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INTRODUCCIÓN

            “Preservar los centros históricos, una lucha constante en Olancho”, fue el título de una
publicación editada en la página web El Heraldo, de Honduras, donde enlistaba algunos centros históricos
que habían sido restaurados después de varios años gastando una cantidad de $60, 000. De igual forma, el
ser humano lucha por preservar muchas cosas en su vida, sus posesiones, su buen nombre, su salud, son
algunas de las cosas que estima importantes, pero la Biblia enseña que todo esto es perecedero y está
condenado a desaparecer y por ello se nos exhorta a poner la mirada en las cosas espirituales, la cuales
son eternas. Veamos a que se refiere esto.

I.                   LO QUE NO PERMANECE PARA SIEMPRE.


“No mirando nosotros las cosas que se ven… pues las cosas que se ven son temporales”.
Aunque el hombre se ha esforzado en inmortalizar muchas cosas, sus intentos han sido fallidos
ya que todo lo que hay en esta tierra tiende a deteriorarse y perderse. Esto se deja ver desde los primeros
inicios de la humanidad cuando querían construir una enorme torre que los inmortalizara a la cual
llamaron Babel:

“Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un
nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra”.
Génesis 11:4

            Por mucho que el hombre se afane, nada de lo que haga permanecerá para siempre pese a sus
esfuerzos por preservarlos, ya que inclusos aquellos grandes monumentos históricos como las pirámides,
estatuas y grandes ruinas con el paso del tiempo se deterioran cada vez más hasta el punto de desaparecer.
Aun las grandes naciones con todo y su poderío están condenadas a desaparecer, tal y como le paso a
Babilonia, a Media y Persia, al gobernó Griego, a Roma, y cuanto mas no se diga de la vida del ser
humano, con todo el hombre busca la forma de rejuvenecerse y esquivar los terribles efectos del
envejecimiento; pero es imposible, con todo, cada día está más cerca de la muerte.

“¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y
traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida?
Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”.
Santiago 4:13-14

II.                LO QUE PERMANECE PARA SIEMPRE.

“… sino las que no se ven… las que no se ven son eternas”.


Sin embargo, la Biblia nos declara lo que realmente es eterno y por tanto, permanecerá para
siempre.

1.      El Nombre eterno de Dios.


“Será su nombre para siempre…”
Salmo 72:17
            Si hay algo que permanecerá para siempre, ese es el nombre de Dios. Desde que la humanidad
inicio en esta tierra muchos dioses han surgido tomando la forma de toda obra creada; pero con el tiempo
sus nombres han desaparecido y unos pocos solo son recordados en los libros de la historia; pero el
nombre de nuestro Dios ha permanecido vivo por más de 6, 000 años.

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”.


Hebreos 13:8

            De igual manera el nombre de nuestro glorioso Jesús no cambia, pese a los ataques que pueda
tener, Él permanece inmutable por los siglos.

2.      Su Santa Palabra.

“Porque: toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se
seca, y la flor se cae; más la palabra del Señor permanece para siempre”.
1 Pedro 1:24-25
            Quizás una de las pruebas indiscutibles acerca de la existencia de Dios es la Biblia. La Biblia es la
palabra de Dios y como tal a sufrido grandes ataques a lo largo de la historia humana. Durante la década
de los 80´s fue duramente señalada por parte de la ciencia y afirmaron que con el tiempo desaparecería.
Trataron de ridiculizarla exponiendo sus supuestos errores a la luz pública, la echaron de las escuelas y
universidades y crearon nuevas filosofía y teorías que la contradecían. Pero al final todas fracasaron.

            Hoy en día continúa siendo el libro más traducido a miles de lenguas y dialectos alrededor del
mundo sigue transformando millones de vidas. En ella se encuentra una unidad increíble al comparar sus
diferentes libros y no encontrar ninguna contradicción a pesar que fueron escritos por alrededor de 40
escritores diferentes, de diferentes culturas, épocas y lugares los cuales jamás se pusieron de acuerdo al
momento de escribir. Sus profecías son una prueba indubitable de su autoría divina, así como la
arqueología, historia y la ciencia comprueban su veracidad.

3.      Los que hacen su voluntad.


“El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.
1 Juan  2:15
            Finalmente, los que hacen su voluntad, es decir, los que han creído en el Unigénito Hijo de Dios,
permanecerán para siempre. Aunque el diablo ha querido exterminar a la iglesia de este mundo, sus
intentos han sido fallidos.

            Durante sus comienzo la iglesia apostólica sufrió terribles persecuciones por parte de los líderes
judíos, luego los cesares romanos la asolaron por casi tres siglos, los papados romanos persiguieron la fe
para convertirla de acuerdo a sus tradiciones, siendo muchos martirizados durante la santa inquisición. El
comunismo trato de exterminar el cristianismo en los países de la ex Unión Soviética, China comunista,
entre otros. En la mayoría de países, el evangelio padeció persecución e incluso en la actualidad los países
de la ventana 4:40 no permiten la predicación de la palabra de Dios. Pero a pesar de esto, el cristianismo
permanece vivo hasta la fecha.

            Aunque nuestro cuerpo se vaya deteriorando, nuestro ser será renovado completamente para vivir
juntamente con Cristo y heredar su reino celestial.

“Más nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo, el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo
de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”.
Filipenses 3:20-21

            CONCLUSIÓN
            Por lo tanto podemos decir que todo, desde nuestro cuerpo hasta las obras de este mundo serán
perecederas por causa del pecado, esperando el día del juicio final donde todo será destruido:
“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande
estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán
quemadas”.
2 Pedro 3:10

            Sin embargo, Dios nos ofrece una escapatoria para aquel terrible día, lo único que necesitamos y
arrepentirnos de nuestros pecados, hacer a Jesús el Señor de nuestras vidas y entonces heredaremos la
vida eterna.

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