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El tema que nos ocupa es, sin duda, la novísima Ley Orgánica de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa, llamada –en ámbitos menos técnicos– la “Ley de los Servicios
Públicos”, como ya nos advertía el Doctor Lucio Díaz Ortíz (conferencista de este
encuentro). Desde su promulgación, la referida Ley Orgánica ha sido polémica. Sin embargo,
más allá de que a la Ley le falte un punto, una coma, un acento; es una Ley que
responsablemente podemos decir que es “histórica”. Y es “histórica” básicamente por dos
motivos: el primero, porque es la primera Ley que regula de manera especial y definitiva la
jurisdicción contencioso administrativa en nuestro país. Fueron muchos, pues, los años de
espera de parte de los administrativistas para tener un instrumento normativo especializado
en nuestra materia.
Pero yo diría que eso ni siquiera es lo más trascendente, aunque resulte este dato
importantísimo; pues –considero– que lo más significativo es que la Ley se adecúa y se alínea
perfectamente a nuestro modelo constitucional de Estado Social y Democrático de Derecho
y de Justicia1. Ese resulta para mí el principal valor que tiene dicha Ley. ¿Qué quiere decir
1* Juez Presidente de la Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo. Magistrado Suplente de la Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia. Abogado especialista en Derecho Administrativo de la Universidad Católica Andrés Bello. Profesor de
Postgrado de Derecho Administrativo, en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela.
Artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, N°
5.908, (Extraordinaria), Febrero 19, 2009.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 2
esto? Entre otras cosas, que no es un instrumento que contempla un sistema procesal para
tutelar sólo los derechos individuales, sino que permite también el acceso a la tutela de los
derechos colectivos; categoría que nos enseñaron en la Universidad con el vocablo “intereses
difusos”.
Sobre este vocablo, por cierto, comparto con el autor Andrés Gil Domínguez 2 la idea
de que, aunque la diferencia entre interés y derecho no es conceptualmente clara ni concreta,
desde el punto de vista del lenguaje común la expresión interés denotaría una situación
jurídica inferior al término derecho. Por ejemplo, si yo les dijese que ustedes tienen derecho
a obtener un certificado por su participación en estas jornadas no luciría igual que si yo les
dijese que ustedes tienen un interés en obtener un certificado por su participación en las
mismas. Aquí recordamos el concepto que aprendimos del alemán Rudolf von Ihering, quien
definía al derecho subjetivo como el interés jurídicamente protegido.
En mi opinión, con el sistema que estalece la Ley, se supera esta visión de corte
individualista que predomina en el contencioso administrativo tradicional, que es propia del
Estado Liberal de Derecho; en cuyo contexto la jurisdicción administrativa tutelaba
eminentemente situaciones o intereses individuales o individualizables, básicamente de
contenido patrimonial, como veremos adelante. Podemos afirmar, en este mismo orden de
ideas, que la Ley contribuye a superar lo que denomina el autor Gustavo Zagrebelsky la
“mercantilización de los valores jurídicos 4”, Dicho autor sostiene que “Las sociedades que
quisieran preservar su carácter pluralista deberían afirmar <<valores que no tienen precio>>,
2
Gil Domínguez, Andrés. Neoconstitucionalismo y Derechos Colectivos. Buenos Aires: Ediar. 2005. P. 128 y ss.
3 Ob. cit. Gil Domínguez, Andrés. P. 131 y ss.
4 Zagrebelsky, Gustavo. El Derecho Dúctil, p. 126.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 3
valores entre los que el equilibrio deba alcanzarse mediante la ponderación con otros
valores del mismo tipo, sin la participación del médium homologador y desnaturalizador del
dinero”5.
II
Nos percatamos así del porqué el contencioso administrativo tradicional, propio del
Estado Liberal, se erigía como un sistema jurisdiccional necesariamente individualista, al
estar relegado el valor solidaridad; y, en consecuencia, donde la tutela de los derechos
colectivos era virtualmente inexistente. Imperaba, por consiguiente, una época en la cual los
derechos colectivos estaban desterrados del proceso contencioso administrativo. Es por esto,
que el autor Alejandro Nieto 7 hace referencia en su artículo “La vocación del Derecho
Administrativo de nuestro tiempo” que al empezar el siglo XX, León Duguit –un eminente
jurista socialista– denuncia el desplazamiento que ha experimentado el centro de gravedad
del derecho administrativo, corrido desde la persecución de intereses colectivos a la técnica
de defensa de derechos individuales; y para restablecer el equilibrio (puesto que el secreto
está en un equilibrio que contrapese los dos elementos) insiste con energía en el
fortalecimiento del factor desatendido, o sea lo que ahora se denominan servicios públicos.
5
Ob. cit., Zagrebelsky, Gustavo. El Derecho.., p. 126.
6 De Cabo, Carlos. Teoría Constitucional de la Solidaridad. Ediciones Jurídicas y Sociales Marcial Pons, S.A, Madrid. 2006. p. 48.
7 Nieto, Alejandro. 34 artículos seleccionados de la revista de Administración Pública con ocasión de su centenario. Instituto Nacional de
III
Observamos, en este sentido, que la gran mayoría de demandas que cursan ante los
tribunales de la jurisdicción contencioso administrativa tienen por objeto tutelar, de manera
directa o indirecta, intereses de naturaleza patrimonial; siendo que el Derecho Administrativo
protege también otros muy importantes intereses, como veremos.
Siguiendo con los ejemplos, debo referir que, en mis actividades de profesor
universitario, cuando me corresponde abordar el interesante tema de la responsabilidad
administrativa, es común enfrentarse a preguntas como la siguiente: “Profesor, ¿si yo voy en
mi vehículo y caigo en un hueco, la Administración me tiene que indemnizar? Frente a esta
cotidiana interrogante, siempre respondo que: “hay que revisar cada caso en concreto. El
Derecho de hoy es casuístico”. Sin embargo, siempre reflexiono sobre el porqué nadie se
pregunta: ¿yo puedo ir al contencioso administrativo para que sea reparado un hueco que hay
en la vía? Pareciera que ésta es un interrogante que nadie se hace; y me pregunto: ¿por qué?
Al respecto, razono que el sistema procesal que nos dejó el liberalismo es un sistema
absolutamente individualista, donde lo que se encontraba fuera de nuestra esfera de intereses
individuales virtualmente no tenía relevancia. De allí que considero importante rescatar el
tema de los derechos colectivos y su efectiva tutela judicial.
8 Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo: caso María Milagros Hernández vs Alcaldía del municipio Girardot del estado
una visión de la persona humana que se sitúa más allá de su individualidad; sin negarla, se
encuadran en torno a la solidaridad, por cuanto existen diversos bienes a los cuales la persona
no podría acceder ni disfrutar por las limitaciones propias de la individualidad.
En este orden de ideas, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, con
fundamento en la disposición constitucional que consagra el derecho a la tutela judicial de
los intereses colectivos y difusos (artículo 26), ha asumido la competencia exclusiva para
conocer de las acciones que tienen por objeto la tutela de estos derechos o intereses; al menos
temporalmente, hasta que hubiese una ley especial que regulase la materia. Así lo ha
reconocido dicha Sala en diversas decisiones11.
En este sentido, ¿cuál podría ser esa ley especial que regule esta materia, en el ámbito
contencioso administrativo? En mi opinión, la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa. Hasta ahora, no habíamos contado con un régimen legal especial para la
tutela judicial de estos fundamentales derechos. Ello no significa que los derechos colectivos
no hayan sido considerados en sus decisiones por los órganos de la jurisdicción
10
Ob. cit. Gil Domínguez, Andrés. pp. 105-106.
11 Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia: caso Defensoría del Pueblo vs Comisión Legislativa Nacional, sentencia n° 656
de fecha 30/06/2000; caso Gilberto Rua vs Matadero Industrial de Ciudad Bolívar, sentencia n° 1417 de fecha 03/11/2009; caso Luis Acosta
Carlez vs Los Diarios “Noti-Tarde” y la “La Costa”, sentencia n° 957 de fecha 06/10/2010.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 6
Tenemos algunas de las principales vías públicas llenas de vallas publicitarias. Una
valla mal colocada puede, sin duda, afectar el derecho colectivo a la seguridad vial, así como
derechos ambientales de la población. Sin embargo, los asuntos relacionados con la
colocación de vallas en vías públicas sólo llegan al contencioso administrativo cuando alguna
de las empresas que se dedican a esta actividad, se siente lesionada en sus derechos
individuales por alguna actuación u omisión de la autoridad administrativa competente
(I.N.T.T., por ejemplo). Pero jamás llega un caso en el cual los usuarios o usuarias de las vías
públicas reclamen la posible afectación de sus derechos e intereses por el peligro que puede
representar una valla mal colocada, y no hubiese actuación de la autoridad administrativa
competente12.
Uno de los grandes aportes de los derechos colectivos es que refuerzan el valor de la
solidaridad que caracteriza al Estado Social y Democrático de Derecho y de Justicia, pues
son derechos que tutelan bienes que compartimos con toda o parte de la población y cuya
protección redunda a favor del colectivo, necesariamente. Volviendo al ejemplo del hueco,
resulta evidente que los efectos de una sentencia que condene a la administración a la
reparación de una avenida se extenderían forzosamente al colectivo, y no beneficiaría sólo al
demandante. Igualmente ocurriría si acudo al contencioso para exigir el restablecimiento de
un servicio público (alumbrado público, agua potable, aseo urbano, etc.); en la mayoría de
los casos, la decisión tendría efectos colectivos. Hay, en los derechos colectivos, una fuerza
12
Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo: caso Blue Note Publicidad, C.A, vs el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte
Terrestre, Sentencia N° 2010-01225 de fecha 12 de Agosto de 2010.
13 Artículos 25 numeral 21 y 146 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
que trasciende la órbita de lo individual; de allí que estos derechos sean llamados también
“derechos de la solidaridad”14.
IV
Qué duda cabe que la omisión, demora y defectuosa prestación de servicios públicos
afectan derechos de dimensión colectiva. Por ejemplo, cuando falta el servicio de agua
potable o la electricidad normalmente afectan a una colectividad entera. Los servicios
públicos constituyen una actividad fundamental en el Estado Social de Derecho, donde el
valor solidaridad legitima la intervención del Estado en procura de la existencia vital de los
ciudadanos. La ideología del Estado Liberal enseña que el Estado se erige como una amenaza
para los derechos ciudadanos, y concibe al Estado y a la sociedad como dos realidades
antagónicas, donde el Estado no debe intervenir, sino cuando el particular no puede asumir
determinada actividad. Por el contrario, en el Estado Social de Derecho los servicios públicos
cobran especial relevancia, pues constituyen la forma de actividad idónea a través de la cual
el Estado asegura la satisfacción de las necesidades colectivas. En dicha actividad estatal está
presente, como en ninguna otra, el valor solidaridad del que hablamos. Con respecto al
surgimiento del Estado Social como respuesta al Estado liberal burgués, Gutiérrez y
Gutiérrez señala:
14
En Derecho Internacional Púbico se conocen como derechos de tercera generación.
15 Aguilera P. Rafael y Espino T., Diana R. Repensar a León Duguit ante la actual crisis del Estado social. Revista de Filosofía, Derecho
son; su objeto son bienes indivisibles. ¿De quién es el aire que respiramos, se pregunta el
autor Cappelletti?17 El aire pertenece a todos en general, pero a nadie en particular.
Aparte del derecho a un medio ambiente sano, hay otros derechos fundamentales de
naturaleza colectiva reconocidos en la Constitución, como los relativos a la seguridad
alimentaria previsto en el artículo 305; los valores de nuestra cultura (artículo 99), los de
protección al consumidor (artículo 117), la seguridad ciudadana (artículo 55), los derechos
de los pueblos indígenas (artículo 119 y siguientes) 18, entre otros.
Ahora bien, los derechos colectivos no son sólo los que se encuentran explícitamente
mencionados en ordenamiento jurídico, pues recordemos la cláusula contenida en el artículo
22 constitucional, según la cual la enumeración de los derechos que realiza la Constitución
no implica la negación de otros inherentes a la persona humana. Con esto, sólo les quiero
transmitir que, en mi criterio, la cláusula contenida en el artículo 22 de la Constitución resulta
válida tanto para los derechos subjetivos individuales, como para los derechos colectivos.
Veamos, pues, algún ejemplo en el derecho comparado de estos “derecho colectivos
innominados”.
“Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo siempre que no
exista otro medio judicial más idóneo (…), Podrán interponer esta acción contra
cualquier forma de discriminación y en los relativo a los derechos que protegen al
ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de
incidencia colectiva general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones
que propendan esos fines, registradas conformen a la ley, la que determinará los
requisitos y formas de su organización”19.
17 Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Ecuador. Serie Justicia y Derechos Humanos, Neoconstitucionalismo y Sociedad. Los
Derechos Colectivos. Hacia una efectiva compresión y protección. Bachmaier Winter Lorena. (2009). La Tutela derechos e intereses
colectivos de consumidores y usuarios en el proceso civil español. Quito. pp. 308 y 309.
18 Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia: caso Comunidad Indígena Barí y Asociación Civil Bokshi Bibari Karaja
Akachinano (BOKSHIBIKA) vs República Bolivariana de Venezuela.. Sentencia n° 1214, de fecha 30 de noviembre de 2010.
19 Artículo 43 de la Constitución de la Nación Argentina de 1994.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 9
Con fundamento en esta cláusula, se planteó una acción ante los tribunales, donde la
ciudadanía obtuvo la liberación de ese sistema cerrado de televisión que les limitaba el acceso
a ver los partidos de su selección de fútbol. El autor Gil Domínguez nos presenta la siguiente
ponencia: “Por su historia, sus colores, su trayectoria, sus logros, el crecimiento
institucional, el sentimiento e identificación que genera, la selección argentina de fútbol es
de pertenencia colectiva, por lo cual ese bien está asegurado por la regla de reconocimiento
constitucional a todos los habitantes. Es por ello que existe una sustancial diferencia entre
la televisión de un partido entre River y Boca y la difusión televisiva de encuentros oficiales
que disputa la selección. Un sistema de televisión codificado para los partidos que dispute
la selección por las eliminatorias para el mundial o mediante el desarrollo de un mundial de
fútbol viola los derechos a la información de los consumidores y usuarios y por último el
derecho de incidencia colectiva en general que se adscribe a la actividad futbolística de la
selección argentina como elemento cultural integrador”20.
20
Gil Domínguez, Andrés. Neoconstitucionalismo y Derechos Colectivos. Ediar. Buenos Aires. Argentina. 2005. p. 197.
21 Daza Quintero, Diana. Alcance de las acciones populares que protegen la moral administrativa: estudio de viabilidad en el caso de la
contratación estatal en Colombia. Trabajo de Grado. Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Bogotá. D.C., 2009, p.
17. Disponible en Internet: http://repository.urosario.edu.co/bitstream/10336/1884/1/52152602-2010.pdf.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 10
administrativa”, fundado incluso en la doctrina bolivariana según la cual: “moral y luces son
nuestra primeras necesidades”.
“(…) es menester indicar, que así como ocurre en Colombia, nuestra Carta Magna
en sus artículos 2 y 5 señalan, por una parte, que “Venezuela se constituye en un
Estado democrático y social de Derecho y de Justicia (…)” y por otra parte que “La
soberanía reside intransferiblemente en el pueblo (…)”. De igual modo, consagra a
su vez, en sus artículos 62 y 70 la participación ciudadana. Con fundamento a ello,
el 10 de diciembre de 2010, se sancionó la Ley Orgánica de Contraloría Social, la
cual fue publicada el día 21 del mismo mes y año en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela Nº 6.011 Extraordinario, definiéndose “La contraloría
social”, sobre la base del principio constitucional de la corresponsabilidad, que es
una función compartida entre las instancias del Poder Público y los ciudadanos,
ciudadanas y las organizaciones del Poder Popular, para garantizar que la inversión
pública se realice de manera transparente y eficiente en beneficio de los intereses de
la sociedad, y que las actividades del sector privado no afecten los intereses
colectivos o sociales, siendo la finalidad de la misma, la prevención y corrección de
conductas, comportamientos y acciones contrarios a los intereses colectivos”22.
22 Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo: caso Dilcia Batiste Sanabria vs Alcaldía del municipio Sucre del estado Miranda.
desfavorecidos, que les confiere legitimidad de acción y de organización, basado en sus usos
y costumbres, con el objetivo de alcanzar el pleno ejercicio del derecho a la libre
autodeterminación y un nivel de vida adecuado 24.
Así, cuando la Sala Político Administrativa resuelve, por ejemplo, un asunto de índole
tributaria, no sólo puede enfocar el problema desde la óptica de los derechos e intereses que
invoca el demandante (propiedad y la libertad de empresa, por lo general); sino que, en mi
opinión, debe también ponderar en estos casos –y así lo viene haciendo– el derecho colectivo
al resguardo del patrimonio de todos los venezolanos. Esta es una de las diferencias
fundamentales entre el sistema contencioso administrativo de nuestro actual modelo
constitucional y el del Estado Liberal, en el cual –como antes dijimos– los derechos
colectivos estaban desterrados, tanto a los fines de la posibilidad de acceder al contencioso
para su tutela, como en la ponderación de intereses que realizaba el juez en sus sentencias.
El Estado liberal se preocupa, esencialmente, por la tutela de derechos e intereses de tipo
individual; mientas que en el Estado Social y Democrático de Derecho y de Justicia se tutelan
también los derechos e intereses colectivos, sin excluir la defensa de los derechos subjetivos
individuales.
No obstante lo anterior, sin duda uno de los ámbitos en el cual lucen más afectados
los derechos colectivos es en materia de servicios públicos. De allí que la Ley Orgánica de
la Jurisdicción Contencioso Administrativa haya incluido los supuestos de omisión, demora
y deficiente prestación de los servicios públicos en el objeto del procedimiento breve
contemplado en los artículos 65 y siguientes. Resulta evidente que la calidad de vida de los
ciudadanos en general y, más aún, de los sectores populares, depende en buena medida de
una eficiente prestación de los servicios públicos. Al levantarnos, lo primero que hacemos es
encender la luz, haciendo uso del servicio eléctrico. Luego, nos levantamos y tomamos una
ducha, haciendo uso del servicio de agua. El gas con el que preparamos el desayuno
constituye también un servicio público, así como el metro que utilizamos para ir al trabajo,
entre muchos otros.
Aclarado este punto, debo precisar que, como antes señalé, a quienes más afecta la
omisión, demora o deficiente prestación de servicios públicos es a las clases populares. En
efecto, cuando falla el servicio de agua, el que tiene un tanque en su casa puede sobrellevar
mejor esa situación; cuando falta la luz, el que tiene planta eléctrica ha de soportar mejor
dicha omisión. Cuando falla el Metro, quien tiene vehículo propio no resulta tan afectado; y
así sucesivamente. Todos estos constituyen, sin duda, problemas domésticos pero que afectan
sobremanera la calidad de vida de la población y que son susceptibles de ser llevados ante la
jurisdicción administrativa por cualquier ciudadano o grupo de ciudadanos afectados. Es por
ello que considero que la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa
incluye la resolución de asuntos de ciudadanos y ciudadanas que nunca antes tuvieron acceso
efectivo a la jurisdicción administrativa para la tutela de sus derechos e intereses. Quedó atrás
esa jurisdicción administrativa de élites, diseñada exclusivamente para proteger derechos e
intereses de corte individual y de naturaleza fundamentalmente económica.
25
Santofimio Gamboa, Jaime. El contrato de concesión de servicios públicos. Coherencia con los postulados del estado social y
democrático de derecho en aras de su estructuración en función de los intereses públicos. Tesis Doctoral. Universidad Carlos III de Madrid.
2010. p. 227, cit., Forsthoff. Problemas constitucionales del Estado Social, cit., pp. 47 y ss. Disponible en Internet: http://e-
archivo.uc3m.es:8080/bitstream/10016/8339/1/tesis _santofimio_2010.pdf.
26 Ibídem, p. 230, cit Forsthoff. Concepto y esencia del Estado social de derecho. cit., pp. 79 y ss.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 13
Sobre este particular, Antonio Gidi27 nos comenta un ejemplo muy ilustrativo, en el
cual las focas del Mar del Norte -así como lo escuchan- fueron las demandantes en una acción
judicial contra la República Federal de Alemania. En efecto, algunos grupos de
ambientalistas se arrogaron la “representación” judicial de estas focas, debido a la
contaminación que había en ese mar. Como era predecible, la demanda intentada fue
desechada por falta de legitimación activa de las focas; sin embargo, cuenta Gidi que el
objetivo de los grupos ecologistas se cumplió, al hacer pública su causa e informar a la
opinión pública de este grave problema ambiental.
27
Gidi Antonio. Las Acciones Colectivas y la Tutela de los Derechos Colectivos e Individuales en Brasil. Un Modelo Para Países de
Derecho Civil. Instituto de Investigaciones Jurídicas. México. 2004. Disponble en Internet: http://www.bibliojurídica.org.
28 Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia: Caso Alfonso Albornoz vs BCV-CADIVI, Sentencia n° 384 de fecha 14 de marzo
de 2008.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 14
Expuesta esta doctrina, concluyo que entre intereses o derechos colectivos y difusos
no existe ninguna diferencia sustancial. Sobre este particular, comparto la opinión del autor
Gutiérrez Cabiedes al afirmar que: “entre los intereses difusos y los intereses colectivos no
existe una “diferencia ontológica”, ya que la distinción se basa en el aspecto extrínseco del
grado de agregación y delimitación de la comunidad a la que se refiere. En definitiva, hacen
referencia a un mismo fenómeno jurídico, pero con diferente grado de determinación” 29.
interés propio a los fines de admitir la demanda. La expresión “directo”, por su parte, aludía
a que el acto atacado debía haber sido dirigido en forma inmediata al demandante. Ambos
requisitos, “personal” y “directo”, como indicamos, eran exigidos de manera concurrente,
como se puede apreciar en la siguiente sentencia de la antigua Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo 31.
Asimismo, la Ley exige que el interés sea jurídico y actual. Jurídico, porque el interés
debe tener relevancia para el Derecho; y actual, porque no debe invocarse un interés futuro
incierto. Esto último no implica, en mi opinión, que no pueda plantearse una demanda
preventiva, esto es, ante una amenaza inminente de daño o lesión a los derechos o intereses
de los ciudadanos.
En casos como el que antes se expuso del ciclista que cayó en la alcantarilla, hoy por
hoy podrían llegar al contencioso antes de que se produjeran daños irreparables, como lo fue
el fallecimiento de una persona. En efecto, el contencioso de los servicios públicos permite
que la comunidad pueda demandar para obtener la reparación de una alcantarilla abierta, ante
la inactividad del ente competente; y evitar así no sólo daños de contenido económico, sino
algo mucho más valioso como lo sería la pérdida de una vida humana.
31 Corte Primera de lo Contencioso Administrativo: caso CEMEMOSA vs Distrito Sucre del Estado Miranda Sentencia de fecha 13 de
Octubre de 1988.
32 Bachof, Otto. Jueces y Constitución. Editorial Civitas, S.A. Madrid. 1985. p. 59.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 16
VI
Se aprecia, pues, que la Ley es muy amplia y flexible en cuanto a las personas u
órganos que pueden acceder a la jurisdicción contencioso administrativa. Se permite, en
efecto, el acceso de las personas a título individual y/o colectivo. En este último caso, la Ley
permite tanto el acceso a consejos comunales como a grupos de ciudadanos que no estén
necesariamente constituidos bajo una forma jurídica específica.
VII
Una novedad importantísima que consagra la Ley es que, en los reclamos por la
omisión, demora o deficiente prestación de los servicios públicos, el demandante podría
intentar su acción sin que sea necesario la contratación de un profesional del Derecho; en
cuyo supuesto el Juez de la causa deberá garantizar al actor la debida asistencia o
representación para los actos subsiguientes, a través de los órganos competentes (artículo
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 17
28). Por “órganos competentes” entendemos que la Ley se refiere a la Defensa Pública, que
ahora tiene competencia en la materia contencioso administrativa; y a la propia Defensoría
del Pueblo, que también tiene competencia para intentar demandas en resguardo de derechos
e intereses colectivos.
Valga señalar que, a los fines de facilitar el acceso a la justicia en estos casos de
reclamos por servicios públicos, el Poder Judicial diseñó una planilla de fácil relleno por
quienes -individual o colectivamente- quieran acudir ante los juzgados de municipio. Este
instrumento ha hecho increíblemente más accesible la justicia; más aún cuando, como se
expresó, ya no es necesaria la contratación de un profesional del derecho para introducir un
reclamo de esta naturaleza.
VIII
33 Juzgado Primero del Municipio Iribarren de la Circunscripción Judicial del Estado Lara: caso Consejos Comunales ubicados en el
municipio Iribarren del estado Lara vs Hidrolara. Expediente Nº KP02-O-2011-000077, sentencia de fecha 04 de Mayo de 2011.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 18
cuenta con más de trescientos (300), al menos en la fundamental materia de los reclamos por
omisión, demora o deficiente prestación de servicios públicos. Se sustituye así el sistema de
circunscripciones regionales por estadales, al preverse la existencia de al menos un (1)
tribunal contencioso administrativo en cada Estado. Antes de la Ley, un reclamo por servicios
públicos en el estado Trujillo debía interponerse en Barquisimeto; un reclamo por este mismo
motivo en San Cristóbal, debía de incoarse en Barinas. Hoy, cada una de estas localidades
cuenta con un juez de municipio competente para conocer de estos reclamos; jueces que, por
demás, son quienes -sin duda alguna- conocen mejor la realidad social de la localidad donde
se ventila el problema.
IX
Este criterio de la Corte Constitucional colombiana tiene mucho sentido social, pues
no sería justo que el juez declarara la caducidad de un reclamo por omisión en la prestación
34 Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia: caso Alfonso Albornoz vs BCV-CADIVI, Sentencia n° 384 de fecha 14 de marzo
de 2008.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 19
del servicio de agua potable argumentando que el demandante tiene muchos años sin recibir
el preciado líquido. Aunque tampoco tendría sentido admitir un reclamo por este mismo
concepto si el servicio de agua potable ha sido restituido y funciona con la debida regularidad
y eficiencia.
Por otra parte, en tópicos como la inhibición y la recusación la visión del juez ya no
puede tampoco responder a criterios tradicionales, al menos cuando se trata de tutelar
derechos colectivos. Todos sabemos que una de las causales universales de recusación o
inhibición de un juez es cuando éste ostenta un interés directo en el caso. Recuerdo que un
juez de municipio me preguntó que si debía de inhibirse en una futura reclamación de
servicios públicos donde se pediría la reparación de un semáforo instalado en una calle por
donde el referido juez circula diariamente. En mi opinión, así se lo manifesté, él no tendría
porque inhibirse, pues no se trata de la tutela de derechos individuales, sino colectivos. ¿A
quién no le beneficia que un semáforo funcione correctamente? ¿Quién no se beneficia con
el cabal funcionamiento de los servicios públicos? Considero, por lo tanto, que el juez no
tendría que inhibirse sino cuando el beneficio que se persiga en la demanda sea
individualizable en su persona. De lo contrario, habría controversias en las cuales ningún
juez podría decidir, como sucede en los causas de defensa o protección del medio ambiente.
¿A qué persona en el mundo no le beneficia contar con un medio ambiente sano y seguro?
XI
Al menos en el caso de los reclamos por servicios públicos, es evidente que, una vez
superada la controversia, ambas partes continuarán necesariamente relacionándose entre sí.
Por consiguiente, considero que la conciliación favorecería la reanudación de las buenas
35 Zagrebelsky, Gustavo y Martini, Carlo María. La exigencia de justicia. Editorial Trotta. Madrid-España. 2006. p. 36-43 .
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 20
relaciones y la armonía que todos deseamos tener con los entes prestadores de servicios
públicos; entes que tienen la obligación jurídica de prestar sus servicios de manera
ininterrumpida, eficiente y sin discriminación alguna a la colectividad.
En este punto, resulta necesario destacar que la Ley, bajo ninguna circunstancia,
promueve la conflictividad. En primer término, establece como requisito para admitir la
demanda, el que se haya acudido previamente ante el ente responsable (artículo 66). Si un
día amanezco sin teléfono o sin internet, la buena fe dicta que mi primer paso sería reportar
la falla a la empresa prestadora del servicio. Ante la inactividad o ineficiencia de ésta, en un
tiempo razonable, se me abren las puertas del contencioso de los servicios públicos. Sin
embargo, el juez debe ser flexible con el demandante al exigir este trámite previo; por
ejemplo, no tendría sentido requerir esta formalidad cuando la deficiencia en la prestación
del servicio público y su falta de solución constituyan hechos notorios. En cualquier caso,
considero que la aplicación del artículo 66 debe ser favorable al acceso a la justicia, de
manera de respetar la tutela judicial efectiva de los demandantes.
XII
En efecto, según Manuel Atienza36, son características del formalismo jurídico, entre
otras: A) el formalismo concibe el Derecho como algo sagrado, como un fin en sí mismo;
de ahí que prescinda de cuáles puedan ser sus funciones sociales; que aísle o pretenda aislar
el Derecho de la política; y que excluya la posibilidad de la crítica moral al Derecho,
simplemente porque reduce lo justo a lo jurídico. B) el Derecho tiene un carácter
necesariamente estático, pues la seguridad jurídica constituye el valor supremo. El
formalismo no es, precisamente, una concepción del Derecho que se adecue a una sociedad
en transformación. C) el Derecho válido consiste en reglas generales; es tanto más perfecto
cuanto mayor es su grado de generalidad y abstracción.
36 Atienza, Manuel. El sentido del Derecho. Editorial Ariel. Barcelona-España. 2001. p. 279.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 21
Sólo las teorías que resultan compatibles con la realidad social, parafraseando al
maestro León Duguit, pueden subsistir en el tiempo. “(…) Una buena teoría se conoce en
que se adapta a los hechos. (…) Una teoría no es más que la síntesis hipotética de hechos
conocidos: si un solo hecho se presenta que no esté de acuerdo con ella, la teoría es falsa:
es preciso buscar otra”39.
“El juez administra justicia en nombre del pueblo –esto no es una fórmula vacía-, de
la misma forma que el Parlamento promulga leyes y el Gobierno gobierna en nombre
del pueblo. Esto no quiere decir que el juez deba ni pueda ceder a la presión de la
opinión pública en un caso litigioso concreto. Sino que, de la misma manera que está
en comunicación permanente con las partes litigantes, con sus colegas en el mismo
tribunal y de la misma sala, con los innumerables tribunales superiores, inferiores e
37
Ob. cit. Atienza, Manuel. p. 283.
38 Von Ihering, Rudolf. La jurisprudencia de conceptos. Teoría de la técnica jurídica. Scientia Verla, Aalen. 1968. pp. 322-389. Traducción
En definitiva, como antes señalé, considero que la Ley se acopla perfectamente a esta
nueva visión del Derecho, propia del Estado Social y Democrático de Derecho y de Justicia,
al darle plena cabida a la participación de los ciudadanos y ciudadanas, quienes de manera
organizada o a título individual, podrán emitir su opinión en los juicios cuya materia debatida
esté vinculada a su ámbito de actuación, aunque no sean partes en el juicio (artículo 10).
XIII
Otro de los puntos que considero relevantes es el relacionado con los efectos de las
sentencias. En este sentido, en materia de derechos colectivos, las sentencias pueden extender
sus efectos a personas que no han sido parte en el proceso judicial, tanto en medidas
cautelares como en sentencias definitivas. Al respecto, la Sala Constitucional ha manifestado
que, en materia de derechos e intereses difusos y colectivos: la sentencia produce efectos
erga omnes, ya que beneficia o perjudica a la colectividad en general o a sectores de ella y
produce cosa jugada al respecto. Sin embargo, la cosa juzgada aquí no se ve de la manera
tradicional, es decir, no hay cosa jugada cuando la sentencia es desfavorable, pues se entiende
que la persona puede interponer nuevamente la demanda. Así lo ha expresado la Sala:
40 Bachof, Otto. Jueces y Constitución. Editorial Civitas, S.A. Madrid. 1985. pp. 59 y 60.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 23
XIV
En materia de medidas cautelares, si bien los requisitos que se exigen son los mismos,
debe destacarse la posibilidad que tiene el Juez para dictarlas de oficio. Para un juez de
municipio acostumbrado a la materia civil y a conocer procesos en los cuales se ventilan
exclusivamente intereses individuales de tipo patrimonial, no le resulta familiar dictar
medidas cautelares de oficio a favor de una de las partes. Sin embargo, debe de entender que,
al tratarse de la tutela de derechos colectivos resulta viable jurídicamente que el juez acuerde
de oficio una medida cautelar en beneficio de la comunidad. En el citado caso de Hidrolara,
el juez acordó de oficio una medida cautelar que restableció el suministro de agua a una
comunidad. Asimismo, ante la denuncia de que el agua que se estaba suministrando no era
potable, el juez acordó de oficio una prueba de experticia para determinar si el agua que se
le iba a suministrar a la comunidad cumplía con los requisitos de potabilidad. Apreciamos
que, cuando de la tutela de derechos colectivos se trata, los poderes inquisitivos del juez se
magnifican y se justifican en tanto benefician al colectivo.
XV
41 Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia: caso Alfonso Albornoz vs BCV-CADIVI, sentencia n° 384 de fecha 14 de
marzo de 2008.
42 Enciclopedia Jurídica Civitas. Enciclopedia Jurídica Básica, Volumen IV, Madrid: Editorial Civitas. 1995. pp. 6194-6197.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 24
Por último, quisiera leer brevemente algunos casos decididos en Colombia 43, en
donde el tema de la tutela de los derechos colectivos está bastante avanzado; y observar así
las posibilidades que tiene la comunidad en esta materia.
2) Reprogramar y sincronizar los semáforos para asegurar que los peatones crucen las
calzadas en todos los sentidos en un solo tiempo. En la misma providencia se ordenó
al Comandante de la Policía Metropolitana del Distrito Capital y a la STT
implementar en el sector de la carrera 15 entre Avenidas 122 y 127 en forma
permanente un operativo de policía de tránsito que organice y controle el tráfico
peatonal y vehicular, sancionar a los infractores y adelantar una campaña educativa
para que peatones y conductores respeten las normas de tránsito. Asimismo, este fallo
popular ordenó al IDU y al DAPD adoptar las medidas administrativas, técnicas y
presupuestarias con su respectivo cronograma de ejecución, para que en un plazo
43 Correa, Ruth. El control judicial de la administración: acciones constitucionales y su alto impacto en la defensa de los intereses
colectivos y en las políticas para su defensa. Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., Secretaría General, Dirección Jurídica Distrital. 2005.
Disponible en Internet: http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/PDF/SemInt_ModuloIV2i.pdf.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 25
razonable y en todo caso antes de que concluya la actual vigencia fiscal, efectúen las
obras de: reparación y arborización que demanda ese sector de la ciudad de Bogotá.
Así, al encontrar que el agua que se encontraba distribuyendo no era potable y por
tanto no apta para consumo humano, la Sala reiteró el criterio expuesto en el sentido que es
deber del municipio dar aplicación a lo ordenado por el Decreto 475 de 1998 sobre calidad
de agua. En consecuencia amparó los derechos colectivos del acceso a una infraestructura de
servicios que garantice la seguridad y salubridad públicas, el acceso a los servicios públicos
y a que su prestación sea eficiente y oportuna, y al goce del espacio público y la utilización
y defensa de los bienes de uso público y ordenó a la constructora ejecutar las acciones
tendientes a garantizar a los habitantes de la Urbanización el acceso eficiente a la prestación
del servicio de agua potable en cumplimiento de las condiciones y parámetros de salubridad
establecidos en el Decreto 475 de 1998, es decir, asegurando que el agua sea potable y apta
para el consumo humano, así mismo ordenó al Municipio de Villa del Rosario concurrir en
el marco de sus competencias constitucionales y legales a asegurar la eficaz y definitiva
solución a la necesidad básica insatisfecha de agua potable que aqueja a los habitantes de las
viviendas de interés social de la Urbanización, supervisando y asegurando el cumplimiento
estricto de lo dispuesto en esta sentencia, simultáneamente ordenó a la constructora
pavimentar la totalidad de las vías a que haya lugar de la urbanización.
Apreciando estos ejemplos, se comprende mejor el porqué he señalado que con la Ley
se ha rescatado la función social del Derecho, al permitir la entrada efectiva a la jurisdicción
administrativa de todos los ciudadanos y ciudadanas para la defensa de sus derechos e
intereses individuales y colectivos, de contenido patrimonial o no.
La Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y los Derechos Colectivos 26
Como corolario de las ideas expuestas, no puedo dejar de citar al autor español
Alejandro Nieto, quien –con visión de futuro– señaló en 1975 44 que hablar de intereses
colectivos es hablar de democracia, porque es permitir que amplios sectores sociales, a los
que son en parte inaccesibles tanto los mecanismos forenses como los políticos, puedan
participar en la vida pública, pero no de forma abstracta, sino muy concreta, porque se trata
de intereses que, aunque supra individuales, afectan al individuo de manera muy directa. La
vocación del derecho administrativo moderno consiste en asegurar la realización de los
intereses colectivos, sin que ello implique abandonar la defensa hasta ahora montaba de los
intereses individuales.
XVI
Hay mucho más que decir acerca de la novísima Ley Orgánica de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa; y el tema de los derechos colectivos resulta más profundo de lo
que aquí se ha expuesto. Sin embargo, agradezco una vez más la oportunidad que se me ha
brindado de expresar estas ideas, y albergo la esperanza de que las mismas contribuyan a su
estudio y sobre todo a la defensa de los mismos, en pro de la calidad de vida de todos los
ciudadanos y ciudadanas.