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EL CONCEPTO DE INFANCIA

Del siglo XVI al XVII se le reconoce con una condición innata de bondad e
inocencia y en el lenguaje se acuñaron los siguientes usos: “infante como un
ángel” o “el niño como bondad innata”. Ya en el siglo XVIII se le da la categoría de
infante en la condición de “ser primitivo”. A partir del siglo XX hasta la fecha,
gracias a todos los movimientos a favor de la infancia y las investigaciones
realizadas se reconoce una nueva categoría “el niño como sujeto social de
derecho”.

La “reinvención” moderna de la infancia se inicia desde el siglo XVIII en las


sociedades democráticas, muy especialmente con Rousseau, quien advertía las
características especiales de la infancia. Son numerosos los autores a partir de
ese momento que comprendieron que la infancia tenía formas particulares de ver,
de entender y de sentir y por lo tanto debían existir formas específicas de abordar
su educación e instrucción. En ese mismo orden, una de las necesidades de los
seres humanos, especialmente de los niños y las niñas, es tener las condiciones
donde puedan relacionarse con otros de su misma edad y con los mayores, donde
además se les dé oportunidad para experimentar situaciones y sentimientos,
vivencias y percepciones que les permitan reencontrar y reconstruir el sentido a su
vida y, condiciones necesarias para vivir en una comunidad. A la concepción de
infancia es necesario darle la importancia y reconocer su carácter de conciencia
social, porque ella transita entre dos agentes socializadores, la familia, como
primer agente socializador, y la escuela, como segundo agente, que en estos
tiempos cuando la mujer ha entrado a participar en el mercado laboral, asume un
rol fundamental, ambos cumplen un papel central en la consolidación y
reproducción de esta categoría. “La Educación Infantil complementa al hogar
proporcionando la asistencia y educación adecuadas para la promoción del
desarrollo total del niño. Ha de ser punto de formación no sólo del niño, sino de la
familia” (Sánchez, 1997).
En Colombia se sabe que no todos los sujetos de esta categoría primera y
segunda infancia tienen acceso a una institución escolar y algunos de los que
acceden no poseen los recursos suficientes para permanecer en ella. Es entonces
que el gobierno nacional a través de la Revolución Educativa con las banderas de
cobertura y calidad trabaja por reducir el porcentaje de niños sin escuela y con
deserción.

1.1 ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE EL TRABAJO CON LA INFANCIA?

Educar a los niños y a las niñas para la vida, para formarlos como ciudadanos
libres, democráticos y muy especialmente para ser niños, es la idea central que da
sentido a la educación preescolar. Investigaciones en campos del conocimiento
como biología, neurociencia, ciencias del comportamiento, psicología, educación y
economía concluyen que los primeros años de vida son básicos para el desarrollo
del ser humano, en todos sus aspectos: biológico, psicológico, cognitivo, cultural y
social. Igualmente, señalan que desde el período de gestación, los niños cuentan
con capacidades físicas, cognitivas, emocionales y sociales que se deben
reconocer y promover, pues ellas sirven de fundamento para el aprendizaje, la
comunicación, la socialización y, en general, para el desarrollo de habilidades,
Capacidades y competencias. Es así como la educación inicial es la palanca para
el desarrollo infantil como base posterior para la formación del ciudadano,
contribuyendo al progreso social y económico de las naciones, por lo tanto
compensa futuras inversiones. Podemos entonces resumir que invertir en la
atención y la educación infantil es importante teniendo en cuenta las siguientes
razones:
Figura 1. Desarrollo infantil y competencias en la primera infancia

Mejora el
acceso y la
permanenci
a en el
sistema
educativo

Disminuye Genera una


la rentabilidad
desigualda económica
d social
¿Por qué es
importante
atender a la
primera
infancia?

Impacta
positivamen Es la etapa
te en los más
procesos importante del
culturales y desarrollo
sociales humano
Existe una disyuntiva actual entre la escuela y la familia y sus responsabilidades
como educadores y formadores. Los grandes cambios culturales y la incorporación
de la mujer al trabajo laboral han modificado las formas tradicionales del cuidado y
la atención del niño menor de 6 años. Ya no se trata de una responsabilidad
exclusiva de la madre, pues se reconoce el rol más activo del padre y la
participación de otros agentes socializadores, miembros del grupo familiar. Sin
embargo, la falta de tiempo de los padres y miembros cercanos, especialmente de
la mujer, dificulta la educación de los niños y trae como consecuencia la no
implementación de buenas pautas de crianza.

Cabe anotar que la ruptura del modelo tradicional de familia ha transformado en la


actualidad los referentes de la educación del niño, tanto en la socialización, en la
enseñanza y el modelo de los valores, como en la transmisión de conocimientos,
los juegos y los hábitos de cómo cuidarlo, trayendo como consecuencia el debilita-
miento del vínculo o apego entre el hijo y los padres. No obstante, es necesario
seguir estableciendo y fortaleciendo el vínculo para unas buenas prácticas de
crianza, por lo que la familia no puede olvidar su papel de principal agente de
socialización y educación ni la es-cuela su función de apoyo permanente para
estimular en los niños y las niñas las potencialidades de manera integral.

1.2 EL NIÑO COMO SUJETO SOCIAL DE DERECHO

Una de las tendencias en educación infantil en el mundo moderno es el logro de la


formación integral del niño, tal y como lo planteó la Comisión Internacional sobre la
Educación para el Siglo XXI a la Unesco en el año de 1996. Dicha Comisión hizo
explícitas cuatro dimensiones de aprendizaje humano: aprender a conocer,
aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos.
La modernidad empieza a concebir la infancia como una categoría que encierra un
mundo de experiencias y expectativas distintas a las del mundo adulto. Es así
como a partir de la Convención Inter-nacional de los Derechos del Niño, aprobada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, los
define como sujetos de derecho, reconociendo en la infancia el estatus de persona
y de ciudadano. Pensar en los niños como ciudadanos es reconocer igualmente
los derechos y las obligaciones de todos los actores sociales.

La reflexión y el debate sobre la infancia ha sido un proceso silencio-so y decisivo


para el reconocimiento de los derechos de la infancia en las sociedades
occidentales y para el desarrollo de políticas socia-les destinadas a este grupo
social. Esta dinámica jurídica y de política social sobre la infancia apunta hacia un
cambio de los sistemas de relaciones entre adultos y niños a todos los niveles,
tanto a nivel macro social como de la vida intrafamiliar, y hacia un mayor
reconocimiento y participación de la infancia como grupo de población.

Los anteriores avances jurídicos y las políticas sociales señaladas le dan un nuevo
giro al concepto de infancia al considerarla sujeto de derechos y objeto de políticas
o programas sociales que permitan influir de manera positiva en ella.

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