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EFECTO INVERNADERO

Mel: ¿Qué es el efecto invernadero?


El efecto invernadero es un proceso en el que la radiación térmica emitida por la superficie
planetaria es absorbida por los gases de efecto invernadero (GEI) atmosféricos y es irradiada
en todas las direcciones. Como parte de esta radiación es devuelta hacia la superficie terrestre
y la atmósfera inferior, ello resulta en un incremento de la temperatura superficial media
respecto a lo que habría en ausencia de los GEI.

Una parte de la radiación solar que nos llega a nosotros atraviesa la atmósfera, es reflejada y
vuelve al espacio; otra llega al suelo y lo calienta. Este emite radiación infrarroja y calienta la
atmósfera, ya que el calor es retenido por los gases de efecto invernadero.

La radiación solar en frecuencias de la luz visible pasa en su mayor parte a través de la


atmósfera para calentar la superficie planetaria, emitiendo posteriormente esta energía en
frecuencias menores de radiación térmica infrarroja. Esta última es absorbida por los GEI, los
que a su vez irradian mucha de esta energía a la superficie y atmósfera inferior. Este
mecanismo recibe su nombre debido a su analogía al efecto de la radiación solar que pasa a
través de un vidrio y calienta un invernadero, pero la manera en que atrapa calor la atmósfera
es fundamentalmente diferente a como funciona un invernadero de jardinería, que reduce las
corrientes de aire, aislando el aire caliente dentro del recinto, evitando la pérdida de calor por
convección, aunque el efecto detallado sea algo más complicado.

Sin este efecto invernadero natural, la temperatura de equilibrio de la Tierra sería de unos -18
°C. Sin embargo, la temperatura media de la superficie terrestre es de unos 14 °C. , una
diferencia cercana a 33 °C que nos da una idea de la magnitud del efecto.

El efecto invernadero natural de la Tierra hace posible la vida como la conocemos. Sin
embargo, las actividades humanas, principalmente la quema de combustibles fósiles y la
deforestación, han intensificado el fenómeno natural, causando un calentamiento global.

El efecto invernadero fue propuesto por Joseph Fourier en 1824, descubierto en 1860 por John
Tyndall, investigado cuantitativamente por primera vez por Svante Arrhenius en 1896 y
desarrollado en la década de 1930 hasta acabada la década de 1960 por Guy Stewart
Callendar.
Hilary: Balance energético de la Tierra y Gases de efecto
invernadero

En la atmósfera, el mantenimiento del equilibrio entre la recepción de la radiación solar y la


emisión de radiación solar infrarroja devuelve al espacio, aproximadamente, la misma energía
que recibe del Sol. Esta acción de equilibrio se llama balance energético de la Tierra y define la
temperatura media del planeta.

En un período suficientemente largo el sistema climático tiende a un equilibrio donde la


radiación solar entrante en la atmósfera está compensada por la radiación térmica saliente. A
toda alteración de este balance de radiación, ya sea por causas naturales u originado por el
hombre (antropogénico), se denomina un forzamiento radiativo y supone un cambio de la
temperatura de equilibrio.

Mediciones de las últimas dos décadas indican que la Tierra está absorbiendo entre 0,5 y 1
W/m² más que lo que emite al espacio. Este desequilibrio ha sido causado muy probablemente
por el aumento de la concentración de los gases de efecto invernadero. Como resultado, el
sistema climático se ajusta provocando los síntomas que asociamos al calentamiento global:
aumento de temperaturas superficiales, reducción de la cubierta de hielo y subida del nivel del
mar, principalmente.

Los denominados gases de efecto invernadero o gases invernadero, responsables del efecto
descrito, son:

 Vapor de agua (H2O)


 Dióxido de carbono (CO2)
 Metano (CH4)
 Óxido de nitrógeno (N2O)
 Ozono (O3)
 Clorofluorocarbonos (CFC)

Si bien todos ellos (salvo los CFC) son naturales, en tanto que ya existían en la atmósfera antes
de la aparición del ser humano, desde la Revolución industrial y debido principalmente al uso
intensivo de los combustibles fósiles en las actividades industriales y el transporte, se han
producido sensibles incrementos en las cantidades de óxido de nitrógeno y dióxido de carbono
emitidas a la atmósfera, con el agravante de que otras actividades humanas, como la
deforestación, han limitado la capacidad regenerativa de la atmósfera para eliminar el dióxido
de carbono, principal responsable del efecto invernadero.
Johanna: Mecanismo del efecto invernadero
Una comprensión adecuada del mecanismo de efecto invernadero requiere conocer en
profundidad las propiedades de la radiación térmica, las propiedades de absorción y emisión
de los gases de efecto invernadero, la estructura de la atmósfera y la teoría del transporte
radiativo aplicada a la atmósfera. Sin embargo, se puede obtener una imagen simplificada del
efecto que contiene todos los ingredientes para entender cómo el aumento de la
concentración de CO2 afecta a la estructura de la atmósfera.

 El punto de partida es la observación de la casi transparencia de la atmósfera al paso la


luz solar, de tal forma que la superficie terrestre y la parte baja de la atmósfera
absorben unos 240 W/m² en promedio.
 Para mantener el balance energético del planeta, la misma cantidad aproximadamente
de energía tiene que ser devuelta al espacio.
 La superficie terrestre emite radiación infrarroja que no puede escapar directamente
al espacio debido a la absorción de los gases de efecto invernadero. Estos gases re-
emiten de nuevo la radiación en todas direcciones, con lo que la parte de la radiación
sigue ascendiendo y la otra parte es devuelta en la dirección de la superficie.
 La radiación continúa ascendiendo por una atmósfera cada vez menos densa (por
tanto menos absorbente) y más seca y fría.
 Aunque la radiación escapa al espacio desde distintas altitudes en la troposfera, el
efecto es equivalente a que el grueso de la radiación se emita desde una zona en
mitad de la troposfera a unos 5 km de altitud con una temperatura efectiva de -18 °C,
que es la temperatura de equilibrio que provoca una emisión térmica de unos 240
W/m², compensando la absorción de radiación solar.
 Podemos entender así el efecto invernadero como la traslación de la zona de emisión
efectiva desde la superficie hasta una altitud elevada de la atmósfera.

Si se aumentan la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera se produce una


amplificación del efecto invernadero descrita de la siguiente manera:

 Los gases de larga permanencia como el CO2 se distribuyen por toda la atmósfera,
invadiendo la parte alta de la troposfera.
 El grueso de la radiación infrarroja sólo puede escapar al espacio desde mayor altitud,
donde la atmósfera es más seca y fría.
 La zona de emisión efectiva asciende, de esta manera, hasta una zona de la atmósfera
donde la temperatura es menor que -18 °C, emitiendo menos energía al espacio y
creando un desequilibrio radiativo.
 El excedente de radiación solar calienta así la atmósfera hasta alcanzar un nuevo
equilibrio donde la zona de emisión efectiva vuelva a alcanzar una temperatura de -18
°C.
 Como el gradiente térmico permanece constante a -6,5 °C/km, la consecuencia final de
todo el proceso es un aumento de la temperatura de la superficie; Se ha producido un
calentamiento global.
Angela: Historia del conocimiento científico del efecto
invernadero
El matemático francés Joseph Fourier es considerado por muchas fuentes como el primer
científico en describir el efecto invernadero en un artículo de 1824 con el título Observaciones
generales sobre las temperaturas de la tierra y los espacios planetarios.6667 Se le suele
atribuir la idea de que la Tierra se mantenía templada porque la atmósfera actúa como el
cristal de un invernadero, dejando pasar los rayos solares pero reteniendo la radiación térmica
emitida por la superficie.

Pero lo cierto es que fue el químico sueco Svante August Arrhenius quién, su artículo de 1896,
inició esta falsa atribución de la analogía con un invernadero de jardinería, término que Fourier
jamás mencionó en sus escritos sobre la temperatura terrestre.

En 1836, el físico francés Claude Pouillet continuó en la línea de las ideas de Fourier
argumentando que la temperatura de equilibrio de la atmósfera tiene que ser inferior a la del
espacio exterior y superior a la temperatura de la superficie terrestre.

En 1859 John Tyndall descubrió que moléculas de gases como CO2, el metano y el vapor de
agua bloquean la radiación infrarroja, lo que no sucede con el oxígeno y el nitrógeno. Se
considera habitualmente a Tyndall como el descubridor del mecanismo de absorción de los
gases de efecto invernadero en la atmósfera.

En 1896, el químico sueco Svante August Arrhenius completó un modelo numérico calculado
manualmente cuyo resultado indicaba que la reducción de un 40% de CO2 en la atmósfera
podría reducir la temperatura en Europa unos 4-5 °C, unos valores bastante representativos de
lo ocurrido durante las eras glaciales.688182 El trabajo de Arrhenius se considera el primer
modelo climático de la historia que incluía los elementos básicos83, como la retroalimentación
por vapor de agua, y que arrojaba una primera estimación de la sensibilidad climática, es decir,
la variación de temperatura para una duplicación de la concentración de CO2 en la atmósfera,
que Arrhenius estimó en 5-6 °C un valor algo elevado comparado con los 1,5-4,5 °C estimados
actualmente.

En 1901, el meteorólogo sueco Nils Gustaf Ekholm publicó una revisión de sesenta páginas del
estado del conocimiento sobre las causas de las variaciones de la temperatura de la Tierra a
escalas temporales históricas y geológicas. En esta revisión ayuda a propagar la analogía del
invernadero de jardinería pero, simultáneamente, introduce la primera explicación sencilla
pero correcta del mecanismo de calentamiento de la atmósfera por gases de efecto
invernadero.

En 1938, el ingeniero británico, especialista en vapor, Guy Stewart Callendar rescataba y


mejoraba la teoría de Arrhenius del CO2 como disparador de las eras glaciales, en las que
estaba interesado como miembro aficionado de la Royal Meteorological Society y la British
Glaciological Society. Demostró así que la absorción del CO2 en la atmósfera era más
importante de los que se creía hasta entonces, de tal manera que, a partir de los cincuenta, el
aumento de temperatura debido al CO2 antropogénico fue conocido como efecto Callendar.
El físico canadiense Gilbert Norman Plass completó los cálculos de transferencia radiativa en la
atmósfera en el año 1956104 y cerró definitivamente el debate con un artículo de divulgación
publicado el mismo año105 donde desmonta brillantemente la objeción de la saturación de la
absorción del CO2 basada en el experimento de Knut Ångström y la objeción de la
superposición de las líneas espectrales del CO2 y el vapor de agua.

Plass cálculo la sensibilidad climática en 3,6 °C para una duplicación de la concentración de


CO2, un valor muy próximo a la mejor estimación actual de 3,0±1,5 °C.84
Ashley: Emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero
(GEI) de larga permanencia
Las actividades humanas generan emisiones de cuatro GEI de larga permanencia: CO2, metano
(CH4), óxido nitroso (N2O) y halocarbonos (gases que contienen flúor, cloro o bromo).

La denominada curva Keeling muestra el continuo crecimiento de CO2 en la atmósfera desde


1958. Recoge las mediciones de Keeling en el observatorio del volcán Mauna Loa. Estas
mediciones fueron la primera evidencia significativa del rápido aumento de CO2 en la
atmósfera y atrajo la atención mundial sobre el impacto de las emisiones de los gases
invernaderos.61

Cada GEI tiene una influencia térmica (forzamiento radiativo) distinta sobre el sistema
climático mundial por sus diferentes propiedades radioactivas y períodos de permanencia en la
atmósfera. Tales influencias se homogeneizan en una métrica común tomando como base el
forzamiento radiativo por CO2 (emisiones de CO2-equivalente). Homogeneizados todos los
valores, el CO2 es con mucha diferencia el gas invernadero antropógeno de larga permanencia
más importante, representando en 2004 el 77 % de las emisiones totales de GEI antropógenos.

Pero el problema no solo es la magnitud sino también las tasas de crecimiento. Además en los
últimos años el incremento anual se ha disparado: en el reciente periodo 1995-2004, la tasa de
crecimiento de las emisiones de CO2-eq fue de (0,92 GtCO2-eq anuales), más del doble del
periodo anterior 1970-1994 (0,43 GtCO2-eq anuales).62

Ya se ha señalado que la concentración de CO2 en la atmósfera ha pasado de un valor de 280


ppm en la época preindustrial a 379 ppm en 2005. El CH4 en la atmósfera ha cambiado de los
715 ppmm en 1750 (periodo preindustrial) hasta 1732 ppmm en 1990, alcanzando en 2005 las
1774 ppmm. La concentración mundial de N2O en la atmósfera pasó de 270 ppmm en 1750 a
319 ppmm en 2005. Los halocarbonos prácticamente no existían en la época preindustrial y las
concentraciones actuales se deben a la actividad humana.63

Según el Informe Stern que estudió el impacto del cambio climático y el calentamiento global
en la economía mundial, encargado por el gobierno británico y publicado en 2006, la
distribución total mundial de las emisiones de GEI por sectores es: un 24 % se debe a la
generación de electricidad, un 14 % a la industria, un 14 % al transporte, un 8 % a los edificios y
un 5 % más a actividades relacionadas con la energía. Todo ello supone unas 2/3 partes del
total y corresponde a las emisiones motivadas por el uso de la energía. Aproximadamente el
1/3 restante se distribuye de la siguiente forma: un 18 % por el uso del suelo (incluye la
deforestación), un 14 % por la agricultura y un 3 % por los residuos.64

Entre 1970 y 2004, las mejoras tecnológicas han frenado las emisiones de CO2 por unidad de
energía suministrada. Sin embargo, el crecimiento mundial de los ingresos (77 %) y el
crecimiento mundial de la población (69 %), han originado nuevas formas de consumo y un
incremento de consumidores de energía. Esta es la causa del aumento de las emisiones de CO2
en el sector de la energía.62
Mendez: Cooperación internacional sobre las emisiones de GEI
antropogénicas
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, conocido también por
Panel Intergubernamental del Cambio Climático o más resumidamente por las siglas IPCC
(Intergovernmental Panel on Climate Change), fue establecido en el año 1988 por la
Organización Meteorológica Mundial (WMO, World Meteorological Organization) y el
Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP, United Nations Environment Programme).
El objetivo es asesorar a los gobiernos sobre los problemas climáticos y recopilar las
investigaciones científicas conocidas en unos informes periódicos de evaluación.115 Estos
informes de evaluación constan de varios volúmenes, y proporcionan todo tipo de información
científica, técnica y socio-económica sobre el cambio climático, sus causas, sus posibles
efectos, y las medidas de respuesta correspondientes.

El Primer informe de evaluación del IPCC se publicó en 1990, y confirmó los elementos
científicos que suscitaba preocupación acerca del cambio climático. A raíz de ello, la Asamblea
General de las Naciones Unidas decidió preparar la Convención Marco sobre el Cambio
Climático. Posteriormente el IPCC ha producido otros tres informes de evaluación en 1995,
2001 y 2007.

Los países que engloban el anexo I son los países industrializados que pertenecen a la
Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) más algunos países con
economías en transición, como la Federación de Rusia, países Bálticos y varios países de
Europa central y oriental.

Cada país adquirió un compromiso individual de reducción de emisiones (-x %) o se puso un


límite superior (+x %) con respecto a las emisiones que tenía en 1990. Los compromisos
adquiridos son los siguientes: Estados Unidos (–7 %), Federación de Rusia (0 %), Japón (–6 %),
Canadá (–6 %), Australia (+8 %), Ucrania (0 %), Polonia (–6 %), Bulgaria (–8 %), Croacia (–5 %),
Eslovaquia (–8 %), Eslovenia (–8 %), Estonia (–8 %), Hungría (–6 %), Islandia (+10 %), Letonia (–
8 %), Liechtenstein (–8 %), Lituania (–8 %), Mónaco (–8 %), Noruega (+1 %), Nueva Zelanda (0
%), República Checa (–8 %), Rumania (–8 %) y Suiza (–8 %).

La Unión Europea firmó un compromiso conjunto y único en nombre de todos sus países de
reducir sus emisiones totales durante el periodo 2008-2012 en un 8 % respecto de las de 1990.
No obstante, la Unión Europea, internamente, ha realizado un reparto a cada país otorgando
un límite distinto en función de diversas variables económicas y medioambientales según el
principio de «reparto de la carga». Se acordó de la siguiente manera: Alemania (–21 %), Austria
(–13 %), Bélgica (–7,5 %), Dinamarca (–21 %), Italia (–6,5 %), Luxemburgo (–28 %), Países Bajos
(–6 %), Reino Unido (–12,5 %), Finlandia (0,0 %), Francia (0,0 %), España (+15 %), Grecia (+25
%), Irlanda (+13 %), Portugal (+27 %) y Suecia (+4 %).

Solamente estos países están obligados a adoptar políticas que limiten sus emisiones de gases
de efecto invernadero a lo acordado respecto a los niveles de 1990. Cada país comunica
periódicamente sus inventarios nacionales de emisiones de GEI que son supervisados y
examinados al objeto de cumplir de los objetivos fijados. En el cuadro adjunto se presenta la
evolución de los inventarios nacionales de emisiones de GEI de los principales países emisores
del Anexo I entre 1990 y 2006.

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