Adenocarcinoma gástrico canino y

leiomiosarcoma: una retrospectiva

Estudio de 21 casos (1986-1999)
y revisión de la literatura

Este estudio retrospectivo describe el curso clínico, el tratamiento y el resultado de 21 perros con adenocarcinomas gástricos (n = 19) y leiomiosarcomas (n = 2).

Se revisaron los registros médicos de 1986 a 1999 para determinar la señalización, el peso, el diagnóstico, la ubicación del tumor, los signos clínicos, los

procedimientos de imágenes radiográficas, los procedimientos quirúrgicos, la quimioterapia, la duración del control de seguimiento, el resultado, la causa de la

muerte, la tasa de metástasis, los sitios metastásicos y método de detección de metástasis. Catorce de 19 (74%) perros con adenocarcinomas gástricos tenían

metástasis. Los sitios metastásicos incluyeron ganglios linfáticos gástricos, epiplón, hígado, duodeno, páncreas, bazo, esófago, glándulas suprarrenales y

pulmones. Ambos casos de leiomiosarcoma gástrico tenían enfermedad metastásica que afectaba al hígado (n = 2) y al duodeno (n = 1). Cirugía, que consiste en

un Billroth I o una gastroyeyunostomía, proporcionó un alivio inmediato de la obstrucción del flujo de salida gástrico y mejoría clínica en el período posoperatorio

temprano. Aún se desconocen los efectos beneficiosos de la quimioterapia sola o la quimioterapia adyuvante. La recurrencia de los signos clínicos entre 3 días y

10 meses después de la cirugía hizo que todos los propietarios eligieran la eutanasia. El pronóstico a largo plazo para la mayoría de los casos de

adenocarcinomas y leiomiosarcomas gástricos es malo debido a la presencia de enfermedad avanzada. Sin embargo, la resección quirúrgica alivia la obstrucción

del flujo de salida gástrico en el período posoperatorio inmediato. El pronóstico a largo plazo para la mayoría de los casos de adenocarcinomas y

leiomiosarcomas gástricos es malo debido a la presencia de enfermedad avanzada. Sin embargo, la resección quirúrgica alivia la obstrucción del flujo de salida

gástrico en el período posoperatorio inmediato. El pronóstico a largo plazo para la mayoría de los casos de adenocarcinomas y leiomiosarcomas gástricos es

malo debido a la presencia de enfermedad avanzada. Sin embargo, la resección quirúrgica alivia la obstrucción del flujo de salida gástrico en el período

posoperatorio inmediato.

J AmAnim Hosp Assoc 2002; 38: 157–164.

Heather M. Swann, VMD, Introducción

Diplomado ACVS La neoplasia gástrica comprende <1% de todas las neoplasias malignas caninas.1
La mayoría de los tumores gástricos son malignos y de origen epitelial.1,2Los
David E. Holt, BVSc,
adenocarcinomas se han informado con mayor frecuencia y representan del 42%
Diplomado ACVS
al 72% de los tumores gástricos malignos caninos.3-13 Estos tumores se han
diagnosticado en perros de mediana edad a mayores.2,4-6,10-12,14-17 Algunas razas,
incluido el collie de pelaje áspero,10 Staffordshire Bull Terrier,3,4,10 y pastor belga
perro de manada,11,12puede estar predispuesto a los carcinomas gástricos. Otros estudios no

RS han encontrado una predisposición racial.2,7Históricamente, los perros machos se ven

afectados con mayor frecuencia.2,4,6-8,10-12,14,16

Los carcinomas gástricos suelen localizarse en el antro pilórico.7 o junto

Desde la Sección de Cirugía,
Departamento de Estudios Clínicos,
Hospital veterinario,
Universidad de Pennsylvania,
3900 Delancey Street,
Filadelfia, Pensilvania 19104-6010.
Dirija toda la correspondencia al Dr. Swann,
100 Pinehurst Drive,
Aurora, Ohio 44202.
la curvatura menor.12A simple vista, se han identificado tres variaciones de este
tumor. La infiltración neoplásica difusa de la pared gástrica puede producir un
estómago engrosado, no sensible, conocido como linitis plástica o "estómago en
botella de cuero". El adenocarcinoma gástrico también puede manifestarse como
una lesión poliploide discreta. La última variación consiste en placas mucosas con
ulceración.9Histopatológicamente, los adenocarcinomas gástricos pueden
clasificarse como un tipo difuso con células epiteliales malignas dispuestas al azar
o un tipo intestinal con células neoplásicas bien organizadas en estructuras
glandulares distintas.8Desafortunadamente, actualmente no se conoce la
importancia clínica de estos tipos histopatológicos.

REVISTA de la Asociación Estadounidense de Hospitales de Animales 157

158 REVISTA de la Asociación Estadounidense de Hospitales de Animales
A menudo se observan signos clínicos que sugieren una masa
gástrica que ocupa espacio e incluyen vómitos crónicos, anorexia y
pérdida de peso. Además, puede haber hematemesis, melena,
malestar abdominal y anemia microcítica hipocrómica.2-6,9-11,14-20
Las radiografías abdominales simples y de contraste han sido las
principales modalidades de imagen utilizadas para documentar la
presencia de una masa gástrica sospechada. La motilidad gástrica
anormal, el vaciamiento gástrico retardado, los defectos de llenado
gástrico y la pérdida del patrón de pliegue rugoso normal se han
asociado con masas gástricas.2,9-11,13,20
La escisión quirúrgica completa es el tratamiento de elección para los
adenocarcinomas gástricos. Sin embargo, la enfermedad avanzada con afectación
gástrica extensa y metástasis a los ganglios linfáticos regionales y al hígado a
menudo dificulta la resección completa. Los tiempos de supervivencia suelen ser <3
meses después de la aparición de los signos clínicos en perros no tratados.21 El
tiempo de supervivencia puede aumentarse a <8 meses después de la extirpación
del tumor.5,13-15,18
Se informa que dos perros sobrevivieron 35 meses11 y 5
años13 después de la resección gástrica. No se ha evaluado la
quimioterapia adyuvante en perros con carcinomas gástricos.
Los propósitos de este estudio son describir retrospectivamente 21
casos de adenocarcinoma gástrico canino y leiomiosarcoma y comparar
los hallazgos en estos casos con los de la literatura. La señalización, los
signos clínicos, las modalidades de diagnóstico por imágenes, el
tratamiento, el resultado, la tasa de metástasis y el patrón metastásico
son los enfoques de este estudio.
Materiales y métodos
Criterios para la selección de casos
Se revisaron los registros médicos de los perros ingresados en el
hospital veterinario de la Universidad de Pensilvania desde el 1 de
enero de 1986 hasta el 31 de diciembre de 1999. Se revisaron e
incluyeron en este estudio las historias clínicas de perros con
confirmación histopatológica de adenocarcinomas gástricos o
leiomiosarcomas gástricos. Se excluyeron los perros con todos los
demás tipos de tumores.
Recopilación de datos
Los datos recopilados del expediente médico de cada animal
incluyeron señalización, peso, diagnóstico, ubicación del tumor,
signos clínicos, procedimientos de imágenes radiográficas,
procedimientos endoscópicos, procedimientos quirúrgicos,
quimioterapia, duración del seguimiento de seguimiento, resultado
(sobrevivió, sacrificó o murió) , causa de muerte, tasa de metástasis,
sitios de metástasis y método de detección de metástasis.
Análisis de los datos
Se realizó un análisis estadístico descriptivo de cada variable para
calcular el rango, la media, la desviación estándar y la mediana. No
se realizó un análisis estadístico de los datos de supervivencia
debido al pequeño número de perros en cada grupo de tratamiento.
Resultados
Desde 1986 hasta 1999, se incluyeron 21 perros en este estudio
con un diagnóstico histopatológico de adenocarcinoma
gástrico (n = 19) o leiomiosarcoma gástrico (n = 2). Edad de
Marzo / abril de 2002, vol. 38
Los perros en el momento de la presentación en el hospital iban desde
3,5 a 13 años (media, 8,40 ± 2,82 años; mediana, 8,25 años).
Cuatro (19%) perros fueron≤5 años de edad. Diecisiete (81%)
perros tenían> 5 años. Dieciséis perros eran de raza pura y
cinco eran perros de raza mixta. Los perros de raza pura
consistían en shih tzus (n = 2), Terranova (n = 2), golden
retrievers (n = 2), labradores retriever (n = 2), keeshond (n = 1),
chow chow (n = 1), Terrier escocés (n = 1), malamute de Alaska
(n = 1), terrier de Norwich (n = 1), elkhound noruego (n = 1),
husky siberiano (n = 1) y border collie (n = 1). Estos perros
pesaron de 7,5 a 56,8 kg (media, 25,86 ± 13,92 kg; mediana,
19,60 kg). Pesaron cuatro perros≤15 kg, 12 perros
pesaron entre 15 y 30 kg, dos perros pesaron entre 30 y
45 kg y tres perros pesaron entre 45 y 60 kg. Diez perros
eran hembras esterilizadas, ocho machos intactos y tres
machos castrados. En total, hubo 11 hombres y 10
mujeres [Tabla 1].
Diecinueve (90,5%) perros tuvieron confirmación
histopatológica de adenocarcinoma. Dos (9,5%) perros
sufrieron leiomiosarcomas gástricos. Los adenocarcinomas
se localizaron en el píloro (n = 10), todas las regiones del
estómago (n = 5), el fondo de ojo y el cuerpo (n = 1), o no se
especificaron (n = 3). Los leiomiosarcomas se localizaron en
píloro (n = 1) o en fundus, cuerpo y píloro (n = 1).
Los signos clínicos más frecuentes fueron vómitos, anorexia
parcial y pérdida de peso. Veinte de 21 (95,2%) perros
vomitaron durante 1 a 120 días (media, 40 días; mediana, 30
días) antes de la presentación. La anorexia en 11 de 21 (52,4%)
perros estuvo presente durante 2 a 90 días (media, 27,3 días;
mediana, 5 días) antes de la presentación. Se observó pérdida
de peso durante 7 a 90 días (media, 57,3 días; mediana, 5 días)
en 11 de 21 (52,4%) perros. Otros signos clínicos consistieron
en melena (n = 8; 38,1%), letargo (n = 6; 28,6%), malestar
abdominal (n = 3; 14,3%), ptialismo (n = 2; 9,5%) y distensión
abdominal ( n = 2; 9,5%).
Se tomaron radiografías de tórax en 17 casos. Trece de 17
(76,5%) perros tenían radiografías torácicas normales. Las
anomalías observadas en los cuatro perros restantes (23,5%)
consistieron en metástasis pulmonar (n = 1), neumonía por
aspiración (n = 1), microcardia asociada con deshidratación (n =
1) y proliferación ósea de la cuarta esternebra (n = 1 ).
Se realizaron radiografías abdominales en 17 perros. Doce de 17
(70,6%) perros tenían anomalías radiográficas. Se observaron
anomalías gástricas en 11 de 17 (64,7%) perros. Estos cambios
gástricos incluyeron una masa (n = 3), engrosamiento (n = 3),
dilatación (n = 3), dilatación-vólvulo (n = 1) y desplazamiento caudal
del eje gástrico en las radiografías laterales (n = 1). . Se
documentaron hepatomegalia, múltiples masas hepáticas y
esplenomegalia una vez en cada uno de tres perros separados.
Cinco (29,4%) perros tenían radiografías abdominales normales.
Se realizaron gastrogramas con contraste positivo en nueve
casos. Ocho de nueve (88,9%) perros tenían una o más lesiones
gástricas documentadas que consistían en defectos de llenado de la
mucosa (n = 5), una masa (n = 3) y engrosamiento de la pared (n =
1). Un perro tuvo un estudio normal. Este perro tenía infiltración
difusa del cardias y el esófago distal con adenocarcinoma gástrico.
Marzo / abril de 2002, vol. 38 Neoplasia Gástrica Canina 159

tabla 1

Señal, peso y tipo de tumor histológico en 21 perros con neoplasia gástrica

Caso Edad Peso

No. (años) Raza Sexo* (kg) Tumor

1 7.75 Perro de raza mixta FS 30 Adenocarcinoma

2 8.25 Husky siberiano MC 17.3 Adenocarcinoma
3 7.25 Keeshond FS 18,2 Adenocarcinoma
4 11,5 Elkhound noruego FS 22,5 Adenocarcinoma
5 4.6 Shih tzu METRO 13.25 Adenocarcinoma
6 10,7 Shih tzu METRO 7.5 Adenocarcinoma
7 4.5 Terranova FS 56,8 Adenocarcinoma
8 6.25 Chow chow MC 17,9 Adenocarcinoma
9 6,75 Perro de raza mixta FS 17,7 Adenocarcinoma
10 8.5 Terranova FS 50,4 Adenocarcinoma
11 11,75 Terrier escocés MC 14,1 Adenocarcinoma
12 7.5 Malamute de Alaska METRO 46,9 Adenocarcinoma
13 3,5 Perro de raza mixta METRO 19,1 Adenocarcinoma
14 6,75 Terrier de Norwich FS 7.5 Adenocarcinoma
15 11 Perro perdiguero de oro METRO 29,7 Adenocarcinoma
dieciséis 10 Labrador retriever METRO 37 Adenocarcinoma
17 4.25 Perro de raza mixta FS 17 Adenocarcinoma
18 11,75 Border collie FS 19,6 Adenocarcinoma
19 10 Perro de raza mixta METRO 43 Leiomiosarcoma
20 10,75 Perro perdiguero de oro FS 28,5 Leiomiosarcoma
21 13 Labrador retriever METRO 29 Adenocarcinoma

* FS = hembra esterilizada; MC = macho castrado; M = hombre

Dieciséis perros se sometieron a exámenes de ultrasonido [PO] durante 4 días) cada 2 semanas durante dos ciclos. El propietario eligió la
abdominal. Todos los perros tenían una o más anomalías gástricas. eutanasia 9 semanas después del diagnóstico debido a la progresión de los
Se observó engrosamiento gástrico (n = 12), masa gástrica (n = 3) y vómitos [Tabla 3]. Al otro perro (caso n. ° 9) se le diagnosticó adenocarcinoma
obstrucción del flujo de salida (n = 2). Los nódulos hepáticos (n = 3), gástrico y enfermedad metastásica que afectaba a los pulmones, el hígado y

los nódulos esplénicos (n = 3) y la linfadenopatía mesentérica (n = 3) los ganglios linfáticos gástricos. La quimioterapia consistió en ocho ciclos del

fueron hallazgos ecográficos adicionales. protocolo FAC (doxorrubicina, 25 mg / m2 IV y ciclofosfamida, 75 mg / m2 VO

Se utilizó una única modalidad de imágenes abdominales durante 4 días en la semana 1; 5-fluorouracilo, 150 mg / m2

(radiografías [n = 1], ultrasonido [n = 4]) en cinco de 21 (23,8%)

perros. El diagnóstico en 16 (76,2%) perros se basó en múltiples
modalidades de imágenes abdominales. Se realizaron radiografías
abdominales y un gastrograma con contraste positivo en cuatro
perros. Se realizaron radiografías y ecografías abdominales en siete
perros. Los tres diagnósticos se emplearon en cinco perros.
En tres perros, se realizó una evaluación endoscópica. Cada
perro tenía una anomalía. Se visualizó una masa gástrica en un
perro. Los otros dos perros tenían la mucosa gástrica engrosada
con múltiples erosiones. Dos de estos perros se sometieron a
biopsias endoscópicas, una interpretada como normal y la otra
como un adenocarcinoma.
Dos perros con adenocarcinomas fueron tratados con
quimioterapia sola [Tabla 2]. El diagnóstico en el primer perro
se realizó mediante biopsia gástrica endoscópica. Este perro
(caso n. ° 4) recibió luego 5-fluorouracilo (150 mg / m2 intra-
por vía venosa [IV]) y ciclofosfamida (50 mg / m2 per os
IV administrado en las semanas 2 y 3). Las radiografías de tórax
tomadas 2 semanas después de comenzar la quimioterapia
revelaron una disminución del 50% en el número y tamaño de las
metástasis pulmonares. La ecografía abdominal realizada al mismo
tiempo documentó masas hepáticas agrandadas, múltiples masas
gástricas y adenopatías gástricas. Clínicamente, el perro mejoró
mucho con vómitos ocasionales y anorexia parcial que duraron de 1
a 2 días. Después de ocho ciclos del protocolo FAC, hubo progresión
ecográfica de las masas hepáticas, tanto en tamaño como en
número. En este momento, el protocolo de quimioterapia se cambió
a cis-platino (60 mg / m2 IV durante 6 horas) cada 3 semanas
durante dos ciclos. Este perro murió 7,5 meses después del
diagnóstico debido a insuficiencia renal anúrica aguda.
Se realizó cirugía sola en 13 perros con adenocarcinomas gástricos.
Ocho perros se sometieron a tratamientos quirúrgicos, mientras que
cinco perros recibieron biopsias quirúrgicas. Un perro (caso n. ° 1)
160 REVISTA de la Asociación Estadounidense de Hospitales de Animales Marzo / abril de 2002, vol. 38

Tabla 2

Tratamiento en 21 perros con neoplasia gástrica maligna

Caso
No. Tratamiento

1 Gastrectomía parcial, esplenectomía

2 Ninguna
3 Biopsia quirúrgica
4 5-FU y ciclofosfamida
5 Ninguno
6 Biopsia quirúrgica, tubo en J
7 Biopsia quirúrgica
8 Ninguno

9 Protocolo FAC (8 ciclos), cisplatino (2 ciclos)

10 Biopsia quirúrgica
11 Biopsia quirúrgica
12 Billroth yo
13 Billroth I, pancreatectomía parcial, colecistoyeyunostomía, tubo en J y doxorrubicina y ciclofosfamida
14 Gastroyeyunostomía, tubo en J
15 Billroth I
dieciséis Billroth I, tubo en j
17 Billroth I, tubo en j
18 Gastroyeyunostomía
19 Billroth yo
20 Billroth I, doxorrubicina y ciclofosfamida
21 Biopsia quirúrgica

sufría de adenocarcinoma gástrico y dilatación-vólvulo gástrico
concurrente. En la cirugía, se reposicionó el estómago y se realizó una
gastrectomía parcial (se extirparon el fondo y un tercio del estómago) y
una esplenectomía. Este perro fue sacrificado 2 días después de la
operación debido a la coagulación intravascular diseminada y al
empeoramiento de las arritmias ventriculares.
Tres perros (casos núms. 2, 5, 8) con adenocarcinoma
gástrico no fueron tratados después de completar su
diagnóstico y fueron sacrificados a solicitud de los dueños
debido al empeoramiento de los signos clínicos y al mal
pronóstico percibido asociado con esta enfermedad.
En seis perros (casos núms. 3, 6, 7, 10, 11, 21), se detectó metástasis por primera
vez en la cirugía [Tabla 4]. Se tomó una biopsia incisional de la lesión primaria y los
sitios sospechosos de metástasis. Todas las biopsias confirmaron la presencia de
adenocarcinoma gástrico metastásico. Los sitios metastásicos incluyeron ganglios
linfáticos gástricos (n = 6), epiplón (n = 2) y esófago (n = 1). Estos seis perros fueron
sacrificados a petición de los dueños en el momento de la cirugía (n = 3) o cuando los
resultados de la biopsia estaban disponibles de 1 a 3 días después de la cirugía (n =
3).
En dos perros (casos núms. 14, 18), el cirujano consideró que el
carcinoma gástrico era demasiado extenso para una escisión
satisfactoria. Se realizó una biopsia de la lesión primaria y luego se
realizó un procedimiento de derivación (gastroyeyunostomía de
lado a lado). Ambos perros se recuperaron sin incidentes y fueron
dados de alta del hospital. Los veterinarios remitentes
sacrificaron a estos perros 4 y 5 semanas después de la operación
debido a la recurrencia de los vómitos y la anorexia.
En cuatro perros (casos núms. 12, 15-17), el adenocarcinoma
gástrico estaba confinado localmente al píloro. Cada perro recibió
un Billroth I (es decir, gastroduodenostomía) y una biopsia gástrica.
Uno de estos perros fue sacrificado 3 días después de la operación
debido a los vómitos persistentes. Los otros tres perros estuvieron
asintomáticos hasta el momento de la eutanasia a las 6 semanas (n
= 2) y 10 meses (n = 1). En esos momentos, habían reaparecido los
vómitos y la anorexia.
Un perro (caso núm. 13) con un carcinoma gástrico y
metástasis en la extremidad derecha del páncreas y duodeno
descendente recibió un Billroth I, pancreatectomía parcial,
colecistoyeyunostomía y tubo de yeyunostomía. El perro no
tuvo complicaciones postoperatorias y fue dado de alta del
hospital una semana después de la cirugía. El perro permaneció
clínicamente normal 2 y 4 semanas después de la operación.
Cuatro semanas después de la cirugía, quimioterapia
(doxorrubicina, 25 mg / m2 IV y ciclofosfamida, 50 mg / m2PO
durante 4 días). Este perro no regresó al hospital para recibir
quimioterapia adicional y fue sacrificado 9 semanas después
del diagnóstico debido a los vómitos recurrentes [Tablas 2, 3].
En general, 14 de 19 (73,7%) perros con adenocarcinoma
gástrico tenían metástasis [Tabla 4]. Los sitios metastásicos
incluyeron ganglios linfáticos gástricos y hepáticos (n = 10), omento
(n = 3), duodeno (n = 2), hígado (n = 2), páncreas (n = 1), bazo (n = 1),
esófago (n = 1), glándulas suprarrenales (n = 1) y pulmones (n = 1).
Marzo / abril de 2002, vol. 38 Neoplasia Gástrica Canina 161

Tabla 3

Resultado en 21 perros con neoplasia gástrica maligna

Caso
No. Resultado (motivo)

1 Eutanasia 2 días después de la operación (arritmias ventriculares y CID *)

2 Eutanasia (mal pronóstico)
3 Eutanasia en el momento de la cirugía (presencia de metástasis) Eutanasia 9
4 semanas después del diagnóstico (empeoramiento de los vómitos) Eutanasia
5 (mal pronóstico)
6 Eutanasia 1 día después de la operación (vómitos y CID)
7 Eutanasia 3 días después de la operación (resultados de la
8 biopsia) Eutanasia (mal pronóstico)
9 Falleció 7,5 meses después del diagnóstico (insuficiencia renal aguda)
10 Eutanasia en el momento de la cirugía (presencia de metástasis)
11 Eutanasia 1 día después de la operación (mal pronóstico) Eutanasia 6
12 semanas después de la operación (Signos recurrentes) Eutanasia 9
13 semanas después de la operación (Signos recurrentes) Eutanasia 4
14 semanas después de la operación signos) (Eutanasia recidivante) 10
15 meses después de la operación (Signos recurrentes) Eutanasia 6
dieciséis semanas después de la operación (Signos recurrentes) Eutanasia 3 días
17 después de la operación (Vómitos continuos) Eutanasia 5 semanas
18 después de la operación (Signos recurrentes) Eutanasia 4 semanas
19 después de la operación (Signos recurrentes)
20 Perdido durante el seguimiento 2,5 meses después de la
21 operación Eutanasia en la cirugía (presencia de metástasis)

* DIC = coagulación intravascular diseminada

La presencia de metástasis se detectó mediante diagnósticos Discusión

realizados antes de la cirugía (n = 4) y luego se confirmó mediante
hallazgos post mortem en dos de estos cuatro casos. Fueron
necesarias biopsias quirúrgicas en 10 perros para documentar la
presencia de metástasis. Tres de los 10 perros que requirieron
confirmación quirúrgica de la metástasis también tenían evidencia
de metástasis en la necropsia. Cinco de 19 (26,3%) perros con
adenocarcinomas no tenían evidencia de metástasis en el momento
de la evaluación inicial [Tabla 4].
Ambos perros (casos núms. 19, 20) con leiomiosarcoma gástrico tuvieron
un Billroth que realicé. Las metástasis abdominales que afectaban al hígado (n
= 2) y al duodeno (n = 1) fueron reconocidas en el momento de la cirugía y
luego confirmadas histopatológicamente. Estos perros eran clínicamente
normales y fueron dados de alta del hospital una semana después. En el
momento de la retirada de la sutura 2 semanas después, ambos perros
permanecían asintomáticos. Cuatro semanas después de la cirugía, un perro
desarrolló un hemoabdomen con progresión ecográfica de sus masas
hepáticas. Los propietarios eligieron la eutanasia en este momento. El otro
perro desarrolló melena y nuevas masas hepáticas que se detectaron con una
ecografía realizada 3 semanas después de la cirugía. Quimioterapia
(doxorrubicina, 25 mg / m2IV y ciclofosfamida, 50 mg / m2PO durante 4 días).
Este perro recibió dos ciclos de quimioterapia y luego se perdió durante el
seguimiento 2,5 meses después de la cirugía.
La neoplasia gástrica es un diagnóstico infrecuente en pacientes
caninos. Los informes publicados de adenocarcinomas gástricos y
leiomiosarcomas son escasos. La mayoría son informes de casos y
pequeñas series de casos con poca información clínica sobre el
tratamiento y el resultado. Los estudios hasta la fecha se han centrado
en las características histopatológicas y los hallazgos post mortem en
estos casos. La mayoría de las neoplasias son malignas y de origen
epitelial.1,2El adenocarcinoma gástrico ha sido el diagnóstico más común
y representa del 42% al 72% de todos los casos documentados.3-13 En
En este estudio, predominó el adenocarcinoma (19/21 perros),
con solo dos perros diagnosticados de leiomiosarcoma
gástrico. Los leiomiosarcomas son el segundo tumor intestinal
más común y el sarcoma intestinal más común en perros.7
El adenocarcinoma gástrico se considera una neoplasia de
perros mayores.2,4-6,10-12,14-18 En la literatura, las edades de 77
perros con adenocarcinoma gástrico varían de 3,5 a 15 años (media,
9,42 ± 2,55 años; mediana, 9,5 años). Los hallazgos de este estudio
son similares a los de la literatura, con edades que oscilan entre 3,5
y 13 años (media, 8,40 ± 2,82 años; mediana, 8,25 años). Sin
embargo, esta enfermedad puede ocurrir en perros jóvenes. En
este estudio, el 19% de los perros tenían menos de 5 años. En
contraste, solo cuatro (5%) perros en la literatura eran tan jóvenes.
Esta diferencia, tal vez, se deba a los deseos de los propietarios de
realizar un diagnóstico antes.
162 REVISTA de la Asociación Estadounidense de Hospitales de Animales
Cuadro 4
Sitios metastásicos en 21 perros con neoplasia gástrica maligna
Caso
No. Sitios metastásicos
1 Ninguno
2 Bazo, glándulas suprarrenales
3 Epiplón, ganglios linfáticos gástricos
4 Ninguno
5 Hígado
6 Ganglios linfáticos gástricos, esófago
7 Ganglios linfáticos gástricos
8 Ganglios linfáticos gástricos
9 Ganglios linfáticos gástricos, hígado,
10 pulmones Epiplón, ganglios linfáticos
11 gástricos Ganglios linfáticos gástricos
12 Ninguno
13 Ganglios linfáticos gástricos, duodeno, páncreas
14 Ninguno
15 Ninguno
dieciséis Ganglios linfáticos gástricos
17 Epiplón
18 Duodeno
19 Hígado
20 Hígado, duodeno
21 Ganglios linfáticos gástricos
En este estudio no se apreció una predilección por razas. Los perros
de todos los tamaños se vieron afectados, con pesos que iban desde
7,5 a 56,8 kg (media, 25,86 ± 13,92 kg; mediana, 19,60 kg).
Otros han encontrado el collie de pelaje áspero,10 Staffordshire
Bull terrier,3,4,10Perro pastor belga,11,12y chow chow18 tener
un mayor riesgo de desarrollar este tumor. Se sugiere un
mecanismo genético en la patogénesis de la enfermedad en
los perros pastores belgas, ya que la evaluación del pedigrí
reveló ocho perros relacionados.11,12
Los perros de este estudio presentaban antecedentes y
signos crónicos compatibles con una masa ocupante de
espacio. El vómito fue el hallazgo más constante en 20 (95,2%)
perros. Otros signos clásicos fueron anorexia, pérdida de peso,
melena, letargo, dolor abdominal y ptialismo. Estas
observaciones reflejan las de la literatura.
Las radiografías de tórax son una herramienta de diagnóstico
importante para la estadificación de cualquier neoplasia. Las
radiografías torácicas fueron anormales en cuatro (23,5%) perros.
Curiosamente, solo un perro tenía evidencia radiográfica de metástasis
pulmonar en el momento de la evaluación inicial.
Se utilizaron múltiples modalidades de imágenes abdominales
para evaluar a la mayoría (16/21; 76,2%) de los perros. La
radiografía abdominal seguida de una ecografía abdominal fue la
combinación más común utilizada en siete de 21 (33%) perros. Las
radiografías abdominales por sí solas demostraron una anomalía
gástrica en 11 de 17 (64,7%) perros. Se visualizó una masa gástrica
discreta en tres perros. Un gastrograma de contraste positivo
Marzo / abril de 2002, vol. 38
Método de diagnóstico
Ninguno
Ultrasonido, necropsia
Biopsia quirúrgica
Ninguno
Ultrasonido
Biopsia quirúrgica
Biopsia quirúrgica, necropsia
Ecografía, necropsia
Ultrasonido
Biopsia quirúrgica, necropsia
Biopsia quirúrgica
Ninguno
Biopsia quirúrgica
Ninguno
Ninguno
Biopsia quirúrgica
Biopsia quirúrgica
Biopsia quirúrgica
Biopsia quirúrgica
Biopsia quirúrgica
Biopsia quirúrgica, necropsia
delineó una anomalía gástrica en ocho de nueve perros. Se observó
un defecto de llenado de la mucosa gástrica en cinco perros,
seguido de una masa en tres perros, y engrosamiento gástrico con
pérdida del patrón rugal normal en un perro.
Se realizó una ecografía abdominal en 16 perros. Todos los perros tenían
hallazgos gástricos anormales. Dr. Pennincket al.18
describieron pseudocapas de la pared gástrica en 14 de 16 perros
con tumores epiteliales gástricos. Se pensó que esta característica
ecográfica se correlacionaba con la distribución del tumor en capas
desiguales descrita en histopatología. Además, una ventaja
adicional de la ecografía es la capacidad de evaluar las estructuras
abdominales restantes. Se identificaron masas de hígado en tres
perros. Se observaron masas esplénicas en tres perros. En dos
perros, la hiperplasia nodular esplénica se confirmó con biopsias
quirúrgicas. El examen post mortem en el perro restante
documentó adenocarcinoma gástrico con metástasis esplénicas y
suprarrenales. Se detectó linfadenopatía mesentérica en tres
perros. La metástasis en los ganglios linfáticos se confirmó
mediante necropsia en un perro y mediante biopsia quirúrgica en
otro perro. En otro estudio,18 La linfadenopatía regional se
identificó en el examen de ultrasonido en 15 de 16 perros.
Nueve perros en este estudio no fueron tratados una vez que se
identificó una masa gástrica, debido al mal pronóstico percibido. En
otros dos perros, se realizó una gastroyeyunostomía de lado a lado
para evitar el adenocarcinoma gástrico. Estos perros sobrevivieron
4 y 5 semanas antes de la reaparición de los signos clínicos. Cinco
perros (cuatro con adenocarcinoma y uno
Marzo / abril de 2002, vol. 38
con un leiomiosarcoma) recibieron sólo un Billroth I. Ninguno de
estos perros experimentó complicaciones posoperatorias. La
recurrencia de los signos clínicos y la sospecha de recurrencia de la
lesión primaria llevó a todos los propietarios a sacrificar a sus
perros. Los tiempos de supervivencia de estos perros fueron de 3
días, 4 semanas (leiomiosarcoma), 6 semanas en dos perros y 10
meses. De los 140 casos en la literatura, sólo existe información
sobre el tratamiento y el resultado en 17 casos.5,6,9,11,13-16,18,19 La
los tiempos de supervivencia variaron de 2 horas a 5 años (media,
8,2 ± 15,7 meses; mediana, 2 meses). Las razones de la
eutanasia en los casos informados anteriormente incluyeron
vómitos persistentes y anorexia (n = 5), recurrencia local y
metástasis abdominal observada en una segunda cirugía (n =
2), endometritis (n = 1) y desconocida (n = 9). En la literatura,
hay casos ocasionales en los que la resección quirúrgica resultó
en una supervivencia a largo plazo de 35 meses11 y 5 años.13
Esta no fue la experiencia de los autores, y la enfermedad avanzada en el
momento de la cirugía probablemente contribuyó a los cortos tiempos
de supervivencia en la población de perros que se informa aquí. Sin
embargo, el alivio de la obstrucción del flujo de salida gástrico resultó en
una mejoría de los signos clínicos en el período postoperatorio
inmediato. Además, ninguno de los perros experimentó complicaciones
posoperatorias.
El uso de quimioterapia sola o quimioterapia adyuvante después
de un procedimiento Billroth I para la neoplasia gástrica no se ha
investigado en la literatura veterinaria. En este estudio, la
quimioterapia sola (ya sea una combinación de 5-fluorouracilo y
ciclofosfamida) o el protocolo FAC seguido de cis-platino dio como
resultado tiempos de supervivencia de 7 semanas y 7,5 meses,
respectivamente. El primer perro fue sacrificado a las 9 semanas
debido a los vómitos persistentes. El otro perro fue sacrificado
debido a insuficiencia renal aguda 7,5 meses después del
diagnóstico. Se administró quimioterapia adyuvante consistente en
doxorrubicina y ciclofosfamida a dos perros (uno con
adenocarcinoma y otro con leiomiosarcoma) después de un Billroth
I debido a la presencia de metástasis en el momento de la cirugía. El
perro con adenocarcinoma metastásico que afectaba al páncreas y
el duodeno fue sacrificado 9 semanas después del diagnóstico
debido a los vómitos recurrentes. El otro perro con leiomiosarcoma
gástrico y hepático recibió dos ciclos de la quimioterapia
mencionada anteriormente y se perdió durante el seguimiento 2,5
meses después de la evaluación inicial.
Los perros con adenocarcinoma gástrico o leiomiosarcoma tendían a
acudir al hospital con enfermedad avanzada. Catorce de 19 (74%) perros en
este estudio con un adenocarcinoma gástrico tenían metástasis. Los sitios
metastásicos incluyeron ganglios linfáticos regionales, epiplón, duodeno,
hígado, páncreas, bazo, esófago, glándulas suprarrenales y pulmones.
Desafortunadamente, en 10 perros, la presencia de metástasis no se conoció
hasta el momento de la cirugía. En la literatura, la información sobre el
potencial metastásico del adenocarcinoma gástrico está disponible para 132
casos.3-6,8-16,18-21Cien (76%) de estos casos tenían metástasis. Los sitios
metastásicos notificados estaban diseminados e incluían ganglios linfáticos
regionales (n = 81), peritoneo (n = 27), hígado (n = 19), bazo (n = 15), pulmones
(n = 13), glándulas suprarrenales (n = 6). ), páncreas (n = 5), duodeno (n = 4),
riñones (n = 4), epiplón (n = 3), diafragma
Neoplasia Gástrica Canina 163
(n = 2), miocardio (n = 2), huesos largos (n = 2) y uno que involucra
la glándula pituitaria, el cerebro, los testículos y el conducto biliar.
Ambos perros con leiomiosarcoma gástrico tenían enfermedad
metastásica en el momento de la cirugía. Los sitios afectados fueron el hígado
(n = 2) y el duodeno (n = 1). Kapatkinet al.22 descrito 13
casos de leiomiosarcoma canino gástrico (n = 2) e intestinal (n = 11).
Ninguno de los leiomiosarcomas gástricos presentó metástasis en
el momento de la cirugía. Dos perros con leiomiosarcomas
yeyunales tenían metástasis abdominales difusas y murieron de un
paro cardíaco inmediatamente después de la cirugía o por sospecha
de sepsis el día después de la cirugía. Otros cuatro perros
sobrevivieron <2 semanas. Dos fueron sacrificados por peritonitis
severa y adherencia de la masa al mesenterio. Un tercer perro
murió de shock séptico durante la cirugía. El último perro murió 9
días después de la cirugía debido a una fibrilación auricular
refractaria. Los siete perros restantes sobrevivieron de 7 meses a
5,3 años (mediana, 1,1 años).
Hay algunas limitaciones inherentes a este estudio
retrospectivo. No se dispuso de exámenes post mortem para
ninguno de los casos en los que se intentó el tratamiento. Por lo
tanto, se asumió que la recurrencia de los signos clínicos estaba
causada por la progresión de la neoplasia gástrica. Dado el alto
potencial metastásico de estos tumores, se deben hacer todos los
esfuerzos posibles para estadificar con precisión las neoplasias
gástricas sospechadas antes de la cirugía. Este estudio y revisión de
la literatura documentan el pronóstico generalmente desfavorable
de los perros con neoplasia gástrica primaria. A la luz de esta
información, la confirmación del diagnóstico antes de la cirugía
mediante biopsia endoscópica o guiada por ultrasonido
proporcionaría a los propietarios información importante. La
precisión de tales técnicas de biopsia gástrica en pacientes
veterinarios no está documentada y merece un estudio más a fondo.
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(Continúa en la siguiente página)
164 REVISTA de la Asociación Estadounidense de Hospitales de Animales
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