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CORPORACIÓN

CORPORACIÓN DE ORIENTACIÓN
DE ORIEN CORPORACIÓNEDUCATIVA
DE ORIENTACIÓN
EDUCATIVA TACIÓN EDUCAT

DE ORIENTACIÓN EDUCATIVA

CORPORACIÓN DE ORIENTACIÓN
EDUCATIVA

CONGRESO REGIONAL DE PSICOLOGIA


CLINICA

MEMORIAS

“DEPENDENCIA EMOCIONAL”

2006
MEMORIAS DE LA CONFERENCIA DEPENDENCIA EMOCIONAL
POR CHIQUINQUIRÁ BLANDON MONTES.

Dentro de la práctica clínica se encuentra que hay personas que


manifiestan que no pueden vivir sin su pareja, o que no pueden vivir
sin pareja, que tienen una necesidad excesiva de afecto, que sus
relaciones se han caracterizado porque se someten
inapropiadamente a su pareja y permiten cosas que jamás hubieran
hecho, que son incapaces de colocar límites o expresar
desacuerdos a su pareja, que sus relaciones son asimétricas, es
decir que lo ancho siempre es para el otro y lo angosto es para
ellas, que siempre dan y dan sin recibir; que su autoestima depende
de la afirmación o desvalorización que su pareja haga de sus cosas;
que siempre es incapaz de tolerar los finales..., que las parejas
consumen toda su energía y alrededor de ellas gira todo su
pensamiento, todas sus esperanzas, su felicidad.

¿Qué tienen estas personas?

Voy a retomar inicialmente tres aproximaciones que han tratado de


dar una explicación al fenómeno. La primera Robin Norwood con su
famoso libro Las mujeres que aman demasiado. La segunda,
Brenda Schaeffer con su libro: Es amor o es adicción. Y la tercera:
Jorge Castelló Blasco(2005) con su libro: Dependencia emocional.
Con el fin de mostrar un panorama sobre el tema. Y finalmente,
presentaré mi propia aproximación al tema como un trastorno
mental- emocional, que interfiere en la relación de pareja, facilitando
establecer relaciones asimétricas al someterse inapropiadamente a
la pareja por la necesidad excesiva de afecto de ésta.
AMAR DEMASIADO
ROBIN NORWOD, en su libro: Las mujeres que aman
demasiado, plantea:

1. Cuando estar enamorado significa sufrir, estamos


amando demasiado.

2. Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con

amigas son acerca de él, de sus problemas, sus


ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas
nuestras frases comienzan con él, estamos amando
demasiado.

3. Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter,


su indiferencia o sus desaires como problemas
debidos a una niñez infeliz y tratamos de
convertirnos en su terapeuta, estamos amando
demasiado.

4. Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos


todos los pasajes que lo ayudarán a él, estamos
amando demasiado.

5. Cuando no nos gustan muchas de sus conductas,


valores y características básicas, pero las
soportamos con la idea de que, si tan sólo fuéramos
lo suficientemente atractivas y cariñosas, él querría
cambiar por nosotras, estamos amando demasiado.
6. Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar
emocional e incluso, quizá, nuestra salud e
integridad física, sin duda estamos amando
demasiado.

Luego dice: Veremos que el amor se convierte en amar


demasiado cuando nuestro hombre es inadecuado,
desenamorado o inaccesible y, sin embargo, no podemos
dejarlo; de hecho, lo queremos y lo necesitamos aún más.
Llegaremos a entender como nuestro deseo de amar, nuestra
ansia de amor, nuestro amor mismo, se convierte en una
adicción.

Quienes amamos en forma obsesiva estamos llenas de miedo:


miedo a estar solas, miedo a no ser dignas o a no inspirar
cariño, miedo a ser ignoradas, abandonadas o destruidas.
Damos nuestro amor con la desesperada ilusión de que el
hombre por quien estamos obsesionadas se ocupe de nuestros
miedos.

En cambio, los miedos y nuestra obsesión se profundizan


hasta que el hecho de dar amor para recibirlo se convierte en la
fuerza que impulsa nuestra vida. Y como nuestra estrategia no
da resultado, tratamos, amamos más aún. Amamos demasiado.

ADICCIÓN AL AMOR
BRENDA SCHAEFFER, En su libro: Es amor o es adicción:
Plantea como criterios de adicción a una relación:

1. A menudo se sienten consumidas.

2. Dificultad para definir fronteras del ego.

3. Sadomasoquismo.

4. Dificultades para liberarse.

5. Experimentan pequeño crecimiento individual.

6. Tienen dificultades para experimentar la autentica


intimidad.

7. Practican juegos psicológicos.

8. Dan para obtener algo a cambio.

9. Intentan cambiar a los demás.

10. Necesitan a los demás para sentirse completos.

11. Buscan soluciones fuera de sí mismos.

12. Piden y esperan amor incondicional.

13. Rechazan o abusan del compromiso.


14. Recurren a otros en busca de su propia
afirmación y valía.

15. Temen al abandono ante la separación


rutinaria.

16. Recrean sentimientos negativos.

17. Desean intimidad pero a la vez, la temen.

18. Tratan de reparar los sentimientos de los


demás.

19. Practican juegos de poder.

TRANSTORNO DE PERSONALIDAD POR NECESIDADES


EMOCIONALES.

Jorge Castelló Blasco (2005). En su libro Dependencia


emocional. Características y tratamiento, plantea:

1. El trastorno de personalidad por necesidades


emocionales como una tendencia persistente a las
relaciones de pareja caracterizadas por el
desequilibrio entre ambos miembros, la necesidad
afectiva claramente excesiva hacia la otra persona y
el sometimiento inapropiado hacia ella, que empieza
al principio de la edad adulta y se da en diversos
contextos, como indican cinco (o más) de los
siguientes items:

2. Búsqueda continua de relaciones de pareja,


planteándose la vida siempre al lado de alguien.

3. Necesidad excesiva dela pareja, que deriva en


contactos muy frecuentes y a veces inapropiados
(por ejemplo, llamadas telefónicas continuas
mientras la pareja está en una reunión de trabajo), y
que no se debe a dificultades cotidianas, toma de
decisiones o asunción de responsabilidades.

4. Elección frecuente de parejas egoístias,


presuntuosas y hostiles, a las que se idealiza con
sobrevaloraciones constantes de sus cualidades o
de su persona den general.

5. Subordinación a la pareja como medio de


congraciarse con ella, que facilita el desequilibrio
entre ambos miembros de la relación.

6. Prioridad de la relación de pareja sobre cualquier


otra cosa, que puede ocasionar una desatención
prolongada de aspectos importantes del sujeto con
su familia, su trabajo o sus propias necesidades.
7. Miedo atroz a la ruptura de la pareja aunque la
relación sea desastrosa, con intentos frenéticos de
reanudarla si finalmente se rompe.

8. Autoestima muy baja, con menosprecio de las


cualidades personales o minusvaloración global del
sujeto como persona.

9. Miedo e intolerancia a la soledad.

10. Necesidad excesiva de agradar a las personas,


con precupaciones continuas sobre la propia
apariencia física o sobre la impresión que ha
generado en ellas.

Subescala ER(emotional reliance) del cuestionario IDI


(interpersonal dependence inventory) elaborado por Hirschfeld
(1977).

TRANSTORNO MENTAL DE DEPENDENCIA EMOCIONAL DE


LA PAREJA. POR CHIQUINQUIRÁ BLANDON.

La persona presenta falta de confianza en sí mismo, fruto de


la fragilidad y labilidad en sus sentimientos de seguridad y
valor, que se originan en la infancia por no tener una figura de
apego estable y confiable.

El(la) niño(a) experimenta angustia por la pérdida de seguridad


que es fuente de la pérdida de todo valer. Ante la angustia que
le genera la inseguridad, busca infructuosamente en esa figura
de apego su seguridad, quien por tener un carácter inestable y
poco confiable, puede darle o no esa seguridad,
convirtiéndose de este modo, esa figura de apego, en fuente de
seguridad y de inseguridad al mismo tiempo. Esto mantiene al
niño en un estado permanente de carencia que aspira a la
saciedad.

Desde la adolescencia, busca su seguridad en el amor,


encontrando en él su valer. El amor no tiene valor en sí, sino
en el valor subjetivo imputado al objeto. Cuando la persona se
enamora, la gran cantidad de sustancias que se activan como
hormonas y neurotransmisores le quitan temporalmente su
estado de angustia. La relación parece ofrecer la liberación
de un estado profundo de miedo, de necesidad, de carencia y
de falta de plenitud.

Esto hace que se considere al ser amado como lo único que


por fin puede darle la tranquilidad, se sobrevalore y se desee
conservar por encima de cualquier cosa, hasta el punto que se
reorganiza la vida en función de dicho objetivo: Conservarlo
para no volver a experimentar angustia. Esto facilita el
desequilibrio en la relación de pareja, porque la persona por su
necesidad excesiva de afecto, se somete inapropiadamente a
su pareja.

Sobrevalorar a la otra persona y someterse a ella lleva implícita


la propia desvalorización lo que genera depresión de origen
yoico, que implica la dependencia absoluta del objeto, porque
la persona sin confianza en sí misma por sentirse insegura y
sin valor, necesita de una mayor seguridad en el amor del otro.
Se mezcla así la necesidad de seguridad con la necesidad de
amor.

Esta necesidad sólo lograría satisfacerse por la certeza


absoluta de ser el elegido categórico de hecho por la pareja, es
decir, lo más importante por encima de todo en la vida de ella.
Además, esto sería lo único que podría preservarlo de los
celos.

Ahora bien, sentirse el elegido implica que la pareja lo elogie


en vez de criticarlo, le da la razón en los desacuerdos en
cuanto a lo que piensan, sienten o la forma como actúan, el
que no exprese afecto, admiración o interés por otras personas
u actividades, el que la persona no tome decisiones
autónomas porque todo acto de autonomía es sinónimo de
infidelidad, que la persona esté localizable cuando se necesite
y muestre alegría e interés en el contacto, que no se ausente y
que el compartir junto sea activo, que se muestre cariñoso o
especial en los reencuentros.

La persona pretende segurizarse en la búsqueda continua de


certidumbre de ser amado. Por eso todo acto, pensamiento o
acción de la pareja, es analizado a la luz del me ama o no me
ama. Dándole por supuesto mayor relevancia a cualquier acto
que ponga en duda el amor. Es así como actos simples de la
vida de relación de cualquier pareja toman una relevancia
absoluta y de manera subjetiva son considerados a la hora de
tener certidumbre sobre el amor del objeto elegido.

La persona puede ver que su pareja no se ocupa de él (ella), lo


descuida, lo abandona; en detalles como ausencias o
separaciones, no estar disponible cuando se necesita, tener
una mirada lejana, ausente, mostrar interés en otras personas
u actividades, tomar decisiones autónomas sin contar con él
(ella), ser criticado por la pareja o tener desacuerdos porque a
veces la pareja no piensa como ella piensa, no siente como
ella siente, o no actúa como ella hubiera actuado, como se
mencionó anteriormente. Esto le genera incertidumbre. Esta
incertidumbre degenera en una certidumbre inversa de no ser
amado, que aumenta igualmente su inseguridad. Situación que
aumenta su necesidad de seguridad mucho más.

Como la persona no confía en si misma, no intenta resolver su


angustia mediante recursos internos, sino que recurre a
recursos externos, siendo el principal, el sentirse amado,
aprobado por su pareja. Entonces, invierte gran parte de su
energía y su quehacer en dar y darle más a su pareja, para
recibir del otro lo único que puede devolverle la tranquilidad:
Su aceptación y amor. Termina obrando en función del otro y
no de sí mismo, tratando siempre de no chocar o indisponer a
la pareja, pero demandando al mismo tiempo continuas
seguridades, por que no puede estar seguro jamás del amor de
su pareja.
LA DEPENDENCIA EMOCIONAL

EJERCICIO DE AUTOCONOCIMIENTO:
¿En mi infancia, de quienes me interesaba adquirir aprobación y
afecto?.
¿Cómo obtenía muestras de afecto, aprobación y aceptación de los
adultos más importantes en mi vida?

Veamos nuestra relación de pareja (o relación con la persona más


importante actualmente) y pensemos:

1. ¿Cuál fue mi motivación para empezarla? :

¿Verdadero amor?

¿Mi temor a la soledad?

¿Mi necesidad de ser aprobado socialmente?

¿Mi necesidad de obtener afecto?

2. ¿Esta relación me permite? :

¿Ser yo mismo?

¿Hacer las cosas que me gustan?

¿Sentirme realizado?
¿Estar satisfecho con el complemento que me otorga la otra
persona?

GENERALIDADES
Continuamente sentimos que estamos complaciendo los deseos y
necesidades de otras personas sin haber alcanzado los nuestros;
consideramos que trabajamos demasiado y los demás aprecian
poco lo que hacemos; que les brindamos toda la atención que
necesitan ante sus dolencias, perturbaciones, malestares, y sin
embargo cuando somos nosotros quienes necesitamos de ellos no
les importa como estemos o como nos sintamos.

ESTO ES DEPENDENCIA EMOCIONAL:


Si los otros están contentos con nosotros entonces somos felices, si
los demás: Familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc.,
nos aprueban, entonces sentimos que valemos la pena.

Sufrimos de un profundo temor porque lo que digamos o hagamos


pueda ofender a alguien y mejor evitamos los desacuerdos para no
ser rechazados.

Estamos constantemente anteponiendo las necesidades, deseos y


demandas de los demás, a las nuestras. Decimos si, cuando
realmente deseábamos decir no.

Estar en manos de otras personas para poder percibir lo bueno de


nuestra propia imagen, obtener felicidad a cambio de sacrificar lo
que realmente deseamos y necesitamos por temor a ser
abandonados, desplazados o rechazados.

En vez de construir y ganar nuestra propia autoestima, estamos


buscando la opinión de otros para obtenerla.

CONCEPTO
La dependencia emocional es "un patrón de necesidades
emocionales insatisfechas desde la niñez, ahora de mayores
buscamos satisfacer, mediante la búsqueda de relaciones
interpersonales muy estrechas".

ANTECEDENTES
No fuimos adecuadamente amados, valorados, comprendidos y
apreciados, por las personas que fueron más significativas para
nosotros (papá, mamá, personas que nos criaron, maestros, etc.).
Es un proceso subconsciente de larga duración que se inició a corta
edad.

En la medida que nuestros padres nos ayudaron o fallaron en


satisfacer nuestras necesidades de afecto siendo apenas unos
niños, empezamos a formarnos emocionalmente. Esto establece los
vínculos determinantes con las personas que me rodean en el
presente.

Los seres humanos sentimos el afecto o la falta de él, desde que


estamos en el vientre de la madre. Registramos todas las
emociones maternas y desde allí hasta que llegue cerca de los 6 o
7 años, el trato que nos brinden determinarán nuestro carácter.
De niños sentimos la amenaza de perder el afecto de nuestros
padres si no acatábamos lo que ellos decían, es decir, desde muy
temprano en la medida en que dicho sometimiento era más o
menos intenso, aprendimos a amarnos y apreciarnos o a
rechazarnos y renunciar a nosotros mismos: "hacemos todo lo
posible para cumplir con sus expectativas, muchas veces
alimentadas por su frustración o patrones deteriorados que nos
convierten en víctimas del abuso emocional a temprana edad".

El modelo de la familia en que nos criamos continúa empleando


como en los viejos tiempos, el chantaje afectivo como un
mecanismo para obtener sumisión y obediencia, es decir, nos
acostumbramos y vemos como natural el hecho de que para evitar
perder el afecto de nuestros padres, amigos o parejas, tengamos
que renunciar a nuestras intereses permitiendo que nos gobiernen
las de ellos:

Para tener contento a papá y mamá había que sacar buenas notas,
de lo contrario nos hacían sentir que éramos los culpables de su ira,
de su disgusto y de los castigos que nos brindaban.

Nuestros amigos o amigas eran aquellas personas que gozaban la


aprobación de nuestros progenitores, de lo contrario teníamos que
sostener amistades clandestinas y relaciones secretas, que era
peor.
Cuando mamá se enojaba por algo que no hacíamos y que no era
de su agrado, nos amenazaba con "ya no te voy a querer", "me voy
a enojar contigo y ya no te voy a hablar", y en casos extremos nos
amenazaban con "te voy a regalar con ese viejito que viene allí" o "
hay que te robe ese hombre, yo ya no te quiero". Nos llenaban de
terror ante la amenaza de perder la protección y seguridad que solo
obtenemos de ellos.

Así se doblega nuestra voluntad y nos convierte en los adultos


sumisos que nos vamos a tragar todo el descontento que significa
establecer relaciones destructivas con las personas menos
indicadas, pero que nos harán repetir una y otra vez ese círculo de
temor oculto y baja autoestima en que nos quedamos estancados y
que nos incapacitará para enfrentar los momentos más críticos de
nuestra vida.

Equivocadamente en nuestra vida de adulto, hemos decidido que


otras personas deben cubrir nuestras carencias tempranas de
afecto y aprobación que no hubo en la infancia.

¿ CÓMO ES EL DEPENDIENTE EMOCIONAL?


Continuamente se encuentra padeciendo de graves necesidades
emocionales, principalmente de falta de afecto.

No espera ni busca cariño porque nunca lo ha recibido y tampoco


por esa misma razón esta capacitado para darlo.

Simplemente se apega a alguien que idealiza.


Le interesan personas indeseables porque su deficiente autoestima
le provoca fascinación al encontrar una persona tremendamente
segura de sí misma, con cierto nivel de éxito o capacidades, a
veces más supuestas que reales.

Entiende el amor como "apego", enganche, sumisión, admiración a


la otra persona y no como un intercambio recíproco de afecto.

¿ COMO SON LAS RELACIONES


DEL QUE PADECE DE DEPENDENCIA EMOCIONAL?
Su relación con otra persona se basa en la necesidad excesiva de
aprobación:

Vive preocupado por caer bien, incluso a personas que ve por


primera vez o desconocidos.

Se empeña en lucir una buena apariencia.

Expresa de distinta manera sus demandas de atención y afecto:


haciendo regalos o favores que no le piden, preocupándose y
estando pendientes de los demás, etc.

Está lleno de expectativas irreales por su anhelo exagerado de


tener pareja:

Se llena de ilusión y fantasía al comienzo de una relación, creyendo


que ha encontrado a la persona que siempre ha andado buscando o
al encontrarse con una persona interesante.
Uno de los pocos momentos felices de su vida es al iniciar una
relación o ante la posibilidad de que eso ocurra.

Anhela relaciones exclusivas y parasitarias:

Siente necesidad continua de disponer de pareja, amigos, hijos, etc.

Vive pendientes de ellas, incluso llamándolas constantemente a su


trabajo, controlándolas, vigilándolas, queriendo conocer hasta el
último detalle de lo que hacen con su vida privada.

Invade la vida privada de la otra persona.

Agobia a su pareja con excesivas demandas de atención, de


consideración.

Ocupamos una posición subordinada en la relación:

Por la pobre autoestima.

Elige parejas narcisistas o explotadoras.

La relación conduce a una continua y progresiva degradación:

Soporta desprecios, maltrato físico o emocional y humillaciones.

No recibe verdadero afecto.


Sus propios gustos e intereses son relegados a un segundo plano.

Son relaciones que no llenan el propio vacío emocional, solo lo


atenúan y lo agravan, porque el problema no está resuelto y para
hacerlo se debe entrar en contacto y conocimiento de los propios
sentimientos más ocultos:

No recibe afecto, deteriorando aún más la autoestima.

No se conoce lo que se demanda porque nunca se ha tenido.

Las rupturas son auténticas traumas:

El deseo de tener una relación es tan grande que se busca una


relación después de otra.

Se tiene un prolongado historial de rupturas y nuevos intentos.

Cae en estados depresivos.

Posee una autoestima muy pobre y un auto-concepto negativo:

No se ama a si mismo porque nunca ha sido adecuadamente


amado, ni valorado por las personas significativas, sin dejar por esto
de estar vinculadas a ellos.

El desamparo emocional y su vacío se manifiestan más cuando no


está enredado en una nueva relación.
Los trastornos emocionales se hacen mayores:

Depresión (muy grave cuando la relación se rompe)

Ansiedad (más agudizada cuando la relación está en crisis.

Abuso de sustancias (especialmente cuando la relación peligra.

¿COMO ES LA PERSONA
ESCOGIDA POR EL DEPENDIENTE EMOCIONAL?

Son personas que reúnen condiciones para ser idealizadas:

Posee un alto concepto de si mismas.

Ocupan posiciones emocionalmente superiores a la

autoestima de la persona dependiente.

Son narcisistas y explotadoras:

Las personas elegidas son muchas veces manipuladoras,


narcisistas.

Carecen de empatía y afecto.

Creen que poseen privilegios y habilidades fuera de lo común.


Nuestro carácter sumiso y torturado como dependiente emocional
no hace más que perpetuar estos rasgos.

Buscan una posición dominante en la pareja:

La persona dependiente asume la posición subordinada.

Los dependientes emocionales se someten como un medio para


preservar la relación:

No ensombrece, ni opaca su imagen porque no les hace sombra


nuestra baja autoestima.

Les admiramos continuamente.

Ignoramos sus defectos y ensalzamos sus virtudes.

Aceptamos como normales su desprecio, la humillación, la


vergüenza en público.

FACTORES CAUSALES
Nuestra carencia temprana de afecto:

No fuimos adecuadamente queridos y valorados por las personas


más significativas en nuestra vida aunque lo deseáramos con todas
nuestras fuerzas y no podíamos renunciar a esa relación.

Aprendimos que la sumisión es una estrategia:


Para evitar el abandono, el rechazo.

Para obtener seguridad, protección.

Aprendimos que para ser amados debíamos cumplir con la


expectativa de los demás, nunca importunarlos o alterarlos o
provocarlos, antes bien sofocar sus estados de ánimo que nos
hacían daño.

Interpretamos el amor como un apego obsesivo y admiración hacia


la otra persona en lugar de un intercambio recíproco de afecto.

Rechazo materno.

Por la crianza fría, frustrante que nos dieron.

Hubo presencia física pero no emocional de nuestros padres.

Mantenemos la vinculación emocional aún siendo insatisfactoria y


suframos la crueldad y el maltrato.

NUESTRO MIEDO,
FACTOR DE CONTROL QUE DEBEMOS DESAPRENDER.

¿ QUE DEBEMOS RESOLVER PARA ALCANZAR EL OBJETIVO


DEL TERCER PASO:

LA INDEPENDENCIA ESPIRITUAL, SER LIBRES Y CRECER?


Nuestros sentimientos infundados de culpa:
Lo cual nos hace sentir responsables de la felicidad, la tristeza o la
insatisfacción de los demás.

La ira y el resentimiento que hemos acumulado:


Por no manifestar lo que siento contra los demás o hacia los otros
como única manera de preservar las condiciones de aparente paz.

El dolor sin resolver:


Que me hace volverme duro por lo que creo debí haber dicho o
hecho y no lo hice o no lo dije o no fui capaz de poner límites para
evitar que abusaran de mi buena voluntad en aras de preservar
relaciones y afectos sin los que me siento desvalido.

El aislamiento:
Creyendo que evitar a los demás, no enfrentando los problemas,
huyendo de los riesgos, son un efectivo un refugio para nuestro
miedo y nuestra enfermiza tranquilidad.

El miedo:
Factor clave que mantiene con vida nuestra dependencia
emocional.

El chantaje emocional:
Permitiendo que las personas que supuestamente nos aprecian y
cuyo afecto es importante para nosotros nos impongan condiciones
a través de gestos, comentarios, amenazas encubiertas o
sanciones y castigos expresados a través del retiro de su confianza
y su atención en aras de hacernos responder a sus intenciones,
deseos y frustraciones.

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Bibliografía

"Análisis del Concepto Dependencia Emocional" Jorge Castell

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