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XIII
Introducción
341
DR © Universidad Nacional Autónoma de México,
Instituto de Investigaciones Jurídicas
Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
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342 DERECHO PROCESAL ADMINISTRATIVO
l. La justicia administrativa
1 Cfr. Couture. Eduardo J.. Fundamentos del De1"echo procesal civil, Etl. Depalma, Bue-
nos Aires, 1958 (3a. ed.), p. 27.
2 Cfr. Alcalá-Zamora y Castillo, Niceto, "Proceso administrativo", en Revista de la Fa-
cultad de Derecho de México, núm. 51, julio-scptícmbre de 1963, México, pp. 607 Y 625.
3 Cfr. Merkl, Adolfo, Tcort'a del Derecho adminislralivo, EtlitOla Nacional, 1léxico,
1975, p, 476,
4 Idem, p. 487.
¡; ldem, pp. 486-487.
o Jdern, pp. 488-489.
que tal acto haya &ido revisado previamente, por vía de autocontrol o de
recurso, por la autoridad administrativa. En los casos en que el recurso ad-
ministrativo ante la propia autoridad o su superior jerárquico no deba ago-
tarse obligatoriamente antes de acudir al proceso administrativo -como es
la tendencia actualmente-,' o que la misma naturaleza del acto no requiera
una revisión por la propia autoridad, es legítimo hablar de justicia adminis-
trativa si tal acto es sometido al conocimiento y resolución de 'un órgano
jurisdiccional con competencia en materia administrativa. En otras palabras,
la justicia administrativa no funciona solamente a consecuencia de la reso-
lución de recursos administrativos o de revisiones de oficio, sino que también
puede realizarse directamente sobre actos administrativos, cuando el recurso
o al revisión no sean presupuestos necesarios del proceso administrativo.
Sin embargo, por la todavía regular sucesión -no imprescindible teórica
ni algunas veces legalmentes- entre recurso administrativo y proceso, es
conveniente reiterar algunas de sus diferencias principales. Puchetti ha afir-
mado, con expresión elocuente y certera a la vez, que "los recursos adminis-
trath:os no nos llevan al aula lnagna de la justicia administrativa, sino a su
vestíbulo".8 Y Alcalá-Zamora y :Fix-Zamudio han formulado su distinción pre-
cisa a partir de las diferencias entre autotutelay proceso."
La resolución del recurso administrativo promovido por el administrado
es dada por la propia autoridad administrativa responsable del acto impug-
nado o por su superior jerárquico, de manera que el conflicto planteado a
través del recurso, independientemente de la forma y alcance que éste tenga,
es resuelto por la propia administración. Se trata, en todo caso, de una solu-
ción de autotutela, de una solución parcial, no en el sentido de que vaya a
darse invariablemente en perjuicio del administrado, sino en el de que es
dada por una de las partes en desacuerdo: la propia administración. En con-
secuencia, la relación que se establece en virtud del recurso administrativo
es bilateral, toda vez que sólo comprende al administrado y la administra-
ción, y la decisión que ésta dé al recurso, no implicará, por tanto, ejercicio
de función jurisdiccionaL
En cambio, el proceso administrativo es, por definición, una solución im-
parcial, en el sentido de que no proviene de una de las partes en conflicto
-administrado y administración-, sino de un tercero -el órgano jurisdic-
cional-, que al estar dotado de autonomía puede resolver supra partes. Aquí
no hay autotutela, sino verdadero proceso. La relación que se establece en
7 Cfr. Fix-Zamudio, Héct0r, lntroduu:ión al estudio de los reClUSOS administrativos, en
Estudios de Derecho público contemporáneo, :Fondo de Cultura Económica·Universidad
Nacional Autónoma de México, México, 1972, pp. 76-78.
7 Cfr. González Pérez. Jesús, "La justicia administrativa en México", en Revista de De·
Tecllo Procesal lberoameric(UUl~ Madrid, núm. 4 de 1972, p. 772, nota 50.
S Cfr. Alcalá·Zamora, afr. dI. suprn nota 2, pp. 603·607; Fix·Zamudio, o-p. cit. supra
nota 7, pp. 65-66.
LA JUSTICIA ADMINISTRATIVA
donal inglesa, limitada por el poder del parlamento, no hubiera sido po-
sible el sistema francés, establecido bajo el Estado autoritario de Napoleón,
aunque con antecedentes en la Revolución francesa. En todo caso, la diversi-
dad de interpretaciones justifica, pero no condiciona, cada uno de estos dos
sistemas tradicionales
Con todo, un panorama de los sistemas de justicia administrativa, por
breve y esquemático que sea, no se debe limitar a estos dos sistemas. sino
que debe considerar, además, los correspondientes a Italia, Alemania y
España.
a) El sistema francés
.2'0Cfr. González Pérez, op. cit. supra nota 17, pp. 280-281.
21 Cfr. Fix-Zamudio, Héctor, "Org::mización de los tribunales administrativos", en Re-
vista del Tribunal Fiscal de la Federación J 40. núm. extraordinario de 1971, México, p. 101.
22 Idem, p. 1021; González Pérez, op. cit. supra nota 17. p. 261; Remington, op. cit.
supra nota 17, pp. 42-48; Letourneur, op. cit, supra nota 18, p. 99.
23 Cfr. Letourncur, op. cit. supra nota 18, pp. 99·100.
24 ldem, p. lOO: Remington, op. cit. supra nota 17, pp. 47-48. Acerca de la reforma,
r'fr., Vedel, Georges, ~La reforma del recurso contencioso administrativo en Francia", en
Revista del Instituto de Derecho Compa.rado~ núm. 4, enero-junio de 1955, Barcelona,
pp. 112-121. Una interesante invcstigación sobre el funcionamiento real de un tribunal
administrativo regional francés, puede verse en: Prieur, Michel, "Un exemple d'etude 80-
ciologique du contentieux administratif: Les jugements du tribunal administratif de Stras-
bourg de l'anée civiJe 1966':, en Revue du Droit Public et de la Science Politique en
France el al'étrangcr, núm. 6, noviembre-diciembre de 1973, París, pp. 1489-1552.
LA JUSTICIA ADMIr-;ISTRATIVA
!.'U Pam una distinción entre estas tres clases de sentencias, puede veTSe COUlure, op.
cit. supra nota 1, pp. 315-321.
:lO Cfr. González Pércz, op. cit ..~upra nota 17, p. 329.
31 Idem, pp. 33()'333.
'32 González Pérez, op. cit. supra nota 12, pp. 12 Y ss.
33 Giannini, Massimo Severo, "Compamción entre los sistemas del contenciQM) admi-
nistrativo", en Revista de la Facultad de Derecho, mimo 33, marzo de 1966. Caracas, p. 27.
84 Ibídem.
no afecta en fonna decisiva las evidentes ventajas del sistema francés: la au-
tonomía de los juzgadores, su preparación especializada, la sencillez de los
procedimientos, la función creadora y uniformadora de la jurisprudencia y.
como consecuencia de estos y otros factores, la gran confianza que inspira en
los administrados.s 5 No ha sido, por tanto, injustificado el reconocido pres-
tigio del sistema francés, ni inexplicable su decisiva influencia en los orde-
namientos del civil law. Esta influencia no ha sido ajena, como veremos
más adelante, a la experiencia mexicana.
h) El ústema inglés
a;;; ldt:rn. p. 26; Lctourncur, 01'. cit supra nota 18, pp. 90-100, Y además, Remington,
op. cit. supra nota lB. pp. B9-94.
,W Clr. Giannini, uJJ. cit. supra nota 33, pp. 23-24.
:n Lawson, F. H .• "Lo contencioso administrativo en Inglaterra", en Revista del Ins-
tituto de Derecho Comparado, núm. ·1. enero-junio de 1965. Barcelona, p. 140_
¡~8 Cfr. González Pérez, op. cit. supra. nota 17, p. 370.
~9 ldem, p_ 372. El texto de la Tribunals and Iuquirer Act, 1958. brevemente comen-
¡.tdo, pucd.e verse en Baratier. Paul, Le contentiux administratif in Grande-Bretagnc, en
Rr-t.mc de Droit Public et de la Science Poli tique en France. et a l'étranger Paris, núm. 7
ciden en última instancia, sin posibilidad de que sus resoluciones sean im-
pugnadas ante los órganos de la jurisdicción ordinaria.'"
Los procedimientos a través de los cual.,. se pueden demandar a las auto-
ridades públicas inglesas son los ¡V"íts u Olders de mandamus, prohíbition y
" certiorari. Junto a estos procedimientos tradicionales, es posible también de-
ducir pretenciones declarativas y "recursos especiales".41 Al decir de Lawson,
el mandamus es "una orden a las autoridades para que realicen una activi-
dad que han descuidado. Es un medio de actuación residual, en el sentido
de que no debe ser utilizado a menos que no exista otro igualmente: conve-
niente". La prohibition, expresa el autor citado, "es una orden a una auto-
ridad pública prohibiéndole el ejercicio de una jurisdicción que no posee
por derecho". Y, por último, el certio1'ari "es la orden dada a la autoridad
pública para que envíe los informes de sus actuaciones para ser inspeccio-
nadas por el Tribunal Supremo ... "; cuando el procedimiento tiene éxito,
las actuaciones "pueden ser anuladas tanto por el motivo de que aquellas
autoridades no tuviesen jurisdicción para actuar, como por haberse excedido
en su jurisdicción o por error de derecho, manifiesto en los informes".42 Es
claro que ~n estas explicaciones, la expresión "jurisdicción" debe ser enten-
dida en el sentido de competencia.
Tomando en cuenta la extensión y el alcance de estos procedimientos,
González Pérez concluye que en el derecho inglés es posible deducir tanto
pretensiones declarativas y constitutivas, como de condena.43
e) El sistema italiano
subjetivo, sino un i"terés legítimo del administrado, éste, una vez agotados
los recursos administrativos, puede acudir a los órganos de la jurisdicción
administrativa para iniciar un proceso administrativo. El criterio para la dis·
tribución de competencias estriba, por tanto, en la distinción entre derecho'
subjetvo e interés legítimo.
Giannini sostiene que "mientras el derecho subjetivo se refiere siempre a
un bien jurídico, material o inmaterial, presente o futuro, el interés legiti·
fiO se refiere a la pretensión de una conducta ajena -en el caso de la
administración pública- que sea conforme a la norma".41J Por su parte. Les-
sona considera que el derecho subjetivo "tiene por contenido una situación
reconocida al individuo personalmente, de forma que la Administración PÚ-
blica en su actividad encaminada a la realización del interés público no puede
eliminarla ni modificarla". Este último autor distingue entre interés legítimo
"ocasionalmente protegido" e interés legítimo "condicionalmente protegido",
según se trate de situaciones individuales cuya protección se pretenda como
"efecto reflejo de una norma" o por su compatibilidad con el interés público. 50
Con todo, la distinción no resulta suficientemente clara, por lo que la
detenninación de la competencia de los tribunales administrativos o de los
civiles, de manera similar a como ocune en el sistema francés, plaIitea serias
dificultades prácticas. 51
d) El sistema alemán
e) El sistema espmiol
na Gonzálcz PlTez, idem, pp. 430-131. Puede verse además: Pders, Hans. La jurüdic.
ción administrativa en la Rcpllblica Federal, en op. cit. supra nota 37, pp. 22-33.
54 Giannini, op. cit. supra nota 33, p. 30. Existen, sin embargo, algunas excepciones a
<esta regla: cfr., González Pérez, al'. cit. wfrra nota 17, p. 430, nota 57.
¡;.'j Giannini, op. y loe. dls. en la nota anterior.
quicamente de tal manera que sus decisiones finales no son revisadas directa-
mente por juzgadores civiles. De este modo, la jurisdicción administrativa,
aunque forme parte del poder judicial, se encuentra separada funcionalmente
de la jurisdicción civil.
Los órganos de la jurisdicción administrativa son, en primer término. las
salas de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo de España, má-
ximos órganos colegiados, convertidos, en virtud de la reforma de 1973, fun·
damentalmente en tribunales administrativos de apelación, aunque también
conocen de detenninados procesos administrativos en primera y única íns-
tancia,M y en segundo término, las salas de lo contencioso-administrativo de
las audiencias territoriales. órganos colegiados que, regularmente, conocen
ue los procesos administrativos en primera instancia y cuyas resoluciones
pueden ser impugnadas en apelación ante las salas de lo contencioso-admi-
nistrativo del Tribunal Supreluo.GI)
A pesar de la unidad orgánica de la j w'isdiccióll española, la especializa-
ción de la competencia adnünistrativa también conduce en España a la "dua-
lidad de jurisdicciones para juzgar a la Administración pública". Los órga·
nos de la jurisdicción administrativa sólo son competentes para conocer de
los conflictos sobre actos administrativos, por lo que queda excluida de S11
competencia el conocimiento y resolución de cuestiones de índole civil o pe·
nal y de otras que, aunque relacionadas con actos de la administración, corres-
pondan por disposición legal a la jurisdicción social o a otras jurisdicciones,
como lo indica el articulo 20. de la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Ad-
ministrativa.
De este modo, esta dualidad de jurisdicciones también plantea en España
serias dificultades para determinar la naturaleza de algunos actos de la ad-
ministración y la competencia de cada jurisdicción para conocer de tales
actos.oo
tí8 Idem, pp. 9(}·93; Galán Mcléndcz, Áh"aro, "EI Tribunal central de lo contencioso-
administrativo", en Información .Turí.dica~ núm. 319, octubre-diciembre de 1973. Madrid,
pp. 47·67.
5!J Gonzálcz Pércz, op. cit . .mpra nota 57, pp. 79-89.
00 Cfr. Gonz;Hcz Pérez, op. cit. supra nota 12, pp. 21-22; y, Martín Mateo, RamólI,
"Derecho administrativo y materia contenciosa, en Revista de Administración Pública,
núm. 55, enero-ahril de 1968, Madrid. pp. 113-130.
Hl Com.;ikJ Pél"CJ, JesÍls. Admillislt(u·ión tníbli("fl y film·tod. I.'~AM, México. ]911, p. ii.
te, existen marcadas diferencias entre este último tribunal -sobre todo .. en :el
alcance de su competencia- y los tribunales administrativos franceses ..
Por otro lado, los tribunales administrativos estatales mexicanos. todavía
son muy pocos y su competencia se reduce, por regla, al conocimiento de pro~
cesas de anulación fiscal. Siguen generalmente el modelo del Tl'ibunal.Fiscal
de la Federación, -excluyendo su competencia para conocer procesos de ple-
na jurisdicción- y los lineamientos del proceso regulado en el Código Fiscal
de la Federación. Entre los tribunales fiscales locales, podemos. mencionar
los de los estados de México -que quizá sea el que mejor haya funcionado
a la fecha-,"" Guanajuato, Colima, Tamaulipas, Veracruz y Sonora.~3 El de
este último Estado, aunque se denomine "Tribunal de lo Contencioso Ad-
ministrativo", tiene competencia para conocer, como los demás tribunales
fiscales de los. estados mencionados, sólo de procesos de anulación de actos
estrictamente fiscales. En forma similar, en el estado de Nuevo León existe
un juez de lo fiscal, considerado como órgano autónomo ubicado dentro del
poder ejecutivo local, con competencia para conocer de los juicios de anula-
ción fiscal. Y en los estados de Chihuahua y Aguascalientes se atribuyecom-
petencia al Supremo Tribunal de Justicia para conocer de los juicios de opo-
sición contra actos de las autoridades fiscales. G4
Sólo en el Distrito Federal" y en el estado de Sinaloa, •• se han estable-
cido tribunales con competencia en materia· administrativa en' general; en
el primer ·caso, el Tribunal de lo Contencioso Administrativo sólo puede dic-
tar sent~ncias declarativas o, a lo sumo, constitutivas; en Sinaloa, el Tribu-
nal denominado Fiscal -aunque lo es realmente administrativo, al contrario
exactamente de lo que ocurre con el de Sonora-, sí cuenta con atribuciones
para conocer de procesos de plena jurisdicción.- 67
62 Acerca del desarrollo y funcionamiento del Tribunal Fiscal del Estado de México,
establecido por la Ley de 26 de diciembre de 1968. y regulado actualmente por el có·
digo Fiscal, ~el Estado de SI de diciembre de 19'70, puede verse el artículo de ~uiz Pércz.
Tomás, "El Tribunal Fiscal del Estado de México", en Rl;''fnsta del Tribunal Fiscal del
Estado de México~ .1110 1, núm, 1, mayo·agosto de 1977. pp. 61-75. El texto actualizado
del Código aparece publicado también en la citada Revista, pp. 151-263.
-63 Cfr. nuestra rcseña '¡La legislación mexicana recieñtc sobre justicia administrativa",
en Gaceta Informativa de Legislación y Jurisprudencia, UNAM. México. núm. enero-abril
de 1978. especialmente la sccci611 nI, apartados ll, 12, 14, 18 Y 19.
M Idem, apartado 13.
% Cfr. nuestras resellas a la Ley del Tribunal de lo Contencioso Administrati\lo cId
Distrito Federal de 26 de enero de 1971 y a sus reformas de 2 de ene:ro de 1973, en
Gaceta Informativa de Legislación y Jurisprudencia núm. 3, julio.septiembre de 1972,
México, UNAM, pp. 353·362; Y núm. 9. enero-marzo de 1974, pp. 66·68, respectivamellte.
Acerca del citado Tribunal, pueden verse también los artículos publicados en los núms.
1 y 2. de julio de 1972 y julio de 1973. de la "Revista del Tribunal de lo Contencioso
del Distrito Federal", dc la cual, lamentableIl1cntc, ya no han ,'ucIto a aparecer nuc,·os
nlÍmeros.
06 Cfr. op. cit. sujmt Ilota 63, <lpartados J!), 16 Y 17.
m Idem, apartado 18.
5. Algunos antecedentes
72 Cfr. Canilla FIOl"es. 011. di. .mfn·a Ilota 16, pp. 175·176.
73 Cfr. Quitana, José Miguel. "Reseña histórica de lo contencioso administrativo fis-
cal en México", en Jus, núm. ~6 marzo de 1954, México, pp. 204-206; y, Nava Negrete.
Alfonso, "Notas sobre 10 contencioso administrativo dd Distrito Federal", en Jurídica.
núm. 4. julio de 1972, México, pp. 261-262.
7<.1, Cfr. Fraga, CabillO, Derecho administrativo, Ed. Porrúa, M{~xico, 1971, (14~. ed.) ,
pp. 46B-469.
LA J LSTICIA AlJ~llNlSTRAT1\' A
a) L~ sala superior
Esta sala se integrará por nueve magistrados, nombrados, al igual que
los de las salas regionales, para un periodo regular de seis afios.8'l El quorum
se fOlma cuando menos con seis magistrados y las resoluciones de la' sala
deben ser aprobadas por la mayoría de los magistrados presentes. La pro-
pia sala superior designa de entre sus magistrados al presidente del Tribunal,
para un periodo de un año, con posibilidad de reelección. El magistrado
designado presidente del Tribunal, además de desempeñar este cargo, tarn·
bién forma parte de la sala.""
En general, las atribuciones que en la Ley de 1966 correspondían al pleno
del Tribunal, ahora son asignadas a la sala superior. ASÍ. a ésta se atribuye:
1) la creación y modificación en forma exclusiva de la jurispntdencia del
Tribunal Fiscal, la cual será obligatoria, sin excepción, para las salas regio-
nales; 2) la decisión de los recursos -queja o revisión- interpuestos contra
las resoluciones de las salas regionales; 3) el conocimiento de las "excitati-
vas" promovidas por las partes a causa del retardo de los magistrados en la
Eonnulació'n de los proyectos o en la emisión de los votos; 4) la calificación
de excusas y recusaciones, y 5) como atribución exigida por la desconccn-
tración geográfica. la resolución de las cuestiones de competencia que sé
susciten entre las salas regionales. M Aparte, la sala superior tiene las fun-
ciones administrativas que señala el artículo 16.
El presidente del Tribunal Fiscal de la Federación tiene, además, las atri-
huciones administrativas enumeradas en el artículo 19.
Las regiones en las que se divide el territorio para los efectos de asigna-
ción de competencia de estas salas, son las siguientes: 1) la del Noroeste
(estados de Baja California, Baja California Sur, Sinaloa y Sonora); 2) la
del Norte-Centro (Coahuila, Chihuahua, Durango y Zacatecas); 3) la del
Noreste (Nuevo León y Tamaulipas); 4) la de Occidente (Aguascalientes,
Colima, Jalisco y Nayarit); 5) la del Centro (Guanajuato, Michoacán, Que-
,'<'taro y San Luis Potosí); 6) la de Hidalgo-México (Estados del mismo
nombre); 73 la del Golfo-Centro (Tlaxcala, Puebla y Veracruz); 8) la del
Pacifico-Centro (Guerrero y Morelos) ; 9) la del Sureste (Oaxaca y Chiapas) ;
JO) la Peninsular (Campeche, Tabasco, Quintana Roo y Yucatán), y 11)
la Metropolitana (Distrito Federal)." Ya hemos indicado que sólo en esta
última habrá tres salas regionales y en las demás regiones sólo una.
En términos generales, podemos afirmar que a las salas regionales se
atribuye en la nueva Ley el conocimiento y resolución de los mismos asun-
tos que la anterior asignaba a las siete salas del Tribunal. El articulo 23 de
ia nueva Ley se limita a reproducir el 22 de la Ley abrogada, sin tomar
siquiera en cuenta algunas modificaciones legislativas producidas durante
la vigencia de esta última Ley. Así. por ejemplo, la fracción IV continúa
aludiendo a la Dirección de Pensiones Militares, la cual fue reemplazada,
desde 1976, por el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Annadas. s7
La competencia de las salas regionales la podemos dividir, siguiendo a
Fix-Zamudio, en dos sectores: el de anulación y el de plena jurisdicción. El
primero de ellos comprende, a su vez, dos tipos de conflictos: los concernien-
tes a la anulación de actos o resoluciones estrictamente fiscales y los derivados
de las prestaciones económicas que otorgan las instituciones de seguridad
sodal en beneficio de los empleados civiles y militares; prestaciones que el
autor citado califica de "parafiscales".
En el segundo sector competencial, el de plena jurisdicción, quedan com-
prendidas las controversias sobre reclamaciones de reparación patrimonial
directa contra el Estado por actos y omisiones culposos en el funcionamiento
,le Jos servicios públicos -previstas en el artículo 10 de la Ley de depura-
<"Íón de créditos a cargo del Gobierno Federal, de 31 de diciembre de 1941-
)' sobre responsabilidad civil de los funcionarios y empleados federales, así
como las controversias que se deriven de la interpretación y cumplimiento
de contratos de obras públicas celebrados por las dependencias del poder
ejecutivo federal. s8 La nueva Ley precisó que dichos contratos deben haber
&l Articulo 21, iaem.
In Cfr. artículo 40. transitorio de la Ley del Instituto de Seguridad Social de las
];IJt.'rzas Armadas Mexicanas, de 28 de mayo de 1976.
R8 Fix-Zamudio, Héctor, "Introducción al estudio del proceso tributario en el Derecho
Mexicano", en Perspectivas del derecho público en la segunda mitad cfel siglo XX (Home-
naje a Enrique Sa)'agues Laso)., Instituto de Estudios rle Administración Loca], Madrid,
1969, pp. J081-1085.
LA .J l.lSTICIA ADMINISTRATIVA
7. El proceso
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LA JUSTICIA ADMINISTRATIVA
pia Ley de- depuración de créditos a cargo del Gobierno Federal, con las
modificaciones que el mismo precepto establece. lo3
En este trabajo nos ocuparemos brevemente sólo del proceso regulado
en el Código Fiscal de la Federación. Este ha tratado de estructurar un pro-
cc:<.o breve, concentrado y oral, toda vez que ha intentado que las fases pro-
uatoria y de alegatos se desarrollen en una sola audiencia. 104 Sin embargo,
en la práctica la audiencia se ha convertido en un trámite muy alejado de
los principios de oralidad y de concentración. IOG
a) Las partes
e) El procedimiento
Por regla, ]a demanda debe presentarse dentro de un plazo de quinn~
días, contados a partir de] día en que haya surtido efectos la notificación del
acto reclamado. Además de los datos de identificación de los sujetos del pro-
ceso y del acto reclamado, la demanda debe contener "los hechos y funda-
mentos en que se apoya la reclamación" y "las pruebas que el actor se pro-
ponga rendir" .110
Presentada la demanda, el magistrado instructor podrá acordar: 1) que
el actor "aclare, corrija o complete" la demanda en un plazo de cinco días;
~) rechazar de plano la demanda "si no se ajusta a la ley", posibilidad con-
tradictoria con la anterior, o 3) admitirla y ordenar notificar a los demás
sujetos procesales interesados, la demanda y el auto admisorio y concederle.
un plazo individual de quince días para que contesten aquélla. En el mismo
auto admisorio de la demanda, se debe fijar la fecha de la audiencia de prue-
bas y alegatos. que se debe llevar a cabo dentro de los cuarenta y cinco días
siguientes. ll1
En general, se concede libertad para ofrecer cualquier medio de prueba,
pero se excluyen "la confesión de las autoridades" y los que no hayan sido
ofrecidos en el procedimiento administrativo ante la autoridad responsable,
salvo que en éste no se hubiere dado una oportunidad razonable para este
objeto. Las pruebas ofrecidas en la demanda y en la contestación deben
practicarse en la audiencia. En ésta, las partes deben también formular sus
alegatos. En la práctica. sin embargo, la audiencia se ha tornado, las más
de las veces, un trámite innecesario, al que con frecuencia no concurren las
partes y que es conducido sólo por el secretario de la instrucción del .iuicio.u:!
109 Fracción IV, primer párrafo del mismo artículo, Cfr., Hedu:ín lVirués, op. cir: mIna
nota 93. pp. 169·170.
110 Artículo!> 192 y 193 del CFF.
111 Artículos 199 y 200, ¡"cm.
l12 Vid., .supm nota 105.