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CONFERENCIA:

CATALUNYA CON GUINEA ECUATORIAL

11 DE ABRIL DE 2011

TÍTULO DE LA PONENCIA:

GUINEA ECUATORIAL: EL FEDERALISMO COMO SOLUCIÓN

En febrero de 1947, aprovechando la presencia de Luís Carrero Blanco en


Mikomeseng, los señores Marcos Nze, Marcelo Asistencia Ndong y Felipe Asek
redactaron un memorándum de agravios que firmaron juntamente con las autoridades
tradicionales Eko Edu Mengue, Nguema Ndong Asumu, Esono Ngui, Abeso Motogo,
Motuhu, Alogo Nvono, Nsem Esono, José Mañana. Se querría aprovechar aquella
“revista de la situación de la colonia” para hacer llegar a Francisco Franco el sentir de
los fangs y, se supone, también el de todos los demás pueblos sojuzgado por España.

En el primero punto de las reclamaciones se hacía énfasis en que:

“si somos españoles, que se nos trate como tales; y si no lo somos, que se nos
deje en paz en nuestra tierra”.

Lo triste y grave es que, a pesar del tiempo transcurrido desde 1947, todavía hoy
sigue habiendo pueblos discriminados y sojuzgados en Guinea Ecuatorial, los cuales
siguen aferrados al equivalente hoy de la exigencia de 1947:

“si somos guineanos, que se nos trate como tales; y si no lo somos, que se nos
deje en paz en nuestra tierra”.

¿Y cuáles eran las condiciones que prevalecía entre guineanos y españoles en


1947?.

Para contestar a esa pregunta recurro a uno de los padres de la independencia,


Adolfo Obiang Biko, que en la página 32 de su libro, “Fernando Poo, el mito del
colonialismo español”, describe lo que fue dicho colonialismo:

“Un estado de abusos, injusticias, opresión, terror y explotación, era el modus


vivendi, la insoportable vida del nativo. Fue una desesperante situación que parecía no
tener salida; una situación que necesitaba de soluciones. Cómo, cuándo y quiénes,
fueron cuestiones sin respuestas”.

Como se ve, la descripción hecha aquí es exactamente la misma que prevalece


actualmente en Guinea Ecuatorial: según qué pueblos nada ha cambado desde 1947
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La calificación de Adolfo Obiang Biko como padre de la independencia es


porque fue uno de los miembros del Comité del Monalige encargado de la negociación,
ante las Naciones Unidas, para que Guinea pudiera acceder a la independencia. En
dicho comité también estaban los señores, Saturnino Ibôngô Iyanga –que fue luego el
primer Embajador ante las Naciones Unidas-, Tomás Mbuemangôngô Malongo, Rafael
Evita Eloy, Mariano Mansui Mikue y José Loeri Kombá

Lo que demuestra que todos los pueblos querían la independencia. Y que si


alguno de ellos manifestó, al principio, cierto recelo a una independencia conjunta
durante la “Conferencia Constitucional” fue porque, premonitoriamente, intuyó que
Guinea Ecuatorial se iba a convertirse en lo que es hoy: un nueva colonización para
algunos pueblos porque existe una total ausencia de equilibrio entre los interese de los
distintos pueblos.

Para probar, lo más objetivamente posible, la existencia tanto de la discriminación


aludida como del sistema de sojuzgamiento instituido en la nueva Guinea Ecuatorial negra me
limitaré a reproducir algunos de los informes aprobados por la Comisión de Derechos Humanos
de la ONU.

Así en el “E/CN.4/1992/51” se decía:

“El Gobierno debería facilitar la auto-organización de los Bubis en Bioko, de


manera que puedan defender sus valores culturales y enriquecerlos, dentro de un
sistema autónomo que les permita convivir con otras etnias en el marco de la
República. Igual autonomía merecen los ndowes, annoboneses y otras etnias
importantes en el país”.

El “E/CN.4/1999/41” apartado D58:

“...como señalara en anteriores informes, nada debería obstar a que los bubis,
annobonese, bisios, ndowes expresaran organizativamente el ejercicio a la libre determinación
que el derecho internacional reconoce en principio a todo pueblo y pudiera actuar libremente
sin sufrir discriminación ni represión dentro de las limitaciones señaladas para este derecho
por el Comité para la Eliminación de la Discriminación racial”.

“E/CN.4/2002/40”, en su página 17, apartado E.44:

“En sus precedentes informes, el Representante Especial y sus distinguidos


antecesores expresaron preocupación por la discriminación que la etnia fang ejercía
sobre la etnia bubi y exhorta al Gobierno a adherir a la Convención Internacional
sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. El Representante
también ha recibido denuncias de trato discriminatorio ejercido sobre otras etnias
como los ndowes, los bissios, los bengas, los annoboneses y los criollos”

¿Pero, qué ocurre cuando en una sociedad plurinacional unos pueblos son sojuzgados
por otro?.

Para responder, y en ara de aportar toda la objetividad posible, recurriré al profesor y


escritor congolés Mbuyi Kabumda Badi; concretamente a las páginas 37 y 45 del libro, “Etnia,
Estado y poder en África,:
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“La situación se hace insoportable cuando el propio Estado, lejos de ser un


actor neutro o imparcial en la resolución de conflictos o de promoción de la justicia
entre los distintos grupos, se convierte en instrumento de confiscación del poder y de
mantenimiento de los privilegios de un grupo social o étnico, es decir un vector de
dominación e inductor y epicentro de las rivalidades entre las naciones existentes”

Pues:

“Cuando no existe un equilibrio económico y social entre los diferentes grupos étnicos
y se permite a un grupo dotarse con los medios de violencia y otros desprovistos de ellos para
defenderse, se crea una situación irremediable de conflicto”

Para saber el por qué se llega a situaciones como la de Guinea Ecuatorial recurro
otra vez a Mbuyi Kabunda Badi, a la página 111 de su libro, “Las ideologías unitaristas
y desarrollistas en África”, donde se dice:

“con excepción de la Constitución de Benín de 1979, que reconoce los derechos


colectivos de las nacionalidades y la actual de Etiopía, que reconoce el derecho de
dichas nacionalidades a la secesión, las demás Constituciones africanas suelen
considerar a las minorías étnicas como una amenaza a la identidad nacional, con la
consiguiente condena y represión de las manifestaciones de las especificidades
culturales, lingüísticas, confesionales, raciales o étnicas. De ahí una especie de
apartheid informal o imperialismo interno contra el que los oprimidos no tienen otra
alternativa que la confrontación”.

Como ha quedado demostrado, la discriminación que padecen ciertos pueblos en


Guinea es de tal calibre que sólo puede conducir a una confrontación; realidad que al ser
contraria a la Carta fundacional de la ONU, ha obligado a dicho organismo a proponer
una solución: que os discriminados ejerzan sus derechos a la autodeterminación.

Según Julen Guimón, página 155 de su libro, “El derecho a de


autodeterminación”, en situaciones de opresión:

“los miembros de las minorías afectadas deben pasar a ser legítimamente


equiparadas a las víctimas de dominación extranjera.:

Pues según el derecho internacional tales situaciones son equiparable a la de una


dominación extranjera, que es una de las condiciones que se exige para que se
reconozca a un pueblo su derecho a la secesión: es el derecho inmanente a la legítima
defensa y corresponde a minorías étnicas gravemente discriminadas en el seno de sus
Estados.

Otra variante del derecho inmanente a la legítima defensa se alcanza cuando en


el interior de una determina estructura estatal, concurra alguna de estas condiciones: que
exista una persecución sistemática de un pueblo en una sociedad plurinacional; que
persista una desigualdad en derechos, la discriminación, entre los diversos pueblos del
Estado, y que se dé una desigualdad de hecho en lo que respecta a la protección de las
culturas de los distintos pueblos. Como la discriminación a los pueblos annobonés,
bissio, bubi y ndowe ya ha sido probada; aquellos son doblemente merecedores del
derecho a la autodeterminación, con el grado que considerasen oportuno.
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Para la implementación del derecho a la autodeterminación me ha interesado, sin


más, asirme al hecho de que en la XIIIª Asamblea de la ONU se convino en no definir
ni lo que se debía entender como pueblo, ni lo significaba la propia autodeterminación.
Y ello porque he decidido, de entrada y en aras de basar el futuro de Guinea en el
diálogo entre sus pueblos, por excluir la secesión como opción. Exigiendo la
contrapartida de que tampoco nadie quisiese perpetuar el actual sistema de cosas.

Si se cumpliese con las dos premisas anteriores, la implementación del derecho a


la autodeterminación de los pueblos de Guinea Ecuatorial implicaría convertir a aquella
unión política en una autonomía, en una federación o en una confederación. Para
preservar la actual unión debería existir un compromiso equitativo, lo que significa
optar por la solución intermedia, el federalismo. Pues la esencia de un compromiso justo
es que cada uno de los pueblos renuncie a su propia pretensión de tener mayor
influencia en el sistema político de decisión con una u otra estructura organizativa; pero
mantener su pretensión de tener una influencia equivalente. De esa manera, con el
federalismo cada miembro alcanzaría la máxima influencia compatible con un arreglo
pacífico.

La búsqueda de un acuerdo manifiesta el respeto y el reconocimiento mutuo que


los pueblos deben tenerse. Lo que implica la ausencia de un discurso estratégico o
hipócrita entre aquellos. Y, por lo tanto, los partidos, en tanto que intérpretes de los
intereses de las distintas naciones, deberían esforzarse en ser abiertos de mente y
reconocer la importancia del asunto de la discriminación y del ejercicio no compartido
del poder que ha permitido la existencia del actual sistema etnocentrista paracolonial.

En sociedades plurinacionales el federalismo es la única fórmula que permite un


máximo grado de autodeterminación compatible con una unión política con unidad de
gobierno. La razón es que la idea federal se establece sobre los principios de
diferenciación y de diversidad como elementos legitimadores de la convivencia; lo que
presupone una orientación particular del quehacer político por ser una teoría que se basa
en el reconocimiento de las distintas naciones, el ejercicio compartido del poder entre
sus unidades constitutivas y la implementación de autogobiernos territoriales. La
distribución territorial del poder está vinculada a las cuestiones fundamentales de
representación y de legitimidad; en definitiva, de justicia y de estabilidad.

Está comprobado que los sistemas federales democráticas resisten mejor la


prueba de tiempo gracias a basarse en una gestión más adecuada de la política de la
diferenciación y a la división libremente negociada de los poderes. La participación de
las entidades federadas en el proceso de la toma de decisión del gobierno general
también es un elemento que facilita la cohesión del sistema político. La división de
poderes va acompañada de un nivel de autonomía tanto para el gobierno general como
para los estaduales en sus campos de competencia. Cada uno de los órdenes de gobierno
son soberanos en los ámbitos de sus competencia atribuidos por la Constitución. El
funcionamiento de un Estado federal implica el rechazo de una actitud dogmática en
beneficio de un enfoque pragmático y de diálogo.

Al federalismo le es inherente una forma institucional avanzada que permite


establecer prácticas democráticas más elaboradas y respetuosas con las preferencias de
las distintas comunidades llamadas a cohabitar en una determinada unión política, al
permitir un mejor acomodo a las diferencias entre las comunidades políticas, contribuir
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a reforzar la legitimidad democrática de la unión y, por tanto, reforzar el sistema


democrático. También tiene la ventaja de valorar el pluralismo identitario y proveer de
una fuerte legitimidad a las comunidades nacionales en la construcción del sujeto
político; contribuye así al desarrollo de las cultura particulares; de ahí que entre sus
cualidades consustanciales esté el respeto a la competencia de cada nivel de gobierno, la
coordinación de las actividades gubernamentales y la no subordinación de las unidades
constitutivas al gobierno general.

En definitiva, el federalismo en Guinea Ecuatorial ayudaría a garantizar la


igualdad entre las distintas naciones, permitirá acabar con el principal problema
existente en el país, la discriminación entre los pueblos, paso previo para conseguir una
estabilidad basada en la cohesión social. Una estabilidad que también dependerá mucho
de que la plurinacionalidad del país esté reflejada, de forma equitativa, en las esferas del
poder real.

PONENTE: SÁLET TÓMUM. F. (Miembro de la Comisión Ejecutiva del Partido


Federal Democrático)

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