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1) Freud plantea, en este texto, que el ámbito en el que deben buscarse los fundamentos para la génesis

de síntomas histéricos es el de la vida psíquica. Para comenzar a plantear esta búsqueda retoma
aquellos estudios que Charcot había realizado en relación a la histeria. Freud destaca de Charcot que fue
el primero en intentar someter una regularidad al fenómeno de la histeria, en intentar formular una ley
que lo rigiera.

Freud toma de Charcot sus estudios sobre las parálisis traumáticas que aparecían en la histeria. Según
Charcot, este tipo de síntoma surgía a partir de un episodio traumático. Por ejemplo, un obrero recibía
un golpe muy fuerte y un tiempo después su brazo se paralizaba, mientras que entre estos dos
momentos su brazo funcionaba normalmente. Charcot explicaba este fenómeno reproduciéndolo en un
enfermo en estado hipnoide. A éste lo golpeaba en dicho estado o le ordenaba que su brazo se
paralizara y una vez que el enfermo volvió al estado normal, su brazo se quedaba efectivamente
paralizado. Mediante dicha experiencia se planteaba una analogía entre el trauma real y la sugestión
traumática. Tanto uno como el otro tenían como consecuencia la parálisis, por lo tanto debía suponerse
que en el momento en el que el obrero había recibido el golpe, se encontraba en un estado semejante al
hipnótico.

Pero con esta teoría Charcot no podía explicar el surgimiento de otros tipos de síntomas histéricos, ni
cómo estos se generaban en histerias que no fueran traumáticas (en el sentido de que estas surgían a
partir de un trauma tomado como un accidente, en el sentido mecánico).

Freud entonces a partir de estas ideas de Charcot, y con la ayuda de Breuer, empieza a investigar casos
de pacientes histéricos no traumáticos. Freud y Breuer comienza a partir de estos pacientes que les
relataron como habían aparecido sus síntomas. Según Freud esta tarea no era fácil, ya que no siempre
los pacientes recordaban esas circunstancias con exactitud y muchas veces éstos no querían relatarlas.
Por lo tanto se les pedía que recordasen estando en estado hipnótico. Lo que Freud y Breuer descubren
es que siempre se llegaba a una vivencia teñida de afecto. Por lo tanto lo que Freud plantea es que esa
vivencia y el trauma planteado como lo hacía Charcot son equiparables en tanto en el caso del trauma,
no es un factor mecánico lo que genera el síntoma, sino el terror y la sorpresa del momento del
accidente. Por lo tanto en ambos tipos de histeria se puede decir que son producidas por un trauma
psíquico. Así según Freud toda histeria podría considerarse traumática.

3) Freud observó en una paciente, Emmy von N., un particular chasquido de la lengua que realizaba
mientras hablaba, comparándolo al sonido que produce un urogallo en época de celo. Al principio lo
consideró un tic, pero luego descubrió que se trataba de un síntoma histérico cuando por medio de la
hipnosis logra indagar su origen. Siguiendo lo que plantea Freud de que los síntomas son el efecto de
traumas psíquicos, es decir que se derivan de vivencias teñidas de afecto, se descubre que en esta
paciente el chasquido de la lengua como síntoma, había aparecido por primeras veces en dos ocasiones
en que a ella le surgió una fuerte intención de guardar silencio. La primera de ellas, sucedió cuando la
paciente estaba cuidando a su hija enferma de gravedad que se había dormido, y por un gran miedo a
despertarla mediante algún ruido, apretando los labios, produjo ese particular chasquido. En una
segunda ocasión, muchos años después, cuando ella también se propone mantener un estricto silencio,
le vuelve a nacer el mismo síntoma, y desde entonces éste chasquido de la lengua se queda fijo en la
paciente. Freud menciona que a veces son necesarios varios ocasionamientos con un cierto afecto para
que un síntoma se fije y permanezca en el individuo, como es el caso de esta paciente. Así, este ejemplo
justifica que el efecto de unos traumas psíquicos, producidos en vivencias teñidas de afecto (en este
caso en ambas oportunidades que a la paciente le surgió el miedo de provocar algún ruido ante su
propósito de guardar silencio), lideraron la naturaleza de los síntomas generados (los chasquidos
particulares de la lengua al hablar).

4)¿A qué se refiere la idea del “cuerpo extraño”? ¿Cómo opera la maniobra terapéutica?

La metáfora del cuerpo extraño resulta de la búsqueda del vínculo entre la causa del síntoma y la
aparición del mismo. Este "cuerpo extraño" puede ser removido, es decir, abreaccionarse (descargarse)
por vía motriz o mediante las palabras.

Freud establece que para la conservación de la salud hay que empequeñecer la "suma de excitación",
que es el afecto que se acrecienta en el sistema nervioso luego de una impresión psíquica. El aumento
de la suma de excitación se produce por vías sensoriales y debe empequeñecerse por vías motrices.

Freud plantea que el intento de averiguar el síntoma es a su vez una maniobra terapéutica y que el
modo de proceder será hacer que el paciente reviva la situación traumática (mediante hipnosis), en la
que no pudo liberar la excitación necesaria, e instarlo a qué complete la reacción interrumpida. De esa
manera el paciente se liberará del afecto de la representación y con ello cancela el efecto de la misma.

5) Para explicar esta afirmación debemos empezar por mencionar algunos conceptos a los que Freud
acude para desarrollar esta tesis.

En primer lugar hay que destacar que en el momento traumático, se produce en el sujeto lo que el
autor denomina una suma de excitación experimentada en su sistema nervioso, y captada a través de
las vías sensoriales. Es debido a esto que para disminuirla, el sujeto debe generar una reacción que logre
el propósito de bajar su intensidad, la cual se puede generar tanto a partir de una acción por vía motriz,
como mediante la palabra (la cual en la gran mayoría de los casos es igual de efectiva que la acción),
proceso que acontece en los individuos sanos (los cuales incluso no necesariamente utilizan la acción o
la palabra, cuando éstas son impedidas tambíen pueden recurrir a otras herramientas, por ejemplo,
como menciona el texto, reafirmando varias veces representaciones de su propia dignidad, superior a la
del ofensor) pero que no ha llegado a concretarse en pacientes histéricos. Ahora bien, en estos últimos
la reacción ante la ofensa es interrumpida, lo que puede deberse tanto a que el el trauma haya sido tan
grande que el sujeto no haya encontrado modo de reaccionar ante el mismo, sumado a que ciertas leyes
sociales hayan contribuido a impedirlo, o, por otro lado, puede deberse a que el mismo sujeto se haya
negado a reaccionar. Otra causa es que por más que el contenido y los causantes de una histeria sean de
poca relevancia en sí, adquieren significación cuando se producen en determinados momentos, los
cuales tienen particularmente una mayor predisposición patológica, dando así lugar a la enfermedad.

Cuando esto sucede, se imposibilita la disminución de la carga de afecto del momento traumático, por lo
que luego en el recuerdo (el cual se vuelve, sin desgastarse en el tiempo, un recuerdo patógeno), dicha
carga permanecerá igual de vívida que en el momento original, convirtiéndolo de esta manera en un
trauma psíquico.

A partir de lo mencionado anteriormente, podemos incorporar un concepto importante para el


psicoanálisis: la abreacción. Es a partir de ésta que Freud concede una segunda oportunidad a sus
pacientes de terminar de tramitar los traumas psíquicos incompletamente abreaccionados, proceso que,
como mencionamos anteriormente, había sido interrumpido al momento de reaccionar ante la situación
traumática. Mediante este proceso de abreacción es que el sujeto completa la descarga del afecto
contenido en las representaciones del trauma psíquico, conduciendo así a la eliminación de los
síntomas.

En base a los postulados mencionados anteriormente, concluimos que la afirmación “el histérico padece
de unos traumas psíquicos incompletamente abreaccionados” hace referencia a la necesidad del sujeto
de reaccionar frente a un momento potencialmente traumático, la cual si es completada no
desencadena en una patología. Por el contrario, si dicha reacción es interrumpida, y no se completa el
proceso de abreacción por el cual el el sujeto pueda “liberarse” de la carga afectiva de las
representaciones traumáticas, los vívidos recuerdos de las mismas se convierten en la causa de un
fenómeno histérico, cuyos síntomas sólo se pueden curar, como aludiría Freud, mediante la completa
abreacción de la carga de afecto contenida en el trauma que ocasionó la enfermedad. De esta manera,
el proceso de abreacción cobra una importancia fundamental en la terapia de un paciente cuyo
padecimiento constituye un fenómeno histérico.

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