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para docentes
MÓDULO 1
El concepto de inteligencia:
un cambio de paradigma
3 Enfoque múltiple
3.1. Teoría de la Inteligencia exitosa
3.2. Teoría de la Inteligencia social
3.3. Teoría de la Inteligencia práctica
3.4. Teoría de la Inteligencia emocional
3.5. Modelo 4:5:1 de la inteligencia
4 Definición de inteligencia
4.1. Otras definiciones
4.2. Aproximación a la definición actual
4.3. Relación de la inteligencia con otras capacidades
y competencias
4.4. Los peligros de medir la inteligencia
4.5. Conociendo el concepto de CI
4.6. Mitos sobre la inteligencia: desterrando errores
4.7. Diferencias individuales
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DE FORMACIÓN
PERMANENTE
En el ámbito educativo, la inteligencia juega un papel central. De alguna forma se espera que los niños, a medida que
aprenden, sean paulatinamente más inteligentes. También se suele pensar que los niños vienen con una inteligencia
propia, de base, desde la cual se parte e inicia ese proceso de aprendizaje. Sin embargo estas afirmaciones deberían
ser precisadas para poder confirmar su veracidad.
Lo primero que debería examinarse es qué se entiende por inteligencia:
¿Qué es la inteligencia?
¿De dónde parte y cómo se produce?
¿Qué implica ser una persona “inteligente”?
¿En qué se puede ser “inteligente”?
¿Todos somos “inteligentes”?
¿Todos tenemos inteligencia?
¿Se puede medir la inteligencia?
¿Se puede potenciar?
Actividades de aprendizaje
Inicia este módulo realizando la Actividad 1. Reflexiona.
Durante las últimas décadas, se ha ido poniendo de manifiesto que el cerebro está constituido por estructuras di-
ferenciadas que se organizan, a su vez, en subsistemas funcionalmente autónomos y relativamente especializados
(Benedet, 2002).
Se podría considerar que la mente es el resultado de lo que hace el cerebro, y que a su vez la cognición es el procesa-
miento de información que lleva a cabo un cerebro con características específicas (Smith y Kosslyn, 2008).
La palabra cognición hace referencia al proceso por el que las personas adquieren los conocimientos.
La psicología cognitiva es la ciencia que se ocupa de su estudio, tratando de analizar, describir, comprender y explicar los
procesos cognoscitivos por los que las personas adquieren, almacenan, recuperan y usan el conocimiento (Rivas, 2008).
Por tanto, el cerebro humano es capaz de realizar una serie de procesos tales como la percepción, la atención, la memoria,
la emoción, el lenguaje, el razonamiento, la toma de decisiones, la inhibición de respuesta o la planificación, entre otros.
La psicología cognitiva es la psicología que se encarga del estudio de la cognición; es decir, de los
procesos mentales implicados en el conocimiento. Tiene como objeto de estudio los mecanismos
básicos y profundos por los que se elabora el conocimiento, desde la percepción, la memoria y el
aprendizaje, hasta la formación de conceptos y razonamiento lógico. Por cognitivo entendemos el
acto de conocimiento, en sus acciones de almacenar, recuperar, reconocer, comprender, organizar y
usar la información recibida a través de los sentidos.
Actividades de aprendizaje
Es importante que no confundas los conceptos de mente y cerebro, para ello realiza
la Actividad 2. Profundiza.
Actividades de aprendizaje
Para comprender mejor la relación entre el cerebro y la inteligencia debes reali-
zar la Actividad 3. Cuestiona.
Lógico
Narrativo Fundacional Estético Experimental
cuantitativo
1. Narrativa: emplea la narración como soporte del concepto que se desea enseñar y se vincula a la inteligencia lin-
güística.
2. Lógico-cuantitativa: utiliza razonamientos hipotético-deductivos y consideraciones numéricas, y se identifica con
la inteligencia lógico-matemática.
3. Fundacional: plantea interrogantes de índole filosófica y se asocia a la inteligencia intrapersonal y/o interpersonal.
4. Estética: se orienta hacia los aspectos sensoriales, implicando a la inteligencia musical y a la espacial.
5. Experimental: se basa en actividades de tipo manual, entre otras, y se relaciona con la inteligencia cinestésico-
corporal.
La inteligencia es sin duda “uno de los constructos psicológicos más ambiguos y confusos que, sin embargo, ha sido
objeto de las más variadas interpretaciones y cuyo uso ha conducido a grandes errores” (Hochel y Gómez, 2007).
En primer lugar hay que mencionar que no todos los investigadores coinciden en que exista un único factor o dimen-
sión de inteligencia que esté presente e influya en todos los aspectos de la cognición (Bonastre, 2004).
En cuanto a las bases biológicas de la inteligencia psicométrica, se suele afirmar que la inteligencia general se
asocia a la transmisión neural rápida o eficiencia de los procesos neurales de la información (Erl y Schafer, 1969;
Eysenck, 1982, 1985; en Bonastre, 2004). Para las teorías cognitivas del procesamiento de la información complejo, la
inteligencia general se considera el resultado de múltiples procesos y de diversos componentes cognitivos. Y bajo la
perspectiva del procesamiento de la información simple se considera que la velocidad-eficiencia del procesamiento
de la información es el proceso unitario elemental y el componente neurofisiológico básico que explicaría las diferen-
cias individuales en inteligencia general (Eysenck, 1982; Jensen, 1985, 1998; en Bonastre, 2004).
La psicometría es la disciplina que se encarga del conjunto de métodos, técnicas y teorías implicadas
en medir y cuantificar las variables psicológicas del psiquismo humano.
Considera la inteligencia como una capacidad unitaria y general denominada "g". En ella se encuadra la
Unitario
propuesta de Spearman.
Define la inteligencia como una estructura dependiente de dos tipos de capacidades: la inteligencia fluida
Dicotómico
"If" y la inteligencia cristalizada "Ic". Esta perspectiva es la de autores como Catell.
Considera que existen varias habilidades mentales separadas, que no implican necesariamente una
Múltiple
correlación entre sí. Esta perspectiva es la que proponen autores como Sternberg y Gardner.
Charles Edward Spearman (1863-1945) afirmó que la inteligencia es una facultad unitaria referida a la capacidad cog-
nitiva general. Spearman observó que las puntuaciones que los niños en edad escolar sacaban en cada una de las
asignaturas mostraban una relación directa entre ellas, de manera que un alumno que saque muy buenas notas en
una asignatura tenderá también a puntuar bien en el resto de asignaturas. A partir de este hecho, ideó un modelo
explicativo sobre la inteligencia llamado teoría Bifactorial de la inteligencia.
Según esta teoría, la inteligencia, considerada como el constructo teórico que se mide mediante los tests en forma de
CI, tiene dos factores:
Factor g (componente general). Es el fundamento esencial del comportamiento inteligente
en cualquier situación, por particular que esta sea.
Factores s (componentes específicos). Una serie de factores específicos que se pueden entender
como habilidades y aptitudes que están presentes solo en ciertos ámbitos de la vida y cuyos resultados
no pueden ser generalizables
a otros dominios (inteligencia
verbal, inteligencia mecánica,
inteligencia espacial,
El modelo plantea problemas
inteligencia El primero es que el factor general de inteligencia parece estar
James Mckeen Cattell (1860-1944) representa la llamada escuela americana de psicología. El sistema If-Ic de Cattell pro-
pone que hay dos tipos de inteligencia, fluida y cristalizada, como profundización en el concepto de factor g estudiado.
La inteligencia fluida se toma como rasgo intelectual fuente (fruto de una sola fuente de influencia) y la inteligencia
cristalizada como rasgo intelectual de superficie (tiene más de una fuente como origen).
Inteligencia fluida (If ): es la capacidad
general innata y presente en cualquier
comportamiento. Tiene que ver El concepto de inteligencia
con las capacidades que ponemos fluida y cristalizada
en juego cuando razonamos, de Castell
creamos nuevos conceptos, establecemos
relaciones, inventamos y solucionamos Inteligencia
Inteligencia
nuevos problemas. Fluida Cristalizada
Inteligencia cristalizada (Ic): es la cristalización
de la aptitud fluida mediante su aplicación Permite formar Permite utilizar
conceptos, razonar un cuerpo acumulado
en el ámbito cotidiano, dedepende de la o abstraer de información general
experiencia vital, se solidifica con el paso
Inteligencia
de los años y apenas se transforma, incluso
puede incrementarse, como el vocabulario,
moderadamente. La mayor parte de
las aptitudes lingüísticas pertenecen
a este tipo de inteligencia.
Louis Leon Thurstone (1887-1955) creó la teoría multifactorial con una escala que permitía la medición de actitudes.
Según esta teoría, la estructura mental la conforma una cantidad relativamente pequeña de grandes factores, más o
menos independientes entre sí, cada uno de los cuales es responsable de una aptitud.Thurstone definió siete factores
y organizó una serie de pruebas para medirlos, que denominó pruebas de habilidades primarias.
Para Thurstone la inteligencia es el producto de siete varios factores:
Figurativo: información que se percibe Clases: producto formado por un significado de la información
directamente del exterior (o bien se recupera conjunto de unidades que son similares. recibida.
de la memoria) en forma visual o auditiva. Relaciones: conexión observable entre Memoria: almacenamiento
Simbólico: información que no tiene elementos, por ejemplo, dos nombres de la información.
significado por sí misma. Se manejan como que están ordenados alfabéticamente, la Producción divergente:
fichas que se pueden combinar entre si. relación familiar entre parientes, etc. creación de alternativas
Semántico: significados, relaciones con Sistema: conjuntos de tres o más nuevas y lógicas.
símbolos principalmente contenidos en el elementos de información organizados. Producción convergente:
lenguaje verbal. Transformaciones: cualquier cambio en creación de información a
Conductual: información implicada en las un elementos de información ya dado. partir de información dada.
interacciones entre individuos, en los gestos Implicaciones: elementos de información Evaluación: operación por la
o expresiones, intenciones, etc. que son sugeridos por otros ya dados. cual decidimos “si” o “no”.
Esta teoría es más reciente ya que fue formulada en 1993 por John Bissell Carroll (1916-2003). En ella se parte de que
hay una inteligencia general “g” la cual se puede utilizar en diferentes habilidades abstractas que engloban talentos
o habilidades más genéricos.
El primer estrato incluye un gran número de aptitudes mentales primarias.
El segundo estrato corresponde a factores que tienen un mayor grado de generalidad que los del primer estrato. Se
indican con un número y una letra y los principales son:
Inteligencia fluida.
Inteligencia cristalizada.
Memoria y aprendizaje.
Percepción visual
Percepción auditiva.
Capacidad de recuperación
Velocidad cognitiva.
El tercer estrato se refiere a un único factor de inteligencia general, denominado 3 G, similar al factor g de Spearman,
el cual representa y aparece junto a los demás factores de 2.º orden, pero sobretodo, con los de la Inteligencia fluida
y cristalizada.
Este modelo reúne, en síntesis, a los demás autores y solo en principio discrepa con él Guilford, al que
le cuesta admitir la existencia de factores de orden superior y Gardner, quien más que admitir una
estructura jerárquica de la inteligencia, postula que existen múltiples inteligencias independientes
entre sí. Aunque aquí Carroll aclara que, a “grandes rasgos“, los factores del segundo estrato de su
teoría se corresponden con las siete inteligencias de Gardner.
2F 2C 2Y 2V 2U 2R 2S 2T
… … …
En cuanto al enfoque múltiple de la inteligencia, cabe destacar que la propuesta realizada por Howard Gardner y que
se aborda en profundidad en este curso ha sido la que mayor aceptación ha obtenido en la actualidad. No obstante,
existen otros modelos dentro de dicho enfoque que sería conveniente destacar:
Los metacomponentes son los procesos de orden superior propios de la función ejecutiva del cere-
bro que permiten planificar, dirigir y evaluar la conducta.
Desarrollo cognitivo
Robert Sternberg define la sabiduría como una forma especial de inteligencia práctica ba-
sada en el conocimiento tácito y está dirigida a lograr el bien común a través del equilbrio
de intereses múltiples que con frecuencia entran en conflicto.
A diferencia de otras formas de inteligencia, la sabiduría implica juicios de valor sobre los
fines que son buenos y la mejor manera de conseguirlos.
Una de las aportaciones más relevantes de esta teoría para el marco educativo es que considera que
las diferencias individuales en inteligencia se relacionan con los distintos usos que las personas ha-
cen de los procesos cognitivos (Stemler, Grigorenko, Jarvin y Sternberg, 2006).
El concepto de inteligencia social fue acuñado por Edward lee Thorndike (1874) quién en 1920 definió esta inteligen-
cia como una de las precursoras de la inteligencia emocional. Su propuesta consiste en dividir el intelecto en tres fa-
cetas que consisten en comprender y operar con:
a) Ideas (inteligencia abstracta).
b) Objetos concretos del entorno físico (inteligencia mecánica).
c) Personas (inteligencia social).
INTELIGENCIA ABSTRACTA
INTELIGENCIA MECÁNICA
INTELIGENCIA SOCIAL
Habilidad
Habilidad Habilidad
para gestionar
para gestionar para gestionar
y entender
y entender y entender
objetos
ideas personas
concretos
El enfoque de la inteligencia social está fuertemente vinculado al contexto en el que se desarrolla la conducta, por lo
que esta no puede entenderse sin tenerlo en cuenta (Cantor y Harlow, 1994).
Por otra parte, Marlowe (1986) considera la inteligencia social como un constructo multidimensional compuesto por
cinco factores distintos e independientes de las inteligencias verbal y abstracta:
Se puede decir que hasta la obra de Sternberg y Wagner (1986) no se abordó consistentemente la inteligencia prácti-
ca. En dicha obra se recogió el enfoque que distintos autores (entre ellos Ceci, Gardner o Sternberg) tenían acerca de
la aplicación de la inteligencia a las situaciones cotidianas y en las que el contexto y la experiencia representaban un
papel fundamental.
La inteligencia práctica no supone un nuevo tipo de inteligencia que como tal se pudiera añadir, por ejemplo, a las
propuestas por Gardner (1995), sino que consiste en una inteligencia no académica que se aplica al día a día y que no
puede ser medida por los test psicométricos convencionales (Domènech, 2004).
Ejemplo de ello podría ser el pescador que es capaz de encontrar la mejor zona de pesca, o el carpintero que logra con-
vertir una habitación vacía en una cálida y funcional oficina. Aunque ninguno consiguiera alcanzar una alta puntuación
en un test de inteligencia, no podría dudarse que, sin embargo, ambos poseen una inteligencia práctica muy elevada,
ya que se desenvuelven hábilmente en su entorno y sus productos son superiores a la media (Domènech, 2004).
Por tanto, la inteligencia práctica podría definirse como una habilidad que va más allá del cociente intelec-
tual y de la inteligencia académica, y que sirve para adaptarse, ajustarse, seleccionar y resolver problemas
cotidianos (Sternberg et al., 2000; Domènech, 2004).
El concepto de inteligencia emocional fue estudiado desde principios de los años noventa por Salovey y Mayer (1990),
pero fue a partir del libro de Goleman La inteligencia emocional (1996) cuando empezó a popularizarse.
Desde entonces se han observado dos líneas de investigación complementarias (Mayer, Salovey y Caruso, 2000; cita-
dos en Domènech, 2004):
Los modelos de habilidad mental, como el propuesto inicialmente por Salovey y Mayer (1990), que centran la in-
teligencia emocional en las emociones y su interacción con el pensamiento.
Los modelos mixtos, como el desarrollado por Goleman (1996), que definen la inteligencia emocional en térmi-
nos de motivación (persistencia), estrategias cognitivas (retraso de la gratificación) y carácter (ser una buena
persona), entre otros.
La inteligencia emocional se vincula a la inteligencia general pero “se distingue de ella en tér-
minos de mecanismos (como la emocionalidad, tratamiento de la emoción y sustratos neuro-
lógicos) y manifestaciones (mayor fluidez verbal en los dominios emocionales así como una
mayor transmisión de la información bajo presión emocional)” (Mayer y Salovey, 1993; citados
en Domènech, 2004). Dicho de otro modo, la inteligencia emocional es la habilidad para con-
trolar las emociones y sentimientos propios y ajenos, saber discriminar entre ellos y ser capaz
de utilizar esa información para dirigir el pensamiento y las acciones (Salovey y Mayer, 1990).
Por su parte, Weisinger (1998) aporta otro punto de vista a la inteligencia emocional al destacar
el aspecto interpersonal, afirmando que la inteligencia emocional consiste en el uso inteligen-
te de las emociones y puede aplicarse tanto intrapersonalmente (para ayudarse a uno mismo)
como interpersonalmente (para ayudar a los demás).
Actividades de aprendizaje
Para completar este apartado realiza la Actividad 5. Profundiza.
Recientemente Bill Lucas y Guy Claxton (2014) han propuesto un nuevo modelo de inteligencia cuyo proceso de
delimitación aún se encuentra abierto, a la espera de posibles consideraciones éticas que configuren un futuro
modelo 4:6:1.
Estos autores, al igual que hizo Gardner (1995), dividen la inteligencia en ocho tipos:
La palabra «inteligencia» apareció por primera vez en los textos científicos gracias a Sir Francis Galton (1822-1911),
primo hermano de Charles Darwin (Hochel y Gómez, 2007). Su visión organicista de la inteligencia, que suponía que
esta se encontraba determinada genéticamente, condujo a afirmar que las jerarquías sociales eran un mero reflejo del
orden natural, lo que implicaba, entre otros aspectos, que científicamente la situación de los pobres o los esclavos se
explicaban como consecuencia de su menor capacidad innata (Hochel y Gómez, 2007).
Sin embargo, sugerir que puede existir una única definición de inteligencia sería concurrir en un grave reduccionismo
que evidenciaría la incomprensión sobre ella (Bonastre, 2004). Nuestra idea de inteligencia se podría considerar pro-
ducto de la intencionalidad de medirla y evaluarla (Stobart, 2010). De hecho, Boring (1923; citado en Stobart, 2010)
llegó a presentar una definición operacional de inteligencia considerándola “aquello que prueban los test”. Incluso
años más tarde, Howe (1997) explicaba que la inteligencia es el nombre abstracto que recibe el hecho de ser inteli-
gente, pero no lo explica.
La inteligencia se podría definir como la habilidad cognitiva que permite a cada persona pensar, aprender y resolver
los problemas y situaciones de la vida cotidiana (Jensen, 1998; Primi, Ferrão y Almeida, 2010; Sternberg, 1997; citados
en Ruiz, Bermejo, Ferrando, Prieto y Sáinz, 2014).
Howard Gardner, creador de la teoría de las Inteligencias Múltiples que nos ocupa en este curso, define la inteligencia
como un potencial biopsicológico de procesamiento de la información que permite la resolución de problemas o la
creación de productos que resulten valiosos para una comunidad o cultura dada.
Sin embargo, una de las definiciones más aceptadas en la actualidad es la que ofrece Linda Gottfredson (1997), quien
afirma que la inteligencia es una facultad mental que implica distintas capacidades, entre ellas la de razonar, planifi-
car, resolver problemas, comprender ideas complejas o aprender.
La definición de inteligencia
Gottfredson definió en 1997 la inteligencia humana como “una capacidad mental muy general que,
entre otras cosas, incluye la aptitud para razonar, planear, resolver problemas, pensar de forma abs-
tracta, comprender ideas complejas, aprender rápidamente y aprender de la experiencia. No es úni-
camente aprender de los libros, una habilidad académica limitada, o hacer bien los test. Por el con-
trario, refleja una capacidad más amplia y profunda de abarcar lo que nos rodea”.
A principios de los años 70, David C. McClelland, un psicólogo de Harvard, comenzó a utilizar el concepto de compe-
tencia en lugar del de inteligencia, vinculándola a la capacidad de hacer (Fontán, 2012). De hecho, el propio Howard
Gardner, como ya hemos visto, definió la inteligencia como una capacidad, concretamente la referida a la resolución
de problemas y la elaboración de productos que resulten valiosos en una o más culturas.
Partiendo de esta teoría, Teresa Fontán Montesinos (2012) propone una relación entre las Inteligencias Múltiples, las
competencias básicas (según la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación), las capacidades, y los pilares de la
educación establecidos en el Informe Delors (1996).
Competencia
en comunicación
lingüística
Competencia
Inteligencias matemática
lingüística,
Cognitivas Conceptuales Aprender a saber Competencia en
lógico-matemática
el conocimiento
y naturalista
y en la interacción
con el mundo físico
Tratamiento de
la información y
competencia digital
Inteligencias
visoespacial, Competencia cultural
Motrices Procedimentales Aprender a hacer
musical y y artística
corporal-cinestésica
Autonomía e iniciativa
Inteligencia personal
Afectivas Actitudinales Aprender a ser
intrapersonal Competencia para
aprender a aprender
En el ámbito educativo, la capacidad y la competencia son dos conceptos interdependientes, ya que se necesita ser
capaz para poder ser competente, y a su vez siendo competente es como se demuestra la capacidad (Mentxaka,
2008; Fontán, 2012). Y esas capacidades configuran el potencial humano que facilita la adquisición de competencias
(Montero, 2009), debiendo primarse la educabilidad sobre ese “determinismo psicológico derivado de la concepción
estática de la capacidad” (Fontán, 2012), porque el ser humano es un sujeto inacabado que necesita educarse y trans-
formarse de forma continua (Freire, 1971).
Así, debe tenerse en cuenta que “las competencias individuales representan solamente un aspecto de la inteligencia;
la inteligencia también requiere estructuras sociales e instituciones que permitan el desarrollo de dichas competen-
cias” (Gardner, 1995). La educación no debe, por tanto, centrarse exclusivamente en el ámbito social, considerando la
persona como un mero elemento del grupo. Debe evitarse la confrontación entre lo personal y lo social, ya que ambos
aspectos, individualidad y sociabilidad, son parte esencial en cada ser humano (Calderero, Aguirre, Castellanos, Peris
y Perochena, 2014).
Se basa en las pruebas de Binet y Simon, y las adapta para establecer las primeras diferenciación
Lewis M. Terman entre adultos y niños.
1877-1956
Formula el concepto de cociente intelectual (CI). Resultado de dividir la Edad Mental (EM) entre
William L. Stern la Edad Real (ER) multiplicado por 100.
1871-1936 EM
CI 100
ER
No obstante, A. Binet (1909) ya previó algunas de las consecuencias no deseadas que tendría su enfoque, como el
hecho de que los maestros utilizasen las puntuaciones obtenidas por los estudiantes en sus test para no atender a
determinados alumnos (los más revoltosos o menos implicados en su propio aprendizaje), o que debido a dichos re-
sultados considerasen poco talentosos o poco inteligentes a aquellos que obtuviesen unos resultados más pobres.
El cociente intelectual (CI) no es fijo ni viene permanentemente predeterminado por factores genéticos, sino que re-
sulta maleable y depende del contexto cultural.
Los test de inteligencia miden este CI a través de determinadas pruebas a partir de cuyos resultados y en comparación
con la población de referencia se obtiene, por lo que pueden producirse cambios en función del contexto sociocultu-
ral en el que se aplique.
Examinando los resultados en la escala Weschler y en el test Standford-Binet, James Flynn (1998) se percató de que
cada década se produce una mejora de aproximadamente tres puntos en sus puntuaciones, por lo que resulta necesa-
rio volver a calibrarlos. Así, en el momento en que se produce dicha recalibración, la puntuación media del CI siempre
es superior a 100, y aunque la diferencia no parezca muy amplia, hay que tener en cuenta que, como bien ejemplifica
Gordon Stobart (2010), una persona que “estuviera en el punto medio en la distribución de 1990 (CI de 100, habría
obtenido una puntuación que lo incluiría en el 18 % superior (CI 115) en la normalización de 1932”.
Pruebas de inteligencia
Escala de Binet-Simon
• Primera prueba de inteligencia, desarrollada para identificar a niños que podrían tener
dificultades en la escuela.
• Binet desarrolla el concepto de edad mental en los niños.
Escala de Stanford-Binet
• Es la adaptación de la Binet-Simon desarrollada por L. M. Terman.
• Terman introduce el término coeficiente mental (IQ).
• Una puntualción de 100 es considerada como promedio.
Bill Lucas y Guy Claxton (2014) exponen ocho mitos sobre la inteligencia:
1. La inteligencia es un concepto unidimensional que se relaciona con aquello que miden los test de inteligencia.
2. La inteligencia es fija y no puede alterarse.
3. La inteligencia se localiza en la mente, que se encuentra separada del cuerpo.
4. La inteligencia es consciente y racional.
5. La inteligencia es una cualidad o atributo personal.
6. La inteligencia no es un concepto social, sino individual.
7. La inteligencia no está ligada a las circunstancias ni demandas del entorno, resultando ser un concepto universal-
mente válido.
8. La inteligencia es una función independiente de las funciones morales y emocionales.
Otra creencia muy enraizada consiste en considerar la inteligencia como forma equivalente de los estilos cognitivos,
de aprendizaje o de trabajo. En este sentido, hay que tener en cuenta que la inteligencia es una capacidad que se
centra en contenidos específicos, mientras que el estilo es el enfoque que se aplica en relación a un abanico de con-
tenidos indefinidos, resultando improbable que el estilo sea siempre igual a pesar de que los contenidos cambien o
se opere con diferentes inteligencias (Civarolo, Amblard y Cartechini, 2010).
Cuestiones:
“¿Dónde está escrito que la inteligencia deba ser evaluada a partir de test? ¿Fuimos incapaces de
hacer juicios sobre la inteligencia antes de que Galton y Binet diseñaran juntos el primer conjunto
de ítems psicométricos hace un siglo? Si las docenas de test de CI que se utilizan en el mundo des-
parecieran de repente, ¿no seríamos capaces de evaluar la inteligencia?”.
Los test están construidos para medir la inteligencia subyacente, que difiere entre individuos (Stobart, 2010).
Hay que comprender que vivimos en un mundo diverso, en el que todas las personas somos diferentes unas de otras,
con unas peculiaridades que nos hacen únicos e irrepetibles. Por tanto, la inteligencia que poseamos también será a
su vez distinta entre nosotros, sin que por ello sea mejor o peor. Simplemente será aplicada a un ámbito o a otro.
A pesar de que todos nacemos con potencialidades determinadas por la genética, hay que comprender que su desa-
rrollo no es inalterable, sino que depende del entorno sociocultural (Civarolo, Amblard y Cartechini, 2010).
INTELIGENCIA GENERAL
Razonamiento lógico
Inteligencia lingüística
Matemáticas
Espacial
Atención
Memoria visual
Rapidez
Memoria auditiva
Ejemplo:
Los estudiantes con Síndrome de Williams, presentan una discapacidad
intelectual leve o moderada (con un CI que usualmente oscila entre 60 y 70)
y una alteración en otras áreas como la psicomotriz o la viso-espacial, pero
que sin embargo poseen una buena calidad en su lenguaje y un sentido de
la musicalidad altamente desarrollado.
Actividades de aprendizaje
Finaliza el módulo realizando la Actividad 6. Reflexiona, las respuestas a las preguntas que se plantean te servirán de guía
para completar la conclusión en el estudio de este módulo.
La Inteligencia Creativa.