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Condición física y la necesidad del sueño.

Durante la adolescencia (por lo general considerada desde los 10 años de edad hasta el final de esta
década o al principio de la de los 20 años), los niños y niñas alcanzan la altura y peso adultos y la
maduración sexual (pubertad). El ritmo y la velocidad de estos cambios varían en cada persona y están
determinados por factores hereditarios y ambientales.
Se da un estirón de crecimiento importante durante la adolescencia. El estirón de crecimiento en los niños
se da a la mitad de la adolescencia, entre las edades de 12 y 17 años y por lo general comienza un año
después de que los testículos comiencen a aumentar de tamaño. Los niños varones pueden llegar a crecer
unos 10 cm durante el año de crecimiento máximo. El estirón de crecimiento en las niñas se produce al
principio de la adolescencia, entre los 9 años y medio y los 13 años y medio. Las niñas pueden llegar a
crecer unos 9 cm durante el año de crecimiento máximo. Por lo general, los varones pasan a ser más
fuertes y altos que las niñas. A la edad de 18 años, a los niños les quedan más o menos 2,5 cm de
crecimiento y a las niñas un poco menos.
Si el ritmo de crecimiento no es el habitual, especialmente en el caso de un niño cuyo desarrollo físico se
retrasa o de una chica cuyo desarrollo se produce más temprano, es probable que exista estrés emocional.
La mayoría de los niños que crecen lentamente suelen acabar alcanzando una estatura normal. Sin
embargo, los adolescentes cuyo crecimiento se retrasa o es anómalo deben ser valorados por el médico
para descartar enfermedades y otras causas físicas y para proporcionar tranquilidad.
Las personas que tienen una buena condición física aeróbica durante la adolescencia es menos probable
que reciba/sufra de algún ataque cardíaco cuando alcance la mediana edad, según sugieren estudios
realizados en Suecia.
Cada 15% de incremento en la capacidad aeróbica cuando se es adolescente se asocia con una reducción
del 18% de ataques al corazón.
La necesidad del sueño:
En condiciones normales, el sueño se divide en dos estados distintos:
1) Sueño no REM (No Rapid Eye Movement), es el sueño más profundo y reparador.
2) Sueño REM (Rapid Eye Movement) que favorece el aprendizaje.

Dormir un número adecuado de horas de forma regular, se asocia con mejores resultados de salud: mejor
atención, buena conducta, aprendizaje, memoria, regulación de las emociones, calidad de vida, salud
mental y física.
El déficit de sueño puede provocar: hiperactividad, falta de atención, fracaso escolar, depresión, obesidad,
hipertensión.
La importancia del sueño en el ejercicio físico

Cuando cuidamos nuestro cuerpo realizando algún deporte hay que tener en cuenta no solo una buena
rutina de ejercicios acorde a nuestras capacidades físicas o incluir una buena alimentación sino también,
brindar tiempo y condiciones adecuadas a nuestro cuerpo para descansar y recuperarse. ¿Lo sabías?
SANNA te cuenta por qué es bueno dormir bien cuando realizamos ejercicio regularmente:
Fortalece el sistema inmunitario.
Descansar es muy importante para nuestra salud. Dormir todos los días entre 8 y 10 horas mantiene
nuestro sistema inmunitario en buen estado previniéndonos de cualquier enfermedad o nivel de estrés que
pueda interrumpir nuestros próximos entrenamientos.
Favorece la reparación muscular.
Mientras dormimos por las noches, los músculos se recuperan. Se produce una relajación profunda del
sistema locomotor, se liberan las tensiones acumuladas del día y disminuye el agotamiento de las fibras
musculares. Si logramos tener una noche de profundo descanso, estaremos listos al día siguiente para una
nueva rutina de ejercicios.
Recupera las energías gastadas.
Como ya lo hemos mencionado dormir es necesario tanto para mantener nuestra energía estable como
para permitir a nuestro cuerpo recuperarse ante la práctica de algún deporte o serie de ejercicios. De no
hacerlo correctamente, ponemos a nuestro cuerpo en una situación de vulnerabilidad y las posibilidades a
lesionarse aumentan por esta sobre exigencia.
Colabora en la oxigenación de las células.
Por las noches nuestra respiración es mucho más lenta y profunda y permite el proceso de renovación
celular, proceso básico para estar en óptimas condiciones físicas y rendir al máximo ante la exigencia
deportiva.
Brinda un buen estado mental.
Para desarrollar nuestra rutina de ejercicios con mayor eficiencia, centrar la atención en ella en ese
momento es importante. Sin embargo, si no estamos descansados nuestro estado de ánimo puede verse
afectado. Podemos estar ansiosos o de mal humor o quizá nos cueste estar concentrados disminuyendo la
calidad de nuestra actividad física.
Dormir es importante pero mucho más, que esas horas de descanso sean realmente reparadoras. Cambia
algunas rutinas antes de dormir y come ligero por las noches, incorpora algún elemento a tu habitación
que te brinde mucha armonía o paz, piensa en todas las posibilidades para lograrlo pero busca la manera
de que cada noche, tu cuerpo repose profundamente para despertar con toda la energía lista para
ejercitarte

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