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Gasto
en
Educación:
La
eficiencia
del
financiamiento
educativo
en
México
Mariana
Campos,
Brenda
Jarillo
y
Lucrecia
Santibañez*
Sobre
las
autoras
Mariana
Campos,
Brenda
Jarillo
y
Lucrecia
Santibañez*
son
investigadoras
de
Fundación
Idea.
Lucrecia
Santibáñez,
en
particular,
es
Directora
del
área
de
Educación
en
la
misma
institución
y
profesora-‐investigadora
(con
licencia)
del
Centro
de
Investigación
y
Docencia
Económicas
(CIDE).
Ha
publicado
diversos
artículos
en
revistas
arbitradas
nacionales
e
internacionales
sobre
temas
de
formación
docente,
calidad
e
incentivos
para
el
magisterio,
salarios
de
maestros,
indígenas
en
la
educación
superior
y
educación
en
México.
Es
miembro
del
Consejo
Editorial
sobre
Educación
del
Periódico
Reforma,
del
Consejo
Académico
de
Mexicanos
Primero,
A.C.,
y
del
Comité
Técnico
de
la
prueba
ENLACE
y
del
CENEVAL.
Tiene
un
Doctorado
en
Educación
de
la
Universidad
de
Stanford,
además
de
la
Maestría
en
Economía
y
la
Maestría
en
Estudios
Latinoamericanos
de
la
misma
institución.
Sobre
México
Evalúa
México
Evalúa
es
un
centro
de
investigación
que
busca
elevar
la
efectividad
y
calidad
de
la
operación
gubernamental
a
través
de
la
elaboración
de
estudios
especializados
y
el
desarrollo
de
indicadores
que
sirvan
para
transparentar,
evaluar
y
comparar
acciones
de
gobierno.
Con
el
apoyo
de
académicos
y
expertos
realizamos
estudios
imparciales
que
reflejan
la
realidad
del
país
y
ofrecemos
recomendaciones
para
mejorar
la
ejecución
y
los
resultados
de
las
políticas
públicas.
En
México
Evalúa
tenemos
vocación
por
la
incidencia.
Buscamos
proveer
a
la
sociedad
mexicana
de
parámetros
para
evaluar
al
gobierno
y
nos
interesa
ofrecer
al
Congreso
y
a
los
tomadores
de
decisión
ideas
y
propuestas
para
mejorar
su
función
en
la
elaboración
de
mejores
políticas
públicas.
1
Contenido
I. Introducción
I.1.
Propósito
y
objetivos
del
estudio
II.2. Los desafíos en la gestión de los recursos para la educación
IV.1.
¿Cómo
se
puede
mejorar
el
sistema
de
financiamiento
educativo
en
México?
VI. Bibliografía
2
I. Introducción
El
sistema
de
educación
en
México
enfrenta
importantes
retos
en
términos
de
calidad
y
equidad.
De
las
treinta
naciones
que
conforman
la
OCDE,
México
ocupa
el
último
lugar
en
las
pruebas
de
aprovechamiento
escolar,
según
datos
del
Programa
Internacional
para
la
Evaluación
de
los
Alumnos
(PISA
por
sus
siglas
en
inglés).
Según
PISA
2006,
50%
de
los
estudiantes
mexicanos
de
quince
años
no
tienen
las
habilidades
mínimas
de
comprensión
lectora,
o
bien
no
son
capaces
de
resolver
problemas
matemáticos
básicos
(OECD,
2009).
Además
de
un
bajo
rendimiento
nacional
en
promedio,
persisten
también
importantes
brechas
entre
los
diferentes
sectores
socio-‐económicos
del
país.
Según
datos
del
Banco
Mundial,
en
el
2008,
más
del
35%
de
la
población
mexicana
sobre
la
línea
de
pobreza
habían
completado
la
educación
secundaria,
comparado
con
sólo
un
15%
de
los
pobres.
(Vegas
y
Santibáñez,
2008).
La
baja
calidad
de
los
rendimientos
educativos
contrasta
con
un
ritmo
de
gasto
creciente.
En
México,
el
gasto
educativo
como
proporción
del
PIB
ha
crecido
considerablemente
en
los
últimos
20
años,
al
pasar
de
4.1%
en
1990
a
6.7%
en
2010.
Tan
sólo
entre
1995
y
2004
el
gasto
en
educación
en
México
se
incrementó
en
un
47%
en
términos
reales
(OCDE,
2007).
Además,
México
es
uno
de
los
países
de
la
OCDE
que
destina
mayor
proporción
de
su
gasto
programable
en
educación,
23%
(OCDE,
2007).
Por
otro
lado,
las
cifras
de
gasto
en
términos
absolutos
pintan
un
panorama
distinto.
En
el
2006,
México
gastó
por
alumno
$1,650
dólares
(ajustado
por
poder
de
compra)
en
primaria
y
en
secundaria
gastó
$1,500.
Esto
contrasta
con
los
$5,450
y
$6,600
que
se
gastan
en
promedio
los
países
de
la
OCDE
en
estos
mismos
niveles.
En
educación
media,
México
gastó
$2,800
por
alumno
y
en
educación
superior
$5,800.
En
comparación
con
$7,582
y
$11,200
que
se
invierten
en
promedio,
en
los
países
de
la
OCDE
(OCDE,
2007).
La
brecha
entre
el
gasto
por
alumno
en
México
y
en
otros
países
desarrollados
es
todavía
muy
grande.
Si
un
alumno
estudiara
el
ciclo
educativo
completo
en
escuelas
públicas
(incluyendo
educación
superior),
México
se
gastaría
$19,200
dólares
(PPP)
en
su
educación.
Esto
es
menos
que
lo
que
se
gasta
en
Estados
Unidos
en
un
solo
año
de
educación
universitaria
por
alumno.
El
bajo
nivel
de
gasto
absoluto,
aunado
a
una
estructura
de
gasto
rígida,
hace
que
ciertas
áreas
importantes
del
quehacer
educativo,
como
infraestructura
y
equipamiento
de
las
escuelas,
se
encuentren
desatendidas.
Lo
anterior
sugiere
que,
si
bien
en
términos
relativos
el
esfuerzo
en
el
gasto
público
educativo
podría
ser
considerado
como
alto,
en
términos
absolutos
México
requiere
todavía
mayores
inversiones
en
el
sector
educativo.
3
Ante
esta
problemática
surgen
dudas
sobre
la
eficiencia
del
gasto
educativo.
La
preocupación
radica
en
que
sí
el
gasto
educativo
en
el
país
presenta
importantes
ineficiencias,
aún
a
mayores
niveles
de
gasto
no
se
consigan
los
resultados
esperados.
Entre
las
razones
para
pensar
que
podría
haber
importantes
ineficiencias
en
el
gasto
educativo
en
México
están
las
siguientes:
(1)
Que
casi
la
totalidad
del
gasto
educativo
está
atado
al
gasto
corriente,
principalmente
en
sueldos
de
docentes
y
personal
administrativo.
Esto
per
se,
no
sería
un
problema
si
hubiesen
mecanismos
fuertes
de
exigencia
hacia
los
docentes
y
el
personal
educativo.
En
México,
dichos
mecanismos
son
débiles.
Por
ejemplo,
resulta
prácticamente
imposible
sancionar
o
despedir
a
un
maestro
incompetente.
Más
aún,
resulta
difícil
detectar
a
un
maestro
incompetente,
dados
los
pobres
mecanismos
de
evaluación
docente
que
existen
en
el
país.
Un
caso
similar
sucede
con
los
directores
de
plantel.
Un
importante
aumento
en
el
gasto
educativo,
por
lo
tanto,
tendería
a
ser
absorbido
por
un
incremento
salarial
el
cual
no
está
atado
a
ningún
mecanismo
de
resultados
que
pudieran
comprobar
la
eficiencia
de
dicho
aumento.
(2)
El
gasto
remanente,
el
que
se
destina
a
inversión
física,
equipamiento,
materiales,
programas
educativos,
etc.,
está
sujeto
a
reglas
y
procedimientos
desarticulados
y
a
una
deficiente
coordinación
entre
las
distintas
dependencias
que
lo
ejercen.
En
general,
las
escuelas
mexicanas
operan
en
un
sistema
rígido
y
jerárquico,
en
el
cual,
la
política
educativa
se
caracteriza
muchas
veces
por
acciones
aisladas,
sin
planificación
ni
coordinación
entre
ellas
(Bonilla,
2008).
Además,
no
existe
en
el
país
una
clara
asignación
de
atribuciones
y
responsabilidades
de
los
gobiernos
federal,
estatal
y
municipal
en
cuanto
a
la
gestión
y
el
uso
de
recursos.
Esto
conlleva
a
una
desarticulación
entre
objetivos,
actores
y
funciones
que
afecta
negativamente
el
flujo
de
recursos
y
su
potencial
impacto.
Y
por
último,
(3)
el
país
no
tiene
una
cultura
fuerte
de
rendición
de
cuentas
y
transparencia.
Además,
la
gestión
de
recursos
educativos
no
está
orientada
a
resultados.
Como
consecuencia,
las
escuelas
subsisten
en
un
medio
de
alta
fragilidad
institucional,
pues
algunos
de
sus
insumos
primordiales,
-‐
infraestructura
y
materiales
didácticos
-‐
los
reciben
de
manera
inestable
y
son
de
baja
calidad
(CEE,
2007).
Lo
anterior
aunado
a
una
desinformación
generalizada
sobre
el
estado
de
los
principales
recursos
educativos
(docentes,
infraestructura,
equipamiento,
etc.)
tiene
como
consecuencia
que
no
se
puede
determinar
a
ciencia
cierta
la
efectividad
del
gasto
ni
su
impacto
sobre
la
equidad
del
sistema.
I.1
Propósito
y
Objetivos
del
Estudio
El
propósito
de
este
estudio
es
explorar
a
detalle
el
estado
actual
del
financiamiento
educativo
en
México
así
como
de
los
gastos
que
llevan
a
cabo
los
gobiernos
y
los
4
particulares
en
este
rubro.
Esto
con
la
finalidad
de
recomendar
maneras
en
las
que
el
gasto
educativo
pudiera
hacerse
más
eficiente.
Para
ello,
se
persiguieron
tres
objetivos
específicos:
(1)
Dar
un
panorama
del
financiamiento
educativo
en
México,
incluyendo
el
proceso
que
siguen
los
recursos
para
llegar
hasta
las
escuelas.
(2)
Presentar
algunas
cifras
de
gasto
educativo
que
muestren
los
gastos
que
se
hacen
desde
el
ámbito
público
así
como
desde
el
privado.
Y,
(3)
sugerir
algunos
parámetros
de
medición
en
la
eficiencia
del
gasto
público
en
educación
al
contrastar
el
costo
real
de
las
escuelas,
con
el
presupuesto
ejercido
por
alumno.
El
artículo
está
organizado
de
la
siguiente
manera.
En
la
sección
uno,
se
describe
el
contexto
actual
del
financiamiento
educativo
y
algunas
partes
del
proceso
que
pudieran
estar
asociadas
a
ineficiencias.
En
la
sección
dos,
se
estiman
los
gastos
de
los
particulares
en
educación.
En
particular
se
calculará
la
magnitud
del
gasto
en
educación
que
hacen
los
hogares
y
la
proporción
que
ocupa
de
su
ingreso/consumo.
Esta
estimación
permite
observar
la
carga
que
representa
la
educación
para
los
hogares,
especialmente
para
los
más
pobres.
Aunque
esto
por
sí
mismo
no
es
una
prueba
de
que
hay
ineficiencias
en
el
sistema,
sí
podría
sugerir
que
el
sistema
público
está
teniendo
que
ser
en
parte
sostenido
con
recursos
particulares.
Si
esto
es
especialmente
regresivo,
esto
podría
significar
un
reto
para
la
educación
de
las
familias
de
menores
ingresos.
En
la
tercera
sección
se
propone
como
indicador
de
eficiencia
de
la
gestión
de
recursos,
el
costo
real
por
alumno
y
su
diferencial
contra
el
presupuesto
ejercido
por
alumno;
y
con
base
en
la
información
disponible,
calculamos
este
diferencial
para
la
educación
primaria
del
estado
de
Sonora.
II. El
financiamiento
de
la
educación:
escenario
y
desafíos
II.1
El
contexto
actual
En
México,
el
gasto
educativo
en
el
2009
ascendió
a
791,674.8
millones
de
pesos,
6.7%
del
PIB.
Este
gasto
se
conforma
de
recursos
públicos
y
privados.
El
gasto
público
se
ubicó
en
620,954
millones
de
pesos,
lo
que
equivale
a
5.3%
del
PIB
y
el
gasto
privado
fue
de
170,720.0,
1.4%
del
PIB.
Entre
2000
y
2007,
se
ha
observado
un
decremento
de
la
proporción
de
gasto
público
a
la
par
de
un
incremento
de
la
proporción
de
gasto
privado
para
el
conjunto
de
todos
los
niveles
educativos.
En
el
2000,
la
proporción
de
gasto
público
se
ubicó
en
85.3%
y
la
de
gasto
privado
en
14.7%,
mientras
que
en
el
2007,
la
proporción
de
gasto
público
fue
de
80.3%
y
la
de
gasto
privado
fue
de
19.7%.
El
desglose
por
nivel
educativo
refleja
la
misma
tendencia.
En
el
caso
de
la
educación
básica
y
media
superior,
el
gasto
público
se
redujo
de
86.1%
a
82.1%,
mientras
que
el
gasto
privado
aumento
de
13.9%
a
18.2%,
mientras
que
en
la
educación
superior,
el
gasto
publico
paso
de
79.4%
a
71.4%
y
el
gasto
privado
aumento
de20.6%
a
28.6%
en
ese
mismo
periodo
(OECD
,2010).
En
términos
absolutos
México
todavía
presenta
niveles
de
gasto
por
alumno
bajos,
con
respecto
a
otros
países
más
desarrollados.
Como
se
discutió
en
la
introducción,
en
el
5
2006,
México
gastó
$1,650
dólares
(ajustado
por
poder
de
compra)
en
primaria
y
en
secundaria
gastó
$1,500.
Esto
contrasta
con
los
$5,450
y
$6,600
que
se
gastan
en
promedio
los
países
de
la
OCDE
en
estos
mismos
niveles.
En
educación
media
México
gastó
$2,800
por
alumno
y
en
educación
superior
$5,800.
En
comparación
con
$7,582
y
$11,200
que
se
invierten
en
promedio,
en
los
países
de
la
OCDE
(OCDE,
2007).
Si
un
alumno
estudiara
el
ciclo
educativo
completo
en
escuelas
públicas
(incluyendo
educación
superior),
México
se
gastaría
$19,200
dólares
(PPP)
en
su
educación.
Esto
es
menos
que
lo
que
se
gasta
por
alumno
en
Estados
Unidos
en
un
solo
año
de
educación
universitaria.
a) Inversión
y
mejoras
El
bajo
nivel
de
gasto
absoluto,
aunado
a
una
restrictiva
estructura
de
financiamiento,
hace
que
ciertas
áreas
importantes
del
quehacer
educativo,
como
infraestructura
y
equipamiento
de
las
escuelas,
se
encuentren
desatendidas.
Según
datos
del
Instituto
Nacional
para
la
Evaluación
de
la
Educación,
casi
una
cuarta
parte
de
las
escuelas
en
México
tiene
problemas
importantes
de
mantenimiento
y
conservación
de
las
instalaciones.
Más
del
75%
de
las
escuelas
primarias
en
México
carecen
de
salón
de
cómputo
y
biblioteca,
y
menos
del
5%
de
las
escuelas
en
las
zonas
rurales
e
indígenas
cuentan
con
dichas
instalaciones.
En
más
del
15%
de
las
escuelas
rurales,
el
profesor
no
tiene
un
lugar
en
donde
sentarse
(INEE,
2007).
Es
posible
que
el
sector
educativo
necesite
una
mayor
inyección
de
recursos.
La
infraestructura
y
equipamiento
en
muchas
escuelas
es
deficiente,
hace
falta
mayor
cobertura
y
opciones
educativas
en
media
y
superior,
y
sobre
todo,
es
posible
que
se
necesiten
recursos
adicionales
para
elevar
la
calidad
en
todos
los
niveles.
Sin
embargo,
debe
resaltarse
la
preocupación
de
que
las
ineficiencias
actuales
del
gasto
repercutan
negativamente
en
cualquier
inversión
adicional
que
pueda
hacerse
en
el
sector.
b) La
estructura
de
gasto
corriente
Uno
de
los
principales
problemas
con
el
financiamiento
actual
es
que
se
dispone
de
pocos
recursos
para
atender
aspectos
no-‐salariales.
De
hecho,
casi
todo
el
presupuesto
federal
educativo
se
va
a
gasto
corriente,
97.2%.
En
la
gráfica
1
se
observa
que
el
82.6%
del
gasto
federal
en
el
2010,
fue
destinado
a
pagar
servicios
personales,
el
2.6%
fue
asignado
a
gasto
de
operación,
y
tan
solo
0.4%
se
correspondió
a
inversión
educativa.
6
Gráfica
1.
Gasto
Federal
en
Educación
Básica
del
2010
(Distribución
porcentual
según
Función
Económica,
%)
4.6
2.2
8.0
2.6
82.6
100
97.6
91.7
90
80
70
60
Belgium
United
Kingdom
United
States
Mexico
France
Sweden
Poland
OECD
average
Ireland
Spain
Finland
Japan
Switzerland
Iceland
Netherlands
Turkey
Hungary
Portugal
Norway
Austria
Korea
Australia
Czech
Republic
Slovak
Republic
Luxembourg
Italy
Denmark
Germany
Fuente:
OECD,
2006
7
8
Gráfica
3.
Distribución
porcentual
del
gasto
nacional
en
Educación
en
el
2009
(%)
0.2
14.3
Feder
al
Privad
o
21.6
Estata
l
64.0
Munic
ipal
Fuente:
Informe
de
gobierno,
2009
II.2
Los
desafíos
en
la
gestión
de
recursos
para
la
educación.
En
el
centro
de
la
discusión
sobre
el
financiamiento
educativo
se
encuentra
una
reorganización
local
del
sistema
que
ha
permanecido
ambigua
desde
su
concepción
original
(Aguilar
y
Maya,
2006).
En
mayo
de
1992,
el
gobierno
federal,
los
estados
y
el
SNTE
firmaron
el
Acuerdo
Nacional
para
la
Modernización
de
la
Educación
Básica
y
Normal
(ANMEB)
con
el
objeto
de
descentralizar
los
servicios
educativos.
Una
de
las
tres
estrategias
planteadas
en
la
ANMEB
fue
la
reorganización
del
sistema
educativo,
con
dos
ejes
principales:
i)
Federalismo
educativo;
ii)
La
centralidad
de
la
escuela
en
la
definición
de
políticas
educativas.
Los
cuales
discutiremos
a
continuación.
a) El
Federalismo
educativo
En
cuanto
al
federalismo
educativo,
la
firma
de
la
ANMEB
implicó
que
el
gobierno
federal
entregara
la
administración
de
recursos
a
los
gobiernos
estatales.
Los
estados
recibieron
cerca
de
100
mil
edificios
escolares
e
inmuebles
para
la
administración,
22
millones
de
bienes
muebles
en
equipo
y
materiales,
casi
513
mil
plazas
de
maestros,
115
mil
puestos
administrativos
y
más
de
14
millones
de
estudiantes
(Moctezuma,
1994;
Aguilar
y
Maya,
2004).
Sin
embargo,
el
acuerdo
no
propuso
una
redistribución
de
atribuciones
a
las
entidades
federativas
y
tampoco
una
clara
asignación
de
funciones
entre
órdenes
de
gobierno
en
materia
de
gestión
y
el
uso
de
los
recursos.
A
estas
últimas
correspondieron
funciones
9
1
De
acuerdo
con
un
reporte
de
la
OECD,
realizado
por
Fierro,
Tapia
y
Rojo
(2009),
los
gobiernos
estatales
resolvieron
la
problemática
de
integración
de
los
sistemas
estatales
y
federales
dependiendo
de
sus
condiciones
políticas
locales
y
su
capacidad
institucional
para
crear
nuevas
estructuras
organizativas.
Según
este
estudio,
para
el
año
2009,
en
28
entidades
existía
una
secretaría
de
educación
responsable
de
los
servicios
educativos
en
el
estado.
Solamente
en
18
de
estas
28
entidades
opera
en
forma
exclusiva
una
Secretaría
de
educación
estatal,
la
cual
se
encarga
de
los
servicios
estatales
y
los
federales
transferidos.
En
10
entidades
coexisten
la
Secretaría
de
educación
y
un
Instituto
descentralizado,
a
cargo
de
los
servicios
federales
transferidos.
Los
autores
afirman
que
la
integración
y
coexistencia
de
dos
sistemas
educativos
se
ha
caracterizado
en
muchos
casos
por
ser
una
yuxtaposición
conflictiva
de
las
tramas
burocráticas
que
afecta
la
estructura
media,
las
escuelas
y
los
docentes.
10
Cuadro
1.
Presupuesto
Educativo
Total
Ejercido
por
Fuente
de
Financiamiento
y
Entidad
Federativa
del
2009
(Millones
de
pesos)
Fuente:
Cuestionario
Financiamiento
Educativo
Estatal,
SEP.
2009
b) La
centralidad
de
la
escuela
en
la
definición
de
políticas
educativas.
El
segundo
eje
de
la
descentralización
educativa
fue
instituir
a
la
escuela
como
centro
de
la
definición
de
políticas
educativas
y
desde
entonces
el
tema
de
la
gestión
escolar
ha
ido
ganando
terreno
en
el
discurso
político.
A
partir
de
1993,
se
han
establecido
diversos
programas
federales
para
mejorar
la
gestión
escolar,
por
ejemplo,
el
Consejo
Nacional
11
12
13
8
Las
escuelas
públicas
generales
excluyen
a
las
escuelas
financiadas
por
CONAFE.
14
Diagrama
1.
Flujo
de
recursos
destinados
a
la
operación
de
las
escuelas
Fuente:
Entrevistas
SEP,
2009
En
suma,
la
rigidez
de
la
composición
del
gasto
y
el
aumento
en
las
previsiones
salariales
para
los
trabajadores
de
la
educación
contrastan
con
una
insuficiencia
presupuestaria
para
financiar
la
infraestructura,
equipamiento,
operación
y
mantenimiento
de
las
escuelas.
También
contrastan
con
una
política
que
poco
ha
hecho
para
mejorar
la
exigencia
que
se
tiene
del
personal
educativo
(maestros,
directores
y
otros)
de
forma
que
se
puedan
buscar
mecanismos
para
lograr
una
mayor
productividad
y
calidad
educativa.
La
ausencia
de
reglas
claras,
la
falta
de
planeación
y
descoordinación,
y
la
poca
transparencia
en
el
uso
de
recursos,
podrían
estar
generando
importantes
ineficiencias
en
la
gestión
de
los
recursos
destinados
a
los
servicios
educativos.
Esto
podría
tener
repercusiones
sobre
la
calidad
y
equidad
de
la
educación.
Con
frecuencia,
estas
ineficiencias
se
traducen
en
insuficiencia
presupuestaria
que
afecta
negativamente
la
ejecución
u
operación
de
los
programas
educativos;
además,
la
evidencia
internacional
muestra
que
en
estas
circunstancias
las
familias
(o
los
particulares)
financian
en
mayor
proporción
la
educación
pública
básica.
En
la
siguiente
sección
se
profundiza
sobre
este
segundo
punto.
III. La
magnitud
de
la
ineficiencia
en
el
uso
de
recursos
públicos
y
el
financiamiento
privado
en
la
educación
básica
III.1
Revisión
de
literatura
y
evidencia
internacional
Como
fue
mencionado
anteriormente,
el
gasto
nacional
educativo
está
constituido
de
dos
fuentes
principales:
una
es
el
financiamiento
público,
que
son
los
recursos
que
destinan
tanto
el
gobierno
federal
como
el
estatal
y
el
municipal
a
la
educación
pública,
otro
es
el
gasto
privado,
que
son
los
recursos
que
destinan
los
particulares
como
usuarios
de
los
15
Gastos
Educativos
de
los
Hogares
16
actividades
extracurriculares,
etc.
(Bray,
2006;
Banco
Mundial,
2004;
Marchand,
2000;
Lerotholi,
2000).
Una
encuesta
del
Banco
Mundial
(2001)
sobre
el
uso
de
cuotas
en
educación
primaria
y
secundaria
realizada
a
92
países,
estima
que
el
gasto
en
cuotas
escolares
representa
el
20
%
del
gasto
familiar
en
educación;
y
es
mayor
en
países
donde
la
proporción
de
hogares
pobres
es
mayor,
por
ejemplo,
en
África
representa
el
30%
y
en
la
Comunidad
de
Estados
Independientes
(CEI)
y
en
países
asiáticos
de
régimen
socialista
asciende
a
40%.
Además
estos
gastos
dentro
de
la
escuela
son
de
carácter
regresivo
en
todos
los
países,
ya
que
las
familias
más
pobres
son
las
que
pagan
más
por
cuotas
como
proporción
de
su
gasto
educativo.
En
el
caso
de
México,
la
literatura
sobre
el
financiamiento
educativo
es
muy
diversa;
sin
embargo,
dichos
estudios
tienden
a
centrarse
en
la
estructura
del
financiamiento,
el
proceso
de
presupuestación,
el
funcionamiento
de
las
fórmulas,
o
la
progresividad
del
gasto
(ver
por
ejemplo
Latapí
y
Sarre,
2000;
López
Acevedo
y
Salinas,
2000;
Larre
y
Bonturi,
2001;
Ortega,
2004;
Canales,
2005;
Márquez,
2005;
Granados
Roldán,
2004).
Sin
embargo,
no
hay
evidencia
rigurosa
publicada
sobre
la
ineficiencia
del
uso
de
los
recursos
destinados
a
la
operación
de
las
escuelas
públicas,
tampoco
hay
estudios
sobre
los
gastos
dentro
de
la
escuela
que
las
familias
incurren,
a
pesar
de
que
las
cooperaciones
y
las
cuotas
sean
una
práctica
común
tanto
en
las
escuelas
públicas
de
este
país.
Debido
a
que
no
se
ha
realizado
un
estudio
cuyo
objetivo
sea
estudiar
el
involucramiento
de
padres
de
familia
en
el
financiamiento
de
las
escuelas
públicas,
no
es
posible
generalizar
el
contexto
de
porque
existen
y
como
operan
la
participación
de
los
hogares
en
el
gasto
escolar.
Sin
embargo,
en
trabajo
de
campo
que
hemos
realizado
en
diversos
estados
del
país,
identificamos
algunas
cooperaciones
que
realizan
las
familias:1)
cuotas
de
inscripción
que
se
paga
en
efectivo
a
principios
del
año
escolar;
2)
cooperaciones
y
eventos
sociales
(quermeses,
rifas,
etc.)
organizados
por
la
asociación
de
padres
de
familia
para
mejoras
de
la
escuela;
3)
cooperaciones
esporádicas
que
cobra
la
escuela
a
través
de
director
o
los
maestros
para
necesidades
de
operación
o
infraestructura
de
la
escuela;
4)
Las
cooperativas
escolares
de
consumo
o
de
producción.9
De
estas
cuatro
modalidades,
solamente
las
cooperativas
escolares
están
reguladas
por
la
SEP
desde
1982.
En
esta
sección,
se
estimará
la
magnitud
del
gasto
en
educación
que
hacen
los
hogares
y
la
proporción
que
ocupa
de
su
ingreso/consumo
en
México,
en
especifico
se
buscara
tener
una
medida
de
la
magnitud
de
los
gastos
dentro
de
las
escuelas
–relacionados
con
la
operación
de
las
escuelas
-‐
que
están
absorbiendo
las
familias.
Bajo
el
supuesto
de
que
este
indicador
puede
ser
una
medida
de
las
ineficiencias
del
sistema.
También
podría
ser
un
indicador
de
las
inequidades
del
financiamiento
si
los
gastos
educativos
de
los
hogares
son
especialmente
regresivos.
Sin
embargo,
es
posible
que
un
gasto
elevado
de
los
9
De
acuerdo
al
reglamento
de
las
cooperativas
escolares
de
la
SEP,
las
cooperativas
de
consumo
están
organizadas
para
la
adquisición
y
venta
de
materiales
didácticos,
útiles
escolares,
vestuario
y
alimentos
que
requieran
los
socios
durante
su
permanencia
en
la
escuela.
Las
cooperativas
de
producción
administran
y
explotan
bienes,
instalaciones,
talleres,
herramientas
u
otros
elementos,
con
objeto
de
elaborar
productos
y
en
su
caso
prestar
servicios
que
beneficien
a
la
comunidad
escolar.
17
particulares
en
educación
sea
un
reflejo
de
sus
preferencias.
Se
podría
argumentar
que
un
sistema
público
utiliza
de
manera
eficiente
su
gasto
educativo,
y
aún
así
las
familias
pagan
una
proporción
considerable
de
su
bolsa,
por
tener
preferencias
distintas
a
las
del
gobierno.
Por
otro
lado,
en
un
país
como
México
que
cuenta
con
una
gran
proporción
de
hogares
de
bajos
recursos,
es
difícil
pensar
que
las
preferencias
educativas
serían
lo
que
motivaría
que
una
parte
importante
de
su
ingreso
familiar
se
destinara
a
la
educación
de
sus
hijos
en
el
sistema
público,
especialmente
cuando
dichos
gastos
se
destinan
a
cuestiones
básicas
como
material
escolar
o
transporte,
o
a
gastos
no-‐voluntarios
como
cuotas
de
inscripción.
III.2
El
gasto
educativo
de
los
hogares
En
México,
como
en
la
mayoría
de
los
países,
la
educación
pública
no
es
totalmente
gratuita.
El
Cuadro
2
muestra
la
distribución
del
gasto
privado
a
nivel
nacional,
según
la
Encuesta
Nacional
de
Ingreso
y
Gasto
de
los
Hogares
(ENIGH)
del
2008.
El
gasto
educativo
total
de
los
hogares,
estimado
según
la
ENIGH
es
de
223,284
millones
de
pesos,
lo
que
equivale
a
1.8%
del
PIB.
El
gasto
de
los
hogares,
que
tienen
miembros
en
el
sistema
de
educación
pública,
asciende
a
100,284
millones
de
pesos,
lo
cual
representa
0.8%
del
PIB.
A
su
vez,
los
hogares
que
tienen
miembros
en
el
sistema
de
educación
privada
gastan
118,486
millones
de
pesos,
lo
cual
representa
un
0.9%
del
PIB.
En
términos
per
cápita,
es
evidente
que
el
gasto
por
alumno
es
mayor
en
el
sistema
privado
que
en
el
público,
25.3
mil
pesos
versus
3.6
miles
de
pesos
por
año.
Cuadro
2.
Distribución
del
gasto
privado
en
Educación
del
2008
Gasto
por
Alumno
(Millones
de
Rubro
de
gasto
pesos)
%
PIB
(miles
de
pesos)
Gasto
total
del
hogar
3,554,028
29.35
Educación
(total)
267,000
2.57
7.26
18
De
acuerdo
el
Cuadro
3,
nuestras
estimaciones
del
gasto
de
los
hogares
por
alumno
en
2008,
se
ubican
en
565
pesos
mensuales,
lo
cual
representa
un
14%
el
gasto
del
hogar.
El
gasto
por
alumno
promedio
en
el
sistema
público
es
de
321
pesos,
lo
que
equivale
a
un
6.2%
del
gasto
del
hogar;
mientras
que
en
el
sistema
privado
el
gasto
por
alumno
asciende
a
2,591
pesos,
es
decir,
un
15%
de
gasto
familiar.
En
educación
preescolar
pública,
las
familias
pagan
al
mes,
un
promedio
265
pesos,
lo
que
equivale
a
7.0%
de
su
gasto
del
hogar,
mientras
que
en
preescolar
privada,
es
de
1,734
pesos
equivalente
a
un
12.0%
del
gasto
del
hogar.
En
nivel
primaria,
las
familias
que
pertenecen
al
sistema
público
pagan
272
pesos,
6.3%
del
gasto
familiar,
y
los
que
asisten
al
sistema
privado
pagan
por
alumno
2,336
pesos,
13.4%
de
su
gasto.
Finalmente,
en
escuelas
secundarias
públicas,
las
familias
pagan
en
promedio
alrededor
de
332
pesos
mensuales
por
alumno,
lo
que
representa
8.1%
de
su
gasto
total,
y
en
privada
pagan
2,396
pesos,
equivalentes
al
15.5%
del
gasto
total
familiar.
Cuadro
3.
Gasto
por
alumno
mensual
por
sistema
y
nivel
de
estudios,
a
precios
corrientes
del
2008
%
(pesos
gasto
Rubro
de
gasto
mensuales)
total
19
Cuadro
4.
Distribución
porcentual
del
gasto
de
los
hogares
por
decil
de
ingreso
a
precios
corrientes
del
2008
(%)
Fuente:
Encuesta
de
Ingresos
y
Gastos
de
los
Hogares,
INEGI,
2008.
La
Gráfica
4
muestra
el
gasto
educativo
como
proporción
del
gasto
familiar
en
el
sistema
público
y
en
el
privado
por
deciles
de
ingreso/consumo.
El
gasto
educativo
en
el
sistema
público
representa
entre
un
3%
y
casi
8%
del
gasto
familiar.
En
el
sistema
privado
va
desde
8%
hasta
18%.
Es
interesante
notar
que
la
proporción
del
gasto
familiar
invertida
en
educación
pública
es
relativamente
uniforme
en
todos
los
deciles,
exceptuando
el
primero
y
último.
Por
otro
lado,
queda
claro
que
los
deciles
más
altos
destinan
una
mayor
proporción
de
su
ingreso
al
sistema
privado.
Es
interesante
notar,
sin
embargo,
que
el
gasto
en
educación
privada
también
es
elevado
en
los
deciles
menores.
Gráfica
4.
Distribución
porcentual
del
gasto
educativo
como
proporción
del
gasto
familiar
por
decil
de
ingreso
en
el
2008
(%)
20
18
16
14
12
10
Sistema
público
8
Sistema
Privado
6
4
2
0
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
Fuente:
Encuesta
de
Ingresos
y
Gastos
de
los
Hogares,
INEGI,
2008.
20
La
ENIGH
2008
permite
saber
con
detalle
el
gasto
de
las
familias
por
tipo
de
gasto.
La
base
de
datos
reporta
los
siguientes
rubros
de
gasto
educativo:
1. Servicios
educativos:
Inscripciones,
colegiaturas
y
material
escolar.
2. Servicios
varios:
Estancias
infantiles,
enseñanza
adicional,
educación
especial
para
discapacitados,
cuidado
de
niños.
3. Artículos
educativos:
Libros
de
texto,
computadoras,
calculadoras.
4. Imprevistos:
Se
dividen
en
dos,
los
trámites
escolares
(derecho
a
examen,
cursos
de
regularización)
y
las
cooperaciones
sistemáticas
o
esporádicas
de
padres
de
familia
para
festividades
y
necesidades
de
la
escuela.
5. Transporte
escolar
proporcionando
por
la
escuela
o
particulares.
La
Gráfica
5
muestra
la
distribución
de
gastos
educativos
de
las
familias
por
tipo
sistema
educativo.
El
gasto
en
servicios
educativos
representa
un
poco
más
de
la
mitad
de
gasto
en
educación
de
las
familias
cuyos
miembros
del
hogar
asisten
a
escuelas
públicas,
mientras
que
para
las
familias
cuyos
miembros
asisten
al
sistema
privado
dicho
gasto
representa
más
del
80%
de
gasto
total.
Gráfica
5.
Distribución
porcentual
del
gasto
educativo
(%)
100%
2.0
3.0
90%
19.3
10.8
80%
4.7
70%
20.8
Imprevistos
60%
Transporte
50%
Servicios
varios
40%
83.5
Arvculos
Educavvos
30%
54.7
Servicios
Educavvos
20%
10%
0%
Sistema
público
Sistema
Privado
Fuente:
Estimaciones
propias
con
datos
de
la
Encuesta
de
Ingresos
y
Gastos
de
los
Hogares,
INEGI,
2008
Estas
cifras
resultan
reveladoras
(como
fue
mencionado
anteriormente,
los
servicios
educativos
incluyen
inscripciones,
colegiaturas
y
material
escolar),
porque
aunque
no
es
posible
asegurar
que
tanto
de
este
gasto
se
destina
a
material
escolar
(como
libretas,
21
lápices,
etc.)
y
que
tanto
es
para
las
cooperaciones
que
piden
las
escuelas;
así
mismo,
tampoco
podemos
garantizar
que
estos
datos
esta
libres
de
errores
de
medición
en
la
encuesta,
sin
embargo,
de
cierta
forma
esta
información
respalda
lo
que
hemos
podido
observar
informalmente
en
estudios
de
campo:
las
escuelas
públicas
piden
a
los
padres
de
familia
cooperaciones
“voluntarias”
para
distintos
fines.
Por
otro
lado,
también
destaca
que
el
gasto
en
imprevistos
de
las
familias
es
mucho
mayor
en
el
sistema
público
que
en
el
privado,
19%
comparado
con
un
2%,
respectivamente.
Desgraciadamente,
no
es
posible
desglosar
el
gasto
en
imprevistos
en
cooperaciones
a
las
escuelas
y
trámites
escolares
que
las
familias
pagan.
Sin
embargo
no
es
absurdo
suponer
que
dentro
de
los
gastos
imprevistos,
la
proporción
destinada
a
los
gastos
por
trámites
escolares
(como
pagar
un
examen
extraordinario)
es
menor,
respecto
a
las
cooperaciones
que
las
escuelas
piden
a
las
familias
para
eventos
sociales,
culturales
y
festividades,
así
como
para
la
construcción
o
mejora
de
algún
inmueble
de
la
escuela.
Bajo
este
supuesto,
el
gasto
imprevisto
es
un
indicador
de
que
las
familias
están
financiando
parcialmente
necesidades
y
actividades
escolares.
Diversos
factores
determinan
el
gasto
familiar
en
educación
(preferencias,
nivel
de
ingresos,
etc.).
Por
lo
tanto,
no
podemos
asegurar
que
las
cooperaciones
por
concepto
de
imprevistos
estén
solamente
en
función
de
problemas
de
gestión
e
insuficiencia
de
recursos
y
que
la
escuela,
las
cuales
satisfacen
con
financiamiento
“alterno
e
informal”
de
los
padres
de
familia.
Como
se
mencionó
anteriormente,
es
posible
que
los
padres
de
familia
elijan
(o
prefieran)
donar
dinero
a
la
escuela
a
cualquier
nivel
dado
de
calidad.
Sin
embargo,
dada
la
insuficiencia
presupuestaria
que
parece
aquejar
a
las
escuelas
en
México
y
a
resultados
de
la
literatura
sobre
financiamiento
educativo
en
países
en
desarrollo,
estas
cuotas
imprevistas
probablemente
estén
destinadas
a
financiar
necesidades
básicas
en
las
escuelas
(como
infraestructura,
material
didáctico,
etc.).
Por
lo
tanto,
este
análisis
sugiere
que
el
gasto
privado
en
educación
no
solo
se
utiliza
en
útiles
escolares,
uniformes
y
otros
gastos
personales
de
los
alumnos,
sino
que
también
las
familias
están
destinando
recursos
a
gastos
a
la
operación
cotidiana
y
el
abastecimiento
de
material
de
las
escuelas.
Nuestro
argumento
es
que
en
parte,
esto
se
debe
a
que
las
escuelas
no
tienen
suficiente
presupuesto
para
operar.
Si
este
fuera
el
caso,
esperaríamos
ver
que
en
contextos
más
desfavorecidos,
el
gasto
en
imprevistos
de
las
familias
es
mayor.
La
Gráfica
6
muestra
el
desglose
de
gastos
imprevistos
como
proporción
del
gasto
familiar
por
deciles
de
ingreso.
22
Gráfica
6.
Gasto
en
imprevistos
como
porcentaje
de
gasto
educativo
de
los
hogares,
por
decil
de
ingreso
del
2008
(%)
30
25
20
15
Sistema
público
Sistema
Privado
10
5
0
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
Fuente:
Estimaciones
propias
con
datos
de
la
Encuesta
de
Ingresos
y
Gastos
de
los
Hogares,
INEGI,
2008
En
el
primer
decil,
el
gasto
en
imprevistos
para
el
sistema
público
es
de
casi
un
30%
del
gasto
educativo,
mientras
que
para
el
decil
más
alto
es
de
alrededor
de
un
10%.
Esto
sugiere
que
los
gastos
imprevistos
representan
una
mayor
carga
para
las
poblaciones
más
desfavorecidas.
En
el
sistema
privado,
el
gasto
para
el
primer
decil
en
imprevistos
es
de
alrededor
de
7%,
mientras
que
para
las
familias
en
el
último
decil
es
de
un
2%.
Lo
anterior
podría
sugerir
que
las
escuelas
privadas
realizan
una
mejor
planeación
de
sus
gastos
(por
lo
que
no
surgen
tantos
imprevistos),
o
que
quizá,
como
se
sugirió
con
anterioridad,
las
familias
más
pobres
tienen
que
continuamente
ayudar
a
solventar
insuficiencias
presupuestarias,
tanto
en
escuelas
públicas
como
en
privadas.
En
cualquier
caso
y
aunque
la
relación
no
es
perfectamente
lineal,
puede
decirse
que
el
gasto
en
imprevistos
es
regresivo:
a
menores
ingresos
mayores
es
el
gasto
en
imprevistos.
Las
Gráficas
7
y
8
muestran
el
gasto
en
imprevistos
como
proporción
del
gasto
educativo
de
las
familias
por
tamaño
de
localidad
e
índice
de
marginación,
respectivamente.
La
evidencia
es
similar
que
en
el
caso
anterior
de
los
deciles.
El
cruce
de
gasto
en
imprevistos
y
tamaño
de
localidad
refleja
que
en
localidades
rurales
(menos
de
2,500
habitantes),
el
gasto
en
imprevisto
que
gastan
las
familias
en
el
sistema
público
es
de
21.1%,
mientras
que
para
el
sistema
privado
es
4.3%.
A
su
vez,
en
las
poblaciones
más
urbanas
(100,
000
habitantes
y
mas),
el
gasto
en
imprevistos
es
15.2%
en
el
sistema
público
y
1.1%
en
el
sistema
privado.
23
Gráfica
7.
Gasto
en
imprevistos
como
porcentaje
de
gasto
educativo
de
los
hogares,
por
tamaño
de
localidad
del
2008
(%)
%
25
21.1
20
19.1
15.3
15
14.0
Púb
lico
10
Priv
ado
4.3
5
1.1
1.2
1.6
0
100
000
15
000
a
99
999
2
500
a
14
999
menores
a
2500
habitantes
y
más
habitantes
habitantes
habitantes
Fuente:
Estimaciones
propias
con
datos
de
la
Encuesta
de
Ingresos
y
Gastos
de
los
Hogares,
INEGI,
2008
El
cruce
de
gasto
en
imprevistos
como
porcentaje
del
gasto
educativo
de
los
hogares
muestra
en
localidades
de
muy
alta
marginación,
el
gasto
en
imprevistos
en
el
sistema
público
es
26.6%
y
en
el
sistema
privado
es
de
3.3%,
a
su
vez,
en
lugares
de
muy
baja
marginación,
el
gasto
en
imprevistos
es
de
15.2%
en
el
sistema
público,
mientras
que
en
el
privado
es
de
casi
5%.
24
Gráfica
8.
Gasto
en
imprevistos
como
porcentaje
de
gasto
educativo
de
los
hogares,
por
Índice
de
Marginación
(%)
%
30
26.6
24.2
Público
25
19.4
Privada
20
17.2
15.4
15
10
4.5
4.6
5
3.2
3.5
1.6
0
Muy
Alta
Alto
Media
Baja
Muy
Baja
Fuente:
Encuesta
de
Ingresos
y
Gastos
de
los
Hogares,
INEGI,
2008
En
suma,
la
evidencia
internacional
y
el
análisis
de
la
ENIGH,
sugieren
que
en
condiciones
más
precarias,
cuando
las
escuelas
no
pueden
financiar
sus
necesidades
apremiantes,
acuden
a
las
familias
para
financiarlos.
Las
escuelas
públicas
pueden
obtener
recursos
vía
cuotas
como
inscripción,
y
por
medio
otras
cuotas
fijas
o
variables,
que
se
contabilizan
en
la
ENIGH,
como
gastos
imprevistos.
El
gasto
imprevisto
no
sólo
es
regresivo,
sino
también
es
el
más
caro,
ya
que
precisamente
su
carácter
de
imprevisto
implica
que
las
familias
más
pobres
no
pueden
planearlo
y
se
ven
probablemente
forzadas
a
desplazar
otras
necesidades
básicas
del
hogar
(especialmente
dado
el
bajo
índice
de
ahorro
de
las
familias
mexicanas).
A
la
fecha,
el
financiamiento
compartido
de
las
familias
que
participan
en
el
sistema
de
educación
pública
ha
sido
un
tema
relegado.
Por
ley,
las
escuelas
están
impedidas
de
cobrar
cuotas
a
los
padres
de
familia,
entonces
los
montos
que
pagan
tienen
carácter
de
“aportaciones
voluntarias”.
Sin
embargo,
si
estos
recursos
co-‐financian
gastos
imprescindibles
de
la
escuela
como
gastos
de
operación,
infraestructura
y
equipamiento
escolar,
entonces
su
carácter
“voluntario”
puede
estar
fuera
de
lugar.
Consideramos
imprescindible
que
se
profundice
el
tema
para
conocer
en
mayor
medida
el
uso
de
estas
cuotas
y
en
su
caso
reglamentarlas
adecuadamente.
Para
concluir,
es
importante
destacar
que
los
padres
en
México
tienen
mucho
menos
influencia
en
las
escuelas
que
en
la
mayoría
de
los
países
de
la
OCDE.
Por
ejemplo,
México
25
es
el
único
país
donde
una
característica
permanente
de
las
escuelas
públicas
es
no
tener
un
organismo
rector
en
el
que
los
padres
pueden
participar
(aunque
en
algunos
países,
dichos
organismos
sólo
existen
de
forma
esporádica).
México
es
uno
de
los
tres
países
que
no
cuentan
con
asociaciones
de
padres,
cuyo
papel
es
recomendar
o
influenciar
la
toma
de
decisiones,
ni
con
leyes
en
virtud
de
las
cuales
los
padres
pueden
constituir
una
demanda
formal.
IV. El
costo
real
por
alumno
como
indicador
de
eficiencia
IV.1
¿Cómo
se
puede
mejorar
el
sistema
de
financiamiento
educativo
en
México?
La
reducción
de
las
ineficiencias
internas
del
sistema
educativo
es
particularmente
urgente
en
un
país
que
enfrenta
grandes
rezagos
en
la
materia.
Los
organismos
internacionales
promueven
la
renovación
de
la
gestión
institucional
como
estrategia
esencial
previa
a
incrementar
el
financiamiento
educativo
en
los
países
en
desarrollo.
Por
ejemplo,
se
propone
la
profesionalización
de
los
cuerpos
burocráticos,
mayor
información
y
conocimiento
para
evaluar
procesos
y
monitorear
cambios,
utilizar
criterios
e
instrumentos
objetivos
para
la
asignación
y
el
uso
de
los
recursos
humanos,
de
la
infraestructura
y
los
materiales
de
aprendizaje
(UNESCO,
2004).
En
México
el
tema
de
los
cuerpos
burocráticos
es
un
problema
generalizado
de
la
administración
pública.
Martínez
Puón
(2009)
argumenta
que
en
varios
niveles
de
gobierno
se
practica
la
incorporación
al
servicio
público
por
cuotas
partidistas
y
compromisos
políticos.
De
acuerdo
con
el
autor
esto
genera
una
subcultura
administrativa
en
la
que
los
incentivos
del
desempeño
están
alineados
con
la
lealtad
individual
y
la
disciplina
de
grupo
que
poco
tienen
que
ver
con
el
desempeño
de
las
funciones
asignadas.
Actualmente
la
información
sobre
los
recursos
que
se
destinan
a
la
educación
a
nivel
nacional
presenta
limitaciones
importantes
que
impiden
hacer
un
diagnóstico
adecuado
de
la
eficiencia
del
gasto
educativo.
Sin
embargo,
los
bajos
resultados
de
las
asignaturas
que
la
prueba
ENLACE
evalúa
permiten
deducir
que
el
sistema
educativo
no
es
efectivo
y
está
afectado
por
deficiencias.
No
obstante,
para
poder
atender
las
deficiencias
es
necesario
identificar
con
precisión
cuáles
son
los
factores
o
conjuntos
de
factores
que
las
ocasionan
y
para
esto
último
es
elemental
contar
con
indicadores
de
los
recursos
financieros
y
humanos
que
integran
el
sistema,
de
los
servicios
que
produce
y
de
los
resultados
e
impactos
en
los
que
resulta.
Desafortunadamente
en
México
no
contamos
con
información
precisa
y
pertinente
ni
del
gasto
por
alumno,
ni
del
costo
por
alumno
de
los
diferentes
servicios
educativos.
Por
un
lado,
la
información
presupuestal
sobre
el
gasto
educativo,
en
la
mayoría
de
los
estados,
26
no
está
disponible
o
desagregada
por
objeto
de
gasto
o
función
económica.
Además
de
lo
anterior,
es
importante
poder
identificar
que
parte
de
los
costos
educativos
son
administrativos
y
cuanto
se
destina
a
la
provisión
del
servicio
educativo
(materiales,
infraestructura,
docentes,
etc.).
Con
la
información
disponible
en
la
actualidad
no
es
posible
identificar
que
porción
del
gasto
en
educación
se
destina
a
financiar
las
actividades
administrativas
y
que
parte
se
destina
a
cubrir
la
operación
de
los
centros
escolares,
dificultando
el
análisis
de
la
eficiencia
del
gasto.
Tampoco
se
tiene
información
disponible
desagregada
a
nivel
escuela
para
calcular
el
costo
real
de
su
operación.
Por
ejemplo,
no
existen
(o
no
está
disponible
públicamente)
datos
sobre
la
plantilla
de
personal
de
las
escuelas
-‐
docentes,
personal
administrativo
y
auxiliar
por
puesto
de
trabajo-‐,
incluyendo
su
antigüedad
y
nivel
educativo,
horas
de
trabajo,
las
prestaciones
asignadas
al
personal
según
puesto
de
trabajo
o
los
incrementos
salariales
por
antigüedad/Carrera
Magisterial/nivel
de
escolaridad;
se
desconoce
información
sobre
gastos
recurrentes
y
no
recurrentes
(compras
de
bienes
y
servicios,
mantenimiento
y
utilidades,
viajes,
etc.).
Por
otro
lado,
la
información
que
existe
se
encuentra
desintegrada.
Cada
estado
y
nivel
de
gobierno
controla
su
propia
información
y
no
es
integrada
en
un
sistema.
Esto
ocasiona
que
sea
puesta
a
disposición
del
público
en
distintos
formatos
y
clasificaciones,
lo
que
dificulta
su
análisis,
monitoreo
y
evaluación,
entre
otros.
Es
recomendable
diseñar
e
implementar
un
sistema
de
información
que
consolide
la
información
de
cada
fuente
de
financiamiento
(Federación,
gobiernos
locales
y
hogares)
para
permitir
tener
mayor
claridad
sobre
la
totalidad
de
recursos
que
se
invierten.
Esto
podría
además
facilitar
la
coordinación
entre
los
niveles
de
gobierno.
Adicionalmente
se
recomienda
que
el
sistema
cuente
con
indicadores
relevantes
sobre
los
costos
del
servicio
para
evaluar
la
eficiencia
del
gasto
educativo
como
el
costo
real
por
escuela
y
por
alumno.
Un
sistema
de
información
también
es
una
herramienta
metodológica
útil
y
recomendable,
ya
que
posibilita
el
diseño,
el
monitoreo,
la
evaluación
y
el
control
de
los
planes,
programas
y
proyectos,
mediante
la
sistematización
de
indicadores,
de
procesos
y
de
logros,
contribuyendo
a
la
toma
de
decisiones
sobre
la
continuidad
y
modificación
de
políticas
públicas
(Herrera,
2006).
En
específico,
consideramos
la
adopción
de
un
sistema
de
información
contable
que
permita
la
elaboración
de
costos.
El
costo
por
alumno
es
un
instrumento
básico
para
la
planeación
y
el
presupuesto
de
políticas
educativas.
Implementar
un
sistema
de
costos
podrían
mejorar
la
eficiencia
del
sistema
de
financiamiento
educativo
sería
utilizado
como
herramienta
para:
1)
el
monitoreo
y
reducción
de
costos
a
través
de
la
comparación
con
otras
entidades,
con
otras
actividades
o
su
evolución
temporal;
2)
la
evaluación
y
mejora
de
programas,
que
requiere
el
cálculo
de
su
costo
como
un
factor
necesario
para
tomar
decisiones;
3)
determinar
los
costos
en
el
corto
y
largo
plazo
de
algún
proyecto
educativo;
4)
verificar
las
implicaciones
económicas
y
la
factibilidad
de
decisiones
de
política
antes
de
que
éstas
sean
tomadas.
(Coombs
y
Hallak,
1972;
Webster,
1997;
Guinart
i
Solá,
2003).
27
Además
de
ser
una
herramienta
de
gestión,
el
análisis
de
costos
es
útil
como
herramienta
para
la
rendición
de
cuentas,
porque
puede
utilizarse
para
monitorear
la
eficiencia
interna
del
sistema
educativo.
En
específico
nosotros
proponemos
como
indicador
la
brecha
entre
gasto
ejercido
por
alumno
y
el
costo
real
por
alumno
por
nivel
educativo.
En
la
siguiente
sección,
realizamos
un
esfuerzo
por
aproximar
una
estimación
de
costos
realas
de
la
educación
primaria
en
un
estado
de
la
República.
Se
eligió
el
estado
de
Sonora,
ya
que
dicho
estado
posee
información
fácilmente
accesible
que
permite
estimar
un
aproximado
de
costos
reales
de
la
educación
primaria
estatal.
Aunque
esta
estimación
es
muy
aproximada,
permite
dar
cuenta
de
lo
que
sería
un
modelo
de
costos
reales
y
el
tipo
de
información
y
conclusiones
en
las
que
podría
derivar.
IV.2
Diferencial
entre
el
gasto
ejercido
y
el
costo
real
por
alumno:
Caso
Sonora
La
intención
de
esta
sección
es
medir
la
eficiencia
del
gasto
educativo
en
un
caso
de
estudio
mediante
el
cálculo
de
la
diferencia
entre
el
gasto
en
docentes
de
primaria
y
directores
que
reporta
la
Secretaría
de
Educación
del
estado
de
Sonora
y
el
costo
real
que
puede
estimarse
con
base
en
el
número
de
docentes
y
directores
para
ese
nivel
educativo
que
reciben
salario
y
el
pago
que
reciben.
El
diferencial
entre
el
gasto
ejercido
para
un
servicio
y
su
costo
real
puede
ser
una
medida
de
la
eficiencia
del
manejo
de
los
recursos.
Si
el
gasto
ejercido
es
mayor
al
costo
real
de
los
servicios
educativos
se
puede
considerar
ineficiente
debido
a
que
hubo
un
desperdicio
de
recursos
en
el
proceso.
Si
la
diferencia
fuera
cero,
entonces
el
gasto
sería
100%
eficiente.
Primero
se
identificará
cuál
es
el
gasto
que
Sonora
hace
en
docentes
y
directores
de
primaria.
En
forma
alterna
se
estimará
el
costo
real
de
dicho
insumo
con
base
en
los
reportes
que
establecen
la
cantidad
de
docentes
y
directores
a
nivel
primaria
que
reciben
nómina
y
el
pago
que
reciben.
Se
eligió
el
caso
de
Sonora
como
ejemplo
debido
a
que
para
dicho
estado
encontramos
la
información
suficiente
para
aproximar
un
cálculo
del
diferencial
entre
costo
y
gasto
en
docentes.
Dos
fuentes
de
información
primordiales
para
nuestra
estimación
fueron
el
escalafón
estatal
2009
de
Sonora
y
el
presupuesto
de
egresos
del
Estado.
El
escalafón
es
la
comisión
mixta
organizada
en
la
Secretaría
de
Educación
Pública
de
cada
entidad
federativa
y
el
SNTE,
la
cual
tiene
como
objetivo
establecer
los
montos
y
efectuar
las
promociones
de
ascenso
de
los
trabajadores
de
base.
Por
otro
lado,
el
gobierno
de
Sonora
tiene
información
presupuestal
pública
desagregada
por
capítulo
de
gasto
y
dependencia
de
gobierno,
lo
cual
nos
permite
identificar
el
monto
de
recursos
destinados
a
la
secretaria
de
educación
de
Sonora
y
saber
a
detalle
cómo
fueron
ejercidos.
El
costo
real
de
salarios
de
maestros
y
directores
de
primarias
estatales
se
estimó
con
base
en
el
escalafón
estatal
2009.
Se
obtuvo
información
de
salarios
base
para
docentes
y
directores
de
primarias
estatales:
sueldo
base,
sobresueldo,
apoyo
para
despensa,
material
didáctico,
previsión
múltiple,
asignación
docente,
incremento
por
antigüedad,
28
29
el
overead
total
de
la
secretaría
de
educación
correspondiente
a
primaria;
2)
el
overhead
de
educación
básica
correspondiente
a
primaria;
3)
el
overhead
de
la
dirección
de
Educación
primaria;
4)
El
gasto
de
las
prestaciones
a
trabajadores
de
educación
primaria;
5)
El
gasto
operativo
de
primarias;
6)
El
gasto
por
infraestructura
para
escuelas
primarias.
Es
importante
mencionar
que
debido
a
la
falta
de
información
sobre
las
escuelas,
no
tenemos
un
estimado
del
costo
real
en
la
operación
y
la
infraestructura
escolar.
La
única
comparación
posible
con
nuestras
cifras,
es
la
del
gasto
y
el
costo
de
los
salarios
del
personal
que
trabaja
en
el
sector
educativo,
de
los
cuales
la
mayoría
son
maestros.
Esto
tiene
sus
limitaciones,
porque
no
podemos
estimar
realmente
el
costo
total
de
las
escuelas.
Sin
embargo
sigue
siendo
un
indicador
importante
para
medir
la
ineficiencia
del
sistema
porque
la
mayor
parte
de
los
recursos
que
se
gastan
a
nivel
escuela
es
en
la
nomina.
De
acuerdo
con
la
Gráfica
9,
del
presupuesto
para
la
educación
primaria
estatal
en
Sonora,
el
96%
se
destina
a
sueldos
de
trabajadores
educativos,
y
una
ínfima
proporción
del
presupuesto
estatal
que
se
va
a
infraestructura
y
operación
educativa
(2.1%),
la
cual
es
incluso
menor
que
la
proporción
mayor
que
se
gasta
en
overhead
de
la
Secretaría
de
Educación
estatal
(2.3%).
Gráfica
9.
Distribución
costos
en
el
Presupuesto
Estatal
de
Sonora
del
2009
(%)
1.2
0.4
2.1
0.7
0.0
95.6
Fuente:
Presupuesto
de
Egresos
de
Sonora,
2009
30
8,000
5,862
6,000
Presupuestado
Asignado
4,000
2,000
0
Salario
para
trabajadores
educacion
primaria
estatal
Fuente:
Presupuesto
de
Egresos
de
Sonora,
2009.
Estimaciones
propias
con
información
del
Escalafón
estatal
2009
y
Formato
911,
incluye
Carrera
Magisterial.
Este
diferencial
podría
deberse
a
los
sueldos
de
otro
personal
de
educación
primaria
(administrativos,
funcionarios,
supervisores,
delegados,
personal
comisionado,
etc.).
Lo
cual
sugiere
que
el
sistema
gasta
una
gran
proporción
de
sus
recursos
en
trabajadores
educativos
que
no
están
en
la
escuela.
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