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Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta
de las ovejas.
10 "De cierto, de cierto os digo que el que no entra al redil de las ovejas por
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la puerta, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y asaltante. Pero el
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que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. A él le abre el portero, y
las ovejas oyen su voz. A sus ovejas las llama por nombre y las conduce
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afuera. Y cuando saca fuera a todas las suyas, va delante de ellas; y las
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ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero al extraño jamás seguirán;
más bien, huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños."
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Jesús les dijo esta figura, pero ellos no entendieron qué era lo que les
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decía. Entonces Jesús les habló de nuevo: "De cierto, de cierto os digo que
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yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí eran
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ladrones y asaltantes, pero las ovejas no les oyeron. Yo soy la puerta. Si
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alguien entra por mí, será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos. El ladrón
no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia.
Los pastores, y los que ellos conocían, podían entrar y salir con el
permiso del que guardaba la entrada, pero éste resistiría a un ladrón hasta
la muerte si fuera necesario. La única manera segura que el ladrón tenía
para entrar sería saltando por el muro.
La explicación de Cristo
“Yo soy la puerta de las ovejas” (10:7). La figura siempre es del redil. El
verdadero pastor llega a sus ovejas por medio de la puerta.
Los falsos (el ladrón y el salteador), no usan la puerta (10:8). Los
profetas, los maestros del Antiguo Testamento, los líderes religiosos, los
fieles a lo que Dios había dicho, siempre traían a los judíos (las ovejas) el
mensaje del Mesías.
Los falsos tenían otro enfoque, usualmente más egoísta.
Los verdaderos creyentes entre los judíos no seguían a esos pastores
falsos.
El pastor legítimo siempre entra por la puerta, llama a las ovejas y las
lleva a los pastos verdes.
Por sí misma, la oveja nunca sale a buscar comida; todos sabían que
esa era la costumbre debido al carácter del animal. El pastor siempre ha sido
responsable de buscar los prados más cómodos para las ovejas.
El pastor legítimo usaba la puerta del redil para atender los asuntos del
corral, por lo que éste estaba seguro.
La palabra que se traduce como “será salvo” tenía también el sentido, de
“seguro”. El ladrón que entraba saltando la pared, corría el riesgo de ser
castigado por el guardián y los dueños.
Los líderes ciegos y pastores falsos, se califican como ladrones y
salteadores. El propósito de Cristo: “…para que tengan vida y para que la
tengan en abundancia” (10:10), era opuesto al de ellos.