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El médico veterinario ante el desafío del desarrollo rural integral

En materia agrícola, el régimen socioeconómico establecido en la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, en su artículo 305, se contrae a tres líneas u objetivos fundamentales que se
impone al Estado:

1. Agricultura sustentable,
2. Desarrollo rural integral
3. Seguridad alimentaria.

El desarrollo rural integral (DRI), fue definido expresamente por el Constituyente de 1999, en el artículo
306 del texto fundamental, como el compromiso del Estado de generar niveles óptimos de vida a la
población campesina, empleo, incorporación al desarrollo nacional y finalmente el imperativo
autoimpuesto, la garantía de que el Estado, para la consecución de tal fin, centrará sus políticas en el uso
óptimo de la tierra, en los incentivos de la actividad agrícola mediante obras de infraestructuras, insumos,
créditos, capacitación y asistencia técnica.

Así las cosas, el Desarrollo Rural Integral, además de un objetivo del Estado Venezolano per se, es una
estrategia y ejecución concertada, concentrada e integrada sobre un área de vocación agropecuaria y
conexa a los otros dos objetivos: Agricultura sustentable y Seguridad alimentaria, ya que el desarrollo
agropecuario de la nación, se debe traducir en la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el
ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente de estos por parte del público consumidor, que no es
otra cosa que la soberanía alimentaria.

Ahora bien, las actividades señaladas anteriormente, suponen el diseño de políticas de Estado que
posibiliten o hagan viable tan noble objetivo, para lo cual debemos adentrarnos dentro del marco legal de
nuestro ordenamiento jurídico y determinar cuáles son las instancias Constitucionales y legales para el
desarrollo de tales políticas y cómo se inserta nuestro gremio y nuestros colegas en la participación del
diseño, concreción ,ejecución, seguimiento y evaluación de tales políticas.

Debemos admitir, sin embargo, que el DRI, no se quedó en un mero enunciado del Constituyente, y que
ha existido una intensa actividad legislativa que han desarrollado los principios constitucionales bajo
estudio. Así tenemos desarrollos legislativos post Constitucionales que abordan cada uno de los aspectos
señalados en artículo306 citado ut supra. En materia de tierras destaca la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario (LTDA). Por ejemplo, en materia de infraestructura, esta Ley prevé dos entes administrativos con
competencia en la materia como lo es el Instituto Nacional de Desarrollo Rural (INDER) y la Corporación
Venezolana Agraria (CVA).

En materia de insumos, capacitación y asistencia técnica resalta la Ley Orgánica de Seguridad y


Soberanía Agroalimentaria; y en materia o política crediticia resaltan el Decreto con Fuerza de Ley de
Creación, Estimulo, Promoción y Desarrollo del Sistema Microfinanciero, el Decreto con Fuerza de Ley del
Fondo de Desarrollo Agropecuario, Pesquero, Forestal y Afines (FONDAFA), el Decreto con Rango Valor
y Fuerza de Ley de Crédito para el Sector Agrario, el Decreto con Rango Valor y Fuerza de Ley de
Beneficios y Facilidades de pago de deudas agrícolas y rubros estratégicos para la seguridad y soberanía
alimentaria y el Decreto con Rango Valor y Fuerza de Ley del Banco Agrícola de Venezuela.

Como puede observarse, todos los aspectos, que el Constituyente consideró como elementos
fundamentales del Desarrollo Agrícola Integral fueron cubiertos desde el punto de vista legislativo, y se
trazó una política para el sector, cuya evaluación corresponderá al tiempo, lo cual estará determinado por
las toneladas, kilos, fanegas, quintales, litros o cualquier otra medida de rubros agrícolas contrastada por
metro, hectárea y costos de producción.

Es importante para el Médico Veterinario conocer que su actividad profesional tiene relación íntima y vital
con los aspectos personalizados y con los entes u organismos administrativos diseñadores o ejecutores
de políticas públicas donde está llamado a participar. Debemos asumir, que los aspectos señalados por el
Constituyente como elementos esenciales del DRI, fueron de tipo enunciativo y no limitativo, por cuanto
existen materias tan o más importantes en lo relativo al fin último propuesto por nuestro marco normativo:
la seguridad y soberanía agroalimentaria. Acá se hace referencia en específico a lo relativo a la sanidad
animal y salud pública, cuyo desarrollo legislativo más reciente es la Ley de Salud Agrícola Integral.

La legislación post Constitucional ha marginado la actividad gremial; sin embargo se considera, sin dejar
de asumir su defensa, que debemos adaptarnos a los nuevos escenarios de participación, para el diseño
de políticas públicas e incorporarnos activamente. La Constitución de la República de Venezuela de 1961,
regulaba expresamente la actividad gremial, y estipulaba la obligatoriedad de la Colegiación, lo que le dio
un gran soporte a la posterior Ley del Ejercicio de la Medicina Veterinaria y su Reglamento. En este
marco legal, las instancias de participación del MV, se hacían desde el gremio hacia los órganos de
Ejecutivo Nacional con competencia en materia agrícola, como lo fue el Ministerio de Agricultura y Cría
(MAC) y otros entes con autonomía funcional, como lo fueron el Instituto Agrario Nacional (IAN), el Fondo
Nacional de Investigaciones Agropecuarias (FONAIAP), Centro Nacional de Investigaciones
Agropecuarias (CENIAP) e Instituto de Investigaciones Veterinarias.

El marco legal de aquel entonces estaba imbuido de una concepción proteccionista de la actividad
agrícola, generando seguridad jurídica, financiamiento, asistencia técnica y en general podemos resumir
que prevalecían más los estímulos que lo punitivo o lo sancionatorio. Finalmente, los mecanismos de
participación por excelencia eran a través de los gremios profesionales, empresariales y sindicales. La
realidad legislativa actual es diferente, vemos cómo las leyes fundamentales en las que se aborda lo
relativo a los principios Constitucionales de Desarrollo Rural Integral, Seguridad y Soberanía Alimentaria y
lo relativo a la Salud Pública y Sanidad Animal, me refiero específicamente a la Ley de Salud Agrícola
Integral (LSAI) y la Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía Alimentaria (LOSSA), establecen otros entes
de participación, específicamente “…los Consejos Comunales, pueblos, comunidades indígenas, y
cualquier otra forma de organización y participación comunitaria relacionada con el desarrollo agrario…”
Debemos entender que esa “otra forma de organización” son los gremios profesionales, lo cual supone
una competencia residual y no expresa.

Aún así, esto no debe frenar nuestro quehacer, nuestra acción, nuestro objetivo fundamental, que no ha
variado en 250 años ni variará, la producción de alimentos, de proteína animal para el hombre, que no
ponga en riesgo su salud; en otras palabras, alimentos inocuos y de calidad. Sin embargo, debemos
asumir el futuro con visión optimista, analizar las oportunidades y fortalezas que nos ofrece el actual
ordenamiento jurídico, sortear sus riesgos y participar, aún cuando no se nos llame expresamente, y
sobre todo recordar que las leyes, resoluciones, ordenanzas, en fin, las normas, no son estáticas; por el
contrario son susceptibles de cambios, y este es un gran reto del gremio veterinario, defendiendo lo
constitucional, lo legal, y rechazando la forma proactiva, proponiendo reformas de la legislación y las
políticas públicas contrarias a la profesión y al interés nacional.

Dentro de las adaptaciones que debemos asumir está la de conocer la nueva administración agraria, cuyo
Ministerio fundamental es el Ministerio del Poder Popular de Agricultura y Tierras. Los entes adscritos a
este son el Instituto Nacional de Tierras, INTI, y el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, INIA.
Asimismo, debemos manejar los nuevos instrumentos legales que regulan nuestra profesión, resaltando
como los más recientes, novedosos y de impacto directo en el ejercicio, la Ley de Salud Agrícola Integral
(LSAI), la Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria (LOSSA), y la Ley de Protección de la
Fauna Doméstica Libre y en Cautiverio (LPFDLC).

Así las cosas, debemos hacernos sentir en los nuevos escenarios, creados en la Ley sobre Zonas
Especiales de Desarrollo Sustentable, la Ley de Consejos Estadales de Planificación, la Ley de los
Consejos Locales de Planificación Pública, la Ley de los Consejos Comunales y la Ley Orgánica de las
Comunas, aún cuando se ha planteado ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia la
nulidad de estos instrumentos. Asimismo debemos adaptarnos y participar en las instancias decisorias de
las políticas públicas creadas por la LSAI, como son los Consejos Consultivos y Comités de Seguimiento,
así como también en las instancias de participación creadas por la LOSSA, como son las asambleas
agrícolas, en sus componentes nacional, regional y local, y en los Consejos Campesinos.

También se considera imprescindible nuestra participación para interpretar la novísima figura del
voluntariado agrícola, o de la nueva forma de tenencia de la tierra, que es el usufructo vitalicio revocable
condicionado, o el hecho de que el Estado por vía legislativa se reservó la actividad agropecuaria, pues
declaró que todos los bienes que directa o indirectamente están destinados al proceso productivo son de
utilidad pública susceptibles de expropiación, entre otras disposiciones.

Por otra parte, también debemos adaptarnos a la concepción agroecológica constitucional, que privilegia
los controles biológicos al uso de químicos, al uso de mecanismos de comercialización que suponen la
satisfacción de la localidad donde se produjo para poder llevar el remanente a otras latitudes del país. Se
debe precisar que nuestro desafío fue, es y será siempre el contenido del Juramento del Médico
Veterinario, lo cual no ha variado ni variará en los 250 años de profesión, en los 200 años de la República,
y en los 75 años de legislación agrícola, médica y gremial, llena de cambios constitucionales y legales.

El médico Veterinario es el garante del Desarrollo Rural Integral o de cualquier otra denominación que en
el futuro se le dé, que se refiere a buscar el norte fundamental de todo Estado soberano e independiente
del autoabastecimiento, con alimentos de calidad, que no pongan en riesgo la salud del hombre
Finalmente, aunque sea grave la aseveración que deba hacer, no podemos soslayar la realidad
venezolana, y es que este desafío del Desarrollo Rural Integral es materia pendiente tanto de la actual
administración, de las pasadas administraciones y de las políticas venideras.

Debemos estar siempre haciéndonos sentir, haciendo propuestas en base a nuestra sólida formación
científica y técnica, ya que nuestro gremio, aunque no se nos nombre expresamente, aunque no se nos
llame solícitamente, no podemos dejar de reconocer que somos la profesión indispensable para el éxito
de la ansiada independencia y soberanía agroalimentaria.

Autor: César Arias Fernández

1: Cátedra de Sociología y Extensión. Facultad de Ciencias Veterinarias. Universidad Central de


Venezuela.

Email: cesarariasfernandez@gmail.com

Teléfono: 0414-320.0738

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