Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LECTURA
Entre todos los seres que habitaban esa región del espacio, los aljenfios tenían
una particularidad. Eran tal cual uno se imaginaba que eran. Por eso, eran así,
pero en realidad eran también de muchas maneras.
Si alguien que nunca había visto a los aljenfios se ponía a pensar un rato en
ellos, los aljenfios resultaban tal como se los estaban imaginando. Si llegaba
algún visitante de otra galaxia que se los imaginaba con dos rulos sobre la
frente, al bajar de la nave se encontraba con que todos los aljenfios tenían rulos
sobre la frente.
Se creía que se llamaban aljenfios porque cuando respiraban les salían flores
por la boca, al respirar los aljenfios iban soltando flores aquí y allá, y el aire se
llenaba de pétalos con los más diversos perfumes.
Una vez llegó una científica de la galaxia MOP, que antes de bajar, imaginó
que se encontraría con seres muy altos. Y, por supuesto, así fue. Al salir de la
nave vio que todos los aljenfios eran casi gigantescos.
gran altura. Pero, sin desanimarse, enseguida empezó a crear otra sobre las
razones de la baja estatura.
Por algunos días, los que estuvieron muy ocupados fueron los sastres y las
modistas del planeta de los aljenfios, porque todos se pusieron a crear los
nuevos estilos en la ropa.
Durante mucho tiempo fueron muy pocos los que se interesaron en el planeta
de los aljenfios que estaban bastante alejados del centro de la galaxia. Y en
esa época los aljenfios tuvieron una vida muy tranquila. Hasta que empezaron
a pasar cosas raras.
Aunque, si se mira bien, la primera cosa rara que ocurrió no fue tan rara que
digamos.
--Ah, eso que veo allá es, sin duda, el planeta de los aljenfios.
Y ahí nomás pensó: “Ese debe de ser el planeta donde la lluvia cae de abajo
hacia arriba.” Porque acababa de leer en un libro que había un planeta donde
la lluvia caía de abajo hacia arriba.
A partir de ese instante, cada vez que en Aljenfia llovía, llovía de abajo hacia
arriba.
En los días en que la lluvia era fuerte y pareja, algunos osados instalaban
carpas en medio del cielo. Desde lejos parecía que flotaban en el aire, pero, de
cerca, se veía que estaban colocadas sobre mechones de lluvia. El servicio
meteorológico tenía que avisarles cada vez que estaba por dejar de llover, para
ACCIÓN PREVIA
LECTURA
que no se vinieran debajo de golpe. Como se daban maña para todo, algunos
aljenfios inventaron un sistema de cañerías que entubaba la lluvia y la hacía
caer hacia abajo, para los que seguían prefiriendo la tradicional lluvia que viene
de arriba. Entusiasmados por el éxito, hubo aljenfios que intentaron llevar el
invento a otros planetas, pero a nadie le interesó.
Otra vez ocurrió que en una biblioteca del planeta Lior unos chicos escucharon
hablar por primera vez de Aljenfia. Y enseguida se imaginaron que los aljenfios
eran seres que volaban, porque hacía poco les habían contado un cuento de
seres voladores.
Ni falta hace decir que en ese mismo instante a los aljenfios les aparecieron
alas y que no pararon de volar de un lado a otro. Los ascensores y las escaleras
cayeron en desuso. Otra vez volvieron a tener mucho trabajo los sastres y las
modistas, porque a la ropa había que adaptarla para los movimientos del vuelo.
Y la científica de la galaxia MOP volvió a dejar de lado la teoría que estaba
construyendo porque se sintió vivamente interesada en el extraordinario
surgimiento de las alas.
La verdad es que a los aljenfios andar por el aire les encantaba. Y a fuerza de
volar hicieron grandes descubrimientos. Vieron, por ejemplo, que la lluvia que
caía de abajo hacia arriba había regado tanto el cielo, que en las nubes crecían
frutas de todas clases.
Y ahí si, empezaron las verdaderas dificultades, porque todo el mundo se puso
a pensar en los aljenfios y a imaginarse cómo eran.
Ocurría, por ejemplo, que en el planeta Tol alguien iba a una agencia de viajes
y pedía un pasaje para visitar Aljenfia. Antes de retirarse, preguntaba con gran
ACCIÓN PREVIA
LECTURA
Como la tierra de los aljenfios quedaba cerca de todas partes, cada día eran
más los viajeros que se entusiasmaban con pasar unas vacaciones allí. Y antes
de hacer los viajes se les daba por imaginarse cómo sería.
Que los aljenfios hablaban sin hablar y se leían el pensamiento. Que vivían en
cuevas. Que vivían en las copas de los árboles. Que fumaban en pipa. Que no
fumaban nada. Y así......
Por ejemplo, ocurría que las montañas cantaban, pero al mismo tiempo no
había montañas.
Y siempre hacía frío, pero al mismo tiempo siempre hacía calor y no hacía ni
frío ni calor. Los aljenfios eran gordísimos y delgados y tenían al mismo tiempo
muchas formas.
ACCIÓN PREVIA
LECTURA
La vida se les fue volviendo un poco complicada. Los sastres y las modistas no
daban abasto para las reformas que había que hacer constantemente a la ropa.
Y la científica de la galaxia MOP inventaba una teoría tras otra.
Los aljenfios no sabían cómo iba a ser su vida al instante siguiente. Y todos los
cambios los tomaban tan de golpe que ni siquiera tenían tiempo de prepararse
un poco.
Nunca sabían cómo iba a estar el tiempo, cuánto duraría la noche, con cuántos
pies amanecerían, qué idioma hablarían al día siguiente.
Hasta que al final se cansaron de vivir todo el tiempo así. Y eligieron entre todos
a un aljenfio, uno que siempre había sido intrépido, silencioso y alegre para que
saliera de viaje por las galaxias en busca de una solución.
Y una tarde, mirando su imagen en el río, se puso a jugar, alegre. Cerraba los
ojos y pensaba:
“Cuando abra los ojos, voy a ver mi imagen reflejada exactamente como la
quiera ver.”.
Y así fue. Lo hizo varias veces seguidas, y al abrir los ojos, siempre encontraba
reflejada la imagen que quería ver.