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"Solo el que abraza se transforma"

Como utilizar este Subsidio de formación que aborda la experiencia de los 800 años del
encuentro entre San Francisco y el Sultán de Egipto.

Este trabajo fue preparado para la Familia Franciscana por Fr. Anselmo Maliaño Téllez,
OFM.

I. Metodología para el trabajo personal y fraterno


La metodología consta de tres momentos importantes para un camino de formación como
franciscanos (FF) , en continuidad con la metodología del CPO (Consejo Plenario de la Orden,
Nairobi, 2018).

1. Escucha y contemplación de mi realidad personal y apertura a la realidad deteriorada que me


rodea, con un corazón creyente (mirada y escucha contemplativa) ; escucha y respuesta para que
mi fidelidad a la oración –primado de la contemplación- no caiga en un intimismo estéril; para
vivir con gozo el don de la fraternidad desde mi proyecto de vida, caracterizado por los valores
del carisma y la novedad del Evangelio que es la opción por el verdadero encuentro con los que
sufren y son excluidos (LS 48).

2. Discernir, es abrir los ojos a otra realidad, es la habilidad de ver claramente cuáles son esas
fuerzas, esas motivaciones que nos inspiran a servir como hermanos y como Familia
Franciscana, desarrollando más el sentido de una eclesiología de la comunión que nos lleve a
descubrir y ser capaces de identificar y leer los signos de los tiempos y de los lugares, la
docilidad al Espíritu para acoger la manifestación del otro con misericordia, buscar la verdad y
el bien en medio de los gritos y clamores del pueblo y de la crisis socioambiental . También el
discernimiento no es tanto entre el bien y el mal, cuanto entre el bien y lo mejor: “Cuanto
hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron” (Mt 25, 40). En
realidad, en un mundo en donde “hay tantas iniquidades y son cada vez más las personas
descartables, privadas de derechos humanos básicos, es urgente discernir desde unas opciones
preferenciales por los más pobres” (LS 158).
Finalmente, el papa Francisco recuerda a todos en la Exhortación apostólica Gaudete et
Exsultate: “El discernimiento … es una verdadera salida de nosotros mismos hacia el misterio
de Dios, que nos ayuda a vivir la misión a la cual nos ha llamado para el bien de los hermanos”
(GE 175).

3. Salir, convicciones y compromisos, actuar en torno a los ejes transversales que la Orden ha
priorizado en los últimos documentos como lo son: “Pobres y Menores: ¿Dónde estamos?”;
“Hermanos y Menores hacia las periferias”; “Ite, nuntiate”. En este sentido el papa Francisco
nos advierte claramente señalando que: “la primera salida es la salida de sí hacia el hermano”
(EG 179); también: “Salir de sí mismo para unirse a los demás hace bien” (EG 87); y, por
último: “Todos estamos invitados a aceptar esta llamada: salir de la propia comodidad y tener el
valor de llegar a todas las periferias” (EG 20). Y la Orden nos invita a: “Salir a las periferias del
mundo con la alegría del Evangelio”. (Documento final del Capítulo general de 2015).
II. Contexto eclesial y del carisma franciscano
A) Las Cruzadas
Las cruzadas tienen su origen a finales del siglo XI, cuando el emperador bisantino Alejo I,
pidió ayuda militar al Papa Urbano II para proteger los pueblos cristianos de Oriente ante el
acecho de los musulmanes. Así inició una serie de misiones armadas en contra de los infieles,
principalmente los musulmanes, a los cruzados se les concedía indulgencia de sus pecados y
otras prebendas más…
El Papa San Juan Pablo II, pidió públicamente perdón por los pecados cometidos en las
cruzadas, y aseguró que jamás volverán a ocurrir.

B) San Francisco fiel al Evangelio y a la Iglesia.


• Francisco pasa de la mentalidad de la guerra-conquista a la mentalidad del encuentro consigo
mismo (conversión) y con el otro.
• Se constata un camino de tres etapas: 1205 Francisco reemprende su ideal de caballero con el
ejército del Papa, comandado por Gualtiero de Brienne. En Espoleto, donde pasa la primera
noche, tiene una visión que le hace regresar a casa.
• 2) El encuentro con el leproso (abrazo y beso que transforma) y el encuentro con Cristo
crucificado de San Damián.
• 1219, Del espíritu de caballero (conquista) al espíritu de fraternidad en misión: el encuentro
con el otro es una cuestión de fraternidad (humana) y minoridad.

C) Texto histórico.
a) Siguiendo las huellas de San Francisco: la vida como un diálogo; el diálogo de los creyentes;
la vocación ecuménica del franciscanismo.
b) 1219 una peregrinación de la autenticidad de la fraternidad.
c) Historicidad del encuentro: 1Cel 57; 2Cel 30; LM IX, 7-9; Flor XXIV.

III. Desarrollo de la temática

3.1 Palabra clave: Diálogo , abrazo y escucha.


El diálogo es la esencia misma del ser humano. Es la forma de comunicación verbal o escrita
que tiene un objetivo fundamental para los seres humanos.

3.2 El abrazo en la espiritualidad franciscana


Al igual que Jesús de Nazareth, las manos del hermano Francisco se abren en un gesto de
auténtica comunión, el abrazo invalida todo contagio.
En el tiempo de Jesús y en el tiempo de Francisco, -también en el nuestro- estaba prohibido
aproximarse a los leprosos, esta exclusión les hace vivir la culpabilización, de hecho, “culpar a
las víctimas” es un mecanismo del sistema de dominación.
En las manos generosas de la persona de Jesús y de Francisco de Asís la misericordia, el amor
de Dios se hace experiencia real, cuerpo a cuerpo que es caricia y abrazo auténtico hacia los
más indefensos y sufrientes.
Al abrazar el hermano Francisco asume una postura vital que le va a comprometer en todo su
ser hasta abrazar a Cristo crucificado y configurar su existencia a él (llagas en el monte
Alvernia).
En efecto, en la actitud compasiva hacia el otro, el abrazo significa que el dolor del sufrimiento
es asumido en serio y, por tanto, toda enfermedad, soledad, sufrimiento no puede ser normal ni
siquiera natural, es más toda injusticia (sistema político, económico, religioso) que genera esta
crisis es totalmente inaceptable.
La compasión (Mc 1, 40-45), el abrazo es un signo de amor y de entrega; y todo aquello que
genera ternura es curativo, además es retributivo, el encuentro se vuelve terapéutico.
Urge un abrazo auténtico de compasión y ternura, que sane nuestras heridas y que nos haga
hombres y mujeres nuevas (Mc 1, 31. 45).
Estamos invitados a recuperar el sentido originario del abrazo practicado al modo de Jesús y de
Francisco que se identificaron con los leprosos, con los pobres de su tiempo… un abrazo que,
finalmente resulte subversivo (contrario a todo sistema que deshumaniza), que devuelva a la
víctima (otro) su dignidad de persona, de hermano (lobo, ladrones, Sultán) para vivir en
auténtica comunión, de identidad con Cristo pobre y crucificado y sobre todo comprometido
con los crucificados de la historia (Lc 10, 30-37).
Finalmente, la invitación del Papa Francisco “ser Iglesia en salida” es disponerse a vivir la
espiritualidad franciscana, que es abrazar al otro, que puede ser la cultura, la realidad, para vivir
la experiencia auténtica del encuentro y del abrazo fraterno.

1. ¿Qué es lo que el Señor nos está pidiendo que abracemos como franciscanos, franciscanas,
como Familia, como fraternidad en misión?

2. ¿Qué necesitamos concretamente para vivir la lógica de la teología de la ternura?

3. Francisco nos invita a adentrarnos en la espiritualidad del abrazo, ¿Cómo concretarlo hoy?
¿Qué estoy dispuesto a dejar para ir hacia el encuentro del otro?

IV. Estrategias para alcanzar un diálogo fecundo.

Hans Küng sacerdote suizo católico, afirma que: “No habrá paz entre las naciones sin paz entre
las religiones; no habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones. No puede haber
diálogo entre las religiones sin una búsqueda de los fundamentos teológicos” .
Efectivamente nuestro mundo se ha caracterizado por la violencia y por las guerras, y en cada
una de estas guerras la religión ha estado implicada. Los conflictos se han convertido en un
obstáculo para la misión, y agravamos aún más la crisis humana y ecológica. Urge asumir una
nueva visión, y Francisco de Asís nos da ese legado, que es el camino de la paz y de la
reconciliación. Sin embargo, tenemos necesidad de sanación y de una purificación de nuestra
memoria, de nuestro pasado violento y conflictivo (lógica de la fuerza), la falta de compasión,
el odio, los rencores que nos han marcado profundamente.
En la encíclica Laudato Si, el papa Francisco afirma que hay que “entrar en dialogo con todos
acerca de nuestra casa común” (LS 3).
Hace 800 años Francisco de Asís propició un encuentro inolvidable, que ha favorecido a la
propia identidad misionera de la Iglesia y de la Familia Franciscana; la fidelidad al Evangelio es
la clave del diálogo para reconocer y respetar la fe de los otros (prójimo) y al mismo tiempo
testimoniar el amor de Dios y su salvación histórica.
4.1 El mundo tiene necesidad de diálogo: la urgencia del encuentro y el misterio del diálogo .
Vivimos en un mundo que padece una crisis de comunicación en todos los niveles de la
sociedad.
La comunicación por medio del propio cuerpo, se rompe.
Una comunicación que me impide ir al otro de verdad.
El papa Francisco convoca a ir en contra de lo que llama la “rapidación” del mundo actual y
seguir el ritmo biológico, más lento y paciente (LS 18).
El encuentro con el otro es a menudo complicado; los otros hacen que yo descubra mis propias
limitaciones, mi debilidad y mis frustraciones. En la vida estamos expuestos a la simpatía y la
antipatía, hay gente que siempre contradice todo. La vida está expuesta a dos peligros: la
amistad y la enemistad. La vida de fraternidad jamás me impide ir a los otros…

4.2 El diálogo es el único camino para alcanzar la paz verdadera.


En algunos casos hay que hacer un esfuerzo para seguir el talante evangelizador franciscano
expresado en la Regla que afirma: “no promuevan disputas ni controversias, sino que estén
sometidos a toda humana criatura por Dios y confiesen que son cristianos” .

V. Los franciscanos y el diálogo interreligioso, un legado histórico siempre actual.


Cuatro pilares del diálogo a desarrollar siempre.
1. Testimonio de vida
2. Escucha y respeto
3. Anuncio de Jesucristo como “Camino, verdad y vida” Jn 14, 16.
4. Profundo conocimiento del cristianismo (madurez humana y espiritual).

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