33
El sistema de ceques del Cuzco:
un calendario-almanaque anual en el espacio
y el tiempo
En 1532 un ejército español tomó prisionero
al rey Inca en el primer encuentro que
tuvo con él. Sería el último momento en que los
invasores verían al imperio funcionando en todo su
esplendor independiente. Aun así pronto quedaron
impresionados con todas las señales que veían de una
organización política bien planeada. Las crónicas
detalladas aparecieron unos veinte años más tarde;
hacia 1560 el jurista y cronista Polo de Ondegardo
(1940, pp. 183-4; 1981, p. 478; 1990, p. 46; Santillán
1968, p. 112 [1563]) mencionó por vez primera el papel
central que el sistema de ceques del Cuzco, la capital
del Imperio inca, tenía cuando describió su cultura y
sociedad. Los sacerdotes de los alrededores del Cuzco,
nos dice, usaron copias de su descripción, pero el
Guamán Poma de Ayala:
El primer nueva corónica y buen gobierno.
384 [386] ATAGVALPA INGA ESTÁ EN LA CIVDAD DE CAXAMARCA EN SV TRONO, VSNO.
texto completo, que probablemente fue redactado
por el mismo Polo, solamente fue conservado en
la crónica tardía de Bernabé Cobo (1956, pp. 169-
186) [1653]; Rowe 1979, pp. 1-80). Para los incas, el
sistema de ceques era el instrumento teórico con el que
integraban sus ideas acerca del espacio, la jerarquía
sociopolítica, el tiempo y el calendario en términos
demográficos, de la agricultura, el manejo del agua,
el pastoreo, etc., y del cosmos. Aunque los primeros
cronistas no lo mencionaron, este sí sirvió de guía a
sus informantes cuando describían las instituciones
incaicas. El sistema de ceques es indispensable a la
hora de describir todo aspecto de la cultura incaica
y probablemente tenía raíces muy profundas en la
civilización andina.
Códigos del tiempo
Espacios rituales en el
mundo andino
34
Vista aérea del valle Sagrado de los incas. Cuzco.
Una primera meta del sistema era la selección y
el registro de 328 huacas —“lugares de culto”—
por todo el valle del Cuzco, organizadas en 41
ceques —“líneas rectas”— que salían en todas
las direcciones a partir del templo central del Sol
llamado Coricancha, el “cerco dorado del Sol”.
Los ceques podían atravesar el cercano horizonte
occidental o llegar a su fin antes de alcanzar el
distante horizonte oriental. Hay ejemplos de cómo
un ceque estaba relacionado con un punto específico
del horizonte. Dos mapas modernos toman en
cuenta usos alternativos de los ceques. En un primer
intento representé cada ceque como una línea de
mira dirigida hacia un punto en el horizonte que
está documentado o que se ha sugerido. Las huacas
relacionadas con el ceque eran adoradas siguiendo
una secuencia a partir del Coricancha (Zuidema
1982, 1986, 2011a, b). Bauer (1998) trazó un mapa
con la ubicación identificada o sugerida de las
huacas, a las que unió con líneas quebradas. Ambos
35
métodos son válidos pero incompletos y se debiera
combinarlos (Zuidema 2002). Para fines prácticos
nos basta con usar ambos mapas; la ubicación de las
huacas que tenían un uso astronómico adicional ha
quedado bien establecida (véase más adelante).
Para el sistema de ceques era de importancia esencial
el hecho que este no se refería a un solo sistema
de orden social y temporal, sino más bien que
funcionaba como una tabla rasa que registraba
sistemas separados que debían adecuarse entre sí.
El número de ceques y de huacas
La distribución de ceques y huacas en sí misma revela
ya una combinación de dos órdenes numéricos.
En su probable sistema original, la ciudad del
Cuzco estaba dividida en primer lugar por el río
Huatanay, que corre de oeste a este y que la separa
en dos partes, Hanan Cuzco, la mitad septentrional
Martín de Murúa: Manuscrito Galvin. Ande suyo, Colla suyo, Chincha suyo, Conde suyo.
Siguientes páginas: Vista aérea de plaza principal del Cuzco.
Códigos del tiempo El sistema de ceques del Cuzco:
Espacios rituales en el un calendario-almanaque
mundo andino anual en el espacio y el tiempo

36 37
Códigos del tiempo
Espacios rituales en el
mundo andino
38
“alta”, y Hurin Cuzco, la mitad meridional “baja”.
De este modo una jerarquía descendente de cuatro
secciones o suyus quedaba definida por Hanan y
Hurin, así como por la división entre río arriba y río
abajo. Esta división fue extendida desde el valle del
Cuzco a toda la provincia del mismo nombre y luego
a todo el imperio. En cada cuadrante o suyu había
tres grupos ordenados jerárquicamente (1, 2, 3) de
Guamán Poma de Ayala:
El primer nueva corónica y buen gobierno.
1051 [1059] LA GRAN CIVDAD I cavesa y corte rreal de los doze rreys Yngas, Santiago del
Cuzco en medio del rreyno y obispado.
tres ceques asimismo organizados jerárquicamente (a,
b, c), siguiendo todos una secuencia descendente de
oeste a este. Los ceques se llamaban collana o principal
(a), payan o “segundo” (b) y cayao (“¿?”) (c); a partir de
la comparación con ejemplos similares encontrados
en otros lugares podemos concluir que los mismos
nombres se aplicaban a los grupos 1, 2 y 3, teniendo
además cada ceque el nombre de su grupo.
Sin embargo, la organización de 36 ceques también
era presentada siguiendo otra forma numérica. En
un suyu —posteriormente indicaré cuál— los seis
ceques 1 a b c y 2 a b, c estaban duplicados y se les
asignaron 12 medios valores de las huacas; el grupo
de ceques 3 estaba partido en dos, 3 ac y 3b; y se decía
que los ceques 3a y 3c eran contados como uno solo
a pesar que representaban direcciones distintas. El
total de ceques sumaba 41. Organizaciones similares
en otros lugares hicieron el mismo esfuerzo pero
resolvieron el problema de modo algo distinto
(Zuidema 2011a, §6.6).
El total de huacas del sistema de ceques era de
328, cifra que también fue confirmada por Polo
y Cobo de otras formas (Zuidema 2011 a, §2.2).
Aparentemente no se incluyeron todas las huacas
del valle del Cuzco, sino solo aquellas usadas por el
sistema de ceques. El número promedio de huacas por
ceque o medio ceque era de ocho (41 x 8 = 328) pero
como será evidente, su número en mitades, suyus y
grupos de ceques era readaptado progresivamente en
función a otras necesidades.
Introducción al ordenamiento
sociopolítico del Cuzco
Kirchhoff (1949, pp. 293-311) fue el primero que
observó la gran similitud existente entre la organización
del sistema de ceques y la de la provincia incaica de
Collaguas al sur del Cuzco, la cual fue bien descrita por
su gobernador español en 1583. Otros documentos de
Collaguas ayudan a confirmar que su población estuvo
dividida desde la época preincaica en mitades, cuatro
suyus y aldeas, cada una de las cuales constaba de tres
ayllus (“linajes” en la antigua terminología hispana)
y nueve subayllos con los mismos 9(3 x 3) nombres
de rango que los ceques del Cuzco (Zuidema 1964;
2014a). Debemos, sin embargo, trazar una distinción
crucial entre ambas organizaciones. Mientras que para
El sistema de ceques del Cuzco:
un calendario-almanaque
anual en el espacio y el tiempo
39
Collaguas se explica un sistema político y social real, el
sistema de ceques en cambio describe bien a sus huacas
y su modelo abstracto pero apenas si menciona a las
personas que cuidaban tanto de huacas como de ceques.
Ellas eran supervisadas por miembros de diversas
organizaciones de rango más alto, y es a través de
estas que nos enteramos del ordenamiento calendárico
y astronómico del sistema de ceques, sobre el cual el
mismo Polo había insistido ya de modo general.
Matienzo (1967, pp. 119-120), un colega cercano y
pariente de Polo, sostiene que este último preparó una
lista de familias del valle del Cuzco que cuidaban de
las huacas siguiendo un calendario festivo registrado en
un quipu, una colección de cordeles anudados. Dado
que aparentemente estamos tratando con el sistema
de ceques, añadiré aquí una vista imaginada de dicho
quipu (fig. 66.1). Los nudos que representaban las
huacas, uno por cada día, eran leídos en los cordeles de
adentro hacia afuera y, como quedará claro, siguiendo
los cordeles en conformidad con las agujas de un reloj.
Aunque no contamos con ninguna información
hispana referida a la existencia de un sistema de
ceques en Collaguas o de su calendario estatal, la
región de la cual forma parte, la del río Colca, nos
brinda otra herramienta única de la época incaica
con la cual resolver el problema espacio-temporal,
allí y en el Cuzco. La región se especializaba en
documentar órdenes numéricos complicados
mediante grandes tapices —conocidos como del
estilo chuquibamba—, que incluían diversos tipos
de calendarios precisos que registraban los días,
“semanas” y “meses”. De este modo, recientemente
pude documentar el conocimiento allí de:
l un año solar [1,096 = 3 x 365⅓ = 4 x 274 = 4 x
(30 + 31 + 30 + 31 + 30 + 31 + 30 + 31 + 30)];
l un ciclo lunar-sideral [27 + 27 + 27 + 27 + 27 +
28 + 27 + 28 + 27 + 28 + 27 + 28];
Códigos del tiempo El sistema de ceques del Cuzco:
Espacios rituales en el un calendario-almanaque
mundo andino anual en el espacio y el tiempo

40 41

Hanan Cuzco
An
tis
yu

uy
su

u
ay
ch
in
ChCu
nt
isu

yu
yu

su
la
ol
C

Fig. 66.1 El sistema de ceques representado

Hurin Cuzco en un quipu.

l un ciclo de un año sideral [13 x 28 = 364] (con
una posible referencia a su lugar en el año solar);
l una referencia a un calendario lunar sinódico (8
x 29/30) (Zuidema 2011b).
Los tapices de un estilo mezclado inca-chuquibamba
también son bien conocidos pero ninguno es de
interés numérico o calendárico. Debemos, con todo,
asumir que los incas del Cuzco tomaban en cuenta
seriamente los ejemplos calendáricos.
En el Cuzco dos organizaciones supervisoras estaban
a cargo de los rituales calendáricos, la primera de
ellas en función a los “meses” y la segunda a 41
“semanas”. Podemos relacionarlas respectivamente
con grupos de ceques y con ceques. Posteriormente
sostendré que los meses originalmente se derivaban
de un calendario solar anual (12 x 30/31 = 365) y las
semanas de uno lunar sideral (41 x 8 = 12 x 27 ⅓ =
328). Sin embargo, para usarlo como un almanaque
diario el calendario real era transformado incluyendo
diversas otras cosas de interés; acá las incluyo
someramente:
1. Registraba el avance anual de las Pléyades; esta
constelación era considerada la “madre” de
todas las demás estrellas mediante un ciclo lunar
sideral, pero con un lugar fijo en el año solar.
2. Encajaba la longitud real de “meses” y “semanas”
en un solo programa.
3. Registraba, mediante meses y/o semanas, las
fechas precisas de ciertos eventos solares y
siderales según la latitud del Cuzco.
4. Solamente algunos meses sinódicos —desco-
nectados entre sí— eran ritualmente impor-
tantes; el calendario ceque no registraba una
secuencia regular de meses sinódicos.
5. Las divisiones de las organizaciones supervisoras
estaban ordenadas jerárquicamente según su
asociación con ciertos grupos de ceques y/o
ceques, y mediante la asignación de más o menos
huacas a ellas.
Guamán Poma de Ayala:
El primer nueva
corónica y buen gobierno.
88 [88] SEGVNDO INGA, CINCHE ROCA INGA
Las panacas a cargo de meses
El papel más importante en la administración
incaica del valle del Cuzco le correspondía a los
miembros de la gran familia poligínica del rey según
las diez panacas, cinco divisiones jerarquizadas de
cada mitad. La futura pertenencia de una persona a
una panaca específica involucraba diversas opciones:
el rango de la madre, la competencia profesional y
razones religiosas. Cada panaca —o un representante
de la misma— estaba a cargo de los rituales estatales
de otro mes. Se nos ha dado la asociación de cada
panaca con un grupo de ceques y un ceque del mismo.
La información ritual sobre las panacas nos permite
reconstruir su secuencia calendárica. No emplearé la
información que condujo a los españoles interesados
en hacer de las panacas un modelo dinástico de tipo
europeo. Los números de las panacas solamente
representan valores jerárquicos descendentes dentro
de cada mitad: 10 → 6 en Hanan y 5 → 1 en Hurin.
Después del solsticio de verano (en diciembre) las cinco
panacas de Hanan y las cinco de Hurin sacrificaban
una llama cada una como parte de los rituales estatales
más importantes que celebraban a la realeza incaica.
Lo hacían según su rango a las siguientes deidades,
respectivamente: el Sol, el Trueno, Viracocha —de
quien los españoles creían era el dios creador—,

Siguientes páginas: Amanecer en tres cruces. Cuzco.

Códigos del tiempo El sistema de ceques del Cuzco:
Espacios rituales en el un calendario-almanaque
mundo andino anual en el espacio y el tiempo

42 43
Códigos del tiempo El sistema de ceques del Cuzco:
Espacios rituales en el un calendario-almanaque
mundo andino anual en el espacio y el tiempo

44 45

la Tierra y la Luna (Zuidema 1990; Cobo 1956).
Contamos también con buena información acerca
de las respectivas conexiones existentes entre las tres
primeras deidades, los grupos de ceques y los meses.
(Sarmiento 1943). Al explicar el lugar de las panacas
y meses en el sistema de ceques como un almanaque,
primero lo presentaré en forma más simple como un
calendario lunar sideral regular de 12 meses de 27 o 28
días, con un lugar fijo en el año solar al que examinaré
más adelante (fig. 66.2). La información etnohistórica
y etnográfica afirma que las observaciones solares y las
lunar-siderales eran de interés separado para hombres
y mujeres (Urton 1981; Zuidema 1978). Aunque
no tenemos del Cuzco acceso a ningún calendario
de forma regular, asumo que eran bien conocidos y
concluyo que la ubicación fija del calendario ceque se
calculaba combinando ambos intereses.
Dos meses de celebraciones solares (raymi) regias
(capac) —Capac raymi, panaca 10, y (Capac raymi)
Camay quilla, panaca 9— estaban organizadas en
torno al solsticio de verano en diciembre (SD), en
tanto que un solo mes para el sol (Inti) tenía lugar
alrededor del solsticio de invierno, en junio (SJ): el
Inti raymi. Los grupos de ceques y panacas asociados
a ellas confirman el rango más alto del suyu I, así
como la lectura calendárica de todos los ceques según
las manecillas del reloj. La información referida a
los rituales de otros meses y panacas respalda esta
lectura (Zuidema 2011a, cap. 10). Podemos, por
ende, extraer también otras conclusiones acerca
del uso calendárico del sistema de ceques. En
Hurin Cuzco, las panacas de más alto rango no se
encuentran en el suyu río arriba sino en el que está
río abajo. Ordené, por ello, a los cuatro suyus del
modo en que aparecen en el diagrama. Aunque el

Calendario de Hanan Cuzco

Sol Trueno Viracocha

S|D

(37 días
Río Huatanay
extra)

Tru. Sol Vir.

Calendario de Hurin Cuzco

Panaca Inca. Museo Pedro de Osma, Lima.

Fig. 66.2 El sistema de ceques y el calendario: I → IV, orden descendente de los
suyus; 10 → 6, 5 → 1, orden descendente del rango de las panacas de Hanan,
Hurin; ●●●, dos grupos de ceques sin panaca
Códigos del tiempo
Espacios rituales en el
mundo andino

46 47

nombre de los ceques se adecúa a una simetría en
espejo de las mitades, la jerarquía de las panacas
y su uso calendárico coinciden con una simetría
rotante. Ciertas irregularidades están presentes en
la secuencia de panacas (10 9 6 8 7 y 3 5 4 1 2), pero
ellas quedan confirmadas con el uso calendárico
(Zuidema 2011a, §11.7).
en Hurin se halla a mitad de camino, pero por una
razón lógica y que refleja muy bien la ubicación del
mes principal de la siembra y sus elaborados rituales
(Zuidema 2011a, 2014b). Estos tres “meses” también
sobresalen por otras razones; posteriormente me
concentraré en el papel central que tuvieron en la
astronomía.

Los tres “meses” sin una panaca El registro de las observaciones

Por razones que caen fuera de la estructura del sistema
de ceques, el número de panacas —10 (=2 x 5)—
tuvo que dejar sin cobertura a 2 meses así como al
periodo extra de 37 días. Este último también era
identificado con un nombre; la comparación de las
listas disponibles de nombres de “meses” deja en
claro la forma en que los cronistas redujeron —en
distintas formas— una lista de 13 nombres a otra
de 12. Juntos, los tres “meses” eran distinguidos por
propiedades y funciones que reforzaban la ubicación
y el uso del calendario ceque. En primer lugar, todos
los “trabajadores” que cuidaban por lo demás de
todos los ceques y huacas, ahora quedaban libres
para trabajar para el “Sol, guacas, y el ynga”, “para
sembrar y arar, y un mes para coger y otro en el
verano, para sus fiestas y para que helasen y tejiesen
para sí” (Sarmiento 1943, cap. 30). Estos meses
coincidían perfectamente en el calendario con los
grupos de ceques que no tenían una panaca: IV 3
en la siembra (alrededor de septiembre); III 3 en la
cosecha (alrededor de abril) y el periodo de 37 días
para el almacenaje, cuando los señores “extranjeros”
súbditos del Inca llegaban a visitar a su amo, celebrar
la cosecha con él y anunciar juntos un año nuevo
agrícola de modo sumamente ritual. Mientras que
en Hanan Cuzco la dirección calendárica coincide
con la dirección descendente de los ceques, en Hurin
Cuzco ella contrasta con la dirección ascendente.
Y mientras que como sería de esperar, en Hanan el
mes sin una panaca se encuentra en posición final,
astronómicas en el Cuzco
El calendario y las Pléyades
Una combinación de observaciones solares, estelares
y lunares ayudaba a configurar la forma final del
calendario ceque. Una primera razón por la cual
los incas también identificaron un periodo no
calendárico en el año fue por un motivo práctico, claro
está. Alrededor de mayo no había aún actividades
para la siguiente temporada agrícola; los señores
“extranjeros” visitantes y sus séquitos reemplazaban
mayormente a la población local. El periodo de 37
días coincidía con las noches en que desaparecían las
Pléyades, siendo ellas la madre de todas las estrellas.
Uno de sus nombres era el de Collca “Depósito(s)”,
lo que hizo recordar que entonces se almacenaba la
cosecha de maíz. La población le rezaba a una vasija
que contenía semillas de maíz y rogaba que volviera
a darles una buena cosecha (Zuidema 1993, 2011a,
§4.4, 10.5, 10.6). La vasija estaba vestida como una
mujer y se la llamaba Sara mama, “Madre del maíz”,
identificándola con Mama Huaco, una hermana
de Manco Cápac, el mítico conquistador inca del
Cuzco. Ella había sembrado el primer maíz en el
valle, reemplazando así los productos tropicales
y creando las estaciones en el momento preciso
en que la temporada seca se iniciaba. El retorno
de las Pléyades también estaba relacionado con el
inicio de un nuevo año en otras partes del Perú
(Urton 1982). En la provincia de Huarochirí, este
Guamán Poma de
Ayala:
El primer nueva
corónica y buen
gobierno.
335 [337] DEPÓCITO DEL
INGA, COLLCA
El sistema de observaciones solares
día quedaba asociado con Chaupiñamca, la deidad
femenina ancestral a la que se celebraba alrededor
Para las siguientes observaciones tengo que mostrar
de comienzos de junio, en tanto que a Pariacaca, su
cómo el calendario ceque daba cuenta de ellas en su
hermano y dios del trueno, se le celebraba 40 días
forma elaborada (fig. 66.3). Posteriormente sugeriré
antes según lo definiera la observación astronómica
cómo las estaciones, meses y semanas fueron
(Taylor 1999). Está claro que en ambos lugares nos
adecuadas a todos los intereses combinados.
encontramos ante el mismo tipo de periodo. Es, sin
embargo, importante recordar que el calendario
ceque derivó su forma concreta no de las dos fechas Todas las observaciones solares pueden documentarse
de las Pléyades, sino del calendario lunar-sideral. bien históricamente, y contamos además con
La ubicación de este calendario en el año solar le evidencias arqueológicas sobre el terreno. Aunque se
permitía registrar aquellas fechas. Posteriormente reconocían los dos solsticios, tal vez más importantes
volveré a las Pléyades al extraer conclusiones con eran, primero, los dos días de salida del sol cuando
respecto a ciertos periodos semanales (y semi a mediodia este mismo sol iba a pasar por el cenit
semanales) del calendario ceque. del cielo (calendario gregoriano: 30/10, 14/2) y,
Códigos del tiempo
Espacios rituales en el
mundo andino

48 49

Fig. 66.3 La representación calendárica del sistema de ceques. Cada huaca de cada día está dada dentro del espacio de 1º
(círculos: 1 suyus; 2 grupos de ceques; 3-5 huacas en los suyus, grupos de ceques y ceques; 7 fechas; 8 panacas).

segundo. los dos días de puesta del sol en la dirección
exactamente inversa (28/4, 20/8), cada “puesta en el
anticenit” encontrándose a medio año de distancia
de su respectivo “amanecer en el cenit”. Estas cuatro
observaciones se efectuaban entre el cerro de Picchu
detrás del Cuzco —Yahuira era su nombre original y
Sucanca el de su función astronómica— y el sucanca
Quispicancha, una montaña cerca del horizonte
oriental. Aunque la observación inicial del cenit desde
Picchu (30/10) probablemente tenía uno de los más
altos rangos rituales, seguida por la “fiesta regia” del
Capac raymi que terminaba con el solsticio de verano
(24/12), era la puesta en el anticenit en agosto (18/8)
la que más importancia tenía para todas las clases de
la sociedad incaica. Su observación quedaba duplicada
a lo largo de la misma dirección desde el ushnu —el
centro cósmico en la plaza principal del Cuzco— hacia
los cuatro pilares erigidos en el cerro Picchu (Yahuira,
Sucanca) (Zuidema 2011a, § 4.5.3; 2014c). Un cronista
temprano (Anónimo, 1906) da la distancia correcta
entre el Ushnu y los pilares así como la que mediaba
entre las columnas externas, pero es posible que se haya

Calle Hatunrumiyoc, donde se ubica la piedra de los doce ángulos, Cuzco.

Códigos del tiempo
Espacios rituales en el
mundo andino
50
equivocado en lo que respecta a los pilares internos.
Para explicar el problema consultaré el calendario ceque
en la figura 66.4.
En medio del mes correspondiente a agosto (II 1),
el Inca mismo iniciaba oficialmente la labranza y
la siembra en medio de la plaza. A los agricultores
en tierras ubicadas a mayor altura se les permitía,
sin embargo, comenzar antes, mientras que aquellos
con campos situados a menor altura seguían al rey.
Las fechas del paso del sol por los pilares externos
confirman muy bien el uso de este mes, pero el
calendario ceque define sus “semanas” como de 8,
8 y 13 días. La fecha que comienza en la tercera
semana —el 20 de agosto— corresponde bien a la
Fig. 66.4 El calendario ceque midiendo las observaciones solares.
fecha de la puesta del sol en el anticenit. Advertimos
así que el mes y su lugar en el calendario se definían
independientemente de la fecha de dicha puesta
del sol. Mientras que el cronista sitúa los pilares
del medio al centro de las columnas externas, es
probable que hayan coincidido más con la sugerencia
hecha por el calendario ceque.
Se asistía a la otra puesta del sol en el anticenit, en
abril, ya no desde el ushnu de la plaza principal,
sino mediante una procesión que seguía la dirección
exacta hacia el Cuzco y en la cual el rey mismo
también tomaba parte. Se terminaba la procesión
en el mismo momento de la puesta del sol en el
anticenit.
Los días del paso por el cenit (30/10 y 14/2)
se definían con precisión en el calendario ceque
encajando entre ellos los cuatro meses que caen
alrededor del solsticio de verano. Se trataba del
periodo de mayor importancia ritual para las
clases dominantes. Mientras durante la mayor
parte del año el Sol a mediodia pasaba por el lado
septentrional del cenit, ahora lo hacía por el lado
meridional (Harris 1982).
Por último, vemos cómo Cristóbal de Molina (1989),
nuestro cronista más enterado del calendario inca,
confirma las fechas precisas de los solsticios según
las indicara el calendario ceque. Según Molina, el
calendario inca se iniciaba con la observación de la
primera luna nueva después de “mediano Mayo” (en
el calendario juliano; 25 de mayo en el gregoriano).
Molina tenía razón, dado que la observación de
la salida del sol desde el Coricancha, el Templo
del Sol, corresponde exactamente a este día. Su
informante, sin embargo, debe asimismo haber
tenido en mente el mes fijo en torno al solsticio
de junio: el del Inti raymi, la “fiesta del sol”, que
contenía la siguiente luna llena. El calendario ceque
disponía su primer mes (II 3) en torno a la fecha
de este solsticio (Zuidema 1989). Molina asimismo
especifica con precisión el mes de la observación
del solsticio de diciembre, y anota que por razones
rituales terminaba dos días después del evento
mismo. El calendario ceque confirma plenamente
su afirmación (fig. 66.4).
El culto de solo cuatro lunas del año
Para la lectura del calendario ceque resulta de mucho
interés la forma en que los cronistas, y Molina en
particular, estuvieron en condiciones de describir
los rituales de cuatro periodos lunares sinódicos
con tanto detenimiento y al mismo tiempo ignorar
todos los demás.
El sistema de ceques del Cuzco:
un calendario-almanaque
anual en el espacio y el tiempo
51
Mientras que el calendario ceque fue derivado de una
base de observación lunar-sideral con 12 meses de
27 o 28 días (o mejor dicho, noches), este calendario
fue convertido primero en uno de seis meses dobles
de 55 días cada uno. Como su total superaba en 2
días la longitud real del calendario (328 días), en el
último periodo se omitieron 2 de ellos. Cada mes
doble quedó dividido entonces en un “mes” de ~30
días y otro de ~25 días. Como veremos, la razón
detrás de esta práctica probablemente era que el
segundo mes de ~25 días daba cuenta de los días
de interés ritual en un mes sinódico (hasta 10 días
después de la luna llena), en tanto que el primer
mes de ~30 dias daba cuenta de la dispersión de las
posibles apariciones tempranas o tardías dentro del
mes doble. —Como el calendario ceque real también
reconocía cuatro estaciones, las dos más importantes
(I y II) recibieron 85 (30 + 25 + 30) días cada una,
pero las menos importantes solamente 80 (25 + 30 +
25) la IV y 78 (25 + 30 + 23) la III)—. Un cronista
(Anónimo 1906) confirma en dos casos la práctica
de juntar dos meses con el fin de observar solamente
una luna a partir de su primera aparición. Molina
nos brinda excelentes descripciones de tres grandes
ceremonias celebradas cada una según los días de
otro mes sinódico, que no estaban vinculadas entre
sí. Ellas formaban parte de los primeros tres de los
cuatro meses dobles dispuestos en torno al solsticio
de diciembre y que tenían un total de 220 días.
De los cuatro meses restantes, el calendario ceque
colocaba a los 3 meses de la estación II antes de los
cuatro meses dobles con rituales lunares, y su último
mes después de ellos.
Con esta información podemos reconstruir bien
la forma principal en que el sistema de ceques
calculaba la longitud real de sus meses. Quiero
hacer tres observaciones con respecto a los
procedimientos. Los incas estaban claramente
interesados en dividir el año solar en dos periodos:
Códigos del tiempo
Espacios rituales en el
mundo andino
52
uno de 220 días alrededor del solsticio de
diciembre, que se interesaba por la agricultura local
y la influencia femenina, y el otro de 145 días en
torno al solsticio de junio, que se interesaba por el
mando masculino del país (Zuidema 2007). Los
rituales de observación del paso del sol por el pilar
septentrional externo en el cerro Picchu marcaban
las transiciones. El periodo de dos meses dobles
internos en torno al solsticio de verano era ajustado
de 110 a 107 días, lo que medía el lapso exacto que
transcurre entre los dos pasos del sol por el cenit,
también revisando así la duración de los dos meses
dobles exteriores.
De gran interés resultan ahora dos formas aparentes
en que la astronomía y el calendario incaicos se
beneficiaron con la reorganización de los ceques en
el suyu IV. Esto dividió el primer mes doble (IVB
IVA 3ac) en los tres periodos de 15 + 28 (5 + 5 + 5 +
5 + 4 + 4) + 15 días. Se convirtió así en un excelente
instrumento con que describir el avance diario de un
mes sinódico a través de las estrellas. Un etnógrafo
moderno documentó que entonces la culminación
inferior de la constelación de la Cruz del Sur puede
tener lugar temprano o tarde durante parte de
la noche (Ochoa 1975). Esta afirmación pone de
cabeza el hecho que es la luna la que puede aparecer
temprano o tarde en relación con el importante papel
al momento de la constelación incaica de la Cruz del
Sur más las estrellas α y β Centauri (Zuidema 2011a,
§11.6; Zuidema y Urton 1976). Otro papel sideral el
cual podemos reconstruir fue otorgado al siguiente
mes (IVA 2,1), perteneciente al segundo mes doble
junto con el mes de Capac raymi (I 1). Se trata del
mes de 22 días en que las madres o hermanas tejían
las túnicas que sus nobles hijos o hermanos habrían
de vestir durante los rituales iniciáticos del Capac
raymi. Esta era también la época crucial del año en
que las Pléyades eran visibles durante toda la noche,
consultándoseles ansiosamente las condiciones
climáticas. Podemos asumir que la división regular
de este mes en medias semanas de 3 + 4 + 4 + 3 +
4 + 4 tenía que ver con el seguimiento detenido del
curso de dichas estrellas.
Conclusiones
Este capítulo buscó examinar la información
más importante que apoya y prueba la corrección
empírica del papel calendárico que el sistema de
ceques tuvo en el registro de la organización social
y ritual del Cuzco y su valle. Podríamos haber
revisado mucha más información, comenzando
ante todo con el papel femenino más importante
en la organización de la secuencia precisa de 41
“semanas” o “medias semanas”. A primera vista el
calendario parecería tener una forma algo irregular.
Advirtiendo, sin embargo, su inclusión conjunta de
información derivada de calendarios solar, estelar y
lunar; de otras formas de observación astronómica
como el paso del sol por el cenit y el anticenit; y la
presencia de razones sociales, queda clara la precisión
y creciente regularidad de su número de días en
“meses”, “meses dobles”, “estaciones”, “medios años”
y “año”. Para la reconstrucción del calendario ceque
resultaron indispensables sus numerosos papeles
sociales y rituales. Podemos identificarlo como un
auténtico almanaque.
Luna llena en Machu Picchu.