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EL PLANETA DE LOS ALJENFIOS Por. Adela Basch


En Aljenfia, la tierra de los aljenfios, había toda clase de cosas. Árboles y
almacenes, bicicletas y ventanas, caminos y caramelos. Y muchísimas cosas
más. Pero, sobre todo, había muchos aljenfios.

Entre todos los seres que habitaban esa región del espacio, los aljenfios tenían
una particularidad. Eran tal cual uno se imaginaba que eran. Por eso, eran así,
pero en realidad eran también de muchas maneras.

Si alguien que nunca había visto a los aljenfios se ponía a pensar un rato en
ellos, los aljenfios resultaban tal como se los estaban imaginando. Si llegaba
algún visitante de otra galaxia que se los imaginaba con dos rulos sobre la
frente, al bajar de la nave se encontraba con que todos los aljenfios tenían rulos
sobre la frente.

Se imaginaba que vivían en ciudades submarinas, al llegar encontraba


poblaciones enteras construidas bajo el agua.

Se creía que se llamaban aljenfios porque cuando respiraban les salían flores
por la boca, al respirar los aljenfios iban soltando flores aquí y allá, y el aire se
llenaba de pétalos con los más diversos perfumes.

Una vez llegó una científica de la galaxia MOP, que antes de bajar, imaginó
que se encontraría con seres muy altos. Y, por supuesto, así fue. Al salir de la
nave vio que todos los aljenfios eran casi gigantescos.

La científica de MOP se puso muy contenta de que su idea se confirmara. Y se


entusiasmó tanto con su acierto, que se pasó un montón de años felicísima,
inventando una complicada teoría que explicaba la gran altura de los aljenfios
por el clima del lugar y el maravilloso color del cielo al atardecer.

Cuando estaba a punto de terminar un larguísimo tratado en el que explicaba


todo eso, llegó a Aljenfia un científico de otra galaxia. Como nunca había visto
a los aljenfios, antes de bajar de la nave, se le ocurrió pensar que debían ser
de estatura bastante, bastante baja.

Por supuesto, de inmediato los aljenfios se convirtieron en seres más bien


bajos. La científica de MOP tuvo que abandonar rápidamente su teoría de la
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gran altura. Pero, sin desanimarse, enseguida empezó a crear otra sobre las
razones de la baja estatura.

Por algunos días, los que estuvieron muy ocupados fueron los sastres y las
modistas del planeta de los aljenfios, porque todos se pusieron a crear los
nuevos estilos en la ropa.

Durante mucho tiempo fueron muy pocos los que se interesaron en el planeta
de los aljenfios que estaban bastante alejados del centro de la galaxia. Y en
esa época los aljenfios tuvieron una vida muy tranquila. Hasta que empezaron
a pasar cosas raras.

Aunque, si se mira bien, la primera cosa rara que ocurrió no fue tan rara que
digamos.

Un astrónomo de un planeta alejadísimo había salido a pasear por el cielo con


el telescopio. De pronto dijo:

--Ah, eso que veo allá es, sin duda, el planeta de los aljenfios.

Y ahí nomás pensó: “Ese debe de ser el planeta donde la lluvia cae de abajo
hacia arriba.” Porque acababa de leer en un libro que había un planeta donde
la lluvia caía de abajo hacia arriba.

A partir de ese instante, cada vez que en Aljenfia llovía, llovía de abajo hacia
arriba.

Al principio los aljenfios no entendían nada, porque la cuestión los había


tomado de improviso. Pero al rato ya miraban llover de abajo hacia arriba, como
si toda la vida hubiera llovido así. Poco después, descubrieron que ese modo
de lluvia era tan bueno como cualquier otro. Y además, que podían sentarse
sobre las gotas para llegar en un santiamén a las copas de los árboles o a los
techos de las casas. A la mayoría de los aljenfios eso les resultaba
divertidísimo, y pronto inventaron un deporte llamado lluvismo, que consistía
en escalar montañas trepando por los chorros de lluvia.

En los días en que la lluvia era fuerte y pareja, algunos osados instalaban
carpas en medio del cielo. Desde lejos parecía que flotaban en el aire, pero, de
cerca, se veía que estaban colocadas sobre mechones de lluvia. El servicio
meteorológico tenía que avisarles cada vez que estaba por dejar de llover, para
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que no se vinieran debajo de golpe. Como se daban maña para todo, algunos
aljenfios inventaron un sistema de cañerías que entubaba la lluvia y la hacía
caer hacia abajo, para los que seguían prefiriendo la tradicional lluvia que viene
de arriba. Entusiasmados por el éxito, hubo aljenfios que intentaron llevar el
invento a otros planetas, pero a nadie le interesó.

Otra vez ocurrió que en una biblioteca del planeta Lior unos chicos escucharon
hablar por primera vez de Aljenfia. Y enseguida se imaginaron que los aljenfios
eran seres que volaban, porque hacía poco les habían contado un cuento de
seres voladores.

Ni falta hace decir que en ese mismo instante a los aljenfios les aparecieron
alas y que no pararon de volar de un lado a otro. Los ascensores y las escaleras
cayeron en desuso. Otra vez volvieron a tener mucho trabajo los sastres y las
modistas, porque a la ropa había que adaptarla para los movimientos del vuelo.
Y la científica de la galaxia MOP volvió a dejar de lado la teoría que estaba
construyendo porque se sintió vivamente interesada en el extraordinario
surgimiento de las alas.

La verdad es que a los aljenfios andar por el aire les encantaba. Y a fuerza de
volar hicieron grandes descubrimientos. Vieron, por ejemplo, que la lluvia que
caía de abajo hacia arriba había regado tanto el cielo, que en las nubes crecían
frutas de todas clases.

Las nubes situadas en zonas de frecuentes chaparrones producían unos


melones y unas sandías riquísimos. Las que estaban en zonas de llovizna o
garúa producían frutillas y cerezas muy pequeñas y delicadas. Y en el resto,
crecían manzanas, de un dulcísimo sabor mojado. Pero lo singular de todas
estas frutas era que sus semillas, plantadas en cualquier lugar, daban plantas
de lluvia. De esta manera, felizmente, se terminó el problema de la sequía en
algunas regiones de Aljenfia.

No es sorprendente que algunos de estos sucesos hicieran que la fama de


Aljenfia comenzara a extenderse por todos los planetas de todas las galaxias.

Y ahí si, empezaron las verdaderas dificultades, porque todo el mundo se puso
a pensar en los aljenfios y a imaginarse cómo eran.

Ocurría, por ejemplo, que en el planeta Tol alguien iba a una agencia de viajes
y pedía un pasaje para visitar Aljenfia. Antes de retirarse, preguntaba con gran
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curiosidad: -¿Queda lejos Aljenfia?-. El empleado de la agencia pensaba un


momento y contestaba: -No, imagino que no. Pero en ese mismo instante, en
una agencia de viajes del planeta Yul, situado en la otra punta de la galaxia, un
empleado estaba contestando exactamente lo mismo a otro viajero. Y lo mismo
sucedía al mismo tiempo en muchísimos otros planetas, muy alejados entre sí;
algunos de ellos pertenecientes a remotísimas galaxias.
La consecuencia inmediata fue que Aljenfia empezó a quedar simultáneamente
cerca de todas partes.

Los dibujantes de mapas espaciales no entendían nada. Los astrónomos,


menos que menos. Los estudiosos de las distancias interestelares por poco se
vuelven medio locos. Y la científica de MOP dejó todo lo que estaba haciendo
y se puso a elaborar una teoría sobre este extrañísimo acontecimiento.

Como la tierra de los aljenfios quedaba cerca de todas partes, cada día eran
más los viajeros que se entusiasmaban con pasar unas vacaciones allí. Y antes
de hacer los viajes se les daba por imaginarse cómo sería.

Y se imaginaban las cosas más diversas. Que en Aljenfia las montañas


cantaban. Que en Aljenfia no había montañas. Que los únicos colores eran el
rojo y el azul.

Que al mediodía el cielo se ponía anaranjado.


Que los aljenfios eran gordísimos. Que eran muy delgados. Que tenían cinco
piernas y tres brazos. Que en Aljenfia siempre hacía frío. Que siempre hacía
calor. Que no hacía ni frío ni calor.

Que los aljenfios hablaban sin hablar y se leían el pensamiento. Que vivían en
cuevas. Que vivían en las copas de los árboles. Que fumaban en pipa. Que no
fumaban nada. Y así......

De esta manera, en Aljenfia vivían de sobresalto en sobresalto.

Por ejemplo, ocurría que las montañas cantaban, pero al mismo tiempo no
había montañas.

Y siempre hacía frío, pero al mismo tiempo siempre hacía calor y no hacía ni
frío ni calor. Los aljenfios eran gordísimos y delgados y tenían al mismo tiempo
muchas formas.
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La vida se les fue volviendo un poco complicada. Los sastres y las modistas no
daban abasto para las reformas que había que hacer constantemente a la ropa.
Y la científica de la galaxia MOP inventaba una teoría tras otra.

Los aljenfios no sabían cómo iba a ser su vida al instante siguiente. Y todos los
cambios los tomaban tan de golpe que ni siquiera tenían tiempo de prepararse
un poco.

Nunca sabían cómo iba a estar el tiempo, cuánto duraría la noche, con cuántos
pies amanecerían, qué idioma hablarían al día siguiente.

Hasta que al final se cansaron de vivir todo el tiempo así. Y eligieron entre todos
a un aljenfio, uno que siempre había sido intrépido, silencioso y alegre para que
saliera de viaje por las galaxias en busca de una solución.

Anduvo, intrépido, de aquí para allá, de un planeta a otro, de un sol a otro,


viajando y viajando en muchas naves distintas y hablando con sabios y
estudiosos de todas partes.

Después, se quedó un tiempo silencioso, meditando solo, en un planeta


tranquilo y lleno de ríos.

Y una tarde, mirando su imagen en el río, se puso a jugar, alegre. Cerraba los
ojos y pensaba:
“Cuando abra los ojos, voy a ver mi imagen reflejada exactamente como la
quiera ver.”.

Y así fue. Lo hizo varias veces seguidas, y al abrir los ojos, siempre encontraba
reflejada la imagen que quería ver.

Entonces, volvió a Aljenfia, porque ya tenía la solución que había salido a


buscar.

Desde entonces, cada mañana, cuando los aljenfios se levantan de la cama,


imaginan que son exactamente como quieren ser, y también imaginan que
nadie se los puede imaginar de otra manera.

Y no es difícil imaginar lo felices que los aljenfios se imaginaron que eran.


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A PROPÓSITO DE LOS ALGENFIOS


La lectura que acabas de realizar es un pretexto para invitarte a
reflexionar con respecto a:

¿Cuál es una buena imagen que refleja exactamente lo que


quieres “ser” en la vida?

¿Qué estás “haciendo” desde ahora, para que esa imagen se


convierta en realidad?

¿Cómo esto te ayuda a tener “dominio” sobre todo aquello que


está bajo tu control y a “alcanzar” tus verdaderos retos?

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