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¿QUÉ ES LA TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN

SOBRE EL NUEVO ORDEN MUNDIAL?

Fuente: Wikimedia

EL ORDEN MUNDIAL
“Nuevo orden mundial” puede referirse al período histórico
posterior a la Segunda Guerra Mundial, pero también da nombre
a una teoría de la conspiración sobre una supuesta élite con planes
para crear un Gobierno global. El término deriva de la expresión
latina Novus Ordo Seclorum (‘Nuevo Orden de los Siglos’), que aparece en
el reverso del escudo de Estados Unidos o en los billetes de un dólar. La
frase va acompañada de una pirámide de trece escalones —por los trece
estados fundadores del país—, el año de la declaración de Independencia,
1776, en números romanos, y el ojo de la providencia. La asociación de estos
símbolos con la masonería ha contribuido a alimentar las teorías
conspirativas.

EL ORDEN INTERNACIONAL SURGIDO TRAS LA SEGUNDA


GUERRA MUNDIAL

Un nuevo orden mundial es una nueva etapa histórica que surge cuando se
da un cambio en el equilibrio de poder global, aunque es difícil establecer
cuántos ha habido o cuándo se ha pasado de uno a otro. Algunos expertos
creen que el orden vigente es heredero de la Paz de Westfalia de 1648, que
sentó las bases del Estado-nación. Otros consideran que comenzó en 1918,
tras la Primera Guerra Mundial, con los catorce puntos de Woodrow
Wilson, entonces presidente de Estados Unidos. Wilson propuso un plan
para la paz y la seguridad mundiales cuyos ejes incluían el liberalismo
económico, el fin de la diplomacia secreta o la creación de una Sociedad de
Naciones que permitiera resolver los conflictos entre países por la vía
diplomática y no militar. 

Sin embargo, el término “Nuevo orden mundial” se popularizó tras el final


de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Después de que el proyecto de
Wilson se desmoronara con esta contienda, las potencias vencedoras, en
especial Estados Unidos, construyeron los pilares de un nuevo sistema
internacional. Los Acuerdos de Bretton Woods de 1944 establecieron la
estructura económica, y en 1945 se fundó la Organización de Naciones
Unidas, garante de la paz mundial y heredera de la desaparecida Sociedad
de Naciones. 

Breve historia de las instituciones financieras internacionales


El término se mantuvo en boca de los líderes mundiales durante décadas y
volvió a usarse al final de la Guerra Fría, cuando el presidente de Estados
Unidos, George H. W. Bush, y el líder de la Unión Soviética, Mijaíl
Gorbachov, estuvieron de acuerdo en que el fin de la competición entre
ambas potencias abría un nuevo escenario de cooperación. Por eso algunos
especialistas consideran que el orden mundial actual comenzó en 1991 con
la desintegración de la Unión Soviética. Años después, el académico y
destacado diplomático estadounidense Heny Kissinger usó el término en su
libro Orden Mundial (2014), en el que expone la disputa por dominar el
orden internacional actual.

Una teoría de la conspiración sobre una élite que quiere


gobernar el mundo

La teoría de la conspiración del Nuevo Orden Mundial (NWO por las siglas
en inglés) se inspira en ese término para afirmar que la élite mundial,
incluidos gobernantes y cúpulas empresariales, tiene un plan para el
dominio internacional. Su objetivo sería establecer un nuevo orden en el
que la población estuviera sometida a un Gobierno centralizado global. Esta
teoría suele relacionarse con otras ideas conspirativas, como la conspiración
judeo-masónico-comunista, el Club Bilderberg, o los Illuminati y otras
sociedades secretas.

Las teorías conspirativas se han multiplicado en la era de internet,


desde QAnon y la supuesta élite secreta que gobierna Estados Unidos hasta
el terraplanismo, los hijos secretos de Jesucristo o la muerte del
músico Paul McCartney. Durante la pandemia de la covid-19 han
surgido nuevas teorías que afirman, por ejemplo, la existencia de una élite
“globalista” encabezada por las empresas farmacéuticas, Bill Gates,
fundador de Microsoft, y el multimillonario filántropo George Soros. Su
objetivo sería impulsar un “Gran Reseteo” del sistema global, limitando la
libertad de las personas mediante un chip implantado con las vacunas
contra el coronavirus. Aunque no existen pruebas que sustenten ninguna de
estas teorías, sus defensores aprovechan las redes sociales para abrirse
camino y difundir su desinformación conspirativa.

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