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NCHUECA EDITORES
Rico Rodríguez. Alfonso
La ingeniería de suetos en tas vfas terrestres: Carreteras,
torrocarrües y ooropistas t Aifonso Rico Rodríguez. -
México: Limosa. 2005.
460p . : B.; 21 era
IS8N: 968-16-0054-0
Rústica
1. Mecánica de soetos
LC: 16208.5 Dewey:624.‘l5 l>36-dc21

La p r e s e n t a o ú n v o is p o s o ú n e m c o n m u t o s c

LA INGENIERIA OE SUELOS EN LAS VÍAS


TERRESTRES
C m w c t o im , n m o c A m u s y A o w v r a
V o lu m en 1

SON P K T C I M O 0C L (O T O R . M n o u n a M W t 0> n t A
p u o * k r re m c o u c x m o n w s m » . w to v w rt m a ú n
S S T i l M O U É T O O O . E lE C Tn O M O O O M C C lM C O tN O irre N O O
E L K JTO C O n A D O . LA Q fU M C tO N O O M J O U t f t S t r t U A O f
flCCUPf RACIÓN V A U IA C C N A IK W T O OC m K M M A O O x ), S N
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CANIEM NOm. 121

Hecho enMixteo
IS8N 968-18 0054-0
20.1

d e re ch o s d e autor
Prefacio
P o r F rajscu N . H v u m •

"P o r h gracia de Dios, la cual me ha


sido dada como hábil constructor, eché
el cimiento; otro edifica sobre ¿ l "
(A los Corintios 1-3.10)

La anterior rita bíblica parece particularmente apropiada para este libro


de Mecánica de Suelos, puesto que los suelos y los materiales terreo» constitu­
yen el substracto básico de la mayor/a de las estructuras ingeníenles. La refe­
rencia parece especialmente apropiada cuando se.considera la esperanza expre­
sada f>or los autores de que los jóvenes ingenieros “ construyan sobre los cimien­
tos” que les pueda proporcionar este libro.
La Mecánica de Suelos, especialmente la que se aplica a la construcción de
las vías terrestres, tuvo que progresar a través de un camino erizado de dificul­
tades. Los hombres rudos y prácticos de antaño se inclinaban a considerar sólo
dos clases de excavación para carreteras, las hechas en "p olvo" o en “ roca". Y
toda la amplia variedad de los materiales naturales que es posible encontrar
sobre la superficie de la tierra la estudiaron, analizaron, clasificaron y descri­
bieron los agricultores, agrónomos, geólogos, petrógrafos y los ingenieros de
minas. Como consecuencia, términos tan'sencillos como “ buen suelo" o “ mal
suelo" han llegado a tener significados distintos para cada especialista y lo que
es “ bueno" para un agricultor puede ser muy malo para un ingeniero y v i­
ceversa.
Es muy cierto que muchas veces la terminología y los métodos de clasifica­
ción que establecieron los geólogos resultan demasiado vagos o confusos para
los ingenieros Que desean establecer cómo se comportará un determinado ma­
terial bajo condiciones de servicio.
Debe reconocerse que la utilización exitosa de los suelo» como materiales
de construcción es una actividad que tiene tanto de dencia como de arte. El
hombre ha manejado los suelos y los ha usado en sus construcciones desde el
alba de los tiempos. Los suelos pueden ser o no el material de construcción
más viejo, pero no cabe duda que los antiguos aprendieron mucho sobre ellos,
al practicar el arte ele la alfarería y al construir monumentos y moradas. Uno
de k » grandes logros de la civilización moderna consiste en que los ingenieros
puedan aplicar un enfoque científico a ésta, la más antigua de las artes de la
construcción.
En efecto, para llevar a cabo la planeadón y d proyecto de cualquier obra
ingenieril de importancia, hoy día es imprescindible llegar a un acuerdo entre
distintos puntos de vista. Por ejemplo, el proyecto de una carretera importante
se logra mediante los esfuerzos cuibinados de muchos individuos que contri­
buyen con el conodmiento detallado de muchas espedalidades.
Como la mayor parte de las obras de la ingeniería descansan sobre la supe»
fid e de la tierra, la capaddad de los suelos para soportar cargas se convierte
en una cuestión fundamental La expresión popular inglesa “ simple como la
tierra" indica que la mayoría de la gente aún sabe poco sobre d avance actual

* Ingeniero Consultor. Anterior Jefe del Laboratorio dei Departamento de Carretera! del
Ertado de California. U 4 A .

. Material protegido por derechos de


6 Prefacio

de la rienda de los suelos. Sin embargo, los suelos tienen muchas propiedades
peculiares que estimularon a varios hombres de diversas épocas a dedicar toda
la vida a su estudio.
En la actualidad es un requerimiento de todo ingeniero competente que se
dedique a las vías terrestres el estar familiarizado con la obra de aquellos hom.
bres que se han dedicado al estudio de la utilización de los suelos desde varios
puntos de vista. Ixn conocimientos anuales sobre los materiales que componen
la corteza terrestre se han ido acumulando lenta y celosamente gracias al aporte
de diversos grupos de técnicos, tales como los ingenieros agrónomos, los quí­
micos de suelos. los especialistas en cerámica, los geólogos, los ingenieros de
minas y de las diversas ramas de las ingenierias civil y militar, que intervinie­
ron personalmente en la construcción de presas, canales, ferrocarriles, control
de erosión, aeropuertos, cimentaciones de edificios, etc.
Considérese de nuevo el desarrollo de un proyecto para una carretera im­
portante. Es preciso coordinar los esfuerzos y conocimientos de nuevos grupos
de especialistas. Los que preparen las especificaciones y detalles del proyecto
deben asimilar y tomar en cuenta toda la información preliminar proveniente
de reconocimientos aéreos y terrestre*, seguidos por investigaciones y resultados
de trabajo de laboratorio. En la misma forma, deberá tenerse en cuenta una
estimación del “ sistema de cargas", es decir, del número y peso de los vehículos
que, según se espera, constituirán el tránsito que habrá sobre la obra. Después
de preparar los planos y las especificaciones, intervienen los asesores legales
que deben revisarlos, puesto que el contrato para construir la totalidad o una
parte de un proyecto determinado es un documento legal y, en última instan­
cia. las interpretaciones legales usualmente tienen precedencia sobre considera­
ciones u opiniones puramente ingenieriles en el caso de que surgiera una con*
troversia entre el contratista y el ingeniero. En un Departamento de Carreteras
bien concebido, todos los planos y especificaciones de cualquier proyecto, los
deben examinar y revisar conjuntamente los ingenieros de construcción y los en­
cargados de su futura conservación. Obviamente es esencial que existan la de­
bida cooperación y trabajo de equipo.
Cualquier estudio de Mecánica de Suelos constituye un intento para esta­
blecer un conocimiento ordenado de los factores que definen e! comportamien­
to de los suelos y su capacidad para resistir cargas. Para aprovechar plenamente
los beneficios de semejante ordenación teórica, además, se necesita establecer
claramente los requerimientos de construcción. Es igualmente importante que
el contratista y todos los elementos de la construcción ejecuten debidamente lo
dispuesto. En esta etapa, surge nuevamente la necesidad de un buen trabajo
de conjunto, así como res|ieto y comprensión, por parte de todos los que for-
men el equipo, en cuanto a los objetivos, ideas y funciones de los demis
miembros.
Se han mencionado a numerosos especialistas que participan en la prepa­
ración del proyecto y en la ejecución de la obra, pero todavía hay otro impor­
tante "especialista” o grupo de ellos. M e refiero al hombre que controla los
fondos disponibles. Según un viejo y trillado refrán, Mcon suficiente tiempo y
dinero cualquier imbécil puede hacer cualquier cosa” . Independientemente de
que la expresión sea debatible o no, en cualquier caso, la misión particular del
ingeniero es construir una obra satisfactoria, considerando las limitaciones de
tiempo y de dinero existentes.
Este libro viene de una tierra que ofrece una imperecedera evidencia de la
capacidad del hombre para superar los problemas planteados por los suelos,
tanto en obras modernas como en otras muy antiguas. Las pirámides y templos
que se construyeron en México hace mucho tiempo han resultado tan impre­
sionantes y duraderas como cualquier otro monumento legado por los construc­
tores de la antigüedad, en cualquier parte del mundo. México posee una amplia
variedad de tipos de suelos, grandes oscilaciones en el régimen de lluvias y
condiciones muy diversas de agua subterránea. Alfonso Rico y Hermilo del Cas­
tillo, han tenido oportunidades únicas para aplicar la Mecánica de Suelos, gra­
das a sus cargos en la Secretaría de Obras Públicas de México. Han tenido
que enfrailarse a problemas de suelos en carreteras, puentes, aeropuertos y otras
Prefacio 7

obras públicas. Además, al impartir cátedras de Mecánica de Suelos en la U n i­


versidad Nacional Autónoma de M éxico se lian mantenido al tanto de los pro­
gresos técnicos en otra* partes del m u n do.. . y aun de los de California.
Debe felicitarse a los autores por su am plio conocimiento de la Mecánica
de Suelos, tanto en sus aspectos teóricos como prácticos, pero quizá aún más
|>or el empello y la devoción a su profesión que se refleja en este libro.

Sa c r a m e n t o . C a l i j o r n ia

Material protegido por derechos de autor


Prólogo
Los autores de este libro han desarrollado durante los últimos 15 años acti­
vidades que básicamente podrían describirse como una aplicación de la Mecá­
nica de Suelos al proyecto y la construcción de vías terrestres en México. Su
trabajo se efectuó dentro de la Secretaria de Obras Públicas, que es el organis­
mo del Gobierno Federal Mexicano que se dedica, a programar, proyectar,
construir y conservar tales obras, entre otras fundones.
En su trabajo diario, han visto que las vías terrestres constituyen un campo
muy completo, muy fascinante y muy complicado dentro de todos los de la
Ingeniería en que la Mecánica de Suelos es susceptible de arrojar alguna luz.
Basta pensar que las vías terrestres son estructuras de tierra que se construyen
sobre el terreno, para darse cuenta de que la Mecánica de Süelos no puede sef
ajena a ninguna de las etapas de su proyecto y construcción. A veces, las pro­
piedades mecánicas de los terrenos serán tan criticas que án las soluciones de
la Mecánica de Suelos resultará imposible o, por lo menos, irrazonablemente
arriesgado enfrentar los problemas que se presenten; en otras ocasiones, propie­
dades más favorables permitirían (de hecho así sucedió sistemáticamente en un
pasado que afortunadamente comienza a verse lejano en México) aparentemen­
te proceder al margen de las normas de la Mecánica de Suelos, pero una mí­
nima experiencia en la aplicación de estas doctrinas hace ver que, aun en este
caso, se estarla desperdiciando una oportunidad de optimizar trabajos y abatir
costos que resultaría totalmente absurda dentro de los niveles tecnológicos ac­
tuales. Las técnicas de construcción de las vías terrestres son inconcebibles en
el momento presente sin un uso extenso, continuo y detallado de los principios
de la Mecánica de Suelos aplicada, como lo son sin una utilización análoga de
la Geología y de la Mecánica de Rocas.
Como campo de aplicación de la Mecánica de Suelos, las vías terrestres Son
uno de los más completos. Problemas tales como estabilidad de laderas natu­
rales y taludes, construcción de terraplenes sobre suelos blandos, empaje de
tierras contra toda dase de elementos de retendón, dmentadones para puentes
y obras viales, constituyen un catálogo cuya sola enumeradón fundamenta lo
dicho. Además, en las vías terrestres se tiene la más variada acción de las aguas
que sea posible concebir en la Ingeniería Civil y ya se sabe cuánto complica
este demento a la Mecánica de Suelos cuando se infiltra, fluye y trata de bro­
tar. En añadidura, las aplicaciones a las vías terrestres induyen dos aspectos
importantísimos, difídles y muy poco conoddos, pese al relativamente grande
volumen de estudio que ha tenido lugar en los últimos años. Son éstos la oras-
pactación de suelos y d diseño de los pavimentos. En ambos casos, se siente que
tui enfoque a partir de la Mecánica de Sudos puede contribuir mucho a dflu-
ddar viejos problemas, heredados de una práctica más empírica y menos cien­
tífica. Los estudios modernos sobre la compactaaón son relativamente redentes
y están aún muy incompletos, pero ofrecen ya un fasdnante horizonte para
cualquier espíritu observador. Caen dentro de la categoría de los problemas
Material protegido por derechos ck
a
10 Prólogo

relativos a los sucios no saturados, que es aquella en la que la Mecánica de


Suelos alcanza mayores alturas de complejidad, complicación... e inseguridad.
La tecnología de los pavimentos se ha desarrollado extraordinariamente, al
grado de constituir una nueva especialuarión, que en ocasiones parece indepen­
diente, dentro de la Ingeniería Civil; pero no debe olvidarse que un pavimento
es, a su vez. una estructura en que los suelos y sus propiedades de conjunto
han de decirlo todo el día en que se haya progresado lo suficiente en tan difícil
campo, como para que un optimista piense que sabe algo con seguridad y
firmeza.
1.a inversión de casi todos los países del mundo en el campo de las vías
terrestres, lo variado de los problemas que se presentan y lo complejo de los
mismos, justifican así la dedicación de numerosos esf>criaiistas de la Mecánica
de Suelos a las carreteras, los ferrocarriles y las acropistas.
Pero los autores de esta obra han observado también en su trabajo diario
otro hecho curioso, cuya explicación no alcanzan a formular. Hasta donde llega
su limitado conocimiento del tema, no conocen un solo libro de Mecánica de
Suelos Aplicada a este campo fundamental. Proliferan los libros de Mecánica
de Suelos en general y se escriben excelentes tratados que cubren sólo algún
aspecto de las teorías involucradas en la disciplina. Inclusive, se escriben nu­
merosos libros de aplicación de conocimientos generales a otros cani|xn de la
actividad práctica, como las presas de tierra o las cimentaciones, |>ero las vías
terrestres permanecen arto tras año sin alguien que salte al terreno a proclamar
sus bellezas. Todos los años se cwribcn sobre diferentes aspectos del tema,
toneladas de papel, pero siempre bajo la forma de artículos, monografías o de
ese curioso y nuevo género, técnicoliterario, jx>r cierto útilísimo, que ha dado
en llamarse, sin que nadie parezca saber |jor qué, “ Resúmenes sobre el estado
del arte’*. Sin negar que tales elementos de información son los únicos apro­
piados para captar convenientemente los diferentes aspectos de una disciplina
técnica que cambia de día en día, por lo menos en su punta de lanza, los auto­
res piensan que un libro que recopile modestamente los conocimientos funda­
mentales que van quedando aparentemente bien establecidos y en el que pue­
dan transmitirse las cx(>erienc¡as más sobresalientes, tiene también su utilidad.
Reprcictiia un alto en el cumitio, a>¡ se diría que la foto fija de una escena
en perpetuo movimientOi que capta un instante, sólo un instante, pero que lo
hace asequible en manos de quienes podrían correr el peligro (¿y quién no?)
de confundirse por d incesante barullo de la escena.
Esta es la misión que se han propuesto los autores de este libro y sólo los
ha animado a lanzarse a esta empresa la ausencia de hombres más capacitados.
La obra que ahora se presenta está concebida en dos volúmenes. Este pri­
mero contiene los conceptos básicos necesarios para la comprensión de las apli­
caciones y algunas de éstas; las restantes figurarán en el segundo tomo, siendo
el criterio de división simplemente el llegar a equilibrar aproximadamente los
dos tomos, haciéndolos manejables.
El Capítulo I contiene los elementos básicos de la Mecánica de Suelos que
necesitará el lector que desee comprender correctamente las aplicaciones. Se ha
hecho especial énfasis en ciertos conceptos, en algunos casos recientes, sobre
resistencia y compresibilidad de los suelos tanto friccionantes como cohesivos.
El Capítulo I I establece un sistema de clasificación de suelos y fragmentos
de roca, indispensable para encasillar debidamente la información general.
Las nociones fundamentales del flujo de agua a través de los suelos en su
aspecto teórico se han induido en un Apéndice, que figura al final del libro
y que proporciona los elementos para comprender la preocupación de los inge­
nieros de vías terrestres por los aspectos de drenaje y subdrenaje. asi como las
bases de las soluciones empleadas para resolver tales problemas.
El Capitulo I I I inicia el estudio de las aplicadones propiamente dichas, tra­
tando al terreno de rimentadón como apoyo estructural de las vías terrestres.
El fundamental problema de la compactadón de los sudos ocupa d Capí­
tulo IV . Se ha enfocado d problema desde d punto de vista de la tecnología
de campo, haciendo referencia al equipo disponible y las normas para su uso,
y de la de laboratorio, analizando d valor de las diferentes pruebas existentes.

r derechos de autor
Prólogo 11

Adcmá% se presentan las conclusiones principales de las investigaciones que va


h a b ie n d o sobre las propiedades mecánicas de los suelos compactados, buscando
establecer el proceso de compactación no como una rutina de trabajo, sino corno
un proceso de fabricación de materiales apropiados, sujetos a unos objetivos y
a unos requerimientos técnicos, a la vez que a una disponibilidad práctica.
En el Capítulo V se dan algunas normas básicas para manejar los elementos
de retención de tierras, tan comunes en las vías terrestres.
En el Capítulo V I se estudian los problemas de estabilidad de masas de
tierra, tratando de diferenciar las laderas naturales de los taludes artificiales
y los diferentes tipos de fallas que pueden ocurrir en unas y otros. También,
en lo que se refiere a soluciones, se han distinguido los métodos de prevención
de los de corrección. Se subrayan las circunstancias mecánicas que concurren
en las diferentes fallas, así como los métodos de análisis aplicables a cada una
como consecuencia. Esta información se complementa con los métodos de sub-
drenaje incluidos en el Capítulo V II.
El Volumen I I contendrá un capítulo dedicado a cimentaciones de obras
viales y una visión sobre los métodos de diseño de pavimentos con que hoy se
cuenta. El volumen contendrá además, información sobre obras complementa*
rías de drenaje y algunos problemas especiales de las vías terrestres, entre los
que destacarán los túneles en suelos y las diferentes clases de estabilizaciones.
Se piensa que esta obra puede resultar útil para los ingenieros que proyec­
tan y construyen vías terrestres, pero también se aspira a que los dedicados a
otros campos de la Ingeniería con problemas comunes, como los que se ocupan
de obras de irrigación, por citar un ejemplo, puedan también encontrar en
ella, material útil. Los estudiantes de Ingeniería encontrarán también, es de
esperar, material con qué cubrir los cursos de especializadón en vías terrestres,
cada vez más populares, por necesarios, en las universidades mexicanas y del
extranjero. Los Capítulos I, IV , V, V I y V II podrán también servir como texto
en cursos regulares de Mecánica de Suelos Aplicada, tal como hoy se imparten
en los niveles profesional y de maestría.
Pensando en la utilización didáctica de esta obra se han incluido algunos
problemas relativos a empuje de tierras y estabilidad de taludes, ilustrando los
diferentes métodos de análisis.
Muchas han sido las personas que han colaborado en este trabajo. A todas
ellas se desea expresar el más amplio agradecimiento.
Los ingenieros Juan Manuel Orozco, Manuel Jara y Manuel Zárate han
leído partes del manuscrito, haciendo útiles comentarios. Eulalio Juárez Ba-
diilo, jesús Alberto y Daniel Reséndiz discutieron con los autores muchos pun­
tos delicados.
Esteban Meneses realizó las figuras incluidas y Ma. Esthcr Escoto, Ma. An-
tonieta Cárdenas y Graciela Reyes, mecanografiaron el original, cumpliendo
tan ingrata tarea con el mayor entusiasmo.
Tanto la Secretaría de Obras Públicas de México como la Universidad Na­
cional Autónoma proporcionaron muchas facilidades y estímulos, sin los cuales
este libro difícilmente hubiera podido ser escrito.

México, D. F

echos de a
Contenido Volumen I
Prefacio, 5 A Suelos saturados, 77
B Suelos no saturados, 84
Prólogo» 9 C Aplicación de los resultados de las
pruebas triaxiales a los proble­
Capítulo 1 Breve» nociones de mecánica de mas prácticos, 86
suelos ......................................... 17 D Resistencia mixima y residual de
las arcillas, 89
M Introducción, 17
1*2 Naturaleza y origen de loa suelos, 18 Referencias, 91
1-3 Relaciones gravimétricas y volumétri­
cas de los suelos, 18 Capítulo 2 Clasificación de suelos desde el
1-4 Características y estructuración de las punto de vista de las vías tenes-
partículas minerales, 20 tres .............................................
1*5 Cranulometría de los suelos, 24
1-6 Plasticidad, 27 II-l Generalidades, 93
1*7 El mecanismo de la contracción de los 11-2 siiiern» de clasificación de “ suelos”
suelos finos por secado» 29 utilizado en la S.O.P., 94
1*8 Permeabilidad, 31
A Sistema unificado de clasificación
1*9 Los concepto» de esfuerzo efectivo y
de suelos (versión SOP), 95
esfuerzo neutral, 34
1*10 Relaciones esfuerzo deformación, 35 a Suelos gruesos, 95
M I Compresibilidad de suelos granulares, b Suelos finos, 96
38 c Identificación de los suelos, 98
A Compresibilidad en compresión B Clasificación de los fragmentos
isotrópica, 39 de roca, 99
B Compresibilidad en compresión
II-3 Clasificación de las rocas, 101
confinada, 39
C Compresibilidad en compresión A Lincamiento» generales, 101
triaxial, 41 B Textura, 103
C Estructura, 104
M2 Compresibilidad de suelos cohesivos,
43 II-4 Rocas comunes» 105
A Consolidación, 43 A Rocas ígneas comunes, 105
B Asentamientos y expansiones, 56 B Rocas sedimentarias comunes, 107
C Consolidación secundaria, 61 C Rocas metamórficas comunes, 110
1*13 Introducción al problema de la resis­ Referencias, 111
tencia al esfuerzo cortante de los sue­
los, 62 Capítulo 3 E l terreno de cimentación. Explo­
A Generalidades y teoría de falla, ración de suelos ........................
62
III-1 Introducción, 113
B Naturaleza de la resistencia al es*
111-2 Generalidades acerca del terreno de
fuerzo cortante en suelos granula­
cimentación, 113
res y cohesivos, 64
m-3 Asentamientos en el terreno de cimen­
C Pruebas para la determinación de
tación, 117
la resistencia al esfuerzo cortante
111-4 Mejoramiento del terreno de cimen­
de los suelos, 67
tación, 122
I-I4 Resistencia al esfuerzo cortante de los III-5 El agua en el terreno de cimentación,
suelos granulara, 71 126
1-15 Resistencia al esfuerzo cortante de los I1I-6 Terreno de cimentación constituido
suelos cohesivos, 77 por arenas limpias, 127
14 Contenido Volumen /

111*7 Terreno* <!e cimentación constituido A Comparadón de resultados de


por arcillas muy blandas y turbas, pruebas de laboratorio con los ob­
128 tenidos en los procesos de com­
III-8 Terraplenes en laderas indinadas, 137 pactadón con rodillos pata de ca­
111*9 Desmonte y despalme del terreno na­ bra. 204
tural. 138 B Comparadón de resultados de
IIM O Exploración de suelos en vías terres­ pruebas de laboratorio con los ob­
tres, 138 tenidos en los procesos de com­
pactación con rodillos neumáti­
A Estudios geológicos y fotointer-
cos. 206
pret ación. 138
B Exploración directa en suelos y IV-10 Propiedades mecánicas de las arenas
rocas, 139 compactadas. 206
C Requerimientos de muestreo, 143 IV -II Propiedades mecánicas de los suelos
D Métodos de exploración indirec* finos compactados, 208
rectos. Métodos geofísicos. 143
A Permeabilidad, 210-
Referencias, ISO B Compresibilidad y expansión, 211
C Resistencia al esfuerzo cortante,
Capítulo 4 Compactación de su elos......... 153 214
D Resistencia a la erosión interna,
IV-1 Introducción, 153 217 .
IV-2 Variables que afectan ¿1 proceso de la E Valor relativo de soporte, .218
compactación de los suelos, 155 F Efectos de tiempo, 218 .
1V-3 La curva de compactación, 158 Anexo IV-a Pruebas dinámicas tipo Proctor,
IV-4 Procesos de compactación de campo,
219
159
Anexo IV-b Pruebas dinámicas. Método de Ca­
A Compactadores por amasado. R o­ lifornia, 222
dillos pata de cabra. 160 Anexo IV-c Pruebas de compactación estáti­
B Compactadores por presión. Rodi­ cas. 227
llos lisos y neumáticos. 165 Anexo I Y'-d Pruebas por amasado, 229
B-l Rodillos lisos, 165 A Prueba de compactadón mi­
B-2 Rodillos neumáticos, 166 niatura de Harvard, 229
B3 Comparación de resultados B Prueba de Hveem. de compac­
enue rodillos neumáticos y tación por amasado, 231
pala de cabra, 172
Referendas, 232
C Compactadores por impacto, 173
D Compactadores por vibradón, 174
Capitulo 5 Empuje de tie rra s ....................... 235
E Compactadores por métodos mix­
tos, 178 V-l Introducción, 235
IV*5 Algunas ideas útiles en la ejecudón V-2 Teorías clásicas de empuje de tierras,
de los trabajos de compactadón en el 237
campo. Grado de compactadón, 180 A Teoría de Rankine, 237
IV-6 Algunos problemas especiales de com- B Método de Coulomb, 243
pactación en d campo, 189 C Otros métodos de cálculo funda*
IV-7 Compactación de pedraplenes, 190 dos en teorías clásicas, 247
IV-8 Pruebas de compactación en el labo­ D Comentarios sobre las teorías d i-
ratorio, 192 sicas, 247
A Pruebas dinámicas, 193 E Aplicabilidad de las teorías dá-
B Pruebas estáticas, 197 sicas a los problemas prácticos de
C Compactadón por amasado, 201 muros de retención, 248
D Compactación por vibración, 202 V-3 El método empírico de Terzaghi para
E Pruebas especíale» o en proceso d cálculo de empujes contra muros
de desarrollo, 203 de reiendón, 249 *
1V-9 Criterios para la selección de pruebas V-4 Drenaje de muros de retendón, 252
de laboratorio. Comparadón de resul­ V-5 Consideraaones respecto al cálculo de
tados obtenidos en el laboratorio y el muros de retendón, ,254
campo, 204 V-6 Cálculo de muertos de anclaje, 257

rech
Contenido Volumen / 15

V-7 Muros en celosía o muros criba, 258 A Taludes en ardllas saturadas nor­
V-8 Rellenos de muros de retendón, 259 malmente consolidadas. 312
V-9 Ademes, 261 B Taludes en suelos |xtrcialmente
V-10 La tierra armada. 265 saturados. Condidón al fin de la
construcrión, 313
Anexo V-A Ejercicios de aplicadón, 268 C Problemas que implican procesos
V-A.I Ejemplo de aplicación del de descarga, 313
método gráfico de Cul- D Condidón de flujo estableado.
mann a rellenos ‘ ‘friccio­ 313
nantes", 268 E Condidón de vaciado rápido, 313
V-A.2 Cálculo de un muro de re* F Deslizamientos con superficies de
tención con diversas varian­ falla preexistentes, 314
tes. 271 VI-5 Métodos de cálculo de estabilidad de
V A .3 Propordonamiento de un taludes, 315
caso de tierra armada, 274
Taludes en arenas limpias, 315
Referenrias, 275 Falla rotarional. Método sueco,
316
Capítulo 6 Estabilidad de taludes.................. 277 Análisis de estabilidad en super­
ficies de falla no circuíales, 326
VI-1 Introducdón, 277
Falla traslarional, 328
VI-2 Tipos de fallas más comunes en los
Método de la cuña, 329
taludes de las vías terrestres, 281
VI-6 Terraplenes sobre suelos blandos, 331
A Fallas relarionadas a la estabili­
Vl-7 Algunas ¡deas para fijar la inclina­
dad de las laderas naturales, 282
ción de cortes no calculados en las
A l Deslizamiento superficial vías terrestres, 333.
(Creep). 282 VM Factores que producen fallas de esta­
A-2 Fallas asociadas a procesos bilidad de laderas y taludes, 334
de deformadón acumulati­ Vl-9 Identificación de problemas de esta­
va. 284 bilidad de taludes en el campo, 342
A-3 Flujos. 286 VI-10 Prevenrión de fallas, 344
A-3.a Flujos en materiales V I. 11 Métodos correctivos'para fallas en la­
relativamente secos, deras y taludes, 318
287 A Métodos de elusión, 349
A-S.b Flujos en materiales B Métodos de excavación, 352
húmedos, 287 C Abatimiento de taludes, 353
B Fallas relarionadas a la estabili­ D Empleo de bermas y escalona-
dad de taludes artitidales, 289 mientos, 355
E Empleo de materiales ligeros, 357
B-l Falla rotarional. 289 F La consolidadón previa de suelos
E-2 Falla trasladonal, 293 compresibles, 357
B-3 Fallas con superfide com­ C Empleo de materiales estabilizan­
puesta. 293 tes, 357
B-4 Fallas múltiples, 293 H Empleo de estructuras de reten­
C Denumbes y caído*. 295 dón, 358
D Otros tipo* dé fallas, no directa­ I Empleo de pilotes, 360
mente asociadas a la i esistenria al J Empleo de contrapesos al pie de
«fuer/© cortante dé fotf suelos. la falla, 361
m . .. ~ K Anclajes, 361
E Fallas por 299 L Uso de explosivos, 362
F Falla ñor défta macióíi eft 1 » hom- M Empleo de vegetadón, 362
bros Je ios
terraplétíéi, 300 N Corrección de fallas de otros ti*
pos, 364
VI-3 Algunas ideas acerca tíb U estabilidad
O Otros métodos correctivos, 364
de taludes de suelo? t&lduale* $00
VI-4 Ciertos asj)Crtiw dé l«* paiámetros de
Anexo V l-A Ejercicios de aplicación, 369
resistencia al esfuerzo cortante a con­
siderar en el cálculo numérico de la V l-A .l Cálculo del factor de se­
estabilidad de laderas naturales y ta­ guridad para un talud
ludes. 306 ‘'cohesivo*' con terreno de

dateri erecl
16 Contenido Volumen i

cimentación homogéneo Capitulo 7 El subdrenaje en las vías terres­


con ¿I y limitado por un tres ............................. ................. 403
estrato horizontal resis­
tente, S69 VII-1 Introducción, 403
V1-A.2 Ejemplo de un análisis V1I-2 Agua subterránea, 405
con tanteos, 369 V IM Diserto de filtros, 410
VI-A.3 Análisis con esfuerzos to­
tales. 373 A Prevención de la erosión interna
VI-A.4 Análisis con falla circular y de la tubificadón, 411
y esfuerzos efectivos, 374 B Prevención de la obstrucción de
V I-A 5 Estabilidad de una lade­ perforaciones en tuberías o de fu*
ra natural para una su­ gas de partículas finas del filtro a
perficie de falla no circu­ través de ellas, 412
lar, con flujo. Análisis C Requerimientos de permeabilidad
con esfuerzos efectivos, en el material del filtro, 412
378 D Requerimientos de segregación,
VI-A.6 Terraplén sobre suelo 413
blando, 380
E Disposición de las perforaciones
VI-A.7 Método de la curta, 381
en tuberías, 413
V1-A.8 Falla traslacional, 382
F Comentarios, 413
Referencias, 383
V IM Métodos de subdrenaje en vías terres­
APE N D IC E Planteamiento teórico tld proble* tres, 415
ma de flujo de agua en suelos. R e­
des de flujo, 387 . '• A Capas permeables en pavimentos,
415
A *! Introducción, 387
B Drenes longitudinales de zanja,
A-2 Ecuaciones hidrodinámicas
421
que rigen el flujo de agua
a través de los suelos, 388 C Subdrenes interceptores transver­
A-3 Solución de la ecuación de sales, 424
Laplace, 390 D Drenes de penetración transver­
A-4 La teorfa de la sección sal 425
transformada, 392 E Pozos de alivio, 429
A-5 La red de flujo, 394 F Capas permeables profundas con
A-6 Trazo de la red de flujo. remoción de material, 430
Cálculo del gasto, 394
G Trincheras estabilizadoras, 431
A-7 Superficies libres a la pre­
H Galerías filtrantes, 437
sión atmosférica, 396
A-8 Cuadrados singulares, 397 VI1-5 Efectos capilares en el subdrenaje,
A-9 Cálculo de las presiones hi­
441
drodinámicas en una red
V I1-6 Subdrenaje en carreteras, 448
de flujo, 399
A-10 Cálculo de velocidades y VII-7 Subdrenaje en aeropistas, 452
gradientes hidráulicos en VII-8 Subdrenaje en vias férreas, 453
los puntos de una red de VII-9 Problemas especiales de subdrena­
flujo, 400 je; 454
A - ll Fuerzas de filtración. Gra­
diente critico de ebullición, Referencias, 455
400
Referendas, 402 Indice alfabético 457
CAPITULO

Breves nociones de
mecánica de suelos
M INTRODUCCION

Para tos fines de este libro se entiende por “ Vías cioso y, en lo posible, "científico". Es sabido que la
terrestres" las carreteras, los ferrocarriles y las aero- ingeniería moderna ha desarrollado ramas cuyos ob­
pistas que constituyen los elementos básicos de la in­ jetivos son precisamente el aprender a manejar de la
fraestructura de una red nacional de transportes. Den­ mejor manera posible, ingenierilmente hablando, los
tro de la denominación deben caber tanto la más suelos y las rocas con que se construyen las vías te­
moderna autopista como el más modesto camino ru­ rrestres. Estas ramas son la Mecánica de Suelos y la
ral. y lo mismo la pista que dé servido a aviones de Mecánica de Rocas, estrechamente auxiliadas por la
retroimpulso en un gran aeropuerto que la sendlla Geología aplicada. N o es, pues, de extrañar, dejando
púta destinada al tráfico de pequeñas avionetas. a un lado aspectos de planeadón y trato y algunos
la s vías terrestres así definidas se construyen fun­ de índole económica y social, que d proyecto y la
damentalmente de tierra y sobre tierra. Desde liace construcrión de las vías terrestres sean a fin de cuen­
ya bastante tiempo, la técnica moderna ha reconoci­ tas una cuestión de aplicadón juiciosa de normas de
do la influencia que sobre una estructura de esta na­ Mecánica de Suelos y de Mecánica de Rocas.
turaleza tiene el terreno que le sirve de apoyo, en­ Hov. la Mecánica de Suelos y la de Rocas se han
tendiendo por tal no sólo al suelo o roca que exista diversificado tanto, que constituven dos ramas inde­
en el lugar, pasivamente considerado, sino a todo un pendientes, con metodología y objetivos propios, den­
conjunto de condidones que comprenden desde la tro del conjunto de las espedalidades de la Ingenie­
constitudón zninerológica, la estructuradón del suelo, ría; aunque siu fronteras están estrechamente entre­
la cantidad y estado del agua contenida y su modo lazadas. tanto como lo están los suelos y las rocas,
de fluir, hasta toda una agrupadón de factores aje­ cuya distindón a menudo es muy difícil, la Mecánica
nos al concepto tradicional de suelo, pero que defi­ de Suelos y la de Rocas forman cada vez más tíos
nen en el tiempo su comportamiento, tales como los campos separados que exigen a sus respectivos espe­
factores dimátícos, los económicos, los que se refie­ cialistas toida su dedicadón personal
ren al “ uso de la tierra" en actividades que poco o El presente libro trata de las aplicadones que tie­
nada tienen que ver con la tecnología de las vías te­ ne la Mecánica de Suelos en el proyecto y en la cons-
rrestres, etc. Sin embargo, ha sido hasta épocas mu­ truedón de las Vías Terrestres; la Mecánica de R o ­
cho más red entes cuando los ingenieros han com­ cas sólo interviene, cuando se traslapan los métodos
prendido que el uso de los materiales, que se ofrecen de ambas disdplinas y las soludones sean comunes
en general en amplia variedad en la naturaleza, den­ o bien, cuando la diferendadón entre ellas sea prác­
tro d d cuerpo de la estructura, no es indiferente o ticamente imposible.
arbitrario, sino selectivo, y que aun utilizando los La aplicación de la Mecánica de Suelos a un cam­
mismos materiales para produdr una secdón dada, po cualquiera exige un conodmiento previo de tal
pueden obtenerse secdones estructuralmente muy dis­ disaplina, que a propósito se ha considerado fuera
tintas según el uso que se haga de los materiales de los alcances de este libro. Afortunadamente exis­
dentro de la secdón, tanto en lo que se refiere a ten muchos, algunos muy buenos, con los que el lec­
su posidón en ella, como a las condidones en que tor podrá suplir esta deficiencia. Sin embargo, con
se coloquen y a los tratamientos mecánicos o aun fines de unificadón de pensamiento y aun de nomen­
químicos que se les dé. clatura, este primer capítulo está dedicado a la pre-
La construcción de las vías terrestres implica en­ sentarión de ideas básicas sobre Mecánica de Sue­
tonces el uso de los suelos, pero un uso sdectivo, jui­ los, de las que después se hará intenso uso.
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17
18 Breves nociones de mecánica de suelos

1-2 NATURALEZA Y ORIGEN OE LOS SUELOS el transcurso del tiempo, toda la metodología de tra­
bajo de la Mecánica de Suelos, incluyendo los méto­
Los sucios son conjuntos de partículas minerales, dos de prueba e investigación en el laboratorio, que
producto de la desintegración mecánica o de la dev han jugado tan importante papel en el desenvolvi­
composición química ele rocas preexistentes. El con* miento de la disciplina, fue mostrando una inclina­
junto de panículas presenta dos propiedades esencia­ ción hacia los suelos transportados que fue dejando
les que no pueden ser olvidadas por quienes preten­ a los residuales relativamente marginados del fffogre-
dan comprender su comportamiento ingenien!. so de la especialidad. Y si es cierto que los suelos
a) El conjunto posee una organización definida transportados abundan en la naturaleza, sobre todo
y propiedades que varían "vectorialmente". En ge­ en zonas apropiadas para la deposición, geológica­
neral, en los valores de las propiedades, verticalmen- mente hablando, también es cierto que los suelos re­
te ocurren cambios mucho más rápidos que horizon­ siduales no lo son menos y que en estructuras como
tal mente. las carreteras o k » ferrocarriles dclien aparecer con
b) La organización de las partículas minerales es particular frecuencia. En los últimos años, esto lo
tal que el agua, que como se sabe está presente en entendieron claramente muclios investigadores, cuyo
todo suelo en mayor o menor cantidad, puede, si interés se refleja cada vez más en las publicaciones
hay la suficiente, tener "continuidad", en el sentido de obras especializadas que ya, con relativa frecuen­
de distribución de presiones. El agua no ocupa hue­ cia, tratan de suelos residuales; pero los autores de
cos aislados, sin intercomunicación; puede llenar to­ este libro se preguntan si en el momento presente
dos los poros que dejan entre sí las partículas mine­ baila tener “ interés" por los suelos residuales, inte­
rales y que se intercomunican, de manera que el agua rés que se refleje en su estudio con las ideas teóricas
forma una masa continua que contiene al mineral a que se ha llegado estudiando suelos transportados
en su seno. y con la metodología de laboratorio que se ha «Ies-
Los suelos pueden ser residuales o transportados, arrollado para estos suelos. Parece lógico pensar que
según se les eiuueutre en el mismo lugar en que se no sean esenciales las diferencias en comportamiento
han generado o en lugar diferente. El transporte por entre los suelos residuales y transportados, pero tam­
aire y agua y la sedimentación en esos dos medios bién parece lógico sentir que tales diferencias justifi­
constituyen el mecanismo usual que da lugar a un quen algunos cambios en las actitudes mentales ante
suelo transportado. Es evidente que la estructuración los suelos residuales y en las metodologías experi­
y la “ distribución interna" de las propiedades tienen mentales, incluyendo diseño de pruebas y equipos.
que ser completamente diferentes en un suelo resi­ El ingeniero que aplica Mecánica de Suelos a
dual que en un suelo trans|x>nado. En el primero, Vías Terrestres debe tener presentes las ideas ante­
el ataque mecánico y la desintegración química tien­ riores, por lo menos como un motivo para ejercer
den a producir un resultado final que en estructura crítica sobre las conclusiones a que lo lleve la Me­
y disposición recuerda, aunque sea lejanamente, a la cánica de Suelos actual, especialmente si trata con
roca madre. Los suelos transportados y depositados suelos residuales. Esta labor crítica pennitirá. por
en aire o agua generan estructuras que están regidas otra parte, ir descubriendo deficiencias, diferencias y
únicamente por los mecanismos propios de la depo­ nuevos enfoques. Algunos países son particularmen­
sición y en nada por la disposición, características y te pródigos en suelos residuales ligados a problemas
condiciones iniciales de la roca originaL constructivos en obras de ingeniería. La Unión Sud­
Cabe aquí un comentario de carácter general que africana. el Brasil y algunas zonas de los Estados
pocas veces se valora por completo en las aplicacio­ Unidos han expresado ya con frecuencia su preocu­
nes de la Mecánica de Suelos. En una medida sin pación por la escasez de conocimiento enfocado espe­
duda mayor que lo deseable, la Mecánica de Suelos cíficamente a suelos residuales. En México también
actual se refiere sobre todo a los suelos transporta­ abundan. Seguramente su existencia será más común
dos. Empezó por el interés que plantearon diversos en regiones de clima tropical, en donde la actividad
problemas de índole general c importante, sobre todo de la erosión y, sobre todo, el poder de las acciones
del tipo de cimentaciones en ciudades grandes y con químicas de aguas caigadas de agentes en solución,
subsuelos particularmente difíciles; se desarrolló por producto de una intensa vida vegetal, hacen que el
las ideas que fueron surgiendo de los laboratorios y efecto de descomposición y ataque "in situ" pueda
de las experiencias de campo de quienes afrontaban ir siendo más rápido que la capacidad de transporte
tales problemas. En general, tales ciudades cataliza* de los agentes naturales.
doras del interés por la Mecánica de Suelos existen
en valles o planicies de costa, en los que, por razón
natural, ios suelos son transportados y no residuales, M RELACIONES CRAVIMETRICAS Y VOLUM ETR I­
más propios de zonas onduladas o montañosas. Como CAS DE LOS SUELOS
consecuencia, se estudiaron sobre todo suelos t r a s ­
portados y se fueron conociendo sus propiedades, que En los suelos se distinguen tres fases constituyen­
a menudo se confundieron con las propiedades de tes: la sólida (partículas minerales), la líquida (ge­
los suelos en general, aun cuando lógicamente las neralmente agua) y la gaseosa (generalmente aire).
de los suelos residuales hayan de ser d iferen te En Entre estas fases es preciso definir un conjunto de
Relaciones gratñmétricas y volumétricas 19

relaciones que se refieren a sus pesos y volúmenes, Wm


las cuales sirven para establecer la necesaria nomen­ W. Vm m T..
clatura y para contar con conceptos mensurables, a t* - Ww+ W ,
vm iv m
través de cuya variación puedan seguirse los proce­
sos ingeníenles que afecten a los suelos. w,
En la Fig. I-I ¡quiete un esquema de una mues­
tra de suelo separada en sus tres fases y en ella se T-
(M )
acotan los pesos y volúmenes cuyo uso es de interés. I + u»

l a expresión (1-4) se usa en compactación de


suelas.
VOLUMENES PESOS
Se emplea asimismo el peso específico relativo de
los sólidos del suelo, definido como:
O

í3> a s i cascos* * Wo-C W.


O (1-5)
Y. y, Yo

Las siguientes son también relaciones entre pesos


y volúmenes que se utilizan mucho en las aplicacio­
nes, por representar conceptos cuya variación sirve
V yASC l'CUOA ‘ para describir fenómenos importantes y, por lo tan­
to, figuran muy frecuentemente en las fórmulas.
a) l a relación de vacíos (e ) es el cociente entre
el volumen de vacíos y el de sólidos.

W m Z'/,..ráse soco 21
vt
( 1*6 )

Teóricamente e puede variar de 0 a infinito (va­


cío perfecto), pero en la práctica sus límites están
Figura 1-1, E iq u r a a d e una m u ñ irá d e lu c io cu h que k comprendidos entre 0.25 para arenas muy compac­
acolan los p o o t y volúm enes u u d o i. tas con finos, y 15 pora arcillas altamente estructu­
radas, muy compresible.
b ) Se denomina grado de saturación a la rela­
ción entre el volumen de agua y el volumen de va­
cíos de un suelo; matemiticamente:
Las relaciones entre los pesos y los volúmenes se
establecen a través del concepto de peso volumétri­
co, definido como la reladón entre ambas cantida­ d-7)
des. En la tecnología de las vias terrestres se usan
los siguientes:
El grado de saturación varía de 0% en suelo
seco a 100% en un suelo en el que todos los vacíos
W. _ W , + )VW
Tm = ( 1- 1) estuvieran llenos de agua, al que se llama suelo sa­
V„ Vm turado.
c) Se conoce como contenido de agua o humedad
llamado el peso volumétrico de la masa; de un suelo a la relación entre el peso del agua con­
tenida en el mismo y el peso de su fase sólida:
( 1*2)
W.
T,
V,
«f (% ) - 100 ( 1*8 )
llamado el peso volumétrico de los sólidos. También
se usa, sobre todo en cuestiones de compactación, el El contenido de agua varía teóricamente de 0 a
peso volumétrico seco, definido como la relación en­ infinito, pero en la práctica es difícil encontrar va­
tre el peso de los sólidos y el volumen total del lores superiores a 1.000%, que se han medido en ar­
suelo. cillas procedentes del Sureste de México; la conocida
arcilla del Valle de México suele tener contenidos
W. de agua comprendidos entre 400% y 600%.
Ya = - ^ 0*3) Los conceptos anteriores sirven para establecer
Vm
algunas relaciones útiles, que evitan la necesidad de
Nótese que la expresión (1*3) puede ponerse: medirlos todos en el laboratorio. Por ejemplo, en un

dei
20 ¡IrcTtcs nociones de mecánica de suelos

M ie lototalmente saturado basta conocer dos concep­ tica es la equidimensional, en la que las tres J¡.ten­
tos independíenles para, a i función de ellos, poder siones de la partícula son comparables. Se origina
establecer fórmulas para otros; en este caso, las por la acción de los agentes mecánicos desintegrado­
fórmulas mis usadas son: res y sólo por excejición corresponde a partícu­
las que hayan sufrido algún ataque químico; puesto
tt> S , (19) que los agentes mecánicos en general no actúan con
preferencia por ninguna dirección en especial, es na­
S, + c S, (1 + w) tural que su producto final tienda a la forma esfé­
Yw (l'O) rica. Sin embargo, existen a veces efectos que repre­
\+e I + S. w yw
sentan alguna acción que se ejerce preferentemente
1.a deducción de estas fórmulas, así como de las en una dirección determinada; ejemplo de lo ante­
que se mencionan a continuación, referentes a rela­ rior son las formas redondeadas características de
ciones volumétricas v gravimétricas, puede verse en gravas y arenas que han sufrido el ataque de ríos
la Reí. 1. o del mar.
En el caso de suelos parcialmente saturados (es En los granos gruesos de los suelos, las fuerzas
decir, con |»ane de sus vacíos ocupada por aire) se de gravitación predominan notablemente sobre cua­
precisan tres cantidades independientes para definir lesquiera otras que pudieran ejercerse entre las par­
a otra dada. Las relaciones más usuales a que puede tículas; por ello todas las partículas gruesas tienen
llegarse son: un comportamiento similar.
En los suelos finos, producto en general del ata­
e G w = xo S, (M I) que químico de las aguas a las rocas o a otros sue­
los, la forma de los com|x)ncntcs tiende a ser aplas­
1+ w tada, por lo que los minerales de arcilla adoptan
Y. = ( 1- 12)
TT7 en general la forma laminar, en que dos dimensio­
nes son incomparablemente más grandes que la ter­
Atención especial debe darle al cálculo de los pe­ cera; como excepción, algunos minerales de arcilla
sos volumétrico* de los suelos situados bajo el nivel poseen forma acicular, en la que una dimensión es
freático. En tal caso, el empuje hidrostático ejerce mucho más grande que las otras dos.
influencia en los pesos, de acuerdo con las leyes de Como consecuencia de la forma de sus minerales
la boyanria (Principio de Arquíntedes). El peso es­ y «le su tamaño, generalmente muy pequeAo. en los
pecífico relativo de la materia sólida sumergida vale: suelos muy finos ejercen acción importantísima fuer-
ras de tipo diferente a las gravitacionales; ello es
S*. S, - 1 (1-15) debido a que en estos granos la relación entre el
área de su superficie y su peso (superficie específi­
y el peso volumétrico sumergido de los sólidos: ca) alcanza valores de consideración, cobrando mu­
cha significación las fuer/as electromagnéticas des­
Y*, - T, - 1 (I- H ) arrolladas en la suiieríicie de los compuestos minera­
les. I a estructura interna de las arcillas puede con­
Es decir, un metro cúbico de suelo sólido desalo­ cebirse en forma elemental según las ideas que se
ja un metro cúbico de agua: luego sufre un empuje exponen a continuación. En las referencias S y 4
ascendente de 1 ton, que es el peso de dicho metro podrán encontrarse algunos estudios que permitirán
cúbico de agua. al lector ahondar un poco más en la cuestión funda­
Para el peso volumétrico de la masa del suelo se mental de la físico-química de tas arcillas, tema al
obtienen las fórmulas (Ref. ! ) que se concede cada día mayor importancia en la
Mecánica de Suelos y que resulta de fundamental
S .- 1 utilidad para explicar el comportamiento macroscó­
Y* Y» (M 5 )
1 + S,w pico de las formaciones férreas que el ingeniero en­
cuentra en su actividad diaria.
I-a superficie de cada partícula de suelo posee
carga eléctrica negativa, por lo menos en sus partes
5 ,-1 planas (por el contrario, parece liaber evidencia de
Ym (1-16)
S. concentraciones de carga positiva en las aristas). La
intensidad de la carga depende de la estructuración
y composición de la arcilla. Así, la panícula atrae
1-4 CARACTERISTICAS Y ESTRUCTURACION a los iones positivos del agua que la rodea (H + ) y a
D E LAS PARTICULAS MINERALES cationes de diferentes elementos químicos existen­
tes en la misma, tales como Na+, K+, Ca++, Mg++,
La forma de las partículas minerales de un suelo A1+++, Fe+++, etc. L o anterior conduce, en pri­
es de importancia primordial en su comportamiento mer lugar, al hecho de que cada partícula individual
mecánico. En los suelos gruesos la forma caracterís­ de arcilla se ve rodeada de una capa de panículas

echos de
Características y estructuración de partículas minerales 21

de agua orientadas en forma definida y ligadas a lante, otros efectos, tales como el movimiento Brow-
su estructura (agua adsorbida): cuando la partícu­ niano, que contribuyen a minimizar el efecto natu­
la atrae cationes de otros elementos químicos, éstos ral de la gravedad terrestre.
atraen a su vez a otras moléculas de agua orienta* Se denomina estructura de un suelo al arreglo o
das. por lo «pie el espesor de la película de agua disposición que adopten sus partículas minerales. Es
adsorbida por el cristal de arcilla es función no sólo obvio que la estructuración que tenga un suelo dado
de la naturaleza del mismo, sino también del tipo de juega un papel fundamenta] en su comportamiento,
los cationes atrafdo*. especialmente en lo que se refiere a resistencia, com­
Dada la superficie especifica a veces enorme de presibilidad y permeabilidad.
los cristales de arcilla, las fuerzas eléctricas de su* El problema de la estructuración de los suelos es
perficie juegan un papel mucho más importante que netamente distinto en los suelos gruesos (de fonna
la acción gravitacional. equidimensional) y en los finos (generalmente de
Lo anterior se refleja, en primer lugar, en las forma laminar). En los primeros, la aglomeración
formas estructurales que los suelos finos pueden de partículas se produce únicamente por acción gra­
adoptar cuando se depositan en un medio apropia­ vitaciónal; los granos de arena o grava se disponen
do. Las estructuras sumamente abiertas, con gran como las canicas dentro de una caja. El mecanismo de
predominio de vacíos de que después se hablará, sólo estructuración es fácil de concebir (no se olvide que
son concebibles si se toman en cuenta las ideas ante­ el hombre vive en un mundo gravitacional, en
riores. Además, entre los cristales propiamente dichos que los mecanismos de tales fuerzas le resultan com­
del suelo fino, las capas de adsorción proporcionan pletamente familiares) y, dado el tamaño de los
un contacto sui genera que ayuda a entender y ex­ granos de que se habla, cualquier hipótesis de es­
plicar propiedades macrofísicas familiares al ingenie­ tructuración es inmediatamente verificable a simple
ro, tales como plasticidad o resistencia al esfuerzo vista.
cortante. Por el contrario, en los suelos finos, las fuer*
Las propiedades mecánicas de una arcilla podrán zas que definen la estructura son fundamentalmen­
cambiar, por lo tanto, si se hacen variar los cationes te de naturaleza electromagnética, mucho m is difíci­
contenidos en sus compiejos de adsorción, de mane­ les de concebir y, además, existe la dificultad adicio­
ra que variando éstos puedan tenerse propiedades nal de que cualquier hipótesis de estructuración «pie
mecánicas diferentes en la arcilla original. Por cier­ se haga no puede ser verificada a simple vista, dado
to, estas ideas abren posibilidades (jara el trata­ el pequeño tamaño de los cristales, por lo que no es
miento físico-químico de muchos suelos a la escala in- de extrañar que el problema de la estructuración de
genieril: desgraciadamente estos métodos no han sido los suelos finos resulte difícil, controvertible y, en
suficientemente desarrollados en la práctica. En ge­ general, mucho más complicado que el de los suelos
neral, los cationes pueden disponerse según su efec­ gruesos; los métodos de investigación de la estructu­
to benéfico decreciente en la resistencia de las ar­ ra de los suelos finos, tales como el uso de micros­
cillas, de acuerdo con la lista: (N H <) + , H+, K+, copios electrónicos, difracción de ondas, etc, son to­
Fc+++, A I+++. Mg++, Ba-H-, Ca++, Na+. Li+. dos de naturaleza indirecta y están sujetos a la inter­
En resumen, puede concluirse que es la forma de pretación del especialista, por lo que no resulta raro
las |iartículas minerales que constituyen el suelo la que existan muy variadas corrientes de pensamiento
que determina primordialmente la preponderancia en torno a este problema.
de las fuerzas gravitacionales o de las electromagné­ La estructura típica de un suelo grueso (análo­
ticas entre los cristales, de donde, a su vez. quedan ga a la de un agrupamicnto de canicas en una caja)
determinadas la estructuración en general del suelo recibe el nombre de estructura simple, y su compor­
y la naturaleza del contacto entre las partículas in­ tamiento mecinico queda fundamentalmente defini­
dividuales. En los suelos gruesos (forma equidimen- do por la compacidad. Terzaghi ha ]>ropuesto el con­
sional) se tiene área mínima cubriendo peso máxi­ cepto de compacidad relativa para medir tal condi­
mo de la partícula (recuérdese que se demuestra que ción. La compacidad relativa es determinablc en la­
la esfera es el área mínima que cubre un volumen boratorio (referencia 5)
d ado); es, por tanto, natural que en estos suelos la
actividad gravitacional sea claramente predominante.
En suelos finos, las formas especiales de sus minerales
causan que en las partículas haya un área muy gran­
de coexistiendo con un peso relativamente muy pe­
queño; es sabido que la carga eléctrica neta del En donde:
cristal se concentra en su superficie y depende de
ella, por lo que es natural en estos cristales de los *= relación de vacíos correspondientes al es­
suelos finos que la actividad eléctrica de su superfi­ tado más suelto, obtenida vertiendo al material den­
cie predomine por mucho sobre las fuerzas gravita- tro de un recipiente, sin ninguna compactación pos­
dónales. Cuando las partículas son suficientemente terior.
pequeñas y los suelos se forman por deposición en e = relación de vados correspondiente al esta­
un medio continuo, existen, como se veri m is ade­ do más compacto del suelo, obtenida al someter la
22 Breves nociones de mecánica de suelos

muestra del suelo grueso a un proceso de varillado


por capas dentro de un recipiente.
f „ , = relación de vados del sudo en estado na*
turaL
C, se expresa usualmente como porcentaje. Va­
lores superiores al 50% suelen considerarse de un
suelo compacto y este valor se mendona frecuente­
mente como límite de seguridad razonable en pro­
blemas prácticos, tales como dmentadones en suelo*
gruesos, posibilidades de licuadón de mantos de are­
na y limos no plásticos, etc.
Aparte de la compacidad, se acepta que influye
en el comportamiento mecánico de un suelo grueso
la angulosidad de sus granos (a misma compad-
dad, la mayor angulosidad da más trabazón y, por
Figura 1-3. Eiqucma de ftiruciura floculrnta.
lo tanto, mayor resistenda al esfuerzo cortante) y
la orientadón de sus partículas, lo que se admite que
influye sobre todo en la permeabilidad.
Existen varias hipótesis sobre cstructuradón de
los suelos finos. Terzaghi presentó originalmente las
conoddas con los nom bro de panaloide y floculenta incrementa mucho si existe un electrólito en el me­
(referenria 6) que se muestran en las figuras 1*2 dio de depósito, se suponía que esta estructura se­
y 1-3. ría muy típica de suelos muy finos depositados en el
La estructura panaloide se considera típica de mar o en lagos de agua cargada de sales susceptibles
granos de 0.02 mm o algo menores que se depositan de sufrir disodación electrolítica.
en agua o aire: las fuerzas gravitadonales ejercen un En la referencia 7, A. Casagrande presentó otra
derto efecto, pero las fuerzas eléctricas son de mag­ hipótesis de estructuración de suelos predominante­
nitud comparable. mente finos, que aparece en la figura 1-4.
La estructura floculenta se consideró típica de En esta hipótesis de Casagrande se considera la
partículas de tamaño mucho menor, que por sí solas posibilidad de que no todas las partículas del suelo
ya no se sedimentarían por d efecto de impacto tengan el mismo tamaño, pero la idea más intere­
causado por las vibradones moleculares d d medio sante de ella es la introducá An del concepto de es­
en que ocurra la sedimentadón; estas partículas por queleto estructural, constituido por las partículas más
sí tolas se moverían al azar con un movimiento ca­ gruesas (de limo en la figura) y por los panales y
racterístico llamado Brovmiano. Se suponía que es­ flóculos que existen entre ellas. La idea es que bajo
tas partículas podían unirse formando un grumo, el peso del suelo sobreyadente o de alguna carga
con la estructura de un panalito, el cual adquiriría actuante en la superficie se establece en el interior
peso tufidente para depositarse, obteniendo así una del suelo un mecanismo de transmisión, que funcio­
estructura de panales formados con panales. Como na como un esqueleto del conjunto, dejando en los
quiera que la caparidad de unión de las partículas espados entre las partículas gruesas y sus nexos gran
individuales para formar los grumos más pesados, se cantidad de material fino poco o nada comprimido.
Los nexos entre las partículas gruesas que forman
parte d d esqueleto habrán sufrido, por el contrario,
un lento proceso de compresión y adaptación a la
carga, que es lo que da al conjunto su resistenaa.
Si se acepta esta idea, es muy fádl comprender la
diferencia de resistenaa que existe entre una ardlla
inalterada y una remoldeada, en que. por alguna ra­
zón, se ha roto el esqueleto y se transmite la carga
a las masas de flóculos no precomprimidos.
En épocas más modernas se han introduddo como
fundamentales los conceptos de floculadón y disper­
sión (referencia 8).
Si el efecto neto de las fuerzas atraaivas y repul­
sivas entre dos cristales de ardlla es de atraedón, las
dos partículas se unirán (posiblemente arista contra
cara plana); se dice entonces que están floculadas.
Si la acdón neta es repulsiva, se separarán, dando
lugar a una estructura dispersa. La alteradón de la
capa adsorbida de los cristales puede produdr ten-
Figura U . Estructura panaloide. dencía a la floculadón o a la dispersión en un sis-
Características y estructuración de partículas minerales 25

(o ) (b )
E n form oclon Yo fo rm ad a

Figura 1-4. Una estructura compuesta («egún A . C i «agrande).

lema de cristales de ardlla; la tendencia a la flocu» cede no constituye una serie de posibilidades reales
lación aumenta principalmente cuando hay un elec­ en la naturaleza, sino simplemente algunas hipóte­
trólito en el agua que rodea a los cristales de ardlla sis de estructuración de que hoy se habla. Muchos
o cuando se eleva la temperatura. Las figuras 1*5 y investigadores aceptan alguna de las explicadones
1-6 muestran disposidones típicas de estructuras flo­ anteriores, pero no otras, de manera que no existe
culadas y dispenas, respectivamente. pleno acuerdo al respecta
También debe advertirse la posibilidad de que se
Debe notarse que d conjunto de estructuras para conjuguen las formas anteriores, dando lugar a un
los suelos finos someramente descrito en lo que ante­ variado número de combinaaones.

Figura 1-5. Estructura en "castillo de naipe*”. Figu ra 1 4 Estructura d is p e ra .


2-1 Breves nociones de mecánica de suelos

I-S GRANULO M ETR IA DE LOS SUELOS cánicas de un suelo fino está descrita por la distri­
bución granulométrica de dicho suelo. En mucho
Se denomina distribución granulométrica de un mayor medida de lo que sucede en suelos gruesos, el
sucio a la división del mismo en diferentes fraccio­ conocimiento de la distribución granulométrica re­
nes. seleccionadas por el tamaño de sus partículas sulta estéril en el caso de los suelos finos.
componentes; las partículas de cada fracción se ca­ Demostrándose una vez más la fuerza de la tra-
racterizan porque su tamaño se encuentra compren­ «lición y la costumbre, todavía es común en la actua­
dido entre un valor m ixim o y un valor mínimo, en lidad que muchas especificadones referentes al uso
forma correlativa para las distintas fracciones, de tal o rechazo de tos materiales para la construcción de
modo que el máximo de una fracción es el mínimo Vías Terrestres contengan preceptos granulométricos
de la que la sigue correlativamente. La separación en mayor o menor grado. Esta situación ha de verse
en fracciones se hace sencillamente por mallas, cuan* como indeseable pues, debe insistirse, no es casi nun­
do es posible el cribado; pero en suelos de grano muy ca el tamaño de las panículas de un suelo fino el
j>cqueño, que forman grumos, deben adaptarse pro­ que define su comportamiento mecánico, y una nor­
cedimientos bastante más complicados para separar ma de aceptadón o rechazo basada en Cal criterio
las partículas individuales y ello da lugar a resulta* corre el riesgo de aceptar lo malo y rechazar lo que
dos mucho mis confusos, en los que, como se verá, sería mejor. Por ejemplo, una ardlla caolinftica, re­
para lograr las fracciones constituyentes ha de recu­ lativamente inerte ante el agua y que para muchos
rriese a hipótesis no muy satisfactorias, llegándose a usos resultarla perfectamente aprovechable, puede te­
resultados finales basunte dudosos. ner una distribución granulométrica análoga a una
En suelos gruesos (gravas, arenas y limos no plás­ ardlla montmoriloníiica, quizá con materia orgáni­
ticos), de estructura simple, la caracerística más im­ ca, sumamente activa, que constituye en casi todos
portante para definir su resistencia es la compaci­ los casos un suelo que debe rechazarse para su uso
dad; la angulosidad de los granos y la orientación en la construcción de vias terrestres.
de las partículas juegan también un papel impor­ Una de las razones que han contribuido a la di­
tante, aunque menor. Evidentemente, cualquier aná­ fusión de las técnicas granulométricas es que, en der-
lisis por mallas no da ninguna información sobre to sentido, la distribución granulométrica proporcio­
estos aspectos. l a compresibilidad de estos suelos, na un criterio de clasificación. Los conoddos térmi­
por otra parte, aunque también depende fundamen­ nos ardlla, limo, arena y grava tienen tal origen y
talmente de su estructuración y compacidad, se ve un suelo se clarificaba como arcilla o como arena
influida en bastante mayor grado por la granulóme- según tuviera tal o cual tamaño máximo. La nece­
tría, según ha puesto de manifiesto la investigación sidad de un sistema de Clasificadón de Suelos no es
moderna, como se verá más adelante. Han resulta­ discutible, pero el ingeniero ha de buscar uno en que
do decepcionantes los esfuerzos realizados hasta el el criterio de clasificación le sea útil, es dedr, en el
presente para establecer alguna correlación entre la que se clasifique a los suelos de acuerdo con sus
curva granulen!¿trica y la permeabilidad de los sue­ propiedades ingeníenles fundamentales y no según
los (referencia 2 ). el tamaño de sus panículas, que poco significa.
Se ha dicho que los suelos gruesos con amplia De todos modos, como en mudias cuestiones de
gama de tamaños (bien graduados) se compactan aplicarifa de sus técnicas, el ingeniero actual en vías
mejor, para una misma energía de compactadón, que terrestres hace un uso todavía relativamente frecuen­
los suelos muy uniformes (mal graduados). Esto sin te de las curvas granulométricas, se exponen a con­
duda es cierto, pues, sobre todo con vibrado, las par­ tinuación algunos detalles sobre tales métodos.
tículas más chicas pueden acomodarse en los huecos Siempre que se cuente con suficiente número de
entre las partículas más grandes, adquiriendo el con­ puntos, la representadón gráfica de la distribudón
junto una mayor compacidad. Sin embargo, la re­ granulométrica debe estimarse preferible a la numé­
lación entre granulomctría y fadlidad de compacta­ rica en tablas.
dón no ha podido pasar de una correladón cualita­ La gráfica de la distribudón granulométrica sue­
tiva tan vaga como la que queda enunciada, por lo le dibujarse con porcentajes como ordenadas y ta­
cual en estudios para compactadón de suelos poco maños de las partículas como absdsas. Las ordena­
o ningún provecho puede obtenerse de la curva gra- das se refieren a porcentaje, en peso, de las partícu­
nulométrica de los suelos gruesos. Mucho más difí­ las menores que el tamaño correspondiente. La re­
ciles de establecer son las propiedades mecánicas de presentadón en escala semilogarítmica (eje de abs­
interés ingenieril de los suelos finos tradidonalmen* dsas en escala logarítmica) resulta preferible a la
te llamados cohesivos (ardllas y limos plásticos). simple representadón natural, pues en la primera
Dependen de un número mucho mayor de concep­ se dispone de mayor amplitud en los tamaños finos
tos que las de los suelos gruesos y, so pena de caer y muy finos, que en escala natural resultan muy
en confusión, tal estudio no puede ser abordado en comprimidos, usando un módulo práctico de escala.
esta etapa de la presentación de conceptos de la me­ La forma de la curva da idea inmediata de la dis­
cánica de suelos. Baste dedr (y el lector tendrá oca­ tribudón granulométrica del suelo; un suelo cons­
sión de comprobarlo más adelante) que ninguna de tituido por partículas de un solo tamaño estará re­
las circunstancias que definen las propiedades me­ presentado por una línea vertical (pues el 100% de
Granulometria de los suelos 25

T o m o ñ o i r mm. ( E t c . lo g a r ít m ic o )

Figura 1-7. Curva* granulométríou «1c alguno» lucio». Á ) Arma muy uniforme de Ciudad Cuauhtcmoc. México.
B) Sucio bien graduado. Puebla. México. C) Arcilla del Valle de México (curva obtenida con hidró­
metro). Ü ) Arcilla del Valle de México (curva obunida con hidrómetro).

mu partículas, en peso, es de menor tamaño que cual­ D lt : llamado por Hazen diámetro efectivo; es el
quiera mayor que el suelo posea): una curva muy tamaño tal que sea igual o mayor que el 10%, en
tendida indica gran variedad en tamaños (suelo peso, del suelo.
bien graduado). En realidad, la relación (1-18) es un coeficiente
En la Fig. 1-7 se muestran algunas curvas granu- de no uniformidad, pues su valor numérico decrece
lométricas reales. cuando la uniformidad aumenta. Los sucios con
Como una medida simple de la uniformidad de C„ < S se consideran muy uniformes; aun las are­
un suelo. Alien Harén propuso el coeficiente de uni­ nas naturales muy uniformes rara vez presentan
formidad C« < 2.
Como dato complementario, necesario para defi­
C .-2 S <M8) nir la uniformidad, se define el coeficiente de cur­
*'1#
en donde: vatura del suelo con la expresión

: tamaño tal, que el 60%, en peso, del sue­


lo, sea igual o menor. C. (1-19)
X D.

io i ai

Tam año D en m m (E s c a la lo g a r ítm ic a )


Figura 14. HUtograma de un suelo.

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26 Breves nociones de mecánica de suelos

Dm sc define análogamente que los D }„ y D M an­ Los tamaños menores del suelo exigen una inves-
teriores. Esta relación tiene un valor entre I y 3. en tigadón fundada en otros principios. El método del
suelos bien graduados, con amplio margen de ta­ hidrómetro (densímetro) es hoy, quizá, el de uso
maños de partículas y cantidades apreciables de cada más extendido y el único que sc verá con cierto
tamaño intermedio. grado de detalle. Como tocios los de este grupo, el
A partir de las curvas granulométricas aumenta­ método sc l>asa en el hecho de que la velocidad de
tivas descritas, es posible encontrar la curva corres* sedimentación de partículas en un líquido es función
pondiente a la fundón de su tamaño. El método fue propuesto indepen­
dientemente por Coklschmidt en Notuega (1926) y
d por Bouyoucos en los Estados Unidos de América
7 d ito g D ) (1927).
Debido a lo importante de los errores que afecta­
ban a las pruebas originales, d método no satisfizo
p es el porcentaje, en |>eso,- de las partículas me­ a muchos espedalistas, por lo que, en épocas poste­
nores que un cierto tamaño, y D el tamaño corres­ riores. el Public Road Adminislraíion de los Estados
pondiente; la curva anterior, que sc dibuja en es­ Unidos encomendó al doctor A. Casagrande la in-
cala serai logarítmica, suele denominarse el histogra- vestigadón de tales errores, para su eliminación y
ma del suelo y representa la frecuencia con que en necesaria corrección. Como resultado de sus estudios,
ese suelo sc presentan partículas entre cienos tama* Casagrande propuso el hidrómetro aerodinámico, ca­
ños. El ¿rea bajo el histograma es 100, por represen­ librado en pesos espcdfícos relativos (en lugar de su
tar la totalidad de las partículas del suelo. En la primitiva calibración en gramos de un suelo estan­
Fig. 1-8 aparece un histograma de un suelo en el darizado, por litro), y algunos cambios radicales en
que predominan partículas de tamaño próximo a el procedimiento de la prueba, con el objeto de eli­
1 mm. minar los errores principales; obtuvo también fórmu­
I xk valores más altos del histograma correspon­ las para las correcciones necesarias en ciertos pasos,
den a zonas muy verticales de la curva acumulativa cuyos errores no pudieron eliminarse al cambiar el
primeramente vista, y los valores más bajos a zonas procedimiento.
con tendencia a la horizontalidad. Actualmente el La ley fundamental de que se hace uso en el pro­
uso de histogramas no está muy extendido en los cedimiento del hidrómetro es debida a Stokes, y pro­
laboratorios. porciona una rdación entre la veloddad de sedimen-
También sc han representado las curvas granu­ tarión de las partículas del sudo en un fluido y el
lométricas en escala doblemente logarítmica, con la tamaño de esas partículas. Esta relarión puede esta­
ventaja, para algunos usos, de que en este caso, en blecerse empíricamente, hadendo observadones con
muchos suelos naturales la forma de las curvas se microscopio, o bien con procedimientos teóricos. Si­
acerca notablemente a una línea recta. guiendo estos últimos. G. G. Stokes en 1850 obtuvo
Bajo el titulo de Análisis Mecánico quedan com­ una reladón aplicable a una esfera que caiga en un
prendidos todos los métodos para la separadón de fluido homogéneo de extensión infinita. Aun con
un suelo en diferentes fraedones. según sus tama­ esa limitación importante (pues las partículas reales
ños. De tales métodos existen dos que merecen acen­ de suelo se apartan muchísimo de la forma esférica)
dón especial: el cribado por mallas y el análisis de la ley de Stokes es preferible a las observaciones em­
una suspensión del suelo con hidrómetro (densí­ píricas. Aplicando esa ley sc obtiene el diámetro equi­
metro). valente de la partícula, que es el diámetro de una
El primero ic usa para obtener las fracciones esfera, del mismo Ss que el suelo, que sedimenta con
correspondientes a los tamaños mayores del suelo; la misma veloddad que la partícula real; en par­
generalmente se llega así hasta el tamaño correspon­ tículas equidimensionales, este diámetro es aproxi­
diente a la malla N* 200 (0.074 mm). La muestra de madamente igual al medio diámetro real, pero en
suelo se hace pasar sucesivamente a través de un partículas laminares el diámetro rea] puede ser basta
juego de tamices de aberturas descendentes, hasta el cuádruple del equivalente; caite notar que en par­
la malla N * 200; los retenidos en cada malla se pesan tículas muy finas esta forma es la más frecuente.
y el porcentaje que representan respecto al peso de Esta es una razón más para que dos curvas ganulo-
la muestra total se suma a los porcentajes retenidos tricas iguales, correspondientes a dos suelos di­
en todas las mallas de mayor tamaño; el comple­ ferentes, no indiquen necesariamente la similitud de
mento a 100% de esa cantidad da d porcentaje de ambos. Uno podría ser una ardlla muy franca con
suelo que es menor que el tamaño representado por estructura flocu lenta y el otro una harina de roca,
la malla en cuestión. Así puede tenerse un punto de comportamiento similar al de una arena.
de la curva acumulativa correspondiente a cada aber­
tura. El método se dificulta cuando estas aberturas La ley de Stokes tiene la forma
•on pequeñas y, por ejemplo, el cribado a través de
las mallas N? 100 (0,149 mm) y N? 200 (0.07 mm)
suele requerir agua para facilitar el |>ato de la mues­ „ ! S Z 2 t ( £ Y (i-20)
tra (procedimiento de lavado). 9 -n ' 2/
Plasticidad 27

en la que sea medir, que sea fácilmente mesurable y cuya co­


v = velocidad de sedimentación de la esfera, en rrelación con la magnitud problema sea conocida y
cm/seg: confiable; así, midiendo los cambios en la magnitud
Y, — peso específico de la esfera, en g/cm*; auxiliar y usando la correlación, podrán conocerse
Y/ *= peso especifico del Huido, en g/cm* (varia los cambios en la magnitud problema durante el
con la temperatura); desarrollo de cualquier fenómeno que sea convenien­
i) = viscosidad «leí fluido, en g • scg/cm3 (varía te estudiar. Por ejemplo, la temperatura es muy difí­
con la temperatura); cil de medir directamente, pero se mide muy fácilmen­
D =* diámetro de la esfera, en au. te en un termómetro clínico, midiendo en realidad
una longitud (la de la columna de mercurio); el
De la fórmula anterior, si D se expresa en mm hecho es posible porque existe una correlación co­
resulta nocida entre el aumento de longitud (dilatación li­
neal) del mercurio y el aumento de su temperatura.
Se recurre así a una medición indirecta fácil y barata
de un concepto difícilmente mesurable en si mismo.
I jo mismo sucede con la plasticidad en Mecáni­
Aplicada a partículas de suelo real, que se sedi­ ca de Suelos. El ingeniero está realmente interesado
menten en agua, la ley de Stokes es válida solamente en las propiedades fundamentales de los suelos, ta­
en tamaAos menores de 0.2 mm. aproximadamente les como resistencia, compresibilidad, permeabilidad,
(en mayores tamaftos, las turbulencias provocadas etcétera. Hoy estas propiedades pueden medirse, den­
por el movimiento de la partícula alteran aprecia- tro de una aproximación que pudiera considerarse
blemente la ley de sedimentación), pero mayores razonable, según atestiguan muchas obras de inge­
que 0.2 mieras, más o menos (abajo de este límite niería, pero tal medición resulta en la práctica larga
la partícula se afecta por el movimiento Browniano y costosa para algunos fines. Por otra parte, los tra­
y no se sedimenta). Nótese que por el análisis de bajos de Attcrberg y A. Casagrande (Ref. 9) han
tamices puede llegarse a tamaftos de 0.074 mm, que permitido manejar una nueva magnitud en los sue­
caen dentro del campo de aplicabilidad de la ley los finos, muy sencillamente mesurable en los labo­
de Stokes; este hecho afortunado permite obtener ratorios más elementales y trabajando con las mues­
datos ininterrumpidamente. tras de suelo también más simples y baratas que se
£1 método del hidrómetro está, en su origen, afec­ pueda imaginar. Esta magnitud es la Plasticidad; su
tado por las siguientes hipótesis. utilidad radica en que ha sido posible establecer co­
a ) 1.a ley de Stokes es aplicable a una suspensión rrelaciones entre sus valores y las propiedades fun­
del suelo. damentales del suelo; estas corrciadoncs son sufi­
b ) A l comienzo de la prueba la suspensión es cientemente confiables, por lo menos, para trabajar
uniforme y de concentración suficientemente baja en las etapas iniciales de un proyecto, cuando la
para que las partículas no se interfieran al sedimen­ identificación de los suelos y su clasificación son im­
tarse. (En general es apropiada una concentración portantes. A l mismo tiempo, las correlaciones son
de unos 50 g/litro.) demasiado poco precisas como para permitir fundar
c ) £1 área de la sección recta del bulbo del hi­ en ellas un trabajo cuantitativo de detalle, que co­
drómetro es despreciable en comparación a la de la rresponda a etapas avanzadas tic un proyecto; es de­
probeta donde la sedimentación tiene lugar, de ma­ cir, generalmente el uso de las pruebas de plasticidad
nera que didto bulbo no interfiere en la sedimenta­ y el manejo de los valores correspondientes en los
ción de las partículas en el instante de efectuarse suelos que figuran en un proyecto dado no exime al
una medición. ingeniero de la necesidad de realizar a fin de cuen­
tas las indispensables pruebas de compresibilidad,
resistencia al esfuerzo cortante, etc, pero le permite
1-6. PLASTICIDAD identificar y clasificar a los suelos ya en sus prime­
ros contactos con ellos, dejando de trabajar a ciegas
La plasticidad y el uso extenso que de ella hace y recibiendo valiosísima orientación p n programas
el especialista en Mécánica de Suelos, constituyen de exploración y muéstreos deGnitivos, de pruebas de
una de las cuestiones más difíciles de comprender laboratorio más elaboradas y costosas, etc En suma,
para el ingeniero ajeno a la especialidad. Y, sin em­ la plasticidad proporciona una orientación previa de
bargo, el concepto que se halla debajo de la utili­ información preliminar que ahorra tiempo y esfuer­
zación de las ideas de plasticidad es ampliamente zo en todas las etapas subsecuentes del proyecto, y
familiar en nuestra vida cotidiana. Es común que en con frecuencia evita que se cometan graves errores.
la naturaleza existan magnitudes imposibles de medir Dentro de los límites del sentido que se da al tér­
en sí mismas o magnitudes cuya medición directa mino en la Mecánica de Suelos, Plasticidad puede
sea difícil o costosa; en tal caso, el intentar una me­ definirse como la propiedad de un material por la
dición indirecta constituye una técnica común a que es capaz de soportar deformaciones rápidas, sin
muchos campos de la actividad científica. Se trata rebote elástico, sin variación volumétrica apreriable
de buscar una magnitud, diferente de la que se de­ y sin desmoronarse ni agrietarse. La anterior definí-
28 Brevet nociones de mecánica de suelos

Los anteriores estados son fases generales por las


que pasa el suelo al irse secando, y no existen crite­
rios estriaos para definir sus fronteras. El estableci­
miento de éstas ha de hacerse en forma puramente
convencional. Atterberg lo hizo originalmente esta­
bleciendo las primeras convenciones; Casagrande las
refinó posteriormente y les dio su forma actual (Rcf.
10). La frontera entre el estado semiliquido y el
plástico se denomina Límite Líquido, que se define
en términos de una cierta técnica de laboratorio,
consistente en colocar al suelo en una Copa de Casa-
grande. formarle una ranura de dimensiones especi­
ficadas y ver si la ranura se cierra o no de determi­
nada manera al darle al suelo 25 golpes en la Copa,
también de un modo estandarizado. El contenido de
Capa de Cangraade agua con el que se produce el cierre de la ranura
precisamente en 25 golpes es el Límite Líquido; un
ción. según se verá más adelante, circunscribe la pro­ contenido de agua mayor haría que la ranura se
piedad a los suelos arcillosos bajo determinadas cir­ cerrara con menos golpes y el suelo se consideraría
cunstancias. en estado semiliquido; por el contrario, un conteni­
Atterberg hizo ver que, en primer lugar, la plas­ do de agua menor haría que la ranura se cerrara con
ticidad no es una propiedad general de todos los más golpes y el suelo se consideraría, por lo menos,
suelos; los suelos gruesos no la exhiben en ninguna en estado plástico. En la mencionada referencia 10
circunstancia. En segundo lugar, hizo ver que en los se puede ver el detalle de esta prueba y de las demás
suelos finos no es una propiedad permanente, sino que se mencionan en este apartado.
circunstancial y dependiente de su contenido de agua. La frontera entre el estado plástico y el semisólido
Una ardlla o un limo susceptibles de ser plásticos se denomina límite plástico. Este es también un de­
pueden tener la consistencia de un ladrillo, cuando terminado contenido de agua, propio de cada sue­
están muy secos; con un gran contenido de agua, lo, y referido a una prueba en que se hace rolar en­
pueden presentar las propiedades de un lodo semili- tre las palmas de las manos un alindrito de suelo
quido o, inclusive, las de una suspensión liquida. hasta que se agrieta y desmorona; el suelo está en el
Entre ambos extremos existe un intervalo de contc* limite plástico si el desmoronamiento ocurre preci­
nido de agua en el que esos suelos se comportan samente cuando el alindrito tiene 5 mm. de diáme­
plásticamente. tro (Ref. 10). Actualmente se utiliza mucho como
Según su contenido de agua decreciente, un sue­ parámetro de plastiridad el llamado índice plástico.
lo susceptible de ser plástico puede estar en cualquie­
ra de los siguientes estados de consistencia, definidos I f — L L — LP (1-22)
por Atterberg:
1. Estado liquido, con las propiedades y apa­ El valor antetior mide de un mudo muy claro el
riencia de una suspensión. intervalo plástico; naturalmente que para situar a
2. Estado semiliquido, con las propiedades de éste dentro de la escala general de humedades hace
un (luido viscoso. falta otro valor, sea el límite líquido o el límite
3. Estado plástico, en que el suelo se comporta plástico. Por eso suele decirse que para definir la
plásticamente, según la definición anterior. plasticidad de un suelo hacen falta dos parámetros.
4. Estado semisólido, en que el suelo tiene la El tercer límite o frontera entre estados de con­
apariencia de un sólido, pero aón disminuye de vo­ sistencia de interés práctico es el límite de contrac*
lumen si se sigue secando. ción, contenido de agua abajo del cual el volumen
5. Estado sólido, en que el volumen del suelo de suelo ya no disminuye cuando éste se seca. El
ya no varía con secado. limite se manifiesta visualmente (y este hecho sirve
para una determinación aproximada) por un carac­
terístico cambio de color de tono obscuro a más claro,
producido por una retracción de los meniscos del
agua hada el interior de la masa. En realidad, de
todos los límites en uso este es el único que está
ligado a un hecho físico significativo y no es pura­
mente convencional. El Límite de Contracrión repre­
senta dentro del secado gradual el momento en que
la tensión capilar alcanza el valor máximo (los me­
niscos alcanzan su máxima curvatura en los extremos
de los canalículos del suelo), de manera que cual­
Figura 1-9. Dimensión de U ranura en la copa de Casagrande. quier evaporación posterior produce la retracción del
E l mecanismo de la contracción de los suelos finos por secado 29

agua hacia el ¡menor del suelo, pero ya a tensión


capilar constante (es decir, con curvatura constante
en los meniscos). Según se explicará mis adelante,
el que esto ocurra pricticamente en forma instan­
tánea en toda la superficie de la muestra indica que,
estadísticamente hablando, todos los canalículos de
la masa de suelo son similares en diámetro.
Es natural que las atmósferas de adsorción de
agua en tomo a los cristales de mineral no sc com-
(M ir le n como un Uquido libre, sometido sólo a fuer­
zas gravitarionales. Por ejemplo, al comparar dos
suelos, I y 2 (referencia I I ) , si el 1 tiene mayor
tendencia a crear atmósferas de adsorción, debe es­
perarse que la humedad a la cual los dos suelos co­
mienzan a comportarse como un Kquido sea mayor
en | que en 2. Lo que es lo mismo, el suelo 1 tendrá Pracba M limite plártlca
un Ifmite Uquido mayor que el 2, si sus cristales
tienen mayores atmósferas de adsordón. Es lógico muy espenalmente el contacto entre el agua y las
pensar que un razonamiento análogo pueda estable­ partículas minerales de los suelos y entre el agua y
cerse para el Límite Plástico y, por ello, para el Indi­ el aire; generalmente los esfuerzos que corresponden
ce Plástico. Por otra parte, los limites se han fijado de a estos casos son de tensión. La atracrión entre las
un modo totalmente arbitrario, por lo que es difícil moléculas vednas de las substandas distintas en con­
imaginar que la magnitud de uno de ellos, tomado tacto puede medirse por el coeficiente de tensión
aisladamente, pueda relarionarse de un modo cuan­ superfidal, que resulta ser una propiedad caracte­
titativo con los espesores de agua adsorbida. rística de cada substanria. En la referenria 13 se
A causa del gran incremento de superficie espe­ detallan un poco los conceptos físicos que permiten
cífica que está ligado en general al tamafto decre­ definir este coefidente y entender los procesos del
ciente de las partículas de un suelo, es de esperar contacto entre el agua y los suelos, que tengan re­
que la intensidad del fenómeno de adsordón esté percusión en la ingeniería de suelos aplicada a las
muy influida por la cantidad de ardlla que conten­ vías terrestres. Probablemente la evidencia mis cono
ga el suelo. Skempton (referenria 12) ha definido dda de los fenómenos de superfirie es la capilaridad,
una cantidad denominada Actividad de una ardlla. propiedad por la cual el agua puede ascender y per­
manecer por arriba de la línea que representa la
presión atmosférica, por el interior de un tubo capi­
á - <'•**> lar de vidrio o por un canalículo entre las partículas
m il fino que 0.002 mm minerales de un suelo. En la referenria 13 sc de­
muestra que la máxima altura capilar a que puede
La actividad puede valer 0.38 en arcillas caoliní* ascender el agua en tales condidones resulta ser:
ticas, 0.90 en arcillas ilfticas y alcanzar valores supe­
riores a 7 en atrillas montmorilonfticas, lo cual da
idea de las características de plastiridad de las arri- < *-«>
Uas, según su composición mineralógica. • T»
Los límites de plastiridad han resultado ser úti­
donde 7*s es el coefidente de tensión superfidal del
les en cuestiones de dauficarión e identificación de
suelos, tal como se verá en el capítulo 2 de esta obra.
También se usan en especificadones para controlar
el empleo de suelos. En cuestiones posteriores de este
mismo capítulo se presentarin algunas correlariones
interesantes entre los Límites de Plastiridad y algunas
propiedades fundamentales de los suelos.

1-7 EL MECANISMO DE LA CONTRACCION DE


LOS SUELOS FINOS POR SECADO

Es un hecho generalmente aceptado en la actua­


lidad que cuando la superfirie de un líquido está en
contacto con un material diferente se producen es­
fuerzos en esa superfirie, a causa de la atracrión en­
tre las moléculas ved ñas de los dos elementos dife­ Flgara M I Dittribución de esfuerzos en un tubo capilar
rentes. A l ingeniero de vías terrestres le preocupa vertical.
50 Breves nociones de mecánica de suelos

Figura 1-12. Eaquema que Uuura la generación de presiones


capilares en un tubo capilar.

donde i ) es el diámetro tlel canalículo en cm y h está


en la misma dimensión. Se estima evidente la obten­
ción de la expresión (1*25) a partir de la (1-24),
considerando a = 0.
En la Fig. 110 se muestra la distribudón de es­
fuerzos en un canalfculo de suelo, el cual se ha idea­
lizado bajo la forma de un verdadero tubo capilar,
tal como es común hacerlo en los análisis teóricos de
estos temas.
Bajo el nivel libre, la distribudón sigue la cono-
rida ley lineal, supuesto que el agua se encuentra en
condición hidrostática. Arriba del nivel libre, el es­
tado de esfuerzos está representado por la prolonga-
dón del diagrama hidrostitico, de manera que en
toda la columna de ascensión capilar se tendrán es­
fuerzos de tensión, considerando la presión atmosfé­
rica como origen tle esfuerzos.
En cualquier punto de la columna, el esfuerzo de
tensión puede obtenerse multiplicando la distanda
vertical del punto a la superficie libre por el peso
especifico del agua.

Muestra rir to rio (¡n o v a d o por m p o o c lA n 2 7 , eos a


u - h f w =» — — --------- ( 1- 26)
g
agua (0.074 ----- a 20°C, pues también es fundón
cm de donde
de la temperatura), a es el ángulo de contacto entre
el agua y la pared del canalículo (Ref. 13). y r es el
radio de dicho conducto. En Mecánica de Suelos es
razonable pensar que usualmente a « 0 , o sea que el
menisco esférico que forma el agua es tangente a las En la expresión anterior u es el esfuerzo de ten-
g
paredes (menisco semiesféríco); en tal caso, la ex­ sión en el agua en — - y A el radio del menisco que
presión (1-24) puede escribirse simplemente cm*
forma el agua en el canalfculo. Nótese que el radio
0.3 del menisco y el radio del conducto capilar están
K, - — (1-25)
reladonados según se muestra en la Fig. 1-11, con
cuya ayuda se podrá comprender de inmediato el
origen de la expresión (1-27).
La expresión (1-27) establece el hecho importan­
te de que el esfuerzo de tensión a que está sometida
el agua dentro del suelo, cuando trabaja a tal tipo
de esfuerzo, es inversamente propordonal al radio
del menisco que se desarrolla en los canalículos del
propio sudo. Naturalmente éste depende, en primer
lugar, del diámetro del propio canalfculo; es eviden­
te que el radio mínimo de menisco (al que corres­
ponderá la tensión máxima) vale precisamente la
mitad d d diámetro del conducto capilar que quede
entre las partículas minerales, lo que corresponde a
Figura 1-11. Relación entre el radio del meniwo y el radio un menisco semiesféríco (menisco totalmente des­
del conducto capilar. arrollado). Nótese que de acuerdo con lo anterior el
Permeabilidad SI

agua podrá altan/ar «fuer/o% de tensión muy im­ proceso de evaporación, irá disminuyendo el radio
portantes dentro del sucio, cuando las partículas mi­ de curvatura de los meniscos y aumentando, por lo
nerales estén muy próximas, lo que sucede sobre todo tanto, el esfuerzo de tensión en el agua (expresión
en los sucios muy finos, de acuerdo con la regla de 1-27) y, correspondientemente, los esfuerzos capila­
que los huecos entre las partículas gruesas son gran* res de compresión actuantes sobre la estructura sólida
des, en tanto que entre las partículas muy finas (ar­ del sudo que, por este efecto, sc comprime. U eva­
cillas) son pequeñísimos. poración seguirá disminuyendo el radio de curvatura
De lo anterior resulta evidente que sc puede obte­ de los meniscos y comprimiendo la estructura del
ner un menisco totalmente desarrollado siempre que suelo, hasta un punto en que la tensión capilar sea
el conducto capilar sea lo suficientemente largo como incapaz de producir mayor deformación; en tal mo­
para permitir que la columna de agua se eleve hasta mento comenzará la retracción de los meniscos hacia
la altura máxima de ascensión capilar. Si el tubo es d interior de la mas*j de suelo. Macrof'siramente ese
más corto, la ascensión capilar queda restringida y momento está señalado jx>r el cambio de tono del
se formará un menisco de un radio tal que sc resta­ suelo, de la apariencia húmeda a seca. Este momen­
blezca el equilibrio hidráulico, con un esfuerzo de to corresponde al Limite de Contracción, pues aun­
tensión en el agua menor que el máximo posible, que la evaporación continúe ya no disminuirá el vo­
correspondiente a una columna de agua también me­ lumen del suelo, tx>r haber llegado d agua a su
nor que la máxima posible. tensión máxima, a la que corresponde la máxima com­
Si el conducto capilar sc encuentra en posición presión capilar sobre la estructura del suelo. Nótese
horizontal, como es el caso del que aparece en la que en el límite de contracción el suelo sigue satura­
Fig. M 2. sc formarán gradualmente en sus extremos do si estaba saturado al comienzo del proceso de la
los meniscos, debido a la evaporación del agua. En evaporación, pues aunque dicha evaporación le ha he­
cada extremo la curvatura del menisco aumentará cho perder agua, esta pérdida está exactamente com­
hasta la máxima, que corresponde a la forma semies pensada por la pérdida de volumen de vacíos causada
férica, como ya se dijo; al mismo tiempo, el esfuerzo por la compresión capilar; un gramo de agua eva­
de tensión en el agua aumentará hasta su valor porada corresponde a un era1 de contracción volu­
máximo correspondiente al diámetro del conducto métrica.
capilar de que se trate. Si continúa la evaporación
del agita, los meniscos se retraerán hacia el inte­
rior del conducto, conservando su curvatura y man­ 1-8 PERMEABILIDAD
teniéndose, por lo tanto, invariable la tensión a i el
agua. Se ve, pues, que en un conducto capilar hori­ Generalmente el agua fluye a través de los suelos
zontal el esfuerzo de tensión en el agua es el mismo por gravedad. El régimen del flujo se dice que es
en toda la longitud, a diferencia del tubo vertical, en laminar cuando las lincas de flujo permanecen sin
donde, como se indicó, los esfuerzos siguen una ley juntarse entre sí, excepción hecha del decto micros­
de s’ariación triangular. cópico de mezcla molecular; cuando las líneas de flu­
En el caso del conducto de la Fig. 1-12, al formar­ jo sc entremezclan y dan lugar a turbulencias carac­
se los meniscos aparecerán en toda su periferia fuer­ terísticas se dice que d flujo es turbulenta
zas de tensión (Fr), causadas por las atracciones en­ Para velocidades bajas, d flujo de agua a través
tre las moléculas del agua y las paredes. A estas de los suelos es laminar, pero al aumentar la velod­
fuerzas de tensión en el agua corresponderán, por dad más allá de un cierto límite, sc hace turbulento.
reacción, las fuerzas de compresión (F t) que se mues­ Si de un régimen turbulento sc desea regresar al ré-
tran; por efecto de estas fuerzas, el conducto capilar
tenderá a cerrarse y a acortar su longitud. En toda
la masa de agua entre los meniscos existen tensiones;
por lo unto, existirán sobre las paredes del conduc­
to, como reacción, esfuerzos de compresión que tien­
den a cerrarlo. Como resultado del efecto anterior,
una masa compresible, atravesada por tubos capila­
res sometidos a evaporación, se contraerá volumé­
tricamente.
Con las consideraciones expuestas en los párrafos
anteriores, siempre complementadas por la Rcf. 1S,
es po&ible comprender el mecanismo de contracción
de los suelos finos, asi como las razones para el
misma
Un sucio saturado exhibe primeramente una su­
perficie brillante, debido a la presencia del agua que
llena sus poros por completo. A medida que comien­
za la evaporación, en los extremos de los canalículos
sc irán formando meniscos cóncavos; al continuar el
32 Breves nociones de mecánica de suelos

gimen laminar por disminución de velocidad, se


observa que la transición ocurre a una velocidad
mayor que aquélla en la que se pasó de régimen la*
minar a turbulento; esto sugiere la existencia de un
intervalo de velocidad en el cual el (lujo puede ser
drcunstancialmente laminar o turbulento. Reynolds
(Reí. H ) encontró que existe una cierta velocidad
en el agua (y, de hecho, en cada líquido) abajo de
la cual, para un cierto diámetro de conducción y a
una temperatura dada, el flujo siempre es laminar.
Esta es la velocidad crítica. Similarmcntc existe una
velocidad atriba de la cual el (lujo siempre es tur*
bulento; en el caso del agua esta segunda velocidad
es del orden de G.5 veces la velocidad crítica.
El fundamento de casi toda la teoría de flujo a
través de los suelos radica en el trabajo experimen­
Figura I-H. Esquema que ilustra la distinción entre la velo­
tal de Henri Darcy (Reí. 15), que se conoce hoy cidad de descarga y la de filtración.
como ley de su nombre. Trabajando con un dispo­
sitivo de diseño personal, que se reproduce esencial­
mente en la Fig. 1*13, Darcy encontró que para velo­ que en el valor numérico de A se reflejan propieda­
cidades suficientemente pequeñas, el gasto a través des físicas del suelo y del fluido circulante.
de la conducción queda expresado por En realidad, la velocidad v que se ha venido con­
siderando en las ecuaciones 1*29 y 1-30 no representa
Q = AiA (1*28) ninguna velocidad real con que el agua fluya a tra­
vés del filtro que llena la conducción mostrada en
donde la Fig. 1*13. Esta velocidad, llamada de descarga, está
referida al área A , total de la conducción, que no es
A : es el área total de la sección transversal del de la que realmente dispone el agua para fluir. Es
filtro colocado en la conducción; posible tener una idea aproximada de lo que pudie­
i: es el gradiente hidráulico, medido por la ex­ ra ser la verdadera velocidad del agua a tavés del
presión; suelo si se acepta que el flujo sólo es posible a tra­
vés de los vados. Tomando en cuenta el esquema de
. _ la Fig. 1*14, se ve que si se define una veloadad
Jar llamada de filtradón (v ¡) que coresponda a esta
última consideradón, debe tenerse, por continuidad
k: es una constante de proporcionalidad, a la que d d gasto,
Darcy dio el nombre de coeficiente de per­
meabilidad. A j f i *» A v
Por otra parte, la ecuación de continuidad del
gasto establece que de donde

Q * Av (1-29) A

donde v es la velocidad del flujo.


Si la ecuación 1*29 se compara con la 1*28, resalta Pero si se considera una dimensión unitaria ñor*
de inmediato que puede escribirse mal al plano d d papel y se recurre a la definidón
de la reladón de vacíos e, puede ponerse
v =» ki (1*30)
A,
que es una manera común de escribir la ley de Darcy,
aun cuando ella haya sido originalmente propuesta
en la forma de la ecuación 1*28.
Analizando la ecuación 1-30 puede establecerse
una excelente definición para el coeficiente de per­
meabilidad, k, según la cual éste resulta ser la rclo-
cidad con que fluye el agua a través del suelo cuan­
do está sometida a un gradiente hidráulico unitario.
Naturalmente que las unidades de A son también y
las correspondientes a una velocidad, lo que se ve
de inmediato en la misma ecuación 1*30, teniendo A 1+ e
en cuenta que i carece de dimensiones. Es obvio A9 e
aterial protegido por derechos de autor
Permeabilidad 33

Con lo anterior, la relación entre la veloddad de do para usarse corno dren, y con permeabilidad me­
filtración y la veloddad de descarga resulta ser:
nor que I0-7 ----- un suelo puede ser considerado
*eg
i»i ■* - v 0*51) prácticamente impermeable.
1.a permeabilidad de los suelos está influida por
las siguientes características de los mismos:
En rigor, la veloddad de filtradón tampoco es
una velocidad "real**, puesto que el suelo no es como a) La relación de vacíos.
sc muestra en el esquema de la Fig. 111, sino que el b ) El tamaño de sus partículas.
flujo ocurre a través de uiu serie de canalículos irre* c) La composición mineralógica y físico-quími­
guiares y sinuosos entre las partículas del suelo. Tan­ ca del suelo.
to la veloddad de descarga como la veloddad de d) La estructura.
filtradón son simplemente elementos de cálculo que e) El grado de saturadón.
permiten llegar a resultados correctos dentro de las f ) 1.a existencia de agujeros, fisuras, etc.
consideraciones que han servido para las respectivas
definiciones. También depende en forma importante de la tem­
l a ley de Darcy es, como se ha dicito, estricta* peratura del agua.
mente experimental, por lo que su validez no puede En la referencia 2 sc discute de un modo bastante
ir tnás allá de las condiciones específicas que hayan completo la reladón entre el coefidente de permea­
presidido el conjunto de experiencias que le dieron bilidad de un suelo fino y su reladón de vacíos, y se
nadmiento; desde este punto de vista, es un 1techo llega a la condusión de que el primero es directa­
afortunado que Darcy haya experimentado flujos de mente proporcional al cuadrado de la segunda.
agua a través de filtros de suelo, utilizando una gran N o se ha podido esublcccr una reladón confiable
variedad de tipos de suelo y de gradientes hidráuli­ entre el coeficiente de permeabilidad y la curva gra­
cos, pues esto luce que sus resultados sean aplicables nulométrica de un suelo. Para arenas finas. Alten
a los problemas prácticos de la Mecánica de Suelos. Hazen obtuvo ya en 1892 su famosa Teladón:
En ta referencia 16 se presenta una justificación más
adecuada que la simple intuidón para la utiliiadón * “ C D»# (1-52)
de la ley de Darcy en Mecánica de Suelos y se discu*
ten sus límites de validez con base en la reladón
an
conocida como el Número de Reynolds; en la refe­ donde k está e n ----- y O . es el diámetro efectivo
rencia 2 se da otro análisis de los límites de validez *eg >•
de la le)- de Darcy, con base en un criterio diferente. del suelo (el 10% en peso, del mismo, es de ese ta­
1.a conclusión en ambos casos es que la ley de Darcy maño o menor), expresado en an. A despecho de su
resulta aplicable al flujo de agua a través de suelos popularidad, la expresión (1-S2) debe verse simple­
que son más finos que las arenas medias o gruesas, mente como una burda manera de establecer sólo el
para casi cualquier gradiente hidráulico imaginable orden de magnitud d d coeficiente de permeabilidad
en un problema práctico. en arenas de tamaño mediano a grueso (con ellas
En la mendonada referenria 2 se discuten y deta­ trabajó Hazen para obtener su reladón), y nunca
llan los diferentes métodos para medir el coeficiente como algo que substituya a las pruebas de laborato­
de permeabilidad del suelo. rio cuando sc requiera una predsión razonable. El
La permeabilidad de los sudos es uno de los va­ valor de la constante C varió entre 41 y 146 en las
lores que admiten mayores variaciones, según el tipo pruebas de Hazen, y un valor de 120 suele mencio­
de material de que se trate. Varía entre límites un narse como un promedio accpuble para el manejo
amplios como 10 ó 100 cm/seg en gravas limpias, de la fórmula. En la referenda 2 se mendonan al­
hasta 10-* ó 10-* cm/seg en arcillas homogéneas mont- gunas otras expresiones más complicadas, pero de
moriloníticas o bcntoníticas, situadas abajo de la zona efectividad aún más dudosa, para reladonar el coe­
de intemperismo. La permeabilidad típica de las arc­ fidente de permeabilidad con d tamaño de las par­
an tículas del suelo.
ñas limpias puede ser del orden de l0-*-10-* — ■, 1.a composición mineralógica de las ardllas in­
ero fluye mucho en la permeabilidad de los suelos, a
llegando a valores de I0-* ----- en arenas muy finas; causa de las atmósferas de adsordón que sc forman
®eg
los limos y depósitos de morrena gladar pueden to­ en torno a los cristales de mineral, adheridas muy
an fuertemente a éstos y que contribuyen a dificultar
ner permeabilidades u n bajas como 10-M0*4 ----- . el flujo de agua.
La estructuración de los sudos también afecta su
En general las ara lias tienen permeabilidades me­
permeabilidad. En suelos muy fino», con minerales
nores que 1(H ----- . Con permeabilidades menores de forma laminar, d hecho de que exista una estruc­
tura floculada o dispena es importante, pues en el
que l(H un suelo debe considerarse inapropia­ segundo caso se tienen permeabilidades mucho mayo­
res en la direcdón paralela a las caras alineadas de
54 Breves nociones de mecánua de suelos

las panículas, produciéndose así una fuerte anisotro- otra manera cu cada uno de los tres <oin|»onentes.

Íiía en la distribudón de permeabilidad dentro de


a masa de .suelo. Estos fenómenos se plantean muy
Se adivina de inmediato la gran iiillueiicia que el
tiempo tendrá cu la tespuesta de los .suele», pues son
frecuentemente en suelos compactados, en los que la muy conocido* los c a m b io de touqxm atniciito del
estructura que se obtiene es floculada o dispersa, se­ agua y del aire, según que las caigas aplicadas ac­
gún el proccd i miento de compactación que se em­ túan muy lentamente o muy rápidamente, con todas
plee. las gamas intermedias. Si por efecto de cargas exte­
Es evidente el efecto del grado de saturación y el riores el aguu adquiere presiones elevadas, aprove­
de grietas y fisuras que pueda |>rcscniar el suelo y chando la |ienneabilidad tlel conjunto tenderá a Huir
se estima que no es necesaria ulterior insistencia para hacia zonas de la masa en que prevalezca una menor
imaginarlo cualitativamente; naturalmente «pie ta­ |iresión. y este hecho se rellejará en la compresibili­
les influencias son mucho m is difíciles de delinir en dad y en el estado de esfuerzos de las zona* cargadas.
forma cuantitativa En definitiva, puede decirse que la interacción cons­
tante de las tres fases del suelo y su inuy diferente
te»|Miesta a los esfuerzos, producirá en cacla proceso
1-9 LO S CO NCEPTO S DE ESFUERZO EFECTIVO de carga una compleja situación en la que los esfuer­
Y ESFUERZO N E U T R A L zos se re|»ariirán de un cierto modo entre las tres fa­
ses. siendo esta situación variable con el tiempo y,
El suelo es un compuesto de ti es fases, sólida, lí­ desde luego, distinta en cada proceso de carga y d iv
quida y aire. N o es posible imaginar lies suhstan* tinta también, aun dentro del mismo proceso, si se
cias de comportamiento mecánico más disfmlxdo que produce cualquier cambio en el balance entre las
un cristal mineral, con alta resistencia al esfuer/o tres fases.
cortante y muy rígido; el agua, relativamente in­ Considérese una carga P uniformemente distri­
compresible a presiones ingeníenles, pero con resis­ buida sobre una placa ele átea A . la cual se apoya
tencia al esfuerzo cortante insignificante, y el aire, subte un conjunto de partículas minerales, de forma
altamente compresible. Sin embargo, al hablar de irregular y con vacíos entre ellas (Fig. 1-I5a).
resistencia de los suelos a los esfuerzos o de esfuer* Es evidente que la distribución uniforme de la
zos en suelos, hay que tener presente que los tres carga, que resulta admisible en la placa de área A,
materiales actúan en ligazón estrecha, de manera que ya no resulta lógica en las partículas de suelo. La
la respuesta del conjunto a cualquier carga o la trans­ forma irregular y variable de las partículas hace im­
misión de los esfuerzos de esa carga al interior del posible definir exactamente cómo se reparte la car­
conjunto es una acumulación del comportamiento de ga entre ellas y cu li pueda ser el esfuerzo en cada
los tres componentes. Si se dedica un momento uno de sus puntos, pero es evidente que estos esfuer­
de atención a esta situación, el ingeniero estará pre­ zos serán ntuy elevados en los puntos de contacto y
parado a accptai que los fenómenos de transmisión mucho menores en puntos intermedios o aun en pun­
de esfuerzos y resistencia de los suelos siguen meca­ tos interiores de las partículas. Com o quiera que re­
nismos tan complicados y cambiante» como los que sulta imposible trabajar con los esfuerzos • verdade­
efectivamente le revelará la práctica profesional. ros" que sufren los granos, en Mecánica d e Suelos se
Un mismo suelo podrá presentar características ha acostumbrado definir un esfuerzo ficticio como el
de resistencia, compresibilidad y esfuerzo-deforma- que representa al estado que se tenga bajo la placa;
ción completamente distintas según las circunstan­ este esfuer/o ficticio resulta de relacionar la carga to­
cias en que las cargas actúen e influyan de una u tal actuante con el área total cubierta con la placa

A , • a r t a ém v s t i o »

P" i t N r M O K C IM
p «f » l (« M i l » .

» a , » c a r g a lo m a d a
p ar al oa u o.

r*s o rt*

(o ) (b )
f igura M i , Distribución de lo» cíectos de una carga exterior en una masa de suelo.
Relaciones esfuervt*ie¡ormaciAn 35

(ffa - ) . Sc le llama el esfuerzo total. Es, desde luego,

menor que el esfuerzo medio en los sólidos bajo la


placa y mucho menor que el "verdadero" «fu erzo La ecuación (1-35) fue propuesta primeramente
actuante en los puntos de contacto entre las par­ por Ter/aght y más que a ninguna otra idea del>c
tículas. atribuírsele el mérito de abrir el camino a la apari­
Si la carga P se aplica a un suelo que tenga sus ción de la Mecánica de Suelos Moderna y la ¡ j o s í -
vacíos llenos de agua, la distribución de la carga en bilidad de estudiar la resistenda y la deformación de
el conjunto «cni aún más compleja (Fig. 1-15.6). Si los suelos con base dentífica.
u es la presión del agua dentro de los vacíos y A , es En el concreto o las rocas, en las que los granos
el área de los vacíos medida en un plano paralelo a de sólidos sc interconectan por cristales, el valor de
la base de la placa, entonces u A , representará la N es api «dablemente menor que I, pudiendo llegar
parte de la carga P que soporta el agua de los vacíos a valores del orden de 0.5 en mármoles, granitos y
del suelo; el resto de la carga P la soportará la es­ en el propio concreto.
tructura sólida del suelo y se transmitirá a través de Intuitivamente se ve que el concepto de esfuerzo
los granos de la misma. En la Fig. I-I5.6 sc ha repre­ efectivo, así definido, describe mejor el comporta­
sentado a la estruttura sólida «leí suelo con un re­ miento de los suelos que los conceptos de esfuerzo
sorte. Evidentemente, debe tenerse: total o de presión neutral. Sc advierte que si el es­
fuerzo efectivo aumenta, las partículas sólidas del
P = p> + u Ar suelo sc presionarán una contra otra, tratando de
deslizarse relativamente o de encajarse, para llegar
tlonde I * representa a la parte de carga que toma la a estructuraciones más compactas; en cambio el mis­
estructura sólida del suelo o el resorte de la Fig. M5.fr. mo aumento con el esfuerzo total y en la presión de
Si sc dividen los dos miembros de la expresión poro (con lo que el esfuerzo efectivo permanecerá
anterior por A , área de la placa, sc tendrá: igual, según la ecuación (1*35) no tendrá ningún
efecto en el acomodo de las ¡«articulas.

M0 RELACIONES E3FUERZO-DEFORMACION
o, empleando la notación de esfuerzos
Probablemente una de las características ingeníe­
j ■ 5 + ii —— (**53) nles más representativas de un material, desde el
A punto de vista de definir su comportamiento en re­
lación con las necesidades y los usos del ingeniero,
La ecuación (1*33) juega un papel fundamental es el conjunto de datos de un proceso indtadón-
en la Mecánica de Suelas Moderna y sc denomina la respuesta que constituye lo que usualmente sc llama
ecuación del esfum o efectivo. En ella figuran el es­ la relación o relaciones esfuerzo-deformación.
fuerzo total, c , ya definido, y los esfuerzos o y u, de­ En efecto, al tratar con un material de construc­
nominados esfuerzos efectivo y presión de poro, ción, el ingeniero está fundamentalmente preocupa­
respectivamente. El primero representa la parte del es­ do por dos aspectos básicos, en torno a los que ¡ H ie d e
fuerzo total que es tomada por la fase sólida del dedrse que giran todos los demás. Estos son, en pri­
suelo, transmitiéndose entre los granos de la misma, mer lugar, la resistencia del material a los esfuerzos
l a segunda representa la presión a que está some­ a los que se someta, problema que lleva aparejado
tida el agua en los vacios del suelo: a causa de la el concepto de falla del material y que en forma
incapacidad del agua para tomar esfuerzos cortantes, breve sc comentará más adelante. En segundo lugar
la presión u sc denomina frecuentemente presión preocupa la deformabilidad del material expresada
neutral. en reladón a los esfuerzos que sc le apliquen, tanto
En la fórmula (1-33) aparece también la relación cu lo que sc refiere a la intensidad o nivel de los
esfuerzos, como a la manera en que sc ejerzan, in­
cluyendo su veloddad de aplicación. Esta última gama
N = ■£. <I-M) de comportamiento es lo que el ingeniero describe
en forma primaria por medio de una reladón es­
denominada (elación del esfuerzo neutral. Como quie­ fuerzo-deformación. Si los suelos fueran homogéneos,
ra que en los suelos el área de contacto entre los isótropos y linealmente elásticos, sería posible des­
granos sobre un plano horizontal dado es muy pe­ cribir su comportamiento esfuerzo-deformadón ha­
queña en comparadón con el área total cubierta por ciendo uso del módulo de Young (£ ) y de la reladón
la placa de área A , se sigue que la reladón N valdrá de Poisson, obtenidas de una prueba única y sencilla,
muy aproximadamente I. Tomándola como tal (y tal como una simple prueba de extensión, en que sc
esto sc hace normalmente en la Mecánica de Suelos), estirase una barra del materia), midiendo las tensiones
la ecuación (1-33) puede escTÍbitse sencillamente. aplicadas y las deformaciones longitudinales y tranv
36 Breves nociones de mecánica de suelos

venales multantes. Con las constantes elásticas seria nándolo en el interior de un anillo de bronce. De
posible, en el material ideal, calcular la relación en* esta manca la deformación axial define exactamente
trc los esfuerzos y las deformaciones para otros tipos la deformación volumétrica. En esta prueba la rela­
de prueba que representasen otras condiciones reales ción entre el esfuerzo normal lateral y el normal ver­
distintas de la tensión simple. tical es el valor de que con el nombre de cocfi-
Los suelos no son materiales en que se cumplan ciente de esfuerzo o presión de tierra en reposo, jue­
las hipótesis anteriores. Independientemente de que ga un papel importante en la Mecánica de Suelos
en un caso paiticular pueda resultar útil usar valo­ Aplicada. En las formas comunes de consolidómetro
res de módulo de la elasticidad o de la relación de sólo se mide el esfuerzo normal vertical y la defor­
Poisson, debe tenerse muy presente que estos valores mación axial (también vertical), pero en la referen­
no son constantes de un sueto, sino cantidades que, cia 18, por ejemplo, se describe un tipo de aparato
en el mejor de los casos, describen aproximadamente que permite medir también los esfuerzos normales
el comportamiento de un suelo para un estado de laterales.
esfuerzos dado y que cambiarán, quizá radicalmente, La deformación vertical se mide por medio de
si cambia el estado de esfuerzos o si los esfuerzos se ex tensómetros, en tanto que el esfuerzo normal ver­
aplican de diferente manera. Por eso. cuando en re­ tical se conoce controlando las cargas que se aplican
lación con los suelos se mencionan las constantes a] aparato, las que se reparten homogéneamente so­
clásticas anteriores, debe tenerse en cuenta que no bre el área conocida del espécimen.
representan nada m si mismas, fuera de la condición La prueba de consolidación fue originalmente
particular para la que se ha medido o calculado. desarrollada por Tcr/aghi.
El monto de deformación causado en el suelo por S. Prueba triaxial. Es la más común y versátil
los esfuerzos depende de su composición, de su rela­ de las pruebas que se realizan para conocer las rela­
ción de vados, de la historia anterior de esfuerzos ciones esfuerzo-deformación de los suelos. También
aplicados al suelo y de la manera como se le apli­ r* la prueba mis útil de laboratorio oara conocer su
quen los nuevos esfuerzos. Para la gran mayoría de resistencia, por lo cual se detallará m is adelante cuan­
los problemas prácticos, el mejor método para cono­ do se hable de esta característica fundamental de los
cer las características esfuerzo-deformación es medir suelos. Baste por el momento decir que en ella se
directamente en una prueba de laboratorio o de mide la deformación axial de un espécimen cilin­
campo las deformaciones que producen esfuerzos lo drico de altura aproximadamente igual a 2 ó 5 veces
más similares posibles a los que actuarán en la masa el diámetro de su base, mientras se aplican a tal
de suelo afectada por el problema real que se estudie. espécimen un esfuerzo normal vertical conoddo y
Existe en la realidad ingcnieril una enorme varie­ esfuerzos laterales (presión confinante) iguales en
dad de maneras de aplicar esfuerzos y de producir, todas las direcciones horizontales. El espécimen es
por consiguiente, deformaciones al suelo. Tan gran primeramente sometido a la presión de confinamien­
variedad de circunstancias no puede representarse to. dada usualmente por agua a presión dentro de
por una sola prueba de laboratorio, so pena de per­ la cámara triaxial; después se incrementa el esfuerzo
der representatividad y, evidentemente, no puede as­ vertical hasta que el espécimen falla (esfuerzo des­
pirarse a diseñar en cada caso la prueba más repre­ viador) .
sentativa a que sea dado llegar. Entre estas dos La prueba de compresión simple es una variante
actitudes extremas, el ingeniero trata de lkgar a una de la prueba tiaxial. en la que la presión confinante
solución racional de su inquietud haciendo uso de inicial exterior es nula, por lo que no requiere ha­
varias pruebas de laboratorio, que representen dife­ cerse en la cámara triaxial. Es análoga a la prueba
rentes condiciones entre las que queden comprendí* de compresión hecha en cilindros de concreto.
das aquellas que son mis familiares a la práctica in­ En la prueba triaxial puede conocerse el esfuer­
genien I. zo aplicado utilizando un vástago de carga con pesos
Las principales pruebas de laboratorio de que se conocidos (prueba con esfuerzo controlado) o bien
hace uso para determinar características esfuerzo- puede medirse el esfuerzo empleando una báscula
deformación de los suelos, son las siguientes: hidráulica y presionando el vástago sobre el espéci­
1. Prueba de compresión hidrostática o isótropa. men a una velocidad conocida (prueba de deforma­
Es útil para el estudio de deformaciones volumétricas ción controlada). La deformación axial se mide uti­
únicamente; en ella se aplica a un espécimen de sue­ lizando extensómetros.
lo un estado de esfuerzos hidrostáücos, es decir, es­ Actualmente existen otras muchas variantes en lo
fuerzos de compresión iguales, actuando en todas que se refiere a la manera de hacer fallar el espéci­
direcciones. Esta prueba no es muy usual en la prác­ men; la que más se usa, además de la someramente
tica ingenien!. descrita, es aquella en la que el esfuerzo vertical
2. Prueba de compresión confinada o prueba de normal se mantiene constante y se aumenta la pre­
consolidación. Se ejecuta en un aparato denominado sión de confinamiento hasta que el espécimen falla
consolidómetro o odómetro (Reí. 17). Se aplican al deformándose hada arriba; a esta variante se le de­
suelo (un espécimen cilindrico de poca altura en nomina prueba triaxial de extensión y se utiliza para
comparación al área) esfuerzos normales verticales, simular los esfuerzos de empuje lateral en una masa
en unto se impide toda deformación lateral confi­ tle suelo.
Relaciones esfuerzo-deformación 37

CO M PR ESION C O M P R E S IO N C O M P R E S IO N
PRUEBA IS O T R O P A C O N F IN A D A T R IA X IA L P R U E B A D IR ECTA
( consolldom atro)
u u *
ere
CONDICIONES t t ffl »- <T« 11
B A S IC A S coNsmnt m m
~CUANDO SC
NO HAY MOVtMtrNTO APLICA f e
HORIZONTAL N CONSTANTE CUANDO
ttr f SC A P L IC A !

P R IN C IP A L M E N T E D IS T O R S IO N P R IN C IP A L M E N T E
V O LU M ETR IC A V O L U M E T R IC A , Y O ISTO R SIO N
PERO CON ALGO O E VO LU M ETR IC A Y ALGO DE
D IS T O R S IO N V O L U M E TR IC A

T IP O OE
DEFORM A­
CION

l__ __

P A R A E S T U O IO S RARA REPROOUOR PARA E L E S T U D IO PAR A E L E S T U O »


USOS DE DEFORMACION A LG U N A S CON DI - D E R E S IS T E N C IA D E R E S IS T E N C IA
V O L U M E T R IC A CIONES R E A L E S O E DE LO S SUELO S DE LO S SUELO S
CAMPO ES LA P R U EBA
M A S CO M UN

F ig ó n M í . Tip o » comunes de prueba* nfucrrodrfomiación. (Rcf. IS.)

4. La prueba directa de esfuerzo cortante. En fuerza rasante al marco superior móvil, de manera
esta prueba, un espécimen de altura pequeña en com­ que sc obliga la falla del espécimen en el plano que
paración a su ¿rea transversal se coloca dentro de define la unión entre las partes Oja y móvil del dis­
una caja con dos secciones, la inferior fija y la supe­ positiva
rior susceptible de ser movida horizonulmente. Se En la Fig. 1-16 se muestran esquemáticamente las
da al espécimen carga vertical sobre la cara superior diferentes condiciones de esfuerzos, deformaciones y
del dispositivo, para producir un esfuerzo normal utilización de las pruebas que se han mencionado.
vertical conocido. La falla se produce aplicando una Esta figura está inspirada en la referencia 18.
En general, las curvas esfuerzo-deformación que
se obtienen de las puebas someramente descritas más
arriba corresponden a alguno de los dos arquetipos
esquemáticamente presentados en la Fig. 1-17.
La curva llena de la parte a) de la figura es re­
presentativa de los materiales llamados de "falla frá­
g il", cuyo comportamiento esfuerzo-deformación se
caracteriza porque después de llegar el esfuerzo a un
máximo bien definido, hasta el cual se llegó en for­
ma aproximadamente lineal, desciende rápidamente
al aumentar la deformación. Los mata ¡ales con este
tipo de falla resisten a los esfuerzos con pequeñas
deformaciones, hasta llegar al esfuerzo máximo (re­
sistencia máxima), a partir de cuyo límite su capa­
cidad de resistencia desciende rápidamente, en tanto
la deformación aumenta hasta la ruptura eventual;
estos materiales son confiables en tanto no se alcanza
su resistencia máxima, pero en tal punto sufren lo
Figura 117. Tipo* de falla considerados en loa iodos. que para fines prácticos es un verdadero colapso.
Material protegido por derechos de
38 Breves nociones de mecánica de suelos

En la parte b ) de la Fig. M 7 se muestra la curva la porosidad alcan/a el valor de 45.6%. Por su parte.
esfuerzo-deformación típica de los materiales de “ falla Lambe y Whitman (Ref. 19) presentan un caso en
plástica", en los que al llegar a un esfuerzo límite que una arena con relación de vacíos de 0.605 tenía
se produce la fluencia plástica del material bajo es­ comportamiento frágil, en tanto que con relación de
fuerzo constante c igual al limite; en estos materiales vados de 0.834 su comportamiento era netamente
la falla no está bien definida, pero lo interesante plástico. Respecto a las arcillas pueden hacerse co­
desde el punto de vista práctico es que un material mentarios similares, si bien en este caso son más los
de "falla plástica*' movilizará su resistencia a medida factores que intervienen, según habrá ocasión de dis­
que aumente el esfuer/o que se le aplique, de inane- cutir más adelante.
ra que al llegar al esfuer/o máximo (resistencia má­
xima) el material ya no es capaz de movilizar mayor
MI COMPRESIBILIDAD DE SUELOS
resistencia y. de hecho comienza a deformarse bajo
GRANULARES
esfuer/o constante (a no ser que haya alguna res­
tricción exterior que impida tal deformación, como
jxxlrfa ser el hecho de que la masa de suelo que La compresibilidad de suelos granulares ha mereci­
hubiese alcanzado la resistencia límite esté rodeada do relativamente menos atención que la que se ha
por otras masas de suelo con menores esfuerzos ac­ otorgado a los suelos cohesivos. |»or lo menos hasta
tuantes. que al estar sometidas a menores deforma­ hace pocos años. I)e hecho, estal>a en la mente de
ciones impiden la deformación de la masa en fluen­ muchos ingenieros prácticos la idea de que los sue­
los granulares no presentaban |>roblemas muy serios
cia) hasta la eventual ruptura, generalmente prece­
dida por una zona de ‘'endurecimiento*', en la cual de deformación; éstas eran siempre muy pequeñas y
ocurrían en forma casi instantánea, generalmente al
el material suele movilizar resistencias mayores que
aplicarse las primeras cargas durante el proceso de
la de fluencia, al sometérselo a deformaciones próxi­
construcción.
mas a la ruptura. Ijo inquiríame es. desde el punto
de vista práctico, que un material de “ falla plástica” Es posible que este panorama simplista sea aún
hoy correcto si se aplican al suelo granular esfuerzos
continuará movilizando su resistencia máxima aun­
de nivel muy bajo. Un criterio como el anteriormen­
que se siga deformando bajo el esfuer/o límite, lo
te citado quizá pueda aún tenerlo un ingeniero que
cual puede tener repercusiones muy importantes en
construya «mentaciones que transmitan al suelo gra­
el comportamiento estructural del material, que, por
nular cargas moderadas, sobre todo si, como es usual
así decirlo, continuará resistiendo por completo tras
en estas técnicas, toma la dedsión de mejorar la ca­
lo que se podría considerar su falla; a diferencia de
lidad del suelo cuando su compaetadón natural es
los materiales de "falla frágil” , en los que sobreviene
baja.
un verdadero colapso, acompañado de gran pérdida
Sin embargo, la ingeniería moderna ha impuesto
de resistencia, cuando sufre cualquier deformación
otros usos a los suelos granulares. Como respaldos de
adicional a la correspondiente al esfuer/o límite.
las grandes presas que ahora se construyen o consti­
Es muy variable el intervalo de deformación que tuyendo los grandes térra jdenes que las modernas
sea capaz de absorber un material de “ falla plástica” carreteras exigen, es cada ve/ más frecuente y lo será
en fluencia bajo esfuer/o límite antes de endurecerse aún mis en el futuro, que los suelos granulares, for­
y romperse. En las referencias 19 y 20 Lambe y mados a veces por partículas muy gruesas (pedra-
Whitman presentan varias curvas esfuerzo-deforma­ plenes y enrocamientos) trabajen sometidos a niveles
ción reales, obtenidas en pruebas directas o triaxia­ de esfuerzos hasta ahora completamente inusuales. En
les; en ellas puede observarse que existe una varie­ efecto, los enrocamientos de más de 150 m en presas
dad amplia de formas, aun cuando en esencia todas de tierra son ya bastante familiares, y en caminos y
ellas puedan identificarse con uno de los dos arque­ ferrocarriles es ya común construir pedra plenes de
tipos mostrados en la Fig. 1-17. 50 a 60 m de altura. Tanto por ra/ones de los mate­
La relación esfuerzo-deformación de un material riales que se explotan normalmente en zonas de te­
no es una característica constante, sino que varía con rreno quebrado, en las que lógicamente se dan estos
diversas circunstancias dentro del mismo material. grandes terraplenes, como por razones de natural
En general, el comportamiento plástico corresponde preferencia por parte de los ingenieros, casi por lo
a las arenas sueltas y a las arcillas blandas, con conte­ general los terraplenes altos de las vías terrestres se
nido de agua relativamente elevado, en tanto que el construyen con suelos en que los fragmentos de roca,
comportamiento frágil es propio de arenas compac­ las gravas y las arenas forman la parte prinripal, la
tas y arcillas duras. N o existe un límite preciso de que define el comportamiento mecánico. El inge­
compacidad a partir del cual todas las arenas pasen niero de Vías Terrestres no es entonces ya ajeno a los
del comportamiento plástico al frágil, sino que hay problemas de comportamiento de materiales granu­
diferencias en estus límites al analizar distintas are­ lares bajo esfuerzos relativamente altos, en los que
nas. Por ejemplo, Skempton y Bishop (Reí. 21) re­ pueden presentarse problemas serios de compresibi­
portan el caso en que una arena con porosidad ini­ lidad. Las deformaciones experimentadas por un ele­
cial de S7.5% exhibe un comportamiento frágil daro, mento de suelo granular son el resultado de las
el cual pasa a ser plástico, igualmente claro, cuando deformaciones propias de las partículas que lo com-
Compresibilidad en compresión ron finada 39

csru cn zo VERTICAL C K| / « ■ ')

Figura I-I8. Compmibilidad n i p n ir h » de «ompn-vén confinada de sarias atrnat « ijr t u i muy ¡alloa
ni»ele» de esfuerzo (R e f. 19).

|x>nen. más el movimiento relativo entre ella», b » R Compresibilidad en compresión confinada


deformaciones propias de las partículas |Hicdcn ser
muy grandes, especialmente en sus contactos y coráis- l a compresibilidad de los suelos granulares y
ten fundamentalmente en distorsiones y eventualmen- sus características esfuerzo-deformación en compre­
te en rupturas y desmenuzamientos; el movimiento sión confinada (ver sección 1-10) tienen gran impor­
relativo entre las partículas ocurre por deslizamiento tancia. puesto que esta condición representa una
o rodamiento. Con frecuencia los movimientos rela­ situación que probablemente es común en la prác­
tivos son posibles por las distorsiones previas que tica. por ejemplo cuando se somete al suelo a cargas
sufren las partículas, y la importancia relativa de verticales transmitidas por áreas grandes. Para este
estas dos fuentes (le deformación, respecto a la defor­ caso, Lambe y Whitman (Ref. 19) presentan datos
mación total, puede cambiar a medida que ésta tiene sobre el comportamiento de arenas de cuarzo (y el
lugar. cuarzo es con mucho el elemento más común en casi
todas las arenas reales) uniformes, medias y gruesas,
A Compresibilidad en compresión isotrópka inidalmente compactas. Probadas en consolidómetro
mostraron un punto de fluencia a partir de esfuer-
kg
Cuando una muestra de arena se somete a com­ zos del orden de 140 — - , más allá del cual el cora-
presión isotrópica (ver párTafo 1-10) pueden ocurrirle cm*
grandes deformaciones volumétricas como consecuen­ portamicnto fue plástico, debido al fracturamiento
cia de colapsos estructurales locales; éstos producen de las partículas individuales, que permitió grandes
rodamientos y deslizamientos de las partículas y como movimientos relativos. A partir de estos niveles de
resultado se ejercen fuerzas tangenciales de conside­ esfuerzo la deformación compactó a la arena.
ración en los puntos de contacto entre ellas. Sin em­ En la figura 1-18 (Ref. 19) se muestran resulta­
bargo, estas fuerzas se neutralizan prácticamente en dos de pruebas de consolidación en varias arenas
cualquier plano que corte a un conjunto de puntos típicas, empleando altos niveles de esfuerzos. Se nou
de conticto. de manera que el esfuerzo cortante en la gran compresibilidad que pueden exhibir los sue­
cualquier plano puede ser cero y, a pesar de ello, los granulares en estas condiciones, como consecuen­
están actuando fuerzas de contacto muy grandes en cia del deslizamiento de las partículas y del fractu­
los contactos individuales. ramiento, que aunque puede comenzar a esfuerzo
•10 Breves nociones de mecánica de suelos

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1000

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LAS ClfRAS QUC FttUftAN D i


L A ORAflCA SO * LOS COCHO
C N TtS DE UNirOAMOAO
Figura 1-19. Relación entre H módulo
mdométdco y el peso e*pe-
dfico u to M|dn divm o»
c n u )w de laU m tw io en
-\00 1,10 l¿0 IJO 1*0 1,80 l¿0 1.70 1,30 1,90 IfiO 2,10 ZJtO kflO t f lO 2,50
r a iln liln granulares (tegún
P E S O E S P E C IF IC O SECO, »/n* Reí. 8t).

bajo, aumenta grandemente en altos niveles. Los da de la producción de finos a causa de la ruptura
esfuerzos críticos para los que se produce el compor­ de las partículas: ésta es grande cuando la granulo-
tamiento plástico de las arenas y, por consecuencia, metría es uniforme y mucho más pequeña si la curva
sus grandes deformaciones, serán menores cuanto granulométrica es tendida. La producción de finos
mayor sea el tamaño de las partículas, y éstas sean también crece con la angulosidad de las partículas y
más angulosas, cuanto más suelto y uniforme sea el con la presión efectiva, e igualmente es mayor cuanto
suelo y cuanto menor sea la resistencia de las partícu­ más suelto es el material.
las individuales. La Fig. 1*19 (Reí. 22) presenta una relación en­
Desde luego es cierto que los niveles de esfuerzo tre las características de compresibilidad de varios
a que se refieren las investigaciones citadas por Lambe materiales granulares, representadas por lo que los au­
y Whitman (por mencionar un solo ejemplo de toda
tores definen como módulo cdométrico (E m = —
la evidencia experimental que ya va habiendo) son
inusualmente altos en relación a la práctica inge- donde mv es el módulo de variación volumétrica,
nieriL Estos datos se mencionan, más que natía, como tal como se define en la referencia 17, en la forma
norma de criterio. acostumbrada en la literatura estadunidense), corre­
Como ya se ha dicho, la deformación de suelos lacionándolo con el peso específico seco correspon­
friccionantes en compresión confinada va acompaña­ diente a diversos grados de compactadón.

Material protegido por derechos de


Compresibilidad en compresión triaxial 41

Los puntos unidos en la figura corresponden al La fricción produce la componente normal de


mismo material con distintos grados de compacta- resistencia que tradicionalmente se ha incluido en el
ción; puede observarse de inmediato cómo aumenta ángulo de fricción interna, del que se hablará más
el módulo edométrico al compactar el material. Tam ­ adelante; pero el movimiento relativo entre las par­
bién se ve como un mismo material es mis compre­ tículas, necesario para la falla, es una fuente adido-
sible atando está húmedo que en estado seco. lo s nal de resistencia y de deformación, que depende
materiales de grano anguloso resultan ser más com­ sobre todo del acomodo inicial de los granos. Si el
presibles que los de grano redondeado, lo cual resul­ acomodo inicial es compacto, será grande el monto
ta lógico a la luí de ideas expuestas mis arriba. En de resistencia y de deformabilidad que representa la
general los suelos con coeficiente de uniformidad necesidad de mover los granos, peto a medida que
bajo se sitúan a la izquierda de la figura, en tanto éstos se mueven y van adquiriendo una posición re­
que los que lo tienen alto lo hacen a la derecha. lativa más favorable al deslizamiento (los planos a
Cuanto más redondeadas son las partículas y mayor través de sus puntos de contacto irán siendo más ho­
es la variedad de tamaños, mayor es el peso especi­ rizontales en el ejemplo que se mencionó al principio
fico que se alcanza con una misma energía de com- de este análisis), irá siendo menor la componente de
pactación. resistencia debida al movimiento relativo, de manera
que adelante de la resistencia máxima el material irá
mostrando menor resistencia de conjunto, según la
C Compresibilidad en compresión triaxial deformación crece; naturalmente esta disminución de
resistencia tiene un límite inferior, representado por
Las características de compresibilidad de mate­ aquel arreglo de los granos que permita et desliza­
riales granulares han sido estudiadas con un poco miento relativo de éstos sin movimiento de reaco­
más de minuciosidad y en mayor variedad de casos modo estructural. Si el estado inicial de los granos
y materiales en aparatos triaxiales, ya mencionados es suelto, el material tendrá una curva esfuerzo*
en el párrafo 1-10, pero los que se tratarán con ma­ deformación correspondiente a falla plástica y será
yor detalle en párrafos siguientes de este capítulo. prácticamente insignificante la componente de resis­
En la referencia 19, I-ambc y Whitman hacen un tencia por acomodo.
estudio general del comportamiento de las arenas en Si los conceptos anteriores son correctos, la rela­
pruebas triaxiales. En el desarrollo de la prueba dis­ ción de vacíos inicial de la arena tendrá una influen­
tinguen dos etapas de comportamiento en cuanto a cia decisiva en su comportamiento esfuerzo-defor-
deformación, l a primera etapa corresponde al prin­ ción, lo cual parece ser lo que efectivamente sucede,
cipio del proceso de carga y en ella se producen de­ si se toma en cuenta que la falla frágil o plástica de
formaciones muy pequeñas, acompañadas generalmen­ una arena depende sobre todo de su compacidad
te de una disminución en el volumen del espécimen, ¡nidal.
causado por una tendencia de las partículas a adoptar
Una de las investigaciones más significativas sobre
formas estructurales más compactas. Después viene
compresibilidad y resistenaa de materiales granula­
la etapa de falla, en la cual puede presentarse el
res, es la desarrollada por Marsal y sus colaboradores
máximo de resistencia, si la arena exhibe una falla
para el proyecto de grandes presas; esta investiga­
frágil. Ahora las deformaciones verticales sólo se
ción, patrocinada por la Comisión Federal de Elec­
pueden producir si se desarrollan en la masa movi­
tricidad de México y realizada, en parte, en el Inv
mientos laterales de las partículas que las permitan,
tituto de Ingeniería de la U.N.A.M., se encuentra
y la consecuencia definitiva parece ser un aumento
básicamente contenida en las referencias 23, 24, 25,
en el volumen del espécimen. Este es el efecto de
26 y 27.
dilatanria, que fue primeramente observado c inves­
tigado por O. Reynolds, en 1885. Como se dijo, en Marsal y sus colaboradores disponen de sarias
esta segunda etapa queda incluido el punto de re s i­ piezas de equipo de laboratorio que por su tamaño y
tencia máximo, a partir del cual la arena exhibe una características permiten realizar investigadones muy
disminución de resistencia, al continuar el proceso representativas para definir el comportamiento de
de deformación. Esta disminución, más notable cuan­ suelos de partículas gruesas en altos niveles de esfuer­
to más compacto sea el estado inicial de la arena zo. Este equipo induye una cámara triaxial de alta
(materiales de falla frágil marcada), puede expli­ presión (hasta 25 kg/cm3), capaz de probar especí­
carse como una consecuencia del acomodo individual menes de 1IS cm de diámetro y 250 cm de altura
de las partículas. Si se imagina una masa de partfcu* (con tamaño máximo de partícula de 20 c m ); un
las individuales de arena sobre una superficie hori­ equipo de compactadón a gran escala, y otro que
zontal, los planos de contacto entre los granos no puede probar especímenes con tamaño máximo de
serán horizontales sino inclinados, de manera que 15 cm en condidones de deformadón plana y hasta
para producir la falla por cortante no sólo será nece­ con 22 kg/cm* de presión de confinamiento. Algunas
sario vencer la fricción grano contra grano, sino que, de las conclusiones de los estudios sobre resistencia
además, será prenso obligar a las partículas a mover­ se mencionarán m is adelante y en este párrafo sólo se
se unas sobre otras, rodando y deslizándose sobre presentan algunas condusione; relativas a compre­
ellas. sibilidad.
42 Breves nociones de mecánica de suettu

Fisura 1-29. Ojio» de iouipr<«¡b¡l¡d*d paia (n s m in ia ln de emouniicnto.

En la Fig. 1*20 aparecen los resultados obtenidos 1.98 T/mS. £1 material 5 fue otro gueiss granítico
al medir la compresibilidad de lies materiales nom­ con granulomeuía inás uniforme que el 2 y con un
brado» 1. 2 y S (Reí. 24). peso volumétrico de 1.62 lon/m"; no se reporta su
£1 material 1 est i formado por fragmentos de resistencia a la compresión sin confinar.
basalto, |voducto de trituración. Los fragmentos eran Puede verse en la Fig. 1-20 que las curvas rela­
sanos, con una resistencia a la compresión sin con* ción de vacíos-presión de cámara presentan las carac­
lig terísticas de las de los suelos preconsolidados (ser
lin a r s u p erio r a 1,000 ----- y e l peso v o lu m é tric o seco sección 1-12). En la misma figura se aprecian los
r cm 3
valores del coeficiente de compresibilidad ar para los
del espécimen fue de 2.1*1 ™ . £1 material 2 fue un tres materiales (ver la misma sección 1-12, adelante);
es de notar que los valores del coefidente de com­
gneiss granítico, producto de explotación con explo­ presibilidad son sufidentemente importantes como
sivos; las partículas presentaban capas delgadas de para justificar asentamientos grandes en terraplenes
esquisto; su resistencia a la compresión sin confinar altos, dentro de la práctica actual de las vías terres­
luj tres.
fue de 740 — y tenfa un peso volumétrico seca de
cm3

la de C1 Infiernillo (Ref.

ech
Compresibilidad de suelos cohesivos 43

•M *0 • 0<
TA M A Ñ O » ■ ■ » . I t i c U« l TA M A Ñ O , ai i* . It«c lo »)

o. A n te s de lo pruebo. b .D e s p u e s de lo pruebo.

Figura 1-22. Curvas granulomctriat de trr* materiales de enrocamienlo.

Resultados como lot anteriores estin contra la posición granulométrica y en las propiedades me­
actitud tradicional, aún más común en la tecnología cánicas del material, muy especialmente en la com­
de las vías terrestres de lo que fuera de desearse, de presibilidad. La Fig. 1*22 muestra las curvas de
que los pedraplenes tienen un comportamiento "no­ composición granulométrica de los tres materiales
ble", independientemente de tus dimensiones y de de enrocamiento estudiados por Marsal y sus colabo­
como se construyan. De hecho, Marsal y sus colabo­ radores, a los cuales ya se ha hecho referencia un
radores (Ref. 26) han encontrado para el caso de poco más arriba (Ref. 24), antes y después de ser
la Presa del Infiernillo de 148 m de altura (Fig. probados en la cámara triaxial gigante, llegando a
1*21) que los respaldos de enrocamiento han sufrido presiones de confinamiento de 25 kg/cm*.
asentamientos del mismo orden que los del corazón Es de notar muy especialmente la degradación
impermeable arcilloso, construido con materiales de subida por el material N ? 3 (de granulometría muy
los que tradicionalmente se consideran compresibles. uniforme), aunque el fenómeno es claramente per­
Un problema fundamental y estrechamente rela­ ceptible en los tres materiales. Parece claro que a
cionado con la compresibilidad de los suelos granu­ mayor uniformidad de la granulometría original se
lares de grano grueso bajo cargas importantes y que tiene mayor rotura de granos.
ha sido puesto de manifiesto por la investigación Marsal propone como medida de la rotura de
moderna, es el que se refiere a la ruptura de las par­ granos un número, representado por B, que se obtie­
tículas y su contribución a la deformación total (Rcfs. ne como sigue. Una vez que se dispone de la curva
24 y 25). El fenómeno produce cambios en la com- granulométrica del material antes y después de la
prueba triaxial, es posible comparar los porcentajes
retenidos en ambos casos y obtener sus diferencias;
se consideran positivas las diferencias en que el por­
centaje de la granulometría original es mayor y ne­
gativas en caso contrario. Pues bien, la suma de las
diferencias positivas es precisamente el valor de B
buscado. Es evidente que la diferencia a i cada por­
centaje retenido representa la fragmentación que ha
tenido lugar en esa fracción del suelo. En la Fig. 1-23
(Ref. 24) se relaciona el coeficiente B de rotura de
granos con el valor de la presión de confinamiento
utilizada en la cámara triaxial, en diferentes pruebas.

M2 COMPRESIBILIDAD DE SUELOS COHESIVOS

A Consolidación

La deformación de ios suelos cohesivos, aun bajo


cargas relativamente pequeñas, ha sido tradicional­
o s w i» n n >o mente reconocida por los técnicos como un problema
P R E S IO N O E C A M A R A . K fl/ C n i de fundamental interés, por ser causa de graves de­
ficiencias de comportamiento, sobre todo en cimenta­
Figura 1-23. Rotura de granos en ptuetoa» triaxiales. ciones de estructuras sobre arcillas blandas o limos
hos de autor
4-4 Breves nociones de mecánica de suelos

Co«uolid¿<nrtrm nruraáliro*
tipo Geotcc

lición relativa de las partículas sólidas sobre un mis*


mo plano horizontal; asi. el movimiento de las par­
tículas de suelo puede ocurrir sólo en la dirección
vertical; esta es la consolidación unidimensional. Su­
cede en la realidad, por ejemplo, en estratos de gran
extensión en comparadón con su espesor, comprimi­
dos bajo cargas que ocupan áreas importantes. T am ­
bién sucede cuando un estrato grueso de ardlla con­
tiene tal cantidad de capas delgadas de arena que la
deformarión lateral queda restringida a limites des-
prcriables.
En estos casos y en otros similares, las caracterís­
ticas de la consolidación de los estratos de arcilla
pueden investigarse cuantitativamente con aproxi-

Detalle dd tonwWirtftiwma

plásiicos. De hecho, los más tempranos triunfos de


la Mecánica de Suelos y mucho de su fama inirial
sc deben al éxito que tuvo en aquellos momentos en
el desarrollo de teorías y técnicas para la predicrión
y control de asentamientos.
£1 proceso de deformarión de las ardllas bajo
carga llama la atendón no sólo por los grandes asen­
tamientos que pueden llegar a producirse, sino tam­
bién porque éstos tienen lugar casi completamente
en un largo lapso posterior al momento de aplica*
dón de la carga propiamente dicha; como resultado,
es posible que una estructura sufra grandes defor*
mariones años después de su erecdón.
Los procesos de reduedón de volumen de los sue­
los finos cohesivos (ardllas y limos plásticos), pro­
vocados por la actuación de solidtadones sobre su
masa y que ocurren en el transcurso de un tiempo
generalmente largo, se denominarán procesos de con­
solidadón.
Frecuentemente ocurre que durante el proceso de Figxira 1 4 1 Detalle de la colocación de la muevtra en d
consoüdaaón permanece csendalmente igual la po- axnolidómetro de anillo flotante;
Compresibilidad de suelos cohesivos 45

Banco d.* con-oluVutirírm

mación ra/rmblc. realizando la prueba de compre­ Fig. 1-24 se aplican cargas a la muestra, repartién­
sión confinada o de consolidación unidimensional dolas uniformemente en toda su área con el disposi­
(párrafo 1-10} sobre esperímenes representativos del tivo formado por la esfera metálica y la placa colo­
suelo, extraídos en forma tan inalterada como sea cada sobre la piedra porosa superior. Un externó-
posible. Se puede asf calcular la magnitud y la velo­ metro apoyado en el marco de carga móvil y ligado
ddad de los asentamientos probables debidos a las a la cazuela fija, permite llevar un registro de las
cargas aplicadas. deformaciones en d suelo. Las cargas sc aplican en
Desde luego es derto que en las pruebas de lal>o- incrementos, permitiendo que cada incremento obre
ratorio hechas con muestras pequeñas se produce la por un espado de tiempo sufidente para que la ve­
consol i dadón en tiempos muy cortos, en compara­ loddad de deformarión se reduzca prácticamente a
dón con el tiempo en que el estrato real de ardlla cera
se consolidará bajo la carga de la estructura. De En cada incremento de carga sc hacen lecturas en
hecho, en la aplicadón de las teorías a la práctica de el cxtensótnctro, para conocer la deformación corres­
la Mecánica de Sucios se supone que todas las cons­ pondiente a diferentes tiempos. Los datos de estas
umes de consolidadón son las mismas en el proceso lecturas sc dibujan en una gráfica que tenga pot
rápido de laboratorio que en el mucho más lento abscisas los valores de los tiempos transcurridos, en
que tiene lugar en la naturaleza. Si éste es el caso o escala logarítmica, y como ordenadas las correspon­
no, no sc sabe en la actualidad. Es posible que lo dientes lecturas del exteiuómctro, en escala natural.
anterior sea uno de los factores que influyan en el Estas curvas se llaman de consolidadón y se obtiene
hecho observado de que los asentamientos predichos
sean mayores que los reales.
Una prueba de consolidadón unidimensional es­
tándar sc realiza sobre una muestra labrada con for­
ma de dlindro de pequeAa altura en comparadón
al diámetro de la secdón recta. La muestra se coloca
en el interior de un anillo, generalmente de bronce,
que le proporciona un completo confinamiento la­
teral. El anillo se pone entre dos piedras porosas,
una en cada cara de la muestra: las piedras son de
sección circular y de diámetro ligeramente menor
que el diámetro interior del anillo. El conjunto se
coloca en la cazuela de un consolidómetio (Fig.
1-24). El consolidómeiro mostrado en dicha figura
es del tipo “ de anillo flotante", hoy prinapalmcnte
usado y asi llamado porque se puede desplazar du­
rante la consolidadón del suelo. Figura I-2V. Forma típica de la curva de cornolidación en
Por medio del marco de carga mostrado en la arcillai ((aera de escala).
46 Breves rtotiones de mecánica de suelos

<W

Figura 12*1. Forma ilp iu de compraibilidad « i suelo» cnmpinibln. » ) Rrprcarnuád» aritmétira, b ) Rcpm eaUdóo aerai-
logarítmica.

una para cada incremento de carga aplicado. En la te a cero; en esta etapa se tiene una recuperación del
figura 1*25 se muñirá la forma típica (fuera de es­ espécimen, si bien ¿ t e nunca llega de nuevo a su
cala) de una de estas curvas. relación de vados inicia!; el tramo C de la figura
Una vez que el suelo alcanza su máxima deforma* 1-26.6 corresponde a esta segunda etapa, con el es­
ción bajo un incremento de carga aplicado, su reía* pécimen llevado a carga final nula, como es usual.
ción de vacíos llega a un valor menor evidentemen­ El tramo A de la curva de compresibilidad suele
te que el inicial, y que puede determinarse a partir
de los dalos iniciales de la muestra y las lecturas del
ex tensómetro. Así. para cada incremento de carga
aplicado se tiene finalmente un valor de la relación
de vacíos y otro de la presión correspondiente ac­
tuante sobre el espécimen. En suma, de toda la prue­
ba, una vez aplicados todos los incrementos de carga,
se tienen valores para constituir una gráfica en cuyas
abscisas se ponen los valores de la presión actuante,
en escala natural o logarítmica, y en cuyas ordenadas
te anotan los correspondientes de e en escala natu­
ral. Estas curvas se llaman de compresibilidad y de
ellas se obtiene una en cada prueba de consolidación
completa. En la figura 1*26 se muestran, fuera de
escala, las formas típicas de estas curva».
Generalmente en una curva de compresibilidad
se definen tres tramos diferentes. El A (Fig. 1-26.6)
es un tramo curvo que comienza en forma casi hori­
zontal y cuya curvatura es progresiva, alcanzando su
máximo en la proximidad de su unión con el tramo
B. El B es por lo general un tramo muy aproxima*
dam n tc recto y con él se llega al final de la etapa
de carga de la prueba, al aplicar el máximo incre­
mento de carga, al cual corresponde la máxima pre­
sión sobre la muestra. A partir de este punto es
común en la prueba de consolidación someter al es­
pécimen a una segunda etapa, ahora de descarga,
en la que se le sujeta a cargas decrecientes, permane­
ciendo cada decrcmento el tiempo suficiente para que Figura 1-27. Cuna* de compresibilidad para do* procesos de
la velocidad de deformación se reduzca prácticamen­ carga y descarga consecutivo*.
Material protegido por derechos dí
Com flexibilidad de suelos cohesivos 47

dación unidimensional y, de inmediato, una vez des­


cargada, se vuelve a cargar, a una presión mayor que
la máxima alcanzada en el primer ciclo; finalmente,
la muestra vuelve a descargarse hasta retom ar a la
condición /> = t).
I latiendo raso omiso de algunos factores secún­
danos, la forma de las gráficas obtenidas en el labo­
ratorio es la «pie ainrccc en la Fig. 1-27.
En la gráfica A ' B ' ('/, correspondiente al segundo
ciclo, son de notar los siguientes hechos. El tramo
A ', de iccompresión, se extiende ahora hasta la máxi­
ma presión a «pie se haya cargado al sucio en el
ciclo anterior; mientras que el nuera tramo virgen.
B ', rápidamente sc define como la prolongación del
tramo virgen correspondiente al primer ciclo. El tra­
mo de descarga. resulta similar al tramo C , prime­
ramente obtenido.
De la posición relativa de los tramos A ', B ' y C ,
Figura 1-2#. F.K)utnu «id modelo m n ln ico de Terra ghi para la del segundo ciclo de carga y descarga respecto a los
compresión de la consolidadón de sudo* fino».
A , B y C , del primer ciclo, puede concluirse que se
produce un tramo de rctom presión, tal como el A ',
cuando se están aplicando a la muestra de suelo pre­
llamarse "(ram o de recomprensión"; el B , "tramo siones que ésta ya ha soportado en una época ante­
virgen", y el C “ tramo de descarga". La razón de rior; mientras que un tramo virgen, tal como el B*,
estos nombres se comprenderá con lo que sigue. resulta al aplicar a la muestra presiones nunca antes
Considérese un experimento en el cual una muev soportadas. Resultan así lógicos los nombres adopta­
tra de arcilla sc somete a un ciclo de carga y completa dos para los diferentes tramos.
descarga, correspondiente a una prueba de consoli­ Cuando se someta una muestra de suelo natural

u « p r o t ó n en «I a g u o « n e x c a s o de lo
h id ro tto 'ü e a .

p » p re sio 'n e q u iv o le n le en « I r o t o r to.


(F u e rz o q u e to m o « I r e s o r t e entre
•I o re o A .)

Figura 1-29. Esquena d d modelo de Tenaghl. comprendiendo varias cámara*.

Material protegido por derech


48 Breves nociones de mecánica de suelos

a un solo ciclo de carga y descarga, como es usual como se muestra en la Fig. 1-29, la distribudón ¡ni­
en una prueba normal de consolidación unidimen­ dal de presiones en el agua será lineal (línea 1-2
sional y se obtenga una gráfica del tipo que aparece de la Fig. 1-29). N o habrá en d fluido ninguna ten­
en la Fig. l-26.fr, hay evidencia experimental sufi­ dencia a moverse, si se despreda el peso propio de
ciente para concluir que las presiones correspondien­ los pistones y resortes o si se considera que el dispo­
tes al tramo A ya han sido aplicadas al suelo en otra sitivo llegó al equilibrio en el comienzo del experi­
época, mientras que las correspondientes al tramo B, mento. Si se aplica bruscamente una carga P al pri­
son de magnitud mayor que las soportadas anterior­ mer pistón, en el primer momento el fluido deberá
mente. soportarla totalmente, generándose en él una pre­
A fin de obtener una concepción objetiva del sión en exceso de la hidrostática. que se transmite
proceso de consolidación unidimensional de suelos con igual valor a cualquier profundidad. El nuevo
finos, se estudiará en primer lugar un modelo mecá­ diagrama de presiones en el fluido será ahora la
nico propuesto por Terzaghi, que es una modifica­ línea 5-4 de la Fig. 1-29. N o existe aún ningún gra­
ción de un modelo originalmente sugerido con otros diente hidráulico que tienda a producir un movi­
fines por Lord Kelvin. miento del fluido, si se exceptúa el orificio supe­
Considérese un cilindro de área de sección recta rior, que está en las condiciones antes analizadas
A, provisto de un pistón sin fricción, con una peque­ para el caso de una sola cámara. l a diferencia de
ña perforación en él, tal como aparece en la Fig. 1-28. presiones en dicho orificio {P }A ) crea un gradiente
A l pistón lo soporta un resorte unido al fondo hidráulico que produce un flujo del fluido, hada
del cilindro y éste está totalmente lleno de un flui­ afuera de la primera cámara; tan pronto como se
do incompresible. Si se coloca sobre el pistón una inicia esc flujo, la presión en el fluido de la primera
carga P, manteniendo el orificio cerrado, es eviden­ cámara disminuye, transfiriéndose simultáneamente
te que el resorte no puede deformarse nada y, así, una parte de la carga al resorte, l a reducción de la
toda la carga P estará soportada por el fluido. presión del fluido en la primera cámara causa, por
Pero si se permite que el fluido salga por el ori­ diferencia con la segunda, un desnivel de presiones
ficio, abriendo éste, también es evidente que habrá en el segundo orifido, por lo cual el fluido tenderá
una transferencia gradual de carga del fluido al re­ a pasar de la segunda a la primera cámara. Como
sorte; en efecto, entre el interior y el exterior del consecuenda, disminuye también la presión del flui­
cilindro, en el orificio, habrá en un principio una do en la segunda cámara, transmitiéndose así la ten­
diferencia de presión igual a P\A, que genera el gra­ dencia al flujo a las cámaras inferiores. E! fin del
diente necesario para que el fluido salga por el ori­ proceso será, obviamente, el momento en que la pre­
ficio, permitiendo la deformación del resorte, que sión en el fluido vuelva a la condición hidrostática,
tomará carga de acuerdo con la ley de Hooke. La estando la carga P totalmente soportada por los re­
velocidad de transferencia depende del tamaflo del sortes.
orificio y de la viscosidad del fluido. Es claro que En cualquier instante (¿) después de la aplica-
si se permite al resorte una deformación suficiente­ dón de la carga (/*), la distribución de presiones
mente grande, se logrará que la totalidad de la car­ del fluido y los resortes, u y p respectivamente, es
ga P quede soportada por él. volviendo el fluido a la que se indica con la línea quebrada que aparece
sus condiciones anteriores a la aplicación de P. en la ya citada Fig. 1-29, Nótese que en cada cáma­
Si en lugar de un cilindro con su resorte se con­ ra la presión en el fluido sigue una ley lineal y que
sidera ahora una serie de cilindros comunicados las discontinuidades en la presión, representadas por

A*

i BBS
p
A »l t«C O
f *0 Ap / /ü

Ü u I
/
1 "l
1

(o ) (b )

Figura 1-50. Estrato (le sudo de extensión infinita sometido a un proceso de coosolidatídn unidimensional.
Compresibilidad de suelos cohesivos 49

los tramos horizontales, se producen solamente en los Esta ecuación expresa el progreso del fenómeno
orificios. Conforme el tiempo pasa, la línea quebrada de la consolidación unidimensional, con flujo ver­
se desplaza continuamente hada la izquierda. tical.
Si el volumen de las cámaras sc considera muy La ecuación (1-37) tiene solución matemática
pequeño y el número de ellas muy grande, el mo­ bajo la forma de la ecuación diferencial (Ref. 17):
delo se acercará a la condición que prevalece en los
suelos. La línea quebrada que representa la distri­ *< » + « ) ü í f „ l l n-39)
bución de presión en un número pequeño de cáma­ r- 3** di
ras tenderá a convertirse en una curva continua a
medida que el número de cámaras aumente. (Curva que se ha llamado ecuación diferencial del p ro c es o
de trazo discontinuo en la Fig. 1-29.) de consolidación unidimensional con flujo de agua
En el suelo, la estructuración de las partículas sólo vertical, pues sc planteó y dedujo bajo tales
sólidas puede considerarse representada por los re­ hipótesis.
sortes del mode'o. el agua intersticial libre por el En ella:
fluido incomprensible de las cámaras y los canalícu­ k, es el coeficiente de permeabilidad del suelo.
los capilares por los orificios de los émbolos. e, es la relación de vacíos del suelo (antes de ini­
Considérese ahora un estrato de suelo de exten­ ciarse el proceso de consolidación).
sión infinita según un plano horizontal y de un es­ a, es el coeficiente de comprensibilidad del suelo.
pesor, H , tal que pueda considerarse despreciable la
presión debida al peso propio del suelo y del agua de Af
del mismo, en comparadón a las presiones produci­ + (1-40)
das por las caigas aplicadas. (Fig. 1-30.) dp Ap
Sc supondrá que el agua sólo puede drenarse por
la frontera superior del estrato, al cual sc considera Este coefidente expresa el cambio de la reladón
confinado inferiormente por una frontera impermea­ de vados para un incremento dado de la presión
ble. El estrato ha estado sometido a una presión efectiva; es la pendiente de la curva de compresibi­
durante el tiempo suficiente para consolidarse total­ lidad (Fig. 1-26). A partir del coefidente a¥ se de­
mente bajo esa presión. Considérese que en las con­ fine:
diciones anteriores se aplica al estrato un incremen­
to de presión Ap. La presión total sobre el estrato " " " 7 + 7 <M 1 >
será p2 = + Ap. Inmediatamente después de
aplicar el incremento de carga, éste se soporta ínte­ llamado coeficiente de variadón volumétrica, que ex­
gramente por el agua intersticial, que adquirirá por presa la compresibilidad del suelo, rdarionindola
lo tanto una fxesión en exceso de la hidrosútica (a lo con el volumen inirial (Ref. 17).
largo de todo el espesor H ) , igual a Ap, como se Finalmente, la expresión
muestra en la Fig. 1-30. 6.
A l cabo de un tiempo l habrá escapado cierta can­
é ± 4 - t . < m í>
tidad de agua por la suj>erf¡cie superior y, conse­ ar ym
cuentemente, parte del exceso de presión hidrostá- define el llamado coeficiente de consolidación del
tica se habrá transferido a la estructura sólida del suela
suelo (A¿j). La distribución de la presión entre la Para llegar a una soludón manejable, la ecua-
estructura del suelo y el agua intersticial (p « pt + d ón (1*39) ha de resolverse para las condidones ini­
+ A& t w, respectivamente) queda representada por ciales y de frontera del problema particular de que
la curva l = i en la misma 1-30.6. sc trate.
Es evidente que La soludón que se mendona en lo que sigue con­
sidera que la presión Ap que produce la consolida-
A p — A p 4- u (1-36)
dón de un estrato de espesor H , es constante en
todo el espesor (la soludón es también aplicable a
y la ecuación anterior es válida en cualquier instan­
una repartidón triangular de la presión). Dicha so­
te, t y a cualquier profundidad, z. En un instante
ludón es (Ref. 17):
posterior, i -f di, la nueva distribución de presiones
aparece también en la Fig. 1-30.6. En esta figura se W ■* OB
puede ver que tanto la presión Ap, en la estructura
del suelo, como la ti, en el agua intersticial, son fun­ n» 0
ciones de la profundidad, z, y el tiempo t. Puede
escribirse i 4 # r(2 n + 1 )* z “|
« = / o (1-37) { (2n + 1) * L 2
Por lo tanto, (2n + l ) » * * C r i
Ap »- Ap - u - Ap - /(z, í) (1-38) « 4H1 I (1-43)
50 Breves nociones de mecánica de suelos

Donde: termedio del proceso, /, es la relación entre la con­


u: es la presión que tiene el agua por arriba de solidación que ha tenido lugar en ese tiempo y la
la hidrostática. en punto del estrato a la profundi­ toial que haya de producirse. Se representa por U.
dad z y en el instante l del proceso de consolidación. En la Ref. 17 se demuestra que el grado de con­
z; es la profundidad del punto dentro del estrato solidación así definido resulta ser
en que se calcula u.
h: es el espesor del estrato que se consolida.
l: es el instante del proceso de consolidación en
v <%) —íoof, _ m¿±X ±ll (1*44)
que se mide u.
c; es el número base de los logaritmos neperianos. donde u está dado por la expresión ( 1 * 4 3 ) .
Naturalmente, la ecuación (1*43) no es maneja­ b) Factor tiempo, T , es U magnitud adimensio-
ble para la solución de un problema práctico. Para nal:
transformarla en una expresión que sí se pueda uti­
lizar en un cálculo sencillo, es preciso definir los si*
guíenles dos conceptos importantes. T~ w ‘ (MS)
a) Grado de consolidación de un estrato someti­
do a un proceso de consolidación, en un instante in­ Con estas definiciones, substituyendo la expresión

ce i.o ii

F oe to r tiempo, T ((••«!• •marti*»)

Figura M I . Curvas tróclea* de como* Fo cto r t ie m p o , T ( c m «u

(b)
lid*ción. 4) Trazado arit­
mético. 6) Trazado acml-
logarítmico.

Jerech
Compresibilidad de suelos cohesivos 51

(1-45) en la (1-43) y el resultado de tal operación T A B LA 1-1


en la (1-44), se tiene:

Relación teórica V (% ) — T

[- T— -
n
U ( % ) = 100 V (% ) T
¿ - * (2 n 4- 1)
n~ 0 0 0. 000
10 0.008
15 0.018
(2n 4- l ) * i « 3
(M 6) 20 0.031
4
25 0.049
30 0.071
La expresión (I-46) establece la relación entre el 35 0.096
grado de consolidación de! estrato y el factor tiem­ 40 0.126
po, y es la expresión conclusiva de la Teoría de la 45 0.159
Consolidación Unidimensional de Tenaghi. 50 0.197
A partir de la expresión ( I -46), dando valores a 55 0.238
T y calculando la correspondiente de V , resulta la 60 0.287
relación anotada en la tabla l-l y representada en 65 0.342
la Fig. 1-51. 70 0.405
La Tenrfa de la Consolidación Unidimensional, 75 0.477
que desemboca en la relación expresada en la ecua­ 80 0.565
ción (1-46), en la tabla 1-1
o en la Fig. 1-31,
está 85 0.684
obtenida bajo las siguientes hipótesis (Ref. 17): 90 0.848
a) El suelo se deforma en una sola dirección, 95 1.127
por ejemplo la vertical. 100
b ) El flujo del agua ocurre sólo en la dirección
vertical.
c) Es válida la ley de Darcy. t a hipótesis (c ) probablemente se ajusta 1Mistante
d) E! suelo está totalmente saturado. a lo que sucede en los suelos finos cohesivos.
e) El agua y las partículas minerales del suelo Las hipótesis (d ) y (e ) seguramente no inducen
son incompresibles, al ser consideradas individual­ errores muy graves en las aplicaciones de la teoría a
mente. suelos muy finos (arcillosos) situados bajo el nivel
/) La variación en espesor del estrato es lo sufi­ freático (como suele ser e! caso de los suelos trans­
cientemente pequeña como para que un valor dado portados y depositados en zonas lacustres, fluviales o
de la variable z pueda suponerse constante durante marinas); sin embargo, hay dudas sobre lo que pue­
todo el proceso de consolidación. dan deformarse y romperse los cristales de suelo, bajo
jt) a B es constante en el estrato. las altas presiones que en realidad actúan entre sus
h ) El coeficiente de consolidación, C „ es cons­ puntos de contacto.
tante durante todo el proceso de consolidación. La importancia de las hipótesis sólo puede juz­
i) En el momento en que se hace una aplicación garse comparando las predicciones de la teoría que
práctica de la Teoría de la Consolidación al cálcu­ las contiene, con las observaciones reales; de hecho,
lo de un asentamiento, obteniendo los parámetros en este caso particular, los resultados de la T eoría
de comportamiento del suelo (por eiemplo, el C¥) de de la Consolidación ha demostrado muchas veces
una prueba de compresión no confinada efectuada su excelencia para predecir el comportamiento de la
en el laboratorio, se acepta que estos parámetros tie­ mayoría de las arcillas, dentro de la aproximación
nen en el fenómeno real los mismos valores que en ingenieriL
la prueba, lo que equivale a aceptar la plena rcprc- En la Ref. 17 se presentan ligeras variantes de la
sentatividad de la |>rucba y a despreciar todos los teoría aquí expuesta para el caso de distribuciones
efectos de escala entre prueba y realidad. de la presión exterior dentro del estrato diferente de
El conjunto de las hipótesis anteriores señala el la uniforme, que es la que se ha considerado.
campo de aplicabilidad de la Teoría de Terzaghi. Ya Se vio que el factor tiempo se definía como
se comentó que las hipótesis (a ) y (b ) son razonables
en estratos de gran extensión y mucho menor espe­ T _ * 0 + 0 t
sor, pero naturalmente no se puede hablar de flujo (1-47)
\*eriical únicamente, si la masa de suelo en consoli­
dación bajo carga tiene dimensiones de! mismo or­
den en las tres direcciones del espacio; inciden tai­ Esta ecuación puede escribirse:
naente, puede señalarse que en la Ref. 17 se estudia
la extensión de la Teoría de la Consolidación a ca­ a, Y . H *
t - (1-48)
sos de flujo bi y tridimensional. * ( ! + *)

ech
52 Breves nociones de mecánica de suelos

De la expresión anterior pueden deducirse algu­


no* hecho» de significación:

а ) Si todos los demás factores permanecen cons­


tante*. el tiempo necesario para alcanzar un cierto c) Si todos los demás factores |iermanecen cons­
grado de consolidación, correspondiente a un factor um es, el tiempo necesario para que un suelo alcan­
tiempo dado, varia en forma directamente propor­ ce un cierto grado de consolidación es directamente
cional al cuadrado del espesor efectivo del estrato. proporcional al coeficiente de compresibilidad Por
En realidad, este punto merece una disgresión. El lo unto, si sc consideran dos estratos del mismo es­
espesor del estrato que gobierna la evolución de un pesor efectivo, pero de coeficientes de compresibili­
proceso de consolidación unidimensional con flujo dad diferentes, arj y ov¿ los tiempos, f, y t~, necesa­
de agua vertical, es la trayectoria física real que el rios para que cada estrato alcance el mismo grado de
agua tiene que recorrer para abandonar el estrato. Si consolidación, están relacionado» como sigue:
el estrato tiene una frontera impermeable, dicha tra­
yectoria, llamada espesor efectivo, coincide con el es­
pesor real del estrato (Fig. 1-52.a ) . Si el estrato está
drenado por ambas caras, superior e inferior, la má­
xima trayectoria del agua al drenarse es el semiespe-
*or real del estrato de suelo, o sea que el espesor A l hacer a una muestra de suelo una prueba de
efectivo es la mitad del real (Fig. 1-52.6). En las consolidación se obtienen curvas de consolidación
fórmulas de la T eorfa de Consolidación Unidimen­ para cada uno de los incrementos de carga aplicados.
sional la H que figura es siempre el espesor efectivo Ya se vio que estas cunas relacionan las lecturas rea-
en to referente al tiempo de consolidadón. lin d as en un mi eróme tro con los correspondientes
Si dos estratos del mismo material tienen diferen­ tiempos.
tes espesores efectivos //» y //?. los períodos y f3 Por otra parte, como resultado de una aplicación
necesarias para que cada estrato alcance un cierto estricta de la T eoría de T e r a g h i. se ha obtenido
grado de consoliilaríón, están relacionados como una cursa teórica V • (% ) — T . en donde T es c 1
sigue: factor tiempo, que involucra a todas las variables que
afectan el progreso del proceso de consolidación.
Desde luego T y I son dirccUincntc proporcio­
nales para una muestra dada, en una cierta condi­
(M9> ción de carga.
Si se imagina, además, que el suelo sigue riguro­
samente los requerimientos de la teoría, el grado de
б ) Si todos los demás factores permanecen cons­ consolidadón y las lecturas micrométricas estallan
um es, el tiempo. I. necesario para que un suelo al­ también relacionadas por una ley lineal de propor­
cance un cierto grado de consolidación es insería- cionalidad, puesto que, en ules condiciones, a un
m ente proporcional al coeficiente de permeabilidad 50% de consolidadón, por ejemplo, está asodada la
k. Por lo tanto, si dos estratos del mismo espesor mitad de la deform adón del sudo. Asi pues, si un
efectivo tienen permeabilidades diferentes. A, y k¿, suelo sigue la T eo ría de Terzaghi, la curva teórica
respectivamente, los tiempos necesarios para que cada U (% ) —- T y las curvas de consolidación de labo­
estrato alcance un cierto grado de consolidación, se ratorio deberán ser semejantes, difiriendo únicamen­
relacionan: te en el módulo de las escalas empleadas. Inciden-

:: v “.v,

t
f
M o lin o tfo j«e t o fio
d*i ogwo • H
r

i
2H

i
lY 'V w
/.V i-y.. . M o••n••t o ••'••• - • « 5
p «r m « o b l«

Figura 1-32. Esquema* que ilustran d concepto de espesor efectivo que gobierna el tiempo de consolidación.
Compresibilidad de suelos cohesivos 53

U %

L in e a t e ó r ic a del O %
O %

T r a m o de
c o n s o lid a d o ^
prim aria
50%

1 0 0 %
Lín T r a m o de c o n s o li»
secun —

1 1/4 ti t 50 Tiempo (E sc. iog.)


Figura 1-53. Determinación de 0% j dd 100% de consolidación primaria en una curra de confoiidacióa.

talmente, lo que las curvas de consolidación se apar­ primaria. De los varios métodos propuestos para ello,
ten de la íonna teórica ofrece una medida simple se menciona a continuación uno debido al doctor
para calificar lo que esc suelo se aparta de un com­ A. Casagrande que requiere el trazo de la curva de
portamiento estrictamente apegado a la Teoría de consol ¡ilación en forma semilogarítmíca (Fig. 1*33).
Terzaghi. En trazado semilogarítmicó, la curva de consoli­
Por lo tanto, si el suelo se apega a la teoría será dación presenta la ventaja de que en ella se define
posible lograr que las dos curvas coincidan total­ por un tramo recto, generalmente muy preciso, la
mente. a condición de modificar la escala de las cur­ liarte en donde la consolidación secundaria1 ya se
vas prácticas en la proporción conveniente. hace notable. Esto permite definir, por simple ins­
F.n realidad, ningún suelo sigue estrictamente la pección, la zona en que la consolidación primaria
curva teórica, y para comparar una curva observada se completa; prácticamente hablando, esta zona es la
con la teórica, debe, en primer lugar, definirse en correspondiente a la transición entre la parte incli­
qué punto de la curva de consolidación se supondrá nada de amplia curvatura y el tramo recto final (véa-
el 0% y el 100% «le consolidación, para ajustar la i » la Fig. 1-33). Empíricamente se ha observado
escala U (% ) con la de lecturas micrométricas. (A. Casagrande) que un punto fA ) obtenido como
la intersección del tramo recto de compresión secun­
Si el suelo contiene algo de aire o si la muestra
daria-y de la tangente a la parre curva en su punto
no se ajusta perfectamente al anillo, existirá una de­
de inflexión, represenra tolerablemente la línea prác­
formación rápida inmediatamente después de la apli­
tica divisoria entre la consolidación primaria y la
cación del incremento de carga. Observando las lec­
secundaria, es decir, el 100% de consolidación pri­
turas del micrómetro no puede definirse si las pri­
maria.
meras deformaciones se deben a esos ajustes rápidos
Como el efecto secundario se presenta desde e)
o representan ya el inicio del fenómeno de consoli*
principio de la prueba, realmente no es posible fijar
dación. Afortunadamente, la curva de consolidación
un punto específico en el cual el efecto primario ter­
para la primera mitad del proceso es prácticamente
mine y aquél empiece. Por lo tanto, hasta cierto
una parábola y puede determinarse un 0% "teórico''
punto, la definición anterior de) 100% de consolida­
por la aplicación de una propiedad simple de tales
ción es arbitraria. En la primera parte del desarro-
curvas.
Más diUril es la determinación del punto teóri­ > Esu rotwoHdadón ae ddine má« adelante en ene inUmo
camente corres|»ndicnte al 100% de consolidación párrafo/

Material protegido por derechos


54 Breves nociones de mecánica de suelos

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Rolz cuadrada dsl factor tltm poyV T

figura 1-34. Método de Taylor


para d cálculo de
loa valora de C,.

lio de la curva de consolidación, el efecto secunda­ torio es totalmente inapropiada para efectuar las de­
rio no es aún muy notorio y por esta razón se en­ bidas construcciones. D. W. Taylor ha desarrollado
cuentra que la relación parabólica, ya mencionada, un método alternativo para el cálculo de los coefi­
es conecta dentro de una aproximación razonable. cientes de consolidación que da buen resultado en
La linea del 0% de consolidación puede ahora en* muchos casos en que falla el anteriormente descrito.
contraríe como sigue (Fig. 1*33). El método exige el trazado de la curva teórica en
Escójase un tiempo arbitrario, i » tal que el pun­ unos ejes en los que se usan como ordenadas los va­
to correspondiente, B, en la curva observada esté lores de V (% ) y como absdsas los valores de v / T
situado, de un modo notorio, antes del 50% de con­ (Fig- 134.a).
solidación. Obténgase el punto C, correspondiente a La curva teórica resulta una recta hasta un pun­
un tiempo f (/4 y determínese la diferencia de orde­ to cercano al 60% de consolidación, como debe suce­
nadas, a, de los dos puntos. der teniendo en cuenta que es aproximadamente pa­
Puesto que entre esos dos puntos hay una relación rabólica en ese intervalo.
de abscisas de 4 y puesto que se advierte que son De la tabla de valores, ya obtenida. U (% ) — T ,
puntos de una parábola, se sigue que su relación de puede determinarse que la abscisa de la curva es 1.15
ordenadas ha de ser de y f i = 2. Es decir, el origen veces la correspondiente a la prolongación del tramo
de la parábola está a una distancia a arriba de C. recto, para una ordenada de 90% de consolidación.
Es aconsejable repetir esta construcción simple va­ Esta característica se usa en la curva de consolida­
rías veces, partiendo de puntos diferentes y situar ción obtenida en el laboratorio, para encontrar el
el 0% de consolidación a una elevación promedio de 90% de consolidación. En la Fig. 1-34.6. se muestra
las obtenidas. una forma típica de curva real en representación de
En la Fiir. 1-33 puede vene en la parte derecha lecturas micrométricas —\/t- Prolongando el tramo
la escala U (% ) trazada a partir de los límites en­ recto puede tenerse una línea trazada con suficiente
contrados. Es así evidente el modo de encontrar el precisión. A continuación trácese otra recta con sus
tiempo necesario para que la muestra de suelo al* absdsas 1.15 veces corridas hada la derecha, respec­
canco, por ejemplo, el 50% de consolidación. (Este to a la anterior. Esta segunda línea corta a la cur­
valor del tiempo, juega un papel de interés en va de consolidadón de un punto al que correspon­
cálculos que se detallarán posteriormente.) de d 90% de consolidadón primaría. Nótese que
Nótese que toda la construcción anterior depen­ la prolongadón del tramo recto de la curva de labo­
de, en principio, de que puede situarse la escala ratorio corta el origen de ordenadas en un punto
U (% ) en las diferentes ctuvas de consolidación, o que debe considerarse como el 0% de consolidadón
sea de poder determinar en éstas el 0 y el 100% de primaría y de este punto debe partir la segunda recta
consolidación primaria. Esto, a su vez, depende de mendonada.
que la forma de la curva de consolidación se ape­ Usando esta construcción conviene calcular el C,
gue a la curva teórica, de modo que se definan los con la expresión
quiebres y las inflexiones necesarias. Desgraciadamen­
te esto no siempre sucede en la práctica y muchas ... 0.848 H * _
C ,— - 2 . H * — — (1-52)
veces la forma de las curvas obtenidas en el labora- **0 <M

chi
Compresibilidad de suelas cohesivos 55

De las ideas expuestas y de la similitud de forma


de las curvas obtenidas en los sucesivos dclos de
carga (Fig. 1-27). sc deduce que en una zona cercana
al quiebre o transición de la curva de recompresión
a la vitgen. debe estar la máxima presión que el suc-
lo ha soportado antes del desarrollo de ese ciclo de
carga. Esta presión, que representa la máxima que
el suelo ha soportado en su historia geológica, antes
de la ejecución de la prueba a que sc le esté some­
tiendo al obtener sus curvas de compresibilidad, se
denomina su carga de preconsolulación y juega muy
importante papel en las aplicaciones de la Mecánica
de Suelos. Sin embargo, la transición del tramo de
recomprcsión al virgen no es brusca sino gradual, y
no se puede determinar a simple vista la presión con
que comienza el segundo tramo mencionado. El doc­
tor A. Casagrande ha desarrollado un procedimiento
empírico para la determinación de la carga de pre­
tenso!¡dación (pf) , que ha demostrado ser de efi­
ciencia suficiente para los fines prácticos. El método
se ilustra en la Fig. 1-55.
Obtenida la curva de compresibilidad en una
prueba de consolidación, determínese, en primer lu­
gar, el (Minio de máxima curvatura (T ) en la zona
de transición entre el tramo de recompresión (I I ) y
el virgen ( I ) . Por 7* trácese una horizontal (h)
Figura Mi f.«|urm i que muestra U dim inu ción d d u ro -
y una tangente a la curva ( ( ) . Determínese la bisec-
u m iem o a mayor f>l ¡nidal.
u iz (e) del ángulo formado por las rectas h y /.
Prolongúese el tramo virgen hacia arriba, hasta in­
terceptar a la bisectriz. Ese punto de intersección (C) La aplicación práctica más importante del con­
tiene como abscisa, aproximadamente, la carga de cepto carga de preconsolidadón radica en el análi­
preconsolidadón (pf) del suelo. sis de asentamientos; el conocimiento de tal carga
puede ser también de importanda en investigaciones
geológicas.
Es un hecho afortunado el que en trazado semi-
logarítmico la pendiente del tramo virgen de la cur­
va de compresibilidad no se vea afectada de un modo

P r t s l o n , kg / c m 2
Presión» kg/cm*
Figón W7. Influencia de la carga de prrcomolidaddn en el
Figu ra IJ S . D eterm inación de la carga de p reco m o li dación. cálculo de aientimicnto*.
56 Breves nociones de mecánica de suelos

muy notable por las expansiones u otras deforma* asentamiento total que un estrato arcilloso sufrirá al
dones menores de la muestra. De ahí se sigue que redbir una solidtadón exterior y el análisis de la
si el suelo está totalmente consolidado bajo una pre­ evoludón de ese asentamiento con el tiempo, ambas
sión actual (P|. usualmente el peso propio del ma­ cosas igualmente importantes para el ingeniero de
terial sobrevadente). la consolidación adicional bajo vías terrestres. La magnitud del asentamiento total
un incremento de carga Ap cualquiera puede calcu* es de importanda obvia; baste dedr que su cálcu­
larse con la expresión sendlla lo podrá indicar, por ejemplo, cuánto se hundirá un
terraplén cimentado sobre arcilla blanda o cuánto se
hundirá el puente al que tal terraplén sirve de acce­
so, según se elija para éste uno u otro tipo de cimen-
tación, de todos los que puedan usarse.
en donde H es el espesor total del estrato de suelo. La evolución del asentamiento con el tiempo es
Puede verse en la Fig. 1*36 que en el trazado semi- el otro dato impresdndible del ingeniero que ha de
logarítmico el monto del asentamiento total bajo un preocuparse por hundimientos; es radicalmente dife­
incremento de presión A , es menor cuanto mayor es rente el efecto de un asentamiento de 30 cm (por
la presión efectiva inidal (p t) . mendonar una cifra) sobre una estructura rígida, tal
Si el máximo espesor de tierra sobreyacente que como un puente, si se produce en forma relativamen­
el suelo haya soportado a lo largo de su historia geo­ te rápida, o si ocurre en un lapso de varios años.
lógica se hubiese erosionado parcialmente, el asenta­ En el ejemplo del puente y el terraplén de acceso
miento debido al incremento de carga resultará mu* antes menrionado, no bastaría al ingeniero conocer
cho menor, independientemente del hecho de que la los asentamientos totales de ambas estructuras para
curva de compresión virgen permanezca inalterada. comprender su interacrión; necesitará, además, cono­
Por ejemplo (Fig. 1*37). si un estrato de ardlla ha cer cómo ocurre el movimiento de ambas estructuras
soportado alguna vez un colchón que le haya comu* a lo largo del tiempo; sólo así podrá llegarse a ideas
nicado una presión de 3 kg/cm3. que después se haya claras en cuanto a elección del tipo de cimentación
reduddo a I kg/cm3 por erosión y posteriormente conveniente, previsión de reniveladones o elevado*
aumentado hasta 2 kg/cm3 por la construcrión de nes de partes del puente, etc.; muchas veces el cono­
una estructura, la compresión bajo la estructura ten­ cimiento de que una parte fundamental del asenta­
drá lugar siguiendo la ley entre B y C, de la curva miento de un terraplén de acceso ocurrirá en un lap­
de compresibilidad del suelo; esto produce A f. Por so breve, por ejemplo dentro del tiempo de construc­
lo contrarío, si el suelo sólo se hubiese consolidado rión de un camino, permitirá llegar a soluciones muy
bajo su carga actual 1 kg/cm3, la ley seguida hubiese simples y seguras para establecer una buena inter­
sido la que ocurre entre D y E, que conduce a la acción entre estructura de acceso y puente, tal como
compresión A._.. mucho mayor. Este ejemplo debe ter podría ser decidir que el terraplén de acceso se cons­
suficiente para comprender la importanda del con­ truyese con suficiente anterioridad respecto al puen­
cepto carga de preconsolidadón, en el análisis de te, elegiendo ya para éste un tipo de cimentación no
asentamientos. susceptible de sufrir asentamientos.
El asentamiento total primario de un estrato de
ardlla de espesor H , debido a un proceso de conso­
B Asentamientos y expansiones
lidación unidimensional con flujo vertical, inducido
La aplicadón más útil de la Teoría de Consoli* por una sobrecarga Ap, actuante en la superficie del
dación unidimensional y de las ideas expuestas sobre mismo, puede determinarse a partir de los datos de
compresibilidad de suelos cohesivos es el cálculo del una prueba de consolidadón y del esquema de la
Fig. 1-38.
Si A í representa la disminudón de espesor de una
muestra de suelo, cuyo espesor total era ¿ = 1 + e0,
siendo e0 la relarión de vacíos inicial, puede expre­
sarse el cambio de altura del elemento por la ex­
presión

^ " T T 5 * “ ■“ >

Integrando la ecuadón (1-53) a todo el espesor


real del estrato compresible H , se obtiene

! «
——-— dx (1*54)
I 4- e*

Hgnra M I. Esquema que ilustra la obtención del asentamien­


to total de un estrato de suelo. considerando a la frontera superior del estrato com­
presible como origen de las z. La 1*54 es la ecuadón
Asentamientos y expansiones 57

general pura el cálculo del asentamiento total por


consolidación primaría, supuesto un proceso unidi­
mensional de consolidadón.
La ccuadón (1-54) sugiere un método simple de
trabajo para valuar lo» asentamientos en un caso
práctico dado (Fig. - ).
I 59
Si se tienen pruebas de consolidadón efectuadas
sobre muestras inalteradas representativas de un es­
trato comprensible a diferentes profundidades, se
contará con una curva de compresibilidad para cada
prueba, representativa del comportamiento del suelo
a esa profundidad (parte a de la Fig. 1-39). Sobre
esas gráficas podrá llevarse al valor de Po- presión (a)
actual efectiva del suelo a esa profundidad; con tal
valor podrá obtenerse el correspondiente e0; a conti­
nuación. podrá llevarse, a partir de po. el valor A p ,
que representa el nuevo esfuerzo efectivo que debe­
rá aceptar la fase sólida del suelo cuando éste se
haya consolidado totalmente bajo la nueva condición
de cargas exteriores, representada por la estructura
cuyo asentamiento sc calcula. 1.a ordenada del valor
p *=• p„ + Ap proporcionará la í final que teórica­
mente alcanzará el suelo a la profundidad de que se
trate. Puede asi determinarse A r = e — en y, por lo
tanto. Ae/l +
En la parte b de la Fig. 1*39 se muestra la gráfica
Ae/I + e0 — z. que deberá trazarse una vez determi­
nados sus puntos por el procedimiento anterior apli­
cado a las distintas profundidades.
Basta ver la fórmula 1-54 para notar que el área Figura I-S9. Métodos para la obtención de la curva de in-
flu n K ia de lo » atontam iento*.
entre 0 y H bajo la gráfica anterior, llamada curva
de influencia de los asentamientos, propordona di­
rectamente el valor de AH . práctica, requiere la determinación previa del Coefi­
En algunos casos especiales los asentamientos pue­ ciente de Consolidación del suelo (C ,), que inter­
den calcularse con métodos que son simplificadón viene en la ecuación:
del anterior. Por ejemplo, en el caso de un estrato
compresible, homogéneo, de pequeño espesor, en que (1-45)
el coeficiente m, pueda considerarse constante para Tm C ' »
el intervalo de presiones en que se trabaja, puede
escribirse: Esta ecuarión puede aplicarse a la muestra de la
prueba de consolidadón, considerando los datos co­
rrespondientes al 50% de consolidación de dicha
AH muestra. En efecto, T M =* 0.197, según sc deduce de
la cuna de consolidación teórica; puede encon­
trarse una vez estableada la escala U (% ) en la cur­
(1-55) va de consolidadón (ver Fig. 1-5S), y H es el espe­
sor efectivo del espédmen usado en el momento en
La integral representa el área de incremento de que alcanzó el 50% de consolidadón bajo el incre­
presiones entre las profundidades 0 y H y puede
mento de carga; si, como es usual, la muestra está
calcularse gráficamente.
drenada por ambas caras, deberá usarse el sem¡espe­
Si además Ap puede considerarse consume en el sor del espédmen, calculado como un promedio de
espesor tratado, la fórmula 1-55 se reduce simple­ los semi espesores inirial y final de la muestra en ese
mente a: incremento de carga.
AH a m r -A/> H (1-56) Entonces,
Tu H*
C. H*
La ecuación 1-56 goza de una popularidad segu­ i - íET <w
ramente inmerecida, dadas sus limitaciones, no siem­
pre tenidas en cuenta por los que la usan. Nótese, sin embargo, que para cada incremento
El cálcuto de la evoludón de AH con el tiempo, de carga aplicado en la prueba de consolidadón se
fundamental en muchos problemas de la ingeniería puede usar la ecuadón (1-57). Asi pues, se tiene un

ae utor
58 Brevet nociones de mecánica de suelos

valor de C , para cada incremento de carga. Es así señalarse y es conveniente discutir, con base en idea-
posible dibujar una gráfica de C, contra la presión ]i/.aciones, algunos conceptos que no son evidentes,
media aplicada en ese intiemento, obtenida como pero que pueden servir de base |>ara analizar con
media aritmética de las presiones inicial y final. Para buen criterio un caso real.
un estrato real, sujeto a una sobrecarga Ap, se toma* Considérese, primeramente, un suelo de superfi-
rá como C¥ el valor medio de los correspondientes a d e horizontal, arcilloso y homogéneo, antes de ser
la zona de la curva cubierta por ese Ap. descargado. Para fadlidad de exposición se supone
Obtenido el Cv del suelo, la ecuadón (1*45) pue­ que el nivel freático coincide con la superfide del
de aplicarse en la forma terreno. El estado de esfuerzos neutrales, efectivos y
totales será el que se muestra con las líneas puntea­
t = (1*58) das de la F ig 1-40. Supónganse ahora que se efectúa
una excavarión instantánea de profundidad h y de
extensión infinita. La presión total remosida será
Ahora. H es el espesor efectivo del estrato de sue­ XmJ* y. consecuentemente, el diagrama de presiones
lo. calculado según las condiciones de drenaje en la totales se redudrá en esa cantidad; como el estado
forma ya expuesta; Cv es el coeficiente de consolida­ de esfuerzos efectivos en la masa d d suelo no puede
d ón del suelo, redén calculado, dentro del intervalo cambiar instantáneamente, el agua que satura al sue­
de presiones que representa la sobrecarga aplicada lo tomará la descarga, disminuyendo el diagrama de
al estrato. Así, dando valores a T , por ejemplo los esfuerzos neutrales también en la magnitud ymh.
que figuran en la labia (1*1), pueden tenerse y ta­ Como quiera que la presión original del agua a la
bularse los valores del tiempo en que el estrato al­ profundidad h era y j i , la nueva presión a esa pro­
canza los grados de consolidadón correspondientes fundidad, después de la excavarión instantánea, será:
a esos factores tiempo. Como el asentamiento va sien­
do propordonal al grado de consolidadón. pueden
r vj i — T mh = f m
A
en definitiva tabularse los valores de) asentamiento
que corresponden a distintos tiempos, según evolu-
dona el fenómeno de consolidadón. o sea que aparece en el agua una tensión igual a la
Esta última tabla obtenida puede dibujarse en es­ presión efectiva a la profundidad h, que en este caso
cala aritmética o en trazo seinilogarítmico, con el es el peso específico sumergido del suelo por dicha
tiempo en escala logarítmica, como abscisa. Se tiene profundidad.
así una curva de asentamiento previsto y su evolu* Debe notarse que, por ser la excavarión de exten­
dón con el tiempo. sión infinita y por ser la nueva ley de presiones en
En muchos problemas prácticos, principalmente el agua lineal y paralela a la original, esta nueva
en lo que toca a aquellos casos en que el suelo es distribución de presión es hidrostática y, por lo tan­
descargado, como por ejemplo en una excavarión, es to, de equilibrio, por lo que el agua no fluirá en
de interés poder determinar las expansiones que tie­ ninguna direcrión; por ello, el anterior estado de
nen lugar por la descarga efectuada. El problema es presiones neutrales, efectivas y totales se mantendrá
esencialmente pareado al del cálculo de asentamien­ en el tiempo y corresponderá tanto al momento ini­
tos y. hasta cierto punto, con las ideas antes expues­ cial de la excavación, como a cualquier tiempo sub­
tas se podría desarrollar un procedimiento similar secuente. I^as presiones efectivas, que se mantienen
para llegar a la meta propuesta. Sin embargo, la ex­ en el suelo, no permitirán, en este caso, ninguna
pansión presenta algunas pecub'aridades dignas de expansión.

Figón MOl Distribución de «fu en n » v n t io ln bajo el (onda de una excavación de extensión infinita.
Material protegido por derech
Asentamientos y expansiones 59

Figura 1-41. Distribución de rtfurrzo* «trticakt bajo el fondo de una excavación de rxttmidn infinita, con un manto acuttm.

A l observar el diagrama de presiones en el agua En la Fig. M I se ha supuesto y en este


después de la excavación (lineas llenas de la Fig. caso, a partir del instante de la excavación ( t - 0)
1-40) sc nota que el nivel al cual la presión neutral se inicia un proceso de expaiuión tanto en el estra­
es nula (nivel freático) corresponde a la profundidad. to arcilloso sobre el acuffero. como en la masa de ar­
dlla subyacente: este proceso es producido por el
flujo del agua que entra en la arcilla procedente del
h (1-59)
acuffero. Este proceso de expansión aumenta las pre­
siones neutrales en los estratos arcillosos, disminu­
Este abatimiento del nivel freático es, teóricamen­ yendo. correspondientemente, las presiones efectivas.
te, inmediato a la remoción del material excavado. En la Fig. M I se han dibujado isócronas correspon­
Asi, basta con excavar el suelo a la profundidad h dientes a í — f, un instante intermedio del proceso;
(en extensión infinita) para lograr que el nivel fre­ el estado final de las presiones en el estrato superior
ático se abata al valor /* + z®. es decir la profundi­ de arcilla dependerá de las condiciones de frontera
dad Zo bajo el fondo de la excavación. en el fondo de la excavaoón; si se supone que toda
Supóngase ahoTa (Fig. 1-41) que en el subsuelo el agua que aflora en el fondo de la excavadón sc
del caso anterior existe un manto arenoso acuffero, drena conforme brota, el estado final estará dado por
en el que se mantenga la presión del agua. Si se rea- las líneas t *=* eo. En el estrato inferior, por ser semi­
lira una excavación instantánea y de extensión infi­ infinito, el proceso de expansión continuará indefi­
nita a la profundidad h, los diagramas de presiones nidamente, si bien a velocidad de credente y el es­
inmediatamente después de efectuada la excavación tado final de presiones es el de las líneas t = <*>, tal
serán idénticos a los del análisis anterior, excepto en como sc muestra en aquella zona en la misma Fig,
la zona del acuffero. en donde la presión neutral no M I . El proceso de expansión analizado es sólo uni­
cambia, pero la presión efectiva sc verá disminuida dimensional y el flujo del agua es vertical. Por lo
en la magnitud ymh. Si d es la profundidad a que se tanto, son aplicables, en prindpio, los datos obteni­
localiza el acuffero. la nueva presión efectiva en la dos del tramo de descarga de una prueba de conso­
frontera superior de éste, inmediatamente después de lidadón. En un caso como el analizado antes, el bu-
e fe c tu a d a la e x c a v a c ió n (/ ■ 0) , ic ri: faxniento del fondo de la excavación eti un tiempo t
tiene dos componentes: el bufamiento ocurrido en el
estrato de ardlla de espesor finito que subreyace al
P “ Ym * “ acuffero y el que corresponde a la masa semiinfinita
situada debajo. En primer lugar se discutirá el pro*
El valor mínimo a que puede llegar la presión
ceso de expansión del estrato finito.
efectiva en la arena es. evidentemente, cero. En este
caso límite sc tendrá la máxima profundidad (A) a Antes de efectuar la descarga, un elemento de sue­
que puede llevarse la excavación, sin que la presión lo a la profundidad z está sometido a una presión
neutral en el acuffero (subpresión) levante el fondo, efectiva p\ — y pasará, al final de la expansión,
provocando una falla. Esta profundidad será: a una presión p*. que puede determinarse como an­
tes se discutió. Si a una muestra representativa del
sudo a esa profundidad z se le hace una prueba de
< '• «> consolidadón, llegando a una carga máxima de />, y

de autor
60 Breves nociones de mecánica de suelos

descargándola después a partir de ese valor hasta p3 en el que se tenia una masa de suelo arcilloso homo­
como mínimo, en el tramo de descarga de la curva géneo.
de compresibilidad así obtenida podrá determinar­ En las obras reales no se tienai. naturalmente,
se la variación Le correspondiente al suelo en la excavaciones de extensión infinita. I.as ideas ante­
descarga efectuada. Procediendo en forma análoga riores. sin embargo constituyen la base del criterio
para otras profundidades se podrá dibujar la curva para discutir las excavaciones finitas, más o menos
(A e/ (l + <•„) ] — z, de influencia de los bufamien- idealizadas. En la Fig. 1-42 se muestra el caso de
los, la cual cubre un área que, a la escala correspon­ una excavación finita realizada en un medio arcillo­
diente, mide el bufamiento total del «ir a to finito. so homogéneo; el nivel freático se considera a una
El bufamiento en el tiempo t podrá determinarse profundidad a partir de la superficie. En este
estudiando la evolución de la expansión con el tiem­ caso, el efecto de la excavación no será uniforme en
po, en la misma forma a i que previamente se estu­ todo el manto a i lo que a disminución de presiones
dió la del asentamiento primario. totales se refiere, sino que esta disminución habrá
Los conceptos av, m, y C¥ de la Teoría Unidimen­ de ser estimada en los diferentes puntos usando la
sional de la Consolidación tienen sus correspondien­ Teoría de Boussincsq. por ejemplo. En una prime­
tes concepto) análogos ar„ m „ y C „ para la descarga, ra aproximación podrá afirmarse que lo que dismi­
que pueden usarse en los misinos casos y en forma nuye la presión neutral en cada punto de la masa
análoga a la discutida. será lo que disminuya la presión total (recuérdese
En cuanto a la masa semiinfinita colocada bajo el primero de los dos casos de excavación infinita
el acuífero, su bufamiento total será, teóricamente, arriba tratados); por ello, la presión neutral dismi­
infinito, por lo que sólo tiene sentido práctico calcu­ nuirá más en las zonas centrales de la excavación y
lar el bufamiento para un tiempo finito l. en los niveles próximos al fondo, y estas disminucio­
Nótese que el punto clave para que la expansión nes serán cada vez menores según se alcancen los
pueda tener lugar está en el hecho de que el acuí- bordes de la excavación (o fuera de ella) y según se
fero mantenga su presión neutral; si por algún mé­ profundice en la masa de arcilla homogénea. Esto da
todo artificial, esta presión se abale al valor f mh, origen a un flujo de agua del extaior hacia el cen­
(Fig. M I ) el proceso de expansión no podrá tener tro y de las zonas profundas hacia el fondo de la
lugar. Esto se puede realizar en la práctica por me­ excavación (Fig. M 2 ) .
dio de poros en que se bombee la cantidad adecuada Por lo tanto, la masa de suelo bajo la excavación
de agua del acuífero; así se logrará convertir este se expandirá más en el ceniro del fondo de ésta, y
caso en otro, análogo al primeramente tratado en esta la expansión irá disminuyendo hacia la periferia. Se­
sección, en que no existía ningún acuífero. gún ya se dijo, en depósitos naturales de ardlla por
Si en el caso ahora analizado el acuífero fuese lo general la permeabilidad es mayor en la dirección
un sistema hidráulicamente cerrado, es decir, que ca­ horizontal que en la vertical, por lo que el flujo ra­
reciese de una fuente de agua (por ejemplo, el caso dial hacía la excavación influye más en la expansión
de una lente arenosa de extensión finita), la pre­ que el vertical, proveniente de zonas profundas, lia
sión neutral en el estrato arenoso bajaría instantá­ de hacerse notar en forma muy predominante que
neamente al salir el agua y el proceso de expansión d simple hecho de efectuar la excavación en la masa
no se verificaría (en realidad por ser el agua incom­ arcillosa disminuyó las presiones neutrales bajo día
presible teóricamente, bastará que salga cualquier y si se llama nivel freático al lugar geométrico de
cantidad de agua, por poca que sea. para aliviar la los puntos en que la presión neutral es nula (con
presión neutral en el estrato de arena); este caso se origen de presión en la atmosférica), este nivel se
vuelve así similar al primero tratado en esia sección. habrá abatido por sf mismo aún más abajo que el
fondo de la excavación al efectuar esta.
Si bajo d fondo de la excavación hay estratos
permeables de gran extensión que funcional como
cxomscion oe
Mnl frWttc»^ abasterimientos de agua, éstos harán que el proceso
exrtNSiON fihita de expansión sea mucho más rápido (revísense las
ideas correspondientes al segundo caso de excavación
rm » n m
infinita discutido). Para reducir a un mínimo la ve­
ft«J* n M
locidad de expansión en el fondo de una excavación
se ha recurrido en la práctica a lo que resulta obvio
tras haber discutido los casos de excavarión de exten­
sión infinita; en primer lugar se han usado tablesta­
cados más o menos profundos en los bordes de la
excavación, lo cual impide el flujo radial y permite
sólo el vertical, mucho más lento; en segundo lugar
se ha recurrido al uso de pozos de bombeo y otros
»N »
métodos (electrósmosis. por ejemplo) para abatir las
F igu ra 1-4Z. Esqurtna d r l flu jo d e agua h ada una excavación
presiones neutrales en puntos específicos y en las zo­
d e e x ir o t ió n fin ita. nas próximas a ellos, a fin de constituir una verda-
Consolidación secundaria 61

(Ref. 28) se muestra la variación del índice de ex­


pansión con el limite liquido de la arcilla; se ve que
Ce aumenta al aumentar el límite liquido, si bien la
dispersión de la reladón es lo suficientemente gran­
de como para que a ésta no se le pueda dar más que
un carácter cualitativo.
I jOí índices de cx|>amión pueden tener valores
tan altos como 2.5 para la montmorilonita sódica, con
límite líquido de 500%; pero en suelos naturales sus
valores son mucho más bajos (por ejemplo 0.09 para
la arcilla azul de Boston, en el periodo de descarga
de I a 0.1 kg/cm*).

C Consolidación secundaria
La consolidación consta en realidad de dos fenó­
In4t«« dt menos superpuestos y mezclados. El primero es el
que se ha descrito con algún detalle en páginas an­
Figura M I Correlación entre el (ndke de expamión y el teriores de este apartado y consiste en la transmisión
límite Uquido en suelo* (¡nos (Ref. 28). de la carga exterior, originalmente tomada por el
agua de los poros, a la estructura sólida del suelo; esta
transmisión va acompañada de una disminución de
dera pantalla de depresión en tom o a la excavación volumen y de la correspondiente pérdida de agua in­
que intercepte el (lujo horizontal. Corno quiera que tersticial que se drena a través de las fronteras permea­
estas excavaciones normalmente son provisionales y bles del estrato. Esta es la consolidación primaria.
sc construyen para existir durante un tiempo relati­ Pero es evidente que el proceso de disminución vo­
vamente breve, se logra asi que en ese tiempo la ex­ lumétrica, al ir acompañado de un aumento de pre­
pansión no alcance valores de consideración. sión efectiva, exige la aparición de otra fuente de
£1 hecho de que en suelos permeables, como las deformación, debida ahora a efectos discretos de re­
arenas y las gravas, se tenga que recurrir literalmen­ acomodo de partículas minerales, para adaptarse a
te a abatir el nivel freático para poder efectuar una la nueva estructura más cerrada. Este proceso recibe
excavación en seco, ha hecho pensar frecuentemente el nombre de consolidadón secundaria y no es to­
que esto debe lograrse también en arcillas, sin tomar mado en cuenta para nada en la teoría de consoli­
en cuenta que, en estos materiales, el nivel freático dación unidimensional de Terzaghi.
baja por sf mismo cuando se excava. En las etapas iniciales de la consolidadón prima*
Las excavaciones reales no son instantáneas, sino ría, casi toda la carga exterior es tomada por el agua
que se efectúan en un espacio de tiempo. Esto no intersticial y ha ocurrido poca deformación volumé­
invalida los razonamientos anteriores; lo que sucede trica en la estructura sólida; es entonces natural que
es que los abatimientos de presión neutral ocurrirán se noten poco los efectos de deformación por reaco­
según la descarga se efectúa. modo. consistentes quizá en pequeños deslizamientos
Una idea de la expansión de los suelos puede ob­ relativos, giros y vuelcos de unas partículas respecto
tenerse calculando su Indice de expansión, definido a otras; por ello la consolidadón secundaría será poco
por la expresión perceptible en las etapas tempranas de la consolida­
dón primaría. Por el contrarío, en las eupas finales
del proceso primario de consolidadón, mucha de la
c— r< k * « o -6 » presión exterior ha sido ya transmitida a las partícu­
las minerales en forma de presión efectiva y ha te­
y relacionado con la prueba de consolidación hecha nido ya lugar gran parte de la deformación volumé­
en edómetro (consolidómetro). Asi definido, el índi­ trica que ha de produdne; por esta razón, será mu­
ce de expansión es una medida de k> pendiente que cho más relevante la componente de deformadón por
resulta la curva de compresibilidad en el intervalo de reacomodo relativo de las partículas minerales al
descarga, durante el cual el suelo se expande. Pue­ adaptarse a la nueva estructura más cerrada. I j con­
den obtenerse series de curvas de expansión en el solidadón secundaría sc hará más y más imporunte,
consolidómetro si se carga una serie de especímenes relativamente hablando, a medida que el proceso
a diferentes presiones verticales efectivas y se descar­ piimarío avance; de hecho, en las últimas eupas del
gan después de consolidados bajo ules presiones. Esas proceso primario la consolidadón secundaria puede
curvas tienden a ser paralelas en la representación ser de capital im porunda y también puede darse el
usual de la curva de compresibilidad, de manera que caso de que el suelo continúe sometido al proceso se­
el coeficiente de expansión resulu variar muy poco cundario mucho tiempo después de que el proceso
con la presión efectiva bajo la cual el suelo sc haya primario haya terminado, por lo menos para todo
consolidado antes de expanderse. En la figura 1-43 fin práctico.
62 Breves nociones de mecánica de suelos

N o existe hasta este momento una teoría que per­ el ingeniero desearía; por ejemplo, los esfuerzos de
mita calcular la deformación que un suelo pueda su­ tensión, por mencionar el mismo esfuerzo ya citado,
frir por consolidación secundaría, en el sentido y con juegan a vece* papel no despredable en el agrieta­
la confiabiliibid con que la teoría de Ter/aghi pue­ miento de obras de tierra y, de hecho, hoy sc siente
de permitir la valuación del asentamiento primario. en ocasiones que se ha ido demasiado lejos en el ol­
Se han hecho muy importante* investigaciones de la­ vido de la tensión como un esfuerzo digno de ser in­
boratorio y algunos intentos para llegar a un mode­ vestigado en reladón con los suelos. Pero el hecho
lo matemático de comportamiento; las referendas 29 esenrial permanece: el ingeniero hace trabajar al sue­
y 30 pueden mencionarse entre las muchas dispo­ lo sobre todo al esfuerzo cortante, por lo que es ló­
nibles. gico que sea la resistenda a este esfuerzo la que in­
Existe evidencia experimental que permite con­ terese también de preferencia.
cluir que el proceso de consolidación secundaria que* En segundo lugar, ocurre que la resistenda de los
da representado por una recta en una gráfica de suelos a otros tipos de esfuerzos, como los de com­
deformadón de una muestra en el consolidómetro, presión {pura, naturalmente), es tan alta, que tam­
contra tiempo de prueba, en escala logarítmica (cur­ poco la resistenda es de interés práctico, pues los
va de consolidadón). Este hecho explica la diferen- suelos sometidos a compresión en cualquier caso real,
da de forma entre la curva de consolidación teórica fallarían por esfuerzo cortante antes de agotar su re­
(Fig. 1-31) y la obtenida típicamente en el labora­ sistenda a la compresión propiamente dicha.
torio (Fig. 1-25), que adopta la forma recta en las En tercer lugar, es posible que el interés casi ex-
etapas finales del proceso primario, cuando la con­ dusivo de los ingenieros de suelos por la resistenda
solidadón secundaria se hace predominante. al esfuerzo cortante esté muy fomentado por el he­
La consolidadón secundaría es más importante cho de que la Teoría de Falla más umversalmente
dondequiera que la primaría sea más corta, tal como usada en la Mecánica de Suelos sea una teoría de
sucede en los especímenes de laboratorio, en los sue­ esfuerzo cortante. Para comprender esta afirmadón
los orgánicos, en los estratos delgados o en estratos es preciso definir lo que se entiende por una Teoría
con gran abundancia de lentes de arena que propor- de Falla y todavía, yendo más al origen de los con­
cienen drenaje. Muy especialmente, la consolidación ceptos, reflexionar sobre lo que ha de entenderse por
secundaría es importante en depósitos de turba, en falla, una de las palabras de uso más común por los
que la consolidación primaría puede ocurrir en for­ ingenieros, pero en rigor de las de más confuso sig­
ma casi simultánea con la aplicadón de la carga. nificado.
Por lo tanto, en el caso de un terraplén construido
En términos generales, no existe aún una definí-
sobre un depósito de turba, en el que interese cono­
dón umversalmente aceptada del concepto de falla;
cer el progreso del asentamiento ocurrido una vez
puede esta palabra significar el prindpio del com­
terminada la estructura, se necesitará prestar aten-
portamiento inelástico de un material o el momento
dón espedal a la consolidadón secundaria, pues a
de la ruptura del mismo, por sólo citar dos interpre­
ella se deberá la casi totalidad del asentamiento que
taciones muy comunes. Muchas veces el concepto falla
sc produzca a lo largo del tiempo.
está induso ligado a factores económicos y aun esté­
ticos o de preferenria personal, a un grado tal que
es común que varíe radicalmente de unos espenalis­
MS INTRO DUCCIO N A L PROBLEMA DE L A RE­
tas a otros, de unos campos de la ingeniería a otros
SISTENCIA A L ESFUERZO C O R TA N TE D E LOS
SUELOS
o de un país a su vecino, de acuerdo con sus respec­
tivos recursos o nivel de riqueza; piénsese, por ejem­
plo. en tratar de definir lo que haya de entenderse
A Generalidades y teoría de falla
por falla de un pavimento.
En Mecánica de Suelos, la resistenda al esfuerzo Es derto que, a despecho de estas complejidades,
cortante constituye la característica fundamental a la no sude ser muy difícil en cada caso particular y
que se liga la capacidad de los sudos para adaptarse dentro de las condidones socioeconómicas del mis­
a las cargas que actúen sobre ellos, sin fallar. mo, que un grupo de especialistas involucrados lle­
Esto es debido a varías razones. En primer lugar, gue a una ddinidón razonable de falla para ese caso,
la resistencia de los suelos a ciertos tipos de esfuer­ y es derto también que esto es particularmente posi­
zos diferentes del cortante, como ios de tensión» por ble cuando se trata de definir d comportamiento de
ejemplo, es tan baja que generalmente no tiene gran un material en una prueba concreta de laboratorio
importancia para el ingeniero. Por lo común las es­ o en una estructura concreta que haya de erigirse.
tructuras en que el ingeniero liace intervenir al sue- Por d io no es utópico pensar que en un caso dado
lo son de tal naturaleza que en ellas el esfuerzo cor­ pueda existir entre los especialistas responsables un
tante es el esfuerzo actuante básico y de la resistenda criterio unificado sobre lo que ha de entenderse por
a él depende primordial mente el que la estructura falla en ese caso.
no falle. Naturalmente que en estas estructuras ocu­ Pero aun en tan favorables drcumtandas surgirá
rre con frecuenda que esos otros esfuerzos diferen­ la pregunta de si el conjunto de normas de proyecto
tes del cortante intervienen a veces más de lo que o protección adoptadas garantiza d que una derta
Generalidades y teoría de falla 63

estructura no fallará. Y esta pregunta lleva a la ne* terio de Mohr-Coulomb, en el cual se emplea la ecua­
resillad de responder a otra: ¿cuál es la causa de la ción 1-62 como representarión matemática, pero aban­
falla de un material?, pues es claro que si no se de­ donado la idea original de Coulomb de que e y <f>
fine por qué fallan los materiales, no podrá decirse sean constantes del suelo, y considerándolas varia*
si un materia] concreto fallará o no. en una sitúa* bles en el sentido que se verá posteriormente. Se
ción determinada. advierte pues que la teoría de falla mis usada aun
La respuesta a esta fundamental pregunta es una en la actual Mecánica de Suelos atribuye la falla de
teoría de falla (Refs. 31 y 32). éstos al esfuerzo cortante actuante; resulta entonces
En la Mecánica de Suelos actual, la teoría de lógico que. en tal marco de ideas, la resistencia al
(alia más utilizada es lo que podría considerarse una esfuerzo cortante de los suelos resulte el parámetro
combinación de dos teorías clásicas algo diferentes. fundamental a definir en conexión con los prohle*
La primera, establecida en 1773 por Coulomb (Ref. mis de resistenria y falla.
33), dice auc un material falla cuando el esfuer/o La teoría de falla de Mohr*Coulomb permite, en
córrame actuante en un elemento plano a través de general. Pegar a resultados bastante satisfactorios en
un suelo alcanza el valor las aplicadones de la Mecánica de Suelos a los pro­
blemas prácticos, pero indudablemente no es una
x( » e + 9 ran ^ (1-62) teoría perfecta en el sentido de que no permite pre­
donde decir todas las fallas observadas ni explica toda la
evidencia exnerimental disponible. Quizá la explica­
x¡ = esfuerzo cortante actuante, final o de falla, ción de estas deficiendas estribe en que esta teoría
c = cohesión del suelo supuesta constante por posee una defidenda básica, si se acepta que la falla
Coulomb. Resulta ser la resistencia del sue­ de un material se produce como consecuencia del es­
lo bajo presión normal exterior nula. tado de esfuerzos que actúe en su interior. En efec­
to. es sabido que dicho estado de esfuerzos puede
v = esfuerzo normal actuante en el plano de
describirse a final de cuentas por tres parámetros
falla.
independientes, por ejemplo los tres esfuerzos prin­
¿ = ángulo de fricción Interna del suelo, tam*
cipales ff|, <r, y oy. en general, un estado de esfuer­
bién supuesto constante por Coulomb.
zos no puede describirse por completo con menos de
tres parámetros independientes. Pues bien, la teoría
La otra teoría de falla es debida a Mohr (Ref. 34) de Mohr-Coulomb relaciona la falla con el esfuerzo
y establece que. en general, la falla por deslizamien­
corlante actuante, el cual se relaciona con la diferen­
to ocurrirá a lo largo de la superficie particular en cia de los esfuerzos principales máximo y mínimo
la que la relación del esfuerzo tangencial o cortante \x, = / ( ( ? , — {Ti)], pero no toma en cuenta el es­
al normal (oblicuidad) alcance un cierto valor má­
fuerzo principal intermedio, o?. De esta manera la
ximo. Dicho valen1 máximo fue postulado por Mohr teoría de falla no puede aspirar a cubrir en forma
como una fundón tanto del acomodo y forma de las
completa todos los casos de falla reales, por no to­
partículas del suelo, como del coeficiente de fric* mar en cuenta en su totalidad las causas de la falla.
ción entre ellas. Matemáticamente la condidón de
La ex perimen radón actual parece indicar que el
falla puede establecerse
valor del esfuerzo a2 en la falla influye en derta
medida en los parámetros de resistenaa c y £ que
xf — 9 tan ¿ (1*65)
puedan obtenerse en el laboratorio, si bien proba­
blemente esta influencia es moderada. También se
Originalmente Mohr estableció su teoría pensan­
acepta que la falla de los materiales reales está in­
do sobre todo en suelos granulares, en tanto que
fluida por cómo varíe a lo largo del proceso de
Coulomb propuso la ecuación 1-62 como criterio de
carga que conduce a la falla. Se considera fuera d d
falla para suelos cohesivos «pie comprenden a los
alcance de este libro una discusión más a fondo
suelos granulares como un cato particular, en d que
de estos temas, la cual puede encontrarse en obras
la resistencia al esfuerzo cortante es cero para un es­
más especializadas, como por ejemplo las Ref*. 32,
fuerzo normal actúame nulo; esto equivale a par­
35 y 36.
ticularizar la ecuación 1-62 del caso c • 0. En rigor
la dtfcrcnda esencia] entre la teoría de Mohr y la
de Coulomb estriba en que para el primero el valor

í
de ¿ no debe ser necesariamente constante. En tan­
to que en una representación con esfuerzos norma­
les en el eje de abscisas y tangenciales en el eje de
ordenadas, la ecuadón 1-62 quedará representada por
r
una linea recta, la 1-63 quedará representada por una
línea curva, que sólo como caso particular podrá
ser recta.
P
La Mecánica de Suelos actual suele utilizar como
criterio de falla lo que se acostumbra llamar el cri­ Figura H i Concepto mecánico de la (ficción.
64 Brexfs nociones de mecánica de suelos

B Naturaleza de la m b in tc ia al esfuerzo cortante nulares. si bien no la única, como ya se d ijo (sec­


eo suelos granulares y cohesivos d ón I - l l ) . Según esto, la resistenda al esfuerzo cor­
tante de los suelos granulares defiende fundamental­
Conviene ahora anali/ar someramente los facto­ mente de la presión normal entre sus granos y d d
res de que depende la resistencia al esfuerzo cortante valor del ángulo de fricción interna Este, a su vez,
de los suelos friccionantes y de los cohesivos. depende de la compacidad del material y de la for­
En general se acepta que la resistencia al esfuer­ ma de los granos, que desarrollarán mayor fricción
zo cortante de los suelos se debe, por lo menos en cuanto más vis-as o menos redondeadas sean sus
parte, a la fricción que se desarrolla entre sus granos, aristas.
cuando hay tendencia al deslizamiento relativo a En la Ref. 37 se menciona un estudio acerca de
unos respecto a otros. Sc utiliza el concepto de fric­ la influencia d d agua sobre el ángulo de fricción
ción en el sentido familiar en mecánica (Fig. 1-44). desarrollado entre partículas de cuarzo de fotma equi-
La fuerza necesaria para iniciar el deslizamiento dimensional. Según tal estudio, el que haya o no
del cuerpo de la figura es: F = \iP, donde |x recibe agua entre las partículas carece de importanria y no
el nombre de coeficiente de fricción entre las super­ ejerce mayor efecto en el ángulo de fricción entre
ficies en contacto. ellas. Por el contrario, la presencia de otros contami­
Análogamente, entre las partículas del suelo se nantes. tales como delgadas películas de materia or­
desarrollan resistencias fricciónale*, de manera que si gánica o partículas muv finas laminares, sí reduce
se considera una superficie potencial de deslizamien­ substandalmente el coefidente de friedón entre los
to y a es la presión normal que actúa en dicha su­ granos.
perficie. el esfuerzo cortante necesario para producir Si los suelos granulares tuvieran un comporta­
el deslizamiento, z, puede relacionarse con o por miento puramente fricrionante. tal como fue postu­
una expresión del tipo lado por Coulomb (ecuación 1-64), una representa­
d ón de su ley de resistencia en unos ejes t — tr (tal
como se obtiene de una prueba triaxial, según se
j « * * , * = <r tan £ (I-64)
verá) sería una línea recta pasando por el origen, y
Resulta obvio que la resistencia friccionante (s) el ángulo <f> sería constante, como precisamente esta­
bleció Coulomb. Sin embargo, esto no sucede y lo
debe estar regida por el esfuerzo normal efectivo. En
normal es que la representadón t — c de la ley
la expresión anterior tan ¿ juega el papel del coefi*
de resistencia muestre una línea curva (si bien gene­
cíente de fricción y sirve, a la vez, para definir el
denominado ángulo de fricción interna del suelo. ralmente no muy alejada de la recta ); esto es debido
al efecto sobre la resistenda del acomodo de los gra­
La expresión 1-64 fue primeramente propuesta
por Coulomb en un sentido un tanto m i* estricto nos del suelo, que han de deformarse y rodar unos
que el que es posible otorgarle hoy, pues para Cou­ sobre otros para que la falla llegue a producirse (sec­
lomb ¿ era una constante absoluta propia del suelo d ó n 1-11). El efecto del acomodo disminuye cuando
aumenta el esfuerzo de confinamiento, puesto que
de que se tratara, en tanto que en épocas posteriores
las partículas se alisan en sus puntos de contacto y
fue preciso considerar ciertas posibilidades d e varia­
ción en el ángulo de fricción interna. Análogamente, salientes, por aplastamiento y ruptura; esto hace que
la muestra de sudo granular se compacte, pero aún
como ya se dijo. Coulomb estableció históricamente
así fallará m is fádlmente, por efecto de acomodo.
el concepto de cohesión, al observar que algunos ma­
teriales (las arcillas) presentaban resistencia bajo pre­ Por ello, en una representación t — a, según a
sión normal exterior nula. De esta manera postuló va siendo mayor, se va teniendo menor y la ley
como ley de resistencia posible para tales materiales de resistenda se va hadendo más horizontal.
la expresión La curvatura parece ser más marcada cuanto ma­
t = = e (1-65) yor sea el tamaño de las partículas (ver R ef. 23.
en la que se mendona el caso de enroca míen tos).
en que r ct la cohesión del suelo (que por cierto Este hecho parece estar relacionado con la ruptura
Coulom b también consideró constante, en tanto que de granos, esperialraente al considerar que algunas
hoy sc trata como variab le). Estos materiales fueron arenas de tamaño relativamente pequeño, pero de
llamados "puramente cohesivos’* y en ellos se consi­ grano débil y quebradizo (por ejem plo arenas con­
deraba ~ 0. chíferas) también muestran envolventes de resisten­
A l considerar el caso más general. Coulomb atri­ d a muy curvas. La curvatura también parece ser ma­
buyó la resistenda de los suelos a ambas causas, se­ yor en deformarión plana que en compresión tri­
gún una expresión que resume a las dos anteriores, axial.
para un suelo que tenga "cohesión y fricción". En resumen, los suelos granulares se consideran
materiales friccionantes, pero con desviadones d d
s • Xf ** c + a tan ^ ( 1*66) comportamiento puramente friedonal por efectos de
acomodo entre sus granos. Esto se traduce en resis­
Actualmente sc considera que la fricción es la tenda a la distorsión de los granos, a la ruptura en
fuente fundamental de resistenda en los sudos gra­ sus contactos y al rodamiento y deslizamiento de
¡Xatioaleza de la resistencia al esfuerzo corlante en suelos gran ufo res y cohesivos 65

unos sobre oíros. Si el esfuerzo cortante es lo sufi­


cientemente alto, el efecto estadístico de superación I "
de la fricción, más los efectos del acomodo, es un
movimiento continuo o distorsión de la masa, que
es la falla por esfuer/o cortante. El fenómeno no es
básicamente afectado por el agua contenida en los
vacíos del suelo granular. En rigor, el concepto de
ángulo de fricción interna involucra tanto al coefi­
ciente de fricción grano-grano, como a todos los efec­
tos de acomodo. Es notable lo poco que influye el
coeficiente de fricción grano-grano, que es bastante Figura M S, Enqurma p a n ilu U n r la influencia de diveno»
factores mitre la « « t ie n d a al o lu m o cortaste
variable en la naturaleza, en el ángulo de fricción de un »uelo "cnhemu".
interna (R ef. 38), hecho explicable si se piensa que
las partículas siempie se mueven de la manera que Ies
resulta más fácil. Si el coeficiente de fricción es bajo,
al esfuerzo cortante de las arcillas, de manera que
se desliran, y si es alto, ruedan.
ésta disminuye si aquélla aumenta. Una explicación
l..os mecanismos de la resistencia al esfuerzo cor­
posible (R ef. 37) estriba en que, en una arcilla muy
tante son algo diferentes en los suelos finos de forma seca, los iones de superfide de sus cristales no están
laminar, a los que, por costumbre, se denominan sue­ completamente hidratados, lo que permite acomodos
los cohesivos. Se analizará primeramente el caso de
más próximos y fuertes nexos entre los cristales;
suelos cohesivos saturados, por ser quizá el más sen­
cuando llega el agua, los iones se hidratan y los ne­
cillo y m ejor estudiado. xos entre los cristales se debilitan substancialmente.
Com o los suelos granulares, los cohesivos ton
Pasando a un punto de vista ingenieril, los facto­
acumulaciones discretas de partículas que deben des­
res que influyen principalmente en la resistenaa al
lizarse unas sobte otras o rodar para que llegue a
esfuerzo cortante de los suelos Mcoliesivos“ saturados
producirse una falla por esfuer/o cortante. Sin em­
y cuya influencia debe sopesarse cuidadosamente en
bargo. hay ahora algunas diferencias de significación.
cada caso particular, son los siguientes: historia pre­
Primero, cuando se aplica la carga exterior a una
via de consolidadón del suelo, condidones de dre­
ardlla saturada, se acepta que es tomada primero por
naje del mismo, veloddad de aplicaaón de las car­
el agua, en forma de presión neutral, u. Esto es una
gas a que se le someta y sensibilidad de su estructura.
consecuencia de la compresibilidad que ahora tiene
Para visualizar en forma sencilla el mecanismo a
la estructura sólida del suelo, en comparación con
través del cual cada uno de los factores ejerce su in­
el agua. Segundo, la permeabilidad del suelo es aho­
fluencia. se considera a continuación el caso de una
ra tan baja, que la presión neutral produdda nece­
ardlla totalmente saturada, a la que se somete a
sita tiempo para disiparse, en el supuesto de que
una prueba directa de resistencia al esfuerzo cortante.
existan las apropiadas condidones de drenaje para
Supóngase que la muestra ha sido previamente
hacer posible tai disipación. Tercero, existen ahora
fuerzas muy significativas entre las partículas del sue- consolidada bajo una presión normal proporcio­
lo, debido a efectos eléctricos de atracrión y repulsión. nada por una carga, P , cualquiera. Supóngase tam­
Hay evidenria abundante en el sentido de que el bién que la muestra nunca soportó a través de su
mecanismo de la resistenaa de los suelos finos cohe­ historia geológica un esfuerzo mayor que dicho crx;
sivos es fundamentalmente también un efecto de fric­ en otras palabras, la muestra está normalmente con­
ción, pero ahora los simples hechos de la fricción solidada. En estas condiciones, debe tenerse en el
mecánica pueden estar disfrazados por muchos efec­ agua u = 0.
tos secundarios, que complican extraordinariamente Si ahora se incrementa rápidamente la presión
el cuadro general. Por ejemplo, con seguridad las lá­ normal en un valor Aax, aplicando un incremento de
minas de ardlla, aunque estén muy próximas en casi carga A P, actuará sobre la muestra una presión total
toda su área, no están en ningún punto en contacto r , ■ » i + Affj. Este incremento de caiga puede pro­
real; se cree que los contaminantes que pueda haber ducir muy diversos efectos sobre la resistencia al es­
entre las superfiries enfrentadas, incluyendo el agua fuerzo cortante de la muestra, dependiendo del tiem­
adsorbida, no son removidos por presiones normales po que se deje actuar antes de aplicar la fuerza F
que tiendan a juntar las superficies que sean meno­ que la hará fallar, del drenaje de la muestra y de la
res de 5,000 kg/cm3 o aún más; asi, es lógico pensar veloddad con que F sea aplicada. En efecto, supón­
que esos contaminantes participarán en la transmi­ gase que la muestra tiene muy buen drenaje, estando
sión de los esfuerzas normales y cortantes. Quizá el expedita la salida de agua de las piedras porosas ha­
efecto friccionante cristal con cristal sea más similar d a el exterior; en el primer instante A ?! será toma­
al caso de los suelos friedonantes, c « el caso de con­ do por el agua de la muestra, pero ti transcurre el
tacto borde-cara plana entre dos láminas, el cual, por tiempo sufidente se produdrá la consolidadón de la
derto, se considera debe ocurrir muy frecuentemente. ardlla bajo la nueva condidón de esfuerzos y Aff,
Es un hecho experimental umversalmente acepta­ llegará a ser también esfuerzo efectivo. Si ahora la
do que el agua intersüdal influye en la resistencia muestra se lleva a la falla, aplicando F en incremen-
66 Breves nociones de mecánica de suelos

ios pequeños y permitiendo que entre cada uno trans- dado en la naturaleza; si el suelo es prcconsolidado
curra el tiempo suficiente para que se disipe cual* pueden desarrollarse razonamientos análogos. En efec*
quier presión neutral que se origine en la zona ve* to, considérese la misma muestra anterior, pero fuer­
riña a la superficie de falla, la resistencia de la ar­ temente consolidada por una presión y,, de gran
cilla quedará dada por la expresión magnitud. Si ahora sc descarga rápidamente la mues­
tra, quitando la fuerza P que producía la y „ la ar­
i => (ff| + tan ^ =• a* tan ¿ cilla tenderá a expanderse; como la muestra no pue­
de tomar instantáneamente el agua necesaria para
Pues, en todo momento, 7, y Ay, son efectivas y
ello, aun en el supuesto de que existiese en el exte­
no existen presiones neutrales en el agua.
rior disponible, el agua intersticial quedará sometida
Por otra parte, si F se anlicase rápidamente, en
a un estado de tensión tal que proporcione a las par­
las roñas verinas a la «unerfírie de falla aoarecerian tículas minerales una presión suficiente para mante­
nretiones neutrales rauodas ñor la tendencia al cam­
ner el mismo volumen; obviamente, esta presión
bio de volumen bajo la deformarión tangenrial. En
debe ser la misma que actuaba antes sobre la arcilla
arcillas normalmente consolidadas esta tendencia es desde el exterior, es decir:
«iempre baria una disminución, por lo que los es-
filenos que anareren m el agua son nresiones, que
ti, ®
disminuyen los esfuerzo* efectivos. Si ti rcore«enta
a éstas presiones neutrales en el momento de la falla,
Si inmediatamente después de retirar la carga P.
la resistencia de la arriPa quedará dada por: la muestra se lleva a la falla, aplicando F rápidamen­
1= (y, + Ay, — u) tan ^ *= (y , — u ) tan 4, te, la deformación tangencial en el plano de falla
ocasionará, según se dijo, una perturbación de la es­
La resistencia al esfuerzo mr»an*e ha variado tructura sólida y la presión del agua intersticial, u,
plemente porque cambió la velocidad de aplicación consecuencia de ello, disminuye la tensión ti3 existen­
de F. t e de acuerdo con lo dicho en el párrafo anterior.
El valor de u deoende grandemente de la sensi­ En este caso la resistencia al esfuerzo cortante podrá
bilidad de la estructura del suelo: bajo la deforma* escribirte, teniendo en cuenta que la presión total
rión que está teniendo lugar en la prueba, una es­ es nula, por haber retirado P y que u¡ « —c x
tructura sensible se degrada, tendiendo a disminuir como:
más su volumen, por lo que u sc hace mayor que en
el caso de una arcilla muy poco sensible a la defor­ i ° (0 — u3 — u) tan ¿ = (y, — u) tan 4
mación.
Esta es la resistencia que se interpreta histórica­
SÍ. por el contrario, la prueba te efectúa estando
impedida la salida del agua de las piedras porosas mente como “ cohesión** de las arcillas, por ocurrir a
esfuerzo exterior nulo y que, según se ve, en realidad
hacia el exterior, el esfuerzo Aa, nunca podrá llegar
a ser efectivo, pues la arcilla no puede materialmen­ es también fricción consecuencia de la preconsolida*
rión (historia previa de consolidación) adquirida por
te consolidarse; por lo tanto, el esfuerzo Ay, no de­
la arcilla a causa de la acción de y,. Si no existe nin­
jará de ser neutral (A i, = ti,). A l aplicar F tam­
guna fuente de agua exterior de donde absorber, no
poco se disiparán las presiones neutrales que pueda
generar la deformarión tangencial y ello aunque F se importa el tiempo que se deje transcurrir desde la
remoción de la carga P hasta la falla de la muestra
aplique lentamente (se supone que la salida del agua
por aplicación rápida de F. I -a resistencia permane­
esta idealmente impedida, cosa muy difícil, por no
cerá la misma. Debe observarse que si las facilidades
decir imposible de lograr en un aparato de corte
de drenaje son nulas; es decir, si no existiera posi­
directo). Suponiendo que la presión neutral origi­
bilidad para la muestra de ganar o perder agua, cual­
nada por la deformación tangencial sea también u
quiera que sea el decrcmento o incremento de pre­
(en realidad es un poco menor), la resistencia al es­
sión exterior, toda esa presión adicional la tomará el
fuerzo cortante de la arcilla será ahora, teniendo pre­
agua, y al aplicar la fuerza F rápidamente, el mate­
sente que Ay, t= ut:
rial tendría exactamente la misma resistencia debida
s = (ffj + Ay, — Uj — ti) tan ^ a» (*, — u) tan ^ a la preconsolidadón bajo 9 t; es decir, d material
se comportaría como puramente cohesivo. Por otra
de nuevo diferente a las dos anteriores, nada más parte, si el suelo tiene fadlidad para absorber agua
que a causa de un cambio en la condición de drenaje y se deja transcurrir el tiempo para que esto suceda,
de la muestra. después de haber removido P , la muestra se expen­
Esta misma resistencia sc podría haber obtenido derá y gradualmente irá disipándose la tensión en el
si Ay, y F fuesen aplicadas rápidamente, una tras agua y por lo tanto el esfuerzo efectivo, liasta que,
otra, aun con drenaje libre, pues en tal caso no se finalmente, el esfuerzo efectivo será prácticamente
daría tiempo a que te disipase ninguna presión neu­ nulo y, por ende, la resistenda del material se habrá
tral en los poros del suelo. reducido prácticamente a cero.
Todos los razonamientos anteriores pueden consi­ Q aro es que todos los razonamientos anteriores
derarse aplicables a un suelo normalmente consoli­ pueden aplicarse a estratos de ardlla depositados en
Pruebas para ¡a determinación de la resistencia al esfuerzo cortante de los suelos 67

la naturaleza, cuya resistencia aumentará o dismi­


nuirá conforme te disipen con el tiempo las com* r V
presiones o tensiones originadas en el agua por las t
cargas. ¿ i I .» i- I t >—1
De lo anterior se despende la idea de que es en
definitiva la fricción el único concepto de que hay
que echar mano, en última instancia, para explicar ytnw
la resistencia al esfuerzo cortante de todo tipo de
suelos. Sin embargo, esta imagen peca quizá de sim­
plista, pues en el caso de partículas de arcilla de for­
ma laminar, cm los contactos arista contra cara plana Figura 1-46. Esquema d d aparato de resbtenda al a fu m o
quizá se desarrollen nexos de unión suficientemente cortante directo.
fuertes como para que haya de hablarse de una "ver­
dadera cohesión". Empero, se considera que estos
análisis quedan fuera del objetivo de este libro y los de los suelos saturados. Sin embargo, al haber
que la fricción puede proporcionar un mecanismo aire y agua en los vacíos del suelo, los mecanismos
de resistencia suficientemente claro para las aplica­ de generación de las presiones neutrales son mucho
ciones de la Mecánica de Suelos a las vías terres­ más complicados e involucran fenómenos de tensión
tres. a condición de tomar cuidadosamente en cuen­ capilar y presión de gases, que a su vez dependen del
ta las consideraciones que se han comentado en los grado de saturadón y del tamaño de ios vados. A l
anteriores nárraíns. En la referencia 59 podrán am­ nivel del conodmiento actual es prácticamente im­
ollarte considerablemente las ideas ahora apenas in- posible determinar los esfuerzos efectivos que real­
tincadas. mente actúan entre los granos del suelo.
Para terminar e*tas ideas sobre los mecanismos de
la resistencia al esfuerzo cortante de los suelos es pre-
rito establecer el concento de remienda residual, que C Pruebas para la determinación de la resistencia
ocuna un lugar importante en los problemas de esta­ a! esfuerzo cortante de los suelos
bilidad de suelos ligados a las vías terrestres. Si se
observa la Fie. 1-17.4 se verá ctue en los materiales En la secdón M 0 de este capítulo ya se presen­
de falla fráeil la curva esfuerre-deformarión llega a taron someramente las principales pruebas de labo­
una condidón en que el suelo presenta grandes de­ ratorio hoy utilizadas para medir la resistenda al es­
formaciones para esfuerzo prácticamente constante; fuerzo cortante de los suelos. Se trata ahora de exten­
este efecto, en mayor o menor medida, se observa en der ligeramente este tema, complementándolo con
todos los suelos (arenas o arcillas) que presenten una una dcscriprión general de los aparatos que se em­
resistencia máxima, siendo más acusado en tanto la plean, pues no se cree posible llegar a una compren­
ardlla esté más prcconsolidada o la arena más com­ sión justa de las conclusiones que se establecerán en
pacta, a pesar de ser perceptible en ardllas normal­ los dos párrafos siguientes sin cumplir tal prerre-
mente consolidadas y en arenas relativamente suel­ quisito.
tas. Esta resistencia, denominada última o residual, El aparato de corte directo responde a la idea
fue estudiada para ardllas por Skempton (Ref. 40). más intuitiva para medir la resistenda de los suelos.
En el caso de las arenas esta resistenaa ocurre con En la Fig. 1-46 aparece un esquema del dispositivo.
una reladón de v a d o s independiente de la ¡nidal, El aparato consta de dos marcos, uno fijo y otro
que se tenía antes del proceso de deformación por móvil, que contienen a la muestra de suelo.
cortante, y la deformadón tiene lugar a volumen Dos piedras porosas, una superior y otra inferior,
constante. La influencia del acomodo de las partícu­ propordnnan drenaje libre a muestras saturadas, cuan*
las es mínima, aunque hay evidenda de que aun jue­ do se desee, y se substituyen simplemente por placas
ga un derto papel, a pesar de las grandes deforma- de confinamiento, al probar muestras secas.
dones que han tenido lugar. En las ardllas. la resiv L a parte móvil tiene un aditamento al cual es
tenda residual es independiente de la historia previa posible aplicar una fuena rasante, que provoca la
de esfuerzos, como lo demuestra el hecho de que tie­ falla de! espédmen a lo largo de un plano que, por
ne igual valor para suelos naturales y remotdeados. la construcción del aparato, resulta bien definido.
l a caída de resistenaa tras la máxima, se debe tanto Sobre la cara superior del conjunto se aplican cargas
a una ruptura progresiva de los nexos entre las par­ que propordonan una presión normal en el plano
tículas. como a su reorientadón en arreglos en que de falla, v, graduable a voluntad. La deformadón
ias partículas se disponen con sus caras paralelas. se mide con extensómetro, tanto en direcdón hori­
Los mecanismos de la resistencia al esfuerzo cor­ zontal como verticaL
tante de los suelos cohesivos pardalmente saturados De acuerdo a como se fijen las condidones de
(tan importantes para el ingeniero de las vías te­ drenaje de la muestra, se tienen tres tipos de pruebas:
rrestres por el amplio uso que hace de los suelos com­
pactados, que generalmente caen dentro de la ante­ — Sin drenaje, en que no se permite el drenaje
rior condición), envuelven los mismos conceptos que de la muestra ni en la etapa de aplicacióc del
68 Brevet nociones de mecánica de suelos

A piedras porosas, cuya comunicación con una bureta


« M a * * Man M * l:l ____ .. .
1— 1 H»ih l » w — .1 / vmmam exterior puede establecerse a voluntad con segmen­
tos de tubo plástico (tubo sarán). El agua de la cá­
mara puede adquirir cualquier presión deseada por
la acrión de un compresor comunicado con ella. La
carga axial se transmite al espédmen por medio de
un vástago que atraviesa la base superior de la cá­
mara o con cables jalados a través de la base inferior.
La presión lateral que se ejerce con el agua que
llena la cámara es sólo normal, por ser hidrostátíca,
y produce, por lo tanto, esfuerzos pri nopales sobre
el espédmen fa ). En las bases de éste obra natural­
mente también esta misma presión ffa, pero además
en esas secciones actúa el efecto de la carga transmi­
tida por el vástago desde el exterior, que ejerce una
presión p sobre d espédmen; esta presión suele lla­
marse en Mecánica de Suelos “ esfuerzo desviador*';
en total, en dirección axial actúa una presión e,.
que también es príndpal y que vale

“ o» + p

En un instante dado d estado de esfuerzos se con­


sidera uniforme en toda la muestra y puede anali­
zarse recurriendo a las soludones gráficas de Mohr,
esfuerzo normal, ni en la aplicación del es­ con 7, y Cj romo esfuerzos pri n a pales mayor y me­
fuerzo córtame. nor, respectivamente. Debe observarse que en una
— Con consolidación sin drenaje, en la que se cámara triaxial d suelo está sometido a un estado de
permite a la muestra consolidarse durante la esfuerzos tridimensional, que aparentemente debería
etapa de aplicación del esfuerzo normal ver­ tratarse con la soludón general de Mohr, que en­
tical. hasta disipar toda presión intersticial, suelve el manejo de tres dreulos diferentes; pero
pero no se permite drenaje adicional durante como en la prueba dos de los esfuerzos principales
la etapa de aplicación del esfuerzo cortante. son ¡guales, el menor y el intermedio, en realidad
— Con drenaje, en la que sc permite consolida­ los tres dreulos devienen a uno solo y el tratamiento
ción de la muestra en las dos etapas de la resulta simplificado, pudiéndose emplear las construc-
prueba, de manera que sc disipan las presio­ dones correspondientes al estado de esfuerzos planos.
nes neutrales tanto al aplicar el esfuerzo ñor- Ya se vio que la resistenda al esfuerzo cortante,
mal, como durante la aplicación del esfuerzo sobre todo en sudos "cohesivos", es variable y de­
cortante. pende de diversos factores circunstancíales. A l tratar
Las pruebas más comunes para determinar la re­ de reproduar en el laboratorio las condidones a que
sistencia de los suelos son, como ya se dijo, las tri­ el suelo estará sometido en la obra de que se trate,
axiales. será necesario tomar en cuenta cada uno de los fac­
Las pruebas de compresión triaxial son más refi­ tores, tratando de reproducir las condidones reales
nadas que las de corte directo y en la actualidad de este caso particular. En tal virtud, no es posible
son, con mucho, las más usadas en cualquier labora­ pensar en una prueba única que refleje todas las po­
torio para determinar las características de esfuerzo- sibilidades de la naturaleza. Podría parecer que. en
deformación y de resistencia de los suelos. Teórica­ cada caso, debería montarse una prueba especial que
mente son pruebas en que se podrían variar a vo­ lo representara fielmente; sin embargo, es obvio que
luntad las presiones actuantes en tres direcciones or­ esto no es práctico, dado el fundonamiento de un
togonales sobre un espédmen de suelo, efectuando laboratorio común. Lo que se ha hecho es reproduar
medidones sobre sus características mecánicas en for­ aquellas circunstandas más típicas e influyentes en
ma completa. En realidad y buscando sencillez en su algunas pruebas estandarizadas. Estas pruebas se re­
realizadón, en las pruebas que hoy se efectúan, los fieren a comportamientos y circunstancias extremas;
esfuerzos en dos direcciones son iguales. Los esped- sus resultados han de adaptarse al caso real, gene­
menes son usualmente dlíndricos y están sometidos ralmente intermedio, interpretándolos con un crite­
a presiones laterales de un liquido, por lo general rio sano y teniendo siempre presente las normas de
agua, del cual se protegen con una membrana im­ la experienda.
permeable. Para lograr el debido confinamiento, la Los tipos de prueba de compresión triaxial que
muestra se coloca en el interior de una cámara alfn- más comúnmente sc realizan hoy en los laboratorios
drica y hermética, de lurita, con bases metálicas de Mecánica de Suelos son los que se describen bre­
(Fig. M 7 ) . En las bases de la muestra se colocan vemente a continuación;
Pruebas para la determinación de la resistencia al esfuerzo corlante de los suelos 69

Prueba lenta (símbolo /.). Con drenaje.

La característica fundamental de la prueba es que


los esfuerzos aplicados al esperimen son efectivos.
Primeramente se somete al suelo a una presión hi­
drostática (<r,), teniendo abierta la válvula de comu­
nicación con la bureta y dejando transcurrir el tiem-
po necesario pora que haya completa consolidación
bajo la presión actuante. Cuando el equilibrio está­
tico interno se haya reestablecido, todas las fuerzas
exteriores estarán actuando sobre la fase sólida del
suelo; es decir, producen esfuerzos efectivos, en tan­
to que los esfuerzos neutrales en el agua correspon­
den a la condición hidrostática. A continuación la
muestra es llevada a la falla aplicando la carga axial
en pequeños incrementos, cada uno de los cuales se
mantiene el tiempo necesario para que la presión en
el agua, en exceso de la hidrostática, se reduzca a
cero.

Prueba rápida-consolidada (símbolo R e). Con con­


solidación. Sin drenaje.

En este tipo de prueba, el espécimen se consolida


primeramente bajo la presión hidrostática o*. como
en la primera etapa de la prueba lenta* así el esfuer­
zo a, llega a ser efectivo (cra) , actuando sobre la fase
sólida del suelo. En seguida, la muestra es llevada a
la falla por un rápido incremento de la carga axial,
de manera que no se permita cambio de volumen.
El hecho esencial de este tipo de prueba es el no
permitir ninguna consolidación adicional de aplica­ Labrado d r u u m in tn pura pruebas.
ción de la carga axial durante el período de falla.
Esto se logra fácilmente en una cámara de compre­
sión triaxial cerrando la válvula de salida de las pie* En este tipo de prueba no se permite consolida­
dras porosas a la bureta; una vez hecho esto, el re­ ción de la muestra en ninguna etapa. La válvula de
quisito es cumplido independientemente de la velo­ comunicación entre el espécimen y la bureta perma­
cidad de aplicación de la carga axial; sin embargo, nece siempre cerrada, impidiendo el drenaje. En pri­
parece no existir duda de que esa velocidad influye mer lugar se aplica al espécimen una presión hidros­
en la resistenda del suelo, aun con drenaje total­ tática y, de inmediato, se hace fallar al suelo con la
mente restringido. aplicación rápida de la carga axial. Los esfuerzos
efectivos en esta prueba no se conocen bien, ni tam­
En la segunda etapa de una prueba rápida-con­
poco su distribución, en ningún momento, sea ante­
solidada podría pensarse que todo el esfuerzo desvia­
rior o durante la aplicación de la carga axiaL
dor fuera tomado por el agua de los vacíos del suelo
en forma de presión neutral; ello no ocurre así y se Prueba de compresión simple (símbolo C ,).
sabe que parte de esa presión axial es tomada por
la fase sólida del suelo, sin que, hasta la fecha, se Esta prueba no es realmente triaxial y no se cla­
hayan dilucidado por completo ni la distribución de sifica como tal. pero en muchos aspectos se parece a
esfuerzos, ni las razones que la gobiernan. De hecho una prueba rápida. A l principio de la prueba los
no hay en principio uinguna razón para que el es­ esfuerzos exteriores son nulos, pero existen en la es­
fuerzo desviador sea íntegramente tomado por el tructura d d suelo esfuerzos electivos no muy bien
agua en forma de presión neutral; si la muestra es­ definidos, debidos a tensiones capilares en el agua
tuviese lateralmente confinada, como en el caso de intersticial.
una prueba de consolidación, sí ocurriría esa distri­ Las pruebas triaxiales a que se ha hecho referen­
bución simple del esfuerzo desviador; pero en una cia. en las que el esfuerzo desviador se aplica por
prueba triaxial la muestra puede deformarse lateral­ compresión del vástago. deben verse como las tradi­
mente y, por lo tanto, su estructura puede tomar es­ cionales históricamente hablando y como las de rea­
fuerzos cortantes desde un principio. lización todavía más frecuente, pero en épocas más
recientes se han desarrollado otras modalidades de
Prueba rápida (símbolo R ) . Sin drenaje. prueba triaxial. En una de ellas, ya bastante rtada.
70 Breves nociones de mecánica de suelos

ral, de modo que el promedio aritmético de los es­


fuerzos normales principales se mantiene constante.
Análogamente existen las variantes correspondien­
tes para las pruebas de extensión.
En una prueba de compresión, la presión axial
siempre es el esfuerzo principa] mayor, a,; en una
prueba de extensión, por el contrario, la presión axial
siempre será el esfuerzo principal menor. Cj.
Se han desarrollado asimismo cqui|ios triaxiales
para aplicación de tres esfuerzos principales diferen­
tes (Ref. 41). Existen además aparatos de deforma­
ción plana (Ref. 42 y 43) en los cuales se hacen va­
riar las deformaciones axialmcnie y en un sentido
lateral, permaneciendo fija la dimensión del espéci­
men en el otro sentido lateral.
Para la medición de las propiedades dinámicas
de los suelos se ha desarrollado la prueba triaxial
pulsante, en la cual se aplica 9$ como en la prueba
estándar, pero la de manera cíclica.
La prueba de corte anular (ReL 4-i) se realiza
utilizando un aparato prácticamente idéntico ai de
la prueba directa con la diferencia de que el esfuer­
zo cortante se produce aplicando una torsión alrede­
dor de un eje vertical y normal a la muestra; al no
cambiar el área de la muestra, la prueba es muy
apropiada para la determinación de la resistencia re­
sidual de los suelos.
En los aparatos de corte simple el espécimen se
deforma también de un modo análogo a como se hace
en un aparato de corte directo, pero de tal manera
que en la deformadón todas las sccdones horizon­
tales de la muestra permanecen invariables; existen
VHm de laboratorio
prindpalmcnte dos, que se describen detalladamente
en las referendas 45 y 46. Se admite que los apara­
el «fu erzo transmitido por el vástago es de tensión, tos de corte simple son más apropiados que los de
disminuyendo así la presión axial actuante sobre la corte directo para el estudio de las deformadones
muestra durante la prueba; en otra, se varía la pre­ de loa suelos, por abarcar la zona deformada prácti­
sión lateral, modificando la presión de cámara dada camente a todo el espécimen, en lugar de una estre­
con el agua, pero manteniendo la presión axial cons­ cha franja del mismo, lo que produce incertidum-
tante, para lo cual será preciso realizar los ajustes co­ bres en el análisis de las deformadones (R ef. 47).
rrespondientes en la transmisión producida por el Los aparatos de corte simple a que se ha hecho rele-
vástago. Finalmente, sobre todo en trabajos de inves­ renda, producen estados de defot marión plana, condi­
tigación, se están efectuando pruebas en las que se ción que se ha querido ver como representativa de la
hace variar tanto el esfuerzo axial como el lateraL situadón prevaleciente en muchos problemas reales.
Actualmente las pruebas triaxiales se clasifican en La prueba de la veleta es una contribución rela­
dos grandes grupos, de acuerdo con lo anterior: de tivamente moderna al estudio de la resistenda al es­
compresión y de extensión. En las primeras, la di* fuerzo cortante de los suelos. La prueba presenta, en
roeiuión axial disminuye y en las segundas, aumenta. prindpio. una ventaja considerable: la de realizarse
Tanto las pruebas de compresión como de exten­ directamente sobre los suelos in situ, es dedr, no so­
sión pueden tener diversas modalidades de laborato­ bre muestras extraídas con mayor o menor grado de
rio. En efecto, la dimensión axial del espécimen se alterabilidad, sino sobre los materiales en el lugar
puede hacer, por ejemplo, disminuir, aumentando el en que se depositaron en la naturaleza. Sin embargo,
esfuerzo axial, por aumento en la carga transmitida la altcradón de los sudos sometidos a la prueba dista
por el vástago o manteniendo constante el esfuerzo de ser nula, pues la veleta ha de hincarse en el es­
axial, pero haciendo disminuir el lateral dado por trato en el cual van a realizarse las determinadones
el agua o, finalmente, aumentando la presión axial y esta operadón ejerce siempre influencia negativa.
y disminuyendo simultáneamente la lateraL La más La prueba guarda derla similitud, desde un punto
común de las pruebas de este último tipo es aquella de vista interpretativo de sus resultados, con la prue­
en que cada incremento de presión axial sobre la ba directa de resistenda ya menaonada tantas veces
muestra es el doble del decrcmento de presión late* y está afectada por algunas de sus limitadones.
Renuencia al esfuerzo cortante de tos n ulos granulares 71

ñ
De donde
Ai M
mit
(1-68)
•(hM
( f T )
Obsérvese que el valor de C es una constante del
aparato, calculable de una vez por todas.
Es frecuente que H = 2D, con lo que

C - — (1-69)
6

Fácilmente se nota que el tipo de falla que pro*


Figura I-4R. Aparato de veleta para determinadone* de rob- dure la veleta es progresiva, con deformaciones má­
leuda al esfuerzo corun le. ximas en el extremo de las aspas, y mínimas en los
(danos bisectores de dichas aspas, por lo que puede
concluirse que la veleta sólo es aplicable a materia­
El aparato consta de un vástago, desmontable en
les de falla plástica, del tipo de ardllas blandas.
piezas, a cuyo extremo inferior está ligada la veleta
En las arenas, aun en las sueltas, la veleta al ser
propiamente dicha, por lo general de cuatro aspas
introdudda modifica la compaddad de los mantos y,
fijamente ligadas a un eje, que es prolongación del
vastago (Fig. 1-48). Para efectuar la prueba, una vez sobre todo, el estado de esfuerzos general de la masa,
hincada la veleta a la profundidad deseada, se apli­ por todo lo cual los resultados que pudieran obte­
ca gradualmente al vistago un momento en su ex* nerse son de interpretación difícil.
tremo superior, en donde existe un mecanismo apro­ En las ardllas finamente estratificadas, en que
piado, que permite medirlo. Por lo general la ope­ capas delgadas de ardlla alternan con otras de are­
ración de hincado se facilita perforando un pozo na fina que proporcionan fádl drenaje, los esfuer­
hasta una profundidad ligeramente menor al nivel zos debidos a la rotadón inducen consolidadón en
en que la prueba haya de realizarse; la parte supe­ la ardlla, efecto que se hace notorio durante la prue­
rior de la veleta ha de quedar suficientemente aba­ ba por el pequeño espesor de la estratificadón; por
jo del fondo del pozo. A l ir aplicando el momento, ello se obtienen resistendas más altas que tas reales.
la veleta tiende a girar tratando de rebanar un a* Una vdeta apropiada para medir resistendas altas
lindro de suelo. luí sido operada por Marsal (Ref. 48). En la misma
Llamando i a la resistencia al esfuerzo cortante referenria 48 se mendonan algunos equipos de prue*
del suelo, el momento máximo soportado por ¿ite ba actualmente en desarrollo y uso para medida de
será medido por los momentos resistentes generados, la resistenda de los sudos en d lugar.
tanto en las bases del cilindro, como en su área la­
teral. El momento resistente que se desarrolla en el 1-14 RESISTENCIA A L ESFUERZO C O R TANTE DE
área lateral será: LOS SUELOS GRANULARES

M r, «* v D H nD’Hs Según ya se vio en el párrafo anterior, los facto­


res que afectan a la resistencia al esfuerzo cortan­
y despreciando el efecto del vástago, el momento ge­ te de los suelos granulares pueden considerarse dentro
nerado en cada base valdrá: de dos clases. La primera agrupa a los que afectan
la resistencia al esfuerzo córtame de un suelo dado,
x /)* 2 D 1 „ de los cuales los más importantes ion la compacidad
(a menudo referida a la reladón de vacíos ¡nidal o
,“ T *T T “ í2 1 a la compacidad relativa inicial) y d esfuerzo de
Nótese que, en la base, se toma el brazo de palan­ confinamiento (en la naturaleza o en la cámara tri­
ca de la fuerza resistente como 2/3 * D/2, lo que equi* axial), pero entre los que la vdoridad de aplicadón
vale a considerar elementos resistentes en forma de de la carga juega también un papd. La segunda da*
sector circular. se de factores agrupa a aquéllos que hacen que la
El momento resistente total, en el instante de falla resistenda de un suelo granular sea diferente de
incipiente, será igual al momento aplicado (Af ) : la de otro sudo granular que tenga el mismo esfuer­
zo confinante y la misma compacidad.
Entre estos factores destacan el tamaño, la forma,
la textura y la distribudón granulométrica de las
partículas, y su grado de sanidad y dureza, definien­
y: do estas últimas condidones el fenómeno de ruptu*
ra de granos, que afecta la resistenda de manera
M
■kD3 (M ) (1-67) fundamental.

echos de a
72 Breves nociones de mecánica de suelos

A continuación se analizarán algunas conclusio­ En el caso de las arenas cementadas podrá tener­
nes que pueden considerarse de interés y que se des* se una ley como las anteriores, según sean sueltas o
prenden de los resultados de pruebas de laboratorio compactas; la diferencia estriba en la resistenaa que
y experiencias de campo en relación a la resistenda exhibirá la arena bajo presión normal exterior nula,
al esfuerzo cortante que pueden desarrollar los suelos por efecto de la cementación (ordenada en el ori­
granulares. gen) , lo que hace que la resistencia en estas jmiebas
En primer lugar existe considerable acuerdo en quede mejor expresada por una ley del tipo ( 1-66) ,
que, en lo que a las aplicaciones prácticas se refiere, pudiéndose calcular e y ^ de las pruebas triaxiales
resulta licito expresar la resistenaa al esfuerzo cor­ efectuadas y teniendo en cuenta que c representa un
tante de los suelos granulares por medio de una efecto de cementación antes que cualquier clase de
ecuación análoga a la 1-04. según la cual cohesión.
Las ideas anteriores permiten obtener expresio­
s = ó tan £ (l-**4) nes manejables para la resistencia al esfuerzo cor­
tante de las arenas, en forma aproximada y apropia*
en la que s representa la resistencia del suelo o, lo da para niveles de esfuerzos relativamente bajos.
que es lo mismo, el máximo esfuerzo cortante que Cuando éstos aumentan, el anterior panorama sim­
éste soporta sin falla (t MJ . plista se complica, según se discutirá más adelante.
En la figura 1-49 se muestran las envolventes de Es evidente que es el efectivo el esfuerzo que
falla, obtenidas en pruebas triaxiales convencionales, debe tomarse en cuenta en la aplicación de las ante­
realizadas a niveles de esfuerzos relativamente bajos riores leyes de resistencia en arenas. Si la arena está
para tres arenas, una suelta, otra compacta y una saturada, podrán aparecer por carga exterior o por
tercera, cementada. Se marcan los puntos correspon­ flujo presiones en el agua, u. En tal caso, si, como
dientes a cada prueba, que indican la combinación es frccncnte en la práctica, la presión normal con
particular de esfuerzo normal y esfuerzo cortante que haya de entrarse en la fórmula 1-64 se calcu­
máximo con que se produjo la falla en el punto. En la como esfuerzo total, es decir a partir del peso es-
el caso de la arena suelta, se observa que se define |ietf fico del suelo saturado, y * , que involucra el peso
una envolvente de falla que es prácticamente una del suelo y del agua contenida, deberá escribirse la
Unea recta que jki.su | »r el origen; lo que es lo mis­ ecuación 1-64 en cualquiera de las dos formas.
ino, el material satisface una ley del tipo de la ecua­
ción 1-64 y el ángulo de fricción interna de la arena s an ó tan ¿ = (ff-u) u n ¿ (1*70)
) puede obtenerse precisamente del conjunto de
pruebas. donde o representa el esfuerzo efectivo y 9 al total,
En el caso de la arena compacta, los puntos re­ según se han definido anteriormente. La experien*
sultantes definen en realidad una linea curva, no á a de laboratorio ha demostrado que el valor de ^
muy diferente de una recta que pase por el origen, cambia relativamente poco entre la arena seca y la
con el ángulo de inclinación ^ . Para fines prácticos arena saturada; el verdadero cambio en la resistencia
de la arena estriba en la aparición de la presión neu­
es razonable asimilar la curva a una recta que cum­
tral intersticial u, que si es importante puede redu­
pla con las condiciones de la ley (1-64) y en tal
cir la resistencia en forma substancial. Si la arena
caso podrá calcularse de las pruebas d ángulo f
estuviera "seca", a la profundidad z dentro de la
(estado compacto), necesario para poder aplicar la
masa se tendría, para fines de resistencia, una pre­
ecuación (1-64) a los problemas de campo.
sión normal.

Si el nivel freático sube hasta la superficie de la


arena, el valor y , aumenta al valor ym, que es mayor;
pero si se desarrollan en el agua presiones neutrales
de valor u, el esfuerzo disponible para la resistencia
será:
a mm (a u ) m. «yjt — U

Si u es suficientemente grande, la resistencia pue­


de reducirse a un valor despreciable. Puede verse en­
tonces claramente la influencia del agua y de las
presiones que pueda desarrollar en los problemas de
estabilidad de tierras. Las fluctuaciones en el nivel
freático o el flujo de agua a través de los suelos son
causas comunes del desarrollo de presión neutral.
Figura M9. Lincas de tniuradi p in una arena en csudo Si la presión neutral aumenta lo suficiente, la
suelto, compacto y crinenlado. diferencia c-u puede llegar a ser cero, y la arena ha­
Resistencia al esfuerzo cortante de los suelos granulares 73

brá perdido toda su resistenda, pasando a compor­ de presentarse el efecto de resistenda nula con desas­
tarse como un fluido pesado. Esta condición está li­ trosas consecuencias (licuadón).
gada no sólo a la causa que provoque u, como po­ La tensión capilar puede introdudr diferencias
dría ser el Oujo de agua, sino a características de la en la resistenda al esfuerzo cortante de la arena, res­
propia arena; en arenas finas y uniformes o en limos pecto al estado seco. En las arenas húmedas pueden
sin cohesión, la permeabilidad es relativamente baja desarrollarse meniscos entre los granos y generarse
y cualquier presión neutral que se desarrolle tendrá altos esfuerzos de tensión capilar en el agua, a los
dificultades para disiparse, siendo estos suelos los que corresponderán fuertes compresiones entre loe gra­
que presentan más riesgo de disminuir o anular su nos, lo que equivale a un aumento de la presión
resistenda por este concepto. Las arenas gruesas y efectiva y, por lo tanto, de la resistencia. Este es el
las gravas pueden llegar a la condición de resistenda efecto de cohesión aparente debida a la capilaridad,
nula sólo si el flujo es suficientemente grande. responsable de que xuudtos trentes de arena parcial­
Cuando las arenas se deforman bajo esfuerzo cor­ mente saturada se mantengan prácticamente con ta­
tante, su volumen cambia; si la arena está saturada, lud vertical. Naturalmente este no es un efecto per­
tal cambio debe ir acompañado de una nueva distri­ manente. y si el ingeniero confía en él, se enfrentará
budón del agua en los vacíos. Si la permeabilidad a una falla casi segura cuando la arena pierda el
del suelo es alta o los cambios anteriores ocurren agua por evaporación o cuando se sature por cual­
muy lentamente, sólo aparecerán presiones neutra­ quier razón.
les muy pequeñas sin mayor influenda en la resiv Como ya se dijo, la ley de resistenda al esfuerzo
tencia; pero si los cambios son muy rápidos o la cortante de los suelos granulares puede aproximarse
permeabilidad es relativamente baja se podrá llegar a una línea recta (ecuadón 1-64) de un modo bas­
por efecto acumulativo a grandes presiones neutra­ tante razonable en la práctica, siempre y cuando los
les, quedando la resistencia muy afectada. esfuerzos normales actuantes en el plano de falla y
Los suelos compactos se expanden al deformarse, en el instante de la falla se mantengan a bajo nivel.
según ya se dijo, lo cual tiende a producir tensiones N o hay una frontera específica para definir alto o
¡nierstidalcs, con valor límite igual a la máxima ten­ bajo nivel de esfuerzo; en la Ref. 49 Lambe y W'hit-
sión capilar del suelo; este efecto produce un aumen­ mam mencionan experimentos en que ese limite se
to temporal en la resistencia del suelo. definió entre valores que quizá puedan situarse en­
En las arenas sueltas, la deformadón bajo cortan­ tre 5 y 10 kg/cm3, dependiendo mucho, como quedó
te produce disminudón de volumen y el agua gene­ estableado, de la comparidad del suelo granular.
ra |jresión neutral. El valor límite de u es ahora la Cuando el nivel de esfuerzo normal en la superfide
presión de confinamiento del suelo (<ra) y el mínimo de falla se combina con la corapaddad de manera
esfuerzo efectivo a que puede llegarse es: que se tienen envolventes de resistencia más curvas
(a un grado que la aproximarión a la recta se haga
a " i <r*u con una falta de precisión que se considere indesea­
ble) , puede proeederse de alguna de las tres maneras
Cuando la arena se deforma por corlante, las pre­ siguientes. Eu primer lugar puede trabajarse con la
siones neutrales se desarrollan al principio sólo en envolvente curva obtenida en las pruebas, lo que se­
la zona de deformación; depende de la permeabili­ guramente complica cualquier cálculo que haya de
dad y de las condidones de movimiento interno del hacerse con base en tal envolvente. En segundo lu­
agua el que la presión neutral se mantenga o se pro­ gar, puede aproximarse a una linea recta solamente
pague por la masa de arena. Este debilitamiento del la parte de la envolvente curva comprendida entre
suelo m is allá de la tona inidalmente deformada los valores extremos de la presión normal en el pla­
transmite las condidones de falla y contribuye a ge­ no de falla que se considere actuarán en el problema
nerar mis presiones neutrales en el agua, de manera espedfico que se está analizando; esto llevará segu­
que puede tender a producirse un verdadero meca­ ramente a la obtenrión de una ley de resistenda del
nismo de falla progresiva. A estos fenómenos están tipo de la ecuadón 1-66, pues la prolongación de la
ligados muchos deslizamientos de tierra importantes. aproximarión recta puede cortar al eje v por arri­
Cargas relativamente pequeñas pueden generar ba del origen; naturalmente que el valor de c asi
condidones de falla por desarrollo de presión neu­ obtenido tiene poco que ver con el concepto de cohe­
tral, en condiciones apropiadas, cuando la carga ac­ sión ya discutido y no debe verse más que como un
túa repetidamente en forma más o menos cíclica. parámetro de cálculo. En tercer lugar puede traba­
Cada aplicadón de caiga produce un incremento en jarse con la ecuación 1-64, pero considerando en día
la presión neutral; si las condidones de granulome­ a <> variable y dependiente de la presión de confina­
tría y permeabilidad no permiten que ésta se disipe miento en la falla [£ * * • / (o * )), si bien este método
antes de la siguiente aplicadón, se tendrán las con­ se considera poco cómodo para los cálculos prácticos.
didones propinas para el desarrollo de una falla. Abandonando el examen d d panorama general
Este es el caso que puede llegar a presentarse bajo que hasta ahora se ha tratado, se concluirá este breve
una rimentarión de una máquina que transmita vi­ análisis sobre la resistenda al esfuerzo cortante de
braciones; también es el caso de explosiones y tem­ los sudos fraccionantes, tal como se considera que
blores de tierra durante o después de los cuales pue­ puede encontrarse por experimentación de laborato-
74 Breves nociones de mecánica de suelos

&

río, haciendo algunas consideraciones sobre Va in­ yor a menor reladón de vados o mayor com paridad
fluencia en los resultados de las pruebas de algunos relativa iniciales. La Fig. 1-51 (Ref. 49) ilustra esta
de los factores que influyen en dicha resistencia, los tendencia para una arena particular. En la figura se
cuales han sido mencionados al principio de éste y muestra también d valor de f c ángulo de fricción
en párrafos precedentes. d d materia] partícula-partícula en el sentido mecá­
Se considerará en primer lugar el efecto d d es­ nico del término, d cual es naturalmente indepen­
fuerzo confinante Oj utilizado en la prueba. Ya se diente de la compaddad inicial.
ha dicho que dicho esfuerzo es fundamental para de* La relación de varios ¡nidal de un sudo dado
finir la resistencia adicional que muestra el sudo parece, en cambio, no tener infiuenda en d valor
granular por efecto de acomodo; cuando el esfuerzo
confinante aumenta, la componente de resistencia por
efecto de acomodo disminuye; a causa de que las par­
tículas se alisan en los puntos de contacto e incluso
se rompen. Esta tendencia sc muestra claramente en
la Fig. 1-50. presentada por Marsal en la Ref. 24.
La figura presenta resultados para los tres mate*
ríales de enrocamiento ya mencionados en el párra­
fo 1*11. Aparecen dos seríes de pruebas; a la izquier­
da, con presiones de confinamiento relativamente ba­
jas (hasta 1 kg/cm3) , las hechas en el aparato tri­
axial con muestras de US cm de diámetro y 250 an
de altura, y a la derecha, las realizadas en el aparato
triaxial gigante, con presiones de confinamiento has­
ta de 25 kg/cm*. En ambos casos es notable la ten­
dencia señalada de disminución del decto de acomo­
do con el aumento de 9t.
Las pruebas de la izquierda se hicieron sobre es­
pecímenes secos, en unto que las de la derecha so­
bre especímenes saturados; d cambio de inclinación
y tendencia de las líneas obtenidas indica d d ec­
to de la saturación sobre la resistenda al esfuerzo
cortante de los suelos granulares (para ver esto, tén­
gase en cuenta que la escala en que se ha dibuja­
do es logarítmica). La reladón de vados inicial
o la compiddad ¡nidal influye decisivamente en
la resistenda al esfuerzo cortante, siendo ésta ma­
Resistencia al esfuerzo cortante de ios suelos granulares 75

RELACION OC VACIOS ANTES OE LA C A M A

Figura M I. Angulo «le fricción interna en función de l i re-


Ución de vados inicial de una arena inedia a fina
(Kgún Ref. 49).

del ángulo de fricción correspondiente a la resisten* ponen los suelos granulares reales, se sigue que las
d a residual o última de dicho suelo, asi como um- diferencias grandes que se observan en ¿ para una
poco en la reladón de vados con que se llegue a ese reladón de vados inicial dada, han de deberse al
estado residual, en d cual el suelo se deforma a vo­ efecto de acomodo de los granos.
lumen constante y con esfuerzo desviador también La compoddón granulométrica d d sudo granu­
constante. Este ángulo de resistenda residual es ma­ lar afecta su ángulo de friedón interna de dos ma­
yor que y aparece señalado en la Fig. 1*51 para la neras. En primer lugar afecta la reladón de vados
arena particular que en ella se trata. que te alcanza con una energía de compactadón
En la Fig. 1-52 (Reí. 49) se muestra la reladón dada, si se compacta d sudo, como es u n frecuente.
entre el ángulo de friedón interna, ^ y la reladón de
vados ¡nidal en varios suelos granulares.
Puesto que los valores de fo. que definen el efec­
to de friedón partícula contra partícula únicamente,
varían relativamente poco entre partículas de dife­
rentes tamaños de los distintos minerales que com-

o
<
ta l- 1 ■- i—
OS 0.4 M 0* 0.7 o.a
R E L A C IO N D E VACIOS IN IC IA L

C im a n triaxial empleada para el estudio de gratas y figura l<Jt Valoras d d ángulo ¿ va. reladón de vados ini­
fragmentos de r o o (vista Interior). cial en vatios todos granulara (següa Ref. 49).
7G Breves nociones de mecánica de suelos

M A T E R 1 A L O R IG E N
Bosotto ( M o t a r ia l !) X T r it u r o d o
G n e ls s ( M aterial 2) O D o « ( p lo m o s
G n e ls s ( M o te rlo l 3) a D a e x p lo siv o s
A ra ñ o y g r a v o CP I ■ A l u v ia l
C o n g lo m e ra d o slU c o so (X ) • C o n ta ro
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Figón I-SS. CorrrUoón dr U rajón 9 t ltXs


10 20 SO 40 tO •o en b faUa y b ruptura de ln«
R U P TU R A D E GRAM OS, B , E N P O R C E N TA JE granos (tcgita Ref- 24).

y segundo, afecta, según se ve en la Fig. 1*52, al va* presión confinante. o*, aumenta la ruptura de los
lor de ^ que se alcanza con una relación de vados granos.
¡nidal dada. Para un problema práctico específico Entre los fenómenos que afectan la ruptura. Mar-
(por ejemplo, la construcdón de un terraplén), el sal menciona la presión de confinamiento, la distri­
efecto de la composidón granulométrica del suelo budón granulométrica. el tamaño medio y la forma
puede estudiarse haciendo series de pruebas triaxia­ de las partículas, la reladón de vacíos y, desde lue­
les y determinando ^ para varias granulometría*. go, la naturaleza y sanidad de los granos.
compactando siempre la arena con la misma energía. l a razón por la que la ruptura ocurre en mayor
El procedimiento más común para determinar <f> grado al aumentar el esfuerzo de confinamiento, a-v
en el lugar es por medio de correladones con resul- se cree que radica en las altas fuerzas que actúan en
tados de pruebas de penetración, razón por la cual los puntos de contacto entre las partículas; éstas au­
el estudio de tales correladones es tan importante. mentan con el tamaño medio y con el coeficiente de
Más adelante se insistirá sobre este importante as­ uniformidad. Marsal (Ref. 50) ha comparado estas
pecto. fuerzas intergranulares para una arena típica y un
Finalmente; parece conveniente puntualizar algo enrocamiento, ambos bajo una presión de confina­
sobre la influencia ya tratada del fenómeno de la miento de I kg/cm9, y llegó a la condusión de que
ruptura de granos en la resistenda al esfuerzo cor­ son alrededor de dos millones de veces mayores en
tante de los suelos granulares. A medida que el coefi- el enrocamiento que en la arena común, lo cual ex­
dente B de ruptura aumenta, puede notarse una dis­ plica muchas de las diferencias de comportamiento
minudón de la resistenda en todos los materiales encontradas entre esos materiales en la práctica; este
investigados por Marsal (R ef. 24). A l respecto son hecho señalado por Marsal no debe ser olvidado por
de interés los datos contenidos en la Fig. 1>5S. En ingenieros que trabajen con enrocamientos, sea en
esa figura puede vene también cómo al aumentar la lo relativo a resistenda o a compresibilidad.
Resistencia al esfuerzo arriante de los suelos cohesivos 77

ESFUERZOS TOTALES ESFUERZOS EFECTIVOS


ff«

u -o +

I* Etapa 2 * Etapa

Figura KM . Distribución de esfuerzo* totales v efectivos en prueba de compre»¿óu triaxial lenta.

M5 maciones en las dos direcdones horizontales son nu-


R E S IS T E N C IA A L E S F U E R Z O C O R T A N T E DE
L O S S U E L O S C O H E S IV O S las (tj = t j ** 0) y de que los esfuerzos principales
en tales direcciones son iguales entre sí e ¡guales a
A Suelos saturados una fracción, K , del esfuerzo normal prindpal ver­
tical, c, (ff2 = a, = A'ff,), Asi. si se hiciesen sucesi­
Sc analizan a continuación tas conclusiones bási­ vas pruebas de consolidadón convendonal para car­
cas a que permiten llegar los resultados de las dife­ gas verticales crecientes, sc obtendrían los círculos de
rentes pruebas triaxiales en suelos saturados. Corno Mohr que se muestran en la figura 1-55 (Ref. 51).
ya se ha indicado en el párrafo I-1S, cada prueba Se denomina trayectoria de los esfuerzos actuan­
triaxial representa unas circunstancias especificas de tes sobre un derto plano particular al lugar geomé­
trabajo, en lo referente a condiciones de consolida­ trico de un punto de los sucesivos círculos de Mohr,
ción y drenaje principalmente, antes que una divi­ obtenidos al hacer un conjunto de pruebas, que re­
sión caprichosa o basada en la simple metodología presenta a la combinación de esfuerzos normales y
de trabajo. A continuación sc analizan los resultados cortantes actuantes en cada prueba sobre dicho pla­
de cada una de las pruebas por separado, con refe­ no. En la Fig. 1-55 se dibujó la trayectoria de esfuer­
rencia al tipo más tradicional de prueba de com­ zos para tres pruebas sucesivas de consolidadón uni­
presión. dimensional escogiendo como plano de interés aquel
1. Prueba lenta.—Condición drenada. Como que­ en que se presenta el esfuerzo cortante máximo (lí­
da dicho, los esfuerzos actuantes sobre el espécimen nea 1-2-3). Puede serse que la trayectoria de esfuerzo
en esta prueba son efectivos en toda etapa significa­ es una recta.
tiva de ella; esto se logra permitiendo el drenaje li­ En la prueba lenta, las cosas son diferentes a la
bre de la muestra y, por lo tanto, la completa con­ prueba de consolidación unidimensional convcndo-
solidadón del suelo bajo ios distintos estados de es­ nal, en d sentido siguiente: La consolidadón del es­
fuerzos a que se le somete. En la primera etapa, el pédmen durante la primera etapa suele ser isótropa
espédmen queda sometido a presión de agua (ffj) (ff, = ffj = <ra) . Después de la consolidadón en la
actuante en todas direcciones, y en la segunda etapa primera etapa, se aumenta d esfuerzo desviador,
se le Ilesa a la falla con incrementos de carga axial p
(esfuerzo desviador). En la figura 1-54 (Ref. 47) sc
muestra esquemáticamente la distribudón de esfuer­
zos totales y efectivos en la prueba.
En esta prueba no hay cambios en los esfuerzos
neutrales y cualquier aumento en el esfuerzo total
produce el correspondiente aumento en d esfuerzo
efectivo. Durante ella el suelo se consolida, disminu­
yendo su reladón de vacíos y su contenido de agua.
Aunque el mecanismo de esta consolidadón es esen­
cialmente el mismo descrito al tratar de compresibi­
lidad de suelos cohesivos, la curva de compresibili­
dad es ahora diferente, por ser distinto el campo de
los esfuerzos actuantes. El efecto del anillo de confi­
namiento que se tiene en la prueba de consolidadón Figura I-M . Círculos de M ohr y trayectoria de afuéraos en
convendonal impone la condidón de que las defor­ b prueba de conulidjdóa unidimensional.

Material protegido por derechos de


78 Breves nociones de mecánica de suelos

Cámara* triaxiales.
manteniendo constante el esfuerzo lateral, dado
por el agua. En la Tig. 1-56 (Ref. 51) se muestra una
trayectoria típica de esfuerzo en el plano de corte
varias pruebas, con esfuerzos crecientes, que sea una
máximo (para tener datos comparables a los de la
línea recta que pase por el origen (Fig. 1-57).
Fig. 1-55).
El ángulo ¿ se denomina ángulo de resistencia o
Las pruebas de la Fig. 1*56 se hicieron aplicando
de friedón interna del suelo cohesivo y suele variar
al espécimen un esfuerzo ff, con agua v un esfuerzo
entre 20° y 30°. Los valores más altos suelen estar
normal o%, mayor que ff,. lo que equivale a producir
asociados a arcillas con valores de índice de plastici­
en la primera etapa una consolidación anisótrooa
dad entre 5 y 10 y los más bajos* a índices mayores
(ffi > <7.. = er,). lo cual también es práctica común
de 50 ó 100, lo que verifica d efecto de la repulsión
en los laboratorios. A continuación se aplicó al espé­
cimen un esfuerzo desviador <r,, igual a la carga de
precnnsolidarión del suelo, variando la presión de la
cámara a un valor Kac y permitiendo la consolida*
dón del espécimen bajo esos esfuerzos: asf sc obtuvo
el estado de esfuerzos efectivos representado por el
círculo 2. En seguida y ya sin variar el esfuerzo de
cámara ff, ■* Aftr,, se pasó a la segunda etapa de la
prueba, aplicando al suelo un esfuerzo vertical, por
el vástago, ff. para obtener el círculo S.
La trayectoria de esfuerzos para el plano de corte
máximo es ahora 1-2-3, diferente de la mostrada en
la Fig. 1-55 para el caso de la prueba de consolida­
dón, lo cual es lAgico si se piensa que en aquel caso
existe un rígido confinamiento lateral, que no se
tiene en el caso de la prueba triaxial.
Cada día se hace un uso más extenso de los re­
sultados de la consolidadón triaxial, que suelen ex­
presarse en gráficas esfuerzo vertical-deformación ver­
tical (o asentamiento).
En general, existe la tendencia a pensar que los
resultados de la consolidadón triaxial pueden ser
más apropiados para describir el asentamiento de es­
tratos gruesos de ardllas o limos plásticos, pero to­
davía está muy extendido el uso de la consolidadón
convencional para definir la compresibilidad de todo
tipo de sudos cohesivos.
Como un resultado de la consolidadón triaxial,
durante una prueba lenta (drenada) se reducen en
!* muestra tanto el espariamiento entre las partícu­
las, como el contenido de agua; por tal motivo se
hacen más fuertes los nexos entre las partículas, en
forma proporcional al esfuerzo confinante y, por ello,
la resistenda aumenta propordonalmente al esfuerzo
confinante efectivo; a esta situadón corresponde una Banco can cámara triaxial y aparato m edidor de
envolvente de resistenda, obtenida en una secuela de p m M a de p o ra
Suelos saturados 79

Figura 1-57. Linea de falla de arcillas uturadas y normalmente consolidada» en prueba lenta.

entre partículas y «leí agua adsorbida sobre los ne­ d o ). Naturalmente que en este último caso e y +A
xos entre los cristales, pues a altos Índices de plasti- habrán de obtenerse haciendo una aproximadón a
cidad se tienen las condiciones mis desfavorables en una línea recta en la envolvente curva, por lo que
tales conceptos. no puede considerarse que signifiquen más que pa­
Cuando una arcilla se carga en la cámara triaxial rámetros de cálculo sin un significado teórico prenso.
con esfuerzos menores que su carga de prcoonsol¡da­ La resistenda drenada de un suelo cohesivo, tal
ción (?| < 9t) , aun cuando pueda haber tendencia como se obtiene en una prueba lenta, representa la
a la expansión con absorción de agua, sus partícu­ resistenda que el suelo desarrollará cuando quede
las no vuelven a su espaciamiento original y la rela­ sometido a cambios de esfuerzos, de manera que d
ción de vacíos no alcanza tampoco el valor original, sudo llegue a ««solid a rse por completo bajo los
anterior a la consolidadón bajo 9e Por lo anterior, nuevos; esto implica las condidones de drenaje apro­
las fuerzas atractivas entre las partículas no se redu­ piadas y el transcurso del tiempo sufidente. Repre­
cen tanto como podrían hacerlo y, en consecuencia, senta la resistenda que se alcanzará en un caso real
la resistenda a esfuerzos menores que la carga de a largo plazo en condidones ordinarias en que no
preconsolidadón ya no es proporcional al esfuerzo existe un impedimento espedal a la consolidadón
efectivo de confinamiento, sino algo mayor; esto hace del suelo bajo los esfuerzos que se le apliquen. La
que la envolvente de resistenda (Fig. 1-57) se aparte resistenda drenada también debe usarse en la reso-
de la recta y se desarrolle sobre ella para valores del lución de los problemas prácticos que se haga con el
esfuerzo aplicado menores qae ae Naturalmente que método de los esfuerzos efectivos, el cual se describe
esc tramo no recto de la envolvente representa d con detalle más adelante y en el que se determinan
comportamiento en cuanto a resistenda en prueba las condidones de falla a partir de los esfuerzos tota*
drenada. De esta manera, la resistenda de una arci­ les y de la presión neutral; es particularmente útil
lla en prueba drenada puede representarse por la en los problemas en que ocurran cambios compli­
expresión cados en las condidones de carga y en los movimien­
s = 9 tan ¿ (1-64) tos del agua en el subsuelo.
2. Prueba rápida consolidada. Condición con con­
para valores de la carga arriba de la carga de prc- solidadón y sin drenaje.
consolidadón (condición de sudo normalmente con­ En esta prueba se establece más marcadamente
solidado), y por la expresión que en la lenta la distinción entre la primera etapa,
con consolidadón bajo los esfuerzos aplicados usual-
i » c + ? tan $A (1-66) mente en condidón hidrostática (9j *= aa «= Oj),
pero a ve<xs en alguna condidón anisótropa, y la se­
para valores de la carga menores que la carga de gunda etapa, de falla, en la que se carga al espéri-
preconsolidadón (condidón de suelo preconsolida- rnen con un esfuerzo desviador aplicado sin permitir
Material protegido por derechos de
80 fíreves nociones de mecánica de suelos

drenaje y. por lo unto, ton consolidadón adicional. tiene lugar en ardllas muy sensibles y que afecta in*
A medida que ve aplica el esfuer/o desviador se va eluso su capaddad de resistir las presiones hidráuli­
desarrollando presión neutral en el agua intersticial, cas en la cámara, correspondientes a la primera etapa
por lo que durante toda la segunda etapa de la prue­ de la prueba (que son efectivas en la segunda); así,
ba los esfuerzos efectivos ya no serán iguales a los el agua no sólo ha de tomar todo el esfuerzo des­
totales, sino que se verán disminuidos vertical y late­ viador, sino que se ve obligada a cooperar para resis­
ralmente por el valor de dicha presión neutral. tir la presión hidrostática.
En la figura 1-58 se muestra la distribución de los Una ccuadón general para representar la presión
esfuerzos totales y efectivos en esta prueba. neutral es:
El esfuerzo principal total mayor en la falla es
Ah = A (Affj — Affa) (1*71)
cr, «= ff, - f // y el total menor es Es fundamental
para la comprensión de la prueba el valor que alcan­ En esta reladón A es un coeficiente de presión
ce la presión neutral, u, que se desarrolle en la eta­ de poro que describe el efecto del cambio de la di fe-
pa de carga axial. En arcillas normalmente consoli­ renda entre los esfuerzos principales (Reís. 47, 52
dadas, el valor de u defiende sobre todo de la sensi­ y 53). Para muchas arcillas saturadas no consolida­
bilidad de la estructura; es dedr, de la facilidad con das A vale aproximadamente I. Para ardllas fuerte­
que ésta se degrada con la deformación bajo cor­ mente sobreconsolidadas o mezclas compactas de are­
tante. $t el suelo sc comportara de un modo perfec­ na y ardlla, d aumento de esfuerzo cortante descrito
tamente elástico sc tendría
por la diferencia A ~ produce un aumento
K de volumen similar al que ocurre en las arenas com­
pactas cuando se deforman en cortante. Para tales
Um 5 suelos A < 0. En las arcillas ligeramente sobrecon-
según se hace ver en la Ref. 47. En realidad existen solidadas A varía de 0.25 a 0.75. En las arcillas sen­
en el suelo efectos plásticos que apartan su compor­ sibles, como se vio, A podrá tener valores mayores
tamiento del puramente elástico; las pérdidas de que I. En cada caso, el valor correcto de A habrá de
estructuración hacen que dicha estructura transmita ser determinado en pruebas en que se mida la pre­
al agua lo que ella deja de tomar como presión efec­ sión neutral en el instante de la falla incipiente.
tiva. En suelos de sensibilidad baja y media sc han Si se hacen varias pruebas rápidas-consolidadas
medido en la falla presiones neutrales comprendidas con esfuerzos crecentes a varios espedmenes de un
K mismo suelo, será posible dibujar círculos de Mohr
entre —— y // al finalizar la etapa de carga de una en un diagrama t — c y obtener la envolvente de
resistenda del suela Esto puede hacerse ahora de
prueba rápida consolidada, en tanto que en suelos dos maneras: una inmediata* a partir de los esfuerzes
altamente sensibles sc puede llegar a 1.5 //. A prime­ totales, que el operador conoce en todo momento de
ra vista (Midiera parecer paradójico obtener u > la prueba y en la falla en particular, y otra a partir
es dedr, que en la segunda etapa de la prueba el de los esfuerzos efectivos, para trazar la cual será pre­
agua desarrolle en la falla presiones mayores que el ciso conocer la presión neutral, cuando menos en el
esfuerzo vertical total aplicado, pero la paradoja se instante de la falla indpicnte. Esto puede hacerse
desvanece al tomar en cuenta la desintegración par­ hoy con bastante fadlidad, pues u se puede estimar
d a l de la estructura sólida por la deformadón que por métodos teóricos (Ref. 47), o en pruebas en que

ESFUERZOS TOTALES ESFUERZOS EFECTIVOS

O* o»
u=o -4-

|t Etapa 2 * Etopo
(Da consolidoclón) (De folio)
Fisura I-5H. Distribución «le « f u e r a » to tal» y efectitoa en prueba de compresión triaxial ripida consolidada.

rech
Suelos saturados 81

se mida la presión neutral directamente en la cá­ bajo el peso de una estructura y que después queda
mara triaxial (Ref. 52). La Fig. 1-59 muestra las en­ sometido a un rip id o incremento ele esfuerzos por la
volventes obtenidas en ambos casos. Razonando igual construcción de una estructura que pueda añadirse
que en el caso de la prueba drenada, puede com­ o por la acrión de una carga viva acddental. Suele
prenderse la razón por la que las envolventes son emplearse para representar las condidones de rimen*
rectas por arriba de la caiga de preconsolidadón, a(, tariones de terraplenes en que la construcrión dura
abajo de la cual, el suelo exhibe una resistencia algo más que d tiempo requerido por el sudo para al­
mayor que la correspondiente a la envolvente recta. canzar una consolidadón significativa.
A l efectuar pruebas con medición de presión neu­
tral, puede concluirse que es bastante correcto supo­ 3. Prueba rápida.—Condidón no drenada.
ner que los círculos de esfuerzos efectivos son tangen­ £n esta prueba tanto d esfuerzo de confinamien­
tes a la línea de talla obtenida en pruebas drenadas. to. dado con la presión del agua en la cámara, como
Si para el trabajo se adopta el criterio de los es­ el esfuerzo desviador, se aplican de manera que no se
fuerzos totales, la ley de resistencia del suelo arriba permite ninguna consolidadón del espédmen; esto
de la carga de preconsolidadón puede ponerse como se logra cenando la válvula de salida de la cámara
hada la bureta y/o aplicando los esfuerzos con rapi­
x « 9 tan +m (1-63) dez sufidente. La reladón de vados de la muestra y
su contenido de agua permanecen en prindpio inva­
y <*>„ recibe el nombre de ángulo aparente o de resis­
riables y se desarrollan presiones neutrales en el in­
tenda no drenada del suelo; es en rigor sólo un pará­ terior d d espéamen.
metro de cálculo, cuyo verdadero significado teórico
Si la muestra proviene de la profundidad z y y
es. por lo menos, muy d ifíd l de establecer.
es su oeso especifico, representa un suelo que estaba
En términos de esfuerzos efectivos, la resistenda
consolidado a la presión yz. Si se somete la mues­
para el intervalo normalmente consolidado puede es­
tra a esa presión dentro de la cámara en la primera
tablecerse en la prueba ripida-consolidada por la ex­
etapa de U prueba, teóricamente la estructura sólida
presión
del suelo tomará toda la caiga y el agua de la mues­
j *■ (<r — u) un <f> = c tan <¿> (1*64) tra pasará a un estado de presión nula a partir de
la tensión que hubiera desarrollado al ser extraído
también del tipo de la ecuadón (1*64), usando d el espédmen de su. lugar natural Por otra parte, si
ángulo de resistenda. obtenido de la envolvente la presión que se ejerce con el agua es más grande
de esfuerzos efectivos, tal como se obtendría con prue­ que la que d suelo tenía en la naturaleza, todo el
bas lentas. exceso lo tomará en teoría el agua contenida en la
£1 ángulo sude ser del orden de ¿/2. muestra, sin que se modifique el grado de consolida­
La prueba rápida-consolidada representa las con* dón del espédmen ni la magnitud de los esfuerzos
didones de un suelo que primeramente se consolida efectivos, y d io sin que cambie la reladón de vados.
82 Breves nociones <lc mecánica de suelos

ESFUERZOS TOTALES ESFUERZOS EFECTIVOS

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ba d f c o a p id ió o
2* Efopo triaxial lápida.

el espaciaraiento entre las partículas o la resistencia r, ° g } ■— ii ■ - (u t •+• U j) » (yz -fr ú ) —


del suelo, sea cual sea el valor de la presión aplicada
- (A + Uj) ■ yz - wa
en la cámara. Consecuentemente, al no variar los es­
fuerzos efectivos, la resistencia mostrada por el auelo * 9* + PS - Y* “ «j + Pe*
(/>;") es constante, cualquiera que sea la presión del
agua en la etapa inicial; esto se traduce en el hecho Es de importancia hacer notar que, como se dijo,
de que todos lo» círculos de M ohr correspondientes a el valor de los esfuerzos efectivos resulta ser inde­
esfuerzos totales sean iguales, siendo una linea hori­ pendiente de A. de manera que todos los círculos
zontal la envolvente de resistencia correspondiente a de esfuerzos totales, obtenidos mediante una serie de
dichos esfuerzos totales. En la Fig. I-CO se muestra la pruebas con esfuerzos totales crecientes, tienen un
distribución de esfuerzos en el interior del espécimen solo y mismo círculo de esfuerzos efectivos correspon­
durante la prueba rápida. dientes, por lo que todos los círculos de esfuerzo* to­
En la primera etapa se supone que la presión hi­ tales deben ser iguales entre sí y la envolvente de
drostática en la cámara es la y* que el suelo tenia resistencia de esfuerzos totales debe ser una línea ho­
en la naturaleza, más un cierto valor arbitrario, A. rizontal, tal como ya se había establecido. En la
Consecuentemente, se desarrollará en el agua de la Fig. 1-61 se muestra tal envolvente de resistencia, re­
muestra una presión neutral ut = A. En la segunda lacionándola con las correspondientes a ¡>rueba len­
etapa se aplica el esfuerzo desviador, p " , con el vás- ta y rápida consolidada.
tago de la cámara, y al final de ella se habrá desarro­ Puede verse que la ordenada al origen de la línea
llado en el agua una presión neutra] adicional, u^. de falla se asemeja mucho a la resistencia del esfuer­
A l sumar las dos etapas se tiene una presión neu­ zo cortante del suelo en su condición original, conso­
tral total u =» « j + tí¡. Ixw esfuerzos efectivos serán lidado bajo la carga de suelo suprayacente. Esta or­
los totales menos dicho valor de u. denada en el origen se denomina la cohesión del
Suelos saturados 83

suelo, llamándose suelo puramente cohesivo al que


en un problema dado le sea aplicable una envolvente
de resistenda horizontal. Cuando le sean aplicables
las condiciones de la prueba rápida (sin drenaje y
sin consolidación) la resistenda de dicho sudo será
simplemente
s = c (145)

y el ángulo de friedón aparente resulta ser cero en


este caso. Este ángulo tampoco es más que un pará­
metro de cálculo, que se usará cuando se trabaje con
el método de los esfuerzos totales en un problema
práctico en que las condidones de la prueba rápida
sean representativas de aqudla a que realmente es*
tará sometido el suelo. Sin embargo, en la prueba
real el ángulo de falla de la muestra no es de 45°,
como lo sería si el ángulo de fricción aparente fuese
el realmente representativo de la resistenda friccio­
na! de la muestra (éste es naturalmente ligado a
los esfuerzos efectivos actuantes, que puede medirse
en una prueba lenta o en una rápida consolidada con
determinarión de la presión neutral).
La resistenda no drenada representa la resisten­
cia que tiene un suelo natural. Puesto que la mayor
parte de las construcciones se llevan a efecto con mu­
cha rapidez en comparadón a los tiempos que nece­
sita la ardlla para consolidarse, la resistenda sin dre­
naje debe usarse en la mayoría de los problemas de
diseño. Aun en aquellos casos en que la construc-
dón es tan lenta que durante ella ocurren aumentos
significativos de la resistenda por consolidadón, sue­
le usarse la resistenda no drenada para obtener datos Pretbi de w ip cw M w «Imple
de proyecto, por representar un valor rafnimo y, por
ende, conservador. Cuando sc piense en la utilizadón
de la resistencia no drenada para obtendón de valo­ nes de resistenda sin drenaje; pero a largo plazo d
res de proyecto, han de vigilarse aquellos casos en sudo se debilita y el uso de la prueba rápida puede
los que los esfuerzos finales aplicados al suelo pue­ quedar fuera de la seguridad.
dan ser menores que la carga inicial que éste sopor­ La resistencia no drenada depende del esfuerzo
taba; tal es frecuentemente la situadón en excava- ¡nidal a que estaba sometido d suelo en su lugar
dones y en problemas de estabilidad de taludes. En natural, de su carga de preconsolidadón y de la en­
dichos casos, para condidones de proyecto a corto volvente de falla de Mohr correspondiente a condi­
plazo, cuando el suelo no tiene tiempo sufidente ciones con drenaje. En suelos compresibles, la pre­
para expanderse, pueden ser aplicables las condirio- sión que soportaba el suelo en su lugar natural se

ESFUERZOS TOTALES ESFUERZOS EFECTIVOS

£
+
3

| t E top o 2* E tap a

Figura 1-62. Distribudón de etfuem » loóles y efectivos en prueba de compraión limpie.


8-1 Breves nociones de mecánica de suelos

relaciona con la relación de vado» por la curva de la muestra en la prueba aquí tratada (7 „), denomi­
compresibilidad. Como resultado de lo anterior, la nado resistenda del suelo a la compresión simple, sea
resistencia no drenada de una arcilla saturada aumen­ el mismo p * de prueba rápida. Sin embargo, la prue­
ta cuando disminuyen la relación de vacíos y/o el ba de compresión simple no es una triaxial rápida;
contenido de agua. En suelos normalmente consoli­ el método de prueba es fundamentalmente distinto
dados una gráfica de relación de vacíos o el conteni­ v en ningún caso es lícito usar los dato* de esa prue­
do de agua contra la resistenda no drenada es apro­ ba para completar envolventes obtenidas con pruebas
ximadamente una línea recta. rápidas. Es muy normal que qm resulte un poco me­
nos que p " pero en aplicaciones prácticas sencillas
4. Prueba de compresión simple. puede considerársele como igual.
Según ya se dijo, esta prueba se realiza aplicando En la Fig. 1-63 aparecen los círculos de esfuerzos
un esfuerzo axial a un espédmen. sin la etapa pre­ totales (IV v efectivos (10 correspondientes al ilu­
via de presión hidrostática. Prácticamente sólo existe tante de falla incipiente en este tino de prueba V su
la etapa de carga, que conduce el suelo a la falla; posición relativa a la línea de resistencia en pruebas
sin embargo, en vías de simplificación, podría consi­ triaxiales. Debe notarse que la (¡gura se dibuja con
derarse como primera etapa el estado inicial de la la suposidón de que la carga de preconsolidadón del
muestra, sin esfuerzos exteriores. En esta primera suelo es yz.
etapa (Fig. 1-62) los esfuerzos totales son nulos y el La resistencia del suelo a la compresión simple
agua adquiere la tensión de preconsolidadón (yz) se ha usado como medida de la sensibilidad de la
que el suelo tuviere en la naturaleza; esta tensión estructura de un suelo a la deformadón. comparan­
del agua comunica a la estructura sólida los esfuer­
do en un mismo suelo el valor de a., a i los estados
zos efectivos necesarios para que la muestra manten­ inalterado y rcrnoldcado. La pérdida de resistencia
ga su volumen.
entre amitos estados se toma como la medida indi­
En la segunda etapa es llevada a la falla con la
cada. Se define a*( la sensibilidad de un suelo como
aplicadón del esfuerzo axial (q u) , que mide su re­
sistenda en este tipo de prueba, originando a la vez
una presión neutral adicional u«. Los esfuerzos efec­ * </„ (remoldcado)
tivos que aparecen al final de la prueba, en el ins­
tante de la falla, se muestran en la misma Fig. 1-62
y valen B Suelos no saturados

Básicamente. la resistenda al esfuerzo cortante


5, = 0 — u ** — (n, + Uj) » - ( —y* + u,) « de los suelos no saturados ensuelve los mismos con­
= yz — tu ceptos que la de los suelos saturados: pero existen

+ qu = r* - «2 + ?. entre ambos casos algunas diferendas muy signifi­


cativas. En los suelos no saturados los poros contienen
agua sólo pardalmente y en ellos existe aire en una
Nótese que el esfuerzo principal menor efectivo es
propordón acorde con d grado de saturadón; la
teóricamente el mismo que se tuvo en la prueba
gran diferencia de comportamiento mecánico entre
triaxial rápida.
ambos fluidos impone caracterísdcas de comporta­
Por ello, lógicamente debe esperarse que el es­
miento muy complejas al conjunto. Desde luego, den­
fuerzo desviador máximo necesario jara hacer fallar
tro de la actual manera de concebir la resistenda al
esfuerzo cortante de los suelos sigue siendo cierto
que es el esfuerzo efectivo el que controla la compo­
nente fricrional de dicha resistencia. Los esfuerzos
cortantes son tomados sólo por las partículas sólidas
del sudo no saturado (esqueleto), excepto a niveles
de deformadón muy altos; en cambio el esfuerzo
normal total en cualquier plano se descompone en
general en dos partes, una correspondiente al esfuer­
zo efectivo transmitido en d esqueleto mineral y
otra neutralizada por la presión del fluido en los
poros del suelo. Pero ahora la presión neutral es una
combinadón muy complicada de presión y tensión
capilar en el agua y de presión en d aire, que depen­
de del grado de saturadón y d d tamaño de los poros
del suelo.
Si hay un solo fluido en los poros, sea aire o
agua, el esfuerzo normal efectivo medido por la ecua­
dón ya estableada es:

cr = 9 — u
Material protegido por derechos de ai
Suelos no saturados 85

Intervalo d e O " q u e in te re sa
en e l problem a

flg u n 144. Pru'bt ir i u b l ala (Im u jc en un w cio p lr d ilm a ic «aturada.

donde a es el nfuer/c efectivo, ff el total y ti la pre­ Cabe un enfoque similar |»ra expresar el aumen-
sión neutral. En los suelos parcialmente saturados to de la presión en el agua y en el aire al aplicar un
suele haber dos Huidos en los poros, los cuales pue­ incremento al esfuerzo desviador que se ejerce sobre
den estar en equilibrio a presiones que difieren con­ una muestra de suelo; ahora
siderablemente en uno y otro a causa de la tensión
superficial. Bishop (Ref. 54) ha propuesto para re­ A u. = A , (Aff, - Aff,)
presentar al esfuerzo efectivo en este caso una expre­
sión del tipo Aum — Aw (Aff, — Aff,) (1*75)

o — a — u, + X (u« — u¿) (1*73) Valores típicos de A w en la falla han sido repor­


tados por Bishop y Henkcl (Ref. 57) quedando
donde »/„ representa la presión en la fase gaseosa (gas comprendidos entre —0.28 y +0.27 para muestras de
o vapor) y uw la presión en la fase líquida. El pará­ suelos compactados parcialmente saturados.
metro X vale uno para suelos saturados y cero para En pruebas triaxiales sin drenaje en suelos par­
suelos secos; sus valores intermedios dependen sobre cialmente saturados, la resistencia al esfuerzo cortan*
todo del grado de saturación, pero están influidos te aumenta con la presión normal exterior, pues la
también por otros factores tales como la estructura compresión del aire permite el desarrollo de esfuerzo
del M ie lo , los ciclos de humedecimiento y secado a efectivo; sin embargo, el aumento de lesistencia se
que éste esté expuesto y los cambios de esfuerzos que hace cada vez menor, por el efecto de disolución del
sc tengan para un valor particular del grado de sa­ aire en el agua de los poros, que se hace más fácil
turación. En la mencionada referencia 54 se mues­ según aumenta la presión en el propio aire. Cuando
tran determinaciones de X para algunos suelos par­ los niveles de esfuerzo son suficientemente altos, la
ticulares; desde luego X crece al crecer el grado de baja compresibilidad del conjunto agua-aire disuelto
saturación. y la diminución del volumen de vacíos por deforma­
Los valores de u, y uv que sc tienen cuando se ción se concitan para producir en el espécimen un
somete al suelo a un cambio de esfuerzo Aff han sido comportamiento similar al de los suelos saturados,
estudiados por Bishop y Eldin (Ref. 55) y por Skem- con un ángulo ^ en la envolvente de falla que tien­
ton (R ef. 56). Según estos autores, al aplicar a un de a ser cero. La envolvente de esfuerzos totales no
cuelo parcialmente saturado un incremento hidrostá- es pues una recta, sino una curva que tiende a la
tico de esfuerzo, A ff„ se produce un aumento tanto horizontal. Los parámetros de resistencia c y $ sólo
en la presión del agua, como en la del aire, de acuer­ pueden definirse si se aproxima a una recta aquel
do con las relaciones. tramo de la curva que comprenda al intervalo de
esfuerzos normales que rija en el problema particu­
lar de que sc trate. Si se ha de resolver un problema
A “ BéAff,
con el criterio de esfuerzos totales, y ese es el caso
Au„ « B„Aff, (1-74) más común en suelos no saturados, es de la mayor
importancia reproducir en la prueba de laboratorio
I-as expresiones anteriores sirven para definir los condiciones lo más representativas que sea posible de
coeficientes de presión neutral B , y B^. En la Ref. 56 las de campo. En la Fig. 1-64 sc muestra una envol­
se dan valores típicos de B „ para suelos parcialmente vente típica de suelos no saturados en pruebas tri­
saturados, con variaciones de 0.10 a 0.89. indicando axiales sin drenaje.
en rada caso qué ja rte del esfuer/o aplicado es to­ N o es posible realizar pruebas con drenaje en
mado por el agua. suelos parcialmente saturados, con el mismo sentido

echos de
86 litares nociones de mecánica de sítelos

c interpretación que las pruebas lentas normales (es cunstandas a que d suelo va a estar expuesto en la
dedr, pruebas en que la presión neutral sea nula en obra de que sc trate.
tocia etapa significativa), pues ello implicarla «les* Es condidón previa indispensable que el ingenie­
truir las tensiones capilares y para lograr tal fin es ro analice con buen criterio las diferentes etapas por
preciso saturar la muestra. Si sc desea trabajar con las que el suelo atravesará durante la vida de la obra
esfuerzos efectivos, para obtener la envolvente corres­ y ello desde el primer instante de su construcción;
pondiente lo que se hace es saturar la muestra y su­ sólo asi podrá juzgar rorreetámeme las condiciones
poner que tal proceso no produce cambios significa­ críticas para las que el diseño ha de ser efectuado;
tivos en d valor de este criterio resulta conserva­ debe tenerse muy en cuenta que no es de ningún
dor en los análisis prácticos, pues la resistenda suele modo raro que esas condiciones críticas sc presenten,
disminuir con la saturadón. en lo que se refiere a la masa del suelo afectada,
En suelos no saturados es común la prueba con largo tiempo después de erigida la estructura en es­
drenaje, pero a humedad constante, en que se man­ tudio. Se comprende que también es indispensable
tiene a la muestra sin cambios de humedad y se al ingeniero, con vistas a normar su criterio, un co­
controla la presión d d aire en lo que sea preciso nocimiento amplio y meditado del perfil de suelo en
para lograr tal lin. En este tipo de pruebas basta me­ estudio, de sus propiedades básicas y de las condicio­
dir la presión neutral cu el agua de los vados para nes de drenaje que se presentarán en el transcurso
conocer la proión intersticial. del tiempo. l.as condidones de preconsolidadón de­
tas envolventes de resistenda de los sudos no sa­ ben ser espedalmente investigadas, pues ellas ten­
turados en prueba rápida (sin drenaje) se acercan drán gran influencia en el comportamiento general.
más y más a la forma correspondiente a tos suelos
En el momento presente existen dos criterios para
saturados, a medida que el grado de saturadón au­ la determinación práctica de la resistenda al esfuer­
menta. como es lógico que suceda. En la Ref. 47 pue­ zo cortante de los suelos.
den verse resultados de laboratorio en corresponden-
1) El criterio de los esfuerzos efectivos.
da con la afirmación anterior.
Un caso de fundamental importanda de suelos En este criterio se razona que es este tipo de es­
no saturados, por cierto de gran interés para el in­ fuerzos el que realmente define al esfuerzo corlante
geniero especialista en vías terrestres, es d correspon­ del suelo. Conocido el esfuerzo efectivo que actuará
diente a suelos compactados. Existe ya bastante in­ entre las partículas del suelo en un derto punto de
formación en tomo a este tema, pero no setá tratada la masa, bastará multiplicar este valor por la tan­
en este lugar, sino en el capitulo correspondiente a gente d d ángulo de friedón interna obtenido en
suelos compactados, en páginas subsecuentes de esta prueba lenta (línea L ), para obtener la verdadera
obra. resistencia al esfuerzo cortante de que dispone et sue­
lo en tal punto. Este criterio presenta pocas dificul­
tades de índole teórica para su comprensión; es el
C Aplicación de los resultado* de las pruebas que lógicamente sc desprende de todo lo que sc ha
triaxiales a los problemas prácticos venido estudiando en el cuerpo de este capítulo, en
reladón con la resistenda al esfuerzo cortante de los
En la práctica, cuando el ingeniero necesita co­ suelos. En la figura 1-65 está someramente descrito
nocer las características esfuerzo-deformación y resis­ el criterio de los esfuerzos efectivos para interpretar
tencia de un suelo dado, con vistas a la obtendón de la resistenda al esfuerzo cortante de los suelos a par­
datos para diseño de una obra particular, recurre tir de los resultados de las pruebas triaxiales.
por lo general a las pruebas de compresión triaxial. El primer requisito para la aplicadón del méto­
De inmediato surge entonces la pregunta de cuál o do consiste en conocer la envolvente de resistencia
cuáles de esas pruebas ha de realizar para el |iro- del sudo obtenida en reladón a los esfuerzos efec­
blema en cuestión y qué interpretadón ha de dar a tivos, tal como por ejemplo resulta de una serie de
los resultados obtenidos. pruebas lentas, trazando los dreulos de falla de cada
El criterio para la elección de las pruebas resulta uno y dibujando a partir de ellos la línea L , tangen­
obvio después de analizar las varias disponibles; en te a todos. (En general, la linea L quedaría definida
cada caso deberá hacerse aquella prueba o pruebas teóricamente con un círculo trazado en el intervalo
que mejor refleje o reflejen en el laboratorio las cir- normalmente consolidado, pero dadas las incorrec­
ciones inherentes al trabajo de laboratorio, es reco­
mendable obtener, por lo menos, dos o tres círculos
de falla y trazar como línea L la recta que más se
aproxime a la tangente común.) En la presa de la
figura se desea calcular la resistenda d d suelo en d
elemento mostrado, para fines de estudio de la esta­
bilidad del talud de aguas arriba. En la misma figu­
ra aparece la línea L que se supone ya obtenida. En
Flgui.i H S . Obtención d e la resistenda al etfuerxo cortante lo que sigue se considera que el material que cons­
del suelo trabajando con « f a e n e s efectivos. tituye la presa es saturado y normalmente consolida-
Aplicación de los resultados de las pruebas triaxiales a los problemas prácticos 87

«lo, persiguiendo así fines didácticos. Si c es la pre­ de manera que las presiones por el vástago tampoco
sión total sobre el elemento y ti la presión neutral son ya esfuerzos principales, ion el consiguiente error
en el mismo en el ilutante de la (alia, el esfuerzo en la interpretación de la prueba, ]x>r medio de la
efectivo, que obra en la estructura del suelo, será teoría de Mohr, que así los considera.
í «■ — u y la resistenda del elemento será simple­ Se ve pues que la obtenrión de la línea /. por
mente la ordenada de la linca /. correspondiente a medio de pruebas lentas, que además son dilatadas
tal <r. y costosas, pudiera no ofrecer una garantía sufidente
El criterio anterior, aparentemente tan sencillo, en todos los casos particulares.
tiene serios inconvenientes prácticos aun en el mo­ En el momento presente puede intentarse la ob­
mento píeseme. Entre éstos hay que mencionar los tenrión de la línea L en el laboratorio con base en
que emanan de la necesidad de obtener la línea L en pruebas triaxiales diferentes de la lenta, por ejemplo
el laboratorio, para considerar posteriormente otros rápidos-consolidadas. Para ello se dispone de abun­
que surgen aún después de obtenida la línea, en eta­ dancia de equipos que permiten medir la presión de
pas [josteriores de la aplicación práctica del método. poro que se desarrolla en el espédmen en el ilutante
Para obtener la linea L en el laboratorio podrían de la falla, con lo cual, conoddo el esfuerzo desvia*
hacerse pruebas lentas y aparentemente con ello se dor total, es fácil obtener el esfuerzo efectivo actuan­
daría una solución simple y satisfactoria al proble­ te en dicho momento. Sin embargo, en la actualidad
ma; la realidad sin embargo no es tan halagüeña; las los medidores tle la presión de poro son costosos y
pruebas lentas son las más largas en duración y, por de manejo relativamente delicado, por lo que no es
lo tanto, las más costosas, por lo que una solución todavía común verlos en acrión en muchos laborato­
basada exclusivamente en tu realización no puede rios de Mecánica de Suelos, especialmente en los de
considerarse desprovista de dificultades prácticas. In­ pie de obra.
dependientemente de esta razón económica y de tiem­ Finalmente, existen medios teóricos jura estimar
po de ejecución, las pruebas lentas presentan dificul­ la presión de poro en el instante de la falla en un
tades inherentes a su propia naturaleza, de las que espédmen sometido a una prueba rápida consolida­
se discutirán únicamente dos en lo que sigue. En pri­ da. Hay métodos debidos a Skempton, Henkel y Juá*
mer lugar, se tiene en el laboratorio un problema no re7-Badillo jura cubrir tal fin (Ref. 47). En condu-
del todo resuelto en lo relativo a la membrana im- sión, puede decirse que ya empieza a haber métodos
|>enneablc que aísla los especímenes en las cámaras confiables para la obtenrión de la linea l., sea en el
triaxiales; membranas muy delgadas cuya rigidez no laboratorio o con ayuda de métodos que no pueden
influye en el estado de esfuerzos del espécimen, al considerarse aún de uso popular; esto permite espe-
cabo del tiempo dejan pasar y cuando están en jue- rar que en un futuro cercano el método de los es­
go presiones relativamente elevadas, como sucede en fuerzos efectivos pueda aplicarse con mayor facilidad
las pruebas lentas, pequeñas cantidades de agua que que en la actualidad, por lo menos en lo que a este
bastan para introducir eriores de consideración en primer requisito se refiere.
los resultados; membranas suficientemente gruesas Una vez obtenida la línea /. queda en pie un im­
como para garantizar una completa impermeabili­ portante problema para la aplicación del método de
dad, por su mayor rigidez influyen de un modo sig­ ios esfuerzos efectivos a los problemas prácticos. En
nificativo en los resultados de las pruebas triaxiales. efecto, considérese la situación indicada en la figu­
Este efecto es notable en las pruebas lentas, aunque ra 1-65. Una vez obtenida la línea L , para realizar un
es despreciable en otras pruebas triaxiales, pues en análisis será preciso conocer el estado de esfuerzos
las primeras el agua puede estar sometida a presio­ efectivos en todos los puntos de interés dentro de la
nes más grandes y los tiempos de exposición de la masa d d suelo en estudio; en el caso concreto de
membrana a la propia agua son también mucho ma­ la Fig. 1-65, en los puntos de la superficie de desliza­
yores. Una segunda dificultad práctica en la realiza­ miento supuesta. Este es un problema no resuelto
ción de las pruebas lentas de laboratorio, que puede hasta hoy, pues se comprende que si no ha podido
conducir a errores importantes en sus resultados, diluadarsc del todo el estado de esfuerzos efectivos,
emana del hecho de que, en la prueba lenta, el cv en el Interior de un espédmen dentro de una cáma­
pécimcn sufre deformaciones notablemente más gran­ ra triaxial sometida a un control de prueba, menos
des que en otras pruebas triaxiales, bajo presiones de podrá detallarse tal estado de esfuerzos en las gran­
vástago también mayores; estas deformaciones tien­ des masas de suelo que involucra cualquier obra real;
den a hacer que el espécimen disminuya en longitud asi pues, aun disponiendo de la línea L en la prácti­
y, por asi decirlo, que aumente en diámetro, con la ca se tendrá la dificultad adidonal de no conocer los
consecuencia de que se establece una restricción por esfuerzos efectivos que actúan en los diferentes pun­
fricción entre las bases del espédmen, en las que el tos de la masa de suelo que interesa estudiar. Algu­
suelo tiende a desplazarse lateralmente y las piedras nas institudones dedicadas a la construcción de pre­
porosas que naturalmente permanecen fijas en re­ sas de tierra superan esta dificultad y diseñan sus
lación a la tendencia anterior, esta restriedón por obras de acuerdo con el método de esfuerzos efecti­
(riedón poducc esfuerzos cortantes en las bases del es­ vos, a base de una prediedón de los esfuerzos efec­
pécimen que entonces dejan de ser planos principales. tivos que te desarrollarán en la obra durante la
88 Breves nociones de mecánica de suelos

construcción. Colocando píczómctros para medir la Es obvio que una estructura ha de diseñarse fun­
presión de poro mientras la construcción avanza, damentalmente para las que hayan de resultar las
pueden determinar si sus predicciones van resultando etapas críticas de su vida. En estructuras edificadas
correctas o si han de hacerse modificaciones al diseño sobre suelo o con suelo es muy común que las etapas
a la luz de las mediciones efectuadas. Este método es más críticas ocurran en los momentos inidalcs de su
práctico únicamente para instituciones que poseen vida o a muy largo plazo. Constituye una interesante
suficiente experiencia en el campo, respaldada por norma de criterio analizar, en primer lugar, dichos
amplios archivos en los que figuren presas construi­ momentos de la vida de la estructura, con lo que en
da! similares a la que se encuentre en ataque. muchos casos de la práctica se conseguirá definir de
A pesar de todas las dificultades reseñadas, cuya un modo claro la etapa crítica para la que ha de efec­
importancia no debe subestimarse, especialmente en tuarse el proyecto y atendiendo a la cual habrán de
obras de menor aliento y posibilidades que la presa realizarse, correspondientemente, las investigaciones
de tierra, no es arriesgado afirmar que los futuros de laboratorio.
progresos de la Mecánica de Suelos harán que el cri­ Considérese, por ejemplo, un edificio que vaya a
terio de los esfuerzos efectivos esté destinado a ser el ser construido sobre un terreno arcilloso franco. Se­
más ampliamente usado, por ser el más racional y gún progresa d proceso de consolidadón induddo
el que hace un uso más adecuado de las ideas básicas por el edifido, la resistencia d d suelo aumenta. La
que rigen en el campo de la resistencia al esfuerzo condidón crítica corresponderá entonces a las etapas
cortante de los suelos. iniciales de la vida de la obra. Por ser la ardlla muy
2) El criterio de los esfuerzos totales. impermeable, los procesos de consolidadón serán len­
En este segundo modo de trabajar se utilizan di* tos y, comparativamente, el tiempo de construcción
rectamente los esfuerzos totales usados en las pruebas de la estructura dcsprcdablc. Por dio, el momento
triaxiales; es decir, sc hace uso de las envolventes crítico será cuando la carga d d edifido se complete.
L o R , según el problema específico que se tenga. En este caso es obvio que una prueba en que el es­
Puesto que cada una de las pruebas da valores de re­ fuerzo desviador se aplique rápidamente representa
sistenda muy diferentes para el mismo sudo, por va­ las condidones de campo; la prueba rápida satisface
riar las dreunstandas en que se hace la prueba, sc esa condición.
sigue que ésta sólo setá representativa si sus propias Por el contrario, si el edificio fuese a ser construi­
dreunstandas de trabajo duplican de un modo sufi* do sobre una arcilla igual a la anterior, pero con
dentemente aproximado las dreunstandas a que es­ abundantes intercaladones tic arena que proporcio­
tará sometido el sudo en el prototipo; en consecuen­ nen drenaje rápido y ef¡dente, puede pensarse que
cia, es en este segundo método donde el ingeniero el suelo se consolida al unísono ron el progreso de
tiene que ser más cuidadoso y experimentado en la la construcción de la estructura, por lo cual la prue­
elección del tipo de prueba o pruebas que vaya a ba lenta sería ahora la adecuada para la determina*
efectuar. dón de la resistenda al esfuerzo cortante. Si la es­
N o existe una regla fija única que permita esta­ tructura que se desea construir es un terraplén (Fig.
blecer qué pruebas deberán hacerse en cada caso y 1-66), por ejemplo para un camino o un bordo de
son d criterio y la experiencia del proyectista los que protecdón, y se requiere investigar las condidones
han de diluddar tan fundamental problema. Para d d tcrTcno que lo ha de soportar, debe tenerse en
ayudar al lector a formar su propio criterio a este cuenta que el peso del terraplén incluirá un proceso
respecto, en lo que sigue se hacen algunos comenta­ de consolidadón en el suelo, si éste es arcilloso y, por
rios de carácter general. tanto, su resistenda al esfuerzo cortante tenderá a
aumentar con el tiempo. Si el terraplén se construye
rápidamente y el terreno arcilloso tiene drenaje di*
ffd l, el instante más crítico será el inicial de la vida
de la obra, antes de que sc produzca la consolidadón
del suelo y, por ello, lo que se dijo para el caso aná­
logo del edifido conservará su validez. Si el sudo sc
consolida tan aprisa como avanza la construcción de
la obra, la prueba lenta sería la correcta para la ob-
tención de los datos de proyecto.
Las cosas variarán radicalmente si en el mismo
suelo se desea hacer una cxcavarión, por ejemplo
para la ciraentadón de una estructura. En ese caso,
sobre todo si las condidones del sudo fadlitan d fe*
nómeno, sc inducirán expansiones en la masa d d sue*
lo por la descarga efectuada y, por ello, la resisten*
F ig ó n 140. Variación de b m in e a d a al «fu e r z o cortante
d a al esfuerzo cortante tenderá a disminuir con el
« a ua corte y un terraplén en d mismo sudo tiempo. Ahora la condidón crítica del sudo estará
arcilloso. en los momentos finales d d proceso de expansión,
Resistencias máxima y residual de las arcillas 89

que corresponderán a etapa* avanzadas de )> vida de ria seguir usando los símbolos c y ^ para los paráme­
la obra. La prueba lenta o la rápida-consoüdada se­ tros de resistencia, pero naturalmente sometiéndolos
rían obviamente las recomendables para la represen­ a la interpretación moderna. En este sentido han de
tación de esta situación, ser también interpretados los símbolos c y ¿ cuando
Una vez seledonado el tipo o tipos de pruebas aparezcan en las páginas subsiguientes de esta obra.
triaxiales de las que lian de obtenerse los datos de Como quiera que las pruebas triaxiales actualmente
resistencia del suelo para proyecto, lo que se hace usadas representan circunstancias extremas para el
hoy en la gran mayoría de los laboratorios es realizar suelo en estudio, algunos especialistas en estas mate­
vanas pruebas de tipo escogido, obteniendo el circu­ rias, cuando se enfrentan a un caso real gobernado
lo de Mohr de falla en cada una y trazar a ojo la reo por circunstancias intermedias entre las adoptadas
ta (en el tramo normalmente consolidado) envolven­ para las pruebas prefieren dibujar sus propias envol­
te de esos circuios. En el tramo preconsolidado las ventes simplemente interpolando entre las dos repre­
envolventes se trazan a mano siguiendo las formas ya sentativas de comportamiento* extremos. Este proce­
discutidas en este capítulo y siendo tangentes a los der ha de estar siempre respaldado por amplia expe­
círculos. Una vez obtenida así la envolvente aproxi­ riencia, pero en esc caso conduce a la obtención de
mada del suelo en ese tipo de prueba, es costumbre dalos mis realistas que ninguna prueba por separado.
seleccionar dentro de ella el tramo que corresponde
al intervalo de presiones en el que se vaya a mante­ D Resistencias máxima y resklua! de las arcillas
ner al suelo en la obra particular de que se trate y
trazar, de ser factible, una recta que represente con Considérese una ardlla preconsolidada sometida
suficiente precisión a la envolvente en el tramo. Esta a una prueba de corte simple o prueba directa en
recta, sobre todo en suelos preconsolidados o no sa­ la cual se permita en todo momento drenaje libre
turados, seguramente no pasará por el origen de co­ (características correspondientes a una prueba len­
ordenadas. y su ecuación matemática será de la forma ta) ; supóngase también que se trata de una prueba
d ' deformación controlada, con velocidad suficiente­
i ■ a + a ta n a (1 * 7 8 ) mente lenta para que se disipen las presiones de
poro y en la que se midan los esfuerzos necesarios
con a y a como parámetros definidores de la resisten­ para producir las deformaciones que se provocan.
cia del suelo en la prueba particular efectuada y den­ Conforme el desplazamiento aumenta y la muestra
tro del intervalo de presiones considerado (a es la de arcilla precon'olidada se deforma angularmente,
ordenada en el origen y a el ángulo de inclinación aumenta la carga tangencial y, por tanto, el esfuer­
respecto a la horizontal de la recta en cuestión). N ó ­ zo cortante, pero para una presión normal efectiva
tese que la ecuación 1-76 es de la misma forma que dada y aplicada a la muestra existe un límite defini­
la Ley clásica de Coulomb. Sin embargo, resulta ya do para el esfuerzo cortante que la muestra puede
inútil discutir las diferencias esenciales de concepto e resistir; a este límite, que hasta ahora se lia venido
interpretación entre ambas; a y a ya no tienen un manejando en este capítulo con el nombre de resisten­
sentido físico característico como propiedades inhe­ cia al esfuerzo cortante de la arcilla, se le llamará
rentes al suelo, sino que solamente son elementos de ahora resistencia máxima. Si la prueba continúa, pro­
cálculo. Por la fuerza de la tradición histórica y la vocando mayores desplazamientos angulares, dismi­
simple costumbre, algunos autores lian llamado a "a " nuye la fuerza tangencial aplicada (y el esfuer/o cor­
la “ cohesión aparente del suelo” en las condiciones tante actuante). En la práctica, la prueba se suspen­
de su obtenrión y a “ a” el “ ángulo de fricción apa­ de una vez que la resistencia máxima ha quedado
rente". Incluso es usual en las obras sobre la mate­ bien definida; sin embargo, si la prueba continúa,

R E S IS T E N C IA AL
CSfU CR ZO CORTANTE

PRESION MOrt&t. EFECTNl EN


E l X ah O OE 0 E S P U & N K N T 0
I NCREMENTO EN
CONTEW00 OE A M A (OStMLNCNTE MQVKQUEflA. OCENOl

Figura 1-97. Resistencia máxima y residual y característica de resistenda al «fu e r z o cortante de una arcilla prrcnmolidtda.
90 Breva nociones de mecánica de suelos

se observa que, según el desplazamiento crece, la re­ Independientemente de Lis razones que puedan
sistencia de la arcilla disminuye; pero esta disminu­ aducirse para explicar la disminución de resistencia
ción también tiene un límite, el cual, una ve/, alcan­ de las ardllas cuando se sobreasa su resistenda má­
zado, se conserva, aun cuando el desplazamiento an­ xima, hay evidencia de tal disminución, especialmen­
gular crezca a valores grande», del orden de varios te cuando las ardllas son prcconsolidada*. Entonces,
centímetro* a la escala de la prueba, y existe eviden­ si por cualquier razón sc sobrepasa la resistencia má­
cia de campo de que en la arcilla esta resistencia se xima en un punto cualquiera de la masa de arcilla,
conserva para desplazamientos del orden de metros. la resistencia en «licito punto descenderá; esto con­
Si de esta manera sc realizan diferentes pruebas, duce a una redistribución de esfuerzos, como conse­
usando en cada una distinta presión normal efecti­ cuencia de la cual sc sobrecargan las zonas veri na*,
va. se obtendrán resultados similares a los antes des­ con lo que es posible que la resistenda máxima se
critos, aunque naturalmente sean distintos en cada sobre|>ase en otros puntos próximo*. Así se conciI>e
caso los valores finales de la resistencia exhibida por la inidadón de una falla progresiva y, en el lími­
la ardlla. A esta resistencia final, más allá de la má­ te, la resistenda a lo largo de toda una superficie de
xima. sc le llama resistenda residual (Ref. 40). En falla decrecerá al valor de la resistencia resiilual. Sin
la |iartc (a) de la figura 1-67 se muestra la relación embargo, son tan grandes los desplazamientos nece­
esfuer/o cortante-desplazamiento, tal como ex usual sarios para que la resistenda residual llegue a des­
obtenerla en una prueba como la descrita. Ahí puede arrollarse, que esta condidón sólo debe considerarse
verse también el cambio en contenido de agua su­ para fines de proyecto o cálculo, en general, cuando
frido por d espédmen durante la prueba. la ardlla haya sufrido deslizamiento sobre una su­
En la parte (6) de la misma figura se han trazado perficie de falla existente de antiguo o citando exis­
las envolventes de falla obtenidas llevando los resul­ ta en ella un estado de creep más o menos genera­
tados de diferentes pruebas a un plano de esfuer­ lizado.
zos normales efectivos sobre el plano de (alia contra Skempton señala también que la presencia de
las resistendas máximas y residuales obtenidas en gran número de pequeñas fisuras, grietecillas y otros
esas pruebas. Puede observarse que dichas envolven­ acddcntcs similares en la masa de arcilla, constituye
tes resultan prácticamente líneas rectas, pudiéndose otro caso en que la resistencia residual debe consi­
por ello escribir para la resistenda máxima derarse como la de proyecto para un análisis más
realista.
tf ** c + a tan ^ (1*66)
N o existe una prueba estándar para determinar
y para la resistenda residual: en los laboratorios la resistenda residual de las ar­
dllas, pero el propio Skempton descril>e cu la refe-
s, = cr + c tan p, (1-77)
renda que se comenta, una realizada para un caso
Los resultados de las prueba» que sc han realiza­ concreto en la que sc usó un aparato de resistenda
do han demostrado que invariablemente cr es muy al esfuerzo cortante directo. Tras produdr al espé­
pequeña, pudiendo por ello despreciarse. Por tanto, dmen un desplazamiento del orden de un centíme­
para el uso de la resistenda residual puede escri­ tro en un cierto sentido, sc regresó la parte desli­
birse zante a su posirión original, produciendo de nuevo
s, = a tan (1-78) el mismo desplazamiento y continuando así la prue­
ba hasta que la resistenda de la arcilla llegó a un
También se ha observado que es menor que el valor final constante, que se consideró la resistencia
ángulo En algunas arcillas esa diferencia es de residual. El inconveniente de la prueba fueron los
sólo 1 ó 2 grados, pero se han registrado ardllas en seis días que duró, pues se realizó permitiendo en
que esa diferencia ha llegado a ser de 10°. todo momento la disipación de presiones de poro.
Las razones para explicar las diferencias anterio­ El propio Skempton comenta que esta técnica no es
res, siguiendo a Skempton (Ref. 40), podrán ser las perfecta, y sugiere que una mejor prueba sería aque­
siguientes: primeramente se lia constatado que en lla que produjese un desplazamiento continuo en un
ardllas fuertemente preconsolidadas hay expansiones solo sentido, sin regresar; indica también que los
cuando se deforman bajo esfuerzo cortante, sobre aparatos de resistencia a) corte anulares pudieran
todo después de sobrepasar su resistenda máxima; resultar apropiados. Otros autores han sugerido la
por tanto, una parte de la disminudón de resis­ ennvenienria de usar pruebas de torsión.
tencia puede achacarse al incremento de contenido La disminución de resistencia del valor de la re­
de agua que sc produce como consecuencia. En se- sistencia máxima al valor de la resistenda residual
¡rundo lugar actúa el desarrollo de franjas ddgadas no sólo ocurre en las ardllas ¡ireconsolidadas, sino
dentro de la masa general de la ardlla, en las que también en las ardllas normalmente consolidadas,
las partículas de forma laminar se orientan en la di- aunque en este último caso la diferencia entre am­
recdón del desplazamiento, y es razonable suponer bas resistencias es de menor cuantía. En el caso de
cuc la resistenda de un conjunto de tales partícu­ las ardllas normalmente consolidadas la disminución
las orientadas al azar sea mayor que cuando se en­ en el ángulo de friedón interna se atribuye prind*
cuentran paralelamente acomodadas. pálmente al efecto de orientadón de las partículas.
92 Breves nociones de mecánica de suetos

16. Juárez Badilio, E. y Rico, A. Mecánica de Suelo». 36. Scott. R F. y Hon-Yim Ko. StresvDeformation and
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Research Conferenee on Shear Strength of Cohesive Soil Properties in the Triaxial Test, Edward Arnold,
Soib, Colorado, I,td.. Londres.
CAPITULO

Clasificación de suelos
desde el punto de vista
de las vias terrestres
IM GENERALIDADES mente engorroso y complicado. Probablemente, lo
menos que puede esperar un técnico de un sistema
Dentro del campo particular de las vías terrestres, de clasificación es que sirva para normar su criterio
los suelos se presentan con una variedad y comple­ respecto al suelo en cuestión, antes de que adquiera
jidad prácticamente infinitas. Asi, cualquier intento conodmientos m is profundos y extensos de las pro­
de sistematización científica, acompañado de la co­ piedades d d mismo; así, al usar el sistema será po­
rrespondiente tendencia generalizadora, debe ir pre­ sible, entre otras cosas, obtener criterios para saber
cedido por otro, en que se procure clasificar a los en qué direcciones es conveniente profundizar la in­
suelos del modo más completo posible. vestigación.
De hecho, los sistemas de clasificación de suelos A pesar de su sendllez. los criterios de clasifica­
son tan antiguos como la propia Mecánica de Sue­ ción puramente granulométricos resultan hoy poco
los, pero por el escaso conocimiento que sc tenia apropiado*, porque la correlación de la distribución
sobre los suelos, los sistemas que aparecieron en un granulométrica con las propiedades fundamentales
principio estaban basados en características poco re­ (resistenda, compresibilidad, relaciones esfuerzo-de­
levantes (olor, color, textura, etc.) o muy difíciles formación, permeabilidad, etc.) resulta demasiado in­
de correlacionar con las fundamentales: estos siste­ segura y sujeta a excepciones y casos especiales.
mas están hoy superados y no conviene dedicarles ul­
Apenas hay duda de que en el momento presente
terior atención. el sistema más efectivo de dasificadón de sudos es
La granulometría ofrece un medio sencillo y evi­ el propuesto por A . Casagrande (Ref. 1) y conocido
dente para clasificar suelos. En verdad, basta dividir
con el nombre de Sistema Unificado de dasificadón
un suelo en sus fracciones granulométricas para te­ de Suelos. En la Ref. 2 puede verse una descripdón
nerlo “ clasificado” , si previamente k conviene en dar
detallada de tal sistema y del trabajo experimental
una denominación particular a las distintas fraccio­ que condujo a A. Casagrande a su formuladón.
nes, según queden comprendidas en una determina­
El sistema dasifica a los suelos finos prindpal­
da gama de tamaños. Los sistemas de clasificación
men te con base en sus características de plastiddad,
granulométrica, tan populares en el pasado, tuvieron
cuya correladón con las propiedades mecánicas bási­
esa génesis u n simple, y los términos grava, arena,
cas es consistente y confiable, según se comentó en
limo y arcilla aún tienen para muchos ingenieros un
el capítulo I de este libro. Los suelos gruesos, mayo­
significado relacionado únicamente con el tamaño de
las partículas constitutivas de esos suelos o frac- res que la malla N * 200 (0.074 mm de abertura), se
clasifican sobre todo con criterio granulométrico, si
dones.*
bien son cuidadosamente tomadas en cuenta también
Es evidente que un sistema de dasificadón de
las características de plasticidad de su fraedón fina.
suelos debe agruparlos de acuerdo con sus propieda­
N o está claramente definido el tamaño máximo de
des mecánicas básicas, por ser éstas lo que interesa
los suelos que quedan comprendidos en el Sistema,
para las aplicaciones ingeníenles. A la vez, el crite­
pero como han de jxxler ser cribados, frecuentemen­
rio clasificador ha de ser prejxinderantemente de
te se fija en forma arbitraria en 7.6 cm (3 " ). El Sis­
naturaleza cualitativa, puesto que un sistema que in­
tema Unificado nadó como medio para clasificar sue­
cluyera relaciones cuantitativas resultaría excesiva-
los finos únicamente (menores que la malla 200, con
t Loa autores tapetan que del Capitulo 1 haya podido coa- 0.074 mm de abertura), y después fue extendido has­
duirae que en la Mecánica de Suek» moderna ae hacen in­ ta induir gravas y arenas. Para el ingeniero de Vías
tervenir mucho» m i» faetom pan distinguir una arena de Terrestres tiene aún la defiaenda de que éste ha de
una ardlla, por ejemplo. manejar en muchos casos fragmentos de roca, de ta-
M atería! protegido por derechos de
94 Clasificación de suelos desde el punto de vista de las xHas terrestres

maño más o menos grande, que quedan fuera del se usa para formaciones rocosas más o menos conti­
sistema original. Los técnicos mexicanos han venido nuas o masivas.
usando el Sistema Unificado de Clasificación de Suc­ El “suelo” sc subdivíde en suelos de partículas fi­
ios desde hace muchos años, siempre con resultado nas o “ finos” y suelos de partículas gruesas o ''grue­
satisfactorio, y su familiaridad con él Ies ha ido in­ sos''. Los “ finos” son aquellos cuyas partículas ton
duciendo a hacerle pequeñas modificaciones de or­ menores que la malla N * 200. y los “ gruesos” son los
den secundario, dictadas en cada caso por la conve­ que sc retienen a i la malla N* 200 y pasan la malla
niencia práctica. También lo han complementado tic 7.6 cm (3 " ). Los “ finos” comprenden los suelos
con un sistema |>aia clasificar los fragmentos de roca orgánicos, limos y arcillas. Los suelos orgánicos son
(mayores de 7.6 cm) que con tanta frecuencia han los que contienen una cantidad apreciable de mate-
de ser manejados en la ingeniería de Vías Terrestres. ria orgánica, y un material fino orgánico es limo o
De esta manera, la Secretarla de Obras Públicas, or­ arcilla, según sus características de plasticidad, como
ganismo oficial que resume la práctica ingenieril me­ se describe más adelante. Los suelos en que predo­
xicana en el campo de las Vfas Terrestres, ha forma­ mina mucho la materia orgánica quedan en un gru­
do su propio Sistema de Clasificación de Suelos, po denominado “ turba” .
Fragmentos de Roca y Rocas, que es el que en tér­ Los “ gruesos” comprenden los grupo* denomina­
minos generales ac expone en este Capitulo (Ref. S). dos arena y grava, siendo la frontera entre ellos la
malla N* 4.
H 2 SISTEMA DE CLASIFICACION OE "SUELOS* Los “ fragmentos de roca” se subdividen en “ chi­
UTILIZADO EN LA S.O.P. cos", “ medianos” y “ grandes” . Los fragmentos chicos
son aquellos que se retienen en la malla de 7.6 an
Para fines de clasificación, los materiales que (5*) y su dimensión máxima es menor de 30 cm. l os
constituyen la corteza terrestre se agrupan en S di­ fragmentos medianos son aquellos cuya dimensión
visiones: “ suelos” , “ fragmentos de roca” y “ rocas” . máxima está comprendida entre 30 cm y 1 m. Los
El término "suelo” se aplica a todas aquellas par­ fragmentos grandes son aquellos cuya dimensión má­
tículas de material menores de 7.6 cm (S”) . El tér­ xima es mayor que de I m.
mino “ fragmentos de roca” se aplica a los fragmen­ Cada uno de estos grandes grupos tiene un sím­
tos mayores de 7.6 cm (3*) y que no forman parte bolo genérico, dado por una o más letras alusivas
de una formación rocosa masiva. El término “ roca” (Ref. 2). En la tabla ]I-1 se resumen los grupos que

TABLA D-l
Oastfkadóe de B a tn iila pairan y lucio*

DIMENSIONES DE LAS
DIVISIONES 8UB-OM OONES GRUPO SNBOLO PARTICULAS 0 FRAGMENTOS

ALTAMENTE
1
1
1
1
1
1
1

TU » • A
ORGANICOS

ORGANICOS 0

SUELOS n i o t L I MOS y < M ALLA * <00

c < M A L L A 4 » 200

B > ♦ tO O T < MM4


g r u eso s
B > « * 4 T < T.Ge»
C H IC O S fe > r . G c » ( 3 l Y < SO «a.
FRAGMENTOS
MUÑAMOS F» > SO c « Y < l a
0E R O CA
GRANO CS > Ir

EXTRUSVAS ftts
INTRUSIVAS

CLASTICAS *se

ROCAS SEDIMENTARAS QUIMICAS «MI


ORtARCAS "so
NOFOUAOAS Kr»
METAMORFICAS
FOLIADAS "mf
Suelos gruesos 95

intervienen en el Sistema de Clasificación de la Se* dades afines (líneas A y B ). En la Fig. 1I-I aparece
cretaría de Obras Públicas de México (SOP). lu gráfica de referencia, denominada carta de plasti­
cidad. en la forma en que se usa en la Secretaría de
Obras Públicas de México, la cual difiere ligeramen­
A. SISTEM A U N IF IC A D O DE CIJVSIFICACION te de la originalmente presentada por A . Casagrande.
DE SUELOS (Versión S.O.P.) El sistema unificado abarca tanto a los suelos
gruesos como a los finos, distinguiéndolos por el cri­
I.a base del Sistema Unificado de dasificadón bado a través de la malla 200; las partículas gruesas
de Suelos es la Carta de Plasticidad, resultado de son mayores que dicha malla y las finas, menores.
una investigación realizada por A. Casagrande en el Un suelo se considera grueso si más del 50% de sus
laboratorio (Reís. I y -I). En esta investigación se partículas son gruesas, y fino, si más de la mitad de
vio que, si se sitúan los suelos en un sistema coorde­ sus panículas, en peso, son finas. (Véanse las tablas
nado que tenga el Limite U quido en el eje de las 1M. 11*2 y 11-3.)
abscisas y al Indice Plástico en el de las ordenadas, Se describirán en primer lugar los diferentes gru­
su agrupamiento no ocurre al azar sino que se agru­ pos de suelos grueso*.
pan de manera que en cada zona de la carta se si­
túan suelos con características de plasticidad y pro­
piedades mecánicas e hidráulicas cualitativamente de­ a. SUELOS GRUESOS
finidas; del mismo modo que los suelos vednos po­
seen propiedades similares, los alejados las tienen di­ El símbolo de cada grupo está formado por dos
ferentes. Con base en esta observadón, Casagrande letras mayúsculas, que son las ¡nidales de los nom­
pudo establecer en la gráfica fronteras que separan bres ingleses de los suelos más típicos de ese grupo.
a los materiales finos en diferentes grupos de propie­ El significado sc especifica a continuarión:

LIMITE LIQUIDO
W p n n-1 Cuta de plasticidad tal cono te uu en b Secretarla de Obtas Públicas de México.

Material oroteaido p
96 Clarificación de suelos desde el punto de vista de las vías terrestres

Gravas y suelos en que predominan aquéllas. Sím­ lo referente a su contenido de partículas finas, pero
bolo genérico C (gravel). no cumplen los requisitos de graduación indicados
Arenas y suelos arenosos. Símbolo S (sand). para ser considerados como bien graduados. Dentro
de estos grupos están comprendidas las gravas unifor­
Las gravas y las arenas se separan con la malla mes, tales como las que se depositan en los lechos
N* 4, de manera que un suelo pertenece al grupo de los ríos, las arenas uniformes, de médano y pla­
genérico G si más del 50% de su fracción gruesa yas, y las mezclas de gravas y arenas finas, prove­
(retenida en la malla 200) no pasa la malla N* 4, nientes de diferentes estratos obtenidos durante un
y es del grupo genérico S en caso contrario. proceso de excavación.
Las gravas y las arenas se subdividen en cuatro
tipos: S) Grupos GM y SM

1. Material prácticamente limpio de finos, bien En estos grupos el contenido de finen afecta las
graduado. Símbolo W (well graded). En com­ características de resistencia y esfuerzo-deformación
binación con los símbolos genéricos, se obtie­ y la capacidad de drenaje libre de la fracción grue­
nen los grupos G W y SW. sa; en la práctica se ha visto que esto ocurre para
2. Material prácticamente limpio de finos, mal porcentajes de finos superiores a 12% en peso, por
graduado. Símbolo P (poorly graded). En lo que esa cantidad se toma como frontera inferior
combinación con los símbolos genéricos, da de dicho contenido de jwrtlculas finas. La plastici­
lugar a los grupas G P y SP. dad de los finos en estos grupos varía entre "nula"
S. Material con cantidad aprcciablc de finos no y "media” ; es dedr, es requisito que los límites de
plásticos. Símbolo M (del sueco rao y mjala). plasticidad localicen a la fracción que pase la malla
En combinación con los símbolo* genéricos. <la N* 40 abajo de la línea A o bien que su índice de
lugar a los grupos G M y SM. plasticidad sea menor que 6%. En su sistema. Casa-
4. Material con cantidad apreciable de finos plás­ grande fijó este último número en 4%. Cuando el
ticos. Símbolo C (clay). En combinación con porcentaje de finos está entre 5 y 12% deberá usan
los símbolos genéricos, da lugar a los grupos se un símbolo doble, por ejemplo GW -GM, para in­
GC y SC. dicar una grava bien graduada con finos no plásti­
cos, en porcentaje comprendido entre 5 y 12%.
A continuación se describen los grupos anteriores
a fin de proporcionar criterios más detallados de 4) Grupo* GC y SC
identificación, tanto en el campo como en el labo­
ratorio. Por las mismas razones expuestas para los grupos
G M y SM. el contenido de finos de estos grupos de
1) Grupos GW y SW suelos debe ser mayor que 12% en peso. Sin embar­
go. en estos casos, los finos son de media a alta plas­
Estos suelos son bien graduados y con pocos fi­ ticidad; es ahora requisito que los límites de plasti­
nos. o limpios por completo. La presencia de los cidad sitúen a la fracción que pase la malla . V 40
finos que puedan contener estos grupos no debe pro­ arriba de la linea A, teniéndose además la condi­
ducir cambios apreriabtes en las características de re­ ción de que el índice plástico sea mayor que 6%
sistencia de la fracción gruesa, ni interferir con su (7% en el sistema original de Casagrande).
capacidad de drenaje. Los anteriores requisitos se ga- Cuando un material no se ubique claramente den­
rantizan en la práctica, especificando que en estos tro de un grupo, deberán usarse también símbolos
grupos el contenido de partículas finas no sea mayor dobles, correspondientes a casos de frontera. Por
de un 5% en peso. En el laboratorio la graduación ejemplo, el símbolo GW-SW se usará para un mate­
se juzga por medio de los coeficientes de uniformi­ ria] bien graduado, con menos de 5% de finos y for­
dad (C J y curvatura ( Q ) . Para considerar una gra­ mada su fraedón gruesa por iguales proporciones de
va bien graduada se exige que su coeficiente de uni­ grava y arena.
formidad sea mayor que 4, mientras el de curvatura
debe estar comprendido entre I y 5, En el caso de
las arenas bien graduadas, el coeficiente de unifor­ b. SUELOS F IN O S
midad será mayor que 6, en tanto que d de curva­
tura debe estar entre los mismos límites anteriores. También en este caso el Sistema considera a los
suelos agrupados, formándose d símbolo de cada gru­
2) Grupos GP y SP po con dos letras mayúsculas, elegidas con un crite­
rio similar al usado para los suelos gruesos, lo que
Estos suelos son mal graduados; es dedr, son de da lugar a las siguientes divisiones:
apariencia uniforme, o presentan predominio de un
tamaño o de un rango de tamaños, faltando algunos I.iinos inorgánicos, de símbolo genérico M (del
intermedios; en laboratorio deben satisfacer los re­ sueco mo y m jala).
quisitos señalados para los dos grupos anteriores, en Arcillas inorgánicas, de símbolo C (clay).
Suelos finos 97

Limos y ardllas orgánicas, de símbolo genérico O tos cólicos, d d tipo del Loes», con 25% < L L <
(organic). < 85%, usualmentc aparecen también en este gru|x>.
Un tipo interesante de suelos finos que cien en
Ciada uno de estos tres tipos de suelos se subdi- esta zona son las ardllas del lipo caolín, derivadas
vide en dos grupos, según su limite liquido. Si éste de (os feldespatos de rocas graníticas; a pesar de que
es menor de 50%, es dedr, si son suelos de compre­ el nombre de arcillas está muy difundido para estos
sibilidad baja o media, se añade al símbolo genérico suelos, algunas de sus características corresponden a
la letra I, (low compressibility). y por esta cornbi- limos inorgánicos: por ejemplo, su resistenda en es­
nación se obtienen los grupos M U C L y O L Los tado seco es relativamente baja y en estado húmedo
suelos finos con límite liquido majvr de 50%, o sea muestran cierta reacción a la prueba de dilatancia;
de alta compresibilidad, llevan tras el símbolo gené­ sin embargo, son suelos finos y suaves con un alto
rico la letra H (high compressibility), y así se tie­ porcentaje de partículas tamaño de ardlla, compara­
nen los grupo* M H, CH y OH. ble con el de oirás ardllas típicas, localizadas arriba
Debe notarse que las Iciras L y H no sc refieren de la línea A. En algunas ocasiones estas arcillas caen
a baja o alta plastiridad, pues esta propiedad dd en casos de frontera M L-CL y MH-CH, dada su pro­
suelo, como se ha dicho, ha de expresara: a i fun­ ximidad con dicha línea. (Véase la tabla 11*2.)
ción de dos parámetros (I,L e Ip ), mientras que en la s tierras diatomáceas prácticamente |>uras sue­
el caso actual sólo interviene el valor del limite lí­ len no ser plásticas, por más que su límite líquido
quido. Por otra parle, ya se hizo notar que la com­ pueda ser mayor que 100% (M H ). Sus mc/clas con
presibilidad de un suelo es una fundón directa d d otros suelos de partículas finas son también de los
límite liquido, de modo que un sudo es más com­ grupos M L o MH.
presible a mayor límite liquido.
También es preciso tener en cuenta que el tér­
S) Grupos OL y OH
mino compresibilidad, tal como aquí se trata, se re­
fiere a la pendiente del tramo virgen de la curva de
I j s zonas correspondientes a estos dos grupos son
compresibilidad y no a la condidón actual del suelo
las mismas que las de los grupos M L y M H , respec­
inalterado, pues éste puede estar parcialmente seco
tivamente, si bien los orgánicos están siempte en lu­
o p r e r o n s o l id a d o .
gares próximos a la línea A.
Los suelos altamente orgánicos, usualmcnte fibro­
Una pequeña adirión de materia orgánica coloi­
sos, tales romo turbas y suelos pantanosos, extrema­
dal hace que crezca el limite líquido de una arcilla
damente compresibles, forman un grupo indepen­
inorgánica, sin aprcriablc cambio de su índice plás­
diente de símbolo Pt (del inglés Peal, turba).
tico; esto hace que el suelo se desplace hacia la de­
Los distintos grupos de suelos finos ya menciona­
recha en la Carta de Plasticidad, pasando a ocupar
dos se describen a continuación en forma más de­
una posidón más alejada de la línea A.
tallada.

1) Grupo* CL y CII 4) Gnrso Pi

En estos grupos se encasillan las arcillas inor­ En la mayoría de los suelos turbosos las pruebas
gánicas. El grupo C L comprende a la zona sobre de límites pueden ejecutarse después de un completo
la línea A, definida por L L < 50% e Ip > 6% remoldeo. El límite líquido de estos suelos suele es­
(Ip > 7% en el sistema originalmente propuesto tar entre 300 y 500%. quedando su posidón en la
por A. Casagrande). Carta de Plastiddad notablemente abajo de la lí-
El grupo C H corresponde a la zona arriba de la i..‘a A ; d índice plástico normalmente varía entre
línea A , definida por L L > 50%. En este grupo CH 100 y 200%.
se encasillan las arcillas formadas por descomposición Sirailarmente al caso de los suelos gruesos, cuan­
química de cenizas volcánicas, tales como la bento- do un material fino no cae claramente en uno de
nita o la arcilla del Valle de México, con límites lí­ los grupos, sc usarán para él símbolos dobles de fron­
quidos de hasta 500%. tera. Por ejemplo, MH-CH representará un suelo
fino con L L > 50% e índice plástico tal que el ma­
terial quede situado prácticamente sobre la línea A.
2) Grupos ML y MH
El Sistema Unificado de ■Clasificación de Suelos
El grupo M L comprende la zona bajo la linca A, no se concreta a ubicar al material dentro de uno
definida por L L < 50%, y la porción sobre la lí­ de los grupos enumerados, sino que abarca además
nea A con Ip < 6%_ (I p < 4% en el sistema origi­ una dcscripaón del mismo, tanto alterado como in­
nal). El grupo M H corresponde a la zona debajo de alterado. Esta descripdón puede jugar un papel im­
la línea A , definida por L L > 50%. portante en la formación de un sano criterio técnico
En estos grupos quedan comprendidos los limos y, en ocasiones, puede resultar de fundamental im-
típicos inorgánicos y limos arcillosos. Los tipos co­ portanda para poner de manifiesto características
munes de limos inorgánicos y polvo de roca, con qu » escapan a la mecánica de las pruebas que sc rea­
L L < 50%, sc ubican en el grupo M L. Los depósi­ lizan. Un ejemplo típico de d io es la compacidad.
98 Clasificación de sucios desde el punto de insta de las vías terrestres

En general, en los suelos gruesos deben propor­ las, forma y composidón mineralógica. Para distin­
cionarse los siguientes datos: nombre típico, porcen­ guir las gravas de las arenas puede usarse el tamaño
tajes aproximados de grava y arena, tamaño máximo 14 cm como equivalente a la malla N ° 4, y para la
de las partículas, angulosidad y dureza de las mis* estimación del contenido de finos basta considerar
mas, características de su su|ierfide, nombre toca! y que las partículas de tamaño correspondiente a la
geológico, además de cualquier otra información per­ malla N * 200 son aproximadamente las más peque­
tinente, de acuerdo con la aplicadón ingenien! que ñas que puedan distinguirse a simple vista.
se va a hacer del material. En lo referente a la graduación d d material, se
En lo» suelos gruesos en estado inalterado, se aña­ requiere bastante experiencia para diferendar los
dirán datos sobre estratificación, compaddad, cemen­ suelos bien graduados de los mal graduados median­
tación, condiciones de humedad y características de te un examen visual. Esta experiencia se obtiene
drenaje. comparando graduaciones estimadas con las obteni­
En los suelos finos, se propordonarán. en gene­ das en laboratorio, en todos los casos en que se ten­
ral, los siguientes datos: nombre típico, grado y ca­ ga oportunidad de hacerlo. Para examinar la frac-
rácter de su plastiddad, cantidad y tamaño máximo dón fina contenida en el suelo, deberán ejecutarse
de las partículas gruesas, color del suelo húmedo, las pruebas de identificación de campo de suelos fi­
olor, nombre local y geológico, aparte de cualquier nos que se detallarán más adelante, sobre la parte
otra información descriptiva pertinente, de acuerdo que pase la malla N * 40; si no se dispone de esta
con la aplicadón que se vaya a hacer del material. malla, d cribado puede substituirse por una separa-
Respecto del suelo en estado inalterado, deberá dón manual equivalente.
agregarse información relativa a su estructura, estra­ En ocasiones puede ser importante juzgar la in­
tificación, consistencia en los estados inalterado y re- tegridad de las partículas constituyentes de tos sue­
moldeado, condiciones de humedad y características los, en cuyo caso será predso un examen especial­
de drenaje. mente cuidadoso. I,as partículas procedentes de rocas
ígneas sanas se identifican fácilmente; las partículas
intemperizadas se reconocen por las decoloradones y
c. ID E N T IF IC A C IO N DE SUELOS la relativa fadlidad con que se desintegran.

El problema de la ¡dentificadón de suelos es de


importancia fundamental en la ingeniería; identifi­ 2) ID E N T IF IC A C IO N DE C A M P O DE SUELOS
car un Mielo es, en rigor, encasillarlo dentro de un FINO S
sistema previo de clasificadón. En este caso concreto, Una de las grandes ventajas d d Sistema Unifica­
es colocarlo en alguno de los grupos mendonados do es, como ya se dijo, el criterio para identificar en
dentro del Sistema Unificado de (Unificación de Sue­ el campo los suelos finos, si se cuenta con algo de
los; obviamente en el grupo que le corresponda se­ experiencia. El mejor modo de adquirir esa experien­
gún sus características. La identificación permite cia sigue siendo el aprendizaje al lado de quien ya
conocer, en forma cualitativa, las propiedades mecáni­ la posea; a falta de tal apoyo, es aconsejable la com­
cas e hidráulicas del suelo, atribuyéndole las del gru­ paración sistemática de los resultados de la identifi-
po en que se sitúe; naturalmente, según ya se dijo, cadón de campo realizada con los d d laboratorio,
la experiencia juega un papel importante en la uti­ en cada caso en que exista la oportunidad de ha­
lidad que se pueda sacar de la dasificadón. cerlo.
En el Sistema Unificado hay criterios para clasi­ La principal base de criterio para identificar sue­
ficación de suelos en el laboratorio; estos criterios de los finos en el campo es la investigadón de las ca­
tipo granulométrico y de investigación de caracterís­ racterísticas de dilatanda. de tenacidad y de resis­
ticas de plasticidad, ya han sido sulidcntemente des­ tencia en estado seco. El color y el olor del suelo
critos. Además y ésta es una de las ventajas del Sis­ pueden ayudar, espenalmente en suelos orgánicos.
tema. se ofrecen criterios para identificación en el (Véase Procedimiento de Identificadón en la tabla
campo, es decir, en aquellos casos en que no se dis­ 11-2).
ponga de equipo de laboratorio para efectuar las Dilatanda. Las arenas limpias muy finas dan la
pruebas necesarias para una identificación estricta. reacción más rápida y distintiva, mientras que las ar­
Estos criterios, simples y expeditos, se detallan a con­ dllas plásticas no tienen reacción. Los limos inorgá­
tinuación. nicos, tales como el típico polvo de roca, dan una
reaedón rápida moderada.
1) ID E N T IF IC A C IO N DE C A M PO DE SUELOS La velocidad con que la pastilla cambia su consis-
GRUESOS tencia y con la que el agua aparece y desaparece,
define la intensidad de la reacción e indica el carác­
Los materiales constituidos por partículas gruesas ter de los finos del suelo. Una reaedón rápida es tí­
se identifican en el campo sobre una base práctica­ pica en arenas finas uniformes, no plásticas (SP y
mente visual. Extendiendo una muestra seca del sue­ SM) y en algunos limos inorgánicos (M L ), particu­
lo sobre una superficie plana puede juzgarse, en for­ larmente del tipo polvo de roca; también en tierras
ma aproximada, su graduación, tamaño ele partícu­ diatomáceas ( M U ). A l disminuir la uniformidad en
Clasificación de los fragmentos de roca 99

o ío s sucios, la reacción se hace menos rápida. Con­ límite plástico se a lea n » muy rápidamente. Claro es
ten i<los ligeros de arcilla coloidal imparten algo de que para que las observaciones anteriores tengan sen­
plasticidad al suelo, por lo que la reacción en estos tido será necesario comenzar todas las pruebas con
materiales sc vuelve más lenta; esto sucede en los li­ los suelos muy aproximadamente en la misma con­
nios inorgánicos y orgánicos ligeramente plásticos sistencia, de preferenda cerca del límite líquido.
(M U O L ). en arcillas muy limosas (CL-M I.) y en Resistencia en estado seco. Una alta resistenda
muchas arcillas de tipo caolín (M U M L-CU M H y en seco es característica de las ardllas del gni|>o CH.
MH-CH). Una reacción extremadamente lenta o nula Un limo inorgánico sólo posee muy ligera resisten­
es típica de arcillas situadas arriba de la linea A cia, pero puede distinguirse por el tacto al pulveri­
(C U C II) y de arcillas orgánicas de alta plasticidad. zar el espécimen seco. Ua arena fina se siente granu­
£1 fenómeno de la aparición de agua en la su­ lar, mientras que el limo típico da la sensación sua­
perficie de la muestra es debido a la compactación ve de la harina.
de los suelos limosos y, aun en mayor grado, de los Los limos M L o M H exentos de plastiddad no
arenosos, bajo la acción dinámica de los impactos presentan prácticamente ninguna resistenda en esta­
contra la mano; esto reduce la reladón de vacíos del do seco y sus muestras se desmoronan con muy poca
material, expulsando al agua de ellos. £1 amasado presión digital; el polvo de roca y la tierra diaiomá-
posterior aumenta de nuevo la relación de vados y cea son ejemplos típicos. Una resistenda en estado
el agua se restituye a esos vados. I jo s suelos ardllosos seco baja es representativa de todos los suelos de baja
no sufren esos efectos bajo cargas dinámicas, por lo plasticidad localizado» bajo la línea A y aun de al­
cual no producen reaedón. gunas arcillas inorgánicas muy limosas, ligeramente
sobre la línea A (C L ). Las resistendas medias defi­
Tenacidad. La potencialidad de la fraedón coloi­
dal arcillosa de un suelo se identifica por la mayor nen generalmente a las ardllas del grupo C U o, en
ocasiones, a otras de los grupos CH, M H (ardllas
o menor tenaddad del rollito al acercarse al límite
tipo caolín) u O H , que se localicen muy cerca de la
plástico y por la rigidez de la muestra al romperse
línea A. La mayoría de las arcillas C H tienen resis­
finalmente entre los dedos. La debilidad del rollito
tencias altas, así como las C U localizadas muy arriba
en el límite plástico y la pérdida rápida de la cohe­
de la linea A. Los materiales O H con altos límites
rencia de la muestra al rebasar este límite, indican
líquidos y próximos a la linea A también exhiben
la presencia de arcilla inorgánica de baja plastiddad
grandes resistendas. Por último, resistendas muy al­
o de materiales tales como arcilla del tipo caolín; las
tas son típicas de ardllas inorgánicas del grupo CH.
anillas orgánicas sc sienten muy débiles y esponjosas
localizadas en posidones muy elevadas respecto a la
al tacto, en el límite plástico.
línea A.
Cuanta más alta sea la posición del suelo respec­ Color. En exploraciones de campo el color del
to a la linea A (C L. C H ), más rígido y tenaz será suelo suele ser un dato útil para diferendar los dife­
el rollito cerca del limite plástico, y más rígida tam­ rentes estratos y para identificar tipos de suelo, cuan­
bién sc notará la muestra al romperse entre los de­ do se posee experienria local. En general, existen
dos, abajo del límite plástico. En suelos ligeramente también algunos criterios relativos al color; por ejem­
sobre la línea A . tale» como ardllas glaciales (C U plo, el color negro y otros de tonos obscuros suelen
CH ). los rollito* son de media tenacidad cerca de su ser indicativos de la presenda de materia orgánica
límite plástico y la muestra comienza pronto a des­ coloidal. Los colores claros y brillantes son más bien
moronarse en el amasado, al bajar su contenido de propios de suelos inorgánicos.
agua. Casi sin exeepaón. los suelos que están deba­ Olor. Los suelos orgánicos (O H y O L ) tienen
jo de la línea A (M U M H . O L y O H ) producen por lo general un olor distintivo, que puede usarse
rollitos poco tenaces cerca del limite plástico; en el para identificación; el olor es particularmente inten­
caso de suelos orgánicos y micáceos, muy abajo de so si el suelo está húmedo, y disminuye con la expo-
la linea A. los rollitos sc muestran muy débiles y es­ sidón al aire, aumentado, por el contrario, con el
ponjosos. También en lodos los suelos bajo la lí­ calentamiento de la muestra húmeda.
nea A, excepto los O H próximos a ella, la masa pro­
ducto de la manipulación entre los dedos, posterior
al rolado, se muestra suelta y se desmorona fádl- B. C LA S IFIC A C IO N DE LOS FR AG M E N TO S DE
mente, cuando el contenido de agua es menor que el ROCA
correspondiente al límite plástico. Los fragmentos de roca son todos aquellos cuyo
Cuando se trabaje en lugares en que la humedad tamafio es mayor que 7.6 exu (5*) y no forman par­
ambiente sea casi constante, el tiempo que transcu­ te de una formadón rocosa.
rra hasta que se alcance el límite plástico será una
medida relativamente tosca del índice plástico del a. D IV IS IO N DE LOS FR A G M E N TO S
suelo. Por ejemplo, una ardlla C H con L L = 70%
Los fragmentos de roca se subdividen en:
e Ip = 50% o una O H con L L = 100% e Ip « 50%
prensan mucho más tiempo de manipuladón para 1) Fragmentos chicos (Fe). Aquellos cuyo tamaño
llegar al límite plástico que una arcilla gladal del está comprendido entre la malla de 7.6 cm (3 ") y
tipo C U En limos poco plásticos, del grupo M U el 30 cm de dimensión máxima.
100 Clasificación de suelos desde el punto de vista de las vias terrestres

2) Fragmentos medianos ( Fm ). Aquellos cuya di­ 5) Grado de alteración


mensión máxima está comprendida entre SO cm y
El grado de alteración deberá indicarse usando
1 m.
los términos: sanos, poco alterados, medianamente
5) Fragmentos grandes (F g ). Aquellos cuya d i­
alterados y muy alterados. E l grado de alteradón
mensión máxima es mayor de I m.
puede juzgarse por las siguientes características de
los fragmentos: falta de lustre, manchas locales y so­
b. C A R A C T E R IS T IC A S G E N E R A L E S nido cuando son golpeados por un martillo. Algunos
fragmentos que n o estén expuestos a la intemperie
En este tipo de materiales deberán indicarse las pueden parecer sanos cuando acaban de ser extraídos
siguientes características: clasificación petrográfica, de su lugar; en estos casos se recomienda exponer
características de granulometría, tamaño máximo de dichos fragmentos a la intemperie por algún tiempo;
los fragmentos, forma de los mismos, características se presenta entonces una desintegración gradual cuan­
de la superficie, grado de alteración y cualquier otra do no son completamente sanos.
información descriptiva pertinente.
Para los materiales *‘in sita” deberá agregarse in­ 6) Estructura
formación sobre su estructura, estratificación, com­
pacidad, cementación, condiciones de humedad y ca­ El término estructura que aquí se usa, se refiere
racterísticas de drenaje. a la manera en que están colocados entre sí los di­
A continuación se describen cada una de las ca­ ferentes constituyentes de un depósito pétreo. La es­
racterísticas que han sido anotadas y los adjetivos tructura es importante desde el punto de vista del
que deberán usarse para especificar cada una de ellas. comportamiento mecánico de todo depósito, siendo
esencial el que los fragmentos rocosos estén en con­
tacto directo o separados por suelo. En el segundo
1) Clasificación petrográfica
caso, el comportamiento mecánico del conjunto está
determinado fundamentalmente por las propiedades
Cuando sea posible deberá hacerse la clasificación
del suelo que separa los fragmentos. En un depósito
petrográfica, que consiste en especificar de qué roca
que esté constituido por fragmentos de roca y suelo
se trata. Para esto puede consultarse el párrafo II-3.
fino, los casos extremos que pueden presentarse son
un depósito en que todos los fragmentos sean resis­
2) Características granulam¿tricas tentes y estén en contacto entre sí, constituyendo una
estructura simple y el suelo fin o sólo se presente lle­
En las características granulométricas deberá indi­ nando parcialmente los huecos de esta estructura
carse si se trata de un material de fragmentos de simple, o un depósito que se encuentre constituido
tamaño "u n iform e" o, en el caso de comprender va­ predominantemente por suelo fino limoso o arcillo­
rios tamaños, deberá estimarse si el material está so y los fragmentos se encuentren aislados sin pre­
"m al graduado" o “ bien graduado", con un criterio sentar ningún contacto entre ellos. Es evidente que
similar al que se usa en el procedimiento de identi­ bajo la aplicación de una carga rápida, el material
ficación de suelos en el campo. Tam bién se indicará del primer caso mencionado se comportará como
el tamaño máximo de los fragmentos. "puramente friccionante", mientras que en el segun­
do caso, el comportamiento mecánico será el de un
suelo fino:
3) Forma

L a forma de los fragmentos deberá indicarse con 7) Estratigrafía


los términos “ acicular” cuando tenga forma de agu­
La estratigrafía, en caso de existir, deberá descri­
ja, "lam inar" cuando tenga forma de lámina y "equi-
birse indicando el espesor de los estratos, el tipo de
dimensional” cuando sus tres dimensiones tengan el
material que constituye dichos estratos y el echado
mismo orden de magnitud. Esta última comprende
de ellos; se debe explicar claramente que se trata de
los siguientes casos: "angulosos” , cuando el fragmen­
un material no estratificado, cuando así ocurra.
to tenga vértices y aristas agudos; “ subangulosos” ,
cuando estos vértices y aristas no sean agudos; "sub-
redondeados", cuando los vértices y las aristas prác­ 8) Compacidad
ticamente no existan, y "redondeados", cuando ten­
La compacidad deberá juzgarse usando los térmi­
gan prácticamente la forma esférica. nos: muy suelto, suelto, poco compacto, compacto y
muy compacto.
4) Características de la superficie
9) Cementación
Las características de la superficie deberán califi­
carse según los términos: lisa, ligeramente rugosa, L a cementación química entre los fragmentos de­
medianamente rugosa y muy rugosa. berá expresarse con los términos: nula, ligera, media

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Lin ca m ien tos generales para clasificar las rocas 101

y alta, de acuerdo con la m agnitud d el esfuerzo ne- I I-S CLASIFIC AC IO N DE LAS ROCAS
cesario para separar los fragmentos; debiendo indi*
carse, cuando sea posible, si el tip o de cementación A. L I N E A M I E N T O S G E N E R A L E S P A R A C L A S I­
es p o r carbonatos, por silicatos, p o r alum ínalos o por F IC A R L A S R O C A S
óxidos d e fierro. Queda entendido q u e ya una ce­
mentación alta está en el lím ite de lo qu e se podría La clasificación de las rocas q u e aparece en este
considerar una roca sedimentaria. £1 grad o de ce­ capítulo (tablas U-4, 11-5' y 11-6) está basada en las
mentación deberá estimarse en una muestra repre­ características que pueden ser observadas directam en­
sentativa del m aterial q u e se haya dejado sumergida te en el campo sin ayuda del m icroscopio; en conse­
en agua cuando menos 24 horas. cuencia, para clasificar una roca se deben tom ar en
cuenta, com o factores principales, su com posición
m ineralógica y su textura.
10) Condiciones de humedad
En la tabla II-7 se presenta una lista d e los prin­
Las condidones d e humedad deberán indicarse cipales minerales qu e constituyen las rocas y sus ca­
con los términos: seco, poco húmedo, m uy húmedo racterísticas físicas más importantes, com o una ayu­
y saturado. da para su identificación. Asim ism o, en el texto se
describen las texturas y tipos de rocas más comunes.
Para clasificar una roca se sugiere seguir el p ro ­
11) Características de drenaje
cedim iento q u e a continuación se indica:
Las características de drenaje de un depósito se
refieren a la facilidad con la qu e un depósito de 1. U na vez qu e se ha exam inado cuidadosamente
m aterial puede drenarse en e l caso de qu e llegu e a una muestra de la roca, deberán definirse, en
saturarse. Las características de drenaje deberán cali­ el orden q u e se indica, los tres aspectos funda­
ficarse con los adjetivos: nulas, malas, medias y mentales siguientes: tip o de textura, m inera­
buenas. les q u e la constituyen y gru p o a q u e pertenece
Estas características dependen tanto de las p rop ie­ (ígnea, sedim entaria o m eta m ó ríica ).
dades hidráulicas de los materiales constituyentes 2. C on la anterior inform ación se entra a la ta­
com o d e la topografía y la naturaleza de las form a­ bla correspondiente II-4, II-5 ó II-6, para de­
ciones geológicas circundantes. term inar la clase de roca de q u e se trata.

TABLA 11-4

CO M PO SIC IO N Y C L A S IF IC A C IO N D E RO CAS IG N EA S O R IG E N N A TU R A LE Z A

PRINCIPALES R 0 C A S
ERUPCIONES V IT R E A OBSIDIANA
MINERALES
EXTRUSIVAS INTRUSIVAS TRANQUILAS PERU TA
QUE FORMAN
(Grano tino d (Grano g ru ñ o )
LAS ROCAS PIEDRA POMEZ *
porflrÍHca )
RETINITA (Plcdro P « )

C U A RZO RiO LIT A GRANITO ERUPCIONES PlROCLAS TIC A PIEDRA POMEZ


0« 1» EXPLOSIVAS (FR A G M EN TO S ) BLOQUES
2
« BOMBAS
mi
O
FELDESPATO ■A C o n x X H Bd—
POTASICO TRAQUITA SIENITA o GRAVAS BRECHAS
(Orfotloa* >
i LAPILLI TOBAS
K AISlt 0 ,
ARENAS ARENISCAS
ANOESITA DlORITA '
CENIZAS TOBAS
FELDESPATO
V U JlL V r % POLVOS TOBAS
1 DACITA GRANOdOWTA
( Ploglocloioa ) *
CO AlaS lt Oa s
Na A l S L 0 . nt
BASALTO GABRO §
o Inclultfa h m i«le por M f vftr»a.
Silicato* Parro- i
RMfimioiMM: 4 t * Rk « i fcÓ t lC M .

Mica*. MB. AUOITITA PMOXEMTA *»


Homblanda <
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ÜMBURBITA PKRlOOTtTA i
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Go p yrighte d material
Clasificación de sucios desde el punto de vista de las iñas terrestres

TABLA 0-5

ROCAS SEDIMENTARIAS
A G E N T E S E D I M E N T O S E D I M E N T 0
0 R l 6 E N
TR A N S P O R TA D O R S U E L T O C O N S O L I D A DO

AGUA GRAVA
(A R IS T A S R EDONDEADAS) CONGLOM ER ADO
M
GRAVA
(A R I S T A S AGUDAS) BRECHA
E
ARENA A R E N IS C A
C L IM O U M O L IT A
A R C IL L A A R G IL IT A
A

V IE N T O M EOANOS A R E N IS C A
N LO ESS

V
1
H IE L O GRAVAS A N G ULO SA S
ARENA
C ► T IL IT A
L IM O
0 A R C IL L A

GRAVEDAD GRAVA ANGULO SA BRECHA DE TA LU D

0 R | G E N N A T U R A L E Z A S E D I M E N T O C O N S O L I D A D O

CALCAREA CAUZA
0 D O L O M IT A
A R A G O N IT A
U T R A V E R T IN O
CALCAREA A R C IL L O S A M ARGA
1

SI U C O S A PEDERNAL
M
G E Y S E R IT A
i
S A L IN A E V A P O R IT A S !
S A L GEM A
YESO
BORAX
o T E O U E S Q U IT E
C R 1 STA U L L O

o CALCAREA CAUZA
CORAL
n
C O Q U IN A
G C R E T A (S A S C A B )
A
S IU C O S A D IA T O M IT A (T IZ A R )
N
I CARBONOSA TU R B A
L IG N IT O
V
H ULLA
0 A N T R A C IT A

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Textura de las rocas 103

T A B L A H-6

ROCAS METAMORFICAS
R O C A O R I G I N A L P R O D U C T O MET A MORFICO

ARENISCA CU A R CITA
C A LIZ A M A RM O L
L U TITA PIZAR RA
BA SIC AS E SQ U ISTO S , S E R P E N T IN A , E T C .
G R A N IT O , D IO RITA Y CONGLOMERADO GNEISS

3. Habiéndose deleminado el nombre de la roca, traste con el lustre de vidrio de las rocas de textura
se consulta la descripción correspondiente, con vitrea. L a mayor parte de las corrientes de lava tie­
el fin de comprobar su clasificación. nen textura afanitica; en algunas, la corriente ha
alineado a los pequeños granos minerales que dan
a la roca una apariencia bandeada o fluida!.
B. T E X T U R A DE LA S R O C A S 4) Granular. (Fanerítica.) Constituida por cris­
tales lo suficientemente grandes para verlos e iden­
La textura de una roca está representada por el tificarlos sin la ayuda de una lente o de un micros­
orden, la orientación, el tamaño, la forma y el en­ copio. H ay rocas en las que el tamaño m edio puede
lace de las partículas que la constituyen y que se
variar desde 0.5 mm hasta más de 1 cm; las rocas
observan a simple vista o con la ayuda de una lente
granulares comunes, como el granito, tienen granos
de poco aumento. Quedan excluidas las innumera-
de tamaño de 3 a 5 mm en promedio.
[ bles texturas que, aunque formadas en los mismos
5) Porfiritica. Compuesta de dos tamaños dife­
principios, sólo son visibles al microscopio a través
rentes de los minerales, que dan a la roca una apa­
¡de una lámina delgada de la roca.
riencia moteada. A causa de que en pequeños cuer­
pos intrusivos o en las lavas la textura porfiríüca es
a. Texturas comunes de las rocas la más común, ha sido atribuida a un cambio en la
ígneas velocidad de enfriam iento mientras el magma esta­
ba en cristalización. El proceso de deformación pue­
Las diferencias en el grado de cristalización y en de explicarse imaginando un gran cuerpo de magma
el tamaño de los cristales determinan la textura de subterráneo que puede enfriarse hasta una tempera­
; una roca ígnea; ambos factores están controlados tura a la que comiencen a cristalizar uno o más m i­
jen primer lugar por la velocidad de enfriamiento, nerales; como el enfriamiento es lento, los cristales
[aunque pueden tener intervención la constitución de estos minerales crecen hasta adquirir un tamaño
química del magma y su contenido de materiales vo­ considerable. Si cuando el magma está casi a medio
látiles. cristalizar se abre una grieta en el techo de la cá­
1) Piroclástica. Constituida por partículas de vi- mara, parte del magma con sus cristales suspendidos
¡drio volcánico, trozos pequeños de pómez, fenocris­ puede escapar para ir a formar una corriente de lava
tales y fragmentos de roca volcánica, cementados. Las en la superficie. L a porción todavía líquida del mag­
[partículas de vidrio y la pómez pueden alterarse en ma se enfría rápidamente en la superficie del terreno
[parte, convirtiéndose en arcillas. Las rocas piroclás- y rodea a los cristales grandes, llamados fenocris­
[ ticas son el producto de explosiones volcánicas. tales, de una pasta fundamental de cristales afaní-
2) Vitrea. Constituida esencialmente de vid rio ticos. Los fenocristales se formaron bajo la tierra, la
•volcánico. Pueden estar diseminados en el vidrio pe­ pasta fundamental afanitica se form a en la superfi­
queños fenocristales de feldespato o de otros mine- cie. Esa lava tiene una textura afanitica porfiritica.
írales. El adjetivo “ porfirítico” se usa para calificar la tex­
E l vid rio puede ser espumoso, lleno de minúscu­ tura que prevalece en la pasta fundamental. Las ro­
las burbujas que forman una textura vitrea pumí- cas que tienen una textura granular porfiritica
tica. (grandes cristales en una pasta fundamental de gra­
3) Afanitica. Constituida principalmente por d i­ no fino) son comunes en los cuerpos intrusivos. La
minutos cristales (menores de 0.5 mm) con residuo textura vitrea porfiritica aparece en algunas corrien­
¡vitreo entre los cristales, o sin él. Aun cuando los cris- tes de lava y en los fragmentos de pómez de las rocas
itales pueden observarse a simple vista, no es posible piroclásticas. Otras condiciones diferentes a las de
íidentificarlos sin la ayuda del microscopio. Su pre­ un cambio de la velocidad de enfriam iento rara vez
sencia da a la roca un lustre pétreo u opaco, en con­ pueden producir rocas porfiríticas.
Clasificación de suelos desde el p u n to de vista de las vías terrestres

b. Texturas comunes de las rocas debido al paralelismo casi perfecto de cristales m¡| tamaño de i
sedimentarias croscópicos y ultramicroscópicos de minerales lain¡: ducir el espe
nares, principalmente mica. Algunas i
Las diferencias entre la naturaleza de las partícu­
4) Granoblástica. N o foliadas o débilmente foi estructura er
l a constituyentes y la manera en que están unidas,
liadas. Compuesta de granos minerales que se inter) rales) y este
determinan la textura de una roca sedimentaria.
penetran mutuamente y que cristalizaron simultánea! La diatot
1) Clástica. Constituida por fragmentos de ro­ mente. Los minerales son lo suficientemente grande!
cas, partículas minerales o conchas, cuyo conjunto tan pequeño
como para ser identificados con facilidad sin el usj con un fuer
ha sido cementado. Pueden hacerse distinciones pos­
de microscopio y son todos del tipo equidimensio frotado entr
teriores acerca del tamaño de las partículas y del
nal, tales como el feldespato, el cuarzo, el granate i duce un lige
grado de desgaste de los fragmentos individuales. la piroxena.
2) Orgá nica. Constituida por acumulaciones de lín, además
5) Felsitica córnea. N o foliada. Los granos mil parte, una ]
detritus orgánicos (conchas, residuos, huesos, etc.), nerales son por lo común microscópicos o ultramicrosl que la diatoi
en los cuales las partículas orgánicas individuales es- cópicos, aunque unos cuantos pueden ser visibles; s|
tan tan bien conservadas (ni rotas, ni desgastadas Las lutit;
rom pen en fragmentos de ángulos muy agudos cotí
notablem ente), que los rasgos orgánicos dominan en a formacione
superficies dé fractura curva.
la textura de la roca. margosas. Ej
3) Cristalina. Constituida por cristales que han alteran fácil:
sido precipitados de soluciones y entrelazados ínti­ después, se c
C. E S T R U C T U R A DE L A S RO CAS
mamente por mutua interpenetración durante su suelos sumar
crecimiento. La roca debe su coherencia a este enla- Í miento del "
Es la serie de rasgos morfológicos megascópicaj
zamiento de cristales y no a la presencia de un ce­ de las rocas, debidos a oquedades, deformaciones tí Hay que
mentante, como en el caso de las texturas clásticas discontinuidades. prendidas en
y orgánicas. Cuando los minerales que forman una roca ígne¡! cia es la misi
se presentan en forma de cristales grandes, visiblef espesor. Con
c. Texturas comunes de las rocas a simple vista, como en el caso de un granito o de¡ distinción co
una diorita, lo más seguro en que se trate de una! hacen eferve:
metamórficas
roca intrusiva. ellas del cari
Las diferencias en la orientación o alineamiento Cuando la roca ígnea es de textura vitrea, afani! Cuando s
de los cristales y el tamaño de los mismos, determi­ tica o porfiritica, seguramente se trata de una rotí la estructura
nan la textura de una roca metamórfica. H ay dos extrusiva. Algunas veces estas rocas presentan en t ficación.
grupos generales de texturas. Las texturas foliadas, campo una estructura fluidal. Los basaltos presentan El gneis
en las cuales los minerales laminares o en forma de con frecuencia una estructura rugosa o acordonada das, que sepe
hoja, como la mica y la clorita, están casi todos ali­ las riolitas, la apariencia fluidal que les ha dado s] es, hay unas
neados paralelamente unos con otros, de tal manera nombre y esto se puede observar aun en el ejemplo feldespato, e
que la roca se divide fácilmente a lo largo de los de mano, pues los cristales, principalmente los d roto paralela
cruceros casi paralelos, bien orientados, de sus par­ cuarzo, están alineados en la dirección de la corrietl textura corre
tículas minerales constituyentes. Las texturas no fo­ te. Otras veces, la riolita, la andesita y la dacita prí das. Esto es
liadas, constituidas ya sea de minerales equidimen- sentan una estructura en fajas de distinto color. o| dkx destacar
sionales o de minerales laminares orientados al azar, señal de la fluidez de la lava de que procedieron. dorita, la m:
lo que hace que la roca se rompa en partículas Las rocas sedimentarias de textura clástica ns tura, que cas
angulosas. presentan dificultad para su identificación cuanóa* los gneises, y
1) Gnéisica. Toscam ente foliada; las hojas indi­ su grano es grueso, a partir de la arenisca. Sin eaj pequeños.
viduales tienen un espesor de 1 mm o más, pudien- bargo, se da el caso de que una arenisca de gran* La fisilidz
do llegar a varios centímetros. muy grueso puede ser confundida con un conziorre- extrati ficaciór
Las hojas o láminas pueden ser rectas, aplanadas, rado fino; entonces se le da este último nombn ninas que n
onduladas o dentadas. D ifieren comúnmente en su (tam bién se le ha llamado arenisca conglomera tica | sal de los es
composición; por ejem plo, los feldespatos pueden al­ L a identificación de las rocas sedimentarias i ■ a esquistosi
ternar con minerales obscuros. Los granos minerales textura clástica, de grano fino, puede presentir z- ¿irse fárilme
son gruesos y fáciles de identificar. guna dificultad. Desde luego, la mayoría de las roca Sama pizarro
2) Esquistosa. H ojas muy finas que forman ban­ de este tipo están dispuestas en capas delgadas a zarras de div
das delgadas paralelas, a lo largo de las cuales la tratos delgados), pero hay algunas, como las cali3* »p lm en
roca se parte o divide con facilidad. Los minerales margosas, que se presentan en bancos gruesos. C o m es planos de
individuales se ven distintamente; los minerales son do están sometidas a presiones, tanto anas cccb» Entre las
principalmente laminares o en forma de bastonci­ otras sufren trastornos en su posición o rigin a l M raa nota el i
llo, principalmente la mica, la clorita y la anfibola. se supone horizontal y presenta indinaciooes. coi cío de bs cal
Pueden estar presentes, pero no en forma abundante, vaturas, pliegues sencillos y complicadas, q _ - aJe*j ald ta , que f
algunos minerales equidimensionales, como el feldes­ ñas veces conservan aun en ejemplares de mai>:-_ 14 acn grandes
pato, el granate y la piroxena. este ú ltim o caso, hay que atender no sólo a la ~ei trátales gran
3) Apizarrada. Foliación muy fina en hojas pla­ tura de la roca, sino también a su estructura. EsJ 3 c :c de gra
nas, casi rígidam ente paralelas, de fácil separación es importante, pues puede haber casos en t p e A i de colores,
Rocas comunes 105

tamaño de un ejemplar de mano no alcance a tra­ mol negro contiene carbón grafitico y proviene de
ducir el espesor de la capa de roca en el campo. calizas que contienen originalmente carbón finamen­
Algunas calizas de origen orgánico presentan una te dividido. En ejemplares de mano estas calizas ne­
estructura en bancos gruesos o en grandes masas (co­ gras han sido confundidas a veces con basalto.
rales) y esto no aparece en un ejemplar de mano. Cuando se trata de carbonatos o de rocas que los
La diatomita (tiza) está formada por carapachos contienen, la aplicadón del áddo clorhídrico hace
tan pequeños que sólo pueden verse al microscopio que se desprenda el anhídrido carbónico (C O j) que
con un fuerte aumento; pero el polvo del material los forma, lo que se efectúa con efervescenda, que
frotado entre los dedos y muy cerca del oído pro­ es mayor mientras mayor es la concentración del á d ­
duce un ligero ruido que lo hace distinguir del cao­ do y, desde luego, el contenido de carbonato en la
lín, además de que al tacto es diferente. Por otra roca que se analiza.
parte, una poca de agua hace ver inmediatamente Es suficiente una concentradón al 10%, lo que
que la diatomita no es plástica. tiene la ventaja de que cuando se trata del carbona­
Las lutitas (lodos endurecidos) abarcan no sólo to doble de calcio y de magnesio (dolomía o dolo­
a formaciones arcillosas y limosas, sino también a las mita). o de calizas dolomíticas, estas rocas no hacen
margosas. Expuestas a la intemperie, estas rocas se eftrvcscenda o la hacen muy débil con el áddo di­
alteran fácilmente, se agrietan primero, se rompen luido. Entonces se obtiene con la navaja un poco de
después, se deshacen y dan lugar a la formación de polvo del ejemplar y así se logra la efervescenda y
suelos sumamente plásticos. Recuérdese el comporta­ la identificación.
miento del “choy'’ en el norte del país.
Hay que advertir que las margas están aquí com­ 11-4 ROCAS COMUNES
prendidas en las lutitas, en general, pues su aparien­
cia es la misma cuando se presentan en capas de poco
espesor. Con el ácido clorhídrico se puede hacer la
A. ROCAS IG NEAS CO M UNES
distinción con facilidad, pues solamente las margas
hacen efervescencia con él, debido a la presencia en
a. Rocas extrusix/as pirocláslicas
ellas del carbonato de calcio.
Cuando se trata de rocas metamórficas foliadas,
1) Toba. La toba volcánica es una roca piro-
la estructura tiene mucha intervención en su identi*
dástica de grano fino compuesta de fragmentos me­
ficación.
nores de 5 mm. La mayor parte de los fragmentos
El gneis presenta una estructura en fajas o ban­
son fenocristales rotos y fragmentos de lava solidifi­
das, que separan a los minerales que lo forman, esto
cada; otros constituyentes comunes son partículas de
es, hay unas fajas de cuarzo, otras de mica, otras de
vidrio volcánico, ya sean esquirlas microscópicas lla­
feldespato, etc. Si el ejemplar que se examina está
madas escamas o corpúsculos espumosos de pómez.
roto paralelamente a una de esas fajas, presentará la
También pueden estar presentes partículas de la roca
textura correspondiente a cada una de dichas ban­
basal sobre la cual se apoya el volcán. Generalmente
das. Esto es más notable en los esquistos, pues en
las tobas son rocas poco resistentes, aunque algunas
ellos destacará sobre todo el mineral abundante (la
se encuentren lo sufidentemente bien consolidadas
cloríta, la mica, etc.) y puede no notarse su estruc­
como para soportar cualquier dmentadón o para ser
tura, que casi siempre es muy plegada, más que en cortadas con taludes verticales. Muchas tobas se en­
los gneises, y los cristales de los minerales son más
cuentran entre los peores materiales en cuanto a la
pequeños.
tendenda al deslizamiento; la ardlla montmoriloní-
L a fisilidad de las pizarras es independiente de la tica es un constituyente de la bentonita, mineral co­
estratificación, esto es, se dividen fácilmente en lá­ mún de las tobas y su presenaa debe tomarse siem­
minas que no tienen reladón con la posición origi­ pre como señal de peligro.
nal de ios estratos. Así como en los esquistos se lla­ Esta roca es muy abundante en toda la Sierra
ma esquistosidad a la propiedad que tienen de divi­ Madre Occidental, generalmente intercalada con la­
dirse fádlmente en láminas cortas y delgadas, se vas riolliicas.
llama pizarrosidad a la propiedad que tienen las pi­ 2) Brecha volcánica. En la brecha volcánica do­
zarras de dividirse en hojas o láminas más o menos minan como componentes fragmentos de más de
amplias, en una direcdón independiente de la de 5 mm. En general, los fragmentos de lava son más
los planos de estratificación. abundantes que en la toba; las partículas de vidrio
Entre las rocas metamórficas no foliadas merece y la pómez pueden ser escasas. La escoria (tezontle)
una nota el mármol, en el que el carbonato de cal­ abunda en algunas brechas. La escoria puede for­
d o de las calizas de que procede está convertido en mar grandes bloques angulares, bombas estriadas de
calata, que forma cristales de todos tamaños, desde 2 a 15 cm de largo con la forma de un huso o lá­
muy grandes hasta muy pequeños. El mármol de grima, por haber sido lanzadas al aire cuando toda­
cristales grandes, triturado, se utiliza para la fabri- vía estaban fundidas.
cadón de granito artifidal; el de grano fino, blanco 5) Lapilli. Es un material fragmentario formado
o de colores, sirve para fines ornamentales. El már­ por partículas sueltas de unos 2 cm, constituidas de
106 Clasificación de suelos desde el punto de vista de las vias terrestres

lava espumosa y que fueron eyectadas por volcanes. misma reladón a la riolita que la que tiene la gra-
Se usa mucho en construcción de carreteras, ya que nodiorita con el granito (véase más adelante).
es excelente material para base y para revestimiento, La riolita y la dadta se encuentran como co­
mezclado con algún cementante. rrientes de lava y como pequeñas intrusiones.
Es muy frecuente encontrar este material en co­ 3) Andesita. La andesita es una roca afanítica
nos volcánicos cineríticos, casi siempre en explota­ y frecuentemente porfirítica, que se parece a la da­
ción. dta, pero que no contiene cuarzo. El feldespato pla­
Algunas brechas volcánicas sc forman como las gioclasa constituye el fenocristal más común, pero
tobas, pero otras son partículas de corrientes de lodo pueden estar presentes la piroxena, la anfíbola o la
volcánico. Se ha visto que cuando han caído lluvias biotita. La mayoría de las andesitas presentan estruc­
intensas en las laderas de fuertes pendientes de un tura bandeada, pero no tan notable como las rioli­
cono volcánico, se han producido deslizamientos tas. El color de las andesitas varía del blanco al ne­
como aludes de detritus pirodásticos sin consolidar. gro, aunque la mayoría son de color gris obscuro o
Se han formado otras corrientes de lodo por nubes gris verdoso. La andesita es abundante en corrientes
procedentes de erupciones explosivas a través de crá­ de lava y también en fragmentos en la brecha vol­
teres lagos. Los detritus volcánicos pueden viajar va­ cánica, particularmente en cordilleras rematadas por
rios kilómetros como corrientes en los valles. volcanes, como la de Los Andes (de donde deriva
4) Obsidiana. La obsidiana es un vidrio natu­ su nombre), las Cascadas y los Cárpatos. La andesita
ral formado principalmente por magmas de compo­ también forma pequeñas masas intrusivas.
sición riolítica, dacitica o andesítica. Es lustrosa y
La Sierra de Pachuca está constituida por ande­
se rompe con superficie conchoidal. I-a mayor parte sitas en sus dos terceras partes inferiores. La cum­
de las obsidianas son negras a causa de que tienen bre, o sea la tercera parte superior, está constituida
diseminados granos de magnetita y minerales ferro- por dadtas. Las vetas minerales del Distrito Minero
magnesianos, pero pueden ser rojas o grises por la de Pachuca y Real del Monte "arman" en andesitas.
oxidación del hierro, provocada por los gases mag- Gran parte del contorno de la cuenca del Valle de
máticos calientes. Los fragmentos delgados de obsi­ México está constituida por andesitas; la Sierra Ne­
diana son casi transparentes. Se les encuentra a lo vada, el Ajusco, las Sierras de Las Cruces y Monte
largo de las orillas de las intrusiones y raras veces Alto son todas andesíticas. El gran abanico de ori­
forman pequeñas masas intrusivas. gen fluvio-gladal que cubre las faldas de las sie­
La mayor parte de las obsidianas intrusivas tie­ rras del sur de la dudad de México, está formado
nen un lustre opaco parecido al de la pez, y a esa por material andesítico pirodástico (arenas y gravas)
variedad se le llama piedra pez. retransportado. El mismo material se encuentra al
5) Pómez. La pómez es espuma de vidrio, ca­ oriente de Texcoco, así como en las "lomas" de Cuer-
racterizada por un color gris blanco y llena de mi­ navaca. Mor., y en el Estado de México en los mon­
núsculas burbujas. Las burbujas son tan numerosas tes de Ocuilán, en Manilalco y en Malinaltenango.
que la pómez flota en el agua. La pómez abunda en
4) Basalto. El basalto es una roca afanítica de
forma de fragmentos en las tobas y en las brechas.
un color gris o negro; la mayor parte de los basal­
Forma también corrientes distintas, o más común­
tos no son porfíricos, pero algunos contienen feno-
mente, corona corrientes de obsidiana y de riolita y
cristales de plagiodasa y olivino.
se gradúa hada abajo hasta confundirse con la lava
El basalto es la lava más abundante en el mundo
no espumosa.
y está muy esparcida en forma de grandes mesetas
que cubren miles de kilómetros cuadrados. Aunque
b. Rocas extrusivas. ÍMvas forma típicamente corrientes de lava, el basalto es
también común en pequeñas masas intrusivas.
1) Riolita. La riolita tiene una pasta fundamen­ El basalto es muy abundante en la República,
tal afanítica salpicada de fenocristales de cuarzo o espedalmente en el Valle de México y sus alrededo­
de feldespato de potasio. El color de la riolita varía res. Se le encuentra en casi todos los estados.
ampliamente, pero en general es blanco o amarillo
claro, gris o rojo. La mayor parte de las riolitas tie­
nen una estructura bandeada, es decir, muestran una c. Rocas intrusivas
serie de capas alineadas, que se formaron cuando el
magma fluía pastoso antes de solidificarse. 1) Granito. El granito, que se caracteriza por
La máxima manifestarión de las riolitas y sus una textura granular, tiene como sus dos minerales
tobas se halla en las cumbres de la Sierra Madre más abundantes el cuarzo y el feldespato, y en con­
Occidental, que comprende zonas de los estados de secuencia, la mayoría de los granitos son de color
Nayarit, Zacatecas, Sinaloa, Durango y Chihuahua. daro. En la mayoría de los granitos también están
También es abundante en el centro del país. presentes la biotita y la hornblenda, o una de ellas.
2) Dadla. La dadta es semejante a la riolita, Abunda en las costas del Océano Pacífico, en la
con la excepción de que es la plagioclasa la que pre­ Sierra de Chiapas, en el batolito de Acapulco, en
domina, en vez del feldespato de potasio. Tien e la Guerrero, y los de Michoacán y jalisco. En los dos
Rocas sedimentarias comunes 107

extremos de la península de Baja California, región pio. Esos gabros, con tamaño de grano intermedio
de El Cabo en el sur y Sierra de Juárez, Kukapás y entre el basalto y el del gabro normal, se llaman
Rumorosa, en el norte. En algunas regiones de los doleritas o diabasas.
estados de Sonora y Sinaloa, en donde está muy al­ Se conocen en M éxico algunos lugares donde apa­
terado, recibe el nombre de Tucuruguay y presenta rece el gabro sano. En el Estado de San Luis Potosí,
la apariencia de una arena gruesa pobremente ce­ en la presa La Ventilla; en el Estado de Hidalgo,
mentada. cerca de Tlalch in ol; en el camino Pachuca-Huejutla;
Técnicamente, el término granito está reseñado en el Estado de Sinaloa, en algunos cortes del Ferro­
a aquellas rocas ígneas granulares, cuarcíferas, que carril Chihuahua-Pacífico. En el Estado de Baja Ca­
tienen el feldespato potásico como mineral predomi­ lifornia, con m otivo de algunos cortes en el camino
nante. Aquella en la que predomina la plagioclasa Tijuana-Ensenada se ha encontrado un gabro, a ve­
se llama granodiorita (compárese con la riolita y la ces cavernoso, pero resistente, a pesar de una alte-
d adta citadas con anterioridad). Generalmente la radón profunda causada por una larga permanen-
granodiorita puede distinguirse del granito por las á a bajo las aguas del mar.
estrías finas que caracterizan a una de las superficies 4) Pen d olita , piroxenita y serpentina. En al­
de crucero de la plagioclasa. gunas regiones son comunes las rocas de textura
Se la encuentra con frecuencia en las mismas zo­ granular, casi enteramente compuesta de minerales
nas que el granito. ferromagnesianos, sin feldespato. Si la roca tiene d i ­
Los levantamientos geológicos muestran que el vino, como constituye predominante, se llama peri-
granito y la granodiorita se encuentran en grandes dotita; si está constituida totalmente por piroxenas,
cantidades en la corteza terrestre. Forman grandes se llama piroxenita.
masas intrusivas a lo largo del núcleo de varias cor­ A las peridotitas y piroxenitas alteradas se les
dilleras, así oomo en otras áreas que han sufrido una llama serpentinas. En virtud de que la serpentina
erosión profunda. Son típicamente rocas continenta­ está compuesta casi por completo de minerales se­
les y nunca han sido encontradas en islas océanica6 cundarios que no se solidificaron directamente del
aisladas ni lejos de las masas continentales. magma, se clasifica a menudo oomo roca metamór-
Algunos granitos son de origen metamórfico, en fica en vez de ígnea. La serpentina forma láminas
vez de ígneo. intrusivas, diques y otras pequeñas masas intrusivas.
5) Pórfid o. El término antiguo de pórfido se
2) D iorita . La diorita es una roca granular com­
usa aquí de modo indefinido. Es común aplicarlo a
puesta de plagioclasa y menores cantidades de mine­
las rocas ígneas intrusivas de grano fino, de textura
rales ferromagnesianos. De éstos los más comunes son
porfírica, en las cuales los fenocristales constituyen
la hornblenda, la biotita y la piroxena. En general
el 25% o más de su volumen. L a pasta fundamental
las masas de diorita son de menor tamaño que las
puede ser afanitica de grano grueso o fanerítica de
de granito o de granodiorita.
grano fino. Se antepone la palabra pórfido el nom­
La diorita se presenta en grandes masas, como al
bre de la roca cuya composidón y textura se ajustan
sur de Zitácuaro (Cerro de L a Coyota) y en muchos
a la pasta fundamental.
lugares de la Sierra Madre Occidental y de las cos­
Para distinguirlo del adjetivo porfirítioo, e l nom­
tas del Océano Pacífico. En el gran batolito de Acá*
bre de “ pórfido” no debe ser aplicado a las rocas
pulco, a los lados de la carretera es común ver con
porfiríticas que tengan una pasta fundamental de
frecuencia diques de diorita que atraviesan la masa
grano grueso, o a corrientes de lava porfiritica que
del granito. En el cruce del río Aguacatillo se ve un
contengan unos cuantos fenocristales diseminados. La
contacto de granito con diorita. L a pequeña penín­
primera debe llamarse diorita porfiritica y la última
sula de L a Quebrada es una intrusión de diorita en
andesita porfiritica, si tiene la misma composidón
granito.
que la diorita y la andesita.
8) Gabro. El gabro es una roca granular com­ El pórfido de granito, el pórfido de granodiorita
puesta principalmente de plagioclasa y piroxena y, y el pórfido de la diorita, forman diques cerca de
por lo común, con pequeñas cantidades de otros mi­ las masas de granito y de granodiorita. El pórfido
nerales ferromagnesianos, especialmente olivino. Si de riolita, el pórfido de dadta y el pórfido de ande­
los minerales ferromagnesianos predominan sobre la sita son comunes en los cuellos volcánicos y en otras
plagioclasa, de modo que la roca sea de color obscu­ pequeñas masas intrusivas.
ro, generalmente es correcto llamarla gabro, aunque
la distinción microscópica con la diorita reside en la
identificación de la plagioclasa, que no es determi* B. R O C A S S E D IM E N T A R IA S C O M U N E S
nable a simple vista.
El gabro se encuentra distribuido tanto en gran­ a) Conglomerado. El conglomerado es grava ce­
des como en pequeñas masas. Es especialmente co­ mentada. La grava es un depósito sin consolidar
mún en diques y láminas intrusivas delgadas, de compuesto prindpálm ente de fragmentos arrastrados
grano fino. En la mayoría de estas pequeñas intrusio­ por los ríos. Estos fragmentos pueden ser de cual­
nes, los granos minerales son tan pequeños que son quier dase de roca o de mineral y de cualquier ta­
difícilm ente reconocibles sin la ayuda del microsco­ maño. L a mayor parte de los conglomerados, espe-
108 Clasificación de suelos desde el punió de vista de las vias terrestres

rfalmente los que han sido depositados por ios ríos, Todas contienen cantidades apreciables de ard­
tienen mucha arena y otros materiales finos que lle­ lla. Las grauvacas son comúnmente de color gris obs­
nan los espacios entre las gravas. Algunos conglome­ curo, verde obscuro y aun negro. Como las arkosas.
rados de playa que han sido lavados cuidadosamente, indican erosión y depósito rápido sin mucho intem­
contienen poca arena. perismo químico.
Se le encuentra formando grandes masas en el Las areniscas forman unidades litológicas impor­
Estado de Guerrero, en las zonas de Chilapa y Tía* tantes que ocupan extensiones considerables. A flo ­
pa bastante alterado por intemperismo. En el norte ran areniscas en la zona de Ciudad Altamirano, en
del país también es frecuente encontrarlo ocupando Guerrero; en la Sierra Madre Occidental, interestra-
grandes extensiones. En masas pequeñas se le en­ tificada con lutitas; en la planide cosiera del Golfo,
cuentra en todas partes. en la zona norte del Istmo y en masas menores en
b) Brecha. Las brechas sedimentarias se parecen toda la República.
a los conglomerados, excepto en que la mayoría de d) Lutita. Estrictamente, el término lutita se re­
los fragmentos son angulosos en vez de redondeados, fiere a una roca que tiene una estructura físil, la­
sin que exista una frontera definida entre dichas ro­ minada o finamente estractificada, así como una com­
cas. Por la forma angulosa de sus fragmentos cons­ posición esendalmente arcillosa, aunque puede tener
tituyentes es evidente que los componentes de las cantidades importantes de limo, arena, materia orgá­
brechas sufrieron un desgaste y transporte relativa­ nica y carbonato de calcio.
mente pequeños antes de ser depositados. Hay otras Las lutitas se acumulan en muy diferentes me­
clases de brechas que no son sedimentarias, como las dios. Puesto que la carga prindpal que los grandes
volcánicas y las de falla. ríos llevan al mar está compuesta de lodo y arena
Las brechas son abundantes en las áreas monta­ fina, no es sorprendente que la lutita sea la roca se­
ñosas que han estado sometidas a movimientos tec­ dimentaria marina más abundante; también puede
tónicos intensos. endurecerse hasta convertirse en lutita el lodo depo­
c) Arenisca. La arenisca es arena cementada. La sitado en los deltas, en el fondo de los lagos y en
arena, por definición, consiste de partículas de un las planides que estuvieron a los lados de antiguos
diámetro comprendido entre 4.76 mm (malla N « 4) ríos divagantes.
y 0.074 mm (malla N* 200). La dasificadón de las rocas de este grupo para
La arena sc acumula en diferentes medios. Algu­ fines de ingeniería geológica exige la separadón en­
nas son depositadas por los ríos, otras son acumu­ tre los tipos laminados y no laminados, debido a la
ladas por los vientos para formar médanos, otras son importanda que tiene la posidón de la estratifica-
extendidas por las olas y las corrientes a lo largo de d ón con respecto a la direcdón en que actúan las
las playas o en aguas de poca profundidad en las fuerzas a que se les somete.
plataformas continentales; otras son transportadas Las ardllas y los limos pasan a lutitas a través
por corrientes turbias a lo largo de pendientes sub­ de un proceso de consolidadón, siempre con elimi-
marinas hasta el fondo del mar. nadón de agua. Las lutitas formadas por consolida­
Se reconocen tres variedades principales de are­ ción vuelven a constituir lodos cuando se les somete
nisca. a procesos alternados de saturadón y deshidratadón.
1) Arenisca de cuarzo. Compuesta principalmente Las lutitas bien cementadas son bastante más resis­
de granos del mineral cuarzo, aunque puede conte­ tentes a esos cambios.
ner pequeñas cantidades de otros minerales. Es una roca que abunda en el territorio nadonal,
2) Arkosa. Es una arenisca rica en feldespato. Pue­ principalmente en el Este y el Sur. Frecuentemente
de contener casi tantas partículas de feldespato par­ se presenta con cantidades subordinadas de carbo­
cialmente ¡ntemperizado como de cuarzo, o aún más. nato de calcio.
La mayor parte de las arkosas han sido formadas e) Marga. La marga es una roca formada por ar­
por la erosión rápida de rocas ricas en granos de cilla y carbonato de caldo en propordones aproxi­
feldespato, tales como los granitos y los gneises y madamente iguales. Sus propiedades son semejantes
por el depósito rápido de esos detritus erosionados, a las de la lutita, pero es todavía más intemperizable.
sin que el feldespato haya tenido tiempo de que el Si predomina la ardlla, se dice que se trata de
intemperismo lo convirtiera en ardlla. una lutita calcárea, y si predomina el carbonato de
S) Gravvaca. Es una "arena suda" cementada, que caldo, es una caliza arcillosa.
contiene grandes cantidades de arcilla y fragmentos f) Caliza. La caliza está compuesta de carbonato
de roca, a los que se agregan cuarzo y feldespa­ de caldo (CaCOa) con impurezas que pueden ser ar­
to. Varías grauvacas contienen muchos detritus pi- dlla, limo, arena, materia orgánica, etc
roclásticc con diferentes grados de alteradón; otras Las calizas de origen orgánico son rocas comunes
contienen gran cantidad de fragmentos pequeños de y se presentan en gran variedad, a causa de las mu­
pizarra, rocas verdes y otras rocas metamórficas; en chas clases de restos de que están formadas. Entre
ocasiones son rocas con abundanda de minerales fe- las más comunes están; la caliza coralígena que con­
rromagnesianos. tiene una trama de depósitos de coral pero también

Ce
Rocas silicosas de grano fin o 109

s de arci. incluye conchas de otros animales, especialmente fo­ N o es muy abundante esta roca en la República;
r gris obs- raminíferos, moluscos y gastrópodos; la caliza de al­ sin embargo, se puede señalar la presencia de caliza
gas constituida principalmente por calcita precipita­ dolomítica explotable en Teapa, T a b . Esta roca tam­
is arkosas,
da por algas y bacterias; la caliza de foraminíferos, bién existe en el cañón de Petaquillas, Gro.
ho intern­
compuesta principalmente de diminutas conchas de i) Rocas silicosas de grano fino. Son comunes las
foraminíferos; la coquina, compuesta principalmente rocas compuestas casi enteramente de sílice de gra­
as impor-
de conchas grandes, de moluscos y gastrópodos, y la no fino, pero rara vez forman grandes masas; las
>les. Aflo-
creta, que consiste principalmente de láminas y espi­ más comunes se describen a continuación;
íirano, en
nas microscópicas de calcita, llamadas cocolitos. 1) Pedernal. El pedernal es una roca dura, de gra­
interestra-
iel Golfo, Las calizas clásticas están compuestas de fragmen­ no tan fino que la superficie de fractura aparece
enores en tos rotos y desgastados de conchas o de cristales de uniforme y lustrosa. Los nodulos y lentes de peder­
calcita. nal son comunes en las calizas y las dolomitas; el
La caliza precipitada químicamente se está for­ pedernal es muy duro y de color negro, amarillento
¡ta .se re- y blanco, principalmente.
mando en la actuálidad en mares calientes de poco
t físil, la­
fondo, en manantiales termales y en lagos salados. 2) Diatomita. Es una roca blanca compuesta casi
una cora-
El trabajo de la precipitación orgánica es, no obs­ enteramente de conchas silicosas de plantas micros­
ede tener
tante, difícil de separar del de los agentes bioquím i­ cópicas llamadas diatomeas.
eria orgá-
cos y orgánicos. N o todas las rocas silicosas de grano fino son de
origen orgánico. Se cree que algunas han sido pre­
Las calizas que presentan una estratificación grue­
;ntes me- cipitadas por manantiales termales submarinos de
sa y que están poco deformadas, proporcionan con­
5 grandes aguas silicosas. Otras se han formado por el reem­
diciones excelentes para cimentaciones o cortes; las
y arena plazamiento de madera, caliza, lutita u otros mate­
de estratificación delgada, deformadas y fracturadas,
i roca se- riales por soluciones silicosas. La madera petrificada
pueden introducir serios problemas en las cimenta­
:n puede es un ejem plo común.
ciones y presentan condiciones muy desfavorables por
ido depo- j) Rocas carbonosas. Turba y carbón. La turba es
su baja resistencia al esfuerzo cortante y por las fil­
gos y en un conjunto de restos de plantas ligeramente des­
traciones de agua que permiten.
antiguos compuestas. Puede encontrársele en procesos de acu­
Por lo demás, se le considera como un m agnífico mulación de pantanos y lagos de poco fondo en cli­
material de construcción. mas templados y aún en laderas empinadas en re­
ipo para
ición en- La caliza forma la masa general de la Sierra M a­ giones húmedas. El carbón es el resultado de la
>ido a la dre Oriental y se le encuentra aflorando a lo largo compresión y una descomposición más completa del
¡tratifica- de toda esa sierra. Se le encuentra formando grandes material de plantas en antiguas turberas que fueron
:túan las masas en el sur del país; constituye la totalidad de sepultadas por sedimentos posteriores,
la Penr'nsula de Yucatán, y se presenta en casi todos k) Evaporitas o depósitos de sal. Las evaporitas va­
los Estados de la República. rían mucho en su composición y textura. En la ac­
a través
>n elimi- g) Travertino. El travertino es otra roca formada tualidad están siendo formadas por evaporación de
onsolida- por carbonato de calcio impuro, que se deposita al aguas saturadas de minerales disueltos.
s somete aflorar manantiales termales. Es toscamente crista­ 1) Halita. Cuando el agua del mar se evapora
ratación. lina y por lo común está llena de pequeños agu­ completamente, se precipitan varias sales, siendo la
lás resis- jeros irregulares por donde ha circulado el agua que sal gema (N a C l) la más abundante.
ia formó. Se le conoce también como sillar de agua, 2) Yeso. En la naturaleza es mucho más abundan­
íacional, por su uso en maniposterías toscas y en ornamen­ te que la sal gema el sulfato de calcio, que se pre­
itemente tación. senta tanto en la forma hidratada, yeso (C aS 04-
z carbo- Esta roca abunda en el Estado de Puebla, en la 2H20 ) , como en la forma de mineral anhidro, que
región de Valsequillo hasta Tehuacán. En Viesca, se llama anhidrita (C aS 04) .
por ar- del Estado de Coahuila, hay también yacimientos 3) Caliche. El caliche es un depósito por evapo­
aproxi- abundantes de travertino. En el Estado de N u evo ración de aguas incrustantes que se presenta en for­
nejantes León se le llama sillar de agua y se le usa para cons­ ma de costras superficiales o de capas intercaladas
erizable. trucción. con suelos, principalmente en zonas semiáridas. Su
h) Dolomita. La dolom ita es una roca compues­ composición es C a C 0 3 mezclado con los componen­
trata de
nato de ta principalmente de mineral del mismo nombre: do­ tes del suelo y tiene utilidad en algunos casos en que
lomita (carbonato doble de calcio y de m agn esio); se puede emplear como cementante.
se parece a la caliza y se transforma gradualmente
rbonato
en ella por cambios en la cantidad de calcita en la
l ser ar-
roca; generalmente es necesario hacer pruebas m i­ C. R O C A S M E T A M O R F IC A S
croscópicas y químicas para determinar en la roca
omunes
las cantidades relativas de los minerales calcita y do­ a) Cuarcita. R oca muy dura, granoblástica, de tex­
las mu-
lomita. L a dolomita hace una efervescencia suave en tura sacaroide, constituida predominantemente por
. Entre
el HC1, y para que sea mayor este efecto debe ras­ granos de cuarzo entrelazados. La cuarcita difiere
ue con-
parse con una navaja y aplicar el ácido al polvo. de la mayoría de las areniscas en que se rompe a
ambién
110 Clasificación de suelos desde el p u n to de vista de las vias terrestres

través de los granos y no alrededor de ellos. El color e) Micaesquisto. Roca esquistosa constituida p%re Menchaca,
varía del blanco hasta el negro, pasando por crema, cipalmente por muscovita, cuarzo y biotita, en prjuárez Badillo
rosado, rojo y gris, pero la mayoría de las cuarcitas porciones variables; puede predominar cualquiera ¿ción incluye 1
son de color claro. estos minerales. Las variedades más comunes son ¿distinguido ge
La cuarcita se foma por el metamorfismo de la cas en muscovita. publicación, d
arenisca de cuarzo. Es una roca metamórfica amplia­ El esquisto de mica es una de las rocas metámose Ia anterior
mente esparcida. ficas más abudantes. Com o la pizarra, la mayoría ¿SOP tal come
L a arenisca con cemento de sílice ( “ cuarcita” se­ ellas se ha formado de lutitas y tobas, aunque alg¿publicación f
dimentaria) es d ifícil de distinguir de la cuarcita me­ ñas se derivan de la arkosa, de la arenisca arcillo^iningo Sáncht
tamórfica, puesto que las dos se rompen a través de de la riolita o de otras rocas. El esquisto represen¿cázar Padilla,
los granos. Mediante el uso del microscopio petro­ un metamorfismo más intenso que el de la pizarr, A todas es
gráfico la distinción no es muy difícil, pues por lo f) Esquisto de anfíbola. Roca esquistosa consdtii,que han conti
común el cemento es fácil de distinguir de los gra­ da principalmente por anfíbola y plagioclasa, co¡*n*ento cr*
nos de arena originales. L a cuarcita metamórfica cantidades variables de granate, cuarzo o biotit; Públicas, los
también puede distinguirse de la arenisca cementa­ Es un derivado metamórfico común del basalto, deígl°sar a(luí e*
da con sílice, por m edio de las rocas asociadas con gabro, del esquisto de clorita y de rocas relacionad^
ella en el campo, pues la verdadera cuarcita está aso­ con éstas.
ciada con otras rocas metamórficas y la arenisca con Las pizarras y los esquistos de sericita, con gr¡
otras rocas sedimentarias. duación imperceptible de unas a otras, se encuentra:
b) Mármol. Roca granoblástica de grano fino o en los Estados de H idalgo, Puebla y Veracruz, en 1¿
grueso, compuesta principalmente de calcita o de do­ barrancas profundas cercanas a los linderos de esj
lomita, o de ambas. Varios mármoles presentan una entidades (barrancas de Huayacocotla y Vinazco)i
alteración bandeada de porciones claras y obscuras; en el camino de Vizarrón a Jalpan (Estado de Qu|
otros presentan estructuras de brecha atravesada por ré ta ro ), donde, por razones paleontológicas en é
vetillas de calcita. primer caso y estratigráficas en el último, se les tó
El mármol es formado por el metamorfismo de la atribuido una edad Jurásica.
caliza y la dolomita; si proviene de la dolom ita, co­ En los Estados de M éxico y Michoacán (Tlalpu
múnmente contiene silicatos magnesíferos, tales como jahua, Jungapeo, la mayor parte del terreno dond¡
piroxena, serpentina y anfíbola. se desarrolla el sistema hidroeléctrico M iguel Alemán
c) Pizarra y filita. Rocas con grano muy fino, ex­ Ixtapan de la Sal, etcétera) se han encontrado gran
cepcionalmente bien foliadas. A causa de su exce­ des manifestaciones de pizarra sericítica, con aparien
lente foliación se dividen en hojas delgadas. Los gra­ cia de esquistos en muchos lugares. A estas forma
nos minerales son tan pequeños que sólo se identifi­ dones se les ha atribuido una edad Triásica.
can con el uso del microscopio o de rayos X . La g) Gneis. Roca gnéisica de grano grueso con leu
pizarra es opaca en las superficies de crucero, la fi­ tes o capas distintas de diferentes minerales. Es di
lita es brillante y de grano grueso y contiene algunos composición mineral variable, pero el feldespato e
granos minerales de suficiente tamaño para ser iden­ especialmente abundante. Otros minerales comune
tificadas a simple vista. L a pizarra y en menor ex­ en el gneis son el cuarzo, la anfíbola, el granate í
tensión la filita, por lo común presentan restos de la mica.
rasgos sedimentarios tales como la estratificación, así Los gneises se encuentran entre las rocas metí
como de gravas y fósiles. mórficas más abundantes. Pueden derivarse de vaj
Abundan las pizarras y las filitas. L a mayoría rias rocas diferentes: granito, granodiorita, lutita, rio;
fueron formadas por el metamorfismo de las lutitas, lita, diorita, pizarra y esquisto, entre otras.
pero otras se han derivado de las tobas o de rocas Los gneises abundan en las zonas de la Repúblil
de grano fino. ca donde se presentan grandes masas de granito!
cuando aquellas rocas se han derivado de éstas (zff,
d) Cloritoesquisto. Roca verde de grano muy fino,
ñas en los Estados de Oaxaca, Guerrero y MichoaJ
esquistosa o apizarrada. Generalmente es una roca
c á n ). T am bién se les ha encontrado, sin relacióre
suave, de, tacto graso y fácil de pulverizar, compues­
aparente con los granitos, en el cañón de Tomellírj
ta de clorita, plagioclasa y epidota; pero todas, ex­
y en la Sierra de Ixtlán del Estado de Oaxaca.
cepto la clorita, pueden estar presentes en granos
En algunos lugares muy restringidos de esas zm
demasiado pequeños para ser identificados. Pueden
ñas se han encontrado también esquistos micáceos]
tener restos de las estructuras volcánicas originales,
tales como fenocristales y escoria.
N O T A D E LO S A U T O R E S :
Los esquistos de clorita son comunes. A menudo
se les llama esquistos verdes o, si su folicación es muy Muchos han sido los especialistas de la Secreta­
débil, piedra verde, debido al color de la clorita. La ría de Obras Públicas que han contribuido a la adop
mayoría se ha formado por el metamorfismo del ba­ ción del Sistema de Clasificación SOP, incluido en
salto o de la andesita y de sus correspondientes to­ este capítulo. Los trabajos de todos ellos han dado
bas, pero algunas se han derivado de la lutita dolo- lugar fundamentalmente a dos publicaciones alusi
mítica, de gabro y de algunas rocas ferromagnesianas. vas. Una, de 1965, por los ingenieros Luis M. Aguí
Referencias 111

Cuida priji rre M enchaca, M an u el Bustam ante Velasco, E u la lio REFEREN C IAS
ta, en pt0| Juárez B a d ilio y Juan J. C orrea Rachó. Esta p u blica­
ilq u ie r a (j. ción incluye la clasificación d e rocas que rea lizó el 1. Casagrande A. Classification and Identification of
nes son r¡) distinguido geólogo G o n za lo V iv a r Sifrú. L a segunda Soils. American Society o f Civil Engineers. Transac-
publicación, de 1970, es prácticam ente una ad op ción tions. Vol. 113, 1948.
2. Juárez Badilio, E. y Rico, A. Mecánica de Suelos.
s metamótf de la anterior y con tien e el sistema de clasificación
Tom o I. Fundamentos de la Mecánica de Suelos. Ca­
Tiayoría di SOP tal com o se usa en la actualidad (1 971). Esta
pítulo V II. Eds. de la Facultad de Ingeniería de la
nque algJ publicación fue preparada por los ingenieros D o ­
U.N.A.M. México, D. F„ 1969.
a arcillosa mingo Sánchez Rosado, A lfo n s o R ic o y L u is Bal-
3. Sistema de clasificación de Materiales Pétreos y Sue­
represent¡ cázar Padilla. los. Publicación Técnica de la Secretaría de Obras Pú­
la pizarra A todas estas personas, así com o a muchas otras blicas. México, 1970.
i constituí que han con tribu ido en fo rm a anónim a al estableci­ 4. Juárez Badilio, E. y Rico A. Mecánica de Suelos.
>clasa, coi miento del criterio co lectivo de la Secretaría de O bras Tom o I. Fundamentos de la Mecánica de Suelos. Ca­
o biotita. públicas, los autores agradecen la oportu n id ad de pítulo VI. Eds. de la Facultad de Ingeniería de la
'asalto, del glosar aqu í el resultado fin a l de su trabajo. U .N.A.M . México, D. F„ 1969.
:lacionada¡

con gra-
incuentran
ruz, en las
os de esas
V i nazco);
0 d e Que-
cas en el
se les ha

1 (Tlalpu-
:no donde
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lutita, rio-

Repúbli-
; granito,
éstas (zo-
/ Michoa-
i relación
Tom ellín
xaca.
5 esas zo-
micáceos.

i Secreta-
i la adop
:lu id o en
han dado
nes alusi-
M . Agui-
LISTA DE MINERALES
C arb o natos, Su lfato s, Cloruros y Oxidos, Comunes. TABLA H j- 7

M IN E R A L FO RM A CRUCERO D U R E Z A DENSIDAD OTRAS P R O P IE D A D E S

C A LC IT A - Carbonato de " Dientes de perro", o— Tres cruceros muv per­ 3 2.72 Generalmente incolora, blanca o amarilla,
c a lc io , Ca C 0 3 cristales aplanados, con fe c to s, en ángulos obli­ o de cualquier color debido a impurezas.
excelente crucero; granu­ cuos. aue dan o los fraa Transparente u opaca; la variedad trans­
lar, con c r u c e r o , tam — mentos formas rombo­ parente -muestra muy fuerte doble retrae
bie^n en masas de grano — édricas ción (p.e. 1 punto, a través d é la c a lc i t a ,
demasiado fino para ver aparece como 2 ) . Lustre vitreo u opaco,
el crucero con claridad. h ierve fácilmente con acido clorhídri­
co trío, diluido.

DOLOMITA.- Carbonato Los c ris ta le s , de caras Tres cruceros perfectos 3 .5 - 4 2.9 Color variable , pero generalmente bloncq
de calcio y de magnesio, rómbicas m uestran en ángulos oblicuos co- Transparente o translúcida. Lustre vitreo
Ca Mg (C 0 3 ) 2 buen crucero .También como la c a lc ita . o aperlado. Pu lverizad o , hierve le n ta ­
se presenta en m asas mente con el acido clorhídrico diluido, -
de grano fino. pero los cristales grandes no.

Y E S O - S u lf a t o hidratado C rista le s tab u lares, y Un crucero perfecto que 2 2.2—2.4 Incoloro o blanco por im purezas, otros
de c a lc io ,C a S 0 4 *2H20 masas g ran u lares,terro ­ da la'minas flexibles del­ co lo res. T ran sp are n te u o p aco .L u stre -
sas, fibrosas y aún con gadas. Otros 2 son me­ v itr e o , a p e rla d o o sedoso.Las lamillas*
crucero. nos p e rfe c to s. de crucero son fle x ib le s, pero no elás­
ticos como las de la mica.
f
H A L IT A - (S a l de roca). C ristales cúbicos ( Flg.- Crucero cúbico excelen­ 2-2.5 2.1 Incolora o blanca; pero por impurezas ,
Cloruro de sodio,N aCI. 2 - 6 ) Masas granulares. te ( 3 cruceros en ángulo p resen ta d iversos co lo res. E l co lo r pue­
recto entre sí). de estar distribuido sin uniformidad en el
c ris ta l. T ran sp aren te o translúcida. Lus­
tre vitreo. Sabor salado.

OPALO.-Sílice hidratada, Am orto. Generalmente, Ninguno. Fractu ra con- 5-6.5 2.1-23 Color variable en alto grado, a menudo en
con 3 % a 1 2 % de agua : en vetas o en masas — choidal fajas u ondulado. Translúcido u opoco,—
S i0 2 nH20 No tiene una - irregulares que m ues­ Lustre parecido al de la cera.
estructura interior geomé­ tran una e s tru c tu ra —
trica definida,por lo tanto, hondeada. Puede ser-
es un mineraloide ,no un - terroso.
verdadero mineral.

CALCEDONI A-(Cuarzo - C ristale s demasiado Ninguno. Fractura con — 6 -6.5 2 .6 El color es por lo común blanco o gris cío-*
criptocristalino). Bioxldo — pequemos para ser vi­ choidal ro , pero las impurezas le pueden dar
de silicio, S i 0 2 sibles. A veces con ban cualquier color. S e distinge del cp alo —
w u c i U JJU I U

gqs muy morcadas. por su lustre opaco o nebuloso


Tam bién en masas.

M IN E R A L FORMA CRUCERO D U REZA DENSIDAD OTRAS P R O P IE D A D E S

CUARZO .-(Cristal de - Cristales prismáticos de Ninguno 0 apenas nota­ 7 2.65 Generalmente incoloro 0 blanco, pero —
ro ca ) Bióxido de silicio, seis caras. Terminados ble Fractura conchoidal. puede ser amarillo, rosado, pardo ahumado
Si Og por 6 caras triangulare^ translúcido, v aun nearo. Transparente u
También macizo opaco . L u s tre vitreo 0 graso.

M A G N ET IT A r Combina­ Cristales bien formados, Ninguno. Fractura concho^ 55-6.5 5-5.2 Negra Opaca. Lustre metálico 0 submeta-
ción de oxidos ferroso de 8 caras; generalmen- dal 0 d isp areja. IScg. Raspadura neqra Fuertem ente a tra í­
y férrico Fe 3 0 4 te en agregados com — Puede partirse en forma do por un im án.La m agnetita es un mi­
pactos, 0 granos disemj que parece crucero. neral im portante d« hierre.
nados 0 sueltos en la are
na

HEM ATITA.-Oxido ferri Sumamente variada ; Ninguno, pero algunos 5-6.5 4.9- 5.3 Color gris de acero, pardo rojizo, rojo 0
co, F e 2 0 3 compacta,granular, fibro­ ejem p lares fibrosos 0 negro de hierro. L u stre metálico 0 terro­
/
sa ;o terro sa, m icáceo ; m icáceos se p a rte n co­ so. Raspadura característica roja parduzca
rara vez en cristales mo si tuvieran crucero ; La hematita es el mineral de hierro mas
bien formados. fractura desigual 0 astillada importante.

“ LIM ONITA":El estudio - Masas compactas 0 t e ­ Ninguno. Fractura con­ 1-5.5 34-4 Color am arillo, pardo 0 negro. Lustre t e ­
* >. rro sas; puede presentar choidal 0 te rro s a .
microscopico muestra que rroso opaco, que la distingue de la hema­
el matera! llamado limo­ estructura fibrosa radial tita. Raspadura c a ra c te rístic a parda —
nita no es un soio mineral. amarillenta. Mineral común de hierro.
La mayoría de las"limo­
n itas" es la variedad,en
cristales muy finos ,del
mineral GO ETHITA que-
contiene agua absorbi­
da.Oxido férrico h id ra ­
tado,con cantidades me­
nores de otros elementos
Aproximadamente:
Fe 2 0 3 * H2 0

HIELOrOxido de hidroge­ Granos irreg u lares; paji­ Ninguno. Fractura co n ­ 1.5 0 .9 Incoloro, blanco 0 azul .Lu stre vitreo.Fun
no h 2o llas irregulares en fo r­ choidal. de a 0 o C. por lo tanto, es líquido a la -
ma de fle c o s , con sim e­ tem peratura del cuarto. Bajo de peso es-
tría e x a g o n a l, macizo. / »*
peci f ico.

Silicatos comunes en la formacion de las rocas.


FELD ESPA TO POTASICO C ristales en forma de ca Uno perfecto y uno bue-^ 6 2 .5-2 . 6 Generalmente blanco,gris,rosado , 0 am a­
/
(Ortoclasa,microclina y sa ja ; m acizo , con crucero no que hacen un ángu­ rillo pálido; rara vez incoloro.Generalmen-
nídino). Silicato de alumi­ excelen te. lo de 9 0 ° te opaco,pero puede ser trasparente en las
nio y de potasio, rocas volcánicos.Vitreo. Lustre aperlado en
K A IS i 3 0 8 el mejor crucero Se ritetinnno h* in
nídino). Silicato de alumi­ excelente. 10 ae 10 u ( j u ^ u , p c i u f ju c u o dai 11 us^/ui c i n e e n iub
rocas volcaViicas. Vitreo. Lustre aperlado en
nio y de potasio,
K A IS Í 3 O® el mejor crucero.Se distingue de la plagia-
clasa por la ausencia de estrfas.

1/ M I N E R A L FORMA CRUCERO DUREZA DENSIDAD OTRAS P R O P IE D A D E S

l\ F E L D E SP A T O PLAGIOCL& En cristales bien form a­ Dos buenos


---- ------- cruceros —
7— ------------- 6-6.5 2.6-2.7 Generalmente blanco o g ris ,pero puede pre
S A r (Feldespatos sodico-coi dos y en masas granula­ casi en ángulo recto. sentar otros colores.Algunas variedades —
cicos). Un grupo de solucio­ res o con crucero. ( 8 6 ° ) No muy claro en grises presentan un juego de colores llama­
nes solidas de silicatos d e- algunas rocas volcánicos do opalescencia .Transparente en algunas —
aluminio, sodio y calcio, rocas volcánicas. Lustre vitreo o aperlado.
N a A IS i 3 0 8 a C aA I 2 Si 2 0 8 Se distingue de la ortoclasa por la presen
cía e¡n lo caro del mejor cru cero , de es —
trías ( Im eos finas paralelas).
M U C C O VlTA^tiju__ .________v WMIV C3UUIIIUS r e r/ rwuru en unu a i r e e — 2-3 2.8 -3 . Incolora ; pero puede ser gris, verde o pardol
cola de pescado). Un silica delgadas, o en agrega­ cion, que separa lami­ claro en piezas gruesas. Transparente o —
to complejo de potasio y — dos foliados, escamosos. nillas delgadas,transpa­ translúcida. Lustre aperlado o vitreo
aluminio, KAI2 S¡3 0 |o(OH)2 rentes.flexibles.
oproximadamente,pero varía

BIO T IT A r(Mica negra). Un - Cristales como escamas Perfecto en una direc­ 2.5-3 27-3.2 Negra o parda obscura. Transli/cida u opaca
silicato complejo de potasio, delgadas, generalmente ción que da laminillas Lustre aperlado o vitreo. Raspadura blanca
fierro,aluminio y magnesio, de 6 lados, y en masas delgadas, flexibles. o verdosa.
de composicio'n v a ria b le ,— escamosas foliadas.
pero aproximada.:
K(M g,Fe )3 AlSi 3 0l0 (0 H )2

PIROXENAÍ O ).Un grupo de Generalmente en crista­ Dos cruceros en ángulo 5—6 3 . 2 —3 .6 Por lo común el color es verdoso o negro.
soluciones sólidas de silica­ les cortos, prismáticos, casi recto. Lustre opaco o vitreo. Raspadura gris ver
tos, principalmente de sili­ de 8 c a ra s ; ángulo Crucero no siempre bien dosa.Se_ distinque de \q anfíbola jdot ej_ cru
catos de Ca,Mg y Fe con entre caras alternas de desarrolla do : la fractu­ cero a . 9 0 ° y _1_q $ cristales de 8 caros y
cantidades variables de otros cerca de 9 0 ° También ra,en algunos ejempla - por el hecho de que la mayoría de los cris­
elementos.Variedades masco en masas compactas y res, desigual o conchoi- tales son cortos y muy duros en vez de
muñes: augita e hiperstena. en granos diseminados. dal. prismas largos v delgados como en la —
an f íbola.

A N FIBO LA rUn grupo de sili­ Cristales lar_gos, prisma- Dos buenos cruceros - 5-6 2 .9 - 3 .2 Color negro o verde claro, o aun incolora.
catos complejos, en solucion ticos, de 6 ca ra s; que se encuentran en Opaca. Lustre v ítreo intenso en los superfi­
sólida,principalmente de Ca, también en m asas irre ángulos de 5 6 ° y 124° cies de crucero. Se distingue de la piroxena
M g,Fe y Al.Composicion se­ guiares o fibrosas,con por la d iferen cia en el ángulo del crucero
mejante a la piroxena,pero cristales que se entre­ y por la forma del cristal. La anfíbola tiene
contiene un poco de idn de lazan, y en granos dise mucho mejor crucero y mayor lustre que
hidroxilo (OH) La variedad minados. la piroxena.
mas común de las anfíbolas
es la hornblenda.

OLIVINO r Silicato de hierro Ger.t ralrr.ur.te en granos Tan débil que es raro 6.5-7 3 .2 - 3 6 Varios tonos del verde, también amarillento
y de magnesio, como de vidrio y en — verlo : Fractura conchoi opalescente y parduzco cuando esta algo
( Fe, Mg)2 S i0 4 agregados granulares. dal. alterado Transparente o translúcido. Lustre
vitreo Se parece al nmr-»^ ----- - - -
f r a g m e n t o s , pero tiene un color_ verdoso
característico a menos que este alterado.
CAPITULO

El terreno de cimentación.
Exploración de suelos
III-l INTRODUCCION

Las terracerías que requiere una obra vial trans­ Las rocas ígneas, por su dureza, pueden presentar
miten esfuerzos al terreno natural bajo ellas; esos problemas de costo de excavadón muy elevado; por
esfuerzos, a su vez, producen deformadones que se lo general permiten taludes verticales o muy próxi­
reflejan en el comportamiento estructural de las mos a la vertical, cuando están razonablemente sa­
mendonadas terracerías; de ahí la necesidad de estu­ nas, y como apoyo de un pavimento requieren de la
diar el terreno de apoyo o cimentación, objeto de colocadón de una capa de suelo intermedio en los
este capítulo. Además, existen factores independien­ cortes, para eliminar las irregularidades que quedan
tes de la superestructura de la obra vial, aunque a tras el proceso de conformadón.
veces influidos por ella, como el agua por ejemplo, En las rocas sedimentarías es frecuente una du­
que producen efectos en el terreno de cimenta­ reza mucho menor que en las ígneas, lo que se tra­
ción que también se reflejan en el comportamiento de duce en una mayor fadlidad de excavación; en este
la misma obra, por lo cual han de ser asimismo estu­ grupo abundan las rocas deleznables, espedalmente
diados. Finalmente, la interacdón del terreno de ci­ las de estructura aglomerada. En este grupo merecen
mentación y la superestructura de la obra vial afecta mendón especial las calizas, muy comunes en Méxi­
de tal manera al comportamiento conjunto, que es co, entre las que se encuentran todos los tipos de
de extrema importanda el estudio de los métodos a comportamiento, pues mientras las de grano fino son
dísposidón del ingeniero para modificar las condi­ duras y permanentes, las de grano grueso son blan­
dones del terreno de dmentadón cuando sean des­ das y deleznables. Las lutitas y las margas suelen ser
favorables, convirtiéndolas en más propicias; tales relativamente fádles de excavar; con Erecuenda son
métodos también requieren atendón. poco estables ante el agua; al igual que los yesos y
Se entiende por terreno de dmentadón la parte rocas similares, pueden ser expansivas al absorber
de la corteza terrestre en que se apoya la estructu­ agua y esto las hace peligrosas en los lechos de los
ra de la obra vial y que es afectada por la misma; su cortes y como materiales de relleno en muros de re­
función es soportar a dicha obra vial en condidones tendón. Finalmente, conviene hacer notar que las
razonables de resistencia y deformación. aguas que han fluido a través de rocas margosas, ye­
sos o anhidritas pueden ser muy peligrosas, pues en
su recorrido se cargan de sales cálcicas que pueden
in-2 GENERALIDADES ACERCA DEL TERRENO descomponer el cemento de los concretos utilizados
DE CIM EN TAC IO N en las diferentes estructuras de la obra vial. En las
rocas sedimentarías relativamente sanas es también
Los terrenos de dmentadón pueden estar consti­ frecuente poder construir taludes seguros muy próxi­
tuidos por roca o por suelos. En general, la roca no mos a la vertical.
plantea problemas como terreno de dmentadón pro­ Los esquistos y las pizarras son quizá las rocas
piamente dicho, pues la obra vial le comunica es­ metamórficas más frecuentes en la tecnología de las
fuerzos que suelen ser de muy baja intensidad en vías terrestres; son fádles de excavar, hasta el grado
comparadón con la resistenda del material. La alte* de que muchas veces no requieren explosivos y bas­
rabilidad de la formadón rocosa, por la acdón de tan los medios mecánicos para su extraedón. A l te­
agentes mecánicos o químicos, tampoco desempeña ner planos de foliadón muy marcados en la mayor
un papel que deba ser fuente de inquietudes espe­ parte de los casos, estas rocas rompen a lo largo de
ciales desde el punto de vista de apoyo. dios, por lo que su echado es muy importante cuan-

113 Copyrighíed materia)


M IN E R A L FORMA CRUCERO D U R EZA D E N S lD A ü l O T R A S P R O P IE D A D E S \

GRANATE r Un grupo de sili Generalmente en crista­ Ninguno. Fractura con- 6.5-7.5 3 .4 - 4.3 Generalmente rpjo, pardo 0 amarillo , pero
catos en solucioVi solida, que les equidimensio nales, choidal 0 desigual. puede presentar otros colores. T ra n sp a ­
tienen una foVmula general bien formados ; pero — rente u opaco. Lu stre resinoso 0 vitreo.
con proporciones variables también macizo y gra-
de diferentes elementos - lunar.
i /
metálicos.La variedad mas
común cotiene Ca,Fe y Al —
pero los granates pueden con
tener varios elementos mas.

S IL L IM ANITA r (Fibrolita ). En cristales largos, del­ Paralelo a lo largo, 6-7 3.2 Gris f blancoPverde arisco incoloro ; cristales
#
Si Meato de aluminio , gados, 0 fibroso. pero raras veces se nota. prismáticos delgados, 0 en masas de fibras
A l2 5 í 0 5 aterciopeladas . Raspadura blanca 0 inco­
lora.

KIANITA o CIANITA.-( Dis­ Cristales largos em fo r­ Uno, perfecto, y otro ape­ 4-7 3.5-3 7 Incoloro,blanco r 0 de un color azul claro dis
tena). Silicato de aluminio, ma de hoja de cuchillo. nas notable, paralelos a tintivo. Puede ser rayada con la navaja en
A I2 S i 0 5 la ma^xima dimensión de sentido paralelo al crucero, pero en el —
cristal, y una partición transversal es mas dura que el acero.
muy tosca a través de
los c ris ta le s .

1
STAUROLITA Silicato de Cristales prismáticos — Muy poco notable 7-7.5 3.7 Pardo rojizo, pardo amarillento 0 negro
Fe y A l! Fe(O H ) 2 (AI2 Sí 0 5 ) 2 robustos y en gemela- parduzco. Por lo general, en cristales bien
ciones en forma de cruz formados, de mayor tamaño que los mine­
rales de la m atriz en que viene.

EPIDOTA Un grupo compl.fi C ristale s cortos, de 6 Un crucero bueno , en — 6-7 3.4 Color característico verde amarillento
jo de silicatos de Ca, Fe,A I c a ra s To aruoos de cris* algunos ejemplares,un (verde pistache). L u stre v itre o .
Ca 2 (A I,F e ) 3 (S ¡0 4 )3 (OH) ta le s ra d ia n te s y en segundo crucero , poco
m asas com p actas y - notable, hace ángulo de
g ranulares. 115° con el primero.

C LO RITA. Un grupo comple­ Comunmente en masas Un crucero perfecto,que 1- 2 .5 2 .6-3 Verde yerba 0 verde negruzco, Translú­
jo de silicatos hidratados foliadas 0 escam osas; da la m in illas delgadas, cido u o p aco . Raspadura verdosa. Lustre
de Mg y Al,que contienen puede presentarse en — flex ib les,p ero no elás­ vitreo muy fácilmente desintegrable.
Fe y otros elementos e n — c ris ta le s tabulares de ticos.
pequeKa cantidad. 6 caras que parecen mica

S E R P E N T IN A Un aruoo- Foliada 0 fibrosa; gene­ P o r lo común , un solo 2 .5 - 4 2.5-2.65 Tacto suave: alaunas veces araso. Color
complejo de silicatos hidrg ralmente maciza. cru ce ro , pero puede ser verde puerro 0 verde nearuzco.aue varía
tados de Mg.aprox. en prismas. Fractu ra — a rojo parduzco, amarillo, etc. Lustre resi­
H4^g3 S i 2 O9 generalmente conchoi- noso 0 graso. Translucido u opaco. Raspa -
dal 0 a s tillu d a . dura blanca.
MINERAL FORMA CRUCERO DUREZA DENSIDAD OTRAS P R O P IE D A D E S

TALCO.- S ilic a to hid rata­ En escamas pequePlitas Un crucero perfecto que 1 2 .8 Blanco,blanco plateado o verde manzana
do de Mg, Mg3 (0H )2 S i 4 0 , 0 y en masas suaves com­ forma escamas y peda- muy suave,con tacto graso.Lu stre aperla
pactas. ceria chica. do en las superficies de crucero.

KAOLINITA.-Sillcato hidra­ Por lo común, en masas Los c ris ta le s son siem­ 1- 2 2 .2 -2 . 6 Color blanco, pero puede estar manchado
tado de Al, H4 AI2 S i 2 09 - terrosas, suaves compac pre tan pequeños que - por im purezas. Tacto graso.Se adhiere a
Representante de 3o 4 - tas. el cru cero solo es visi­ la lengua y se vuelve plástico cuando —
m inerales semejantes co­ ble al microscopio. se moja" Huele a a r c illa " ante el aliento.
munes en las arcillas.
/
M inerales meitálicos (m enas ), im p o rtan tes. (Vease también la lista de m inerales de Fe en la hoja b ),

G A L E N A r S u lfu ro de plo­ Son comunes los c ris ta ­ Tres cruceros cúbicos 2.5 7 .3 -7 6 Color gris plateado. Lustre metálico. R a s­
les cúbicos,pero predo­ p erfecto s, a 9 0 °e n t r e padura gris p latead a o negra grisáceo.
mo , Pb S.
minan las masas granu­ si. Es el principal mineral (m ena) de plomo.
lares, de grano grueso
a fino. i ranslucído
E S F A L E R IT A r Sulfuro de Es común en c ris ta le s , Seis cruceros perfec- 3.5-4 3.9-4 2 E l color varí- - '^ * ¿ * 2 2 o adam antino,
^raspadura blanca am arilla palida o parda.
Es el principal m ineral de cinc.
P IR IT A r C 'E I oro de los - C ris ta le s bien formados
/ Ninguno. Fractura d e si­ 6-6.5 4 9 - 5 .2 Color amarillo de latón pálido.Opaco. Lus —
tontos"), Sulfuro de hierro* comunmente cúbicos,con gual. *
Fe S 2 caras e s tria d a s j tam ­ tre metálico.Raspadura
/
negra verdosa o
parduzca. Fragi 1.No es fuente de hierro.
bién en masas granu­
lares. Se usaba en la fabricación de acido S u l­
fúrico. En general acompaña a m inerales
de d iferen tes metales.
CH A LC O PIRITA o C A LC O ­ En masas compactas o Ninguno. Fractura desi­ 3.5-4 4.1-4.3 Amarillo dorado o bronceado. Por oxida -
P IR IT A - Su lfu ro de hierro disem inadas; rara v e z - gual. cion, azul morado, rojizo irid is ce n te . R a s­
y cobre* C u F e S 2 en cristales en forma padura negra verdosa. Se distingue de la
de cuna. # $
pirita por ser mas intenso el am arillo y
por su menor dureza. Mineral común de
cobre.

CH ALCO C ITA o CALCOCI- M aciza; rara vez en cris­ In d fs tin to , rara vez 2.5-3 5.5-5.8 Grís negruzco o gris de a c e r o ; por lo —
T A (C ob re lu cien te).Su l — tales de forma tosca - observable. general oxidado en azul o verde. Raspadu­
furo cu proso, Cu2S mente exagonal. Puede ra gris oscura. Muy pesada. Lu stre me­
oxidarse y adquirir su­ tálico. Mineral importante de cobre.
p erficialm en te tonos -
de azul y verde.

MINERAL FORMA CRUCERO DUREZA DENSIDAD OTRAS PR O PIED A D ES

COBRE.- (Cobre nativo). Hojas dobladas y retor­ Ninguno. 2.5-3 8 .8-8.9 Color de cobre característico pero casi
Elemento químico, Cu cidas y en forma de siempre manchado de verde.Sumajinente dúctil
alam bre: araño* anin«-
PIRITA:- Su lfu ro de hierro diseminadas ; rara vez - gual. ción, azul morado, rojizo irid isce n te . R a s­
y cobre» C u F e S 2 en cristales en form a padura negra verdosa. S e distingue de la
• 9
de cuña. pirita por ser mas intenso el am arillo y
por su menor dureza. Mineral común de
cobre.

C H A LC O C IT A o CALC O CI- M aciza; rara vez en cris- In d istín to , rara vez 2.5-3 5.5-5 . 8 Gris negruzco o gris de acero ;por lo —
T A ( C o b r e lu cien te ).Su l — tales de forma tosca — obser vable. general oxidado en azul o verde. Raspadu­
furo cu proso, Cu2S mente exagonal. Puede ra gris oscura. Muy pesada. L u stre me —
oxidarse y adquirir su­ talico. Mineral importante de cobre-
p erficialm en te tonos -
de azul y verde.


MINERAL FORMA CRUCERO DUREZA DENSIDAD OTRAS PR O PIED A D ES

COBRE.- (Cobre nativo). Hojas dobladas y retor­ Ninguno. 2.5-3 8 .8-8.9 Color de cobre característico pero casi —
Elemento químico, Cu cidas y en forma de siempre manchado de verde.Sumamente dúctil
alam bre: araños aolas- y maleable Excelente conductor del calor y
tados o redondeados. de la electricidad. Muy pesado.

O R O r Elem ento químico, Au Macizo o en planchas Ninguno. 2.5-3 15.6-19.3 Color amarillo de oro característico, y. en-
delgadas /también en* raspadura. Extremadamente pesado.
granos aplastados o la* Muy ma l e a b l e y dúctil
minillas. Son muy raros
los cristales distintos.

PLATAr- Elem entó químico, En granos aplastados y Ninguno. 2.5-3 10 -l 1 Color y raspadura blanco de p lata, pero —
Afl. en escamas;raras veces puede presentar en la superficie color
en forma de alambre,o gris o negro. Su mámente d úctil y maleable
en cristales en forma Muy pesada.Lustre metdlico de espejo, on
de agujas irregulares. superficie limpia.

CA SITERITA :- Bióxido de es­ Cristales prismáticos - Ninguno, frac tura cur­ 6-7 7 Parda o negra.Lustre adamantino. Raspadura
taño, S n 0 2 de 4 caras,bien form a­ va o irregular. blanca o amarillo pálido. Principal mineral
dos,terminados en pirá­ de estaño.
mide^ cristales pueden
enlazarse para formar-
gemelos en forma de -
rodilla,también en ma­
sas arriñonadas, como
cantos de río.

URAN IN 1T A.- (Pechblenda) Cristales regulares de Ninguno ; fractu ra con- 5-6 6.5-10 Color negro o negro parduzco. Lustre subme-
Oxido de uranio, U 0 2 a 8 caras,o cúbicos ; choidal o desigual. talico, resinoso, u opaco. Principal mineral
u3 o e . maciza. productor de uranio , rad io , etc.

C A R N O T IT A r Vanadato de Polvo terroso. No aparente Muy A prox. Color brillante amarillo canario. Es mine­
potasio y uranio, suave 4.1 ral de vanadio y uranio.
K2 (U 0 2 ) 2 ( V 0 4 ) 2 8 H20
I
114 E l terreno de cimentación. E xp lora ción de suelos

do aparecen en cortes y laderas. Son rocas bastante O tro efecto del flu jo del agua en el terreno d e c¡. costo SU uso i
deleznables y como producto de alteración final pro­ mentación es la tubificación, producida cuando el las vías terres
ducen, arcillas muy inestables, a veces en tiempos agua se infiltra a través del suelo de cimentación go de tubific:
dentro de la vida útil de la obra. con su gradiente hidráulico superior al crítico, de nómeno pued
Los terrenos de cimentación constituidos por sue­ manera que haya arrastre de partículas (R ef. 1 ). La La licuacic
los también suelen proporcionar apoyo suficiente condición de tubificación no es muy peligrosa en el cas y espectaci
para las vías terrestres, aunque existen algunas con­ terreno de cimentación de terracerías, puede afectar de suelo que
diciones que plantean grandes problemas de provec­ más bien a los terraplenes, siendo un factor que se nómeno. En
to y construcción. Algunas de éstas se detallan por debe considerar en su estabilidad (como tal será tra­ lativamente si
separado en páginas subsecuentes de este caoífulo y tado en un capítulo subsecuente de este lib r o ), pero! dinámica rápi
constituyen quizá las contingencias más grandes a pudiera presentarse en ocasiones, por ejemplo al bro-1 rante un sisme
que ha de enfrentarse el ingeniero de obras viales, a tar el agua en un lado de un terraplén, cuando exisi que crecen a
tal grado que éste deberá considerar siempre como ta un embalse en el otro lado. Los suelos más sus-f disiparse por
la mejor solución a estos problemas el cambio de ceptibles a la tubificación son los friccionantés finos, estructura del
trazo que lo aleje de ellos. Sin embargo, ha de insis- permeables, sin cementación, con índice plástico mei nes del agua
tirse en que son excepcionales los casos en que el ñor de 10%; los suelos que además de cumplir lo¡l los granos de
terreno de cimentación constituido por suelos plan­ requisitos anteriores son ligeros ‘(arenas pumíticasl al esfuerzo cor
tea problemas realmente difíciles y costosos de resol­ por ejem plo) resultan particularmente afectables pon mos a cero; en
ver, pero por la gravedad que pueden im plicar han de el flu jo de agua. En la tabla I I I - l (Ref. 1) se detallé comporta comí
ser detectados en la etapa de estudios previos al pro­ la susceptibilidad a la tubificación de los distintos! de las cargas i
yecto, para que se les evite cuando sea posible o para suelos: génesis de las :
que se les tome en cuenta con todo cuidado y sean ratura sobre c
biéndose prodi
objeto de estudios muy esoeciales y a veces muy ex­ T a b la I I I - 1
tensos, cuando el trazo obligue al ingeniero a avo­ de la superesti
carse a ellos, por consideraciones de superior con­ en decenas y a
Susceptibilidad de los Suelos a la T u b ificación
veniencia. co pueden cita
como consecuei
Los suelos friccionantes (gravas, arenas y limos Gran resistencia a la 1. Arcillas muy plásticas (Ip y o Jáltipan en ’
no plásticos o las mezclas en que ellos predominan) tubificación. > 15% ), bien compactadas. '
Los suelos s
por lo general tienen capacidad de carga suficiente 2. Arcillas muy plásticas (Ip n |
y características de compresibilidad que no provocan v 15% ), deficientemente com ñas sueltas (pi
pactadas. compactar la e
problemas de asentamientos de importancia.
Resistencia media 3. Arenás bien graduadas o ma presiones que g
Las arenas o limos muy sueltos pueden plantear la tubificación cías de arena y grava, con con-'
(en ellas se rec
problemas de erosión y de asentamiento brusco, por tenido de arcilla de plasticidad
media (Ip \ 6 % ), bien comí
disipación de j
colapso rápido de su estructura simple, cuando está depósitos de li
pactadas.
sometida a cargas de alguna importancia; según se
4. Arenas bien graduadas o me {ármente peligr
desprende de lo dicho en el capitulo I de esta obra, cías de arena y grava, con cok El único mi
estos colansos suelen estar asociados a movimientos tenido de arcilla de plasticidad
la licuación, sej
en el agua del subsuelo, sea saturación por flu jo de media (Ip > 6%), deficientes'
mente compactadas. ra, consiste en
agua que se in filtre de la superficie o ascensos del
5. Mezclas no plásticas, bien gn utilizando para
nivel freático por cualquier razón. Sin embargo, este duadas y bien compactadas, ti' tos usuales en !
efecto no es muy im portante b ajo las terracerías, grava, arena y limo con Ip trucción de caí
pues éstas absorben con facilidad los m ovimientos re­ < 6%- •
sultantes; naturalmente que el efecto anterior es mu­ Baja resistencia a la 6. Mezclas no plásticas, bien gni.
tubificación. duadas y deficientemente cott,
cho más peligroso cuando el terreno de cimentación
pactadas, de gTava, arena y lio
soporta alguna de las estructuras rígidas qu e suelen con Ip < 6%.
construirse en una vía terrestre. 7. Arenas limpias, finas, uniformé
En ocasiones, las fuerzas hidrodinámicas produci­ (IP < 6 % ), bien compactada!
8. Arenas limpias, finas, unifo|
das por un flu jo ascendente del agua, al vencer el peso mes (Ip 6%) deficientemet
de las partículas, provocan efectos de boyancia que te compactadas.
hacen que el suelo pierda total o casi totalmente su
capacidad de carga, con los consiguientes efectos para
la obra vial. Este problem a será poco frecuente y
no de temer tan pronto como la altura de los terra­ L a tubificación de los terrenos de cimentación « P
plenes sobre el terreno sea de alguna significación, más frecuente cuando en éstos hay estratificación rf
pero puede desempeñar algún papel en la cama de errática, con mantos permeables, susceptibles de ací
ciertos cortes. L a solución al caso consistirá siempre lerar el fenómeno. J ; ^
en cortar el flujo o en reducir su gradiente a niveles Los filtros graduados, de los que se hablará
convenientes; por fortuna, la situación es calculable páginas posteriores de este libro, constituyen el m?
por métodos teóricos, por lo que el ingeniero podrá jo r m edio de evitar el fenóm eno de la tubificadópoblemas de licua<
contar con orientación. en el terreno de cimentación, aunque por razones «*lenes bajo un sisn
Generalidades acerca del terreno de cimentación 115

costo su uso deba estar limitado en la tecnología de


las vías terrestres a aquellos lugares en que el ries­
go de tubificación esté comprobado y en que el fe­
nómeno pueda ser de graves consecuencias.
La licuación ha producido las fallas más dramáti-
cas y espectaculares, debido a la magnitud de la masa
de suelo que se pone en juego al producirse este fe­
nómeno. En suelos tales como arenas saturadas re­
lativamente sueltas, es posible que una solicitación
dinámica rápida, como la que puede presentarse du­
rante un sismo, origine en el agua elevadas presiones
que crecen a un ritmo mayor de lo que alcanzan a
disiparse por la salida del agua de los poros de la
estructura del material. A l incrementarse las presio­
nes del agua interior, se debilita el contacto entre Visión típica de ios problemas constructivos de un camino
los granos de la arena, disminuyendo su resistencia sobre suelos blandos (construcción del camino Villahermosa-
al esfuerzo cortante hasta valores nulos o muy próxi­ Escárcega).
mos a cero; en estas condiciones la masa de arena se
comporta como un liquido, fluyendo bajo la acdón
de las cargas que provocan el fenómeno. Ésta es el extensiones de terreno de dmentadón es problemá­
génesis de las fallas más notables que registra la lite­ tica y sobre todo costosa, pero en zonas sísmicas y
ratura sobre comportamiento de vías terrestres, ha­ caminos de importanda pudiera llegar a ser acon­
biéndose produddo en algunos casos desplazamientos sejable y económica, en espedal si se atraviesan áreas
de la superestructura de la obra vial que se miden peligrosas relativamente restringidas.
en decenas y aun en centenares de metros. En Méxi­ En terrenos de dmentadón constituidos por li­
co pueden citarse como ejemplo las fallas ocurridas mos plásticos y ardllas, deben distinguirse dos casos
como consecuencia de los temblores de Coatzacoalcos diferentes: cuando su compresibilidad sea relativa­
o Jáltipan en 1957. mente baja (suelos CL, M L y O L ) y cuando sean
Los suelos susceptibles a la licuadón son las are­ francamente compresibles (suelos C H , M H , O H
nas sueltas (pues en éstas la deformadón tiende a y P .).
compactar la estructura, transmitiéndose al agua las En suelos de compresibilidad relativamente baja
presiones que generan el fenómeno), uniformes, finas no se plantean problemas espedales a la superestruc­
(en ellas se reduce su permeabilidad, impidiendo la tura de la obra vial; los pequeños asentamientos que
disipadón de presiones en el agua) y saturadas; los puedan llegar a producirse son absorbidos fáalmen-
depósitos de limos no plásticos sueltos son particu­ te por la flexibilidad propia de dicha superestructu­
larmente peligrosos. ra y la capaddad de carga del terreno suele ser su­
El único medio que parece seguro para impedir fidente para soportar a los terraplenes que hayan de
la licuación, según la experienda lograda hasta aho­ ser construidos. En estructuras especiales más rígi­
ra, consiste en compactar los terrenos susceptibles, das, tales como puentes y obras de drenaje, se podrá
utilizando para ello cualquiera de los procedimien­ llegar a soluciones adecuadas de los problemas apli­
tos usuales en la actualidad. En el caso de la cons- cando las teorías disponibles que toman en cuenta la
truedón de carreteras, la compactadón de grandes capaddad de carga del terreno y los movimientos to­
lerables para la estructura elegida, las que serán ex­
puestas en páginas posteriores de este libro.
Los materiales O L, debido al contenido de mate­
ria orgánica, pudieran no ser apropiados, en casos
extremos, para usarse como materiales de construc-
dón.
Como ya se dijo, es diferente el panorama cuan­
do el terreno de dmentadón está constituido por
limos o ardllas altamente compresibles (suelos O H ,
M H , C H y P|); este caso se trata con mayor detalle
en otro párrafo de este mismo capítulo, pero algunas
generalidades pueden mendonarse ahora.
En primer lugar puede decirse que no existe una
reladón fija entre las características desfavorables de
un terreno de dmentadón en cuanto a resistenda y
compresibilidad y su situadón geográfica o topográ­
fica, aunque los terrenos desfavorables suelen abun­
P ro b lriim de llrn ación d d t t i i u w d e d f i m d ó n ba jo terra­ dar más en formadones fluviales, lacustres o mari­
p le n a bajo un afamo (Jáltipan, 1967). nas; la fotointerpretadón y los estudios geológicos
116 E l terreno de cimentación. Exploración de suelos

de superficie son el medio más seguro para detectar


por rotaciór
las zonas difíciles, en que serán precisos estudios de
zamiento de
detalle suficiente. terreno de *
La falta de resistencia en el suelo de cimentación considerará
es particularmente crítica cuando la obra vial exige Taludes, po
altos terraplenes, lo que sucede principalmente en
los accesos a puentes y pasos a desnivel, en llanuras
de inundación en ríos o esteros y en zonas en que m-J ASEN!
exista tirante de agua. A veces se ha querido ver DE C1
en 3.0 m de altura de terraplén un lím ite práctico
para establecer cuando se reauieren estudios espe­ Figura III-l. Aumento de la resistencia rápida con carga d(' Posiblem
ciales, en lo relativo a exploración de suelos y deter­ consolidación. un suelo de
minación detallada de características del suelo en el que se refiei
laboratorio, con fines de realizar los análisis de esta­ producirse a
bilidad nue estos casos especiales demandan: pero es mente, la resistencia del suelo de cimentación estari| terraplenes.
difícil fiia r tales límites, pues la gravedad de un caso representada por la envolvente de la prueba rápida- 1. Pérdi<
concreto depende' no sólo de la altura de los terra­ consolidada obtenida al trabajar con esfuerzos tota por el térra;
plenes, sino también de la naturaleza de los mate­ les. Analizando esta envolvente (Fig. I I I - l ) puede! na que bajo
riales presentes y de lo importante que sean las con­ verse que la resistencia al esfuerzo cortante (s) 2. A p ari
secuencias de una falla hipotética. proporcional a la carga con que se haya consolidado sentido long
La falta de resistencia del terreno de cimentación el material. dencia del
bajo un terraplén puede producir una falla ñor falta En el manto compresible normalmente consolida­ perjuicios ei
de capacidad de carga, asociada a un hundimiento do, la resistencia bajo carga rápida será, por lo tanto, vimento, en
brusco y destructivo del terraplén, con bufamiento proporcional a la profundidad. A l construir la mitad 3. Dismi
del terreno a ambos lados de aquél (o a un sólo del terraplén se inducirá un proceso de consolidación cuando se a
la d o ), no lejos de la línea de ceros. La falla puede en el terreno de cimentación, como consecuencia del 4. Perju
presentarse sin previo aviso, pero en ocasiones se pro­ cual aumentarán las presiones efectivas en todo pun­ drenaje mer
ducen con anterioridad deformaciones en la corona to del mismo. L a resistencia final en cualquier puntoj dráulicamen
del camino, con hundimientos en la línea de centro del suelo de cimentación, una vez logrado el 100% dirse más er
y aparición de grietas en el material natural, parale­ de consolidación bajo la nueva carga, puede deter­ 5. A grie
las al bordo, .y a una distancia que es función de la minarse a partir de las nuevas presiones efectivas pedalmente
altura y el ancho del terraplén; estas grietas suelen existentes al térm ino del proceso, calculables con h terraplén ti<
ir acompañadas de un perceptible bufamiento del aplicación de la T e o ría de Boussinesq, como se in­ 6. Pérdit
terreno natural. A l detectar estos signos precursores dica en el párrafo III-3 de este mismo capítulo. Así, terraplenes <
de una falla inevitable, el ingeniero debe proceder si s¡ es a la resistencia inicial de un punto de 1) amentadas ¡
de inm ediato al remedio del mal, ya sea empleando masa consolidada bajo la presión efectiva de su peso ticipan del
bermas, o aligerando las presiones inducidas por el Indepenc
propio ( p „) , la resistencia final bajo carga rápida.
terraplén. En muchos casos una previsión razonable Sf, será la correspondiente a la nueva presión de con
cuyo estudie
podrá consistir en adoptar un procedimiento de cons­ capitulo, en
solidación, pa + Ap, donde A p representa el incre
trucción por etapas, en el cual se construya primera­ que los asei
mentó de presión efectiva que ha producido la mi
mente una altura parcial del terraplén, que se irá desempeñan
tad del terraplén primeramente construida. De esta
completando a medida que el terreno de cimentación diseño de la
manera sf será la resistencia con que pueda contar*
desarrolle resistencia al irse consolidando bajo la un cambio
al iniciar la construcción de la segunda mitad dd
carga previa. ellos. Se lleg
terraplén, si el terreno natural ha alcanzado el 100%
se toman en
El procedimiento para estimar en la práctica el de consolidación bajo la primera mitad; la resisten
dicionalmen
aumento de resistencia al esfuerzo cortante que tiene cia correspondiente a un porcentaje de consolidació»|
terrestre.
lugar en un suelo durante un proceso de consolida­ comprendido entre 0% y 100% tendrá un valor taro-
En el ap
ción, se fundamenta en ideas ya discutidas en el ca­ bién comprendido entre s¡ y sf, que podrá obtener*
de esta obra
pítulo I de este libro. Para fija r ideas, supóngase por interpolación lineal, según se desprende obvi*
Ue los méto
que se trata de un proceso de consolidación produci­ mente de la Fig. I I I - l. Si el suelo de cimentación
ocurren en i
do por un terraplén que se construye sobre un suelo fuese preconsolidado, el problema podría tratar*
la carga de
compresible, normalmente consolidado, cuya resisten­ como en el caso anterior, pero incluyendo en la eft
to fúndame
cia inicial no garantiza la estabilidad de la estructu­ volvente R c el intervalo de consolidación. Hvorslc*
ra, por lo que se decide exigir la mitad de su altura (R ef. 3) y R u tledge (R ef. 4) han dado manera variación d(
y esperar para completarla a que el suelo se haya algo diferentes de la aquí expuesta, pero básicame^ sobrecarga o
consolidado parcialmente, aumentando lo suficiente el terraplén,
te equivalentes, para resolver el problema que ahofl
la resistencia inicial del terreno en ese proceso. se trata. car éste, el t
Bajo carga rápida, supuesto que el terraplén se Otro problema relacionado con los terrenos de o únicamente
construye en poco tiempo, en comparación con el mentación de muy baja resistencia es el que se i*| ahora un pe
que el suelo necesita para consolidarse significativa- fiere a las fallas del terraplén propiamente dicho la profundic
Asentamientos en el terreno de cimentación 117

por rotación o traslación sobre superficies de desli­


zamiento desarrolladas total o parcialmente en dicho
terreno de cimentación; pero este tipo de fallas se
considerará en el capítulo relativo a Estabilidad de
Taludes, por lo que serán pasadas por alto ahora.

III-S A S E N T A M IE N T O S E N E L T E R R E N O
D E C IM E N T A C IO N

Posiblemente el problema más grave que entraña


un suelo de cimentación fin o y compresible, es el
que se refiere a los asentamientos que en él pueden
producirse al recibir la sobrecarga que representan los
terraplenes. Dichos asentamientos causan:
1. Pérdida de bombeo, pues la presión ejercida
por el terraplén es mayor bajo el centro de la coro­
na que bajo los hombros.
Efecto del asentamiento total.
2. A parición de asentamientos diferenciales en el Hundimiento de una alcantarilla.
sentido longitudinal, por heterogeneidades en la ce*
dencia del terreno de cimentación; éstos producen
perjuicios en la funcionalidad del camino, en el pa­ En la R ef. 2 se trata con bastante detalle la apli­
vimento, en el drenaje superficial, etc. cación de la T e o ría de la Elasticidad y en particular
3. Disminución de la altura del terraplén, grave de la T eo ría de Boussinesq al cálculo de la distribu­
cuando se atraviesan zonas inundables o inundadas. ción de esfuerzos en la masa de suelo, cuando en la
4. Perjuicios en el comportamiento de obras de superficie horizontal de ella se coloca una cierta car­
drenaje menor, que adquieren una conformación hi­ ga; interesa ahora el caso en que tal carga sea espe­
dráulicamente inconveniente y se agrietan, al hun­ cíficamente un terraplén. El problema puede tratarse
dirse más en el centro que en los extremos. como una extensión del caso de una carga concen­
5. Agrietamientos en la corona del terraplén, es­ trada de magnitud P , propuesto y resuelto original­
pecialmente cuando ésta es muy ancha y cuando el mente por Boussinesq. Se acepta en la solución que
terraplén tiene bermas. el medio cargado, que representa al suelo real, es un
6. Pérdida de la apropiada transición entre los continuo semi-infinito, homogéneo, isótropo y lineal­
terraplenes de acceso y las estructuras, cuando éstas, mente elástico, hipótesis que representan un aleja­
cimentadas por ejem plo en pilotes de punta, no par­ miento muy significativo de las condiciones de un
ticipan del asentamiento general. suelo real. Es entonces hasta cierto punto sorpren­
Independientemente de algunos casos especiales dente que a partir de tan decepcionantes hipótesis se
cuyo estudio se hace en páginas subsecuentes de este
capitulo, en M éxico no es raro encontrar regiones en
que los asentamientos en el terreno de cimentación
desempeñan un papel tan importante que todo el
diseño de la obra vial, incluyendo la posibilidad de
un cambio de trazo, debe quedar condicionado a
ellos. Se llega asi a proyectos que no son óptimos si
se toman en cuenta únicamente los aspectos que tra­
dicionalmente se contemplan para diseñar una vía
terrestre.
En el apartado B del párrafo 1-12 del capítulo I
de esta obra se discutieron con cierto grado de deta­
lle los métodos para calcular los asentamientos que
ocurren en un suelo de cimentación compresible bajo
la carga de un terraplén. Se mencionó como requisi­
to fundamental del cálculo el conocimiento de la
variación de A p con la profundidad, siendo A p la
sobrecarga comunicada al terreno de cimentación por
e l terraplén, bajo e l supuesto de que antes de colo­
car éste, el terreno de cimentación estaba consolidado
únicamente bajo su peso propio (p0) . Se detallará
ahora un poco de cálculo de esa variación de A p con Otro efecto del asentamiento del terraplén en el drenaje
la profundidad z dentro del suelo. transversal.
118 E l terreno de cim entación. Exploración de suelos

El problema del cálculo de los esfuerzos transmi.


tidos por un terraplén a la masa semi-infinita de sue.
lo fue resuelto por Carothers (Reís. 2 y 5) de acuer.
do con la situación que se indica en el croquis de
la Fig. III-2.
Los esfuerzos en las direcciones que se indican
resultan ser:

x z
+ — a — — (x — b )
a r,2 v '

r, . x 2z , r0 z
3 + — a + — In — + — (x — b )
a a rj r.,2

z z-
— a —— (3-1)
u a r ,2
Figura III-2. Distribudón de esfuerzos bajo una carga trape­
cial de longitud infinita (trapecio rectángulo).
En la Fig. III-3 se incluye la solución gráfica para
Cj de las ecuaciones (3-1) realizada por J. O. Oster-
puedan estimar con la teoría de Boussinesq (en com­ berg, que perm ite calcular el esfuerzo <rz en los pun­ Los movimiem
binación con la Teoría de la Consolidación) asenta­ tos que se indican. con el problei
mientos de una aproximación plenamente satisfacto­ Para calcular los valores de az bajo el centro de! piloteado.
ria para el ingeniero. terraplén, supuesto de longitud infinita, bastará muí

0. 40

o
z
Id
3

Id
O
0. 20
C0
Id
CC
O
-J
<
>

Figura III-3. Gráfica de valores de influí


cia para el cálculo de esfufl
zos verticales debido a la *
brecarga impuesta por uo Figura I I I 4. 1
carga trapecial de longiti* t
infinita según J. O. Osttf t
berg). t
Asentamientos en el terreno de cimentación 119

tiplicar por dos el valor de <re obtenido para cada


profundidad z en la gráfica, pues ésta considera sólo
la mitad del terraplén y se estima válido el princi­
pio de superposición de causas y efectos. Si se desean
calcular los esfuerzos bajo el centro del extremo fi­
nal de un terraplén, supuesto así semiinfinito en lon­
gitud, bastará considerar la mitad del valor de crt
obtenido para el terraplén completo de longitud in­
finita.
En las Figs. I I 1-4 y I I 1-5 sc presenta la solución
gráfica de otro caso de utilidad para el ingeniero de
Vías Terrestres, propuesta originalmente por Hamil-
ton Cray (Reís. 2 y 6) . Se trata ahora de una carga
triangular de ancho finito, útil para el cálculo de
los esfuerzos inducidos por derrames de terraplenes.
Naturalmente que con base en el principio de super­
posición, las soluciones de las Figs. III-3, III-4 y 1II-5
pueden combinarse para reproducir mejor la geome­
tría de los casos concretos que la práctica propor­
cione.
Con la distribución de esfuerzos inducidos por el
Loe movimientos d d terraplén de acceso al asentarse produje»
terraplén en la masa de suelo, el cálculo de los asen­
ron el problema que se muestra en el estribo de un puente tamientos bajo tales formaciones podrá hacerse con
piloteado. base en la Teoría de la Consolidación de Terzaghi,

Figura I I I -4. Esfuerzos verticales inducidos


bajo el punto 0, por una car­
ga triangular de longitud fini­
ta (triángulo rectángulo). Velorta d i m

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120 E l terreno de cim entación. Exploración de suelos

V AL ORE S OE m

Figura m-5. Esfuerzos verticales inducidos bajo Q por una carga triangular de longitud
finita (triángulo rectángulo).

siguiendo todos los pasos señalados en el apartado B en las aeropistas los asentamientos diferenciales pro­
del párrafo 1-12 del capítulo I de esta obra. pician encharcamientos peligrosos tras las lluvias; na­
Resulta muy difícil estimar cuál pueda ser el or­ turalmente que este efecto ocurre también en carre­
den de asentamiento perm isible que se deba consi­ teras, aunque en m enor proporción.
derar en una vía terrestre construida sobre suelos En resumen, no es posible dar una regla fija para
blandos. En primer lugar, hay que tener en cuenta definir la política de proyecto de una vía terrestre
que el asentamiento total del terraplén puede no te­ en lo referente a asentamientos. E l ingeniero deberá
ner excesiva importancia (excepto en ciertos casos, definir los valores admisibles en cada caso particu­
tales como terraplenes de acceso a estructuras rígidas lar, partiendo de la importancia del problem a y de
que no se asienten o en zonas inundables), en com­ cualesquiera otras consideraciones. En M éxico, se tie­
paración con los asentamientos diferenciales, o sea nen casos en que asentamientos superiores a 1.0 m
los movimientos diferenciales que tengan lugar a dis­ no han producido daños de consideración a una au­
tancias significativas. Por la naturaleza de su trán­ topista que se extiende a lo largo de varios kilóme­
sito, una carretera suele ser más tolerante con los tros en una antigua cuenca lacustre ( camino directo
asentamientos diferenciales qu e un ferrocarril; pero, M éxico-Puebla), pero se trata de una formación de
por otra parte, los equipos modernos permiten cal­ subsuelo muy homogénea y, así, los grandes asenta­
zar la vía con facilidad y rapidez, aumentando el es­ mientos totales no producen efectos diferenciales
pesor de balasto lo necesario para reconstituir el ali­ muy importantes. Casos como éste pueden ser preve­
neamiento inicial, en tanto qu e en una carretera las nidos si inicialm ente se dota al camino de una sobre-
renivelaciones han de hacerse generalmente con mez­ elevación apropiada. Pero aun en estos casos relati­
clas asfálticas, que constituyen la parte más costosa vamente favorables el asentamiento excesivo produce
de su sección. En un aeropuerto, los requisitos de serios problemas en terraplenes de acceso, alcanta­
alineamiento suelen ser muy rígidos en este aspecto, rillas, etc.
pues los asentamientos diferenciales, al hacer vibrar Com o ya se d ijo y es bien conocido por los espe­
las aeronaves, impiden una lectura conveniente de cialistas en M ecánica de Suelos de todos los campos, Otro ejemplo
los instrumentos de que depende el piloto. Además, b estructura
la evolución de los asentamientos con el tiempo es
Asentamientos en el terreno de cimentación 121

Efecto d d asentamiento de lo* terraplenes de acceso en «ma estructura.

Otro ejemplo del efecto del asentamiento de los terraplenes de acceso a un paso a desnivel;
la estructura tenia fuertes pendientes de acceso para disminuir la altura de las terraplenes.

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122 E l terreno de cimentación. Exploración de suelos

m ucho más d ifícil de determinar con precisión que 2. L a sobreelevación de la rasante. Se trata aho­
el m onto del asentamiento propiamente dicho. Ello ra de sobreelevar inicialmente la rasante del terra­
se debe a varias razones, pero quizá la principal sea plén, de manera que quede en el nivel requerido
la dificultad de determinar apropiadamente las capas después de producirse el asentamiento. L a efectivi­
drenantes (y, por lo tanto, el espesor de las ca­ dad de la solución depende de que el terreno natu­
pas compresibles), de cuya correcta consideración ral soporte la sección sobreelevada.
tanto dependen los resultados del cálculo (ver párra­ 3. Construcción previa de terraplenes. En este
fo 1-12 del capítulo 1 de esta o b r a ). Esta circunstan­ caso se construye el terraplén con suficiente antici­
cia es desafortunada, pues muchas decisiones im por­ pación a las obras de pavimentación, permitiendo
tantes del ingeniero de vías terrestres se basan en la qu e ocurra el asentamiento durante ese lapso dispo­
correcta determinación del tiempo en que tendrán nible; después se conformará la corona, para pavi­
lugar los asentamientos. De esta manera, las reco­ mentar una estructura que ya no se deformará. En
mendaciones de construcción de terraplenes sobre te­ ocasiones, la falta de resistencia del terreno de ci­
rrenos blandos, previamente a la del resto de la obra mentación puede obligar a completar la sección
vial, de manera que al concluir ésta ya se hayan definitiva por medio de sucesivos recargues, aprove­
producido los asentamientos que pudieran ser per­ chando la resistencia que se genere como consecuen­
judiciales, que constituyen soluciones tan limpias y cia de la consolidación. Naturalmente que el núme­
apropiadas para muchos casos, han de manejarse fre­ ro de recargues necesariamente tendrá que ser bajo,
cuentemente en un aura de peligrosa incertidumbre. y el últim o tal, que produzca asentamientos que no
Y a se d ijo en el párrafo 1-12 del capítulo I de sean de significación. La solución es muy ventajosa
esta obra cuales son los medios teóricos de que dis­ sobre todo en accesos y pasos a desnivel, pero está
pone el ingeniero para realizar los cálculos que se lim itada por la disponibilidad de tiempo.
acaban de comentar. 4. E l uso de drenes verticales de arena. Siendo
el proceso de asentamiento un proceso de consolida­
ción, todos los procedimientos que aceleren esta ú l­
m-4 MEJORAMIENTO DEL TERRENO tima servirán para que aquellos se produzcan con
DE CIMENTACION mayor rapidez, dando oportunidad a que ocurran
durante el proceso de construcción, con lo que la es­
tructura permanecerá prácticamente libre del pro­
N o se repetirá bastante que el terreno de cimen­
blema durante su vida de servicio. Además, la acelera­
tación suele ser suficientemente bueno, tanto en lo
ción de la consolidación sirve también para aumentar
que se refiere a resistenda como a compresibilidad,
la rapidez de generación de resistencia al esfuerzo
para soportar a las vías terrestres en condiciones nor­
cortante consecuencia del proceso. Los drenes ver­
males, pues las presiones a él comunicadas son rela­
ticales de arena son un acelerador comprobado de
tivamente bajas y la estructura del terraplén se suele
los procesos de consolidación, cuya influencia en és­
adaptar muy bien a pequeños movimientos que pue­
tos puede ser establecida teóricamente (R ef. 7 ). Son
dan producirse. Los problemas señalados y los mé­
perforaciones verticales rellenas de material permea­
todos de mejoramiento que ahora se mencionarán
ble, de pequeño diámetro y de longitud suficiente
se presentan normalmente en áreas restringidas y no
para que sus efectos alcancen a la totalidad del man-
pueden verse como de utilización común, por su alto
costo.
Los principales métodos que se han seguido para
mejorar las condiciones del terreno natural, ya sea
en lo referente a resistencia o a compresibilidad, son
los siguientes:
1. E l uso de materiales ligeros. Se trata de con­
seguir, dentro de distancias de acarreo tolerables,
bancos de materiales de bajo peso específico para la
construcción de los terraplenes, a fin de lograr así
que se reduzcan al máxim o tanto las presiones co­
municadas al terreno natural como la geometría de
la sección que se construya, pues no debe olvidarse
que el problema de asentamientos suele estar ligado
al de falta de resistencia, de modo que si el terra­
plén se hace con materiales pesados requerirá talu­
des muy tendidos, bermas, etc, que podrán reducir­
se y quizá eliminarse con el uso de materiales lige­
ros; siendo el hundimiento menor a menor ancho de
terraplén, esta últim a ganancia repercutirá favora­
blemente en el asentamiento final a que se llegue. Croquis de una instalación de drenes verticales de arena.
Mejoramiento del terreno de cimentación 123

lo compresible o, por lo menos, al espesor que vaya


a producir la mayor parte del asentamiento.
Su función se ejerce disminuyendo la longitud de
las trayectorias que el agua debe recorrer para ser
drenada de los estratos compresibles que se consoli­
den; esto se logra al permitirse el flujo en la direc­
ción horizontal, además del flujo vertical usual.
Como la mayoría de los suelos arcillosos finos son
algo estratificados, de manera que la permeabilidad
horizontal es más grande que en la dirección verti­
cal, el flujo radial hacia los drenes verticales de are­
na es, en principio, muy eficiente.
Los drenes se instalan introduciendo en el terre­
no un tubo de ademe del que después se extrae el
suelo y que debe recuperarse por razones de costo,
extrayéndolo a medida que se rellena de arena el
espacio interior, o por medio de un mandril o broca
apropiada, que haga una perforación cuyas paredes
se sostengan al retirar la herramienta, por lo menos
el tiempo necesario para rellenar el hueco con la are­
na que funciona como material drenante. Natural­
mente el segundo método suele ser de menor costo
que el primero, pero no siempre es aplicable, pues
en suelos muy blandos o turbosos no se sostienen las Colocación de drenes verticales de arena.
paredes de pozos relativamente profundos. Ambos
métodos producen un importante remoldeo del sue­
lo natural, que se refleja en su resistencia conjunta; Indudablemente, los drenes verticales de arena
esta reducción de resistencia ha de ser tomada en aceleran la salida del agua de los estratos compresi­
cuenta, ya que han tenido lugar algunas fallas im­ bles, pero no deben considerarse como una solución
portantes por olvidarse de ello, si bien es cierto que apropiada en todos los casos; no deben utilizarse sin
la resistencia suele recuperarse algunos días o cuan­ una exploración de campo adecuada y sin un cono­
do mucho semanas, después de instalados los drenes. cimiento preciso del subsuelo que se desea tratar.
El remoldeo de los suelos puede evitarse en gran Quizá el caso en que su efectividad es mayor, es aquel
parte usando chiflones, taladros o procedimientos si­ en que existen en el terreno lentes de materiales
milares, que realicen la excavación con mínimo des­ algo permeables, que sean atravesadas por los drenes.
plazamiento (Ref. 8) . Por ejemplo, en la División En suelos arcillosos homogéneos es frecuente que los
de Carreteras del estado de California (EE.UU.) drenes verticales aun cuando reduzcan los tiempos
está prohibido el uso de mandriles de punta cerrada, de consolidación, no conduzcan a procesos suficien­
que perforan desplazando al suelo blando (Ref. 9 ). temente rápidos como para justificar su alto costo.
Es importante para el buen funcionamiento de
los drenes verticales que el material que en ellos se
coloque sea realmente permeable; a este respecto la
experiencia parece indicar como aconsejable sobre­
pasar incluso las normas usuales para materiales dre­
nantes o constitutivos de filtros, normas que apare­
cen comúnmente en diversas obras y que podrán
también encontrarse en páginas posteriores de este
libro. En especial, deberá cuidarse que sea muy bajo
el contenido de finos menores que la malla N? 100,'
pues éstos afectan mucho la permeabilidad del con­
junto, al grado de que variaciones de un 1% a un
2% pueden reducir la permeabilidad 3 ó 4 veces
(Ref. 10). De la misma manera, debe evitarse toda
segregación dentro del material filtrante en su colo­
cación en el pozo.
L a instalación de drenes verticales de arena debe
complementarse con una capa drenante de espesor
razonable, que cubra toda el área tratada. Así se ga­
Colocación de la plataforma de trabajo j d d delantal de rantizará salida al agua acumulada en los drenes ver­
drenaje p a n una instalación de drenes verticales de arena. ticales y además se propiciará el flujo vertical del
124 E l terreno de cimentación. Exploración de suelos

suelos estratificados; pero la permeabilidad radial


se mide mejor con pruebas de campo, para lo cual se
pueden usar los pozos de instaladón de piezómetros,
que tendrán que existir obligatoriamente en toda
instalación importante de drenes verticales de arena.
Las inexactitudes en la medida de la permeabilidad
se han mendonado como causa importante en la di­
ficultad de predecir el efecto de los drenes de arena
en un caso dado.
N o se ha estudiado suficientemente el efecto que
los drenes verticales de arena pudieran tener sobre
la resistenda del estrato compresible, por ejemplo al
deslizamiento, al actuar como verdaderos pilotes de
arena.
El uso de los drenes verticales de arena suele ser
costoso, sobre todo en países en que no exista la ma­
quinaria especializada para su construcción con que
es posible contar en la actualidad; por consiguiente,
su utilizadón no puede recomendarse sin un cuida­
doso estudio de su idoneidad y una completa consi-
deradón económica de otras alternativas.
5. La compensación total o parcial de la carga
del terraplén. Si se logra por algún procedimiento de
construcaón adecuado que al penetrar el material del
terraplén desplace lateralmente al suelo de amenta-
dón blando, se produdrá una compensadón del peso
de aquél, que actuará únicamente con una presión
correspondiente a la diferencia entre el peso del ma­
terial colocado y el desplazado. El método es más fac­
tible cuando más fádl sea de desplazar lateralmente
el terreno natural, por lo que rinde sus mejores re­
sultados en suelos ardllosos orgánicos o en turbas.
En ocasiones el desplazamiento del terreno natural
Otra máquina para inxalar drena verticales de arena. se ayuda con sobrecargas, explosivos, e tc En el caso
particular de las aeropistas, estructuras de longitud
más limitada que una carretera, se ha usado un pro­
agua, como ayuda del radial. Esa capa superior dre­ cedimiento de auténtica compensación completa, pre-
nante no debe ser de menos de 30 ó 40 cm de es­ excavando una caja de profundidad sufidente, la que
pesor. se conforma estructuralmente construyendo en su
fondo una losa delgada de concreto pobre y se relle­
La separación que se dé a los drenes verticales de
na posteriormente con materiales ligeros, para pro-
arena en una instalación dada influye grandemente
dudr una compensadón total. Ejemplo de lo ante­
en la aceleración que se logre en el proceso de con­
rior es la prolongación de algunas pistas y la cons-
solidadón, que es mucho mayor cuanto más próxi­
trucción de calles de rodaje en el Aeropuerto de la
mos se pongan, pero también, naturalmente, en el
Ciudad de México.
costo de la instaladón, que crece mucho cuando se
colocan muy cercanos; entre estos dos criterios opues­ En carreteras, el inconveniente del procedimiento
tos ha de moverse el ingeniero. Tam bién el diáme­ estriba en la gran cantidad de material que puede
tro de los pozos tiene importanda, aunque en menor llegar a incrustarse en el material natural antes de
grado. La práctica ha sandonado una reladón entre lograr una compensadón efectiva.
la separadón y el diámetro en el orden de 10, con 6. L a remoción del material compresible. En este
valores de 30 ó 40 cm para esta última dimensión. caso se utiliza una idea tan senalla como ésta: si
Es frecuente y conveniente la disposidón denomina­ el terreno de dmentadón es malo y compresible, re­
da comúnmente en "tres bolillo". muévasele y póngase en su lugar otro de mejor cali­
El poder establecer por cálculo la evoludón de dad. El Departamento de Carreteras del Estado de
la consolidación en una instaladón de drenes verti­ California considera que ésta es la mejor soludón
cales depende mucho de la precisión que se logre en en suelos muy blandos y compresibles, que se pre­
la determinadón de las permeabilidades, vertical y sentan bajo los terraplenes en espesores no mayores
radial (Ref. 11). La permeabilidad vertical puede que 4 ó 5 m (R ef. 9 ), añadiendo que el material
medirse en el laboratorio, usando los métodos para substituto debe ser granular cuando no esté garantí-
M ejo ra m ie n to del terreno de cimentación 125

id radial zado su drenaje. Esta norma resulta quizá exagera­ las coronas de los terraplenes son muy anchas en
lo cual se da para países que disponen de menores presupuestos comparación con las de las carreteras.
zómetros, para la construcción de una obra dada; en México, 11. Escalonamiento de laderas naturales. En te­
en toda por ejemplo, se ha utilizado poco la substitución de rrenos naturales con pendiente transversal fuerte
de arena, terrenos malos por suelos estables baio terraplenes existe el peligro de que los terraplenes se deslicen
eabilidad v la experiencia indica que cuando el esoesor del ladera abajo, aun cuando los materiales involucra­
en la di- terreno natural es in ferior a 4 ó 5 m es posible obte­ dos no sean demasiado malos. El escalonamiento del
de arena ner un comportamiento favorable a menor costo con terreno de cimentación en form a apropiada a la geo­
el empleo de algún otro de los métodos descritos. metría del terraplén y a la topografía de la zona es
fecto que Cuando el esoesor de terreno malo es superior a quizá el m étodo que más se ha usado en M éxico
1 er sobre 4 ó 5 m, es universalmente reconocido que el costo para com batir este tipo de problemas. Los escalones,
jemplo al de la substitución de materiales se hace prohibitivo. de huella horizontal y peralte vertical, proporcionan
jilotes de En resumen, la substitución de materiales debe verse al terraplén apoyo horizontal, eliminando la compo­
como una alternativa más a disposición del ingenie­ nente de su peso a lo largo de la superficie de con­
ro, que podrá sopesarse para ser empleada sólo cuan­ tacto con el terreno natural y, por lo tanto, la causa
suele ser;
do resulte ser la más económica o conveniente des­ de la posible falla. Los escalones deben tener peral­
.ta la ma- í
con quej pués de un cuidadoso balance. te apropiado y huella suficiente para las maniobras
siguiente, [ 7. Tratamiento fisico-quimico del terreno com­ del equ ipo de construcción. E l proyecto deberá in­
un cuida- í presible. Aun cuando estas técnicas están todavía en dicar al detalle la forma y las dimensiones de los
eta consi-! sus comienzos, se sabe que al añadir ciertas substan­ escalones, siendo deseable que toda su sección se alo­
cias al suelo se producen en éste intercambios ióni­ je en terreno firme.

la carga j
cos entre sus partículas minerales y las materias di­ 12. Construcción de rellenos sobre apoyo irregu­
niento de j sueltas en el agua intersticial, de manera que se lar en roca. A l hacer cortes en roca es muy común
modifican los nexos estructurales, m ejorando la re­ que, como consecuencia del proceso de excavación
iterial del I
sistencia del suelo y disminuyendo su compresibili­ con explosivos, la cama del camino quede rispida y
cimenta-1
dad. En cada caso se hará necesario un análisis físi­ llena de aristas irregulares y agudas. En este caso
i del peso j
co-químico del suelo, a fin de definir la substancia ha de colocarse entre esa roca y el pavimento una
a presión'.
o substancias que producirán los efectos más favora­ capa de suelo del suficiente espesor y apropiada resis­
0 d e l ma-
bles; éstas pueden incorporarse al suelo haciéndolas tencia, oara impedir que las irregularidades señaladas
1 más fac-
circular por su interior disueltas en agua. En M éxi­ se reflejen en el propio pavimento. Este es un caso
eralmente |
co se han realizado diversos estudios para la aplica­ ilustrativo de aquellos en que el mejoramiento del
ejores re-
ción de estas técnicas, pero nunca han llegado a terreno consiste en la substitución de un apoyo muy
n turbas.
usarse en las obras, debido a su alto costo. firm e por otro de suelo, aparentemente de peor ca­
o natural
,n el caso 8. Calcinación del suelo. Consiste este método lidad. L a lección que se extrae de esto es que los
longitud en calcinar literalmente hablando la estructura del problemas de interacción entre superestructura y te­
d un pro­ suelo, con elevadas temperaturas provenientes de la rreno de cimentación en una obra vial son tan com­
beta, pre- combustión de gases. En algunos casos se han repor­ plejos que con frecuencia la norma de mejoram ien­
tado disminuciones notables de la compresibilidad to adoptada es contradictoria, en el sentido de que
te, la que
resulta desventajosa desde uno o varios de los pun­
lo en su i y, por consiguiente, de los asentamientos. El método
y se relie- j debe considerarse en etapa experimental.
tos de vista que intervienen; lo importante es enton­
para pro- ¡ 9. Colocación de entramados de ramas, palmas y ces resaltar el aspecto fundamental que se pretende
otros materiales similares bajo el terraplén. Consis­ mejorar, balanceando convenientemente las virtudes
: lo ante-
te este método en fabricar una verdadera balsa de y defectos de la norma de m ejoramiento adoptada.
\ la cons-
;rto de la | enramado bajo el terraplén, que reparte la carga y 13. Compactación. Frecuentemente se mejora la
proporciona una especie de Dotación al conjunto de parte superior del terreno de cimentación con un
la superestructura. E l método se ha usado con exce­ proceso de compactación posterior al desmonte, des­
;dimiento
lentes resultados en diversos países, pero en México hierbe y desenraizado; el tratamiento es frecuente
ue puede
se carece de una experiencia concluyente al respecto. sobre todo en aeropistas y suele ser somero, alcan­
antes de
10. La colocación de bermas o el uso de taludes zando 85 a 90%, en relación a cualquier estándar
muy tendidos. Con ello se logra uniform izar las pre­ usual.
?. En este ] siones transmitidas al terreno bajo el terraplén, con 14. Anclaje de bloques de roca fracturada. En
) ésta: si j lo que se uniformizan también los asentamientos, laderas rocosas inclinadas y cuando los planos de
esible, re- reduciendo los diferenciales. Por otra parte, convie­ fracturamiento son desfavorables a la obra vial, se
íejor cali- ne no olvidar que el asentamiento total es mayor ha recurrido al anclaje de los bloques de roca con
ístado de cuanto mayor es el ancho del área cargada, por lo varillas de acero introducidas en perforaciones pre­
solución que las medidas objeto de este apartado tenderán a vias selladas posteriormente con concreto o lechada
e se pre- hacer crecer dichos asentamientos totales; natural­ de cemento, de modo que literalmente se cosen los
> mayores mente, la bondad de estas medidas estará supedita­ fragmentos cuya situación sea peligrosa.
material da al balance de estos factores contradictorios. Estos 15. R elleno de grietas. C on frecuencia la super­
é garanti­ métodos carecerán de sentido en aeropistas, donde ficie del terreno de cimentación aparece agrietada.
126 E l terreno de cimentación. Exploración de suelos

Cuando ello suceda, la causa del agrietamiento debe­ III-5 EL AGUA EN EL TERRENO
rá investigarse siempre, pues el fenómeno puede ser DE CIMENTACION
indicio tanto de la existencia de un estado de falla
incipiente relativamente fácil de corregir, por ejem­ Del agua que cae sobre el terreno natural en el
plo en una ladera inclinada, como de un verdadero lugar en que se construirá una vía terrestre, parte
estado de deslizamiento superficial generalizado o de escurre por la superfide, parte se infiltra en él y
un estado de tensión importante, del tipo descri­ parte se evapora. La relación entre el agua que es­
to por Juárez Badillo, como ejemplo, en la Referen­ curre y la prcdpitadón total es el coeficiente de
cia 13. escurrimiento del terreno; éste es variable según el
La causa del agrietamiento deberá ser eliminada tipo de suelo, su pendiente, tipo de vegetadón y
como un requisito indispensable para la corrección otros factores.
del agrietamiento. Podrá haber casos en que el cam­ El agua que corre sobre la superfide del terre­
bio de trazo constituya la mejor soludón, pues como no, lo erosiona y, más tarde o más temprano, se in­
se ha dicho, el agrietamiento puede estar asodado corpora a alguna corriente superficial.
a fenómenos de gran escala y correcrión dificilísi­ La que se infiltra a través del suelo, lo penetra
ma y muy costosa: pero en los casos sendllos, una hasta ser detenida por una capa impermeable y sa­
vez eliminada la causa del agrietamiento puede re­ tura la zona suprayacente a esa capa formando el
sultar muy conveniente rellenar las grietas previa­ nivel freático, que se mantendrá a un nivel más o
mente formadas con arcilla, suelo-asfalto o algún menos constante en tanto no haya una modificación
material similar, con características plásticas. Las substandal en el régimen hidráulico de la zona.
grietas abiertas pueden ser peligrosas, pues al relle­ Cuando el agua freática aflora o es muy poco pro­
narse de agua generan empujes hidrostáticos que funda, da lugar a terrenos pantanosos. Cuando el
pueden agravar cualquier tendenda a la inestabili­ agua freática está a relativa profundidad, pero el te­
dad preexistente. rreno sobre ella es fino y con potendal capilar ele­
Como puede verse, ninguno de los métodos pro­ vado, aquélla puede ascender a importantes alturas
puestos (R ef. 12) para mejorar las características de y puede llegar a perjudicar a las terracerías y a los
resistenda o compresibilidad del terreno de rimen- pavimentos. Se mencionan a continuadón los efec­
tadón de un terraplén constituye una solución uni­ tos prinopales a que dan lugar los cambios en el
versa!, de manera que en cada caso en que se haga agua freática y capilar dentro del terreno de am en­
realmente indispensable mejorar tales condidones tad ón.
será predso analizar todas las dreunstandas particu­ 1. A l cambiar el contenido de agua de los sue­
lares, a fin de escoger la soludón o combinación los cambian sus propiedades mecánicas más impor­
de soluciones más convenientes. De hecho, algunos de tantes, tales como la resistencia al esfuerzo cortante,
los métodos propuestas son contradictorios, en el sen­ que disminuye notablemente en suelos ardllosos o
tido de que si bien resultan favorables para algún con apredable contenido de finos cuando aquél au­
aspecto del problema, pueden resultar desfavorables menta, y la compresibilidad, que crece cuando el
para otros. Así, la elecdón del criterio a seguir en suelo fino adquiere agua. En suelos arenosos, espe­
nalmente en los cementados con substancias solu­
cada caso no está subordinada a reglas fijas, sino que
bles, la invasión de agua puede producir cambios
es materia de ju id o del proyectista. Afortunadamen­
te, tanto el monto de los asentamientos, como su drásticos en la estructuradón y, por lo tanto, en la
resistenda; también en este caso disminuye la resis­
evolución con el tiempo (si bien ésta con menor
tenda por las fuerzas boyantes que se ejercen sobre
predsión) son calculables por los métodos teóricos
los materiales bajo el nivel freático. T od o lo ante­
que proporciona la Mecánica de Suelos (véase ca­
pítulo 1) . rior se refleja en los asentamientos produddos en los
terraplenes, en la posible falla de éstos, en las de-
Este cálculo, por derto, exige un eonodmiento
formadones que puede sufrir la capa subrasante, etc.
mucho más detallado de las propiedades del sub­
2. Los movimientos y variaciones en el agua fre­
suelo del que puede lograrse con los procedimientos
ática y sus efectos no son nunca uniformes, por lo
normales actualmente en uso para la exploradón del
que producen ¿reas de diferentes comportamientos
terreno de dmentación para carreteras y aeropistas,
en el terreno de cimentadón.
por lo que, cuando se trabaje en áreas de suelos
arcillosos blandos que presenten problemas especia­ 3. Los cambios en contenidos de agua propician
les, la exploradón ha de ser también de tipo espe­ cambios de volumen perjudidales en suelos expan­
cial, incluyendo la obtendón de muestras inaltera­ sivos.
das; como consecuenda, el programa de pruebas de 4. En suelos susceptibles a las heladas ( R e í 14)
laboratorio tampoco podrá ser rutinario y deberá la existenda de agua es particularmente peligrosa,
comprender la realización de pruebas de compresión debido a los cambios de volumen y resistenda que
simple y triaxiales, para determinadón de resisten­ se producen con el congelamiento periódico.
d a al esfuerzo cortante, y de pruebas de consolida­ 5. La acdón del agua en el pavimento puede
dón, para definir las características de compresibi­ produdr efectos destructivos diferentes de los aso-
lidad. dados a los cambios de volumen o de resistenda de
T erren o de cimentación constituido p or arenas limpias 127

los sucios, tales como el bombeo o la separación de de 2 ó 3 m de altura pueden recorrer decenas de
la película de asfalto de las partículas de agregado centímetros por hora, durante una tormenta violen­
en las carpetas o en las bases asfálticas. ta. U n médano de 10 m de altura fácilmente puede
Además de esos efectos, el agua que corre super­ desplazarse un metro por año. L o anterior debe
ficialmente produce erosiones en la obra vial y en orientar el criterio del ingeniero en cuanto a la mag­
el terreno de cimentación que son siempre indesea­ nitud del problema que enfrenta.
bles. Es indispensable el drenaje superficial de estas U n médano representa hasta cierto punto una
aguas. acumulación de arena a volteo, de manera que es
Muchos de los métodos de tratamiento del terre­ de esperar que el talud del frente de avance se en­
no de cimentación que ofrecen mejores resultados, cuentre con inclinación muy próxim a al ángulo de
independientemente de los enlistados en páginas an­ equilibrio lím ite; en su parte posterior, el médano
teriores de este capítulo, están relacionados con la tiene un talud mucho más tendido, consecuencia de
eliminación del agua del interior de los suelos. Es­ su génesis y modo de avance b ajo la acción de los
tas son las técnicas de subdrenaje que desempeñan vientos dominantes. Cualquier corte practicado en el
un papel fundamental en la ingeniería de las vías frente de avance tendrá siempre mayor inclinación
terrestres y que, sin duda, están destinadas a desem­ que el ángulo d e equ ilib rio lím ite de arena, por
peñarlo en forma más importante cada vez. lo que no será estable y producirá invasión de mate­
Cuando se coloca un terraplén sobre el terreno rial sobre la cama del corte, independientemente de
natural se modifica el régimen hidráulico, en el sen­ que este fenómeno pueda retrasarse con respecto al
tido de que se im pide la evaporación del agua en momento de la construcción, si la arena tuviera co­
un área que antes era de libre exposición; por esta hesión aparente por efecto de la tensión capilar.
causa el nivel freático tenderá siempre a ascender en Desde luego es cierto que la estabilidad general del
el terreno natural bajo los terraplenes. Además, en el médano no se verá afectada básicamente por el cor­
terreno natural puede existir agua, sea propia del te. por lo que, en general, los volúmenes caídos no
lugar o proveniente de un flu jo que la traiga desde serán importantes, pero lo continuo del fenómeno y
otra parte. los peligros oue im plica para el tránsito hacen des­
Los métodos de subdrenaje del terreno de cimen­ aconsejable el efectuar cualquier dase de corte en
tación deben verse como técnicas fundamentales en médanos. De esta manera el trazo de la vía terrestre
su tratamiento y mejoramiento, pero n o serán ex­ deberá desarrollarse siempre en terraplén o, por lo
puestos en este lugar, sino en un capítulo especial menos, a nivel de las dunas de mayor elevadón. La
más adelante, pues son comunes a problemas de es­ regla anterior puede conducir a costos prohibitivos
tabilidad de taludes, em puje de tierras y, en gene­ y en algunas ocasiones el ingeniero deberá confor­
ral, a todos los aspectos de la tecnología de las Vías marse con que su trazo ocurra a nivel de los méda­
Terrestres. nos más móviles, pero cuidando de no cortar los de
altura superior. N o debe pensarse que al evitar los
cortes y realizar un trazo en terraplén se resuelven
m-6 TERRENO DE CIMENTACION CONSTITUIDO todos los problemas que acarrea el cruce de una zona
POR ARENAS LIMPIAS de médanos. E l terraplén representa siempre una
barrera a los vientos y al m ovim iento general de la
El caso de interés especial que será tratado en arena; sin un estudio detallado, resulta muy d ifía l
esta sección, corresponde al cruce de una vía terres­ decir cual pueda ser el efecto que produzca esa ba­
tre por una zona de médanos. Si bien esta localiza­ rrera, pero en ocasiones podrá ser muy desfavorable.
ción no es muy frecuente y probablemente deba evi­ H a sido práctica común defender las carreteras
tarse en cuanto sea posible, existen casos de locali­ trazadas a través de zonas de médanos con vegeta-
zación forzada que una vez ocurridos han sido fuen­ d ó n apropiada plantada en dirección de donde avan­
te de problemas muy costosos y de d ifícil solución. za la arena. Las plantadones pueden hacerse en for­
H ay también algunas reglas de aplicación casi for­ ma masiva o en líneas sensiblemente paralelas a la
zosa y algunos métodos de corrección de problemas vía terrestre; su efecto puede complementarse con
que pueden rendir buenos resultados; a todo ello bordos y empalizadas y grupos de árboles y arbustos.
se enfoca someramente la atención de este párrafo. Las especies deberán seleccionarse con un estudio
En la R ef. 15 se hace un análisis correspondien­ agronómico que trasriende los límites de este traba­
te a un caso real que sirve para resumir las princi­ jo, pero el ingeniero debe contar con las plantas pro­
pales precauciones que es necesario observar en es­ pias de la región como un excelente punto de par­
tos casos. tida en tales estudios.
En términos generales el m ovim iento de los mé­ Las propiedades mecánicas de las arenas de mé­
danos, que es la principal fuente de problemas para dano y playa presentan características de interés y
la vía terrestre, varía inversamente con su tamaño, han sido objeto de estudios específicos. En la R ef. 16,
de manera que un gran médano, de por ejem plo por ejemplo, se presentan datos y conclusiones im ­
100 m de altura, puede avanzar tan poco como un portantes, en que se demuestra la influ en da de la
par de centímetros por año, en tanto qu e médanos historia de esfuerzos en las características actuales.
128 E l terreno de cimentación. Exploración de suelos

III-7 TERRENO DE CIMENTACION CONSTITUIDO del asentamiento producido sí crece con ella, de ma­
POR ARCILLAS MUY BLANDAS Y TURBAS nera que una sobrecarga producirá en menos tiem­
po el asentamiento final a que llegaría el terraplén
En general, todos los depósitos de suelos blandos no sobrecargado); si estos métodos son antieconómi­
y turbas susceptibles de causar serios problemas tie­ cos en un caso dado, deberá pensarse en obras de pa­
nen tres condiciones en común: son zonas Dianas, vimentación provisional, sobreelevaciones, etc., pues
tienen mal drenaje superficial y están formados por el terraplén se hundirá en la etapa de operación de
suelos muy finos u orgánicos. la obra.
E l primer requisito para superar este tipo de oro- La magnitud y la naturaleza del problema que
blemas es. naturalmente, el detectarlos y ello debe se pueda tener en cada caso quedan fuertemente in­
suceder en la etapa de proyecto, antes de que se fluidas por algunas características que conviene men­
produzcan costosos daños a la vfa terrestre y en mo­ cionar a continuación.
mentos en que el ingeniero conserva toda su liber­ 1. Las dimensiones del terraplén. Su altura y an­
tad de acción, incluyendo la capacidad de estudiar cho influyen mucho en la solución que haya que
un cambio de trazo que lo aleje de la zona que se adoptarse. Un terraplén alto y estrecho se hunde por
revele como critica. Para esto es de singular ayuda desplazamiento mucho más que otro bajo y ancho,
la fotointerpretación de fotografías aéreas. Pero una por lo cual en los primeros puede ser mucho más
vez que por cualquier razón se decida a arrostrar efectivo un procedimiento de construcción a base de
los peligras y altos costos que significa cruzar una desplazar el material de cimentación.
zona de suelos blandos u orgánicos, el ingeniero debe
2. Características de la cimentación. Influyen so­
comprender que casi todos los métodos de proyecto
bre todo el perfil de resistencia del suelo blando y
y construcción de que dispondrá requieren de un
su espesor.
buen conocimiento de las características de compre­
3. Materiales de construcción. Los criterios del
sibilidad y resistencia de los suelos sobre los que se
construirá la vía, así como de los que se utilizarán ingeniero se ven muy influidos por la disponibilidad
y el costo de los materiales con que hará su terra­
en la formación de la misma. Así, este es un caso
plén. Por ejemplo, si no hay material granular a
que debe verse como especial en lo que se refiere a
distancia prudente no podrá pensarse en colocación
exploración de suelos y pruebas de laboratorio, en
bajo agua a volteo. La utilización de materiales li­
el que se justificará el uso de los métodos más
geros, como tezontles o cenizas volcánicas, sólo será
delicados para obtener muestras inalteradas y el
posible cuando las distancias de acarreo sean ade­
desarrollo de programas completos de pruebas de la­
cuadas, pero, por otro lado, la posibilidad de em­
boratorio, que incluyan pruebas de consolidación y
pleo de tales materiales abre oportunidades de uti­
triaxiales.
lizar muchas soluciones que de otra manera estarían
La exploración deberá hacerse separando muy
vedadas.
claramente las dos etapas tradicionales (Ref. 17):
4. E l programa de construcción. Los requeri­
primeramente se realiza un muestreo preliminar, con
mientos de programa influyen mucho en los méto­
procedimientos sencillos y económicos que propor­
dos de proyecto que puedan intentarse. En este sen­
cionan muestras alteradas para clasificación de sue­
los y, después, se hace la investigación definitiva, tido, es importante el momento en que haya de
construirse el pavimento definitivo, como también
con métodos delicados y mucho más costosos, capa­
lo es el que haya o no disponibilidad de tiempo
ces de proporcionar muestras inalteradas. La orien­
para construcción por etapas, uso de sobrecarga, etc
tación que se obtenga en la primera etapa, que debe
llevarse hasta que se puedan formular perfiles de 5. Localización. Las condiciones topográficas del
suelos razonablemente confiables, será fundamental lugar, sean naturales o creadas por el hombre como
para planear la segunda con un costo de tiempo y consecuencia de otras obras, también influyen mu­
dinero óptimos. cho en los métodos que puedan seleccionarse para
resolver un problema dado. Por ejemplo, la existen­
L a información que se recabe sobre el terreno de
cia de población impone severas restricciones al uso
cimentación deberá arrojar luz suficiente para estu­
de explosivos, o el disponer de un derecho de vía
diar los siguientes problemas principales (Ref. 18):
estrecho, al uso de bermas o a la formación de ondas
de lodo.
1) Estabilidad del terraplén.
En la tabla 121-2 se resume brevemente el con­
2) Asentamiento del terraplén. junto de métodos para cimentar terraplenes en terre­
nos muy blandos.
En genera], será deseable que todo el asentamien­ Antes de proceder a una somera descripción de
to significativo ocurra durante la construcción de la los métodos arriba mencionados, conviene reseñar
obra, pero esto no suele lograrse sin usar aceleran­ brevemente las propiedades principales de los suelos
tes del proceso de consolidación, tales como drenes de cimentación muy blandos, asi como de los méto­
de arena o sobrecargas (en rigor el tiempo de asen­ dos más confiables para obtener tal información
tamiento no depende de la carga, pero la magnitud (Refs. 19 y 20).
Terreno de cim entación constituido p o r arcillas muy blandas y turbas 129

Tabla 111*2 El contenido de agua de las turbas y arcillas muy


compresibles puede variar de 400% a 1500%; se ha
Métodos para cimentar terraplenes en terrenos reportado algún valor arriba tle 2000%. Es común
muy blandos que el metro más superficial del terreno presente
contenidos de agua mucho más bajos, aun en las zo­
nas con mayor predominio de turbas. 1.a reladón
I. Remoción por: de vacíos suele estimarse a partir del contenido de
Agua, y el peso específico relativo también puede es*
a) Excavación. timarse, presentando valores tan bajos como 1.5 ó 1.6
1. C om pleta. para turbas muy puras. Puede tener interés conocer
2. Pardal. el contenido de aire y gases en las turbas, para lo
b) Desplazamiento.
cual no existe prueba estándar de valor reconocido,
1. P o r e l peso d el terraplén, con o sin sobre­
cargas. por lo que se recurre a estimarlo en pruebas de con*
2. C on explosivos. solidación. Valores de hasta un 10% no son raros en
turbas.
11. Tratamiento del terreno Las turbas reducen fuertemente su permeabilidad
al aumentar la carga que actúa sobre ellas; en forma­
a) Fundamentalm ente p o r requerim ientos d e estabi­ ciones vírgenes, el coeficiente de permeabilidad sue­
lidad. le estar entre 10-3 y 10”4 cm/scg, pero puede redu*
1. Construcción anticipada o p o r etapas. cirse a 10-? cm/seg en turbas consolidadas bajo un
2. Uso d e materiales ligeros.
S. Bermas estabilizadores.
terraplén de uno o dos metros de altura. En la Fig.
4. D renaje interceptor. 111*6 se muestra una correladón entre valores de la
b) Fundamentalm ente p o r requerim ientos d e asenta* reladón de vados y la permeabilidad de turbas de la
m iento. Colum bia Británica, de las que se trata en la R ef. 19.
1. Construcción p o r etapas. L a resistencia a l esfuerzo cortante puede deter*
2. Sobrecargas.
8. Com pactación con equipos pesados.
minarse con pruebas de compresión simple o pruebas
c) P o r requerim ientos d e estabilidad y asentamiento. triaxiales, si bien puede haber dificultades creden-
1. Construcción por etapas o con sobrecargas. tes para el labrado de especímenes cuanto más orgá­
2. Drenes verticales d e arena. nico sea el suelo, por lo que se recurre frecuentemen­
3. Com binación d e cualesquiera d e los métodos
te a determinar la resistencia con pruebas de veleta
anteriores.
y a estimarla aplicando el cálculo en secciones en
que haya ocurrido o se induzca una falla. En la ta­
bla I I 1-3, tomada de la R ef. 20, se presenta una com-
paradón entre la resistenda al esfuerzo cortante ob­
Desde e l punto de vista ahora enfocado, las pro* tenida para diversas turbas y su contenido de agua.
piedades más importantes de las turbas y los suelos L a mayor parte de las resistendas de la tabla corres­
muy blandos son el peso específico, el contenido de ponden a medidas con veleta en el lugar. L a tabla
agua, la permeabilidad, la resistencia al esfuerzo cor* propordona también una interesante lista de traba­
tante y la compresibilidad. Por su alto contenido de jos sobre el tema, según recopilación de L eo Casa-
agua y por la dificultad en la obtención y labrado grande.
de los especímenes, en estos suelos deberán cuidarse En la Fig. 111-7 (R ef. 20) se presentan resultados
especialmente todas las manipulaciones de muestreo medios obtenidos por distintos investigadores en va­
y prueba, a fin de obtener resultados estadísticamen- rios lugares, que correladonan la resistencia al es­
te concordantes. fuerzo cortante con la profundidad; en ella puede ob-

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R C N M C A II L IO A O — C M /K 8.

Figura UI-6. Reladón de vados vs. Permeabilidad en turbas (R ef. 19).

C o p y rig h te d material
130 E l terreno de cim entación. E x p lo ra ció n de suelos

Tabla III-3 A Excava

Resistencia al Esfuerzo Cortante en Turbas A -l Comj

Sólo p i
L oca liza ción R esisten cia al es fu erz o C o n ten id o natu ral
ba o suele
R e fe r e n c ia d e la tu rba co rta n te (T / m * ) d e a gu a ( % )
que los tei
un requisi
Andersen y Hempstock (R ef. 21) Canadá (Alberta) 0.50-1.25 700-1400 tirar sin ri
Casagrande, A . y L. (R ef. 22) E.E.U.U. (Mass.) 0.50-1.85 230- 750
de la exea
0.35-2.90 400- 800
1.35 400- 550
rreo de di
0.35-0.95 250- 380 suele qued
5.00 (i) 110 dos; el sue
Dücker (R ef. 23) Alemania (Holstein) 0.10-5.00 (i) 400- 800 La exc;
Fraser (Ref. 24) Irlanda del Norte 1.40-2.80 680-1450 medida qu
Hardy y Thomson (R ef. 25) Canadá (N.O.) 0.50-3.00 470- 760
Canadá (Alberta)
anchura ci
Lea y Brawner (R ef. 19) 0.55-1.50 No hay dato
Margason y Fraser (R ef. 26) Irlanda del Norte 1.70 790 padas mas;
Moos y Schneller (R ef. 27) Suiza 0.50-1.50 220-1460 turos prob
R ipley y L eon off (R ef. 28) Canadá 1.00-2.25 100-2100 La pro
Smith (R ef. 29) Inglaterra 0.35-1.80 N o hay dato
la remoció
Tresidder y Fraser (Ref. 30) Escocia 0.35-9.35 400-1600
riable y de
W ard (R ef. 31) Inglaterra, Gales 0.65 800-1000
10 m de e;

(i) Valor de la corteza superficial.


A-2 Excai

Es un
servarse el im portante efecto de secado p rop io de los en ellas muy rápidam ente (Refs. 19, 32, 33, 34, 35,
da del su(
suelos turbosos. L a m ayoría de los resultados de prue­ 36, 37 y 38). L a consolidación secundaria ocurre so
compresibi
bas de veleta se concentran en la parte m edia de la bre todo cuando la p rim aria term inó y generalmente
se usa com
figura (parte sombreada) y muestran una preconso- sigue una ley lineal (recta) cuando se d ibu ja el asen
constructiv
lidación substancial por secado aun a las mayores tam iento contra el tiem po (este últim o en escala h>
profundidades. g a rítm ic a ); la consolidación secundaria puede ser
B Despla;
A causa de la perm eabilidad relativam ente alta mucho más im portante qu e la prim aria y durar mu­
de las turbas, la consolidación prim aria se produce chos años, viéndose afectada por la descomposición
Cuando
de la m ateria orgánica durante la vida de la obra
terreno de
(R efs. 36, 38 y 39). L a predicción del asentamiento
R esisten cia al Esfuerzo C ortan te , en Tn./m? en las turbas por los m étodos normales de la Mecá­
nica de Suelos es incierta, com o consecuencia de lo
anterior y aún lo es más la de la evolución de los
asentamientos con e l tiem po. L a teoría de Terzaghi
probablem ente no sea aplicable a las turbas; las cau­
sas más importantes de e llo son el drenaje horizon
tal que ocurre en estos suelos, la anisotropia que pre­
On
sentan en lo relativo a la perm eabilidad y el escaso
sentido que puede tener determ inar en turbas d
100% de consolidación p rim aria (R ef. 19).
Si el suelo blando es inorgánico, es de esperar
que si la hom ogeneidad d e las arcillas es razonable,
pueda aplicarse la teoría d e T erzagh i para el cálcu
lo del asentamiento y aun para el de su evolución
con e l tiempo, si bien esta ú ltim a se determinará coi
mucha m enor precisión.
P o r las razones anteriores, sobre todo en turbas,
los resultados de cualquier calculo de asentamiento
o evolución de éstos no serán confiables en grado so
ficien te para servir de base a un proyecto importante;
éste es un caso en que puede rendir m agníficos frfr
tos la instrumentación de terraplenes de prueba, ^
chos preferentem ente a escala natural (R e f. 4 0 ).
Figura IU-7. Resistencia al esfuerzo cortante vs. profundidad,
en turbas (Mediciones con veleta en el lugar)
Se comentarán ahora brevem ente los método
(R ef. 20). constructivos que se agruparon en la tabla III-2 . I
Desplazamiento p o r el peso del terraplén con o sin sobrecargas 131

A Excavación. cualquier fuerza restrictiva que pueda haber, ocurri­


rá un desplazamiento de dicho terreno de cimenta­
A -i Completa.
d ó n en la direcdón de la menor resistenda. L a in­
Sólo puede intentarse cuando los espesores de tur* tensidad del desplazamiento depende de la reladón
ba o suelo blando son pequeños y cuando se desea entre el espesor del estrato blando y la altura y an­
qu e los terraplenes sc inmovilicen muy rápidamente; cho del terraplén y de la magnitud del desequilibrio
un requisito económico suele ser la posibilidad de señalado. El desplazamiento produce ondas de lodo
tirar sin riesgo el desperdicio inmediatamente al lado a los lados del terraplén, que actúan como resine-
de la excavación, de modo que se elimine todo aca- d ó n a posteriores desplazamientos. Generalmente, en
rreo de dicho desperdicio. L a excavación producida terraplenes sobre suelos blandos uniformes, una vez
suele quedar llena de agua y con taludes muy tendi­ que ha comenzado el hundimiento de la estructura y
dos; el suelo que la rellene habrá de ser granular. el desplazamiento del terreno blando, el proceso con­
La excavación completa suele ser más eficiente a tinuará si se mantiene la misma elevadón en la co­
medida que el terraplén es más ancho, pues a mayor rona del terraplén y si se quitan las ondas de lodo
anchura crece el riesgo de que bajo él queden atra­ que sc forman; esto se debe a que el material de te­
padas masas de turba o suelo blando, origen de fu­ rraplén tiene mayor peso especifico que e l suelo
turos problemas. blando, de manera que se incrementa el peso total
L a profundidad a que deba considerarse posible superimpuesto a medida que aumenta la carga. Si
la remoción total del terreno de cimentación es va­ la altura del terraplén no se aumenta, sino que se
riable y depende del proyecto; se ha hecho hasta con mantiene constante, e l desplazamiento condudrá a
10 m de espesor de suelo. una compensadón parcial del peso del terraplén. Si
no se remueven las ondas del lodo que se forman a
A-2 Excavación parcial. los lados pueden generar la sufidente restricción
como para im pedir todo ulterior desplazamiento.
Es un procedimiento recomendable si la resisten­ E l desplazamiento puede verse favorecido por la
d a del suelo blando crece con la profundidad y la disminudón de resistenda que sufra el suelo blando
compresibilidad disminuye con la misma. Tam bién como consecuenda de su remoldeo.
se usa como ayuda para el empleo de otros métodos
constructivos, como el de desplazamiento. B-l Desplazamiento p o r el peso del terraplén con
o sin sobrecargas.
B Desplazamiento.
Es posible atenerse al desplazamiento por el peso
Cuando el esfuerzo que el terraplén comunica al único del terraplén cuando éste pesa lo suGdcnte y
terreno de cimentadón supera la resistenda de éste y cuando el material blando que pueda quedar atra­

N¡V*I Inicial d«l t«rropl*n

M aterial mo» firm a

Figura 1II-8. Colocación de un terraplén por desplazamiento de un suelo blando, con uso de sobrecarga.
132 E l terreno de cim entación. Exploración de suelos

pado sea de tales características y resulte en tales es­ 3. M étodo de N e w Hampshire.


pesores, que los procesos de consolidación posteriores 4. M étodo alemán.
ocurran durante el tiempo de construcción y antes
P e r f»
del momento previsto para la pavimentación defini­ B-2.1. Barrenación en el frente de avance.
tiva. Cuando convenga acelerar el proceso de despla­
zamiento o aumentar su eficiencia, puede recurrirse Consiste el m étodo en alterar y desplazar los de­
a una sobrecarga. En general las sobrecargas tienen pósitos muy blandos con explosiones provocadas en tu r b
dos efectos benéficos, al inducir un mayor desplaza­ barrenos situados en torno al extremo de avance del w
miento y al causar que ocurran antes los asentamien­ terraplén en construcción y a una distancia de 8 a
tos por consolidación. En la figura III-8 se ilustra la 10 m de éste (Fig. III- 9 ).
situación final a que llega un terraplén construido Se recomienda hacer explotar una hilera de ba­
por desplazamiento con sobrecarga. rrenos cada vez. L a carga explosiva en cada per­
En terraplenes construidos sobre terrenos muy foración debe ser lo suficientemente pequeña como
blandos es seguramente una m agnífica práctica la co­ para no dañar al terraplén adjunto; debe determi­
locación de una sobrecarga de tierra sobre el terra­ narse experimentalmente y con frecuencia resulta del
plén, con el lím ite que im ponga la resistencia del
terreno, pues el provocar una falla violenta de desli­ orden de — en kg, estando h referida a la Fig. III-9.
zamiento de talud o de capacidad de carga puede te­
E l método es lento y a veces deja mucho suelo
ner muy malas consecuencias en estos casos, por el
blando atrapado bajo el terraplén. L a práctica ale­
remoldeo que producen en los materiales blandos,
mana ha establecido una secuencia operacional para
que al perder su estructura original disminuyen drás­
este método que puede considerarse como una va­
ticamente su ya escasa resistencia, de una manera no rrenos de
riante de su forma tradicional y que considera las si­
recuperable. cualquier
guientes etapas.
E l efecto de la sobrecarga en los asentamientos importante
1. Se forma una plataforma de trabajo de arena
puede calcularse por los métodos ya descritos, en to­ plazar se :
adelante de la punta de avance del terraplén (Fig.
dos los casos en que la teoría de Consolidación de tando cad;
111-10). El espesor de esta plataforma puede estar
Terzaghi sea aplicable. secciones (
comprendido entre 30 y 60 cm.
2. Sobre esta plataform a se perforan los pozos de Pueden lie
barrenación, con 20 ó 30 cm de diámetro, llegando barreno (S
B-2 Desplazamientos con explosivos.
al terreno firme. E l espaciamiento de los pozos pue­
de oscilar entre 2 y 5 m,. dependiendo del espesor B-2.3. Mé
Se busca incrementar instantáneamente la presión
del suelo por desplazar.
neutral, reduciendo así la resistencia del suelo. El D ep
3. Las cargas de explosivo se colocan en el fondo
Cada día goza de mayor popularidad este método hire ha de;
de las perforaciones, en cantidad comprendida entre
para acomodar y estabilizar terraplenes sobre terre­ plazamient
8 y 40 kg.
nos muy blandos y es de esperar que en el futuro se
4. Se establecen las necesarias conexiones eléctri­ tre 3 y 15
utilice con profusión. La R ef. 20 constituye una a descansar
fuente fundamental del tema, pues no sólo ofrece cas para la explosión, protegiendo los alambres con­
una exposición detallada del mismo, sino que ésta venientemente.
se complementa con una muy completa lista de re­ 5. Se prolonga entonces el terraplén sobre los po­
ferencias, útiles para la investigación de ulteriores de­ zos de barrenación, hasta alcanzar la altura deseada
talles. L a exposición que sigue está basada muy es­ más la sobrecarga que se desee colocar.
pecialmente en dicho trabajo. 6. Se produce la explosión.
Los métodos para desplazar suelos muy blandos
con explosivos que han sido más utilizados son los B-2.2. Barrenación bajo el cuerpo del terraplén.
siguientes:
1. Barrenación en el frente de avance. Una vez lim piada la superficie del terreno, se co­
2. Barrenación bajo el cuerpo del terraplén. loca el terraplén y después se perfora éste con ba-

sobrecarga

< 6m turba ' T t r r a p lt n •


fondo f
irmt
M f iéé m/r*/ i ///
T
Carga d in am ita ( t>) S• cc

Figura IU-9. Desplazamiento de turbas por barrenación en el frente de avance (Ref. 20).
M étodo de New Hampshire 133

Plataforma
de areno
S o b re c a rg o

turba

S o b ra c o rg o co lo ca d a s o b r a las
c a rg a s on ta s d a la o x p lo s iá n .

i • •• • (c )
w§ w j i j . j fl i 8 * d u i \\T * m '■ ii h i m
Figura UMQ. Método alemán para barrenadón en d frente de avance (Ref. 20).

rrenos de 4 a 12 cm de diámetro perforados por vez limpiado el terreno de su cobertura vegetal se


cualquier procedimiento apropiado. Para espesores coloca el terraplén, construyendo primeramente sus
importantes de turba o suelo muy blando por des* dos segmentos extremos; generalmente se utiliza para
plazar se recomienda la explosión por etapas, afec­ ello sólo sobrecarga, hasta apoyar la sección en estra­
tando cada vez 4 ó 5 m de espesor de turba en tos firmes. Después se unen los dos extremos, cons­
secciones de terraplén de 30 a 50 m de longitud. truyendo la totalidad del terraplén vaciando mate­
Pueden llegar a ponerse unos 25 kg de explosivo por rial sobre el suelo blando, de manera que éste queda
barreno (Refs. 41, 42 y 43). atrapado bajo aquél (Fig. 111-11)
El material blando atrapado bajo el terraplén asf
B-2.3. Método de N ew Hampshire. construido se desplaza por medio del siguiente pro­
cedimiento. Se colocan barrenos a ambos lados del
£1 Departamento de Carreteras de N ew Hamps­ relleno, con separación del orden de 3 m, como se
hire ha desarrollado un método económico para des­ indica en la parte (b ) de la Fig. I ll- U ; los barrenos
plazamiento de suelos blandos cuyo espesor oscile en­ son de 4 ó 5 cm de diámetro y deben contener una
tre 3 y 15 m; el método lleva al terraplén construido cantidad de explosivo en kg del orden de la tercera
a descansar sobre los estratos firmes subyacentes. Una parte del espesor del material blando en m.

t i) vlato|ionflif«4i«tl

Perfil
,| ' C0«M01Ó*Ó - . !

( I ) s a e o ie n A - A . « n tN 4e lo eapleaK»n fe ) Seoolon

Figura III-l I. Método de New Hampshire (Ref. 20).


Copyrighted material
134 E l terreno de cim entación. Exploración de suelos

Si la colocación del terraplén produjo ondas de ber hasta 100 kg de explosivo en grandes espesores
lodo importantes a sus lados, puede ponerse una se­ de suelo blando o 25 kg en espesores pequeños.
gunda hilera de barrenos a unos 3 m de la anterior, Independientemente del método que se utilice ¡
como se ve en la Fig. I I I - l l ; esta segunda hilera debe para incrustar el terraplén en el terreno blando, sur­
hacerse explotar una fracción de segundo después ge la cuestión de cuál deba ser el ancho del relleno
que la primera, pues la experiencia ha probado que que se coloque para evitar deformaciones posteriores
se tiene la máxima eficiencia cuando las hileras prin­ del terraplén, que se traducirían en asentamientos y
cipales explotan encontrando resistencia a ambos la­ agrietamientos, sobre todo en sus bordes. En la Ref.
dos. L a parte (c ) de la Fig. I I I - l l muestra la posición 20 L. Casagrande proporciona reglas semiempíricas
final a que debe llegar el terraplén. para establecer tal ancho, que se comentan con refe­
Se ha visto ventaja en este método cuando el cuer­ rencia a las figuras 111-13 y 111-14.
po del terraplén se construye con material granular Cuando el terraplén se esté incrustando sin la
muy grueso o incluso con enrocamiento, pues el ayuda de una sobrecarga temporal de suelo, el mé­
terraplén se asienta en form a más homogénea que todo para determinar el ancho de la excavación por figura I II - 1
cuando está constituido por materiales más finos, in­ producir se describe en la Fig. 111-13.
cluyendo arenas, y además, los suelos más gruesos se A partir de A , sobre el hombro del terraplén, di­
arquean m ejor sobre, las pequeñas bolsas de material bújese una línea con un talud 1.25:1 hasta su inter­
blando que de cualquier form a pudieran quedar atra­ sección en el punto C 0 con el estrato duro, bajo el
padas. suelo blando que se desea desplazar. L a vertical C 0 D0 siguiente,
Naturalmente (Fig. I I I - l l . c ) que el material que fija el ancho de la excavación en el suelo blando. El III-14.
se utilice para la configuración final del terraplén talud del terraplén definitivo se ha dibujado en la A par
puede ser cualquiera apropiado y debe colocarse com­ Fig. 111-13 con la inclinación 2:1 y su cero (B ) coin­ con talud
pactado en la forma usual. cide aproximadamente con el punto D 0, pero queda bre el sue
ligeramente fuera de la zona de relleno, de manera la excavai
B-2.4. £1 método alemán. que no hay peligro de que se deform e substancial­ se reflexii
mente el pie del talud. Sin embargo, si la relación con la pe
Este método fue desarrollado en conexión con la h/d es muy grande, que es el caso ilustrado en la pre con t
construcción de la red alemana de autopistas entre Fig. 111-14, la misma construcción anterior conduce suelo blar
los años de 1934 y 1940 (Refs. 44, 45, 46 y 47). L im ­ a un punto B muy alejado y a la derecha de D 0, con Cuand
piada la cobertura vegetal, se construye el terraplén lo que una parte importante del terraplén final que­ miento ar
sobre el suelo blando en toda su longitud, como se daría sobre suelo muy blando, sometida a deforma­ vación qu
muestra en la Fig. 111-12. A continuación se coloca ciones. Esta situación puede resolverse ampliando el terraplén,
bajo el terraplén una gran cantidad de cargas, las ancho de la excavación, de modo que D 0 coincida la que de
cuales se hacen explotar simultáneamente en toda la aproximadamente con B, construyendo una berma suelo bla
longitud y ancho del mismo. Esta importante explo­ como ilustra la figura o dando al terraplén un talud emplear t
sión es muy efectiva para destruir la resistencia del más parado, hasta que B quede cerca de D 0, obte­ rraplén;
suelo blando, de modo que el terraplén se asienta nido según la construcción. quier ma
fácilmente hasta la posición final mostrada en la Cuando el terraplén se incruste con ayuda de una peso.
Fig. III-12.C. sobrecarga temporal de suelo, el m étodo propuesto
Los explosivos pueden disponerse en 4 o más hi­ por L. Casagrande para determinar el ancho de la C Trata:
leras bajo el terraplén y en cada barreno puede ha­ zona excavada y rellenada se determina con la regla mente

La re
’ Torropl or» onfoo di l« o x pi o ol o n excavaciÓ!
/T#rropi«n duront» lo oxpl ooion
/ /Altura o rl f in ol 4*1 t or r ap lo n

E«tr ot o« d uro» Eopoolo r o l U n o oon oxpi otl vot do oxpan«lon

/
Alt ur a o rl finol dot Ur ro p lo n
/ftooonto do provooto

Torroplon d os puoo do lo oxpl ooion

Figura m-12. M étodo alemán (Ref. 20).


Tratam iento del terreno natural 1S5

So b raco rgo U m p o ro l ( o r * n o ft g r o » o ).

b - 4 0 I20im.<>omoror)

S u t lo b la n d o p r M u c to 1
d i lo • ! C « v 0 C l ¿ a X

Figura IH-13. Determinación del ancho


mínimo de relleno para
h/d, pequeña (Ref. 20). C o r lo b r e e a r g a

siguiente, también en reladón con las Figs. III-13 y ción de terreno malo por otro de m ejor calidad, con­
111-14. duce muchas veces a movimientos de tierra excesi­
A partir del punto A, se traza ahora una línea vos, procedimientos de construcdón imprácticos y
con talud 0.7:1, determinándose asi el punto C so­ costos altos. L a adopdón de un criterio simplista, por
bre el suelo duro. L a vertical CD define el ancho de el cual los métodos de substitudón se empleen en
la excavadón en suelo blando. Ahora pueden hacer­ forma sistemática, impedirá, además, discriminar co­
se reflexiones similares a las anteriores en reladón rrectamente aquellos casos en que el terreno de d -
con la posición relativa de los puntos B y D, siem­ mentadón es realmente de los que no conviene usar.
pre con el criterio de que no quede apoyada sobre En muchas ocasiones tratamientos sencillos del terre­
suelo blando una parte substandal de terraplén. no natural permitirán utilizar suelos que con un cri­
Cuando la relación h/d es muy chica, el procedi­ terio más rigorista serian desechados a gran costo.
miento anterior puede condudr a un ancho de exea- Cuando se piense en tratamientos para m ejorar
vadón que exceda, en mucho, el área cubierta por el las condidones del terreno natural es preaso pensar
terraplén. En tal caso será la posidón del punto B siempre tanto en resistenda como en asentamiento.
la que determine el ancho, si bien para espesores de En ocasiones el mejoramiento de las condidones de
suelo blando muy grandes seguramente convendrá estabilidad puede lograrse simplemente por el em­
emplear bermas estabilizadoras a ambos lados del te­ pleo de bermas calculadas como se indica en el capi­
rraplén; estas bermas pueden construirse de cual­ tulo correspondiente a estabilidad de taludes. En
quier material, pues su única fundón es ejercer un otras ocasiones, un abatimiento de rasante que dis­
peso. minuya la altura de los terraplenes puede resolver
problemas que de otra manera resultarían muy d ifí­
C Tratam iento del terreno natural, fundamental* ciles. De la misma manera, puede manejarse la pen­
mente p o r requerimientos d e estabilidad. diente, dando la m ínim a del tramo en la zona en
que se espere el asentamiento máximo, para que al
La remoción del terreno de cim entadón por presentarse dicho asentamiento el efecto diferendal
excavación o desplazamiento, que implica la substitu­ sea mínimo.

Sobreeorgo (caporal ferau o

o 15 ■. paagyor)

íSlótkmdoi

Suelo wry blontfo

duro
Su» sotrecorfo Figura 111-14. Determinación del ancho mínimo de
Coa Mlncoryi relleno para h/d, grande (R ef. 20).
136 E l terreno de cim entación. Exploración de suelos

Las virtudes de la construcción anticipada son ob­ a no ser que pueda aprovecharse en otras secciones guramente
vias y no se considera preciso insistir sobre ellas; la de la vía, en cuyo caso podrá haber una parcial re. pió) que i
condición es su compatibilidad con el calendario de cuperación de su costo, o que la sobrecarga se roa- pleo poste)
las obras. Tam bién se ha m encionado ya la ventaja neje como una sobreelevación, impuesta de tal ma­ dación esti
que puede tenerse en la construcción por etapas y en nera que, tras producirse el asentamiento, quede la es entonce
el uso de materiales ligeros en el terraplén, subordi­ altura requerida en el terraplén. margen de
nado naturalmente a su disponibilidad. En ocasiones, cuando el espesor del terreno blan­ a emplear.
En ocasiones puede mejorarse mucho la situación do es muy pequeño, puede recurrirse a compactarlo Finalrm
de un terreno de cimentación utilizando drenaje in­ con el empleo de equipos muy pesados, a fin de el¡. establecer >
terceptor ladera arriba de los terraplenes. En este minar los asentamientos posteriores b ajo el peso del resulte el
sentido las trincheras y zanjas de subdrenaje, los dre­ terraplén; este m étodo podrá usarse también si el dos anteric
nes de penetración transversal e, inclusive, los pozos terreno de cimentación tiene espesores chicos de are­ Los autore
de drenaje por bombeo constituyen los recursos más na suelta. El m étodo es poco efectivo en arcillas muy que los in
empleados. El agua en el subsuelo, al fluir a sus tra­ blandas o en turbas, y lo será más a m edida que el en el pasa
vés desarrolla fuerzas de filtración y ‘ presiones que terreno natural posea más partículas del tamaño de que en alg
hacen disminuir la resistencia al esfuerzo cortante. En la arena o de la grava. plicados hi
donde tales condiciones existen, se hace indispensable yor sencilli
Generalmente, un terraplén que ha de apoyarse
una exploración cuidadosa, determinando las condi­ los terraplf
en suelos blandos o en turbas presenta condiciones
ciones del agua del subsuelo y sus movimientos. no de los
críticas tanto en lo referente a estabilidad como a
asentamientos; como ya se ha dicho, ambas condicio­ limpieza n
D Tratam iento del terreno natural, fundamental­ nes han de ser analizadas y pudiera ser que la nor­ déos. Es fi
mente por requerimiento de asentamiento. ma idónea bajo un punto de vista, 110 lo fuera tanto miento tot¡
o resultase mal, bajo el otro, por lo que el caso ha gra paliars
La elección de un criterio de trabajo para redu­ que la sobi
de ser juzgado con un criterio general, que contem­
cir los efectos de los asentamientos depende del m on­ nitud nece
ple el conjunto de factores que intervienen simultá­
to y la velocidad de los mismos, de la uniformidad quier otro
neamente, si bien destacando, en el m om ento de deci­
y continuidad del terraplén y el terreno de cimenta­ camino dii
dir soluciones, aquellos factores que influyan prepon-
ción, de la existencia de singularidades, tales como zona laqust
derantemente.
terraplenes de acceso a puentes y pasos a desnivel y, madamente
L a tecnología de los drenes de arena ha S do men­
finalmente, de las características de la vía terrestre ce en punt;
cionada en páginas anteriores, por lo que no se insis­
y del nivel de exigencia que al respecto se tenga. terreno nat
tirá aquí sobre ella.
Siempre debe tenerse en cuenta que asentamien­ yo del crit
tos uniformes, aun cuando sean relativamente gran­ Como conclusión para definir convenientemente sional, segi
des, no perjudican seriamente al terraplén en la la construcción de terraplenes sobre suelos muy blan­
finitiva cua
mayoría de los casos. La construcción por etapas cons­ dos o turbas, conviene realizar algunas reflexiones magnífico <
tituye un m agnífico recurso en casos en que se pre­ adicionales.
tructivos uí
senten problemas serios de asentamiento diferencial En primer lugar, hay que destacar la necesidad aquí tratad
y en donde no sea posible m anejar sobrecargas eco­ de detectar estos problemas desde las etapas iniciales
nómicamente; en lo referente a asentamiento, la del proyecto. U n cambio de línea puede ser la solu­ III -8 T E R I
construcción por etapas suele consistir en posponer ción más lim pia del caso, y en otros lugares podrán
L a cons
la pavimentación definitiva hasta que la vía terres­ aplicarse soluciones económicas a condición de que
nadas pued
tre haya alcanzado su equ ilibrio final. se disponga del tiem po suficiente para que desarro­
Cuando el terreno de cimentación es suficiente­ llen sus efectos.
mente resistente, puede dar muy buen resultado, des­ Los diversos métodos brevemente tratados en lo
de el punto de vista de asentamientos, el uso de so­ que antecede no son de aplicación general; en cada
brecargas, en forma de altura de tierra adicional a caso habrá que analizar algunos de ellos (o todos)
la altura normal del terraplén. E l peso de sobrecarga para elegir el más económico y conveniente. A veces,
requerido depende de la relación tiempo-asentamien­ la solución idónea resultará de la combinación de
to y del espesor del estrato compresible, de la altura varios métodos.
del terraplén y del tiempo disponible, de acuerdo N o existe un criterio rígidamente establecido para
con el programa de construcción. L a sobrecarga au­ fijar el factor de seguridad con que debe aplicarse
menta el asentamiento que se produce por unidad cada método de los mencionados y este es un asunto
de tiem po y puede quitarse después de que se pro­ que se debe definir en cada caso particular. Los pro­
duzca el asentamiento que corresponde a la altura blemas más serios de construcción sobre suelos blan­
final del terraplén. dos no suelen perm itir factores muy altos, por razo­
Cuando sea muy grande el espesor de suelo com­ nes de costo; por otra parte, ha de tenerse en cuenta
presible o muy alto el terraplén por construir, pue­ que una falla en un tramo de terraplén edificado so­
de suceder que una sobrecarga cuyo efecto sea signi­ bre material muy blando o turba puede tener muy
ficativo necesite mover cantidades de tierra tan gran­ serias repercusiones, pues con el rem oldeo interno
des que resulte antieconómica; el material empleado que acompaña al colapso muchos de estos materiales
en la sobrecarga requiere de doble pago por manejo, sufren tal pérdida de propiedades mecánicas (ya se­
Terraplenes en laderas inclinadas 137

guramentc con valores deficientes desde un princi­ mente existen dos circunstandas geológicas desfavo­
pio) que se hace muy difícil o casi imposible su em­ rables en las laderas de pendiente más o menos pro­
pleo posterior. El estudio de laboratorio sobre degra­ nunciada. En primer lugar, la frontera entre la zona
dación estructural por remoldeo, por cierto no fácil, más intemperizada y los materiales más sanos tiende
es entonces indispensable para definir un criterio de a seguir la pendiente de la ladera, lo que produce
margen de seguridad en las soluciones que se vayan una tendencia al deslizamiento a lo largo de dicha
a emplear. frontera. En segundo lugar, la presenda del terraplén
Finalmente, ha de insistirse en la necesidad de modifica los movimientos naturales de las aguas su-
establecer claramente en cada caso lo procedente que perfidales y profundas; la acumuladón del agua en
resulte el empleo de alguno o algunos de los méto­ la base del terraplén aumenta el peso volumétrico
dos anteriores, cuando ello implica un costo elevado. de su material y disminuye su resistenda al esfuerzo
Los autores de este trabajo tienen la impresión de cortante, incrementando así el peligro de deslizamien­
que los ingenieros de vías terrestres han exagerado to. Aun cuando el agua no se manifieste en su super­
en el pasado la importancia de estos problemas, y ficie, humedece las superfides críticas de posible des­
que en algunos casos ciertos proyectos costosos y com­ lizamiento abajo y aguas arriba del terraplén.
plicados hubieran podido realizarse con mucha ma­ De esta manera, el control del agua de infiltra-
yor sencillez y economía, simplemente construyendo dón debe redbir una atendón especial cuando se
los terraplenes sobre terrenos muy blandos con algu­ construyan terraplenes en laderas inclinadas, aten­
no de los métodos convencionales, ejecutado con la diendo además al hecho de que el régimen de agua
limpieza necesaria para no producir fallas y remól­ interna varía mucho de una a otra época del año, de
deos. Es fundamental tener presente que el asenta­ modo que es posible que no se manifieste ningún
miento total no es necesariamente muy dañino, si lo­ signo de flujo interno en el momento de realizar los
gra paliarse lo suficiente el diferencial, de manera estudios correspondientes.
que la sobreelevación inicial del terraplén en la mag­ Usualmente no es fád l o posible evitar las lade­
nitud necesaria, pueda evitar la aplicación de cual­ ras en pendiente en la localizadón de caminos y fe­
quier otro método más costoso. La construcción del rrocarriles, por lo que en general los problemas que se
camino directo México-Puebla en su cruce por la planteen han de afrontarse y resolverse allí donde
zona lacustre del ex Lago de Chalco (10 km aproxi­ se presenten. Además de las precauriones de drenaje
madamente) , llevada a cabo por el método de avan­ y subdrenaje, que se detallarán en el capítulo corres­
ce en punta de flecha, con desplazamiento pardal del pondiente, el uso de escalones de liga, tales como los
terreno natural, constituye un buen ejemplo en apo­ que aparecen esquemáticamente representados en la
yo del criterio anterior. Una pavimentadón provi­ Fig. IIM 5 , se ha revelado como una práctica muy
sional, seguida de reniveladón y pavimentación de­ conveniente y generalmente indispensable en laderas
finitiva cuando la vía se estabilice finalmente, es un cuyo talud exceda 4:1.
magnífico complemento de los procedimientos cons­ Las dimensiones de los escalones de liga deben
tructivos usuales cuando se aplican a los problemas establecerse para cada caso particular, pero él ancho
aquí tratados.
(huella) debe ser sufidente para permitir la opera­
ción del equipo de construcción, lo que suele reque­
IIL8 TERRAPLENES EN LADERAS INCLINADAS
rir por lo menos 2.50 m. Los escalones de liga logran
La construcdón de terraplenes en laderas indi­ la transmisión de las cargas del terraplén a planos
nadas puede constituir un problema difídl. General­ horizontales; para complementar su efecto benéfico

Figura III-15. Escalones de liga en


laderas ind inadas.
Jopyrighted mate
138 E l terreno de cimentación. Exploración de suelos

será muy conveniente y a veces indispensable que m-10 EXPLO RACIO N DE SUELOS EN VIAS
queden alojados dentro de terreno relativamente fir­ TERRESTRES
me, por lo menos bajo las capas más alteradas.
En las vías terrestres se utilizan esencialmente los
mismos métodos de exploración y muestreo de sue­
111*9 DESMONTE Y DESPALME DEL TERRENO los que son comunes a todos los campos de aplica­
NATURAL ción de la Mecánica de Suelos. Así, atendiendo a tal
circunstancia, no sería necesario tratar el tema en
Como fase previa a las operaciones constructivas este libro, dado que puede consultarse en la litera­
propiamente dichas, la construcción de terracerías tura tradicional que existe sobre Mecánica de Sue­
suele exigir una limpieza a fondo del terreno natu­ los. De hecho, este es el criterio con que se abordará
ral, que se denomina desmonte, en lo que se refiere el presente párrafo, en el cual no se tratarán los te­
a la eliminación de vegetación, incluyendo árboles, mas referentes a métodos de exploración, tipos de
y despalme cuando se refiera a la eliminación de una muestreadores, técnicas de muestreo, etc. Estos pun­
capa superficial del terreno. tos podrán consultarse en general en las Refs. 17,
48 y 49 y en aplicaciones particulares a las vías te­
El desmonte tiene ios siguientes objetivos: rrestres en las Refs. 8, 9 y 50. Sin embargo existen
algunas ideas para definir criterios generales que sí
1. Perm itir la operación de la maquinaria de
construcción en zonas boscosas. resulta conveniente discutir, si bien someramente, en
lo que sigue.
2. Perm itir la liga adecuada entre los terraple­
nes y el terreno de cimentación.
A Estudios geológicos y fotointerpretadón.
3. Elim inar materiales no deseables, tales como
hierbas, arbustos o árboles, en cortes y préstamos. Los mapas geológicos constituyen una informa-
4. Evitar la caída posterior de árboles o ramas a d ó n básica invaluable para el proyecto de las vías
la vía terrestre, al quedar aquélla* muy cerca de los terrestres. Con trabajo de campo o con fotointerpre­
taludes de los cortes. En la remoción de arbolado en tadón de pares estereoscópicos de aerofotografías
esta zona, deberán cortarse los árboles sin desenrai­ pueden determinarse los tipos de formadones de sue­
zados, a fin de no aflojar la cobertura de terreno en los y rocas, así como sus límites y secuencias, lo cual
el coronamiento de los cortes. propordonará la primera idea en reladón con las
5. Aumentar la visibilidad en curvas horizonta­ propiedades mecánicas de los suelos existentes en la
les, sobre todo en terreno plano con vegetación in­ zona en que se proyecta la vía terrestre, lo mismo
tensa. que la primera inform adón sobre problemas de es­
6. Evitar el efecto del desarrollo de raíces que tabilidad. P o r los mismos procedimientos es posible
afecten posteriormente la superficie de rodamiento, definir las estructuras geológicas de interés, tales
especialmente en terraplenes muy bajos o en seccio­ como fallas, trayectorias de juntas y fisuras, desliza­
nes prácticamente a pelo de tierra. mientos de tierras anteriores, etc. U n estudio geoló­
7. Evitar problemas de comportamiento poste­ gico que induya un mapa geológico con sufidente
rior en los terraplenes al pudrirse los troncos o raí­ detalle es, entonces, el primer paso obligado en el
ces atrapados en o bajo ellos. proyecto de una vía terrestre. L a elaboración de estos
Es práctica común preparar el terreno natural an­ estudios debe verse invariablemente como económi­
tes de la construcción, eliminando un cierto espesor ca e imprescindible.
de su superficie. Este despalme sude llevarse a pro­ Las técnicas de la fotointerpretadón (R ef. 51) se
fundidades no mayores de 30 cm y frecuentemente han incorporado más y más al conjunto de estudios
menores que esta cantidad. Cubre los siguientes ob­ para proyecto qu e la m ejor experiencia va viendo
jetivos: como obligatorios. Estas técnicas permiten acelerar
1. Evitar movimientos en los terraplenes, pues la notablemente la produedón de inform adón y aho­
cobertura vegetal superficial generalmente es un ma­ rran un gran número de recorridos de campo. Los
terial esponjoso y compresible, que puede afectar a principales datos que es posible obtener de estudios
los terraplenes de baja altura. de fotointerpretadón son los siguientes:
2. Elim inar suelos inadecuados para la construc­ 1. Características sodales y económicas de la zona
ción en préstamos de materiales o en cortes en casos por la que se desarrollará la vía terrestre, incluyendo
de compensación longitudinal. pobladones, industrias, cultivos, minería, y un le­
3. Elim inar materia orgánica vegetal susceptible vantamiento de las obras de ingeniería existentes en
de causar problemas por crecimiento posterior, bajo la región.
terraplenes de escasa altura. 2. T op ografía de la zona, induyendo facilidades
Los volúmenes que se muevan por desmonte o de acceso.
despalme deben ser tomados en cuenta de alguna ma­ 3. Datos climáticos y relacionados con el dim a,
nera en los cálculos del diagrama de masas del pro­ tales como vegetadón, humedad, etc.
yecto, pues el desperdicio que estas operaciones re­ 4. Factores hidrológicos, tales como corrientes im ­
presentan, alcanza a reflejarse en los volúmenes totales portantes, longitud y localización de puentes y la
de movimientos de tierras por considerar. configuradón precisa del drenaje regional.
E xploración directa de suelos y rocas 139

5. Descripción general de rocas y suelos. Naturalmente que es variable el grado de pred-


6. Identificación de características geológicas de sión con que un ingeniero geólogo puede propordo*
interés, tales como formaciones lacustres o pantano­ nar todos los datos anteriores, y no se exd u ye en
sas, formaciones inestables, lugares de erosión acen­ ningún caso la necesidad de realizar trabajos d e ex­
tuada, falta o abundancia de materiales de construc- ploradón o estudios gcotécnicos de detalle en todos
ción, posibles dificultades para realizar excavaciones, los lugares en que se considere necesario ampliar o
zonas de infiltración, llanuras de inundación, etc. precisar la inform adón geológica; pero un estudio
7. D efinición del uso de la tierra, de los tipos de geológico bien ejecutado constituye una base inva-
cultivo, etc. luable para analizar alternativas, detectar problemas
En general conviene realizar los trabajos de foto- de im portanda y para planear estudios subsecuen­
interpretación sobre fotografías a escalas crecientes tes de mayor precisión, estableciendo criterios claros
en por lo menos dos y quizá en tres etapas de traba­ sobre cómo y dónde efectuar tales estudios.
jo sucesivas (la escala 1:50 000 es apropiada para la En resumen, puede decirse que la investigadón
primera etapa y las escalas 1:25000 y 1:10000 son geológica y en particular la fotointerpretadón cons­
seguramente convenientes para afinaciones posterio­ tituyen ayudas fundamentales en el proyecto de las
res. L a elección de las escalas depende un tanto del vías terrestres, de las que no es posible prescindir
gusto y la costumbre, así como del equipo fotogra- en cada etapa de proyecto que se ejecute y en cada
métrico de que se disponga para trabajar en conjun­ tramo de cualquier alternativa de la línea final que
ción con la fotointerpretación). Una vez completado se analice.
el trabajo de fotointerpretación en cualquiera de las
etapas de proyecto, será preciso verificar sus conclu­ B Exploración directa de suelos y rocas.
siones en el campo, examinando la zona por la que
pasará la vía terrestre para comprobar todas las ca­ L a exploradón de suelos para fines de proyecto y
racterísticas del estudio. Completado este paso, que construcdón de vías terrestres constituye uno de los
debe incluir el señalamiento de referencias de campo capítulos en que existen menos criterios preestable-
para posteriores aerofotografías, deberá rehacerse en cidos, para normar el ju id o del ingeniero qu e ha de
lo necesario la fotointerpretación realizada, ratifi­ tomar dedstones de tal naturaleza en un caso par­
cando o rectificando las conclusiones obtenidas. ticular dado. En rigor, en cada caso ha de planearse
U n inform e geológico para cualquiera de las eta­ la exploradón de un m odo distinto, no sólo dife­
pas de proyecto (fotointerpretación a diversas esca­ renciando una vía terrestre de' otra, sino los diferen­
las, cubriendo desde valuación de anteproyectos has­ tes tramos de cada una o las diversas zonas de cada
ta la elaboración de un proyecto definitivo) debe in­ tramo.
cluir datos sobre los siguientes puntos, con el grado Existen cuatro tipos de problemas fundamentales
de detalle necesario según la etapa del proyecto a que requieren de exploradón de suelos en conexión
que corresponda. con la construcdón de vías terrestres.
Rocas. Clasificación petrográfica: descripción mor­ 1. Análisis de estabilidad de cortes y terraplene.
fológica; grado de meteorizadón; clasificación y des­ 2. Investigadón de bancos de materiales.
cripción de fracturas, grietas, fallas, etc ; espesor de 3. Estudios de dm entadón para puentes y otras
materiales de cubrimiento no aprovechables para estructuras.
construcdón; recomendaciones generales para la es­ 4. Exploraciones con fines de control de calidad.
tabilidad de cortes y dasificadón desde el punto de Además de los anteriores existen problemas me­
vista de su facilidad de trabajo, para fines de pre­ nos generales o frecuentes qu e exigen también ex­
supuesto. ploración directa, como puede ser la que se hace
Suelos. Origen, espesor, compaddad, plasticidad para. determinar la necesidad de subdrenaje en un
y contenidos medios de agua y materia orgánica. aeropuerto o para obtener agua para compactadón
Tam bién será útil toda la información que pueda en una carretera que cruce una zona desértica. En
propordonarse sobre variadones en las direcciones aras de la brevedad se centrarán los comentarios de
vertical y horizontal, y las recomendaciones genera­ esta secdón sobre los cuatro casos primeramente enu­
les sobre su utilizadón como material de construc­ merados, espedalmente en el 1 y en el 3, pues el 2 y
dón. el 4 se tratarán sobre todo en otros capítulos o partes
Cruces. Deberán consignarse todas las caracterís­ de esta obra, dedicados a bancos de materiales y a
ticas de interés en el momento en que la línea en es­ control de calidad, respectivamente.
tudio cruce cualquier cauce, indicando los materia­ 1. E xploradón directa para determinar condi­
les de depósito en el lugar, la velocidad estimada de ciones de estabilidad d e cortes y terraplenes.
la corriente, el gasto y elevación qu e alcance el agua, En principio, la exploradón necesaria sería la
las tendendas de socavadón o depósito, la estabili­ que permitiese llegar a un completo conocimiento de
dad del propio cauce, y una indicadón sobre las ca­ las características mecánicas de los suelos involucra­
racterísticas de la exploradón detallada del subsue­ dos, con ayuda del laboratorio.
lo que se vaya a realizar, para fines de análisis de la Sin embargo, es prácticamente imposible el co-
cimentación de la estructura necesaria para efectuar nodm iento detallado de las propiedades mecánicas
el cruzamiento. en cada punto de una carretera o un ferrocarril, por
140 E l terreno de cim entación. Exploración de suelos

lo menos en el grado de aproximación suficiente en su experiencia anterior y en el conocimiento ge.


como para permitir un proyecto basado en métodos neral de los materiales involucrados.
téoricos en cada corte o terraplén. Las razones de lo H a de destacarse, sin embargo, que las ideas an­
anterior son principalmente de orden práctico, pues teriores se aplican a la obra vial como un conjunto,
no se puede concebir un organismo encargado de la pero no excluyen la necesidad que plantean algunos
construcción de vías terrestres con las disponibilida­ cortes y terraplenes especiales de estudios teóricos
des económicas, de personal, administrativas, etc., realizados con todo detalle, respaldados por la expío,
que permitan una labor tan minuciosa. Desde este ración directa necesaria y por el em pleo de labora­
punto de vista, la carretera o el ferrocarril son obras torio hasta donde sea preciso.
en que cualquier estudio que se proponga para un Desde luego, los estudios de campo deben incluir
metro lineal, aun cuando parezca sencillo y econó­ un uso lo más completo posible de los recursos que
mico, corre el riesgo de convertirse en utópico cuan­ proporciona la Geología, pues su utilización implica o
do se le aplique el m ultiplicador constituido por to­ un relativo bajo costo y en cambio puede tener re­ O
dos los metros lineales de la estructura; en esto se percusiones muy grandes sobre la inform ación en
diferencian de obras como la cimentación o la presa que en un m om ento dado haya de basarse el inge­
de tierra, en las que es posible aceptar una concen­ niero proyectista de la obra vial.
tración de estudios mucho más alta sin ir contra la . El uso de métodos indirectos de exploración (mé­
economía o el sentido común. todos geofísicos), de los que se trata más adelante,
puede ser asimismo muy útil, pues a un costo tam­
P or otra parte, conviene insistir en que un trata­ nos helicoi
bién relativamente bajo puede obtenerse una infor­
miento demasiado teorizante de los problemas de es­ ción prelin
mación general de considerable extensión y bastante
tabilidad de una obra vial puede también fácilmen­ ración debí
detalle. Por ejem plo, la Secretaría de Obras Públicas!
te convertirse en estéril, en el sentido de que a un los meteori
de México, encargada de construir las vías terrestres)
desmedido aumento en el m onto del estudio efec- ' ríales de q
en la República, tiene como norma la realización de
tuado no corresponda un aumento proporcional en dones de e
un estudio geofísico en todo lugar donde haya de
el conocimiento y en la seguridad obtenidos. L a ra­ tos se cum
construirse un corte de más de 7 m de altura, utili­
zón de ésto es doble; por un lado, existen las incer- des del orcl
zando la inform ación obtenida tanto para ayudar a
tidumbres inherentes a cualquier teoría que se u tili­ dades algo
fijar la inclinación del corte, como para determinar
ce, que son relativamente independientes del conoci­ bilidades <
las condiciones de traba jabilidad de los materiales, a
miento que se llegue a tener de los materiales a que cielo abieri
fin de definir así el método de ataque más conve­
dicha teoría se aplique; en segundo lugar, ningún es­ emplear. E
niente.
tudio de campo, por completo que sea dentro de los tes, cortes
Pero independientemente de los importantísimos
límites de lo posible, evita que sea burda la inform a­ te complei
auxilios que representan los criterios anteriores, ha
ción que a final de cuentas se tenga, sobre todo por mera.
de dejarse al criterio de un ingeniero de campo, au­
los problemas de variabilidad de punto a punto (aun El espí
xiliado por métodos de exploración y estudios some­
entre puntos muy próximos) que son típicos de las ros y rápidos, la recomendación final sobre la incli-I con estos
vías terrestres y también por dificultades de obten­ ninguna r<
nación de todos los cortes y terraplenes que no me-[
ción de muestras e interpretación de resultados. Des­ ingeniero
rezcan un tratamiento especial. Es esencial, entonces,
de luego que en las vías terrestres sucede lo mismo vamente a
que el ingeniero de campo responsable de tales deci­
que en tantas otras estructuras d e tierra; en los terra­ siones sea auténticamente un hombre de primera cla­ nes fijan u
plenes se utiliza un material controlado en su extrac­ se en esta actividad. A l efecto, las instituciones en­ tar y frec
ción y colocación o que puede controlarse, por lo m e­ cargadas de la construcción de obras viales han de distancia c
nos en principio; en los cortes, por el contrario, es cuidarse de encomendar estos trabajos a personal con
preciso trabajar con el material tal como la natura­ el nivel técnico adecuado, seleccionándolo entre téc­
leza lo ha dispuesto con in fin ita complejidad. Es en­ nicos que posean estudios postprofesionales en los
tonces ob vio que cualquier esfuerzo teórico tiene mu­ campos de la Mecánica de Suelos o la Mecánica de
chas mayores posibilidades de éxito en un terraplén Rocas. Estos ingenieros realizadores de estudios geo-
que en un corte, en el que es mucho menor la pro­ técnicos (pues fácilmente se verá que podrán encar­
babilidad de llegar a obtener datos detallados muy garse de tareas más amplias que la fijación de la
representativos del comportamiento conjunto; esta inclinación de taludes) podrán garantizar, a costo mí­
idea debe tenerse muy presente al planear la explo­ nimo, un criterio razonable detrás de las recomenda­
ración y fija r los límites y ambiciones de su pro­ ciones que se produzcan. Naturalmente que estas re­
grama. comendaciones, basadas en información general pro­
Como consecuencia de todo lo anterior, en todos ducto de exploración somera, no serán infalibles, por
los países del mundo, hasta donde llega el conoci­ lo que habrán de verificarse constantemente en el
miento de los autores de este libro, los criterios para campo durante la construcción, modificando sobre la
el proyecto de inclinación de cortes y terraplenes se marcha lo que sea necesario.
basan en mucho en seguir las indicaciones de los in­ La exploración somera para respaldar las recomen­
genieros encargados de los estudios de campo para daciones generales de estabilidad, a que se ha hecho
el proyecto de la obra vial, quienes proporcionan las referencia, consistirá básicamente en la ejecución de
recomendaciones correspondientes, con fundamento pozos a cielo abierto, sondeos con posteadora, barre­
Exploración directa de suelos y rocas 141

l)n perfil de suelos para estudio de cimentación de puentes.

nos helicoidales u otros métodos análogos de explora­ mas arbitrarias, con mayor apoyo en la costumbre que
ción preliminar (Ref. 17). La profundidad de explo­ en la técnica estricta.
ración debe ser tal que se supere el espesor de los sue­ En los cortes o terraplenes en que por su altura,
los meteorizados superficiales y se llegue a los mate­ riesgos implicados en la falla, materiales involucrados
riales de que dependerán a fin de cuentas las condi­ o cualquier otra razón valedera, se considere necesario
ciones de estabilidad; en la práctica estos requerimien­ realizar un estudio espedal de detalle, los métodos ex­
tos se cumplen generalmente explorando profundida­ plorati vos serán los comunes a todos los campos de
des del orden de 1 m ó 1.50 m, aun cuando profundi­ la Mecánica de Suelos o de Rocas, mismos que se co­
dades algo mayores suelen quedar dentro de las posi­ mentan brevemente en el punto 3 de este párrafo.
bilidades económicas. Naturalmente que el pozo a Casos espedaies serán siempre los túneles y los te­
d élo abierto constituye el mejor método que se puede rrenos blandos y compresibles sobre los que haya que
emplear. En ocasiones, la inspección de pozos existen­ construirse terraplenes. En el primer caso deberá ob­
tes» cortes naturales, zanjas, etc proporciona excelen­ tenerse una informadón muy completa sobre los ma­
te complemento a estos métodos de exploradón so­ teriales en los que se excavará el túnel Ésta por lo
mera. común se obtiene por una combinadón de estudios
£1 espadamiento de los puntos que se exploren geofísicos (generalmente geosísmicos para el análisis
con estos métodos sendllos no puede ser objeto de de las formadones geológicas y de resistividad eléctri­
ninguna regla y ha de ser fijado en cada caso por el ca para exploradón de agua en el subsuelo) y son­
ingeniero encargado de los estudios geotécnicos, nue­ deos por rotadón que cubran ampliamente todo el
vamente auxiliado por el geólogo. Muchas instituao- espesor de cobertura. En el caso de suelos blandos las
nes fijan un espadamiento mínimo que se debe respe­ exploradones son las usuales en la técnica de dmen-
tar y frecuentemente se mendona para tal fin la tadones, induyendo la necesidad de obtener muestras
distanda de 500 m. Huelga dedr que se trata de ñor- inalteradas para pruebas triaxiales y de consolidadón;
en este caso cobran cada día mayor importanda los
métodos de determinadón de resistenda al esfuerzo
cortante in situ, tales como la veleta, mencionada en
el capítulo I de esta obra; por su fádlidad de opera-
d ón y su relativa economía, estos dispositivos se pres­
tan para conocer el cambio de resistenda al esfuerzo

A . »
cortante a lo largo del tiempo, realizando investiga-
dones periódicas, o para conocer rápidamente las va-
* riadones de resistenda de unos lugares a otros a lo
largo de la obra viaL
2. Investigadón de bancos de materiales.
Como ya se ha indicado, los métodos exploratorios
para este caso, que por otra parte son también de la
práctica común, se tratarán en el capítulo espedfico

¿ * i
relativo a bancos de materiales.
3. Estadios d e dm entadón para puentes y otras
estructuras.
Los estudios de dmentadón para puentes y otras
Tipo* de brocas oo— Cfc estructuras que requieran trabajos de exploradón se
142 E l terreno de cimentación. Exploración de suelos

según criteri
ción más bí
suelos expío
tros son ace
tencia, comp
ciso alcanzai
Pero al peí
puentes, el i
característicc
posibilidad i
do éstas se 1
temente aml
cialmente, a
baja compre
Cuando
Máquina de exploración de suelos montada en un chalán. ga a pensar
ción deberá
incluyendo \
precisamente en una zona (cauces de ríos) que suele te, en el ca;
ser sumamente heterogénea y expuesta a cambios posibles estr;
muy importantes de los suelos, aun en distancias muy
La profu
pequeñas. L a cantidad de trabajo de exploración que
afectada poi
sería preciso hacer para producir un perfil de suelos
se aplican 1
“ seguro” probablemente no compensará los riesgos
mente con <
de algún error ocasional, especialmente teniendo en
los esfuerzos
cuenta que la construcción de la cimentación estará
ducen a un
siempre en manos de un ingeniero, que podrá detec­
fundidad de
tar los errores cometidos y corregir sus efectos.
plorarse sisi
Una regla práctica común es cubrir la sección
rocosas sana
transversal del cauce con sondeos espaciados a 20 ó
25 m, lo que quizá es un buen margen si no existen L a prese
Un tipo más elaborado de máquina de exploración de suelos.
circunstancias especiales; en cauces muy anchos o en suele exigir
los que se sepa que •existen condiciones muy homo­ para realiza
géneas, los espaciamientos anteriores podrán am­ cia; para 1;
fundamentan, como se detalla en el capítulo alusivo,
pliarse un poco. usarse los m
en los mismos datos y tipo de información que son
En puentes es muy común el empleo de cimenta­ de tubos de
comunes a todos los campos de la Mecánica de Sue­
ciones profundas, por medio de pilotes o de cilin­ cuales existe
los, por lo que los métodos de exploración y mues­
dros, por lo que con frecuencia los sondeos han de modelos y ti
treo serán también los conocidos para aquellos casos,
ser también relativamente profundos. En general, Mención
que se detallan en las referencias mencionadas al co­
conviene que los trabajos de perforación estén al terminar las
mienzo de este párrafo.
cuidado de ingenieros responsables, para poder esta­ rillas y otras
En el caso de puentes, son muy populares los mé­
blecer en cada caso las profundidades de exploración grande que
todos exploratorios a base del uso de penetróme-
tros. Por ejemplo, la prueba de penetración estándar estudio de e
(Refs. 17, 49 y 52) ha probado muy extensamente tos problem
su popularidad y utilidad en este tipo de trabajos. do más que
Los penetrómetros cónicos, estáticos o dinámicos, se lista, auxilia
usan también con mucha frecuencia. les; también
El espaciamiento óptimo de los sondeos en los encargado d
cauces de los ríos no es fácil de establecer con reglas da experiem
demasiado fijas. Si el momento de hacer la explora­ Los mur
ción se conoce la distribución del puente que se va raciones var
a construir, podrá lograrse que los sondeos coincidan más elaborac
con los apoyos previstos; pero si, como es frecuente, ta tendencia
no se dispone de un anteproyecto del puente al ha­ dón de tai
cer la exploración, será necesario cubrir el cauce de Huelga deci
tal manera que con base en los sondeos pueda lle­ produdr m
gar a elaborarse un perfil de suelos razonablemente tarse.
preciso. A l manejar éste, el ingeniero constructor de­
berá estar consciente de que dicho perfil implica ne­ 4. Expl<
cesariamente mucha extrapolación de información y Muestras de exploración en roca. Se tratar
Requerimientos de muestreo 143

>cgún criterios razonables. Naturalmente, la cimenta­ relativa a los problemas generales del control de ca­
ción más barata es la superficial, por lo que si los lidad de las obras viales.
suelos explorados y muestreados en los primeros me­
tros son aceptables desde el punto de vista de resis­
C Requerimientos de muestreo.
tencia, compresibilidad y permeabilidad, no será pre­
ciso alcanzar grandes profundidades de exploración.
Como es sabido, la naturaleza de las muestras que
Pero al pensar en una cimentación superficial en
se deben obtener fija en buena parte el método de
puentes, el ingeniero no deberá olvidar dos aspectos
exploradón que se ha de utilizar. La tabla III-4
característicos de estos problemas: la socavación y la
(Ref. 48) establece tan importantes reladones.
posibilidad de inundación de las excavaciones, cuan­
do éstas se hacen bajo el nivel freático, pues frecuen­
temente ambos fenómenos impiden cimentar superfi­ D Métodos de exploración indirecta. Métodos
cialmente, aun en terrenos de buena resistencia y geofísicos.
baja compresibilidad.
Cada día es mayor el uso que se hace de los mé­
Cuando la naturaleza del terreno detectado obli­
todos geofísicos en el campo de las exploradones in­
ga a pensar en cimentaciones profundas, la explora­ geníenles en general y de las vías terrestres en par­
ción deberá cubrir toda la profundidad involucrada, ticular. En estas últimas, tales métodos de explora­
incluyendo un espesor suficiente del estrato resisten­
dón pueden rendir excelentes frutos por su capaci­
te, en el caso de pilotes de punta o cilindros o de
dad para explorar grandes extensiones a un costo
posibles estratos compresibles bajo pilotes de fricción.
relativamente bajo y con una predsión que con mu­
La profundidad significativa, o sea aquella que es cha frecuenda resulta sufideme.
afectada por la cimentación abajo del nivel en que La Geofísica (Ref. 53) es una den d a que gene-
se aplican las cargas, puede determinarse razonable­ raímente permite reladonar parámetros físicos del
mente con el criterio de que es aquella en la cual subsuelo puestos en evidenda por la geología super­
los esfuerzos aplicados al suelo por el cimiento se re­ fid a l o no, y establecer las características geológicas
ducen a un 10% del valor prevaleciente en la pro­ del espesor estudiado; a veces permite explicar y
fundidad de desplante; esta profundidad deberá ex­ comprobar algunas teorías sobre la constitudón del
plorarse sistemáticamente, excepto en formaciones globo terrestre.
rocosas sanas. Un fenómeno que se pueda medir en la superfi­
d e y que se correladone de una manera u otra con
La presencia de suelos blandos y compresibles
la estructura subterránea puede ser la base de un
suele exigir la obtención de muestras inalteradas
método geofísico de prospección.
para realizar pruebas de consolidación y resisten­
Los métodos que más se utilizan en la actualidad
cia; para la obtención de tales muestras deberán
son los siguientes:
usarse los métodos de perforación con muestreadores
de tubos de pared delgada hincados a presión, de los
— Magnético
cuales existe actualmente una amplísima variedad de
modelos y tipos.
— Gravimétrico
Mención especial merecen los estudios para de­
terminar las condiciones de dmentadón de alcanta­ — Radiactivo
rillas y otras obras de arte, cuyo número suele ser tan
grande que desafía ya la posibilidad práctica de un — Geotérmico
estudio de exploradón detallado para cada caso. Es­
tos problemas suelen resolverse igualmente utilizan­ — Sísmico
do más que nada el criterio de un ingeniero especia­
lista, auxiliado por métodos exploratorios elementa­ — Eléctrico
les; también ahora será indispensable que el hombre
encargado de realizar tales estudios posea la adecua­ De estos métodos, los dos últimos son, los mu­
da experienda y preparadón. cho más usados en las tecnologías conectadas con
el proyecto y la construcdón de vías terrestres. A
lo s muros de retendón pueden requerir expío-
continuación se reseñan brevemente los métodos ri-
radones variables, desde las más sendllas hasta las
tados, enfatizando un poco más en los dos últimos.
más elaboradas, según el caso. En general, existe cier­
E l lector de esta obra encontrará más detalles en las
ta tendenda a descuidar los aspectos de la dmenta­
d ón de tan importantes y complejas estructuras. Reís. 17, 48, 49 y 53, cuyas listas de referendas y bi­
bliografía le propordonarán el material sufidente
Huelga dedr que esta tendenda ha contribuido a
para un estudio especializado.
producir muchas fallas que hubieran podido evi­
tarse. M étodo magnético. Es el más antiguo de todos
los métodos geofísicos. Consiste en determinar el va*
4. Exploraciones con fines de control de calidad. lor del campo magnético terrestre en diferentes pun­
Se tratará brevemente en la parte de este libro tos, correladonándolo con las formadones geológicas

^opyrighted materia
144 E l terreno de cim entación . Exploración de suelos

T a b l a I II- 4 que ejerz


nos fruto
M u e s tr e o e n Suelos
rior a la
Métoa
Etapa de la T ip o de prueba q u e se T ip o de muestra Cantidad o tamaño de la muestra ca ha si(
exploración pu ed e realizar investigac
anomalía;
en época
Reconocim iento C lasificación visual Representativa Muestras d e posteadora, barrenos o de pe. para estu
exp loratorio C on ten id o d e agua netróm etros. T a m b ié n d e pozo a cielo abier­ El mé
L ím ites d e plasticidad to o zanja.
distribuci
subsuelo,
sobre toe
E xploración detallada L ím ites de plasticidad Representativa A lred ed o r de 1 dm3
Análisis granulom étrico
naturales,
A lred ed o r de 50 kg
Peso específico relativo. A lred ed o r de 1 dm3 o calcáre
rpinas de
pues en ;
Pruebas menores C on ten id o de agua Representativa, bien Suelen ser adecuadas muestras de 5 cm de leración <
Peso específico sellada diám etro, pero se usan con frecuencia algo la zona e
mayores. En pozos a cielo a b ierto suelen ex­ ramente ]
traerse muestras d el ord en de 30 cm de lado. rán la pr
rio será i
o caverna
C om presión simple Inalterada Para pruebas d e esfuerzo cortante es desea­
En la
Prueba directa de esfuerzo b le muestra de 10 cm d e diám etro.
cortante ramo qu<
permite c
suras imj
E xp loración detallada Perm eab ilid ad Inalterada Ocasionalm ente muestras d e 5 cm de diám e­ en honde
Consolidación tro, pero resultan más convenientes las de ficultad i
C om presión triaxial 10 y aun 15 cm de d iám etro. profundic
N o e:
aplicaciór
Pruebas mayores C om presión m ú ltiple; pruebas Inalterada Muestras de 10 cm d e d iám etro com o m í­ tres, pero
directas; pruebas especiales de n im o; preferentem ente d e 15 cm de diám e­
medidore
esfuerzo cortante tro. En pozos a cielo a b ierto muestras cú­
atractivo
bicas d e 30 ó 40 cm d e lado.
justifica :
mental. I
método e
M étoo
ción que
E xploración Análisis granulom étrico R epresentativa natu ral 50 a 100 k g com o m ín im o, pero a maciones
Compactación y v a lo r re la ti­ o fabricada en lab ora­ veces la serie com pleta d e pruebas
estas radi
v o de soporte torio, d e m o d o q u e sobre un m ism o m aterial requiere
Com presión tria xia l sea representativa
tas carac
250 kg.
Pruebas en agregados para perfil de
M ateriales d e concreto va emite
construcción deben s u j
C ontrol de Peso específico seco Inalterada Muestras d e 5 a 10 cm d e diámetro. granito y
calidad C ontenido de agua En pozos d e cielo abierto, muestras mosférico
V a lo r relativo d e soporte cúbicas d e 30 cm d e lado por lo me­
prospecci
Com presión tria xia l nos. Muestras procedentes del molde
V R S. diación s«
didad) y
A gu a Análisis quím ico Representativa 10 lt. M étoc
Análisis bacteriológico la tempei
des. XJtili
Corazones de Inspección visual Inalterada Muestras d e 2,2, cm a 2.9 cm (7/8" aplicacioi
roca Pruebas m ineralógicas y 1/1/8", barras E X y A X , respecti­
la detecc
Com presión, esfuerzo cortan ­ vam ente) . P re fe rib le d e 4.13 cm a
te, porosidad, perm eabilidad 5.40 cm (1-5/8" a 2-1/8", barras B X
ras, pero
a l aire y N X , respectivam ente). E n roca sua­ a poca p:
v e o m uy fracturada convendrá llegar M étoc
a muestra hasta 15 cm d e diám etro.
rendas c
f
M étodos de exploración indirecta. Métodos geofísicos 145

que ejerzan influencia local. Unicamente rinde bue­


nos frutos en exploraciones a gran escala', muy supe-
r¡or a la que rige en el campo de las vías terrestres.
M étod o gravimétrico. L a prospección gravimétri-
m uestra
ca ha sido muy utilizada en todo el mundo para
investigaciones petroleras, con el fin de localizar
anomalías que afectan a estructuras profundas. Sólo
en épocas relativamente recientes se ha utilizado
nos o de pe. para estudios de prospección más superficial.
a cielo abier- El método tiene por meta la determinación de la
distribución de los contrastes de densidades en el
subsuelo. Desde este punto de vista puede aplicarse
sobre todo para detectar la presencia de cavidades
naturales, debidas a la disolución de rocas yesíferas
o calcáreas, o de cavidades artificiales tales como
minas de arena, pozos, galerías, canalizaciones, etc., Desarrollo de un estudio geosísmico.
pues en ambos casos se detectan cambios en la ace­
de 5 cm de I
leración del campo gravitacional terrestre dentro de
la zona explorada. Valores de dicha aceleración lige­ elásticas en medios de constitución diferente. Por lo
:cuencia algo [
to suelen ex- I ramente más altos que el normal de la zona indica­ general los diferentes minerales tienen densidades y
) cm de lado. 1 rán la presencia de masas densas de roca; lo contra­ pesos específicos bastante parecidos; en cambio, los
rio será indicación de la presencia de masas ligeras módulos elásticos son muy distintos; la velocidad de
o cavernas y oquedades. propagación de las ondas elásticas depende mucho
nte es desea del módulo de elasticidad y se correlacionan con él
En la actualidad afirman los especialistas del
etro. en forma bastante confiable, por lo que las medidas
ramo que la precisión de los aparatos disponibles
de propagación pueden poner en evidencia cambios
permite descubrir la existencia de fallas, grietas y fi­
en la naturaleza de los materiales y estratificaciones.
suras importantes o rellenos de materiales recientes
En las aplicaciones del método sísmico se provo­
m de díame- en hondonadas antiguas. Persiste sin embargo la di­
can las ondas elásticas por medios artificiales, tales
¡entes las de ficultad interpretativa para situar las anomalías en
como impactos o explosiones. Las vibraciones que
profundidad.
transmite el suelo se recogen en aparatos sensibles
N o existe todavía experiencia suficiente en la
capaces de registrarlas e inscribirlas, llamados sismó­
aplicación de este método al campo de las vías terres­
•o como mí-
grafos o geófonos. Si se colocan varios de éstos a di­
tres, pero es indudable que el desarrollo de aparatos
n de diáme- ferentes distancias de la perturbación se podrán me­
medidores de alta precisión lo hace hoy mucho más
muestras cú- dir los distintos tiempos de llegada; los geófonos es­
atractivo de lo que fue en el pasado y seguramente
tán separados a distancias que oscilan entre 15 y
justifica su aplicación, por lo menos en vía experi­
30 m y como en estas distancias cortas la velocidad
mental. Por el momento el costo de aplicación del
puede suponerse constante, las curvas tiem po de lle­
método es alto.
gada-distancia de los geófonos al centro de perturba­
M éto d o radiactivo. Consiste en registrar la radia­
ción, serán líneas rectas.
ción que llega a la atmósfera procedente de las for­
mo, pero a
El método sísmico se aplica de dos maneras dis­
maciones del subsuelo. De la diferencia acusada en
de pruebas . tintas, por reflexión o por refracción.
estas radiaciones puede inferirse la naturaleza y cier­
ial requiere i
tas características de las formaciones geológicas del
perfil de suelos local. Las rocas ricas en materia acti­
va emiten mucha radiación; las fuentes radiactivas
deben sus propiedades en gran parte a la erosión del
le diámetro, granito y otras rocas magmáticas por los agentes at­
to, muestras
mosféricos. Actualmente están en ensayo métodos de
por lo me-
i del molde
prospección superficial, basados en emitir cierta ra­
diación sobre el terreno (hasta unos 2 m de profun­
didad) y recibir la reflexión de la emisión.
M éto d o geotérmico. Está basado en la medida de
la temperatura del subsuelo a diferentes profundida­
des. U tiliza el concepto de gradiente geotérmico. En
9 cm (7/8" aplicaciones'superficiales, ha servido sobre todo para
.X, respecti-
4.13 cm a
la detección de veneros de agua, cavernas y fractu­
barras BX ras, pero por el momento su utilización en medidas
n roca sua- a poca profundidad es antieconómica.
endrá llegar M éto d o sísmico. El m étodo se basa en las dife­
e diámetro.
rencias de velocidad de propagación de las ondas Registrador utilizado en el método sísmico por refracción.
146 E l terreno de cimentación. E xplora ción de suelos

El método sísmico por reflexión m ide el tiempo te alineados respecto a dicho punto. La distancia
que invierte una onda en hacer el trayecto entre el desde el punto de explosión hasta el geófono rn¿s
origen de las oscilaciones y el geófono, después de alejado debe ser de 3 a 12 veces la profundidad que
reflejarse en una superficie de contacto entre dos se desee explorar. En la Fig. I I I - 16 se muestra esque.
formaciones de naturaleza distinta. El procedimien­ máticamente la disposición de los geófonos sobre un Ma
to, muy sencillo en teoría, requiere de aparatos muy perfil en estudio y el tipo de gráfica que se obtiene
complicados y de la ubicación del centro de pertur­ y ha de interpretarse.
bación a cierta profundidad. La com plejidad de los Sólo se utiliza el tiempo en que llega a cada ge¿.
aparatos se debe a la necesidad de registrar la onda fono el impulso inicial. U n a gráfica como la de la
de regreso cuando la superficie del suelo aún está Fig. III-16.a se obtiene si los estratos sucesivamente
en movimiento. E l método sísmico por reflexión fi­ más profundos transmiten ondas con velocidades cre­ L im o s
gura entre los que rinden resultados más precisos, cientes. Los geófonos más próximos a la explosión
por lo que es muy utilizado en prospección petrolí­ reciben ondas transmitidas sólo a través de la capa
fera, pero por su complicación se usa muy poco para de cobertura superficial; los intermedios las reciben
resolver problemas de ingeniería civil. refractadas a través de la frontera superior de la ar­ Ardllas
El método sísmico por refracción se basa en el cilla y devueltas a la superficie, en tanto que los geó­
hecho de que una onda elástica que atraviesa una fonos más alejados reciben ondas que se han refrac­
frontera entre materiales diferentes se refracta hacia tado en la frontera inferior de la arcilla con la roca.
Boleos
el plano de dicha frontera cuando entra a un mate­ Por la curva de la Fig. III-16.a se pueden deducir
rial que transmite la onda con velocidad mayor que las velocidades en cada estrato, a partir de las cuales
la que tenía en el m edio original, y se refracta hacia pueden determinarse las profundidades a que apare­
un plano perpendicular a la frontera cuando la ve­ cen las distintas fronteras.
locidad de propagación es menor en el material a Nótese que el método de refracción sísmica sólo
que entra que la que tenía en el m edio por el que se puede usar cuando la velocidad de propagación de Granitc
se venía propagando. Los geófonos se colocan a dis­ las ondas va creciendo en los estratos sucesivamente
tancias variables del punto de explosión, generalmen­ más profundos; no puede determinarse la presencia

Riolita

Basalto

Tobas

0
I ESPACIAMIENTO DELOS GEOFONOS
I
Calizas
J*— Distancio de disporo, 3 o 12 veces la profundidad explorada------ H

Arenisc

Aglomf

Conglo:

Lutita

Figura ni-16. Método sísmico por refracción.


M é to d o s d e e x p lo r a c ió n in d ire c ta . M é to d o s g e o fís ic o s 147

T a b la III-5
V elocidad de propagación d e ondas elásticas en suelos y rocas.

Material Condición Velocidad Arabilidad


í kmfseg)

SUELOS

Limos y arenas Compactos 0.4-0.7 Arable


Sueltos 0.2-0.4 Arable

Ardllas Dura OJb-lÚ Arable


blanda 0J2-0J Arable

i
Boleos y gravas — 02-0.4 Arable

ROCAS IGNEAS

Granito Sano 45-6.0 Explosivos


Poco fracturado 15-45 Explosivos
Muy fracturado 0.7-1.8 Explosivos
Alterado 0.4-1.0 Explosivos 0 Intermedio

Riolita y andesita Poco fracturada* 3.8-5.0 Explosivos


Muy fracturadas 15-3.8 Explosivos
Alteradas 0.9-15 Arable

Basaltos Sanos 5.0-6.0 Explosivos


Poco fracturados 1.4-5.0 Explosivos
Muy fracturados 0.7-1.4 Explosivos
Alterados 05*0.7 Intermedio 0 arable

Tobas Sanas I.4-1.S Intermedio


Poco fracturadas 1 * 1 JS Intermedio
Muy fracturadas 0.4-12 Arable
Alteradas 05-0.7 Arable

ROCAS SED IM EN TARIAS Y M ETAMORF1 CAS

Calizas — 15-4j0 Explosivos

Arenisca 0.6-25 Arable hasta 0.8 km/s


aproximadamente; des­
pués requiere explosivos

Aglomerados — 02-03 Arable

Conglomerados — 1j0-Sj0 Generalmente explosivos

Lutita Dura I ü-4.0 Explosivos


Blanda 0¿>-L4 Arable

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H8 E l terreno de cimentación. Exploración de suelos

cíe un estrato en que las ondas se propaguen a me­


nor velocidad que en los su ¡ m;i yacen tes. A veces sc
presentan complicaciones en dej>ós¡tos sueltos en los
que la velocidad de transmisión aumenta gradual­
mente con la profundidad; la trayectoria de los pri­
meros impulsos y las gráficas tiempo-distancia son
entonces curvas, lo que dificulta determinar las velo­
cidades de propagación y los espesores de los estratos
no uniformes. En estratos inclinados únicamente se
pueden determinar espesores promedio, que pueden
afinarse inviniendo las posiciones de los geófonos y
del punto de explosión. En la tabla 111-5 se muestra
una carta en la que aparecen los rangos de veloci­
dad de propogación de ondas elásticas que corres­
ponden a diferentes tipos de suelos y rocas.
Tam bién se señalan en la tabla las características Desarrollo de un estudio geoeléctrfeo.
de arabilidad que en principio pueden atribuirse a
los materiales, si bien con muchas reservas, pues re­
sulta muy difícil estimar las condiciones de detalle En las aplicaciones a las vías terrestres puede de-
del estado de las formaciones a partir de la velod­ cirse en términos generales que velocidades abajo de
dad de propagadón de ondas elásticas únicamente; 800 m/seg corresponden a materiales arables y que
en este sentido existen en la literatura práctica va­ las superiores a 1500 m/seg señalan la necesidad de
rios intentos, algunos más detallados que el que aquí usar explosivos. Los valores entre esos límites corres­
se presenta, todos los cuales han de aplicarse en la ponden a los casos “ intermedios" de que se ha habla­
práctica con mucho juicio y experiencia. La arabili­ do y son los más difíciles de definir en la práctica,
dad se espedfica con base en tres palabras. E l tér­ pues a una velocidad de 1 000 m/seg por ejemplo,
mino “ arable” significa que el material puede ata­ puede corresponder un material arable, si se trata de
carse únicamente con pala mecánica, arado, escrepa una estructura granular muy discreta, o pueden re­
halada por tractor, etc El término "intermedio" se querirse métodos de ataque más elaborados, si se tra­
refiere a aquellos casos en que se hace un uso limi­ ta de un granito muy fracturado, por ejemplo.
tado de explosivos, sea con fines de romper o aflo­ M étodo eléctrico. El método eléctrico está basa­
jar una capa que después resulta arable o para dis­ do en las diferendas de conductividad eléctrica que
gregar fragmentos de tamaño demasiado grande. La presentan los materiales en el subsuelo, las cuales
palabra “ explosivos" se aplica en aquellos casos en son bastante fielmente correladonables con otras ca­
que el material ha de obtenerse por d idio medio. racterísticas geológicas y mecánicas. La resistividad

Reslstividod * p - 2 T r d - f

Uiliamperímelro ( I) B o t e r ía s

Ht,

Po tencio'm etro (V )
Córrete Córrete

Electrodo de Electrodos Electrodo de


corriente.— de potañcjoL corriente.—

Figura UI-17. Esquema del dispositivo para explo­


ración geofísica por el método de
resistividad eléctrica.

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M é to d o s de e x p lo r a c ió n in d ire c ta . M é t o d o s g e o fís ic o s 149

B o t e rio _

Electrodo de corriente

Electrodo de corriente.

O íslo neto ol segundo electrodo de co rrie n te


iguof o 5 o 10 veces lo profundidad «plorodo.

Figura n i- 18. Método eléctrico de la calda


de potencial (Ref. 48).

3 Electrod os de potencio!

T A B L A 111-6
Resistividades eléctricas de lo* sucios y rocas más com unes

R a s i s t lv ld o d , a n oh.m.
10
lo”” * I 10
10 10
1 0** 10*
10* 107 10®
1 0 1 ___ 10* 0*
*10
nocas Y F L U ID O »

A rtillo

A rta «a iio a i
Arana» «aturadoa 4»
aguo Ouloa
A ra n a s « a t u r a d o s O
a o u a a c le b r »

A r iM i aoturaaoa a»
agua s a la d a

Lo do a* p o rtorockK »

A «u o p o to b lo

? o £ o n o o . «ro v o s y orando
aacaa
P o ^o n o s, o rovo o f o r a n o »
aaturafaa

M icoooauiotoo grafitoaoa

Mioaooomttoo ouordttooa
o coieoroo*

Aran iacaa a o c iz a a

A ronisoos p o ro s o s

C o lla » m a c izo

col 1*0 porooo

Oronito m ocizo

o r o n lt o «o lo o r lia d o

o ñola aiaelxa

Lutltaa

Al*l4dta

Sai

[s a g iín M. Monda* A roch o]

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150 E l terreno de cimentación. Exploración de suelos

de las rocas ígneas sanas es mucho mayor que la de y en la gran mayoría de los casos todos ellos necesi­
los suelos saturados sueltos; sin embargo, algunos de­ tan verificarse y correlacionarse con los resultados
pósitos sedimentarios secos pueden tener resistivida­ de exploración directa jx>r medio de sondeos. Pero
des bastante altas. En general, la resistividad depende así, rinden un m agnífico servicio, pues permiten cu­
principalmente de la cantidad y salinidad del agua b rir grandes extensiones a costo relativamente bajo,
contenida en el subsuelo y, en menor grado, de la m odo tendría que hacerse.
composición mineralógica de los suelos y de las rocas. ahorrando mucha exploración directa que de otro
Existen dos variantes principales de los métodos En vías terrestres sus máximos servicios tienen lu­
geofísicos eléctricos, el de resistividad propiamente gar en túneles, grandes cortes y búsqueda de agua.
dicho y el de caída de potencial. Las propias características de los métodos geofísi­
E l método de resistividad consiste en producir cos en uso señalan sus respectivos cam|)os de aplica-
un campo eléctrico en el terreno oor m edio de dos bilidad óptima. Puesto que la resistividad es muy
electrodos de corriente (Fig. 111*17). sensible al agua contenida en los vacíos, este m éto­
M idiendo la corriente v la diferencia de tensión do será muy apropiado para estudiar condiciones de
entre dos electrodos de potencial puede medirse la porosidad o permeabilidad o para la búsqueda de
resistividad en un punto situado entre los electrodos agua. Las condidones estructurales de una forma-
de potencial y a una profundidad igual a la distan­ d ó n se describen m ejor en reladón al m ódulo clás­
cia entre éstos. Si se dibuja la resistividad contra el tico de deformación de la misma, obtenible por el
espadamiento entre los electrodos de potendal pue­ método sísmico en función de las velocidades de pro-
den adquirirse indicaciones preliminares sobre la na­ pagadón de las ondas longitudinales y transversales
turaleza del subsuelo; la evaluación detallada de (R ef. 53), por lo qu e los métodos sísmicos son los
aquélla es mucho más complicada y ha de ser reali­ más idóneos cuando se quieren conocer las condicio­
zada por especialistas en la aplicación del método. nes mecánicas de las formaciones. El método sísmico
En el diagrama simple aue se ha mendonado, apa­ y el eléctrico proporcionan con bastante precisión
recen generalmente cambios bruscos en la curvatura las fronteras entre diferentes estratos, si bien la exac­
cuando el espadamiento entre los electrodos alcanza titud del método eléctrico es superior, aparte de no
un valor igual a la profundidad en que exista un tener este último los inconvenientes ya mencionados
depósito con resistividad diferente de la del mate* que aparecen cuando estratos blandos subyacen a es­
rial suprayacente. tratos duros. Se ha dicho que el m ejor método geo­
En el método de la caída de potendal se colocan físico sería aquel que determinara las fronteras de
los electrodos ríe corriente muy aleiados (5 ó 10 ve­ estratificadón por el m étodo eléctrico y las caracte­
ces la profundidad que se desea explorar) y se hacen rísticas mecánicas de las formadones por el método
las medidas cerca de uno de tales electrodos. En la sísmico; naturalmente, en las aplicadones a las vías
Fig. 111*18 se muestra esquemáticamente el disposi­ terrestres y en aras de la sendllez y economía es co­
tivo necesario. mún utilizar un solo m étodo para cada estudio dado.
Se usan tres electrodos de potencial alineados con
el electrodo de corriente y se mide la caída de po­
tendal entre A-B y B*C. L a distanda R se va varian­ REFERENCIAS
do, en tanto se mantiene constante el valor b, espa­
dam iento entre los electrodos de potencial, general­ 1. Juárez Badillo, £. y Rico, A. Mecánica de Suelos.
mente del orden de R/S. Tomo II. Teoría y Aplicadones de la Mecánica de
Sc dibuja la reladón entre las caídas de potendal Suelos. Capítulo XI. Edidones de la Facultad de In­
medidas y el valor de R ; un cambio brusco de cur­ geniería de la U.N.A.M. México, D. F.
2. Juárez Badillo, E. y Rico. A. Mecánica de Suelos.
vatura en ese diagrama indica la presenda de un
Tom o II. Teoría y Aplicadones de la Mecánica de
suelo cuya resistividad difiere del suprayacente; natu­
Suelos. Capítulo II. Edidones de la Facultad de In­
ralmente que los resultados han de ser interpretados
geniería de la U.N.A.M. México, D. F.
por un espedalista.. 3. Capper, P. L. y Ca&sie, W. F. The Mechanics of En-
Este método da indicaciones bastante aceptables gineering Soils. Capítulo 6. E. y F.N. Spon. K).
sobre estratos inclinados y, en ciertos casos, es más 4. Rutledgc. P. C. Resultados de la investigación sobre
preciso que el de resistividad eléctrica, pero produce compresión triaxial Publicadón original de Water-
inform adón menos diferenciada en casos de estratifi- ways Experiment Station, traducida por R. J. Marsal
cadón horizontal, que es la más frecuente, d e tal y M. Mazarí en Contríbudones de la Mecánica de
manera que el método de resistividad suele preferir­ Suelos al Diseño y Construcdón de Presas de Tierra.
se para fines de ingeniería d v il y exploradón co­ Secretaría de Recursos Hidráulicos. México.
nectada con las vías terrestres. 5. Jürgenson, L. The Application of Theories of Elas-
ticity and Plasticity to Foundation Problems. Contrí-
En la tabla I I I -6 se presenta una relación de las
butions to Soils Mechanics. Boston Sodety o f Civil
resistividades que corresponden a los tipos más co­ Engineers.
munes de suelos y rocas. 6. Cray, H. Charts to Facilítate The Delermination of
Ninguno de los métodos geofísicos reseñados tan Stresses under Loaded Areas. Civil Engineering. Ju­
brevemente en lo que antecede puede utilizarse sólo nio.
R eferencias 151

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Arroy. Vicksburg, Miss. U.N.A.M. México.

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CAPITULO

Compactación de suelos

IV-1 INTRODUCCION cuencia que una compactadón intensa produce un


material muy resistente, pero sin duda muy suscepti­
Se denomina compactación de suelos al proceso ble al agrietamiento; en este aspecto el número de
mecánico por el cual se busca mejorar las caracterís­ ejemplos contrastantes que pudieran ocurrirse es prác­
ticas de resistencia, compresibilidad y esfuerzo-defor­ ticamente ilimitado. Estas posibles contradicdones se
mación de los mismos; por lo general el proceso im­ complican y amplían aún más si se toma en cuenta
plica una reducción más o menos rápida de los va­ que los suelos compactados han de tener una vida
cíos» como consecuencia de la cual en el suelo ocu­ dilatada y que es compromiso obvio que conserven sus
rren cambios de volumen de importancia, funda­ propiedades en toda esa vida; bajo la acdón del agua,
mentalmente ligados a pérdida de volumen de aire, de las cargas soportadas, etc. En esta perspectiva dr*
¡Mies por lo común no sc expulsa agua de los hue­ cunstandai y temporal pueden multiplicarse mucho
cos durante el proceso de compactadón. N o todo el los ejemplos de contradicdones entre los objetivos del
aire sale del suelo, por lo que la condición de un proceso; la alta resistenda, obtenida con compactación
suelo compactado es la de un suelo parcialmente sa­ muy enérgica, de que antes se habló, puede entrar en
turado. contradicción consigo misma, pues un suelo muy com­
El objetivo principal de la compactación es obte­ pacto podrá, en general, absorber mucha agua si se dan
ner un suelo de tal manera estructurado que posea las condidones propinas y al hacerlo su resistenda po­
y mantenga un comportamiento mecánico adecuado drá descender drásticamente, en tanto que ese mismo
a través de toda la vida útil de la obra. Las propie­ suelo inicialmente compactado en forma menos enér­
dades requeridas pueden variar de caso a caso, pero gica, con menor resistencia inicial, podrá resultar
la resistenda, la compresibilidad y una adecuada re­ mucho más estable ante el agua, mateniendo en el
ladón esfuerzo-deformación figuran entre aquellas tiempo una resistenda inicialmente menor que la del
cuyo mejoramiento se busca siempre; es menos fre­ otro, pero probablemente suficiente.
cuente, aunque a veces no menos importante, que Desde un principio el problema de la compacta­
también se compacte para obtener unas característi­ d ón de suelos resulta ligado al de control de calidad
cas idóneas de permeabilidad y flexibilidad. Final­ de los trabajos de campo; en efecto, después de rea­
mente; suele favorecerse mucho la permanenda de lizar un proceso de compactadón siempre es necesa­
la estructura férrea ante la acción de los agentes ero­ rio verificar si con él se lograron los fines propues­
sivos como consecuenda de un proceso de compac­ tos. Como quiera que las vías terrestres suelen cons­
tadón. truirse a contrato por parte de empresas especializa­
De la simple enumeradón de los objetivos de la das, la verificadón antes atada resulta ligada a pro­
compactadón destaca un hecho importante, que debe blemas de pago, legales, etc Esta multipliddad de
hacer prever al ingeniero muchas de las dificultades y los problemas de compactación de suelos, que tantas
complejidades que después efectivamente encontrará veces los hace trascender de la esfera meramente téc­
en estas técnicas. En primer lugar, la compactadón nica, se encuentra en el fondo de todo el manejo ra­
resulta ser un proceso de objetivos múltiples y ello zonado de dichos problemas y le imprime a las con-
propicia la complicación, pero, en segundo lugar, es dusiones y soluciones a que se llegue un carácter dis­
evidente que muchos de esos objetivos serán contradic­ tintivo que no puede ignorar quien los maneja. Para
torios en muchos problemas concretos, en el sentido medir la resistenda, la compresibilidad» las relado-
de que las acdones que se emprendan para cumplir nes esfuerzo-deformación, la permeabilidad o la fle­
con uno pudieran perjudicar a algún otro. Por ejem­ xibilidad de los suelos se requieren pruebas relativa­
plo, en términos generales puede ser derto con fre­ mente espedalizadas y costosas que, además, suelen
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154 Compactadón de sucios

Rodillo de piedra que parece haber sido osado por los Otra vista del rodillo maya de compactación.
antiguos mayas para compactar ras caminos.

requerir un tiempo de ejecución demasiado largo al tratar de definir las propiedades mecánicas de los
para controlar un proceso de compactación que suelos compactados.
avance de manera normal. Por otra parte, ciertas ex­ L a compactadón ha figurado entre las técnicas
periencias (Proctor y otras, Refs. I y 2 ), realizadas de construcdón desde las épocas más remotas de que
en los primeros años de la aplicación de las técnicas se tiene notida, si bien en la antigüedad su aplica-
modernas de compactación, indicaron que existe una d ón no era ni general ni sistemática. Los métodos
correlación que en aquella época se juzgó muy con* de apisonado por el paso de personas o animales se
fiable (pero a la cual posteriormente se encontraron utilizaron en épocas muy lejanas, como por ejemplo
algunas desviaciones significativas) entre las propie* en la construcdón de grandes obras hidráulicas en
dades fundamentales arriba enumeradas y el peso vo­ diversas partes de Asia. En las fotografías que acom­
lumétrico seco a que llega el material compactado, pañan a este párrafo se muestra un antiguo rodillo
de manera que puede decirse que a mayor peso vo­ de compactadón (según la autorizada opinión del
lumétrico seco se alcanza una situación más favo­ historiador Silvanus G. Morley) que usaron los an­
rable en el suelo compactado. Debido a que la prue­ tiguos mayas para la construcdón de la importante
ba de peso volumétrico es fácil y sencilla de realizar, red de caminos que unía los prindpales centros ce­
se hizo costumbre controlar la compactación deter­ remoniales de lo que hoy son el estado de Yucatán
minando el peso volumétrico seco de los materiales y el territorio de Quintana Roo. Tales caminos apa­
compactados. recen también ilustrados en fotografías que se inclu­
Sin embargo, la correlación entre las propiedades yen en estas páginas. Este rodillo se encontró sobre
fundamentales y el peso volumétrico seco no es tan el camino que unía los centros de Cobá y Yaxuná;
segura y simple como para permitir la aplicación medía originalmente 4 m (hoy está fragmentado en
ciega de la norma anteriormente mencionada, dicta­ dos pordones), con un diámetro de 65 cm y un peso
da exclusivamente por la comodidad; de hecho, esta aproximado de 5 ton, por lo cual es probable que
aplicación, realizada sin tener en cuenta las peculia­ su empleo requiriera de 15 hombres. Por derto que
ridades y objetivos de cada caso o la confíabilidad al ver tal implemento de construcción no se puede
de la correlación, es quizá la fuente más común de dejar de pensar en la extendida afirmadón de que
los errores que se cometen en las aplicadones prácti­ los antiguos mayas desconocían el uso de la rueda.
cas de las técnicas de compactación. El desarrollo de las modernas técnicas de com­
Asf, el aumento de peso volumétrico es meramen­ pactadón tuvo lugar en los últimos años del siglo
te un medio, pero no un fin en si mismo. Donde el pasado y en los primeros del presente, prína pálmen­
mejoramiento de las propiedades fundamentales está te en los Estados Unidos. En 1906 apareaó el rodillo
directamente ligado al aumento del peso volumétri­ pata de cabra de Fitzgerald, de 2000 kg de peso,
co, el uso de la sencilla correlación que se menciona punto de arranque de estos utensilios (Ref. 4 ).
proporciona magníficos resultados; pero en algunos En 1928 y 1929, O. J. Poner desarrolló en la D i­
casos la correlación se vuelve muy eirá tica o incluso visión de Carreteras de California las investigadones
llega a invertirse, en tanto que en otros» algunas básicas de laboratorio que permitieron el in id o de
otras variables desempeñan un papel fundamental la aplicadón razonada de las técnicas de compacta­
(Ref. 3 ). En general, son mucho más complejos los d ón a la construcdón de carreteras (Ref. 5 ); sus
problemas ligados a cuanto pueden mejorarse las ca­ métodos fueron en gran parte popularizados por
racterísticas fundamentales de los suelos compacta­ Purcell (Ref. 6) . En 1933, Proctor comenzó a produ-
dos cuando éstos son finos, razón por la cual las ar­ d r los importantes trabajos que hideron posibles
dllas suelen ser los materiales que más se investigan muchas de las técnicas de uso actual (Refs. 1, 2 y 7 ).
Variables que afectan el proceso de la compactación de los suelos 155

Vota de mi antiguo maya. Otra vista d d m im o camino maya. Nótense las hileras esterna»
de piedra gruesa confinando el material central más fino.

Con posterioridad a estas épocas, ha sido explosi­ zar la influenda particular de cada uno se requiere
vo el desarrollo de equipos de compactación y se disponer de procedimientos estandarizados que re­
han investigado bastante las propiedades de los sue­ produzcan los procesos de compactadón de campo
los compactados y las técnicas de campo y de labo­ en el laboratorio, en forma representativa (hasta
ratorio; de todo ello habrá un breve testimonio en donde ello sea posible). D e esta manera, pasan a
páginas subsecuentes de este capítulo. primer plano de interés las pruebas de compactadón
En rigor, la compactadón es uno de los varios de laboratorio y los estudios que en éste han de ha­
medios de que hoy se dispone para mejorar la con* cerse en tom o a tales procesos. Comoquiera que los
dición de un suelo que haya de usarse en construc­ procesos de campo involucran costos altos, en gene*
ción; es, además, uno de los más efidentes y de apli­ ral los estudios para proyecto habrán de hacerse con
cadón más universal. La tabla IV-1, que se presenta base en el trabajo de laboratorio; esta afirmadón no
a continuación, permite situar a la compactadón la invalida el hecho de que en la técnica actual se
dentro del conjunto de métodos de mejoramiento haga un uso cada vez más extenso de terraplenes de
de suelos que hoy pueden aplicarse. prueba, en que se investigan modelos a escala natu­
ral para obtener normas de proyecto. Los estudios
T A B LA IV-1 de compactadón en laboratorio también desempe­
Métodos de mejoramiento d e suelos ñan un papel muy importante en el control de cali­
dad de los trabajos.
Confinamiento (suelos friccionan- Así pues, los procesos de compactadón han de es­
tes) tudiarse con referencia a las técnicas de campo y a
. Consolidadón previa (suelos finos todo un conjunto de técnicas de laboratorio; pero
Ffoico, ardIlwos)
además de los dos puntos de vista anteriores existe
Mezclas (suelo con suelo)
L V ib r o flo ta d ó n
un tercero, relativamente descuidado hasta épocas re­
cientes y es el que se refiere a la investigadón de las
Métodos
' Con sal propiedades que es posible obtener en los suelos
Con cemento compactados. Este tercer punto de vista, convenien­
Químicos
Con asfalto
(estabilizaciones) temente reladonado con los otros dos, completará el
Con cal
Con otras substancias cuadro en la forma en que el ingeniero requiera
para establecer un criterio adecuado.
Mecánicos Compactadón En este capítulo, los tres puntos de vista del pro­
blema de compactadón se analizan en forma relati­
vamente separada, para destacar criterios del modo
Por lo general, las técnicas de compactadón se más diferenciado que sea posible.
aplican a rellenos artifidales, tales como cortinas
para presas de tierra, diques, terraplenes para cami­
nos y ferrocarriles, bordos de defensa, muelles, pavi­ IV-2 VARIABLES Q U E AFECTAN E L PROCESO DE
mentos, e tc En ocasiones se hace necesario compac­ LA COM PACTACION D E LOS SUELOS
tar el terreno natura], como en el caso de las amen-
tadones sobre arenas sueltas. Así, la compactadón Como es natural, un suelo se puede compactar de
de suelos es, ante todo, un problema constructivo, de varias maneras, y en cada caso se obtendrá un resul­
campo. tado diferente; por otra parte, una misma forma de
La efiden da de cualquier proceso de compacta­ compactación dará resultados distintos si se aplica a
dón depende de varios factores y para poder anali­ diversos suelos; por último, si una misma forma de
156 Compactación de suelos

compactación se aplica a un suelo determinado, po­ por impactos dados con un pisón; de hecho, resulta
drán lograrse resultados muy diferentes si de un caso daro que para tal caso queda dada por la expre­
a otro se varían ciertas condidones de las prevale* sión:
dentes en dicho suelo. E. = ^ L (4-,)
Las afirmaciones anteriores justifican la condu-
sión, obvia para quienquiera que tenga cualquier donde:
grado de familiaridad con estos problemas, de que E . — energía especifica
los resultados de un proceso de compáctadón de­ N = número de golpes del pisón compactador
penden de varios factores, unos que atañen al tipo por cada una de las capas en que se acomo­
de sufelo, otros relativos al método de compactadon da el suelo en el molde de compactadón.
que se emplee y,, por último, varios más que se re­ n = número de capas que sc disponen hasta lle­
fieren a determinadas dreunstandas que en ese mo­ nar el molde.
mento pudieran prevalecer en el suelo con .que se W 8 peso del pisón compactador.
trabaja. Estos factores suelen denominarse Jas “ varia­ h = altura de caída d d pisón al aplicar los im­
bles” que tigen el proceso de compactación; Las pactos al suelo.
prindpales de éstas se reseñan a continuación. V — volumen total del molde de compactadón,
1. La naturaleza del suelo. . Es claro que la cla­ igual al volumen total del suelo compactado.
se de suelo con que se trabaja influye de manera
dedsiva en el proceso de compactadón; de hecho, a En las pruebas de laboratorio en que se compacta
lo largo de este capítulo habrán de diferendarse las el suelo con la aplicadón de presión estática, en
técnicas que se empleen y los resultados que se ob­ principio la energía específica se puede evaluar de
tengan predsamente con base en el tipo de suelo. manera análoga en términos del tamaño del molde,
Prevalece aún la distindón usual entre suelos finos el número de capas en que se dispone el suelo, la
y gruesos o entre suelos arcillosos y friccionantes, presión que sc aplique a cada capa y el tiempo de
pero en el análisis de los procesos de compactadón aplicadón. Sin embargo, en este caso la evaluación
es muy común que tal distinción sc detalle bastante no resulta ya tan sencilla y la energía espedfica se
más. tipificando los suelos de acuerdo con las nor­ ve afectada por la deformabilidad del suelo y por el
mas establecidas en el capitulo 2. tiempo de aplicadón de la presión.
2. E l método de compactación. En el laborato* En el caso de las pruebas en que se realiza la
río resulta bastante fá d l clasificar los métodos de compactadón por amasado es aún más compleja la
compactadón en uso en tres tipos bien diferenaa- evaluación de la energía específica, pues cada capa
dos: la compactadón por impactos, por amasado y de suelo dentro del molde se compacta mediante un
por aplicadón de carga estática. A reserva de deta­ derto número de aplicadones de carga con un pisón
llar algo más estos métodos, baste por el momento que produce presiones que varían gradualmente des*
la afirmación de que producen resultados diferentes de cero hasta un valor máximo, y luego se invierte
tanto en la estructuradón que adquiere el suelo el proceso en la descarga. La energía de compacta­
como, en consecuenda, en las propiedades del mate­ d ón no se puede cuantificar de un modo sencillo,
rial que se compacta. Además, ya se comienzan a pero puede hacerse variar a voluntad si se introdu­
utilizar algunos dispositivos de laboratorio para com­ cen cambios en la presión de apisonado, en el nú­
pactar por vibradón, si bien su uso está menos ex­ mero de capas, en el número de aplicaciones del pi­
tendido que el de los otros tres métodos. són por capa, en el área del pisón o en el tamaño
Resulta bastante más d ifíd l diferenciar de un del molde.
modo análogo los métodos de compactadón de cam­ El concepto de energía específica conserva su ple­
po. Es común describir éstos con base en el equipo no valor fundamental cuando se relaciona con pro­
mecánico que se emplee en el proceso, y así se habla cedimientos de compactadón de campo. En el caso
de la compactación con rodillo liso, con rodillo neu­ del uso de rodillos depende principálmente de la
mático, con equipo vibratorio, etc. Se supone que los presión y el área de contacto entre el rodillo y el sue­
métodos de laboratorio reproducen las condidones lo, del espesor de la capa que se compacte y del nú­
del proceso de campo, pero en muchos casos no es mero de pasadas del equipo. Tampoco es sencillo eva­
fád l establecer una correspondenda clara entre el luar la energía de compactadón en términos abso­
tren de trabajo de campo y las pruebas de laborato­ lutos en un caso dado, pero si se varían los factores
rio, en el sentido de contar con que estas últimas re­ mendonados es posible hacerla cambiar, con lo que
produzcan en forma suficientemente representativa se obtienen términos de comparación entre dos tre­
todas las condidones del suelo compactado en el nes de trabajo diferentes.
campo. En páginas subsiguientes de este capítulo se po­
3. La energía especifica. Se entiende por ener- drá ver la gran influencia de la energía de compac­
gíá específica de compactadón la que se entrega al tadón en los resultados que se logran. Puede decirse
suelo por 'unidad dé volumen, durante el proceso que la energía específica de compactadón es una de
mecánico' de ¡qíié se trate. las variables que mayor influenda ejercen en el pro­
:E v'ri¡u f fádl ¿"vaTtiár lk ‘energía específica en ¡uria ceso de compactadón de un suelo dado, con un pro-
prueba de laboratorio en que se compacte aí siitfío cedimiento determinado.
Variables que afectan el proceso de la compactación de los suelos 157

4. E l contenido de agua del suelo. Ya en los pri­ hace menor que la interna. Se tienen entonces con­
meros estudios de Proctor se puso de manifiesto que didones diferentes en los grumos del suelo con un
el contenido de agua del suelo que se compacta es mismo contenido de humedad; en el primer caso, en
otra variable fundamental del proceso. Proctor ob­ que se agregó agua, la presión capilar entre los gru­
servó que con contenidos crecientes de agua, a partir mos es menor por el exceso de agua, en comparación
de valores bajos, se obtenían más altos pesos espe­ con el segundo caso, en que la evaporación hace que
cíficos secos para el material compactado, si se usa los meniscos se desarrollen más. Por lo tanto, en el
la misma energía de compactadón; pero observó primer caso será menor la ligazón entre los grumos y
también que esta tendenda no se mantiene indefini­ una misma energía de compactadón será más eficien­
damente, ya que cuando la humedad pasa de cierto te para compactar el suelo que en el segundo caso.
valor, disminuyen los pesos específicos secos logra­ Naturalmente que los razonamientos anteriores se
dos. Es decir, Proctor puso de manifiesto que para ven influidos por el tiempo que se deje pasar entre
un suelo dado y usando determinado procedimiento la incorporadón del agua y el momento en que se
de compactación, existe un contenido de agua de aplique la energía de compactación, pues si el lapso
compactadón, llamado el óptimo, que produce el má­ es largo, se permite la incorporación uniforme del
ximo peso volumétrico seco que es dable obtener con agua a los grumos del suelo, con la consecuente dis-
ese procedimiento de compactadón. minudón de su humedad superfidal y el aumento
En relación a un proceso de compactación de de las presiones capilares. El contenido de sales tam­
campo, dicho contenido de agua es el óptimo para bién influye, así como la naturaleza de la ardlla.
el equipo y la energía correspondientes. En los laboratorios es común que se proceda a
L o anterior puede explicarse en términos genera­ partir de un suelo relativamente seco; se incorpora
les si se toma en cuenta que en los suelos finos arci­ agua según avanza la prueba y se deja pasar el tiem­
llosos, a bajos contenidos de agua, ésta se encuentra po suficiente tras la incorporación (24 h o algo
en forma capilar, produciendo compresiones entre asi), para permitir la distribudón uniforme del
las partículas constituyentes del suelo, las cuales tien­ agua.
den a formar grumos difídlmente desintegra bles, 6. E l contenido de agua original del suelo. Se
que dificultan la compactadón. El aumento en con­ refiere este concepto al contenido natural de agua
tenido de agua disminuye la tensión capilar y, por lo que el suelo poseía antes de añadirle o quitarle hu­
tanto, el aglutinamiento de sus grumos, lo que hace medad para compactarlo, en busca del contenido óp ­
que aumente la efidenda de la energía de compac­ timo o cualquier otro con que se hubiere decidido
tación. Empero, si el contenido de agua es tal que realizar la compactadón.
hay exceso de agua libre, al grado de casi llenar los En los procesos de campo el contenido de agua
vacíos del suelo, se impide una buena compactadón, original no sólo ejerce gran influencia en la respues­
puesto que el agua no puede desplazarse instantá­ ta del suelo al equipo de compactadón, sino que
neamente a resultas del efecto mecánico que se esté también gobierna en gran parte el comportamiento
aplicando. Esto es más cierto en los sucios más finos. ulterior de la masa compactada. Aunque por lo ge­
El contenido de agua del suelo es otra de las va­ neral sólo pueden lograrse cambios relativamente pe­
riables fundamentales del proceso de compactadón. queños al humedecer o secar el suelo extendido en
5. E l sentido en que se recorra la escala de hu­ la obra, es muy aconsejable buscar siempre condicio­
medades al efectuar la compactación. Este aspecto nes de humedad natural que no se aparten mucho
afecta sobre todo a las pruebas de compactadón que de la óptima para el proceso de compactadón que
se realizan en el laboratorio, en las que es común vaya a usarse.
presentar resultados con base en gráficas yd — w En los procesos de laboratorio, el contenido na­
(peso volumétrico seco vs. humedad). Estas curvas tural de agua del suelo tiene especial influenda en
son diferentes si las pruebas se efectúan a partir de las compactadones que se logren con una cierta ener­
un suelo relativamente seco al que se va agregando gía, a humedades menores que la óptima, sobre todo
agua o si se parte de un suelo húmedo, que se va cuando se procede a compactar el suelo inmediata­
secando según avanza la prueba. Las in vestigacion es mente después de la incorporadón del agua. Este
experimentales comprueban que en el primer caso fenómeno se comprende si se toma en cuenta la ex-
se obtienen pesos espedí i eos secos mayores que en plicadón que se ofrece en el punto 5 anterior, pues
el segundo, para un mismo suelo y con los mismos en un suelo originalmente bastante seco, el agua que
contenidos de agua; este efecto parece ser particular* se añada producirá mayor diferencia inmediata en­
mente notable en los suelos finos plásticos con conte­ tre las condidones de humedad interna y externa de
nidos de agua inferiores al óptimo. La explicación los grumos que en otro que originalmente hubiese
del fenómeno podría ser qüe cuando el suelo está estado más húmedo; por ello, es de esperar que los
seco y se le agrega agua, ésta tiende a quedar en la pesos volumétricos secos que se obtengan sean mayo­
periferia de los grumos, con propensión a penetrar res cuando los contenidos originales de agua del sue­
en ellos sólo después de algún tiempo; por otra par­ lo sean menores.
te, cuando el agua se evapora al irse secando un sue­ 7. La recompactación. En muchos laboratorios
lo húmedo, la humedad superficial de los grumos se es práctica común usar la misma muestra de suelo
158 Compactación de suelos

para la obtención de puntos sucesivos de las pruebas agua del suelo en la compactación que de él se ob­
de compactación; ello implica la continuada recom- tiene, con un derto procedimiento. Juntando estos
pactación del mismo suelo. Se ha visto que esta prác­ dos aspectos, que consideró básicos, estableció la cos­
tica es inconveniente en lo absoluto, toda vez que tumbre, que también ha subsistido hasta ia actuali­
la experimentación ha demostrado, sin género de dad, de representar la marcha de un proceso de com­
duda, que si se trabaja con suelos recom pactados los pactadón por medio de una gráfica en la que se
pesos volumétricos que se obtienen son mayores que haga ver el cambio de peso volumétrico seco al com­
los que se logran con muestras vírgenes en igualdad de pactar al suelo con diversos contenidos de agua, uti­
circunstancias, de modo que con suelos recompactados lizando varias muestras del mismo suelo, cada una
la prueba puede llegar a dejar de ser representativa. de las cuales propordona un punto de la curva.
A l parecer, una explicación sencilla de este efecto Comoquiera que diferentes procesos de compacta­
radica en la deformación volumétrica de tipo plástico d ón producen al mismo suelo compactadones dis­
que causan sucesivas compactaciones (Reís. 8 y 9 ). tintas, un mismo suelo podrá tener diversas curvas
8. La temperatura. La temperatura ejerce un im­ de compactadón, correspondientes a los diferentes
portante efecto en los procesos de compactadón de modos de compactarlo que puedan usarse, sea en el
campo, en primer lugar por efectos de evaporadón campo o en el laboratorio.
del agua incorporada al suelo o de condensadón de Una representación tal como la anterior — io)
la humedad ambiente en el mismo. Además, {Hiede recibe por antonomasia el nombre de curva de com-
llegar a ejercer algún efecto en la consistenda y pactación, pero no constituye el único medio gráfico
manejabilidad de los suelos con que se trabaja. de representar los resultados de un proceso de com­
9. Otras variables. Además de las mencionadas, pactación; simplemente es el modo más usual de re-
existe todo un conjunto de variables que afectan a presentación de los que hoy se utilizan, aunque po­
las pruebas de compactación de laboratorio y cam­ dría haber otros; de hecho, en páginas subsecuentes
po, tales como el número y espesor de las capas en de este capítulo se utilizarán algunas otras formas
que se dispone o se tiende el suelo, el número de gráficas para representar o analizar algunas condido­
pasadas del equipo de compactadón sobre cada pun­ nes de interés en los procesos de compactadón. En
to o el número de golpes del pisón compactador en la Ref. 10 se ofrece una representadón triangular
cada capa, e tc Todos estos factores y su efecto se bastante objetiva, aunque no impuesta por la cos­
detallarán al describir los procesos de compactadón tumbre.
de campo o las diferentes pruebas de laboratorio. Sea cual fuere el procedimiento de compactación
En todo proceso de compactación existe una efi­ que se siga, la forma de la curva de compactación
ciencia con la que la eneigía se aplica; su papel es será parecida a la que se muestra en la Fig. IV-1.
fundamental, pero su cuantificación muy difícil. La curva muestra un máximo absoluto, alguna
vez acompañado de otro secundario, de menor valor.
£1 peso volumétrico seco correspondiente al máximo
IV-3 LA CURVA DE COMPACTACION absoluto redbe el nombre de peso volumétrico seco
máximo; la humedad con la que tal máximo se con­
Como ya hemos visto, de acuerdo con la Historia sigue se denomina humedad óptima y representa el
los procesos de compactación comenzaron a desarro­ contenido de agua con el cual el procedimiento de
llarse en el campo, como técnicas de construcdón.
Fue hasta que se trató de estudiar de un modo más
riguroso los efectos de tales técnicas y de establecer
procedimientos de control de calidad y verificadón
de resultados en el campo cuando naderon las prue­
bas de compactadón de laboratorio, al prinripio sólo
con base en la original desarrollada por Proctor, y
después con base en toda una serie de pruebas, va­
riantes más o menos cercanas a la primera, que se
desarrollaron por el afán de ir logrando en el labo­
ratorio mayor acercamiento a los procesos de campo,
que paralelamente se ampliaron con toda una serie
de equipos nuevos producidos por una tecnología
cada vez más conocedora y exigente.
Como ya se dijo, Proctor visualizó la correladón
entre los resultados de un proceso de compactadón
y el aumento del peso volumétrico seco del material
compactado, y estableció la costumbre, que aún hoy
se sigue, de juzgar los resultados de un proceso de
compactadón con base en la variadón de peso vo­
lumétrico seco que se logre; también comprendió el
fundamental papel que desempeña el contenido de FSgara IV-1. Curva de compactadón típica.
Procesos de compactación de campo 159

T Por d e f in ic ió n :

fT
d Vm i te

Según fórm ula ( I - 9 ):

e *w Sj (Suelo saturado)
Ss*w Figura IV-2. Esquema de un
suelo saturado y
_______ _ rw (4 -3 ) deducción de la
lf w S* w
fórmula (4-S).

compactadón que sc esté usando produce la máxima 4 ). En rigor esta forma es típica de las pruebas di­
eficiencia, por lo menos si ésta sc juzga por el peso námicas que se aplican a materiales suficientemente
volumétrico seco que se logre. permeables como para que no se desarrollen presio­
La Fig. 1V-1 puede construirse, ya sea en el labo­ nes de poro en el interior del suelo durante el pro­
ratorio o en el campo, a partir de parejas de valores ceso de compactadón. La explicación de la forma pu­
Ym ~ w> los cuales se pueden obtener, como ya se diera ser como sigue: Cuando el contenido de agua de
dijo, si se aplica el procedimiento de compactación la arena aumenta un poco, se desarrollan fuerzas ca­
de que se trate a diversos especímenes del mismo sue­ pilares entre los granos, que dificultan su acomodo y
lo con diferentes contenidos de agua. La curva y4 — la eficiencia de la compactadón baja: con más agua
— xo puede entonces dibujarse a partir de los valo­ esas fuerzas desaparecen y el proceso se hace más efi­
res anteriores aplicando la fórmula ciente. Una curva como la de la Fig. IV-3 no define
en forma clara ni el peso volumétrico seco máximo ni
la humedad óptima; pero, por otra parte y desde un
punto de vista práctico, que es el único en que tienen
vigenda los conceptos anteriores, el asunto no tiene
cuya obtención es inmediata al aplicar las definicio­
nes de yd y xo. Esta es la fórmula 14 del capítulo 1 demasiada ¡mportanda, pues existen otras pruebas
de esta obra y allí fue deducida. de laboratorio aplicables a arenas limpias o a mezdas
Tam bién aparece en la Fig. JV-1 la curva corres­ de arenas y gravas sin finos en que estos materiales
pondiente al 100% de saturación del suelo en cada exhiben curvas en la forma usual; además, tales prue­
caso. Como ya se dijo, la condición de un suelo com­ bas son más satisfactorias desde el punto de vista de la
pactado en circunstancias normales es la de un suelo representatividad de los procesos de campo que se
no saturado, razón por la cual la curva de compac­ usan con tales materiales (pruebas de compactación
tación se desarrolla por abajo de la curva de satura­ con vib ra d ón ).
ción; si se comparan las dos es posible saber cuál
tendría que ser el contenido de agua que saturase a IV-4 PROCESOS D E COM PACTACION DE CAMPO
una muestra que sc compactara a determinado peso
volumétrico. La curva de saturadón se puede obte­ La energía que se requiere para compactar los
ner si se calculan los pesos volumétricos secos que suelos en el campo se puede aplicar mediante cual­
corresponderían al mismo suelo supuesto, saturado quiera de las cuatro formas que adelante se enume­
con el contenido de agua correspondiente a una der- ran, las cuales se diferencian por la naturaleza de
ta abscisa de la curva, aplicando la fórmula

* = 7 r h ; T« <«>
que corresponde a suelos saturados y cuya obtendón
es sendila a partir del esquema que se presenta en
la Fig. IV-2.
Como se verá, muchas de las curvas de compacta­
d ón que se obtienen en el laboratorio se realizan en
pruebas en que el espédmen se compacta por capas
dentro del molde y por medio de golpes aplicados
con un pisón estándar, con una energía también pre­
fijada. Cuando una prueba de tal naturaleza (prue­
ba dinámica) se realiza en una arena sin contenido Figura IV-S. Curva de compacudón obtenida en prueba di­
de partículas de arcilla, la curva de compactadón námica en arenas limpias y gravas arenosas
adquiere la forma que aparece en la Fig. IV-5 (Ref. (Reí. 4).

Copyrighted material
160 Compactación de suelos

RODILLO presentan todos los modos posibles de entregar ener­

\ /
' T T tí gía de compactadón a un suelo, sino que simple­
i 1 / VASTAGO*
mente son las soluciones comerciales e industriales
_L M
que hasta el momento se han desarrollado para re­

© ©

solver el problema.

A Compactadores por amasado. Rodillos paca de


b) cabra.
0 ohusodo
PATA de dose ampliado Estos compactadores concentran su peso sobre la
prismático
de cobro relativamente pequeña superfide de todo un conjun­
o) to de puntas de forma variada (ver Fig. 1V-4) ejer­
ciendo presiones estáticas muy grandes en los puntos
Figura IV-1. Tipo* usuales de palas de rodillo pata de cabra
en que las mendonadas protuberancias penetran en
(Ref. 8).
el suelo. Conforme se van dando pasadas y el mate­
rial se va compactando, las patas profundizan cada
los esfuerzos aplicados y por la duración de los mis­
vez menos en el suelo, y llega un momento en que
mos. Estas formas son:
ya no se produce ninguna compactadón adidonal;
A. Por amasado en una profundidad del orden de 6 cm, la superfide
B. Por presión queda siempre distorsionada, pero se compacta bajo
C. Por impacto la siguiente capa que se tienda.
D. Por vibración En la Fig. 1V-5 (R ef. 11) se muestra la influen-
E. Métodos mixtos. d a que sobre la compactadón obtenida ejerce la
forma de la punta d d vástago, que constituye la
Con las tres primeras formas se aplican casi todos “ pata de cabra” propiamente dicha; en forma esque­
los métodos convencionales en uso desde hace varias mática se presentan los pesos volumétricos que re­
décadas. La cuarta se refiere a técnicas de implanta* sultaron en un caso dado con el empleo de tres tipos
ción más reciente, pero que se han popularizado mu? de vástago, todos de secdón cuadrada de 15 cm de
d io en los últimos tiempos. Como es natural no re­ lado.

Figura rv-s. Influencia de la


Todos los vastagos son de sección cuodrada y 15 cm. de lodo
forma de la pun­
ta del vástago en p Superfide original p p
los rodillo» “ Pata del terreno. •d, en ift/m*
de cabra” .

F F
Superfide original 4£-
del terreno.

Figura IV-A Influencia d d ta­


£d, kg/m maño y dd área
de la secdón rec­
ta de los vásta-
gos de los rodi­
llos “ Pata de ca­
bra” .

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Procesos de compactadón de campo 161

Rodillo pata de cabra común halado por un


tractor de oruga. El equipo está provino de
una cuchilla para nivelar la faja de terreno
que se va compactando.

En todos los casos que se muestran, el vástago do al suelo suprayacente. El proceso puede llegar a
aplicó la misma presión y con la misma ley a lo lar­ un límite en el cual el rodillo “camina" sobre el
go del tiempo. La mayor eficiencia del vástago pla­ suelo y transmite todo su peso a través de los vásta­
no, así como la del que está ligeramente biselado se gos, pero sin que haya contacto entre el tambor y el
revelan en la forma más regular, de la zona más suelo propiamente dicho. Alguna vez se ha especi­
compactada y el mayor volumen representado por ficado este límite como norma sencilla para control
tal zona. de compactación de la capa, pero en suelos con con­
En la Fig. IV -6 (Ref. 11) se muestra esquemática* tenido de agua relativamente alto o cuando se usan
mente el resultado de una investigación particular rodillos pesados puede suceder que el tambor no
que se realizó para estudiar el efecto de la forma de deje de estar en contacto con el suelo, aunque el
la sección recta del vástago y de su área transversal. número de pasadas se incremente de manera arbi­
Es notable la mayor eficiencia del vástago más gran* traria (Refs. 12 y 13).
de, así como la superioridad de la sección cuadrada Por lo general, se considera adecuada la operación
sobre la redonda. Más adelante» en este mismo párra­ cuando el vástago penetra del 20 al 50% de su lon­
fo, se completará esta información (ver Fig. IV -9 ). gitud, lo que depende de la plasticidad del suelo;
L a presión que ejerce el rodillo pata de cabra al así, para una arcilla blanda se busca hacer penetra­
pasar con sus vástagos sobre el suelo no es uniforme ciones menores que para una arcilla arenosa, a fin
en el tiempo; los vástagos penetran ejerciendo pre­ de evitar que se adhieran al vástago cantidades con­
siones crecientes, las cuales llegan a un máximo en siderables del suelo y se reduzca el rendimiento del
el instante en que el vástago está vertical y en su equipo.
máxima penetración; a partir de ese momento la pre­ En cualquier caso, según ya se dijo, siempre se
sión disminuye hasta que el vástago sale. Además, la produce una cierta penetración de las patas del ro­
acción del rodillo es tal que hace progresar la com­ dillo.
pactación de la capa de suelo de abajo hacia arriba; El rodillo pata de cabra produce entonces dos
en las primeras pasadas las protuberancias y una resultados muy deseables en los terraplenes de suelos
parte del tambor mismo penetran en el suelo, lo que finos compactados, que son una distribudón unifor­
permite que la mayor presión se ejerza en el lecho me de la energía de compactadón en cada capa y
inferior de la capa por compactar; para que esto una buena liga entre capas sucesivas.
ocurra el espesor de la capa no debe ser mucho mayor La Fig. IV-7 (R ef. 13) ilustra cualitativamente
que la longitud del vástago. A esta peculiar manera el efecto de la energía de compactadón y del conte­
de compactar se le denomina acdón de “ amasado” nido de agua del suelo en un proceso de compacta­
y en ¿pocas recientes ha sido tomada en cuenta en d ón de campo con rodillo pata de cabra, si bien la
algunos equipos de compactadón de laboratorio, a forma de tales curvas, obtenidas para energías de
fin de lograr mayor representatividad en pruebas compactadón crea entes, es general para cualquier
que se realizan sobre suelos que se compactan con tipo de rodillo o compactador. Con el uso de un mis­
rodillos pata de cabra. mo equipo, todo incremento en la energía de com­
Los rodillos más usuales tienen vástagos de 20 pactadón hace que aumente el peso volumétrico seco
a 25 cm de longitud y se usan para compactar capas máximo y disminuya el contenido de agua óptimo.
de suelo suelto de alrededor de 30 cm de espesor. L a Fig. IV -8 (Refs. 13 y 14) analiza otro aspecto
Como ya se dijo, al aumentar el número de pasadas importante de la compactación con rodillos pata de
del equipo la parte inferior de la capa va adquirien­ cabra. Se trata ahora de presentar el efecto del nú­
do mayor resistencia, lo que impide la penetración mero de pasadas de un rodillo de tipo medio sobre
del rodillo y de sus vástagos, que así van compactan­ diferentes tipos de suelos.
162 C om pactación de suelos

Figura IV-7. Diagrama cualitativo de -y. vs. v para divenas


energías de oompacudón (Ref. 13).

Puede verse que p o r lo general, disminuye el incre-


cr em ento d e peso volum étrico seco por pasada al au*
mentar la plasticidad, y qu e e l núm ero adecuado de Figura IV-8. Compactadón con rodillo pata de cabra. Efecto
pasadas depende d el tip o de suelo qu e se tenga en del número de pasadas en el grado de compac-
cada caso. tación de diversos suelos (Ref. 13).
En la tabla IV -2 (R eís. 13 y 15) se presenta un
resumen de la inform ación d e varias fuentes reía ti* con incrementos de más d e tres veces en la presión
v a a l efecto d e la presión de contacto b a jo los vás­ de contacto.
tagos d e un rod illo; el cálculo se h izo d ivid ien d o el L o anterior parece in dicar q u e la intensidad de
peso total d el ro d illo en tre e l producto d el núm ero la presión d e l vástago carece d e im portancia en el
d e vástagos en una hilera p o r e l área de apoyo de proceso, pero es claro, desde luego, q u e ha de existir
cada vástago. un valor m ín im o necesario en dich o concepto para
Se puede observar q u e con las presiones y m e­ lograr una com pactación eficiente; con la inform a*
diante las pasadas qu e se indican prácticamente no ción de qu e h oy se dispone n o es posible decir cuál
ca m b ia b a compactación de los suelos probados, aun sea este valor, pero la tabla IV-2 perm ite pensar qu e

Tabla IV-2
Rodillos pata de cabra. Efecto de la presión de cont icto en el peso volumétrico seco máximo (R ef. 13)

Grado de compactación
Presión de contacto Area de contacto obtenido, respecto a la
T ip o de suelo N p de pasadas
kg/enfl cm? prueba P roctor estándar

Arena arcillosa 175 43.75 9 99


315 43.75 9 99

Arcilla limosa 1 175 43.75 8 102


354 43.75 8 101
525 43.75 8 101

Ardlla poco plástica 8.7 875 12 101


26JZ 875 12 101

Ardlla plástica 8j0 7525 64 108


175 315 64 108

Ardlla limosa 11 8.0 75.25 64 112


175 SI 5 64 111

Ardlla arenosa 8.0 7525 64 104


175 315 64 104

Mezcla de grava. 8.0 7525 64 100


arena y ardlla 175 315 64 99

En todos los casos et espesor de la capa compactada fue de 15 cm aproximadamente.

Copyrighted material
Procesos de compactación de campo 163

£ 180 En la Fig. 1V-10 (R ef. 16) se ilustra la forma en


e 131 25 en* & que el esfuerzo de compactadón produ ddo por los
£ 6
8 . 1
rodillos pata de cabra afecta al suelo a distintas pro­
4l>£ E l fundidades, medidas a partir de la superficie de la
% 175 87 capa; la gráfica corresponde a un rodillo pata de ca­
801«» bra con vástago del tip o tronco-cónico con un área
,18 de contacto por vástago de 52.2 cm- y una presión de

X
V
170 M contacto equivalente a 7.4 kg/cm 2 con el tambor del
'8
c
t
\ 43.75 « L
K
(3125
rodillo vad o y 14.1 kg/cm* con el tambor lastrado.
14
Estando el tambor lastrado se hideron pruebas con
S I
8 165 suelos limo-arenosos y areno-limosos, que acusaron
12 18 24 6 12 IS 24
£ No. de posodos Na de pasadas 52 y 40% en peso, respectivamente, de tamaños que
pasan por la malla N? 200; con el tambor va d o sólo
Figura IV-9. Compactadón con rodillo "pata de cabra". Efec­ se efectuaron pruebas con un suelo limo-arenoso. El
to d d área de contacto de las patas en el peso
porcentaje de compactadón se refiere al peso volu­
volumétrico seco y en el contenido de agua óp­
timo de campo (Rcfs. 18 y 15). métrico seco máxim o obtenido mediante el método
A A S H O modificado.
A l examinar las curvas que componen la Fig. IV-
no debe ser inferior a 8 kg/cm2, si el área de contac­
10 puede observarse que en estos suelos (predomi­
to del vástago no es mayor de 75 ó 90 cm3.
nantemente arenosos) el porcentaje de compactadón
P o r otra parte, si bien el peso volumétrico seco decrece poco hasta una profundidad de más o me­
máxim o no depende de la presión de contacto, si nos 25 cm, cuando se compacta con el rod illo lastra­
aumenta con la presión de contacto el contenido de d o (presión de contacto 14.1 kg/cm2) ; en cambio,
agua con que se obtiene tal máximo. cuando se ocupa el rodillo va d o (presión de contac­
to 7.4 kg/cm3) se observa una marcada disminudón
La Fig. IV-9 amplía la inform adón de la tabla del peso volumétrico seco aproximadamente abajo de
1V-2; en ella se muestra el efecto del área del vástago los 10 cm de profundidad.
en el peso volumétrico seco m áxim o y en el conté-
En la práctica usual, los rodillos pata de cabra
nido de agua óptim o de compactación, siempre con
suelen quedar dentro de los limites espedficados
el empleo de rodillos pata de cabra.
para sus diversos detalles en la tabla IV-S (R ef. 16).
Para un número dado de pasadas, el incremento
del área de contacto trae consigo un aumento del
T a b la IV-S
peso volum étrico seco que se obtiene (ver también
la Fig. 1V-6, qu e complementa la inform adón sobre R o d illo s pata d e cabra
el área con la forma de la secdón recta ); asimismo, Eapecificaciones comunes
el aumento del área de contacto permite redu dr el
número de pasadas que se necesitan para alcanzar Ancho del ta m b o r................................. 1.22 a 1.98 m
Diámetro del ta m b o r............................ 1.02 a 1.83 m
determinado resultado. Se ve, pues, la convenienda
Número de patas o vástagos ................64 a 144
—a la que tienden los rodillos modernos— de hacer Atea de la sección recta de la pata . . . . 88 a 185 cm2
lo más grande posible el área de la sección recta de Longitud de la pata .............................. 18 a 46 cm
los vástagos, para lograr la máxima productividad, a Peso del rodillo vado .......................... 1.6 a 7.0 ton
condición de que se sobrepase la presión mínima ne­ Peso del rodillo lleno de a g u a ............ 25 a 115 ton
Presión de contacto, vado ................... 52 a 80 kg/cra2
cesaria. Presión de contacto, lleno de agua . . . . 8 a 55 kg/cm*

I.- Sw lo kme-orwoM, pr««ltfn dtc*r#xlo El porcentaje de cubrimiento por pasada que pro­
20 ■f 4> I4 .I kg/cm?
2- Su*¡o a tfo - pr«W«<J« centoctí
porcionan los rodillos pata de cabra (dos aplicadones
_j_d* 14 I kf/cm! sucesivas por el mismo punto) se encuentra por lo
3l- SiMto I mo-orf«oto, privón deconiocic general entre el 4 y el 12%, bastante menor a los de
1 [ dt 7.4 kg/cm?
otros equipos de compactadón. Si se aumenta el nú­
mero de vástagos se aumenta el porcentaje de cubri­
miento, pero se disminuye la presión de contacto,
8
<-> por lo qu e e l número de vástagos de los equipos co­
g
merciales ha de establecerse sopesando estos factores
en forma conveniente. N o debe perderse d e vista la
tal necesidad de una separadón mínima de vástagos que
10 20 SO 40 SO «0 permita conservar siempre lim p io el rodillo, hecho
PRCFJNO SAP BAJO LA SUPERFIC E COMPACTADA, « . que se relaciona directamente con e l rendimiento del
Figura IV-10. Efecto de la compactadón con rodillo ''pata de
equipo de compactadón.
cabra” en reladón con la profundidad dentro Es im pórtam e hacer notai que, al compactar ios
de la capa compactada (R ef. 16). suelos, los rodillos pata de cabra dejan en ellos un

pyrighted
164 Compactación de suelos

Rodillo pata de cabra auto-propulsado pro­


visto de un tambor doble de 152.4 cm de
diámetro y 183 cm de ancho, con 144 patas
tronco-piramidales por tambor. Cada pata
tiene 23.5 cm de longitud, 48.1 cm2 de área
y ejerce una presión de contacto de 46.1 a
60.1 kg/cm?, según que el tambor esté vado
o lastrado con agua. La velocidad de opera*
dón llega basta 13.9 km/hora.

porcentaje de vados mayor que los otros equipos de propulsado, con 2 pares de tambores de 18S cm de
compactadón (rodillos lisos, neumáticos, de rejillas ancho cada uno, dispuestos en tándem; corresponde
y segmentados); esta dreunstanda puede ser perju­ también a un espesor de capa de 23 cm.
dicial y puede evitarse si se combinan diversos equi­ Los rodillos pata de cabra rinden sus mejores re­
pos de compactadón al compactar suelos cohesivos. sultados en suelos finos. La concentradón de presión
£1 rendimiento de los rodillos pata de cabra está que producen los vástagos se ha revelado como muy
influido notablemente por la forma en que opera útil para la rotura y disgregación de los grumos que
el equipo; por ejemplo, si los vástagos penetran en se forman en las ardllas homogéneas por acción de
los mismos agujeros durante varias pasadas sucesivas, fuerzas de naturaleza capilar entre sus partículas. En
el rendimiento del equipo se reduce; para evitar que suelos finos no homogéneos, con diferentes rangos de
esto ocurra el operador debe procurar hacer un lige­ tamaños, la acaón de las patas de cabra también es
ro cambio en el recorrido del rodillo. Para un equi­ muy benéfica para romper y disgregar las diferentes
po de características determinadas, el máximo rendi­
miento posible de operadón puede calcularse burda­
mente aplicando la siguiente expresión:

En la que

E = rendimiento del compactador, en m* por


hora.
a = ancho del rodillo, en cm.
h = espesor de la capa compactada, en cm.
v a veloddad del compactador, en km/h.
n = número de pasadas del equipo por el mismo
lugar.

La deducaón de la expresión 4-4 se considera


obvia.
Los rendimientos de compactadón de los rodillos
pata de cabra aumentan siempre con la velocidad,
siendo esta reladón mayor cuando el número de pa­
sadas es menor.
En la gráfica IV -11 se puede ver cómo aumenta
el rendimiento del equipo a medida que pueden lo­
grarse los resultados requeridos con menor número Figura IV-11. Reladón entre d rendimiento de un equipo
de pasadas, para una misma veloddad de operadón. "pata de cabra” , la veloddad de operadón y el
La gráfica se refiere a un equipo pata de cabra auto­ número de pasadas (Ref. 16).
Procesos de compactación de campo 165

Rodillo pata de cabra superpesado, de alta capacidad, con auto-propulsión, equipado con 4 tambores iguales,
cuyos diámetros y anchos son de 152.4 cm. Está provbto de 120 patas tronoxónicas por tambor, teniendo
cada pata 23 cm de longitud y 61.4 cm- de área de contacto» Su velocidad de operación alcanza hasta
8 km/hora.

partículas y para unir entre sí las distintas capas de mezdas de arenas, limos y ardllas, con abundanda
material compactado, pues al quedar distorsionada de finos. La superfide del dlindro la constituye una
la superficie de cada capa, se compacta junto con la parrilla o malla fabricada con barras de acero, que
siguiente, lo que elimina la tendenda a la lamina- forman una cuadrícula. Suelen lastrarse con bloques
dón. En ardllas blandas francas, además de que tie­ de concreto o arena húmeda. Por lo común se fabri­
ne la posibilidad de eliminar grumos, el rodillo pata can con alto peso (más de 14 ton, lastrados) y ele­
de cabra resulta muy conveniente por la acdón de vadas presiones de contacto (arriba de 20 kg/cm*).
amasado, ya descrita. En épocas redentes incluso se El rodillo segmentado también se ha utilizado so­
ha combinado la acdón de los rodillos pata de cabra bre todo con materiales que requieren disgregadón,
con la vibradón, para incrementar la concentradón pero su uso se está extendiendo a varios tipos de
de fuerzas sobre áreas pequeñas y favorecer el poder sudos, incluso las ardllas no muy plásticas. Cada
rompedor y mezdador de estos equipos. Se han des­ cilindro suele estar formado por tres ruedas adosa­
arrollado también dos tipos de compactadores que das, de aro interrumpido, lo cual forma la segmen-
pueden considerarse como variantes del rodillo pata tadón que da su nombre al equipo.
de cabra tradidonal: el rodillo de rejillas y el seg­
mentado. B Compactadón por presión. Rodillos lisos y
El rodillo de rejillas se ha venido utilizando con neumáticos
éxito en materiales que requieren disgregadón, pero
en realidad ha dado buen resultado en una gran va­ B-l Rodillos lisos. Se dividen en dos grupos: remol­
riedad de suelos, incluyendo ardllas homogéneas o cados y autopropulsados. Los primeros constan gene-

Rodillo de rejilla con tambor doble, cuya


cuadrícula deja un espacio libre entre bom a
de 8.9 X 8 9 o " ! *u peso bruto varía de
2J2 ton vado a 6.87 ton, lastrado totalmente.
Este compactador está provisto de 4 cajas
metálicas para lastrarlo y es remolcado por
un tractor de oruga.
166 Compactación de suelos

"e número de pasadas lleguen a presentarse fracturas


1 en la parte superior de la capa, debido a la rigidez
que esta zona adquiere por excesiva compactadón,
2 en coraparadón al lecho inferior de la misma capa,
ok
o
M menos compactado, que adquiere una resistenda re­
M
lativamente baja.
O
U Las características prinapales de los rodillos lisos
5 son su disposidón, diámetro (con el que aumenta
H
IhJI mucho la efidencia), ancho y peso total. El espesor
suelto de la capa de material que es posible com­
pactar con rodillo liso varía de 10 a 20 cm.
En la tabla IV-4 se presentan las características
más sobresalientes de los rodillos lisos autopropulsa­
PROFUNDIDAD BAJO L A SUPERFICE CCMftVTTAOA, cm.
dos de tres ruedas (Ref. 16).
Figura IV-12. Disipación de la presión de contacto de un ro­
dillo Uso con la profundidad.
Tabla IV-4
R od illos lisos autopropulsados de tres ruedas
raímenle de dos tambores montados en un marco al
que se sujetan los ejes; su peso varía por lo común Especificaciones comunes
de 14 a 20 ton y pueden lastrarse llenando un depó­ Peso total ............................................... ... Si) a 1S.0 ton
sito sobre el marco con agua o arena húmeda. Los Diámetro del rodillo frontal ................. ... 86 a 120 cm
autopropulsados constan de una rueda delantera y Diámetro de kM rodillos traseros.......... ... 94 a 160 cm
una o dos traseras (normalmente dos); se fabrican Ancho del rodillo frontal ...................... ... 61 a 122 cm
con pesos de 3 a 13 ton (R ef. 17). El motor que los Ancho de los rodillos traseros............... ... 38 a 58 cm
Carga por unidad de ancho del rodillo
impulsa es de gasolina o diesel y pueden circular en frontal .................................................... 14 a 45 kg/cm
velocidad directa o en reversa. Los rodillos lisos tie­ Carga por unidad de ancho de los rodi­
nen su campo de aplicación circunscrito a los mate* llos traseros ........................................ ... 25 a 80 kg/cm
ríales que no requieren concentraciones elevadas de
presión, por no formar grumos o por no necesitar
disgregado; por lo general son arenas y gravas rela­ El rendimiento de un rodillo liso también se pue­
tivamente limpias. También se utilizan mucho para de calcular en forma aproximada con la fórmula 4-4.
el acabado de la superfide superior de las capas En los rodillos de tres ruedas el valor a debe consi­
compactadas (terminación de la subrasante, de la derarse como el ancho de la capa compactada, igual
base y de carpetas de mezcla asfáltica). a la suma de los anchos de las tres ruedas menos el
El efecto de la compactación de los rodillos lisos traslape de las ruedas traseras sobre la delantera.
se reduce considerablemente a medida que se pro­ La Fig. 1V-13 muestra el rendimiento de un rodi­
fundiza en la capa que se compacta, y el efecto de llo liso de tres ruedas con peso de 10 ton, cuyas rue­
la compactación se produce de arriba hacia abajo. das motrices tienen un ancho de 51 cm y dejan entre
L a Fig. IV-12 ilustra el efecto de disipación de la sí un espado libre de 91.5 cm. El rendimiento se
presión con la profundidad y de la eficacia compac- calculó considerando sólo el efecto de las ruedas mo­
tadora de un rodillo liso de tres ruedas, con peso trices al actuar sobre una capa de 15 cm de espesor.
total de 9.5 ton, que actúa sobre un material ard-
B-2 Rodillos neumáticos. La acdón compactadora
Uo-arenoso con un contenido de agua de 13.5%
del rodillo neumático (con llantas rellenas de aire)
(Ref. 16).
tiene lugar fundamentalmente por la presión que
Cuando se utiliza sólo el rodillo liso en ardllas y transmite a la capa de suelo tendida, pero estos rodi­
limos plásticos es común que al cabo de un derto llos producen también un derto efecto de amasado,

Compactador autopropulsado, de ruedas me­


tálicas segmentadas, capaz de desarrollar ve­
locidades hasta de 94¡5 km/hora.
Procesos de compactación de campo 167

que causa al suelo grandes deformaciones angulares


por las irregularidades (dibu jo) de las llantas; este
efecto ocurre a escala mucho menor que en los rodi­
llos pata de cabra, pero tiene cierta importancia, so*
bre todo en la porción más superficial de la capa que
se compacta. £1 rod illo aplica a la superficie de la
capa prácticamente la misma presión desde la pri*
mera pasada; esta presión es casi igual a la presión
de inflado de la llanta, si sc descuentan pequeños
efectos de rigidez de la llanta misma.
L a superficie de contacto de la llanta depende
del peso del rodillo y de la presión de inflado; su
forma es más o menos elíptica. L a presión que se
transmite no es rigurosamente uniforme en toda el
área de aplicación, pero para sim plificar suele ha­
blarse de una presión media de contacto. Para lograr
una aplicación más o menos uniforme de la presión
a una cierta profundidad bajo la superfide es pre*
oso que las llantas delanteras y traseras del equipo
tengan huellas que se superpongan ligeramente; es
usual buscar una disposidón tal qu e deje a ambos
lados 2/3 de huella libre entre las superposiaones.
Podría pensarse que la eficada compactadora pudie­
Figura IV -13. Relación entre el rendimiento de un rodillo se crecer de manera indiscriminada con la presión
liso, la veloddad de operadón y d número de de inflado, pero esto no es del todo derto, pues si la
pasadas de las ruedas por el mismo punto
presión no es demasiado grande, a ambos lados de
(R ef. 16).

R odillo Uto de S ruedas, compactando una


capa de roca triturada. En la parte posterior
lleva acoplado un compactador vibratorio de
Spl
a cas
.

R odillo neumático tipoo remolcado, eoa


coa peto
peso *• * ’*•
máximo de 11 ton y presión de inflado de -1 - • < > • «. •
8 kg/cm?.

C o p y rig h te d
168 Compactación de suelos
14
Arcillo pkfstico 1 y
2 -

8 i* 1 ^
2
§ 17 T r
3 A rcillo arenosa
//
r
§ 15 8 6 24 32 i li 24 3
NUM ERO D E PA SAD A S NUMERO C E PA SA D A S

^22
£ 1 . ^ 2 r■ — Carga/rueda Presido infodo E sp e so r
g 2.1 / C u rv o
Tn. Kg/cm *
capas sueltas
cm.
3 /
*7 1 10.15 10.0 3 0 .5
2.0
2 5 .0 6 .3 305
1.0 -f- — L G ro v o - oreno-c rclllo — 3 1 .3 5 2 5 230
Figura IV-14. Compactadón con rodillo neumá­
tico. Efecto d d número de pa­
sadas y de la presión de inflado
'« ó 32 en d peso volumétrico seco de
NUMERO D E R A SA Q A S diversos suelos (Refs. 13 y 18).

la h u ella se produ cen concentraciones q u e hacen apa­ superior. E n la F ig . IV-14 se ilustra e l e fe c to del
recer presiones h orizon tales ad icion ales q u e ayudan n ú m e ro d e pasadas y d e la presión d e in fla d o en el
al asen tam ien to d e Jas partículas d e suelo y a su peso v o lu m é tric o seco o b te n id o para varios suelos
m ezclado; así, la elección d e la presión d e in fla d o (R e fs . 13 y 1 8 ).
se ha d e hacer con base en varios factores, a algu n o N ó tese q u e la fo rm a d e las curvas es la m ism a
d e los cuales se hará referen cia más adelante. para los tres suelos y q u e en todos los casos es in sig­
E l acabado su p erficia l d e las capas com pactadas n ific a n te e l in crem en to d e peso v o lu m é tric o seco
con ro d illo s neu m áticos su ele tener la rugosidad su­ a rrib a d e 16 pasadas. Esto n o o cu rriría si e l con te­
fic ie n te para g a ra n tiza r una buena lig a con la capa n id o d e agua fu era in fe r io r a l ó p tim o , pues se ha
observado q u e en tal caso el peso v o lu m é tric o seco
HUMEDAD* U O POR CIENTO aum enta aun cu an do se in crem en te m u ch o e l núm e­
1040
| 1 r o d e pasadas. A l observar la fig u ra se d edu ce tam ­
Q 1760
b ién la gran in flu e n c ia d e la p resión d e in fla d o en
el proceso d e com pactación.
■»
|
ieao 1 JV
E tv E n la F ig . I V - 15 (R e f. 4, ta m b ién c ita d o en la
2 &
R e f. 19) se presenta o tr o im p o rta n te aspecto reía*
1600 t iv o a los prob lem as prácticos d e com pactación . Es

12

i 2.1 — Gr iva-or eno-or d l l ^ r

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1600 -- ! _ J
I" 35 U ) T IOS 1050
PRESION D E INFLADO OE L A L L A N T A KQ/cm? PRESION OE MFLAD0, k^cm*

figura IV-15. Efecto de la presión de inflado, d d número de Figura IV-16. Compactación con rodillo neumático. Relación
pasadas y de la humedad de compactadón — entre presión de inflado y peso volumétrico seco
Rodillo neumático (Ref. 4). máximo (Refs. 13 y 18).

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Procesos de com pactadón de campo 169

i?eo un cierto peso volumétrico seco. Nótese también la


gran influencia de la humedad de compactadón en
la efidenda del proceso.
8 1600
En cualquier tipo de suelo, un incremento en la
8
o carga por rueda o en la presión de inflado produce
5 1440
un aumento en el peso volumétrico seco máximo,
como se puede apreriar en la Fig. IV-16.
Ese incremento va acompañado de una disminu-
1260 ”0 4 í, 12 1$ 20 24 8 32 d ón en el contenido de agua óptimo. N o obstante,
NUMERO OE P A SA D A S es poco recomendable aumentar la presión de in­
flado sin incrementar en la misma propordón la car­
ga por rueda, pues ello redudría el área de contacto,
haría que no se presentasen las presiones de confi­
namiento horizontal de qúe ya se habló y tendería
a produdr mayores variadones del grado de compac­
tadón cón la profundidad.
En la Fig. IV-17 se tipifican otros datos de inte­
rés con base en una investigadón realizada por el
Road Research Laboratory de Londres, Inglaterra.
En la figura se muestran los resultados de la com­
pactadón de dos suelos, una arena y una arena ard-
llosa, efectuada con un rodillo neumático relativa­
mente ligero y de ruedas múltiples. La humedad óp­
NUMERO DE PASADAS tima que se señala es la correspondiente a la prueba
británica estándar, que es muy similar a la A A S H O
Figura IV-17. Gráfica que muestra el efecto del contenido de
estándar, la cual se mendonará más adelante en este
agua y el número de pasadas del equipo sobre
la compactación. mismo capítulo. Aparecen curvas que reladonan el
peso volumétrico seco con el número de pasadas que
se dieron a diferentes contenidos de agua en el sue­
el de los pesos volumétricos secos que se obtienen lo; debe notarse cómo la humedad ejerce una gran
con rodillo neumático en función de la presión de influenda en la efiden da del equipo, al grado de
la llanta, del número de pasadas y del contenido que con un derto contenido de agua es posible al­
de agua del suelo, un lim o de baja compresibilidad canzar un peso volumétrico que con otra humedad
(M L ). Puede observarse que para la humedad más no podría lograrse prácticamente con ningún núme­
alta manejada en la prueba (18%) influyó poco el ro de pasadas concebible. Ello hace ver que la elec-
aumento en el número de pasadas de 4 a 16, y otro d ón de humedad de compactadón en el campo no
tanto puede decirse del aumento de la presión de la puede fijarse con base en ninguna idea rutinaria,
llanta a partir de cierto valor. A l disminuir la hu­ por ejemplo con el criterio simplista tan frecuente de
medad de compactación, el aumento de la presión que sea igual a la humedad óptima de alguna prue­
de la llanta se traduce en una mayor eficiencia, se­ ba de laboratorio de control, aun cuando ésta pu­
gún ya se dijo, y el número de pasadas también diera ser una guía. Una vez más resalta la idea bási­
ejerce mayor efecto. Nótese cómo, para una hume­ ca de que la humedad conveniente para trabajar con
dad de compactación dada, el aumento de la presión un derto equipo en determinado suelo, no tiene por
de las llantas del rodillo permite disminuir en gran qué ser igual a la humedad óptima de la prueba de
medida el número de pasadas necesario para lograr laboratorio que se vaya a usar para controlar los tra-

RodUlo neumático tipo remolcado, de 4


llantas, cada una de las cuales lleva montada
una caja oadlatoria. La unidad de 4 secciones
se fabrica con peso total de 1&5 a 91 too y
presión de Inflado de M a 10.6 kg/an>.
170 Compactación de suelos

de agua; en este caso se utilizó un rodillo neumático


pesado y se compactó suelo ardlloso homogéneo. La
1!j j l
/te* 1' t e
\! lecdón práctica que se desprende de la gráfica es la
7 r/ ¡ siguiente: al realizar trabajos de campo siempre sc
125 r f f7 /, exige al constructor un cierto peso volumétrico mí­
nim o en todo el espesor de la capa; puede verse que
&
' *// Y #/ para lograr tal fin y no tener problemas de control
25 de calidad, al constructor probablemente le conviene
_______ X._____

----- if\ / emplear un equipo que dé pesos volumétricos ma­


/ y •/ / t yores que el exigido en los niveles superiores «le una

375
/ / //
capa potente, para asi garantizar el que se exige en
los inferiores. La gráfica también permite ver la in­
fluencia del espesor de la capa en la selección del
equipo de compactadón y en la eficiencia y el costo
50 y 7 de la operadón. Se observa que la elección del espe­
o CAPAOC15ca. sor de la capa no es arbitraria, sino que resulta estar
? / ----- CAPAOESOcai íntimamente ligada al equipo disponible, la hume­
/ / ----- CAPADEeocn
dad de compactación, etc. Para un equ ilibrio eficaz,
623
1440 1520 1600 1680 1760 1040 todos estos factores suelen requerir d d uso de terra­
PESO ESPECIFICO SECO, Kg/m J plenes de prueba en que se realicen las investigado-
nes previas necesarias.
Figura JV-18. Influencia del «p e s o r de 1a capa y el contenido
de agua en la compactadón. Rodillos neumáti­
cos (Refe. 4 y 19).
L a Fig. IV-19 (R ef. 16) complementa hasta d e r­
bajos de compactación. L a razón principal, obvia­ to punto la inform adón de la figura anterior. En
mente, es que las energías de compactación son dis­ ella se ilustra la forma en que el esfuerzo de com­
tintas en ambos casos. pactación afecta al suelo a distintas profundidades.

En la Fig. IV-17 se v e también cómo se reduce la


eficiencia del equipo de compactadón a partir de Se utilizó un compactador de rodillos neumático*
d erto número de pasadas, que depende del su do y de 14 ton de peso y 15 llantas repartidas en dos
de su contenido de agua. ejes, con aproximadamente una tonelada de carga
por llanta; el área de contacto fue de 19 X 38 cm y
En la Fig. IV-18 (R e f. 4, también dtada en la la presión de inflado de 2.5 kg/cm3; los tres suelos
R ef. 19) se muestran otros resultados de interés, esta estudiados se colocaron en capas sueltas de 75 cm
vez reladonados con la efid e n d a de la compactadón de espesor y sc compactaron con 6 pasadas. Puede
de rodillos neumáticos según d espesor de la capa observarse que la eficada del rod illo disminuye con
tendida y sometida a compactadón. bastante rapidez con la profundidad, si bien no tan­
Se presentan datos correspondientes a capas de to como en los rodillos lisos.
tres espesores: 15, 50 y 60 cm. Se ven los pesos volu­
métricos secos que sc obtuvieron con tres contenidos
Los rodillos neumáticos suelen disponerse en uno
o dos ejes, sobre los que normalmente existe una
plataforma o depósito para el lastre; pueden ser re­
molcados o autopropulsados. Los rodillos ligeros por
lo general son autopropulsados, pesan menos de
15 ton y están provistos de 9 a 13 ruedas en dos
ejes. Los de peso medio varían de 13 a 25 ton y sue­
len tener d e 4 a I I ruedas, en uno o dos ejes. Los
pesados se fabrican con pesos de 25 a 110 ton y por
lo común tienen 7 ruedas en dos ejes o 4 en un
solo eje.

Existe un tipo de compactador neumático, deno­


minado de ruedas bamboleantes, que tiene las rue­
das de uno de sus ejes en posidón oblicua respecto
Figura IV-19. Influencia de un rodillo neumático a lo largo al mismo, lo que contribuye a aumentar el efecto de
de la profundidad de la capa compactada amasado; esto incrementa la e fid e n d a del equipo en
(R ef. 16). los suelos finos en que tal efecto es deseable.
Copyríghted mal
Procesos de compactación de campo 171

En la tabla IV-5 se
muestran las características Tabla IV-5
más comunes de los rodillos neumáticos.
Rodillo* neumáticos Especificaciones comunes
Influyen en el rendimiento de los compactadores
de rodillos neumáticos la carga por rueda, la presión
de inflado, el ancho del rodillo, el porcentaje de cu­
Ancho total del equipo .............. ...152 a SOS cm
brimiento por pasada, el traslape entre pasadas y la Tamaño de la llanta .................... 730 X 15 a SO X 40 ptg
velocidad del compactador. Aunque cada caso puede Espaciamiento entre ruedas, centro
ser diferente de los demás, en la tabla IV-6 se anotan, a centro .................................... 45.6 a 76.2 cm
a manera de ilustración, los rendimientos promedio Peso total del rodillo .....................6 a 110 ton
Carga por rueda ............................ 0.6 a 27 ton
de varios rodillos neumáticos que se obtuvieron al Presión de in flado ...................... .. 1.76 a 10.6 kg/cm2
compactar una arena arcillosa hasta alcanzar un 95% Presión de contacto..................... .. 15 a 85 kg/cm2
del peso volumétrico seco máximo determinado por Area de contacto ........................ .. 480 a S.7S0 cm*
medio de una prueba Proctor estándar:

Rodillo w m i i i r ^ autopropulsado, coa SO toa de peso ■¿mimo j 7 l— <—

Rodillo neumático tipo remolcado, con 4 llantas, peso máximo de 100 toa y presión de Inflado de 35 a
105 kg/cm*.

T ab la IV-6
Rendimientos promedio de rodillos neumáticos

Ancho de la Espesor de Rendim iento


Peso del Carga por Presión de Velocidad Núm ero de
faja compac­ la capa de suelo
rod illo rueda inflado del rod illo pasadas compactado
tada compactada

ton ton kg/cm* m km/h .— cm rrfl/h

13.44 155 254 2.08 3.65 4 - 12.7 199


22.4 2.26 5j64 2.15 3.65 4 152 245
50.4 5.09 654 255 3.65 4 17.7 321
50.4 5.09 956 255 355 4 205 367
50.4 10.18 654 255 355 4 225 550
50.4 10.18 956 255 355 4 25.4 611

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172 Compactación de suelos

La Fig. IV-20 muestra los rendimientos máximos En limos poco plásticos también son efidentes los
de un rodillo neumático pesado, con una carga por rodillos neumáticos.
rueda de 11.4 ton, una presión de inflado de 10.6 B-3 Comparación de resultados entre rodillos neumá­
kg/cm3 y un ancho de 3.05 m, al compactar una capa ticos y pata de cabra. Con frecuenria no es posible
de material de 23 cm; se considera un cubrimiento distinguir los campos de aplicadón práctica de los
completo por pasada, para un ancho de capa com­ rodillos neumáticos y de los de pata de cabra, según
pactada igual al del rodillo, por lo que la gráfica ha quedado ya estableado, de manera que en nume­
debe considerarse ideal, en forma análoga a otras rosos casos, para muchas organizaciones la elecdón de
gráficas similares que se han presentado en este ca­ uno u otro equipo es casi cuestión de costumbre o
pitulo para distintos tipos de rodillos. de preferencia particular. Se ha dicho con frecuenda
A medida que el suelo se compacta, su resisten­ que del mecanismo de compactación del rodillo pata
d a a la penetradón va aumentando, por lo que a de cabra se puede esperar una compactadón más
veces resulta conveniente emplear al prindpio equi­ uniforme que la que es posible obtener con rodillos
pos que transmitan presiones de contacto relativa­ neumáticos; y como la uniformidad es una caracte­
mente bajas, y utilizar en las etapas finales de la rística altamente deseable, en el pasado esa opinión
compactadón otros que puedan transmitir presiones inclinaba a muchos constructores a preferir los rodi­
mayores. Existen rodillos neumáticos autopropulsa­ llos pata de cabra en los casos de duda. Sin embargo,
dos provistos de un dispositivo espedal que permite los datos cuantitativos disponibles no corroboran tal
al operador variar la presión de inflado de las llan­ opinión, sino la contraria; es dedr, se inclinan en
tas hasta derto límite, sin interrumpir el proceso de favor del rodillo neumático. Estos datos se ilustran
compactadón; los cambios de presión se efectúan con en la tabla IV-7, tomada en la Ref. 13. En ella se ve
una compresora conectada a las llantas. En la actua­ que, con una misma presión de inflado, crece la uni­
lidad hay equipos de este tipo que pueden variar la formidad que se logra con los rodillos neumáticos al
presión de inflado de 2.1 a 7 kg/cm2, lo que permite aumentar la carga por rueda, y que, en el caso de
aumentar la efiaenda de un proceso y abatir sus los rodillos pata de cabra, se insinúa una ligera ven­
costos. Estos equipos se utilizan sobre todo en la taja en favor del vástago de forma prismática (tipo c
compactadón de la capa subrasante. de la Fig. IV -4 ).
Los rodillos neumáticos se usan prindpalmente Tabla IV-7
en los suelos arenosos con finos poco plásticos, en los
Variación del peso volumétrico seco con la profundidad
que no existen grumos cuya disgregación requiera
en una capa compactada
grandes concentradones de presión, como las que
I. Rodillo pata de cabra
producen los rodillos pata de cabra; en estos suelos Espesor de la apa compactada: 15 cm.
resulta efidente la aplicación de presiones uniformes
en áreas mayores, lo que induso evita que se produz­ Relación entre el peso volum étrico seco me­
can zonas sobrefa ligadas en el material compactado. T ip o de suelo dio en el tercio in ferior y el peso volum é­
trico seco medio en el resto de la capa

Pata tip o a de la Pata tip o c de la


Fig. IV-4, de 115 Fig. IV -4 , de ¡9 3
cm de longitud cm de longitud

Ardlla plástica 0.88 0.88


Ardlla limosa 0.82 0.88
Ardlla arenosa 0.80 0.90
Mezcla de grava,
arena y arcilla 1.00 0.86

II. Rodillo neumático


Espesor de la capa compactada: 30 cm.

Relación entre el peso volum étrico seco


medio en el tercio in ferior y el peso
T ip o de suelo volum étrico seco medio en el resto de
la capa

10)00 kg 10300 kg 5150 kg >150 kg


p or rueda p or rueda p or rueda p or rueda
99 635 99 635
kg/cma kg/cm? kg/cm2 kg/cm2
VELOCIDAD OCL COMPACTADO*, Km/».
Ardlla plástica 0.93 0J93 0.88 0.88
Figura IV-20. Reladón entre el rendimiento de un rodillo Ardlla arenosa 0.95 0.94 0.90 0.89
neumático, la veloddad de operación y el nú­ Mezcla de arcilla.
mero de pasadas de las ruedas por un mismo grava y arena 0.95 0.95 055 0.96
punto (Reí. 16).
Procesos de compactación de campo 173

Rodillo apisonador autopropulsado, que tiene una forma de pata apisonadora, especialmente rfimmafla para
trabajar a velocidades hasta de 24.1 km/hora.

Además de este hecho, cuyo conocimiento no pa­ d. En suelos con grandes guijarros, las llantas
rece estar suficientemente extendido, se sabe de otras neumáticas permiten una distribudón de esfuerzos
ventajas de uno de estos tipos de rodillos sobre el más uniforme, en tanto que el tambor rígido del rodi­
otro. llo pata de cabra suele puentearse sobre sus vástagos
entre tales guijarros, dejando prácticamente sin com­
a. En suelos residuales, el rodillo pata de cabra
pactar el sudo intermedio.
logra mayor uniformidad y es más eficiente que el
neumático, debido a que la concentración de presión
C Compactación por impacto
que producen sus patas permite desintegrar fragmen­
tos de roca intemperizada. En los procedimientos de compactadón por im­
b. Por razones que ya se han mencionado, el pacto es muy corta la duradón de la transmisión del
rodillo pata de cabra produce una mejor unión en­ esfuerzo. Los equipos que pueden clasificarse dentro
de este grupo son los diferentes tipos de pisones,
tre capas sucesivas que los rodillos neumáticos.
cuyo empleo está reservado a áreas pequeñas, y cier­
c. Los rodillos neumáticos pueden compactar ca­ tas clases de rodillos apisonadores (tamper) semejan­
pas más gruesas y a mayor velocidad que los rodillos tes en muchos aspectos a los rodillos pata de cabra,
pata de cabra. Además de la ventaja económica que pero capaces de operar a velocidades mucho mayores
esto implica, el mayor espesor de capa permite in­ que estos últimos, lo que produce un efecto de im ­
cluir materia] grueso de mayor tamaño. pacto sobre la capa de suelo que ae compacta.

Compactadores de pisón, accionados por mo­


tor de explosión, compactando un suelo tm
una superficie de área pequeña.
174 Compactación de suelos

Los pisones pueden ir desde los de tipo más ele­ a) La frecuencia, esto es, el número de revolucio­
mental, de caída libre y accionados a mano, hasta nes por minuto del oscilador.
aparatos bastante más complicados movidos por com­ b) La amplitud, generalmente medida por una
presión neumática o por combustión interna. Sobre distancia vertical en casi todos los equipos comerciales.
todo por razones de costo, en todos los casos su em­ c) $1 empuje dinámico que se genera en cada im­
pleo está limitado a determinadas partes de la 'es­ pulso del oscilador.
tructura vial, tales como zanjas, desplante de cimen­ d) La carga muerta, es dedr, el peso del equipo
taciones, áreas adyacentes a alcantarillas o estribos de compactación, sin considerar el osdlador propia­
de puentes, cobertura de alcantarillas, etc y en don­ mente dicho.
de no puedan usarse otros equipos de compactación f ) La forma y el tamaño del área de contacto del
de mayor rendimiento, por razones de espacio o por vibradór con el suelo.
temor al efecto de un peso excesivo. f)\ La estabilidad de la máquina.
Los pisones de caída libre pueden ser desde sim­ Además existen otras características de gran in-
ples mazas unidas a un mango y accionadas por un fluenda referentes al suelo por compactar. De muchas
hombre, hasta mazas de 2 ó 3 ton que se izan con de ellas se hablará en lo que sigue, pero conviene des­
cables y se dejan caer desde uno o dos metros de tacar ahora el contenido de agua del suelo y su na­
altura. Estos modelos pesados, accionados por una turaleza propiamente dicha. En el caso de la vibración,
máquina apropiada, se han usado con éxito en la para obtener la máxima eficiencia de compactadón, el
compactación de grandes fragmentos de roca. contenido de agua óptimo del suelo suele ser bastante
Los pisones neumáticos o de explosión se levan­ menor que el que el mismo requeriría para ser com­
tan del suelo por la reacción que ellos mismos gene­ pactado por otro procedimiento.
ran al funcionar contra el propio suelo, lo que basta Quizá la ventaja prindpal de la aplicación de la
para elevarlos 15 ó 20 cm. Se les considera apropia­ vibración a las técnicas de compactación estriba en la
dos para compactar suelos cohesivos, pero pueden posibilidad de trabajar con capas de mayor espesor que
resultar convenientes en otros tipos de suelos. las que es común usar con otros compactadores; esto
Actualmente se fabrican pisones con pesos desde aumenta el rendimiento del proceso y reduce el costo
30 hasta 1,000 kg. Pisones de media tonelada han pro­ de la operadón. Por ejemplo, en suelos del tipo G W
ducido excelentes compactadones con 5 ó 6 cubri­ o GP, la compactación por vibración puede conseguir
mientos sobre capas de 20 a 25 cm; se han reportado con fadlidad el mismo resultado en capas de 60 cm
rendimientos del orden de 200 a 250 m*/h. que el que se lograría con el uso de rodillos neumá­
Los rodillos apisonadores (tamper) operan a ve­ ticos muy pesados en capas de 20 ó 30 cm de espesor.
locidades de 20 ó 25 km/h, y ello, unido a la forma, Ya se ha hablado de la práctica estadounidense de
las dimensiones y la separación de sus patas, hace compactadón de capas de 1.20 m, si bien usando ro­
que su efecto sobre el suelo sea básicamente el de dillos vibratorios de peso excepcional.
una compactación por impacto. Todavía no se han Los procedimientos de compactación de campo
estudiado suficientemente los resultados obtenidos al combinan siempre la vibración con la presión; la vi-
usar estos rodillos, pero parece que su mejor rendi­ bradón utilizada sola resulta poco efidente. La pre­
miento se logra en suelos finos con abundante con­ sión es necesaria para vencer los nexos interparticula­
tenido de grava y guijarros o en suelos finos residua­ res que se producen tanto en los suelos gruesos como
les que contengan fragmentos de roca parcialmente en los finos.
intemperizados.
En los suelos gruesos, la vibración es conveniente
porque reduce por instantes en forma considerable
D Compactación por vibración la fricción interna de los granos. La presión estática
Para la compactación por vibración se emplea un debe vencer esta fricción en todo su valor, por un
mecanismo, bien sea del tipo de masas desbalanceadas mecanismo en el que incluso aumenta mucho la re­
o del tipo hidráulico pulsativo, que proporciona un sistencia al deslizamiento de los granos, precisamente
efecto vibratorio al elemento compactador propia­ por el aumento en la presión normal. En el movimien­
mente dicho. La frecuencia de la vibración influye de to vibratorio que un suelo friedonante sufre bajo el
manera extraordinaria en el proceso de compactación, compactador por vibradón, se produce una orienta-
y se ha visto que su intervalo de variación óptimo dón de las partículas en el momento en que tienden a
puede estar comprendido entre 0.5 y 1.5 veces la fre­ separarse y una fuga de las partículas más finas hacia
cuencia natural del suelo, lo que lleva al aparato a los huecos entre las partículas más grandes.
frecuencias prácticas del orden de 1,500 a 2,000 ciclos En diversas pruebas (R ef. 20) se ha llegado a apre­
por minuto, si bien existen en el mercado equipos co­ ciaciones cuantitativas de la reducción de la fricción
merciales cuya frecuencia alcanza hasta 5,000 ciclos interna que se consigue por un proceso vibratorio; ésta
por minuto. El elemento compactador propiamente ha llegado a ser de 15 veces en arenas y de 40 er. gra­
dicho lo constituyen reglas, placas o rodillos. vas. A este efecto reductor de la friedón se suma la
Hay varios factores inherentes a la naturaleza de presión del compactador, con sus cargas de compre­
la vibración que influyen de manera substancial en sión y esfuerzo cortante, las que además de mejorar
resultados que rinde el equipo; los principales son: el acoplamiento entre las partículas y aumentar la
Procesos de compactación de campo 175

posibilidad del relleno de huecos, contrarrestan las De hecho esta idea ha conducido a métodos prác­
fuerzas de tensión capilar que pueden existir entre los ticos para la compactación de arenas gruesas, gravas
granos de arena. También esta aparente cohesión por y fragmentos de roca. Otras veces se “arma" la capa
capilaridad se ha cuantificado en forma experimental por compactar dándose las primeras jasadas con un
(R ef. 20); las presiones para vencerla son del orden contenido de humedad bajo (se usa para tal armado
de 0.5 a 1 kg/cm- en gravas y arenas, y de 4 a 7 la cohesión aparente que da la capilaridad) y se aña­
kg/cm2 en arcillas compactadas al 90% del peso volu­ de agua a medida que se dan las pasadas subsecuentes,
métrico seco máximo correspondiente a la prueba Proc­ con lo que se busca eliminar los efectos de capilaridad.
tor modificada. La Fig. 1V-21 ilustra el efecto favorable que pue­
Las fuerzas de cohesión aparente son menores cuan­ den tener los métodos vibratorios de compactación
to mayor sea el tamaño de las partículas predominan­ en un caso particular dado.
tes en el suelo, de manera que en gravas y fragmentos La figura se refiere a un proceso de compactación
de roca no son muy relevantes. Ello no obstante, se que se realizó en Inglaterra para la autopista Lanca-
ha visto que el contenido de agua del material que se shire-Yorkshire, en el que se compactaron pedraplenes
compacta juega un papel importante también en estos con tamaño máximo de 60 cm, con 90 cm de espesor
suelos; este punto se discutirá con mayor detalle cuan* de capa, con el empleo de rodillos neumáticos de 50
do se trate de la compactación de pedraplenes, más ton y rodillos de rejilla de 13.5 ton, como representa­
adelante en este mismo capítulo. Puede anticiparse tivos de los métodos estáticos de compactación, así co­
que cuando se compacta un suelo muy grueso con mo rodillos vibratorios de 8 y 5 ton para aplicar vi­
vibración se propicia la salida rápida del agua durante bración a los pedraplenes. Es de notar la gran ventaja
el proceso, si ésta existiera en cantidad importante, de la vibración en este proceso.
lo que conduce a la conclusión práctica de que las
gravas y los fragmentos de roca podrán compactarse
exitosamente con contenidos de agua muy bajos.
Si el suelo grueso (arena y grava) contiene una
cantidad apreciable d e finos y su contenido de agua
es alto, la compactación por vibración puede dificul­
tarse notablemente. Desde el punto de vista de la com­
pactación por métodos vibratorios convendrá siempre
que dicho contenido de finos no exceda el 10%
(Ref. 21).
Cuanto más uniforme sea la arena o la grava,
más difícil será compactar intensamente la parte su­
perficial del suelo. De hecho, un espesor quizá del or­
Mt 0E PASADAS
den de los 10 cm tendrá menor compacidad que zonas
más profundas, pero este hecho carece usualmente de Figura 1V-21. Ilustración de la eficacia de la compactadón
una importancia especial; si sobre la capa compactada por vibradón (Ref. 20).
vienen otras, al compactar éstas se resolverá la situa­ En la Fig. 1V-22 (R ef. 20) se puede apreciar lo
ción. En el caso de las carreteras, la última capa de que influye la frecuencia de vibración en los procesos
una base se compactará con la carpeta o con la capa de compactación. Se presentan datos de un rodillo
de revestimiento. La compactación de los suelos grue­ vibratorio de 5 ton de peso que compacta una capa
sos uniformes con métodos vibratorios pueden mejo­ de 60 cm de espesor de un suelo gravo-arenoso. La
rarse humedeciéndolos en forma intensa y dando las misma figura ilustra el efecto de disipación de la com­
pasadas finales a alta velocidad; también ayuda el dar pactación con la profundidad, para el mismo caso par­
las últimas pasadas con vibraciones de pequeña ampli­ ticular.
tud. N o está claro por el momento el papel del agua En lo que se refiere a los suelos finos arcillosos
en estos casos, pero su acción densificante podría rela­ que se compactan por vibración, se ha visto una in­
cionarse con el humedecimiento de las aristas de las fluencia muy grande del contenido de agua; las ar­
partículas gruesas, que propicia su aplastamiento bajo dllas poco húmedas exigen grandes energías de com­
i as altas presiones que se producen en los contactos pactación y los equipos que las compacten han de
entre los granos en los suelos uniformes, en los que ejercer adidonalmente grandes presiones. El compacta-
cada partícula se apoya en sus vecinas a través de pocos dor ha de vencer las fuerzas internas que aglutinan los
puntos, en los que se producen altas presiones (capí­ granos de arcilla, lo que exige presiones adicionales
tulo I ) . a la vibración del orden de 8 kg/cm2, tal como más
El papel del agua es en cambio muy claro cuando atrás se ha comentado. Este requerimiento hace que
se compactan con vibración suelos gruesos en los que el espesor de las capas que pueden manejarse sea mu­
existan presiones capilares importantes entre sus gra­ cho menor que en el caso de arenas y otros suelos fric­
nos; el añadir agua disminuye la tensión capilar y cionantes, así como que la compactación haya de dar­
propicia el acomodo de los granos. se con equipos pesados pata de cabra o neumáticos.
176 Compactación de suelos

Peso del rodillo: 5Th. 2 4 0 0 rpm que adquieren en el laboratorio en una prueba
1 1 A A S H O modificada, del tipo de la que más adelante
0-10 c» tProfundld id)
2.4 se describe en este mismo capitulo.
Se ha visto que la vibración puede disminuir la re­
2.3 sistencia al esfuerzo cortante de las arcillas, probable­
20-3 Oí*.
mente al producir una degradación estructural (capí­
2.2 tulo 1) gradual y permanente. El efecto es tanto más
notorio cuanto más sensible sea la arcilla. L a Fig. IV-
2.1 23 (R ef. 22) hace ver claramente estos efectos en un
caso particular; la resistencia al esfuerzo cortante se
0 4 10 m idió con pruebas de veleta.
N* OE PASADAS
1.0

y
A rci lia Contenido de agua: 34 %
2 8 00 rpm M
\ M T U r r r ■ a9 ■ Antes de lo vibración
Í*4 *0 -!K) cu
Jt 0.8
Tros lOmin. de vibración
m
§23 , e 0.7
40-9 0 a .
«- —
2 21 o
u 06
o
> 21 0.5
• Tras 1 hr. de vibración
8 m
í 20 M
1 2 3 4 S 7 1 • 0.4
N« De PASADAS e ^ Durante le vibración
03 >— "
o
Figura IY-22. Influenciade la frecuencia del vibrador en un w
c
proceso de compactadón (Ref. 20). • 0.2
m
capaces de dar la presión requerida adicional a la vi* W
br ación. M
tx.
01
N o están del todo definidos los mecanismos a tra­
vés de los que la vibración actúa en las arcillas hú­
0 10 6 20
medas, en condición más o menos plástica, pero parece V elo cida d de rotacio'n de la v e le ta , Vseg.
ejercer un efecto favorable al hacer variar la visco­
Figura IV-23. Variación de la resistencia al esfuerzo cortante
sidad de las substancias coloidales, fenómeno que se
de una ardlla con vibradón (Ref. 22).
ha detectado en masas de ard lla en vibración. Las ar­
dllas húmedas pueden compactarse con energías mucho
menores que las más secas y con equipos que ejerzan Los limos y los suelos limosos pueden compactarse
una presión adidonal también mucho menor. Por otra adecuadamente por métodos vibratorios cuando su
parte (R e f. 21) se ha visto qu e en las ardllas blandas contenido de agua es próxim o al óptim o y cuando los
homogéneas, en las que puede ser relativamente fácil espesores de capa no son excesivamente grandes.
alcanzar una derta compactadón, puede hacerse muy U n o de los equipos vibratorios de m i» extenso
difícil elevar el nivel del proceso en forma substan­ uso es e l manual de placa, en el que ésta es acrio-
cial. Se ha dicho (R e f. 21) que puede llegar a ser nada por un operador que utiliza un mango o ma­
imposible hacer llegar en el campo y con cualquier nera!; si se opera de m odo efidente, puede avanzar
equipo vibratorio a una ard lla blanda homogénea a unos 10 m por minuto. Las placas vibratorias tam­
pesos volumétricos secos superiores a un 90% de los bién pueden montarse en un bastidor a l qu e remol-

Compactador vibratorio de una sola placa,


accionado por un motor eléctrico y provisto
de dos numerales para moverlo.

CopyríghlE
Procesos de compactación de campo 177

Compactador vibratorio de placas múltiple*'

qu e un tractor. En la tabla IV -8 se dan las caracte­ L a operación de equipos vibratorios combinada


rísticas más comunes de los compactadores vibrato­ con la acción de rolado constituye la aplicación más
rios de placa. común de los métodos vibratorios; esto se describe
en el siguiente párrafo de este inciso.
T a b l a IV - 8

Compactadores vibratorios de placa La Fig. 1V-24 (R e f. 22) muestra los valores de las
Especificaciones comunes presiones dinámicas que ejercen a diferentes profun­
didades algunos de los equipos vibratorios actualmen­
Peso total del compactador ............ ..70 a 6,000 kg
Peso de cada unidad vibratoria . . . . 70 a 204 kg te en boga.
Area de contacto de la p la c a ......... ..1,540 a 13,900 cm-
Presión de contacto de la placa — 0.04 a 0.43 kg/cm2 Puede verse el comportamiento de los equipos en
Amplitud de la vibración . ............ ..2.0S a 12.7 mm el intervalo de presiones 0.5-1.0 kg/cm3, como se d ijo
Frecuencia ........................................ ..420 a 2.800 ciclos minuto
Ancho de la taja com pactada......... ..38 a 380 cm necesario para romper la tensión capilar en los suelas
Veloddad de operadón ................... ..0.05 a 26.0 km/hora friccionantes y en la zona de más altas presiones, que
requieren las arcillas. En el caso de los rodillos lisos

P rtsio 'n d in á m ic o , k g / c m *

P loco Vibro to rio 40 kg


« « 120 «
® " * 400«
R odillo Liso Vibraforio, 1400kg(Sin vibración]
» 1400 h
" " 3300 m( Sin v ib ra c ió n )
0 N M 3300 M

Figura IV-24 Presiones dinámicas ejcrddas a diferentes pro­


fundidades por algunos aquipos vibratorios
(Ref. 22).

C o W ri9ht(* , m a {e r| a ,
178 Compactación de suelos

£ Compactación por métodos mixtos

L a tecnología actual está desarrollando un gran


número de equipos en los que se busca combinar
los efectos de dos o más de los sistemas tradicionales,
a fin de lograr una cspecializadón de las acdones
que garantice un resultado óptim o para cada caso
particular. Com o es natural, el uso de muchos de
estos equipos difídlm ente se justificará para empre­
sas y organismos que no tengan un alto grado de
d iferen daaón en sus trabajos; en otros casos, aún no
hay sufidente experiencia acerca de los propios
SOO 4000 1500 2000 2500 3000 equipos.
F r * c « « n c io , r p *.

En el compactador de rodillo liso vibratorio, la


Figura IV-25. Influencia d e la frecuencia y la am plitud en
las presiones ejercidas por un r o d illo liso vibra* unidad vibrante se acopla a un equipo Uso conven­
torio (R e f. 22). cional. Existen remolcados y autopropulsados. Su efx-
ciencia es mayor en los suelos granulares, y pueden
combinar los efectos de la vibradón y la presión que
ya se discutieron, aun en capas de espesor mucho
se presentan resultados sin y con vibración, que ha­
mayor de las que sería capaz de compactar el rodillo
cen muy clara la eficacia de esta última.
liso por sí solo. Son muy eficientes para la compacta­
La Fig. 1V-25 (R ef. 22) ilustra el ya mencionado d ó n de concretos asfálticos.
efecto de la frecuencia de la vibración y de la am pli­
tud de la misma en las presiones ejercidas por un equi­ Existen también de tipo manual, de muy peque­
po vibratorio, que en este caso fue un rod illo liso, ñas dimensiones. En la Fig. 1V-26 (R ef. 16) aparecen
provisto de aditamentos de masas desbalanceadas. N ó ­ gráficas de peso volumétrico seco —contenido de agua
tese el incremento de presión con la vibración, asf para tres tipos de sudos, qu e se compactaron en ca­
como el aumento de la misma cuando la frecuencia pas de 23 cm, con 32 pasadas de un rodillo doble
alcanza valores de 1,500 r.p.m. o algo superiores; esta liso, con vibración en el tambor delantero; el peso
influencia de la frecuencia disminuye rápidamente del equipo era de 2 2 ton en total y tenía presiones
para aumentos adicionales. Debe notarse también la de 12 y 17 kg/cm por unidad de an d io de los rodi­
gran influencia de la amplitud. llos delantero y trasero, respectivamente.

A los métodos de vibración en el campo le son Las curvas continuas se refieren al equipo con vi*
aplicables muchos de los conceptos que se han venido bradón, en tanto que las discontinuas dan datos de
manejando para otros tipos de compactadores; por la compactadón con equipo que no utiliza ese re*
ejem plo, la información básica contenida en la Fig. IV- curso. Puede verse que es menor el contenido de
7 es válida, así como también lo es la que se refiere al agua que d suelo requiere cuando se usa la vibra­
efecto del número de pasadas, muy relevante al prin­ d ó n que cuando se emplea el mismo sistema pero
cipio y mucho menos eficiente posteriormente. sin vibración, como ya se d ijo antes.

C o n v i b r o c i o 'n

G ra v a - a re n a - a r e l lia
s f 2200

4 6 6 10 12
CONTENTO 0 E HUMEDAD, % CONTENIDO 0 6 HUMEDAD, % CONTENIDO D E HUMEDAD, %

Figura IV-26. Com pactadón d e los contenidos de agua óptim os del sucio en com pactadón con ro d illo liso,
con o sin vib rad ón (R e f. 16).

Copyrighted material
Procesos de compactación de cam po 179

En la tabla IV-9 se muestran las características Los rodillos pata de cabra con aditamento vibra­
más comunes de los rodillos lisos vibratorios. torio generalmente son de tipo remolcado y se reco­
miendan para compactar suelos finos arcillosos. Ade­
T a b la IV-9 más de otras ventajas que ya se mencionaron, su uso
Compactadores lisos vibratorios permite utilizar mayor espesor de capa.
Especificaciones comunes La combinación de los rodillos lisos y neumáticos
es por lo común a base de ruedas con llantas en el
Diámetro del r o d illo ............................... 55 a 122 cm
Ancho del rodillo .....................................61 a 185 cm eje trasero y rodillos lisos en el delantero. Suele ser
Peso total del rodillo .............................. 0.2 a 13 ton un equipo autopropulsado y tener un aditamento
Velocidad de avance ............................... a 6 km/h que le permite alzar cualquiera de las dos clases de
Frecuencia de vibración .......................... 1,050 a 5,000 rpm
Amplitud de v ib ra ció n ............................ Del orden de 1 mm tambores que posee, de manera que en realidad pue­
de operar con tres modalidades diferentes. Por esta
razón, el equipo goza de amplia difusión entre las
Entre estos datos tiene especial importancia la ve* empresas constructoras.
locidad de avance del rodillo, pues influye mucho en En ocasiones esta combinación se hace aún más
la energía de compactación, por ser independiente versátil dotándola de un vibrador, por lo general
de la frecuencia. adaptado al rodillo liso.
El compactador neumático vibratorio por lo ge* El rodillo liso también se puede combinar con
ñera 1 es de tipo remolcado y encuentra su m ejor apli* placas o plataformas vibratorias; esto los convierte
cación en suelos arenosos bien graduados, arenas li­ en equipos muy eficientes para compactar pequeños
mosas e, incluso, en arenas arcillosas. Es más eficien­ fragmentos de roca, gravas y mezclas de estos suelos
te que los rodillos lisos cuando aumenta el contenido con arena, y permite manejar capas de mucho mayor
de finos del suelo friccionante, pues en este caso lo­ espesor que las que es posible compactar sólo con
gra transmitir sus efectos a mayor profundidad. rodillo liso.

Rodillo liso vibratorio de propulsión a mano


con p a o de 203 kg, diámetro de 55 cm y
ancho de 61 a n . E l mecanismo vibratorio
está accionado por un motor de gasolina.

R odillo U*o vibratorio tipo remolcado, ton


5.9 ton de peso, 1.9 m de ancho d d tambor,
8 ton de fuerza dinámica y 1 400 a 1 600
vibraciones por minuto. Su velocidad de
operadón varia de 5 a 5 km/hora.

Cópyrighted m
180 Compactación de suelos

Los rodillos lisos también se usan combinados ploración general que se realice a lo largo de la línea,
con rodillos lisos vibratorios, y en ocasiones incluso con objeto de producir el estudio geotécnico del pro­
se añade a esta combinación un eje con rodillos seg­ yecto, y por la exploración particular que se efectúe
mentados. Estos equipos suelen tener mecanismos ele­ en los bancos de donde se extraerán los materiales.
vadores, que permiten levantar cualquier rodillo, lo Para tales fines deberán recabarse muestras represen­
que hace aún más versátil al conjunto. tativas y completas (40 ó 50 k g ), a fin de realizar
con ellas las necesarias investigaciones de laboratorio.
IV-5 A L G U N A S IDEAS U T IL E S EN L A EJECUCION
D E LO S T R A B A JO S D E C O M P A C T A C IO N EN L a humedad natural del suelo en el campo es un
EL C AM PO . G R A D O DE C O M P A C T A C IO N dato importante. T am bién lo será la información que
se logre al obtener curvas de compactación, siguien­
Desde luego, el primer requisito para quien aspi­ do el procedimiento de laboratorio que se estime re­
re a realizar un buen trabajo de compactación es co­ produce m ejor las condiciones de campo; de ello se
nocer razonablemente bien los suelos que se vayan a hablará en un párrafo posterior de este mismo ca­
compactar; esto ha de lograrse por medio de la ex­ pítulo.

Combinación de 3 rodillo* liso* vibratorios,


remolcados por un solo tractor.

S..V
m

Compactador compuesto de un rodillo seg­


mentado al frente, un rodillo liso vibratorio
y un rodillo liso atrás. -¿SE»

Compactador compuesto de 3 rodillos lisos,


con el central vibratorio, el cual puede
levantane para convertir el equipo en un
compactador convencional de 2 rodillos lisos
en tándem.

Copyrighted mate
AJ »!.-»_ 7 los trabajos de compactación en el campo 181
Algunas ¡deas útiles en la ejecución J 1 r

rgo de la Iíim
écnico del p
que se efect
los material
ostras represt
fin de —
de

:1 camjx) es
iformación
ación,
e se estime
ipo; de ello
ís’te mismo c

. , ___. . , . . . . neso total de 3.9 ton, fuerza dinámica de 10 ton


R o d illo pata de cabra vib ratorio, d e l Upo rem olcado, con p e»o ¡ ¿ q„ tron avcón ira*
y frecuencia de 1 400 a 1 600 vibraciones por m inuto. E l tam bor está provisto de 98 patas tronco-cónicas.

lisos vibratoria
ctor.

C om pactador compuesto d e ro d illo liso y ro d illo neum ático. Presión d e in fla d o de las llantas, hasta 7.0 kg/cm -;
carga por cm de ancho d e l ro d illo liso, de 21.4 a 95.5 kg; velocidad de operación hasta de 16.1 km/hora.

3 rodillos lis*
e l cual pue¿
1 equ ip o en 01
e 2 rodillos tí*
R o d illo neumático vib ratorio de tipo pesado, con un solo e je y dos llantas, rem olcado por un tractor d e oruga.
182 Compactación de suelos

También se d e k n investigar las características de enormes traslapes de campos de aplicabilidad entre


expansión y contracción por secado del suelo, para unos equipos y otros, y es que, en realidad, el des­
lijar el porcentaje de cambio de volumen que puede arrollo de los equipos ha sido empírico, regido por
sufrir el suelo en la operación de la vía terrestre; la impulsos comerciales y por necesidades particulares
expansión deberá estudiarse en especímenes compac­ y sólo rara vez, resultado de un proceso de investiga­
tados y saturados, y la contracción secando el suelo ción científica rigurosa. En consecuencia, el ingeniero
compactado. suele tener varías alternativas de equipo, entre las
La elección del equipo de compactación es fun­ que deberá decidir, escogiendo la combinación más
damental, desde luego. Antes de la elección, además favorable a sus intereses económicos; es decir, la que
de las características de los suelos que se vayan a lo lleve a satisfacer al mínimo costo los requisitos de
compactar, deberán sopesarse cuidadosamente las con­ calidad impuestos por el proyecto.
diciones estructurales que se desea obtener, de acuer­ En el párrafo IV-4 de este capítulo se presentaron
do con las condiciones de la vía terrestre que se cons­ ya los campos de acción de los diferentes equipos, así
truya y ron la ubicación de la zona que se compacte como las características de éstos que deben buscarse
dentro de la sección transversal de la misma. Las con­
para hacerlos más eficientes y eficaces. La tabla 1V-10
sideraciones más importantes que se deben ponderar
(Ref. 11) ofrece un resumen de los criterios allí ex­
antes de elegir el equipo apropiado en un caso dado
puestos, vertido a través de la opinión de su autor,
son las siguientes:
la que se basa en su propia experiencia, con conclu­
a. T ip o de suelo. siones que pudieran no ser compartidas por todos
los especialistas.
b. Variaciones del suelo dentro de la obra.
Tablas como la IV-10 existen en gran profusión
r. Tamaño e importancia de la obra que se vaya
a ejecutar. dentro de la literatura alusiva, y cada una de ellas
refleja la experiencia que han acumulado diferentes
d. Especificaciones de compactación fijadas por
instituciones y equipos técnicos. Naturalmente que
el proyecto.
no es posible reproducirlas aquí todas, ni siquiera
c. Tiem po disponible para ejecutar el trabajo. las más importantes y completas; sin embargo, se ha
f. Equipo que ya se posea antes de comenzar los juzgado conveniente reproducir en la tabla IV-11 una
trabajos. de las de mayor interés. La información está tomada
de la Ref. 21 y se refiere a las características de utili­
L a selección de un equipo de compactación es zación de los suelos, no sólo en lo que respecta al pro­
fundamentalmente un asunto de economía. El lector blema de compactación, sino a otros varios; aun cuan­
que haya seguido con atención lo expuesto sobre las do sea cuestionable su inclusión en este lugar, desde
características y los campos de aplicación de los dife­ el punto de vista del orden de presentación del ma­
rentes equipos disponibles, se habrá percatado de los terial, se ha juzgado preferible citarla en conjunto^

Tabla IV-10
Una indicación sobre elección de equipos de compactación
TAMPER AUTOPROPULSADO

0
USO VIBRATORIO PE SA D O

PESA00
REM OLCADO

<z
SU CS1

£
L IG E R O
VIBR AT O RIO , P E SA D O

u
AU TO PRO PU LSADO
CABRA

DE C A B R A

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DE C A B R A

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REM OL CADO

5. < o.
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N E U M A T IC O
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S IM B O L O

< a o
TAMPER

S
PATA

PATA
PATA

Q 11 “
co 2 ®
□ >
BASE G R A N U L A R LIM P IO 1 1 3 2
SUB-BASE GRANULAR CON POCOS FMOS 1 1 1 1 2 2 2
ROCA 2 2 1 2
GW, GP, SW A R E N A , G R AV A 2 2 1 1 2 2 2
SP A R E N A U N IF O R M E 1 1 2 2 3
CUER PO O E L
TERRAPLEN S M ,G M A R E N A S 0 GRAMAS LIM O SA S 1 1 4 4 3 3 2 2 2
M L .M H L IM O S 1 1 2 2 3 3 2
GC. SC A R E M S O G R A A S ARCILLOSAS 1 1 2 2 3 3 2
CH, C L ARCILLAS 1 1 2 2 3 3

Copyrighted m í tterial
Algunas ideas útiles en la ejecución de los trabajos de compactación en el campo 183

sin fragmentaciones que limiten el panorama global. mejor represente el proceso de compaciación de cam-
Es obvio que el lector deberá colocarse hasta cierto po y que garantice un nivel de compactación sufi-
punto en guardia contra este tipo de información de ciente para poder asegurar el comportamiento desea-
carácter tan general y condensado; una tabla como la do al material en el campo. H a de comentarse, por
IV -11 puede ser una excelente norma de criterio, pero cierto, que con frecuencia los ingenieros olvidan el
desde luego no exime al ingeniero encargado de una aspecto de representatividad de la prueba de labora-
obra particular de la obligación de hacer todos los torio que utilizan y les basta ampararse en una prue-
estudios de detalle que se requieran para definir cía- ba suficientemente enérgica como para confiar en que
ramente las condiciones concretas a que haya que se están estableciendo niveles de compactación lo
enfrentarse. bastante altos como para obtener en el campo un
Como ya se dijo, en un proyecto específico suelen material de buen comportamiento, independiente-
fi jarse los requerimientos de compactación estable- mente de que rara vez o casi nunca se investigan las
ciendo un cierto peso volumétrico seco que se debe características finales de ese material. Este es quizá
alcanzar con el equipo que se utilice. A su vez, el va- el error más común o la deficiencia más grave en re*
lor de este peso proviene por lo general de un estu- lación con el manejo práctico de las técnicas de coni­
dio de laboratorio en el que se realizan pruebas de pactación; los autores de este libro esperan que
compactación al suelo que haya de manejarse; de en* atando el lector haya terminado la lectura de este
tre todas las pruebas disponibles se elige aquella que capítulo, especialmente de la parte que sc refiere a

Tabla IV -11

Características de utilización de los suelos, agrupados según sucs.

Peso vo­
lumétri­ Características como
co seco Permrabili- Característi­ Caracte­ Caracte­ pavimento provisional
Compresi­
Sím­ Características de máx. tí­ lidad y ca- cas como rísticas rísticas
bilidad y
bolo compactibilidad pico ractcristicas material de como sub- como c/revesti- enrola­
expansión
( Proctor de drenaje terraplén rasante base miento miento
estándar ligero asfáltico
tonfm *)

GW Buenas. Rodillos 1.9 a 2.1 Práctica­ Permeable. Muy estable Excelente Muy Regular a Excelente
lisos vibratorios, mente Muy buenas buena mala
rodillo neumáti­ nula
co. Respuesta
p e rc e p tib le al
bandeo con trac­
tor.

GP Buenas. Rodillos 1.8 a 2.0 Práctica­ Permeable. Estable Buena a Regular Pobre Regular
lisos vibratorios, mente Muy buenas excelente
rodillo neumáti­ nula
co. Respuesta per­
ceptible al ban­
deo con tractor.

CM Buenas. Rodillos 1.9 a 22 Ligera Semipermea­ Estable Buena a Regular Pobre Regular a
neumáticos o pa­ ble. Drenaje excelente a mala pobre
ta de cabra lige­ pobre.
ros.

GC Buenas o regula­ 1.8a 2.1 Ligera Impermeable. Estable Buena Regular Excelente Excelente
res. Rodillos neu­ Mal drenaje a buena
máticos o pata
de cabra.

SW Buenas. Rodillos 1.7 a 2.0 Práctica­ Permeable. Muy estable Buena Regular Regular a Buena
neumáticos o vi­ mente Buen drenaje a mala mala
bratonos. nula

SP Buenas. Rodillos 1.6a 1.9 Práctica­ Permeable. Razonable­ Regular a Mala Mala Regular a
neumáticos o vi­ mente Buen drenaje mente esta­ buena mata
bratorios. nula ble en esta-
do compac­
to.

Copyrighted material
184 Compactación de suelos

T a b la IV-11 (C ontinu ación)


peso volum
la obra no
Peso v o ­ mo de la p
lumétri­ Características como estudio. L a
co s e c o Permeabili- Caracteristi- Caracte- Caracte- pavimento provisto,nfli
Compresi­ nalmente s
Sim- Características de máx. ti- lidad y ca­ cas como risticas risticas
bilidad y
bolo compactibilidad pico racterísticas material de como sub- como c/revestí- c/ trata­ com pactacu
expansión
(proctor de drenaje terraplénrasante base miento miento de un suel<
estándar ligero asfáltico
porcentaje,
to n /m s)
por el equ
diente a la
SM Buenas. Rodillos 1.7 a 2.0 Ligera Impermeable, Razonable* Regular a Mala Mala Regular a
el estudio.
neumáticos o pa- M al drenaje mente esta­ buena mala
ta de cabra. ble en esta­ El grad<
do compac­
to

SC Buenas o regula- 1.6 a 2.0 Ligera a Impermeable, R azonable­ Regular a Regular Excelente Excelente
res. Rodillos neu­ media M al drenaje mente esta­ buena a mala
máticos o pata ble
de cabra.
Cabe m
Ligera a Impermeable, Regular a No debe Mala
se hace en
pactación, t
ML Buenas a malas. 1.5 a 1.9 Mala estabi­ Mala
Rodillos neumá­ media M al drenaje lidad si no mala usarse
ticos o pata de está muy tos. D e hec
cabra. compacto para evalúa
en el ca m f
CL Regulares a bue- 1.5 a 1.9 Media Impermeable. Buena Regular a No debe Mala Mala suelto, tal <
ñas. Rodillos pa­ N o drena mala usarse
un grado d
ta de cabra o
neumáticos de sufrir r
4-5; otro m
OL Regulares a ma- 1.3 a 1.6 Media a Impermeable, Inestable. Mala No debe N o debe N o debe de tener ui
las. Rodillos pa­ alta M al drenaje Debe evitar­ usarse usarse usarse último se c
ta de cabra o se su uso A, se d iría <
neumáticos.
diciones de
grado de o
MH Regulares a ma- 1.1 a 1.6 Alta Impermeable. Inestable. Mala N o debe M uy mala Muy mala
las. Rodillos pa­ Mal drenaje Debe evitar­ usarse complétame
ta de cabra o se su uso con todo le
neumáticos. su com por t.
sido parcial
CH Regulares a ma- 1.3 a 1.7 Muy alta Impermeable. Regular. Mala o No debe M uy mala N o debe su resistenc
las. Rodillos pa­ N o drena Vigílese la muy mala usarse usarse general, ad«
ta de cabra. expansión
estado suelt
Algunas
OH Regulares a ma- 1.0 a 1.6 Alta Impermeable. Inestable. Muy N o debe N o debe N o debe
las. Rodillos pa­ No drena
terior, han
Debe evitar mala usarse usarse usarse
ta de cabra. se su uso dir la c o m f
po, la que
Pt N o debe usarse Muy alta Regular o N o debe N o debe N o debe N o debe N o debe definida po
mal drenaje usarse usarse usarse usarse usarse

las propiedades de los m ateriales compactados, pueda que compactan, verificando por eje m p lo su resisten­ C

com prender que para estar seguro de contar con un cia, su com presibilidad o que poseen una adecuada
proyecto adecuado no basta con em plear un estándar ley de esfuerzo-deform ación) pudiera ser que el equi­
de compactación “ alto” , basado en un estudio de la ­ po en el cam po obtuviese un suelo con propiedades donde
b ora torio que utilice una prueba de compactación de distintas y quizá poco adecuadas, para el m ism o peso
alta en ergía específica. L a prueba pudiera no ser re­ volum étrico. X# *
a máx es
presentativa del m odo de compactación que se u ti­ D e todos modos, el peso volu m étrico en el campo n
lice en el campo, de m anera qu e aun cuando los sue­ se fija con base en una prueba de laboratorio. Como u
los compactados en el la b ora torio con aquel procedi­ consecuencia de la diferencia esencial qu e existe en­ , es
dmin
m iento tuviesen las propiedades adecuadas (y pocos tre ambos procesos de compactación y tam bién como n
son los ingenieros que investigan a fondo cuáles son consecuencia de todos los problem as qu e en el cam­ Yd es
las propiedades de verdadero interés de los suelos po pudieran presentarse, casi siem pre sucede que el c<
Algunas ideas útiles en la ejecución de las trabajos de compactación en el campo 185
peso volumétrico que a fin de cuentas se obtiene en Esta otra relación tiene la ventaja de no caer en
ia obra no es idéntico al peso volumétrico seco m áxi­ la ambigüedad del grado de compactación, pues aquí
mo de la prueba de laboratorio que sirvió de base al un material totalmente suelto tiene 0% de compac­
tristicas cotm¡ estudio. La diferencia entre ambos valores, tradicio- tación relativa, pero hay el inconveniente de que no
i to provisión,| nalmente se mide a través del concepto grado de existe un procedimiento estándar para determinar
e/trata­ compactación. Se define como grado de compactación
miento de un suelo compactado en la obra a la relación, en
asfáltico porcentaje, entre el peso volumétrico seco obtenido
por el equipo en el campo y el máximo correspon­ En suelos friccionantes, algunas instituciones han
diente a la prueba de laboratorio que fundamentó utilizando el concepto de compacidad relativa (expre­
Regular ¡ sión 1-17 del capítulo 1 de esta obra) para establecer
el estudio.
mala
El grado de compactación de un suelo es: y m edir la compactación de campo; ello tiene el mis­
mo inconveniente, pues tampoco existe una prueba
estándar para determinar la compacidad relativa.

Excelente
Gc (% ) = 100 (4-5)
De cualquier manera, el concepto grado de com­
pactación sigue siendo el método más usual para fi­
Cabe mencionar que a pesar del amplio uso que jar el requisito de compactación que ha de lograrse
se hace en la actualidad del concepto grado de com­ en el campo. Así, por lo general éste se expresa con
Mala
pactación, éste dista mucho de estar exento de defec­ una frase como ésta: “ Compáctese este material hasta
tos. De hecho, casi podría decirse que es inadecuado el 95% del peso volumétrico seco máximo obtenido
para evaluar la calidad lograda por un cierto equipo en tal prueba de laboratorio, como m ínim o."
en el campo. Un m aterial A , en estado totalmente
Mala suelto, tal como se deposita en la obra, puede tener
un grado de compactación del orden de 80%, antes En consecuencia, el trabajo de un equipo de com­
pactación en el campo suele planearse para lograr el
de sufrir ninguna compactación, según la fórmula
grado de compactación especificado en la forma más
4-5; otro material B, en las mismas condiciones, pue­
económica.
No debe de tener un grado de compactación de 60%. Si este
usarse último se compacta hasta alcanzar el mismo 80% de
A, se diría que ambos suelos están en las mismas con­
El grado de compactación que se fije para un pro­
diciones de compactación, si se aplica el criterio de
yecto dado debe ser realista en el sentido de no im ­
grado de compactación. Sin embargo, la realidad es
la Muy mala poner requerimientos excesivos, sea con relación a las
completamente distinta, pues A está en estado suelto,
propiedades que se deban obtener o al equipo dispo­
con todo lo que ello im plica en lo que se refiere a
nible y la importancia de la obra que se vaya a eje­
su comportamiento mecánico, en tanto que B ya ha
cutar; lo contrario causa continuos problemas de
sido parcialmente compactado, con lo que aumentó
ajuste en el campo, que entorpecen la marcha de las
No debe su resistencia, disminuyó su compresibilidad y, en
usarse obras.
general, adquirió características diferentes a las del
estado suelto.
Algunas instituciones, tomando en cuenta lo an­
No debe N o puede prefijarse el grado de compactación
usarse
terior, han adoptado una relación diferente para me­
que se vaya a exigir en cada caso; éste es un asunto
dir la compactación que alcanza el suelo en el cam­
en que el ingeniero debe emplear su criterio, ade­
po, la que se denomina compactación relativa y está
cuándolo a cada proyecto.
No debe definida por la expresión
usarse
L a Secretaría de Obras Públicas de México, por
ejemplo, tiene la norma de no compactar el cuerpo
• su resisten- C. R . (% ) = 100 (4-6)
de las terracerías a menos del 90% en ningún caso,
na adecuada
y exige por lo general el 95% en una porción supe­
que el equi-
rior de los terraplenes y el 100% en la capa subra-
propiedades donde
sante y en las diversas capas del pavimento; estos gra­
mismo peso dos de compactación se refieren a las pruebas de
y
¿máx es el m áxim o peso volumétrico seco obte­ compactación de laboratorio que específicamente uti­
en el campo nido en la prueba de laboratorio qué se liza la Secretaría de Obras Públicas, las que se co­
itorio. Como utilice. mentarán más adelante. L a tabla IV -12 que aparece
ue existe en- es el m ínim o peso volumétrico seco del a continuación está tomada de la R ef. 23 y repre­
imbién como mismo material. senta más bien una guía sobre los grados de compac­
e en el carn- es el peso volumétrico seco del material tación que son usuales en las obras, que números fi­
acede que el compactado en la obra. jos que se puedan aplicar indiscriminadamente.
186 Com pactación de suelos

Tabla IV-12 la especificación del contenido de agua de compacta-


ción; por ejemplo, si las condiciones 3 y 4 se consi.
Valores tentativos de grados de compactación
convenientes deran de mayor interés que las 5 y 6, debe especifj.
carse un contenido de agua menor que el óptimo, y
T ip o d e G rado d e com p a cta ción , , r e fe rid o a la mayor, en caso contrario.
suelo p ru e b a P ro c to r estándar, segú n la im p or- L a condición 5 puede investigarse mediante prue-
ta n d a y el tip o d e ob ra p o r ejecu ta r.
bas de consolidación en que la muestra se someta a
T ip o 1 T ip o 2 T ip o 3
saturación bajo diversas cargas, así se llegará a un
valor m ínim o aceptable del contenido de agua de
GW 97 94 90 compactación.
GP <17 94 90 Pnra estimar el m áxim o contenido de agua de
GM 98 94 90 compactación aceptable desde el punto de vista de
!»H 94 90
91
las condiciones 4 y 5 se pueden realizar pruebas tri­
SW 07 95
SP 98 95 91 axiales sin consolidación ni drenaje, con medición
SM 98 95 91 de los coeficientes de presión de poro A y B (R ef. 26,
SC 99 96 92 citado en la Ref. 27) • E l contenido de agua mínimo
ML 100 96 92
necesario para satisfacer la condición 6 sólo se puede
CL 100 96 92
__ 96 93 estimar cualitativamente, pues por ahora no hay dis­
OL
MH __ 97 93 p onible ninguna correlación entre el comportamien­
CH __ — 93 to probable del prototipo y las propiedades esfuerzo-
OH 97 93
— deform ación de los suelos.
A l especificar el m ínim o peso volumétrico seco
Obras tipo 1. Terraplenes de más de 30 m de altura. Subra- debe considerarse sobre todo la experiencia acumula­
santes bajo pavimentos definitivos, con espesor da en la construcción de obras similares.
no mayor de 30 cm. Los 2 m superiores bajo En rigor el requisito de compactación se fija en
cimentaciones de edificios de dos o más pisos o
términos del equipo que se vaya a usar, del resultado
de puentes y pasos a desnivel.
Obras tipo 2. Partes inferiores de los rellenos bajo edificios. que se espera obtener o por una combinación de ara­
Capa superior de los terraplenes comunes, bajo bas cosas..La formulación de un requisito adecuado
subrasantes de 30 cm, como mínimo. Terraple­ requiere un conocimiento detallado de la sensibili­
nes de menos de 30 m de altura.
dad del suelo compactado a todas las variables de
Obras tipo 3. Otros suelos que requieren compactación, sin
grandes requerimientos de resistencia e incom- im portancia en el proceso de compactación; de éstas,
presibilidad. el contenido de agua es probablemente lo que más
influye. Muchas veces en el requisito de compacta­
E l requisito de compactación se fija básicamente ción se omite toda referencia al contenido de agua
buscando el balance óptim o de las siguientes propie­ y entonces tal especificación puede cumplirse con un
dades (R ef. 13): am plio intervalo de contenidos de agua, ajustando el
tipo de equipo y su m odo de empleo. Pero en tal
1. Homogeneidad. caso, el suelo que se compacte puede tener también
2. Características favorables de permeabilidad. una amplia variedad de comportamientos, indepen­
3. Baja compresibilidad para evitar el desarrollo dientemente de que se alcance el mismo peso volu­
de presiones de poro excesivas o deformaciones m étrico seco. En la Fig. IV-27 (Refs. 3 y 28) se ilus­
inaceptables. Este requisito es más importante tra un estudio realizado en una serie de especíme­
a mayor altura del terraplén. nes de laboratorio (una arena arcillosa) a los que se
4. Razonable resistencia al esfuerzo cortante. compactó por amasado utilizando varias energías de
5. Permanencia de las propiedades mecánicas en compactación, pero hasta el mismo peso volumétrico
condiciones de saturación. seco (parte a de la Fig. IV -2 7 ); después se permitió
la saturación de los especímenes bajo una presión de
6. Flexibilidad, para soportar asentamientos di­
confinam iento moderadamente baja, y por último se
ferenciales sin agrietamiento.
les probó en cámara triaxial, en pruebas sin drenaje,
El cumplimiento de la condición 1 depende sólo con los resultados que se muestran en la parte b de
del equipo de compactación que se use y del buen la misma figura.
control del proceso. El conjunto de los requisitos 3 Puede observarse (parte a) la gran diferencia en
y 4 es conflictivo con los 5 y 6 y frecuentemente el contenido de agua de compactación que se ha de
con el 2. utilizar para alcanzar el mismo peso volumétrico con
Dados el suelo y la energía de compactación de distintas energías; también se puede observar en la
campo, la m ejor solución al conflicto es la compac­ parte b la variación de resistencia final que se tiene
tación con un contenido de agua muy próxim o al después de saturar el espécimen, cuando varía la hu­
óptim o de campo. Cuando uno de los grupos de re­ medad de compactación. En deformaciones grandes
quisitos en conflicto se considera más importante que es mayor la resistencia del suelo saturado cuando el
el otro, debe modificarse en el sentido que convenga suelo se ha compactado con el contenido de agua óp
Algunas ideas útiles en la ejecución de los trabajos de compactación en el campo 187
HUMEOAD DE COMPACTACION, % específica invariablemente disminuye la humedad óp­
tima) . Así pues, en el campo, la humedad óptima
depende y varía con el tipo y modo de utili/ación
del equipo de compactación. De esta manera al igual
que se señaló antes con reladón al concepto peso es­
pecífico seco máximo (o del grado de compactación),
el concepto humedad óptima carece de significado
en lo absoluto si se sitúa al margen de todas las con­
diciones y circunstancias en que se compacta al sue­
lo (Refs. 24 y 25).
Sólo se puede determinar en foima precisa la hu­
medad con la que se debe compactar el suelo en
cada caso y con el equipo que haya de usarse si se
hacen terraplenes de prueba, en donde a escala 1:1
se compacte el suelo en todas las alternativas que
hagan falta, siguiendo exactamente el tren de tra­
bajo de la futura obra, para definir el propio conte­
nido de agua, el espesor de las capas compactadas,
el número de pasadas del equipo y todas las demás
variantes que puedan influir en el resultado que se
espera obtener. El contenido de agua óptimo corres­
pondiente a la prueba de laboratorio que haya ser­
vido como base al proyecto no será igual a la hume­
dad óptima de campo, como ya se ha indicado con
una insistencia que ojalá resulte sufidente, pero po­
drá servir como una guía o punto de partida para
proponer el rango en que se comenzarán a probar
las humedades de campo. A qu í nace uno de los p ro
blemas más delicados de la compactadón de las Vías
Terrestres; en las presas, han de compactarse para di­
Figura IV-27. Variación de la resistencia de un suelo com­ versos fines volúmenes muy grandes de suelo proce­
pactado con la humedad de compactadón (Refs.
3 y 28).
dentes de un mismo banco, por lo que resulta justi­
ficado y práctico el uso de terraplenes de prueba;
pero en las Vías Terrestres los materiales suelen cam­
timo correspondiente a la energía de compactación
biar, a veces mucho, al cabo de relativamente pocos
usada; si se aumenta la presión de confinamiento du­
metros, por lo que con frecuencia resulta ant¡econó­
rante la saturación, la resistencia del suelo también
mico y engorroso el uso de terraplenes de prueba
aumenta. Se requieren altas energías de compacta­
para definir las condiciones idóneas de la compacta­
ción para alcanzar el peso volumétrico fijado a bajos
ción de cada pequeño tramo. Desde luego hay casos,
contenidos de agua y, según se ve en la Fig. IV-27, es
mucho más frecuentes de lo que la actuación de los
fácil que se obtenga un producto cuya resistencia
ingenieros suele indicar, en que tales terraplenes de
quede muy por debajo de lo que se podría lograr si
prueba pueden y deben usarse (esto es, daro, parti­
se compactara con el contenido de agua apropiado.
cularmente derto en la construcdón de aeropistas),
La Ref. 15 contiene varios ejemplos de interés en pero es evidente que el constructor de carreteras y
relación a la variación del peso volumétrico con la ferrocarriles ha de fijar el detalle de los trabajos en
humedad de compactación y sobre el reflejo de ésta la obra, sin contar muchas veces con los beneficios
en las características del suelo compactado. de la información de un terraplén de prueba; el in­
Como ya se vio, la humedad de compactación es geniero deberá entonces ejercer su criterio y máxima
un valor fundamental en cualquier proceso de cam­ experiencia, y la única norma general que puede
po. Como ya se ha dicho también, existe un conteni­ dársele es que esté dispuesto en todo momento a
do de agua óptimo, para el cual la eficiencia de com­ cambiar las normas implantadas y que, en todo mo­
pactación es máxima en determinadas condiciones. mento también, esté alerta a todo el conjunto de va­
Desafortunadamente, es común ver que muchos in­ riables que puedan afectar al resultado que espera
genieros tratan al concepto de humedad óptima como obtener. El laboratorio montado al pie de la obra se
si fuera una constante básica del suelo y no un con­ debe usar en forma intensa para verificar de conti­
cepto variable que cambia con el método que se uti­ nuo las condiciones finales y como calibrador de ex­
lice para compactar y con otros factores, siendo con periencia y norma de criterio para sugerir cambios
seguridad la energía de compactadón la variable es­ en busca de la idoneidad del proceso.
pecífica que más influye en la humedad óptima de Con frecuenda los suelos han de ser humedecidos
un proceso (ya se dijo que al aumentar la energía o secados en el banco o sobre el terraplén. Por lo
188 Compncladón de suelos
general es d ifícil añadir al suelo más de 1 ó 2% de cerías y no es d ifícil que se le tome en cuenta en la
humedad en el terraplén, y en ocasiones es imposi­ compactación de capas subrasantes.
ble secarlo allí, como cuantío son húmedas las condi­ En el proceso de compactación es de gran impor­
ciones climáticas prevalecientes. £1 humedecimiento tancia el espesor de la capa compactada, según ha
es mucho más fácil en el banco. £1 secado suele ha­ quedado ya establecido en páginas anteriores. Para
cerse por aireación y a veces se ayuda con mezcla­ un determinado suelo, equipo de compactación y re­
dores mecánicos. En todos los casos en que haya que querimiento de la misma, a medida que aumenta el
variar la humedad original del suelo, lo fundamental espesor de la capa aumenta el número necesario de
es lograr una distribución homogénea del nuevo con­ pasadas; sin embargo, por regla general, resulta más
tenido de agua. Cuando la variación de la humedad económico satisfacer los requerimientos de la com­
en la obra se dificulte al grado de no poderse lograr pactación cuanto más gruesa sea la capa compacta­
las condiciones previstas por el proyecto, éste deberá da, por lo que en principio debería usarse el mayor
modificarse correspondientemente. espesor posible. Esta regla tiene un lím ite en la disi­
L a energía de compactación queda representada pación del efecto compactador con el espesor de la
a fin de cuentas para un equipo dado por el núme­ capa, tal como, por ejemplo, se ha señalado en la
ro de pasadas de dicho equipo por un mismo lugar. Fig. IV - 18; de hecho, cuanto mayor sea el grado de
Ya se vio que el aumento del peso volumétrico compactación que se exija, más delgadas deberán
que se logra con el número de pasadas no es una ser las capas con que se trabaje. La Fig. IV-28 ¡lus­
función monótonamente creciente, sino que, como tra el m odo en que varían los conceptos principales,
puede verse en las Figs. IV -8 a IV -14 por ejemplo, con base en los cuales se determina el espesor de la
existe un número de pasadas más adelante d d cual capa.
es muy pequeña la ganancia en resultado, aun cuan­ En la parte a de la figura se ve cóm o el núme­
do el número se incremente mucho a gran costo. ro necesario de pasadas aumenta desmesuradamente
Cuando se alcanza el número de pasadas critico sin cuando el espesor de la capa pasa de un cierto valor,
lograr obtener el requisito fijado para el campo, de­ de m odo que resulta imposible alcanzar el requeri­
berá rcestudiarsc el problema, a fin de ver cuál o miento de compactación con una capa más potente.
cuáles de los factores que influyen deben modificarse. Cercano a ese valor, que en cada caso real se puede
L a velocidad de circulación del equipo de cora- estimar si se trabaja en un terraplén de prueba, debe
lactación es importante, pero su efecto no ha sido considerarse el óptim o del espesor de la capa, pues
suficientemente estudiado; por otra parte, dentro de es claro que una capa más delgada requeriría casi
la escala de velocidades que recomiendan los distin­ el mismo número de pasadas, con un aumento en el
tos fabricantes, no |»arecc haber diferencias funda­ costo por unidad de volumen de suelo compactado;
mentales en el funcionamiento de los equipos, si por otro lado, si el espesor de la capa se fijase arriba
bien, se repite, falta investigación al respecto. Se ha de los valores corresj>ondientes al intervalo crítico,
dicho que cuando los equipos de compactación circu­ se requeriría un número de pasadas desproporciona­
lan con rapidez, lo cual es conveniente desde el pun­ damente alto. Por consiguiente, si se representa el
to de vista de la economía, hay tendencia a que la costo de compactación contra el espesor de la capa,
su perfide superior de la capa quede ligeramente on­ es lógico pensar que se obtendrá una gráfica del
dulada. Suponiendo que exista, este defecto tiene en tipo que se muestra en la Fig. IV-28 b, la cual defi­
general poca importancia en la construcción de terra- ne en forma clara el espesor óptimo.

Figura iv-28. Determinación del espesor conveniente de capa.

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Algunos problemas especiales de com portación en el campo 189

Es frecuente que en trabajos de terracerías los es­ cuales han de construirse dentro de los requerimien­
pesores óptimos de capa fluctúen entre 20 y 30 cm, tos especiales que estas obras imponen según su tipo,
cuando no se usan equipos vibratorios y que en ge­ los que se detallarán más adelante, en el capítulo
neral permiten capas de mayor espesor. correspondiente.
La liga entre capas sucesivas debe ser debidamen­
te garantizada. Es aconsejable que las capas sean ho­ c) Compactación en los bordes de los terraplenes
rizontales, sobre todo en lugares de pendiente trans­
versal importante, para tener mejor resistencia a cual­ A medida que la construcción de un terraplén
quier tendencia al deslizamiento. Siempre que haya progresa en altura, se va presentando el problema de
duda sobre la capacidad de una superficie terminada la compactación en sus taludes, por el doble motivo
para ligarse en forma conveniente con la capa que de que el equipo de compactación no puede orillar­
sigue, deberá escarificarse ligeramente la superficie se demasiado durante su operación y por la falta de
de la capa compactada antes de tender la siguiente. confinamiento lateral que se tiene en las zonas de
borde. El problema suele resolverse dando un sobre-
ancho a ambos lados del terraplén (quizá sean sufi­
IV-6 A L G U N O S P R O B L E M A S ESPECIALES D E cientes SO ó 40 cm eu cada lado), el cual se puede
C O M P A C T A C IO N EN E L C A M P O recortar y afinar al fin de la construcción.
En terraplenes muy bajos el problema anterior
Se mencionan brevemente algunos problemas de puede justificar la adopción de taludes suficiente­
naturaleza especial relacionados con el problema mente tendidos como para que sobre ellos circule el
de compactación en el campo: equipo de compactación. Las obras complementarias
de drena ie y las de protección con forestación u
otros medios pueden ayudar mucho a paliar los efec­
a) Compactación de zonas difíciles, inaccesibles para
tos de una mala compactación en los taludes.
los equipos convencionales

Estas condiciones se presentan con cierta frecuen­ d) Compactación de las primeras capas de un
cia y pueden demandar desde el uso ineficiente de terraplén sobre terrenos blandos
equipos en distancias cortas hasta el empleo de equi­
pos y métodos especiales de rendimiento reducido, a Cuando un terraplén se va a construir sobre un
los que ya se ha hecho mención en páginas ante­ suelo de cimentación muy blando, suele presentarse
riores. el problema de falta de apoyo suficiente para una
En la construcción de carreteras suele presentarse buena acción del equipo de compactación sobre las
este problema, muy agravado, en el fondo de cañadas primeras capas de base. El desmonte y despalme
profundas y angostas, en que no se justifican los ca­ adecuados del terreno natural, seguidos de un orea­
minos de acceso al fondo de las mismas por los pe­ do, cuando ello es posible, puede ayudar a resolver el
queños volúmenes que hay que compactar. Una prác­ problema; si no es ése el caso, podrá construirse en
tica común en tales casos es rellenar a volteo el fon­ toda la zona de desplante una plantilla de trabajo,
do hasta un nivel a partir del cual pueda trabajarse preferentemente de material granular fino, con 20 ó
mecánicamente. Si se tiene cierto cuidado en la ope­ 30 cm de espesor; al compactar dicha capa se mejo­
ración de relleno y no se abusa de ella en cuanto a rará también la parte más superficial del suelo na­
altura de material colocado a volteo, este método no tural, mejorando las condiciones de conjunto. La
causa necesariamente efectos perjudiciales; el caso se plantilla de trabajo podrá ser bastante más potente
complica cuando en el fondo de la barranca existe cuando exista agua permanente, pues en tal caso de­
una obra de drenaje, lo cual es común; dicha obra, berá sobresalir algo del agua; si ésta tiene tirantes
por su parte, impone condiciones al material que la de importancia, ya será económico pensar en la cons­
rodea y la sobreyace. En el fendo de barrancas y de­ trucción de pedraplenes u otro tipo de soluciones.
presiones es común también, en el caso de carreteras
En relación con el problema presentado en el pá­
y ferrocarriles, que el material colocado lo constitu­
rrafo anterior ha de tenerse en cuenta que los suelos
yan tamaños más o menos gruesos, incluyendo mu­
arcillosos blandos muchas veces poseen una costra
chas veces fragmentos de roca. Las técnicas de com­
relativamente más firme, producto del secado por
pactación de estos materiales son las que correspon­
evaporación; la remoción de esta capa o su debilita­
den a los pedraplenes.
miento contribuirá siempre a hacer más difíciles las
condidones de trabajo.
b) Zonas próximas a puentes, alcantarillas, muro*
de retención, etc e) Suelos friedonantes que se toman “ movedizos”
Ya se ha mencionado el buen resultado que pro­ La experienda ha demostrado que algunos sue­
porcionan los equipos de compactación manuales en los, tales como limos no plásticos, arenas muy finas
estos casos. Un caso especial lo constituyen los col­ o polvo de roca, cuando se compactan en zonas de
chones de protección de las obras de drenaje, los nivel freático alto atraen agua por capilaridad hasta
190 Compactación de suelos

su superficie y se vuelven movedizos, con pérdida apropiados para la compactación deberán determi­
casi total de su resistencia. El mismo efecto puede narse en un estudio de expansión. Es fundamental
presentarse en tales suelos si se compactan con un el control de la humedad de compactación durante
excesivo contenido de agua. A l presentarse el proble­ el proceso.
ma, es muy fácil secar estos suelos por escarificación O tro tanto puede dedrse de los suelos que exhi­
y oreo, si se logra elim inar la fuente de agua que los ben rebote elástico, por ejem plo bajo el paso de
ha saturado, pero es en este punto en donde pueden cargas en movimiento; este efecto, que conduce a la
surgir problemas casi insolublcs; en áreas pequeñas destruedón rápida de un pavimento, por ejemplo, es
el problema se puede eliminar con la colocación de mucho más notable cuando el suelo se compacta más
una capa de material granular grueso que rompa la allá de un d erto límite, que deberá determinarse
capilaridad e impida la subida del agua; en otros también con base en estudios especiales.
casos podrá abatirse el nivel freático por medio de
subdrenes laterales de zanja. Cuando todo lo ante­ IV-7 COM PACTACION DE PEDRAPLENES
rior no sea posible, deberá procurarse no alterar al (Refs. 20 y S0>
terreno natural y usar sobre éste materiales gruesos
Ya se ha mencionado en otras partes de esta obra
apropiados, modificando el proyecto cuando sea ne­
cómo el desarrollo moderno de las vías terrestres, con
cesario.
mayores requerimientos de pendiente y curvatura,
provoca la necesidad de construir terraplenes de altura
0 Problemas derivados de sobrecompactación
cada vez mayor. Como consecuencia natural de la ne­
La creencia común de que cualquier aumento en cesidad práctica de utilizar los materiales en el sitio,
el peso volumétrico seco de un suelo por compacta­ es también muy común que esos terraplenes hayan de
ción va acompañado por un mejoramiento general ser construidos con fragmentos de roca y suelos grue­
de sus condiciones la desmienten en forma drástica sos. De esta manera la construcción de pedraplenes de
algunos casos, frecuentes en la práctica, en los que, gran altura es cada vez más frecuente y es de esperar
por el contrario, puede llegarse a condiciones franca­ que en el futuro sean cada día más numerosos y más
mente desfavorables por compactar los suelos más altos. Com o se expresó en el capítulo 1 los suelos
allá de un cierto límite. N o es posible mencionar to­ gruesos y los fragmentos de roca dan lugar a muy se­
dos los casos de sobrecompactación perjudicial, pero rios problemas de compresibilidad cuando están su­
algunos de los más comunes son los siguientes: jetos a los altos niveles de esfuerzos que suponen los
1. Suelos en que la sobrecompactación produce actuales pedraplenes altos; seguramente deben vigi­
un cambio estructural que los hace inadecuados. Qui­ larse estos problemas en estructuras cuyas alturas so­
zá el caso más tipico es el de los tezontles (espuma brepasen los 20 ó 30 m.
de basalto) que se utilizan como terraplenes ligeros Ya se d ijo también que en épocas redentes ha tenido
sobre suelos compresibles blandos. La sobrecompac­ un gran impulso la tecnología de la construcción de
tación rom pe los fragmentos porosos, produciendo pedraplenes; ello es debido a los aportes de la expe­
una granulometría mucho más variada y abundante riencia de la construcción de grandes presas. Esta ex­
cantidad de finos, todo lo cual puede hacer llegar al periencia es muy valiosa cuando se extrapola a carre­
material fuertemente compactado a pesos volumétri­ teras, pero ello no quiere decir que la extrapoladón
cos incluso más altos que los de cualquier material pueda hacerse ciegamente, pues entre ambos casos exis­
térreo convencional que se hubiere usado, haciendo ten diferendas que no deben ignorarse, que probable­
perder por completo la ventaja de su utilización. mente aún no se endenden del todo y que ameritan
2. Materiales expansivos o con rebote elástico. investigación especializada en el campo de las vías
Los materiales expansivos son fuente de problemas terrestres. Baste señalar, como un ejemplo, que en el
muy graves, sobre todo donde las condiciones climá­ caso de las presas los enrocamientos suelen hacerse con
ticas conducen a cambios significativos en el conte­ materiales muy seleccionados y muy limpios, en tanto
nido de agua en diferentes épocas del año. Tam bién que en las carreteras existe el im perativo económico
lo son cuando la construcción se efectúa durante la de utilizar materiales mucho más alterados y con por­
época de secas y el suelo absorbe humedad en la sub­ centajes nada despreciables de -uelos finos.
secuente estación lluviosa. Si estos suelos se compac­ Obviamente los fragmentos de roca se han usado
tan en exceso, se expandirán mucho y generarán pre* siempre en las vías terrestres y existe una definida ten­
siones de expansión muy grandes al humedecerse tras dencia de los ingenieros interesados a considerarlos
la compactación; por el contrario, si se compactan como un material inerte, del que no es posible esperar
con un contenido de agua apropiado y sólo hasta un serios problemas de comportamiento. En gran medida
lim ite justo, las expansiones se podrán reducir al esto fue d erto y debe entenderse que las preocupacio­
mínimo; para tal fin, e l requisito de compactadón nes que motivan este párrafo se relacionan no tanto
en general no tendrá nada que ver con el peso volu­ con el uso del material en sí, cuanto con el hecho de
métrico seco máximo o la humedad óptim a de cual­ que la altura de los modernos pedraplenes impone ni­
quier prueba de laboratorio que se use como prueba veles de esfuerzo que hace que muchas situaciones ac­
de control. Ahora, la humedad y el peso volumétrico tuales difieran de las pasadas no en forma cuantita-
Pruebas de compactación en el laboratorio 191

(iva, sino cualitativa, tal como se hizo ver en forma centran mucho los esfuerzos, propiciándose la rotura
general en el capítulo I. de granos y el flujo plástico de la roca, todas causas
La práctica usual en la construcción de carreteras de deformación. Correspondientemente, un enroca­
acepta que la base del pedraplén se forme rellenando miento bien graduado debe resultar menos deforma-
el fondo de la barranca, sin tratamiento previo de ble.
éste, con enrocamiento a volteo, hasta obtener una La rotura de granos puede comenzar a niveles de
superficie de trabajo lo suficientemente amplia como esfuerzo relativamente bajos y se ha visto en prue­
para que puedan operar los equipos de construcción. bas triaxiales con presiones de confinamiento menor
Sin duda resulta mejor la práctica de desmontar y des­ que 5 kg/cm2. En el capítulo I se ha insistido sufi­
palmar el terreno natural, eliminando alguna forma­ cientemente sobre lo que significa en el comporta­
ción de suelo de baja resistencia que pudiese romper miento de los suelos granulares, tanto en compre­
la homogeneidad del apoyo; esto no puede lograrse sibilidad como en resistencia.
en construcción bajo agua (ver Ref. 31, con un caso La compactación de los enrocamientos tiene una
muy interesante de construcción en estas condiciones). influencia muy marcada tanto en su compresibili­
En muchas ocasiones la masa del pedraplén sobre dad como en su resistencia y ello es válido tanto para
la base no recibe ningún tratamiento mecánico espe­ los enrocamientos limpios como para los relativa­
cial, el que se reserva cuando mucho para una capa mente más contaminados. La granulometría ejerce
de mejoramiento de material más fino y, desde luego, también una influencia notable en los resultados de
para la subrasante y las capas de pavimento. Esta prác­ la compactación de estos materiales y, para la misma
tica debe abandonarse en lo que se refiere al cuerpo energía de compactación, el materiaJ bien graduado
del pedraplén, en beneficio del buen comportamiento adquiere una compacidad mayor que el uniforme.
de la estructura. Sin embargo, no siempre es fácil de obtener una buena
La colocación de fragmentos de roca a volteo pro­ composición granulométrica, sobre todo en el caso
duce una masa suelta totalmente segregada y muy en que la roca provenga de la explotación de macizos
compresible. Las observaciones realizadas con terra­ con explosivos, a no ser que el fracturamiento natural
plenes de prueba (Ref. 32) y los resultados de ensa­ de la roca induzca la obtención de un material bien
yos recientes (Ro£s. 33 y 34. Ver también los temas graduado. Las mezclas de grava y arena de río tienen
alusivos a compresibilidad de suelos granulares en el por lo general buena granulometría y granos sanos,
capítulo 1 de esta obra) han modificado de manera por lo que constituyen excelentes materiales. Otro
fundamental el criterio de los ingenieros sobre los hecho que favorece la colocación de un material con
problemas conectados con la construcción de estas granulometría adecuada es el evitar la segregación
estructuras.
de los fragmentos durante las maniobras de transpor­
Es probable que el primer esfuerzo que deba
te y tendido en el pedraplén; a ello contribuye el li­
hacerse en la investigación futura se refiera a una
mitar la altiva de caída al mínimo posible y el uso
clasificación adecuada de los materiales para enroca- de precauciones especiales de tendido. La segregación
miento y en las pruebas índice que sirven de norma
es poco significativa en materiales de granulometría
a tal clasificación y que permitan distinguir los ma­ uniforme.
teriales limpios de los contaminados, los gruesos de los
finos, etc. En México se considera un enrocamiento La compacidad de los materiales de enrocamiento
limpio el que está formado por fragmentos de roca y después de compactados no es fád l de medir. Cuando
pequeñas cantidades de finos mayores que la malla los fragmentos no son muy grandes se utiliza el con­
No. 4, siendo mínimo el contenido bajo dicha malla. cepto de compacidad relativa (expresión 1-17 del ca­
pítulo 1) .
Tentativamente, se ha dicho que un enrocamiento
que contiene más de 5% de material menor que la Lx>s enrocamientos se compactan actualmente con
malla No. 4 es contaminado. Es material grueso el rodillos vibratorios de 10 a 15 ton. de peso, cuando
mayor de 6 mm y fino el menor. N o existen pruebas son relativamente láminos y no están formados por
estándar universalmente aceptadas para catalogar la fragmentos muy grandes, de más de 30 cm. Los enro­
fracción gruesa de los pedraplenes (mayor de 6 mm) camientos más gruesos o los de escasa altura, forma­
y en México se han adoptado para ello las normas dos por material muy bien graduado, pueden compac­
tradicionales para juzgar la sanidad de los agregados tarse con un tractor pesado, con mínimo de 4 pasadas.
de concreto, a las que se añade un estudio sobre el Los enrocamientos contaminados, con más de 15%
tipo de roca, forma de los fragmentos, características de material fino plástico, se han compactado exito­
de la meteorización, etc La fracción fina se juzga en samente con rodillos neumáticos muy pesados, de 50
México con el Sistema Unificado de Clasificación de ton o aún más.
Suelos. El espesor de las capas de pedraplén depende del
Como se vio en el capítulo 1, la granulometría tamaño máximo de los fragmentos de roca. Los frag­
es una propiedad importante en el comportamiento mento s de menos de 30 cm suelen disponerse en ca­
de los enrocamientos. Ya se dijo que en un material pas de 50 cm de espesor en estado suelto. En el caso
uniforme (Cu < 10) los contactos entre los granos de los grandes fragmentos, este espesor puede aumen­
ocurren a través de pocos puntos, en los que se con­ tar hasta un metro o más.
192 Compactación de suelos

Es una norma muy recomendable para la cons­ a construir, llegando como lím ite al absurdo tota] A part.
trucción de grandes pedraplenes el seleccionar cuida­ de hacer algo para aprender a hacerlo (absurdo, na­ prueba, la
dosamente al material producto de la excavación de turalmente, en el caso de que se habla, pero no en riendo otr
un corte o del préstamo de roca, separándolo en dos relación a otras actividades humanas). en uno de
tipos, uno de ellos con fragmentos menores de 30 cm A sí planteado el problema, las pruebas de co®.
y el otro, con los fragmentos mayores. Esta clasifica­ pactación de laboratorio se justifican sólo en térmi­ A Pri
ción ha de hacerse en el frente de trabajo. Conviene nos de su representatividad de los procesos de campo B P rt
colocar la parte más fina en el centro del pedraplén, que reproducen. Y esta representatividad ha de set C Prr
dejando los fragmentos grandes para las zonas adya­ llevada a sus últimas consecuencias, so pena de caer D Pru
centes a los taludes. en un despropósito y llegar a estudiar detenida y
£ Pru
L a experiencia ha demostrado que es una práctica acuciosamente en el laboratorio un proceso que no
recomendable para reducir la compresibilidad de los tenga nada (o no tenga mucho) que ver con el pro.
ceso de compactáción de campo que se supone que A Prueba
pedraplenes el humedecimiento del material al co­
locarlo. Este .hecho está corroborado por investiga­ reproduce; este divorcio podría llegar a tener conse­
cuencias graves en cuanto a las conclusiones prácti­ Todas
ción de laboratorio, donde se ha visto que al hacer pan de las
cas que se adopten y, desde luego, las tendría al des­
pruebas de compresibilidad a los materiales gruesos
viar fuera de sus cauces justos y razonables el criterio
y someterlos en un momento dado a un humedeci­
de aquellos ingenieros que juzgaran el proceso de 1. El s
miento intenso, se produce en ese m om ento un au­
compactación a través del laboratorio de manera úni­ de un mo
mento drástico y muy rápido en la deformación. De
ca o principal. pruebas a
esta manera, la práctica del humedecimiento condu­
ciría a producir la deformación del pedraplén durante En rigor, actualmente se hacen dos usos principales la capa.
la construcción, evitando que se presentase posterior­ de las pruebas de compactación de laboratorio. En el
mente. Las razones de ese aumento rápido de defor- primero, se compactan los suelos para obtener datos
2. En i
m abilidad con el humedecimiento no están del todo para proyecto de estructuras de tierra; esta información
te dicha s<
dilucidadas, pero se han relacionado con cierto re­ se refiere a resistencia, deformabilidad, permeabili­
molde un
blandecimiento de las aristas y picos de los fragmen­ dad, susceptibilidad al agrietamiento, etc. En este
distribuido
tos de roca, que toleran menos, cuando están hume­ caso, la representatividad de la prueba, en el sentido
altura de (
decidos, las concentraciones de esfuerzo que en ellos de que se produzca en el laboratorio un suelo con las
a otras. El
se producen. mismas propiedades mecánicas que después se obten­
por capa l
Según la inform ación disponible en la actualidad, drán al compactar los materiales en el campo, es
el agua debe incorporarse a razón de 300 ó 400 lt/m3. obviamente esencial. Pero hay un segundo uso de las
U n pedraplén importante debe ser siempre ins­ pruebas de compactación, que es el que de ellas se 3. En i
trumentado (ver el capítulo alusivo en el T o m o I I hace en las operaciones de control de calidad; en este de calcular
de esta o b ra ), para conocer su comportamiento y caso, la prueba funciona fundamentalmente como un de la expi
adquirir experiencia para otras obras futuras. índice comparativo del peso volumétrico de laborato­ mero de g
rio y de campo y la similitud de propiedades mecá­ número de
IV -8 PRUEBAS DE COM PACTACION EN nicas entre ambos es mucho menos importante, sién­ del molde,
EL LA B O R A T O R IO dolo por consecuencia cualquier idea de “ representa­ de caída y
tividad” referente a la prueba. L o esencial de un ín­
Los procesos de compactación de campo son en dice de comparación es que sea siempre el mismo.
general demasiado lentos y costosos como para repro­ 4. En i
Y a se comentó con relativa extensión el conjunto
ducirlos a voluntad, cada vez que se desee estudiar ximo de p
de factores que afectan a un proceso de compacta­
cualquiera de sus detalles; no proporcionan un modo eliminan 1
ción; es obvio que todos deben contemplarse al esta­
práctico de disponer de una herramienta de análisis, la prueba,
blecer una prueba de laboratorio. Como existen tan­
estudio e investigación, tal como lo requiere el pro­ especificaci
tos modos de compactar suelos en el campo, es tam­
blem a de la compactación de suelos, con sus muchas la prueba.
bién razonable pensar que no se logrará tener una
complicaciones y complejidades. Así, la tendencia a sola prueba, con una única técnica estandarizada,
desarrollar pruebas de laboratorio que reproduzcan
que pueda representarlos a todos. Así, es lógico pen­ El valoi
fácil y económicamente aquellos procesos debió de
sar que haya pruebas de compactación de varios ti­ ba puede i
ser obvia para cualquiera que se interesara (e inte­
pos. L a energía de compactación influye mucho tam­ reproducir
rese) en racionalizar las técnicas de campo y en co­ bién en los resultados del proceso, y hoy los equipos tación de
nocer más un proceso tan difícil e importante. de campo la aplican en formas muy variadas, de ma­ cada organ
Las mismas razones inducen a las pruebas de la­
nera que también habrá variantes en las pruebas por suelos coro
boratorio a ser base de estudios para proyecto y fuen­
este concepto. prueba pat
te de información para planear un adecuado tren de
A u n cuando otros factores actúan como variables pecificacioi
trabajo de campo; la alternativa sería o establecerlo
que afectan el proceso de compactación, sólo los an­ Desde luej;
sobre bases únicamente personales, fundadas en la
tes mencionados han sido utilizados para diferenciar de los suel
experiencia anterior, pero sin ningún estudio para el
nes de con
caso, o desarrollarlo en un modelo a escala natural, pruebas de laboratorio, por lo menos las más co­
munes. seables en
verdadera duplicación de la estructura que se vaya
Pruebas de compactación en el laboratorio 193
A partir de 1933, en que Proctor desarrolló su en otra, resulta irracional el uso de un solo patrón
absurdo tota]
(absurdo, na. p r u e b a , la primera históricamente, han ido apare­ de laboratorio para todas las posibles situaciones de
, pero no en ciendo otras muchas; todas ellas pueden agruparse campo (R ef. 13).
en uno de los siguientes apartados:
;bas de coij. Algunas de las pruebas dinámicas que han alcan­
31o en térmi- A. Pruebas dinámicas zado mayor difusión son la prueba Proctor estándar
sos de campo 2J Pruebas estáticas (que es la que originalm ente propuso P ro c to r), la
id ha de set C Pruebas por amasado prueba Proctor (A A S H O ) estándar (con cuatro va­
pena de caet D Pruebas por vibración riantes) , la prueba Proctor (A A S H O ) m odificada
r detenida E Pruebas especiales o en proceso de desarrollo
(con cuatro variantes), la prueba E-10 del U.S. Bu-
jceso que no reau o f Reclamation, la prueba de impactos de Cali­
r con el pro. fornia (en sus dos variantes) y la prueba británica
supone que \ Pruebas dinámicas estándar (B. Std.-1377. 1948).
tener conse­
Todas las pruebas dinámicas hoy en uso partici­
siones prácti- Las características principales de algunas de estas
pan de las siguientes características comunes:
¡ndría al des- pruebas se presentan en la tabla IV-13 (R ef. 4 ). .
les el criterio
l proceso de 1. El suelo se compacta por capas en el interior
A l final de la tabla IV-13 se añadió la variante
manera úni- de un molde metálico cilindrico, variando de unas
Proctor S.O.P., por m edio de la cual la Secretaría de
pruebas a otras el tamaño del m olde y el espesor de
Obras Públicas suele controlar los trabajos de com­
js principales la capa.
pactación de terracerías en materiales finos.
atorio. En el
)btener datos
2. En todos los casos la compactación propiamen­
i información | Además de las anteriores, merece mención la va­
te dicha se logra al aplicar a cada capa dentro del
, permeabili- riante de prueba de compactación dinámica estipu­
molde un cierto número de golpes, uniformemente
etc. En este I lada por el Departamento de Carreteras del Estado
distribuidos, con un pisón cuyo peso, dimensiones y
en el sentido de Texas (E E .U U .), similar hasta cierto punto a la
altura de caída cambian de unas variantes de prueba
suelo con las prueba A A S H O modificada.
a otras. El número de golpes de pisón que se aplica
ués se obten-
por capa también cambia en las diferentes pruebas.
1 campo, esf Las pruebas A A S H O estándar y A A S H O m od ifi­
lo uso de las cada se detallan en su procedimiento en el anexo
e de ellas se 3. En todos los casos, la energía específica se pue­ IV-a de este capítulo. Ambas existen en 4 variantes,
idad; en este de calcular con bastante aproximación con el empleo generadas con el criterio que se indica a continua­
nte como un' de la expresión 4-1, quedando definida por el nú­ ción. En primer lugar se utilizan dos tipos de molde,
de la b ora l» I mero de golpes por capa del pisón compactador, el
uno con diámetro de 10.16 cm (4 ") y otro con diá­
idades mecá-1 número de capas en que el suelo se dispone dentro metro de 15.24 cm ( 6 " ) ; la razón de esto es que el
>rtante, sien- del molde, el peso del pisón compactador, su altura primero es el molde clásico establecido por Proctor
“ representa- de caída y el volumen total del molde. y que perdura por la costumbre, en tanto que el se­
ai de un ín- gundo es un tamaño que se introdujo después debi­
I mismo. do a la conveniencia de realizar pruebas de valor
el conjunto •' 4. En todos los casos se especifica un tamaño má­ relativo de soporte (V R S ) en el material compacta­
'e compacta- ximo de partícula que puede contener el suelo, y se do, sin extraerlo del m olde; para estas pruebas, tí­
larse al esta- eliminan los tamaños mayores por cribado previo a picas de la tecnología de pavimentos y que se deta­
existen tan- la prueba. Con frecuencia se establece también una llarán en el capítulo alusivo, el molde de 4" resulta
npo, es tam- especificación relativa al reuso del material durante pequeño y se utiliza el de 6 " (técnica del Cuerpo de
la prueba.
á tener una Ingenieros de los Estados Unidos. Ref. 41). En se­
itandarizada, gundo lugar se utilizan dos tipos de granulometrías,
lógico pen­ El valor de cada una de las variables de la prue­ uno hasta el tamaño m áxim o de la malla N ? 4 y otro
de varios ti- ba puede hacerse cambiar según convenga, a fin de hasta el tamaño m áxim o de 3/4"; esto es con el ob­
mucho tam- reproducir en cada caso las condiciones de compac­ jeto de dar mayor representatividad a la prueba y
los equipos tación de campo, pero se ha hecho costumbre que abarcar una mayor variedad de materiales.
idas, de nía- cada organismo (o grupo de ellos) de los que usan
pruebas por suelos compactados, fije según su experiencia una El método por impactos de California, que se des­
prueba patrón y que de sus resultados deriven las es­ cribe en el anexo IV -b dé este capítulo, en realidad
no variables pecificaciones para la compactación en el campo. es anterior a la propia prueba original de Proctor en
sólo los an- Desde luego que, como las propiedades mecánicas su utilización como m étodo de control de compac­
. diferenciar de los suelos compactados dependen de las condicio­ tación de campo. En esencia es similar a las pruebas
las más co- nes de compactación, y las propiedades que son de­ normalizadas por la A A S H O , si bien la energía espe­
seables en cierta estructura no necesariamente lo son cífica es distinta, com o consecuencia de las diferen-
194 Compactación de suelos

Tabla IV-13
Características de las pruebas de compactación por impactos de uso más generalizado
N? de
Molde Peso Altura Reuso
Tratamiento del de golpes
del Energía
Np
Prueba Diámetro Altura del de capas por
material
martillo caída
capa suelo especifica

kg cm
cm cm kg cm — — — cm3

Proctor Cribado por la malla


estándar de 1/4" 10.16 12.70 2.490 30.48 3 25 sí 4.02

Prueba E-10 del Cribado por la malla


U.S.B.R. Núm. 4, tras secado al 10.80 15.24 2.490 35.72 3 25 sí 6.05
aire y desintegración
de grumos

Proctor Cribado por la malla


(AASHO) están­ Núm. 4, tras secado al 10.16 11.43 2.490 30.48 3 25 sí 6.05
dar (variante A ) aire

Proctor Tras secar al aire, se


(AASHO) modi­ desintegran grumos y
ficada (variante se criba por la malla
D) de 3/4", reemplazando
material retenido con
15.24 17.78 4.530 45.72 5 55 no 27.31
igual peso del mate­
rial comprendido en­
tre las mallas de 3/4"
y Núm. 4

California Cribado por la malla


Variante A de 3/4" en estado seco 7.30 91.44 4.530 45.72 5 20 no 17.70

Compa
Variante B Cribado por la malla
de 3/4" en estado hú­ 7.30 '91.44 4.530 45.72 10 20 no 35.40
diferencias
medo
maño de la;
Británica Secado al horno o al compactació
estándar aire y cribado p/malla 10.16 11.68 2.492 30.48 3 25 sí 6.05 usa pisones
3/4" quisito de
energías d if
Secado al aire y cri­
Variante bado por la malla 10.16 11.68 2.490 30.48 3 30 si 6.65 se disminuy
Proctor de SOP Núm. 4 los finos a i
a la expan
un procedir
limpias.
cias anotadas en la tabla IV-13. E l Departamento de dar 30 golpes por capa en vez de 25. Esta norma se Una de h
Carreteras de C alifornia la utiliza para control de introdujo hace más de 35 años y obedeció a que en­ to a las pru
compactación de campo y la ha m antenido en uso tonces se creyó que era más fácil obtener una buena ba en decir
durante muchos años, apartándose un poco de la ten­ repartición de los golpes por capa si se daba un nú­ talmente en
dencia casi universal en los EE.UU., en favor de las mero mayor; la razón para apartarse de la práctica finamiento i
pruebas Proctor, normalizadas por la A A S H O , quizá común podrá parecer hoy excesivamente sutil o, in­ lo colocado
por no desaprovechar la experiencia de muchos in­ cluso, inadecuada, pero el hecho es que la Secretaría la posibilida
genieros de campo, que al cabo de los años se va “ ca­ de Obras Públicas ha desarrollado sus últimos 35 suelo, haciéi
librando” en el uso de una cierta prueba; la anterior años de experiencia con base en esta prueba y ésta el campo, d
es quizá la principal razón por la que muchas insti­ es la causa única de que se siga utilizando. menor. Con
tuciones mantienen en uso pruebas que en realidad El Departamento de Carreteras del Estado de Te­ de los cereb
difieren poco de otras y cuyo uso no añade nada xas ha desarrollado otra prueba de impactos que, tudiado esto
substancial a la tecnología que se emplea. como se dijo, tiene interés particular (Ref. 36). El moldes conv
Otro tanto sucede en la Secretaría de Obras Pú­ hecho esencial está en la mecanización de la prueba, ma de cilini
blicas de México, que utiliza para suelos finos una por lo demás básicamente similar a la Proctor un cilindro
prueba tipo Proctor cuya única variación notable (A A S H O ) modificada; m ediante la mecanización se miento de 1¡
respecto a la prueba A A S H O estándar consiste en trata de elim inar la influencia del operador. Existen en el campe
Pruebas de compactación en el laboratorio 195

OfSniaudONMAMJUMCmCA

Figura IV-29. Curvas de compactación para dos arenas de di­


ferente granulometría con la misma energía de
compactadón (Rrf. 37).

comunicación personal algunos resultados prelimina­


res de esta idea, que indicaban ia obtención en mu­
chos suelos de más altos grados de compactación para
menores energías, respecto a la pruebas tradiciona­
les; sin embargo, parece ser que estas interesantes
investigaciones se interrumpieron antes de conducir
a conclusiones de carácter definitivo.
Compactador mecánico por impactos, de Texas.
En la Fig. 1V-7 se presentó un hecho fundamen­
diferencias relativamente menores en relación al ta­ tal que rige los procesos de compactación de labora­
maño de las partículas, al tamaño del espécimen y la torio en pruebas dinámicas. A energía creciente, se
compactación se hace en un equipo automático que obtiene mayor peso volumétrico seco máximo a con­
usa pisones también automáticos; se impone el re­ tenido de agua óptimo decreciente. A l comparar las
quisito de no reusar el material. Se especifican 4 diferentes curvas de compactación de la Fig. 1V-7 se
energías diferentes para distintos tipos de suelos, y puede ver también que arriba de la humedad ópti­
se disminuye la energía de comr^ctación en los sue­ ma un fuerte aumento en la compactación tiene muy
los finos a medida que puedan desarrollar tendencia poco reflejo en el peso volumétrico seco logrado, en
a la expansión o al agrietamiento; se tiene todo tanto que abajo del contenido óptimo de agua, es
un procedimiento de compactación para las arenas muy considerable el efecto del aumento de la ener­
limpias. gía de compactación.
Una de las objeciones más serias que se han pues­ La Fig. 1V-29 (Ref. 57) ilustra el efecto del tipo
to a las pruebas de compactación por impacto estri­ de suelo (en este caso la granulometría) en los re­
ba en decir que su representatividad está fundamen­ sultados de la compactación lograda en dos arenas
talmente en entredicho por las condiciones de con­ diferentes; en ambos casos se usó la prueba británica
finamiento muy rígidas que impone el molde al sue­ estándar.
lo colocado en su interior; estas condiciones limitan Nótese la ventaja de la arena bien graduada, en
la posibilidad de desplazamiento de las partículas del la que las partículas finas pueden acomodarse en los
suelo, haciéndolas distintas de las que se tienen en huecos entre las grandes.
el campo, donde el confinamiento lateral es mucho La influencia del contenido de partículas gruesas
menor. Con base en esta idea, Francis Hveem, uno en la muestra de suelo fue investigada por Maddison
de los cerebros más agudos y originales que han es­ (Ref. 38), quien encontró que la mezcla de 25%
tudiado estos problemas, propuso realizar pruebas en de cualquier agregado de un solo tamaño, hasta
moldes convencionales, pero con especímenes en for­ 2.5 cm, tiene poco efecto en la compactación del con­
ma de cilindro hueco, en cuyo interior se colocaría junto de suelo, pero porcentajes mayores de ese mis­
un cilindro de hule, que hiciese posible un desplaza­ mo tamaño hacen decrecer con rapidez los pesos vo­
miento de las partículas más parecido al que tienen lumétricos alcanzados, y cuando dicho porcentaje
en el campo. Los autores de este libro conocen por llega a ser 70%, el comportamiento del suelo es el
196 Com pactadón de suelos

TIPOS OE SUELO de un conjunto de partículas gruesas del tamaño se. Proctoí


ARENA LIMO ARCILLA
No DESCRIPCION % % % leccionado. estando
1 ARENA BIEN GRADUADA 88 10 2 is -
2 MARGA ARENOSA BIEN L a inform ación respecto a la influencia del tipo 2400
GRADUADA 72 15 13 16 -
3 MARGA AMENOSA DE de suelo puede complementarse si se analiza la Fig,
GRADUACION MEDIA 73 9 18 22 4
IV-30 (R ef. 15), en la que se presentan curvas de
VOLUMETRICO SECO, T o n /m ?

4 ARCILLA LIMO ARENOSA 32 33 35 28 9


5 ARCILLA LIMOSA 5 64 31 36 15 2300
6 LIMO DE L O ES S 5 85 10 26 2 compactación para 8 diferentes suelos, compactados
2.05 7 ARCILLA HOMOGENEA 6 22 72 67 40
8 ARENA MAL GRADUADA 94 6 — con la prueba Proctor (A A S H O ) estándar.
x 2200
En la Fig. IV-31 (R ef. 37) se muestran resultados
Z
del secado y humedecimiento de una arena arcillosa UJ
LINEA DE SATURACION compactada con la prueba británica estándar de i®, o 2100
pactos; en la figura aparece también la curva de |
compactación correspondiente. A partir de diferen­ £2000
tes puntos de dicha curva, que representan condido­
nes particulares del citado- suelo, se secó y humedeció 1900
éste; en la figura se puede ver la evolución del con­
tenido de agua y del peso volumétrico seco como 1800
PESO

consecuencia de tales operaciones. Los máximos cam


5 10 15 20
CONTENIDO DE AGUA, % bios de volumen ocurren cuando el suelo está cerca
1700
de la saturación, pero la capacidad de absorber agua
a IV-30. Curvas de compactación para 8 suelos utilizando decrece cuando también disminuye el porcentaje de
°3

la prueba Proctor (AA S H O ) estándar (Ref. 15). aire en los vacíos. A u nqu e los cambios de volumen 1600
más pequeños ocurren con contenidos de aire muy
altos, estos suelos cuando se saturan, son' los que lle­ 1500
gan a los menores pesos volumétricos y a los mayores 0
contenidos de agua. 12 1400
a.
L a forma de las curvas de compactación obteni­
das se considera “ regular” cuando presenta el con­ 1300
torno parabólico •que se muestra en muchas de las
figuras presentadas, pero muchos suelos lateríticos,
1200. -
las arenas uniformes (ver Fig. IV-3) y ciertas arci­
llas coloidales altamente plásticas exhiben con fre­
T o n /m .

cuencia curvas de compactación de form a muy irre­


gular. L a forma de las curvas puede estar también Figura IV-3Í
ligada a la energía de compactación; por ejemplo,
en las arcillas de alta plasticidad, la form a irregular
obtenida en la prueba Proctor (A A S H O ) estándar tadón cor
SECO,

suele tornarse muy regular cuando se usa la prueba que con c


Proctor (A A S H O ) modificada. al hecho s
En una representación semilogarítmica, tal como naciones c
VOLUMETRICO

la que se ve en la Fig. IV-32 (R ef. 39), se puede En la


apreciar la variación de los pesos volumétricos secos interés en>
máximos para 17 suelos diferentes, compactados con y Proctor
distintas energías de compactación. Dicha figura se los diferei
obtiene al unir los valores de los máximos pesos vo­ dón Proc
lumétricos obtenidos en el laboratorio para cada sue­ y el 97%
PESO

lo y en cada prueba efectuada, lo que produce una modificad


variación lineal en representación semilogarítmica para defir
como la que se muestra. En la gráfica resalta una table el a
vez más la influencia del tipo de suelo en los resul­ de las do:
tados de la compactación y el diferente efecto que Para fi
puede tener sobre cada uno el aumento de la ener­ no a las f
gía específica de la prueba (de la A A S H O estándar sentan res
a la A A S H O m od ifica d a ). A l tomar en cuenta que suelos cor
se está utilizando una representación semilogarítmi­ equipos c
ca, podrá observarse que para todos los suelos la efi­ tomada d
ciencia de un aumento de la energía de compacta­ diferenda
ción va disminuyendo a medida que se opera a ni­ mo suelo,
Figura IV-31. Relación entre el peso volumétrico seco y el veles más altos de energía. como en
contenido de agua en una arcilla arenosa cuan­
do se humedece o seca lentamente después de L a experiencia de campo indica que en muchos rentes mí
ser compactada (R ef. 37). suelos es muy d ifícil sobrepasar el 100% de compac- los dos c
Pruebas de compactación en el laboratorio 197
tamaño se. Proctor lAASHO)__1 Proctor S.O. R Proctor (AASHO)
estándar. modificad
ia del tipo 2400'-------------- 11
liza la Fig.
curvas de
Mnpactados
ir.
i resultados
la arcillosa!
idar de i®. I
i curva del
de diferen-
n condicio-
humedeció
5n del con-
seco como)
ximos cam-
> está cereal
►orber agua
rcentaje de
le volumen
; aire muy
los que líe­
los mayores

ión ob teni­
sta el con­
chas de las
laterí ticos, RELACION ENTRE EL PESOVOLUMETRICO SECO MAXIMO ESTANDAR
áertas arci- 3 4 5 6 7 8 10 20 30 40 50 Y EL CORRESPONDIENTE A LA PRUEBA MODIFICADA, EN %
:n con fre-
E N E R G I A E S P E C IF IC A , Kg-cm /cm S Figura IV-33. Relación entre los pesos volumétricos estándar
i muy irre- y modificado (AASHO).
ar también Figura IV-32. Variación de peso volumétrico máximo con la
>r ejemplo, energía de compactación para diferentes tipos una vez más. L a investigación que se presenta corres­
1a irregular de suelos (Ref. 39). ponde a un caso particular, pero destaca convenien­
•) estándar tadón con base en la prueba modificada, en tanto temente las tendencias generales.
i la prueba que con otros es más fácil lograrlo. La explicación
al hecho se ve clara al comparar las diferentes incli­ B Pruebas estáticas
i, tal como naciones de las curvas en la gráfica.
, se puede En la Fig. 1V-33 se presenta otra comparación de Con relación a la Fig. IV-3 ya se comentó que en
tríeos secos interés entre las pruebas Proctor (A A S H O ) estándar suelos friedonantes es muy común que las pruebas
tetados con y Proctor (A A S H O ) modificada hechas para 43 sue­ dinámicas produzcan una curva de compactación con
a figura se los diferentes. El máximo de la curva de compacta­ una forma inadecuada para la determinación de un
>s pesos vo- dón Proctor (A A SH O ) estándar oscila entre el 85 peso volumétrico seco máximo y una humedad ópti­
a cada sue- y el 97% del máximo correspondiente a la prueba ma. También se d ijo que para este tipo de suelo
roduce una modificada; el tipo del suelo es el factor prinapal existen otras pruebas de compactación en las que
logarítmica para definir la relación entre ambas pruebas. Es no­ usualmente se define una curva de compactación de
resalta una table el acercamiento que ocurre entre los resultados forma típica, adaptada a los fines que se persiguen.
n los resul- de las dos pruebas en materiales granulares. Una de éstas es la prueba de compactación está­
efecto que | Para finalizar la información que se ofrece en tor­ tica, que introdujo O. J. Porter y que alcanzó su for­
de la ener- no a las pruebas dinámicas, en la tabla IV-14 se pre­ ma definitiva alrededor de 1935. En ella se compacta
O estándar sentan resultados de compactación en varios tipos de al suelo colocándolo dentro de un molde dlíndrico
cuenta que suelos correspondientes a varias pruebas y a diversos de 15.24 cm (6 ") de diámetro; el suelo se dispone
nilogarítmi- equipos de compactadón de campo. La tabla está en tres capas, acomodándolo con 25 golpes de una
reíos la efi- tomada de la Ref. 37 y en ella se ve claramente la varilla con punta de bala, lo que no significa una
: compacta- diferenaa grande que se puede obtener para un mis­ compactación intensa, pues la varilla es ligera y la
opera a ro­ mo suelo, tanto en peso volumétrico seco máximo altura de caída, que no está especificada, es la míni­
como en contenido óptimo de agua, al aplicar dife­ ma utilizable por el operador para una manipula-
en muchos rentes métodos de compactación; la relatividad de d ó n cómoda. L a compactación propiamente dicha se
de compac- los dos conceptos anteriores resalta como evidente logra al aplicar al conjunto de las tres capas una pre-
198 Compactación de suelos

Tabla IV 14
Com paración de pesos volum étricos m áxim os y humedades óptimas obtenidas con distintas pruebas
de laboratorio y varios equipos de cam po

T ;i p o d e S u e l o Mezcla de arena,
grava y arcilla Suelos
Arcilla franca Arcilla limosa Arcilla arenosa Arena
Tipo de P.V.S. Humedad P.V.S. Humedad P.V.S. Humedad P.V.S. Humedad P.V.S. Humedad
prueba máx óptima máx. óptima máx. óptima máx. óptima máx. óptima l
T/M3 % T¡M3 % T/M3 % T/M3 % T/M3 %

3
Británica están­
4
dar 1.560 26 1.670 21 1.850 14 1.940 11 2.080 9
5
Proctor
6
7
(AASH O ) modi»
ficada 1.810 17 1.930 14 2.050 11 2.080 9 2.220 7
8
R odillo liso de' 9
1.520 ' 21 1.770 17 1.830 16 2.060 10 2.150 8
2.5 ton
10
R odillo liso de
7.5 ton 1.670 20 1.780 16 1.860 14 2.120 8 2.220 7 11
R odillo neumá­ 12
tico 1.575 25 1.670 20 1.780 19 2.040 11 2.020 7
13
R odillo pata de
cabra (vástago b 14
de Fig. IV-4) 1.720 16 1.860 14 1.910 12 2.080 6
15
R odillo pata de
cabra (vástago a 16
de Fig'. 'IV-4) 1.720 15 1.850 14 1.920 12 2.060 5
17
Plataforma vi­
bratoria manual
de 450 kg 1.720- • 17 1.760 15 1.860 13 2.050 10 2.180 7

sión de 140.6 kg/cm2, la cual se mantiene durante un nulométricos importantes durante la prueba, lo que
minuto. Los detalles de la prueba se incluyen en el contribuye a poner en entredicho su representati­ Com parack
anexo IV-c de este capítulo; se menciona allí la m o­ vidad.
dalidad adoptada por la Secretaría de Obras Pú bli­ Hubo una época en que se pensó que una prueba
cas, que ésta utiliza con frecuencia para controlar los estática representaría bien al efecto de un rodillo
trabajos de compactación de campo con suelos pre­ liso, cuando era costumbre usar estos equipos en sue­ Suelo
dominantemente friccionantes (prueba Porter S O P ). los friccionantes; de ahí vino la idea de que, mien­
Com o se ve, la prueba de compactación estática tras las pruebas dinámicas representaban m ejor I
es tan antigua como las dinámicas; si bien no se ha procesos de compactación en arcillas, las estáticas eran 1. SP
2. SW-SM
extendido tanto como éstas ni es de aplicación tan más apropiadas en arenas y gravas. Independiente­
3. SW-SM
universal, tiene en su favor de igual manera el fac­ mente de que esta afirmación se basaba en una in­ 4. SM-SC
tor de tradición y costumbre. Además, la prueba clá­ tuición nunca comprobada, hasta donde llega el co­ 5. C L-M L
sica estática estaba ligada con la prueba de valor re­ nocimiento de los autores de este libro, la idea carece 6. CH
lativo soporte (C .B .R .), muy usada en pavimentos, hoy de base, pues, como se dijo, los suelos friccio­ 7. CH

y ésta es, quizá, otra razón de su supervivencia en nantes se compactan en el campo con el empleo de
la tecnología de muchas instituciones. otros sistemas.
Es bastante dudoso, pero está relativamente poco En la Ref. 39 A gu irre Menchaca presentó los re­
estudiado, que una prueba estática tenga un buen sultados de un estudio comparativo sobre los logros
índice de representatividad respecto a cualquier pro­ de la prueba estática en relación a los de las pruebas
ceso de compactación en el campo. L a aplicación de dinámicas. El estudio abarcó 17 suelos, desde gravas
presión, que de por sí no es un método eficiente para hasta arcillas de alta plasticidad. La tabla IV-15 mues­ 8. GW-GN
compactar suelos friccionantes (que es a los que mu­ tra las características principales de los 17 suelos que 9. GW-GN
10. GM
chas veces se les aplica la ..prueba estática), no con­ se estudiaron.
U. GM
sidera ni la vibración ni ninguno de los métodos mo­ En la tabla IV - 16 se muestran los pesos voluffl^ 12. GW-GC
dernos de compactación de estos suelos en el campo; tríeos secos máximos obtenidos y las humedades óp­ 13. GW-GC
además, hay razones para pensar que la aplicación timas correspondientes a cada una de las pruebas rea­
de una presión estática puede producir cambios gra- lizadas a los diferentes suelos. Nótese que en los sufr
Pruebas de compactación en el laboratorio 190

T ab la IV-15

Comparación de resultados entre las pruebas estática y dinámicas


Relación de suelos estudiados (Ref. 39)

Clasificación Limites de plasticidad Porcentaje que pasa la malla


Suelos Descripción
(S.U.CS.) LX. /J*. J/-T Á> 4 N t 40 \ r 200

1 Arena fina uniforme SP 22 fNAP. 100 100 100 5


2 Arena media limosa, bien
graduada SW-SM 25 INAP. 100 100 40 10
3 Arena gruesa, angulosa SW-SM 20 INAP, 100 100 30 12
4 Arena limo-arcillosa s m -sc: 21 7 100 100 55 25
5 Ardlla limosa CL-ML 34 12 100 100 70 45
6 Ardlla de alta plastiddad CH 62 36 100 100 06 90
7 Arcilla de alta plastiddad CH 71 35 100 100 96 92
8 Grava angulosa con 9%
de finos no plásticos GW-GM 21 6 100 49 21 9
9 Grava red on d ea d a con
9% de finos no plásticos GW-GM 21 6 100 47 21 9
10 Grava angulosa con 18%
de finos no plásticos GM 21 6 100 55 25 18
11 Grava red on d ead a con
18% de finos no plásticos GM 21 6 100 55 25 18
12 Grava angulosa con 9%
de finos plásticos GW-GC 49 29 100 42 19 9
13 Grava redon d ead a con
9% de finos plásticos GW-GC 49 29 100 42 19 9
14 Ciava angulosa con 18%
de finos plásticos GC 49 29 100 54 28 18
15 Grava red on d ead a con
18% de finos plásticos GC 49 29 100 54 28 18
16 Arena ardllosa con 30%
aprox, de gravas SC 38 12 100 72 55 37
17 Arena arcillosa SC 38 12 100 100 80 45

T ab la IV-16

Com paradón de resultados entre las pruebas estática y dinámicas. Resumen de pesos volumétricos secos máximos
y humedades óptimas. Arenas y suelos finos

E-2 E-4 P AÍ-2 M-4

Vd V Y«i w w XV
Td w VJ

1. SP 1555 17.1 1556 17j0 1645 16.8 1630 153 1640 15.4
2. SW-SM 1640 16.8 1645 15.0 1720 14.0 1730 153 1765 12J2
3. SW-SM 1785 14.7 1792 14.3 1800 123 1910 JOo 1900 12.0
4. SM-SC 1830 14.0 1850 13.7 1900 115 1912 12.0 1940 113
5. CL-ML 1558 22.0 1610 19.8 1745 153 1675 173 1740 16.7
6. CH 1312 31.8 1380 30.4 1713 18.9 1510 25.4 1540 243
7. CH 1290 32.2 1320 32.4 1630 21.8 1450 26.1 1515 233

Gravas

£-4 E -6 P M í M -6

8. GW-GM 2124 93 2117 93 2095 75 2213 73 2175 7.9


9. GW-GM 2049 83 2062 9.1 2032 8.1 2120 7.7 2095 8.0
10. GM 2045 10.1 2048 9.1 2050 93 2104 83 2097 83
11. GM 2015 10.0 1991 10.0 2012 103 2037 9.0 2037 9.2
12. GW-GC 1971 113 1980 103 2077 10.6 2112 8.7 2107 8.4
13. GW-GC 1951 113 1962 10.2 2021 10.7 2059 83 2057 83

Copyrighted material
200 Compaclación de suelos

T a b la IV-16 (Continuación)

14. CC 1892 12.6 1916 12.0 2098 10.4 2077 93 2072 8.8
15. CC 1895 11.0 1887 11.6 2052 10.1 2020 9.6 2018 93

16. SC 1514 223 ___ __ 1628 21.4 1622 19.4 _


17. SC — — — — — •— — — — —

Sím bolos: F.-2 Proctor (AASH O ) estándar, en molde de 2*


E-4 Proctor (AASH O ) estándar. en molde de 4»
E-6 Proctor (AASH O ) estándar. en molde de 6*
M 2 Proctor (AASHO) modificada en molde de 2*
M 4 Proctor (AASH O ) modificada en molde de 4**
M-6 Proctor (AASHO) modificada en molde de 6"
P Prueba estática (Porter SOP) 6"

N o to : Los valores anotados en las columnas correspondientes a pesos voluméuicos máximos (y j¡ y humedad óptima {u<)
representan el promedio de 5 ensayes.
Los «alores de y d están en kg/m3 y los tle ir, en porcentaje.

los finos se usó el molde de la prueba miniatura de P o r último, en las arcillas de alta plasticidad los
Harvard (m olde de 2* de diám etro), pero al suelo resultados obtenidos con la prueba Porter superan en
se le hizo una prueba con impactos de un pisón. forma notable (hasta en un 10% ) a los de la prueba
Las principales conclusiones del estudio estriban Proctor (A A S H O ) modificada, según lo muestra la
en establecer que en las arenas gruesas y gravas, lim ­ Fig. IV-36.
pias o con finos no plásticos, los resultados de la En la Fig. 1V-37 (R ef. 59) se presenta el resulta­
prueba Porter SOP son similares a los obtenidos para d o de otra comparación entre las pruebas de com­
los mismos suelos con la prueba Proctor (A A S H O ) pactación Proctor SO P y Porter SOP, variantes que
estándar (ver Fig. IV -3 4 ). utiliza la Secretaría de Obras Públicas, de M éxico, y de
En las arcillas de mediana plasticidad, en las are­ las qu e ya se ha hablado. En la Figura aparecen dos
nas finas con cualquier dase de finos, en las arenas correlaciones. L a primera entre el cociente y «i Proctot
gruesas con finos plásticos y en las gravas con finos sobre Porter y un número que se obtiene al mul­
plásticos, los resultados de la prueba estática son tiplicar el índice plástico del suelo por su porcen­
comparables a los de la prueba Proctor (A A S H O ) taje de partículas menores que la malla N * 200. La
modificada, tal como se ve en la Fig. IV-35. segunda correlación se establece entre la misma rela­
ción de pesos volumétricos y el equivalente de arena
de los suelos (prueba utilizada en la tecnología de
los pavimentos que se detallará en el capitulo alu­
sivo).

ARENA FINA UNIFORME (S P )

Figura IV-54. Comparación entre la prueba estática y priebas


dinámicas en una arena gruesa con (Utos no Figura IV-S5. Comparación entre la prueba estática y pruebas
plásticos (Ref. S9). dinámicas en una arena fina (Ref. 39).

Copyright
Pruebas de com ¡utcltirión en el luboralorio 201

Para la primera correlación se observa que


(Proctor) < v d (Poner) en los suelos plásticos
(cuando es mayor que 100 el producto del Índice
plástico por el porcentaje de material menor que la
malla 200). La prueba Porter produce jjesos volumé­
I tricos secos máximos menores cuanto más friccionante
o
X sea el material y mayores cuanto más plástico. Los
Z resultados concuerdan con los obtenidos por Aguirre
u
Menchaca (R ef. 39) y, de hecho, sus 17 suelos figu­
o ran entre los resultados del estudio que ahora se co­
o
u menta.
en
O La segunda correlación indica substancialmente
O
E
kl
el mismo hecho. Para equivalentes de arena menores
de 20 (suelos plásticos) el peso volumétrico seco má­
2
5 xim o Proctor es menor que el peso volumétrico seco
í máximo Porter; cuanto más friccionante sea el suelo
O mayor es el peso volumétrico seco máximo Proctor
« que el Porter.
í Algunas instituciones tienen a la Porter como
1300
prueba estándar de compactación en suelos friccio­
nantes y a pruebas tipo Proctor como norma en sue­
los finos; los resultados de un estudio como el ante­
rior inducen a pensar sobre la conveniencia de tra­
HU.MCDAO, %
tar de diversificar los controles de compactadón a
Figura IV-36. Comparadón entre la prueba estática y pruebas tal grado, pues en ocasiones un derto estándar pu­
dinámicas en una ardlla de alta plastiddad diera significar un requisito elevadísimo respecto al
(Ref. 39). otro, en tanto que en otras pudiera quedar muy por
abajo de la necesidad real del proyecto; esto depende
de si el suelo friedonante es fino o grueso, de si
contiene finos plásticos o no plásticos y de factores
que en general son muy diffdles de cuantificar y que
IP i% «2 0 0
se prestan a la aparidón de multitud de casos de
frontera o de casos de duda, cada uno de los cuales
puede generar un problema de campo, al fijar un
estándar de compactadón inalcanzable por el equipo
o innecesario, o bien al establecer un estándar de
compactadón insufidente. Estudios como el que se
comenta sugieren que la mejor política puede ser la
de controlar la compactadón de campo con base en
un solo estándar, pero que comprenda las limitado-
nes de este criterio, analizando cada discrepanda par*
ticular con base en una sólida comprensión de lo
que es compactar un suelo y un recto ju id o de cuá­
les son las necesidades de cada caso particular.

C Compactadón por amasado

Con una sola excepdón, los métodos de compac­


tadón por amasado son relativamente nuevos en la
tecnología de los laboratorios. L a excepdón la cons­
tituye la prueba denominada '.‘miniatura" que des­
arrolló ,S. D. Wilson en la Universidad de Harvard
(EE.y Ü .)..
En todos los casos se busca reproduar en el la­
boratorio el efecto típico que tiene lugar en muchos
rodillos de campo (pata de cabra y neumáticos, en
Yi P R O CIW Td P OR TER %
menor escala), con el objeto de lograr en el espéd­
Figura IV-37. Correlación entre los pesos volumétricos secos men la misma estructuradón interna que adquiere
máximos obtenidos en pruebas Porter y Proctor. el suelo del campo.
202 Compaclación de suelos

En la prueba "miniatura" el efecto de amasado sea el que produzca los espedmenes más representa­
se logra al presionar un émbolo de área especificada tivos de los suelos a los que en el campo se aplican
contra la superficie de las diversas capas con las que métodos de compactación con rodillo pata de cabra
se constituye la muestra dentro de un molde, el cual o rodillo neumático.
tiene las dimensiones necesarias para formar un es­ En el anexo IV-d de este capítulo se detalla el
pédmen apropiado para la realización de pruebas método de compactadón por amasado de Hveem.
triaxiales convencionales; en cualquier aplicación se
transmite al émbolo una presión constante, lo que se
consigue cuando se le adapta un resorte calibrado, D Compactadón por vibración
que permite saber el momento en que se aplica tal
presión. En el anexo IV-d de este capítulo se descri­ Las pruebas de compactadón con vibradón han
be en detalle la prueba, que sólo se puede realizar interesado a numerosos investigadores en los últimos
en suelos con tamaño máximo de 2 mm, lo que por años (Ref. 43). Muchas de ellas utilizan un molde
otra parte no es un inconveniente grave pues, como Proctor montado en una mesa vibratoria; se estudia
es natural, su campo de aplicabilidad se circunscribe el efecto de la frecuenda, la amplitud y la acelera-
a suelos arcillosos.
dón de la mesa vibratoria, así como la influenda de
Hveem (Ref. 42) desarrolló un compactador me­ las sobrecargas, de la granulometría del suelo y del
cánico de laboratorio que, sin el operador, forma es­ contenido de agua. Schaffner (Ref. 44, también ci­
pecímenes por medio de un verdadero proceso de tado en la Ref. 43) estudió la compactadón de are­
amasado, independientemente de la influencia del nas secas en mesas de vibración. La Fig. IV-38 mues­
operador, aun cuando no hay suficientes publicacio­ tra resultados típicos; puede verse cómo disminuye
nes sobre resultados y conclusiones, que permitan de­ la reladón de vados con la aceleradón y cómo se
finir la representatividad del compactador (o por lo obtuvieron los máximos pesos volumétricos con fre-
menos no son conocidas por los autores de este libro cuendas del orden de 6 000 r.p.m.
en cantidad suficiente) , toda la intuición ingenieril
Resultados análogos han sido reportados por Se-
inclina a pensar que este método de compactadón
lig (Ref. 44), quien encontró que los máximos pesos
volumétricos se obtienen con aceleradones compren­
didas entre lg y 2g y que cuando crece la presión que
se ejerce sobre la arena, se requiere una aceleradón
mayor para alcanzar un cierto peso volumétrico.
Ortigosa y Whitman (Ref. 46) encontraron que
con aceleradones arriba de 2g el peso volumétrico
disminuye otra vez por efectos de la sobrecompacta-
dón, pero si la arena está saturada o húmeda, el
peso volumétrico sigue subiendo aun con acelerado­
nes superiores a 3 g (Ref. 47).

FRECUENCIA EN rps

Figura IV-38. Compactadón de arenas por vibradón. Influen­


C— fc tn rto c mecánico por am ando d e Hveem. cia de la aceleradón y la frecuencia (Ref. 4).
Pruebas de compactación en e l laboratorio 203

, Op ,
ESPECIMEH.

Figura 1V*S9. Curvas de compactadón para un sudo arenoso


compactado con dos tipos de vibrador y con la
prueba Británica estándar (Ref. 15).

La técnica sueca (R ef. 21) ha desarrollado otro


tipo de prueba de laboratorio con vibración que con*
Figura IY-40. Dispositivo esquemático de la máquina de com-
siste en colocar un espécimen en la parte baja de un pactadón giratoria (R eí. 52).
cilindro unido a un bloque masivo de concreto; sobre
el espécimen y cubriéndolo en toda su superficie vibra U n aumento en la amplitud incrementa la efi­
una placa, provista de un vástago sobre el que actúa ciencia de la vibración y su efecto en profundidad a
cl vibrador. todas las frecuendas, al aumentar la deformarión de
Los métodos de vibración en el laboratorio tam­ las partículas del suelo. Una amplitud grande es es­
bién se han estandarizado a base de una mesa vibra* pecialmente favorable en las arcillas, así como en los
toria combinada con una sobrecarga o con un pisón materiales friccionantes más gruesos. Cuando se utili­
vibratorio. En las Re£s. 48, 49 y 50 se muestra algo zan amplitudes muy grandes pueden reducirse las fre­
de estos métodos. cuencias de los equipos, lo que suele conducir a pro­
En la Fig. 1V-39 aparece una comparación de la cesos de compactadón más económicos.
eficiencia que se logra al compactar una arena en el La investigadón de laboratorio (R ef. 2 1 ), ha he­
campo con vibración y la que se puede obtener con cho ver también que la utilizadón de frecuencias de
una prueba dinámica de laboratorio; resalta en pri­ resonanda para el sistema suelo*vibrador es más útil
m er lugar lo mucho que influye el tamaño de la cuanto mayor sea la presión que se ejerce sobre el
placa del vibrador y, en segundo, la gran eficiencia suelo compactado. En la práctica esto ha conduddo
que se puede conseguir al aplicar racionalmente la a la utilización de frecuendas más altas en los equipos
compactadón vibratoria. de compactadón más ligeros.
P o r su im portanda al espedficar el rango de fre-
cucndas con que se deben usar los compactadores E Pruebas especiales o en proceso d e desarrollo
en el campo o aplicarse las vibradones en el labora­
torio, se presentan a continuación, en la tabla IV-17, D e entre éstas merece esp ea al m endón la máqui­
las frecuendas naturales de algunos suelos y rocas na giratoria de compactadón (Refs. 51 y 5 2 ), que
considerados en conjunto con un vibrador; la tabla es obvio que ha sido ideada con el propósito de re*
procede de la R ef. 15 y se refiere a un determinado produ ar en el espédmen de laboratorio la estructu­
vibrador. ra y demás condidones que adquiere el suelo cuan­
d o se le compacta en el campo con los equipos de
T a b la IV-17
rolado usuales. En rigor, se puede considerar a este
Frecuendas naturales d e l con ju nto suelo-vibrador
equipo como un compactador de amasado. L a Fig.
para varios suelos y rocas
IV-40 muestra esquemáticamente el dispositivo por el
Frecuencia natural
cual se transmite al espédmen una presión combi­
T ip o de suelo o roca r.p.tn.
nada con un efecto de balanceo.
2 m de turba sobre arena 750
Muchas de las pruebas que hasta ahora se han
2 m de relleno con arenas y suelos finos 1145
Arena y grava con lentes de ardlla 1165 h edió con este aparato están ligadas a la tecnología
Terracería compactada por el peso del tránsito 1280 de los pavimentos, y comienzan a desarrollarse dife*
A rd lla húmeda 1430 rentes modos e intensidades de aplicadón d e la ener­
Arena media muy uniforme 1445 gía de compactadón para distinguir los volúmenes
Arena gruesa uniforme 1570
A rd lla casi seca 1650
del tránsito. L a máquina también ha demostrado
Caliza 1800 que es ú til para detectar la in flu en aa de la plastid­
Arenisca 2040 dad de la fnicdón fina de los suelos que se prueban
204 Compactación de suelos

y para estudiar la degradación estructural de los ma­ que se pueda obtener sobre resultados comparativos ?.2®
teriales bajo un cierto tipo de carga dinámica. de pruebas de laboratorio y procesos de campo.
Es de esperar que en un futuro próximo se dispon­ Algunas comparaciones de tal tipo se presentan a
ga de información mucho más completa sobre este continuación.
sistema de compactación.
A Comparación de resulados de pruebas de labo. 200
ratorio con los obtenidos en los procesos de com.
pactación con rodillo pata de cabra
IV-9 CRITERIOS PARA L A SELECCION DE PRUE­
BAS DE LABO RATO RIO . COMPARACION DE
L a Fig. IV-41 (Refs. 13 y 58) indica que la cur.
RESULTADOS OBTENIDOS EN EL LABORA­
va de campo con rodillo pata de cabra corresponde
TO R IO Y EL CAMPO
a grados de saturación ligeramente mayores que los
correspondientes a una prueba de impactos en el la.
A riesgo de caer en la reiteración, conviene ahora
boratorio (Proctor, A A S H O , estándar). En la misma
hacer una breve recapitulación de los criterios prác­
figura se ve una curva correspondiente a una prueba
ticos para elegir una determinada prueba de labora­
de amasado (Harvard m iniatura), bastante más pró-
torio que haya de servir como base de proyecto o
xima a la curva de campo. El proceso de compacta­
como norma de control de calidad en un proceso
ción a que se refiere la figura se realizó con 12 pa­
de compactación; comoquiera que tales criterios sólo
sadas de un rodillo pesado sobre un suelo arcilloso
se basan en la representatividad de las pruebas, se
colocado en capas de 23 cm de espesor en estado Fig u ra IV-42.
insistirá aquí algo en la presentación de información
suelto.
sobre resultados comparativos de procesos de com­
La Fig. IV-42 (Refs. 12 y 13) muestra informa
pactación en el campo y en el laboratorio; también
ción análoga correspondiente a los materiales finos
se completarán y sistematizarán algunos datos, sobre
de las tres presas que se citan. El proceso de campo
los cuales ya aparecieron algunos comentarios en pá­
se hizo con rodillo pata de cabra pesado y el mate­ diferencias i
ginas anteriores de este capítulo. pactación p<
rial fue una arcilla tendida en capas de 20 cm de
El problema de la selección de la prueba de labo­
espesor suelto. estas última
ratorio apropiada puede expresarse en términos sen­
Los datos de las Figs. IV-41 y IV-42 deben com­ tienen en p
cillos, pues se trata de elegir la prueba que por re­
pararse con los de la Fig. IV-43 (Refs. 13 y 15), que 2. Para
producir la relación entre pesos volumétricos y con­
presenta resultados análogos, pero con un rodillo óptimos de
tenidos de agua y la estructura del suelo en el cam­
pata de cabra ligero. Nótese que en este último caso con la que s
po, permita estudiar el efecto de las condidones de
se invierten las posiciones relativas de las curvas de Proctor, qui
compactadón en los suelos particulares que vayan a
óptimos de campo y de laboratorio. Una presión del Las curvas
usarse, con el fin de definir en forma radonal las
rodillo del orden 25 kg/cm2 distingue al equipo lige­ tipo Harvar
condiciones en que se lleve a cabo el proceso de com­
ro del pesado para los efectos que aquí se discuten. las curvas d
pactación de campo (R ef. 13).
En el caso de los suelos finos, con pruebas de Los datos en las Refs. 12, 13, 14 y 15 se resumen Por desg
amasado se logra la máxima aproximadón a la es­ en la Ref. 13 en las siguientes conclusiones. relación a e
tructura del suelo que se vaya a compactar; esto se 1. Para presiones entre 8 y 18 kg/cm2 la línea
de óptimos de la compactación de campo queda lige­ 24
ha comprobado por comparación de propiedades me­
cánicas (Ref. 57). L a compactadón por impactos es ramente a la izquierda de la correspondiente a una
menos apropiada y menos representativa, pero es pro­ prueba de impactos tipo Proctor. Son mayores las
bablemente aceptable en la tecnología de Vías T e ­ 22
rrestres, sobre todo con fines de control de calidad; (.90
la mayor parte de las diferendas con respecto a la
Proctor es tondar / í — 'K Comjocloctón de campo
compactadón de campo quedan seguramente dentro
\ *á
¿¿20
i/)
de las variadones y desviaciones de los procesos cons­ * 180 8
tructivos prácticos (Ref. 13). o GC
O
UJ
D e esta manera, la selección de la prueba patrón i/i
de laboratorio se reduce a escoger la energía de com­ 8 170
3
pactadón que mejor reproduzca la reladón entre el s >
h
UJ
peso volumétrico y los contenidos de agua que se 2 \ Harvard m iniatura 9
espera en el campo. Nótese que se recomienda siem­ g 1.60 \\ i SOpisonodas de 9 kg. en
UJ
O.
oda una de 10 copos)
pre el uso de una pueba de amasado o, cuando me­ «Q
nos, dinámica, y se considera poco apropiado utili­ it
zar una prueba estática, cuya representatividad, como 150,
10 15 20 25
se dijo, es mucho más problemática. CONTENIDO DE AGUA DE COMPACTACIÓN, %

L a elecdón del estándar de energía que conven­


Figura IV-41. Comparación de curvas de compactación de cam­ figura IV-43.
ga ha de hacerse con base en experiencia previa o
po (rodillo “ pata de cabra” de gran presión
en pruebas de campo en secciones representativas a nominal) y de laboratorio (Proctor estándar y
escala natural. Ayudará a ello toda la información Harvard miniatura) (Refs. 13 y 58).
r

Criterios para la selección de pruebas de laboratorio 205


o m p a r a t iv o s 22# - RODILLO PATA DE CABRA LIGERO
:a m p o . PRUEBA BRITANICA ESTANDAR
Laboratorio SUELO LL IP
presentan j o-——— — «O A- Gravo-arano-arcilla - —
B-Arcillo arcnota. 27 8
Campo 43 19
75 47
Preso
tas de labo. Anderson
200
ís o s d e con.
O
i
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que la cur- o
corresponde Presa Yf* O S
Id I.S0 Cochuma
>res que los

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o O 10% 0E VACIOS CON AIRE
!n la misma > 1.60 ■
Preso
una prueba Q . \
</) Trento'n
te más pró- «í
EL Presión rodill s 34 kg/cm? 5 10
i. 60
e compacta- 10 15 20 HUMEDAD, %
con 12 pa- CONTENIDO DE AGUA, % Figura IV-44. Comparación de curvas de compactadón de cam­
:1o arcilloso po (rodillo “ pata de cabra” ligero) y de labo­
• en estado F ig u r a IV-42. Comparación de curvas de compactación de cam­ ratorio (prueba británica estándar) (Refs. 14
po (rodillo “ pata de cabra” de alta presión no­
y i5)-
minal) y de laboratorio (Proctor estándar para
ra informa- material que pasa la malla Núm. 4) (Refs. 12
ríales finos compactadores por amasado, que por cierto se u tili­
y In ­
> de campo zan más ahora.
y el mate- diferencias entre las curvas de campo y las de com­ En la Fig. IV-44 (Refs. 14 y 15) se comparan las
20 cm de pactación por amasado tipo miniatura Harvard, pues curvas de compactación de campo de los cuatro sue­
estas últimas quedan a la derecha de las que se ob­ los que se indican, con los valores obtenidos en el
deben com- tienen en pruebas dinámicas. laboratorio por medio de la prueba británica están­
y 15), que 2. Para presiones de 18 a 35 kg/cm2 la línea de dar (muy similar a la Proctor, A A S H O , estándar). El
óptimos de la compactación de campo casi coincide proceso de campo se llevó a cabo con un rodillo pata
un rodillo
último caso con la que se obtiene en una prueba de impactos tipo de cabra ligero (8 kg/cm2 de presión de contacto),
Proctor, quedando ligeram ente a la derecha de ella. con 64 pasadas y 75 cm2 de área de contacto del vás­
¡ curvas de
Las curvas de amasado correspondientes a pruebas tago. Desde luego se mantiene la tendencia señalada
presión del
tipo Harvard miniatura prácticamente coinciden con en párrafos anteriores, pero se ve que no es consis­
rquipo lige-
las curvas de campo. tente la relación entre los pesos volumétricos m áxi­
¡e discuten,
mos que se obtuvieron en campo y en el laboratorio
se resumen Por desgracia no hay suficiente inform ación con
relación a especímenes producidos con otros tipos de para los cuatro suelos. Obsérvese que la Fig. IV-44
es.
se refiere a la misma investigación que la Fig. IV-43.
a2 la línea
240 L a inform ación comparativa entre los resultados
queda lige- |- Grava -arena arcilla
de los procesos de compactación de campo con ro­
;nte a una 2 Arcilla arenosa
3 Arcilla limosa dillo pata de cabra y los de pruebas de laboratorio
íayores las \\\ ' W \ V 4 Arcilla plástico
\ se complementa con los datos que se ofrecen en la
220
\ ^ Fig. IV-45 (R ef. 15). Las pruebas dinámicas que se
V \ 2
\ \ \\ Proctor modificado comparan son la Proctor (A A S H O ) modificada (1 ),
\ N
o \ V \\ f' la estándar (3) y una prueba de impactos con energía
t campo
200 * \
intermedia (2 ); la línea de óptimos que se obtuvo
8 o\ 2 v \ con base en las tres pruebas representa las condicio­
cc
nes de compactación que puede esperarse al emplear
180 en el laboratorio tal tipo de pruebas, en el rango de
*3*/T

d energías que se señala.


> \ / *
E l suelo que se probó fue una arcilla con L L =
o\o

= 38% e I P = 18% y se tendió en capas de 15 cm


IjBO
de espesor compacto. Se presentan tres curvas de cam­
po. L a A corresponde a 6 pasadas de un rodillo pata
Compactad^ :ompleta con ro tillo patadeca.
brofpresio'n nominol máxima 8 kg/cm?) de cabra con 44 cm2 de área de vástago y 18 kg/cm2
25 140
0” 10 20 30 de presión de contacto; la B a 12 pasadas del mismo
CONTENIDO DE AGUA, % equipo y, finalmente, la C a 24.
:ión de cam- Nótese que el óptim o de los rodillos queda por
figura IV-43. Comparación de lineas de óptimos de campo
ran presión abajo del de laboratorio para cualquier valor me­
(rodillo “ pata de cabra” de baja presión nomi­
estándar y nor de aproximadamente 22 pasadas. Comparaciones
nal) y de laboratorio (impactos) (Refs. 13, 14
y 15). como la presente indican los peligros de fijar el gra-
206 Com pactación de suelos

2.001-----

1.80-----

NI.
£
1.60 -----
c
|2
10
o 2 .2 0 -------
O
ui
(0 _______

o
u
X 2 . 0 0 --------
ui
2
D
J
Figura IV-47. Comparación de curvas de compactación de O
Figura IV-45. Comparación entre los resultados de un proce­ >
campo (rodillo neumático) y de laboratorio
so de compactación de campo con rod illo "pata
(Proctor estándar) (R ef. 13). O l 80----
de cabra” y pruebas dinámicas (R ef. 15). 10
UJ
Q. ___
de óptim os a que se refiere el párrafo anterior al au­
d o de compactación de cam po con base en una prue­ | 2.40’ -----
mentar la energía de compactación. En la Fig. IV-49
ba de laboratorio escogida sin realizar previam ente X
se muestra la influencia del tip o de suelo en estos <
un estudio para determ inar la relación entre ambos 2
aspectos.
métodos de compactación.
C om o se ve, en los procesos de compactación con
B Comparación de resultados de pruebas de labora­ rodillos neumáticos ía curva de óptim os se localiza 220 ------
torio con los obtenidos en los procesos d e com ­ a la derecha de la obtenida con pruebas dinámicas,
pactación con rod illos neumáticos para un am plio rango de presiones de inflado en los
rodillos. Es razonable pensar qu e las pruebas de ama­
Las Figs. IV-46 y IV-47 (R ef. 13) hacen ver que sado reproduzcan m ejor las curvas de campo de los 2.00 -------
para un suelo dado la línea de óptim os de los proce­ rodillos neumáticos que las dinámicas, pero es segu­
0
sos de campo con rod illos neumáticos con presiones ro que n o será grande la diferencia entre ambos ti­
de in flad o comprendidas entre 2.80 y 10.50 kg/cm2 pos de pruebas. Figura IV-49.
queda siempre a la derecha de la línea d e óptim os
correspondiente a pruebas dinámicas de laboratorio.
IV-10 PROPIEDADES M ECANICAS DE LAS ARENAS
C O M PAC TAD AS da al esfu
dijo, una c
Si, por ejem plo, en un aparato de corte directo tico” , tal cc
se prueba una arena suelta para obtener su resisten- Para produ
esfuerzos ta
2j00
NOTA-los números indican ba, una ar
la presiín de inflo— fuerzo-defoi
2
X5-i6\,
do ■n kj/cm? y el
número de pasadas ce en dich;
creciente p
190 'o|Q5-8\0 0
>\ V ° vez que se
\ w * \ % éste puede
o
o
Laboratorio
\\\ \6.3-l v
6\ cP crecer (con
cc V ^63-8 y
•— ya que esta
ÜJ 2 \ f¡5.3-4\
s \ \ \
Z> i.eo \ \ plicarse en
6 pacta es pi
1-Proctor modi ¡coda \
O -8 los granos,
Figura IV-46. Comparación de curvas de compactación de cam­ CO
2 Intermedia 3 Ve53.5-4
po (rodillo neumático) y de laboratorio (Proc­ K 3-Proctor están dor ' do unos sol
tor estándar) para una arcilla arenosa ( L L = 1 8 , 1.70 roto la tra
L P = 16) (R ef. 13). 15 20 25
CONTENIDO DE AGUA, % cilita mucli
rio, en arei
Figura IV-48. Comparación de curvas de óptimos de camp®
L a Fig. IV-48 (Refs. 13 y 15) indica qu e dismi­ e inestable
(rodillo neumático) y de laboratorio (impactos
nuye la diferencia en la posición de las dos curvas tipo Proctor) (Refs. 13 y 15). pero éste i
Propiedades mecánicas de los suelos finos compactados 207

cerradas (capítulo 1) y la resistenda de la arena va


creciendo en forma paulatina hasta un cierto límite.
Esta estructura es prácticamente igual a la que se
llega al compactar la arena, por lo que la resistencia
final o residual es la misma en el caso suelto y en el
compacto.
L a parte inferior de la misma Fig. IV-50 muestra
las variaciones de volumen que sufre la muestra du­
rante la deform adón. E l volumen de las arenas suel­
tas disminuye desde un prin dpio, a causa de la des-
trucdón de las inestables estructuras m ídales. En las
arenas compactas hay al p rin d p io una ligera dismi*
nudón de volumen por el aumento del nivel general
de esfuerzos, pero en seguida el proceso de deforma­
ción que ya explicamos produce un aumento de vo­
lumen, cuya máxima veloddad corresponde al es­
fuerzo máximo que aparece en la parte superior de
la figura.
En la figura se aprecia que la resistencia máxima
que puede desarrollar una arena compacta es mucho
mayor que la que puede ofrecer la misma arena,
suelta. Naturalmente que no siempre son más favo­
rables las características con que se presenta la resis­
tenda en las arenas compactas; p o r ejem plo, en are­
na suelta se desarrolla siempre resistenda credente,
en tanto que la compacta exhibe una falla frágil, a
partir de la cual su resistenda cae mucho, hecho
que pudiera tener gran importancia en las aplicacio­
nes; las arenas compactas son también susceptibles
de falla progresiva.
Cuando una arena se compacta por un proceso
de campo, puede aumentarse mucho su resistenda
máxima, pero, en rigor, tan sólo una parte del incre­

Figura IV-49. Comparación de curvas de óptimos de campo


(rodillo neumático) y de laboratorio (impactos
tipo Proctor) (Ref. 1S).

cía al esfuerzo cortante, se obtendrá, como ya se


d ijo, una curva esfuerzo-deformación del tipo “ plás­
tico", tal como se muestra en la Fig. IV-50 (R ef. 10).
Para producir deformadones crerientes se necesitan
esfuerzos tangenciales crecientes. En la misma prue­
ba, una arena muy compacta mostrará la curva es-
fuerzo-deformadón con línea discontinua que apare­
ce en dicha figura; al p rin d p io se necesita esfuerzo
creciente para aumentar la deform adón, pero una
vez qu e se sobrepasa un valor m áxim o del esfuerzo,
éste puede disminuir sin que la deform adón deje de
crecer (comportamiento fr á g il). Tam bién se indicó
ya que esta diferenda de comportamiento puede ex­
plicarse en términos de estructuradón; en arena com­
pacta es preciso no sólo vencer el rozamiento entre
los granos, sino obligarlos a girar y moverse, rodan­
do unos sobre otros; sin embargo, una vez que se ha
roto la trabazón estructural compacta ínidal, se fa-
d lita mucho su m ovim iento relativo. P o r el contra­
río, en arena suelta, la estructuradón in id a l es floja
e inestable y es fá d l in id a r e l m ovim iento relativo, Figura IV-30. Diferencias de comportamiento entre una suelta
pero éste va produciendo estructuras cada vez más y una compacta (R ef. 10).

Gopyrighted materi
208 Compactación de suelos

mentó que se obtenga podrá tomarse en cuenta en pulsión entre los estratos positivos de las dobles ca- donde Gw y
un proyecto, pues la susceptibilidad a la falla pro­ pas eléctricas de cada partícula. Las fuerzas de repu], pecífico reí;
gresiva y lo irregular de cualquier distribución real sión son función exponencial de la distancia entre mite dibuja
de esfuerzos harán que la falla se produzca a nive­ partículas y aumentan al disminuir la concentración va correspo
les de esfuerzos menores que la resistencia máxima. ue electrólitos. Las fuerzas de Van der Waals son in. Ya se di
L a compresibilidad de las arenas compactadas dependientes de la concentración de electrólitos. rápidamenti
también disminuye mucho respecto a la de las are­ L a Fig. IV-51 (R ef. 13) muestra dos arreglos ex­ timo, pero
nas sueltas. A este respecto, el lector debe consultar tremos de las partículas sólidas, entre los que puede agua arriba
el capítulo 1 para tener muy presentes los problemas variar un suelo arcilloso real. Fig. IV -7 ).
de compresibilidad de arenas y suelos gruesos a altas L a estructura queda determinada por dos facto-
presiones. res principales, que son la magnitud relativa de las c. En la

Un efecto que merece más atención de la que se fuerzas de atracción y repulsión de las partículas y Cuando
le ha dedicado hasta el presente es la degradación el m onto de la deform ación angular que el suelo desarrollo d
estructural que sufren muchos suelos gruesos, por el haya sufrido. A mayor repulsión y mayor deforma­ ción de ion»
proceso de compactadón, lo que se traduce en cam­ ción angular corresponde un mayor grado de orien­ den pequen
bios importantes en su granulometría, de manera que tación de las partículas. esfuerzos e f
la que se obtiene en el campo no es la misma que se Se analiza a continuación, siempre según la Ref. cía, se tend
obtuvo en el laboratorio. Aparte de los cambios en 13, el efecto de las condiciones de compactación en formación y
resistencia y compresibilidad que esto puede produ­ las variables que gobiernan el comportamiento me­ Si aumei
cir (los que tal vez no serán de excesiva importan­ cánico (peso volumétrico seco, grado de saturación y zas de repu)
cia en la mayoría de los casos prácticos excepto, tal grado de orientación de las partículas). Las condi­ con lo que
vez, en las bases de los pavimentos flexibles) pueden te­ ciones que se consideran son el contenido de agua, formación,
nerse efectos substanciales en los contenidos óptimos la energía de compactación, el procedimiento de com­ iguales, un
de asfalto en materiales de bases tratadas con este pactación, el método de preparación del suelo y la de agua su
material o de carpetas. Es claro que el efecto será proporción y características de la fracción no arci­ alcanzará ui
más notable cuanto más deleznables sean las partícu­ llosa. tación. Con
las del material que se compacta. En la R ef. 39 el grado de
A g u irre . M enchaca presenta curvas granulométricas 1 Efecto del contenido de agua variar la en
de materiales gruesos compactados en el laboratorio gía habrá n
por diferentes procedimientos; en algunos casos los a. En el peso volum étrico seco de las partí»
efectos de la degradación estructural son bastante
Y a quedó debidamente establecido en páginas an­
importantes (p or ejem plo, de 9% de m aterial menor 2 Efecto d»
teriores de este capítulo. El máxim o peso volumétri­
que la malla 200 en condición original a 18% des­
pués de la com pactación). co seco se alcanza con el contenido de agua óptimo a. En el
(Fig. IV - 1 ).
En la Fi¡
va de comp
IV-11 PROPIEDADES MECANICAS DE LOS SUELOS b. En el grado de saturación. Al aumentar
FINOS COMPACTADOS trico será tai
Este efecto también se puede ver en la curva de
de agua del
E l estudio de las propiedades de los suelos finos compactación. Para cualquier par de valores y¿ — w,
que se aplic
compactados requiere un análisis previo de la in­ G w puede calcularse con la expresión
perior al óp
fluencia de las variables de compactación que condi­ angular, per»
cionan las propiedades mecánicas de dichos suelos; a que un si
(4-7)
estas variables son su relación de vacíos (o peso vo­ ss Tw — 'id deformable
lumétrico seco), su grado de saturación y la estruc­ tanto, fase f¡
turación que adquieren sus partículas sólidas. Mu­
cha de la inform ación que se presenta a continuación b. En el
procede de la excelente R ef. 13; se puede encontrar
Durante
información complementaria en las referencias 53, 54,
de agua de
55, 56 y especialmente en la 60.
manera que
Ya se ha hablado en el capítulo 1 de esta obra
menta la ene
de la interacción entre las fases sólida y líquida de
peso volumé
un sistema agua, aire y arcilla. Se vio que cada cris­
Cuando e
tal de arcilla parece comportarse como si tuviese una
perior al ópt
carga eléctrica negativa, atrayendo una atmósfera de
tación result;
iones positivos (doble capa eléctrica).
Además de esa interacción existe otra de partícu­ c. En la
la a partícula, debido a fuerzas de acción a distan­ Figura 1V-51. Estructuras extremas de un suelo arcilloso: 3)
cia; estas fuerzas se componen de una atracción elec­ alto grado de orientación de partículas; b) bajo La energi
tromagnética (fuerzas de Van der W aals) y una re­ grado de orientación de partículas (R ef. 13)' reducir su ve
Propiedades mecánicas de los suelos finos compaclados 209
dobles ca. i0jjde G w y w están en jx»rcentaje y Ss es el peso es­ P o r tanto, el aumento de la energía de compactación
¡ de repu], pecífico relativo de los sólidos. L a expresión 4-7 per­ produce una orientación adicional de las partículas
ncia entre mite dibujar en el diagrama de compactación la cur­ de arcilla, que es una función creciente del conteni­
centración va correspondiente a cualquier grado de saturación. do de agua; si el suelo tiene una humedad superior
ais son in. Ya se d ijo que el grado de saturación disminuye a la óptima, todo aumento de la energía de compac­
ólitos. rápidamente para contenidos de agua abajo del óp­ tación se empleará en acercar al suelo a la condición
rreglos ex- timo, pero que es casi constante para contenidos de de dispersión extrema que se muestra en la Fig.
que puede a«ia arriba de dicho límite (ver, por ejemplo, la lV-51a.
Fig. IV-7).
dos facto- 3 Efecto del método de compactación
c. En la estructura.
iv a de las
articulas v Cuando el contenido de agua es bajo, se limita el Desgraciadamente no es posible comparar los d i­
e el suelo desarrollo de la doble capa eléctrica y la concentra­ versos métodos de compactación que se utilizan al
r deforma- ción de iones es muy alta. A esta situación correspon­ mismo nivel de energía de compactación, pues, como
' de orien- den pequeñas repulsiones entre las partículas y altos ya se explicó, éste no puede cuantificarse con preci­
esfuerzos efectivos por capilaridad; como consecuen­ sión en cada caso y se ve afectado por factores im ­
An la Ref. cia, se tendrá un suelo con alta resistencia a la de­ ponderables que influyen en la eficiencia de los pro­
ctación en formación y bajo grado de orientación de partículas. cesos. L o que se hace es comparar los procedimientos
liento me- Si aumenta el contenido de agua, crecen las fuer­ que llevan al suelo al mismo peso volum étrico seco
turación v zas de repulsión y disminuyen los esfuerzos capilares, y con el mismo contenido de agua. En tales condi­
Las condi- con lo que se reduce la resistencia del suelo a la de­ ciones, se espera que la diferencia de propiedades
> de agua, formación. Con método y energía de compactación del suelo que pueda obtenerse se deba únicamente
to de com- iguales, un suelo compactado con m ayor contenido a una diferencia en las estructuras, la cual sería atri-
suelo y la de agua sufrirá mayores deformaciones angulares y buible sólo a diferencias en la magnitud de las de­
i no arci- alcanzará una estructura con mayor grado de orien­ formaciones angulares inducidas por el m étodo de
tación. Con un mayor contenido de agua, aumenta compactación.
el grado de orientación de las partículas. Si se hace En el laboratorio, a mismo peso volum étrico y
variar la energía de compactación, con mayor ener­ mismo contenido de agua, el máximo grado d e orien­
gía habrá más tendencia a lograr mayor orientación tación de las partículas se logra por amasado y
de las partículas. el m ínim o por compactación estática. En la R ef. 63,
láginas an- de la que se reproduce la Fig. IV-52, se presenta una
volumétri- 2 Efecto de la energía de compactación interesante investigación en la que se hace ver que
ua óptimo con compactación estática una arcilla conserva una
a. En el peso volumétrico seco.
estructura completamente floculada en toda la curva
En la Fig. IV-7 ya se mostró cómo cambia la cur­
va de compactación al variar la energía específica.
Al aumentar la energía, el aumento de peso volumé­
trico será tanto mayor cuanto menor sea el contenido
t curva de
de agua del suelo; cualquier incremento de energía
« Td - vi,
que se aplica a un suelo con contenido de agua su­
perior al óptim o se utiliza en producir deformación
angular, pero no reducción de volumen; esto se debe
(4-7) a que un suelo con contenido de agua alto es más
deformable y tiene bajo contenido de aire y, por
tanto, fase fluida menos compresible.

b. En el grado de saturación.

Durante el proceso de compactación el contenido


de agua de los suelos finos permanece constante, de
manera que el grado de saturación crece si se incre­
menta la energía de compactación y se alcanza mayor
peso volumétrico.
Cuando el suelo tiene un contenido de agua su­
perior al óptimo, el aumento de energía de compac­
tación resulta muy poco eficiente, como ya se dijo. ----------- ESTÁTICA
— '— — POR IMPACTO
------- POR amasado
c. En la estructura.
arcilloso: a) Figura IV-52. lufluenci:) <kl tipo <|c compactación en la es­
las; b) bajo La energía que se aplica al suelo se emplea para tructura adquirida por el suelo compactado
i (R ef. 13). reducir su volumen y para deformarlo angularmente. (Ref. Üjjjgit
210 Compactación de suelos

de compactadón; la arcilla, que tenía estructura flo­


-------------- . - 100
culada a bajas humedades, con compactación por
amasado alcanza una estructura dispersa desarrolla­ Com lactación por im pactos 80
da en su totalidad (con la máxima orientación de las Compoctoci on por amasado
u
partículas) a contenidos de agua de compactadón co­ V 60
rrespondientes aproximadamente a la humedad óp­ =100%
tima de la prueba que se haga; esta estructura disper­
sa se mantiene a contenidos de agua crecientes ya en
Suelo, mezd bien graduada
\ g,
>w =90 %

Gw =80 %
L
3
o
-Peso ■
Re!, o
toda la curva. En una prueba de compactación por
de are na y arcilla poco
impactos, una estructura inicialmente floculada a con­ plástic a
5 20
tenidos de agua muy bajos, se va tornando dispersa a a 13.7
0 5 10 15 20
medida que la curva de compactación progresa con CONTENIDO DE AGUA, %
SO
humedades crecientes, alcanzándose una estructura to­
talmente orientada sólo con humedades mayores que Figura IV-53. Curvas correspondientes al óptimo contenido de
la óptima, ya en la rama húmeda de la curva. agua de un mismo suelo para compactación pot Figura IV-55.
Es evidente que de lo anterior pueden extraerse impactos (tipo Proctor) y por amasado (tipo
Harvard miniatura) (Ref. 13).
conclusiones que trascienden en mucho al aspecto me­
ramente académico de la investigación. A estructuras
dim iento de compactación de laboratorio en que la Como se i
tan diferentes en el suelo han de corresponder propie­
fracción retenida en una m alla (muchas veces la de la permeabili
dades fundamentales también muy diferentes (ello se
3/4") se substituye por el mismo peso de material el cuadrado i
comprobará en las páginas siguientes). Por otra par­
que pasa por dicha malla y lo retiene la N? 4; si tal La variac
te, casi todos los procesos de compactación de campo
m étodo se aplica, se obtienen resultados que pudie­ dad del suel<
más usados, excluyendo la vibración, desgraciada­
ran desviarse significativamente de lo que ocurra en tipo que se r
mente no incluida en la investigación anterior, inclu­
el campo. En la Fig.
yen en mayor o menor grado efectos de amasado, en
tanto que la compactación estática del laboratorio no 5 Efecto de la preparación de la muestra del grado de
puede considerarse representativa de ningún método arcillas comp
Com o ya se ha indicado, los dos factores que más cho grado di
actual de campo. De esta manera, puede ya intuirse
influyen son el reuso y el logro de una homogénea el efecto de
que una prueba de compactación estática no podrá
distribución del contenido de agua. tropía (dismi
considerarse representativa de ningún proceso de com­
Se analizan a continuación las propiedades más partículas), ;
pactación de campo y, por ende, el uso de una prueba
importantes de los suelos finos compactados. rante 21 días
estática de laboratorio para estudio de suelos con fi­
nes de proyectar una estructura de tierra deberá cues­ A Permeabilidad La estruc
tionarse seriamente. la permeabili
L a permeabilidad de un suelo compactado, como
En el campo, el rodillo pata de cabra produce Refs. 13 y 6
sus otras propiedades mecánicas, depende de su rela­
mayor orientación de las partículas que el neumá­
ción de vacíos (o su peso volumétrico seco), de su
tico.
estructura y de su grado de saturación.
Una diferenda bien conocida entre las pruebas
de laboratorio por amasado y por impactos es que lil
5
el lugar geométrico de los óptimos corresponde a gra­ GC o>
Lü o
dos de saturación mayores en el primer caso que en CL V)
lü V,
el segundo. Q. E icr7
En la Fig. IV-53 (R ef. 13) se propordon a el or­ z 5
ID
den de magnitud de dicha diferencia en el caso de C
una arcilla arenosa poco plástica y bien graduada;
en suelos más plásticos la diferenda puede ser mayor.

4 Efecto de la fracción gruesa 1.75

Ya se comentó en páginas anteriores de este ca­


1.70
pítulo la influencia de la fracción gruesa en el peso
volumétrico que se obtiene al realizar pruebas diná­
1.65
micas. Nos limitaremos aquí a insistir en que el peso
volumétrico seco aumenta al aumentar el porcentaje 1.60
de gruesos hasta un cierto límite, arriba del cual dis­
minuye. Si el porcentaje de gruesos es constante, pero 1.55
se cambia la granulometría de la fracción gruesa, el
Figura IV-54. Relación entre la humedad de compactación f 1.50
peso volumétrico seco máximo aumenta al mejorar
el coeficiente de permeabilidad en un limo J*
la distribución granulométrica de dicha fracción grue­ sifico saturado con contrapresión de 6 kg/cffl- figura IV-56. E
sa. Por esta razón es inadecuado (R ef. 13) el proce- (Ref. 61).
Propiedades mecánicas de los suelos finos compactados 211

agua y mayor distorsión producida por la compacta­


d ó n (a lo que corresponde mayor grado de orienta*
Inmediotamente despué
d ó n en las partículas) se obtiene menor permeabili­
de la compactociofo
dad, y que las diferendas por este efecto son muy
—— 21 dios de reposo a importantes.
--------- contenido de agua
constante
L a Fig. IV-57 (Refs. 13 y 57) propordona las di­
ferencias de permeabilidad que se obtuvieron para
-Peso vol. seco = 1.73 ton/m3
un mismo suelo que se compactó en el campo con
Reí. de vacíos * 0 . 5 7
rodillo pata de cabra y en el laboratorio con un com­
pactador de amasado, llegando siempre al mismo
peso volumétrico seco con el mismo contenido de
agua; pueden observarse las diferencias producidas
«5 90 95 too por el método de compactadón y también las que se
GRADO OE SATURACION, % obtienen en el campo entre las permeabilidades ver­
Figura IV-55. Efccto del grado de saturadón en la permeabi­ tical y horizontal, mucho mayores que las que se
lidad de una arcilla limosa compactada por producen en el espédmen de laboratorio.
amasado (Refs. y 62). L a permeabilidad de un suelo arcilloso compac­
tado puede variar mucho con las condidones de
Como se indicó en el párrafo 1*8 del capítulo 1, compactadón, sobre todo con las que influyan en la
la permeabilidad puede relacionarse linealmentc con estructuradón del suelo, que es con mucho e l factor
el cuadrado de la relación de vacíos del suelo. más influyente.
L a variación entre el coeficiente de permeabili­
dad del suelo y la humedad de compactación es del
B C o m p r e s ib ilid a d y e x p a n s ió n
tipo que se muestra en la Fig. IV-54 (R e f. 61).
En la Fig. IV-55 (Refs. 13 y 62) aparece el efecto Cuando un suelo ardlloso cambia de volumen
del grado de saturación en la permeabilidad de las existen dos componentes de deform adón a nivel es­
arcillas compactadas, que aumenta siempre con di­ tructural. En primer lugar, la correspondiente a va­
cho grado de saturación. L a figura ilustra también riaciones de las distandas entre las partículas con
el efecto de los cambios de estructuración por tixo- grado de orientación constante, y en segundo, la que
tropía (disminución del grado de orientación de las ocurre por reduedones de las distandas medias de
partículas), al dejar reposar a los especímenes du­
rante 21 días a contenido de agua constante.
L a estructuración es el factor que más afecta a
la permeabilidad de un suelo compactado (Fig. IV-56,
Refs. 13 y 6 2 ). Nótese que a mayor contenido de

1
\ l Contei ido de COMPACTACION 0£ CAMPO
I0*1 tfptimo— (Feuweqtilidod fcwizonM)

cc
uj
a>
o
5 l\k “ Compacto»oon estático
O. « 1
UJ
i y
Si I0*7
COMPACTACIONOELABORATORIO.
s «- 5 V j (Permeobilidod horizontal)
G por am o ¡ o d o - j - " ’*
KS
I0*1
16 20“ 25
C 0N TEM D 0 0 E AGUA %
IS 20 26 COMPACTACION DE CAMPO
(Permeobilidod vertical)

COmhUÍTaCBWDE LABOMTÜ
—f - ,(Permeobiidod m t icofl

PRESION EFECTIVA OE CONSOLIDACION', kg/cm?

Figura IV-57. Diferendas de permeabilidad vertical y hori­


Figura IV-56. Efecto de la estructura de una arcilla limosa zontal en muestras compactadas en e l campo y
en su permeabilidad (Refs. 13 y 62). en el laboratorio (Refs. IS y 57).

Qhte rial
212 C o m p a c ta c ió n de suelos
í
las partículas, sin que cambie su distancia mínima En segundo lugar, bajo presiones pequeñas,
to de vista del
por aumento del grado de orientación. coeficiente de com presibilidad del suelo compacta^!
L a segunda componente sólo opera cuando ocu­ en el lado seco es m enor que el del suelo que % más peligrosos
La Fig. 1\
rre una compresión en el suelo, y es irreversible, dada compactó en el lado húmedo, pero esta situación gi
la com plejidad estructural de un suelo compactado, invierte bajo presiones grandes. Esto se debe a que compresibilida
bajo poca presión ocurren cambios insignificantes arena arcillosa
de manera que las expansiones pueden atribuirse casi
el grado de orientación de las partículas de las dos de un lado di]
exclusivamente a la primera componente (R ef. 13).
formación cori
Si se compactan dos muestras de un suelo arci­ muestras, y al ser m ayor en la muestra 2 la distanci;
m ínim a entre partículas, la resistencia que oponen res para suelo
lloso con los mismos métodos y energías y al mismo
para aproximarse es más grande en esta muestra que Una vez q
peso volum étrico seco, pero em pleando en un caso
en la 1 ; bajo grandes presiones, en la muestra 1 (de parte de la esi
una humedad menor que la óptim a y en el otro ma­
lado seco) ocurren deformaciones volumétricas debi una serie de c
yor, se obtiene un comportamiento en procesos de
das al aumento del grado de orientación de las par­ ciones de satu
carga en que se mida la deform ación volumétrica,
tículas por colapso, que no tienen lugar en la mués más o menos
como el que se muestra en la Fig. IV-58.
tra 2 . sobre los que
En prim er lugar, la muestra que se compactó en
que son m uy
el lado húmedo (muestra 2 ) exhibe una curva de B ajo presiones muy altas ambas muestras llegan
rio, incluso cu
compresibilidad con la forma típica regular que co­ a la misma relación de vacíos, pues en las dos se
rresponde al tipo de suelo de la prueba (arcilloso), Las circun
llega a una estructuración similar.
en tanto que la muestra 1 , compactada del lado bios son (R e í
En la muestra compactada en la rama seca es mu­
seco, presenta una curva de compresibilidad que se sión debido a
cho mayor la expansión libre que tiene lugar al per­
diría compuesta de dos curvas convencionales. En el aumento er
m itir a las muestras absorber agua (Fig. IV-58a).
suelos que se compactaron por amasado, se ha obser­ pansión, depe
Esto se debe a que la distancia m ínim a entre par­
vado que la presión a la que aparece la transición, agua de co m j
con variación brusca de pendiente, es ligeramente
tículas es mucho m enor en la muestra compactada
en el lado seco; por tanto, las repulsiones netas resul­
miento (en h
menor que el esfuerzo de com pactadón (R ef. 64). deben esperar
tan también mucho mayores. L a expansibilidad crece
A l parecer el aumento del coeficiente de compresibi­ con la energía de compactación. 28
lidad (pendiente abrupta) se debe al predom inio de
Resulta d ifícil decir si un suelo que se compacte C0NTENI000E
la tendencia a la aproximación de las partículas con DE LA EXPAN
de un lado del óp tim o tendrá m ejor o peor compor­ 26
aumento del grado de compactación.
tamiento, en lo que se refiere a compresibilidad, que
otro que se compacte en el lado opuesto. En cada
24
caso la decisión al respecto debe basarse en las carac­
terísticas del terraplén en que se usará el suelo. La
compresibilidad es m enor del lado seco (Fig. IV-59) O
CL
22 HUMEDADC
LA SATUi
pero la compactación del lado húmedo producirá un 2 VOLUMEN (
<
material más flexible, capaz de adaptarse m ejor a ° 20

asentamientos diferenciales (por ejem plo en terraple­


o
nes altos en cañadas abruptas, en que las alturas pue <
o
den variar mucho en cortas distancias); desde el pun UJ
2
3
= 16

o) Condiciones de compoctocion y trayectorias de expansión libre


HUMEDAD l>

I
^ 1.85

i
v>

§1 7 5

PRESION OE CONSOLIDACION
(Escola aritmética)
b) Curvas relación devacíos-presion

Figura IV-58. Compresibilidad y expansividad de un suelo ar­


cilloso compactado a una misma relación de Figura IV-59. E fectodel contenido de agua de compactación F‘»gura IV-60. ]
vacíos con contenidos de agua a ambos lados en la compresibilidad de una arena arcillosa
óptimo (Ref. 13). (Ref. 28).
Propiedades mecánicas de los suelos finos compactados 213

►equeñas, 4
to de vista del agrietam iento, en general son tam bién compactados aproxim adam ente en su hum edad óp ti­
compacta^
más peligrosos los suelos compactados del lado seco. m a y bajo cargas de 10 m de te rra p lé n ), y finalm en­
aelo que $
te la contracción causada por dism inución d e l conte­
situación % La Fig. IV-59 (R e f. 28) muestra las curvas de
n id o de agua. L a F ig. IV-60 (Refs. 3 y 60) muestra
compresibilidad obtenidas en dos muestras de una
debe a qu(
arena arcillosa, cada una de las cuales se com pactó los cambios en contenidos de agua q u e pueden ocu­
iíficantes en
de un lado diferente de la hum edad óptim a; esta in ­ rrir en el suelo fin o compactado (la figu ra refleja un
; ele las doj
formación corrobora lo expuesto en párrafos anterio­ caso p a rtic u la r); la expansión está relacionada con
la distancia
res para suelos arcillosos en general. el grado de orien tación de la estructura de la arci­
ju e oponen
Una vez que el suelo ha sido compactado com o lla. E l m áxim o peso volum étrico seco qu e el suelo
nuestra qu{
parte de la estructura del terraplén, se inicia para él conserva en cu alqu ier circunstancia se ob tien e cuan­
estra 1 (de|
una serie de cambios en contenido de agua y condi­ do se compacta cerca del contenido de agua óptim o
kricas deb¡.
correspondiente al m étodo y energía de compacta­
de las par. ciones de saturación, cambios de volum en y cambios
más o menos transitorios en estados de esfuerzos, ción que se usen.
en la mués
sobre los qu e existe poca in form ación cuantitativa y
que son m uy difíciles de reprodu cir en el laborato­
stras llegan
rio, incluso cualitativamente.
. las dos se
Las circunstancias que más in flu yen en esos cam­
bios son (R e f. 3) el aum ento de esfuerzo y com pre­
s e c a es mu-
sión debid o al suelo que va siendo colocado encima,
u g a r a l per*
el aumento en contenido de agua y compresión o ex­
g . IV -58 a ).
pansión, dependiendo esto ú ltim o del contenido de
e n t r e par-
agua de compactación y de las presiones de confina­
•co m p actad a
miento (en la R ef. 65 Bishop y H en kel señalan que AMASADO
n e t a s resul-
deben esperarse expansiones aun en suelos arcillosos
i l i d a d crece
ESTATICA
AUMENTALA ^ AUMENTALA
»e com pacte CONTENIO*50EAGUADESPUESv FLOCUlAaONH* ^ DISPERSION
DELA EXP A N S K )N J _ ^ \ AMASADO
í o r compor- A ....... .
j i l i d a d , que
o. En cada
:n l a s carao
i 13
HUMEDAD DE COMPACTACION
17

íl s u e lo . La INCREMENl\. ^ •1
X ^ A. 1
F i g . IV-59), HUMEO/) DDESPUES DE .
LA SA ruRACiON a 1
r o d u c ir á un 1
VOLUME NCONSTANTE-/^ 1
se m e jo r a 1
1
1
e n terraple-
1
a l t u r a s pue- 1
^INCREMENTODEHUMED¿ol|§? 1
§P0R SATURACION^W^ AMASADO 1
ís d e e l pun- 1
CONST^^pr 1

o HUMEDA! INICIAL.
¡
5
AMASADC ES ATICA
------
~"E5tS*hca

¡¡ HUMEDAD DE COMPACTACION, !%
10 12 14 16^ 18 20
HUMEDAD DE COMPACTARON, % :: 1
PESOVOIlUMETRICOMAXIMC EN LA 1
PRUEBA 13R0CTDR(AASHO» MOOlFICÁOi 11
£ 1.96 •1 k 1
\ 1
o l! \ 100! /ooes ATI RACION
¡¡ 1
# I# 1
11 * >
V

•i
\

11
/
\

11

\

■i
^ .
" y
é COMPACTACION REILATIVA =95%
1 1 >
• COMPACTACION ESTATICA
0 COMPACTACION PORAMASADO
Iü0 ----------1--------- .--------- 1 _
HUMEOAD DE COMPACTACION, % 12 13 14 15 16 17 18
HUMEDAD DE COMPACTACION, %
compactación figura IV-60. Influencia de la humedad de compactación y
la estructuradón del suelo en las características Figura IV«61. Expansión y contracción de una arcilla arenosa
rena arcillosa
de expansión de una arena arcillosa (Refs. 3 compactada estáticamente y por amasado (Refs.
Y «>). 3 y 60).
214 Compactación de suelos

E l potencial de expansión también varía según es función de la relación de vacíos, del grado de sa­
el m étodo de compactación que se emplee. En la turación y de la estructuración del suelo. En conse-
Fig. IV-61 (Refs. 3 y 60) se indica la expansión y la cuencia, estos últimos tres parámetros gobiernan las
contracción de una arcilla arenosa que se compactó características esfuerzo-deformación y de resistencia de
por amasado y con compactación estática; las m edi­ las arcillas compactadas.
ciones se hicieron en muestras con el mismo peso vo­ En los suelos finos compactados suelen desarro,
lumétrico seco, del lado seco y húmedo del contenido liarse presiones neutrales negativas, una vez que lj
de agua óptim o de compactación. compactación ha sido terminada. Estas presiones ne­
L a Fig. 1V-62 (Refs. 3 y 28) muestra que el po­ gativas dependen fundamentalmente del grado de sa-
tencial de expansión también es función de la ener­ turación del suelo (Ref. 63). Investigación de labo
ratorio parece comprobar que el estado de presiones c
gía de compactación, y que crece con ésta. Se presen­
neutrales evoluciona muy rápidamente durante e in­
tan datos de una arcilla sometida a compactación
mediatamente después de la compactación y que el
estática bajo diferentes presiones. Es de notar que se
estado de presión negativa que se alcanza con esa
define una ley de relación lineal bastante franca. C
rapidez es relativamente independiente del tiempo que
E l potencial de expansión también depende mu­ después transcurra, naturalmente en tanto no cam­
\
cho del método de compactación. En general es ma- bien condiciones ambientales externas que, por ejem­
yor cuando se usan métodos estáticos que cuando se plo, den al suelo compactado oportunidad de ab­
compacta por amasado, y esta diferencia aumenta a sorber agua. Las presiones negativas desarrolladas en Figura 1V-6Í
mayor energía de compactación que se emplee y a ma­ el agua son mayores a menor grado de saturación
yor peso volumétrico que se obtenga. inicial y hacen que, correspondientemente, sea tam­
bién mayor la resistencia del suelo compactado y me­
nor su deformabilidad. Hay indicios experimentales con un co
C Resistencia al esfuerzo cortante (Ref. 63) para pensar que cuanto mayor sea la velo­ cada caso
cidad de deformación a que se sujete un suelo com­ Cada mué
L a resistencia al desplazamiento relativo de las pactado menor es su respuesta resistente y también pida y la
partículas de un suelo arcilloso depende del esfuer­ su deform abilidad; este efecto de la velocidad de de­ punto def
zo normal efectivo y del valor, medio de la distancia formación se hace menos notorio a grado de satura­ agua-peso
mínima entre sus partículas; la resistencia aumenta ción decreciente. El efecto se debe obviamente a la de igual r
cuando dicho valor m edio disminuye. tensión superficial desarrollada en el agua. figuras.
L a distancia mínim a entre las partículas depende Tam bién es de pensarse que las presiones neutra­ En el <
de la relación de vacíos y el grado de orientación de les negativas que se desarrollen en el suelo compac­ ron sin sat
las partículas, y el esfuerzo normal efectivo corres­ tado serán mayores cuanto mayor sea la energía de ra de 4 kj
pondiente a una cierta condición de esfuerzos exte­ compactación. que quedó
riores depende de la presión neutral que, a su vez, pactación.
1 Comportamiento en prueba rápida (sin consoli­ ñera aprec
dación y sin d ren aje). de compa
diente del
Puesto que el grado de saturación influye mucho tiva indep
en las propiedades de los suelos compactados, la el aire en
respuesta de una misma muestra en prueba triaxial todas se 11
rápida dependerá de si se la ensaya con el grado de aplicar la
saturación que adquiere cuando se compacta o de si muestras e
se la satura a volumen constante antes de probarla. esfuerzo d<
En el prim er caso, la resistencia es función de la pre­ En la 1
sión de confinamiento en la cámara, pues la com­ tras que se
presibilidad del aire hace que la relación de vacíos finamientc
varíe con tal presión; en el segundo caso, el compor­ no se disi
tamiento del suelo es independiente de la presión de muestra. I
cámara (ver capítulo 1 de esta obra, en su parte alu­ aumentar
siva) . bién al di:
En las Figs IV-63 y IV-64 (R ef. 13) se indica el En las
comportamiento típico de los suelos arcillosos com­ muestran :
pactados a los que se prueba con el grado de satura­ lia limosa
ción con el que resultaron después de la compac­ también e
tación. rando al <
En ambas figuras se muestran líneas de igual re­ se permitii
sistencia a la compresión en prueba triaxial rápida. ración, y
Figura IV-62. Reladón entre la presión estática de compacta­
ción y la presión de expansión en una arcilla Se prepararon numerosas muestras de un mismo sue­ con el usi
(Refs. 3 y 28). lo, una arcilla limosa, y cada muestra se com pacto rentes.
Propiedades mecánicas de ios suelos finos compactados 215

V
1.95

i f m *.
£ 1.88
/ 04 L
V - >
/ > i
1.81
3.7 \ \

/
1.74
O
>
O /° 3.8 / 027
i ¿1
Voioreskfe(0¡-Clímax.,enkg/cm* to
167 3

mm
CTS =4 kg/cm* Valores c eíO J-O ’jJn >*
160

1
12 14 16 16 19
160
CONTENIDODEAGUA OE COMRftCTACICN, % 14 16 18 19

Figura IV-63. Lincas de igual resistencia a la compresión en HUMEDAD DE COMPACTACION, %


prueba rápida, sin saturadón previa y compre­
Figura IV-64. Linea de igual resistenda a la compresión en
sión confinante de 4 kg/cm- (Ref. 13).
prueba rápida, sin saturadón previa y compre­
sión confinante de 1 kg/cm- (R ef. 13).
con un contenido de agua diferente; desde luego en
cada caso se obtuvo un peso volumétrico distinto. En el caso de la Fig. IV-65 se define la resisten­
Cada muestra se probó hasta la falla en prueba rá­ cia como el esfuerzo que produce una deformación
pida y la resistencia que se obtuvo se anotó en el unitaria de 5% . En este caso la resistencia es mayor
punto definido por sus coordenadas contenido de a menor contenido de agua de compactación, lo cual
agua-peso volumétrico. Después se trazaron las curvas se debe a que con el contenido de agua aumenta el
de igual resistencia, que son las que aparecen en las grado de orientación de las partfeulas y la presión
figuras. neutral inducida por el esfuerzo desviador, factores
En el caso de la Fig. IV-63 las muestras se proba­ ambos cuyo crecimiento hace bajar la resistencia del
ron sin saturación previa y bajo una presión de cáma­ suelo. Nótese cómo a peso volumétrico constante la
ra de 4 kg/cm3, suficiente para disolver todo el aire resistencia disminuye con el contenido de agua.
que quedó en la muestra después del proceso de com­
pactación. Nótese que la resistenda decrece de ma­
nera apreciable cuando aumenta el contenido de agua
de compactación y que es prácticamente indepen­
diente del peso volumétrico. L a razón de esta rela­
tiva independencia es que cuando se disuelve todo
el aire en el interior de la muestra, prácticamente en
todas se llega al mismo peso volumétrico después de
aplicar la presión de cámara, por lo que todas las § 1.65
muestras eran similares en el momento de aplicar el %
esfuerzo desviador. necesario paro u m detonación de 5 %
8
En la Fig. 1V-64 aparecen las resistencias de mues­ (Ts ■ I fcfl/cm.2
tras que se probaron bajo una presión inicial de con­ lo 14 18 22 24
finamiento en la cámara de 1 kg/cm2, con la cual H U M E D A D D E C O M P U T A C IO N , °/o
no se disuelve por completo el aire dentro de la
muestra. Ahora la resistencia disminuye no sólo ál Figura IV-65. lincas de resistenda a la compresión en prueba
aumentar la humedad de compactación, sino tam­ rápid^, con saturadón previa (resistenda para
deformación pequeña) (Refs. U y 60).
bién al disminuir el peso volumétrico seco obtenido.
En las Figs. IV-65 y IV -66 (Refs. IB y 60) se En la Fig. IV -66 se presentan curvas análogas de
muestran resultados de resistencia de la misma arci­ igual resistencia, pero ahora la resistencia se define
lla limosa mencionada en las dos figuras anteriores, como el esfuerzo que produce en el espécimen una
también en prueba triaxial rápida, pero ahora satu­ deformación unitaria del 20%. Estas grandes defor­
rando al espécimen antes de realizar la prueba. N o maciones dan lugar a estructuras prácticamente idén­
se permitieron cambios de volumen durante la satu­ ticas en todas las muestras que tengan la misma re­
ración, y las muestras se compactaron por amasado, lación de vados, por lo que 4a resistenda es similar
con el uso de tres energías de compactación dife­ en todos los especímenes, independientemente de la
rentes. humedad de compactadón.

Copyrighted material
216 Compactación de suelos

Inferior a l o'ptimo
(dependió
Superior q|0W

c si el suel
£ voluniétri
o
lu 1.80 C om f
CO (con <

En lo
esta resisi
1.65
ración pi
O R e siste n cia definid a com o e i e s fu e rz o
> caso, no
O
necesario para una deform ació n de 2 0 ®/o
co 4 2 0 2 4 2 0 2 4 mas que
lo » * l k g /c m ? CONTENIDO DE AGUA, % CONTENIDO DE AGUA.%
a! 1.5010 14 18 22 Algún
Figura IV-68. Efectos d e procedimientos de compactación en ma humi
HUMEDAD DE COMPACTACION, %
la resistencia en prueba rápida (saturación prfr ta con el
v ia de muestras compactadas a mismos y
Figura IV- 66. Líneas de resistenda a la com presión en prueba co en la
con com pactación estática y de amasado ( Ref. 60).
rápida, con saturación p revia (resistencia para después (
deform ación grande) _ (R efs. 13 y 60).
un caso como el esfuerzo que produce el 5% de dón del
deformación unitaria y en el otro como el esfuerzo presiones
Este comportamiento de las muestras previamen­
te saturadas también se puede apreciar en las curvas que produce el 20%. Se mantiene el mismo efecto de A mis
esfuerzo-deformación de especímenes con igual rela­ la estructuración, casi idéntica a la que se llega en la resistei
ción de vacíos, pero compactados uno del lado seco grandes deformaciones; pero en las pequeñas varía cuanto m
y otro del húmedo en la curva de compactación. La en forma considerable la susceptibilidad de los sue­ compresil
Fig. IV-67 (R ef. 13) muestra un par de curvas de tal los a la alteración estructural. Esto tal vez se debe que se ol
tipo; se puede ver la mayor rigidez de la estructura a las diferentes fuerzas interpartículas que se desarro­ tamente
menos orientada, y cómo las resistencias tienden a llan en la fracción arcillosa; cuando éstas son fuer­ que cond
igualarse en las deformaciones grandes, en el m o­ temente atractivas se tiende a estructuras muy flocu­
mento en que llega a ser similar el grado de orien­ 3. Comí
ladas, y cuando son de repulsión, a dispersas. Es ló­
tación de ambos especímenes. dació
gico pensar que los máximos efectos de los métodos
El efecto de la estructuración en la resistencia de compactación y de la deformación bajo cortante Tam t
hace también que muestras compactadas por diferen­ se tengan en aquellos suelos en que el balance de las sa la resi
tes procedimientos, pero llevadas hasta el mismo peso fuerzas interpartículas no sea ni de intensa atracción, la poca
volum étrico seco con el mismo contenido de agua, ni de intensa repulsión. para pres
tengan resistencias muy diferentes en prueba rápida, De la inform ación anterior es posible concluir en es simila
en las mismas condiciones de ensaye, sobre todo cuan­ términos generales que la resistencia no drenada de previa.
do el contenido de agua de compactación es superior un suelo fino no siempre está ligada al peso volu­ La Fi
al óptim o y la resistencia se define para valores pe­ métrico, de manera que puede resultar peligroso aco­ tos conji
queños de la deformación. Sin embargo, los efectos gerse con exclusividad al criterio de que a mayor peso de la pre
del m étodo de compactación son muy diferentes en volumétrico obtenido “ m ejor" compactación lograda. un suelo
los diversos suelos. T o d o ello se ilustra en la Fig. Puede verse cómo la resistencia puede ser práctica­ zaron sin
IV-68 (R ef. 60). mente independiente del peso volum étrico y en esos A un
En esa figura se muestra una comparación de los casos la lucha por m ejorar éste resultará un dispendio tante, la
efectos de las compactaciones estática y por amasado inútil (independientemente de que al hacer aumentar volumétr
en la resistencia de 3 suelos diferentes, definida en dicho peso volum étrico pueda perjudicarse mucho al logran la
suelo, por ejem plo en su estabilidad ante el agrieta­ tud. A p
miento o en su futura estabilidad ante la absorción de bilidad c
a g u a ). Otros casos podrá haber en que el aumento compacte
del peso volum étrico se refleje poco en el aumento de miento c
resistencia y aun en los casos atrás detallados en que mayor p
a mayor peso volum étrico se tiene una resistencia no tiva, la i
drenada netamente creciente, debe observarse que en cer el cc
grados de saturación que vayan acercándose al 100%* volumétr
la resistencia crece cada vez menos con el peso volu*
métrico o aun disminuye al aumentar éste. D Resií
Debe concluirse también la importancia funda­
Se trc
mental del m étodo de compactación en la resistencia
Figura IV-67. Relaciones esfuerzo-deform ación en prueba rá­ los suelo
no drenada. Vease (Fig. IV-68) cómo hay casos en que
p id a (con saturación p revia a volum en cons­ efectos d
si un suelo se compacta con un m étodo estático a
tante) de muestras compactadas a mism o peso Esta
volum étrico con d iferen te contenido de agua
un cierto peso volum étrico y con un determinado
partícula
(R e f. 13). contenido de agua, la resistencia alcanzada puede ser
r

Propiedades mecánicas de ¡os sucios finos com pactados !17

(dependiendo de los suelos) varias veces mayor que


I Supwíor olo'piim
s¡ el suelo se compacta por amasado al mismo peso 200
efimdo como el
■sario para una
volumétrico y con el mismo contenido de agua. <

y
(9.3)

A
2, Comportamiento en prueba rápida consolidada 9\ (IL5
(con consolidación y sin dren aje). 1.90 i

/
s s
En lo que se refiere a estabilidad de terraplenes, \

L° e
"
esta resistencia sólo interesa en condiciones de satu­ 180 (85^
ració n previa del suelo compactado y, en cualquier
o
caso, no tiene gran importancia práctica en proble­ (79)
mas que se relacionen con las vías terrestres.

i
l OE AGUA,% 1.70
Algunas investigaciones indican que para una mis­
tg/cm? Líneas de igual re■sistencia

ts* -
*3*
O
ma humedad de compactación la resistencia aumen­

m
mpactación en o a la compresión
saturación pr& ta con el peso volum étrico; a mayor peso volum étri­ >
o 1.60
lis m o s y d y V) co 10 12 14 16 18 20
co en la compactación, resultará mayor este concepto
isado (Ref. 60). m
después de la consolidación, al comenzar la aplica­ CONTENIDO OE AGUA DE COMPACTACION, %
e el 5% de ción del esfuerzo desviador, resultando así menores
3 el esfuerzo presiones neutrales y mayor resistencia.
- 2.00
mo efecto de A mismo peso volum étrico seco de compactación, g \
: se llega en la resistencia crece con la humedad de compactación; I7 \ v e
o \ w .
güeñas varía cuanto más alta es la humedad de compactación, más 116.8) v (21)
1.90 \ 0
1 de los sue- compresible es el suelo y mayor el peso volumétrico N
vez se debe que se obtiene después de la consolidación, inm edia­ (16.6)
0 s
O \
e se desarro- tamente antes de aplicar el esfuerzo desviador, lo O S' S Ssft75)
as son fuer- que conduce a mayores resistencias. 1.80
¡ muy flocu- o
o
lersas. Es ló- 3. Comportamiento en prueba lenta (con consoli­ . a; (6.6)
dación y con d re n a je ). o
los métodos 1.70
ajo cortante Tam bién en este caso para fines prácticos intere­ Línea i de igual resistencia
&
00
O
tlance de las sa la resistencia en condiciones de saturación, si bien ig /cm? a la ompresion
sa atracción, la poca experiencia de que se dispone indica que, L60
para presiones de consplidación superiores a 1 kg/cm2, 10 12 14 16 18 20
concluir en es similar la resistencia lenta con y sin saturación CONTENIDO DE AGUA DE COMPACTACION, %
drenada de previa.
Figura IV-69. Efectos de las condiciones de compactación y de
. peso volu- La Fig. IV-69 (Refs. 13 y 67) muestra los efec­ la presión efectiva en la resistencia drenada,
digroso acó- tos conjuntos de las condiciones de compactación y sin saturación previa (Refs. 18 y 67).
mayor peso de la presión confinante en la resistencia drenada de
ión lograda, un suelo arcilloso compactado. Las pruebas se reali­ tructura y por la magnitud de las fuerzas electromag­
ser práctica- zaron sin saturación previa. néticas entre partícula y partícula. En las arcillas sue­
:o y en esos A un contenido de agua de compactación cons­ le haber partículas tan pequeñas como para emigrar
tn dispendio tante, la resistencia en prueba lenta crece con el peso por los poros, si están en suspensión; así, para una
er aumentar volumétrico seco, por el menor espaciamiento que misma permeabilidad, un suelo arcilloso sería tanto
se mucho al logran las partículas al aumentar esta últim a magni­ más susceptible a la tubificación cuanto mayores fue­
i el agrieta- tud. A peso volum étrico seco constante, la compresi­ ren las fuerzas de repulsión entre sus partículas.
ibsorción de bilidad del suelo crece con el contenido de agua de
el aumento Esta idea parece confirmarse cuando se analizan
compactación y por esta razón disminuye el espada-
aumento de las fallas por tubificación de muchas presas (R ef. 13).
miento de las partículas en el instante de la falla, a
idos en que mayor peso volumétrico, de manera que, en defini­ L a compactación del lado seco del óptimo produ­
sistencia no tiva, la resistencia en prueba lenta aumenta al cre­ ce bajo grado de orientación y alta permeabilidad.
arse que en cer el contenido de agua de compactación (a peso Si en tal caso ocurre flujo y se lava el suelo con agua
se al 100%, volumétrico constante). con baja concentración de sales, aumentarán las fuer­
I peso volu- zas de repulsión entre las partículas, favoreciéndose
e. Q Resistencia a la erosión interna el arrastre de las mismas. Si la compactación se hace
icia funda-
Se trata de analizar someramente la resistencia de del lado de las humedades mayores que la óptima se
i resistencia
los suelos finos compactados a la tubificación y otros tiene, por efectos contrarios, m enor susceptibilidad a
asos en que
efectos de las fuerzas de filtración. la tubificación.
■ estático h
eterminado Esta resistencia depende de la trabazón entre sus Es ob vio que la emigración de partículas de ar­
i puede ser partículas, determinada por la geometría de la es- cilla no se contrarresta con filtros.
218 Compactación de suelos

E V alor relativo de soporte (V.R.S.) lV-72 (R C


piedades i
L a prueba de valor relativo de soporte se utiliza presión si
mucho todavía en la tecnología mundial de pavi carga que
mentos como prueba de diseño y, en algunos casos, series de
como prueba de control de calidad. Por tanto, es in­ mente des
teresante conocer la variación del valor relativo de un períot
soporte con las diferentes condiciones de compacta­ dad y p<
ción. En el capítulo referente a pavimentos flexibles se definú
habrá ocasión de explicar con mayor detalle la uti­ para caus
lidad que es posible extraer de tal información. de 10%.
En los
L a Fig. 1V-70 (R ef. 68) muestra la variación del
mente de:
valor relativo de soporte de una arcilla limosa con
disminucii
las condiciones de compactación; naturalmente el
carga de
valor relativo de soporte depende tanto del conteni­
pruebas c
d o de agua como del peso volumétrico que se alcan­ PESO VOLUMETRICO SECO, kg/m3
que la res
ce. Se presentan curvas de variación para el m aterial
Figura IV-71. Variación del V. R. S. con el peso volumétrico 10 días qi
que se probó con el contenido de agua de compacta­ de los suelos (Ref. 68). dor de 10
ción y se saturó después de cuatro días de exposi­
En los
ción al agua en el laboratorio.
fren los especímenes en función del contenido de 18 días d<
Parjr'los especímenes que se prueban después de algo con '
agua con que se compactaron; se ve una vez más la
la saturación se obtiene una curva parecida a la de aumentó 1
conveniencia de compactar los suelos expansivos en
compactación, debido a la absorción de agua y ex­ no se pro
el lado húmedo, independientemente de que en tal
pansión que sufre el espécimen durante la satura­ la resisten
caso se llegue a un menor valor relativo de soporte.
ción. L a figura ilustra también la expansión que su- El coi:
En la Fig. 1V-71 (R ef. 68) se expresa la varia­
especímen
ción del valor relativo de soporte de dos suelos (un
mediatami
C H y un C L ) con respecto al peso volumétrico seco.
sobre todc
En ambos casos se probaron especímenes sometidos a
rren con i
saturación previa en el laboratorio durante cuatro que se alr
6 sS
días, tras haber sido compactados con las humedades Es de
que se indican. En el material C H , el V.R.S., aumen­ resistencia
ta cuando crece el contenido de agua, si se mantiene sentan dai
constante el peso volumétrico; también crece el V.R.S., pués de !
si el peso volum étrico aumenta, si bien esta tenden­ que la re
cia tiene un límite, a partir del cual disminuye el 3 kg/cm2.
V.R.S., aunque crezca más el peso volumétrico; este Debe i
fenómeno es el resultado del aumento de la presión estas resis
neutral en el interior del suelo cuando éste se com­ asociados
pacta más allá de un cierto límite. El suelo C L mues­ línea de i
tra tendencias similares. L a form a de las curvas de turos.
la figura corresponde a procesos de compactación por
3.0
impacto, pero podría ser diferente en compactación
estática o por amasado.
2.5

F Efectos de tiempo ;2.o

Las investigaciones que al respecto se han reali­


S 1.5
zado indican que el paso del tiem po afecta de mane­ o
ra significativa a la resistencia dé las arcillas compac­
tadas. Las referencias 60, 69, 70, 71 y 72 tratan con 11.0
bastante detalle este fundamental aspecto de las pro­
piedades de los suelos compactados, descuidado casi 0.5
en lo absoluto en los criterios de los ingenieros de
quienes depende el manejo de dichos suelos en las
CONTENIDO DE AGUA, % grandes obras de la práctica.
Figura IV-70. Variación del V. R. S. de una arcilla limosa con U n ejem plo típico del m odo en que el tiemp0
la compactación (R ef. 68). puede afectar a la resistencia se muestra en la Fig- figura IV-72
Propiedades mecánicas de los suelos finos compactados 219

IV-72 (R ef. 60). Una arcilla limosa con notables pro­


piedades tixotrópicas se probó hasta la folla en com* An exo IV-a
presión simple con velocidades de aplicación de la
carga que variaron desde 5 min. hasta 10 dias, en dos Pruebas dinámicas. T ip o Proctor
series de pruebas, en un caso realizadas inmediata­
mente después de la compactación y en el otro tras Prueba Proctor (A A S H O ) estándar (R ef. 35).
un período de almacenamiento de 18 días a hume­
dad y peso volumétrico constantes. La resistenda
se definió como el esfuerzo desviador requerido IV-a.l O bjeto de la prueba
para causar al espécimen una deformación unitaria
de 10% . L a prueba tiene por objeto determinar la rela­
En los especímenes que se probaron inmediata­ ción entre el peso volumétrico y el contenido de agua
mente después de la compactación se produjo una de los suelos, cuando se compactan con la metodolo­
disminución ligera de la resistencia entre tiempos de gía estandarizada que se detalla a continuación.
carga de 5 y 100 min y un aumento continuo para Existen cuatro alternativas de prueba:
pruebas que duraron más de 100 min, de manera
que la resistencia fue 30% mayor en una prueba de — M étodo A . En m olde de 10.16 cm (4*),^con
10 días que en la prueba estándar, que dura alrede­ suelo que pasa la m alla N? 4.
dor de 10 min.
En los especímenes que se probaron después de — M étodo B. En molde de 15.24 cm ( 6* ) , con
18 días de almacenamiento, la resistencia disminuyó suelo que pasa la. m alla N? 4.
algo con el tiempo de carga hasta un día y después
— M étodo C. En molde de 10.16 cm (4 * ), con
aumentó ligeramente hasta 10 días, pero en este caso
suelo que pasa la m alla de 3/4".
no se produjeron diferendas de más de un 4 % de
la resistencia estándar. — M étodo D. En molde de 15.24 cm ( 6* ) , con
El considerable aumento de resistenda para los suelo que pasa la malla de 3/4*.
especímenes en que se realizaron pruebas largas in­
mediatamente después de su compactadón se debe Cuando no se espedfique el método que se use,
sobre todo a efectos normales de tixotropia, que ocu­ se entenderá que se trata del A.
rren con rapidez y no se hacen notar en las muestras
que se almacenan.
Es de notar cómo, en general, el suelo gana en IV-a.2 Equipo para la prueba
resistenda con el tiempo. En la atada R ef. 60 se pre­
sentan datos de la misma a rd lla limosa probada des­ Para esta prueba se necesita el siguiente equipo:
pués de 9 meses de almacenamiento, que indican
que la resistenda siguió credendo hasta valores de — Un molde estándar de compactadón con ex­
3 kg/cma.
tensión. A l m olde de 4 " se le fija un volumen
Debe notarse que los esfuerzos a que se refieren
de 1/30 de pie cúbico, con una toleranda de
estas resistendas son totales; los esfuerzos efectivos
± 0.0003 de pie cúbico, y al de 6" un volu­
asociados no se conocen y probablemente ésta es una
men de 1/13.33 de pie cúbico, con ± 0.00075
línea de investigadón conveniente para trabajos fu­
de pie cúbico de tolerancia.
turos.
— U n pisón estándar, de operación manual, de
secdón dreular, de 5.08 cm de diámetro (2.0
PRUEBAS REALIZADAS TRASALMACENAR
± 0.005 plg) y con un peso de 2.49 kg
■LOS ESPEC IM EN ES IB OUS ---- (5.5 ± 0.02 I b ) . Existen martillos que se ope­
ran mecánicamente. (O pdon al.)

— G uía metálica para el pisón.

— Balanza de 15 kg de capaddad y sensibilidad


PRUEBAS REA U ZA M S M O M IAM EN TE de 5 g.
DESPUES DE LA COMPACTACION.

— Una balanza de laboratorio con sensibilidad


PARA TOOOS LOS ESPECIMENES:
HUMEDAD 1 8 5 :0 2 %
de 0.1 g.
PECO VOLUMETRICO SECO- 177 Toa/llt*
-----------GRADO 0E SATUKAOOÑ 96 % “ — H orno secador.

— R egla recta metálica.


10 100
TIEMPO 0E CARGA, MNUT0S
1000 10000 100000 — Mallas de 2", 3/4" y N ? 4.
Figura IV -72. Efectos de tiempo en la resistenda de una ard­ — Equipo diverso, como espátulas, vidrios de re­
lla limosa con alto grado de saturadón (R ef. 60). loj, e tc
Copyrighted
220 Compactación de suelos

Si la mué;
ratorio tiene
se desmorone
secado puede
peratura no
disgregúese el
las originales
desechando e
mantener en
terial grueso
Molde de compactación. N? 4) que ti
r Pisones con guía. que se reteng
Regla metálica para enrasar.
I’ iobita para manejo del agua.
zar mediante
Cápsulas para medir humedad. Críbese ui
Balan/a. gregado por
8. Espátula. retenido de 1
9. Charola y cuchara.
10. Vaso para manejar el suelo. pasó la malla
ll. Mano para disgregación. y reemplácese
Base fija para hacer la prueba. pase la malla
Tómese el m;
no se utilice
Los números indican el orden de selección (1, el mejor). Datos de la Ref. 11. Para el m
tra de suelo
te 5 kg.
IV-a.3 Procedimiento de prueba gún un plano vertical por el centro de la sección
El proced
transversal. Tómese una muestra representativa de
M étodo A una de las caras del corte y determínese el contenido 1) Mézcl'
de agua del suelo. de agua comc
1) Si es necesario, séquese la muestra al recibir­ 7) Desmorónese el resto del material hasta que tos abajo de
la en el laboratorio, hasta hacerla manejable; el se­ vüelva a quedar en condiciones de pasar por la ma­ 2) Fórme
cado se puede hacer al aire o con algún horno cuya lla N? 4, lo cual se juzgará a ojo. Añádasele sufi­ en el molde
temperatura no exceda de unos 60°C. Después, dis- ciente agua para aumentar su humedad en 1 ó 2 hasta obtene
gréguese el material sin rom per sus partículas. puntos y repítase todo el procedimiento. Continúen­ 18 cm. Sígase
2) Críbese el suelo por la malla N? 4 (4.76 mm) se estas determinaciones hasta que disminuya o no se detalló pat
y elimínese el retenido. cambie el peso húmedo del suelo compactado. Este
3) Selecciónese una muestra representativa de últim o aspecto funciona satisfactoriamente en mu­
unos 3 kg. chos casos, pero cuando la recompactación altere la
4) Incorpórese a la muestra la cantidad de agua granulometría o en arcillas muy plásticas, en las que
suficiente para ponerla cuatro o seis puntos (en por­ es muy d ifícil incorporar agua, deberá evitarse el
centaje) bajo la humedad óptim a esperada. reuso del material y se preparará una nueva mues­
tra para cada prueba de compactación; en estos ca­
5) Divídase la muestra en el número de porcio­
sos, la humedad debe d iferir de un espécimen a otro
nes que se requiera, según las capas que vayan a dis­
en dos puntos de porcentaje aproximadamente. Las
ponerse en el m olde de 10.16 cm (4 ") de diámetro;
muestras deben colocarse en recipientes cerrados, en
en el caso presente serán 3 capas. E l m olde tendrá
los que permanecen doce horas antes de probarlas.
instalada su extensión y deberá llegarse a un espesor
total compacto de unos 13 cm. Compáctese cada capa
con 25 golpes del pisón, distribuyéndolos uniform e­ M étodo B
mente y con altura de caída de 30.48 cm (1 2 "). Du­
rante la operación el m olde deberá apoyarse en una L a muestra se selecciona como en el caso del Mé­
base rígida. Después de la compactación, remuévase todo A , pero ahora deberá pesar unos 7 kg.
la extensión del m olde y enrásese el suelo compacta­ E l procedimiento de prueba será el mismo que se
do, utilizando la regla metálica. Pésese el conjunto describió para el método A , excepto que se utilizará
y réstese la tasa del molde, para tener el peso húme­ un m olde de 15.24 cm (6 ") con extensión y que el
do del material. Divídase entre el volumen del m ol­ suelo se colocará en 3 capas iguales, hasta un espe­
de, para obtener el peso volumétrico de la masa del sor total compactado de la muestra de unos 13 cm;
suelo (r,„) • se darán a cada capa 56 golpes uniformemente distri­
6) Retírese el m aterial del molde, sin desmoro­ buidos en su superficie, con 30.48 cm (12") de altura
narlo y divídase el espécimen en dos porciones, se­ de caída.
r

Propiedades mecánicas de los suelos finos compactados 221


volum étrico húmedo y el contenido de agua de la
M étodo C
muestra.
3) Desmenúcese el material sobrante hasta que
Si la muestra de suelo que se reciba en el labo­
todo él pase la malla de 3/4" y el 90% pase la malla
ratorio tiene humedad en exceso, séquese hasta que
Nv 4; el criterio al respecto puede establecerse a ojo.
se desmorone con facilidad y se haga manejable; el
Añádase a la muestra el agua necesaria para que
secado puede hacerse al aire o en un horno cuya tem­
gane uno o dos puntos en el porcentaje de humedad
peratura no exceda de unos 60°C. A continuación
y repítase todo el procedimiento de prueba para ob­
disgregúese el material hasta reducirlo a sus partícu­
tener otro punto en la curva de compactación. Con­
las originales y críbesele a través de la malla de 3/4",
tinúese el procedimiento hasta que no cambie o dis­
desechando el material retenido. Si es aconsejable
minuya el peso volumétrico húmedo del suelo. Ca­
mantener en la muestra el mismo porcentaje de ma­
ben los mismos comentarios que se hicieron en el
terial grueso (material entre la malla de 2" y la
método A respecto al reuso.
ón. N? 4) que tenía el material original de campo, el
que se retenga en la malla de 3/4" se debe reempla­
enrasar,
zar mediante la siguiente operación: M étodo D
del agua,
humedad. Críbese una cantidad adecuada de suelo bien dis­ La muestra deberá prepararse como en los demás
gregado por la malla de 2" y de 3/4", deséchese el casos, pero conviene que su peso final sea de alrede­
retenido de la m alla de 2"; retírese el m aterial que dor de 12 kg.
pasó la malla de 2" y se retuvo en la malla de 3/4" El procedimiento de prueba es el mismo que se
suelo,
ón. y reemplácesele con un peso igual de m aterial que detalló para el método C, pero se utiliza el m olde
la prueba. pase la malla de 3/4", pero al que retenga la N? 4. de 15.24 cm (6 " ), con 3 capas y 56 golpes por capa.
Tómese el material de reemplazo de una porción que
no se utilice de la muestra de campo original.
Para el método C deberá disponerse de una mues­ IV-a.4 Cálculos
tra de suelo para compactación de aproximadamen­
Com o complemento de la prueba deberán reali­
te 5 kg.
de la secdón zarse los cálculos correspondientes para determinar
El procedimiento de prueba será el siguiente:
esentativa de los contenidos de agua y los pesos volumétricos secos
: el contenido 1) Mézclese el suelo con la suficiente cantidad
que se requieren. Asimismo, deberá dibujarse la cur­
de agua como para darle una humedad de 4 a 6 pun­
va de compactación y determinar en ella el peso vo­
ial hasta que tos abajo de la óptima.
lumétrico seco máximo y la humedad óptima.
ar por la ma- 2) Fórmese un espécimen compactando el suelo
ñádasele sufi- en el molde de 10.16 cm (4 ") en 3 capas iguales,
Prueba Proctor (A A S H O ) m odificada (Ref. 40).
ad en 1 ó 2 hasta obtener un espesor compacto total de unos
3. Continúen- 13 cm. Sígase el procedimiento de compactación que L a prueba es similar a la Proctor (A A S H O ) es­
minuya o no se detalló para el método A, hasta determinar el peso tándar en todos sus aspectos descriptivos.
pactado. Este
ente en mu-
:ión altere la
is, en las que
á evitarse el
nueva raues-
; en estos ca-
icimen a otro
damente. Las
cerrados, en
de probarlas.

caso del Mé-


' kg-
nismo que se
e se utilizará
ión y que el
asta un espe-
unos 13 cm;
■mente distri- Moldes y pisones de las pruebas
í " ) de altura A A S H O modificada y estándar
de la prueba miniatura.
T
999 Compactación de suelos

compactan
peso volun
método pr
diante un
de 3/4" q
aplica.

iV-b.l Ec

El equ
el siguient

Aparati
tipo C;
co, un
bras) y
rilla m
Una b
cúbico
Una b;
mos y
Un hoi
peratui
to diez
Una ir
Charol
Cuchar
Espátu

IV-b.2 Pi

La pre
C O M P A C T A C IO N PO R IM P A C T O S . se indica :
(PR O C T O R A A S H O M O D IF IC A D A ).

1) Coi
par
gar,
Se presenta en 4 modalidades (A, B, C y D ) , cuya de 45.7 cm (18"). En las variantes B y D varía úni­
20 ]
descripción es idéntica a las correspondientes de la camente el número de golpes por capa, que es de 56.
se (
AA SH O estándar. L a mayor energía de la prueba L a razón de la especificación de este nuevo tipo
2) Dis
modificada se logra a base del peso del martillo, que de pruebas radica, naturalmente en un intento de
se
ahora es de 4.530 kg (10 ± 0.02 Ib) y de la altura representar en el laboratorio las condiciones de com­
has
de caída, especificada en 45.72 cm (18" ± 1/16"). pactación actuales en el campo, de un modo más
secc
En el método A se coloca el suelo en 5 capas y realista.
3) Det
se dan 25 golpes por capa. En el B se coloca el sue­
la i
lo también en 5 capas y se dan 56 golpes por capa. Anexo IV-b
En el C, el número de capas es de 5 y el de golpes 4) Di\
pas«
por capa es de 25. Por último, en el D se usan 5 ca­ Prueba de compactación dinámica. C ÍO !
pas con 56 golpes por capa. Método de California por
Recientemente (1970) la misma institución AASHO, can
ha establecido una prueba intermedia, también di­ Este método de prueba sirve para determinar el cuy
námica, con energía comprendida entre la estandar peso volumétrico máximo y la humedad óptima en cen
y la modificada (del orden de 17 kg-cm/cm3) . La suelos no estabilizados o estabilizados con productos vez
prueba se hace también en 4 variantes, las A y C no asfálticos que se emplean en la construcción de estí
con molde de 10.16 cm (4") y las B y D con molde terracerías. El método consiste en dividir una mues­ apr
de 15.24 cm de diámetro (6 "). En las variantes A y tra inicial por medio de cuarteo en porciones más met
C se utilizan tres capas, con 25 golpes por capa de pequeñas, con las cuales se preparan especímenes de aju
un martillo de 4.54 kg (10 I b ), con altura de caída prueba con diferentes contenidos de agua que se cim
Prueba de compactación dinámica. Método California 223

compactan mediante impactos para determinar el


peso volumétrico máximo y la humedad óptima. £1 IV*b.3 Procedimiento de prueba
método presenta la ventaja de tomar en cuenta, me­
diante un factor de corrección, los tamaños mayores El procedimiento de prueba es el siguiente:
de 3/4" que contienen los materiales en los que se
aplica. 1) Ajústese la humedad en las diferentes porcio­
nes, en tal forma que sus contenidos de agua
Variante A se incrementen de una a otra porción en dos
por dentó, aproximadamente, con respecto al
I V-b. 1 Equipo peso húmedo; para obtener esta reladón de
incrementos se deberá adidonar agua, o dis­
El equipo necesario para efectuar esta prueba es minuirla mediante secado, pero no se harán
el siguiente: estas dos operadones en una misma porción y
en ningún caso se secarán totalmente las por­
Aparato estándar de compactación por impactos ciones de prueba. A l elegir los porcentajes de
tipo California, consistente en un molde cilindri­ humedad de prueba se deberá procurar que
co, un pisón con peso de 4.53 kilogramos (10 li­ queden dos porciones con contenidos de agua
bras) y un émbolo metálico provisto de una va* inferiores a la humedad óptima y dos con con­
tilín manual. tenidos de agua superiores a ésta. I-a hume­
Una base de concreto consistente en un bloque
dad óptima de prueba aproximada por lo ge­
cúbico de 30 centímetros de lado.
neral es la humedad mínima con la que el
Una balanza con capacidad mínima de 3 kilogra­
material presente una consistencia tal que al
mos y aproximación de 1 gramo.
ser comprimido en la palma de la mano no
Un horno con termostato, que mantenga una tem­
deje partículas adheridas en ella, ni la hume­
peratura constante comprendida entre cien y cien*
dezca y que, a la vez, el material comprimido
to diez grados centígrados.
se pueda tomar con dos dedos sin que se des­
Una malla U.S., estándar de 3/4".
menuce. Una vez que se adidone la cantidad
Charolas.
de agua que requiera cada porción, mézclese
Cucharas de albañil.
completamente y cúbrase con una lona para
Espátulas.
evitar pérdidas por evaporadón.
2) Divídase una de las muestras de prueba en
IV*b.2 Preparación de la muestra dnco fracciones aproximadamente iguales, ya
sea en peso o en volumen; colóquese una de
La preparación de la muestra se efectuará como éstas en el molde de prueba y compáctese con
se indica a continuación: veinte golpes del pisón; éste debe tener una
caída libre de 45.72 centímetros (1 8 "), medi­
1) Con el producto del sondeo que se practique da sobre la superfide del material que se com­
para determinar el peso volumétrico en el lu­ pacte. Repítase esta operación con cada una
gar, intégrese una muestra de suelo de 15 a de las cuatro fraedones restantes. Después de
20 kilogramos, completándola con material que compactar la quinta fraedón, colóquese el
se obtenga de las paredes del mismo. émbolo en el molde y nivélese la cara superior
2) Disgréguese la muestra manualmente y críbe­ del espédmen compactado, mediante la apli*
se por la malla de 3/4"; séquese el retenido cación de cinco golpes con el pisón, con una
hasta peso constante y determínese su peso caída libre de 45.72 centímetros (1 8 "), medi­
seco, W r da a partir de la cara superior del émbolo.
3) Determínese el peso específico relativo Sit de Mientras se efectúa la operadón de compacta­
la fracción retenida en la malla de 3/4". dón el molde deberá estar apoyado, ya sea so­
4) Divídase, mediante cuarteo, el material que bre el bloque estándar de concreto o sobre un
pase la malla de 3/4" en cuatro o cinco por­ cuerpo igualmente rígido. Si al terminar la
ciones representativas, con pesos iguales; cada compactación del espédmen se observa agua
porción o muestra de prueba, será de una en la base del molde, la humedad de compac­
cantidad suficiente para obtener especímenes tadón es mayor que la óptima; si, por el con­
cuyas alturas estén comprendidas entre 25.4 trarío, la base del molde se observa seca o
centímetros y 30.48 centímetros (10-12"), una polvosa, dicha humedad es inferior a la óp­
vez que hayan sido compactados en el molde tima.
estándar. Para cada espécimen se requieren 3) Estando el pisón sobre el émbolo, léase el vás­
aproximadamente 2.7 kilogramos de suelo hú­ tago graduado del pisón en el punto que corn­
medo; cuando sea necesario, este peso podrá a d a con el borde del molde y regístrese este
ajustarse mediante la elaboración de un espé­ valor en centímetros, con aproximadón de
dmen preliminar. un dédmo, en la columna a de la hoja de
Copyrighted material
221 C on)portación da sucias

registró de la prueba, que se incluye al final 3) E l peso volum étrico seco, mediante la siguien.
de este anexo. te fórmula, anotando su valor en la columna | jV-b.5 Obte
de la hoja de registro.
4) Sáquese el espécimen del molde, teniendo cui­
Obténgase
dado de no perder material; determínese su
ia s ig u ie n t e 1
peso húmedo en kilogramos w x, con aproxi­
mación de un gramo y anótese este valor en
en donde En ur
la columna c de la hoja de registros. 1)
el pui
5) Córtese el espécimen longitudinalm ente y ob­ Y peso volum étrico seco del espécimen, en toman'
téngase una fracción representativa de m il gra­ kilogramos por metro cúbico. seco y
mos aproximadamente; determínese el peso
IV-, = peso seco del espécimen, en kilogramos, 2) Unans
W m de dicha fracción, con aproximación de
pondií
un gramo y anótese su valor en la columna k C = factor obtenido de la tabla IV -b .l y que máxin
de la hoja de registro. corresponde a la lectura que se hizo en métric
6) Séquese hasta peso constante la fracción antes el vástago. medad
citada y pésese con aproximación de un gra­
mo, anotando su valor ( en la columna 1 4) Cuando la muestra de suelo contenga más del
de la hoja de registro. diez por ciento en peso de partículas mayo­
lV-b.6 Prec;
res de 3/4", obténgase el peso volumétrico
7) Repítase el procedimiento en las muestras de seco máximo corregido mediante la siguiente
prueba restantes. A l efectu
fórmula:
guientes pre

100 (1000) 1) N o ei
IV-b.4 Cálculos X i Y a algi!
Ys R y dm/ m o boratc
Calcúlese y regístrese para cada espécimen lo si­ 2) La m
guiente: en donde la hu
espéci
1) El contenido de agua, por m edio de la fórmu­ (y dm)c = peso volum étrico seco m áxim o corre­ que e
la que se indica a continuación, anotando su gido del espécimen, en kilogramos por por ir
valor en las columnas n y g de la hoja de re­ metro cúbico. se en
gistro.
X = m aterial que retiene la malla de 3/4",
3) Las c
en porcentaje. espéci
Wm- W,
w = — -------- i 100 para
Y = material que pasa la malla de 3/4".
en porcentaje. ción.

en donde Ss = peso específico relativo del material 4) N o sí


sa coi
retenido en la malla de 3/4".
w = contenido de agua, en porcentaje. secció
Yd = peso volum étrico seco m áxim o del es­ usar j
W m — peso de la fracción de suelo húmedo, do és
pécimen, en kilogramos por metro cú­
en gramos.
bico.
W s = peso de la fracción de suelo seco, en
R — coeficiente cuyo valor se da abajo,
gramos.
de acuerdo con los valores de X .

2) El peso seco, por medio de la siguiente fórmu­


X , en porcentaje R
la, anotando su valor en la columna d de la La varia
hoja de registro. para deterir
20 ó menos 1.00
do en el ca
21-25 0.99 en la malla
100 Wx
26-30 0.98 peso.
100 + w
31-35 0.97
36-40 0.96 1) El e<
en donde
41-45 0.95 indic

W 2 = peso seco del espécimen, en kilogramos. 46-50 0.94


2) L a F
51-55 0.92 mún,
W x = peso húmedo del espécimen, en kilo­ 56-60 0.89 echai
gramos. 0.86
61-65 tan te
w = contenido de agua, como porcentaje. 66-70 0.83 fico :
Prueba de com pac!ación dinámica. M rtodn California 225

Tabla IV-b.l
IV-b.5 Obtención de la curva de compactación Factor C para el cálculo de |*sos volumétricos

Obténgase la curva peso volumétrico-humedad en


factura en I.celara en
la siguiente forma:
el vástago Factor C el vástago Factor C
1) En un sistema de ejes coordenados dibújese
(cm) (cm)
c] punto correspondiente a cada espécimen*
tomando como ordenada el peso volumétrico 25.4 940.0 27.9 855.6
seco y como abscisa la humedad respectiva. 25.5 936.0 28.0 852.4
25.6 932.0 28.1 849.6
2) Unanse mediante una curva los puntos corres­
25.7 928.0 28.2 846.4
pondientes a cada uno de los especímenes. El
25.8 925.0 28.3 8-13.6
máximo de la curva representa el peso volu­
25.9 921.6 28.4 840.4
métrico seco máximo, y su humedad es la hu­
26.0 918.0 28.5 837.6
medad óptima del material.
26.1 914.4 28.6 834.8
26.2 911.2 28.7 831.6
26.S «J07.6 28.8 828.8
IV-b .6 Precauciones durante la prueba.
26.4 904.4 28.9 826.0
26.5 900.8 29.0 823.3
A l efectuar esta prueba deberán tenerse las si­
26.6 897.6 29.1 820.4
guientes precauciones:
26.7 894.0 29.2 817.6
26.8 890.8 29.3 814.8
1) N o emplear material que haya sido sometido
26.9 887.2 29.4 812.0
a algún procedimiento de compactación de la­
27.0 884.0 29.5 809.3
boratorio.
27.1 880.8 29.6 806.4
2) La muestra de suelo para la determinación de 27.2 877.6 29.7 803.6
la humedad se obtendrá siempre cortando el 27.3 874.4 29.8 800.8
espécimen longitudinalmente, en virtud de 27.4 871.2 29.9 798.0
que en algunos suelos, cuando se compactan 27.5 868.0 30.0 795.2
por impactos, la humedad tiende a concentrar­ 27.6 865.2 30.1 792.4
se en la parte inferior del espédmen. 27.7 861.6 30.2 790.0
3) Las capas que se compactan para elaborar el 27.8 858.8 30.3 787.2
espédmen deberán ser prácticamente iguales,
para asegurar la uniformidad en la compacta­
dón. 3) El procedimiento de prueba es el mismo que
4) N o se deberán apretar las tuercas de maripo­ se indicó para la variante A de la prueba.
sa con la llave, para evitar que se deforme la 4) En esta variante calcúlese y regístrese lo si­
secdón del molde. La llave sólo se deberá guiente:
usar para aflojar las mendonadas tuercas cuan­
do éstas se aprieten debido a que en el inte­ a) El contenido de agua, por medio de la fór­
rior del molde se tengan suelos expansivos. mula que se indica a continuación, anotan­
do su valor en las columnas n y g de la
hoja de registro:
Variante B
Wm ~ W* IAA
w = ----- -------- 100
L a variante que presenta este método se utiliza Wé
para determinar el peso volumétrico máximo húme­ en donde
do en el caso de suelos en que lá fracción retenida
en la malla de 3/4" es menor del diez por ciento, en w = contenido de agua, en porcentaje.
peso. W m — peso de la fracción de suelo húmedo,
en gramos.
1) El equipo que se utiliza es el mismo que se W, = peso de la fraedón de suelo seco, en
indicó para la variante A de la prueba. gramos

2) La preparaaón de la muestra también es co­ b ) El peso volumétrico húmedo, por medio de


mún, con la salvedad de que se deberá des­ la siguiente fórmula, anotando su valor en
echar el retenido en la malla de 3/4* y, por la columna t de la hoja de registro.
tanto, no deberá determinarse el peso especí­
fico relativo St. Y* = W\ C
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PRUEBA OE COMPACTACION DINAMICA, ME T O D O DE CALIFORNIA
O B R A ______________________________________________ LOCAL. ÍZACÍON_______________________________________ SONDEO_________

MUESTRA_______________________ PR O F U N D ID A D ______________________ F E C H A _________________________ M U ESTRE O _____

D A T O S D E P R U E B A
LECTURA EN PESO DEL ESPECIMEN, EN Kg PESO PESO % PESO PESO PESO
FACTOR VOLUMETRICO VOLUMETRICO ESPECIFICO ESPECÍFICORELATIVO VOLUMETRICO
EL PISON HUMEDAD SECO HUMEOOENKg/m? SECO EN Kg/m» HUMEDAD RELATIVO CORREGIDO CORREGIOO
a b C d e t g h 1 i

D A T O S DE H U M E DAD GRANULOMETRÍA Y PESO ESPECÍFÍCO RELATÍVO


PESO PESO SECO, PERDIDAOEAGUA, % W PESO TOTAL DE LA MUESTRA, EN GRAMOS
HUMEOO Wm, HUMEDAD
EN Grs. EN 6rs. EN Grs.

r 1 m n X PESO DEL MATERIAL >3/4"

Y PESO DEL MATERIAL < 3/4“

Z PESO ESPECÍFICO REL. DEL MAT. > 3/4"

r COEFICIENTE

d e s c r ip c ió n :
c á lc u lo s : r - be u - — 100 - -
y»X . % Y DE l_A MUESTRA
Z rt
€l O P E R A D O R ________
__ • v- lOOOi
1 IOOO FECHA DE PRUEBA
Pruebas de compactación estáticas 227

en donde tro de 15 ccntímetá'os, que pueda sujetarse a la ca­


beza de aplicación de la carga.
= peso volumétrico húmedo del espéci­
Malla U.S. Standard de aberturas cuadradas de
men, en kilogramos por metro cúbico. 25.4 milímetros (1 *).
W x = peso húmedo del espécimen, en kilogra­
Malla U.S. Standard de aberturas cuadradas de
mos.
4.76 milímetros (N? 4 ).
C = factor de corrección obtenido de la ta­
bla IV-b. 1, que corresponde a la lectura
que se observó en el vástago. i

5) Obténgase la curva peso volumétrico-humedad


en la siguiente forma:
26 Ton.

a) En un sistema de ejes coordenados, dibúje­


se el punto correspondiente a cada espéci­
men tomando como ordenada el peso volu­
métrico húmedo y como abscisa la humedad PISTON.
respectiva.
b ) Unanse medíante una curva los puntos co­
rrespondientes a cada uno de los especíme­
nes. El máximo de la curva representa el
peso volumétrico húmedo máximo y su hu­
medad es la humedad óptima del material.

6) En esta prueba deberán tomarse las precaucio­


nes que se indican para la variante A en pá­
rrafos anteriores.

Anexo IV-c

Pruebas de compactadón estáticas


Prueba Porter SOP OI MEMSI O N E S EN n m.
COMPACTACION PON CANOA ESTATICA,
IV -c l Objeto de la prueba. t PON T E N )

Este método de prueba sirve para determinar el


Balanza con capaddad mínima de 10 kilogramos
peso volumétrico seo» máximo y la humedad óptima
y aproximadón de un gramo.
en suelos con partículas gruesas que se emplean en
la construcdón de terracerías; también se puede efec­ Charolas.
tuar en arenas y en materiales finos cuyo índice plás­ Equipo accesorio normal.
tico sea menor de 6. E l método consiste en preparar
especímenes con material que pasa la malla de 25.4
milímetros ( 1* ) , a los que se agregan diferentes can­ IV-c.3 Preparación de la muestra.
tidades de agua y se compactan con carga estática.
La preparadón de la muestra se efectúa como se
indica a contínuadón.
IV-c.2 Equipo necesario.
1) D e una muestra de campo, preparada con el
cuidado de secar el material únicamente lo necesario
Molde dlíndrico de compactadón de 15.24 cen­
para fadlitar su disgregadón, tómese y críbese una
tímetros ( 6.0*) de diámetro interior y 22.86 centí­
cantidad sufidente para obtener una pordón de 16
metros (9*) de altura, induyendo el collarín, pro­
kilogramos de material que pase la malla de 25.4 m i­
visto de una base con dispositivo para sujetar el d-
límetros ( 1* ).
lindro.
Máquina de compresión con capaddad mínima 2) Divídase esta pordón mediante cuarteo en
de SO toneladas y aproximadón de 100 kilogramos. cuatro fracdones representativas con pesos iguales.
Varilla metálica de 1.9 centímetros (3/4*) de diá­
metro y 30 centímetros de longitud, con punta de
bala. IV-c.4 Procedimiento de prueba.
Placa circular para compactar, ligeramente me­
nor que el diámetro interior del dlindro, con diáme­ E l procedimiento de prueba es el siguiente:

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228 C o m p a c ta d ó n de sucios

1) T ó m e s e una de las fracciones representativas


d el m aterial e in corpóresele la can tidad d e agua ne­ altura entr
cesaria para que, una vez rep artid a uniform em ente, de superio
presente una consistencia tal qu e cuando se le com­ t/metros, c
prim a en la p alm a de la m ano n o la humedezca y metro.
que, a la vez, el m aterial co m p rim id o pu eda formar 7) Pése
grumos. E n algunos casos para logra r esto será nece­ ga el espéi
sario dejar el m a teria l húm edo un cierto tiem po en {tV¡ ) , en ki
reposo, cu bierto con una lon a húm eda. 8) Sáqu
2) C oloqú ese el m aterial hu m edecido dentro del gitudinalme
muestra re|
m olde en tres capas; con la punta de la varilla dé­
determinad
sele a cada una d e ellas 25 golpes, uniform em ente
valor ( w ) .
distribuidos.
S) A l term inar la colocación d e la ú ltim a capa,
tómese el m o ld e q u e contiene el m aterial, coloqúese
lV-c.5 Cál<
en la m áquina d e com presión y com páctese el mate­
ria l aplicando lentam ente carga u n iform e, de m odo En esta
qu e se alcance en un lapso de cinco m inutos la pre­ 1) Calci
sión de 140.6 kilogram os p or centím etro cuadrado, humedad ó¡
equivalente a una carga de 26.5 toneladas, aproxim a­ a) El v.
damente; manténgase esta carga durante un minuto muía:
y hágase la descarga en el siguiente m inu to. A l lle­
gar a la carga m áxim a, .revísese la base del molde;
si está ligeram ente humedecida, el m aterial ha alcan­ en donde
zado la hum edad óp tim a de com pactación y su peso V = vo.
volum étrico m áxim o. bi<
4) Si al llegar a la carga m áxim a n o se liumede- he = alt
A m = ár<
de

b ) El pe
Compactación estática. Se muestra la exudación del espécimen. siguit

ce la base del molde, la humedad con que se pre­


paró la muestra es in ferio r a la óptima; por tanto,
tómese otra fracción representativa del m aterial y
adiciónesele una cantidad de agua igual a la del es­ en donde
pécim en anterior más 80 centímetros cúbicos, méz­
clese uniform em ente y repítanse en ésta los pasos r m = Pe¡
que se describen en los párrafos 2) y 3 ). Prepárense kil
los especímenes que sean necesarios siguiendo los pa­ W, = pe;
sos que se indican en este párrafo, hasta lograr que mt
en uno de ellos se in icie el humedecimiento de la W, = pe
base del m olde con la carga máxima, lo cual se con­ gn
sigue por lo general con menos de cuatro especí­ V = vo
menes. bit
5) Si antes de llegar a la carga máxima se hume­
dece la base del m olde p o r haberse iniciado la ex­ c) El p<
pulsión de agua, la humedad con que se preparó la diantt
muestra es superior a la óptima. En este caso, procé-
dase como se indica en el párrafo 4 ), pero en vez de
adicionar 80 centímetros cúbicos de agua se reduce
la cantidad en cada nueva fracción representativa
del material, hasta lograr que en una de ellas se ini­ donde
cie el humedecimiento de la base del m olde con la
Pf
carga máxima. m
6) A l terminar la compactación del espécimen
? m = 1*
preparado con la humedad óptima, quítese el molde ki
de la máquina de compresión y determínesele la al­ w = hi
Compactación estática. Prensa y molde instalado en ella. tura ( he) , restando de la altura total del molde la ce
Pruebas por n masada 229
altura entre la cara superior del espécimen y el b or­ 2) Regístrese el peso volumétrico seco máximo
de superior del molde; regístrese este valor en cen­ (yd ) y la hum edad óptima, como valores correspon­
tímetros, con aproxim ación de un décimo de m ilí­ dientes al m aterial ensayado.
metro.
7) Pésese el molde de compactación que conten­
ga el espécimen com pactado y anótese dicho peso IV-c.G Errores comunes.
nVj), en kilogramos, con aproxim ación de un gramo.
8) Saqúese el espécimen del cilindro, córtese lon­ Los errores en que se incurre con más frecuencia
gitudinalmente y de la p arte central obténgase un a son los siguientes:
muestra representativa y efectúese en la m uestra la
determinación del contenido de agua, anotando su 1) Q ue el agua no se incorpore al m aterial en
valor (w) . forma adecuada.
2) Q ue la velocidad de aplicación de la carga
no sea la especificada.
lV-c.5 Cálculos. 3) Q ue no se mezcle adecuadam ente el material
antes de colocarlo en el cilindro de prueba.
En esta prueba calcúlese y regístrese lo siguiente:
1 ) Calcúlese del espécimen compactado con la
humedad óptim a: Anexo IV-d
a) El volumen, por m edio de la siguiente fór­
mula: Pruebas por amasado
V m 1000 A m he
A. P rueba de compactación m in iatu ra Harvard
en donde
V — volumen del espécimen en decímetros cú­ IVA-d.l O bjeto de la prueba.
bicos (litros).
he ~ altura del espécimen, en centímetros. Este m étodo de prueba tiene por objeto determi­
Am = área de la sección transversal del cilindro nar el peso volumétrico seco m áxim o y la humedad
de compactación, en centímetros cuadrados. óptim a en suelos finos plásticos, con partículas me­
nores de 2 mm; consiste en preparar especímenes con
b) El peso volumétrico húmedo, por medio de la m aterial qu e pase la malla N? 10 (U.S. Bureau of
del espécimen. siguiente fórmula: Standards), a los que se agregan diferentes cantidades
de agua. Los especímenes se com pactan dentro de un
q u e se pre- - Wt molde m etálico bajo la acción de u n émbolo que
Y‘ m = --------------- X 1000 aplica u n a presión transm itida por la acción de un
; por tanto, y
m aterial y resorte calibrado.
a la del es- en donde
ibicos, méz-
a los pasos Ym = peso volum étrico húm edo del espécimen, en IVA-d.2 E quipo necesario para la prueba.
Prepárense kilogram os por m etro cúbico.
:ndo los pa- ¡ W¡ = peso del espécimen húmedo más el peso del En esta prueba se utiliza el siguiente equipo:
lograr que molde de compactación, en kilogramos.
— U n m olde cilindrico m etálico de compacta-
iento de la Wt = peso del molde de compactación, en kilo­
cual se con- gramos.
atro esped­ V = volumen del espécimen, en decímetros cú­
bicos.
ía se hurne-
:iado la ex­ c) El peso volum étrico seco máximo Ydm> me­
preparó la diante la siguiente fórmula:
caso, procé-
0 en vez de
1 se reduce
presentativa =
100 + w X 1 0 0
T ñ r T Z —

ellas se ini- ai donde


alde con la t d — peso volumétrico seco máximo del espéci­
men, eri kilogramos por metro cúbico.
espécimen
Y = peso volumétrico húm edo del espécimen, en
5e el molde
kilogramos por m etro cúbico.
lesele la al-
w = hum edad óptim a del espécimen, en por­
:1 molde la centaje. Equipo para realizar la prueba miniatura de Harvard.
230 Compactación de suelos

ción, con extensión y placa de base tam bién


1 1 . Si
metálicos. Las dimensiones del m olde son 3.3
compactad
cm (1 5/16") de diám etro in terio r y 7.2 cm pisón por
(2.816") de altura; su volum en resulta ser de capas.
62 cm 3 (1/454 pie3) ; la extensión es de 3.5 cm
(1.37") de altura.
— U n pisón metálico, con un ém bolo en su ex­ B.
trem o inferior, que pueda aplicar presión por
la acción de un resorte (la presión que se apli­
q ue se puede hacer variar dentro de amplios IV-B-d.l (
márgenes con el uso de resortes de diferentes
constantes elásticas). El ém bolo aplicador de Represe
presión es un a barra m etálica de 1.3 cm (1/2") amasado c
de diám etro, con m ango de m adera; dentro de dón de car
éste actúa el resorte com prim ido a que se hace en el Dej
referencia. (EE.UU.)
— U n mecanismo para q u ita r la extensión del dir la esta
molde, provisto de u n ém bolo q u e m antiene Prueba miniatura de Harvard. Afinamiento estático del mentos qu<
al suelo en su lugar d u ran te la extracción. espécimen preparado por amasado.
— U n extractor, para retira r del m olde la mues­
tra com pactada con una alteración mínima. y presiónese hasta qu e el resorte empiece a compri- IV-B-d.2 1
— U na balanza de laboratorio, con aproxim ación mirse. Quítese la presión, cámbiese ligeram ente de
de 0.1 g. posición el émbolo y repítase la operación, repartien­ I. A pai
— U na regla metálica, un horno, m alla N? 10 y do así la presión aplicad a de m anera uniform e en
equipo diverso como espátulas, vidrios de re­ la superficie de cada capa, hasta com pletar el núme­ 1) U n
loj, etc. ro de aplicaciones q u e se desee. 2) Acct
4. Repítase este procedim iento p ara cada capa; — ]N
procúrese que la capa su p erio r sobresalga del molde c
IVA-d.3 P reparación de la m uestra.
p o r lo menos 1 cm (en tran d o en la extensión metá­ d
lica del m ism o). ti
1) P ara esta prueba se requiere u n a m uestra de
5. Trasládese el co n ju n to del molde al aditamen­ r;
suelo, debidam ente cuarteada, con peso com prendi­
to para retirar la extensión; presiónese firmemente si
do entre 1 y 1.5 kg. Se seca al horno lo necesario
el ém bolo del p ro p io ap arato y, a la vez, accionando 1
para facilitar su disgregación.
el mecanismo extractor, suéltese el collar m etálico del
2) A la m uestra disgregada m anualm ente se la — E
criba por la m alla N? 10. m olde y del suelo com pactado.
— A
3) Como la curva peso volum étrico seco-conteni­
6 . Quítese el m olde de su base y enrásese con
— I
cuidado su boxde su p erio r con una regla metálica.
do de agua debe definirse en 6 u 8 puntos, prepá­ d
V erifiqúese tam bién con la regla m etálica el enrasa-
rense las mismas porciones de suelo en recipientes
m iento del borde in ferio r del molde. 3) Equ:
con el contenido de agua deseado y déjense en repo­
7. Pésese el m olde q ue contiene al suelo compac­ — C
so por lo menos u n a noche; esto facilita u n a buena
tado, con aproxim ación de 0.1 g. d
mezcla del agua y los suelos finos. Si se trabaja con
suelos que a b u ^ b e n el agua con rapidez, con resis­
8 Extráigase la m u estra del m olde utilizando el a
extractor y colóquesela en u n recipiente apropiado — E
tencias en estado seco por lo general bajas, la mez­
p ara introducirla al h o rn o y determ inar su conteni­ P
cla de agua y suelo podrá hacerse inm ediatam ente
do de agua. Si se reu sa el m aterial p ara determinar 3
antes d e la prueba.
otros puntos de la cu rv a de compactación, el conte­ 4) Coll;
n id o de agua se d eterm in ará con el m aterial exce­ acerc
IVA-d.4 Procedim iento de prueba. d en te del borde su p erio r del molde.
9. Com páctense otros especímenes con conteni­ Ii; M at
El procedim iento para realizar la p ru eb a que se dos de agua crecientes, h asta que el peso húm edo de
describe se aju stará a lo siguiente; la m uestra vaya decreciendo, hecho que in d ica que — Disc<
1. C on el m olde ajustado a su base y provisto de se h a sobrepasado el contenido de agua óptim o. de d
su extensión, colóquese en él la can tid ad que se re­ 10. Calcúlese el peso volum étrico seco correspon­ — Cint.
quiera de suelo en estado suelto. d ien te a cada contenido de agua, m ediante la fórmula nasti
2. L a colocación del suelo den tro del m olde de­ Y* 6.35
berá hacerse en el núm ero de capas que se desee Y . = 100 -------------- 2")
(por lo com ún cin c o ); nivélese cada capa presionán­ d 100 + a; dispi
dola ligeram ente con un pisón de hule. y dibújese la curva de com pactación para obtener el sepai
3. Después de ajustar apropiadam ente el resorte peso volum étrico m áxim o y el contenido óptim o de — C in t
del pisón, insértese en el suelo el ém bolo del pisón agua. (1/2
Prueba de Hveem, de compaclacián por amasado 231

11. Si se desea, cambíese el procedimiento de lV-B-d.3 Procedimiento de compactación.


compactación variando el número de aplicaciones del
pisón por capa, la presión aplicada o el número de 1) En los incisos 2 a 10 se describe el procedí*
capas. miento normal de fabricadón del espécimen
para suelos y agregados con finos que posean
sufidente cohesión natural para mantener a
B. Prueba de Hveem, de compactación los especímenes intactos durante los procesos
por amasado de prueba. Los materiales sin cohesión, tales
como agregados para bases, requieren del uso
lV-B-d.l Objeto de la prueba. de canastillas de papel como ayuda para po­
der manejarlos sin que sufran alteraciones.
Representar en el laboratorio las condiciones de Cuando se emplean las canastillas, el procedi­
amasado que producen los equipos de compacta* miento de fabricación especial se da en los
dón de campo. Este procedimiento lo ideó F. Hveem indsos 11 al 19.
en el Departamento de Carreteras de California 2) Colóquese el molde en el collarín con mango,
(EE.UU.) con vistas a lograr especímenes para me­ que tiene un disco de hule de 10.00 cm (3*15/
dir la estabilidad en el método de diseño de pavi­ 16") de diámetro y 0.32 cm (1/8") de espe­
mentos que lleva su nombre. sor, pegado a la placa. Ajústese el molde para
dejar un espadamiento de 0.32 cm (1/8") en­
tre el borde inferior del molde y la base del
lV*B*d.2 Equipo para la prueba. molde con mango. Sujétese así. Colóquese un
disco de cartulina de 10.00 cm (3*15/16") den­
I. Aparatos. tro del molde, sobre el disco de hule. Póngase
en su lugar la extensión con embudo y el
1) Un compactador mecánico de amasado. molde sobre la placa giratoria del compacta­
2) Accesorios del compactador. dor y atorníllese.
— Molde de acero de alta resistenda de 10.16 3) Colóquese una muestra bien mezdada en el
cm (4" ± 0.002") de diámetro interior y alimentador, con el material suelto y bien dis­
de 11.40 cm (4.49" ± 0.005") de diáme­ tribuido a lo largo de toda su extensión.
tro exterior. El interior del dlindro debe­ 4) Echese a andar el compactador y ajústese la
rá ser liso, con 250 micropulgadas de rugo­ presión del aire del compactador a 1.05 kg/cm2
sidad máxima. La altura del molde es de (15 lb/in3) , lo cual equivale a una presión
12.70 cm (5" ± 0.008"). en el pisón de aproximadamente 16.85 kg/cm2
— Extensión del molde con mango y embudo. (240 lb/in2) . Espérese hasta que el pisón al­
— Alimentador de 50.8 cm (20") y espátula. cance su posición más baja antes de colocar
— Discos de hule de 10.00 cm (3*15/16") de al material en el molde.
diámetro y 0.32 cm (1/8") de espesor. 5) Con una espátula váyase depositando el mate­
rial del alimentador en el molde de manera
3) Equipo de fabricadón de canastillas. que se cubra su fondo; el resto de la muestra
— Cilindro de madera de 9.84 cm (3*7/8") se vaciará en 20 partes iguales, una en cada
de diámetro y un distribuidor de cinta aplicadón del pisón; después propordónense
adhesiva de 1.27 cm (masking tape). 10 aplicadones más para asentar y nivelar todo
— Discos perforados de bronce al fósforo, de el material. Levántese y limpíese el pisón y co­
presión de exudadón, de 10.08 cm (3-31/ lóquese un disco de hule de 10 cm de diáme­
32"). tro en la parte superior del espédmen. Si du­
4) Collar metálico para formar las canastillas de rante todas las operaciones anteriores la pre­
acero inoxidable. sión de 1.05 kg/cm3 (15 lb/in3) resultó exce*
siva y produjo levantamiento del material al­
II. Materiales. rededor del pisón, podrá bajarse.
6) Aflójese el molde dentro del collarín con man­
— Discos de papel manila de 10.00 cm (3-15/16") go, manipulando los tornillos, bájese el pisón
de diámetro. e increméntese la presión del aire hasta obte­
— Cintas de papel ranurado, para hacer las ca­ ner una presión en el pisón de 24.6 kg/cma
nastillas, de papel café Kraft (60 lbs), de (350 lb/in3) , lo que normalmente se logra
6.35 cm (2*1/2") de ancho por 34.29 cm (13-1/ con una lectura de 1.48 kg/cm3 (21 lb/in3)
2") de largo, con ranuras de 3.42 cm (1-7/8") en el manómetro que mide la presión del aire.
dispuestas uniformemente a 1.91 cm (3/4") de 7) Las ardllas pueden requerir presiones de com­
separación. pactadón menores, pues en ellas el pisón pe­
— Cinta adhesiva (masking tape) de 1.27 cm netra con facilidad; en estos casos la penetra-
(1/2") de ancho. dón del pisón deberá ser el factor que se ob-

Copyrighted material
232 Compactación de suelos

serve; se debe buscar q u e no sea mayor qu e pisón, m an ten ien d o siempre la presión del aire plenes.
0.64 cm (1 /4 "). en 0.7 k g /c m 2 (10 lb /in 2) . 1970.
A pliqúese 100 veces el pisón al espécimen. 19) Levántese y límpiese el com pactador. Renué. 11 . Road í
Si antes de las 100 aplicaciones aparece agua vese el collar m etálico y colóquese u n disco de ben H
lib re en la base del m olde, deténgase el pro­ hule en la p arte superior del espécimen, el 12. Hilf, J.
ceso de inm ediato y anótese el núm ero de ap li­ cual q u ed a ah o ra preparado p ara el proceso ing Re
caciones. de com pactación propiam ente dicho, que se 13. Marsal
arcillos
10) Si la superficie del espécim en queda irregular describe en los párrafos 6 a 9.
compat
después de la com pactación, enrásese. ría de
14. Williai
P rocedim iento cuando se requieren canastillas. IV-B-d.4 Precauciones. of Soil
Resear
11) Constrúyanse las canastillas de acuerdo con 1) L a colocación del m aterial en el m olde debe dres, 1
las siguientes etapas. ser uniform e. L a falta de u n ifo rm id ad se re­ 15. Johnso
fleja de inm ed iato en la energía necesaria para Board.
a) Tóm ese un pedazo de papel ranurado y co- producir la exudación. Soils.
16. Ramos
lóquesele alrededor del bloque de m adera 2) Las partículas gruesas deben distribuirse uni­
campo
cilindrico, con los extrem os a tope. form em ente en toda la lo n gitud del alimenta­ minari
b) Con la tela adhesiva (masking tape) pé- dor, p ara evitar segregaciones. de Ob
guese el disco de bronce al fósforo al pa­ 3) Es m uy im p o rta n te acomodar b ie n la canas­ 17. Highu.
pel, de m anera que no queden tapados los tilla a m ano antes de com enzar las operacio­ ments,
orificios del disco. nes de com pactación. Si se em pieza la compac­ 18. Lewis,
tación sin q u e el conjunto esté perfectamente Pneun
12) Colóquese el molde en el collarín exterior con asentado en la base del collarín q u e sostiene Boletíi
mango, habiendo pegado a la placa del mismo al molde, es fácil desgarrar las tiras de papel Londr
u n disco de hule y colóquese u n disco de p a­ adhesivo q u e u n en a la canastilla con el disco 19. Juárez
pel M anila dentro del m olde sobre el disco de bronce. Tomo
d e hule. Suelos
13) Deslícese un a canastilla d en tro del molde, has­ Facult
ta que el borde superior de la misma sobresal­ 20. Llama
ga aproxim adam ente 2.54 cm (1") del borde Capí ti
REFERENCIAS rrenos
superior de dicho m olde. D el mismo m odo
Asocia
coloque el collar m etálico en la canastilla has­ 1. Proctor, R. R. Fundamental Principies of Soil Com- 21. AB \
ta q u e su borde inferio r quede aproxim ada­ paction. Engineering News Record. III. Agosto y sep­ of so
m ente 2.54 cm (1") b ajo el borde superior de tiembre, 1933. Suecií
aquélla. Deslícense ah o ra sim ultáneam ente la 2. Proctor, R. R. Design and Construction of Rolled 22 Forssl
canastilla y el collar m etálico hasta que el dis­ Earth Dams. Engineering News Record. 1933. Resul
blicac
co perforado de bronce al fosforo (pegado al 3. Altschaefel, A. G„ y Lowell, Jr, C. W. Compaction 23. Sower:
fondo de la canastilla) descanse sobre el disco Variables and Compaction Specification. Purdue Uni- cónica
de ca rtu lin a y el borde superio r del collar m e­ versity Engineering Reprints. Junio, 1969. dez) i
tálico coincida con el b o rd e superior del molde. 4. Foster, C. R. Fie Id Problems: Compaction. Capítulo 24. Hveer
14) A jústese el m olde de m a n era que quede u n a 12 del Libro Foundation Engineering, editado por ture ■
ho lg u ra de aproxim adam ente 3 m m ( 1 / 8 ") en ­ G. A. Leonards. McGraw Hill Book Co., Inc. 1962. Annu;
5. Porter, O. J. Method of Delermining Relative Com­ 1957.
tre el borde inferior del m olde y la base del
paction and Shinkage of Soil Materials and Research 25. Juáre¡
m olde exterior con m ango; esto se logra desli­
Department. California División of Highways. Agos­ Tomo
zando el m olde y el collar q u e contiene; a to r­ to, 1930. de Su
níllese el dispositivo. 6. Purcell, C. H. Grading Methods and Grading Equip- Ingen
15) Colóquese en posición el em budo y sitúese el ment. Road Builders Association. Bulletin N» 17. 1931- 26. Skemj
conjunto sobre la mesa giratoria, en la cual se 7. Proctor, R. R. Description of Field and Laboratory and 1
asegurará. Methods. Engineering News Record. Vol. III, N? 10. 27. Juáre;
16) Llévese a cabo el paso 3. Septiembre, 1933. Tome
17) Echese a an d ar el com pactador y ajústese la 8. Tamez, E. Algunos factores que afectan a la prueba de de Su
presión del aire a 0.7 k g /c m 2 (10 lb /in 2) , lo compactación dinámica. Congreso sobre suelos para fi­ la Fa
q u e equivale, aproxim adam ente, a 11.25 k g / nes de Ingeniería. Comité D-18 A.S.C.E.—Sociedad Me­ 1969.
cm 2 (160 lb /in 2) de presión en el pisón. xicana de Mecánica de Suelos. México, 1957. 28. Wilso
9. Holtz, W. G., y Lowitz, C. A. Compaction CharacterU- ties. ¡
18) C on la espátula hágase pasar la m itad del m a­
tics of Gravelly Soils. Congreso sobre suelos para fines tion.
terial del alim entador al molde, repartiéndo­ de Ingeniería. Comité D-18, A.S.C.E.—Sociedad Mexi­
lo. H ágase b ajar al pisón sobre el m aterial y 1952.
cana de Mecánica de Suelos. México, 1957. 29. Marss
dense 10 aplicaciones del mismo. Elévese el pi­ 10. Jiménez Salas, J. A. Tierras y rocas compactadas como camie
són, introdúzcase la o tra m itad del m aterial materiales de construcción. Capítulo I de la publica­ genie:
en el m olde y vuélvase a aplicar 10 veces el ción Compactación de Terrenos, Terraplenes y Pedra- Públi
234 C om p a cta ción de suelos

49. Pettibone, H. C., y Harclín J. Research on Vibratory 61. Jiménez Salas, J. A., y De Justo, J. L. Geotecnia y q .
M áxim um Density Test for Cohesionless Soils. Ame­ mientos. T om o I. Capítulo 7. E ditorial Rueda. l^a.
rican Society Testing Materials. Special Technical drid, 1971.
Publication N? 377. 1964. 62. Mitchel, J. K., Hooper, D. R , y Campanella, R. q
50. Especificaciones A STM . Designación D-2049-69. 1969. Permeability o f Compacted Clay. Jo u rn al of Soil
51. Texas Highway D epartm ent. Materials and Test D i­ chanics and Foundations División; ASCE. XCI, SM4
visión. Método de Prueba Tex-114-E (revisado en 1965.
abril de 1970). Austin, Texas, 1970. 63. Maranha das Neves, E. Influencia das Tensoes Neu.
52. Engineering Developments Co., Inc. Catálogo de prue­ tras Negativas ñas Caracteristicas Estructuráis dos So­
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53. Reséndiz, D. Considerations on the Solid L iquid in- cas. Lisboa, 1971.
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Stress-Deformation and Strength Characteristics ol
Study of the Shearing Resistance Mechanism at the Compacted Clays. 2» Parte. Harvard Soil Mechantes turas de reí
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126. México, 1965. 68 . Yoder, E. J. Principies of Pavement Design. John Wi- aparece la s
57. Casagrande, A., Hirschfeld, R.- C., y Poulos, S. J. In ­ ley and Sons, Inc. 1967. ciñas deben
vestigation of Stress—Deformation and Strength Cha­ 69. Casagrande, A., y Shannon, W. L. Research on Stress que el talu<
racteristics of Compacted Clays. H arvard Soil Mecha­ Deformation and Strength Characteristics o f Soil and ma, pero co
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58. Casagrande, A., y Hirschfeld, R. C. Investigation of Mechanics Series N° 31. Harvard University Mass., estas estruct
Stress—Deformation and Strength Characteristics of 1948.
Compacted Clays. Harvard Soils Mechanics Series LXI. rriles, son r
70. Whitman, R. V. T h e Behavior of Soil under Tran­
H arvard, Mass. 1960. sient Loadings. Memorias del IV Congreso Internado- decir, de tip
59. Estudio de una correlación entre pruebas de compac­ nal de Mecánica de Suelos e Ingeniería de Cimenta- de escasa ali
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borado en el Instituto de Ingeniería de la U.N.A.M. 71. Hampton, D. E ffect o f Rate of Strain on the Stren­ pueden hac<
bajo la dirección de Jesús Alberro, Investigador. Mé­ gth of R em olded Soils. Purdue Jo in t Highway Re­ poco al ma:
xico, D. F., 1966. search Project. P urdue University. Lafayette, Indiana. certidumbre
60. Seed, H . B., Mitchel, J. K., y Chan, C. K. The Stren­ 1958. de tierra cc
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versidad de Colorado, EE.UU. 1960. Water Contení. Geotechnique. Vol. II. 1951. común (se
no debe ex<
de construii
mensiones, <
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jo de las e:
Con bas'
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7eotecnia y Q.
il Rueda. tya.

panel la, R. q
al o f Soil Me-
: e . X C I, SMl C A P IT U L O

Tensoes Neu-
duráis dos So-
de Ingeniería
Obras Públj.

sibility o f Par.
1 o f Soil Me Empuje de tierras
DE. L X X X IX ,

T riaxial Test,
>2.
n on Compac- V-l IN T R O D U C C I O N a n a liza n con cu id a d o la p re v is ió n y el p resu pu esto
>. 1961. fo rm u la d o s para d ic h a s o lu c ió n se ob serva q u e só lo
westigation o¡ se h a con sid erad o escu etam en te la erecció n d e la es­
racteristics oj En las V ía s T e r re s tr e s se usa., m u c h o las estruc­
turas d e re te n c ió n p a ra resolver n u m erosos p ro b le ­ tru ctu ra d e reten ción , p e ro sin tom ar en cu en ta para
ioil Mechanics
mas q u e se p resen ta n con frecu en cia. De co n tin u o n a d a ese co n ju n to d e regla s d e l arte; p o r e je m p lo ,
ign. John Wi- aparece la situ a c ió n en q u e dos masas d e tierra ve­ n o se ha hecho n in g u n a p re v is ió n para la con stru c­
cinas d eb en m a n ten erse a d ife r e n te n iv e l; es cierto c ió n d e filtro s en el re s p a ld o d e l m u ro, d r e n a je d e l
arch on Stress que el talu d es la so lu ción típ ic a p a ra este p ro b le ­ r e lle n o , etc., o n o se h a to m a d o n in g u n a p re ca u c ió n
:s of Soil and ma, p ero con fre c u e n c ia ha d e recu rrirse ta m b ié n al p a ra p re v e r co n d icion es especiales de c im e n ta c ió n ,
H arvard Soil uso de estructuras d e reten ción . L a m a y o r pa rte de q u e p u d ie ra n ser necesarias. C o n tales o m isio n es, el
iversity Mass.,
estas estructuras, constru id as en carreteras y ferro ca ­ m u r o d e reten c ió n g a n a el concu rso e c o n ó m ic o , p e ro

under Tran-\ rriles, son m u ros d e co n creto o d e m a n ip o s te ría ; es


decir, d e tip o “ r íg id o ” . C asi sie m p re estos m u ros son
ta m b ié n es p ro b a b le q u e esté destin ado a fa lla r. En
¡so Internado- efecto, en el caso d e estru cturas d e re te n c ió n es m u y
i de Cimenta- de escasa a ltu ra (p o r lo gen eral a b a jo d e 8 ó 10 m ), co m ú n q u e n o se co n sid eren todas las preca u cion es
de m an era q u e su con stru cción y au n su proyecto accesorias y norm as d e constru cción, sin las cuales
on the Streri' pueden hacerse co n ra zo n a b le seg u rid a d práctica, un
las teorías d e e m p u je d e tierras fre cu en tem en te n o
H ighw ay Re-1 poco al m a rg e n d e las grandes c o m p lic a c io n e s e in- bastan para g a ra n tiza r el é x ito , algunas veces p o rq u e
'ette, Indiana. j certidum bres teórica s relacion ad as co n las presiones
tales p recau cion es se r e fie r e n a circunstancias n o to­
de tierra c o n tra los elem en tos d e re te n c ió n , q u e se
t of R ate oj ‘ vuelven m u y crítica s cu ando es m a y o r la a ltu ra de
m adas en cuenta p o r las teorías y otras, p o r q u e las
’s at Constant las estructuras. Sin em b argo, a u n q u e n o es práctica
m ism as precauciones son esenciales para su p lir d e fi­
1951. cien cia s e in certid u m b re s d e las p rop ias teorías. Si
común (se e v ita so b re tod o p o r razon es d e c o s t o ),
en c u a lq u ie r b a la n ce e c o n ó m ic o se hace in te r v e n ir
no d eb e e x c lu irs e en las V ía s T e r re s tr e s la necesidad
la estru ctu ra de re te n c ió n con todas las n orm as acce­
de con stru ir estru cturas d e r e te n c ió n d e gran d es d i­
sorias q u e gara n ticen su fu n c ió n , es co m ú n q u e el
mensiones, q u e p o r supuesto o r ig in a n p ro b lem a s m uy
res u lta d o d e l b a la n ce sea o t r o y q u e resu lte ex c e s iv o
delicados, dadas las m uchas dudas q u e ex isten toda­
vía en las teoría s d e e m p u je d e tierras y en el m an e­ el costo d e una estru ctu ra con stru id a según las regla s

jo de las estru cturas d e reten ción . d e l arte.

C o n base en los co n ocim ien to s actuales, en estruc­ Si lo a n te rio r es co rre cto , d a d o el g ra n n ú m e ro


turas d e d im e n s io n e s n o m u y gran d es, es p o sib le lo ­ d e m u ros q u e se v e en las vías terrestres en todas
grar u na r e la tiv a se gu rid a d p ráctica, la q u e ha d e partes, ha d e juzgarse ra z o n a b le pensar q u e u n gran
obtenerse n o só lo co n el uso d e u n a te o r ía d e em p u ­ n ú m e ro de ellos se h a n co n stru id o d e ja n d o a un
je d e tierras “ r a z o n a b le ” , sin o c o m p le m e n ta n d o ésta la d o lo q u e se ha lla m a d o precauciones accesorias
con algunas regla s d e “ a rte” , q u e p o r l o g e n e ra l n o esenciales; desgraciad am en te ésta es la e x p e r ie n c ia de
toman en cu en ta las teorías. P o r e je m p lo , .la im pres­ los au tores de este lib r o . L a s estructuras d e r e te n c ió n
cin d ib le n ecesid a d d e un ad ecu a d o d r e n a je d e l res­ son d e las q u e su elen r e c ib ir m en o r a te n c ió n por
paldo d e un m u r o d e reten ción . p a rte d e los in g en iero s constructores, p o r lo m en os
A este res p ec to cabe un c o m e n ta r io lig e ra m e n te en co m p a ra ció n a los p e lig ro s q u e en cierra n y sobre
digresivo. M u ch a s veces para un p r o b le m a se a d op ta to d o en lo r e fe re n te a sus co n d icion es d e d re n a je ,
una so lu ción a base d e m uros d e re te n c ió n , q u izá co n e l fin d e e lim in a r em p u je s h id rostáticos y e fe c ­
después d e h a b e r sopesado desde e l p u n to d e vista tos n o c iv o s d e l agua. C o m o consecuencia d e lo a n te­
económ ico las solu cion es a lte rn a tiva s de d ife re n te r io r, las obras d e s o p o r te son d e las estructuras q u e
tipo, y se e lig e la so lu c ió n d e los m u ros precisam en te to d a v ía se caen, a pesa r d e la in te n c ió n y e l esfu erzo
por su v e n ta ja en el costo; sin e m b a rg o , cu an do se d e l in g e n ie r o con stru ctor.
236 Em puje de tierras

Las teorías de que se dispone actualmente para el mecánico y con los campos de aplicabilidad de las
cálculo de las obras de retención de tierras tienen de­ teorías de empuje de tierras disponibles. Según el
fectos graves y son inciertas en el sentido de que mu­ primer criterio, las estructuras pueden ser "rígidas*'
chas veces es muy difícil definir en la práctica si se o flexibles, según su deformabilidad ante las presio­
están cumpliendo las condiciones de aplicabilidad en nes ejerddas por el relleno; por lo general una es­
la medida necesaria. No hay ninguna teoría de apli­ tructura queda dentro de uno u otro grupo según el
cadón universal y su utilidad para un caso dado de­ material que la forma. £1 concreto y la manipostería
pende siempre de condidones de la estructura y del dan lugar a estructuras del tipo rígido, cuando se
relleno que no son fádles de prever, tales como la disponen en muros de espesor considerable. Desde
deformabilidad de la estructura, vertical y horizon­ luego que la palabra “rígido", impuesta por la cos­
talmente, las condidones del relleno, por ejemplo en tumbre, se refiere simplemente a estructuras cuyo ni­
lo relativo a saturadón o evoludón de su resistenda vel de cedenda ante la presión es bajo, hablando en
al esfuerzo cortante con el tiempo, etc Así, se han términos relativos; más adelante habrá ocasión de
de manejar varias teorías de empuje y diversos tipos detallar los límites de esta expresión y su signifi­
de estructuras de retendón. De ello se tratará de dar cado en los mecanismos de generación de la pre­
una idea somera en las páginas que siguen, si bien sión de tierras, que es muy relevante.
centrada exdusivamente en aquellas estructuras que
Las estructuras flexibles son aquellas que, por su
son de uso común en el campo de las vías terrestres.
secdón y materiales constitutivos, tienen una alta de­
Los casos más comunes de utilizadón de estruc­
formabilidad; las más representativas son las tables­
turas de retendón en tal campo, son los siguientes:
tacas de madera, acero o concreto, de las que no se
tratará en esta obra, por ser poco usadas en la tecno­
1. Confinamiento de terraplenes, sea porque no
se dispone de espado para su derrame, como logía de las vías terrestres.
ocurre con frecuenda en zonas urbanas, o por­ Las estructuras de retendón se dasifican, según
que tales derrames resultarían demasiado lar­ un segundo criterio, de acuerdo con el término de
gos, angostos e inseguros y difídles de cons­ vida que se les señala, y pueden ser permanentes o
truir, como suele suceder en secdones en bal­ provisionales. La estructura de retendón permanente
cón sobre laderas de pendiente fuerte. típica de las vías terrestres es el muro de concreto o
manipostería. Las obras provisionales se denominan
2. Confinamiento de accesos a puentes, pasos a ademes o entibaciones y suelen construirse de madera
desnivel, alcantarillas y otras estructuras. Se o de acero, cuando hayan de soportar fuertes empu­
trata de evitar taludes con derrame importan­ jes; en las vías terrestres se usan principalmente para
te, sea por no haber espado para ellos, para detener las paredes inestables de las excavadones,
no invadir cauces y zonas inconvenientes o para cimientos de puentes, en túneles y, con menos
por ahorro en el movimiento de tierras. frecuencia, para detener paredes de excavaciones que
3. Retendón de masas de tierra inestables en sí se hacen para alojar obras especiales de drenaje de
mismas; en este caso, el elemento de retendón grandes dimensiones, conectadas con problemas de
se utiliza como soludón al problema de ines­ estabilidad de taludes. Las obras provisionales tienen
tabilidad. una previsión de vida corta, o sea el tiempo que tar­
de en construirse la obra prindpal, y este hecho ha­
Las estructuras de retendón suelen dasificarse de brá de reflejarse en su diseño y construcción, pero
acuerdo con dos normas de criterio, las que, a su sin que ello implique desinterés por sus problemas,
v tt, tienen mucho que ver con su comportamiento pues con frecuenda es mucho lo que depende de su
buen comportamiento.
En este capítulo se tratarán preferentemente los
muros de retendón, obras permanentes de tipo rígi­
do, por ser las que más se usan en las vías terrestres,
pero se dará alguna atenrión a las formas de adema­
do de mayor utilizadón.
Se tratarán primeramente las teorías dásicas de
presión de tierras y algunos métodos empíricos para
la valuadón de ese concepto; después se darán nor­
mas para definir la aplicabilidad de los diferentes
métodos a los distintos problemas prácticos. También
se detallarán algunas reglas de "arte", de las que,
como se dijo, muchas veces depende el éxito o el fra­
caso de una soludón determinada. De los ademes se
hablará por separado, pero se exduirá el caso de los
túneles, que serán objeto de un estudio espedal en
Ua maro de w tn rifa a ana a n d a » . esta obra.
Teorías clásicas de empuje de tierras 237

en un lugar determinado, por medio de pruebas


V-2 TEORIAS CLASICAS DE EMPUJES DE TIERRAS apropiadas (Refs. 5 y 6), de manera que suele renun-
darse a tal intento, aunque sólo sea por razones de
A. Teoría de Rankine (Reís. 1 y 2) costo.
Si en el diagrama de Mohr se representa el dreu-
A-l Estados plásticos de equilibrio. Teoría de lo que corresponde al estado de esfuerzos descrito
Rankine en suelos friccionantes para el elemento mendonado (Fig. V-2) se obten­
drá un dreulo tal como el 1, que evidentemente no
Considérese un elemento de suelo de altura dz si­ es falla.
tuado a una profundidad z en el interior de un se*
A partir de estas condidones de esfuerzo en "re­
miespado de suelo en “reposo" (es decir, sin que se
poso" se puede llegar a la falla por dos caminos de
permita ningún desplazamiento a partir de un esta­
interés práctico. El primero consistirá en disminuir
do natural, que es lo que en lo sucesivo se entenderá
el esfuerzo horizontal, manteniendo constante el ver­
por "reposo" en este capítulo); sea la frontera del
tical; se llega así al círculo 2 de falla, con un esfuer­
semiespado horizontal (Fig. V*l). En tales condido­
zo principal menor cra = Ka y z, donde Ktt se deno­
nes, la presión vertical efectiva actuante sobre la es*
mina coefidente de presión activa de tierras; nótese
tructura del elemento es:
que este esfuerzo <r3 corresponde en este dreulo a la
presión horizontal, pues, por hipótesis, el esfuerzo
Pv = Y* (5*1)
principal mayor correspondiente es yz o presión ver­
tical debida al peso del suelo sobreyaciente sobre el
donde y e* el peso espedfico correspondiente al es­
elemento. El segundo camino para llevar a la falla
tado en que se encuentre el medio.
al elemento en estudio consistirá en tomar al esfuer­
Bajo la presión vertical actuante, el elemento de
zo yz como el prinapal menor, aumentando ahora
suelo se presiona lateralmente y se origina asi un es­
por consiguiente la presión horizontal hasta llegar a
fuerzo horizontal, pk, que, con base en la experien*
un valor Kpyz, de modo que el círculo resultante
da, se ha aceptado como directamente proporcional
sea tangente a la línea de falla. El valor Kp red be
a py el nombre de coefidente de presión pasiva de tierras.
(5*2) Estas dos posibilidades son las únicas de interés
ph - *0 Y2 práctico para llegar a estados de falla a partir del de
La constante de propordonalidad entre pv = yz "reposo", puesto que respetan el valor yz de la pre­
y ph se denomina coefidente de presión de tierra en sión vertical, que es una condidón natural del pro­
reposo; sus valores han sido obtenidos experimental­ blema, por lo menos en un primer análisis simpli­
mente en laboratorio y en el campo y se ha observa­ ficado.
do que, para suelos granulares sin finos, oscila entre De acuerdo con Rankine se dirá que un suelo
0.4 y 0.8. El primer valor corresponde a arenas suel­ está en estado plástico cuando se encuentra en esta­
tas y el segundo a arenas intensamente apisonadas; do de falla indpiente generalizado. Así, de acuerdo
una arena natural compacta suele tener un K% del con lo anterior, caben dos estados plásticos prácticos.
orden de 0.5. El que se tiene cuando el esfuerzo horizontal alcan­
En el caso de arcillas sobreconsolidadas por de- za el valor mínimo Kéyz y el que ocurre cuando di­
secadón, K0 puede acercarse a 1 (Ref. S). Durante cha presión llega al valen* máximo Kpyz. Estos estados
el rehumededmiento, el valor de K% dependerá del se denominan respectivamente activo y pasivo.
agrietamiento preexistente y de las propiedades de
expansión (Ref. 4 ), pero puede crecer mucho en
riertos casos. También pueden influir en K0 los fe­
nómenos de precompresión en arenas» que dependen
de la historia de la formación del depósito y de
la de los esfuerzos que actuaron sobre el material en
el lugar. Es muy difícil determinar el valor de K0

X*
i -
4—
Figura V-L Esfuerzos actuantes sobre un elemento de suelo Figura V-2. Estados plásticos en el Diagrama de Mohr. (Sue­
en reposo. los friccionantes.)
Copyrighted i
238 E m puje de tierras

En cl estado plástico activo (Fig. V-2), evidente Considérese un muro cuyo relleno se supone ori­
mente se tiene: ginalmente en “reposo*'. Dicho muro podrá física­
mente ser llevado a la falla de dos maneras. Una por
empuje del relleno cediendo la estructura hada su
frente; otra, por acción de algún empuje exterior, in­
crustándose el muro en el relleno y deformándose
Se ve entonces que hada su espalda.
Rankine pensó que, bajo el empuje del relleno,
el muro cede y se desplaza, lo que disminuye la pre­
* - = T T = 's 2 (45° - ♦ /.) (5-3) sión del relleno a valores abajo del correspondiente
al "reposo”; esto hace que la masa de suelo desarrolle
su capaadad de autosustentadón, por medio de los
expresión que da el valor del coeficiente activo de
esfuerzos cortantes que se generan. Si el muro cede
presión de tierras. lo suficiente, la presión horizontal puede llegar a ser
De manera análoga, en el estado plástico pasivo la activa, valor minimo que no se puede disminuir
se tendrá: aun cuando el muro ceda más a partir del instante
de su apariaón.
h = E± = N é (5-4) Así, se podría razonar que, con que se proyectase
pv un muro para resistir la presión activa, se garantiza­
ría su estabilidad, siempre y cuando el muro pudie­
y resulta: se ceder lo suHdente como para que, en última ins-
tanda, se desarrolle dicha presión activa.
Kp = N t = tg* (45° 4- f / 2) (5-5) De manera análoga se podría razonar para el caso
en que el muro se desplace hada su respaldo bajo
para el coeficiente pasivo de presión de tierras. una fuerza exterior sufidente como para que llegue
Estos dos casos de estados plásticos tienen una co­ a desarrollarse la presión pasiva, en cuyo caso se po­
rrespondencia con la realidad ingenieril que los hace drá diseñar la estructura contando con la máxima
de interés práctico. resistenda del suelo.

Agrietamiento de un moro de reteadáa Grietas en un muro de maaportena.


Teorías clásicas de empuje de tierras 239

Si dentro de la Teoría de Rankine, las expresio­ eos $ — sjeos* P — eos2 <*>


nes para la presiones activa y pasiva, que se obtuvie­ eos {J (5-9)
ron para una profundidad z, se integran a lo largo C O S {3 - f 'y 'c o s 2 P — CO S2 <f>

de la altura H de un muro de retención, podrán ob­


tenerse los empujes totales correspondientes. El pro­
cedimiento implica la suposición de que los estados Er = - y H * (5-10)
plásticos respectivos se han desarrollado totalmente
en toda la masa del relleno, es dedr, que el muro se
ha deformado lo necesario. En vista de que las distribudones de presión tam­
Así, para el estado plástico activo podrá escribirse, bién son lineales y su direcdón es paralela a la su­
con base en la ecuadón 5-2, perfide del relleno, las resultantes serán paralelas a
la superfide del relleno y estarán aplicadas a un ter­
cio de la altura del muro, a partir de su base.
(5-6) Nótese que para 3 = 0 las fórmulas 5*9 y 5-10 se
Na
reducen a las 5-7 y 5-8, respectivamente.
expresión que da la presión horizontal actuante so­ Un caso práctico de interés es el que resulta de
bre el muro a la profundidad z, para el caso de re* considerar la superfide del relleno, supuesta hori­
Heno con superficie horizontal. zontal, sometida a una sobrecarga uniformemente dis­
En un elemento dz del respaldo del muro, a la tribuida, de valor q. Este caso puede analizarse, para
profundidad z, obra el empuje el estado plástico activo; como sigue:
Se vio que, en este caso,
dEA = — yzdz
<r, 2V, *
supuesta una dimensión unitaria normal al papel;
por tanto, en la altura H el empuje total será: Al obrar la sobrecarga q, el esfuerzo vertical se
transforma en:

*i* = cr, + q
* - ¡4 *!t
y el horizontal en:
La expresión 5-7 da el empuje total activo que
ejerce un relleno de superfide horizontal contra un = <r* + A<r8
muro de respaldo vertical, en un suelo puramente
friedonante. Por tanto, podrá ponerse
En forma análoga, para el estado plástico pasivo,
a partir de la fórmula 5-5 se llega al valor del em­ 1 cr, + Acr,
puje pasivo total: Nf <r, + q

= (5-8) de donde

válida también para muro de respaldo vertical y su­ o* + A<ra =» —— -f- ——


perfide de relleno horizontal, en suelo friccionante. N* N a

Para efectos de cálculo de la estabilidad del muro,


considerado como un elemento rígido, se puede con­ Por comparadón con el caso de sobrecarga nula
siderar que al volumen de presiones lo substituyen se deduce de inmediato:
sendas fuerzas concentradas, cuya magnitud queda
dada por EÁ y E,; dada la distribudón lineal que Apk — Acr, = — = KÁq (5-11)
para ambas presiones se tiene en la Teoría de Ran­ ♦
kine, se infiere que el punto de aplicadón de tales
fuerzas está a un terdo de la altura del muro, medi­ O sea que, para el caso activo, el efecto de la so­
do a partir de la base. brecarga uniformemente distribuida es simplemente
Desde luego, ambas fuerzas resultan horizontales el aumento uniforme de la presión actuante contra
en el caso hasta aquí tratado. el muro en el valor dado por la ecuadón 5-11.
En el caso de que la superfide del relleno sea un Puede verse que, de un modo totalmente análogo,
plano indinado a un ángulo $ con la horizontal» por para el caso pasivo el efecto de la sobrecarga unifor­
un proceso de integradón análogo al que antes se me es aumentar la presión en el valor
efectuó se puede llegar a las expresiones de los empu­
jes activo y pasivo siguientes (Ref. 1): APk = Ao"j = qNf = Kpq (5-12)

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2*10 E m puje de tierras

Obsérvese con atención que en las fórmulas 5-11 y Todas estas fórmulas se aplican con frecuencia en
5*12 el campo de aplicación se restringe a relleno con la práctica de la construcción de muros de retención
superficie horizontal. Para el caso de relleno inclina­ de mamposteria o en la práctica de la construcción
do pueden obtenerse expresiones análogas (Ref. 1). de muros de retención de mamposteria y de concre*
Otro caso de interés práctico es aquel que se tie­ to reforzado, por lo cual es de fundamental impor­
ne cuando parte del relleno horizontal arenoso tras tancia recapitular las condiciones de su aplicabilidad.
el muro está en condición sumergida. Si H es la al­ Estas son, por supuesto, las hipótesis que afectan a
tura total del muro y H |r es la altura de arena no la Teoría de Rankine y se destacan a continuación:
sumergida, medida a partir de la corona (Fig. V-3),
la presión vertical del relleno en un punto bajo el 1. Los estados '‘plásticos”, tanto activo como pa­
nivel del agua será: sivo, se desarrollan por completo en toda la
masa del suelo. Ya se comentó que esta hipó­
tesis se realiza de manera razonable en los mu­
(5*13)
ros reales, que pueden deformarse lo suficien­
Así, la presión que ejerza horizontalmente la are­ te para ello siempre y cuando el proyectista
na bajo el nivel freático será: no tome precauciones especiales para restrin­
gir los movimientos de la estructura como cuer­
po rígido. £1 tipo de movimiento necesario
^ = = o (5-M) para que se pueda desarrollar un estado “plás­
Né tico0 es un ligero giro del muro en torno a su
base, en el sentido conveniente.
Además, en este caso, sobre el muro y bajo el ni* 2. Cuando la superficie del relleno es horizontal
vel freático se ejercerá la presión hidrostática y si el respaldo del muro es vertical, como im­
plícitamente se ha considerado hasta ahora, el
y wz' (5-15) muro debe ser “liso"; es decir, debe ser nulo
el coefidente de friedón entre él y el suelo de
Por consiguiente, el empuje total activo está dado relleno. Cuando la superfide del relleno es un
por: plano inclinado a un ángulo 0 con la horizon­
tal, se ha de admitir que el muro es rugoso,
£ = -J — v H * + — v H ./ f- + - i - V f í a + con tal coeficiente de fricción con el suelo, que
11 2N+ 1 1 N f 1 1 a 2Nf 1 2 las presiones resultantes sobre el respaldo ver­
tical resulten indinadas al mismo ángulo 0.
1
(5*16)
A-2 Teoría de Rankine en suelos cohesivos
Nótese que en este caso, a pesar del hecho de En suelos puramente “cohesivos", para la aplica­
que la arena esté sumergida hace disminuir el va­ dón práctica de las fórmulas que se obtienen a con-
lor de y a y7» el empuje sobre el muro aumenta de tinuadón es necesario tener muy presente que la
manera notable, pues al efecto hidrostático del agua “cohesión” de las ardllas no existe como propiedad
no lo afecta ningún término reductor del tipo l / N f . intrínseca, sino que es propiedad drcunstandal, ex­
Se pueden obtener fórmulas análogas a las 5-13 a puesta a cambiar con el tiempo, sea porque la ardlla
5*16 para el caso pasivo y para los casos de relleno se consolide o porque se expanda con absoraón de
no horizontal agua. Por ello, en cada caso es necesario tener la se­
Si sobre los efectos ahora considerados existe la guridad de que no cambie con el tiempo la “cohe­
sobrecarga uniforme q, su influencia deberá superpo­ sión” de que se haya hecho uso en las fórmulas de
nerse. Este es el caso que aparece dibujado en la proyecto. Desde luego que esta garantía es, por lo
Fig. V-3. menos, muy diffdl de obtener.

Figura V*S. Presiones activas de un relleno are­


noso parcialmente sumergido y su­
jeto a sobrecarga uniformemente
distribuida.

C o p y rig h te d materia]
Teorías clásicas de empuje de tierras 241

Considérese un elemento de suelo puramente “co­ estados plásticos en el diseño de muros de retención.
hesivo” a la profundidad z. Al igual que en cl caso Las fórmulas para las presiones activas se pueden re­
de los suelos friccionantes, si la masa de superficie lacionar con el empuje de suelos sobre muros, en
horizontal de suelo está en “reposo”, la presión ho­ tanto que las pasivas sc relacionan con los casos
rizontal sobre el elemento, sometido a la presión ver­ en que los muros presionan al relleno tras ellos.
tical yz, será K 0yz. En este caso el valor de K 0 de­ Desde este punto de vista¿ como en el caso de
pende del material y de su historia previa de es­ suelos friccionantes, sé pueden obtener fórmulas para
fuerzos. los empujes totales activo y pasivo integrando en la
En la Fig. V-4 se representa/ en el círculo 1» al altura H del muro las respectivas presiones horizon­
estado de esfuerzos del elemento antes mencionado. tales. El procedimiento para ello es cl ya descrito y
También ahora, si se permite deformación late­ los resultados que se obtienen son:
ral, el material puede llegar a la falla de dos modos.
En el primero se permite que el elemento se defor­
me lateralmente, por disminución de la presión ho­ E „ - Í TH’ - 2 cH (5-19)
rizontal, hasta el valor mínimo compatible con el
equilibrio; este nuevo estado de esfuerzos se repre­
senta con el círculo 2 y corresponde al estado “plás­ ^ = | vH » + 2«K (5-20)
tico” activo, en el cual (ver Fig. V-4) las presiones
valen:
Estos empujes son horizontales y pasan por el
centroide del área de presiones.
La horizontal,
pA = y z - 2 c Debe notarse que las fórmulas 5-19 y 5-20 única­
La vertical, mente serían aplicable» si fuera horizontal la super­
Pv m Yz (5*17) ficie del relleno tras el muro y si los estados plásti­
cos correspondientes se desarrollaran por completo
pv es el esfuerzo principal mayor y pA el menor, en el relleno.
en el círculo de falla 2 tangente a la envolvente s — c, La fórmula 5-19 proporciona un procedimiento
que se obtuvo en prueba sin drenaje. sencillo para calcular la máxima altura a que puede
El otro modo de alcanzar la falla en el elemento llegarse en un corte vertical de material “cohesivo’'
situado a la profundidad z consiste en aumentar la sin soporte y sin derrumbe. En efecto, para que üh
presión horizontal hasta que, después de sobrepasar corte vertical que carezca de soporte se sostenga sin
cl valor yz, alcance un esfuerzo tal que haga que el fallar, la condición será EA = 0, lo que, según la ex­
nuevo círculo de esfuerzos (círculo 3) resulte tam­ presión 5-19 conduce a:
bién tangente a la envolvente horizontal de falla. En
este momento se tiene el estado “plástico” pasivo y - yH* - 2cH - 0
las presiones alcanzan los valores: 2

La horizontal,
p , = yz + 2 c H. = - (5-21)
La vertical, Y
/>r = TZ El valor H c suele denominarse altura crítica del
material “cohesivo”. La fórmula 5-21 da valores un
y p , es el esfuerzo principal mayor. poco altos de la altura estable real y en caso de que
También ahora puede establecerse la misma in­ se use en la práctica deberá ser afectada por un fac­
terpretación práctica respecto a la generación de los tor de seguridad de 2, como mínimo.
La Teoría de Rankine aplicada a suelos cohesivos
Ti debe ser objeto de una discusión de.carácter funda­
mental. En efecto, como ya se mencionó, tal como se
ha interpretado en el pasado, la "cohesión” no. es un
elemento de cálculo confiable, sino un. parámetro
cuya variación con el tiempo es grande y difícil de
prever y que por lo general tiende a disminuir su va­
lor inicial. Como regla general, en obras de retención
el proyectista no debe confiar en ella, por sugestiva
que le parezca a primera vista. Siempre hay la posibi­
lidad de que un relleno se sature de agua con má( o
menos rapidez; una excavación siempre induce un
flujo hacia sus bordes. Así, en cualquier caso, al final
Figura v-4. Estado* plásticos en di diagrama de Mohr. (Sue­
de cuentas el material “cohesivo” tiende a disminuir
los cohesivos.) su resistenda y un proyecto que se base en la resis-
242 Em puje de tierras

2c Las ex{
r¡zontales 1
Como sien
tienen inte
ra H del 1

Figura V-5. Distribución teórica de la presión activa y pasjVJ


en suelos puramente "cohesivos” .
Las lín
les a travé
A-3 T e o ría de R an k in e en suelos con “cohesión Al igu;
y fricción” en el caso
diagrama
Si el relleno es horizontal, se puede razonar de de tensiór
m an era análoga a como se hizo en la sección A-l contada a
p ara el m aterial p u ram en te friccionante. En la Fig. nerse con
V-6 se puede ver que u n elem ento de suelo a la pro­ pA= 0
fu n d id ad z al que se considera en “reposo”, está so­
m etido a u n estado de esfuerzos representado por el
círculo 1. De nuevo pued e llegarse a la falla por dis­
m in u ció n de la presión lateral o por aum ento de la
m ism a a p artir del valor K 0yz. Se llega así a dos círcu­ Si por
los representativos de los estados “plásticos” activo tara, ha d
(círculo 2) y pasivo (círculo 3). drse las t<
E n el caso que se trata, la relación en tre el es­ del empu
Muro de retención sin drenaje frontal, agrietado. fuerzo principal m áxim o y el m ínim o está dada por: en el triá
tes, la ex
tencia del suelo por “cohesión” q uedará en condi­ ffi *= o-3N q + 2 c y /N $ cómo cale
ciones inseguras con el paso del tiempo. forma.
Si se observa la prim era de las fórm ulas 5-17 se E n el caso del estado activo, p A = (r3 y = yz, por La alt
nota que teóricam ente la distribución de la presión lo q ue sin soport
del relleno es lineal, con una zona superior traba­ lar tambi<
jando a tensión y u n a inferior a com presión. El va­ yz 2c
lor de la tensión en la superficie de relleno es 2 c y (5-23) 1
la profundidad a que se extiende la zona de tensio­
2N t
nes, caracterizada p o r p A = 0, resulta ser (ver fórm u­
la 5-17): E n tan to q ue en el pasivo 9X pp y °3 = rz; p°r
ello, En la
2c das para
Zo = — (5-22)
r (5-24) sea horizc

En la Fig. V-5.a se m uestra la distribución de pre­


siones activas en el presente caso, así como la pro­
fu ndidad a que se extiende la zona de tensión.
La parte (b) de la m ism a figura m uestra la distri­
bución teórica de la presión pasiva.
Como al suelo no se le supone capacidad para tra­
bajar a la tensión, en el caso del estado activo debe
adm itirse que se desarrollarán grietas verticales, cuya
profundidad está dada por la fórm ula 5-22.
E n vista de todo lo expuesto anteriorm ente con
relación al concepto de “cohesión” y a su cambio T‘
con el tiempo, se considera innecesario extender el
análisis de los estados plásticos a los casos de relleno
inclinado y a m uros de respaldo no vertical. Esta ex­ Figura V-6 . Estados plásticos en el diagrama de Mohr. (Su^
H/3
2
tensión podrá verse en la Ref. 7. los con “ cohesión” y “ fricción” .)
Teorías clásicas de em puje de tierras 243
Las expresiones 5-23 y 5-24 d an las presiones ho­ B. M éto d o de Coulom b
rizontales que se ejercen en los dos estados plásticos.
Como siempre, los em pujes correspondientes se ob­ B-l M u ro s con fricción e n e l respaldo. M étodo de
tienen in tegrando las presiones a lo largo de la a ltu ­ C o u lo m b p ara suelos friccionantes
ra H del m uro. Se o b tie n e así:
Salvo la extensión posible ya m encionada de la
T e o ría de R a n k in e al caso d e rellen o lim itad o p o r
(5-25)
2N é u n p la n o inclinado, ésta con sid era básicam ente el
caso en q u e no se ejercen esfuerzos de fricción e n tre
el resp ald o del m uro, q u e se su p o n e vertical y el re ­
E P = - M f yH ? + 2c y W * H (5-26) lleno. Sin em bargo, en g en eral e n tre el resp ald o de
activa y pasiy, u n m u ro de retención y el suelo se desarrollan fu e r­
zas tangenciales debidas a los m ovim ientos relativos
Las líneas de acción son teóricam ente h o rizo n ta­ e n tre am bos.
les a través del ce n tro id e del área to ta l de presiones.
E n el caso activo, el desplazam iento h acia el ex­
“cohesión Al igual q u e en los suelos p u ram e n te cohesivos,
te rio r d e l m u ro da lu g a r a u n m ovim iento relativ o
en el caso del estado activo hay ahora u n a zona del
d el suelo h acia abajo respecto a aquél; este m o v i­
diagrama de presiones q u e corresponde a u n estado
m ie n to p ro d u ce u n a fuerza d e fricción, tangencial,
: razonar di­ de tensión. L a p ro fu n d id a d a que llega esta zona, q u e a c tú a sobre el m u ro h ac ia abajo. E n el caso p a ­
sección A-I contada a p a rtir de la corona del m uro, p u ed e o b te­ sivo, la com presión h o rizo n tal d el m uro sobre el
. E n la Fig. nerse con el criterio d e q u e en ese p u n to p A = 0. Si suelo suele ir asociada a u n desplazam iento relativ o
;1 q a la pro- pA - 0 d e éste h ac ia arrib a respecto al m u ro , lo q u e p ro d u ce
so ”, está so­ u n a fu erza tangencial ascendente, q u e actúa sobre el
yz 2c 2c —
ltado por el — = —— y Zo = - y / N t (5-27) respaldo; sin em bargo, en el caso pasivo, el sen tid o
alia p o r dis- N * y w # Y de esta fuerza p u d iera in v ertirse en algunos casos,
n e n to de la q u e d e b e rá n determ inarse p o r m edio de u n análisis
a dos círcu- Si por efecto de estas tensiones el rellen o se agrie­ específico.
icos” activo tara, h a de tenerse e n cu e n ta que d e ja rá n de p ro d u ­ P a ra an alizar estos casos, con fricción e n tre el
cirse las tensiones y, p o r ello, el p u n to de aplicación resp ald o d e l m u ro y el suelo, se p u ed e u tilizar el m é­
en tre el es- del em puje se p o d rá calcular ú n icam en te con base todo d e la cuña, propuesto p o r C oulom b en 1776, de
i dada por; en el triángulo in fe rio r de com presiones. C om o an ­ h ech o el p rim e r in te n to ra c io n a l p a ra calcular em ­
tes, la expresión 5-27 d a u n a idea co n v en ien te de pujes so b re m uros de retención.
cómo calcular la p ro fu n d id a d de la g rie ta q u e se
E n este m étodo se considera q u e el em p u je sobre
forma.
u n m u ro se debe a u n a cu ñ a d e suelo lim ita d a p o r
i = yz, por La altu ra crítica con la que es posible m a n te n e r el p a ra m e n to del m uro, la su p erficie del rellen o y
sin soporte el suelo en corte vertical se p u e d e calcu­ u n a su p erficie de falla d esarro llad a d en tro d el relle­
lar tam bién con el criterio E A = 0. E n ta l caso no, a la q u e se supone p la n a (Fig. V -7).
(5-23) L a c u ñ a O A B tiende a deslizar b ajo el efecto d e su
1 2c 4c —•
peso y p o r esa tendencia se p ro d u cen esfuerzos de
9w ~y ~ 7 tT H y H' = ~ V N * (5-28)
\ / <p y fricción ta n to en el resp ald o d e l m u ro como a lo la r­
= yz; por go d el p la n o OB. Puesto q u e las resistencias friccio­
E n la Ref. 1 se d a n norm as y fórm ulas a p ro p ia ­ n an tes se desarrollan p o r com pleto, las fuerzas EA y F
das p ara el caso en q u e la superficie del rellen o no resu ltan in clin ad as respecto a las norm ales correspon­
(5-24) sea horizontal. d ien tes a los ángulos 6 y <¡>, d e fricción en tre m u ro y

íoh r. (Sue- F igura V-7. M ecanism o d e em p u je d e suelos


“ friccion a n tes", según C ou lom b.
T

214 E m p u je de tierras

relleno y en tre suelo y suelo respectivam ente. E l va­ de trab a jo q ue se p ro p o n e tien e qu e desembocar en Si, ademá:
lor num érico del ángulo 8 evidentem ente está acota­ u n procedim iento de tanteos, en el que se dibujen opresión 5-3
do, de m odo q u e diferen tes cuñas, se calcule el em p u je correspondien.
te a cad a u n a y se llegue así a u n a aproximación
0 < 5 < <£ razo n ab le para el valor m áxim o, producido por u
c u ñ a “ crítica”. c
E n efecto, 8 = 0 corresponde al m u ro liso y es in ­ D ebe notarse q u e si el p la n o de falla qu e se esco­
concebible u n valor m enor para u n á n g u lo de fric­ ge coincide con el resp ald o d el m uro, el empuje co- Debe not;
ción. P or o tra p arte, si 6 > <p, lo cu al e n prin cip io rre sp o n d ie n te a esa cu ñ a será, evidentem ente, nulo, y
entre el m u r
es posible, la falla se presentaría en la in m e d ia ta ve­ si el p la n o de falla q u e se e lija form a u n ángulo ¿
a la fórm ula
cindad del respaldo del m uro, p ero e n tre suelo y sue­ con la horizontal, el em p u je tam b ién es nulo; en efec­
lo; este caso es p rácticam ente igu al a q u e el desli­ to, en este caso (ver Fig. V-7), la fuerza F resulta ver­
zam iento ocurriese en tre m u ro y suelo, p o r lo q ue tical h acia arrib a; com o W es vertical hacia abajo, lj
Ea -
el m áxim o valor práctico q u e se p u e d e to m a r en ú n ic a posibilidad de e q u ilib rio será IV = F y E = 0.
cuenta para 8 es precisam ente <j>. S iguiendo indicacio­ P a ra cuñas con p lan o situ a d o en tre esas dos posicio,
nes de T erzaghi, el valor de 5 pu ed e tom arse en la nes extrem as, el em p u je so b re el m uro no es cero; De mane:
práctica como luego deb e existir u n m áx im o , qu e resulta así geo­ de Rankine
m étricam en te acotado. E ste m áx im o es al q u e ha de T am bién
é 2 a p ro x im arse por el m éto d o d e tanteos arrib a descri­ fórmula 5-31
- < 6 < - , (5-29) to. E n la Ref. 1 se reseñ an algunos m étodos que per- sión 5-9 de
2 3
m i ten llegar a u n valor d el em p u je m áxim o adecúa- Teoría de C
En la Ref. 8 se recom ienda tom ar 8 ig u a l al á n ­ do p a ra los proyectos práctico s gráficam ente, lo que el empuje s
gulo de fricción residual del suelo fric cio n an te que e lim in a los tanteos. relleno.
constituya el relleno. Este es el án g u lo d e fricción E n el caso de u n re lle n o “friccionante” limitado Histórican
q u e se establece en el m aterial después d e u n a de­ p o r u n plano, a u n q u e sea in clin ad o y de u n muro pasivo de es
form ación considerable, cuando la rela ció n de vacíos de resp ald o p lano p u ed e d arse u n tratam ien to mate­ do a este ca
alcanza u n valor in d e p en d ie n te de la rela ció n d e va­ m ático a las hipótesis de C ou lo m b y llegar a una lares a las f
cíos inicial, el cual se m antiene co n stan te p a ra u lte ­ fó rm u la concreta .para el e m p u je m áxim o. Esta fórmu­ la fórmula j
riores deform aciones. El valor del án g u lo d e fricción la se p resen ta a co n tin u ació n : cambiando <
residual es m ayor q u e el de sim ple fricción m ecáni­ el signo de
ca en tre las p artícu la s de la arena y e n u n proceso sulta:
co n tinuado de deform ación refleja esta p ropiedad , Ea = -Y
m ás el grado d e encaje q u e se p roduce e n tre los gra­
nos con u n a n u la variación total de volum en.
COS2 (<f> — oj) £, = \y H 2
I sen (8 + </>) sen (<f> — 3)
C onsiderando el eq u ilib rio de la c u ñ a se ve q u e eos- w eos (8 + oj) 1 +
se debe cerrar el polígono dinám ico co n stitu id o por j cos (8 + w) cos (oj — P)
W , F y E. Com o W es conocida en direcció n y m ag­ C0S2(jJ COS ( ( i

n itu d y se conocen previam ente las direcciones de (5-30)


E y F, dicho d in ám ico se puede co n stru ir p a ra u n a donde
cu ñ a dada. Así p u ed e conocerse la m a g n itu d de em ­
p u je sobre el m uro. Es claro q u e n o h ay razó n algu­ Ea, e m p u je activo m áx im o , según la T e o ría de
La justi
n a p ara q u e la c u ñ a escogida sea la q u e produzca el C oulom b.
V-8.
em p uje m áxim o. Se advierte entonces q u e el m étodo <j>, án g u lo de fricción in te rn a de la arena. Si el án
miento rea
oj, án g u lo form ado e n tre el respaldo del m uro y
la T eo ría ■
la vertical.
iraportanci;
P, án g u lo form ado e n tre la superficie p lan a del
rellen o y la h o rizo n tal.

L as dem ás letras tie n en el significado usual en


este cap ítu lo .
Si el m u ro es de resp ald o vertical, co = 0 y la
fó rm u la 5-30 se reduce a:

cos­
EÁ = I r e ­
I sen (8 + </>) sen (</> — [})
eos 8 1 +
cos 8 cos p

Falla de un a lero d e l estribo a un puente. (5-31)


Teorías clásicas de empuje de tierras 245

Si, además, el relleno es horizontal 0 = 0 y de la ción del empuje pasivo. Terzaghi y Peck evalúan ese
expresión 5-31 se obtiene: error hasta en un 30% si 8 = 0 , teniéndose valores
más bajos para menores ángulos 8. En el caso del
c o s 2</>

J <M2>
a 2
empuje activo la inQuenda del valor del ángulo 6 es
/s e n (A + 8 ) s e n 6 1 2 mucho más pequeña y suele ignorarse en la práctica.

[ l + V ' eos 6

Debe notarse que si 8 — 0 o sea si no hay fricción


l a Teoría de Coulomb no permite saber cuál es
la distribudón de presiones sobre el muro, pues la
cuña de tierra que empuja se considera un cuerpo
entre el muro y el relleno, la ecuación 5-32 conduce rígido sometido a fuerzas concentradas, resultantes
a la fórmula! de esfuerzos actuantes en áreas, de cuya distribución
nada se espedfica. Por ello, nada se puede dedr,
1 1 — sen A 1
dentro del cuerpo de la teoría, respecto al punto de
E . = - yH 2 --------- - =
2 1 + sen ^ 2Ñ, -Y H* (5*33) aplicadón del empuje activo. Para salvar esta difi­
cultad el propio Coulomb supuso que todo punto de
respaldo del muro representa el pie de una superfi­
De manera que en este caso coinciden las teorías cie potencial de deslizamiento. Así se puede calcular
de R"miañe y Coulomb. el empuje sobre cualquier pordón superior del muro;
También es importante hacer notar que si en la si ahora se considera un pequeño aumento en la altu­
fórmula 5-31 se considera 6 = 0, se obtiene la expre­ ra de la pordón, al calcular el nuevo empuje por di-
sión 5*9 de la Teoría de Rankine; es dedr que la ferenda con el anterior se tiene el incremento LE de
Teoría de Coulomb coincide con la de Rankine si empuje, en que aumentó el valor original; este in­
el empuje se considera paralelo a la superfide del cremento de altura que se haya considerado da la
relleno. pordón en ese segmento del muro. Con este método
Históricamente Coulomb no consideró el estado convenientemente reiterado se puede saber, con la
pasivo de esfuerzos, pero sus hipótesis se han aplica­ aproximadón que se desee, la distribudón de presio­
do a este caso, siendo posible obtener fórmulas simi­ nes sobre el muro en toda su altura, por cuyo cen­
lares a las presentadas para el caso activo. De hecho troide pasará el empuje resultante. Lo anterior con­
la fórmula para el caso pasivo es la misma 5*30, pero duce a la distribudón hidrostática, con empuje a la
cambiando en ella por •—£, 8 por —8 y cambiando altura H f 3 en muros con respaldo plano y con re­
el signo de radical del denominador; la fórmula re­ lleno también limitado por superfide plana. Para los
sulta: casos en que no se cumplan estas condidones el mé­
todo anterior resulta laborioso; Terzaghi ha propues­
EB to una construcdón aproximada que, sin embargo,
da el punto de aplicadón con sufidente precisión en
eos2 (<f>-I- w) la práctica; basta trazar por el centro de gravedad de
sen (6 + <p) sen (<¿>+ 0) la cuña crítica una paralela a la superfide de falla,
cos-to eos (w cuya intersección con el respaldo del muro da el pun­
eos (u> — 8) eos (»
to de aplicadón deseado.
(5-34) Por otra parte, cabe un comentario de carácter
general respecto a la Teoría de Coulomb. Al parecer
La justificadón del cambio se ilustra en la Fig. el método, tal como aquí se ha descrito, toma en
V-8 . cuenta dos ccuadones de equilibrio de proyecdón
Si el ángulo 8 es grande, la superfide de desliza­ de fuerzas (a esto equivale, en esenda, el hacho de
miento real se aparta mucho del plano supuesto en que el dinámico sea un polígono cerrado), con dos
la Teoría de Coulomb y ésta conduce a errores de i n c ó g n i t a s , E y F, de las cuales, al fin de cuentas, sólo

importanda, fuera de la seguridad en la determina­ una interesa: sin embargo, debe notarse que se ha­

Figura V-8. Empuje pasivo de suelo* "friccio­


nantes’', según la hipótesis de Cou­
lomb.

tedi
E l método empírico de Terzaghi 247

de la inseguridad, por lo que su uso no es recomen­ var y aún más de predecir; de él depende el desarro­
dable. llo de valores bajos del empuje, como en el caso ac­
tivo, o mucho más altos, como los que corresponden
al estado de reposo, si la cedenda del muro se impi­
C Otros métodos de cálculo fundados en las
de efectivamente.
teorías clásicas En todas las teorías dásicas se requiere que toda
En los tratados alusivos aparecen diversos méto­ la masa de suelo esté en equilibrio limite y que la
dos de cálculo que se fundan más o menos directa­ resistenda del mismo se exprese en términos de
mente en la aplicación de las teorías clásicas de Ran­ la teoría de falla de Mohr-Coulomb (capítulo 1); hay
kine o de Coulomb. Por ejemplo, en la Ref. 1 se po­ diferendas en la hipótesis relativa a la forma de la
drán ver métodos gráficos para aplicar el método de superfide de falla. En la Ref. 4 se mendonan otros
Coulomb a rellenos friccionantes, lo que simplifica métodos y teorías de empuje de tierras que pueden
mucho el trabajo de cálculo. En la misma referencia ser de interés en algunos casos particulares.
se incluye el método del círculo de fricción y el de Se debe considerar factible el cálculo de las pre­
la espirad logarítmica, útil para evaluar el empuje pa­ siones de tierra con un razonable grado de seguri­
sivo en rellenos con cohesión y fricción. En estos mé­ dad, cuando las teorías clásicas se aplican en condi­
todos ya no se considera limitada por un plano la dones apropiadas de deformabilidad de la estructu­
cuña de falla del relleno sobre el muro; en la propia ra, pero debe entenderse también que en la práctica
Ref. 1 aparece una discusión sobre este tema de tan­ hay varios factores que limitan mucho la precisión
to interés en los resultados de los cálculos. de los cálculos; uno es la valuadón del ángulo de
friedón entre el muro y el relleno, que no es sólo
una propiedad del material, sino que depende tam­
D Comentarios sobre las teorías clásicas
bién de la naturaleza y la direcdón de los movimien­
En párrafos anteriores ya se han comentado bre­ tos relativos; puede variar a lo largo del respaldo del
vemente las principales hipótesis a que obliga el uso muro. El valor de este ángulo ha sido detalladamente
de las teorías de Rankine y Coulomb. Conviene aña­ estudiado por Rowe y Peaker (Ref. 10) y por Sdio-
dir desde ahora que en ninguna de ellas se considera ficld (Ref. II). En todas las teorías dásicas se supone
cualquier efecto del agua que se pudiera acumular de manera implícita que la resistenda al esfuerzo
en el relleno, de manera que tales efectos, si existen cortante se moviliza por completo y en forma uni-
(y siempre será razonable pensar que puedan llegar
a existir, de un modo u otro) habrán de considerarse
de manera independiente» superponiéndolos a los em­
pujes del suelo ‘'seco”, tal como se hizo en cl análisis
que se presenta en la sección A-l de este párrafo. Sin
embargo, se debe tener en cuenta que no es conve­
niente proyectar un muro de retención para soportar
empujes hidrostáticos, porque esto conduce a seccio­
nes muy robustas y» por tanto, caras en comparación
con el muro necesario para soportar el suelo *'seco”;
por ello, resultará siempre más ventajoso eliminar la
posibilidad de que se produzcan tales empujes hi­
drostáticos» lo cual se puede lograr por lo general a
base de un drenaje apropiado» según se detallará algo
más en páginas siguientes de este capítulo. Si se usa
tal drenaje se justifica el proyecto del muro para so­
portar sólo empujes de suelo, pero si se usa esta con­
dición de proyecto sin aquél» es probable que sobre­
venga la falla de la estructura, pues cl empuje hidros-
tático llegará a actuar y su valor dista mucho de te­
ner influencia despreciable.
El conocimiento de las condiciones de frontera es
esencial para estimar las presiones sobre estructuras
de retención; tales condiciones deben representar el
procedimiento de construcción y la interacción entre
suelo y estructura, en vez de ser simples condiciones
analíticas, tales como "muro rígido", "muro liso" o
"muro rugoso". Por ejemplo, de todo lo dicho en los
párrafos anteriores se desprende la importancia que
para un muro de retención tiene el movimiento re­
lativo respecto al relleno, el cual es difícil de obser­
248 Em puje de tierras

forme a lo largo de la superfide de deslizamiento; de la cedencia del m uro an te el relleno; Terzaghj un 2 % de s


esta hipótesis sólo se cum ple parcialm ente en el cam­ . hizo g irar el m uro en to rn o a su base, en el sentido pleto la resi
po y este hecho puede producir desviaciones de d e los em pujes activo y pasivo y usó rellenos de are. ta un 15%
im portancia en ciertos materiales; los fenómenos n a suelta y compacta. Los resultados reportados se De lo ar
de falla progresiva pueden hacer ilógica la aplica­ resum en en la Fig. V-10 (Refs. 4 y 9). que en m ur
ción de teorías de equilibrio lím ite a arenas compac­ Nótese el pequeño desplazam iento que se requie. desarrollar
tas y arcillas m uy firm es (Ref. 10). re p a ra llevar el em p u je d e la arena a valores mu* empujes m i
Sin d uda la condición más im p o rtan te para la cercanos al em puje activo; p or ejemplo, en la arena ser que se r
aplicación de las teorías clásicas al diseño de un com pacta, u n m uro de 10 m de altura ten d ría que de algún m
m uro de retención es la cedencia del m uro, no sólo ceder u n centím etro aproxim adam ente, para llegar al y de gran
por su m agnitud, sino tam bién por el m odo en que em p u je m ínim o. L a cedencia necesaria puede ser 2 ó roca sana.
ocurre (cedencias con traslación o rotación, Refs. 12 3 veces m ayor en las arenas sueltas. En la Ref. 16 se Incluso,
y 13). Esta condición se torna a ú n más im portante, presentan estudios qu e concuerdan básicamente con ra mayor qi
si cabe, en el caso de ademes. las conclusiones anteriores, extendiéndose a otros ti­ un diseño ]
pos d e suelos distintos de las arenas limpias. Se pre­ serio; ello s
E Aplicabilidad de las teorías clásicas a los cisa m uch a mayor cedencia p ara movilizar la resisten­ apoyo en 1 ;
problemas prácticos de muros de retención cia pasiva; en la Ref. 2 se indican los resultados de más de lo
varios estudios, que d em uestran que se necesita una cho antes d
T erzaghi (Ref. 9) reportó en 1934 los resultados deform ación del 0.5% de la altu ra del m uro para al­ para que se
de u n estudio, hoy clásico, en que se m idieron las canzar la m itad de la resistencia pasiva de Rankine, no y se lleg
presiones laterales contra un m uro rígido, en función pero puede ser necesario q u e el m uro se encaje hasta del relleno
vilizará mu
ción llegue
nable diseñ
activo y ad
la valuaciói
que es la r
las que se i
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sí podrán c
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La Fig.
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ral de los r
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qüe se pre
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para un reí
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rante la cc
vecindad d
tado tan si

SEN TI00 PASIVO ■ SENTIDO ACTIVO muro y la presión de tierra para


-4---------------------- I -----------------------► arenas sueltas y compactas (Refs.
REPOSO 4 y 9).
E l m étodo em pírico de Terzaghi 249

un 2% de su altura para que se desarrolle por com- teriores por acomodo de la arena bajo los efecto» di*
pleto la resistencia pasiva en arenas compactas y has­ námicos del tránsito.
ta un 15% en las sueltas. Otra condición importante que de manera implí­
De lo anterior se deduce que es razonable pensar cita sc acepta al aplicar las teorías clásicas a los mu­
que en muros de mam(>ostería o concreto se puedan ros de retención es que los parámetros que definen
desarrollar las deformaciones necesarias para lograr la resistencia al esfuerzo cortante del relleno poseen
empujes muy próximos al activo de Rankine, a no valores definidos, que se pueden determinar con la
ser que se restrinja la deformación de las estructuras suficiente aproximación. Para cumplir esta condición
de algún modo o que se trate de muros muy rígidos se deberá seleccionar el material de relleno y anali­
y de gran sección cimentados directamente sobre zar sus propiedades en el laboratorio; además, será
roca sana. preciso cumplir toda una serie de requisitos de colo­
Incluso, si el empuje actuante sobre el muro fue* cación, de manera que en el relleno se reproduzcan
ra mayor que el valor del empuje activo utilizado en las condiciones supuestas en el estudio para el pro­
un diseño práctico, el muro no correría un peligro yecto. Por ejemplo, si el relleno se coloca simplemen­
serio; ello significaría simplemente que el terreno de te a volteo tras el muro, se obtendrá una estructura­
apoyo en la base del muro está resistiendo mucho ción heterogénea en la que la resistencia no puede
más de lo necesario, con mínima deformación; mu­ ser prcdicha en forma confiable en sus valores me­
cho antes de romperse, cl muro cederá lo necesario dios, además de que sería imposible anticipar los
para que se movilice la resistencia al corte del terre­ cambios que tal resistencia pudiera experimentar a
no y se llegue al valor activo, mínimo. La resistencia lo largo del tiempo.
del relleno de un muro de retención siempre se mo­ En general, las teorías clásicas no toman en cuen­
vilizará mucho antes de que cl terreno de cimenta­ ta para nada los cambios que se puedan presentar en
ción llegue a su resistencia máxima; así, será razo­ la condición del relleno por variaciones climatéricas
nable diseñar el muro para resistir sólo el empuje estacionales, los que suelen ser importantes, sobre todo
activo y adoptar un factor de seguridad juicioso en en lo referente a la posibilidad de saturación o dese­
la valuación de la capacidad de carga del terreno, cación; ya se ha dicho que las teorías clásicas tam­
que es la magnitud más difícil de evaluar de todas poco toman en cuenta ningún efecto de la presión
las que se manejan en estos problemas. hidrostática que se desarrolle en el agua contenida en
Se ha de cuidar que no se restrinja artificialmente el relleno.
la rapacidad del muro para ceder, pues en tal caso
sí podrán crecer en forma considerable los empujes
actuantes; por ejemplo, en aleros de estribos de puen­ E L M E T O D O E M P IR IC O D E T E R Z A G H I PA R A
tes calculados con el empuje activo, en los que el re­ E L C A L C U L O D E EMPUJES C O N T R A M U R O S
lleno se coloca posteriormente, se debe dejar holgura DE R E T E N C IO N
suficiente entre el muro y las vigas y demás piezas
rígidas del puente, para que pueda haber la necesa­ Este método (Refs. 1 y 15) fue desarrollado por
ria cedenria. Terzaghi para proporcionar un elemento para traba­
La Fig. V -ll (Ref. 14) muestra dos casos típicos jos de rutina, tales como ios muros que normalmen­
en los que se crea una restricción a la cedenria natu­ te se construyen a lo largo de las vías terrestres. Para
ral de los muros. ellos resultaría antieconómico e impráctico realizar
Tschebotarioff (Ref. 14) comenta los dos casos todos los estudios previos que eliminaran las incerti-
que se presentan y recomienda usar en ambos un dumbres que emanan de las variaciones estacionales
valor del coeficiente de empuje de tierras próximo y de las otras fuentes comentadas anteriormente. El
al de reposo; un valor de K m 0.5 sería apropiado método se basa en análisis de estabilidad de muros
para un relleno arenoso, en el que asimismo se debe­ reales, de los que sólo unos cuantos hablan fallado.
rá recomendar una compactación no muy severa du­ Seguramente proporciona una estimación conservado­
rante la colocación, por lo menos en la inmediata ra de los empujes, pero aún así constituye, quizá, el
vecindad del respaldo del muro, sin llegar a un es­ método más apropiado al alcance del ingeniero de
tado tan suelto que pueda provocar problemas pos­ Vias Terrestres, con tal de que los muros en estudio

Figura V-ll. Casos con restricción


.-impuesta a la cedenria
de un muro de reten­
ción (Ref. 14).

ited
250 E m p u je de tierras

se en c u en tre n d en tro del cam po de aplicab ilid ad d el El m étodo p ro p u esto se aplica en c u a tro casos
m étodo, p o r desgracia restrin g id o a m uros de escasa m uy frecuentes e n la práctica, en lo q u e se refiere a En la
a ltu ra (de unos 7 m, com o m á x im o ). la geom etría del rellen o y la condición de cargas. permiten
E l p rim e r paso p ara la aplicación del m étodo es­ para la a
trib a e n encasillar el m a teria l d e relleno con el q u e 1?L a su p erficie d el relleno es p lan a, inclinada o ción de 1
se h a de tra b a ja r en uno de los siguientes cinco tipos: n o y sin so brecarga alguna. del tipo c
2? L a su p erficie d el rellen o es in c lin ad a, a par. berá n o ta
I . Suelo g ran u la r grueso, sin finos. tir de la c o ro n a d el m uro, h asta u n cierto ni­ plea p a ra
II. Suelo g ran u la r grueso, con finos limosos. vel, en q u e se to rn a horizontal. Las e:
III. Suelo residual, con cantos, bloques de p ie­ 3? L a su p erficie d el rellen o es h o rizo n tal y sobre nan el va
d ra, gravas, arenas finas y finos arcillosos en ella ac tú a u n a sobrecarga u n ifo rm em e n te re­ El em puj
c a n tid a d apreciable. p artid a. del p añ o
IV. A rcillas plásticas blan d as, lim os orgánicos o 4° L a su p erficie d el rellen o es h o rizo n tal y sobre E n el
arcillas limosas. ella ac tú a u n a sobrecarga lineal, p ara lela a la V, el vale
V. F ragm entos de arcilla d u ra o m edianam en te corona d el m u ro y u n ifo rm em en te distribuida. reducir ei
d u ra , protegidos d e m o d o q u e el agua prove­
se obteng.
n ie n te de cualq u ier fu en te n o penetre e n tre P ara el p rim e r caso d e los a rrib a m encionados, el
los fragm entos. problem a se p u e d e resolver ap lican d o las fórmulas

E n general, los tipos d e suelo IV y V no son d e­


seables com o suelo de relleno, y se deben descartar £„ = i K „W
siem pre q u e sea posible; en p articu la r, el tip o V se medida a
debe rechazar en lo absoluto cu a n d o haya riesgo d e (5-35)
q u e e n tre agua a los huecos e n tre los fragm entos E v K yH 2
de arcilla, lo q u e provocaría su expansión y el corres­
p o n d ie n te au m en to de las presiones sobre el m u ro .
Si p o r alg u n a razón, q u e siem pre pro cu rará evi­ que p ro p o rc io n an las com ponentes h o riz o n ta l y ver­
tarse, el m u ro se fuera a p royectar antes de conocer tical del em p u je a c tu a n te en el p la n o v ertical que
el m a te ria l q u e se usaría com o relleno, se d eberá re a ­ pasa p o r el p u n to ex trem o in ferio r d el riiilro, en el
lizar el proyecto sobre las bases más desfavorables. lado del rellen o (Fig. V -1 2 ).

Figura V-12. Gráficas para determ inar el e®'


puje de rellenos con superficie
plana, según Terzaghi (Refs. I
y i*)-
E l método em pírico de Terzaghi 251
cuatro casos
En la m ism a Fig. V-12 se m uestran gráficas que C uando el relleno tenga superficie in clin ad a has­
se refiere >
permiten obtener los valores de K„ y K v, necesarios ta u n a cierta altu ra y después se haga horizontal
le cargas.
para la aplicación de las fórmulas anteriores, en fun­ (caso 2 ? de los arrib a considerados), los valores de
ción de la inclinación de la superficie del relleno y K h y K v se deberán ob ten er de las gráficas de la
inclinada 0
del tipo de m aterial con que se haya de trabajar. De­ Fig. V-13. E n la m ism a figura se m uestran las con­
venciones a que d eb erán ajustarse las mediciones de
íada, a par. berá notarse en la figura citada el criterio que se em­
las alturas que se usen, los puntos y planos de ap li­
m cierto ni- plea para m edir la altu ra H .
cación del em puje, etc. C uando el relleno sea del
Las expresiones y gráficas anteriores proporcio­
tip o V, la altu ra del p u n to de aplicación tam bién
n tal y sobre nan el valor del em puje por m etro lineal del muro.
será la dada por la expresión 5-36.
nem ente re- El em puje deberá aplicarse a la a ltu ra H j 3, medida
C uando el relleno sea de superficie horizontal y
del paño inferior del muro. soporte sobrecarga uniform em ente d istribuida (caso
n tal y sobre En el caso de q u e se trabaje con relleno del tip o . 3? de los antes citad o s), la presión horizontal sobre
jaralela a la V, el valor de H considerado en los cálculos se debe
el plano vertical en q u e se supone actuante el em ­
distribuida. reducir en 1.20 m respecto al usual y el em puje que p u je deberá increm entarse uniform em ente en
se obtenga debe considerarse aplicado a la altura.
tcionados, el
p = Cq (5-37)
as fórmulas
d' = I (H - 1 .20 ) (5.36)
do n d e q es el valor de la sobrecarga uniform em ente
rep artid a, en las unidades apropiadas. El valor de C
medida a p artir del nivel inferior del m uro. de la fórm ula anterior se escogerá de la tab la 5-1.
(5-35)

ontal y ver-
vertical que
muro, en el

SUELO TIPO I SUELO TIPO 2 SUELO TIPO 3


1500
1
1200 ,6.1
» ____ Kk
E Kh Kh
,g j.
900 X \\
s :ir 5:l .6.1
zUJ 600
r l i-
300 -Kv- K ,-
A L . A 1- - -K*- __ _

-¿•fíl-* -——1
----- ”
n —
0
VALORES OE LARELACION

SU ELO T IP O 4 SU ELO T IP O 5
2700

2400
31
2100 _ 611-
Kh
1800
Talud 3.1 Porc molt ¡alMC itstel ipo los
1500 — cdlc ulosit tftclti ¡ancón un vo-
lordteHquc es 1.20n. m«r or -
aue ll rH L
1200
/
900

600 JP \
f/.
K,= 0
/ 6‘ _
300 /

ninar el em- 0.
on superficie 0 02 0.4 0£ 0.8 LO 0 02 04 0.6 0.8 LO
ghi (Refs. 1 VALORES DE LARELACION H/H

Figura V-13. Gráficas para determinar el empuje de rellenos en terraplén, con remate (Refs. 1 y 15).
252 E m p u je de tierras

TABLA 5-1 En los m uros calculados con el m étodo semiernp¡.


que se cons
rico de T erzaghi se deben proyectar buenas instala- cón, en los
Valores de C
ciones de drenaje, p ara poder garantizar que no se truido el n
T ip o de relleno C generarán presiones hidrostáticas co n tra el m uro no
de materia]
tomadas en cuenta en las gráficas anteriores. impuestos j
I 0.27 te, donde t
II 0.30 le?a, en tot
III 0.39
V-4 DRENAJE DE MUROS DE RETENCION
IV 1.00 El sistei
V 1.00 Como ya se h a dicho, las teorías clásicas de empu. disponer e
je de tierras no incluyen ningún efecto de la presión colocar cié
del agua acum ulada en el relleno, y siem pre se de­ permeable
Si la superficie del relleno horizontal soporta u n a berán aplicar en com binación con las precauciones uno de los
carga lineal paralela a la corona y uniform e (4? caso de drenaje necesarias para poder llegar a u n diseño én estas co
de los a rrib a m encionados), se considerará sobre el seguro y económico. El método em pírico de Terza­ los tubos r
plano vertical en que se aceptan aplicados los em pu­ ghi incluye el efecto de las presiones de filtración y tiene el inc
jes la carga ejerce u n a carga co n c en tra d a. que vale prevé que las características del relleno p uedan cam­ el relleno j
b ia r con el tiem po jx>r efecto del agua acumulada, eos del nic
P — C q' por lo menos en lo q u e se refiere a los cambios más inutilizándi
comunes, pero a pesar de ello el au to r d el método do el rellei
donde q' es el valor de la carga lineal uniform e y C recom ienda q u e se tom en las necesarias previsiones que vertiet
se obtiene, como antes, de la tabla 5-1. El pun to de de drenaje para ev itar la acum ulación del agua tras del m uro,
aplicación de P se puede obtener con la construcción el m uro y los efectos de congelación y deshielo. obviamente
que se m uestra en la Fig. V-14. Si al trazar la línea El drenaje de los muros de retención se debe con­ ción se pui
a 40° el p u n to de aplicación de P resulta bajo la siderar una precaución obligada, pues, como ya se hileras de
base del m uro, el efecto de q' podrá despreciarse. La comentó, nun ca resultará económico proyectar una de m ateria
carga q' produce tam bién sobre la losa de cim enta­ estructura para resistir los em pujes hidrostáticos, ade­ tud del m i
ción del m uro u n a presión vertical cuyo efecto po­ más de resistir el em p u je de las tierras. ra del m u r
drá calcularse (Fig. V-14) considerando una influen­ La prim era precaución de dren aje consistirá en Los sistemé
cia a 60° a p artir de q', uniform e en todo el tram o proporcionar salidas al agua que se acum ule en el incluyen ci
ab y de m agnitud q'jab, tom ando en cuenta en los relleno a través del m uro. Estas consistirán en tubos cubren tod
cálculos sólo la parte de tal presión que afecte a la que atraviesen la estructura, de diám etro suficiente construyen
losa de cim entación (tram o a 'b ') . para garantizar q u e n o queden accidentalm ente obs­ nes que loj;
Los m étodos arriba descritos se refieren a m uros truidos; suele usarse u n diám etro del o rd en de los to de las f
con cim entación firme, en cuyo caso la fricción y la 10 cm. Los tubos se disponen en hileras paralelas en rezca (Ref.
adherencia en tre suelo y m uro están dirigidas hacia todo el frente del m uro; el espaciam iento vertical quemas de
abajo, ejerciendo u n efecto estabilizante que tiende de estas hileras no deberá exceder de 2 m, aun en grado ascei
a red u cir el em puje. Si el m uro descansa en terreno aquellos casos en q u e en el relleno se dispongan las disposición
blando su asentam iento puede hacer que la com po­ cosas de tal m anera que parezca garantizarse la con­ flujo a trai
nente vertical de em puje llegue a invertirse. Esto au ­ centración del agua en la zona de la base d el muro. fuerzas d e
m enta el em puje en form a considerable, por lo q u e N aturalm ente q u e no bastará con facilitar la salida ferencias n
T erzaghi recom ienda que, en este caso, los valores del agua a través del m uro para garan tizar u n buen Como y
del em puje q u e se obtengan en las gráficas anteriores drenaje del relleno, con fines de elim inación de las útil en reí
se increm enten sistem áticam ente en u n 50%. presiones del agua; sólo en casos excepcionales, con finos, m uy
rellenos muy perm eables, formados p or pedacería de en la p arte
roca o grava, p o d ría pensarse que la colocación de no tenga f
tubos a través del m uro resultase suficiente. En ge­ de m ateria
neral, será preciso in stalar m aterial filtran te en el re­ niente en
lleno, según más adelante se describe; piénsese, como agua p ued
caso extremo, en u n relleno arcilloso de m uy baja las bolsas c
perm eabilidad; en él, la saturación y el desarrollo de salida. L a
todos los efectos nocivos del agua o cu rrirían sin que nó del dre
el flujo hacia los tubos de salida ejerciese efectos tubos de s¡
benéficos notables, debido a la b aja m ovilización del eliminan)
agua hacia los tubos, a causa de la poca permeabili­ muro; a v<
dad del relleno. tema discoi
El espaciam iento horizontal de los tubos de sali­ paldo y co
d a depende de las previsiones que se hagan para di­ los tubos d
Figura V-14. M étodo para calcular la influencia de una so­
rigir el flujo h acia dichos tubos. L a capacidad por esquemátic
brecarga lineal. M é to d o d e T erza g h i (R efs. 1 parte del ingeniero de in flu ir en este hecho impor­ general má
y I5)- tante se circunscribe, como es n atu ra l, a los muros de u n m u r
D renaje de muros de retención 253
> semieinpj.
que se construyan en terraplén o en secciones en b al­
ñas instala,
cón, en los que el relleno se coloca después de cons­
q u e no se
truido el m uro, lo que perm ite hacer una selección
al m uro no
je materiales, por lo menos d en tro de ciertos lím ites
■res.
Impuestos por la economía; pero no en muros en cor­
te, donde el relleno queda dispuesto por la n a tu ra ­
ION leza, en toda su com plejidad. o) UNICAMENTE TUBOS DESALIDA b) TUBOS DE SALIDA CON BOLSONES
DE MATERIAL PERMEABLE.
El sistema más barato pero menos efectivo para
ts de empy. disponer el drenaje del relleno sería sim plem ente
: la presión colocar cierta cantidad de m aterial granular m uy
npre se de- permeable (alrededor de 50 kg) a la entrada de cada
•recauciones uno de los tubos que atraviesan el frente del m uro;
u n diseño én estas condiciones, el espaciam iento horizontal de
• de Terza- los tubos no deberá ser m ayor de 1.5 m. El sistema
filtración y tiene el inconveniente de que los finos contenidos en
uedan cam- el relleno pueden ser arrastrados hasta llenar los h u e­
acumulada, cos del m aterial m uy perm eable, contam inándolo e
im bios más inutilizándolo, por lo que sólo es posible usarlo cu an ­
del método do el relleno no presente tal riesgo. Además, el agua
previsiones que vertieran los tubos de salida caería en la base PERMANENTEMENTE

:1 agua tras del m uro, hum edeciendo el suelo en una zona que, e) DREN INCLINADO f) DISPOSICIONCONTRA g) RELLENO EXPANSIVO
obviamente, conviene m antener en seco. Esta condi­ CONGELACION.
shielo.
(1) OREN CONTINUO HORIZONTAL UNIENOO LOS TUBOS OE SALIDA CON DRENES
e debe con- dón se puede corregir si en vez de cada una de las VERTICALES EN E L RESPALD O DISPUESTOS EN TRE LOS TUBOS.
:omo ya se hileras de tubos de salida se colocan drenes corridos (2) DREN CONTINUO HORIZONTAL CON DESCARGA LA T ER A L, EN VEZ DE TUBOS
de m aterial perm eable que ab arquen toda la longi­ DE SALIDA. PU ED E TEN ER DRENES VER T IC A LES INTERMEDIOS.
>yectar una
táticos, ade- tud del m uro, cuyas descargas se disponen hacia fue­ Figura V-15. Sistemas de drenaje en el respaldo de un muro
ra del m uro, donde el agua no tenga efectos nocivos. de retención y en su relleno (R ef. 7).
insistirá en Los sistemas más elaborados de drenaje en el relleno
mulé en el incluyen capas continuas de m aterial permeable que continua cubriendo todo el respaldo, preferentem en­
n en tubos cubren todo el respaldo del m u ro o que incluso se te en u n a sola capa (esta preferencia se relaciona con
) suficiente construyen en el interior del relleno, en disposicio­ las razones de facilidad de construcción y de costo)
Imente obs- nes que logren dirigir el flujo de m anera que el efec­ o en dos o tres capas, cuando ello sea necesario, de
den de los to de las fuerzas de filtración sea m ínim o o desapa­ acuerdo con la discusión que más ad elan te se hace.
paralelas en rezca (Ref. 1 y 17). En la Fig. V-15 se presentan es­
Las partes (e), (f) y (g) de la figura m uestran siste­
íto vertical quemas de las diferentes disposiciones de drenaje, en
mas de d ren aje más complicados y, por tanto, más
m, aun en grado ascendente de com plicación, hasta llegar a las
disposiciones que m odifican la form a de la red de costosos, q u e se em plearán cuando sea im prescindi­
•pongan las
flujo a través del relleno, nulificando el efecto de las ble cam biar favorablem ente la dirección del flujo o
irse la con-
: del muro, fuerzas de filtración, según se describe en las dos re­ im pedir q ue ciertas zonas del relleno p u ed an absor­
ir la salida ferencias m encionadas en últim o lugar. ber agua.
ir u n buen Como ya se dijo, el dispositivo (a) solamente será Todos los sistemas anteriores se d eben proyectar
ción de las útil en rellenos formados por m aterial granular sin para im pedir la acum ulación del agua detrás del
onales, con finos, m uy permeable. El dispositivo que se m uestra m uro y el desarrollo de presiones hidrostáticas; sólo
edacería de en la parte (b) tampoco se podrá usar cuando el relle­ los tres últim os ten d rían u n efecto benéfico en cuan­
locación de no tenga finos susceptibles de contam inar las bolsas to a la dirección del flujo y el efecto de las fuerzas
ate. En ge- de m aterial perm eable y, en general, sólo será conve­ de filtración. L a disposición de los drenes tam bién
te en el re- niente en rellenos de alta perm eabilidad en qu e el influye en la subpresión que debe ser tom ada en
nsese, como agua pued a movilizarse con m ucha facilidad hacia cuenta para el cálculo del em puje en condición de
m uy baja las bolsas de m aterial perm eable y hacia los tubos de flujo establecido (Ref. 1 y 17); en cada caso deberá
esarrollo de salida. L a parte (c) recoge la idea que ya se m encio­ analizarse dicha influencia para ad o p ta r la disposi­
ían sin que nó del d ren horizontal q u e u n e las entradas de los ción de drenes más ventajosa.
iese efectos tubos de salida (o que substituye a éstos, cuando se En rigor, el problem a del proyecto detallado del
lización del eliminan) y que descárgan lateralm ente afuera del drenaje de u n m u ro de retención p articip a en el pro­
permeabili- muro; a veces su efecto se com plem enta con u n sis­ blem a general de diseño de filtros y, en estos, aspec­
tema discontinuo de drenes verticales adosados al res­ tos, queda com préndido dentro del cap ítu lo especial­
bos de salí­ paldo y colocados en posición interm edia respecto a m ente dedicado a estos temas, q u e aparece más ade­
an para di- los tubos de salida. La parte (d) de la figura m uestra lante en este m ism o libro; es por ello q u e no se dirá
'acidad p°r esquemáticamente la disposición más común y p or lo nada aq u í sobre los materiales q u e se usan como
cho impor­ general más conveniente de los drenes en el relleno drenantes, ni del cálculo de los drenes propiam ente
tas muros de un m uro de retención; éstos se disponen en form a dichos.
254 E m puje de tierras

El proyecto de un drenaje para un m uro de re­ tubo colector perforado en la base del m an to con fj.
creciente, Jla
tención, como el de cualquier otro filtro, h a de h a­ cil salida p ara el agua a ambos extrem os del muro
cia a corto
cerse bajo requerim ientos contradictorios. Se tra ta Las características del tubo perforado se detallan en
muro está r
de colocar un m aterial lo suficientem ente perm eable el capítulo aludido.
tencia m eno
como p ara que en él el agua circule librem ente y se
exceda el va
elim ine con facilidad, sin acum ularse; pero u n m ate­
tante con df
ria l con tales características tam bién será tan poroso V-5 CONSIDERACIONES RESPECTO AL CALCULO
más fuertem
como p ara que el agua que penetre a él pueda arras­ DE MUROS DE RETENCION
que se re q u
trar al m aterial fino que en tre en suspensión cuando
causa de im
se atraviese el m aterial que se vaya a proteger; desde No se p retende detallar en esta sección los pasos
parámetros c
este p u n to de vista convendría qu e el m aterial dre­ que suelen seguirse para llegar al proyecto completo
correspondie
n an te fuese cerrado y, por tanto, de baja perm eabili­ de un m uro de retención. La Ref. 7 puede • cubrir diciones d e e
dad. El requisito de perm eabilidad y el de filtro son este requisito en lo que se refiere a la aplicación de
la expansión
tan contradictorios que difícilm ente se logra satisfa­ las teorías clásicas, con gran can tid ad de detalles y cerse p ru eb a
cerlos con u n a sola capa de m aterial; es preciso recu­ consideraciones; la Ref. 18 recoge m uchas de las nor­ ciente, y p a r
rrir a u n filtro de dos o tres capas, con requisitos gra- mas prácticas de diseño y resultará de g ran utilidad se debe emp:
nulom étricos bastante rígidos, dispuestas en orden para el ingeniero q u e afronte u n pro b lem a particu­ nentes, n o di
creciente de tamaños, que vayan del relleno hacia el lar. En esta sección más bien se desea com entar, con
susceptibles
m uro. L a capa del dren próxim a al relleno (que se base sobre todo en la Ref. 16, algunos aspectos de
Se h a vis
supone contiene abundantes finos) ha de ser sufi­ interés que se deben considerar p ara lograr u n buen
cientem ente fina como para filtra r los arrastres q u e lia tiene gra;
proyecto de m uros de retención.
traiga el agua; entonces no será lo bastante perm ea­ cientes de e:
Los análisis usuales que se basan en las teorías valores d e 1 ;
ble como para garantizar u n drenaje libre, por lo clásicas consideran q u e el relleno desarrolla su resis­
que el agua pasará a u n a segunda capa, de granos fuerzos h o ri/
tencia m áxim a al esfuerzo cortante y ap lican un fac­ cales actuani
de m ayor tam año, que será filtro de la anterior, pero tor de seguridad substancial al dim ensionam iento del
quizá a ú n no suficientem ente perm eable; en este ú l­ lación en tre
m uro y a la posibilidad de que éste se p u ed a deslizar duplicar a L
tim o caso seria precisa u n a tercera capa y así sucesi­ o volcar (caso a c tiv o ). Se han realizado intentos más
vam ente. ñas, con vale
elaborados pero n o más realistas, con base en la uti­ laterales resii
Lo an terio r im pone u n a tecnología dem asiado r í­ lización de las ecuaciones de K ótter (Ref. 19). El carga corresj
gida y “delicada” para lo que suele considerarse prác­ método de la C u ñ a de Coulomb es ventajoso porque valer a u n v
tico en las Vías Terrestres. Sin d uda se justifica en perm ite tom ar en cuenta con facilidad factores como sufrido carg;
los m uros que por su altu ra o por alguna otra razón la fricción en tre el m uro y el relleno, el efecto del breconsolida»
especial presenten peligros fuera de lo común, pero flujo del agua en el relleno (Ref. 20) y la influencia
siem pre será preferible proyectar mantos drenantes N o h ay d
de sobrecargas variadas.
form ados p o r una sola capa, con m aterial único q u e solidadas y e
C uando se usan rellenos friccionantes, formados tivas m ayore
se fab rique con un mismo proceso y que se parezca por materiales gruesos y permeables en los que prác­
lo más posible o coincida con algún otro m aterial Más adelanti
ticam ente n o se producen presiones de poro en con­ tación en el
qu e de cualquier m anera se deba fabricar para otros diciones de resistencia no drenada, p or lo general se
fines (por ejemplo, con el m aterial de sub-base del horizontales
utiliza el ángulo de resistencia m áxim a en condicio­ compactaciór
p av im en to ). nes con drenaje en el análisis lím ite de los muros; dación.
E n el capítulo que en este lib ro se dedica al sub­ si el m ovim iento del m uro está algo restringido se
dren aje se verán los criterios generales, casi todos de E n arcill;
pueden escoger valores del ángulo de resistencia algo
base granulom étrica, que la experiencia actual ha ido das es difícil
menores. Es p ro b ab le que las condiciones de falla
im poniendo para el diseño de m ateriales constituti­ ñera p o r efe
con deform ación p lan a que prevalecen en el proto­
de la sobreo
vos d e capas drenantes; por lo general estos criterios tipo signifiquen u n increm ento de varios grados res­
conducen a mantos de dos o tres capas. En el mismo ingenieros d
pecto al ángulo o b ten id o en el laboratorio, aun con pleen rellene
capítulo se m encionan algunas experiencias m exica­ pruebas drenadas. N o parece tener im p o rtan cia para
nas q ue perm iten utilizar u n a sola capa drenante en indefectiblen
el caso que se h ag an las pruebas triaxiales con esfuer­
m uchos casos, probablem ente con suficiente garantía nos perm ite ;
zo vertical creciente o con esfuerzo lateral decre­
y, desde luego, con grandes ahorros en trabajo y poro, q u e a<
ciente.
costo. mineral y h a
En arcillas es m ucho más com plicada la selección sea m enor q
C u ando el drenaje de u n m uro de retención se del ángulo de resistencia que se aplica p ara el cálcu­ fuerzos efecti
haga con u n m anto adosado al respaldo, el espesor lo a base de análisis lím ite. En estado activo, cuando apropiado la
del m ism o será tal que se garantice su continuidad decrecen los esfuerzos normales totales prom edio, las biará este esi
d en tro del procedim iento constructivo; por lo gene­ arcillas sobreconsolidadas tienden a expanderse y llar presión <
ral esto se logra con u n espesor m ínim o de 30 cm las presiones de poro dism inuyen. P ara arcillas no presión sobr<
en m uros bajos, pudiéndose aum en tar la dim ensión sensibles, con relación de sobreconsolidación compren­ sión sobre el
hasta 50 cm en muros más altos. L a descarga del dida entre 1 y 3, el cambio de volum en n o es muy lateral efecti’
m anto d ren a n te se puede hacer de preferencia con im portante, de m an era que son sim ilares las resisten­ s°bre él podi
tubos de salida a través del m uro, o disponiendo u n cias drenada y n o d ren ad a con presión de cám ara de­ variaciones e
Consideraciones respecto al cálculo 255

creciente, habiendo poca diferencia entre la resisten­ la ardlla podrá expanderse. aplicando presiones ere-
cia a corto y a largo plazo. Si el movimiento del dentes sobre el muro, que podrán dañarlo.
muro está restringido deberá considerarse una resis­ Si el muro se coloca contra la cara de un corte en
tenda menor que la máxima, de manera que no se ardlla sobreconsoiidada debe esperarse que ocurran
exceda el valor a! que el esfuerzo se mantiene cons­ los mecanismos arriba descritos y que la infiltración
tante con deformación credente (creep). En ardllas del agua en el relleno, independientemente del dre­
más fuertemente sobreconsolidadas, los movimientos naje, elimine tensiones de poro y elimine también en
que se requieren para alcanzar el estado activo son las ardllas expansivas los esfuerzos de tensión que
causa de importante dilatadón, lo que hace que los pudiera haber en el esqueleto mineral a poca pro­
parámetros de resistenda pueden disminuir hasta los fundidad; así se desarrollarán expansiones que produ­
correspondientes a la resistenda drenada en tales con­ cirán grandes presiones, aunque el muro sea capaz
didones de expansión. Para estimar la importancia de de ceder en forma moderada.
la expansión en la pérdida de resistenda deberán ha­ Los materiales más propensos a la expansión son
cerse pruebas triaxiales con presión de cámara decre­ las lutitas con alto índice de plastiddad y sin ce-
ciente, y para estimar la resistencia a largo plazo que mentadón entre sus minerales. En estos materiales
se debe emplear para el cálculo de estructuras perma­ los muros se habrán de diseñar aun para presiones
nentes, no deberá contarse con valores de la cohesión, mayores que la de reposo.
susceptibles de disminuir con el tiempo. Casi todos los ingenieros experimentados que han
Se ha visto que la sobreconsolidadón de la ard­ construido muros de retendón están de acuerdo en
lla tiene gran importanda en los valores de los coefi- que la evaluadón de la presión lateral es menos im­
dentes de empuje de tierras (Refs. 16 y 21); para portante que el aspecto del drenaje del relleno o
valores de la sobreconsolidadón entre 3 y 5, los es­ una buena estimadón de las condidones de dmen­
fuerzos horizontales son iguales a los esfuerzos verti­ tadón. En la Ref. 22 se analizan numerosos casos de
cales actuantes (K = 1) y para valores de dicha re­ fallas de muros y se conduye que dos terceras partes
lación entre 15 y 20, los esfuerzos horizontales pueden de ellas corresponden a estructuras cimentadas en
duplicar a los verticales actuantes (K = 2). En are­ ardllas; el otro terdo eran muros con relleno ard-
nas, con valores inidales de K0 de 0.35, los esfuerzos lloso o con relleno de naturaleza no reportada.
laterales residuales que se producen al ocurrir la des­ Con frecuenda se recomienda el empuje activo
carga correspondiente al estado activo pueden equi­ como la base de diseño cuando se tienen rellenos
valer a un valor de K0 entre 0.6 y 0.9, si la arena ha granulares tras muros de gravedad o en cantilever d-
sufrido cargas previas que lleven su reladón de so­ mentados en suelo, sea por superfide o con pilotes
breconsolidadón a un valor comprendido entre 2 y 5. de punta. Para muros en cantilever cimentados en
No hay duda de que en muchas ardllas sobrecon­ roca o para cualquier clase de muro sobre pilotes de
solidadas y en lutitas existen presiones laterales efec­ fricción se suele recomendar el uso de presiones su­
tivas mayores que las presiones verticales actuantes. periores a la activa. La presión correspondiente al
Más adelante se tratará la influencia de la compac­ estado de reposo se utiliza en el cálculo de muros de
tadón en el posible desarrollo de fuertes presiones gravedad amentados en roca o sobre pilotes. Como
horizontales residuales; desde este punto de vista, la ya se dijo, cuando el relleno es de ardlla sobrecon-
compactadón parece ser una forma de sobreconsoli­ solidada no se considera apropiado diseñar a base del
dadón. emmije activo calculado con el valor máximo de la
En ardllas fuertemente consolidadas o compacta­ resistenda no drenada; es usual que la resistenda se
das es difídl distinguir la presión lateral que se ge­ tome entre alguno de los siguientes valores: los pará­
nera por efectos de expansión, de la que proviene metros de resistenda no drenada en la cercanía del
de la sobreconsolidadón o compactadón. Todos los valor limite o residual; los parámetros de resistencia
ingenieros de experiencia aconsejan que no se em­ drenada, preferentemente prescindiendo de la cohe­
pleen rellenos de ardlla, pero a veces se han de usar sión aparente, o un valor dél ángulo de la resistenda
indefectiblemente. La colocadón usual de los relle­ que quede comprendido entre el máximo correspon­
nos permite a veces que éstos desarrollen tensiones de diente a la resistenda drenada y el residual.
poro, que actúan como compresión en el esqueleto Los muros de estribos de puentes y estructuras de
mineral y hacen que la presión lateral sobre el muro cruzamiento se deben calcular con un empuje mayor
sea menor que la que corresponde al estado de es­ que el activo; esto depende de qué tan importante
fuerzos efectivos en el relleno; pero aun con drenaje sea la restriedón a la rotadón o traslación que se
apropiado la infiltración de agua en el relleno cam­ tenga, la cual existe siempre en mayor o menor gra­
biará este estado de presiones y se llegará a desarro­ do. Ya se mendonó la norma de proyecto aconseja­
llar presión de poro, con lo que se eliminará la com­ ble para muros con restriedón completa en su cabe­
presión sobre el esqueleto mineral, llegando la pre­ za y relleno arenoso; las Refs. 16 y 23 mencionan
sión sobre el muro a ser igual o superior a la presión algunos casos en que las condiciones particulares de
lateral efectiva; entonces, si el muro cede, la presión interacción suelo-estructura (ahora referidas a las
sobre él podrá aliviarse temporalmente, pero con las restriedones de movimiento en el muro) propidan
variaciones estadonales y en espedal con las lluvias, el desarrollo de presiones mayores que la activa.
25 6 Empuje de tierras

En suelos sobre terreno arenoso, o no se producen lo largo del m uro, deberán considerarse para el dise.
asentamientos perceptibles o éstos ocurren durante ño de distintas secciones de la estructura. En gene,
el p eríodo de construcción; por el contrario, cuan­ ral los asentamientos suelen estar asociados a desplo.
do el m uro está sobre arcilla, le pueden sobrevenir
mes del m uro de retención qu e pueden hacer variar
im portantes asentamientos por consolidación duran­
las presiones del rellen o y la relación suelo-estructura
te m ucho tiempo. En este ú ltim o caso se recom ienda ll DESLIZAMIENTO
en form a no prevista.
qu e la resultante de las fuerzas exteriores actuantes
sobre el m uro pase cerca de la m itad de la base, para En la Fig. V-16 se presentan esquemáticamente los
m antener los asentamientos uniformes y evitar ries­ tipos más comunes de m uros de retención que se
gos de vuelco. Los muros tienen relativam ente poca u tilizan en las vías terrestres.
resistencia a los asentamientos diferenciales en su En la F ig. V-17 se muestran los tipos más comu­ /
sentido longitudinal, por lo q u e si hubiese d iferen ­ nes de fa lla susceptibles de presentarse en muros de
cias de im portancia en el terreno de cim entación a retención.

V-6 C ALC U

Se trata <
que se pued
placas o mu
(a) fundidad. L
están básicai
En la Fi¡
cas de ancla
En el pa;
tencia pasiva
según un d
muestra mar
terio se com
para la arei
fricción entr
de lo anteri
empuje pasi
(b) (e) Fig. V-18 sir
tos realizado
(Ref. 14), q
realistas del
lados experi
resistencia d
TRAVESAROS fundidades ’
LARGUEROS de ancho b
está contenii
La resistí
de ancho pi

CARADELMURO
CONTRAFUERTES
Nota: Las celdas se
rellenan con suelo.

(c) (d)
Figura V-16. Tipos de muros de retención, a) Muros de gravedad de mani­ SECCIO
postería o concreto simple, b) Muro en cantilever, c) Muro con
contrafuertes, d) Muro de celosía, e) Muro de semigravedad (con figura V-18.
pequeña cantidad de acero de refuerzo) (Ref. 18).
Cálculo de muertos de anclaje 257

para e l dise.
•a. E n gene,
los a des pío.
hacer variat
lo-estructura
, DESLIZAMIENTO i ) FALLA SUPERFICIAL POR d )ASENOUtENTOVOVUELCO
IIX CORTANTE.
icam ente lo¡
:ió n que se

; más coinu-
n m uros de

Figura V-17. Fallas más comunes en muros.

V-6 CALCULO DE MUERTOS DE ANCLAJE Figura V-19. Coeficiente de empuje pasivo para placas de
anclaje en arena (R ef. 14).
Se trata en esta sección de las norm as de proyecto
que se pueden utilizar en relación a la resistencia de (5-38)
E p ~ 2 YH 2 K p
placas o m uertos de anclaje colocados a cierta pro­
fundidad. Las recom endaciones que se proporcionan
están básicamente contenidas en la R ef. 14. d onde los valores del coeficiente K p deberán tomarse
En la Fig. V-18 se m uestra un dispositivo de pla­ de la gráfica de la Fig. V-19 en función de la rela-
cas de anclaje colocado en arena.
ción — . E n este sentido la gráfica se estima confiable
En el pasado solía considerarse solam ente la resis­
tencia pasiva desarrollada en la altura h de la placa, p ara valores de la relación com prendidos entre 1.5
según un diagram a convencional como el q u e se y 5.5. En las aplicaciones de estos resultados tam bién
muestra m arcado con flechas en la Fig. V-18; este cri­ deberá tom arse en cuenta q u e las experiencias de
terio se com plem entaba eligiendo bajos valores de kp H am burgo se realizaron con arenas de com pacidad
para la arena y adoptando u n valor 6 = 0 p ara la m edia con ángulo de fricción <j>= 32.5°.
fricción entre la placa y la arena. Como consecuencia L a resistencia de placas separadas de ancho b = h
de lo anterior, los valores que se o b tenían p ara el se puede calcular con la fórm ula:
empuje pasivo eran excesivamente conservadores. La
Fig. V-18 sirve tam bién para describir los experim en­
tos realizados en el In stitu to Franzius de H annover Ep = l- y W K < pb (5-39)
(Reí. 14) , que perm iten m anejar valores m ucho más
realistas del em puje pasivo, de acuerdo con los resul­ Los valores de K 'p deberán tomarse tam bién de
tados experim entales. Las pruebas se refieren a la la gráfica de la Fig. V-19, trab ajan d o confiablem ente
resistencia de u n a placa continua a diferentes pro­ en tre los mismos límites.
fundidades y a la de u n a serie de placas cuadradas Las fórm ulas 5-38 y 5-39 se pueden usar sin fac­
de ancho b = h. L a conclusión de los experim entos to r de seguridad en obras provisionales o con 1.5 ó
está contenida en la Fig. V-19 (Ref. 14). 2 en obras im portantes de carácter definitivo.
La resistencia de u n a placa con tin u a p o r unidad P ara el caso de m uertos d e anclaje colocados en
de ancho puede calcularse en la fórm ula arcilla puede considerarse la solución propuesta p o r
B rinch H ansen (Ref. 24, qu e se cita en la Ref. 14).

¡V,
L a Fig. V-20 m uestra el caso de u n m uerto de ancla­
b= je de sección rectangular colocado en u n a arcilla plás­
■ ó -:/ :
tica. Se supone que la arcilla no cam bia su volum en
Co-b)
y fluye en torno al m uerto, ofreciendo u n a resisten­
V < _L cia s = c a tal m ovim iento; las líneas en p u n to y raya
y ; ¡ \ b =h
q ue aparecen en la figura in d ican las superficies de
deslizam iento consideradas.
L a resistencia to tal por u ilid ad de ancho del
SECCION VERTICAL P LA N TA
m uerto o b ten id a por H ansen fue:
Figura V-18. Resistencia a placas y muertos de anclaje en
arena (R ef. 14). P = 11.4 c h (5-40)
258 E m p u je de tierras

bido al e
siendo y e
las demás
la Fig. V-S
mitad de 1
travesaños
sión latera
se desarro!
Figura V-20. Superficie de deslizamientos en
torno a muertos de anclaje en ar­ antes de t
cilla. a) Consideraciones teóricas último ya
según J. B. Hansen (Ref. 24) portancia.
b) Resultados experimentales se­ deberán a:
gún Mackenzie (R ef. 25).
sión y de
también p
do nde c es la resistencia considerada al suelo por V-7 MUROS EN CELOSIA O MUROS CRIBA que se ejei
cohesión. za A debe
E n la R ef. 25 se d etallan los estudios experim en­ Y a se m ostró en la Fig. V-16 el tipo característico tante. Las
tales realizados p o r M ackenzie en m odelos a escala de m u ro al q u e se refiere la presente sección y que flexión, cc
de m uertos colocados en dos clases d iferentes de ar­ se d en o m in a m u ro c rib a o, quizá más propiamente, bre ellas i
cilla. E n estas pru eb as el valor de y h fu e m uy pe­ m u ro s en celosía o m u ro s en parrilla de gravedad. •0.5 y a • 0
q u eñ o e n co m paración con el valo r 2c (fórm ula Se construyen con piezas prefabricadas de concreto ción entre
5-18), razón p o r la que, posiblem ente, las deform a­ arm a d o o especiales de acero. Las piezas se disponen vale a 6 =
ciones en to rn o al m u e rto fueron com o las qu e se fo rm a n d o celdas p aralelep ip éd icas que posteriormen­ en ambos
m u estran en la p a rte b d e la Fig. V-20, y la resisten­ te se rellen an con suelo. L a Fig. V-22 (Ref. 14) Los m
cia to ta l m e d id a p o r M ackenzie fue m e n o r q u e la ob­ m u e stra u n detalle de estas estructuras, con vista en tud la de
ten id a teóricam ente por H ansen; M ackenzie obtuvo: p la n ta y perfil. diferencia
E l ancho b del m u ro se d eterm in a analizando al plomes y
P = 8.5 c h (5-41) c o n ju n to como u n m u ro d e retención com ún de gra­ que sería
vedad, bajo la acción del peso propio, el em puje y El ma
Puede verse e n las gráficas de la Fig. V-21 qu e la las reacciones del terren o . Las dim ensiones de las ser friccio
resistencia com pleta (2 c h) de la cu ñ a fre n te al m uer­ piezas prefabricadas se escogen de m anera q u e / ^ 2 e dón se lo
to sólo fue efectiva p a ra u n a relación H / h = 1 , o sea (Fig. V -22); de o tra m a n e ra se saldría, si el relleno je general
cuando el m u e rto tocaba la superficie del terreno; es de m aterial g ran u la r. Los largueros B deben calcu­ Dentrc
p a ra valores crecientes de la relación H / h , la resis­ larse p a ra resistir flexión, com o vigas d e claro a so­ colocar cc
tencia to ta l re su lta m e n o r q u e la q u e p u ed e calcu­ b re dos apoyos; la fuerza q u e produce la flexión, de- su posteri
larse a p a rtir d e las ecuaciones 5-18 ó 5-20, y su valor el riesgo ■
está acotado al q u e indica la ecuación 5-41, como normalme
lím ite inferior. Los valores experim entales q u e se
m u estran en la Fig. V-21 se p ueden u sa r para pro­
yecto, con u n razo n ab le factor de seguridad, q u e sue­
le estim arse en 3 com o m ínim o (Ref. 14).

SECCION VERTICAL I-I

I—

A ti
i

S SECCION HORIZONTAL
A ti E -E
-YV-

Figura V-21. Resistencia de muertos en arcilla (Refs. 24 y 25). Figura V-22. M u ro en criba (R ef. 14). Muro de
r

Rellenos de muros de retención 259


b¡do em puje de tierra, será (d + é ) • a ■ O . ñ y b ,
sjendo y el peso volum étrico del relleno y con todas
ias demás letras con los sentidos que se m uestran en
la Fig- V-22. Las piezas B deben resistir tam bién la
mitad de la presión vertical total que actúa sobre los
¡ravesafios A y que más adelante se detalla. Esta pre­
sión lateral, que corresponde al em puje de u n silo,
se desarrolla cuando la celosía se rellena con suelo
lizamientos fu
antes de colocar el relleno propiam ente dicho; este
anclaje en ai-
dones teóricas
último ya no produce momentos flexionantes de im­
sen (Ref. <(& portancia. C uando las piezas A y B sean de concreto,
erimentales ¡e. deberán armarse sim étricam ente en el lecho de ten­
:f. 25). sión y de com presión. Las piezas A deben armarse
también para tom ar en tensión la fuerza lateral total
LIBA que se ejerce contra u n a pieza B; la cabeza de la pie­
za A debe ser capaz de tom ar la misma fuerza en cor­
tante. Las piezas A deben diseñarse como vigas a Otra vista de un muro de celosía.
:aracterístico
cción y que flexión, con claro b y dos apoyos; se considerará so­
>ropiamente, bre ellas una fuerza vertical total igual a ( d + e) b • descendente, y al actuar co n tra el m uro de abajo h a­
le gravedad, •0.5Ya ‘ 0.58, donde 0.58 es el coeficiente de frie­ cia arrib a (dirección ascendente) produzca em pujes
de concreto dón entre el m aterial de la pieza y el relleno (equi­ m ucho mayores, según se com prueba en el análisis
se disponen vale a 5 = 30°); esta fuerza se transm ite por fricción (Ref. 2 6 ). U n efecto sim ilar puede producirse cu an ­
osteriormen-
en ambos 'ados de la pieza. do el m u ro se asienta respecto al relleno; dado lo
(Ref. 14) Los muros en celosía tienen como p rincipal vir­ usual que es construir estos m uros sobre terrenos
:on vista en tud la de poder resistir considerables asentam ientos blandos, la anterior condición debe siempre tenerse
diferenciales sin m ayor daño; tam bién aceptan des­ en m ente en el m om ento de los análisis.
íalizando al plomes y desplazamientos horizontales en u n a escala
n ú n de gra- que sería destructiva para otro tipo de estructuras.
El m aterial que rellene las celdas del m uro debe V-8 RELLENOS DE MUROS DE RETENCION
:1 em puje y
anes de las ser friccionante y perm eable; con esta ú ltim a condi-
q u e / ^ 2e áón se logrará u n a m agnífica contribución al drena­ P or supuesto qu e el relleno, que desem peña u n
¡i el relleno je general del relleno tras el muro. p ap el fundam ental en el com portam iento del con­
ie b en calcu- Dentro de las celdas del m uro el m aterial se debe ju n to suelo-estructura, define el buen éxito q ue p u e­
claro a so- colocar con un a com pactación adecuada q u e im pida d a alcanzarse con u n m u ro de retención. Los p rin ­
flexión, de- su posterior reacomodo, pues de otro m anera se corre cipales factores que se deben considerar son la n a tu ­
el riesgo de que se invierta el em puje de tierras, que raleza de los materiales q u e se em pleen, las condicio­
normalmente debe actu ar sobre el m uro en dirección nes en qu e se colocan, los m étodos de colocación, la
in ten sid ad y el procedim iento con q ue se com pactan
y los sistemas de drenaje q u e se instalen.
E l tipo de m aterial y el m étodo de colocación del
-1 relleno afecta mucho a la presión de tierras y al asen­
i..— 17, tam iento de la corona del propio relleno, lo cual
i tam bién suele ser u n pro b lem a de im portancia en
"TjV
las vías terrestres. A n teriorm ente, al presentar el m é­
todo em pírico de T erzaghi se dio u n a clasificación
122 de los m ateriales de relleno q u e debe verse como u n a
LA SECCION
L I-I g u ía general para n o rm ar criterios. Se debe evitar el
uso de arcillas francas y ten d er a la utilización de
suelos no cohesivos perm eables. Las arcillas expansi­
H vas suelen considerarse m ateriales indeseables cuyo
uso no se recom ienda o se prohíbe. E n los casos en
q ue el asentam iento de la superficie del relleno sea
u n factor de im portancia n o se recom ienda el uso de
m ateriales que contengan conchas en grandes can ti­
dades, a u n cuando el co n ju n to tenga u n com porta­
m iento friccionante; b ajo el m ismo requerim iento se
HORIZONTAL
-E d eben evitar tam bién los rellenos mixtos, con m ate­
riales susceptibles de p en e trar u n o en otro, com o po­
d ría ser el caso de m antos d e fragm entos de roca y
)• Muro de celosía. capas de arena fina o de fragm entos de roca coloca­
260 Em puje de tierras

dos directam ente sobre arcillas blandas. E n ambos


ejem plos sería necesaria u n a capa interm edia, de m a­
terial arenoso, q u e funcionase como filtro o como
capa para im pedir la incrustación.
T am b ién se suele exigir a los m ateriales de relle­
no u n bajo índice de susceptibilidad a la congelación
(Ref. 27).
El m aterial ideal es el que lo constituyen arena
y grava o piedra tritu ra d a ; estos suelos tien en alta
resistencia al esfuerzo cortante, son estables, no se
asientan cuando se colocan en forma ap ro p iad a y sus
buenas cualidades perm anecen ante el agua. El m a­
terial q u e se llegue a colocar se debe aproxim ar lo E N E R G IA DE C O M P A C T A C IO N
m ás posible a este m odelo. Con frecuencia el inge­ Kq. c m ./ cm .3

n iero no conoce con precisión las propiedades mecá­ Figura V-23. Relación entre la energía de compactación y ij
nicas de los rellenos que se em plean y éstas se esta­ presión lateral residual para una arcilla limosa
blecen a juicio p ara los fines del cálculo; esta prác­ con w — 14%. Prueba por impactos (Ref. 28),
tica sólo se debe considerar admisible en m uros bajos
con relleno de b u en a calidad, a cubierto de errores y sobre u n a arcilla areno-limosa (CL-ML) con LL =
graves en la apreciación. = 41% e Ip = 14%, de la cual se realizó parte en el
Si h ubiera que usar rellenos francam ente arcillo­ laboratorio y parte en el campo. L a investigación
sos deberá contarse, como ya se comentó, con que el de lab o rato rio se hizo utilizando com pactación estáti­
m aterial pierda su cohesión, pasando a com portarse ca y p or im pactos en u n cilin d ro de 10 cm de diáme­
como u n fluido con el mismo peso volum étrico que tro, provisto de u n dispositivo p ara m edir la presión
el suelo. lateral; se usaron varias hum edades de compactación dón es el in
Se suele exigir q u e el relleno de u n m u ro de re­ com prendidas entre el estado seco y la hum edad óp­ grado de co:
tención que se coloque después de construido éste tim a de cada prueba. Las pruebas de campo se rea­ el relleno.
(lo que constituye u n caso frecuente) se disponga en lizaron haciendo mediciones directas en u n m uro de
capas horizontales o con ligera pendiente descendente escasa altu ra. V-9 A D E M E
a p a rtir del m uro y hacia el interior del relleno. Se En el laboratorio se vio q u e prácticam ente no se
considera aceptable u n espesor de capa del ord en de desarrollaron presiones residuales en las arenas, en Las exea-
20 ó 30 cm (su elta), si bien pudiera ser necesario tanto q u e fueron im portantes en las arcillas. La Fig. pueden cons
usar capas más delgadas (de unos 10 cm) en los ca­ V-23 m uestra las presiones residuales desarrolladas caso sus p ar
sos en que se desee evitar u n intenso trab ajo de com­ en función de la energía de com pactación, para el do que sea <
pactación, según las ideas que se exponen más ade­ caso de pruebas por impactos. los dentro (
lante. L a com pactación de los rellenos aum enta, en Los resultados en p rueba de com pactación está­ con frecuenc
principio, la resistencia al esfuerzo cortante de los tica y dinám ica indicaron q u e las presiones residua­ demasiado e
mismos; dism inuye así la presión de tie rra y hace les son m ucho mayores cuando se com pacta del lado de tender le
d ism inuir tam bién la posibilidad de asentam iento. seco y dism inuyen en form a n otable cuando la hume­ por falta de
P o r o tra parte, h ará descender la perm eabilidad y d ad de com pactación se acerca m ucho a la óptima;
este hecho p udiera tener efectos contradictorios. U n sin em bargo, au n en ese lím ite las presiones fueron
relleno no com pactado se asentará tras el m uro y im portantes en la arcilla.
esto, como ya se com entó, puede afectar la dirección L as Figs. V-24 y V-25 m u estran los resultados de
y la m agnitud del em puje de tierras, haciéndolo cre­ las m ediciones de campo q ü e se hicieron en u na are­
cer extraordinariam ente. na de río y en arcilla lim osa, respectivamente. De
P or todo lo an terio r se podría pensar q u e la com­ nuevo se puede ver q ue las presiones laterales resi­
pactación reporta únicam ente ventajas al relleno. Por duales son m ucho más pequeñas en el caso de las
desgracia ése no es siem pre el caso. C uando el relle­ arenas.
n o se com pacta en form a severa tras el m u ro suelen E n vista de lo anterior, se puede decir que la
producirse deform aciones excesivas en la estructura, com pactación del relleno tras u n m uro de retención
a u n cuándo se tom e la precaución obvia de que el es u n p u n to qu e se debe m an ejar con cuidadoso cri­
eq u ipo pesado de com pactación no circule m uy pró­ terio. T a l vez sea necesaria la com pactación sufi­
x im o al respaldo. Independientem ente de lo anterior, ciente p ara q ue el relleno n o se asiente por su peso
se h a visto, además, qu e después de la com pactación propio o cualquier otro efecto, pero se h a de dar te­
perm anece en el suelo del relleno por lo m enos par­ niendo siem pre en m ente el ev itar q ue se desarrollen
te de las presiones horizontales que se desarrollaron presiones laterales residuales q u e increm enten fuerte­
en el m om ento del proceso. G. F. Sowers et al. (Ref. m ente los em pujes de tierras.
28) h an estudiado con detenim iento la inten sid ad y Si el relleno se construye antes que el m uro de figura V-25.
el efecto de estas presiones residuales. R e p o rtan los retención, parece probable q u e las presiones residua­
resultados de u n a investigación sobre varias arenas les serán m ucho menores q ue si el orden de construc-
r

Ademes 261

0 25
ON

actación y 1¡
arcilla limosa
tos (R ef. 28), I

con L L = P R E S IO N L A T E R A L , K g / c m ? P R E S IO N LATERAL, Kg/cm ?


<Q> S E C A (b ) H U M E D A
p a rte en el
ivestigación Figura V-24. Presiones laterales residuales en función de la profundidad en el respaldo.
tción estáti- Relleno de río a) seco, b) con w = 14% (R ef. 28).
1 d e diáme-
• la presión
mpactación dón es el inverso; desde luego q u e esto dep en d e del a u n sostenim iento p ro v isio n al de las paredes de la
im ed ad óp- grado de con fin am ien to lateral con q u e se com pacte excavación, generalm en te verticales; este rev estim ien ­
np o se rea- el relleno. to p rovisional es la e n tib a c ió n o el adem e.
n m u ro de L a p ro fu n d id a d d e la excavación qu e se vaya a
V-9 ADEMES efectu ar y la n atu raleza d el terren o en q u e se excave
len te no se d efin e n la m ag n itu d d el p ro b lem a e incluso la nece­
arenas, en Las excavaciones o cortes de carácter te m p o ral se sid a d del adem ado y sus características. T e rz a g h i y
las. L a Fig. pueden co n stru ir sin n in g ú n sostenim iento, en cuyo Peck (Ref. 29) h an m en cio n ad o a rb itra ria m e n te la
esarrolladas caso sus paredes d e b e rán tener el ta lu d m ás escarpa­ c ifra 6 m p ara d istin g u ir las excavaciones poco p ro ­
jn,” p ara el do que sea co m p atib le con la estab ilid ad d e los sue­ fundas, en las q ue n o su elen requerirse precauciones
los dentro del tiem p o de utilización. Sin em bargo, especiales p ara el diseño y colocación de adem es, de
:ación está-1 con frecuencia se considera que el riesgo d e u n ta lu d las pro fu n d as, en las q u e se req u ieren estu d io s p a r­
íes residua- demasiado escarpado resu lta elevado y la altern ativ a ticu lares de g ran ex ten sió n y u n a cuidadosa estim a­
ta d el lado de tender los taludes dem asiado costosa o im posible ció n de las presiones d e tierra. T a l vez este criterio
lo la hume- por falta de espacio. E n tales casos se h a de rec u rrir se p u e d a sostener a la lu z de la experiencia p ráctica
la óptim a; y, e n ta l caso, p rác tica m e n te todas las excavaciones
mes fueron adem ad as del cam po d e las vías terrestres caen en el
caso sencillo; ta l criterio se sustentará en lo q u e si­
sultados de gue, en lo q ue se refiere a p ro p o rcio n ar las n o rm as
:n u n a are- ex p erim en tales de diseño a q u e h an llegado los estu ­
tmente. De dios actuales, sin rec o m en d a r u n análisis ex h au stiv o
:erales resi- d e las condiciones p articu la re s de cada p ro b lem a q u e
:aso d e las se a taq u e ; pero en cam b io las norm as ex p e rim en ta­
les de diseño q ue m ás ad e la n te se reco m ien d an p a ra
cir q u e la resolver los problem as específicos qu e se p rese n tan en
i retención las vías terrestres, son p ropuestas algunas veces p o r
dadoso cri­ sus au to res a u n p ara el caso d e excavaciones b astan te
ación sufi- m ás p ro fu n d as de 6 m . S eguir estas norm as en exca­
o r su peso vaciones más superficiales q u izá resulte conservador
d e d a r te- en p rin cip io , pero se estim a q ue tal criterio n o se
desarrollen sale de lo p ru d en te, h a b id a cu en ta de las in certid u m -
iten fuerte- bres y lim itaciones constructivas con q u e se suelen
tra b a ja r esta clase de pro b lem as en las vías terrestres.
1 m u ro de Figura V-25. Presiones laterales residuales en función de la Las excavaciones p a ra alo jar cim entaciones re la ­
íes residua- profundidad en el respaldo. R ellen o de arcilla
tiv am en te superficiales d e puentes o la construcción
le construc- limosa con w = 18% (R ef. 28). d e m u ro s de reten ció n o d e algunas estru ctu ras espe-
262 Em puje de tierras

cíales de subdrenaje que se construyen para estabili* carga de los vecinos y propidando asi mecanismos de
zar grandes masas de tierra, son los casos más comu­ falla progresiva. £n los muros de retendón tiene al­
nes de utilización de ademes en las vías terrestres; gún sentido hablar de la resistenda al esfuerzo cor­
se excluyen los túneles, caso especial de ademado tante del relleno como un conjunto; en un ademado,
que no se trata en esta sección. el procedimiento de excavación, las varladones lo­
Tanto la teoría como la experiencia indican que cales del suelo, los pequeños errores en alineamiento,
para el caso de ademes provisionales no es posible el tiempo, la temperatura y tantos otros factores tie­
sostener la hipótesis de una distribución lineal tri­ nen una influenda tan marcada en las presiones ac­
angular de la presión de tierra, del tipo de la que tuantes que casi es imposible pensar, por lo menos
se maneja cuando se hace uso de las teorías clásicas. por el momento, en una teoría que permita llegar a
Ya se mencionaron los trabajos de Terzaghi en mo­ valores realistas de la presión (en las Refs. 1 y 29 se
delos de estructuras de retención con relleno de are­ podrán ver algunos esfuerzos teóricos para la evalua­
na, para investigar el efecto del movimiento de la ción de presiones laterales en ademes).
estructura en la presión; se vio que cuando el muro En consecuenda, los métodos prácticos de cálcu­
gira en torno a su base la hipótesis de distribución lo de ademes que hoy suelen utilizarse son más bien
lineal de presión concuerda razonablemente con las de naturaleza empírica. En general, se trata de ex­
presiones medidas, pudiéndose considerar cl empuje traer conclusiones de carácter todo lo general que se
como una fuerza aplicada en el tercio inferior de la considere posible de algún problema importante, en
altura del diagrama triangular. Este tipo de movi­ el que se hayan realizado trabajos de instrumenta-
miento es el que ocurre normalmente en un muro de dón y medición de las presiones actuantes (Ref. 31);
retención. Taylor (Ref. SO) complementó estos es­ se obtienen así conjuntos de curvas de distribudón
tudios haciendo girar al muro en tomo a su cabeza; de presión y se puede trazar la envolvente de tales
en tal caso encontró que la distribución lineal tri­ curvas, lo que propordonará una norma conservado­
angular se aparta definitivamente de la presión me­
ra de diseño para el caso medido. En printipio será
dida, obteniéndose una distribución parabólica, con
más problemática la extrapolación de tales envol­
máximo aproximadamente al centro de la altura del
ventes a casos diferentes del especifico que las pro­
elemento de retención, de modo que el empuje final
dujo, y la posibilidad de extrapolar dependerá no
resultante es notoriamente mayor que el que corres­
sólo de la representatividad del caso medido, sino
pondería a un análisis con las teorías clásicas.
también del éxito que se haya tenido en el estable-
Este útimo tipo de movimiento es precisamente
el que por lo general se debe esperar en el ademe de amiento de las condusiones y del criterio que presi­
una excavación. Lo usual es que se vayan colocando da el trazado de la envolvente.
puntales a medida que la excavación progresa, por Las primeras medidones en arenas a gran escala
lo que la cedencia del terreno va estando más restrin­ se realizaron en el ferrocarril subterráneo de Berlín
gida en la parte superior de la excavación que en la en 1936 (Spilker, Ref. 31) y en el de Nueva York,
inferior. Esta es una diferenda fundamental entre un en la misma época (White y Prentis, Ref. 32); de
muro de retención y un ademe. Otra es que un muro estos estudios se obtuvo básicamente la idea de que
de retendón es una unidad estructural y falla como las presiones tenían una distribudón uniforme o tri­
tal, en tanto que un ademe puede fallar individual­ angular. A condusiones similares llegó Klenner en
mente, casi pieza por pieza, produciendo cada miem­ 1941 (Ref. 31 y Fig. V-26) para el caso de arenas, a
bro que se rompe (por ejemplo un puntal) la sobre­ partir de estudios hechos en Berlín y Munich.

CORTE ESQUEMATICO ENVOLVENTES OE PRESION OE TIERRAS SOBRE ADEMES

K LEN N E R , 1941 TERZAGHI, 1941 TSCHEBOTARIOFF, 1951

tAet t
z t
_ARTiCULAOON
0.7 H
- m csio n

i
MM
0¿H /

02 y H

SUELO 6RANULAR PA * 1/2 i H2 Ka


• 1/2 |H* !«•* (45*- *2 )

Figura V-26. Envolvente de presiones de tierra en ademes que retienen arena (R ef. S I).
Ademes 263

mismos de CORTE ESQUEMATICO ENVOLVENTES DE PRESION OE TIERRAS EN ADEMES


i tiene 4
.'uerzo cor. q ÍK A N E , 1961) PECK, 1942 TSCHEBOTARIOFF, 1 9 5/ KANE, 1961
ademado, r
iciones lo.
va
leamiento, Q3H
ictores tie-
y
esiones ac-
lo menos Cu 0.7 H
;a llegar a
i
1 y 29 se t__UBRE
la evalúa- KiMsmv
2P»
___ H____
de cálcu-
más bien
ita de ex­ ' SUELO COHESIVO PA = 1/2 í H • K* ARCILLA DURA! d = H PA s K aII/2 y H +quH)
ral que se = 1/2 H2- 2 CuH ARCILLA MECHA: d =025H Ka * TEORICAEN Hf(folio)
Cu - RESISTENCIA EN ARCILLA SUAVE , d =0 <)U = RESISTENCIA ALA _
ríante, en
PRUEBANODRENADA COMPRESION SIMPLE.
>trumenta-
(Ref. 31); Figura V-27. Envolventes de presiones de tierra en ademes que retienen suelo cohesivo (R ef. 31).
stribución
e de tales
Dnservado- A p a rtir de estudios que hizo en el ferrocarril o tra proposición de envolventes, tan to p ara el caso
icipio será subterráneo de Berlín (suelos arenosos), T erzaghi de arenas como p ara el de arcillas (Ref. 35, Figs. V-26
les envol- desarrolló la envolvente de diseño q u e aparece en la y V-27). Skem pton y W ard (Refs. 36 y 37) discutie­
e las pro- Fig. V-26 y que ha sido m uy utilizada en la práctica ro n con base en u n caso práctico la posibilidad de la
inderá no profesional en todas partes (Ref. 1 y 29). redistribución de presiones desde la form a triangular
Jido,' 'sino Las prim eras medidas en suelos arcillosos fueron a la parabólica. Concluyeron que, teóricam ente, debe
el estable- realizados por Bruggen en R o tterd am (Ref. 31). Pos­ haber tal d istribución en arenas, pero qu e ésta debe
qu e presi- teriormente, Peck reportó u n conjunto muy com ple­ ser muy pequeña o n u la en arcillas.
to de inform ación proveniente del ferrocarril subte­ L a Ref. 31 contiene dos diagramas propuestos por
ran escala rráneo de Chicago (Ref. 33, Fig. V -27). De estas o b ­ el autor para los suelos especiales que se m encionan;
de Berlín servaciones salió no sólo la envolvente de presiones h an sido elaborados con base en u n a g ran parte de
eva York, para diseño q u e se muestra, sino u n método an alíti­ la inform ación de cam po disponible. A m bas distri­
• 32); de co para cálculo de estabilidad, fundado en la h ip ó ­ buciones se m uestran en las Figs. V-28 y V-29.
-d de que tesis de u n a falla circular que se extiende hasta el Bjerrum y E ide (Ref. 38) estudiaron el funda­
rm e o tri- fondo del corte. U n análisis teórico muy com pleto m ental problem a de la falla de fondo, qu e h a sido
lenner en de los datos de Peck fue realizado tam bién por Wu causa de muchos colapsos d e excavaciones ademadas.
arenas, a (Ref. 34). T schebotarioff ha llegado por su p arte a E n la Ref. 39 po d rá tam bién verse u n estudio deta-
¡ch.

~ r H '= A ltu ra del corte


0.25 H
1951
¡f = peso volumétrico del suelo

Cu = Resistencia de la arcilla en
prueba no drenada.

0.75 H Ka = (l- m • & )

m = Factor de reducción <1.0.


Apliqúese cuando N=tv||
- > 3o'4

Figura V-28. Envolventes de presiones de tierra en ademes que retienen artillas suaves y
medias (R ef. 31).
264 Em puje de tierras

y.10 L A 1
H = A ltu r a del corte

En épo
= Peso volumétrico del suelo
„n nuevo i
La presión ma'xima de diseño
varía entre 0.2 JH y 0 .4 $ H .

El valor mínimo se usa cuando


el movimiento del ademe es mínimo
y el período de construcción es pequeño

Figura V-29. Envolvente de presiones de tierra en ademes que retienen arcilla dura (Ref. 31).

liado y análogo de este tip o de falla. El procedim ien­ En la Ref. 1 se trata som eram ente el concepto
to propuesto por B jerrum y E ide se m uestra en la del “arq u eo ” de suelos, m encionado p or Terzaghi,
Fig. V-30. muy ú til p ara im aginar los mecanismos de redistri­
Las Refs. 40, 41, 42, 43, 44 y 45 se consideran de bución de esfuerzos que se presentan en los ademes,
interés especial para el lector que desee profundizar por ejem plo en tre las partes de suelo apuntaladas y
en el tem a que se trata en esta sección. C onviene des­ sus vecinas, m ás libres.
tacar el interés especial de la Ref. 31.

CORTE ESQUEMATICO

L = L o n g itu d de lá excavación
Cu= R esistencia del suelo en prueba
no d re n a d a .

q = S o b re c a rg a

F a c to r de seg u rid ad c o n tra f a lla de


f o n d o : F = Nc c »
JH+q

NUMERO DE ESTABILIDAD, Nc

Figura V-SO. Análisis de falla de fondo (Re&


31, 38 y 39).
T
La tierra armada 265
y.10 LA TIERRA ARMADA como elementos de construcción. Por su similitud
con la forma de trabajo en conjunto entre un con­
creto convencional y su acero de refuerzo, el nuevo
En épocas relativamente recientes ha aparecido sistema ha recibido el nombre muy sugestivo de tie­
un nuevo sistema para utilizar los materiales térreos rra armada.

TIRASDEREFUERZO

si concepto
r Terzaghi,
de redistri-
los ademes,
a) Muro de Retencio'n de tie rra armada
unialadas y

c).

fo n d o (R efe
266 Em puje de tierras

Las Refs. 46 y 47 son contribuciones com pletas Estos estudios han tenido lugar en Francia en las ideas q i
de los autores del nuevo sistema, en las que se deta­ forma casi única, hasta donde llega el conocí, e| caso co m
lla el uso del mismo y se d an sus principales aplica­ m iento de los autores de este libro. brio de la c
ciones y las técnicas de cálculo. peso W, co
La tierra arm ada es u n a asociación de tierra y ele­ De los análisis y estudios anteriores parece con. acdón R , re
m entos lineales capaces de soportar fuerzas de ten­ cluirse qu e existe riesgo de q u e se presente una falij dón a lo 1
sión im portantes; estos últim os elementos suelen ser de cualquiera d e los tres tipos siguientes: en direcciór
tiras m etálicas o de plástico. El refuerzo de tales tiras fuerzas de i
d a al conjunto una resistencia a tensión de la que el 1. U n a falla en la cual la tierra arm ada colapsj horizontal,
suelo carece en sí mismo, con la ventaja adicional de como u n conjunto, sin deform ación importan­ iígono d in á
qu e la m asa puede reforzarse única o principalm ente te d e n tro de sí misma. Esta falla puede ocurrir valor de T .
en las direcciones más convenientes. La fuente de por deslizam iento o volcadura y es análoga a mero neces;
d o n d e em ana esta resistencia a la tensión es a fin la de u n m uro de retención convencional que la A-C, p er
de cuentas la fricción in te rn a del suelo, puesto que falle por las mismas causas. sentarse.
las fuerzas que se producen en la masa se transfieren Para p r
2. Falla p o r deslizamiento de la tierra en rela­
del suelo a las tiras de refuerzo por fricción. Tmáx. e n tre
ción a las tiras de arm ado, acompañada de
E n la Fig. V-31 se m uestra esquem áticam ente u n u n a desorganización d en tro del cuerpo de tie­ dso hacer
m uro de retención hecho con tierra arm ada y se rra arm ada. fuerzas d e
ilu stran algunas de las posibles aplicaciones de este propone q i
m aterial. 3. F alla p or ro tu ra de las tiras de refuerzo, que guiar, con
L a estabilidad de un m u ro de retención q u e se parece estar asociada a m ecanismos de falla tensión ceri
construya con tierra arm ada debe com prender p rin ­ progresiva. ce el esfuei
cipalm ente dos clases de análisis. E n prim er lu g ar el tiras de ref
general del elemento como u n conjunto, que no será En lo referen te a com portam iento de estructuras dón vertic;
diferente del de un m uro convencional del tipo de reales, cabe el com entario hecho p o r los autores de de tensión
gravedad. E n segundo lu g ar h ab rá que hacer u n an á­ estas técnicas (Refs. 46 y 47) de q u e existe una ra­ tro de long
lisis de estabilidad interna, principalm ente encam i­ zonable concordancia entre los resultados del análi­ H a de
n ado a definir la longitud de las tiras de refuerzo y sis teórico y del com portam iento de los modelos con do, toman<
su separación horizontal y vertical para garantizar el de los p rototipos construidos. dirección i
q ue no se produzca el deslizam iento del m aterial té- U n p u n to im portante q u e se d eb e considerar es presión n o
rreo respecto a las tiras. A dem ás será necesario verifi­ sin d u d a la elección del m aterial térreo q u e haya de cada p o r e’
car otros aspectos secundarios, pero muy im p o rtan ­ usarse. H asta el presente siem pre se h a escogido en­ mal total
tes, tales como el riesgo de corrosión en el caso de tre los de n atu raleza friccionante y se estima que por 2 vece
tiras m etálicas o proporcionam iento de algún elem en­ falta investigación en el uso de m ateriales puramente el suelo, c
to frontal, que al cu b rir la superficie expuesta del cohesivos. Sin em bargo, se h an construido estructuras las tiras p
m uro de retención im pida la fuga de la tierra entre con contenido de finos que pasaron la m alla N? 200 al suelo. I
las tiras de refuerzo. El d ren a je se deberá p lanear del orden de 10 y 20 %, usando m ateriales naturales, la fuerza
con las mismas ideas q u e en los muros convencio­ sin procesos especiales de fabricación. cuenta del
nales. La Fig. V-32 perm ite establecer u n procedimiento lineal del
H asta ahora se h an hecho tres tipos de estudios propuesto p o r Schlosser y V idal (Ref. 46) para eva­ papel. L a
diferentes en relación con la tierra armada. luar la estab ilid ad interna de la m asa de tierra ar­ dón m ás <
mada. en la d in
1. Estudios con vistas a elaborar métodos de d i­ Se recom ienda para la masa d e tie rra arm ada una factor 2 q
seño. P or lo general se ha procurado aplicar al sección pró x im a a la rectangular, en la q ue el ancho las tiras y
caso la m etodología disponible, con aplicación (en perfil) sea del orden de la a ltu ra del muro. arrolla tai
de las teorías tradicionales del em puje de La superficie A-C lim ita u n a c u ñ a de tierra ar­ inferior d<
tierras. mada, cuyo eq u ilib rio se puede analizar extendiendo L a estz
da puede
2. Estudios de modelos bidim ensionales en el la­ de R an k ir
boratorio, en los q u e la tierra se ha represen­ venrionalf
tado por medio de b arritas metálicas de lo n ­ presenta i
g itu d relativam ente g rande en com paración
con su diám etro. Las tiras de arm ado se h an
hecho con el mismo m aterial usado en los pro­
totipos. Se trata principalm ente de modelos
cualitativos y en ellos se estudiaron, sobre
todo, los tipos de falla susceptibles de pre­
sentarse.
3. M ediciones en prototipos construidos p ara re­ Figura V-32. Análisis de la estabilidad interna de una masa
solver problem as específicos de vías terrestres. de tierra armada (R ef. 46).
La tierra armada 267

las ideas que presiden el método de Coulomb para


el caso convencional de empuje de tierras. £1 equili­
brio de la cuña depende de las siguientes fuerzas: el
peso W, conocido en magnitud y posidón, la re-
acción R , resultante de los efectos normales y de frie­
dón a lo largo de la superfide A-C, conodda sólo
en direcdón, y una fuerza T, resultante de todas las
fuerzas de tensión en las tiras de refuerzo, que será
horizontal. Con estas ideas, puede construirse el po­
lígono dinámico de la cuña, lo que propordonará el
valor de T. Un análisis de tanteos, utilizando el nú­
mero necesario de superfides de deslizamiento como
la A-C, permitirá evaluar la susceptible de pre­
sentarse.
Para proseguir el análisis y distribuir la fuerza
rm tv entre las diferentes tiras de refuerzo, será pre- Una aplicadón de tierra armada.
dso hacer una hipótesis sobre la distribudón de las
fuerzas de tensión en dichas tiras. En la Ref. 46 se
propone que esta hipótesis sea de distribudón trian­ hilera i-ésima, a la profundidad H i, siendo A H el
gular, con la máxima tensión en la tira más baja y espesor de relleno que corresponde a cada hilera de
tensión cero en la más alta. De esta manera se cono­ tiras de refuerzo.
ce el esfuerzo de tensión actuante en cada hilera de El peso de la tierra armada en la profundidad H i
tiras de refuerzo, el cual, multiplicado por la separa- se considera como sobrecarga actuando en ese nivel.
dón vertical entre las hileras de tiras, dará la fuerza Si KÁ es el coeficiente de presión de tierra con que
de tensión que ha de tomar cada hilera (por me­ se aplica la teoría de Rankine, dicha sobrecarga pro­
tro de longitud de muro). duce un empuje:
Ha de considerarse ahora cada hilera por separa­
do, tomando en cuenta el ancho de las tiras en la E , = KÁq A H
direcdón normal al plano del papel. Se conoce la
presión normal actuante en la tira, la cual multipli­ Además, a la profundidad H i y en el espesor AH
cada por el área de la propia tira dará la fuerza nor­ actuará un empuje que vale, según la Teoría de Ran­
mal total actuante sobre ella, y ésta, multiplicada kine y considerando al suelo como puramente fric-
por 2 veces el coefidente de friedón entre la tira y donante:
el suelo, dará finalmente la fuerza de tensión que
las tiras pueden soportar sin deslizamiento relativo
al suelo. Este es el valor que ha de compararse con
la fuerza de tensión actuante en cada tira, habida
cuenta del número de tiras que entran por metro El empuje total al nivel H i será entonces la suma
lineal del muro en la direcdón normal al plano del de los dos valores anteriores; se considera aplicado
papel. La secuela anterior permite tantear la separa- sobre la tira de refuerzo y representa el valor que ha
dón más conveniente de las tiras de refuerzo, tanto de ser neutralizado por la friedón que se desarrolle
en la direcdón vertical como en la horizontal. El entre el suelo y la tira de refuerzo, calculada esta úl­
factor 2 que se puso al coefidente de friedón entre tima como se vio anteriormente en la aplicadón del
las tiras y el suelo obedece a que la friedón se des­ método de Coulomb.
arrolla tanto en la superfide superior como en la Mucho falta por investigar en torno a la tierra
inferior de la tierra. armada y, concretamente, a la aplicación de las teo­
La estabilidad interna de la masa de tierra arma­ rías clásicas de empuje de tierras a su cálculo. Por
da puede también analizarse con base en la Teoría ejemplo, se ha discutido cuál debe ser el valor del
dé Rankine, tal como se aplica a los problemas con- coefidente de empuje de tierras que se utilice en el
vendonales de empuje de tierras. En la Fig. V-SS se último método de cálculo descrito, puesto que las ti­
presenta un croquis en que se ve la situadón de la ras de refuerzo y la cobertura que se coloca sobre la

= =
iÜ Ü Ü iÜ g}•'
r
0
ah: Figura V-SS. Otro método para »n»i>nr u
estabilidad interna de la tie­
rra armada (Ref. 46).
268 Em puje de tierras

tie rra en el frente del m uro parecen lo suficiente­ 5 = ángulo de inclinación del empuje, con reb
m ente fuertes como' p ara producir u n a fuerte restric­ 2
cion a la norm al al m u ro = - cp = 20 °.
ción a la deform ación lateral del conjunto y, por 3
tanto, parece difícil poder garantizar que el coefi­ Y = peso volum étrico del relleno = 1.8 T/ms
ciente de em puje de tierras llegue al valor m ínim o. 0 = lo prim ero que puede calcularse es el &.
Se h a propuesto utilizar K 0, correspondiente al esta­ guio de inclinación del em puje, con relación
do de reposo, por lo m enos en la parte superior del a la vertical = 65° 30'. Se obtiene gráfica,
m uro, pues en la inferio r actúan esfuerzos cortantes m en te en la Fig. V-A. 1 .1.
horizontales mayores, bajo los que el suelo puede de­
form arse más. El m étodo perm ite llegar fácilm ente al valor mi
Es im portante definir cuál debe ser el ángulo de xim o del em p u je que ejerce u n relleno arenoso con­
fricción que se considere en tre las tiras de refuerzo tra u n m uro. Es general y se aplica a u n relleno de
y el m aterial friccionante que constituye el suelo. form a cu alq u iera; su descripción se refiere a la Fi?
P ara fom entar el desarrollo de la m áxim a fricción V-A. 1.1.
se h a recurrido al uso de m ateriales finam ente corru­ P or el p u n to A , de la base del m u ro se trazan la
gados, que han dem ostrado que fallan a lo largo de línea <p y la 0; la prim era form an d o u n ángulo de 30°
superficies ligeram ente fuera de la tira, d en tro del con la h o rizontal y la segunda a u n ángulo de 65° 3(y
m aterial friccionante, com portándose éste com o soli­ con la an terio r.
d ario de la tira entre las corrugaciones. De esta m a­ A continuación, se escogen diferentes planos hi­
n era es razonable considerar en este caso u n ángulo potéticos de deslizamiento A b lt A b 2. . . etc. El peso Vei
de fricción igual al de resistencia del m aterial fric­ de las cuñas d e deslizam iento se calcula multipli-
cionante. E n cambio si la tira es lisa, el valor del cando su área p o r el peso específico 1 .8 T /m 3, déla
ángulo de fricción entre ella y el m aterial friccionan- arena q u e constituye el relleno (considerando una

te puede ser tan bajo como - .


$ dim ensión u n ita ria en la dirección norm al al plano
del p a p e l) .

O tro punto que ha de definirse con cuidado en W j = ° 7 °2 X 3 X 1 .8 = 1 .8 5 T /m


el fu tu ro es el de la com pactación conveniente al
form ar u n a masa de tie rra arm ada. Desde luego u n
acom odo conveniente aum entará la fricción in te rn a W 2 = 1 ,5 5 X S X 1 .8 == 4 .1 9 T /m
de los rellenos y dism inuirá el riesgo de desorganiza­ 2 1
ción del conjunto por asentam iento, pero u n a com­ 9ci; v s Ahora, co
pactación excesiva podrá en tra ñ ar riesgos todavía W3 = ~ — ------- X 1.8 = 6 .8 9 T /m
por ejem plo,
más graves, pues presiones residuales de com pacta­ porcional al j
ción p o d rían deform ar m ucho el frente del m u ro o, n c v s
W 4 = —-------------- X 1 . 8 = 8 .5 0 T /m
ángulo en A 2
p o r lo menos, dism inuir seriam ente la eficiencia de Evidentement
2
las tiras de armado, obligándolas a invertir g ran p ar­ es P — <p, sie
te de su efecto en contrarrestar dichas presiones pa­ 4 .0 0 X 3
W 5 = ------------------X 1.8 = 1 0 .8 0 T /m deslizamiento
rásitas.
ángulo A a2 c
4 .8 4 X 3
la Fig. V-Á.l
Anexo V-A W 6 = ------------------X 1.8 = 1 3 .0 5 T /m que el lado a
de fuerzas; p<
Ejercicios de Aplicación 5 .6 0 X 3 porcionales y
W 7 = ------------------X 1.8 = 1 5 .1 5 T /m zas escogida.
V-A.l EJEMPLO DE APLICACION DEL METODO 2 1
Puede tra:
GRAFICO DE CULMANN A RELLENOS A u n a escala de fuerzas conveniente, estos pesos puntos c, o b t
“FRICCIONANTES” (Ref. 1) se llevan, a p a rtir de A sobre la “lín ea <p” ; así se ob­ empujes” o
tienen los p untos aj, a2. .. etc. "línea <p” , ta
Se aprovechará este ejem plo de aplicación para Por estos últim os puntos se trazan paralelas a la calcular el er
hacer u n a breve descripción del m étodo gráfico de “línea 0” h asta cortar en los p untos Ci, c2. ■■ etc. a los terpretado a
C u lm ann, ya que dicho m étodo no fue tratad o en la respectivos planos de falla de las cuñas. Los segmentos do c el p u n t
exposición del texto. E l m étodo es u n a aplicación a, c¡, a2 c2. . . etc. representan, a la escala de fuer­ de C ulm ann.
gráfica de la T eo ría de C oulom b y perm ite resolver zas usada, los em pujes que produce cada u n a de las E n este c
el problem a sin necesidad de tanteos en rellenos are­ cuñas arb itrariam en te escogidas. E n efecto, en la sec­ L a línea
nosos. ción (b) d e la Fig. V-A. 1.1 aparece u n triángulo de plano de de:
Los datos correspondientes al m uro y al relleno fuerzas correspondiente a la cu ñ a A B b 2. El empuje E mo em puje.
arenoso son los siguientes (Fig. V-A. 1.1) : y el peso W form an el ángulo 0, puesto que éste, por El métod
definición, es el ángulo form ado p or £ y la vertical. al em puje m
H = altu ra del m uro = 3.00 m. E ntre la reacción a lo largo del plano de falla, F, y un relleno
<p = ángulo de fricción in te rn a del m aterial are­ W se form a el ángulo P — <p, siendo p el que forma de intensida
noso = 30°. el plano de deslizam iento con la horizontal. longitud; en
r

Ejercicios de aplicación 269


je, con relj.
= 20 ° .

1.8 T /w
;e es el %
con relación
ene gráfica.

il valor mi
irenoso con-
i relleno de
re a la Fig,

se trazan la
guio de 30°
d de 65° 30'

planos hi-
:tc. El peso
!a multipli-
T/m3, de la
arando una
al al plano

'm

’m

Ahora, considérese el triángulo A a2 c2, ligado, El procedimiento a seguir es totalmente análogo


m por ejemplo, a la misma cuña deslizante. A a2 es pro­ al descrito antes con la diferencia de que a la dere­
porcional al peso de la cuña, W , por construcción. El cha del plano A b \ definido por la posición de q,
ángulo en A 2 es 0 por ser a2 c2 paralela a la “línea 0”. debe llevarse sobre la “línea <p” no sólo el peso de
m
Evidentemente, el ángulo en A, del triángulo A a2 c2, la cuña deslizante, sino, sumando, el valor de q a la
es 3 — cp, siendo p el ángulo que form a el plano de misma escala de fuerzas usada. Precisamente en la
m deslizamiento A b2 con la horizontal. Entonces el tri­ línea A b \ la curva de C ulm ann deberá presentar una
ángulo A a2 c2 es semejante al 123 de la parte (b) de discontinuidad por efecto de la sobrecarga.
la Fig. V-A.1.1. Com parando esos triángulos, se ve
m que el lado a2 c2 es el homólogo de E en el triángulo W2 + q = 4.19 + 2.00 = 6.19 T /m
de fuerzas; por lo tanto esas dos magnitudes son pro­
porcionales y c2 a2 representa a £ a la escala de fuer­ W3 + q = 6.89 + 2.00 = 8.89 T /m
m zas escogida.
Puede trazarse u n a línea que contenga a todos los W< + q = 8.50 + 2.00 = 10.50 T /m
estos pesos puntos c, obtenidos según se vio. Esta es la “línea de
; así se ob- empujes” o línea de Culmann. U na paralela a la
W B + q = 10.80 + 2.00 = 12.80 T /m
“línea <p”, tangente a la línea de Culm ann, permite
alelas a la calcular el em puje máximo como el segmento ac, in­
. etc. a los terpretado a la misma escala de fuerzas usada y sien­ W e + q = 13.05 + 2.00 = 15.05 T /m
segmentos do c el punto de tangencia resultante sobre la línea
a de fuer- de Culmann. W 7 + q = 15.15 + 2.00 = 17.15 T /m
una de las En este caso el em puje E resultó de 3 T /m .
en la sec- La línea Ac, prolongada hasta b, proporciona el El em puje E', dado por el segmento a' d es el
iángulo de plano de deslizamiento más crítico, ligado al máxi­ m áxim o considerando la sobrecarga, m ientras que
em puje E mo empuje. el segmento a c sería el em puje máximo, si no h u ­
e éste, por El método de Culm ann perm ite tam bién llegar biese sobrecarga. En el ejem plo el empuje E' resul­
la vertical, al empuje m áxim o producido por la combinación de tó de 4 T /m .
falla, F, y un relleno “friccionante” y u n a sobrecarga lineal Si la sobrecarga estuviese situada a la derecha
que forma de intensidad q unidades de fuerza por unidad de de b" ya no ejercería efecto, pues en tal caso el
1. longitud; en este caso q = 2 T /m (Fig. V-A.1.2). em puje sería igual al m áxim o obtenido con la línea
270 E m p u je de tierras

tro de gra
en un pu
empuje E
Si hay
tí , p a ra 1
do E' -
como se i
tercio sup
tersección
por q, co
ción con
perficie c
por qi ( í
El mé
el cálculo
lleno arei
son idénti
debe aho:
horizontal
Vertical

V-A.2 CA
Figura V-A-1.2. El método de CO
Culmann cuan­
do existe una
sobrecarga li­
Se p rt
neal. 10 m de :
desplanta!
rraplén s
pactada,
de C ulm ann pun tead a; desde luego la línea cc" se xim ación, siguiendo las reglas que se d etallan en la <¡> = 30°,
h a trazado paralela a la “línea q>”. Fig. V-A. 1.3.
Ss = 2.4
El p unto de aplicación del em puje m áxim o tam ­ Si no hay sobrecarga lineal una paralela a la
bién se obtiene gráficam ente y con suficiente apro­ superficie de deslizam iento crítica A b p o r G, cen-

2. Cal
cor
el
do
per

3. Cal
ran
res]

Figura V-A-1.3. Punto de aplicación del empuje según el método de Culmann.


Ejercicios de aplicación 271
tro de gravedad de la cuña deslizante, corta el m uro Las características del m aterial del filtro son las
en un pun to en q u e puede considerarse aplicado el siguientes: c = 0 T o n /m 2; = 32°; yd = 1700 kg/
empuje E (Fig. V-A. 1.3). m3; Ym = 1900 k g /m 3; Ss — 2.6.
Si hay sobrecarga, a la fuerza an terio r se añadi­
rá, para fines de diseño, otra, AE, calculada restan­ Solución:
do E' — E, en este caso igual a l T / m , obtenida
como se indica en la Fig. V-A. 1.2, y aplicada en el Se supone un a geom etría aproxim ada de la za­
tercio superior del segmento f f en el que f es la in­ p ata de cim entación del m uro, cuyas dim ensiones
tersección de u n a paralela a la “lín e a cp”, trazada afectan los cálculos d el em puje.
por q, con el respaldo del m uro y f es la intersec­
ción con el m ismo plano de u n a paralela a la su­
perficie crítica de deslizamiento, trazada tam bién 1. Considerando el suelo seco:
por qi (Fig. V-A. 1.3).
El m étodo de C ulm ann puede em plearse para a. M étodo de C oulom b
el cálculo del em puje pasivo ejercido contra u n re­
lleno arenoso. E l procedim iento y su dem ostración Se analiza el eq u ilib rio de la cuña deslizante, su­
son idénticos, con la diferencia de q u e la “línea cp” poniendo varios valores del ángulo p. Se calcula el
debe ahora dibujarse form ando ese ángulo con la peso de la cuña W y los valores de c y c' p ara u n a
horizontal, pero hacia abajo. fra n ja de u n m etro en el sentido paralelo al m uro.

b (H + H ,)
W = — --------- -- y /, C = el; C '= (H + H t) c
V-A.2 CALCULO DE UN MURO DE RETENCION
1 método de CON DIVERSAS VARIANTES
ulmann cuan- % P ara P = 52° 30'
o existe una
)brecarga 1¡-
Se pretende constrüir un m uro de concreto de
eal. 10 m de altu ra para soportar u n terrap lén de 12 m, 9.20 (10 + 2)
desplantado sobre terreno resistente y plano. El te­ W = 1.8 = 99.4 T o n
rraplén se construirá con una are n a lim osa com­
pactada, cuyas características son c = 1 T o n /m 2, C = 1 X 15 = 15 T o n
tallan en la <¡> = 30°, y¿ = 1 800 kg/m 3, y m = 2 000 k g /m 3 y
Ss = 2.4 (Fig. V-A.2.1). V = (10 + 2) X 1 = 12 T o n
xalela a la
por G, cen­ 1. C alcular el em puje del relleno sobre el m uro Con estos valores y las direcciones de las fuerzas
por los m étodos de Coulomb, R a n k in e y T e r­ R y Ea se construye el dinám ico, donde se define la
zaghi considerando el relleno seco. m ag n itu d de Ea.
2. C alcular el em puje del relleno sobre el m uro Ea = 20 T o n s/m
considerando u n nivel freático a 5.8 m sobre
el desplante del m uro, u tilizando el méto­ de otros tanteos se o b tien en los siguientes valores:
do de R a n k in e y considerando el m uro im­
perm eable.
p Ea

45° 18 T o n /m
O
O

19 T o n /m
52° 30' 20 T o n /m
55° 20 T o n /m

encontrándose que el valor m áxim o del em p u je es de


E a = 20 T on.

b. M étodo de R a n k in e

De acuerdo con la teoría de R ankine, el em puje


activo vale:

Ea = — yd (H + H , y - ~ ^ = (H -f H ,)
2N+ y /N j,
272 Em puje de tierras

Figura V-A-2.2. Método de Coulomb.


Relleno seco.

donde: Para el caso H X¡H = 0, K v = 0 por lo que


Év = 0.
30° Para el cálculo final del muro, el valor obtenido
N f = tan2 (45° + —) = tan* ^ 4 5 ° + ■
para el empuje deberá combinarse con el peso del
= tan* 60° = 3 relleno sobre la zapata de cimentación del muro.

1 2. Cálculo del empuje considerando un nivel


£. — — — 1.8 (1 0 + 2 ) * - (1 0 + 2 ) = freático a 5.80 m sobre desplante del muro.
2 X 3 V 3

= 43.2 - 13.8«» 29.4 Ton/ra Método de Rankine


De acuerdo con la teoría de Rankine, el empuje
Ea = 29.4 Ton/m
en estas condiciones valdrá:

c. Método scmicnipírico de Terzaghi


e * = s2Né
i - r - ( « + - **> ’ + y - <« +
De los tipos de suelo se elige el que corresponde
al suelo con el que se construirá el relleno que, tra­
tándose en este caso de una arena limosa, es el
+ H , — H>) H , + y » , 1+ 1r . H . *
Tipo II.
donde:
£1 empuje valdrá:
y m *= 2 Ton/m8; y¿ 83 1*8 Ton/in*; Sí = 2.4

E„ = \ kb +
10 n
2 m

Se calcula el valor de la relación H x/H que en H2 * 5.8 m


este caso es igual a cero puesto que H x = 0.
ty = 3
Se trabaja en la gráfica correspondiente con este
valor y se obtiene el valor: = 1 Ton/m*

Kg = 600 Kg/m* Se determina y7* (Fig* V-A.2.3).

por lo que:
- s —
En “ i 600 (10 + 2)* * 43,200 Kg/m 1.8 + 0.25
y^ t. * - 1 ^ “ 1 = 2 .0 5 0 - 1 -
E„ *=» 43.2 Ton/m = 1.05 Ton/m*

Copyrighted material
E jercicios de aplicación 273
3. C álculo d el e m p u je considerando flu jo esta­
b lecido h acia u n filtro vertical adosado al res­
0.2 p a ld o d el m u ro .

Se traza la re d d e flu jo según se m u e stra en la


Fig. V-A.2.4 y se ca lcu lan los valores de las subpre-
1.8 siones:
„ 5.3 X 2.6
U = -------------= 6.9 T o n /m
2

2.6 X 3
Figura V-A-2.3. Esquema de cálculo U' = 3.6 T o n /m

por lo q u e e l e m p u je vald rá : Se calcula el pesó de la cuña

- „ 1 o /in -i. 9 — f; 2+ 9.12 X 12


£, = - T 3 2 ( 10 + 2 - 5 -8> 2 + ?
W = = 109.5 T o n /m
3 2 00 + 2 -
> de Coulomh.
3 seco.
- 5 .8 ) 5 .8 + ^------- -- 1 .0 5 X 5 . 8 2 +4-
2 X 3
i2 1 X 5 .82 y los valores de la cohesión en la superficie d e falla y
e n la superficie v ertical sobre la q u e se está calcu­
p o r lo que 2 la n d o el em puje; e n am bos casos se considera u n a
E, = í (6.2)» + | 6.2 X 5.8 + 5.8= + i 5.8» cohesión n u la b ajo el n iv e l freático:
3
lo r obtenido
e l peso del EÁ = 12.8 + 24.0 + 5.88 + 16.8 = 59.48 T o n /m L = 15.1 - 5.3 m 9.8; C L = 1 X 9.8 = 9.8 T o n /m
le í m uro.
EÁ = 59.48 T o n /m U = 12.0 - 3.0 = 9.0; C L ' = 1 X 9.0 = 9.0 T o n /m

lo u n nivel
e d e l muro.

2, el empuje

, (H +

, H 22

is = 2.4
274 Em puje de tierras

Con los valores de U, U ', W , CL, C L' y las direc­ 1. Se analiza la falla en la cu al la estructura dc
ciones de ía reacción R y del em puje Ea, se construye tie rra arm ada sufre u n colapso como conju nt0
el dinám ico de la parte (b) de la figura, con lo que
qu ed an definidas las m agnitudes de la reacción R y Las ecuaciones de eq u ilib rio de fuerzas y momen
del em puje Ea; el resultado es: tos p u ed en escribirse:

R = 80 T o n s/m
W = y ( a + b)
r , i
= — W +
6 Pe'
~~L~
Ea = 28 T o n s/m De donde
L2 i r 6 Pe 1
P e = ( b - a) a = — w —

4. Comentarios. 12 l L

a. Como puede verse, si no se considera el Tierra A rm ada


efecto del agua, los métodos de C oulom b y
de R an k in e conducen a em pujes del mis­ 1
P ara el problem a propuesto P = - K Ay H 2 y e
mo orden de m agnitud, au n q u e en este
caso el de R a n k in e dio u n resultado 50% H ,
= — , p o r lo q ue se puede escribir:
mayor, por no considerar idealm ente lisa la
superficie sobre la que se calcula el em puje. Ti = K a
b = yH 0
b. Al considerar el efecto no neutralizado del q = yH
agua, el em puje sube mucho (en el orden
de un 100 % ).
1+ k A~T I I = 1.6 X 10 i + o
*(5 ) T¡ = 0.1Í

c. Si se le proporciona al m uro u n drenaje b = 21.28 T o n /m 2


Para dife
adecuado, el em puje vuelve a b ajar a valo­
res del mismo orden que los correspondien­ a — yH •
tes al suelo seco.
1 ~ k a ! « ( § ) ■ _
d. El m étodo sem iem pírico de T erzaghi p ro ­
porciona valores intermedios en tre los de
a as 10.72 T o n /m 2
suelo seco y con efecto de agua no n e u tra ­
lizado. Esto hace pensar que T erzaghi con­
Ya q u e a > 0, el m uro n o se volcará.
sideró u n d ren a je deficiente en la elabora­
ción de las gráficas de su método. L a condición de q ue la base A B no deslice se
verá m ás adelante. Se realiz;
tensiones er
V-A.3 PR O PO R C IO N A M IE N T O DE U N CASO 2. Se analiza la falla p o r ro tu ra d e las tiras de seño.
D E T IE R R A A R M A D A refuerzo.
3. Se an
Se pretende construir u n a estructura de tie rra a r ­ ler. tanteo. Se supo n d rán las tiras separadas AH = rra ei
m ada, tal como se m uestra en la Fig. V-A.3.1. Calcu­ = 0.25 m. Entonces las fuerzas de tensión en las tiras ñ ad a
le las condiciones de estabilidad del m uro. serán: tierra

El Fs o
1 0 .0 0 m fuerzo corta
será:

y * 1.6 Ton/m* P ara la


* 30°
C =0
JOm
ARENA MEDIA

E n la ol
el esfuerzo
zontales a 1 .
Figura V-A-3.1. Condiciones y datos de la & un sistema <
///V W /W /// NW/Z/WV// V\\/// \\\ // / \\ \ / / / \ \ \ J / / \ \ \ // / \V \
tructura de tierra armada. figura.
R e fe re n c ia s 275

estructura dt
no conjunto.

aS y momen.

6 Pe] w
W +
L
6 Pe
W
~L~
ü
Figura V-A-3.2. Análisis en conjunto.

W = iSHi L
r,. = t fA Í A H + -

'/2 K qKH|2
9 = Y-W,

(a )' T{= 0.132 H, + 0.0165 Ton/m '/ / / / / / / / / 7~7


Figura V-A-3.3. Análisis para prevenir la distorsión del con­
Para diferentes valores de i, se tiene: junto.

Ti
(m) (Ton/m )
$3 REFERENCIAS
1 0.148
3 0.412
1. Juárez Badilio, E., y Rico, A. M ecánica de Suelos.
..5 0.676 Vol. II. “T e o ría y Aplicaciones de la Mecánica de
8 1.072 Suelos”. C apítulo IV. Ediciones de la F acultad de In ­
10 1.336
o deslice se
geniería de la U.N.A.M. México, D. F., 1967.
2. Lambe, T . W ., y W hitm an, R. V. M ecánica de Suelos.
Se realizan tanteos para escoger los valores de las (Trad. J . A. Jim énez Salas y J. M. Rodríguez.) Ca­
tensiones en las tiras más convenientes para el di­ pítulo 13. E d ito rial Limusa-Wiley S. A. México, 1972.
las tiras de seño. 3. M oretto, O. C ontribution to Discussion. M emorias del
V II Congreso Internacional de M ecánica d e Suelos e
3. Se analiza la falla por deslizamiento de la tie­ Ingeniería de Cimentaciones. Vol. III. Págs. 357 a
radas A = H rra en relación a las tiras de armado, acompa­ 359. México, 1969.
en las tiras ñada de una desorganización del cuerpo de 4. M orgenstern, N. R., y Eisenstein, Z. M ethods o f Esti-
tierra armada. m ating Lateral Loads and D eformations. ASCE Spe-
cialty Conferenee on Lateral Stress in the gro u n d and
ElFs contra cualquier falla horizontal por es­ the Design of E arth R etaining Structures. C ornell U ni­
fuerzo cortante entre las tiras de armado y el suelo versity. 1970.
será: 5. Kenney, T . C. Field M easurements o f in situ Stresses
2 tan <p (L in Q uick Clays. Proc. of the Oslo G eotechnical Con-
F.S. -
(5) ference. Vol. I. 1967.
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2 tan <p
F.S. (mín) = — — i = 3.5 Walls. J o h n W iley an d Sons. 1967.
k a 8 . Lambe, T . W ., y W hitm an, R. V. M ecánica de Suelos.
(Trad. J. A. Jim énez Salas y J. M. Rodríguez.) Ca­
En la obtención de estas fórmulas se supuso que pítulo 11. E d ito rial Limusa-Wiley, S. A. México, 1972.
el esfuerzo cortante se desarrolla sobre planos hori­ 9. Terzaghi, K. Large R etaining W all Test. I: Pressure
zontales a la mitad del espacio entre las tiras, como of Dry Sand. Engineering News Record. N° 112. 1934.
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276 E m p u je de tierras

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T am biér
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excavacic
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no n atu i
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de la exi
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La n
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n al de M ecánica de Suelos y Cim entaciones. VoL II. T echnique d u B atim en t e t des T rav au x Publiques. em peña
Londres, 1957. N° 259-260. 1969. table. E
sidad d
CAPITULO

Estabilidad de taludes

VM INTRODUCCION entendiéndose por tales algo tan simple como el po­


der dedr en un instante dado cuál será la inclinadón
Se conocen con el nombre genérico de taludes apropiada en un corte o en un terraplén; casi siem­
cualesquiera superficies inclinadas respecto a la ho­ pre la más apropiada será la más escarpada que se
rizontal que hayan de adoptar permanentemente las sostenga el tiempo necesario sin caerse. Aquí radica
masas de tierra. Cuando el talud se produce en for­ la esenda del problema y la razón de su estudio. A
ma natural, sin intervención humana, se denomina diferentes inclinadones del talud corresponden dife­
ladera natural o simplemente ladera. Cuando los ta­ rentes masas de material térreo por mover y, por lo
ludes son hechos por el hombre se denominan cortes tanto, diferentes costos. Podrían imaginarse casos en
o taludes artificiales, según sea la génesis de su for­ que, por alguna razón, el talud más conveniente fue­
mación; en el corte, se realiza una excavación en una se muy tendido y en tal caso no habría motivo para
formación férrea natural, en tanto que los taludes pensar en “problemas de estabilidad de taludes”,
artificiales son los lados inclinados de los terraplenes. pero lo normal es que cualquier talud funcione sa­
También se producen taludes en los bordes de una tisfactoriamente desde todos los puntos de vista ex­
excavación que se realice a partir del nivel del terre­ cepto el económico, de manera que las considerado-
no natural, a los cuales se suele denominar taludes nes de costo presiden la selecdón del idóneo, que re­
de la excavación. sultará ser aquel al que corresponda la mínima masa
La anterior nomenclatura no es la única que em­ de tierra movida, o lo que es lo mismo, el talud más
plean los ingenieros de Vías Terrestres. Por lo menos escarpado. Sin embargo, existen, según ya sc dijo, ex-
existe otra muy extendida, quizá preferible a juicio cepdones a esta regla, alguna de las cuales habrá oca­
de los autores de esta obra, según la cual se denomi­ sión de menaonar en páginas subsecuentes.
nan laderas naturales o simplemente laderas las su­ De esta manera los taludes son (caso excepdonal
perficies inclinadas de las masas de suelo que se han en una técnica ingenieril sustentada en bases filosó­
formado sin intervención humana, en tanto que se ficamente correctas) estructuras que en general se de­
reserva la palabra talud para la formación artificial, ben proyectar y construir con una motivadón esen­
construida por el ingeniero, hablándose así de los ta­ cialmente económica. Y por derto, ha de comentarse
ludes de los cortes, de los terraplenes, de las excava­ que los montos de inversión por los que se pelea
ciones, etc. y que se defienden con un criterio correcto de estabi­
La nomenclatura no constituye, naturalmente, un lidad de taludes son una parte muy importante de la
aspecto esencial, por otra parte, y es fádl lograr en­ inversión total que se efectúe en una vía terrestre.
tendimiento inmediato a este respecto aun entre in­ En México, por ejemplo, estadísticamente hablando,
genieros de diferentes nacionalidades dentro del idio­ puede decirse que el 50% de toda carretera por cons­
ma español. truir se desarrollará en terreno francamente monta­
No hay duda de que el talud constituye la estruc­ ñoso, un 50% en terreno ondulado y un 20% en te­
tura más compleja de las Vías Terrestres; ligados a rreno plano. En el primer tipo de configuradón quizá
su estabilidad aparecen los problemas más complica­ un 70% d d costo total de la carretera corresponda al
dos de la mecánica de suelos y de la mecánica de movimiento de tierras que, a iu vez, consistirá fun­
rocas aplicadas a la construcción de estas obras, sin damentalmente en la formad ón de cortes y terraple­
olvidar el papel básico que la geología aplicada des­ nes, en los que cualquier cambio en la indinadón
empeña en la formulación de cualquier criterio acep­ repercutirá en forma importante en el costo total.
table. En primer lugar será preciso analizar la nece­ La Fig. VI-1 muestra un caso particular del volu­
sidad de definir criterios de estabilidad de taludes, men movido con la indinadón del talud; para fines
277 G opyrighted material
278 E sta b ilid a d de taludes

posible er
ríestres.
Probab
das en la
de taludes
minación
cálmente
dón gené:
masiados
del proble
riantes, ti<
dudable q
dón de q
jas, que p
estudio y
nifiesta d<
estudio s(
también,
se debe a
rentes vai
se puede
Los pi
laderas n:
presentan
Dentro di
tintos los
plenes. L
mer lugai
erados y,
cunstanci;
y de su 1
ticas q ue
influencie
haya ejer
de forma
esfuerzos
da de co
tales, def:
figuraciói
subterrán
ladera o
sus condi
Asi p
en lo qu
deras nat
ríales q u
Figura V M . Variación del vo­ naturalez
lumen con la in­
cia el m(
clinación del ta­
INCLINACION DEL T A L U D lud. de ambif
marión )
d a o el
un tipo
p u r a m e n t e ilu s tr a tiv o s , se s u p o n e u n co rte e fe c tu a d o Además, la exp an sió n de la inversión pública en
otro; ser;
e n u n a la d e r a n a t u r a l c o m p u e s ta co n in c lin a c io n e s las vías terrestres perm ite afirm ar q ue la cantidad de
mando e
d e 6 0 ° y 3 0 ° ; e l c o rte se e fe c t ú a c o n in c lin a c ió n S3 d in ero q ue p u ed e defenderse con u n correcto crite­
rimen tal(
( v a r ia b le ) y se p re s e n ta n lo s re s u lta d o s c o rre s p o n ­ rio de estabilidad d e taludes aum entará cada año a
D entt
d ie n t e s a v a r ia s a ltu r a s . E n te r r e n o p la n o , el p o rc e n ­ p a rtir de las cifras actuales, ya dignas de toda consi­
deración. en las v
t a je d e c o s to c o r r e s p o n d ie n te a m o v im ie n to d e tie ­
cortes y 1
r r a s p u e d e b a ja r h a s ta u n 4 0 % y e n este v a lo r, a d e ­ Así, debe verse com o u n a necesidad de orden na-
estructur
m á s , i n f l u i r á m u y p o c o l a in c lin a c ió n d e cortes y te­ cional el desarrollo d e criterios prácticos y seguros
mente ci
r r a p le n e s , q u e s e r á n d e e sc a sa a lt u r a . p a ra lograr q u e se fije la inclinación más escarpada
Introducción 279
posible en los cortes y terraplenes de las vías te- se puede controlar; en los cortes, como ya se mencio­
irestres. nó (capítulo I I I ) , no existe esa posibilidad. Es obvio
Probablem ente muchas de las dificultades asocia­ que tales condiciones de formación h an de imponer
bas en la actualidad a los problem as de estabilidad variantes en la naturaleza de los m ateriales con que
¡je taludes radican en que se involucra en tal deno­ se haya de trabajar, en su hom ogeneidad y en su
minación a demasiadas cosas diferentes, a veces rad i­ disposición, que h an de reflejarse fundam entalm ente
calmente distintas, ya que dentro de la denom ina­ en la estructura final a que se llegue y en todos los
ción genérica estabilidad de taludes se incluyen de­ aspectos de su com portamiento.
masiados aspectos, de m anera que el estudio directo Otro aspecto que genera confusión d entro de la
del problema, sin diferenciar en forma clara tales va­ concepción del problem a “estabilidad de taludes” es,
riantes, tiene que conducir a cierta confusión. Es in­ a juicio de los autores de este libro, el q ue emana
dudable que en lo anterior está contenida la afirm a­ de la extraordinaria complejidad y m ultiplicidad de
ción de que los taludes son estructuras muy comple­ lo que ha dado en llamarse “falla del talu d ”. Desde
jas, que presentan muchos puntos de vista dignos de luego, no existe un consenso universal en lo que debe
estudio y a través de los cuales la naturaleza se m a­ entenderse por tal; la gran mayoría de las fallas de
nifiesta de muchas formas diversas. Esto hará que su taludes se definen en términos de derrum bes o colap­
estudio sea siempre complicado, pero parece cierto sos de toda índole, que no dejan d u d a en pensar
también, que una parte de las dificultades presentes que ha ocurrido algo que pone en serio entredicho
se debe a una falta de correcto deslinde de las dife­ la función estructural; o en térm inos de movimien­
rentes variantes con que el problem a de estabilidad tos excesivos, al grado de ser incom patibles con la
se puede presentar y se debe afrontar. concepción ingenieril del com portam iento del talud
Los problemas relacionados con la estabilidad de y con la función p ara la que fue construido. Inde­
laderas naturales difieren radicalm ente de los que se pendientem ente de que en las concepciones anterio­
presentan en taludes construidos por el ingeniero. res de “falla” existen gran cantidad de elementos de
Dentro de éstos deben verse como esencialmente dis­ interpretación subjetiva, casos de frontera, etc., en los
tintos los problemas de los cortes y los de los terra­ que puede ser muy difícil pronunciarse en un mo­
plenes. Las diferencias im portantes radican, en pri­ mento dado, los autores piensan q ue no está ahí la
mer lugar, en la naturaleza de los materiales involu­ verdadera fuente de confusión en el concepto “falla”
crados y, en segundo, en todo un conjunto de cir­ de los taludes. Esta radica, más bien, en la gran va­
cunstancias que dependen de cómo se formó el talud riedad de fenómenos que por lo general se involucran
y de su historia geológica, de las condiciones climá­ en el concepto; u n a falla rotacional, qu e afecte al
ticas que privaron a lo largo de tal historia y de la cuerpo entero del talu d y su terreno de cimentación,
influencia que el hom bre ejerce en la actualidad o puede com prom eter su función estructural tanto como
haya ejercido en el pasado. Esta historia y génesis u n corrimiento traslacional de u na g ran parte de la
de formación de laderas y taludes, la historia de estructura o como el deslizamiento lento y superfi­
esfuerzos a que estuvieron sometidos y la influen- cial de una ladera natural. E n todos los casos ha
da de condiciones climáticas o, en general, am bien­ habido “falla” o h a habido problem a, según la no­
tales, definen aspectos tan im portantes como la con­ menclatura usual y p ara resolver el problem a o corre­
figuración de los suelos y las rocas, o el flujo de aguas gir la falla el ingeniero ha de acudir a u n tratado
subterráneas a través de los suelos que forman la en que los problem as o las normas correctivas quizá
ladera o el talud, el cual influye decisivamente en se presentan en form a indiscrim inada, sin considerar
sus condiciones de estabilidad. que una falla rotacional es algo fundam entalm ente
Así pues, en prim er lugar habrá que distinguir, distinto a u n movim iento traslacional, que tienen di­
en lo que a tratam iento y m anejo se refiere, las la­ ferentes modos de ocurrir y que h an de ser concebi­
deras naturales de los taludes artificiales. Los m ate­ dos y tratados de m odo totalm ente distinto en m u­
riales que constituyen ambos tipos son diferentes en chos casos. Es urgente, pues, diferenciar los múltiples
ición del vo- modos por los q ue u n talud puede llegar a no cum­
naturaleza y disposición, y tam bién cambia en esen­
n con la in-
:ión del ta- cia el modo en que influyen todas las circunstancias plir la función q u e se le haya asignado o a u n even­
de am biente, clima e historia geológica desde su for­ tual colapso, viendo cada modo como u n problema
mación y durante su existencia. Lo que la experien­ distinto, en génesis, planteam iento y solución.
cia o el conocimiento científico vayan enseñando de La naturaleza y homogeneidad de los materiales
pública en un tipo de formación, no será “per se” aplicable al constitutivos son básicos para plantear y definir el
rantidad de otro; será preciso distinguir ambos casos, para ir for­ problema de la estabilidad de u n talud en cualquiera
•recto ente­ mando el conjunto de conocimientos teóricos y expe­ de sus m últiples aspectos. El ingeniero, como es en
rimentales idóneo para cada uno. él usual, analiza estos problemas tratando de extraer
cada año a
toda consi- D entro de los taludes artificiales también existen los suficientes conocimientos de carácter general como
en las vías terrestres diferencias esenciales entre los para poder establecer u n modelo m atem ático en el
2 orden na- cortes y los terraplenes. Estos últim os constituyen u n a que analizar la estabilidad sea u n a sim ple cuestión
5 y seguros estructura que se construye con u n material relativa­ de lápiz y papel y aplicación de tal o cual procedi­
s escarpada mente controlado o que, por lo menos en principio, miento m atem ático o secuencia de cálculo algebraico.
280 Estabilidad de taludes

L legar a u n buen m étodo de cálculo es u n a m eta y, del suelo adecuados al caso; en torno a esto habrá En lo!
naturalm ente, un a buen a m eta, pues así se h a b ría lo­ algunos com entarios en páginas subsecuentes. A $u re co m en d
grado u n procedim iento de trabajo u n ta n to al m ar­ vez, el po d er h ab lar de parám etros d e resistencia del ser audac
gen de las peculiaridades individuales de cada caso, suelo q u e form a el talud im plica u n requisito mín¡. trucción
cayendo en el terreno de las fórmulas y las leyes mo en lo q u e se refiere a la n atu raleza de los mate, tránsito q
generales. En este terreno, u n principiante puede h a­ ríales constitutivos y su disposición, de m anera qne lo genera
cer cálculos tan seguros (si el m étodo m atem ático de pu ed a hab larse de hom ogeneidad o de u n a estratig. rante la
análisis lo es) como h a ría u n viejo ingeniero car­ cación bien conocida y bien definida. Esta condición Es cierto
gado de fracasos y de experiencia, fiado en su sentido suele cum plirse en los terraplenes de las Vías Terres- produce i
ingenieril. En cuanto esto se logre, la ingeniería de tres, como consecuencia del ejercicio de la capacidad los muy c
taludes saldrá del dom inio del “arte” o del oficio y de selección de m ateriales del q u e se h a hablado' puede ser
se transform ará en ciencia. E n la mecánica de suelos pero m uchas veces no se satisface en los cortes y en lio econói
aplicada a estos problem as se han hecho intentos las laderas naturales, debido a la an arq u ía (por lo ha de ser
m uy m eritorios en tal sentido; algunos de ellos, que menos aparente) con q ue se d isp o n en los materiales que mucl
se analizarán en páginas subsecuentes de este libro, y a las variaciones que en ellos ocurren en corto tre­ muy escai
son merecedores de gran crédito, por haber dem ostra­ cho. Si se com bina esto con la im posibilidad que se corregidos
do ser de gran u tilid ad tras muchos años de aplica­ tiene de realizar u n a exploración de gran detalle en to más el
ción general. todo corte o ladera que interese a la vía terrestre, se un princi
Sin embargo, no existe u n método general de an á­ llega a la conclusión de q u e en u n a b u en a parte de y ello sin
lisis aplicable a todos los taludes. L a afirm ación an ­ los cortes y laderas reales será im posible pensar en las correci
terior se puede discutir en dos sentidos. E n prim er aplicar racionalm ente u n m étodo m atem ático de cálcu­ empiezan
lugar, ha de reconocerse que el m étodo tradicion al lo q ue sea representativo del pro b lem a en estudio. desarrollo
y todavía más com ún de análisis estructural no es Desde luego que h ab rá casos en que, por su a decirse)
aplicable a taludes. T a l m étodo, con el que se diseña especial im portancia, conjugada con condiciones ra­ volúmenes
u n a viga por ejemplo, exige conocer las cargas exte­ zonables de hom ogeneidad, convendrá realizar las ñera que
riores que actúan sobre la estructura, para, a p a rtir necesarias exploraciones, m uestreo y pruebas de labo­ para estos
de ellas, determ inar los esfuerzos internos que, por rato rio q u e p erm itan d efinir los parám etros de resis­ inclinaciói
últim o, se com pararán con la resistencia del m ate­ tencia p ara aplicar el m étodo' d e análisis teórico que temente f
rial, dentro del marco de u n a teoría de falla previa­ sea ap ro p iad o ; pero sigue en pie el hecho de que es matices. 1
m ente aceptada. Este m étodo común, se insiste, no prácticam ente im posible el conocim iento de las pro­ tráfico y
es aplicable a los taludes, po r la sim ple razón de piedades mecánicas de los suelos en detalle en cada te tam bié
que no existe n in g ú n procedim iento m anejable en p u n to de la vía terrestre, p o r lo m enos con el grado te más c<
la práctica para d eterm inar el estado de esfuerzos in ­ de ap roxim ación suficiente com o p ara perm itir un bajo y me
ternos en los puntos de la m asa de suelo, a p a rtir de proyecto basado en métodos teóricos en cada corte o tabilidad
las cargas exteriores q u e actúen; este problem a no terraplén. Com o ya se indicó en el capítulo III (pá­ Así pu
está todavía resuelto por la mecánica del m edio con­ rrafo I I I - 10), dependerán de u n g ru p o de especialis­ jarse al c
tin u o o por las m atem áticas aplicadas. De esta m an e­ tas, con base en estudios exploratorios someros y en por estudi
ra, los métodos de cálculo p ara definir la estabilidad técnicas de laboratorio elem entales, las recomenda­ la inclinai
d e los taludes han de tener o tra orientación. Casi to­ ciones de la inclinación de la m ayor p arte de los cor­ terraplene
dos los más populares son m étodos de análisis lím ite tes y los terraplenes. Las recom endaciones se basan cho cobra
en los que, como p rim era etapa, se establece u n m e­ en la experiencia anterior, en el conocim iento de los masivo, qi
canism o cinemático de falla, extraído n atu ra lm e n te m ateriales y, necesariam ente, en los lincam ientos de dones pr(
d e la experiencia, con base en el cual se analizan las u n a p o lítica general establecida p o r la institución pretación
fuerzas tendientes a pro d u cirlo (fuerzas m o to ra s), que proyecta. especial u
las cuales se h an de com parar, por algún procedi­ E n los países económ icam ente desarrollados las de los tah
m iento, con las fuerzas capaces de desarrollarse y q u e políticas a q u e se h a hecho referencia suelen ser muy elevar el i
tienden a que el m ecanism o de falla no se produzca conservadoras, y es bueno y razonable qu e así sea, po encarg
(fuerzas resistentes). Así pues, todos los m étodos de ya q u e en esas naciones los volúm enes de tránsito y, especialist;
cálculo en boga están ligados a un m ecanism o cine­ en general, todos los factores q ue definen el índice cas e ing
m ático de falla específico, p o r lo que sólo serán ap li­ de servicio d e la vía terrestre son ta n altos que justi­ estas labo
cables a aquellos problem as de estabilidad en qu e la fican cu alq u ier costo de construcción con tal de que nieros en<
falla sea del tipo que se considera. la o b ra vial n o sufra interrupciones posteriores por im p o rtan t
A dem ás de lo anterior, existe otra razón p o r la fallas o derrum bes; además, en dichos países la me- el especial
cual no puede contarse con u n método general de canización de la construcción perm ite grandes movi­ tenga ocas
análisis aplicable a todos los casos; de hecho, por esta m ientos d e tie rra en form a relativam ente económica haciendo
razón h ab rá muchos casos prácticos de estabilidad de y expedita, en tan to que las labores de afinam iento y T odo
taludes a los que en b u en a ley no sea aplicable n in ­ lim pieza o ab atim ien to de los taludes qu e llegaran a ferrocarril
g ú n m étodo teórico de análisis. En efecto, la aplica­ fallar después de la construcción exigirían el empleo sión se coi
ción de cualquier m étodo teórico de análisis im plica de u n a m ano d e o b ra costosa y sólo p erm itirían una ocupan, a
q ue se puedan utilizar los parám etros de resistencia mecanización lim itada. tudio mui
Tipos de fallas más comunes en los taludes 281

En los países en desarrollo, por el contrario, las no es aconsejable trabajar con información somera;
recomendaciones de los ingenieros de campo suelen por otra parte, estas obras no suelen presentar gran­
ser audaces, buscando minimizar los costos de cons­ des problemas de cortes y terraplenes.
trucción y teniendo en cuenta los bajos niveles de De las páginas anteriores se desprende que por lo
tránsito que tendrá la obra. Este criterio conduce por común no es factible la aplicación de los métodos
lo general a un cierto número de Callas, tanto du­ matemáticos de análisis de estabilidad de taludes en
rante la construcción como en épocas subsecuentes. las vías terrestres, sea por razones de falta de homo­
Es cierto que las interrupciones de tránsito que esto geneidad de los materiales constructivos, que harían
produce no son tan graves en estos países como en poco representativos los resultados de cualquier mues­
los muy desarrollados, por lo que una política audaz treo y estudio de laboratorio, o bien por las razones
puede ser conveniente en las áreas de escaso desarro­ que emanan del número de las estructuras que se es­
llo económico; pero no cabe duda de que la audacia tudien; pero se insiste en la necesidad de detectar
ha de ser cuidadosamente regulada, pues se ha visto desde la etapa de estudio previo aquellos casos por
que muchas vías terrestres proyectadas con taludes alguna razón especiales que sean merecedores de es­
muy escarpados, de supuesto bajo costo, después de tudios detallados; dentro de éstos quedan, como es
corregidos todos sus problemas, resultaron de un cos­ natural, prácticamente todos los casos de reconstruc­
to más elevado que si se hubieran proyectado desde ción de taludes fallados.
un principio con un criterio algo más conservador,
y ello sin contar con los trastornos y dilaciones que
las correcciones y reconstrucciones implican. Además, VI-2 TIPO S DE FALLAS M AS C O M U N E S E N LO S
empiezan a aparecer en muchos países en vías de T A L U D E S D E LAS VIAS TERRESTRES
desarrollo (México es un buen ejemplo de lo que va
a decirse) ciertas arterias principales en las que los Se presentan a continuación las fallas más comu­
volúmenes de tránsito son ya muy elevados, de ma­ nes de los taludes en las vías terrestres. En primer lu­
nera que un criterio audaz ya no resulta aconsejable gar, se distinguen las que afectan principalmente a
para estos casos. La política que fíje las normas de las laderas naturales de las que ocurren sobre todo
inclinación de los taludes debe ser, pues, lo suficien­ en los taludes artificiales.
temente flexible para tomar en cuenta todos estos En todo momento se deberá tener en cuenta que
matices. Los ferrocarriles, por la naturaleza de su no se intenta tratar temas conectados con la mecánica
tráfico y sus características especiales, probablemen­ de las rocas; por lo tanto sólo ocasionalmente se tra­
te también se deben proyectar con criterios bastan­ tarán fallas en taludes constituidos por ellas; se con­
te más conservadores que los caminos de tránsito sidera que el estudio de los taludes en roca está fuera
bajo y medio, por lo menos en lo que se refiere a es­ de los alcances de esta obra, que requiere conoci­
tabilidad de taludes. mientos y metodología específicos y que deberán bus­
Así pues, se insiste una vez más en que debe de­ carse dentro de aquella especialidad.
jarse al criterio de ingenieros de campo, auxiliados No es fádl diferenciar todos los tipos de fallas
por estudios someros y rápidos, la recomendación de de taludes merecedores de ser recordados por los in­
la inclinación de la inmensa mayoría de los cortes y genieros de amplia experiencia en el tema; más difí­
terraplenes de las obras viales. Reconociendo tal he­ cil aún puede ser el intento de clasificar racional­
cho cobran gran importancia los métodos de estudio mente tales fallas; dicha tarea se intenta en las pá­
masivo, que permitan definir a bajo costo las condi­ ginas siguientes de este párrafo, pero es seguro que
ciones prevalecientes en grandes áreas; la fotointer- el ensayo de agrupación a que se llegue resultará in­
prefación y la geofísica deben verse como armas de completo a los ojos de muchos especialistas, quienes
especial utilidad para definir las normas de proyecto deberán completarlo con su propia experiencia y su
de los taludes. De la misma manera será importante propio criterio.
elevar el nivel profesional de los ingenieros de cam­
Los factores de que dependen la estabilidad de
po encargados de estos problemas, procurando que las masas de tierra se pueden agrupar como se mues­
especialistas en mecánica de suelos, mecánica de ro­
tra en la tabla VI-1, inspirada muy de cerca en la
cas e ingenieros geólogos competentes desempeñen
Ref. 1.
estas labores en estrecha colaboración con los inge­
nieros encargados de la localización. También será
importante organizar los trabajos de tal manera que T A B L A VI-1
el especialista que dio las recomendaciones iniciales
tenga ocasión de verificarlas durante la construcción, Factores de que depende la estabilidad
haciendo los ajustes necesarios. de los taludes en suelo
Todo lo antes dicho es aplicable a carreteras y
a. Factores geomorfokSgicos
ferrocarriles, pero las aeropistas, en las que la inver­
sión se concentra mucho más en relación al área que a.] Topografía de los alrededores y geometría del talud.
ocupan, aceptan naturalmente una densidad de es­ Distribución de las discontinuidades y estratifica-
tudio mucho mayor, de manera que en su proyecto aciones.
282 Estabilidad de taludes

b. Factores internos No están claras todavía las causas por las que una
b. 1 Propiedades mecánicas de los suelos constituyentes. ladera natural particular pueda entrar en un creep
b2 Estados de esfuerzos actuantes. másico, a causa del cual una costra superficial, cuyo
c. Factores climáticos y, concretamente, el agua superfidal espesor puede ser en este caso de varios metros, co­
y subterránea.
mienza a moverse lentamente ladera abajo. Se ha ha­
Al considerar las diferentes fallas que pueden exis­ blado de una “resistencia fundamental” (Refs. 2 y 4)
tir en los taludes naturales y artificiales también que representaría un límite tal que, si los esfuerzos
será necesario distinguir las que ocurren en suelos actuantes quedan abajo de él, la parte superficial de
residuales, en suelos transportados o en materiales la ladera permanecerá en reposo, y que si los esfuer­
que han sufrido un proceso de compactación duran­ zos actuantes lo sobrepasan, se producirá el creep
te su puesta en obra. masivo. Aparte de ello existirá en el material de la
De hecho se dedicará una atención especial al ladera la resistencia al esfuerzo cortante máxima, en
problema de los suelos residuales en un párrafo pos­ el sentido convencional; si los esfuerzos actuantes lle­
terior. gan a sobrepasar este último valor, se producirá un
“deslizamiento de tierras" rápido, del tipo de los que
se describen más adelante.
A Fallas ligadas a la estabilidad de las laderas
naturales Aun cuando no están del todo definidos los con­
ceptos de resistencia fundamental o las causas del
Se agrupan en esta división las fallas que ocurren creep, parece cierto que este movimiento se produce
típicamente en laderas naturales, aun cuando de un bajo niveles de esfuerzos actuantes bajos, muy infe­
modo u otro también pudieran presentarse de mane­ riores a los que corresponden a la máxima resistencia
ra ocasional en taludes artificiales. al esfuerzo cortante de los suelos; esto ha sido esta­
blecido por Griggs (Ref. 4) y por Bishop (Ref. 5),
A-l Deslizamiento superfidal asociado a falta de quien al realizar pruebas triaxiales drenadas en arci­
resistencia por baja presión de confinamiento llas comprobó que los esfuerzos necesarios para pro­
(Creep). ducir deformaciones muy lentas a largo plazo eran
únicamente una fracción de la resistencia máxima
Se refiere esta falla al proceso más o menos con­ de la arcilla. También parece razonable pensar que
tinuo y por lo general lento de deslizamiento ladera
el mecanismo superfidal de estos deslizamientos esté
abajo que se presenta en la zona superficial de algu­
relaaonado con la baja resistenda al esfuerzo cor­
nas laderas naturales. En aras de la economía del tante que tienen los materiales de la ladera en la
lenguaje se utilizará en lo que sigue la palabra ingle­
zona superfidal, en la que son muy bajos los esfuer­
sa “creep" para referirse a ella, si bien eventualmen­
te se podrá usar la expresión "deslizamiento super­ zos normales efectivos actuantes.
ficial". En la tercera Conferenda Terzaghi, que se vol­
verá a mencionar en páginas siguientes de este ca­
£1 creep suele afectar a grandes áreas y el movi­ pítulo, Bjerrum propone otro mecanismo que pudie­
miento superficial se produce sin una transición brus­
ra contribuir, por lo menos en algunos casos, a movi­
ca entre la parte superficial móvil y las masas inmó­ mientos superfidales de laderas formadas por ardllas
viles más profundas. No se puede hablar de una su­
sobreconsolidadas o lutitas. Según su idea, al meteo­
perficie de deslizamiento. £1 creep suele deberse a
rizarse estos materiales y por consiguiente debilitarse
una combinación de las acciones de las fuerzas de sus nexos fisicoquímicos interparticulares, se liberan
gravedad y de otros varios agentes. La velocidad
dertas cantidades de energía de deformaaón acumu­
de movimiento ladera abajo de un creep típico puede lada y recuperable, como consecuenda de lo cual se
ser muy baja y rara vez excede de algunos centíme­
tros por año (Ref. 2).
En rigor debe hablarse de dos clases de creep, se­
gún ha señalado Terzaghi (Ref. 2): el estacional,
que afecta sólo a la corteza superficial de la lade­
ra que sufre la influencia de los cambios climáticos en
forma de expansiones y contracciones térmicas o por
humedecimiento y secado, y el masivo, que afecta a
capas de tierra más profundas, no interesadas por
los efectos ambientales y que, en consecuenda, sólo
se puede atribuir al efecto gravitacional. £1 primero,
que en mayor o menor grado existe siempre, produ­
cirá movimientos que podrán variar con la época del
año; el segundo se manifestará por movimientos prác­
ticamente constantes. £1 espesor de la capa superfi­
cial a la que afecta el creep estacional es sumamente
bajo y su dimensión máxima puede estimarse en un
metro (Ref. S). Creep en ladera natural.
r

Tipos de fallas más comunes en los Mudes 283


esto habrj E n los países en desarrollo, por el contrario, las no es aconsejable trabajar con inform ación
:ntes. A su recomendaciones de los ingenieros de campo suelen por otra parte, estas obras no suelen presenté
istencia de| ser audaces, buscando m inim izar los costos de cons­ des problem as de cortes y terraplenes.
jisito mín¡. trucción y teniendo en cuenta los bajos niveles de De las páginas anteriores se desprende qu e por
e los mate, tránsito que tendrá la obra. Este criterio conduce por com ún no es factible la aplicación de los métodos
nanera que lo general a un cierto núm ero de fallas, ta n to d u ­ m atem áticos de análisis de estabilidad d e taludes en
na estratifi. rante la construcción como en épocas subsecuentes. las vías terrestres, sea por razones de falta de hom o­
a condición Es cierto que las interrupciones de tránsito q u e esto geneidad de los materiales constructivos, que h arían
/ía s Terres- produce no son tan graves en estos países com o en poco representativos los resultados d e cualquier mues­
i capacidad jos m uy desarrollados, por lo que una política audaz treo y estudio de laboratorio, o bien por las razones
ia hablado; puede ser conveniente en las áreas de escaso desarro­ q u e em anan del núm ero de las estructuras que se es­
cortes y en llo económico; pero no cabe duda de que la audacia tudien; pero se insiste en la necesidad de detectar
lía (por lo ha de ser cuidadosam ente regulada, pues se h a visto desde la etap a de estudio previo aquellos casos por
3 materiales que m uchas vías terrestres proyectadas con taludes alguna razón especiales que sean merecedores de es­
n corto tre- muy escarpados, de supuesto bajo costo, después de tudios detallados; dentro de éstos q u edan, como es
idad que se corregidos todos sus problem as, resultaron de u n cos­ n atural, prácticam ente todos los casos de reconstruc­
i detalle en to más elevado que si se hu b ieran proyectado desde ción de taludes fallados.
terrestre, se un principio con u n criterio algo más conservador,
na parte y ello sin contar con los trastornos y dilaciones que
; pensar en las correcciones y reconstrucciones im plican. Además, VI-2 T IP O S DE FALLAS M AS COM UNES EN LO S
ico de cálcu- empiezan a aparecer en m uchos países en vías de TALUD ES D E L A S V IA S T E R R E S T R E S
estudio, desarrollo (México es u n b uen ejem plo de lo q u e va
ue, por su a decirse) ciertas arterias principales en las q u e los Se presentan a continuación las fallas más com u­
diciones ra- volúmenes de tránsito son ya m uy elevados, de m a­ nes de los taludes en las vías terrestres. E n prim er lu ­
realizar las nera que u n criterio audaz ya no resulta aconsejable gar, se distinguen las que afectan principalm ente a
bas de labo- para estos casos. La política que fije las norm as de las laderas naturales de las qu e o curren sobre todo
ros de resis- inclinación de los taludes debe ser, pues, lo suficien­ en los taludes artificiales.
teórico que temente flexible para tom ar en cuenta todos estos En todo m om ento se deberá tener en cuenta que
0 de que es matices. Los ferrocarriles, por la naturaleza de su
no se in te n ta tra ta r temas conectados con la mecánica
de las pro- tráfico y sus características especiales, probablem en­ de las rocas; por lo tanto sólo ocasionalm ente se tra­
ille en cada te tam bién se deben proyectar con criterios b astan ­
tarán fallas en taludes constituidos por ellas; se con­
:on el grado te más conservadores que los caminos de tránsito sidera q ue el estudio de los taludes en roca está fuera
perm itir un bajo y medio, por lo m enos en lo que se refiere a es­
de los alcances de esta obra, que requiere conoci­
cada corte o tabilidad de taludes. mientos y m etodología específicos y q ue deberán bus­
ulo III (pá- Así pues, se insiste u n a vez más en que debe de­ carse d e n tro de aquella especialidad.
le especial^ jarse al criterio de ingenieros de campo, auxiliados No es fácil diferenciar todos los tipos de fallas
Dineros y en por estudios someros y rápidos, la recom endación de de taludes merecedores de ser recordados por los in ­
recomenda- la inclinación de la inm ensa mayoría de los cortes y genieros de am plia experiencia en el tem a; más difí­
e de los cor­ terraplenes de las obras viales. Reconociendo tal he­ cil aún puede ser el intento de clasificar racional­
les se basan cho cobran gran im portancia los métodos de estudio m ente tales fallas; dicha tarea se in te n ta en las pá­
liento de los masivo, que perm itan d efin ir a bajo costo las condi­ ginas siguientes de este párrafo, pero es seguro que
amientos ciones prevalecientes en grandes áreas; la fotointer- el ensayo de agrupación a que se llegue resultará in ­
1 institución pretación y la geofísica deben verse como arm as de com pleto a los ojos de muchos especialistas, quienes
especial utilidad para definir las normas de proyecto deberán com pletarlo con su p ro p ia experiencia y su
rrollados las de los taludes. De la m ism a m anera será im p o rtan te propio criterio.
;len ser muy elevar el nivel profesional de los ingenieros de cam­
Los factores de que dependen la estabilidad de
que así sea, po encargados de estos problem as, procurando que
las masas de tierra se pueden ag ru p ar como se mues­
e tránsito fí especialistas en m ecánica de suelos, mecánica d e ro­
tra en la ta b la VI-1, inspirada m uy de cerca en la
en el índice cas e ingenieros geólogos competentes desem peñen
Ref. 1.
os que justi- estas labores en estrecha colaboración con los inge­
i tal de que nieros encargados de la localización. T am b ién será
steriores pof im portante organizar los trabajos de tal m an era que T A B L A VI-1
jaíses la ntf- el especialista que dio las recomendaciones iniciales
randes movi' tenga ocasión de verificarlas duran te la construcción, Factores de que depende la estabilidad
;e económica haciendo los ajustes necesarios. de los taludes en suelo
finam iento J T o d o lo antes dicho es aplicable a carreteras y
a. Factores geomorfológicos
te llegaran J ferrocarriles, pero las aeropistas, en las qu e la inver­
in el emplfi° sión se concentra m ucho más en relación al área que o.l Topografía de los alrededores y geometría del talud.
m itirían una ocupan, aceptan n atu ra lm e n te una densidad de es­ a.2 Distribución de las discontinuidades y estratifica-
tudio m ucho mayor, de m anera que en su proyecto
284 Estabilidad de taludes

les bastant
acción cas
Muchas ve
sitos con c
didones, 1:
una inclin
equilibrio
el interior
deslizamiei
importan t<
tiempo qu
los materi;
al esfuerzo
deformaeic
ñas dentr<
creep prof
y Ter-Step
Figura VI-3. Signos del deslizamiento superficial.
desarrollar
ta en aquí
existan co
En tali
mientos, escalonamientos, ro tu ra de muros, de bar­ n o evitarse el problem a, los cortes y terraplenes de durante h
das y de cualesquiera estructuras longitudinales que la vía terrestre estarán en continuo m ovim iento, con acumulad'
puedan existir. todos los inconvenientes de capacidad de servicio y suelo y la
T odos estos signos exteriores ayudan a localizar aspecto que esto representa, con elevados costos de ralizada ei
creeps al ingeniero experim entado que los busque conservación y con el riesgo, siempre inm inente, de pensar q u
con acuciosidad, pero el auxilio más im portante en q u e se produzcan fallas de todo tipo, originadas por formación
este aspecto proviene, una vez más, del uso sistemá­ el propio deslizam iento superficial. tante en e
tico y cuidadoso de los pares de aerofotografías y de de falla ;
su fotointerpretación. A un para ojos no muy aveza­ (ver párr;
dos, el creep resalta fácilmente d u ra n te estos estudios A-2 fallas asociadas a procesos de deformación acu­ lógico qu<
por la peculiar configuración q u e adquiere la ladera mulativa, generalmente relacionadas con perfi­ las zonas (
que está deslizándose, sim ilar al aspecto de un líqui­ les geológicos desfavorables tes, ocasio
do muy viscoso en m ovim iento. Es difícil que aun la pagación
vegetación y otros inconvenientes de la sim ple explo­ Se refiere este títu lo al tipo de fallas q u e se pro­ de insistir
ración superficial alcancen a disim ular el fenómeno ducen en las laderas n atu rales como consecuencia de se puede
en la fotografía aérea vista con estereoscopio. procesos de deform ación acum ulativa, p or la tenden­ resistencia
Localizado el creep, no se debe vacilar en cam­ cia de grandes masas a moverse ladera abajo. Este siderar co
biar el trazo de la vía terrestre, evitando sus proble­ tip o de fallas quizá es típico de laderas n atu rales en les avanza
mas, pues no existe por el m om ento, ya se dijo, n in ­ depósitos de ta lu d o en otras formaciones análogas pítulo I ) .
gún rem edio confiable contra este tipo de falla. De en cuanto a génesis geológica, formadas p o r materia­ U na v
ocurrir ur

m "■
Formación típica de depósitos de talud adosados a una Vista panorámica de una falla por deslizamiento lento * Otra vista
depósito de talud, sobre una superficie previamente formad*. superficie <
plataforma de roca ígnea masiva (zona de fallas de la autopista
(Autopista
Tijuana-Ensenada).
Tipos de fallas más comunes en los taludes 285

les bastante heterogéneos, no consolidados y bajo la


acción casi exclusiva de las fuerzas gravitacionales.
Muchas veces aparecen en el contacto de estos depó­
sitos con otros subyacentes, más firmes. En tales con­
diciones, ha de pensarse que la ladera se formó con
una inclinación que no puede exceder mucho la de
equilibrio crítico y por ello es lógico pensar que en
e! interior de la masa existan fuertes tendencias al
deslizamiento, que se traducirán en deformaciones
importantes de los suelos afectados. Dado el largo
tiempo que tales esfuerzos gravitacionales actúan en
los materiales del interior de la ladera, la resistencia
al esfuerzo cortante podrá degradarse por procesos de
deformación acumulativa (Fig. Vl-2) y en dertas zo­
nas dentro de la ladera sc desarrollarán estados de
creep profundo, en el sentido utilizado por Goldstein
y Ter-Stepanian en la Ref. 6. Según estos autores, se
desarrollan estados de deformadón continua muy len­
ta en aquellas zonas del interior de la ladera en que
existan concentraciones locales de esfuerzos cortantes. Otro aspecto de la deformación lenta sobre una superficie
En tales condidones, la ladera puede deformarse de falla. (Autopista Tijuana-Ensenada.)
durante largo tiempo, hasta que, eventualmente, tal
acumulación de deformadón produzca la ruptura del das, o la tierra sobre la superfide de falla podrá per­
suelo y la formadón de una superfide de falla gene­ manecer en su posidón, desde luego en un estado no
ralizada en el interior de la propia ladera. Es lídto muy alejado del equilibrio límite o crítico. Ello de­
pensar que la degradadón de la resistenda por de­ penderá, primordialmente, de la indinadón de la
formadón (Fig. Vl-2) desempeñe un papel impor­ superfide de falla formada y, en menor grado, de las
tante en cl mecanismo de formadón de la superfide restriedones que creen al deslizamiento las heteroge-
de falla así como los efectos de falla progresivos neidades c irregularidades de forma y materiales que
(ver párrafo VI-4 de este mismo capítulo) pues es puedan existir a lo largo de la superficie de falla.
lógico que la ruptura se produzca primeramente en En prindpio, cl caso se puede concebir como algo
las zonas de mayor concentradón de esfuerzos actuan­ similar al equilibrio de un cuerpo sobre un plano
tes, ocasionándose redistribudones de éstos y la pro­ inclinado. De hecho, la superfide de falla típica de
pagadón de la propia superfide de falla. A reserva un proceso de deformadón acumulativa es de forma
de insistir posteriormente en este importante punto, casi plana (Fig. VI-4). A ello pueden contribuir va­
se puede dejar estableado desde ahora que sería la rios factores, de los que el primero y más importante
resistenda residual del suelo la que habría que con­ quizá sea la geología de la zona, pues en una ladera
siderar como disponible en estas fallas, por los nive­ natural las estratificaciones tienden a seguir la forma
les avanzados de deformación que las generan (ca­ de la frontera exterior de la ladera. Además, los pro­
pítulo I). cesos de deformadón lenta anteriores a la falla es­
Una vez producida la superfide de falla podrá timulan más bien la generadón de mecanismos de
ocurrir un deslizamiento rápido de las masas afecta-

O tra vista d d efecto de la deformación lem a sobre una Apariencia d e la superficie de falla tal com o se v e en la roña
superfide de falla previamente formada. d d pie en una de las grandes fallas de la autopista Tijuana-
(Autopista Tijuana-Ensenada.) Ensenada.
286 Estabilidad de taludes

resistencia del tip o friccio n an te puro, lo q u e ta m b ién El m


c o n trib u irá a la generación d e planos de deslizam ien­ quier foi
to. Si la inclinación del p la n o es superior al án g u lo puede p
d e fricción q u e p u ed a a trib u irs e a la m asa deslizante de talu d
respecto a las masas fijas, q u e será algún v alo r en son freci
el o rd e n del ángulo de resistencia residual del suelo, Sigui<
la m asa deslizará, pero si la inclinación d e la su p e r­ flujos se
ficie d e falla es del o rd e n del ángulo d e resistencia suite pre
resid u a l (o algo m ayor, co n ta n d o con las restriccio ­ contenid
nes locales al deslizam iento q u e se desarrollen en la meno. A
p ro p ia superficie de fa lla ), la m asa “d e sp re n d id a” tivament
p o d rá perm anecer en su posición o moverse m uy le n ­ el caso (
ta m en te ladera abajo a lo largo de la lín e a d e r u p ­
tu ra.
Los autores piensan q u e m ecanism os com o los q u e A-3.a I
antes se m encionan son m u y frecuentes en las la d e­ Otra vista del afloramiento de nna superficie de falla en la
ras naturales. D o n d eq u ie ra q u e por influ en cia d e la autopista Tijuana-Ensenada.
En e
g eología local (sobre to d o p o r la disposición d e los lugar, 1 <
contactos en tre depósitos de ta lu d o m ateriales resi­ L a in clin ació n m edia de la su p erficie d e falla es de muy ráp
duales intem perizados, con capas subyacentes m u c h o unos 15°, sien d o quizá 13° el v alo r q u e se p u ed a atri­ tamente.
m ás firm es) o po r c u a lq u ie r causa (quizá n o com ­ b u ir al á n g u lo de resistencia resid u a l d e los depósitos minos d
p re n d id a ) , la superficie d e falla se haya p ro d u cid o de talud. entre 1 c
con la inclinación ap ro p ia d a, la m asa perm an ecerá El nivel freático y en g en eral la presencia de afectan ¡
en su posición, au n q u e b a jo ella exista, ya form ad a, agua en los m ateriales en la p ro x im id a d d e la super­ len ser
u n a superficie de deslizam iento. Así puede pasar m u ­ ficie de falla desem peñan u n p ap e l fu n d am en tal en (Ref. 8 '
cho tiem po, hasta q u e u n d ía el ingeniero h a g a u n la estab ilid ad y, d e hecho, hacen algo m ás complejo com prin
co rte o construya u n te rra p lé n en esa ladera, co n lo el m ecanism o q u e se h a descrito p a ra la generación peñar u
q u e fácilm ente -rom perá u n eq u ilib rio precario y se de estas fallas. a través
ech ará encim a u n p ro b lem a q u e suele ser de graves que m a
consecuencias, al com enzar a moverse grandes m asas el agua,
d e tie rra sin m otivación aparen te. Los autores ta m ­ A-3 F lu jo s dero fli
b ié n p iensan q u e u n g ra n núm ero, quizá m u ch o un desl
m ayor de lo que g en eralm en te se piensa, d e los g ra n ­ Se refiere este tipo de falla a m ovim ientos más gran de;
des deslizam ientos de tierras q u e se producen e n las o m enos ráp id o s de u n a p arte d e la la d era natural, más san
vías terrestres que se d esarro llan sobre laderas n a tu ­ de tal m a n e ra q u e el m ovim iento en sí y la distribu­ grandes
rales o cu rren sobre superficies de falla form adas m u ­ ción a p a re n te d e velocidades y desplazam ientos re­ que se 1
cho an tes de que, con su o b ra, el ingeniero ro m p ie ra cuerda el co m p o rtam ien to de u n líq u id o viscoso. La roca ser
el e q u ilib rio preexistente. superficie d e deslizam iento o no es d istin g u ib le o se gran es]
L a Fig. VI-4 (Ref. 7) m uestra u n a falla re a l desarrolla d u ra n te u n lapso rela tiv a m en te breve; es En ;
del tip o descrito. Se tra ta de u n gran deslizam iento tam bién frecu en te qu e la zona de co n tacto en tre la m ente ;
de m asas no consolidadas de depósitos de ta lu d si­ p arte m óvil y las masas fijas de la lad era sea una chas v&
tu ad o s sobre form aciones d e roca arenisca m uy sana. zona de flu jo plástico. el efectc
trucciór
una ver
A Tijuana
grieta

Ar

Lii

Figura VI-4. Superficie de falla formada en una ladera natural.


Tipos de fallas más comunes en los taludes 287
El m aterial susceptible de fluir puede ser cual­
quier form ación no consolidada, y así el fenóm eno
puede presentarse en fragm entos de roca, depósitos
¿e talud, suelos granulares finos o arcillas francas;
son frecuentes los flujos en lodo.
Siguiendo la im portante Ref. 8, en esta o b ra los
flujos se dividirán en dos grandes grupos, según re­
sulte preponderante o no en su generación el agua
contenida por los m ateriales envueltos en el fenó­
meno. Así, se distinguirá el flujo en m ateriales rela­
tivamente secos y el flujo en m ateriales húm edos, o
el caso extrem o de flujo de lodos.

A-3.a F lu jo en m ateriales relativam ente secos


falla en la
Flujo de suelo relativamente seco.
E n este grupo quedan com prendidos, en prim er
lugar, los flujos de fragm entos de roca, desde los
fa lla es de muy rápidos (avalanchas) hasta los que ocurren len­ papel q u e en estos fenómenos p or lo com ún corres­
pueda atri- tamente. Estos movim ientos pueden explicarse en tér­ ponde al agua.
>s depósitos minos de la falla plástica de los contactos profundos Fenómenos sim ilares se han registrado en arenas
entre los fragmentos de roca y, consecuentemente, secas.
•esencia de afectan siem pre a grandes masas de fragmentos y sue­ L a Fig. VI-5 (Ref. 8 ) m uestra la form a típica de
le la super- len ser de catastróficas consecuencias. Se h a dicho estos deslizamientos.
am ental en (Ref. 8) que el aire atrapado entre los fragmentos,
is complejo comprimido bajo fuertes presiones, pudiera desem­
generación peñar u n im portante papel en la génesis del flujo, A-3.b Flujos en m ateriales húm edos. F lujos de lodos
a través de mecanismos análogos a aquellos p o r los
que m anifiesta su influencia la presión de poro en Se tra ta ah o ra de flujos qu e req u ieren u n a pro­
el agua. Es probable que en todos los casos el verda­ porción apreciable de agua con ten id a en el suelo, la
dero flujo de los fragm entos se origine a p a rtir de cual desem peña u n papel en la génesis y n aturale­
un deslizamiento convencional en la roca o de u n za de la falla; existe am plia graduación en la cantidad
lientos más gran desplom e de rocas, provenientes de formaciones de agua q u e p u ed en contener los m ateriales, así como
ira natural, más sanas, ladera arrib a del lugar en donde existan en el papel q u e ésta llega a ten er en el desarrollo
la distribu- grandes depósitos de fragm entos; en todo caso, para de la falla. L a Fig. V I -6 (Refs. 8 y 9) m uestra algu­
m ientos re- que se llegue a un verdadero flujo de fragmentos de nos croquis de deslizamientos típicos de esta n a tu ­
viscoso. La roca será preciso que éstos existan en depósitos de raleza.
g u ib le o se gran espesor y volum en m uy considerable. Los flujos en m ateriales húm edos se denom inan
e breve; es En segundo lugar, los flujos en suelos relativa­ flujos de lodo cuando es muy elevado el contenido
:to entre la mente secos han ocurrido en "loess”, asociados m u ­ de agua d e los m ateriales, por lo m enos en la zona
:ra sea una chas veces a temblores. E n este caso, aparentem ente, de fluencia, pero n aturalm ente no h ay u n a distinción
el efecto del tem blor fue causar u n a muy rá p id a des­ clara en tre los “flujos de tie rra” y los “ flujos de
trucción de la estructura del m aterial, produciendo lodo”. A veces se h ab la tam bién d e “flu jo de d etri­
una verdadera licuación, pero con el aire jugando e! tus”, cuando el m aterial que fluye contiene porcen-

grieta

terrazas

NAF.

Flujo de arena (lujo de loess (seco)


(rápido a muy rápido) (causado por sismo, muy tapido)

Figura Vl-5. Flujos n i suelos smis (R ef. 8)


T
288 Estabilidad de taludes

Roca intsmperizada
suelo, etc.

Roca sana

pizarra intemperizada
Lento a rápido

(«)

Un flu jo dt

guir a ép<
movimiem
liosos fisu
capas delg
(Ref. 12).
profundas
te, no pu<
de resister
Figura VI-6. Flujos en materiales húmedos (Refs. 8 y 9).
Los flt
chas veces
cobertura
taje apreciable, del orden de un 50% por lo menos, En otras ocasiones los flujos de tierra ocurren con zar en mu
de gravas, boleos o fragmentos de roca, embebidos independencia de cualquier otro deslizamiento ante­
mente con
en la matriz de suelo más fino, tal como es común rior. En tal caso son movimientos cuya velocidad
que pasa
que suceda en los depósitos de talud o en muchas puede variar entre límites muy amplios y que se
importanc:
laderas de suelo residual. refieren sobre todo a materiales plásticos húmedos o
cadenar a
Los flujos de tierra (en materiales térreos no de­ a suelos friccionantes muy finos. Por lo general la verdaderas
masiado húmedos) se desarrollan típicamente en el falla sigue a aumentos significativos en el contenido cluir fenói
pie de los deslizamientos de tipo rotacional en el cuer­ de agua de los materiales y al desarrollo de presio­
Los flt
po del talud, que se describen más adelante, y nes importantes en esa agua. En el caso de suelos
dón de re
a veces ocurren en forma extraordinariamente rápi­ plásticos el flujo puede continuar en forma lenta du­
fina de tal
da, como m ovim iento secundario del deslizamiento rante largo tiempo. En arcillas muy sensibles se han fragmento;
que tuvo lugar primeramente (R ef. 10). Estos flujos registrado flujos a contenido de agua constante, por ladera aba
de tierra por lo común retienen mucha de la vegeta­ disminución de la resistencia al esfuerzo cortante de­
ción original, así como la estratigrafía y aspecto ge­ bida a la degradación estructural por deformaciones
neral de la formación en la que ocurrió el desliza­ tangenciales (R ef. 3 ). B Fallas
miento primario. Los flujos de tierra en suelos granulares finos son artifici
típicos de formaciones costeras y se asocian general­
mente a la erosión marina y a fluctuaciones repeti­ B-l Falla
das de la presión de poro debidas a la ascensión y
el descenso del n ivel del agua con las mareas (Ref. Se des
11). Se originan con procesos análogos a la licuación. prácticame
En los flujos de lodo, el deslizamiento ocurre en des y que
materiales finos con muy alto contenido de agua. La con desliz
falla produce una com pleta perturbación estructu­ falla curvé
ral. L a forma típica del deslizamiento es análoga al po del tal
avance de un glaciar y la velocidad de desplazamien­ tadón. Se
to puede variar desde unos pocos centímetros por ma cuandc
año (casos reportados en la Ref. 9) hasta la corres­ esfuerzos (
pondiente a deslizamientos catastróficos (R ef. 8 ). En material/ i
flujos lentos es común que en la velocidad del movi­ cada caso
m iento influyan mucho las variaciones estacionales se tratará
del clima, en tanto que los flujos rápidos suelen se- este capítu
Un flujo en materiales húmedos.
T ip o s de fallas más comunes en los taludes 289

Muy rápido

Un flu jo de lodo. Efecto d e u na fa lla rotacional en la corona de un cam ino.

guir a épocas de violenta precipitación pluvial. Los sistencia que se supone superada al producirse una
movimientos lentos suelen ocurrir en materiales arci­ falla rotacional es generalmente la resistencia m áxi­
llosos fisurados o finam ente interestratificados con ma, en el sentido que se utiliza en e l capítulo I de
capas delgadas de arena con alto contenido de agua esta obra./Ásí pues, en el in terior del talud existe
(Ref. 12); ocurren a lo largo de superficies n o m uy un estado de esfuerzos cortantes que vence en forma
ido
profundas y con inclinación m edia que, naturalm en­ más o menos rápida la resistencia al esfuerzo cortan­
te del suelo/' a consecuencia de ello sobreviene la
te, no puede apartarse mucho del valor del ángulo
de resistencia residual del suelo. ruptura d el mismo, con la form ación de una super­
ficie de deslizamiento, a lo largo de la cual se pro­
Los flujos de lodo m uy rápidos se presentan m u­
duce la fallay7Estos m ovimientos son típicos de los
chas veces en laderas de las que se ha rem ovid o la
cortes y los terraplenes de una vía terrestre.
cobertura vegetal por alguna razón y suelen com en­
urren con N o se excluye la posibilidad de que existan fenó­
zar en muy modestas proporciones, creciendo rápida­
snto ante* menos de creep profundo (R e f. 6) en la fase inicial
mente con un poder de transporte del suelo sobre el
velocidad de una falla de esta naturaleza, pero su importancia
que pasa que parece fuera de proporción con su
y que se práctica será ahora más pequeña. D e hecho, se puede
importancia inicial; de esta manera se pueden desen­
oimedos o afirm ar qu e aun los deslizamientos más rápidos de
cadenar auténticos ríos de lodo, capaces de causar
general la tierra van siem pre precedidos de movimientos, agrie­
verdaderas catástrofes. Sin duda su génesis debe in ­
contenido tamientos y, en general, de señales de que la relación
cluir fenómenos de licuación de suelos.
de presio- esfuerzo-resistencia está evolucionando desfavorable­
Los flujos de detritus se producen por dism inu­
de suelos mente en el in terior del talud.¿En este sentido, es
ción de resistencia al esfuerzo cortante de la m atriz
lenta du- típica la form ación de grietas en la corona del talud.
fina de tales formaciones; la masa m óvil se rom pe en
les se han En cam bio, es probable que en e l desarrollo de
fragmentos cada vez menores a m edida que avanza
tante, por estas fallas desempeñen un papel muy im portante
ladera abajo.
irtante de- los mecanismos de falla progresiva qu e puedan tener
irmaciones lugar a lo largo de la futura superficie de desliza­
miento.
B Fallas relacionadas a la estabilidad de taludes
; finos son artificiales
n general-
ties repetí- IM Falla rotacional
scensión y
reas (Ref. Se describen ahora los m ovimientos rápidos o
licuación, prácticamente instantáneos que ocurren en los talu­
ocurre en des y que afectan a masas profundas de los mismos,
: agua. La con deslizamiento a lo largo de una superficie de
i estructu- falla curva que se desarrolla en el interior del cuer­
análoga al po del talud, interesando o no al terreno de cim en­
plazamien- tación. Se considera qu e la superficie de falla se for­
íetros por ma cuando en la zona de su futuro desarrollo actúan
la corres- esfuerzos cortantes qu e sobrepasan la resistencia del
.ef. 8 ). En m aterial/ L a resistencia que se debe considerar en
del movi- cada caso particular es una cuestión im portante que
stacionales se tratará por separado en páginas subsecuentes de C am in o destru id o p o r una gran fa lla rotacion a l (cam ino
suelen se- este capítulo; por el m om ento, basta decir que la re­ T o lu c a -M o re lia ).
290 Estabilidad de taludes

L a Fig. VI-7 muestra el perfil de algunas fallas


típicas d e l tipo rotacional.

V ctiMA tacita/ Supártki*


blindo de (alia

a) F alla d e base.

Aspecto típico de la corona de «n a falla rotacional.

Las fallas del tipo rotacional pueden producirse


a lo largo de superficies de fallas identificables con
superficies cilindrica o concoidales cuya traza con el
plano del papel sea un arco de circunferencia (por
lo menos con razonable aproximación, la cual, como
se verá, resulta muy conveniente en el momento en
que se desee establecer algún m odelo matemático de
la falla, que permita un cálculo numérico) o pueden
adoptar formas algo diferentes, en las que por lo ge­
neral influyen la secuencia geológica local, el perfil
estratigráfico y la naturaleza de los materiales. b) Falla p o r e l p ie d el talud.

d) Falla lim itada p o r un estrato firm e.


F alla rotacional p o r e l p ie d e l talud
(autopíala Pucbla-Orizaba). Figun* VI-7. Fallas rotacionales. Secciones típicas.
r

Tipos de fallas más comunes en los taludes 291

Desde luego las fallas rotacionales de form a circu­ lares con los cortes y terraplenes que él construye,
lar ocurren por lo común en materiales arcillosos son también comunes en -laderas naturales de mate­
homogéneos o en suelos cuyo comportamiento mecá­ riales homogéneos y finos (muchas veces en las fo r­
nico esté regido básicamente por su fracción arcillo­ madas por arcillas sobreconsolidadas); cuando las la­
sa. En general afectan a zonas relativamente profun­ deras son muy tendidas, las superficies de falla
das del talud, siendo esta profundidad mayor (ha­ pueden desarrollarse con poca profundidad (parte e
blando sólo del mismo, sin considerar el terreno de de la Fig. V I-7 ). Las fallas rotacionales circulares
¿mentación) cuanto más escarpado sea aquél. Aun­ pueden ser de cuerpo de talud o de base; las prime­
que el ingeniero asocia las fallas rotacionales circu- ras se desarrollan sin interesar al terreno de cimen­
tación, en tanto que las segundas se desarrollan par­
cialmente en él.
A l ocurrir las fallas circulares pueden afectar a
masas muy anchas, en comparación con las dimensio­
nes generales de la falla, en cuyo caso dan lugar a
verdaderas superficies cilindricas, o pueden ocurrir
en forma concoidal, con un ancho pequeño compa­
rado con su longitud (Fig. V I- 8 ). En esta figura se
muestra también una perspectiva de una falla típica,
la que se aprovecha para introducir la nomenclatura
usual).

Falla rotacional de base. Obsérvese la salida de la su perfide


de falla al p ie del talud.

a) Falla d e fren te am plio.

El agrietamiento señala
el contorno de la concha

b) Falla concoidal.

Agrietamiento
la forma
Falla rotacional. la falla

Talud principal
o escarpio

) blando

m ñ á s tr.t.
*♦ firme

i firme. c) Nomenclatura de una zona de


falla circular.
as. Figura VI-8. T ip os de fallas rotacionales.
292 Estabilidad de ta lu d é

Las fallas rotacionales de forma distinta a la circy. jntervient


la r típica parecen estar asociadas sobre todo a arcilla
senta a v
sobreconsolidadas, qu e se presenten en taludes no lio.
mogéneos,- por diferencias en la meteorización, iw
influencia de la estratificación o por otras causas que B-2 Fall
se reflejen en discontinuidades o en desorden estruc.
tural en el talud. Son, por lo tanto, típicas de cortes. { Estas
O curren siempre acompañadas de gran fragmenta, tos trasla
ción de los materiales involucrados (R ef. 8 ). sobre suf
L a forma de la superficie de falla, que es siempre das a la
curva en estos casos, sólo idealizadamente se puede zados a ¡
considerar circular o form ada por lo menos en parte [ L a su
por arcos de circunferencia, tal como hasta ahora se ralela al
ha mencionado. Esta es una suposición qu e conviene por dos <
hacer, sobre todo con fines de cálculo, según se verá tamiento.
más adelante. En realidad está influ ida por fallas, Los e
juntas, contactos y otras discontinuidades de los ma­
teriales. Este hecho es especialmente notable en sue­
los residuales, com o se verá luego.
Producido el deslizamiento, la cabeza de la falla
puede presentar taludes casi verticales, por lo que ten­
derán a producirse nuevas fallas, si el in gen iero no

Agrietamiento

Superficie de falla

O tro e je m p lo d e una gran fa lla rotacion a l (cortesía de


T . Sm ith, d e l L a b o ra to rio d el D p to. d e carreteras de a) En bloque.
C aliforn ia , U . S. A .).

„™ n iria d a p o r la estratificación d el terren o natu ral.


b) Falla en b lo q u e propiciada p

Agrietamiento

Estrato poco resistente


Desarrollo
del Dpto.

c) D espren dim iento superficial. . .


F ig u r a VI-9. Fallas traslacionales.
r

T ip o s de fallas más co tu unes en los taludes 293

a a l a citen. interviene oportunam ente; este mismo efecto se pre­ por lo común de arcillas blandas o de arenas finas
:1o a a r c illa senta a veces en los costados de la falla. o lim os no plásticos sueltos. C on mucha frecuencia,
t u le s n o R i la d eb ilid ad del estrato está ligada a elevadas presio­
iz a c ió n , por nes de p oro en el agua contenida en las arcillas o a
i c a u s a s que g.2 Falla traslacional. fenóm enos de elevación de presión de agua en estra­
r i l e n estrilo tos de arena (a cu ífero s ). En este sentido, las fallas
í s d e cortes, : Estas fallas por lo general consisten en m ovim ien­ pueden estar ligadas tam bién al calendario de las
fra g m e n ta - tos traslacionales importantes del cuerpo del talud tem poradas de lluvias en la región.
S ). sobre superficies de falla básicamente planas, asocia­ Las fallas del m aterial en bloqu e (parte a
de la
3 es siem p re das a la presencia d e estratos poco resistentes locali­ F ig. V I-9 ) muchas veces están asociadas a disconti­
te s e puede zados a poca profun didad bajo el talud. nuidades y fracturas de los materiales qu e form an
io s e n parte [*La superficie de falla se desarrolla en form a pa­ un corte o una ladera natural, siem pre en añadidura
>ta a h o r a se ralela al estrato d éb il y se remata en sus extremos al efecto del estrato d éb il subyacente.
u e c o n v ie n e por dos cantiles, por lo general formados por agrie­ Las fallas de una franja superficial (p a rte de c
g ú n s e verá tamiento. la Fig. V I-9 ) son típicas de laderas naturales form a­
por fallas, Los estratos débiles que fomentan estas fallas son das por materiales arcillosos producto de m eteoriza­
d e lo s ma- ción de las formaciones originales. Se suelen p rovo­
i b l e e n sue- car por el efecto de la sobrecarga impuesta por un
terraplén construido sobre la ladera. En estas fallas
de la falla el m ovim ien to ocurre casi sin distorsión (R e f. 13).
lo que ten-
íg en iero no
B-3 Fallas con su perficie compuesta

Este tip o de fallas abarca m ovim ientos en que


se com binan la rotación y la traslación, dando lugar
a superficies de falla compuestas en que se desarro­
llan zonas planas a la vez que tramos curvos, asim i­
lables a arcos circulares.
En general, estas superficies están predeterm ina­
das por la presencia de heterogeneidades dentro del
talud. L a falla que se muestra en la parte d
de la
Fig. V I-7 se puede considerar de este tipo o sim ple­
Efecto de una falla traslacional. m ente circular, un tanto al gusto del ingen iero qu e
la clasifique. En general, es el predom inio de las par­
tes circulares o planas el qu e sirve para clasificar la
fa lla com o rotacional o traslacional, quedando la ca­
tegoría de falla compuesta para los casos en que am­
bas curvas se reparten más o menos por igual.
En general, cuanto m enor sea la profu n didad a
q u e la heterogeneidad aparezca (fallas, juntas, un
estrato débil, etc.) m ayor será la com ponente trasla­
cional en la falla.
L a Fig. V I- 10 muestra un croquis de una falla tí­
pica de esta naturaleza.
Las fallas compuestas suelen producir la distor­
sión de los materiales, q u e es típica de las fallas
circulares (R e f. 14 y 15).

B-4 Fallas m últiples

Se trata ahora de estudiar aquellas fallas qu e se


producen con varias superficies de deslizamiento, sean
simultáneas o en ráp id a sucesión,, C on vien e distin­
g u ir las fallas sucesivas y las regresivas (F ig. V I-1 1 ).
Desarrollo de una falla traslacional. (Cortesía de T. Smith Am bas son comunes en laderas naturales en las qu e
del Dpto. de Carreteras de California, U. S. A.) se practica un corte.
r

294 Estabilidad de taludes

Formación i
(carretera P

) Las fallas traslacionales regresivas ocurren en ca­


pas superficiales y muchas veces también se asocian
a arcillas fisuradas y lutitas. Parece que cuanto más
cohesivo sea el m aterial menos unidades tienden a
formarse en la masa deslizante. (Refs. 9 y 16.)
Las fallas sucesivas (parte c de la Fig. VI-11) sue­ %
len consistir en un conjunto de deslizamientos rota­
cionales superficiales. Son características de las últi­
mas etapas de degradación en laderas de arcilla so-
breconsolidada o fisurada (como la arcilla de Lon­ i ' , pfes,
\ ... *A *
dres, Ref. 9, en la que se forman en laderas con in­
clinaciones hasta de 8 o) . A veces las fallas forman
un escalonamiento sumamente regular.
c) Fallas sucesivas.
F igura VI-11. Fallas múltiples.

Las fallas regresivas se form an a partir de una


primera (la situada más ladera a b a jo ), por la ines­
tabilidad en que sucesivamente van quedando las
zonas de cabeza de cada falla que se forma. Todas
las superficies de falla suelen concurrir a una super­
ficie fundamental. Pueden existir de tipo rotacional
o traslacional (partes a y b de la Fig. VI-11).
Las fallas rotacionales regresivas ocurren con fre­
cuencia en regiones de topografía m ovida o esca­
lonada, en que existan importantes fenómenos de
erosión (R ef. 9 ), especialmente si existen estratos
gruesos de arcillas sobreconsolidadas, fisuradas o de U n g ra n d<

lutitas, sobreyacidos por espesores grandes de roca o V ib o r illa s , 3

suelos firmes. U n a fa lla r o ta c io n a l r e g re s iv a en to b a fra c tu ra d a .


T ipos de fallos más com unes en los taludes 295

C Derrumbes y caídos

Estas fallas son típicas tanto de las laderas natu­


rales como de los cortes practicados en aquéllas. A
veces suceden tam bién en otros lugares fu era de las
vías terrestres propiam ente dichas, pero ejercien do
cierta influencia sobre éstas; tal, por ejem plo, es el
caso de los derrumbes qu e pueden ocurrir en la o ri­
lla de un río, com o consecuencia de la erosión de la
corriente.
P o r lo general consisten en desprendim ientos lo­
cales de no muy grande volumen, aunque natural­
m ente existen desprendim ientos de grandes masas
fragmentadas que se deben clasificar com o derrum ­
bes. En estas fallas no puede hablarse de una super­
fic ie de deslizamiento, y el desprendimiento suele es­
tar predeterm inado por las discontinuidades y fisuras
preexistentes. Suele suceder que éstas se abran al
construirse el corte y qu e su frente quede sin el an­
terior confinam iento lateral, lo que da ocasión a
que se aflojen los fragmentos, actúen presiones hi-
drostáticas del agua acumulada y otros efectos inde­
seables.

Formación de calizas que propicia caídos y derrumbes


(carretera Puebla-Orizaba).

rren en ca­
se asocian
cuanto más
tienden a
16.)
V I-11) sue-
ientos rota-
de las últi-
; arcilla so­
lía de Lon­
j a s con in-
lias forman
Formación en dolomitas fragmentadas que propician caídos.

. «a ?
Un gran derrumbe en un corte para ferrocarril. (Vía e
Viborillas, Villa de Reyes.) errea
U n caído de fragmentos de roca.
2% Estabilidad de taludes

Los derrumbes y caídos están siempre asociados


terrestre
a cantiles o cortes escarpados y con mucha frecuen­
acción d<
cia a las arcillas fuertem ente sobreconsolidadas, e x ­
rente y <
cluyendo las rocas. (Refs. 17 y 18.)
establecei
dentemei
D O tros tipos de fallas, n o directam ente asociadas
OiáónJ I
libro (pá
a la resistencia al esfuerzo cortante de los suelos
tud de 1<
Se desea tratar en este apartado tres tipos espe­ de preser
blema de
ciales de fallas, cuyo mecanism o no depende, por lo
normas j
m enos directa y casi exclusivam ente, de la resistencia
la red de
al esfuerzo cortante del suelo. Esto no qu iere decir
que tan im portante p rop ied ad n o influya en m ayor En el
o m enor grado en la generación y desarrollo de estas mucho q
fallas. naturalez
La tabla
Se mencionará en. prim er lugar a las fallas por
douniden
erosión, tan frecuentes y dañinas en los terraplenes
y cortes en las vías terrestres^ Se trata del resultado L a tu
del ataque superficial de los agentes erosivos sobre partícula*
los materiales que com ponen el taludj El vien to y el efecto de
agua (llu via o escurrim iento superficial) son los de agua.,
agentes cuyos malos efectos el ingeniero ha de in ten ­ removida
les, p o r ]
tar contrarrestar con m ayor frecuencia en las vías
con maye
terrestres. L a falla se m anifiesta en irregularidades,
meno d e
socavones y canalizaciones en el plano del talud, o r i­
una vez
ginalm ente regular; si no se detienen con las normas
metro d e
q u e más adelante se tratan, estos defectos podrán
rior d el i
progresar hasta la eventual destrucción del talud, en
nómeno <
el caso de un terraplén, o hasta atacar profundam en­ Erosión por lluvia de un terraplén arenoso no protegido.
(Carretera Villa Cardel, Veracruz.) progresa
te un corte, con consecuencias a veces m uy graves;
rraplén.j
en este ú ltim o caso, resulta m uy d ifícil distinguir las
bordo, al
fallas de erosión típicas del ataque a los materiales
un terraplén a la tubificación es qu e por algún mo­ tro sufici
d e un corte por m eteorización o descomposición q u í­
tivo aquél em balse agua durante un lapso conside­ nución d<
mica, q u e a veces desempeñan un papel tan im p or­
rable, suficiente para que se establezca un flu jo a su U n fa
tante en la estabilidad de cortes de roca con juntas
través.. Q ue el terraplén embalse es, sin duda, una es la insi
rellenas de suelo o en cortes practicados en arcillas
condición que se presenta con relativa frecuencia cuando é:
fuertem ente sobreconsolidadas, lutitas, pizarras meta-
(cruce por zonas pantanosas, vasos de presas, zonas Esta insu
m orfizadas, etc.
de inundación de ríos, esteros, e t c .), pero seguramen­ todo, en
En segundo lugar conviene mencionar las fallas
te es bastante más raro que el terraplén de una vía tales com
por tubificación (Refs. 18 y 19), que si bien no se
T e n ie
consideran frecuentes en las vías terrestres, quizá han
gares en
sido causa de m ayor núm ero de problemas de lo que
y en torr
usualmente se estima. L a situación típica que expon e
los, se pu
ticos d e 1
bificación
vigilar m
materíale:
En tei
Has p o r ;
cial en el
Es seg
tres se pi
sentido ti
meros oc
largo del
ción en e
los blan d
Efecto de la erosión. Nótese que al perderse material en **
pie del talud y en su cuerpo, comienza a desarrollarse uní terreno d
Efecto de la erosión de una corriente fluvial. falla rotacional. res en q i

I
Tipos de fallas más comunes en los taludes 297

terrestre quede durante mucho tiempo expuesto a la ferenciales puedan ser particularmente grandes. Sin
acdón de agua en sus dos taludes, con tirante dife­ embargo, es d ifíd l concebir que un caso de este tipo
rente y desnivel Importante, de manera que pueda de agrietamiento se presente en forma peligrosa y sis­
establecerse un flujo con gradiente hidráulico sufi­ temática. El agrietamiento longitudinal respecto al
cientemente alto para generar problemas de tubifi- eje de la obra vial es mucho más frecuente o, por lo
cadón. En el apéndice que figura al final de este menos, mucho más frecuentemente perceptible; ocu­
libro (párrafo A - l l ) se establece el orden de magni­ rre sobre todo por movimientos diferendales de los
tud de los valores del gradiente hidráulico que han hombros del terraplén y su parte central. Se mani­
de presentarse para que llegue a constituirse un pro­ fiesta por la aparidón de dos familias de grietas si­
blema de tubificadón; en el mismo apéndice se dan métricas respecto al eje d d camino, ubicadas en los
normas para cuantificar dicho gradiente a partir de hombros, incluso en las zonas extremas de la parte
la red de flujo que se trace a través del terraplén. usualmente pavimentada; estas grietas continúan en
En el capítulo I I I de este libro se insistió en lo forma casi ininterrumpida durante decenas o cente­
mucho que influye en el riesgo de tubifleadón la nares de metros. Muchas veces esta forma de agrieta­
naturaleza de los materiales que forman el terraplén. miento constituye un problema importante a cuya
La tabla II I - l resume mucho de la experienda esta­ solución ha de avocarse el ingeniero, tanto por la
dounidense al respecto.
magnitud de las grietas que se forman, como por
L a tubificación comienza cuando hay arrastre de el avance que d fenómeno pueda ir teniendo con el
partículas de suelo en el interior de la masa por tiempo, hasta provocar la eventual destruedón del
efecto de las fuerzas erosivas generadas por el flujo terraplén en conjunto. Todavía se discute cuál pue­
de agua. Una vez que las partículas empiecen a ser da ser la génesis de los más importantes fenómenos
removidas van quedando en el suelo pequeños cana­ de agrietamiento longitudinal que se han reportado,
les, por los que el agua arcula a mayor veloddad, pero parece ser que son causa importante los movi­
con mayor poder de arrastre, de manera que el fenó­ mientos diferendales por distinto grado de secado en­
meno de tubificadón tiende a crecer continuamente tre los materiales cercanos a los hombros y taludes
una vez que comienza, aumentando siempre el diá­
metro de los canales que se van formando en el inte­
rior del terraplén. Otra característica curiosa del fe­
nómeno es que, comenzando en el talud aguas abajo,
progresa hacia atrás, es dedr hada el interior del te­
rraplén. El lím ite del fenómeno es el colapso del
bordo, al quedar éste surcado por huecos de diáme­
tro sufidente para afectar la estabilidad por dismi-
nuaón de secdón resistente.
Un factor que contribuye mucho a la tubiñeadón
es la insufidenda de compactadón en el terraplén,
cuando ésta afecta a suelos susceptibles (tabla I I I - l ) .
Esta insufidenda de compactadón es común, sobre
todo, en la vedndad de muros o superficies rígidas,
tales como ductos o alcantarillas.
Teniendo en cuenta que las alcantarillas son lu­
gares en donde es común que exista tirante de agua
Y en tom o a los cuales es d ifíd l compactar los sue­
los, se puede afirmar que constituyen los puntos crí­
ticos de la vía terrestre en lo que al problema de tu­
bificadón se refiere. Alrededor de ellas se deberá
vigilar muy espedalmente la susceptibilidad de los
materiales que se empleen.
En tercer lugar se debe hacer referenda a las fa­
llas por agrietamiento que tienen importanda espe­
cial en el caso de terraplenes.
Es seguro que en los terraplenes de las vías terres­
tres se puedan presentar agrietamientos tanto en el
sentido transversal como en el longitudinal. Los pri­
meros ocurrirán por asentamiento diferendal a lo
largo del eje del camino y sólo serán de considera-
dón en el caso de terraplenes construidos sobre sue­
los blandos, por ejemplo en zonas de transidón con
terreno de dmentadón de mejor calidad o en luga­ Agrietamiento longitudinal anterior a la pavimentación d d
res en que, por alguna razón, los asentamientos di­ raarino Eacáic e g iChf f m aL
298 E s ta b ilid a d d e talud es

del terraplén y los de la zona central del mismo, mu­


peta m u (
cho menos expuestos a la evaporación solar.
contribuí]
La Fig. V I-12 ilustra la idea que se ha expuesto.
El co]
Originalmente existe un terreno de cimentación
para este
arcilloso, blando y compresible, probablemente situa­
conjunto
do en una zona plana o en hondonada, con nivel
ciadas a 1
freático próximo a la superficie, sobre el cual se cons­
Por ot
truye un terraplén. Supóngase que ese terraplén se
gitudinal
construye con materiales finos, con fracción arcillosa
el terrenc
importante, de manera que sean susceptibles de cam­
cilloso, bl
bio de volumen al variar el contenido de agua. En
y sequías
tales condiciones la colocación del terraplén restringe
este suele
la evaporación en un área, favoreciendo así la con­
censos de
centración de agua bajo el mismo; es de esperar que
fenómenc
el nivel freático bajo éste incluso tienda a elevarse
grietas loi
un poco.
tos que r
Si el lugar que se considera es de acción climá­
este impe
tica intensa, en el sentido de tener una estación llu­
observade
viosa abundante y concentrada y largos periodos de
mados pe
acción solar enérgica, será posible imaginar que al
cos por s
fin de la temporada de lluvias tanto el terreno de s raleza mí
cimentación como el material del terraplén tengan
pensos a
alto contenido de agua, por acción combinada de los
S H g p i tamiento
aportes naturales y de la capilaridad, de manera que
Es inc
cuando comience el periodo de sequía y la acción so­
ÉSI que form
lar, debe producirse una fuerte evaporación en los sue­
pactación
los expuestos, que serán principalmente los de los
arrollo d<
hombros y taludes del terraplén (zonas rayadas de la m sm tra la zo
Fig. V I-1 2 ); como consecuencia de tal evaporación,
de los su<
estos suelos tendrán una fuerte contracción volum é­
tamiento;
trica. Es difícil definir las fronteras entre estas zonas
Grietas longitudinales en un terraplén. dista de i
de intensa evaporación y la central, de suelos no
(C arretera Apaseo-Irapuato.) nicas con
afectados, pero en la Fig. VI-12 se han dibujado ten­
graduacic
tativamente con base en los datos de la R ef. 20, en
13 son n
la que se ofrece un prim er estudio, quizá no conclu­ Au n actuando la evaporación solar, las partes cen­
cuando s*
yente, del problema. L a consecuencia de tales defor­ trales del terraplén se mantendrán protegidas y hú­
más fino;
maciones volumétricas diferenciales será la formación medas por capilaridad; esto explica que el efecto de
plasticida
de dos zonas simétricas de agrietamiento, como las los cambios volumétricos diferenciales se pueda pre­
las anteri
que se muestran en la Fig. VI-12. sentar aun en terraplenes no protegidos por una car-
agrietarse
Se ha:
tamiento
de roca
pactación
tados del
incorpore
Zoná de ag rietam iento Zona de ag rietam ien to

100
90
80
70
60
50
401
30
20
10
Suelo blando 0
Nivel freático original

Nivel freático después


de colocar el terrap lén
Figura V I-
F igu ra VI-12. Mecanismo d el agrietam iento lon gitu d in al de terraplenes (R e f. 20).
Tipos de fallas más comunes en los taludes 299

peta mucho más impermeable, si bien ésta deberá rraplenes agrietados se hayan compactado con con­
contribuir a la intensidad del fenómeno. tenidos de agua bastante más bajos que la humedad
El conjunto de suposiciones que se han hecho óptima de campo.
para este caso hipotético constituye, por cierto, el Narain (R ef. 22) reportó que si se compactan
conjunto de circunstancias que suelen presentarse aso­ las arcillas a la humedad óptima de campo se aumen­
ciadas a los problemas de agrietamiento longitudinal. ta substancialmente su flexibilidad, en relación con
Por otra parte, es cierto que el agrietamiento lon­ una compactación hecha con contenidos de agua 2%
gitudinal también suele aparecer en lugares en que ó 3% abajo de dicho óptimo de campo; aumentos
el terreno de cimentación es predominantemente ar­ subsecuentes del contenido de agua parecen tener
cilloso, blando y compresible. L a sucesión de lluvias poca influencia. Tam bién se afirm a en el mismo es­
y sequías produce fuertes cambios volumétricos en tudio que no existe una buena correlación entre las
este suelo, que se manifiestan en elevaciones y des­ deformaciones que producen agrietamientos en un
censos de su nivel. N o está claro el papel que este terraplén y las que se obtienen al hacer una prueba
fenómeno pueda desempeñar en la formación de las típica .de compresión y expansión en el laboratorio,
grietas longitudinales y éste, es uno de los varios pun­ de manera que éste no es un índice confiable para
tos que requieren investigación adicional en torno a juzgar las posibilidades de agrietamiento.
este importante problema. En contrapartida, se han- En el capítulo I V de este libro se mencionan al­
observado grietas longitudinales en terraplenes for­ gunos datos de interés para establecer la influencia
mados por material susceptible a cambios volum étri­ de la compactación en la flexibilidad del terraplén
cos por secado, pero cimentados en terreno de natu­ que se obtenga.
raleza más bien granular, probablemente poco pro­
pensos a cambios de volumen; en estas zonas, el agrie­
E Fallas por licuación
tamiento longitudinal parece ser menos intenso.
Es indudable que la naturaleza de los materiales
Los fenómenos de licuación consisten en la pér­
que forman el terraplén y sus condiciones de com­
dida rápida de resistencia al esfuerzo cortante, tem­
pactación deben tener enorme influencia en el des­
poral o definitiva (Ref. 18). T a l pérdida conduce
arrollo de las grietas. L a Fig. VI-13 (Ref. 21) mues­
al colapso a cualquier estructura vial edificada sobre
tra la zona en que caen las •curvas granulométricas
o hecha de un material que entre en licuación.
de los suelos aparentemente más susceptibles al agrie­
Ya en el párrafo 1-14 del capítulo I se menciona­
tamiento; aunque la evidencia de que se dispone
ron las dos causas a que puede atribuirse esa pérdida
dista de ser completa, parece que las arcillas inorgá­
de resistencia: por incremento de los esfuerzos cor­
nicas con índice de plasticidad menor que 15 y con
tantes actuantes y desarrollo correspondiente de pre­
graduación dentro de la zona marcada en la Fig. V I-
sión de poro o, el que es el caso que realmente inte­
13 son más susceptibles el agrietamiento sobre todo
partes ceñ­ resa en este momento, por desarrollo rápido de ele­
cuando se compactan del lado seco, que otros suelos
idas y hú- vadas presiones en el agua intersticial, quizá como
más finos o más gruesos. Las arcillas con índice de
1 efecto de consecuencia de un sismo, una explosión, etc. Esta
plasticidad mayor que 20, aunque sean más finas que
pueda pre- segunda causa se asocia a un colapso estructural rá­
las anteriores, aguantan mucha más deformación sin
)r una car­ pido del suelo, cuyos vacíos, saturados de agua, tien­
agrietarse.
den a reducirse, desarrollándose presiones en aquélla.
Se han significado por su susceptibilidad al agrie­
L a licuación casi instantánea ha ocurrido en ar­
tamiento los suelos residuales con partículas gruesas
cillas saturadas muy sensibles y en arenas finas suel­
de roca blanda, que se pulverizan durante la com­
tas, sobre todo en condición saturada.
pactación. Estos suelos con frecuencia quedan compac­
Com o ya .se explicó en el párrafo III-2 del capí­
tados del lado seco, por la dificultad que hay para
tulo I I I , los suelos granulares más susceptibles a la
incorporarles agua. Es común encontrar que los te-
licuación son los finos, de estructura suelta, satura­
dos. Estas características describen a las arenas finas
y uniformes y a los suelos finos no plásticos, o sus
mezclas. Las arenas sueltas con D 10 < 0 . 1 mm y coefi­
ciente de uniformidad Cu < 5 y los limos con índice
< de plasticidad menor que 6 son los materiales más
V)
< peligrosos, tanto formando parte del cuerpo del te­
CL
UJ rraplén, como en el terreno de cimentación.
o Las fallas por licuación en arcillas se han repor­
tado siempre (Refs. 23 y 24) asociadas a arcillas ma­
s?
rinas emergidas por la recuperación isostática de los
continentes y lavadas con posterioridad, con lenta
substitución del agua salada originalmente contenida
DIAMETRO OE LA PARTICULA (mm) en sus poros por agua dulce, lo que provoca inter­
Figura VI-13. Granulometría de los suelos más susceptibles cambios catiónicos (pérdida de iones sodio) que pro­
de agrietamiento. pician la disminución de la resistencia al esfuerzo
T
300 E s ta b ilid a d de ta lu d e s

cortante y un gran aum ento en su sensibilidad. Esta a rtificia les ), algunas peculiaridades que son dignas de
m enor resistencia conduce a un m enor m argen de se­ com entarios por separado. Recientem ente se ha pu.
guridad en los t a l u d e s q u e se form an en estos suelos, b licad o la m uy com pleta R e f. 25, y fue con base en t
que fallan sin causa aparente. En la falla, la arcilla ella, com o principal punto de enfoque, com o se or­
se rem oldea hasta llegar a la condición de un líq u i­ denaron los comentarios qu e siguen.
do, estado que se conserva de manera perdurable, En conexión con la estabilidad de los taludes en
pues la falta de iones en el agua im p id e la reestruc­ los suelos residuales existen tres conceptos que des­
turación. em peñan un papel m uy im portante; estos son el per.
Ya se m encionó en este mismo capítulo cóm o pue­ fil de m eteorización, las estructuras heredadas y, na­
den ocurrir fenóm enos de licuación en arenas y sue­ turalm ente, el efecto del agua subterránea.
los granulares secos por desarrollo de presiones de E l p erfil de m eteorización es la secuencia de ca­
aire; en realidad esta es una form a de licuación pas d e materiales con diferentes propiedades que se
de gran interés, poco estudiada hasta este momento. ha form ado en el lugar d on d e se la encuentra y que
sobreyace a la roca n o meteorizada. En realidad en
F Falla por deform ación en los hom bros lo qu e sigue será preciso considerar también ciertos
de los terraplenes perfiles de suelos no propiam en te formados “ in si tu”,
sino con m ayor o m enor grad o de transporte, tales
Consiste esta falla en la deform ación progresiva com o los perfiles en depósitos de talud, de piemonte,
y acumulativa de los hombros del terraplén, que se coluviales, etc.; la razón es que el comportamiento
desplazan verticalm ente hacia abajo, produ cien do una de estos perfiles y sus condiciones de estabilidad son
sección redondeada o escalonada en la corona. A ve­ tan similares a los de los suelos residuales que no
ces, entre la zona desplazada y el resto del terraplén resulta conveniente su separación.
aparece una grieta en la dirección paralela al eje de E l p erfil de m eteorización se forma tanto por
la vía, la cual puede llegar a ser el in ic io de un des­ ataque mecánico com o p or descomposición química.
lizam iento de tierras. P u ede variar en form a considerable de un sitio a
L a exploración realizada en carreteras en funcio­ otro, sobre todo por variaciones locales en el tipo y
namiento que padecen esta falla, ha eviden ciado des­ estructura de la roca, topografía, condiciones de ero­
plazamientos verticales de 30 y 40 cm, a veces sin sión, régim en de aguas subterráneas y variaciones lo­
que se produzca ninguna ruptura en los materiales cales de clima, especialm ente en régimen e intensi­
afectados. L a falla parece estar asociada a terraplenes dad de lluvias.
construidos con com pactación deficiente y formados En casi todas las rocas metámórficas e ígneas in­
por suelos finos plásticos, en zonas con m al drenaje trusivas, el p erfil de m eteorización com prende una Si
superficial, pero con frecuencia se presenta en sec­ capa de suelo residual, una de roca m eteorizada y la
ciones cuya estabilidad general no está en entredicho. roca fresca, poco m eteorizada. Croquis de tales per­
Independientem ente de lo mucho que falta por in ­ files se muestran en la F ig. VI-14.
vestigar y dilucidar en torno a esta falla, por otra
Si
M uchos de los problem as ingenieriles de las vías (F
parte bastante común, parece ser que se trata de un
terrestres que atraviesan suelos residuales provienen d
proceso de deform ación acum ulativa lig a d o a la ac­
de la capa de transición de roca meteorizada, com­
tuación de los esfuerzos existentes en la frontera del
pren dida entre la capa superior de suelo y la inte­
talud, que tiende a deform arse descendiendo en la
rio r de roca más sana. Es d ifíc il establecer los lím i­
parte superior y expandiéndose en la inferior. R
tes entre las distintas zonas del perfil de meteoriza­
Para la explicación de esta falla se ha invocado
ción, y al respecto existen algunos criterios em píri­ R
a veces el efecto de las cargas del tránsito, cuya rueda
cos; p or ejem plo, la capa de suelo residual y de roca
exterior supuestamente haría ceder al terreno por
m eteorizada se han separado con base en el momen­
falta de con finam iento en el lado opuesto. L a apari­
to en qu e se obtienen recuperaciones de un 10% en
ción de este tip o de fallas en bordos no sujetos en
los corazones de roca, al usar exploración rotatoria,
ningún tiem po a la acción de tránsito, así como
en tanto que el porcentaje sube al 75% para distin­
modernas investigaciones sobre deform ación de te­
g u ir la capa interm edia de la roca sana basal.
rraplenes con el uso de la técnica del elem ento fin i­
L a Fig. V I - 15 muestra algunos perfiles de meteo­ original, j
to, parecen indicar, sin lugar a dudas, que la génesis
rización típicos en rocas sedimentarias comunes. Se En las roe
del problem a estriba en el estado general de esfuer­
pueden observar algunas diferencias substanciales con es común
zos interiores de la estructura y no en nin gú n efecto
respecto a los perfiles en rocas ígneas y metamórfi- te todos le
externo.
cas. P o r ejem plo, en la parte ( a ) de la figura se mues­
cuente en
tra un p e rfil típico de rocas carbonatadas (calizas,
caliza que
VI-3 ALG UNAS ID E A S ACERCA DE LO S PRO BLE­ dolom itas, mármoles, etc.) en el que se ve que la
mente irre
M A S D E E S T A B IL ID A D D E T A L U D E S E N SUE­ cubierta de suelo residual puede ser ahora m uy va­
cilla (R e f
L O S R E S ID U A L E S ria b le en espesor y calidad. Este suelo procede de la
que su tra
solución de la roca orig in a l y con frecuencia es arci­
Los suelos residuales presentan, en lo qu e se re­ lloso, pero puede ser arenoso y conglomerático; por En las
fiere a la estabilidad de sus taludes (naturales y aun lo gen eral presenta un porcentaje ínfim o de la roca sidual (ar<
A lg u n a s ideas de los p r o b le m a s de esta b ilid a d 301

dignas de A veces c o D e r t u r a de
suelo t r a n s p o r t o d o ,
se ha py. í P i e d r a s y fragmentos
»n base en i de r o c a )
)mo se or-

y// a
taludes en
I S u e lo R e s id u a l
. m '/ / y y \
s que des- •r,
son el per-
idas y, na*
vY. 0 ,
ic ia d e ca­
cles q u e se
n t r a y que
e a l i d a d en
ié n ciertos
II R o ca M e t e o r iz a d a .
5 “ in s itu ” ,
D orte, tales
p ie m o n te ,
o r ta m ie n to
o ilid a d son
III R o ca no M efeo rlzo d a
les q u e no

a )R 0 C A S M E T A M O R F IC A S D) ROCAS IGNEAS INTRUSIVAS


tanto por
n química,
un sit»o a
i el tipo y Zona de

nes de ero- M e t e o r i z a d dn
S U E LO
iaciones lo* DESCOMPUESTO
1 e intensi- M AD U R O I. S u e lo R e s id u a l

! ígneas in-
Suelo R e sid u al M aduro
>rende una ■dP- ' - Ú - o • • •c k
>rizada y la Roc a muy
M e t e o r iz a d a
2 tales per-
O : •; &
Suelo Residual Jo v e n .
de las vías (P re s e n ta e s tru c tu ra C D : 0 “0 '
; provienen de la ro c a m a d re ) R oca p oc o
-o-- III
M e t e o r iz a d a
izada, com- •V - -

> y la inte- -Cx:


er los lími- -o-o
: meteoriza­ R oco D e s in te g ra d a

to:o IV Roca Basal
i m Q
o -a
dos empíri- Roca Sólida
il y de roca
el momen- c ) P E R F IL EN G N E IS S d ) P E R F IL EN G R A N IT O
un 10 % en ( R e f.2 6 ) ( R e f. 2 7 )
n rotatoria,
Figura VI-14. Perfiles de meteorización típicos en rocas ígneas y metamórficas.
para distin-
asal.
s de meteo- original, pues ésta ha sido elim inada por solución. todo a la resistencia a la meteorización que han de­
omunes. Se En las rocas ígneas y metamórficas, por el contrarío, bido desarrollar muchos de los minerales de las lu ti­
anciales con es común que el suelo residual contenga prácticamen­ tas, los cuales proceden ya de la meteorización pre­
metamórfi- via de otras rocas. En estos casos suele ser notable el
te todos los constituyentes de la roca original. Es fre­
íra se mués- grado en que prevalecen los sistemas de pequeñas
cuente en muchas rocas sedimentarias del tipo de la
las (calizas, grietas y fisuras, que se pueden abrir con facilidad
caliza que el perfil de la roca meteorizada sea suma­
ve que la por relajación de esfuerzos, desencadenando procesos
mente irregular y con cavidades rellenas o no de ar­
>ra muy va- de meteorización mecánica que pueden ser m uy rá­
ocede de la cilla (R ef. 28 y partes y (a)
de la Fig. VI-15) y (b) pidos. En general las lutitas son más susceptibles a
acia es ard­ que su transición con el suelo residual sea brusca. la desintegración mecánica que a la descomposición
erá tico; por En las lutitas es común que la capa de suelo re­ química, en lo que difieren de la mayoría de las
» de la roca sidual (arcilloso) sea delgada. Esto se atribuye sobre rocas.
302 Estabilidad de taludes

medida (
ficiará m
Skemj
laderas n
das sólo
A. Sumidero con Residuos B Sum idero de C. Sumidero In c ip ie n te que no t
Arreolodos en formo Cóncova Colapso. con Arcilla B landa resistenci
san este
portantes
lares de ]
luego el
en la pr
laderas n
del ordei
cluso, lig
se consid>
Los problemas de estabilidad son comunes en la resistei
las situaciones A yC, cuando las roeos que
ma estab
se m uestran son ex p u e stas por co rtes.
orden de
del suelo
como se i
ción y dr
0 .- P E R F IL EN ROCAS CARBONATADAS Un Cc
su frecuei
blemas cc
fisuras con
"slickensides* aquel en
con areni
mes que
permeabh
tración.
Los p<
den varia:
grado de
pueda da

C - PERFIL EN LUTITAS

Figura VI-15. Perfiles de meteorización típicos en algunas rocas sedimentarias.

Cobvld
L a mayor parte de los problemas de estabilidad L a forma más típica de ruptura de laderas en lu-
en suelos residuales producto de la meteorización de tita es el deslizamiento poco profundo que se india
rocas metamórficas e ígneas ocurren en la capa de sue­ con A en la parte (c ) de la Fig. VI-15; tal deslizamien­
lo residual superficial por fenómenos relacionados to suele estar aparejado a un nivel freático anormal­
con incrementos de presión de poro (flujos por llu­ mente alto en la lutita fisurada subyacente. El desli­
vias) , o en la capa intermedia de roca meteorizada zamiento de tipo B de la misma figura está asociado
por influencia de diaclasas y fracturas heredadas de a pequeñas capas débiles o muy permeables Ínteres-
la roca original. En estos perfiles es muy común que tratificadas con lutita, situación muy común, por
existan fuertes fluctuaciones estacionales de los ni­ cierto. El deslizamiento C de la misma figura estará
veles piezométricos en las distintas capas que los típicamente asociado a una capa de arcilla muy blan­
forman. da y poco resistente. Es común que deslizamientos
Los problemas de estabilidad más comunes liga­ del tipo B ó C se hagan progresivos o sucesivos. Al
dos a las calizas y otras rocas carbonatadas emanan desarrollarse deslizamientos profundos, acompañados
de los sumideros, de la fracturación intensa y de las de pequeños movimientos, aumenta la permeabilidad
frecuentes intercalaciones de arcillas blandas (parte de la masa fallada y la posibilidad de filtraciones,
( b ) de la Fig. V I-1 5 ); en estas formaciones es común pero por lo general permanecen las mismas condicio­
que se definan zonas de intensa concentración de nes de flujo para el agua detrás y debajo de la masa
flujo. deslizante; si la masa deslizante no colapsa, cualquier
Algunas ideas de los problemas de estabilidad 303

medida que favorezca el drenaje de esas aguas bene­ Henkel (R ef. 31) ha estudiado teóricamente la
ficiará mucho la estabilidad del conjunto. inclinación que pueden tener en condiciones estables
Skempton (Refs. 29 y SO) ha hecho ver que las estos perfiles, llegando a conclusiones similares a las
laderas naturales en lutitas y arcillas sobreconsolida- que se han mencionado para las lutitas solas, de ma­
das sólo serán estables para ángulos de inclinación nera que el ángulo de inclinación lím ite resulta com­
que no excedan mucho de la mitad del ángulo de prendido para la ladera natural entre la mitad y el
resistencia residual y que, desde luego, no sobrepa­ valor completo del ángulo de resistencia que pueda
san este últim o valor. Puede haber variaciones im­ atribuirse al material a través del cual vaya a pre­
portantes a tales límites por distribuciones particu­ sentarse el deslizamiento. A este respecto ha de no­
lares de la presión de poro dentro de la masa. Desde tarse que en muchas ocasiones será e l residual el án«
luego el lím ite anterior es teórico y, como ya se dijo, guio de resistencia que se deba considerar en los per­
en la práctica será relativamente común encontrar files de lutitas interestratificadas con areniscas.
laderas naturales estables con ángulo de inclinación La Fig. VI-16 muestra algunos perfiles típicos de
del orden del ángulo de resistencia residual o, in­ lutitas y areniscas, así como los problemas de estabi­
cluso, ligeramente mayores. Si el tipo de falla que lidad de taludes que con más frecuencia se pueden
se considera en la ladera es de los que dependen de generar.
la resistencia máxima, el ángulo de inclinación máxi­ Se ven en la figura los tipos de deslizamiento (A
ma estable, en el sentido de Skempton, estará en el y B ) que son más comunes en estos perfiles y que
orden de la mitad del ángulo de resistencia máxima están siempre asociados a estructuras heredadas, aber­
del suelo, ligado a esfuerzos efectivos, es decir, tal tura de diaclasas en la arenisca por aumento de pre­
como se obtiene en una prueba lenta, con consolida­ sión de poro, zonas de debilidad asociadas a la- es­
ción y drenaje. tratificación, problemas derivados de la expansión
Un caso especial de secuencia geológica que por de las lutitas o rupturas y erosiones debajo de los
su frecuencia tiene particular interés en muchos pro­ bloques de la arenisca.
blemas conectados con suelos residuales lo constituye Com o ya se dijo, el agua subterránea y su flujo
aquel en que aparecen las lutitas interestratificadas desempeñan un papel fundamental en la estabilidad
con areniscas. Las areniscas son muchas veces más fir­ de los suelos residuales. U n excelente resumen de los
mes que las lutitas, pero son también mucho más sistemas de flu jo de tales aguas está contenido en la
permeables y permiten la difusión del agua de fil­ R ef. 32.
tración. Los sistemas de flujo subterráneo suelen recordar
Los perfiles de arenisca y lutita intercaladas pue­ a los de flu jo superficial que los sobreyacen y que
den variar mucho por plegamiento y por el diferente reconocen a los valles principales y los grandes ríos
grado de fisuración y fracturamiento a que aquél como lugares de descarga, pero cuando hay variacio­
pueda dar lugar. nes importantes en la permeabilidad de formaciones

b ) Copos de orenieca af tarantes

N lW f p M J M t t t r i M M
la o w í w t t l

I
Figura VMS. Perfiles de meteorizadón tiplees y
, *»■ 7 .. r» ■1 , ■Ht|*c0|4) problemas de estabilidad en lutitas
interestratificadas con arenisca (Ref.
c) Copos de orsnieca cubiertos con coliVien 25).

^opyrighted material
304 Esta bilid a d de taludes

0 cálculo
relativam ente profundas, los sistemas de flu jo pue­ dos están relacionados con defectos estructurales he­
dos. T a l
den hacerse m u y com plejos y d ifíciles de defin ir para redados por los suelos residuales actualm ente pre.
laridad c
el ingeniero, aun con el a u x ilio de la geología. Es sentes. Las Refs. 33, 34, 35 y 36 citan casos de interés
sobre toe
seguro qu e el estado más crítico se tenga en grandes en este sentido.
de tener
cortes en qu e exista una cobertura d e suelo altamen­ L a peligrosidad d e las discontinuidades se incre­
luego qu
te m eteorizado e im perm eable coexistiendo con la m enta cuando se encuentran rellenos de suelos arci­
del suele
tendencia natural del agua a a flo ra r en el frente del llosos. En general la resistencia al esfuerzo cortante
agua en
corte; este caso es especialm ente desfavorable cuan­ dism inuye cuando aum enta el grado d e meteoriza-
Dado qu
do, los suelos residuales o rocas m eteorizadas, en for­ ció n del m aterial com ponente. L a F ig. V I-1 7 (Ref.
curvas qi
ma parcial b a jo la cobertura im p erm eab le conservan 25) muestra este fen ó m en o en especímenes de roca
de este i
estructuras heredadas con o rien ta ción adversa. C on m eteorizada en g ra d o creciente (en las curvas se se­
mente se
frecuencia se desarrollan presiones im portantes en las ñalan los valores d e l ín d ice de susceptibilidad en
zos con t
zonas d e roca parcialm ente m eteorizada, en las que cada c a s o ); los especím enes corresponden a fragmen­
produce
no es raro qu e el n ivel piezom étrico se eleve aun por tos “ intactos” , es decir, n o representan la resistencia
encima d el n iv e l natural del terreno. d el conjunto, afectada d e estructuras heredadas.
Las estructuras heredadas consisten en diaclasas, En realidad el p ro b lem a básico estriba en estimar
exfoliaciones, juntas, grietas, fallas y otros defectos la resistencia del con ju n to, tom ando en cuenta la es­
estructurales q u e muestra el suelo com o herencia de PA1
tructura y la con d ición d e los m ateriales “ in situ".
los que tenía la roca original. Su in flu en cia es tal L a inform ación d isp o n ib le al respecto es p oco consis­
que con frecuencia la resistencia a l corte del m ate­ tente, pues procede d e m étodos diferentes, tales como
ria l “ in tacto” n o puede considerarse en absoluto re­ pruebas de la b o ra to rio en muestras q u e contienen
presentativa de la del conjunto. E n m ayor o m enor irregularidades, referidas en ocasiones a esfuerzos to­
grado, casi la totalidad de los deslizam ientos profun­ tales y en otras a efectivos, pruebas directas de campo Tipo i
o s

Rocas
metami

Gneiss

Esquist

Filitas

Filitas

Rocas :

Granitf

Figura VI-17. Envolventes de resistencia a'


corte en granito meteorizado
ESFUERZO NORM AL, (T, K g A n r ‘‘intacto’’.
r

A lg u n a s ideas d e lo s p ro b le m a s d e e s ta b ilid a d 305

0 c á lc u lo s r e a l i z a d o s s o b r e d e s l i z a m i e n t o s y a o c u r r i ­ de e y <¡> e x t r a í d o s d e d i c h a s e n v o lv e n t e s , e n e s p e c ia l
turales he-
dos. T a l p arece q u e la d ire c c ió n lo c a l d e la ir r e g u ­ cuando hayan de co m p a ra rse lo s re s u lta d o s o b te n i­
nente pre.
la r id a d o fr a c tu r a d esem p eñ a un p a p e l im p o r ta n te , d o s p o r d ife re n te s in v e s t ig a d o r e s , p ara poder lle g a r
; de interés
sobre t o d o s i e l d e s liz a m i e n t o a l o l a r g o d e e l l a h a a c o n c lu s i o n e s de c a r á c t e r g e n e r a l. En e ste s e n t id o
je te n e r lu g a r re m o n ta n d o o d e s c e n d ie n d o ; d esd e lo s v a lo r e s d e l á n g u l o d e r e s i s t e n c ia r e s i d u a l s o n p a r ­
;s se incre- lu ego q u e t a m b i é n i n f l u y e e l g r a d o d e m e t e o r i z a c ió n
t i c u la r m e n t e ú t i l e s p o r e v ita r la a n t e r io r p lu r a lid a d
suelos ard» ¿e l s u e l o o la ro ca y, fin a lm e n te , la p re s e n c ia de
d e re s u lta d o s. S in h a c e r a u n la d o to d a s la s lim it a ­
zo cortante agu a e n la ir r e g u la r id a d y su esta d o de p r e s io n e s .
meteoriza- c io n e s s e ñ a la d a s , l a t a b l a V l - 2 r e c o g e , c o n b a s e e n l a
D ado que lo s e n v o lv e n te s de r e s is t e n c ia s u e le n ser
ri-17 (Ref. cu rv a s q u e se a p r o x im a n a lín e a s re c ta s (c a p ít u lo 1
R e f. 2 5, a lg u n a in fo r m a c ió n g e n e r a l q u e p u d ie r a re ­
íes de roca de e s te lib r o ), la e n v o lv e n te de tr a b a jo que fin a l­
s u l t a r ú t i l c o m o n o r m a d e c r it e r i o , p e r o q u e n o e v i ­
jrvas se se- ta r á e l e s tu d io p a r t ic u la r d e c a d a c a so e n q u e h a y a n
m e n te s e o b t e n g a d e p e n d e r á d e l i n t e r v a l o d e e s f u e r ­
bilid ad en de a n a li z a r s e la s c o n d ic i o n e s de e s ta b ilid a d de un
zos c o n q u e s e h a y a n e je c u ta d o la s p r u e b a s , l o c u a l
a fragmen* p ro d u ce s e ria s c o n fu s io n e s al i n t e r p r e t a r lo s v a lo re s c o rte d a d o o d e u n a la d e r a n a t u r a l e s p e c ífic a .
resistencia
sdadas.
en estimar T A B L A VI-2
lienta la es*
PARAM ETRO S T IP IC O S D E R E S IS T E N C IA AL ESFUERZO C O R T A N T E D E SU E LO S R E S ID U A L E S
5 “ in situ”.
Y R O C A S P A R C IA L M E N T E M E T E O R IZ A D A S (C O N BASE EN LA R E F . 25)
poco consis-
tales como
i contienen Parámetros de resistencia

¡sfuerzos to*
is de campo Tipo de roca Intensidad de la c , cohesión. <¡>uf dnSul°
u Criterio para la Referencia
o suelo meteorización ( Esfuerzos de resistencia 0 (esfuerzos <¡)r obtención
totales) ( esfuerzos efectivos) (residual)
totales)

kg/cm2 — — —

Rocas
metamórficas 1

Gneiss Sano 12.5 60° Pruebas de corte d i­ 37


Medianamente descom­ recto con contactos
puesto 8 35° roca-concreto
Muy descompuesto 4 • 29° —
Muy descompuesto
(Zona falla) 1.5 27° -
Descompuesto — 18.5° — Pruebas rápidas conso­
lidadas 38

Esquistos Parcialmente meteori­


zado 0.7 35° Análisis a partir de
Meteorizado 24.5° — deslizamientos norma­
les a la esquistosidad 33

Medianamente meteo­ Prueba rápida consoli­


rizado — 15° dada con grado de sa­
21° — turación al 50% y al
100% 39

Meteorizado 26°-30° Pruebas de corte d i­


recto en pedraplén
~ ~ compactado 40

Filitas Suelo residual 0 24° Análisis de deslizamien­


to perpendicular a la
esquistosidad 33

Filitas Suelo residual 0 18° Análisis de deslizamien­


to paralelo a la esquis­
tosidad 33

Rocas ígneas

Granito Indice de calidad


(Fig. VI-17)
3 6-13 62°-63° —
5 5 57° — Pruebas de corte di­
e resistencia al
7 3 49°-52° recto en el lugar
ito meteorizado
306 E s ta b ilid a d de ta lu d e s

T A B L A VI-2. (Continuación).
ha sido cc
ción sus cc
Parámetros de resistencia lo puede i
rrafo se a
Tipo de roca Intensidad de la cu. cohesión. 4>u> dnSul° Criterio para la
tante nece;
Referencia
o suelo meteorización (Esfuerzos de resistencia A (esfuerzos 4>r obtención todas las
totales) (esfuerzos efectivos) (residual)
se concibe
totales)
resistencia
kg/cm2 — — — ante los e
10 2 45° — Pruebas de corte damental
15 1 41° — directo en el lugar que ha de
Relativamente sano Pruebas de corte di­
se ha viste
29°-32°
Parcialmente meteori­ recto en el laboratorio 25. rio o de
zado 2/°-31° ' Se vio tar
Meteorizado 26°-33° tante de ]
Muy descompuesto 0 25°-34° 35° tipifique s
Suelo residual 28°
tancial. Cc
Diorita Descompuesta 0.1 30° Pruebas rápidas conso­ facilidad a
lidadas 36
u otro mé
Parcialmente meteori­
zada 0.3 22° 38 dicará el ¡
las condic:
Riolita Descompuesta — .— 30° — 25
caso los p
Rocas en tales rc
sedimentarias criterios c
Marga Sana > 40° 23°-32° Pruebas lentas y rápi­ 42 pruebas d
Medianamente meteo­ das consolidadas lización pi
rizada — — 32°-42° 22°-29° sentad vi de
Altamente meteorizada 25°-32° • 18°-24°
las condic:
Arcilla (Lon­ Meteorizada — — 19°-22° 14° Skempton te su vida
dres) No meteorizada 23°-30° 15°
En m i
Materiales de Arcilla negra fisurada 10.5° Pruebas rápidas conso­ 38 condicione
relleno de Arcilla negra no fisu­ lidadas para pode
grietas rada : 14.5°
ladera” p<
Suelos y corresponc
minerales
solo suelo
Arena cuarzosa — — — 30°-35° — 25 mente las
Caolinita aun las <
— — — 12° —
poseerán
llita — — — 6.5° 43
— tura secur
Montmorilo- que cuesti
nita — — — 4 ° - ll° — ducir las
Muscovita 17°-24° 44
ley sencill
— — — —
Com o
Mica hidra­
tada — — — 16°-26° _ los cortes
bres ligad
nes, como
sentido h;
máticos y
VI-4 R E F L E X IO N E S EN TO RNO A LOS PARAM E
En los
T R O S D E R E S IS T E N C IA A L E S F U E R Z O COR
tancia qu
T A N T E A C O N S ID E R A R E N E L C A L C U L O NU ­
los proble
Probablem ente la m ejor manera de diseñar talu­ M E R IC O D E L A E S T A B IL ID A D D E LA D ER A S
con la est
des en suelos residuales es con el ejercicio de un cri­ N A T U R A L E S Y TALUD ES
naturales
terio basado en experiencia previa, que tenga en
condición
cuenta el perfil de meteorización, la naturaleza de Es evidente que el ingeniero tiene necesidad de
de compr
las estructuras heredadas y el régim en local de aguas calcular de alguna manera la estabilidad de una la­
suelos col
subterráneas. Es d ifícil im aginar una exploración su­ dera natural o de un talud, tanto para fines de pro­
llosas y oí
ficientem ente completa y un programa de pruebas yecto como para revisar una situación comprometida
cia de qui
de laboratorio lo bastante racional para perm itir un en un caso real. En el proyecto, el talud existe en el
suelo a la
diseño fundamentado exclusivamente en el cálculo. papel, en tanto que en el problem a de revisión ya
rio con n
Reflexiones en torn o a los parámetros de resistencia al esfuerzo cortante 307

¡ja sido construido y poder conocer con aproxim a­ vamente cuando aumenta la firmeza del suelo. Esto
ción sus condiciones de estabilidad mediante el cálcu­ ha llevado a muchos investigadores a proponer el
lo puede tener una urgencia dramática. En este pá­ uso de un factor empírico de reducción de la resis­
rrafo se comenzará a dedicar atención a esa im por­ tencia no drenada del suelo, cuando ésta haya de
tante necesidad de cálculo. Puesto que prácticamente usarse en los análisis de estabilidad.
Referencia todas las fallas susceptibles de análisis matemático Skempton (R ef. SO) introdujo en 1963 el concep­
se conciben hoy como ligadas a una deficiencia de to fundamental de la diferencia entre la resistencia
resistencia al esfuerzo cortante de la masa de suelo máxima y la resistencia residual de los suelos. H izo
ante los esfuerzos cortantes actuantes, se torna fun­ ver que la resistencia que se desarrollaría en una
damental la determinación de los parámetros con masa deslizante podría no ser tan alta como la resis­
que ha de expresarse esa resistencia. En el capítulo I tencia máxim a convencional a lo largo de toda la
se ha visto cómo existen varias pruebas de laborato­ superficie de falla. Por otra parte, en la mayoría de
25
rio o de campo para determinar tales parámetros. los casos quizá esa resistencia no disminuiría tanto
Se vio también cómo la resistencia al esfuerzo cor­ como para alcanzar en todos los puntos de la super­
tante de los suelos, lejos de ser una constante que ficie de falla el valor residual, aun cuando éste ofre­
tipifique su comportamiento, es una variable circuns­ ciese una buena frontera para lim itar las condicio­
tancial. Combinando las ideas anteriores se llega con nes de estabilidad. Skempton no ofreció un método
facilidad a la conclusión de que antes de aplicar uno satisfactorio para predecir la resistencia media que
36 u otro método matemático de análisis (a ello se de­ realmente se moviliza entre los valores límites máxi­
dicará el siguiente párrafo) convendrá discutir algo mos y residual; con frecuencia estos valores están
38
las condiciones en que han de determinarse en cada muy separados.
25 aso los parámetros de resistencia que se consideren Bjerrum (R ef. 46) enfatizó la significación de los
en tales modelos matemáticos, para definir tanto los fenómenos físico-químicos estructurales en los meca­
criterios de obtención de la resistencia, como qué nismos de falla progresiva. Los suelos más peligrosos
42 pruebas de laboratorio hayan de realizarse, qué uti­ para la estabilidad de una ladera natural o un talud
lización pueda hacerse de sus resultados y qué repre­ parecen ser las arcillas fuertemente sobreconsolida-
sentatividad pueda atribuirse a éstos en relación con das con nexos estructurales muy fuertes, cuando han
las condiciones a que estará sometida la obra duran­ estado sometidas a meteorización, pues en este pro­
Skempton te su vida útil. ceso parece liberarse mucha de la energía de los
En muy pocas laderas naturales se encontrarán nexos, desarrollándose fuertes tendencias a la expan­
38 condiciones de homogeneidad de materiales como sión; paradójicamente, Bjerrum señaló que las mis­
para poder aspirar a expresar la “ resistencia de la mas arcillas fuertemente sobreconsolidadas son los
ladera” por medio de los parámetros de resistencia materiales más seguros cuando no están sometidos a
correspondientes a una condición particular de un ningún proceso de meteorización.
solo suelo. La excepción la constituirían casi única­ En 1966, Bishop (Ref. 5) hizo ver que la resis­
25 mente las laderas formadas por arcillas suaves, pues tencia de campo de un talud natural era mucho más
aun las arcillas duras, aparentemente homogéneas, próxima a la que se obtiene en pruebas de campo de
poseerán siempre en condición natural una estruc­ gran escala que a la que se deteminaría a partir
43 tura secundaria de fisuramiento, agrietamiento, etc., de pruebas de laboratorio con muestras pequeñas; Bis­
que cuestionará fuertemente cualquier intento de re­ hop dio a sus conclusiones validez general a pesar de
ducir las complejidades de la naturaleza a una sola que las obtuvo trabajando con arcillas de Londres,
44
ley sencilla. material que posee una fuerte estructura secundaria
Como ya se ha dicho, en los taludes artificiales por fisuramiento; existe bastante evidencia que co­
los cortes participan de la mayoría de las incertidum- rrobora la tendencia generalizadora de Bishop.
bres ligadas a las laderas naturales; en los terraple­ U n muy interesante conjunto de experimentos
nes, como también se dijo, suele tener mucho más fue realizado por Patton (R ef. 47) en 1966, sobre
sentido hablar de homogeneidad, de modelos mate­ rocas sintéticas con grietas y fisuras de geometría
máticos y de cálculos numéricos. controlada. Una de las conclusiones del experimento
OS PA R A M E
En los últimos años se ha reconocido la im por­ fue que para un material dado la deformación a la
U E R Z O COR
tancia que el concepto de falla progresiva tiene en que ocurre la resistencia máxima depende de la pre­
:a l c u l o n u
los problemas de resistencia de los suelos en relación sión normal; a bajas presiones normales, la deforma­
D E LADERAS
con la estabilidad de taludes en general y de laderas ción necesaria es pequeña; este valor crece para pre­
naturales en particular (R ef. 45). El estudio de esta siones normales intermedias y vuelve a disminuir
condición ha aumentado sobre todo la posibilidad para presiones normales aún mayores. La Fig. V I- 18
necesidad de
de comprender el comportamiento de laderas con (R ef. 45) es una confirmación experimental de los
ad de una la-
suelos cohesivos firmes, lutitas suaves, pizarras arci­ resultados anteriores obtenida por Conlon en arcillas
fines de prfr
llosas y otros materiales análogos. Existe hoy eviden­ reales del Canadá, en las que realizó pruebas de cor­
comprometida
cia de que la relación de la resistencia de campo del te directo en especímenes obtenidos con tubo de pa­
d existe en el
suelo a la resistencia que se obtiene en el laborato­ red delgada de 12.5 cm de diámetro. Las pruebas se
le revisión ya
rio con muestras sin drenaje, disminuye significati­ realizaron invirtiendo varias veces el sentido de la
308 Estabilidad de taludes

|
— N o es fácil establecer cuál pueda ser el mecanis­
I itfíailn 4 mo de detalle que desencadene un proceso de falla
progresiva en una ladera natural o en un talud. Con
seguridad tales mecanismos están hoy lejos de una
— --- rÍH y/c T
comprensión adecuada. Sin embargo, en la Ref. 46
Bjerrum ofrece un análisis muy sugestivo de las
— U¿¡ ima. — ---- — —
condidones en que se puede presentar la falla pro­
gresiva en una ladera en materiales arcillosos sobre-
| 5,5 caJ*
consolidados o lutitas; como quiera que es hoy um­
— "ÍTü WW —
~h versalmente admitido que los procesos de folla pro­
— — —- gresiva son muy frecuentes en laderas y taludes y
■N Zt K«. como tales procesos modifican en forma radical las
r v ia*7 i* i condidones de resistenda, respecto a aquel modelo
*la* 1 1 tradicional de un talud con una superfide de folla
■\ M«0 eSKo/ca *
i— única, circular, a lo largo de toda la cual actúa la
I»— resistencia máxima del suelo, se cree conveniente pre­
¿ fe a
" H 1--- sentar las ideas básicas del análisis de Bjerrum, aun
z 4 • • 10 <2
reconodendo que es d ifíd l que propordone un ele­
DEFORMACION HORIZONTAL, EN MM.
mento de análisis cuantitativo que pueda utilizarse
Figura VMS. Reladón entre la resistencia
al esfuerzo cor­ en una oficina de proyecto actual. Se trata, una vez
tante y la deformadón para muestras de arcilla
más, de ofrecer al lector elementos para la forma­
inalterada, según ConIon (Ref. 45).
d ón de un criterio, antes que métodos de cálculo de
detalle, los que probablemente han de desarrollarse
deformación, para tratar de llegar a la resistencia
todavía un tanto al margen de estas importantes cues­
residual.
tiones.
La teoría permite establecer (Ref. 45) que en el
caso de una falla rotacional la parte superior de la Considérese una pordón de una ladera estable,
con indinadón a respecto a la horizontal (Fig. VI-
masa deslizante con seguridad se deforma lo sufi­
ciente como para permitir esperar, con base en in­ 19). Si se considera el equilibrio de la pordón
formación del tipo de la que se presenta en la Fig. O A A 'O ', se podrá conduir que los esfuerzos actuan­
tes serán dos presiones laterales de tierra E a cada
V I-18, que se sobrepase la resistencia máxima del ma­
lado, iguales entre sí, y un esfuerzo cortante debido
terial y se alcancen valores próximos a la resistencia
a las fuerzas gravitacionales, actuante en todo el pla­
residual. En las porciones centrales del arco de fa­
no O A , igual a:
lla, donde la presión normal es máxima y, en conse­
cuencia, también serán importantes las deformacio­
t = yz sen a cos a (6-1)
nes necesarias para que se desarrolle la resistenda
máxima seguramente se alcanzará la resistencia máxi­
que se obtiene al dividir la fuerza en la direcdón
ma del suelo. En la porción inferior de la superficie
O A (yz sen a ) entre el área unitaria del elemento
de deslizamiento es probable que se desarrollen las
deformaciones necesarias para que la parte central proyectada en la misma direcdón ( -------) . La ladera
llegue a la resistencia máxima, de manera que quizá cos a
la resistencia que se desarrolle en dicha parte inferior será estable si t es menor que la resistenda máxima
tenga un valor intermedio entre la máxima y la re­ del material constituyente. Supóngase ahora que se
sidual. practica un corte vertical hasta la profundidad z en
Las anteriores ideas llevaron a Conlon a propo­ la secdón 0 *0 . Esta o cualquier perturbadón análo­
ner una sugestión muy original (Reí. 45), consisten­ ga causará una redistribudón de esfuerzos en el blo­
te en dividir el arco de falla en tres porciones a cri­ que O A A ' O si A A ’ es una secdón sufidentemente
terio, asignando a la superior el valor de la resisten­ alejada como para que los esfuerzos laterales que
cia residual del suelo, a la intermedia el de la resis­ actúan sobre ella no cambien, el equilibrio de todo
tencia máxima y a la porción inferior, el de la re­ el bloque sólo se puede mantener si el esfuerzo t
sistenda que resulte de la reladón esfuerzo-deforma- aumenta hasta neutralizar, E, ahora desequilibrado.
d ón del suelo obtenida bajo la presión normal que Este t adicional no se distribuirá uniformemente
se pueda considerar promedio en dicha pordón in­ en O A ; la parte b de la figura ofrece una posible
ferior, con el criterio de elegir la resistenda que co­ distribudón. N o sólo una excavadón producirá una
rresponda a la deformadón necesaria para que se redistribudón de esfuerzos como la que aquí se pos­
desarrolle la resistenda máxima en la pordón central. tula; quizá pudieran existir muchas causas para
Es probable que las reflexiones anteriores repre­ tal fenómeno. E l nuevo esfuerzo x actuante puede
senten un nivel de refinamiento en los trabajos difí­ ser ya mayor que la resistenda máxima del ma­
cilmente compatible con la tecnología de las vías te­ terial; en tal caso se produdrá una folla local por
rrestres. Se presentan más que nada con fines de esfuerzo cortante a partir de O , la cual se extenderá
ilustradón de criterio. hasu un punto en que los esfuerzos cortantes vuel­
Reflexiones en to m o los parámetros de resistencia al esfuerzo cortante 309

van a quedar por debajo de la resistencia máxima rá desarrollándose. En última instancia, podría decir­
del material, lo cual, en la Fig. VI-19 se supone que se que eso dependerá en definitiva de la diferenda
ocurre en P x. E — E f (parte (e ) de la figura), donde E , representa
L a falla local en el bloque O P 1P 1,Of causará un el empuje lateral que es capaz de dar el bloque des­
relajamiento de los esfuerzos cortantes a lo largo de pués de haber sufrido la falla progresiva. E r depen­
O P ít como consecuencia del cual disminuirán los es­ derá del valor de la resistenda residual del suelo y
fuerzos laterales internos en el bloque 0 P iP i' 0 ' t por d e la in d in a d ó n de la superfide de falla que se
lo que la arcilla dentro de dicho bloque tenderá a vaya formando y, sobre todo, de lo que se reduzcan
expanderse hada la excavación (parte (c ) de la figu­ los esfuerzos laterales interiores como consecuenda
r a ), deslizándose a lo largo de la red én formada su* de la reduedón de los esfuerzos cortantes actuantes
p erfíd e de folla O P x; como consecuenda de este pro­ en el plano de folla que se vaya formando.
ceso se produdrá un m onto de deform adón capaz de De esta manera se pueden tener las condidones
red u d r la resistenda disponible en O P t desde el va* propicias para que se vaya formando una superfide
lo r máxim o al residual. D e todo lo anterior se dedu­ de falla casi paralela a la ladera, progresando el fe­
ce que si el equ ilibrio ha de mantenerse, ocurrirá un nómeno ladera arriba. Si la resistenda residual es
importante aumento en los esfuerzos cortantes ac­ importante o la ladera muy tendida se llegará con
tuantes en el plano O A , ladera arriba de P x. rapidez a un momento en que E r sea lo sufidente­
L a siguiente etapa del proceso se obtendrá inves­ men te grande como para llegar al equilibrio.
tigando el equilibrio del bloque P x B B 'P J . Ahora los D e lo anterior se deduce que, según este mecanis­
esfuerzos cortantes a lo largo del plano P XB serán los mo, la folla progresiva sólo se puede desarrollar si
gravitadonales originales, más el incremento que se existe alguna discontinuidad en la masa de ard lla
haya produddo como consecuenda del mecanismo de la ladera, tal como la excavadón que se ha ejem-
anterior. Si este valor de x es mayor que la resisten*
d a m áxima del material, la falla progresiva continua*
{tlificado, que cause el prim er desequilibrio e inicie
as deformadones necesarias. Esta discontinuidad
310 Estabilidad de taludes

puede ser un corte, como se supuso, o puede ser pro­ El caso (a ) corresponde a un terraplén; después de 1-
vocada por erosión al pie de la ladera o por una la construcción aumentan los esfuerzos principales
formación mucho más suave intercalada en algún m áxim o y mínimo. El caso ( b ) corresponde a una ex-
lugar. cavación o un corte practicado en un suelo homogé.
Según se desprende de lo anterior, en general el neo; ahora tiene lugar un disminución grande del
riesgo de falla progresiva aumentará cuando aumente esfuerzo principal menor (c 3) , lo que trae consigo CN

la relación entre los esfuerzos laterales internos y la cierta reducción en el esfuerzo principal mayor des­
resistencia máxima del material o entre la deforma­ pués de la construcción.
ción lateral y la deformación correspondiente a di­ Por lo general, los parámetros de resistencia al es­ 1-
cha resistencia máxima; estas relaciones podrían pro­ fuerzo cortante se obtienen de alguna de las pruebas
porcionar un criterio de laboratorio para juzgar el de resistencia que se han descrito en el capítulo I;
riesgo de falla progresiva. el uso de las pruebas triaxiales debe verse hoy como
Para que haya falla progresiva, la arcilla debe general. Es regla en todas las pruebas que en el la-
mostrar un grande y rápido descenso de resistencia boratorio se debe tratar de reproducir las condicio­
con la deformación, después que se haya movilizado nes de campo. Así, resulta de la mayor importancia
la resistencia máxima, de manera que la resistencia el análisis de qué consolidación o qué tipo de dre­
O-
de que se disponga en la zona ya fallada no baste naje se tendrá en el campo; este mismo criterio de
para restringir las deformaciones posteriores necesa­ representatividad debe defin ir si el tipo de carga con
rias para desplazar la zona de concentración de es­ que se hace la prueba corresponde a compresión
fuerzos cortantes hacia la parte no fallada de la arci­ axial o a extensión axial o a algún otro tipo.
lla; así, la relación entre la resistencia máxima y la
residual será un buen índice para juzgar la posibi­
En relación con los problemas de estabilidad de [
taludes, los resultados de cualquier prueba de labo­
lidad del desarrollo de una falla de importancia y ratorio suelen expresarse en términos o de la resis­
ésta será más probable en aquellos materiales que tencia existente en el terreno natural o en un terra­
exhiban una ley esfuerzo deformación del tipo frágil. plén ya construido, a la que se suele llamar resisten­
Desde el punto de vista de la resistencia por lo cia “ in situ” ; o de los esfuerzos totales actuantes en
común se presentan dos condiciones diferentes en los el plano de falla, en el instante de la falla; de los
cortes y terraplenes de las vías terrestres (Fig. V I-2 0 ). esfuerzos efectivos actuantes en el plano de falla, en
el instante de la falla o de los esfuerzos efectivos ac­
tuantes en el plano de falla después de un periodo
de consolidación (R ef. 4 8 ).
En numerosas ocasiones la resistencia “ in situ” se
V i j (G i) o
obtiene con veleta, lo que equivale desde muchos
t r (<rs>c
puntos de vista a la realización de una prueba rápi­
CONDICION ORIGINAL da; también se puede obtener con pruebas de com­ orientado
presión simple, y, naturalmente, con pruebas triaxia­
de estrati
les. En este último caso, para duplicar las condicio­ En es<
nes de campo en la cámara, el espécimen se debe den afror
consolidar a los mismos esfuerzos principales mayor
tales o ei
y m enor que actúan en el campo, pero, como se ex­ discutidos
plicó en el capítulo I, por lo general se utiliza una de este lil
presión de cámara en la que son iguales los esfuerzos ces ser, ct
verticales y horizontales. Se acepta hoy que una pre­ raímente
a ,- T « r r a p l é n sión de cámara de un 75% de la presión norm al ver­ plantee y
l tical de campo representa razonablemente bien las se desee <
condiciones de la obra. Si en la cámara triaxial el es­ mentó crí
pécimen se prueba sin drenaje, se obtendrá en estas En el
/ condiciones la resistencia rápida del suelo bajo la analizar 1
/
/ presión actuante en el campo; si la prueba es con como situ
CONDICION ORIGINAL
drenaje, con tiempo suficiente, se obtendrá la resis­ estén, lo <
tencia ligada a los esfuerzos efectivos. te se desp
En el capítulo I se discutieron las características eventual :
más importantes de las pruebas de resistencia al es­ a subdren
fuerzo cortante, así como la forma de presentación de zones de
los resultados en el plano de M ohr (ejes <r — t ) . de presioi
En la R ef. 9 se presentan observaciones de interés ras, sobre
sobre la variación de resistencia por efectos de mues­ de los su
treo, tamaño de la muestra y efectos de a n is o tropía. fuerzo coi
Figura VI-20. Casos típicos de aumento o disminución de que se refieren al cambio de resistencia que mues­ ner de pr
esfuerzos con el tiempo. tra el espécimen según se le labre con su eje vertical dad se de
Reflexiones en lo m o a los parámetros de resistencia al esfuerzo cortante gj ,

después de
principales
e a una ex-
»lo homogé-
grande del
rae consigo
mayor des-

tencia al es-
las pruebas
capítulo 1;
e hoy como
ue en el la-
as condicio-
importancia
jp o de dre-
. criterio de
le carga con
compresión
tipo,
tabilidad de
iba de labo-
de la resis-
en un terra-
nar resisten-
actuantes en
falla; de los
de falla, en
efectivos ac-
un periodo □ A r c illa de San Francisco
O A rc llla de W e llan d
“ in situ” se
Figura VI-21. Efecto de la orientación del espécimen sobre la resistencia no drenada (Ref. 9)
:sde muchos
prueba rapi-
bas de com- llas francas y blandas a otros tipos de suelos arcillo­
orientado de diferente manera respecto a los planos
ebas triaxia- sos, pero con contenido de arenas o lim o s), pruebas
de estratificación del suelo (Fig. V I-2 1 ).
las condicio­ de compresión simple o pruebas triaxiales sin conso­
En esencia, los problemas de estabilidad se pue­
nen se debe lidación y sin drenaje (rápidas). Así, el análisis de
den afrontar con base en el criterio de esfuerzos to­
pales mayoi estabilidad típico en la tecnología de las vías terres­
tales o en el de los esfuerzos efectivos, que fueron
como se ex- tres se hará con base en esfuerzos totales.
discutidos con suficiente amplitud en el capítulo I
: utiliza una Sin embargo, con frecuencia surgen situaciones en
de este libro. L a cuestión fundamental resulta enton­
los esfuerzos
ces ser, cuándo usar uno u otro criterio, lo cual natu­ las que un corte o un terraplén de una vía terrestre
pie una pre- ha de ser analizado bajo condiciones dinámicas de
ralmente dependerá del tipo de problem a que se
norm al ver-
plantee y del m omento de la vida de la obra en que agua en alguna forma. En tales condiciones los esfuer­
ate bien las se desee conocer las condiciones de estabilidad (mo­ zos efectivos con seguridad serán distintos de los to­
;riaxial el es- tales y la presión de poro existirá y ejercerá un pa­
mento crítico o etapa crítica de la o b r a ).
idrá en estas pel, siendo entonces necesario distinguir el criterio
En el caso de las vías terrestres es muy común
ielo bajo la de análisis de estabilidad (en términos de esfuerzos
analizar la estabilidad de los taludes considerándolos
ueba es con efectivos o totales).
como situados sobre el nivel freático, bien porque lo
idrá la resis-
estén, lo cual es frecuente o bien porque simplemen­ Además, cuando se hace un corte o se construye
te se desprecie el efecto del agua e incluso el de un un terraplén ocurren cambios con el tiempo en las
;aracterís ticas
eventual flujo; como se verá en el capítulo relativo presiones de poro de los materiales involucrados. A l
itencia al & a subdrenaje, esto últim o se hace sobre todo por ra­ hacer un corte, por ejemplo, varían las presiones neu­
jsentación de zones de economía, pues naturalmente la existencia trales en el suelo adyacente, de manera que la re­
¡ cr — t ) . de presiones neutrales impone condiciones más seve­ ducción en los esfuerzos principales que im plica el
íes de interés ras, sobre todo a la resistencia al esfuerzo cortante corte por lo común conduce a un descenso momentá­
:tos de mues- de los suelos. En tal situación, la resistencia al es­ neo en las presiones de poro del material vecino
: anisotropía> fuerzo cortante de los suelos arcillosos se suele obte­ (R ef. 9 ). Con el paso del tiempo, la presión de poro
a que mués- ner de pruebas de veleta (cuyo campo de aplicabili- se ajusta hasta valores de equilibrio con las con d id o­
u eje vertical dad se desvanece con rapidez según se pasa de arci­ nes de flu jo que se presenten y con el nuevo perfil
312 E s ta b ilid a d de talud es

del terreno. Esta condidón final se llama condición En suelos permeables, como arenas y gravas, el tales coi
a largo plazo, a diferencia de la inicial, correspon­ periodo de ajuste de la presión neutral es mínimo y que se <
diente al corte recién hecho (se acepta que el tiem ­ en general todos los problemas de estabilidad se en­ no d ren
po de construcción es muy breve en comparación al cuentran entre los de largo plazo, pero en arcillas análisis i
que requieren los cambios de presión que se han este periodo puede ser de años. En añadidura a to­ esfuerzos
m en cion ado). Por lo general en un terraplén tam­ das las consideraciones hechas hasta ahora, el inge­
bién existe una diferencia entre la condición inicial niero deberá d efin ir en cada caso particular si las
y la condición a largo plazo. Terraplenes construidos condiciones más críticas de su obra corresponden a Ú) Ter
con materiales arcillosos o sobre arcillas normal o li­ la etapa inicial o a la situación a largo plazo, para C or
geramente sobreconsolidadas suelen tener en la con­ elegir las pruebas de laboratorio aplicables y los mé­
dición inicial la situación más crítica, pues el paso todos de análisis de estabilidad que se deban usar. En e
del tiem po trae consigo efectos de consolidación, que A continuación se mencionan en forma breve las ratorio c
aumentan la resistencia. condiciones de análisis más comunes en cortes y te­ po podr
Entre la condición inicial y la condición a largo rraplenes de víás terrestres, y se comenta én cada caso compact
plazo suele haber una etapa de adaptación de las el tipo o tipos de análisis que se pueden hacer: tenido d
presiones neutrales. La Fig. VI-22 (Refs. 9 y 49) ilus­ procurai
tra cualitativamente los cambios que se pueden tener sea si mi
en las presiones de poro y en las condiciones de es­ A) Taludes en arcillas saturadas normalmente con­ condició
tabilidad de un talud de una excavación en arcilla solidadas. Casos de terraplenes sobre laderas ar­ se a uní
homogénea; se muestra el caso en que para esa ar­ cillosas homogéneas, terraplenes construidos so­ tendrá e
cilla A = 0 y A ■= 1 (ver párrafo 1-15, inciso A , del bre suelos blandos, terraplenes de arcillas en se le asi
capítulo I de esta o b r a ). En la parte inferior de la condición saturada prueba
figura con relativa frecuencia las condiciones de es­ cará el <
tabilidad muestran un trazo algo distinto con un m í­ En estos casos, es seguro que la condición inicial tampocc
nimo absoluto, a partir del cual experimentan una representará la etapa crítica, pues cualquier consoli­ prueba
m ejoría continua en forma asintótica a la línea que dación adicional que se produzca, según el tiempo p id a ). I
se muestra. pasa, traerá consigo un aumento en la resistencia. En base en
poro qu
l \ ^ N A F O R IG IN A L falla lo
ALTURA P IE Z O M E T R IC A
IN IC IA L ~ ^NAF F IN A L con esfi
S U P E R F IC IE P O T E N C IA L DE FALLA el espé<
ALTURA P IE Z O M E T R IC A -^
F IN D E L A E X C A V A C I O N . A L T U R A P I E Z O M E T R I C A . A = I ra conv
campo.
F IN D E L A E X C A V A C IO N . A L T U R A P I E Z O M E T R I C A . A : 0
E Q U IP O T E N C IA L
C) P ro
Cas
nea
EXCAVACION de
R A P ID A
R ED IS T R IB U C IO N DE LA , PR E S IO N D E PO RO D E
___ P R E S I O M D F PORO ^ 1^ EQUILIBRIO ^
u , P R E S IÓN I 1^ ( F L U J O E S T A B L E C ID O ) Com
DE PO RO -------- N A F O R IG IN A L las conc
EN P
NAF F IN A L
serán la
se debei
esfuerzo
T IEM P O con bas<
gar, por
Si la
pío en
CONDICIONES ja r u n <
IN IC IA L ES
co rte si:

M EJO R A M IE N T O
D E L A S CONDICIONES
k(Md
ETODO D E ES F U E R ZO S
[TOTALES, 0 / 0 )
r LARGO P L A Z O
proyecto
nes a c
D E E S T A B IL ID A D en cu en
A=O (M ETO D O DE
ESF U ERZO S E F E C T IV O S ) ev o lu cic
A=I

T IE M P O D) Co:

Se ti
Figu ra VI-22. Cambios en la presión de poros y en las condiciones de estabilidad de una excavación en arcilla
(R e f. 9 y 49). to a co r
r

Reflexiones en torn o a los parámetros de resistencia al esfuerzo cortante 313

gravas, el tales condiciones, serán apropiados los parámetros y en condiciones tales como para que pueda consi­
mínimo y que se determinen con una prueba no consolidada derarse que se ha establecido el flu jo a su través
ad se en- no drenada (prueba rá p id a ), pudiéndose hacer un (véase el apéndice de este libro, para todos los con­
n arcillas análisis con base en una resistencia cu o, <j>u = o y ceptos relacionados con flujo interno de a g u a ). En
lura a to- esfuerzos totales. estas condiciones será posible contar en general con
, el inge. la red de flu jo correspondiente al caso, para el régi­
ilar si las men establecido, de la cual se podrá obtener la pre­
ponden a i$) Terraplenes en suelos parcialmente saturados. sión neutral en cualquier punto del corte o del terra­
lazo, para Condición al fin de la construcción plén. Se puede hacer un análisis en condiciones de
y los mé- régimen establecido por dos métodos en apariencia
;ban usar. En este caso, para obtener un resultado de labo­ distintos, pero que coinciden exactamente a fin de
breve las ratorio que sea representativo de la condición de cam­ cuentas. Se podrá analizar la estabilidad si se consi­
artes y te- po podrá procederse como sigue. Primero se deberá deran los pesos totales de suelo y el efecto de las fuer­
cada caso compactar el espécimen al peso volumétrico y con­ zas de filtración o se podrá trabajar con los pesos su­
hacer: tenido de agua que vaya a tener en obra el material, mergidos del suelo que se encuentre en tal condición,
procurando que el procedimiento de compactación más el peso del agua en la dovela, más las presiones
sea similar en los dos casos (capítulo I V ) . En esta del agua, las cuales se pueden obtener de la red de
nente con­ condición no saturada el espécimen deberá someter­ flujo. En ambos casos será preciso obtener los pará­
taderas ar- se a una presión de cámara similar a la presión que metros de resistencia en una prueba con consolida­
truidos so- tendrá en el campo, de acuerdo con la posición que ción y con drenaje (prueba le n ta ).
arcillas en se le asigne dentro del terraplén; en esta etapa de la La razón por la que ambos métodos de análisis
prueba no se permitirá drenaje. En seguida se apli­ rinden igual resultado es que la resistencia que se
cará el esfuerzo desviador hasta la falla, sin perm itir usa es la misma en ambos casos y que el sistema del
:ión inicial tampoco drenaje. Estas son las condiciones de una peso total de la tierra, más las fuerzas de filtración,
ier consoli- prueba sin consolidación y sin drenaje (prueba rá­ es estáticamente equivalente al sistema de los pesos
el tiempo pida) . El análisis de estabilidad se puede hacer con sumergidos más todo el conjunto de fuerzas de agua
stencia. En base en esfuerzos totales. El efecto de las presiones de y su peso.
poro que se desarrollen durante la consolidación y la La condición de régimen establecido no es una
falla lo toma en cuenta automáticamente el análisis condición común en los análisis de estabilidad para
con esfuerzos totales (R ef. 48), a condición de que las vías terrestres, pero algunos cortes y terraplenes,
el espécimen de laboratorio reproduzca de mane­ por su especial importancia o por las consecuencias
. a= i ra conveniente las condiciones de compactación de de su falla, deberán analizarse para esta condición,
campo. especialmente si la situación geológica la hace pre­
. A*0 visible.
C) Problemas que implican procesos de descarga.
Caso de cortes practicados en arcillas hom ogé­
neas, considerando la posibilidad de presencia E) Condición de vaciado rápido (R e f. 50)
de agua
Esta es una condición aún más rara en laderas y
Com o ya se dijo (párrafo I-15.C del capítulo I ) , taludes relacionados con las vías terrestres, en el sen­
las condiciones críticas correspondientes a este caso tido de que se presenta poco y se investiga todavía
serán las que prevalezcan a largo plazo, por lo que menos. Sin embargo, pudiera considerarse necesario
se deberá utilizar un método de análisis basado en analizar la condición en algunos terraplenes impor­
esfuerzos efectivos, estimando las presiones neutrales tantes que se construyan a través de llanuras de inun­
con base en las condiciones reales del agua en el lu­ dación de ríos, vasos de presas, márgenes de ríos y
gar, por ejemplo a través de una red de flujo. lagos, etc.
Si la excavación fuese provisional, como por ejem­ Para reproducir en el laboratorio las condiciones
plo en el caso de los taludes de una cepa para alo­ de un vaciado rápido “ instantáneo” se puede proce­
jar un cimiento, se podrá considerar la resistencia al der como sigue (R ef. 48). Prim ero se compacta el
corte sin consolidación y sin drenaje y efectuar un espécimen con el peso volumétrico, el contenido de
proyecto con base en esfuerzos totales y en condicio­ agua y el procedimiento de compactación de campo.
nes a corto plazo, pero en este caso ha de tenerse Después, se satura y, colocado en la cámara triaxial,
en cuenta que es corto el tiempo necesario para que se le aplica un esfuerzo <r3 igual a la presión de cam­
evolucione la resistencia desfavorablemente. po cuando el terraplén está bajo el agua en un má­
ximo tirante y, al mismo tiempo, se le aplica un es­
fuerzo vertical igual a dos veces ese valor. Con
D) Condición de flu jo establecido ello se trata de representar las condiciones de conso­
lidación del material en su vida anterior al momento
Se trata ahora de un corte o un terraplén expues­ del vaciado. De manera que en la primera etapa de
n arcilla
to a condiciones de flu jo interno el tiempo suficiente la prueba triaxial el espécimen se consolida en con­
314 Estabilidad de taludes

diciones un tanto diferentes a las hidrostáticas usua­ un nivel tal que la resistencia disponible será siem.
yl-5 ME
les (cr1 = 0 3 ) , utilizando un estado de esfuerzos en pre la residual, la cual constituirá la base invariable DE
que «Tj = 2a3. A continuación, en la segunda etapa de los cálculos. <
de la prueba, el espécimen se lleva a la falla sin per­ A pesar de que todas las condiciones arriba men­
Se tra
m itir drenaje adicional. cionadas se analizan de vez en vez en la tecnología
lo de qu
Estas condiciones equivalen en esencia a la reali­ de las vías terrestres, ha de insistirse en que la ma­
talud en
zación de una prueba con consolidación sin drenaje yoría de los cálculos que se hacen en ese campo con­
yecto, o
(rápida consolidada). L a Ref. 50 incluye una discu­ sideran al suelo en condición sin flujo, utilizando la
construid
sión para justificar el uso de esta prueba; otra, qui­ resistencia de una prueba rápida, con los parámetros
algún mi
zá un poco más refinada, aparece en la R ef. 48. que de ella se obtengan y utilizando el criterio de
Antes
esfuerzos totales.
se verá, l
Para completar la inform ación contenida en lo s
base a n
F) Deslizamientos con superficies de falla párrafos anteriores, se presenta a continuación la ta­
neidad e
preexistentes bla VI-3, comunicación personal de Skempton y Hut-
cunstanci
chinson complementaria del trabajo de estos autores
les, que
En estos casos se ha de considerar siempre que que recoge la Ref. 9. Se refiere a cortes y laderas
el ingeni
han ocurrido o están ocurriendo deformaciones de naturales en arcilla.
Será ]
me difer
TA B LA VI-3 en aquél
(Según Skempton y Hutchinson, 1969) condicioi
método :
P A R A M E T R O S DE RESISTENC IA P A R A PROBLEM AS DE E STAB ILID AD DE T A LU D E S
más prol
Y LAD ERAS N A TU R A LE S EN A R C IL L A S
primer li
a constri
Cortes Laderas naturales de cierta
Tipo de suelos y,
falla Arcilla Condiciones
Condiciones Estabilidad Estabilidad a necesario
a largo a 100 años 1 000 años
iniciales
plazo N o t<
párrafo ’
Suave, normalm ente
consolidada, intacta x,* cu c, 4, presen tai
vir de b.
Deslizamiento

Ligeramente s o b re -
convencional

más com
consolidada, intacta c, <£ c,
sión, etc.
Rígida intacta C, sea porq
Rígida fisurada f, X,’ cu r, c, $ c^ o , (j, c^O, (j) —^ (j)r mos no <
sentan a
Muy fisurada y agrie­ C^o,
tada todo int<
En 1<
Deslizamien­ Todos los casos
V 4>r Cr* <t>r Cr> <¿>r cálculo 1
to con super­
ficie de folla lias se p
preexistente
A T alu

Un t
Clave: temente estudiados y deben dejarse a criterio del estable, i
proyectista; su génesis radica en los análisis comen­
cu = parámetro de resistencia máxima, no dre­ tados en diferentes puntos de este párrafo. El hecho
nada. es que hoy existe algo de discrepancia entre los cálcu­
los de estabilidad que se hacen con base en la tec­
c, <¡> = parámetros de resistencia máxima, dre­
nada. nología de laboratorio y los que se realizan revisando
las condiciones de taludes fallados; algunos de éstos
cn <¡>r — parámetros de resistencia residual. al ser revisados resultan tener condiciones de seguri­
x = factor de reducción por condiciones de prue­ dad muy satisfactorias, en tanto que laderas estables,
ba, anisotropía, etc. si se estudian con base en pruebas de laboratorio,
resultan en condiciones de falla. Esto indica, sin lugar
/ = factor de reducción por fisuramiento.
a dudas, el papel que desempeñan las irregularida­
r = factor de reducción dependiente del tiempo. des del suelo, las dificultades para obtener buenas
muestras inalteradas, los problemas que aún se tie­
Los valores específicos de los factores de reduc­ nen en la técnica de laboratorio y los errores al esta­
ción que se mencionan en la tabla no están suficien­ blecer los efectos del flu jo interno del agua.
r

M étodos de cálculo de estabilidad de taludes 315

será siem- que su ángulo de inclinación, (3, sea menor que el


VI5 M ETODOS DE C A LC U LO D E E S T A B IL ID A D
invariable ángulo de fricción interna de la arena correspondien­
DE TALUD ES
te a su compacidad y demás condiciones.
riba men- En este caso el riesgo de falla se puede expresar
Se trata ahora de presentar los métodos de cálcu­
tecnología por m edio de un factor de seguridad, F s, definido
lo de que dispone el ingeniero para establecer si un
ue la ma- simplemente como
talud en que piense será estable en la etapa de pro­
ímpo con-
yecto, o para poder revisar la condición de un talud
tizando la
construido y poder juzgar, quizá, de la bondad de F = (6-2)
>arámetro$ algún método correctivo que desee emplear.
xiterio de
Antes de proseguir ha de insistirse en que, como
se verá, todos los modelos matemáticos que sirven de N o puede existir un talud en arena seca y lim pia
da en los
base a métodos de cálculo presuponen una homoge­ con un ángulo de inclinación superior a <¡>, indepen­
;ión la ta-
neidad en materiales, estratificación, disposición, cir­ dientemente de su altura.
on y Hut-
cunstancias y modo de actuar de los agentes natura­ A q u í el problema de estabilidad se puede plan­
os autores
les, que muy pocas veces encontrará en sus obras tear para un grano de arena en el plano de frontera
y laderas
el ingeniero de vías terrestres. del talud, o en cualquier punto del interior dé su
Será preciso tener en cuenta una vez más la enor­ masa, como se plantea el equ ilib rio de un cuerpo
me diferencia que existe entre cortes y terraplenes;
sobre un plano inclinado. Puesto que el mecanismo
en aquéllos será mucho más difícil que se den las
de resistencia al corte o al deslizamiento del grano,
condiciones que proporcionen una base racional a un
ladera abajo, es de pura fricción mecánica, el grano
método matemático de cálculo; en terraplenes, será
se deslizará sólo si se le ofrece un plano de desliza­
más probable contar con tal base, a condición, eri
miento más escarpado que el ángulo de fricción dis­
primer lugar, de que se hayan construido o se vayan
ponible. Si el grano del plano extremo de frontera
a construir siguiendo un procedimiento conocido y
del talud no se desliza, cualquier grano de arena del
de cierta uniformidad en el uso y tratamiento de los
interior de la masa tampoco lo hará; de hecho (Fig.
suelos y, en segundo, claro está, de que se haga el
V I-2 3 ), estará en condición más estable cuanto más
necesario estudio de campo y laboratorio.
tendido resulta su plano de deslizamiento hipotético.
N o todas las fallas que se han mencionado en el
Nótese que aun si el talud de arena lim pia estuviese
párrafo VI-2 de este capítulo son susceptibles de re­
en su condición extrema P = <¡>, cualquier plano de
presentarse en un m odelo matemático que pueda ser­
deslizamiento interior estaría menos inclinado y se­
vir de base a un método de cálculo. Algunas de las
ría, por ello, estable; de manera qu e incluso en este
más comunes y peligrosas formas de falla (flujos, ero­
caso extrem o estará garantizada la estabilidad de la
sión, etc.) no se pueden analizar numéricamente, ya
sea porque el actual conocimiento sobre sus mecanis­ masa del talud. Por esta razón, los taludes en are­
mos no es satisfactorio, o simplemente porque se pre­ nas limpias podrían diseñarse, en principio, con un
F s = 1, tal como se definió en la ecuación 6-2. Sin
sentan con tal variedad y complejidad que desafían
todo intento de encuadramiento concreto. embargo, un diseño tal no sería conveniente, pues la
En lo que sigue, se mencionan los métodos de arena próxim a al borde del talud estaría en condi­
cálculo más populares, indicando a qué tipos de fa­ ciones precarias, de manera que el viento, la lluvia
llas se pueden aplicar. o cualquier otra causa la harían caer fácilmente, pro­
duciendo pequeños derrames de arena sobre las cu­
netas de un corte o erosionando un terraplén. Se re­
A Taludes en arenas limpias
comienda, por esto, que la inclinación del talud sea,
U n talud formado por arena seca y lim pia es desde un principio, un poco m enor que el ángulo <¡>',
riterio del estable, independientemente de su altura, con tal de es probable que basten uno o dos grados.
sis comen-
. El hecho
; los cálcu-
en la tec-
i revisando
j s de éstos

de seguri-
A r e n a l i m p ia .0 , á n g u lo de
as estables,
fric c io 'n in te rn a .
aboratorio,
t, sin lugar
regularida-
íer buenas
lún se tie-
res al esta-
Figura VI-23. Taludes en arenas limpias.
316 Estabilidad de taludes

Si el talud de arena limpia está sumergido en talud; de hecho, no existe hoy ninguna soludón a
agua o si la arena está húmeda, los razonamientos tan fundamental cuestión que parezca prometedora,
anteriores son válidos, tomando como referencia el tal como se comentó en la introducción a este capí­
ángulo <f> efectivo de la arena (en el caso de la arena tulo, razón por la cual no se pueden usar los méto­
seca, el ángulo <$> que se utilizó para razonar era tam­ dos de cálculo de modelo más tradidonal en proble­
bién electivo, pero en aquel caso la distinción entre mas de ingeniería, que allí se bosquejaron.
esfuerzos totales y efectivos era irrelevante, por tra­ Con base en trabajos suyos y de sus colaboradores
tarse de una arena seca). La expresión del factor de (Petterson y otros), Fellenius (Ref. 51) propuso la
seguridad es la misma (6*2). superficie dreular como forma apropiada de la su­
Las arenas finas húmedas con facilidad podrán perficie de falla para muchos casos de deslizamiento
presentar tensiones en el agua, sobre todo en la parte en el cuerpo del talud. La superficie de falla es
próxima al borde del talud, donde la evaporación un dlindro, cuya traza con cl plano del papel es un
deja sentir su efecto al máximo. Esa tensión capilar arco de dreunferenda. En rigor, la adopdón de esta
aumenta los esfuerzos efectivos entre los granos de hipótesis define la falla que en este capítulo ha sido
arena y como consecuencia ésta podrá formar indi* llamada rotadonal. La propuesta de Fellenius y su
nadones mayores, correspondientes a un ángulo efec­ grupo de trabajo en el Real Instituto Geotécnico
tivo de friedón mayor que* el realmente disponible. Sueco se popularizó extraordinariamente; cubre de un
El ingeniero deberá estar siempre alerta a esta situa­ modo muy sendllo el punto 1 de las tres etapas de
ción, que no podrá aprovechar nunca, pues la ten­ trabajo que atrás se enumeran. A la sazón, los avan­
sión capilar podrá desaparecer por cualquier causa ces generales en d campo de la Mecánica de Suelos
(por ejemplo, si la arena se seca al progresar la eva­ hicieron posible abarcar el punto 2 de un modo cada
porarían'o se humedece más por lluvia o flujo) y en vez más razonable. Pronto surgieron gran cantidad
tal raso el exceso de esfuerzo efectivo por ella indu- de procedimientos para cubrir el punto 3, arrancan­
d d o se disipará y la arena empezará a caerse, si la do de uno original del propio Fellenius y, de este
indinadón del talud fue más escarpada que el ángu­ modo, la hipótesis de falla dreular se entronizó en la
lo <f> de la arena, según su granulometría, compad- Mecánica de Suelos Aplicada. Hoy suele denominar­
dad y angulosidad (ver capítulo I ) . se método sueco a cualquier procedimiento de cálcu­
lo de estabilidad de taludes que haga uso de la hi­
pótesis de falla circular, aunque, de hecho, esta
B Falla rotacional. Método sueco hipótesis puede manejarse de varios modos (varian­
do d punto 3, sobre todo, pues hay bastante acuerdo
Los métodos de análisis lím ite disponibles para en cuanto a la utilizadón de la ley de resistenda de
calcular 1a posibilidad de que se desarrolle un desli­ Mohr-Coulomb). N o se pretende presentar aquí to­
zamiento de tipo rotadonal en el cuerpo de un- ta­ dos los procedimientos de cálculo hoy en uso, en el
lud, al igual que prácticamente todos los métodos de fondo casi siempre muy parecidos, sino sólo los bási­
cálculo de estabilidad de taludes, siguen tres pasos cos para manejar los diferentes tipos de suelos en las
fundamentales: dreunstandas más comunes en la práctica.

1. Se establece una hipótesis sobre el mecanismo


de la falla que se produdrá. Ello induye tan­ B*1 E l método sueco aplicado a taludes cuya ley de
to la forma de la superfirie de falla como una resistencia se exprese como s — cM
descripdón cinemática completa de los movi­
mientos que se producirán sobre ella y un aná­ Se trata de analizar los casos en que la resistenda
lisis detallado de las fuerzas motoras. al esfuerzo cortante de los suelos se expresa con base
en los resultados de una prueba sin consolidación y
2. Se adopta una ley de resistenda para el suelo.
sin drenaje (prueba rápida), utilizando esfuerzos to­
Las leyes en uso en la actualidad ya han sido
tales.
sufi den temente discutidas en este libro. Con
Se estudiará, en primer lugar, el caso de un talud
base en tal ley se podrán analizar las fuerzas
de altura hf excavado en arcilla, en que existe ho­
resistentes disponibles.
mogeneidad completa de material en el talud y en
3. Se establece algún procedimiento matemático el terreno de dmentadón, hasta una profundidad
de "confrontadón”, para definir si el mecanis­ ilimitada.
mo de falla propuesto podrá ocurrir o no bajo El procedimiento de cálculo que se propone para
la acción de las fuerzas motoras, venriendo el este caso fue estableado primeramente por A. Casa-
efecto de las fuerzas resistentes. grande y en prindpio se puede utilizar para estudiar
tanto fallas por el pie del talud como fallas de base.
La razón para que se utilice un método como el El procedimiento se describe con base en la Fig. VI-24.
anterior es que no se ha desarrollado ninguno satis­ Considérese el arco de dreunferenda de radio R
factorio con base en una hipótesis convincente de dis­ y de centro en 0 como la traza de una superfide hi­
tribudón de esfuerzos en el interior de la masa del potética de falla, en la que se movilizaría la zona ra-
Métodos de cálculo de estabilidad de taludes 317

(círculo crítico); en este proceso de cálculo se ana­


lizarán tanto los círculos por el pie del talud como
los correspondientes a falla de base, hasta garantizar
la determinadón del fáctor de seguridad mínimo en
cualquier condidón.
N o es fácil dedr en general cuál ha de ser el va­
lor de Fs que resulte más conveniente considerar en
un cálculo dado. Dependerá de la importanda que
tenga la falla, la del propio talud, las características
del suelo, lo detallado y confiable que sea el análi­
sis de cargas y la evolurión de la resistenda con el
tiempo. Sin embargo, caben algunos comentarios ge­
nerales como norma de criterio.
Figura VI-24. Procedimiento de A. Casagrande para aplicar
el Método Sueco a un talud puramente cohe­ 1. Como ya se dijo, el caso en estudio se aplica,
sivo. sobre todo, a taludes y laderas formadas por
ardllas blandas, en las que los efectos de con­
yada de la figura. Las fuerzas actuantes, es dedr, las solidadón tienden a que la resistenda se in­
que tienden a producir el deslizamiento, serán el peso cremente con el tiempo, con el correspondien­
(W ) del área ABCDA, más cualquiera sobrecargas te aumento en el factor de seguridad. De
que pudieran actuar en la corona del talud. El peso hecho, ese aumento se puede estimar (R ef. 52).
W se calcula considerando un espesor de la secdón En muchos casos este hecho permitirá aceptar
unitario en la direcdón normal al plano del papel. factores de seguridad inidalmente bajos. En el
El momento de las fuerzas motoras podrá--expre­ párrafo VI-6 de este capítulo se mendonará
sarse como una posible disminudón de resistenda de mu­
chos suelos, por lo menos a corto plazo, al
M m = ZH'd <M ) poner sobre ellos un talud; este hecho también
deberá tenerse en mente.
que induye el peso de tierra más las sobrecargas que 2. Según ya se mencionó antes, el establecer la
pudieran existir. indinadón de los cortes y terraplenes de una
Las fuerzas resistentes las generará la resistenda vía terrestre es en mucho materia de una po­
al esfuerzo cortante a lo largo de toda la superfide lítica general, en la que la mayoría de los ta­
de falla supuesta y su momento en reladón al mismo ludes no se estudian ni se calculan. Si, entre
polo 0 será todos ellos, alguno es objeto de un análisis es-
M r = cML R (6-4) pedal, se deberá adoptar en ese análisis una
política congruente con el resto de la vía. A
En el instante de la falla indpiente, veces se ve prevalecer un criterio muy audaz
en los taludes que se recetan y otro, muy con­
Mm = M r servador, en los que se calculan. Desde luego
es derto que con frecuenda se calculan los ta­
y, por lo tanto, se podrá escribir para ese instante: ludes más importantes, más problemáticos o
aquellos cuyas fallas sean de peores consecuen-
XW d = CUL R (6-5) das, por lo que será natural que, aun con un
criterio congruente» los factores de s e g u r id a d
Si se define un factor de seguridad, F „ como de los taludes calculados sean mayores que
los de los recetados, pero el criterio general es
Mr cuL R el que debe ser el mismo en toda la vía.
F ,- <*6)
Mm £ Wd 3. L a natural tendenda a aceptar factores de se­
guridad inidalmente bajos, que se comentó en
se podrá expresar la seguridad del talud en términos el punto 1 y que es razonable, deberá repri­
del valor de F „ siendo evidente que la condidón de mirse en algunos casos espedal es, algunos de
falla indpiente e s F , * 1. los cuales resaltarán daramente al proyectista;
Desde luego, no existe ninguna garantía de que pero se requiere insistir en las pésimas conse-
el círculo escogido para efectuar el análisis sea el cuendas de una falla en suelos ardllosos blan­
que conduce al factor de seguridad mínimo, por lo que dos muy sensibles, en los que ?1 remoldeo que
d procedimiento anterior desembocará en un cálcu­ la falla produce causa un abatimiento tan
lo a base de tanteos, en el que se probará el número grande en la resistenda al esfuerzo cortante,
sufidente de drculos, hasta obtener una garantía ra­ además muy lentamente recuperable con el
zonable de haber encontrado el que produce el mí­ tiempo, que es probable convenga partir de
nimo factor de seguridad susceptible de presentarse una condidón de estabilidad más holgada.
318 Estabilidad de taludes

.28 r -
Esto es particularmente cierto en terraplenes
cimentados' sobre suelos arcillosos muy blan­ .26^
dos o turbas. .24 —
.22 —

En la literatura alusiva se suele mencionar 1.5 cu • » -


como un valor del factor de seguridad inicial razo­ ■yíT .IB —
.16 —
nablemente bien establecido por la experiencia para
taludes permanentes, pero sin duda en muchos casos .14 —
.12 —
de la práctica se podrán usar factores bastante me­
nores en el caso que se analiza; taludes permanentes .10*—
90*
cuyo factor de seguridad inicial fue de 1.1 ó 1.2 han
demostrado excelente comportamiento en suelos en
figura V I
que la resistencia crecía de manera constante con la
carga, habiendo sido establecidos a partir de análi­
sis que incluían efectos de carga viva y sismos. En
obras no permanentes se podrá tomar en cuenta esta
condición en forma correspondiente. Tayl.
Terzaghi (Ref. 53) ha propuesto algunas reglas sivo, hoi
para tomar en cuenta en la estabilidad general de un número,
talud cohesivo el efecto de las grietas de tensión que bilidad '
se abren en su corona antes de la falla; muchos pro­
yectistas gustan de incluir estas recomendaciones en
sus análisis encaminados a definir el momento más
crítico del talud. Las recomendaciones se presentan
con base en la Fig. VI-25. Dem<
Según Terzaghi, la aparición de las grietas en ge­ tenga en
neral causa tres efectos diferentes. de las
del taluc
a) Una reducción en el momento resistente, al
importal
reducirse la longitud activa de la superficie
Toda
de deslizamiento (Fig. V I-2 5 ).
Agrietamiento en la corona de un corte. tienen h
b) Una disminución del momento motor, en el
N e = 0.
peso de la cuña e je .
tico posi
c) La generación de empujes hidrostáticos cau­
la inclin
sados por el agua de lluvia que se almacena be de estab:
en la grieta. Según se desprende de la Fig. lineal en
VI-25, estos empujes son siempre desfavora­ La posición del punto e1 depende de la de la grie­ para (3 =
bles para la estabilidad. ta y suele determinarse como se muestra en la Fig posible c
VI-25. Para círculo crítico por el pie del talud la L a gr
Terzaghi ha indicado que los dos últimos efectos grieta se desarrolla verticalmente desde el punto de ingenien
que se señalan en general tienden a contrarrestarse,
la corona que se encuentra a la distancia - del borde a cada i
de manera que su influencia neta es despreciable y
valor de
sólo el primer efecto se debe tomar en cuenta. Para del talud hasta la superficie de falla; en círculos de
ello, el propio Terzaghi propone substituir el valor falla de base la grieta se define en el segmento ver­
de resistencia por "cohesión” del suelo (cu) por un
tical que va de la superficie de deslizamiento a la
valor corregido según la relación
del terreno, cubriendo la distancia — .

El análisis anterior se hará, como es natural, so­


bre el círculo crítico.
Existe todo un conjunto de trabajos de índole
teórica o de cálculo acumulativo y repetitivo enca­
minados a proporcionar al ingeniero proyectista de
taludes en suelos puramente cohesivos, elementos que
le eviten los tanteos a que conduce el método de
cálculo que se describió con base en la Fig. VI-24- Q.“
La Ref. 52, en su anexo V-a, recoge los trabajos que
conducen a conclusiones más prácticas; las Refs. 3 y
54 abundan sobre el mismo tema. A qu í sólo se reco­
gerán las conclusiones más importantes emanadas de Figura

Figura VI-25. Grietas de tensión en la corona de un talud. los trabajos de T a ylor (Refs. 55 y 56).
M étodos de cálculo de estabilidad de taludes 319

crítica, el cual podrá comparar con la cohesión dis­


ponible en el suelo con que se trabaja. A hora el fac­
tor de seguridad se podrá definir como

cu (disponible)
F s = -----«— i ---- r— (6-9)
cu (necesaria)

T a ylo r también estudió el importante caso prác­


tico en que a cierta profundidad dentro del terreno
80° 70* 60* 50° 40* 30° 20“ 10° 0°
de cimentación puramente cohesivo exista un estrato
ANGULO DE TALUD, A
resistente horizontal que lim ite el problema. La Fig.
figura VI-26. Gráfica de Taylor para determinar los núme­ VI-27 ilustra el caso de manera gráfica.
ros de estabilidad en taludes de materiales "co­
Ahora el círculo más crítico será tangente al es­
hesivos” , homogéneos con el terreno de cimen­
tación (Refs. 55 y 56). trato resistente (a condición de que éste esté a una
profundidad máxim a de cuatro veces la altura del
T aylor relacionó la estabilidad de un talud cohe­ talud, pues a una profundidad mayor prácticamente
sivo, homogéneo con el terreno de cimentación, a un no ejerce efecto y el caso se confunde con el de te­
número, denominado precisamente número de esta­ rreno de cimentación hom ogéneo). Si el estrato re­
bilidad y definido por la expresión: sistente está muy próxim o a la superficie, el círcu­
lo más crítico se va pareciendo cada vez más a un
círculo de falla por el pie del talud.
= (6-8) L a Fig. VI-27 ilustra los conceptos de factor de •
profundidad y factor de alejamiento, que se utilizan
en el ábaco de la Fig. VI-28 que permite resolver
Demostró teóricamente que en una gráfica que
estos problemas sin necesidad de cálculos al propor­
tenga en el eje de las ordenadas valores de N e y en el
cionar el número de estabilidad a cada condición geo­
de las abscisas valores del ángulo de inclinación
métrica. El manejo de este ábaco se considera obvio.
del talud, (3 (Fig. V I-2 6 ), el valor p — 53° tiene una
importancia especial. Los métodos simplificados anteriores no se pue­
Todas las inclinaciones de taludes menores de 53° den usar cuando el talud tenga una forma geomé­
tienen las mismas condiciones de estabilidad (mismo trica no regular o cuando se trabaje con un suelo
Ne = 0.181); en tales condiciones el círculo más crí­
estratificado, con varias capas de suelo arcilloso blan­
tico posible corresponde siempre a falla de base. Si do, pero con valores de cu distintos para cada capa.
(6-7) la inclinación del talud es mayor de 53°, el número Estos casos, que han de ser resueltos por tanteos, se
de estabilidad es variable, con ley aproximadamente ilustran en la Fig. VI-29.
lineal entre N e = 0.181 para P = 53° y N e = 0.26 Como es natural, los tanteos se podrán orientar
de la grie- para P = 90°; para este caso el círculo más crítico con criterio. Por ejem plo, si uno de los estratos es
;n la Fig. posible corresponde a falla por el pie de talud. notablemente más débil que los demás, quizá el
talud la La gráfica de la Fig. VI-26 evita ya todo cálculo al círculo será el que tenga mayor desarrollo en ese es­
punto de ingeniero proyectista, al proporcionarle el N e ligado trato. Si existe un estrato muy resistente dentro de
del borde a cada inclinación, de donde podrá él despejar un la profundidad significativa, es probable que el círcu­
valor de cu necesario para el equilibrio en condición lo más crítico sea tangente a dicho estrato.
írculos de
nenio ver-
0
lento a la

atural, so-

de índole
tivo enea-
('ectista de
lentos que
nétodo de
Fig. VI-24. o- Caso en que el estrato resistente incluye
ibajos que a todo el terreno de cimentación. tor de profund idad, D, y factor de alejamiento, n.
Refs. 3 y
lo se reco-
lanadas de Figura VI-27. Círculo de falla en talud en material "cohesivo” cuando en el terreno de dmentadón hay un estrato
resistente (Refs. 55 y 56).
320 Estabilidad de taludes

I z 0.14
“kE
Figura VI-28. Gráficas de Taylor para determinar el número
de estabilidad y el factor de alejamiento en
dreulos 'tangentes a un estrato' resistente (Refs.
5S y 56).

4
FACTOR 0C O.

Figura VJU29. Caso de talud C u ,* 0


irregular o de
suelo estratifica­
do en el terreno
de dmentadón.
jüuvjm J / om
BASE FIRME

B-2 E l m étodo sueco aplicado a taludes cuya ley de tengan en una prueba sin consolidadón y sin drena­
resistencia se exprese como s — cm + <r tan j e (triaxial rápida o una prueba de campo o labo­
ratorio equ ivalen te).
Se trata ahora del caso de un análisis que se haga E l método de cálculo que se describirá es el méto­
con esfuerzos totales para suelos situados sobre el do de las dovelas, sugerido por Fellenius (R e f. 51) y
nivel de aguas freáticas. En tales casos, se dispone en ampliamente popularizado en los análisis prácticos.
general de los parámetros de resistencia que se ob­ L a descripción se hará con base en la Fig. VI-30.

. Figura VMO l Procedimiento de


(w ' las "Dovelas” o
de Fellenius.

al
Métodos de cálculo de estabilidad de taludes 321

En primer lugar se propone un círculo de desli-


jjmiento y la masa deslizante se divide en dovelas
pomo las que se muestran en la figura. En la par-
te ( b ) de la misma figura aparece el conjunto de
El método de cálculo desemboca naturalmente,
fuerzas que actúan en una dovela, cuando la masa
otra vez, en un método de tanteos, siendo preciso en­
deslizante está situada sobre el nivel freático y no se
contrar el círculo crítico, con el factor de seguridad
toman en cuenta fuerzas de agua en el análisis. Las
mínimo. Se deberán analizar tanto los círculos de falla
fuerzas en cada dovela, al igual que las fuerzas ac­
de pie del talud como los de falla de base. En la ta­
tuantes en todo el conjunto de la masa deslizante,
bla VI-4 aparece una manera de disponer los cálcu­
deben estar en equilibrio. Sin embargo, las fuerzas
los, de las varias que pudieran ocurrirse.
£ y S, actuantes en los lados de las dovelas, depen­
den de las características de esfuerzo-deformación del T A B L A VI-4
material y no se pueden evaluar rigurosamente; para
poder manejarlas es preciso hacer una hipótesis ra­ Disposición d e los cálculos para el m étod o de Fellenius
zonable sobre su valor.
:1 número
L a hipótesis más simple a este respecto es que el

> \*
niento en DOVELA

II
nte (Refs. efecto conjunto de las cuatro fuerzas laterales es nulo No W.1 N.1 T.1 s.1 s.i L.i
y que, por lo tanto, esas fuerzas no ejercen ningún
papel en el análisis; de hecho ésta fue la hipótesis
de Fellenius en el procedim iento de cálculo original
que presentó, que equivale a considerar que cada do­
vela actúa independiente de las demás y que las com­
ponentes N ¡ y T ¡ equilibran al peso W ¡ de la dovela
i-ésima (Fig. V I-3 0 ).

Para cada dovela se puede calcular el cociente — ,


2 = Momento 2 = Momento
el cual se considera una buena aproximación al va­ motor resistente
lor de ai, esfuerzo normal total medio actuante en (algebraica) (aritmética)
la base de la dovela. Con este valor de cr¡ puede en­
CU| * 0 trarse a la ley de resistencia, al esfuerzo cortante que Respecto a este factor de seguridad se pueden ha­
se haya encontrado para el material (por lo general cer reflexiones análogas a las que antes se presenta­
en este caso una ley ligada a los esfuerzos totales) y ron, teniendo en cuenta que el tipo de análisis que
determinar en ella el valor de s¡, resistencia al es­ ahora se describe suele efectuarse con suelos en los
Cu2 * 0 fuerzo cortante media disponible en el arco L¡. que la consolidación no añade nada, o muy poco, a
Ahora se puede calcular un momento m otor en la resistencia al esfuerzo cortante del material. En la
torno al punto 0, centro del círculo elegido para el tecnología de las vías terrestres es común aceptar en
CU3^0 este caso factores de seguridad de 1.2 ó 1.3 en los ca­
análisis, correspondiente al peso de las dovelas; este
momento será: sos normales y de 1.5 cuando se desee tener mayor
seguridad en la estabilidad; este últim o es el valor
Mm = R X \ T ¡\ (6-10) que por lo común se recomienda en la literatura
para taludes en general.
sin drena- Nótese que la componente normal del peso de la La Fig. VI-31 corresponde a trabajos de Taylor
x » o labo- dovela, N it no da momento respecto a 0 por ser la su­ análogos a los que se describieron en el párrafo A-2.a
perficie circular y pasar por 0 su línea de acción. Si (Refs. 55 y 5 6 ).
:s el méto- hubiere sobrecargas en la corona del talud, su efecto Se debe notar que esta figura incluye la informa­
Ref. 51) y se incluirá en la suma de la ecuación (6-10). Nótese ción presentada en la VI-26 como un caso particular
prácticos. también que la suma (6-10) es algebraica, pues para (<p = 0 ). L a gráfica evita los tanteos dentro de su
VI-30. los dovelas situadas más allá de la vertical que pasa campo de aplicación y funciona al entrar con la in­
por 0, la componente del peso actúa en forma con­ clinación del talud y el valor de cp disponible en el
traria, tendiendo a equ ilibrar a la masa. suelo, para calcular la c necesaria para el talud en
El momento resistente depende de la resistencia estudio, valor que debe compararse con la c disponi­
al esfuerzo cortante s¡ que se desarrolla en la base de ble. Es evidente que puede entrarse con la c dispo­
las dovelas. nible y la inclinación del talud, para calcular la <p
Vale necesaria. L a gráfica de la Fig. VI-31 corresponde a
Mrm R^sfy (6-11) círculos de falla por el pie del talud únicamente. La
teoría ha demostrado (R ef. 3) que en este caso no
que es una suma aritmética, pues la resistencia siem­ existe la posibilidad de falla de base a no ser que cp
■dimiento ¿e pre actúa en el mismo sentido. sea menor que aproximadamente 3 o, de manera que
‘Dovelas” 0 Calculados M m y M r se podrá definir un factor si ocurre una falla de base en un suelo homogéneo
ellenius.
de seguridad: se puede asegurar que el valor de <p en el instante de
322 Estabilidad de taludes

de uso común. La búsqueda del círculo crítico se po.


drá facilitar bastante si hay estratos mucho menos o
mucho más resistentes qué los demás; en el primer
caso, es probable que el círculo crítico sea el qUe
tenga el máximo desarrollo en el estrato débil; en el
segundo, probablemente será tangente al estrato re­
sistente, pues al penetrar en él se incrementaría mu.
cho la resistencia media.

B-3 E l método sueco aplicado a taludes cuya ley de


resistencia se exprese como s = c + a tan <p

. Se trata ahora del caso de un análisis que haya


de hacerse con esfuerzos efectivos, para taludes situa­
dos total o parcialmente bajo el nivel freático o so­
Figura VI-31. Gráfica de Taylor para determinar los núme­ metidos a una condición de flujo. Este tipo de aná­
ros de estabilidad en materiales con cohesión lisis habrá de efectuarse con base en esfuerzos efecti­
y fricción (Refs. 55 y 56). vos, que se obtengan de una prueba triaxial con
consolidación y con drenaje (lenta) o con consolida­
la falla debió ser prácticamente cero con respecto a ción y sin drenaje (rápida consolidada), que se rea­
esfuerzos totales. lice con medición de presiones de poro en el plano
En las Refs. 52 y 57 se podrán ver los gráficos a de falla en el instante de la falla.
los que llegó N . Jambú para proporcionar el número En rigor, el método de dovelas que se presenta
de estabilidad en condiciones de falla por el pie del para el caso de taludes sobre el nivel freático sigue
talud en taludes simples, formados por suelos con siendo válido y lo único que cambian son conside­
fricción y cohesión, tras un análisis teórico bastante raciones sobre las fuerzas que actúan en las dovelas.
refinado. La Fig. VI-33 ilustra el método de cálculo que se
Con frecuencia se presentan en la práctica talu­ realizó utilizando los pesos sumergidos del material
des formados por suelos estratificados, tal como se en tal condición, los pesos totales del material sobre
ilustra en la Fig. VI-32, con referencia a un caso par­ el nivel freático y las presiones de agua actuantes en
ticular, útil para exponer el método con la necesaria la dovela. En la figura se muestra un croquis gene­
generalidad. ral del talud, con una superficie circular de falla su­
La masa de deslizante se podrá considerar dividi­ puesta como uno de los tanteos que se deben efec­
da en dovelas, dibujadas de manera que ninguna tuar. Se hace un análisis de las fuerzas actuantes en
base de dovela caiga entre dos estratos, sino que cada una dovela típica (parte ( b ) de la figura) y, final­
dovela caiga sobre un solo material. El peso de la do­ mente, se presentan los polígonos dinámicos corres­
vela deberá calcularse con sumandos parciales multi­ pondientes al equilibrio en esa dovela; la parte (c ) de
plicando la parte del área que caiga en cada estrato la figura muestra la totalidad de las fuerzas que ac­
por el peso específico correspondiente. túan en la dovela, en tanto que la parte (d ) repre­
El problema se puede resolver con una tabula­ senta al polígono dinámico sobre la base de que son
ción igual a la que se presenta en la tabla VI-4, utili­ nulas las fuerzas E y S en las caras verticales de la
zando para cada dovela la ley de resistencia al es­ dovela, como suele aceptarse en la versión original
fuerzo cortante que le corresponda, de acuerdo con del método sueco establecido por Fellenius.
la naturaleza del material. El piezómetro señalado en la parte (b ) de la figu­
El resto del desarrollo del método es enteramente ra indica que en añadidura a la parcial sumersión
análogo al que se vio para taludes homogéneos. El del material existe una presión neutral u por flujo
problema se deberá resolver siempre por tanteos, pues en el punto 0¡.
para este caso no hay disponibles ábacos o gráficos Se enfocará la atención sobre la dovela t-ésima,
en la inteligencia que lo que de ella se diga habrá
que decirlo de todas.
La fuerza actuante será el peso de la dovela, que
se podrá calcular con la expresión:

W = Wj, + W + zbyw (6-13)

W i corresponde a la parte de la dovela situada so­


bre el N.A.F. y se debe calcular con el ym del mate­

Figura VI-32. Aplicación del Método Sueco a taludes en sue­ rial. W corresponde a la parte sumergida y se debe
los estratificados. calcular con y 'm. La componente zbyw representa el
r

Métodos de cálculo de estabilidad de taludes 323

ico se po.
menos o
el primer (
a el que
b il; en el
:strato re­
taría mu-

lya ley de
r tan cp

que haya
ides sitúa-
itico o so
0 de aná-
zos efecti-
axial con
consolida­
r e se rea-
1 el plano

2 presenta
itico sigue
n conside-
as dovelas,
lio que se
:1 material
erial sobre
tuantes en
iquis gene-
le falla su-
leben efec­
(c)
tuantes en
) y, final- Figura VI-33. Aplicación del Método Sueco al caso de un talud con flujo y parcialmente bajo el N.A.F. Análisis con pre­
siones de poro y esfuerzos efectivos.
eos corres-
>arte (c ) de
tas que ac- peso del agua incluido en la parte sumergida de la Si el N.A.F. está colocado bajo 0¡, la presión de poro
(d ) repre-
dovela. Si toda la dovela estuviera bajo agua, como en 0, es h yw, siendo h la altura a la cual subiría el
de que son agua en un piezómetro colocado en 0;. Si la presión
la dovela j que se muestra en la parte (a ) de la figu­
cales de la
ra, se debería considerar en el último término de la de poro se debe a la capilaridad (tensión en el agu a),
in original
expresión (6-13) el peso de toda el agua sobre ella. se deberá considerar como negativa en todos los aná­
is. lisis que siguen.
La presión total del agua en 0¡ está dada por el
de la figu-
piezómetro señalado y vale: El momento motor valdría:
sumersión
i por flujo
ut — ZYw + u (6-14) M m = 2 (1 ^ ! + W + z b y j) R sen a (6-15)
ela t-ésima,
donde zyw es la presión hidrostática correspondiente pero como bajo el nivel freático el agua debe estar
diga habrí
a la posición del nivel freático y u es una presión en equilibrio, se debe tener:
neutral en exceso de la hidrostática, causada, por
dovela, que
ejemplo, por flujo. Este exceso de presión se debe co­ X zbyw R sen o l — i/2 yw d2a (6-16)
nocer para que sea posible efectuar el análisis, bien
sea por medio de una red de flujo, por pruebas tri­ donde el segundo miembro de la ecuación (6-16) re­
(6-13)
axiales o por mediciones de campo. El primer méto­ presenta el efecto del empuje hidrostático del agua
do se comenta en el apéndice de este libro (ver lo al pie del talud. Así, en definitiva, el momento mo­
situada so-
tratado en conexión con la Fig. A -1 0 ); el segundo tor debe valer:
m del mate-
se trató someramente en el capítulo I, y el tercero se
i y se debe describirá un poco en el capítulo dedicado a instru­ M m = Z (W i + W ) R sen a = R x T ,
spresenta el mentación de campo, en el volumen I I de esta obra. (6-17)
324 Estabilidad de taludes

de manera que el momento m otor depende de lo que a la elección del factor de seguridad m ínim o a con­ 0bteners<
podría considerarse el peso efectivo de la dovela, cuya siderar en el proyecto, caben las reflexiones ya he­ explican
componente en la dirección del deslizamiento se de­ chas, pero teniendo en cuenta que ahora la condición Una
nomina T¡. de carga considerada es más severa (o más realista), los mom
El momento resistente dependerá de la resisten­ por lo que será de esperar un menor margen de in. cer en la
cia al esfuerzo cortante que realmente se desarrolle certidumbre. die, y el
en la base de la dovela. Dicha resistencia se podrá Conviene tabular los cálculos en form a análoga a quedado
calcular si se multiplica el peso total de la dovela la indicada en la tabla VI-4. niente re
Como ya se señaló en el párrafo V I-4 de este ca­ tice el tr
(W - l + W + zbyw) por cos a, lo cual proporcionará
pítulo, el anterior no es el único m edio de realizar
la fuerza normal total N ¡. Dicho valor de N ¡ d ivid i­
el análisis de estabilidad en este caso. Tam bién se
do entre L { proporcionará la presión normal total en
puede hacer si se utilizan los pesos totales del suelo B-4 Pro
la base de la dovela, cr¡.
y las fuerzas de filtración que el agua ejerce sobre mél
Es evidente que la presión normal efectiva, a¡,
las paredes de las dovelas; en este caso, la resistencia
será:
al esfuerzo cortante del suelo ha de extraerse tam- Si se
ó, = ff¡ - zyw - u = - uT bién de una envolvente de esfuerzos efectivos, del tierra lai
tipo de la que se obtiene con pruebas triaxiales con a alguna
valor con el cual .habrá que entrar en la envolvente consolidación y con drenaje. que se ol
de resistencia al esfuerzo cortante con base en esfuer­ La Fig. VI-34 muestra cuáles serían las fuerzas donan q
actuantes a considerar en cada dovela al utilizar este comete c
zos efectivos, para obtener s¡, resistencia al esfuerzo
procedimiento de cálculo. 10 ó 15?
cortante a considerar en la base de la dovela.
En prim er lugar se considerará el peso W de la 48 se mei
El momento resistente valdrá, por lo tanto:
dovela, calculado a partir del y m del suelo. En segun­ grandes
do lugar se tendrán las fuerzas E y S, en ambas caras factor de
Mr = X s ,L { R (6-18) laterales de la propia dovela; en una aplicación del laterales
método sueco en su versión más simple, estas fuerzas justifica
E l factor de seguridad ligado al círculo será: se considerarán sin efecto. T am b ién habrá que to­ Por últin
mar en cuenta las fuerzas de agua U 1 y U 2 en los la­ bío pued
£ s¡ L ¡
F = (6-19) dos de la dovela y U B en la base. A pes
X T, Si no hay flu jo de agua y ésta está en condición justifica '
hidrostática, las fuerzas de agua serán únicamente de procei
Por lo demás, habrá que realizar un procedimien­ las respectivas que resulten de los empujes hidrostá- hasta ahe
to de tanteos para llegar a determinar el círculo crí­ ticos en los lados y la subpresión hidrostática en la ta ningúi
tico ligado al factor de seguridad mínimo. Respecto base, pero si hay flu jo de agua, estas fuerzas han de las dovel;

1-61—

1 1.2
f
w
o
m
¡I 1.0
0
J
í
0.8

0.6

Figura VI-34. Fuerzas actuantes en una do­


vela. Análisis con fuerzas de
0 -40°
filtración.
Métodos de cálculo de estabilidad de taludes 325

obtenerse en ia red de flujo, con los métodos que se llo teórico, se dtará aquí sólo un método refinado
explican en el apéndice de este libro. debido originalmente a Bishop, que más tarde fue
U na vez establecidas las fuerzas en cada dovela, objeto de una sim plificadón y en el que las fuerzas
los momentos resistentes y m otor se pueden estable­ laterales se consideran horizontales. E l detalle gene­
cer en la forma usual para cada dreu lo que se estu­ ral d d método podrá consultarse en las Refs. 59 y
die, y el m étodo de cálculo se desarrolla como ya ha 60. La presentadón que aquí se ilustra procede de
quedado establecido en páginas anteriores. Es conve- la Ref. 61.
niente realizar algún tipo de tabulación que sistema­ E l factor de seguridad del talud resulta expresa­
tice el trabajo. do por la ecuadón:

Z [cb, + (W , - b p ,) tan
B-4 Procedimientos más refinados para aplicar el p _________________________________ M t ( « )
método sueco. * Z ( W $tn á)t
(6-20)
Si se toma en cuenta el efecto de las fuerzas de donde:
tierra laterales en las dovelas esto puede conducir
a alguna ganancia en la exactitud de los resultados b, es el ancho de la dovela i-ésima, m edido en la
que se obtengan. En la R ef. 3, Terzaghi y Peck men­ direcdón horizontal.
cionan que para superfides dreulares el error que se c, $ son los parámetros de resistenda al esfuerzo
comete con el método original tal vez no exceda de cortante en términos de esfuerzos efectivos.
10 ó 15% y queda del lado conservador. En la R ef.
48 se m endona que en el caso de presas de tierra con Wf es el peso total de la dovela i-ésima.
grandes respaldos de enrocamiento, el aumento en
u, es la presión neutral media en la base de la
factor de seguridad al tomar en cuenta las fuerzas
dovela.
laterales puede ser tan grande como un 30%, lo que
tan o* tan ¿ \
justifica ya el análisis refinado, por razones de costo.
P or último, en la Ref. 58 se m endona que este cam­
( 1+ ----- - y ----- — í (6-21)

bio puede llegar a 60% en algunos casos.


A pesar de estas reflexiones, raras veces quizá se Nótese que la ecuadón (6-20) se ha de resolver
justifica en la tecnología de las vias terrestres el uso por tanteos, pues in du ye a F, en sus dos miembros;
de procedimientos de cálculo más refinados que los la convergenda de los tanteos por fortuna es muy rá­
hasta ahora descritos, en los que no se toma en cuen­ pida y la figura VI-35 ayudará a realizarlos con rapi­
ta ningún efecto de las fuerzas laterales de tierra en dez al propordonar el valor M { ( a ) , correspondiente
las dovelas. Como ilustradón, sin detallar su desarro­ a cada dovela.

Dovelo i-ésimo.

- V A L O R E S D E O t ---------------- » >

Figura VI-35. Gráfica para la determinación de A ij (a ).

G o p yrig h te d material
326 Estabilidad de taludes

En rigor el método de Bishop tampoco conduce buena n


a valores teóricamente correctos del factor de seguri­ la Ref. (
dad, pero sí proporciona mayor margen de precisión. se adopt
En la Ref. 62 se ofrece un procedimiento para apli­ la que s
car el método de Bishop en forma gráfica. Las Refs. tico que
63 y 64 proporcionan el modo de aplicarlo con mé­ obra; pe
todos de computación electrónica. usual en
Existen versiones más refinadas del m étodo de Bis­ las form
hop, en las que se consideran ciertas inclinaciones tadas, se
para las fuerzas laterales de tierra (Refs. 19, 48 y 65); para el
en general se da a dichas fuerzas la inclinación del con tant
talud. to con e
Por último, en las Refs. 60 y 66 se presentan pro­ La I
cedimientos para tomar en cuenta el efecto d e- las tipo no
fuerzas laterales de tierra en las dovelas, aun en el general i
caso de no usar superficies circulares de deslizamien­ La partí
to; de estos métodos se hará uso en el apartado C de en cada
este párrafo. correspo
Si se
el equil
B-5 Algunos comentarios adicionales en to m o al
método sueco 5

Las principales hipótesis que se utilizan en el mé­


todo sueco son las siguientes:

1. Superficie de falla circular.


2. Se hace un análisis bidim ensional,. correspon­
diente a un estado de deformación plana.
3. Se considera válida la ley de resistencia Mohr-
Figura VI-36. Fuerzas que actúan sobre una masa deslizante
Coulomb. de límite circular, a) Esfuerzos normales y tan­ 0| -
4. Se acepta que la resistencia al esfuerzo cor­ genciales distribuidos sobre el contorno, b) Fuer­
tante se m oviliza por completo y al mismo zas resultantes.
tiempo en todos los puntos de la superficie de
deslizamiento. Y a se ha visto que esta consi­ está totalmente determinada en posición por la va­
deración está en contradicción con algunas ob­ riación de c a lo largo de la superficie de falla, y su
servaciones y modos de pensar actuales. m agnitud también se podría saber en términos de c
5. En los análisis con flu jo de agua, se acepta y F s. En definitiva el análisis plantea cuatro incóg­
que el suelo se encuentra consolidado bajo la nitas que son F s, la m agnitud y la posición de N y
condición de régimen establecido, siendo la la m agnitud de R<¡>; la estática proporciona tres ecua­
presión de poro de la red de flu jo la única ciones de equilibrio, por lo que el problema no es­
actuante. tará determinado si no se recurre a las características
de deform ación del suelo.
En el método sueco se plantea un problema en L a anterior es la razón básica por la cual el mé­
el que, en principio, el número de incógnitas supera todo sueco requiere de hipótesis que determinen el
al de las tres ecuaciones que proporciona la estática problema. U na discusión completa sobre la mejor
para el sistema de fuerzas que se plantea (R ef. 61). manera de realizar tales hipótesis y de las incluidas
L a Fig. VI-36 ilustra la anterior afirmación. en los diferentes métodos hoy en uso, se podrá encon­
E l peso W es una fuerza conocida en magnitud trar en las Refs. 58 y 67.
y posición. Las reacciones por fuerzas normales y por
fuerzas tangenciales debidas a la fricción ( N y R $,
en la figura) son desconocidas tanto en magnitud C Análisis de estabilidad con superficies de falla no
como en posición, si bien se sabe que han de ser circulares
normales entre sí. T a m b ién debe entenderse que:
Se comprenden bajo el anterior encabezado, las su­
N tan 6 perficies de falla de laderas naturales o taludes del tipo
Rd> = --------- —
v Fs casi plano o de formas compuestas que difieren mucho
de la circular, para las que la hipótesis del método
donde F s es el factor de seguridad ligado al círculo, sueco resulta poco satisfactoria. Las Refs. 60, 66 y 67
también desconocido. L a reacción por cohesión R c proporcionan métodos de cálculo para el caso; una
r

Métodos de cálculo de estabilidad de taludes 327

buena recopilación de los varios disponibles figura en Pero


la R ef. 68. Sin embargo, en la presentación que sigue
W = W , + W + zbyv (6-23)
se adoptarán los lincamientos que ofrece la R ef. 3, en
|a que se da al problema un tratamiento más analí­ y del polígono dinámico
tico que el que se ha utilizado hasta ahora en esta
obra; por este estilo de tratamiento, por cierto muy (6-24)
usual en la literatura moderna y posible también para
ios ]as formas tradicionales del m étodo sueco ya presen­ T¡ es la fuerza actuante en la dirección tangencial,
JES
IOS tadas, se puede llegar directamente a una expresión neutralizada por la fracción de la resistencia del suelo
para el factor de seguridad, la cual ha de resolverse que se esté movilizando; por esta razón, esta última
con tanteos; de hecho este ha sido ya el planteamien­ se afecta por el factor de seguridad (si la dovela es­
to con el que se presentaron las ecs. 6-20 y 6-21. tuviera en equ ilibrio límite, se m ovilizaría la resisten­
L a Fig. VI-37 muestra una superficie de falla del cia máxima, pero al estar en una condición de equi­
tipo no circular. En la parte (a ) se muestra el croquis librio más holgado, se moviliza una fracción de la
general de la ladera y la posición de la dovela i-ésima. resistencia, en proporción precisamente al factor de
La parte (b ) indica el- conjunto de fuerzas actuantes seguridad).
en cada dovela, y la parte (c) el polígono dinámico
Tom ada en cuenta la ec. 6-24, la 6-22 podrá es­
correspondiente a su equilibrio.
cribirse:
Si se adopta un polo arbitrario de momentos, O,
el equilibrio de toda la masa deslizante exige que: __ / c — tan<¿\
2 ( W 1 + W + zbyw) l = 2 I - j L t + H i - y - i « +

2 Wl = 2 (7 > + NJ) -l- f r wd*ai (6-22) 2 N ¡f + l ywdzai (6-25)

¡a deslizante
nales y tan-
no. b) Fuer-

por la va-
falla, y su
ninos de c
itro incóg-
5n de N y
i tres ecua-
:raa no es-
acterísticas

rual el mé-
erminen el
: la mejor
s incluidas
xlrá encon-

de falla no

zado, las su­


des del tipo
eren mucho
del método
60, 66 y 67
1 caso; una
Figura VI-37. Análisis de estabilidad con superficie de falla no circular (Ref. 3).
328 Estabilidad de taludes

Despejando al factor de seguridad: De la ecuación (6-32) .puede despejarse: El e


naturale
Z (cL¡ N ¡ tan <¡>) a o meno:
W ^ - ^ - W A s — ub — b tan a
F. = (6-26) metidas
2 + W + zbyw) l - ZN J - i y wd2ax N¡ = (6-33) efectivos
te; el ri
crítico i
Bajo el nivel del agua, la masa de ésta debe estar Para obtener la expresión anterior debe tomarse
guardan
en equilibrio, por lo que: en cuenta que
Si el
do sobr<
L¡ eos a = b
Zz b y j - ¡¡ = Zzy (6-27) tación c
inicial s:
y que la función M ¡ (a) fue ya definida por U
parámet
ecuación (6-21).
En otras palabras, el peso del agua, el empuje hidros- ba triax
tático al pie de la ladera y la fuerza debida a la presión Llevando el valor de la ecuación (6-33) a la lisis se j
hidrostática del agua en la base de la dovela, deben (6-31), puede obtenerse finalmente: este mis
de estar en equilibrio de momentos en torno a 0. por arei
subpresi
Z [cb - f ( I * ! + W - f A i — ub) tan <?]M ¡
Si los resultados de la ec. 6-27 se llevan al denomi­ esfuerzo
F. = (6-34)
nador de la ec. 6-26, e'ste quedará: subpresi
Z ( W x + W ) l — 'L [W 1 - f W + As +
grama c
X (W , + W ) / - Z ( A ' , . - z YwL ,)/ (6-28) tan a / Si el
(ub tan <p — cb)
en una
Definiendo ya se di
lisis pot
La ecuación (6-34) debe resolverse por aproxima­
N ¡ = N , — (zyw - f u) L i En t
(6-29) ciones sucesivas, pues contiene a Fs en sus dos miem­
lo se pi
bros. El cálculo se podrá ayudar con el gráfico de la
La <
Fig. VI-35 para la determinación de M ¡ ( a ) . La
como la fuerza normal efectiva en la base de la dovela causa d
fórmula 6-34 da el F s ligado a una superficie de falla
(se ha considerado la existencia de una presión neu­ aceptars
dada; deberán tantearse otras para llegar al Fs mí­
tral, u, por ejemplo, por flu jo ), podrá escribirse el resisten t
nimo.
denominador de la expresión 6-26 como: plano e<
El valor de F s depende de AS y ésta deberá intro­
go de h
ducirse en la fórmula (6-34) con alguno de los valores
pujes d(
z ( W , + W ) l - Z (Ñ , - f u L t) f (6-30) que se proporcionan en los distintos métodos a que
dicados
se ha hecho referencia en páginas anteriores. En la
En i
gran mayoría de los problemas prácticos será sufi­
y la ecuación 6-26 queda: construí
ciente aplicar la ecuación (6-34) con AS = 0. La con­
débil ar
vergencia de los tanteos para la ecuación (6-34) es
Z (cL¡ -(- N ¡ tan <p) a rápida. a cu • c
F. = — (6-31) fuerza I<

D Falla traslacional
La expresión (6-31) proporcionaría el valor del
factor de seguridad ligado a la superficie de falla en El modelo matemático de este tipo de falla se Don<
estudio si se conocen los parámetros de resistencia ilustra esquemáticamente en la Fig. VI-38. fuerzos
al esfuerzo cortante del suelo en términos de esfuerzos deberá (
efectivos y las presiones de poro en la base de la siones ei
dovela, pero despreciando el efecto de las fuerzas ner de i
laterales de tierra £ y S. El f;
falla pu
Si se desea tomar en cuenta el efecto de estas
fuerzas se podrá hacer una suma de fuerzas en la
dirección vertical, en el polígono dinámico de la Fig.
VI-37c:
En 1
prudent
W t - f W + zbyw+ Aj = ( z y j . i + uL¡ + N ¡) eos a +
1.5.
Debe
— (cL¡ -j- N ¡ tan <p) sen a (6-32) los piar
F. Figura VI-38. Superficie de falla correspondiente a una fcfl*
de traslación. de tierr:
M étodos de cálculo de estabilidad de taludes 329

El estrato débil que se señala suele estar en la ridad mínimo, en el caso de la Fig. VI-38, pues cual­
naturaleza formado por arcillas blandas o arenas más quier movimiento del punto b hacia la derecha o del
o menos finas, sobre todo si estas últimas están so­ c hacia la izquierda aumenta la fuerza F con los mis­
metidas a subpresiones que disminuyan los esfuerzos mos empujes de tierra. Si b ó c se mueven hacia la
(6-33) efectivos y rebajen la resistencia al esfuerzo cortan­ parte inclinada del talud, F disminuye como función
te; el riesgo de este tipo de fallas es particularmente lineal de H , pero el empuje activo disminuye como
crítico en laderas inclinadas, con el estrato débil función de d2 (si b se mueve hacia la izquierda) el
« tomarse guardando una inclinación similar. em puje pasivo aumenta también como función de d2
Si el talud forma parte de un terraplén construi­ (si c se mueve a la derech a), de lo que fácilmente
do sobre una ladera natural o un terreno de cimen­ puede deducirse un factor de seguridad mayor que
tación cualquiera, la condición más crítica será la el correspondiente al caso que se muestra en la figura.
inicial si el estrato débil es de arcilla; en este caso los
ia por la parámetros de resistencia se obtendrán de una prue­
E E l método de la cuña
ba triaxial sin consolidación y sin drenaje y el aná­
i-33) a la lisis se podrá hacer con base en esfuerzos totales. En Se trata de un método para analizar la estabilidad
este mismo caso, pero con un estrato débil formado del cuerpo de un talud, en principio aplicable a los
por arena bajo el nivel freático, quizás sometido a mismos casos que cubre el método sueco a través de
subpresión, se ha de efectuar un análisis con base en
su hipótesis de falla circular; sin embargo, por la na­
lí,.(a) esfuerzos efectivos, haciendo intervenir la fuerza U,
(6-34) turaleza de las superficies de falla que ahora se ma­
subpresión total que se obtiene como el área del dia­ nejan (superficies planas), en los cálculos prácticos
grama de subpresiones. el método de la cuña se ha ligado más bien a las fa­
Si el talud está formado por un corte excavado llas traslacionales, considerándose que el caso típico
en una ladera natural, la condición crítica será, como para su aplicación es el de un terraplén construido
ya se dijo, la correspondiente a largo plazo y el aná­ sobre un terreno de cimentación que incluya un es­
lisis por esfuerzos efectivos será el conveniente. trato muy blando cercano a la superficie (o quizá en
■ aproxima­
En términos generales el procedimiento de cálcu­ la propia superficie, como podría ser el caso de zonas
dos miem-
lo se puede plantear como se indica a continuación. de meteorización intensa en suelos residuales mucho
•áfico de la
La cuña b f e c se moverá hacia la izquierda a más duros a mayor profundidad) o el de un terra­
U (<*)• La causa del empuje de tierra en el plano bf; puede
cié de falla plén de suelo construido sobre un terreno de cimen­
aceptarse que este empuje sea el activo. Las fuerzas tación duro y resistente.
■ al Fs mí-
resistentes son el efecto de un empuje pasivo en el En el método, la superficie de deslizamiento po­
plano ec y la resistencia al esfuerzo cortante a lo lar­ tencial o real se representa por dos o más segmentos
íberá intro-
go de la superficie de deslizamiento cb ( F ) . Los em­ de recta, por ejem plo como se muestra en la Fig.
: los valores
pujes de tierra podrán evaluarse con los métodos in­ VI-39.
odos a que
dicados en el capítulo V. Se definen así cuñas dentro de la masa deslizante
ores. En la
En un análisis con esfuerzos totales (terraplén (I y I I en el caso de la fig u ra ). L a resistencia al es­
s será sufi-
construido sobre un terreno que contiene un estrato fuerzo cortante a lo largo de la superficie de desliza­
: 0. La con-
débil arcilloso), la fuerza F será simplemente igual m iento se debe expresar en función de los paráme­
í (6-34) es
a cu • cb. En un análisis con esfuerzos efectivos, la tros de resistencia aplicables.
fuerza F será: Existen en el equilibrio de las dos cuñas cuatro
conceptos mecánicos desconocidos ( E , N N 2 y a ) y
F = c • cb + ( W — U ) tan <p (6-35) una quinta incógnita que es el factor de seguridad
correspondiente a la superficie de falla escogida. En
de falla se Donde c y q) deben expresarse en términos de es­ efecto, para una geometría dada y unos parámetros
fuerzos efectivos. L a fuerza U , subpresión total, se de resistencia dados deben quedar definidas unas con­
deberá obtener como el área del diagrama de subpre­ diciones de estabilidad para la masa deslizante, las
siones en el plano cb, el cual a su vez se podrá obte­ que han de reflejarse en un factor de seguridad de­
ner de una red de flujo, por ejemplo. terminado.
El factor de seguridad que indique el riesgo de Para resolver el problema se tienen dos ecuacio­
falla puede escribirse como: nes de equilibrio de fuerzas en cada cuña, por lo que
éste está indeterminado.
Fs = (6-36) A l hacer el diagrama del cuerpo libre de la cuña
I ó de la I I aparecen sobre ella las siguientes fuer­
zas (se toma como referencia la cuña I ) :
En los diseños prácticos probablemente no será
prudente aceptar un factor de seguridad menor que
U na fuerza C, = — A B (6-37)
1.5. F
Debe notarse que en este caso la consideración de
los planos fb y ec para el cálculo de los empujes U na fuerza T v que depende del valor de N ,, de
te a una
de tierras y de la fuerza F conduce al factor de segu­ los parámetros de resistencia y del propio valor de F s.
330 Estabilidad de taludes

L a fuerza Las fuerzas T ¡ y N¿ son desconocidas en magnitud las fuer;


pero no en dirección; de la misma m anera su resul. tor de st
E l peso de la cuña W i
tante, R 0 será conocida en dirección, pues ha de for. Sobri
El em puje de tierra que sobre la cuña I produce m ar con la fuerza N ¡ el ángulo <¡>E, que representa al truir el
la cuña II, E. ángulo de fricción, tom ado en cuenta el efecto del c3 y E>
factor de seguridad. Son estas fuerzas y R 2 las que fuerzas

U n a fuerza, C 3, = — BC (6-37) se toman en cuenta para construir el p olígon o diná­ gura). Í


F
m ico que aparece en la parte c de la figura, en vez de podrá c:
las componentes T ¡ y N ¡. to. Por (
D e esto se deduce que es preciso hacer una h ip ó­
la direc<
tesis que perm ita elim inar alguna de las incógnitas El dinám ico de la cuña I comenzará a construirse
Si el
para determ inar el problema. Esta hipótesis se refie­ p or W lt que es conocida en m agnitud y posición, \
correcto
re por lo común a la dirección de la fuerza E ; suele continuación será preciso suponer un factor de segu­
ridad para la com binación de las dos cuñas. C on base cerraría,
aceptarse que E es paralela al plano del talud o de­
cirse que form a con la norm al a la superficie de con­ en tal hipótesis y con la ecuación (6-37), se conoce­ gen de
tacto entre las cuñas un ángulo, cpE, definido por la rán en m agnitud y posición las fuerzas C x y C3 que cosa, in
expresión se pueden llevar al dinám ico. En realidad, en la fi- dad qu í
gura el p olígon o dinám ico se empezó p or C 3, por ra­ ma. A sí
tan <p
q>j5 = áng. t a n -------- zones de dibujo. P o r el extrem o G* se podrá trazar contrar
Es el cual <
una línea que tenga la misma dirección qu e R x (par­
Esta últim a es la hipótesis aceptada al construirse go que
te b de la figu ra) y p or el origen de C 3 una línea
la Fig. VI-39. de de
que tenga la misma dirección que E . D e esta manera,
superfic:
que no
perficie
segurida
Ley de resistencia al esfuerzo
cortante en el terraplén:
s = c + <f tg V I -6 T I

H ipótesis: M uc
0 E =onq. tg rencia ;
truidos
mencior
ción co
TERRENO MUY R ESIST EN TE Los números indican el
existen
orden de construcción del _
a- dinámico de la cuña H .
tán fuei
raer prt
C C D
cálculo
con su i
suele co
En r
cial evil
descensc
cortante
a un co
Nota: cia se re
C3 es hacia probleir
abajo en el dinámico La 1
de la cuña I y hacia lisis quí
arriba en el de la E. ya sufic
La m isí
carga a
lución t
dentro i
titativar
el tiem ¡
la resis t
arrollar;
embarg<
Figura VI-39. M étodo de la cuña. lugar.
Terraplenes sobre suelos blandos 331

nagnitud, las fuerzas R x y E quedan determinadas para el fac­


su resul. tor de seguridad supuesto.
hia de fot. Sobre el dinámico de la cuña I se puede cons­
resenta al truir el de la cuña II, llevando W 2, de manera que
efecto del C3 y E, que son conocidas, se superpongan con las
t í las que fuerzas previamente dibujadas (ver parte c de la fi­
;ono diná- gura) . Aplicando la ecuación (6-37) a la cuña II, se
en vez de podrá calcular C2 para el factor de seguridad supues­
to. Por el extremo de C2 podrá llevarse una línea con i
de poro en P.
la dirección de R 2.
:onstruivse
Si el valor del factor de seguridad elegido fuese
osición. A
correcto, el dinámico construido como se indicó se
r de segu-
. C on base cerraría,, pasando la línea de acción de R-> por el ori­
se conoce- gen de C2. Empero, es probable que no suceda tal • F acto r de seguridad! contra falla en el terreno
_____________ de cimentación
y C3 que cosa, indicio de que se supuso un factor de seguri­
N U — ----------------------i
, en la fi- dad que no refleja las'condiciones reales del proble­
C3, por ra- ma. Así, habrá que proceder por tanteos hasta en­
>drá trazar contrar el factor de seguridad correspondiente al caso,
el cual deberá tener un valor satisfactorio. Desde lue­
e ü i (par- construcción
una línea go que ese factor estará ligado a una cierta superfi­
de de falla; deberá repetirse el cálculo para otras Figura VI-40. Variación de las condiciones con el tiempo en
ta manera,
superficies posibles, hasta alcanzar la seguridad de un terraplén construido sobre un suelo blando
(Ref. 69).
que no hay para el terraplén en estudio ninguna su­
perficie de falla a la que esté ligada un factor de
El primero se refiere a los conceptos comentados
seguridad indeseablemente bajo.
con base en la Fig. VI-2 (Ref. 6 ). Si la resistencia del
suelo de cimentación disminuye continuamente con
VI-6 TERRAPLENES SOBRE SUELOS BLANDOS el tiempo, hasta alcanzar valores muy por abajo de
la resistencia máxima, el diseño con base en esta últi­
Mucho de lo que ahora debería decirse con refe­ ma puede ser del todo inapropiado; a este respecto
rencia al importante problema de terraplenes cons­ no cabría más posibilidad que determinar en el la­
truidos sobre suelos muy blandos o turbas ha sido ya boratorio la respuesta de la arcilla a pruebas de lar­
mencionado en el capítulo I I I de este libro, en rela­ ga duración, para establecer a criterio un valor apro­
dón con el terreno de cimentación. Sin embargo, piado de la resistencia de diseño.
os indican el
existen algunos comentarios que seguramente no es­
ruccion del - En 1960 A . Casagrande reportó (R ef. 70) un muy
tán fuera de lugar en este capítulo. Sin duda el pri­
i cuña H . interesante caso práctico de construcción en que se
mer problema a considerar es el que se refiere al
pudo observar una variación importante en la resis­
cálculo de la estabilidad del terraplén en conjunto
tencia no drenada de una arcilla (obtenida con prue­
con su terreno de cimentación, el cual en estos casos
bas de compresión simple) en las pruebas de larga
suele constituir un elemento crítico.
duración (hasta 2 semanas) respecto a la resistencia
En muchos suelos blandos probablemente es esen-
máxima en prueba estándar (alrededor de 5 m in );
dal evitar una falla catastrófica del terraplén por el
las curvas esfuerzo-deformación variaron correspon­
descenso que suele sufrir su resistencia al esfuerzo
dientemente desde formas de falla frágil típica hasta
cortante a causa del intenso remoldeo que acompaña
formas de falla plástica.
a un colapso estructural total, tras el que la resisten­
da se recupera tan lentamente que pueden plantearse El dato práctico quizás más importante es que la
C3 es hacia problemas en verdad insolubles. cu disminuyó hasta 30% respecto al valor de prueba
en el dinámico L a Fig. VI-40.a (Ref. 69) indica el tipo de aná­ rápida estándar. Muchos ingenieros piensan que tal
cuña Iyhacia lisis que ha de hacerse en estos casos, el cual ha sido reducción de resistencia debe ocurrir con el tiempo
i en el de la H. ya suficientemente discutido en el párrafo anterior. en un terreno de cimentación muy blando sobre el
La misma figura muestra en su parte b el proceso de que se haya construido un terraplén, por efecto de
carga a lo largo del tiempo y, en su parte c, la evo­ los esfuerzos cortantes actuantes que degradan la es­
lución que es de esperar en las presiones de poro tructura de la arcilla, aun cuando la situación gene­
dentro del terreno natural. L a parte d expresa cuan­ ral esté lejos de la falla, juzgada ésta con base en la
titativamente la variación del factor de seguridad con resistencia máxim a obtenida en una prueba conven­
el tiempo. E l análisis por lo común se debe hacer con cional (c u) . Es cierto que los efectos de consolida­
la resistencia no drenada del terreno ( cu) y se des­ ción y el paso del tiempo contribuirán a aumentar
arrollará con base en esfuerzos totales. Existen sin esa resistencia m ínim a a que pudiera llegarse, pero
embargo dos puntos que conviene comentar en este sin duda tal valor m ínim o representa una condición
lugar. crítica que muchos proyectistas juzgan digna de ser
332 Estabilidad, de taludes

tomada en cuenta. N o hay suficiente volumen de es­ ( C u ) p ro y e c to =. |í ( c u ) p ru e b a


tiempo la
tudio para juzgar qué porcentaje de reducción de la
niendo f
resistencia máxima convencional pudiera considerarse
parece q i
seguro. En muchas oficinas de cálculo se reduce ar­
dación, n
bitrariamente esa resistencia máxima convencional
lo suficie
en un 25 ó 30% para obtener el valor de resistencia
sentido d
de diseño.
La resistencia del terreno probablemente se puede
obtener en forma aproximada y económica por me­
dio de pruebas de veleta (R ef. 69), cuyos fundamen­
tos han sido discutidos en el capítulo I. Por lo gene­ - ''ir
ral es necesaria una rotación de menos de 10° para
obtener la resistencia máxima del suelo “ intacto” , en
tanto que se requieren varias vueltas para llegar a la
resistencia residual.
L a Fig. VI-41 (Ref. 71) muestra la curva típica
de una arcilla blanda probada con veleta.
La resistencia del suelo “ intacto” , dividida entre Figura VI-42. Factor de corrección para obtener la resistencia
la resistencia residual, suele tomarse como una m edi­ de proyecto, a partir de pruebas de veleta
(R ef. 69).
da de la sensibilidad de la arcilla. Desde luego que
la prueba de la veleta deja de ser representativa cuan­
do el terreno de cimentación va siendo duro o de­ cripciones de este tipo de investigaciones, que contie­
jando de ser arcilla homogénea franca. nen información de interés.
Para tomar en cuenta los efectos de reducción de Un refinam iento del cálculo establecido por mu­
resistencia de que se ha hablado en la prueba de ve­ chos ingenieros consiste en despreciar la contribu­
leta, Bjerrum proporciona en la R ef. 69 una gráfica ción del terraplén propiamente dicho a la estabili­
que incluye un factor de corrección (Jt, que m ultipli­ dad general. Esto se hace, sobre todo, cuando el terra­
cado por la resistencia que proporciona -la- prueba, plén es bajo y la costra de arcilla endurecida por se­
da la resistencia que se debe usar en el proyecto. cado es delgada, pues en tales casos se ha visto que
(Fig. V I-4 2 ). la falla del terraplén suele ir precedida por un agrie­
Figura VI-4
L a correlación de Bjerrum en términos del índice tamiento casi com pleto del mismo.
plástico de la arcilla es puramente estadística y se La misma R ef. 69 incluye interesantes discusiones
ha obtenido con base en la relación observada entre acerca de la confiabilidad del cálculo de asentamien­
el índice plástico de 14 terrenos de cimentación que tos de terraplenes sobre suelos muy blandos. Este es I -27
fallaron bajo terraplenes y el factor de seguridad calcu­ un punto en el que se suelen observar discrepancias
lado retrospectivamente en tales fallas; en forma siste­ de importancia entre teoría y realidad, que justifi­
mática, dicho factor de seguridad fue algo mayor que can el uso de terraplenes en escala natural. Mucho
uno, indicio de que la resistencia del terreno fue so- más difícil de predecir es la evolución de los asenta­ ■*"Cr T
brevalorizada por las pruebas de campo. mientos con el tiempo, problema para el cual es muy
Las incertidumbres en decidir el valor de la resis­ indicado el uso de terraplenes de prueba, siempre
tencia que se debe usar en los análisis de estabilidad, que se disponga de tiempo suficiente para las obser­
han llevado a muchos proyectistas a considerar desea­ vaciones.
ble obtenerlos de terraplenes de prueba a escala na­
Es sumamente variada e interesante la informa­
tural. Las Refs. 72, 73, 74, 75, 76, 77 y 78 son des-
ción que se puede obtener en la actividad de un te­
rraplén de prueba, verdadero modelo a escala natu­
ral de la estructura en estudio. Las Figs. VI-43 y VI-44
(R ef. 77) son una muestra de los datos que se pue­
den lograr. L a Fig. VI-43 proporciona información
obtenida de conjuntos de inclínómetros situados en
secciones instrumentadas de un terraplén de prueba.
Estos instrumentos se describirán con más detalle en
un capítulo posterior de esta obra, dedicado a instru­
mentación de campo. Los datos que ahora se inclu­
yen son los de la R ef. 77, ligeramente modificados
para tomar en cuenta el tiempo transcurrido desde
su publicación. Es notable el curso de la deformación
lateral del suelo de cimentación bajo el peso del te­
rraplén con el paso del tiempo. En primer lugar
figura VI-4
Figura VI-41. Curva típica de resistencia de una arcilla blan­ ocurrió el desplazamiento lateral hacia afuera que
da con prueba de veleta (R ef. 71). sería de esperar intuitivamente, pero después de un
Ideas para fija r la in c lin a c ió n de cortes n o ca lcu la d os 333

tiempo las deformaciones laterales se invirtieron ocu­ La Fig. VI-44 proporciona datos de magnitud, dis­
rriendo hacia la parte central bajo el terraplén; tal tribución y evolución con el tiempo de los asenta­
parece que la disminución de volumen por consoli­ mientos del mismo terraplén de prueba. Los datos se
dación, máxima bajo el centro de la estructura, fue obtuvieron al utilizar el torpedo de asentamientos
lo suficientemente importante como para invertir el desarrollado por Wilson, que también se describirá
sentido de la deformación lateral. en el capítulo posterior alusivo.

1-2 7 1-2 8 1-3 0


VI-7 ALGUNAS IDEAS PARA FIJAR LA INCLINA­
CION DE CORTES NO CALCULADOS EN LAS
VIAS TERRESTRES

Se debe repetir una vez más que, por razones su­


ficientemente analizadas al comienzo de este capítu­
lo, la mayor parte de los cortes de las vías terres­
00 120 tres se han de proyectar sin ningún estudio previo
de campo que incluya el muestreo v el programa de
pruebas de laboratorio, sin los cuales no es posible
a resistencia
¡ de veleta pensar en un cálculo matemático detallado. Tam bién
se mencionó que, en muchos casos, la heterogenei­
dad de las formaciones involucradas hace inútil cual­
jue contie- quier estudio que se deseara intentar. L o anterior
equivale a decir que un porcentaje quizá elevado de
3 por mu- ---- -- POSICION INICIAL (enero de 1966! todos los cortes de un camino o un ferrocarril han
»— POSICION 3 MESES DESPUES (abril de 19661
contribu­ o— a POSICION 30 MESES DESPUES ( julio de 1968)
de proyectarse con base en el criterio del ingeniero
ía estabili-
■--- --- POSICION 42MESES 0ESPUES ( junio de 19691 responsable, auxiliado, cuando más, por el comporta­
&— a POSICION 60MESES DESPUES I diciembre de 19701
io el tem ­ ®— O POSICION 72MESES DESPUES ( julio de 19721 miento de estructuras similares en la misma zona
ida por se- NOTAS : (cuando las h a y ), por las condiciones de las laderas
1.— El inclinómelro 1*28 se cerro' a los 42 meses de iniciar las mediciones,
visto que 2.— En el indindmetro 1-27, solo se dibujaron las gráficas para 3,30y72meses.
naturales en la región y por los someros estudios ex­
r un agrie- ploratorios que se puedan haber hecho dentro del
Figura V M S . Resultados d e inclinóm etros en una sección de marco general del estudio geotécnico de la vía. N o es
un terraplén de prueba construido en el Vaso
posible proporcionar en este lugar reglas generales
discusiones de T ex coco , M éxico.
que permitan establecer un criterio rígido para tales
sentamien-
tareas. Cada caso es en verdad particular y debe
os. Este es 1-27 1-28 1-29 1 - 30
afrontarse en forma individual.
screpancias
Como es natural, la experiencia precedente cons­
jue justifi-
, H + 3.00 tituye una valiosísima ayuda en la tarea de fijar la
al. Mucho
inclinación estable de cortes y es con esa idea en
los asenta-
la mente como los autores de esta obra se atreven a
ual es muy
presentar la información que figura en las páginas si­
a, siempre
guientes de este párrafo. Poco éxito aguardará al in­
. las obser-
geniero que la aplique en forma ciega; más bien se
deberá ver como un marco general de referencia o,
a informa-
aún más simplemente, como la opinión personal de
. de un te-
otros ingenieros que han afrontado antes los mismos
scala natu-
problemas.
-43 y VI-44
La Fig. VI-45 (Ref. 79) recoge lo que se pudiera
[ue se pue-
considerar la experiencia de un grupo de ingenieros
iformación
del Departamento de Carreteras de California, E.U.A.
ituados en
Se da la inclinación del corte en función de su al­
de prueba,
tura para todo un conjunto de valores de c y <£, que
detalle en el ingeniero ha de estimar previamente a partir de
lo a instru-
un conocimiento general de los materiales involucra­
a se inclu- dos. La gráfica incluye un factor de seguridad “ ra­
aodificados
POSICION INICIAL ( entro de 1966 ) zonable” .
rido desde POSICION 3 MESES 0ESPUES ( abril de 1966) Una gráfica como la de la Fig. VI-45 debe consi­
eformación POSICION 30 MESES DESPUES ( julio de 1968)
derarse útil para poder visualizar rápidamente la in­
POSICION 60 MESES DESPUES (diciembre de 19701
>eso del te- POSICION 72MESES DESPUES (julio de 19721 fluencia de los diferentes parámetros de resistencia
imer lugar en la estabilidad general, estableciendo las condicio­
Figura VI-44. Resultados de m edición con torpedo de asen­
i fuera que nes de ésta para diferentes parejas de valores que se
tamiento, en una sección del mism o terraplén
>ués de un de prueba a q u e se refiere la figura VI-43. puedan llegar a considerar aplicables al caso.
334 Estabilidad de taludes

del tipo de superficie de deslizamiento formada pre.


viamente a la construcción del camino y en los tres -
casos se registraron movimientos de enormes masas 1
de tierra sobre verdaderos planos inclinados.
En la región están perfectamente delimitados la
estación de lluvias y los períodos de estiaje. La pri­
mera comienza aproximadamente a principios de no­
G ran
viembre y se prolonga hasta la segunda quincena del
mes de febrero; los períodos de estiaje se desarrollan
correspondientemente desde mediados de febrero has­
ta principios de noviembre. Es notable el incremen­
to en los desplazamientos a partir de enero, lo que G ra n i
b lo q u
indica que es necesario un lapso del orden de dos
meses y m edio hasta el establecimiento de los flujos
internos, a partir de las primeras lluvias. De modo
análogo, los movimientos disminuyen claramente a
partir de finales de abril, lo que hace ver que han G ran i
b lo q u
ANGULO OE INCLINACION DEL COR TE, EN ORADOS de transcurrir más o menos otros dos meses hasta que na.

L EY EN D A se disipa el efecto del flujo, después de las últimas


$ , en grados , c , en tn/m? lluvias. En cualquier caso, la Fig. VI-46 hace obvia
— — 4=0 C= 5 ________ Í> -- 15 C= 5 la relación entre la precipitación regional y el régi­
________$ = 0 C= 1 0 __________ $=15. C = 7.5
________$ = 5 C= 7.5 ________ 0 = 2 5 C = 2.5 men de m ovim iento en las fallas. G ran i
La tabla VI-6 (R ef. 2) es un excelente resumen b lo q u
Figura VI-45. Altura de un corte en fundón de valores de C y
de los factores que causan los deslizamientos, así
c illa i

</> (Ref. 79).


como del mecanismo por el cual actúan.
Con frecuencia las propias manipulaciones del in­
L a tabla VI-5 es un sumario completo de reco­
mendaciones de inclinación para cortes practicados geniero pueden ser fuente de graves problemas de
en muy diversos materiales, incluyendo muchos tipos estabilidad de taludes; la lista que se proporciona a
G ran i
de rocas además de los suelos, que resume la expe­ continuación (R ef. 8) es una reseña de los proce­ p e riz a

riencia del Departamento de Geotecnia de la Secreta­ sos constructivos que más comúnmente causan pro­
ría de Obras Públicas de M éxico. Por la elaboración blemas:
de esta tabla merecen crédito especial los señores in ­
genieros R aú l V. Orozco Santoyo, Santiago Barragán 1. M odificación de las condiciones naturales de
Avarte y Juan M. Orozco y Orozco. flujo interno de agua al colocar rellenos o ha­ D io rita

cer zanjas o excavaciones.


2. Sobrecarga de estratos débiles por relleno, a
VI-8 FACTORES QUE PROD UCEN FALLAS DE ES­ veces de desperdicios.
TABILIDAD DE LADERAS Y TALUDES 3. Sobrecarga de terrenos con planos de estrati­ A n d e sit
a lte ra c i
ficación desfavorables por relleno.
Tam bién resulta muy d ifícil establecer apriorís-
4. Remoción, por corte, de algún estrato delgado
ticamente las causas de los deslizamientos de laderas
de material permeable que funcionara como
naturales o fallas de taludes. L a influencia sobresa­
un manto natural drenante de estratos de ar­
liente del flujo interno del agua y de las presiones
cilla suave.
que ésta pueda desarrollar en las masas de suelo in ­
5. Aum ento de presiones de filtración u orienta­ A n d es i (
volucradas, se pone de manifiesto por el conocido a lte ra d ;
hecho experimental, del dom inio de cualquier inge­ ción desfavorables de fuerzas de filtración al
producir cambios en la dirección del flujo in­
niero aun mínimamente relacionado con esta clase
terno del agua, por haber practicado cortes o
de problemas, de que la m ayoría de las fallas im por­
construido rellenos.
tantes ocurren en el período que sigue al comienzo
de la temporada lluviosa y tienen lugar en estrecha 6. Exposición al aire y al agua, por corte, de
conexión con el régimen de las filtraciones y con el arcillas duras fisuradas.
establecimiento de los escurrimientos subterráneos. 7. Rem oción de capas superficiales de suelo por
La Fig. VI-46 muestra el tipo de relación que es po­ corte, lo que puede causar el deslizamiento de
A n d e s it
sible establecer entre la precipitación pluvial en una capas del mismo estrato ladera arriba, sobre a lte r a d :

zona y la incidencia de problemas de estabilidad en mantos subyacentes de suelo más duro o roca.
la misma. 8. Incremento de cargas hidrostáticas o niveles
En este caso se trata de inform ación recolectada piezométricos bajo la superficie de un corte al
a lo largo de más de 2 años en tres fallas de la auto­ cubrir la cama del mismo con una capa im­
pista Tijuana-Ensenada (R ef. 7 ). Las tres fallas son permeable.
T a b la VI-5
Talu des recomendados en cortes
íada pre.
i los tres r
es masas i TALU D RECO M END ABLE
T I P O DE M A T E R IA L O B S E R V A C IO N E S
3.
Hasta 5 m D e 5 a 10 m De 10 a 15 m M ayor de 15 m
itados la
y
. La pri. t

1 4
í
1A A T

os de no-
icena del
Granito sano y masivo.
y l •1 / 11 Descopetar a 1/2:1 la par­

Jai
te intemperizada si la hay.

/ k r :n
/ I li/r.t / 1 /im:i
isarrollan / j J
J i-J
>rero has-
incremen-
í
i t

' " / f Tr 1/ /7T


/¿
d, lo que Granito sano (isurado en
\A/ 1 /
T !/
/ A2 /
/1
Amacizar taludes según la
n de dos
los flujos
bloques.

/¿¡J. / T
/ 1—
w :i

H
/
L_y
I n n :\

' lV • i_
disposición de los bloques.

De modo
ámente a ti i1 1 H
Granito exfoliado, grandes
i i^ / N o se considera recomen­

yZ Á y /
que han ,
hasta que
bloques empacados en are­
na.
J--7T
1 y /
/ i Á*.\
dable la construcción de
berma en el cambio de ta­
lud.
is últimas
ace obvia •W 1
y el régi-
Granito exfoliado, grandes
í
j | t
''7t
/ / 1
1 Wl
!
Se recomienda construir
banqueta con el objeto de
i
T I1 y '
; resumen bloques empacados en ar­ i 1 /H *e recibir eh ella los peque­
cilla arenosa. / / M ños desprendimientos que
/ • /
en tos, así \A /
A / H/2 / IM .1 normalmente se presentan.
f\n.\ ] 5a. /
/ [ _ - X—

íes del in-


blemas de tl í i Si el producto de la intem-

x>rciona a 1
1

/ / !' ^ r * tí
perizadón del granito es
arena fina, limosa 0 arci­
los proce- Granito totalmente intem-
perizado (tucuruguay).
1
9
1
1
* / i y y/ /
/
/
/
s \
llosa, se recomienda pro­
yectar banqueta de 1 m

,r' /~Z\ * yA. Y A


1 ■ «
tusan pro- para cortes hasta de 15 m

/ 1/ 1

. 1 y de 3 m para cortes ma­
H 1 yores.
/ZM.l

turales de Se recomienda tomar en cuenta las mismas observa­


enos o ha- Dior i las. ciones que se hacen para los granitos, dependiendo
del grado de intemperismo de la roca.

relleno, a i í
| ii / A r 4 T\ ¡/ //f
1 1
'
— 1\ / \ Se recomienda amacizar si­

/\/ /r
de estrati- Andesita fisurada, sin 1/ u .\ j guiendo los planos de fi$u-
alteración.
✓ ¡
✓ 1
Xh /
1
1 ramiento.

to delgado 1— V “ V
nara como
atos de ar*
í í
yr i

j //T
í
1 ✓ v i :i/ Se puede construir berma

r
de 4 m al cambiar talud si
u orienta*
iltración al
Andesita fracturada y poco
alterada.
j

A
V Ínw /
i
1 / /vr.\ H
/i

/ . [ _ / •
/
/
&

j ;
T 1 la parte inferior del corte
no contiene arcilla en las
fracturas y éstas están ce­
el flu jo in­ rradas.
V v
1 i i
do cortes o

r corte, de

t suelo por í
i !1/ / / ayh i!/ / f f j ; y , / T
Se recomienda descopetar
con talud 1:1 la parte su­
amiento de perficial más alterada. Si
Andesita fracturada y ' / u
Tiba, sobre
uro o roca.
alterada.
!
j
T Am
j 1 | existe flujo de agua de­
berá proyectarse un sub­

s o niveles / 1
Á/2:1 h
'W -L drenaje adecuado.

un corte al
la capa im-
v ------------- ¿
T abla VI-5
(Continuación)

TALU D RECO M END ABLE


T IP O DE M A T E R IA L OBSERVACIONES T IP O
H asta 5 tu De 5 a 10 m De 10 a 15 m M ayor de 15 m

Riolitas sanas o fractura­ Se recomienda amacizar si­ Tobas


das en glandes bloques, guiendo los planos de frac- riolítu
con sistemas de fractura- turamiento, así como des-
sáltica
miento a ÍK)° hgri/ontal y copetar a 1:1 la parte in- das.
vcrticalmente. temperizada.

Tobas
Diabasa sana ¡jo c o
riolític
Se recomienda amacizar. desí tic
fracturada.
das.
'X 1/4. 1 H
_L

Descopetar 1/2:1 la parte Lutita


superior del corte, si el frac- con ec
Kasalto fracturado, sano. turamiento es muy intenso. poco f
Si hay una capa intempe-
rizada descopetar 1:1.

Sí los fragmentos están Lutita


Hasalto fracturado en sueltos y sin suelo, o em­ media
bloques de todos tamaños. pacados en arcilla o limo
suave con flujos de agua.

Arenisi
Si los fragmentos están em­ te cen
Kasalto fracturado en pacados en arcilla firme sin ción m
bloques, de todos tamaños. que existan flujos de agua. tal o a
/2:i , H

En zonas muy lluviosas se


Basalto muy fracturado y recomienda construir al pie Arenisc
en proceso muy avan/ado del talud una banqueta muy alt
de intenii)cri/ación. de I ni para cortes hasta de agua.
15 m y de 3.0 m para cor­
' M a 8 tes mayores de 15 m.

fr C on glo

/ T/ i
Corrientes basálticas inter­ Se recomienda definir el contacto entre el basalto y las rocas |>irocIásticas para bien cei
caladas con rocas piroclás- darle a cada uno su talud correspondiente. Las rocas piroclásticas requieren silicosa
ticas y tezontles. ✓ i: i PM ocLAsnooi talud de 1:1 si se encuentran sueltas o de 3/4:1, si se encuentran compactos
o son materiales muy gruesos.

Si el tezontle es de grano Congloi


fino y es{á suelto, se pro­ cementa
Tezontle masivo.
pone aplicar las mismas re­ llosa.
comendaciones que para el
-f /V2:i H resto de las piroclásticas.

lo b a s , tobas brechoides, Si están intemperizadas en Caliza f:


andcsíticas, riolíticas o ba­ la parte superior del corte, do casi
sálticas, sanas o ligeramen­ se recomienda descopetar con estr
te fisuradas. el corte a 1/2:1. mal def;
y\ MA

Si existe un flu jo de agua


Tobas, tobas brechoides,
importante, se recomienda
andcsíticas, riolíticas o ba­ Calizas
construir berma de 4 m a
sálticas, sanas o ligeramen­ cación f
la mitad de la altura, im­
te fisuradas. favor de
permeabilizándola.
Tabla VI-5
(Continuación)

TALU D RECOM ENDABLE


T IP O DE M A T E R IA L O B S E R V A C IO N E S
Hasta 5 m De 5 a 10 m Mayor de 15 m
---------------------------------------<

zar si- Tobas, tobas brechoides, Se recomienda descoi>etar


: frac- riolíticas, andcsíticas o ba­ a 3/4:1 la parte superior
) des­ sálticas poco intemperi/a- si el fracturamiento o in-
te in- das. tetnperismo es intenso.

Tobas, tobas brechoides.


Cambio de talud a la m i­
riolíticas, basálticas o an-
tad tle la altura en cortes
izar. desíticas muy intem¡>cr¡za-
mayores de 15 m.
das.

N o construir contracunetas
parte Lutita dura y resistente, si no son bien impermea­
:1 frac- con echado casi horizontal, bles. Descopetar a 3/4:1 la
i tenso, poco fracturada. parte su p rior más intem-
tempe- perizada.

N o construir contracunetas
si no son bien impermea­
están Lutita suave de resistencia
bles. Descontar 1:1 la par­
o em- media muy fracturada.
te superficial más intem|>e-
> limo rizada.
agua.

Areniscas sanas fuertemen­


án em- te cementadas, estratifica­ Descopetar 3/4:1 la parte
me sin ción mal definida horizon­ muy i ntemperi zada.
; agua. tal o a favor del corte.

iosas se
r al pie Arenisca poco cementada, Descopetar 1:1 la parte su­
anqueta muy alterada con flujos de perficial muy ¡ntemperi-
lasta de agua. zada.
ara cor-
m.

Conglom erado brechoide Se recomienda amacizar eli­


bien cementado con matriz minando todos los frag­
silicosa o calcárea. mentos sueltos.

Si la matriz arcillosa se
encuentra saturada o so­
e grano metida a fuertes cambios
Conglomerado pobremente
se pro- de humedad, se recomien­
cementado con matriz arci­
smas re­ da para cortes mayores de
llosa.
para el 10 m construir banqueta
¿ticas. de I m y bermas de 4 m
a la mitad de la altura.

tadas en Caliza fracturada con echa­


Se recomienda desco|x.*tar
el corte, do casi a favor del corte
1:1 la |>arte suj>erior alte­
-seopetar con estratificación gruesa o
rada o muy fracturada.
mal definida.

de agua
omienda
Calizas sanas con estratifi­
e 4 m a cación fina horizontal o a Descopetar 1:1.
tura, im-
favor del corte.
Tabla VI-5
(Continuación)

TALU D RECO M END ABLE


T IP O DE M A T E R IA L OBSERVACIONES
Hasta 5 m De 5 a 10 ir» De 10 a 15 m Mayor de 15 m

Caliza intemperizada con Proyectar sulnlrenaje con­


flujo de agua. tracunetas imjjermeables.
1/2.1 H

Caliza sana con echado Dar el talud corres]>ondiente al echado.


contra el corte entre 90° y Si la roca está muy fracturada, proyectar berma im*
45°, con lubricante arcillo­ permcabiiizada de 4 m a la mitad de la altura. Con-
so entre estratos. tracuncta* impermeables.

Caliza muy fracturada e Contracu neta


intemperizada. impermeable.
P I
h

Caliza sana ¡ x k o fractura­ Se puede considerar como


da con echado contra el si el echado fuera horizon­
corte entre 30° y 45°. tal.
JC fa i Hj

Caliza muy poco intempe­


rizada y fracturada, con Dcscojjetar la zona más
echado entre 45° y 30° fracturada a 1:1. Contracu­
contra el corte. neta im|>ermeabilizada.
211 H

Pizarras Mismas recomendaciones que para calizas.

Contracuneta impermeabi­
Aglomerado medianamen­ lizada, para cortes mayores
te compacto con finos no de 10 m construir banque­
plásticos. ta de 1.0 m en el pie del
3 / 4:1
talud.

i Contracu netas impermeabi­


I lizadas. Para corte mayor
Aglomerado medianamen­ de 10 m proyectar berma
te compacto con finos plás­ de 2 m a la mitad de la
ticos. altura y para corte mayor
/ 3 a :i h de 15 m alimentar el an­
cho a 4 m.

i
I Descopetar 1:1 la parte su­
perior más intemperizada,
Arenas limosas y limos si son materiales fácilmente
compactos. erosionables deberá proyec­
Kr* 1/2.W H tarse talud de 1:1 y prote­
ger con pasto.

Contracuneta im p e rm e a ­
ble. Descopetar a 1:5:1 a
Arenas limosas y limos la parte más intemperi/.a-
poco compactos. da. Para cortes mayores de
15 m proyectar banqueta
de 3 m al pie del talud.
Tabla VI-5
(Continuación)

TALU D RECO M END ABLE


)NES T I P O DE M A T E R I A L O B SE R V A C IO N E S
Hasta 5 m D e 5 a 10 m De 10 a 15 m Mayor de 15 m

i i
1
1
j s s /' r i 4| S¿ Z T T
H/2
Arenas limosas y limos ¡ i / / Descopetar la parte
muy compactos (tepetate). i / ] \/¡ superior suelta.
! /V r V v h i ¡U4A H/2
A/4:i ^
/ 'U -J _ A J 1 U - i
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i S Ah i h /2 S/iA.1 H/2
Arcillas poco arenosas
firmes (homogéneas).
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Descopetar 1:1 la parte in­
tem |>erizada. Si existe flujo
de agua proyectar subdre­
\S fn:\ m naje.
S¡___ / JL k j “ ' W - L u - i-

i i i . i
i 1 * Para cortes mayores de
Arcillas muy suaves expan­ i j s " / ^ H
15 m proyectar berma a la
sivas y compresibles. i # S\V4:i i i S H / yS\5.\ I mitad de la altura bien
i H drenada.
j e / I L
¡ 4 / - L

í Cubrir con pasto el talud


1
Caolín producto de la in- para cortes mayores de 8 m
temperización de granitos
i i iS / proyectar berma de 6 m
rar com o
y '^
i
o dioritas. j i
jS\0>A i s ' bien drenada.
i horizon- !/ 5 1: L (altura máxima 16 m)
A Z r - l í- v / - i-

Arenas limpias poco o Su ángulo de fricción interna con banqueta de 1.00 m Cubrir los taludes
nada compactas. en la base. con pasto.

#La construcción de la berma requerirá de una contrapendiente


zona mas
con objeto de drenar el agua por medio de cunetas que deberán
Contracu-
ser impermeables, pues si no lo son se podría temer una filtración
lizada.
que pondría en peligro la parte inferior del corte al establecerse
una superficie de falla ocasionada por la disminución de la resis­
tencia al esfuerzo cortante (Tel material por efecto de la filtración.

impermeabi-
rtes mayores
uir banque-
i el pie del

impeimeabi-
corte mayor
ectar l>eriiia
mitad de la
corte mayor
eutar el an*

la |>arie su*
iteni|)er¡zada,
.es fácilmente
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1:1 y prote-

im perm ea-
ar a 1:5:1 a
intemperiza-
ís mayores de

lar banqueta
: del talud.
340 E s ta b ilid a d d e taludes

I 969 I 9 70
LLUVIAS ESTIAJE LLUVIAS ESTIAJE
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co Se concluyo' obra de esta


o
b ilizocidh en el Km. 1 6 1 8 0 0

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co Agua.
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M
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UJ
o

Figura VI-46. Relación entre la precipitación pluvial regional y la magnitud de los


movimientos de varias fallas. Carretera Tijuana-Ensenada.

En general, las causas de los deslizamientos pue­ bio en las condiciones exteriores del talud. Deben
den ser externas o internas. ligarse siempre a una disminución de la resistencia
Las externas producen aumento en los esfuerzos al esfuerzo cortante del suelo constitutivo. El aumen­
cortantes actuantes sin modificar la resistencia al es­
to de presión de poro o la disipación de la cohesión
fuerzo cortante del material. El aumento en la altura
son causas de esta clase.
del talud o el hacerlo más escarpado, son causas de
este tipo, como también lo son la colocación de cual­ En la tabla VI-7 (R ef. 8) se presentan los facto­
quier tipo de sobrecarga en la corona del talud o la res que más comúnmente contribuyen a elevar los
ocurrencia de sismos. esfuerzos cortantes actuantes en una ladera o un
Las causas internas son las que ocurren sin cam­ talud.
Tabla VI-5
(Continuación)

TALU D RECO M END ABLE


T IP O D E M A T E R IA L O B S E R V A C IO N E S

H a s ta 5 m D e 5 a 10 na D e 10 a 15 m M a y o r d e 15 m

1 1

A t t n u limosas y Unto*
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(altura m áxim a 16 ris)
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A rm as limpias p oco o Su ángulo d e fricción interna con banqueta de 1.00 m C ubrir los taludes
nada cosapactas. en te bate. con paito.

* L a construcción de la berma requerirá d e una contra pendiente


con objeta de drenar el agua por medio d e o m c u t que deberán
ser impermeables, pues si n o lo son se podría temer una filtración
qu e pondría en p eligro ta parte inferior del corte al establecerte
una superfide de (alia ocasionada por la disminución tle la resis­
tencia al esfoerao cortante <fcl m aterial por efecto d e la filtración.

Copyrighted material
342 Estabilidad de taludes

TABLA V I-6 (R e f. 2) una intei


(C o n tin u a ció n )
tado de ]
j falla. En
se darán
Materiales más |
Proceso que pone Naturaleza física rrecto en
M edio por el cual sensibles a la Efectos sobre la
Agente al agente en de la acción
actúa el agente acción del estabilidad
Claro
acción del agente
agente cimiento
~ para juz|
Flujo interno de 16. Flujo hacia el ta­ Lim o saturado. Aumento de presión Disminución de la re­ condiciói
agua. lud. de poro en el agua. sistencia por fricción. ^miento
17. Desplazamiento de Arena fina húmeda. Disipación de la ten­ Disminución de la ha sido
aire en los vacíos. sión superficial. cohesión. dad se te
18. Remoción de ce­ Loess.
su condi<
Debilitamiento de los
mentantes solubles. nexos interparticula­ terrestres
res. confianza
implicar!
19. Erosión interna. Lim o o arena fina. Tubificación. Aumento de los es­
fuerzos cortantes. de cálcul
certidum
chos m ét
dad de c
TABLA VI-7 En la tabla V I-8 (R e f. 8) se presentan los facto­ do con i
res que causan con m ayor frecuencia una disminu­ truido. E
Factores más comunes qu e con trib u yen a aum entar de m eno
ción en la resistencia al esfuerzo cortante de los ma­
los esfuerzos cortantes actuantes en un talud (adoras t
teriales constitutivos de laderas y taludes.
mención;
1. Remoción de soporte que comprende:
TABLA VI-8 Se tn
1-a Erosión. tre la coi
1-a.l Por corriente y ríos. Factores que más com ú n m en te contribu yen a disminuir
ratonó f
1-a.2 Por glaciares. la resistencia al esfuerzo cortante en laderas
dón del
l-a.3 Por acción de oleaje o corrientes marinas. y taludes (R e f. 8)
l-a.4 Por procesos sucesivos de humedecimiento y secado comporta
(brisa, congelamiento, e tc .). 1. Factores inherentes a la naturaleza de los materiales. tinuo y
1-b Modificación del talud previo por caídos, desliza­ campo, r
miento, asentamiento o cualquier otra causa. 1-a Composición. mentado
1-c Actividad humana. 1-b Estructuración.
pecto se
1-c.l Cortes y excavaciones. 1-c Estructuras secundarias o heredadas.
1-d Estratificación desfavorable. esta o b n
l-c.2 Remoción de muros de retención o tablestacados.
1-c.3 Vaciado de lagos, lagunas o depósitos de agua. En la
2. Cambios por meteorización y actividad físico-química. relaciona
2. Sobrecarga. 2-a Procesos de humedecimiento y secado. estabilid;
2-b Hidratación. torio, de
2-a Por causas naturales.
2-c Remoción de cementantes.
2-a.l Peso de lluvias, nieve, etc. estudia 1
2-a.2 Acumulación de materiales por caídos, deslizamien­ 3. Efecto de las presiones de poro, incluyendo las debidas ñores qu
tos u otras causas. al flujo de agua. nal; d e <
2-b Por actividad humana. de defor:
2-b.l Construcción de rellenos. 4. Cambios en la estructura, incluyendo fisuración por libe­ nes de p
2-b.2 Edificios y otras sobrecargas en la corona. ración de esfuerzos y degradación estructural bajo los
esfuerzos cortantes previamente actuantes. tablece i
2-b.3 Eventuales fugas de agua de tubería y ductos.
de la fal
3. Efectos transitorios, como sismos. eirá, si tí
V I-9 ID E N T IF IC A C IO N DE PRO BLEM AS D E ESTA­ deforma*
4. Remoción de materiales subyacentes que proporciona­ B IL ID A D DE TALU D ES EN EL CAM PO pos qu e
ban soporte. nes. Ind<
4-a Por ríos o mar. E l reconocim iento de las posibles futuras fallas de ideas pu
4-b Por meteorización.
laderas o taludes en el cam po y su id en tifica ción con dos a pr
4-c Por erosión subterránea por flu jo de agua (tubifi­ mentó p
fines de una clasificación que norm e el criterio del
cación, lavado de solventes, e tc .). líneas de
4-d Por actividad humana. Excavación o minería.
ingen iero responsable se han hecho tradicionalmente
con base en un ju ic io experim ental q u e interpreta grande e
4-e Por pérdida de resistencia del material subyacente.
signos vistos sobre el terreno, dentro d el m arco de N o si
5. Aumento de presión lateral. una experiencia precedente; estos signos consisten so­ un desliz
bre todo en deform aciones, agrietam ientos y manifes­ siva pud
5-a Por agua en grietas y fisuras.
taciones del régim en d e flu jo in tern o de las aguas. tructural
5-b Por congelación del agua en grietas.
Esta m etodología d e trabajo lleva, naturalm ente, a falla prá
5-c Por expansión de ardllas susceptibles.
Problemas de estabilidad de taludes en el campo 343

„na interpretación cualitativa y aun subjetiva del es­ cionalmente aceptados y de uso común para cuanti­
tado de la estabilidad de un talud y del riesgo de su ficar la magnitud de las deformaciones que pueda
jalla. En páginas subsecuentes de este mismo párrafo sufrir un terraplén form ado por materiales compac­
¡e darán algunas ideas prácticas para ayudar al co­ tados. Un interesante método de cálculo para tal fin
rrecto enfoque de ese método de trabajo. aparece en la Ref. 83.
e la
Claro está que resultaría muy deseable el estable­ Las condiciones de estabilidad de un talud depen­
d
cimiento de algún método teórico, seguro y confiable, den en general de factores propios de los materiales
para juzgar si una ladera o talud específico está en constitutivos, tales com o su naturaleza, estructura, es­
e la re- condición crítica o para evaluar el riesgo de su desli- tratigrafía, condiciones de meteorización, y de todo
ricción. ¡amiento catastrófico. Podría pensarse que si el talud un conjunto de circunstancias externas al propio ta­
le la ha sido "calculado” , al conocer su factor de seguri­ lud o ambientales, como la topografía de la zona, el
dad se tendría una medida cuantitativa inmediata de clima, la vegetación, etc. Las condiciones de régimen
su condición. Independientemente de que en las vías hidráulico superficial e interno son vitales. El con­
terrestres muchos taludes no pueden calcularse, una junto de todos los factores que influyen arroja al
confianza excesiva en el método de medición anterior problema un número tal de variables que lo con­
implicaría una fe en los resultados de los métodos vierte en uno de los más complejos que afronta el
los es-
Les. de cálculo, difícilm ente aceptable a la luz de las in- ingeniero dedicado a las vías terrestres. El au xilio de
certidumbres, ya comentadas, dentro de las que di­ la fotointerpretadón, cuyo detalle queda fuera del
chos métodos se han de aplicar. El factor de seguri­ alcance de este libro, debe verse como fundamental
dad de cálculo se debe verificar o calibrar de acuer­ para el encasillamiento correcto de todos los elemen­
los facto- do con inform ación que provenga del talud ya cons­ tos de juicio provenientes del campo.
disminu- truido. E l m odo de lograr esto es lo que hoy se echa El problema de reconocer e identificar desliza­
le los ma- de menos, independientemente de que existan alen­ mientos tiene dos aspectos importantes (R ef. 8 ). El
tadoras tentativas al respecto, alguna de las cuales se primero se refiere a identificar el deslizamiento en
menciona en lo que sigue. sí mismo, para saber si han ocurrido u ocurrirán mo­
Se trata de encontrar alguna relación teórica en­ vimientos que sean indicio de inestabilidad. E l se­
tre la condición del talud y algún resultado de labo­ gundo aspecto, igualmente importante, se refiere a
disminuir
ratorio'fácil de obtener y de interpretar. La condi­ identificar y clasificar el tipo de deslizamiento que
leras
dón del talud se habrá de expresar con base en su está ocurriendo o que sea susceptible de presentarse.
comportamiento, que se obtiene de un conjunto con­ En el caso de una vía terrestre de nueva construc­
[ateríales. tinuo y suficientemente detallado de mediciones de ción, una vez que se adquiera una idea general de
ampo, resultado a su vez de un programa de instru­ las condiciones de estabilidad de una zona por me­
mentación de campo adecuado y cuidadoso; este as­ dio de mapas geológicos y fotointerpretación, será
pecto se tratará en un capítulo especial dentro de preciso visitarla para inspeccionar las condiciones so­
esta obra. bre el lugar. En tal inspección se deberá proceder
En las Refs. 81 y 82 se presenta un intento para siempre yendo del panorama general a los detalles
sico-quím ica.
relacionar la condición de un talud en cuanto a su particulares. Se deberá conceder especial atención a
estabilidad con los resultados de pruebas de labora­ la inclinación de las laderas y sus cambios, relacio­
torio, de compresión simple o triaxiales, en que se nándolos con las variaciones de materiales que in di­
estudia la deformación de los suelos bajo cargas me­ que la geología superficial. Se buscarán muy especial­
las debidas nores que las correspondientes a la falla convencio­ mente signos específicos, tales como manantiales, ve­
nal; de esta manera es posible conocer la velocidad neros, encharcamientos y, desde luego, grietas; todos
de deformación de los suelos en diferentes condicio­ los signos del deslizamiento superficial son im portan­
ión por libe­
nes de prueba. En las referencias mencionadas se es­ tes, pues es muy conveniente la detección de esta cla­
ral bajo los
tablece un método que permite cuantificar el riesgo se de falla en las etapas más tempranas del proyecto.
de la falla y aun el momento en que ésta se produ-
Sin embargo, es claro que en la gran m ayoría de
tirá, si tal es el caso, en función de las velocidades de
los casos será muy d ifícil prever la existencia de fu­
D E ESTA deformación en pruebas de laboratorio y de los tiem­
turos deslizamientos y fallas, y el ingeniero deberá
MPO pos que transcurran hasta la falla de los especíme­
limitarse a extremar sus precauciones en aquellos lu­
nes. Independientemente de lo “ refinadas” que estas gares en que exista una secuencia de materiales dig­
is fallas de ideas pudieran parecer a los ingenieros acostumbra­ na de desconfianza. Algunas de éstas son:
cación con dos a proyectar y construir vías terrestres en el mo­
:riterio del mento presente, no cabe duda de que representan 1. T o d a clase de formaciones de roca o suelo du­
ionalmente líneas de investigación cuya utilidad puede ser muy ros, que sobreyacen a rocas muy fragmentadas,
interpreta grande en un futuro próximo. suelos blandos o materiales muy intemperi-
marco de N o siempre la falla de un talud ha de ligarse a zables.
insisten so- un deslizamiento catastrófico; una deformación exce­
y manifes- siva pudiera atacar a las bases de funcionalidad es­ 2. Laderas de arcilla blanda o lutitas, sobre todo
las aguas, tructural en forma suficiente como para producir una si en otras zonas de la ladera se detectan fallas
almente, a falla práctica. N o existen tampoco métodos conven­ o si están fisuradas.
344 Estabilidad de taludes

3. Depósitos de talud o de pieraonte que des­


cansan contra y sobre estribaciones y lechos de
roca firme.

4. Laderas a cuyo pie existan causas de erosión,


como el mar o corrientes de agua.

5. Formaciones de roca o suelos residuales cuyo


echado o cuyas estructuras heredadas sean des­
favorables, respecto a la excavación que se prac­
tique para alojar la vía terrestre.

El ingeniero y su actuación son frecuente causa


de problemas de inestabilidad, como ya se dijo antes
(ver párrafo V I-8 ).
Respecto a un deslizamiento en desarrollo y ya
planteado, lo importante es clasificarlo, pues los mé­
todos correctivos en que pueda pensarse dependerán
de su tipo y características. A este respecto, la instru­
mentación de campo, que se tratará más adelante, es

a reconocer deslizamientos activos


casi el único medio eficaz y seguro de llegar a un
conocimiento completo del problema; su utilización
se ha desarrollado mucho en los últimos años y, sin
duda, lo hará más en el futuro.
L a tabla VI-9 (Ref. 8) presenta una recopilación
de los signos exteriores más usuales de los distintos
tipos de fallas, por los que será posible reconocerlas
y clasificarlas.

TABLA VI-9
L a habilidad para ver y reconocer pequeños agrie­
Figura VI-47. Planta típica de agrietamiento en un desliza­
tamientos e interpretarlos es uno de los mayores do­
miento de tierra (Ref. 8).
nes que le es dado poseer a un ingeniero dedicado a
este tipo de problemas. Se le debe cultivar, calibrar
y desarrollar cuidadosamente. Puede orientar mucho ni más económico. El hecho de que a veces sea pre­
para conocer el mecanismo cinemático de la falla allí ciso afrontar riesgos en aras de una localización for­

Hechos que ayudan


donde no se haga una instrumentación detallada y zada o elegida o por alguna consideración de otra
será siempre una ayuda valiosísima para programar índole, no invalida la regla básica enunciada.
ésta. De hecho, el proyectista de vías terrestres suele
Es frecuente que la dirección de las grietas sea tener una libertad bastante amplia sobre una serie
normal a la de los movimientos del suelo, pero ésta de circunstancias que condicionan, en buena parte,
no es, claro está, una regla general. Por ejemplo, las la aparición de futuras fallas; por ello, conviene men­
grietas en los flancos de una falla pueden ser prácti­ cionar, así sea brevemente, tales circunstancias para
camente paralelas a su movimiento. En fallas rota­ considerarlas, en su momento, como un elemento
cionales las grietas suelen ser curvas, marcando la más de los que servirán para definir la actitud final
zona de falla. Las grietas en escalón son a veces el que se deba adoptar.
primer signo precursor de inestabilidad y un levan­ En primer lugar, las fallas podrán prevenirse me­
tamiento completo de ellas suele dar un magnífico jor a base de un diseño (por cálculo o receta) más
contorno de la falla por venir. realista, y la posibilidad de mejorar éste descansa en
L a Fig. VI-47 (Ref. 8) muestra el mapa típico de mucho en la exploración que se efectúe (y ha de
agrietamiento en torno a un deslizamiento de tierras. pensarse tanto en exploración geológica, como en la
En una falla traslacional es común que las grie­ que se vincula comúnmente con la mecánica de sue­
tas sean muy poco curvadas y su espesor es similar los) . Hoy, la exploración rutinaria en vías terrestres
desde la cabeza hasta el pie de la falla. suele ser escasa y no permite fundamentar en ella
diseños muy refinados; cuando hayan de cruzarse for­
maciones o terrenos en que se sospechen peligros es­
VI-10 PREVENCION DE FALLAS peciales, la exploración se deberá extender. Esto ya
se hace en casos extremos, tales como zonas pantano­
Es evidente que la m ejor manera de resolver los sas o de suelo muy blando, pero usualmente la tran­
problemas de estabilidad de taludes es no tenerlos. sición de criterios es un tanto brusca; se pasa de ex­
Esta es una regla de oro que deberá tener siempre ploración muy escasa casi siempre, a muy detallada
en mente el proyectista de vías terrestres y ningún en algún caso especial y raro. Debería reflexionarse
criterio alternativo será, en principio, ni más seguro en si no convendrá establecer grados en los niveles
TABLA VI-9
H ech o* q u e ayudan a reco n o cer deslizam ientos a ctiv o s
o r e c ie n te m e n te activos
(Consúltese nomenclatura en la Fig. VI-8)

Partes estables que rodean al deslizamiento Partes que se han movido


Tipo de Clase de Talud principal
movimiento material Corona o iniciación (detrás de la flancos Cabeza Cuerpo Base Pie
de la zona fallada tona fallada)

Caldo* y derrum­ Roca Roca suelta, grietas Normalmente casi En general filos de G en era lm en te no Superficie irregular La base comúnmen­ Si e l caído es pe­
bes. probables detrás de vertical, irregular, roca limpios. está bien definida. con fragmentos de te enterrada. Si está queño tiene un ta­
la línea de falla, liso, roca de aspec­ El material caído roca. Si es muy visible presenta ge­ lud irregular de de­
] ) Caída de rocas. aspecto irregular ca­ to fresco. Roca jun- forma un montón grande y si tiene neralmente las ra­ tritos. Si la caída
racterizado por sis­ teada. de rocas cerca del árboles o materia­ zones de la folla, ta­ de rocas es grande
temas de juntas. cscarpio. les de colores con­ les como roca sub­ el p ie puede tener
trastantes, cl mate­ yacente débil o es­ un contom o redon­
rial puede indicar tratos socavados por do.
dirección del mo­ cl agua.
vim iento radial des­
d e e l cscarpio. Pue­
de contener depre­
siones.

2) Calda de suelos Suelos Grietas detrás d e la Casi vertical. Sue­ Con frecuencia casi G en era lm en te no Irregular. Como e l de arriba. Im g u la r.
(Derrumbes). línea d e folla. lo húmedo. Super­ verticales. está bien definida.
fic ia lm e n te m u y El material caído
agrietado. forma un montón
de rocas cerca del
cscarpio.

Deslizamiento Numerosas grietas, Indinado, lim pio, Las estrías en los La parte superior La parte del suelo N o rm a lm en te se Con frecuencia una
la mayoría de ellas cóncavo hacia e l des* flancos d el escar* del material falla­ que sc mueve sc d esa rro lla n bufo- zona de flujo de
1) Circular Suelo cóncavas hacia e l liza miento, común* pk» tienen gratules d o consena partes rompe y disgrega. miento* transversa­ tierra con forma lo­
deslizamiento. mente alto. Puede componentes verti­ del terreno natural Grietas longitudina­ les y grietas sobre bulada, material ro­
presentar estrías y cales cerca de la antes d e follar. Se les, bufamiento. Ge­ la base. Zona de dado encima y en ­
zanjas en la super­ cabeza y notables producen al pie del neralmente- sc des­ levantamiento, au­ terrado. Los árbo­
ficie. que van de la componentes hori­ talud principal en- arrollan encharca- sencia de bloques les están tendidos o
corona a la caben. zontales cerca de la charcamientos. T o ­ miento* justo arri­ individuales gran­ en varios ángulos
La parte superior base. La altura de da la cabeza de ba de la base. des. Los árboles in­ mezclados entre el
del talud tras la los flancos decrece folla está surada dinados cuesta aba- material del pie.
folla puede ser ver­ hacia la base. El por grietas y los Jo.
tical. flanco del desliza­ árboles en la zona
m iento puede ser caída apuntan ce­
más a lto q u e las rro arriba.
superficies origina*
Copyrighted m

les del terreno en*


tre la base y e l pie.
Grietas en escalón
rodean e l desliza*
m iento en las pri­
meras etapas.
TA B LA VI-9 (Continuación)

Partes estables que rodean al deslizamiento Partes que se han movido


Tipo de Clase de Talud principal
movimiento material Corona o iniciación (detrás de la Flancos Cabeza Cuerpo Base Pie
de la zona fallada zona fallada)
Roca Las grietas tienden C om o el de arriba. Com o el de arriba. Com o el de arriba. Com o el de arriba, Com o el de arriba. Poco o ningún flu ­
a seguir las fractu­ pero el m aterial no jo de tierra. E l pie
ras en la roca o ri­ se rom pe tanto ni con frecuencia es
gin al.' se deform a plásti­ casi recto y cerca­
camente. no a la base. Pue­
de tener un frente
abrupto.

2 ) Traslacional Roca o suelo La m ayoría de las Casi vertical en la Los flancos latera­ R elativam ente in­ Compuesto general­ N i base, ni zona de Deslizante sobre la
grietas son casi ver­ parte superior; en les muy bajos, grie­ alterada. N o hay mente de una o va­ levantamiento. superficie del te­
ticales y tienden a la parte in ferior tas verticales. Las rotación. rias unidades inal­ rreno.
seguir el contorno casi plano y con grietas generalm en­ teradas excepto por
d el talud. transición gradual. te divergen cuesta grietas de tensión.
abajo. Las grietas presen­
tan poco o ningún
desplazamiento ver­
tical.

3) Deslizamiento de Roca Roca suelta, grietas Generalmente esca­ Irregular. Muchos bloques de Superficie r u g o s a G e n e r a lm e n te no A c u m u la c ió n de
roca entre los bloques. lonado de acuerdo roca. con muchos b lo ­ hay una verdadera fragmentos de roca.
con el espacia m ien­ ques. Algunos b lo­ base.
to de juntas o pla­ ques pueden estar
nos de estratifica­ en su posición o ri­
ción. Superficie irre­ ginal, pero más ba­
gular en la parte jas si el m ovim ien­
superior y ligera­ to fue de trasla­
mente inclinada en ción lenta.
la parte baja; pue­
de ser casi plana o
compuesta de de­
rrames de rocas.
F lu jo de m aterial
seco:
1) F lu jo de frag­ Roca Igu a l que en las Igu al que en las Igu al que en las No hay cabeza. Superficie ir r e g u ­ N o hay base. Compuesta de len­
mentos de roca. caídas de roca. caídas de rocas. caídas de roca. lar de fragmentos guas. Puede desli­
de roca mezclados, zarse siguiendo lí­
derramados hacia neas de cauce na­
abajo en abanico. tural.
Muestra valles y
lomas transversales
lobuladas.

2) F lu jo de arena. Suelo N o hay grietas. Forma de em budo D e s a r r o lla d o s en Generalmente sin M ontículo GÓnico N o hay base. N o hay pie o éste
cuando alcanza el una curva continua cabeza. de arena igual en es un am plio aba­
ángulo de reposo. a partir de la co­ volumen a la par­ nico poco percep­
rona. te vaciada de la tible.
cabeza.
.. j
2) F lu jo de arena. Suelo JNo nay grietas. r u i i u a uc ciuuuuv/
cuando alcanza el una curva continua cabeza. de arena igual en es un am plio aba­
ángulo de reposo. a p artir de la co­ volum en a la par­ nico poco percep­
rona. te vaciada de la tible.
cabeza.

TABLA VI-9 (Continuación)

Partes estables que rodean al deslizamiento Partes que se han movido


Tipo de Clase de Talud principal
movimiento material Corona o iniciación (detrás de la Flancos Cabeza Cuerpo Base Pie
de la zona fallada zona fallada)
D e m aterial húme­
do:
1) F lu jo de lodos. Suelo Pocas grietas. La parte superior Inclinados, irregu­ Puede no *haber ca­ De húmedo a muy Ausencia de base o Extendido lateral­
en form a dentada lares en la parte beza. húmedo; puede con­ enterrada en los de­ mente en lóbulos.
o de V , larga y superior. A m on to­ tener grandes b lo­ tritos. Cuando el pie se
angosta, lisa y co­ namiento de m ate­ ques empacados en seca puede tener
múnmente estriada. rial en la parte in ­ m atriz de material un escalón frontal
ferio r de los flan ­ fino. de escasa altura.
cos. Líneas de flu jo. Si­
gue las líneas de
drenaje y puede
dar vueltas pronun­
ciadas. M uy largo
comparado con el
ancho.

2) F lu jo de tierra. Suelo Puede haber algu­ Cóncavo hacia el Curvos, lados em ­ C o n s is t e común­ R oto en muchos N o hay base. Extendido en lóbu­
nas grietas. deslizamiento. En pinados. mente en un b lo ­ pedazos pequeños. los.
algunos casos es que hundido. Húmedo, muestra
casi circular. El des­ la estructura del
lizam iento ocurre a flujo.
través de un estre­
chamiento.

3) F lu jo de arena, Suelo Pocas grietas. Inclinado, cóncavo Frecuentemente los Generalmente bajo E l cuerpo se ex­ N o hay base. Extendido en lóbu­
o lim o. hacia el desliza­ flancos ' convergen agua. tiende como flu i­ los.
miento, puede ha­ en la dirección del do.
ber variedades de m ovimiento.
formas en el con­
torno (casi recta,
tendencia a arco
circular o form a de
botella.)
348 Estabilidad de taludes

gundo se propician asentamientos al aumentar el


Todos
de exploración que se apliquen en los diferentes lu­
gares y formaciones, juzgados también con un crite­ área de apoyo. de las sigi
rio de ordenamiento según los riesgos que impliquen. En los procedimientos constructivos radican otras
1. Evit
Muchos de los factores geotécnicos que definen el muchas posibilidades de aumentar o disminuir el
riesgo de fallas son muy difíciles de detectar con riesgo de las fallas. N o se mencionarán aquí los pro. 2. Rec
exploración convencional. Ello ocurre con grietas, fi­ blemas derivados del uso inhábil de los explosivos
al practicar cortes en rocas, pero a él se debe una 3. Aui
suras, discontinuidades pequeñas, superficies de falla
previamente formadas, definición de las condiciones proporción no desdeñable de las fallas que ocurren
en esos materiales. El evit
de flujo, etc. También muchos de estos factores se
pueden conocer mejor con técnicas de instrumenta­ También en este sentido se podrían mencionar bios en el
algunas reglas de validez frecuente. Por ejemplo, un ¿ vertical
ción de campo, que deben verse como importantes
corte en pendiente se debe atacar de preferencia cues­ atables o
auxiliares de la detección y aun de la prevención de
ta arriba, para drenar con facilidad el agua que llue­ ipoyen er
fallas.
va o brote. También suele dar buen resultado atacar ductos.
Mucho- de lo que en vías terrestres se puede ha­
el corte en estratos, prácticamente en toda su longi- La red
cer para prevenir fallas está ligado a cambios en el
tud, pues así se abate de manera uniforme el nivel del grar, en g
trazo geométrico de las propias vías, pero aun sin
agua en el subsuelo y no se crean grandes frentes no terial en 1
modificar el alineamiento horizontal, un buen traba­
drenados. para dism
jo conjunto de trazadores y geotécnicos podrá lograr
La omisión de escalones de liga (capítulo II I) en ti peso de
mucho en esos aspectos, simplemente manejando los
terraplenes sobre laderas inclinadas ha causado pro­ pierden aj
alineamientos verticales y las pendientes de la vía;
desde luego, este recurso será más manejable en ca­ blemas en muchos casos, no sólo por fallas catastró­ Por lo
rreteras que en ferrocarriles, por razones obvias. El ficas, sino también por la demanda de una conserva­ variantes i
hecho es que, en general, hoy rigen las mismas reglas ción excesiva en estructuras que se mueven con len­ sistentes;
titud. aumenta 1
de trazado de carreteras en los más diversos tipos de
terreno, considerando sólo problemas de pendiente y Existe la costumbre de construir los cortes ini­ la eliminí
curvatura y manejando el movimiento de tierras úni­ cialmente con un talud más escarpado que el de pro­ falla potei
camente desde el punto de vista de un balance y de yecto, el cual se afina al terminar la excavación, para tención u
lograr, de un modo bastante ilusorio muchas veces, llegar a la inclinación final. Esta práctica debe verse generalme
un costo bajo en los acarreos. Sin embargo, hay lu­ siempre como inapropiada, pues el corte se mantiene los suelos
gares en que cualquier terraplén es problemático y con estabilidad precaria un cierto tiempo; indepen­ En la
otros en que cualquier corte puede ser inseguro. Así, dientemente de que esto invita al desarrollo de fa­ men de 1
es muy deseable en todos los casos la coordinación llas, el someter a los suelos a esfuerzos excesivos, so­ de fallas,
entre las reglas del arte de trazar y las consideracio­ bre todo cerca del coronamiento, abre grietas y fisu­ demasiado
nes geotécnicas. ras y puede causar una degradación estructural muy los de pri
Algunas fallas importantes se podrán prevenir con perjudicial para su futura resistencia. conceptos,
sólo mantener en mente algunas consideraciones geo­ compleme
técnicas básicas. Por ejemplo, en cortes siempre se tulo.
debe procurar que al menos el pie del talud perma­ VI-11 METODOS MECANICOS PARA C ORREG IR A con
nezca tan "cargado” como sea posible; la descargá FALLAS EN LADERAS Y TALUDES los princi
suele disminuir de por sí la resistencia al esfuerzo lias en tal
cortante de suelos y rocas y libera los esfuerzos hori­ En este párrafo se tratarán someramente los prin­
zontales residuales, lo que tiende a expandir los ta­ cipales métodos a disposición del ingeniero para co­
ludes. rregir problemas de laderas o taludes inestables, o A. Méto<
Otra regla que podría citarse es que cuanto me­ para reconstruir zonas falladas. Sin embargo, en este
nor sea el volumen de la excavación para un corte y lugar sólo se tratarán los métodos correctivos que no Indisci
menos tendidos sus taludes, menor será la cantidad tengan relación con técnicas de drenaje o subdrenaje, guros par;
de agua que la estructura reciba en una lluvia. En objeto de un capítulo especial posterior. Por cierto, zamientos
grandes cortes, esta cantidad de agua puede ser su­ ha de señalarse que muchas de las correcciones que lar. En o
ficiente motivo para obligar a un proyecto escalo­ se hagan en zonas falladas estarán ligadas al aspecto dalmente,
nado, con cunetas en las partes interiores de los es­ del drenaje, pues, como ya se señaló en repetidas por comp
calones, para eliminar prontamente el agua colecta­ ocasiones, la acción del agua superficial o subterrá­ cambio d<
da por la estructura, pero muchas veces un sencillo nea tiene gran influencia en la estabilidad de las parte o ni
talud casi vertical puede tener éxito allí donde pue­ masas de tierra; por ello, el contenido de este párrafo lona; en
de fracasar uno muy complicado, de sección com­ se debe ver como incompleto y no se podrá definir ser todaví
puesta; el ejemplo típico lo constituyen los cortes en el panorama general independientemente del capí­ Uno d
loess, donde la lluvia “ lava” los cementantes natura­ tulo posterior a que se ha hecho mención. Con fines aplicación
les del material. de clasificación sí se citarán los métodos correctivos, formación
En terraplenes, ya se discutió el efecto de cons­ basados en drenaje y subdrenaje, en las tablas corres­ desfavoral
truirlos con taludes poco o muy tendidos. En el pri­ pondientes. A falta de mejor palabra, los métodos co­ fios del a
mer caso, se concentran esfuerzos en el pie; en el se­ rrectivos que se tratan se han llamado “ mecánicos”. ñas de m
Métodos mecánicos para corregir faltas en taludes 349

Todos los métodos correctivos siguen una o más


de las siguientes líneas de acción.

1. Evitar la zona de falla.

2. Reducir las fuerzas motoras.

3. Aumentar las fuerzas resistentes.

El evitar la zona de falla suele estar ligado a cam­


bios en el alineamiento de la vía. sea el horizontal o
el vertical; a la remoción total de los materiales in­
estables o a la construcción de estructuras que se
apoyen en zonas firmes, tales como puentes o via­
ductos.
La reducción de las fuerzas motoras se puede lo­
grar, en general, por dos métodos: remoción de ma­ U n ejemplo d e form adón prológica desfavorable. Formadón
de « H m en e l camino Tula-Ciudad Victoria.
terial en la parte apropiada de la falla y subdrenaje,
para disminuir el efecto de empujes hidrostáticos y
el peso de las masas de tierra, que es menor cuando dón de la rasante puede redudr mucho los proble­
pierden agua. mas. Si un lado de un valle tiene echado desfavora­
Por lo común, la línea de acción que ofrece más ble, es muy posible que el otro lado lo tenga induso
variantes es la que persigue aumentar las fuerzas re­ favorable.
sistentes; algunas de éstas son: el subdrenaje, que En donde no sea posible evitar una zona de des­
aumenta la resistencia al esfuerzo cortante del suelo; lizamiento potendal o en la que haya ocurrido un
la eliminación de estratos débiles u otras zonas de deslizamiento, es a veces una buena solución evitar
falla potencial; la construcción de estructuras de re­ el problema por la construcdón de un viaducto que
tención u otras restricciones y el uso de tratamientos, se amiente en las zonas firmes a ambos lados de la
generalmente químicos, para elevar la resistencia de problemática. El costo de esta soludón suele ser
los suelos al deslizamiento. muy alto y, si llega a adoptarse, sc deberá elegir siem­
En la tabla VI-10 (Ref. 8), se presenta un resu­ pre una soludón estructural que acepte movimien­
men de los principales métodos para la corrección tos moderados, pues será difícil garantizar su com­
de fallas. Reconociendo que no existe una frontera pleta inmovilidad. Con mucha frecuencia la construc­
demasiado rígida entre los métodos de corrección y dón de estructuras de paso se complementa con la
los de prevención, el título de la tabla cita ambos completa remoción del material fallado, para prote­
conceptos, por lo que dicha tabla se puede ver como ger la propia estructura de los riesgos del desliza­
complemento del párrafo VI-10 de este mismo capí­ miento brusco de la masa de tierra o de eventuales
tulo. empujes sobre sus apoyos.
A continuación se discutirán con algún detalle En muchas laderas inclinadas con condidones de
los principales métodos mecánicos para corregir fa­ estabilidad difíciles suele ser una magnífica regla al­
llas en taludes de laderas naturales. terar lo menos posible las formadones naturales por
la construcdón de la vía. A esta idea corresponde la
soludón con construcdón en "medios viaductos", en
A. Métodos de elusión

Indiscutiblemente constituyen los medios más se­


guros para eliminar los problemas derivados de desli­
zamientos y fallas, pero no siempre se pueden utili­
zar. En otras ocasiones se podrán emplear sólo par­
cialmente, en el sentido de que no se pueda evitar
por completo una zona inestable, pero que un ligero
cambio de alineamiento haga posible eludir su peor
parte o mucha de la longitud de la vía dentro de la
zona; en estos casos este tipo de soluciones pueden
ser todavía muy valiosos.
Uno de los problemas que mejor responden a la
aplicadón de estos métodos es el cruzamiento de
formadones inclinadas de sudo o roca, con echado
desfavorable a la vía; en estos casos, cambios peque­
ños del alineamiento horizontal pueden llevar a zo­ O tro ejem plo de form adón geológica desfavorable. Pirana*
nas de mucho menos peligro o inocuas y la eleva- en d Iguala-Ciudad Altamlrano.
TABLA VI-10 (Ref. 8)
R e s u m e n d e m éto d o s p a ra la p re v e n c ió n y c o rre c c ió n
d e d eslizam ien tos

Frecuencia de
Uso uso exitoso
general Posición del tratamiento
Efecto en la estabilidad ¿vieivao uc irataTriicriiu
, , ,
(O
en el deslizamiento Sus mejores aplicaciones y
del deslizamiento Preven­ Correc­ Derrum­ Desliza­ (2)
limitaciones
ción ción be miento Flujo
NO SE A F E C T A . I. M étodo para eludirlo.
A . Relocalización. X X 2 2 2 Fuera de los lím ites del des­ Es el m ejor m étodo si es económico.
B. Construcción de via ­ lizamiento.
ducto. X X 3 3 3 Fuera de los lím ites del des­ A plicable en trechos cortos de laderas in ­
lizam iento. clinadas.

II. M ovim ien to de tierras.


A . Rem oción de la ca­
beza. X X N 1 N Parte superior y cabeza. Grandes masas de m aterial cohesivo.
SE REDUCE EL ES­ B. A batim iento de los
FUERZO CORTANTE taludes. X X 1 1 1 En los taludes del corte o Más eficiente en terraplenes sobre suelos
ACTU ANTE. C. Escalonamiento de ta­ terraplén. friccionantes.
ludes. X X 1 1 1 En los taludes del corte o
D. Rem oción de todo el terraplén.
m aterial inestable. X X 2 2 2 T o d o el deslizamiento. .En masas superficiales relativamente pe­
queñas de m aterial en m ovim iento.
I II. Drenaje.
A . Superficial.
1) Cunetas. X X 1 1 1 Encima de la corona. Esencial en todos los tipos.
2) T ratam ien to del
talud. X X b 3 3 En la superficie de la masa Revestim iento de rocas o delantal perm ea­
3) Conform ación de en m ovim iento. ble para controlar el flujo.
rasante. X X 1 1 1 En la superficie de lá masa Benéfico en todos los tipos.
en m ovim iento.
S E R E D U C E N LO S ES­ 4) Sello de grietas. X X 2 2 2 C om pleto de la corona al Benéfico en todos los tipos.
FUERZOS C O R T A N T E S 5) Sello de planos de pie.
A C T U A N T E S Y SE I N ­ juntas y fisuras. X X 3 3 N C om pleto de la corona al A plicable o formaciones rocosas.
C R E M E N T A L A RESIS­ B. Subdrenaje. pie.
T E N C IA AL E SF U E R ­ 1) Drenes de penetra­
ción transversal. X X N 2 2 Localizado para interceptar Grandes masas de suelo donde existe el
ZO CORTANTE DEL
y conducir las aguas sub­ flu jo subterráneo.
SU ELO .
2) Trincheras estabi- terráneas.
lizadoras. X X N 1 3 Masas de suelo relativamente superficiales
3) Galerías drenan­ con flu jo subterráneo.
tes. X X N 3 N Profundas y grandes masas de suelo con
4) Pozos verticales de alguna permeabilidad.
drenaje. X X N 3 3 Masas profundas en deslizamiento, agua
subterránea en varios estratos o lentes.
5) Sifón continuo. X X N 2 3 Usado principalm ente como salida de trin ­
cheras o pozos de drenaje.

............................... - . ■■■■-............................ ■ , ■ .... ------ ----------- - ........ -- - .... ............................................----------------------------

| SE A U M E N T A LA R E - |IV . Estructuras dé conten- | --------------------------------- 1 n


-----J - .
d U U lC ild lIC a CU * d liU 3 \ ,9 U A IU 9 VS iC IltV J . |

X N 2 3 Usado principalm ente como salida de trm- 1


5) Sifón continuo. X
cheras o pozos de drenaje.

-*■— ..... .............. *

SE A U M E N T A L A R E ­ IV . Estructuras de conten­
S IS T E N C IA A L DESLI- ción.
2 A M IE N T O . A . A p oyo en la base.
1) R ellen o de roca. X X N Base y pie. Roca sana o suelo firm e a razonable pro­
fundidad.
2) R ellen o de tierra. X X N Base y pie. Cuando en contrapeso en el pie da resis­
B. Muros de retención tencia adicional.
comunes o en celo­
sía. X Base. Masas en m ovim iento relativam ente pe­
queñas.
C. Pilotes.
1) Fijos en la super­
ficie de desliza­
m iento. X N N Base. Se incrementa la resistencia en la superficie
2) Sin fija r a la su­ de deslizamiento en el m onto de la fuerza
perficie de desliza­ requerida para hacer fallar a los pilotes.
miento. N N Base.

D. Anclas en roca. X X 3 3 N Encima de la carretera o de Roca estratificada.


E. Banderillas en talu­ la estructura (co rtes).
des. X X 3 3 N Encima de la carretera o de T a lu d deleznable retenido por medio de
la estructura. una pantalla, la cual a su vez se ancla a
una formación sólida subyacente.
V. M étodos varios.
P R IN C I P A L M E N T E A U ­
M E N T A L A R E S IS T E N ­ A . Endurecim iento de la
C IA A L C O R T E . masa deslizante.

1) Cementación o tra­
tam iento quím ico.
a ) En la base. X 3 3 3 Base y pie. Suelos no cohesivos.
b ) En toda la masa
deslizante. X N 3 N En toda la masa deslizante. Suelos no cohesivos.

2) Congelam iento. X N 3 3 En toda la masa deslizante. Para prevenir m ovim ientos temporales en
masas relativam ente grandes.
3) Electroósmosis. X N 3 3 En toda la masa deslizante. Endurece al suelo al reducir el contenido
de agua.
B. Uso de explosivos. X N 3 N En la m itad in ferior del des­ Masa cohesiva relativam ente superficial su-
lizamiento. prayaciendo a una masa de roca
Superficie de deslizamiento fragmentada;
los explosivos pueden también perm itir
que se drene el agua de la masa deslizante.

Clave:
(1 ): 1. Frecuente.
2. Ocasional.
3. Raro.
N . N o se considera aplicable.
(2) : R elativa a la masa deslizante o potencialmente deslizante.
352 Estabilidad de taludes

la cual se fijan en la ladera los apoyos del lado inte­ mente, al igual que las nuevas condiciones de dre­
rior de la estructura que constituye la vía, dejando naje.
volado el lado exterior, apoyado a trechos sobre co­ La remoción de materiales suele dar lugar a solu­
lumnas cimentadas en formaciones sanas. La condi­ ciones bastantes permanentes, cuando se cuidan en
ción para el exitoso empleo de esta solución será, forma conveniente los aspectos de drenaje en la exca­
en primer lugar, el buen apoyo de hs columnas y, en vación que se efectúe. Son métodos mejores para
segundo, que se altere realmente poco la ladera al prevenir que para corregir, pues los costos unita­
colocar los apoyos del lado interior de la vía. rios de los movimientos de tierra relativamente gran­
Los métodos de elusión de fallas no contribuyen des que implican son menores en construcciones nue­
a estabilizarlas; ésta, más el alto costo que por lo vas que en trabajos de reparación.
general tienen, son sus principales limitaciones. La
Cuando una remoción se hace de manera adecua­
influencia del costo suele ser determinante en fallas
da, debe mejorar las condiciones de drenaje en la
pequeñas, pero se disminuye mucho cuando la zona
zona. El método se puede usar prácticamente en toda
inestable es muy amplia, pues en tal caso, los costos
clase de deslizamientos, pero es eficiente sobre todo
de cualquier método correctivo tienden a crecer. en los de tipo rotacional. Dejando a un lado consi­
deraciones de costo, que puede ser alto en fallas gran­
B. Métodos de excavación des, su principal desventaja estriba en que el mate­
rial que se excava se ha de desperdiciar y esto pu­
Estos métodos aparecen mencionados en la tabla diera ser difícil y peligroso en algunos casos, aparte
VI-10 en una graduación bastante amplia, desde ex­ de la repercusión que tales maniobras tendrán en
cavaciones menores hechas sólo en la cabeza de la el costo de la solución. También contribuye a incre­
falla, hasta la remoción total del material inestable. mentar esto último el hecho frecuente de que la ex­
El abatimiento de taludes y el empleo de bermas cavación tenga que empezar en la parte más alta y
son métodos que requieren de excavación cuando se progresar ladera abajo. Conviene mencionar como
construyen cortes, y de rellenos, en terraplenes; estos otro posible inconveniente, el que muchas veces al
métodos se tratarán por separado en la presente dis- remover material y disminuir las fuerzas motoras
sertación. también se pueden causar disminuciones en las fuer­
La remoción de material en la cabeza de la falla zas resistentes; esto puede ser cierto sobre todo cuan­
o en todo el cuerpo de la misma, hasta llegar a la do se trata con suelos friccionantes, en que la resis­
remoción total, es un método que en la práctica sólo tencia al corte depende de la presión normal.
se puede aplicar en fallas ya manifestadas; rara vez se La Fig. VI-48 muestra esquemáticamente el pro­
pueden conocer con tanto detalle las futuras fallas cedimiento por el cual se estabilizó la falla del km
en una zona de inestabilidad potencial como para 16 + 800 de la autopista Tijuana-Ensenada, por la
que resulte prudente proceder a remover materiales remoción de 40000 m3 de material de talud en su
en gran escala. Las remociones en la cabeza buscan cabeza.
reducir las fuerzas motoras y balancear la falla; las Una solución mixta, que combina remoción de
remociones totales eliminan la causa de raíz, si bien material y relocalización es el abatimiento de la ra­
en ellas se puede plantear el problema de la inesta­ sante de un camino para disminuir pesos del terra­
bilidad de los taludes de la excavación que se pro­ plén sobre zonas de suelos débiles o con superficies
duce, los que deben estudiarse siempre cuidadosa­ de falla previamente formadas.

F ig u ra V I-48. E s ta b iliz a c ió n de una fa lla p o r rem o ción de m a te ria l en su cabeza; km 16 -j- 800 de la a u to p ista T iju a n a -
En se n ad a .
r

M étod os mecánicos para corregir fallas en taludes 353

de dre- Independientemente de las consideraciones gene­


C. Abatimiento de taludes rales anteriores, la Fig. VI-49 sirve para establecer una
r a solu- discusión sobre las consecuencias de abatir el talud
idan en Este es uno de los métodos más socorridos para de un terraplén.
la exca­ el mejoramiento de las condiciones de la estabilidad Desde luego, los croquis de la Fig. VI-49 sirven
res para de los taludes. Es un método correctivo ligado a des­ únicamente para una discusión muy general, pero de
>s unita- lizamientos en el cuerpo del talud. De hecho éste es ninguna manera reflejan todas las posibilidades que
íte gran- el primer punto a tomar en cuenta respecto a esta pudieran presentarse en la práctica; de hecho, algu­
nes nue- solución; al igual que todas las demás, no es de al­ nas de las conclusiones que de ellos se extraen en lo
cance universal, y su eficiencia no es siempre la mis­ que sigue, pudieran incluso invertiise o cambiar mu­
adecua- ma, sino que puede variar extraordinariamente de cho de importancia relativa en casos en que variaran
je en la unos casos a otros. las posiciones de los círculos críticos y de las masas
en toda Un segundo punto que se debe comentar desde de tierra. Así pues, tanto los croquis de la Fig. VI-49
bre todo un principio es que cuando se considere un abati­ como la discusión que en torno a ellos se hace, deben
lo consi- miento de talud en un proyecto o en una falla que verse simplemente como orientadores de tendencias
las gran­ se presente en el campo, se debe tener muy presente generales, pero nunca como una norma rígida de lo
el mate­ que el talud abatido es diferente del talud original, que sucede al abatir taludes; las consecuencias de tal
esto pu- con todo lo que ello implica. Por ejemplo, si al acción en cada caso particular se deberán analizar
s, aparte talud original se le había determinado un círculo individualmente para ese caso y entonces se verá
drán en crítico por los procedimientos estudiados en pági­ cómo de un talud a otro puede haber cambios gran­
a incre- nas anteriores (le este capítulo, el talud abatiuo
des en la eficiencia de la solución, en los mecanismos
ae la ex- tendrá otro círculo crítico uiferente y, en consecuen­
por los que actúa y en las causas por las que pueden
is alta y cia, el factor de seguridad de aquél no tendrá nin­
cambiar las condiciones de estabilidad.
ar como gún sentido en éste, para el cual se deberá realizar
En la parte (a ) de la figura se muestra un terra­
veces al un nuevo análisis de estabilidad que permita calcu­
plén en ei que se supone que el círculo crítico era
motoras lar su factor de seguridad, ligado a su círculo crítico.
originalmente el correspondiente a una falla de base
las fuer- A l analizar los métodos de cálculo de estabilidad
(L x) ; al abatir el talud del terraplén se obtiene un
do cuan- de taludes se vio que, en el caso de suelos puramente
nuevo círculo crítico ( L j ) . En este caso, el abati­
la resis­ friccionantes, la estabilidad del cuerpo del talud de­
miento probablemente tiende a alargar la superficie
al. pende sólo del ángulo de inclinación, en tanto que,
de falla, aumentando las fuerzas resistentes al actuar
i el pro- en suelos puramente cohesivos y homogéneos con el
la resistencia del suelo en mayor área. También es
t del km terreno de cimentación, la estabilidad depende más
probable que el nuevo círculo crítico tienda a ser
i, por la bien de la altura del talud (de hecho, para inclina­
ciones menores de 53° y falla de base, la estabilidad más profundo que el original, lo que aumentará la
id en su
resistencia al estuerzo cortante del suelo, cuando ésta
es independiente del ángulo de inclinación del talud,
dependa de la presión normal (componente friccio­
oción de y para inclinaciones de los 53° hasta 90°, las condi­
ciones de estabilidad sí varían con la inclinación del nante), pero no afectará a dicha resistencia, si ésta
de la ra- es de naturaleza cohesiva. Desde este punto de vista,
iel terra- talud, pero relativamente p oco). Naturalmente que
la gran mayoría de los taludes de las vías terrestres la solución será más efectiva en suelos friccionantes
jperíicies
se hacen en suelos a cuya resistencia se considera una que en cohesivos, prevaleciendo las condiciones del
componente friccionante y otra de cohesión, pero las croquis. El que la superficie de falla tienda a hacerse
tendencias extremas anteriores pueden seguir sirvien­ más profunda también favorecerá en general la esta­
do como norma de criterio. En suelos en que la com­ bilidad en suelos friccionantes, pues es normal que
ponente friccionante tenga más importancia relativa la resistencia de éstos aumente con la profundidad,
iprox.
que la cohesiva, será de esperar que la estabilidad por efecto de compacidad o menor graao de altera­
esté más bien ligada a la inclinación del talud, en ción; en cambio, en arcillas, este efecto pudiera ser
tanto que en suelos de naturaleza más cohesiva, será perjudicial, pues es frecuente que en estos suelos su­
aprox.
la altura del talud, más que su inclinación, la que perficialmente haya una costra más resistente, por
defina las condiciones del mismo. preconsolidadón debida a evaporación y que, a ma­
Las consideraciones generales anteriores señalan yores profundidades, la arcilla normalmente consoli­
direcciones de pensamiento que se deben tomar en dada sea más blanda.
cuenta al escoger entre las diversas soluciones de co­ Por otra parte, siempre en el caso del croquis de
rrección de fallas de taludes en que pueda pensarse. la Fig. VI-49.a, la cuña de relleno que produce el
En suelos en que sea importante la componente fric- abatimiento causaría un aumento en el momento mo­
donante de la resistencia, abatir los taludes tenderá tor y un correspondiente deterioro en las condicio­
4 ser eficiente; en suelos más cohesivos, quizá resul­ nes de estabilidad. Desde luego, no puede decirse a
ten mejor otros métodos que se discutirán más ade­ p r io r i cómo evolucionaría el factor de seguridad, que
)A
lante y que equivalen, en cierto sentido, a trabajar depende de la relación de los momentos resistente y
T iju an a- con taludes de menor altura (escalonamiento, por motor. En cada caso habría que hacer el cálculo co­
ejemplo). rrespondiente para estimar la ganancia en factor de
354 Estabilidad de taludes

afirmar i
un abatii
cada cas(
muy vari
El ab
de constr
quier bei
la solucic
debe ser
el corres]:
hacer de
rio los r<
con la or
nes de cc
rir el esc;
bajo por
jando en
para el r
caso de
anticipad'
de prefer
zón natu;
mas en k

X
V
Si en el ;

®\
cederá en

\\
a- evitar el
y resisten
H-

C D. Empl
F ig u ra VI-49. A b a tim ie n to d e talu d es en te rra p le n e s.
Se dei
mismo m
seguridad en comparación al costo de las obras por cie de falla haya de desarrollarse en zonas más pro­ que se ac
realizar. fundas del corte, lo que probablemente es benéfico, Fig. VI-51
La parte (b ) de la Fig. VI-49 muestra el abati­ pues en ellas el suelo tendrá en general una resis­ El use
miento del talud de un terraplén en el que se su­ tencia mayor, por menor alteración, menor disipación bilidad d
pone que el círculo crítico es por el pie del talud. de esfuerzos previos por expansión y mayor presión las expres
Como quiera que este tipo de falla se presentará normal actuante (esta última condición afectará sólo
más bien en suelos en que prevalezca la componente a la parte friccionante de la resistencia). También
friccionante de la resistencia, es de pensarse, en térmi­ en este caso se ha de insistir en que no es posible
nos de lo antes discutido, que la solución sea ahora
más efectiva, por lo menos en principio. La longitud
de la superficie de falla también tiende a crecer.
En la parte (c ) de la misma Fig. VI-49 se ve el
efecto del abatimiento del talud en una falla tras­
lacional, que consiste, en primer lugar, en alargar la
longitud de la superficie de falla sobre el estrato
débil que se ha supuesto; en segundo lugar, el peso
del relleno podrá incrementar la resistencia al es­
fuerzo cortante en dicho estrato, si éste es de natu­
raleza friccionante.
La Fig. VI-50 muestra un croquis análogo, pero
que se refiere ahora al abatimiento de un corte. En
este caso existe una diferencia respecto al terraplén
y es que se llega al abatimiento por excavación y no
por relleno, lo que en principio podría considerarse
más favorable, pues es posible que ello produzca de
por sí una reducción en las fuerzas motoras. Abatir F ig u ra VI-50. M e ca n ism o p o r e l c u a l, a b a tir un co rte bene­
un talud tiende a hacer, en este caso, que la superfi­ fic ia m u ch as veces su e s ta b ilid a d .
M étod os mecánicos para corregir fallas en taludes 355

afirmar a p r io r i cuánto beneficiará a la estabilidad cho, en muchos casos, la construcción de bermas equi­
un abatimiento dado; el efecto se ha de calcular en vale mecánicamente a un abatimiento del talud. Así,
cada caso y la eficiencia de la solución puede ser caben al empleo de bermas muchos de los comenta­
muy variable. rios hechos para el abatimiento de taludes. Un talud
El abatimiento de un talud exige procedimientos con bermas también es diferente del original y ten­
de construcción cuidadosos, so pena de perder cual­ drá otro circulo crítico, que se deberá determinar
quier beneficio mecánico que pudiera obtenerse de analizando la nueva sección.
la solución. En el caso de terraplenes, el abatimiento La berma tiende a hacer que la superficie de falla
debe ser objeto de un proyecto previo, que incluya se desarrolle en mayor longitud y más profunda, lo
el correspondiente cálculo y la construcción se ha de que produce los efectos ya discutidos para el abati­
hacer de abajo hacia arriba, compactando lo necesa­ miento. Además, el peso del material que se coloque
rio los rellenos y ligando la nueva parte del talud podrá aumentar la resistencia al esfuerzo cortante del
con la original, de manera que no se tengan solucio­ terreno de cimentación en su parte friccionante. En
nes de continuidad en el conjunto. Esto suele reque­ suelos cohesivos seguramente el efecto más interesan­
rir el escalonamiento de la sección original, y el tra­ te de la berma es descomponer el talud en dos, cada
bajo por capas en el relleno que se coloque, traba­ uno de menor altura, lo que repercute mucho en la
jando en plataformas con las dimensiones necesarias estabilidad general.
para el manejo del equipo de compactación. En el No se puede dar una regla que permita fijar a
caso de cortes, también será preciso proyectar por p rio ri las dimensiones más convenientes para una ber­
anticipado el abatimiento, el cual se deberá construir ma en un caso dado. Su sección idónea habrá de
de preferencia de arriba hacia abajo. Ahora, por ra­ calcularse por aproximaciones sucesivas, habiéndose
zón natural, suelen ser menos peligrosos los proble­ fijado previamente el proyectista un factor de segu­
mas en lo referente a lograr úna sección homogénea. ridad deseable para el talud en cuestión. Una buena
Si en el abatimiento se usaran explosivos, lo que su­ base para el inicio de los tanteos suele ser darle a la
cederá en cortes en roca, se deberá tener cuidado de berma la mitad de la altura del terraplén que se de­
evitar el abuso de éstos, para lograr frentes enteros sea estabilizar y un ancho del orden del de la corona
m wL y resistentes. de dicho terraplén.
En accesos a puentes y pasos a desnivel se usan a
veces bermas frontales, desarrolladas según el eje de
D. Empleo de bermas y escalonamientos la vía.
Observando la Fig. VI-51 se antojaría que la ma­
Se denominan bermas a masas generalmente del nera ideal de estabilizar el terraplén sería con otro
mismo material del propio talud o de uno similar terraplén paralelo convenientemente ubicado, de ma­
is más pro­ que se adosan al mismo, para darle estabilidad (ver nera que tuviera todas las ventajas de la berma di­
ís benéfico, Fig. V I-5 1 ). bujada, pero sin el inconveniente de aumentar el
una resis- El uso de la berma tiende a incrementar la esta­ momento m otor por el peso del material que queda
• disipación bilidad del talud por razones un tanto similares a a la derecha de la vertical por el centro del círculo
yor presión las expresadas para el abatimiento de taludes; de he­ crítico (02) . Naturalmente que tal intuición es en
fectará sólo
. También
es posible 02

n c o rte bene-

F
iguraV
I-
51. E fe c to d e u n a b e rm a .
S56 Estabilidad de taludes

trecho y tiende a producir una mala apariencia esté­


tica y peligros a los vehículos circulantes.
£1 cscalonamiento de taludes constituye una solu­
ción similar a la de las bermas.
La Fig. VI-52 muestra dos escalonamientos típi­
cos, uno en suelos puramente cohesivos y otro en
suelos con resistencia cohesiva y friccionante. Puede
verse cómo en el caso del escalonamiento en arcilla
lo que se busca es transformar el talud en una com­
binación de varios otros de altura menor, pues en
este tipo de suelos, éste es el factor determinante
en la estabilidad. Por ello los escalonet ueberán tener
huella suficientemente ancha como para que puedan
funcionar prácticamente como taludes independien­
Una berma estabiliza dora en la carretera México-Puebla. tes. En el caso de taludes en suelos con cohesión y
friedón, el escalonamiento se hace sobre todo para
principio correcta; sin embargo, no es conveniente provocar un abatimiento del talud; recoger caídos y
llevarla a cabo en muchos casos por razones construc­ colectar aguas son funciones secundarias, pero a ve­
tivas, pues puede ser difícil drenar el espacio entre ces muy importantes, que se asignan también a los
los dos terraplenes si la berma se requiere en largo escalonamientos.

o). E s c a l o n a m i e n t o en m a t e r i a l e s c o h e siv o s.

b). E sca lo n a m ien to en suelos con r e s is t e n c ia f r i c c i o n a n t e .


Figura VI-52. Escalonamiento d e taludes.

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Métodos mecánicos para corregir fallas en taludes 357

encía esté- El escalonamiento queda definido por el ancho cánica, con peso volumétrico comprendido por lo ge­
de los escalones, la distancia vertical entre ellos y por neral entre 0.8 y 1.2 ton/m3, ha sido muy utilizado
una solu. el ángulo de los taludes intermedios. para estos fines. Otros materiales, casi siempre de ori­
El que los taludes de los respectivos escalones sean gen volcánico, resultan también apropiados; entre
entos típi. paralelos o se construyan con inclinación variable de­ ellos figuran muchas arenas pumíticas.
y otro en penderá mucho de la condición del material consti­ Ya se mencionó también (capítulo IV ) que el
ite. Puede tutivo del corte. Escalones de inclinación variable, uso de materiales ligeros debe comprenderse clara­
en arcilla como los de la parte (b ) de la Fig VI-52, son conve­ mente cuando se compacten los terraplenes, pues mu­
una com- nientes cuando el material tiene una capa superior chos de ellos se degradan estructuralmente por com­
■, pues en alterada, pero su condición mejora claramente con la pactación muy enérgica y pierden su característica de
terminante profundidad. materiales ligeros.
ierán tener Es importante la función que pueden cumplir los Otras soluciones en esta línea, tales como la subs­
ue puedan escalones para proteger el corte contra la erosión del titución de parte del terraplén por tubos o cajones
dependien- agua superficial, pues reducen la velocidad ladera huecos de concreto, resultan por lo común muy cos­
cohesión y abajo y el gasto de escurrimiento. Para ello es preciso tosas, por lo que su uso es limitado.
todo para que los escalones estén adecuadamente conformados;
:r caídos y la mayor parte de las veces basta con que el escalón F. La consolidación previa de suelos compresibles
pero a ve- tenga una ligera inclinación hacia el corte, pero en
terrenos muy erosionables pudiera llegar a convenir Esta solución, a base de precarga, ha sido ya tra­
bién a los
que se invirtiera su inclinación, haciéndola hacia la tada suficientemente en el párrafo III-2 del capítulo
ladera y construyendo una cuneta impermeable en II I de este volumen, por lo que no se cree necesario
esa parte interna, que garantice la rápida elimina- insistir aquí sobre ella.
ción de las aguas. Si la posible infiltración del agua La consolidación previa del terreno de cimenta­
de lluvia fuera muy de temer, se podría llegar a la ción se puede lograr también por alguno otro de los
precaución extrema de impermeabilizar toda la hue­ métodos mencionados en el párrafo III-4 del mismo
lla de los escalones. capítulo I I I ; en general en aquel capítulo se tratan
Como ya se dijo, el escalonamiento cumple tam­ una serie de métodos de mejoramiento del terreno
bién la función de detener pequeños derrumbes y de cimentación, todos los cuales pueden verse como
caídos que puedan llegar a presentarse en los diver­ métodos de mejoramiento de la estabilidad de los
sos taludes. En ocasiones esta condición, además del terraplenes que pudieran construirse sobre ese terre­
costo, gobierna su ancho. no de cimentación.
Tampoco existen reglas fijas para proyectar el
escalonamiento de un corte y éste deberá ser propues­ G. Empleo de materiales estabilizantes
to para cada caso particular. En el caso de suelos con
Un aspecto de esta solución es el añadir al suelo
cohesión y fricción, el perfil del escalonamiento debe
alguna substancia que mejore sus características de
ser tal que se llegue a una inclinación razonable para
resistencia. Por lo general este tipo de solución es
todo el corte considerando un talud simple que pro­
más factible en terraplenes. Las substancias que más
medie a todos los escalones. La altura y el ancho de
normalmente se han añadido al suelo para el fin que
los escalones, aparte de la condición anterior y del
se busca son cementos, asfaltos o sales químicas. Sin
costo, muchas veces se deben fijar por las considera-
embargo, en la práctica estos procedimientos resultan
dones ya mencionadas de prevención contra la ero­
caros, por lo que su uso es limitado.
sión superficial del agua y la detención de derrum­
En general se trata de añadir cementación artifi­
bes. Es común que la huella de los escalones dismi­
cial a los granos del suelo. La mayor parte de los
nuya hacia arriba, lo mismo que su peralte.
procesos de inyección química que se han intentado
utilizan mezclas químicas en que predomina el sili­
E. Empleo de materiales ligeros cato de sodio, a partir del cual pueda formarse un
gel silícico para rellenar grietas, intersticios o vacíos
Esta solución es aplicable únicamente en terraple­ en el suelo. Se ha dicho que estos métodos sólo se
nes, por razones obvias, y sólo será eficiente sobre sue­ pueden aplicar a suelos arenosos con diámetro efec­
los puramente cohesivos, tales como arcillas blandas tivo de un décimo de milímetro como mínimo. La
o turbas, pues en terrenos de cimentación friccionan­ mayor parte de los reportes que hay en la literatura
tes la ventaja del poco peso se neutraliza mucho por sobre estas técnicas se refieren a tratamientos tem­
la poca presión normal que se produce, lo que a su porales.
vez da lugar a que el terreno responda con baja re­ En forma muy excepcional se ha empleado el tra­
sistencia. En el capítulo I I I ya se mencionó también tamiento térmico para estabilizar deslizamientos de
esta solución, por lo que no se juzga necesario insis­ tierras. El método fue descubierto por Litvinov (Ref.
tir mucho en ella ahora. Basta decir que lo que se 84). En esencia es un método de calcinación, en el
busca es la reducción de las fuerzas motoras, em­ que se inyectan al suelo gases a más de 1 000° C.,
pleando en el cuerpo del terraplén materiales de bajo para endurecerlo. Pueden lograrse radios de acción
peso volumétrico. El tezontle, espuma basáltica vol­ de 2 ó 3 m en torno al tubo de inyección (Fig. VI-53).
358 Estabilidad de taludes

si bien estas cifras relativas dependen mucho de la


disponibilidad de asfalto o cemento que se tenga en
el país en que se aplique la solución y, como es natu­
ral, también de la experiencia que haya en el ma­
nejo de uno u otro producto. El uso de las inyeccio­
nes asfálticas está fuertemente limitado por la posi­
bilidad de flujo de agua interno, pues éste puede OCEANO
remover fácilmente la película asfáltica.
Otro método de tratamiento de suelos para los
fines que se comentan es la congelación. Es un mé­
todo lento y muy costoso, que sólo se puede aplicar Figura
como tratamiento temporal.
La electrósmosis es otro método factible para me­
cuya resi
jorar las características de los materiales que compo­
siva, en 1
nen un talud.
donó, la
la altura
Las e
H. Empleo de estructuras de retención neral de
F ig u ra V I-53. T ra ta m ie n to térm ico de suelo s. E sq u e m a d el
lumen de
d is p o s itiv o (R e f. 84). mucho d
El uso de muros en celosía, tablestacas y otras es­
tructuras de retención es muy común para corregir gar y ésl
Una aplicación de este método a problemas de es­ deslizamientos después de que han ocurrido o para que con
tabilización de taludes aparece en la Ref. 85. prevenirlos en zonas en que sean de temer. De he­ dir la uti
cho, su principal campo de aplicación está en la pre­ un terrer
Otro método de endurecimiento de suelos consiste
vención. vimientos
en inyectarles lechada de cemento. Se ha empleado
El funcionamiento mecánico de esta solución es combinac
sobre todo en construcción de ferrocarriles en Euro­
claro y probablemente no necesita mayor abunda­ facilidad
pa. En Inglaterra constituye un método relativamen­
te popular, cuyo uso se extiende incluso a cortes y miento; sin embargo, los resultados de su empleo han Uno ■
terraplenes en arcilla (Ref. 84). Se reportan los me­ sido decepcionantes en muchos casos, razón por la retención
jores resultados en el tratamiento de superficies de cual conviene comentar algunos aspectos de su uso. cuando r
falla previamente formadas y relativamente superfi­ abatimiei
En primer lugar debe comprenderse que la es­
ciales, en materiales duros, tales como lutitas, argili- terrapleni
tructura de retención ha de contener a la superficie
tas y arcillas rígidas y fisuradas; no rinde buenos re­ de falla formada o por formarse; si ésta contiene al Otras
sultados en materiales flojos y sueltos. muro, el efecto de éste será nulo en la estabilidad éxito par
El efecto de la inyección es desplazar al agua de general. Lo anterior lleva con frecuencia a muros
las fisuras y rellenarlas con mortero de cemento, lo muy altos, que han de enterrarse mucho en el terre­
que forma un buen nexo de unión entre los bloques. no con la consiguiente elevación del costo de la so­
N o es un método que modifique las características lución.
intrínsecas de la masa de suelo, pues la lechada no Otra fuente común de mal funcionamiento ha
penetra en él. La inyección debe comenzar con pre­ sido el descuido del drenaje de la propia estructura
siones mayores que la presión preexistente en el pun­ de retención. Si éste es siempre de fundamental im­
to que se considera, lo que permite la penetración portancia, resulta vital, por razones obvias, cuando
en las fisuras y en la superficie de falla ya formada. el muro se relaciona con problemas de estabilidad de
Ayres (Ref. 86) ) reporta un caso en que se creó a taludes.
lo largo de toda una superficie de falla una capa Se debe tener en cuenta que una estructura de
continua de mortero de cemento de 6 a 12 cm de retención de costo razonable no incrementa demasia­
espesor, que contribuyó con mucho éxito a la estabi­ do la resistencia al deslizamiento del conjunto; si las
lización de una gran falla. fuerzas que tienden a producir la falla exceden poco
Un programa de inyecciones requiere de un co­ a las fuerzas resistentes, la construcción del muro
nocimiento muy preciso de la superficie de falla, res­ puede ser apropiada, pero si el desequilibrio es fuer­
pecto a la cual puedan situarse convenientemente los te, lo más probable es que el muro no baste para
pozos para inyectado. El espaciamiento de los pozos crear la seguridad que se requiere.
suele estar comprendido entre 3 y 5 m y las opera­ Las estructuras de retención se construyen por lo
ciones de inyección deben progresar ladera arriba. general al pie de los taludes de terraplenes que no
También se han utilizado como materiales para podrían ligarse convenientemente con el terreno de
inyectar emulsiones asfálticas, con las que se logra cimentación, sobre todo en laderas inclinadas. Tam­
mejor penetración que con la lechada de cemento, bién se construyen al pie de cortes para dar visibili­
por su menor viscosidad: El costo puede ser compa­ dad o para (y éste es quizá uno de sus usos más efi­
rable o algo mayor al de la inyección con cemento, cientes) disminuir la altura de cortes en materiales
M étodos mecánicos para corregir fallas en taludes 359

DEPOSITOS DE TALUD C A RR ETER A


ho de la
tenga en MURO DE RETENCION
> es natu-
n el ma-
inyeccio-
: la posi-
,te puede T ER R A PLEN

para los ................ j


s un mé- 1¿ s_¿ //_/¿y/2.
le aplicar F ig u ra V I-5 4. C ro q u is d e u n a fa lla e n la d e ra , c o n u n m u ro d e r e te n c ió n . K m 16 -f- 000 d e la a u to p is ta T iju a n a - E n s e n a d a .

para me-
cuya resistencia sea predominante o puramente cohe­ titas, impidiendo la abertura de grietas y fisuras por
le compo-
siva, en los que, como en repetidas ocasiones se men- expansión libre.
donó, la estabilidad es una función muy sensible de En general los muros de- retención altos y largos
la altura. son muy caros, de manera que es difícil que compi­
Las estructuras de retención tienen la ventaja ge­ tan con otras soluciones alternativas. Requieren de
neral de exigir poco espacio para su erección. El vo­ todo un conjunto de obras auxiliares, tales como
lumen de la excavación para su cimentación depende subdrenaje, ademado, desagües, etc., que se han de
mucho de la naturaleza del suelo existente en el lu­ atenderse cuidadosamente y que elevan en forma con­
f otras es-
gar y ésta es, por cierto, una de las circunstancias siderable el costo total.
i corregir
que con más cuidado se deben sopesar antes de deci­ Los muros en celosía pueden tener ventajas adi­
lo o para
dir la utilización de la solución que se comenta, pues cionales en relación a los muros de retención co­
r. De he-
un terreno de cimentación débil puede producir mo­ munes, ligadas por lo general a la rapidez de su
en la pre-
vimientos muy indeseables en el muro, los que en erección y a su facilidad para soportar asentamientos.
combinación con ‘los propios de la falla pueden con Difícilm ente soportan grandes empujes.
)lución es
- abunda- facilidad llegar a generar situaciones incontrolables. Dentro de este grupo se tratarán también méto­
npleo han Uno de los usos más comunes de los muros de dos de recubrimiento que incrementan la estabilidad
ín por la retención para estabilizar taludes es el que se hace del talud a base de proteger los materiales contra
le su uso. cuando no hay espacio suficiente para pensar en el efectos de erosión e intemperismos. En esta línea de
abatimiento, la cual es una situación no rara en acción quedan comprendidos los recubrimientos con
jue la es-
terraplenes. manipostería seca, manipostería, gunites, concretos
superficie
Otras veces los muros de retención se usan con lanzados, losas delgadas de concreto (muchas veces
ontiene al
éxito para confinar el pie de fallas en arcillas y lu­ sujetas con anclaje), riegos asfálticos, etc. Merecen
:stabilidad
a muros
n el terre-
de la so-

niento ha
estructura
nental im-
is, cuando
bilidad de

•uctura de
a demasia-
into; si las
«d en poco
del muro
io es fuer-
baste para

yen por lo
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materiales
360 Estabilidad, de taludes

SUEH

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Figura Y

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En
lotes c
ellos.

J. Em
P ro te c c ió n co n tra ero sió n . Esca lo n e s m am posteados.
La
primer
I. Empleo de pilotes toras e
como
El pilotaje constituye seguramente la solución alguno:
más controvertible entre las que son usuales para es­ resister
D e sp ren d im ien to d e u n recu b rim ie n to de “ G u n ite ” p o r presió n tabilizar mecánicamente deslizamientos en laderas y cente,
d e l ag u a a cu m u la d a . F . C . V ib o rilla s - V illa d e R eye s.
taludes; sin embargo, se han reportado algunos éxi­ Un;
tos espectaculares, logrados a costos comparativamen­ (de pn
te bajos. En casi todos los casos de éxito se instalaron peso) ■
comentarios las soluciones a base de riegos de recu­ dos y tres hileras de pilotes, y algunas veces su uso ga sufi
brimiento (asfálticos, concretos lanzados, etc.), que ha sido reportado como solución más bien restrictiva, le imp<
con frecuencia han fracasado por haberse hecho sin en el sentido de que se instala una hilera de pilotes sicas p
o dos para frenar un movimiento y se van instalando solució
ninguna consideración del flujo de agua en el cuerpo
hileras sucesivas, a medida que el material se adapta El
del talud; si el agua se acumula tras la película que
a la restricción y los movimientos vuelven a comen­ ficientí
se coloca, se rompe la unidad entre ésta y el material
zar; en tales condiciones, existen fallas que se han de la
y la solución falla por desprendimiento. Cuando se
estado piloteando a lo largo de 20 años. una aj:
sospeche la existencia de flujo interno, se deberán
Es probable que el método sólo sea apropiado en autopis
tomar las precauciones correspondientes de subdre­ deslizamientos superficiales; los profundos generan de esta
naje, por alguno de los métodos que se detallan en fuerzas muy grandes, que con dificultad resisten los de un
el capítulo alusivo. pilotes; además, tales fuerzas harían avanzar al suelo
Respondiendo a criterios similares, se usan mallas entre los pilotes, aun suponiendo que éstos resistie­
de acero o de plástico, para detener derrumbes y sen. En abundamiento de lo anterior debe pensarse
caídos. La malla se ancla en la corona del corte y se que en los deslizamientos superficiales los pilotes re­
sujeta al talud de éste con grapas o anclaje. sultarán cortos, aun cuando se anclen lo necesario;
Muchos problemas de estabilidad se han resuelto en cambio, en los deslizamientos profundos se habrán
con el uso de falsos túneles. Se trata de secciones en de utilizar pilotes muy esbeltos.
túnel de concreto reforzado a las que se dota de un El anclaje es evidentemente esencial; pilotes poco
anclados serán arrancados y volcados, movimiento
techo suficiente de suelo, de manera que cualquier
que, por cierto, provocará alteraciones en la superfi­
derrumbe posterior no dañe a la estructura. La con­
cie de falla con posibles resultados contraproducen­
dición de su uso es que el túnel falso no quede in­
tes. No existen reglas fijas en cuanto a longitud de
volucrado en la zona de falla, por lo que difícilmen­
anclaje, la cual se deberá fijar en cada caso.
te pueden adaptarse a la solución de grandes masas La solución sólo se puede intentar en roca o ma­
con superficie de deslizamiento definido; más bien teriales duros, pues los suelos blandos fluirán fácil­
su utilización está ligada a zonas de caídos, derrum­ mente en torno al pilote reduciendo mucho su efi­
bes o flujos. El túnel falso es caro, pero ofrece una ciencia. Cuando la fricción a lo largo de la superficie C o ntrap
solución radical. de falla potencial sea muy importante, el pilotaje lun 12
Métodos mecánicos para corregir fallas en taludes 361

Figura VI-55. Croquis de la estabilización de una falla con


pilotes.
Figura VI-56. Contrapeso de enrocamiento. Km 12 -f- S6D de
la autopista Tijuana-Ensenada.
constituye una medida de prevención digna de to­
marse en cuenta porque puede incrementar bastante
Existen varías soluciones mixtas, que combinan
los efectos de fricción. La Fig. VI-55 muestra un es­
el efecto del contrapeso con otros deseables. Por ejem­
quema ilustrativo del método que se comenta.
plo, se han estabilizado fallas con el uso de respaldos
En ocasiones se complementa la acción de los pi­ de enrocamiento (Ref. 87), en los que el efecto del
lotes colocando losas de concreto reforzado entre contrapeso se suma a la substitución de materiales
ellos. malos por otros de mucho mejor calidad y al sub­
drenaje.
La Fig. VI-57 se refiere a un deslizamiento de
J. Empleo de contrapesos al pie de la falla tierras real en que una masa importante se deslizó par­
cialmente a lo largo de un contacto con roca muy
La solución por lo general busca dos efectos; en fisurada y fragmentada, en la que existían abundan­
primer lugar, balancear el efecto de las fuerzas mo­ tes cantidades de agua; el respaldo de enrocamiento
toras en la cabeza de la falla, en forma similar a que se colocó, además de detener el terraplén, pro­
como lo hace una berma, a la que equivalen en porcionó drenaje e introdujo una cantidad impor­
algunos aspectos; en segundo lugar, incrementar la tante de material muy bueno en cualquier superfide
resistencia al esfuerzo cortante del material subya­ de falla potencial que tendiera a formarse después de
cente, cuando éste es de naturaleza friccionante. la estabilización. Una falla como ésta se describe con
Una apropiada forma de la superficie de falla detalle en la mencionada Ref. 87.
(de preferencia que tienda a elevarse bajo el contra­
peso) y que el terreno en la zona de colocación ten­
ga suficiente resistencia para soportar el peso que se K. Anclajes
le impone, son probablemente las dos condiciones bá­
Independientemente del uso bien conocido y ya
sicas para que pueda pensarse en el empleo de esta
muy extendido de las técnicas de anclaje en roca, en
solución.
los últimos años se han desarrollado espectacular­
El método en si consiste en colocar un peso su­ mente estas mismas técnicas para el caso de los suelos,
ficiente de suelo o roca en la zona apropiada al pie tanto cohesivos como friccionantes (Ref. 88). El tema
de la falla. La Fig. VI-56 muestra un croquis con no se tratará en este lugar, pues se hará una referen­
una aplicación práctica del mismo, construida en la cia un poco más detallada a él en el capitulo corres­
autopista Tijuana-Ensenada con el doble propósito pondiente a problemas especiales del volumen II de
de estabilizar y prevenir la erosión marina; se trata
de un importante contrapeso de enrocamiento.

Figura VI-57. Respaldo de enrocamiento, en e l que e l efecto


Contrapeso de enrocamiento colocado en la Calla del del contrapeso se combina con loe d e substitu­
km 12 -f- 800 de la autopista Tijuana-Ensenada. ción y subdrenaje.

al
362 Estabilidad de taludes

esta obra. Basta mencionar en este lugar que algunos ra que con seguridad los pequeños espacios entre
problemas muy importantes de estabilidad de talu­ ellos se sellarán al depositarse material muy f¡no
des y laderas se han resuelto con técnicas de anclaje arrastrado en el flujo de agua. Los deslizamientos
en suelos con costos muy razonables; conviene fijar muy profundos quedan fuera del alcance del método
la atención en esta solución, haciéndola entrar en el por la violencia de las explosiones necesarias para po­
conjunto de las analizadas. nerlo en práctica.
Una variante de los métodos de anclaje que se Los explosivos se pueden usar también en derruía-
ha usado poco en las vías terrestres, pero que con bes y caídos, pero no como método de corrección,
seguridad es merecedora de mayor preferencia por sino de remoción.
parte de los proyectistas, es la utilización de tirantes Es probable que el aspecto más sugestivo del uso
de anclaje en estructuras de retención, especialmente de explosivos sea su costo, que suele ser muy infe­
cuando éstas han de cimentarse en suelos poco resis­ rior al de otras soluciones, al grado que aun suele
tentes, con presiones de contacto mayores que la ca­ ser ventajoso económicamente un programa que in­
pacidad de carga; en retenciones a base de pilotes, cluya varias aplicaciones sucesivas del procedimiento
id s f iíá
el anclaje de éstos puede dar muy buenos resultados a lo largo de varios años.
cuando el estrato resistente en que se afianzan no Estab iliza
V illa C aí
ofrece suficiente garantía de que los pilotes no lo pe­
netren lateralmente. M. Empleo de vegetación
Los anclajes suelen consistir en cables de acero duce er
unidos a muertos y sólidamente ligados a la estruc­ Se trata ahora de un método preventivo y correc­ es muy
tura de retención. Por razones que se comprenden tivo de fallas por erosión. Los movimientos de tierra aislada
con facilidad, su uso será más sencillo en terraplenes que acompañan a la construcción de cortes y terra­ dón y i
que en cortes. rraplen
plenes producen inevitablemente una destrucción muy
tación i
indeseable de la cobertura vegetal, dejando a los sue­
los expuestos al ataque de agua superficial y vientos. ddad a
L. Uso de explosivos Se acepta que la vegetación cumple dos funciones Es r
importantes; en primer lugar, disminuye el conteni­ la forn
La superficie de falla sobre la cual ocurre un des­ do de agua en la parte superficial, y en segundo, da que est
lizamiento es muchas veces lisa y pulida; el caso tí­ consistencia a esa parte por el entramado mecánico La
pico de este fenómeno es el de masas de suelo cohe­ de sus raíces. Comoquiera que las plantas o el pasto dráulic
sivo que deslizan sobre mantos de roca o suelos mu­ toman el agua que necesitan del suelo en que cre­ suelos
cho más duros. Este tipo de contactos constituyen cen, se pueden plantear varios criterios para selec­ getales.
también una superficie potencial de deslizamiento. cionar el tipo de especies más conveniente en un Del
En tales situaciones, se ha recurrido a veces a caso dado; desde luego, el uso de plantas propias de duce e
utilizar explosivos para romper y hacer rugoso un la región será en principio recomendable y evitará 2 ó 2.Í
contacto de tal naturaleza; se proporciona así una fracasos posibles en la adaptación al ambiente de es­ bustos.
mejor liga friccional a los dos materiales en contac­ pecies importadas, fracasos que son difíciles de pre­ Un
to. La eficiencia del método se aumenta si a cierta ver para un ingeniero civil; pero hay especies que lizable:
profundidad de la superficie de falla existen mantos toman demasiada agua del suelo y otras que toman alcana
drenantes a los que la explosión comunique con di­ mucho menos, produciendo grados muy diferentes de especia
cha superficie, a la que entonces se proporciona dre­ abatimiento en los contenidos de agua superficiales. maner;
naje. En suelos arcillosos, seguramente pueden convenir
En la utilización de este método deberá cuidarse más las primeras, al garantizar una corteza de sue­
el manejo de los explosivos, pues de otra manera se lo más resistente, pero en suelos arenosos un secado
corre el riesgo de que la explosión acelere el desliza­ intenso en la superficie hace a los materiales más ero-
miento sobre cualquier superficie previamente for­ sionables y ello no es conveniente.
mada o lo genere, sobre una superficie potencial. Cuando se trata de arbolado en los coronamien­
Se ha dudado mucho sobre la permanencia de tos de los cortes o como barreras contra invasión de
una corrección por medio de explosivos y el punto arena, las consideraciones anteriores no son muy vá­
se discute con frecuencia, sin que exista un entendi­ lidas y el criterio debe quizá circunscribirse al uso
miento claro al respecto. Parece que la mayoría de de las especies locales que tengan mejores posibili­
los especialistas opina que para que el método sea dades de adaptación al lugar específico de que se
exitoso es preciso que exista una formación dura trate.
abajo de la superficie de falla. También conviene La experiencia ha probado que es más efectivo
mencionar que en todos los casos en que se ha usado para defender taludes la plantación continua de pas­
el método se ha reportado un asentamiento impor­ tos y plantas herbáceas, en vez de la plantación de
tante en los meses siguientes a su puesta en práctica. matas o áreas aisladas. Comoquiera que el costo de
Es cuestionable cualquier ventaja de drenaje que se ambas soluciones también es diferente, la actitud del Estábil:
pueda obtener mediante el uso de explosivos; los ingeniero debe quedar condicionada a la feracidad V illa <
fragmentos resultantes no forman un filtro, de mane­ de la región; hay zonas en que la forestación se pro- con ps
Métodos mecánicos para corregir fallas en taludes 36‘

Hierba a l t a Pasto Arbustos


ios entre
w% w% w%
nuy fino
o 10 20
zamientos
1 método,
para po-

1 derrum-
orrección,

o del uso
nuy inte-
aun suele
a que in*
edimiento

Estabilización del talud de un corte con vegetación. Carretera

\
Villa Cardel-Veracruz. Se utilizaron plantas aisladas de nopal.

duce en forma casi natural e inevitable; otras en que Figura VI-58. Efecto de la cobertura vegetal en el contenido
i y correc- es muy difícil el crecimiento vegetal. La plantación de agua superficial de suelos con arcilla.
i de tierra aislada incrementa mucho la posibilidad de infiltra­
is y terra-
ción y escurrimiento. Por otra parte, en el caso de te­
cción muy rraplenes muy altos ha dado buen resultado la plan­ nicas que se han desarrollado recientemente para pro­
a los sue- tación de arbustos en hileras, para hacer perder velo­ piciar el crecimiento de especies vegetales en terrenos
y vientos, cidad al agua que escurra. inapropiados, en zonas áridas, donde mueren las plan­
funciones Es muy importante el efecto del pasto para evitar tas que se coloquen casi inmediatamente después de
*1 conteni- la formación de grietas de contracción en los suelos nacer.
gundo, da que estarían expuestos de no existir tal cobertura.
El riego de las plantaciones que se efectúe, cuan­
mecánico La Fig. VI-58 (Ref. 84) muestra el equilibrio hi­ do es abundante y prolongado, debe verse como in­
0 el pasto dráulico que tiende a establecerse con el tiempo en deseable desde el punto de vista doble de la econo­
1 que ere- suelos arcillosos cubiertos por diferentes especies ve­ mía y la conservación. Para evitarlo se ha recurrido
para seleo getales.
a colocar costras de arcilla y tierra vegetal sobre ta­
ite en un Debe notarse cómo el contenido de agua se re­ ludes construidos, con suelos que no ofrecen de por
propias de duce efectivamente hasta profundidades del orden de sí soporte adecuado a la vida; estas costras conservan
: y evitará 2 ó 2.50 m, llegando a 3.00 m en cobertura con ar­
la humedad en mayor grado, lo que favorece la vege­
ente de es­ bustos.
tes de pre* tación. Análogos fines se han perseguido en ocasio­
Un estudio detallado de las especies vegetales uti- nes al colocar sobre los taludes una delgada capa de
pecies que lizables en cada lugar y región se considera fuera del
que toman riego asfáltico o con otras substancias; al impedir la
alcance de este libro y deberá encomendarse a un
ferentes de evaporación, por lo menos inicialmente, se propicia
especialista en cada caso importante. De la misma
iperficiales. el crecimiento de una cobertura vegetal densa, que
manera, no se juzga necesario analizar todas las téc-
i convenir en los años venideros pueda defenderse por sí sola.
iza de sue*
un secado
es más ero*

oronamien*
nvasión de
>n muy vá-
irse al uso
es posibili*
de que se

íás efectivo
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intación de
el costo de
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sérv
ese el m ejor resultadoo b tenido
ción se pro- c
onp
asto
. Estabilización convegetacióndel taluddeungran terraplén.
364 Estabilidad de taludes

dado mejor resultado la utilización de suelos finos ar­


N. Corrección de fallas de otros tipos cillosos en los taludes ampliados, lo cual además pro- TlERRí
picia su forestación, que es deseable. Esta misma téc­
ARCILL
N o se considera necesario insistir en este lugar nica ha dado buen resultado en los casos de falla por DAD CO
en los métodos preventivos o correctivos contra otros hombros caídos.
tipos de fallas, como la tubificación o la licuación,
J
pues se piensa que de la exposición de estas fallas ARCI I
resaltan fácilmente. Estas medidas casi siempre están O. Otros métodos correctivos
PRESIE
relacionadas con las condiciones de compactación del
material del talud o del terreno de cimentación. Todos los métodos que se mencionan se refieren
a soluciones que se han probado con mayor o menor ARE
Mención especial merecen los métodos que se em­
éxito en todas partes, pero el ingeniero que se en­
plean para prevenir y corregir los agrietamientos lon­
frenta a un problema de estabilidad no debe permi­
gitudinales. Puesto que las grietas aparecen en las
tir que su mente y su imaginación se constriñan a
zonas del terraplén más susceptibles a los cambios de ARCI L
seguir caminos ya trillados. Para su caso particular,
humedad, que son sus hombros, la primera solución COMPF
él tiene un conocimiento, un monto de información
en que puede pensarse es construir el terraplén de
y una visión que no posee nadie de los que pudieran
un ancho mayor que el necesario por razones geomé­
recomendar la solución adecuada por el método de
tricas, con lo cual se lograría que sean mínimos los
control remoto que necesariamente implica la lectu­
cambios de humedad en la zona de pavimento y que
ra de una referencia bibliográfica. Así, el ingeniero
las grietas ocurran fuera de esa zona; el mismo cri­
responsable debe hacer uso de tal ventaja, llegando
terio llevará a ampliar los terraplenes ya construidos
a la solución idónea de su caso, quizá original en sí
en que aparezcan grietas. La solución es evidente­
misma, o en otras ocasiones, una combinación no me­
mente un paliativo que, por otra parte, ha dado exce­
nos original de varios métodos conocidos.
lentes resultados prácticos, pero que no ataca la esen­
cia del problema y tiene un costo elevado. La Fig. VI-59 ilustra una solución del tipo que
se sugiere. Se trata de un terraplén de gran anchura ARCILL
En otras ocasiones y buscando ahorro en el mo­
construido para una autopista, en un lugar en que ÜADÍCH
vimiento de tierras por realizar, se han efectuado las
el terreno de cimentación era muy blando y compre­
ampliaciones a base de bermas de dos y tres metros
sible; en el sitio, la autopista tenía una curva hori­
de ancho, con altura aproximadamente igual a la
zontal, que exigía la correspondiente sobreelevación.
mitad de la del terraplén. Con frecuencia los resul­
El ingeniero encargado de la obra m odificó un pro­
tados de estas medidas han sido satisfactorios. M ejor
yecto menos imaginativo y construyó la sección que
aún parece ser construir muy tendidos (2.5:1, 3:1, ó
se muestra esquemáticamente. Independientemente
más) los taludes de los terraplenes en que se desea
de que se trata de una solución no nueva y que qui­
prevenir el agrietamiento, sin efectuar propiamente
zá tiene múltiples antecedentes en todas partes, el
la ampliación de la corona; la experiencia ha demos­
hombre que m odificó el proyecto no la conocía pre­
trado que las grietas se alejan suficientemente de la
viamente. Es un buen ejemplo de lo que el pensa­
zona pavimentada aun cuando la ampliación de los
miento libre puede lograr ante un problema especí­
taludes, en el caso de corrección de terraplenes cons­
fico. pistas, ]
truidos, se haga en forma descuidada, sin compactar
Mención especial merecen todos los métodos para daje y,
como es debido el material recargado, que sencilla­
paliar los malos efectos de los asentamientos en te­ con las
mente se coloca con ayuda de equipo para mover
rraplenes construidos en terrenos blandos. Estos mé­ ternacio
material, pero sin usar equipo de compactación. H a
todos han sido tratados como correctivos del terreno te se er
de cimentación en el capítulo I I I. De ellos, los de des esp
consolidación previa son los que más se utilizan, jun­ V I-60).
tamente con el uso de materiales ligeros en el cuerpo El a
del terraplén. Tam bién en este caso pueden existir pistas fi
soluciones imaginativas. A este respecto parece conve­ técnicas
niente mencionar la originalmente concebida por partes,
L. M. Aguirre (Ref. 89). Se trata de reducir al mí­ muy ob
nimo los grandes asentamientos que podrían llegar figura <
a producirse al construir sobre los terrenos que algún mentar
día pertenecieron al Lago de Texcoco (Ref. 90) aero- el centr
versal,
que prc
operant
en este
SUELO BL ANDO
nes mu
F ig u r a V I- 5 9 . T e r r a p lé n en d ie n te de s ie rra , a p ro p ia d o p ara al extre
P re ven ción d e l agrietam iento lo n g itu d in a l p o r e l uso d e re s o lv e r p ro b le m a s de s o b re e le v a c ió n por cu rva La
bermas. N ó tese e l desarrollo d e las grietas en las mismas. s o b re su e lo s m u y b la n d o s. aproxin
Métodos mecánicos para corregir fallas en taludes 365

Figura VI-60. Perfil de suelos en la zona


del aeropuerto de la dudad
de México (Ref. 89).

pistas, prolongaciones de las existentes, calles de ro­ cido por el terraplén sobre el terreno de cimenta­
daje y, en general, grandes terraplenes conectados ción. Para ello se utilizó un principio de compen­
con las ampliaciones y servicios del Aeropuerto In­ sación masiva, construyendo el pavimento en una sec­
ternacional de la ciudad de México, que precisamen­ ción excavada, de manera que el peso del material
te se encuentra en esa zona, en la que existen gran­
des espesores de materiales muy compresibles (Fig.
V I-60).
£1 aeropuerto es ya antiguo y originalmente sus
pistas fueron construidas un tanto al margen de las
técnicas que hoy se han ido imponiendo en todas
partes. El resultado de tal proceder se puede ver
muy objetivamente en una dramática fotografía que
figura en estas páginas; respecto a ella se puede co­
mentar que, al ocurrir los máximos asentamientos en
el centro del terraplén, se pierde la pendiente trans­
versal, formándose zonas de drenaje imposible, lo
que propicia encharcamientos y hace a las pistas in­
operantes por su peligrosidad; la solución que se dio
en este caso durante años fue a base de renivelacio­
nes muy costosas con concreto asfáltico, hasta llegar
al extremo que puede apreciarse en la fotografía.
D eform aciones e a una d e las pistas d d A erop u erto
L a idea básica del proyecto que se comenta es In tern acion al d e México. O bsérvense las ren iv d a d o o cs
aproximar a cero el incremento de presiones produ­ coa concreto asfáltico.
366 Estabilidad de taludes

I
i 1. Derrx
t
i
i í En e
rirse a ;
ción, ab
naje sup
i dos de i
; dicho, si
atacable;
se consti
gadas d<
magnitu
brimient
alambre,
Figura VI-61. Sección estructural de las prolongaciones de las pistas en el aeropuerto de la ciudad de México (Ref. 89).
Los ;
este ti pe
En e
removido se igualase con el de la pista superimpues- Como se ha visto, existen gran variedad de solu­ bes se p
ta. Esta, cuya sección estructural aparece en la Fig. ciones para prevenir o corregir fallas de taludes. Al ser una
VI-61, utiliza materiales ligeros (grava pumítica, lo­ pensar esto debe todavía tenerse en cuenta que se material
calmente llamada tezontle, con peso volumétrico de han dejado para un capítulo posterior de esta obra
0.8 T/m 3) . todas las soluciones basadas en el drenaje o en el 2. Desh
El lecho inferior de la sección está constituido subdrenaje, que por cierto constituye quizá la prin­
por una losa delgada de concreto simple apoyada so­ cipal metodología para resolver este tipo de proble­ Los
bre una capa de arena en el fondo de la excavación. mas. Así pues, para un caso dado, se ofrecerán en ge­ mente s
El objeto de esta losa es proporcionar un apoyo ho­ neral al ingeniero varias alternativas en principio lizamien
mogéneo a la sección, repartir los esfuerzos transfe­
atractivas; por otra parte, quizá, varias de las solu­
ridos en forma uniforme y favorecer la compensa­
ciones posibles se vean a primera vista no apropia­
ción del conjunto. Es muy interesante notar que en
das al caso. Surgirá así la necesidad de realizar un
ambos lados de la pista se dejaron secciones con gra­
va de peso volumétrico normal, con el objeto de ni­ estudio selectivo, en el que es común que se elimi­
velar los asentamientos del conjunto, evitando los nen algunas de las alternativas consideradas; el enfo­
diferenciales. que de este estudio selectivo deberá ser todavía de
Los resultados de esta sección en cuanto a pre­ naturaleza eminentemente técnica. El resultado final
venir asentamientos diferenciales se pueden ver en la serán unas cuantas soluciones posibles, todas ellas téc­
Fig. VI-62, en la que se reportan datos de nivelación nicamente recomendables; la selección final se hace
en los primeros 4 años de uso de la estructura. Cabe con base en consideraciones de preferencia, entre las
comentar que desde entonces a la fecha (1972), los que las económicas suelen ser preponderantes, sin que
movimientos que se observaron han quedado en el dejen de desempeñar su papel las que se refieren a
orden de aproximación de los aparatos para medir­ rapidez de ejecución y aun a la estética. En especial,
los, por lo que pueden considerarse despreciables. muchas veces la solución queda impuesta por la ne­
cesidad de terminar la obra correctiva en un momen­
to dado, por ejemplo cuando la vía haya de ser
abierta al tránsito, o antes del comienzo de una tem­
porada de lluvias, etc. Pero, debe insistirse, suele ser
el costo, en la más amplia acepción ingenieril, el que
determina la obra que definitivamente se recomiende.
No todas las soluciones propuestas son apropiadas
para todos los tipos de fallas de laderas y taludes.
Aun hablando de deslizamientos de tierras, no todas
las soluciones comentadas pueden considerarse acon­
sejables para los diferentes tipos de fallas. Indepen­
dientemente de que es muy difícil generalizar en
estos materiales, se hacen a continuación algunos co­
mentarios relacionando los diferentes métodos correc­
A N C H O D E L A P I S T A
tivos mencionados con los tipos de fallas para los cua­
Figura VI-62. Asentamientos observados en una sección trans­ les han dado los mejores resultados, según la expe­
versal de la prolongación en las pistas, en el riencia disponible. Distintas
aeropuerto de la ciudad de México (Ref. 89).
retención

1
r

Métodos mecánicos para corregir fallas en taludes 367

1. Derrum bes y caídos

En este caso los métodos correctivos suelen refe­


rirse a alguno de los siguientes criterios: Relocaliza­
ción, abatimiento de taludes, escalonamiento y dre­
naje superficial. En menor escala se han usado méto­
dos de retención, no tanto con este fin propiamente
dicho, sino con el de recubrir materiales fácilmente
atacables por el intemperismo; dentro de esta línea
se construyen pantallas de manipostería o placas del­
gadas de concreto. En derrumbes y caídos de escasa
magnitud ha rendido magníficos resultados el recu­
brimiento con gunite, concretos lanzados, mallas de
alambre, etc.
;f. 89). Los anclajes se usan cada día más para resolver
este tipo de problemas. P ro te cció n d e ca íd o s co n m alla s.

En el caso de cortes en que los caídos y derrum­


de solu- bes se presentan en la zona de coronamiento puede a. Relocalización.
udes. Al ser una buena política la remoción periódica del b. Abatimiento de taludes.
i que se material que se va soltando. c. Empleo de bermas.
:sta obra d. Remoción de material en la cabeza de la falla.
o en el 2. Deslizamientos de tierras e. Drenaje superficial y sellado de grietas.
la prin- /. Modificación de rasante.
e proble- Los siguientes son los métodos que más común­ g. Empleo de contrapesos.
ín en ge- mente se emplean en problemas conectados con des­ h. Muros de retención.
principio lizamientos de tierras. i. Pilotaje.
las solu- j. Uso de explosivos.
apropia-
alizar un Los contrapesos, los muros y el empleo de explo­
se elimi- sivos deben circunscribirse a deslizamientos peque­
; el enfo- ños; muy pocas veces han sido efectivos en grandes.
idavía de Pedraplenes y muros se han usado para prevenir ero­
sión, por ejemplo de corrientes de agua, aun en des­
ado final
lizamientos muy grandes.
ellas téc-
En la relación anterior, otra vez se ha omitido el
1 se hace
subdrenaje, que constituye uno de los tipos de solu­
entre las
ción más efectivos y muchas veces más rápidos, econó­
s, sin que micos y elegantes para deslizamientos de tierras.
efieren a
i especial,
3. Flujos
>or la ne-
1 momen- Los siguientes son los métodos que más común­
'a de ser mente se utilizan en este tipo de fallas:
una tem-
suele ser a. Relocalización.
:il, el que b. Abatimiento de taludes.
comiende. c. Escalonamiento de taludes.
propiadas d. Remoción parcial o total del material fallado.
e. Drenaje superficial, incluyendo sellado de
y taludes.
grietas.
no todas
arse acon-
También en este caso el subdrenaje ofrece toda
Indepen-
una gama de soluciones frecuentemente exitosas. Es­
ralizar en tas se deberán considerar siempre en problemas re­
lgunos co- lacionados con flujos.
los corree­ Las estructuras de retención sólo se pueden em­
ra los cua- plear en flujos muy pequeños. El salvar la zona de
í la expe- falla con un viaducto se ha utilizado en flujos más
D is tin ta s o b ras d e p ro te c c ió n . N ó te te e l uso d e e s tru c tu ra s de
que en otros tipos de fallas, debido a que muchos
te te n ció n y d e m alla s p a ra re te n e r lo« caíd o s. suelen ser estrechos.
V I-A .l

Con
cas de
solverá

DATOS

4 í
to resist

b) j
querido
de n ) ,
Fig. VI-:

terreno
CIMENT
ANEXO VI-A

Ejercicios de aplicación

VI A. 1 CALCULO DEL FACTOR DE SEGURIDAD Para D = 1.5 y ¡3 = 30° se obtiene: N e — 0.1625


PARA UN T A L U D “COHESIVO”, CON TE y n — 0.55
RRENO DE CIM ENTACIO N HOMOGENEO
c) Para calcular el número de estabilidad a par­
CON EL Y L IM IT A D O POR U N ESTRATO
H O R IZ O N T A L RESISTENTE tir de la resistencia disponible en el terraplén, se
aplica la expresión:

Con objeto de ilustrar la aplicación de las gráfi­


cas de Taylor al caso particular mencionado, se re­ N = = 0.370
solverá el problema que se muestra a continuación. Y mH 1.8 X 3

DATOS: d) Finalmente, el factor de seguridad del talud


se calcula dividiendo el valor del N e disponible en­
c = 2 T/m 2 tre el del N e requerido.
Ym = 1.8 T / m 2
H = 3.0 m N e (disponible) 0.370
D H = 4.5 m FS = = 2.27
N e (requerido) 0.1625
0 = 30°

Solución
VI-A.2 EJEMPLO DE U N ANALISIS CON T A N T E O S
a ) El círculo crítico deberá ser tangente al estra­
to resistente y con centro en la vertical media. Calcular la estabilidad de un muro de contención,
según una superficie de deslizamiento cilindrica cir­
b ) Para determinar el número de estabilidad re­ cular. Datos: Ancho de la cimentación 2b = 4 m,
querido ( N e) y la posición del círculo crítico (valor altura del muro desde la superficie de desplante
de n ) , se trabaja en el gráfico de T a y lo r de la H = 8 m, ancho al nivel del piso 3.4 m, ancho en la
Fig. VI-28, con los valores de D y B. corona 1.4 m, profundidad del cimiento h = 2 m,

ESTRATO DE
MATERIAL COHESIVO

6
n H - I . SRI.

DHM.Sb.

TERRENO 0E
C IM E N T A C IO I.

F ig u r a V I- A - I. C ír c u lo c r ític o c o rre s p o n ­
ES TR A TO R E S IS TE N TE d ie n te a l e je m p lo p ro p u e s to .

369
370 Anexo ['/-A Ejercicios de aplicación

peso volumétrico de la mamposteria y = 2.0 ton/m3. 116° 36'


Características del suelo de relleno y de la cimen­ l. t = (a, + eu) R, = - - —0------13.8 m = 2H.I ni
tación: Peso volumétrico ym — 2 ton/m3, ángulo de
fricción interna = 12°, cohesión cu = 1 ton/m-. (la suma de los ángulos a, y a2 se expresa en ra­
Solución. L a solución del problema consiste en dianes) ,
buscar coeficiente de seguridad mínimo, lo cual ha
de hacerse por tanteos. 5. Se calcula el momento de las fuerzas de adhe­
Por lo general conviene mover el arco de falla rencia a lo largo del arco de deslizamiento AED:
según una vertical hasta determinar un coeficiente de
seguridad mínimo; después, ai nivel del centro para L i cm Rj = 28.1 • 1 • 13.8 = 387 ton/m
el cual se obtuvo el mínimo coeficiente de seguridad,
se mueve el centro según una horizontal. 6. El sector de deslizamiento se divide en 5 do*
velas.
1. De un centro elegido arbitrariamente O í trá­
Para simplificar los cálculos, el ancho de las do­
cese un arco, en tal forma que pase por el vértice E
velas se determina según la ubicación de los estratos
del muro de contención (Fig. VI-A.2.1).
(cuando el macizo esté estratificado) y por la curva­
tura del arco de deslizamiento, debiendo tenerse en
cuenta que para el cálculo de las áreas, dicha curva­
tura se aproxima a una línea recta.

7. Se calculan los datos necesarios para la dove*


la 1 del ejemplo. El área se determina, considerando
la parte del arco de deslizamiento A E como recta.
El triángulo A E F tiene un área:

A F X FE 6.2 X 8.0 „ .
A » = ------ --------= — --------- — 24.8 m2
2 2

(la longitud de los lados del triángulo A F y FE se


mide directamente del esquema).
El peso de la dovela 1 será:

W j = A »y « * 24.8 • 2 = 49.6 ton/m

2. Se determina gráficamente el radio que para La distancia de su centro de gravedad al centro


este ejemplo será = 13.8 m. O í es:
3. En los triángulos A B O y C D O se pueden de­
AF 6.2
terminar los valores de los ángulos centrales a t y a » bx =* BF + — — = 7 4* - = 9.1 m
determinando previamente los valores de los catetos 1 3 3
O j B y O j C (las medidas se toman directamente del
esquema). E l momento que genera el peso de la dovela (mo­
tor) con relación al centro O í tiene un valor de:
O jB *= 4 m; 0 , 0 = 10 m
W x bx - 49.6 • 9.1 * 452 ton/m
Del triángulo A B O a

O tB 4 El momento que generan las fuerzas de rozamien­


to a lo largo del arco de deslizamiento AE:
B , = 7 8 ° 8'
W ! • tan 4,... R , « 49.6 • 0.213 • 13.8 = 145 ton/m
Del triángulo C D O j:

O aC 10 „ De esta manera se realiza el cálculo para cada


eos o, = - ¿ - = — = 0.725; os = 4S<> 28' una de las dovelas.

El ángulo central es igual a: 8. Como el muro de contención no tiene ningu­


na carga vertical suplementaria, excepto el peso pro­
« 73° 8' + 43° 28' = 116° W pio de la mamposteria, cuyo peso volumétrico es
igual al peso volumétrico del suelo (2 ton/m3) , su
4. Se determina la longitud del arco de desliza­ peso se incluye en el peso del bloque 2. Para simpli­
miento L t a lo largo de A E D ficar los cálculos, se considera que el peso del muro

Copyrighted material
r

E je m p lo de un análisis con tanteos 371

{$tá uniformemente distribuido en la superficie de Los datos de los cálculos de la primera curva de
28.1 ni desplante y que el centro de gravedad de todas las deslizamiento con centro en O x se dan en la tabla
dovelas 2, 3, 4 y 5 está aplicado en su centro. VI-A.2.1.
sa en rá­
TABLA VI-A.2.1

ele adhe- No de la Area de la dovela Peso de la dovela Brazo del momento W.


1 b.1
W ta ñ í
1 u
K,
1
AED: dovela A ., m 2
V
W
t
to n
l m
b., to n - m to n • ra

1 24.8 49.6 9.1 452 145


/m 25.6 5.0 256 150
2 51.2
3 11.4 22.8 1.5 34 67
en 5 do- 4 14.8 29.6 2.0 -59 87
5 9.5 19.0 5.9 -112 *
le las do-
is estratos T O TA L: 571 405
la curva-
enerse en El coeficiente de seguridad se determina según la 9. Como segundo tanteo para llegar al valor" m í­
ha cúrva­ fórmula nimo del coeficiente de seguridad en la dirección ver­
tical, tómese un centro de giro 0 2 de una segunda
:i? _ EW ',tan 4>u + ti R curva de deslizamiento 2 m arriba, según la misma
la dove- 5 Pa + I ir, bi vertical (Fig. VI-A.2.2).
siderando Igual que en el primer caso, con el radio 0 2E
405 + 387
rao recta. se dibuja el arco de deslizamiento, determinando grá­
ficamente la longitud del radio y todos los datos ne­
N o se considera el producto Pa de la fórmula ya cesarios para el cálculo del coeficiente de seguridad.
que el peso de la manipostería del muro de conten­ El orden del cálculo es análogo al anterior, y los da­
n2
dón P, está incluido en el peso de la dovela 2. tos del cálculo se dan en la tabla VI-A.2.2.

' y FE se TABLA VI-A.2.2

N ° de la Area de la dovela Peso de la dovela Brazo del momento


1
W . b.
t
W . ta n t
1 u
R „ ''
2
dovela A m2 W., to n £>., m to n • m to n • m
r r V
m
1 29.6 59.2 95 562 197
2 25.0 50.0 5.0 250 166
al centro 3 10.4 20.8 1.5 31 69
4 13.4 26.8 2.0 -54 86
5 9.0 18.0 5.9 -106 60

m
TO TA L: 683 578

ivela (mo­ Valor del radio R 2 = 15.7 m; longitud del arco 578 + 29.6 - 1 • 15.7
F s = ------------------------- = 1.53
tor de: de deslizamiento L 2 = 29.6 m. 683
El coeficiente de seguridad del segundo arco de
deslizamiento es igual 10. Ahora se colocará al centro del arco de falla
2 m más arriba según la misma vertical (Fig. V I-
rozamien- A .2.3), obteniéndose el punto 0 3.

!45 ton/m

para cada

:ne ningu-
peso pro-
nétrico es
n/m3) , su
ira simpli'
del muro F ig u ra V I- A 2 .3 . T e rc e r ta n te o .
37 2 A nexo VI-A Ejercicios de aplicación

Los datos de cálculo para la tercera curva de deslizamiento se muestran en la tabla V I-A .2.3. v e rtic a l,
gu ridad
T A B L A VI-A.2.3 can l ° s «
se ubiqu
N o de la A rea de la dovela Peso de la dovela
punto O
Brazo del m om ento IV . b.
i i
II*.l tan 0II .»
dovela A ., m2 W i ton b., m ton • m ton a tu valor de
X

1 34.4 68.8 9.9 682 256


o 25.6 51.2 5.0 256 lili
3 11.4 22.8 1.5 34 85
4 14.8 29.6 2.0 -5 9 110
5 11.2 22.4 6.6 -1 4 8 84

TOTAL: 7(55 726

El valor del radio R s = 17.6 m; la longitud del guiente es necesario buscar los valores del coeficiente
arco de deslizamiento es L 3 = 31.6 m. de seguridad con centro de giro abajo de los anterio­
El coeficiente de seguridad para el tercer arco es: res. Por lo tanto el centro. ( ) 4 se colocará dos metros
abajo del O x segn la misma vertical y de este modo
se obtiene el cuarto arco de deslizamiento (Fig.
726 + 31.6 • 1 • 17.6
V I-A .2.4 ). El va
De la misma manera que en el caso del primer del arco
arco de deslizamiento, se calculan todos los elemen­ El cc
11. El valor del coeficiente de seguridad aumenta tos necesarios para determinar el coeficiente de segu­ de desliz
al aumentar la altura según la vertical; por consi­ ridad (tabla V I-A .2.4).

T A B L A VI-A.2.4

N o de la Peso de la dovela IT. tan


Area de la dovela Brazo del m om ento W . b.
i t t II R 4.
dovela A ., m 2 \ V ton b.. m ton • m ton • m
i r V

1 20.8 41.6 8.7 362 109


2 26.4 52.8 5.0 264 138
3 13.2 26.4 1.5 40 67
4 16.8 33.6 2.0 -6 7 88
5 9.7 19.4 5.8 -1 1 3 51

TOTAL: 486 453

El valor del radio es R 4 = 12.4 m; la longitud Por consiguiente la superficie de deslizamiento ci­
del arco de deslizamiento es L 4 = 26.1 m. lindrica para el menor coeficiente de seguridad tiene
El coeficiente de seguridad para el cuarto arco es: lugar según el centro de giro 0 lf siendo el coeficien­
te de seguridad F s = 1.38. E l va
del arco
453 + 26.1 • 1 • 12.4
F s = ------------------------- = 1.80 12. Después que se ha encontrado la zona de va­
486 lores mínimos del coeficiente de seguridad según una

Figura VI-A-2.4. Cuarto tanteo. Figura VI-A-2.5. Quinto tanteo.


Análisis con esfuerzos totales 373

vertical, se investiga el cambio del coeficiente de se­ Se probará el punto 0 5 a la izquierda del punto
guridad en la dirección horizontal; para esto se bus­ O x (Fig. V I-A .2.5) y se calculará el coeficiente de se­
can los arcos de deslizamiento cuyos centros de giro guridad según el quinto arco de deslizamiento, efec­
se ubiquen en una horizontal que pasa a través del tuando el cálculo de una manera análoga a los ante­
punto Oj, que es el centro de giro que dio el mínimo riores. Los datos se clan en la tabla V I-A .2.5.
valor del coeficiente de seguridad según la vertical.

TA B LA VI A.2.5

N o de la Area de la dovela Peso de la dovela Brazo del momento W . b. H '. ta n <¡> R .


i l i u 3
dovela A ., m 2 X lV to n b., m to n ■ m to n • m
r r

1 29.0 59.2 75 444 165


2 23.4 46.8 3.0 140 131
3 3.0 6.0 05 3 17
coeficiente 4 10.4 21.6 2.0 -43 60
as anterio- 5 5.3 10.6 55 -58 30

los menos
este modo T O TA L: 486 403
:nto (Fig.
El valor del radio es R s = 13.1 m; la longitud El Fs crece hacia la izquierda, por lo que se inves­
leí primer del arco de deslizamiento es L 5 = 23.8 m. tigarán valores de la zona a la derecha del centro O v
ds elemen-
El coeficiente de seguridad .para el quinto arco Colóquese el punto 0 6 a la derecha de O j, en dos
e de segu- de deslizamiento es: metros (Fig. VI-A.2.6) y realícense los mismos cálcu­
los que se hicieron en los arcos de deslizamiento an­
403 + 23.8-1 • 13.1
F, m ------ — ------ = 1.47 teriores (tabla V I-A .2.6).
486

TA B L A VI-A.2.6

N o de la Area de la dovela Peso de la dovela Brazo del momento W . b. W . ta n í R„


i i 1 u o
dovela A i., m S W., to n b., m to n ■m to n • m
r

1 21.4 43.2 10.8 467 138


2 26.4 52.8 7.0 370 168
3 23.0 46.0 25 115 147
4 23.0 46.0 25 -115 147
5 13.0 26.0 8.1 -211 83

amiento ci-
T O T A L: 626 683
ridad tiene
:1 coeficien-
El valor del radio es R e = 15.0 m; la longitud El coeficiente de seguridad para el sexto arco de
del arco de deslizamiento es L 9 — 31.8 m. deslizamiento es:
zona de va-
: según una 683 + 31.8-1 • 1.15
F . = -------------------------= 1.85
626

De esta manera, también, en la dirección hori­


zontal el coeficiente de seguridad mínimo es el obte­
nido para la primera superficie cilindrica de desliza­
miento y es igual a 1.38.

VI-A.3 ANALISIS CON ESFUERZOS T O T A L E S


\
\
Ahora se considera el caso de analizar la estabi­
lidad de un terraplén homogéneo situado por arriba
del nivel freático. A l efectuar una prueba triaxial sin
consolidación y sin drenaje en el material que cons­
tituye el terraplén, se encontraron los siguientes pa-
F ig u ra V I-A -2.6 . S e x to tanteo. rámetros de resistencia:
374 Anexo VI-A Ejercicios de aplicación

O ficie de
con los
a) 1

b) \

Debi
blecido,
se muesi

F ig u ra VI-A -3. G e o m e tría d e la sección .

(pa — 4o y cu — 4 ton/m‘- y tiene un peso volumé­ y se presenta aquí el análisis correspondiente al círcu­
trico aproximado de 1 600 kg/m3. La geometría del lo de falla crítico, que en este caso corresponde a
talud por analizar se muestra en la Fig. V I-A .3. uno que pasa por el pie del talud. Dovel.

En este caso, se aplica el criterio de esfuerzos to­ La tabla VI-A.3 puede utilizarse con el objeto de
tales y el método de cálculo propuesto por Fellenius mecanizar el procedimiento de cálculo. 1
2
TABLA VI-A.3
3

T.
N. s.1 j. . L. 4
W. 1
Dovela N° Ni
(toó) (ton) (toA) = (ton/m2) (t o n )'
i 5

1 26.64 16.97 21.67 2.09 4.14 33.53


6
2
3
37.08
43.20
28.98
39.73
23.29
20.37
7.60
12.04
4.53
4.84
17.26
15.97
r
4 40.32 37.44 11.26 11.55 4.80 15.55
5 35.28 34.22 3.94 11.40 4.79 14.37
6 28.08 27.94 - 1 .5 8 9.31 4.65 13.95
7 18.72 18.22 - 4 .2 9 5.62 4.39 14.22
8 6.48 5.91 - 2 .3 9 1.82 4.13 13.38

E = 70.27 I = 138.23

Después de dividir en dovelas la masa de suelo La fuerza resistente puede calcularse en cada do­
considerada, de acuerdo con la supuesta superficie vela como el producto .í ¡L, (recuérdese que se con­ dondi
de falla, puede calcularse el volumen de suelo en sidera una profundidad unitaria).
W
cada dovela, si se considera una profundidad unita­ Finalmente el factor de seguridad se calcula:
ria normal al plano analizado; este volumen será nu­ N
méricamente igual al área. El peso de cada dovela K íL í 138.23
puede calcularse y se anota en la columna (PF,). F = = 1.91 L
ir ,
La reacción a W ¡ debe descomponerse en las di­
recciones normal y tangencial a la superficie de des­
El talud propuesto podría considerarse estable
lizamiento en cada una de las dovelas; estas dos com­
respecto al círculo considerado.
ponentes se anotan en las columnas (N ¡) y (T,)
respectivamente.
La componente (N ¡) genera un esfuerzo normal
VI-A.4 ANALISIS CON FALLA CIRCULAR Y
a la superficie de deslizamiento que, según se dijo
ESFUERZOS EFECTIVOS
en este capítulo, puede tomarse con suficiente apro­
ximación como:
Sea una sección de un camino en balcón como la
N¡ que se muestra parcialmente en la Fig. VI-A.4.1. Di­
cha sección está sujeta a un flujo de agua desde la­
dera arriba. El material que se encontró después de
Este esfuerzo se anota en la columna (a ¡ ) . Ahora haber realizado los trabajos de campo y de labora­
se puede encontrar el esfuerzo resistente que tiene torio fue una arcilla firme, la cual tiene un peso vo­
lugar en la superficie de deslizamiento que correspon­ lumétrico saturado de 2.0 ton/m3 y una resistencia
de a cada dovela, de acuerdo con la ley de resistencia: al esfuerzo cortante en prueba drenada cuyos pará­
s¡ = 4 + (¡i tan 4o (ton/m2) metros son c = 0.5 ton/m2 y <f¡ = 30° y cuya grá­
fica se muestra en la Fig. VI-A.4.3. Efectúe el análi­
Este resultado se anota en la columna (s ¡). sis de estabilidad del talud, suponiendo una super­
Análisis con falla circular y esfuerzos efectivos 375

(¡cíe de falla cilindrica que pase por el pie del talud, En seguida, trácese un circulo de falUt que pase
con los siguientes criterios: por el pie del talud.

n) Utilizando jxara el cálculo las presiones en ex­


ceso de la hidrostática.
b) 1'tili/ando las fuerzas de filtración. a) Análisis con presiones de agua

Debido a que el talud está sujeto a un flujo esta­ Divídase a la zona de falla en dovelas. Para este
blecido, sc requiere elaborar la red de flujo tal como caso se tienen siete. Hágase un cuadro donde se con­
se muestra en la Fig. VI-A.4.I. centren todos los cálculos como sigue:

T A B L A VI-A.4.1

Ni
Dovela Vi &'i i úi < * ¡ - ui = ai s.i *i 1 *1 * 1
mu in ton/ni m L , = ’‘ (Oit/m-/m tou/m-/m (on/m3 ton/m ton/m ton/m
ion/m*/m

1 1052 7.0 42 1.67 13 0.17 03 252 1255 103

2 - 35.80~ 26JO 4.5 535 3.6 225 1.75 738 372 243

3 36.0 31.80 33 9.10 43 430 322 1031 343 173

4 S2.I 3020 5.1 9.75 43 525 350 10.85 303 103

5 25.9 2520 3.1 836 4.1 426 231 1135 253 43

6 19.1 13.00 23 5.65 33 235 23 460 13.45 13

7 9.0 8.9 3.6 2.48 13 038 105 3.78 93 —0 3

— — — — — — — — 52.19 — 663

1 2 » , »
52.19

donde:
z;
W, m peso del material de la dovela, considerándolo totalmente saturado,

Zfi = componente normal de W, obtenida gráficamente en la Fig. VI-A.4.1.


« longitud de la base de la dovela,

9t m esfuerzo normal total.

u, = presión en exceso de la hidrostática, obtenida de la red de flujo,

*t = esfuerzo normal efectivo.

resistencia al e
sfu
erz
o cortante obtenidade la gráficadela Fig.VI-A.4.2.

Lt fuerza tangencial re
sis
tente
.

W'xoui peso del material saturado de la dovela arriba de la línea de saturación, más el peso sumergi­
do de la dovela abajo de la línea de saturación, más la subpresión (que es el exceso de la pre­
sión hidrostática obtenida de la red de flujo para esa dovela multiplicada por la longitud
de la dovela en su base) (suma algebraica).

Tjoul fuerza tangencial actuante, componente de W Totel obtenida gráficamente de la Fig. VI-A.4.1.

R Radio del círculo de falla analizado. En este caso 20.6 m.

F. Factor de seguridad.
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376 Anexo V I-A E je rc ic io s de a p lic a d on

W,

Li

(Ton/m.1 )
Figura VI-A-4.2. Ley de resistendas en términos de esfuerzo efectivo.
Análisis con falla circular y esfuerzos efectivos 377

\¡) Análisis con fuerzas de filtración.

La tabla siguiente resume los cálculos.

T A BLA V I A .4 .2

y,*-

’T,

52.19 X 20.6 1075 1075


F = = 0.78
42.2 X 20.6 + 507.7 868 + 507.7 1375.7

100 donde:
400
W¡ = peso del material de la dovela, considerándolo totalmente saturado.

N¡ = componente normal de W¡, obtenida gráficamente de la Fig. VI-A.4.1.

L¡ = longitud de la base de la dovela.


= esfuerzo normal total.
u¡ — presión en exceso de la hidrostática, obtenida de la red de flujo.

ff¡ = esfuerzo normal efectivo.

s¡ = resistencia al esfuerzo cortante obtenida de la gráfica de la Fig. VI-A.4.2.

L¡ = fuerza tangencial resultante.

Las fuerzas de filtración originan un incremento Ah


/ — / X L 2 = y » »£2 = L 2 = Y» Ah L
en el momento motor que tiende a hacer girar la ~~L
masa deslizante alrededor del centro del círculo de
falla. La dirección será la de la línea de flujo que pase
El cálculo del incremento del momento motor se por el centroide del cuadrado, con lo que podrá de­
puede hacer de la siguiente manera. En cada cua­ finirse el brazo de palanca con respecto al centro del
drado de la red de flujo, si L¡ es el lado medio del círculo y el producto de / por dicho brazo de palan­
cuadrado, la fuerza de filtración (J ) en el cuadrado ca será el incremento del momento motor del cua­
considerado de la red de flujo es igual al peso espe­ drado en cuestión. La suma de los momentos de to­
cífico del agua multiplicado por la caída de poten­ dos los cuadrados dará el incremento total en el
cial A h y por el lado medio L , de dicho cuadrado, momento motor debido a las fuerzas de filtración.
o sea
<J
(Ton/m.1)
378 Anexo VI-A Ejercicios de aplicación

Cálculo del momento de las fuerzas de filtración:

TABLA VI-A.4.3

X? de Cuadro Ah I. R / - Ah I R

I 0.9 2.0 17.25 31.00

II 1.2 2.4 17.25 49.00

III 1.1 2.4 17.25 45-50

IV 1.0 2.9 17.70 51.10


■ ■■■'■ — ....................
V 0.9 2.9 18.60 48.50

VI 0.7 2.6 X 0.5 19.00 17.30

V II 1.0 1.6 19.00 30.40

V III 0.9 1.9 19.00 32.50

IX 0.9 2.2 19.00 37.50

X 1.2 2.6 X 0.8 19.30 48.10

X I 1.1 2.5 X 0.7 19.00 36.60

X II 1.0 3.1 X 0.5 19.70 30.50

X III 0.9 3.0 X 0.3 20.20 16.30

X IV 0.5 1.2 X 0.6 20.10 7.20

XV 1.0 1.6 X 0.4 20.15 13.55

V I-A .5
XVI 0.9 . . . 2.1 X 0.2 20.30 7.65

X V II 0.9 2.4 X 0.1 20.40 4.40

507.70

TABLA
en donde:

Ah = carga de presión en el punto considerado.


L — lado medio del cuadrado considerado.

R = brazo de palanca respecto al centro del círculo.

VI-A.5 ESTABILIDAD DE UNA LADERA NATURAL Z [cb + (W x + W" + AS - ub) tan £]


PARA UNA SUPERFICIE DE FALLA NO M ¡ ( a)
F. =
CIRCULAR, CON FLUJO. ANALISIS CON I.(W X+ W ) l - Z •
ESFUERZOS EFECTIVOS tan a /
W j + W ' + AS + (ub tan <j> — cb)
M i (a)
En una ladera natural hay un flujo subterráneo,
tal como se muestra en la Fig. VI-A.5. El suelo del (6-34)
talud es una arcilla ligeramente preconsolidada; prue­
El significado de las cantidades que intervienen en
bas consolidadas drenadas, efectuadas en especíme­
esta expresión se puede ver en la Fig. VI-37.
nes inalterados de este material, arrojaron los si­
El cuerpo de la zona de falla se dividió en 6 do­
guientes resultados promedio: c = 0.5 ton/m2; <j> =
velas y se utilizó el arreglo de la tabla VI-A.5 para
= 32°; Ysat ~ 2 ton/m3. Se pide calcular el factor aplicar la ecuación 6-34. Conviene aclarar que en la
de seguridad correspondiente a la superficie de falla
solución de este problema se desprecia el término AS.
indicada en la figura.
La manera de obtener las cantidades que apare­
SOLUCION: cen en la tabla se muestra gráficamente en la figura
Este problema queda incluido dentro del análi­ para la dovela 5. Los pesos W x y W ' se determinaron
sis de estabilidad con superficies de falla no circu­ dividiendo las dovelas en formas geométricas senci­
lares. Para resolverlo se empleará la fórmula 6-34 llas para calcular su área (por ejemplo, trapecios o
obtenida en la sección C (Ref. 3): triángulos).
T A B L A VI-A.5

4 6 7 8 9 11 12 13 14 15 16
c o l. 1 2 3 5
(1 4 ) — ub (1 5 ) ta n ^ 17 18
b a l / a ta n a c ta n cb ub w i W' w 1 + W
’) + (16) (1 7 ) a
(to n / m ) to n m \

(
Dovela (m ) (tn ) (m ) (m ) (g ra d o s ) (io n iii“ ) (Io n n i) (to n lm ) (to n / m ) (to n / m ) (to n / m ) (to n / m )
(to n / m )
m /
1 — 14.8 - 9 .1 — 14 — 0.249 3.5 32.2 0 21.6 21.6 — 10.6 — 6.63
7 245 — 76.8
— 0.75 — 3.13
2 9 .4 17.9 — 75 - 1 2 .9 U 0.194 4.7 74.2 0 73.0 73 — 1.2
10.3 3.95 70.7
3 9.4 17.9 1.9 - 3 .1 11 0.194 0.5 0.625 4.7 83.6 0 100.1 100.1 165
15.0 2685
4 10 17.9 11.6 6.9 11 0.194 5 114.0 20.7 125 145.7 31.7 19.8
24.8 444
5 9.2 17.9 21.3 17.0 11 0.194 4.6 109.4 33.6 110.3 143.9 345 21.6
26.2 469
6 10 25.1 \1S) 40 0.839 5 86.0 14.0 55 69 -17 — 10.6
29.2 - 5 .6 -140.6

P R IM E R T A N TEO

19 20 22 23 24 25 26 27 10 28
c o l. 21 29
(2 2 ) (1 8 )
ti (2 6 )
ub tan (2 0 ) — cb (2 1 ) tan a F (1 4 ) -f- (2 4 ) (2 5 ) • / M, (a )
S|
F M . (a )
(a )
to n m \ / to n m \ / to n m \

(
/ to n m \
(ton/m ) (ton/m ) (ton/m ) (ton/m ) (to n/m -) (to n / m -)
m / ( — ) V m )

— 320 20.1 16.6 - 4 .1 4 — 3.45 18.15 -165 0.84 4 .6 - 9 1 .4 — 196


— 547 46.4 41.7 8.10 6.75 79.75 -1030 1.07 7.9 66.1 — 963
475 951 7.67 107.77 -334 1.07 8.9 251.0 -312
190.2 525
71.3 66.3 12.9 1.2 10.74 156.44 1080 1.07 11.4 415 1010
1690 —

68.4 6 3.8 12.4 10.32 154.22 2620 1.07 11.9 438 2450
3070
40.9 34.1 103.1 1753 1.09 8.6 -129 1610
2020 53.7 48.7

6103.2 2 = 949.7 1579

SEG U N D O TA N TEO
2 (2 8 )
F =
I (1 9 ) - Z (2 9 )
23 24 25 26 27 28 29
(22) (1 8 ) (2 6 ) P r im e r ta n te o :
t) + (2 4 ) (2 5 ) . / (a )
F (a ) (a )
*i F = 1.2 ;
/ to n m \ / to n m \ / to n m
(to n / m ) (to n / m ) 949.7
V m / \ m / \ m F = = 0.20
6103.2 — 1579

- 5 .9 1 15.7 -143 0.77 -995 — 186


1 15 845 -1090 1.15 615 -948 Seg u n d o ta n te o :

0.7 13.1 113.2 -351 1.15 234 -305


18.4 164.1 1130 1.15 386 983 FSj = 0.7 ;
17.7 161.6 2750 1.15 408 2390 1293
5 8.4 127.4 2170 1.34 — 105 1620 s a 0.51
380 A n e x o VI-A E jercicios de aplicación
1
L IN E A DE CORRIENTE SUPERIOR

Mr2 —
SUPERFICIE DE F A L L A
ti — n
\ m

en don
miento
esfuerz<

F ig u r a V I-A -5. A n á lis is d e e s ta b ilid a d .

dio del
Los valores de / y l en la tabla son positivos TABLA VI A.6.1
El i
cuando quedan a la derecha del punto 0 de la figu­
ra, en el caso de este análisis de estabilidad. Para Profundidad Resistencia al corte LL LP
calcular Aí¡ (a) se utilizó la figura VI-35 del texto. (m ) (to n / m ^) (% ) (% ) IP
En vista de que para hallar el Fs en la fórmula
2 2.74 225 130 95
6-34 se tiene que proceder por tanteos, se llevaron a
4 2.25 242 129 113
cabo 2 de ellos en la tabla. En el primero se supuso para el
6 1.80 251 146 105
un F , = 1.2. y se obtuvo un F s = 0.2. En el segun­ 8 1.92 248 138 110 igual a
do tanteo se utilizó un F.* 1 = 0.7 y' se halló un F *2
, = 10 2.05 301 190 111 Rea
12 2.12 272 147 125
drculo:
= 0.5. Es muy probable que en un tercer intento se 14 1.87 290 179 111
segurid
obtuviera un F , = 0.6; es decir, el talud es inestable
16 1.93 248 126 122
en las condiciones dadas.
18 1.95 253 146 107
20 2.11 274 168 106

VI-A.6 T E R R A P L E N SOBRE SUELO BLANDO

lla 1 (Fig. V I-A .6) . El momento motor estará dado


Se desea construir un terraplén con la sección que
por el peso del área que tiende a producir el desli­
se muestra en la Fig. V I-A .6. El terraplén se apoyará
zamiento multiplicado por su distancia a un eje nor­
sobre un suelo blando, cuyas características de resis­
mal que pase por el centro del círculo de falla con­
tencia se determinaron utilizando veleta; dichas ca­
siderado.
racterísticas aparecen en la tabla V I-A .6.1; los lím i­
tes de Atterberg también aparecen en la misma ta­ El momento de las fuerzas que se oponen al des­
lizamiento o momento resistente estará dado por la
bla. El terraplén tendrá una altura de 3 m, un án­
gulo del talud P = 18° 24' (3:1) v estará consti­ cohesión a lo largo de toda la superficie de desliza­
tuido por un material arcilloso debidamente com­ miento supuesta, multiplicada por su distancia al
centro del círculo supuesto.
pactado, con ym = 1.67 ton/m3 y c = 4 ton/m2.
El y sat del terreno natural es de 1.2 ton/m3. Para facilitar el cálculo del momento motor se
Considerando como valor promedio de la resisten­ considerará el terraplén dividido en dovelas, como
cia al esfuerzo cortante 2 ton/m2, de acuerdo con se indica en la Fig. VI-A.6. El terreno natural se en­
los valores del Ip (Ip med = 110), la resistencia cuentra en equilibrio. El momento debido al peso
obtenida en prueba de veleta deberá modificarse por del terraplén en la dovela 1 se omite por estar agrie­
un factor de corrección de 0.61 (Fig. V I-42). tado el terraplén.
Para el cálculo de la estabilidad del terraplén, En la tabla V I-A .6.2 se resume el cálculo del mo­
se considerará a éste agrietado, por lo que no exis­ mento motor.
tirá resistencia al esfuerzo cortante a lo largo de la Para calcular el momento resistente, la resistencia
superficie de deslizamiento en el cuerpo del terraplén. al esfuerzo cortante “ s” será la determinada con la
A continuación se presenta el procedimiento de veleta, y modificada por el factor de corrección 0.61
cálculo empleado para calcular el F s del círculo de fa­ (Fig. V I-4 2), de modo que
Y

M é to d o de la cuña 381

T A B L A VI-A.6.2
V I A.7 M E T O D O DE L A CUÑA
Dovela W (ton) * (m ) ir •x
D eterm inar, por el método de la cuña, el factor
2 135 7.25 97.9 de seguridad con que se encuentra un terraplén de
3 7.25 25 19.3 10 m de altura y talud de 1.5:1, desplantado sobre
4 4.16 -1 .3 3 - 5 .6
un manto de roca resistente (Fig. V I-A .7.1) y cons­
truido con una arena arcillosa, cuyos parámetros de
resistencia determ inados en prueba lenta son: <jt =
M m = I W •x = 111.6 ^ = 27°, c = 0.6 ton/m2; el m aterial se había colo­
cado com pactándolo hasta alcanzar un peso volum é­
trico y,„ = 1 800 kg/m3.
Mr , = s.L.r. = 0.61 X 2.00 X 22.66 X 11.2 = 309.3

D ATOS
(~ ) h = 10 m
o i
20 en donde L = longitud de la superficie de desliza­
T a lu d 1.5:1
miento supuesta donde se desarrolla la resistencia al
F I CA esfuerzo cortante (s) . Ym = 1 800 kg/m3

r = distancia al centro del círculo supuesto = ra­ 4 = 27°


dio del círculo. c = 0.6 ton/m 2
El F s correspondiente estará dado por
. IP
)

) 95
) 113
3
para el caso del círculo 1 de fa lla supuesto el F s, es
105
8 110 igual a 2.76.
9 111 R ealizando el análisis en form a similar para los
7 125
círculos 2 y 3 se obtuvieron los siguientes factores de
9 111
seguridad: F Si¡ = 1.38; F ¡3 = 1.46.
6 122
6 107
8 106

irá dado
el desli-
eje nor-
alla con-

n al des-
0 por la
1 desliza-
anda al

n otor se
is, como
al se en-
al peso
tar agrie-
5S
., =1
.2T
/m*
ARCILLA BLANDA
del mo- s=
c=2T
/m?

ssistencia
_
___
__I 2
.76
a con la _
___
__2 1.3
8
:ión 0.61 ______ 3 1.46

Figura V
I-A-
6. Geometría de la sección y análisis deestabilidad.
382 Anexo VI-A Ejercicios de aplicación 1
F ig u ra VI-A -7.2. A n á lis is d e esta b ilid a d .

S O LU C IO N: Para a = 42° 30' y F = 1.9

tan ¿ r
Se acepta la hipótesis de que la inclinación del = tan- = 15c
empuje E entre cuñas es igual a: L9

c 0.6
tan C = — = — = 0.315
= tan- m Fs 1.9
C, = b X Cm = 14.8 X 0.315 = 4.66 ton/m
Se procede por tanteos, dividiendo el terraplén C., = d X C m = 15.0 X 0.315 = 4.74 ton/m
en las dos cuñas que se muestran en la Fig. V I-A.7.2
C3 = h X Cm = 10.0 X 0.315 = 3.15 ton/m
y haciendo variar el ángulo a hasta determinar el F s
mínimo que permite que se cierre el polígono diná­ h X a 10 X 10.9
mico. Wi = 1 800 = 98 ton/m
Con las fuerzas que intervienen en el equilibrio
de las dos cuñas, para un cierto valor de a y supues­ h X d 10 X 15
1 800 = 135 ton/m
to un F s, se forma el polígono dinámico de la Fig.
VI-A.7.3.
Aproximando, el valor del factor de seguridad
para que el polígono dinámico se cierre es de F s =
= 1.95.
Efectuando tanteos similares para diferentes valo­
res de a se obtiene:

T A B LA V I- A .7

40° 2.1
4 2 ° 30' 1.95
45° 2.0
50° 22

de donde se deduce que el factor de seguridad con el


que está trabajando el terraplén y para la geometría
de cuñas elegida es de F s — 1.95.
Si se hace variar también la geometría de la cuña
II, se encontrarán valores diferentes para Fs. Se le
sugiere al lector que calcule dichos valores, siendo la
soulción del problema el mínimo F s que pueda en­
contrarse.

V I- A .8 FA LLA T R A S L A C IO N A L

Se desea analizar la estabilidad del talud indica­


do en la figura. El estrato superior se compone de
una arcilla rígida con grietas en planos verticales, en
la que existe desprendimiento de bloques. Las carac­
terísticas de los materiales se indican en la misma
figura. En la zona donde está ubicado el talud hay
abundantes lluvias durante el otoño.
F
igu
raVI-A -7.S. P o líg o n o d in á m ico . Se analizará una falla traslacional.
TABLA VI-A.5

8 9 11 12 13 14 15 16 17 18
col. 1 2 5 4 5 6 7
c un ^ cb ub W w x + W* (14) - ub (15) u n $ (? ) + 00) (17) a
b a l / a Un a « 'l
if ton m
Dovela (m) (m) (m) (m) (grado») (ton m>) (loti/m ) (io n /n i) (to n /m ) (to n /m ) (to n /m ) (to n /m ) (to n /m ) (to n /m ) 1
k m

1 7 245 — 145 - 9 .1 -1 4 - 0 .2 4 9 55 32.2 0 21.6 21.6 — 10.6 - 6 .6 3 -3 .1 3 -7 6 5


2 ‘ 9.4 175 - 7 5 ; - 1 2 5 11 0.194 4.7 74.2 0 75.0 73 -1 2 -0 .7 5 355 70.7
5 9.4 175 15 - 3 .1 11 0.194 05 0.f>2;'» 4.7 83.6 0 100.1 100.1 165 10.3 15.0 2685
4 10 17.9 11.6 65 11 -0.194 5 1145 20.7 125 145.7 31.7 195 24.8 444
5 92 175 21.5 17.0 11 0.194 45 109.4 35.6 1105 1455 345 21.6 262 469
6 10 25.1 29.2 \75 40 0559 5 86.0 14.0 55 69 -1 7 - 1 0 .6 - 5 .6 -1 4 0 .6

PRIM ER TA N TEO

col. 19 20 21 22 25 24 25 26 27 10 28 29
(20) - cb
(22) ( 18) (26)
Dovela O4). 1 u& u n $ (21) U n ¿ (14) + (24) (25) . / f| (a) u
F
«i M , (a) « * ía >
ton m

(
ton m \ ton m \ / ton m
(ton/m) (ton/m)
)
(ton/m ) ' (ton/m ) (to n / m - )
( m ) i m /
(to n /m -) ^
in ) \ “i
-5 2 0 20.1 16.6 - 4 .1 4 -5 .4 5 18.15
-5 4 7 46.4 41.7 8.10 6.75 79.75
-1 6 5
-1 0 5 0
0.84
1.07 75
45 —91.4
66.1
— 196
-9 6 3
190.2 52.2 475 9.21 7.67 107,77 -5 5 4 1.07 8.9 ^51.0 -3 1 2
1690 71.5 66.5 125 10.74
12 156.44 1080 1.07 11.4 415 -1 0 1 0
5070 68.4 63.8 12.4 1052 15422 2620 1.07 115: 438 2450
2020 55.7 48.7 40.9 54.1 105.1 1755 1.09 8.6 — 129 1610
I = 6105.2
2 *= »* 949.7 1579

SEGUNDO TANTEO
2 (2 8 )
F =
25 24 25 26 * Z 09)-I<29)
(22) 27 28
(18)
29
(26)
•l (14) - f (24) (25) . / M , (a ) Prim er u n tco :
Ai i (a ) Ai i (a )

(ton/m ) (ton/m ) ton m


949.7
F —
-5 5 i 15.7 -1 4 5 6 1 0 3 2 _ 1579
115 -9 9 5 — 186
845 —1090
O 0.7 154 615 -9 4 8 Segundo tanteo:
o 115.2 -5 5 1 254 -5 0 5
T> 18.4 164.1 1150
*< 586
~V 17.7 1615 985 F = 0. 7;
co’
2750 408
- 58.4 127.4 2590
2170 — 105
2 1620
J? — 1295
- = 051
384 Anexo V I-A E je rc ic io s de a p lic a c ió n

13. Hutchinson. T. N. Th e Free Fragmentation o f Lon- 32. Deere. D. U.. y Patton. F. D. Effect of Pore Pressures Proc.
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17. Skempton, A. W.. v La Rochelle. P. Th e Bradwell la resistance au cisaillement des ouvrages de retenue tions
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386 A nexo V I-A E je rc ic io s de a p lic a c ió n

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México, 1969. También existe una publicación sobre de la U .N .A .M . México, 1959.
la Sesión hecha por el Laboratorio de Mecánica de
Sólidos de la Escuela Politécnica de París, Francia.

PLAN!
I

A-I IN

En
ideas b;
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flujo d<
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APENDICE

P L A N T E A M IE N T O T E O R IC O D E L PRO BLEM A por lo tanto, en la resistenda al esfuerzo cortante de


DEL FLUJO DE A G U A E N SUELOS. la masa a través de la cual ocurre la filtración, de
REDES DE FLUJO modo que, por ejemplo, un talud estable en condi­
ción exenta de flujo, podrá no serlo si se presenta
A-l INTRODUCCION dicha condición.
El agua que se infiltra a través del suelo tam­
En este Apéndice se pretende proporcionar las bién puede producir arrastre de partículas sólidas
ideas básicas para comprender el planteamiento teó­ que, de no recibir debida atención, pueden llegar a
rico que en el momento presente puede darse a los poner en p eligT o la estabilidad de cualquier estruc­
problemas de filtración de agua en el subsuelo y de tura de tierra, al dejarla materialmente surcada por
valuación de sus consecuencias. También se presen- túneles y galerías formadas por erosión.
tará en forma breve el método que más se utiliza El problema de flujo interno a través de suelos
en la práctica para manejar las conclusiones a que puede establecerse razonablemente bien sobre bases
permite llegar la teoría. lia fuente bibliográfica que teóricas, con tal de que la geometría de la región de
se ha seguido fielmente es la Ref. 1. flujo sea relativamente uniforme y de que los suelos
Naturalmente, los problemas relacionados con el presenten características de homogeneidad relativa­
flujo de agua que se infiltra a través de los suelos mente rígidas. Estas condidones se presentan rara vez
tienen extraordinaria importancia dentro de la tec­ en los poblemas conectados con las Vías Terrestres,
nología de las Vías Terrestres, según puede consta­ por lo que las condusiones obtenidas de las páginas
tar el lector de cualquiera de los capítulos de esta de un libro de Flujo de Agua en Suelos son pocas
obra. La importancia se conecta sobre todo con la veces aplicables en forma directa y completa. Mucho
influencia de la infiltración del agua sobre la esta­ de lo que en la práctica ha de hacerse para la reso*
bilidad general de las masas de suelo y, en menor ludón de estos problemas es improvisación fundada
grado, con las posibilidades que tiene el agua de en el manejo razonado de incertidumbres, lo que,
infiltración de producir tubificación, erosiones inter­ por otra parte, no es ajeno a otros campos de la in­
nas» etc. geniería y a otras clases de problemas. Sin embargo,
Cuando el agua fluye por el interior de una masa el planteamiento teórico de los problemas de flujo
de suelo, por definición lo hace con una presión interno y su resolución, aunque sea para condidones
hidrodinámica, superior a la hidrostática correspon­ hipotéticas que se aparten un tanto de las reales que
diente a la condidón de equilibrio. Este hecho pro­ se trate de representar en cada caso, es de fundamen­
duce varios efectos importantes. En primer lugar, se­ tal importancia para fijar un marco de referenda a
gún la dirección del flujo, la presión hidrodinámica las deasiones prácticas que hayan de tomarse. Aun­
puede alterar el peso volumétrico sumergido del sue­ que sólo sea así, como trasfondo intelectual para
lo; por ejemplo, si el flujo ocurre verticalmente ha­ orientar el pensamiento y la acdón, las soludones a
d a arriba, se ejerce un efecto boyante sobre las par­ los problemas de filtradón son útiles al ingeniero
tículas del suelo, que equivale a una disminudón práctico; por otra parte, hay ocasiones en que es ver­
del peso volumétrico. En segundo lugar, de acuerdo daderamente notable el grado de represen tatividad
con la ecuadón de Coulomb con que pueden obtenerse soludones en estudios bien
s = (a — u) tan ¿ planteados y ejecutados con cuidado.
El agua del suelo puede dasificarse en tres cate­
el aumento en la presión del agua produce una dis­ gorías, dependiendo de su movilidad dentro de él.
minudón correspondiente en la presión efectiva y, En primer lugar está el agua adsorbida, ligada a hs
Gopyrighted material
388 Apéndice

partículas del suelo por fuerzas de origen eléctrico, vx dy d-t


que no se mueve en el interior de la masa porosa y
que, por lo tanto, no participa en el flujo, quedando
al margen de este tipo de problemas. En segundo
lugar, aparece el agua capilar, cuyo flujo presenta
gran importancia en algunas cuestiones de mecánica + í
de suelos, tales como el humedecimiento de un pa­
vimento por flujo ascendente y otras análogas. Sin
embargo, en la mayoría de los problemas de filtra­ En
ción de agua el efecto del flujo en la zona capilar es present
pequeño y suele despreciarse en atención a las com­ el que
plicaciones que plantearía al ser tomada en cuenta Rec
teóricamente su influencia. En tercero y último lu­
gar, existe en el suelo la llamada agua libre o gravi­
F ig u ra A - l. E le m e n to d e u n a re g ió n s u je ta a flu jo trid im en ­
tacional que, bajo el efecto de la gravedad terrestre,
s io n a l.
puede moverse en el interior de la masa sin otro
obstáculo que el que le imponen su viscosidad y la de don
trama estructural del suelo. En la teoría del flujo a las ecuaciones básicas que se utilizan hoy para
de agua que se expone se trata exclusivamente con plantear teóricamente el problema del flujo de agua
esta agua y cuando en lo sucesivo se mencione este a través de suelos.
fluido deberá entenderse que se trata precisamente Considérese una región de’ flujo (o sea una re­
gión de suelo a través de la cual fluye el agua), de La
del agua libre o gravitacional.
la que forma parte un elemento paralelepipédico en la ti
En una masa de suelo, el agua gravitacional está
de dimensiones dx, dy y dz, tal como el que se mues­ bre de
separada del agua capilar por una superficie a la
tra en la Fig. A -l. Es i
que se denomina nivel freático. No siempre es fácil
de las !
de definir ni de localizar el nivel freático; en un sue­ Supóngase que la velocidad v con que el agua
lo suficientemente fino, al hacer una excavación el ción d<
pasa por el elemento posee tres componentes xx, vy y
espejo de agua que se establece con el tiempo define ! tas son
vz y que éstas son sólo función de x, y y z respecti­
al nivel freático, pero tal superficie distintiva no vamente, pero no del tiempo (puesto que, por hipó­ 1?
existe en el suelo adyacente, ya que arriba de este tesis, se trata de un régimen establecido), ni de nin­
2?
nivel el suelo puede estar totalmente saturado por guna otra variable. Se supone también que estas com­
3?
capilaridad y, por lo tanto, en ese suelo el nivel ponentes son funciones continuas que admiten cual­
freático no tiene existencia física o real. quier orden de derivación necesario al razonamiento
Tampoco hay un acuerdo total entre los autores 4?
expuesto.
respecto a una definición del concepto nivel freático En estas condiciones, si en las caras I (ver Fig.
que, como se dijo, muchas veces se refiere a una su­ A -l) las componentes de la velocidad del agua son
perficie sin clara existencia concreta. Para los fines Si c
v x> v y y v i> como queda dicho, en las caras I I estas
de este libro, se considera nivel freático a la super­ escribii
mismas componentes serán, respectivamente,
ficie que constituye el lugar geométrico de los pun­ través
tos en que el agua posee una presión igual a la at­
mosférica, que se considera igual á cero en cuestiones
de flujo en que se trabaja normalmente con presio­ ,,' + l v dx
nes manométricas. Así, en el espejo de agua de la
Lo
excavación de que se habló, todos los puntos tienen
v, + W *t vés de
esa presión y en el suelo adyacente al pozo podrá
hablarse de una superficie que une puntos a esa
presión.
En condiciones estáticas del agua de un cierto v. + -s r A
suelo, el nivel freático sería una superficie horizon­
tal; sin embargo, si se admite la posibilidad de que Se admitirá ahora que el suelo a través del cual
el agua fluya dentro del suelo, ya no hay razón para ocurre el flujo tiene sus vacíos saturados por agua y
que el nivel freático siga siendo horizontal y de he­ que, además, tanto dicho elemento como las partícu­
cho, naturalmente, no lo es.
las sólidas que forman la estructura del suelo son
incompresibles en sí mismos. Así, durante el flujo,
A-2 ECUACIONES HIDRODINAMICAS QUE RIGEN la cantidad de agua que entra al elemento tiene que En
EL FLUJO DE AGUA A TRAVES DE LOS ser igual a la que sale, en un régimen establecido. genera
SUELOS Por lo tanto, teniendo en cuenta que el gasto que referen
pasa por una sección puede expresarse como el pro­ dad kx
En lo que sigue se presenta un tratamiento mate­ ducto del área de la sección por la velocidad del en la <
mático somero que permite llegar en forma sencilla flujo, podrá escribirse; la dire
Ecuaciones hidrodinámicas 389

dy dz + vy dx dz + vz dx dy = Introduciendo las ecuaciones A-3 en la ecuación


de continuidad ( A - l), se tiene:
dv>
+ dx^ dy dz + dy'j dx dz +
dx d*h d 2h d*h
+ K o (A-3)
dx 2 dy 2 3z2

(
d Vx dv.
dx dx dz\ dx dy
0Z La ecuación A-3 describe matemáticamente al flu­
jo en la región considerada e implica todas las hipó­
En la expresión anterior, el primer miembro re­ tesis enlistadas arriba, más la de aplicabilidad de la
*X
presenta el gasto que entra al elemento y el segundo, ley de Darcy.
el que sale. En los problemas prácticos de la mecánica de
Reduciendo términos semejantes, suelos, es muy frecuente que el flujo en una sección
de la región considerada, transversal a su eje longi­
dvx dvz , , ,
tudinal, sea idéntico al que se tiene en cualquier
----- dx dy dz + —— dx dy dz + •—— dx dy dz = 0
tridim en- 0x 7 dy 7 dz / otra sección: éste es el caso, por ejemplo, en terra­
plenes de tierra de eje largo en comparación a su
de donde altua. Así, pueden ignorarse los efectos en los bordes
íoy para de la región de flujo y, de esa manera, el problema
JK dVy dvi
de agua + + = 0 (A -l) de flujo puede estudiarse bidimensionalmente como
dx dy dz
contenido todo él en el plano X-Y. En estas condi­
una re- ciones, la ecuación A-3 puede escribirse en una for­
gua), de La ecuación anterior juega un papel importante
ma más simplificada como:
;pipédico en la teoría de flujo, de agua y se conoce con el nom­
se mués- bre de Ecuación de Continuidad.
d2h d2h
Es conveniente establecer aquí un breve resumen + k, = 0 (A-4)
de las hipótesis que implica la aceptación de la ecua­ dx 2 dy‘¿
el agua
ción de continuidad, tal como ha sido deducida. Es­
s x„vyy que es la ecuación fundamental para el análisis de un
respecti- tas son:
flujo bidimensional en una región de flujo dada.
por hipó- 1? El régimen es establecido. Si el suelo a través del cual ocurre el flujo en es­
i de nin- tudio es además isótropo en lo referente a la permea­
2? El suelo está saturado.
:stas com- bilidad, entonces:
3? El agua y las partículas sólidas son incompre­
iten cual-
sibles en sí mismas.
namiento kx = ky = k
4? El flujo no modifica la estructura del suelo en
ninguna forma.
(ver Fig. y la ecuación A-4 aún puede simplificarse, obtenién­
agua son dose la ecuación A-5 para representar matemática­
Si ahora se supone válida la ley de Darcy, podrá
5 II estas mente el problema
escribirse para la velocidad de descarga del agua a
través del elemento.
dsh d2h
= V 2h = 0 (A-5)
dh dx2 dy2
v — —k
di
La A-5 es una ecuación diferencial muy conocida
Lo cual, expresando al gradiente hidráulico a tra­ y estudiada, por describir matemáticamente muchos
vés de sus tres componentes, da lugar a: fenómenos físicos de gran importancia práctica, apar­
te del flujo de agua a través de los suelos. Se la co­
3h noce con el nombre de ecuación de La place. Una
v r = —k
función que satisface la ecuación de Laplace, como h
en la A-5, se dice que es armónica.
Dado lo estudiada que está la ecuación de La-
¡ del cual (A-2)
= ~ k’ W place y sus soluciones generales y particulares, re­
or agua y sulta muy afortunado que ella sea precisamente la
is partícu- dh que describa los problemas ingenieriles de flujo de
suelo son dz agua; sin embargo, en rigor la ecuación A-5 repre­
el flujo, senta una situación particular, en la que el suelo es
tiene que En las ecuaciones A-2 se ha supuesto el caso más isótropo en lo relativo a su permeabilidad (implica
¡tablecido. general en que el suelo se considera anisótropo en lo también la particularidad de que el flujo sea bidi­
gasto que referente a su permeabilidad, con una permeabili­ mensional, pero en realidad esta suposición se ajusta
jo el pro- dad kx en la dirección del eje X-X', otra de valor ky a la mayoría de los casos prácticos, por lo que su
icidad del en la dirección del eje Y-Y' y, finalmente, otra kz en carácter limitativo es usualmente despreciable). Des­
la dirección del eje Z-Z'. de luego, la anisotropía en el suelo es una condición
390 A péndice

frecuente; baste considerar que muchas ele las estruc­ L a ecuación A -8 expresa el gasto en forma dife­ se sigue
turas de tierra a través de las cuales interesa estudiar rencial en el flujo bidimensional en un suelo isótro­
el flujo se construyen compactando por capas, pro­ po, que es el caso práctico más frecuente, según se
cedimiento que, lógicamente, conduce a permeabili­ indicó más arriba.
dades horizontales bastante mayores que las que se
obtienen para el flujo en la dirección vertical. Así,
se plantea una situación de incomodidad y tal pa­ A 3 SOLUCION DE LA ECUACION DE LAPLACE
rece que sea la ecuación A-4 y no la A-5, más sen­
cilla, la que haya de usarse en las aplicaciones. A for­ Ateniéndose al caso del flujo bidimensional, si Com
tunadamente existe un artificio matemático de tra­ se observa la ecuación de Laplace (A-5) y se define tienen 1
bajo que va a permitir estudiar todos los problemas una función: familiar
de flujo como si ocurrieran a través de suelos isó­ pleja. E
<f> — — k h 4* c
tropos. Este artificio, que se conoce con el nombre ecuacioi
de teoría de la Sección Transformada, se estudia más
(esta función es la conocida como función potencial
adelante en este mismo Apéndice y permite estudiar
de velocidades), puede concluirse de inmediato que
cualquier suelo anisótropo en relación a su permeabi­
dicha función cumple;
lidad, como si fuera isótropo. Con esta teoría, la
ecuación A-5 cobra toda su importancia práctica en
el sentido más general como la ecuación básica que + (A-9)
dx* dy*
satisface el flujo de agua a través del suelo.
La solución general de la ecuación de Laplace
Así la función <f> (x, y) = cte es una solución de Sum
está constituida por dos grupos de funciones que
la ecuación de Laplace. Esta solución representa una
son, a su vez, susceptibles de una interpretación geo­
infinidad de funciones, según sea el valor de la cons­
métrica muy útil, según la cual ambos grupos de fun­
tante c que intervenga. D e inmediato puede darse
ciones pueden representarse dentro de la zona de flu­
una interpretación geométrica a esta solución, pues
jo en estudio como dos familias de curvas ortogonales O *
la expresión <j> (x, y) = cte puede representar a una
entre sí. La solución general que satisfaga las condi­ Laplace
familia de curvas que se desarrollan en la región
ciones de frontera de una región de flujo específica
plana en la que ocurre el flujo, obteniéndose una Ade
constituirá la solución particular de la ecuación de
curva específica de la familia para cada valor de la de fum
Laplace para esa región específica.
constante que se tome. tación
Conviene ahora obtener con base en la misma Considérese ahora una función iJj ( x , y) = cte senten <
figura A-l una expresión que proporcione el gasto llamada función de flujo y definida de modo que = cte)
que pasa a través del elemento en el tiempo dt. T e ­ ortogon
niendo en cuenta que el gasto puede expresarse como terseccii
3*
el producto del área de la sección por la velocidad vr = (A -10)
dy dx ocurre
del flujo, se tiene:
En
Puede demostrarse que una función «]/ así defini­ una de
9h dh
dq = « , — — dy dz + ky dx dz + da satisface también la ecuación de Laplace, de modo
dx que se cumple

dh
(A-6) (A - ll)
+ K - z — dx dy
dz dx2 dy-

Si el suelo es isótropo en lo referente a la permea­ En efecto, sea la función de flujo ij> (x , y) = cte,
bilidad, la ecuación A -6 queda: definida en cada punto de la región por las expre­
siones Con
dh , , dh , , , d h
—— dy dz + — — dx dz + — — dx
x dy ^ 9^ . 94* tenerse
9* dy 9z (A-10)
dy ’ Vy 9x
(A-7)
En el flujo bidimensional. Teniendo en cuenta que

<f> = — kh + c
(A-8)
di = k{ f r dy+ y que

dh
En la ecuación A -8 el elemento de la figura A -l v = — k-
dx
se considera plano y contenido todo él en el plano
X-Y; se le supone un espesor unitario normal al pla­
no del papel, de manera que las áreas normales a b dk
las direcciones del flujo son dx • 1 y dy • 1 . V’ = ~ k - W
Solución de la ecuación de Laplace 391

ia di fe- se sigue que Aplicando ahora las condiciones de Cauchy-Rie­


isótro- mann, que cumplen las funciones <j> y según se
-gún se d<¡> vio, a la segunda de las expresiones anteriores, de­
dx jando la primera sin cambio, se obtiene:
(A -12)
d<f> d<¡>
ACE dx
dy
( — ) = -
\ dxt / d<¡>
anal, si Comparando las expresiones A-10 y A -ll, se ob­
: define dy
tienen las conocidas condiciones de Cauchy-Riemann,
(A-14)
familiares en la teoría de funciones de variable com­
d<¡>
pleja. Derivando con respecto a y la primera de las
ecuaciones A - l l y respecto a x la segunda, se tiene: w
otencial
í\ —
dxy )) d<f>
ato que d2<¡> d2ty
dx
dx dy dy2
De manera que las pendientes de las dos familias
d24 32^ resultan ser recíprocas y de signo contrario, lo cual
(A-9)
dx dy dx2 constituye la condición de ortogonalidad de las cur­
vas </> = d e y *¡j = cte.
ición de Sumando miembro a miembro, se llega a: En las obras especializadas se demuestra que en
nta una un problema específico, en el que haya unas condi­
la cons- 32^ 32^
— — + — — = v 2^ = ° (A - l l ) ciones de frontera fijas, la solución de la ecuación
le darse dx2 dy2 v de Laplace constituida por las dos familias de curvas
in, pues c/> — cte y vp = cte, más la exigencia de que estas
ir a una O sea que la función i]; cumple la ecuación de familias satisfagan las condiciones de frontera exis­
i región Laplace y, por lo tanto, es solución de la misma. tentes, produce en definitiva una solución única del
ose una Además, se demuestra también que si al conjunto problema considerado. Este es un hecho esencial que
or de la de funciones ip (x, y) = d e se le da una interpre­ se debe tener muy en cuenta en lo que sigue.
tación geométrica, de modo que también se repre­ Hasta este momento, se ha encontrado la solu­
i = de senten esas funciones por una familia de curvas (^ = ción general de la ecuación de Laplace y se ha dado
) que = cte) en la región de flujo, la familia ij> = d e es una interpretación geométrica que más adelante se
ortogonal a la familia <j> = d e , de manera que la in­ revelará muy útil a dicha solución. Sin embargo,
tersección entre cada dos curvas de distinta familia siendo a fin de cuentas el problema de flujo de
(A -10)
ocurre a noventa grados. naturaleza física, es importante encontrar una inter­
En efecto, las derivadas totales a lo largo de cada pretación también física para las dos familias de
sí defini- una de dichas curvas serán curvas que se están manejando. Esta interpretación
de modo existe y es de importancia fundamental para la com­
,, 3<ft d<¡> prensión de las soluciones ingeníenles a los proble­
d$ = —— dx + —— dy mas de flujo de agua a través de los suelos. En los
dx dy
(A-H) (A -13) párrafos siguientes se describe esa interpretación fí­
3vp sica tan importante.
# = —— dx + —— dy Siendo la función <¡> definida por la expresión
') = de, dx dy
as expre-
<¡> = — kh + c
Con base en las ecuaciones anteriores pueden ob-
dy
tenerse las pendientes (- j —) de cada familia: se infiere que si una curva une puntos en que <¡>
(A-10)
es constante, en esos puntos también h será cons­
tante. En otras palabras, en la curva <f> = cte, todos
d<¡> los puntos tendrán la misma carga hidráulica, h. Así,

(£)"
dx es claro el sentido físico de las curvas de la familia
9<t> <j) — cte. A través de la región plana de flujo estas
curvas unen puntos de la misma carga hidráulica.
dy Por esta razón, estas curvas reciben el nombre de
líneas equipotenciales.
3*
Se analizará ahora el sentido físico de las curvas
dx
( ± ) =- = de. Obsérvese la Fig. A-2.
\ dx$ / d'l' Considérese la trayectoria del agua que pasa por
dy P (x, y ) ; en dicho punto el agua posee una veloci-
392 Apéndice

En
meterá
coordei
en otn

La
en un
de escr

F ig u ra A-2. In te rp re ta c ió n física de la cu rv a d; = cte.


Una segunda propiedad importante de las líneas
de flujo es que éstas no pueden cortarse dentro de la
dad, v, que será, naturalmente, tangente a su trayec­ región de flujo. En efecto, si las dos líneas de flujo
toria. Se trata ahora de encontrar la ecuación mate­ T ei
convergen en el punto de contacto, no hay área para
mática de esa trayectoria. A lo largo de la curva se el paso del agua y ahí no se respeta la continuidad de, poi
tiene: del gasto, lo cual es imposible según las hipótesis de
la teoría en estudio. dh
dy
tan 0 = Una tercera propiedad importante de estas líneas dy "
dx es la relativa a las equipotenciales. En efecto, éstas
de aquí, tampoco pueden cortarse jamás, pues en ese punto
el agua tendría a la vez dos cargas hidráulicas dife­
vy dx — vx dy = 0 rentes.
y taml
pero, según las ecuaciones A-10, esto puede escribirse
como A-4 LA TEORIA DE LA SECCION TRANSFORMADA

—— dx + dy = 0 La Teoría de la Sección Transformada, a la que


dx dy Si i
ya se ha hecho mención, permite reducir al caso de
un suelo homogéneo e isótropo un suelo en el que crita a
La anterior expresión es precisamente la diferen­
sean diferentes la permeabilidad para el flujo en la
cial total de la función de manera que se cum­
dirección horizontal (kx) y la que se tenga para el
ple a lo largo de la trayectoria del agua que
flujo en la dirección vertical (ky) . Con esa reduc­
ción se logra que la ecuación de Laplace y sus so­
= 0
luciones sean aplicables para describir el flujo a tra­ lo que
y, por lo tanto, vés del medio anisótropo. En esencia la Teoría de
la Sección Transformada es un simple artificio de
= cte cálculo que se logra por una sencilla transformación
de coordenadas y que modifica sobre el papel las di­
Así, la trayectoria del agua tiene como ecuación mensiones de la zona de flujo en estudio, de manera Así
precisamente ^ = cte; o lo que es lo mismo, la fa­ que la nueva sección obtenida, supuesta isótropa con de coc
milia de curvas 4* — cte está constituida precisamen­ kx = ky, tiene todas las condiciones de flujo que in­ ción A
te por las trayectorias físicas y reales del agua a tra­ teresan iguales a las prevalecientes en la sección pro­ es la e
vés de la región de flujo. Por esta razón las curvas puesta, en la que kx ky. tropo,
4> = cte se denominan líneas de flujo o de corriente. denad;
Sea la región de flujo de la Fig. A-4.
Una primera propiedad muy importante de las tambié
líneas de flujo es que el gasto que pasa entre dos dio. A
de ellas es constante en cualquier sección que se se tran
tome entre las líneas. Este espacio entre dos líneas la regi
de flujo se llama usualmente un canal de flujo. En A-4 se
efecto, nes ve
en tan
vx dy = l dty = ip! — <\i2 = cte zontal
Es
4*2 J4^2
al lect
donde q representa el gasto en el canal por unidad
de longitud medida en la dirección normal al papel
(Fig. A-3).
392 Apéndice

Una segunda propiedad importante de las líneas


de flujo es que éstas no pueden cortarse dentro de la
dad, v, que será, naturalmente, tangente a su trayec­ región de flujo. En efecto, si las dos lineas de flujo
toria. Se trata ahora de encontrar la ecuación mate* convergen en el punto de contacto, no hay área para
mática de esa trayectoria. A lo largo de la curva se el paso del agua y ahí no se respeta la continuidad
tiene: del gasto, lo cual es imposible según las hipótesis de
la teoría en estudio.
tan 0 — — — =s
dy Una tercera propiedad importante de estas líneas
v* dx es la relativa a las equipotenciales. En efecto, éstas
de aquí, tampoco pueden cortarse jamás, pues en ese punto
el agua tendría a la vez dos cargas hidráulicas dife­
vydx — vxdy 0 rentes.

pero, según las ecuaciones A-10, esto puede escribirse


como A-4 LA TEORIA DE LA SECCION TRANSFORMADA

— d* + — dy~0 La Teoría de la Secdón Transformada, a la que


ya se ha hecho menaón, permite redudr al caso de
un suelo homogéneo e isótropo un suelo en el que
La anterior expresión es precisamente la diferen­
sean diferentes la permeabilidad para el flujo en la
cial total de la (unción 4*» de manera que se cum­ direcdón horizontal ( kx) y la que se tenga para el
ple a lo largo de la trayectoria del agua que
flujo en la direcdón vertical (ky) . Con esa reduc-
dón se logra que la ecuadón de Laplace y sus so-
¿4»= 0 ludones sean aplicables para describir el flujo a tra­
y, por lo tanto, vés del medio anisótropo. En esenda la Teoría de
la Secdón Transformada es un simple artifido de
4» *= cte cálculo que se logra por una sendlla transformación
de coordenadas y que modifica sobre el papel las di­
Asi, la trayectoria del agua tiene como ecuadón mensiones de la zona de flujo en estudio, de manera
precisamente 4* = cte; o lo que es lo mismo, la fa­ que la nueva secdón obtenida, supuesta isótropa con
milia de curvas 4» = cte está constituida precisamen­ kx = ky, tiene todas las condidones de flujo que in­
te por las trayectorias físicas y reales del agua a tra­ teresan iguales a las prevaledentes en la secdón pro­
vés de la región de flujo. Por esta razón las curvas puesta, en la que kx kr
4* = etc se denominan líneas de flujo o de corriente.
Sea la región de flujo de la Fig. A-4.
Una primera propiedad muy importante de las
líneas de flujo es que el gasto que pasa entre dos
de ellas es constante en cualquier sección que se
tome entre las líneas. Este espado entre dos líneas
de flujo se llama usualmente un canal de flujo. En
efecto,

donde q representa el gasto en el canal por unidad


de longitud medida en la dirección normal al papel
(Fig. A-S).

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r

La teoría de la sección transformada 393

En ella se tienen permeabilidades kx ?¿ ky. Se so­ hubiera podido llegarse a otra sección isótropa en la
meterá la región de flujo a una transformación de que se modificarían las dimensiones horizontales,
coordenadas en la que la coordenada y se transforme pero no las verticales.
en otra y', tal que Considérese ahora el gasto dado por la ecuación
A-6.
(A-l 5) ¡.d h .d h dh
ijr2 a
dq = kz —— dy dz + « v—— dx dz -f- k, —— dx dy
n dx ' y dy 3z
La ecuación A-4 describe el flujo bidimensional (A-6)
x en un medio anisótropo general; dicha ecuación pue­
de escribirse como
cas d e flujo. A l considerar el caso bidimensional la ecuación
a2h , B 2h _ anterior se reduce, según puede visualizarse fácilmen­
las líneas (A-4) te, a:
a* 2 a?2
:ntro de la
dh dh
is de flujo dq = kx dy + ky dx (A-l 9)
Teniendo en cuenta la transformación A -15, pue­ dx dy
área para
de, por otra parte, escribirse:
Dntinuidad
ipótesis de Si se aplica aquí la transformación A-15 se obtie­
dh _ dh dy' dh dy' ne, teniendo en cuenta la relación A-l 6:
ya que
;stas líneas dy dy' dy dy
fecto, éstas dh
+ kv
ese punto J— (A-l 6) dq = kx a/
jlicas dife- 1 ky

y también pues

92h d2h
FORMADA (A-17)
~df~ w dy, = ^ iy
, a la que
al caso de Si estas relaciones se llevan a la ecuación A-4 es­ Por consiguiente, arreglando términos, se llega a:
en el que crita arriba, se tiene:
lujo en la dq = y / k jry ( - g - dy' + - 0 - dx ) (A-20)
ja para el kx a2h kx a2h _
esa reduc- kv dx2 k~ dy B
*
: y sus so- Esta ecuación debe compararse ahora con la (A-8)
lujo a tí a- lo que se reduce a que proporcionaba el gasto en el medio isótropo.
Teoría de Las ecuaciones A-20 y A -8 se refieren evidente­
rtificio de ------ 32/l 0A=- Y722
&h +X --------= h7, (A-18) mente al mismo gasto, al que realmente esté pasando
sformación dx2 dy'2 v por la sección en que ocurre el flujo. A l comparar
tpel las di­ ambas ecuaciones se ve que la permeabilidad en la
de manera Así pues, tal como se anunció, la transformación sección transformada equivalente a la combinación
¿tropa con de coordenadas A - l5 ha permitido reducir la ecua­ de permeabilidades de la sección real es:
jo que in- ción A-4 a la forma que se presenta en la A-18, que
¡cción pro- es la ecuación de Laplace correspondiente al caso isó­ (A-21)
tropo. Naturalmente que la transformación de coor­
denadas no ha de hacerse sólo en las ecuaciones, sino
O sea que en la sección transformada, al conside­
también física y realmente en la secdón bajo estu­
rarla isótropa, deberá usarse un valor de la permeabi­
dio. Así, la zona de flujo original de la Fig. A-4.a
lidad igual a la media geométrica de las permeabili­
se transforma para todos los cálculos subsecuentes en
dades reales; así, en la sección transformada podrá
la región transformada de la Fig. A-4.6 (en la Fig.
I (a)
hacerse cualquier cálculo referente a gasto, obtenien­
A-4 se ha supuesto que kx/k — 10-1) ; las dimensio­
do el mismo resultado que si se manejase la sección
nes verticales se modifican todas según la ley A-15,
anisótropa y en forma mucho más sencilla.
en tanto que las dimensiones en la dirección hori­
zontal no se modifican. La Teoría de la Sección Transformada permite
no volver a preocuparse por los suelos anisótropos,
Es evidente y se deja como un sencillo ejercicio
cuya teoría de flujo como ya se dijó, es, molesta y
al lector, que con la transformación
complicada en sus desarrollos. Cuando un suelo ani­
0.317 H (b) sótropo se presente en un caso práctico, se transfor­
mará previamente y se le aplicará la teoría de suelos
rm ada. isótropos.
394 Apéndice

A l analizar lo que sucede en los puntos A y g una se


A-5 LA RED DE FLUJO puede notarse que a lo largo de esa línea son dife. eI) todas
rentes las cargas de presión (representadas por las ceder le
En el párrafo A-3 se demostró que la ecuación de alturas de agua medidas del punto a la superficie); nes obtei
Laplace queda resuelta por dos familias de curvas las cargas de posición también lo son, si se toma el fórmeme
ortogonales entre sí, que son las líneas de flujo y las plano 1-3 como plano de comparación por ejemplo, criminati
líneas equipotenciales que allí se estudiaron; se men­ pero la suma de ambas, o sea la carga hidráulica to­ flujo de
cionó también que dos familias de líneas que cum­ tal,* es la misma en todos los puntos y está repre­ de flujo
plan la condición de ortogonalidad y las condiciones sentada por la distancia comprendida entre la hori­ trazarán
de frontera de la región de flujo constituyen una so­ zontal 1-3 y el nivel de agua. Así, la línea 1-2 es una to ritmo
lución única de la ecuación de Laplace y, por ende, línea equipotencial. En general la situación ilustra­ vo y lo
del problema de flujo descrito por aquella ecuación. da por el ejemplo anterior prevalece y el contacto liarizado:
El método de las redes de flujo utiliza esas afir­ entre el agua libre y un medio permeable a través pos vect.
maciones para resolver el problema de un modo sen­ del cual se infiltra el agua es siempre una línea equi­ eléctrico
cillo y puramente gráfico. Se trata de definir en cada potencial. pografía
caso particular las condiciones de frontera específi­ Considérese ahora el caso de la frontera 1-3. El viene da
cas del problema y de trazar, cumpliendo aquéllas, agua que llegue a hacer contacto con esa línea de- loga a la
las dos familias de curvas ortogonales, obteniendo así deberá seguirla en su recorrido, pues la roca im­ dicho, u
una verdadera imagen gráfica del problema. permeable no le permite atravesarla. Así, la línea 1-3 las infin
A l acomodar en un dibujo hecho a mano las dos es una línea de flujo. También puede establecerse veniente
familias, respetando las condiciones de frontera y la como regla general que es una línea de flujo el con­
de ortogonalidad, se tendrá una aproximación a la tacto entre un medio impermeable y otro permeable a) I
solución única del problema; si el dibujo se ha rea­ a través del cual se infiltra el agua. g
lizado con cuidado, esta aproximación es lo sufi­ Siguiendo lincamientos similares a los expresados c
cientemente buena para los fines ingenieriles y da arriba, puede entonces definirse a qué tipo de línea
soluciones del problema ventajosas respecto a las que b) I
corresponde cada una de las fronteras de la región
se obtienen por los métodos matemáticos rigurosos, c
de flujo; por el momento se supone que todas esas
algo más precisos quizá, pero mucho más compli­ c
fronteras son conocidas a p riori, es decir, que la re­
cados. gión de flujo está claramente delimitada. Existen al­
En la práctica, el trazo de una red de flujo com­ Supój
gunos casos importantes en los que las fronteras de
prende los siguientes pasos: pliendo
la región de flujo no son conocidas de antemano y,
por lo tanto, han de ser estudiadas como primer un fragr
1. Delimitación de la zona de flujo que se desea flujo
estudiar, analizando sus condiciones específicas paso para el trazo de la red de flujo.
como el
de frontera. Una vez conocidas las fronteras, el trazo de la
red de flujo consiste, como ya se dijo, en dibujar las Segúr
2. Trazo de dos familias de curvas ortogonales el canal
dos familias de curvas ortogonales entre sí y que cum­
entre si que satisfagan las condiciones de fron­
plan dichas condiciones de frontera. El cumplimien­
tera y que constituyen la solución única de la
to de las condiciones de frontera consiste simple­
ecuación de Laplace.
mente en satisfacer en éstas los requerimientos teóri­
cos de la red; así, por ejemplo, si la frontera es una
No se pueden dar muchas reglas generales para pues el ;
línea de flujo, la familia de líneas equipotenciales la
definir qué fronteras pueda tener en un caso dado al flujo
deberá cortar ortogonalmente, etc.
una zona de flujo en estudio, pero a continuación mal al p
se mencionan algunos casos muy frecuentes respecto potencial
a los que sí es posible decir algo como guía de cri­ media re
A-6 TRAZO DE L A RED DE FLUJO.
terio o de aprendizaje.
CALCULO DEL GASTO
Considérese en primer lugar el caso ilustrado por
la línea 1-2 de la Fig. A-5, que es evidentemente una
A l intentar el trazo de las familias de líneas equi­
frontera de la zona por la que se infiltra el agua a
potenciales y de flujo surge el problema de que por
través de la presa.
cada punto de la región de flujo deberá pasar en
principio precisamente una línea de flujo y una equi­
potencial, pues en cada punto de la región de flujo
el agua tiene una velocidad y una carga hidráulica.
Si se trazaran todas las líneas posibles, esto llevaría

* En re a lid a d la ca rg a h id rá u lic a to ta l es la su m a d e las


carg as d e p o sició n , d e p re s ió n y d e v e lo c id a d , q u e no se ha
co n sid e rad o en el ra z o n a m ie n to a n te rio r. La ra z ó n es que,
d a d a s la s b a ja s v e lo c id a d e s co n que e l agua c ir c u la a través
F ig u ra A-5. A n á lis is de alg u n as c o n d ic io n e s de fro n te ra en del su elo , esta ca rg a de v e lo c id a d es d e s p re c ia b le y no se F ig u ra A-6
red es d e flu jo . to m a en cu en ta en lo s p ro b le m a s de flu jo d e a g u a e n suelos.
r

T ra z o de la red de f lu jo 395

A y A' j una solución que formaría una mancha uniforme Si n¡ es el número total de canales de flu jo que
son dife- en todas las regiones de flujo; a este modo de pro­ tiene la red y ne el núm ero de caídas de potencial
por las ceder le faltaría todo valor práctico, pues las solucio­ que hay en toda la zona de flujo, teniendo en cuen­
>erficie); nes obtenidas en los diferentes problemas serán uni­ ta las dos convenciones que se han seguido para cons­
toma el formemente inútiles. Para aspirar a una solución clis- truir la red de flujo, podrá escribirse:
ejemplo, criminativa, que sepa diferenciar un problema de
ulica to­ flujo de otro, será preciso no trazar todas las líneas
ta repre- de flujo y equipotenciales posibles; en cambio, se
A<7 =
la hori-

trazarán sólo unas cuantas, seleccionadas con un cier­ (A-23)
2 es una to ritmo útil y conveniente. El problema no es nue­ h
i ilustra- vo y lo reconocerán de inmediato los lectores fami­ Ah =
contacto n.
liarizados con la representación gráfica de otros cam­
a través pos vectoriales de variable escalar, como el campo
íea equi- donde q y h son el gasto total y la carga perdida en
eléctrico por ejemplo, o la representación de una to­
total, en toda la zona de flujo.
pografía con curvas de nivel. L a solución que con­
i 1-3. El Así, la ecuación A-22 podrá escribirse:
viene dar en el caso de problemas de flujo es aná­
linea de­ loga a la dada en esos otros casos: fijar; como se ha
roca im­ dicho, un ritmo para dibujar solamente algunas de n< a
q = kh- — - (A-24)
línea 1-8 las infinitas líneas posibles. La convención más con­
ablecerse veniente es la siguiente:
o el con- En la expresión A-24 puede notarse que, puesto
ermeable a) D ibujar las líneas de flujo de manera que el que q, k, h, n¡ y ne son constantes para una red de
gasto que pase por el canal formado entre flujo dada, la relación a/b debe serlo también. Así,
¿presados cada dos de ellas sea el mismo (A q). si han de satisfacerse las dos condiciones que se ha
de línea decidido cumplir, la relación entre el ancho y el lar­
b) D ibu jar las líneas equipotenciales de manera
la región go de todos los rectángulos curvilíneos de una red
que la caída de carga hidráulica entre cada
adas esas de flujo debe ser la misma; es decir, todos los rectán­
dos de ellas sea la misma (A /;).
ue la re­ gulos curvilíneos deben ser semejantes y, recíproca­
sisten al- mente, el hecho de que se cumpla esta condición de
nteras de Supóngase que se ha trazado la red de flujo cum­
semejanza implica que se están satisfaciendo automá­
emano y, pliendo los dos requisitos anteriores, de manera que
ticamente las dos condiciones impuestas a la red al
} primer un fragmento de ella, el limitado' por las líneas de
comienzo de esta sección. Nótese también que el úni­
flujo y y por las equipotenciales <j>¡ y <j>¡ es tal
co requisito que ha de cumplirse respecto a la rela­
como el que se muestra en la Fig. A-6.
zo de la ción a/b, para satisfacer las dos condiciones que fijan
b u jar las Según la ley de Darcy, el gasto A q que pasa por
el ritmo de las líneas de flujo y equipotenciales, es
que cum- el canal vale
que sea constante; por lo demás, la relación a/b,
nplimien- podrá ser cualquier constante. Se antoja así, en aras
, Ah
; simple- A q — ka ------ (A-22) de la sencillez y la elegancia, fijar el valor de a/b pre­
tos teóri- b
cisamente como la unidad, que es incuestionablemen­
ra es una te la constante más sencilla. Si esto se hace, los rectán­
nciales la pues el área media del rectángulo curvilíneo normal gulos curvilíneos se transforman en cuadrados curvilí­
al flujo es a (se considera un espesor unitario nor­ neos, de manera que la red dibujada cum plirá la
mal al plano del p ap el), A/j es la caída constante del condición de que por cada canal pase el mismo gasto
potencial hidráulico entre <¡>¡ y <f>¡ y b es la distancia y de que entre cada dos líneas equipotenciales hava
media recorrida por el agua. la misma caída de potencial, simplemente si las figu­
ras definidas por esas líneas son cuadrados. Evidente­
mente el cuadrado es la figura más sencilla y conve­
íeas equi- niente, con la ventaja adicional de que permite veri­
: que por ficar lo bien dibujada que una red esté al golpe de
pasar en vista, lo que no sucedería con los rectángulos, pues
una equi- al variar el tamaño de ellos no se puede decir, sin
t de flujo tomar medidas, si se conservan sus proporciones o
idráulica. se han dibujado diferentes, con el correspondiente
0 llevaría error.
Si se acepta para siempre en adelante que todas
u rn a d e las
las redes de flujo serán de cuadrados, como no se es­
: no se ha
5n es que, pecifique otra cosa, la ecuación A-24 podrá escribirse:
la a través
e y no se
fig u ra A-6. Una p o rc ió n de una re d de flu jo . O b te n c ió n de
1 e n suelos.
la fó rm u la p a ra e l c á lc u lo del g asto .
396 Apéndice

7. En general el primer intento no conduce a una


a = kh — - (A-25)
ne ' red de cuadrados en toda la extensión de la
región de flujo. La caída de potencial entre
El término nf/ne depende solamente de la forma dos equipotenciales sucesivas correspondiente a
de la región de flujo. Se le llama Factor de Forma y un cierto número de canales con el que se
se representa: intentó la solución, no suele ser una parte en­
tera exacta de la pérdida total de potencial
n,
Ff = — — (A-26) de manera que al terminar la red suele que.
1 nc ' dar una última hilera de rectángulos entre dos
líneas equipotenciales en la que la caída de
Así, en definitiva, la expresión A-24 puede po­
carga es una fracción de la A h que haya pre­
nerse como:
valecido en el resto de la red. Generalmente
q = khF, (A-27) esto no es perjudicial y esta última hilera pue­
de tomarse en cuenta para el cálculo de n„
que es la fórmula sencilla que permite calcular el estimando qué fracción de caída ha resultado.
gasto por unidad de longitud normal a la sección es­ Si, por razones de presentación, se desea que
tudiada, que ocurre a través de una región de flujo todas las hileras’ de cuadrados queden con el
en la que se ha dibujado la red correspondiente. mismo Ah, podrá corregirse la red, cambiando
Antes de detallar otros conceptos importantes que el número de canales de flujo, bien sea por
pueden calcularse por medio de la red de flujo, con­ interpolación o empezando de nuevo. No debe
viene insistir un poco más en las normas para el tra­ intentarse convertir la hilera incompleta en
zo de éstas. En la Ref. 2 de la Bibliografía de este una de cuadrados por correcciones locales pu­
Apéndice, Casagrande proporciona los siguientes con­ ramente gráficas, a no ser que sea muy pe­
sejos a los ingenieros no expertos en este campo y a queño el faltante o sobrante de espacio en la
los jóvenes estudiantes: hilera incompleta.
8. Las condiciones de frontera pueden introducir
1. Usense todas las oportunidades posibles para singularidades en la red, que se discutirán con
estudiar la apariencia de flujo bien hechas, •• más detalle en los párrafos siguientes.
tratando después de repetirlas sin tener a la 9. Una superficie de salida en la red, en contac­
vista el modelo, hasta obtener dibujos satisfac­ to con aire, si no es horizontal, nunca es ni
torios. línea de flujo ni equipotencial, de manera
2. Usualmente es suficiente trazar la red con un que los cuadrados limitados por esa superficie
número de canales de flujo comprendidos en­ no pueden ser completos. Sin embargo, como
tre cuatro y cinco. El uso de muchos canales más adelante se demostrará, estas superficies de presi
dificulta grandemente el trazo y desvía la deben cumplir la condición de que se tengan (Fig. A-
atención de los aspectos esenciales. iguales caídas de posición entre los puntos de cortados
3. Siempre debe observarse la apariencia de la ellas cortados por las líneas equipotenciales. parados
red en conjunto, sin tratar de corregir deta­ ne que
lles hasta que toda ella está aproximadamente equipot»
Además de las normas anteriores, es conveniente
bien trazada. pesión,
que las líneas de flujo y equipotenciales se dibujen
4. Con frecuencia hay partes de la red en que las sólo en
siempre completas. Los principiantes cometen nume­
líneas de flujo deben ser aproximadamente todas la
rosos errores de concepto en la red por dejar trazos
rectas y paralelas; en ese caso los canales son libre hs
incompletos que, de ser terminados, les hubieran re­
más o menos del mismo ancho y los cuadra­ entre to
velado dichos errores en forma muy clara.
dos deben resultar muy parecidos. Puede fa­ cortan 1
cilitarse el trazo de la red si se comienza por En las Figs. A-7 aparecen algunas redes de flujo
rencia c
esa zona. dibujadas a modo de ilustración.
igual a
5. Las redes de flujo en áreas confinadas, limi­ en la Fi
tadas por fronteras paralelas (especialmente la
superior y la inferior), son frecuentemente si­ A-7 SUPERFICIES LIBRES A LA PRESION
métricas, y las líneas de flujo y las equipo­ ATMOSFERICA
tenciales son entonces de forma parecida a la
elíptica. Una frontera muy común en las redes de flujo la
6. Un error común en los principiantes es el de constituye una superficie abierta al aire o, en gene­
dibujar transiciones muy bruscas entre las par­ ral, una superficie en la cual todos los puntos estén *
tes rectas y las curvas de las diferentes líneas. a la presión atmosférica. Respecto a tales superficies
Debe tenerse presente que las transiciones de­ existe una condición teórica que ha de cumplirse,
ben ser siempre muy suaves y de forma para­ que se traduce en una condición gráfica que debe
bólica o elíptica; el tamaño de los diferentes satisfacerse y que es sencilla de verificar.
cuadrados debe ir cambiando también gradual­ Sea la superficie AB una superficie abierta al aire,
mente. en la cual todos los puntos tienen la misma carga
Cuadrados singulares 397
luce a una
sión de la
icial entre
andiente a
el que se
i parte en-
potencial,
suele que-
i entre dos
. caída de
haya pre- IMPERMEA8LE

íeralmente a ). b ).
nilera pue-
ulo de n„
resultado,
desea que
len con el
cambiando
:n sea por
). No debe
mpleta en
locales pu-
i muy pe-
>acio en la

introducir
:utirán con
as.
en contac- c). d).
unca es ni
F ig u ra A-7. E je m p lo s d e redes d e flu jo .
ie manera
t superficie
irgo, como
superficies de presión, que corresponde a la presión atmosférica A-8 CUADRADOS SINGULARES
: se tengan (Fig. A-8) . Entonces dos puntos de esa superficie
puntos de cortados por dos equipotenciales sucesivas estarán se­ Hay ocasiones en que dentro de las redes de flu­
tenciales. parados verticalmente por una distancia Ah que tie­ jo las circunstancias geométricas de la región de flu­
ne que ser igual a la caída hidráulica entre esas dos jo fuerzan las cosas de manera que se produce una
:onveniente equipotenciales, puesto que por ser igual la carga de singularidad, dando así lugar a cuadrados en la red
se dibujen pesión, la diferencia de carga tiene que traducirse que quedan aparentemente fuera de la regla común.
sten nume- sólo en pérdida de posición. Comoquiera que entre La parte a) de la Fig. A-9 presenta un caso muy
lejar trazos todas las equipotenciales que cortan a la superficie común que, por otra parte, ya se presentó en las
ubieran re- libre hay la misma pérdida de carga, se sigue que redes de la Fig. A-7.
entre todos los puntos en que dichas equipotenciales La frontera superior del fragmento que se repro­
es de flujo cortan la superficie libre debe haber la misma dife­ duce de la región de flujo es una línea equipotencial,
rencia de posiciones o caída de alturas, precisamente en tanto que la inferior lo es de flujo. Ambas líneas
igual a Ah. Este hecho está gráficamente expresado son paralelas, por lo que el cuadrado extremo, de
en la Fig. A-8. at b1 a la izquierda, es un cuadrado abierto de for­
r ma singular. Es de notar que de la línea de flujo
que parte de ax a la izquierda pasa el gasto A q, mis­
mo que pasa p>or los restantes canales de flujo de la
de flujo la red; si se subdivide en mitades el cuadrado singular
o, en gene- (líneas por los puntos a2 y b2 de la figu ra), por cada
untos estén subdivisión pasará el gasto Aq/2. Si se siguen las
superficies subdivisiones hacia la izquierda podrán obtenerse los
cumplirse, canales por los que pasa la cuarta parte, la octava
i que debe parte, etc., del gasto; puede verse que esos canales
tienden a ser similares hacia la izquierda, en tanto
erta al aire, que el gasto que pasa por ellos disminuye rápida­
lisma carga mente. De lo anterior se deduce que la velocidad de
filtración del agua en la zona permeable disminuye
398 A p én d ice

A-9 Ci
Ci

Ah<
de una
presión
través
ble de
á fluje
mentac
b 3 d 2 LINCA f En 1
IMPERMEABLE se ana'
b ).
dos caí
se con;
cialmei
lar las
Supe
dinámi
se dib
línea s
ben t<
perten*
Figura A-9. Cuadrados singulares.
c ). hace p
tiene i
presiói
hacia la izquierda monótonamente, de manera que los siguientes puntos de vista: L a teoría con la que agua e
se acerca asintóticamente a cero. L o anterior pue­ se ha llegado a la conclusión que se estudia ha sido nula,
de elevarse al grado de regla general, de m odo que ello te
elaborada según la hipótesis de régim en laminar en
puede decirse que cuando una línea de flujo y una cumpl:
el agua y de validez de la ley de Darcy. Esta hipóte­
equipotencial son paralelas por una singularidad de sis exige a su vez, según se ha venido insistiendo, ba­ (C;
una red, en su intersección (punto oo) se reduce a jas velocidades en el agua que fluye; así, esa teoría
cero la velocidad con que el agua se infiltra. no es aplicable a un punto en el que las velocidades Lu
En la parte b ) de la Fig. A-9 se presenta otra sin­ crecen en form a importante, por lo que no ha de ser ve en
gularidad bastante común en muchas redes. En el aceptada literalmente la conclusión de que la velo­ punto
punto A concurren una línea de flujo y una equi­ cidad se hace infinita. L a conclusión que sí puede dicha
potencial, que son colineales; es decir, forman entre extraerse es que en las vecindades de A las velocida­ Co:
sí un ángulo de 180°, en vez del usual de 90°. T a m ­ en el
des del agua aumenta mucho y el flu jo se concentra,
bién ahora si se subdivide el canal original, en el ble, bí
razón por la cual zonas de este tipo serán zonas crí­
que pasa el gasto A q, se obtienen dos canales por de cal
ticas desde el punto de vista de erosiones, arrastres,
cada uno de los que pasa A^/2. La subdivisión pos­ los pu
etcétera, cuando estén a la salida de la red y el ma­
terior permite obtener canales por los que irá pasan­ recibei
terial no tenga confinamiento.
do la cuarta parte, la octava parte, etc., del gasto. portan
En la Fig. A-9.c se presenta otra singularidad fre­
Pero ahora la situación es diferente a la que se tuvo estruel
cuente en las redes de flujo. Ah ora una línea equipo­ otro li
en el caso a). Si se observa la Fig. A-9.6 se verá que
tencial y una de flujo se cortan a un ángulo a que
la sección de cada canal va siendo bastante menor
es menor de 90°. Puede verse en este caso que al
que la mitad de la -anterior, en tanto que el gasto
que pasa por ella es precisamente la mitad del que hacer las subdivisiones se tiene cada vez un gasto
pasaba por el canal antes de la subdivisión; en con­ equivalente a la mitad del anterior pasando a través
secuencia, al acercarse al punto A , la velocidad de de una sección que es m a yor q u e la m ita d de la an­
infiltración del agua en el suelo debe ir aumentando. terior ; así la velocidad de filtración va disminuyendo
De hecho, esa velocidad aumenta monótonamente monótonamente cuanto más cerca se esté de A, de
hacia A, de manera que en ese punto es, teóricamen­ manera que en dicho punto se llega a la velocidad
te, infinita. L o anterior también es regla general y cero. L o anterior también es regla general; es decir,
puede decirse ahora que si una línea de flujo y una cuando una equipotencial y una línea de flujo se
equipotencial se unen a un ángulo mayor que 90° cortan por singularidad en la red de flu jo a un án­ nf = :

(y 180° no es más que un caso particular), en el gulo a < 90°, en el punto de intersección la veloci­
punto de unión el agua tiene una velocidad de in ­ dad de filtración del agua vale cero. E l valor a < 90°
filtración infinita. incluye a cero, como se vio al discutir el caso de la
A l considerar el hecho teórico de que la velocidad Fig. A-9.a, que es entonces un caso particular del
en el punto A es infinita, deben tenerse en cuenta que ahora se discute.
C álculo de las presiones hidrodinámicas 399

A-9 CALCULO DE LAS PRESIONES HIDRODINAMI­


CAS EN UNA RED DE FLUJO

Ahora se verá una de las más útiles aplicaciones


de una red de flujo: aquella que permite calcular las
presiones hidrodinámicas en el agua que se infiltra a
través de la región de flujo. Este cálculo es aplica­ F ig u r a A-10. C á lc u lo d e la s p re sio n e s en e l ag u a, en el in ­
ble de inmediato al diseño de estructuras sometidas te r io r d e u n ta lu d .
a flujo, tales como taludes, muros de retención, ci­
mentaciones, etc. Considérese en primer lugar el caso del punto 1,
En los párrafos siguientes y a modo de ilustración en la cimentación de la estructura. Puesto que la
se analiza el cálculo de las presiones en el agua en carga original del agua es h, en el punto 1 la carga
dos casos de interés práctico. En el primero de ellos valdrá h — Ah, pues dicho punto está en la siguien­
se considera un talud cuya red de flujo aparece par­ te equipotencial, con una caída de carga Ah respecto
cialmente dibujada (ver Fig. A-10); se trata de calcu­ al valor inicial; pero además el punto 1 tiene una
lar las presiones en el agua en el interior del talud. carga de posición que sería la, distancia que hay del
Supóngase que se desea calcular la presión hidro­ punto al plano AB, que se considera como el plano
dinámica en un punto como el A. Si por ese punto de comparación ( h — 0). Si la carga h se divide en
se dibuja la equipotencial que le corresponde, esta ne partes iguales (11 en el caso de la Fig. A-11, pues
línea sale al aire libre en B. Los puntos A y B de­ hay 11 caídas de potencial en la red) y se trazan
ben tener la misma carga hidráulica, puesto que referencias horizontales por esas divisiones, la distan­
;ulares.
pertenecen a la misma equipotencial; si por el A se cia del plano AB a la división correspondiente da la
hace pasar un plano horizontal de referencia ( h = 0), carga hidrostática de cualquier punto. En el caso del
tiene carga de posición nula y toda su carga es de punto 1 esta carga gráficamente es la distancia verti­
presión y corresponde precisamente a la presión del cal entre el plano AB y el nivel de la primera divi­
jn la que agua en el punto; el punto B tiene carga de presión sión; a esta carga se le resta la de posición represen­
a ha sido nula, pues está en contacto con la atmósfera y por tada por la distancia vertical del punto 1 al pla­
iininar en ello toda su carga hidráulica es de posición. Debe no AB, que en este caso es negativa. Así la carga de
ta hipóte- cumplirse que presión (h pTC = h — hpos) en 1 (o sea el valor de la
iendo, ba- (Carga de posición) B = (Carga de presión) A subpresión) es la distancia u1( tal como se marca en
esa teoría la Fig. A-11.
elocidades Luego la presión en A puede calcularse, como se En el caso del punto 2, que está en una posición
ha de ser ve en la Fig. A-10, trazando una horizontal por el cualquiera dentro de la masa de suelo permeable, la
s la velo- punto de salida B y midiendo la distancia entre A y carga de presión puede calcularse de un modo análo­
si puede dicha referencia, que es la carga de presión deseada. go. Obsérvese que el punto 2 está a una y media caí­
velocida- Considérese ahora el caso ilustrado en la Fig. A-11 das de potencial Ah respecto a la carga original. Así
:oncentra, en el que el agua se infiltra en una región permea­ su carga hidráulica será la distancia vertical entre el
zonas crí- ble, bajo una estructura impermeable. Se trata ahora plano A B y una horizontal trazada una división y
arrastres, de calcular tanto las presiones que el agua tiene en media abajo del nivel h ; además la distancia entre 2
los puntos precisamente abajo de la estructura (que y el plano AB proporciona la carga de posición de
y el ma­
reciben el nombre de subpresiones y juegan un im­ aquel punto, también negativa, de manera que la
portante papel en el diseño de la estabilidad de la carga de presión en 2 es el segmento «2 tal como se
ridad {re­
estructura como un conjunto), como en cualquier ve en la Fig. A-11, obtenido restando de la carga
ta equipo-
otro lugar de la zona permeable. hidráulica la carga de posición (negativa).
ílo a que
,o que al
un gasto
> a través
de la an-
únuyendo
de A, de
velocidad
es decir,
flujo se
a un án-
la veloci-
a < 90°
aso de la
cular del F ig u ra A-11. C á lc u lo d e la s p resio n es en e l a g u a
b a jo una e s tru c tu ra im p e rm e a b le .
400 Apéndice

En la Fig. A -ll aparecen gráficamente calculadas


las cargas en los puntos 8 y 4; se deja al lector como
ejercicio la explicación del procedimiento. Una vez
calculada la presión del agua en todos los puntos
bajo la estructura (subpresiones) podrá trazarse a
una escala conveniente un diagrama que las repre­
sente. El área de esa figura será la subpresión total,
que pasará por el centroide de la misma.

A-10 CALCULO DE VELOCIDADES Y GRADIENTES


HIDRAULICOS EN LOS PUNTOS DE UNA RED
DE FLUJO

En los puntos de una región de flujo en la que


se haya trazado una red de flujo es posible encontrar
el gradiente hidráulico, así como la velocidad del
agua. Para ello bastará trazar por el punto en cues­
tión el segmento de la línea de flujo que pase por
él y que quede contenido dentro del cuadrado en
que haya caído el punto. Entonces la caída entre Esta presión produce un empuje hidrodinámico
equipotenciales de la red, Ah, dividida entre la lon­ que es:
gitud de línea de flujo en la que ocurre dicha caída,
J — A h -y wAA (A-28)
proporciona el gradiente hidráulico medio en ese
tramo que incluye el punto en cuestión. Se puede te­
Es común expresar esta fuerza por unidad de vo­
ner mayor aproximación al gradiente específico en
lumen, teniéndose para el cuadrado considerado:
el punto, si se subdivide el cuadrado en otros meno­
res, cada vez más en tomo al punto.
J A h • yW*AA
Una vez que se tiene el gradiente en el punto,
1 AA A L A A -A L
bastará multiplicarlo por el coeficiente de permeabi­
lidad del suelo para tener la velocidad del agua en o sea
magnitud, según la ley de Darcy; dicha velocidad será j * yJ (A-29)
tangente en el punto a la línea de flujo que pase
por ¿1 y estará dirigida en el sentido del flujo. Con la fórmula A-29 puede calcularse cualquier
fuerza de filtración ligada a un cuadrado de una red
de flujo; conocido el volumen de éste, que es su
A -ll FUERZAS DE FILTRACION. GRADIENTE CRI­ área multiplicada por un espesor unitario normal al
T IC O DE EBULLICION papel, puede calcularse la fuerza total, que actuará
en la direcdón del flujo, en el centroide del volu­
Cuando el agua fluye a través de una masa de men del cuadrado y tangente a la línea de flujo que
suelo su efecto no se limita a la presión hidrostática pase por ese punto.
que tiene lugar en el agua en equilibrio, sino que Nótese que la fuerza de filtradón depende del
ejerce una presión hidrodinámica sobre las partícu­ peso específico del agua y del gradiente hidráulico
las del suelo, en la dirección del flujo, efecto que prevaledente en el cuadrado en cuestión, pero es in­
puede representarse por empujes hidrodinámicos, en dependiente de la veloddad del flujo y del coefiden-
la dirección del flujo y tangentes a las respectivas te de permeabilidad del suelo, de modo que es la
líneas de flujo. La magnitud de esas presiones o de misma en suelos cohesivos y en suelos friedonantes,
esos empujes hidrodinámicos depende sobre todo del aunque difieran mucho las velocidades del flujo en
gradiente hidráulico prevaleciente.
ambos tipos de suelos. La fuerza de filtradón es de­
Considérese un cuadrado de una red de flujo, tal bida a la resistenda viscosa que la estructura sólida
como el que se muestra en la Fig. A-12. del suelo genera en el fluido; por ella el agua con­
La presión hidrodinámica que ejerce el agua so­ sume energía en forma de presión hidrodinámica ca­
bre las partículas del suelo en la secdón AA del cua­ paz de vencerla, según se ve en la ecuación A-28, en
drado (considerando a éste un espesor unitario en que se apreda que el empuje hidrodinámico es de­
la dirección normal al papel), vale bido a la pérdida de carga Ah que el agua pierde en
el recorrido AL a través del cuadrado.
Pd = *h Y w Otro fenómeno ligado de un modo muy directo
con el flujo del agua a través del suelo es la ebulli-
pues la pérdida de carga Ah ha sido trasmitida por dón de las arenas, que en última instanda es una
viscosidad a las partículas de suelo. manifestadón del fenómeno de la tubificación. AI
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r

Fucrzas de filtración 401


respecto, Terzaghi (R ef. 2) ha presentado un análi­ fundidad; para ello se estudia en primer lugar cuál
sis de interés que se describe a continuación. será ésta en un punto de la red cualquiera, tal como
Considérese la red de flujo correspondiente a la el P de la Fig. A-13. La presión en P está dada por el
ETRO tablestaca que aparece en la Fig. A - l3. En esa red valor liw, altura a que sube el agua dentro de un
se estudiará el equ ilibrio de la zona de salida aguas piezómetro instalado en P , multiplicada por el peso
abajo de la tablestaca. específico yw. L a altura hw está compuesta de dos su­
mandos, z y Sj de manera que el esfuerzo neutral en
Por pruebas en modelos y por experiencias acu­
P es
muladas en obras construidas se sabe que la arena de
la zona en estudio permanece en equilibrio en tanto Up = Z yw + S r„ (A-30)
que la carga h permanezca menor que un cierto va­
lor lím ite hp. T a n pronto como ese valor crítico se El prim er sumando de la ecuación A-30 represen­
sobrepasa, aumenta fuertemente la descarga a la sa­ ta la presión hidrostática a la profundidad de P ; su
lida, como si la permeabilidad de la arena hubiese efecto es el de reducir el peso específico de la arena
aumentado con brusquedad y además el agua co­ del valor ym al y 'm, correspondiente a la condición
mienza a arrastrar la arena, produciéndose tras la sumergida. El segundo sumando, s y w, es la presión
ebullición de este m aterial un proceso de tubifica­ que hay en el agua en P arriba de la hidrostática
ción. La experiencia ha demostrado que' la máxima (presión hidrodinám ica). Así, para el prisma bajo
concentración de flu jo de agua ocurre dentro de estudio, la condición de arrastre es que la presión
una distancia D /2 de la tablestaca, tal como se mues­ arriba de la hidrostática en su base no supere a su
tra en la Fig. A - l3. peso sumergido, que vale (1/2) D D 3 y 'm.
inamico L a tubificación se inicia cuando la presión hidro­ El exceso de presión sobre la hidrostática en P
dinámica del agua ascendente vence el peso sumer­ puede calcularse de la red de flujo y vale, según
(A-28) gido de la arena colocada en la zona en que comien­ se vio,
za a producirse el fenómeno. Con suficiente precisión
s y w = nd A h yw (A-31)
i de vo- puede afirmarse que la arena movida por el agua
ado: tiene la forma de un prisma de ancho D ¡ 2 y de altu­
donde n¿ es el número de caídas de potencial o su
ra D 3; la tendencia al arrastre en este prisma está
fracción que hay desde P hasta la salida de la red.
contrarrestada por’ su propio peso (en el instante
Con base en lo anterior puede dibujarse la distribu­
mismo en que el arrastre se inicia, la presión efecti­
ción de presiones hidrodinámicas en la base del pris­
va en los lados del prisma de arena y por lo tanto
ma. L a presión promedio en dicha base se denomi­
la resistencia friccionante, es prácticamente n u la ).
nará ha yw y así el empuje hidrodinámico ascendente
Así, el prisma se mueve hacia arriba cuando la pre­
(A-29) en la misma zona será:
sión hidrodinámica ascendente provocada por el agua
vence a la presión descendente producida por el
jalquier U = % D h ay w (A-32)
peso sumergido del material. La carga de agua, hp,
una red
que produce esta situación inestable es la carga crí­
e es su El valor de s puede expresarse como:
tica. El nivel de la base del prisma por analizar que­
>rmal al
dará determinado por la condición de que hp sea mí­
actuará s = ----- nd = h X (constante) (A-33)
nimo, a causa de que el arrastre ocurrirá natural­
el volu-
mente con la mínim a carga de agua capaz de pro­
ujo que
ducirlo. Se supone en la figura que ese nivel está ne = número total de caídas de potencial en la
representado por la dimensión D-¿. red.
nde del
dráulico Para conocer la presión hidrodinámica a ese ni­
vel deberá conocerse la presión del agua en esa pro- donde la constante indicada tiene un valor que de­
0 es in-
pende sólo de la posición de P dentro de la red.
aeficien-
Las cargas hidrodinámicas en la base del prisma
le es la
en estudio pueden en definitiva, pues, expresarse
onantes,
como:
lu jo en
1 es de- ha = m h (A-34)
a sólida
ua con­ donde m es una constante.
nica ca- Los valores de ha y h se conocen del planteamien­
1-28, en to del problema o de la red de flujo, de donde el
> es de- valor de m en la ecuación A-34 puede ser calculado
erde en (en realidad para ello será preciso conocer D :j) .
El prisma de arena en estudio será levantado por
directo el agua cuando la presión hidrodinámica exceda el
i ebulli- valor que satisfaga la igualdad.
es una
ión. A l Figura A-13. Gradiente físico de ebullición. i D h ayw = % D D 3 Ym
402 Apéndice

de donde Si se observa la ecuación A-35 podrá obtenerse el


va lo r p rom ed io del gra d ien te hidráulico crítico, o
ha = D (A-35) sea e l v a lo r de gradiente h id rá u lico m edio que actúa
Yw en el n iv e l crítico en e l instante en que la tubifica­
ción com ienza. D ich o v a lo r es:
es el valor de la carga h idrodin ám ica en la base del
prisma en el instante en que éste en tra en suspen­
i _ K _
sión. En ese m ism o instante, p or d efin ic ió n , la car­
ga h tiene e l v a lo r crítico hp y, de acuerdo con la lc D3 Tw

ecuación A-34:
T e n ie n d o en cuenta el v a lo r de y 'm en la práctica,
ha = m h p (A-36) se dedu ce que para qu e haya tu bificación al n ivel D¿,
supuesto el crítico, es preciso que
Substituyendo este v a lo r en la ecuación A-35, se
tiene: ic = 1 (A-41)

m h „ = D 3I ? - (A-37) C o m o el. gradiente a ese n ivel puede calcularse


Yw fá cilm en te de la red de flu jo , su com paración con
el v a lo r crítico igual a 1 prop orcion a otro enfoque,
. = _ ? !_ _ I jL (A-38) eq u iva len te al anterior obviam en te, para conocer del
m Y,v
riesgo de tu bificación en un problem a dado. VII-1 I!

L a fórm ula A-38 puede aplicarse para diferentes


Tod
valores de la p ro fu n d id a d D 3, siem pre q u e se haya
R E FE R E N C IA S B IB L IO G R A F IC A S DEL APENDICE blemas
d ib u ja d o la red de flu jo , que p erm ite calcular m
ras, ferr
(ecuación A - 3 4 ). A s i se tienen distintos valores de hp
1. Juárez Badilio, E., y Rico, A. Mecánica de Suelos. temen te
correspondientes a diferentes D¡¡. E l m ín im o h„ es ob ­
T o m o III. F lu jo de Agua en Suelos. Capítulos I y II. muy i:r
viam ente el va lo r más crítico de la carga y es el que
Ediciones de la Facultad de Ingeniería de la U.N.A.M. flujos i
gobiern a el problem a, y el n iv e l D 3 correspondiente . .México, 1969. cuencia
es la sección crítica, en donde puede com enzar el
2. Terzaghi, K. Theoretical Soil Mechanics. Art. 94. John convert;
fenóm eno de la tu b ificación ; ésta p odrá presentarse W iley and Sons, Inc. 1956. tre épo
en esa sección si la carga qu e se tenga supera el valor
las fall;
de h encontrado.
más, la
En el caso d e una tablestaca sencilla, com o la que
B IB L IO G R A F IA ver des
se ve en la Fig. A - 13, los cálculos anteriores condu­
geniero
cen a que prácticam ente en la sección crítica
Además de las ya mencionadas Reterencias de este no se c
Apéndice, el lector encontrará información especializada ser une
D3= D
en las siguientes obras: Sin
Para el caso de la tablestaca mostrada, este resul­ canism<
1. Cedergren, H. R. Seepage, Drainage and Flow Nets.
tado hubiera p o d id o deducirse d irectam en te de la estabili
John W iley and Sons, Inc. 1967.
observación de la red d e flu jo, pues d eb e notarse frecuen
2. Casagrande, A. Seepage through Dams-Contributions
que según D 3 aum enta, el valor de las presiones h i­ fluye y
to Soil Mechanics. Boston Society of Civil Engineers.
drodinám icas crece más aprisa que el peso sumer­ 1940. un con
gid o de la arena. 3. Muskat, M. T h e Flow of Homogeneous Fluids through tos, seg
Nótese que, d e acuerdo con la ecuación A-38, el Porous Media. McGraw H ill Book Co. 1937. “ arte” ,
va lo r de la altura crítica no depende d el án gu lo de los que
4. Harr, M. E. Groundwater and Seepage. McGraw Hill
fricción interna de la .arena y es p ro p o rcio n a l al peso Book Co. 1962. Ter
sum ergido de la misma. C on vien e tam b ién señalar 5. Scott, R. F. Principies of Soil Mechanics. Addison. nieros
q u e la concordancia en tre la pred icción teórica ba­ W esley Pub. Co. 1963. forzade
sada en los cálculos anteriores y los resultados de 6. Terzaghi, K. Theoretical Soil Mechanics. John W iley bilidad
experim entos ha sido reportada com o m u y satisfac­ and Sons, Inc. 1956. lubrica
toria. (R e f. 6 en la lista b ib liográfica, al fin de este 7. Sherard, J. L., Woodward, R. J., Gizienski, S. F., y plicacñ
Ap én d ice.) Clevenger, S. A. Earth and Earthrock Dams. John lugar <
Para una carga de agua real actuante, h, el factor W iley and Sons, Inc. Co. 1963. lubrica
de seguridad contra tu b ificación p u ede calcularse 8. Tamez, E. Principios del diseño y construcción de entre 1
sencillam ente con la expresión presas de tierra. Secretaría de Recursos Hidráulicos. suelos;
México, 1963. dos suj
9. Mansur, C. I., y Kaufman, R. I. Dewatering. Capí­ pero si
F, = ~ ~ (A-39) tulo 3 del libro Foundation Engineering. Editado ción s<
por G. A. Leonards. McGraw H ill Book Co. 1962. En seg
Suelen considerarse convenientes valores de F s del 10. T od d , D. K. Groundwater Hydrology. John Wiley re par
orden de 3 ó 4. and Sons, Inc. 1960. partíci
:nerse el
ítico, o
re actúa
tubifica-
CAPITULO
(A-40)

práctica,
úvel Da,

(A-41)
El subdrenaje en las vías terrestres
Acularse
ión con
snfoque,
ocer del
). VIM INTRODUCCION pequeña, de tal suerte que puede afirmarse que, de­
jando a un lado regiones excepcionalmente secas,
Todos los ingenieros que tienen que ver con pro­ cualquier suelo la posee en cualquier parte; cantida­
VDICE blemas de estabilidad de masas de tierra en carrete­ des adicionales de agua ya no modifican la interac­
ras, ferrocarriles o aeropistas tienen la sensación fuer­ ción mecánica entre los granos. Por otra parte, es un
e Suelos. temente arraigada de que el agua juega un papel hecho experimental que la relación entre lluvia y
js I y II. muy importante en los derrumbes, deslizamientos o fallas existe tanto en regiones húmedas, en que los
U.N.A.M. flujos a que tienen que enfrentarse con tanta fre­ contenidos de agua de los suelos son relativamente
cuencia. Esta sensación resulta evidente, hasta casi altos, como en las más secas, en las que sí pudiera in­
94. John convertirse en instinto, puesto que la correlación en­ vocarse un efecto de humedecimiento.
tre época de lluvias e intensidad de las mismas con Así pues, parece que los mecanismos de actuación
las fallas es infalible, se repite año con año y, ade­ del agua hay que buscarlos en fenómenos de otra na­
más, las señales del efecto del agua que es posible
turaleza y, por cierto, éstos abundan. En prim er lu­
ver después de Ta falla son tan claras, que todo in­
gar, si los vacíos del suelo están parcialmente llenos
geniero llega a percibir que aquel elemento, cuando
de aire y el contenido de agua del suelo aumenta
de este no se controla con las necesarias precauciones puede
substancialmente, se elim ina parte de la tensión su­
ecializada ser uno de sus principales enemigos.
perficial en el interior de la masa, la cual proporcio­
Sin embargo, paradójicamente, los verdaderos me­
naba al conjunto una cohesión aparente que contri­
canismos a través de los que el agua actúa sobre la
low Nets. buía a la estabilidad (ver capítulo I, de esta o b r a ).
estabilidad son poco comprendidos. Es relativamente
En segundo lugar, el aumento del contenido de agua
frecuente que hombres que sienten que el agua in­
’.ributions del suelo se refleja en un aumento de su peso, lo cual
ingineers. fluye y que, inclusive, se preocupan de aplicar todo
puede tener repercusiones en la estabilidad general
un conjunto de precauciones contra sus malos efec­
de la masa. En tercer lugar, un flujo de agua puede
r through tos, según el dictado de la costumbre o las reglas del
afectar la estabilidad de una masa de suelo al disol­
“arte” , malinterpreten notoriamente los modos por
ver cementantes naturales que pudieran existir; éste
iraw Hill los que el agua actúa, o aun los ignoren.
es el caso típico de los loess, en los que frecuente­
Terzaghi (R ef. 1) ha señalado que muchos inge­
mente los granos se encuentran cementados por car­
Addison. nieros a cargo de obras importantes, cuando se ven
bonatos de calcio solubles.
forzados a explicar la influencia del agua en la esta­
bilidad de las masas de tierra, hablan de su efecto En añadidura a los tres efectos anteriores, el agua
hn Wiley
lubricante. Com o el propio Terzaghi señala, esta ex­ que penetra en una masa de suelo y fluye a su tra­
plicación es inaceptable por dos razones. En primer vés tiene un cuarto efecto que suele ser, con mucho,
. s. f ., y
ms. John lugar el agua actúa como antilubricante y no como el que más influye en su estabilidad. Este es la ele­
lubricante en la inmensa mayoría de los contactos vación del nivel piezométrico que tiene lugar como
icción de entre los minerales que más comúnmente forman los consecuencia del flujo, la que, a su vez, trae consigo
dráulicos. suelos; por ejemplo, el coeficiente de fricción entre un aumento en las presiones neutrales del agua en
dos superficies de cuarzo seco oscila entre 0.17 y 0.20, el suelo, con la correspondiente disminución de la
ng. Capí- pero si el cuarzo está húmedo, el coeficiente de fric­ resistencia al esfuerzo cortante del mismo.
Editado ción se eleva a algo comprendido entre 0.36 y 0.41. El nivel piezométrico de una cierta masa de sue­
Co. 1962. En segundo lugar, la cantidad de agua que se requie­ lo es el lugar geométrico de las elevaciones que al­
hn Wiley re para producir una lubricación completa entre las canzaría el agua en un conjunto de piezómetros ins­
partículas de cualquier suelo es sorprendentemente talados en dicha masa. Si h es la elevación piezomé-

403
404 E l subdrenaje en las vías terrestres

trica en un determinado punto de la masa, la pre­ la arcilla de Londres difícilm ente se encuentra lade­ je g u n d o ,

sión de poro del agua en ese punto valdrá: ra natural cuya inclinación exceda al talud 6:1. E| ggua ha
efecto de los cambios estructurales progresivos y de sin que «
u = hfm (7-1) la degradación de la resistencia en el material cons­ el desarr
titutivo de una ladera o un talud es probablemente La m
La resistencia al esfuerzo cortante del suelo en muy importante muchas veces, pero siempre resulta terránea
ese punto será (capítulo I ) : muy difícil de anticipar; la parte que los cambios en saturado
el contenido de agua o el flujo puedan tener en tales poro no
s = c + (o* h yw) tan <¿> = c + efectos constituye uno de los factores más difíciles de del agua
+ (o* — u ) tan <f> (7-2) establecer cuando se analiza la influencia del agua, Apen
pero sin duda éste no debe ser de los de menor im­ términos
portancia. po de h
La expresión (7-2) ilustra claramente la disminu­
ción en resistencia que se tiene con cualquier aumen­ Finalmente, dentro de la breve revista que se ha el según-
to de h. hecho de las razones por las cuales el agua puede doso que
afectar la estabilidad de una masa de tierra, convie­ cedimien
Cada época de lluvias suele traer consigo una
ne citar el vaciado rápido (R ef. 3 ), la licuación y san sus f
elevación de h y, correspondien temen te, un desc enso
todo el conjunto de fenómenos a través de los que difícil la
del factor de seguridad de la ladera o el talud; estos
puede producirse tubificación y erosión interna. En sultados
cambios periódicos pueden no tener ninguna influen­
los capítulos alusivos de esta obra se ha hecho ya re­ el agua
cia importante en las condiciones de estabilidad con­
ferencia a estos fenómenos. fácilmen
sideradas dentro del marco de la vida útil de la es­
L a actitud de los ingenieros en relación al agua caso, sól
tructura, a no ser que el proceso continuado de au­
que se infiltra en el subsuelo y afecta sus obras pue­ vías tern
mento y disminución de los esfuerzos actuantes y el
de expresarse por uno de los dos siguientes criterios: geniero
opuesto en la' resistencia produzcan un descenso gra­
dual e irreversible de la resistencia o que un aumen­ 1. Mantener el agua alejada de las zonas en que obstáculc
to excepcional del contenido de agua haga disminuir puede hacer daño. Es se
también excepcionalmente el parámetro cohesión. De­ 2. Controlar el agua que entre a las zonas peli­ da del a
gradaciones de la resistencia con el tiempo han sido grosas por métodos de conducción y eliminación, ras de ti
mencionadas en el capítulo V I de esta obra. Skemp­ que reciben el nombre genérico de métodos de sub­ eliminaci
ton (R ef. 2) ha hecho una singular aplicación cuan­ drenaje (para distinguirlos de los encasillados bajo fáciles p<
titativa de estas ideas al caso de la arcilla de Londres; la denominación de métodos de drenaje, que se refie­ te, en fo
de acuerdo con un análisis estadístico y con el cálcu­ ren al control de las aguas superficiales). que sea
lo, un talud vertical de esta arcilla con 6 ó 7 metros Frecuentemente se utilizan soluciones en que se piarse to
de altura se sostiene durante varias semanas, pero un combinan de alguna manera los dos criterios señala­ ¡ante se
talud 2:1 de la misma altura permanece incólume dos. Los dentellones, los delantales impermeables, las
durante 10 ó 20 años y uno 3:1, siempre dentro de pantallas de inyección, etc., son estructuras que pue­
las mismas condiciones, puede permanecer 50 años den servir de ejem plo al primer criterio. Este capí­ 1 VII-2 A<
sin falla. El propio Skempton ha señalado que en tulo se referirá más bien a obras concebidas con el
E l aj
usualmei
gar, pue
; forma d<
| agua de
| entre se(
nos y la
los sedir
más abu
se. Final
producto
o de la
mas pro
más abu
pecharse
que el £
canes es
dancia c
de que
sido sun
perficial
L a c;
E fecto d e la falla de drenaje lateral en un camino.
da deter
r

Agua subterránea 405

m a .lad e- segundo, en las c|iie se parte d e la base de qu e el 1. Cantidad y tipo de precipitación.


:l 6:1. El agua ha e n tra d o y se trata de encau zarla y e lim in a rla 2. R itm o de precipitación. Cuando más rápida­
vos y de sin q u e cause daños, 1 1 0 p e rm itié n d o le , p or eje m p lo , mente cae la lluvia, menos agua penetra, pues
r ia l cons- el d esa rrollo de prestentes p erju d iciales. se satura la superficie del terreno.
blemente L a m ayo r parte de los p rob lem as q u e el agua sub­ 3. Declive superficial. La infiltración es mayor
e resulta terránea causa en las vías terrestres están ligadas a en terrenos más planos, a los que correspon­
m bios en saturación in c o n tro la d a y d esa rro llo de presiones d e den velocidades de escurrimiento superficial
r en tales poro no previstas. F recu en tem en te la acción ca p ila r menores.
fíciles de del agua ju e g a im p o rtan te papel.
4. La porosidad de los suelos y las rocas.
:lel agua, A p e n a s p u e d e haber du d a de qu e, h a b la n d o en
5. La perm eabilidad de los suelos y las rocas.
len or im- términos gen erales, son más p ro m e te d ora s en el cam ­
U na form ación muy porosa no es necesaria­
po d e las vías terrestres las solu ciones fundadas en
mente m uy permeable. La arcilla, p or ejem ­
[ue se ha el segundo d e los criterios a rrib a enlistados. Es d u ­
plo, es muy porosa y muy poco permeable.
ía puede doso qu e el in g e n ie ro pueda lo g ra r p o r nin gú n p ro ­
i, convie- 6. La estructuración de suelos y ' rocas, especial­
cedim iento q u e el agua d e je de ir a d o n d e la im p u l­
nación y mente en lo qu e se refiere a fracturación, es­
san sus fuerzas naturales; p od rá a lo sum o hacer más
: los que tratigrafía y a la secuencia de los estratos
difícil la jo r n a d a y esto fá c ilm e n te p u ed e tener r e ­
erna. En permeables y los impermeables.
sultados con traprod u cen tes para sus intenciones, pues
h o ya re­ el agua con streñ id a y ob staculizada d esarrollará más
7. Cantidad y tip o de vegetación.
fácilm ente presiones d e p o ro in con ven ien tes. E n to d o 8. H um edad atmosférica. Si la hum edad es baja,
al agua caso, s ó lo a costos qu e resultan irrazonables en las gran parte del agua caída se evapora antes de
bras pue- vías terrestres e n la m ayoría d e los casos, p od rá el in ­ penetrar en el terreno.
criterios: geniero pensar h aber opuesto a la m arch a del agua
s en que obstáculos d e sign ifica ción . E l agua subterránea puede almacenarse de varias
Es segu ram en te m ejo r c rite rio acep tar la presen­ maneras. L a m ayor parte se encuentra en los vacíos
mas peli- tía d el agua y sus caprichos, d o ta n d o a las estructu­ entre las partículas de suelo o en las cavidades, frac­
ninación, ras d e tie rra d e obras in teriores d e encau zam ien to y
turas y fallas de las rocas; una parte m enor puede
> d e súb­ form ar ríos o lagos subterráneos. A veces, el propio
elim inación q u e p ro p o rcio n e n al agua cam inos más
elos bajo almacenamiento de agua subterránea m odifica con el
fáciles p o r d ó n d e ir, p ero p o r los q u e flu y a lib re m e n ­
: se refíe- paso del tiem po suficiente las condiciones en que
te, en fo r m a g ra v ita cio n a l, a las presiones más bajas
el mismo tiene lugar; por ejemplo, al sellar cavida­
que sea p osib le. C o n este c rite rio d e b e rá n c on tem ­
i qu e se des, poros o fracturas con substancias disueltas en la
plarse todos los m étodos de s u b d ren a je qu e más ad e­
>s señala- propia agua subterránea.
lante se ex p o n e n .
ables, las A l estudiar el régim en de aguas subterráneas, su
q u e pue- almacenamiento, sus m ovim ientos y su afloram iento
Iste capí- eventual, juegan un papel fundamental consideracio­
VII-2 A G U A SU BTERRANEA
ís con el nes de orden geológico, tanto referentes a caracterís­
ticas de superficie, com o a las formaciones más pro­
E l agua que se encuentra en el subsuelo tiene
fundas. En prim er lugar, han de considerarse los ti­
usualmente cualquiera de 3 orígenes. En prim er lu­
pos de las unidades de suelos y rocas presentes; la
gar, puede ser meteórica, caída de la atmósfera en
presencia de sedimentos n o consolidados, tales como
forma de llu via o nieve. En segundo lugar, puede ser
gravas, arena o form ados por mezclas de estos mate­
agua de form a ción , que es la que ocupa los espacios
riales es muy im portante, pues por su perm eabilidad,
entre sedimentos que quedaron en el fondo de océa­
estas unidades son susceptibles de almacenar mucha
nos y lagos; esta agua es generalm ente salada, pues
agua. Formaciones acuíferas son comunes en aluvio­
los sedimientos formados en aguas marinas son los
nes de río, a lo largo de corrientes actuales, pero tam­
más abundantes entre los que hoy pueden encontrar­
bién lo son en valles fluviales abandonados o ente­
se. Finalmente, se tiene el agua magmática o ju ven il
rrados, en lugares planos en que se depositan abani­
producto de la actividad volcánica, de la magmática
cos de aluvión, en depósitos glaciales, en delantales
o de la condensación de vapores derivados de mag­
marinos y en grandes formaciones de depósitos de
mas profundos. Probablem ente esta agua es mucho talud.
más abundante de lo que en p rin cip io pudiera sos­ Existen otros tipos de formaciones en q u e es po­
pecharse y para comprenderlo así basta considerar sible encontrar agua en volúmenes m uy apreciables.
que el 90% del producto total arrojado por los v o l­ Las calizas, por ejem plo, son muy variables com o for­
canes es vapor de agua, lo que da idea de la abun­ maciones acuíferas, pues su porosidad depende mu­
dancia de las aguas magmáticas, independientem ente cho de su disolución interna, pero cuando ésta es im ­
de que una buena parte de ese vap or debe haber portante, pueden dar lugar a abundantes manantia­
ádo suministrado al volcán por diversas fuentes su­ les, ríos subterráneos, etc. Las rocas volcánicas suelen
perficiales y subterráneas. albergar tam bién manantiales; a veces, su porosidad
L a cantidad de agua que penetra a la tierra que­ es muy grande, pero sus poros no necesariamente es­
da determ inada por varios factores (R e f. 4 ) : tán intercomunicados. E l agua corre en ellas sobre
406 E l m b d r c n a j' e„ [as v/as

Típico depósito de talud.

todo a través de grietas formadas al enfriarse, frac­ puede variar desde cero hasta dentos de metros, en
turas causadas por deformación y en las soludones zonas particularmente áridas y de relieve abrupto.
de continuidad entre derrames lávicos sucesivos. Bajo la zona de aireadón está la de saturadón, en la
Las rocas ígneas cristalinas y las rocas metamórfi­ que los poros del suelo están llenos de agua. L a fron­
cas suelen ser las menos abundantes en agua y la tera entre las dos zonas es el nivel freático, lugar
que se encuentre procederá de sus fracturas. geométrico de los puntos en que la presión del agua
Las ardllas y los suelos ardllosos son capaces de es la atmosférica. B ajo el nivel freático, la zona de
almacenar enormes cantidades de agua, según se ha saturadón puede extenderse centenares de metros, si
comentado constantemente en esta obra. bien conteniendo cada vez menos agua al aumentar
L a Fig. VII-1 (R ef. 5) muestra esquemáticamen­ la profundidad, pues los vacíos se van cerrando por
te las diversas formas en que el agua puede estar en el peso de las masas suprayacentes.
e l subsuelo. Ocasionalmente se forman zonas locales de satu­
Cerca de la superficie está la zona de aireación, radón sobre estratos impermeables, dando lugar a
en la que los poros del suelo contienen aire y agua; un nivel freático suspendido (Fig. V II-1 ). Tam bién
esta agua se denomina vadosa y constituye el conte­ puede suceder que el nivel freático subyazga a un
nido de agua de los suelos, en el sentido de la M e­ estrato impermeable, formando un estrato confinado,
cánica de Suelos. El espesor de la zona de aireadón donde es probable la presenda de agua artesiana, a

T r a n s p ir a c ió n

Figura VII-1. Formas de agua subte­


rránea (Ref. 5).
#* Acuffero ••
Agua subterránea 407

causa del peso del suelo suprayacente y de la carga


hidrostática que usualmente existe. Si se instala un
piezómetro en el estrato acuífero confinado, el agua
subirá hasta el nivel piezométrico, concepto equiva­
lente en este caso al nivel freático; cuando este ni­
vel piezométrico queda por arriba de la superficie
del terreno se tiene un estrato artesiano propiamente
dicho.
En la zona de aireación el agua puede ser gravita­
cional, capilar o higroscópica. D e estas tres, la capi­
lar es la susceptible de mayores variaciones.
L a m ayoría del agua en las zonas de aireación y
saturación proviene de la precipitación atmosférica.
Los modos por los que esta agua penetra en el sub-.
suelo a través de la zona de aireación son muy va­
riados y están gobernados por leyes muy complicadas
y complejas. Las fuerzas de gravedad, de -tensión su­
perficial y aun atracciones moleculares y fuerzas os­
móticas juegan importante papel. Los movimientos Figura VII-2. Ríos influentes y efluentes. Diferencia en el
de penetración suelen ser rápidos en la zona de N. A. F. regional.
aireación, pero en la de saturación son necesaria­
mente muy lentos y dependen del reacomodo de estará muy abajo en las laderas del valle, con todo
grandes masas de agua. En el capítulo I de esta obra lo que ello signifique para la construcción de vías
tietros, en se mencionaron las leyes fundamentales que rigen el terrestres que se desarrollen por ellas. Es claro que
abrupto, m ovim iento de las aguas en la zona de saturación. los problemas ligados a uno u otro tip o de valles
¡ón, en la L a configuración del nivel freático depende mu­ serán bien distintos cuando hayan de excavarse cor­
. L a fron- cho de la form a del relieve superficial, el cual repro- tes en las laderas, por lo que convendrá siempre de­
ico, lugar [ duce, si bien con contornos menos abruptos; también finir el tipo geológico del valle de que se trata para
del agua depende de la permeabilidad del terreno y del abas­ normar adecuadamente el criterio de proyecto y cons­
i zona de tecimiento de agua. Generalmente se aleja de la su­ trucción.
metros, si perficie del terreno bajo colinas y elevaciones y se La Fig. VII-3 muestra un perfil geológico típico
aumentar acerca a ella en los valles y, muy especialmente, en de los que propician la formación de un nivel freá­
rando por los ríos y en los lagos. tico suspendido, que puede ser causa de presencia
Es usual que los períodos de sequía traigan aba­ de grandes cantidades de agua en laderas en que no
5 d e satu-
timientos importantes del nivel freático, en tanto que se sospecharía tal, de no tener en cuenta esta condi­
) lugar a se eleva mucho tras períodos de fuertes lluvias. Estas ción. Huelga decir que una exploración geológica
Tam bién
fluctuaciones suelen ser aún más marcadas en terre­ oportuna que perm ita anticipar esta situación puede
izga a un
nos granulares permeables. H ay ocasiones en que el evitar muchos problemas durante la etapa de cons­
confinado,
nivel freático se abate tanto que ciertos ríos y lagos trucción o de conservación de cualquier vía terres­
rtesiana, a
pierden agua por infiltración hacia abajo (influen­ tre que se construya en esos tipos de ladera.
tes) . L a condición normal es, naturalmente, que el Donde más probabilidad hay de encontrar gran­
nivel freático proporcione agua a estos depósitos na­ des cantidades de agua en las laderas naturales cons­
turales y que dicho nivel coincida con su superficie tituidas por materiales porosos y en las zonas pla­
libre (ríos y lagos efluentes), siendo éste otro caso nas de los valles, es en las cuencas subterráneas cerra­
en que la creencia común, según la cual el agua sub­ das, un ejem plo de las cuales se ve en la Fig. VII-4.
terránea recoge fuertes aportaciones de ríos y lagos, Esta condición es mucho más frecuente de lo que
no se comprueba por los hechos, ocurriendo más bien a primera vista pudiera pensarse y, de hecho, apa­
lo contrario. rece en casi todos los grandes anfiteatros naturales
L a elevación del nivel freático tras lluvia siem­ constituidos por zonas planas rodeadas de montañas
pre es menor que la altura de la precipitación, sien­ formadas por rocas cristalinas impermeables. A veces
do la diferencia la escorrentía superficial, la evapo­ estas cuencas son de muy considerable extensión y
ración, la absorción de la vegetación y la absorción constituyen excelentes fuentes de aprovisionamiento
en la zona de aireación. L a Fig. VII-2 (R ef. 6) de agua para uso humano.
muestra las diferencias regionales que es posible en­ La Fig. V II-5 muestra algunos casos muy típicos
agua subte- contrar en los valles fluviales, según que los ríos y esquematizados de perfiles geológicos que propi­
:. 5). sean influentes o efluentes, en el sentido arriba de­ cian la aparición de agua en laderas naturales. De
finido. En el caso de corrientes efluentes, que es el ninguna manera se pretende agotar los perfiles po­
a de la figura, el nivel freático se encontrará relati­ sibles, que son de variedad infinita, sino simplemen­
vamente alto en las laderas del valle, con inclinación te ilustrar el tipo de secuencia geológica que es co­
hacia el río, con el que va coincidir finalmente. Por mún encontrar en conexión con problemas de sub­
el contrario, en los ríos influentes el nivel freático drenaje en vías terrestres.
r

N.A.F S u s p e n d id o
F o r m a c io n im p e rm e a b le

Ar r o yo F o rm a c ió n permeojíte^

■ N. A. F. */ Regi onal •
For maci ón per meabl e . . f \ *• * .* ' • *. '

Figura VII-3. Un perfil geológico que propicia la formación de un N. A. F. suspendido.

La I
duce a ]
rado en
que el í
D o ik
superfici
artesian;

Figura VII-4. Cuenca subterránea cerrada.

AF MINIMO

b.- Los sumideros en las formaciones calizas de las


laderas propician acumulación de agua en las —
cavernas, la cual brotara' al exterior en forma-
de manantiales.
o.— Lo formación impermeable propicia el almacenamiento
de agua en las formaciones permeables y en los depósi­
tos de talud.

Otro tipo de formación susceptible de almacenar agua por


estar subyacida por estratos impermeables.

Figura VII-5. Ejemplos de formaciones típicas que propician el almacenamiento de agua


en laderas naturales.
Agua subterránea 409

r
Figura V I 1-6. PerfiJ geológico
d e un estrato ar­
tesiano.

L a Fig. VII-6 muestra un perfil típico que con­ reproduce algunas de las condiciones que más común­
duce a la aparición de artesianismo. U n pozo perfo­ mente conducen a la aparición de manantiales en
rado en tal acuífero sería un pozo artesiano en el laderas naturales.
que el agua brotaría por sí misma. Las flechas indican el lugar de aparición proba­
D onde el nivel de aguas freáticas intercepta a la ble de agua. U n indicio de aparición de agua suele
superficie del terreno o donde puede aflorar agua ser también la existencia de plantas y árboles prefe­
artesiana se produce un manantial. La Fig. V I 1-7 rentemente concentrados en una zona.

JMI0ER0

a s de los
i en la s -
¡n formo-

por
410 E l subdrenaje en las vias terrestres

Muchos son los materiales que se utilizan hoy ¡


para tal misión; la tela, el papel, la fibra de plástico
o de vidrio figuran entre ellos, pero por razones de
economía sobre todo, en las vías terrestres es predo- i
minante la utilización de agregados naturales, del *
tamaño de la arena y la grava. Estos materiales na­
turales, cuando son de buena calidad son práctica­
mente indestructibles y eternos, en comparación a
la vida útil de la obra; cuando se colocan convenien­
temente, tienen m agnífico comportamiento tanto
como filtros, como en lo que se refiere a resistencia j
y compresibilidad. Finalmente, son abundantes en la 1
naturaleza, de manera que su obtención y su mani- I
pulación suelen ser comparativamente baratas. Su I
utilización suele estar combinada con la de tubos ma­
Nivel freático somero al pie de un corte. nufacturados, perforados o no, los que normalmente
proporcionan la canalización y eliminación de las j
aguas.
VII-3 DISEÑO DE FILTROS (Ref. 7) Para cumplir su papel protector de filtro en for­
ma conveniente, justificando la inversión que en ellos
Todas las obras conectadas con la construcción se haga, los materiales granulares naturales deben
de vías terrestres, han de hacerse de o sobre suelos o cum plir algunos requerimientos básicos que se han
rocas qiie usualmente contienen agua. Las formacio­ ido im poniendo por un efecto combinado de base
nes rocosas sanas suelen poder drenarse simplemente teórica y, muchas veces, experimental. Estos requeri­ Su USO
permitiendo que el agua salga libremente a zonas mientos deben ser estrictamente guardados so pena por ra;
abiertas, tales como pozos de drenaje o túneles; es­ de hacer inútil todo el trabajo y el gasto relaciona­ pero e¡
tos materiales tienen la suficiente cohesión para per­ dos con ellos. Pocas veces se tiene en la tecnología en lo <
mitir el paso del agua a su través sin que se pro­ de las vías terrestres tan poco margen para el des- i Se
duzcan erosiones nocivas. Pero los suelos o las rocas cuido o el error como el que se tiene en la elección,
conclu:
muy intemperizadas pueden ser fácilmente erosiona­ tratamiento y colocación de materiales granulares uti­
por se¡
dos. .por las fuerzas que produce el agua al fluir a lizados como filtros. do cor
su través; si estos procesos se permiten sin restricción Muchos de los requerimientos que se imponen a
terminarán por desembocar en verdaderos problemas los materiales de filtro son de naturaleza granulo-
de erosión interna y tubificación. Así, todas las su­ métrica y se refieren a su graduación. Otros, muy A. Pi
perficies a través de las que el agua salga al exterior importantes, tienen que ver con el cuidado en la ma­ tu
deberán protegerse en los suelos, de manera que el nipulación y colocación, para evitar contaminacio- 1
agua pueda aflorar con facilidad, pero buscando nes y segregaciones. Puede haber también requeri­
La
también que las partículas del suelo queden en su mientos de compactación, para reducir la posibilidad ¡
erosiói
lugar. de que se presenten cambios en la graduación gra- ]
quedei
Los materiales encargados de la doble misión de nulométrica por invasión de finos procedentes del |
sea m;
permitir el paso franco del agua hacia el exterior y suelo por proteger. muy i
de impedir el arrastre de las partículas del suelo Com o se ha indicado ya en el capítulo V de esta fisuras
protegido se llaman materiales de filtro o, más sim­ obra, los filtros deben satisfacer dos requerimientos j nan 1:
plemente, filtros. contradictorios: través
L Los espacios entre las partículas del filtro en mos,
contacto con el suelo por proteger deben ser sufi­ accide
cientemente pequeños como para que los finos de La
aquel no penetren en él. de cu
2. Los espacios entre las partículas del filtro de­ tacto
ben ser lo suficientemente grandes como para que en lof
el conjunto tenga la permeabilidad necesaria para el dr<
que el agua pueda moverse libremente a su través y
¡ P °r 1
flu ir rápidamente hacia el exterior, sin generar pre­ cione:
siones de poro indeseables. vados
L a confrontación de estos dos criterios pueden marsf
conducir, como se explicó en el antecedente a que cia d
se ha hecho referencia a un filtro de más de una A
capa, en el que cada una va teniendo mayor permea­ cretoi
bilidad, según va quedando más lejos del suelo por rienc
proteger. Estos son los filtros compuestos o gradua­ Si
Afloramiento de agua al pie de una ladera fallada. dos, que pueden llegar a exigir tres y cuatro capas. queñ
r
Diseño de filtros 411

¡lizan hoy
le plástico
-azones de
es predo-
írales, del
eriales na-
i práctica-
oración a
:onvenien-
nto tanto
resistencia
ntes en la
su mani- Falla de un m u ro de reten ción p o r
aratas. Su la fa lta d e m a terial drenante en el
tubos ma­ respaldo.
nualmente
6n de las

ro en for­
je en ellos
Jes deben
ue se han
0 de base
jS requeri- Su uso debe tender a evitarse en las vías terrestres una p artícu la cuyo tam año sea e l D 85 d el su elo p o r
>s so pena por razones de costo y de facilidad de construcción; proteger, se acepta con base en la e x p e rie n c ia q u e
relaciona- tod o el suelo p o r p ro teg er será d eb id a m en te r e te n i­
pero esto no siempre es posible, según se comentará
tecnología d o en su posición. En otras palabras, se con sid era
en lo que sigue.
ira el des- to lera b le q u e un 15% en peso d e l suelo p o r p ro te g e r
Se analizarán ahora los principales conceptos y
a elección, tenga tam año m en or q u e los vacíos qu e d e je n e n tre
conclusiones relativos al diseño de filtros, tratando
miares uti- sí las partículas d el filtro .
por separado los dos requerimientos qu e han queda­
do consignados en párrafos precedentes. Investigaciones d irigid a s p o r T e r z a g h i y C asagran ­
mponen a
de (R e f. 9) han establecido la sigu ien te r e g la - p ara
1 granulo-
relacion ar al m aterial d e filt r o con el m a te ria l p o r
)tros, muy
A. Prevención de la erosión interna y d e la proteger:
en la ma-
tubificación
taminacio-
D 1S d el filtro D 1S d el filt r o
n requerí- ^ 4 ó 5 ^ /y j\
La primera regla para evitar la tubificación y la D 85 d el suelo D 15 d el suelo
x»sibilidad
erosión interna es que las partículas del suelo no
ación gra-
queden expuestas a espacios abiertos cuyo tamaño
dentes del A l cu m p lir la p rim era d e las desigualdades a n te­
sea mayor que ellas mismas. En la R ef. 8 se hace un
riores se acepta qu e se ev ita la m igra ció n d e las p a r­
muy interesante estudio de la influencia de grietas y
V de esta tículas finas d el m a teria l p o r p ro te g e r hacia los h u e­
fisuras en el subsuelo rocoso profundo, que condicio­
•.erimientos cos d el m aterial filtran te.
nan la forma del relieve superficial, al fugarse a su
L a segunda desigualdad in clu id a en la fó rm u la
través cantidades apreciables de suelos más finos (li­
1 filtro en (7-1) garantiza, según la ex p erien cia , la su ficien te
mos, arenas, gravas, etc.) suprayacentes a aquellos
i ser sufi- p e rm ea b ilid a d al filtr o c o m o para q u e n o se d esarro­
accidentes.
s finos de llen en é l fuerzas de filtra c ió n de im p orta n cia o p r e ­
La segunda regla a tomar en cuenta es el sellado
siones de p o ro indeseables.
de cualesquiera grietas, juntas de construcción, con­
l filtro de- j tacto entre materiales diversos, etc., que pueda haber Los trabajos m encionados en la R e f. 9 fu e ro n v e ­
para que en los elementos estructurales de que se haga uso en rificados p o r investigación ex p erim en ta l lle v a d a a
saria para el drenaje general, tales como ductos y alcantarillas; cabo p o r e l U.S. A r m y C orp s o f E n gin eers (R e f .
»u través y por una grieta mal sellada pueden ocurrir in filtra­ 10) y p o r el U.S. Bureau o f R ecla m a tio n (R e f. 1 1 ).
merar pre- ciones muy serias bajo gradientes hidráulicos muy ele­ C om o consecuencia d e tales estudios su rgieron a lgu ­
vados, como consecuencia de las cuales llegan a for­ nas norm as adicionales para p reven ir la m ig ra c ió n
os pueden marse grandes socavones que hacen in ú til la presen­ d el suelo p o r p roteger al filtro . E l U.S. A r m y C orp s
:nte a que cia de cualquier filtro. o f Engineers seleccionó al n ú m ero 5 en la p a rte in ­
ás de una A continuación se presentan algunos criterios con­ term edia d e la fórm u la (7-1) com o v a lo r a usar y
or permea- cretos, de tipo granulométrico con base en la expe­ estableció, además, la sigu ien te norm a a d icio n a l:
suelo p°r riencia.
o gradúa- Si los vacíos en los filtros son suficientem ente pe­ D so d el filtr o
atro capas- queños para im pedir el movimiento a su través de
” , .-------- r ^ 25 (7 -2 )
D so d el suelo
412 E l subdrenaje en las vias terrestres

Todavía se añade que los criterios anteriores di­ por proi


fícilmente garantizan protección a las arcillas de alta B. Prevención de la obstrucción de perforaciones ciente d
plasticidad, que en general requerirán filtros de va­ en tuberías o de fugas de partículas finas del lando al
rias capas. Para estos suelos el D 15 del filtro suele ser filtro a través de ellas hidráuli»
del orden de 0.4 mm y el criterio expresado por la mún qu
fórmula (7-2) no se considera aplicable. El hacer a En los sistemas de subdrenaje es muy frecuente den tes c
un lado tal criterio puede conducir al filtro de una que en el interior de los filtros haya tubería perfo­ fectuosaí
sola capa, pero en tal caso deberá usarse un mate­ rada con huecos circulares o ranurada, con el objeto Este prc
rial muy bien graduado, que no se segregue y con de recolectar y elim inar rápidamente las aguas. Se drenante
un coeficiente de uniformidad menor que 20. plantea la necesidad de que el material del filtro sea capilaric
El U.S. Bureau o f Reclamation recomendó, como lo suficientemente grueso como para que no se fugue casos los
consecuencia de sus verificaciones, que las curvas a través de tales perforaciones y para que no las obs­ A ve
granulométricas del filtro y el suelo por proteger sean truya. iñcremei
sensiblemente paralelas, a lo que tiende esencialmen­ A l respecto, el U.S. Corps o f Engineers (R ef. 13) más de
te la norma incluida en la ecuación (7-2). recomienda los siguientes criterios: ñas estir
Sherard y sus colaboradores (R ef. 12) añaden la gunos c;
Para ranuras: más eco
precaución de que cuando el suelo por proteger con­
tiene abundante grava, la curva granulométrica a este con
D B5 del filtro
tomar en cuenta en la aplicación de las fórmulas > 1.2 (7-3) ne estal:
anteriores es la del material menor de 2.5 cm (una Ancho de la ranura en preji
pulgada), elim inando el de mayor tamaño. deberá !
Para perforaciones circulares: carga d<
Los resultados de todos los estudios efectuados
indican que la combinación de las reglas indicadas lizando
D 85 del filtro flujo de
en las fórmulas (7-1) y (7-2) im piden la erosión in­ > 1.0 (7-4)
terna y la tubificación aun en las condiciones más Diámetro del agujero como af
severas o en los casos de capas horizontales de suelo se prese
granular que sobreyacen a capas de material más El U.S. Bureau o f Reclam ation (R ef. 14) propor­ W. L. S
fino, situación común en pavimentos. ciona la siguiente regla: 17) en
de dren;
D S5 del filtro (en la vecindad del tubo) ser una
> 2.0 contemp
Máxim a perforación del tubo
(7-5) dio pres
útiles n'
En la Ref. 15 se proporciona la norma:
En i
D Rk del filtro ción de
> 1.5 (7-6) do uso
Máxima perforación del tubo
por me
uso con
Com o se ve, no existe una concordancia plena
Para
entre los diversos criterios recomendados por quie­
nocerse
nes han hecho trabajo experimental; por otra parte,
drenar
las discrepancias entre las recomendaciones anterio­
por pru
res tampoco son significativas. Seguramente cual­
fícil de
quiera de las reglas arriba anotadas garantiza un fun­
casos nc
cionamiento adecuado, sin que el material del filtro
se fugue por las perforaciones del tubo. las vías
nerlos e
En tale:
C. Requerimientos de permeabilidad en el material lo que >
del filtro les erre
normas
Se trata ahora de seleccionar el material del fil­ criterios
tro de manera que se garantice suficiente ca p a c id a d cíente c
de descarga como para elim inar rápida y eficazmen­ nulomé
te las aguas que se colecten, sin que se generen fuer­ Los
zas de filtración o presiones perjudiciales. por pro
Com o ya se indicó la segunda desigualdad con­ estimad
tenida en la expresión (7-1) busca ya garantizar esa • el dren
permeabilidad necesaria. de podi
Falla de un muro en la que se aprecia la falta de tubería En general debe buscarse que los filtros sean por (A ), en
drenante y de material de filtro en su respaldo. lo menos 20 ó 25 veces más permeables que el suelo Estii
Dueño de filtros 413

por proteger. Este requerimiento en cuanto a coefi­ del filtro puede obtenerse simplemente de la propia
ciente de permeabilidad deberá complementarse do­ Ley de Darcy:
tando al filtro de una descarga suficientemente libre
hidráulicamente hablando, pues es relativamente co­
mún que instalaciones de filtros muy costosas y efi­ k~ w **>
cientes queden parcialmente anuladas por salidas de­
Generalmente habrán de hacerse varios tanteos
fectuosas, en las que se ponen obstáculos al agua.
con varios valores de A, hasta obtener una combina*
Este problema merece particular atención en capas
dón de la permeabilidad y el espesor del filtro que
drenantes bajo pavimentos o en capas rompedoras de
sea satisfactoria.
capilaridad, que se detallan más adelante; en estos
1.a fórmula (7-7) puede también manejarse par­
casos los problemas de salida pueden ser graves.
tiendo de valores de permeabilidad que correspondan
A veces la capacidad hidráulica de un dren puede a los materiales de filtro disponibles en un caso dado
incrementarse bastante recurriendo a un filtro de y viendo qué espesores (A ) de filtro han de dispo­
más de una capa y en la Ref. 16 se presentan algu­ nerse.
nas estimaciones de costo que demuestran que en al­ La estimadón de los gradientes hidráulicos exis­
gunos casos un filtro de varias capas puede resultar tentes en el filtro es muy difícil, pues en la expre­
más económico que uno formado por una sola, por
este concepto. Este es un punto en el que no convie­ sión general í = si bien L puede conocerse (es la
ne establecer criterios apriorísticamente o fundados
longitud de toda la trayectoria de descarga del agua
en prejuicios, sino que en todos los casos de duda
en el dren), en cambio el valor de h suele ser des­
deberá hacerse un análisis de la capacidad de des­
conocido.
carga de varios proyectos alternativos de filtro, uti­
La Fig. VII-8 muestra dos redes de flujo típicas
lizando los métodos que proporciona la teoría de
para un flujo vertical de agua ascendente, desde un
flujo de agua, tal como se expone en el Apéndice o
estrato permeable con una ligera carga artesiana, has­
como aparece en la Ref. 15. En la misma referencia
ta la corona de una terracería, en la cual se ha colo­
se presenta un trabajo debido a A . Casagrande y
cado una capa drenante horizontal; el agua se des­
W . L. Shannon (originalmente contenido en la Ref.
aloja por dos subdrenes dispuestos lateralmente.
17) en el que se estudia concretamente el proceso
de drenaje de una capa horizontal, tal como pudiera
ser una base en una carretera o una aeropista; se
contempla un caso de flujo no establecido. Este estu­
dio presenta un modo de cálculo que puede dar muy
útiles normas de criterio en muchos casos prácticos.
En términos generales la capacidad de elimina­
ción de agua de un dren puede establecerse hacien­
do uso de la Ley de Darcy o haciendo un análisis
por medio de redes de flujo; algunos métodos en
uso común combinan ambas herramientas.
Para la aplicadón de la Ley de Darcy ha de co­
nocerse la permeabilidad de los suelos que se desea
drenar (k ), bien sea por pruebas de laboratorio o
por pruebas de campo. Esto suele ser la parte más di­
fícil de la aplicadón del método, pues en muchos
casos no se tienen tales valores y en la tecnología de
las vías terrestres quizá no se pueda pensar en obte­
nerlos en una gran cantidad de situadones prácticas:
En tales casos, la permeabilidad ha de ser estimada,
lo que constituye un trabajo difícil, expuesto a fuer­
tes errores; a este respecto pudieran ser útiles las
normas contenidas en la Ref. 18, en la que se dan
criterios, si bien inseguros, para estimar el coefi­
ciente de permeabilidad a base de información gra­
nulométrica.
Los gradientes hidráulicos medios en el suelo
por proteger y en el material del filtro (i) han de ser
estimados también para poder calcular el gasto que
el dren puede eliminar y, de la misma manera, ha
de poderse disponer de las áreas, normales al flujo
(A ), en que ambos materiales estén en contacto. Figura VII-8. Redes de flujo vertical en mantos permeables
Estimados los datos anteriores, la permeabilidad horizontales (Ref. 7).
414 E l subdrenaje en las vias terrestres

El caso presenta un problem a de flu jo a través dades que delaten escasez de algún tamaño interme­ Indep
de suelos estratificados, con estratos de diferente na­ dio. Con el mismo objeto se recomienda que el ma­ expuestas
turaleza. Este problema se analiza detalladamente en terial filtrante se coloque con cierta humedad, si terio par
la R ef. 19. Si se denomina k¡ al coeficiente de permea­ bien cuidando no adoptar una que perjudique la fa- jnconven
bilidad del material de filtro y ks al coeficiente de cilidad de lograr una buena compactación. bilidad
permeabilidad del suelo por proteger, en la solución propio r
del problem a incluida en la referencia mencionada, lar exce;
se demuestra que debe cumplirse: E. Disposición de las perforaciones en tuberías van apai
situados
Como se ha dicho, es muy común que en los sis­ número
temas de subdrenaje haya tubería perforada, embebi­ pió se r<
da dentro del material filtrante. El objeto del tubo las norm
En donde b es el ancho y c el largo de los rec­ es evidentemente proporcionar una fácil y rápida do tan f
conducción al agua y el objeto de las perforaciones ¡ultado i
tángulos que constituyen la red de flujo en el mate­
es permitir el acceso del agua al interior del tubo. carretera
rial de filtro, supuesto que en el material de terra-
L a Fig. V II-9 muestra la forma más recomendable nar el n
cería (de espesor 0.5D en la Fig. V II-8), que en este
de disponer las perforaciones. las carai
caso es el suelo por proteger, la red de flu jo está
constituida por cuadrados de lado a. N o conviene perforar la parte superior del tubo, por lo t¡
pues ello favorecería la entrada de partículas finas diera u t
L a construcción de la red de flujo en estos casos
del material de filtro; tampoco conviene colocar per­ Naturali
puede hacerse complicada y aun imposible, si la re­
foraciones en la parte más baja del tubo, pues se pro­ pero en
lación de las permeabilidades de los dos medios es
piciaría la salida del agua captada, cuando su velo­ sultado :
grande. Si la red puede trazarse, la ecuación (7-8)
cidad disminuya o cuando se tenga un gasto bajo. gido de
sirve para calcular la perm eabilidad necesaria en el
En ocasiones se ha dejado entre secciones de tubería métricas
material de filtro, bien sea dando unas ciertas d i­
sin perforar uniones abiertas, utilizadas como alter­ sos reale
mensiones al filtro y trazando diversos tanteos de
nativa de las perforaciones. Esta práctica debe verse terial di
b
red, con diferentes relaciones — , hasta llegar a un como inadecuada, pues favorece mucho los dos in­ instituci
c
convenientes que se acaban de anotar. mente d
caso que proporcione una permeabilidad adecuada
En la mayor parte de las instalaciones de subdre­ experier
para el filtro, o bien comenzando con una relación
naje se utiliza tubería de 10 a 20 cm de diámetro; dación (
k,
— conveniente de acuerdo con los materiales dispo- frecuentemente. el tubo es de concreto, pero pudie­ go d e qi
ran usarse otros materiales, si así lo sugiriera una se prop
nibles y viendo qué espesor resulta para la capa dre­ conveniencia económica. En algunas instalaciones es­ por dos
nante, después de acomodar en ella la red de flu jo peciales, de magnitud tal que llega a producir gran­ la const
que resuelve el problema. T e n id a la red y las per­ des gastos, pudieran llegar a ser necesarios tubos de se in clu
meabilidades de los dos materiales puede calcularse diámetros mucho mayores.
el gasto que la capa es capaz de drenar. Las perforaciones, sujetas a las reglas que han
quedado establecidas, suelen tener diámetros del or­
den de 5 a 10 mm.
D. Requerim ientos de segregación M alla

U n peligro siempre presente en la construcción F. Comentarios 1"


de filtros para subdrenaje es el cambio de las carac­ 3/4"
terísticas granulométricas de cualquier mezcla por T o d o el conjunto de normas anteriores suele de­ 3/8"
segregación durante la colocación. Para evitar este Ni 4
finir un solo tipo de material filtrante, haciendo a
peligro, la R ef. 15 proporciona la regla: Ne 8
un lado los filtros compuestos de varias capas, cuyo N? 30
uso se procura evitar en la tecnología de las vías te­ N» 50
Da o del filtro rrestres por razones de economía y facilidad de cons­ N? 200
— ------------- < 20 (7-9)
D 10 del filtro “ v 1 trucción. Es relativamente frecuente que un material
que pueda ser usado como arena para la fabricación
Adicionalm ente se exige que la curva granulomé­ de concreto, satisfaga razonablemente todas las nor­ La ¡
trica del material filtrante sea suave, sin discontinui­ mas impuestas. la S e a t
en la t
La
tación
en la q
deben
221/2° de pavi
La
Figura VII-9. Disposición de las perforacio­
nes en tuberias para subdre­ 221/2 criterio
naje. en vías
Métodos de subdrenaje en vías terrestres 415

interme- Independientemente de que el conjunto de reglas T A B L A VII-2


e el ma- expuestas puede constituir una buena norma de cri­
Porcen taje
iedad, si terio para el diseño de filtros en aeropistas, tiene el que pasa,
ue la fa- inconveniente de exigir para su aplicación la permea­ Malla Abertura en m m en peso,
bilidad del suelo por proteger, que condiciona al
propio material filtrante. Este requisito suele resul­ 1 1 /2 " 38.1 100
tar excesivo en carreteras, en las que los suelos que 1" 25.4 80-100
) crías van apareciendo cambian mucho, aun entre puntos 3/4" 19.1 65-100
3/8" 9.52 40-80
situados a corta distancia. Es imposible realizar el
N 9 4 4.76 20-55
n los sis- número de pruebas de permeabilidad que en princi­ N9 10 2 .0 0 0-35
embebi- pio se requerirían para una aplicación detallada de N9 20 0.840 0 -2 0
del tubo las normas y no menos imposible sería estar cambian­ N9 40 0.420 0 -1 2
N 9 100 0.149 0-7
f rápida do tan frecuentemente el material filtrante como re­
N 9 200 0.074 0-5
oraciones sultado de tal aplicación. L o ideal, en el caso de las
leí tubo, carreteras sería contar con una norma para seleccio­
nendable nar el material filtrante que fuera independiente de
el drenaje y las permeabilidades aproximadas a que
las características del material por proteger y que,
por lo tanto, produjese un material filtrante que pu­ corresponden.
leí tubo,
las finas diera utilizarse en todos los casos en forma estándar.
ocar per- Naturalmente que esto es imposible teóricamente,
V II-4 M E T O D O S D E S U B D R E N A J E E N V IA S
;s se pro- pero en la práctica de algunas instituciones sí ha re­
TERRESTRES
su velo- sultado satisfactorio el uso de un material único, ele­
sto bajo. gido de tal manera que sus características granulo-
métricas le permiten cubrir una amplia gama de ca­ Se exponen a continuación los principales méto­
t tubería
sos reales. Es difícil dar las características de tal ma­ dos que se han utilizado en el subdrenaje conectado
no alter-
con la construcción de vías terrestres. Posteriormen­
sbe verse terial drenante en este lugar, pues es común que las
instituciones que los utilizan lo m odifiquen ligera­ te se discutirá algo sobre las aplicaciones más fre­
5 dos in-
mente de vez en cuando, según lo va aconsejando la cuentes de los diferentes métodos, pues en la tecno­
logía general de las vías terrestres existen, en lo que
e subdre- experiencia de campo, por lo que cualquier recomen­
dación que se fije en un momento dado corre el ries­ se refiere al subdrenaje, algunas distinciones de im­
liámetro;
go de quedar rápidamente atrasada. Con tal salvedad, portancia, que dan lugar a diferenciaciones de crite­
o pudie-
se proporcionan dos granulometrías recomendadas rio útiles; por ejem plo, son diferentes las aplicacio­
iera una
por dos instituciones que típicamente se dedican a nes que de los métodos de subdrenaje se hacen en
ñones es-
la construcción de carreteras. L a primera (R ef. 20) aeropistas y en carreteras.
icir gran-
tubos de ss incluye en la tabla V II- 1.

A. Capas permeables en pavimentos


que han T A B L A VII-1
'S del or-
Porcentaje Es frecuente que en las camas de los cortes de las
que pasa,
carreteras y las vías férreas aparezcan grandes canti­
Malla Abertura en mm en peso
dades de agua; en estos casos puede ser útil la colo­
cación de capas permeables bajo el pavimento para
1" 25.4 100
3/4" 19.1 90-100
su protección. Estas son capas de espesor razonable
suele de- 3/8" 9.52 40-100 que se colocan abajo de la corona del camino o de
tciendo a Ni 4 4.76 25-40 la superficie pavimentada y están constituidas por
Ni 8 2.38 18-33 material de filtro, de manera que con ayuda de una
pas, cuyo No 30 0.590 5-15
s vías te- pendiente transversal adecuada y de unas correctas
N» 50 0597 0-7
de cons- Ni 200 0.074 0-3 instalaciones de salida puedan drenar el agua que se
material infiltre desde el pavimento, que provenga de los aco­
bricación tamientos de la vía o que ascienda por subprésión,
¡ las nor- L a segunda granulometría es la que tiene en uso procedente de niveles inferiores.
la Secretaría de Obras Públicas de M éxico y aparece Muchas veces estas capas drenantes se integran al
en la tabla VII-2. pavimento, aprovechando que la naturaleza granular
L a parte a de la Fig. VII-10 muestra la represen­ de los materiales de filtro los hace muy apropiados
tación de esta última granulometría, en una gráfica para tal función, estructuralmente hablando. Otra
en la que se señalan los límites de tres zonas en que función importante de las capas de filtro pudiera ser
deben quedar comprendidas los materiales de base servir de transición entre los materiales finos de te-
- 221/2® de pavimento que acepta la práctica mexicana. rracería y alguna capa de material triturado grueso
L a parte b de la figura presenta, como norma de que haya de colocarse encima, para im pedir la in­
criterio algunas gradaciones típicas de las utilizadas crustación de los fragmentos gruesos en la matriz
en vías terrestres para diferentes usos conectados con fina.
416 E l subdrenaje en las vias terrestres

G RAFICA OE COMPOSICION G R AN ULO M ETRIC A


TAMAÑO DE LAS PARTICULAS, en milímetros.

a.— Zono g r a n u lo m é tr ic a del m a te r ia l drenante único u t i l i z a d o en c a r re te r a s


por la p ra c tic a m e xic an a .

TAMAÑO OE LA P A R T IC U L A O NUMERO DE MALLA

Figura VII-10. Información gra­


nulométrica pa­
ra problemas de
subdrenaje.

capas <
del ter
grande
a la fo
b — Algunos c u rv o s granulom étricas típ ic as y sus correspondientes p e rm e a b ilid a d e s — agua n
aproxim adas. (R ef. 16) capas
i Exi
1
de ser
La Fig. V I I - 1 1 muestra en forma esquemática la una subrasante convencional (cama del co rte), debe ceptor;
utilización de capas, permeables para control de in­ verse como inconveniente, pues todo suelo colocado la asee
filtración proveniente de la parte superior del pavi­ bajo la capa drenante tenderá a saturarse, perdiendo inferic
mento y de ascensión de agua proveniente de capas resistencia y ganando capacidad de deformación, por capa c
inferiores, en las que se supone existe una subpresión. lo que el conjunto del pavimento y capa drenante implic
En la parte a de la figura (flujo descendente) podrá tener un mal comportamiento a despecho de existei
como capa drenante se ha utilizado la subbase, for­ su calidad, al quedar flotando sobre una capa sa­ bre to
mada por los materiales adecuados. Puesto que se turada. capa í
acepta que no habrá flu jo ascendente está justificado A veces una capa permeable de material grueso que s<
formar la cama del corte con una subrasante que no se coloca en la parte inferior de un pavimento o aun VII-3
tenga calidad especial. en el cuerpo o la parte interior del terraplén, con la se col
En la parte b de la figura se considera un flujo finalidad de interrumpir un proceso de ascensión agua ;
que asciende por subpresión en una roca fracturada. capilar que, de otra manera, terminaría por perjudi­ constii
Ahora la capa drenante se ha identificado con la car la capa subrasante, la subbase y aún, quizá, la deje .g
subrasante que forma la cama del corte. L a práctica base de dicho pavimento. Estas son las capas rompe­ tenga
relativamente frecuente de convertir en este caso en doras de capilaridad, cuya función es impedir el ac­ pilar
drenante también a la subbase, colocándola sobre ceso del agua, pero no drenarla; no son propiamente dora
M étodos de subdrenaje en vías terrestres 417

CARPETA CUNETA
CUNETA

bREMANTÉÍCAPA PÉRM EABiñ' “ ••-V


0 • —^ ¡ A? ’ >■>J ¡ j , ,■ i . •••■ ■
R A S A N T E ■ (cama OEL CORTE) '/ / // / / ¿ /,
r o c a I i n t a c t a
COLECTOR DE TUBO PERFORADO
COLECTOR DE TUBO PERFORADO

a .— Sub-base u tiliza d a como capa permeable, paro interceptar oguo proveniente


del p a vim en to .

'e te r a s

en cm/seg

ECTQR DE TUBO PERFORADO

b .- Sub-rasante u tiliza d a como capa p e rm e a b le , p a ra in te rcep ta r flu jo ascendente


por s u b -p resio 'n .

Figura VII-11. Capas permeables.

capas drenantes. Se trata de poner al m aterial fin o desarrollando para ello los meniscos necesarios en la
del terraplén en contacto con el aire en los huecos zona en que los canales capilares queden en contacto
grandes entre las partículas gruesas, para dar ocasión con aire; para esta condición no sería conveniente,
a la form ación de los m eniscos necesarios para q u e el en principio, que el material de la capa rompedora
Jodes — agua no continúe su ascenso, quedando libres d e ella fuera un auténtico filtro, pues estos materiales tienen
capas de suelos colocadas por encima. todavía una altura capilar que puede ser apreciable.
Existe una diferencia importante entre como ha El razonamiento anterior llevaría a pensar que el
de ser proyectada la capa permeable según sea inter- material ideal para una capa rom pedora de capila­
e ) , debe ceptora y eliminadora de un flu jo o rompedora de ridad sea la piedra en fragmentos, relativamente
colocado la ascensión capilar de agua que provenga de niveles grandes y de tamaño uniforme, pero resulta arriesga­
erdiendo inferiores. En el primer caso, deberá disponerse la do pensar que cualquier material que se coloque en
:ión, por capa contando con un flu jo de agua a su través. Esto una sección estructural de una vía terrestre tenga una
drenante implica las pendientes transversales necesarias, la sola finalidad y funcione con un único mecanismo.
jecho de existencia de los colectores de tubo perforado y, so­ El material que se acaba de mencionar trabajaría
capa sa- bre todo, implica que el material constitutivo de la demasiado m al ante un posible flujo, por lo que no
capa sea un auténtico filtro, respetando en todo lo es usual que los ingenieros se inclinen a su uso, de
il grueso que sea posible las normas señaladas en la sección manera que en las capas rompedoras suelen verse
to o aun VII-3 de este capítulo. P o r el contrario, si la capa materiales bastante mejor graduados.
i, con la se coloca para romper el potencial capilar de un Las capas permeables en que se piensa en este lu­
ascensión agua ascendente, lo conveniente será que el material gar serán las destinadas a captar flu jo de agua que
perjudi- constitutivo sea granular grueso muy permeable, que desciende de la superficie del pavim ento y acota­
quizá, la deje grandes huecos en contacto con el material que mientos, que proviene de los lados de los cortes o
s rompe- tenga potencial capilar; de esta manera, el agua ca­ que ascienda por subpresión. Algunos de sus aspectos
lir el ac- pilar no podrá ascender a través de la capa rom pe­ serán análogos a los de una capa rom pedora de ca­
píamente dora y quedará confinada en las capas inferiores, pilaridad en que el agua sigue otras leyes.
418 E l subdrenaje en las vias terrestres

La Fig. V I 1-8 mostró dos casos de red de flujo


tal como puede trazarse en un caso real dado. Se La parte a de la figura da la relación -j- (ver Fig.
ilustraron dos relaciones de permeabilidad diferen­ V1I-8) en función de la relación de permeabilidades
tes entre el coeficiente de permeabilidad del filtro y
el del suelo por proteger y dos espesores de capa. del filtro y del suelo —- y en la parte b se rela-
El caso podría corresponder a un flujo proveniente *
dona a los mismos conceptos, pero manejando valo­
de niveles inferiores por subpresión. El flujo es esen­
res individuales de kf y de kt.
cialmente vertical hacia la capa permeable y sensi­
Las curvas pueden utilizarse para diseñar capas
blemente horizontal dentro de ésta; la carga hidráu­
rompedoras en que la geometría del problema co­
lica existente dentro de la capa permeable suele con­
rresponda a la de la figura (para otras geometrías
siderarse algo menor que el espesor de la propia
habría que desarrollar gráficas análogas). Se comen­
capa y tal suposición conduce a considerar gradientes
zaría por suponer un espesor de la capa rompedora
hidráulicos relativamente bajos. Lo anterior es una
(generalmente comprendido entre 20 y 40 cm, con
condición muy común en todas las estructuras dre­
SO cm como valor muy típ ico); después habría que
nantes; el agua recolectada de grandes masas de sue­
suponer o calcular la permeabilidad del suelo bajo
lo y que en la cercanía del filtro puede tener gra­ la capa rompedora, a través del que sube el agua por
dientes hidráulicos muy importantes, ha de ser dre­ subpresión, en este caso. A continuación habrá que
nada por áreas hidráulicas pequeñas y por medio fijar un valor de h (valor de la altura de saturación
de flujos bajo gradientes hidráulicos también pe­ dentro de la capa permeable) prudente, generalmen­
queños. te 4 ó 5 cm por abajo del nivel superior de la capa.
La Fig. VII-12 (Ref. 7) muestra curvas de dise­
Puede así calcularse la reladón — , para obtener la
ño para capas permeables horizontales; las curvas pro­ h
vienen de análisis hechos con red de flujo. permeabilidad necesaria en el material de filtro.

o.

Figura VII-12. Gráfica* de distilo de ca­


pas permeables horizontales ESTA CURVA PROVIENE OE
(Ref. 7). LA CURVW PCLAMUtTtfrl

05x10 05 R i o 0.5x10
PERMEABILIDAD DEL SUELO, C»/M0
b.
C o pyrigh t»
r

M étodos de subdrenaje en vias terrestres 419

Como y a se ha dicho, es muy común que la capa una faja de pavimento de 300 m de longitud y 1 m
(ver Fig.
permeable diseñada por los procedimientos anterio­ de ancho.
bilidacles res sea bastante ineficiente en lo que se refiere a E l eje de ordenadas a la izquierda, en ambas fi­
desalojar gastos importantes. En aeropuertos suele guras, muestra la infiltración acumulativa en el
> se relá­ suceder que esta capacidad quede bastante por abajo pavimento, en m3/día.
de la cantidad de agua que pueda estimarse haya de La tabla VII-3 (R ef. 22) muestra infiltraciones a
telo valo-
ser drenada de acuerdo con la precipitación en el través de una carpeta que pueden removerse de un
lugar y esto obliga a la utilización frecuente de mate­ pavimento, según en éste se coloque o no una capa
ar capas riales excepcionalmente permeables (R ef. 21). Aun­ permeable eficiente bajo la subbase convencional del
lema co- que se procura que los pavimentos sean relativamen­ mismo. La infiltración se da en cm de precipitación
:ometrías te estancos, de manera que la mayor parte del agua
i comen-
por hora.
de precipitación sea eliminada por escurrimiento su­
mpedora perficial, gracias al bom beo transversal con que se
cm, con Tabla V II-3 (R ef. 22)
Ies dota, el hecho es que ningún pavimento es total­
bría que
mente impermeable, de manera que una parte del
elo bajo Relaciones de infiltración teóricas (según redes
agua llovida se infiltra .a través de la carpeta; a ésta
igu a por de flu jo ) que pueden ser drenadas de las
ha de añadirse la que penetra por los acotamientos,
ibrá que capas de un pavimento
frecuentemente bastante más permeables y la que
duración
pudiera provenir del flu jo a través de los suelos ve­ Relación de infiltración
eralmen-
cinos, como las masas que rodean los cortes, por teórica que puede ser dre­
la capa. nada
ejemplo. Ya se mencionó, también, el caso frecuente
de agua ascendente por capilaridad o subpresión. La cm
)tener la
valuación de la cantidad de agua que en un lapso ~h
'iltro. dado pudiera requerir ser drenada es muy compleja.
Los especialistas en pavimentos o la investigación Materia 1 de subbase Permeabi- Sin capa Con capa
correspondiente de laboratorio podrían arrojar al­ sobre la capa permea- lidad permeable permeable
ú guna luz sobre la relación de infiltración a través de ble. cm cm cm

una carpeta; con esto podría estimarse gruesamente, seg h


por lo menos este concepto, pero los otros orígenes Material convencional —4
del agua acumulada pueden ser más difíciles de cuan- 1.25
de subbase, bien gra- 3X 0.0015
tificar. Las Refs. 16 y 22 presentan algunos estudios duado.
en que se relaciona la longitud, el ancho y el espe­ Arena para concreto
sor de la capa permeable con la relación de infiltra­ con alto contenido de —4
ción y el gasto que puede drenarse. L a Fig. V II-1 3 finos limosos y arci- 6X 0.0030 2.5
muestra las conclusiones básicas de tales estudios. En liosos.

el eje de ordenadas derecho se dan los espesores y Arena para concreto


0,000 características de capas permeables capaces de drenar con bajo contenido de —3
los gastos producidos por las relaciones de infiltración finos limosos y arci- 6 X 10 0.030 25.0
liosos.
y las longitudes de capa permeable (para un ancho
unitario) que figuran en las rectas diagonales y en
el eje de abscisas de las gráficas. La figura superior
Independientemente de que la tabla se refiere a
(parte a) se refiere a pavimentos construidos con 2%
una disposición que, aunque frecuente, no es consi­
de pendiente transversal, en tanto que la inferior
derada idónea por los autores de este libro, que pre­
l) (parte b) trata de pavimentos que tienen 5% de
fieren que la capa permeable se integre a la estruc­
tal pendiente.
tura del pavimento, haciéndola fungir como subbase
Las relaciones de infiltración de los pavimentos
cuando el agua proviene de infiltración de las capas
estudiados se dan en m ililitros por minuto, y se re­
superiores (Fig. VII-11.a), la tabla anterior propor­
fieren al agua que penetra a través de un círculo so­ ciona una excelente norma de criterio y resalta el
bre la carpeta de 15 cm de diámetro. gran poder drenante que se adquiere con el uso de
Las figuras indican, por ejemplo, que se necesita capas permables horizontales; de hecho una instala­
una capa permeable de 90 cm de espesor, con permea- ción tal puede multiplicar en cientos y miles de veces
cm la capacidad drenante en el interior de un camino o
bilidad de 3.5 X 103 ------ y 2% de pendiente trans-
seg aeropista. Naturalmente, ya se d ijo que estas capas
versal, para drenar el agua que entra en una faja permeables que estarán sujetas a flujo de agua de­
de un pavimento con 5 m de longitud y 1 m de an­ ben ser diseñadas con los requisitos de filtro que han
cho, que tenga una relación de infiltración de 0.25 quedado reseñados más atrás en este capítulo.
ml/min, medida como se indicó. En cambio, sólo se U n complemento importante de una capa filtran­
0.5X10" 2 precisan 7.5 cm de espesor de capa permeable, si la te es la instaladón a ambos lados de un sistema re­
permeabilidad 3.5 cm/seg, para remover el agua que colector y eliminador del agua. L a Fig. VII-14 mues­
penetre, con la misma relación de infiltración, en tra un detalle de tal instalación para una aeropista.
420 E l subdrenaje en las vías terrestres

ACOTAN
de 7.5 cm de e s p e s o r .------- -
K= 12 cm/seg puede eliminar 5.5 mVdía

de 7.5 cm de espesor. K=3.5cm/seg


>

MATERIA
Capa de 30 cm de espesor.
S
3.5 * I0"zcm/seg
O
<
Capa de90cm de espesor. —
K= 3 5 x I0 '3cm/seg
O Capa de 30 cm de es p es o r.-------
<
oe K= 3.5 x icr\m /seg
Figura VJ

B. Dre
no ta:
Las dos figuras tienen-
0.00 03
0.3 escala logarítmica en am bos- En 1
ejes. montañi
L = LO N G IT U D DE L A CAPA DRENANTE, m.
según 1,
P E N D IE N T E TRAN SVERSAL, 2 % .
nivel fr
rreno, s
Figura VII-13. Capacidad de
do en t;
descarga de ca­ funda j:
pas drenantes Capa de 7 .5 cm. de espesor.-------- de los <
(Refs. 16 y 22). K= 12 cm/seg puede eliminar 135mtydía

Capa de 75 cm de espesor. K: 35cmAeg

de 30 cm. de e s p e s o r.---------
- 0.5 * I0'^cm/seg

.Capa de 90 cm de esp eso r.---------


K= 3.5 * I0"5cm/seg

.Capa de 30 cm de esp eso r.---------


K= 3.5 x I0‘ 3cm/seg

0.0003
0.3
Ls L O N G IT U D DE L A C A P A D R E N A N T E , m
P E N D IE N T E TRAN SV ERSAL, 5 %

b-

U n aspecto importante en el diseño de capas deben emplearse capas de espesor inferior a 15 cm


permeables es su costo, que suele ser alto. A este res­ y 20 y 30 cm son las dimensiones más comunes; es­
pecto es deseable cualquier reducción en el espesor
pesores mayores probablemente repercuten ya mucho
de la capa que pueda lograrse sin dism inuir en exce­
en el costo, sobre todo en carreteras, pues en aero-
so la capacidad drenante. Sin embargo, capas dema­
siado delgadas se complican constructivamente hasta pistas suelen tenerse márgenes más amplios a este
el grado de perder su ventaja económica. Quizá no respecto. Constru
M étodos de subdrenaje en vías terrestres 421

CARPETA

o r . --------
ir 5.5 mVdía

K= 3.5 cm/seg

■esor. - -

sor. —

e s o r.-------

Figura VII-14. ‘ Detalle de la instalación de eliminación de


agua en una capa permeable.

ción que tenderá a saturar los taludes y la cama del


B. Drenes longitudinales de zanja
corte (Fig. V I I - 15).
■as tienen-
Este flujo puede ser interceptado por un dren
?n ambos-- En laderas inclinadas o en terrenos ondulados y
longitudinal de zanja, tal como se hace ver en la
montañosos es común que el agua subterránea fluya
misma Fig. VII-15, en la que se esquematizan las
según la inclinación de la superficie, guardando el
direcciones del flu jo antes y después de colocar tal
nivel freático una configuración sim ilar a la del te­
instalación. El efecto del subdrén de zanja es en este
rreno, si bien usualmente menos accidentada. Cuan­
caso interceptar y elim inar el flujo hacia la cama del
do en tales casos haya de hacerse una excavación pro­
corte y, en m enor escala, disminuir la zona eventual­
funda para alojar una vía terrestre, como es el caso
s o r.--------- mente saturada en el talud. La mayor parte de los
de los cortes, se producirá un flu jo hacia la excava-
135 mVdía drenes longitudinales de zanja que se colocan en ca­
rreteras y ferrocarriles tienen tal finalidad, por lo
<: 35cmAeg
que resultan ser en ese caso estructuras cuya princi­
pal función es la protección de pavimentos, inter­
ceptando un flu jo de agua.
Pero otra utilización muy común de los drenes
, o r . ---------
longitudinales de zanja se ilustra en la Fig. VII-16.
Se ven en ella tres condiciones en que gracias a
tales instalaciones se logra dejar un pavim ento por
o r . ----------
encima de un nivel freático que, de otra manera, lo
anegaría. A qu í, más que el interceptar un flu jo, la
so r.---------- m isión del dren es abatir un nivel freático, prote­
giendo así al pavim ento. Esta es una necesidad muy
frecuente en terrenos planos, con nivel freático muy
próxim o a la superficie, de manera que la función
ilustrada en la Fig. V II-1 6 será típica de aeropistas,
aunque en la figura se ejem plifican tres casos de ca­
rretera, donde la situación puede también, natural­
mente, presentarse.
El subdrén consiste en una zanja de profundidad
adecuada (com o m ín im o quizá de 1 a 1.5 m, ha­
biéndose llegado a construirlas hasta de 4.0 m ) , pro­
vista de un tubo perforado en su fondo y rellena de
m aterial filtrante; el agua colectada por el tubo se
desaloja por gravedad a algún bajo o cañada en que
su descarga sea inofensiva. U n croquis de tal sub­
a 15 cm drén puede verse en la Fig. V I I - 17.
unes; ev E l material de filtro y las perforaciones del tubo
a mucho deberán seguir las normas discutidas en la sección
en aero- V II-3 de este capítulo.
L a Fig. VII-16 ilustra también aquellos casos en
'S a este
qu e el dren haya de colocarse de un lado o los dos
Construcción de un dren lateral de zanja. de una carretera o, inclusive, en que hayan de dispo-
E l subdrenaje en las vías terrestres

TERRENO NATURAL

SELLO
CARPETA
N.A.F ORIGINAL
BASE Y SUBBASE
N.A.F CON DRENAJE

DREN LONGITUDINAL

TERRENO ORIGINAL- N.A.F ORIGINAL


CORTE CARPETA SELLO

N.A.F CON DRENAJE

DREN LONGITUDINAL

TERRENO NATURAL- AF ORIGINAL

CORTE SELLO CARPETA

N.A.F CON DRENAJE- ^-N.A.F CON DRENAJE


F ig u r a V II-1 6 . Casos de uso de drenes longitu­ DREN LONGITUDINAL
dinales de zanja para abatir el
N . A. F.

Talud del corte


Cuneta impermeabilizada Acotamiento
terrestr
CARPETA de fluj'
Var¡able0.06 mín Se i
existe t
cería y
tiene u
CAPA SUB-RASANTE conseci
la geon
permit(

Tubo de concreto

V a ria b le
0.60 mm D IM E N S IO N E S EN. M E T R O S 0.6
Figura VII-X7. Sección transversal de un subdrén longitudinal de zanja, se­
gún la práctica mexicana. (Secretaría de Obras Públicas.)
o.í

o.<
nerse tres o m ás zanjas, c o m o p o d r á ser el caso en c ie n te d e m a te r ia l d e f ilt r o en el fo n d o d e la zanja h'/d
a:
las a m p lia s secciones d e las au top istas m odernas o c o m o para g a ra n tiz a r u n a p la n tilla estab le, q u e per­
en las aerop istas; en estos ú ltim o s casos, es co m ú n m ita d a r al tu b o p e n d ie n te s p erm an en tes y p a ra pro­ OJ
c o m b in a r la a cció n d e estos d ren es lo n g itu d in a les te g e rlo ; es fre c u e n te con stru ir, en este caso, la plan ­
con in te rc e p to re s transversales, d e los q u e se h ablará o.
t illa con un c o n c re to p o b re.
p o s te rio rm e n te . L a s zanjas h a n d e ser profu n das y
L a F ig. V I I - 1 8 (R e f . 22) m uestra redes d e flu jo
p ró x im a s si ex is te su b p resión d e agu a b a jo la sec­
ció n d e la v ía terrestre. típicas hacia d ren es lo n g itu d in a les d e zan ja.
E l r e lle n o p erm ea b le d e b e rá colocarse com p ac­ L a F ig. V II- 1 9 (R e f. 22) p ro p o rc io n a u n a rela­
tá n d o lo c o n ven ien tem en te, segú n y a se com entó. c ió n en tre la p r o fu n d id a d de las zanjas y la carga F ig u ra
C u a n d o e l terren o en q u e se construyan sea b la n ­ h id rostática q u e p u e d e gen erar el agu a en la zona
d o y h ú m ed o , d eb erá cu idarse d a r u n espesor su fi­ c o m p ren d id a e n tre dos zanjas paralelas, b a jo la vía
r

Métodos de subdrenaje en vias terrestres 423

V SUBBASE

\JE

: naje
AL

Figura V II-18. Redes de flujo típicas hacia drenes longitudinales de zanja


(R ef. 22).

terrestre. La gráfica se ha calculado a partir de redes agua entre las dos zanjas de drenaje con la profun­
de flujo y constituye una solución teórica. didad de dichos subdrenes, lo cual es un dato inte­
Se reproduce un caso en que bajo un pavimento resante de alto valor práctico.
existe un espesor de suelo d, quizá material de terra- Cuando la subpresión sea alta, consideraciones
cería y bajo él una fuente de agua, en la que ésta como las contenidas en la gráfica de la Fig. V II-19
tiene una subpresión equivalente a la carga h; como llevan a subdrenes muy próximos o muy profundos.
consecuencia, se desarrolla un flujo ascendente. Para En tales casos suele resultar óptima la combinación
I la geometría presentada, la parte b de la Fig. V II-19 de subdrenes longitudinales con capas permeables in­
permite relacionar la máxima carga que afecta al tegradas al pavimento de la vía terrestre, pues estas
últimas contribuyen mucho a disipar las presiones
h ' = MAXIMOEXCESO
que puedan desarrollarse en el agua.
De hecho existe fuerte discusión entre los inge­
nieros dedicados a estas actividades- entre las virtu­
des comparativas de las capas permeables y las de
los drenes longitudinales de zanja. Algunos se incli­
nan por la utilización sistemática de las capas permea­
bles, aun para captar los flujos provenientes de los
taludes de los cortes; se fundan para ello en la pro­
tección completa que dan las capas en toda la su­
perficie de apoyo del pavimento y en razones de cos­
la zanja to, pues si la capa se integra al pavimento en su
que per- función estructural podría ser, muchas veces, más
para pro- barata, por el costo que significan las excavaciones
la plan- de las zanjas longitudinales, a poco duro que sea el
terreno en que hayan de hacerse. Los partidarios del
subdrén longitudinal le achacan seguridad de ope­
de flujo ración y esta estructura tiene a su favor más tradi­
ción y mayor número de experiencias.
una reía­ Los autores de este libro piensan que ambas so­
la carga luciones tienen su específico campo de aplicación,
Figura VII-19. Gráfica que relaciona la profundidad del sub­
la zona drén y la carga hidrostática que se puede ge­ que depende mucho de la geometría de la sección
jo la vía nerar entre dos subdrenes (R ef. 22). de la vía, de las trayectorias de flujo de agua, de la
424 El subdrenaje en las vías terrestres

flujos que afectan esencialmente a un pavimento,


con dirección de filtración prácticamente vertical.
Los drenes de zanja rinden sus mejores resultados N
cuando se trata de interceptar flujos que vienen pol­
los taludes de un corte. Es probable que entre las
dos modalidades de subdrenaje pueda ejercerse una //
considerable dosis de preferencia personal y, desde FU

luego, éste es un caso en que la ventaja económica


pueda resultar decisiva para realizar una elección SUE
adecuada.
La Fig. VII-20 (Ref. 22) muestra algunas dispo­
siciones típicas con subdrenes laterales de zanja en F ig u r a

aeropistas. En la parte a de la figura se combina el


efecto de una subbase permeable drenante con un del cort
sistema de subdrenes longitudinales de zanja y con asentam
un apropiado dispositivo de drenaje transversal a El e
base de trincheras y canales. se mucl
En la parte b de la figura se utiliza un subdrén 1 una cíe
interceptor aguas arriba de la pista, substituyendo j drenant

al subdrenaje en la propia pista. La parte c muestra tado ta


un dispositivo que incluye drenes interceptores como intercej
protección general y todo un sistema de drenaje plu­ I cuando
vial a ambos lados de la estructura. el nivel
Los
ser cap
C. Subdrenes interceptores transversales que les
mente
Son dispositivo de drenaje análogos en principio i

a los subdrenes de zanja y lo único que los distingue


es la dirección en que se desarrollan, que ahora es D. Dr
Dren d e zanja trabajando. Carretera Pátzcuaro-Uruapan. normal al eje de la vía terrestre. El caso típico de la
instalación de estos subdrenes en carreteras se ilus­ Ya
existencia y monto de subpresiones en ella, de los tra en la Fig. VII-21, en la que se muestra una tran­ wismos
materiales presentes y de muchas consideraciones eco­ sición de una sección en corte a una sección en terra­ quedan
nómicas. En términos generales piensan que la capa plén. De no colocar el subdrén transversal intercep rante 1;
permeable horizontal drenante conviene para captar tor podría suceder que el flujo del agua proveniente fluir d
ludes;
librio i
P E R F IL ORIGINAL DELTERRENO CUN ETA Y BORDILLO
establei
6 0 .0 0 m J 2 5 -3 0 m | 2 5 -3 0 » 6 0 .0 0 m
IMPERMEABLE i CARPETA
1-5V a ^ ------ i ,0/o jl j r t T É Í j j — 7 7 ,0/o —
m & k * 1 '■ y 11 ............... —
S U B B A S E PER M E A B LE
TRINCHERA 0.6 m MINIMO SU B D R E N LONG ITUDINAL P E R F IL O RIG INAL D EL TERREN O
PUEDEN COLOCARSE SUBDRENES
EN A M BO S L A D O S-----------------

60.00 m 25-30 m 2530111 25.00 m 30.00 m iKXOOm


i CARPETA

1.5% 1% i/ 1% 1 .5 %
¿ ¡ m í » ____ . l - - - ' i BASE/ ^ TAXEO 1
/ P E R F IL ORIGINAL DEL TERRENO
SUfr-BASE D R E N A J E D E TORMENTA
SUBDREN IN TERCEPTOR

25-30 m 2 5 -3 0 ■ 60.00 m
PERFIL ORIGINAL D EL TERRENO IC A R P E T A IM P E R M E A B LE TRINCHERA
A ____ I.SV» — 2 % 1% f i% L V!\U¿ — I.S'% -----
^ DR EN Á J E 'ffE fÓtfME N TA
BASE S U B IA S E

S U B D R E N IN T E R C EPTOR

Figura VH-20. Instalaciones típicas de subdrenaje en aeropistas (R ef. 22).

I
Métodos de subdrenaje en vias terrestres 425

mayor parte de las fallas que pueden achacarse a


estos efectos ocurren algún tiempo después de los
períodos de precipitación pluvial intensa, indicio de
que ése ha sido el tiem po requerido para constituir­
se los flujos internos que producen acumulaciones de
agua en taludes y laderas. N o debe imaginarse, por
cierto, que la presencia de agua en los taludes de
cortes sea un fenómeno raro o dependiente del azar;
por el contrario, es algo que debe esperarse sistemá­
ticamente en todos los terrenos en que el nivel freáti­
co no sea bastante más profundo que la rasante de
la vía o en que la precipitación no sea anormalmen­
te escasa. La razón es que al practicar un corte se
del corte entrase en el terraplén, provocando en éste abate el nivel del agua interior hasta su cama, pro­
asentamientos o deslizamientos. duciendo una zona profunda a la presión atmosféri­
E l efecto del dren interceptor puede incrementar­
ca, hacia la que deberá flu ir el agua de las masas
se mucho en casos como el de la Fig. VII-21 si en
vecinas. En general, un corte actúa como un dren
una cierta longitud se coloca una capa permeable en cl terreno en que se construye.
drenante a ambos lados del mismo. Va se ha comen­
U n corte puede ser estable bajo una determinada
tado también la conveniencia de colocar subdrenes
condición de agua subterránea y bajo ciertas cargas
interceptores en combinación con los longitudinales,
cuando éstos estén muy separados o haya de abatirse hidráulicas, pero si una cantidad adicional de agua
el nivel freático en grandes áreas. fluye hacia él se podrá alcanzar una condición tal
Los drenes interceptores transversales deben de en el agua en cuanto a las cargas hidráulicas, que se
ser capaces de elim inar muy rápidamente las aguas desarrollen en el interior del suelo presiones neutra*
que les lleguen por lo que en ellos son particular­ les que produzcan la falla. Por esta razón, un corte
mente críticos los requerimientos de permeabilidad. construido desde hace muchos años puede fallar re­
pentinamente tras un período de precipitación extra­
ordinaria.
D. Drenes de penetración transversal ■Los 'drenes de penetración transversal denomina*
dos por la práctica americana drenes horizontales
Ya se han discutido con cierto detalle los meca­ (R ef. 15, 23, 24, 25, 26, 27 y, especialmente, 28) son
nismos por los que el agua que satura las masas que instalaciones de subdrenaje que responden específi­
quedan a los lados de un corte que se practique du­ camente a la necesidad de abatir del interior de los
rante la construcción de una vía terrestre pueden in­ taludes del corte las presiones generadas por el agua»
flu ir desfavorablemente en la estabilidad de sus ta­ que sean susceptibles de provocar la falla del corte.
ludes; los mismos mecanismos comprometen el equi­ Comenzaron a utilizarse en el Departamento de Ca­
librio de una ladera natural a través de la que se rreteras de California (E E .U U .) a partir de los últi­
establezca un flujo. Tam bién sc ha indicado cómo la mos años de la década de los 30s.

Dren de penetración
transversal
426 El subdrenaje en las vías terrestres

Consisten sencillamente en tubos perforados en


Com
toda su periferia que penetran en el terreno natural
los dren
en dirección transversal al eje de la vía, para captar
nacea d
las aguas internas y abatir sus presiones neutrales.
después
Se construyen efectuando primeramente una perfora­
garantiz
ción de 7.5 a 10 cm de diámetro, para lo cual existe
Esta im
la maquinaria apropiada, automática y provista de
ción vis
movimiento propio de avance y retroceso, para faci­
de la es
litar las maniobras. Dentro de la perforación se colo­
falla o
ca el tubo perforado de 5 cm de diámetro general­
res. Se
mente, el cual suele ser galvanizado o tener una pe­
materia
lícula de asfalto, como protección contra la corrosión.
minar, ,
El tubo se coloca con una inclinación hacia la vía cia de
comprendida entre, 5% y 20%; 10% es una pendien­ lados sc
te muy común. en zon;
Hay siempre tendencia a que el proceso de per­ efectivi<
Perforación de un dren de penetración transversal.
foración cambie substancialmente la pendiente adop­ causa
tada, generalmente disminuyendo por efecto de la se local
gravedad. Naturalmente esto depende mucho de la La longitud de los drenes de penetración trans­
versal depende mucho de la geometría de la zona en línea d
naturaleza y uniformidad de los suelos perforados y terceptí
existe la tendencia a que la herramienta de ataque que se instalan, tal como se discutirá brevemente
más adelante, pero resulta fácil hacerlos de 50 ó gament
se vaya por las trayectorias de menor resistencia, peligro:
como fisuras, grietas, estratos blandos, etc. La pre­ 70 m y, muchas veces, se han hecho de más de 100 m.
Naturalmente que la naturaleza del terreno en que que el
sencia de cavidades suele ser el problema más grave Los
que se presenta en la perforación de drenes trans­ se instalan tiene mucho que ver con este aspecto.
talarse
versales. Comoquiera que la perforación previa para Como ya se ha dicho, los drenes de penetración
'tenimit
alojarlos no suele ademarse, por razones de costo, los transversal tienen por objeto drenar el agua y/o aba­
terrestr
derrumbes en la perforación son normalmente otro tir sus presiones neutrales en grandes extensiones,
interioi
problema de consideración; cuando se perfora en zo­ mayores de las que puede alcanzar cualquier otro
Para e
nas en que ha ocurrido una falla y hay movimien­ método de subdrenaje. También modifican, usual­
mente
tos, este peligro es particularmente significativo. El mente en forma favorable, la dirección de las fuerzas
dos a
equipo de perforación consiste en una herramienta de filtración.
obliga
rotatoria, preferentemente montada en una máquina Por ello su campo natural de aplicación son los
grande
con movilidad propia (un pequeño tractor, por ejem­ taludes de los cortes y las laderas naturales, especial­
los dre
plo) ; se utiliza varillaje de 1.52 m (5 pies). Las bro­ mente cuando sirven de apoyo a un terraplén. Se
La
cas tricónicas han resultado versátiles para muchos requiere un gran número de drenes para lograr bue­
netraci
tipos de suelo, en tanto no haya un contenido exce­ na eficiencia y en terrenos impermeables o en masas variad
sivo de boleos y fragmentos de roca. de roca agrietada, sin fácil comunicación interna, su
de obs«
La descarga puede ser libre a la cuneta o, en ins­ zona de influencia puede ser relativamente pequeña, drenad
talaciones importantes, a tubos colectores de unos de manera que se requieren espaciamientos cortos;
20 cm de diámetro, que encaminan las aguas a don­ es frecuente verlos hasta cinco metros uno del otro
de sean inofensivas. La parte del tubo perforado del y en dos o más hileras separadas por un espaciamien-
subdrén que queda próxima a la salida debe dejarse to vertical similar; diez metros es un espaciamiento
sin perforar en uno o dos metros, para evitar la in­ muy común. La Fig. VII-22 muestra un croquis de su
vasión de vegetación a través de las perforaciones y colocación y efectos para el caso de una sección en
la obstrucción del tubo. balcón de una carretera.

Figura VII-22. Esquema de la influencia


de los drenes transversa­
les de penetración en un
corte de balcón.
r

M éto d os de subdrenaje en vías terrestres 427

C om o todos los demás métodos de subdrenaje, L a lo n gitu d necesaria es uno de los factores más
los drenes de penetración transversal no son una pa­ difíciles de defin ir, sobre todo en áreas en que, com o
nacea de uso universal. Deben instalarse solamente es frecuente en las vías terrestres, no haya suficiente
después de realizar las investigaciones necesarias para inform ación proveniente de program as detallados de
garantizar su efectividad y la economía del m étodo. sondeos. C uando se aplican en un talud de un corte
Esta investigación puede consistir en sondeos, inspec­ de nueva construcción, puede tenerse una idea bas­
ción visual de la zona, estudios geológicos o análisis tante aproxim ada de la lon gitu d requerida dibu jan­
de la estabilidad de un talud antes o después de una do un p e rfil del talud con los círculos de desliza­
falla o en una com binación de los estudios an terio­ m iento probables; los drenes deben cubrir con am­
res. Se trata de d e fin ir la secuencia geológica de los plitud las masas de suelo susceptibles de deslizarse.
materiales, la existencia y nivel de agua y de deter­ U n criterio sim ilar puede usarse cuando se desee es­
minar, siquiera sea cualitativamente, la mala in flu en ­ tabilizar con drenes de penetración transversal un
cia de ésta. Muchas veces los primeros drenes insta­ talud ya construido que em piece a moverse o mues­
lados son verdaderos tanteos exploratorios, sobre todo tre otros signos de inestabilidad. Cuando exista o se
en zonas en donde no existen sondeos previos. La sospeche que exista una superficie de falla formada,
efectividad queda condicionada a que el agua sea la form a qu e se conozca de ésta o qu e pueda razona­
causa principal de problem as de estabilidad y a que blem ente atribuírsele, orientará de inm ediato tanto
se localice de tal m anera que el nivel freático o la la disposición com o la lon gitu d de los drenes nece­
ión trans-
línea de corriente superior del flu jo puedan ser in­ sarios. C uando se desee estabilizar una ladera b ajo
i zona en
terceptados por los drenes. N o deben instalarse cie­ un terraplén, los drenes deberán llevarse a lon gitud
'evemente
gamente, simplem ente porqu e exista una condición suficiente para cubrir toda la zona susceptible de
de 50 ó
peligrosa en cuanto a estabilidad, inclusive si se ve entrar en conflicto. L a Fig. V II-2 3 presenta croquis
de 100 m.
que el agua subterránea juega un cierto papel. que ilustran gráficam ente los criterios anteriores en
0 en que
Los drenes de penetración transversal deben ins­ form a general.
Decto.
talarse de manera qu e puedan ser objeto de un man­ C uando se instalan los drenes transversales sin
¡netración
tenim iento durante la conservación norm al de la vía equ ip o especializado, lo cual es común en países en
. y/o aba-
terrestre. Este m antenim iento consiste en su lim pieza desarrollo, se suele recurrir a equipos convencionales
tensiones,
interior, incluyendo el destapar sus perforaciones. de perforación, que requieren de la inyección de can­
uier otro
Para ello existe la m aquinaria apropiada, general­ tidades bastante grandes de agua. L a difusión de esta
m, usual-
mente a base de cepillos con cerda metálica, integra­ agua a presión en la masa de suelo puede producir
as fuerzas
dos a máquinas de acción mecánica. Esta necesidad condiciones transitorias pero m uy críticas en la esta­
obliga muchas veces a la construcción de túneles o b ilid ad general. En la R ef. 28 se describe muy deta­
n son los lladam ente el equipo de perforación utilizado p or el
grandes tubos que proporcionen acceso a la boca de
, especial-
los drenes. D epartam ento de Carreteras de C aliforn ia, que no
aplén. Se
La efectividad de un conjunto de drenes de pe­ utiliza agua de perforación. En M é x ic o se han insta­
>grar bue- lado varias veces drenes de penetración transversal
netración transversal puede medirse registrando las
en masas
variaciones de elevación del espejo del agua en pozos con e q u ip o convencional; la experiencia parece ser
1terna, su que si se ejerce un cuidadoso con trol sobre las op e­
de observación estratégicamente dispuestos en la zona
pequeña,
drenada. raciones y sobre el agua inyectada es posible superar
)s cortos;
del otro
•aciami en­
riamiento
[uis de su
ección en

JO SIN DRENES
JO CON DRENES

O tro aspecto d e la p e rfo ra ció n de


drenes transversales.
428 El subdrenaje en las vías terrestres

Es c<
nes estai

E. Poz<

Aun<
gía de \
un mod
ficos. Sc
- 0.60
un tubc
espacio
material
de 20 i
que cap
ba de 1;
cipal es
pas pro
mico o
muy ef'
toda el
Los
el agua
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agua, s<
que exi
zá, el r
costoso
servacic
CARRETERA
riesgo i
ocasion
fondo i
este pn
costoso,
plicarse
a dond
que pr
las agu
c .- Corrección de una falla existente

Figura VII-23. Croquis de la disposición de drenes transversales de penetración.

las malas consecuencias de dicha inyección, pero des­ ble, con agua libre y en tal caso el gasto drenado
de luego se debe considerar siempre preferible no !
podrá ser impresionante; pero también podrá ocu­ i
utilizar agua de perforación. rrir que los drenes se instalen en formaciones arci­
Las dos formaciones en donde es probablemente llosas impermeables, en que logren muy eficientemen­
más difícil instalar drenes transversales son las are­ te abatir las presiones de poro y en que contribuyan
nas finas limosas y los suelos que contienen grandes mucho a la estabilidad, pero colectando cantidades
boleos y fragmentos de roca; la primera por su ten­ de agua mínimas. El dren transversal lleva la pre­
dencia a derrumbarse y formar cavidades durante la sión atmosférica hasta donde penetra y establece una
perforación y la segunda por las dificultades prove­ zona de influencia con presión creciente hacia la pe­
nientes de la dureza y la heterogeneidad, que restan riferia, que produce un beneficio en un cierto volu­
eficiencia a la operación y elevan los costos. men de suelo. Dentro de esa zona de influencia, el
Debe entenderse claramente que el objetivo fun­ agua tiende a fluir hacia el dren, pero la c a n t i d a d
damental de los drenes es abatir las presiones neutra­ que llegue depende ante todo de la permeabilidad
les en las masas de suelo cuya estabilidad interesa. de la formación. Se ha dicho que en los suelos en
El éxito no necesariamente puede medirse por la que es más interesante abatir la presión de poro pue­
cantidad de agua que los drenes colecten. Pudiera den ser masas de arcilla y en ellos difícilmente po­
suceder que se interceptase un acuífero muy permea­ drán esperarse grandes gastos.
Métodos de subdrenaje en vias terrestres 429

Es común que el gasto colectado tenga variacio­ hacerlo por medio de drenes de penetración trans­
nes estacionales. versal. Naturalmente que será muy difícil lograr una
conexión física entre el pozo y el dren transversal,
dadas las imprecisiones de la perforación, pero esta
E. Pozos de alivio limitación quizá no es importante, pues los drenes
transversales pueden captar mucha del agua que tien­
Aunque son relativamente escasos en la tecnolo­ da a acumularse en los pozos y. desde luego, impe­
gía de vías terrestres, los pozos de alivio constituyen dirán la generación de presiones neutrales de im­
un modo útil de resolver algunos problemas especí­ portancia.
ficos. Son perforaciones verticales del orden de 0.40 £n el caso de la figura, los pozos se han colocado
— 0.60 m de diámetro, dentro de las cuales se coloca en dos pantallas, con dos hileras en cada pantalla y
un tubo perforado de 10 — 15 cm de diámetro. £1 se ha dispuesto también una doble línea de drenes
espacio anular que queda entre ambos, se rellena con transversales para drenaje.
material de filtro. Los pozos se han construido hasta La Fig. V I 1-25 (Ref. 26) muestra un procedi­
de 20 m de profundidad. Se colocan de forma tal miento ingenioso desarrollado por el Departamento
que capten los flujos perjudiciales, o sea ladera arri­ de Carreteras del Estado de Washington para propor­
ba de la zona que se desee proteger. Su misión prin­ cionar drenaje a los pozos de alivio. Se trata de un
cipal es abatir la presión en el agua existente en ca­ sifón, cuya única limitación es la profundidad en
pas profundas del subsuelo, a las que no es econó­ que puede operar, al igual que todos los sifones.
mico o posible llegar por excavación; no suelen ser En la figura se muestran dos alternativas de di­
muy efectivos desde el punto de vista de eliminar seño, una metálica y otra con tubo de concreto per­
toda el agua contenida por el suelo. forado. £1 sistema puede también usarse en otras
Los pozos deberán tener un sistema que elimine estructuras de drenaje que se comentarán posterior­
el agua que drenen, de otro modo sólo serán un ali­ mente, tales como trincheras estabilizadoras o gale­
vio transitorio, pero con el tiempo, al llenarse de rías filtrantes.
agua, se restituirán los niveles y estados de presiones £1 espadamiento entre los pozos de alivio es un
que existían antes de colocarlos. £1 bombeo es, qui­ factor muy importante, tanto por lo que se refleja
zá, el medio más obvio para lograr tal fin, pero es en la efectividad del sistema, como en su costo. Los
costoso y complica mucho las maniobras de la con­ espaciamientos comprendidos entre 5 y 10 m son co­
servación normal de la vía, por lo que se corre el munes, como también lo es formar la pantalla con
riesgo de que se descuide o abandone. £n algunas dos hileras próximas traslapadas.
ocasiones se ha construido una galería uniendo el £1 método de los pozos de alivio tiene en su con­
fondo de los pozos, a modo de un pequeño túnel; tra el costo, que suele ser alto; no es fácil que se
este procedimiento, salvo casos especiales, también es justifiquen económicamente allí donde la perforación
costoso, sobre todo por lo que pueden llegar a com­ sea dificultosa o, sobre todo, donde el pozo haya de
plicarse las obras de conducción, para llevar las aguas ser ademado, antes de colocar su relleno.
a donde sean inofensivas. La Fig. VII-24 ilustra el La Fig. V1I-26 permite calcular la capacidad de
que probablemente es el mejor medio de eliminar un pozo de alivio para colectar agua, proporcionando
las aguas que colecten los pozos de alivio. Se trata de al mismo tiempo el gasto que ha de ser drenado. Co-

Imtaladón de pon» de alivio.


430 E l subdrenaje en las vías terrestres

!
30

uT 20

o* 15

< 10
«i
ui 8
4
o
Figura VII-24. Pozos de alivio com binados X 6
con drenes transversales d e
penetración.
UJ
| °
i oc
I °
1

TUBO
0.9 i

360 c -

36

3.6

036 jL
3.5*

rresponde a cálculos teóricos hechos con base en re­ F. Capas permeables profundas con rem oción
des de flujo. L a parte a de la figura se refiere a un de material F ig u
flujo horizontal que se dirija hacia el pozo desde el
terreno circundante, que se supone saturado. D p es Cuando bajo la zona en que se colocará un terra­
El lí
el diámetro del pozo y D t el del tubo perforado; la plén, existe una capa saturada de suelo de mala ca­
del mat<
diferencia es el espesor de filtro. La gráfica permite lidad y de espesor relativam ente pequeño (no más
prohibí t
calcular el factor de forma de la red de flujo en de 3 ó 4 m) y debajo de esa capa hay materiales de
importa
torno al tubo perforado, en función de la relación mucha mejor calidad, puede pensarse en rem over to­
de los diámetros del tubo y del pozo. Calculado d i­ talmente el suelo m alo en una faja bajo el camino
cho factor de forma, ei gasto por elim inar será: por construir y en la longitud necesaria. L a Fig.
VII-27 esquematiza una instalación de tal tipo.
Q m kh Ff L (7-10) L a excavación para la remoción podrá recubrirse
con una capa de 50 cm o un metro de m aterial de
donde k es el coeficiente de permeabilidad del ma­ filtro, disponiendo la correspondiente tubería perfo­
terial de filtro colocado; h, la carga hidráulica que rada de captación y un sistema de desfogue. Poste­
produce el flu jo (que en general habrá de ser esti­ riormente, la excavación se rellenará con material
mada) y L es la profundidad del pozo. de buenas características, debidamente compactado.
La parte b de la Fig. VII-26 muestra otra gráfica L a capa drenante colocada evita que el relleno
de interés, referente ahora al gasto que se colecta compactado sufra en el futuro los efectos adversos
en el fondo de un pozo de alivio, cuando el drenaje del agua. Adicionalmente, el sistema perm ite que el
se hace por una galería conectada a dicho fondo o terraplén se apoye a fin de cuentas en terreno fir­
por un dren transversal que aflore en esa zona del me, por lo que la solución debe verse com o mixta,
pozo de alivio. El gasto se da en términos de la per­ entre mejoramiento de terreno de cimentación y sub­
meabilidad del filtro y del diámetro del pozo. drenaje.
r

M é to d o s de s u b d re n a je en vias terrestres 431

SU ELO que se esté removiendo realmente el material a tra­


vés del cual ocurre el flujo, pues ha sucedido que
por abajo del estrato firm e en que se confió, existía
otro estrato débil saturado, de manera que la rem o­
ción por arriba de él no produjo un cambio substan­
cial en las condiciones de estabilidad de la zona.

ABLE G. Trincheras estabilizadoras

Cuando en una ladera natural existe flu jo de


agua y está formada por grandes espesores de mate­
riales cuya estabilidad se ve amenazada por él y so­
bre tal ladera ha de construirse un terraplén, la re­
moción de todos los materiales malos y su substitu­
ción por otros mejores resulta ya d ifícil y, desde lue­
go, antieconómica. En estos casos puede pensarse que
basta captar el flujo y elim inar el agua en una zona
D f/D p
ES
bajo el terraplén de profundidad y ancho suficiente
A
ía ) para garantizar la estabilidad local; en la práctica
esto se logra drenando las aguas de una zona que
abarque aquella por la que podría desarrollarse un
AR
círculo de deslizamiento del conjunto form ado por
R IP O S A
el terraplén y su terreno de cimentación.
L a Fig. VII-28 muestra en croquis algunas posibi­
lidades de trinchera estabilizadora adaptadas a dife­
rentes circunstancias concretas de casos específicos
(R e f. 29).
En general, una trinchera estabilizadora es una
excavación dotada en su talud aguas arriba de una
DESCARGA
capa drenante, con espesor comprendido entre 0.50 m
y 1.00 m de material de filtro y un sistema de reco­
V A L V U LA
lección y eliminación de agua en su fondo, el cual
suele consistir de una capa de material de filtro del
mismo espesor arriba citado, dentro de la cual hay
tubería perforada (de 15 ó 20 cm de diámetro usual­
mente, o mayor si se espera gran gasto) para condu­
ón
ib) cir rápidamente el agua captada; esta última debe
conectarse a una tubería de desfogue que lleve el
Figura VII-26. Gastos de pozos de a liv io (R e f. 23).
agua a donde sea inofensiva. Este desfogue puede ser,
por cierto, un grave problema si la excavación es
in terra-
El lím ite lógico para esta solución es el espesor profunda y la topografía no es favorable. A veces el
mala ca-
del material malo, que cuando es importante la hace problema puede resolverse simplemente prolongando
(no más
prohibitiva por razones económicas. U na precaución la tubería longitudinal hasta algún bajo o cañada
ríales de
lover to- importante consiste en determinar por exploración apropiados; otras veces será necesario dotar a la trin-
camino
L a Fig.
X ).
¡cubrirse
erial de
a perfo-
Poste-
material
pactado.
relleno
adversos
; que el
eno fir-
> mixta, Figura VII-27. Rem oción de m aterial blan­
n y sub- d o y colocación de una capa
perm eable bajo terraplenes.
r

432 E l subdrenaje en las vías terrestres

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«s g s s^ S J ‘ » \ r
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— fc L ffL V ^ tS r ^ ■- *- ‘ V »


Construcción de otra gran trinchera estabi-
lizadora en la autopista Tijuana-Ensenada. fr >.* V " S¡>* ’ ’I■ :"' W
Excavaciói
¿R H H * d V • . ■? ■ - * s •■» i • * '

CAPA DRENANTE

a — Trinchera bajo el terraplen. b .- Trinchera llevada hasta un estrato firme combinando


drenaje y apoyo.

c .— Trinchera integrada ai terraplen. d .- T rin c h e ra con berma latera l, mostrando un tubo


de descarga transversal

Figura VII-28. T ip o s de trincheras estabilizadoras.

chera de tubos transversales que eliminen sus aguas El fondo de la trinchera deberá tener el ancho
y que deberán alojarse en zanja o en túnel; final­ suficiente para perm itir la operación eficiente de En
mente, hay ocasiones en que los problemas de des­ equipo de construcción, lo cual se logra con unos mejora
fogue son tan complicados y conducen a soluciones 4 m. Los taludes de la excavación deberán ser es­ no de
tan caras que se ha recurrido a elim inar el agua tables durante la construcción, pues el relleno poste­
rior elim ina el problem a a largo plazo. Comoquiera L.
captada por la trinchera por m edio de bombeo. Los
que es común que las trincheras se ubiquen donde
autores de este libro no conocen, ningún caso en que
hay mal material, los problemas de estabilidad de 2.
haya tratado de drenarse el fondo de una trinchera
taludes en la excavación no son raros; la rapidez
estabilizadora por medio de drenes de penetración
de la construcción suele ser un buen aliado para su­
transversal, pero ésta parece ser una posibilidad que perarlos y en casos extremos se recurre a la construc­
pudiera resultar útil en algunas ocasiones; en tal ción por franjas del ancho conveniente, que se van
caso no sería necesaria la tubería perforada y proba­ rellenando antes de abrir la siguiente.
blemente convendría construir el fondo de la trin­ El material que rellena la trinchera debe ser de
chera con un sistema apropiado de pendientes y so­ buena calidad, generalmente proveniente de présta­
bre una plantilla más rígida e impermeable, que de­ m o de banco y debe colocarse con una apropiada
bería ser atravesada por los drenes. compactación por capas.
Métodos de subdrenaje rn vias terrestres 433

Excavación para una trinchera estabilizadora.

Construcción de la trinchera estabilizadora


de la Figura VII-29

En realidad, una trinchera estabilizadora suele para que no sea de falla cualquier superficie
mejorar la estabilidad de un terraplén o de su terre­ hipotética de deslizamiento que pueda trazar­
no de cimentación de varias maneras. se a través de dicha trinchera.

1. Realizando la función drenante que ha que­ Así pues, la función de cualquier trinchera esta­
dado descrita. bilizadora es doble. El subdrenaje que proporciona
2. Realizando un proceso de substituaón de ma­ mejora desde luego las características mecánicas del
terial, en el cual, se apoya el conjunto terra­ suelo ladera abajo, al cortar físicamente al flujo y
plén-trinchera en un suelo más firme (parte b también las mejora ladera arriba, abatiendo las pre­
de la Fig. V I1-28) o se modifican las condicio­ siones en el agua en una importante zona de influen­
nes de estabilidad de tal modo que cualquier cia. Además, el mejoramiento de las características
posible superficie de deslizamiento resulta tan mecánicas del suelo que se substituye en el relleno
larga y tan profunda que hace irrealizable la crea una restricción mecánica a la falla, que puede
falla (por ejemplo, parle a de la Fig. V1I-28). ser muy importante en muchos casos.
La calidad del material de relleno de la trin­ Como ejemplo de esta dualidad de acciones pue­
chera debe ser lo suficientemente buena como de mencionarse la importante trinchera estabilizado-

Copyrighted material
r

434 El subdrenaje en las vias terrestres

U n croquis del perfil general de. la zona estabili­ que se


zada y de la sección de la propia trinchera estabi­ juana-Ei
lizadora se muestra en la Fig. VII-29. ces (R e f
En el lugar existía una superficie de falla pre­ grafía c
viamente formada que se desarrollaba en el contacto una solí
entre un depósito de talud y un estrato de lutitas. entre ui
La parte a de la figura muestra esta situación, así ibilizado
como el nivel freático original, la ubicación del ca­ ¿adora,
m ino y la de la trinchera. Se optó por rellenar la tuada s<
trinchera con un enrocamiento de alta resistencia se coloc;
para aprovechar tanto el efecto drenante como el me­ impedir
cánico. El excelente resultado de la solución, que La :
estabilizó una falla importante, resulta un tanto sor­ casos ai
prendente cuando se compara la escala de la obra
realizada con la de la zona en desequilibrio; ello SÜPI
hace ver la gran eficiencia de estas soluciones, que
suelen ir más lejos de todo lo que es posible cuanti-
ficar con teoría.
Naturalmente que en casos como el anterior es
Construcción de una trinchera estabilizadora. posible calcular el reflejo del factor mecánico de la
trinchera en el factor de seguridad del conjunto. Mu­
ra construida para estabilizar la falla del km 15 + cho más d ifícil resulta cuantificar el efecto drenante.
+ 050 de la Autopista Tijuana-Ensenada, en el N or­ L a Fig. VII-30 muestra otra interesante solución
oeste de M éxico (R e f. 30). empleada con completo é xito en otra falla de las

a Pe r f i

b .— Sección de la trinchera

F igu ra VII-29. T rin ch era d e enrocam iento en el km 15 —f- 050 de la autopista T**
uana-
Ensenada, M é x ic o (R e f. 30). ^

I
M é to d o s de s u b d re n a je e n vías terrestres 435

estabili- que se manifestaron en la zona de la carretera T i ­ del km 15 + 050 durante y después de su construc­
a estabi- juana-Ensenada que ya se ha mencionado tantas ve­ ción. Son de notar los enormes movimientos que tu­
ces (Refs. 30 y 31). Por razones emanantes de la topo­ vieron lugar durante el período constructivo, pese a
alla pre- grafía de la zona (parte a de la figura) se utilizó que la excavación se realizó por secciones de no más
contacto una solución que podría describirse como algo m ixto de 10 m de ancho cada una, rellenando cuidadosa­
2 lutitas. entre un respaldo de enrocamiento, cuyo efecto esta­ mente todas las anteriores antes de abrir la siguiente.
dón, así bilizador radica en su peso y una trinchera estabili­ Es de notar también la extraordinaria respuesta de
i del ca- zadora, con efecto drenante. La gran excavación efec­ la zona a la solución, la cual se mantiene hasta la
llenar la tuada se rellenó con enrocamiento de alta calidad y fecha (noviem bre de 1973). El comportamiento se
ísistenda se colocaron las correspondientes secciones filtro, para describe con base en los desplazamientos horizontales
10 el me- impedir la impermeabilización del relleno. y verticales de tres puntos, representativos de mu­
ón, que L a Fig. V II-3 1 muestra, ejemplificando los dos chos, situados sobre la corona de la autopista. L a v i­
mío sor- casos anteriores, el comportamiento de la trinchera sión de los desplazamientos ocurridos hace ver la im-
r

436 El subdrenaje en las vías terrestres

portancia que la rapidez de construcción suele tener


en estas obras.
Las trincheras estabilizador as no sólo pueden
construirse con su eje paralelo a la vía terrestre; en
ocasiones se hacen en dirección transversal, normal
a la vía, dependiendo de conveniencias dictadas por
la topografía.
La práctica de California aconseja (Ref. 29) pen­
sar en la utilización de trincheras estabilizadoras en
aquellos lugares en que, existiendo problemas de es­
tabilidad planteados o previsibles y condiciones de
flujo, el nivel freático se localice a 10 ó 15 m bajo
el terreno natural; seguramente esta norma resulta
un tanto rígida si se da a la trinchera'estabilizadora
el versátil papel que se le ha atribuido en este libro,
Construcción de una trinchera del tipo mostrado en la que va un poco más lejos de la función puramente
Figura VII-28 b. eliminadora del agua, que considera usualmente la
práctica californiana.
Trazando las correspondientes redes de flujo sue­
le poderse tener una idea de los gastos y requeri­
mientos de permeabilidad que puedan presentarse
en lo relativo a la capa filtrante que se coloca en el
talud de aguas arriba de la excavación. La Fig. V I1-32
(Ref. 7) proporciona información de este estilo ob­
tenida del estudio de diversas redes de flujo. El dato
práctico interesante sería obtener la relación reque­
rida de las permeabilidades del filtro y del suelo
kf
— . H , en la Fig. VII-32, debe interpretarse como

la altura del filtro que queda bajo la línea de co­


rriente superior. La figura permite también relátio-

70

50

30

20

15

10

7 C o n s tn
estabili
5 Tiju an

3
nar 1;
que s
LINEA 0E CORRIENTE SUPERIOR
1 H. <

C
proft
a ell;
DE LO S P U N T O S DE C O N T R O L DE L A L I N E A K.
KM 15 0 5 0 . A UT OP I S T A TIJUANA-ENSENADA p re v e
cil el
Figura V II-31. Comportamiento de la trinchera del km 15 -¡-
en o
-f- 050 de la autopista Tijuana-Ensenada, du
rante y después de la construcción (Ref. 30) Figura VII-32. Requerimientos de filtros inclinados (R ef. 7).
La t<
M ¿todos de subdrenaje en vías terrestres 43/

lele tener
pueden
restre; en
I, normal
tadas por

29) pen-
idoras en
las de es-
nones de
> m bajo
a resulta
jilizadora
:ste libro,
uramente
mente la
Construcción de la trinchera
estabilizadora de la Figura VII-30.
flujo sue-
requeri-
esentarse
x a en el
g. VII-32
estilo ob-
. El dato
n reque-
lel suelo

•se como

:a de co-
1 relacio-

Construcción de la trinchera
estabilizadora de la autopista
Tijuana-Ensenada;

nar las permeabilidades requeridas con los espesores cida en el campo de las presas de tierra, p ero es m a­
que se proyecten de filtro. yor cada día el uso qu e de ellas se hace en problem as
relacionados con el subdrenaje de vías terrestres, so­
H. Galerías filtrantes bre todo en corrección de problemas en zonas ines­
tables de grandes proporciones; mucho más raram en­
Cuando el agua subterránea se encuentra a una te se construyen com o m étodo preventivo.
profundidad tal que sea im posible pensar en llegar L a galería filtra n te es un túnel d e sección ade­
a ella por métodos de excavación a cielo abierto y cuada para p erm itir su propia excavación, localizad o
prevalezcan condiciones topográficas que hagan d ifí­ en donde se ju zgu e más eficiente para captar y e li­
cil el empleo de drenes transversales, se ha recurrido m inar las aguas q u e perjudiquen la estab ilid ad de
en ocasiones a la construcción de galerías filtrantes. un talud o de una ladera natural que se use com o
(Ref. 7). La técnica de estas obras es muy ampliam ente cono­ terreno de cim entación.

A
438 El subdrenaje en las vias terrestres

pacio. La instrumentación de secciones con inclinó-


metros (ver la parte alusiva a instrumentación de
campo en este mismo libro) suele dar magnífico re­
sultado para llegar a conocer la forma de la superfi­
cie de falla dentro del subsuelo. Definida ésta, la ga­
lería filtrante puede desarrollarse por la zona más
baja, para colectar las aguas en la parte de más difí­
cil drenaje. Ya se ha dicho que constituye la norma
usual llevar la galería por abajo de la superficie de
falla, con lo que se previenen dislocaciones por even­
tuales movimientos y se favorece la posibilidad de
drenaje.
El desagüe de la galería filtrante puede ser muy
sencillo cuando la boca de la galería puede ser dre­
nada por gravedad, pero puede complicarse mucho
en caso contrario; hay ocasiones en que ha de recu-
rrirse al bombeo.
Las Figs. VII-33, VII-34 y VII-35 corresponden a
la primera galería filtrante que se construyó en Mé­
xico (1965). Se muestra la planta general de la zona
de la Autopista Tijuana-Ensenada en la que se rea­
lizó la obra, así como el perfil esquemático y la sec­
ción estructural de la propia galería. La obra tiene
unos 200 m de longitud y está complementada por
abanicos de drenes de penetración frontales y por
tubería drenante colocada en los últimos 100 m de
desarrollo (Fig. VII-35). Esta obra sirvió para esta­
bilizar totalmente hasta el momento presente la más
dramática de las fallas ocurridas en el tramo de la
Autopista Tijuana-Ensenada, ya otras veces mencio­
nada; incidentalmente, ésta fue la primera falla que
evolucionó ya durante el período de construcción,
Vista interior de la galería filtrante del km 19 -|~ 200 de la
presentando movimientos totales acumulativos máxi­
autopista Tijuana-Ensenada.
mos hasta de 2 m en la dirección vertical, sobre la
corona del camino y de 1.80 m, hacia el mar, en la
Las técnicas de construcción son las correspon­ dirección horizontal, en la parte más alta de la su­
dientes a cualquier clase de túneles; no se hará men­ perficie de falla, al pie del gran cantil de lutita sana
ción especial de ellas en este lugar, pero sus aspectos (Fig. V II-3 3 ).
generales se comentan brevemente en páginas poste­ Durante el período de exploración fue posible de­
riores de este mismo libro, dedicadas a tales temas. finir de forma muy completa la configuración inter­
El revestimiento de la galería, si resulta necesario, na de la superficie de falla, sobre la cual ocurrían
debe ser tal que permita un efectivo trabajo como los movimientos. Construida la estructura drenante,
dren; se ha hecho con un gran tubo metálico perfo­ la respuesta de la masa en movimiento a su efecto
rado embebido en material de filtro, pero por razo­
nes de costo suele resultar más ventajoso el revesti­
miento convencional de concreto, de manipostería o
mixto (generalmente, paredes de manipostería y bó­
veda de concreto), dejando abundantes huecos, para
propiciar la función drenante, pero cuidando de no
perjudicar la estructural. Es bastante común que la
galería filtrante se desarrolle por debajo de una su­
perficie de falla previamente formada y en tal caso
puede aumentarse mucho la capacidad drenante dis­ fue no
poniendo tubos perforados en abanico radial, que vimien
lleguen hasta la zona fallada. haya i
(1973)
Seguramente el punto de juicio más delicado en
conexión con las galerías filtrantes es su ubicación La
tipo A
en relación con la planta de la zona cuya estabilidad
materi
se desea mejorar; una exploración completa a base
total (
de sondeos es ahora necesaria hasta definir la forma Galería filtrante del km 19 + 200 de la autopista Tijuana-
se can
de la concha de falla en las tres dimensiones del es­ Ensenada. Cambio de sección del tubo a concreto.
r
M é to d o s de s u b d re n a je en vias te rre s tre s 439

n inclinó-
tación de
rnífico re-
la superfi-
sta, la ga-
zona más
más difí-
la norma DRENES DE PENETRACION
lerficie de jA T IJU A N A
p o r even- j

■ilidad de j

; ser muy
e ser dre-' j
,e mucho
. de recu-' j

ponden a
ó en Mé-
e la zona
íe se rea-
y la sec-
bra tiene
itada por
es y por
00 m de
jara está­
te- la más
GALERIA FILTRANTE \ /
n o de la
¡ mencio- I GRIETA PERIMETRAL
fa lla que
ítrucción,
'os máxi-
sobre la
ar, en la
de la su-
itita sana

jsible de-
ón inter- j
ocurrían
drenante,
>u efecto

Figura VII-33. Planta de la galería filtrante construida en el km 19 -|- 200 de la


autopista Tijuana-Ensenada (Ref. 30).

fue no menos dramática que la falla misma; los mo­ meros 30 m, por razones de costo. La galería se dre­
vimientos se detuvieron por completo, sin que se na por bombeo en su boca.
haya registrado ninguno hasta el momento presente La Fig. VII-36 muestra una planta de la zona de
(1973). falla del km 15 + 500 de la misma autopista T i­
La galería se comenzó con un gran tubo metálico juana-Ensenada, donde se ha construido otra impor­
tipo ARMCO (1.80 m de diámetro), embebido en tante galería filtrante, ahora en forma de T . En la
material de filtro, hasta completar una excavación misma figura se muestra la localización de 10 incli-
total del orden de 2.50 m de diámetro. Esta sección nómetros que permitieron conocer con bastante de­
Tijuana-
se cambió a la de la Fig. VII-35 a partir de los pri­ talle la configuración interior de la superficie de
1
440 E l subdrenaje en las vías terrestres

+120

NOTA:
LAS PER
j , SERAN /
: LAS PER

LUTITA

L O N G IT U D APROX. 2 0 0 m.
TERRAPLEN TUBERIA
Y 4 mD
ES PAC I.
¡ CADA t

MAR

GALERIA FILTRANTE

Figura VII-34. Perfil de la galería filtrante del km 19 200 de la autopista Tijuana


Ensenada (R ef. 30).

falla preexistente. La Fig. VII-37 muestra los datos construyó para drenar la zona aparece dibujada en
típicos de desplazamiento horizontal registrados por planta en la Fig. VII-36 y en perfil esquemático en
uno de los inclinómetros. la Fig. VII-38 (naturalmente en este sentido esta úl­
La Fig. VII-38 proporciona la forma aproximada tima figura no es fiel, pues la galería no se desarro­
de la superficie de falla en una de las secciones en lla exactamente sobre la sección de falla dibujada).
que fue determinada. El nivel cero corresponde al En la Fig. VII-39 aparece la sección constructiva
Océano Pacífico. Dicha superficie de falla se desarro­ de la galería; puede verse que su capacidad drenante
llaba también básicamente en un contacto entre de­ se reforzó por medio de un abanico de drenes de pe­
pósitos de talud y un manto muy potente de lutita. netración, de tubo perforado, que se llevaron hasta
Se construyó en el sitio un terraplén de 17 m de interceptar la superficie de falla.
altura para la autopista. La galería filtrante que se La Fig. V I1-40 muestra la variación del nivel de
aguas freáticas en dos puntos de la zona de influen­
cia de la galería filtrante; nótese que ésta fue muy
marcada en el pozo 1-4 (Fig. VII-36) muy próximo
a la T de la galería y menos marcada, pero también
consistente en el pozo 1-6, mucho más alejado. Re- salta 1
netrac
ría. Ei
parecí
y los
do m
Fig. A
mi sin»
relatr
J cia d<
' jados

V H -5

Se
norai
del a
Boca de la galería filtrante del km 19 -f* 200 de Ia autopista Interior de la galería filtrante del km 15 -f- 500 de la
satur
Tijuana-Ensenada. autopista Tijuana-Ensenada.
Efectos capilares en el subdrenaje 441

nota:
LAS PERFORACIONES A y C
SERAN ALTERNADAS CON
U S PERFORACIONES B y D

CONCRETO

TU8ERIA DE 5cmC”)
Y 4 m DE LONGITUD
ESP A C IA D A S A -,
CADA 2 m

M AMPOSTERA JU M EA D A
CON MORTERO

P IS O O E MAMPOSTERIA

1.20_______________ i _ 0.30 I Figura VII-35. Secdón transversal de


la galería filtrante en
el km 19 + 200 de la
autopista Tijuana-En*
ACOTACKMS en M6H0S tenada (Ref. SO).

salta la influencia de los abanicos de drenes de pe­ ese nivel tiene un grado de saturación menor y aun
netración, sobre todo en las zonas próximas a la gale­ cuando las fuerzas de gravedad y de viscosidad si­
ría. En el momento presente (1975), el nivel freático guen jugando un papel importante, en las zonas
parece estar próximo a una estabilización definitiva situadas sobre el nivel freático las fuerzas capilares
y los movimientos de la zona fallada se han deteni­ intervienen también vigorosamente. Estas fuerzas fue­
do muy satisfactoriamente, según se hace ver en la ron someramente analizadas en el capítulo I de esta
Fig. V1I-41, en la que se muestran aquéllos para los obra e incluyen efectos de tensión superficial y de
mismos puntos 1*4 e 1-6. Debe notarse la respuesta interacción fisicoquímica entre el agua y las paredes
relativamente lenta de los movimientos a la presen­ minerales de los canalículos en el suelo. Las Refs. 32
cia de la galería, sobre todo en los puntos más ale­ y 33 contemplan algo de los aspectos teóricos de los
jados de ella. mecanismos a través de los cuales es posible estudiar
estos fenómenos.
Las fuerzas resultantes de los efectos de tensión
VU-5 EFECTOS CAPILARES EN EL SUBDRENAJE superficial son de tensión en el agua y generan pre­
siones de poro negativas; esa tensión aumenta cuando
Sobre el nivel de aguas freáticas se tiene un pa­ el grado de saturación disminuye. En la zona de. sa­
norama algo más complejo para explicar la presencia turación parcial, sobre la altura capilar del suelo,
del agua, sus efectos y su movimiento. £1 suelo está existe también agua vaporizada; la tensión de vapor
saturado hasta la altura capilar, pero por arriba de disminuye cuando la temperatura disminuye también.

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442 E l subdrenaje en las vías terrestres

cómo se mueva o el que a fin de cuentas se mueva


depende del gradiente de presión del vapor que pue­
da existir. Por ejemplo, la evaporadón superficial re­
duce la tensión de vapor en las capas superiores del
suelo e induce la correspondiente ascensión de hume­
dad. Si en la superfide la temperatura disminuye
mucho, ocurre lo mismo y lo contrario si se eleva.
Solamente puede ocurrir flujo del agua capilar en
la zona de saturadón parcial en la que hay conti­
nuidad de agua. Si hay equilibrio, la tensión capilar
debe ser igual a la presión hidrostática y jt y no ha­
brá movimiento; si la tensión capilar cambia, aumen­
tando o disminuyendo, se produdrá el correspondien­
te flujo de agua. La evaporación en las capas supe­
riores de la zona de saturación pardal disminuye el
grado de saturadón, disminuyendo también los ra­
dios de los meniscos del agua en los vacíos del sue­
lo, con lo que aumenta la tensión capilar. A la vez,
como un resultado de la pérdida del agua, el espe­
sor de la zona de saturadón disminuye al valor h'e
(Fig. VII-4S, Ref. 54). En el nuevo nivel hfc , nueva
frontera entre la zona saturada y la no saturada, la
tensión capilar se mantiene la que era antes al ni­
vel he, modificándose por ello en lo necesario los me­
niscos del agua, pero si es mayor que la presión hi­
drostática al mismo nivel, que solamente vale tjh*e
(ver parte a de la Fig. VII-43). Como consecuenda
de ello, se produdrá un flujo ascendente con un gra­
diente:
Au
Boca de la galería filtrante del km 15 -}• 500 de la autopista
Tijuana-Ensenada.

La Fig. V I 1-42 (R ef. 54) muestra la condición de Esta es la razón por la cual en las regiones ári­
equilibrio del agua sobre el nivel freático. Dentro das y de intensa acción solar ocurre un continuo flujo
de la altura capilar (he) el suelo se encuentra, como de agua hada la superficie de los suelos. E l agua
se dijo, saturado; existe continuidad en el agua y la ascendente arrastra sales, que quedan en la zona de
presión en ella sigue una ley hidrostática. Sobre esta saturación parcial como residuo de la evaporación
zona está otra de saturadón parcial, en la cual el del agua.
grado de saturación disminuye rápidamente con la El aumento de la concentración de sales en las
altura y en la que el agua ya no Uena todos los va* capas superiores del suelo puede contribuir a su ce­
dos, a pesar de lo cual guarda todavía continuidad mentación y a hacerlo impermeable.
en los contactos intercomunicados de los granos del U n efecto similar al de la evaporación en las re­
suelo. giones áridas lo puede causar en regiones húmedas
En esta zona, el esfuerzo efectivo ya no es el total la pérdida de agua superficial por evapo-transpira-
menos la presión en el agua, puesto que este último d ón intensa en la capa de cobertura vegetal.
esfuerzo no actúa sobre toda el área de los vados. El calentamiento de la superficie del suelo por ac­
Todavía por arriba de la zona de saturadón par­ ción solar aumenta la evaporación y acelera corres­
d al con continuidad en el agua hay otra zona con pondientemente el flujo ascendente. En suelos arci­
saturadón también pardal, pero con grado de satu­ llosos compresibles, los aumentos de tensión capilar
radón aún menor y decreciente con la altura, en la producen contracción y agrietamiento. A veces, la
que se rompe ya la continuidad en el agua y, por lo vegetación al chupar agua, puede producir un efecto
tanto, en la que ya no se puede hablar de ley hidros­ similar al de la evaporación, creándose zonas de con­
tática de presión. En esta zona el agua desarrolla me­ tracción volumétrica importante en torno a muchas
niscos en los contactos entre los granos y el esfuer­ especies de árboles.
zo en el agua depende del radio del menisco des­ Cuando se coloca una estructura sobre el terreno
arrollado. natural se dificulta la evaporadón en el área cubier­
En toda la zona de saturadón pardal, tanto don­ ta; de hecho, un terraplén puede prácticamente im­
de hay como donde no hay continuidad en el agua, pedir la evaporadón bajo él. El equilibrio estático
existe agua vaporizada susceptible de moverse. El se alcanza ahora con una elevadón de la línea de sa-
E fectos capilares en el subd renaje 443

e mueva
que pue-
ficial re-
iores del ¡
le hume-
isminuye
se eleva,
ipilar en
iy conti- I
i capilar
notas :
y no ha- Elevaciones re fe rid o s al
, aumen- nivel m edio del mar.
pondien- j I. ¡n c lin o 'm e fro s
>as supe- |
únuye el ! TR A Z A APRO XIM A D A DE LA
i los ra- S U P E R F IC IE D E F A L L A .

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secuencia
i un gra- j

LINEA z \ LINEA

Figura VII-36. Planta de la galería filtra n te d e l km 15 -f- 500 d e la autopista T iju a n a -


Ensenada (R e f. 30).

ones añ­
in o flujo turación capilar, lo cual suele tener consecuencias un aum ento en el radio de los m eniscos, con la co­
El agua bien conocidas, emanantes del cambio de propieda­ rrespondiente reducción de la ten sión capilar, de m a­
zona de des mecánicas de los suelos con el aum ento del con­ nera q u e la altura de ascensión descenderá, p rod u ­
tporación tenido de agua (parte b de la Fig. VII-43). El efecto ciéndose un a alim entación del agua subterránea.
anterior se planteará lógicam ente con mayor rigor en En las arenas los cambios d e ten sión capilar son
es en las zonas de intensa acción solar, en las que la evapora­ com parativam ente pequeños en tod os los casos, pues
a su ce- ción que se impide era m uy importante; precisam en­ lo grande d e los vacíos del su elo lim ita la m agn itu d
te el aumento del contenido de agua de suelos p róxi­ de esos esfuerzos. Ix>s efectos son m u ch o m ás n o to ­
sn las re- mos a la superficie puede tener en estos lugares las rios en las arcillas. La proxim idad d e l n iv e l freático
húmedas consecuencias más relevantes, pues es lógico pensar a la su perficie d el terreno es tam b ién d eterm inan te
transpira- que los suelos finos de estas zonas estaban origin al­ en la m a g n itu d de estos efectos. N iv e le s freáticos
mente altamente desecados, por lo que efectos tales muy p rofu n dos seguram ente n o p ro p icia n cam bios
lo por ac­ como la expansión pueden mostrarse con la m áxim a im portantes en los contenidos d e agua superficiales,
ra córres­ importancia. aun en los lugares de mayor acción solar y aun cu an ­
elos arci* Si la temperatura sobre la superficie del terreno do se im p erm eabilicen áreas im p ortan tes d e la su­
n capilar disminuye mucho y con brusquedad podrán ocurrir perficie.
veces, la también los mecanismos mostrados en la parte b de Los diferentes sistemas de subdrenaje q u e se han
un efecto la Fig. VII-43. La tensión capilar aumenta en este discutido en este capítulo darán salid a al agua co n ­
:s de con- caso en un valor Au al nivel hc y correspondientem en­ tenida en el su elo, siem pre y cu an d o en la inm ediata
i muchas te se produce una elevación capilar hasta el nuevo vecindad d el dren las presiones en e l agua sean igu a­
nivel hc les o superiores a la atm osférica, la cu al p u ed e con ­
:1 terreno La parte c de la Fig. VII-43 muestra otro caso siderarse q u e prevalece en el in terior d e d ich o dren
ia cubier- que tiene interés en la práctica de las vías terrestres en prim era aproxim ación y si éste satisface los re­
iente im- y que corresponde al aum ento del grado de satura­ quisitos d e perm eabilidad con ven ien tem en te; pero
:> estático ción del suelo próxim o a la superficie por infiltración no drenarán agua alguna de aq u ellas zonas en que el
íea de sa­ de agua, por ejemplo de lluvia. Ahora se producirá agua se en cu en tre a presión m en or q u e la a t m o s f é -
Figura VII-37. Posición de la superficie de falla dada por un inclinómetro. km 15 -f-
-f- 500 de la autopista Tijuana-Ensenada (Ref. 30). I
E
=f
0+800 0 +700 0+600 0 + 500 0+400
rrlOO -----

SUPERFICIE DE FALLA
-80 ---
DEL
ELEVACION

wu--40

Figura VII-38. Perfil de la falla del km 15 -j- 500 de la autopista Tijuana-Ensenada, mostrando la galería filtrante (Ref. 30).
Figura VII-39. Secdón de la galería filtrante del km 15 -j- 500 de la autopista T iju a n a -
Ensenada (Ref. 80).
N. A .
DEL
E L E V A C IO N

Figura V 11-40. Variación del N . A . F. en la zona de folla del km 15 -{- 500 de la


autopista Tijuana-Ensenada (R ef. SO).

G op yrighte d material
446 E l subdrenaje en las vías terrestres

F ig u ra Vll-41. Movimientos de dos punios


de la zona de falla del km
15 500 de la autopista
Tijuana-Ensenada (Ref. 30).

DESPLAZAM IEN TOS H O RIZO N TALES Y V E R T IC A L E S D E L O S PU N TO S OE


CONTROL OE L A LIN EA C. Km 15 + 3 0 0 *AUTOPISTA T I J U A N A - E N S E N A D A .

Figura VII-42. Condición de equilibrio del


agua sobre el N. A. F. (Ref.
34).

rica, o sea d on de el agua esté a tensión (zonas de férica, se crea un gradiente en la zona vecina hacia
agua capilar). C uando se construye una obra de sub­ e l dren y e l agua flu ye hacia éste. P o r lo q u e antece­
drenaje, com o p o r ejem p lo un dren de penetración d e queda claro q u e e l subdrenaje sólo será efectivo
transversal lo qu e se está haciendo es introducir en y, p o r lo tanto sólo deberá construirse, en zonas b a jo
e l suelo una lín ea a la presión atmosférica, p o r lo e l n ivel freático, donde la presión d e l agua es siem­
qu e dicho dren introduce en la zona de flu jo una pre igu al o m ayor q u e la presión atm osférica. A rrib a
frontera d e presión hidrostática nula. Si la presión d el n ivel freático e l agua está a tensión capilar y
en el agua alrededor d e l dren es m ayor qu e la atmos­ estos esfuerzos de tensión generan, p o r reacción.

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Efectos capilares en el subdrenaje 447

t I t t i i 1 1 M i l
Evaporación Frió Infiltración por lluvia
Auaento el tspesor de scfuroddw
Nivd de soturocióh en equilibrio /
nivel de soturockw en equilibrio »* y *
Di>«>n»y» d «pesor de soturoddh 1 . ~ T f ~ r ~ ~ ___ ^
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T T T ' S j Coida"]
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Figura VIMS. Casos de flujo capilar (Ref.
34 ). .'A
a.— Flujo capilar inducido b.- Rujo capilar inducido c.- Flujo capilar Inducido
por evaporación. por enfriamiento en la su* por infiitrackih de agua -
perfiáe. en la superficie.

compresiones entre las partículas de la estructura só­ el agua, que han aumentado los esfuerzos efectivos
lida, incrementándose correspondientemente los es­ en la masa de suelo al producir, como reacción, com­
fuerzos efectivos entre ellas; esta situación favorece presiones en la estructura mineral del mismo. Este
la estabilidad general de los suelos y colocar allí un efecto benéfico para la estabilidad del corte es inde­
dren sería contraproducente además de ineficiente. pendiente de la reorientación favorable de las fuer­
De hecho, lo que se busca al construir un subdrén, zas de filtradón que el subdrén también produce.
además de eliminar el agua gravitacional, es cambiar Para concluir estos comentarios en torno a la in­
el estado de esfuerzos neutrales en una cierta zona fluencia de la física de superficies en los procesos de
de suelo saturado abatiendo las presiones en el agua subdrenaje, conviene dedicar alguna atención a la
y convirtiéndolas en esfuerzos de tensión. La Fig. influencia en estos fenómenos de la humedad rela­
VII-44 (Ref. 35) muestra cómo logra esta finalidad un tiva del ambiente y de la posibilidad de su conden­
dren transversal de penetración. sación. La experiencia demuestra que existe una re­
En la figura se supone que se ha practicado un lación espedfica entre la humedad relativa ambiente
corte en un terreno arcilloso cuyo nivel freático ocu­ y el esfuerzo del agua en el suelo cercano a la super­
paba la posición I; el solo hecho de practicar el cor­ ficie. Si en un cierto lugar la humedad relativa am­
te ha introducido un cambio en la posición de dicha biente fuese sistemáticamente de 100% y el suelo
capa que pasará a la indicada por II. Independiente­ fuera arcilloso, el nivel freático tendería a ser muy
mente, el corte abierto, en el que obviamente pre­ cercano a la superficie, de no coinddir con ésta. Re-
valece la presión atmosférica, atraerá hacia él un dprocamente, un subsuelo ardlloso con nivel freático
flujo del agua vecina. Este es un efecto importante muy cercano a la superficie habla muy probablemen­
que ha de estar siempre en el trasfondo mental de te de unas condiciones de humedad ambiental próxi­
los ingenieros que trabajan en vías terrestres: todo mas a la saturación. También, una humedad relati­
corte practicado por abajo del nivel freático origi­ va muy baja, usual en derto lugar, implica un nivel
nal constituye por sí mismo un dren, en el sentido freático muy profundo en ese lugar.
de que es un polo de atracción de las aguas que en Las reladones anteriores tienen su importancia
las masas de suelo vecinas se encuentren a una pre­ sobre todo en la posibilidad de que lleguen a satu­
sión mayor que la atmosférica; por ello los cortes se­ rarse mantos de suelo en contacto o en proximidad
rán siempre lugares de afloramiento natural de agua al terreno natural tal como es el caso típico de los
y, por ello también, los suelos en que se practican pavimentos. Una humedad relativa alta con un sub­
los cortes tienden siempre a aumentar su contenido suelo arcilloso determinará la necesidad de que bases
de agua, con las correspondientes consecuencias en y subbases tengan potencial capilar mínimo, por exis­
la estabilidad general de la estructura. tir fuerte tendencia a la saturación por capilaridad
Siempre con referencia a la Fig. VII-44, supón­ con el tiempo, aunque ellas mismas u otras capas de
gase ahora que se coloca un dren transversal como el suelo subyacente que se hayan colocado en el lugar
que se ve en la parte c; el nivel freático adoptará lo hayan sido con contenidos de agua relativamente
un perfil similar al I I I y en toda la zona rayada de bajos; en estos casos es preciso que exista alguna capa
la figura se habrán substituido presiones neutrales de aislante del efecto capilar o rompedora de la capila­
un valor superior a la atmosférica por tensiones en ridad. Siguiendo el criterio de Terzaghi (R ef. S6 y

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(BLiaiELU pamfiuAdoo

448 E l subdrenaje en las vías terrestres

a - CONDICION OE FLUJO EN LA LADERA ANTES


OE EFECTUAR EL CORTE

Figura VII-44. Efecto de un dren de pe*


netración transversal en cl
estado de presiones en rl
agua dentro de un corte
(Ref. 55).

c .- CONDICION DE FLUJO EN LA LADERA DESPUES


DE EFECTUADO EL CORTE Y COLOCADO EL —
SUBDREN TRANSVERSAL DE PENETRACION

37), lo anterior equivale a convertir un sistema abier­ Vn-6 SUBDRENAJE EN CARRETERAS


to en cerrado, en el que el contenido promedio de
la zona aislada prácticamente no cambia por migra­ El control del agua subterránea ha sido muy dife­
ción del agua de otras masas vecinas de suelo. rentemente valorado en diversas épocas dentro de la
historia de la construcción de carreteras, aun hablan­
Los movimientos del agua freática por efecto de do solamente de épocas relativamente modernas; tam­
¡a humedad ambiente tendrán su correspondiente re­ bién es diversamente valorado por las tecnologías en
flejo en las compresiones o expansiones de los suelos uso en los distintos países y, finalmente, es común
arcillosos susceptibles de cambios volumétricos. ver fuertes diferencias de criterio en tal valoración
]
Subdrenaje en carreteras 449

‘ dentro de los grupos de ingenieros que actúan en que se le asigne una eficacia también interm edia en
■juna misma época y en un m ism o país. Naturalmen- los análisis previos de juicio.
ue, todo el m undo está de acuerdo, en principio, en De lo anterior se desprende que la fija ció n de una
¿que el subdrenaje es conveniente y beneficioso, pero política de subdrenaje en un caso dado y, con mucha
Sel subdrenaje tiene un costo y muchas veces bastante m ayor razón, la fija c ió n de una política general en
¡elevado y los criterios se diversifican precisamente torno a estos problem as, necesariamente ha de tener
I en el m om ento en que ha de llegarse a la evaluación mucho de subjetivo. C om o siempre, el criterio del in­
I subjetiva de cuanto reditúan los beneficios en com- geniero, com o ser hum ano y entidad social, viene a
Jparación al costo del subdrenaje. Las diferencias en ju gar el papel fundam ental en el trasfondo de todos
¡criterio son tan marcadas que hay ingenieros para los análisis.
¡los que el subdrenaje es una parte constitutiva de la Los autores de este libro piensan que muchas de
| rutina del proyecto y construcción de una carretera, las dudas y controversias que se suscitan en torno al
I tal com o lo pueda ser el drenaje superficial o el uso subdrenaje p rovien en de no haber ponderado ade­
jd e la compactación, en tanto que hay instituciones cuadamente su p a p el y sus funciones. Es una creencia
J enteras y aún países en los que rara vez se contem- común que e l o b je tiv o principal o único de una
3 pía, si alguna, la necesidad de em plearlo. Se escucha obra de subdrenaje es elim inar agua, de m anera que
1 con frecuencia, sobre todo en los que en la actualidad sólo debe pensarse en é l en lugares en don de la pre­
I han dado en llamarse países en desarrollo, que el sencia de ésta en grandes cantidades sea evidente y
1 subdrenaje es lu jo de ricos. Este razonamiento pare- deberá considerarse fracasada una obra de subdrena­
|ce carente de base; si el subdrenaje es benéfico y si je en cuya salida no se observe un afloram ien to cuan­
} su función es trascendental, será más bien necesidad tioso de tal elem ento. A l comienzo de este capítulo
I de pobres, pues las naciones no sobradas de recursos y en otras muchas partes de esta obra, se ha estable­
1 (aceptando que haya alguna que lo esté) tendrán, cido que el o b je tiv o fundamental de una obra de
I si cabe m ayor obligación de garantizar la fuerte in- subdrenaje no es precisamente ése, sino el de m od ifi­
f versión que una carretera representa. Si el subdre- car' un estado de presiones neutrales que, com o con­
¡ naje no tiene una función im portante, entonces no secuencia de las leyes generales de la M ecánica de
1 será lu jo de ricos, sino derroche de estúpidos. Pare- Suelos, sea poco favorable para la estabilidad de una
| ce pues evidente que el problem a no debe plantear- masa de suelo y, tam bién, hacer cambiar la dirección
j se en términos de riqueza relativa, sino, yendo a las de las fuerzas de filtración, de manera que sus efec­
raíces tecnológicas del problema, en términos del be- tos se hagan inofensivos o mejoren, en relación a la
i neficio que con el subdrenaje se obtenga para la ca- estabilidad del conjunto. A l m ejorar las condiciones
1 rretera, situado este último, claro está, en relación al de resistencia y el planteam iento de las fuerzas de
| costo que haya de erogarse para obtener tal benefi- filtración, tiene qu e ser posible llegar en cada caso
] ció y al costo que se erogaría de no existir el sub- particular a secciones no sólo más seguras, sino tam­
I 1 drenaje, una vez que se hayan planteado las conse- bién más económicas, en el sentido de involucrar
| cuencias que ello acarrearía en el com portam iento de menores m ovim ientos de tierras, lo que se traducirá
J T ID O DE
¡ FUERZAS | la carretera. en ahorros de inversión.
“ILTRACION
A l intentar plantear las relaciones beneficio-costo Los autores tam bién piensan que e l subdrenaje
i y las alternativas de com portam iento que en los ren­ es en p rin cip io dem asiado costoso com o para adop­
glones antecedentes han quedado insinuadas suelen tarlo como norm a de rutina invariable, pero opinan
comenzar las dificultades. P o r ejem plo, a despecho que está hoy fu era de toda duda razonable su nece­
de la gran cantidad de armas teóricas que hoy va sidad técnica y económ ica en muchos casos. T a n to
habiendo, sigue siendo d ifíc il cuantificar con preci­ para m ejorar la estabilidad de taludes y laderas na­
sión el beneficio de una determ inada obra de sub­ turales, com o para proteger pavimentos y dar estabi­
drenaje; es d ifíc il en muchos casos establecer el cam­ lidad general a las terracerías, el subdrenaje es un
bio del factor de seguridad de una cierta parte del arma valiosa, q u e debe tenerse siempre en m ente y
conjunto estructural de un cam ino o de un tramo cuya justificación económ ica es frecuentem ente in­
de éste si es que tuviera sentido extender el concepto discutible. Q u eda en pie entonces com o único punto
de factor de seguridad a la diversidad de conceptos a considerar con to d o cuidado el cuándo ha de em­
que defin en el com portam iento de todo un tramo de plearse. C om oqu iera que es tan com ún en carrete­
camino. L o anterior es cierto independientem ente ras la necesidad de trabajar con inform ación somera,
de que la teoría de flu jo de agua a través de los sue­ producto de exp loración y muestreo m ínim os y con
los se ha desarrollado mucho en los últimos años y ayuda de lab oratorio necesariamente lim itada, se lle­
de que se han perfeccionado en n o menor m edida ga una vez más en este punto, al igual qu e en otros
nuy dife- los métodos de exploración disponibles. ya mencionados a lo largo de esta obra, a la necesi­
tro de la A ú n más d ifícil suele ser llegar a un panorama dad de que los estudios geotécnicos que se hagan
i hablan- confiable en lo referente a las alternativas de com ­ para la carretera en la etapa de proyecto estén a car­
nas; tam- portam iento de un cierto tram o de carretera si en go de ingenieros con la suficiente inform ación en el
logías en él no se usa ningún subdrenaje, si se utilizan solu­ campo de la M ecánica de Suelos y de la tecnología
s común ciones muy completas y elaboradas o si el subdrenaje de los pavim entos com o para ser capaces de produ­
aloración se realiza con base en soluciones intermedias, a las cir las necesarias recomendaciones de subdrenaje allí
450 E l subdrenaje en las vias terrestres

donde sean necesarias, asi como de detectar proble­ tringir así los cambios volumétricos del material y
mas de este estilo para profundizar las exploraciones orientar favorablemente las fuerzas de filtración. A l
en aquellos lugares en que no existan los elementos variar el estado de esfuerzos hidrostáticos en el agua
de ju icio necesarios para dar una recomendación fir­ en la zona del talud se obtiene una gran ventaja, aun
me con base en la información de rutina. En obras cuando el sistema de subdrenaje no seque los suelos.
ya construidas, estos mismos ingenieros deben te­ L o anterior es evidente si se recuerda que la resis­
ner la suficiente capacidad de diagnóstico para ana­ tencia de los suelos depende fundamentalmente de
lizar los lugares de comportamiento inadecuado y los esfuerzos efectivos a que están sujetos y no de los
las fallas producidas detectando sus causas y produ­ totales.
ciendo las correspondientes recomendaciones de sub­ En e l caso de terraplenes, las necesidades de sub­
drenaje en todos aquellos casos en que, como es tan drenaje en el terreno en que se apoyan pueden ex­
común en la práctica, sea el agua subterránea el ori­ ponerse en base a mecanismos similares. A l colocar
gen de los problemas. un terraplén sobre una ladera se aumentan los es­
L a alternativa extrema a no emplear el subdrena­ fuerzos cortantes actuantes en ella, así como los
je es obviamente e l deslizamiento de una ladera, la esfuerzos normales, pero por ser la pendiente del ta­
falla d e un talud o la destrucción de un pavimento. lud del terraplén mayor que la del terreno natural,
Estos eventos tienen muy diferente peso de acuerdo el aumento de los esfuerzos cortantes no se ve debi­
con la importancia económico-social de la carretera damente compensado por el aumento de resistencia
en que puedan llegar a suceder. En este sentido, la del terreno al esfuerzo cortante, debida al incremento
importancia de la vía y el m onto de bienes y ser­ de los esfuerzos normales; así, la estabilidad de la
vicios que por ella se mueven, deben condicionar en ladera disminuye y una manera racional y eficiente
cierta medida el criterio de frecuencia e intensidad de aumentarla es hacer crecer los esfuerzos efectivos
de aplicación de normas de subdrenaje. De lo ante­ actuantes, lo cual se logrará si se hacen disminuir
rior no debe concluirse que en caminos de bajo trán­ los esfuerzos neutrales en e l agua que llena los va­
sito o de bajo nivel económico de servicios, tan co­ cíos del suelo de la ladera.
munes en los países en desarrollo, no deba emplearse Cuando el agua tiende a aflorar bajo la superfi­
el subdrenaje, pues muchas veces éste llega a tener cie de rodamiento, tal com o ocurre en e l fondo de
tal importancia que representa el ser o no ser de la la excavación que se practique para un corte en ca­
vía, lo que simplemente debe quedar establecido es jón, pueden resultar perjudicadas las capas que cons­
que en tales obras una falla o una superficie de ro­ tituirán las capas de rodamiento. Por supuesto no es
damiento en condiciones precarias de transitabilidad ésta la única causa por la cual puede aumentar el
tiene una importancia diferente de la que tendrían contenido de agua en estas capas, pero si puede lle­
en un camino fundamental desde el punto de vista gar a ser de las más importantes. A l actuar la carga
económico. Se insiste, sin embargo, de que cl sub­ rodante sobre el pavimento se transmiten esfuerzos
drenaje muchas veces juega un papel independiente normales y cortantes a la base, a la subbase y a la
de los indicadores con base en los cuales se juzgue la capa subrasante; si estas capas están secas o su hume­
importancia relativa de la carretera, en el sentido de dad es baja, los esfuerzos normales serán tomados
que de él depende, dentro de un costo razonable in­ por la etructura granular y la resistencia al esfuerzo
genien lmente hablando, la existencia misma de la cortante aumentará al unísono con la solicitación,
obra. pero si la base y demás capas están saturadas, parte
Los objetivos del subdrenaje en carreteras son li­ de los esfuerzos normales serán transmitidos al agua
geramente diferentes en los cortes, en los terraple­ y no contribuirán a crear resistencia al esfuerzo cor­
nes o en la superficie de rodamiento. tante, teniendo que ser soportada la carga exterior
A l construir un corte el agua tiende a aflorar en sólo por la resistencia generada por los esfuerzos nor­
las paredes de su talud, según se dijo. L a construc­ males debidos al peso propio de las capas de pavi­
ción ha m odificado la frontera exterior de esfuerzos mento, qu e son bajos. En este caso las obras de sub­
nulos; se ha efectuado una descarga del terreno na­ drenaje deben estar orientadas a lograr que la base,
tural, que produce una disminución de los esfuerzos la subbase y la subrasante tengan bajos grados de
normales y un aumento de los esfuerzos cortantes en saturación.
e l terreno localizado inmediatamente detrás y debajo El planteamiento de un adecuado sistema de sub­
de la excavación; la disminución de los esfuerzos nor­ drenaje requiere de buena información sobre la dis­
males produce la disminución de la resistencia al posición y naturaleza de los materiales naturales in­
esfuerzo cortante del medio, por lo que ambos cam­ volucrados. Esta puede provenir de inspección de
bios son en detrim ento de la estabilidad del talud. campo, de estudios geológicos o de sondeos con mues­
Com o ya se expresó (capítulo V I de esta o b r a ), todo treo, seguido de pruebas de laboratorio. Comoquiera
lo anterior hace que la condición critica d el corte se que la información proveniente de todas esas fuentes
presente un tiem po después de su excavación, gene­ suele ser incompleta e incierta, un proyecto de sub­
ralmente después de épocas de alta precipitación plu­ drenaje no debe de considerarse nunca finalizado,
vial. Los métodos de subdrenaje en cortes tienden sino que debe siempre mantenerse vivo, para sufrir
precisamente a controlar el flu jo del agua en el ta­ todos los cambios y adaptaciones necesarias durante
lud, evitando que fluya hacia su superficie, para res­ la construcción de la vía y en su vida activa.
r

Subdrenaje en carreteras 451

naterial y L a inspección de cam po debe comenzar desde las T A B L A V II-4 (R e f. 23)


ración. A l ^tapas d e selección de ruta, analizando las posibles
n el agua ¡y p on d eran d o la necesidad e im portancia del subdre­ A lgu n os casos comunes de taludes en cuanto
ita ja , aun n a je en todas ellas. E le g id a la ruta general de la a estabilidad en relación con flu jo y sismos
los suelos, Jfutura carretera, deberán hacerse sobre ella inspec­
s la resis- ciones más detalladas para detectar zonas p rob lem á ­
m ente de ticas y tener idea de la necesidad de medidas de p re­ D escripción del talud
n o de los v e n c ió n . L a localización d e m anantiales, afloram ien - Caso o la ladera Observaciones

Jtos d e agua de todo tipo, la localización de almace- Naturalm ente seco o bien dre­ Situación favorable. Es
is de sub- ¡nam ientos naturales o a rtificia les aguas arriba de la nado, con infiltraciones peque­ la meta de todo siste­
ueden ex- lobra y de form aciones geológicas apropiadas a la ñas. ma de subdrenaje.
d colocar ¡existencia d e agua subterránea, debe considerarse in-
tn los es­ Sdispensable. Se trata de a d q u irir una idea clara del Sujetos a un tem blor de sig- R ara vez se producen
nificación. serias fallas.
com o los ¡régim en d e aguas subterráneas y de su flu jo en la
te del ta- lio n a ; para e llo puede ayudar m ucho realizar obser­ Sujeto a un flu jo normal, no El flu jo generalmente
> natural, v a c io n e s en épocas de sequía y en épocas lluviosas, controlado y desfavorable, por es paralelo al talud.
: ve debi- ¡p a ra establecer las com paraciones correspondientes.- agua de lluvia infiltrada. Se producen presiones
de poro y disminuye
esistencia ¡T o d a esta in form ación d eb erá verificarse en la eta-
la estabilidad.
cremento Ip a d e construcción, cuando se abran los cortes y se
ad de la |coloqu en los terraplenes, para afinar las ideas ad- Sujeto a un flu jo favorable Flu jo vertical hacia
eficiente jqu iridas. vertical hacia abajo, forzado abajo que elimina las
efectivos | por capas drenantes en la par­ presiones de poto.
L os estudios geológicos constituyen un arm a de
te in ferior del talud.
disminuir ¡v a lo r fundam ental, según ya se d ijo. D eberán d efi-
a los va- fn irse las form aciones existentes y su secuencia, así Saturado, sin cambios volumé­ Es una condición de
Ic o m o tod o tip o de accidentes, com o plegam ientos, tricos en los suelos, sujetos a diseño común en re­
i superfi- un tem blor severo. giones sísmicas.
| fisuras, fracturas, fallas, etc. D eb e definirse si grietas
fon do de |y fisuras son abiertas o cerradas y qué m aterial las Saturado, form ado por suelos Esta condición debe
te en ca- ¡re lle n a . L a perm eab ilid ad de. los estratos y las for- o rocas intemperizadas, con evitarse siempre.
ju e cons- m ariones será im portan te para d e fin ir el panoram a

!
tendencia a la licuación y su­
sto no es general. jeto a tem blor severo.
íen tar el
uede líe­ Saturado, form ado por suelos A m ayor resistencia de
M u ch a in form ación para planeación del subdre-
densos o formaciones de roca, los materiales, mayor
la carga 1naje es o b ten id a a base d e sondeos, partiendo de los con tendencia a la expansión posibilidad de resistir
esfuerzos m ínim os qu e se hacen para in tegrar el estudio geo- y sujeto a tem blor severo. el tem blor sin daños.
;e y a la técnico d e la vía. Las fluctuaciones del n ivel freático,
>u hume- sobre todo con el régim en p lu via l, suelen p ro p o rc io ­
tomados nar indicios valiosos, así com o toda la in form ación
esfuerzo de carácter h idráu lico q u e es posible obtener al eje-
icitación, | cutar las perforaciones, com o detección de fugas de
as, parte agua, artesianismo, etc.
al agua
E n estudios de d etalle en zonas falladas pu ede lle ­
erzo cor-
gar a ser necesaria la colocación de piezóm etros y
exterior
gen eralm en te lo será la disposición de una red d e p o ­
rzos nor- zos de observación para con ocer las fluctuaciones del
de pavi-
n iv e l freático.
; d e sub­
L a tabla V II-4 , tom ada d e la R e f. 23, en co m b i­
ía base,
nación con la Fig. V II-4 5 , procedente de la m ism a
rados de
referencia, dan una idea d é la necesidad de subdre­
n aje en varios casos, así com o de los problem as de
d e sub- estabilidad qu e plantean algunas situaciones com u­
e la dis­
nes en taludes y laderas naturales.
rales in-
E n la figu ra se ha tom ado com o indicador la re-
:ción de
lación N / T , de fuerzas norm ales ( N ) y tangenciales
>n mues-
( T ) . P u ed e verse que las m ejores condiciones se tie­
íoquiera
nen para los casos 1 y 4 en los que o no hay flu jo
i fuentes
o éste ocu rre verticalm en te hacia abajo, forzado p o r
d e sub
el subdrenaje.
íalizado,
L a efectivid a d d e los diferen tes sistemas de sub­
a sufrir
d ren a je v a ría según la g e o lo g ía d e l lugar y las con­
durante
diciones d e l clim a, p rin cip a lm en te; un factor im p o r­ Figura VII-45. Comparación de las condiciones d e estabilidad
tante y a veces desdeñado lo constituye la práctica d e taludes en varias condiciones (R ef. 23).
local, q u e pu ede in clin ar las habilidades de los ope-
452 E l subdrenaje en las vías terrestres

rarios de una cierta región más hacia un tipo de so­ Siempre que se vaya a construir una aeropista de­
luciones que hacia otras. berá hacerse una exploración para determinar la pre­
D onde exista un estrato débil de suelo en la zona sencia origen y causa de las aguas subterráneas; una
en que se vaya a construir un terraplén y el estrato de las manifestaciones más frecuentes de tal proble­
esté próxim o a la superficie, seguramente la substitu­ ma es un n ivel freático alto en toda el área de la MATERlAUMf
ción proporcione la solución más económica. D onde estructura por construir o en parte de ella. E l estu­
la profundidad en que se localice el estrato blando dio a que se ha hecho referencia perm itirá dilucidar ¡ £STMro~p¡
sea grande, podrá pensarse en trincheras estabilizado- si el agua del subsuelo se encuentra:
ras. Si el área inestable está en una depresión natu­
ral la trinchera estabilizadora podrá desarrollarse en a) Confinada en estratos permeables sobre los es­
la depresión, con su eje norm al al de la vía; por el tratos impermeables.
contrario, cuando haya que drenar grandes áreas ha­ b) En zonas bajas de un estrato permeable con
brá que recurrir a trincheras estabilizadoras m últi­ ondulaciones. 4. Es
ples. L a galería filtrante encuentra su aplicación más bl
c) Confinada en un estrato permeable subyacen­
prometedora en los casos en que la profundidad del te a otros impermeables. i Este
agua subterránea es tal que no puede pensarse en d) En zonas de inundación de un lago, río o sno requ
substitución y que las trincheras estabilizadoras re­ mar. Igubdren;
sultan antieconómicas. E l papel de los drenes de pe­ |necesari<
netración transversal, el de los subdrenes longitudi­ Los casos a y b arriba mencionados pueden resol­ Ipermeab
nales de zanja o el de los mantos permeables ha verse generalmente usando subdrenaje dentro de las fmento.
sido suficientemente discutido y bastaría en este lu­ áreas con alto nivel freático; este subdrenaje podrá
gar llamar la atención sobre las posibilidades de lo­ ser del tipo de zanja de m aterial filtrante con tubo 1 5. E
grar gran versatilidad en las soluciones por com bi­ perforado. Los casos c y d requerirán generalmente c
nación de varias. T a n to en el caso de las capas subdrenes de zanja para proteger el pavimento e in­
permeables como en el de los subdrenes longitudina­ terceptores para eliminar el flu jo de agua. Se anali­ Este
les de zanja ha de insistirse en que su efectividad zan a continuación cinco casos típicos de perfiles de bien nc
está ligada a su capacidad drenante y a su localiza­ suelos frecuentes comentando aquellas situaciones en
ción apropiada. T am b ién conviene insistir en la ne­ que la presencia del agua subterránea suele hacer
cesidad de dotar de subdrenaje las transiciones entre necesaria la adopción de sistemas de subdrenaje.
corte y terraplén.
Cuando el flu jo interno es intenso, probablem en­ 1. Suelo uniform e permeable..
te la capa drenante continua es más económica que
un sistema de drenes longitudinales de zanja y será En este caso probablemente no se requiere nin­
también más efectiva'. gún subdrenaje, ya que estos suelos son autodrenan-
tes; los problemas suelen estar más bien conectados
a erosión causada por el escurrimiento del agua su­ capa s
VII-7 SUBDRENAJE EN AEROPISTAS
perficial, la que deberá combatirse con pendientes pueda
adecuadamente reducidas y recubriendo cunetas y poco
E l subdrenaje en aeropistas está orientado funda­
canalizaciones con suelo-cemento o aun con concre­ quiere
mentalmente a la protección de pavimentos, capa
to hidráulico. que el
subrasante e inclusive, de los niveles superiores de
las terracerías. Las obras básicas de subdrenaje serán abajo
entonces capas permeables, subdrenes longitudinales 2. Suelo uniform e impermeable
de zanja y subdrenes interceptores. T am p oco estos suelos suelen requerir subdrenaje
El agua por drenar proviene de filtraciones di­ VII-8
interceptor, pues por su im perm eabilidad no es fácil
rectas por lluvia, de flujos a través de la masa de que presenten flujos subterráneos de importancia. El
suelo, de flujos ascendentes por capilaridad y, en subdrenaje para proteger los pavimentos puede ser
m enor escala, de la condensación de la humedad am­ necesario cuando el nivel freático se encuentra muy
biente. superficial.
La experiencia recom ienda diseñar el sistema de
subdrenaje en forma independiente del sistema gene­
3. Estrato de suelo permeable suprayacente a otro
ral de drenaje superficial.
im perm eable
Los aeropuertos se construyen lógicamente en te­
rrenos planos o muy moderadamente ondulados, que En este caso, las aguas que se filtran a través del
tienen grandes áreas expuestas a la infiltración de estrato superior quedan detenidas en la frontera con
agua y en ellos se cuenta generalmente con poca el estrato im permeable y fluyen siguiendo la pen­
pendiente para su elim inación, desde este punto de diente natural de ésta. Serán necesarios subdrenes de
vista pueden ser zonas críticas para el subdrenaje. A zanja que lleguen hasta dicha frontera, a no ser que
despecho de lo anterior, la mayor parte de los aero­ ésta sea muy profunda, en cuyo caso las zanjas po­
puertos suelen requerir instalaciones de subdrenaje drán profundizarse únicamente lo necesario para que
omparativamente modestas, especialmente cuando el flu jo que se filtre más abajo ya no resulte per­
bien resuelto el drenaje superficial del área. judicial.
Subdrenaje en vias férreas 453

CARPETA OE férreas otra capa diferenciada, a la que, a falta de


nombre más apropiado, se ha denominado frecuente*
mente subbalasto, de calidad similar a la subbase de
una carretera y de funciones también parecidas. M u )
especialmente el subbalasto será conveniente cuando
la capa subrasante o la parte superior de las terra­
cerías, si aquella no existe, están constituidas por
materiales finos, pues en tal caso los materiales tri­
turados que constituyen el balasto se incrustan muy
fácilmente, el balasto desaparece y la vía ha de cal­
Figura VI! 46. Sobdrén interceptor. zarse frecuentemente, con los consiguientes trastornos
e inversiones de conservación elevadas.
4. Estrato impermeable sobre un estrato permea­ El balasto no suele presentar ningún problema de
ble. subdrenaje. Por ser su potencial capilar nulo, no está
expuesto a invasión de agua que ascienda en flujo
Este caso puede asimilarse al 2) y generalmente
vertical y por ser muy elevada su permeabilidad, eli­
no requiere subdrenaje interceptor (Fig. VII-46); el
mina fácilmente el agua de infiltración proveniente
subdrenaje de protección de los pavimentos sólo será
de lluvia.
necesario si el nivel freático alcanza al estrato im­
Los problemas de subdrenaje, en lo que se refiere
permeable, llegando hasta alturas próximas al pavi­
a la protección de lo que por extensión podría lla­
mento.
marse superficie de rodamiento de la vía férrea afec­
tan entonces, al subbasalto, a la subrasante y al cuer­
5. Estratos erráticamente dispuestos, con alterna­
po de las terracerías. En estos aspectos, el subdrenaje
ciones de capas permeables e impermeables
de una vía férrea no tiene por qué ser diferente al
Este caso generalmente requiere subdrenaje si de un camino. Las capas drenantes o los drenes lon­
bien no es posible dar reglas generales sobre el mis­ gitudinales de zanja y los drenes interceptores jue­
mo, que dependerá de cada disposición particular. gan ahora un papel completamente análogo al dis­
Es frecuente que un buen drenaje superficial aho­ cutido para el caso de carreteras. La Fig. VII-47
rre erogaciones de mucha cuantia en las obras re* muestra dos secciones típicas de un ferrocarril dota­
queridas de subdrenaje. das de subdrenaje. En la parte a se muestra una vía
Según el U. S. Corps o f Engineers (Ref. 22) se construida por los procedimientos que la costumbre
requiere subdrenaje en la base y subbase de los pa­ todavía mantiene en muchos casos; la secdón no tie­
vimentos en todos los casos en que la subrasante ne una capa subrasante ni una capa de subbalasto,
quede expuesta a la acdón de las heladas, donde el como consecuenda de lo cual, al cabo del tiempo, la
nivel freático pueda llegar al nivel superior de la secdón de balasto llegará a ser similar a la dibujada.
capa subrasante o donde la superficie de rodamiento 1.a parte b de la figura muestra lo que podría ser la
pueda inundarse, especialmente si la subrasante es misma vía, pero sujeta a un diseño más radonal.
poco permeable. Según la misma institución se re­ En la parte a, una vez que el balasto se ha in­
quiere subdrenaje en la subrasante en las zonas en crustado, formando bolsones de desarrollo irregular
que el nivel freático puede ascender hasta 30 cm por en el sentido longitudinal de la vía, se ha colocado
abajo del lecho inferior de la base. un subdrén de zanja y se han comunicado los prin-
dpales bolsones con dicho subdrén, utilizando tubos
de subdrenaje transversal. Ninguna de estas fallas de
V I I 8 SUBDRENAJE EN VIAS FERREAS comportamiento serán de esperar en la secdón de la
parte b, en la que el subdrén interceptor formó par­
La vfa férrea propiamente dicha, sobre la que te del proyecto, protegiendo así desde el prindpio la
circula el ferrocarril, transmite sus cargas a través de corona de la ten-acería.
los durmientes a una capa de piedra triturada, de­ En lo que se refiere al subdrenaje para estabiliza­
nominada balasto. En la práctica usual de construc­ ción de laderas naturales y taludes, que al igual que
ción. el balasto se apoya directamente sobre las térra* en carreteras es el otro posible objetivo del subdrena­
cerías. A veces (y esta práctica debe verse siempre je en vías férreas, los problemas de ambos tipos de
como recomendable) en la parte superior de dichas estructuras son evidentemente los mismos y así han
terracerías se dispone una capa subrasante, con un de serlo las soludones. Los requisitos más rígidos de
espesor no menor de 30 cm, formada por materiales pendiente y curvatura que suelen imponer los ferro­
de buena calidad debidamente compactados; si las carriles producen usualmente cortes y terraplenes más
propias terracerías tienen calidad suficiente, suele importantes, por lo que los problemas de subdrenaje
bastar formar la capa subrasante compactando algo se recrudecen.
mejor que el resto del cuerpo la parte superior, de Independientemente de todo lo anterior, se tiene
manera que en este caso la capa subrasante pasa a en las vías férreas con mayor frecuenaa el problema
ser simplemente una capa de mejoramiento. La prác­ de drenaje de túneles que no será tratado en este
tica mexicana va utilizando cada vez más en las vías lugar.
454 E l subdrenaje en las vías terrestres

a .— Sub drenaje d e fic ie n te , p e ro usual, b-Sección de la vía, mosJrando un posible sistema de subdrenaje.

Figura V I 1-47. Protección con subdrenes de la corona de una vía férrea.

VII-9 PR O B LE M A S ESPECIALES DE SUBDRENAJE costo, modestas en sus dimensiones. U n a alta permea­


bilidad en los m ateriales de filtro es entonces indis­
E n realidad todos los problem as de subdrenaje pensable, d ebien do cuidarse sobre todo el contenido
son especiales, en el sentido de q u e son diferentes y de finos p o r ab a jo de la m alla N? 40, qu e debe ser
de que sus soluciones deben tom ar en cuenta sus tan reducido com o sea posible o nulo. Si n o puede
peculiaridades; por esta razón, e l títu lo del presente garantizarse este requ isito en las obras q u e se hagan,
párrafo ha de. aclararse. Se trata de algunos p rob le­ deberá recurrirse al uso de filtros graduados, con va­
mas, muchas veces menores, qu e no pueden encasi­ rías capas. A este respecto, los ingenieros n o deberán
llarse claram ente en partes anteriores de este capí­ concebir muchas ilusiones sobre la capacidad drenan­
tulo y qu e son merecedores de atención; en cuestio­ te de mantos o secciones de conducción construidas
nes de subdrenaje es muy com ún que pequeños pro­ con materiales friccionantes supuestamente m uy per­
blemas, cuya atención oportuna hubiera demandado meables. C edergren (R e f. 38) ha calculado la capa­
cion,
un m ín im o de costo y de energía, produzcan fallas cidad de descarga de un tubo de 15 cm d e diámetro
conve:
catastróficas, m uy caras y d e grandes proporciones, (180 cm2 de á re a ), sobre bases circunstanciales pre­
grand
por haber sido descuidados en un principio. viam ente fijadas en cuanto a pendiente, velocidad
tenga
E l prim er caso que se m encionará es el que se re­ del agua, etc., y la ha comparado con algunas sec­
U
fiere a la función drenante qu e pudieran tener las ciones de suelos típicos entre los em pleados en fil­
al co
capas de m aterial arenoso friccionante que han de tros, bajo las mismas circunstancias de funcionam ien­
g rieu
colocarse sobre el terreno natural cuando se constru­ to. Se obtiene la misma capacidad drenante en una
talud
yan terraplenes sobre turbas, zonas de pantano, sue­ sección de 3 m 2 de piedra triturada, con tamaño de
al p<
los arcillosos muy blandos, etc. Pueden proporcionar 2 cm, o en 13 m 2 de piedra triturada, con tama­
em pi
un m edio de salida al agua en grandes extensiones, ño de 0.75 cm o finalm ente, en una sección de 400 m2
favoi
acelerando así procesos de consolidación en forma d e grava-arena, con coeficiente de perm eabilidad de
por
tanto más perceptible, cuanto m enor sea el espesor cm
3 X 10- 1 ------ , qu e muchos técnicos considerarían sa- indií
de los depósitos blandos en comparación al área cu­ seg riale
bierta. D entro de este tipo de capas drenantes po­ tisfactorio. ción
drían considerarse incluidas tam bién las capas colec­ Com oquiera qu e un manantial puede dar un gas­ la a
toras qu e se colocan sobre la superficie del terreno en to continuo de cierta importancia, susceptible de ta, I
instalaciones de drenes verticales de arena que se co­ causar daños m uy importantes (aunque quizá locali­ riali
loquen para acelerar procesos de consolidación, descri­ zados) , si no se drena con rapidez, se com prende la grie
tas en los capítulos I y I I I de esta obra. Ya en pági­ importancia de la alta perm eabilidad de los filtros que
nas anteriores de este capítulo se dedicó algo de usados. hab
atención a la capacidad drenante de estas capas, que L a Fig. VII-48 presenta un croquis de varias ins­ brá
puede asimilarse a la de las capas drenantes ya tra­ talaciones típicas (en p la n ta ), para drenar manan­
tadas. tiales aislados.
O tro problem a especial de interés es el que plan­ En la parte b de la figura se ilustra el caso en
tean los manantiales o afloramientos de agua que que el manantial se recibe en una caja abierta en el
puedan aparecer dentro del área cubierta por la vía terraplén y rellena de material filtrante altamente
terrestre. L a captación y elim inación de sus aguas es permeable; deberá tener los tubos de salida nece­
indispensable y puede lograrse con capas drenantes sarios para conducir el agua a donde pueda ser des­
localizadas, pequeñas trincheras estabilizadoras o dre­ cargada sin peligro. En la parte c se considera el caso
nes de zanja convenientemente orientados. de varios manantiales, cada uno controlado p or un
E l problema suele estar en estos casos en la nece­ subdrén y se muestran zonas húmedas, cuyo drenaje
sidad de elim inar gastos relativamente altos a través se logra con peines de zanjas rellenas de material fil­
-*e instalaciones que deberán ser, por razones de trante y provistas de tubería perforada.
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éste habrá una sección con granulom etría de transí*
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d ó n , sobre la q u e podrá construirse un terraplén
Clevenger. W . A. Earth and Earth-Rock Dams. John
convencional. Esta solu d ón puede ser económ ica en W iley and Sons, Inc.
grandes extensiones, a condición de qu e e l terraplén 13. U. S. Army Corps o f Engineers. Drainage and Erosion
tenga la altura su fid en te para alojarla. Control-Subsurface Drainage Facilities for Airfields.
U n tercer problem a que vale la pena m encionar Parte X I I I del Cap. 2, Engineering Manual, Military
al considerar el subdrenaje, es e l qu e plantean las Construction. Washington, D. C.
grietas qu e se abren en zonas de laderas naturales y 14. U. S. Bureau o f Redamation. Design o f Small Dams.
U. S. Government Printing Office. Washington, D. C.
taludes inestables, qu e sufren m ovim ientos. E l agua,
al penetrar por estas grietas y rellenarlas, produce
15. Juárez Badillo. E.. y Rico. A. Mecánica de Suelos.
em pujes hidrostáticos qu e pueden afectar m uy des­
Tom o H I. Flujo de agua en suelos. Cap. VI. Ed. de
favorablem ente la estabilidad general de toda la zona, la Facultad de Ingeniería de la U.N.A.M.
por lo q u e su rellen o y calafateo es una precaudón 16. Loveríng. W . R , y Gedergren, H . R. Structural Seo
indispensable. Este puede hacerse con arcilla o mate­ tion Drainage. Memoria del I Congreso sobre diseño
riales impermeables, com o suelo-asfalto y la opera­ estructural de pavimentos asfálticos. Universidad de
d ó n puede requerir, en casos extremos de gravedad, Michigan. Ann Arbor, M idi.
la apertura d e cajas en la parte superior de la grie­ 17. Casagrande A., y Shan non, W . L. Base Course Drai­
ta, las qu e se rellenarán por com pleto con los mate­ nage for A irport Pavements. Trans. A.S.C.E. Vol. 117.
riales de calafateo. C om o el sim ple rellen o de las
grietas n o ofrece rem edio al problem a de estabilidad 18. Juárez Badillo, E., y Rico, A. Mecánica de Suelos.
Tom o I. Fundamentos de la Mecánica de Suelos.
qu e esté en desarrollo, en tanto éste n o se corrija
Cap. IX . Ed. de la Facultad de Ingeniería de la
habrá q u e contar con q u e se seguirán abriendo y ha­
U.N.A.M. 2? Edidón. México
brá qu e calafatearlas periódicamente.
20. Smith, T . W.. Cedergren, H. R., y Reyner. Jr. C. A.
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La obra consta de dos volúmenes. Este, que es el primero, comienza con una
exposición breve, pero completa de los conocimientos de Mecánica de Suelos necesarios
para alcanzar el nivel tecnológico adecuado en el proyecto y construcción de vías
terrestres. Se presentan algunos resultados importantes, fruto de investigaciones recientes.
A continuación se estudian en detalle las técnicas de aplicación de la Mecánica de Suelos al
terreno de cimentación de la vía terrestre y a problemas de compactación de suelos, empuje
de tierras y estabilidad de taludes. Se incluye una parte substancial de la experiencia
mexicana en estos campos. Se destaca el efecto del agua y demás factores ambientales en
el comportamiento de las vías terrestres, por lo cual se da gran importancia a las técnicas
de drenaje y sub drenaje.
Según la información que tienen los autores, en la bibliografía actual sobre el tema,
no existe un libro de este alcance en ningún idioma, por lo que puede considerarse que éste
viene a satisfacer una necesidad cada vez más apremiante para todos ios ingenieros de esta
especialidad.

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