Está en la página 1de 6

Gutiérrez Martínez Helios

2CM4
Reporte de Lectura “Rompecabezas de la Ingeniería”
Tercera Parte: El Contexto de la Ingeniería

La tecnología es parte del instrumental tangible e intangible con el que la


ingeniería ejecuta su trabajo.

La cantidad intangible de la tecnología está conformada por los procedimientos y


algoritmos que se aplican en el diagnóstico y el diseño; la tangible está integrada
en la maquinaria, los equipamientos y los instrumentos de toda clase que el
ingeniero usa.

En especial, el ingeniero debería saber que entre la tecnología en uso y los


denominados valores sociales, aquel grupo de creencias particulares que
pertenece a la doctrina compartida por cada sociedad, hay efectos mutuos.

El valor de conocer las colaboraciones entre tecnología y valores radica en que


para el ingeniero, y para todo actor social que toma elecciones
prácticas, los valores sociales precisamente son parte del entorno y a veces
guían tales elecciones, sobre todo las de más grande connotación ética.

En este espacio de lo viable delimitado por la tecnología, los valores sociales


matizan los criterios con que el ingeniero escoge la solución a cada problema que
debería solucionar.

Los valores sociales son un grupo de preceptos jerarquizados. Tanto el grupo


de ellos como cada uno de tales preceptos son irreductibles; o sea,
conforman axiomas sobre qué es bueno o deseable, qué es malo o problema, y
cuál de cada par de valores es preferible.

Un sistema de valores es, puesto que, un grupo de principios que nos posibilita
establecer qué elección es la mejor entre las múltiples posibilidades. Cada vez que
se escoge un curso de acción, el sistema de valores socialmente compartido nos
posibilita saber cuál es la alternativa que la sociedad aprueba.
Gutiérrez Martínez Helios
2CM4
Los valores sociales no precisamente permanecen codificados de forma formal, ni
hay sanciones exactas por violarlos; una vez que se codifican y se establece
explícitamente la sanción correspondiente a la violación de cada inicio, éstos
dejan de ser valores y se transforman en reglas jurídicas de
observancia forzosa.

Toda actividad práctica se fundamenta en el razonamiento disponible y éste es


continuamente incierto por 2 razones: a) ya que los medios y
procedimientos por medio de los cuales adquirimos entendimiento no
proporcionan estabilidad absoluta sobre la validez de éste, y b) pues el planeta en
que vivimos es en sí mismo incierto.

Frecuenta admitirse que un doctor proponga a su paciente, en lugar de


una prescripción categórica, 2 o más posibilidades de procedimiento con el pro y
el contra respectivo; algunas veces el paciente e inclusive el propio doctor buscan
una segunda crítica de otro profesional de la medicina con vivencia y
entendimiento diversos.

Esto denota a las claras que en aquel campo se acepta tanto la imperfección del
entendimiento como el papel del juicio profesional para lidiar con ella. Sin
embargo, hay quienes creen que la ingeniería ha de solucionar sus
inconvenientes con absoluta objetividad y con entendimiento perfectamente
cierto, como su carecer de certeza en esta profesión equivaliera a no cumplir una
obligación.

Pese a que los afanes del ingeniero a lo largo del diseño poseen por objetivo
central evadir que su plan falle, esto puede suceder. Es obvio que el ingeniero no
quiere que haya fallas y se esfuerza en evitarlas; que un diseño suyo falle le
resulta catastrófico, puesto que él mismo es la primera víctima, aun si no ha
cometido error alguno.

El ingeniero constantemente tiene más motivos para diseñar sus proyectos con
estabilidad desmesurada que a la inversa, y es la sociedad la que le fija fronteras.
Gutiérrez Martínez Helios
2CM4
El elevado precio de un plan es la contrapartida de la estabilidad desmesurada;
por esa razón el ingeniero está obligado a buscar cierto balance entre precio y
estabilidad: idealmente el diseño debería inclinarse por la estabilidad hasta el
punto en que el precio es tan elevado que deja de justificarse... Obviamente, a
juicio de la sociedad, ciertos de cuyos individuos o todos en grupo pagan las
secuelas tanto de que la estabilidad de un diseño sea desmesurada como de que
sea insuficiente; pagan comentado precio de sus bolsillos o con su
totalidad o su historia y, por consiguiente, presionan para que se busque
comentado balance.

Además del problema precio versus estabilidad, entre los requerimientos


de diseño constantemente hay otras necesidades de compromiso: precio versus
durabilidad versus sencillez versus rapidez versus bienestar versus belleza versus
facilidad de mantenimiento, etcétera.

No hay diseño alguno que sea el resultado lógico de tales requerimientos


contradictorios, y todo compromiso entre éstos se incrementa o reduce la
posibilidad de fracasa.

Ya que los requerimientos del diseño se contraponen entre sí, una conciliación
lógica de ellos es imposible; el diseño es más bien resultado de un
compromiso teleológico o de la voluntad: la voluntad conjunta del diseñador y de la
sociedad.

Sin embargo la fracasa de un producto diseñado costoso es continuamente una


catástrofe, sea por el tamaño de sus secuelas o por la concentración de éstas en
un momento; como la frecuencia de fracasa de los productos de la
ingeniería es bastante baja, el tamaño del mal podría ser aceptable si se
distribuyera durante su lapso típico de recurrencia; empero concentrada en un
momento frecuenta ser mentalmente increíble y algunas veces financieramente
bastante grave.
Gutiérrez Martínez Helios
2CM4
Las fallas de tales productos de la ingeniería constantemente poseen, puesto que,
efectos fines o subjetivos bastante monumentales y, por consiguiente, el objetivo
central del diseño es evitarlas.

Nadie que haya cometido un error responsable de una fracasa volverá acometer
otro igual; con alta posibilidad tampoco lo cometerá quien haya estudiado y
entendido dicha fracasa, sus razones y sus secuelas, aun cuando no haya sido
una vivencia propia.

El diseño debería hacerse introduciendo componentes de estabilidad para acotar


la posibilidad de fallas debidas a la incertidumbre. Sin embargo, cuando se tiene
un diseño razonablemente conservador, el estudio de su comportamiento
debería ser lo más realista viable; o sea, no debería añadir supuestos
conservadores.

Solamente de esta forma, con conjetura de diseño conservadoras y supuestos de


estudio realistas se cumple la finalidad de todas aquellas 2 facetas del trabajo del
ingeniero, y podría ser que la exploración realista concluya que un diseño en
teoría conservador en verdad no lo sea y deba modificarse.

Cuán conservadores tienen que ser los supuestos de diseño es una


cuestión que puede responderse de 2 modalidades. Si el tipo de plan de que se
trata es uno del que hay exuberante vivencia, lo mejor es adoptarlos componentes
de estabilidad sancionados por la práctica; o sea, esos que han dado sitio a
diseños cuyo nivel de estabilidad fue socialmente aceptado.

Para salir de tal atasco es imprescindible proponer la cuestión en términos de


peligro, determinado como la posibilidad de fracasa multiplicada por el tamaño de
las secuelas potenciales de ella.
Gutiérrez Martínez Helios
2CM4
Si en estas fases no se cumplen todos los supuestos del diseño, puede
sobrevenir una fracasa, por ello las obligaciones del diseñador integran la
transmisión de información e indicaciones suficientes a constructores,
productores, operadores o usuarios de sus productos, de manera todos
ellos procedan según con los supuestos del diseño, y de esta forma el objeto
diseñado no se salga de los márgenes de estabilidad previstos.

En la práctica de la ingeniería se estima que el diseño óptimo se alcanza una vez


que el precio que se paga por conseguir un más grande grado de estabilidad llega
al límite de lo cual la sociedad está dispuesta a costear por esto.

Con más o menor formalidad, tal es el criterio con que se proviene para fijar, tácita
o explícitamente, la posibilidad de fracasa de cualquier producto de la
ingeniería; por tanto, cada producto diseñado involucra cierto peligro, que se
define como la expectativa del costo(o de las consecuencias) de que falle y se
mide en términos monetarios y/o en pérdida de vidas humanas.

Gracias a la incertidumbre, cada viable mecanismo de fracasa involucra un peligro


cuya intensidad es igual a la posibilidad de fracasa multiplicada por el precio de
que ésta en impacto se materialice.

En este último caso, y en todos esos cuya fracasa no constituye un grave


problema social, el diseñador o fabricante fija por sí mismo la posibilidad de
fracasa, sin embargo el cliente puede por su parte seleccionar entre muchas
alternativas de tales productos accesibles en el mercado; esta elección al final
expone el nivel de estabilidad que la sociedad quiere en estos productos.

Como se comentó, la tasa de mortalidad debida a fracasa de productos de la


ingeniería es bastante inferior a la de razones naturales, puesto que de esta forma
de bajos son los niveles de peligro que la sociedad está dispuesta a admitir de la
ingeniería.
Gutiérrez Martínez Helios
2CM4
La sociedad controla el grado de estabilidad de cualquier producto asumiendo que
éste falle más muchas veces a cambio de descargar de costo o, a la inversa,
exigiendo diseños más conservadores y pagando por esto.

De esta forma puesto que, la forma como la sociedad fija la posibilidad de


fracasa óptima para cada producto diseñado es casi continuamente tácita, como
pasa con cada una de las convenciones sociales.

Si no fuera pues aceptamos el peligro de innovar, tendríamos que continuar


cruzando los ríos a nado, no sobre puentes, y el mar en balsas, no en navíos ni en
aviones. Por otro lado, dichos mismos ejemplos realizan evidente que
absteniéndose de innovar no se eliminan los peligros, sino se les preserva en
niveles muchísimo más elevados.

El ingeniero que participa en tales elecciones constantemente sabe con más


firmeza lo cual no debería hacer que lo cual sí puede hacer, puesto que la
educación de las fallas ocurridas en su profesión es categórica, en tanto que la de
los éxitos es provisional e incierta.

El realizado comprobable de que los éxitos sean directivas de


intensidad mayor que las fallas muestra fuera de toda duda que la profesión sabe
realmente bien cómo lidiar con dicha problemática: ha aprendido a hacer
inferencias principalmente atinadas basadas en su extensa historia de éxitos y
fracasos.

También podría gustarte