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en el nihilismo de género no es un término inclusivo a los gé-

neros indígenas y no-occidentales, sino que es un régimen en


específico en el conocimiento impuesto sobre los cuerpos me-
diante la colonización. Por el bien del tiempo, no incluí ésto en
el antimanifiesto, para quienes de nos que tuvimos esta conver-
sación, esta suposición y estructuración de la crítica decolonial
fue implícita.
Esto fue un error, no todo mundo tenía este contexto. Sin
este contexto parece muy comprensible que mi crítica del géne-
ro aparentaba no ser sobre un fenómeno colonial sino más bien
de todos los fenómenos diversos y multiplicitos que ese término
podría llamar a la mente. Estuvo mal de mí excluirlo, esto fue
un error y es por ello que esta addenda es necesaria. Si quieres
entender este contexto, te recomiendo mucho envolverte con el
trabajo de María Lugones, especialmente Towards a Decolonial
Feminism.
Finalmente, esta pieza no tenía la intención de decirle a na- 15
die como pensar sobre el género, fue el resultado de un análisis
colectivo por un grupo específico de gente que llegaron a con-
clusiones que nos permitieron entender nuestras vidas. Si no te
gusta este entendimiento, siéntete libre de descartarlo. No pido
o demando que estés de acuerdo conmigo. Soy feliz que la dis-
cusión y discurso hacia estas ideas continue. Cometí errores al
omitir estructuraciones contextuales cruciales lo que causó que
mi pieza fuese al menos tácitamente cómplice en la blanquitud
y la colonialidad. Sigue resistiendo, sigue luchando, sigue dis-
cutiendo, sigue sobreviviendo.
con un entero «no». Los días de manifiestos y plataformas se
han terminado. La negación de todas las cosas, incluyendonos,
es el único medio a través del cual seremos alguna vez capaces
de ganar algo.

Extracto de Addenda de la Autora


(Noviembre del 2015)

Han sido unos cuantos meses desde que escribí por primera
vez e intente distribuir Nihilismo de Género: Un Antimanifiesto.
En aquel tiempo, las reacciones a esta pieza fueron diversas y
divisivas. Mientras que ciertamente ha habido algunas perso- Nihilismo de
Género
nas que lo han elogiado como útil, ha habido un mordaz (y a
menudo muy importante) criticismo de esta pieza. Es en luz de
este criticismo que estoy escribiendo esta addenda. Mi pieza ca-
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reció de unas cuantas cosas de importancia, esto es: contexto, el
abordamiento explícito de la raza, una articulación explícita del un anti-manifiesto
género como un producto colonial y quizás una aclaración en
cuanto a la naturaleza de la pieza en sí. Espero añadir esto aquí.
Escribí el antimanifiesto por desesperación. Como muchas
mujeres trans antes de mí (Susan Stryker ha articulado este fe-
nómeno hermosamente), volteé a la teoría e intente explicar y
contextualizar mi experiencia. el nihilismo de género fue conce-
bido en comunidad, a través de la discusión entre yo y un grupo
de camaradas principalmente compuesto de otras mujeres trans
racializadas. Fue un intento por articular como el género nos ha
afectado y exponer su violencia. Lo que discutimos fue mayor-
mente centrado en unes cuantes pensadores pero una que nos
fue muy importante pero no llegó a mi pieza fue María Lugo-
nes. A través de su trabajo en la colonialidad del género, hemos Anómala libros
tratado de articular cómo es que el género al que nos referimos
podría lucir, pues aquellas mismas ideas están fundadas a partir
Introducción de una idea del yo que no puede mantenerse de pie bajo el es-
crutinio; es una idea que por el mayor de los tiempos ha sido
Estamos en un callejón sin salida. Las actuales políticas de usada para limitar nuestros horizontes. Solo el rechazo puro, el
liberación trans han apostado sus reivindicaciones en un en- moverse lejos de cualquier tipo de futuro conocible o inteligible
tendimiento redentor de la identidad. Ya sea a través del diag- nos puede permitir la posibilidad por un futuro alguno.
nóstico de un doctor o psicólogo, o mediante una afirmación Mientras que este riesgo es uno poderoso, es necesario. Sin
personal en la forma de una declaración social, hemos llegado embargo, al sumergirnos en lo desconocido, entramos en las
a creer que hay alguna verdad interna al género que debemos aguas de lo ininteligible. Estas aguas no vienen sin sus peligros;
de deificar. y hay una posibilidad real de la pérdida radical del yo. Los me-
Un sin fin de conjuntos de proyectos políticos positivos han ros términos por los cuales nos reconocemos entre nos podrían
marcado el camino que actualmente viajamos; un conjunto in- ser disueltos. Pero no hay otra salida de este dilema. Estamos
finito de genéricos, banderas del orgullo y etiquetas. El movi- siendo diariamente atacades por un proceso de normalización
miento contemporáneo dentro de las políticas trans ha buscado que nos codifica como gente desviada. Si no nos perdemos en el
intentar ampliar las categorías de género, en esperanza de que movimiento del rechazo, seremos destruides por el orden esta-
aliviemos su daño. Esto es ingenuo. blecido. Solo tenemos una opción, riesgos malditos.
4 Judith Butler se refiere al género como, «el aparato por el cual Esto captura poderosamente el predicamento en el que esta- 13
la producción y normalización de lo masculino y femenino toma mos ahora. Mientras que el riesgo de adoptar el rechazo es alto,
lugar junto con las formas intersticiales de lo hormonal, cromosó- sabemos que la alternativa nos destruirá. Si nos perdemos en el
mico, psíquico y performativo que el género asume». Si las actuales proceso, meramente hubiésemos sufrido el mismo destino que
políticas liberales de nuestres camaradas y compas trans están hubiéramos tenido de otra manera. Por ende, con temerario
arraigadas en intentar expandir las dimensiones sociales creadas abandono rechazamos postular lo que el futuro podría guardar
por este aparato, nuestro trabajo es una demanda por verle ar- y lo que podríamos ser dentro de ese futuro. Un rechazo de la
der hasta el suelo. significación, un rechazo de la posibilidad conocida, un rechazo
Somos radicales quienes han tenido suficiente con los inten- del ser mismo. Nihilismo. Esa es nuestra postura y método.
tos por salvar al género. No creemos que podamos hacer que La crítica implacable a las políticas de género positivas es
nos funcione. Vemos a la transmisoginia que hemos enfrentado entonces un punto de partida pero uno que debe de ocurrir
en nuestras propias vidas, la violencia de género que nuestra cautelosamente. Porque si vamos a criticar sus propios funda-
camaradería tanto trans como cis ha enfrentado, y nos damos mentos normativos en favor de una alternativa, solo caemos
cuenta de que el aparato mismo vuelve tal violencia inevitable. presa una vez más al poder neutralizador de la normalización.
Hemos tenido suficiente. Por lo tanto, respondemos a la demanda por una claramente
No buscamos crear un mejor sistema, pues no tenemos inte- establecida alternativa y por un programa de acciones a tomar
nos pueda agrupar. Rechazamos esto de todo corazón. El sexo rés alguno en políticas positivas. Todo lo que demandamos en
mismo está fundado en un agrupamiento discursivo, dado au- el presente es un implacable ataque al género y los modos de
toridad a través de la medicina y violentamente impuesto sobre significación social y la inteligibilidad que crea.
los cuerpos de individualidades intersexuadas. Denunciamos En el corazón de este nihilismo de género yacen varios prin-
esta violencia. cipios que serán explorados en detalle: El antihumanismo como
No, un regreso a un entendimiento más simple y pequeño fundación y piedra angular, la abolición de género como de-
del género (incluso si es supuestamente una concepción mate- manda y el rechazo radical como método.
rial) no hará el corte. Es la mera agrupación normativa de los
cuerpos en primer lugar lo que nos hace retroceder en contra Antihumanismo
de. Ni la contracción, ni la expansión nos salvará. Nuestro úni-
co camino es aquel de la destrucción. El antihumanismo es una piedra angular que sostiene el aná-
lisis del nihilismo de género. Es el punto en el cual empezamos
Rechazo Radical a entender nuestra situación actual; es crucial. Por antihuma-
nismo, nos referimos al rechazo del esencialismo. No hay un
En el corazón de nuestro abolicionismo de género se en- humano esencial. No hay naturaleza humana. No hay un yo
cuentra un rechazo. No buscamos abolir el género para que un trascendental. Ser un sujeto no es compartir en común un esta-
12 verdadero yo puedo ser regresado a; no hay tal yo. No es que do metafísico de ser (ontología) con otros sujetos. 5
la abolición del género nos libre para existir como verdaderos El yo, el sujeto es un producto del poder. El «yo» en «yo soy
o genuinos yoes, liberados de ciertas normas. Tal conclusión un hombre» o «yo soy una mujer» no es un «yo» que trascienda
estaría en desacuerdo con la totalidad de nuestras declaraciones aquellas declaraciones. Aquellas declaraciones no revelan una
antihumanistas. Y por consiguiente debemos de saltar al vacío. verdad sobre el «yo», más bien constituyen el «yo». El Hombre
Un momento de claridad lúcida es requerida aquí. Si lo que y la Mujer no existen como etiquetas para determinadas cate-
somos es un producto de discursos de poder y buscamos abo- gorías metafísicas o esenciales del ser, son más bien símbolos
lir y destruir aquellos discursos, estamos navegando al mayor discursivos, sociales y lingüísticos los cuales son históricamente
riesgo posible. Estamos navegando hacia un desconocido. Los contingentes. Evolucionan y cambian a través del tiempo; sus
términos, símbolos, ideas y realidad misma por los cuales se nos implicaciones siempre han sido determinadas por el poder.
ha conformado y creado arderán en llamas y no podemos saber Quienes somos, el mero núcleo de nuestro ser, quizás no se
ni predecir que seremos cuando salgamos del otro lado. encuentre en el ámbito categórico del ser en lo absoluto. El yo
Es por esto que debemos de adoptar una actitud de negación es una convergencia del poder y los discursos. Cada palabra
radical. Todos los anteriores intentos a políticas de género posi- que usas para definirte, cada categoría de identidad dentro de la
tivas y expansionistas nos han fallado. Debemos de cesar de pre- que te encuentras, es el resultado de un desarrollo histórico del
sumir un conocimiento de lo que la liberación o emancipación poder. El género, la raza, la sexualidad y cualquier otra categoría
normativa no hace referencia a una verdad sobre el cuerpo del nos cuenta que la creación de estas nuevas identidades no es el
sujeto o sobre su alma. Estas categorías construyen al sujeto y al repentino descubrimiento de previamente desconocidas expe-
yo. No hay ni yo fijo, ni «yo» consistente, ni historia que tras- riencias vividas sino más bien la creación de nuevos términos
cienda al sujeto. Solo podemos referirnos al yo con el lenguaje a partir de los cuales podemos ser constituides. Todo lo que
que nos fue dado, y este lenguaje ha fluctuado radicalmente a hacemos cuando expandimos las categorías de género es crear
través de la historia y continúa fluctuando en nuestro día a día. nuevos y más matizados canales mediante los cuales el poder
No somos más la convergencia de numerosos y diferentes puede operar. No nos liberamos, nos atrapamos en incontables
discursos y lenguajes que están enteramente más allá de nuestro y aún más matizadas y poderosas normas. Cada una, una nueva
control, sin embargo, experimentamos la sensación de agen- cadena.
cia. Navegamos estos discursos, ocasionalmente subvirtiendo, Usar esta terminología no es hiperbólico; la violencia de gé-
siempre sobreviviendo. La habilidad de navegar no indica un yo nero no puede ser subestimada. Cada mujer trans asesinada,
metafísico el cual actúa sobre un sentido de agencia, solo indica cada infante intersexual coercitivamente operado, cada peque
que hay una soltura simbólica y discursiva rodeando nuestra cuir que se le arroja a la calle es una víctima del género. La des-
constitución. viación de la norma es siempre castigada. Aún cuando el género
Por consiguiente entendemos al género mediante estos tér- haya tomado en cuenta la desviación, aún así la castiga. Las
minos. Vemos al género como un conjunto concreto de discur- expansiones de las normas es una expansión de la desviación,
6 sos materializados en la medicina, psiquiatría, ciencias sociales, es una expansión de formas en las que podemos caer fuera del 11
religión y nuestras interacciones diarias con otras personas. No ideal discursivo. Las infinitas identidades de género crean in-
vemos al género como una característica de nuestro «verdadero finitos nuevos espacios de desviación que serán violentamente
ser», sino como todo un orden de significación e inteligibilidad castigados. El género debe de castigar la desviación, por tanto el
en el cual nos encontramos operando. No miramos al género género debe de irse.
como una cosa en la que se pueda decir que un yo fijo posea. Y entonces llegamos a la necesidad de la abolición de gé-
Por el contrario, decimos que el género es algo que se hace y en nero. Si todos nuestros intentos hacia proyectos positivos de
lo que se participa, y que este hacer es un acto creativo mediante expansión han caído cortos y solo nos han atrapado en un nue-
el cual el yo se construye y le es dado importancia y significa- vo conjunto de trampas, entonces debe de haber otro enfoque.
ción social. Que la expansión de género haya fallado, no implica que la con-
Nuestro radicalismo no puede parar aquí, declaramos ade- tracción servirá nuestros propósitos. Tal impulso es únicamente
más que la evidencia histórica puede ser proporcionada para reaccionario y debe de ser eliminado.
exponer que el género opera de tal manera. El trabajo de nu- La persona feminista radical reaccionaria ve la abolición de
merosas personas feministas decolonialistas ha sido influyente género como tal contracción. Para esta persona, debemos de
en demostrar las maneras en las que las categorías de género abolir el género para que el sexo (las características físicas del
occidentales fueron violentamente impuestas sobre las socie- cuerpo) pueda ser una base material fija a partir de la cual se
renciar la norma al intentar «hacer» el género diferentemente. dades indígenas y como éste requirió un cambio lingüístico y
La base misma de tales políticas está cimentada en la lógica de discursivo completo. El colonialismo produjo nuevas categorías
la identidad, la cual es por sí misma un producto de los discur- de género y con ellas nuevos medios violentos de reforzar un de-
sos modernos y contemporáneos de poder. Tal como ya hemos terminado conjunto de normas de género. Los aspectos visuales
expuesto exhaustivamente , no puede haber una identidad fija y culturales de la masculinidad y la femineidad han cambiado
a la cual podamos referenciar. Por tanto, cualquier apelación a conforme los siglos. No hay un género fijo.
una identidad revolucionaria o emancipadora solo es una ape- Hay un componente práctico a todo esto. La pregunta del
lación a determinados discursos. En este caso, ese discurso es el humanismo contra el antihumanismo es la pregunta sobre la
género. cual el debate entre el feminismo liberal y el nihilismo de géne-
Esto no es para decir que quienes se identifican como trans, ro abolicionista se basará.
cuir o nb son culpables del género. Este es el error del enfoque La feminista liberal dice «soy una mujer» y con ello se refie-
feminista radical tradicional. Repudiamos tales afirmaciones, ya re a que es espiritualmente, ontológicamente, metafísicamente,
que meramente atacan a quienes les ha causado más daño el genéticamente, o cualquier otra de modalidad de «esencialmen-
género. Incluso si la desviación de la norma es siempre tomada te» una mujer.
en cuenta y neutralizada, sin duda alguna sigue siendo castiga- La persona nihilista de género dice «soy una mujer» y con
da. El cuerpo cuir, trans y no-binario sigue siendo el hogar de ello se refiere a que está ubicada dentro de una determinada
10 violencia masiva. Nuestres compas y camaradas siguen siendo posición en una matriz de poder la cual la constituye como tal. 7
asesinades alrededor nuestro, siguen viviendo en pobreza, si- La feminista liberal no está consciente de las maneras en las
guen viviendo en las sombras. No les denunciamos, ello sería que el poder crea el género y entonces se aferra al género como
denunciarnos. En su lugar convocamos a una discusión honesta medio de legitimarse en los ojos del poder. Depende en inten-
sobre los límites de nuestras políticas y una demanda por un tar utilizar varios sistemas de conocimiento (ciencias genéticas,
nuevo camino a seguir. afirmaciones metafísicas sobre el alma, ontología kantiana) a fin
Con esta actitud al frente, no es meramente determinadas de probarle al poder que puede operar dentro de él.
formulaciones de políticas de identidad las cuales buscamos La persona nihilista de género, la persona abolicionista de
combatir sino enteramente la necesidad por la identidad. Nues- género, mira al mismo sistema de género y ve la violencia en
tro argumento es que la siempre expansiva lista de genéricos su núcleo. Le decimos no a una adopción positiva del género.
personales preferidos, las crecientes y aún más matizadas eti- Queremos ver que se vaya. Sabemos que apelar a las formula-
quetas para varias expresiones de sexualidad y género y el inten- ciones actuales de poder es siempre una trampa liberal. Nos
to por construir nuevas y más amplias categorías de identidad negamos a legitimarnos.
no valen el esfuerzo. Es imperativo que esto sea entendido. El antihumanismo no
Si hemos demostrado que la identidad no es una verdad sino niega las experiencias vividas de muches de nuestres compas
una construcción social y discursiva, podemos entonces dar- trans quienes han tenido una vivencia de género desde una cor-
ta edad. Más bien reconocemos que tal vivencia de género fue reconstruyéndonos constantemente.
siempre ya determinada mediante los términos del poder. Mi- Por consiguiente, el aparato de género opera cíclicamente;
ramos nuestras propias experiencias de la infancia. Vemos que estando constituides mediante él, de igual forma nuestras ac-
incluso en la afirmación transgresiva «Nosotras somos mujeres» ciones, rituales, normas y actuaciones diarias lo reconstituye.
en donde negamos la categoría que el poder ha impuesto sobre Es esta realización la que permite manifestar un movimiento
nuestros cuerpos, hablamos el lenguaje de género. Referencia- contra el ciclo mismo. Tal movimiento debe de comprender la
mos una idea de «mujer» que no existe dentro de nosotras como naturaleza profundamente penetrante y ubicua del aparato. La
una verdad fija, sino que hace referencia a los discursos por los normalización tiene una manera insidiosa de naturalizar, tomar
cuales estamos constituidas. en cuenta y subsumir la resistencia.
Por tanto, subrayamos que no hay yo verdadero que pueda En este punto resulta tentador adoptar determinadas políti-
ser deificado previo al discurso, previo a encuentros con otras cas liberales de expansión. Innumerables personas teóricas y ac-
personas, previo a la mediación de lo simbólico. Somos produc- tivistas han apostado sus cartas en el argumento de que nuestra
tos del poder, ¿entonces, qué hacemos? De este modo termina- experiencia de corporeidad transgenérica podría plantear una
mos nuestra exploración del antihumanismo regresando a las amenaza al proceso de normalización que es el género. Hemos
palabras de Butler: escuchado la sugerencia de que la identidad no-binaria, la iden-
Mi agencia no consiste en negar esta condición de mi cons- tidad trans y la identidad cuir podrían ser capaces de crear una
8 titución. Si tengo agencia alguna, se abre por el hecho de que subversión de género. Esto no puede ser el caso. 9
estoy constituida por un mundo social que nunca escogí. Que Al apostar nuestra reivindicación en etiquetas de identidad
mi agencia esté rajada con la paradoja no significa que sea im- de no-binariedad, nos encontramos nuevamente atrapades en el
posible. Solo significa que la paradoja es la condición de su po- ámbito de género. Tomar en la identidad un rechazo al binaris-
sibilidad. mo de género sigue siendo aceptar el binario como punto de re-
ferencia. En la resistencia a ello, une solo reconstruye el estatus
Abolición de Género normativo del binario. Las normas ya han tomado en cuenta
el disentimiento; colocan los marcos y lenguajes mediante los
Si aceptamos que el género no se encuentra dentro nues- cuales la disidencia puede ser expresada. No es meramente que
tro como una verdad trascendental, sino más bien existe fuera nuestro disentimiento verbal ocurra en el lenguaje de género,
nuestro en el ámbito del discurso, ¿por qué debemos luchar? sino que las acciones que tomamos para subvertir el género en
Decir que el género es discursivo es decir que el género ocu- la vestimenta y el afecto son en sí mismas solo subversivas a
rre no como una verdad metafísica dentro del sujeto, sino que través de su referencia a la norma.
ocurre como medio de la mediación de la interacción social. El Si las políticas de identidad no-binaria no nos pueden liberar,
género es un marco, un subconjunto de lenguaje y un conjunto es también cierto que las política de identidad cuir o trans no
de símbolos y señas, comunicado entre nos, construyéndonos y nos ofrecen esperanza. Ambas caen a la misma trampa de refe-

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