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_”Walter Raleigh en El Dorado”. Eco, Umberto. (2013).

Historia de las tierras y los
lugares


legendarios . Barcelona: Lumen

SIR WALTER RALEIGH

El Descubrimiento del vasto, rico y hermoso imperio de la Guayana y de Manoa, la gran ciudad de
oro (que los españoles llaman El Dorado) (1595) Sé de fuente segura, o sea, de los españoles
que han visto Manoa, la ciudad imperial de la Guayana que llaman El Dorado, que esta
supera en magnificencia, en tesoros, y por su óptima posición a cualquier otra ciudad del mundo,
o al menos de esa parte de mundo que es conocida a la nación española; la ciudad surge de un
lago de agua salada que tiene una longitud de doscientas leguas, como el mar Caspio. No
tenemos más que compararla con la capital del Perú ley endo cuanto refieren Francisco López y
otros, para convencernos de que todo esto es más que creíble, y puesto que la descripción de la
una nos sirve para juzgar a la otra, he considerado útil insertar aquí una parte del capítulo 120 de
la Historia general de las Indias de López, donde describe la corte y la magnificencia de
Guay nacapa, antepasado del emperador de Guay ana: « Toda la vaj illa utilizada en su casa, en la
mesa y en la cocina, era de oro y de plata, la más común era de plata y de cobre, o sea, de metal
más duro y resistente. En su guardarropa tenía estatuas huecas todas de oro que parecían
gigantes, junto a figuras en tamaño natural de todos los animales, pájaros, árboles y hierbas que
la tierra alimenta: y de todos los peces que el mar o las aguas de su reino alimentan. Tenía
también cuerdas, bolsas, cajas y artesas de oro y de plata, lingotes de oro a montones, que
parecían pilas de leña para quemar. En resumen, no había cosa sobre la Tierra de la que él no
tuviera una reproducción en oro. Así era exactamente, y dicen que el Inca tenía un jardín de
delicias en una isla cercana a Puna, adonde iban a pasear cuando querían respirar el aire del
mar: un jardín rico en toda clase de hierbas aromáticas, flores y árboles de oro y de plata; una
idea original y de un esplendor nunca visto. Además de todo esto, el Inca tenía en Cuzco una
cantidad infinita de plata y de oro no trabajado, que se perdió con la muerte de Guascar,
porque los indios lo escondieron cuando vieron que los españoles lo cogían para enviarlo a
España» . *…+

Sentía asimismo una gran curiosidad por saber la verdad sobre las amazonas guerreras, que
algunos creen que existen y otros no. *…+ Igualmente las amazonas tienen adornos de oro
en gran cantidad, que se procuran intercambiando una especie de piedras verdes, que los
españoles llaman piedras hijadas, y que nosotros usamos como piedras contra la
hipocondría, aunque también las consideramos curativas para los cálculos. Vi varias de ellas
en Guayana; no hay rey o cacique que no posea una, y casi siempre la llevan también las
mujeres porque se tienen por joyas raras.

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