabida de aire en los
pulmones

Acuéstese de espalda y respire profundamente. Note


que la parte central de su cuerpo es la que más se ensancha.
En esta posición, usted no mueve los hombros y, sin darse
cuenta, sus movimientos de respiración son más intensos.

Note también cómo sus costillas y pecho tienden a


ensancharse. Respire nuevamente, tratando de absorber la

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 167

mayor cantidad de oxígeno y observe cómo se expande la


caja torácica. Usted descubrirá en contraste, que cuando está
de pie y durante el día, su respiración es menos intensa y
quizás imperfecta. Es muy común la respiración del pecho
para arriba y con movimiento de los hombros, defecto que
debe corregirse.

EJERCICIOS

Todas las noches, por espacio de cinco minutos, en la


posición ya citada, al tiempo de acostarse, respire
profundamente y con lentitud, procurando que la aspiración
sea completa.

Durante el ejercicio de la respiración diafragmática,


aléjese de la mente toda preocupación y concéntrese la
atención en respirar profundamente. Hágase el mismo
ejercicio por la mañana antes de levantarse.

Si se hacen estos ejercicios con toda atención y


fidelidad, se notará que todo el cuerpo recibe un gran
descanso y los nervios tienden a aquietarse. Con frecuencia,
estos ejercicios precipitarán el sueño por la noche, mientras
que por la mañana, estimularán el deseo de la actividad.

Como resultado práctico de estos ejercicios, se


adquirirá el hábito de respirar correctamente, o sea,
diafragmáticamente.

El Arte de Hablar en Público


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COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 13

EL AUDITORIO Y EL DISCURSO

UN AUDITORIO Diferentes y variados son los motivos que


inducen a las personas a congregarse para oír la disertación
sobre alguna materia. La curiosidad, la avidez de aprender, el
anhelo de confirmar creencias, los prejuicios o convicciones,
el ánimo de criticar, el propósito de ofrecer oposición, la
necesidad de informarse, etc., pueden ser, entre otras, las
finalidades más influyentes.

Un conjunto de personas está integrado por individuos


que se diferencian en disposición, actitud, mentalidad,
temperamento, creencias, preparación intelectual, cultura
general, condiciones físicas y psíquicas, vicios, virtudes,
etcétera. La agrupación de individuos reduce la sensación de
individualidad y sustrae lo que es personal, original y
distintivo, quedando solamente las cualidades básicas. Cason
da una lista de sensaciones básicas del ser humano, como
sigue:

 Todos tenemos necesidades


 Todos sentimos
 Todos tememos
 Todos imitamos
 Todos nos diferenciamos
 Todos creemos
 Todos pensamos
 Todos cambiamos
 Todos necesitamos de elogio y vituperio
 Todos nos sometemos a jefes
 Todos tenemos conciencia y subconciencia

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 169

 Todos tenemos ideales.

Un auditorio forma un conjunto de “todos”, una


amalgama con características peculiares, una masa que
siente más y piensa menos, se impresiona más pronto y tiene
menos autonomía individual, obedece más, resiste menos y
cede con mayor facilidad a las emociones del momento.
Disgregado de un auditorio, un individuo es, por lo general,
diferente y ejerce mayor soberanía sobre su voluntad y
sentimiento. Un antiguo refrán latino dice: “Los senadores son
buenos, pero el Senado es mala bestia”, esto es, como
individuos son buenos, pero como miembros del Senado son
pésimos.

Ocurre con frecuencia que mientras se escucha un


discurso, se aplaude, se ríe, se llora y se sienten emociones
variadas, por ese contagio de solidaridad con lo demás e
identificación con la emoción del auditorio que, en la mayoría
de los casos, es absoluta y dominante. Es el mecanismo ciego
que prevalece sobre el dinamismo consciente. Es el reflejo
imponiéndose a la reflexión.

La humanidad de sensaciones entre los oyentes y la


fuerza impulsiva que de ellas se deriva tiene poder
contagioso. Max Nordau dice: “Reunid a veinte o treinta
Goethe, Kant, Hermholatz, Shakespeare, Newton, etc., y
someted a su juicio y sufragio las cuestiones prácticas del
momento y sus decisiones no diferirán, en nada, de las de
cualquier asamblea”. Del mismo autor es lo que sigue: “La
esencia humana domina la personalidad”. Alguien ha afirmado
que “no hay nada más vulgar, más pueblo que las
compañías”.

Un auditorio no se congrega con mente libre y


dispuesto a ceder en sus prejuicios, creencias, ideas e
interpretaciones individuales. Cuando se le presenta un

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 170

panorama distinto del que está acostumbrado a contemplar,


apaga las luces de la mentalidad y siente mayor cariño por
sus propias tendencias. Si ha de escuchar algo que le es
novedoso o de lo cual recela, se afirmará en lo que cree y
defenderá con mayor ánimo sus opiniones.

La sospecha de que se le quiere desviar o conducir por


rutas que considera peligrosas, falsas, o estimula su
obstinación en rechazar cuanto se le exponga.

Un auditorio no tiene tiempo, mientras escucha, de


aprender todo el valor del discurso, y como su poder de
concentración es escaso, debe hablársele con sencillez y
claridad.

Séase tan explícito que se les evite a los oyentes tener


que pensar. Piense usted antes, y presénteles sus ideas en
forma simple e invitadora. Ofrézcales grandes verdades en
pequeñas dosis. Recuerde que su poder retentivo es limitado.

El orador debe causar la sensación de que él es parte


del auditorio, y tener especial cuidado en agrupar cerca de sí,
en forma compacta, a los oyentes; así será más fácil
entusiasmarlos en masa, física, mental y emotivamente.

A un auditorio le agrada ver en el orador decisión,


energía y convicción y le produce gran placer cuando lo que
se dice va acompañado de sensación y originalidad.

Casi nunca un grupo de oyentes es homogéneo, más


bien heterogéneo. Reunidas accidentalmente, por un motivo
transitorio, las personas que acuden para oír la exposición de
ideas, están separadas por divergencias y actitudes opuestas.

Aunque se ha hablado de un grupo en general, debe


reconocerse que hay auditorios especiales, como los

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 171

componentes de un congreso nacional, de una academia, de


una organización científica, etc., cuyo conjunto es más afín
entre sí, por ser más íntima su solidaridad en finalidades,
cultura e intereses. Básicamente, todos tienen la misma
susceptibilidad a las impresiones que afectan la conducta
esencial humana.

Recuerde siempre que el ser humano reacciona en


gran parte según las emociones que le dominan, y tenga
siempre presente que es muy difícil que una idea llegue a la
razón sin antes pasar por el filtro de las emociones. Por el
grabado se observará que casi todo tiene que seguir ese
proceso. El hombre, en general, carece de la disciplina y del
equilibrio que espontáneamente permiten reaccionar
razonable, libre y conscientemente.

SEMEJANTES

COSAS

IDEAS
FUNCION
ACONTECIMIENTOS EMOCIONES
RACIONAL

DOCTRINAS

EXPERIENCIAS

INFLUENCIAS
VARIAS

LIMITACIONES Y ACTITUDES DE UN AUDITORIO Son


muchas las limitaciones de un auditorio. Colectivamente,
posee una mentalidad estrecha y reducida, se somete al
arbitrio de las emociones, y no está preparado, en la mayoría
de los casos, para entender y juzgar lo que habrá de oír.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 172

“El mundo está compuesto de millones de personas


con mentes cerradas y de un pequeño grupo de
personalidades que piensan libremente.” –SEABURY.

Las más de las personas poseen ideas aprendidas de


memoria, heredadas o prestadas, piensan por cuenta ajena.
El préstamo de ideas es el más usurario, porque exige el
interés de la incapacidad para idear con criterio propio.

Es común la reacción de un auditorio contra las


innovaciones que signifiquen sustitución o alteración de sus
creencias, hábitos, ideas, filosofía, modo de vivir, lealtades,
etcétera.

La actitud de los oyentes sufrirá grandes variantes,


según quién habla, cómo expone y qué dice. La misma
personalidad del orador influirá en la actitud que ellos tomen.
Ante todo, él debe sentir y evidenciar vehemente necesidad
de decir algo de importancia. Debe estar animado por la
pasión del hablar sobre algo que beneficie a los que le
escuchan. Se espera de él que impregne su tema de ese
espíritu vitalizador que dota el discurso de significado,
enseñanza e inspiración.

Si el auditorio descubre en el mensaje sinceridad y


honradez y que las ideas que se le transmiten están
inspiradas en una noble intención, su actitud será favorable y
ofrecerá una disposición más plástica para dejarse influir.
Muéstrese el orador decidido y definitivo en sus declaraciones
y afirmaciones. No titubee ni demuestre incertidumbre, pues,
el auditorio, al descubrir su indecisión, se sentirá
decepcionado y no lo creerá.

Sienta afecto hacia sus oyentes. Revele que está


interesado en las preocupaciones que les asaltan y que está
identificado con sus problemas y anhelos. Demuestre que ha

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 173

puesto verdadero empeño en hallar alguna solución o verdad


que habrá de serles útil. Un auditorio tiene facultad de
descubrir cuándo un orador se preocupa, de verdad, por
beneficiarlo con enseñanzas u orientaciones beneficiosas. La
intuición de los oyentes opera con gran rapidez y se valen de
ella principalmente para apreciar si les convendrá aceptar lo
que les dice.

Generalmente, la actitud de los oyentes es reflejo fiel


de la que el mismo orador mantiene. Si él es frío, descuidado,
confuso y vanidoso, su auditorio reflejará la misma actitud y
no se dejará impresionar, y por lo tanto, no secundará sus
recomendaciones.

Téngase presentes también las limitaciones físicas de


un auditorio. Se dice que en la parte llamada caracol del oído,
desembocan 2.400 nervios finísimos, que vibran al percibir el
sonido que están destinados a captar.

A pesar de esa sensibilidad, según declara un notable


especialista del oído, el 30% de las personas, en general,
sufre de defectos auriculares, sin incluirse los anormales y
sordos. De esto se desprende cuán necesario es hablar clara
y sonoramente.

Evítese, asimismo, el apresuramiento. Para hablar con


un ritmo regular y agradable, empléese de 120 a 150 palabras
por minuto. Cuando la cantidad es mayor, difícilmente se
conseguirá que los oyentes sigan con agrado el discurso.

Otra limitación considerable de un auditorio consiste


en que le es difícil prestar atención y concentrarse. ¡Cuántas
veces los oyentes parecen estar pendientes de lo que dice el
orador, cuando sus mentes están dedicadas a la
consideración de asuntos sin relación alguna con lo que
escuchan! Se cuenta que una maestra tenía mucha dificultad

El Arte de Hablar en Público


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en conseguir la atención de un alumno distraído y revoltoso.


Un día, se sorprendió por la atención que ese alumno le
prestaba, mientras ella explicaba un problema de aritmética.
Al llegar la hora de recreo, se le acercó y le preguntó el motivo
de su atención, a lo que él contestó: “Estaba pensando a
dónde irían a parar los números, una vez que eran borrados
de la pizarra”.

Un orador sagrado daba una vez una conferencia


sobre ciertas actividades humanitarias y relataba casos
especiales conmovedores, y mientras exponía uno muy
emotivo notó que uno de los concurrentes se llevaba el
pañuelo a los ojos y éstos evidenciaban estar humedecidos.
Conmovido, sintió nueva inspiración para alentar en su
auditorio un mayor espíritu de solidaridad humana. Cuando
terminó el acto y se despedía de los concurrentes, al
acercársele el caballero que tanto lo había emocionado, le
preguntó qué idea o relato por él expuesto había influido para
que derramase lágrimas, a lo cual repuso el interlocutor: “Me
domina una alergia tan poderosa que no puedo evitarlas y
cuando menos lo espero brotan con suma liberalidad”. El
orador no se desalentó: después de todo, el efecto que sintió
le favoreció para inspirarse.

Un auditorio quiere encontrar fácil la tarea de


escuchar, anhela la sensación de que se le obsequia con
ideas o información que le será útil o agradable, y está
dispuesto a seguir al orador si éste demuestra que en verdad
se preocupa por beneficiar a sus oyentes.

Prueba de que no siempre el auditorio mantiene una


atención inteligente, sino que con mucha frecuencia se deja
llevar de emociones creadas por la vehemencia del orador, es
lo que se cita a continuación, referido por Ralph Cannon en
“Squiere”, una revista muy prestigiada de los Estados Unidos.
Cuenta él que en un banquete se le pidió una vez a Knute

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 175

Rockne, famoso adiestradora de los jugadores de fútbol de


Notre Dame, que pronunciara un discurso. Accedió y dijo que
frecuentemente se le pedía que explicara lo que había dicho y
ocurrido en el intervalo de un match disputadísimo, del cual se
hicieron muchos comentarios, y aprovechando la presente
ocasión iba a contar lo sucedido.

Describió los momentos intensos previos al juego y la


nerviosidad de que estaba impregnada la atmósfera del
vestuario y después de referirse a sus recomendaciones,
repitió lo que les dijo a los jugadores.

 Vamos a jugar y a luchar, luchar, ¡y vencer!


 De repente preguntó con decisión y vigor:
 ¿Lo haréis?
 ¡Sí! - contestaron los comensales poniéndose de pie
en medio de gran entusiasmo.

Ya puede imaginarse el lector el efecto de esa


respuesta repentina en los mismos concurrentes cuando se
miraron unos a otros avergonzados, y se sentaron dándose
cuenta de la influencia magnética de ese orador que los había
dominado en forma tan absorbente.

La clase de discurso que conviene exponer El primer


requisito es tener algo importante que decir y que
verdaderamente merezca ser escuchado, y en lo cual se haya
depositado entusiasmo, fe y afecto; algo sobre lo cual se está
convencido y que se considera verdadero, útil y de mérito.

Recuérdese que hay que persuadir, y que la


exposición fría y calculada es insuficiente para impresionar, y
menos para convencer a un auditorio.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 176

Sacuda su inercia, encaríñese con lo que desea decir,


imprímale todo el calor de su entusiasmo, y conságrese a su
tema con todo el fervor de que es capaz.

Infórmese exactamente de la clase de auditorio que se


reunirá para escucharle, como también de sus
preocupaciones e intereses, y determine las ideas y
pensamientos que mejor llegarán a su conciencia.

El discurso debe revelar orientación y dirección.


Encáucese la exposición por una ruta que conduzca a la
finalidad idealizada.

Procúrese crear convicciones. M. de Palante dice:


“Hay que evitar simulacros de verdad y ángulos de visión
engañosos”. El discurso debe interpretar lo que los oyentes no
pueden expresar por sí mismos, satisfaciendo así su ansiedad
por comprender mejor las ideas.

“Es ridículo predicar a los demás, lo que no puede


comprender ni entender uno mismo.” –ABELARDO.

Empresa de gigantes es conseguir la modificación de


opiniones. Es preciso tener mucho tacto y mesura. Lo que
importa hacer es dirigir la visión y atención del auditorio hacia
panoramas y aspectos que no sólo posean brillo y color, sino
que incluyan especialmente, verdades y enseñanzas
auténticas.

Piense detenida y reflexivamente sobre lo que


esperará de usted su auditorio, qué se llevarán de lo que
usted les proponga, qué beneficio obtendrán de escucharle, si
decidirán mejorar su conducta, sentirse más confiados, actuar
con más conciencia, contribuir a alguna superación, cooperar
en alguna obra, suscribir alguna empresa, apoyar alguna

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 177

iniciativa o secundar algún movimiento por razón de lo que les


recomiende o sugiera.

Usted no se equivocará si tiene por anhelo, como guía


experto, señalarles el camino a seguir, o como conocedor
profundo de los anhelos y necesidades que tienen, arroja luz
sobre lo que les interesa descifrar o conocer.

Cuando Castelar habló por primera vez, se encontraba


en una asamblea de jóvenes que se habían reunido para un
acto electoral. Durante el mismo era intensa la agitación,
sentíase ya cansada la concurrencia cuando el novel orador
pidió la palabra. El tono de su voz, algo disonante, provocó
una gran gritería y eran muchos los que imitaban esa voz
como expresión de desagrado de que se agregara otro
discurso. El presidente de la sesión quiso saber quien había
solicitado hablar y escuchó del interesado: “Emilio Cautelar”.
Pasó al escenario y con pleno dominio de sí mismo hizo la
siguiente pregunta: “¿Queréis saber lo que es la democracia?”
Esa pregunta tan sugestiva causó un efecto dominante en el
auditorio y contestándose a sí mismo prosiguió: “Pues os lo
voy a decir. Voy a defender las ideas democráticas, si es que
deseáis oírlas. Estas ideas no pertenecen ni a los partidos ni a
los hombres; pertenecen a la humanidad. Basadas en la razón
son, como la verdad, absolutas; y como las leyes de Dios,
universales. Por eso la persecución no puede ahogarlas, ni la
espalda del tirano vencerlas; pues antes que el tiempo
desplegara sus alas, fueron escritas en los libros más
inmensos que el espacio, por la mano inspirada del Eterno.
Así, los hombres que se pierden en el Océano de la vida, los
poetas que adoran lo eternamente bello, los filósofos que leen
la verdad absoluta en el puro cielo de la conciencia, no hacen
más que arrojarlas en ondas de luz sobre la mente del pueblo.

“Yo, señores, lleno de sentimientos, si desnudo de


inteligencia, me propongo reseñar los dogmas del partido

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 178

democrático, ya como principios eternos de su escuela, ya


como principios de aplicación práctica en las actuales
circunstancias. Convirtamos un instante nuestros ojos al
pasado. ¡Qué espectáculo, señores, tan tremendo! ¡La
imprenta, ese soldado de Dios que pelea como Ayax por la
luz, encadenada al pie de los tiranos (aplausos); la tribuna,
providencia del pueblo, sujeta al carro del vendedor; las obras
del ingenio humano, proscriptas porque dan generoso aliento
al pecho de los oprimidos; la idea oculta en el fondo de la
conciencia, estallando en el cerebro sin poder alzar su vuelo y
perderse en lo infinito; la fe vendida por una cartera de
ministro y la razón y la libertad llorando en ignominioso
calvario! (Estrepitosos aplausos).

“Todos hemos presenciado el martirio de la libertad:


Bravo Murillo intentó matarla con el puñal del materialismo, sin
parar mientes en que las ideas son invulnerables; Esteban
Collantes la insultó con sus sarcasmos; Domenech fue su
Judas, pues cuando la creyó vencida, no dudó un punto en
venderla a los “seides” del absolutismo; Sartorius escribió su
epitafio como antes Donoso había escrito el evangelio de la
reacción… ¡Insensatos! No sabían que negando la libertad
negaban al hombre cuya esencia no es sino la libertad; que
negando la razón negaban a Dios, cuya existencia no se
comprende sin la razón. (Aplausos). Pero hacían bien.
Negando al hombre negaban al eterno enemigo de sus
conjuraciones; negaban al aterrador espectro de sus
conciencias.” (Aplausos prolongados).

Castelar supo interpretar el anhelo de los


concurrentes, sabía que en esos instantes necesitaba llevar al
ánimo de ellos, emociones e interpretaciones que fuesen fiel
reflejo del sentir de los presentes, y así su vigor, elocuencia y
riqueza de argumentación electrizaron al auditorio que al
principio habíase mostrado más bien hostil hacia el orador
desconocido.

El Arte de Hablar en Público


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Testimonios elocuentes de una apreciación amplia de


lo que el público desea y de un conocimiento profundo de la
psicología popular, son las dos profesiones de fe en la
democracia de los entonces candidatos a la presidencia de la
República de los Estados Unidos de Norteamérica, en 1936,
señores Franklin Delano Roosevelt y Landon. Del primero son
estas palabras: “Amigos, hay que votar sin amargura, con el
simple deseo de aumentar el bienestar y prosperidad de los
Estados Unidos. La única ley que reconocen los
norteamericanos es la de la mayoría. El de mañana será el
presidente de toda la nación y no el presidente de un partido.
Tenemos fe en la democracia en razón de nuestras
tradiciones y nuestra experiencia”. El segundo se expresó así:
“Queridos conciudadanos, es preciso ir a las urnas mañana,
no como agricultores, obreros, industriales o desocupados,
sino como norteamericanos. Es preciso que aplastéis todo
prejuicio de sección o de grupo y que votéis como electores
que no reconocen otra autoridad que la de su conciencia. Vivir
y dejar vivir y ayudar a los demás a vivir, son los principios
fundamentales de este pueblo libre y unido. Mañana
afrontaremos graves dificultades. El mundo necesita una
América libre. Defendamos el frente mundial de la
democracia”.

Como evitar antagonismos Un discurso debe rebosar


de espíritu generoso; esto es, debe manifestar verdadera
intención de beneficiar al auditorio. Los oyentes se reúnen
para enterarse de algo que creen habrá de interesarles. Están
dispuestos a escuchar todas las explicaciones necesarias,
pero no tolerarán que se les antagonice, en forma alguna,
respecto a sus ideas, creencias y convicciones. Si un orador
se propone despojar a sus oyentes de sus ideas, creencias y
convicciones, lo único que logrará será su desprecio, odio y
hostilidad.

El Arte de Hablar en Público


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Nadie desiste de lo que constituye su patrimonio de


hábitos culturales y espirituales, porque lo exige o lo
recomienda un orador. No prevalece, todavía, entre la
mayoría de las personas, esa imparcialidad de juicio, que
origina un cambio de sentimientos o de ideas cuando, por la
exposición lógica, se demuestra que se está en el error.

Ante todo, no se ensañe en herir a otros, no ataque a


personas y pode el discurso de todo lo que tenga carácter
negativo.

Empiece con afirmaciones que todos pueden aceptar.


“Comience por expresar el sentir general y termine por
imponer el propio”, dice Majorana.

Razónese, al desarrollar la idea central. Séase


cauteloso y sagaz. Evítese todo indicio de molestia directa o
indirecta. Apélese a la evidencia que será entendida y
aceptable al auditorio, y recábese la solidaridad de los
oyentes. A un auditorio le agrada que se cuente con su
asentimiento, aunque éste sea tácito.

Evítese la referencia a defectos y errores de los que


participa el auditorio. Si hay que condenar vicios y faltas,
hágase con espíritu simpático y alentador. Enséñese,
ilústrese, pruébese y procúrese que el auditorio se encariñe
con las verdades esenciales del discurso. Todo el mundo
acepta la verdad, la justicia, la bondad, la lealtad, el sacrificio,
el amor, el orden y todos los otros principios fundamentales de
la vida. Revélese, en cuanto se diga, que se está inspirado en
un sincero deseo de arrojar luz sobre la solución de los
problemas que acosan al hombre, o de contribuir a una
solución en forma culta, sensata y generosa.

El elocuente orador Belisario Roldán, cuando era


diputado, tuvo ocasión de exponer sus ideas sobre la forma

El Arte de Hablar en Público


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en que debía jurar un diputado y cuanto adujo estuvo


inspirado en interpretaciones elevadas, dignas y corteses. A
continuación se reproduce parte del discurso: “Del ligero
debate se desprende lo siguiente: todos estamos de acuerdo
en cuanto al fondo de la cuestión; nadie niega que el hecho
mismo del juramento deriva de una prescripción
constitucional; pero nadie ignora que la Constitución Nacional
no estipula formas de juramento, sino para el presidente de la
República, en lo que es lógica consigo misma, porque a ese
magistrado le exige la comunión católica, apostólica, romana y
le confía el ejercicio del patronato nacional. Pero ni por lo que
se refiere a los miembros del Congreso ni a los ministros del
ejecutivo, establece forma alguna del juramento; y ello era de
esperarse en un estatuto que abre las puertas de esta casa a
los representantes de todos los credos y que al incorporarse a
sus cláusulas el principio de la libertad de los cultos, consideró
sabiamente que la conciencia de los hombres no puede
supeditarse a imposiciones que sobre ser vejatorias, serían
inútiles.

“Si se coloca así la cuestión en el terreno de la lógica


simple, se arriba a este razonamiento irrefutable: el juramento
es una fórmula destinada a robustecer y solemnizar, son los
términos clásicos, a robustecer y solemnizar el compromiso
que con su conciencia y con el país contrae un ciudadano por
el hecho de haber sido electo miembro del parlamento; pero
si admitiéramos que este juramento puede practicarse sobre
cosas, sobre entidades o sobre símbolos que forman parte de
las negaciones del que jura y que por consiguiente nada valen
para él, lo desnaturalizaríamos en su esencia, lo invalidamos
en la eficacia, lo profanamos en lo único que tiene de
respetable, y lo reducimos a una simple, a una mera, a una
vana teatralidad que nada robustece ni solemniza.

“Bien sé yo que está lejos de la Cámara la idea de


imponer al señor diputado Palacios que violente su conciencia

El Arte de Hablar en Público


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y jure de acuerdo con la prescripción inconstitucional del


reglamento interno. Ello constituiría un acto de intolerancia
reagravado por la razón siempre deplorable del más fuerte, y
tanto más inadmisible cuanto que vivimos una hora de alta
cultura, hora en la cual sólo el sectario intransigente y
agresivo se obstina en negar su respeto a la conciencia ajena
y en que la más preciosa de las conquistas espirituales es
precisamente esa tolerancia recíproca que humaniza las
relaciones antípodas del pensamiento político o religioso.

“Yo voy a votar la moción del señor diputado Varela


Ortiz, persuadido de que concurre a solucionar rápidamente
este asunto de acuerdo con las aspiraciones de la tolerancia y
la cortesía”.

No se muestre autoritario; no condene, más bien hable


como quien consulta y propone; no sea áspero y severo en su
crítica; es preferible que revele un corazón sabio que
comprende las limitaciones humanas. No demuestre su
actitud o en su expresión altanería o vanidad; convendrá que
su discurso posea y refleje esa grandeza que atrae e inspira
por la altura de miras y profundidad de pensamiento.

El ex presidente de la República Argentina, don


Nicolás Avellaneda, pronunció un discurso con motivo de la
repatriación de los despojos del general San Martín, en 1880,
en Buenos Aires, que rebosa en profundidad de pensamiento
y en nobleza de sentimiento y en el cual hace un retrato fiel de
la ilustre figura del Gran Capitán. Así termina su notable
exposición: “Señores: la carrera del general San Martín
concluyó con la abdicación del Gobierno en Lima; y no hizo
sino atravesar su país dilacerado por las facciones.

“¡Cuánto cuesta el adiós a la patria, en medio de la


vida!; es más doloroso que el adiós a la misma vida; y los

El Arte de Hablar en Público


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hombres más fuertes pueden apenas arrancar de su pecho


este gemido supremo.

“Rivadavia y San Martín volvieron de las playas


extranjeras, penetraron en la rada interior de nuestro puerto
para oír por última vez los murmullos del río que da nombre a
la patria, para posar las miradas sobre sus azulados
horizontes y divisar desde lejos los altos edificios, a cuya
sombra habían pasado su infancia, o para tentar si les era
permitido poner el pie en una tierra tantas veces suya.

“¡No! Las puertas de la patria les estaban cerradas por


esos ostracismos sin decreto y sin ley, más bárbaros cien
veces que los de Atenas, y que se llaman con un nombre de
oprobio, la iniquidad de una época. San Martín y Rivadavia
necesitaron someterse al doloroso destino, y fueron en la
plenitud de sus fuerzas a perderse en la proscripción
irrevocable como en una tumba. Su vida pasada bajo los
cielos extraños, no se cuenta. Se sobrevivieron a sí mismos.
“Señores: Ved ahí los despojos mortales del general
don José de San Martín, traídos desde el suelo hospitalario de
la Francia, por el óbolo de todos los argentinos reunidos en
voto nacional. Don José de San Martín había escrito en su
testamento estas palabras: “Desearía que mi corazón fuese
depositado en el cementerio de Buenos Aires” y yo doy
cumplimiento solemne a la cláusula augusta en nombre de las
generaciones presentes y de su Nación, justa por fin y
agradecida. ¡Loado sea Dios en los cielos, en la tierra y sobre
esta tumba en la que resplandece hoy su justicia!

“La América mostrará, entre sus monumentos, el


sepulcro del primero de sus soldados. La república Argentina
guardará los despojos del más glorioso de sus hijos. Seis
naciones viven independientes dentro de las líneas trazadas
por la espada del Gran Capitán. Pueblos de América,
escuchadme. No olvidéis el consejo del Libertador; y cuando

El Arte de Hablar en Público


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encontréis su estatua ecuestre en las márgenes del Plata, en


los llanos de Maipú o a orillas del Rimac, leed siempre las
eternas palabras inscriptas en su base: “La presencia de un
militar afortunado, es temible en los estados que se
constituyen de nuevo”, para que no convirtáis jamás una
espada en cetro. La espada, que brilla con luz tan soberana
durante los combates, obedece en la vida civil, y no manda.

“¡Guerreros de mi patria! ¡Conciudadanos!


Inclinémonos sobre estos sagrados restos y oiremos que
suena nuevamente en las alturas la voz que dijo: ¡El general
San Martín no derramará la sangre de sus compatriotas, y
sólo desnudará la espada contra los enemigos de la
independencia sudamericana!”.

Como apelar a los sentimientos y emociones


Empiece por mostrarse convencido e impulsado por una
sensibilidad disciplinada. Toque las fibras profundas del
interés básico. Los intereses básicos son los que nacen de las
necesidades y deseos humanos; protección de la vida y de la
salud, adquisiciones materiales, influencia, seguridad, fama,
felicidad, etc. Los intereses secundarios se refieren a cultura,
amigos, patria, raza, o lo que avanzará alguna buena causa
de creencia común, verdad, justicia, libertad, derecho, etc.

Una a sus oyentes con la mayor variedad posible de


emociones: que lloren, rían, se regocijen, aplaudan, etc. Un
auditorio es más susceptible de emoción que de
concentración mental. Cuando un grupo de fieles se reúne
para escuchar un sermón, acude con la aspiración de
experimentar sensaciones que le producirán fruición espiritual;
de la misma manera, un auditorio espera algún beneficio
específico del discurso que escucha.

Las fuentes emotivas del ser humano jamás fueron tan


abundantes como en la actualidad. Nunca ha tenido ocasión

El Arte de Hablar en Público


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el mundo de ser testigo de tantos acontecimientos


trascendentales como en el presente. Jamás han sido tan
numerosas las inquietudes y ansias del hombre. ¡Qué
recursos más poderosos tiene el orador moderno para
emocionar y hacer vibrar los sentimientos del hombre!

El siguiente período de un discurso de Moret, político


español, servirá de ejemplo acerca de la influencia que
podemos ejercer con la palabra. Se debatía en el parlamento
español el proyecto constitucional y se discutía en ese
momento la ley de la abolición de la esclavitud. Castelar le
había preguntado si le permitiría a sus hijas leer los periódicos
que anunciaban a la vez la venta de las yeguas y las ventas
de negros. Así contestó el oradora: “He aquí por lo que puedo
hacerme cargo de un apóstrofe de S. S. Me decía el señor
Castelar si daría a leer a mis hijas los periódicos en que se
anunciaban a un tiempo las ventas de las yeguas y de los
negros, la venta de las cosas o de los animales al lado de los
hombres. Pues bien, sí, y mil veces sí; yo se los daré a leer a
mis hijas en cuanto puedan comprenderlo; y cuando se
conmuevan ante tales sufrimientos, cuando se indignen ante
esa degradación, cuando sus ojos se nublen con el llanto que
la compasión los arranque, yo les diré: vuestro padre fue el
primero que no vaciló ante ningún obstáculo para lograr que
esos anuncios no se publiquen ya más; yo fui quien devolvió
el hijo a su madre, y el anciano al reposo; y sin embargo,
cuando lo hacía, he sido censurado por un gran orador que,
sin embargo, se decía abolicionista”.

Así puso fin a ese discurso viril y lleno de sentimiento y


poder emocionante: “Puede ser, señores, que alguna vez,
audio retirados o cansados de la vida política evoquéis en
vuestra memoria los recuerdos de esta época, y os preguntéis
qué habéis hecho y en qué habéis contribuido cada uno a esta
obra; puede ser, repito, que entonces se alce en vuestro
espíritu el recuerdo de esta ley; y entonces, recordando quizá

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 186

los magníficos acentos del señor Castelar, se os presente la


imagen de la bella América; tal vez se os presenten aquellos
campos, antes cultivados por esclavos y transformados por
vuestro voto en morada de hombres libres, y creáis
contemplar en un risueño paisaje una modesta cabaña
iluminada por los últimos rayos del sol poniente, en la cual una
madre negra abraza a su hijo a la hora que el padre vuelve del
trabajo a tenderle cariñosa mano, mientras que el plantador, el
antiguo dueño, marcha allá a lo lejos al paso de su caballo
para buscar la hermosa granja donde un día vivieron
hacinados los esclavos. Tal vez se os figure ver cómo el
plantador hace un saludo amistoso al viejo esclavo, saludo
que éste le devuelve cariñoso; creáis ver cómo aquella pobre
familia levanta desde el corazón una plegaria, una oración de
gracias para bendecir a Dios por la dicha presente, que ha
sucedido a la antigua desgracia; y si esto se presenta a
vuestro espíritu, sentiréis como un consuelo la bendición del
cielo por haber hecho el bien, por haber sabido, en un
momento, redimir a vuestra patria, sin lágrimas y sin sangre,
de esa mancha que aún le afrenta”.

Evítese la emoción estéril y vana. Guíese por una


finalidad ideal y útil, por la que se aviven las emociones de un
auditorio. Si se habla de la urgencia de socorrer a los
desocupados, preséntese el tema en su aspecto intenso de
humanidad, descríbase el cuadro de una familia, cuyo jefe no
tiene trabajo y los hijitos están sufriendo de hambre; entérese
en pormenores que den vida y color a la disertación.
Acérquese el problema al corazón de los oyentes y hágales
sentir, en forma emotiva, el rigor de la necesidad y la
privación. Apélese a su imaginación, y que sienta la opresión
de encontrarse en una situación de penuria.

Hágase usted eco de las inquietudes del auditorio.


Preséntese como su defensor. Muéstrese humano, y
esmérese en que su discurso anime, eleve e inspire. Cuanto

El Arte de Hablar en Público


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más entone, aliente y regocije a sus oyentes, más


susceptibles se harán a las influencias emotivas.

Responsabilidad del orador El orador elocuente


posee un arma poderosísima en su poder influyente y un
instrumento extremadamente eficaz en la palabra y si
inconsciente o insistentemente se vale de ellos para lograr a
todo trance sus propósitos sin medir consecuencias ni
anticipar derivaciones, aun a pesar de sus buenas intenciones
ocasionará grandes daños cuyo monto y perjuicio moral
difícilmente pueden calcularse. En un país sudamericano
hubo un político, que fue asesinado, el cual había abogado
por reformas determinantes en bien del pueblo, pero su clase
de oratoria era de la que inflamaba las pasiones bajas de las
masas y era común en sus labios esta frase incitadora: “¡a la
carga!”. Tanto se infiltró en el espíritu de sus oyentes y
simpatizantes que llegó el día en que las turbas cargaron y
dejaron tras sí mucha muerte y desolación ocasionándole al
país pérdidas gigantescas.

Muchos serían los ejemplos que podrían citarse para


corroborar el error de incitar al auditorio a realizar actos
excesivos o indisciplinados. Recordemos que el grupo como
tal es más plástico y menos disciplinado, y que bajo la
dirección de un orador que aviva los sentimientos bajos es
capaz de realizar los actos más vandálicos.

La palabra puede servir para bien o para mal, y es de


esperar que quien se adiestre en expresarse con elocuencia
lo haga guiándose por fines e ideas nobles. Puede criticarse el
error, condenarse el abuso, reprochar por la indiferencia de
los favorecidos por la fortuna, condenar la injusticia y señalar
cuanta desviación humana se desee, pero debe tenerse
cuidado con el estilo que se emplea, las sugestiones que se
transmiten y el tono a que se recurre para obtener los
resultados anhelados.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 188

El orador debe enseñar, dirigir, orientar y aun actuar en


defensa de otros, pero jamás a costa de aventuras, riesgos,
resultados y efectos que manchan su prestigio y le señalan
como simple agitador con fines utilitarios. Si se inspira en un
sincero propósito de difundir lo que es recomendable y de
hacer el máximo de bien posible, no recurrirá a medios
retóricos y artificios emotivos que ciegan al auditorio y le
inducen a desbordar sus bajas pasiones e instintos de
maldad.

Si hay que hablar, elévese, difúndase la luz,


estimúlese lo que de noble tiene el hombre, enséñese,
aliéntese, recomiéndese lo que beneficiará, vigorícese la
personalidad en sus diferentes aspectos, aliéntese a
perseverar en lo constructivo, disípese toda tendencia o
inclinación a cometer actos innobles o inconscientes, señálese
las fallas y equivocaciones que perjudican, recomiéndese lo
que ennoblecerá al hombre y nunca se prefiera la palabra
venenosa, porque ésta aun al que la emplea emponzoña y
denigra.

Cuando arraiga un discurso El verdadero secreto del


éxito de un discurso no radica en que arranque elogios del
auditorio, sino en que los oyentes acepten y realicen lo
recomendado.

Un discurso arraiga en ellos cuando se adueñan de lo


que se les ha expuesto; se ha cimentado una verdad o
principio en forma evidente y convincente; se ha vigorizado la
intelectualidad y personalidad; se ha inculcado en el auditorio
una disposición más decidida a mejorar y a perfeccionarse; en
fin, cuando se han ensanchado los horizontes de la vida y el
que escucha se siente enriquecido, en alguna forma, por las
ideas que se le han comunicado.

El Arte de Hablar en Público


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Arraigará un discurso, cuando se interpreten los


anhelos y ansias del auditorio, y se destaquen las ventajas
que reportará la adopción de lo que se recomienda. El
discurso debe aclarar, realzar y encomiar verdades que se
incrusten en la mente, y queden prendidas en el corazón.
Asegúrese que la exposición, aunque sólida por su valor y
mérito, sea de fácil interpretación, para que los oyentes
puedan adoptarla como parte integrante del bagaje mental,
espiritual y moral. Inyecte más valor, ánimo y energía en su
auditorio. Desgarre el cortinaje de la duda y del pesimismo.
Inunde de luz la penumbra del temor.

No desilusione a sus oyentes, presénteles


perspectivas prometedoras. Aclare, ilustre, compare y
describa, para que la imaginación ayude al entendimiento.

Cuando prepare su discurso, piense en su auditorio, en


sus necesidades, en lo que más le beneficiará y convendrá; y
de tal meditación provendrá mucha inspiración y acierto en la
selección de las ideas que hallan pronta acogida.

Su discurso debe ser un fiel exponente de los ideales


que le inspiren a usted. Demuestre que sus recomendaciones
parten de una mente autorizada y sincera.

Don Quijote le dice a Sancho Panza: “Nadie es más


que otro si no hace más que otro”.

“Nadie sabrá ser el señor, el conductor y el libertador


de muchos, si no sabe, al mismo tiempo ser el servidor de
muchos; en esto se demuestra el verdadero señorío.” –T.
CARLYLE.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 190

PARA PRACTICAR EN CLASE

Puede hablarse durante cinco minutos, sobre


cualquiera de los temas que se citan a continuación:

1. ¿Puede triunfarse con escasez de recursos?


2. ¿Puede resolver el sistema democrático los problemas
sociales?
3. ¿Hay diferencia entre el problema personal y el
económico?
4. ¿Pueden las leyes mejorar a la humanidad?
5. ¿Es el dinero el factor principal de la felicidad
humana?

Se puede sostener la afirmativa o la negativa, y, en


cada caso, se imaginará que en el auditorio figura un buen
número de personas con ideas opuestas a las que se van a
sustentar.

Si se desea, se puede hablar sobre otro tema, pero


habrá de ser de carácter polémico. Conviene, pues,
desarrollarlo con un espíritu de simpatía; y, hábilmente
interesar a los oyentes que no participan de las ideas del
orador. Evítese el antagonismo y cuídese de no suscitar
encono u oposición. Se debe impresionar por el mérito de las
ideas que se expongan, y, por la lógica de los raciocinios que
se hagan conquistar el asentimiento de los oyentes.

El Arte de Hablar en Público


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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 14

FLEXIBILIDAD DE LOS LABIOS, LENGUA


Y MANDIBULA

Para una articulación flexible de los labios, lengua y


mandíbula, es necesario la previa ejercitación, realizada con
persistencia continuada. Se insiste en este punto, porque la
enunciación defectuosa afecta indefectiblemente la impresión
que pueda causar la idea expuesta.

Escasa, y en muchos casos nula, es la reacción que


una idea importante produce en los oyentes, si los sonidos
que la transmiten, por ser imprecisos, no llegan al oído con
claridad. El sonido indefinido hurta la identidad y significado
de la expresión oral.

El tiempo que se dedique a practicar los ejercicios de


esta lección puede considerarse como muy bien empleado,
porque como resultado de la ejercitación, se logrará enunciar
las palabras con mayor poder y lucidez.

El tono de voz para que sea grato y alcance un timbre


más sonoro, necesita, al producirse, hallar el camino
contemplado expedito y libre de entorpecimientos. Cuando,
por naturaleza, se posee una voz potente y no se ha corregido
el defecto de la rigidez de los labios, lengua y mandíbula, se
magnifica la deficiencia de que se adolece.

Los ejercicios que se recomiendan deberán hacerse


durante toda la semana, especialmente por la noche, cuando
se está libre de toda preocupación. Convendrá dedicar a la
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 192

práctica de los mismos no menos de 30 minutos, para


obtener los resultados deseados.

EJERCICIOS

DE LOS LABIOS
5 minutos

a) Extiéndase hacia delante, en forma circular;


luego, déjese que vuelvan a su condición
normal en completa laxitud. Repítase este
movimiento quince veces. Auméntese la
velocidad del movimiento a medida que se
vaya completando el número indicado.
b) Con los labios cerrados, pero extendidos hacia
delante, en forma circular, sople tratando de
producir el sonido de la “p”. Los labios deben
abrirse solamente para dejar salir el soplido con
el resultado señalado. Siguiendo el mismo
procedimiento, y sin cambiar la posición de los
labios, repita diez veces, cada una de las
siguientes palabras: pa, pe, pi, po, pu.
c) Repítase, quince veces, la siguiente frase:
Perico, Pepita y Polita, pelean por una pelota.

De la lengua
5 minutos

a) Con la boca abierta, encorve hacia arriba la punta de


la lengua, pegándola a la encía detrás de los dientes
frontales; luego deje que vuelva a su posición normal.
Repita este movimiento veinte veces, aumentando
gradualmente la velocidad.
b) Encorve nuevamente la lengua como se sugirió en el
párrafo anterior, y, al bajarla, pronuncie la sílaba “la”
repitiendo este ejercicio quince veces.
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 193

c) Pronuncia diez veces cada una de las siguientes


sílabas: ta, to, tu, ti, te, ne, no , un, na, ni, di, do, da,
de, du. Procure que el sonido se produzca, en cada
caso, al despegarse la punta de la lengua de la encía.

De la mandibula
5 minutos

a) Deje que la mandíbula, con los músculos en perfecta


laxitud, baje por su propio peso, lo suficiente para
permitir que el dedo pulgar pueda insertarse a lo largo
entre los dientes. Deje que vuelva a su posición
primitiva, y luego repita este mismo movimiento diez
veces.
b) Practique este ejercicio nuevamente, pero
pronunciando la sílaba “ma” cada vez que la
mandíbula baje, procurando que el sonido arranque
del tórax y sin forzar en lo más mínimo la garganta.
Repita quince veces.
c) Practique este ejercicio diez veces cada una de las
siguientes sílabas: mo, mu, mi, me, ma. Cuídese de no
forzar ni mover con rigidez la mandíbula. Debe sentirse
la sensación de que está completamente suelta.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 194

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 15

LAS EMOCIONES Y COMO DIRIGIRLAS

EL PODER DE LA EMOCIÓN El orador, antes de que pueda


invadir los recintos del intelecto, debe lograr el consentimiento
de las siempre vigilantes secretarias que son las emociones.
Son éstas las que encienden o apagan la luz intelectual en la
mayoría de los casos. Las emociones han dominado por
muchos años al individuo antes de que el intelecto de éste
empiece a funcionar y a ejercer su jerarquía. Son tantos los
que se han entregado de lleno al imperio de las emociones
que difícilmente les llega la voz de la razón y del
discernimiento para que obren más cuerdamente.

Lo emotivo se aproxima más a cada uno. Los nervios


se encargan de hacerle sentir la importancia de lo que ve,
escucha, siente, oye y experimenta. Somos antenas vivientes,
recogiendo constantemente sensaciones de toda suerte y nos
llama la atención con más poder lo que nos interesa
personalmente.

El hombre es feliz o infeliz principalmente por efecto de


sus emociones y aun en casos en que la erudición propia sea
enorme y luminosa, con harta frecuencia lo emotivo se
sobrepondrá a lo racional y lógico. Dice el doctor Guillermo E.
Hunter: “Un gran número de personas puede desarrollar
síntomas de una enfermedad, cinco minutos después de
haber leído acerca de la curación que se logra con una
determinada medicina y las instrucciones para su uso. Los
estudiantes de medicina solicitan habitualmente un examen
para comprobar si tienen el mal sobre el cual han estado
estudiando con mucho interés”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 195

Si hemos de impresionar favorablemente y convencer


a un auditorio, acertaremos si nos dirigimos a sus emociones,
principalmente y le hacemos sentir la verdad de lo que
exponemos, como asimismo logramos su asentimiento a lo
que le recomendamos por razón de considerarse ellos
beneficiados en alguna forma.

La mayoría de las personas está al arbitrio de la


tensión nerviosa y ésta es intolerante y precipitada; por lo
tanto, interésese desde un principio a los oyentes en lo que ha
de exponérseles. No pocas veces el mismo orador deberá
mostrarse emocionado para contagiar a su auditorio del
interés que a él le domina. Conviene, sin embargo, no
extremar el empleo de lo emotivo para no desvirtuar la
importancia de lo que se expone. Ha dicho un autor: “Hay
discursos que al escucharlos hacen llorar, pero al leerlos
hacen reír”.

Es tarea del mismo orador contribuir al equilibrio


nervioso del auditorio para que éste se disponga a considerar
lo que ha de decírsele. El agotamiento nervioso es causa de
incompetencia intelectual y no de pocas enfermedades. La
emotividad en rebeldía es una tirana que causa incontables
trastornos. Vivo ejemplo de ello es lo ocurrido en el juego final
del campeonato mundial de fútbol realizado en Río de Janeiro
en 1950.

Los brasileños esperaban conquistar el primer puesto,


los expertos le concedían la supremacía y era general la
impresión de que merecían la realización de su esperanza.
Durante mucho tiempo habían practicado con una intensidad
incansable. Durante las diferentes pruebas fue arraigando
cada vez más y más la idea de que a ellos le correspondería
el honor tan ansiado, y tan general era la anticipación del
triunfo que se colectaron grandes sumas de dinero para
obsequiar a los jugadores. Tan seguros estaban de la victoria

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 196

que se organizaron grandes fiestas como final glorioso del


torneo. Los premios ofrecidos a los vencedores eran
cuantiosos; la ciudad entera anticipaba fiestas delirantes de
fervor patriótico. Pero llegó el día en que debían enfrentarse
con los uruguayos. Los brasileños, según narraban los
locutores, realizaban un juego anormal, no eran los mismos
expertos de juegos anteriores; evidentemente estaban
dominados por un gran nerviosismo. Era tan enorme la
compensación y los agasajos desproporcionados que ellos
mismos se asustaron de que pudiesen perderlos, y si había
alguno muy confiado, descuidó poner el máximo de empeño
sereno e inteligente. Cuando el juego terminó los
contrincantes le ganaban dos a uno.

¡Qué decepción y angustia se apoderó de todos!, y un


corresponsal escribía para El Mercurio, de Santiago de Chile:
“Miles de acongojados “torcedores” arrojaron ayer al río
Maracaná, junto al estadio, verdaderos cargamentos de chya,
serpentinas, banderines y aun sus adorados cohetes y
petardos. Allí estaban hoy, flotando en las aguas de la bahía
las esperanzas de la afición brasileña de que su equipo se
clasificara campeón mundial de fútbol.

“Había un aire de funeral en aquella inmensa


muchedumbre que salió ayer lentamente del cavernoso
estadio, después que Uruguay derrotó a Brasil por dos goles a
uno. Y todos habían estado tan seguros de que sería el
funeral del Uruguay”.

Es muy significativo lo que el entrenador del equipo


brasileño, Flavio Costa, dijo según un comunicado
periodístico: “Costa explicó que tuvo un momento muy difícil
tratando de conseguir que su equipo se mantuviera con los
pies pegados a la tierra, cuando sus admiradores lo sitiaban
para decir cuán bueno era el equipo. Manifestó que
continuamente insistió ante sus jugadores para que no

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 197

subestimaran a los uruguayos. Hoy día, los jugadores


brasileños están desconsolados y algunos lloraron”.

Según partes periodísticos hubo algunos síncopes


fatales en Brasil durante el relato del juego. El sargento José
Silva, de la armada, retirado, fanático partidario del equipo
brasileño, al sonar la pitada final, indicadora del triunfo del
Uruguay, cayó muerto.

En Montevideo fue tanta la conmoción, que las


víctimas fueron ocho, de las cuales tres murieron de ataque al
corazón, mientras escuchaban la relación del desarrollo del
partido y las otras murieron en accidentes durante las
celebraciones por el triunfo. También hubieron intentos de
ataques a los vencedores por parte de grupos numerosos y
según los mismos diarios algunos de los manifestantes pedían
“que los vencedores fuesen desollados vivos” en la suposición
de que en una discusión los jugadores habían ofendido la
reputación del equipo brasileño.

Cuando falta serenidad, cuando la pasión o la emoción


es intensa en demasía, necesariamente tiene que procederse
como si se desconociesen las nociones más esenciales sobre
conducta social. Cuándo el hombre se entrega al dominio de
sus emociones y deja que ellas le guíen, indefectiblemente
tiene que ir a la derrota. Un hombre, distinguido, culto y en
excelente posición económica, se sometió a un examen
médico y el doctor que lo atendió le recomendó que visitara a
otro profesional especializado en el tratamiento del cáncer y
apenas se le mencionó el nombre del especialista, se
desmayó y fue necesario aconsejarle un viaje al exterior del
país para distraerse y alejar la impresión que le causó la idea
de que pudiese adolecer de esa enfermedad tan temida. La
emoción le impidió toda defensa.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 198

Las emociones avivadas por ambiciones exageradas o


ilícitas que no tiene otro objeto que satisfacer egoísmos o
apetitos materiales embrutecedores, desorientan y en los más
de los casos dejan al hombre desprovisto de luces y
organización para actuar con acierto.

Cuando visito a Viña del Mar nunca dejo de mantener


una entrevista muda, pero muy animadora e inspiradora, con
una roca común, que se desataca por un simbolismo de gran
significado. La parte superior está cubierta de musgo marino y
hay, además, en ella, unas plantitas marinas de apenas unos
diez centímetros fuertemente pegadas a la superficie de esa
piedra. El oleaje azota la roca con suma violencia, y cuando el
agua cubre toda la superficie de esa mole, las plantitas ceden,
para luego erguirse de nuevo, pero sin jamás desprenderse o
perder su posición. Qué enseñanza más aleccionadora
exhiben esa roca y las plantitas endebles, firmes en su lugar y
recibiendo constantemente los embates demoledores de esa
agua pesada, atropelladora y destructora y resistiendo
siempre sin ceder.

El orador que desea influir y ganar el asentimiento de


sus oyentes, debe empezar por ser firme, por resistir las
influencias que minan la consistencia, desaniman y debilitan el
poder propio. No podemos engañar a otros respecto a nuestro
poder personal; en alguna forma delataremos nuestra posición
incierta o desconfiada. Es en los momentos de prueba que
debemos poseer la serenidad y el estado de ánimo confiado y
resuelto para enfrentarlos y salir victoriosos.

La emoción tiene derivaciones diversas, puede ser


positiva como también negativa y si el orador sabe cómo
recurrir a ella para conseguir determinados resultados
poseerá un instrumento poderoso para persuadir y lograr la
solidaridad de otros.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 199

Conviene mantenerse en condición laxa,


especialmente cuando se habla ante otros. Se dice que
cuando Churchill hablaba en el Parlamento inglés y sus
opositores le atacaban, aflojaba sus nervios y así ellos en su
excitación pronto se quedaban sin argumentos válidos. El
doctor Gregorio S. Razran, de Nueva York, después de llevar
a cabo 16.000 experiencias con 37 estudiantes, comprobó
que la mente se aproxima al nivel animal durante sus
momentos de fatiga y cuando está bajo la acción de una
fuerte tensión emotiva. Estableció que el pensamiento
humano no se puede conjeturar o prever, pero que tiene
niveles: el animal, el infantil y el adulto. Declaró que “lo más
cercano a la acción automática ocurre durante la fatiga y las
fuertes tensiones emotivas, es decir, cuando una persona ni
razona ni piensa”.

La frontera del interés Ha dicho un autor que en toda


comunicación, ya sea escrita o verbal, existe una frontera que
hay que traspasar para llegar al interés humano. Esa línea se
interpone entre lo común y lo extraordinario, lo vulgar y lo
atractivo, lo rutinario y lo dinámico. Si se puede cruzar esa
frontera el éxito, es seguro, aunque sea temporalmente; de lo
contrario, lo que escribamos o digamos pasará desapercibido
y nadie nos prestará atención.

Todo lo que hacemos, está inspirado por un interés


especial. La misma vida nos enseña a ser interesados,
premiándonos con crecer cuando lo avivamos y aumentamos.
El interés es la condición indispensable, sin la cual el ser
humano no se dispone a mejorar o variar sus procedimientos,
conducta, hábitos y forma de hacer las cosas.

Si le decimos a una persona que estudie un curso


determinado, debemos interesarlo, de tal manera que sienta el
impulso por adquirir nuevos conocimientos. Si proponemos

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 200

alguna fórmula política, debemos señalar el beneficio que


producirá a quienes la secunden.

El orador debe encontrarse siempre bien adentro de la


frontera del interés, porque solamente así denominará y
conseguirá del auditorio la atención necesaria.

Las creencias como propiedad personal Si alguien


nos pregunta qué creemos y aceptamos, generalmente, no
tenemos inconveniente en descubrir nuestras creencias e
ideas, pero, si por el contrario, alguien ataca nuestras
convicciones e interpretaciones y trata de arrebatárnoslas, nos
disponemos a defenderlas y sostenerlas, rechazando toda
invitación a considerar lo que pudiera haber de equivocado en
ellas. Entonces, aumenta nuestro afecto hacia lo que
creemos, y estamos prestos a defenderlo, sin temer riesgo
alguno.

Dígasele a un radical, a un conservado o a un religioso


que sus creencias son erróneas, e inmediatamente empieza la
lucha, la contienda y la pelea. Entonces la trinchera separa a
los contendientes.

La idea de lo propio y de lo personal nos obsesiona y


domina en grado sumo. Inevitablemente, todos llevamos a
cuestas un fardo pesado de ideas equivocadas, falsas e
inútiles, pero, ¡ay de quién alargue un brazo para despojarnos
de ese bulto! Por ese lastre estaremos prestos a dar nuestra
propia vida.

Lo que es propio lo llamamos mío, y esta palabra tiene


un poder extraordinario, ya sea en el caso de MI LAPIZ, MI
CASA, MI FE, MI PATRIA O MI DIOS. El profesor James
Harvey Robinson dice: “Nosotros nos resentimos de la
imputación de que nuestro reloj anda mal o nuestro coche

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 201

tiene mala apariencia, como también de que estemos


equivocados acerca de los canales del planeta Marte, o de la
pronunciación correcta del Epicteto. Deseamos continuar
creyendo lo que ya estamos acostumbrados a admitir como
verdadero, y cuando alguien trata de desvirtuar alguna de
nuestras creencias, lo resentimos en tal grado, que apelamos
a toda clase de recursos para justificarlas. El resultado es que
la mayor parte de nuestro llamado razonamiento consiste en
hallar argumentos para seguir creyendo lo que de mucho
tiempo atrás hemos adoptado”.

El pensamiento emotivo es más poderoso que el


intelectual, en la mayoría de los casos. El primero defiende
siempre lo que ya se posee y rechaza toda innovación; el
segundo requiere valor, abnegación y disciplina para variar y
modificar lo existente, aun a costa del beneficio y comodidad
propios.

Evítese el argumento polémico y la imputación de


defectos, yerros y equivocaciones a los oyentes. Atráigase al
auditorio, invitándole a contemplar la verdad y realidad de lo
que expone. No lo arrastre en contra de su voluntad. Haga
que le siga de buena gana con interés. Colóquese en el
terreno común de unanimidad de creencias y pareceres
fundamentales.

Lo extraordinario en lo común En todas las cosas hay


algo de extraordinario, algo que atrae y contiene significados
de valor. Aun lo más común tiene singularidades
excepcionales, pero hay que descubrirlas. Investíguese,
consúltese, léase con cuidado lo novedoso en diarios y
revistas, y así se adquirirá un caudal mayor de información
valiosa para matizar los discursos.

Todos hemos escuchado elogios de la hombría y se


nos ha excitado a que la manifestemos siempre. ¿Sabe usted

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 202

que en algunos distritos del Congo desarrollan la hombría por


medio de flagelaciones con cañas? Allí los hombres
demuestran su resistencia física soportando recios golpes, y
así aprenden a ser hombres, según su modo de interpretar
ese valor personal.

El tema de la libertad es uno de los tópicos más


discutidos. A pesar de lo mucho que se ha dicho, y de todos
los derechos conquistados, la esclavitud se práctica todavía
en varias naciones, y en otras existen condiciones que se
aproximan mucho a esa condición detestable. A pesar del
alarde general de lo mucho que se sabe, es infinito el caudal
de conocimientos generales y comunes por adquirir, aun en
lo que concierne a nosotros mismos. ¿Sabe usted cómo está
construido físicamente? ¡Está enterado de que la respiración
defectuosa contribuye a la mala digestión? ¿Está informado
de que los pulmones contienen cuatrocientos millones de
vesículas y que están constituidas en su mayor parte, por
fibras elásticas? ¿Tiene noticias de que un autor ha estudiado
la vida de las razas indias del Norte y Sudamérica, y ha
comprobado que el estado sanitario de estas razas incultas
era mucho mejor que el de las civilizaciones, lo cual se debe a
que los indios respiran siempre por la nariz, tanto de día como
de noche?

Cuando usted piensa acerca de las abejas, cree que


se singularizan por la miel que producen y por la laboriosidad
e industria que manifiestan; pues bien, lea lo que se extracta
de un artículo publicado acerca de ellas: “En Illertiffen, a orillas
de Iller, no lejos de Ulm, existe el criadero de abejas mayor de
Europa. Más de 50 millones de esos insectos son criados en
la granja apícola de Illertiffen y no con el propósito, como
pudiera suponerse, de dedicarlos a la producción de la miel,
sino por las propiedades terapéuticas de sus aguijones. Los
efectos beneficiosos de la picada de abeja, para contrarrestar
los sufrimientos reumáticos, fueron descubiertos por

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 203

Hipócrates, el padre de la medicina, y ese método curativo


gozó de gran fama en la antigüedad. El procedimiento cayó en
desuso, pero la medicina moderna reconoció la eficacia del
medicamento y restableció su empelo en forma de
inyecciones de extracto de aguijones.

“Aunque menos dolorosas que las picadas directas de


los insectos las inyecciones no dejan por ello de representar
una aguda molestia para los pacientes, cosa que no puede
decirse del ungüento de aguijones de abejas que hoy se
emplea con los mismos fines. De cada aguijón puede
extraerse entre 0,15 y 0,30 miligramos de materia prima, y
cada obrero, empleado en la granja, consigue extraer unos
cinco mil aguijones por día. El trabajo es peligroso, y los
obreros han de protegerse con máscaras y trajes de tejido
especial”.

Hoy que tanto se aprecia el valor de las cosas por lo


que cuestan, no dejará de interesar a todos por igual el
siguiente párrafo de un diario: “Por documentos hallados
recientemente, se sabe que el descubrimiento de América
costó poco más de 4.000 dólares. La flota de Colón, toda
entera, valía unos 1.600 dólares y el sueldo del almirante era
de unos 150 dólares por año. Los dos capitanes que formaban
parte de la expedición recibían unos 100 dólares de sueldo y
el resto de la tripulación de las tres famosas naves, la Santa
María, La Pinta y La Niña cobraban un dólar semanal”.

Usted no aceptaría ni siquiera la sugestión de que


comiera la langosta que tanto daña la producción agrícola;
pues bien, lea lo que sigue:

“La langosta es perseguida y temida por los grandes


perjuicios que causan en los campos, y es destruida de
muchos modos; en Arabia, Siria y Egipto es vendida en

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 204

estado seco o preservado, y constituye el alimento favorito de


las caravanas y de los nómadas”.

Aún en las cosas más familiares y comunes podemos


encontrar alguna novedad interesante que, comunicada
oportunamente, habrá de despertar sorpresa.

Un orador que realzaba la necesidad de recurrir más a


la iniciativa e inventiva se valió de este ejemplo tan novedoso:
“Hace poco que un reo, condenado a cadena perpetua, salió
del presidio y esperándole junto a las puertas del mismo había
un lujoso automóvil en el cual se dirigió a las oficinas de la
corporación de la cual era presidente y por cuyo cargo
percibía una remuneración de 50.000 dólares anuales. Ese
hombre era Roberto H. McCoy que residió años en la prisión
del estado de Utah y durante su reclusión no perdió su tiempo
en lamentaciones, vicios y otras disipaciones, sino que
empezó a experimentar con desperdicios de metal del taller
de la prisión hasta que inventó una cortadora de metal de un
tipo distintos de las conocidas; luego la patentó por medio de
amigos e inició la fabricación de su invento y fue tal el éxito
alcanzado que hasta el alcalde obtuvo un puesto importante
en la organización industrial promovida por el estudio e
inventiva de un reo.

“Si él en condiciones tan poco propicias y alentadoras


pudo hallar una solución tan compensadora, ¿por qué no
hemos de encontrar nosotros medios favorables que nos
permitan llegar a grandes realizaciones compensadoras?
Recurramos más a la iniciativa y a la inventiva y
encontraremos el camino a condiciones mejores”.

Satisfacción adecuada de la expectativa Un


auditorio se anticipa con avidez a escuchar cosas
interesantes. Está predispuesto ya para lo sorpresivo y lo
novedoso. Hay que tener en cuenta lo adecuado de lo que

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 205

decimos a un determinado auditorio. No despertará mucho


interés, por ejemplo, hablarle acerca de las ruinas de Roma a
un auditorio de campesinos. Evítese decir cosas demasiado
nuevas, complejas o remotas para la compresión del auditorio.
¿Se interesará un grupo de comerciantes en la descripción de
la catedral de Burgos? Debe decirse en un discurso no sólo lo
que sea verídico, sino también lo que será apreciado por su
significado práctico y derivaciones.

Aunque a un auditorio le agrada solamente escuchar


cosas interesantes, debe procurarse no satisfacer solamente
la curiosidad; debe servirse algún fin práctico y útil. Lo
interesante debe traspasar la línea de la información y
contribuir a que el auditorio aumente su deseo por
compenetrarse mejor con lo que le expone. No hay que
confundir el interés con el recreo y la diversión.

Para realzar la importancia de que el orador interprete


acertadamente los sentimientos, necesidades o anhelos del
auditorio y conquiste el interés del mismo, el profesor A. S.
Phelps refiere la fábula del muchacho del campo que al
regresar de unos cerros le dijo a su madre con lágrimas en los
ojos: “Silbé y un muchacho escondido silbó también. Le grité:
“¿Quién eres tú?” y él se burló contestándome: “¿Quién eres
tú?” Le dije: “Eres malvado” y él repitió: “Eres malvado”.
Prorrumpí: “Te odio” y él repuso: “Te odio”. Entonces la madre
le explicó que eso era un eco y le aconsejó: “Mira, vete otra
vez al cerro y dile a ese muchacho que es buen chico y que
tú lo quieres, y te asombrarás de lo que te contestará”.
Aplicado lo narrado a la situación del orador puede decirse
que ésta encuentra su eco en el auditorio. Si se muestra frío,
negligente, apático, desordenado, tímido, indefinido y
titubeante obtendrá de sus oyentes idéntica reacción.

El factor egoísmo Solamente lo que afecta


directamente a nuestros intereses despierta mayor

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 206

consideración y atención en nosotros. No nos interesará


mucho saber cómo se alcanza el éxito en la India. Pero sí no
atraerá una fórmula para lograrlo en el medio en donde
residimos.

Todos rendimos culto ferviente, íntimo y constante al


yo. Todos lo colocamos al principio de todas las cosas. El ego
es el punto de atracción mayor, y en cuanto emprendemos y
hacemos buscamos la satisfacción de algún beneficio
personal.

Gran parte del tiempo lo empleamos en la realización


de toda suerte de ambiciones. Dice el profesor Robinson en
su libro: “La mente en formación”: “A nosotros se nos figura
que todo el tiempo que estamos despiertos, lo pasamos
pensando, y la mayoría de nosotros no nos damos cuenta de
que seguimos pensando, mientras dormimos, aun más
tontamente que cuando estamos despiertos. Cuando no nos
interrumpe algún asunto práctico, nos damos al ensueño o
contemplación. Este es nuestro favorito y espontáneo modo
de pensar. Dejamos que nuestras esperanzas y miedos,
nuestros deseos del momento, su cumplimiento o fracaso; por
nuestros gustos y desagrados, nuestros afectos, odios y
resentimientos. Todo pensamiento que no es más o menos
controlado y dirigido, inevitablemente rondará en torno del
amado ego. Es divertido y patético observar esa tendencia en
nosotros mismos y en otros”.

Conviene recordar ese modo de reaccionar del ser


humano, para que se adopte la fórmula más conveniente, en
cada caso, y así se logre interesar al auditorio. A las personas
les atrae más lo que afecta a ellas mismas que lo que ocurre a
su alrededor. En general, una señora estará más preocupada
por un pequeño defecto de confección del vestido que acaba
de recibir, que en la concesión del voto de la mujer. A un
hombre le dominará más el pensamiento sobre una

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 207

contrariedad en sus negocios, que una guerra que está por


ocurrir en algún continente lejano. Una pequeña jaqueca
tendrá mayor dominio sobre una persona que un terremoto en
un lejano país.

Interesando para atraer El discurso que más atrae


es el que más interesa. La atracción de un discurso se
manifiesta por el cuidado que el orador ha tenido en
prepararlo en forma sugestiva y práctica, teniendo en cuenta a
su auditorio, sus anhelos, ansias, expectativas y necesidades.
Un grupo de oyentes necesita alguna razón, motivo o fuerza
especial que le obligue a seguir el desarrollo del discurso, y
gratamente se sujetará a escuchar atentamente si descubre
en la exposición algo que le atañe personalmente.

Conecte sus pensamientos a los intereses de sus


oyentes, aproxime sus ideas lo más posible al espíritu,
corazón, mente y sensaciones de su auditorio, y éste le
comprenderá mejor y le escuchará con mayor agrado.

Un estudiante de taquigrafía decidió anotar sus


conversaciones que oía desde su habitación y que tenían
lugar en el salón principal de la casa de pensión donde
residía. Los pensionistas pertenecían a la mejor clase. A los
cuatro meses analizó los tópicos sobre los cuales giraban las
conversaciones y lo que se dijo sobre ellos y halló que nada
interesante se había expuesto.

La siguiente historia ilustra que no es otra cosa que


una proyección del egoísmo la propensión humana hacia el
halago y la vanidad: El escritor Pierre Wolf en “Paris-Soir”,
refiere que un caballero, elegantemente vestido, se presentó
en una pequeña confitería y preguntó a la dueña:

- Dígame. ¿Fabrica usted misma estas masas?

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 208

- Si, señor -contestó la confitera- son exclusivamente


de la casa.
- Parecen excelentes. Deme un kilogramo.

El caballero pagó; probó una, y exclamó encantado:

- ¡Magníficas! ¡magníficas! ¡Nunca he comido masas


tan sabrosas! ¿Por qué no envía unos kilogramos a
la Exposición de Dinamarca?
- No sabría cómo hacerlo.
- Si quiere, como tengo que mandar allí otras cosas,
puedo incluirlas en el paquete.
- ¡Oh! ¡Cuánto se lo agradezco!

Al día siguiente, la buena mujer envió varios


kilogramos de masas a la dirección que le había indicado su
cliente.

Pasado un mes, se presentó en la confitería un


desconocido:

- Vengo a comunicarle –le dijo a la dueña- que ha


sido premiada con una medalla de honor en la
Exposición de Dinamarca. Tengo en mi poder el
diploma. Cuando quiera recibirlo, tendrá que
satisfacer la suma de 250 francos.
- ¡Ahora mismo! – dijo la señora, llena de alegría,
pagando el dinero exigido más 100 francos de
propina para el portador del diploma.

La colocó en un marco, y colgó, luego, en lugar visible;


el artístico certificado. Al anochecer, ofreció una reunión a sus
amigos con el propósito de celebrar el feliz acontecimiento,
pero en lo mejor de la fiesta uno de los concurrentes exclamó:

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 209

- ¡Tiene gracia! He visto un diploma igual en la


confitería de la calle tal.
- Y en la calle tal -dijo otro.
- Y en la calle cual –exclamó uno de ellos.

Es decir que varias de las confiterías de París habían


recibido un diploma idéntico. Pero nadie se quejó a la policía.
La vanidad ha sido siempre una abundante fuente de recursos
para los hábiles estafadores.

¿Se ha fijado usted en el contenido de los diarios y


revistas que mayor circulación tiene y ha observado cuáles
son las causas de su éxito? Invariablemente los que cuentan
con más lectores son los que sirven mejor los intereses
egoístas, los que recomiendan asuntos prácticos, los que
hablan de cosas personalmente beneficiosas, los que
sugieren medios y sistemas para progresar y mejorar
individualmente: usted habrá observado también que la
mayoría de los anuncios realzan el beneficio personal que se
obtiene con el artículo o asunto recomendado.

Cuando usted hable a un auditorio, llegue a


conclusiones que atañen a sus oyentes. Destaque en su
exposición alguna ventaja directa para los que le escuchan.
Demuestre algo que les beneficiará personalmente. Diríjase al
yo y marque una ruta que conduzca a la satisfacción de
anhelos y ambiciones. Señale alguna orientación o remedio, y
usted conseguirá de ellos una atención religiosa y un interés
indivisible.

Las experiencias La vida humana sugestiona, fascina


y atrae por el relieve de las experiencias que el hombre ha
acumulado en torno de su existencia. Refuerce su discurso y
anímelo con experiencias humanas y conseguirá el interés de
sus oyentes. El relato de algún incidente, de alguna anécdota

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 210

o de algún hecho histórico, dotará a su discurso de gran poder


para interesar.

¿Por qué se lee tanto la prensa diaria? Porque todos


estamos ávidos de saber lo que hace la humanidad, y de
enterarnos del curso de los acontecimientos que puedan
afectarnos a nosotros mismos. Las luchas, los contratiempos,
los progresos, los conflictos, etcétera, que ocurren en el
mundo entero nos interesan, porque nos afectan en forma
más o menos directa.

Al auditorio le interesa escuchar la comprobación de


alguna idea lúcida, con algún ejemplo humano que, en
algunos casos, estará representado por una derrota o una
victoria, por un acto noble o una acción vil, por una aspiración
elevada o una ambición rastrera. El alma de todos los
acontecimientos es alguna personalidad, descríbala, retrátela,
cuente cómo se desenvolvió, narre sus dificultades,
contratiempos y obstáculos; precise sus luchas y victorias y su
auditorio le seguirá con entusiasmo, pendiente hasta de su
mismo aliento. De lo que más hablan las gentes es de
personas. Los hechos son secundarios. ¿Quién fue? ¿Qué
hizo? ¿Por qué lo realizó? ¿Qué fin perseguía? El ser
humano es el eje de todo nuestro interés.

Lo concreto y la ilustración Como ya se ha


recomendado, deben eliminarse las generalizaciones.
Ahórrense palabras y abúndese en ilustraciones. Si decimos
por ejemplo, que San Martín fue un patriota, no interesará
tanto como si decimos que pudiendo haber constituido un
imperio para gobernar él mismo, prefirió alejarse al extranjero
antes que dar satisfacción a ambiciones egoístas y
deleznables.

No será tan interesante decir que Ford persistió y se


sacrificó hasta triunfar, como decir que pasó diez años

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 211

construyendo y perfeccionando su motor y que la primera vez


que sacó su auto, para probarlo, los vecinos se rieron y
mofaron de él, pronosticándole el fracaso.

Si un orador se refiere a las fastuosas recepciones de


la corte inglesa y dice: Las recepciones que los Reyes de
Inglaterra dan periódicamente, causan un desembolso de
miles de libras esterlinas, no interesará tanto como si hace
una descripción similar a ésta. Quienes acreditan estar en lo
cierto, aseguran que las recepciones de temporada de la
Corte de Inglaterra, causan un desembolso de 500 mil libras
esterlinas a los pocos miles de damas y caballeros que tienen
el honor de ser presentados ante los Reyes. En el año 1932,
8.000 personas fueron presentadas; tuvieron que adquirir los
siguientes artículos: 60.000 yardas de género para vestidos,
12.000 yardas de tela para trajes masculinos, 5.000 yardas
para encajes, 8.000 pares de zapatos, 4.000 pares de
guantes, 4.000 abanicos.

Si tiene que usar calificativos, como pobre, rico, bueno,


justo, cruel, avaro, magnánimo, etc., amplíe con descripciones
que verifiquen su expresión, grado, calidad, cantidad, etc., y
así logrará el interés de sus oyentes, por facilitarles la
comprensión exacta y real de lo que les dice.

Pinturas con palabras para despertar el interés de un


auditorio, también se precisa técnica, y ésta tiene que ver con
la habilidad de crear cuadros interesantes con las palabras.
Imágenes, mosaicos, panoramas son los medios de que se
vale el orador entendido para atraer y retener el interés
creciente de sus oyentes. Tanto en el discurso como en la
conversación, puede enriquecer su exposición, matizándola
con cuadros que realcen la verdad e importancia de lo que se
comunique.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 212

¿Qué le parecen estas palabras pictóricas de Danton?


“Una nación en revolución es como el bronce que se derrite y
regenera en el crisol. La estatua de la libertad aún no ha sido
vaciada; pero hierve el metal”.

Dice Herbert Spencer que nosotros no pensamos en


generalizaciones, sino en particularizaciones. Debemos, pues,
particularizar cuando hablemos de cosas generalizadas y así
no sólo interesaremos mejor al auditorio, sino que también
nos entenderá fácilmente. ¡Qué pictóricas son estas palabras
de Epieteto!: “Alejaos del sol mientras no tengáis más que
opiniones de cera”.

Un orador, hablando sobre la relación entre el hábito


mental y ciertas tendencias de las cosas inanimadas, decía lo
siguiente: “Cada uno sabe que un vestido, después de haber
servido algún tiempo, se adapta mejor a la forma del cuerpo
que cuando era nuevo; indudablemente se ha operado un
cambio en el tejido y este cambio es un nuevo hábito de
cohesión. Una cerradura funciona mejor después de haber
sido usada; al principio, se necesita más fuerza para vencer
cierta rigidez en el mecanismo. El vencimiento de esta
resistencia es un fenómeno de habituación. Cuesta menos
doblar un pliego de papel cuando ya ha sido doblado antes y,
precisamente, así como por el sistema nervioso, las
impresiones de los objetos externos modelan para sí mismos
las mejores y más apropiadas condiciones, de la misma
manera los fenómenos vitales ocurren bajo similares
excitaciones exteriores”. ¿No es esa una relación pictórica?
La Biblia, Don Quijote y otras muchas obras clásicas están
llenas de frases y expresiones pictóricas.

Los refranes, adagios, proverbios y semejanzas son


todos de un gran poder para aumentar la fuerza visual de la
imaginación: “Pájaro en la mano vale más que ciento
volando. Cuando el río suena, piedras trae. A cada cual da

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 213

Dios frío según anda vestido. Si quieres saber lo que vale el


dinero, tómalo a premio. Duro como la roca, ligero como la
bala”.

Los contrastes Los contrastes tienen un gran poder


para despertar interés y atención, y más todavía cuando
magnifican la disparidad o diferencia. Fíjese cómo contrasta
un autor a Dantón con Robespierre: “Dantón era apegado a
los placeres. Robespierre era trabajador ardiente hasta perder
el sueño; Dantón blasonaba del mal que había hecho;
Robespierre encubría su saña con el nombre del bien público;
Dantón imponía con su estatura atlética y el estruendo de su
voz. Robespierre petrificaba a los acusados con su lenguaje
glacial y los aterraba con su mirar siniestro; Dantón, como un
león, se arrojaba valerosamente sobre su presa; Robespierre,
como una serpiente, se enroscaba en torno de su víctima;
Dantón se abandonaba a la inspiración del momento;
Robespierre entraba con precaución en el debate; Dantón
pereció por demasiada confianza en sí mismo; Robespierre,
por excesivas sospechas para con sus cómplices”.

Evitemos, sin embargo, el contraste de expresiones


raras, incongruentes o sin sentido, que a no pocos oradores
se les escapan por un descuido, condición emotiva o
simplemente por falta de destreza. Un periodista francés
consiguió un tomo del “Journal offíciel” que incluye el diario de
sesiones de la Cámara y descubrió algunas perlas, entre ellas
las siguientes:

”Cuando digo sí, es que soy afirmativo…”

“Esta comisión estaba compuesta de miembros


eminentes. Lo sé bien; yo estaba en ella.”

“He sentido sobre mi frente pasar la justicia


inmanente…”

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 214

“Señores, aplaudiremos con nuestras conciencias…”

“¿El dinero, señores? No sirve más que para excitar a


los envidiosos y para conducir al cadalso a quienes hace
perder la cabeza…”

“Si el edificio social debe derrumbarse por la base,


¿las cumbres permanecerán inquebrantables?...”

Pasión y calor Lo que se dice con pasión y calor tiene


poder que pasa toda medida. Las creencias más absurdas
han sido creídas, porque alguien las ha difundido con
insistencia, pasión y calor. Un grupo de personas admitirá una
cosa con mayor prontitud, si se le comunica con vehemencia,
emoción y apasionamiento.

Hace algunos años, en uno de los momentos críticos


de la lucha electoral, en Marsella, ocurrió lo que se narra a
continuación.

Eugenio Rostand, tío del autor de “Cyrano de


Bergerac” y “Catalina”, era uno de los candidatos. En el
tumultuoso curso de una reunión política, un viejo profesor de
Aix-en-Provence, adversario resuelto en el plano literario, del
candidato, se levantó para gritar con voz fuerte:
-Ciudadanos: Este Rostand no es más que un
impostor. Se jacta de su instrucción, de su talento. Osa
proclamar su probidad literaria. Pues bien: yo os voy a decir lo
que es en realidad.

El auditorio anheloso y enardecido, esperó la


revelación. Entonces, con el puño dirigido hacia donde se
hallaba Rostand, el profesor concluyó:

-Ciudadanos: el hombre que tenéis ante vosotros, ¡ha


asesinado a Salustio!

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 215

-¡Que muera! –rugió el auditorio-. ¡A la guillotina! ¡Al


agua!

Y el pobre Rostand debió huir con precipitada ligereza.


A este incidente, acaso, se debió que no fuera elegido.

Grande es el poder de la vehemencia, de la emoción y


del calor para persuadir. Son pocas las personas que pueden
pensar independientemente. Es más fácil dejarse influir por
los sentimientos del orador. Si en el transcurso del discurso se
dicen cosas inverosímiles, pero con calor, pasión y sinceridad,
gran número de los oyentes las creerá, incluyéndose entre
éstos a muchas personas cultas e ilustradas.

Cuando un orador es sincero, habla ávido de


comunicar ideas saludables con miras a beneficiar a sus
oyentes, y le da a su palabra el calor que proviene de un
espíritu idealista, puede muchas veces, hablar a sus oyentes
con un lenguaje desprovisto de eufemismos y decirles la
verdad diáfana aunque no sea muy simpática. A continuación
se copian unos párrafos sobre el gran orador Catón del libro
“Los oradores romanos”, de Roda:

“Se conservan de Catón algunas frases célebres que


manifiestan la fisonomía, por decirlo así, de su carácter y el
vigor de su lenguaje. Para que el pueblo desistiese de pedir
una distribución de trigo que no debía concedérsele, empezó
su discurso diciendo: «Como no tiene orejas vuestro vientre
no será fácil el persuadirlo».

“Lamentándose del lujo que empezaba a introducirse


en las comidas, exclamó: «Difícil cosa es evitar la ruina de un
pueblo, donde un pescado tiene mayor precio que un caballo
de labranza».

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 216

“En otra ocasión decía a sus conciudadanos: «Sois un


rebaño que todo lo hace ciegamente en colectividad, sin que
ninguno sea capaz de hacer algo por sí propio. Hay hombres
cuyos consejos obtendrían vuestro desprecio si os lo diesen
particularmente, y que, sin embargo, os gobiernan a su
capricho cuando estáis reunidos».

“Decía también que los necios enseñan más a los


sabios que éstos a aquellos; porque los sabios huyen del mal
ejemplo y los necios no siguen el bueno.” Un pensamiento
análogo se encuentra en el libro de los proverbios de
Salomón.

He aquí la defensa que ante el Senado hizo de los


Rodios en ocasión de las expediciones al oriente de las que
los romanos sólo habían traído estériles riquezas y vicios:
“Harto sé que la mayoría de los hombres pierde la moderación
en la prosperidad y que sueltan la rienda a su orgullo cuando
se ven acariciados por la fortuna. Por eso temo que
ensoberbecidos con el buen éxito de la guerra esterilicéis
vuestro triunfo con una resolución de consecuencias
peligrosas y que el regocijo que sentís se destruya por su
propio exceso. La adversidad doma los corazones y alecciona
a los hombres; mientras que la prosperidad los extravía del
buen camino y los hace sordos a los consejos de la prudencia.
Os recomiendo, pues, que recordéis esto y encarecidamente
os pido que aplacéis algunos días esta deliberación, hasta
que libres de las impresiones que nos dominan hoy seamos
dueños de nosotros mismos”.

Por encerrar un contenido profundo de calor,


sinceridad y pasión se citan algunas frases que se le atribuyen
a Churchill y que fueron pronunciadas durante la última guerra
mundial:

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 217

“Nunca en la esfera de los conflictos humanos, tantos


debieron tanto a tan pocos”.

Cuando se refirió a Hitler, siempre le reconoció su


poder siniestro, pero cuando lo hizo en Mussolini, fue
desdeñoso:

“Veo a su pequeño cómplice italiano –dijo- trotando a


la vera de Hitler, esperanzado y hambriento, aunque más bien
con fatiga y mucha timidez.”

Otra vez fue duro, como pocas veces lo ha sido en el


vituperio del dictador italiano:

“Mussolini, ese chacal vapuleado, que para salvar su


piel ha hecho de Italia un vasallo del imperio de Hitler, va
brincando junto al tigre alemán, relamiéndose, no sólo con
apetito, sino hasta con triunfo. Seguramente éste es un record
mundial en la esfera de lo ridículo y despreciable.”

Enfurecido ante la agresión grita:

“Pero ahora estamos en guerra y vamos a hacer la


guerra y a perseverar en ella hasta que los del otro lado
queden hartos de ella.”

Cuando parece inevitable la invasión, se dirige al


Imperio británico y clamo con acento espartano.

“No tengo otra cosa que ofrecer que sangre, trabajo,


sudor y lágrimas.”

Algunas veces se adoptan actitudes refractarias que


implican ataque o insolencia.

El Arte de Hablar en Público


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El senador norteamericano Taft pidió al senador


Connally que le explicara el significado de un término
empleado por su colega y éste le contestó: “El señor senador
puede consultar el diccionario; no tengo tiempo para ilustrar al
senador por Ohio”.

El senador J. Hamilton Lewis, del Estado de Ilinois, al


contestar una pregunta por la cual se le solicitaba una
explicación replicó: “Puedo darle al señor senador la
explicación, pero, ¡gran Dios!, respetuosamente declino darle
discernimiento”.

El diputado laborista señor Melwyn Hughes en una


sesión de la Cámara de los Comunes, en mayo de 1945, en la
cual se trataba del enjuiciamiento de los criminales de guerra,
preguntó si el primer ministro se encargaría de ver que los
procesos no tuviesen el carácter del incoado por el gobierno
noruego contra Quisling, sino por el contrario, que fuesen
cortos y espectaculares.

Churchill respondió: “Yo vacilaría en criticar a un


gobierno amigo, recientemente establecido, por haber
mostrado mientras prosigue implacablemente haciendo
justicia, una acción significada por un jurado, en lugar de la
violencia de la turba”.

El diputado León Blue tenía la respuesta rápida. En


una ocasión alguien hacía la defensa de la igualdad. El
dirigente socialista le oyó y se encogió de hombros al decir:
“La igualdad total no es más que una frase. El sol brilla para
todos; pero usted es friolento y yo no lo soy”.

El Arte de Hablar en Público


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Hace muchos años en el Congreso de Colombia un


prestigioso político y jurisconsulto combatía la pena de muerte
y un adversario, con el fin de destruir el efecto de la
elocuencia de ese representante del pueblo, le preguntó:
“¿Qué es la vida?” El orador calló por unos momentos, dirigió
su mirada penetrante al mal intencionado y contestó con
gallardía y ademán significativo: “¡Esa que vosotros quitáis en
el patíbulo!”.

Un diputado de origen humilde interpelaba a otro que


pertenecía a la nobleza: este, irritado, le dijo a su
contendiente: “Recuerde usted que su padre era zapatero”. El
aludido contestó: “Recuerde su señoría que su padre era
caballero”.

PARA PRACTICAR EN CLASE


LA IMPROVISACIÓN

En algunos casos no puede evitarse tener que


improvisar y lo peor que puede hacerse en tal situación es
tratar de exponer algo muy interesante o profundo. Desde un
principio debe comprenderse que la emoción de
responsabilidad en ese momento aguijona y apremia y no es
fácil recoger y seleccionar ideas adecuadas y felices.

Ante todo debe adoptarse una actitud serena y


confiada. Hágase una respiración profunda e iníciese la
exposición con alguna idea inicial referente a los diferentes
comienzos que se indican en el grabado que sigue:

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 220

UN RELATO

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REFERENCIAS SOBRE COMO INICIAR


UNA IMPROVISACIÓN

Sea cual fuere el tema escogido siempre hallará en


dichas referencias algún comienzo aplicable a la idea que
debe ser expuesta. Una vez que se ha iniciado la exposición,
gradualmente se va entrando en materia y se halla solución al
problema de improvisar. Lo importante es eliminar el estado
de incompetencia y de confusión que domina en los primeros
momentos.

Si el alumno practica unas cuantas veces y recuerda


algunos de los comienzos que se sugieren en el grabado,
adquirirá pericia en improvisar y sentirá más valentía y
disposición para exponer sus ideas adecuada y hábilmente.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 221

Cada alumno vendrá preparado para improvisar sobre


cualquiera de los temas que se indican, de los cuales le tocará
uno por sorteo y sobre el cual hablará cinco minutos.

Este ejercicio servirá también para que el alumno


aprecie la importancia de prepararse siempre que tenga que
hablar y así se libre de emociones y anticipaciones que restan
poder y minan la confianza propia.

1. La libertad del pensamiento es un derecho moral.


2. La democracia es una necesidad al bien social.
3. La guerra es una manifestación de atraso social.
4. ¿Se esfuerza el ser humano por aprender?
5. ¿Tiene ventajas la adversidad?
6. La educación como el medio más directo para formar
conciencia cívica.
7. Lo que más defienden las personas.
8. ¿Qué se entiende por iniciativa?
9. El recuerdo más grato de mi vida.
10. El susto mayor que he pasado.

Recomendaciones

a. Es una práctica muy conveniente suponer de cuando


en cuando que uno tiene que hablar sobre un tema
determinado e idear qué diría en tal caso. Tal ejercicio
crea reservas de ideas.
b. Todos los días defina, interprete o explíquese alguna
idea o pensamiento y ganará mucho en agilidad
intelectual.
c. Si una idea no le ayuda a entender lo que quiere
exponer busque otra.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 222

VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 16

PRACTICA DE LAXITUD DE LOS LABIOS,


LENGUA Y MANDIBULA

Para acostumbrarse a una forma de hablar con laxitud


de labios, lengua y mandíbula, repítanse todos los días, varias
veces, y rápidamente, los siguientes “destrabalenguas”.

a) Compré pocas copas,


y como pocas copas compré,
pocas copas pagué.

b) Pedro Pérez Castro Calvo de Sevilla.


Pedro Pérez Castro Calvo de Aragón;
¿Cuál de estos dos Pedros Pérez Castro Calvo
conozco yo?

c) Juan Crima le dio grima


Al quemarse ayer con crema.
Si la comes con encima,
Y tiene razón Zulema,
Mucha crema come Crima.

d) Tras tres tragos


Y otros tres,
Y otros tres,
Tras los tres tragos
Trago y trago
Son estragos.
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 223

Trepo intrépido al través,


Travesuras de entremés,
Trápolas, tramo y tragón,
Treinta y tres tragos de ron,
Tras trozos de trucha extremo
Tris, tres, tras, los truene el trueno
Tron, trin, tran, tren, torrotrón.

e) Paco Peco, chico rivo,


Insultaba como un loco
A su tío Federico;
Y éste dijo: Poco a poco,
Paco Peco, poco pico.
(Vital Aza)

Si estos ejercicios se hacen con suma laxitud y


movimientos bien sueltos y exagerados, se logrará una mayor
flexibilidad, propicia para una pronunciación más clara.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 224

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 17

LA PERSONALIDAD DEL ORADOR

LA MITAD DE LA PERSONALIDAD ES EXPRESIÓN Ha


dicho un autor que la mitad de la personalidad está
representada por la expresión, esto es, por cuanto el hombre
exterioriza con significado determinado. Es al hablar cuando
sobresale lo que sentimos, pensamos y anhelamos. Por
nuestra comunicación proyectamos mucho de lo que somos.
Cuando hablamos revelamos el grado de organización y
competencia que poseemos para llenar nuestra función social.
Decir lo que primero viene a la mente, repetir lo impreciso,
incorrecto o censurable, comunicar lo vago, vulgar o absurdo,
transmitir lo insignificante o inoportuno es delatarse como
indisciplinado para formar relaciones provechosas.

El orador debe hablar de modo que su influencia


personal gane en prestigio ante el auditorio. Exponer es una
tarea que requiere disciplina, capacidad y adiestramiento, es
decir, que la autoridad para hablar se fundamenta en una
adaptación personal a los requisitos que templan y enriquecen
la personalidad.

Hoy más que nunca se deja sentir la necesidad de


poseer dominio sobre la expresión oral. Conviene saber qué
decir y cómo expresarlo, porque el hombre moderno, víctima
de la impetuosidad, de la irritabilidad, de la desconfianza, de
la impaciencia, del escepticismo y del materialismo, reacciona
no sólo por el contenido de la exposición, sino que también
según cómo se habla y quién afirma, describe, recomienda,
enseña, sugiere o señala rumbos de vida.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 225

Recordemos que hablar es más que producir sonidos y


dar a conocer conceptos; su poder auténtico reside en el
espíritu y cuando éste carece de fe, de confianza, de visión,
de impulsos creadores, de dinamismo y de ideales nobles y
sublimes no quedan otros recursos que los derivados de lo
material, de lo inmediato, de lo que tiene contornos reducidos
y efímeros. Mucho de lo que se dice o expone no es fruto de
una elaboración en la que el espíritu y la mente inspiran,
eligen y colaboran, sino más bien de la nerviosidad y de los
instintos ciegos.

Un auditorio no sólo se guía por lo que escucha; en


gran parte su intuición explora en las manifestaciones y
rasgos de la personalidad de quien le habla, quiere
cerciorarse de que éste posee la responsabilidad y la
integridad para confiar en él, y así observa en sus
movimientos, en la forma como realza sus ideas, en su tono
de voz, en sus ademanes, es decir, se vale de toda
exteriorización que le inducirá a formar una apreciación
definida que le oriente en sus apreciaciones.

Insuficiencia de la erudición Hablar serena, reflexiva y


juiciosamente es prerrogativa de quienes han cultivado sus
cualidades personales. No es suficiente sus cualidades
personales. No es suficiente conocer las reglas de la
gramática, de la retórica, de la dialéctica y poseer un cúmulo
de conocimientos; es muy importante ajustarse a reglas del
espíritu, que tiene por objeto especial verificar las grandes
verdades y descubrir los valores de luminosidad de lo que es
fundamental en la vida.

El orador debe poseer un ímpetu que no proviene de


los conocimientos adquiridos, sino de sus descubrimientos, de
sus ansias de conocer mejor las reglas de la vida, de su afán
con constituirse en mejor intérprete de los grandes
significados. Hay un enriquecimiento que no es intelectual,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 226

sino espiritual, que guarda armonía con las grandes energías


y que se desdobla en un esfuerzo por superarse.

Quien sólo cuenta con enseñanzas aprendidas de


memoria podrá comunicar lo rutinario, lo conocido, lo pasado,
pero dejará de señalar caminos hacia interpretaciones
animadoras y vivas. El orador debe ser un experto en idear,
inventar, descubrir y definir en beneficio de su auditorio; es
decir, que él debe haber comprobado la realidad o valor de lo
que transmite por un esfuerzo de identificación y verificación
en el campo del dinamismo constructivo.

No son pocos los oradores que tienen por mira


principal satisfacer los anhelos intelectuales de sus oyentes y
pierden de vista que a ellos les interesa escuchar a una
persona que, además de saber, muestre que ha crecido en lo
espiritual, porque desean ver en él el valor, la decisión, la
sinceridad, la firmeza y la consistencia, que quizás ellos
mismos no poseen.

Somos organismos transmisores de energía,


irradiamos simpatía o antipatía, atraemos o repelemos,
despertamos confianza o incitamos a dudar, es decir, que
según hayamos cultivado nuestra personalidad, así
impresionaremos a nuestro auditorio.

valor y consistencia Cuando hablamos necesariamente


tenemos que proponer, recomendar, sugerir, indicar, condenar
y reprochar ya darle a nuestra palabra matices determinados,
lo que supone una posición nuestra que defendemos con todo
empeño, porque creemos que es justa y ventajosa. Tal valor
necesitará algo más que el tono de voz subido, la fogosidad,
el movimiento exagerado de ademanes y una disposición
nerviosa; será más eficaz si en nuestra expresión se advierte
una solidaridad de toda nuestra personalidad que sin hacer
gran despliegue de energías refleja una adhesión sincera y

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 227

profunda a lo que es expuesto y se manifiesta en una forma


de hablar digna, solemne, vibrante y definida.

Cuando se habla se corre el riesgo de exagerar, hablar


de prestado, recurrir a opiniones antojadizas, y darse a afirmar
o recomendar lo que sólo se conoce a medias. ¿Cómo podrá
el orador impresionar y menos convencer si él mismo
demuestra ser superficial, antojadizo en sus apreciaciones y
efímero en sus conclusiones?

La palabra en la prolongación de la personalidad y


cuanto más vigorosa y firme es ésta, más influyente es
aquella. Los grandes oradores fueron hombres de
personalidad desarrollada, creyeron en sí mismos, sostuvieron
sus ideas y recomendaciones con todo el poder de su espíritu
y su lealtad a doctrinas y principios jamás declinó un ápice.

Demuestra inconsistencia pretender sobresalir para


sentir el cosquilleo vano de una sensación de importancia
propia. ¿Cómo discernirá lo ideal, sublime y meritorio quien se
coloca ante sí mismo como lo más importante y sólo aspira a
brillar por el gusto de lisonjarse?

Serenidad Hablar con poder equivale a desdoblar las


fuerzas propias sin que sufran traba o menoscabo alguno. El
equilibrio que se precisa al hablar ante otros se basa en una
confianza fundamentada en un domino auténtico logrado a
fuerza de eliminar debilidades y tendencias trastornadoras.

La serenidad es una de las cualidades más preciosas


de la personalidad e indispensable cuando se trata de
conquistar el asentimiento o adhesión de los demás. El
auditorio espera escuchar a una persona que posee domino
sobre sí misma, que con su actitud, tranquila y segura,
demuestra que sabe qué camino recorrer y está preparada
para sostener la posición ocupada. Un inspector de Scotland

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 228

Yard narra en un libro publicado por él, que un candidato a


diputado, en una reunión de propaganda política, se dirigía a
una muchedumbre compuesta por verduleros y porteros que
no se mostraban muy cordiales hacia él. Algunos empezaron
a apostrofarlo diciéndole: “Charlatán, vago, pulpo de los
pobres” y otros epítetos más denigrantes. Al fin uno de los
asistentes le arrojó una manzana, que el orador cogió en el
aire y le dio un fuerte mordisco y dijo luego: “Gracias,
muchachos. He trabajado tanto por ustedes todo el día que es
el primer bocado que tomo desde anoche”. Impresionó tan
bien ese rasgo de buen humor y serenidad que el auditorio
cambió de actitud y más tarde el candidato fue elegido.

Pronunciaba el famoso orador norteamericano Enrique


Ward Beccher, un discurso, cuando en medio de un párrafo
de brillante elocuencia, un borracho, sentado en la delantera
del anfiteatro, agitó los brazos como si fuese un ave y escareó
como un gallo madrugador. Beccher, calló, miró el reloj y
exclama: ¿Cómo es esto? ¡Ya ha amanecido! ¡Me cuesta
creerlo, pero el instinto es infalible en los animales inferiores!

La serenidad la necesita el orador para defenderse de


su propio egoísmo, de sus tendencias ficticias y superficiales,
para actuar con la naturalidad que realza la verdad de lo que
se expone. Es en esa gran cualidad que se encuentra el gran
auxiliar para no perder de vista la perspectiva que conviene
tener presente para influir persuasivamente.

Bartolomé Soler, en una conferencia que dio en Lima


en octubre de 1929, dijo que hay una serenidad física y otra
moral. Respecto a la primera cuenta una anécdota de don
Marcelino Menéndez y Pelayo, quien, mientras el cirujano
desgarraba sus carnes con el bisturí, soportaba la operación,
practicada sin anestésico, leyendo un libro. Sobre la serenidad

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 229

moral cuenta el siguiente episodio: “Un general ruso del


regimiento zarista cruza el rostro de un oficial. Este responde
al ultraje disparando sobre su superior, pero la pistola falla.
Entonces el general sentencia: “Quince días de calabozo por
llevar armas en mal estado”.

Evocó el orador al gran estoico Séneca y se refirió al


consejo que dio a uno de sus discípulos: “Evita el rencor y
evita la ira”; la ira que Quevedo llama el motín de la sangre, el
valor de los cobardes y le incita a que ponga en sus palabras
la máxima dulzura y huya de imponer con la violencia una
sinrazón. Procediendo siempre con serenidad no
lamentaremos errores en nuestro pasado.

CAPACIDAD PARA RESCATARSE DE SOLIDARIDADES


PELIGROSAS O NEGATIVAS Quien habla con eficacia,
puede expresarse mejor que el promedio de las personas y
posee cierta desenvoltura, tiene no pocas oportunidades para
asociarse con grupos, doctrinas, movimientos y personajes
que no siempre sustentan o patrocinan planes y finalidades
dignas o convenientes. Por razón de que el hablar bien ante el
público significa poseer una habilidad que promete mucho y
rinde materialmente, la tentación es muy grande de dejar de
lado escrúpulos y secundar lo que más ventajoso parece
desde un punto de vista material.

El orador con voluntad endeble para decidir qué


asociaciones y lealtades cultivará, tarde o temprano se
encontrará en mala compañía y propagará lo que con el
tiempo lo desprestigiará.

No pocas veces por descuido, ignorancia o tendencias


superficiales se difunde, recomienda o propone lo que ni es
conveniente ni verdadero. Con frecuencia se tiene en cuenta
solamente ciertas finalidades aparentemente atractivas ya
hasta humanitarias, pero que se basan en doctrinas o
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 230

enseñanzas débiles, perversas o falaces. ¡Cuánto orador ha


descubierto que se encontraba en el bando equivocado
cuando ya era tarde, o que propagaba lo que constituía un
perjuicio más bien que un beneficio! Recuérdese que de nada
servirá poseer poder elocuente y facilidad de expresión si se
ha perdido el prestigio secundando una mala causa o
promoviendo un movimiento dudoso.

Espíritu generoso Si entendemos que hablar es dar,


como ya se ha explicado en otra parte del libro, admitiremos
que sólo en un espíritu generoso tendrán cabida aspiraciones,
anhelos, intenciones y propósitos de llevar a los oyentes las
mejores ideas, las definiciones más exactas, las proposiciones
más convenientes, es decir, lo que represente mayor ventaja
para el auditorio.

La simpatía que un orador sienta hacia sus oyentes


debe partir de su espíritu generoso. Alguien ha dicho que
quien habla ante otros debe sentir amor por ellos y sólo
cuando se cultivan los grandes afectos se puede contar con la
inspiración que producen las ideas más excelentes. ¿Qué
estímulo sentirá para explayarse en consideraciones
elevadas, meritorias y nobles, quien sólo cuente con
conocimientos literarios, exactos y científicos? ¿Acaso las
ideas más sublimes no parten de un espíritu en contacto con
los ideales más puros y dotado de una comprensión
alimentada por una identificación perfecta con los
sentimientos más encomiables?

Limitado será el horizonte del orador que posea sólo


ideas elaboradas sobre especulaciones materiales y
calculadas; en cambio, muy amplio será para quien se guíe
por anhelos de pensar, ideas, inventar y descubrir fórmulas de
vida, interpretaciones alentadoras y soluciones en bien de sus
oyentes. Cuando se confía sólo en el brillo del concepto o en

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 231

la elegancia de la frase, el espíritu enmudece y entonces se


destaca la frialdad de lo dialéctico y artificial.

Gusto para el estudio Ha dicho alguien: “Donde no


hay lugar para la reflexión no lo hay ni para la justicia ni
para la prudencia”. Es de suponer que el que se dirige a un
auditorio tiene algo importante que decirle y que su posición
hasta cierto punto es la del maestro. El tiene que decir lo que
ha fundamentado con precisión y exactitud; debe haber
recogido después de plantar cuidadosamente. No puede
conformarse con medias verdades, opiniones más o menos
bien basadas, creencias caprichosas e ideas arbitrarias o
engañosas. De él dependerá que otras personas acepten
como verdad real lo que les dice, porque supondrán que
anteriormente habrá hecho las averiguaciones pertinentes. Si
es negligente en hacer acopio de conocimientos exactos o de
ideas útiles y provechosas, comprobará, muchas veces, que
su palabra será ociosa y estéril.

Tiene que mantenerse bien informado, leer mucho,


escuchar y, sobre todo, meditar, de tal manera que cuanto
exponga no sea sólo derivación de lo que alguien le ha dicho
o enseñado, sino que provenga de su estudio, de su
investigación, de su análisis, de su propio cultivo y
experimentación.

Por gusto para el estudio se entiende el esfuerzo


intelectual inspirado en el afán de acumular conocimientos,
ideas y material de exposición apropiado y eficaz para ilustrar
y convencer al auditorio. Es preciso renovar mucho y
abastecerse de nuevos conocimientos para sentirse seguro y
confiado al hablar ante otros. La escasez de ideas, lo limitado
de recursos, lo efímero de interpretaciones y lo superficial de
elementos de exposición, ponen en aprietos a cualquier
persona que tiene que convencer.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 232

La gran defensa del orador eficiente está en la reserva


de conocimientos y su contacto con el pensamiento universal.
Es fácil errar y no menos encariñarse con ideas o doctrinas
falsas. Gran parte de la valentía, de la fortaleza del orador,
proviene de sentirse seguro en lo que acepta como verdadero
y beneficioso. El estudio debe ser metódico y persistente y
cuanto más le induzca a concentrarse y a definir cuanto sea
objeto de su atención, mayor será su adiestramiento para
concebir ideas y descubrir relaciones.

Dinamismo para explorar en el mundo de las


posibilidades La tarea de hablar ante un público
requiere mucho impulso y dinamismo; no puede exponerse el
pensamiento propio fría o tibiamente o recomendar con
indiferencia. Un auditorio espera que el orador trace rumbos
previamente estudiados y explorados y que proponga lo que
él ha comprobado que es lo mejor y más conveniente. ¿Qué
énfasis podrá emplear al hablar quien no ha sentido antes la
emoción de haber acertado en su esfuerzo por comprender
mejor una idea, o descubierto algún significado de valor o
encontrado alguna nueva solución?

Generalmente se siente más el pesimismo que el


optimismo, prevalece más la depresión que el entusiasmo,
hay más disposición para lo negativo que para lo positivo, y es
el orador a quien incumbe hallar posiciones firmes, seguras y
luminosas. Hasta cierto punto debe ocupar las avanzadas de
toda innovación y si por negligencia, ignorancia o falta de
interés se mantiene desorientado, difícilmente podrá fijar
caminos y marcar bases de pensamiento a sus oyentes.
Cuanto se ha descubierto en beneficio de la humanidad se
debe a hombres de visión y de fuerza dinámica que
exploraron en el mundo de las posibilidades, que confiados en
la eficacia de actuar inteligentemente y conscientemente
persisten en investigar y en experimentar para introducir las
innovaciones adecuadas para una vida más fecunda y
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 233

ventajosa. La personalidad dinámica adquiere un brillo de


incalculable atracción y obtiene en sus esfuerzos grandes
compensaciones.

Competencia para construir El orador consciente de


su responsabilidad y que en su corazón tiene la avidez de
desempeñarse meritoriamente está guiado principalmente por
ideas constructivas. No debe interesarle tanto destruir como
consolidar. Es muy fácil criticar, censurar, demoler y
recomendar actitudes y movimientos de rebeldía, pero
requiere competencia sugerir y proponer lo que obtendrá un
máximo de derivaciones ventajosas.

¡Cuánta energía disipada en discursos violentos, en


censuras despiadadas, en excitaciones perversas y en
sugestiones criminales! Podría afirmarse que quienes
procedieron de tal forma carecieron de la capacidad e
inventiva para presentar sus ideas en forma más constructiva
y alentadora. Se le preguntó una vez a una negra del sur de
los Estados Unidos a qué atribuía su popularidad aun entre
los blancos de la pequeña localidad en donde residía y
contestó: “Cuando hablo siempre les tomo el gusto a mis
palabras y si no son dulces no las dejo salir”. ¡Cuánto
significado orientador sugiere esta contestación! Hay muchas
normas de lograr interés y acción de un auditorio, pero nunca
debe recurrirse a las que le pervierten o le inducen a proceder
inconscientemente.

Bien está que rechacemos cuanto de censurable


existe, pero sígase un método por el cual el oyente no se
quede a oscuras, o a la merced de sus pasiones bajas; más
bien dejemos en su ánimo alguna emoción o recomendación
por la cual procederá sensata e inteligentemente.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 234

La competencia para presentar las ideas en forma


constructiva, de modo que los oyentes lleguen a conclusiones
prácticas y que las decisiones que se adopten les sean
ventajosas, se obtiene a fuerza de resistir la tendencia a
desesperarse y por un persistente esfuerzo en hallar
soluciones y medios rendidores. Un monarca oriental soñó
que había perdido la dentadura y quedó tan preocupado que
decidió llamar a un adivino para que le interpretara el
significado de esa fantasía.

Una vez ante el monarca el intérprete le dijo que esa


pérdida significaba que se quedaría sin parientes. Enojado el
soberano por esa interpretación y bajo la emoción de sentirse
huérfano y solo en el mundo, ordenó que le dieran cien azotes
a ese hombre que le había comunicado tan penoso
desenlace. Llamó a otro y éste se enteró de lo que su colega
había dicho. Informado ya, se presentó ante el angustiado rey
y le dijo: “Ese sueño, majestad, significa que sobreviviréis a
todos vuestros parientes”. Esta explicación fue contestada así:
“Ve a mi tesoro y que te dé cien monedas de oro; tú has
sabido interpretar mi inquietud y has llevado calma a mi
espíritu”.

En el fondo ambos adivinos dijeron lo mismo, pero el


segundo acertó en lo que sería más aceptable y causaría
menos trastornos. Ese monarca no quería quedar solo, pero
no tenía inconveniente en ser el superviviente de toda la
familia.

Aptitud para lo vivificante Una vez el poeta belga


Mauricio Meterlinck se encontró con un mutilado cuya
condición era sumamente penosa y le preguntó si su
deformidad no le ennegrecía la vida, a lo que aquel contestó:
“Si, señor; pero yo me hago mis propios colores”. El orador
debe ver luz cuando todos se sienten rodeados de tinieblas y
oscuridad; debe distinguir el salvamento cuando todos se

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 235

sienten hundir en sus múltiples problemas y complicaciones;


debe divisar nuevas perspectivas cuando todos creen haber
agotado sus investigaciones y procedimientos; debe promover
nuevos alientos cuando cunde la desesperación, debe
sentirse reanimado cuando todos creen desfallecer, en fin,
debe mantenerse en contacto con todo lo que infunde nuevas
energías y anhelos de proseguir en la lucha y de continuar en
el esfuerzo.

El orador experto, adiestrado y que se inspira en un


afán sincero de proporcionar a sus oyentes ideas provechosas
y alentadoras, debe mantener contacto con elevados ideales,
con los principios más luminosos y básicos y con las
aspiraciones más nobles. Tiene que dar vida a sus
exposiciones y para ello tiene que inyectarles ese algo muy
personal por lo cual despierta más interés y obtiene mejor
cooperación. Su fe, su confianza, su seguridad deben ser de
tal vibración, deben tener una expresión tan brillante y
atractiva y cuanto expone debe proyectarse de tal modo que
el oyente perciba que recibe algo más que conceptos
verdaderos, debe tener la sensación de que entra en contacto
con influencias de vida y de poder.

El orador debe animar en sí mismo un espíritu de


avivamiento por todo lo que rehabilita, consolida y recupera, y
estar siempre listo para apreciar toda manifestación vivificante
y enriquecedora de la vida. Debe librarse constantemente de
desalientos, de temores, de incertidumbres y de inquietudes
que le resten el ímpetu y el poder para arrojar haces de luz y
difundir enseñanzas que vivifiquen y vigoricen, y para ello
debe cultivar en sí mismo las cualidades que promueven
cuanto es sustancial y verdadero en la vida.

Poder persuasivo que vincula Persuadir por persuadir


no tiene mérito alguno; anhelar la vanagloria del aplauso y del
elogio es efímero porque surte efectos deleznables, pero

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 236

persuadir con el fin de vincularse mejor, con el propósito de


asegurar un mayor acercamiento a los demás, y sentir la
realidad de una convivencia fecunda, es propio de quienes le
dan a la oratoria una interpretación perfecta e ideal. Si
anhelamos la emoción de sentirnos eruditos y superiores a los
oyentes, no hemos servido a nosotros mismos y nada hemos
tenido para ellos; pero sí, en cambio, hemos tenido el afán de
aproximarnos más a ellos para vincularnos mejor y formar una
relación de mutua confianza, el esfuerzo que hagamos por
convencer será más fructífero, porque lo que digamos tendrá
un matiz más natural, destacado e impresionante.

El maestro que más confianza inspira y que más


atención obtiene de sus discípulos es el que más interés
muestra en el adelanto de los mismos y por todos los medios
posibles obtiene su simpatía. Al creer en él, se dejan orientar,
le aprecian y se sienten dispuestos a realizar cuanto les
recomienda.

Debe tenerse en cuenta que la oratoria es docencia


también en los más de los casos, y si en lo que enseñamos
sobresale la vanidad o nuestro prurito de exhibir excelencias
personales, se nos tachará de incompetentes y de ineficaces,
a pesar de que lo expuesto comprenda conceptos e ideas de
valor.

No se requiere mucha pericia u observación para


descubrir cuándo un orador tiene verdadero interés en
beneficiar a sus oyentes y en servir los intereses de ellos.
Fácilmente descubren si ha sido su plan exponer con miras a
comunicarles lo que culminará en ventajas para ellos o en
beneficio para él mismo. Si el orador induce a sospechar de él
se desacredita y pierde el aprecio y la fe de su auditorio.
Escuchar es también un acto de fe, pero si la actitud débil o la
deficiencia del orador perturba esa virtud tan esencial para
una mayor solidaridad y una confianza recíproca, por más

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 237

elocuente que sea no sentirá el beneficio de la vinculación, tan


necesaria para las derivaciones prácticas y útiles.

El orador que cultiva su personalidad, que la vigoriza


sin descuidos, que siempre trata de eliminar deficiencias
propias, mantiene una escuela de suma eficacia para adquirir
mayor pericia en el arte de expresar las ideas propias. Si sólo
cuidamos lo intelectual y nos desentendemos de lo espiritual,
hablaremos de reflejo y nuestro poder será transitorio y de
resultados pobres. La palabra es parte íntima del ser humano
y por ella exhibe éste si está en condición de dirigir a otros, de
enseñar, de reformar y de salvar o simplemente expone sin
autoridad y al impulso de influencias baladíes y
desacreditadoras.

PARA PRACTICAR EN CLASE

El alumno hablará durante cinco minutos sobre uno de


los temas que se indican o elegirá uno de su preferencia.

1. Ventajas de la amistad.
2. Belleza de la naturaleza.
3. ¿Cuánto es un precio justo?
4. Inutilidad de la mayoría de los temores.
5. Necesidad de que el hombre confíe más en sí mismo.
6. Estudiar no siempre equivale a aprender.
7. Lo que más importa estudiar.
8. La serenidad y sus ventajas.
9. ¿Qué es la felicidad?
10. Posibilidades del esfuerzo persistente.

Recomendaciones

a) Al hablar ante otros no piense tanto en usted como en


presentar su tema, de modo que sus oyentes se

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 238

beneficien al máximo con la exposición que usted les


hace.
b) Dirija siempre la mirada a su auditorio y mantenga un
semblante laxo y agradable.
c) Aleje de su mente las ideas debilitadoras de la
voluntad y de la confianza, piense que si se adiestra y
estudia necesariamente tiene que mejorar y sentirse
más capaz y hábil. No se deje tentar por la idea de
lucirse, piense que la práctica constituye un ensayo
para adquirir cada vez mayor habilidad.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 239

VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 18

ENUNCIACIÓN CLARA

Está muy generalizado el defecto de hablar con los


labios casi cerrados y descuidar la pronunciación sonora y
completa de cada palabra. A esto hay que agregar el
inconveniente, muy común, de una voz apagada, con la
consiguiente imprecisión de sonidos.

Poco es el interés consciente por hacerse entender.


Frecuentemente ocurre, durante las conversaciones, que sea
preciso repetir alguna frase o palabra a causa de hablar
defectuosamente.

Ante grupos debe esmerarse, con doble empeño, por


pronunciar claramente y hacerse entender. Si su
pronunciación es defectuosa, su discurso desmerecerá
proporcionalmente.

Para ejercitarse en la pronunciación clara y distinta, los


siguientes ejercicios servirán para que la lengua adquiera la
elasticidad y soltura necesarias. Léalos repetidamente y con
frecuencia recuérdelos durante el día. Practicando esta
gimnasia, mejorará notablemente su enunciación.

1) Para la flexibilidad de la lectura.

RETUMBA EL TRUENO CON TRAGICA Y


TETRICA REPERCUSION REPITIENDO SU
ECO CON RESONANCIA PROLONGADA.
LALO ES LEAL A LOLA PERO LOLA LO
RELEGA AL OLVIDO.

El Arte de Hablar en Público


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2) Para resonancia nasal. Désele a la N una


repercusión nasal.

NIÑA NIEVAS NIEATA DE DOÑA NEMESIA


NO TIENE AFICION A JUEGO DE MUÑECAS
Y COCINAS, PERO SIENTE GRAN
PREDILECCION POR EL VIOLIN Y EL
ACORDEON.

Lea diariamente, en alta voz, con lentitud,


escuchándose a sí mismo, durante unos cinco minutos,
poniendo especial cuidado en emitir los sonidos con
resonancia y con la mayor claridad posible, los siguientes
ejercicios:

EJERCICIOS DE FLEXIBILIDAD LABIAL


Y DE LA LENGUA

Paco Peco, cura rico,


Afirma que poco peca
Prestando al catorce y pico
Porque al quince presta Meca,
Y ayer le dijo un babieca:
Pecas poco, Paco Peco.

En parte de los partes,


Que tú repartes,
Vi que partes muy pronto
Para otras partes.
Yo quedo aparte,
Pero si partes, me partes
De parte a parte.

El Arte de Hablar en Público


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Estando Curro en un corro


Con Ezquerra y con Chichorro,
Dice: amigos yo me escurro;
Y en un carro ve a Socorro
Y hacia el carro corre Curro.

Manuel Micho, por capricho,


Mecha la carne de macho
Y ayer le decía un borracho:
¡Mucho macho, mecha Micho!

Me han dicho que has dicho un dicho


Que han dicho que he dicho yo;
El que lo ha dicho, mintió,
Y en caso que hubiese dicho
Ese dicho que tú has dicho
Que han dicho que he dicho yo,
Dicho y redicho quedó,
Y estará muy bien dicho
Ese dicho que tú has dicho
Que han dicho que he dicho yo.

El Arte de Hablar en Público


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COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 19

LA ORGANIZACIÓN Y EL ESFUERZO NECESARIOS


PARA LOGRAR LA ELOCUENCIA

DESCONTENTO Los turcos tienen un proverbio que dice


que el mundo pertenece a los descontentos. Son éstos los
que introducen las mejoras y reformas por las cuales se
obtiene toda clase de innovaciones ventajosas y provechosas.
Es una condición sana sentirse descontento, y sentir el
estímulo de aspiraciones que tienen por objeto obtener
modificaciones que doten de mayor poder y eficacia
personales. Dice el profesor Guillermo James que: “Los
hombres usan solamente una pequeña parte de los poderes
que poseen y que podrían emplear bajo condiciones
adecuadas”.

Si el descontento conduce a estimular la mente y el


ingenio y a promover el desarrollo de la personalidad, llena su
función positiva. El estudiante de este curso también debe
sentirse descontento, pero orientado hacia el logro de su
propósito: hablar con mayor eficacia y poder. Nadie ha tenido
un camino directo y fácil hacia el triunfo. Adolfo Zukor, el
conocido productor de películas, fue de Hungría a los Estados
Unidos y cuando llegó a ese país sólo tenía veinticinco
dólares y se inició como aprendiz en una tienda de tapicería.
Lloyd George quedó huérfano cuando tenía cuatro años y
ayudó a su tío a remendar zapatos.

Lin-Yutang ha dicho: “El verdadero carácter de un


hombre se revela únicamente cuando cesa de hacer las cosas
que constituyen su obligación y realiza las cosas que son de
su agrado personal”. El estudiante de este curso siente en su
corazón que quiere hablar mejor, que anhela influir en sus
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 243

semejantes con más poder, que desea vivamente ser


escuchado y apreciado y sólo satisfaciendo esos anhelos tan
legítimos sentirá que llena su misión en la vida y que ésta
tiene para él un significado real y estimulador, pero para no
abandonar esa aspiración tan justa es preciso que mantenga
el descontento que lo impulse a estudiar y adiestrarse con
voluntad y determinación. Una vez, en un parque zoológico,
encontrándome junto a una jaula de ardillas, me llamó la
atención un ruido como de un serrucho en permanente
fricción y al investigar de dónde partía noté que unos
animalitos débiles y diminutos pulverizaban la gruesa cáscara
de nueces para llegar a la parte comestible. Trabajo duro y
lento ése, pero que realizaban con un esfuerzo incesante. No
sólo trabajaban para alimentarse sino que para almacenar
también. ¡Cuánto podemos aprender de no pocos animales!

ESFUERZO CONTINUADO “He trabajado y luchado con


perseverancia; he querido llegar y he llegado.” Estas breves
pero significativas palabras del príncipe de los oradores,
Demóstenes, contienen en síntesis las causas que explican el
asombroso triunfo que alcanzó. Su trabajo, persistencia y
voluntad constituyeron la trinidad omnipotente que le allanó
todas las dificultades en su carrera y aspiraciones.

Dice Plutarco, hablando de Demóstenes: “Al principio,


sufrió los silbidos y que riesen de la novedad que advertían en
su estilo, evidentemente confuso en los períodos y recargado
excesivamente en las pruebas. Notaban, además, cierta
pobreza de voz, torpeza en la lengua e interrupción en la
respiración”. Añade luego: “No era naturalmente elocuente,
sino que su habilidad y su fuerza se debían al trabajo”.

Otro autor dice del mismo orador: “De las facultades


del tribuno sólo tiene una: la ambición”. Luego añade: “La
constancia le dio la victoria”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 244

Bueno sería que se grabaran las siguientes palabras


de Buffón en la mente y corazón de cuantos desean adquirir la
habilidad de la elocuencia: “No se obtiene nada de la
naturaleza más que a fuerza de atormentarla. El genio no es
más que una mayor aptitud para la paciencia”.

Es un hecho histórico, fácil de verificar en la


experiencia diaria de todos, que cada adelanto personal y
aptitud de mérito conquistado ha exigido constancia y
persistencia de esfuerzo. La vida contiene la materia prima
que nosotros mismos debemos convertir en una obra
meritoria. No es el deseo sólo el que conmueve a la
naturaleza para que nos favorezca. No hace gigante al enano
de voluntad; en cambio, a seres rodeados de circunstancias
adversas y flagelados por la oposición los ha colocado en el
pedestal del éxito; porque no se rindieron y con tenacidad
laboraron para llegar a la meta fijada. Sir Isaac Newton ha
dicho que su éxito no era debido tanto al genio como a su
constante aplicación.

“La distancia entre el fracaso y el éxito se mide por la


extensión de la paciencia, algunas veces, por centímetros,
otras, por momentos.” –CARTE.

“El éxito pertenece al heroísmo y la disciplina; es lo


moral lo que vence.” –BARRET.

La calidad de la obra humana nunca es un accidente;


siempre es el resultado de intenciones elevadas, esfuerzo
sincero, dirección inteligente y ejecución maestra.

Se puede sentir gran deseo de aprender, pero se


requiere plan y dirección para transmutar el deseo en voluntad
dinámica.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 245

La voluntad es la fuerza creadora. Sin la decisión de


aumentar los conocimientos, no es posible aprender.

Ningún estudiante de este curso debe sorprenderse de


que no adelante con la rapidez que desearía. Lo que sí debe
sorprenderle es que progrese sin insistir en su empeño.
Persista en su estudio y en realizar el programa de
recomendaciones y ejercicios. Dedique a esta disciplina cada
minuto y hora que pueda quitar a las actividades superfluas o
de escasa importancia. Repase los ejercicios o estudios que
no ha aprendido completamente. No se desanime porque
otros parecen adelantar más. No pierda el ritmo del progreso.
Lo que le interesa es no desviarse ni retroceder.

“Nunca deberíamos llevar más de una clase de


dificultades de una vez. Algunas personas las llevan de tres
clases: todas las que han tenido, las que tiene al presente, y
todas las que esperan llevar con el tiempo.” –HALE.

Triunfan los que creen que pueden. “No ha aprendido


la primera lección de la vida, quien cada día no domina un
temor”, dice Emerson. No se deje impresionar por los
pequeños temores, vénzalos y domínelos. Usted es superior a
ellos y tiene a su alcance los medios para desvirtuar su
aparente opresión. Si hemos de influir en otros, debemos
ejercitarnos, antes, en influir sobre nosotros mismos.

La determinación y la persistencia forman una


combinación hercúlea. La primera produce decisión, la
resolución, la firmeza y el propósito. De la segunda dimana el
empuje continuado. Usted necesita gran reserva de
resistencia, y la puede conseguir. Si ya ha logrado algún
adelanto, éste aumentará a medida que se vaya
perfeccionando en el arte glorioso de expresarse
elocuentemente.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 246

“Por grandes que puedan ser los errores de un


hombre, el mayor es el sucumbir a la desesperación; todos los
demás pueden repararse; éste es irreparable.” –CONFUCIO.

ORGANIZACIÓN DECISIVA Muchos estudiantes de este


curso, que anhelan mejorar su expresión y adquirir
elocuencia, pronto se desaniman y gradualmente pierden
interés, hasta que abandonan su propósito, y, convencidos de
que no poseen la capacidad necesaria para superarse, se
consuelan con alguna idea que les sirve de excusa ante sí
mismos para contentar su amor propio. En la mayoría de los
casos abandonaron porque dejaron de organizarse, siguieron
el estudio en forma antojadiza y sin el grado de interés que
mueve la voluntad para persistir y alcanzar el fin propuesto.

Esta disciplina requiere una organización que consista


en vigilarse a sí mismo y precaverse de las tendencias propias
de indolencia, indisciplina y voluntad débil. Tal como está
organizado el curso, el estudio del mismo es sumamente
simple si todos los días se le dedican unos minutos para
adiestrarse y consolidar la personalidad expresiva.

Generalmente la impaciencia y la decepción amilanan


y le roban al alumno su entusiasmo y la disposición a estudiar
con perseverancia y esa condición se produce porque dejó de
precaverse de las influencias que necesariamente tiene que
sentirse cuando se anhela alguna superación. Recordemos
que la inercia predomina en la vida humana y que cualquier
intento de mejora encuentra el obstáculo de la tendencia a
sentirse desanimado o falto de impulso o incentivos.

Organícese el alumno contra sus propias tendencias a


temer, a desconfiar, a considerarse impotente o incapaz, a
creer que su propósito no puede cumplirse, a que carece de
las cualidades necesarias, a que le requerirá mucho esfuerzo,
estudio y tiempo, es decir, debe armarse de una decisión

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 247

inquebrantable de allanar cuantas dificultades se le presenten


y adaptarse a los requisitos que le dotarán de mayor poder
para influir y persuadir.

No pretenda alcanzar el éxito a plazo fijo, no se


amilane porque otros parecen avanzar más rápidamente, no
se deje desanimar por otros, en fin, piense todos los días que
de su voluntad inquebrantable depende que logre lo que ansía
y anhela. Encare el estudio con gusto, sienta una emoción
alentadora cada vez que logre algún adelanto o mejora,
incorpore a su vida diaria cada idea o procedimiento que le
sea ventajoso en este estudio, ponga en su vida de relación
social todo el interés por observar y obtener de sus
experiencias el máximo de eficacia. No diga cualquier cosa ni
exprese cualquier idea, prefiera y elija las que producirán los
resultados más convenientes y acertados; descubra qué es lo
que mueve, excita e impresiona a las personas; compruebe
por qué algunas influyen favorablemente más que otras;
analice el por qué de condiciones desventajosas o negativas
de algunos, es decir, explore en el orden de las experiencias
humanas y obtendrá lecciones valiosas para llegar a
apreciaciones y conclusiones de mérito y orientadoras para
su propia eficacia y poder comunicativo.

Dele a su organización carácter decisivo, esto es,


persista en hacerse cada vez más hábil en despojarse de
deficiencias y en incorporar cualidades y destrezas que le
doten de mayor capacidad para persuadir.

Dinamismo Ya se ha dicho que al hablar demostramos la


calidad de nuestra personalidad. Seremos en la tribuna lo que
en nuestra vida diaria y si en ésta denotamos debilidades,
indecisiones, titubeos, inconsistencias y otras deficiencias
humanas, no podremos ocultarlas cuando hablamos ante los
demás. El orador necesita poseer una energía bien dirigida y
aprovechada, orientadora hacia ciertas metas bien elegidas.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 248

Le corresponde luchar, persistir y encontrar cuantos recursos


lícitos sean necesarios para su objeto y si es pusilánime
decaerá su entusiasmo y abandonará sus propósitos.

El orador debe ser un hombre de acción, pero fecunda,


constructiva y beneficiosa. Brédif dice: “Preguntaban a
Demóstenes: «¿Cuál es la primera cualidad del orador?» «La
Acción». «¿Y la segunda?» «La Acción». «¿Y la tercera?»
«También la acción». Prueba esto, sobre todo, que
Demóstenes hubo de sufrir mucho con las imperfecciones de
la suya. ¿No estimaba Corneille como las mejores de sus
obras las que más le habían costado, es decir, precisamente
las menos espontáneas y las más enrevesadas de «intriga»?
La acción, «la elocuencia del cuerpo», fue durante mucho
tiempo defectuosa en Demóstenes; de aquí los fracasos que
lo descorazonaron al principio. «Yo soy, de todos los
oradores, el que se fatiga más; casi he agotado mis fuerzas
en hacerme a la elocuencia y con esto no puedo hacerme
agradable al pueblo. Marineros ignorantes, borrachos, ocupan
la tribuna, son escuchados, y a mí se me desdeña». El
comediante Sátiro conocía la causa del mal y le enseñó el
remedio. Le hizo cavilar, después recitó el verso de Eurípides.
A Demóstenes le llamó la atención el efecto tan distinto que
producía en sus labios y en los de su amigo; vio el poder del
arte de la declaración y a fuerza de una lucha tenaz consiguió
adquirirla, sin corregir, sin embargo, esa acción impetuosa,
objeto de las críticas de Esquines”.

El dinamismo que conviene al orador es el que le


impulsa a crear energías y poder cuando todo parece
amenazarle como avalancha impetuosa y demoledora.
Algunas veces aún él mismo puede ser su propio enemigo y
des animador. Es decir, debe perseverar en su esfuerzo sin
inquietarse ni perder el ánimo a pesar de cuantos
contratiempos le amenacen y desamparen. Se dice que hace
años, el primado de la iglesia luterana de Suecia, Erling

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 249

Eidem, fue a ver al rey Gustavo y le dijo que no se sentía con


ánimo de ocupar ese alto puesto, tan jerárquico, y le indicó
que más le gustaría ser un simple cura de un pueblecito
desconocido cerca de la costa. Después de un breve silencio,
el monarca habló así: “Conozco ese lugar, es hermoso y
encantador por su tranquilidad, y le voy a contar algo: Por
años y años he querido ser el director de correos de ese
pueblo”. El que anhela lo fácil se niega una gimnasia
indispensable para vivir valientemente.

Avance incesante Todo perfeccionamiento viene a


corregir algún defecto o a introducir alguna superación.
La perfección no se puede conseguir atropelladamente. Para
ello se requieren paciencia y comprensión.

Ha dicho un autor que “la preparación es un proceso


continuado que termina solamente cuando la ambición
desaparece”. Aspire, ambicione y alimente su superación.

Vaya eliminando gradualmente los pequeños defectos


que le acompañan e incorpore a su programa de estudio y
práctica cuanto se sugiere en las lecciones. No se conforme
con poco; no se sienta satisfecho porque ha conseguido algún
adelanto y puede hablar sin embarazo. Luche por un progreso
mayor y encuentre en cada mejora incentivos para otras
mayores. Dice Epicteto: “Nada grande se realiza de golpe y
porrazo. Si me dices: «Quiero ahora mismo una manzana», te
contestaré: «Aguarda a que nazca y a que madure; da tiempo
al tiempo». Si esto es con los frutos de la tierra, ¿quieres que
el espíritu dé de repente?”.

Debe reconocerse que no basta el método, el arte y la


fuerza. Una convicción enérgica y optimista le ayudará a
realizar su propósito de hablar con elocuencia.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 250

Actitud mental ¿Le acompaña a usted el sentido de


la seguridad o se deja dominar por la funesta influencia de la
duda y de la baja estimación propia? ¿Alienta su inspiración o
fomenta pensamientos deprimentes y de desconfianza? ¿Está
usted decidido a persistir a todo trance o se siente indeciso?

Deje que arraigue en usted la firmeza de alcanzar el


éxito. No entre en consideraciones debilitadoras y
paralizadoras. Aférrese a una decisión final y no permita que
nada interrumpa su adelanto.

No pierda tiempo con especulaciones ni suposiciones


hipotéticas que tienen más de fantasía que de realidad. No se
guíe por indicios ni impresiones falsas en lugar de basarse en
juicios serenos y lógicos. Usted está estudiando,
perfeccionándose, en vías de adquirir una habilidad necesaria
y útil; luego, piense más en la conveniencia y ventajas de
proseguir en su empeño.

Su actitud positiva creará condiciones favorables si es


perseverante, enérgica y decidida. Usted debe rechazar las
influencias desfavorables y des animadoras.

Fuentes de inspiración Toda empresa de superación y


mejoramiento personal requiere inspiración para llevarla a feliz
término. Fije su mirada en ese ideal que usted ha colocado en
el horizonte de sus aspiraciones; piense en su afán de realzar
su personalidad y de hacerse más útil, destacarse y ocupar
posiciones más compensadoras, por medio de la elocuencia.
Recuerde que su avance debe ser destructor de las
impresiones negativas y que le esperan horas felices de
complacencia y satisfacción, como también oportunidades
para mejorar social y económicamente, cuando haya
adquirido esa cualidad tan sublime como lo es la elocuencia.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 251

Lea biografías de grandes hombres, entérese de cómo


triunfaron, venciendo la adversidad, las dificultades y los
inconvenientes que encontraron a su paso. Ford trabajó diez
años elaborando su motor antes de hacer la prueba de su
primer coche. Lincoln tenía que estudiar con libros prestados,
a la luz del fuego de la cabaña; era de aspecto feo y muy
pobre y se vio precisado a enfrentarse con máximas
desventajas personales y políticas en su carrera que lo llevó a
la presidencia de la República de los Estados Unidos de
Norteamérica, y fue considerado un fracaso hasta la edad de
cincuenta años. Demóstenes poseía una voz pobre y era
tartamudo; a pesar de tales inconvenientes, llegó a ser el
orador más famoso. Cicerón dice de sí mismo que al
comenzar a hablar en público palidecía y temblaba. Prescot,
el autor de las obras “Isabel y Fernando”, “México”, “Perú” y
“Felipe II”, era ciego y, a pesar de tan desgraciado
inconveniente, adquirió fama como uno de los historiadores
más ilustres. Innumerables podrían ser las citas de hombres
célebres que han vencido por su tesón y decisión.

Infórmese, lea, adquiera datos sobre hechos y trabajos


de personas que han logrado triunfar por sus recursos propios
y empeño. Tal información contrarrestará las influencias que
le asalten con menoscabo de su entusiasmo e interés.
Anímese en los excelentes propósitos que le inspiraron a
tomar este curso, mire en derredor suyo y contemple cuantas
oportunidades existen para los que pueden hablar en público.

Sienta el placer de mejorar su habilidad y entréguese a


la consideración de las sensaciones gratísimas que le
acompañarán cuando, tras un perfeccionamiento, se
considere más seguro y sereno, y hable con mayor poder y
elocuencia.

Seguridad de la recompensa El triunfo es de los que lo


aspiran y trabajan con denuedo por alcanzarlo. El que siembra

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 252

está justificado en esperar una cosecha de acuerdo con la


cantidad de semilla plantada y cuidado que ha puesto en
facilitar su crecimiento. Si usted está estudiando con fidelidad,
se esmera en poner en práctica todas las enseñanzas, y
mantiene un entusiasmo constante, nada puede impedir que
llegue a hablar con elocuencia.

Sienta verdadera pasión por adelantar en este estudio;


empéñese en alcanzar la pericia de expresarse mejor. No
divida su atención con otras aspiraciones, ni se prepare a
medias. Logrará su anhelo en justa proporción con el fervor
con que estudie.

Hasta aquí usted ha notado adelanto en su estudio,


habiendo logrado corregir algunos defectos. Siga con el
esfuerzo, pero aumentándolo e intensificándolo. En esta
disciplina, los resultados no se manifiestan gradualmente, se
suceden casi en forma imprevista. A lo mejor, después de
unas pocas lecciones y cuando menos se espera, se advierte
una facilidad mayor de expresión y un dominio más amplio de
la técnica.

Puede estar seguro que la recompensa de hablar con


elocuencia coronará sus anhelos y deseos si avanza sin
desmayar ni desanimarse.

Parece que la naturaleza ha querido proteger a la


familia humana contra advenedizos y charlatanes, al hacer
accesible esta facultad tan preciosa como necesaria
solamente a los que se hacen dignos de poseerla, a través de
paciente estudio y adiestramiento.

Propósito de alcanzar el éxito Daniel Webster no


podía ni siquiera declamar ni levantarse de su asiento
para hablar ante otras personas. Más tarde, fue uno de los
oradores más sobresalientes de su época. La determinación,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 253

el propósito firme, la decisión inquebrantable y la energía son


las fuerzas indispensables para llegar al éxito deseado.

No sea de los que tienen las grandes pretensiones con


pequeños proyectos. Ningún poder tiene las circunstancias
desfavorables cuando se piensa constructivamente y el
corazón está entregado a la realización de un plan invariable.

El Mariscal Foch decía: “Noventa mil hombres


derrotados retroceden ante noventa mil conquistadores,
solamente porque ya se han cansado de luchar, porque ya no
creen en la victoria, porque están desmoralizados”.
Físicamente no están derrotados, pero sí mentalmente.
Cuando la idea de la derrota predomina en la mente, ya no
hay remedio. Es en ésta que debe mantenerse una actitud
firme de aliento y valor.

No se canse de luchar, crea en la victoria, resista a las


influencias desmoralizadoras y recuerde que posee las
facultades y potencias necesarias para alcanzar el éxito.

Empleo del tiempo Emplee su tiempo con avaricia. No


deje que las horas libres se las arrebate la ociosidad. Mr.
McRae ha hecho una división del tiempo, en horas, por año,
como sigue:

Dormir 2.736 Horas


Trabajar 2.148 Horas
Rutina 1.557 Horas
Recreo 1.519 Horas
Estudio y trabajo creador 800 Horas

Total 8.760 Horas

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 254

Esas 800 horas para el estudio y trabajo creador,


empleadas inteligente y empeñosamente en el mejoramiento
de la expresión oral, le permitirán realizar su tan anhelado
deseo: hablar con elocuencia.

El tiempo que dedique a su mejoramiento


constituye una inversión que le rendirá un interés crecido
en bienes, posición, bienestar, influencias y poder.

Si usted dedica solamente unos treinta minutos diarios


a esta disciplina, su progreso será inevitable. Acostúmbrese al
estudio diario, a la práctica en cada ocasión que se le
presente, y en poco tiempo habrá formado el hábito de
corregirse, con lo cual habrá logrado simplificar su esfuerzo, y
habrá asegurado el triunfo.

PARA PRACTICAR EN CLASE

El estudiante hablará, durante cinco minutos, sobre un


tema elegido por él mismo, o uno que más le agrade de los
siguientes:

1. El maestro que mejor recuerdo.


2. La edad más feliz.
3. El libro es un factor civilizador.
4. La guerra no tiene vencedores.
5. Progresa la humanidad.
6. El ruido callejero excesivo debe ser eliminado.
7. Cómo entenderse con los demás.
8. La paciencia es esencial a toda empresa.
9. El adulto también debe estudiar.
10. ¿Qué aporte puede hacer el ciudadano en bien de la
comunidad?

El esquema del tema elegido debe ser presentado al


profesor para su corrección.

El Arte de Hablar en Público


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Recomendaciones

a) Cada vez que cometa un error alégrese de que pudo


notarlo y esfuércese por corregirlo con plena confianza
de que logrará su propósito si persiste en ello.
b) Observe diariamente su actuación ante los demás y
elimine el proceder, la palabra, la actitud o la reacción
que entorpezca un mejor acercamiento con ellos.
c) Forme el hábito de anticipar con gusto la práctica de
hablar en la clase; de esa manera se habituará a
desenvolverse con eficacia y poder atractivo.

El Arte de Hablar en Público


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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 20

ENTONACIÓN Y CLARIDAD

El tono de voz se produce, en gran parte, por el


aprovechamiento de las cavidades del tórax, nasales y del
sinus que son las que le dan resonancia, y para lograr este
efecto es preciso un estado de laxitud general, pues, de lo
contrario, no se obtendrá la vibración adecuada, y el sonido
que se produzca no se escuchará a distancia.

Cuando más practique el alumno los ejercicios de


laxitud y forme el hábito de aflojar nervios y músculos, mejor
dispuesto estará para aprovechar las prácticas que tiene por
fin darle a la voz un tono lleno y vigoroso.

Hágase diestro en mantener su cuerpo en laxitud,


especialmente en el tórax, brazos y hombros; evite la
fogosidad al conversar, no se disipe en gestos, ademanes y
esfuerzos guturales, que nada bueno conducen y sí a un
estado nervioso y agotador.

Al hablar sea natural, sin contraer la garganta y tenga


presente que se requiere soltura muscular para producir tonos
agradables y atractivos.

EJERCICIOS

a) Siéntese en una silla cómoda y deje que todo su


cuerpo adopte una posición bien suelta; luego tome un
palito de unos ocho centímetros y del grueso de un
lápiz y colóquelo entre los dientes, sujetado por los
colmillos, y, a continuación, lea durante unos tres o
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 257

cinco minutos tratando de producir sonidos muy claros.


Si se cansa fácilmente suspenda el ejercicio y después
de una breve pausa repítalo.

b) El próximo ejercicio consiste en leer durante unos


cinco minutos haciendo movimientos exagerados de
labios, lengua y mandíbula, pero sin producir sonido
alguno. Suspéndalo brevemente si le produce
cansancio y luego siga con el mismo por el tiempo
señalado.

c) A continuación y después de un breve descanso lea


con naturalidad unos cinco minutos con miras a
pronunciar con un máximo de claridad. Este ejercicio
debe ser hecho con lentitud.

d) El último ejercicio de esta lección consiste en leer


durante cinco minutos, pero como si apenas tuviese
aliento para murmurar, de modo que no se entiendan
las palabras pronunciadas y tratando de sacar un tono
bajo lo más posible del pecho. Recuerde usted el caso
de alguien muy apenado o fatigado que habla
penosamente, pero con tonos profundos y vibrantes.
Procure no hacer esfuerzo en la garganta, ni hablar
como si estuviese contando un secreto.

Este ejercicio debe ayudarle a formar el hábito de


sacar el tono del pecho y con vibración.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 258

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 21

COMO HABLAR CON ÉXITO ANTE UN AUDITORIO

HUMANIZACIÓN DEL DISCURSO Un discurso debe ser


siempre reflejo del sentir y pensar humano, y su
preparación debe tener por objeto arrojar luz sobre algunos de
los múltiples problemas que rodean la vida, o producir efectos
animadores. El mensaje debe ser tan accesible y asimilable
que los oyentes, al escucharlo, perciban una sensación de
enriquecimiento de su vida interna y dinámica. Aun en un
discurso que no persigue otra finalidad que recrear o
presentar algún aspecto o manifestación del arte, deben
encontrarse elementos de vigorización, animación y elevación.

Las flores de papel, por muy parecidas que sean a las


naturales en forma y colorido, no atraen, porque están
exentas de vida y perfume. Asimismo, un discurso por bello
que sea, no ejercerá influencia en el auditorio si no contiene
exposiciones, verdades y realidades que respondan a los
anhelos humanos.

Dedique el orador todo su interés en servir a sus


oyentes. Un gran profesor aconsejaba a sus alumnos: “No
penséis demasiado en vosotros. Tratad de cultivar la
costumbre de pensar en los demás, esto tendrá su
recompensa”.

Las ideas transmitidas de palabra obtienen una


recepción positiva cuando revelan que están inspiradas en un
sincero propósito de beneficiar a otros.
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 259

Un discurso debe estar vinculado al modo de ser y de


interpretar del orador. Según la forma personal con que éste
exprese sus pensamientos y el gusto y fervor con que los
comunique, así será el efecto propio y diferente. Varios
oradores que hablan sobre el mismo tema que producirán en
los oyentes. Todo discurso tiene una vibración especial y un
algo distinto y peculiar que atrae y domina con poder propio y
diferente. Varios oradores que hablan sobre el mismo tema
consecutivamente, impresionarán al auditorio con resultados
distintos. El que más humanice su discurso y lo dote de mayor
sensibilidad, espíritu y vida, obtendrá mayor repercusión entre
los oyentes.

Un discurso, si ha de causar los efectos que se


desean, no debe ser meramente un conjunto de palabras o
ideas flotantes en la memoria, sin arraigo en las convicciones
del orador, como tampoco debe desarrollarse al margen de
las necesidades y anhelos humanos. Debe ser parte íntima e
inseparable de quien lo pronuncia. Cuando es sincero, lleva
el destello del pensamiento y el reflejo de los sentimientos
característicos del orador.

El gran defensor de los negros y que tanto hizo por la


abolición de la esclavitud de los mismos, Guillermo
Wilberforce, era pequeño, nunca gozó de salud robusta y
durante 20 años, por prescripción médica, tuvo que tomar
opio, pero nadie lo aventajó en su esfuerzo por beneficiar a la
raza negra y a pesar de sus dolencias dedicó a su campaña
energías gigantescas y poderosas. El sentía un afán intenso
por ayudar a quienes poco o nada podían hacer por sí
mismos, de ahí que fuera tan convincente y poderosa su
palabra. De él dice una autoridad: “Cuando empezó a hablar
vi en él a un ser insignificante sobre la tribuna, pero a medida
que exponía sus ideas le vi crecer, hasta que me pareció
contemplar a un gigante”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 260

La comunicación espiritual, que es preciso establecer


con los oyentes, es un factor que no puede ser descuidado sin
detrimento del éxito deseado: Pronunciar un discurso no es
como construir un edificio que, por sus expresiones visibles,
tiene significado y valor propios e independientes. El valor de
un discurso está ligado a la personalidad del orador, e influirá
según las manifestaciones personales de éste.

Un discurso debe ser el eco del corazón y de la mente


en contacto con las aspiraciones humanas de superación.
Debe ser un mensaje humanizado, que encierre alguna
fórmula de solución y de satisfacción a las necesidades de la
vida.

Procúrese que brille tan claramente el espíritu humano


en el discurso, que los oyentes descubran sugestiones
aplicables y sientan reacciones saludables. Cuántas veces el
orador, a pesar de poseer grandes conocimientos y una
cultura envidiable, no impresiona a su auditorio, porque su
mensaje es frío y árido. Un discurso debe ser más que una
arquitectura de combinaciones retóricas; debe ser un dínamo
de energías, fuerza y vigor que comunique inspiración, ánimo,
orientación y ansias de mayor elevación. Las palabras son no
solamente símbolos, sino que también centros de poder
espiritual. Recuerde siempre que usted no se dirige a un
público, a una masa humana, sino a seres vivientes que
necesitan algo más importante que frases recreativas y
pintorescas y que esperan soluciones, orientaciones y
sustento anímico.

Sea cual fuere la naturaleza de lo que se exponga,


siempre puede sobresalir en ello la nota humana y
vivificadora. El saber, el enseñar, el demostrar, tienen gran
valor, por las posibilidades que encierran para servir las
finalidades de la vida. El orador que vivifica su palabra lo más

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 261

posible, despertará mayor interés en su auditorio, y


conseguirá mayor eficacia de su mensaje.

Dice T. Macaulay: “La oratoria debe ser apreciada


sobre principios diferentes de otras producciones. La verdad
es el objeto de la filosofía y de la historia. La verdad es aun el
objeto de esas obras que peculiarmente se distinguen con el
calificativo de ficción pero que en realidad se relacionan con la
historia como el álgebra con la aritmética. El fin de la oratoria
no es sólo la verdad, sino la persuasión; pero el criterio de la
elocuencia es diferente. Un orador que agota la filosofía de
un asunto, que exhibe cada gracia del estilo pero no produce
efecto en su auditorio, podrá ser un gran ensayista, un gran
estadista, un gran maestro de composición, pero no será un
orador”.

Lo que se dice y como se dice Dice Platón: “El orador


debe tener la sutileza de los dialécticos, la ciencia de los
filósofos, la dicción de los poetas y los gestos de los cómicos”.
El éxito de lo que usted comunique depende, en gran parte,
de la forma cómo lo diga. Su discurso podrá contener
verdadera sabiduría, grandes y profundas verdades, consejos
valiosísimos, etc., pero todo ello impresionará según como lo
dé a conocer.

Por concedérsele tanta importancia a esto, alguien ha


dicho que lo más esencial de un discurso es la forma de
presentarlo. Dice Aristóteles: “La dialéctica es la base del arte
de persuadir; ser elocuente, es saber probar o demostrar”. Si
lo que se dice es importante, justo es que sea presentado con
todo el colorido escénico que se merece.

Hable al impulso de su entusiasmo y calor. Sus


conocimientos, su experiencia, sus contactos humanos, su
sensibilidad, su visión, su sinceridad, su comprensión del valor
de lo que se va a comunicar, etc., deben traducirse en

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 262

originalidad, fuerza, ímpetu, expresión propia y todas esas


expresiones que deben destacar en su discurso la cualidad
de exclusividad personal que seduce y atrae.

Como ejemplo de elocuencia conmovedora y


sentimiento rebosante de poder emotivo, se reproduce la
despedida de Napoleón de los pocos soldados que le
quedaban de su poderoso ejército antes de partir para Elba:
“Soldados: me despido de vosotros. Hace veinte años que
vivimos juntos y siempre he estado contento de mis soldados,
siempre los hallé en el camino de la gloria. Todas las
potencias de Europa se ha coaligado contra mí. Algunos de
mis generales han faltado a su deber y a la Francia. Nuestra
misma patria ha querido otros destinos; con vosotros y con los
fieles valientes que me quedan, hubiera podido mantener la
guerra civil, pero la Francia hubiera sido desgraciada. Sed
fieles a vuestro rey, sumisos a vuestros nuevos jefes, y no
abandonéis a vuestra amada patria. No os apesadumbréis por
mi suerte, pues yo seré dichoso cuando sepa que vosotros
mismos lo sois. Hubiera podido morir y si consiento en
sobrevivir es para servir a vuestra gloria. Las grandes cosas
que hemos hecho yo las escribiré. No puedo abrazaros a
todos, abrazo a vuestro general. Venid, general Petit, venid,
quiero estrecharos contra mi corazón. Que traigan el águila,
que quiero también abrazarla. ¡Águila querida!, puede este
beso que te doy, resonar en la posteridad. Adiós, hijos míos;
mis votos siempre os acompañarán; guardad eternamente mi
memoria”.

Qué estilo más conceptuoso y viril se advierte en las


palabras de Royer-Collard cuando defiende la inamovilidad de
los jueces y dice: “Cuando el poder que tiene a su cargo el
instituir al juez en nombre de la sociedad, llama a un
ciudadano a esa función eminente, le dice: «<¡Órgano de la
ley!, ¡seda impasible como ella! Que en vano se agiten en
torno de vos las pasiones, vuestra alma no debe flaquear un

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 263

momento. Si mis propios errores, si las influencias que


obcecan, de que tan difícil es emanciparse, me arrancan
órdenes injustas, desobedeced a tales órdenes, resistid a mis
seducciones, resistir a mis amenazas. Cuando subáis al
tribunal, no debéis tener, en el fondo de vuestra alma, asomo
de temor o esperanza. ¡Sed como la ley, impasible».

“El ciudadano responde: «Yo no soy más que un


hombre, y lo que se me exige excede a lo que puede dar la
humanidad. El gobierno tiene una fuerza inmensa y, al
combatir con él no puedo menos de sucumbir, pues la lucha
es harto desigual. El mismo poder que así me habla
actualmente, el mismo poder que me prescribe el ser
impasible como la ley, desconocerá tal vez más tarde los
motivos de mi resistencia y me castigará. No, yo no puedo ser
superior a mí mismo a menos que nos protejáis a la vez
contra mí mismo y contra vos. Socorredme en mi flaqueza,
libertadme del temor y esperanza, prometedme que no seré
destituido de mi tribunal, a menos de ser convencido de ser
traidor a los deberes que me imponéis».

“El poder hesita, pues, por naturaleza el poder se


desprende difícilmente de su voluntad, pero en conociendo al
fin sus verdaderos intereses subyugado por la fuerza
ascendente de las cosas, dice el juez: Serás inamovible”.

El discurso bien presentado Así como los objetos


comerciales se exhiben envueltos con un empaque o estuche
que los hace atractivos y llamativos, de la misma manera, el
discurso debería ser presentado con todas las
manifestaciones que le dotarán de poder impresionante. ¿Por
qué un mensaje por medio de un disco no atraería ni reuniría
a muchas personas? Porque estarían ausentes los atractivos
mayores que son el orador y su expresión. Una comedia o
función de teatro, en la cual los personajes estuviesen ocultos

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 264

y sólo las voces de los artistas fuesen escuchadas no atraería


a muchos espectadores.

Si las ideas, pensamientos y recomendaciones que se


exponen tienen valor, es de esperarse que el orador haga su
comunicación en forma sabia, hábil y llamativa.

Qué atractivo y emocionante ha de haber sido


escuchar a O´Connell, defensor de su patria, quien a pesar de
obstáculos, oposición y perfidia, se siente siempre dispuesto a
defender su posición en los Comunes, sin temor y con la
firmeza de quien ha cimentado su fe y confianza en principios
e ideales inconmovibles. Así habla en cierta ocasión en
defensa de su causa: “Jamás cometeré el crimen de
desesperar de mi país; al cabo de doscientos años de dolores
me encuentro hoy en pie, derecho, en este recinto,
repitiéndoos las mismas quejas y repitiéndoos la misma
justicia que reclamaban nuestros padres; pero ya no con voz
humilde y suplicante, sino con el convencimiento de mi
fuerza, y convencido de que Irlanda sabrá hacer en adelante
sin vosotros; quiero para nosotros los mismos derechos que
vosotros gozáis, el mismo sistema municipal para Irlanda que
para Inglaterra y Escocia; y si no fuera así, ¿a qué se reduce
la unión con vosotros?, a una unión sobre pergaminos, ¿no es
así? ¡Pues bien!, los romperemos y el Imperio quedará
cortado por la mitad”.

A continuación se citan varios elementos que


contribuyen a que un discurso impresione y arraigue.

1. la naturalidad y la espontaneidad El discurso


debe acompañarse de los rasgos característicos del orador.
Sea natural. No exagere. No imite. No adopte actitudes o
posiciones grotescas, no haga ademanes inadecuados,
mecánicos e inoportunos. Deje que su discurso refleje su

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 265

personalidad. Evite la teatralidad fingida y las actitudes


violentas. Dé libre expresión a su modo de ser.

No es fácil ser natural. Los actores tienen que practicar


mucho para representar su papel con naturalidad. Deseche
cuanto le cohíba o impida su expresión franca y espontánea.

La persona que se expresa libre y naturalmente se


hace más simpática. Revele sus convicciones, simpatías,
creencias, interpretaciones, y así lo que diga será
inconfundiblemente suyo. ¿Por qué, en el nacimiento de una
fuente, el agua brota más fresca y cristalina, haciéndose más
invitadora? Porque fluye en su estado natural y sin
contaminación.

Incuestionable ha de haber sido la espontaneidad de la


militante sufragista señorita Pankhurst al hablar en 1908 ante
una gran multitud de simpatizantes, en Queen´Hall de
Londres, defendiendo el voto femenino, y cuyo discurso
terminó aludiendo a su estadía en la cárcel y realzando la
realidad de mantener el progreso e insistió en que la nación
no debía permanecer impasible ante un mundo que
evolucionaba constantemente. Estas fueron sus palabras:
“Amigos: Deseo vivamente que ustedes consideren este
asunto muy seriamente. Uno tiene mucho tiempo para meditar
en la cárcel. Acostumbrábamos a leer los diarios,
reflexionábamos sobre lo leído y yo observé esto: que era
muy extraordinario contemplar cómo avanza el mundo y cómo
cambian las condiciones. Noté que en los dos meses que
permanecí en la cárcel, la aviación abandonó el campo de la
teoría y de lo problemático para ser una cosa práctica, pues
nos será tan útil como los automotores y aún más. Esto
significa que el mundo va a ser muy diferente en el futuro de
lo que es hoy, y sobre todo, que nuestras condiciones
nacionales van a cambiar. Ello implica que en este país
debemos elevarnos a nuevas condiciones y deberemos basar

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 266

nuestro lugar entre las naciones sobre una diferente


estructura. Otros países son ricos, otra naciones tienen más
territorio que nosotros y otras poseen recursos naturales
mayores si hemos de mantener nuestra posición en el mundo
del futuro, nosotros, hombres y mujeres de Gran Bretaña,
debemos estar siempre bien equipados. El nuestro debe ser
un imperio de mente e inteligencia y espíritu, o deberemos
quedar atrás, y otros países ocuparán el lugar que
actualmente mantenemos.

“Creo que todos somos suficientemente patriotas para


anhelar que nuestra patria permanezca en alto. Somos los
herederos de un gran pasado; ¿qué vamos a entregar a la
posteridad, qué vamos a hacer para la Gran Bretaña del
futuro? No creo que las cosas vayan bien en nuestra nación
en el presente; no creo que la condición física, mental o
espiritual de la masa de nuestro pueblo sea lo que debe ser,
y, por lo tanto, es como patriotas que estamos aquí esta
noche; deseamos de nuestra parte en salvar a nuestro país.
No negaréis eso. Creo que todos los hombres de mente
generosa y corazón puro estarán con nosotros en esta lucha.
Este no es un asunto de partido, sino de la nación. No es un
asunto del momento, sino de importancia permanente. Me
dirijo a los hombres que se encuentran presentes para
pedirles que se unan a nuestras fuerzas, que nos ayuden a
derrotar al gobierno que al presente representa el principal
obstáculo en el camino del progreso humano. Si los ojos de
los hombres siguen todavía cerrados ante estas verdades, no
obstante las mujeres están muy despiertas y las mujeres
tienen el poder; ellas tiene el poder y capacidad para
apoderarse de ese indispensable instrumento de reforma, que
en beneficio de sus propios intereses y de los de la nación
que tanto quieren, deben tener y que sin demora tendrán”.

Cuando una persona habla con espontaneidad, su


discurso tiene un tono más original y magnético.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 267

2. encanto y poder Hable con intención de ser


entendido. Ponga empeño especial en esclarecer y
simplificar sus ideas. Despierte la admiración de sus oyentes
por la atracción de lo que expone. Interprete los anhelos del
auditorio y deje que se descubra en su exposición la nota
vibrante de solidaridad humana y de simpatía.

Los oyentes saben cuándo un orador atrae y tiene


poder, porque sienten su influencia y se dan cuenta de que su
mensaje invade su espíritu.

El diputado socialista Jaurés interpeló en 1906 al


gobierno para censurar a Clemenceau por la intervención
armada en las huelgas del norte de Francia y por su hostilidad
hacia la Confederación del Trabajo, y el “Tigre” contestó así:
“Interpelado directa y personalmente por M. Jaurés, yo quiero
desde luego, rendir homenaje a la noble pasión de justicia
social que anima tan espléndidamente su elocuencia. Dentro
de una acción irresistible de idealismo, desea ver feliz a la
humanidad sin que ello le cueste nada.

“Amphion modestamente levantó los muros de Tebas,


a los acordes de su lira; a la voz de M. Jaurés, un milagro más
grande se ha realizado; él habla y toda la organización secular
de la sociedad humana se desmorona de repente. Todo lo
que el hombre ha ideado, querido y hecho para mejorar su
suerte, para conseguir un principio de justicia social, todo lo
que él ha sufrido por la sangre y por el hierro desde que se ha
lanzado de las cavernas a la conquista de su planeta, todos
sus triunfos, todo eso se convierte en polvo y si seguís ese
humo por los aires, lo veréis muchas veces penetrar en
palacios brillantes, suntuosos, donde la miseria está
proscripta. Son males sociales, eliminados de la obra del
génesis, esos males que ni el mismo Jehová ha podido
suponer. Y sólo los males de nuestra condición humana nos
quedarán y eso os lo juro, será bastante. M. Jaurés habla

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 268

desde muy alto, fascinado por un fastuoso miraje, pero yo, en


el llano, cultivo un suelo ingrato que me niega sus cosechas y
de ahí la diferencia de puntos de vista que su bondad se
resiste a perdonarme. El me ha hecho la gracia de arrojarme
algunas flores, pero yo he descubierto pronto que su conducta
obedece a la intención de quererme inmolar más
pomposamente ante el altar del colectivismo, pero
desgraciadamente yo no soy, por hábito, una de esas víctimas
resignadas, prontas a ofrecer a la cuchilla de Calchas, una
garganta inocente. Yo discuto, grito, me rebelo y es para
protestar que he subido a esta tribuna.

“Si vuestras palabras se hubiesen unido a las mías,


¡qué de desgracias se habrían evitado! Vos me domináis
desde la alta cima de vuestras convicciones socialistas, tenéis
el mágico poder de evocar con vuestra varita, palacios de
hechicería. Yo soy el modesto artesano, constructor de
catedrales, que lleva oscuramente una piedra junto a la otra y
que nunca podrá contemplar el monumento terminado. Yo
tengo el aire de rebajar mi papel, pero en mi pensamiento lo
engrandezco. Y mientras vuestros palacios encantados se
deshacen en briznas al contacto con la realidad, un día la
catedral republicana elevará sus flechas hasta el cielo.”

3. sinceridad y franqueza de expresión Nada


defrauda tanto las expectativas de un auditorio como
escuchar a un orador cuyas ideas y pensamientos no son
propios o representan especulaciones mercenarias o
sospechosas. Nunca se podrá conseguir el máximo de
resultados, si no se habla con sinceridad y libertad.

Cuando el ser humano se somete a la influencia que


impiden o neutralizan su comunicación libre, deja de ser
natural. El automatismo y el mecanismo, no armonizan con la
elocuencia. Esta requiere la colaboración más amplia de la
sinceridad de expresión.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 269

Patrick Henry, patriota sincero y convencido, pronunció


en la legislatura de Virginia, en 1775, un discurso que
enardeció el ánimo de los colonos norteamericanos y los
impulsó a defender la independencia y rechazar el tutelaje de
Jorge III. Así se expresó el gran patriota: “Os ruego que no
nos dejemos engañar por más tiempo. Hemos hecho cuanto
se podía hacer para evitar la tormenta que se cierne sobre
nosotros. Nos dicen que somos débiles, incapaces de hacer
frente a tan formidable adversario. Pero, ¿cuándo seremos
más fuertes? ¿Será la semana que viene? ¿Será cuando
estemos totalmente desarmados y con un centinela británico
estacionado ante cada casa? ¿Juntaremos fuerzas
permaneciendo irresolutos e inactivos?¿Adquiriremos los
medios de una resistencia eficaz permaneciendo
descuidados, echados de espaldas, abrazados al fantasma de
la esperanza, hasta que el enemigo nos haya atado de pies y
manos? La batalla, señores, no es sólo de los fuertes: es de
los que están alertas, de los activos, de los valientes.
Nuestros hermanos están ya en la lucha. ¿Por qué
permanecemos aquí ociosos? ¿Qué es lo que los señores
desean?¿Qué prefieren?¿Es acaso la vida tan preciosa a la
paz tan dulce que debe ser comprada al precio de cadenas y
esclavitud? ¡Prohíbalo Dios! No sé qué camino tomarán otros,
pero en cuanto a mí, ¡dadme libertad o dadme muerte!”.

4. calor o interés Es muy humano acompañar la


transmisión de ideas o pensamientos propios de un calor e
interés que influyan en los que escuchan. El orador de
elocuencia eficaz debe crear algo suyo cuando prepara un
discurso. Nada más natural que las ideas descubiertas por
uno mismo sean expuestas con calor y entusiasmo, revelando
así que se cree en lo que se dice y recomienda. “Lo esencial
es el calor, y éste proviene de la sinceridad”, dice Emerson.
Clemenceau añade: “La fuerza que se sobrepone soberana a
todas las demás, yace en la inquebrantable voluntad de una
conciencia que quiere y actúa porque cree”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 270

Grande es la atracción que ejerce en un auditorio el


fervor con que se presenta un discurso. Aviva la atención de
los oyentes y los predispone al entusiasmo.

De Buwer son las siguientes palabras: “Todos los


hombres famosos por su elocuencia en los tiempos modernos
han reconocido a Demóstenes como su modelo. Muchos
oradores en nuestro propio país han traducido pasajes de los
discursos del gran príncipe griego de la palabra y al
transmitirlos a los auditorios ingleses, tan sobrios, han
producido efectos eléctricos sobre ellos como ocurrió primero
en las masas apasionadas de Atenas. ¿Por qué es esto? No
por el estilo, porque el estilo desaparece cuando se hace la
traducción, sino porque los pensamientos constituyen la
impresión más noble sobre las emociones. Uno ve en
Demóstenes al hombre acostumbrado a entenderse con los
asuntos prácticos humanos, a generalizar los detalles, a
traducir los asuntos complejos para que sean comprendidos
fácilmente y al mismo tiempo a concentrar el interés material
de la vida con los sentimientos que dan calor al pecho y
exaltan el espíritu. Es el cerebro de un estadista experto al
unísono con un corazón generoso, intensamente sincero,
golpeando sonora y hábilmente con el deseo apasionado de
convencer a miles de extasiados sobre cómo sortear un
peligro y salvar a su país”.

5. originalidad La individualidad se caracteriza por la


originalidad y otras cualidades propias que atraen por su
significación descollante y diferente. Las ideas seducen más
cuando el orador expone con rasgos, ademanes, gestos,
actitudes, tono de voz y temperamento originados en una
preparación consciente; todo lo cual constituye el marco
saliente de su individualidad.

Son legión los que hablan ante auditorios, pero pocos


los que se distinguen de los demás; porque la mayoría de

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 271

ellos se ocultan tras la máscara de la imitación y arrinconan su


verdadera individualidad. Dice Ganivet: “Cuando no se tienen
ideas, la palabra es inútil y aún nociva. Si la fragua está
apagada, ¿qué se consigue con darle al fuelle? Enfriar más
los carbones. De aquí la conveniencia del silencio pitagórico,
precursor de la idea o indicio de preñez espiritual. Quien
quiera que, teniendo el cerebro vacío, hable sólo para aturdir
a los que le escuchan, debe callar en el acto. El hablar
maquinalmente revela temor en la inteligencia; es como el
canto con que disfraza su cobardía el pusilánime cuando pasa
por un sitio que le inspira miedo. “Un hombre tenaz, animado
por una idea claramente concebida ya expresada, triunfa
siempre aunque luche contra él la sociedad entera”.

Realce de palabras importantes En una frase o


período hay palabras más importantes que otras por tener un
significado de relieve. Téngase presente que, al auditorio, hay
que ayudarlo a descubrir lo que encierra mayor importancia en
el discurso. Lea el siguiente párrafo de Cicerón dándole
énfasis a las palabras en mayúsculas:

“A los hombres sabios y prudentes les INSTRUYE LA


RAZON; a los menos inteligentes LA EXPERIENCIA; a los
ignorantes LA NECESIDAD; y a los animales EL INSTINTO”.

Al pronunciar con énfasis los vocablos más


importantes del período, logramos atraer hacia ellos la
atención especial del oyente.

Intensificación del tono de voz Cuando se habla con


monotonía de sonidos, disminuye el efecto de las ideas y el
auditorio deja de impresionarse. La intensificación del tono
contribuye a avivar la atención y despertar nuevas emociones
y sensaciones. Intensificamos el tono cuando nos expresamos

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 272

con la variación de notas que imprimen a nuestra palabra


mayor énfasis y realce.

“Linterna mágica es el discurso, y como en él se


suceden las imágenes y los pensamientos, así deben cambiar
los sonidos y los tonos de que se visten las palabras, para
pasar de la psiquis del orador a la del auditorio”. –
MAJORANA.

El contraste que resulta de tal variación viene a ser


como el relieve en la escultura o como el matiz en la pintura.
Contribuye a dar vida y realidad. Privadamente hablamos
alternando los sonidos altos con los bajos, según el interés
que nos anima.

Es un error frecuente entre los oradores hablar en un


tono de voz forzado o fingido, sin que se acompañe de los
matices que, por su variedad y oportunidad, contribuyen a
impresionar a los oyentes. Cuando usted dice algo importante
ante sus amigos y desea que le escuchen con interés, levanta
la voz; pues haga lo mismo al hablar en público. Hay períodos
que deben destacarse más que otros.

Léase el siguiente párrafo de Kant, levantando la voz


cuando se llegue a las palabras en mayúsculas y nótese el
efecto:

“El hombre no puede serlo más que por la educación,


pues no es sino lo que ésta le hace ser. EN LA EDUCACION
ESTÁ EL GRAVE SECRETO DEL PERFECCIONAMIENTO
DE LA NATURALEZA HUMANA”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 273

Variada ha de haber sido la gama de tonos que ha de


haber empleado Antonio de los Ríos Rodas en su discurso
ante la Academia Matritense de Jurisprudencia y Legislación
cuando expresó los siguientes conceptos: “Así, señores, si la
libertad existe, también existe el poder; así, la idea del
derecho no es una idea simple, sino una idea compleja; así
esta idea se compone de otras dos ideas elementales, y en
las mismas dos se descompone; así el derecho es la
compaginación del poder y de la libertad. Suprimid de esta
entidad, ora en el orden moral, ora en el orden político,
cualquiera de sus términos necesarios, y la entidad se arruina
y se desvanece instantánea e irremediablemente. Arrebatadle
al hombre individual o al hombre colectivo el poder, y el
hombre, careciendo de dirección, carece de derecho, y se
pierde en la anarquía. Arrebatadle la libertad, y el hombre,
careciendo de espontaneidad y de actividad, carece también
de derecho y se abisma en el despotismo.

En una palabra, señores, dondequiera que halléis o


imaginéis un derecho, buscad o imaginad al punto un deber
correspondiente; y si no lo encontráis ni concebís sabed y
tened por seguro que camináis al abismo del error por la
pendiente del sofisma. Esta es la regla absoluta exenta de
toda cortapisa y de toda excepción en el orden humano, así
como en el orden político; éste es un dogma que en vano ha
sido negado, y una realidad que ha sido en vano escarnecida,
como todos los grandes dogmas y como todas las realidades
inmortales.

“No hay derecho contra el deber como quiera que el


deber limita siempre al derecho y a veces lo destruye. ¡El
deber, señores, que es el amor, que es la abnegación, que es
el sacrificio! ¡El deber, que es la conciencia sirviendo de
escudo a la justicia! ¡El deber, arma inocente, templada con el
temple divino de la paciencia y de la dulzura! El deber, arma

El Arte de Hablar en Público


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incruenta de Jesucristo, y vencedora del mal y libertadora del


hombre, contra la cual no ha prevalecido nunca, ni
prevalecerá jamás ninguna violencia ni ninguna tiranía”.

Variación del ritmo Es de gran efecto variar el ritmo


cuando se habla en público. Para destacar la importancia o
magnitud de algún dato o cantidad, conviene que la lentitud en
comunicarlo demuestre que debe ser escuchado con
preferente atención.

Léase el siguiente párrafo de Salmerón, enunciando


con lentitud las palabras en mayúscula y nótese el efecto:

“Después de gastar DOS MILLONES, de sacrificar


CIEN MIL VIDAS, haciendo cruzar el Atlántico a
DOSCIENTOS MIL HOMBRES, para lucro de la compañía
Transatlántica, tuvimos que rendirnos sin HONOR, en contra
de la voluntad del ejército, y se pactó la paz por SERVIR A LA
DINASTÍA”.

La pausa La pausa da tiempo al auditorio a que grabe en


su mente lo que de importancia acaba de escuchar. Este
recurso debe ser usado con estudio y cuando la oportunidad
sea favorable. Este breve silencio que el orador guarda en un
período de su discurso es de un efecto dominante. Intensifica
la avidez de los oyentes por saber lo que, a continuación,
habrá de decir el orador. La pausa realza con solemnidad lo
que se expresa luego. Esos momentos de silencio son por
demás elocuentes. El que la usa con maestría influirá con
mayor eficacia.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 275

No existen reglas fijas que definan cuándo debe


hacerse la pausa. Debe ser hecho de acuerdo con el
sentimiento, el temperamento y modo de interpretar del
orador. Estudie los efectos que usted desea obtener de su
discurso, y descubrirá en qué parte del mismo será más
oportuna.

Por lo que se dice, por las diversas y significativas


preguntas y exclamaciones y por la forma de terminar su
discurso, Mirabeau ha de haber hecho, varias pausas al lograr
el voto de confianza que pedía Necker, Ministro de Hacienda,
a la Asamblea y así combatió a la bancarrota con estos
conceptos tan sugestivos:”¡Oh!, si menos solemnes
declaraciones no fuesen garantes de nuestra fe pública y
nuestro odio por la palabra bancarrota, yo diría a los que tal
vez se familiarizaran con la idea de faltar a los empeños
nacionales, por miedo de excesivos sacrificios o por el terror
del impuesto… ¿Qué viene a ser la bancarrota sino el más
cruel, el más inicuo y desastroso de los impuestos? Amigos
míos, una palabra, una sola palabra.

“Dos siglos de pillaje y rapiña han ahondado el abismo


bajo nuestras plantas; este espantoso abismo que amenaza
tragarse la nación es indispensable colmarlo. Pues bien; aquí
está la lista de los propietarios franceses; escoged los más
ricos para sacrificar a menos ciudadanos, pero escoged, pues,
¿no vale más que perezca corto número para salvar la masa
del pueblo? Vamos, pues, dos mil notables poseen lo
suficiente para colmar el déficit; por este medio restableceréis
el orden en la hacienda, y daréis al reino paz y tranquilidad.
Herid, inmolad sin piedad esas tristes víctimas, precipitadlas
en el abismo, y éste volverá a cerrarse… ¿Qué hacéis?
¿Retrocedéis de horror, hombres inconsecuentes, hombres
pusilánimes? Y no veis que, decretando la bancarrota o por
mejor decir, haciéndola inevitable sin votarla, mancilláis
vuestro honor con un acto mil veces criminal, pues, en fin, a

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 276

consecuencia de este horrible sacrificio a lo menos


desaparecerá el déficit. ¿Creéis por ventura que los millares,
que los millones de hombres que, a consecuencia de la
terrible explosión y sus resultas, perderán todo lo que formaba
el consuelo de su vida, y tal vez su único medio de subsistir,
os dejarán gozar en paz de vuestro crimen? Contempladores
estoicos de los males incalculables que vomitará en Francia
catástrofe semejante; egoístas impasibles que pensáis que las
convulsiones de la desesperación y miseria suscitadas por
vuestra glacial política, pasarán como otras tantas y con tanta
mayor rapidez cuanto más violentas se muestren, ¿estáis bien
seguros que tantos hombres sin pan os dejarán saborear en
descanso los manjares opíparos, cuyo número y calidad no
habéis querido disminuir? No, inevitable será vuestra ruina y
en la conflagración universal que no teméis acarrear, la
pérdida de vuestro honor no salvará uno sólo de vuestros
abominables goces. Votad, pues, ese subsidio extraordinario,
y ojalá pueda ser suficiente; votadlo porque los primeros
interesados en el sacrificio sois vosotros mismos; votadlo
porque las circunstancias públicas no permiten esperar, y
culpables seríais de cualquier retardo. Guardaos de pedir un
tiempo que jamás concede la desgracia. ¡Ah!, señores, con
motivo de una risible insurrección, que nunca tuvo importancia
más que en las imaginaciones calenturientas o en los
perversos designios de algunos hombres de mala fe, habéis
oído hace poco estos furibundos gritos: Catilina está a las
puertas de Roma y se delibera; y por cierto no existía tal
Catilina, ni facciones, ni Roma… Pero actualmente la
bancarrota, la horrorosa bancarrota ahí está amenazando
vuestras propiedades, vuestras personas, vuestro honor… y
deliberáis.”

Usted adquirirá esta habilidad técnica, si lee con


frecuencia escuchándose, para formar el hábito de detenerse
al llegar a las partes destacadas del texto. Cuando hable en
sus conversaciones diarias, haga uso de la pausa

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 277

atinadamente y progresará notablemente en la expresión


persuasiva.

PARA PRACTICAR EN CLASE

El estudiante hablará durante cinco minutos, sobre un


tema elegido por él mismo, o uno que más le agrade de los
siguientes:

1. ¿Cuál tiene mayor dominio sobre el hombre: el bien o


el mal?
2. ¿Qué es un amigo?
3. ¿Por qué ha existido y existe todavía el espíritu
guerrero?
4. ¿Qué es la libertad?
5. ¿Cómo hacerse simpático?
6. ¿Qué se entiende por democracia?
7. El poder de la concentración.
8. Los dinámicos son más emprendedores.
9. Las posibilidades del hombre progresista son
incalculables.
10. Vivir es producir.

Recomendaciones

a) Forme el hábito de hablar con gusto, por el placer de


llevar al ánimo de sus oyentes alguna emoción o idea
que les beneficie.
b) Dirija la mirada a su auditorio y con ella trate de
atraérselo, pero no sea demasiado penetrante porque
puede serle desfavorable tal intensidad.
c) Tenga presente que si lo que comunica es interesante
y usted se ha preparado debidamente, su exposición
constituye un regalo para sus oyentes. ¿Por qué tener
inhibiciones cuando se agasaja a alguien?

El Arte de Hablar en Público


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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 22

RESONANCIA DE LA VOZ

La voz produce efectos interesantes en los demás


cuando es llena, sonora y vibrante. Si es apagada, chillona,
áspera o gutural pierde mucha resonancia, con el resultado de
que no es escuchada a corta distancia, causa impresiones
desagradables o despierta indiferencia en el oyente.

Merece incluirse en este espacio lo que Bedrif dice


respecto de la voz potente y resonante: “La potencia de la voz
era una cualidad que agradaba mucho a los antiguos. Cicerón
apreciaba su valor, a juzgar por este pasaje de las Verrinas:
“¡Qué voz, qué pulmones, qué vigor podrían sostener el
esfuerzo necesario a la acusación de este solo atentado!”
Pulmones de hierro (ferrea vox) eran auxiliares indispensables
ante las multitudes tumultuosas del Foro y del Pnyx. El día en
que arengó a los diez mil en Arcadia, Esquines debía sentirse
con los pulmones bien sólidos. Aun en las salas de nuestras
asambleas modernas una voz débil puede comprometer, en
días de tempestad, la victoria del orador. Necesita un órgano
capaz de hacerse dueño del tumulto y de los oídos. Mirabeau
tenía una voz acariciadora en el diapasón de la seducción,
“horriblemente resonante en los acentos de furor”. ¿Hubiera
sido en el mismo grado y tan constantemente dominador de la
Constituyente sin la ayuda de aquel formidable trueno? En los
ejercicios públicos el que posee estos tres dones: la fuerza de
la voz, la armonía, el ritmo, se lleva el premio. Hoy, en el
teatro, los comediantes lo alcanzan sobre los poetas; del
mismo modo en las justas políticas, el orador dotado de una
acción bella obtiene los votos.

El Arte de Hablar en Público


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“El encanto de la voz, elemento principal de la acción,


debía ejercer una seducción muy poderosa sobre la
organización musical y artística de los atenienses, para que
Demóstenes persiguiese a la de Esquines con tan tenaces
sarcasmos. Se burla de ella en toda ocasión; podríamos decir
que la rechaza, pues hasta tal punto parece un argumento a
favor de su rival y un instrumento de victoria.”

Nuestro cuerpo es una caja resonante, por cuanto el


vacío del tórax, el de las fosas nasales y del sinus le dan al
sonido de la voz la vibración necesaria y al mismo tiempo la
resonancia tan esencial para impresionar favorablemente a
los demás. No puede producirse una voz vigorosa, firme y
sostenida, sin vibración.

Para lograr un tono de voz resonante es de


extraordinaria importancia evitar todo esfuerzo en la garganta,
por interferir en la nitidez y vigor del sonido, por ser
innecesario y hasta perjudicial. Se comprende que no deba
esforzarse ese órgano por cuanto no está construido para
realizarlo; este aire eficientemente aprovechado el que al
pasar por las cuerdas vocales produce el sonido amplio y
lleno, si no ha habido presión alguna en dicha parte. ¿Por qué
al bostezarse generalmente se aspira el aire abundantemente
con un sonido amplio, vigoroso y resonante? Precisamente
porque en ese momento se aprovechó todo el aire que salía y
la garganta se encontraba en perfecta laxitud.

Habitúese a hablar sin esforzarse y para ello debe


expresarse sin precipitación, sin temor, nerviosidad,
impaciencia y otras interferencias que causan contracciones
en el cuello y tórax en perjuicio de la claridad y sonoridad del
sonido.

El Arte de Hablar en Público


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EJERCICIOS

a) Siéntese y deje que el cuerpo adopte una posición bien


laxa. Haga una aspiración bien profunda y al aspirar el
aire produzca un sonido como si se quejara de algo,
parecido al de la persona abatida o cansada, pero sin
forzar la garganta, como si todo su cuerpo le pareciese
muy pesado. Si siente picazón o dolor en ella, prueba
es de que la rigidez muscular interfiere. Produzca ese
sonido durante unos dos minutos.

b) Proyecte los labios hacia fuera, cerrados y en forma de


círculo, y pronuncie la U con el máximo de vibración,
pero sin hacer esfuerzo para aspirar el aire. Hágalo
con cierto dejo de cansancio para que el sonido se
produzca con más naturalidad. Si hace este ejercicio
correctamente, notará que siente una picazón en los
labios, efecto de la vibración que en ellos se produce.
El objeto de este ejercicio es anclar el tono de voz en
el pecho. Procure que el tono vaya para arriba del
paladar. Practique durante tres minutos.

c) Descanse un poco y luego, con los labios en la misma


posición, practique el mismo ejercicio anterior, pero
con la O. Usted observará que no le será tan fácil
lograr el mismo efecto profundo que obtuvo con la U,
pero a pesar de ello procure que la aspiración sea lo
más suelta posible. Practique tres minutos.

d) A continuación lea durante unos diez minutos en alta


voz, pero suave, lenta y rítmicamente, de modo que
sienta que el tono de su voz sale de la garganta, libre
de toda presión. Lea sin prestar demasiada atención a
su tono; cuanto más se despreocupe de tal
observación más suelta se mantendrá la garganta.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 281

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 23

ACTUACIÓN DEL ORADOR ANTE EL PÚBLICO

LAS PRIMERAS IMPRESIONES Y LA PERSONALIDAD Ya se


ha destacado en el Capítulo IX la importancia de la
personalidad del orador, tema que nunca podrá ser agotado,
por descansar en ella el éxito de cualquier actividad humana.
La del orador debe manifestarse por una expresión que
atraiga el interés y reconquiste la confianza del auditorio. El no
puede ocultar sus deficiencias anímicas y por más que se
esfuerce difícilmente lo logrará.

Las primeras impresiones son las que más perduran.


Cuando un orador se presenta ante sus oyentes es juzgado
inmediatamente por las distintas exteriorizaciones personales
que dan una medida del carácter, importancia y calidad de la
persona. Este siempre denota en su proceder ante los demás
si le domina el dinamismo o la inercia. Todos poseemos una
intuición sumamente activa que nos defiende cuando la
inteligencia carece de las luces necesarias para guiarnos.
Ante un desconocido con quien debemos iniciar alguna
relación, la examinamos, observamos y escudriñamos aún sin
darnos cuenta, y llegado un momento determinado nos
decidimos a confiar o resolvemos aumentar nuestra sospecha,
duda o resistencia.

Ha dicho un autor: “Más que un don de nacimiento, la


personalidad es un resultado obtenido a martillazos sobre el
yunque de nuestras propias obras. Mediante ella se patentiza,
se plasma, se asegura”.

El notable orador Fosdick ha expresado: “La calidad de


la personalidad depende de la manera como se hace frente a
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 282

las dificultades y se resiste la influencia desmoralizadora de


éstas. Nunca encontramos la vida; la creamos y con
frecuencia el mejor amigo que tenemos es el estímulo y
desafío del ambiente antagónico para despertar en nosotros la
valerosa resistencia y durabilidad. Lo que la existencia nos
entrega es la materia prima con la cual debemos hacer algo, y
se requiere fortaleza para realizarlo”.

La personalidad se destaca más y más a medida que


se da expresión a los tributos humanos. Los grandes hombres
de la historia fueron todos ellos actores dinámicos en el gran
drama por alcanzar la superación que corresponde a la
potencialidad personal. Pasteur a los 46 años sufrió un ataque
de parálisis, pero no interrumpió por ello su labor. Beethoven
produjo melodías sublimes y era sordo. Milton escribió
poesías excelsas, y estaba privado de la vista. Watt, el gran
inventor inglés, era enfermizo y percibía el sueldo de hambre
de ocho pesos semanales. ¿Quién no se asombra ante la
prodigiosa Helen Keller, A los 19 años queda muda y ciega. A
pesar de su trágico impedimento y tras un disciplinado y
titánico esfuerzo por contrarrestar sus enormes defectos
físicos pudo, hablar ocho idiomas, tocar tres instrumentos,
nadar, montar, remar y bailar. Ha escrito varios libros y
mantenía correspondencia nutrida con los personajes más
destacados del mundo. Para hablar pronunciaba lentamente
las sílabas y oía colocando la mano derecha sobre la cara de
su interlocutor, con el pulgar a la altura de la garganta, con el
índice a la de los labios, y con el mayor a la de la nariz; en
esta forma percibía las vibraciones de la voz, y comprendía el
sentido de los sonidos. ¡Cuánto puede hacerse por mejorar la
personalidad, y más cuando se goza de la buena salud y de
facultades normales!

Así como es preciso que se cultiven todas las


perfecciones y disciplinas necesarias para hablar con eficacia
ante un auditorio, también conviene perfeccionar las

El Arte de Hablar en Público


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cualidades personales que dotarán al discurso de poder


atractivo.

Bien está saber hablar y exponer bien un discurso,


pero es preciso acompañarse de una personalidad saliente.
Tan importante es ésta que, por investigaciones científicas
que se han hecho, se ha llegado a la conclusión de que la
personalidad es factor esencial para el éxito. Un psicólogo de
una universidad de Estados Unidos de Norteamérica,
investigó las actividades de los diplomados durante cinco
años y descubrió que el grupo que sobresalía en personalidad
ganaba un promedio de 5.000 dólares anuales. El grupo
inferior en personalidad ganaba solamente 3.058 dólares por
año.

En contraste con la inteligencia, ha dicho un autor:


“Mientras todos los hombres eminentes han mostrado una
inteligencia elevada, los más eminentes no han tenido
necesariamente la mayor inteligencia.”

La personalidad es fundamentalmente adaptable y


puede desarrollarse y perfeccionarse. Es en la tribuna en
donde debe brillar con todas sus cualidades.

La personalidad es la parte dinámica de nuestra vida


mental. Si ha de causar buena impresión ante sus oyentes, al
ocupar la tribuna, aparezca usted descansado. El cansancio y
la fatiga restan dinamismo. No demore la preparación de su
tema hasta el último momento; la precipitación irrita y debilita
el cuerpo y el cerebro. Si tiene que pronunciar un discurso
importante, no coma antes de hablar; así evitará que el
cerebro y el estómago se disputen la sangre necesaria para el
doble trabajo.

Paderewski, decía que, cuando comía cuanto quería


antes de un concierto, lo que poseía de animal se sobreponía

El Arte de Hablar en Público


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en él, y lo notaba aún en sus mismos dedos al ejecutar las


piezas musicales. Guarde reposo antes de ocupar la tribuna.

El orador necesita balance, equilibrio, firmeza y


estabilidad.

Apariencia personal No puede descuidarse la


apariencia personal sin correr el riesgo de un fracaso seguro.
La misma es un índice de muchas características individuales.
Indica, hasta cierto punto, organización mental, cuidado,
esmero, etc.

Cuando comparezca ante un auditorio, evite


ostentación en el vestir, excluyendo colores exagerados y
prendas que, por atraer demasiado, distraen la atención de los
oyentes. Las arrugas o desperfectos del traje, o la corbata mal
colocada, pueden causar calificaciones adversas. Evítese
asimismo el desaliño del cabello, y comparezca ante el
auditorio bien afeitado. Todas estas precauciones obtendrán
de los oyentes mayor apreciación de la personalidad del
orador.

El semblante Para obtener la simpatía del auditorio, es


preciso que el mismo orador se muestre simpático.
Grande es el poder de un semblante sonriente y afable,
cuando responde a la naturalidad y espontaneidad. La
sonrisa es calor que ablanda y predispone favorablemente.
Es un error de muchos oradores mostrar un ceño adusto y un
semblante hosco y duro. Nada justifica tal contracción del
semblante. Su expresión facial debiera ser comunicativa y
expresiva. Evite el semblante rígido y estereotipado.

Acostúmbrese a irradiar afabilidad por medio de un


semblante risueño y simpático. Adopte una actitud animada
en su vida diaria y en sus relaciones con otros. Esta

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 285

disposición le conquistará la buena voluntad y, en muchos


casos, le ayudará a convencer con mayor prontitud y ventaja.

“Hay un modo sencillo para distinguir la gente buena


de la mala”, ha dicho Phelps. “Si la sonrisa perfecciona la cara
de un hombre, es un hombre bueno; si la afea, es malo”.

Dice un adagio chino que quien no pueda sonreír, no


debe entregarse a los negocios. La sonrisa es perfume que
crea ambiente favorable; y, por lo tanto, despierta
sensaciones gratas.

Actuación eficiente y desenvuelta Su actuación


eficiente y desenvuelta se evidenciará en el modo de actuar
ante los demás; por lo tanto siga las siguientes indicaciones:

1. No se abroche los botones del saco al comparecer


ante el público.
2. No se toque la nariz, cabello ni ninguna otra parte del
cuerpo. No lleve nada en las manos, porque jugará
con ello.
3. Aléjese de la mesa o de cualquier objeto sobre el cual
pueda apoyarse, porque las manos se dirigirán a ese
lugar para afirmarse en él.
4. Mantenga el cuerpo erecto, sin inclinaciones que
denotan debilidad e inhibición. No se pasee en la
tribuna.
5. Dirija la mirada al público, a éste le gusta cruzar la
mirada con el orador.
6. Desde un principio hable en tono audible y con
claridad.
7. Si ha de permanecer sentado en la plataforma no
cruce las piernas. Según el doctor Bertillon de París:
“El hábito anormal y nocivo de cruzar las piernas –
señal de neuropatía confirmada- viene generalmente

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 286

acompañado de una debilitación general del


organismo”.
8. No se lleve las manos a los bolsillos. Ha dicho un
presidente de los Estados Unidos de Norteamérica:
“Ponerse las manos en los bolsillos es un gesto
antisocial”; y Paul Morand, de París, agrega: “No saber
dónde poner las manos es para mí una señal de
inestabilidad moral, es el síntoma de uno de esos
desalientos que son la base de las revoluciones. Poner
las manos en los bolsillos es una actitud débil, un
reflejo de inadaptado, un gesto moribundo. Es el
indicio repugnante de la inacción. El bolsillo es la parte
más sucia y más fea del traje. Si fuera dictador haría
coser los bolsillos de todos los franceses”.
9. No suba a la tribuna precipitadamente ni baje de ella
con celeridad.
10. Colóquese en el centro de la tribuna o del lugar
señalado para hablar y tampoco se aleje a un lado o
hacia atrás; dirija su palabra desde donde todos
puedan escucharle bien.
11. No hable sentado y menos lea, porque perderá mucho
dinamismo y eficacia para atraer y dominar.
12. No beba agua durante el discurso; si habla sin gastar
inútilmente su laringe y correctamente no necesitará
mojar su boca.
13. Procure que nada le estorbe en derredor suyo
mientras ocupe la tribuna; usted necesita espacio libre
para su expresión dinámica.

Bien hará el estudiante de este curso en tener


presente la actuación de Roosevelt como orador, quien como
un crítico dijo: “Probablemente su inagotable manantial de
fuerza política está en su personalidad, que complementa su
voz, en la que se refleja una sinceridad libre de artificios
retóricos. Sus discursos son notables por su brevedad y
energía. La alocución “amigos míos” es de su propia creación

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 287

y refleja su innata amabilidad y no un deliberado gesto


político. Roosevelt no era un orador de barricada. Raramente
alzaba el tono de voz, careciendo sus discursos de afectación.
La sencillez de su manera de hablar era una expresión de su
personalidad, ya que el presidente, en todos los aspectos de
la vida, aborrecía la pompa y la formalidad”.

Una falla que puede atribuirse a no pocos oradores es


la de la distracción evidenciada en su forma de excusarse o
de justificar pequeñas deficiencias o inconvenientes. Evítese
imitar o repetir las mismas palabras o método de iniciar el
discurso. Un conferenciante invitado a hablar a un numeroso
grupo de presos en una cárcel de una ciudad populosa, se
expresó de esta manera: “Debo, ante todo, dar a ustedes las
gracias por haber venido a escuchar mi palabra en una noche
tan cruelmente fría como ésta”. Demás está decir lo cómico,
por no decir irónico de tal comienzo.

El orador es juzgado, en gran parte, por su forma de


actuar y especialmente en los primeros momentos en que
aparece ante un auditorio. Séase escrupulosamente cauto en
esos momentos, porque de ello depende en gran parte el éxito
o fracaso del discurso.

La voz Conviene considerar que la voz es parte integrante


de la actuación del orador porque por ella se expresa y según
sea la misma así será la eficacia de su discurso. Son muchos
los oradores que la emplean deficientemente y abusan de la
misma como si para ellos la armonía de las notas no tuviese
valor alguno. El grito, la nota aguda y la exageración en los
tonos altos, que casi siempre son molestos por ser ásperos,
denotan deficiencia de técnica y, sobre todo, incompetencia
para exponer hábil y serenamente. Cuántas veces para
asuntos sin importancia alguna el orador clama, grita y
vocifera.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 288

También la voz debe ser expresiva y revelar matices


característicos de lo que se está exponiendo. Si el tema es
importante merece con mayor razón que la voz esté adecuada
al mismo. No regalaríamos una gema en un estuche
cualquiera de cartón. De la misma manera, un buen mensaje
justifica una voz bien timbrada.

En el teatro Payreta, de La Habana, representaba el


eminente actor Enrique Borrás la dramática obra “El místico”
ante una sala colmada de espectadores. Actor incomparable,
de fuerza dramática emocionante, tenía al público en
suspenso de las frases que pronunciaba en los últimos
momentos de su vida torturada y a pesar de hablar con acento
entrecortado todo lo que decía era escuchado claramente aun
en los lugares más remotos de la sala. Al terminar la
representación le preguntaron al notable artista:

-Don Enrique, ¿qué hace usted para que se escuche


ese hilo de voz del moribundo en todo este enorme teatro?

-Amigo mío, para hacerse oír no hay que gritar. Basta


con articular muy bien las sílabas.

Conviene que el estudiante de este curso sea


incansable en realizar los ejercicios que se recomiendan en la
segunda sección de cada lección, para el mejoramiento de la
voz. Persístase en los mismos a pesar de que parezca que el
tiempo no colabora. En algunos casos es preciso algunos
meses y en otros más tiempo todavía. El conocido actor de
cine Robert Taylor necesitó dos años para corregir su acento
aldeano y la no menos conocida actriz Catalina Hepburn
empleó un año en perfeccionar su voz.

El ademÁn Este gran complemento de la elocuencia


debe ser usado discretamente, y nunca abusar de él, como
ocurre en la mayoría de los casos. Los más de los oradores

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 289

no usan el ademán con prudencia e inteligencia, sino que


abusan de él con exageración. A juzgar por los ademanes de
algunos diríase que están ejercitándose para el pugilato o se
están defendiendo de algún enemigo fantástico.

Séase parco con el mismo, y espérese a que el


impulso, nacido del sentimiento o de la emoción, estimule esa
expresión. El ademán es fuerza que imprime energía al
pensamiento que se expresa con énfasis.

Los ademanes son los originales signos del lenguaje.


Con ellos se dramatiza y realza lo que tiene importancia en el
discurso. Son el lenguaje universal del cuerpo y deberían
subordinarse a las palabras habladas. Se usan para ilustrar o
recabar acción.

Investigaciones científicas han demostrado que el


brazo humano, comprendiendo la mano y los dedos, puede
producir 700.000 signos distintos. A juzgar por estos
resultados, puede decirse que el lenguaje de los signos es
mucho más rico y expresivo que el hablado.

Sus gestos debieran ser graciosos, apropiados, libres,


enérgicos y naturales. Evite todos los que carecen de
significado: los angulares, abruptos, constreñidos y otros que
indican falta de experiencia. Si habla con indignación cierre
los puños; si habla como dando la bienvenida, abra las
manos; si habla con reverencia, levante la mano derecha por
encima de la cabeza. Si habla en tono de burla, extienda
hacia delante ambas manos abiertas a la altura de la cara.
Gladstone tenía el hábito de golpear la palma de la mano
izquierda con el puño cerrado de la otra mano. En general,
use ademanes circulares para expresar gracia, y extendidos
para energía. Si habla para agradar o enseñar, deben ser
suaves y moderados.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 290

A un auditorio le agrada ver acción y energía. Quien se


mantiene pasivo y sin accionar no influirá en sus oyentes. Si lo
que el orador dice no le mueve a sí mismo, ¿cómo podrá
mover a otros?

Sobre todo, sea natural. Estudie su propia naturaleza.


Experimente y desarrolle su habilidad de acuerdo con sus
aptitudes.

Sus gestos dependerán de usted, de la influencia de


su auditorio y de la importancia de su propio tema.

EJERCICIOS para emplear ademanes con gracia,


significado y atracción:

1) Extienda sus brazos hacia los lados. Dóblese de modo que


queden suspendidos del codo. Deje
que las manos queden
completamente relajadas y sueltas,
como si no tuvieran vida; luego
agítelas en todas las direcciones
durante medio minuto.

Este ejercicio librará de


tensión las muñecas. Su objeto es
darles mayor flexibilidad.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 291

2) Extienda su brazo hacia el lado, y con el antebrazo dé


vueltas como si fuera la hélice de un
aeroplano. Empiece lentamente, y
aumente luego la rotación. Repita este
ejercicio con el otro brazo y luego lo
mismo con ambos. La duración, en
cada caso, debe ser de medio minuto.

Este ejercicio sirve para librar de


tensión los codos.

3) Con el brazo completamente


relajado y suelto, trace círculos como si
quisiera agrandarlos cada vez más.
Haga lo mismo con el otro brazo. La
duración de este ejercicio, para cada
brazo, será de un minuto.

Este ejercicio sirve para librar


los hombres de rigidez.

4) En posición erecta estire el pie izquierdo hacia un lado,


hasta que toque el suelo con la punta. Luego, levante el brazo
derecho hacia un lado, en línea recta con su pierna estirada.
Después alargue la mano como si quisiera tocar el techo. Siga
alargándola, hasta que levante el pie izquierdo del suelo.
Haga lo mismo con el otro brazo y pierna opuestos. Duración:
medio minuto en cada caso.

Por medio de este ejercicio se consigue trazar la línea


diagonal más larga a través del cuerpo, y se logra el hábito de
librar el cuerpo de posiciones tiesas y pesadas.

El Arte de Hablar en Público


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5) De pie, con el cuerpo erecto y las manos


en las caderas, eleve la pierna derecha y
deje que cuelgue como si no tuviera vida;
luego, deje que se balancee hacia adelante
y atrás, en todo su largo posible, unas diez
veces. Repita lo mismo con la pierna
izquierda.

Este ejercicio formará el hábito de mantener el cuerpo erecto


con aplomo y gracia. Persista en la práctica de este ejercicio
hasta que pueda mantenerse de pie, con una sola pierna, en
perfecto equilibrio.

6) Póngase de pie, con el cuerpo erecto,


delante de una silla, dándole la espalda.
Luego, libre su cuerpo de toda rigidez.
Déjese caer en la silla. Una vez sentado,
deje que su cabeza caiga por su propio
peso hacia delante y descanse sobre su
pecho. Luego, libre sus brazos de toda
tensión y haga lo mismo con sus dedos,
rodillas y todo su cuerpo.

A continuación, con lentitud y


perezosamente, levántese y gradualmente recobre la tensión
en todo su cuerpo, como si fuera a correr una carrera.

Este ejercicio facilita el aplomo y el control propio y es


excelente, tanto para el cuerpo como para la mente.

No abusar del auditorio El orador, fácilmente deja de


lado las emociones, sentimientos y anhelos de sus oyentes y
se entrega tanto a su discurso o a lo que anhela proponerles,
convencido de que deben secundarle y apoyarle, que olvida

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 293

tener en cuenta la idiosincrasia y modo de reaccionar


humanos por leyes psicológicas que operan
indefectiblemente. La extensión innecesaria de la exposición,
el tono dogmático o intransigente, las alusiones mordaces,
hirientes o inútiles, la exagerada insistencia sobre puntos
secundarios o triviales, el timbre de voz apagado o monótono,
la excesiva fogosidad y uso violento de ademanes, la actitud
soberbia o arrogante y el reproche desmedido por deficiencias
atribuidas a la concurrencia, constituyen abusos inaceptables
e injustificados en perjuicio de la influencia del orador.

Una revista de mucha circulación refiere un relato de


Mark Twain acerca de una experiencia suya en una reunión
en la cual se solicitaba dinero para la fundación de una
institución de caridad: “Cuando el conferenciante había
hablado unos diez minutos –dice hasta con la última moneda
que tenía en mi poder. Después de otros diez minutos, llegué
a la conclusión de que debía colaborar con sólo los billetes
que tuviese. Diez minutos más tarde resolví no entregar nada
y al final del discurso, cuando se hizo la colecta y pasó por
delante de mí la bandeja, me encontraba tan cansado por la
charla que retiré del platillo dos dólares para mi beneficio
personal”.

Aunque lo referido no sea cierto, resulta muy simbólico


de lo que opera en la voluntad de muchas personas por la
ineptitud de no pocos oradores que cansan y antagonizan con
su modo negativo de presentar sus ideas y proposiciones.

Es muy difícil cansar a una persona aun en el caso de


que se le quiera hacer un beneficio. Si éste no le es
presentado en la forma adecuada, según ella espera o
requiere, lo expuesto será rechazado. Sé de un vendedor que
vendía un sistema de contralor excelente y que tenía muy
amplia aceptación en el comercio y un día fue a ofrecérselo a
un hombre de negocios que en ese momento no tenía

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 294

disposición para escucharle, pero tanto insistió el corredor que


el comerciante se indignó y tomándole del cuello del saco lo
empujó fuera de su oficina, yendo a parar al suelo el indiscreto
promotor de eficiencia y sistematización en las oficinas.

Ya se ha recomendado no extender el discurso indebidamente


a fin de no cansar al auditorio u obligarlo a retener más de lo
que puede comprender y recordar. Tenga cuidado el orador
de no sobrepasar la línea del interés de sus oyentes porque
se hará antipático y se lo reprochará de abusador. Un chicuelo
asistía a un oficio divino en una iglesia y se había quedado
dormido; de momento despertó y le preguntó a su padre:

-Papá, ¿ha terminado el predicador?


-Sí, hijito –le murmuró al oído-, puso fin a su
exposición, pero sigue hablando todavía.

No sólo el discurso debe ser elogiado, también el


orador debe obtener el comentario favorable por su tacto,
comprensión, habilidad, simpatía hacia su auditorio, esmero
por interpretar los deseos del mismo y su forma de actuar
sagaz, generosa e inteligente.

PARA PRACTICARSE EN CLASE

El alumno hablará cinco minutos sobre un tema de los


incluidos a continuación o uno de su preferencia:

1. Diferencia entre el ahorro e inversión.


2. ¿Existe una vida más allá de la presente?
3. ¿Qué es lo que más interesa a las gentes?
4. Toda victoria tras una contienda es parcial.
5. Los tiempos modernos exigen mejores políticos.
6. La integridad es atributo de la personalidad vigorosa.
7. Sin honor no hay riqueza que dignifique.
8. ¿Cómo opera la superstición?

El Arte de Hablar en Público


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9. Daños que provienen de las preocupaciones.


10. El arte de vivir.

Recomendaciones

a) En su vida diaria sea cuidadoso en practicar las


cualidades necesarias para influir ventajosamente en
los demás.
b) Forme el hábito de mantener sus manos sueltas y con
el máximo de laxitud.
c) Observe qué hacen con sus manos las personas con
las cuales se relaciona, como también sus actitudes,
movimientos y ademanes para que se impresione y
evite imitarlas.

El Arte de Hablar en Público


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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 24

INTENSIFICACIÓN DE LA RESONANCIA

Los tres principios fundamentales de la producción de


un buen timbre de voz son: control de la respiración correcta,
relajación y resonancia. Ya hemos tratado de los dos primeros
principios, y ahora nos referiremos al tercero, que es la
resonancia. ¿Qué es lo que refuerza y hermosea el tono de su
radio o vitrola? El altoparlante.

Su cuerpo amplifica su voz a semejanza de la caja de


un violín o de un piano, que intensifica y embellece los tonos
producidos por el músico.

El tono inicial es producido por las cuerdas vocales,


pero aumenta y retumba contra la estructura dura de los
huesos del pecho, de los dientes, del paladar, de las
cavidades nasales y de otras partes del cráneo. Esta
repercusión da al timbre de la voz su cualidad más importante.
Imagínese la voz como si fuera un cohete que se eleva desde
el diafragma por la oscuridad de su garganta en condición
laxa, que se desvanece como una ducha de sonido contra las
ventanas de la nariz y otras partes huesosas de la cabeza.

El problema no es hablar con resonancia, pues, usted


ha hablado con ella toda su vida. Sin resonancia no podría ser
oído a una distancia de tres metros. El esfuerzo debe tener
por fin hablar con mayor resonancia.
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 297

EJERCICIOS

1. Con la lengua, garganta, mandíbula y labios relajados,


cante con zumbido la música de alguna canción
popular. Coloque la palma de la mano sobre su
cabeza, y note la vibración que se siente allí mientras
canta.

Al practicar estos ejercicios para intensificar la


resonancia, debe comenzarse haciendo una buena
respiración diafragmática, dejando que el pecho esté
en perfecto relajamiento. Ud. notará que mientras
absorbe el aire, siente una sensación en su cara, nariz
y cabeza. Al empezar a hacer el zumbido, note la
sensación especial que se produce en la cabeza. Esto
significa que están abiertas las cavidades para reforzar
y ampliar la resonancia. Cultive el hábito de aspirar
antes de hablar.

2. Cante otra vez con zumbido. Coloque luego su mano


en la parte posterior de su cabeza y también sentirá
allí la vibración.

3. Imagínese que el tono de la misma se produce en la


nariz. Sentirá en ella la misma sensación como al
aspirar. Sujete la parte huesosa, ubicada un poco
debajo de los ojos, con el dedo pulgar y el índice. Note
la vibración, mientras hace el sonido del zumbido.

4. Vuelva a cantar con zumbido y sienta la vibración en


los labios. Coloque su índice en éstos y la notará. Esta
debe ser tan intensa que le produzca cosquillas en esa
región.

El Arte de Hablar en Público


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5. Ahora, ante un zumbido tan bajo como sea posible, y


colocando su mano abierta sobre su pecho, dese
cuenta de la vibración.

6. Repita la canción una vez más con zumbido,


manteniendo la palma derecha sobre su pecho y
moviendo la palma de su mano izquierda sobre varias
partes de la cabeza y de la cara. Notará cómo todo su
cuerpo vibra causando resonancia. Hay artistas que
cuando cantan con zumbido lo hacen tan intensamente
que sienten vibraciones aún en la punta de los dedos
de las manos y de los pies.

El canto es en sí mismo un ejercicio espléndido para


mejorar la voz. Usando todos los principios de la producción
del timbre mencionados en estas lecciones, bueno será cantar
de vez en cuando, para beneficio de la voz propia.

No pocos oradores, a los pocos minutos de haber


empezado a hablar, se encuentran sin voz y tienen que hacer
un esfuerzo especial y penoso para seguir hablando. La
resonancia nasal, cuando está debidamente desarrollada, se
constituye en un excelente auxiliar para darle al sonido mayor
brillo, duración y poder, como también es muy eficaz cuando
se habla a cierta distancia.

Dice un autor: “Cuando decimos que «estamos


hablando por la nariz», no hacemos tal cosa; estamos en
realidad hablando con la nariz o los conductos nasales
obstruidos. Cuando nos hallamos resfriados decimos también
que nuestra entonación es nasal, pero el hecho verdadero es
que nuestro timbre está sufriendo por la falta de resonancia de
la nariz. Este órgano es uno de los principales resonadores
del mecanismo de la palabra, y cuando se halla obstruido por
adenoides, resfríos y otras causas, la voz se torna áspera y

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 299

descolorida. En consecuencia, esta particularidad en vez de


ser tildada de «voz nasal» deberá llamarse «voz bucal», sin la
resonancia nasal que naturalmente le corresponde”.

Lea repetidamente, por varios días, el verso que


aparece al final, para practicar la resonancia nasal. Procure
que el sonido proceda de cavidades de la nariz y del cráneo.
Ante todo, respire profundamente y luego sienta, mientras lee
y respira, la misma sensación de infiltración que cuando
aspira.

La lectura debe hacerse en alta voz y con miras a


conseguir tonos ricos y vibrantes.

EL CANTO DEL TORDO

Canta, alado trovador


De las comarcas chilenas,
Canciones de gozo llenas,
Himnos de gloria y amor.
Bajo el palio de verdor
De las selvas araucanas,
Entre rojas avellanas
Y copihues purpurinos,
Al viento de sus trinos
Las cascadas soberanas.

Abel González

El Arte de Hablar en Público


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COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 25

LA EXPOSICIÓN PERSUASIVA

EXPOSICIÓN ADECUADA Frecuentemente, un orador


prepara su discurso sin tener en cuenta la clase de auditorio
que lo escuchará. Lo que más le preocupa es dar la nota de
brillantez intelectual, para que sus oyentes lo admiren. No
tiene en cuenta que una gran distancia lo separa de su
auditorio en cuanto a preparación, conocimientos e interés
sobre el tema que va a exponer. El debe haberse preparado y
documentado debidamente, siéndole fácil comprender
exactamente sus ideas. En cambio, muy probablemente, su
tema será desconocido por la generalidad de quienes le
escucharán, lo cual requerirá que la exposición sea
presentada en forma clara y precisa.

¿Qué fin práctico tiene hablar en términos generales y


vagos, así como usar un lenguaje que no está al alcance de
los oyentes? ¿Para qué hablarles de cosas o tecnicismos que
para ellos no tienen significado claro? Si se quiere que
acepten lo que les dice, lo crean o adopten, es esencial
hablarles en un lenguaje simple y aclararles cuanto pueda
parecer confuso.

Ajuste su discurso adecuadamente a la clase de


auditorio que habrá de escucharle. Cuanto le diga, debe
comunicarlo clara y acabadamente, pues, sólo así su discurso
producirá los resultados que usted desea.

Dice Armando Guerra: “Hay que hablar usando


siempre un lenguaje sencillo, llano, al alcance de todas las
inteligencias; recordando el consejo del Quijote: ”Llaneza,
muchacho; no te encumbres, que toda afectación es mala”.
El Arte de Hablar en Público
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Un orador que hablara ante un auditorio compuesto de


personas de mediana instrucción, sobre la ley de la relatividad
o acerca de la bomba atómica, sería como disparar un cañón
de mil metros de alcance contra un objetivo ubicado a dos mil.

Solo simplificando las ideas, para que sean


entendidas, se conseguirá avivar el interés de un auditorio, y
que preste atención constante al mensaje que se le dirige.

Es muy común, y de gran actualidad, hablar de


economía, de comunismo, de cooperativismo y de toda clase
de filosofías en una forma tan elevada, hipotética, teórica e
imprecisa, que las gentes, aunque creen que entienden algo
de ello, en realidad, sólo obtienen una impresión vaga y
confusa de tales nociones. Numerosos son los oradores que
hablan sobre temas profundos y complejos, y debido a la
presentación indefinida que hacen de los mismos es de todo
punto de vista imposible que los oyentes comprendan lo
expuesto.

Claridad, claridad y más claridad, es lo que debe


brillar en todo discurso, por lo tanto, debe ser preparado
de acuerdo con la clase de oyentes que lo escucharán.

Dice un autor sobre la oratoria de Demóstenes:


“Demóstenes es el modelo más útil de meditar para los
hombres llamados a gobernar a sus semejantes con la
palabra. Su elocuencia es práctica, positiva, nacida de los
negocios y hecha para ellos; en este concepto se puede
aceptar la frase de Rousseau: “Arrastrado por la viril
elocuencia de Demóstenes, mi discípulo dirá: es orador; pero
al leer a Cicerón dirá: es un abogado”. En la tribuna
Demóstenes desdeña los artificios del arte y el deseo de
agradar al ingenio con los rasgos del ingenio. Un discurso a la
manera de Demóstenes, pronunciado en nuestros días en el
parlamento inglés o en el Congreso de los Estados Unidos,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 302

producirá más efecto que los mejores del cónsul romano.


Cicerón hablaba ante oyentes afectos a cuanto ostentaba una
pompa teatral. La majestad de Roma se imprimía en su
elocuencia, arreglada como la toga del patricio. El genio ático,
sencillo y preciso como el “pallium” no gustaba de esas
amplificaciones magistrales. Así Demóstenes se dedica, ante
todo, a ilustrar, a convencer; y al tratar de los asuntos
públicos, sin señal aparente de cuidados literarios, realiza la
elocuencia efectiva, única que agrada a las asambleas
políticas modernas. Logró los votos más difíciles de obtener,
sin haber hecho jamás una frase como lo hiciera Voltaire. En
él no hay nada para el brillo y el aparato, nada de palabras
sonoras ni de períodos efectistas. Habla el buen sentido sin
otra gala que su fuerza. Hace la verdad sensible a todo el
pueblo, le despierta, le anima, le demuestra el abismo abierto.
Todo se dice para la salvación común, ninguna palabra es
para el orador. Todo instruye y conmueve, nada reluce.

“Claridad, precisión luminosa; tal es uno de los


sectores de la fuerza. Demóstenes ignora los circunloquios, va
en derechura al hecho. “Breve y sin rodeos será mi exordio,
atenienses”. A mis ojos el orador sincero debe, desde las
primeras palabras, exponer netamente su parecer. Una vez
conocida su opinión, ¿Queréis seguir escuchándole? Explica,
desenvuelve sus planes y sus medios. ¿Rechazáis su
sentimiento? Desciende de la tribuna, sin fatigar, en vano,
vuestra paciencia y su voz. Se atiene a los hechos más
conocidos y al alcance de todos: sabe elegir. Nunca se
escucha: no tiene tiempo; no ha subido a la tribuna para
hablar, si se puede decir, sino para obrar”.

Dice Winston Churchill: “De acuerdo con los periódicos


es de suponer que soy un buen orador, en verdad que
algunas veces se dice que soy excelente. La verdad es que
no soy buen orador y solamente aprendí a hablar de alguna
manera con excepcional dificultad y mucha práctica. En nada

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 303

he perseverado tanto como en mi esfuerzo por transmitir mis


pensamientos con vigor, facilidad y persuasivamente a mis
semejantes. Mi dificultad no es que me falte ideas, más bien
es lo opuesto. Veo demasiado. De momento las mezclo de
una manera tonta. Si pudiese pensar exactamente la forma
que deseo darle a cada frase, podría ser un orador muy
eficaz”.

Ha dicho un autor: “Lo importante no es meterse con el


oyente, sino en el oyente; y esto sólo se consigue hablando
con claridad”.

Tacto La mente humana se resiste a renovar sus ideas,


pensamientos y creencias, y se rebela contra todo aquello que
sugiere necesidad de abandonar lo que se ha aceptado como
definitivo: Estaremos lejos de impresionar y convencer si
pretendemos imponer nuestras miras e ideas en forma
arbitraria. El asalto es siempre resentido ya sea material o
mental.

Como ejemplo orientador servirá el caso de un gran


arquitecto, negro, de los Estados Unidos, quien ha debido
usar de gran astucia, diplomacia, habilidad y estudio para
descollar profesionalmente en un país en donde los negros
tienen influencia social muy limitada y cuya esfera de acción
se reduce al círculo de los miembros de su propia raza.

Cuenta dicho arquitecto, señor Williams, que al


principio, después de haber abierto una oficina, llegaban a ella
personas deseosas de construir edificios. Al preguntar por el
arquitecto y presentárseles un negro, simulaban que
solamente habían llegado por curiosidad, para saber precios y
que todavía no estaban en condición de iniciar los trabajos y
que además sólo querían construir residencias de unos 8.000
dólares. El profesional sabía que todo ello era un subterfugio
para no darle trabajo, por pertenecer él a la raza de color.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 304

Como conocía la debilidad humana, les contestaba: “Yo no


me encargo de construcciones menos de 10.000 dólares, pero
sin embargo, no tendré inconveniente alguno de darles
algunas ideas”. Su actitud de importancia despertaba
admiración y desvirtuaba la oposición natural y no eran pocos
los interesados que, después de haber resuelto no confiarle
trabajo alguno, desistían y aceptaban sus ideas, planos y
servicios.

Tacto, elección inteligente de los medios para atraer, y


adopción de la táctica que conviene según cada caso y un
supremo cuidado en evitar reacciones adversas, son los
factores que ayudan a impresionar y convencer a un auditorio.

La sugestión La mayoría de nuestros actos, mucho de


lo que creemos, como no pocas de nuestras condiciones
anímicas, se deben al poder de la sugestión. Estamos
siempre sometidos a su influencia. Todo lo que nos rodea,
influye y motiva en nosotros determinadas actitudes y deseos.
Somos esencialmente materia plástica para ser moldeados
por la sugestión.

Ningún ser humano puede escaparse de los dictados


soberanos de este poder. Se introduce en su subconciencia
furtivamente, y se apodera de todo el ser, sin pedir permiso ni
dar previo aviso.

“Muy bien sabe quien escudriña los secretos de la


mente humana que el hombre es un títere, cuyas piruetas, en
el majestuoso escenario de la vida, son decretadas y
determinadas por las inevitables vibraciones de la
subconciencia”.

“Yo clasifico estas vibraciones de inevitables, pero


quien las apellide de incontrolables o incambiables no sabe de
qué habla”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 305

“Esta vasta subconciencia que tiene el poder de hacer


de una persona un labriego o un poeta, un indeciso o un titán,
es más plástica que cualquier barro que jamás haya moldeado
la mano de un Cellini o de un Rodín.”

En la corte de Napoleón III el agua fue usada como


potente medicina. El médico de la corte llenó botellas de agua
y fijó en ellas la fórmula, en latín, que decía: Aquae fontis 68,
eadem repetita 17, agua destillata 5, nihil aliud 9,4, iteram
ejusdem 0,6. Traducido al castellano, significa: Agua de la
fuente, 68; misma repetida, 17; agua destilada, 5; nada más,
9,4; lo mismo de la misma, 0,6. Lo curioso de este remedio es
que tuvo gran éxito para curar muchos males, especialmente
de las mujeres. Todo ello evidencia el poder de la sugestión.

Un conferenciante habló sobre este importante tema, y antes


de iniciar su exposición sacó de su bolsillo un pequeño frasco
y empezó a rociar la tarima con el líquido. Después de haberlo
desparramado por toda ella, anunció al público que había
vaciado una botellita de perfume, y a continuación pidió a los
concurrentes que en cuanto la fragancia llegase a donde ellos
se encontraban, que hiciesen una indicación con la mano,
para que así él pudiera notar la rapidez con que se extendía el
aroma. Pronto empezaron a levantarse las manos, y, al poco
rato, los que estaban al fondo del local también hicieron el
mismo ademán. Entonces desdijo el orador que como iba
hablar de la sugestión, había querido hacer una demostración
convincente, y les anunció que no era perfume lo que había
esparcido sobre la tarima, sino agua común, como lo podría
comprobar cualquier persona que quisiese examinar el
frasquito.

Otra ilustración del poder de la sugestión: “La


Epidemia encontró un camino hacia El Cairo, a un sabio,
quien tristemente le preguntó a dónde se dirigía.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 306

-Voy a matar a cien mil seres humanos- le contestó.

-Has matado un millón de personas en El Cairo –le dijo


el sabio, cuando encontró a la Epidemia a su regreso.

-No me calumnies –repuso la Epidemia-. Hice


exactamente lo que prometí: maté a cien mil; la sugestión
ultimó a los otros”.

Aceptamos lo que se nos dice, si no estamos


dominados ya por ideas o pensamientos que pugnan con lo
que oímos. Si la sugestión que se nos hace choca con algo
que preferentemente ha arraigado en nosotros la rechazamos
y no le concedemos importancia alguna. Es muy rara esa
fuerza de voluntad individual de someterse
incondicionalmente a la evidencia de una verdad. El ser
humano no se preocupa por ésta: más bien persiste en
perpetuar lo que se le ha enseñado a creer y aceptar como
verdadero.

Cuenta el doctor Guillermo S. Sadler que recibió la


visita de un enfermo que creía que estaba paralítico.
Evidentemente ese paciente nunca había visto un termómetro
y después de una breve conversación con él le puso un
termómetro en la boca y por unos momentos se ausentó del
consultorio.

Ese visitante supuso que ése era un tratamiento para


su curación y al regresar el médico le dijo que se sentía mejor
y como éste comprobó por el examen que le hizo que la
parálisis era sólo una idea de su imaginación, le permitió que
se ausentara con la impresión de que el termómetro le había
beneficiado. El médico le hizo concurrir todos los días durante
dos semanas a su consultorio para retener el termómetro en
la boca durante una hora, tratamiento que logró despejar de la

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 307

mente de ese paciente la idea de que estaba paralítico. La


sugestión realizó la cura.

El orador cuenta con un gran recurso para impresionar


y convencer, si se vale de la sugestión; pero debe cuidarse
mucho de no suscitar resistencia alguna. Evítese dar la
impresión de que se pretende desalojar creencias o
impresiones ya arraigadas. Dice Frank Crane: “El secreto del
éxito en la vida consiste en saber cómo cambiar la mente de
las personas. Es este poder el que hace prosperar al
abogado, lo mismo que al almacenero, al político y al
predicador”.

Si le decimos a una persona que lea el aviso: “Geniol


quita el dolor de cabeza”, lo creerá sin exigir prueba alguna
adicional, si no surge en su cerebro otra idea contradictoria.
Sugestión es conseguir que la mente acepte una idea sin
dejarse dominar por otra que la contradiga.

Lo común como base de coincidencia El problema de


cómo influir en los oyentes, para que acepten nuestras
recomendaciones consiste en arraigar en su mente lo que le
decimos, aquietando las ideas opuestas y antagónicas al
pensamiento expuesto. Hacerse perito en esta técnica es
adquirir un gran poder, tanto en el campo de la oratoria como
en el de los negocios.

Ante todo, téngase presente que para adormecer las


ideas opuestas es preciso presentar el pensamiento principal
con sentimiento y entusiasmo contagiosos. El entusiasmo del
orador desarma el impulso de la crítica y contrarresta las
ideas opuestas y negativas de los oyentes. Si al hablar a un
auditorio usted tiene por fin impresionarlo, recuerde que será
más práctico despertar emociones que avivar pensamientos.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 308

Los sentimientos son más poderosos que las ideas


frías. Para incitarlos, es preciso expresarse con intensa
sinceridad. La frase brillante, la voz excelente y la gracia de
los gestos no pueden sustituir la fuerza de la sinceridad. Para
impresionar a un público hay que sentirse impresionado antes.
No se puede disimular el estado de ánimo, y cuando es
intenso, se comunica inevitablemente.

Un técnico de ventas que deseaba estimular a un


grupo de vendedores a que aumentasen sus ventas, les habló
de esta manera: “Amigos, ustedes representan un capital;
cada uno tiene una capacidad rendidora extraordinaria y de
que aprecien en todas sus posibilidades el poder que cada
uno tiene dependerá el rendimiento que obtendrá. Si yo
tuviese un campo y pudiendo dar el mismo un beneficio de
$10.000 me diera solamente $3.000 demostraría no ser muy
inteligente o quizás ignorante o negligente.

“He dicho que cada uno representa un capital


constituido por las cualidades individuales de la voluntad, de
la tenacidad, del esfuerzo, de la persistencia, del estudio, de
la laboriosidad, de la simpatía, de la comprensión, de la
organización y del optimismo. Todas ellas empleadas con
dinamismo constituyen un poder rendidor de posibilidades
extraordinarias.

“Teniendo un capital tan valioso, base de otros


capitales materiales, ¿nos contentaremos con obtener
resultados mediocres de nuestra labor? Si puedo obtener por
mis ahorros un interés del 6 por ciento, ¿me conformaré con
un 3 por ciento? De cada uno de ustedes depende conseguir
el máximo de rendimiento. Inviertan ese capital que cada uno
posee, póngalo a trabajar y experimenten el gusto y alegría de
obtener magníficas compensaciones”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 309

El les habló de lo que era conocido y en forma que no


podía ser rechazado. Eligió una base común: todos
anhelamos obtener grandes beneficios. La comparación que
hizo fue fácilmente entendida, y, por lo tanto, estimulante para
ser aceptada.

Carlos Kettering, uno de los principales dirigentes de la


General Motors e inventor de muchos mecanizados de suma
eficacia, escribió un artículo en una revista, dirigido a la
juventud, recomendándole que abandonara la rutina y se diera
a crear y originar en beneficio de un mayor progreso, y para
destacar el hecho de que los más siguen caminos trillados,
relató que en cierta ocasión le dijo a un compañero, alto oficial
de la compañía referida, que él podía hacer un viaje de Detroit
a Dayton en cuatro horas y media, a lo cual repuso el
interlocutor que eso era imposible porque también él hacía
ese viaje con frecuencia y sabía que ese tiempo era
insuficiente para cubrir la distancia. El señor Kettering le invitó
entonces a hacer el viaje juntos, lo cual hicieron y,
efectivamente, el opositor comprobó que el tiempo había sido
bien calculado, pero le dijo al inventor: “Pero usted no siguió la
ruta señalada en los mapas”, objeción que fue contestada así:
“¿Y por qué debía seguir la ruta que todos siguen si había
tanta tierra por ambos lados para descubrir otros caminos más
directos?”.

Ese señor desarrolló todo su tema sobre esa


experiencia y en toda su exposición insistió en la necesidad y
ventajas de explorar y descubrir otras rutas y soluciones. Ese
relato, común y simple, constituyó la base de coincidencia
para interesar a los lectores.

Maravillosa es la eficacia de las palabras cuando están


bien aplicadas y más si tienen por objeto producir emociones
alentadoras. Cuando el Consejo de Seguridad de los Caminos
de Australia adoptó el lema de “¡La muerte es tan

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 310

permanente!”, muchas organizaciones religiosas protestaron


porque consideraron esa frase contraria a sus ideas del futuro
y para desvanecer esa oposición, ese lema fue sustituido por
este otro: “¡La vida es tan preciosa!”.

Dice Channing Pollock: “Son pocos los que no


lamentan haber dicho alguna palabra dura e hiriente, pero
jamás he encontrado a alguien que se haya arrepentido de
haber dicho algo elogioso o animador. Un amigo chino me
contestó cuando le expresé mi admiración por él: “Las flores
dejan parte de su fragancia en las manos de quien las regala”.

Comparaciones y analogías La claridad en el


discurso tiene una vasta importancia, y no es tan fácil
vencer la dificultad que presenta. El problema no se resuelve
con poseer una gran cultura, sino con la destreza en
establecer y simplificar lo que se dice, de tal manera que,
cuando se presente un tema difícil, por sus profundidades
más simples y sencillas.

Un orador que hablaba de la importancia del sistema


cerebro-espinal, hizo esta comparación: “Este sistema se
puede comparar a una instalación telegráfica. El cerebro actúa
de oficina central, y la médula espinal y los nervios
representan los cables y alambres en conexión íntima con el
cerebro o estación central del sistema”. Otro que hablaba
sobre el sistema pulmonar, dijo: “Se ha calculado que si las
células de aire de los pulmones se extendieran
continuamente, cubrirían una superficie de 1.328 metros
cuadrados, equivalente más o menos a la que ocupa una
platea de teatro”.

Por analogía debe entenderse el parangón que


establecemos entre lo abstracto y lo objetivo o entre dos
cosas símiles entre sí pero que permiten una relación de
equivalencia. Si trato de realzar la importancia del estudio y

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 311

entro en consideraciones generales insistiendo en que se


estudie más, no despertaré tanto interés como si digo: “El
intelecto necesita nutrirse con estudios eficaces como el
cuerpo requiere ingerir alimentos para que subsista y se
defienda. Una mente desprovista de conocimientos útiles,
carente de ideas prácticas, es como un cuerpo endeble, que
no resiste y que se expone a toda clase de riesgos, y lo que
es más deplorable no está en condición de responder a las
exigencias de la vida”.

Las comparaciones y las analogías contribuyen a


simplificar el significado de lo que anhelamos transmitir. Si
hablo de las diferencias que existen entre los hombres y me
extiendo en consideración extensa citándolas en forma
abstracta y quiero destacar el valor de uno sobre otros, daré a
entender mejor el tema si establezco una comparación con los
diferentes metales y me expreso así: “Hay hombres que valen
mucho cuyas cualidades son de gran relieve y en quienes
podemos confiar sin titubeo alguno, y pueden ser comparados
al platino; representan un gran valor humano y social. Hay
otros también que constituyen un valor importante, su
influencia es sumamente eficaz y de la misma se obtienen
derivaciones valiosas; ellos son como el oro de muchos
quilates; hay otros además que actúan con gran beneficio y
cuya actuación es meritoria y pueden ser comparados con la
plata, metal de valor y que es necesario para muchos objetos
importantes; otros cuya labor significa una gran contribución al
desarrollo de toda clase de negocios; son como el hierro que
tan importante papel desempeña en la vida moderna; otros
que constituyen la gran masa y cuyas actividades e influencia
es menos cotizada pero que también tienen su importancia y
pueden ser comparados con el plomo, y así podríamos seguir
citando diversas comparaciones para establecer una relación
ilustrativa que nos dé una idea de la necesidad de refinarse y
desenvolverse de modo de representar los valores más
elevados de la vida social, como aspiración máxima de

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 312

superación. Mientras los metales no pueden modificarse, el


hombre puede por su inteligencia y voluntad convertirse de un
simple ciudadano anónimo en una fuerza social, positiva,
económica, religiosa o literaria de un potencial asombroso”.

La siguiente es una comparación del doctor Luis de


León: “Vemos que todos los días los animales y la tierra, el
aire y los elementos, a la salida del sol, se alegran y, como
para recibirle, se hermosean y mejoran y ponen en público
cada uno de sus bienes; y los hombres por un vicioso dormir,
han de perder esta fiesta que hace al dador de la luz toda la
naturaleza”.

Si usted tiene que mencionar la altura de algún edificio


o estructura compárelo con algo que sus oyentes conocen, y
así la imaginación de éstos recibirá una ayuda eficaz.

Evite tecnicismos y descripciones singulares que no


sean muy comprensibles a su auditorio. Entre en detalles,
para que nada quede sin ser comprendido.

Se dice que cuando el famoso actor de cine John


Barrymore terminaba de actuar en una película, antes de que
ésta fuese exhibida en los cines, llevaba a su cocinera para
que la viera, y según las impresiones que causaban en la
sirvienta, preveía la recepción que se obtendría del público.
Cuando usted prepare su discurso, tenga en cuenta, no a los
más instruidos, sino a los menos preparados, y recuerde que
cuanto más simple y fácil sea su exposición, mejores serán
los resultados que conseguirá.

Use su imaginación que es fuerza creadora. Un actor


ha dicho: “Imaginación es el espíritu del futuro dando cuerpo a
las cosas presentes”. Eduque su mente a pintar y a reproducir
escenas. Usted puede representar en el escenario de su
imaginación los cuadros más portentosos, vívidos e

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 313

interesantes. Imágenes impresionando y dominando a un


vasto auditorio, en un teatro grande de la localidad.

“No basta que las ideas sean claras e importantes si la


expresión que debe manifestarlas no es despejada y enérgica;
y como las palabras son imágenes de nuestros conceptos,
éstos serán obscuros si lo son aquellas.”

Haga uso de metáforas y semejanzas. “Con las


metáforas se labra, viste y alumbra la oración, como si se
sembrase y salpicase de estrellas”. Cuánta más energía tiene
esta expresión metafórica: estaba sepultado en un profundo
sueño, que esta otra común: estaba muy dormido. Note qué
fuerza tiene este pensamiento del gran orador Bryan al hablar
a favor de la monetización de la plata en Norteamérica, hace
años: “Vosotros no enterraréis en la frente de los obreros esta
corona de espinas; no crucificaréis a la humanidad en esa
cruz de oro”.

El mismo lenguaje está formado por metáforas. La


palabra manufactura, ¿no es una voz pictórica, por significar
algo hecho con la mano?, ¿y el vocablo educación, no es
también descriptivo por significar guía y desarrollo?

Algunas veces la introducción de alguna frase de buen


humor o un relato humorístico para hacer una comparación,
es de gran valor y eficacia.

El humor, discreta y sabiamente usado, dispone a un


auditorio a ser más receptivo. Es un lubricante que suaviza y
predispone favorablemente. Evítese abusar del humor, y
recuérdese que es necesaria mucha habilidad para que
amenice y agrade, pues, de lo contrario, los resultados serán
contraproducentes.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 314

Si se tiene que citar cantidades subidas no se


conforme con referirse a ellas, haga alguna comparación por
la cual será mejor apreciada y entendida. Supongamos que
usted menciona, la cantidad de un billón. Difícilmente tendrá
su auditorio una idea concreta de lo que representa esa
cantidad, pero si a continuación dice: “la enormidad de esa
cantidad puede ser mejor interpretada si decimos que en
31.000 años no ha transcurrido un billón de segundos”, la
apreciará con más amplitud.

La repetición y la afirmación A fuerza de oír la


repetición de una cosa, la aceptamos y creemos, y muchas
veces nos impresiona inevitablemente. Afírmesele
repetidamente a una persona, pero de modo distinto cada vez,
que su aspecto indica mala salud y pronto empezará a creer
que algo le aqueja.

La repetición insistente de una misma idea tiene virtud


para alejar pensamientos contrarios a la misma. Una vez que
repetimos lo mismo con insistencia, no es difícil que sea
aceptado como verdad. ¿Por qué compra el público
determinados específicos medicinales, sino por la constante
propaganda por la radio, televisión, diarios, etc., que propalan
su eficacia para curar determinadas enfermedades?

“Todo lo que sea importante para la mejor inteligencia


de una obra, escribía Jacinto Benavente ha de decirse, en el
transcurso de la acción, por lo menos tres veces. La primera,
se enterará a mitad del público; la segunda, la otra mitad sólo
a la tercera puede tenerse la seguridad de que se han
enterado todos menos los sordos y algunos críticos”.

Cuando haga afirmaciones para impresionar a su


auditorio, conviene que las ilustre con ejemplos y casos
específicos. A los oyentes les agrada oír acerca de ejemplos

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 315

interesantes que comprueben verdades, fundamentos o


afirmaciones generales.

Evidencias, evidencias pide todo auditorio, antes de


prestarse a ser impresionado y convencido. ¿Qué le parece lo
siguiente? “Un editor londinense dice que de 23.000.000 de
lectores en la Gran Bretaña, no más de 1.000.000 de ellos
habrá gastado veinte pesos en libros, cuando lleguen a la
edad de cincuenta años. El hombre de la calle no compra
libros y por esto es pobre y no prospera. Cuando se considera
que la lectura significa educación, causa extrañeza que se
vendan tan pocos.

“Muy pocas familias tienen más de unos veinticinco


libros. Muy pocas personas tienen inclinación por leer obras
de interés. No se dan cuenta de que la sabiduría del mundo
se encuentra en los libros.”

Supongamos que usted habla sobre la oportunidad


que toda persona tiene para labrarse un porvenir y se
extiende en consideraciones abstractas de carácter general.
¿Influirá mucho en su auditorio? ¿Le impresionará de tal
manera que lo recuerde por mucho tiempo? ¿No le parece a
usted que si citara casos concretos convencería con mayor
eficacia y poder?

Cuanto mejor sería expresar el mismo pensamiento en


esta forma: “Toda persona tiene oportunidad de labrarse un
buen porvenir si está dispuesta a luchar por él con denuedo,
inteligencia y persistencia. Nadie que ha triunfado en la vida,
ha recibido el obsequio de condiciones especiales o favoritas.
Los grandes hombres tuvieron grandes inconvenientes, pero
alcanzaron el triunfo, a pesar de sus humildes comienzos.
Richard Arlwright fue el fundador de la manufactura de
algodón en Inglaterra y fue barbero hasta la edad de treinta
años; Shakespeare fue hijo de un carnicero y se empleó de

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 316

guardador de caballos en la puerta de los teatros por un


estipendio miserable; Isaac Newton era hijo de un pobre
labriego; Nelson, el héroe de Trafalgar, era hijo de un clérigo
pobre; Milton era hijo de un escribiente; Washington era hijo
de un labriego; Franklin fue impresor; Lincoln fue leñador;
Carnegie, de un pobre inmigrante llegó a ser el rey del acero
en los Estados Unidos de Norteamérica; Sarmiento, de origen
muy humilde, llegó a ser presidente de la Argentina, dejando
para la posteridad un nombre envidiable”. Todas estas citas
refuerzan la verdad de lo que se dice y contribuyen a
convencer, impresionando debidamente.

Pruebas concretas Usted notó en la sección anterior


cómo se usó este principio al probar que aun los más
humildes pueden alcanzar el triunfo. Fíjese cómo se emplea
este principio en el siguiente párrafo:

“A pesar de la insistencia de algunos sobre el


paralelismo entre la decadencia física e intelectual, hay que
reconocer que son muchos los que han producido sus
mejores obras y han mostrado su verdadero valor luego de
haber pasado su juventud. Es en la edad madura cuando la
mente posee mayor poder para comprender y entender mejor.
Es en la edad madura cuando el juicio es más sereno y
experimentado. Veamos algunos ejemplos que prueban lo que
decimos.

“Leonardo Da Vinci empezó, cumplidos ya los cuarenta


y cinco años, la famosísima Cena del Refectorio de los
Dominicos en Milán; Ampéres, publicó a los cincuenta y un
años, la teoría de los fenómenos electrodinámicos; Copérnico
no concluyó su obra “De las Revoluciones del Orbe Celeste”
hasta tener cincuenta y siete años; Faraday hizo sus grandes
trabajos sobre el electro-magnetismo, de los cuarenta a los
sesenta años; Darwin era ya quincuagenario cuando publicó
el Origen de las Especies; Kant no apareció como inteligencia

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 317

de primer orden hasta después de los cincuenta años; Volta


descubrió la maravillosa pila de su nombre, de los cincuenta a
los cincuenta y seis años; Humbolt emprendió su gran viaje de
4.500 leguas, cuando iba a cumplir sus sesenta años;
Cervantes había cumplido ya cincuenta y ocho cuando publicó
la primera parte de su Quijote; Víctor Hugo escribió “Los
Miserables” a los cincuenta y siete años; Calderón compuso la
mayor parte de sus 500 obras dramáticas desde los cincuenta
y un años; Dante escribió mucho de su Divina Comedia cerca
de los cincuenta años”.

En el siguiente extracto del discurso que pronunció el


senador Dr. Bravo en el acto del sepelio del senador Dr.
Bordabehere, cobardemente asesinado en el recinto del
senado de Buenos Aires hace muchos años, se encuentra un
ejemplo evidente de acumulación de pruebas, que sin duda
alguna hubieron de impresionar a los oyentes. “El instigador o
los instigadores necesitan un instrumento ejecutor. Lo
buscaron. Era preciso encontrar un hombre probado, de
confianza, para asesinar a Bordabehere o cualquier otro que
le fuera indicado.

“Se encontró al asesino, y se pactó con él un contrato


de locación de servicios.
“Se le dieron instrucciones.
“Se le hizo conocer al que sería la víctima.
“Se le abrió el camino que va desde el hampa al
recinto del Senado argentino.
“Se le colocó en pleno recinto del Senado, cerca de la
víctima predestinada.
“Y se esperó el momento. Se esperó con frialdad. Se
esperó con angustia. Un día, cinco, diez, veinte días.
“El criminal estuvo en acecho, esperando órdenes,
aguardando acaso la señal convenida.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 318

“Todo este proceso ha debido desarrollarse en la


preparación y ejecución del crimen, en el pacto siniestro entre
el criminal y sus contratantes.”

Testigos de prestigio Si usted cita alguna autoridad en


apoyo de algo que sus oyentes deberían aceptar fácilmente,
tendrá una gran ventaja sobre el que no la cita. El alumno de
este curso que, al hablar sobre la reflexión, aludió a Coleridge,
impresionó al repetir las palabras de éste: “Hay un arte que
cada persona debería dominar y es el de la reflexión. Si usted
no es una persona pensadora, ¿para qué fin es persona?”.

Cuando cita referencias o autoridades, especifique con


claridad cuanto sea necesario. Si tiene que dar estadísticas,
cuide mucho de que sean completas y cerciórese en cuanto a
su origen.

Elimine de su discurso y conversación estas frases:


“Muchas autoridades declaran. Todo el mundo lo dice. Es
opinión general. Se cree. Se dice, etc.” Lo vago, indeciso,
impersonal y generalizado tiene muy poco poder para
convencer e impresionar.

Elija, para sus citas, autoridades reconocidas;


asegúrese de que son conocidas ampliamente y que gozan de
prestigio sólido. Cuide de que los testimonios, o referencias
provengan de personas de prestigio, que abonen y certifiquen
lo que usted sostiene y expone. Prevéngase contra la
parcialidad o prejuicios de autoridades, cuyo testimonio más
bien perjudicará que beneficiará.

Hubo un estudiante que empezó su discurso sobre la


“especialización de las actividades comerciales” citando a
Carnegie. Así se expresó él:

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 319

“Ha dicho Carnegie, el rey del acero: “Yo creo que el


éxito más deseable, en cualquier actividad, depende de
hacerse experto y maestro en una especialidad. Yo no tengo
fe en la tendencia o política de distribuir o desparramar las
energías propias. Mi experiencia me ha enseñado que
raramente un hombre alcanza notoriedad ventajosa,
especialmente en el ramo de la manufactura, cuando se
interesa en muchas empresas. Los que han alcanzado éxito,
son los hombres que han escogido un ramo determinado y no
se han separado de él”.

PARA PRACTICAR EN CLASE

El alumno puede hablar, durante cinco minutos, sobre


un tema elegido por él mismo, o el que más le agrade de los
siguientes:

1. Causas que motivan las guerras.


2. ¿Cómo reprimir la delincuencia?
3. ¿Qué es la prosperidad?
4. La educación como factor civilizador.
5. La sociedad de los indolentes es abominable.
6. ¿Qué es lo que empeora la lucha por la existencia?
7. ¿Qué bien práctico producen las ideas?
8. ¿Enseña la vida?
9. Automatismo y dinamismo
10. ¿Qué es la experiencia?

Al hablar sobre su tema, tendrá que usar comparaciones.


Sea preciso y claro en la exposición de sus ideas. Ilustre,
establezca analogías y semejanzas. Desarrolle
acabadamente cada punto de su discurso. Elimine la
vaguedad y la difusión. Toque solamente unos pocos
puntos pero que cada uno sea expuesto plenamente.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 320

Recomendaciones

a) Piense siempre en el problema de escuchar que tiene


su auditorio.
b) Hable con entusiasmo.
c) Sienta el gusto de actuar como orientador, maestro o
alentador de los demás.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 321

VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 26

PRÁCTICA DE RESONANCIA

La voz es un factor importante en el discurso, y


requiere no solamente un estudio y disciplina cuidadosa y
continuada, sino que también su conversación y vigorización.
La buena voz se produce tras una fiel preparación y constante
formación, de acuerdo con las reglas indicadas como
esenciales para la fonación correcta y resonante.

La mayoría de las personas que tienen voz agradable


no se dan cuenta de ello. Lo más lamentable es que ignoran
que pueden mejorarla sin necesidad de sujetarse a pesados
programas de enseñanza musical. El sentido común y una
buena dosis de persistencia lograrán robustecer, adornar y
mejorar el timbre de voz notablemente.

Practíquese los siguientes ejercicios, hasta que se


consiga hablar con una voz rica, fuerte, agradable y
resonante.

a. Efectúe el zumbido de la M con la boca


cerrada, procurando que el sonido se produzca
en la parte superior de la cabeza.

b. Mientras produce el zumbido, abra y cierre


gradualmente la boca, sin cambiar el tono del
zumbido. Al principio, se hace un poco difícil
conseguirlo, pues al abrirse la boca, se
interrumpe el zumbido, cambiándolo por la nota

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 322

de canto. Persista y no se considere experto


hasta que pueda abrir la boca sin variar el tono
del zumbido.

c. Procurando que el tono se apoye en el cielo de


su paladar, con zumbido intenso, y abriendo la
boca lo más posible, practique la pronunciación
de las siguientes sílabas, diez veces cada una,
con la mayor duración y prolongación del
sonido de la m y de la ge.

SAMMM MAMMM CAMMM TAMMM RAMMM


LAMMM

d. Con rapidez, en alta voz, y procurando que la


terminación del sonido de la NG repercuta en
su cabeza con semejanza al sonido del
zumbido, diga diez veces:

PINNNG PINNNG PINNNG PINNNG

e. Despacio, en alta voz, prolongando el sonido


de la NG, y con una respiración profunda, antes
de cada pronunciación, repita seis veces:

PUNNNG PUNNNG PUNNNG PUNNNG


PUNNNG

Un destacado profesor de violín asegura haber


descubierto el secreto del arte exquisito de Paganini, que,
según opinión, estaba basado en una escala cromática. Sin
duda alguna que la constante práctica de esa escala
contribuyó, en gran parte, a que el famoso maestro adquiriera
la maestría única que alcanzó con el violín.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 323

Sea usted también constante en la práctica de estos


ejercicios, hasta que pueda producir natural y
automáticamente un tono de voz rico, sonoro, potente y
resonante.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 324

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 27

INSPIRACIÓN Y ORIENTACIÓN DEL ORADOR

ORIGEN DE LA INSPIRACIÓN La inspiración relacionada


con las grandes ideas, proyectos o realizaciones, parte de
los afectos y de las predilecciones del espíritu. Es fruto de una
dedicación íntima y vehemente a alguna finalidad noble,
generosa o sublime; y de una iluminación, cuyos rayos
provienen de una gran perspicacia y percepción de lo grande.

Esa iluminación especial tiene su foco en la influencia


de sentimientos brotados de alguna pasión o encariñamiento
intenso. El artista, el inventor, el autor de alguna obra
importante, el fundador de alguna empresa de valor
trascendental, todos ellos han sentido un gran calor y afecto
por sus obras y creaciones.

La inspiración proviene de un esfuerzo de creación,


característica de quienes concentran el interés y dedicación
de sus facultades y potencias a determinadas actividades con
fines elevados. La concentración aproxima la mente al foco
verdadero que irradia la luz que sólo el espíritu percibe. El
brillante, que nos encanta con sus múltiples luces, no se
encuentra a ras de tierra. Hay que ahondar profundamente en
ella para encontrarlo. Análogamente, la inspiración necesita
profundidad para encontrar la idea o concepción luminosa.

No espere que las ideas brillantes acudan y le asedien


en el momento que las desee. Es usted quien debe
seleccionar, buscar y reunir las interpretaciones,
pensamientos y conceptos que le revelarán nuevas fases y
perspectivas de la verdad y de la vida. Dice Kay: “Cuanto más
cultivemos un poder o facultad, más fácil es hacerlo actuar, y
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con el tiempo ese poder o facultad se ejecuta sin el menor


esfuerzo, cada vez que sea necesario”.

Leonardo Da Vinci ha dicho: “Estudiar, investigar,


hacer, tener en el puño las leyes de la naturaleza y
dominarlas, haciendo más fácil la vida común iluminando la
existencia con la divina sonrisa del arte; he ahí nuestra noble
misión; sólo gracias a la cual podremos considerar bien
empleada la vida y bien coronada, después, por el último
sueño”.

Un joven preguntó, una vez, a Mozart, cómo se


componía una sinfonía, a lo cual contestó el gran músico:
“Usted es todavía muy joven. ¿Por qué no empieza con
baladas?”. El aspirante contestó: “Pero usted compuso
sinfonías cuando tenía diez años”, y el gran compositor
repuso: “Sí, pero yo no pregunté cómo”. Imitar, pretender
igualar a otros, aspirar a ciertas superaciones porque otros las
conquistaron y depender de un método y procedimiento
especial para escalar la cima de alguna perfección, es
exponerse a un desencanto o desilusión aplastante. Sólo por
el trabajo intenso, la sensibilización espiritual, el anhelo de
rendir algún beneficio demérito para otros, el estudio y la
persistente dedicación al mejoramiento propio, puede avanzar
en el camino de las grandes interpretaciones y realizaciones.

Anhele el poder de la elocuencia para hacerse más útil


a otros, codíciela para que su vida sea más fecunda en todos
los sentidos, capte el significado social de la misma y esté
dispuesto a enriquecerse con conocimientos y experiencias
que le doten de la capacidad e inspiración que le constituirán
en avanzado y maestro eficiente en la disertación y en la
exposición ante otros.

El Arte de Hablar en Público


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Como desarrollar el poder de la elocuencia Ha


sido la elocuencia la que ha construido y destruido; ha
consagrado y denigrado; ha acusado y defendido; ha
enaltecido grandes programas y doctrinas y ha patrocinado
postulados ruines; en fin, ha sido el poder magno que, como
espada de dos filos, ha podido cortar en cualquier dirección, y
según los propósitos y fines de quienes se han valido de ella,
los intereses humanos se han beneficiado o se han
perjudicado.

Dice un historiador: “Demóstenes se afligía, al verse,


en los principios de su carrera oratoria, arrojado de la tribuna,
entre silbidos, porque no sabía producir fuertes emociones
favorables a él, mientras que los hombres casi por completo
ignorantes de la ciencia de gobernar eran escuchados con
aplausos y algunas veces arrastraban a las muchedumbres a
realizar actos de verdadera demencia”.

Los hombres elocuentes han descollado siempre y han


sido dirigentes eminentes de la sociedad humana. No han
sido los más sabios los que han gozado de esa prerrogativa,
sino los más elocuentes. Dice Roda: “Pericles, simple
ciudadano, fue árbitro de Atenas por espacio de treinta años
sin otros recursos que el ascendiente de su genio y de su
palabra, y no pocas veces su elocuencia triunfó sobre la alta
razón de su antagonista Tucídides”.

No debe culparse a la elocuencia si se ha abusado de


ella en perjuicio de los pueblos. Dice un autor: “Si la libertad
ha muerto en unos pueblos y se ha visto en otros
comprometida, ha sido a pesar de la elocuencia y de ningún
modo por culpa de la misma”. La elocuencia será siempre un
factor poderoso y eficaz en el triunfo de las grandes causas.

Cuando la mente está libre de interferencias que


desaniman e intensifican la conciencia de impotencia y de

El Arte de Hablar en Público


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temor, son más evidentes las fuerzas que nos impulsan a ver
más allá y descubrir nuevos horizontes con manifestaciones
inspiradoras. Dentro de nosotros mismos se encuentra con
harta frecuencia el camino expedido hacia soluciones y la
barrera que nos detiene parece convencernos de que todo
esfuerzo es vano.

¡Cuántos y cuántos han realizado obras magníficas en


medio de limitaciones enormes! Actualmente forma parte del
gobierno de la India un intocable, miembro de la casta de los
intocables a los que se les trataba hasta recientemente con
menos consideración que a las vacas y a las serpientes. Ese
gobernante es Bhimrao Ramji Ambedkar. Gracias a que su
padre prestaba servicio en el ejército inglés pudo el hijo
concurrir a la escuela, aunque en ella no podía mezclarse con
sus compañeros y el mismo maestro no se atrevía a tomar el
cuaderno de ese alumno por temor a contaminarse. Una vez
que tuvo que ir a la pizarra, sus compañeros protestaron
porque junto a ella se encontraban los paquetes con sus
meriendas y temieron que el alimento se contaminara y fue
preciso retirarlos antes de que el estudiante hiciese el ejercicio
de aritmética. Dura fue la carrera de ese joven anheloso de
ayudar a su pueblo, pero nunca desmayó de su ideal de
entregarse a libertar a su casta y conquistar para sus
integrantes las prerrogativas comunes a todos los ciudadanos.
Fue él quien introdujo el artículo II en la constitución adoptada
por la Asamblea, el cual dice: “La intocabilidad queda abolida
y su acuerdo con la ley”. Después de siglos de una vida
denigrante, cuarenta millones de hombres y mujeres fueron
liberados del estigma de la inferioridad y esa victoria la
alcanzó en gran parte un intocable que estuvo dispuesto a
luchar y a seguir su gran ideal de servir a su pueblo.

Los más elocuentes han sido los que han creído en


grandes mejoras, en superaciones, en progresos de beneficio

El Arte de Hablar en Público


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general y con visión clara de las posibilidades han persistido


en la lucha por convertirlas en realidades salvadoras.

Sea insaciable en investigar y en informarse. Recurra a


datos y a ejemplos que le den consistencia a sus
afirmaciones. Si usted hablara sobre lo arduo de la tarea de
quien anhela grandes triunfos y que para lograrlos es
necesario pasar por grandes pruebas, impresionaría
hondamente al expresar que, según Greta Palmer expone en
la revista Woman´s Life, cuantos llegan a ser estrellas de cine,
en Hollywood, encuentran un camino muy tortuoso y difícil, y
que contados son los que pueden satisfacer su anhelo, pues
de 90.000 personas entrevistadas sólo 20 de ellas son
contratadas y posiblemente 2 lleguen a distinguirse. Aun las
mejores artistas han tenido que sufrir grandes sobresaltos
antes de ser reconocidas. Las pruebas cinematográficas a
que fue sometida Deanna Durban quedaron olvidadas por
meses en los estudios de la empresa que la examinó, y fue
tan escaso el interés que despertó que los dirigentes la
recomendaron a otra empresa rival, la Universal, de lo cual
ellos mismos se avergüenzan ahora. Catherine Hepburn,
Caludette Colbert y Bette Davis fueron rechazadas sobre la
base de las pruebas iniciales a que fueron sometidas.
Ejemplos, biografías y demostraciones autorizadas son
factores de persuasión muy eficaces.

Sobre supersticiones mucho se ha dicho y puede


hablarse, y si el orador tuviese que referirse a ellas, al
destacar la esclavitud en que viven los que se someten a las
mismas, podría relatar el caso que ocurrió en Puerto Mont,
Chile, descrito por un diario local, acerca de un muñeco que
fue hallado en una fosa del cementerio local, acribillado de
alfileres y con una pequeña fotografía colocada en el lugar
correspondiente al corazón del muñeco y sujetada con un
alfiler de bronce. El sepulturero lo encontró y lleno de pánico
lo llevó a la oficina de la portería, donde se examinó tan raro

El Arte de Hablar en Público


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objeto, y luego se comprobó que la imagen pegada con un


alfiler en el lugar del corazón del muñeco pertenecía a un
empleado del Hospital Regional, quien al enterarse del
hallazgo sufrió un fuerte ataque de nervios y tuvo que
abandonar el empleo a los dos días por serle imposible seguir
desempeñándose normalmente. La autora de ese
experimento fue la esposa que, resentida porque su
compañero rehusaba acceder a sus caprichos, recurrió a la
brujería para dominarlo. La adivina consultada le recomendó
el procedimiento aludido.

Cuando hay que llamar la atención sobre modos de


pensar, de sentir y de obrar arbitrarios o insólitos, la narración
de algún caso específico siempre contribuye a impresionar
más hondamente y a lograr una mayor solidaridad de los
oyentes.

Para despertar en muchos el sentimiento del altruismo,


hay que realizar el espíritu de abnegación que adorna a
muchas personas y el sacrificio a que se someten
voluntariamente en beneficio de los demás. Sobre los muchos
seres humanos que renuncian a la vida seglar y del placer
podrían citarse millares de casos, pero al hecho en sí podría
agregarse la novedad de lo que personas de otras
civilizaciones y climas realizan para seguir una vida de
abnegación. Por ejemplo, según dice Grace Goodrich en la
acreditada revista Asia, de febrero de 1937, hay en la China
no menos de cien mil monjas y el período de instrucción dura
unos noventa días. Los actos para ordenarse duran de dos a
tres semanas y se dividen en tres ceremonias o rituales de
consagración. Pueden pasar muchos años entre el primero y
el segundo y tienen que pasar otros años de prueba antes de
que la aspirante sea consagrada a la vida de un Budisattva y
reciba el certificado de su ordenación.

El Arte de Hablar en Público


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En la primera ceremonia las novicias toman diez votos


y permanecen de rodillas durante cuatro horas en el frío suelo.
Prometen abstenerse de perfumes y flores, del canto y de la
danza, del uso de grandes lechos, de la regularidad de las
comidas y de la posesión de cosas valiosas. Mientras están
de rodillas se les leen doscientas cincuenta reglas de
Hinayana. A cada novicia se le entrega un sayo de limosnera,
un tapete para arrodillarse y una taza para pedir limosna.
Entonces queda consagrada como una santa de rango
inferior.

Diez días después se celebra la segunda ceremonia y


la aspirante debe bañarse, ponerse ropa limpia, confesarse y
recibir la absolución antes de ingresar al primer grado de
Mahayana y convertirse en bhikshu, la que es completamente
santa, pi-ch´iu-chieh. En esta segunda ceremonia se leen los
cincuenta y ocho mandamientos de la “Red de Brama” y se
acepta cumplirlos con las reglas del sutra chino Fan Wan
Ching, y sólo presencian la ceremonia tres de los viejos, siete
testigos y el abad del monasterio de la ordenación.

En el último ritual se consagra a la aspirante a la vida


del Budisattava y se convierte en plu-sa-chieh. Como en el
caso anterior las muchachas deben bañarse, cambiarse de
limpio, confesarse y recibir la absolución, entonces prometen
conducir a todos los seres, sin excepción alguna, a la
salvación, acabar con el dolor y el sufrimiento, estudiar las
obras de innumerables maestros y perfeccionarse en forma
que puedan alcanzar la gloria de los Budas.

En la noche de este último día tiene que sufrir dolor


corporal. Esto lo hace por el bien de los demás. La prueba
consiste en marcarles los signos de Buda, en la frente, que
reciben arrodilladas con los brazos en una tabla y las manos
en actitud de orar.

El Arte de Hablar en Público


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Monjes viejos marcan con pequeños conos de incienso


sobre pulpa de dátiles. Los monjes ayudantes queman con
largas barras el incienso, mojadas en aceites y encendidas,
los pequeños conos colocados en la cabeza de las aspirantes.
Otros monjes para ayudar a mitigar el dolor, soban la piel
entre los conos ardientes con barras de incienso frías. Todas
cantan en estas ceremonias: “Imploramos tu ayuda, ¡oh tú,
maestro original Sakyamuni Buda! Te pedimos que nos salves
del desastre físico y del error; que nos des inteligencia y
hagas que se transformen en puros y santos nuestros malos
sentimientos. Nuestras almas te escuchan, ¡oh, Sakyamuni
Buda! y te reverencian”. Esta plegaria se canta repetidas
veces mientras los conos ardientes atraviesan la pulpa de dátil
sobre la que descansan, hasta hundirse en la piel. Tres
marcas bastan, pero la mayoría de los monjes y de las monjas
tienen nueve. Algunos tienen más y dice la autora del relato
que ella ha visto doce cicatrices en la frente de una monja
budista.

Vuelo de la inspiración La inspiración tiene su campo


de vuelo en la imaginación. Es ésta la que aproxima lo
que parece invisible, inaccesible y lejano. La imaginación
explora las profundas e inmensurables regiones de la
grandeza y de la belleza y sus incursiones en el campo de los
significados producen derivaciones de suma eficacia.

Un orador elocuente expresa y comunica ideas y


pensamientos excepcionales y extraordinarios porque su
imagen ahondó antes, y descubrió, luego, lo que de novedad
encerraban. La imaginación halla las verdades más recónditas
y descubre sus hermosas lecciones. Dice un autor: “Todo lo
que es grande ha de ser precisamente objeto sublime a
nuestra vista y a nuestra imaginación, que alcanza a donde no
llegan los ojos”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 332

Su imaginación se fecundizará si usted siente el


anhelo de estimularla. Dice Lavelle: “El deseo es una ventana
que mira al mundo, similar al que habitamos, pero mucho más
vivo, luminoso y hermoso”. Propóngase ver la relación que
guardan las cosas; trasládese a situaciones distintas de las
que le rodean, imagine cambios, mejoras, perfecciones y
superacciones; ascienda, en fin, a niveles superiores y la
inspiración fecundizará su esfuerzo.

El poder imaginativo es el secreto característico de los


que triunfan. Al cultivar la imaginación debe especializarse en
alguna aplicación determinada y orientarla en una dirección
bien definida. Guíese por las siguientes recomendaciones:

1. Dedíquese a pensar con entusiasmo sobre un asunto


dado, con sentido práctico.
2. Acostúmbrese a llevar consigo un librito de notas y
consigne las ideas propicias e interesantes que se le
ocurran de tiempo en tiempo.
3. Para cualquier esfuerzo imaginativo sea definido y
concreto en sus ideas. La vaguedad nulifica la eficacia
de esa facultad.
4. Vea posibilidades de mejorar en todo; piense cómo las
realizaría.
5. Cuando haya concebido ideas prácticas y meritorias,
llévelas a una conclusión definitiva.
6. Abandone las ideas estimuladas por el capricho de las
circunstancias, cultive las que vigoricen su
personalidad y le inciten a superarse y hacerse más
útil a sus semejantes.

Conviene recordar que para salirse del charco de la


rutina y elevarse al plano de la creación es preciso valerse
mucho de la imaginación.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 333

La inspiración, para ser eficaz, debe ser práctica,


realizable y estimulante de la dinámica personal. De nada
sirve concebir un gran proyecto que no puede llevarse a
efecto. Imaginar es muy recomendable, pero es muy esencial
construir y edificar sobre bases seguras.

Disposición anÍmica Dice Emerson: “No es en la


naturaleza sino en el hombre donde se halla todo lo bello y
el bien que se percibe”. Si la inspiración ha de desdoblar ante
nosotros las bellezas, los encantos y las verdades que niega a
la inmensa mayoría, es preciso que nos pongamos a tono y
estemos en condición receptiva para que tenga eco en
nosotros.

Se requiere una sensibilidad espiritual susceptible de


impresionarse con las manifestaciones de cuanto de valor
expresa la vida. Dice Capmany: “Unicamente un corazón
sensible y grande hará un hombre elocuente; porque aquel
que se penetra vivamente de lo patético y sublime no está
muy lejos de expresarlo”. Se precisa una condición mental
despierta y predispuesta a los significados de las cosas para
descubrir sus proyecciones y trascendencias ulteriores. Con la
cooperación espiritual y mental se magnifica la visión de lo
que parece impenetrable en el mundo intelectual. Entonces la
luminosidad aumenta y la perspicacia adquirida permite
descubrir fases ocultas y no discernibles a todos.

Si usted desea gozar de una inspiración más activa y


frecuente, debe aumentar su sensibilidad espiritual y su poder
de comprensión. Disciplínese, predispóngase para las
afluencias que invaden su poder mental, discerniendo,
analizando, investigando, identificando el valor real de las
verdades, enriqueciéndose con conocimientos fundamentales
y dándole a su voluntad mayor ímpetu constructivo.

El Arte de Hablar en Público


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Contemplación y dedicaciÓn Los que han desarrollado,


por sus grandes inspiraciones y revelaciones desusadas,
han sido personas que en la soledad y la quietud y en sus
horas tranquilas han descubierto las nuevas interpretaciones
de sabiduría. Ellos mismos se han constituido en laboratorios
de ideas y pensamientos al calor de un espíritu vehemente
por conocer mejor las realidades íntimas de la vida. Dice
Neilson: “La soledad es necesaria para el desarrollo o
crecimiento de los recursos internos o espirituales que son la
última defensa contra los accidentes del mundo exterior”.

Aproveche los momentos libres, cuando esté en su


casa y dese a la contemplación de las ideas que le preocupan
y sobre las cuales usted anhela mejores y mayores
conocimientos. Interésese con verdadero ahínco por arrancar
el misterio o incógnita de lo que parece confuso, oscuro o
indescifrable. Un autor ha dicho: “Un orador, ahondando las
verdades más comunes, sabe sacar de ellas nueva sustancia,
y mezclándola con sus propios pensamientos produce nuevas
verdades, como el hábil químico que descubre nuevos seres
en las sustancias más conocidas”.

Deje que su mente contemple más de cerca los


panoramas y paisajes de lo que desea conocer mejor. Sólo el
esfuerzo especial y una dedicación más leal a la
consideración de los asuntos que le interesan, facilitarán la
inspiración tan ventajosa para la elocuencia.

El campeón ciego de golf de los Estados Unidos en


1947, Carlos Alberto Boswell, después que hizo el imposible
tiro final que le ganó el campeonato, fue rodeado por los
numerosos espectadores en el campo famoso de golf de
Northland de Duluth, Minnesota. Con insistencia le
preguntaron: “Pero ¿cómo lo hizo usted?” El jugador con una
sonrisa lúcida repuso: “Yo sé que ha de parecer extraño lo

El Arte de Hablar en Público


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que voy a decir, pero escuchen: Para ver es preciso estar


ciego”.

Ya en su país, de regreso de la guerra mundial última,


con el sentido de la vista inutilizado en una acción de guerra,
ese hombre dinámico no se entregó a lamentaciones inútiles,
ni confió en que otros le ayudarían a resolver sus problemas,
sino que con ánimos valiente y decidido buscó ocupación para
atender a las necesidades suyas y de su familia y además
aprendió golf con persistente esfuerzo. Es éste el que dota de
ímpetu, de esperanza, de disposición victoriosa, de visión
penetrante que destruye las brumas del pesimismo y libera del
lastre de las ideas negativas.

Para elevarse, desligarse de trabazones


entorpecedoras de la agilidad mental y espiritual es preciso
cultivar una disposición anímica, viril, enérgica y acometedora.

Eficacia de la inspiración La inspiración no es


caprichosa. Su llama sólo brilla para los que, ávidos de una
mayor potencia mental y perfeccionamiento se dedican a
penetrar más a fondo en el significado de la vida en sus
diferentes aspectos y manifestaciones. No se deje impresionar
ni dominar por los obstáculos y dificultades. Válgase del
pedernal de la persistencia y de ella saltarán chispas
luminosas. Aprenda de su experiencia líbrese de prejuicios y
supersticiones, guíese por un juicio sereno.

La inspiración da a la elocuencia más vida, más


significado, más realce, más autenticidad, aumentando así el
poder para persuadir.

El automóvil más elegante y costoso pierde todo su


valor y utilidad si su tanque está desprovisto de nafta. Es la
energía que desarrolla un vehículo lo que le hace útil, práctico
y de valor. Es la fuerza que el orador imprime a su discurso lo

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 336

que dota de poder para infiltrarse en el corazón y mente del


auditorio. Solamente impresionamos cuando nuestra palabra
tiene energía y vida.

Las siguientes palabras son de Rückert:


“Procura que algo te haga verdadera impresión.
Al momento hallarás verdadera expresión;
Y si puedes hallar verdadera expresión
Causarás al momento verdadera impresión”.

Dice el Dr. Fassbender: “La impresión de toda la


personalidad del orador es que la afianza el triunfo oratorio”.

La elocuencia no es una habilidad artificial que puede


adquirirse automáticamente, sino más bien una expresión de
dinamismo generado por el cerebro y el espíritu. ¿De qué
serviría la inspiración si se careciese de ímpetu? El poder de
la elocuencia no es otra cosa que el dinamismo humano
comunicado por medio de la palabra. El orador que se
compenetra de su misión y siente la responsabilidad que su
capacidad le señala no puede reprimir la fuerza que se
acumula en su espíritu. Muy bien dice un autor: “Diremos,
pues, que los rasgos en que brilla la elocuencia apasionada
son hijos del corazón y no de los preceptos fríos; antes por
aquellos se formaron las reglas, porque en todas las cosas la
naturaleza fue siempre madre y modelo del arte”.

Si usted quiere hablar elocuentemente vigorice su


comunicación con expresión enérgica y fuerza comunicativa.
Traduzca los pensamientos luminosos que obtenga, en fuerza
elocuente conquistadora de voluntades.

Manténgase un espíritu entusiasta y confiado. Es


necesario sobreponerse a las contrariedades y a los temores
de la edad madura. Un gran psicólogo ha dicho que puede
determinarse exactamente cuándo un hombre empieza a

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 337

envejecer. Ocurre en el momento en que al examinarse uno


comprueba que sus pensamientos y reflexiones se dirigen
más al pasado que al futuro. Si la mente de un hombre está
ocupada por recuerdos principalmente, en lugar de
interesarse en exploraciones y anticipaciones, entonces es
prueba inequívoca de que se halla en el área de la vejez.

Referencias y selección A los que todo les interesa por


igual no les llega la inspiración. Por ser selectiva su operación,
la perciben solamente los que dedican su atención
concentrada preferentemente a determinadas finalidades,
ideas o pensamientos. No puede haber inspiración sin
reflexión y concentración. Esta fija la atención en
determinadas cosas o acontecimientos con exclusividad.

Defina sus preferencias, ya sea en cosas espirituales,


políticas, comerciales, sociales, etc. Dice un autor: “El orador
elocuente se distingue no sólo en la gracia, delicadeza y
energía de la expresión, sino también en la grandeza y
valentía de las ideas”. Seleccione aquello que se aviene a su
modo de ser, pensar y creer y adóptelo con valor y
entusiasmo. No trate de abarcarlo todo y hacerse experto en
todos los ramos del saber, porque no lo conseguirá. No disipe
su caudal mental entre toda clase de ideas.

Al principio, no le será fácil ni atractivo dedicarse


preferentemente a una idea o postulado especial; pero si se
dispone a estudiar más acabadamente las ideas de su
simpatía, interés y conocimiento adquirirá una habilidad de
gran eficacia y poder.

Mantenga el propósito perseverante de entregarse al


estudio de alguna idea, doctrina, credo o especialidad
intelectual. El propósito decidido inyecta una fuerza misteriosa
en la voluntad, lo cual hace más fácil y agradable la tarea.

El Arte de Hablar en Público


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Su preferencia y selección, una vez bien definidas y


delineadas, causarán reacciones creadoras y proporcionarán
nuevos pensamientos e interpretaciones, predisponiéndole al
análisis, reflexión y atención del espíritu.

Recuerde siempre que la elocuencia parte del corazón


y de la mente, y cuando ambos contribuyen en forma
armónica y solidaria a la formación de ideas, éstas son más
lúcidas y adecuadas.

Orientación del orador Hablar es proyectar, trazar y


señalar rutas al pensamiento y a la acción. El orador no
puede decir cualquier cosa ni hacer recomendaciones
improvisadas o antojadizas. Tiene que prever, anticipar,
calcular y deducir qué efectos y derivaciones provendrán de
su exposición con el fin de elegir lo que mejor asegurará
resultados ventajosos y eficaces.

Hablar en público es un acto social. El orador debe


sentir que presta un servicio valioso a sus semejantes. Al
exponer y recomendar sus ideas, se convierte en maestro
sobre asuntos que afectan a alguna fase de la vida. En él no
debe hacer titubeo o perplejidad, sino seguridad. Su actitud
determinará la suerte que corra su discurso.

El orador elocuente debe sentir su autoridad y hablar


no porque sabe, sino porque ha elegido algo importante que
decir y recomendar. Dice un autor: “En suma, el carácter y
autoridad de la elocuencia no se acomodan sino a objetos
grandes, ilustres e interesantes a los hombres, y desprecian
siempre la insípida locuacidad y la pompa vana de las
palabras”.

Cuanto más digna sea la finalidad perseguida por el


orador y más noble el propósito que auspicie, mayor
conciencia debe tener de la autoridad propia. “Es una

El Arte de Hablar en Público


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elocuencia pobre la que solamente muestra que el orador


puede hablar”, ha dicho Reynolds.

Jamás olvide que es muy difícil hablar eficazmente si


no se cuenta con la confianza del auditorio; no es suficiente
que lo que ha de realzar sea justo y excelente, es necesario
que sea aprobado por los oyentes, que éstos admitan lo que
se les propone. Téngase en cuenta las circunstancias, la
disposición humana y sus inclinaciones, lo que impresiona
más y la forma de inculcar en el ánimo principios y
enseñanzas que no siempre son simpáticas o entendidas.

Oriéntese por un afán de ganarse la adhesión de sus


oyentes por el valor de sus ideas y la forma de transmitir y
recuerde perennemente que si quiere que su palabra sea
elocuente debe dedicarla a lo que interesa a quienes habrán
de escucharla.

Muy elocuentes son las palabras de Martínez Sierra:


“La vida es don maravilloso y fiesta inacabable”. “Fiesta sólo
para el sabio”, ha dicho Platón. “Y Platón sabía lo que estaba
diciendo al decirlo, porque él fue tal vez el más sabio de
cuantos han pasado por la tierra. Es preciso, por lo tanto, para
renacer, proponerse adquirir la sabiduría, que es la única que
puede hacernos gozar del festín. Abran ustedes los ojos del
cuerpo y del alma; observen ustedes, estudien, pregunten,
aprendan con alegría, con ansia de saber, con afán de
conocerse a sí mismos, con hambre y sed de justicia, sobre
todo, porque el conocimiento que no nos sirve para ser más
justos, es conocimiento perdido. Acuérdense ustedes de la
viejecita que no quería morirse para saber cada día una cosa
más; ahora están ustedes en la edad de aprender “una cosa
más” cada cinco minutos. El mundo está ante ustedes, nuevo
y recién nacido. Láncense a descubrirlo con ardiente y
apasionada curiosidad. La recompensa es grande y sabrosa”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 340

De usted depende que la llama de la inspiración arda


con luminosidad. Estimule su espíritu y mente con los
anhelos, esfuerzos, ideales y enriquecimiento de
conocimientos que producirán en su mente destellos propios y
mejores perspectivas.

Ímpetu de la convicción Un orador que desea triunfar y


dominar a su auditorio debe sentir lo que dice y estar
convencido a toda prueba de lo que expone. Debe moverle el
impulso de la convicción si quiere influir en sus oyentes. Una
máquina arrastrará un tren pesado si antes ella misma puede
impulsarse con fuerza propia.

Marco Antonio habló con profunda convicción, cuando


lo hizo en el funeral de César; en sus palabras se descubre un
poder mágico y potente, y era tal su ímpetu que el pueblo que
le escuchaba cedió ante su elocuencia. Aquellos ciudadanos
romanos, que se le acercaron con espíritu antagónico,
dominados más tarde por la palabra convincente del amigo de
César, vengan el asesinato, lanzándose contra los asesinos.

Nunca hable en contra de lo que usted cree que es la


verdad; no se traicione a sí mismo porque será descubierto.
Sea leal a sus convicciones y deje que éstas le inspiren. No
puede haber elocuencia eficaz si no hay verdad en el
discurso. Recuerde estas palabras: “La elocuencia auxiliando
a la verdad puede llevarlo a usted al triunfo”.

Cuando se siente de verdad lo que se dice y se le


profesa el afecto que nace del reconocimiento de su valor y
mérito, se genera en el espíritu una sinceridad expresiva y
decisiva. Nunca proponga o defienda lo que no le entusiasma.
No olvide que la vida de su discurso arranca de la
exhuberancia de sus afectos y lealtades. Cuán verdaderas
son las siguientes palabras de un autor: “No hay arte para ser
elocuente, una vez que no lo hay para sentir”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 341

El fingimiento jamás ha dotado de elocuencia poderosa


a ningún orador por la misma razón que el hielo jamás podría
producir hervor en ningún líquido. Rodee su discurso de todo
el entusiasmo, afecto, calor e interés de que sea capaz. Deje
que su sinceridad avive sus expresiones y éstas avivarán, a
su vez, los sentimientos e interés de sus oyentes.

Unidad de pensamiento La inspiración debe influir en la


consistencia del discurso. De escasa eficacia será que un
orador sea impresionante en un período y desilusione en los
demás. La verdadera inspiración afecta a toda la exposición.
Cuídese, pues, de mantener la unidad del pensamiento en el
desarrollo del tema respectivo.

La inspiración es enemiga de la profusión: consolide su


pensamiento. Al tratar de un asunto, concrétese a lo que
atañe al mismo. Engrane todas las ideas que se relacionan
mutuamente. No altere su cohesión y continuidad.
Desarróllelas progresivamente.

Finalidad elevada Por alguna razón que la naturaleza


mantiene secreta, la inspiración feliz y ventajosa no acude
sino a aquellos que se guían por finalidades libres de
mezquindades y egoísmos. Un escultor, un arquitecto, un
artista, un pintor, y, en general, cualquier persona que hace
algo extraordinario, no realiza su obra maestra o sus tareas
usuales con éxito porque le domina el afán de ganar más. No
se asegura el triunfo porque necesita satisfacer conveniencias
y ventajas personales. Lo alcanza por el dinamismo que le
imparte un ideal determinado.

Las ambiciones materialistas carecen del poder


extraordinario para producir esos detalles que iluminan las
sendas hacia un pensamiento y acción superiores. Las
necesidades corrientes son de fácil satisfacción, en cambio
cuando se anhela ideales sublimes, se requiere una
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 342

orientación elevada y una inspiración profunda. Las


necesidades materiales tienen una trayectoria superficial; las
morales, espirituales, intelectuales y artísticas la tiene de
carácter trascendental.

Fomente en sí mismo el cariño a ideales generosos,


viva con aspiraciones de perfección, adelanto y superación.
Dedíquese a actividades altruistas y participe en empresas
bienhechoras. Interésese con gran celo por las cosas
fundamentales de la vida y no se esclavice a propósitos
utilitarios. Cultive el gusto de mejorar por el placer de ser más
útil a los demás.

Dote a su discurso de alma y para ello debe vivificar


alguna idea o procedimiento que tenga poder para penetrar en
el corazón o mente de sus oyentes. Su palabra fluirá,
entonces, como río cristalino, cuyas aguas saciarán y
refrescarán; lo que tiene vida se manifiesta por sí mismo. Un
discurso vivificante no puede dejar de interesar. Dice Girad:
“El hombre elocuente es, sobre todo, aquel cuyos acentos
patéticos nos conmueven profundamente apoderándose de
nosotros y atrayéndonos por una fuerza irresistible”.

Después de la gran batalla de Ayacucho, el Ejército


Libertador fue recibido con incomparable entusiasmo y narra
Enrique Naranjo que “el doctor Choquehuanca, pobre pastor
de almas de Pucurá, aldea perdida en la inmensidad de los
Andes, felicitó a Bolívar, con la siguiente arenga que, por los
rasgos de elocuencia y elevación de ideas, en nada desdice
de los brotes sublimes de los príncipes de la palabra:
¡Felizmente la historia ha recogido las palabras del humilde
pastor!.

“Quiso Dios formar de salvajes un imperio y creó a


Manco-Cápac, Pecú su raza y lanzó a Pizarro. Después de
tres siglos de expiación tuvo piedad de la América, y os ha

El Arte de Hablar en Público


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creados a vos. Sois, pues, el hombre de un designio


providencial. Nada de lo hecho atrás se parece a lo que
habéis hecho, y para que alguien pueda imitaros es preciso
que haya un mundo para libertad.

Habéis fundado cinco repúblicas que en inmenso


desarrollo a que están llamadas, elevarán vuestra gloria como
crecen las sombras cuando el sol declina!”

Las ideas como las cosas también tienen relieve, pero


no a todos es aparente. De aquí la necesidad de que quien las
exponga sepa darles el marco necesario para destacarlas y
dotarles de poder impresionante. Es de recordarse que el ser
humano no es muy diestro en interpretar el valor y
trascendencia de los conceptos por el significado de los
mismos solamente. Es decir que, en sus apreciaciones, no
reflexiona suficientemente para ir más allá de lo superficial y
transitorio. Se requiere mucha disciplina y organización
intelectual para interpretar la importancia de las ideas
esenciales y de sus derivaciones.

Ya se ha dicho repetidamente que en no pocos casos


es preciso llegar a la atención del oyente por vía de la
imaginación, de la sensación y de ciertos efectos más bien
físicos que intelectuales. Cuanto más recurra el orador a lo
gráfico, objetivo y emotivo, más cerca de sí tendrá al auditorio.
Cuanto más objetivo, abstracto y puramente intelectual sea su
exposición, menos le seguirá el auditorio en el desarrollo del
tema y más estéril será el esfuerzo por convencer.

Por dramatización de lo que se expone puede


entenderse la presentación de ciertas ideas y proposiciones
con un fondo humano de efectos, impresiones, condiciones y
circunstancias, por medio de los cuales se intensifica el
significado de lo expuesto, se magnifica o se rodea de detalles
o complementos que motivan una mayor concentración y

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 344

atención de quien escucha, y, así se consigue de él las


decisiones deseadas.

Por la dramatización se da vida a la exposición, ésta


atrae más el interés del oyente, y la importancia y realidad de
lo que se le transmite captan más fácilmente la aceptación
del mismo.

Désele, pues, al discurso un desarrollo vivificador, que


haga del auditorio no sólo un espectador, sino que también
actor por las emociones y decisiones que en él cause el
mensaje.

Para ilustrar lo que se entiende por dramatización, se


citan como ejemplos, algunos períodos dramáticos de los
discursos de distintos oradores:

De un discurso de Castelar:

“¡Ah!, la conciencia es increíble, la conciencia es


inviolable. Podréis persuadirla, no podréis dominarla. Podréis
moverla con una idea, no podréis moverla con un mandato. La
palanca más grande que remueve y levanta el peso más
abrumador, no puede levantar el más ligero, el más gaseoso,
el más invisible e impalpable pensamiento. El perseguidor
acosa y no persuade; el carcelero aprisiona el cuerpo, y aún lo
inmoviliza bajo el peso de sus cadenas, pero no puede
aprisionar ni inmovilizar el alma, de cuyo seno se escapa la
oración que taladra las piedras y las rejas de la cárcel como
un aroma misterioso; el tirano puede proscribir a los
creyentes, no puede proscribir las creencias; el inquisidor
enciende la hoguera, la atiza, la alimenta, calcina los huesos,
tuesta la carne, consume la sangre pero no puede consumir,
ni calcinar, ni tostar el pensamiento, porque en los restos de
las hogueras, en los montones de ceniza que el viento
dispersa a los cuatro puntos del horizonte, está contenida la

El Arte de Hablar en Público


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idea exaltada por el martirio, y que en la comunicación eterna


de los espíritus llega a todas las generaciones y trasciende a
todos los tiempos.”

De otro discurso de Castelar:

“Contaba el sagrado libro que a los tres días de


enterrado Cristo, María Magdalena y otras mujeres de
Jerusalén habían ido al sepulcro de Cristo y lo habían
encontrado vacío. Apenándose mucho, creyendo que habían
robado los restos del Salvador, cuando un mancebo
hermosísimo, un ángel, les anunció que Cristo no estaba allí,
que Cristo había resucitado, portento en el cual no podían
creer. Las mujeres ciegas del Evangelio, buscando a Cristo en
el sepulcro de piedra, me recordaron a las escuelas
reaccionarias. Sí, buscan éstas a Cristo donde no está, en el
sepulcro de la Edad Media, en los muros de los castillos
feudales, en los potros del tormento, en los hierros de los
siervos, en el fuego de las hogueras, cuando Cristo ha
resucitado en la libertad, cuando Cristo ha resucitado en la
igualdad, cuando Cristo está en la obra de Washington, en el
suplicio de Brown, en el martirio de Lincoln, donde quiera que
se rompa la cadena de un oprimido y se cumplen la verdad y
la justicia. Dad señores diputados, leyes de reconciliación
entre los hombres, leyes de derecho para los pueblos, y
habréis contribuido a la obra del progreso, lenta, pero segura,
que ha de convertir el planeta en compendio del universo, y el
alma humana en entero reflejo de Dios.”

De Demóstenes en el discurso en su defensa:

“Son tan graves y numerosos los crímenes de que se


me acusa que las leyes castigan algunos con gran rigor y aún
con la misma muerte; pero su agresión no tiene otra base que
el odio más encarnizado, el insulto, la difamación, la invectiva,
y todas las formas del ultraje. Si fuesen verdaderas sus

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 346

imputaciones y sus cargos, Atenas no tendría bastantes


suplicios para mí. El derecho de hablar al pueblo no debe
prohibirse a nadie; pero subir a la tribuna con un plan
ordenado de envidiosa persecución, por los dioses, ¡oh,
atenienses!, no es ni regular, ni democrático ni justo. Cuando
Esquines me vio cometer esos enormes crímenes de estado
que ha expuesto con voz teatral debió en seguida
perseguirme legalmente. Si yo merecía en su concepto, ser
denunciado como traidor, ¿por qué no me denunció? ¿Por
qué no hizo que se me formase un proceso según la forma
acostumbrada en vuestros tribunales ¿ Si las leyes eran
violadas por mis decretos, ¿por qué no me acusó de infractor
de las leyes? En verdad que el hombre capaz de perseguir a
Ctesifonte, por causarme daño, no habría desperdiciado
entonces la ocasión si hubiese creído que le era posible
confundirme. ¿Me creía culpable ese gran calumniador de las
prevaricaciones que ha enumerado o de cualquier otro
crimen? Pues bien, para todos los delitos tenemos leyes,
procedimientos, justicia y severos castigos, que son las armas
que debió usar contra mí. Si esta marcha hubiese seguido, la
acusación actual correspondería a su conducta pasada. Pero
hoy le vemos que, lejos de seguir la única senda recta y justa
que se le ofrece, y largo tiempo después de haber callado en
presencia de los hechos, viene a amontonar cargos, ironías e
invectivas, viene a representar una comedia”.

De un discurso de Pi y Margall:

“Tan soberana es la razón que lo vemos comprobado a


cada momento por la historia. Recordad a Sócrates, a ese
hombre que en pleno politeísmo llega a concebir la unidad de
Dios. Sus conciudadanos, creyendo que sus ideas destruían
la religión del estado, le condenaron a muerte. En el momento
mismo de estar ese hombre bebiendo la cicuta que le había
de dar la muerte, seguía afirmando su idea, porque la razón le

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 347

estaba diciendo que esa idea era la verdadera y no la de sus


jueces.

Viniendo a tiempos más cercanos a nosotros, hallamos


a Galileo, que por temor a la persecución y al tormento llega a
retractarse de su idea. Inmediatamente después de haberse
retractado, dícese que dando una patada en el suelo
pronunció las célebres palabras: e pur si muove, prueba
inconclusa de que aquel hombre, aún en el momento de
abjurar por un acto de debilidad sus opiniones, le estaba
diciendo la razón: Tú eres el que estás en la verdad, y al decir
lo contrario eres cobarde e indigno de ti mismo. Sí, la
autonomía de la razón humana es ya un hecho fuera de toda
duda”.

De Napoleón a sus soldados:

“Soldados: En quince días habéis conseguido seis


victorias, tomado veintiuna banderas, cincuenta piezas de
artillería, numerosas fortalezas, hecho mil quinientos
prisioneros y dejado en el campo de batalla más de diez mil
hombres entre muertos y heridos; soldados: iguales sois a los
conquistadores de Holanda y Rin. Desprovistos de todo, a
todo habéis suplido y habéis ganado batallas sin cañón,
pasado ríos sin puentes, hecho marchas forzadas sin zapatos,
vivaqueado sin aguardiente, y, a veces, sin pan. Sola las
falanges republicanas, los soldados de la libertad eran
capaces de arrastrar tantas fatigas y privaciones. Gracias os
doy, soldados. La patria tiene derecho a esperar de vosotros
grandes cosas. Aún os esperan nuevos combates que
empeñar, nuevas ciudades que tomar, nuevos ríos que pasar.
¿Acaso hay entre vosotros uno sólo cuyo valor flaquee? ¿Hay
alguno entre vuestras filas que prefiera volver a las cimas
estériles del Apenino y de los Alpes y sufrir con paciencia los
ultrajes de esa soldadesca esclava? No, tales hombres no se
encuentran entre los vencedores de Montenotte, Millesino,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 348

Dego y Mondovi. Amigos, esta gloriosa conquista yo os lo


prometo, pero sed los libertadores de los pueblos y no los
azotes”.

EmociÓn y fogosidad Muchos son los oradores que


hablan con una vehemencia inusitada e injustificada la
mayoría de las veces. Sus discursos se refieren a asuntos de
escasa importancia, y los exponen como si se tratara de
cosas trascendentales. El orador debe tener dominio sobre sí
mismo todo el tiempo, ya hable con vehemencia o con
moderación.

La emoción tiene que ver con el grado de afecto o


estado de ánimo sobre algo determinado, mientras que la
fogosidad es una manifestación de agitación del ánimo.
Dominar esa agitación es esencial, para no esclavizarse a
vehemencias inútiles. Evítese la fogosidad que agita, perturba,
apasiona y ciega. Resérvese la efusión para aquellos
períodos del discurso en que se justifica el realce y el énfasis
y no se recurra a agitar el ánimo por efecto de irritación
nerviosa.

El orador que tiene dominio sobre sí mismo y da


expansión a sus emociones solamente cuando el caso la
requiere, tendrá mayor dominio sobre su auditorio. Bueno será
tener presente que la respiración profunda o diafragmática,
durante el discurso, es un auxiliar eficaz para contrarrestar la
fogosidad.

El magnetismo personal El discurso debe atraer, pero


el orador debe ejercer una influencia mayor. El magnetismo
personal es un factor poderoso para que los oyentes acepten
y se dispongan a realizar lo que se les recomienda.

Cultive y desarrolle su magnetismo, su influencia


personal. Intensifique su dinamismo, mejore su forma de
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 349

expresarse, hágase más simpático simpatizando con otros,


demuestre más afecto por las cosas nobles, identifíquese con
propósitos elevados, enriquezca su personalidad, recomiende
las cosas de valor moral, contribuya a la realización de alguna
empresa digna muéstrese dispuesto a ayudar a otros, sea
optimista, construya y no destruya, no apague las luces de la
esperanza, alivie, anime, sostenga; siembre la semilla de la
buena disposición y del ánimo valeroso por doquier, desarrolle
un espíritu más confiado y no se deje dominar por el espíritu
de la negación.

Un orador no puede ser dinámico y magnético en la


tribuna si su trato diario con sus semejantes no ejerce
influencia dinámica o positiva. Cultive su influencia personal
en sus contactos con otros. Si usted influye en los grupos que
frecuenta, también influirá ante un auditorio. El orador es
elocuente porque posee las cualidades superiores que lo
singularizan y lo diferencian de los demás.

Esfuércese por adoptar actitudes que aumentarán el


poder de su personalidad. Interésese por los demás y ellos
recíprocamente se solidarizarán con usted. Las propiedades
magnéticas no pueden adquirirse forzada o artificiosamente.

Enriquezca su vida espiritual, sienta más, piense con


más vigor, déjese impresionar por las cosas que elevan, sea
más humano; remóntese a niveles con perspectivas más
orientadoras, obedezca más los estímulos constructivos, viva
en la vecindad de sus semejantes, identifíquese con el espíritu
progresista de la humanidad y todo ello habrá de dotarle del
poder atractivo y se distinguirá por una fuerza de atracción
personal irresistible.

Su elocuencia debe representar su victoria sobre lo


vulgar, lo efímero y lo incoloro.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 350

En una de las antiguas academias los estudiantes


seguían un curso de tres años de estudio. En el primer año se
les llamaba sabios, en el segundo, filósofos, en el tercero,
eran llamados discípulos. Procuren permanecer como
discípulos y aprenderán enseñanzas fecundas y eficaces.

PARA PRACTICAR EN CLASE

El estudiante hablará cinco minutos sobre un tema a


su elección o uno de los siguientes:

1. ¿En qué consiste el valor humano?


2. ¿Es la fe lo mismo que la religión?
3. ¿Cuál es la pobreza más perjudicial?
4. ¿Cómo se manifiesta la grandeza humana?
5. El libro más interesante que he leído.
6. La lectura es esencial para el desarrollo intelectual.
7. Ventajas de viajar por el extranjero.
8. Lo que une y lo que separa a los hombres.
9. La música es un lenguaje que todos entienden.
10. La bondad se cultiva con la práctica de la generosidad.

Concrétese a desarrollar el pensamiento central de su


tema y esmérese por convencer al auditorio de modo que éste
se solidarice con lo que usted exponga.

Termine su discurso en forma que despierte gran


interés, los presentes votarán sobre las siguientes preguntas:

1. ¿Evidenció preparación el orador?


2. ¿Expuso sus ideas con claridad?
3. ¿Fue ordenada su exposición?
4. ¿Se esmeró en arraigar sus ideas en el auditorio?
5. ¿Le convenció a usted?

El Arte de Hablar en Público


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Recomendaciones

a) Elija siempre los argumentos que mejor impresionarán


a sus oyentes.
b) Sea preciso en reunir evidencias que vigorizarán su
tesis.
c) Sea ordenado en la construcción de su exposición y
procure que llegue a conclusiones lógicas y
convincentes.

El Arte de Hablar en Público


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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 28

AMPLIACIÓN Y VIGORIZACIÓN DEL TONO

“Cuando más débil es el cuerpo más manda; cuanto


más fuerte más obedece”, ha dicho Rousseau. De la misma
manera, cuanto más vigoricemos nuestra voz, más obedecerá
a nuestro mandato de que sea vigorosa, clara, sonora y
resonante.

No debe descuidarse la práctica constante de los


ejercicios indicados para la fonación resonante. Esta mejora
no puede conseguirse con unos pocos días; es preciso
practicar hasta que se logre el tono conveniente en forma
automática y permanente.

Debe persistirse hasta que el tono posea más vida y


riqueza; para ello es indispensable intensificarlo y afianzarlo
constantemente.

Practique los siguientes ejercicios y pruebas:

1. Libre los músculos del cuello y de la región clavicular y


de los hombros de toda tensión, y deje que queden en
perfecto relajamiento. Haga tres respiraciones
profundas. Prolongadas, cuidando de mantener esas
partes completamente relajadas.

2. Colocando la mano en el pecho, sin causar presión


alguna, lea el siguiente pensamiento de Pascal: “en el
ejercicio de la elocuencia hay que unir lo agradable a
lo real, pero con el bien entendido de que lo agradable
sea a la vez verdadero.”

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 353

Note si siente vibración en el pecho, para cerciorarse


acerca de si el tono se origina en la cabeza o en el
pecho.

3. Procurando obtener el efecto del zumbido, ya


recomendado y precediendo una respiración profunda,
repita diez veces, cada una de las sílabas que se
incluyen en este ejercicio, cuidando de que el sonido
se prolongue lo más posible, y de que la repercusión
de la M se produzca en la cavidad craneana:

D B T G C
U U U U U
M M M M M
B B B B B B
O A I E O U
M M M M M M

4. Pronuncie las siguientes palabras con acento intenso y


prolongado de na n y la m procurando obtener un
efecto profundo de vibración.

Tannnnto Pennnnco
Pinnnnto Tonnnnto
Bannnndo Armannnndo
Pannnndo Profunnnndo
Momennnnto Irracunnnndo
5. Sosteniendo un papelito de diez centímetros delante
de la boca, pronuncie la letra O. si el papelito se

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 354

mueve cuando usted la pronuncia, es indicación de


que usted desperdicia mucho aire, en perjuicio de su
tono. Lo que debe hacer es hablar y no soplar.

Esmérese en usar un tono sonoro en la conversación


diaria. Persista hasta que, inconscientemente, hable con
sonoridad agradable.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 355

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 29

ORGANIZACIÓN DEL PENSAMIENTO

El pensamiento es un proceso de selección. Es


estimulado por una gran variedad de incentivos y tiene ante sí
un vasto panorama de motivos para aceptar y rechazar esto o
aquello, según el modo personal de interpretar y juzgar.

Al pensar partimos de una idea y por medio de


diversas consideraciones e influencias llegamos a
conclusiones especiales.

El pensamiento eficaz, para ser transmitido, se orienta


en línea directa hacia una finalidad conclusiva de lo que es
objeto de consideración. Como ilustración sirva el siguiente
gráfico.

PROCESO DE INVESTIGACION

DESARROLLO FINALIDAD

DE LA IDEA CONCLUSIVA

SELECCIÓN Y CONSTRUCCION

El cambio, el pensamiento indefinido e incierto no


opera en forma aclaratoria y conclusiva y, por lo tanto, jamás
llega a una finalidad determinada de carácter constructivo.
Podría ilustrarse tal deficiencia por una espiral que cuanto

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 356

más se amplía, más superficie cubre sin una proyección


conclusiva.

La organización del pensamiento tiene por finalidad


que el hombre pueda concebir y valorar las ideas, determinar
mejor las grandes finalidades de la vida, solucionar los
problemas que ésta presenta y orientar su conducta por los
principios de la verdad y de la justicia.

Pensar inteligente y lógicamente es un medio


imprescindible que responde poderosamente a las
necesidades humanas. Dice Eugen Belgis: “Deber de cada
uno es alejar las falsas ideas, las ideas parasitarias, para
servir las que son de carácter activo. Debe penetrar más allá
de las apariencias. Debe saber lo que “es”, no lo que aparenta
ser. Debe encontrar la sustancia fuerte de la palabra. En
verdad que a la “palabra” despojada de la realidad y hueca, a
la palabra estéril o virulenta se deben más las desgracias
humanas que a las realidades fatales. Controlar las
expresiones verbales significa, pues, controlar la conciencia”.

Pensar debe ser el acto precedente a la comunicación


oral. Si ésta ha de contener ideas beneficiosas, proyecciones
sabias y sentido práctico y real, el pensamiento debe
organizarse metódica y eficazmente.

Debe pensarse no para ocultar, disimular, desviar o


aparentar, sino para preferir las ideas útiles, prácticas y
creadoras de una vida más fecunda y equilibrada. Tan noble y
sublime facultad como lo es la del discernimiento no puede
ser rebajada a objetos bastardos, sin menoscabo de la
dignidad humana.

El Arte de Hablar en Público


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IDEA

INICIAL

PENSAMIENTO CONFUSO
ANTOJADIZO Y DESORIENTADO

La organización del pensamiento debe ser precedida


por la eliminación consciente de los prejuicios e
interpretaciones egoístas que interrumpen el libre análisis y
consideración de las cosas y hechos. También deben
desecharse las tendencias a reaccionar por impulsos
negativos y caprichosos, cuya influencia tiende en no pocos
casos, a desnaturalizar la realidad y verdad de las cosas.

Es preciso desalojar el hábito de la indolencia, y


sustituirlo por el de la investigación consciente. Es
indispensable estudiar los hechos y problemas en sus
diferentes relaciones sin dejarse influir por preferencias de
carácter egoísta o soberbio.

La mente debe librarse del tutelaje pernicioso del


común pensar y opinar. Pensar no es una función del grupo,
sino del individuo; esperar que la colectividad enriquezca el
pensamiento individual es como pretender que las ramas de
un árbol apoyen el tronco. Dice Marston: “El simple placer de
pensar en masa fue atribuido en los primitivos tiempos de la

El Arte de Hablar en Público


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psicología a dos instintos: el vivir en rebaños y la imitación…


El progreso acumulativo de la sociedad humana será
psicológicamente imposible hasta que ésta no aprenda a
pensar individualmente, a exigir hechos en vez de información
sobre juicios de los demás.” El doctor Ortega y Gasset afirma
que el hombre piensa quedándose solo consigo mismo y
agrega que hablar es operación social; es el mundo de las
palabras, mientras que pensar es el retroceder de las palabras
a las cosas mismas, a las realidades, y en este sentido pensar
es lo contrario de hablar, y agrega que el hombre debe
decirse a sí mismo y a los demás las verdades. El hombre si
quiere ser hombre, expresa el ilustre filósofo español, debe
decir lo que debe decir.

La organización del pensamiento requiere la posesión


de conocimientos que permitan analizar acertadamente. Debe
pensarse más para adquirir sabiduría que para acumular
conocimientos.

Mucho de lo que se cree saber es conjetura y creencia,


y lo que más impide el pensamiento claro y provechoso es la
sentimentalidad mórbida.

¡Cuán necesario es tener conciencia de la seriedad


que entraña la función de pensar! Debemos desarrollar
nuestra capacidad para fundamentar nuestras propias
opiniones acerca de una idea y comprenderla suficientemente
para darle expresión dinámica. La comprensión llega por el
juicio y éste por el pensamiento.

Sólo los que alumbran su senda con la luz de un bien


basado pensamiento prosiguen su marcha hacia la verdad.

Creer de prestado es hipotecar la libertad del


pensamiento. Se requiere mucha curiosidad y no menos
espíritu de investigación de las grandes verdades y realidades

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 359

para hallar las soluciones que permitirán vivir mejor y más de


acuerdo con la dignidad de la vida humana.

La voluntad activa, el esfuerzo constante y la habilidad


para razonar son factores indispensables en la organización
del pensamiento. La experiencia enseña que el anhelo por lo
razonable es un gusto que se adquiere.

La organización del pensamiento tiene por fin práctico


lograr que los actos humanos sean presididos por la
sabiduría. Cuando la violencia impone la solución de los
asuntos de la familia humana por ausencia del razonamiento,
la catástrofe es inevitable y las complicaciones fatales se
multiplican.

Dice Phelps: “Las personas más felices son las que


tienen los pensamientos más interesantes. Los pensamientos
interesantes sólo pueden existir en mentes cultivadas. Los
más felices son los que dedican el tiempo de ocio al desarrollo
mental. No sólo son ellos felices sino que causan la felicidad
de otros también”.

Posesión y transmisión de ideas La posesión de


conocimientos más o menos extensos, variados y
profundos, no siempre equivale a capacidad o habilidad para
ser transmitidos. Una persona puede disponer de todos los
materiales necesarios para edificar una casa, pero ello no
supone que sepa construirla, esto es, colocarlos en su lugar
correspondiente. La adquisición de ideas está sometida a un
proceso distinto del que rige la comunicación de las mismas.

La gran variedad de ideas contradictorias que llegan a


nuestro conocimiento y la impresión más o menos clara que
nos causan, como también la acumulación, más o menos
confusa, en nuestra memoria, de cuanto nos enteramos; la
gran tendencia a interpretar erróneamente lo que oímos y

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 360

leemos y las múltiples circunstancias que contribuyen a


tergiversar la realidad de las cosas y hechos en derredor
nuestro, nos obligan a preparar lo que debemos comunicar a
otros bajo un plan previo de selección, agrupación y
ordenación, con el fin de exponerlo, clara, precisa, exacta y
convincentemente.

Para expresarse con elocuencia se requiere la función


constructiva del intelecto en la preparación de ideas de valor y
que interesen a los oyentes.

En la exposición de una idea participa una serie de


pensamientos y juicios los cuales son interpretados y
aceptados según ha sido la precisión y método con que se
han ordenado todos los elementos del discurso. Es preciso
pensar detenidamente antes, para exponer cualquier
propósito con poder persuasivo.

“El pensador es quien despierta en los hombres los


pensamientos rebosantes de ideas, de las que viven y las que
se esfuerzan en tomar realidad. El es quien con sus fórmulas
obsesionantes las empuja a la acción de las grandes
preparaciones de equidad, de justicia, de verdad. El es quien
sabe encantarlos con la voz de la esperanza, siempre joven, y
como un reclamo, embriagados, los arrastra hacia la vida. El
es quien los consuela, los rehace, y curando sus heridas, lleva
al vencido a ser el vencedor de mañana.” –George
Clemenceau.

Dice Catón: “Hablar es el don de todos, pensar es el


de pocos”.

Creencias, opiniones y conocimientos Ante todo, al


elegir las ideas que deseamos exponer, conviene distinguir
entre lo que creemos, opinamos y conocemos. Lo que
creemos es lo que aceptamos sin mayor preocupación por

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 361

cerciorarnos y convencernos de su verdad. Lo que opinamos


expresa nuestro parecer, nuestro modo individual de ver e
interpretar las cosas, pero lo que conocemos debe tener
origen en los hechos, en la investigación o en el estudio, y,
por lo tanto, debe ser real.

“Es eternamente niño quien no sabe vivir o vive con


opiniones falsas e insanas. Las opiniones falsa o insanas
traban nuestro entendimiento y dificultan nuestra acción”.

La creencia no exige pruebas, se basta a sí misma; la


opinión se mantiene por impresiones más o menos basadas,
mientras que el conocimiento se ampara en una identificación
con los hechos y realidades. Al comunicar nuestras ideas no
podemos apoyarlas sólo en creencias u opiniones, sino en
conocimientos bien establecidos, es decir, en la base
inconmovible de los hechos y de la verdad. El pensamiento no
puede reflejar las ideas mejores más felices, si éstas no tienen
fundamentos autorizados. Asimismo, el orador no podrá
inspirarse en una convicción firme si no está seguro de lo que
transmite.

La autoridad El orador no debe ser un propagandista


irresponsable, que da a conocer ideas más o menos
importantes, casuales o caprichosas. Primordialmente él debe
ser maestro, debe enseñar, señalar rumbos, insistir sobre
cierta conducta, y persuadir a los oyentes a que se adapten y
realicen lo que les sugiere, en virtud de la autoridad que le
otorga la trascendencia de lo que les recomienda.

Si las conclusiones se basan en fundamentos dignos,


sólidos y bien establecidos, las ideas que se expongan
deberán tener mayor poder para ganar la confianza del
auditorio. En la importantísima disciplina es esencial.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 362

El orador debe acreditar cuanto exponga,


asegurándose de que todo el material por él reunido para su
discurso procede de fuentes indisputables por su seriedad,
exactitud y por estar libre de influencias supersticiosas o
prejuicios. Si apoya sus conclusiones en juicios y hechos
falsos, procedan de donde procedan, su discurso será vano y
efímero, y sufrirá la censura agria y el desdén de sus oyentes.

En la organización del pensamiento importa,


fundamentalmente, someterse a una disciplina mental bajo la
influencia de la verdad, sea cual fuese su procedencia.

El pensamiento no puede enriquecerse ni orientarse


sabiamente si no se independiza de hábitos negativos y de las
apariencias ficticias; y menos organizarse si está dominado
por las veleidades y caprichos de opiniones vagas e
infundadas. El que enseña debe saber, y si el que habla en
público enseña, tiene que tener conciencia de su
responsabilidad, y, por lo tanto, estar bien informado sobre lo
que dice.

La experiencia personal La experiencia personal es un


factor eficaz e importante en la organización del pensamiento.
Con el correr de los años aprendemos a medir pesar y
apreciar la realidad de las cosas, como también el valor de las
mismas. Muchas de las enseñanzas que hemos recibido de
nuestros mayores y por medio de otros conductos, tienen
comprobación en lo que nos acontece personalmente.

Si la vida de otras personas y sus testimonios influyen


en la nuestra, ¿por qué no ha de influir nuestra propia
experiencia en nosotros mismos? ¿Por qué no ha de
convencernos nuestro testimonio si está bien basado?
¡Cuántas veces la experiencia personal contiene la
explicación de muchas verdades!

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 363

¿Hemos deducido algunas enseñanzas de cuanto nos


ocurre? De ellas deben derivarse lecciones que vigorizarán
nuestros pensamientos, dotándolos de mayor poder y eficacia.
Los oyentes están interesados en saber lo que nosotros
mismos pensamos en razón de lo que vivimos. Nuestra
experiencia es única y tiene su propio enfoque. Un
pensamiento que se organiza solamente bajo la influencia de
las vidas ajenas y de sus testimonios deberá ser más incierto
y débil y no tendrá vigor o influencia convenientes. Cada
estructura tiene que depender de su propia base y no porque
esté edificada junto a otros edificios ha de descuidarse darle
un fundamento propio y seguro. Lo mismo puede decirse
acerca del pensamiento propio.

El estudio y la comprobación La organización del


pensamiento debe incluir un orden en la adopción de ideas,
porque con él se conseguirá que el discurso gane en claridad
y coordinación, evitando así la confusión y la difusión. Si no
somos ordenados en este sentido, aunque nuestras
intenciones sean excelentes, se nos tachará de descuidados y
nuestro prestigio se resentirá en detrimento de nuestra
influencia positiva.

El estudio, la investigación, el análisis y la


comprobación de cuanto concierne a lo que deseamos
exponer nos ayudarán eficazmente para darle a cada
pensamiento un matiz de verdad y realidad, consiguiéndose
así que todo nuestro discurso se ajuste a la verdad.

El estudio nos enriquecerá con ideas y conocimiento


que ampliarán el horizonte de nuestra visión y comprensión; el
análisis nos permitirá descubrir relaciones entre las cosas e
ideas, causas y efectos, como también circunstancias
importantes e interesantes y la comprobación nos permitirá
confirmar la lógica de nuestras conclusiones o su error, como

El Arte de Hablar en Público


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también evidenciará nuestro poder y habilidad de desarrollar


razonada y acertadamente las ideas que proponemos.

Interpretaciones propias La función de interpretar las


cosas, según el modo particular de verlas y considerarlas,
es parte integral de la organización del pensamiento, porque
la iniciativa y la inventiva constituyen dos factores valiosos en
la dilucidación de toda evidencia. Nuestra interpretación debe
constituir un aporte valioso al esclarecimiento, entendimiento y
solución de los problemas que ocupan nuestra atención e
interés.

Muy poco fértil ha de ser el pensamiento de aquel que


no trata de interpretar por sí mismo el significado de lo que
tiene que exponer. Quien dice sólo lo que es de otros se
convierte en un intermediario sin influencia y sin poder para
persuadir.

Según Bacon hay “tres medios de salir de las tinieblas


de la ignorancia: Avanzar a tientas, dejarse conducir por otro y
encender una luz”. Sólo los que alumbran su senda con la luz
de un bien basado en el pensamiento prosiguen su marcha
hacia la verdad.

El pensamiento gana en ímpetu y dinamismo cuando


descubre nuevas luces, derivaciones e interpretaciones,
creando de ahí nuevos valores y ampliando las enseñanzas
que la vida encierra en sus múltiples y diversas
manifestaciones.

El entusiasmo y la sinceridad son más activos e


influyentes cuando se da expresión a lo que es propio, y
entonces el tema que se discute gana en vida y originalidad.

La interpretación propia tiene la virtud de adiestrar el


pensamiento en la habilidad de descubrir los aspectos ocultos

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 365

de la verdad de las cosas. Además, cuando se expresan las


ideas que brotan de la investigación personal, el discurso es
más expresivo y sincero y, por lo tanto, más auténtico y
meritorio.

Un autor ha dicho, respecto de lo que se sabe mejor,


que el orden de nuestros conocimientos es el que sigue:

1. Lo que se adivina.
2. Lo que se ha aprendido no en los libros, pero sí por los
libros, es decir, por las reflexiones que hacen nacer.
3. Lo que se ha aprendido con la experiencia de los
hombres y las cosas.
4. Lo que se ha aprendido en los libros o con maestros.
(Este representa el grado más bajo).

El intelecto humano solamente puede crecer por su


propio cultivo o iniciativa. Cada persona debe, por lo tanto,
educarse a sí mismo. Sus libros y maestros sólo son medios;
el verdadero trabajo corresponde al individuo.

“Un hombre no se ha educado del todo hasta que, en


el caso de una emergencia, sepa recurrir a sus poderes
mentales y ejercitarlos vigorosamente, para efectuar el fin
necesario”.

Orientación de las ideas El pensamiento tiene un


mundo casi infinito en el cual puede moverse con perfecta
libertad sin que nadie ni nada pueda interrumpir la dirección
de sus orientaciones. Al hablar se nos puede poner trabas,
pero no cuando pensamos.

La libertad de pensar, por pensar sólo


caprichosamente, es de escaso beneficio. Es preciso dedicar
esa libertad a la finalidad de dar al pensamiento mayor vuelo,
mejores rutas y aciertos de categoría.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 366

Función importantísima en la organización de la


función de pensar es la de orientar debida y prácticamente las
ideas hacia objetivos que llenan las ansias morales,
espirituales e intelectuales del hombre.

Participación de los sentimientos Nuestros


sentimientos deciden en gran parte lo que la mente
acogerá, propondrá, defenderá y propagará. Al participar ellos
en la organización del pensamiento hay que cuidar de que se
inspiren en lo recomendable, justo y generoso. Deben llevar la
marca de la bondad y de lo elevado. Los sentimientos le darán
al pensamiento el vuelo inspirador tan necesario al discurso,
como también el calor indispensable a la influencia personal.
No hay idea que pueda presentarse desprovista de su
influencia, y si están libres de prejuicios y egoísmos se
pensará más justa y acertadamente.

Cuánto más rica sea la inteligencia, mayor será la


abundancia de recursos que poseerá el pensamiento para
organizarse con éxito. Ella suple los elementos para el
discernimiento y si es pobre, por buena que sea la
organización mental, lo que ésta produzca será efímero.

La reflexión, el estudio y un espíritu siempre atento al


examen de cuanto la vida enseña en sus diferentes
expresiones, servirán para enriquecer la inteligencia.

Dice Emerson: “La vida consiste en lo que el hombre


está pensando”.

Juicios maestros La organización del pensamiento


tiene la finalidad de concebir juicios maestros,
caracterizados, bien fundados y expertamente construidos
para darle a la expresión, el poder que debe poseer. Así como
un juicio de un tribunal jurídico tiene en cuenta una serie de
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 367

consideraciones antes de llegar a la conclusión representada


por el fallo, un orador debe también establecer esa serie de
juicios que vigoricen su discurso y lo hagan digno de ser
escuchado y aceptado.

Lo que se dice debe ser conclusivo y contener valores


tan evidentes que atraiga y obtenga la solidaridad de los
oyentes.

En un discurso lo que más interesa son las ideas


prácticas, las que tienen significado e importancia reales,
capaces de captar los sentimientos y mentalidad del auditorio.
De que el discurso se convierta solamente en una serie de
sonidos vacíos, sin poder alguno, o que se constituya en
alimento poderoso para la mente o el corazón del auditorio,
depende de los principios y razones en que se apoye la
exposición.

Por juicios maestros deben entenderse las


conclusiones que tienen base sabia y autorizada. En todo
discurso se presenta una serie de proposiciones que
encierran determinadas afirmaciones o recomendaciones: si
éstas no están bien definidas e inspiradas y carecen del vigor
necesario, cuanto proponga el orador será débil y no
penetrará los recintos espirituales e intelectuales de los
oyentes.

Los juicios maestros tienen su base inconmovible en


evidencias tan claras y persuasivas que el que escucha se
dispone a hacerlas suyas.

El orador que desea la adhesión y cooperación de su


auditorio debe ilustrarse en forma decisiva, lógica y aceptable
sobre los valores de la idea expuesta. El pensamiento
indeciso, confuso o débil jamás dotará a la palabra de la

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 368

fuerza, energía y magnetismo que son tan esenciales a todo


orador.

“Todo pensamiento, en cuanto es definitivo, se traduce


forzosamente en acción. La duda, la incertidumbre, la
ignorancia, provocan indefectiblemente la parálisis de la
voluntad; son sinónimos de vacilación, inacción, pasividad.

“Pensar es prever; es la preparación del acto.” –


ZULUETA.

Método para reunir recursos persuasivos El orador


debe causar en sus oyentes las emociones y decisiones
que convienen al tema que desarrolla. Presentar una
exposición desgarbada, híbrida, descuidada, mal desarrollada
y peor preparada, es defraudar a quienes tenían derecho a
recibir ideas interesantes y provechosas.

Antes de exponer, el orador debe investigar, explorar y


estudiar para hacer acopio del material necesario.

En el mundo intelectual, la exploración y


profundización de los significados y realidades de la vida no
se llevan a efecto por accidente sino que requieren esfuerzo,
investigación, análisis, comparaciones, examen y un
continuado empeño por esclarecer y hallar cuanta evidencia
vigorice y realce lo que se propone.

Los recursos: matices, expresiones, estilo, acento,


giro, pausa, ademanes, entonación especial de la voz,
movimientos, manifestaciones emotivas, forma peculiar de
emplear el material de exposición, etcétera, requieren mucha
paciencia y persistente gimnasia por armonizar lo personal
con lo ideal y agregar lo persuasivo. La idea tiene su propia
luz, pero es la persona la que intensifica, le da enfoque y la

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 369

concentra de tal manera que destaca las proyecciones que


tiene.

Las ideas y recursos no nos asaltan, somos nosotros


los que debemos, pacientemente, acumularlos, ordenarlos,
distinguirlos, apreciar sus diferentes valores y méritos,
seleccionarlos y tenerlos listos para cuando sea preciso.

La improvisación está siempre huérfana de atracciones


para atraer e interesar, porque siempre está desprovista de lo
interesante, llamativo, eficaz, aceptable y verdadero.

El método que producirá grandes resultados y que


contribuirá a que se cuente con abundante material para ser
empleado en el discurso persuasivo, puede describirse como
sigue:

1. Tenga suficiente paciencia e interés por definir mejor y


ampliar sus conocimientos. Sea constante en su tesón
por interpretar el significado de cuanto usted considere
de auténtico valor.

2. Lea buenos libros, de carácter constructivo; obras que


usted comprenda y que le den una perspectiva más
amplia de las grandes verdades y que aumenten su
avidez por actuar en forma más útil, tanto en lo privado
como en lo social, y también que le permitan
fundamentar mejor la exposición de sus ideas ante
otros.

3. Cuando lea, acostúmbrese a anotar en el margen de la


página sus propias impresiones o ideas, que le sirvan
para nuevas consultas de lo leído. Jamás lea
apresuradamente. La lectura debe dejar en usted la

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 370

seguridad de que le ha enriquecido con nuevos


conocimientos o un mayor poder comprensivo.

4. Copie en un cuaderno de notas pensamientos o citas


importantes, para ser consultadas frecuentemente y
meditar sobre ellas.

5. Haga una recopilación de datos, curiosidades,


anécdotas, relatos, notas bibliográficas, etc., que
pueda utilizar cuando se le presente la ocasión de
hablar.

6. Observe mucho, reflexione sobre derivaciones y


significados de sus experiencias o sucesos
importantes, ya sea en lo social, lo político, lo religioso,
lo económico, lo internacional, etc.

7. Con frecuencia, y con el fin de hacer gimnasia mental,


prepare discursos o exposiciones sobre temas
interesantes, aunque no tenga que pronunciarlos.
Recuerde que la ejercitación constante es la forma de
estar siempre preparado para más fácilmente
seleccionar las ideas y ordenarlas.

8. Sea curioso por investigar y llegar cuanto más cerca


posible a las causas de las cosas, situaciones y
acontecimientos.

9. Examínese a sí mismo y compruebe el porqué de sus


inclinaciones, tendencias, disposiciones, estado de
ánimo; y, sobretodo, llegue lo más hondo posible a la
base de sus grandes energías, poderes e ideales. Esté
siempre atento para apreciar mejor cuanto de
interesante, bello y significativo tiene la vida.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 371

10. En su vida diaria, al comunicarse con sus semejantes,


interésese por influir en ellos en forma técnica,
inteligente y sagaz.

11. Corrija, todos los días, algún defecto que le impida


causar en otros una excelente impresión.

12. No sea precipitado al hablar, proponer


recomendaciones, argüir, disentir, discutir o defender.
Tenga en cuenta cómo atraer la simpatía de quien le
escucha.

13. Simpatice con sus oyentes. Dígales aquello que a ellos


interesará, y en la forma que les sea más fácil
escucharle a usted.

14. Fije en su mente las formas de expresión que agradan


y producen efectos convenientes.

15. Manténgase siempre ágil de pensamientos y


sentimiento, de modo que cuando tenga que
convencer, le sea fácil recurrir al medio más eficaz, y
recuerde siempre que la persuasión, para que sea
feliz, no puede ser impuesta, sino que debe ser
aceptada de buen grado.

16. Forme una experiencia, cada vez más consciente y


rica, en cuanto a casos prácticos, de su influencia
personal sobre otros. Ejercítese en el arte de atraer y
conquistar el interés y simpatía de otros.

17. Déjese impresionar por el significado y trascendencia


de verdades, principios, sucesos y otras influencias
que afectan la vida humana.

El Arte de Hablar en Público


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18. Ejercítese constantemente en el arte de preferir ideas


y sentimientos que le doten a usted de autoridad para
ser escuchado.

EJEMPLO DE ACUMULACION Y ORDENACION DE


MATERIAL PARA PREPARAR UN DISCURSO
SOBRE EL TEMA: “El ser humano ambiciona mucho,
pero se conforma con poco.”

LAS IDEAS PROPIAS

Este tema sugerirá toda suerte de ideas sin orden


alguno. En los más de los casos se agolparán en forma
confusa, contradictoria y precipitada, dificultando la
percepción clara de sus diferentes significados y méritos.

Las creencias nos indicarán consideraciones por las


cuales sentimos preferencias; las opiniones nos inducirán a
firmarnos en conclusiones, pero los conocimientos darán
solidez a lo que pensamos sobre el tema.

CREENCIAS, OPINIONES, CONOCIMIENTOS

¿Qué relaciones de carácter psicológico ofrece este


tema? ¿Qué dicen los autores prestigiosos acerca de la
voluntad humana? ¿Por qué no progresa más el ser humano?
Lo que ambiciona el hombre y sus proyecciones. Grado de
educación que ha conseguido el hombre para ambicionar
inteligentemente.

¿Qué diferencia hay entre la ambición, el deseo y la


aspiración?

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 373

LA EXPERIENCIA PERSONAL

Lo que se aporte, como fruto de la experiencia propia


impartirá a la exposición mayor energía y autenticidad.

¿Qué estímulos operan en nuestro ánimo para


disponernos a progresar? ¿Qué energías nos alientan? ¿Nos
conformamos con poco? ¿En qué consiste ese poco?
¿Estamos satisfechos con nuestra situación? ¿Qué hemos
notado entre los amigos, amistades y conocidos? ¿Están
conformes con su situación? ¿Se previenen contra las
eventualidades? ¿Hay esfuerzo de su parte por mejorar?
¿Está generalizado el descontento morboso, que más bien
fomenta la indolencia?

ESTUDIO Y DISCIPLINA

Lo que más ansía y ambiciona el ser humano. Anhelo


inherente al hombre por gozar de opulencia, placeres y
desahogo económico. Luchas sociales que prueban la
ambición desmedida que prevalece entre los hombres por las
cosas materiales. La comprensión e interpretación acerca de
los valores intangibles, pero reales, son muy raras entre los
hombres. Lo que exige esfuerzo, desvelo y sacrificio no
despierta verdadera ansia por alcanzarlo.

INVESTIGACIÓN

El ser humano jamás ha estado conforme con su


situación. La ambición radica en la codicia de poseer y
dominar. Se confía excesivamente en la eficacia de la
posesión. La historia reseña muchos casos interesantes sobre
esto. Aun en nuestros tiempos se dan algunos notables.
Detállese algún caso comprobatorio.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 374

ANÁLISIS

Se quiere gozar de grandes ventajas y privilegios, pero


se rehúye el sacrificio. Pocos son los que se organizan para
vencer obstáculos y dominar dificultades.

La generalidad de las personas no tiene ambiciones


notables. Pocos se dan cuenta de la responsabilidad que
significa ocupar puestos importantes y de autoridad. El dinero
y el poder simbolizan el máximo de la ambición humana. Se
ambiciona para satisfacer finalidades vanas. Ejemplos y
casos.

COMPROBACIÓN

Muchas personas imprevisoras que tuvieron


oportunidad de satisfacer sus ambiciones, por no estar
preparadas no pudieron aprovecharlas. En una oficina todos
quieren ser jefes, pero muy pocos pueden desempeñarse
como simples subalternos. Las ciencias, las artes, la literatura,
el comercio, la industria, las profesiones, ofrecen campo fértil
para satisfacer ambiciones, pero pocos se prestan para
aprovechar las oportunidades tras un acondicionamiento
adecuado y cuidadoso.

La comodidad, el confort y una situación más o menos


tolerable detienen a muchos en sus ambiciones. Lo poco
basta a la mayoría de las personas.

INTERPRETACIÓN PROPIA

Ideas propias sobre aspectos especiales del tema.


¿Puede el hombre satisfacer todas sus ambiciones? ¿Qué
impide que el hombre ambicione más con mayor inteligencia y
al impulso de ideales generosos?

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 375

El poder del ambiente sobre el individuo. La educación.


La influencia de las circunstancias. Conclusiones personales.

ORIENTACIÓN DE LAS IDEAS

¿Qué fines prácticos ofrece la discusión del tema?


¿Qué nos aconseja la reflexión y la meditación sobre el tema
para hacer recomendaciones a los oyentes? ¿Qué enseñanza
y finalidades se desprenden del tema? ¿Qué lecciones serán
provechosas a los oyentes?

PARTICIPACIÓN DE LAS SENTIMIENTOS

La ambición no debe reducirse a cosas materiales;


debe incluir motivos morales y espirituales. Lo material no es
todo en la vida. El hombre debe vivir y no sólo existir. Debe
ennoblecerse.

El impulso dinámico parte de las ansias generosas de


perfeccionamiento personal. Necesidad de fomentar el afecto
por lo que mejora y engrandece al hombre.

JUICIOS MAESTROS

Conclusiones definitivas e impresionantes acerca de la


conveniencia y necesidad de adoptar actitudes y decisiones
más dinámicas para mejorar y progresar. Invitación enfática a
abandonar la indiferencia e indolencia. La vida es
responsabilidad. Nadie puede regirla.

El futuro y sus incógnitas. La gloria del triunfo.


Ambicionar es recomendable cuando se desea ocupar planos
de idealismo. Ambicionar es necesario para perfeccionarse y
superarse.

El Arte de Hablar en Público


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“La vida es demasiado corta para ser pequeña.” –


DISRAELI.

PRÁCTICA DE ORDENACIÓN DE MATERIAL


PARA UN DISCURSO

Siguiendo el método sugerido en esta lección y


guiándose por el orden propuesto para acumular material en
la preparación del discurso sobre el tema. “El ser humano
ambiciona mucho, pero se conforma con poco”, prepare usted
un discurso sobre el tema: “La educación es indispensable
para progresar”.

Recuerde que debe definir ante todo, la finalidad según


se recomienda en la lección tercera.

PARA PRACTICAR EN CLASE

Extracte del discurso que prepare sobre el tema


respectivo los puntos principales y hable sobre ellos durante
siete minutos.

Téngase en cuenta el tiempo concedido y véngase


preparado para hacer una exposición que no se extienda ni un
minuto más.

Al exponer su tema, debe evidenciar convicción,


sinceridad y avidez de persuadir.

El Arte de Hablar en Público


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A la terminación de su discurso los presentes votarán


sobre si les convenció lo expuesto por usted.

Recomendaciones

a) Acostúmbrese a no aceptar ideas arbitrariamente.


Compruebe qué base tiene antes de aceptarlas.

b) Al hablar ante otros no espere de ellos mayor


interés del que usted demuestre en su exposición.

c) Fortifique incesantemente su confianza en sí mismo


sobre la base de un amplio conocimiento de lo que propone.

El Arte de Hablar en Público


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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 30

LAXITUD DE CUELO Y CABEZA

EJERCICIOS

Siéntese cómodamente en una silla y con el cuerpo


completamente laxo y con los ojos cerrados deje que su
cabeza se incline hacia delante por su propio peso. Evite la
rigidez en tal movimiento. Repita ese movimiento cinco veces
y hágalo otras tantas de izquierda a derecha y viceversa, pero
con el máximo de flojedad. A continuación haga girar la
cabeza suave y plácidamente procurando sentir una condición
muy suelta en la parte postrera del cuello. Repita este
ejercicio varios días hasta que note que no siente rigidez en
esa parte.

Con los músculos faciales bien sueltos, abra la boca


exageradamente y con lentitud deje que se cierre por sí sola,
siguiendo atentamente los efectos de esas expansiones y
contracciones, con el fin de sentir el alivio que se produce
cuando esos músculos vuelven a su estado normal. Esté
seguro de que en ninguna parte de su cabeza siente alguna
contracción; especialmente en la frente y mandíbulas; repita
diez veces.

Como ejercicio final y sintiendo completa flojedad en


toda su cabeza y cuello, deje que la misma se incline hacia
delante y sienta como si le entrara sueño, luego inclínela
hacia atrás por un movimiento rápido de modo que la
mandíbula inferior cuelgue por su propio peso y la boca quede

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 379

abierta. Repita este ejercicio hasta que logre este resultado y


sienta perfecta laxitud en dicha parte.

Después de dichos ejercicios y sintiendo la cabeza y


cuello completamente laxos lea, en alta voz, varias veces, con
tonos ricos y claros y con el máximo de movimientos libres de
la boca, mandíbula y lengua, el siguiente verso:

“Buscaba el bosque Francisco


Un vasco bizco, muy brusco,
Y al verle le dijo un chusco:
¿Busca el bosque vasco bizco?”

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 380

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 31

COMO CONCRETAR LAS IDEAS

FINALIDAD DE LAS IDEAS Las ideas tienen por finalidad


enriquecer el intelecto y dotarlo de la habilidad necesaria
para discernir justa, exacta, práctica y constructivamente. No
es precisamente la cantidad y diversidad de conocimientos lo
que constituye la riqueza del intelecto, sino las ideas
adaptables y prácticas que mejor sirvan los propósitos de una
vida más inteligente, útil y elevada. Una persona puede tener
materiales en abundancia para confeccionar trajes, pero si no
son utilizables y aplicables para hacer la vestimenta necesaria
serán de escaso valor.

Todas nuestras ideas parten de la sensación de alguna


necesidad, inquietud, aspiración, preocupación, impresión,
etc., y tienen por objeto explicar, definir, precisar, instruir,
juzgar, deleitar, decidir, etc., y para ello la mente entra en
función para fijarle a la vida el rumbo adecuado.

Muchas de las ideas llegan a nosotros con rapidez y se


ausentan con la misma fugacidad, sin dejar rastro alguno en
nuestra conciencia. Cuando algo nos impresiona
especialmente y le dedicamos alguna consideración, estudio,
investigación y análisis, empezamos a formar ideas,
iniciándose entonces en nosotros la convicción, la volición y la
decisión. No siempre el arraigo de las ideas es el resultado del
pensamiento meditado y cuidadoso; generalmente se llega a
conclusiones con precipitación y al impulso de las emociones
más o menos convenientes.

“¡Cuánto pensamiento fecundo, cuánta invención feliz,


cuánta verdad nueva, belleza o victoria para el bien o

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 381

superación en la condición de muchos no habrá perdido la


humanidad de este modo!: cruzar por una mente como
inesperado relámpago una idea; negarle la misma mente que
la tuvo la caridad de su atención; despreciarla, juzgarla
paradójica, nacida al libre juego de la fantasía, y en la
profundidad, a donde caen las cosas que desampara la
memoria, perderse la idea para siempre, cuando atendida,
puesta bajo los auspicios de la reflexión, ella hubiera podido
recorrer el trecho que va del germen al fruto, y de la quimera a
la gloria.” JOSE ENRIQUE RODO.

La importancia de las ideas no se mide por la


extensión y profusión de que se acompañan, sino por las
verdades y enseñanzas utilizables que encierran. Un discurso
de una hora podrá tener menos valor que otro de diez minutos
de duración. En no pocos casos, ese discurso tan extenso
podría reducirse a media hora o menos, sin que su esencia y
mérito sufrieran lo más mínimo.

Las ideas deben determinar y señalar las rutas más


directas y seguras hacia la comprobación de lo que interesa
conocer. Si nos dirigimos a un determinado lugar, no elegimos
el camino más largo, sino el más breve y directo.

Si queremos fotografiar un edificio, no


impresionaremos en la película el panorama de toda la
ciudad, porque al incluir la totalidad, muy poco en detalle se
verá de la estructura. Si nos interesa un aspecto en particular,
dejaremos fuera del foco lo que no tiene relación con el
enfoque elegido.

Para desarrollar una idea inteligente y razonadamente


es preciso partir del punto inicial de un interés sincero por
contemplar cuanto de valor y mérito encierra la misma. A este
fin será preciso establecer ese encadenamiento de causas y
efectos, verdades y enseñanzas, experiencias y lecciones,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 382

hechos y derivaciones, doctrinas y significados, afirmaciones y


evidencias, etc., que solidificarán la realidad de lo que se
desea exponer. Sin un anhelo vivo y especial que nazca de
una preferencia personal por desenvolver cuando afecte a la
idea que desea exponerse, no se poseerá el entusiasmo, la
energía y el interés por descubrir todas las fases que
reflejarán el sentido, significados y realidades contenidas en
ella.

Por generalizar y divagar se cometen grandes errores,


y la mente se pierde en un mar de confusión y de
perplejidades sin que pueda llegar al puerto de conclusión o
decisión alguna. Las ideas debes tener expresión concreta,
precisa, evidente y definida, si han de constituirse en factores
poderosos para resolver los múltiples problemas de que se
rodea la vida.

Conviene que el punto inicial se apoye en un deseo


real e íntimo por destacar las verdades que pueda encerrar la
idea respectiva, pues una simple avidez de curiosidad será,
con toda probabilidad, estéril. Si el estudio de una idea
responde a una necesidad sentida, la tarea será más fecunda
y luminosa. Dice Vauvenargues: “Los grandes pensamientos
vienen del corazón”.

Unidad y afinidad de las ideas Al concretar las ideas


sobre un asunto dado, debemos seguir un proceso de
eliminación o exclusión de todas las que no tienen relación
directa o inmediata con lo que es objeto de nuestra
consideración. Si hablamos sobre “La guerra debe ser
abolida”, no incluiremos en la discusión respectiva
consideraciones sobre las causas o motivos que las originan,
sino que nos concretaremos a exponer las razones que
explican y justifican la abolición de la misma. Las ideas deben
tener unidad y los pensamientos que susciten ser afines entre
sí.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 383

Todas las ideas tienen una base central de donde se


derivan otras con relaciones más o menos vinculadas entre sí.
Tal base encierra la esencia del pensamiento. Si me entrego a
considerar la necesidad de extirpar el analfabetismo, tal
consideración se basa en la idea de que todos los seres
humanos deberían saber leer y escribir. En este caso la
esencia de esa idea estaría encerrada en el pensamiento
central de hallar el medio o medios para que todos puedan
lograr esas mejoras.

Si queremos pintar un cuadro marino, no incluiremos


en él escenas callejeras. Cuantos elementos aparezcan en el
cuadro deberán referirse al mar. El cuadro no podrá contener
cuanto existe en la inmensidad marina; sólo exhibirá una
reducida parte, pero en sí será completa, mostrando, por
ejemplo, o un puerto o un barco en alta mar o unas gaviotas
revoloteando sobre un oleaje encrespado, etcétera. Cada
asunto tendrá un motivo principal y su manifestación estética.
De la misma manera, el orador debe elegir su tópico y
reducirlo a los elementos principales que darán al conjunto de
sus pensamientos expresión completa y significativa de algo
que interesa.

La gama de un discurso debe ser estrecha y bien


entrelazada con elementos afines, pues de lo contrario, el
oyente no podrá concentrar su atención en el asunto principal
y menos formarse un juicio correcto e inteligente de las ideas
que se le expongan.

Muchas veces la atención de un auditorio se escapa


por esos vacíos que producen la extensión y la excesiva
difusión del discurso. Nada debe agregarse al mismo que no
esté directamente relacionado con el tema que se expone, si
se quiere conseguir la atención de los oyentes y que éstos
comprendan el mensaje.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 384

Estúdiese y compréndase bien el problema que


encierra la idea que se desea desarrollar; defínase
exactamente la solución más conveniente y expóngase los
puntos fundamentales en forma concreta.

La composición del discurso será más sólida y firme,


como también más precisa y unificada si se ha estudiado bien
el efecto que debe lograrse. Esto limitará el marco en el cual
habrá de encuadrarse toda la exposición, lo cual determinará
la dimensión y amplitud del discurso.

Definiciones y aclaraciones Pensamos por la


influencia o estímulo de algún fin o motivo. Esto es, algo
especial pone en función nuestra mente con fines
determinados. Si en rueda de amigos hablo acerca de la
importancia de la honestidad de los empleados públicos es
porque anteriormente he pensado sobre la necesidad de que
cuantos administran la cosa pública no despilfarren el tesoro
público y que deben actuar con probidad.

Concretar es reducir lo amplio, indefinido, extenso y


difuso a términos explícitos, claros, esenciales, específicos y
sólidos. Al precisar exactamente lo que deseamos comunicar
es indispensable definir y aclarar cuanto se preste a confusión
o a interpretaciones torcidas.

Algunas veces será necesario definir algún término;


otras, será preciso aclarar algún pensamiento, para que la
idea que se expone no quede en suspenso y como
desprendida del discurso. Si yo digo: “Hay que leer mucho”,
no expreso una idea concreta, definida y clara, según es mi
intención, pues, deseo afirmar que conviene leer libros
buenos, útiles y prácticos periódicamente y en forma
concentrada.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 385

Lo que digamos a un auditorio, debe tener un sentido


completo y directo. Cuanto más concreto, claro y definido sea
lo que expongamos más destacado e influyente será su
sentido y significado. La conjetura y dudas que suscitan las
ideas desarrolladas deficientemente, destruyen la eficacia de
la elocuencia, y, por lo tanto, el valor del discurso.

Identifiquemos el motivo o razón que nos inspira e


induce a hablar. Asegurémonos de que es un motivo libre de
influencias bastardas y justifiquemos nuestra exposición en
ansias, anhelos y deseos justos, sanos, nobles.

Cuando proponemos, defendemos, recomendamos y


apoyamos algo, tenemos en cuenta lograr algún resultado
determinado, y según la influencia que tal objeto ejerza en el
orador así será la orientación del discurso. Antes de
desarrollar la idea, aclárense explícitamente los propósitos
que se anhelan, porque de ellos arrancará inevitablemente la
orientación de las ideas, como también las razones que se
expondrán.

Valores y relaciones Así como al extraer la esencia


de un producto se retiene cuanto de valor concentra,
también al concretar las ideas, retenemos y puntualizamos
aquellas que se distinguen por su calidad, mérito, distinción,
significado y poder. Entre los metales hay variaciones en
calidad y aplicación; de la misma manera, entre las ideas
también existen contrastes notables y derivaciones diversas.
Unas tienen valor por su aplicación práctica; otras, por su
mérito constructivo; muchas, por sus cualidades docentes; no
pocas, por su influencia animadora y orientadora, una gran
cantidad de ellas, por su poder para fortalecer el espíritu, el
intelecto y el físico; y un sinnúmero, por encaminar al hombre
por la ruta del progreso.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 386

Al destacar los valores de lo que exponemos es


preciso establecer las relaciones que guardan con efectos,
resultados, consecuencias, etc., todo lo cual formará en la
mente del que escucha un concepto más cabal de lo que se
expone, y animará en su espíritu convicciones más firmes y
sólidas.

Al demostrar las relaciones entre las ideas que


deseamos exponer, determínese la importancia de unas sobre
otras, y considérese su trascendencia, para que se discierna
fácilmente la graduación que les corresponde.

Los pensamientos que expresamos deben ser de tal


naturaleza que vigoricen, animen, aleccionen y contribuyan a
despejar incógnitas. Deben también contribuir a la formación
de convicciones más sólidas y estimular un sentido de
comprensión y visión más activos y potentes.

Mida, pese y aquilate sus pensamientos antes de


formar su idea definitiva. Calcule su trascendencia, compare
el valor que posean con otros semejantes, y válgase de
aquellos que darán poder constructivo a su discurso.

Evolución y concordancia de los pensamientos Al


reducir las ideas a sus expresiones más esenciales y
explícitas, debe procurarse que el desarrollo del pensamiento
central siga una evolución ordenada, progresiva y encaminada
a una conclusión clara y definida. Para esto es preciso
coordinar todas las ideas en forma racional, lógica y
concluyente.

Los pensamientos son el material con que construimos


la idea fundamental que deseamos desarrollar. Esta será más
evidente y tendrá más vigor propio si todos los puntos
expuestos concuerdan entre sí y consolidan la verdad que
encierra. En la construcción de un edificio, el volumen se

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 387

agiganta a medida que alcanza altura. En el mundo de las


ideas también hay altura, cuando en su elaboración ha
participado un desarrollo bien razonado, inspirado y unificado
con un contenido meritorio.

A través de la ampliación y proyección se vislumbran


los puntos principales del discurso, y se sientan las bases
sobre las que descansará toda la estructura del mismo. Por la
ampliación se entra a afirmar, probar, explicar y recomendar
cuanto de importante sugiere el tema, y por la proyección se
destacan los significados, resultados, consecuencias y
trascendencias ulteriores.

Así como el contacto eléctrico nos da la luz necesaria,


los contactos que en nuestra mente se forman con otras ideas
dinámicas e interesantes, afines entre sí, contribuyen a una
dilucidación mejor del punto principal que motiva nuestra
atención e interés especiales.

Solidez y consistencia Al concretar las ideas, se tiene


por objeto consolidar el tema que ha de ser expuesto para
persuadir con mayor poder. Por lo tanto, se precisa incorporar
al discurso los pensamientos y argumentos que le darán
consistencia y cohesión. Una fortaleza se construye con
materiales resistentes y sólidos para hacerla invulnerable al
enemigo. Si el orador expone sus ideas en forma liviana,
hueca, y sin afirmarse en bases sólidas, saldrá derrotado en
sus propósitos y no persuadirá.

Preferentemente debe darse acogida a las de carácter


superior, a aquellas que dignifiquen, realcen y valoricen el
discurso y que maticen y den el colorido conveniente al
asunto que se presenta. Prefiéranse las positivas,
alentadoras, orientadoras y vitalizadoras.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 388

Cuantos pensamientos entren en el desarrollo de la


idea, deben robustecer lo que es objeto de discusión. Los
razonamientos no sólo deben ser lógicos y admisibles, sino
que también tener tal mérito que atraigan el corazón y la
mente y satisfagan las ansias y anhelos de los oyentes.

Difícil será concretar las ideas, si éstas no están


basadas en verdades evidentes y convincentes. La solidez y
consistencia de las ideas se apoyan precisamente en la base
de la realidad y en la eficacia de éstas. Al concretarlas hay
que basarlas en razonamientos y conclusiones que a todas
luces sean aceptables.

Ha dicho un autor: “El orador del futuro, para mantener


el interés de su auditorio e impresionarlo, deberá abandonar la
excitación indebida y concretarse a razonar, expresándose
con poder y exponiendo con lógica. Ello significa,
inevitablemente, que la oratoria del futuro ha de ser la oratoria
del razonamiento condensado y adecuado a la clase de
oyentes a la que habla”.

Puntos esenciales Cuando concretamos las ideas, nos


limitamos a incluir en el tema solamente los puntos
esenciales que encierran la sustancia de la tesis que
exponemos. Toda la fábrica de la exposición descansa sobre
los puntos básicos por encerrar los mismos las verdades
capitales.

Estos puntos se refieren a las afirmaciones,


argumentación, pruebas y conclusiones referentes al asunto
que se presenta. Hay que destacar y realzar cuáles son los
importantes y necesarios, pues también hay categorías y
jerarquías en el orden de las verdades y principios.

En el desarrollo de un tema entra una serie de


consideraciones que lo dividen en partes, unas fundamentales

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 389

por su contextura esencial y otras secundarias o


complementarias por corroborar, comprobar o afianzar sus
puntos fundamentales.

Enumérense todos los puntos principales que sugiere


el tema. Ellos constituirán las diferentes secciones de toda la
estructura. Estas secciones agruparán las ideas que más
interesan y que contienen la sustancia de la idea central.

Las ideas complementarias detallarán y explicarán el


alcance y significado de las fundamentales. Por razón de
proporción las principales necesitan una exposición más
completa y extensa, mientras que la de las secundarias será
más breve y sucinta.

Los puntos esenciales dan cuerpo y forma a la


estructura de las ideas y en ellos se encierra todo el
significado, la enseñanza y la orientación de los propósitos
que animan al orador.

Conclusividad constructiva En general una idea se


desarrolla para ilustrar, esclarecer, probar y descubrir
más luz sobre algún asunto, y enriquecernos con un
conocimiento mejor sobre el mismo. Para lograr esto es
preciso partir de lo simple a lo compuesto, del detalle al
conjunto, de lo particular a lo general y del simple concepto a
la idea o teoría amplia.

Las ideas deben ir más allá de la presentación de


panoramas recreativos y gratos a la imaginación: deben
vigorizar la fibra del espíritu y enriquecer la personalidad. Las
ideas deben producir las reacciones que impelen a las
persona a adoptar, modificar, mejorar o perfeccionar todo
aquello que ennoblece y elevará la vida.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 390

En forma graduada y ordenada deben figurar todos los


argumentos, razonamientos y pruebas que demuestren la
verdad de las ideas que se expongan, pero la evidencia debe
ser completa y convincente.

Una demostración confusa y arbitraria restará brillo y


mérito al asunto expuesto, lo cual impedirá que arraigue en el
ánimo de los oyentes. Procúrese que haya vinculación
estrecha entre los pensamientos reunidos y que su relación se
mantenga evidentemente a través de toda la exposición.

La exposición de ideas debe culminar en la


puntualización de todas las razones, evidencias, motivos y
causas que movilizarán la voluntad de los oyentes a ajustarse
a las recomendaciones hechas. Señálense los nuevos
derroteros en forma que iluminen al hombre; demuéstrense
las verdades que en distinta forma afectarán la vida para que
animen a proceder con mayor rectitud y eficacia; aplíquense
aquellas lecciones que formarán un espíritu y mente más
serenos y decididos para no desviarse de las normas justas y
equitativas; reálcense las experiencias que destacarán los
valores permanentes, adúzcanse razones y motivos que
despertarán en el hombre ansias de superación y elevación.

Cuando las ideas tienen conclusividad constructiva


poseen la virtud de vivificar la verdad y realidad de su
significado. Su evidencia se posesiona del corazón y mente
de los oyentes, y los anima a trazarse planes de conducta
más definidos y programas de actividad más fecundos y
felices.

Expectativa atenta Para desarrollar las ideas más


inteligente y eficazmente es preciso mantener la mente en
una condición de expectativa constante. Es necesario ver
distintamente aquellos matices que se escapan a la mirada
fugaz y precipitada. Cuando vamos por la calle, son múltiples

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 391

las cosas que se nos presentan, pero muy pocas las que
distinguimos por no guardar una disposición que las anticipe
ni mantener una atención interesada.

Dice Kay: “La mente, lo mismo que la vista, sólo


percibe aquello que es capaz de percibir”. Muchas son las
cosas e ideas que pasan ante nosotros inadvertidamente,
porque nuestra mente no ha estado atenta para encontrar lo
que deseaba. No pocas personas creen que para desarrollar
ideas basta haber estudiado o leído mucho. Esto es muy
importante, pero lo esencial es predisponerte a reconocer lo
que se busca en cuanto aparezca.

Por expectativa atenta se entiende la predisposición


activa y despierta para advertir y notar aquellos elementos
que permitirán el desarrollo de ideas con eficacia y fluidez.
Formar el hábito de la expectativa atenta es esencial para
hallar los elementos necesarios cuando se necesitan.

La expectativa atenta nos ayudará a descubrir nuevas


relaciones entre cosas e ideas, y nos dará la pericia necesaria
para percibir y ahondar con más acierto y seguridad en el
desdoblamiento expresivo de los pensamientos.

Desarrollo concreto del tema: LA LIBERTAD ES UNA


RESPONSABILIDAD Y NO UN PRIVILEGIO.

Objeto de este tema: Probar que la libertad obliga al


hombre a limitarse en sus movimientos y acciones y que no es
una facultad al servicio del antojo y egoísmo personales.

1. La libertad no es como una pista sin fin por la cual


deba correrse hasta que la fatiga y el desmayo pongan
término al esfuerzo. Análogamente, el agua no existe
para que el hombre naufrague en ella, sino para que
apacigüe la sed, según la necesidad de cada uno. De

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 392

la misma manera, la libertad no es un objetivo, sino un


medio para el desenvolvimiento de las facultades y
atributos personales, es decir, para que el hombre
pueda comportarse como un ser superior y
caracterizarse por actos trascendentes y de una
categoría que no está al alcance de los seres
inferiores.

2. Según se emplea la libertad así son los resultados de


los actos humanos. Solamente cuando se consideran
inteligentemente los efectos que puedan resultar del
uso de su facultad, en determinado orden o situación,
puede obrarse sin desvío o demasía.

Esta previa consideración o estudio que debe preceder


a la decisión de cómo, cuándo y por qué usará tan
preciada prerrogativa, establece la base sobre la cual
descansa una conducta juiciosa y acertada, y, por lo
tanto, responsable.

3. El sentido activo de la responsabilidad defiende al


hombre contra los excesos y abusos que provendrían
de la aplicación arbitraria de la libertad. El ser humano
puede comer cuanto, cuando y lo que quiera, pero su
sentido de responsabilidad le fijará limitaciones que
habrán de evitarle sufrimientos y perjuicios.

4. La libertad no es un privilegio o concesión sin


limitaciones, como lo prueba que moral, física, legal,
política, social y económicamente, nuestros actos son
aprobados o reprobados, condensados o premiados y
benefician o perjudican, según nos hemos contenido o
extralimitado. Un arquitecto puede construir una casa
del estilo y tamaño que se le antoje, pero no puede
construir a capricho desentendiéndose impunemente
de las leyes y principios de la arquitectura, porque el

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 393

edificio estará expuesto a riesgos importantes. Dice


Aristóteles: “El hombre sensato no busca el placer,
procura evitar el dolor”.

5. Una libertad limitada que como privilegio o favor


permitiese al hombre moverse y obrar sin sujeción
alguna, destruiría las barreras de la prudencia, de la
sensatez y del dominio propio, sin las cuales los actos
alocados y desmedidos precipitan al hombre por la
pendiente del fracaso y del dolor.

6. No es la sensación de ser libre lo que estimula la


facultad para obrar mejor y más inteligentemente, sino
el sentido de la responsabilidad, intelectualmente
interpretado, que crea en la mente y en la conciencia
valores y apreciaciones de orden y de juicio. Los más
inteligentes y conscientes no se exceden en ese
derecho, porque anticipan y prevén el alcance de sus
actos.

7. La libre determinación, encuadrada en un sentido de


responsabilidad, tiene un poder positivo, constructivo y
dinámico, por el que el hombre puede labrar su
progreso y felicidad.

8. La libertad dignifica, eleva y regenera al hombre sólo


cuando éste puede apreciar y calcular en forma
responsable la importancia de su vida espiritual y
emplea sus potencias para cuando culmine en una
actuación más ordenada, grande y generosa.

Después de leído este ejemplo compruebe si tiene


unidad, subraye las definiciones y aclaraciones hechas, luego
anote cuáles son los puntos esenciales que se destacan.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 394

Venga a la clase preparado para contestar las


siguientes preguntas:

1. ¿Qué relaciones encierra esta exposición?


2. ¿Cómo evolucionan y concuerdan las ideas de la
misma?
3. ¿Tiene solidez y consistencia el desarrollo del tema?
4. ¿Por qué tiene conclusividad constructiva?

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 395

EJERCICIO DE PRÁCTICA

Concrete en pocas palabras y por escrito el


pensamiento central de cada uno de los siguientes párrafos y
preséntelo al profesor.

“La verdadera elocuencia reprueba las locuciones


afectadas que enervan y confunden el estilo, y las sentencias
enmarañadas y oscuras, que aparentan gran significación y
nada dicen. Las frases no han de ser revueltas ni forzadas,
sino llanas, abiertas y corrientes, que no hagan dificultosa su
inteligencia. Con esta claridad suave y fácil y con esta tersura
acompañada de la fuerza de las imágenes y afectos, reluce
más la hermosura y grandeza de la elocución.” –A. DE
CAPMANY.

“La más alta plataforma de la elocuencia es el


sentimiento moral; es lo que se llama la verdad afirmativa y
que tiene la propiedad de vigorizar el auditorio: lleva dentro de
sí una idea de eternidad, cuando se siente establecido sobre
un terreno que permanecerá siempre aunque lo demás
desaparezca y que no tiene rastro alguno de tiempo o de lugar
o de partido. Todo lo que sea hostil se derrumba en presencia
de los sentimientos; su majestad la sienten hasta los más
empedernidos. Es digno de observarse que siempre que se
actúa sobre grandes masas se debe dar entrada a este
sentimiento moral que obra decisivamente y que hasta los
hombres menos habituados a acudir a estos sentimientos
apelan a ellos cuando se dirigen a las naciones; incluso
Napoleón lo acepta y lo utiliza como puede”. –EMERSON.

“El medio más eficaz para enseñorearse de la


conciencia ajena es hacer llegar a la palabra propia, ora
hábilmente insinuadora, o ya sea violentamente sugestiva. He
aquí, precisamente, el fin de todo acto o fragmento de
elocuencia; el que habla quiere influir sobre aquellos que le

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 396

escuchan, procurando atraerlos hacia sí en la propia órbita


mental o moral, volitiva u operativa: fin complejo que,
analíticamente se descompone en cuatro elementos diversos:
Instruir, persuadir, conmover, divertir.” –MAJORANA.

RECOMENDACIONES

a) Hágase diestro en sintetizar párrafos, escritos y


exposiciones y su intelecto se enriquecerá con una práctica de
suma importancia para pensar con más acierto y rapidez.

b) Lea varias veces lo que desea sintetizar para


compenetrarse bien de su sentido y significado, luego elimine
las palabras menos importantes y al final quedarán las que
constituyen la llave del pensamiento central.

c) Huya de la divagación y de la difusión, enemigas del


pensamiento eficaz y cuanto más hábil se haga en definir y
concretar, más fácil le será expresarse eficazmente.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 397

VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 32

PRÁCTICA DE LECTURA

Con el objeto de que el alumno se ejercite en la


pronunciación correcta y se adiestre en la función elástica de
labios, lengua y mandíbula como también que entone con el
debido énfasis y le dé a su expresión el realce necesario, se
recomienda la lectura de unos párrafos que se copian del libro
“Filosofía de la Elocuencia”, por don Antonio de Capmany, la
que se hará sentado y con el cuerpo en perfecta laxitud.

Léase en alta voz, con lentitud y dándole a cada sílaba


todo el valor musical que requiere. Convendrá que el lector se
escuche y si puede conseguir la cooperación de un oyente
inteligente que le critique, la práctica será más fructífera.

A continuación sigue la copia referida:

“Así el que quiera dominar a los otros, inspirándoles la


pasión de que está animada, se aprovecha con sagacidad,
una vez, de la propensión o disposición favorable que halla en
los ánimos; otras, de la situación en que varias circunstancias
ponen a los hombres; otra, de las leyes que les gobiernan; y
otras, en fin, de las preocupaciones mismas a que obedecen.
En la situación en que estaban las tropas de Cartago, antes
de empezar la batalla de Tesino, ¿qué confianza y valor no les
infundiría esta breve arenga de Aníbal?: “¡Compañeros!; los
romanos deben temblar hoy, no vosotros. Tended la vista por
este campo, y no veréis retirada para los cobardes: todos
pereceremos hoy si somos vencidos. Pero, ¡qué prenda más
segura del triunfo, que señal más visible de la protección de
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 398

los dioses, que habernos colocado entre la victoria y la


muerte!”

“El poeta que se aprovechó, para mover a la


compasión y tristeza de la situación de Herminia, bien conocía
el poder que tienen en nuestro corazón las razones tiernas y
suaves. Esta princesa desgraciada, despojada del trono, y
abandonada del infiel Tancredo, su amante, se retira a una
aldea, y toma el oficio de pastora. Una tarde de julio mientras
las ovejas sesteaban a la sombra, se divertía grabando con
amorosas letras en la corteza de unos cipreses la historia y
las desventuras de su pasión; y al recorrer las líneas que
acababa de formar, desfalleció, y bañada en lágrimas
exclamó: “¡Arboles confidentes de mi llanto, conservad la
historia de mis penas! Si algún día un fiel amante viniese a
descansar bajo vuestra sombra, se enternecerá de compasión
al leer mis tristes desventuras y dirá: ¡Ah!, ¡que mal pagaron el
amor y la fortuna tanta constancia y fidelidad!”

“Al tiempo que Sócrates recibía la copa de veneno de


manos del verdugo, hizo su mujer, Jantipe grandes
exclamaciones acusando a los causantes de la muerte de su
marido, diciendo que moría sin culpa, a lo cual acudió
Sócrates con mucha gravedad: ¿Tuvieras por mejor que
muriera culpado?” La inocencia y serenidad del filósofo nos
interesa aquí, y nos enseña.

“Arístides, que por sus virtudes y gloria de grandes


hechos mereció el título de Justo, y fue por los atenienses
desterrado de su patria después de haberla defendido,
ampliado y ennoblecido, al salir de la ciudad no le echó
maldiciones, ni dijo contra sus conciudadanos las
imprecaciones que se solían oír en las tragedias; antes,
levantando las manos al cielo, hizo súplica a los dioses: que
todos perdiesen la memoria de Arístides. Este rasgo de
generosidad y patriotismo, esta serenidad de tan indulgente

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 399

ánimo, ¿a quién no moverá a ternura y amor a la virtud?;


verdad es que no iba a la muerte; pero iba a morir civilmente.

“Si las postreras palabras de los vivos son tan eficaces


y penetrantes, ¿cuán patéticas serán las de los muertos?
Leiíase en la sublime inscripción del túmulo de los 300
Lacedemonios que sacrificaron sus vidas en la defensa de las
Temópilas: “¡Caminante!, ve a decir a Esparta que hemos
muerto aquí por obedecer sus santas leyes”. ¡Qué honroso y
melancólico recuerdo!, ¡qué personificación tan sublime!
Hablan los muertos y se glorían de haber muerto por la patria;
y parece que aún no quieren apartarse de su obediencia, pues
le envían la noticia del sitio donde yacen hijos leales como
valientes.

“Estando la batalla de Farsalia tan a pique, no se oía


sino estrépito de caballos y de hombres, vio César a Cayo
Crastino, capitán de diez águilas, que las iba requiriendo; y
llamándole por su nombre, le preguntó: “¿Qué te parece
podremos esperar de esta batalla?” Y alzando la mano díjole:
“Vencerás, César, y me loarás vivo o muerto”. Sucedió lo uno
y lo otro, porque Crastino murió; César venció, y celebró al
muerto en una oración fúnebre.

“Engrandecen mucho a Craso por haber, con buen


ánimo, sufrido la muerte de su hijo, varón insigne, y marido de
aquella no menos sabia y elocuente que hermosa y agraciada
Cornelio, hija de Escisión. Viendo Craso que traían los Partos
la cabeza de su hijo en la punta de una lanza, y que con aquel
espectáculo lamentable se atemorizaban y desmayaban los
ánimos de todos sus soldados, dijo en voz alta: “Mío es este
dolor, mío el daño, mío el llanto, más el remedio, la gloria de
la república, y la venganza consisten en vuestra salud”.

Refiérenos Solís la tierna respuesta que dio


Montezuma a sus magos agoreros cuando le predijeron, en

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 400

nombre y por decreto del cielo, la ruina de su imperio,


concebida en estos términos: “¡Qué podemos hacer si nos
desamparan nuestros dioses! Vengan los extranjeros y caiga
sobre nosotros el cielo, que no nos hemos de esconder, ni nos
ha de hallar fugitivos, la calamidad. Sólo me lastiman los
viejos, niños y mujeres, a quienes faltan las manos para
cuidar de su defensa”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 401

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 33

RAZONAMIENTO LÓGICO EN EL DISCURSO

LA RAZÓN La facultad de la razón nos permite discutir, es


decir, poner en función el discernimiento para que el
pensamiento sea acertado y las ideas descansen en la verdad
y en la realidad. Por medio de la razón demostramos la
evidencia de lo que queremos probar.

En el discurso la razón ejerce el dominio y supremacía


sobre todos los pensamientos que habrán de exponerse, para
que, sostenidos por una base bien cimentada, posean mayor
vigor y poder persuasivo.

“El que no razona es un fanático, el que no puede


razonar es un tonto, y el que no se atreve a razonar es un
esclavo.” –W. DRUMMOND.

“Una sociedad que puede producir, pero que no puede


hablar, podrá ser un modelo de eficiencia disciplinada, pero
representa la derrota total de la civilización humana: la
degradación del hombre al nivel del insecto… El discurso de
la expresión es hermano gemelo del discurso de la razón; si
descuidamos el pensamiento para conseguir entendimiento y
diversas mejoras, nos exponemos a una pérdida por la que
ninguna adquisición o progreso material podrá servir de
compensación.” –ESME WINGFIELD-STRATFORD.

ANÁLISIS LÓGICO Un razonamiento metódico basado en


la demostración lógica excluye las influencias que no tienen
arraigo en hechos o verdades demostrables. Al analizar,
razonar y deducir conviene, ante todo, estudiar el problema

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 402

que ofrece el asunto que se desea exponer, considerando


cada hecho por separado, analizándolo, apreciando sus
méritos y cualidades y describiendo exactamente qué relación
guarda con el asunto que se dilucida.

En el análisis se aprecia el valor y verdad de las


ideas elegidas, para integrar el discurso los pensamientos
más apropiados y que mejor armonizan con la finalidad
deseada. Las deducciones que se hagan deben ser lógicas y
a todas luces evidentes y convincentes.

Analícense todas las partes del discurso, hállense y


compruébense las relaciones que pueden existir entre ellas.

Manténganse durante todo el desarrollo ese enlace


natural y encadenado que permitirá hacer una nueva
demostración persuasiva.

Del análisis cuidadosamente hecho depende que los


razonamientos ofrecidos sean aceptables y las conclusiones
exactas.

Razonamiento lógico El razonamiento lógico es la acción


consciente del pensamiento dedicado a probar la verdad de lo
que se afirma; es la formación de conceptos bien basados con
el objeto de demostrar alguna cosa. El raciocinio se apoya en
la demostración de la verdad de lo que se analiza, estudia o
expone.

El raciocinio nos permite descubrir cómo aplicar el


pensamiento a las cosas y hechos para lograr el conocimiento
exacto de los mismos.

La observación de los hechos es la primera etapa del


razonamiento; luego es preciso identificarlos, asegurándose
de que son auténticos. Por el proceso que se sigue en el

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 403

razonamiento lógico se establecen contrastes, semejanzas y


diferencias de acuerdo con principios, reglas, verdades y
hechos ya establecidos y admitidos como básicos, así unos
pensamientos reemplazados por otros más adecuados o
exactos y por los contrastes o diferentes interpretaciones
concretas y definidas. Dice Maudsley: “Cuanto más
cuidadosamente observamos, percibimos con mayor claridad;
pensamos más rectamente, recordamos con mayor fidelidad;
es más viva nuestra imaginación y más sanos nuestros
juicios”.

La asociación de ideas debidamente enlazadas y


armonizadas en sus analogías, constituyen un poderoso
auxiliar del razonamiento lógico.

Un autor ha dicho: “El razonamiento prepara la acción;


ha de partir de la realidad y en la realidad ha de encontrar su
acción”.

REFLEJOS PERSONALES QUE IMPIDEN LA FUNCIÓN DE


RAZONAR El razonamiento lógico requiere independencia e
inmunización contra las influencias arbitrarias, las
supersticiones, las ideas erróneas y los prejuicios que
interrumpen y nublen la visión y percepción de las cosas y
hechos verdaderos. Los reflejos personales representados por
las ideas formadas al calor de impresiones falsas,
preferencias egoístas fanatismos personales, indolencia
mental y conocimientos parciales, equivocados o imperfectos,
complican el funcionamiento normal del raciocinio lógico y
conducen al error.

Al preparar el discurso cuídese que sólo tengan cabida


las ideas que han sido investigadas antes, serena y
justamente, y que brillan por su concordancia con los hechos.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 404

Juicio Juicio es el acto mental de percibir y afirmar una


relación entre dos cosas que se distinguen: Si yo digo todo
ciudadano debe respetar y obedecer la ley, he establecido
una relación entre el individuo y la ley; el ciudadano que debe
sometimiento a la soberanía de la ley, y ésta que ejerce
supremacía sobre el ciudadano.

Constantemente formamos juicios más o menos bien


fundados y razonados. Todo en rededor nuestro nos invita a
decidirnos por algo determinado, pero debido a la
aglomeración y diversidad de influencias que nos rodean y a
la confusión de que en la mayoría de los casos se
acompañan, no siempre pensamos razonada y lógicamente.
Los juicios equivocados podrán o no tener repercusión
desfavorable en el fuero interno, pero expresados en público
no sólo restarán influencia, positiva al orador, sino que
también podrá desorientar y confundir. Para que sean
vigorosos y convenzan, tienen que estar bien fundados,
basados en un razonamiento lógico y libre de error.

La proposiciÓn La proposición es la forma del


pensamiento que expresa un juicio que puede ser
verdadero o falso. Cuanto más lógica y verdadera sea la
proposición, más fácilmente podrá desarrollarse la idea que
encierra, y más se destacará su significado. Todo el
procedimiento de la lógica tiene por finalidad probar el valor y
la verdad de la proposición.

A través de un discurso hacemos una serie de


afirmaciones o proposiciones que constituyen las ideas
básicas sobre las que se erige la estructura de la exposición.
Todas ellas deben estar arraigadas en la lógica, y, por lo
tanto, apoyadas en la verdad y en la razón.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 405

Por la proposición fijamos la orientación de nuestro


pensamiento y trazamos la ruta hacia conclusiones claras y
determinadas.

Distinciones Al distinguir entre los fenómenos, hechos o


casos, aquilatamos el valor de cada uno y demostramos el
orden de categoría que existe entre ellos, realzando en
particular aquellos que tienen algún mérito especial o superior.
¿Por qué reconocemos diferencia entre el error y la verdad?
Porque distinguimos la superioridad que encierra la verdad en
comparación con el error. Cuando pensamos distinguimos los
contrastes entre las ideas, estados de conciencia y hechos
que se prestan para elegir entre ellos los más verdaderos y
exactos. Al inclinarnos por algunos preferentemente debemos
explicar nuestra decisión en forma lógica, demostrando así un
juicio bien dirigido, iluminado y fundamentado.

Pensar es fundamentalmente distinguir, preferir, es


comparar unas ideas con otras y seleccionar las que
lógicamente sostiene la evidencia de lo que se expone.
Cuanto mejor dirigida y adiestrada es la función del
pensamiento, más ganan las ideas en importancia y exactitud.

Conclusiones lógicas Razones porque deseamos


conocer y saber definitivamente, para así llegar a
conclusiones que tendrán que ver con nuestra conducta,
propósitos, planes, decisiones, etcétera. Para que tales fines
no se expongan a desvíos y se orienten por la ruta de la
verdad, debemos ceñirnos a conclusiones libres de error y
juicio falso.

Las conclusiones lógicas del discurso deben probar la


verdad de la idea expuesta y con tal fuerza y atracción que
conquisten la solidaridad de los oyentes y merezcan ser
adoptadas por éstos.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 406

Las conclusiones lógicas constituyen la culminación


del valor de lo que se expone y si se ha llegado a ellas
razonadamente poseerán poder y vigor para conquistar
corazones y mentes.

Ha dicho un autor: “Sacar consecuencias es la gran


ocupación de la vida”. Es decir, hay que formar planes de
acción o de abstención, propósitos y normas de conducta,
como también adoptar previsiones, etcétera. Las ideas lógicas
tienen por finalidad precisamente la adopción de decisiones
inteligentes, constructivas, prácticas y sabias.

Demostración consistente en la exposición Al


demostrar la verdad de lo que presentamos y evidenciar la
realidad de los hechos, debemos probar que todo ello ha sido
diligentemente investigado y razonado, y, por lo tanto, es
válido y aceptable.

Identifíquense las cualidades de las ideas que se


exponen, básense todas las deducciones en principios
verdaderos; susténtense doctrinas probadas, aciértese en las
hipótesis, arguméntese razonada y lógicamente, y, de
acuerdo con los hechos, relaciónense los juicios con claridad
y cohesión, explíquense los hechos, pártase de suposiciones
legítimas y bien sentadas, derívense consecuencias
razonables, y lléguese a conclusiones convincentes por la
evidencia de la verdad y de la realidad.

Al exponer una idea, cualquiera que sea su naturaleza,


aspiramos a que el oyente se asocie a nuestra manera de
pensar y sentir, y para esto se precisa que cuanto sometamos
a su consideración, sea aceptable y merezca ser creído por
evidenciar exactitud y veracidad.

Concordancia de las partes del discurso Todas las


partes del discurso deben estar vinculadas y ligadas
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 407

entre sí, de tal manera que su unidad demuestre la verdad de


lo que se expone.

La concordancia debe ser de sentido y de hecho. De


sentido porque se desarrolla la misma idea sin inmiscuirse
otras de distinto carácter, naturaleza o significado, y de hecho
porque prueba conclusivamente en forma bien tramada la
verdad de la idea capital.

Esa concordancia se conseguirá asociando


estrechamente las partes integrantes del discurso en tal forma
que su sentido o no sufra interrupción alguna por la
interpolación de asuntos extraños a la idea sobre la cual se
habla.

EJEMPLO

Aplicación del razonamiento en la demostración de la


verdad que encierra el tema. LA JUSTICIA ES LA BASE DE
LA PAZ SOCIAL.

Este tema expresa un juicio categórico sobre la


dependencia que existe entre la paz social y la justicia y
hemos llegado a esa conclusión después de hacer
deducciones apoyadas en la experiencia que resulta de las
relaciones entre los hombres.

RAZONAMIENTO LOGICO

La justicia La justicia es el principio de la equidad. La


consideramos como el factor razonable que debe aplicarse
para que entre los hombres prevalezcan la paz, el respeto y la
concordia. Por la justicia se establece un procedimiento de
trato considerado y equitativo de acuerdo con una ley o
reglamentación equilibrada y adecuada, aplicable a todos por

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 408

igual. Tal ley o reglamentación tiene su base en los preceptos


morales que animan e inspiran el espíritu de justicia.

La paz social Por paz social entendemos un estado de


concordia y de respeto entre los integrantes de la sociedad
humana. Es la condición normal de relaciones que se sucede
sin perturbaciones, prevaleciendo la consideración y el
reconocimiento de los derechos de cada cual.

La paz social es una condición que no puede existir ni


ser una realidad si antes no prevalece la justicia. Cuando el
tratamiento que se dispensa a las personas es arbitrario, sin
sujeción a los dictados de la justicia y sin respetar los
derechos inherentes al ser humano, se inicia un estado de
alteraciones que disponen a la rebeldía y a la resistencia.
Siendo esto cierto, cabe deducir que habrá paz social si antes
se ha cimentado la justicia.

¿Puede existir otra base que asegure la paz social?

HIPÓTESIS

1) ¿Podría un estado de prosperidad general


asegurar la paz social?

La abundancia económica sólo satisface


condiciones materiales y produce
contentamiento más o menos amplio y
satisfactorio temporariamente, pero no resuelve
los conflictos de derecho que constantemente
se suscitan entre los componentes de la
sociedad. Puede existir un estado de
abundancia, puede ocurrir que no se
exterioricen las manifestaciones de rebeldía y
resistencia que alteran la tranquilidad social,
pero debido al estado de animosidad, de recelo

El Arte de Hablar en Público


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y resentimiento que puede haberse creado, a la


primera oportunidad puede cristalizarse el
descontento produciéndose choques,
alteraciones y subversiones.

2) ¿Podría ser base de la paz social la seguridad


de la alimentación y de la protección física?

No, porque el alimento y la protección física no


satisfacen otras necesidades trascendentales
de distinto carácter que se suscitan en la vida
diaria y que tienen que ver con derechos y
atribuciones espirituales, culturales, sociales,
etc. La comida y la protección física no pocas
veces, son relegadas a una categoría
secundaria cuando se comparan con
determinadas necesidades espirituales,
culturales y sociales.

3) Si el trabajo abundara y nadie se viera obligado


al ocio en contra de su voluntad, ¿se
aseguraría la paz social?

No, porque el trabajo no elimina las


discrepancias y problemas que se producen
entre los distintos grupos e individuos de la
sociedad, más bien los crea.

Con toda seguridad que no sería posible hallar


otras bases para la paz social, pues las que se
han mencionado son las que mayor
probabilidad encierran de garantizar la armonía
entre los miembros de la sociedad.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 410

DEMOSTRACIÓN

La historia demuestra que el hombre ha luchado


heroicamente y ha expuesto hasta su propia vida por alcanzar
el respeto de sus derechos. La evolución humana es un
proceso gradual de mejoramiento social sobre la base de un
trato y consideración más justos entre los hombres y del
reconocimiento de los derechos de los mismos.

El ser humano es sumamente sensible a los derechos


que le acompañan como ser superior, y ante un tratamiento
injusto reacciona violentamente, exteriorizando su protesta y
queja.
La justicia establece el balance y equilibrio que
corresponde en las relaciones humanas. Por ella se asegura
la equidad con beneficio igual para todos, sin que se
menoscaben los derechos y atributos de nadie.

La justicia debe asegurar el ejercicio libre de cuanto


satisface las ansias y aspiraciones lícitas de la sociedad, pero
si está supeditada a una aplicación caprichosa, antojadiza, o
egoísta, los resultados han de ser forzosamente perjudiciales
para la sociedad, por dañar los intereses generales.

El hombre, por ser racional y responder a la influencia


de lo que es justo y recto, admite y reconoce la necesidad
insustituible del imperio de la justicia, por ser ella el medio
eficaz de contentar y satisfacer a todos en general.

Casi todas las luchas sociales tienen su origen en


alguna injusticia ya sea de carácter político, religioso,
económico, etcétera. Cuanto más equitativo ha sido el trato
que ha mediado entre los hombres en sus diferentes
relaciones, más permanente ha sido la paz social y mejores
sus frutos.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 411

CONCLUSIONES LÓGICAS

Si la paz social está supeditada al imperio de la justicia


y el dominio de éste asegura la tranquilidad y concordia entre
los hombres, es lógico reconocer que la justicia es
indispensable para la armonía social.

Reconociendo que nada asegura tanto la paz social


como el predominio de la justicia, es lógico admitir que ésta es
la base de la paz social.

Admitiendo que el ser humano estima y aprecia la


justicia como el instrumento más útil y conducente a un estado
de equidad entre los componentes de la familia humana,
debemos reconocer que la justicia constituye el fundamento
de la tranquilidad general.

Si la justicia es el medio de orden y equilibrio que evita


las contiendas entre las personas, es admisible que sea
considerada como la base de la paz.

Ante todas estas evidencias, es lógico admitir que sin


justicia desaparece la base de la paz social.

PARA PRACTICAR EN CLASE

Elíjase un tema propio o uno de los siguientes:

1. Lo más deseable es la salud.


2. El sectarismo es pernicioso.
3. ¿Qué es civilización?
4. ¿Cuándo es eficaz la voluntad?
5. El espíritu de sacrifico refina a la persona.
6. La paz mundial será un hecho en el futuro.
7. La ley moral opera sin coaccionar.
8. La tolerancia es preferible a la intransigencia.

El Arte de Hablar en Público


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Recomendaciones

a) Hágase un análisis concreto del problema que encierra


el tema.
b) Véngase preparado para hacer una demostración
lógica de la verdad del tema elegido.
c) En su discurso cite las conclusiones lógicas de su
tema.

El discurso no debe exceder de ocho minutos de duración.

El Arte de Hablar en Público


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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 34

EJERCICIOS DE LECTURA PARA MEJORAR


LA ENTONACIÓN

Es indispensable para darle a la voz una mayor


flexibilidad como asimismo una tonalidad más definida y
resonante la práctica de la lectura, pues por ella pueden
corregirse los defectos y también adoptarse las modalidades y
modificaciones que embellezcan los sonidos que producimos
al hablar.

El alumno de esta materia debe tener sumo interés en


corregirse, y para ello debe leer todos los días, ávido de
abandonar hábitos negativos y adquirir los positivos, que, en
este caso, serían: Pronunciar correctamente, emplear tonos
resonantes, darles a las palabras el sonido musical que le
corresponde y trasmitirlas con el énfasis que realzará la idea o
concepto respectivo.

Para esta semana se recomienda la lectura diaria del


discurso que más adelante transcribimos, pero detenida y
estudiadamente, con el propósito de mejorar la entonación,
esto es, con notas más definidas y acento más enfático.

Para un mejor aprovechamiento del ensayo, convendrá


que dicho discurso sea leído, antes, como información de su
contenido, luego, repítase la lectura como práctica, pero
prestando atención especial a los efectos que deben
obtenerse. Síganse las siguientes normas:

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 414

a) Léase detenidamente y consuma claridad.


b) Siéntase lo que se lee como si fueran ideas
propias.
c) Imagínese que se encuentra ante un vasto
auditorio a quien anhela persuadir.
d) Procure obtener sonidos vibrantes y sonoros.
e) Dele a cada idea expuesta el énfasis que le
corresponde.
f) Cuando sea oportuna la pausa, practíquela.
g) Matice la lectura con variaciones de tono de
voz según la categoría de lo que lee.

A continuación se incluye la parte final de un discurso


del ex presidente argentino don Carlos Pellegrini, pronunciado
en el Senado Nacional en julio de 1901.

“Señor presidente: he dicho que la situación no ha


variado, y no ha podido variar porque no han variado las
causas que la motivaban, y esas causas están, señor
presidente, en las personas y en los antecedentes, en las
ideas y en los principios que han gobernado esta sociedad, y
en la manera como ellos han sido ejecutados.

“¿Por qué, señor presidente, las oposiciones en la


República Argentina asumen esta actitud puramente
negativa? ¿Por qué se reducen a esta oposición tendiente a
derrocar autoridades por medios violentos, por propagandas
apasionadas, y se abandonan todos los recursos legales para
llegar a la modificación de las autoridades por medio del
ejercicio tranquilo de los derechos del ciudadano?

“Esto es debido a nuestra tradición y a nuestras


prácticas de treinta años, y de ello son responsables todos los
hombres que han estado en el gobierno, como los que han
estado en la oposición.

El Arte de Hablar en Público


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“Esto arranca de la revolución más culpable de las que


se han realizado en la República: la revolución del 74.

“Esa revolución vino a destruir la educación política de


este pueblo que tanto había adelantado bajo la administración
del general Sarmiento; vino a destruir todas las prácticas
electorales que, durante ese gobierno, se habían arraigado; y
a raíz de una elección, la más popular, la más legal, en que
había tomado parte la República entera, en que había
triunfado la verdadera opinión de la mayoría de la República,
esa revolución deshizo todo lo que se había hecho,
desorganizó los parlamentos, destruyó los partidos e hizo que
el gobierno del doctor Avellaneda se iniciara con una notoria
victoria en la lucha armada, es decir, como un gobierno de
fuerza o de hecho, como se llamaba entonces.

“Durante varios años vivimos en continuas


conspiraciones, pues abandonado el ejercicio de los derechos
tranquilos se buscaba, por medio del motín y la revuelta, el
derrocamiento de esa situación; y, a través de esa
incertidumbre de inquietudes y zozobras continuas, tuvimos
que concluir con la negación completa de toda la vida política,
y para estas escenas de sangre y vergüenza tuvimos que
apelar a conciliaciones imposibles y dañosas.

“Tras la edición vino la conciliación, tras de la


conciliación vino la revolución del 80 que engendró la
abstención activa, y el gobierno del doctor Juárez después la
revolución del 90, y, en seguida, la sedición y el acuerdo,
fórmulas todas tendientes a suprimir el voto popular y a alejar
a los pueblos del ejercicio tranquilo de sus derechos, evitando
así el único medio legal de conjurar estos males.

“Y bien, señor presidente; si no queremos que la


oposición tome esos caracteres sediciosos y violentos, si no

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 416

queremos que sus actos y propaganda sean de demolición,


¿qué es lo que necesita el país? Necesita volver al régimen
electoral; necesita enseñar a esa juventud que no se
combaten las ideas rompiendo a pedradas los vidrios de una
imprenta, ni insultando impunemente a la autoridad y a los
adversarios, que su acción no es digna en esa forma y en
esos lugares, sino en los atrios, yendo a votar para hacer
triunfar sus opiniones por medio de la única arma legal del
ciudadano.

“Y bien señor presidente: si queremos que esta


situación, cuyos peligros hemos conjurado por un momento
durante este breve estado de sitio, se cure radicalmente, es
necesario que empecemos por dar el ejemplo en la capital de
la República, devolviendo las corrientes de opinión a sus
cauces naturales.

“Todos sabemos, señor presidente, que, dados nuestra


organización, nuestros hábitos y nuestra educación política,
en el interior se refleja con la fidelidad de un eco todo lo que
conmueve, todo lo que agita a la capital de la República.

“Y así tiene que ser. Es en vano querer hallar libertad


electoral y vida cívica en la Rioja y Jujuy, si no la tenemos en
la capital de la República; y no habrá necesidad de
preocuparse de las provincias el día que la capital dé el
ejemplo, que será inmediatamente seguido, porque lo siguen
siempre en lo bueno y en lo malo.

“Entonces, señor presidente, tanto por parte del


gobierno como por parte de la oposición, hay un compromiso
solemne que tomar en este momento. Al día siguiente de
devueltas las garantías constitucionales a la capital de la
República, es necesario que todos concurran en un solo único
esfuerzo, y, destruyendo esa máquina electoral que tiene el
gobierno montada, para suplir al pueblo ausente, incite al

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 417

pueblo a reaccionar, y por medio de una elección leal y legal


pueda llevar a las cámaras la representación de la capital de
la República, genuina y legítima, en veinticinco diputados con
toda la autoridad de su origen, para que defienda y hasta
imponga una política de respeto por los derechos de la
autoridad y del pueblo.

“El día que hayamos conseguido eso, el día que


hayamos todos abandonado el camino que hasta aquí se ha
seguido, ese día veremos renacer la confianza, veremos
renacer el respeto a la autoridad, veremos renacer todo
aquello que vivifica, que da aliento, energía y virilidad a un
pueblo, porque aliento y energía no son actos histéricos que
solamente son producidos por convulsiones que indican algún
trastorno orgánico, que hay algo comprimido que impide las
manifestaciones serenas y libres del pensamiento.

“Pero el mal que nos aflige no reside sólo en esto.

“Hay además, algo que se refiere a las personas del


gobierno. Gobierno quiere decir pensamiento, voluntad,
energía; no se puede gobernar, si no se tiene el ideal y el
pensamiento, la ilusión del gobierno, si no se tiene la voluntad
y energía del poder.

“Cuando por cualquier razón esa energía se ha


quebrantado, esos ideales han desaparecido, todas las
ilusiones se han dispersado, cuando el hombre se siente en el
poder como esclavo de su puesto, como la víctima obligada
de su posición, entonces eso no es gobierno, porque ya no
tiene ni infunde respeto, ni tiene ni puede tener acción
fecunda y vigorosa; pretender continuar en esa posición,
arrastrando una existencia que no es más que una zozobra y
una lucha continua, es pretender sostener una posición
insostenible, y es necesario entonces tener el coraje de

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 418

romper las ligaduras que lo atan y volver a la libertad y a la


acción del individuo.

“Es necesaria una reacción en el gobierno: o se


gobierna con toda energía y voluntad, con todos los ideales y
con todas las ilusiones del gobierno, o no se gobierna.

“Cuando presenciamos deserciones como la que en


este momento se produce, en que discutimos cuestiones de
esta naturaleza, sin que un ministro se siente aquí a decirnos
la opinión del Poder Ejecutivo; cuando vemos presentar un
día las ideas más trascendentales de gobierno suscritas y
aprobadas por un consejo general de ministros y retiradas y
desconocidas al siguiente, acusando una vacilación, una
ausencia completa de pensamiento y de toda idea directriz, yo
digo: este país no tiene gobierno, pues nos encontramos en la
situación de un buque sin piloto y que navega sin rumbo y
puede estrellarnos cualquier mañana contra una roca
desconocida, naufragando, a un mismo tiempo, los hombres y
las instituciones.

“Y bien señor presidente: todas estas cuestiones son


las que deben ocupar la mente del Poder Ejecutivo el día que
ponga el cúmplase a esta ley.

“He dicho lo que acabo de decir, para llamarlo a la


conciencia de su posición, de su deber, y de mi mayor deseo,
créamelo el Honorable Senado, pues lo digo con toda verdad,
es que en un momento de inspiración, una idea luminosa
descienda sobre la cabeza del señor presidente y le devuelva
las energías y altivez que ha tenido en otros tiempos,
pudiendo así otra vez gobernar a la República como ella
merece ser gobernada.

“He dicho.”

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 419

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 35

LA ARGUMENTACIÓN

NARRACIÓN, DESCRIPCIÓN, EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN


Cuando hablamos sobre alguna escena de la cual
guardamos una impresión en nuestra imaginación,
describimos; al contar algo sobre un acontecimiento con
abundancia de detalles e incidentes, narramos; pero si
presentamos un asunto que deseamos que sea aceptado
como nosotros lo entendemos, entonces exponemos. Cuando
queremos que algo sea creído como nosotros lo admitimos y
que nuestro parecer y juicio sean aceptados, argumentamos.

Argumentación es el arte de influir en otros para que


acepten lo mismo que nosotros creemos, es decir,
presentamos nuestras creencias, sea cual fuere su
naturaleza, en forma tal que el oyente las acepte y adopte.

Casi todos los discursos tienen por finalidad formar,


modificar o sustituir creencias. En dondequiera que se
encuentren dos o más personas de mentalidad activa y
anhelosa de saber más y mejor puede afirmarse que habrá
disparidad de creencias entre ellas, y el único medio por el
cual podrán llegar a dilucidar la verdad y evitar el error será el
de la argumentación.

En la argumentación no sólo debe participar la


demostración lógica y razonada, sino que también la
persuasión, porque tanto el intelecto como el corazón deben
sentir la influencia de las razones eficaces que se exponen.
Es necesario convencer y estimular los impulsos que
compelen a adoptar lo que se recomienda y propone.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 420

Base de la argumentación La base de la


argumentación descansa en la proposición categórica, ya sea
afirmativa o negativa. Si yo digo: el sistema democrático de
gobierno es necesario al bien social, expongo una idea en
forma de proposición afirmativa que puede ser aceptada o
rechazada, y por lo tanto, se presta a argumentación.

No se puede argumentar sobre asuntos o temas que


no sugieran algo en definitiva, ya sea afirmativa o
negativamente. Si yo hablo sobre la “democracia” ofreceré
una exposición de su naturaleza, finalidades, ventajas, sus
proyecciones, etc., pero tal tema no se prestará para
argumentar por no contener elementos de controversia. La
anunciación del mismo no indicará siquiera qué
desenvolvimiento le daré, y se esperará de mí que hable en
sentido generalizado.

Claridad y exactitud en la proposiciÓn Antes de


argumentar sobre algún asunto es preciso definir bien el punto
sobre el cual se debate o difiere; conocer exactamente los
hechos, reunir las ideas convenientes y adecuadas y elegir
entre las evidencias que comprobarán lo que es objeto de la
discusión. Luego es necesario formular la proposición con
términos que expresen exactamente lo que se desea
comprobar.

Para asegurarse de que la proposición reflejará con


precisión lo que ha de ventilarse, es necesario comprobar el
significado aparente de la frase con el sentido que sugiere.

Algunas veces es preciso cambiar las palabras, otras


modificar la frase con la alteración que más convenga. La
construcción defectuosa de la misma puede causar una
interpretación falsa o equivocada, y, por lo tanto, desviar
totalmente el curso de la argumentación. Todo defecto en la
construcción de la proposición contribuirá a que se produzcan
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 421

confusiones y complicará la tarea de llegar a conclusiones


lógicas y aceptables.

También es necesario hacer definiciones y hallar la


interpretación general, particular o especial de los términos de
la proposición. Sobre todo, evítese la inclusión de dos o más
ideas distintas en una misma proposición, por constituir esto
un desvío que conduce a la difusión y a la diversidad de
interpretaciones. La proposición debe contener sólo un
problema y no dos, por ser imposible resolverlos al mismo
tiempo en una sola discusión.

El punto de controversia En toda la argumentación


hay un punto crítico que por encerrar el motivo principal de
la discusión se convierte en el centro estratégico de la misma
y generalmente se presta a controversia. Sin definir
cuidadosamente lo que se apoya, será difícil desarrollar la
argumentación con éxito.

La controversia generalmente se concentra en uno o


dos puntos y sobre los cuales se desenvuelve la
argumentación. Lo que importa es hallar las verdades y los
hechos implicados que la refuercen. En ese proceso no se
inventa nada, sino que se presenta cuanto vigorizará la
argumentación. Hay que hallar todo aquello que evidenciará la
verdad de lo que se discute.

Eliminación de dudas y aclaraciÓn de los hechos En


toda argumentación conviene, primero, eliminar cuanto
pueda prestarse a doble o errónea interpretación. Mucho se
conseguirá en ese sentido si se cuida en presentar ideas
positivas, definidas y persuasivas, que excluyan la conjetura y
la interrogación. Procúrese que los conceptos sean claros,
completos y terminantes.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 422

Evítese todos los asuntos o ideas que no se refieran


directamente al punto principal, y aclárese cuanto se preste a
una interpretación desviada. Concéntrese sobre aquellas
ideas o puntos que motivan la controversia y apóyese
lógicamente la posición que se defiende.

Ordenación del material En toda argumentación la


posición de la evidencia no garantiza que se saldrá airoso en
la controversia. Lo importante es ordenar todos los elementos
de la evidencia. El método más apropiado para tal efecto es
preparar un esquema con el orden que debe seguir la
presentación de las diferentes pruebas que constituyen la
evidencia.

Los puntos principales deben presentarse enfática y


destacadamente, en sucesión lógica y de acuerdo con su
importancia.

Como se busca en la argumentación que los oyentes


obtengan una impresión terminante y conclusiva de acuerdo
con la creencia e idea que se desee que acepten, será
necesario que todo el material esté ordenado con unidad y
coherencia.

La evidencia Todas las evidencias que se ofrezcan deben


ser consistentes, basadas en los hechos. La evidencia puede
ser directa o indirecta, por conocimiento propio o por
referencia.

Conviene que las pruebas que se presenten sean


autorizadas, esto es, que merezcan ser aceptadas; por lo
tanto, procuremos que su valor y calidad sean aparentes y
que provengan de una fuente conocida y verdadera a todas
luces.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 423

En una argumentación el que afirma toma la iniciativa y


a él le toca probar, la realidad de su proposición. Toda
evidencia que ofrezca debe ajustarse a la experiencia general
y de acuerdo con el curso normal de las cosas. Si se quiere
ofrecer algo extraordinario o fuera de lo común será preciso
explicarlo y demostrar que se basa en los hechos y en la
verdad.

La evidencia debe conformarse a la naturaleza y


experiencia humanas. Difícilmente se puede convencer a
otros sobre asuntos que no son admisibles dentro de ciertos
límites. Recordemos que cuanto más apelemos a la
experiencia que es común a todos, más fácilmente serán
admitidas las pruebas que presentemos.

RAZONAMIENTO Y VERIFICACIÓN La evidencia de por sí es


el material de que se compone la prueba, pero hay que
razonar por medio de la presentación de todas las verdades
que fundamentarán y darán realidad y valor a las tesis que se
presenta. Hay que considerar la probabilidad de lo que se
expone y justificar por qué ha de ser aceptado. Hay que dar a
conocer las bases en que descansa la argumentación para
probar la verdad de lo que se propone.

Razónese y concretamente sobre los puntos y


demuéstrese la validez de su consistencia. Hay que dar a
conocer causas y motivos y demostrar efectos y
consecuencias, apelando a cuantos recursos facilitarán la
aceptación correspondiente.

Todas las deducciones e inferencias que se hagan


deben basarse en un razonamiento lógico y aceptable, que
pruebe y demuestre la verdad que se sostiene.

Investíguense los antecedentes del caso, las


probabilidades de su exactitud, háganse ilustraciones con

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 424

ejemplos adecuados y reálcese lo que debe destacarse


conclusiva y demostrativamente.

Falacias y errores Al argumentar, conviene evitar


todo error o equivocación, que puede destruir la eficacia de
la argumentación. Es preciso tener mucho cuidado en que
toda suposición o causa sobre las que se apoya el argumento
no sólo sea verdadera, sino que también tenga aplicación
razonable. Porque una persona que se hospedara en el cuarto
N° 13 de un hotel, muriera en la noche en tal habitación
mientras la ocupaba, no sería admisible el argumento de que
dormir en un aposento con tal número significa exponerse a
una muerte segura.

Todo motivo que sirva de base para apoyar algún


razonamiento debe ser verdadero; evítense las causas o
fundamentos que adolecen de sofisma; no diremos que
porque un hombre científico se suicidó, es peligroso saber
mucho, porque sabemos que los más de los hombres de
ciencia no se suicidan y no se dan a la desesperación.

La ambigüedad debe ser eliminada si se quiere evitar


el error y la confusión. Si hablamos sobre el tema: “La
democracia ha fracasado”, conviene definir bien si
interpretamos la democracia como sistema de gobierno o
como principio ideológico; y si la consideramos como sistema
de gobierno es conveniente detallar a cuál nos referimos.
Defínase con claridad cuanto puede ser mal o doblemente
interpretado. Una idea expuesta vagamente con toda
probabilidad inducirá a dudas o indecisión.

También se incurre en error cuando se sostiene que el


todo es malo porque la parte lo es. Porque alguna pequeña
porción de una nación está compuesta de hombres ignorantes
no podemos decir que todo el país es ignorante. Procúrese, al
juzgar el todo o medir la parte, que las deducciones que se

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 425

hagan sean lógicas, razonables, proporcionadas, justas y


verdaderas.

Ocurre también que en la argumentación se llega a


conclusiones sin relación con el objeto del asunto que se
discute, o se pierde demasiado tiempo en ideas secundarias,
triviales y de remota relación con el tema principal, en cuyos
casos se desorienta la argumentación y se dificulta llegar a
conclusiones lógicas y definitivas. Por ejemplo, en una
contienda política se ataca a la personalidad del candidato en
lugar de argumentar sobre el valor y eficacia del programa
político del oponente. Se recurre mucho a la emoción y a las
fuerzas reflejas, en lugar de mover a los oyentes a la reflexión.

Muchas falacias y errores pueden infiltrarse en la


argumentación que debilitarán su validez y nublarán la verdad
que interesa realzar.

Ejemplo de argumentación sobre el tema: “El derecho


a la independencia del pensamiento debe ser respetado”.

ARGUMENTACIÓN

DERECHO NATURAL El derecho a pensar es natural y de


hecho. La autonomía de la función pensante es una condición
natural y operante. Nadie puede saber si pensamos o no.
Nadie puede inmiscuirse en nuestra función pensante.

La misma naturaleza protege el secreto de nuestro


pensamiento impidiendo que arbitraria y dominantemente
otras personas puedan interrumpir su libre función.

Pensar en una facultad intelectual que requiere libertad


para predisponerse a los estímulos y motivos que más
convienen a las necesidades y finalidades humanas.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 426

Así como la interrupción del funcionamiento normal del


corazón trae consecuencias graves para la vida, de la misma
manera, impedir el libre funcionamiento del intelecto es
perjudicial y peligroso.

Derecho lógico Sin libertad de pensar no puede


haber inteligente selección de lo que sea más
conveniente y verdadero. Sin el ejercicio mental propio no
puede vigorizarse ni desarrollarse el poder de reflexionar. El
cuerpo gana en vigor y desarrollo con el ejercicio, de la misma
manera el pensamiento.

Pensar es una función esencial de la existencia


humana. Existir sin pensar es vivir a medias, es decir, no es
vivir la vida completa y en pleno goce de todos sus atributos y
oportunidades. El hombre debe vivir plenamente, esto es,
debe mantener en actividad razonable y provechosa todos sus
órganos y facultades. La misma naturaleza castiga
severamente el descuido o ignorancia en dirigir la función
orgánica y facultativa del cuerpo. El sufrimiento y la dolencia
son el resultado, en la mayoría de los casos, de una función
mental insuficiente, indiferente o interrumpida por influencias
extrañas. Muchos trastornos podrían evitarse si se pensara
antes, previendo los resultados. Nadie puede pensar por
nosotros, como tampoco puede comer en lugar nuestro.

El pensamiento propio es el medio por el cual el


hombre puede adquirir los conocimientos más adecuados a
las necesidades propias.

Derecho de jerarquía El discernimiento es la facultad


más importante del hombre. El que no piensa no puede vivir
inteligentemente. Interrumpir la libre función de pensar es
coartar la conciencia de jerarquía humana.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 427

El hombre debe pensar libre y conscientemente para


dar a su vida la orientación y dirección necesarias a la
existencia elevada a la cual está llamado por razón de sus
facultades y potencias.

Por el pensamiento se desarrolla la inteligencia y sin


ésta, la vida no puede ser dinámica, útil y sabia. Sólo cuando
el hombre discierne con su propio impulso, previamente
adiestrado, y por su propia cuenta, imprime a su vida un
rumbo más digno, certero, eficaz y consciente.

Pensar es un derecho inalienable o indispensable a la


solución de muchos problemas de la vida, pues sólo
pensando pueden ser resueltos.

Pensar es requisito indispensable a toda persona


anhelosa de vivir de acuerdo con la dignidad humana.

El pensamiento necesita libertad para perfeccionarse.


Delegar la función de pensar en otra persona o institución es
renunciar no sólo a un derecho legítimo, sino que también a
una obligación a la que no puede renunciarse.

Pensando con libertad se descubre la trascendencia


del pensamiento y su urgente necesidad. De la libertad de
pensamiento depende la conciencia de la individualidad y de
la personalidad propia.

La independencia del pensamiento estimula y compele


a pensar, como también aviva el deseo de conocer más.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 428

Ejercitando sabia y prudentemente el derecho de


pensar libremente se perfeccionará la vida humana, porque
quien piensa acertadamente siente el reflejo de su
responsabilidad y se esmera en superarse.

La función independiente del pensamiento hábilmente


dirigido se constituye en base sólida y segura sobre la cual se
erige la vida personal útil, noble y brillante.

CONCLUSIONES

Pensando con libertad, por esfuerzo propio, se


desarrolla la conciencia del poder personal y puede llegarse a
un refinamiento espiritual.

Interrumpir o nulificar el ejercicio del derecho a la


independencia del pensamiento es un delito contra la
humanidad, pues atenta contra los derechos espirituales del
hombre, que sólo cuando son ejercidos constituyen la base
del engrandecimiento de la personalidad.

El hombre tiene el derecho natural a pensar, y privarle


del mismo, sea cual fuere la razón para justificar esa
privación, es arrebatarlo un instrumento de defensa y una
fuente de vida íntima y espiritual.

Lo que daña y pervierte al hombre no es la libertad de


pensar, sincera, inteligente y hábilmente usada, sino la
inactividad de la función pensante o su desviación.

El derecho a la independencia del pensamiento debe


ser respetado, porque es el único medio por el cual el hombre
puede desarrollar la plenitud de su personalidad y cumplir
dignamente con su misión en la vida.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 429

PARA PRACTICAR EN CLASE

INTERRUPCIONES

La práctica, en esta ocasión, consistirá en que cada


alumno se someta a interrupciones para adiestrarse en la
técnica de resolverlas inteligente y eficazmente y contrarrestar
la presión de las emociones que se producen en el momento
en que el orador es asaltado por alguna interferencia por parte
de algún oyente, que no ha sido ni prevista ni esperada.

Como ya se ha dicho anteriormente, la interrupción no


siempre representa que el interruptor desea saber más o
comprender algo específico, sino que, en no pocos casos
constituye un acto de hostilidad, de ataque verbal para zaherir
y causar inconvenientes. De esto tenemos pruebas frecuentes
en los parlamentos y en asambleas en los que el vituperio y el
insulto son tan frecuentes.

No hace mucho tiempo que en un congreso nacional


de un país sudamericano un diputado le dijo al ministro de
Hacienda: “Usted tiene cara de esclavo”. Tal expresión causó
gran revuelo y no poco resentimiento. El interpelado se
encolerizó y después que se apaciguaron los ánimos fue
necesario ofrecer disculpas y pasar por la humillante
alternativa de reconocer el desliz y la falta de serenidad. Si el
ofendido hubiese contestado: “Podré tener cara de esclavo
pero mi espíritu es libre y porque por él me gobierno rehúso
contestar su ofensa”, tal contestación habría obtenido aplauso
y admiración de los integrantes del cuerpo legislativo.

Los siguientes consejos sobre la técnica de encarar


situaciones de esta naturaleza serán muy eficaces si se
aplican y siguen fielmente, aun en la vida diaria reportarán
resultados sumamente compensadores si son practicados
sagaz y serenamente.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 430

1. Ante una interrupción, escuche, respire profundamente


y no precipite la contestación.
2. No se deje tentar por la impresión de que la
interrupción es siempre injusta o va acompañada de
intenciones perversas. Considérela como sincera y
justificada y líbrese de emociones que estimulan la
actitud agresiva.
3. Si la interrupción no puede ser contestada por su
carácter irónico, insultante o despreciativo, adopte una
actitud digna y no se dé por aludido. En algunos casos
la contestación puede ser una de las siguientes:
“Tengo por costumbre respetar todas las opiniones
aun las antojadizas y equivocadas”.
“Le he oído expresarse en ciertas ocasiones, con más
altura que en este caso.” “Señor, la precipitación es
mala consejera.” “No me dejo tentar por el impaciente.”
“La provocación gratuita humilla más al que la origina
que al que la recibe.” “Como no deseo pedir disculpas
luego, dejo de contestarle como se merece.” “Si sigue
escuchando un poco más, posiblemente modifique su
opinión”, etcétera.
4. Si la interrupción significa una rectificación bien
fundamentada no titubee el orador en reconocerla y
agradecerla. Al público le gusta ver en quien habla a
una persona que no actúa dogmática, intolerante o
infaliblemente. Lo importante es estar bien preparado
que evite la rectificación justificada.
5. Si la interrupción es precipitada o apresurada sobre
algo que se aclarará más adelante en el discurso,
ruéguese al interruptor que tenga la gentileza de
esperar un poco, que el asunto aludido será tratado
más adelante.
6. Si la interrupción incita a la controversia conviene
desanimar al causante de la misma, por medio de
alguna respuesta, siempre respetuosa. Supongamos
que se habla sobre la necesidad de estudiar y alguien

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 431

interrumpe: “Sí, hay que estudiar, pero, ¿para qué


sirve el estudio cuando uno se muere de hambre?”.
Ante esa interrogación lo peor que puede hacerse es
dar satisfacción a la misma, porque iniciada la
discusión ésta no termina y otros se siente animados a
proseguirla y entonces el orador se desvía de su
exposición, cuando no olvida lo que tenía que decir.
Esta contestación desanimaría a seguir
interrumpiendo: “Con la muerte nadie puede luchar,
pero lo importante es no hacerse el muerto
prematuramente”. A continuación debe seguirse con el
discurso.
7. Cuando alguien insiste en interrumpir antojadiza y
arbitrariamente debe rogársele que permita la
continuación del discurso que presenta ideas
estudiadas y elegidas previamente y debe insistirse en
que la improvisación no es base segura para la
dilucidación de asunto alguno.
8. Si se desea, por parte de algún oyente, que se
explique alguna idea no entendida, conviene
complacerle pero sin dar motivo a que se forme un
debate o diálogo, porque una vez iniciado nunca se
sabe cuánto y cómo terminará.
9. Algunas veces conviene confiar al buen humor la
contestación respectiva. Supongamos que alguien
interrumpe durante el discurso que se refiere a la
anormalidad de las condiciones actuales y durante la
exposición se escucha la pregunta: “¿Y quién tiene la
culpa de eso?”, por ser muy difícil señalar el culpable o
preferible no incurrir en responsabilidades ajenas al
motivo del discurso, el orador contestará
prudentemente si replica así: “A mí también me
gustaría saber quién es el responsable directo”.
10. Algunas veces la interrupción llega en forma de una
pregunta difícil, o muy complicada que es arriesgado
contestar. Una forma de allanar la dificultad es

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 432

contestarla con otra invitando a que el interruptor la


conteste, y si su contestación no es aceptable al
orador con decirle que ésa es su opinión, basta. Sin
pérdida de tiempo debe continuarse con la exposición
respectiva.
11. Si la interrupción es agresiva y tiene por objeto
molestar, el orador se guardará de incurrir en el mismo
error y si con tono sereno, tranquilo y simpatía sugiere
que se le permita seguir su exposición apelando al
buen sentido de justicia y de equidad del que interfiere,
muy posiblemente logrará la solidaridad aun del
opositor.

Muchos ejemplos podrían incluirse pero sería


interminable citarlos todos. Lo importante es que el orador no
pierda la serenidad, que no se desvíe de su discurso, que no
dialogue con el interruptor y que exponga sus ideas sin
interferencias que le obliguen a intercalar alusiones ajenas a
su exposición.

El orador debe consolidar su serenidad en una


confianza firme y a prueba de interrupciones. Si demuestra
serenidad, tolerancia, sagacidad, soltura, dominio y simpatía,
contará con la adhesión del auditorio que estará de su parte, y
lo que es más importante desanimará a los que sientan
inclinación a interrumpir.

Por ningún concepto se muestre enojado, increpe al


interruptor o conteste con menoscabo del amor propio del
mismo, porque se conquistará la antipatía del auditorio.
Recuérdese siempre que el orador está solo y el auditorio
forma un grupo compacto que vincula a sus componentes
sólida y estrechamente. Si uno de ellos es objeto de alguna
desconsideración por parte de quien ocupa la tribuna aunque
él la haya provocado, no faltarán personas que le secundarán
a repeler tal actitud.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 433

Evítese la actitud arrogante, vana o altanera; adóptese


más bien una disposición de modestia; pruébese que lo que
inspira al orador es transmitir ideas ventajosas para el
auditorio, dé a entender que no se hace exhibición de
supremacía alguna, y por fin, actúese siempre como disipador
de antagonismos, recelos, discordias y otras influencias que
dividen a los hombres. Háblese de modo que la palabra una, y
deséchese cuanto contribuya a separar y herir.

PRÁCTICA

El alumno elegirá un tema suyo o uno de los que se


citan a continuación y hablará diez minutos.

1. ¿Necesita defensores la democracia?


2. Toda crisis es temporal.
3. ¿En qué consiste el contentamiento?
4. El hombre debe progresar.
5. Diferencia entre inteligencia y sabiduría.
6. Las preocupaciones nada resuelven, el estudio sí.
7. La mayoría de las enfermedades son inevitables.
8. La urbanidad es esencial a la vida social.
9. El valor de la experiencia personal.
10. La vida propia es fuente de grandes lecciones.
11. Ventajas de la persistencia.
12. El dinero es causa de grandes males.
13. La buena situación no siempre es ventajosa.
14. ¿Son los problemas humanos esencialmente
económicos?

Los concurrentes tendrán derecho a interrumpir al


orador, pero es de esperar que la interrupción sea lógica y
oportuna. Evítese interrumpir por el prurito de obstruir. El

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 434

interrumpido deberá proseguir con su discurso con la menor


desviación posible y sin apartarse del tema, como asimismo
aplicará las recomendaciones indicadas en esta sección de la
lección.

Recomendaciones

a) Respire hondo al subir a la tribuna.


b) No se impresione indebidamente con conjeturas y
temores exagerados. Confíe siempre en usted y no se
deje intervenir indebidamente por emociones
inquietantes.
c) Conozca bien la materia que va a exponer y cultive el
gusto de dar a conocer sus ideas por el bien que de
ellas pueda derivarse.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 435

VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 36

PRÁCTICA DE PRONUNCIACIÓN VIBRANTE

Una práctica que debe realizarse continuamente si ha


de arraigarse el hábito de hablar con notas vibrantes, es la de
repetir el zumbido con la mayor frecuencia posible, de modo
que, al aumentar la capacidad propia para darle al sonido la
mayor repercusión con menos esfuerzo se logren resultados
más eficaces.

Al hablar no sólo impresionamos por la categoría de lo


que exponemos, sino que también por la calidad de los
sonidos con que transmitimos las ideas. Estos serán siempre
reflejo fiel del cuidado y esfuerzo que hemos dedicado a
redondearlos y realizarlos por medio de ensayos bien
estudiados y mantenidos inteligentemente.

Todos los días debe practicar el zumbido cada vez que


le sea posible, y durante esta semana se ejercitará con la
mayor frecuencia posible sobre los ensayos siguientes.

Pronuncie las siguientes sílabas con un máximo de


sonido sostenido alargando lo más posible el eco de la M
dejando que se pierda el sonido en lo más recóndito de la
cabeza.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 436

ZUMMMMMMM PUMMMMMMM GUMMMMMMM


BUMMMMMMM RUMMMMMMM DUMMMMMMM
TUMMMMMMM CUMMMMMMM SUMMMMMMM

Lea lo que se reproduce de la notable obra Hamlet, de


Shakespeare, cuya traducción es de Mac Pherson y observe
las recomendaciones tan atinadas del protagonista y procure
pronunciar cada palabra con el máximo de vibración.

HAMLET

“Te suplico que declames la relación como yo te la he


dicho con lengua suelta; pues si la articulas, como hacen
algunos actores, más me valiera que el pregonero de la
ciudad recite mis versos. Ni asierres el aire con las manos de
este modo; sé mesurado: aun en el torrente, en la tempestad,
en el torbellino, por decirlo así, de tu pasión, debes ostentar
alguna templanza, a fin de darle suavidad.

PRIMER ACTOR

Lo seguro a vuestra alteza.

HAMLET

Tampoco has de ser demasiado suave: tu propio juicio


sea tu guía: que corresponde la acción a la palabra y la
palabra a la acción, poniendo especial cuidado en no ir nunca
más allá de lo que reclama la sencillez de la naturaleza;

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 437

porque todo lo que a ello se opone se opone igualmente al


arte de declamar, cuyo objeto, desde que se inició hasta hoy,
fue y es, como si dijéramos, presentar fiel espejo a la
naturaleza, mostrar a la virtud su verdadero semblante, al
vicio su imagen propia, y ser fiel trasunto de la distinta faz y
costumbres de cada época. Ahora bien, esto, ejecutado mal o
exageradamente, aunque haga gozar al ignorante, hará
padecer al discreto, cuya aislada censura debes tener en más
valía que la opinión de un público entero. Actores he visto, y
muy aplaudidos, por cierto, cuya manera de declamar no era
de cristianos, ni de paganos, ni de hombres siquiera,
moviéndose y vociferando de tal modo, que más parecieran
seres hechos a destajo y mal, que seres racionales. Tan
detestable imitan la humanidad.”

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 438

COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 37

MEJORAMIENTO DEL VOCABULARIO Y FRASEOLOGÍA


PROPIOS

COMO PERSUADIMOS Al hablar, creamos en la mente del


oyente ideas que no siempre corresponden a lo que es
intención nuestra producir. Las palabras y expresiones que
empleamos las recogen generalmente los sentimientos y las
emociones de quienes las escuchan y según la impresión que
les causan así reaccionan. No nos ilusionemos en la
suposición de que la lógica, la belleza o la verdad de lo que
comunicamos impresionarán como deseamos. Muy
posiblemente tales expresiones no serán bien interpretadas ni
entendidas.

Tengamos presente que el vocabulario y el desarrollo


intelectual de la inmensa mayoría de las personas son
insuficiente y con harta frecuencia, deficientes, y que cuanto
escuchan lo someten a la aprobación de sus creencias,
prejuicios y temores antes de aceptarlo.

Si al preparar un discurso sólo tenemos en


consideración su estructura racional y la acumulación de
conceptos e ideas verdaderas, convenientes y lógicas y
descuidamos guiarnos por la naturaleza del auditorio que nos
escuchará, sus tendencias, modo de reaccionar y deficiencias
culturales, con toda probabilidad dejaremos de obtener de
ellos los mejores resultados.

La fuerza persuasiva radica principalmente en la


selección de los vocablos, frases y expresiones que serán
entendidas, apreciadas y aprobadas por el auditorio. Lo que
se le proponga podrá ser muy interesante y hasta excelente,
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 439

pero si no lo entiende o lo confunde no surtirá los efectos


anticipados. Téngase en cuenta la naturaleza humana, su
obstinación en aferrarse a ideas e interpretaciones
caprichosas, egoístas y materialistas; recuérdese siempre que
para los más el sentido de las palabras no es el literario, sino
el que ellos dan. Si hablo de la libertad a un grupo de
prisioneros la interpretarán de un modo muy distinto que un
grupo de oyentes de un partido político gobernante. Si hablo
del amor ante un auditorio de jóvenes, esperarán una
disertación muy distinta de la que requerirían oyentes en una
reunión religiosa. Las palabras también tienen matices y quien
las trate como cosas uniformes y de una sola cara dejará de
obtener los resultados deseados, las más de las veces, al
exponer sus ideas ante otros.

Limitaciones de un auditorio Un grupo de oyentes no


es nunca una suma de inteligencia y capacidad interpretativa,
más bien es una deducción por cuanto los más no estarán en
condición de apreciar el valor de lo que se les dice y menos
podrán medir la importancia y trascendencia de lo que
escuchan. ¡Cuántas palabras y frases no comprendidas
influyen para desarticular el sentido y la eficacia de un
discurso! Puede afirmarse que una es la orientación que el
orador le da a su exposición y otra la que percibe o adivine el
oyente.

Si a un auditorio lo preguntásemos cuántos de sus


componentes han consultado un diccionario en un mes, nos
asombraríamos de los resultados de tal encuesta y si
investigáramos cuántos poseen un diccionario, por pequeño
que fuese, quedaríamos atónitos de la comprobación.

En un diario de Boston, Estados Unidos, apareció la


noticia hace algunos años, de que un candidato a legislador,
de sesenta años de edad, tenía un opositor que con el fin de
desacreditarlo, y convencido de que la mayoría de los lectores

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 440

lo interpretaría bien el significado, lo calificó de sexagenario, y


tanto repitió tal adjetivo que el día de la votación los
ciudadanos le negaron la elección. El derrotado se quejó ante
los tribunales alegando que la mayoría de las personas
desconocían el significado de tal término y que no eran pocos
los que consideraban que tal vocablo tenía algo que ver con
algún vicio respecto al sexo. Es decir que en ese caso un
término desconocido influyó en la elección de un legislador.

Se hizo un experimento entre cuatrocientos cincuenta


y nueve estudiantes de primer año de bachillerato en un
colegio de los Estados Unidos acerca de sus conocimientos
generales, y se les dijo que definieran lo que era una
generación, respecto al número de años que comprende, y
que se limita a 30 en el país, y el resultado fue el siguiente: 98
dijeron que significaba toda una vida; 36 que representaba 50
años y 33 que representaba 100 años.

Un notable empresario cuyos espectáculos eran


siempre muy concurridos, deseoso de que los espectadores
no demoraran demasiado visitando las exposiciones de
diversos animales que exhibía, colocaba un corredor en cierto
lugar del local, en el cual terminaba la exposición y en él un
letrero grande que decía: Camino hacia el Egreso. Los más de
los asistentes creyendo que había más por ver se dirigían por
ese corredor y pronto se encontraban en la calle. No se les
había engañado, lo ocurrido era que no entendieron el
significado de ese término, que hubiese sido más explícito si
hubiese sido sustituido por: Salida.

Le hablaba yo una vez a un grupo de vendedores


sobre la necesidad de no engañar al público y de usar
descripciones y calificativos exactos y algunos de ellos me
dijeron que si se le decía la verdad al cliente éste no

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 441

compraba, y cuando les dije que si a ellos les gustaría recibir


idéntico trato al efectuar una compra, me dijeron que eso era
diferente.

Son muchas las limitaciones de un auditorio tanto en


poder comprensivo como en apreciación de significados y en
actitudes morales y sólo teniéndolas en cuenta puede elegirse
no sólo lo que debe decírsele, sino que también la forma
como habrá de serle expuesto.

También es preciso recordar que de la impresión que


cause nuestra forma de hablar dependerán consecuencias
más o menos ventajosas para nuestras aspiraciones y afán de
triunfar en la vida.

Por delatar la fraseología empleada condiciones de


inferioridad cultural, muchas personas fracasan en sus
esfuerzos por mejorar de posición y conseguir la realización
de fines determinados.

La dicción y la personalidad Según cómo nos


expresamos revelamos características de lo que somos y
sabemos. A través de nuestra palabra se perfila nuestra
sensibilidad y se manifiesta nuestra potencia cerebral. Según
vistamos nuestros pensamientos con un léxico definido,
variado y atractivo, así influirán las ideas que expongamos.
Normalmente el poder para expresar el pensamiento equivale
al de concebir ideas. Quien no puede expresarse clara y
exactamente difícilmente puede pensar, y si nuestro
pensamiento es claro, y su construcción consistente,
podemos exhibirlo ante los demás influyente y
persuasivamente.

Alguien ha dicho: “Deja que te escuche y te diré cuánto


sabes”. No es el pergamino universitario el exponente más fiel
de la cultura de una persona. Muchas veces los diplomas

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 442

ocultan una condición intelectual inferior. Quien tiene a su


disposición el lenguaje apropiado para comunicar sus
pensamientos denota una personalidad destacada y
atrayente.

Dice Charles Richet: “Un gran escritor se distingue de


un labriego inculto en que sabe manifestar sus pensamientos
en términos nuevos, claros, vibrantes y llenos de imágenes.
Cada palabra que introduce en una frase suya puede renovar
las más gustadas de las ideas. El lenguaje más que las ideas
diferencia a los seres humanos y crea el pensamiento”.

Los grandes pensadores que han enriquecido a la


humanidad con obras de valor permanente lo han conseguido
por medio de un léxico constructivo y vívido.

Como enriquecer el lenguaje propio No es esto un


secreto reservado a unos pocos privilegiados; más bien está
al alcance de todos. Leer buenos libros, pero detenidamente y
con espíritu analítico y observador contribuye a enriquecer el
lenguaje propio. Lincoln, ex presidente de los Estados Unidos,
uno de los hombres que han dejado una huella imborrable en
la historia humana, cuando se despertaba de noche y no
podía dormir, se dedicaba a leer poesías. No sólo conocía,
sino que había memorizado pasajes enteros de las obras de
Shakespeare. Y este hombre que tanto descolló en la política
de su país, juzgó su preparación académica de deficiente.

Hoffman nos dice: “Los hombres que hablan bien, leen


más que los otros. Sin esfuerzo consciente absorben muchas
ideas y las palabras que las expresan. Algo del estilo y gusto
de los escritores superiores se filtra en su pensamiento y
lenguaje. La lectura es generalmente considerada como el
factor más potente para enriquecer el vocabulario propio”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 443

Juan Bright ha dicho: “Mi único sentimiento al


encontrarme ante una biblioteca es que la vida es demasiado
corta y no tengo esperanza de gozar ampliamente del rico
banquete que tengo ante la vista”. A los quince años tuvo que
abandonar la escuela y fue a trabajar en una fábrica de
tejidos. A pesar de sus dificultades e inconvenientes llegó a
ser uno de los oradores más brillantes por su dominio
excelente del idioma inglés. Gradstone era un admirador de
los clásicos, y confiesa que recibió gran ayuda de las obras de
San Agustín, del Obispo Butler, de Dante, de Aristóteles y de
Homero.

Dice Choate: “A usted no le conviene un vocabulario


obtenido de los periódicos comunes y sin color, sino uno
cuyas palabras están pletóricas de sugestión y asociación con
la belleza y el poder”.

El lenguaje constituye la moneda con que adquirir


pensamientos o ideas. Debemos recordar que pensamos a
través de las palabras y cuanto más rico es nuestro lenguaje,
mayores serán nuestros recursos para pensar con acierto y
crear ideas hermosas, significativas, majestuosas y
orientadoras. El lenguaje es fuente cuyas aguas sacian la sed
de sabiduría y conocimiento.

Una persona que contara con suficientes materiales


para construir una casita de cuatro habitaciones y pretendiera
edificar un palacio, sufriría de una utopía irrisoria. De la misma
manera, no se pueden concebir grandes ideas ni penetrar la
profundidad de grandes significados si sólo contamos con el
lenguaje suficiente para hacer frente a las necesidades más
indispensables de la vida.

La abundancia y variedad de vocablos facilitan la


expresión clara de los pensamientos. Hablar confusamente es

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 444

oscurecer lo que se dice y quien así se expresa difícilmente


puede ser atendido.

Conviene tener mucho cuidado en el empleo de


vocablos de significado abstracto, que se prestan para
diversidad de interpretaciones. En realidad, no existe una
palabra que tenga un sentido absoluto y único. Recordemos
que los vocablos representan ideas y que éstas tienen su
propio matiz según el oyente. Si hablo de dinero ante una
persona opulenta sentirá cierta satisfacción por poseerlo en
abundancia; en cambio, si lo menciono ante una que carece
de lo más indispensable sentirá bullir en su ánimo toda clase
de emociones inquietantes y deprimentes por necesitarlo
urgentemente.

Hablemos ante un auditorio sobre la democracia y si


se les presenta la oportunidad a los oyentes de expresar sus
ideas, pronto se producirá un debate y muy posiblemente
terminará en una mayor confusión.

De Isaac Disraeli es lo que sigue: “En política, cuántos


daños y peligros han provenido de términos abstractos a los
cuales no se les puede señalar un significado limitado, por
ejemplo: Igualdad entre los hombres, la Soberanía del Pueblo,
Lealtad, Reforma, Opinión Pública y aun Libertad misma. Las
ideas abstractas como sonidos, han sido usadas como lemas.
Los combatientes se encontrarán generalmente dispuestos a
pelear por vocablos a los cuales quizás ni uno de ellos le ha
señalado un significado específico”.

Juan Locke también expresa una opinión análoga al


decir: “Sabiduría, Gloria, Gracia, etc., son palabras frecuentes
en los labios de muchas personas; pero si muchos de los que
las usan tuviesen que explicar el significado de las mismas no
sabrían qué contestar, lo cual prueba que aunque han
aprendido los sonidos y los tienen listos en la punta de la

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 445

lengua para ser pronunciados, sin embargo, no tienen en sus


mentes ideas determinadas sobre los mismos que puedan
transmitir a otros”.

Libros que se recomiendan La siguiente es una serie de


libros considerados como fundamentales, que leídos con
detenimiento, además de servir para mejorar la expresión,
ensancharán también las fronteras del intelecto con ricas
perspectivas y nuevas orientaciones:

Don Quijote.
El arte de pensar, de E. Dimnet.
El dominio de sí mismo, de C. Jagot.
El criterio, de Balmes.
Lógica, de Aristóteles.
Confesiones, de San Agustín.
Imitación de Cristo, de Kempis.
Vidas paralelas, de Plutarco.
Nuevo Testamento de la Biblia.
Las fuerzas morales, de Ingenieros.
Los ensayos, de Emerson.
Discurso del método, de Descartes.
Las obras de Platón.
Discursos de Cicerón.
Páginas escogidas, de B. Gracián.
Pensamientos, de Pascal.
Pensamientos, de Marco Aurelio.
Discursos, de Castelar.
Novelas, de Pereda, Palacio Valdés, Pardo Bazán y
Varela.
Máximas de Aristóteles.
Ensayos, de Bacón.
Disertaciones, de Varela.
Discurso en defensa de la Corona, de Demóstenes.
Estudio sobre los grandes hombres, de J. Morley.

El Arte de Hablar en Público


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Esta lista no comprende todas las obras que deberían


ser leídas. Se han citado solamente algunas que pueden
servir de base y de medio para mejorar el vocabulario y el
intelecto. Una vez leídos todos esos libros, el lector poseerá
suficiente discreción para elegir por sí mismo las obras que
deba conocer.

Recomendaciones especiales Norman Lewis


recomienda, en un artículo sobre sugestiones para hablar en
público eficazmente, la práctica de la lectura rápidamente
como medio para aumentar la habilidad de expresión
espontánea y dice: “Usted puede descubrir cuán rápido lee si
consigue que alguien le avise cuando haya transcurrido un
minuto desde el momento en que usted haya empezado a leer
como de costumbre y silenciosamente una página de
cualquier libro o revista. Luego cuente el número de palabras
leídas y juzgue su habilidad por la siguiente tabla:

Habilidad Palabras por minuto

Pobre 200 o menos


Media 225 – 250
Buena 300 – 450
Excelente 475 – 650
Fenomenal más de 650

“Si usted descubre que su promedio es inferior a 300


palabras, puede aumentar su habilidad notablemente como
lector e indirectamente como orador por el simple proceso de
tratar de leer conscientemente a una velocidad máxima
durante unos pocos minutos diariamente, según opinión del
profesor Roberto M. Bear, director de la Clínica de lectura del
Colegio de Dartmouth.”

Si desea mejorar su dicción y expresarse con mayor


poder persuasivo escriba todos los días algún pensamiento

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 447

propio o algo sobre alguna experiencia del momento. Una vez


escrito deje su corrección para el día siguiente, oportunidad
en que lo modificará con miras a definir el pensamiento, idea o
expresión comprendida en lo anotado. Si persiste en ese
ejercicio progresará notablemente y contará con mayor
diversidad de formas de comunicación como asimismo
poseerá mayor agilidad mental para comunicar sus ideas. Esa
práctica tiene que realizarla diariamente por un largo tiempo.

Otra forma de mejorar la dicción es aumentar el


conocimiento de los calificativos y el empleo exacto de los
mismos y consiste en aplicar el adjetivo que corresponde a
diferentes cosas y nombres distintos. También conviene
efectuar tal ejercicio diariamente. Por ejemplo, agregue
cuantos adjetivos pueda a los siguientes nombres:

Reloj de bolsillo Pequeño………………….


Niño de seis años Encantador……………….
Jardín Aromático…………………
Libro de historia Completo………………….
Templo Antiguo…………………….
Seda Tupida……………………..
Escrito Interesante………………..
Dama Hermosa…………………..
Casa Amplia……………………..
Escritorio Elegante…………………..
Sillón Cómodo……………………

También producirá excelentes resultados la práctica de


copiar en un cuaderno, reservado para ello, frases
interesantes y expresiones precisas en significado y eficaces
en influencias que se encuentran en los escritos de buenos
autores y que se escuchan de oradores elocuentes. Con el
tiempo contará con un acopio valioso de tales expresiones
que ayudarán notablemente a mejorar la dicción propia.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 448

Origen fascinante de las palabras Las palabras


tienen un origen interesante, y en ellas se encuentra
explicada gran parte de la historia de la evolución humana. Su
formación, en no pocos casos, se remonta a eras pasadas y
explica las transformaciones del pensamiento. Las palabras
son el reflejo de las transiciones del hombre y contienen la
condensación de sus hechos y la medida de su progreso.

Las palabras son ideas cristalizadas y sintetizan


hechos, rasgos y filosofías que dan a conocer distintas etapas
y estados del desarrollo humano en su evolución intelectual.
Por demás provechoso es el estudio de la etimología porque
contribuye al mejor uso de los vocablos y a una más amplia
comprensión de su alcance y significado.

Dice Fernando Brunot: “Relacionar la evolución de las


ideas con la evolución de los signos que las expresan
constituye un trabajo en que la lingüística tiene mucho que
ganar y la historia nada que perder”.

Los testimonios lingüísticos se suceden de siglo en


siglo. La palabra cuchara es antigua. La introducción del
tenedor, en el siglo XVII, nos advierte que se ha establecido
una manera más elegante de comer, la cual adoptada primero
por la Corte, llega después hasta los pobladores del campo. El
nacimiento de la palabra pintoresco nos dice cuál es el arte
predilecto de la sociedad del siglo XVIII. La pintura se ha
convertido en el arte máximo y desempeña un papel tan
importante en la sociedad culta, que ser pintoresco, o sea,
convenir a la pintura es sinónimo de ser capaz de gustar.

La palabra propina proviene del griego “propinenin”


que significa “beber a la salud de alguien” y también “regalar
algo en el momento de brindar”. Además tiene la acepción de
“regalar”, originada en la costumbre griega de obsequiar en

El Arte de Hablar en Público


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los banquetes a los invitados cuando han bebido a la salud del


anfitrión. Así, pues, el significado sería: “regalo”.

Decencia proviene del latín “decet” y significa


conviene, y se emplea cuando significa conveniencia, una
convención, una manera de obrar comúnmente aceptada por
el mundo civilizado.

El periódico “República”, de Lisboa, atribuye al francés


Beaumarchais el empleo de la palabra ciudadano por primera
vez con sentido político. Aventurero, escritor y hasta traficante
de armas, en un proceso en que se vio envuelto, pronunció
ante el Parlamento de París las siguientes palabras: “Soy un
ciudadano, esto es, no soy financiero, ni abate, ni un
cortesano, tampoco soy un favorito ni nada que puede
representar un poder. Soy un ciudadano, es decir: soy lo que
los señores solamente desearían ser de aquí a doscientos
años, y que al final han de serlo dentro de veinte años o
menos”.

En realidad, veinte años después cumpliéndose esa


profecía, estallaba la revolución. El éxito de la palabra
ciudadano, así lanzada por Beaumarchais fue extraordinario.
Los revolucionarios, durante diez años, consideraron ese
calificativo de ciudadano como el título más honroso.

La palabra rival se refería a río y simplemente se


aplicaba a los que sacaban agua del mismo río; la familiaridad
debe haber contribuido a la competencia. Escrúpulo tuvo
antiguamente por significado una pequeña piedra aguda; más
tarde significó una molestia cualquiera y finalmente vino a
equivaler a lo que punza la conciencia.

Las Islas Canarias fueron llamadas “Canaria” por


Plinio, debido a la multitud de perros –canes- de gran tamaño

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 450

que allí encontró. El canario domesticado tomó su nombre de


las islas y no éstas del pájaro.

El adjetivo estentóreo deriva de “Estenter”, nombre de


un héroe de Homero, heraldo de los griegos en el sitio de
Troya. Se dice que Estenter poseía una voz poderosa que
hacía temblar los muros de la legendaria ciudad.

En el siglo XVII, la Universidad de Cambridge,


Inglaterra, decidió admitir como estudiantes a los plebeyos. Al
identificarse éstos tenían que describir su posición social con
las palabras latinas “sine nobilitas”, que, abreviadas
sucesivamente (sine nob., s. nob) se fundieron en una sola
palabra: snob. Los snobs celebraron el privilegio de poder
codearse con los nobles afectando una pedantería que con el
tiempo llegó a significar distinguirse, ser diferente, simular
superioridad.

Calculus significa que se usaban piedras para contar,


de ahí que hemos heredado calcular. Banquete tuvo como
significado primitivo un pequeño banco en donde la gente
bebía, y se transformó, luego, en un gran festín. Bancarrota
significó “romper el banco”. En Florencia la mesa del dinero o
el banco era roto para dar a conocer que el cambiador de
monedas había fracasado en el negocio. Sincero significa “sin
cera” y se la debemos a los escultores romanos que, para
acreditar sus estatuas de madera, ponían el cartel junto a las
mismas “sine cera” para distinguirlas de las de los malos
escultores, que llenaban las ranuras de sus esculturas con
cera. Pantalones proviene de una vieja comedia de origen
italiano. Uno de los personajes, Pantaleones, que significa
todos los leones, llevaba unos pantalones muy anchos y el
nombre del actor se aplicó a esa prenda de vestir.

Interminable sería la lista de palabras románticas, por


su evolución y transformación significativas: todas ellas

El Arte de Hablar en Público


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producto del drama interesante de la vida del hombre y del


progreso cultural del mismo. En la palabra han quedado
estampados cada lucha, cada adelanto, victoria y ascenso
humanos hacia planos superiores y condiciones más dignas.

En la fraseología El arte de bien decir depende, en


gran parte, de la habilidad en elegir y seleccionar los términos
que convienen al pensamiento o idea que se desea
comunicar. Hay autores que no dan por terminada su obra
hasta que han alterado muchas veces las frases, párrafos y
aun páginas enteras, con el fin de precisar exactamente sus
ideas de modo que la exposición gane en claridad y vigor.

Una misma idea puede ser interpretada de diferentes


maneras, según las palabras que entren en la fraseología. El
pensamiento humano tiene una gran variación de colorido y si
los términos que se usan son imprecisos, la interpretación que
se le dé será variable.

Dice un autor celebrado: “No conviene jugar con las


palabras, porque éstas, a lo mejor, contienen ideas y es
peligroso jugar con ellas”.

A continuación, se cita una poesía de Lope de Vega


que sugiere un método para mejorar la precisión de la
fraseología:

¿Cómo compones? Leyendo,


Y lo que leo, imitando,
Y lo que imito, escribiendo
Y lo que escribo, borrando
De lo borrado, escogiendo.

El orador debe tener mucho cuidado en elegir los


vocablos más convenientes al pensamiento que desea
comunicar. Tal práctica debe aplicarse también a la
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 452

conversación diaria. Escúchese cuando habla, y al notar que


su dicción es confusa, modifique su expresión en la próxima
oportunidad que se le presente.

Woodrow Wilson dice lo siguiente: “El oído del público


debe sentir la sensación del cosquilleo, para que preste
atención. La claridad, la belleza del estilo y el vigor son
necesarios para inducir a las gentes a que piensen como el
que habla o que, al menos, se den cuenta de lo que se les
dice”.

Aumente su vocabulario usando otras palabras


además de las corrientes. Se supone que la generalidad de
las personas no usa más de unas dos mil palabras. Debido a
la escasez de vocabulario disponible, muchas personas se
ven en la necesidad de limitar sus conversaciones a los
asuntos más baladíes, y si tienen que expresar algún
pensamiento fuera de lo común, titubean y se confunden,
porque no encuentran el término adecuado. Los habitantes de
la Papuasia tienen un vocabulario de no más de 150 palabras.
¡Qué mundo más reducido el de ellos! Dice un autor: “En el
uso corriente los habitantes de Francia utilizan solamente
3.000 palabras, constando apenas de 5.000 el vocabulario de
un escritor erudito; en cuanto el de los campesinos no pasa de
500”.

Una revista de mucha circulación, publica en su


sección de Miscelánea lo siguiente: “Un lector de diarios y
revistas conoce unas 5.000 palabras. Los profesionales,
abogados, médicos, clérigos, periodistas, etc., entre 15.000 y
20.000, pero el campesino con 700 tiene suficiente”.

Una vez asistí a una función de ópera, y a mi lado


había un señor que con frecuencia hacía exclamaciones de
admiración durante el desarrollo del espectáculo. Para él el
tenor era formidable, el decorado formidable, la tiple

El Arte de Hablar en Público


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formidable y la danza de las bailarinas también formidable. A


juzgar por el adjetivo que usaba se diría que no existía en
castellano otro calificativo. ¿Qué adjetivo cree usted que
debiera haber usado en cada caso ese espectador?

El tenor era…………La tiple era…………………….


El decorado era……La danza era………………….

Consulte frecuentemente el diccionario y familiarícese


con los sinónimos. Enriquezca su fraseología, renueve sus
expresiones con palabras de distintos matices.

Quien se confunde al hablar se desorienta al pensar.


El remedio más seguro y eficaz es hablar con orden y
precisión, por medio de la abundancia y variedad de vocablos.

Variación en la expresión Cultive el hábito de


variar la forma de expresarse. Evite las frases
estereotipadas y que, por repetirse una y mil veces, han
perdido el colorido. Cuando usted se habitúe a repetir alguna
expresión, modifíquela usando otras palabras. Es muy
insípido y monótono hablar siempre de la misma manera, o
repetir las mismas frases.

Al modificar sus frases y formas de transmitir su


pensamiento conseguirá mejorar su dicción y al mismo tiempo
su intelecto se rejuvenecerá. Una mente estéril mecaniza su
transmisión y emplea los mismos términos.

Cuando escriba cartas evite las frases viejas y


gastadas. Huya de la imitación, mejore su estilo y sea más
exacto en sus expresiones.

Originalidad en la expresión Lo que decimos puede


ser importante y cómo lo expresamos puede serlo no menos.
Hay personas que dan a conocer cosas y muy interesantes,
El Arte de Hablar en Público
P á g i n a | 454

pero no atraen ni convencen porque lo transmiten con un


lenguaje tan rutinario que dejan de impresionar. Muchas
veces el pensamiento comunicado se valoriza por la forma en
que es dado a conocer. Se revela, entonces, si es de cosecha
propia, si tiene la lozanía de la originalidad.

Recuerde que hay muchas maneras de expresar las


ideas propias. Adquiera el gusto de introducir variaciones en
sus apreciaciones generales, descubra nuevas avenidas para
sus interpretaciones.

La forma personal de comunicar las ideas se llama


estilo, y éste se enriquece solamente mejorando la expresión
propia. Usted hablará mejor y con mayor poder si perfecciona
su estilo al comunicarse con sus semejantes. Estudie las
obras literarias de excelentes autores, critíquese, elimine las
frases y vocablos demasiado vulgares, y su dicción será más
lúcida e interesante.

Si piensa acerca del tiempo no se concrete a


considerar el calor y el frío, piense también en otras
manifestaciones de la naturaleza en las estaciones
respectivas. Vea, escuche, observe, investigue. Recuerdo un
día muy frío, en Santiago de Chile, en el que el comentario
general se refería a la temperatura baja, y a nadie le escuché
ninguna referencia a la belleza que ese día exhibían las
cumbres de la cordillera cubiertas de nieve, cuyo espectáculo
inspiraba y avivaba la gratitud por el obsequio que para la
vista significaba. Por la tarde, en los últimos reflejos del sol ya
para ocultarse, esa nieve había adoptado un matiz rosado,
suave, acariciador en sumo grado para los ojos ávidos de
alguna expresión alegre que compensara por el frío que en el
valle se sentía. Impresionémonos con otros aspectos de la
vida además de los corrientes y conocidos. Veamos en
derredor nuestro, notemos lo que de interesante y significativo
acontece y mantengamos una actitud perenne de expectativa

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 455

por todo lo grande y bello que exhibe la vida. Así haremos


acopio de ideas significativas y atractivas para los demás.

Deje que las mismas ideas adoptadas por usted


influyan al máximo en su vida, explíqueselas y defínaselas
para sí mismo.

Elija esmeradamente los términos con que construye


sus interpretaciones. Actúe de maestro ante sí mismo, porque
así será más escrupuloso en la elección de palabras, frases,
significados y expresiones interpretativas de la vida y de sus
fenómenos.

No se conforme con su modo de pensar rutinario e


inconsciente. Anhele la emoción gratísima de elaborar sus
propias interpretaciones, siéntase dueño y señor de sus ideas
por haberlas concebido, construido y perfeccionado. En
síntesis, usted hablará con el mismo poder con que ha
enriquecido su intelecto.

Expresión oral y calidad del pensamiento Un editor


de una revista dijo que cuando recibía un artículo para ser
publicado y encontraba en él dos o tres frases gastadas o
vulgarizadas, lo devolvía a su autor, y explicaba su actitud
diciendo que quien no tiene originalidad de expresión exhibirá
poca o ninguna originalidad, y por lo tanto, revelará una
calidad inferior de pensamiento.

Ha dicho Gabelentz: “La lengua no sirve solamente


para transmitir alguna cosa sino que también para que el
hombre se exprese a sí mismo”.

Para mejorar nuestra expresión debemos aumentar la


calidad de nuestro pensamiento, y esto lo conseguiremos
ganando en habilidad para ilustrar lo que decimos, cuidando

El Arte de Hablar en Público


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que nuestra mente se impregne de influencias artísticas, de


realidades interesantes y de enseñanzas iluminadoras.

PARA PRACTICAR EN CLASE

El alumno elegirá un tema suyo o uno de los que se


sugieren a continuación y hablará ocho minutos:

1. El hombre no emplea todo el poder que posee.


2. Las ideas son para engrandecer al hombre y no para
empequeñecerlo.
3. El trabajo promueve el progreso y la felicidad del
hombre.
4. La voluntad dinámica coloca al hombre en el camino
del rendimiento fecundo.
5. El mejor ciudadano es el que colabora en el bien
colectivo.
6. ¿Cuándo tiene valor la experiencia?
7. La vida propia es fuente de grandes lecciones.
8. Ventajas de la persistencia.
9. Toda crisis es temporal.
10. Importancia de la persistencia.

El estudiante deberá esmerarse en presentar ideas de


tal categoría que convenzan a su auditorio. Concrete lo más
posible sus argumentos de modo que constituyan el núcleo
poderoso que induzca a los oyentes a aceptar y realizar lo que
les proponga.

A la terminación del discurso se invitará a los oyentes


a que expresen por medio de una votación si lo manifestado
convenció.

El Arte de Hablar en Público


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Recomendaciones

a) Forme el hábito de basar sus ideas en unas pocas


conclusiones bien definidas y razonadas.
b) Nunca cese de definir para si mismo el significado de
ideas, acontecimientos, cosas y distintas expresiones
de la vida.
c) Antes de proponer algo a otros, pregúntese siempre a
sí mismo: ¿Estoy dispuesto a realizarlo? ¿Tiene para
mí importancia y valor? ¿Obtendría beneficios con
ello?

El Arte de Hablar en Público


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VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 38

PRUEBAS DE LAXITUD

Ya se ha recomendado enfáticamente que se logre un


gran dominio sobre la tendencia a contraer los músculos
indebidamente, y para ello se han aconsejado ejercicios
especiales en las primeras lecciones con el objeto de lograr el
máximo de laxitud, esto es, libertad de tensiones nerviosas
innecesarias.

No puede conseguirse en definitiva una laxitud a


prueba de emociones y sensaciones que brotan
inesperadamente, por lo tanto, es necesario dedicar mucha
atención y constante ejercitación a mantener una condición
laxa del cuerpo, especialmente en la región clavicular, en los
hombros, en el cuerpo y en los brazos.

De cuando en cuando haga usted una inspección


mental sobre esas partes para descubrir alguna zona de
contracción indebida, especialmente cuando se sienta
impresionado, enojado, deprimido o intervenido por alguna
emoción desconcertadamente. Si forma el hábito de
examinarse periódicamente se irá acostumbrando a mantener
su cuerpo con la flojedad conveniente propicia para la
reflexión y el enfoque acertado sobre cuanto impresiona u
ocurre en torno suyo.

Durante esta semana acostúmbrese a observar,


especialmente cuando hable con otras personas y adopte una
actitud de laxitud máxima.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 459

Propóngase no reaccionar ante las primeras


impresiones, ideas, impulsos o circunstancias atropelladoras.
Piense que usted debe evitar errores de procedimiento y que
debe reflexionar antes de llegar a conclusiones.

Sea más lento en refutar a su interlocutor y no se deje


llevar del ímpetu dominador. Si él se acalora, inquieta, ofusca
o se muestra impetuoso, baje usted la voz, hable con más
lentitud y fije su mirada en los ojos de quien es víctima de la
fogosidad. Observe mucho acerca de cómo actúan las más de
las personas al hablar, especialmente cuando discuten o
defienden alguna idea con intenso entusiasmo.

Todas las noches pregúntese cómo ha procedido


usted y si sus nervios han interferido menos en su estado de
ánimo; luego recuerde si su voz se ha beneficiado con la
laxitud practicada.

El Arte de Hablar en Público


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COMO HABLAR CON PODER PERSUASIVO

LECCIÓN 39

DISCURSOS PARA REUNIONES DIVERSAS


BANQUETES Y AGASAJOS

Tipo de discurso apropiado El discurso que conviene


para celebraciones diversas, agasajos y reuniones sociales es
de un tipo que debe distinguirse por las características no
siempre reconocidas por todos los oradores que hablan en
tales casos, y que se detallan a continuación:

a) Brevedad. En esa clase de reuniones generalmente


son varios los discursos comprendidos en el programa.
Ocurre también, que la naturaleza de la reunión no
justifica una exposición amplia ni profunda, como
tampoco erudita. Los concurrentes generalmente
toleran al orador porque no pueden evitarlo, que si
pudiesen suprimir su discurso de muy buena gana lo
eliminarían. Cuanto más concreto sea lo que se diga y
más simple la presentación de las ideas respectivas
más complacidos se sentirán los oyentes.

Se entiende que en algunos casos, por tratarse de


reuniones oficiales, de festejos patrios y de ocasiones
memorables, el discurso adquiere un carácter especial
tanto para la importancia del tema como por la
autoridad de quien lo expone, en cuyo caso debe tener
la amplitud y profundidad correspondiente.

b) Fluidez. El discurso para tales ocasiones debe


destacarse por la fluidez y claridad de la exposición, es
decir, que cuando se transmita sea de fácil

El Arte de Hablar en Público


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comprensión, interesante, agradable y produzca


emociones favorables. Si se le hace pensar mucho al
auditorio se descubrirá que la distracción y algunas
veces el murmullo anularán la eficacia de cuanto se le
diga.

c) Emotividad. En las reuniones referidas, la emoción


prevalece y domina; el intelecto no está muy dispuesto
a concentrarse, por lo tanto, conviene preparar el
discurso de acuerdo con las emociones que deben
producirse, porque son ellas las que en tales
circunstancias recibirán el mensaje.

¡Qué oportunidad más excelente tiene el orador de


conquistar la atención y simpatía de sus oyentes si
acierta en tal sentido! Avívese la función emotiva,
séase cortés con todos, reconózcanse méritos,
elógiese las cualidades nobles, humanas, séase
optimista en la presentación de ideas, recúrrase a lo
que inspirará y alegrará, en fin, dígase lo que será
aceptable e interesante a todos.

d) Sencillez. Son muchos los oradores de tales ocasiones


que necesitan recurrir a otros para la preparación de
su discurso y es frecuente que el autor, ávido de
congraciarse con quien habrá de leer o memorizar el
discurso, lo construye con mucha retórica y frases
rebuscadas, con el resultado de que los concurrentes
se dan cuenta de que lo que escuchan es prestado,
aunque haya sido bien pagado.

Es de mal gusto dejarse guiar por la vanidad en tales


ocasiones. Como el programa incluye otros números
que también son de mérito, no es aconsejable competir
tratando de darse una importancia innecesaria, la más
de las veces resentida por el auditorio.

El Arte de Hablar en Público


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e) Voz clara y resonante. Es notable la deficiencia que se


advierte en la voz de los más de los oradores. Apenas
si se les entiende a unos pocos metros de distancia, lo
cual explica que sea tan frecuente el desinterés y aun
el resentimiento en algunos casos, cuando los
concurrentes no entienden lo que se les dice.
Procúrese empezar con una nota clara y
suficientemente bien levantada de modo que todos los
presentes escuchen sin necesidad de intensificar su
atención. Bueno será, cuando sea oportuno, concurrir
previamente al lugar de la reunión y probar el tono de
voz que será necesario para ser escuchado desde el
lugar más remoto del local respectivo.

Método de preparación Esta clase de discurso requiere


precisión y puntos bien concretos, de modo que lo expuesto
pueda ser retenido fácilmente por el auditorio. El siguiente
plan ayudará eficazmente para reunir los elementos de
exposición.

1. Presentar los saludos respectivos o empezar con una


introducción alusiva al acto.
2. Entrar en detalles acerca de la finalidad de la reunión e
incluir cualquier alusión personal necesaria.
3. Referirse al asunto concerniente a la celebración
respectiva e incluir las consideraciones que lo
realzarán y causarán en el auditorio un espíritu de
solidaridad con lo que se destaca.
4. Incluir algunas consideraciones por las cuales el
auditorio se sienta identificado y comprendido en la
celebración respectiva.
5. Cerrar el discurso con expresiones de reconocimiento
de cuanto sea conveniente e incluir alguna idea,
pensamiento o referencia grata y animadora.

El Arte de Hablar en Público


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Hay que admitir que no es posible precisar un método


exactamente aplicable a toda clase de reuniones y para toda
suerte de celebraciones o conmemoraciones, pero lo
propuesto orientará para construir los puntos principales.

Muchas veces, y según la naturaleza de la reunión, el


orador será más eficaz si agrega alguna anécdota, chiste o
relato que predisponga para el buen humor.

Presentación Es adecuado y casi protocolar que el


orador sea presentado a los concurrentes y el encargado de
tal misión, también debe someterse a ciertas reglas, y si es
breve, medido y modesto en su actuación acertará con
beneplácito de todos.

Algunas veces, por excederse, requiere más tiempo


del que le corresponde y coloca a la persona presentada en
una situación desventajosa. Hubo un caso en que la persona
encargada de la presentación se extendió tanto en
consideraciones sobre el tema anunciado que el orador,
cuando se dirigió al público, dijo: “Señores, sólo me resta
agradecer al señor… por haber sido tan gentil en sus
apreciaciones, tan generosas sobre quien tiene el honor de
hablarles, y por haberme ahorrado la tarea de exponer sus
ideas sobre el discurso que había preparado. Coincido con él
en un todo y nada más tengo que agregar”. A continuación se
sentó.

La presentación será eficiente y apropiada si se siguen


las siguientes recomendaciones:

1. Evítese el lucimiento propio a expensas del orador.


2. Si ha de hacerse alguna alusión humorística procúrese
que tenga alguna relación con el asunto que se
exponga y téngase mucho cuidado con el tinte de la
misma. En no pocos casos se abusa con grave

El Arte de Hablar en Público


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perjuicio de la decencia y del respeto que se debe a


los oyentes.
3. Séase medido en los elogios y en alusiones
personales. Hay detalles referentes a la vida de los
demás que no es justo o prudente darlos a conocer.
4. No exagere ni desfigure los hechos.
5. El objeto de la presentación es estimular al orador y
también predisponer al auditorio para que escuche con
interés.
6. No se trate de desarrollar el tema que se anuncia ni
siquiera se den explicaciones que sólo al orador
corresponden. Los oyentes han concurrido para
escucharlo a él y no a quien lo presenta.
7. El tiempo dedicado para la presentación debe ser muy
limitado. Durará entre uno y cinco minutos, según la
extensión del discurso que ha de pronunciarse.

Como los actos ya indicados habitualmente son


organizados por alguna comisión, le corresponde a ésta elegir
una persona autorizada y competente para hacer la
presentación, y debe ser más cuidadosa en la elección
cuando el orador goza de cierto prestigio por su eminencia o
importancia profesional.

Para reuniones diversas En este grupo se incluyen


celebraciones distintas, conmemoraciones, actos recordativos,
fiestas patrióticas, aniversarios, sesiones especiales y otras
reuniones en las que el orador tiene que referirse a ideas
específicas y darles el realce que las circunstancias sugieren.

Ante todo, evite el orador la difusión y la ampulosidad;


cuanto más se concrete a unos pocos puntos y se esmere por
dejar en el ánimo del auditorio ideas definidas y orientadoras
más arraigará su exposición.

El Arte de Hablar en Público


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Cuanto más se circunscriba al motivo de la reunión


mejor impresionará y obtendrá resultados más positivos.

Le ayudará muy eficazmente al orador preparar un


esquema de su discurso para orientarse en la preparación del
mismo.

Especifique qué puntos desea mencionar y qué


referencias debe incluir y una vez definidos le será más fácil
construir toda la exposición.

Ejemplo de un discurso en la celebración de un


aniversario de una academia en la que el director recibe un
pergamino. Nótese el plan del esquema al margen del
discurso:

REALCE DEL MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN.

Señoras, señores, alumnos y ex alumnos:

Cuando un aniversario no tiene otro significado que la


sucesión del tiempo, se experimenta la sensación de pérdida,
de disminución; pero cuando el lapso implica la realización de
algo de valor y trascendencia, predomina la sensación de que
se ha logrado beneficios y se ha procedido constructivamente.
La diferencia se explica en que vivir no es solamente pasar
por etapas de existencia, sino cumplir con responsabilidades y
actuar con provecho social.

OBJETO DEL ACTO.

Este acto tiene por objeto rememorar el décimo


aniversario de la fundación de esta academia. ¡Cuánto
significan diez años de labor tesonera, entusiasta y
progresista! ¡Cuántas emociones, esfuerzos, esperanzas,

El Arte de Hablar en Público


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experiencias y resultados comprende la historia de esos dos


lustros dedicados a enseñar y adiestrar a la juventud para
orientarla hacia el éxito y la felicidad!

EVOCACIÓN EMOTIVA.

¡Qué cuadro más lleno de matiz humano y expresivo


podría formarse si pudiésemos ver a todos los ex alumnos
reunidos! ¡Qué de experiencias interesantes y valiosas
podrían narrarnos sobre el desenlace de sus luchas por
triunfar, y cuán útil nos sería su testimonio, porque estoy
seguro de que para vencer es necesario prepararse y
enriquecerse con conocimientos prácticos y sólidamente
fundamentados!

MOTIVOS DE SATISFACCIÓN.

Sin duda alguna que a todos nos regocija este


momento tan simbólico. A nosotros por haber llegado a una
recta victoriosos, complacidos por la labor realizada en pro de
la instrucción, y haber aumentado el número de amigos que
confían en la eficacia de nuestra labor, y a vosotros por sentir
la seguridad de que os halláis en la senda que conduce al
éxito y al bienestar.

AGRADECER EL TESTIMONIO DE APRECIO Y ADHESIÓN.

Es con emoción profunda y con un intenso sentido de


gratitud que recibo el pergamino que acabáis de entregarme,
matizado con vuestras firmas, cuyos rasgos destellan lealtad,
aprecio, afecto y aliento. Tiene para mí el valor de un
obsequio de incalculable mérito, porque de su mensaje fluye
una expresión espiritual que llega a lo más íntimo de mi ser.
Cuando la palabra se siente incapaz para describir el vigor de

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 467

las emociones, señal es de que el corazón capta


interpretaciones de un significado superior al comprendido en
los signos del lenguaje.

REITERACIÓN DE PROPÓSITOS DE COLABORACIÓN.

Vuestro homenaje me alienta a proseguir en mi tarea


educativa con impulso renovado y ahonda en mí la convicción
de que cuando el esfuerzo está animado en ideales de
alcance social no puede menos que ser fecundo en resultados
óptimos.

Quiero expresar a cuantos habéis depositado vuestra


confianza en esta institución que como hasta aquí habré de
dedicar mis mayores desvelos porque halléis en nuestra
colaboración la más amplia y consciente espontaneidad y
disposición por ayudaros de modo que podáis devolvernos
más tarde con eficiencia y provecho para vosotros y los
vuestros.

ESTÍMULO COMPENSADOR.

Vuestro progreso y triunfo constituyen el afán de


cuantos día tras día nos dedicamos a impartiros la enseñanza
que habrá de dotaros de las aptitudes necesarias para
desempeñaros con eficacia. Cada peldaño que escaléis hacia
cimas de superación constituirá para nosotros un nuevo
estímulo para dedicar nuestras más poderosas energías a la
misión de preparar a quienes anhelan ser útiles a la sociedad,
a sí mismos y a los suyos.

El Arte de Hablar en Público


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VOTOS POR LA FELICIDAD Y PROSPERIDAD DE LOS


CONCURRENTES.

Permitidme, señoras, señores y amigos, que al poner


fin a estas modestas palabras haga votos por la felicidad y
prosperidad de todos vosotros y que estos momentos, tan
auspiciosos para el futuro de esta institución sean el punto de
partida para que todos, los que enseñamos y los que reciben
lecciones, nos dediquemos a nuestras tareas particulares con
denuedo y firmeza, resueltos a sobresalir y superarnos,
seguros de que a su debido tiempo recibiremos las
compensaciones abundantes que llegan como premio por la
aspiración, afán y adiestramiento sabiamente dirigidos.

Para un banquete Son muy frecuentes los banquetes


en que la última parte del acto está reservada a discursos.
Muchos de aquellos serían más simpáticos si esa parte fuese
eliminada. El espíritu social de nuestros tiempos parece exigir
que alguien ponga la nota final con algún discurso, pero
todavía no se entiende bien o se pretende ignorar que al final
de una comida no se siente disposición alguna por escuchar
divagaciones más o menos importantes; además la sangre
debe fluir al estómago y el cerebro en ese momento no está
muy dispuesto para discernir o reflexionar.

Se cuenta que Clemenceau era muy adverso a hablar


después de banquetes, pero no pudo regir tener que
pronunciar discursos en ciertas ocasiones en su vida política.
Una vez, al iniciarse en esta actividad, un grupo de amigos le
ofreció una comida. Al final de la misma, fueron muchos los
oradores y cuando le tocó el turno, se levantó y relató lo
siguiente: “Nerón condenó a muerte a un cristiano, quien sería
devorado por uno de los leones del circo y le advirtió que le
perdonaría si conseguía que la hambrienta fiera no lo
devorara. Llegó el día del sacrificio, el cristiano fue llevado a la
arena y pronto se escuchó el rugido terrible del león que

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 469

corría hacia la víctima. Esta, serena y sonriente, esperaba a la


fiera y al tenerla cerca le dijo al oído algunas palabras.
Inmediatamente se produjo una honda consternación entre
todos los espectadores. El salvaje animal titubeó, sacudió
iracundo su espesa melena y se dirigió velozmente con la cola
entre las piernas a su refugio. Estruendoso fue el clamor que
se produjo entre los concurrentes, y Nerón concedió el perdón
prometido, y luego quiso saber qué palabras milagrosas había
murmurado el cristiano en el oído del león, a lo que repuso el
interrogado: “Emperador, le he dicho que si me comía tendría
que pronunciar un discurso para dar las gracias”.

En un club en la región meridional de los Estados


Unidos se ha adoptado la costumbre de que cuando un
banquete termina con discursos, se les da a los oradores un
pedazo de hielo para que lo tengan en la mano mientras
hablan.

En un club de Kent, Inglaterra, es costumbre usar un


rostro de grandes proporciones del cual sale una lengua. A los
ocho minutos uno de los ojos hace un guiño como prevención,
y si desde ese momento el orador se extiende por más de dos
minutos, el aparato apaga todas las luces.

En Chicago se ha inventado un aparato para llamar a


la realidad a los oradores “pesados” de los banquetes. Por
medio de luces de colores y toques de campanillas, señala la
duración de los discursos. Hay una luz verde, una amarilla y
otra roja y cada una señala un determinado espacio de
tiempo. Dicho aparato es colocado junto al orador para que
éste no se extralimite.

En tales ocasiones el discurso debe ser breve,


animado, matizado con anécdotas interesantes y bien
relatadas, como asimismo deben evitarse tanto las ideas
profundas acompañadas de conceptos complejos y abstractos

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 470

como el exceso de referencias humorísticas y alusiones


personales de mal gusto.

Hay que reconocer que al tratarse de comidas


oficiales, de banquetes políticos y de otras reuniones de
trascendencia no puede evitarse el discurso extenso y con
profundidad de concepto. En tales casos lo expuesto va
dirigido principalmente a grandes masas o al pueblo que se
entera ya por radio, TV o posteriormente por la prensa.

Una revista francesa cuenta que Sir Jorge Clerk,


embajador de Gran Bretaña en París, se jactaba de conocer la
nacionalidad del orador por los brindis que hacía. El francés
brindaba por sus amores, el norteamericano bebe por su
primer millón y el inglés brinda por la grandeza del Imperio.
Alguien le preguntó por quién brindaba el irlandés: “Brinda por
mi muerte”, contestó el diplomático, y cuando le preguntaron
por quién brindaba el ruso, dijo: “El ruso no dice nada; bebe”.

Al hablar en un banquete conviene hacer participar a


los concurrentes de la emoción del momento, halagándolos en
forma adecuada, grata, inteligente y acertada.

No se hable como dando a entender que ellos están


allí para admirar y aplaudir solamente. Hágaseles sentir que
ellos también son parte integrante e importante de la
celebración.

No coma antes de hablar, y si usted es también


comensal, apenas pruebe algo de los platos que se sirven. Es
inconveniente y hasta arriesgado hablar con el estómago
lleno. Es preferible sacrificar el paladar para no someterse al
peligro de una congestión peligrosa.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 471

Dice Rufino Blanco: “La digestión es la función nutritiva


que más influencia ejerce en la producción de la voz, aparte
de la respiración.

“Cuando el estómago está cargado, el diafragma no


puede aplanarse, los pulmones no se dilatan lo suficiente, la
respiración se hace difícil y la emisión de la voz es penosa.
Después de la comida, es casi imposible hacer cómodamente
ejercicios de palabras.”

Conviene tener cuidado en la construcción de las ideas


y de las palabras al hablar, porque es muy fácil decir lo que no
se tiene el propósito de comunicar. Recuérdese que en
reuniones de esa naturaleza la distracción, las emociones, la
excitación propia de las circunstancias y otras influencias
tienden a desorientar al orador.

Antes de partir para un largo viaje al corazón del África


un explorador muy conocido pronunció un discurso en un
banquete en honor suyo que estuvo muy concurrido. Como no
estaba acostumbrado a hablar en público terminó su
improvisación en esta manera: “A todos vosotros agradezco
vuestros generosos deseos acerca de mi bienestar en el
peligroso viaje que estoy por emprender, y quiero que sepáis
que cuando me halle lejos de aquí y rodeado de horribles y
rugientes antropófagos me acordaré mucho de vosotros”.

Cuanto más recurra el orador en tales ocasiones a la


lucidez, inventiva e iniciativa, mejor inspiración tendrá para
decir lo que gustará y será apreciado. Como ejemplo de
acierto lúcido se consignan las anécdotas que se relatan a
continuación:

En una gran comida diplomática que se dio en


Holanda, en la embajada francesa el representante de
Francia, aludiendo a la divisa de Luis XIV brindó por el sol

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 472

naciente. El embajador de la emperatriz María Teresa de


Austria, brindó por la luna y las estrellas fijas. Preguntábanse
todos cómo el orgulloso conde Stair, embajador de Inglaterra,
brindaría por su soberana. Al fin se levanta y dice alzando su
copa:

-Brindo por Josué, que detuvo al sol, la luna y las


estrellas.

Merece ser recordada esta otra anécdota, que se


cuenta del que fue embajador de los Estados Unidos en
Londres, Mr. Choate, por la oportunidad, galantería,
deferencia y caballerosidad que revelaron sus primeras
palabras en un banquete.

En el Guiad Hall se había dado cita lo más granado de


la sociedad londinense, y como Mr. Choate gozaba de fama
como orador muy elocuente, todos ansiaban escucharle.

Las galerías estaban colmadas de elegantes y


hermosas damas. Llegó el momento de hablar. El embajador
Choate se levantó pausadamente, hizo una reverencia al que
presidía el banquete y a los asistentes y luego elevando la
mirada hacia las galerías, ocupadas solamente por señoras,
dijo: “Nunca como ahora he comprendido plenamente la
verdad de las Escrituras que dicen: «Dios crió al hombre un
poquito inferior a los ángeles». El efecto fue instantáneo, un
aplauso cerrado premió la gentileza de esa frase llena de
gracia y cortesía.

Como ejemplo orientador y digno de tenerse en cuenta


se reproduce la forma como se inició su discurso, en un
banquete, un famoso orador, al final de una reunión pesada
por sus muchos oradores: “Señor presidente: Usted me
impone una tarea difícil, cual es la de hablar a un auditorio tan
cansado de oratoria que no escucharía ni a Cicerón ni a

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 473

Guillermo Jennibs Bryan. Un orador que combina las grandes


cualidades de dichos notables personajes me ha precedido.
Se me ha confiado la tarea de hablar sobre el tema: “Métodos
modernos de producción”, y como soy productor no puedo
concebir que sepa algo sobre ello. No se me ha dado tiempo
para que pudiese recoger unas pocas ideas. ¿Cómo podría
reunir las ideas cuando he permanecido sentado entre dos de
las más fascinantes mujeres de Hollywood? Mi garganta se
encuentra en tan mala condición que mi doctor me prohíbe
hablar más allá del cuchicheo, pero aunque tuviese una voz
de bronce, no podría hacerme escuchar por encima de esos
distraídos beodos que están cantando: “Dulce Adelina” al final
de la mesa. Aparte de estos pueriles contratiempos, considero
que empiezo mi exposición bajo condiciones que podrían
considerarse ideales”.

Nada justifica, sea cual fuere el motivo del banquete,


que el orador se explaye en forma soez, inculta o inmoral. Es
preferible eliminar del programa el número oral que darle una
culminación de mal gusto. Generalmente, en despedidas de
soltero se incurre en groserías injustificadas, que nada
agregan al buen tono del momento. El dicho sutil, gracioso,
hábil y sagaz es siempre bien recibido, pero la alusión
absurda burda, grotesca, repugnante y que choca con la
cultura que corresponde a todo acto público es siempre
repudiable.

El siguiente discurso para la despedida de soltero


servirá de guía respecto al contenido que debe dársele a una
exposición de tal naturaleza.

IMPRESIONAR GRATAMENTE AL AGASAJADO.

Amigo Guzmán; señores invitados; amigos:

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 474

Una de las experiencias más gratificadoras para el ser


humano es la de recibir de sus semejantes expresiones de
afecto y solidaridad en determinados momentos de su vida.
Cuando el hombre inicia su camino hacia una nueva meta o
emprende la realización de algo nuevo, su espíritu recibe
impulsos alentadores si cuenta con la simpatía y los buenos
deseos de quienes están vinculados a él. ¿Cuánto más
halagadora no ha de ser esa adhesión cuando se trata de la
realización de un acto tan trascendental como lo es el del
matrimonio? Si se considera la relación de sincero aprecio
que prevalece, como en el caso presente, entre el agasajo y
quienes tenemos el honor de brindarle esta reunión tan cordial
y significativa, es de imaginarse la fruición íntima que debe
producir la exteriorización de los sentimientos generosos.

PROTESTAS DE CORDIALIDAD.

Lo nutrido de este grupo tan distinguido prueba


evidentemente cuánta simpatía y aprecio ha conquistado el
señor Guzmán entre sus colaboradores y numerosos amigos.
No necesito realzar las excelentes cualidades que todos
admiramos en él, y estoy seguro que nos hallamos presentes
por la avidez de testimoniarle la estima que por él sentimos.
Hay emociones incontenibles y que necesitan reflejarse ante
quienes las motivan, de ahí que era preciso que tuviésemos la
oportunidad de llevar al ánimo del amigo Guzmán esta
manifestación tan merecida.

EXPRESIONES ALENTADORAS.

No creo que esta demostración sea una más en el


curso de testimonios sociales que se brindan por diversos
motivos. Estoy seguro que todos anhelamos para el festejado
que su matrimonio, próximo a realizarse, signifique para él
una experiencia rica en dicha, satisfacciones y perspectivas
cada vez más compensadoras. Ojalá que su nuevo estado

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 475

represente un nuevo plano de complacencias y realizaciones


de valor permanente, de modo que su vida se vea matizada
con significados espirituales que lo impulsen hacia
condiciones superiores.

IMPORTANCIA DEL MATRIMONIO.

Mucho se ha hablado del matrimonio, generalmente es


aludido con tono burlón, se hacen referencias irrespetuosas a
ese estado tan digno y hasta se le atribuyen no pocas
desventajas que infunden si no temor escasa disposición a
anhelarlo; pero cuando los sentimientos están bien orientados,
el corazón funciona normalmente y se siente inclinación a
cumplir con las leyes de la naturaleza, como asimismo
prevalece el afán de responder a las justas necesidades de la
sociedad y el espíritu está imbuido de ideales nobles y
generosos, difícilmente puede el hombre rehusar el
cumplimento del legendario mandato: Creced y multiplicaos.

BRINDIS EN NOMBRE DEL GRUPO.

Señores: Estoy seguro que interpreto el sentir de todos


los presentes y especialmente de los colaboradores del
agasajado, al brindar por la dicha y ventura del señor Guzmán
y de la que habrá de ser su digna compañera: ¡Que esa unión
se desenvuelva bajo la irradiación luminosa de la mutua
comprensión, que cuenten siempre con la inspiración que
proviene de los grandes efectos y que el hogar que pronto
habrán de construir esté presidido por el amor más profundo y
consagrado!

VOTO POR LA PROTECCIÓN DIVINA.

Amigo Guzmán: ¡Quiera la Providencia volcar en la


unión próxima a realizarse, sus bendiciones más fecundas y

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 476

su protección divina! Si nuestros deseos han de determinar el


curso de su nuevo estado, seguramente que nada
interrumpirá el goce de la felicidad más pura, amplia y
continuada.

ANHELOS DE FELICIDAD POR EL MATRIMONIO.

Brindemos por la compenetración de cariño siempre


creciente entre nuestro amigo Guzmán y su futura esposa, y
que su nave matrimonial al surcar los mares de la convivencia
se vea siempre libre de la turbulencia adversa y amenazante;
que el amor más acendrado y la consagración mutua sean
permanentes en ellos, y que el sol de la confianza y de la
armonía les brinde en todo momento sus vivificantes y
auspiciosos rayos de luz. ¡Salud y felicidad eternas para los
futuros esposos!

Para agasajos Hay reuniones breves semipúblicas, en


las que se reúne un reducido grupo de concurrentes para
destacar las cualidades de determinadas personas, para
reconocer servicios especiales o para entregar algún premio,
y en ellas alguien tiene que transmitir algunas ideas alusivas
al acto.

También sucede que quien es objeto de tal agasajo,


inevitablemente tiene que agradecer la manifestación que se
le brinda, y también es preciso que se ciña a determinadas
reglas si ha de impresionar gratamente a los concurrentes y
agregar, con su discurso, una nota simpática y animadora al
acto.

Como ejemplo orientador se incluye el discurso de un


gerente de una empresa comercial que recibió un obsequio
con motivo de su asociación con la empresa durante muchos
años, el cual consistió en un botón simbólico de oro.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 477

IMPORTANCIA DE LA REUNIÓN.

Señores directores, compañeros:

Esta clase de reuniones que nos hace pensar en


experiencias y en la calidad e importancia de lo realizado, nos
invita a reflexionar sobre la trascendencia de las cualidades
personales que el tiempo aquilata por las grandes
derivaciones y compensaciones que de las mismas provienen.

OPORTUNIDAD PARA APRECIAR MÉRITOS Y


CUALIDADES.

Esta reunión nos ofrece la oportunidad de apreciar los


méritos y eficacia del proceder de algunos de los integrantes
de esta organización, y no podemos regir la sensación de que
estos momentos tienen un gran significado humano, por
cuanto nos ofrece una lección valiosa para nuestras vidas.
Todo lo que signifique un acto de fe en las ventajas de la
cooperación, en la importancia de la eficiencia y en la
necesidad de la lealtad debe necesariamente influir en el
modo de ser y de vivir personal.

SIGNIFICADO DEL EMBLEMA RECIBIDO.

El emblema que me ha sido entregado tiene para mí


una expresión muy simpática, y aleccionadora, porque me
dice que la labor realizada con entusiasmo y eficientemente
es fecunda en muchos sentidos, como también me sirve de
incentivo para mantener mi fe y esperanza, de modo que
impulsen mi espíritu a colaborar en mis tareas y
responsabilidades.

El Arte de Hablar en Público


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EL TIEMPO APREMIA CUANDO ES APROVECHADO.

Todos ansiamos escuchar la aprobación de nuestro


proceder por los semejantes, porque deseamos que se
reconozcan nuestras cualidades y méritos. Muy bien recuerdo
que cuando contemplaba la entrega de un símbolo como éste
en reuniones similares me dominaba el anhelo de hacerme
también merecedor a uno, y hoy, al tenerlo en mi poder, me
convenzo una vez más de que todo se cumple en la vida si
permanecemos fieles a las aspiraciones nobles y meritorias.

NECESIDAD DE PERSISTIR LEALMENTE.

Ojalá que este acto tan significativo nos convenza de


la necesidad de persistir en el desempeño leal, sincero y
rendidor que caracteriza a cuantos hacen de su vida una
expresión constructiva e inspiradora.

AGRADECIMIENTO.

Agradezco, pues, este obsequio honorífico que será


siempre para mí motivo de inspiración y me impulsará a
dedicar y mejorar mi capacidad al progreso y prosperidad de
esta institución que a todos reúne y que a todos ofrece la
oportunidad de superarse, en la seguridad de que jamás el
esfuerzo espontáneo, dinámico y eficiente deja de recibir el
reconocimiento y el aplauso de los hombres de bien.

VOTOS POR LA PROSPERIDAD Y FELICIDAD DE LOS


PRESENTES.

Hago votos por la marcha siempre progresiva de esta


casa y por la felicidad de todos ustedes y de los suyos, y que
nuestras relaciones reconsoliden más y más, en la confianza
más amplia y en el aprecio sincero y cálido practicado con
espíritu recíproco.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 479

En reuniones de esta naturaleza se peca por lo general


de exageración, al reconocer méritos personales o dispensar
elogios. Algunas veces los antecedentes del agasajo
desmienten lo que de halagador se expresa acerca de él.
Séase modesto, reconózcanse las virtudes respectivas, pero
dentro de una medida inteligente y de serenidad.

Aprovéchese la oportunidad para estimular e inducir a


los concurrentes a que se hagan merecedores de distinciones,
reálcese la importancia de las cualidades que vigorizan la
personalidad y constituyen ejemplos dignos de emulación. Es
decir, procúrese que el acto beneficie a todos: agasajados y
espectadores.

PARA PRACTICAR EN CLASE

Se simulará la celebración de un banquete en ocasión


de un homenaje a una persona que se ha distinguido en
determinadas actividades. El alumno debe concurrir
preparado para personificar a dicha persona que puede ser, a
su elección, un abogado, un político, un médico, un maestro,
un comerciante o cualquier otro profesional u hombre de
negocios.

La duración del discurso será de cinco minutos y se


ajustará al siguiente plan:

1. Salude al que preside la reunión y agradezca la


presentación que de usted se ha hecho.
2. Exprese su agradecimiento por el agasajo que recibe.
3. Extiéndase en consideraciones interesantes sobre el
acto y sus implicaciones.
4. Haga uso de alguna ilustración, anécdota o referencia
humorística.
5. Desarrolle acabadamente la parte final.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 480

6. Termine con palabras de apreciación para los


organizadores y los presentes.

Recomendaciones

a) No lea el discurso, es preferible hablar menos pero


espontánea y libremente que depender de un papel
para decir lo que debiera salir de adentro.

b) Prepárese con mucha anticipación y simplifique lo que


habrá de comunicar para sentirse más confiado y
dispuesto.

c) Recuerde los puntos principales de su exposición y no


le faltarán palabras para expresarse acertadamente y
con naturalidad.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 481

VIGORIZACIÓN DE LA VOZ Y PRONUNCIACIÓN


CORRECTA

LECCIÓN 40

DOMINIO DE LA VOZ

Practique los ejercicios de la lección 36 y esfuércese


esta semana, por ejercer un gran dominio sobre su voz
entonándola según crea usted conveniente. Es decir, debe
cuidar de no dejar que el tono soplado, chillón, apagado o
áspero interfiera en la formación del sonido.

Esmérese por estar al tanto de la voz que produce al


hablar y note si los tonos son llenos, vigorosos y resonantes.
En cuanto advierta que hace esfuerzo en la garganta por
intensificar el tono, corrija su defecto y afloje, de modo que
salga el aire en todo su poder y se produzca la nota vibrante.

Siga las recomendaciones que se citan a continuación:

a) No levante la voz innecesariamente, pero


intensifique la fonación correcta para que sea
escuchado mejor aún a cierta distancia.

b) Hable con un tono de voz más resonante


procurando que el mejor aprovechamiento del
aire al espirar produzca la vibración
correspondiente.

c) Observe los diferentes timbres de voz de las


personas con quienes se relacione como
asimismo las notas disonantes que producen.

d) Esfuércese por hablar con diferentes matices


para no incurrir en la monotonía y en una forma

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 482

de hablar rutinaria e incolora. Sienta cuanto


hable, tenga el gusto de comunicar sus ideas y
trasmítalas con avidez de impresionar
gratamente a sus oyentes.

e) Acostúmbrese a un ritmo de aspiración lento,


pero llenando bien sus pulmones de aire.

f) Tararee alguna canción cuando se le presente


la oportunidad, con el objeto de vigorizar el
tono de voz e impostarla definitivamente.

g) Repase las lecciones que no haya aprendido


del todo y sea incansable en perfeccionarse
cada vez más hasta que posea una voz rica en
sonoridad y vibración.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 483

ORGANIZACIÓN DEL ATENEO DEMÓSTENES

LECCIÓN 41

FINALIDADES Y FUNCIONAMIENTO

Con el fin de que los estudiantes del presente curso de


oratoria amplíen su práctica y logren un mayor adiestramiento,
se hace imprescindible la organización del Instituto
Demóstenes, cuyas sesiones se realizarán semanalmente. En
ellas los alumnos hablarán más extensamente que en las
clases, y, como las reuniones son públicas, tienen la
oportunidad de ensayar ante personas desconocidas, lo que
ofrece la ventaja de incitarles a intensificar el esfuerzo por
seguir las recomendaciones recibidas en clase respecto a
cómo vencer la timidez y practicar la serenidad.

El plan de las reuniones comprende la apertura de la


sesión por el presidente con algunas palabras alusivas al acto;
a continuación se realizan ejercicios de conversación entre
tres ateneístas, que sentados adelante del auditorio, sobre
una tarima, cambian impresiones sobre algún tema que ellos
mismos proponen o eligen de entre varios contenidos en
sobres. Ese ejercicio dura diez minutos. A la terminación del
mismo el profesor hace una crítica sobre si la conversación ha
sido bien dirigida, si se ha llegado a alguna conclusión
comprensiva y apropiada, si las interrupciones han sido
adecuadas y si se ha aportado ideas acertadas con el fin de
dilucidar el tema respectivo con miras a entender mejor y
aprender algo de la discusión.

A continuación hay una tribuna libre para quienes


deseasen hablar durante cinco minutos; hay tiempo para dos
oradores. El propósito de tal invitación es el de ofrecer la
oportunidad de practicar improvisada y espontáneamente.
Luego el profesor propone al público asistente que sugiriera

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 484

un tema para ser analizado en el momento. Aceptado el


mismo, se procede a realizar tal estudio con el concurso de
los alumnos y asistentes. Esta parte es sumamente
interesante y aleccionadora para todos, porque aprenden el
método sobre cómo desarrollar una idea. Esta práctica dura
unos quince minutos. Luego hablan dos oradores, quince
minutos cada uno, sobre un tema elegido y anunciado
previamente.

Después que termina el programa, el profesor hace


una crítica constructiva de la labor realizada durante la sesión
y siempre cierra su exposición con alguna corta e improvisada
alusión a algún tema inspirador y orientador de modo de
elevar al ánimo de todos, emociones e impulsos creadores a
una mayor rapidez de mejoramiento personal.

Se recomienda muy encarecidamente a los


estudiantes de este curso y especialmente a los maestros del
mismo, que cuanto antes organicen el Ateneo Demóstenes y
traten de ajustarse al plan seguido. que da excelentes
resultados.

Al realizarse la fundación de dicha institución, es de


esperarse que llegue algún día en que existan varias
instituciones en el País, a fin de que se fusionen tales
organizaciones, de modo que culminen en alguna convención
nacional e internacional que, en conjunto, cooperen para la
difusión de las enseñanzas que tienen por objeto adiestrar al
hombre a que hable con tal eficacia que se valga de las
palabras para entenderse con sus semejantes y así contribuya
a una convivencia armoniosa y fructífera con ellos.

EL ATENEO DEMÓSTENES

Para que la posición del Ateneo Demóstenes sea


mejor interpretada, convendrá definir sus características y

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 485

finalidades exponiendo lo que es, lo que cree y lo que


practica.
LO QUE ES

El Ateneo Demóstenes es una organización cuyos


integrantes, después de haberse adiestrado en el arte de
exponer las ideas propias por medio del presente curso de
oratoria, sigan ejercitándose periódicamente en sesiones
públicas para mejorar y adquirir mayor destreza.

Dedicado a fomentar el perfeccionamiento de la


palabra hablada, estimula el interés de sus miembros en
eliminar deficiencias propias que impiden formar una mejor
vinculación con los semejantes.

Su función principal consiste en inculcar en sus


asociados ideas y prácticas de valor espiritual y social, para
beneficio tanto propio como colectivo. Acepta la crítica
constructiva, porque de ella derivan las luces necesarias para
que la palabra sea más eficaz y fecunda.

Constituido para promover el progreso de sus


asociados en el arte de influir y persuadir, el objeto principal
del Ateneo Demóstenes se concentra en lograr de sus
asociados que hablen de acuerdo con las normas y técnicas
que aseguran una expresión más eficaz.

No es una organización articulada en postulados de


doctrina, bandera o fines sectarios, sino un centro
experimental en el que la personalidad de sus asociados se
robustece y orienta para que cada uno sea más idóneo en su
relación con otros.

Por razón de tal paridad de aspiraciones, semejanza


de experiencias, simpatía mutua alimentada en un anhelo
común, los socios propulsan su progreso sin lugar a

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 486

discriminaciones, discordias, resentimientos y otras


deficiencias evidentes cuando prevalece la rivalidad por
sobresalir y satisfacer ambiciones triviales.

El Ateneo Demóstenes se sostiene sobre la base del


interés que sus socios mantienen por progresar, de ahí que el
dinamismo que lo caracteriza tenga su origen en un sincero
propósito de superación.

Este organismo es un centro vivificante, al servicio de


la fe en comunicativo y expresivo, y tiene dominio sobre los
complejos que detienen su desenvolvimiento. Esa fe
intensifica la confianza y da ímpetu para consolidar la
comprensión mutua.

Es, también, un laboratorio, por cuanto somete a


prueba, análisis, estudio y medida la potencialidad propia con
referencia a la expresión y comprueba hasta qué punto se
aprovechan las facultades y poderes individuales. El ateneísta
que sincera, leal y frecuentemente se dedica a practicar en la
tribuna, tiene sobrados motivos para descubrir amplios
horizontes y atractivas perspectivas para descollar y obtener
grandes compensaciones.

Quien impelido por una fuerza espiritual y guiado por


un ideal noble y generoso forma conciencia de su
responsabilidad y se disciplina para comunicarse con otros
con la sensatez, claridad y consistencia propias del adiestrado
y eficiente, llega a planos más elevados de vida mental,
espiritual y social, y obtiene derivaciones diversas de gran
valor.

El Ateneo extiende su influencia a cuantos concurren a


sus sesiones, y es testimonio de cada visitante, que después
de haber presenciado una sesión adquiere una interpretación
más alentadora de las grandes posibilidades que encierra la

El Arte de Hablar en Público


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personalidad humana y siente nuevos incentivos para confiar


más y ahondar en las grandes manifestaciones de la vida.

LO QUE CREE

Sin doctrinas ni premisas que limiten la libertad de


pensar de sus asociados y sin una orientación filosófica que
obliguen a aceptar principios de especulación dialéctica, el
Ateneo Demóstenes adopta implícitamente ciertas creencias
vitales, inmanentes en todo el espíritu humano, que
constituyen una fuerza latente en cada uno de sus asociados,
y avivan la fe en uno mismo y el anhelo de actuar en lo
personal y en lo social más en armonía con los grandes
principios y exigencias de la vida.

Cada integrante adhiere a una serie de ideas


constructivas comunes a todos, y aunque no le son definidas
con fraseología estudiada, las interpreta por razón de su
esfuerzo por hallar medios que ensanchen el horizonte de su
poder expresivo.

Se tiene fe en la eficacia de la disciplina bien dirigida y


mantenida sin desmayo, cuando se siguen propósitos de
mejoramiento personal y con el fin de entenderse mejor con
los semejantes.

Se admite que el adiestramiento persistente y ajustado


a la técnica respectiva produce mayor idoneidad para dominar
los impulsos negativos propios y conseguir un mayor equilibrio
ante situaciones y condiciones perturbadoras.

Los componentes del Ateneo Demóstenes creen en el


ejercicio como medio seguro para aprender lecciones
experimentales que conducen a una actuación más acertada y
apropiada.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 488

Es de todos aceptado que la tolerancia se arraiga más


hondamente en el espíritu humano cuando la misma es
practicada, admitiéndose que no es fácil definir el
pensamiento propio ante los demás y menos escuchar el
ajeno, y que cuando el exceso de emociones desequilibradas
inspira la idea, inevitablemente ésta habrá de ser presentada
en forma antipática.

Creyentes fervientes en el estudio y en el ensayo como


factores para actuar con más serenidad y aptitud y contribuir a
un proceder más humano, solidario y generoso, los llevan a
efecto con la mayor frecuencia posible.

Está arraigado en cada ateneísta que las ideas y


conocimientos no son para constituirse en ídolos ante los
cuales rendir las facultades y potencias personales, sino que
tienen por misión constituirse en luz y energía que doten al
hombre de mayor ímpetu para proceder en forma constructiva
para el bien propio y social.

Cree en las posibilidades incalculables de la


personalidad cuando se desarrollan al amparo de una
conciencia enriquecida con conocimientos y adiestramientos
básicos, y se guía por principios generosos y de valor
permanente.

Reconoce que no pocos instintos e impulsos intuitivos


pueden hallar una mejor aplicación si se vigoriza la voluntad,
de modo que los sentimientos, las tendencias y las relaciones,
libres de prejuicios y supersticiones, estén bajo un mayor
dominio consciente.

Admite que la palabra, para que sea eficaz y


contribuya a liberar al hombre de no pocos errores, debe
estimularlo a intensificar su sentido de responsabilidad,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 489

comunicar lo que une, y expresarlo hábilmente para evitar


posibles discordias y resentimientos.

Sustenta que el hombre se dignifica cuando, ávido de


diseminar verdades constructivas, expresa lo que eleva,
enriquece o vigoriza en alguna forma la personalidad de sus
semejantes.

El Ateneo Demóstenes afirma que la palabra encierra


un cúmulo de sabiduría de alcances infinitos y que cuando es
empleada técnicamente, con fines nobles, al servicio de la
verdad y con el afán de acercar más a los hombres entre sí,
llena una finalidad de sublimes derivaciones y beneficios.

LO QUE PRACTICA

Fundada la organización con el propósito de mejorar la


influencia personal por medio de la palabra hablada, se realiza
la práctica de exponer las ideas ante otros en la convicción de
que tal ejercicio conduce a un adiestramiento propicio para
impresionar y causar reacciones más favorables y obtener de
otros, actitudes y decisiones más convenientes.

Cada ateneísta es al mismo tiempo alumno y maestro,


por cuanto él mismo descubre y experimenta sus deficiencias
y se impone la tarea de eliminarlas y corregirse, formando
conciencia de lucha y esfuerzo por abandonar hábitos y
tendencias impropias.

Lecciones, maestro e institución son meros


instrumentos propicios para descubrir ciertas realidades que
son comprensibles a cada uno en una medida y perspectiva
muy personal, según las necesidades, poder intelectual,
educación y ambiciones de cada ateneísta.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 490

Se practica con miras a desarrollar al máximo las


aptitudes y el poder propio para actuar en lo social más
aceptablemente, y con el fin de adaptarse a una forma de
relacionarse más interesante, cada ateneísta se perfecciona
en el arte de trasmitir sus ideas teniendo en cuenta las
expectativas de los oyentes, porque reconoce que no es fácil
escuchar y menos aceptar lo que de primera intención no
gusta o es confuso.

Por ser la palabra el instrumento de vinculación


práctico y eficaz se siguen reglas de exposición que conducen
a un mejor entendimiento con los demás, y readoptan ciertas
normas que culminan en hábitos y tendencias convenientes.

Se reconoce la importancia de los nervios en la vida de


expresión humana, y por ello se practican ejercicios de
relajamiento que contribuyan a regular las emociones y
contrarrestar los ímpetus perjudiciales.

Como se tiene en cuenta la influencia decisiva del


timbre de la voz en el poder de la palabra, se realizan
prácticas para educarlo, vigorizarlo, aumentar sus matices y
producen la sonoridad debida.

Se aprende a escuchar hasta lo que no gusta o es


considerado inaceptable, ejercicio de gran utilidad para
dominar la tendencia a la irritación y la disposición de coartar
el libre ejercicio de la palabra a los demás.

Se lleva a la práctica la enseñanza de que es


obligación de quien habla descubrir los medios de persuasión
que convengan en cada caso a pesar de lo lógico y racional
que sea lo que es expuesto, y se dedica mucho esfuerzo a
mantener activas las fuerzas dinámicas y a mover y renovar
los recursos propios con el fin de mantener la agilidad y

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 491

fluidez mental tan necesarias para persuadir e influir


gratamente en los demás.

CONCLUSIÓN

El Ateneo Demóstenes es un taller de trabajo en el que


tanto las fuerzas intelectuales como las espirituales y físicas
tienen oportunidad para ejercitarse y conseguir que toda la
personalidad se adiestre en la gran prerrogativa humana de
hablar y de la que tanto dependen el progreso y felicidad
humanos.

Se practican intensos y variados ejercicios con el fin de


mejorar la personalidad y habilidad de persuadir, pero todo
ello supeditado al elevado ideal de actuar con más eficiencia y
provecho tanto en lo propio como en lo social.

El Ateneo Demóstenes no está al servicio de ninguna


doctrina, partido, secta o forma de pensamiento unilateral;
tiene sus puertas abiertas a cuantos con sinceridad anhelan
mejorar, superarse y aprovechar los grandes recursos de la
naturaleza, para transmitir expresiones elocuentes acerca de
la grandeza, belleza y magnificencia de la vida en sus
múltiples manifestaciones.

FUNDACIÓN

Se decide construir el Club de la Elocuencia con los


estudiantes del curso del profesor N. D. Lafuerza, “El Arte de
Hablar en Público”, para “difundir el arte de la elocuencia y su
práctica entre los asociados, facilitándose la oportunidad de
hablar en público en las reuniones organizadas por el Club”.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 492

Se establecen las siguientes normas fundamentales:

Que la institución no tiene finalidad alguna de carácter


sectario, político o religioso.

Que para ser socio se requiere ser egresado o


estudiante del curso del profesor N. D. Lafuerza, “El Arte de
Hablar en Público”

DIAS DE REUNIÓN

En un comienzo se celebrarán reuniones cada quince


días, en días sábados, a las 17 horas, luego las sesiones se
efectuarán semanalmente, también en días sábados, y
posteriormente se realizarán todos los jueves, a las 19 horas.

CATEGORIAS DE SOCIOS

Actualmente para ser socio se requiere ser egresado o


estudiante del curso “El Arte de Hablar en Público.

PROGRAMAS DE LAS SESIONES

En las sesiones, los asociados exponen temas que


han elegido, siguiendo la técnica moderna en el arte de hablar
en público.

Se conceden quince minutos para cada orador; de esta


manera, las sesiones son variadas y amenas. Además se
hacen ejercicios de conversación, sumamente interesantes,
exposiciones improvisadas, discusiones, y periódicamente se
efectúan debates, que culminan en verdaderos torneos de
elocuencia.

Cuantos participan en estos actos tienen además la


ventaja de escuchar la crítica del Director Técnico del Ateneo,

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 493

por medio de la cual se obtienen lecciones sumamente


prácticas y eficaces para el perfeccionamiento en el arte de
exponer las ideas propias.

DIRECTOR TÉCNICO

El Director Técnico del Ateneo Demóstenes, ejerce las


funciones de Director de los ejercicios que se realizan, quien
tiene derecho a presentar las reuniones del Consejo Directivo
y exteriorizar sus opiniones y consejos.

REUNIONES SOCIALES

Es costumbre del Ateneo celebrar reuniones sociales y


banquetes, por medio de los cuales se estrecha la vinculación
entre los asociados.

CONFERENCIAS

Se hace necesaria la ejecución de un ciclo de


conferencias que se realicen durante los meses de mayo y
junio, bajo el auspicio del Ateneo Demóstenes.

El Director debe presentar a consideración del público


principios e ideas estimuladoras y orientadoras hacia una
comprensión más amplia de las grandes finalidades de la vida
humana.

Las conferencias a ejecutarse tratarán sobre los


siguientes temas:

1. Cómo lograr el poder personal.


2. El conocimiento de sí mismo como base del triunfo.
3. Cómo formar ideas prácticas y beneficiosas.
4. Cómo influir en los demás y ser estimado.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 494

5. Cómo hablar con poder persuasivo.


6. Cómo realizar las ambiciones propias.

Todos estos temas deben ser ilustrados con notas


prácticas y ofrecer sugestiones útiles y de gran valor para
vigorizar la personalidad y lograr el éxito en las actividades.

ESTATUTOS A SER APROBADOS EN LA ASAMBLEA

DENOMINACION, DOMICILIO LEGAL Y OBJETO

Artículo 1°.- El Ateneo Demóstenes de (Ciudad) es una


asociación con domicilio en la (Dirección), que tiene por objeto
estimular entre sus asociados la adquisición de un mayor
perfeccionamiento de la expresión oral del pensamiento
propio, por medio de las reuniones que se realicen a tal
efecto.

Artículo 2°.- El Ateneo no tiene finalidad alguna de carácter


sectario, político o religioso.

Artículo 3°.- Para ser socio se requiere ser egresado o


estudiante del presente curso de expresión oral.

Artículo 4°.-
a) Colaborar en el progreso del Ateneo.
b) Cumplir estos Estatutos y las resoluciones que
adopten las autoridades.
c) Pagar mensualmente la cuota de $10.00 los egresados
y de $5.00 los estudiantes.

Artículo 5°.- Cesará en su carácter de socio el que no cumpla


con las obligaciones que marca el artículo 4°, incisos a) y b) o

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 495

adeudare tres mensualidades. La resolución final será tomada


por el Consejo Directivo, después de dirigírsele al socio
afectado una notificación con 15 días de plazo para que
justifique su actitud.

DIRECTOR

Artículo 6°.- El Director, ejercerá las funciones de Director de


los ejercicios que se realicen en las reuniones del Ateneo, y
tendrá derecho a presenciar las reuniones del Consejo
Directivo y exteriorizar sus opiniones y consejos.

REUNIONES

Artículo 7°.- Se efectuarán reuniones una vez por semana. El


Consejo Directivo podrá aumentar o disminuir el número de
las mismas, debiendo dar cuenta en su oportunidad a la
asamblea de los motivos que determinaron su resolución al
respecto.

CONSEJO DIRECTIVO

Artículo 8°.- El Consejo Directivo constituye el cuerpo


gobernante y administrativo del Ateneo, pudiendo sus
resoluciones ser revocadas por la Asamblea.

Artículo 9°.- Se compondrá de cinco consejeros, elegidos por


voto secreto de la asamblea, siéndolo directamente y en
primer término, el señor Presidente, y luego los cuatro
restantes miembros, quienes se distribuirán los cargos de:
Vicepresidente, Secretario, Prosecretario y Tesorero.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 496

Artículo 10°.- Las reuniones del Consejo Directivo se


realizarán por convocatoria del Presidente, cuando lo
considere necesario, o a pedido de dos de sus miembros.

Artículo 11°.- El Consejo Directivo sesionará válidamente con


la participación de tres consejeros.

Artículo 12.- Las resoluciones del Consejo Directivo se


tomarán por simple mayoría de votos y, en caso de empate, el
Presidente tendrá doble voto.

ASAMBLEAS

Artículo 13.- La asamblea de socios será convocada por el


Consejo Directivo en los casos del artículo 16, a pedido de la
mitad de los socios, o cuando lo considere necesario,
citándose al menos con cinco días de anticipación.

Artículo 14.- La asamblea se constituirá con un quórum de la


mayoría de los socios o con los presentes, media hora
después de la fijada en la convocatoria.

Artículo 15.- Las resoluciones de la asamblea se tomarán por


simple mayoría de votos, salvo los casos de los artículos 17 y
18.

Artículo 16.- En el mes de septiembre de cada año se


realizará asamblea ordinaria, a fin de considerar la Memoria y
Balance del Consejo Directivo cesante y proceder al
nombramiento de sus sucesores para el próximo período.

Artículo 17.- La asamblea podrá reformar estos Estatutos


previa comunicación a los socios de los proyectos de
reformas, con quince días de anticipación. Para resolver

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 497

cualquier modificación se requerirán dos tercios de los votos


presentes.

DISOLUCIÓN

Artículo 18.- No podrá disolverse el Ateneo mientras haya diez


socios dispuestos a sostenerlo.

Artículo 19.- En caso de disolución, los bienes del Ateneo se


destinarán al Consejo Nacional de Educación.

REGLAMENTO INTERNO A SER APROBADO EN LA


ASAMBLEA EXTRAORDINARIA

DE LAS REUNIONES

Art. 1°.- Las reuniones del Ateneo tiene por objeto practicar
ejercicios de dialéctica entre los egresados y alumnos del
curso “El Arte de Hablar en Público”.

Art. 2°.- El Consejo Directivo organizará las reuniones en


forma de permitir la más amplia y variada práctica.

Art. 3°.- Los socios hablarán siguiéndose el turno de


anotación. Quien no practique el día que le corresponda,
habrá perdido su turno.

DE LAS ASAMBLEAS

Art. 4°.- Cada ejercicio durará quince minutos, y vencido ese


término el o los socios podrán ser privados del uso de la
palabra.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 498

Art. 5°.- Las asambleas serán ordinarias y extraordinarias.

Art. 6°.- La asamblea general ordinaria se realizará


anualmente en la segunda quincena de septiembre.

Art. 7°.- En la asamblea general ordinaria deberá considerarse


el siguiente Orden del Día:

a) Lectura y consideración del acta de la asamblea


ordinaria anterior.
b) Consideración de la Memoria semestral y Balance de
Tesorería.
c) Asuntos varios.
d) Elección de nuevo Consejo Directivo.

Art. 8°.- Las asambleas extraordinarias se celebrarán cuando


el Consejo Directivo lo considere oportuno, o a pedido de la
mitad de los socios. Estos deberán expresar y fundamentar
las razones de su pedido.

Art. 9°.- En las asambleas extraordinarias no podrá tratarse


ningún asunto que no figure en el Orden del Día.

Art. 10.-Toda resolución de asamblea podrá ser reconsiderada


por otra asamblea debidamente constituida, siendo necesario,
para ello los dos tercios de los votos presentes.

CONSEJO DIRECTIVO

Art. 11.- El Consejo Directivo deberá reunirse por lo menos


una vez al mes.

Art. 12.- El Consejo Directivo está facultado para nombrar las


subcomisiones que crea necesarias. Estas subcomisiones,
que podrán ser integradas por los socios, deberán ser
presididas por un miembro del Consejo Directivo.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 499

DEL PRESIDENTE Y VICEPRESIDENTE

Art. 13.- Son deberes y atribuciones del Presidente:

a) Representar al Ateneo en todos los actos.


b) Firmar las actas y órdenes de pago.
c) Presidir las sesiones del Consejo Directivo, las
reuniones del Ateneo y las asambleas.

Art. 14.- El Vicepresidente reemplazará al Presidente en caso


de ausencia, enfermedad, renuncia o fallecimiento.

Art. 15.- En caso de renuncia o fallecimiento del


Vicepresidente, lo reemplazará con los mismos derechos y
obligaciones, el miembro que el Consejo Directivo designe.

DEL SECRETARIO Y PROSECRETARIO

Art. 16.- Las atribuciones del Secretario son:

a) Elaborar las actas de las asambleas ordinarias y


extraordinarias, así como también las de las reuniones
del Consejo Directivo.
b) Redactar la correspondencia, notas y demás
documentos, conservando copia de los mismos.
c) Representar al Presidente y Vicepresidente, dentro del
local del Ateneo cuando ellos no estuviesen presentes.
d) Llevar los libros que sean necesarios para la buena
marcha del Ateneo.
e) Refrendar en todos los casos la firma del Presidente.

Art. 17.- El Prosecretario reemplazará al Secretario en caso


de ausencia, enfermedad, renuncia o fallecimiento. Tiene
además la obligación de colaborar con el Secretario.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 500

DEL TESORERO

Art. 18.- Las funciones y atribuciones del Tesorero son:

a) Llevar los libros de Tesorería.


b) Percibir todas las sumas que por cualquier concepto
deban ingresar en la Caja del Ateneo, de las que será
directamente responsable.
c) Efectuar los pagos, previa autorización del Presidente.
d) Presentar mensualmente al Consejo Directivo una
nómina de los socios que por no haber pagado se
encuentran en condiciones del artículo 5° de los
Estatutos.

REFORMAS

Art. 19.- Este reglamento sólo podrá ser modificado por una
asamblea y exigiéndose los dos tercios de los votos
presentes.

LA ABEJA COMO SÍMBOLO DEL ATENEO DEMÓSTENES

El Consejo Directivo del Ateneo Demóstenes ha


resuelto dotar a los socios del Ateneo, de un distintivo y ha
elegido como símbolo de la labor que realizamos, a la abeja.
A primera vista parecería que la elección no es muy acertada
porque en la abeja no hay nada que se relacione con la
elocuencia, que es una de las finalidades que persigue el
Ateneo, pero ahondando más en el tema, llegamos a
comprender que la elocuencia no es posible sin una
personalidad desarrollada y cultivada y en este aspecto la
abeja se presta admirablemente para simbolizar nuestra tarea.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 501

La abeja transforma, superándolos, los elementos que


obtiene para subsistir. En ella se opera un metabolismo que
enriquece para el ser humano, elementos que, en otra forma,
le serían absolutamente inaccesibles. En el Ateneo
Demóstenes pasa algo muy parecido a este proceso.

Tratamos de utilizar los hechos y acciones de la vida


humana y adquirir ese adiestramiento que nos haga miembros
útiles y de acción constructiva en la vida de la sociedad. Vale
decir que como la abeja, mejoramos y perfeccionamos para
un fin social, lo que captamos o libamos del ambiente, por
intervención de nuestra voluntad que nos hace vivir las
experiencias y conocimientos que llegan a nuestro intelecto.

Además, la abeja simboliza algo que nos es de suma


necesidad: la perseverancia, la constancia, la continuidad en
el esfuerzo.

Puede afirmarse que ese heminóptero no tiene tregua


durante su vida. Su acción es constante como debe ser
nuestra acción en el Ateneo.

El que no practica, el que abandona por un tiempo la


tribuna, retrocede en progresión geométrica y cuando menos
piensa está en peor situación que cuando empezó, porque
tiene una sensación que al principio no lo inhibía: la del
fracaso, debido única y exclusivamente a la falta de
perseverancia, constancia, virtud que tan bien expresa la
abeja.

Ambas razones son suficientemente poderosas para


justificar que el Consejo Directivo haya elegido a la abeja
como símbolo de nuestra aspiración, encaminada al desarrollo
de nuestra personalidad y elocuencia, de modo que nuestras
conferencias, disertaciones y actuación personal en la vida
adquieran el debido relieve e influencia.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 502

LA ORATORIA EFICAZ

El siguiente pensamiento de Antonio Maura, el


destacado estadista español, tiene un sentido profundo. En
síntesis define la oratoria eficaz, el poder persuasivo que
lleva al espíritu, la elocuencia realmente práctica y humana:

“El orador comienza cuando llega a establecer con los


que oyen un circuito intelectual, en cuyos efluvios los espíritus
se funden en solidaridad misteriosa tan estrecha, que nadie
sabrá definir qué parte de la emoción persuasiva pone el que
habla, ya que otra parte reside en las propias ideas y los
propios sentimientos del auditorio, de igual manera que el
bronce de la campana, rígida y perenne con su voz inmutable,
según las mudanzas de nuestro corazón, un día nos
entristece y otro día nos inunda el espíritu de alegría
inefables.”

Elocuencia es formar una fusión, es presentir e


interpretar algo que el oyente no puede definir, pero que lo
siente. Guiar; ésta es la gran virtud de la elocuencia.

¡Cuán necesaria le es a la humanidad la elocuencia¡


Los hombres elocuentes, de palabra constructiva, han sido
lumbreras, han aclarado grandes verdades; han explorado en
las regiones temidas por los más; han aclarado problemas e
infundido en el ánimo de las gentes, mayor confianza y
decisión.

La oratoria desempeña un papel importantísimo en el


desarrollo humano y social. Si tiene espíritu, posee virtud
creadora. Cuando tiene un tono sincero y despejan incógnitas,
vigorizando la personalidad e impulsando al hombre hacia la
superación, nos lleva a puntos de coincidencia y nos une en
aspiraciones comunes. La oratoria es la gran fuerza que

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 503

puede llevar a las multitudes a la realización de elevados


anhelos humanos.

Estas ideas tienen mucho de ideal, pero nosotros


podemos acercarnos a él si mejoramos constantemente
nuestra forma de expresión, si nuestra actuación en el círculo
de relaciones humanas es más espontánea y generosa, si nos
esforzamos por ser agentes directos de un mayor
acercamiento entre los hombres, si somos sembradores de la
palabra que infunde confianza e iluminamos el camino de los
demás. Todos podemos beneficiarnos con la elocuencia. El
padre de familia para tener mayor autoridad entre los suyos; el
hombre de negocios para ser más creído y vincularse mejor
con otros; el político, para guiar y beneficiar al pueblo; el
maestro para lograr resultados prácticos de sus discípulos; el
hombre de la calle, para sentirse más cerca de sus
semejantes y vigorizarse con un sentimiento social más
solidario, etcétera.

El hombre manifiesta su personalidad y su


competencia social al hablar; y el día en que mejore su poder
expresivo y llegue a valorar la confianza mutua se resolverán
muchos problemas. En el fondo, todos los trastornos
mundiales parte de la falta de confianza, del temor, ese reflejo
terrible que retrotrae al mundo a una situación primitiva.

¡Que nuestra elocuencia se inspire en un espíritu de


contribuir al bien común para que nos acerquemos unos a
otros con generosidad y confianza!

N. D. L.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 504

DEBATE ENTRE DOS PERSONAS

El objeto de esta disciplina consiste en habituarnos a


ser más lógicos en nuestro juicio y poder encarar la oposición
en forma más analítica y serena.

Tiene por fin principal dilucidar una cuestión, aclarar


una idea o sostener algún principio o proposición.

Siempre será necesario hacer acopio de material


seleccionado, elegido y apropiado para construir sólidamente
la tesis respectiva.

Dos relatores presentarán sus ideas sobre el asunto


expuesto. Cada uno dispondrá de 20 minutos para exponer
sus puntos de vista, concediéndosele después 5 minutos
adicionales a cada uno para aclarar, aprobar, rebatir y
observar lo que considere conveniente.

Apóyense los puntos de vista propios sobre la base de


un examen detenido del asunto que debe ser aclarado;
elíjanse las pruebas más convincentes; reúnanse las ideas
que realizarán la verdad de lo propuesto y se contará,
precediendo de esa manera, con una base sólida e
invulnerable.

En algunos casos, como variante se permitirán


interrupciones de los oyentes.

DEBATE ESTILO PARLAMENTARIO

El debate estilo parlamentario es más difícil, complejo,


e incita adoptar actitudes arbitrarias como también estimula la
desviación sobre la consideración precisa del asunto
respectivo. La discusión generalizada se desenvuelve

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 505

generalmente en forma imprevista y fácilmente se entra en la


confusión, saliéndose muchas veces del perímetro que la
cuestión correspondiente proyecta.

El debate parlamentario admite generalmente la


participación de cualquiera para rebatir, negar o aceptar lo
propuesto y las pruebas presentadas determinan el desenlace
del asunto debatido. La mayoría de las veces estas pruebas
no son juzgadas imparcial o libremente, sino que son
contempladas desde un punto de vista emotivo, de los
prejuicios, tendencias, intereses o miras personales.

En realidad un debate parlamentario es un momento


de lucha. De ahí que se produzcan con tanta frecuencia la
interrupción intempestiva, la actitud excesivamente enérgica y,
en algunos casos, la alusión ofensiva. No siempre triunfa la
lógica o lo más deseable.

Se nombra un presidente en el debate, porque se


anticipa la posibilidad de la indisciplina y la emotividad
ofuscadora. Si es condescendiente en el debate promueve
quejas, dificultades y confusiones. Si el presidente no es
estricto y no mantiene su autoridad, los integrantes de la
asamblea abusarán casi siempre.

Conviene mantener un orden inquebrantable en


beneficio de los mismos asambleístas y con el fin de aclarar lo
que convenga para llegar a conclusiones dilucidadoras y
beneficiosas. El presidente debe velar porque prevalezca la
mayor serenidad posible y que la discusión siga un curso
luminoso.

Un miembro del Consejo Directivo preside el debate.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 506

MISION DEL PRESIDENTE DEL DEBATE

Dirige el debate; vela por la serenidad de los


debatientes; debe mostrarse imparcial sin inclinarse por bando
alguno; concede la palabra por turno; permite solamente las
interrupciones oportunas; evita el diálogo entre exponente e
interruptor, y será estricto en no conceder más tiempo del
asignado.

Por interrupción indebida reentiende una alusión que


no tiene referencia al asunto en discusión o que está
presentada en forma intempestiva o arbitraria. La interrupción
debe significar una objeción a una idea o punto de vista que
no es aceptable a quien objeta.

Se dedica toda la reunión para desarrollar el debate.

Todos los ateneístas podrán intervenir en el debate,


por turno, concediéndoseles 5 minutos para exponer sus
ideas. Una vez terminada su exposición, podrán solicitar
nuevamente la palabra.

Todos los participantes en este debate podrán hablar


desde la tribuna o desde el lugar que ocupen, pero de pie.

Se permitirá interrumpir a los oradores. Las


interrupciones deberán ser por medio de preguntas. Ejemplo:
Si un orador está hablando de que la intolerancia es buena,
puede preguntársele: ¿Le agrada a usted ser objeto de la
intolerancia de alguien?

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 507

RECOMENDACIONES QUE DEBEN TENER EN CUENTA


LOS PARTICIPANTES EN EL DEBATE ESTILO
PARLAMENTARIO

Hacer acopio de material seleccionado y apropiado


para construir sólidamente. En la concepción de ideas éstas
no acuden inicialmente perfectas; más bien son indefinidas, y
cuando la precipitación las prohija, puede afirmarse que en la
mayoría de los casos no son exactas, claras ni verdaderas.

Demostrar serenidad, recurrir al razonamiento lógico,


aducir pruebas concretas, magnificar las evidencias.

No perder el tiempo. Los que quieran hablar, que lo


hagan espontáneamente. No acalorarse. No adoptar una
actitud intolerante. Poner a dormir al excesivo amor propio.
Respirar hondo cuando se sienta emocionado. Sonreír cuando
le hagan preguntas complicadas. Asegurarse de que la
contestación es adecuada y conveniente. Mucha serenidad.

INTERRUPCIONES

Las interrupciones brindan una oportunidad para


adiestrarnos en la confianza propia y habituarnos a
contestarlas técnicamente. Debemos obtener provecho de lo
que parece ser una pequeña dificultad, pero que
fundamentalmente no lo es.

FORMA DE ACLARAR LAS OBJECIONES

Aunque las objeciones de los oyentes no son siempre


sinceras, hay que reconocer la necesidad de aclararlas y
satisfacer el anhelo que las inspira. El que objeta puede o no
estar en lo cierto, pero conviene disipar esa duda, perplejidad
u oposición.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 508

Ante todo, sea usted cordial con los que se oponen o


interrumpen. Deje que ellos les expongan lo que les preocupa
o rechazan; asegúrese de lo que les interesa; conozca las
ideas de ellos, pues de lo contrario se expone a hacer
aclaraciones que no satisfagan o no correspondan a la
objeción. Sobre todo mantenga una serenidad imperturbable.
Sienta simpatía hacia los que hacen preguntas, y su actitud
contribuirá eficazmente a desarmar a los que con insistencia
objetan, y satisfará el anhelo de los que están inspirados en
un propósito sincero y digno.

Evite dialogar y discutir con los oponentes. Recuerde


que es más fácil interrumpir que contestar. No invite a más
interrupciones. No muestre disgusto ni contrariedad. Haga una
buena aspiración profunda, deténgase un momento, no se
precipite al hablar, y, conteste en forma que sea final, para no
estimular otras preguntas. Si un punto determinado va a ser
mencionado más adelante, por estar incluido en su tema,
manifiéstele al objetante que será contestado luego. Si la
objeción no está directamente relacionada con lo que dice,
evite, al contestar, la desviación de su discusión. Recuerde
que no es cosa fácil hacer preguntas y que los que las hacen,
con frecuencia, se apartan del tema en discusión.

NORMAS PARA LOS EJERCICIOS DE CONVERSACIÓN

1° Se formará un grupo de tres personas, y una de ellas será


designada con el nombre de Relator, quien iniciará,
mantendrá y dirigirá la conversación.

2° Las obras, integrantes del grupo, rebatirán, discutirán,


aclararán y analizarán lo que se exponga, siguiendo el
ímpetu espontáneo y el ritmo de las circunstancias.

3° El Relator dirigirá la conversación en forma tal que ésta no


se desvíe a la consideración extensa de asuntos ajenos al

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 509

tópico que se considera o que se incurra en alusiones


impropias. Debe usar mucho tacto y diplomacia.

4° El problema representado por las objeciones,


contradicciones, desviaciones y negociaciones que ocurren
en toda conversación, debe resolverse por el Relator en
forma que toda oposición quede desvirtuada, y los
interlocutores se persuadan satisfactoriamente.

5° Las interrupciones deberán ser oportunas y justificadas.

6° Se evitarán las alusiones personales, esto es, relatar o


decir lo que en lo más mínimo hiera la susceptibilidad
personal.

7° La lógica de la exposición y la actitud simpática del Relator


contribuirá a disipar la tendencia a la irritación o
resentimiento.

8° Se evitará el exceso de expresiones vagas, difusas o sin


relación con el asunto sobre el cual se conversa y se
concentrará en realzar la esencia de lo que motive la
conversación. Se tendrá en cuenta que una conversación
no es una conferencia.

9° Todos los participantes tienen derecho a expresar sus


opiniones e ideas.

10° La práctica durará 15 minutos.

EL BOLETÍN DEL ATENEO DEMÓSTENES

Semanalmente se publicará un boletín con el título del


epígrafe en el cual el profesor expone alguna idea de carácter
didáctico y alentador, se incluye el programa de la semana, se
agregan algunos datos relacionados con la oratoria, ya sea

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 510

por medio de anécdotas, recomendaciones, citas importantes


de maestros, oradores e historiadores, detalles biográficos, y
diversos complementos prácticos para el mejoramiento de la
personalidad.

Tal programa es impreso; cuatro páginas son


suficientes para reunir material de lectura interesante y
estimulante para el lector.

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 511

ÍNDICE

LECCIÓN TEMA PÁGINA

1 Consolidación del valor y de la 13


confianza
2 Formación del hábito de la laxitud 38
3 La preparación que predispone para 41
hablar con soltura
4 Más poder pulmonar 59
5 Método para construir y ordenar un 62
discurso
6 Ejercicios para acostumbrarse a la 80
respiración diafragmática
7 Proporciones del discurso y cómo 85
destacar sus partes principales
8 Ejercicios de respiración 114
diafragmática intensificada
9 Construcción del esquema de un 120
discurso
10 Los órganos que contribuyen a la 129
fonación correcta y ejercicios de
articulación
11 Cómo recordar un discurso 135
12 La respiración correcta 150
13 El auditorio y el discurso 158
14 Flexibilidad de los labios, lengua y 181
mandíbula
15 Las emociones y como dirigirlas 184
16 Práctica de laxitud de los labios; 212
lengua y mandíbula
17 La personalidad el orador 214
18 Enunciación clara 229
19 La organización y el esfuerzo 232
necesarios para lograr la elocuencia

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 512

20 Entonación y claridad 246


21 Cómo hablar con éxito ante un 248
auditorio
22 Resonancia de la voz 268
23 Actuación del orador ante el público 271
24 Intensificación de la resonancia 286
25 La exposición persuasiva 290
26 Práctica de resonancia 311
27 Inspiración y orientación del orador 314
28 Ampliación y vigorización del tono 342
29 Organización del pensamiento 345
30 Laxitud de cuello y cabeza 368
31 Cómo concretar las ideas 370
32 Práctica de lectura 387
33 Razonamiento lógico en el discurso 391
34 Ejercicios de lectura para mejorar la 403
entonación
35 La argumentación 409
36 Práctica de pronunciación vibrante 425
37 Mejoramiento del vocabulario y 428
fraseología propios
38 Pruebas de laxitud 448
39 Discursos para reuniones diversas, 450
banquetes y agasajos
40 Dominio sobre la voz 471
41 Finalidades y funcionamiento 473

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 513

El Arte de Hablar en Público


P á g i n a | 514

TECNICAS DE RELAJACIÓN Y RESPIRACIÓN


Luchar contra el nerviosismo, la ansiedad, el estrés y los
malos hábitos

Relajación: Definición. La relajación es un concepto


ampliamente utilizado en el mundo occidental y practicado en
el oriental desde tiempos inmemorables. Implica la distensión
muscular y psíquica con un descenso de la tensión generada
por el trabajo y el esfuerzo muscular, que facilita la
recuperación de la calma, equilibrio mental y la paz interior. Es
el descenso paulatino de la acción muscular y la tranquilidad
psíquica que genera un estado de bienestar, de salud.
Somos nosotros mismos nuestros principales detractores. El
cuerpo, en su constante trabajo por mantenernos equilibrados,
reacciona contrarrestando los excesos de actividad física
continuada y la fatiga mental. Nos mantiene inmersos
entonces es un pre-estado de tensión interna, que provoca
numerosos cambios en nuestras funciones vitales y genera un
estado general de alteración físico-psicológico, del que
apenas somos conscientes hasta no encontrarnos en
situaciones límites.

Técnicas de relajación. Numerosos autores han descrito


técnicas muy válidas para inducir de forma autodidacta
estados de relajación física. Se destacan los métodos de
Jacobson, Shultz, y la sofrología. Sobre todos estos, y
muchos más, podemos encontrar libros que nos ayuden a
conocer su metodología. Debemos ser conscientes del trabajo
que supone la iniciación en estas técnicas, así como la
práctica continuada y la capacidad de modular todas las
esferas relacionadas con las situaciones que nos provocan
llegar a estados de tensión muscular física y psicológica. En
determinados casos, será muy útil la intervención de un
terapeuta para que nos guíe en este proceso de conversión
dentro de nosotros mismos.

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Iniciación: Basándonos en la idea del Dr. Lowen que


nuestros músculos son el armazón de nuestra mente, la
relajación muscular sería lo primero a trabajar cuando el
estrés nos hace víctimas de nosotros mismos. Técnicas como
el Yoga o el Tai-chi, que se valen de posturas físicas, el
control de la respiración y la meditación, se convierten en
métodos eficaces para mitigar la ansiedad, eliminar el estrés,
y tratar dolores musculares o eliminar malos hábitos. Nos
ayudaran a reequilibrar nuestro cuerpo físico, emocional y
mental. Por otra parte, podemos probar, relacionado con lo
comentado con la respiración, la relajación-distensión
muscular. Se trata de poner en tensión la musculatura de
forma segmentaría durante unos segundos y notar su
relajación posterior. Iniciaríamos una secuencia ordenada
comenzando desde los pies, pantorrillas, muslos, zona
lumbar, abdomen, pecho, brazos, cuello y cara. De forma muy
sencilla el Dr. Eugeni Herrero Lozano nos propone un método
en el libro “Entrenamiento en relajación creativa”.

Respiración: Definición. La respiración completa es la mejor


herramienta a nuestro alcance para normalizar los estados de
nerviosismo, irritabilidad y ansiedad provocados por
factores exógenos (como el trabajo, los estudios, malos
hábitos, etc.), y disminuir la tensión muscular y la fatiga.

Identificar estas situaciones nos permitirá actuar sobre ellas


de la manera más natural que existe: respirando. Los estados
de nerviosismo o ansiedad, frecuentemente se asocian a
respiración superficial y dolores musculares. Al no
oxigenarnos suficiente, nuestro cuerpo demanda aire, y
podemos sorprendernos suspirando o bostezando varias
veces al día. Para invertir este síntoma y beneficiarnos de
modo terapéutico, tomaremos conciencia de nuestro medio
interno a través de suspiros voluntarios, que liberan nuestra
tensión interior, provocando una espiración forzada que nos
aporta sensación e bienestar y relajación.

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El trabajo respiratorio: La respiración implica a todo el


cuerpo y a todos los músculos, pero el diafragma es el
músculo respiratorio más importante. Separa el tórax del
abdomen y permite, a través de la respiración, la oxigenación
de nuestro cuerpo. No poder verlo ni tocarlo directamente,
hace que nos olvidemos de su capacidad de movimiento y no
lo hagamos trabajar de forma completa. Al inspirar se contrae
y desciende, permitiendo que los pulmones se llenen de aire,
y en consecuencia el abdomen se distienda hacia fuera. En la
espiración, el vientre se mete hacia dentro y la relajación del
diafragma que sube, provoca la contracción pulmonar y la
expulsión del aire al exterior. Palpar nuestro tórax y abdomen
mientras respiramos nos permitirá sentir este movimiento
respiratorio. Esta es la respiración “natural” y completa. El
aprendizaje es sencillo y los resultados inmediatos si
prestamos toda nuestra atención a conectar con nuestro ritmo
vital. Combinar respiración y relajación requiere una
predisposición a un trabajo lento en el tiempo pero con
resultado seguro.

Iniciación a la práctica:

• Para concentrarnos totalmente nos colocaremos con la


espalda apoyada en el suelo, rodillas dobladas y separadas
unos 20 cm.

• Toda la columna debe estar en contacto con el suelo. No


debemos notar signos de tensión en el cuerpo.
• Colocaremos una mano sobre el tórax y otra sobre la parte
baja del abdomen.

• Realizaremos unos suspiros voluntarios para predisponernos


a un estado de relajación y concentración.

• Tomamos aire por la nariz y lo dirigimos a la parte más baja

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del tórax, notando como se separan las últimas costillas y se


hincha el abdomen. Retenemos el aire 3 segundos, y
comenzamos a soltarlo por la boca con los labios levemente
cerrados, como si sopláramos suavemente.

• Repetimos, a nuestro ritmo y con tranquilidad, varios ciclos


respiratorios durante un tiempo de unos 5-10 minutos. Si
notamos sensación de ahogo o mareo, hay que adecuar la
frecuencia respiratoria. Observar la propia respiración, sentir
el propio ritmo e intervenir en ello, constituye el camino
obligado para aliviar el estrés y tensiones, cambiar el humor,
concentrarse mejor, dormir más y reducir la incidencia de las
enfermedades y malos hábitos.

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