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La Segunda revolución industrial corresponde al período que inició entre los años 1850-1870 y el
inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914. Fue una época de importantes cambios económicos
y sociales como consecuencia de un acelerado desarrollo tecnológico.
Las transformaciones que tuvieron lugar en el campo económico fueron acompañadas de otras
tantas en la estructura social.
A partir de 1850, el libre cambio y el deseo de competir, aceleró las transformaciones agrícolas
estimuladas, a su vez, por la ampliación de nuevos mercados consumidores. Se fortalecieron, de
este modo, los lazos coloniales que sometieron a las naciones pequeñas, productoras de materias
primas, a la voluntad de las poderosas.
Las ciencias físicas, naturales y humanas experimentaron el mismo impulso que la técnica y la
industria. En física se realizaron experiencias con la luz y la electricidad. En 1903, Ernesto
Rutheford descubrió los elementos radioactivos y años más tarde ideó un modelo del átomo. En
1895, Guillermo Röngten descubrió los rayos X. En 1905, Alberto Einstein, basándose en sus
estudios matemáticos, revolucionó la concepción del cosmos con su Teoría de la Relatividad,
punto de partida de nuevas investigaciones.
En sicología Sigmund Freud (1859-1939) dio un giro rotundo a la psicología. Con su teoría del
psicoanálisis abrió grandes puertas para el conocimiento del interior del hombre, su conducta y
sus motivaciones. Su obra marcó un hito en la historia de los estudios psicológicos y fue la piedra
fundamental de la psicología del siglo XX.
La electricidad.
Ya era conocida, pero ahora se trataba de producirla en cantidades industriales, a bajo
precio, y resolver el problema de su transporte. Bergès descubrió que podía obtenerse
electricidad en centrales hidroeléctricas, a partir de la fuerza del agua. Desprez, en 1881, resuelve
el problema de su traslado ideando el transporte de la corriente a alta tensión, posibilitada
por la reciente invención del transformador. El abanico de sus aplicaciones fue enorme:
alumbrado (en 1878, Edison ultima su lámpara de filamento o incandescente), sistemas de
comunicaciones (telégrafo, teléfono y radio) y de transporte (ferrocarril, tranvías eléctricos
y el “metro”).
El petróleo
Adquirió importancia cuando empezó a utilizarse como combustible en los medios de
transporte. Ello fue posible tras los inventos del motor de combustión interna, obra
deRudolf Diesel, y del motor de explosión, construido por los alemanes Gottlieb Daimlery
Karl Benz. Con ellos se desarrolló la automocíón y se revolucionaría el transporte por carretera.
La idea de este sistema organizativo del trabajo industrial partió de F. Taylor quien en su obra "The
Principles of Scientific Management", publicada en 1911, teorizó sobre la especialización de las
funciones en el trabajo y la estandarización de los procedimientos a seguir.
Según él las tareas debían realizarse con el menor esfuerzo y en el menor tiempo posible
eliminando pasos y movimientos innecesarios con el objeto de reducir los costes de fabricación. El
obrero debe ser aislado convenientemente y tener todos los elementos que manipula a su
disposición y fácil alcance, para lo que se crea la cadena de montaje. El trabajo intelectual y el
manual deben estar separados. Corresponde al primero organizar, impartir directrices y supervisar
al segundo. Establece un riguroso cronometraje de cada tarea a fin de evitar el descuido o pérdida
de tiempo del operario.
Aplicado con éxito en las fábricas de automóviles de Henry Ford significa la máxima
especialización del trabajo, la optimización de los rendimientos y el abaratamiento de las
mercancías, permitiendo el acceso a las mismas a un creciente número de consumidores.
Estos procedimientos rompieron con los métodos de producción del pasado, en los que los
trabajadores creaban y transformaban la materia prima dentro de un mismo proceso, sin apenas
especialización.
Durante la primera industrialización los capitales estuvieron dispersos en pequeñas empresas que
competían en un mercado libre. Durante la Segunda Revolución Industrial se tendió a la
concentración de capitales en pocas manos y a la fusión empresarial. Las compañías más
poderosas absorbieron a las más débiles y controlaron las distintas ramas de la producción
pretendiendo controlar el mercado en régimen de monopolio. Monopolio
El cártel: acuerdo entre dos o más empresas, que conservaban su autonomía financiera para
fijar precios, cuotas de producción y repartirse el mercado. Más infornación sobre el Cártel
El trust: fusión de empresas para imponer los precios de venta y la producción. Ej., la Standard
Oil Company, o la fábrica de automóviles Ford. Texto
Sin embargo, las relaciones de producción se sustentaron en la desigualdad entre las potencias
industrializadas (monopolizadoras de la tecnología y productoras de manufacturas) y las áreas no
industrializadas (proveedoras de materias primas y mano de obra). Este rasgo fue clave en el
fenómeno del Imperialismo.
Por otra parte, la competencia colonial entre los países imperialistas se materializó en conflictos
que ocuparon buena parte del siglo XIX y los comienzos del XX, hasta culminar en el estallido de
la Primera Guerra Mundial.
A mediados del siglo XIX, Gran Bretañaera la primera potencia industrial en Europa; la segunda,
con una potencia mucho menor, era Francia. A partir de 1860, la producción industrial
alemana superaba a la de Francia. En 1890-1900, Alemania estaba a punto de alcanzar a la
economía británica; a su vez, la mayoría de los países europeos estaban ya industrializados
(Austria-Hungría, Italia, España) o bien daban comienzo a la industrialización, como era el
caso de la Rusia zarista. Si del ámbito económico europeo nos trasladamos al mundial, entre
1850 y 1900 se observa como Europa va perdiendo su superioridad mientras EE.UU.se
ha convertido en la primera potencia mundial. La economía europea, sin embargo,
superaba a la de los EE.UU. en la disposición de mercados internacionales, en el de los
transportes marítimos y en el del mercado de capitales(es decir, Europa, en concreto,
Francia, Gran Bretaña, Alemania y Bélgica, disfrutaban de los intereses de sus
inversiones en el resto del mundo). Sin embargo, la Primera Guerra Mundial pondrá a
prueba este sistema económico y obligará a introducir profundos cambios en la economía
europea.