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FACULTAD DE FILOSOFÍA

Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

CÁTEDRA:
PRODUCCIÓN Y REALIZACIÓN DE AUDIOVISUALES

ESTUDIANTE:
VALERIA KLAERE CARRILLO

DOCENTE:
MGS. ALLEN PANCHANA

APRENDIZAJE EXPERIMENTAL
CONTROL Y VIGILANCIA FRENTE A LA DISIDENCIA

SEMESTRE A-2021
Control y vigilancia frente a la disidencia
(El cuento de la criada)
En el libro de Margaret Atwood, El cuento de la criada, nos describe el Estados Unidos dentro de
una ficción especulativa. En otras palabras, teoriza lo que serían posibles futuros, el perfecto
equilibrio entre los que conocemos como distopías y utopías. El paralelismo, publicado en 1985,
está ubicado históricamente durante la erradicación de la segunda onda feminista. En el cuento
de la criada, el hombre no sólo ha derribado el progreso que se había conseguido en un inicio por
parte de la minoría, sino que ha tomado absoluto control frente a esta, llevándolas al extremo de
mantenerlas sumisas y serviciales. A la mujer ya no se le permite leer, pasear libremente en las
calles, o poseer un criterio de opinión propia. Por esta última razón, en este ensayo se hablará de
las variadas formas en las cuales el gobierno de Gilead mostraba un control y vigilancia frente a
la disidencia. 

La mayoría de las distopías a lo largo de los años, han sido escritas por hombres, por ende, desde
sus puntos de vista. Y las veces en las que la mujer aparece en ellas, son retratadas como seres
sin caracterización ni profundidad. Atwood por su lado, retuerce esta definición para tornar al
sexo femenino como rebeldes que desafían normas de género establecidas por el régimen. O al
menos así es el caso con Offred, la protagonista, quien en un punto clave de la historia advierte
lo retorcido que gobiernan la teocracia puritana. Sin embargo, esto no se muestra de manera
simple desde un inicio. “Intento no pensar demasiado. Como el resto de las cosas, el pensamiento
tiene que estar racionado. Hay muchos que no soportan pensar. Pensar puede perjudicar tus
posibilidades, y yo tengo la intención de resistir” (Atwood, p. 9, 2001). Aquí, Offred da a
entender que el simple hecho de pensar podría tener repercusiones dentro de su estatus, y hasta
desfavorecer futuras posibilidades que se le pueda presentar. Pero ¿por qué se da esto de que las
personas tienen miedo hasta de pensar? Pues la respuesta la podemos encontrar en aquellos que
ya han incumplido estas reglas, y los terribles destinos que tuvieron que afrontar.
Dentro de la ciudad y detrás de la iglesia, existe lo que los habitantes conocen como “El Muro”.
Esta, como su nombre lo indica, es una pared de cientos de años de antigüedad donde hay
colgados diversos cuerpos. Los cuerpos pertenecen a aquellos que han perturbado lo que se
considera una bendición para la época: la vida de un recién nacido. Médicos, científicos,
enfermeros, hasta los mismos informantes, nadie estaba a salvo.  “Según nos han dicho, estos
hombres son criminales de guerra. (...) Cometieron atrocidades, deben servir de ejemplo a los
demás” (Atwood, p. 32, 2001). Desde la frase de “según nos han dicho”, sirve como indicativo
para saber que existen autoridades por encima de ella, y que les están inyectando todos estos
conceptos como agujas. Además, la línea donde también menciona que sirven como ejemplo a
los demás, señala que el gobierno tiene exhibidos todos esos cadáveres con un solo objeto,
sembrar miedo en los ciudadanos.
Se tiene bastante precaución con todas las acciones, un paso en falso y podrías terminar en El
Muro o en La Villa, con la No Mujeres (término utilizado hacia mujeres que ya no cumplen con
ninguna función en la sociedad, ya sea por enfermedades o por haber cometido un crimen). Con
esto último, sabemos que las criadas (y la población femenina en general) tenían el día a día
mucho más difícil. Se las vestía únicamente con un largo vestido rojo y una toca que le cubría en
gran parte el rostro. Esto con el objetivo de enseñar lo menos del cuerpo posible, para no incitar a
los hombres. “Ellos no pueden soportarlo (...), Dios los hizo así. Pero a vosotras no os hizo así,
os hizo diferentes. Os corresponde a vosotras marcar los límites” (Atwood, p. 40, 2001). Si
llegaban a utilizar una vestimenta que no les correspondía, caían en el riesgo de ser reprendidas,
ya que aquellas ropas que no cumplían con los estándares eran calificadas de “obscenas” y hasta
“horribles”. No solo en este aspecto eran limitadas, tomemos como segundo ejemplo a lo que
ocurrió con Dolores en el capítulo 13. 
A las criadas se les tiene permitido dirigirse al baño una cierta cantidad de veces, si realmente
quieres ir y el permiso se te es denegado, puede ser terrible. A consecuencia de estos, Dolores,
una de sus compañeras dentro del Centro Rojo (establecimiento donde se concentraban las
criadas hasta que se les encuentre otro hogar junto a un comandante), había mojado el suelo con
su orina una tarde. Se la llevaron por la fuerza y lo único que se supo es que regresó a la noche,
lamentándose a más no poder. “No apareció para el paseo de la tarde, pero a la noche volvió a
meterse en su cama. La oímos quejarse toda la noche. ¿Qué le hicieron? (...) No lo sé. Y el hecho
de no saber lo hace todavía peor” (Atwood, p. 63, 2001). Lo anteriormente citado nos muestra
cómo implantan el miedo a las criadas para que no hagan lo que no se les pide y exceder los
límites. Lo más aterrador del caso es que no se saben las consecuencias a ciencia cierta, puesto a
que los castigos se practican en las sombras del Centro Rojo. 
Así, y de varias otras formas, son los métodos utilizados por el gobierno de Gilead para mantener
al margen al pueblo, siendo estas prácticas inhumanas y despiadadas contra la integridad moral y
personal. No obstante, en el mundo de la ficción no es la primera vez que se observan controles
tan rígidos para mantener “la paz y el orden” dentro de las poblaciones. Otro ejemplo vendría a
ser la película Goodbye Lenin, estrenada en 2003, teniendo de director a Wolfgang Becker e
inspirada en los sucesos ocurridos en la Alemania reunificada después de la caída del Muro de
Berlín. El primer paralelismo que podemos observar es el encontrado en los símbolos y en todo
lo que fue el cambio brusco para ambas partes. Alemania del Este tuvo que adaptarse al modelo
capitalista repentinamente. Asimismo, se buscaba eliminar todo sistema ajeno al capitalismo
(como lo fue el hecho de que quitaran la estatua de Lenin en señal del triunfo capitalista). Este
fue el caso dentro de Goodbye Lenin, y en el Cuento de la criada no es para menos. Varias
fueron las ocasiones en las que Offred prestaba sus pensamientos para narrar al lector flashbacks
con respecto a cómo era la vida antes. “Antes se vestían con blusas abotonadas que sugería las
diversas posibilidades de la palabra suelto. Aquellas mujeres parecían capaces de elegir. En
aquellos tiempos nosotras parecíamos capaces de elegir” (Atwood, p.25, 2001). No sólo se hace
énfasis en cómo se vestían en el pasado, sino que Offred vuelve a remarcar el hecho de que las
mujeres son silenciadas, sin opción alguna a elegir.
Además, las llamadas “occidentalizaciones” son comunes en ambas historias. Alemania del Este
tuvo acceso a varios elementos de occidente gracias a la reunificación. Y en cierto punto Offred
también se topó con turistas que le hicieron recordar componentes los cuales se creían perdidos.
“(...) comprendo que ella tampoco puede quitarle los ojos de encima a esas mujeres. Nos
fascinan y al mismo tiempo nos repugnan. Parece que fueran desnudas. (...) Entonces pienso: yo
solía vestirme así. Aquello era libertad” (Atwood, p. 28, 2001). 
 En concreto, Atwood es una maestra para los relatos. Los detalles de Gilead, retratados por los
ojos de Offred, sin duda destacan la cruda y totalitarista realidad que se vivía. Offred, como toda
persona antes del triunfo puritano, tenía una casa, una familia, una vida. Pero se le fue negada
junto con su identidad, para ser rebajada únicamente a “un útero de dos patas que ayuda al
incremento de la población de Gilead”. Ciertamente es una pena que se les haya arrebatado la
vida y los derechos a millones de mujeres. Todo, con el único objetivo de conservar el régimen
fundamentalista que buscaba la estabilización de un nuevo gobierno; pero que terminó siendo
nada más que una excusa para entrar en un estado de control del lenguaje, comportamiento y
pensamientos de las personas. 
Referencias:
Atwood, M. (2001). El cuento de la criada. Recuperado de:
http://web.seducoahuila.gob.mx/biblioweb/upload/Atwood,%20Margaret%20-%20El%20Cuento
%20De%20La%20Criada.pdf

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