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Jean Calvino (1509-1564)

El francés Juan Calvino (1509-1564) es considerado el más destacado teólogo de los


pensadores y propulsores de la Reforma Protestante.
Personalidad de la Reforma en Francia. Desde 1536 se estableció en Ginebra y en 1541 se
convirtió de hecho en su dictador; logró que las autoridades laicas se sometiesen a la Iglesia.
Fundó el sistema del protestantismo –calvinismo–, que expresaba las exigencias de la parte
más radical de la burguesía.

Este erudito de la teología cristiana es señalado como el más consistente pensador de la


ciencia de Dios, por su forma sencilla, directa y fundamental sobre lo que contienen las Santas
Escrituras acerca de la Divinidad de lo que creen y adoran los cristianos.

De estos cinco puntos sale el acróstico TULIP (tulipán, en inglés), que abarca de
manera simplificada y concreta la teología reformada:
T: Depravación total (Total depravity)
U: Elección incondicional (Unconditional election)
L: Expiación limitada (Limited atonement)
I: Gracia irresistible (Irresistible grace)
P: Perseverancia de los santos (Perseverance of the saints)
Estos cinco puntos también se conocen como los “cinco puntos del Calvinismo” y
“Doctrinas de la gracia”.
1. Depravación total:
 Toda humanidad ha sido afectada, dañada, y distorsionada por la entrada del
pecado al mundo.
 Cada aspecto de nuestra vida ha sido afectada por el pecado.
 Estamos muertos en nuestros pecados y delitos. (Ef. 2:5)
 No podemos cambiar nuestra situación por nosotros mismos. (Col. 2:13)
El Canon de Dort nos dice, “Por consiguiente, todos los hombres son concebidos en
pecado, y al nacer como hijos de ira, incapaces de algún bien saludable o salvífico, e
inclinados al mal, muertos en pecados y esclavos del pecado; y no quieren ni pueden
volver a Dios, ni corregir su naturaleza corrompida, ni por ellos mismos mejorar la
misma, sin la gracia del Espíritu Santo, que es quien regenera” (Canon de Dort,
Capítulo 3-4, IIL).
Las doctrinas del pecado y la depravación total del hombre están más que bien
representadas en ambos testamentos (cp. Is. 53:6; 2 Cr. 6:36; Ro. 3:9-12; 1 Jn. 1:8,10;
Mr. 10:18; Miq. 7:2-4; Jer. 17:9; Mt. 15:19; Gen. 6:5, 8:21).
2. Elección incondicional:
 El elige a quien quiere elegir.
 Dios escoge dar vida eterna sin haber visto nada bueno en los elegidos.
(Juan 15:16)
 Es una elección que se hace sin ser condicionada por nada ni por nadie.
 No fuimos elegidos por ‘’algo’’ especial.
(cp. Ro. 9:15-16; Ef. 1:4-5; 1 Tes. 1:4-5; 2 Tes. 2:13; 1 Cor. 1:27-29).
3. Expiación limitada:
 La muerte de Cristo paga por todos los pecados de los que han sido elegidos.
 El perdón de los pecados está disponible para todos los pecadores, pero solo
paga por aquellos que el Padre ha predestinado desde la fundación del mundo.
La expiación de Cristo es suficiente para que toda la humanidad sea salva
(independientemente de si creyeren o no), pero solo es eficiente para los que creen. La
sangre de Cristo pudiese salvar a todos, si esa fuese la voluntad de Dios; pero esa no es
su voluntad. Esto lo podemos ver en diversos textos (cp. Jn. 6:37-40; Ef. 1:4; Is. 53:11; 2
Cor. 5:21; Jn. 10:11-29).
4. Gracia irresistible:
 Nadie se puede negar o resistir a la gracia salvadora de Dios.
 Esto significa que si Dios ha elegido a alguien, no hay forma en que esa persona
no llegue a ser salva. ¿Quiénes somos nosotros para decirles que ‘no’ al Señor?
 Este es posiblemente uno de los puntos más esperanzadores de toda la
teología cristiana: por su poderosa gracia, los que fuimos escogidos, seremos
glorificados (Ro. 8:29-30). De la misma manera vemos el poder de la gracia a lo
largo de la Escritura (cp. Jn. 6:37, 44, 65; Ro. 11:7; 2 Tes. 13-14; 1 Cor. 1:9; Gal.
1:5).

5. Perseverancia de los santos:


 Los elegidos —los realmente salvos— perseverarán hasta el final.
 Filipenses 1:6 nos dice, “Estoy convencido precisamente de esto: que el que
comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo
Jesús”.
Esto no se refiere al mal llamado “salvo siempre salvo”, que una vez somos elegidos
por Dios podemos vivir como nos venga en gana. Más bien nos dice que, en la
soberanía de Dios, aquellos que Él eligió para salvación van a sostener esa confesión de
conversión hasta su muerte, perseverando en vidas de santidad. Estas verdades están
presentes una y otra vez en la Biblia (cp. Ro. 8:35-39; 2 Pe. 1:10; Jn. 10:28,29; 1 Jn. 3:9;
1 Pe. 1:5,9).

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