Está en la página 1de 9

Universidad Católica Santa Rosa

Facultad de Derecho
Escuela de Derecho

ENSAYO

Participante:
Br. Pedro Pérez

Puerto Cabello, Noviembre 2022


NOCIONES FUNDAMENTALES DEL DERECHO AGRARIO, LA
PROPIEDAD AGRARIA Y LA POSESIÓN AGRARIA
En el presente ensayo hablaremos sobre las nociones fundamentales del
derecho agrario, la propiedad agraria y la posesión agraria.
Para empezar entender un poco que significa las nociones fundamentales
del derecho agrario, según el jurista venezolano Román Corredor en su
publicación de Derecho Agrario lo define como: “es aquella rama del
Derecho, que persigue ajustar las relaciones jurídicas de carácter agrario a
los dictados de la justicia social, con el objeto de facilitar y crear las
condiciones necesarias para llevar a cabo una auténtica Reforma Agraria
Integral, o sea, para lograr un aumento de la producción agrícola y para
hacer posible una más justa y equitativa distribución de la propiedad agraria”.
Entonces se puede decir que el derecho agrario regula el uso de los recursos
naturales renovables y cubre todos los matices de la actividad agraria,
tomando en cuenta al campesino como a los demás productores. Por otra
parte, en el derecho agrario venezolano está condicionado por la naturaleza,
su historia y los valores, no es clasista, es pluralista, así como lo manda La
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que protege
primordialmente al campesino y promueve el incremento de la producción
nacional como exigencia de la soberanía económica del país, atiende a las
defensas de los recursos naturales renovables, y por ende la del sistema
ecológico, permitiendo así la explotación de éstos.
El análisis, comprensión y uso de las instituciones jurídicas implica
necesariamente el estudio de sus orígenes, incluidas las razones histórico-
económicas y políticas de su creación, su desarrollo futuro y el estudio de
sus orígenes. El futuro y su existencia a largo plazo En el presente es el
momento de justificar su existencia activa.
El desarrollo de las actividades agrícolas y pecuarias, por parte de las
personas son fábricas para la creatividad y la preservación de la vida y como
una explotación económica de sus propias actividades, genera lógica al
comienzo de la humanidad. Este hecho humano ha sido regulado por el
derecho desde los albores del tiempo como corresponde al desarrollo de la
labor cultural jurídica. Esta comenzó a crear normas desde los mismos
comienzos de la existencia humana, y produjo normas tendientes a orientar
la vida social del hombre, cual es el objetivo final del derecho como ente
regulador de la vida social.
Así el derecho común o civil tiene respuesta para prácticamente toda la
problemática que se produce como consecuencia de la vida social,
incluyendo la relativa a la actividad agrícola y pecuaria. Sin embargo,
podemos afirmar un conjunto de normas destinadas a regular el hecho
agrícola o pecuario como tal, con sus principios y una filosofía propia, que
atienda a estos actos como fenómenos económico-jurídicos, sólo nace con
los comienzos de la segunda década del siglo pasado.
En doctrina agraria se ha visto la presencia de dos escuelas en torno a lo
que es el nacimiento u origen del derecho agrario, para algunos el principio
del mismo pertenece al inicio mismo de la humanidad, para otros pertenece o
comienza con la estructuración científico-jurídica de lo que es el derecho
agrario, conceptualizado como conjunto de normas destinado a regular la
vida del hombre en sus relaciones con el aspecto económico y técnico del
campo.
Ambas posturas son perfectamente conciliables. En un comienzo el derecho
agrario pertenece a la generalidad del mundo humano, prácticamente la vida
del hombre gira en torno a la vida rural, más que a la vida urbana, con el
transcurso del tiempo se comienza a producir un mayor acercamiento del
hombre hacia las ciudades, y con ellas nace un derecho destinado a regular
unas relaciones jurídicas distintas.
Por otra parte el principio se utiliza como idea fundamental que acompaña a
la norma o institución desde su nacimiento hasta su finalización. Entonces,
en este sentido, el anti latifundismo, el mínimum vital, así como principios
adjetivos, como la concentración, la brevedad o a economía procesal, asisten
al derecho agrario durante toda su existencia.
En cuanto a la autonomía en relación con el sistema; sostiene la necesidad
de un sistema coherente, completo y orgánico, para establecer una
coordinación entre las normas del derecho privado y del derecho público
para poder interpretar al ius agrarium y darle solución a los problemas
prácticos en su concepción.
La propiedad agraria consiste en el derecho que tienen las personas de usar,
gozar y percibir los frutos de las tierras que están bajo su cuidado. Esta se
transfiere por herencia a los sucesores legales pero no pueden ser objeto de
enajenación.
En la Ley de tierras y desarrollo agrícola define al latifundio como la porción
de tierra rural ociosa que su extensión exceda los cinco mil hectáreas.
Por otra parte la Constitución Nacional dice que el Estado va a incentivar y
estimular la evolución de la agricultura, como estrategia básica para el
desarrollo rural del país para así garantizar la seguridad alimentaria de la
población, el cual se obtiene a través del desarrollo y la protección de las
actividades agrícolas, pesqueras, pecuarias y avícolas.
En el mismo orden de ideas, el Estado tomará las medidas necesarias para
controlar las finanzas, la comercialización (intercambio de productos y
tecnología), la tenencia de tierras, capacitación de los trabajadores de las
tierras, así como también todas aquellas medidas que ayuden o colaboren
para alcanzar el autoabastecimiento y generar empleos para todos los
habitantes del sector campesino.
La propiedad agraria está contemplada en la constitución como un derecho
que tienen los campesinos y agropecuarios sobre las tierras. Su creación
será de acuerdo a la (s) ley (es) respectivas (Ley de Tierras y desarrollo
Agrícola). Esta propiedad será protegida por el Estado e incentivará las
formas asociativas y particulares de la propiedad en búsqueda de garantizar
la producción agrícola.
Es importante destacar que la constitución nacional no admite el régimen
latifundista por ser éste contrario al interés social, es decir, favorece
solamente a pocas personas (las dueñas de las tierras).
Cuando un Estado o un Municipio necesiten realizar mejoras en áreas
urbanas o industriales deberán desafectar dicha área, a través de su decreto
emanado por el Presidente de la República, previa presentación de un
proyecto de desarrollo, un estudio de impacto ambiental y el establecimiento
de una cláusula de fiel cumplimiento, a fin de estudiar la procedencia o no de
la desafectación.
En caso de que existan problemas referentes a la ocupación ilegal o ilícita de
tierras baldías nacionales o fundos rústicos con fin agrícola de dominio
privado de la República, institutos autónomos, corporaciones, empresas del
Estado, fundaciones o cualquier entidad de carácter público nacional, la
propiedad de las tierras se deberán trasladar al Instituto Nacional de Tierras,
para que éste ejecute el respectivo rescate.
La seguridad agroalimentaria de la población se ha enfocado a atender el
abastecimiento inmediato de los suministros de bienes básicos y a crear la
base productiva interna, capaz de enfrentar en el mediano plazo la
insuficiencia de la producción nacional de alimentos, como parte del objetivo
estratégico de garantizar la soberanía económica de la Nación.
Venezuela es un país que presenta una gran biodiversidad ambiental y
riqueza natural que lo hacen potencialmente viable para lograr satisfacer las
necesidades alimentarías y nutricionales de la población nacional,
particularmente de aquellos sectores con grandes restricciones de medios de
producción y bajo nivel de desarrollo humano y social.
De tal manera, que las políticas que debe tomar el Ejecutivo Nacional en pro
del desarrollo de la Nación, tengan su efectividad, las mismas deben tener un
basamento legal firme, los cuales se encuentran establecidos en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000) en su título VI,
del Sistema Socioeconómico, Capítulo I, del Régimen Socioeconómico y de
la Función Social del Estado en la Economía, establece la promoción de la
agricultura como base estratégica para el desarrollo rural, integral y
sustentable de la Nación, tal como lo señala en sus artículos 305 y 306:
Art. 305: "El Estado promoverá la agricultura sustentable como base
estratégica del desarrollo rural integral, y en consecuencia garantiza la
seguridad alimentaria de la población; entendida como la disponibilidad
suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno
y permanente a éstos por parte del público consumidor. La seguridad
alimentaria deberá alcanzarse desarrollando y privilegiando la producción
agropecuaria interna, entendiéndose como tal la proveniente de las
actividades agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola. La producción de
alimentos es de interés nacional y fundamental al desarrollo económico y
social de la Nación. A tales fines, el Estado dictará las medidas de orden
financiero, comercial, transferencia tecnológica, tenencia de la tierra,
infraestructura, capacidad de mano de obra y otras que fueren necesarias
para alcanzar niveles estratégicos de autoabastecimiento. Además,
promoverá las acciones en el marco de la economía nacional e internacional
para compensar las desventajas propias de la actividad agrícola.
El Estado protegerá los asentamientos y comunidades de pescadores o
pescadoras artesanales, así como sus caladeros de pesca en aguas
continentales y los próximos a la línea de costa definidos en la ley".
Art. 306: "El Estado promoverá las condiciones para el desarrollo rural
integral, con el propósito de generar empleo y garantizar a la población
campesina un nivel adecuado de bienestar, así como su incorporación al
desarrollo nacional. Igualmente fomentará la actividad agrícola y el uso
óptimo de la tierra mediante la dotación de las obras de infraestructura,
insumos, créditos, servicios de capacitación y asistencia técnica".
Cabe destacar que la propiedad agraria comprende la propiedad rústica
(explotación del suelo para siembra y cultivos), con su regulación concreta, y
la propiedad forestal (referida a la explotación del terreno mediante
plantaciones).
En otro orden de ideas, la posesión agraria se caracteriza por todos aquellos
actos realizados directamente por el hombre o la mujer, destinados al
ejercicio permanente de la actividad agropecuaria.
En materia civil la posesión es legítima cuando es continua, no interrumpida,
pacífica, pública, no equívoca y el poseedor debe tener el ánimo de dueño,
vale decir la intención de tener la cosa como suya propia, aunque no sea el
propietario (ver artículo 771 C.C). La posesión agraria, en cambio, como
institución del derecho agrario, es más amplia y específica, y debe
comprenderse en sus particularidades propias y de forma distinta a la
posesión en materia civil. Así, conviene señalar que las particularidades de la
posesión agraria son, a juicio de Duque Corredor (2001) las siguientes: 1) La
posesión debe traducirse en hechos de trascendencia económica. No puede
haber sobre la tierra una posesión improductiva, y lo que mejor traduce tal
trascendencia, es la actividad agraria. Los actos posesorios agrarios, en
consecuencia, son siempre económicos. 2) La posesión agraria está
caracterizada por elementos objetivos y no subjetivos, porque lo
determinante para que exista es la actividad, no la intención, sino la tenencia
productiva de un predio prolongado en el tiempo de explotación. 3) La
posesión agraria sólo puede haberla sobre cosas o bienes no sobre
derechos. Esta sólo existe cuando implica tenencia corporal de ese derecho.
No pueden poseerse derechos si no se ejercitan actos posesorios agrarios
sobre el bien donde recaen. 4) La posesión agraria por sí misma representa
el derecho a permanecer en el predio explotado y a conservar o adquirir la
propiedad. No es una simple relación fáctica, sino jurídica que debe
protegerse. 5) La posesión agraria es inseparable existencialmente del hecho
posesorio. No puede haber propiedad sin posesión agraria. 6) La posesión
agraria tampoco es absoluta porque está inscrita en los fines sociales del
Derecho Agrario, que tiene como finalidad una mejor distribución de los
recursos naturales renovables. 7) La posesión es el elemento característico y
obligatorio de la propiedad agraria, sin el cual no puede existir tal propiedad.
Los actos posesorios son necesarios para la vida de la propiedad. Por ello la
propiedad sin posesión agraria se pierde; y 8) La posesión agraria siempre
será una relación directa, inmediata y productiva con la tierra, de forma que
tanto la posesión originaria producto de la ocupación unilateral, como la
posesión derivada unilateral (transmisión por cualquier causa), se pierde si
no se continúa o mantiene aquella relación.
La cuestión agraria en relación con la tenencia en nuestro campo, ha traído
como consecuencia que una mayoría de los productores sean poseedores
antes que propietarios, y por tanto, tenedores precarios de tierras, en sentido
estrictamente jurídico. El derecho agrario tiene como norte proteger al sujeto
productor y a la actividad productiva, es por ello que recurre a distintas
figuras jurídicas para proteger la permanencia de estos sujetos en sus
predios, aunque no sean propietarios, y busca hacerlos propietarios o por lo
menos mejorar la situación de precariedad en relación con su tenencia.
Figuras jurídicas como el llamado amparo agrario (de uso frecuente durante
la vigencia de la hoy derogada Ley Orgánica de Tribunales y Procedimientos
Agrarios) o, en la actualidad, la certificación de permanencia a través de
figuras administrativas como las cartas agrarias, son ejemplos de cómo las
leyes agrarias protegen al ocupante de posibles perturbaciones y garantizan
su permanencia. El artículo 17 de la ley de tierras y desarrollo agrario es bien
claro cuando expresa que se garantiza la permanencia de todos aquellos
productores o grupos de productores en sus predios ocupados
pacíficamente, aunque no sean propietarios; implícitamente se refiere a
poseedores, y se protege esta posesión de tipo agrario.
En conclusión, la propiedad agraria o territorial en particular, puede asumir
distintas formas y coexistir en la práctica. En efecto, la propiedad agraria en
la ley de tierras venezolana, es un ejemplo de esta afirmación. Aunque en
dicho instrumento normativo se privilegian formas colectivas de propiedad.
Lo importante es reconocer que, según sea la modalidad de propiedad
seleccionada, los efectos sobre la asignación de los recursos, y sobre las
inversiones, serán diferentes según el caso. Y pareciera, a juzgar por la
evidencia analizada, que la clara definición de derechos de propiedad sobre
las tierras agrícolas es una condición necesaria, para el incremento de la
producción y, en consecuencia, del desarrollo agrario.

También podría gustarte