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Gonzalez Reque
CASO : 9790-2021-0
FISCAL : Dra. Shirley Cóndor Criollo
3.1. Análisis del caso en concreto que nos ocupa en esta oportunidad.
ESTA DEFENSA TÉCNICA DEJA CONSTANCIA QUE NO COMPARTE LOS FUNDAMENTOS
ESBOZADOS POR LA REPRESENTANTE DEL MINISTERIO PÚBLICO, CUANDO HA
RESUELTO DISPONER PROMOVER ACCIÒN PENAL, pues somos del criterio que no se ha
tomado en cuenta aspectos fundamentales que resultan ser de relevancia contenidos en los
artículos 121° numeral 3 y 121-B, los cuales sancionan la conducta del que causa lesiones
corporales que requieran veinte días a más de asistencia o descanso, a una mujer por su condición
de tal o integrante del grupo familiar dentro de los contextos previstos en los numerales 1, 2 y 3
primer párrafo del artículo 108-B.
La labor que debe desarrollar la fiscalía, cuando toma conocimiento de la noticia criminal, debe
estar sujeta a diversos principios y garantías a las que se puede recurrir para orientar su normal
desenvolvimiento y que esté acorde con nuestra Constitución Política; al respecto el Tribunal
Constitucional en el EXP. N° 090-2004-AA/TC, EXP. N° 1268-2001-HC/TC SOCORRO VALLEJO
CACHO DE VALDIVIA, Y EXP. N° 6167-2005-PHC/TC FERNANDO CANTUARIAS SALAVERRY,
ha desarrollado los Principios de interdicción de arbitrariedad; principio de legalidad en la función
constitucional, y principio de debido proceso y tutela jurisdiccional, que en resumen lo que buscan
es que el grado de discrecionalidad del representante del Ministerio Público se encuentren
enmarcados a los principios antes mencionados, pues de las funciones que le son propias como
persecutor penal, el Ministerio Público está obligado a desarrollar lo que en la doctrina se denomina
la “Función Positiva”, es decir, la de persecutor del delito dentro de los márgenes de la legalidad;
siendo que dentro de este principio de Legalidad también se encuentra la denominada “Función
Negativa”, lo que implica que el Fiscal no solo es persecutor del delito, sino que además, tiene la
obligación-deber de velar que ninguna persona sea indebida o ilegalmente procesada; por
lo que, para accionar en su contra debe cerciorarse de que el hecho denunciado constituya
delito y que existan elementos de convicción suficientes que lo vinculen con el mismo. Ello,
teniendo en cuenta que la naturaleza jurídica del proceso penal es punitiva y residual, es decir
busca sancionar solo las conductas que el legislador ha considerado como disvaliosas, y solo
actúa de acuerdo al principio de mínima intervención penal y última ratio.
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3.2. Con las ideas previas antes señaladas, y, lo desarrollado por la representante del Ministerio
Público; Señora Juez, lo que debe ser materia de análisis en un primer caso; es, SI LOS HECHOS
DENUNCIADOS SE ENCUENTRAN COMPRENDIDOS DENTRO DEL CONTEXTO DE
VIOLENCIA FAMILIAR, a la que hace alusión las normas descritas por la señora fiscal; pues
resultaría evidente que al no presentarse el contexto previsto, carecería de todo sentido el
resultado típico; ahora también, para tener una mejor conceptualización sobre lo que constituye la
violencia familiar, resulta necesario remitirnos a lo establecido por el artículo 6 de la Ley para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar,
Ley N° 30364, donde establece que “la violencia contra cualquier integrante del grupo familiar es
cualquier acción o conducta que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico y
que se produce en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder, de parte de
un integrante a otro del grupo familiar. (…)”. Ahora, del texto literal de la norma contenida en los
numerales 1, 2 y 3 primer párrafo del artículo 108-B, en el presente caso, las lesiones graves que
presuntamente han sido ocasionadas por el menor denunciado deberán subsumirse dentro los
requisitos para configurar la conducta típica en un CONTEXTO DE VIOLENCIA FAMILIAR; pues
este exige para su configuración necesariamente de cinco requisitos: i). Verticalidad, esto es, el
sometimiento de la agraviada en una situación de manifiesta dependencia. ii). Móvil de
destrucción, o anulatorio de la voluntad de la agraviada para adecuarla a los estereotipos
patriarcales. iii). Ciclicidad, esto es, que los hechos se produzcan en un contexto periódico de
violencia y cariño, que condicionan una trampa psicológica en la agraviada. iv). Progresividad,
esto es, el contexto de la violencia es expansivo, y puede terminar con la muerte de la agraviada;
y v). Situación de riesgo de la agraviada, pues es vulnerable en esa situación.
3.3. El contexto de violencia, como se puede denotar constituye una barrera que permite delimitar
cuando estamos frente a la comisión de un delito de lesiones, una falta contra la persona o incluso
ante un conflicto familiar1. Claro está, que la ausencia de dicho elemento normativo del tipo
1
Al respecto, resulta bastante importante lo señalado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la
sentencia [Gonzáles y otras –campo algodonero) vs. México, de fecha 16 de noviembre de 2009, al afirmar en su
fundamento 227 “No toda violación de un derecho humano cometida en perjuicio de una mujer conlleva
necesariamente una violación de las disposiciones de la Convención Belém do Pará.
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impedirá que este sea calificado como lesiones por violencia familiar; por lo que corresponderá en
este caso calificar esta conducta solo como lesiones leves o graves, o como falta contra la persona,
según se determine a través de la prescripción facultativa.
3.4. Este tipo de violencia debe ser entendida como una manifestación de discriminación que
inhibe gravemente la capacidad de las mujeres de gozar de derechos y libertadas en pie de
igualdad, a través de relaciones de dominio2, de control, de ejercicio de poder, de sometimiento y
subordinación hacia las mujeres. Por “violencia doméstica” o hacia un o una integrante del grupo
familiar se entiende a cualquier acción o conducta que le causa muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual o psicológico y que se produce en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza
o poder, de parte de un integrante a otro del grupo familiar.
3.5. Teniendo como base, el marco normativo antes indicado; en el caso en concreto señora Juez,
cabe en rigor plantearnos la interrogante: ¿LAS LESIONES PRESENTADAS POR LAS
AGRAVIADAS DESCRITAS EN LO RESULTADOS DE LOS CML QUE FUERON OCASIONADAS
PRESUNTAMENTE POR EL IMPUTADO, SE PRODUJERON EN UN CONTEXTO DE
VIOLENCIA FAMILIAR?
La respuesta señora Magistrada, es negativa, porque primeramente debe discernirse que no todo
conflicto suscitado dentro del ámbito familiar o que tenga como protagonistas a personas
que mantienen en común un grado de parentesco debe vincularse o confundirse con uno
de violencia familiar; estando a ello entonces en nuestro caso se ha establecido que las
presuntas agraviadas mantienen un grado de parentesco familiar con el menor denunciado,
resultando ser tía y prima respectivamente, así también de las declaraciones vertidas por las
presuntas agraviadas se puede llegar a establecer que existe entre las partes y la madre del menor
denunciado; antecedentes de conflictos de carácter intrafamiliar, incluso antes de ocurridos los
hechos que motivaron la denuncia, produciéndose ruptura de la armonía familiar que se manifiesta
2
La Corte Suprema de la República a través del Acuerdo Plenario N° 5-2016-CJ/116 ponente Cesar San Martín
Castro, señala que la Ley no solo (i) estableció lo que debe entenderse por violencia contra la mujer y los integrantes
del grupo familiar –al igual que sus modalidades o tipología, en tanto entiende que ese tipo de violencia, en especial
contra la primera, se expresa en un contexto de dominación y, por ello, merece una protección penal reforzada.
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con sentimientos de malestar y rencor entre estos; ahora, las circunstancias en las que han
ocurrido los hechos de supuestas agresiones por parte del menor denunciado en presunto agravio
de su tía y prima, de ninguna manera han ocurrido como lo han manifestado las supuestas
agraviadas, por otro lado tampoco pueden ser calificadas como lesiones producidas en un
contexto de violencia familiar, porque no aparecen los requisitos para su configuración
tales como:
Verticalidad, pues no se advierte la existencia de conductas dependientes ni de
sojuzgamiento de las presuntas agraviadas o de sometimiento al denunciado;
Móvil de destrucción o anulatorio de la voluntad, que implica la adecuación a los
estereotipos (imagen, modelo) patriarcales de las agraviadas, lo cual no aparece;
Ciclicidad, que los hechos se produzcan en un contexto periódico de violencia y cariño,
que condiciona una trampa psicológica en la agraviada, lo cual tampoco se evidencia;
Progresividad, es decir, la violencia se va incrementando en magnitud y puede terminar
hasta con la muerte de las presuntas agraviadas, lo cual tampoco aparece;
Situación de riesgo de las agraviadas, la cual las colocaría en una posición de
vulnerabilidad, lo cual también se encuentra ausente en el presente caso.
3.6. Todo lo antes advertido, nos lleva a colegir entonces que según los hechos denunciados por
Gaby Chirinos Anticona (46) y Katheryne Sherby Becerra Chirinos (27) en contra del
denunciado, por infracción penal contra la vida, el cuerpo y la salud, en la modalidad de agresiones
en contra de las mujeres o integrantes del grupo familiar (violencia física y psicológica), no se
encuentra presente el contexto de violencia familiar, presupuesto que se exige para la
configuración típica.
3.7. Podemos colegir que, en efecto las presuntas agresiones físicas denunciadas, no
configurarían como delito de lesiones graves por violencia familiar, debido a que estas agresiones,
que, si bien han venido de un integrante del grupo familiar hacia otro, no se han realizado dentro
del contexto de una relación asimétrica o de poder, tampoco en el contexto de una relación
de responsabilidad o confianza; en este caso, del presunto agresor hacia la tía y prima
respectivamente. A ello debemos agregar que las partes no pertenecen a una unidad
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familiar, pues si bien conviven en un mismo edificio cada uno vive en un piso diferente del
inmueble. Así, nos encontramos frente a un conflicto intrafamiliar3, entre sobrino-tía-prima, que
evidentemente parte de una inadecuada comunicación, conflicto que además viene siendo
manejado incorrectamente por las partes involucradas.
3.8. En ese sentido, cabe señalar que el tipo penal previsto en el artículo 121º, numeral 3), del
Código Penal, cuyo texto señala: "Se consideran lesiones graves ( ... ) Las que infieren cualquier
otro daño a la integridad corporal, o a la salud física o mental de una persona que requiera veinte
o más días de asistencia o descanso según prescripción facultativa, o se determina un nivel grave
o muy grave de daño psíquico". Este hecho se agrava por haberse cometido en el contexto de
violencia familiar, por lo que la pena que corresponde aplicar es la prevista en el artículo 121º - B
del Código Sustantivo. Es preciso considerar que la conducta que se pretende atribuir al menor
denunciado, no es típica debido a que el tipo penal requiere para su configuración legal que las
lesiones físicas o psicológicas se realicen en cualquiera de los contextos de los numerales 1, 2 y
3 del primer párrafo del artículo 108-B, y en caso de violencia familiar en el marco de la relación
de responsabilidad, confianza o poder de parte de uno o una de los integrantes del grupo familiar
hacia otro; lo cual se describe en la disposición de inicio de la presente investigación fiscal.
3.9. Que, conforme a la estructura del tipo penal antes descrito, este contiene un elemento
normativo4 (en cualquiera de los contextos de los numerales 1, 2 y 3 del primer párrafo del artículo
108-B del CP). De allí que, no basta constar el hecho que la lesión provenga de un miembro de la
familia o en su caso lo haya realizado un hombre hacia una mujer, sino además verificar el
“contexto de violencia familiar” sea esta doméstica o de género o cualquier otro (coacción,
hostigamiento, acoso sexual, abuso de poder, confianza o cualquier otra posición o relación que
3
Se entiende por conflicto familiar al problema generado por una discusión de toda índole o contraposición de
intereses familiares.
4
Los elementos normativos con aquellos donde predominan las valoraciones que no sólo son perceptibles por los
sentidos. Para la aprehensión y comprensión de estos elementos se debe realizar un juicio o proceso valorativo y ellos
aluden a determinas realidades derivadas ya sea de unan valoración jurídica proveniente de otras armas de derechos
(elementos normativos jurídicos) o de una valoración ético social. A diferencia de los elementos descriptivos que son
aquellos que el sujeto puede percibir y comprender a través de los sentidos. [Villavicencio Terreros. Derecho Penal
Parte General, editorial Grijley, 2013. p, 314]
Gustavo A. Gonzalez Reque
5
Villegas Paiva, Elki. La Reforma penal en torno a la violencia doméstica y de género. Comentarios a la Ley N° 30364
y al Decreto Legislativo N 1323, Gaceta Penal, Tomo 93, marzo 2017, p15
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3.10. Sobre el particular, es necesario considerar que para la comisión del delito de agresiones en
contra de las mujeres o integrante del grupo familiar no basta con la materialización de un acto de
agresión cuyo resultado califique como típico previsto en el artículo 121 y 121-B° del Código Penal
y que la víctima sea uno de los sujetos de protección contemplados en el artículo 3° del
Reglamento de la Ley Nro. 30364 —elementos descriptivos del tipo—, dado que el tipo penal en
cuestión hace referencia al artículo 108-B° del Código Penal, por el que además se exige la
concurrencia de alguno de los contextos allí descritos:
3.11. En el presente caso, los hechos denunciados por el despacho fiscal; respecto a mi
patrocinado, ninguna de las causales antes indicadas, se configuraría a los hechos
denunciados, con lo que se debe determinar la atipicidad relativa de los hechos objeto de
la denuncia. Respaldando lo anterior, para la tipicidad de la conducta imputada tampoco basta
con que se verifique la existencia de los contextos antes descritos, puesto que estos deben tener
su origen en una circunstancia asimétrica en las relaciones mutuas entre agente y víctima, por
imperio de lo normado en el artículo 6° de la Ley Nro. 30364, en el que se determina que a la
violencia familiar debe preexistir “…una relación de responsabilidad, confianza o poder…”,
cobrando vigencia lo desarrollado por nuestra Corte Suprema en el Recurso de Nulidad Nro. 2030-
6
La Corte Suprema de la República a través del Acuerdo Plenario N° 5-2016-CJ/116 ponente Cesar San Martín
Castro, señala que la Ley no solo (i) estableció lo que debe entenderse por violencia contra la mujer y los integrantes
del grupo familiar –al igual que sus modalidades o tipología, en tanto entiende que ese tipo de violencia, en especial
contra la primera, se expresa en un contexto de dominación y, por ello, merece una protección penal reforzada.
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2019- Lima, de fecha 27 de Febrero de 2020, que tomó lugar por un caso similar al que nos atañe,
en el que se consideró que no concurrían los elementos del tipo penal bajo examen, señalándose
para ello en su fundamento jurídico séptimo: “…En el caso sub judice es de destacar que los
agraviados son personas mayores de edad –forman una propia unidad familiar–, y no domiciliaban
ni estaban bajo ningún tipo de dependencia con el imputado. Es verdad que este último es padre
del agraviado y suegro de la agraviada, pero aun cuando existe una relación de parentesco no se
presenta una circunstancia asimétrica en sus relaciones mutuas –incluso, la deuda que origino la
agresión es del imputado respecto del agraviado–. La agraviada resultó lesionada, pero a propósito
de una situación agresiva en que trató de intervenir para separar a su esposo y por ello resultó
con dos heridas cortantes defensivas…”.
3.12. Si ello es así; y, estando a que ambas partes, denunciado y agraviadas, son sobrino-tía-
prima, no forman una propia unidad familiar, tampoco domicilian juntos; el menor denunciado de
iniciales I.C.N.Q.CH. tiene 14 años de edad; mientras que las denunciantes Gaby Chirinos
Anticona 46 años y Katheryne Sherby Becerra Chirinos 27 años, fácilmente se colige que
en los hechos materia de investigación —así descritos— tampoco concurre la relación
asimétrica o de dependencia entre agente-víctima exigida por ley.
3.13. De las omisiones en las que incurre la representante del Ministerio Público.
Ahora, estando a las actuaciones procesales de la representante del Ministerio Público,
procedemos a efectuar algunas precisiones no tomadas en cuenta por la señora Fiscal al momento
de calificar la denuncia, siendo que esta defensa técnica advierte que:
Sobre este último criterio es relevante las conclusiones del informe psicológico, que precisan:
El paciente muestra indicadores de inseguridad, introversión y autoestimación.
Presenta episodios depresivos en su conducta.
Existe problemas de conducta con indicadores de agresividad.
Evidencia debilitamiento del contacto social.
Es un paciente con afectaciones emocionales por problemas familiares, enfermedad de
su madre y pérdida de su padre.
Presenta un debilitamiento en su autoestima.
Así, del análisis referente a la capacidad del presunto infractor para actuar libremente, y de
conformidad con el contenido de la normatividad antes descrita, esto es, si al momento del
presunto hecho delictivo se encontraba en un estado psicótico (enfermedad mental) que le permitía
comprender el carácter delictivo del hecho y/o de dirigir su actuación conforme con dicha
comprensión, vuestro despacho debe concluir de manera negativa.
V. Tratamiento del menor infractor a la luz del Principio de Interés Superior del niño y
adolescente.
5.1. El interés superior del niño es de aplicación obligatoria en todos los casos en los que se
evalúa asuntos que conciernen a un menor de edad conforme a lo dispuesto expresamente en la
Convención sobre los Derechos del Niño y el análisis por parte del Comité de los Derechos del
Niño; por tanto no resulta ajeno en los casos donde se evalúa la situación de un adolescente en
conflicto con la ley penal, como lo es en el presente caso, y en ese contexto, resulta obligatoria
una motivación explícita de las razones que se han considerado para garantizar dicho interés
superior del niño al pretender determinar una sanción que corresponda según el caso.
5.2. En concordancia con lo antes indicado, los operadores de justicia y en el caso en concreto el
despacho fiscal, debe tener en cuenta lo normado en el Código de Niños y Adolescentes, que
establece, que, al momento de pretender imponer una sanción, se deberá tener en cuenta -entre
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otros aspectos- la edad del adolescente, las circunstancias personales, así como su situación
psicológica, educativa, familiar y sociocultural.
6.1. Finalmente, los operadores de justicia tienen plenas facultades para solicitar o imponer
medidas accesorias, que vendrían a ser las reglas de conducta que se dictan simultáneamente
con la imposición de una medida socioeducativa. Estas se encuentran reguladas en el art. 157 del
Código de Responsabilidad Penal de Adolescentes, y entre ellas están por ejemplo participar en
programas educativos o de orientación; y, otras que se consideren adecuadas.
POR TANTO:
En merito a los fundamentos expuestos requiero acceder a lo peticionado por ser
de justicia y encontrarse sustentado en derecho y se sirva en su oportunidad emitir la resolución
que DISPONE EL ARCHIVO DE LA PRESENTE DENUNCIA contra el menor de iniciales I. C. N.
Q. CH. (14), por la presunta infracción penal contra la vida, el cuerpo y la salud, en su modalidad
de agresiones en contra de las mujeres o integrantes del grupo familiar (violencia física y
psicológica).