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Psicologia Del Razonamiento, Ricardo Bur 2003
Psicologia Del Razonamiento, Ricardo Bur 2003
RICARDO BUR
1
“complejas estructuras psicológicas”, no estaríamos afirmando nada original
si respondemos que esas personas están pensando. Si queremos obtener, en
cambio, respuestas un poco más productivas, podemos preguntarnos por
ejemplo, de qué manera esas personas están pensando. Y una vez hecha
esta pregunta, ahí sí, nos encontraremos con problemas más interesantes.
Porque esos personajes del principio, no están pensando de cualquier
manera, sino que están razonando. Y si queremos ser más precisos aún,
serán necesarias nuevas preguntas, porque resulta que hay tipos de
razonamiento, que han sido caracterizados a lo largo de la historia de la
psicología desde distintas perspectivas teóricas y utilizando distintas
metodologías de investigación, que van desde los primeros intentos de
“disciplinamiento del pensamiento” llevados a cabo por Aristóteles y su lógica
deductiva, a los estudios de resolución de problemas que realizaron los
psicólogos de la Gestalt o las meticulosas investigaciones que realizan hoy
los psicólogos cognitivos.
5
Si bien los aportes del conductismo a la psicología del pensamiento no son muchos, es necesario
resaltar que los conductistas han centrado gran parte de sus investigaciones en el estudio de las
respuestas de los organismos ante “situaciones problemáticas”, cosa que sí nos interesará trabajar
más adelante.
6
En 1913, la Academia de Ciencias de Prusia invitó a Köhler a acudir a la estación antropoide de
Tenerife (una de las Islas Canarias) para estudiar a los chimpancés. Poco después de su llegada,
estalló la Primera Guerra Mundial, lo que provocó que su estancia en la isla se prolongue seis años.
En un libro reciente, el psicólogo Ronald Ley (1990), sugiere que Köhler hizo en la isla mucho más
que observar a los monos. En parte, porque la isla de Tenerife no parecía ser el lugar más adecuado
para instalar una estación de investigación antropoide, ya que los chimpancés no son nativos de esa
región. Ronald Ley especula con la posibilidad de que la razón de Köhler para estar en un sitio
semejante era observar la actividad de los buques británicos para el ejército alemán, actividades que
fueron confirmadas por Manuel, el encargado de cuidar los animales de Köhler. Existen archivos,
(tanto alemanes como británicos), que confirman una organización de espionaje activo en las Islas
5
resumiendo sus observaciones en The mentality of Apes, 1925), y en los
problemas del aprendizaje (Max Wertheimer estará preocupado por la
aplicación de los principios de la Gestalt a la educación).
Wertheimer sólo escribió un libro, Productive thinking (1945), una obra
fundamental para todo aquél que quiera abordar el estudio del pensamiento,
que fuera editada por su hijo Michel en 1945, cuando su autor había ya
fallecido. Allí se sintetizan sus conclusiones producto de experiencias
personales, experimentos y entrevistas realizadas con individuos
considerados “grandes solucionadores de problemas”, como por ejemplo,
Albert Einstein o el matemático Kart Gauss.
Canarias durante la Primera Guerra Mundial, lo que significaría que Köhler era un leal ciudadano
alemán, lealtad que iba a desaparecer firmemente cuando los nazis llegaran al poder.
6
así sucesivamente, hubiera tardado mucho; y si hubiera ido mas deprisa
seguramente me hubiera equivocado. Pero fíjese: como 1 y 20 es igual a 21,
2 y 19 suman de nuevo 21… ¡Y así sucesivamente! Existen diez pares de ese
tipo, por lo que 10 por 21 da un total de 210” (Wertheimer, 1945; 109). La
solución de Gauss, como muchos de los ejemplos que se describen en el
libro, estaba basada en una aproximación flexible y creativa al problema en
lugar de basarse en reglas mecánicas, lo cual apoyaba la creencia de
Wertheimer de que la solución de problemas basada en los principios de la
Gestalt tenía muchas ventajas sobre la memorización mecánica o la
resolución de problemas basada en la lógica formal.
Figura 1
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Si bien la tarea de introducir los aros en la estaca tiene sus dificultades (la
mayoría de las personas no puede hacerlo), el problema se resuelve
fácilmente encontrándole nuevos usos a algunos de los objetos que están en
la habitación. Por ejemplo, si se atan los dos palos (de aproximadamente 5
pulgadas cada uno) por medio del cordón que sostiene el espejo, es posible
construir así un palo largo (de un poco más de 8 pulgadas) para ser usado
como implemento que permita encajar los aros en la estaca, estando parados
del otro lado de la línea punteada, lo que permite solucionar el problema
fácilmente.
Cabría preguntarse entonces: Si la solución es tan sencilla… ¿Qué es lo
que provoca que la mayoría de las personas no pueda solucionar el
problema? Si el cordón estuvo siempre allí, colgando de un clavo, ¿Por qué
es tan difícil encontrarle otros usos (funciones) además de las ya conocidas?
Los psicólogos de la Gestalt dicen que aquí estamos frente a un típico caso
de fijeza funcional. Se ha comprobado (Cohen, 1969) que los palos se atan
con mayor frecuencia cuando el cordón no es funcional (es decir, cuando no
está sosteniendo nada), con menos frecuencia cuando es parcialmente
funcional (o sea, cuando detiene objetos que son semi-inútiles, como un viejo
calendario) y casi nunca es tenido en cuenta cuando el cordón es
completamente funcional (por estar sosteniendo un calendario al día o un
espejo). La fijeza funcional es la incapacidad de encontrar nuevos usos a los
objetos conocidos.
8
Otra definición clásica, -esta vez desde el modelo del procesamiento de información, es la que
ofrece Gallotti (1989) cuando sostiene que el razonamiento es “la actividad mental capaz de
transformar la información de partida, con el fin de llegar a alguna conclusión”.
9
sean (recordemos que en lógica, la validez de una argumentación es
independiente del contenido de las premisas). La más representativa de las
tareas deductivas es el silogismo, un tipo de razonamiento constituido por tres
proposiciones o juicios, en el que la tercera proposición, llamada conclusión,
resulta necesariamente de las dos primeras, llamadas premisas. En el clásico
ejemplo:
Todos los S son P Todos los caballos son rápidos Universal afirmativa
Ningún S es P Ningún rombo tiene 3 lados Universal negativa
Algunos S son P Algunos diamantes son falsos Particular afirmativa
Algunos S no son P Algunos niños no son estudiosos Particular negativa
9
Existen reglas mnemotécnicas para reconocer los únicos silogismos básicos, que son en realidad
sólo 48.
10
Dado que las inferencias deductivas no aportan conocimiento nuevo, se
puede afirmar que son tautológicas, ya que en un silogismo, lo que se dice en
la conclusión ya está dicho -aunque sea de manera implícita- en el punto de
partida. Esto no es contradictorio con la definición de razonamiento que
ofrecimos antes, ya que si bien el contenido semántico de la conclusión se
encuentra incluido en las premisas, como resultado de las combinaciones es
formalmente distinta al enunciado de las premisas.
10
Recordemos que en la Edad Media, la ciencia y la filosofía escolásticas se valían del silogismo
debido a que con él no se ampliaba el saber de ninguna manera. Dado que el silogismo no permite
determinar la verdad de los conocimientos, -su valor radica en ser un método para exponer
ordenadamente verdades ya sabidas-, en la Edad Media, como las verdades ya estaban dadas por las
Escrituras o Aristóteles, era el método legitimado precisamente por su inutilidad para el
descubrimiento y la obtención de nuevos conocimientos.
11
Una de las características principales del razonamiento silogístico radica
en su gran complejidad (puede haber 256 formas de silogismos diferentes), lo
que convierte al silogismo es un recurso privilegiado para intentar explicar los
procesos de error en la actuación de los sujetos. Una de las tareas clásicas
que se han diseñado para el estudio del razonamiento con silogismos
categóricos consiste en ofrecer al sujeto una relación de proposiciones (un
silogismo “sin la conclusión”) con cinco alternativas (en general, los cuatro
tipos de proposiciones categóricas y una quinta alternativa que reza: “no hay
conclusión”) para pedirle al entrevistado que seleccione cual de las
alternativas completaría el silogismo. Un ejemplo de actuación de sujetos con
un silogismo fácil (en el que la conclusión válida es semejante a una de las
premisas) es el siguiente (en base a García Madruga, 1984):
Todo B es C
Todos los piqueteros son luchadores sociales
Algún A es B
Algún desocupado es piquetero
Algún A es C Algún C es A Ningún A es C
Algún desocupado es Algún luchador social es Ningún desocupado es
luchador social desocupado luchador social
Algún C es B
Algún auto es Fiat
Algún B es A
Algún Fiat es camión
Algún Algún Algún Algún
A es C C es A A no es C C no es A No hay
Algún camión Algún auto es Algún camión Algún auto no conclusión
es auto camión no es auto es camión
12
Mientras que en un silogismo de alta dificultad, (en el que la conclusión
válida es diferente de las premisas) la actuación de los sujetos puede ser:
Ningún C es B
Ningún perro es científico
Todo B es A
Todo científico es humano
Ciertos autores como Cohen (1981) manifiestan que los seres humanos
poseemos una competencia lógica (innata) que es imposible de falsar
experimentalmente, mientras que otros, como Johnson-Laird (1982) afirman
que la capacidad de razonar lógicamente debe ser considerada como una
“habilidad”, y como tal, debe ser adquirida. Volvemos así a la dos
perspectivas clásicas que anticipamos cuando nos referimos al pensamiento:
están quienes sostienen que el pensamiento es un conjunto de procesos
mentales (más innatos que aprendidos…), que se aplican de modo
generalizado a cualquier contenido cognitivo, (en trazos gruesos, la postura
de una “racionalidad invariable”), postura que puede llevar a afirmar, como lo
hace Fodor (1980), que existe una lógica mental innata.
El argumento exactamente contrario sostiene en cambio que los seres
humanos somos gente inherentemente irracional (postura de la “irracionalidad
invariable”, a la cual se podría adherir con solo mirar unos minutos de
cualquier noticiero de televisión). Por razones de espacio no podemos
desarrollar aquí los principales argumentos de estas teorías, pero remitimos
al lector, para un desarrollo más exhaustivo del tema, al trabajo de Johnson-
Laird citado anteriormente, (quien, contemporizador, propone una “tercera
posición”: la de la racionalidad variable).
13
El condicional, la falsación y la “Tarea de las tarjetas” de Wason: Al
igual que en los silogismos, en las inferencias condicionales aparecen dos
premisas y una conclusión, apareciendo siempre el condicional que adquiere
la clásica forma: “Si ..., entonces ... “. Por ejemplo11:
11
Para el desarrollo de este punto utilizaremos los ejemplos que ofrecen Ballesteros Giménez y
García Rodriguez (op. cit,: 512-513)
12
O lo que es lo mismo, también se puede decir que una proposición puede adquirir dos valores: “0”
y “1”.
14
negación del consecuente (María no se moja) se obtiene la negación del
antecedente (no llueve).
15
LA TAREA DE WASON (versión original)
A una persona se le muestra una pila de tarjetas que presentan, por un lado,
letras (vocales o consonantes) y por el otro, números (pares o impares). De la
pila, se separan cuatro tarjetas y se las coloca sobre la mesa, de manera que
se vea una sola de las caras de las tarjetas. Las cuatro tarjetas tienen en su
lado visible una vocal, una consonante, un número par y un número impar.
E K 4 7
El jugador debe indicar la tarjeta (o tarjetas) que es necesario dar vuelta (para
ver su lado oculto) como forma de saber si la siguiente regla es verdadera o
falsa: “Si una carta tiene una vocal en un lado, entonces tiene un número
par en el otro”
TARJETAS FRECUENCIA
Ey 4 59
E 42
E, 4 y 7 9
Ey7 5
Otros 13
Total 128
16
Dar vuelta aquella carta en la que aparece una vocal (ya si por el otro lado
tiene un número par, la frase sigue siendo válida, pero si tiene un número
impar, la frase es totalmente falsa). Pero es importante comprender que
si esa carta tiene un número par, no puedo saber aún si la regla es cierta o
no. Sólo sé que hasta el momento se cumple, pero no si es cierta en la
totalidad de los casos, como lo requiere una regla.
No dar vuelta la tarjeta en la que aparece la consonante (la frase no tiene
implicaciones en relación a esas tarjetas). Supongamos que se diera el
caso de consonantes con un número par detrás, y también consonantes
con un número impar. ¿De qué me sirve saberlo?
Dar vuelta dos cartas: la que tiene una vocal y la que tiene el número par.
Ya hemos visto qué pasa cuando se da vuelta la carta con la vocal. Ahora la
pregunta es: ¿Sirve realmente para algo dar vuelta la carta que tiene un
número par? La respuesta es no. Si detrás de un número par hay
solamente vocal, o también consonantes, no me importa. Puede haber
cartas con números pares que tengan consonantes del otro lado y eso no
invalida la regla, por lo tanto no tiene sentido dar vuelta la carta
con número par a la vista13.
El verdadero error se comete con la carta que tiene el número impar. Se
puede observar en la tabla de frecuencias que son muy pocos los sujetos
que eligieron dar vuelta esta carta, y sin embargo, esta es una carta clave,
porque si se verifica que la tarjeta tiene del otro lado una vocal, la regla es
totalmente falsa. La carta con el número impar sirve para falsar la regla, ya
que no puede haber una vocal detrás de ella, sin embargo muy pocos la
eligen.14
Dicho de otra manera: ¿Por qué tanta gente elige dar vuelta la carta que
tiene una vocal, y tan poca elige la carta que tiene el número impar, si ambas
pueden tener la combinación “vocal-número impar” que refuta la regla?
Parece que no es fácil entender que es mejor falsar que verificar, y que es
necesario razonar también sobre las caras ocultas (“lo posible”, en términos
piagetianos, según Delval, 1984) y no solo en las caras visibles (“lo real”).
Dando vuelta esas tarjetas, la regla no puede ser falsada. Puedo saber qué
hay detrás de ellas, (lo cual puede ser útil para mi curiosidad), pero no para
resolver el problema, que, recordemos, es una regla de la cual debo verificar
13
Recordemos que la regla dice: “Detrás de toda vocal hay un número par”. La regla NO DICE
además que “detrás de todo número par hay una vocal”.
14
Propongo al lector, si tiene problemas con “La tarea de las cuatro tarjetas de Wason”, que realice
seis tarjetas que tengan las siguientes letras y números en sus caras: B-4, T-5, A-10, S-12, R-2 e I-3.
Colóquelas sobre la mesa y HAGA TRAMPA, mirando ambos lados de las cartas. En este grupo de
cartas: ¿Hay algunas que cumplen la regla? Sepárelas del grupo. Observe ahora las cartas que NO
cumplen con la regla. Verá allí vocales, consonantes, números pares e impares. Es posible ver así
cómo cierta clase de cartas, (aunque a simple vista no lo parezca), no aportan nada de información
sobre la regla que hay de verificar.
17
su verdad o falsedad. Y que sea verdad en ciertos casos puntuales, no
garantiza que la regla se cumpla en los demás.
El problema de las cuatro tarjetas resulta en general muy difícil para los
adultos, que suelen enfrentarse a él confiados en la aparente simplicidad del
enunciado. Lo sugestivo es que cuando se realiza este mismo problema con
materiales de contenido familiar, (en lugar de usar materiales de contenido
abstracto, con letras y números) los resultados son mucho mejores.
Toma Toma 15 17
cerveza otra años años
bebida
El jugador debe indicar la tarjeta (o tarjetas) que es necesario dar vuelta (para
ver su lado oculto) como forma de saber si la siguiente regla se cumple entre
los bebedores que están presentes en un bar: “Si una persona quiere beber
cerveza en un lugar público debe tener más de 16 años”
18
En experimentos como estos15, a diferencia de lo que ocurría
anteriormente, (con tarjetas que sólo tenían vocales y números), al contener
las cartas información con sentido y al formar parte la tarea propuesta de una
situación en la que es fácil imaginarse las intenciones y los fines de los
protagonistas, en lugar de obtenerse solo un 10% de resoluciones
satisfactorias, el porcentaje se elevaba al 62%.
15
Johnson Laird había hecho este tipo de problema “con sentido” diez años antes de la investigación
de Griggs y Cox, con una situación que planteaba nombres de ciudades (“Manchester” y “Leeds”) y
medios de transporte (“automóvil” y “tren”) en función de una regla como: “cada vez que viajo a
Manchester lo hago en tren”, y los resultados fueron muy semejantes.
19
Wason se hallan presentes procesos de carácter inductivo (por ejemplo, en la
elaboración de una hipótesis acerca de la regla) y también procesos de tipo
deductivos (como por ejemplo, en el momento de la comprobación de la
hipótesis).
20
satisface a la psicología, ya que pueden plantearse otras distinciones, más
fértiles para el análisis de los procesos de razonamiento (Por ejemplo,
Wason, 1978 propone distinguir entre problemas “cerrados” y problemas
“generativos”) e incluso hay quienes como Rips (1990) cuestionan la
posibilidad de que sean dos procesos psicológicos diferentes los que
subyacen a estas dos modalidades de razonamiento, opiniones que no
podemos desarrollar aquí, (aunque remitimos al lector a la bibliografía citada
al final de este trabajo para profundizar en este problema).
16
La obra mas famosa del inglés John Stuart Mill (hijo del asociacionista James Mill), fue el Sistema
de Lógica Racional e Inductiva, uno de los libros más leídos en la historia de la ciencia. En él
describía con gran detalle como se podía utilizar esta metodología en todas las ciencias,
especialmente en la psicología.
21
Como la dicotomía deducción/inducción aún goza de buena salud,
presentaremos a continuación, (de manera tal vez excesivamente
esquemática), algunas de las diferencias que históricamente se establecieron
entre estos dos tipos de razonamiento:
Ejemplo: Ejemplo:
Premisas Premisas
Todos los artistas de la T.V. son Brasil, Uruguay y México
hinchas de Racing devaluaron su moneda, y sus
exportaciones aumentaron
Natalia Oreiro es artista de la T.V.
Argentina devaluó su moneda
Conclusión
Natalia Oreiro es hincha de Racing Conclusión
Argentina aumentará sus
exportaciones
(De premisas generales –que se (De casos particulares se infiere
presuponen verdaderas- se llega una ley general. Es probable que
a una conclusión de tipo se cumpla… Pero: ¿podemos
particular)17 estar seguros?)
(En base a Ballesteros Jiménez y García Rodriguez, 1998)
17
Seguramente todos sabemos de artistas de la T.V. que no son hinchas de Racing. Pero eso no le
resta validez al razonamiento deductivo. No se debe confundir el valor de verdad o falsedad de las
premisas de un razonamiento con la validez de éste. Nuestras creencias y conocimientos previos nos
hacen rechazar muchas veces silogismos válidos (como en el ejemplo) y aceptar silogismos
inválidos sólo porque la conclusión concuerda con conocimientos que ya tenemos.
22
Spearman18 (quien obtuvo el polémico “Factor g” de inteligencia partiendo de
una serie de tareas de carácter inductivo) y el trabajo que llevó a cabo el
norteamericano Clark Leonard Hull (1884-1952) sobre formación de
conceptos.
La investigación de Hull (su tesis doctoral en la Universidad de
Wisconsin) es el primer intento sistemático de estudiar los procesos
inductivos, (intento que fue básicamente ignorado por el ámbito académico de
la época, a pesar del orgullo que manifestaba el propio Hull por su
investigación), a la que consideraba como un descubrimiento que aproximaba
por primera vez procesos de pensamiento al área de la psicología
experimental).19
Hull utilizó una serie de caracteres chinos (figura 2) en los que se
encontraban, repetidos, 12 radicales (“conceptos”) diferentes. La experiencia
consistía en enfrentar al sujeto a los símbolos con el objetivo de que
identifique los símbolos que comparten un mismo radical, denominándolos de
una misma forma.
18
Las vicisitudes, desarrollos teóricos ( y prejuicios) que llevaron al psicólogo y estadístico Charles
Spearman a obtener el factor g de inteligencia están brillantemente explicados en el excelente libro
La falsa medida del hombre, de Stephen Jay Gould, Crítica, 1997.
19
Si bien Hull desarrollará su carrera en el marco del conductismo metodológico y será uno de sus
máximos representantes, es necesario resaltar aquí que su tesis sobre el aprendizaje conceptual fue
realizada entre los años 1914 y 1918, y que la gran influencia de Hull en estos momentos eran los
Principios de William James y la física de Newton.
23
diferencias entre los mecanismos básicos de adquisición del concepto de un
animal y los de un ser humano (lo que lleva a Pozo, 1989, a afirmar que
siendo consecuentes con esta idea, una rata blanca podría ser entonces,
capaz de aprender trigonometría “si es sometida a las contingencias
adecuadas”…).
Figura 3
24
Forma → Cruz, círculo, cuadrado
Color → Blanco, negro, rayado
Nº de figuras → 1, 2 , 3
Nº de imágenes → 1, 2, 3
20
A finales de los años ’70, la investigadora Eleonor Rosch, siguiendo con el problema del
aprendizaje conceptual, llevó a cabo experiencias claves, que si bien tienen que ver con el
aprendizaje conceptual, siguen basándose en formas de razonamiento inductivo y han motorizado el
desarrollo de investigaciones sobre conceptos naturales. Para conocer más detalles acerca de las
experiencias de Hull, las de Bruner, Goodnow y Austin o las de Rosch, remitimos al lector a los
capítulo IV y V de libro ya mencionado de Pozo.
25
Lo cierto es que generalmente se ha definido al razonamiento informal en
oposición al razonamiento formal, -equivalente al pensamiento “matemático”,
“conceptual”, “deductivo” y “reglado”-, aunque no hay acuerdo acerca de la
definición del término “informal”, ya que muchas veces, bajo esta
denominación se incluyen estudios que abordan temas diversos como la
solución de problemas o la toma de decisiones.
21
Las introspecciones se suelen obtener haciendo que el sujeto “piense en voz alta” mientras
soluciona un problema, o grabando en video una consulta, haciendo luego que el sujeto revise y
comente la situación observada.
26
“Estas representaciones esquematizadas de situaciones complejas no agotan todas
las posibilidades, pero ofrecen al sujeto que resuelve el problema algunas formulaciones
iniciales. Sin ellas resultaría muy difícil realizar algún progreso en la solución de un
problema clínico de una magnitud significativa, pero aunque los principios utilizados para
simplificar los problemas resultan útiles a menudo, pueden conducir a errores”
(Elstein y Bordage: 287, Op. cit.).
27
experiencia y estamos constantemente generándolas para explicar lo que
observamos.
22
Hay varias metodologías posibles para investigar el razonamiento clínico. Una de las más
habituales es la de utilizar sujetos “especialmente entrenados” (falsos pacientes), que se presentan
ante los médicos manifestando tener los síntomas propios de ciertos cuadros clínicos, que son los
que se ponen a prueba, por ejemplo, por medio de resultados de análisis o diagnósticos anteriores.
Con respecto a este sesgo en las inferencias clínicas, hay abundantes investigaciones que demuestran
cómo enfermeras o médicos suelen centrarse en la presencia o ausencia de un síntoma determinado
como base para un diagnóstico, sobreestimando los datos que afirman su hipótesis, pasando por alto
numerosos ejemplos de falta de relación entre síntoma y enfermedad, lo que los lleva a sacar
conclusiones erróneas.
28
si no hay correlación entre la solución tentativa encontrada y las
condiciones planteadas de antemano, prosigue la búsqueda.
Este “modelo ideal” supone que todo proceso de solución de problemas
debe transcurrir dentro de un sistema lógico cerrado, es decir, que en la tarea
de solución de un problema no se deberían sobrepasar los límites del sistema
lógico de conexiones que fueron limitadas por los datos previos. Por ejemplo,
sería curioso que un sujeto, frente a un problema relacionado con la cantidad
de té que hay en dos cajas, comience a reflexionar acerca de la calidad del té
o cómo hay que hacer para prepararlo correctamente (Luria, 1976). Es decir,
desde las perspectivas vistas hasta el momento, sería esperable que el sujeto
se centre en las condiciones formales del problema dejando de lado
opiniones adicionales o asociaciones imaginadas (“no puedo resolver este
problema porque a no me gusta el té”) provocadas por experiencias
anteriores. Quien soluciona una tarea no debe tener en cuenta si las
condiciones formales de la tarea se corresponden con las condiciones reales
de la tarea, ya que esto solo complicaría las cosas dificultando el proceso de
solución del problema que dejaría así de ser un “sistema cerrado de
operaciones lógicas”. Para muchas de las investigaciones que vimos hasta el
momento, tal esquema lógico, basado en los principios de “conservación del
carácter formal y cerrado del sistema”, y la “independencia entre el contenido
de las premisas y las condiciones reales que describe el problema”, debería
verificarse en todo sujeto “adulto y normal” más allá de las condiciones
situacionales y las experiencias sociales por las que éste haya atravesado.
Quienes parten, en cambio, de las ideas de que todo lo que hacen los
sujetos está en relación con su contexto, que toda acción tiene para el sujeto
un sentido, que lo el sujeto hace es realizado con los elementos y las
habilidades de las que dispone en su ambiente y de que la adquisición de
tales habilidades tiene un desarrollo histórico, llegan, en lo que al estudio del
razonamiento se refiere, a la conclusión de que no se puede separar el
estudio del razonamiento del contexto en el que éste se desarrolla.
Así, los estudios de la psicología transcultural intentan estudiar el
efecto del contexto en la construcción de las habilidades cognitivas partiendo
de la base de que “ciertas prácticas sociales, realizadas en determinados
contextos específicos, con un instrumental concreto desarrollado a través de
la historia del grupo de referencia, puede tener efecto en los sujetos ante
tareas intelectuales” (Rosa, 1991: 108).
24
A tal expedición también concurrió en calidad de invitado el famoso psicólogo de la Gestalt Kurt
Koffka (Blanck, 1993). Resulta interesante imaginar a un representante de una psicología
universalista como la Gestalt, participando en una investigación diseñada por psicólogos de raíz
sociohistórica, dado que los resultados de la investigación arrojaban, por ejemplo, que un círculo
incompleto era considerado por los sujetos como un brazalete, y no se verifica en ellos la tendencia a
completar el círculo (como lo establece la ley de cierre). Koffka se tiene que volver antes de la
finalización de la experiencia por razones de salud.
30
Un peatón llega de A a B en tres horas. Un ciclista necesita tres veces
menos tiempo. ¿En cuántas horas llegará el ciclista de A a B?
32
a partir de encontrar alguna similitud (“tres que puedan denominarse con una
sola palabra” les decían los investigadores), los sujetos no elegían aquellos
elementos que se esperaba fuesen juntos por pertenecer a una misma
categoría (como la pala, el martillo y la sierra, que pertenecen a la categoría:
“herramienta”), sino que ponían dentro de una misma categoría, por ejemplo,
al tronco, la sierra y la pala “porque todos son necesarios para hacer leña”
(Luria, 1976, pág. 71) o se negaban a escoger solo tres, con el argumento de
que “todos son necesarios y útiles”.
El algodón puede crecer solo allí donde hace calor y el clima es seco
En Inglaterra hace frío y humedad
¿Puede crecer allí el algodón?
Ante este tipo de tareas, los entrevistados que aún no había atravesado
por situaciones de escolarización se negaban a responder, diciendo que
“nunca habían estado en el norte”, que para “responder a esa pregunta habría
que dirigirse a una persona que hubiese estado en el norte y haya visto un
oso” o bien ignoraban el mensaje implícito del silogismo sustituyendo la
deducción por una opinión personal como que “los osos son muy distintos: si
ha nacido rojo así quedará, rojo para toda la vida” (Op. cit.:124).
Si bien son dos las variables que aparecen desde esta perspectiva
como relevantes para explicar el rendimiento de los sujetos en las tareas, (la
escolarización y la familiaridad con la tarea), es necesario señalar
nuevamente que el hecho de un analfabeto no reaccione ante un silogismo
como un problema lógico no debe confundirse con la imposibilidad para
pensar lógicamente (Rosa, 1991), ya que en muchísimas situaciones
cotidianas un analfabeto piensa lógicamente sin problemas. Por el momento
solo nos limitaremos a subrayar cómo, las dificultades de los sujetos
aumentan ante aquellos problemas poseedores de reglas contrarias a
situaciones familiares26.
26
No podemos abordar aquí esta problemática, pero sólo anticipamos que no sería correcto trazar un
paralelo entre los efectos de la alfabetización y los efectos de la escolarización sobre los procesos
cognitivos, ya que no necesariamente coinciden, como lo demuestra el trabajo realizado con los Vai
por Silvia Scribner y Michael Cole.
34
materiales. En una experiencia llevada a cabo con sujetos norteamericanos y
liberianos, (Cole et. al. 1971) se presentaba a los entrevistados una caja
dividida en compartimientos. A los sujetos se los entrenaba para que
extraigan una bolita del compartimiento “A” de la caja oprimiendo un botón, y
luego se les mostraba que podían obtener un caramelo del compartimiento
“B” de la caja si dejaban caer en su interior la bolita. Si bien aparentemente se
trataba de una operación simple que suponía combinar dos tareas que el
sujeto ya sabía realizar por separado, los resultados obtenidos por los
investigadores mostraron que en la población de Liberia, sólo el 3% de los
adultos eran capaces de realizar la tarea de manera adecuada, (muy por
debajo del promedio obtenido por los sujetos norteamericanos…)
¿Qué ocurría? ¿Los habitantes de Liberia “tenían problemas” para
hacer deducciones simples?
35
diferencia de la nuestra, es absolutamente excepcional que un niño le hable
de “tú a tú” a un adulto, o que éste le solicite opinión sobre un problema.
Hemos visto también que mucho del resultado de una tarea depende de la
interpretación que se haga de la tarea (de las “hipótesis que se hagan de la
tarea que se investiga”, así que podemos seguir preguntándonos: ¿A qué se
deben, exactamente, las diferencias observadas en las pruebas?
Si bien su obra será publicada recién en 1931, (año en que se editan los
primeros seis volúmenes de sus famosos “Collected Papers”27), sus ideas son
prácticamente desconocidas durante años. Recién cuando filósofos post-
estructuralistas como el francés Jacques Derrida (quien sustenta su
deconstrucción en las nociones de Pierce) o, más recientemente, autores
como Umberto Eco (1983) revaloricen su producción, la obra de Peirce
comenzará a ser leída y estudiada.
Entre los conceptos elaborados por Peirce, uno de los más originales es
sin duda la abducción (noción que según el propio Peirce no es nada nueva,
ya que pueden rastrearse sus orígenes en los “Analíticos Primeros” de
Aristóteles…) que se refiere a una singular forma de razonamiento que
intentaremos caracterizar pese a la ambigüedad que presenta el concepto,
ya que el propio Peirce denomina la denomina en diferentes momentos,
también como “retroducción”, “hipótesis”, “presunción” o “argumento
27
Se dice que su viuda, la actriz francesa Juliette Tourtalai, vendió por sólo 500 dólares los
manuscritos de Pierce a la Universidad de Harvard.
36
originario” (Harrowitz, 1983). Por lo tanto, y con el fin de llegar a una
definición operativa del término, intentaremos por lo pronto diferenciarla de
otras dos formas canónicas de razonamiento que hemos visto: la inducción y
la deducción.
37
conocimiento a partir del principio de abducción, lamentablemente ha tenido
muy poca influencia, ya que casi nadie ha intentado desarrollar ulteriormente
esas ideas” (Chomsky, 1979: 71, citado por Sebeok et. al. 1983).
Peirce dirá que “el hombre posee en cierto grado un poder adivinatorio,
primero o derivado, como el de una avispa o un ave”, presentándose
masivamente casos que “demuestran que cierta confianza particular en una
hipótesis, -cosa que no debe confundirse con certeza dogmática-, tiene valor
apreciable como signo de valor de esa hipótesis” (Delladale, 1990, citado por
Vitale, op.cit.). Así, cuanto más nos alejamos de la certidumbre, más
aumentará el valor de productividad de la inferencia.
28
Peirce se basa aquí en los trabajos que estaba realizando en la Universidad John Hopkins el
psicólogo Joseph Jastrow (1863-1944) sobre percepción. Más adelante Peirce rechazará la tesis de
que la sensación es una primera e inmediata impresión de los sentidos, para mostrar como ésta es, en
realidad ya una interpretación selectiva y unificadora (para ampliar este aspecto de la teoría, ver el
manuscrito Some Consequences of Four Incapacities de Peirce).
39
animará a firmar hasta 1924 y que fuera publicado previamente y de manera
anónima, en la revista Imago en 1914).
40
La pregunta que tratará Freud de responder en su trabajo será ¿Por
qué el artista decidió inmortalizar así a Moisés?
Freud elabora luego del análisis de los detalles una conjetura (que será
confirmada años después al encontrarse Freud con un crítico de arte
poseedor de una estatuilla que le permite verificar la abducción realizada
años antes) sobre el instante previo al inmortalizado por Miguel Ángel en su
escultura. En él, Moisés, dominado por la furia, intenta levantarse de su
asiento, haciendo peligrar las tablas que instantes antes se hallaban
derechas. De esta manera, Freud puede dar un paso más, elaborando la
hipótesis de que Miguel Angel reprocha con esta escultura la desmedida
ambición del Papa Julio II, personaje a quien estaba dedicada la estatua.
Según Guinzburg, este modelo “conjetural”, desde una perspectiva
filogenética, podría hallarse seguramente en las actividades del hombre
primitivo, ya que:
“Durante miles de años, la humanidad vivió de la caza. En el curso de interminables
persecuciones, los cazadores aprendieron a reconstruir el aspecto y los movimientos de
una presa invisible a través de sus rastros: huellas en terreno blando, ramitas rotas,
excrementos, pelos o plumas arrancados, olores, charcos enturbiados, hilos de saliva.
Aprendieron a husmear, a observar, a dar significado y contexto a la más mínima huella.
Sucesivas generaciones de cazadores enriquecieron y transmitieron ese patrimonio de
saber (…) cuyo rasgo característico era la capacidad de pasar de hechos aparentemente
insignificantes, que podían observarse, a una realidad compleja no observable, por lo
menos directamente. Y estos hechos eran ordenados por el observador en una secuencia
narrativa, cuya forma más simple podría ser:’alguien ha pasado por aquí’”
(Guinzburg, 1980: 126).
Este tipo de “saber de los rastreadores” que se remonta a nuestros
antepasados cazadores, es denominado por Guinzburg “saber venatorio” e
implica la posibilidad de ordenar en una secuencia narrativa hechos
aparentemente insignificantes. La importancia del paradigma indiciario,
estaría dada entonces en que constituye un sistema que cobra significado
mediante un proceso similar a la abducción (Harrowitz, 1983). Esta búsqueda
de “detalles irrelevantes” que se transforman en “indicios reveladores” es una
marca que encierra una clave, ya sean rasgos pictóricos (en el caso de
Morelli), formaciones del inconsciente (en el caso de Freud) o las huellas de
la escena del crimen (en el caso de Sherlock Holmes).
Los indicios son las pistas que permiten acceder a otra realidad hasta
ese momento invisible, pero cabe recalcar que esa realidad adviene sólo
luego de postular reglas que expliquen los hechos observados y que permitan
verificar la hipótesis. Recordemos que el razonador, al encontrarse con un
fenómeno distinto al esperado, lo examina tratando de advertir alguna
relación especial, lo que le permite avanzar en una teoría explicativa de
aquello que resultaba sorprendente.
41
La abducción es por lo tanto también un proceso de formación de
hipótesis explicativas que trata de probar que algo debe ser, (a diferencia de
la inducción, que muestra que algo realmente es).
A manera de inferencia “abductiva”, podríamos recuperar aquí la idea
del homo erectus, (obligado a cazar para sobrevivir, es decir, identificando
indicios y huellas en función de la presa –saber venatorio-), al mismo tiempo
que se instalan la división sexual del trabajo y el inicio de la convivencia en
pequeños grupos estables (Cole; op. cit.), planteando la posibilidad de que,
en un determinado momento de nuestra historia se haya dado cierta
modificación en los circuitos neuronales del homo erectus, lo que le permitió ir
mas allá de los estímulos presentes, surgiendo así las primeras formas de
articulación narrativa de lo presente en escenas posibles de ser almacenadas
en una rudimentaria “memoria episódica”.
45
Según la investigación realizada por estos autores, es posible encontrar
en Freud, en “Más allá del Principio del Placer” (1920), un fragmento en el
que afirma que luego de muchos años de intensa labor es necesario
comentar que las metas del psicoanálisis han cambiado: “El psicoanálisis era
sobre todo un arte de interpretación. Pero así no se solucionaba la tarea
terapéutica…” (Freud, 1920, citado por Púlice et. al. Op. cit.). Tal vez por esa
razón, es posible ver más adelante, (en “Construcciones en Psicoanálisis”, un
texto de 1937), cómo Freud introduce una nueva dimensión en la práctica:
“Si en las exposiciones de la técnica analítica se oye tan poco sobre
‘Construcciones’, la razón de ello es que, a cambio se habla de «Interpretaciones» y su
efecto. Pero yo opino que Construcción, es, con mucho, la designación más apropiada.
«Interpretación» se refiere a lo que uno emprende con un elemento singular de material:
una ocurrencia, una operación fallida (…) Es «Construcción», en cambio, que al analizado
se le presente una pieza de su historia olvidada”
(Freud, 1937: 262, citado por Púlice et. al. Op. cit.)
Freud será más claro aún en otro párrafo del mismo texto, al afirmar que
la tarea del analista, será la de “colegir lo olvidado desde los indicios31 [el
subrayado es mío] que esto ha dejado tras sí; mejor dicho, tiene que
construirlo…” (pág. 260). Es decir, el trabajo de construcción que tiene lugar
en una sesión, podría ser visto entonces como un trabajo de inferencia
abductiva.
31
Por supuesto, no está de más recordar que de los indicios que aquí se tratan son “indicios
psíquicos”. Freud explicita cuáles son las piezas que tienen “valor indiciario” (Púlice, op. cit. pág.
182): “jirones de recuerdos desfigurados, ocurrencias que el paciente produce cuando asocia
libremente, retoños de mociones de afecto sofocadas y las reacciones ante éstas, indicios de
repeticiones de afecto, etc. Freud afirma que con tal “materia prima”, se debe producir “lo deseado”.
46
La paciente había demandado análisis un par de años atrás a raíz de la
muerte por suicidio de una hermana, y atravesaba un momento de “duelo
pendiente” con una profunda tristeza, migraña y vértigos. Esa misma noche,
el analista debía dar una charla en base al famoso artículo de Freud sobre las
parálisis histéricas,32 charla en la que se debatió en términos de si “ante los
síntomas histéricos era necesario remontarse a las muñecas imaginarias de
la infancia de las pacientes”.
Al día siguiente, al recibir nuevamente a Laura en su consultorio, y, “un
poco influido aún por las reflexiones nacidas la noche anterior sobre el texto
de Freud”, el analista recuerda la impresión del pasillo de haber “visto unos
ojos llorando”.
Leamos el relato de Nasio acerca de cómo transcurrió la sesión, ya que
permite observar el trabajo de investigación de un psicoanalista, y cómo éste
puede entrar en relación con los conceptos de Peirce que estamos
trabajando:
“Mientras ella hablaba, mi pensamiento ya no se dirigía a las muñecas de la teoría
con la cual me había dispuesto a escucharla; estaba demasiado prendido del recuerdo de
mi impresión. Y no obstante, escuchándola y escuchándome decir –en silencio- que yo
había visto unos ojos llorando, reafloró mi interés teórico por los personajes imaginarios
portadores de un significante que pudiera intervenir en la formación de síntoma. Ese
interés se tradujo entonces en una pregunta que me formulé así: ¿Y si los ojos que se me
habían impuesto, desprendidos de la persona de la analizada, ojos autónomos que
ocupaban todo el campo de mi visión, remitieran a unos ojos de muñecas que Laura niña
acaso amó? En un giro en la sesión, formulo mi pregunta, y retirando toda referencia a los
ojos, le pido simplemente que me hable de sus muñecas de infancia. ¿Mis muñecas? –
respondió- yo no tuve; casi eran más bien muñecotes, muñecotes duros, no flexibles y
suaves como las muñecas de hoy. ¡Ah! Ahora me acuerdo, había también un muñecote de
otra clase. No era verdaderamente un muñeco, sino un niño pintado en tela. Un niño triste,
con grandes ojos tristes y una paloma en la mano. Antes de que ella terminara sus frases
me había impresionado oírle decir precisamente lo que yo había decidido callar: los ojos
tristes del niño de que hablaba acaso fueran los mismos que yo había visto llorar. Este
vínculo entre los ojos del niño imaginario de su infancia y los de ella misma me parecía
una convergencia tan evidente, una intricación tan trabada, que ya nada me impidió
comunicarle mi impresión de la víspera”
(Nasio: 209, 210. Op. cit.).
32
El artículo de Freud, de 1893, se denomina “Algunas consideraciones con miras a un estudio
comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas”. Del texto se desprende que no es la
forma imaginaria, sino la percepción inconsciente de la paciente la que confiere fuerza traumática a
la idea. La histérica percibe contornos, colores y texturas del ambiente imaginario a través del filtro
del deseo sexual. Y tales “formas imaginarias” son calcos de la concepción popular de los órganos,
del cuerpo todo, y en especial, percepciones táctiles y visuales. Nasio señala que “si se acepta la
importancia del ambiente de formas imaginarias en la determinación de una conversión, de ahí se
sigue que las modalidades y la frecuencia de las afecciones histéricas dependen estrechamente de lo
imaginario que domine en la época (Pág. 209).
47
su lugar si no obedecía, y que ésta había entrado a trabajar en su casa luego
de haber perdido a su hijita en un accidente. Y al hablar del cuadro del niño
triste pintado en la tela, recuerda también que éste no estaba en su cuarto,
sino en el de su hermana, justo sobre su cabeza33.
Para concluir este apartado, podríamos agregar que tal vez el raciocinio
sea una operación que atraviesa distintos niveles de realidad (Harrowitz, op.
cit.), lo que implicaría trascender los presupuestos de la razón positivista, tal
como ocurre en el caso de la abducción o el psicoanálisis.
PROFESIÓN PESO DE SU
PERSONAJE
CEREBRO
Anatole France Escritor 1.017 grs.
Franz Joseph Gall Frenólogo 1.198 grs.
Walt Whitman Escritor 1.282 grs.
Kart Gauss Matemático 1.492 grs.
George Cuvier Anatomista 1.830 grs.
Iván Turguenev Escritor 2.000 grs.
33
Cuando días más tarde, la paciente pregunta a su madre por el cuadro y qué se había hecho de él,
la madre le responde que sigue estando en uno de los cuartos, y que resulta gracioso, pero “ese niño
de la paloma las ha seguido toda la vida” (pág. 213)
48
Promedio de peso del cerebro masculino 1.325 grs.
Promedio de peso del cerebro femenino 1.144 grs.
34
Convendría recordar que, en realidad, “el cerebro” no existe. Existen en realidad numerosos
modelos cerebrales.
49
343
x
822
¿?
343 x 822 = ¿?
236
+35
¿?
CCLXIII
+XXXV
¿?
50
¿Dónde reside nuestra capacidad de razonar? ¿Solamente en
nosotros?
En la revista Nature Neuroscience, (enero de 2004), aparece un artículo
firmado por un grupo de Neurólogos de Londres en el que se afirma, luego de
investigar el tamaño del hipocampo, el volumen de la materia gris y las áreas
de activación neuronal (vía resonancia magnética), que las diferencias
halladas entre las personas, por ejemplo, en relación a la capacidad de
memorizar, se encuentra en las estrategias que utilizan los sujetos al recibir
nueva información, y no en la arquitectura cerebral. No estamos diciendo que
la relación mente-cerebro no existe. Es verdad que se activan regiones
cerebrales, por ejemplo, la corteza parietal medial o el hipocampo posterior
derecho, pero: ¿Pensar en “intercambios de energía”, es lo mismo que
pensar en “intercambios cognitivos”? (Pozo, 2001)
51
tipo. ¿Qué es un monumento, sino nuestra memoria? ¿Dónde termina
nuestra mente? ¿Es el recuerdo un proceso mental interno, producto sólo de
una mente individual?
Aceptar que la mente humana no sólo contiene información y
representaciones implícitas implica introducir en el análisis algo más que
cómputos e información: Implica incorporar también la cultura (Pozo, op. cit.).
Pero ya no como un “agregado”, sino como un nivel de análisis propio (en
línea con una interpretación sociocultural del funcionamiento cognitivo) que
incorpora el papel de la mediación cultural en los sistemas cognitivos
humanos35.
Quizás estemos en un momento en el que la psicología se está
atreviendo a crear nuevos mundos posibles (Bruner, 1997) más allá de las
servidumbres psicológicas36 que determinaron durante años que los
psicólogos escribieran una psicología sin contenidos, cultura ni historia.
BIBLIOGRAFÍA
35
No es éste el lugar en donde desplegar los distintos niveles que podemos encontrar en las
representaciones (algunas son explícitas, otras implícitas, es decir, de algunas podemos informar, de
otras no). El modelo de Redescripción representacional de Karmiloff-Smith ofrece un marco teórico
muy interesante para relacionar diversos niveles de explicitación de las representaciones (Ver Pozo,
2001, caps. 3 y siguientes).
36
La expresión “servidumbres psicológicas” la recupera Pozo de la contratapa de la novela de Julio
Cortázar 62/Modelo para armar. Allí Cortázar afirma que esa novela fue escrita “liberada de
servidumbres psicológicas, y de las ataduras del tiempo y del espacio”. Según Pozo, ese libro podría
leído como un verdadero tratado de cierto momento de la psicología cognitiva.
52
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