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COLECC(ON «ANUAR(Q,.

El «Gobi"emo del . Perú» es cifra y


··comp.endio de un notable período his•
tóriC<> del virreinato : la década de
i560-1570, en la que florece un apret.ado
ram-iUete de estudios críticos, proyecta•
dos para tomar el pulso a los conflictos
fundamentales que gTavitaban sobre el
país. A este momento corresponde la
gran preocupación por conocer la vida
del Perú prehispánie.o -tendencia que
personifican Polo de Ondegardo y el
Pad.re Molina, entre Otros-, así como
la general controversia que conmovió al
país sobre la situación, conservación y
aumento de los naturales dominados y
de sus tierras y tesoros. Y sobre esto
variada problemática y sobre el copioso
ca udal de libros y manuscritos -cartas,
me·moriales, apuntamientos, relaciones y
epístolas- descuella la obra del letrado
val.lisoletano, aposentado dieciocho años
en el Alto Perú como oidor de la Au•
d;erici'a de Charcas.
La figura de Matienzo había sido ya
dada a conocer, a Jo menos en algunas
de sus más destacadas facetas, en varios
estudios anteriores, principalmente el de
Levillier. Pero Lohmann Villena ofrece
ahora un análisis completo de la bio•
grafía y el ambiente en que se deseo•
volvió este tratadista de primera fila, el
escritor de mayor levadura jurídica en
las Indias durante e] siglo XVI, aunque,
porad6jicamente, su máxima obra, el
«Gobierno del Perú» haya permanecido
inédita hasta hoy -o lo que es peor,
desvirtuada en la supuesta edición de
UlO.
El Dr. Guillermo Lohmann, que ahora
emprende · la edición del manuscrito au•
téntico, es una de las más prestigiosas
y fecundas plumas del americanismo de
nuestros días. Colaborador ya antiguo
del «Anuario», autor de otras dos obrás
en esta Colección, y de cuatro extensas
monografías editadas por la Escuela de
Estudios Hispanoamericanos, su presen•
cia en estas páginas honra una vez más
nuestra .tevista.
JUAN DE MATIENZO, AUTOR DEL «GOBIERNO DEL PERU>
(SU PERSONALIDAD Y SU OBRA)

E SC U FLA DE F STU0 IO S
H I S ? ,c~ 1 :
,. , s-
L . . J.C.
A ' l [ í , 1C AN OS

B I B L 1 ·o T E e A
PUBLICACIONES DE LA

ESCUELA DE ESTUDIOS HISPANO-AMERICANOS


DE SEVILLA

CLXX
(N .• general)

Depósito legal Sep. M. 538.-1958

Las noticias, asertos y op101ones contenidos en este


traha10 son de la exclusiva responsabilidad de su au-
tor. La Escuela de Estudios Hispano-Americanos s61o
responde del interés cieutifico de sus publicaciones.
GUILLERMO LOHMANN VILLENA rv-v7
- ~

JUAN DE MATIENZO, AUTOR DEL


«GOBIERNO DEL PERÚ»
(SU PERSONALIDAD Y SU OBRA)

ESCUELA DE ESTUDIOS HISPANO-AMERICANOS


1 9 6 6

i:SCU LA DE ES1 UD l OS
H ICP A 'C AN OS
. c . S .l. C .
B l. fl .L I O T E C A
RESERVADOS
LOS DERECHOS

G. E. H. A.-Alfonao XII, 12.-Sxvu.u.


N D e E G E N E R A L

1.-EL AMBIENTE .. . .... .. . ... .. .. .. .. .. ... .... .. ... ... .... ... .. .. .. .. ... ..... .................. 1
l. 1560-1570: un decenio de expectante incertidumbre.- 2. Modalida•
des del criticismo.--3. Curiosidad por el mundo autóctono.-4. Diaec•
ción de la «República de los españoles».- 5. El «Gobierno del P erú»,
cifra y compendio de un período histórico.

Il.-EL HOMBRE ....................., .................... ............... ........................ 35


l. Aproximaciones y semblanzas.- 2. La formación d.e un magi1tr1•
do.- 3. « ... A ver si mudanAio mundo y tierra mejoraría mi suerte, .. ».
4. «... las cosas deste Re)'llo del Pirú...».-5. De la ilusión al des•
encanto.-6. o:••• el andar a derechas aprouecba poco en etta tierra ... ».
7. En el vértice del apogeo : años de plenitud.-8. El ocaao.-9. La
familia y la descendencia.

lfl.- LA OBRA ........ ............................................................................ 87


l. Los textos científicos.- 2. Los escritos políticos.--3. Exégesis del
«Gobierno del Perú» : su valor y contenido.-4. Génesis de la obra
y sus vicisitudes.
I

EL AMBIENTE

Las obras de índole doctrinal y política, en cuanto


construcciones conceptuales, por fuerza tienen que pagar
el tributo de responder al ambiente ideológico dentro del
cual se, engendran, y significan, al mismo tiempo, una for-
mulación definitiva del pensamiento de su autor, dándonos
la medida de su talla científica.
Para hacer comprensible la génesis del Gobierno del
Perú y adquirir la exacta perspectiva que permita :valorar
el significado del primer estudio integral de las institucio-
nes políticas y jurídicas del virreinato peruano, de suerte
tal que justifique nuestra estimativa actual, debemos re-
currir a una reconstrucción, siquiera esquemática, del con-
torno formal e histórico que configura la perspectiva dentro
de la cual el tratado del Licenciado Juan de Matienzo se
instala en el primer plano de aquel retablo de problemas,
temas y personajes que desfilan por sus páginas, en la sín-
tesis armoniosa de un doctrinal insuperado hasta la apari-
ción de la monumental Polít i ca Indiana del egregio Solór-
zano Pereira.
La enunciación de la tr ama y urdimbre sobre la cual
se tejió el Gobierno del Perú es una exigencia no sólo de
orden metodológico, sino obligada cuestión previa. Quien
se adentra un poco en la lectura de aquel tratado jurídico-
* Estudio P reliminar para la edición del Gobier110 del P erú, próxima a, pu-
blicarse con el auspicio del Institut F ram; ais d'Etudes Andines.
2 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

político redactado en la sexta década del siglo XVI, no


tardará en advertir muy cercano el chisporroteo de las can-
dentes cuestiones que agitaron por entonces la vida colec-
tiva del virreinato, y notará la presencia, como una clari-
dad o como una sombra, de varones ilustres con los cuales
hubo de entablar relación personal o toma1 partido adverso
nuestro protagonista: Las Casas, el gobernador García de
Castro, peritos en asuntos peruanos como el obispo Santo
Tomás, los Licenciados Bravo de Saravia, Polo de Onde-
gardo y Hernando de Santillán ... Con ellos compartió in-
quietudes en torno de temas peruanos, de forma que para
la cabal inteligencia de la obra de Matienzo, resulta inex-
cusable proyectarla con toda nitidez sobre el ambiente que
la envolvió.
Aunque por una singular fatalidad sólo se conocía hasta
ahora una versión corrompida y trunca del libro escrito por
el diligente magistrado de la audiencia de los Charcas, es
lo cierto que su mérito inapreciable ha logrado superar esa
desventaja y el unánime consenso ha proclamado aquellas
páginas como una fuente primaria para la interpretación
de la fisonomía social, política y económica del Perú qui-
nientista, en pleno proceso de su institucionalización. A este
respecto parece oportuno apostillar que Matienzo, como
luego en la siguiente centuria León Pinelo y Solórzano
Pereira, vivió los problemas del virreinato y por tanto, el
Gobierno del Perú (al igual que las disertaciones de los dos
eximios tratadistas citados) no es mera digresión de orden
especulativo, sino el fruto de la experiencia personal y re-
flejo veraz de la realidad, en suma, obra humana de obser-
vación del ambiente. De aquí que la monografía que nos
ocupa tiende la clave de arco que lleva del estudio doctrinal
y de érUdición, es decir, de la utopía, a la aplicación prag-
mática en el plano de la acción política, vale decir, la reali-
dad más acuciante.
Para concluir estas indispensables prevenciones, nos
JUAN DE MATIENZO 3

urge dejar sentada una afirmación: la familiaridad que se


establece entre el biógrafo y su persona.je lleva. (a veces
involuntariamente) a proponer a éste como el varón más
conspicuo de su época o como el inspirador recóndito e in-
sospechado de un conjunto de acontecimientos. Nada de
eso se pretende aquí, pues Matíenzo es un auto~ que no
requiere ni de apologias ni de encomios de oropel para ocu-
par el lugar prestante que ha ganado en la jerarquía de
vi:i.lores coetáneos.
Una última advertencia: en estas páginas preliminares
no es posible dar cabida a una exposición sistemática de
las ideas políticas y enumerar, una por una, las mejoras y
reformas que propuso Matienzo. Simple y sencillamente,
pretendemos esbozar las prevenciones indispensables para
facilitar la inteligencia de la magna obra, ahora accesible
en su texto genuino y auténtico, como un espejo en el que
se reflejan las reacciones y la mentalidad del jurista y del
político colocado frente a situaciones y problemas del mo-
mento. Interesa, por encima de todo, hacer fácilmente co-
nocibles el enfoque y la actitud de Matienzo ante la situa-
ción critica que acusaba el Perú de entonces.
Ahora bien. Ortega y Gasset hizo notar que cada uno
se halla frente a la realidad en la condición de los especta-
dores dentro de un teatro, que suponen contemplar la mis-
ma escena, pero cada cual desde su localidad, o sea con la
perspectiva o punto de vista que le es peculiar, y por ende,
con determinada parcialidad, hasta cierto grado inevitable.
De modo similar, las páginas del Gobierno del Perú nos han
transmitido una realidad especifica a través de la óptica
de un togado. En consecuencia, para concebir una idea glo-
bal, pero exacta y acabada en sus pormenores, del virrei-
nato en su esencia y actualidad a la sazón, será menester
confrontar y rectificar aquella imagen a la luz de la que se
forjaron otros testigos: hombres de Estado, autoridades po-
liticas, religiosas, funcionarios públicos, economistas, mili-
4 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

tares, fieles vasallos, oscuros súbditos, sin excluir a los ilusos


arbitristas ni los testimonios literarios.

1.-1560/ 1570: un decenio de expectante incertidumbre

En el período del tercer virrey, dori Andrés Hurtado


de Mendoza, marqués de Cañ.ete (junio de 1556-setiembre
de lfü>O), parecía haber culminado definitivamente el pro-
ceso de la consolidación del Perú en sus distintos órdenes:
desvanecidos los amagos de disturbios y motines, afianza-
da la estructura social, implantada una enérgica adminis-
tración pública y entablado · el funcionamiento coherente
de las instituciones políticas y fiscales, todo dejaba suponer
que a la sombra de tal estabilidad y desenvolviéndose la
acción gubernativa hacia el horizonte abierto que brindaba
la absoluta normalidad en las diversas esferas de la vida
colectiva, el Estado alcanzaría a .corto plazo las metas que
constituyen su razón de ser. 1
De improviso, una encrucijada que va a ser la bisagra
de dos épocas netamente dif'erenciadas. Aquel ciclo de pros-
peridad que se insinuaba hacia 1560 se disloca y rompe, para
ceder el paso a un paréntesis de crispación especulativa que
llena el séptimo decenio del siglo XVI. Bajo el puente que
enlaza las dos fechas extremas ~final del gobierno del mar-
qués de Cafiete a la iniciación del mando de Toledo- des-
carga un tumultuoso raudal de memoriales, dictámenes,
avisos y pareceres sobre cuestiones palpitantes del virrei-
nato, algunos asombrosamente explicitos sobre puntos con-
cretos del pasado prehispánico, lo que ha llevado a recono-
cerlos como fuentes informativas insuperables.

1 Verdad es que ·e1 <:uadto que traza Sánchez BeUa en su estudio sobre
El Gobiei-110 del Perií, 1.556-1.564 (en "Anuario de Estudios Americanos" (Sevilla,
,960), XVII, págs. ·407-524) ofre.ce muchas sombras y no es tan <:ategórico, pero
aquí no. podemos hacemos cargo del · .aspecto intrinseco de la conducta del marqués
de Cañete, sino de los resultados formales alcanzados bajo su administración, que
son los que ·en definitiva configuraron los perliles de su periodo.
JOAN DE MATIENZO 5

Repentinamente se despereza y estalla un haz de ten-


siones que se derraman sobre el virreinato en su integridad
y lo estremecen hasta sus cimientos politicos, ideológicos y
éticos. Todo -sociedad, gobierno, Jglesia, régimen de con-
vivencia con el elemento aborigen, estructuras económicas-
acusa balance negativo y · es llevado al banquillo :R3.ra so-
meterlo a juicio. Como si se hubieran abierto las compuertas
de alguna acuciante duda metódica, este intervalo es en
verdad un momento comprometido para el Perú, que re-
gistra una de esas coyunturas perceptibles en el decurso
de los sucesos, que los filósofos denominan aporías.
¿ Un azar? Puede que lo sea, pero no cabe la menor
duda de que este decenio se presenta como un lapso sin-
gular que acusa una actividad ·más imaginativa y se ofrece
abierto a una fecunda curiosidad. Con dificultad se hallará
que con tal sincronismo y en el corto término de dos lustros
haya florecido un repertorio tan denso y tan selecto de do-
cumentos polémicos proyectados sobre la entraña económi-
ca y social del virreinato, algunos de veras únicos en su
género por la profundidad analitica con que pasan por el
tamiz los problemas que tan al vivo se habian puesto. 2
Una candente preocupación por entender la razón de
todo surge incontenible. Los testimonios documentales que
atatlen a esta vorágine exhalan una evidente sensación de
incertidumbre en el espíritu colectivo, de desorientación en

2 A lo .que se nos alcanza y desde luego hecha abstracci6n del momento estelar
del M erc11rio Perr<a,w ( 1 791-1794), durante la época virreinal s61o hallamos otro
período similar: el que ·nrosso medo s e éorresponde con el decenio de Abascal ii:t
frente del gobiemo.
Se in.criben en dicho término, como ·r eflejos de un estado colectivo de ansiedad
y criticismo. testimonios ·cimeros de fa categorla de las Obseruaciónaes sobre el clima
de Lima, de U nanue (1806) ; el "Discurso sobre la preferencia de los a mericanos",
de Mariano Alejo Alvarez (1808); el Plan del Perú, de Vidaurre (1810); el dicta-
men sobre las c·a usas de las alteraciones en América, de Baquijano y Carrillo (t814);
la propuesta sobre designa~ión de informantes acerca de las razones de la inquietud
política, de Mariano Tramarria, y la Manifestaci6n histórica y polltica de la revolu-
ción de América, de Riva-Agüero (ambas de 1816). Obvio es hacer notar que un
elem·e nto desconocido en el siglo XVI, es a saber la prensa periódica, enriqueci6
considerablemente a principios del XIX este clima de desasosiego.
GUILLERMO LOHMANN VILLENA

la espera de algo que se presiente. Esta atmósfera se extien-


de por todos los ámbitos, y brota a deshora una aguda sen-
sibilidad por esclarecer la gran incógnita: cómo amoldar
las colectividades espaflola e indigena, concordándolas de
suerte que ambas marcharan al unísono en la empresa de
alcanzar el bien común. Se busca ansloiamente un eje de
intelección para lo presente, pero con no menor angustia
se acude en demanda de una urgente transformación.
Están a mano los elementos para hilvanar una cefíida
y puntual trayectoria de est~ década de cavilación. en la
que todos experimentan súbitamente el apremio de una
toma de conciencia, de un análisis «en profundidad>, y to-
cados de un prurito r eformista al mismo tiempo que de un
oscuro anhelo de regeneración, se esfuerzan por encajar
dentro de un esquema que se vislumbra radicalmente dis-
tinto. En el umbral de este nuevo ordenamiento se perfilará
la adusta silueta de don Francisco de Toledo, que con sus
próvidas normas forjó la estructura que, salvo leves reto-
ques, fun clonarla hasta las reformas borbónicas.
En aouellos instantes volvteron nuevamente a r ~toflar
dos cualidades muy peculiares del genio f!snaflol. seflaladas
por Menéndez PldaJ : la severa autocrftica y la preocunación
moralista. s Cierta extrafía corriente de introsoección se
aduef'ia de politlcos, legisladores. teólogos y juristas, des-
prendiéndose una energia y un poder de 1niciativll. sorpren-
dentes. que desembocarán en el planteamiento, con escru-
pulosidad nunca conocida hasta entonces ( y 1amás repe-
tida), de las capitales cuestiones dtrnammte~ del respeto
debido a la persona humana frente a fa, oblli:i;atoriedad
servil. de la condición ~ur1dlca de la mano de ohra ni\tlva
y de las relaciones de los 1ndfgenas con s1Js encomeJ"lrleros.
Asf surgió un clima de zozobra aue alcanza su punto dect-
sivo al denegarse la absolución sacramental a muchos con-

~ V. P r <llom.> al voh,, men Colouimici6n cspaiir,lt, en Anwrico. "Anuario d~ la


•\•od ~dón T-'rnncisco de Vitoria" (Madrid. 1960). XIII . pág. 6.
JUAN DE MATIENZO 7

quistadores y dueños de feudos. En su congoja, tocados de


una exacerbación de los remordimientos, rivalizarán ahora
no en hazafias bélicas, sino en muníflcos actos de repara-
ción. Una vez más el ansia de eternidad consustancial con
lo espafiol emerge con todo su dramatismo. 4
En el decenio que corre de 1560 a 1570 estalla .un au-
téntico enardecimiento por auscultar la realidad, por inda-
gar sistemáticamente y calar a fondo los núcleos sociales
que se trataba de incorporar a los esquemas de la civiliza-
ción cristiana. Una actitud colectiva de verdadera contro-
versia absoluta se expande cada vez más perceptible, al
grado de cuestionar la esencia misma de la empresa des-
arrollada hasta entonces por la Corona, las autoridades
civiles y la .j erarquía eclesiástica, los encomenderos y los
doctrineros, así como la razón de ser de los principios car-
dinales de la politica indiana y la eficacia de los métodos
observados en orden a la acción misional desplegada en él
seno de la población autóctona. En este último aspecto, no
es en absoluto una simple coincidencia que preéisamente
dentto de la década que nos ocupa se enviaran al Perú
sendos comisarios generales para las Ordenes franciscana
y dominica, los PP. Luis Zapata y Diego Osorio, respectiva-
mente, y un visitador general para los mercedarios, el
P. Diego de Angulo. Hay evidentemente impaciencia por
apurar nuevos métodos, adoptar normas precisas y aplicar
los remedios exigidos por la delicada situación que acusaba
el virreinato peruano, al fin y al cabo estimado como el de
mayor entidad en los dominios del Nuevo Mundo. Son per-
ceptibles los tanteos, los avances y retrocesos, aunque el
conjunto denota unidad de ambiciones proyectadas sobre
una meta: sondear las capas profundas del pais y formular
el diagnóstico precoz.
Dificil es establecer los coeficientes que confluyeron en
4 Este subyugante tema lo abordamos, con ·amplio respaldo documental, er.
t1 n estudio centrado sobre la person·alidad del L i~e•n ciado Francisco Fa lcón , que
tenemos en preparación.
8 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

la creación de esta atmósfera de reflexión sobre si mismos


en la que se ven envueltos los ingenios más perspicaces del
Perú de entonces. ¿Qué oscuras causales hasta ahora no
reveladas; qué complejo de factores propicios aún no es-
clarecidos, o qué circunstancias politicas, ideológicas o de
crisis espiritual apenas vislumbradas en,traron en liza para
conjugar ese inusitado vendaval de tan encontradas acti-
tudes interpretativas? Es en verdad sugestivo que aquel
cambio de mentalidad haya sido percibido por un critico
aguzado en el campo de la Literatura para constituir espe-
cíficamente la generación de 1564, dotada de características
peculiares. 5
¿Por qué se pone en tela de juicio, de un modo absoluto,
todo lo que hasta entonces se había hecho? Las interro-
gantes se acumulan a porfia. ¿Es el balance final después
del torbelUno, el primer examen Inexorable del estado social
del Perú después de un cuarto de siglo de anarquía? ¿Es
acaso el nostálgico adiós a ttemoos va ecllnsados de relaja-
ción y vitalismo, o al contrario, el reclamo por conseguir de
una vez por todas la realización de la promesa de un estado
de felicidad y libertad aue h asta entonces narecia sólo una
utopia? Vaya en abono de estos descontentos lo que su queja
tiene de positivo: las co.c,a13 más nobles h an sido hechas en
múltiples ocasiones por los oue no eran fáciles de satis-
facer. Por lo demás. la historia entera del progreso humano
no se ha forjado bajo el slgno de faF: mRyorias. sino al im-
pulso de los mis capaces.
¿Es un eco de la difusa inquietud promovida por la
primera generación de criollos sedientos de poder politlco,
que al llegar a su mavorfa de edad configuran un grupo de
presión e Irrumpen reclamando su puesto en el esquema
social? En la Nueva Espafia se registraron movimientos coe-
t.l\neos homólogos. /,Responde al sobresi:tlto que provocan las
5 Cf. Arrom. "Esquema gener,acional de las letras hispanoamericanas", en
T hesavrvs. Boletín del Instituto Caro y Cuervo (Bogotá, 1961), XVI, n.• ,, pá-
Jrinas 25-35.
,----

JUAN DE KATIENZO 9

noticias de confabulaciones en la población nativa para


ponerse en ple de guerra? 6 ¿Significa una toma de posición
frente al desafio que implicara por entonces el 'taquioncoy',
especie de cruzada que se propaga con ribetes de misticismo
entre los indios? 7 ¿Es una manifestación del desasosiego
que cunde entre espaf'loles de viso y figuración, COJ'l bases
operativas en el Cuzco y en Potosi? • ¿Es reflejo de los co-
natos de amotinamiento de los mestizos y plebeyos que fer-
mentan no sólo en puntos clandestinos, sino en Lima y en
el Cuzco mismos? 9 ¿Viene a ser como un toque de diana
ante el creciente envalentonamiento de los curacas, que
salen al escenario poltttco azuzados por los tonsurados, para
emplearlos como fuerzas de choque en su campaf'la contra
la perpetuidad de las encomiendas?
Acaso pueda hallarse en otro género de factores la raíz
de este desborde crit lcista. Cabe tener en cuenta la postra-
ción económica que sobrevino con la estricta tasación de
la cuota tributaria que debían satisfacer los feudatarios a
sus encomenderos, con la caida vertical en la producción de
plata en Potosi hacia 1566 por escasez de mano de obra y
agotamiento de los filones más ricos, y por último, con la
disminución de los mtsmos feudat arios, fugitivos o sustraf-
do!i! de las encomiendas por el atractivo de altos salarlos
como artesanos en las ciudades o como operarlos en las di-
versas industrias nacientes. ¿Es licito pensar que la intran-

6 La instauración de autoridades propias para el elemento autóctono es un


hecho sintomático en este orden de cosas. Cf. Lohmann Villena, El Cort'egido,. d,
indios en el Pe,,,í bajo los Auslrias (Madrid, 1957), Libro Primero, Capítulos Pri-
mero a IV.
7 Cf. Millones, "Un movimiento nat ivista del siglo XVI: el taki onqoy•,
en Revista Peruana de Cultura (Lima, 1964), n.• 3, págs. 134-140.
8 En un proceso por sedición incoado en 1561 aparecen encartados vecinos tan
connotados como Pedro de Avendaño, Pedro de Córdoba, Jerónimo Luis de Cabrera,
Juan Ramírez Segarra, Rodrigo de Esquive! y Arnao Segarra, entre los principales.
Archivo General de Indias [en adelante: A. G. I .]. Justicia, 1088, Ramo 4 .
9 Comp. L6pez M'artínez, "Un motín de mestizos en 1567", en M ,re14rio
Peruano (Lima, 1962), XLIII, n.• 419, págs. 114-119, y "Un motín de mestizos
e~ el Perú (1 567)", en R evista d~ J,cdia.r {Madrid, 1964), XXIV, n.• 97-98,
pags. 367-381.
10 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

quilidad denote la sorda lucha de la aristocracia sefiorial


formada por los beneméritos de la Conquista y los «primeros
pobladores> que se resisten a ceder sus privilegios al estrato
social y económico integrado por los funcionarios adventi-
cios, que desplazan sin misericordia a los veteranos gana-
dores de la tierra? O bien otra alternativa: ¿desvanecidas
las expectativas cifradas en una trasmisión hereditaria de
las encomiendas, y con ello las de una sociedad jerárquica
de carácter paternallsta, los afectados por el nuevo orden
de cosas se van acomodando sólo a regañadientes dentro
de un escalafón que el Estado, cada vez más seguro de su
estructura y más duefi.o de sus facultades, les impone?
¿A qué tensiones sociales o qué movimientos demográficos
se pretende encauzar mediante las nuevas ciudades funda-
das en el periodo del conde de Nieva?
De la noche a la maf'l.ana se cae en la cuenta de q_ue hay
dos sociedades o comunidades per·f ectamente diferenciadas,
asi como de que una de ellas constituía. al cabo de lustros
de intensa coexistencia.. todo un mundo de Incógnitas que
era menester despejar a fverzq, de ahond~r en su pa.sado
y de desentr::ifiar su vida colertlva y espirlt.ual En cierto
modo, se descubre que no se habfa logrado una fecunda
convivencia. en Ja medlda oue ésta supone mutu8. influencia
entre si de los hombres coexistentes. AC'lnel estado de 9zo-
ramiento ~eneral. ;.implica una sensación de fracaso en los
esfuerzos dest;,lee:ados en fa acción evangelizadora de la
masa nativa y obliga r,orrelatlvamente a pens~r sobre la
introducción de nuevos métodos~ distintos urocedimientos?
;.Este ambiente de pero1e1idad puede estimarse como un
testimonio más de aauella conciP.nda de insetZUridad oue
Castro erige como una de las premisas de la ln.terpretaclón
de la historia de Esl)afi.a? 10
Puesto que no olvidamos oue el virreinato del Perú se
insertaba en la dinámica total de la Monaraufa. acaso se
TO Et/mfia en su historia (Buenos Aires, , 948), Capitulo Primero.
JUAN DE :MATIENZO 11

encuentre por aqui la otra punta de la madeja. ¿Es licito


atribuir el aire de caos general a un ramalazo de la gran
recesión de los afios iniciales del reinado de Felipe II y de
la magna crisis financiera de 1565? ¿Hay aqui también sin-
cronismo con el viraje de la política filipina en torno de 1568,
caracterizada con el endurecimiento en Flandes, Ia,rebelión
de las Alpujarras y la acentuación de la tendencia absolu-
tista en los más variados terrenos? 11 De lo que desde luego
no cabe dudar es que como reactivo del movimiento surgido
en el Perú actuó un hecho histórico condicionante muy no-
torio: el proceso de descomposición politica iniciado en el
periodo del conde de Nieva, que toma cuerpo por el carácter
de autoridad menoscabada del gobernador Garcia de Castro,
con cierto aire de transitorio ,y contemporizador. El deli-
rante Lope de Agulrre y su hueste son un expresivo testi-
monio del estado de cosas imperante por entonces.

2.-Modali.dades del criticismo


A todo esto, no obstante la importancia decisiva q_ue
en su época revistió el decenio que nos ocupa, y a pesar de
14 notoriedad con que en él se !'egistran fenómenos tnequ1-
vocos de la profunda crisis aue sacudía el virreinato, es lo
cierto que nadie ha parado mientes todavía. con el énfasis
oue se merece, sobre el lapso cuyos hitos extremos fueron,
aproximadamente, 1560 y 1570. que en rigor es un periodo
histórico con unidad y significación propias. sin que sea
necesario acudir a las arbitrariedades aritméticas de lacro-
nologia. 12 La aludida negligencia no carece de gravedad
apreciada tanto desde el punto de vista de la historiografia
peruana, como considerada en si misma por lo que al obje-
·n V . los rasgos generales de esta evolución en el artíéulo de Reglá. "Política
de Carlos V co Catalufla", en Ca-rlo_s V. Homenaje. de la Universidad de Granada
(Granáda. 19_;8), pág. .270.
·u La intuición !iterada de Azorin i'magina tamb'ién a partir de 1560 la serie
de -estampas que hajo el título de Una hora de Bs-f)año c.o nstituyera su discurso
de recepción en la Real Academia de la Lengua (19.24).
12 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

tivo especifico de las presentes páginas atañe. En efecto,


por una parte, la heuristica de las fuentes documentales
concernientes al pasado del Perú no puede ignorar que en el
espacio de dicha década se elaboraron escritos sin par habi-
da cuenta de su densidad informativa, su rigor analítico y
el vuelo conceptual que los eleva sobre M nivel de sus con-
géneres; por otra, el conocimiento apurado del clima es-
piritual que reinaba en el virreinato en aquel entonces es
esencial para hacerse cargo del impacto que signifi.có en
todos los órdenes la composición del Gobterno del Perú.
Una ojeada exclusivamente sobre las piezas más repre-
sentativas de ese explosivo florecimiento de estudios crittcos
proyectados para tomar el pulso a los confilctos fundamen-
tales que gravitaban sobre el país, dará cumplida respuesta
al que estime artificioso nuestro hincapié sobre la extrafia
incidencia que hemos advertido en este grávido decenio del
siglo XVI. Nos interesa dejar constancia que no hace al
caso rememorar todo el material informativo coetáneo, sino
sefialar exclusivamente aquellos documentos típicos del
pensamiento de un sector social o que por la categoría de
su autor constituyan una interpretación doctrinaria de la
vida de entonces y por tanto, reflejen un estado de opinión
públtca o una actitud colectiva digna de ser tomada en
cuenta como simbolo de una preocupación muy extendida.
Quedan en tal virtud fuera de nuestro campo de contempla-
ción los despachos burocráticos de rutina; los pedregosos
textos legislativos -árido eco del desenvolvimiento de la
administración pública-, y los escritos de menor cuantia,
que recargarían abrumadoramente este enjuto bosquejo de
un frondoso material documental. Similares consideracio-
nes ténganse por valederas para piezas del estilo de la «Re-
lación de cómo los españoles entraron en el Pirú>, suscrita
por don Diego de Castro Titu Cussi Yupanqui (aunque re-
dactada por el agustino fray Marcos García), y otros textos
coetáneos de su género.
JUAN DE MATIENZO 13

De hecho, la portentosa ebullición criticista que encien-


de los ánimos en la repetida década se polarizó en tres ver-
tientes, por las que fluyeron testimonios documentales de-
cisivos e irremplazables en su especie. Todos ellos concuer-
dan en el propósito de abordar las más arduas cuestiones
que pesaban sobre la vida colectiva, desmontando los ele-
mentos integrantes del complejo social, económico y ad;mi-
nistrativo, para examinar aisladamente los factores cau-
santes del desajuste denunciado con rara unanimidad en
protestas y lamentos que encontraron después en buena
proporción eco y cauce en la legislación positiva.
He aquí las tres dianas hacia las que apuntaron des-
pejados e inquietos escritores, activos entre 1560 y 1570:
a) La tendencia retrospectiva, enfilada al escudriña-
miento apurado de la caducante etnohistoria prehispánica,
tanto en lo atañedero a la antigua organización política y
social, como en lo tocante al mundo impenetrable de las
creencias, con el propósito de acoplar a esa mentalidad ve-
tusta y consuetudinaria las nuevas estructuras éticas y ju-
rídicas, y de incorporar a su vez a éstas cuanto de lo autóc-
tono revistiese virtualidad, a fin de lograr una integración
fecunda de tan disímiles formas de :vida.
b) La orientación reflexiva o revisionista, cimentada
en la indagación vehemente de la coyuntura. Los autores
estampan serias consideraciones sobre el estado político del
virreinato y las causas del malestar, encarando con exqui-
sito miratniento el problema de la perpetuidad de las enco-
miendas, planteado en términos perentorios por la extin-
ción, por ley natural, de los primeros beneficiarios de esas
mercedes. Secuela estrechamente conectada con tal cues-
tión resultó el criticismo que encendió la hoguera lascasiana
en cuanto objetaba la raíz misma de la acción de España \
como potencia conquistadora. De esta suerte, frente a Iá
idea arraigada profundamente en la conciencia de los es-
pañoles de la Contrarreforma de que en la lucha entre el
14 GUILLERMO LOHMANN VILLENA '

Bien y el Mal ellos venían a ser de hecho los ejecutores de '


J.os designios de la Providencia, emergla ahora una pertur-
badora vacilación, que exigía satisfactorio esclarecimiento
porque en ello estaba en juego nada menos que la salvación
del alma. En el Perú esta controversia adquiría peculiar y
dramático relieve al enmarafiarse con la política que debía
observarse con el núcleo rebelde de los lngas en Vilcabamba,
que se comportaban con los representantes de Felipe lI, el
monarca en cuyos dominios no se ponía el sol, punto menos
que de potencia a potencia. El colofón de este encarnizado
debate iba a ser la exhaustiva encuesta practicada por To-
ledo en el curso de su visita, con la intención de acreditar
que los Ingas no habían sido veri domini de sus señoríos y
territorios, 13 cuyas noticias complementara Sarmiento de
Gamboa en su Historia Indica, como a su turno las crónicas
de Diego de Trujillo y Pedro Pizarro (al igual que la frus-
trada iercera parte de la obra del mismo Sarmiento de
Gamboa) responden a idéntico afán inquisitivo en punto
a los episodios ocurridos en la Conquista y las guerras
civiles.
c) Finalmente, el sesgo proyectista, constructivo o re-
formador, que a veces degenera en arbitrismo a rienda suel-
ta. Ante el cúmulo de factores negativos: autoridades que
atienden al lucro y no al bien común; magistrados :venales;
sacerdotes faltos de virtud y celo apostólico; encomenderos
expoliadores; curacas perversos; desbarajuste en que yacía
la población indígena; legislación ineficaz, en suma, general
relajación, esta corriente de idealismo recoge ilusionada
una aspiración a transformar la imperfecta organización
politica y social en una utópica Arcadia, o poco menos. Dos
piezas maestras descuellan nítidamente en esta linea: en
lo espiritual, el magno segundo Concilio limeño (2 de marzo
de 1567-21 de enero de 1568), cuyas Constituciones pueden
13 Levillicr, Don Francisco dt! Toltdo, S1'premo organil:ador del Perú (Buenos
Aires, 1940), II, págs. 3-204.
JUAN DE MATIENZO 15

graduarse como el férvido anhelo por la implantación de


la Ciudad de Dios, 14 y en la teoría política, su riguroso coe-
táneo, el tratado sobre el más acertado Gobierno ctei Perú,
que a su modo representa un bosquejo de república plató-
nica y en el cual Matienzo imprime a la literatura jurídica
quinientista la máxima dignidad. ;
Para perfilar aún más los trazos con que estamos deii-
neando la etapa histórica que circunda la gestación de la
obra del perspicaz oidor de los Charcas, repárese -aunque
de paso- en que a modo de pórtico del decenio que nos
ocupa puede considerarse como trascendental el envio de la
misión formada por los comisarios de la perpetuidad, cuyas
instrucciones datan del 23 de julio de 1559. En la esfera de
la historia de los sucesos, 1565 sefiala ia fundación de la
Casa de la Moneda de Lima (primera en el distrito del virrei-
nato peruano); 1566 es el año en que Pío V imparte al
nuncio en Madrid, Gian Battista Castagna las célebres ins-
trucciones en orden al trato de los indígenas americanos,
y el siguiente es el inicial de la decisiva visita de Juan de
Ovando al Consejo de Indias, que mediante un conocimien-
to profundo de las remotas comarcas en trance de reorga-
nización normativa, debía conducir a una administración
eficaz y congruente con el ordenamiento legal que el talento
clarisimo de aquel insigne ministro de Felipe Il habia
ideado. 15
La convocatoria de la Junta Magna de 1568 -en la cual
no es inverosímil que se tuviera delante el manuscrito de
q No estará de más hacer presente, aunque en nota, que muchas de las dis-
posiciones adoptadas ~n esta a.samblea, particularmente las que dken relación con
la vida material de los naturales, se corresponden muy de cerca con las recomen-
daciones de Matienzo: erección de parroquias de 400 feligreses ( Parte Segunda,
Constitución 77); concentración en poblados (So); prohibición de las viciosas prác-
ticas de deformación craneal (1.00) y de los supersticiosos actos con ocasión Je
peinarse o trasquilarse (101); represión de la ebriedad pública (108); dominio sobre
la masa popular por intermedio de los curacas (tt 1) y prácticas higiénicas en J:¡
vida doméstica ( t 12). Esta es una prueba del acierto y penetración acreditados por
Matienzo en su ,málisis de la sociedad andina.
T5 Jiméoez de la E spada, El c6digo ova"dino (Madrid, 1891), y Schifer,
El Co11sejo Real y Supremo de las l"dia.s (Sevilla, 1935-), I, págs. iz9 ss.
16 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

Matienzo-, constituye un elocuente testimonio de cómo en


la metrópoli se juzgaba que el estado de cosas en el Perú
exigía reformas que no se limitaran a la implantación de
nuevas audiencias (Charcas, Quito y Chile), 16 erección de
sillas episcopales (Santiago de Chile y La Imperial) o colo-
cación, a partir de la cédula de 1567, dé las doctrinas bajo
las normas dél Real Patronato, 17 sino que calaran en la
entrafia misma del cúmulo de los problemas que se cernían
Sobre el virreinato.
Formuladas estas prevenciones, hora es ya de enume-
rar, clasificándolos bajo el respectivo apartado, aquellos
textos y documentos de primera magnitud producidos entre
1520 y 1570, denotativos de las tres corrientes que hemos
sefialado. En junto .t orman una verdadera constelación,
dentro de la cual brilla como estrella fija el Gobierno del
Perú.

3 .-Curiosidad por el mundo autóctono

En este elenco hay piezas magistrales y nombres cierta-


mente de desigual ingenio, pero todos consagrados en la
heurística peruana como elementos indispensables para el
conocimiento de la vida de los aborígenes bajo el cetro de
los Incas. 18
Aunque ya en 1559, por mandado del virrey marqués

16 De la creación de los dos primeros tribunales opinaba el Gobernador García


de Castro: " . .. que ha sido, sigun dizen acá, haber hecho en este Reyno Castilla
y Francia y Portugal. .. ". Despacho de 12-I-1566, en Levillier, Lo. Audiencia de
C/rarcas, I, pág. 672, y Gobernantes ·áel Perti-, III, pág. 132.
17 Armas Medina, Evoluci6n histórica de las doctrfo¡,s de indios, en "Anuario
de :Estudios Americanos" (Sevilla, 1952), IX, págs. 124-126, y Cristiani1aci6n
del Pení. (Sevilla, 1953), págs. 126-127.
18 Nos _-apresuramos a. hacer hincapié en que no es posible dar entrada éil este
apartado a piezas tales como el "Itinerario" del franciscano Fray Marcos Jofré;
el tratado "de .dtibus indorum", de su compañero de hábito Fray Mateo •de los
Angeles¡ las "Anotac.i ones'' del mercedario P . Melchor Hernández, y otras cuya
existencia no aparece 111uy fehacientemente comprobada, sino a través de la Re1ad6n
del jesuita P. Luis López. Cf. Tres relaCÍ()nes de a.ntig,i,edades peruanas (Madrid,
1879), págs. 138, i39, 140 y 142-143.
JUAN DE MATIENZO 17

de Cañete y del arzobispo Loaysa, el licenciado Polo de On-


degardo, siendo corregidor del Cuzco, efectuó unas averi-
guaciones sobre acontecimientos de la época incaica, 19 es
lo cierto que este desfile en columna de honor corresponde
encabezarlo al dominico fray Domingo de Santo Tamás
Precisamente en enero de 1560 las prensas vallisoletanas
terminan de estampar tanto su Lexicon o Vocabulario ...
como su Grammática o Arte de la lengua general... , que al
desbrozar el camino del conocimiento y manejo del runa
simi sientan las bases para vislumbrar el hermético mundo
cultural vernáculo. 20 En aquel mismo año puede fecharse
la «Relación de la religión y ritos del Perú», formada por
los primeros agustinos que pusieron el pie en el país. 21 Igual-
mente en el curso de 1560 se levanta, por disposición del
marqués de Cañete, el más antiguo empadronamiento ge-
neral de la población indígena de que hay constancia. 22
Si bien databan de un lustro atrás, sólo hacia princi-
pios del sexto decenio del siglo XVI entran en circulación
las noticias, singulares en su especie, atesoradas en dos in-
formes diligenciados, de fijo no sin su cuenta y razón, en
la costa y en la sierra del Perú. Uno es la «Relación general
de la disposición y calidad de la prouincia de Guainanga,
llamada San José de la Frontera, y de la vivienda y costum-
bres de los naturales della», recogida en agosto de 1557 por
el visitador Damián de la Bandera, 23 y el segundo, la «Re-

r9 Las compulsó el P. Cobo. Cf. Historia del Nuevo Mundo (Sevilla, 1892),
llI, págs. 116- 11 ;.
20 Edición facsimilar en 1951 por el Instituto de Historia de la Universidad
;-.facional de San Marcos del Perú. Cf. también Cisoeros, "La primera gramátfoa
de la lengua general del Perú", en Boletín del Inslituto Riva-Agiiero (Lima, 1951-
1952), I, págs. 197•264.
21 Real Academia de la Historia. Colección Muñoz, tomo LXXXVII, folids
233-260. Publicada en la Colección de Doc1m1entos I ,réditos de América :v Ocean!a.,
TII, págs. 5-58, y ColeccióH,' de Libros :,, Documentos referentes a la Historia del
Perú (Lima, 1918), 1 ,• Serie, XI, págs. 3-56. ·
22 Real Academia de la Historia. Colecti&n M.ufioz, tomo LXV, fol. 55.
V. también ínfra.
:23 A. G. I., Indi'ferénte General, 1,.28. En Jiménez de la Espada, Relaciones
Geográficas de !tldias (Madrid, 1881), I, pág. 98-103.
18 GUILLERMO LOHMANN VILLEN A

lación y declaración del niodo que este valle de Chincha y


sus comarcanos se gouernauan antes que hobiese Ingas, y
después que los hobo, hasta que los christianos entraron en
esta tierra>, qu~ suscribieron en febrero de 1558 el domi-
nico fray Cristóbal de Castro, vicario del convento de Santo
Tomás de su Orden en Chincha, y el ' corregidor Diego de
Ortega Morejón. 24
Por aquellas DJ.ismas fechas un escudriñador, aún no
identificado, registraba noticias de primera mano relativas
a los eventos y la sociedad autóctonos para elaborar una
memoria, actualmente conocida sólo a través de una refun-
dición .posterior. Lleva d,i cho escrito el encabezamiento:
«Relación del origen e gouterno que los Ingas touieron, e
del que hauia antes que ellos señoreasen a los indios deste
Reyno, e de qué tiempo, e de otras cosas que al gouierno
con uenía, declaradas por señores que siruieron al Inga Yu-
pangui, e a Topa Inga Yupangi, e a Guaina Cápac, e a Guás-
car Inga>. 2-5 ' ,
No tardarían mucho dos autores en percatarse del pro-
vecho que podía extraerse de ambos documentos, utilizán-
dolos por vía de cañamazo para sus respectivos tratados.
Corresponde la primacía al licenciado Hernando de Santi-
llán, que en los meses iniciales de 1563 ensamblaba en Ma-
drid su «Relación del origen, descendencia, polítíca y go-
uierno de los Ingas», con arreglo al cuestionario propuesto
en la cédula de 20 de diciembre de 1553. 26 Los parágrafos
2 a 6, 8 a 11, 16, 17, 25, 29 y 34 a 39 del papel del ladino
24 Bíblíoteéa -de Palacio. Mad rid. Ms s. 616. Copia, en la Miscelánea de Ayala,
tomo X)(XJI, f.ols. 261-273, Publicada en la Colecci611 de Documentos foéditos pa,-a
la Ri.stor-10 · de España, L, págs. 206-220; -Colecci6n de Libros y Doc,~mentos refe-
:1·e1Ít~s ·a,· ia Hi.storiá, del Per,í (Lima, 1934), 2.• Serie, X, págs. ,34-149, y Trimbor~,
Q11elle-11 ·.sul' K11/111rgtschichte des ,prákolum/,ischen Ameriko, ,(Stuttgart. 1936). III,
págs. 236-246.
:is A. G. J., · Llnia, 30.
26 BibHoteca del :E,.corial. Mss. °L-1 r6-1 -5, fols. 307-346. En Tres ,,,-e/aciot1es
de ant}g·iiedo;des perrmna.s ( Madrid, )871¡), págs. 3-133, y Coleccion de Libros y Do-
cwne-,i.tós refere/llés .a la Historia. del Pe,-ú (Lima, 1927), ·2.• ·s erie, JX, págs. 1 -1 22.
Es de notar que la mi~ma Cédulá de 1553 ·sir:vió de falsi.lla para las "Noticia s
particuh¡res de la :\fue-va É&paña .. . " MI Oidor Alonso de Zorita.
JUAN DE MATIENZO 19

oidor repiten, en parte o literalmente por extenso, los pa-


sajes paralelos de la memoria anónima a que nos acabamos
de referir, y en varios otros lugares el lector sobre aviso
descubrirá préstamos procedentes tanto de la Relación de
la Bandera, como de la del P. Castro y el corregidor Ortega
Morejón. ,
Años después, ya en la época de Toledo, un autor asi-
mismo todavía incógnito (que entre otros fundamentos, por
los que alega el cronista Lizárraga 27 no cabe identificar con
el repetido dominico P. Castro), rehizo y enriqueció con
nuevas noticias dicho, anónimo escrito, y adobándolo con
el fruto de sus pesquisas personales, nos trasmitió la versión
hoy conocida, 28 en la que reaparece trasvasado nuevamente
el fragmento concerniéhte al pasado indígena en la «Rela-
ción» de La Bandera. 29
De fecha no posterior a los meses iniciales de 1564 es
cierto «Parecer acerca de la perpetuidad y buen gobierno
de los indios del Perú, y aviso de lo que deben hacer los en-
comenderos para salvarse», dedicado al presidente del Con-
sejo de las Indias, Juan de Sarmiento, por un ignorado re-
ligioso. 3° Como de su aná.lisis interno se desprende, por
entonces el retórico clérigo Pedro de Quiroga recoge en los

27 Descripción del Perú ... , en N . B. A. E. (M'adrid, 1909), XV, pág. 5¡2 o;-a,.
Sugestivos datos biográficos sobre el P. Castro, fallecido hacia r 572 ó 1573,
eu Meléndez, "tesoros Verdaderos de las Indias (Roma, r68r), I, fols. 453-454.
28 Medina, La Imprenta e,1 Lima (Santia!i'o, r904), I , págs. 200 -21 s,; Colecci6n
de Libros y Doc1tme1,tos refere11tes a la Historia ·del Pertí. (Lima, 1920), 2.• Serie,
l LJ, págs, 55 -86, y Levillier, Gobernantes del Perú, IX, págs. 289-296.
29 Fácilmente se comprende que no es este el Jugar :apropiado .p ar·a entrar
en pormenores de índole heurls tica sobre influencias recíprocas entre las fúeriteg
históricas de aquel momento, pues aqui sólo interesa registrarlas como testimonio
de tma inc¡ruetud, pero no podemos d·e jar de hacer constar que tales transferencias
de te.xtos (no pueden -calificarse de plagios a tenor de la interpretación de la época)
revelan margiualmente la existencia de núcleos de mentes curiosas que se hartaban
en contacto entre si.
P or lo demás, a estas concomitancias · entre los documentos en cuestión he
coLsagrado un articulo espebial en •el Boletín de la Biblioteca N acio,ra/ del Perú.
30 A. G. l., lndiferente General, 1,528. En Medina, ob. cit., I, págs. 222-231,
Y Cólecdó11 de L ibros y Documentos refenmtts a la Hütoria de/ Pei.zi (Lima, 1920),
2.• S erie, III, págs. 145-164.
20 GUILLERMO LOlilrlANN VILLENA

cuatro diálogos del Libro intitulado coloquios de la verdad ~•


una interpretación sobrado pesimista del panorama social
peruano.
Por estos mismos afios el licenciado Polo de Ondegardo
compone, uno tras otro, sus macizos escritos. De los que se
conservan, el primero debe de ser la dnstrvción contra las
cirimonias y ritos que vsan los indios conforme al tiempo
de su infidelidad>, 112 seguido del «Tratado y aueriguación
sobre los errores y svpersticiones de los indios». 38 No muy
posterior es el impropiamente denominado «Informe al li-
cenciado Briviesca de Muñatones sobre la perpetuidad de
las encomiendas del Perú>, que se desarrolla conforme a las
pautas prevenidas en la cédula de 1553 que h abían servido
de plantilla igualmente al licenciado Santillán, y datado en
Lima el 12 de diciembre de 1561 ; 34 en él se alude por cierto
a la «Relación sobre los adoratorios en los cuatro caminos
que salian del Cuzco>. 35 Hacia 1565 debe fecharse la «Carta
para el Doctor Francisco Fernández de Liébana>, 36 de la
que nos consta haber sido objeto de atenta consideración
31 Biblioteca del Escorial. M'ss. i-K-15. Ed. por Zarco Cuevas, en la Biblw-
teca Coümwl Americana (Sevilla, 1922), VII. Copia en Biblioteca de Palacio. M 1-
drid. Mss. 846.
32 Fuente de Murúa para los capítulos que éste consagra a las supersticiones
de los aborígenes. Cf. Duviols, "Les sources religieuses du chroniqueur péruvien
Fray Martín de M'orúa", Ett•des Latino-Américaines (Aix-en-Provence, 1962), ;,
págs. 33-43.
33 Publicados por vez primera en el Confessicnaric pa,-a los C"Vras de indios ...
(Lima, M O LXXXV, y Sevilla, 1603), fols. 1-5 y 7-16. Reproducidos en Revista
Histórica ( Lima, 1906), I, págs. 192-201 y 207-230, y Coleccwn_ de Lihf"os y DoC'U-
»umtos refe,-ent,s a la Historia del Pertl (Lima, 1917), 1.• Serie, IIT, págs. 3-43
y ,Sg-203.
34 A. G. J., Patronato, 188, Ramo 22. En Revi.sta Hist6rica (Lima, 1940),
)..'lJI. págs. 128-196.
35 Cobo, ob. cit., I V, pá¡s, 8-46; Colecci61o d, Libros y Documentos refercntu
a la Historia del Perú (Lima, 1917), r.• Serie, IV, págs. 1-43, y Valcárcel, Historia
del Perf, a.ntig"o (Buenos Aires, 1964), III, Apéndice, págs. 435-468.
36 N"e"Va Coleccil>n de Documeiolos Inéditos para la H istoria de Espa,ia
( Madrid, 1896), VI, págs. 274-281, y Co/eccién de Lib,-os y DoCMmentos refer,mle r
a la Historia del Pe,..,¡ (Lima, 1918), r.• Sttie, IV, págs. 153-160.
Es muy posible que el portador de este documento fuese cierto Juan Fernándci
de Llébana, que residió dos años y medio en el distrito de Los Charcas, y que viajó
a la Metrópoli en 1565, año en que a su vez su colontbroño (;y pariente?) dejaba
el Consejo de Indias, promovido al de C.1st1lla.
JUAN DE MATIENZO 21

en el seno de la Junta Magna de 1568 y estar admitida como


una de las bases iniciales de la empresa recopiladora de
la legislación indiana. 37 La serie de documentos suscritos
por el insigne licenciado culmina con el rotulado extrafia-
mente «Relación del linaje de los Incas y cómo conquista-'
ron y acerca del notable dafio que resulta de no guardar a
los indios sus fueros>, 38 que aunque ostensiblemente está
datado en el Cuzco el 26 de junio de 1571, de su análisis
interno se infiere que .s u redacción se remonta a un tiempo
anterior.
También a estos años corresponde el anónimo «Discurso
de la descendencia y gouierno de los Ingas:., que ha disfru-
tado la inmerecida fortuna de ser impreso en tres oportu-
nidades. 39
Dentro del presente apartado es obligado inscribir el
estudio sobre «Antigüedades del Perú> del oidor Melchor
Bravo de Saravia, 411 a cuyo versado juieio (asi como al del
mentado licenciado Santillán) sometió Cieza de León sus
apuntes sobre «El setiorio de los Incas:., •1 y la «Instrucción

37 Manzano, Historia de las recopilaciones de btdias (Madrid, 195-0), 1, pá-


ginas 20 y 84- 85.
~S Copia coetanea, en la Biblioteca Nacional de Madrid. M'anuscritós, 2.8.z i ,
fols. 1-77. Publicada en Colección de Documentos I11Mi1os de A1Mrica y Oce011io,
XVH, págs. 5-177, y Colecció11 de Libros y Documentos referen.tes a. lrI Historio,
rl.cl Perú (Lima, 1917) , 1.• Serie, J U, págs. 45-188. Un fragmento, aunque eón
mutilación de párrafos enteros, se insertó nuevamente en el tomo IV de la misma
Colección y Serie, págs. 45-94, sin a<l,vertir que el original exis te en la Biblioteca
1'1aci<>nal <le Madrid. Manuscritos, 3.169, fols. 37-60.
39 Biblioteca Nacional de Madrid. Manuscritos, .2.010, fols. 54· 73. En Ju;cio
de Li,niles en tre el Pen, y BoUv io. (Madrid, 1906). Prueba Peruana, VIII; pági•
nas 149- t 65 ,; Revista de A rchivos y Bi'blwlecas (Madrid, 1904), XI, págs. 441-451 ,
y Luna, El C11:,co y el gobierno de los Incas (Lima, 196.2), págs. 26-5¡_
40 Alega fragmentos del P. Juan de Velasco, en su Historia del R ei110 de
Q ..i eo.
Cf. Parte P rimera, Lib. 4.º, § 4, nº 14, y § 6,, .n.0 z; y Parte Segunda, Lib. r.o,
§ 5, ·n.• y 15, § 6, n.0 2; Libro z.º, § lo, n.o 16, y Lib. 5.0 , § 10, n. 0 l.
~, A sí la confiesa al · final del último capítulo.
E.I conde de Nieva, acaso ignorando que Bravo de Saravia había estudiado en
el Colegio de San Clemente en Bolonia, s.e refiere despectivamente a sus "medianas
letras" , pero admite que era " .. _persona de mucha yspiricn.cia en esta tierra y que
tiene ya entendidas las cosas d e los naturales della... " . Despacho de 10-JX- 1563.
Gobernante,¡ del Per~., I , págs. S43 y 548.
22 GUILLERMO LOHMANN VIL LENA

para descubrir todas las guacas del Pirú ,y sus camayos y


haciendas», compuesta por el canónigo del Cuzco y provisor
del obispado licenciado Cristóbal Carrillo de Albornoz. 42
Frutos extemporáneos formalmente en razón de haber
sido escritos a poco de doblar el cabo del período que nos
ocupa, pero que a todas luces responden al .espíritu impe-
rante en él, constituyen el «Compendio historial del estado
de los indios del Perú», del bachiller Lope de Atienza; 43 el
papel del racionero Villarreal con la «Relación de las cos-
tumbres de los indios del Perú y Nueva Espafia, y métodos
para su gobierno y ensefianza de la doctrina xpna.» ; 44 el
famosísimo tratado sobre Las Fábulas y ritos de los Incas
(ca. 1574), tantas veces reeditado a partir del siglo pasado,
del P. Cristóbal de Moli.na (autor asimismo de una perdida
Historia de los I ngas), y el memorial sobre el origen de los
monarcas indígenas del mercedario fray Diego de Angulo. 45
Finalmente, a los precedentes testimonios relativos a la
porfia por ahondar en el conocimiento de lo pasado, hay
que adscribir las famosas visitas. Las encuestas realizadas
en el curso de las mismas, haciendo abstracción de su pro-
póslto estadistico y tributario, vierten un caudal copioso de
noticias sobre la vida social d.e los aborígenes. Aunque no
es nuestro deseo enumerar todas las que se cumplimentaron
42 · La comouls6 González · Suárez, d. su Historia. General del Ec11ador (Quito.
r890). I, págs. 130 ·n., Y I 37 n.
Señala el Archivo Geneta l de Indias como dep6sito de éste documento. Exist~
un traslado en el Museo Jíj6n y Caamaño (Quito).
43 Atienza se encontraba en Quito :en . junio de 1 560, y se b all11 p resente m
una actuaci6n junto con el franciscano Fray Marcoo Jofré, Provincial de su Orden,
a ·quien se •indica como entendido en antiguallas. V. s1,P-ra., nota r 8. La constancia
figura en el aú;, de publícaci6n de las Con5titucionés Sinodales del Obispado de
Quito. A. G. J.. Patronato, 1 (½), R11mo 40.
El escrito de Atien2a lo public6 Jij6n y Caamaiio en L 11, nl(qi6•11 del /111,Perio
de los Incas (Quito. r 931), A!)éndiéés, I, págs. 1-235.
44 Biblioteca de Palacio. Madrid. Mi~celánea de Áya\a, XXXIT. l\1ss. 2,850.
fols. ·~9L-315.
45 ,É,¡ papel de este religioso burgalés abordaba él tema por modo "en algo
difernnte" del a.'cost:umbrado y agregaba propuestas sobre :el mejor método de adoc-
trinar y lá conveniencia .de ensayar conventos de mujer-es indígenas. V. su carta,
desde Lima. a 14~III-r57.5. A. G. i., Lima, 270. Publicada por Barriga, en Los
mercedarios en el Perú en el siglo XVI (Arequipa, 1939)1 II. pág. 344.
JUAN DE MATlENZO 26

entre 1560 y 1570, sino aludir aquí únicamenté? a las cono-


cidas por correr impresas -la de 1562 a Huánuco y la de
1567 a la comarca de Chucuito---- .w; no podemos dejar de
subrayar la importancia de la practicada a los repartimien-
tos de la jurisdicción de Trujillo y de Cajamarca por el
oidor González de Cuenca, que en 1566 prefigura. la gran
inspección desarrollada un lustro después por Toledo. 4i

4.- -Disección de la 'República de los españoles'


Por lo que dice relación con el estado contemporáneo
del virreinato, el cortejo documental demuestra una inquie-
tud no menos viva por lograr un esquema inteligible. Se
intenta, más que juzgar, comprender. Los nutridos escritos
de esta índole son susceptibles de clasificarse, con arreglo
a .su matiz ya expositivo, ya polémico, en dos grupos. El pri-
mero abarca aquellos textos de contenido político, cuyos
autores, sensibles a la realidad, no cierran los ojos ante las
deficiencias que advierten, y como a su entender no era di-
fícil subsanarlas, sugieren todo género de reformas y re-
ajustes en la estr uctura que tienen ante sí. En el segundo
encuentran cabida aquellos que en númerb apreciable abor -
dan el vidrioso problema de los justos titulas y las cuestiones
éticas y jurídicas derivadas del mismo.
Aunque en razón de quienes lo suscriben ocupa lugar
primordial el diáfano Cuaderno del conde de Nieva y los
comisarios de la perpetuidad de las encomiendas, fechado

¡6 Revistn rlel A rchiuo Nacwttal del Pen l, I, págs. 6-48, , 55-.2.26 y 373-400;
II, págs. 1-36, 203-.230 y 46:3.498; III, 1-24 y .21 9-254; XIX, 13-45 y 182-213;
XX, págs. 42- 60 y 299-316; XXI, págs. 48-81 y 300-334; XXII, págs. 23-5s. y 298-
,131 : XXTTT, pá¡:rs. 3 2-64 y 31 5·347: XXIV. págs. 37-71, y XXV, págs. 26-58
Y 301-3.25.
Espinosa Soriano, Tlisüa hecha a la provincia de Ch11C1,ito po,· Garci D ie:::
rle Sa" Migu.el e11 1567 (Lima, 1964), págs. 5-.287.
47 V. el interrogatorio, en A. G. I., I ndiferente General, 532, Lib. 1, fols, 334-
JJ9v. E l inforine, en A. ·G. J., Lima, 9.2. Lo publicó Liss6n, La I glesia de España
,,,~ el Per,í. ( Sc,·illa, 1944), Il. págs, 3.29-343, Complementan estos documentos sus
OrdeaaiLi:as sobrt: tasa ·de los -tributos, dictadas en Jayanca, .29-Vlll-1566. A. G. L,
Patronato, r 89, R.·uno 1 1 .
24 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

el 4 de mayo de 1562, 48 cuyo complemento puede ser muy


bien considerado el escrito del licenciado Santillán sobre el
mismo asunto, 49 no van a la zaga otras piezas estimables
por muchos conceptos. Descuella la ecuánime, aunque algo
retórica «Carta escrita a Su Magestad sobre los negocios de
las lndias>, so que a despecho de su tjtulo genérico versa
exclusivamente acerca del Perú; aunque se ha publicado
anónima, se deduce de ella que la escribió el tesorero de
Potosi, que por aquellos afl.os lo era Diego de la Cueva. 51
Por orden de fecha le sigue el «Informe sobre lo que es
necessario al seruicio de Dios y de Su Magestad en el Perú»,
que suscribió el 27 de abril de 1561 el franciscano fray Fran-
cisco de Morales, condensando cuatro lustros de residencia
en el pais y con dominio del idioma quechua. 52 En 1562 el
administrador del Hospital de San Andrés de Lima, P. Fran-
cisco de Malina, cursa al rey, al obispo de los Charcas Santo
Tomás, al licenciado Polo de Ondegardo, y a otros corres-
ponsales, sus «Epístolas familiares» tocantes a la perpetui-
dad y a los padecimientos de los nativos. 53
A últimos de 1563 el dominico fray Bartolomé de Vega
eleva al monarca su apocaliptico «Memorial sobre los agra-
vios que reciben los indios del Perú», 54 incuestionable punto
de arranque para que su hermano de Orden, Las Casas,

48 A. G. J.. Patronato. 188, Ramo 30. Extracto en el Ramo 33. Publicado


en N,iei•a Co(ecció,r de Docu,meutos Inlditos f)am la Historin. de E.,pa,ü, . VI.
pág<s. 46-105 , y Gobernantes del P ert¡, I , págs. 395-47r.
49 A. G. l., Patronato, t88, Ramo 30. Publicado por Levillier, La Awtir·n cw
de L ima ( Madrid, 1922), I , págs. 266°2¡2.
so Nueva, Colección de 1Joé11,mentos Inéditos para la H1:s1orfo de Espafut, VJ .
págs. 2i8-259.
51 A. G. 1., Confadurla, J.801.
5.2 A. G. J., Lima, 3i~. Lo .reproduee Vargas Ugartc, en su Histor-ia de la
I1lesiaen el . Pení (B1it'i:ros, r9-59), II, págs. 529-538.
&3 Museo Bri tánico. Add, 13.992, fols. 224-233.
Ya en carta desde Lima, 15-lX-1559, había adelantado este sujeto su opinión
adver~;¡ ? J;¡ perpetuidad. A. G, ! .,. Lima, 3r3.
S4 Nu,evá Co/ci:ció11 de Docu,aentos Ttiédil()s f,a,-a la H istoria de Esf)(iña, VI.
págs. 105-131.
JUAN DE MATIENZO 25

empuñ.ara la pluma y escribiera el tratado conocido como


las Doce dudas, 55según lo ha demostrado Bataillon. 56
De las mismas postrimerias de 1563 data el sustancioso
(y hasta ahora desaprovechado) «Memorial para el buen
asiento y gobierno del Perú>, 57 cuyo autor demuestra estre-
cha .f amiliaridad con los temas que encara, y por .de con-
tado aventaja sobradamente al estridente manifiesto del
bachiller Luis Sánchez dirigido al presidente del Consejo
de Castllla, cardenal Espinosa, 58 ya que libre de su acritud
:fiscalizadora, sobresale por la austeridad en el enfoque y
la circunspección en las reformas que insinúa. Por estas
últimas características, se empareja con él la discreta me-
moria anónima de un tonsurado, que bajo el encabezamien-
to de «Apuntamientos para el asiento del Pirú>, consigna
sus reflexiones sobre el particular. 59
No pueden excluirse del presente recuento tres piezas
de fuste, que obran en los autos de la visita del ConseJo de
las Indias, practicada por Ovando: la declaración del licen-
ciado Cristóbal Ramirez de Cartagena (Madrid, 24 de julio
de 1567), digna de especial recordación por los numerosos
tópicos que aborda; la del licenciado Diego Briviesca de
Muñatones (Madrid, 12 de octubre de 1567), autorizado in-
formante en razón de su investidura de comisario de la
perpetuidad y visitador de la Audiencia. de Lima, que por
la novedad y empaque de las ideas que sugiere para las re-
formas administrativas del virreinato peruano reviste mé-

55 Biblioteca Nacional de Madrid. Manuscritos, 3.226, fols. 1-95. E n Biblio-


1.-cc; de A u.t,;tes Españoles (M\idrid, 195-8), CX, págs. 478-536.
E>.-tracto en A. G. l .. Patronato, 192, número 2 , Ramo 12. Publicado en Revista
Histórica (Lima, 1946), XVI, págs. 137-150, y L os pequeñ<>s gr1rndes libr,;s de
Historia americaua (Lima, r948), Serie I, XV. ·
· 56 "Les "Douze Questions" pérouviennes ré~olues par Las Casas", en Hor;mwge
a L1,cien. Febvre ... (Patis, 19,s3), II, págs. 221-230.
57 C,;lecci6n de Documét1tos Jnedit,;s para la. Hist()ria. de Bspaii,a, XC'lV,
páginas 1 64-22·2 .
58 Fechado, como es notorio, en 26-VIII-1566. A. G. I ., Patronato, 171. nú-
mero 1, Ramo 1 1 . Publicádo en Colección de Docw.menloJ" l nlditos de Amet"fl l'
Ocea.11ía, XI, .págs. 163- 170•.
59 !bid, XI, págs. 48-55.
tt!

26 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

ritos excepcionales, y finalmente, el «Memorial sobre las


cosas que tienen acabados a los indios» (Madrid, 2 de enero
de 1568), del ya mencionado franciscano fray Francisco de
Morales, importante papel por las innovaciones que acon-
seja tanto en lo espiritual como en materias gubernativas. 60
En este punto hay que conceder ~ntrada a los abun-
dantes escritos de un avisado conocedor del Perú y de los
Charcas, Diego de Robles Cornejo. En todos ellos campea
un ingenio fértll en proponer innovaciones conducentes a
un acertado ordenamiento del virreinato y a un idóneo ma-
nejo de los indígenas. 61 Los titulos de sus discursos son su-
ficientemente explicito.s en cuanto a su contenido se refiere,
y la versatilidad de Robles Cornejo no dejó a la verdad tema
por acometer: «Memorial sobre el asiento del Pirú», «Pro-
veimientos generales y particulares del Pirú», «Memorial
dado en 5 de abril de 1570», «Apuntamientos para el acierto
del Pirú, y buen gobierno de los naturales», «Parecer sobre
la perpetuidad de los indios», «Contra el Cuaderno que los
Comisarios escribieron de la división de la perpetuidad>, y
«Sobre gobierno del Perú». 62
En el terreno confesional y moral, la instauración en
1570 del Tribunal del Santo Oficio. a r equerimiento de per-
sonas celosas, no es un evento aislado dentro del cuadro
que estamos trazando. De la anarauia reinante eh el periodo
que nos ocupa es testimonio expreso la notoriedad con que
60 Museo Británico. Add. 33.983. 1-2 .0 v: 5.1- 175 y 25 2-266 v . Cf. P eña y C:á-
m:ara, "Nuevos datos sobre la visita de Juan de Ovando al Consejo de Indins, 1~67-
1568", en Am,cr.-,:u de Histo1·ia ·del Derechn Espa.ii,ol (Madrid, 1935), XII, págs. 425-
,i.~R. v R eset11's :v t,rabajo•s del XXVT• Congreso I'nfe.-nacional de Americanistas (Ma-
drid, _T94R), Il, págs. 219-2 34,
61 Algunos de los :q ue existen en el .Archiv o Generál de fodlas han sido im-
r t esos en la Co/ecci6n de Docmn,qntos rnéditos de A'nrérica y Óceanfa. XI, págs. 20-29,
2~43, 43-48, 9-7-ro2 y 181-i86, y en la N1u!va Colecci6n: de Documentos Inéditos para
la_ H iston'a -de Espa{í.a, V I , págs. 268-270. Otros acaso -m ás · interesantes tod,w ía, restan
inédit"s ~ el ·legajo, I ;624 de Indiferente General.
6ll Este· último escrito, exi·s tente en A. G. I., Lima, 270, se ha ru\'ulgado parda-1-
mente en .E:iPa.ña, Mómini,en·ta ·P er,,a/1/l (Roma, t954), I, •p:íg-s. .st6-51·7 .
E l virrey Toledo muestr-a reiterádamente su escepticismo s obre la solvencia de
Robles, ·como lo confirmarnn ·s us fechorías en Potosi, y califica con términos muy
duros sus propue; tas, V . Gobernantes del Pení, V, págs. 8.2, 141. 35·6 y 359.
JUAN DE MATIENZO 27

el médico del conde de Nieva, licenciado Juan de León, y el


luego famoso navegante Pedro Sarmiento de Gamboa prac-
ticaban la astrologia judiciaria ; no faltaban extravíos de
iluminados (como quedó paten te en los procesos seguidos
a los heresiarcas dominicos Gaseo y De la Cruz), y hetero-
doxias luteranas podían descubrirse en diversos gntpos so-
ciales. También se registraron brotes de fidelidad al judaís-
mo y sus ritos; 63 moriscos infiltrados entre la masa indígena
catecúmena, y desviaciones dogmáticas de variada índole,
de las cuales la más sonada fue la del góbernador de Tueu-
mán, Francisco de Aguirre. 64 Todo esto pone de manifiesto
una situación de crisis mental que nos limitamos aquí a
aludir escuetamente, como un indicio que da pie para su-
gestivas reflexiones sobre el clima que en todos los órdenes
hace del séptimo decenio del siglo XVI una etapa histórica
marcada con notas peculiares.
Resta por considerar, a la postre, la prueba de fuego
a que fueron sometidas las conciencias durante aquellos
años. Nos referimos al revuelo provocado por la controversia
en el plano jurídico-moral acerca de la licitud de compeler
a los indios a trabajar en obras de pública utilidad, sobre
los alcances del régimen que los ligaba con sus encomen-
deros, y por último, del derecho a la adquisición y retención
de los territorios descubiertos por los conquistadores espa-
ñoles. asi como de los beneficios granjeados por éstos en
sus campañas. No pueden desligarse de este extremo los
problemas éticos derivados del usufructo de las encomien-
das, con su secu:ela de casos de conciencia, algunos de dra-
mática escrupulosidad. Tales temas eran del dominio común
y en los púlpitos, teólogos versados o predicadores poco cir-
cunspectos los escogían como materia de sus pláticas, con

63 Proceso contra el guardián del •monasterio franciscano en Quito, r 568. Ar-


éhi\to General de la Nación. M'é xico. Inquisición, vol. n8, núm. 3.
64 Medina, Historia del Tribunal del Santo Oficio áe la, l11quisici611, de Lima
(Santiago, 1887), I, Capítulos II, III y V, e Historia del Tribunal del Sa.nto Oficio
de la h iquisíci6n en -Cliile (Santiago, 1890), I , Capítulos I y XIII.
"
28 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

el resultado de que las posiciones antagónicas lleguen a re-


vestir el inquietador aspecto de sendas barricadas.
Pieza capital de este ciclo son las normas para los con-
fesores de conquistadores y encoinenderos impartidas el
11 de marzo de 1560 por el arzobispo Loaysa y otros tonsu-
rados y letrados graves, ó5 cuyo indudable antecedente en
el Perú son las consignas del obispo de los Charcas, fray
Tomás de San Martin, concernientes a la misma materia. 66
En aras de la verdad, debe hacerse presente que el problema
que encaraban las autoridades eclesiásticas del Perú no era
a la sazón exclusivo del mismo: ocurre también en la Nueva
España, en la región neogranadina y en Chile, es decir, en
todas aquellas áreas en donde se afrontaban similares pre-
misas de orden histórico. 67
Por lo que atafie a las amonestaciones promulgadas el
11 de marzo de 1560, tenemos constancia de su efecto ful-
minante a través de una serie muy copiosa de documentos
notariales, 68 en que un número crecido de ilustres conquis-
tadores y encomenderos instituyen censos o consignan man-

65 Las instruccione¡¡ de 1560 fueron. dadas a las prensas textualmente por vez
primera por el P. Lopetegui, en el a rticulo titulado "Apuros en los confesionarios",
</ue apareció eo M issionalfa Hispcrnica {Madrid, 1945), ll, núm. 6, págs. .,;75-58 1, de
donde las tomó, aunque ocultando la prncedencia, el P. V•a igas Ugarte, qu.e ·inserta
el documento en Pareceres j1'rldicc,s sobre asuntos de Indias (Lima, 1951), págs. 9 - 14.
En el intermedio t.imbién las publicó el P. Tibesar, en Tlie Americas (Washiugtoo,
1947), llJ, núm. 4, págs. 523-534.
A la verdad no eran del todo desconocidas, pues Pef1a Montenegro. en su ltine-
rarío para Párrocl,os de indios (Madrid, 1668) ya las había glooado. Cf. Lib. 'Ir,
Tract. IX, Secc. XVI, y Tract. X, Secc. IX.
Un niotalista, inipllesto de los preceptos dictados por el Arzobispo Loaysa, los
coJlléntó Ya en su época, en un papel existente en la Biblioteca Nacional de M'.adriu.
Manuscrito~, 12.957/23, reproducido en letras de molde por el P. Barinaga, eo el
estl!.dio "Documento nuevo ·sobre casos morales de Indias", en Missionalia Hi'spa·n ica
(Madrid, 1955), XIl, núm. 36, págs. 555-570. ·
66 C a/ecci6,i de Domm,.entos I·nécfitos de América y OceanÚ,, VII, pá¡¡·s . 348-362.
69 .Esquive! Obregón : Ap,tntes para la H islorü1, del D erecha en M é,rico (Mé-
xico, r938), lf, Libro IV, págs. 5"'73; Romero, Fray Jua11 de los Ba,·riós y la evangeli-
s aci6n del Núe'vo Rei,10 de .Granada. ,(Bogotá, 1960), pá¡;s. 402 ss., y Hul!eeus Pércz,
Historia de las polémicas de Indias :e11 Chile d,.rante el siglo XVI (Santiago, 195.6),
Cap. sexto, págs. 70- ss.
68 Los tenemos a la vista ·para el trabajo anunciado en la nota (4) preceden~e.
JUAN DE MATIENZO 29

das y legados, en vía de restitución por eventuales deficien-


cias en el trato de sus feudatarios.
En orden cronológico se alinean seguidamente los tru-
culentos alegatos sobre la conservación y aumento de los
naturales del Perú, suscritos por el ya mencionado dominico
fray Domingo de Santo Tomás, que no puede desm!;!ntir su
'
condición de corresponsal del P. Las Casas; 69 el ecuánime
dictamen evacuado por el arzobispo Loaysa y los prelados
de las Ordenes religiosas, en 8 de enero de 1567, a requeri-
miento del gobernador García de Castro, acerca de la pro-
cedencia de imponer a los indios la obligación de trabajar
en las minas, 10 y la tan llevada y traída «Representación
de los daños y molestias que se hacen a los indios», some-
tida al segundo Concilio limeño por el licenciado Francisco
Falcón. 11
Cierran este desfile de textos dos que echan el cerrojo
a la polémica en cuyo derredor giran todos: el famoso «Dic-
tamen sobre el dominio de los ;rngas y el de los Reyes de
España en los Reynos del Perú», datado en Yucay el 16 de
marzo de 1571 12 y el memorial presentado en octubre del
año siguiente al virrey Toledo por los más conspicuos veci-
nos del Cuzco, en que tras de protestar del escaso rigor his-

69 Cf. sus escritos de 13 y 16. III., 5 y 6-IV-1562, y 10-XII-r563, en Liss61n,


ob. cit., 11, págs. 193_, 196, 203, 205 y 247. Otros, colacionados en Hanke-Giménez
Fernandez: 13artolomé de las Casas. Bibliografía crítica (Santiago de Chile, 1954).
núms. 436 y 446 (= 450) . Sobre su personalidad, Vargas: Fray Domingo de Santo
Tomás, ,defe11.sor y apóstol de /.os indios d'el Per,, (Quito, 1937).
70 Levillier : Organización de la l glesia e1, el Pe•rú, I, págs. 53-60, y Liss6n,
ob. cit., 11, págs. 343-349,.
7 1 Biblioteca Nacional de Madrid. Manuscritos, 3.04.2, fols. 220-237 v. Se ha
publicado por Tejada y Ramiro, eil la Colección de Cánones (Madrid, 1885), V, pá-
ginas 488-5 06, en la Colección de Docmnentos biéditos de Ame-rica. y Oceanfa, Vn,
págs. 451-495-, y Los peque·ños grandes libros de la Historia americana (Lima, 1946),
Sede I, X, págs. r23-r64.
72 Biblioteca Nacional de Madr id. Manuscritos, 9.442, fols, 69-89v. Publicado
en la Cole'cci6·n de Doc11mén.tos l1téditos pa.r a, la Historia de. España, XIII., págs.
425-469; en la Colección de Libros y Docume,.tos referentes a la Historia del Perú
(Lima, 1917/, r.• Serie, IV, págs. 95-138, y en la Revista del Archivo Histórico del
Cus:co (Cuzco, 1950), I, págs. 301- 335.
,Bafaillon atribuye la rédacci6n de este papel al jesutta P. Jerónimo Ruiz de Por-
tillo. aunque la controversia no está definitivamente fallada todavía.
30 GúILLi1lRMO LOilMANN VILLENA

tórico de los cronistas en la interpretación de los alicientes


que movieron a emprender la Conquista, pasan a razonar
la legitimidad de la transferencia de dominio de las tierras
del Imperio de los Incas en beneficio de los monarcas espa-
ñoles, en atención al carácter de usurpador de Atahualpa. 73
Fue tal el volumen de esta contr9versia, que sus ecos
trascienden hasta España, y la sospeclla de la existencia de
una ambiente de tensión en el Perú durante la presente
década rebotó por toda Europa, haciendo convertir la cu-
riosidad general sobre el remoto territorio ultramarino. Ello
es elocuente índice de la gravedad de la crisis.
En efecto, en 1562 el P. Las Casas toe-a el problema
de la apropiación y retención de las riquezas halladas en
los enterramientos prehispánicos, en su compacto De the-
sauris in Peru. 74 En enero de 1564 da la nota aguda con el
ya mentado estudio que versa sobre las Doce dudas. Entre
1565 y 1567 Diego Fetnández el Palentino y el cronista regio
Juan Cristóbal Calvete de Estrella ensamblan sus respec-
tivos relatos acerca de las últimas guerras civiles que ensan-
grentaron suelo peruano.
En el ámbito europeo cabe registrar la versión al ita-
liano de la Historia del Descvbritniento y Conqvista del Perú,
de Agustín de Zárate, realizada por Alfonso de Ulloa, dada
a la luz por las prensas venecianas en 1563, y otra traduc-
ción, ahora al fláine:nco, que se publica al afio siguiente en
Amberes, sin olvidar la reedición sevillana de 1577. Téngase
en cuenta la impresión de 1565 de los Navigationi e Viaggi
de Ramusio, y que en este mismo afio comienza a circular
por vez primera la Historia del Mondo Nuovo, del milanés
Girolamo Benzoni, cuyo Libro Tercero versa sobre el Perú
( a base del relato de López de Gómara). En fin, Leónidas
. 73 Er documento fue remitido al mon·a rca con despacho del corregidor del Cuzco,
Loart.é, de 24-X-1572. En -Gobernantes del Perú, VII, págs. rx7-128.
Según Manzano, La incMP<>raci,Sn de las Indias a la Corona de Castilla (Ma-
drid, i948), pág. 245, e.n la Biblioteca de Palacio de Madrid .obra copia de é~ta piéza.
·74 Editado por Losada (M'adri:d, .¡958), págs. 1-455, pajo el título de Los tesoros
del Perú.
JUAN DE MATIENZO 31

Apolonio parafrasea el texto de Zárate para su De Peruvic.e


Regnts inventione (Amberes, MDLXVI y MDLXVIII), dando
con ello una nueva prueba de que lo peruano despertaba
evidente interés en el mundo culto europeo, en razón de
que su situación interna lo colocaba en un plano de actua-
lidad.

5.- EI 'Gobierno del Perll', cifra y compendio


de un período histórico
Aunque nadie puede imaginar que esta premiosa enu-
meración selectiva de documentos reveladores de un am-
biente de crisis en el virreinato peruano entre 1560 y 1570
abarque la totalidad de los escritos producidos en dicho
lapso, es inobjetable que el precedente elenco conduce a la
persuasión de que el postulado que inspira estas páginas
dista mucho de ser una arbitrariedad efectista. Una con-
centración tan densa de informaciones acerca de la socie-
dad, historia y costumbres del pueblo nativo y un floreci-
miento tan bizarro de estudios analíticos en torno de la
situación veraz y los problemas del virreinato, no cabe atri-
buir a circunstancia fortuita, a simple coincidencia, o bien
a un sofistico énfasis sobre el espacio cronológico que forma
el contorno propicio para la maduración de una obra se-
ñera como el Gobierno d,el Perú. Categóricamente, hubo de
verdad una atmósfera de incertidumbre, clara urgencia por
hallar salida del dédalo, y generoso afán de reformas. Ahí
está la génesis de esa desconcertante proliferación de ex-
presiones escritas, convertidas hoy en fuen tes históricas de
primera categoría.
Ahora queda satisfactoriamente explicado en qué medi-
da era congruente abocetar previamente el andamiaje sobre
el cual se eleva el tratado de Matienzo a modo de cúpula
o coronación, de forma tal que se hicier a comprensible al
mismo tiempo cómo viene a significar el desenlace de un
ciclo, precisamente en e1 !nomento formativo que el virrey
32 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

Toledo cierra de una vez por todas con sus Ordenanzas.


No es forzar la argumentación considerar que las máximas
enunciadas en el Gobierno diel Perú desbrozan cabalmente
el ca~ino que conduce de la anarquía ideológica en que se
debate el Perú entre 1560 y 1570 a la serena formulación
legislativa toledana.
El amplio estudio de Matienzo representa, en cierto
modo, la palestra donde se debaten sistemáticament e todos
los problemas que a la sazón agobiaban por igual a autori-
dades y vasallos. El oidor de La Plata es el primero en
trazar un esquema orgánico del régimen gubernativo va-
ledero para el virreinato peruano. Las dificultades que para
alcanzar este propósito tuvo que vencer a fuer de heraldo
no hacen sino realzar el mérito del esfuerzo desplegado.
Nuestro autor se halla plenamente en la línea de los trata-
distas de la escuela clásica española, que se distinguen por
víncular siempre el poder político al bien común, frente a
las doctrinas posteriores, que acentuaron el carácter incon-
dicionado del poder. 75 Este anhelo lo traduce Matienzo me-
diante la yuxtaposición a numerosos capítulos de su trata-
do de unas minutas de leyes, en las que cifra sus prudentes
arbitrios encaminados a constituir un Estado justo y prós-
pero. Las máximas referentes a la moral publica y a la vir-
tud privada enunciadas en el Gobierno del Perú (I , xiv y
xxiii, y II, i, xxii y xxv), pueden hallar su correspondencia
en los consejos que imparte don Quijote a su escudero al
ir a regir la Insula (II, xlii y xliii). Nada de extraño tienen
por lo demás, pues reconocen su entraña en lo más íntimo
del ser español. 76
Pertrechado de una seria experiencia forense y con el
respaldo del profundo conocimiento del escenario en que le

75 S ánchez Agesta : Él co"c11pt'o del Estado en el pensamiento espa,fiol del siglo


XVI (Madrid, 1958).
76 Menéndez Pida! : La EsPafla del Cid (Buenos Aires, 1943), págs, 4 48-45,1 ,
y Maravall: La teoría españ ofa del Estado en el siglo X V II (Madrid, 1944), págs. 108,
137 Y T46,
JUAN DE MATIENZO 33

tocó actuar, Matienzo vierte en sus páginas el tupido caudal


de observaciones y juicios personales acumulados con suma
diligencia. Con el Gobierno del Perú abre un amplio venta-
nal sobre la realidad ambiente, que va desgranando metó-
dicamente a lo largo de 84 capítulos, en los que se pasa
revista a los problemas del momento en la esfera de l;o poli-
tico, legislativo, jurídico, administrativo, bacendario, ren-
tístico, social, religioso, económico e industrial.
En el haber de Matienzo debe anotarse, entre otras
partidas, el mérito de figurar entre los primeros que al com-
binar su exposición adoptando una estructura bimembre,
en consonancia con la dualidad de la República de los es-
pañoles y la República de los indios, planteó en su exactos
términos el funcionamiento independiente, a la par que
armónico y coordinado de ambas colectividades dentro de
la constitución política del virreinato. Una rápida ojeada
a los tópicos más descollantes que se debaten a lo largo del
Gobierno del Perú (extremo que tocaremos al exponer la
producción literaria de Matienzo) llevará al convencimiento
de que su autor no dejó cabo suelto en el análisis de las
cuestiones examinadas, y que en muchas materias figura
como beligerante en la vanguardia de aquel sentimiento
propio del buen vasallo de ofrecer a su rey consejo y aviso:
el primero, para lo que ha de hacer, y el segundo, para lo
que se ha de guardar. 77

77 Guevara, M cnosprecio de Corle :v alaban,ca de aldea (Madrid, Clásicos Cas-


tellanos, 191 s), p.l.g. 19.

E SCUELA DE ESTUDIOS
H ISPANO - AMERICANO S
C . S. l.C.
1B L I o T E C A7
. l

..
11

EL HOMBRE

!.-Aproximaciones y semblanzas

La prestigiosa nombradia de Matienzo y la autorizada


calidad cientiflca de sus obras justifican que desde antiguo
los eruditos le hayan dispensado particular atención. La
lista de notas, apuntes biográficos y ensayos que versan
sobre nuestro autor no es corta, y modernamente tampoco
han escaseado los ilustrados investigadores que han con-
sagrado sus desvelos al tema, abordándolo para desarrollar
un est udio de conjunto o ilustrar alguna faceta especifica
de su actuación como magistrado.
Ya Nicolás Antonio le dedica un conciso articulo; 1
Mendiburu no falta a la cita, 2 pero corresponde a los his-
toriadores bolivianos la primera aportación de alguna en-
tidad. El primero Rück, 3 y tras él René-Moreno, 4 y luego
Abecia. 5 Sin embargo, todavia quedaba mucho camino por
recorrer, para rescatar del olvido la verdadera personalidad
de Matienzo.
Debemos al argentino Levillier la apertura de un nuevo
capitulo en el aspecto biográfico de nuestro personaje. Al

1 Bibliotheca H ispana Nova... (Madrid, MDCCLXXXIII), I, col. 739.


2 Diccio,tario Hisl6rico-Biogrdfico del Pe-rú (Lima, 1885), V, pág. 217.
3 "Los Matienzo", en El D fa, núm. 818, de Sucre, año 1891, citado por Ruiz
Guiñazú, La magistratura indiana (Buenos Aires, 1916), pág. 154 n.
4 Biblioteca Peruana (Santiago, 1896), l, pág. 89, papeleta núm. 321, y l,I,
página 446, nota (so).
s Se limita a refundir las noticias de René-Moreno, en sus Adfriones a la
Biblioteca 80l·iviil110e... (Santiago, 1899), págs. 160-162, núm. 397, y en su Historia
de CJ1uq11isaca {Sucre, segunda cdici6n, 1939).
36 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

dar a las prensas los despachos oficiales de Matienzo desde


su primer contacto con el ambiente peruano en 1561, h asta
poco antes de su fallecimiento, puso en circulación un cau-
dal informativo tan profuso, que no le fue difícil benefi-
ciarlo para trazar un opúsculo de amplio alcance, en el
cual la presentación de la actividad d~splegada por el oidor
en el seno de su tribunal, le da pie para demostrar el aliento
visionario del autor del G obierno del Perú, al recomendar
tenazmente, con la restauración del puerto de Buenos Aires,
la apertura de nuevas rutas comerciales internas por el
área Charcas-Chile-Rio de la Plata, que equilibraran el sis-
tema circulatorio por la ruta de Panamá. Levillier se com-
place en subrayar la amplia gravitación que tuvo sobre el
porvenir de las comarcas platenses la tan inteligente como
razonable propuesta del ilustre togado. 6
Con tan novedoso como abundante material h ízose
tarea descansada la redacción de otras disertaciones. Así
lo comprendieron el boliviano Otero y el argentino Reyna. 7
Referido a la incuestionable influencia de Matienzo como
ponente del ordenamiento Jurídico del virreinato contamos
con un articulo de Bonifaz, cuyo enunciado es reivindica-
torio en demasia. 8
Con todo, para recuperar por entero la imagen de nues-
tro autor, es lo cierto que h asta ahora se echa de menos
una monografía de con junto que abarque los rasgos esen-
6 "-El Licenciado M'atienzo (Oidor de la Audiencia de Charcas. 1561-15791)"
como introducción al volumen primero de Lo A11dintcia de Charcos (Madrid. 1918'),
páginas xxv-lxiii.
7 "El Licenciado Don Juan Matienzo de Peralta, Oidor' d.e la Audiencia d e
Charcas", en Mercurio Pen,ano (Lima, 1944), XXV, núm. zu, págs. 499-519, repr~
ducido (con interpolación del parágrafo VII) bajo el titulo de "Biografía del Licen-
ciado Don Juan Matienzo de Peralta y su visión g~-política de la Audiencia di:
Charcas", en Universidad de San Francisco XCH>i4r (Sucre, 1950), XVI, núms. 37-38,
páginas 111-136.
M'ucbo más ligero es el trabajo de Reyna, "El Licenciado Matienzo (Semblanza
de un libro en preparación)", en Revista Oficial de la ltnsta Provincial de Estudios
Hist6nºcos de Santa Fe (Santa F'e, 1946), XV, págs. 17-23.
8 "El Licenciado Don Juan de Matienzo, Oidor de la Real Audiencia de los
Charcu, el verdadero le1rislador del Perú. Una rectificación histórica", en Rltlista
d,• Esl'Nd·ios l11ridkos, Políticos y Socio/es (Sucre, 1948), IX, núms. 1~20, pigs. ,s9-7z.
JUAN DE MATIENZO 37

ciales de su personalidad y aquilate, en su exacta escala,


la proyección de su pensamiento y de su doctrina en la gé-
nesis de la normativa jurídica del Perú en el trance decisivo
del proceso constituyente consumado por el virrey Toledo.
Al redactar el presente estudio, no fue nuestra inten-
ción acometer esa tarea, que requiere un volumen biep cum-
plido para desarrollarla con holgura. Constreñidos por la
tasada extensión que debe guardar un estudio preliminar,
aquí nos reducimos a deslizar sumarias acotaciones, sugerir
pistas y apiñar un acervo de datos, no pocos inéditos o des-
conocidos, que en su dia pueden constituir material apro-
vechable para quien se decida a redactar ese libro que Ma-
tienzo por tantos titulos está reclamando.

2.-La formación de un magistrado


En Valladolid, y en vísperas de las jubilosas ceremonias
de la entrada en ella del emperador, vio la luz Matienzo el
22 de febrero de 1520. 9 Poco después, se abatían sobre Es-
paña horas sombrias con la insurrección comunera, que
tuvo como escenario de hechos decisivos la vieja población
castellana. Su progenitor, el licenciado Atienza, 10 cristiano
viejo, oriundo de Colindres (Santander), fue uno de los cu-
riales afectos a la chancillería vallisoletana durante veinte
añ.os; de su madre sólo conocemos el nombre, Ana.

9 La fecha precisa, i!lJ]orada hasta ahora, yaae recóndita en su tratado Come


mentaria ... in Librum Quin-mm. .. (Madrid,: MDLXXX), Tít. 10, Ley xix, glosa ,,
número 2 . La corrobora una declaración del propio Matienzo, que el 21 de agosto d<!'
r 57r reconcce contar s I años. Al. G. l., Lima, 1633. Au,tos -del Fiscal con Juan Arias
Maldonado sobre el motín de los mestizos en el Cuzco, 1577. V. también in fra.
ro Nu ~stro personaje usó tal apellido hasta 1558 ó 1559. Así se le identifica
en 1556 apadrinando a un sobrino, hijo del doctor Luis de Mercado (Alonso Cortés.
Miscelánea Vallisoletana (Valladolid, H}SS), II, pág. 105 n.). Con esa misma denomi-
nr,ción s e le propone en 1557 al Monarca entre los letrados más distinguidos parn
ocupar una de las futuras plazas en la Audiencia de Charcas; en 1 5~,8 s e le sigue
identificando así én el nombramiento correspondiente y con tal apellido Se le autoriza
a pa~ar a las Indias en r 559, si bien su obra primicia, Dialogvs Relatori.s ... impresa. en
• 5s8, se estampa ya con el nombre bajo el cual se ha hecho célebre en la Historia del
Derecho hispano, poT más que el privilegio, extendido el año anterior, lo sea en
favor del Licenciado Atienza.
38 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

«Villa por villa, Valladolid en Castilla, rezaba un refrán


en que se ponderaba la antigua y heroica Pincia, que por
entonces rayaba en la cumbre de su apogeo (recobrado fu-
gazmente en los albores del siglo XVII). Sede de hecho de
la Corte durante largas temporadas, constituía a la sazón
el ambiente más idóneo para la forr~ación de un vástago
de una familia de jurisconsultos e incorporarlo después a
esa burguesía de letrados que por su arraigado sentido de
la dignidad y el deber, tan abnegados y eficientes colabora-
dores de los monarcas demostraron ser, derrochando es-
crupulosa conciencia profesional y lealtad acrisolada. 11 La
villa -todavía no era ciudad- albergaba desde mediados
del siglo XIV uno de los más antiguos planteles de estudios
superiores de la península y desde el reinado de Juan II,
a las orillas del Pisuerga se había radicado una chancillería.
Esta tradición universitaria y jurídica sería decisiva en la
carrera que iba a abrazar, siguiendo el dechado paterno, el
joven Matienzo. En la Facultad de Leyes de la Universidad
de su patria, si más modesta que la salmantina, no menos
calificada, siguió la obligada escolaridad de diez afias, h asta
alcanzar la borla carmesí de la licenciatura en las disci-
pli.nas jurídicas. 12
No deja de ser sugestivo anotar que por los afios en que
Matienzo frecuentara las aulas universitarias, o poco des-
pués, vallisoletanos de pre.stigio se trasladan al Perú: el
contador Agustín de Z-árate, autor de la más galana y di-
serta Historia del Descvbrimiento y Conqvista del Perú, su
sobrino el licenciado Juan Polo de Ondegardo, y el licen-
ciado Hernando de Santillán, que hasta 1546 había sido
ministro en la chancillería castellana. Consta que Matienzo

.n éouw. Mara vall, "La Í01"1'11aci6n de la conciencia estamental de los letrados",


en Revista, de Estu•d ias PQ/ítii:Qs {M'ad:rid, 1953), XLVIII, núm. 70, págs. 53-81..
1z No será difícil seguir el curso de los estudios profesionales de Matienzo.
por <:.ons.etvarse los libros de la Universidad de Valladolid, a partir de 1529, en cl
Archivo Histórico Provincial y Universitario. Cf. el artículo de Arribas Arranz, ea
Revista de Archivos, Bibliotecas y M-u,seos (Madrid, 195:8 ), LXV, págs, c261-z67.
JUAN DE MATIENZO 39

fue amigo del segundo. 13 ¿Le incitó este último a trasladarse


al Perú, o fue acaso su compafiero de estrados, Santillán,
el que tiró de él hacia el lejano virreinato?
En 1542 ingresó en la plantilla de la Chancmería, donde
enteró diecisiete años de servicios, hasta ocupar la plaza
de relator y granjearse mereeida reputación como jl,lriscon-
'
sulto. De la instrucción de que estaba adornado es muestra
convincente su profundo conocimiento del latín, en cuya
lengua compuso tres de sus estudios en materias jurídicas.
En los estrados de dicho tribunal, o con ocasión de realizar
gestiones propias de su cargo, tuvo oportunidad de entablar
relaciones con hombres de toga, algunos de los cuales habían
ya alcanzado fama y notoriedad por su actuación en el
Nuevo Mundo. Está documentado su trato con el licenciado
Cristóbal Vaca de Castro, ex-gobernador del Perú (a quien
dedicara el 15 de octubre de 1557 su libro primigenio y cuyas
armas blasonan la portada del mismo); con el contrahecho
pero habilisimo presidente Pedro de la Gasea, que por en-
tonces ordenaba la erección de la iglesia de la Magdalena,
con su ostentoso ,frontispicio decorado con símbolos alusivos
al triunfo alcanzado sobre Gonzalo Pizarro y sus secuaces;
con el licenciado Lope Garcia de Castro, a quien volvería
a encontrar en el Perú en un cargo de la máxima respon-
sabilidad política; con el licenciado Gutierre Villagómez,
consejero sucesivamente de Indias y de Castilla, y con el
licenciado Juan de Pedrosa, que lo era de este último. 14 Ya
hemos dado razón del licenciado Hernando de Santillán,
que desempefió una oidoría en Valladolid, basta su traslado
a la Audiencia de Lima, no sin que dejara a un hermano
suyo, el licenciado Alonso de Santillán, como magistrado
de la reptida chanc_illeria. 15 En distinto grupo social, de-

13 Cf. i11f-ra.
14 Despacho Je l\fatienw, de 3 1-I-156z, en La Audiencia de Chauas, I, pág. 5 3.
15 Cf. el ¡,oder ·extendido por el L icenciado Hernaodo de Santilláo, en Lima ,
2.:-lI-1553. Archi vo Nacional del Perú. Sección Notarial. Protocolo de Diego Gutié-
rrez, 1545-r 555, fol. 4~3 v.
40 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

ducimos de los preliminares de su tratado amistad estrecha


con el agustino beato Alonso de Orozco, predicador y con-
sejero de Felipe II.
No es aventurado imaginar que su atención también
se haya visto reclamada por los problemas indianos con
ocasión de los debates que jalonaron la, histórica batalla
Intelectual librada por Las Casas contra Sepúlveda desde
agosto de 1550 hasta abril del afio siguiente, 16 que tuvo por
escenario la metrópoli castellana, en donde el fogoso domi-
nico viv1a instalado desde 1548 en el Colegio de San Grega-
rio. Al mismo tiempo celebraba sus sesiones la comisión
presidida por el marqués de Mondéjar e integrada por varios
consejeros de Indias, abocada a examinar el problema de
la perpetuidad de las encomiendas. 17 Todo este revuelo
debia trascender a los corr1llos en donde Matienzo departía
y sin duda alguna acicateaba su curiosidad, luego conver-
tida en honda preocupación, por todo lo concerniente al
mejor gobierno de los dominios espafl.oles en suelo indiano.
Afl.os más tarde, y ya en vísperas de su designación para
prestar servicios en la flamante Audiencia de los Charcas,
volvió a agitarse el tema de la perpetuidad en Valladolid,
con lo que se refrescaron sus recuerdos. 18 A Las Casas alude
embozadamente en un pasaje del Gobterno del Perú (I, iii),
y en otro rebate con intrepidez sus opiniones al hablar de
los hallazgos de tesoros en los sepulcros prehispánicos
(I, xxxix). Ya nombrado para el cargo de magistrado en los
Charcas, pudo eventualmente trabar contacto con un fer-
viente lascasista, el obispo de esa diócesis fray Domingo de
Santo Tomás Navarrete, que justamente en 1559 gestionaba
en Valladolid la impresión de sus obras lingüisticas. 19

r6 M'anT.ano. La incMporocié ,i de las Indias a la Coro,ia de Castilla (Madrid,


1948), pág~. 175-190.
17 Zavala, La encomienda i11diana (Madrid. 1935), págs. 186-18g.
18 Del Busto, El Co,.de d, Nilva, Virrey del P,rú (Lima, 1963 , I, págs. 76-79
19 La licencia real se le otorgó el 13-Xll-1559. A'. G. J., Indiferente General,
-425. Lib. 23 , fol. 435.
.TUAN DE MATIENZO 41

3.- " ... A ver si mudando mundo .y tierra


. , mt. suerte
me1oraria .
...'' .
No estamos en condiciones de determinar a punto fijo
las circunstancias que mediaron para que el togado valli-
soletano viniese a parar en oidor de una Audiencia¡ de fla-
mante creación en las Indias. ¿Defirió a la llamada de algún
deudo o amigo radicado en el Perú? Ya hemos sefíalado la
posibilidad de que dos conciudadanos suyos -los licencia-
dos Polo de Ondegardo y Santillán- hubiesen tenido parte
en este paso trascendental de su vida. ¿Sucumbió al noble
prurito profesional de compulsar personalmente ese contra-
dictorio complejo social que se estaba formando en el Nuevo
Mundo y a cuyo ordenamiento podía él aportar sus saberes
jurídicos? .¿Acaso al frisar en la madurez y comprobar con
desconsuelo que no obstante hallarse adornado de relevan-
tes facultades, según era notorio por el docto tratado sobre
procedimientos judiciales que tenia listo para estampar,
apenas desempefiaba las oscuras labores de relator, el es-
pejismo de beneficiarse en las Indias con un golpe de fortu-
na lo movió a gestionar su destino en algún lugar de ellas?
Desde luego ninguna de estas suposiciones excluye la hipó-
tesis de que los conseJeros de Indias, precisamente recono-
dendo tal suficiencia lo propusieran al monarca, el 2 de
juUo de 1557, para ocupar una de las !)lazas de oidor de
la AudJ.encia que se proyectaba establecer en la. reglón de
los Charcas. 20 Todavía había de transcurrir un afio largo
hasta que se formalizara la designación. aunque es posible
que él mismo no aoremiase la ftrtna del titulo hasta ver
concll11da del todo la impresión de su :orlmicia. el Dialogvs
Relatoris et AduocaU Pfntiant Senatvs .. ., que consumió
buena parte de 1558. Por ftn, el 7 de setiembre de este afio
se le extiende el nombramiento de togado en el flamante

• Quevedo, La vida ·d~l Bu.sc6n, in fiu.


20 !.a Audiencia de Char cas, I , págs. 511- 5,r3.
42 GUILLERMO LOHMANN VILLEN A

tribunal, con el estipendio anual de 4.000 pesos de oro, 21


Como muestra de la consideración que se le dispensaba, fue
investido de la preeminencia de oidor decano, inmediata-
mente después del regente Ramírez de Quiñones. 72
El 25 de noviembre de 1559, evacuada la convencional
información en Valladolid, se le concede'\ el paso a las Indias,
junto con un nutrido séquito de acompat'íantes y parientes
encubiertos bajo el eufemismo de criados : su cufiado Juan
de Toro; un concuñado, Francisco Ordás de Mercado; Isabel
González de Mercado (tía de otro concuñado, el doctor Luis
de Mercado); un Andrés de Atienza (¿primo de nuestro per-
sonaje?) y su prima, María de Villagra; García de Esquivel,
y Alonso de Medina. 23 Se le autorizó asimismo para llevar
consigo cuatro esclavos negros, las armas que juzgara ne-
cesarias, y joyas y menaje hasta un valor de 500 ducados,
exentos de todo gravamen. 24 Algún tiempo después, con
ocasión de haber sido inculpado de venalidad en el ejercicio
de la magistratura, puntualizó que su único delito habia
sido adoptar la precaución de aprovisionarse de ajuar y
vestimenta para ocho años, y esa era la explicación de su
voluminoso equipaje.
El 25 de enero de 1560 se embarcó en Sanlúcar en la nao
de Gonzalo Hernández, que figuraba en la flota que se hizo
a la vela para el Nuevo Mundo. En aquella oportunidad pa-
saba asimismo el nuevo virrey del Perú, conde de Nieva, y
además varios letrados, entre los cuales figuraban dos oido-
res de Lima - Ponce de León y Salazar de Villasante- y un
futuro colega de estrados, López de Raro.
En Panamá, adonde hubieron de detenerse más tiempo
del deseado a causa de no hallarse todavia prevenidas las
21 A. G. l ., L ima, 567, Lib. 8, fol. 384.
22 Cédula de 8-IX-1559, en Colecci6n de Docronetttos [fféditos de Amlrica y
Ouanía, XVIII, págs. 19-20.
23 A. G. I., Contratación, 5.537, Lib. II ( 1558-1562), fol. 46. Cf. Bermúdez
Plata, Cot6logo de Pasajeros a Indias {Sevilla, 1946) , III, núm. 4.405 . De este alío
no existe ninguna in formación en el legajo 5.219 de ContTataci6n.
24 A. G. l.. Lima, s-61, Lib. 8, fol. 396 v.
JUAN DE MATlENZO 43

embarcaciones en que debían transbordar para seguir hasta


las costas peruanas, les fue muy penosa la permanencia,
que se extendió desde mayo hasta octubre. Por disposición
del conde de Nieva, Matienzo, junto con los mencionados
jurisconsultos, constituyó un tribunal de emergencia, a fin
de escuchar a los quejosos de la Audiencia local, c~rentes
de medios para recurrir hasta el Consejo de Indias o a
Lima. 25
Cuando por fin pudieron proseguir la travesía, la esta-
ción invernal entorpeció la navegación. Sólo al cabo de un
par de meses les fue posible avistar el litoral peruano. Con
ánimo de llegar cuanto antes a Lima, Matienzo fue de los
que se desembarcaron en Paita para alcanzar la capital por
la ruta terrestre, al par que el virrey lo hiciera desde la
costa de Trujillo. Adelantándose al conde de Nieva (que
hizo su entrada oficial el 11 de febrero de 1561), nuestro
personaje rindió viaje en Lima el miércoles 5 del mis-
mo mes. 26

4.-"... fas cosas deste Reyno del Pirú ..." •


Su insaciable espíritu de observación, ante los nuevos
paisajes y sociedades, le indujo ya desde que puso el pie en
territorio americano a consignar por escrito lo que iba ad-
virtiendo a su paso por los lugares del trayecto, y a reunir
unos apuntes o «memorias», a fin de capacitarse para «en-
tender de rrayz las cosas deste Reyno del Pirú» y penetrar
en la erttrafia del ambiente en donde iban a transcurrir los
últimos cuatro lustros dé su vida.
Llegaba al Perú precisamente eh instantes en que una
dramática turbación conmovía todos los sectores de la po-

25 A. G. I., Panamá, . 37 5. Despacho de Matienzo, Ponce de León, Salazar de


Villas.rnte y L6pez de Raro, datado en Panamá el '29-Vl-1560 .
.26 Despacho de Matienzo, datado en Lima, el .1 3-IV-1561, En Juicio de lfoiites
entre el Perú y Bolivia (Barcelona, 1906). Prueba Peruana, III, pág. 48, y La Au-
1!.jencia de Charcas, I, pág. ,14.
• Prólogo al lector del Gobierno del Perú.
44 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

blación ante la presencia de los comisarios designados para


entender en el problema de la perpetuidad de las encomien-
das. Se advertian ya los chispazos iniciales de la controver-
sia que puso en pie de guerra por igual a los beneficiarios
de los feudos, a los que aspiraban a ellos, a los religiosos,
y a parte de la masa indígena afectada,por la suerte de las
encomiendas. El tema embargaba los ánimos de todos y el
ambiente estaba evidentemente caldeado. Matlenzo no era
por cierto un carácter que rehuyera la responsab111dad de-
rivada de su investidura, y con el mayor celo se apresura
a informarse de cuanto puede afectar a la suerte del pais.
Le sirvieron de monitores en este periodo inicial jurisperitos
con los cuales obligadamente debió de trabar inmediato
contacto: los oidores Bravo de Saravia y Santillá.n. y el li-
cenciado Polo de Ondegardo. ocasionalmente en Lima a
principios de 1561. 27
Al dia siguiente de su llegada. en ejercicio de sus facul-
tades como oidor más antiguo de los Charcas, asumió en
precario una de las plazas en la de Lima, cuyos titulares
se h allaban en suspenso por cuatro meses, mientras el co-
misario Briviesca de Mutfatones. con arreglo a las instruc-
ciones que habla recibido. concluía de diligenciar la resi-
dencia al 'IUtimo que quedaba pendiente. el licenciado San-
t1llá.n. Esta tarea, así como la misión nrimordial que traían
el conde de Nieva y los comisarios. impidieron a aouél y a
éstos abocarse al estudio de determinar el dtstrtt.o de la
nonata Audiencia, deltcada labor aue de suyo requería es-
cuchal' el :parecer de personas 1nte11gentes.
No tardan en sobrevenir los pr:imel'os sinsabores. A pe-
27 Cf, Colecci6ll, de Documentos Td dilos para la Historia de Chile, VII. pá-
i:ina 27~-
Snntillán. a fuer de colega suyo en la Chancill,.r'ia vallisoletana , debi6 de tomarlo
s in !)érdida de tiempo bajo su proteeci6n e imponerle rápidamente sobre el estado del
virrcin3tc. Coincidieron en sus 1)1.lntos de vista ·ob re la $Oluci6n que debia aplicarse
al problema de la perpetuidad de las encomiendas : a mbos la aconsejan, y los dos sin
facultades jurisdiccionales sobre los vasallos. Comp. la Relaci6n de S antillán, lf
, 18 a 1 22 y el Gobicnso del Per,i (T, xxviii a xxxii).
JUAN DE MATIENZO 45

sar de hallarse desempefiando funciones en la Audiencia


de Lima, los oficiales reales rehusan abonarle la retribución
devengada, arguyendo que ella debía serle satisfecha en las
cajas de los Charcas. Para atender a sus más urgentes ne-
cesidades, le habilitaron apenas con mil pesos de oro, que
el beneficiario ofreció reintegrar en el término d,e ocho
meses. 28
.
Como tal adelanto demostró pronto ser insuficiente,
Matienzo se vio forzado a contraer préstamos con subido
interés. Con este capital obtenido en términos tan onerosos,
adquirió diez varas de paño fino de grana, veinte de tercio-
pelo azul, seis de lo mismo negro, y dos de paño veinticua-
treno de color; un quintal de jabón; seis barricas de vino,
más otros abarrotes, cuyo importe, que ascendía a 1.315 pe-
sos, se comprometió a pagar en Arequipa, en el plazo de
dos meses y medio. 29 También compró, en 1.153 pesos, dos-
cientas varas de anjeo, cuatro piezas de bocaci, dieciséis
varas de carisea (seguramente para enfardelar sus enseres
para el viaje a La Plata), doce varas de tafetán blanco, asi
como ochenta botijas de vino. Se estipuló la cancelación de
esta deuda igualmente en Arequipa, dentro de cinco meses. 30
El 4 de abril, al tiempo que sus colegas López de Raro
y Pérez de Recalde, evacuó el trámite de jurar el cargo de
magistrado de los Charcas. 31 Sin pérdida de tiempo, comien-
za a desarrollar la tarea critica y admonitiva que llenaria
su vida durante los veinte años siguientes, sin descanso y sin
tregua, aunque algunas veces el desaliento lo invadiera,
cuando comprobaba que sus escritos quedaban sin respuesta
o sus consejos eran desoídos. Sin embargo, nada le arre-
28 Escritura de 28-U-1561. Archivo Nacional del Perú. Sección Notarial. Pro-
tocolo de Alonso Hernández, 1561, fol. 128,
29 Escritura de 18-IV-1561. /bid. Protocolo de Die.go Ruiz, 1557-1563, fol. 662v
En 22 del mes siguiente M'atienzo endosó en parte de pago a sus acreedores, una li-
branza por valor de 1.250 pesos. Id., fol. 748 v.
30 Escritura de 13-V-1561. Ibid. Protocolo de Juan Cristóbal de Frias, 1561-1 0.62,
folio 59i.
3r Despacho del conde de Nieva y los mencionadps ministros, datado en Lima,
a 8-IV-1561. En Gobernantes del Prr•ú , L, págs. 373-374.
46 GUILLERMO LOHl'ctANN VILLEN A

draría de seguir empeñoso el camino que su lealtad le tra-


zaba. Es conmovedora su tenacidad en el rasgueo de la
pluma. A fuer de fiel vasallo, obligado a servir a su rey, ni
la displicencia, ni la desatención, ni los hados aciagos hacen
mella en su ánimo estoico.
Del 28 de noviembre de 1567 es est~ desahogo: «He es-
crito algunas cartas dando los avisos que me han parecido
provechosos para esta tierra, y de nenguna he merecido
rrespuesta, pero con todo eso no cesaré de escreuir hasta
que Su Mag'1. me mande que no lo haga». 32 Meses antes de
su muerte reitera este sentimiento: «Muchas tengo escritas
a Vª. Magd., de mucha ynportancia y calidad, y de nenguna
he visto rrespuesta, mas esto no será parte para que dexe
yo de hazer lo que debo ... ». 3 3 En el colmo de la ad'V'ersidad,
una vez que obtuvo ciertos despachos regios que le favore-
cían, el portador, su cuñado Juan de Toro del Castillo, fa-
lleció en el camino, y se extraviaron. En 1574 pedía un du-
plicado de dichos documentos. 34
Tampoco se amilana al comprobar que las autoridades
del Consejo de Indias, indiferentes o envidiosas, sin ver en
él al·escritor de fuste, dotado de una preparación doctrinal
muy superior a la de sus compañeros de estrados en la Au-
diencia de los Charcas, promueven a éstos a cargos de alta
responsabilidad o les mejoran en el escalafón, al paso que
a nuestro personaje se le mantiene sumido en el mismo
puesto hasta su muerte. En el seno del Consejo su nombre
no debía ser; por descontado, de los del montón, y consta
que el presidente Ovando tenía en alta estima sus cualida-
des, y de fijo el gobernador García de Castro, al reasumir
sus funciones en aquella corporación, debió de dispensarle
su favor. Y sin embargo ... ¿Le perjudicó su identificación
eón el virrey Toledo, que nunca disfrutó del beneplácito del
Consejo? ¿Qué prejuicios se alentaban en las covachuelas
3:z La A1-uliencia de Charcas, I, Páll', 236. Comp. las exclamaciones infro,.
33 .Despacho de 4-I-1579, en La Audiencia de Charcas, I, pág. 481.
34 ·A. G. l., Indiferente Gener.al, 1.084. Registro de peticiones. 1574, fol. 187.
JUAN DE l'4Al'IENZO 47

contra su espíritu emprendedor? ¿Incomodaba su prurito


de inno:vaciones?
Sus despachos lo retratan al natural: apasionado, emo-
tivo, desbordante de actividad y ;1'.ecundo en iniciativas. Esa
misma correspondencia configura una personalidad de trato
difícil, dispuesto a la reconvención, ajustado en su proceder,
nada acomodaticio con la lenidad y la componenda.' El ca-
pítUlo XXIII de la parte segunda del Gobierno del Perú
es muy significativo del pensamiento íntimo de su autor.
Con vehemencia solicita informes, datos y noticias de
personas graves y de religiosos respetables acerca de los
problemas de primera magnitud. Quiere imponerse inme-
diatamente de todos los antecedentes. A los dos meses de
haber pisado suelo peruano ya se considera en aptitud de
proponer diversas iniciativas y con entereza denuncia co-
rruptelas. Por lo pronto, sugiere nada menos que la supre-
sión del cargo de virrey y el ejercicio del gobierno por seis
oidores que formarían un tribunal, en el cual se refundirian
las Audiencias de Lima y de los Charcas, con sede en Are-
quipa, punto céntrico para administrar el Perú, los Charcas
y Chile. También cree de su responsabilidad dejar oír su
voz en lo tocante al distrito que debía tener la Audiencia
para la cual estaba provisto. :ts
Mientras tanto, el conde de Nieva y los oidores de Lima
proseguían deliberando en torno a la sede y jurisdicción
que debía abarcar el futuro tribunal. 86 Al cabo de una dila-
tada espera, el 22 de mayo se acuerda la provisión por la
que se erige formalmente la Audiencia y se le asigna los
términos que debía ·abrazar. 37 Acto seguido, el virrey pone
eh manos de Matienzo, en su caracter de oidor decano y por

35 Despachos 'de 8 y 13-IV-1561, en La Audiencia de Charcas, I, págs. 1-7 y


8-16; el segundo, en Júicio de Límiltfs imtre · el Perú :V Bolivia (B.,;rcelona, 11)06).
Prueba Peruana, III, págs. 48-56.
36 Despacho de la Audiencia de Lima, de .28-IV-1561, en La Audiencia de
Charcas, I, págs. 524-525. Pareceres de las personas versadas, id., págs. s-x4-523.
37 A. G. l., Patronato, r87, Ramo ·19, en La Audiencia de Chartas, I , ·p ágs.
526-529.
48 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

ausencia del regente Ramirez de Cartagena, el sello real


y los despachos fundacionales correspondientes. Ya nada
detiene a nuestro personaje en Lima. Sin tardanza se pone
en camino para iniciar sus funciones. Penosas jornadas
tiene que vencer por la ruta de la costa, hasta Arequipa,
desde donde se interna hacia la altiplanicie.
'
5.-De la ilusión al desencafito
7 de setiembre de 1561. Día por día han transcurrido
tres afios de aquella fecha en que Felipe II firmara el título
de oidor. El vecindario de La Plata viste sus mejores galas
para asistir a la solemne recepción de la insignia mayestá-
tica y festejar el acto de instalación oficial de la Audiencia.
Los flamantes magistrados ocupan sus curules y Matienzo
asume el cargo rector hasta la llegada del regente.
Fundada en 1539 por el capitán Pedro Ansúrez Enri-
quez de Catnporredondo ( cuyo nombre y primer apellido
evocaban por muchos motivos a Valladolid), la ciudad con-
taba con 32 vecinos encomenderos, unos 200 moradores (lu-
gareños sin indios), y completaban el censo de españoles
aproximadamente ochocientos diseminados en haciendas y
minas. Sede episcopal desde 1552, atendían fas necesidades
espirituales de los fieles dos parroquias - San Lázaro y San
Sebastián~ y cuatro comunidades: los agustinos, con cinco
o seis religiosos, los dominicos y franciscanos, cada una con
cuatro, y los mercedarios, con dos. El caserío, aunque de
adobes, no ofrecía mal aspecto, con las construcciones cu-
biertas de tejas. 38
En este escenario discurrieron casi cuatro lustros de
una existencia ingrata para Mat.ienzo: el exiguo haber, in-
suficiente para sostener con el decoro proporcionado a un
oidor, una familia numerosa y la caterva de allegados; las

·38 V. la Noticia de la ciudad de La Plata, pOr su Cabildo, de 8-X-156?, en Ra-


lacio,ies Geogt6..ficas de Indias, (Madrid, 1885), II, págs, 8?_-87, y López ·de Velasco,
Geografía y Descrlpci6n Universal de las Indias (Madrid, 1894), págs. 496-498.
JUAN DE MATIENZO 49

rencillas con sus colegas, que trascienden ccin vetas de


amargura sus despachos; el olvido en que cayó ante las
autoridades metropolitanas, y la responsabilidad de un
hombre de toga en un medio donde campaban todavía la
intrepidez y la codicia, no cont ribuían ciertamente a sobre-
llevar con resignación tal cúmulo de adversidades. Unica-
mente su temple de jurisconsulto por atavismo, y su inque-
brantable vocación de servicio al rey le mantuvieron enhies-
t o f rente a tantos factores negativos. Tal vez ese mismo
aislamiento y la incomunicación hayan sido el estímulo
irresistible, en quien sentía dentro de su espíritu el caliente
surtidor de las ideas, para no cejar en su consagración al
enaltecimiento de la justicia y su entrega a todo lo que
fuera el bien común.
Al reconocer la hosca realidad del país, tan desigual
con las comodidades en la corte vallisoletana, no puede re-
primir la impresión de desengaño. Una trase agria, con
tono epigramático, cifra su reacción: «La fama de la gran
riquega del Perú, a los que acá estamos, nos par esce que
lo deuimos soñar, y en despertando no vimos nada .. . no es
la veyntena parte de lo que allá se dize ... ». 99
De gran consuelo en estas soledades y más aún, de
enorme provecho, le resultaría departir con un vecino tan
sapiente como el licenciado Polo de Ondegardo, en quien
hallaba por añadidura el vínculo del paisanaje. Renco de
resultas de un arcabuzazo, caminaba sin embargo con agi-
lidad al lado del oidor, y éste escuchaba ávido el despliegue
de conocimientos que atesoraba su interlocutor sobre anti-
guallas peruanas. La amistad, aunque sufrió alternativas, 40
se mantuvo hasta la muerte de este último, ocurrida en la
misma ciudad el 3 de noviembre de 1575. No podemos dete-

39 ,Despacho de 31-I r562, en La Audiencia de Charcas, I, pág. 47.


0

40 No obstante que en carta de 10-I-1567 al gol;>eníador García de Castro Ma-


tierizo exhala quejas sobre la conducta profesional de Ondegardo (La Audiencia de
Charcas, I, págs, ,217-218), en el Gol>ierno del Perú le menciona con espontaneidad.
Cf. infra.
50 GUILLERMO LOHMANN VILLE.N A

nernos aquí a precisar los puntos de desacuerdo entre am-


bos, que revelan desde luego criterios interpretativos sobre
los cuales un análisis más profundo llevaría a sugestivas
conclusiones. ' 1
Por el contrario, no debieron de ser tan cordiales las
relaciones con el obispo, fray Domin_go de Santo Tomás,
dominico amigo de Las Casas, corresponsal suyo, y muy im-
buido de sus opiniones. Matienzo, que militaba en el bando
adversario no sólo debido a razones doctrinarias en punto
al problema del indio, sino sobre todo por la consabida ri-
validad entre los oidores y la autoridad eclesiástica (que se
puso al rojo vivo con ocasión del proceso seguido contra el
gobernador Francisco de Aguirre), cada vez que alude al
prelado en el texto del Gobierno del Perú, lo hace con mal
disimulada ojeriza.•

6.-" ... el andar a derechas aprouecha


.
poco en esta tterra ..." .
De primera entrada Matienzo ocupó la casa de un opu-
lento vecino, Bernardino de Meneses, sin dar por cierto
muestras de proponerse abonar el arrendamiento. A poco
adquirió en 3.000 pesos un inmueble ya levantado, a falta
únicamente de cubrir aguas y tejarlo, labores que retrasaron
cerca de cuatro meses el estreno de su nuevo domicilio. La
maledicencia lugarefía tuvo amplia comidilla con el rumor
que corrió de que en la flamante residencia se podían re-
conocer las puertas y ventanas procedentes de la alcoba
que ocupara su propietario en la vivienda de Meneses, y que
para la terminación de la fábrica, el arbitrario oidor no
había tenido reparo en asignarse a si mismo, durante el
periodo que estuvo a su cuidado la distribución de servido-
res indígenas para las obras públicas locales, un número
41 Góngora ha discernido las discordancias entre M'atien.zo y Ondegardo en
El Estado eft, el Derecho [fldiono (Santiago, 1951), pigs. 129-130, 139 y 2 13-21 5.
42 Cf. inf,-a.
• Despacho de Matienzo al gobernador Garcla de Castro, datado en ro-l-
1 567, en La Audiencia de C/iarcas, I, p;\g. 217.
JUAN DE MATIENZO 51

competente de albañiles. Nuestro personaje desvaneció tales


inculpaciones haciendo ver que había contratado jornaleros
nativos a razón de un peso semanal a cada uno, y que las
obras complementarias del inmueble de su propiedad le
exigieron un desembolso adicional de otros 3.000 pesos.
Su situación económica distaba mucho de ser boyante.
Los gastos ocasio~ados por su dilatado viaje hasta la sede
de sus labores le habían obligado a endeudarse en más de
5.000 pesos, al paso que los honorarios asignados a su plaza
ascendían sólo a 4.000, con la agravante de que en La Plata
todo valía el cuádruple que en Lima. Para salir a tiote de
estos apremios, solicitó de la Corona que se le confiase du-
rante dos años el corregimiento de Potosí, retribuido con
una dotación de 5.000 pesos, o en su defecto, si se atendía
el pedido de traslado a Guatemala que había cursado el
regente Ramírez de Quiñones, se le promoviera a la vacante
que se debía producir. 43
A Potosí fue en efecto su _primera salida, mas no agra-
ciado con tan lucrativa investidura, sino con otra más com-
prometida: la de juez cotnisionado por acuerdo de la Au-
diencia para entender en el esclarecimiento de un hurto
practicado en setiembre de 1562 en los fondos de los Bienes
de Difuntos, cuya caja apareció una mañana saqueada.
Como sus colegas de estrados no ignoraban la solicitud de
Matienzo por compenetrarse de los problemas locales, le
confiaron además practicar una inspección de los yacimien-
tos de Potosi y de Parco, a fin de conocer a ciencia cierta
las condiciones en que los operarios indígenas desarrollaban
las faenas de explotación. .Se le facultó para introducir todas
las reformas que del reconocimiento resultaren aconse-
jables. 44
43 Despacho de Matienzo de 31-ó-1 s.62, en La .Audiencia de Charcas, I, p'á-
ginas 47-53,
44 . D espacho de Mat,enzo, de 20-X-r561 (sic) , en Juicio de Lfo~11es entre el
Perú Y Bolivia (Barcelona, r906), Prueba Peruana, II, págs. 5-13, y La A1,diencia
de Charcas, I , págs. 54-60. Despacho del Conde de Nieva, de 31-VIIJ-1563, ;en Go·
bernantes d'el Perú, I , págs. 530-531.
52 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

No parece que en estos primeros afios las labores de los


magistrados hayan sido muy recargadas. El gobernador
Garcla de Castro, en tono de chirigota informaba que «.. .ay
tan pocos negocios que ... no están una hora en audiencia...
y la pla<;a de la ciudad de La Plata está tan llena de yerba
como qualquier prado bien regado ... >. 4$: No nos es posible
pronunciarnos sobre el grado de veracidad de semejante
afirmación. En el Archivo Nacional de Bolivia (Sucre) se
conservan los Libros d,e Acuerdo ,d'e la Real Audiencia, a
partir justamente de 1561, que permitirán contrastar el jui-
cio de Garcia de Castro y conocer el volumen efectivo de
trabajo desarrollado por el tribunal, junto con los expe-
dientes que también pueden compulsarse. 46
Haya sido efectiva o aparente tal holganza, es lo cierto
que Matienzo supo hallar tiempo para tener puestos sus
cinco sentidos en los asuntos de alta politica del virreinato.
Con despejo se compenetró en particular de los problemas
existentes en el distrito de la Audiencia, entre ellos el del
enclaustramiento de la comarca de los Charcas. Seis meses
después de asumir el cargo, recomienda en los términos más
persuasivos a las autoridades metropolianas el expediente
de abrir nuevas vías de comunicación por la ruta del Río
de la Plata hacia el Atlántico, proposición reiterada en el
famoso despacho de 2 de enero de 1°566 (que no titubeó en
incorporar al texto del Gobiern o del Perú) 47 y sobre la que
vuelve sucesivamente el 20 de julio de 1567, el 23 de diciem-

45 Despach o de 12-I-1566, en La A uduncia de Charcas, I, pág. 672, y Go-


bcrno11tn del Pen:., III, pág . 132.
46 Gómez Canf'do, Los archivos de la. Hist<>ria de A mérica (México, 196 1 ) ,
J. púgs. 491 -492.
47 Comp. Lo Ai1diencia dr Cllorcas, I, págs. 168-179 con el Gob•ierno del Per,,1
(U, xv). Este importa nte despacho de 1566 se hallará t ambién reproducido, frag-
mentariamente, en Relaciones Geográficos de Indios, II, Apéndice III, págs. XLI-
X'1.VH, y en Garay, Colecci6n de documnitos relativos a la Historia de América
y particularmente a la Historio del Paraguay (Asunción, 1899), I, Documento XLIV,
págs. 431-441.
JUAN DE MATIENZO 53

bre de 1577 y el 4 de enero de 1579. 48 Un afio después de


este último escrito y fallecido ya Matienzo, Juan de Garay,
al fundar el 11 de febrero de 1580 por segunda vez la ciudad
de Buenos Aires, ponía por obra la idea sustentada por
aquél con aire de visionarlo.
Aunque su vasta producción literaria (la publicada y
la todavía inédita) invite a considerarlo como un grave to-
gado, no hay que olvidar que también los quehaceres judi-
ciales reclamaban alguna expansión, mayormente si se tiene
en cuenta que su edad por entonces le autorizaba para acti-
vidades de recreo, no siempre bien miradas por los vecinos
de La Plata. El subjetivismo de estas informaciones contri-
buirá a perfilar la imagen que se tenga forjada de nuestro
personaje.
Los chismosos que nunca faltan nos han transmitido
sabrosos episodios de la vida privada de Matienzo.Uno de
ellos ocurrió el sábado 22 de abril de 1564. Por la tarde, con
gran estupor de los vecinos, junto con sus compafieros de
estrados el oidor López de Haro y el fiscal Rabanal, salió
por medio de la ciudad, cabalgando todos corceles a la jine-
ta - es decir, con los estribos cortos-, en cuerpo -despo-
j ados de la indumentaria que correspondía a su dignidad-
Y empuñ.ando sendas garrochas. En un descampado de las
afueras jugaron cañas, ante la mirada consternada de los
lugaref'íos.
El mismo López de Haro parece que era su compañ.ero
de parranda, pues juntos concurrían a solazarse en la casa
de un músico portugués, Francisco Lobato. ' 9 Mientras éste
tañía los instrumentos, su mujer y ambos ministros no se
recataban de intervenir en danzas grotescas, esgrimiendo
espadas de madera y vejigas llenas de aire. Otras veces, el

48 Lo A udiencia. d11 Chor-c0,1, I, págs. 22 1-224. 463-464 y 482 ; el despacho


de t 567 se halla reproducido también en la Colección de D oct1mentos I néditos para
la Historio de Chile, 2.• Serie, I , págs. 94-96.
49 Lobmann Villena, El arte dramático e11 Lima durante el Virreinato (Ma-
drid, 1945), pág. 16.
54 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

pasatiempo no era tan bull1cioso, jugando al ajedrez, por


cierto con asiduidad mayor de la que correspondía a una
simple diversión. Era voz pública que cuando ganaba la par-
tida, cobraba la apuesta, pero que cuan do el resultado le
era desfavorable, solía distraerse en el cumplimient o del
compromiso.
Otros cargos, menos inocentes que los anteriores, tam-
bién recaian sobre él. Uno de ellos consistia en la inculpa-
ción de desplegar actividades comerciales por intermedio de
su cufíado Toro del Castillo, el cual realizó un viaje especial
a Lima a fin de adquirir mercaderias por valor de 2.000 pe-
sos, que Matienzo solicitó a cuenta de su remuneración.
Para ahorrarse los gastos del vtaje, obtuvo de sus colegas
de la Audiencia que libraran a Toro una asigna ción como
encargado de portar correspondencia oficial dirigida al go-
bernador Garcia de Castro. Los artículos se vendían luego
en una tienda que Matienzo poseia en Potosi. Igualmente,
er a público que sus esclavos expendían velas (tan necesa-
rias para los trabajos en las galer ías subterráneas) y otras
baratijas.
Prosig-uen los correveidiles acusándolo de jugar a los
bolos y a los dados. estos últimos inclusive sobre la misma
mesa del despacho del relator de la Audiencia. Se dec1a que
con frecuen cia los litigantes que tenian pleitos pendientes,
cruzaban fuertes paradas con él. a fin de dejarse ganar y
conauist arse su buena dlsoosictón. so
En abono de su probidad reconocen los mismo denun-
ciantes aue h abiendo comnr r:ido Matlenzo una haza y cierta
cantidad de ganado ovejuno, a los yan aconas aue acudían
a la Audiencia a quejarse de sus amos, los enviaba a servir
en su propiedad hasta Que se terminara de sustanciar la
ouerella. No tardó en llegar a oídos de Matienzo la murmu-
ración oue su conducta levantaba, y sin demora se deshizo

º" V . la declar:i.ci6n de Antonio de Roble~ en los Autos citados en la nota


1n•~f'd f'nte (Q).
JUAN DE MATIENZO 55

de las tierras y del ganado. 51 Ocioso es prevenir que nuestro


personaje supo salir airoso de estas maledicencias. 52
A principios de 1565 se le encargó la sustanciación de
la residencia del doctor Gregorio González de Cuenca, como
corregidor del Cuzco, donde lo había sido desde 1561 hasta
1563. La comisión recayó en él porque, con arreglo a lo dis-
puesto en la cédula de 4 de octubre de 1563, correspondía
asumirla al oidor má.s antiguo de la Audiencia de los Char-
cas, dentro de cuyo distrito caía el Cuzco desde la provisión
declaratoria de la jurisdicción de dicho tribunal, librada
el 29 de agosto anterior.~ Jamás pudo imaginar Matienzo
que tal gestión le acarrease la retahila de cuitas que le tra-
jeron al retortero por largos años.
Pronto se puso en camino, pues en la junta del Cabildo
cuzqueño del 5 de febrero se tomó nota de que el ilustre
magistrado se hallaba próximo a hacer su entrada. Para
agasajarle, se acuerda aprestar los albergue~ donde tenía
que hacer alto, y adquirir una arroba de vino blanco y otra
de tinto, más una libra de especias, a fin de elaborar segura-
mente la calabriada .que se escanció en la recepción. 54
Durante su estancia en la ciudad imperial1 se aposentó
en casa del veterano conquistador Juan de Pancorbo (si-
tuada en la bajada de Carmenea), que le convidó liberal-
mente. Al momento de partir, Matienzo retribuyó a su aníl-
trión con generosos recuerdos. Habida cuenta de que en el
desempeño de comisiones como la que motivaba la presen-
cia de nuestro personaje en el Cuzco la Corona había vedado
alojarse en residencias particulares, la infracción acarreó

5 1 Declaraciones del · Canónigo de La P lata Palacio Al varado, del vecino


Fern ánde7. de Liébana, y del ex-corregidor de esa localidad capitán Juan Cortés
(Mad rid, octubre de , 366), en . Nueva, Coltccwn de Documentos Inéditos para la
Historio da EsPa.iía, VI, .págs. 177-1 79, 182 y 190-192.
52 V. su despacho sincerándose de las anteriores calumnias, datado en el
Cuzco, ei1 7-VI-1565, en La Audiencia de Charcas, I, págs. 156-166.
53 A. G. J., Charcas, 418, Llb. I, fol. 202. En Juicio de Limites entre el Per,;
y Bolivia (Barcelona, 190·6 ). Prueba Peruana, III, pág. 143.
54 Archi vo Histórico del Cuzco. Libro 2.• de Cabildos del Cuzco, .r564-1570.
Acta del 5-II-156~-
56 GUILLERMO LOHMANN VILLEN A

al olvidadizo magistrado una amonestación. ss Entre las mi-


nucias que de su permanencia en el Cuzco pueden allegarse,
figura la de la adquisición, para su servicio, de un esclavo
negro que había pertenecido al zapatero Miguel Sánchez. 56
Todo h ace suponer que el enterizo togado debió de hilar
muy delgado contra González de Cuenca. 57.La venganza por
este rigor draconiano no se hizo esperar, pues el influyente
oidor de Lima movilizó sus amistades, acumulando sobre
Matienzo calumnias y chismes de infima calaña, que sus-
citaron la airada reacción de este último. 58
Al concluir el 30 de abril el plazo señalado para el des-
empefio de la comisión de que se le había investido, el in-
quieto jurista creyó de su deber asumir la iniciativa de
ofrecer sus buenos servicios en los tratos que se hallaban
en curso para reducir al Inga Titu Cussi Yupangui, contu-
maz en su refugio de Vilcabamba. Las negociaciones se des-
arrollaron entre abril y junio, y culminaron con dos con-
ferencias en el paraje de Chuquichaca. Matienzo dedica a
este evento uno de los más dilatados capitulas de su tra-
tado, y como a tan interesante episodio hemos dedicado un
articulo documental, no hace al caso extenderse aqui sobre
el particular. 59
El 30 de junio Matienzo, al tiempo de otorgar poder
amplio para toda clase de gestiones a Juan Palencia de Al-
bornoz, que se disponía a trasladarse a la metrópoli, 60 puso
en sus manos el atestado de la residencia seguida contra
González de Cuenca, a ftn de que hiciera entrega del mismo
,55 ·Cédula de 13-VII-,·s-73, en Colecd6n. de Dotwmentos Inéditos dt América.
~' Oceq:nía. XVlII, págs. 105-106.
se$ Escritura iie 14-III-1565. Biblioteca Nacional <!el Perú. Manuscrito A-3~.
Protocolo de Luis ·García-Sancho de Orúe, fol. 428.
57 Los autos, en 'A.. G. I., Justicia, 660 a 664, incluyendo los acumulados
sobre las ·inquietudes y rumores de insurrección en el Cuzco con motivo de la
perpet¡¡ldad.
5:8 :v. su despacho alegado ya en la nota 52.
!9 Cf. Gobiertto del Peri, (II, ·xvlii), y Lobmann Villeila, "El Inga Titü Gussi
Yupai¡gui y t u entrevista con el Oidor Matienzo (1565)", en Mére11-rio Peroa.t to
(Li~. 1941), XXIII, n.• 167, pág. 3-r8.
60 Escritura d:e 20-VI-1565, en el Protocolo citado en la nota 56, fol. 856.
JUAN DE MATIENZO 57

en el Consejo de las Indias. Mal podía sospechar que este


agente no titubearía en traicionar la confianza que en él
depositaba.
En efecto, el pérfido comisionado, a su paso por Lima e
intimidado por la prepotencia del oidor González de Cuen-
ca, se dejó sobornar con 200 pesos. Sin ningún son.rojo le
facilitó el expediente, del cual se apresuró el inculpado a
sustraer todas aquellas piezas que le perjudicaban, que su-
maban alrededor de seiscientas hojas. Practicada la opera-
ción, devolvió los autos al infldente, que reanudó su viaje
con rumbo a Espafia.
Como esta dolosa maniobra no pudo permanecer mucho
tiempo en secreto, otro magistrado de la Audiencia de Lima,
el fiscal Monzón cuidó de dar el soplo a Matienzo, el cual
se apresuró a ordenar extraer a su costa un riuevo traslado
del expediente auténtico, enviándolo bajo toda garantía al
Consejo. A la vista de esta copia se juzgó en definitiva eri
el alto cuerpo a González de Cuenca. 61
Impuestos el chasqueado depredador de que sus arterias
habían resultado fallidas, tuvo el descaro de acusar de fal-
sario a Matienzo. En 1571 confirió pode.r al licenciado Polo
de Ondegardo, al licenciado Contreras y a Her.nando de
Céspedes, residentes en La Plata; a Gaspar de Sotelo, Lope
de Zuazo y el escribano Luis dé Quesada, vecinos del Cuzco,
y al licenciado Gómez Hernández, que lo era de Arequipa,
para comparecer ante el virrey Toledo o ante la Audiencia
de los Charcas, a fin de solicitar que se ventilara la denun-
cia que tenía interpuesta sobre el vicio de que adolecían los
autos en cuestión, arguyendo que se habian añadido al ex-
pediente original seiscientas hojas más de las que contaba
cuando se cerraron las diligencias. Facultaba a sus apode-

61 Memorial de Alonso de Herrera, en nombre de M'atienzo. Madrid, 15-VT-


1570, en La Audiencia de Charcas, I, págs. a61-.264,
El expediente respectivo obra en A. G. ! ., Justicia, 652.
58 GUILLERMO LOHMANN VILL ENA

rados para seguir la demanda contra Mat ienzo, a quien


imputaba la fraudulenta manipulación. 62
La Corona tomó parte en este feo incidente, y cursó
cédula para que los oidores de Lima averiguasen quién era
en realidad el culpable de la alteración de los autos prllni-
tivos. 63 Para darse por enterado del verdad~ o responsable,
bastará saber que en la visita que el ex-gobernador Garcia
de Castro practicó a la Audiencia de los Charcas, con haber
sido extremadamente severa, al punto de que el presidente
Ramirez de Quiñones salió condenado a privación perpetua
de funciones y destierro de las Indias, el oidor López de
Haro suspendido del ejercicio de cualquier actividad en la
magistratura durante cuatro afios, y el licenciado Pérez de
Recalde con la misma sanción por un año, Matienzo fue el
único encartado a quien se proclamó exento de todo cargo,
veredicto que acredita una conducta irreprochable en época
en que tan fácilmente se acogían habladurias y patrañas
de baja estofa para enlodar el comportamiento de las au-
toridades. 64
El gobernador Garcia de Castro, que conocía a Matien-
zo desde los años en que ambos integraban el personal de
la chancillería vallisoletana, le hizo depositarlo de la má-
xima confianza. Con asiduidad le consultaba sobre arduos
problemas de la administración del virreinato. Matienzo
correspondió a estas muestras de deferencia enalteciendo
con férvidas palabras la gestión del gobernador 65 y abrién-
dole su corazón, para franquearle sus más íntimos senti-
mientos. En una expresiva epistola le revela que ha llegado
62 Escritura de rr-IV-1571, Archivo Nacional del Perú. Sección Notarial.
Protocolo de Alonso Hernández, r571- 15n, fol. 390.
.V. finalmente una carta de Goniále7. de Cuenca ·al cardenal Espinosa, datada
·e n Lima, a ·. 29-IH-1571, en Colééci6t1 de Documentos I néditos para la! Historia de
Espaíl.a• . XCIV. p.i,gs, 317-320.
63 Cf. .despacho de Toledo. datado en el Cuzco en 1.0 -III-r572, en Gobernantes
del P erú, IV, pág. t83.
64 El resultado de la visitá consta en la Cédula . de 13-VIJ- r573, A. G. L,
Indiferente General, 524. Visitas y residencias,, 1565-1 583, fols. r6v-2ov.
65 Cf . infra.
JUAN DE MATIENZÓ 59

a su conocimiento que un facineroso, llamado Diego dé


Heredia, estaba resuelto a asesinarlo de uh arcabuza.z_o,
como venganza por una sanción que le habla impuesto.
Descorazonado, anuncia sentenciosamente: «Yo deseo salir
en paz desta Audiencia, y en breue, porque el andar a dere-
chas aprouecha poco en esta tierra, a do toda maldap. pre-
ualece ... ». Irritado por la anarquía y pór la lenidad con
que procedían sus colegas en la administración de justicia,
no hace misterio de su idiosincrasia avasalladora: «.. .yo
confieso que no soy para oydor en esta tierra si no guío la
danga, y entonces a mi solo se eche la culpa del delito que
quedare por castigar ... ,. 66
Tales arrogancias, que demuestran, por decir lo menos,
una exagerada idea de estimación propia, no es e:x:traño
que le concitaran muchas resistencias y enemistades. Por
otra parte, como buen castellano Viejo, era justiciero e im-
placable. En lo tocante a la represión de los disturbios y
rebeliones proclamaba la máxima de que <las imaginacio-
nes y pensamientos sé habían de castigar con ,el mesmo
rigor que lo,'3 delitos consumados ... , . 67
Ni aun el tono obsecuente que sella. sus relaciones con
el gobernador García de Castro le llevaba a rendirse del
todo: en despachos del 24 de noviembre y l. de diciembre 0

de 1567, sin pararse en barras consigna su opinión adversa


a que todas las atribuciones estuviesen en manos del pre-
sidente de la Audiencia de Lltna (que lo era precisamente
el destinatario de sus reflexiones), sin dejar a su congénere
de la dé los Ch arcas faculta.des gubernativas dentro de
su jurisdicción. 68
A media.dos de 1567, sin detrimento de sus quehaceres
como magistrado, había terminado de redactar su segunda
66 Carta al gob·e mador García de Castro, de 10-I-1567, en La Audicn.ci a de
Charcas, I, págs. 216-220, y Revi:sla de la Biblioteca Nacional (Buenos Aires, 1943),
IX. n.º 2 8, págs. 391-395.
67 Declaración del Licenciado Campuzano en la información de m éritos y ser-
vicios de Matienzo, I 580. La Audiencia de Charcas, II, pág. 542.
68 La A •u diencia de Charcas, I , págs. :240- 2.4·.z.
60 GUILLERMO LOHMANN VILLEN A

obra de gran envergadura: un tratado en donde quedaban


registradas sus cavilaciones en orden al gobierno más acer-
tado del Perú, que es materia del texto que sigue a las pre-
sentes páginas. Con él entraba, por la puerta grande, en el
elenco de los tratadistas del Derecho Politico indiano, y
puesto que no ocultó su trabajo, bien pro~ se le consideró
un técnico en el ramo. Como al mismo tiempo tenia pre-
sente su experiencia en los estrados de su nativa Valladolid,
de allí brotó un prontuario, escrito en latln , titulado Estilo
de Chancillería.

7.-En el vértice del apogeo: años de plenitud


En 1569 se inicia la última década de la vida de Ma-
tienzo. A modo de recompensa por tantas amarguras, pos-
tergaciones y desdenes como hasta entonces habia padecido,
sus postreros afl.os comprenden un periodo inicial que va
a traerle, por encima de todo, las mayores satisfacciones que
puede experimentar el individuo que ha derrochado su in-
teligencia en aras del bien común: el aprecio de sus des-
velos y la estimación de su eficiencia. El impaciente togado
va a gozar de su hora cenital. Post nub!la Phrebus.
Don Francisco de Toledo, que tenia especial golpe de
vista para aprovecharse de las aptitudes de los hombres
de claro talento, htzo superior aprecio de las disposiciones
y conocimientos de Matien.zo y durante todo el periodo de
gobierno del enérgico virrey pudo envanecerse nuestro per-
sonafe de contar con el ap'Jyo incondicional del insigne re-
formador del pais.
St sólo a base de conjeturas es 9os1ble s11poner que el
Gobterno del Perú hubiese :figurado entre los documentos
esenciales acerca del estado del virreinato compulsados en
Madrid por los miembros de la Junta Magna, de suerte que
ya desde entonces fuese conocido por e1 'futuro gobernante
de aquel territorio (extremo sobre el cual volveremos más
adelante con acopio de pruebas), son por el contrario muy
JUAN DE .MATIENZO 61

vehementes los indicios que au.t orizan a dar por sent ado que
en Lima sí tuvo el virrey a la Vista obra tan principal para
instruirse a de_rechas sobre los problemas que iba a afrontar.
¿Cómo, si no, entender de otra manera un pasaje de <tierto
despacho de Toledo, datado en el Cuzco el l.• de marzo de
1572? En él, al dar cuenta de su intensa preparación en
Lima durante once meses, aparte de consultas con sujetos
ilustrados y de larga experiencia en las cosas del virrei-
nato, puntualiza haber «...visto algunos libros de personas
graves... que eh materia de gouierno están escritos aunque
n o impresos.. .». 69 ¿Hay implícita una alusión al tratado de
Matienzo? Por lo demás, la existencia de su obra no era un
secreto para quienes estaban en derredor de él. 70
Respaldan lá hipótesis de que para Toledo haya sido
patente el trabajo del oidor de los Charcas las concordan-
cias, a veces flagrantes, con muchos pasajes de la 'Instruc-
ción general' extendida a los visitadores por el virrey el
16 de junio de 1571, hallándose en el Cuzco. 71
Por lo pronto, la idea básica de una. visita como proce-
dimiento para organizar la yida política de los indios, viene
ya recomendada con mucho énfasis en el Gobierno del Perú
(I, xiv, y xxi), si bien es en el texto mismo de la referida
'In_strucción' en donde descubrimos con mayor claridad las
aportaciones de Matienzo, aunque dada la índole, de aquel
documento, es fácil presumir que los préstamos sean en
volumen superior al que hemos colacionado en un somero
cotejo, y haya otros muchos de menor cuantía dispersos
en el tono general de su redacción.
He aqui algunas de las similitudes que invitan a dar
por sentado con mucha certidumbre que el tratado de Ma-
tienzo haya servido de cañamazo para la elaboración del

69 Gobenrantes del Pm,, IV, pá_g. so.


70 Despácbo del oidor ·Barros de Sanmillán, datado en La Plata en 8-IX-r;.1:2,
en La Audiencia de Charcas, I, pág. 268.
7r Inserta en el Libro de la Visita General del Perú, publicado en Révi:.sta
Hist6rico (Lima, 1924), VII , págs. 1 13-216.
62 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

importante documento toledano. La exhortación a los caci-


ques a declarar la cantidad verdadera de vasallos sujetos
a ellos (página 132), * desarrolla casi con las mismas pala-
bras el texto de la ley iv del capítulo xiv de la Parte Primera.
La reserva tocante a los indios que estuviesen en Potosí y
Porco (capítulo 5 de los 'Apuntamientos a 1~ Instrucción
General', página 173), figura en el Gobierno d,el Perú justa-
mente a renglón seguido de la expresada ley iv, y forma
la v del mismo capítulo xiv. La recomendación de inventa-
riar el ganado de los bienes de comunidad mediante qui p us
(página 147) ya había sido materia de la ley v del capítulo xx
de la Parte Primera. La prohibición de realizar monterías
(o chacos) (página 148) venía recomendada también en la
ley v del capítulo xxvi.
En el título <Sobre las reducciones de los indios>, el
preámbulo (página 163) trae de inmediato a la memoria los
conceptos enunciados al comienzo del repetido captíulo xiv.
El precepto inicial de este apartado (página 163) está a
todas luces inspirado en el párrafo que comienza: «Por esto,
lo primero... > del tantas :veces colacionado capitulo xiv. 72
Hasta la sucesión de las palabras - <... tierras, aguas, pastos,
montes ... >- guarda exactamente el mismo orden utilizado
por Matienzo, en el aparte que empieza: «En los asien-
tos... >. 73 La estructura urbana de las reducciones (pági-
na 164) se corresponde muy ceñidamente con la que acon-
seja Matienzo. 1• La recomendación para que los nativos
duerman separados según su sexo en distintas alcobas y
yazgan en barbacoas (página 165) se postulaba en la ley ix
del tantas veces mentado capitulo xiv. Por último, al en-
globar dentro del titulo que nos ocupa la instauración de
jerarquias autóctonas (página 166), permite presumir que

* Los gua ris mos que siguen en el texto entre paréntesis, remiten a las pá-
ginas <:orrespondientes del documento citado en la nota precedente.
7 2 Cf. in fra.
¡3 Cf. infra.
74 Cf. int,,a.
JUAN DE MATIENZO 63

aquí se tuvo a la vista, una vez más, el mismo ca,pítulo,


que aborda dentro de su contexto .t anto el método de pro-
ceder para las reducciones, como el de la creación de las
expresadas autorídaóes, según es de ver en las leyes x a xii.
Otro indicio de viva evidencia en apoyo de la conjetura
que nos ocupa lo sería el episodio de la instalación. de una
Casa de Moneda en La Plata, expediente que Matienzo ' habia
P.ropugnado con un despliegue muy especioso de argumen-
t os (II, x). En la práctica, la idea constituyó un ruidoso
fiasco, pues el establecimiento, que entró en a ctividad en
1573, apenas alcanzó a funcionar una brevísima temporada,
a causa de la carencia en aquella localidad de pastas de
plata destinadas a la amonedación. Toledo se apresuró a
enmendar su equivocación y sin tardanza ordenó el trasladó
a Potosi. 75
Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que el virrey incor-
poró a Matienzo en el equipo de sus consejeros y ayudantes,
para compartir delicadas tareas de asesoramiento politico-
administrativo con los jesuitas PP. Acosta, Ruiz de Portillo
y López, los juristas Polo de Ondegardo, Loarte y Gutiérrez
Flores, y el agustino P. Juan de Vivero (vallisoletano
también).
En junio de 1571 lo puso a la cabeza de una comisión
integrada por once miembros, entre eclesiásticos y laicos,
delegada :para practicar la visita de los términos de la ciu-
dad de La Plata. Matienzo inició sus funciones con una ins-
pección personal emprendida a principios de setiembre del
año siguiente, percibiendo un viático de 3.000 pesos. 76
Por espacio de afio y medio se aplicó con su habitual
vehemencia al ejercicio de la misión que se le había con-
fiado, que por añadidura le brindaba la feliz oportunidad
de poner en práctica las teorías que informaban su tratado
relativas al mejor ordenamiento de la vida comunal de los
75 Despacho de Toledo de 20-Xll-1573, ' Capitulo r9, y de 20-IIJ-1574, Capí-
tulo 37, en Gobertiantes del .P erú, V, págs. 308 y 375 ,
76 Rei•ista, HislÓ1'ica (Lima, 1924) 1 VII, ~ g. 124.
64 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

naturales, tanto en lo tocante a designación de autoridades


propias, como én lo relativo a la distribución urbana, traza
de los edificios, áreas libres, etc. 77
Además, a fuer de vasallo leal, entendia que mediante
la visita se coordinaría el régimen más idóneo para los in-
dios, descargándose la conciencia regia cte todo escrúpulo
y cohonestándose la retención por la Corona' española de
las comarcas del Nuevo Mundo, en razón de haberlos redi-
mido del despotismo de los Ingas y sobre todo, e:ximiéndolos
de las vejaciones a que los sometían los curacas. 78
Sin regatear su esfuerzo, trabajó personalmente en le-
vantar los padrones, redactar la descripción y bosquejar
unos mapas o pinturas de todo el territorio inspeccionado. 79
Entre los actos descollantes de la visita se cuentan las re-
ducciones practicadas en la población indígena de los re-
partimientos de Moromoro y Caracara. En el primero con-
centró once caseríos en una sola localidad, a la que impuso
el nombre de Villanueva de la Plata; en el segundo repitió
la operación para fundar el pueblo de Toro (seguramente
en homenaje a su mujer, que llevaba ese apellido). 80
El 23 de diciembre de 1572, Toledo hacía su entrada en
Potosí. Allí le aguardaba Matienzo, que se apresuró a ren-
dirle cuenta de todo lo actuado hasta entonces durante la
visita que se le había cometido. Poco después, colocaba en
manos del virrey una ponencia con sus ref,lexiones para
consolidar la situación de la comarca de los Charcas y fo-
mentar su prosperidad mediante la expansión de la indus-
tria minera. 81
. 77 Gobier:,10 del Perú (l. xiv) y despacho de Matienzo de 21-I-r573, en La
A11diimcw de Charcas, .II, especialmente -págs. 467-47 5,
78 Gobierno del Perú, I, Capítulos Primero, ii, vi y vii.
79 Declaración de Ga_spa_r .Rodríguez en la información de méritos y servicios
de Matienzo. 1588. 1..a Audiéncü;, tfe Charcas, II, pág. 591.
80 El despacho de ~atienzo, desde el valle de Sibisto, de 2r-I-1573, con, -
tituye pt"ácticamente el •informe sobre la encuesta practicada en los alrededores
de La Pl(lta. La Audiettcia de Charcas, II, págs. 465-490.
81De este papel nos ocuparemos más adelante, al dar cuenta de los escritos
políticos de Matienzo.
J'\JAN l>E MA'l'IENZO

¿Qué impresión extrajo Toledo de este contacto perso-


nal? En un despachó al Consejo de Indias se lee esta etopeya
de Matienzo; «. . .aunque es cabecudo y le parece bien su
opinión, es amigo de más justicia, menos ambicioso de ser
bienqillsto y más desinteresado e. ynclinado a las cosas
de Vª. Mg\ ..>. 82 Los rasgos distintivos están elocuentemente
de manifiesto: tenacidad con ribetes de tozudez, rigorismo
autoritario, desprendimiento de hidalgo y diligencia de súb-
dito fiel.
Esta misma hombría de bien le permitió granjearse de
inmediato la más absoluta privanza del virrey, de guíen
sería brazo derecho durante su estancia en los Charcas. $e
estableció entre ambos una mutua corriente de compren-
sión y simpatía, puesta inequívocamente de relieve en la
correspondencia cursada por Toledo. Este, reiterando el con-
tenido de uil escrito anterior, 83 en 1574 se dirige a Felipe U
congratulándose que de resultas de la visita practicada por
García de Castro a la Audiencia hubiesen cesado varios ma-
gistrados que evidentemente no disfrutaban de su simpatía,
y afiade que le bastaba con que se dejara a Matienzo a su
lado, dando como fundamento de tal predilección haber
«visto que hace .justicia... y que no tiene rrespetos». Lo re-
comienda pára su promoción y confiesa que de buena gana
le llevaría a Lima para regente de su Audiencia, por ser
además el más antiguo en el escalafón de la magistratura
del virreinato. 84
Fruto tangible de la experiencia inmediata atesorada
por Matienzo a lo largo de la inspección del territorio de
su jurisdicción, que actualizaba una dilatada inteligencia

82 Despacho de 30-XI-1573, Capítulo 26, en Gobernantes dél PerlÍ, V, pág:. 246.


83 Memoria del virrey Toledo al presidente del Consejo de las Indias con
propuestas de sujetos idóneos para diversos cargos civiles y ·eclesiásticos. · Sin fecha,
pero apto.ximadamente de 1573. A. G. l., Indiferente General, !:;.6.
84 Despacho de 8-XI-1574, en Gobernantes del Perú, V, pág. 442,
Esta hubiera sido la oportunjdad para que la Corona confiara la presidencia
de la Audiencia de los Charcas a Matienzo, pero se le escamoteó la promoei6n al
nombrarse al doctor Diez de Armendáriz.

(s)
66 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

en la materia, fueron las «Ordenanzas de los indios yana-


conas de la prouincia de los Charcas; cómo han de ser
doctrinados, y tributo que han de pagar>, promulgadas por
Toledo en La Plata el 6 de febrero de 1574. es En la exposi-
ción de motivos se arguye que dichos indios habían sido
objeto de reconocimiento «por personas particulares,, cuyas
conclusiones se articulan en catorce dispositivos. De ellos,
aparte de la inspiración genérica que se reconoce de las
recomendaciones diseminadas en el Gobierno del Perú acer-
ca del régimen de los aborigenes, proceden en derechura
del capítulo viii de la Parte Primera, que versa cabalmente
sobre los yanaconas, la ordenanza JV (Que no se consientan
borracheras en las chácaras), que desarrolla la ley vii del
mentado capitulo ; la VII (Que no puedan ser despojados
de sus heredades los yanaconas que las posean por más de
cuatro años) y la IX (Que no se sonsaquen indios para
llevarlos a otra chácara) están en germen en la ley v; la VIII
(Los que tuvieren menos de cuatro años en una ch ácara
puedan restituirse a sus repartimientos origin ales) se esboza
en la ley 11, y por último, la XI (Que se pague el salario
justo) se enuncia esquemáticamente en la ley iii.
En las «Ordenanzas de los mesones y ventas de la pro-
vincia de los Charcas, y cómo han de estar proveidos,, sus-
critas por el virrey el 1. de marzo siguiente, 86 merma la
0

deuda contraida con los proyectos de Matienzo. Tasada-


mente se descubren trasuntos de los estatutos enunciados
en el capitulo x de la Parte primera, en la ordenanza IV,
que parece recoger el contenido de las leyes vi y xii, y la VII,
que refleja la ley i.
En lo que dice relación con las «Ordenanza"8 de minas,,

85 Ballesteros. Ordenan::as del Perú (Lima, 168!), Libro ,Segundo, Tít. X.


fol. 150; Memorúu de los v irreyes:; Audil!tlcia del Pera (Lima, 1867), I, p6gs. 21;-
229, y Gobernantes dl'l Perú, VII, págs. 202-215, duplicadas en el volumen VIH,
págs. 241-255,
S6 Ballesteros, ob. cit., loe. cit., Tít. VI ; Memoria..r... cit., págs. 230-235 .
y Gobcrnant-es del Perú, VIII, págs. 273-280.

t:SCUE:LA D E E STU DIOS


HISP ANO _ A ~~ ERIC AttO S
c .s.1 . c .
8 1BL o ,.
JUAN DE MATlENZO 67
del 7 de febrero de 1574, 87 no llevaremos el prurito de en-
carecer la eventual influencia de Matienzo hasta el extremo
de acometer el cotejo de ese cuerpo legal con el anteproyecto
sobre la materia que forma el capítulo xli de la Parte Pri-
mera, el más dilatado por cierto de toda la obra. Discernir
lo que Matienzo incorporó de las ordenanzas de La. Gasea . .
( 1550) y de las del conde de Nieva y los comisarios ( 1562),
de su aportación personal, por un lado, y de otro, identi-
ficar lo que exclusivamente de él pueda espiarse en el código
toledano, es indagación cuyo resultado no justifica el es-
fuerzo que se despliegue con tal objeto. No debe tampoco
perderse de vista que desde el momento en que Matienzo
combina su ordenamiento hasta el de la sanción de las or-
denanzas que nos .ocupan transcurren casi siete años, lapso
en el cual entró en vigor el régimen legal prevenido en la
Nueva Recopilación (promulgada por Felipe Il en el mismo
1567 en que el Gobierno del Perú salía de las manos de su
autor) y comenzó en Potosi la aplieación del azogue en la
metalurgia, que trajo consigo una transformación completa
dé la industria extráctiva. En muchos aspectos, pues, las
normas sugeridas por Matienzo resultaban obsoletas. Nos
limitaremos a hacer constar que el Libro Quince del cuerpo
legal toledano trata «De los tesoros y huacas», según provi-
sión dictada el 30 de enero de 1574 en La Plata por el virrey.
Su nexo con la materia principal es muy remoto, y cabe
referirlo al capitulo xxxix de la Parte Primera del Gobierno
del Perú.
Finalmente, todavía más desvaída parece la proyección
de las iniciativas de Matienzo en la refundición de las or-
denanzas para los naturales, firmada por Toledo en Arequi-
pa el 6 de noviembre de 1575, 88 derogatorias de las que
anteriormente se habían ido dictando para cada comarca

87 BaHesteros, ob. dt., Libro Tercero, fols. .221-.279v; Memorias, .., págs, 267-
348, y Gobernantes del Perú, VIII, págs. 143-240.
88 Balle:s ter os, ob. cit., Libro Segundo, Títulos I a XII ; Memorias ..., cit.,
págs. 155-217, y Gobernantes de.l Perú, VIII, págs. 304-382.
68 GUILLERMO LOHMANN VILLEN A

y que al dar estado oficial a las reducciones, suponen una


estructura política y cívica de los indígenas, inexistente en
la época en que se redactó el Gobierno del Perú, aunque
en sus páginas no se descarta la concentración de los na-
turales como un recurso eficaz para atraerlos a un nivel
superior de vida. Con todo, las ideas que vertebran los ca-
pitulos xiv, XX, xxiii y XXXV de la Parte Primera, pueden ser
rastreadas en varias de estas disposiciones toledanas.
Como alcance al precedente escrudriñamiento de la
gravitación de la obra de Matienzo sobre la legislación po-
sitiva atribuida por entero al virrey Toledo, queda por aludir
a un nutrido elenco de disposiciones aún inéditas, que resta
por someter a idéntico proceso del que hemos realizado
hasta aquí. Tales estatutos se hallan transcritos en un có-
dice conservado en la Biblioteca Nacional del Perú. Segura-
mente un examen y cotejo de dichas piezas agregará pre-
ciosas noticias complementarias a las consignadas en las
páginas precedentes. Tanto por la circunstancia de que
tales ordenamientos regulan aspectos de la vida pública en
el área de los Charcas y Potosí, como por la de que las fechas
de promulgación de los mismos coinciden con aquellas en
que se registró el contacto personal más intenso entre To-
ledo y Matienzo, cabe fundadamente suponer que este últi-
mo no Jue del todo ajeno a su redacción.
El repertorio comprende los siguientes instrumentos:
1) Instrucción de visitador (6 de marzo de 1573); 2) Apun-
tamientos que hizo el virrey Toledo para que los visitadores
guarden la Instrucción general (7 de marzo de 1573); 3)
Orden que han de seguir los reducldores en la reducción
de los indios (6 de marzo de 1573); 4) Ordenanzas de los
veedores de las minas de Potosi (18 de abril de 1573); 5) Or-
denanzas de las minas de plata; 6) Ordenanzas para el buen
gobierno de la ciudad de La Plata; 7) Ordenanzas para el
hospital de españoles de La Plata (entre cuyos hermanos
ftgura en primer lugar Matienzo) ; 8) Tasa de los jornales y
JUAN DE MATIENZO 69

salarios que se han de dar a los indios que se reparten en


la plaza y yanaconas que sirven en la ciudad de La Plata;
9) De los jueces de naturales; 10) De los procuradores y
defensores de los indios; 11) Instrucción para los defensores
de los indios; 12) Provisión sobre la carga de metales que
han de bajar los indios del cerro de Potosí; 13) Provisión
para que los caciques y segundas personas no sean maltra-
tados por las justicias; 14) Provisión para que todos los
indios qué vinieren al asiento de Potosí vivan con los de su
natural, y 15) Ordenanzas para el hospital de los naturales
de Potosí. "
Si se considera que muchas de las materias a que se
contraen dichas disposiciones habían sido expresamente
abordadas en el Gobierno del Perú, puede juzgarse que no
vamos descaminados al cifrar razonables expectativas de
que la mano de su autor haya intervenido en más de un
pasaje de tan abultado número de documentos legislativos,
aunque no lleguemos a suscribir por entero la aseveración
de René-Moreno, que no vacila en proclamar como articulo
de fe que las ordenanzas de Toledo «fueron redactadas>
por Matienzo. 110
Habida cuenta de la importancia que la Corona atri-
buyó a las ordenanzas de Toledo, hasta disponer que se
guardasen en el Perú como legislación local preferente, 91
puede anotarse en favor de nuestro personaje el mérito de
haber inspirado porción nada desdeñable de tan benemérita
compilación, la más perfecta y acabada en su género.
La obra maestra de Matienzo en su papel de asesor del
virrey consistió en el reaJuste de las tasas del tributo que
satisfacían los yanaconas. Aunque en apariencia la innova-
ción era simplista, pues se reducía a echar un peso de re-

89 Bibljotcca Nacional del Perú. Mss. B. 511. C6dfoe ·de Toledo, fols. 64v-89•,
89-97, 97-104, 107-n4v, rs.3v-160, 16ov-226v, 243-j99, 3j3-3j7v, 328-330, 33óºJ4S,
345v-348-v, 349-354, 357, 358v, 360 Y 387-393.
90 Biblioteca Pemana, cit., I, pág. 89.
91 Reco¡,ilación de Leyes de Indias, II, l, xxxvii.
70 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

cargo a la capitación en vigor, de hecho la medida era el


fruto de un meditado estudio en el que habian entrado en
juego la capacidad contributiva de los nativos, las necesi-
dades hacendarías y las razones éticas que justificaban la
exacción. De los siete pesos de plata que en total abonaba
cada tributario, cinco irian a poder del e~comendero, uno
se aplicarla a cubrir los gastos de la ensefianza r eligiosa, y
el último se ingresa.ria en las arcas fiscales. Mediante esta
séptima parte de la masa total de impuestos, se obtenía una
renta saneada para atender al pago de corregidores y demás
autoridades encargadas de mantener el orden público. Tal
era la proporción que estimaba Matienzo podía retener li-
citamen.te el Estado, por los fundamentos de Derecho Na-
tural y Positivo que habia cuidado de puntualizar doctrinal-
mente en el Gobierno del Perú. 92
También aconsejó que en esta misma oportunidad se
entablara la recaudación del diezmo entre la población in-
dígena, sin aguardar a la decisión pontificia relativa al
sistema de aplicación. Razonaba la ventaja de tal simulta-
neidad en la conveniencia de fijar definitivamente el monto
que debían satisfacer los yanaconas; de lo contrario, cuan-
do en su día se les obligara a diezmar, tendrian por cierto
que periódicamente el tributo experimentaba un recargo.
A requerimiento del virrey. que le consultó sus escrúpulos
sobre la licitud y procedencia de tal intento, Matienzo ela-
boró un dictamen respaldado con numerosas autoridades
de peso que abonaban la propuesta. 95 El proyecto que nos
ocupa se envió al Consejo de las Indias para su aprobación,
pero éste lo devolvió a la Audiencia de los Charcas a fin de

<¡2 Cí. Parte Pdmera, Capítulos xii, xvi y xxxvi ii.


D e~¡,a.1:hos de Matienzo. de 21 - l y 28-XI-1 57.1 , en La Audie11cicr. de Char cos,
II. ná!ls. ¿85-4Qo y 494, y de 14-X- 1576. en ibid., I. pág. 401.
T tmbién despaches de T oledo de 20-lll y 30-XI- 1573, Capítulos 7 y 16, res-
nectivamcnte, en Gobe-rn1111les del Perzí, V, págs. 80 y 147.
9~ Com mentar-ia . .. in. Librumi Q1f.intum ..•, Título 10, Ley u , Glosa 1, n.• 4,
Despacho de M'atien zo, d e 18-X-1573, en La A11dicncia de Charcas. II. pág. 49.2,
,. M~rlina. Biblioteca H ispanoamericana, I , pág. 292.
JUAN DE MATIENZO 71

que pronunciara su opinión facultativa sobre la materia. 9 1


Aunque en la provisión r efrendada por Toledo, con
arreglo a la cual se determinan las tasas asignadas a los
yanaconas del distrito de la Audiencia de los Charcas, se
lee que las mismas habían sido reguladas con la interven-
ción del presidente de ella, Ramirez de Quiñones, y Ele los
oidores Matienzo, López de Haro, Pér ez de Recalde y Barros
de Sanmillán, así como con la cooperación del licenciado
Gutiérrez Flores, basta una ligera ojeada sobre la exposi-
ción de motivos y sobre el preámbulo, para comprobar que
en una y otro se repiten conceptos, argumentos y t esis ex-
traidos, sin ápice de duda, de la obra del segundo de los
nombrados. 95 El escribano Antonio de Salas, que acompafló
a Matien zo en la visita, corroboró ocho años más tarde que
fue nuestro personaje el que confeccion ó las nuevas t asas
tributarias dentro de la jurisdicción de la ciudad de La
Plata y que cuando Toledo recorrió el distrito de la Audien-
cia, no sólo las confirmó y ordenó aplicar, sino que le en-
cargó adicionalmente hacerse cargo de la r eforma total del
sistema impositivo dentro de la demarcación integra de los
términos que comprendia dicho tribunal. 96
¿Consistía en el aludido incremento tributario un pro-
yecto insinuado de un modo sibilino y cuya declaración con-
dicionaba a una exposición person al ante el monarca y el
Consejo de las Indias? Un despach o de Matienzo al presi-
dente Juan de Ovando, fechado el 18 de octubre de 1573,
contiene el siguiente párrafo, escrito con la mira de encan-

94 Decreto de 1 5-Xll-1 574 recaldo sobre despacho de Matien zo de 28-Xl -157 3,


en Lo A ndicncili· do Cliarcas, Il, págs. 494-498, y Cédula en consecuencia, d-:
:,4-l-1:75• A. G. I., Charcas, 41 5, Lib. 2 , fol. 16, en Colecci6t1 de Doe1,men tos
Inéditos de Américo y Oceo11ía, XVIII, págs. 115-116.
Comp. Gobierno del P crrí, I, xxxviii.
95 Comp. el Libro de la Visita General del P erú (cirado en la nora 71 ),
especialmente págs. 186-1 96 y 197-201, con el Gobierno del P erú, I, i, v, vii, x1i,
xiii, xiv, x vi, xviii y x xvii, y II, xi. Cf. también el despacho de Toledo, de 20-JIJ-
1574, Capítulo 28, en Gobcrt1antes del Pert,, V, págs. 369-37r.
96 Declaración ~n la información de méritos y servicios de Matienzo, 1 580. L,1
Audiencia de Charcos, TI, pág. 534.
72 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

dilar a su destinatario: «Sólo me resta dar otro aviso más


importante que todos los que he dado, el qual no me atrevo
a dar por carta, porque quiero dar ragón de lo que dixere
y Responder a las objeciones que se me pusieren, y para ello
ir en persona ante Su Magestad y ante V. Illustrísima y los
sefiores de ese Real Consejo, el q~al aviso. seruirá de que,
en pocos afíos, este Reyno será el más pró~spero y rrico de
toda la xpndad., y los habitantes dél lo mesmo, y que se
augmenten las rrentas rreales doblado de lo que agora son,
y no me alargo más, aunque pudiera; lo qual todo se hará
sin perjuicio de indios ni de espafíoles ni de otra persona
alguna, antes con mucho augmento de todos en general y
en particular, y así diré que, en conciencia y en justicia,
se debe hacer esto para que Su Mg". justamente pueda lleuar
las rrentas que lleua deste Reyno, lo qual. como sea cosa
tan ymportante y que nescessariamente ha de tener contra-
ditores, no conuiene al seruº. de Su Mgd. que se dé este aviso
por cartas, sino personalmente y con authoridad de oficio
que Su Mg". me dé, para con ella Responder libremente a
las objeciones que se me pudiesen hacer, y si para hacer este
tan sefíalado seruicio a Su Mft. fuesse.nescessario empefíar-
me más de lo que estoy para ir en persona a esa Corte, yo
me ofrezco al gasto de todo lo que me pudiera costar, y lo
daré por bien empleado, por servfr a V. Illmª. en esto y en
Qtras cossas que diré estando en presencia ... :.. 97
El Consejo de Indias, sin hacer caso de tan patéticos
ademanes, respondió desdefíosamente que el proyecto podia
ser cursado por escrito, para compulsar sus fundamentos.
En consecuencia. no procedía el pedido de autorización para
ausentarse de su curul en los Charcas. 98 Sin arredrarse por
el desaire, Matienzo volvi.ó a recordar su propuesta afíos
más tarde, también sin fortuna. 99
97 Medina, ob. cit., I, págs. 29z...293; Matienzo, Gobiel"ro del Perú (Buen0&
IX-X, y La A<ttdiencia de Charcas, I, págs. 49.2-493,
Aires, 19HÍ), . .'\dvertencia, págs.
98 Cédula de 17-X-1575. A. G. I., Charcas, 415, Lib. 2, fol. 17 v.
99 Despacho de 4-I-1579, en La Audumcia de Charcas, I, pág. 48::i.
JUAN DE MATIENZO ,73

Es incuestionable que la reforma trazada por Matienzo


redundó en un acrecentamiento de los ingresos fiscales del
orden de los 400.000 pesos anuales, pero correlativamente le
acarreó la inquina universal y los contradictores le comba-
tieron ásperamente. Mirada en un principio su propuesta
por sus émulos como ilusoria y simple super chería de arbi-
trista, la tenacidad que desplegó para imponer su parecer
cerca del virrey consiguió llevar a buen puerto la iniciativa.
Se llevó la palma entre los más encarnizados detractores
su colega Barros de Sanmillán. Verdad es que procedia
apasionadamente, pues estaba resentido con Matienzo por
nimiedades del escalafón, pero ni aun así se justifican estas
frases: «... [Matienzo] ansi en un libro que escriuió del
gouierno del Perú, como en cartas particulares que ha es-
crito a V. Mg4., tiene prometidas grandes cosas cerca del
aumentar vuestro patrimonio rreal sin agrauio de los yndios
ni encomenderos, y porque en los negocios de Indias se
hablan y escrluen varias cosas que parescen ciertas en la
ciencia y via especulativa, las quales reducidas a prática
se resuelven en palabras y humo, y todo viene a ser como
lo de los alquimistas, tuve por acertado que el dho. licen-
ciado Matienc;o saliese a ensayar lo que hauta dicho y pu-
blicado, y entendiésemos cómo abrac;aua la teórica y prá-
tica, para que, si acertase, todos le siguiésemos, y en con-
clusi(m, acabásemos de verificar este secreto ... >. 100
No se redujo la labor de asesoramiento del virrey, mien-
tras éste permaneció en los Charcas, a la importante con-
tribución tan criticada en su época. Otros ramos de la
acción gubernativa en aquella comarca fueron asimismo
abordados por Matienzo, que no se concedía un instante de
reposo. Ya hemos aludido a su plan general para restable-
cer la tranquilidad en la comarca lindante con los rebeldes
chiriguanaes y fomentar el desarrollo y el bienestar de la

1 oo Despacho de 8-IX-1572, en L a Audie,icio de Charcas, I, págs. a68-269.


74 GUILLERMO LOHMANN VILLEN A

región en todos los órdenes. 101 Hallándose en Potosi, Toledo


le designó para integrar con el presidente de la Audiencia
Ramirez de Quifí.ones y el oidor Pérez de Recalde una co-
misión que asumió la tarea de tomar cuentas a las autori-
dades fiscales, municipales y subalternas de la localidad, que
no se habia practicado desde la fundaci~n de la villa. 102
Igualmente, le destacó para que junto con el segundo de
los nombrados inspeccionase los establecimientos comercia-
les, las tiendas de los mercaderes y las rancherias de los
indios, con el fin de incautarse de la plata mezclada con
cobre y plomo, cuyo volumen se calculaba en un tercio del
circulante que corria entre la población de aquel asiento,
con grave detrimento del valor asignado al metálico de
curso legal. 1os
El 16 de mayo de aquel mismo afio evacuó un parecer,
que puso en manos del virrey, sobre la conveniencia de em-
prender una campafía represiva contra los indios chirigua-
naes. afí.adiendo las normas estratégicas que a su entender
debian seguirse para que las operaciones fuesen coronadas
por un feliz éxito. 1º4 En diciembre de 1574 suscribió, junto
con los demás togados de la Audiencia y varios teólogos y
canonistas convocados por Toledo al intento, un dictamen
acerca de la obligación oue recaía sobre el soberano y los
encomenderos de restituir a los indios la prouorción corres-
pondiente de doctrina gue se les hubiese de.1ado de imuartir
en los repartimientos de la Corona y particulares. 105 Por
último, el virrey le nombró para constituir, junto con el pre-
sidente Ramirez de Quifíones y el licenciado Gutiérrez
Flores, el triunvirato que se hizo cargo de practicar una
pesquisa sobre la acción cumplida nor los visitadores en el
~ór Supra, nota 81.
102 Relación de los Oidores dé Charcas, de 16-V-1575. A. G. l., Lima, 270.
103 · Despacho de Toledo, desde Potosí, en 20-III-1;.73, capítulo 11, en Gober-
·n antes del Per,í, V, pág. S3·
104 Publkado en La Audiencia de Charcas, I, págs. 27r-279.
ros Levillier, Organisa,ci611 di la Iglesia e~ el Virreinato del Perú (Madrid,
r9r9), I, págs. 93-96, y Lissó11, ób. cit., ll, págs. 756-758.
JUAN DE MATIENZO 75

distrito de la Audiencia y el comportamiento que habían


observado en el ejercicio de su delegación. 1º6

8.-El ocaso
Como era de presumir, no bien el virrey Toledo se res-
tituyó a la sede permanente de su gobierno, Matiemío quedó
desvalido ante la detracción de sus adversarios. La envidia
sucitada por la pasada privanza, el resquemor por la nom-
bradía granjeada tan merecidamente y los celos desperta-
dos por la honrosísima distinción de h aber sido el único
magistrado libre de todo cargo en la visita practicada a la
Audiencia de los Charcas por García de Castro, hallaron
ahora la oportunidad propicia para h acerle blanco de los
más acerbos ataques. Como por otro lado conocemos el
temperamento que le caracterizaba, la verdad es que tam-
p oco Matienzo debió de distinguirse por su tolerancia y afa-
bilidad durante los afíos de predicamento cerca del supremo
jerarca del virreinato, de suert.e que nada tiene de extraño
que la lucha no conociera cuartel. La campafia de descré-
dito desatada contra las reformas toledanas, que recono-
cian en él uno de los principales arUfl.ces, lo arrastró in-
contenible.
Con despiadada sorna, el presidente Diaz de Armen-
dártz asevera el 25 de setiembre de 1576: «Dize el licenciado
Matien,;o que a hecho gran seruigio a v~. M8d. en h aberse
introducido por su parescer que paguen los yndios vn peso
más para lo que el Virrey a hordenado, que será (se(Ñn clize)
en gran augmento de las rrentas de Vª. M1 d. , y jactándose
desto el Li.cenciado Matien Qo. le rrespondió otro letrado oue
si aquel aviso y parescer tenia por tan prouechoso, ~ue él
daría otro que lo fuese más, y era que como se afíadfa aquel
péso a los yndios para Vª. Mrd • .se les afíadiesen otros quatro,

106 Declaración de Antonio Bautista de Salazar en la información de méritos


v servicios de Frey Pedro Gutiérrez Flores. Lima,1 583. Archivo Histórico Nacional.
Madr id. loquisición, 1,646, núm. 3.
76 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

y así digo yo que las trat;as del virrey y las del Licenciado
Matiengo, después de bien entendidas. no tienen otro primor
ni sotile~a más que lo tendria si un gouernador puesto por
Vª. Mgd., en su ausencia en Espafía o en otros sus rreynos,
añidiesse a los vasallos pecheros y les ynpusiesse mayores
pechos o nueuas ynpusisstones y tallas, sin mirar si lo po-
dían pagar buenamente y sin tener aduertencia a lo que
adelante dello podr!a rredundar con mayor pérdida de la
hazienda de Vª. Mr d • • :>. 101
El 4 del mes siguiente vuelve Díaz de Armendáriz a la
carga, con mayor acritud aún. Informa que había encon-
trado gran revuelo por la aplicación de las nuevas tasas, y
que en consecuencia estimó aconsejable dar cuenta al mo-
narca de ese movimiento de opinión, idea que el virrey y los
demás oidores hallaron razonable, «... ecepto el Licenciaqo
Matieni,;io, que lo tomó por ofensa particular, diziendo que
si las tasas y lo demás estaua errado, él tenía la culpa, por-
que todo lo hauia hecho el Virrey por su parescer y consejo,
y que él lo tenia bien fundado por largos papeles que hauia
ynuiado a Vª. M1d.>. Finalmente, se pronuncia de un modo
enfático: «.. .de los que escriuen al Virrey y a Vª. M1:4 _ en
estas cosas de yndtos y del goulerno, ninguno ay tan sospe-
choso ni a quien se deua dar menos crédito que al Licencia-
do Matieni,;io, porque aunque es virtuoso y de mucho rreco-
gimiento en su estudio, y cuidadoso en su oficio, no ay que
hazer caso en lo que dlze y escriue, antes conuiene que
va. Mrd • le mande rremover de aqui y seruirse de él en otra
plaga, haciéndole merced conforme a sus méritos y serui-
~ios ... >. ioe
Un despacho del mismo destinatario de estas encona-
das burlas nos ofrece el reverso de la medalla. En 14 del
citado octubre Matlenzo s~ dirt~e t:;i.mlJién a Felipe II, en
comuntcaclón reservada cuya entrega confió a su hijo Gas-

ro7 La -Audiencia d~ Charcas, I . .pág. 381,


108 lbid., r, págs. 395 Y 397.
JUAN DE MATIENZO 77
par. Ante todo, reclama que el escrito fuese visto sólo por
el secretario que lo leyere al monarca, a fin de que no re-
dundase el texto en dafio suyo, en lugar de ser premiado
por lo que en él se exponía.
En primer término, invoca no sólo los dieciséis afias
de servicios en la -magistratura, sino muy principalmente
la satisfacción que le había embargado al comprobar que
de la visita practicada por el licenciado G.a rcía de Castro,
únicamente él hubiese permanecido en el ejercicio de su
cargo, en tanto que los demás colegas resultaron sanciona-
dos con la destitución. De seguida se precia de haber sido
el inspirador de la reforma e incremento de las tasas a los
indios de la región de los Charcas, y se envanece de que
Toledo hubiese promulgado ordenamientos basados en las
pautas que nueve afios atrás había sugerido en el Gobierno
del Perú.
Con exasperación denuncia la campafi.a de descrédito
emprendida por los flamantes magistrados de la Audiencia,
empefi.ados en desbaratar la obra del virrey. Percatado del
dafio irreparable que sobrevendría si la empresa alcanzaba
feliz éxito, sale denodado al paso y despliega sus mejores
esfuerzos en neutralizar .t ales designios.
Como recompensa al arbitrio propuesto por él, que se
habia traducido en un sustancioso acrecentamiento de los
ingresos al Erario, solicitaba una renta perpetua de 4.000 pe-
sos, impuesta sobre aquel mismo renglón, y además una
plaza de consejero en el de Indias, ofreciendo tentador
otro «... aviso más útil que los demás, para que sea este
Reyno más rico y tenga príncipe xpnº. en todo el mundo, con
augmento de las rrentas rreales, sin perjuicio de los yndios
y sin tener más trabajo del que agora tienen .. .,. 109
109Despacho reservado de Matienzo, de 14°X-r576, en La Audiencia de Char-
,·as,I, págs. 400-405 ; el pasaje trascrito procede de las páginas 403-404.
Este documento redbi'ó efectivamente en el Consejo de Indias una tramitación
desusada, pues ·en lugar de legajarse junto con la demás correspondencia de los minis-
tros de la Audiencia de los Charcas (hoy en el Archivo General de Indias. Charca-s.
16), se registró aparte y en la actualidad yace én P.atronato, 192, núm. , , Ramo 70.
78 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

En aquel entonces, como si las labores inherentes a su


oidoría, al asesoramiento del virrey y la defensa contra las
insidas, no fuesen de suyo extenuantes, todavía encuentra
ratos propicios para componer dos obras, una de las cuales
cabe conjeturar que pudo ser su monumental glosa a las
leyes del Libro Quinto de la Nueva Recopila<;ión, que se es-
tampó cuatro años más tarde, muerto ya su autor.
For fortuna y haciendo caso omiso de las quejas exha-
ladas por sus compañeros de estrados en la Audiencia, To-
ledo había quedado ampliamente satisfecho del celo e int e-
ligencia demostrados por Ma tienzo en todos los encargos
que se le confiaron. Así lo hizo ver cuando en setiembre
de 1577 volvió a recurrir a su colaboración, designándole
para ocupar precisamente el delicado puesto que nuestro
personaje había pretendido quince años atrás: el gobierno
de Potosi.
En ese asiento vivían a la sazón 2.000 vecinos; 20.000
operarios indígenas, acompañados de sus respectivas fami-
lias, y una nutrida población :flotante, formada por merca-
deres, proveedores, vagabundos ... Funcionaban 160 ·ingenios
o plant as beneficiadoras. Desempeñaba por entonces las
funciones de corregidor el licenciado Gómez Hernández, y
cuando Toledo consideró oportuno sustituirle, puso los ojos
en Matienzo, fiándose tanto de su prestigio, como por ser
el magistrado más antiguo de la plantilla de la Audiencia
de los Charcas.
Nuestro personaje, sin perjuicio de incoar la residencia
del caso a su predecesor, recibió además la comisión de
hacer extensiva la tarea fiscalizadora a los alcaldes ordi-
narios, veedores de las minas, alcaldes y capitanes de ellas,
asi como otras autoridades subalternas. Igualmente debería
practicar una inspección de las galerías y labores del cerro.
Terminados de instruir los referidos expedientes de depura-
ción, Matienzo permaneció en Potosi, en calidad de justicia
mayor, hasta la designación del nuevo corregidor. Para
--
JUAN DE MATIENZO 79

echar mano de él, Toledo tuvo además muy en considera-


ción que la presencia de un togado impondría respeto y
afirmarla el orden en aquel lugar, que se hallaba sujeto a
frecuentes alteraciones por quienes estaban empefiados en
perturbarlo para sus particulares conveniencias.
Aunque el propio Matienzo reconocía que la altitud y
el temple del asiento podían ser nocivos para un hombre
se:xagenario como él, tuvo a menos mostrar temor y sin va-
cilaciones se trásladó a hacerse cargo inmediatamente de
su misión, que le permitió comprobar acto seguido la co-
rrupción y negligencia con que se habían manejado h asta
entonces los negocios públicos. Al mismo tiempo que ven -
tilaba los juicios de residencia contra las autoridades lo-
cales, se empeñó en restablecer la aplicación de las orde-
nanzas dictadas por Toledo, que habían caído en desuso,
e inclusive se propasó a realizar una nueva distribución de
cuadrillas de obreros para él trabajo en el subsuelo y en los
ingenios. Defiriendo inconsultamente a peticiones de los mi-
neros, asignó una dotación de tres mil peones más de los
que había fijado el virrey para esas faenas.
Con su característica diligencia, ordenó asimismo copiar
eh un lienzo el aspecto del famoso cerro, para remitir la
pintura al Consejo de las Indias, y sin temor a las dañinas
consecuencias para su quebrantado organismo, recorrió los
socavones y tajos de explotación.
Guiado por su inveterado afán de progreso, patrocinó
las experiencias de Francisco Mejía, acreditado por su prác-
tica en Nueva España, que ofrecía mejorar los métodos
de fundición del mineral argentifero, a fin de apurar la
ganga que no se podía tratar mediante el procedimiento de
la amalgama, a causa de ser antieconómico en razón del
alto consumo de magistral. Dada su carencia de conoci-
mientos técnicos, parece que fue embaucado por Mejía.
El virrey Toledo lo deja entrever, y agrega: «.. .se conduce
razonablemente, aunque se confía más en lo que le dicen
80 GUILLERMO LOHMANN VI LLENA

otros que se podria sacar de riquecas que de lo que lleva


la yspiriencia de las mentiras que desta materia he verifi-
cado». Sin embargo, seducido por los ilusorios resultados,
Matienzo se proponía trasladarse a Porco y aplicar también
en estos yacimientos el sistema que coh tanto escepticismo
contemplaba el virrey. .
Hasta muy corrido el año 1576 se mantuvo Matienzo
en Potosí, mas, impuesta la Corona de las actividades que
se hallaba desplegando el magistrado fuera de la sede de
sus funciones propias, ordenó que se restituyera a ellas.
Algún tiempo después se requirió de la Audiencia de Lima
una información sobre el provecho o los perjuicios resul-
tantes de las innovaciones introducidas por Matienzo en las
minas de Potosí. no
Por esta época, ya la edad había mellado su naturaleza.
Las alternativas de su salud claudicante no eran alentado-
ras y se resentía de gota y de afecciones de tipo urológico,
que lo más del tiempo le impedían concurrir con puntuali-
dad a los estrados. mpor viaje del presidente Díaz de Armen-
dáriz, trasladado a Nueva Granada, a fines de 1578 asu-
mió la regencia del tribunal, en su calidad de oidor más
antiguo. Ni corto ni perezoso, se aprovechó del interinato
para formar expediente contra el oidor Barros de Sanmi-
llán, que desde tiempo atrás y en consorcio con el presi-
dente Díaz de Armendáriz y el licenciado Juan Torres de
Vera y Aragón, «de pura ynuidia» (como escribía Matienzo
en 30 de enero de 1578) por lo bajo hacía la contra a cuanto
proponia o realizaba nuestro hi.ografiado. 112 La acción de
desquite iba de rebote diri.gida también contra Torres de
no Despachos de M'atienzo, de 23-:XII-1577, y 30-I y 3 y 19-II-1578, e.n La
A11diencia de Charcas, I, págs. 455-46s,; 466s469, 470 y 471-472. Despachos de Toledo,
de ,i-XII-1.577, 18-IV-1578, y 1·9-IV y 23-XI-1579, en Goben1anles del Pér·ú, VT,
páginas 10, 60, 132, 203 y 206. Cédula de 21-II-1579 y 30-IX-1580. A. G. l., Limiu.
570, Li-b. 14, fols. 196 y 256 v., y Charcas, 415, Lib. 2, fol. 21.
rn Despachos de T oledo de 18-IV-1578, y 1g,-IV- 1579, en Gobernantes áel
Pera,, VI, págs. 60 y r 32.
u2 Despacho de Matienzo, de 1.•-XII-1 !-78, en La Audiencia de Charcas, I ,
páginas 473-474.
JUAN DE MATIENZO 81

Vera y Aragón, que en competencia con Francisco de Ma-


tienzo (hijo del oidor) ganara la mano de la hija del ade-
lantado Juan Ortiz de Zárate, y con ella, la gobernación
del Río de la Plata, que el afortunado por partida doblé
delegó en Juan de Gar1:;;.
Ya en pleno desvarío arbitrista, el 4 de enero de 1579
insinúa un fascinante surtido de astutas propuestas a.e ín-
dole fiscal, bélica y gubernativa. Aunque reserva para una
memoria confidencial los detalles del programa (que entre-
garía por vía aparte en el Consejo de las Indias su primo-
génito Bernardo), desde luego se ofrece a brindar la fórmula
para incrementar en un millón de pesos anuales las rentas
reales, sólo de la provincia de los Charcas, obtenidos de
un mayor rendimiento de las minas, cuyo secreto poseía;
anuncia haber concebido el plan de acción idóneo para sub-
yugar a los chiriguanaes y calchaquies y allanar así la vía
por las comarcas platenses, a fin de que los Charcas obtuvie-
sen contacto por esta ruta con el Atlántico y la metrópoli,
y reitera con este intento su vieja teoría de establecer una
población en la desembocadura del estuario platense. Toca-
do de megalomanía, pone como condición a la Corona para
el ca.so de una eventual aplicación de tan disímiles suges-
tiones, que se le invistiera, en calidad de titular, de la pre-
sidencia de su tribunal, con facultades plenísimas para go-
bernar en todo su ámbito, el que a mayor abundamiento
debía ensancharse con los distritos del Cuzco y de Huaman-
ga, incluyendo en este último también las minas de Huan-
cavelica. Quedaba entendido que esta ilusión h egemónica
sólo tendría efecto en la contingencia de que se hubiese ya
otorgado licencia al virrey Toledo para designar el cargo,
«que no se la dando, no conuiene en manera alguna diuidir
el gouierno)). Aislado y doliente, pero derrochando jactancia,
recaba para sí toda responsabilidad : «Yo sólo he sido el
que ha sustentado lo que ha hecho [el virrey], y si por mí
no fuera, lo hubiera todo revocado y echado por el suelo

(6)
82 GUILLERMO LOHMANN VILLENJ\

el doctor Lope Díaz de Armendáriz... por pasión par-


ticular ... ». 113
Primero una grave enfermedad y luego la muerte dieron
al traste con tan briosos proyectos y esperanzas: el 24 de
diciembre de 1579 los magistrados de la Audiencia informan
secamente: «... el Licenciado Matienc;o falleció a 15 de Agos-
to ... ». 114 Con él desaparecía el último sobreviviente del equi-
po fundador de la Audiencia, en la cual prestara servicios
durante dieciocho años menos un mes, aproximadamente el
mismo lapso que había enterado en la chancillería valli-
soletan a.
En el día en que expiró se hallaba tan falto de recursos
que no se encontró en su casa ni el dinero bastante para
sufragar los gastos de entierro. Para atender el desembolso
inevitable en tales trances, hubo que desprenderse de piezas
de plata y alhajas hasta el valor de diez pesos. m Su familia
quedó sumida en la penuria que se deja considerar. Para
remediar tan aflictiva situación y obtener módicas merce-
des reales, su viuda aparejó en octubre del mismo año y
en diciembre de 1588 sendas informaciones de méritos y
servicios. 116
En la primera depusieron amigos de probada lealtad
como Diego Rodríguez de Figueroa, que le había acompafi.a-
do en 1565 en las gestiones para reducir al Inca Titu Cussi
Yupangui y autor de una «Historia de los Ingas»; 117 el ca-
pitán J erónimo Osorio; Tomé de Villagra (pariente en gra-
do remoto); el canónigo Fernando Palacio Alvarado, que
habla viajado junto con Matienzo desde la peninsula en
1560; el escribano Antonio de Salas, su auxiliar durante la
11 J La Audiencia de Charcas, I, págs. 481-488.
La memoria aneja a este escrito es desconocida.
1q !bid.. I, pág. 499.
1, s I nformaci6n de méritos y servidos, r 580. La Audiencia de Charcas, 11,
p:ígina 537•
n6 A, G. T., Charcas, 90 y 43, respectivamente. Ibid., II, págs. 517-549 y
571-596.
11 7 V. •u ~.arta, de 1.•-XII-1582, en Relaciones Geográfu:as d, TndiocS (Ma-
drid, 1885) . 11, Apéndice !TT, pág. XXXIII.
JUAN DE MATIENZO 83

visita a los Charcas, y el licenciado Campuzano. En 1588 se


recoge el dicho nuevamente de Osorio y de Villagrá, niás
el de Bernardino de Aguilar, Cristóbal Maldonado, Andrés
de Balmaceda y Gaspar Rodríguez.
A la vista de la información actuada en 1579, que in-
gresó en la secretaría del Consejo de las Indias en dil;iembre
del año siguiente, 118 se formó la consulta de 23 del misino, 119
sobre la que recayó decreto de Felipe II defiriendo a lo
interesado por la acongojada consorte del benemérito toga-
do. En su virtud, por cédula de 3 de enero de 1581 se le
hizo merced a doña Ana de Toro del equivalente de medio
año del sueldo que devengaba el difunto, según la costum-
bre observada con las viudas de los magistrados fallecidos
en actividad. uo

9.-La familia y la descendencia


El licenciado Matienzo tuvo por esposa a doña Ana de
Toro del Castillo, oriunda también de Valladolid, e hija de
don Juan de Toro y de doña Bárbola de Carrión. Ella fue
hermana de doña Juana de Toro, casada con el doctor Luis
de Mercado, protomédico general y médico de cámara de
Felipe II, seguramente el profesional más afamado del si-
glo XVI en España; de don Diego de Toro del Castillo, ca-
nónigo de Valladolid; de don Juan de Toro, que acompañó
a su familia política al Perú; de doña Francisca de Toro,
mujer del alguacil mayor de la Audiencia de Galicia don
Lorenzo de Salcedo, y del licenciado Jerónimo de Toro,
abogado. 121
De esta unión se engendraron diez vástagos, a saber:
1) El licenciado don Bernardo Matienzo, nacido en

1.18 A:. G. l., Indiferente General, 1.087. Registro de ·peticiones, .1580, fols;
:,67 V y 270,
119 A. G. l., ]ndiferente -General, 7 39.
120 A. G. I., Charcas, 415, Lib. 1, fol. 74v.
121 Alonso Cortés, Miscelánea Va/lisolet°'na {Valladolid, 1955-), II, págs. ·gp-
123, artículo "Luis de Mercado", en particular pág. 103.
84 GUILLERMO LOHMANN VILLE.NA

Valladolid, abogado de los reales consejos. No pasó con sus


padres a las Indias, y se radicó en Madrid, donde tomó esta-
do con doña Catalina Barrionuevo de Peralta y Solier, con
sucesión. Murió el 27 de agosto de 1615, y fue sepultado en
la parroquial de San Ginés de Madrid. 122 Fue autor de unas
alegaciones jurídicas editadas en 1598. 1~ Como si la versa-
ción en las disciplinas jurídicas fuese un patrimonio here-
ditario en la familia, un hijo del que nos ocupa, Juan
de Matienzo y Peralta junior alcanzó nombradía entre los
tratadistas coetáneos y a él se debe la obra Repetitio-
nes Trertecim in varia iurisconsultorum responsa, Impera-
torum sanctiones, et Pontificum Decreta... (Antuerpire,
M.DC.XXVII), dedicada al conde-duque de Olivares. 124 En
la Introducción se hace memoria de su padre y de su abuelo.
El impreso es una recopilación de trece estudios o disquisi-
ciones sobre temas de Derecho civil y canónico, en que se
pone de manifiesto su mucha erudición y aventajado juicio.
2) Francisco de Matienzo, que vino al mundo en Valla-
dolid, en 1552. Se trasladó al Perú junto con sus padres.
Sirvió en la conquista del Tucumán a las órdenes del go-
bernador Francisco de Aguirre, y luego a las del virrey To-
ledo en la campaña contra los chiriguanaes, sustentando a
sus expensas tres soldados. En 1575 el mismo gobernante
le hizo merced de una de las plazas de la Compafiia de los
Gentileshombres Lanzas de la Guardia virreinal. En 7 de
agosto de 1584 se libró cédula dirigida al virrey conde de
Villardompardo recomendándole favorecerlo. 125 La asigna-
ción de 800 pesos sefialada a dicha plaza resultó ficticia para
el supuesto beneficiarlo, porque el citado gobernante exigió
a Francisco prestar el servicio personalmente en Lima para

122 Cf. 5u testamento ológrafo, otorgado el 28-XU - 1613, las diligencias de


apertura, e foventa rio de bienes. Archivo Histórico de Protocolos de M'adrid. Protocolo
núm. 1.832 . Juan de la Cotera, 16 15, fols. 763-768 y 869-874 v.
123 Pérez Pastor . Bibliograffo madrilefla, I. núm. 581 , y Medina, ob. cit., II,
núme ro 82$.
124 Ej:emplar en la Biblioteca Nacional de Madrid, con la signatura 2/13-181.
125 Medina, ob. cit., I , pág. 293,
JUAN DE MATIENZO 85

justificar el cobro de la misma, r equisito que no pudo sa-


tisfacer en razón de la obligada permanencia en La Plata
para acudir al sustento de su madre y de las hermanas que
aún no habían tomado estado. A principios del siglo XVII
pidió licencia para pasar a Espafia, en donde lo reclama-
ban negocios de mucha importancia. Se le conced~ó, con
retención de su plaza. 126 •

3) Agustina de Matienzo, vallisoletana; en 1567 casó


en La Plata con el capitán Hernando de Aguirre, hijo del
gobernador de Chile y de Tucumán, Francisco de Aguirre. i 21
4) Catalina de Matienzo y Toro, nacida también en
Valladolid. En La Plata dio su mano al conquistador Her-
nando Sedano de Ribera, encomendero de Paccha, que
murió asesinado por los indios chichas. Una hija de ambos,
doi'ía Maria de Ribera, casó con Polo de Ondegardo y Pe-
i'íalosa, hijo del famoso jurista del mismo nombre, y la des-
cendencia entroncó con los Pardo de Figueroa, los Malo de
Malina. marqueses de Monterrico. los Spinola, y otros lina-
jes de prestancia en la sociedad virreinal peruana. 128
5) Ana de Matienzo, que vio la luz en Valladolid, en
donde permaneció al trasladarse sus padres al Nuevo Mundo.
Se desposó con don Juan de Iturriaga Alcibia. tesorero y
.1uez oficial de Cartagena de Indias, natural de Irún (Gui-
púzcoa). con sucesión. 129
6) Antonia de Matienzo, que profesó en el monasterio
del Sacramento en Valladolid, su patria.

126 A. G. 1.. Tndifercnte General, 1.428. Instancia del recurrente, y cédula rle
r. 0-XI-1607 en su conformidad. Indiferente General, 481, Lib. 3, fol. 1 0 1.
127 Silva Letaeta. El Conq11i.stador Frot1cisco de A guirre (Santiago. 1904-1953).
1 28 Real Academia de la Historia. Colección Sala.zar y Castro, D -29, fols. 2rv.
Y 47. A. G. l., Charcas, 90, I nformación de Cristóbal de Sotomayor Manrique (La
Plata, 1630). Lohmann Villena, Los americanos en las Ordenes Nobiliaria-s (Mladrid,
1947), I. págs. 313-314, Y Espejo, "Ln familia del licenciado Polo de Ondegardo", en
R evista de E s111dios Históricos (Santiago, 1956-1957), núms. 6-7, págs. 53-58.
1 29 Archivo General de la Nación. México. Inquisición, vol. 846, fol. 274.
Relación de la genealogía de D.• Mariana de Alcibia, mujer del licenciado Diego
G6mcz d e Mena, Alcalde del Crimen de la Audiencia de México, 1616. Cf. Femándcz
de Recas, .4spira11trs u,,.,.rico110., " cargos del Sonto Oficio (M'éxico, 1956), pág. S 2.
86 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

7) Gaspar de Matienzo, nacido en La Plata. En 1576


pasó a la metrópoli, en cuya oportunidad su padre lo pon-
dera «como hombre de muy buenas letras y mejor yntin-
ción>. En 1591 era colegial en el de San Antonio de Alcalá 13º
y posteriormente fue canónigo doctoral de Zamora.
8) Juliana de Matienzo, de quien, así como de las dos
que siguen, sólo sabemos que tuvieron a La Plata como lugar
de nacimiento.
9) Juana de Matienzo.
10) Paula de Matienzo.

130 IIIIarq ués de Ciadoncha, lndke de los Colagiales del Mayor de San lldefonso
y Menores de Alca/6 (Madrid, 1946), pág. 511.
I I I

LA OBRA

El laborioso recogimiento y la tenaz aplicación al tra-


bajo intelectual de Matienzo fueron proverbiales. Sólo asi
se explica que su acervo científico sea tan considerable. Para
haber hecho su entrada por la puerta grande en el elenco
de los tratadistas de Derecho espafíol le hubiese bastado con
creces su vasto doctrinal acerca del Gobierno del Perú, mas
aun haciendo abstracción de este escrito, cualquiera de sus
restantes obras publicadas o conocidas, en definitiva rigu-
rosas monografías cada una en su especialidad, le habría
franqueado el mismo privilegio.
Hasta el más reducido instante que le dejasen libre sus
quehaceres de magistrado, lo aprovechaba para encerrarse
en su despacho y redactar los sólidos estudios que brotaron
de su pluma. En la pregunta VlII de la información de
méritos practicada en 1580 se consigna expresamente como
una de sus acciones dignas de recompensa su permanente
entrega a la preparación de libros científicos y de memo-
riales con iniciativas para el más atinado gobierno del vi-
rreinato. Gozoso confesaba: «... en este ejercicio me ocupo
el tiempo que me sobra del que tengo obligación a mi
oficio... >. 1
El mismo, al ofrecer en 1567 a Felipe II dos tratados
que acababa de concluir - el Gobierno del Perú y el Estilo
de Chancillería-, «que me han costado mucho trauaxo> ,
interesa la licencia para su impresión v privilegio por quince

1 Despacho de M'atienzo, de q •X-1;,76, en La Audiencia de Charca.s, I , pá•


gina 402.
88 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

o veinte años, al tiempo de proclamar que el otorgamiento


de dicha merced «será añadirme fuergas y alas para que
prosiga otras obras que tengo comen~adas, y las saque a luz
para aprouechamiento de los que de mi sudor y trauaxo se
quisieren aludan. 2 En el nutrido repertorio de su produc-
ción demuestra hallarse tan seguro de s':'s facultades y tan
firme en sus ideas, ya sea por razones hereditarias o gracias
a ciencia tenazmente aprendida, que supo estudiar a cuan-
tos le hablan precedido en el tratamiento de los temas, pero
sin atarse a ninguno y quedando él solo y señero en lo que
toca a enfoque e interpretación de los mismos.
La serie considerable de sus despachos a las autorida-
des metropolitanas, algunos muy extensos y todos sin des-
perdicio, abona su calificación como hombre de Estado. El
provincial de los agustinos, P. Luis López. exaltaba sus re-
levantes cualidades para ocupar una curul en la Audiencia
de los Charcas y descubría en él a un ingenio de «grande
peso y buenas letras>. s
En razón de su contenido y propósito, el elenco de las
obras de aliento elaboradas por Matienzo es susceptible de
clasificarse en dos grupos netamente diferenciados: el de
los libros de corte académico o técnico - el Dialogvs Rela-
toris et Advocati, el Estilo de Chancillerta y los Commen-
taria ... in Librum Qutntum- y el de los tratados revela-
dores de su inquietud doctrinaria y politica -el Gobierno
del Perú y el Memorial sobre la estabilidad y expansión de
la provincia de los Charcas- . Vale decir, de una parte los
frutos de su saber de hombre de leyes, y de la otra, los de
su intuición como hombre de Estado.

1.-Los textos cientificos

El primer escrito de Matienzo que pasó a las prensas

z Despacho de 28-XI-t567, en íbid., I, pág. 238.


.1 Carta datada en Lima, en TS-lV-1572 A. G. T., Lima, 270.
JUAN DE MATIENZO 89
fue el vademécum sobre el funcionamiento de la chanci-
llería y de la magistratura en general, articulado con arre-
glo a un diálogo, forma t an socorrida entonces para esta
clase de exposiciones. Esta primicia se estampó con la si-
guiente portada: Dialogvs Relatoris et Advocati Pinciani
Senatvs. In qvo varia hinc inde proponuntur & lo71ge· con-
trouertuntur ad remmciatorum, aduocatorum, & 'W.d:icum
munera: eorumque dignitatem & eminenti am spectantia,
eorumdemque ad electtonem probe faciendam plurima ad·-
vertuntur ...
La edición principe se tiró en Valladolid, en 1558, en
la imprenta de Sebastián Martínez. La portada luce los cua-
tro cuarteles del blasón del mecenas, el ex-gobernador del
Perú Vaca de Castro (Castro, Qúifiones, Cabeza de Vaca y
Osario), que en la segunda edición, hecha también en Va-
lladolid, en 1604, fue reemplazado por el escudo de armas
reales.
Para la publicación se otorgó privilegio por diez afios,
el 6 de agosto de 1557, al licenciado Atienza (sic) , autori·-
zándole para dar a las prensas un diálogo en latin, sobre
lo que son obligados a hacer en sus oficios los relatares y
abogados, y cómo se deben de conducir los jueces en el ejer-
cicio de su investidura.
Dada la utilidad de este manual, oronto se hicieron
muy codiciados los escasos ejemplares que salfan al comer-
cio -«no se hallauan sino era en librerías de difunctos, y
se pedian :a prescios muy excesiuos ... »-. Ello movió al mer-
cader de libros vallisoletano Jerónimo de Yepes a reeditarlo.,
para lo cual obtuvo licencia real en 7 de mayo de 1603. Esta
reimpresión se hizo igualmente en Valladolid, en el taller
de Luis Sánchez, en 1604.
De la fama que alcanzó hasta en el extranjero es tes-
timonio muy halagüefío una edición estampada en Franco-
forte del Meno, por Johannes Berner, en 1623, bajo el si-
guiente epigrafe: .. .De referendanorum, advocatorum, tudi-
90 GUILLERMO LOHMANN VILLEN A

cum, officio, requisitis, di gnttate, eminentia. Tractatvs qva-


dri partttvs, quem in D ialogismi forma sub persona Relatoris
et Advocat i Senatvs Vallisoletani proposuit ... 4
En orden cronológico cabe registrar la segunda obra de
indole técnica compuesta por Matienzo: el Estilo de Chan-
cillería, que no logró la fortuna de ver la luz pública y es
conocida únicamente a través de referencias. Fruto de ex-
periencias adquiridas tanto en los estrados de Valladolid
como en los de La Plata, en este tratado se abordaban di-
versos problemas que surgian en el despacho ordinario de
los tribunales.
A estar a las remisiones que a esta obra suya hace Ma-
tienzo, debla de ser a modo de una suma casuística que ver-
saba -entre otros extremos- sobre las notas distintivas del
tirano ; la cuestión de la legitimidad de la incorporación de
las Indias; la adscripción de los yanaconas a las tierras que
cultivaban ; la facultad de los monarcas para percibir ga-
belas e impuestos; obligaciones inherentes a los beneflcia-
rtos de los mismos por cesión mayestática; estipendio de
los encargados de administrar justicia; derecho de patro-
nato, y regalias sobre las sepulturas mostrencas. s
El autor anunció en 1567 tener concluida esta mono-
grafía, cuyo texto corria en espafiol, y en Iatin las glosas
o comentos. Al comunicarlo al Rey, ponderaba que la redac-
ción le babia supuesto «mucho trauaxo>. 6
En 1576 remite a la metrópoli otros dos libros, cuyos
tópicos sólo es dable deducir de la vocación y estudios de
nuestro personaje. Uno había sido escrito en latin, y el se-
.1 H ar ejem9lar de la primera edición del Dialogvs en la librería tlel Congreso.
Washin~on ; de la segunda y tercera, en la Biblioteca Nacional de Madrid, bajo la•
t ot~s R/29-001 y 2/ro-r85, respectivamente.
V . ta mbiér Medina. Biblioteca Hüpanoa.mef'icano, papeletas núms. 181, 494,
1\75 Y 748.
Hace referencias a este libro suyo en el Gobie,-no del Perú.
S Cf. infro.
Sol6rzano Pereira la cita, aunque de segunda mano. V. PoHtica Indiana, Lib. II,
(•~r,it1•lc, IV, § 6, nota (1).
6 Despacho de 28-XT-1567, en La A11diencio de Ckarcos, I, pág. z38.
JUAN DE MATIENZO 91
gundo, en español; iban dedicados respectivamente alegre-
gio canonista Diego de Covarrubias y Leyva, a la sazón pre-
sidente del Consejo de Castilla, y al consejero de Estado y
embajador en Roma don Diego Fernández de Cabrera y
Bobadilla, conde de Chinchón. 7 Al primero de los nombra-
dos lo llama «dotissimo> en el Gobierno del Perú, ª ,con en-
tonación que deja sospechar alguna relación personal. De
ambas obras desconocemos título y contenido, aunque cabe
la eventualidad de que el texto que iba redactado en latin
pudo ser el comentario a las leyes del Libro Quinto de la
Nueva Recopilación, cuya dedicatoria, al fallecer Covarru-
bias en 1577, transfiriese el autor al obispo pacense, Mauriño
de Pazos.
Con efecto, ya con el éarácter de póstumo (pues vio la
luz pública en 1580) se ponía a la circulación un monumen-
tal tratado remitido por Matienzo desde su remoto bufete
en La Plata, compUesto en latin y que, según se echa de ver
del colofón, fue terminado de escribir precisamente en la
Pascua florida de 1576. Consistía este trabajo en una cir-
cunstanciada glosa del libro concerniente a la regulación
juridica de la famma en la codificación filipina. Con él. Ma-
tienzo se situaba al par de los grandes escoliadores de la
legís!ac16n espaf'íola: Gregario López. Alfonso de Acevedo,
J'uan Gutiérrez, Burgos de Paz, Diaz de Montalvo...
La portada r eza: Commentar'la loannts Matienzo Regít
Senatorts tn Cancellaria Argentina Regni Peru, in Librvm
Quintvm Recollecttonfs Legum Hispanire ... 9 El privilegio
para la edición principé se otorgó el 28 de febrero de 1579

7 Despacho de T4-X-r576, en lbid., I, p!g. 402.


8 Cf. in:tra.
o V. fa colación en Pérez Pastor. Bíbliograffa. madrileña. paprletas núms 157,
540, y 12~7 ; René-Moreno, Bibiioteca Peruana, I. pág. 89. y Mcdin.a , ob. cit., pape-
letas núms. 262, 380 )' :S90.
Hay ejemplarcs de la primeta edició.n , en la Biblioteca Nacional de M'a dridí
(R/2g-09 0). en la Bi.blioteca Nacional del Perú (X 349-6/M. 28) y en la de Cbile
{r4-78-27) . De la seITT1nda, en la Biblioteca Nacional de Madrid (R/29-085) y en la del
P.-rú ,(con ·Jn misma signatura que la primera), y de la tercera, en la Facultad ,¡;e
Filosofía y Letras de Buenos Aires. Instituto de Investigaciones Históricas ( XII-9-n).
92 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

( cinco meses y medio antes del fallecimiento del autor), a


solicitud de sU hijo, el licenciado Bernardo Matienzo. La edi-
ción se hizo en la oficina de Francisco Sánchez, en Madrid,
en el curso de 1580. La obra está dedicada al obispo de Ba-
dajoz, Antonio Mauriño de Pazos, cuyo escudo campea en
la portada. ,
Al final de la dedicatoria, se lee que Matienzo abrigaba
el propósito de dar a luz análogas glosas a los restantes
ocho Libros de la Recopilación, pero no le alcanzó la vida
para coronar tan ambi.cioso proyecto. En las apostillas a las
leyes del Libro Quinto vierte el autor un caudal de doctrina
difícilmente superable.
Esporádicas son las referencias a materias indianas,
coyuntura que por lo general aprovecha para remitirse a su
tratado sobre el Gobierno del Perú, como cuando insiste en
que los indios son pusílánimes y meticulosus y al aludir a
las reformas introducidas por Toledo, sus reducciones y su
política indigenista. 10
En razón de que <<hacia mucha falta el dicho libro», y
a instancia del mismo licenciado Bernardo Matienzo, en
16 de febrero de 1595 se concedió nueva prórroga del privi-
legio. La reedición se hizo en el taller de Pedro Madrigal, a
costa del famoso librero Juan de Sarriá, también en Madrid,
en 1597. Es casi a plana y renglón de la primera, excepto
que el índice de materias se trasladó al final. Por último,
en 1613 el impresor madrileño Luis Sánchez volvió a reedi-
tar esta obra tan solicitada, ahora desplazando el primitivo
escudo del mecenas por el suyo propio.
Bermúdez de Pedraza recomienda este tratado de Ma-
tiehzo entre los libros magistrales en su disciplinan y prue-
ba de que los puntos de vista del magistrado de los Charcas

,o Cf. Y:t. r ,Glosa r, núm. 28, y Tít. X, ley XII, Glosa , .


11 A~le legal para al estudio de la jurisfm,dencia (Granada, 1 612).
a

JUAN DE MATIENZO 93

no son obsoletos es que todavía en nuestros días se-invocap.


.como doctrina válida en la materia. 12

2.-Los escritos politicos


Bajo el presente epigrafe registramos dos piezas de des-
igual magnitud, aunque estrechamente emparentadas en e_i
propósito que inspirara su elaboración. En una de ellas -el
Gobierno del Perú- la materia se brindaba incitadora para
que Matienzo desplegara todo el vuelo de su saber; en la.
otra, el tema localizado a una comarca apenas ofrecía mar-
gen para formular sagaces propuestas, desde luego reduci-
das a un tono ocasional y del momento.
La importancia intrinseca de aquel doctrinal y el hecho
de que las presentes páginas sean precisamente una intro-
ducción formada para la cabal inteligencia del mismo,
aconsejan reservar el examen por menor del gran tratado
de Matienzo para un apartado especial, limitándonos a ex-
poner en este lugar unas breves consideraciones en torno
del texto impreso hace medio siglo, hasta ahora la única
versión conocida de una obra que es la antítesis del engen-
dro que corre en letras de molde.
Asi es. En hora infortunada se exhumó un manuscrito,
bastardo, que sin justificación de ninguna especie usurpaba
el titulo impuesto por Matienzo al original que en 1567 re-
cogía su auténtico ideario. 1s
La desdichada publicación se hizo sobre una copia de
un manuscrito yacente en el Museo Británico. 14 En 1910, el
delegado del Perú en la controversia de límites con Bolivia,

12 Robbins, Com:mM,ity property latvs, wit1' trai,sltitions of comme,.taries thereon


of Matienzo, Acevedo & G1iiiérrez ... (Sacramento, Cal., 1940).
13 Facttltad de Filosofía y Letras. Sección de Historia. Gobierno del Per,,. Obra
escrita en el siglo xvi por. el licenciado Don Juan Matienzo, Oidor de la Real Au;,
diencia de Cba:rcas (Buenos Aires, 191 o). X + :119 p•ágs. Advertencia, por· José\
N icolás M'atienzo (págs. VII-X).
14 Add. 5.469, Volui:nén de 137 folios.
Lo describe Gayangos, en Catalogue of the Manuscripts in the Spanis/1 Language ...
(Londres. 1877), II, pág. 470.
94 GUILLERMO LOHMANN VI LLENA

Víctor M. Maurtua, agradecido a la colaboración que desde


1907 le habían prestado diversos miembros de la Facultad
de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, re-
solvió hacer entrega a aquélla de dicha copia que, junto
con otros numerosos papeles, se habían ido acumulando
para la defensa de los títulos invocados por el Perú. Era
a la sazón decano el doctor don José Nicolás Matienzo, des-
cendiente (?) del autor. 15 Percatado del mérito de dicho
documento, sin pérdida de tiempo gestionó su impresión,
como homenaje al XVII Congreso Internacional de Ameri-
canistas, que en dicho año se reunía en la capital argen-
tina.16
En el .t ítulo completo está la clave de la naturaleza de
este compendio o epítome. El original se denomina con toda
propiedad (pues no es más que eso): «+ Relación del libro
intitulado Gouierno de El Perú, que hl~o el Licenciado Ma-
tien~o, Oy.dor de la ciudad de La Plata». Prescindiendo de
la inexactitud en la investidura de Matienzo ~era oidor de
la Audiencia de los Charcas, y no de la ciudad sede de ella- ,
fuerza es reparar en que el manuscrito es sencillamente la
'relación' de un libro, es decir, su resefi.a, excerpta o narra-
ción, que en lenguaje forense equivale a informe de un pro-
ceso. Por no haber caído en la cuenta de este extremo de-
cisivo, se promovió un verdadero galimatías en torno de la
obra, del cual no se libró el erudito argentino Molinari. 17
En efecto: sólo advenedizos en las disciplinas históricas

r.5 .M.enegazz.i, " Bio-bibliografla de Jos·é Nicolás Matienzo", en Boletín áel


T·11stitiito, /le [nvestigacio.nes Históricas (Buenos _Aires, 1940), XXIV, págs, 571-839.
16 Cailtet-Bois, "Emilio Ravignani", en Boletín del Instituto de Historia Ar-
9e11ti11a (Buenos Aires, 1957), II, núms. 4-6, pág. 241.
i 7 "El "Gobierno del P:etú" (Siglo XVI). Ensayo de reconstitución bibliográ-
fica",. en Ai,a/es de la Fac,i/tad de Dér.echo y Ciencias Sociales (Buenos Aires, 1916),
I, págs. 233-266. Hay tiradas aparte.
En posesión de elementos informativos desconocidos para Molina:ri, y a la vista
del texto auténtico del Gobierno del Petú, muchas- conjeturas contenidas en este
trabajo no pasan d'e disquisiciones bizantinas. Tal es, e.ntre otras, la afirmación de
que Mendihur-u hubiera dispuesto de una copia del tratado de Matie.nzo. Bastaba abrir
la Politica Indiana (Lib. V, Cap. · XI V, § 28), para identificar el pasaje trascrito por
~endiburu supuestamente del original.
JUAN DE MATIENZO 95

pod1an dar por bueno semejante texto, en lenguaje telegrá-


fico. El inás lerdo queda sorprendido pór el tono general de
incoherencia que acusa la redacción; la bárbara construc-
ción gramatical transforma párrafos enteros en verdaderos
rompecabezas; el laconismo de las frases es a todas luces
impropio del copioso estilo literario de la época, y l~ breve-
dad de aigunos capítulos (de hecho descarnad.as apunta-
ciones, no pocas incomprensibles en absoluto), dejan enten-
der que nos hallamos ante un borrador o bosquejo de una
obra más extensa y pulida. 18
¿Cómo es posible que nadie reparase e:n que a todo lo
largo ciel texto se habla una y otra vez de aque·l Reyno para
referirse al Perú, cuando en la misma «Advertencia» que
precede a la publicación se afirma que el autor escribió su
tratado desempefiando una oidoría en los Charcas? 19 ¿Es
concebible que Matienzo hable de sí mismo en tercera per-
sona (pág. 193, penúltima línea)? En otro pasaje, cotejado
con el texto veraz, donde éste se expresa en primera persona,
en la versión impresa pasa a ser impersonal. En variais oca-
siones o el original, o el copista, o el cajista brindan jocosos
desatinos, que no tienen desperdicio: 'pino oregón' (pág.-
86, línea 17) por 'pinares'; 'gruesos mojones que comen'
(pág. 90, linea 15), en lugar de 'manjares y guisos que co-
men'; ' ... Dios y Su Magestad se servirán tassar se han los
indios .. .' (pág. 165, línea 17); 'no elexandro' (pág. 177, li-
nea 11) én vez de 'no dexando' ; 'a negocios parezca' (pág.
177, línea 16), por 'algunos parezca' ; 'franceses' (pág. 189,
línea 7) donde debe decir 'corsarios'; 'chaqueles' (pág. 219,
lineas 2/3) por 'chasquis'. Et sic de creteris .. .
Hay, por último, un an acronismo tan patente para ad-
vertir que jamás pudo ser Matienzo autor del texto que nos
18 El capitulo 32 de la parte segunda (pág. .219) consta de diez. entecas líneas;
el 3; de la primera (pág. 64) 1 de nueve ; el 20 de la segunda (pág. r98), di: ocho,
escasas, y el 22 de la misma (pág. 2 00), se despacha ¡ en seis 1
19 Sólo en contadas ocasiones el distraído abreviador se -ciñe rigurosamente al
texto, y entonces se le escapa "llaman acá garúa" (pág. 9r ); " viniere", cuando corres-
ponde la a ccion inversa (pag. 2i3, lineas 3 y 7) o "acá", por "t.llá" {pág. .2181 línea 35).
96 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

ocupa, que maravilla que sus editores no se escandalizaran


de él. En un lugar, después de 'La Audiencia de la Plata' se
interpola, encerrado por paréntesis: (Buenos Aires) (pág. 21,
línea 18). Es evidente que el oficioso abreviador creyó de
su obligación establecer esta desatinada identificación de
la Audiencia de los Charcas con la boQ.aerense, fundada
ésta en 1661 por vez primera, lo que de paso nos lleva a datar
el texto editado en un siglo, por lo menos, con posterioridad
a la redacción del original veridico.
En realidad de verdad, la versión t an innecesaria como
indoctamente publicada no es más que un resumen, ela-
borado en Madrid, acaso para el manejo de los funcionarios
del Consejo de las ;Indias, en el cual, por estimarse super-
fluos, se mondaron los imprescindibles preámbulos doctri-
narios, verdadera exposición de motivos de la parte prag-
mática o legislativa, y desde luego se suprimieron sin mi-
sericordia todas las citas y escollos. Es evidente que lo único
que interesa al compendiador es la sustancia de la argu-
mentación y sus conclusiones, concretadas en forma de pau-
tas o preceptos, que Matienzo adosa al final de los capitulas.
Innumerables párrafos se han escamoteado sin el menor
escrúpulo; no es inferior el número de los que figuran mu-
tilados toscamente o se guillotinan sin más con un expedi-
tivo 'etc'. Por análogas consideraciones debió de sacrificarse
el «Prólogo al lector>.
Esto no obstante, el desconocido covachuelista que per-
petró tales tijereteos era hombre inteligente en materia de
legislación indiana, pues sintetiza las normas a que deberían
cefiirse los miembros de las expediciones y sustituye la can-
sada enumeración de Matienzo con una atinada remisión
a «las demás, como en las instrucciones para nuevas pobla-
ciones, (pág. 221, lineas 1/ 2), que son las famosas Ordenan-
zas promulgadas el 13 de julio de 1573.
No pasaron del todo inadvertidos estos lunares que
h acen la edición de Buenos Aires prácticamente inservible:
JUAN DE MATIENZO 97

ya Pietschmann lanzó la voz de alarma ante un texto tan


mendaz, que tergiversaba a tal punto la exposicíóri de
Matienzo, que era increíble que a un hombre de su Jerarquía
intelectual pudiesen atribuirse tales dislates. 20
Con todo, en abono de esta versión es oportuno prevenir
que presen ta palabras o frases incidentales que ofrece.u lec-
tura incorrecta en cambio en los dos códices completos ·co-
nocidos del Gobi erno (],el Perú -el neoyorquino y el vatíca-
no-, si bien de esto no debe inducirse que proceda de una
familia distinta de las copias inventariadas. Entre otros
pormenores lo evidencia un blanco (pág. 188, linea 25) y la
errata 'novenario' (pág. 213, linea 29) en lugar de 'inven-
tario', que reaparecen en dichos textos auténticos.
El segundo escrito de Matienzo en su carácter de esta-
dista es la Memoria o discurso que puso en manos del virrey
Toledo, en relación con el asiento, tranquilidad y promoción
de la provincia de los Charcas, e incremento de las activida-
des productivas de los yacimientos mineros. 21 De un modo
,tangencial, algunos de los temas abordados en este docu-
mento encuentran acogida también en el Gobierno (],el Perú
(Parte Primera, capítulos xl a xlli). Redactada en 1573, la
presente disertación esboza diez supuestos programáticos
para alcanzar la estabilidad y el bienestar general en la co-
marca materia de sus desvelos.
Como condición esencial sefiala la urgencia de afirmar
la paz amenazada por los indios cbiriguanaes. En primer
término recomienda por tanto que, tan luego lo consintiesen

20 V. la re·s eiia bibliogrMíca de la edición bo.naerense, en las Gotti,1gischen Ce-


le/irte,; A11zeige11 . (Berlín, 191.2), núm. 12, págs. 726-736.
21 Biblioteca Nacional de Madrid. Manus critos, 3.044, fols. 75-78 v.
Otra Mpia, existente en la biblioteca de González de Barda (cf. su Ep!fome...,
II, col. 643), pasó a la colección Muñoz, tomo LXVII, fols. 395-399 v., en la Real
A•cademia de la Historia. Este texto, según una nota marginal, lleva la fecha de
10-IV-1523 (sic), ·e n ·lugár de 1573, que es cuando efectivamente estuvo M'atienzo
junto con Toledo en Potosí, pues el 16 de mayo sus.c ribe otro informe relacionado
con la lucha contra los chiriguanaes.
Este escsito se ha publicado én la Colecci6n de lJocmnentos Inéditos de América
y Occanfa., XXIV, págs. 149-162.
98 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

las condiciones meteorológicas, se enviase un destacamento


de tropas españolas a imponer el orden público alterado por
aquellos tenaces guerreros y los redujese a la coexistencia
pacífica con los demás nativos. En segundo lugar, aconse-
jaba poner en ejecución de inmediato la construcción de
un puente sobre el río Grande, contratada desde tiempo
atrás con el alarife Toribio de Alcaraz. 'Tercer punto: que
se promulgasen y sin tardanza se aplicasen en Potosí las
pautas enunciadas en el capítulo xli de la Parte Primera
del Gobierno del Perú. Corolario del precedente era el cuar-
to: institución de autoridades competentes para la observa-
ción rigurosa de los mencionados preceptos. Figuraba en
quinto lugar la recomendación de que se sembrasen en torno
de la ciudad durazneros, a fin de disponer de maderos para
entibar y de le:fia para uso doméstico. El sexto tema pro-
ponía la aplicación del método de beneficiar la plata inven-
tado · por el contador Gabriel de Castro, cediéndose a los
operarios el 5 % del mineral ,q ue extrajesen. El séptimo
apartado sé contrae a las ventajas de que en las transaccio-
nes comerciales y pagos de cualquier índole no se emplease
la plata quintada ni los reales, sino el metal corriente por
quintar, y que para evitar los fraudes, no se pudiese labrar
pieza alguna de plata sin quintarla previamente. En el
octavo puntó se sugiere, como un medio para estimular la
explotación .de las minas, la suspensión temporal de litigios
suscitados por la propiedad de las mismas. EJ noveno ca-
pitulo enumera la conveniencia de determinar los jornales
de los indios asignados al laboreo de las minas, fijando su
cuantía en cierta porción de metal beneficiado, o asignando
un haber de tres tomines diarios a los que trabajasen en
las .galerías, y dos a los que sirviesen en los ingenios. Por
ultimo, formula una ponencia de provisión, con adición de
ciertas ordenanzas a las que componían los Títulos II y III
- Explotación y Despoblados- del citado capítulo XLI.
Resta, finalmente, hacerse cargo de los escritos apó-
JUAN DE MATIENZO 99

cri_fos o dudosos atribuidos a Matienzo. Está entre los pri-


meros cierta «Memoria del Libro Tercero de las ProvisJories
y Despachos del Licenciado Matienzo» que, muy mal leída
por cierto, corre publicada bajo su nombre. 22 El título de
este papel ahijado infundadamente a nuestro personaje,
ninguna relación guarda con su contenido -disposj.ciones
y mandatos del virrey Toledo-; el autor de esta recopila-
cíón r esidía en Lima, y por último, se registran datas de
fines de 1580, cuando ya Matienzo hacía tiempo que había
bajado al sepulcro. La única razón visible para que el tra-
bajo que nos ocupa se haya impreso bajo tal paternidad es
la de que su original se halla encuadernado detrás de otro
que sí fue obra reconocida de Matienzo. 23
Para concluir, una escueta alusión a un supuesto re-
pertorio acerca «De los escritores de las cosas de Indias»,
que se colaciona como compuesto por Matienzo. 24 Ni la ma-
teria era dé su incumbencia; ni él, tan solícito siempre en
recordar su producción, alude jamás a este trabajo, ni exis-
te otro rastro que una esporádica cita, a la cual sé reduce
todo lo que sabemos sobre el particular. Hay pues razones
más que sobradas para descartar toda atribución a nuestro
autor de dicha monografía.

3.-Exégesis del 'Gobierno del Perú':


su valor y contenido
Exclusivamente a la circunstancia de que el tratado de
Derecho político que nos ocupa haya permanecido inédito
hasta el presente, debe imputarse que el nombre de Matien-
zo no ocupe el sitial de privilegio que en justicia le corres-
ponde en el escalafón de los tratadistas de materias india-

22 [bid,, XX, págs. 543-562.


23 Biblioteca Nacional de Madrid. Manuscritos, 3.044, fols. 79-88.
24 Alcedo, Bibliotheca, A11iericana. Cat.álogo de los a.1<torcs q14e hmi escrito ele
la América.. (Quito, 1965), ·II,-pág. 31. -Alcedo, que formó este repertorio a principios
del siglo pasado, por lo genera! · sigue a Nicolás Antonio, pero en este caso descono-
cemos la fuente de su informaci6n,

t SClJELA DE E STU 0\0S


H l SP,l\1'10 _ At1AE RICANOS
c.s.1.c. f
131 a1..aoTI
100 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

nas, que su aportación doctrinaria haya permanecido des-


deñada, y que de sus páginas no se haya beneficiado el vasto
caudal de informaciones que atesoran, en algunos extremos
sustancial y único. El adjetivo de iné,d'i to que acabamos de
utilizar es ciertamente el más idóneo, puesto que el texto
publicado en 1910 es un compendio o sµmario tan defec-
tuoso, mejor dicho una caricatura tan infiel, que acaso haya
contribuido precisamente a que se depreciaran los méritos
de la obra. 2s
Con el Gobierno del Perú .se supera por vez primera la
literatura narrativa de los cronistas o el corto vuelo de los
escritos de ocasión, para exponer un ambicioso programa
político y un plan de acción orgánico. Era Matienzo hombre
de sólida formación universitaria y de larga experiencia
profesional. En las páginas de sus obras demuestra su cla-
ridad mental como jurista de relieve, profundo conocedor
no sólo de la legislación castellana ( como que había de
pasar a la posteridad entre sus más eximios glosadores) sino
también de la profusa proinulgada para las Indias; se revela
como un prudente estadista y acierta a recoger en ellas sus
perspicaces observaciones del escenario humano que le cupo
en suerte contemplar.
Había en él -como en todos los visionarios y proyectis-
tas- un espíritu lleno de voluntad y un carácter veteado
de caballero andante, que con ética rigurosa ofrece normas
para combatir vicios y males, pero no con la irresponsabili-
dad del teorizante, sino estribado firmemente en la realidad.
Con eficaz criterio posibiliSta recomienda esta máxima:
«...más a de gouernar estos asientos la presencia y buen
entendimiento del que en ellos estouiere, que las hordenan-
c;as hechas en absenc;ia, porque por yspiriencia se a visto
que lo que oy conuiene, mañana daña y no es nescessario,
y el guardar ynuiolablemente lo que está hordenado ha sido
25 Ocurre con el tratado de Matienzo la misma malaventura que a la "Relaci6.'.l
del descubrimiento y conquista del Perú ... " del cronista Pedro Pizarro (1~,7r), de la
cual sólo se dispone hasta ahora de un deficiente extracto.
JUAN DE MATIENZO 101

causa de total destruyción dellos ... ~. 26 En este aspecto, el


capitulo primero de la Parte Segunda contiene páginas ex-
cepcionalmente aleccionadoras acerca de la habilidad polí-
tica y el tacto con que han de conducirse los hombres de
Estado desde el instante mismo en que asumen el mando.
El Gobierno .del Perú es un libro del mayor interés para
la historia del régimen político y administrativo del primer
siglo del virreinato meridional. Representa la máxima cota
en la orografía jurídico-política dé su centuria, como en la
siguiente lo fueron el De Indiarum Iure y la Politica Indiana
de Solórzano Pereira, el Govierno Eclesiástico Pacífico del
agustino Villarroel, el De Contractibvs del jesuita Oñate y
el Thesavrvs IndiCV$ de otro ignaciano, el P. Avendaño -los
tratados dé Hevia Bolaño quedan por completo exclui-
dos- , 27 que en su género son obras cimeras en la bibliografía
de sus respectivas disciplinas. El nombre de Matienzo no
desmerece al lado de estos autores, sin qué el parangón en-
vuelva hipérbole ni hayamos caído en la trampa del panegí-
rico, porque fácil es comprobar que en razón de la amplitud
de miras que distingue al tratado que nos ocupa y el aguzado
ideal constructivo que reflejan todas sus páginas, no cabe
estimar como desmesurada aquella confrontación. Desde
luego reconocemos en Matienzo al jurista analítico, antes
que al intuitivo como Solórzano, y en punto a densidad con-
ceptual. es obvio que por virtud de la materia que abordan
le aventajan los citados teólogos, pero nos hallamos aquí
ante un caso en que la especie es distinta, si bien con igual
calidad.
Sin disputa, fue el escritor de mayor levadura jurídica
en las Indias durante el siglo XVI. La solidez de su pensa-
miento pragmático lo sitúa muy ventajosamente por delan-

26 Despacho de 20.:x . ,561, en La Audiencia de Cka.r cM, 1, pág. 57.


•7 Creo h aber demo·strado que son obras escritas por un autor que no residfa
en el P er ú, en el a rtículo ,publicado bajo el titulo de ~En ,torno d.: Juan de Hevia,
.Bolaño. La incógnita de su persona lidad y el enigma. de sus libros", en An1,aria de
Historia <lel D erecho E spaffol {Madrid, r96, ), XXXI, págs. 121-1'61.
102 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

te de coetáneos como Vasco de Puga o Alonso de Zorita,


con quien por cierto muestra reveladores puntos de contac-
to: inquietud por escudriñar lo pasado y afán por conden-
sar en un cuerpo la vasta legislación. Por otra parte la cohe-
rencia de su tratado, articulado con arreglo a una armónica
estructura, le coloca cien codos por cima. de los escritos de
autores de acreditado prestigio como San'tillán, Ondegardo,
Falcón, Pedro de Quiroga, Diego de Robles, y otros poste-
riores a su época. Seria ya sacar las cosas de quicio medir
por un mismo rasero las páginas del Gobierno del Perú con
las de los tratados técnicos que en el siglo XVII dieron a luz
León Pinelo, Veitia Dinage, Frasso, Escalona y Agüero, y
otros, que no pueden entrar en la cuenta por su carácter
monográfico y circunscrito a un tema o materia determina-
das. Eximio venteador de los temas críticos y vitales en el
proceso de acoplamiento hispano-indígena, cada vez que
haya que repasar el elenco de las obras de esta índole en
la bibliografía indiana, el doctrinal del oidor de los Charcas
destacará con fulgor propio sobre el friso apagado de otros
textos similares.
Al designar Matienzo su tratado con el titulo que os-
tenta, ni lo trasnombró ni se dejó seducir por pujos de gran-
diosidad. La principalidad de la comarca que se extendía
desde el Cuzco hasta Potosí y su gravitación como núcleo
del virreinato la comprobó Toledo a lo largo de su visita.
De ella dedujo que en cómparación con el resto del terri-
torio, era en aquel distrito donde se hallaba el eje del país
y era la porción que requeria particular esmero para regirla,
tanto porque alli estaba concentrado el mayor volumen de
la población espafiola y nativa, como porque en esa zona
se recogian los productos agricolas básicos y se explotaban
los yacimientos mineros más feraces. 23 En consecuencia, sin
pecar de dogmatismo, pudo licitamente Matienzo, al abor-

28 Despacho del vir~ey Toledo, desde Potosí, en ::io~III-1573, capítulo 36, eµ


Gobernantis del Per,1-, V. págs. 66-67.
JUAN DE MATIENZO

dar el análisis constructivo de un sector determinado del


virreinato, comprender desde el punto de observación de
una parte de él, a todo el Peru, pues análogos o idéntfcos
eran los problemas qué por doquier se encaraban. Lo que
Matienzo arbitraba para la provincia de los Charcas, podía
sin tetnor hacerse extensivo al resto del ámbito vt.rreinal.
Hora es ya de dar a conocer el contenido del Gobierno
del Perú, siquiera por modo sumario. Lo haremos agrupan-
do los distintos asuntos abordados por Matienzo, con arre-
glo al hilo temático que los relaciona entre si, a fin de abre-
viar en cuanto sea posible la presente exposición.
El Prólogo sefiala la diana a que apuntó en la elabora-
ción de su trabajo. En estas páginas iniciales ( complemen-
tadas por otras del capítulo xvi de la Parte Primera) enun-
cia su propósito tanto de cantar las cuarenta a los criticas-
tros que sin discernir periodos históricos ni compenetrarse
con·1os problemas censuraban de ligero la aceión desarro-
llada por las autoridades en el manejo de los asuntos pú-
blicos, como su pensamiento constructivo, mediante la pro-
puesta de recursos y providencias conducentes a estimular
el bienestar de todos los grupos sociales que integraban el
virreinato, sin perder de vista que éste se articulaba dentro
de la vasta monarquía espafiola.
El cuerpo del tratado propiamente dicho se abre con
una especie de introducción, de carácter más polémico que
jurídico, en que a grandes rasgos se exponen los títulos sobre
los que en opinión de Matienzo se cimentaba la legitimidad
de la conquista del Perú, insinuando la oportuna probanza
derivada del ejercicio de la dominación por los Incas me-
diante la fuerza, apartándose en varios puntos de la inter-
pretación de Vitoria (I, i, ii, i1i y xxxix). De esta suerte
resulta nuestro autor ser en el Perú el primero, tanto por
imperativo cronológico como por el caudal de argumentos
puestos a contribución, en hacerse cargo de la compleja
cuestión de los justos títulos, anticipándose desde luego al
104 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

intento que abrigara el virrey Toledo con sus famosas


hiformactones.
Supuesto indispensable para l a comprensión de la obra
en su integridad era el conocimiento a punto fijo de la idio-
sincrasia del indigena, a cuya presentación dedica Matiehzo
páginas que por la imagen pesimista que de ellas se des-
prende rezuman el influjo aristotélico de la doctrina de la
servidumbre natural (I, iv, xíx, xxv y xl), que gravitó por
cierto no solamente sobre él, sino sobre muchos otros es-
critores. 29
A continuación, encara el estatuto jurídico de los abo-
rígenes. Habida cuenta de que el eje de la relación con el
elemento dominado se articulaba sobre el aprovechamiento
de su trabajo, considera Matienzo perentorio dilucidar el
espinoso problema de la licitud de la prestación compulsiva
del esfuerzo de la población autóctona y de los llamados
servicios personales (I, v, xiil, xvi y xl). Sobre este particu-
lar razona la Justificación de los métodos coercitivos para
el reclutamiento de la mano de obra con opiniones cuya
estela es perceptible en las páginas del jesuita P. José de
Acosta so y del franciscano fray Miguel de Agia, 31 pero que
ya Solórzano Pereira desecha, 32 pues no en balde entre tanto
se habian promulgado las famosas cédulas del 24 de noviem-
bre de 1601 y 26 de mayo de 1609 tocantes a tan debatida
materia.
Por orden jerárquico decreciente va enumerando el ca-
rácter y la proporción del esfuerzo que había de solicitarse
a los curacas (I, vi) y a las distintas especies de braceros:
los yanaconas (I, viU), los hatunrunas y los tindarunas
(I, ix y xvii), las diversas modalidades de mUayos (I, x y xi),

29 Hanke, El Prejuicio racial m el Nuevo Mundo. Arist61eles y los indios de


América (Santiago, 1958), capítulo VII, págs. 79 ss.
30 De Procu.ra11da l11dor11m Salute (Salamanca, 1589), Lib. III, capitulo XVIl.
31 Tratado qve contie-11e tres {Jar•ceres graves en derecho ... (Lima, 1604).
comp. el segundo parescer.
32 Política Indiana, Lib. JI, capítulos V y VI.
JUAN DE MATIENZO 106

los mitimaes (I, xxv), y por último, el régimen de trabajo


en las minas de Potosi y de Porco (I, xl).
Amplio tratamiento concede Matienzo a la justificación
doctrinal del pago del tributo, asi como a los sistemas idó-
neos para su acotación y cobranza, y pautas para la distri-
bución de esa exacción entre los beneficiarios de la misma
(I, xii, xiii, xvi, xvii, xviii y xxii).
Como tantos otros autores, legisladores y estadistas,
Matienzo dispensa redoblada atención a la estructura socio•
económica tradicional andina, a fin de organizar sin notorio
quebranto de ella la nueva vida política de los indios. Sus
distintas facetas merecen detenido análisis: concentración
de la masa autóctona en núcleos urbanos distribuidos con
arreglo al patrón de la ciudad ideal (I, xiv); periodicidad en
la inspección de estos asentamientos (I, xxi); constitución
de autoridades espaíiolas en ellos (I, xx); amparo y tutela
del elemento nativo de los atropellos tanto de los curacas
como de los espaíioles (I, vii, xxv y xxvii); implantación
de las normas elementales de la vida comunal (I, xix, xxiii
y xxxii) y atracción a la órbita de costumbres e idioma es-
paíioles (en que abundaria Solórzano Pereira)" a través de
la convivencia con espaíioles y mestizos (I, xxiv). Para Ma-
tienzo, como dice un autor, en la asimiláción de ideas y
formas de vida espafiolas debia radicar el proceso de trans-
formación del indio. ª'
La peculiaridad de la economia indfgena exige también
un detallado examen. Matienzo se ocupa sucesivamente en
el régimen de las tierras, ya colectivas, ya privadas, de los
aborigenes (I, xv) y de los espaíioles (II, xiil) y en los bienes
de comunidad, constituidos por explotaciones agricolas y
por ganados de auquénidos (I, xx y xxvl).
No menos minuciosa es la consideración que se otorga
a todo lo relacionado con la asistencia religiosa de los abo-

33 Ob. cit., Lib. II, capítulo :xxvi.


34 Góngora, ob. cit., pág. 212.
106 GUILLERMO LOHMANN VtLL'ENA

rigenes (I, xxxiv, xxxv, xxxvi y xxxviii), así como a las nor-
mas del patronato y el delicado negocio de la selección y
requisitos de los doctrineros, siendo de notar que Matienzo
se adelanta a las disposiciones tridentinas (todavía no di-
vulgadas en la arquidiócesis de Lima ni en sus sufragáneas)
tocantes al sometimiento del clero, tanto r~ular como secu-
lar, al ordinario (I, xxxvii). No omite abo'rdar el problema
del pago de los diezmos por los indígenas (I, xxxvili), cues-
tión por entonces pendiente 35 y que ni el mismo Solórzano
Pereira pudo resolver a las claras. Como secuela de los temas
vinculados con la vida espiritual, trata de las huacas y ri-
quezas en ellas sepultadas, enzarzándose en polémica con
-la opinión de Las Casas acerca de la licitud de la retención
de los t.esoros descubiertos en las mismas (I, xxxvi y xxxix).
En la esfuera de las materias accesorias dentro del com-
plejo indígena cabe mencionar la acción represiva contra
los belicosos chiriguanaes, verdadero flagelo por entonces,
cuyos cautivos juzgaba Matienzo que podian ser reputados
por esclavos (II, ix) {opinión de la cual disentiría Solórzano
Pereira), 36 y el apasionante caso del Inca rebelde en Vilca-
bamba, con el cual nuestro autor celebró negociaciones y
entró en contactos personales (II, xviti).
Tópico a caballo en tre las dos repúblicas, por afectar
a los intereses económicos de los espafl.oles y la prestación
de la energía de los indígenas, o su fruto, era el de la enco-
mienda. Matienzo demuestra aqui una singular preocupa-
ción por arbitrar providencias aue zanjaran el conflicto, a
la sazón en todo su apogeo, derivado de la perpetuidad de
esos feudos (I ,xxviii. xxix. xxx. xxxi y xxxii). sugiriendo al
respecto el ordenamiento aplicable a los encomenderos
Frente a la inercia de la población aborigen, la movili-
dad de los grupos sociales aue entraron en acción en el Perú
desde 1532 demandaba otros módulos para su enfoque. La
º35 V. s·obre este extremo la encuesta recogida por los comisarios de la perpe-
tuidad (Lima, r.•-IV-r562). A-. .G. T., Patronato, 188, 'Ramo 37.
36 Ob. cit., Lib. rr, capítulo 1, § 27.
JUAN DE MATIENZO 107

Parte Segunda del doctrinal de Matienzo versa por ·tanto


sobre la comunidad de los españoles. La nota dominante de
los treinta y dos capítulos es una crítica constructiva, con
vistas a un reajuste a fondo de las instituciones po1íticás,
administrativas, económicas y sociales que configuraban el
virreinato. .
El análisis se abre con la suprema jerarquía de 1a' or-
ganización estatal. Una circunstancia temporal - la de que
la prime.r a magistratura estuviese en aquellos años ocupada
por el gobernador Garcia de Castro- lleva a Matienzo a
controvertir sobre las ventajas e inconvenientes de que el
titular del poder politico fuese un virrey, o si era más acon-
sejable que se le reemplazara definitivamente por una auto-
ridad de menor radio de atribuciones. En una u otra alterna-
tiva, nuestro autor traza el _oaradigma del gobernante ideal
y enuncia las atribuciones inherentes a su investidura, así
como el papel que dentro del esquema administrativo virrei-
nal le tocaba desempefíar, sugiriendo de paso que trasladara
la sede qe sus funciones al Cuzco (II, i y ii). 37
A continuación, las Audiencias consumen siete capitu-
las. No podía esperarse menos de quien por su versación
estaba altamente calificado para explicar las características,
régimen interior y sistemas de inspección proplos de tales
tribunales (II, iii. iv, v, vi, vil, vlii y x,rvii). El gobierno de las
provincias de Chucuito, Tucumán y del Paraguay o Rio de
la Plata, asi como de los asientos mineros de Potosi y de
Porco, es objeto de sagaces recomendaciones (I, xl y xliii;
y II, xiv, xvi y xvii). No olvida abordar por último la regula-
ción del régimen municipal (II, xii). Una aportación per-
sonal de Matienzo en el cuadro de las instituciones juridico-
poUticas del virreinato representa su original idea de crear
un tribunal supremo de alzada. integrado por el virrey o
37 Era ·esta una opini6n tan arraigada, que veinte años después la segttl; sus•
tentando un informante muy solvente. el P. Rodrigo de Loays·a , en .papel al secretado
Mateo Vá2quez. Cf. Coli/éci611 de Documentos In6ditos para la Historia de Espaflw,
XCIV, pág. 575.
108 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

gobernador y dos oidores (uno de Lima y otro de los Char-


cas), al que denomina Rota (Il, ii).
En la esfera de la vida politica de los espafioles cabe
sefialar un capitulo de 1ndole ética -la avaricia como impe-
dimento para pretender cargos públicos- (II, xxii); al que
siguen otros dedicados a la represión y régimen penal de
los vagabundos y sediciosos (II, xxi y xxiii); normas restric-
tivas aplicables a los casados en España (Il, xxx); recom-
pensas y privilegios a los conquistadores y pobladores
(II, viv y :xxv); la educación y formación virtuosa de sus
hijos (II, :xxv), con ecos de los Di_á logos de Juan Luis Vives,
y, finalmente, si procedía en derecho apremiar a los oficiales
mecánicos a trabajar en su menester (II, xxix). Permítase-
nos subrayar la preocupación revelada por Matienzo en lo
que conc\erne a la preferencia que debía otorgarse a los
criollos en el disfrute de los beneficios (II, xxiv) y el esmero
en su preparación como futuros elementos dirigentes de la
sociedad (II, xxv:).
Un conjunto de iniciativas sobre reorganización de la
demarcación eclesiástica y la cobranza de ciertos derechos
(II, xxvi) es extremo que se complementa con un escrupu-
loso estudio de un tema que por aquellos afios traía al retor-
tero a muchas conciencias: la restitución de lo adquitl:do
por los conquistadores como fruto de sus campafias mili-
tares (II, xxvili). No deja al margen nuestro autor una ins-
titución tan pecullar ·como la encargada de cautelar los
bienes de difuntos (II, xxxi).
La Hacienda Pública. en imagen muy conocida, se de-
finia entonces como los «nervios y músculos de la Monar-
quía>. No podia pues permanecer Matienzo ajeno a estas
materias, y sobre temas fiscales y monetarios versan sendos
capitulas (II, x y xi). Sus ideas económicas son, por cierto,
muy atendibles en lo que concierne al mecanismo del inter-
cambio comercial entre la metrópoli y el virreinato peruano
JUAN DE MATIENZO 109

y a la actividad mercantil dentrn del ámbito interno de


este último. 38
l!:n cuanto a arbitrios orientados al bien común y a la
promoción económica e industrial, es larga la lista que ofre-
ce Mat1enzo, cuyos proyectos lo acreditan como un sagaz
ooservador del complejo geo-politico del virreinato peruano
entendido no sólo en su zona nuclear, sino proyectándolo
sobre las comarcas periféricas. En este sentido, los historia-
dores argentinos han encomiado las lúcidas directrices que
acerca de política de fundación de ciudades est ratégica-
mente ubicadas formuló nuestro autor, asi como su pro-
grama para la apertura de nuevas vías de comunicación
hacia el Atlántico, a través de la cuenca platense (II, xv,
xix y xx), que tendrían su complemento con un eficiente
servicio de postas (II, xxxii).
En el campo de las industrias extractivas, propicia el
beneficio en gran escala de las minas (I, xliii). Para estimu-
lar su explotación esboza un ordenamiento legal que, en
razón de su amplitud y precisión jurídica constituyó la base
más sólida para las disposiciones que sobre esta materia
promulgara pocos años más tarde el virrey Toledo (I, xli
y lii). En lo tocante a las plantaciones de coca, objeto de
vívas polémicas por aquellos años, Matienzo en ocho densos
capítulos aquilata el provecho y los daños emergentes de
su cultivo y comercio entre los naturales (I, xliv, xlv, xlvi,
xlvii, xlviii, xlix, l y li). Por último, recomienda en términos
muy encarecidos fomentar la economía doméstica mediante
el cultivo de granjas familiares, la instalación de ingenios
de azúcar y de obrajes de pafios, y la formación de pequeños
hatos de ganado (I, xiii).
En resolución, puede afirmarse que no hay punto sus-
tancial en el h irviente mundo del virreinato peruano en la
sexta década del siglo XVI ante el cual Matienzo haya
permanecido insensible o indiferente. Mas su inquietud y

38 Cf. infra.
110 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

celo por el bien público estimaron insuficiente esta labor.


Haciéndose cargo de que el tratamiento doctrinario y en
abstracto de las materias había que comp]etarlo con conclu-
ciones pragmáticas, acometió lo que en buena cuenta puede
estimarse como el embrión del primer cuerpo legal peruano.
La recopilación de las leyes dictadas por: la Corona era
una necesidad sentida con carácter apremiante para el
juego eficaz de los principios básicos del Derecho Público
y Privado. Acaso en sus coloquios en La Plata con Polo de
Ondegardo tocó Matienzo el tema, y de allí surgiría su pro-
pósito de arrimar el hombro a la tarea. Son abundantes los
capítulos en que la exposición teorética, considerada como
verdadera ratio legis, se destíla en un manojo de preceptos
concretos, muchos de los cuales no son sino reelaboración
de los mismos promulgados por la Corona, si bien adecuados
a las circunstancias de tiempo y lugar en que se redactaba
el Gobierno del Perú, con la ventaja de que ensamblados con
arreglo a su tema, venían a constituir un esquema de codi-
ficación. Descuellan en este orden el articulado relativo a
materias mineras (I, xli) y el concerniente al régimen y fun-
cionamiento de las Audiencias (II, iv). El primero tiene su
base en las ordenanzas de Gasea y en las que promulgaron
el conde de Nieva y los comisarios en 11 de octubre de 1561, 39
aunque bien cuida Matienzo de hacer la salvedad de que él
aporta muchas otras egue hasta agora no están hechas>.
Por lo que toca al reglamento de las Audiencias, es incues-
tionable que Matienzo tuvo a la vista el conjunto de orde-
nanzas firmadas por Felipe II el 4 de octubre de 1563. 40
En igual medida, los preceptos sobre los futuros asenta-
mientos urbanos (II, xxviii) recogen y amplían (v. gr. leyes
iii, vi, viii ... ) las Instrucciones sobre nuevos descubrimientos
y poblaciones comunicadas al marqués de Cafí.ete, por cé-
dula de 13 de mayo de 1556, y trasmitidas de nuevo a la
39 A. G. I., Patronato, 188, Ramo 27.
40 A. G. I., Charcas, 418, Lib. 1, fols. 25-67, en La A udiencia. de Charcas, I,
páginas 609-670.
JUAN DE MATIENZO lU
Audiencia de los Charcas siete años más tarde. 41 De esta
suerte, pues, bastaba repasar los capítulos pertinentes del
Gobierno del Perú para manejar una especie éie prontuario
de la legislación vigente sobre cada materia.

4.-Génesis de la obra y sus vicisitudes


La 'Dedicatoria' del Gobierno del Perú está datada en
La Plata, el 24 de agosto de 1567. 42 El examen interno y el
cotejo con despachos oficiales como oidor permiten aseverar
que la elaboración del tratado fue lenta. La fecha más le-
jana se remonta a 1563, 43 aunque el mayor contingente de
referencias se acumula hacia 1567 44 o sitúan la redacción
concretamente en este último afio, aun en días muy inme-
diatos al cierre de la misma. 45 Por otra parte, no son escasos
los préstamos extraídos de sus comunicaciones al Consejo
de las Indias como ministro de la Audiencia que reaparecen
engastados en el texto, 46 o si se quiere, la inversa, esto es,
adelantar en documentos burocráticos fragmentos de la
obra que tenía en el telar. Quien lea atentamente el reper-
torio de la correspondencia de la Audiencia de los Charcas
de estos años, no se sorprenderá de descubrir en ella pasajes
que al recorrer las páginas del libro de Matienzo le sonarán
familiares.
El priniero que estaba persuadido de la valia de la obra
era su propio autor, que no pierde oportunidad de recomen-
darla y de traerla a la memoria de los consejeros de Indias,

41 A. G. l., Lima, 56.7, Lib. 8, fols. 148-151 v. Publicadas por Konetzke, en


t ·olección de Dornmentos para la Hutoria de la formación social de Hispanoamérica
(Madrid, 19.,.3), I, págs, 335-339. Se reiteraron a Toledo, en 30-XI-1568 (v. Encinas,
Cedulario..., IV, fols. ,r29-232), y alcanzaron s u concreción definitiva en el célebre
Ordenamiento oVandino de .r573.
42 Con el manuscrito original por delante, Mufioz da esta fecha, con leve
yerro en el guarismo de -la decena: 1·557 por 1567.
43 Cf. infra.
44 Cf. infra.
45 Cf. infr-a.
46 Comp. un despacho de 20-X-1562 con pasajes del capítulo ix de la parte se-
gunda, o_ el tan divulgado de 2-l-156tí que pasó al capitulo xv de la misma parte.
112 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

ponderándoles una y otra vez que muchas de las iniciativas


e ideas para resolver los múltiples problemas del virreinat o,
consignadas desde 1567 en el tex.t o del Gobierno del Perú,
habian sido transformadas y puestas en práctica como de-
cisivas medidas de buen gobierno, 47 aunque en alguna
oportunidad deslice con escepticismo que .si la situación del
país no se había remediado con órdenes reales, menos vir-
tualidad todavía tendrían sus consignas. En su mismo libr o
reconoce con estoicismo que al fin y a la postre «todo esto
me parece que es predicar en desierto». 48
Al remitir el manuscrito a la metrópoli en 1567 hace
presente que «para rrecopilar por mejor orden lo que t engo
escrito [i. e. sus despachos oficiales a la Corona] y otras
muchas cosas más ... > habia compuesto este tratado, redac-
tándolo en espafiol «por que mejor gozen todos de éb; en
los escolios marginales se acotaban «filósofos y theólogos
y otros muchos y muy graves auctores ... >. 49
En 1573 se complace en poner de manifiesto que a punto
de culminar la visita del virrey Toledo, sólo restaba por ven-
tilar unos cuantos problemas, en orden a los cuales «... aun-
que sin la yspi.riencia que agora tengo, me atreui a dar
algunos auisOs por un librillo (sic) que ynuié a esa Corte
yntitulado Gouierno del Penh. 50
En ese mismo año se dirige al presidente del Consejo
de las Indias, Ovando, para testimoniarle su pesar de que
el esfuerzo derrochado en el Gobierno del Perú hubiese re-
suitado baldío y su disgusto porque las iniciativas en él
expuestas aún no se hubieran escuchado. He aquí sus pro-
pias .palabras: «Ansimesmo, he dado quenta a V. I. en qué
he gastado el t}empo los ratos que me han sobr·ado después
de haber cumplido la obligación que tengo a mi oficio, y

47 Cf. su despacho de 14-X -1,s76, en La A udiencia de Charcas, 1, pág. 402, y


A11ales de ta Bil>Uoleca (Buenos Aires, 1915), X, pág. ccvii.
48 Cf. infra.
49 D espacho de 28-Xl-x567, en L a Audiencia de Charcas, I, págs. 236-238.
50 .Despacho de 21-l•.1573, en La A udiencia de· ChMcas, H , pág. 465.
JUAN DE MATIENZO 113

dello darán testimonio las obras que he ynuiado y que tengo


medio acauadas para ynuiar a emprimir a ese Reyno, que
como he empleado el tiempo en esto, pudiera hauerle em-
pleado en lo que otros, pudiera hauer adquirido hacienda
co.u10 eJJos; m.,,s todo lo he pospues1.,o por naeer lo q':le de"i10
a1 seJ.'Uicio de Su Magestad, a quien tengo tanta obligación,
y no me he cansado, ni me cansaré, en dar auisos, demas
de los qut di en el libro sobre ei gomerno del .Perú, para que
ws J1atura1es destos Reynos, de cuyo sudor y trauaxo he
comw.o, sean aprouechados, as1 en augmento de sus nazien-
das coi.no en ser instruydos en la pulizía humana y relig10n
xpua., y el pat,rimonio rreal sea augmentado, sin perJuicio
de los encomenderos y demás hauitantes y moradores deste
Reyno, antes en mucho prouecho y utilioad de todos... ~. ; i
El autor, cuando pone punto final a su trabajo y lo en-
trega, pierde el rastro en ese tortuoso camino de los ana-
queles de las covachuelas. Es como un pájaro que se escapa
de sus manos, gira indeciso en el aire y desaparece después
en el horizonte. ¡ Qué problema tan humano y doloroso el de
i~atienzo: presenciar en vida el proceso de oscurecimiento
de su obra y su caída en el olvido!
Enviado el Gobierno del Perú a finales de 1567 a Madrid,
su existencia no debió de pasar inadvertida del todo en el
Consejo de las Indias. Llegaba este documento precisamente
en las vísperas de convocarse la famosa Junta Magna y la
intención del autor coincidía con el tern,a principal que daba
pie para la reunión de los principales consejeros filipinos.
En efecto, Matienzo al componer su tratado explica que es-
taba «todo enderecado a que vn tan próspero Reyno como
éste ... se conserue en perpetua paz y sosiego .. ., lo qual todo
se podria efetuar y poner en orden en seys v ocho afíos,
cometiéndose a persona diligente y de conflanc;a ... >.52 Ahí
estaba sugerida la inexcusable urgencia de nombrar un go-
s,1 Despacho de 18-X-1573, en Medina, Biblioteca Hispanoa,nericana, I, pág. 292,
y La Audiencia de Charcas, II, págs. 491-493.
52 Despacho de 28-XI-1567, en La Audiencia de Charca.s, I, págs. 236-23;.
114 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

bernante de la .t alla de Toledo. Aún más. En la información


de méritos y servicios diligenciada en 1588, uno de los tes-
tigos, Gaspar Rodríguez, declara explícitamente que Ma-
tienzo c ...ynuió vn quaderno del horden e auiso que auian
de tener el uissorrey e gouernador a quien au Magestad en-
cargase la uisita general destos Reynos ... .ir. 53
Ignorado el paradero de las actas o minutas de las de-
liberaciones de la Junta, no es posible conocer los elementos
informativos ni los textos barajados en aquella oportunidad,
pero un diminuto pormenor puede permitir la conjetura de
que el Gobierno del Perú se tuvo a la vista. En la cédula
de 28 de noviembre de 1568 que contiene las consignas im-
partidas a Toledo para acotar las tasas de los tributos, tras
de recomendar que en los parajes contiguos a yacimientos
mineros dicho impuesto se enterase en oro o plata, se indica
la opción de convertir su valor en maiz: es cabalmente la
misma alternativa que brinda Matienzo. M
Otro atisbo de que su libro no era desconocido por com-
pleto puede desprenderse de la proposición elevada al mo-
narca a principios de 1574, en la que se hace mérito de los
perniciosos resultados de los gobiernos de virreyes de la alta
nobleza, como el marqués de Cañete o el conde de Nieva, y
se insinúa la ventaja de que aquel cargo fuese ocupado por
letrados. El monarca, acorde en un principio con la innova-
ción, después de la muerte de Ovando mudó de parecer. s-s
Es literalmente la teoria sustentada con lujo de argumentos
en el Gobierno del Perú (I, i), que recoge y a la que adhiere
Solórzano Pereira. 56
Sea de ello lo que fuere, sabemos de cierto que en los
primeros meses de 1570 Juan de Toro del Castillo ( cuñado
de Matienzo), que había pasado a la Corte enviado por la

53 Lo Audiencia de ChorctU, 11, pág. 59.2.


54 Comp. Revisto Hist6rica (Lima, 1924), VIl, pég. 118, con parte primera,
capítulo xiíi, infra.
55 Scbafer, ob. cit., JI, págs. 50-51.
56 Ob. cit., Líb. V, capítulo XII, § § 1.2 y 13.
JUAN DE MATIENZO 115

Audiencia de los Charcas en comisión del servicio, para


transmitir informaciones de primera mano sobre el estado
de la provincia, suplicaba en un memorial al presidente
Ovando que mandase «ver y examinar vn libro yntitulado
Gouierno del Perú que trata cómo se entiende será bien
gouernado aquel Reyno y acrecentada la rreal hazienda y
los naturales se conseruen y augmenten ... >. 57
El 16 de marzo de 1576 el consejero de Indias licenciado
López de Gamboa, en dictamen sobre un tratado r elativo al
mejoramiento de la administración de las posesiones espa-
fíolas, presentado por Pedro de la Cadena, recomienda
juntar la obra con otra similar, que por cierto era de mayor
provecho, escrita por el oidor Matienzo, que se hallaba en
poder del Consejo desde afi.os antes. En razón de versar
sobre materias politicas y de gobierno, el precavido ministro
aconsejaba a renglón seguido guardar ambos textos con la
mayor reserva, para consultarlos solamente cuando convi-
niere. st Ese mismo afio el propio autor vuelve a la carga y
recuerda que arrumbado en alguna gaveta del Consejo yacía
su libro. «el qual quisiera yo que va. M"'. lo houiera visto>. 59
Próximo a su muerte, renueva sus quejas y deplora que
doctrinal tan meritorio no lograra redimirse del hado adver-
so que parecía perseguirlo. 11111
En 1580, según información digna de crédito (por pro-
venir de un hijo del autor), retenta en su poder el libro el
escribano de Cámara de Gobierno Juan de Ledesma, muy

5¡ A. G. T.. Tndiferente General, 858.


~S M~nénde% y Pelayo, Hisloria de la Poesla Hispano-AmericaM (Madrid,
1913), JT, pág. 141. La noticia parece haber sido facilitada por Jiménez de la Espada,
con er•or en la fecha. pues el dictamen de L6pez de Gamboa no puede ser de 1676.
ya q11e éste file consejero desde 1571 hasta 1579.
Es muy verosímil que la indicación de L6pe,: de Gamboa se llevara a la prác-
tica y fuese en ·r enlidad el manuscrito de Matienzo una obra con título similar confu-
samente reseñada en cierta lista de los• libros existentes en los anaqueles del a rch.i vo
secreto del Consejo de las Indias a fines del siglo xvüi. Cf. Real Academia de la
Hi,to•fa. Colección Muñoz, XCTII, fols. 567-580.
59 Despacho de 14-X-1 576, en La Audifflc-ia de Charcas, I , pig. 4oz.
60 Despacho de 4-L-1579, en lbid., I, p!g. 481.
116 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

allegado al presidente ovando, de cuyas manos debió de


pasar a las de su confidente dicho documento. 61
Habent sua fata .libelli. Azarosas fueron las vicisitudes
posteriores de tan valiosa obra. El original bien pronto salió
a rodar por las bibliotecas. En 1629 el consejero de Indias
doctor Lorenzo Ramírez de Prado (1583-1658), personaje de
pocos escrúpulos en materia de bibliomanía,,-y que bien pudo
aduefiarse del códice, poseía un texto que pareó~haber sido
el autógrafo. La información nos la proporciona León Pi-
nelo, a quien por cierto le hizo traición esta vez su prodi-
giosa minuciosidad, pues fue el primero que echó a volar
la especie de que el Gobierno del Perú constaba de cuatro
libros. 62 Los fondos bibliográficos atesorados por Ramírez
de Prado pasaron a Salamanca, adquiridos por el Colegio
Mayor de Cuenca. e
Este es el ejemplar qtte vio Y colacionó el insigne ame-
ricanista Juan Bautista Mufioz, que lo describe detallada-
mente en julio de 1782. Allí también se conservan la Historia
de la Genealogta de los Ingas del Perú, del mercedario
P. Murüa, y los cuatro volúmenes de la monumental Noticia
General del Perú, del contador López de Caravantes. 64 Con
toda exactitud nos refiere Muñoz que el texto constaba de
dos partes, asi como que la 'Dedicatoria' estaba datada en
La Plata el 24 de agosto de 1557 (sic). El re.sumen es muy
inteligente y termina precisando que es «un tomo fol. escrito
de mano del Autor en papel de China o Filipinas».
Lo que sigue, es ya una incógnita. Aventuraremos una
hipótesis. Extinguido el Colegio Mayor de Cuenca, su librería
pa:só a la real, en donde hOY se conservan innumerables im-

61 Petitorio de Ja información de mfritos Y servicios de Matienzo, 1580, en La


.fo.dienéia de Charcas, II, pág. 518. .
6z B:¡,ítome de la Biblioteca Ori//11,tal Y Occidental... (Madrid, 1629), pág. n7.
63 :E ntrambasaguas, Utta familia, de ingenios: los Ra.m fres de Prado (Madrid,
1943), pág. 1·2 1.
64 Real Academia de la Historia. Colección Muñoz, XCIII, fol. 2 17.
Divulga d apuntamiento de Mufloz, Jiménez de la Espada en Refociones Geogró,-
ficas de Indias (Madrid, ,1 88,), I, antecedentes, pá;g. XLVIII.
JUAN DE MATIENZO 117

presos y manuscritos con la indicación de tal procedencia.


¿Fue el Gobierno del Perú uno de los códices que se expo-
liaron para el rey intruso José l en 1813, como el original
de la obra del P . Murúa? 65 ¿Al lado de ésta pasó también
a Londres? La copia que perteneciera a Lord Kingsborough
es un indicio revelador.
Por los mismos afios en que el coleccionista de libros
Ramirez de Prado disponía de un texto, un rival suyo se
procuró otro. Era este competidor 66 don Tomás T amayo de
Vargas y Salazar de Mendoza (1588-1641), que por razones
de su cargo de cronista oficial de Indias desde 1628, 67 pudo
holgadamente h urgar en las oficinas del Consejo y topar
all1 con el original y hacerse con un apógrafo. 68 De esta
matriz derivan los ejemplares h oy conocidos.
De otro espécimen, existente según todas las probabili-
dades en el Perú, dispuso Solórzano Pereira, pues menciona
esta obra de Matienzo ya en el D e I ndiarum Jure, compuesto
h acia 1618 y cuyo primer volumen remitiera desde Lima,
en 1626. En la Política I ndiana (1647), las referencias al
Gobierno del Perú ascienden a un número considerable:
62 remiten a la Parte Primera del mismo, y 25 a la Parte
Segunda. 69 Los escolios lo citan como «Tract. manuscript.
de Moderat. Regn. Peru>.

65 V. Ba11esteros-Gaibrois, lntroducci6n, págs. XXVI-XXVII, a la edici6n de l'l


Historia General del Perú, de F ray Martín d e M'urúa (Madrid, 1962), l.
66 V. Entrambasaguas, ob. cit., págs. 56-57.
67 Schafer, ob. cit., II, págs. 4t ◄•◄ I! ,
f'i8 En 1621 todada no lo conocía, pues no lo cita en su repertorio "Junta de
libros. la mayor que España ha visto en su lengua... ". Biblioteca Nacional de Ma-
drid. Manuscritos, 9..752 Y 9.753.
69 He :muí el correspondiente inventario, en cuya primera columna figuran los
capítulos del Gobierno del Perú, y a renglón seguido el libro, capítulo y parágrafo de
la Polilica l11dia.1a en que sean mencionados;

PARTE PRil.mRA

IV II, vi, 32; vii, 15 y SS; ix, 8; xiii, S, y xxviii, 1.


V II, vi, 2.
VI II, xxvi, 19 y 38, y xxvii, 2.
VII II, xxvii, 7 y 40.
118 GUILLERMO LOHMANN VILLENA

Nicolás Antonio sefiala que ya por 1672 existía en Roma


un códice del t rabajo de Matienzo en la biblioteca Barberini,
del cual obtuvo réplica. 70 Este fondo fue adquirido en 1902
por León xm y pasó a enriquecer la Biblioteca Apostólica
Vaticana. Hoy el Gobtern o del Perú tiene en ella la cota:
Cod. Barb. Lat. 3585. Es un volumen de 405_folios; encuader-
nación en pergamino; en la portada se previene que el

VIII 11, iv, 6.


IX II, vii, S, 45 y SS, y viii, 5.
X ll, xiii, 11 y 30.
XI II, xi, 14.
XII II, iii. 2, y xix, 8; III, xxv, 1!•, y xxvi, 4.
xm II, ii, 4 y 21 , y xix, 28, 30 y 44.
XIV II, xxiv, 17; y III, ii, 27, y iii, 39.
XV II, X, lJ.
XVI TI, xix, 48, y xxi, 2 y 20.
XX V, ii, 2.
XXIV II, xxv, 6, y xxvii, l3; III, iii, 39.
XXV II. xxiv, 28 Y 3 t.
XXVIJ TV, viii, 32.
xxvm III, xxv, 15; xxvi, 4, y xxx.jj, 56.
XXXIV JI, vii , 65, y IV, xv, 17.
XXXV IV, XV, 12.
XXXVI IV, XV, 43 y 46.
xxxvn IV, iii, 16; xv, 12; xvi, 41 , y xvii, 37.
XXXVIII · II, xxii, 42, y xiciii, 32.
XXXIX VI, v, 7.
XL TT. ""• 2 y 3 2 . y VI, i. 23.
XLIV IT. x, 1
PARTE SEGUNDA

J V , ix . P; xii. u , y xiv, 28.


III V, v, 22•
.IV V, iii, 5.
V V , xviii, J.
IX II, i, 27,
XI VI, ix, 8.
XII III, xxvii, 6 y tt; y V, i, 7 y 14.
XIII II, ix, 1 y 15 ; xi, 14, y xii, 12.
XXIJ V, ii, 7.
XXIU V, v, 3.
XXVI I V, v, S, y xxiv, 4.
XXVII V, x , 23.
XXVIII III, xxvi, 45.
XXXI V, vii, 3 y 12.
XXXII II, xiv, 12.
70 Ob. cil., l, col. 739.
JUAN DE MATIENZO 119

manuscrito procede de la biblioteca de Tamayo de Vargas,


puntualizándose: «Sacóse del original de su auton.
En el siglo XVIII González de Barcia amplia las infor-
maciones. En 1737 anuncia que existía un texto en poder
del embajador de Dinamarca cerca de la corte de Madrid,
I<'r iedrich Adolph Hansen von Ehrenkron, así como que en
el de Jakob Kries, en Amsterdam, se hallaba un duplicado,
tomado directamente del original que perteneciera al re-
petido Tamayo de Vargas. 11 Según Pietschmann, la colec-
ción de Hansen fue subastada en La Haya hacia 1718. 12
En el tercer decenio de la centuria pasada, el codicioso
bibliófilo y traficante de libros norteamericano, ya asenta-
do en Londres, Obadiah Rich, ferió una copia que poseyera
el reputado americanista lord Kingsborough, a cuya muerte
se dispersó la escogida colección que había logrado consti-
tuir. Este ejemplar es un códice encuadernado en tafilete,
con el escudo de armas de su primitivo propietario. La letra
es de la primera mitad del siglo XVII. El título es exacta-
mente igual al que ostenta el texto vaticano y pertenece a
la misma familia, pues las erratas, falsas lecturas y blancos
son idénticos, así como la indicación de emanar del original
del 1:1.utor. En 1848 Rich vendió una serie de 141 volúmenes,
entre los cuales se hallaba este códice, a James Lenox, quien
los donó en 1895 a la New York Public Library, donde actual-
mente se custodia. Se halla en la Manuscript Division
(Room 319), bajo la signatura: Rich Collection, número 74.
Lleva unas notas a lápiz del arqueólogo Adolfo Bandelier,
para la datación del texto. Consta este códice de 336 _folios.
En resolución, gracias a Tamayo de Vargas ha subsis-
tido la obra de Matienzo en su redacción fidedigna y autén-
tica. El original enviado al Consejo de las Indias se ha
esfumado, asi como el autógrafo que Muñoz compulsara en
Salamanca, aunque no desesperamos de verlo aparecer en

71 Ob. cit ., II, col. 763.


72 L oe. cit., pág. 731.
120 GUILLER?dO LOHMANN VILLENA

alguna biblioteca recóndita de la Oran Bretaña, si no ha


emigrado a otro lugar aún más insospechado. De todas
formas, las copias conocidas suplen perfectamente tal defi-
ciencia y en el peor de 10s casos, ni traicionan el genio de
Matienzo ni cercenan a troche y moche su exposición, como
se perpetra en el espurio texto divulgado er>:, 1910.

En visperas de cumplirse cuatrocientos años del coro-


namiento de la redacción del Gobierno del Perú, logra al-
canzar su autor el anhelo que con patéticas frases habia
manifestado reiteradamente al Consejo de las Indias. Al
imprimir un texto de tan acusados relieves, creemos realizar
un servicio a cuantos sienten curiosidad por el pasado de
los grupos sociales andinos, a los estudiosos de las institu-
ciones politicas y jurídicas de la época de la dominación
.e spañola y, en definitiva, a quienes a través del conocimien-
to de la evolución de una colectividad a lo largo de los siglos
aspiran a descubrir sus elementos formativos y sus cons-
tantes históricas.

GUILLERMO LOHMANN VrLLENA

NoTA: Para la edición que se hará eu breve del Gobien10 del Perii, an tecedida del
p resente Estudio P reliminar, se ba utilizado la micropelicula obtenida del manuscrito
vaticano, que pertenece a la Escuela de Estudios Hispano-Americanos y a la Cátedra
de Historia del Derecho Indiano de la Universidad de Se,-illa, a cargo d el doctor
Antonio Muro Orejón. La transcripción fue hecha por el doctor José Llavador Mira.
Este texto ha $ido luego depurado por nosotros y posteriormente cotejado con !:¡
copia neoyorquina.
PUBLICACIONES
DE LA

ESCUELA DE ESTUDIOS HISPANO · AMERICANOS

OBRAS PUBLICADAS :

Anuario de E11uáios Americano• Vol. I.-Sevilla, 1944.-XU + 844 pÓg$., 17 lám,.


24Xl7 cms.-1.500 grs.-AGOTADO.
2 Pérez-Emhid, Florentino: El Almira1&lasgci de Ca11illa h4Jta la.s Capitulucione• de
San1a Fe.- Sevilla, 1944.- XVI + 186 págs., 5 iloet., 14 X 17 cms.; rústku, con ,ohre-
cnbier ta.-'360 grs.-AGOTADO.
Giméne2 Feroáo,lcz, Moooel : La, Bulal ,tlejand.rina1 de 1493 refúenu,,, .a 1,u
fodi11.1.- Sevilla, l94.4.-X'Vl+258 págs., 5 ilu~t., 24X17 cms.; rústica, con sobr e-
cubierta.-450 gts.-AGOTADO.
4 Memoria de Gobierno de }o,é Fernándé.a de A.bascal y Sou,, a, V irrey dél Perú.
Ed'ición de Vicente Rodrigoez Casado y Jo.s é Antonio Calderón Quljano. Enodio
preliminar de Vicente Rodrigues Casado.-Sevilla, 1944. Dos tomos CU1+495 y
58' págs., 15 l ám,., 20Xl3 cuis. Tela, con eobrecnbierta.- 1.750 grá.-AGOTADO.
Calderón Quija,,o, José Antonio: Belice. 1663·1821.-Sevilla, 1944.-XJY +504 pág•.,
32 lñms., 20 X 16 co,s.; tela, con sobrecnbierta.- 850 gra.- AGOTA DO.
6 Carro, O. P., Venaucio D.: La ·Teología y lo., teólogo,,j,.ri51a• españoleJ onle lo
Conqui5ta ·de Ámérica.-Madrid, 1944.-2 tomos. 45a y 473 p,igs., 22X16 cms.; tela,
con oobrecobierra.- 1.250 grs.-AGOTADO.
Rumen de Armas, Antonio: Colón en Barcelono.- Sevilla. 1944.- XII + 86 pó3s.
24Xl7 cm&. 170 gra.-AGOTADO.
a Jos, Emiliano: lniJe•tigacionea ,obre la 11id<i y obru• iniciales de · D. Per,nmd,
Colon.-Sevilla, 1945.-XVIII+l64 págs., 6 ilúst., 24 X l7 cms.- 330 grE.- AGOTADO.
9 Anuaria de Euudio• Ámericano,. Vol. 11.- Sevilla, 1945.-X YIII + 936 pligs.,
24 X 17 cms.- I.790 gr1.- AGOTADO.
11 Bayle, S. J., Constantino: El protector de indio• . - Sevilla, 1945. - YUI + 176 p,íg,.,
211 X Ü cms.- 325 grs.-A.G ÓTAOO.
11 Gutiérréz de Arce, Manuel: La colonisación done,a en la• l ,las J/írge.11e.s.- Sevi Uu,
1945.- VIII+ l61 ¡,ágs., 6 láms. 24Xl7 eme. ; 275 gra.-AGOTADO.
12 Lohm·a n·u Yilleno, Guillermo: El arte dramático en ·Lima du rante el Virreinato.
Madrid, 1945.-XX + 647 págs., 2ZX 16 cm•. ; tela, cou sobrecubier ta ; 1.050 g:r,.
AGOTADO.
13 Alonso Geti110, O. P ., P . Luis : 111/luencü, de los tlomfoicos " " la, /, eyes Nueva,.
Se;,illa, 1945.- Y III + 94 póg•., 24 X 17 emt . ; 170 gra.- AGOTA.OO.
H Lu.1 Leyes N ueva,, 1542-1543. Reproducción fotogrática. Transcripdúu •Y uotús ,le
Autonio l\luro Orejón.- Sevilla.- XXI + 26 págs., 24 X 17 cms.- AGÓTADO.
15 Céopedes del Castillo, Guillermo: La 1Jt1eria en el comercio de IndÍa$. -Sevilla, 1945.
VIU + 187 pá gs .. 8 láms., 24 X 17 CID!. ; 300 grs.-AGOTADO.
16 MariUa Tascón, Antonio : Los tJiajes ·de }11.lián Guiiérrez ot Golfo de U·rab,í.
Sevilla, 1945.- VII + 84 pags., 4 láms., 24 X 17 eros.; 195 grs.-AGQTAD().
17 Palacio Atard, Vicente: El Tercer Pa¡:10 de familia.- SeviUa, 1945.- XVII+3n pá-
ginu; 8 láms., 22 X 16 eme.; tela, con sobrecubierla.-600 grs.-AGO~ADO.
18 Múzqniz de Mlg11el, Jo1é Lulo: El Conde de Chinchón, Virrey del Perrí.-Sni!Ja,
1945.-334 págs., 16 lóm!., 22 X 16 <ms. ; tela, con sobr ecubierta; 650 gu.- AGO-
TADO.
19 P ~rez Embld, Florentino: Loa deicubrimienio1 ·e n el .At lántico hast11 el iriuado
,; , Tordesi!lal.-Sevilla, 1948.- a?O pága., 35 láme., 22 X 16 cms.; t-&la, con •obre,
cubierta: 760 grs.- AGOTADO.
20 Portillo y Die, do Sollano, Alvaro del : Ducubrlmienio, )' ex.pedicione, en la•
cona, de California.-Madrid, 1947.-540 piíg1., 57 láms., 22 X 16 cms.; tela, con
aobrecobierta; 900 gr1.-AGOTADO.
U Memoria de gobierno de Manuel Ama& y Juniem, Yirrey del Perú. Edici6n 7 utudio
preliminar de Vicente Rodríguez Caoado 7 Floreotioo I'ér ez,Embid.-Sevilla, 1947.
XCll+845 p,ig,., 12 lám1., 20Xl3 cms.; tela, con sobrecubier ta; 800 ,ra.-AGOT A.D O.
2;l Aya)a, F. J avier de: Idea• politú:u Je Juan Je Solórzi1110. - Sevilla, 1946. -
Xlll+58~ páge., 22X16 cm•.; tela, con sobrunhiertu; 1.080 grs.-AGOTADO.
23 Lohmann Ville11a, Guillermo: El Con,le de Lemo,, Virrey ,Jd Perií.-ModriJ, 194,~.
XVIll + •l72 pág._, 11 lúm,.; 22Xl6 cms., tela, con 80brccubierta: 800 ~••.- AGO-
TADO.
24 Arregui, Domingo Lúzaro de: De,cripción de la Nueva Ga!icia. l:dicivu y estudio
de Fran~oi1 CbevaUer.- LXXI +l61 pags., 4 Ums., 24Xl7 cm,.; 490 gn.- AGOTADO.
25 Agia, Fr . Miguel de: Servidumbre, per,onalu de indio•. Edición y eatodio preli-
minu de F. J avier Je Ayala.- Sevilla, 1946.-Lil+ 141 pñg• .. 24 X 17 cm<.; 450 gn.
AGOTADO.
26 Memoria da sobiemo de Joaquín de la Pez.ucla, Jlfrrey del l'erri. Edición y Prólogo
do Vicente Rodríguez Casado 7 Guillermo Lobmaon Villeoa.-Sevilla, 1947.-
XLV1+ 912 págs., 3 lám,., 20Xl3 em,.; tela, con sobr ecubier ta ; 850 gra.- AGOTADO.
27 Rodríguez Cnaudo, Vicente; Perez • Embid, Florentino: Co11!tr11ccio,w., del 1'irrc1
Amat.-Sevilla, 1949.- XII+307 págs., 58 Ums., 22Xl6 cms.; 500 grs.-AGOTADO.
28 Scba!er, Ernetto : El Consejo Real y Supremo de laa In,lia• e11 la ad1,1it1istrnción
coloniaL.- Se,•ilJa. Centro de ütodios de B iatoria de América (l tomo) 1 E. E. H. A.
(11 tomo) , 1935 y l 947.-XVU1 +434 y XV-1-630 púgs., 5 J:ims,, 25Xl 7 cm,.; tela,
con sobrecubier ta; 2.500 grs.-AGOTADO.
29 Rumazu, Jo>i: La rc1ión amazóniai del Ecuador e11 el siglo XVl.- Scvilla, 1945.
Xll+268 púgs., 12 lám1., 24X l 7 cms.; 500 gr&.-AGOTADO.
38 Palacio AtarJ, Vicente: Areche y Guirior: Obuwacionu sobre el fracaso de uno
v~il• al Perú.-Sevilla, 1946.- Vlll+106 págs., 5 I IÍms., 24Xl7 cms.; 200 gramo•.
AGOTADO.
31 Anuario d• E,tudio, Americano,. Vol ffi.-Sevilla, 1946.-XYI+ l.306 pág1., 50 hí
minas, 24Xl7 cm,.; 2.300 grs.-AGOT ADO.
32 Berráez S. de Escar icho, Julia: Don Pedro Zapata de Me11doZ1J, gober11ador de
Cartagena do lndia!.-SevilJa, 1946.-Vlll + l37 pága., 6 línH., 24Xl7 mu.; 250 gn.
AGOTADO.
33 Gimén•e1 Fernárfdcz, Manuel : Lo, doctrirtaa pop1tli~&a. en la indepen,lencia de
H~ponoamérioa.-Sevilla, l947.- VI II+156 págs., 24Xl7 eou.; 300 ,ra.-AGOTADO.
34 Céspedea del Castillo, Guiller mo: Lima y Bueno, Airu. Reperc,uioru?• económica•
1 política• de la creaci6n del J/i"einato del P la1a.- Sevilla, 1947.-Vlll+ 214 págs.,
6 lám1., 24Xl7 cms,; 400 gr s.-AGOTADO.
35 Rumeu de Armas, Antonio: Lo, viaiu de John Hawkins o Amér~a ( 1562-1595) .
Sevilla, 1947 .- XX + 486 p:íge., 26 l:im1., 22 X 16 rm,.; tel1, <OD 10bretnbiert1:
650 grs.-AGOTADO.
3, Augulo liiigu••• Diego: El Góllco y el Renacimic11«1 en la• .A111illas. Arqui&eciura,
ucullura, pín&itra, azulejo•, orfebrería.-Sevilla, 1941.-Vlll+JO} págs., 81 ilost.,
24X17 cms.; 200 grs.- AGOTADO.
37 Diaz \'enteo, Fernando: La, canipaña3 mililaru del virrey Abn.,cal.-Sevilla, 1948
Xll1+41G págs., 22Xl6 mn~.; tela, con sobr ecubierta; 500 gu.- AGOTA DO.
38 Anuario de E,wdio• AmeriCflllos. Vol IV.-Sevilla, l947.-XVIU+804 pí@• ·• 44 J¡j.
minu e ilust., 2~Xl7 cms.; 1.500 gro.-AGOTADO.
39 E11udio• Americano, . Vol. I , núm1. 1, 2, 3 7 4.-Sevill■, 1949. H~ págs.; 25X 17 cm,.
AGOTADO.
40 DiH de Iraola, Gooulo: I,,, vuelto. al mundo de la e,rpedición de la •·acuna,
Prólogo de Cregorio M1rañóo.-Sevilla, 1948.-XVI + l 02 págs., 20 lám!.: 24X 17 eme.;
rústica, con 1obrecubier ta; 300 gn.-AGOTADO.
41 Gil Monillo, Octavio: MalvinO!, El conflicto an1lo-e,prmol de 1770.-Sevilla, 1948.
VUI + I54 págs.; 24 X l7 cms,; 257 gn.-AGOT ADO.
42 Letnria, S. J., Pedr o de: La Encíclica de Pío J'll ( JO de enero de 1816} ,obre la
Revolución Hisponoamerlcano. - Sevilla, 1948. - YIII+U páge., 24.Xl7 cms.; 195
gramo1.-AGOTADO.
43 Giménez Fernóndez, Manuel: Hernán Cané, y 6U ret1<>lución comunera en lo Nueva
B,paña.-VII+144 págs., 24Xl7 eme.; 29S gre.- AGOTADO.
44 Anuario de Estmlio, Americanos. Vol. V.-Sevilla, 1948.-XVI +280 pags., 2S lí.m, .
24X17 cm, . ; 1.450 grs.-AGOTADO.
45 Cascajo Romer o, J uan: B l Pleita de lo curoción de lo lepra en el Hospilol de San
Láiaro de Lima.-Sevill■, l948.-VIIJ + ll8 p&ge., 6 lám!.; 24Xl7 cms.; 200 gn
AGOTADO.
46 Borregán, Alonso: Crónica d e la conquiwi del Perú. Edición y pr6logo de Rafael
Loredo.-Sevilla, 1949.-124 págs.; 24Xl7 cm,.; 200 gn.-AGOTADO. :
47 Molina Ar güello, Carloe: E l Gobernador de N icoroguo en el • is la XJ'l.- Serilla,
1949.-XII+256 págo.; 22Xl6 ctne. ; 400 vs.-Col. Do, Coloru.-AGOTADO.
48 Trnjillo, Diego de: R elación del de&Wbrimienlo dd Reyno del Pení. Prólogo '!'
notas de Raúl Porras Barrenechea.-Sevill■, 1948.-XIV+l24 p•~•-: 24 X 17 cm,.:
210 gra.-ACOTADO.
49 Santa Cruz, Alon10 de: Crónica de los Reye# Católico,. (Inédita h1>sta ahora). Pu-
blicación de Juan de Mata C1rriHo.-Sevifl1, 1951.- 2 •oh. de CCC+ 367 pig•. el
tomo I, y X+646, el Il; 22X l6 cm,.; 1.750 gn.-600 pe1et11.
SO Lohmann Yilleno, Guillermo: Lo, minas de TluoncoveUca en lo8 .,iglos XJ'l ,-
XVII.- Sevilli, 1949.-XVII+466 pág1., 9 láms.; 22Xl6 cmo.; 750 gTs.; rú, tira, r on
sobrecubierta.- AGOTADO.
51 Catálogo de doc11mento1 de lo Sección noveno del Arc1aivo GMemt de India,.
Dirigido por Crietóbal Bermúdez P lata: Tomo 1.-Sevllla, 1949.-822 páge. 1.450
gramoa.- ACOTADO.
52 Herr,íez. S. de Escnriche, Jolia : Bene/icendo de Bmalla en l 11dios.- Sevill1, 1947.-
11+ 182 pigs., 4 l ñme.; 22 Xl6 cma.; 300 grB,-AGOTADO.
SS Jos, Emiliono: Ciencia y o,adía ,obre Lope de A¡:nlrre el Pere,:rino.-SeYi.lla;
1958.-Xll+ l68 púu., 7 lém,., 22X16 eme.; 300 gro.-.!\COTADO.
54 Gil Monilla, Octavio: El Ria de lo Pltao en la Política I nternacional. Génuis d el
Virreinoto.-Sevilla, 1949.-XIV +464 pág1., 8 Ums. ; 22 X 16 cms.; 700 gre.; rÚ•·
tica, con sobrecnbierta.-AGOTADO.
SS Mar co Dorta, Enrique: C,mageno de lndias.-Senlla, 19S1.-XXIV +326 pógs.; 8
láminoe, 170 figuras; 32 X 22 mie.; 1.550 gr•.; tela con 1obrecuhier t1.- ACOTA DO.
56 Puli1lo Rnbfo, J osé: El Pi1010 Ma,-or de lo CoJa de lo Contratación ,Te Sevilla.-Sc,
nlla, 1950.-Vlll+948 pig1.; 22X l 6 cm1.; rústica, con ,obrecnhierta.-AGOTADO.
57 CUY1jal y Roble., Rodr igo: Fiesta de Lima. Edlción y prólogo de Francisco Lópes
Estrada.-Sevi!la, l950.-XXIV+ l98 piga., 2 láma.; 22Xl6 cms.; 350 ~•.; r úetic-a,
con 1obrecubi erta.-AGOTADO.
58 Pérez-Embitl, Florentino: Diego de Ordh, compañero de CoHés r e,tplorodor del
Orinoco.-Se•iTI•. 19S0.-1S6 pág!., S Jáma. ; 22Xl6 eme.; 22S grs.-Col. Do, Colo,-.,.
AGOTADO.
59 E,t,udio, Americanos. (Yo). JI, núms. 5, 6 y 7).- Sevllla, 1950.-ACOTADO.
68 Calderón Quijano, José Antonio: Forii/icacionea en Nueoo E,paña. -Sevilla, 19S3.-
XXXVIII +338 págs., 183 Ggur■!; 34XH eme.; 2.000 gr1.; tela, con 1obreeobieru.-
900 pesetas.
61 Anuario de Estudios Amcricono•. Vol. VI.-Serilla, 1949.- XIV+ 875 págs.; %4Xl7
centimetro,. 1.120 gr1.-AGOTADO.
62 Estudios A mericonos. Vol. 111 (núme. 8, 9, 10 y 11) .-Sffilla, 1951.-25+ 17 enu.
AGOTADO.
6l Gneinde, Mar Lín: Fueguinos. Traducción de la obra Urmeruchen ¡,,. Feuerland, por
Diego Bermúdea Cam■ cbo.-Sevilla, 1951.-X+400 pág1., 48 láms.; 22X l 6 tn11.; 600
1ramo1.-360 peaetaa.
6d Anuario de Est"dios A.merica110,. Vol. VII.-S&YiD■, 19SO.-XYI+608 plig!., 8 Um•. ;
24Xl7 <ms.; 900 gu.-900 peoetu
65 Muro Orejóo, Antonio: Cristóbal Colón. El original de /.a capirul.aci6n de 1492 y
m • copia• conlem.poráneas.- Sevilla, 1951.- 12 póge., 8 fotograbados; 24X l7 cms.;
65 gu.-AGOTADO.
66 Mar co Doria, Enriqoe: Fue11te• ¡,ara la Hi!loria dd Arte Ttíspa110-Amerk.a,i-0.-Se•
villa, 1951.-XXIlI+ 730 págs.; 24+17 cm•. ; 700 gre.-AGOTADO.
61 Morale. ·Padrón , Franci,co: Jamaica B,pañola. -Sevilla, 1952.-XXXH +S04 paga.,
22 láma., l mapa; 22Xl7 cms.; 650 grs.; tela, con sobrecubierta.-600 pesetas.
68 Porras Troconis, Gabriel: Hi&toria de la Cr,l!ura en el Nuevo R eino de Granada.-
Sevilla, 1952.- X +652 piige., 22;,<16 cms.; 700 gre.-AGOTADO.
69 Estudio• Americano,. Vol. IV (núms. 12, 13, 14 y 15). -Sevilla, 1952.- 25 X L1 cm<.
AGOTADO.
70 Mariloz Urquijo, J osé María: EMa;yó .,,b,e los juicio, d e rµidencia indiaAOt.-Se-
villa, l952.-XX+520 págs.; 22Xl6 Clll8.¡ 400 gr s.- Col. Dos Coloru.-120 pe,etaa.
71 Giménez Fernández, Manuel: Bartolomé de !ns Ctua!l. T omo 1: El Plan Cunero••
l ,a:s CaM& ¡,ara la reformoci/,n de las Indias.- Sevilla, 1955.-XXIV+776 págs.,
30 láms., 22Xl6 cms.; 1.350 gra.; tela, -éon sobrecubierta [vid. núm. 121].-AGOTADO.
n Amiario de Estudio, Americano,. Vol. YIIl.-Sevilla, 1951.-XII+658 pág•.; 2,x 17
centímetroa; 980 grs.-900 pe-setaa.
73 Eatudios Americanos, Vol. V (núme. 16, 17, 18, 19 y 20).-Sevilla, 1953.
14 E.iudios Americano•, Vol. VI (núms. 21, 22, 23, 2,, 25, 26 y 27).-Sevillo, 1953.
75 Arma, Medinu, Ferna11do de: Crutúmización del P erú.-SéVilla, 1953.-XXVIIl+M0
ptíginas, 14 fotogr abado·s y mapas; 1.000 gr s. ; tela, coa sobrecuhierta.-600 peiietas.
76 León Pinelo-, Antonio: El Gran. Canciller de la• Indias. Edición, estadio y nota.
do GuUJermo Lohm•.on l ' illena.-Sevilla, 1954.-CLXXIV + 232 págs., 22X 16 cms.;
rústfra, con sobrecubierta ; S00 gr s.-360 pesetas.
11 Anuario de E3tudíos Americanos. Vol. IX.-SeviUa, 1952.-XVI +78.0 págs., 5 lómiua•
y grá.fieos.-24Xl7 cma.; l.050.-AGOTADO.
78 Peña'lvet Simó, Pai'ricio. Modernidad tradicional ·en el pe113ani'ien.to de Jove/lanos.--
Sevilla, 1953.-XXXIT+J68 págs. ; 20Xl3 cms.; 210 ,,s.-éoJ. Mar A.den.lro.- AGO·
T.ADO.
79 ·E lias ·de Tejo.d a, Francisco: Las doci.rintis ptiliticas de R11imunda ele F11ria, Bri10.
Sevilla, 1953.-196 págs. ; 20Xl 3 cms.; 200 gre.-.Col. Mar Adeni ro.-U0 pese!■•·
80 López Núñez, Carlos : Horizonte docl~inal de tá Sociología Uispano-America,ia.- Se-
villa, 1953.-164 pág,. ; 20Xl3 cm•-; 16S gre.; Col. Mar Adenaro.-120 pesetH.
81 Estuditis Americanos, Vol. VII (núm, . 28, 29,. 30, 31 y 32).-'Sevilla, 1954.
82 Tóbar, Balthuar :de : Compendio Bulario Indi.co. (Tom o 1) Edición y eotodio de
M:mucl Gutiérrez de Ar ce.-Sevllla, 1945.-LIII +558 págs. ; Í II X25 cm~.; J.050 11;,s.:
lela, con M bre-0uhierta.-600 peileta•.
83 Larrea, J umo .Ignacio: La Santa S.ed,e ;y el Ecuador-,-Sevi\la-, 1954.-LIII+ l76 pág,. ;
18)(25 cm,.; 225 grs.- Col. Dos Colore,.-120 pesetas.
84 Gil Monilla, Ladislao: D e,cubri,;.iento del Marañón.- SevÍIJa, l954.-XVJ+392 pñ-
gina•, 13 lám.,. ; 16X22 cms.; 600 grs.; rú,üca, con sobrecoblerta.-300 petétH.
8S Así• Gar rote, A~ústi:o: Bartolom.é Herrera.- Sevilla, 1954.-148 púgs. ; 20X 13 cms.:
200 gre..-Col Mar A.dentro.-120 petetas.
86 Vilo Selma, Jo•é: Pr11cedimier1to y técnicas en Rómulo Gallego,.- S..-.illa, 195'-
196 púgs. ; 20Xl3 cms.; 200 grs.-Col. Mar Adentro.-1 20 peseta,.
R1 Tejo,!,, Fer•r iández. Mariuel: A,specto de la vida ancial en Carragena de lndfos ,1,..
rante el seiscíentos.- Scvilla, 1954.-348 pág,;.; 22X16 cm,.; 500 gra.-300 peaetas.
83 Anuario de Estudios A m erú:ano•. Yol. X.-Sevilla, 1953.- 739 páJ••• 9 lím1.; l.0Sfl
gramos.- 900 peáetas.
er. Estudio, Americanos. Vol VIll. (Núm,. 33-34, 35-36, 37, 38 y 39).-Sevilla, 1954.
90 Rodrí¡nn,i Casarlo, Vicente: De la MonarquÚJ Española del Barroco.-Sevillo, 1955.-
180 págs.; 20Xl3 cm,.; 180 ~r • •..:.CoJ. i.far A.dentro. -AGOTADO.
91 Mor ales Padrón , Fraueiseo : El comercio canario-arn·ericano en lo• ,iglos XVI, X Vil
y XVIll.-Se,, ilJo, 1%5.- XX + 432 págs., 26 Ióms.; 22 X 16 cms. ; 645 gn.: rfütica,
,·on sobrecubi,erta.-360 pesetaa.
Q2 T,r villicr. Roberto: l.01 Incas.- Sevilla, 1956.-260 ¡1áu. y uu mapu ple~ab)e:
22 X lfl cm,.; 360 gn.- Col. Do, Colorei.-200 'Peseta•.
93 Mornle& Pa drón, Fraoci•co: Fiwnomi,,, de la Conqui.ia Illdiana.-SeviUa, 1955. -
XII+ 182 págs.; 20X l3 cms.; 200 grs.- Col. /Uar .Adenrro.-AGOTADO.
94 Asís Garrote, Agustín: Ideas sociopofüicas en A.Ion.ira de Polo (El Toslado),-Se-
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XCVI+834 págs.; 24X l7 cm,.; l.300 ·gre.; rúotica, con eobr ecobierta.-720 peoetas.
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24Xl7 ems.-900 petetas.
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16+22 enia.- ~00 pe•eta, .
113 Anuario de E~tudio• An,ericano.,. Vol Xill.- SeviJla, 1956.-604 P•~•. ; 2◄ X 17 =•·•
AGOTADO.
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Ilustracionc•.-900 pesetaa.
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pAginu+l8 láms,; 24Xl7 cm, .; 350 grs.-120 pe•et11.
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24 X l 7 eme.; 300 gu .-120 pesetu.
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130 Moro Orejón. ,\n1onio: Las Leyes Nrttt·as.- Sevilla, 1961.-Sf p>:s. Rep rorlnc• io•
nea fa,.imila.re,, transcripción y es1odio.-24Xl7 ems.; 150 gra.- 120 peseta,.
131 E,wdios Americanos. Vol. XX. (Núm; . 103, 104, 105).-Sevilla, 1960.
132 Pedr o Borgea: l,o, conqui.stadorc, espirit1tales de Américo.- Sevilla, 1961.- 189 pág,.:
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133 E.~udios Ameri®no,. Vol. XXI. (NÍlms. 106. 107. 108) .-SeviU■, 1961.
134 Anuario ,i., E,1udio1 Americano,. Vol. XVJJ.-Sevilla. 1960.-810 pág•.; 24X 17 eme.
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135 Anuario dl' E.tml ios Americano,. Vol. XYHI.- Sevilla, 1961.-819 págs.. 24X 17 e.mi.
Iluttraciones.-900 peaetu.
136 Rodr í~uez del Valle, M•riana: El C<Utillo de San Felipe del Golfo Dulce.-Sevilla,
1968.-103 pág•.+28 liim,.-24X17 cm, .; 250 grs.-120 pesetH,
H1 Campo La cua, Cris1ina: La l gl~ia en Puerto Rica en el 1/gi,, XVllf .-Sovilla.
1962.-127 píg,.+20 Ums.; 24Xl7 cm$.; 250 gre.-120 pesetaa.
138 Luque Alcaide. Efü■: La Sociedad F.canómica de Cuotemala.-Sevilla, 1962.-
226 pága. ; 22Xl6 cma.; 350 gr •.- Col. Do, Colore,.-180 pesetas.
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{1770-1821 ) .-Se-tiU ■, 1962.- 139 pái;,.+14 Jún,.; 24X l 7 cm,.; 350 gre.-120 peaetaa.
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Ilu,traeiones. 1.400 grs.- 900 pesetas.
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149 Córdou Bello, Eleuar: Compañía• holonde141 de Naveiación. - Sevilla, 1965.
24X l 6 cms.; VII+ 303 pág1.; 2 ilnstr.; 500 ~•.-300 pesetao.
ISO Moro Orejón, Antonio: Lo, capítulos de corregl.dore• de 1500.-Sovilla, 1963, 28 págs.
16 fotogrebndos : M X17 eme.; 120 g.,!,-120 peeetae.
1S1 A nuario de Estudio• Arnericano,.-Vol. XX.-Scvilla, l963.-24X l7 ans.; 862 p¡ p.¡
1.300 sn.-900 peaetu.
152 Rodríguez .Macia.. Juona: El Correo en Puerro Rico.-Sevillo. 1964. 91 pii~$.,
24X l7 cm•. ; 175 gre.- 100 peoetl!.
'f

) 53 Mari!cal Romero, Pilar: los Banco• d e RescaJe de l'lar~.--Sevilla. 1964.-85 Jlal•··


l láma.¡ 24+17 cm1.; 175 gn.-100 pe1eiu.
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225 grs.- 100 pese111.
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157 Indice del An.uario E11udio1 Ainericano,.-Sevilla, l964.- 24Xl1 cm, .; !36 p411.;
200 gn.- 100 peielat. •
158 Diaz,Trech oelo Spínola, Lourdea: La Real Compañia de Fiüpina,.- Se•illa, 1!165.
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159 Deustuo Pimentel, Carlos: L" Intendencias en el Perú (1790-1796).- Se,,illa, 1965.
22 X l 6 cn11.¡ XXVIII+ 263 p:íg1.; 300 grs. -Col Dos Coloru.-240 pe1et■1.
160. Anuario d e Estudios Americano,. -Vol. XXI. Sevilla, J964.-24X l7 cm1.; 907 ¡Mip.;
1.400 gu.-900 pe,etas.
161 Garrido Conde, Muria Teresa: La ,;reació11 del virrcinalo de Nueva Gra11Gda
(1 711-1123) . Sevilla, 1965.-2♦Xl7 cni,. : 120 págs.; 1 láms. ; 200 gra.- 100 peaesa-.
162 Navarro García, Luis: La, provincia, inrerna.s e n el iiglo XIX. Sevilla, 1965.-
24Xl7 cm1.; 133 págs.; 12 lóme.; 240 gn.-120 pesetas.
163 Morales Padrón, Francisco, y Lla•ador Mira, José: Mapas, Plano., 1 Dibujo, ,abre
Vene~uela uistente, en el Archivo General de lndill3. (S.,, onda serie).- Se..illa, 1965.
24 X l 7 cm, .; 75 p,igs. ; 36 Jám, .; 250 grs.- 120 pesetas.
164 Anuario de Estudio, Americanos. Vol. XXII, Sevilla, 1965. 2'I X 17 cm; . 900 ¡,e1etu .
165 Gómez Aparicio, Josefma: Pérdida de la isla de Trinidad. Sevilla, 1966. 24Xl7
CID!!. 230 pág-inu. 2 lámina». 120 pe•etao.
166 Cuello Martinell, Maria Angeles: La rem a d e "'• naipe• en Nueva España. Sevilla,
1966. 24 X 17 cms. 105 págs. 100 pesetas.
167 Tobar, IJuhbuar: Compendio del Bulario Indico (Tomo 11). Estudio y edición ,le
Manuel Gutiérres de Arce. Sevma, 1966. 17 X 2♦ cms. 435 púg,. 350 pesetao.
168 Navarro Gucia, Luis: Lo Sublevación Yaqui de 1140. Sevilla, 1966. 24 X l7 cm, .
159 pligs. 1 lámina. 120 peseras.
169 Víla Vihr, Enriqoela: Lo• rusos en América. Sevilla, 1966. 24 X l 7 cm,. 9 lámi.oa3.
104 págs. 120 pe1e1as.
170 Lobman.n Villena, Guillermo: Juan d a Matien:w. Autor d el " Gobierno del Perú'' .
(Su peuonalidad y eu obra) . Sevilla, 1966. 24X l1 cm,. 120 págs. 120 pesetas.
17 l Rodrrgu e1. Büen n, Maria Lui•a: La Sociedad Ec<>11ómico d e Amigo, del Paí~ d e
/lfanila en el siglo XVIII, Sevilla. 1966. 22 X 16 cms.; X IV + 216 págs.; 300 gn.
Colecci6o Dos Cowre,. 250 pe.eras.

COLECCfON '"MAR ADENTRO"


1'iwlo• publicadas:

Patricio Peñolver Simó : Modernidad tradicional e11 el 1>ensamie1110 de Jouellono, .


Fran cisco Elías de Tejada: úu doctrinas políticas de FarÜJ• Brito.
Cario, Lópe1 Núñez: Rori:wnte doctrinal de la Sociología H í$pano-A mericona.
Agu, tín de Asis Garroi.e: Bqrtolomé Herrera.
José Vila Selma: R ómulo Gallegos.
Vicente Rodríguez Casado: D e lo Monarquía Espaiiot.. Jel Bar,oco.
Franci•co Morales Padr ón: Filonomia d e la Conquilto Indiana.
Agustín de A8is: I deas 30ciopoliticas ,fo! To,tado.
Francisco Elín de Tejada: El pensami ento politfoo de u,, fundadores de Nueva Granada.
E d berto O, car Acevedo: El Cklo Histórico da la R nolución de Muyo.
Man uel Alvar : La poe,ía de Delmiro Agwiini.
G. n. Couhbard: Rasa r Color en la Literatura An1iUana.
Juan Collunl<l ,le Tcr.í11 : L03 n.oue lo, Je Ricardo Güira/des.
Manuel R on1cro Gómea: La Conati11,ción Británica.
Pe,lr o Bor get: l,os conquiatadore, e,piriwale, de Arnérica.

COLECClON " DOS COLORES"


Titulo, publicad011 :

Rod~ígnex Ca$ado, Vicente, y Pére1-E:mbid, florenti no: Construcciones del JI irrey


Amas.
2 Mollnu Argüullo, Car lo-= Et Gobernador de Nicaragua. ,
3 Pére,-Embid, Flor entino: Vie10 da Ordás, c;l)m{XJñero de Cortés y .,,:µ/oradur d el
Orinoco.
4 Mariluz Urq uijo, J oaé Mari,,: En,ayo ., obre ü,, juicios de reaidencia indiano.,.
S Lurrea, J uao lgoacio: La Sanla Se,le y el Ecuador.
6 LeriWcr, R oberto: Lo, Inca,.
A r eila Farios, Eduardo: El régimen de la Encomienda e11 JIen..,,ucla.
8 Navarro García, Luis: Intendencia, en I ndios.
9 Loque Al caide, Eli,a: Lo Sociedad Económica ,I<' C1tulenialu
JO Oeostua P i meotel, Carloa: La, Intendencia, en el Perú (1190-1196).
Jl Rodrigue~ Buena, Muria Lo.isa : /, o Soci edad Económi<a de Amit os del Poü de
Maniu, en el •i1lo Xl'll/,

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C.S.I.C.
h l i : 1 lnTl=' CA
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COf-ECCION ~ANUARIOit
127.- Helena Ruiz : La búsqueda de
Eldorado por Guayana. 1959, 66 pp.
+ 21 láms.
128.- José Joaquín Real Díaz: Las
Ferros de Jalapa. 1959, XII + 148 pp.
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relaciones de los -virreyes del Perú.
1959, 218 pp.
136.-Mariana Jtodríguez del Valle: El
Castillo de Sdn Felipe del Golfo Dulce.
1960, 103 pp. + 28 láms.
137.-Cristina Campo Lacása: Notas
generales sobre la h·istorüi eclesiástica
de Puerto Rico en el siglo XVIll. 1962,
127 pp. + 20 láms.
140.-José M.• Cordoncillo Samada:
Historia de la Real Lotería en Nueva
España ,{1770-1821). 1962, 139 pp. +
14 láms.
144.- José Antonio Calderón Quijano :
El Ba11to de San Carlos y las Comu-
nidades de Indios de Nueva Espa,1a.
1963, 144 pp.
145.- Sidney David Markman : San Cris-
tóbal de las Casas. 1963, 115 pp. +
43 láms.
146.- Ouo Pikaza : Don Gabriel José de
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zuela (1737-1747 ). 1963, 195 pp.
152.- Juana Rodríguez .Macfas: El Co-
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cos de Rescate de Platas. 1964, 85 pp.
+ 1 lám.
154.-Guillermo Lohmann Villena : Las
defensas militares de Lima :y Callao.
1964, 217 pp. + 32 láms.
155.- Concepción Pajarón Parody : El
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do Manuel de Bustamante y Bustillo
(1717-1719 ). 1964, 131 pp. + 4 láms.
161.-María Teresa Garrido Conde : La
primera creación del virreinato de
Nueva Granada {1717 • 1723). 1965,
120 pp. + 1 lám.
162.- Luis Navarro García: Las provin•
c;ias internas en el siglo XIX, 1965,
133 pp. + 12 láms.
165.- Josefina Pérez Aparicio : Pérdida
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+ 2 láms.
166.- María Angeles Cuello Marlinell :
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paña. 1966, 105 pp.
168.- Luis Na.v arro García: La subleva•
ción yaqui de 1740. 1966, 159 pp. +
1 lám.
169.-Enriqueta Vila Vilar: Los rusos
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170.-Guillermo Lohmann Villena: Juan
de Matienzo, autor del ccGobierno del
Perú\). (Su perJonalidad y su obra}.
1966, 120 pp.
~

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