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Primera edición en español, septiembre de 1971 ¿Yo? ¿Yo?, ¿quién soy yo? "Yo estoy a solas con el latir de mi
Segunda edición, noviembre de 1975 corazón." ¡Yo, oye, yo! ¿Qué es yo? "Yo, es el solitario y el per-
Tercera edición, junio de 1980 dido, siempre en busca de ... ¿qué?" ¿De otro yo? ¿Es ésta una
D.R. (c) 1971, Editorial Joaquín Mortiz, S.A. respuesta? ¿No? ¿Pero qué entonces? Hay algo más; el yo es el
Tabasco 106, México 7, D.F. camino desde lo interior hacia el todo, desde lo más pequeño
ISBN 968-27-0125-2
ele! ser hasta lo más grande en cada persona.
Titulo original: On Adolescence
A Psyclwa11alytic Interpretation Ahora busco en mí mi~mo y Yeo el yo de mí, la cosa débil sin
(c) 1962 The Free Press of Glencoe, !ne. ruml.io que me hace a mí. El yo no es fuerte y necesita direc-
ción, pero no tiene ninguna. Mi yo no es seguro, tiene muchas
Reservados todos los derechos. Este libro no verdades equivocadas y confusas que conocer. El yo cambia y
Jmtde ser reproducido, en todo o en parte, en no lo sabe. El yo conoce muy poca realidad y sí muchos sueños.
fim11a alguna, sin permiso del editor.
Lo que ahora soy, es lo que se empleará para construir el ser.
Traducciún directa de RAMÓN PARRES Y ROSA WITEMBERG
Lo que soy no es lo que quiero ser, aunque no estoy seguro qué
es esto que yo no quiero.

¿Pero entonces qué es Yo? Mi yo es mi respuesta al todo de cada


persona. Es esto que yo tengo que dar al mundo que espera y
de aquí emana todo lo que es diferente.

Yo, es crear.

De un poema dramático de juan D. (17 años)

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PRóLOGO A LA EDICióN ESPAÑOLA

Fue a principios de 1966 cuando el Dr. Manuel Velas-


co Suárez me invitó a dar una conferencia y un semi-
nario sobre Adolescencia en el Instituto Nacional de
Neurología. Esta visita me puso en contacto con los
psiquiatrias del Instituto que trataban adolescentes y
también me dio la, oportunidad de discutir con ellos los
problemas de la psicopatología y del desarrollo adoles-
cente. A través de su generosa hospitalidad e intercam-
bio profesional de experiencias clínicas y de conceptos
teóricos, tuve la fortuna de conocer al Dr. Ramón Pa-
1
;,
.. rres, Director de la Clínica Psicoanalítica de la Asocia-
ción Psicoanalítica Mexicana. Me encontré entre cole-
gas con quienes la discusión sobre adolescencia progre-
só hacia un beneficio mutuo. En ese momento tuve el
deseo de que mi investigación sobre adolescencia fuera
accesible en lengua española para poder establecer so-
bre bases firmes un clima en el cual los estudios coope-
rativos y comparativos sobre adolescencia en ambos
países pudieran desarrollarse. La traducción del Dr. Pa-
rres de mi libro Psicoanálisis de la adolescencia ha he-
cho que este deseo mío se transforme en una realidad.
Esto conducirá -así lo espero- a una ampliación de
nuestro conocimiento; el cual está destinado a crecer
siempre que se facilite y estimule la comunicación
dentro de nuestro mundo científico.

Peter Blos

Nueva York, N. Y. Febrero de 1969.

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PREFACIO del desarrollo no puede establecerse por sí misma. De
ahí, pues, que este periodo antecedente reciba atención
explícita.
Llega un momento durante el estudio ele un problema Desde el principio debo decir que este libro se ocupa
en particular en que la cantidad de observaciones y ele la teoría psicoanalític¡t de la adolescencia, en su for-
especulaciones que se han acumulado ante la mente in- ma típica o, digamos, normal. No se consideran aquí la
quisitiva hacen urgente organizar los principios y e.s- psicopatología o el tratamiento de los adolescentes, pues
tablecer un orden en las ideas. Solamente sistema ti- la presentación de estos temas depende de la formula-
zando los hallazgos podremos emplear correctamente ción previa de una teoría Unificada de la adolescencia,
nuestras observaciones y experiencias, y abrir así las que es precisamente la tarea de este estudio. Lo que
puertas al examen crítico. Estas palabras expresan el , pueda construirse sobre la teoría como está presentada
clima mental en que fue creado este libro, después de aquí, debe dejarse para un trabajo futuro.
varias décadas de estudiar a los adolescentes. Durante También debo aclarar que me he restringido en este
todos estos años he tenido muy en mente las palabras libro a la clase de adolescente y de investigación sobre
con que Freucl llevó las "Transformaciones en la puber- los que poseo conocimiento de primera mano; es decir,
tad" a un final: "El punto de partida y la meta del pro- mis observaciones, descripciones y conclusiones están ba-
ceso ... son claramente visibles. Las etapas intermedias sadas en trabajos con adolescentes del mundo occidental
permanecen aún bastante oscuras. Tendremos que de- con quienes los psicoanalistas están familiarizados. Des-
jar más de una de ellas como un enigma sin resolver." de luego que he tomado mis datos con libertad y ampli-
:Me he concentrado particularmente en las "etapas inter- tud del cúmulo de conocimientos sobre la adolescencia
medias"; y las describo aquí como las fases de la adoles- que han sido el producto de las contribuciones psico-
cencia. analíticas; y al integrar estas contribuciones con mi pro-
Al poner mi atención en las "etapas intermedias" he pio trabajo doy el tributo adecuado a los autores res-
llegado a la formulación de las cinco fases del proceso pectivos. Por otro lado, he evitado profundizar en los
ele la adolescencia. En líneas generales estoy de acuer- datos antropológicos y sociológicos porque no intenté
do con la teoría psicoanalítica cuando atribuyo gran establecer conexiones pertinentes al psicoartálisis y otras
significación a las fases pregenital y preedípica de los disciplinas. Sin embargo, el medio y la cultura como
impulsos y del desarrollo del yo. En los últimos años se factores intrínsecos en la formación de la personalidad
ha vuelto casi una costumbre hacer comentarios sobre reciben atencic'm especial en un capítulo dedicado exclu-
la insuficiencia de una teoría del desarrollo de la per- sivamente a este tema.
sonalidad que se base solamente en la progresión libi- Al escribir este libro y emplear mi experiencia con
dinal. Una concepción mucho más amplia, que toma en adolescentes, he intentado evitar conscientemente dos
consideración la totalidad del desarrollo psicológico ocu- tipos de dificultades que confunden a muchos escrito-
pa un lugar muy importante en el pensamiento psico- res en este campo. Por un lado he atendido a la obser-
analítico. La reciente expansión de la psicología del yo vación de vVilliam James sobre la "falacia del psicólo-
nos ha hecho ver al periodo de latencia con nuevos go"; es decir, "la confusión de su propio punto de vista
ojos; hemos reconocido que es una transformación pre- con el hecho mental sobre el cual hace un informe". La
paratoria esencial sin la cual la adolescencia como fase otra precaución puede expresarse dándole humor al pro-

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blema; para ello cito un diálogo de Shakespeare en An- PSICOANALlSIS DE LA ADOLESCENCIA
tonio y Cleopatra:

LÉPmo: ¿Qué especie de ser es vuestro cocodrilo?


ANTONIO: Tiene exactamente la forma que tiene, señor; es
tan ancho como su anchura; tan alto como su al-
t.ura lo permite, y se mueve por sus, propios ór-
' ganos, Vive de lo que se nutre, y cuando los ele-
mentos que le componen se disuelven, transmi-
gra.
LÉPmo: ¿De qué color es?
ANTONIO: De su propio color,
LÉPmo: ¡Es ~na serpiente extraña!

Deseo expresar mi gratitud a los doctores Mary


O'Neil Hawkins y Marjorie Harley por la revisión crí-
tica del manuscrito. De manera muy especial agradez-
co a la doctora Andrée Royon, que me brindó su entu-
siasmo cuando mis ideas adquirieron forma y contri-
buyó con la agudeza de su mente y la riqueza de sus
conocimientos psicoanalíticos; ofreció además la críti- .
ca generosa de una verdadera amiga y colega desde los
pasos iniciales hasta que concluí este libro. Vaya tam-
bi_s!n mi agradecimiento permanente a los muchos ado-
lescentes que en el curso de los años me han asistido en
mis esfuerzos para entenderlos.

PETF.R BLOS

Holderness, N. H. Verano de 1961.

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'

l. INTRODUCCióN:
, PUBERTAD Y ADOLESCENCIA

Nunca han dejado de reconocer los observadores del


desarrollo humano la enorme significación de las di-
mensiones físicas y psicológicas de la pubertad. En la
maduración sexual se ha dado siempre gran importan-
cia a esta etapa de crecimiento, a la cual están relacio-
nadas directa y éausalmente las transformaciones de la
personalidad en la pubertad. Siri embargo, no ha sido
posible entender a la pubertad en sus aspectos psicoló-
gicos hasta que el psicoanálisis exploró y sistematizó la
psicología de la niñez temprana: al hablar de adoles-
cencia nos referimos a estos aspectos. Las aclaraciones
sobre la niñez temprana unían genéticamente a la ado-
lescencia con los periodos más tempranos de la vida;
así, la pubertad estaba establecida como una continui-
dad del desarrollo psicológico. Reconocimos a la ado-
lescencia como la etapa terminal de la cuarta fase del
desarrollo psicosexual, la fase genital, que había sido
interrumpida por el periodo de latencia.
El conocimiento psicoanalítico de la niñez se obtuvo
en un principio por la reconstrucción de análisis de
adultos y posteriormente confirmado y elaborado por
el análisis de niños y por observaciones directas. Lo que
hemos aprendido sobre la adolescencia se deriva casi
completamente de los estudios clínicos en adolescentes.
Esta fuente de información será indudablemente enri-
quecida y elaborada por medio del recuerdo y la recons-
trucción de la adolescencia en el análisis de adultos. Pa-
rece ser que ciertas esferas y procesos psíquicos inacce-
sibles al análisis durante la adolescencia pueden ser in-
vestigados más fácilmente en forma retrospectiva al ana-
lizar los derivados del periodo adolescente en edades
posteriores. La reconstrucción de .la adolescencia en el
análisis de adultos ha recibido atención explícita y se

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le considera cada vez más como un componente reque- y estudiar sus manifestaciones. La tarea de este estudio
rido en la reconstrucción genética total. es obtener a partir del contenido mental manifiesto
El suceso biológico de la pubertad produce un nuevo aquellos procesos psicológicos que pueden ser considera-
impulso y una nueva organización en el yo. E;n este pro- dos como específicos de las diferentes fases de la adoles-
ceso podemos reconocer el modelo del desarrollo de la cencia.
niñez temprana, en donde las organizaciones mentales se En los días de la psicología prepsicoanalítica, se con-
forman en asociaciones con las funciones fisiológicas, sideraba la pubertad como la época de la aparición fí-
estableciendo así las zonas erógenas del cuerpo. El tér- sica y emoc~onal del desarrollo sexual. Los estudios psi-
mino pubertad se emplea aquí para calificar las mani- coanalíticos sobre Ja niñez temprana han corregido este
festaciones físicas de la maduración sexual; por ejemplo: punto de vista y la aparición de la sexualidad en la ni-
la prepubertad se refiere al periodo que antecede al ñez temprana es aceptada como un hecho establecido.
desarrollo de los caracteres sexuales primarios y secun- Freud (1905, b) describió en una forma esquemática las
clarios. El término adolescencia se emplea para calificar fases del desarrollo sexual en sus Tres ensayos sobre la
los procesos psicológicos de adaptación a las condicio- teoría sexual, ofreciendo el primer concep.to psicoanalí-
nes de la pubertad. De ahí que la fase de la preadoles- tico de la pubertad al aplicar el principio genético al
cencia, la cual aparece en un determinado estado de periodo de la pubertad. Ya en 1898 Freud había esta-
maduración física, permanezca independiente en su cur- blecido que es erróneo suponer que la vida sexual del
so; por ejemplo: la fase de preaclolescencia puede pro- niño empieza con la aparición de la pubertad.
longarse por mucho tiempo, sin ser afectada por la El psicoanálisis se ha referido siempre a dos periodos
progresión ele la maduración física. prominentes en el desarrollo de la sexualidad; esto es:
El hecho es que el cambio puberal o el estado de ma- la niñez temprana y la pubertad. Ambas fases hacen
duración sexual influyen en la aparición y en la decli- su aparic,ión bajo el tutelaje de las funciones fisioló-
nación de ciertos intereses y actitudes; esto ha sido visto gicas; tales como la lactancia en la infancia y la madu-
1, en los estudios estadísticos (Stone y colaboradores, 1939), ración genital en la pubertad. Desde el comienzo de la
que han mostrado que "es mayor la proporción de ni- vida, los impulsos instintivos alistan el aparato percep-
i'i.as que una vez sucedida la menarca, en comparación tivo motor para la reducción de tensión. A consecuen-
con niñas premenárquicas, dan respuestas que indican cia de esto, el niño muy pronto se entreteje con su
intereses heterosexuales así como intereses en el adorno ambiente del cual depende la gratifi_cación de sus nece-
y en su persona; por otro lado revelan poco interés en sidades. La larga duración de la dependencia del niño
la participación en juegos y actividades que requieren es lo que ~ace al hombre humano. En este proceso el
esfuerzos físicos intensos; participan o se interesan más desarrollo de la memoria, la causalidad, la conciencia y
bien en actividades imaginativas o en soñar despiertas". la fantasía hacen posible el pensamiento y el conflicto.
Desde luego que estos hallazgos no revelan las caracte- También aparecen muchas soluciones alternas a las pre-
r-ísticas intrínsecas de la condición puberal; sin embar- siones de los impulsos instintivos. La variabilidad del
go, sí demuestran la forma en que fa maduración sexual objeto de los impulsos instintivos ha sido descrita siem-
inicia y produce cambios en la vida mental ·del púber. pre por el psicoanálisis como infinita, mientras que la
La cualidad y el contenido de estos cambios es extra- meta tiene una mayor constancia. No ·es una só'rpresa
ordinariamente flexible; queda al sociólogo informarse que la representación psicológica del ambiente, inclu-

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yendo la angustia conflictiva, se enfile hacia una sim- voluntad del niño. De ahí que el niño busque implaca-
ple solución, la satisfacción del impulso; en otras pala- blemente nuevas formas para manejar su angustia, for-
bras, la personalidad total se ve envuelta gradualmente mas en que las actividades lúdicas con contenido de
en el mantenimiento de una homeostasis psicosomática. 'fantasía y significación psicológica adquieren gran im-
Durante el periodo de crecimiento -comprendiendo portancia. La distinción entre realidad interna y exter-
las dos primeras décadas de la vida- hay una diferen- na, del mí y no mí, indican la creciente separación de
ciación e integración progresiva de la personalidad. Los su ma·dre y la disminución de la dependencia del niño.
procesos de diferenciación son llevados a cabo por los Esta diferenciación toma un paso más decisivo a los dos
estímulos de maduración que actúan simultáneamente años de ed,ad aproximadamente, iniciando el proceso
de adentro y de afuera en forma suplementaria y com- de individuación, que alcanza un grado de estabilidad
plementaria, y se integran de acuerdo con el tiempo de alrededor de los tres años de edad. La movilidad, el
maduración del cuerpo y del aparato psíquico. La capa- lenguaje y las experiencias socia.les amplían el espacio
cidad para valorar, reconciliar y acomodar los estímu- vital del nifi.o y le hacen darse cuenta de su deseo de
los internos y externos, tanto benignos como peligrosos, ser como otros, principalmente como sus padres o como
permite al yo mantenerse en una armonía relativa con sus hermanos. Este paso hacia adelante en la vida, hace
los impulsos, el superyo y el ambiente. que el niño de cuatro o cinco años desee ocupar el pa-
Regresemos ahora al' panorama de los puntos clave pel de su padre o de su madre, o el de uno u otra alter-
del desarrollo. Algunos de ellos merecen ate~ción espe- nativamente, de hecho, simultáneamente. Una conse-
cial, pues más tarde nos servirán como guías en un te- cuencia lógica de la dependencia del nifi.o en el adulto
rreno mucho más complicado. Debemos tener en mente es creer que el apoderarse del papel del padre del mis-
que los complejos fenómenos de la adolescencia están mo sexo le permitirá obtener los atributos deseados del
construidos sobre antecedentes específicos que residen padre desplazado, atributos que admira y envidia en
en la niñez temprana. Si podemos reconocer la sobrevi- gran medida el niño pequefi.o. Sin embargo, la realidad
vencia de estas organizaciones básicas en sus formas de- le hace ver que obtener estos deseos es fútil, y el niño
rivativas, podremos discernir los orígenes psíquicos y acepta un poco de mala gana, la Rromesa de que el fu-
estudiar la formación de las estructuras psíquicas. turo le traerá la satisfacción que por el momento debe
La infancia está gobernada por el principio del pla- de abandonar. El niño preserva en forma permanente
cer:Oolor, que pierde su supremacía a medida que la sus aspiraciones y sus derrotas. al hacer al padre parte
confianza del niño en la madre, como confortadora de de sí mismo; de ahí que el superyo haya sido definido
su malestar físico y emocional aumenta. Esta situación como "el heredero del complejo de Edipo" (Freud,
vital básica tiene una influencia inuy duradera y puede 1923, a).
revivirse en situaciones críticas en años posteriores. La Al periodo que está colocado entre el temprano flo-
función de regular la angustia la desempeñan los pa- recimiento de la sexualidad infantil y la sexualidad pu-
dres -principalmente la madre- durante los primeros beral genital se le conoce como periodo de latencia.
años de la vida, y- pasa al dominio· del niño a medida "Termina la dependencia completa en los padres y la
que desarrolla la fantasía y las actividades calmantes identificación empieza a tomar el lugar del objeto amo-
-mamar, masturbarse, el juego y los movimientos cor- roso" (A. Freud, 1936). En consecuencia, el aprendizaje
porales- pasan progresivamente a formar parte de la formal y la vida de grupo atraen más la atención del

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cambios que ocurren en forma simultánea en la ado-
niño; la conciencia social lleva al niño más allá de los
lescencia en los terrenos anatómicos, fisiol6gicos, men-
límites de la familia, mientras que el núcleo familiar
t.ales y emocionales. Las disposiciones existentes antes
continúa ejerciendo su influencia. No . surgen nuevas
de la pubehad siempre afectarán el resultado final.
metas sexuales entre los 5 y los 10 años, es decir, entre
Sin embargo, existen ciertos aspectos intrínsecos en
el final de la niñez temprana y el principio de la pu-
el proceso de crecimiento puberal que soñ importantes
bertad. Estos años constituyen el periodo de latencia en
para la comprensión de la conducta adolescente y que
el cual es característica la falta de nuevas metas sexua-
requieren nuestra atención. Los observadores de la ado-
les más bien que la falta completa de actividad sexual.
lescencia siempre se ha impresionado con la gran irre-
Existe abundante evidencia de que a través de toda la
gularidad en la aparición, la duración y la terminación
niñez la actividad sexual o la fantasía continúan existien-
de la pubertad. En los adolescentes existe un ritmo de
- do en una forma u otra. El niño en periodo de latencia
cambios fisiológicos variable que es parte de la pauta
adquiere fuerza y competencia para manejar la realidad
de crecimiento individual. La edad cronológica no nos
y los instintos (sublimación) con el apoyo de las in-
proporciona un criterio válido para la madurez física.
fluencias educativas. Estos lpgros son el fruto del pe-
Entre cien muchachos estudiados por Stolz (1951) ha-
riodo de latencia; sin ellos -o, dicho en otra forma, sin
haber pasado por el periodo de latencia- el niño sería bía "diez que estaban dos o más años retrasados y un
derrotado por la pubertad. El requisito para que surja número igual que estaban dos o más años adelantados
el proceso adolescente es el paso con éxito ·a través del en el desarrollo masculino de las características estruc-
periodo de latencia. turales y funcionales descritas en términos de nqrmas
cronológicas de edad". Entre las niñas, un periodo de
El desarrollo bifásico de la sexualidad prolonga la
niñez y representa una condición únicamente humana, cinco años que va de los once a los dieciséis constituye
que es en gran medida responsable de los logros cultu- la amplitud de edad en la cual se presenta la menarca
rales del hombre. En la actualidad existe una tendencia -el promedio, en los EE.UU., es de 13.5 años. (Gall;i.-
a prolongar "ta adolescencia, debido a las complejidades gher, 1960). Los estudios estadísticos han mostrado que
de la vida moderna. Esto desde luego no carece de efec- la edad de la menarca ha disminuido levemente duran-
to en los individuos jóvenes y a menudo pone una carga te la última generación (Shuttleworth, 1938), y que el
promedio de estatura de la actual generación de mu-
excesiva en el potencial adaptativo.
chachos adolescentes que han ob~enido una estatura de-
La adolescencia está principalmente caracterizada por
finitiva es mayor que en sus padres. No es solamente
cambios físicos que se reflejan en todas las facetas de la
sorprendente la variabilidad individual en el crecimien-
conducta. Además de que los adolescentes de ambos
to, sino que también hay que considerar los cambios
sexos se ven profundamente afectados por los cambios
que han ocurrido entre generaciones, ya que los adoles-
físicos que ocurren en·.sus propios cuerpos, también, en
centes siempre representan dos generaciones significati-
una forma más sutil y en un nivel inconsciente, el pro-
vas y crucialmente entretejidas.
ceso de la . pubertad afecta el desarrollo de sus intere-
Desde luego que predomina cierta etapa del desarrollo
ses, su conducta social y la cualidad de su vida afectiva.
Estas pautas no deben desde luego ser consideradas en cada uno de los diferentes grupos cronológicos; y esta
mayoría, apoyada por influencias externas, tiende a es-
como resultado directo de los factores psicológicos, por-
tablecer las normas de lo que es apropiado físicamente
que no puede establecerse un paralelo directo entre los

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para el grupo. En relación a la precocidad o al retardo, cada sistema ejecuta con consistencia sus funciones óp-
Stolz (1951) ha notado que solamente en uno o dos ca- timamente. Pero durante la pubertad, aceleraciones y
sos de los cien muchachos qué estudió había "pruebas retardos extremos en el crecimiento de sistemas de órga-
de que la precocidad contribuía a la mala adaptación, nos particulares producen una distribución desigual de
pero que en ocho de los diez niños retardados aparecía crecimiento dentro de todo el organismo. Un incremen-
la inseguridad emocional". Generalizando, podemos de- to en el tamaño del cuerpo puede no ser paralelo a un
cir que los adolescentes que entran en la pubertad tem- incremento proporcionado en el grosor o en la estatura;
pranamente la pasan con rapidez mientras que los que ni tampoco se desarrollan las características sexuaks
son tardíos para madurar progresan a un paso más lento. primarias y secundarias por igual. Esta falta de unifor-
Es bien sabido, que las niñas empiezan el desarrollo midad en el desarrollo físico, llamado crecimiento asi-
de su pubertad y alcanzan el crecimiento completo más métrico, con frecuencia hace exigencias extremas a la
pronto que los muchachos. "Las muchachas ganan al- adaptabilidad física y mental del sujeto. En relación a
tura en forma acelerada entre los nueve y los doce años, esto debe considerarse que el crecimiento frecuentemen-
mientras que los muchachos lo hacen de los once a los te ocurre como una secuencia de · cambios súbitos más
catorce. Esto da origen a que las muchachas sean más bien que como una progresión gradual y suave. "El mo-
altas que los muchachos entre los once y los trece años" mento adolescente de crecimiento en altura ocurre du-
(~tuart, 1946). Esta diferencia en el desarrollo físico rante el décimo año en las niñas y durante el decimo-
entre los sexos tiene una significación obvia al agrupar tercer año en los niños. El cambio de una proporción
a los niños. Habitualmente se agrupa a los niños de acelerada a· una retardada ocurre en el decimotercer
acuerdo. con su edad cronológica; por consecuencia, a año en las niñas y en el decimoquinto en los niños"
los niños de una misma edad que están en diferentes (Stuart 1946). Los brotes de crecimiento en relación con
- etapas de desarrollo físico se les coloca juntos en situa- la altura, el peso, la musculatura y el desarrollo de ca-
ciones que exigen una cooperación social y mental al racterísticas sexuales primarias y secundarias puede es-
mismo tiempo que una situación de competencia. El tar acompañado por importantes estados emocionales.
adolescente individual siempre vive dentro de un grupo Un cambio en la autoimagen corporal y una reevalua-
de amigos que están cronológicamente al mismo nivel, ción del ser a la luz de nuevos poderes y sensaciones fí-
·pero que varían mucho en desarrollo físico e intereses. sicas son dos de las consecuencias psicológicas del cam-
Esta condición es la responsable de las muchas formas bio en el estado físico. (Estas consecuencias son descri-
imitativas y de conducta "como si", a la cual recurre el tas posteriormente, en relación con las fases de la ado-
adolescente para poder mantenerse dentro de las pautas lescencia.) Y como los cambios físicos que. ocurren du-
de conducta esperadas y proteger la compatibilidad so- rante la pubertad son tan marcados y visibles, el ado-
cial con el grupo de compañeros al que pertenece. lescente inevitablemente tiende a · comparar su propio
Además de las discrepancias sobre el comienzo y la desarrollo corporal con el de sus contemporáneos.
duración de la pubertad en un grupo de adolt;scentes, La mayoría de los adolescentes están interesados en
el propio patrón de crecimiento del individuo no es un momento o en otro por la normalidad de sus esta-
unifon;ne en todo su cuerpo. Cada sistema de órganos dos físicos; la ausencia de normas de edad definidas res-
es afectado por el crecimiento en una forma caracterís- pecto a la fisiología adolescente, contribuye sólo a la
tica; en términos del lapso total de vida del individuo, incertidumbre. Las diferencias físicas entre individuos

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de un nivel de madurez comparable- y estas diferencias completa. "En la actualidad se acepta que la menstrua-
son aún más grandes en un grupo del mismo nivel de ción principia en la mayoría de las niñas antes de que
edad- se manifiestan entre las niñas en variaciones del sus ovarios sean capaces de producir óvulos maduros, y
ciclo menstrual y en el desarrollo de los senos, entre los la ovulació"n puede ocurrir antes de qne el útero esté
niños ~n variaciones de desarrollo genital, cambio de suficientemente maduro para soportar una gestación
voz, y vello facial. Tales indicaciones notables de ma- normal. Esto trae como consecuencia un periodo de es-
duración sexual dan !al crecimiento físico un significa- terilidad adolescente" (Benedek, 1959, a). Este periodo
do muy . personal. de esterilidad de la postmenarca puede durar un año
Además el de~arrollo físico no progresa siempre apro- o más (Josselyn, 1954).
piadamente: algunas veces toma rasgos característicos -~ª pubertad que frecuentemente se acompaña de sín-
del sexo opuesto. Esto parece ser menos perturbador tomas físicos hacen al afligido adolescente muy cons-
para las niñas que para los niños, quizá por la tenden- ciente de su cuerpo combatiente. El acné, una condición
cia entre algunos grupos de niñas de preferir una cons- de piel desfigurante, y varias formas de dismenorrea pro-
titución corporal hombruna, una constitución también bablemente interfieran con el deseo del adolescente de
apreciada por los niños. Los niños se preocupan mucho crecer, La obesidad de diferentes grados y tipos, espe-
inás (y también sus padres) cuando manifiestan carac- cialmente prevalente entre niñas, lleva a la experimen-
terísticas inapropiadas a su sexo. El desarrollo de los tación con dietas.
senos en los niños (Grenlich .et al., 1942; Gallagher, Frecuentemente, el adolescente reacciona al examen
1960) tiende a estimular y a acentuar fantasías e im- médico con rechazo y pena motivadas por el miedo a
pulsos bisexuales. El desarrollo del pecho es descrito que el médico pueda descubrir c:i.racterísticas de des-
por Stuart (1946) como "una elevación de los pezones arrollo inapropiadas o anormales. También, la expecta-
en una areola ligeramente llena. Ocasionalmente, una tiva de ser examinado puede intensificar sus conflictos
masa de tejido firme y agudamente demarcado, de va- de masturbación, fantasías sexuales, y los acompañan-
rios centímetros de diámetro, está debajo de esta areola tes sentimientos de culpa.
y da la apariencia de verdadero desarrollo de pecho. Una dificultad que surge en cualquier discusión so-
Esto ocurre por la época en que el pelo púbico denso y bre la adolescencia tiene su origen en que hay múchas
oscuro está presente en la base del pene y cuando el formas de completar el proceso adolescente exitosamen-
pelo de las axilas empieza a aparecer. Este tejido des- te, alcanzando así un yo estable y la organización de
aparece después de algunos meses, dependiendo de su los impulsos. Es más, el lapso de tiempo de este des-
grado y desarrollo." En conexión a esto también debe arrollo es tan relativo como complejos son los procesos
mencionarse que el niño preadolescente tiende a engor- adaptativos envueltos en el logro de la madurez. Cuan-
dar de la p arte inferior del torso, lo que acentúa con- do la ritualización y la formalización releva a un indi-
tornos de cuerpo femenino. Esta condición normalmen- viduo de alcanzar su propia resolución de las exigen- <
te desaparece con el crecimiento acelerado en altura. cias del crecimiento, ningún ajuste idiosincrásico y per-
. La menarca habitualmente es el signo de que la niña sonal tiene que ser buscado; hay poco de donde escoger
ha alcanzado la madurez sexual. De hecho este evento y el conflicto es mínimo. Sin embargo, en las culturas
realmente señala que la maduración de los órganos re- donde la tradición y la costumbre ejercen una influen-
productores está en camino pero de ninguna manera es cia desafiante sobre el individuo, el adolescente tiene

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que realizar por ingenio personal la adaptación que la absorbe el impulso de maduración de lá pubertad den-
institucionalización no le ofrece. Por otro lado, esta ca- tro de su organización y lo pone en uso para sus pro-
rencia de pautas institucionalizadas da oportunidad para pios propósitos. La designación de un nuevo rol y un
el desarrollo individual, para la creación de una varian- nuevo status ofrece al adolescente una autoimagen que
te en la tradición, altamente original y personal. El in- es definitiva, recíproca, y comunitaria; al mismo tiempo
cremento en la diferenciación psicológica durante la se promueve la asimilación societaria del niño en ma-
adolescencia es necesariamente acompañado por un in- dµración. Sin este tipo de complementación o refuerzo
cremento en Ja labilidad psíquica; esto se refleja por los del medio ambiente la autoimagen del adolescente pier-
disturbios emocionales del adolescente de variada grave- de claridad y cohesión; en consecuencia requiere de
dad y efectos invalidantes, transitorios o permanentes. constantes operaciones restitutivas y defensivas para
- Ha sido posible -con la debida concesión para cier- .mantenerla. -
ta variabilidad- establecer normas de edad de desarro- Las formas institucionalizadas de status han cambia-
llo infantil en la temprana infancia. (De hecho, cuanto . do con los años y en diferentes sociedades; no nos van
más pequeño es el niño, más limitada es la variabili- a interesar en este estudio. De hecho, restringiremos
dad.) Un avalúo normativo de los adolescentes debe ser, nuestra investigación a la cultura occidental, porque
sin embargo, vago e incongruente. El alto grado de plas- sólo en esta sociedad han sido estudiados los adoles-
ticidad tan característico de la adolescencia impide esta tes con métodos psicoanalíticos. En contraste con otras
aproximación. Es verdad de que hay pautas en la se- muchas culturas, la sociedad occidental moderna ha eli-
cuencia de maduración en la adolescencia, pero su rela- _ minado progresivamente la asimilación ritualiada o ins-
ción a la edad es débil. La conducta a esta edad es un titucionalizada del adolescente. Todavía existen rema- '
fenómeno complejo que depende altamente de la histo- nentes religiosos de tales prácticas, pero ah¿ra se han
ria de la vida individual y del medio ambiente en que reducido a reliquias históricas aisladas, que no siguen el
el adolescente crece. Sin embargo, si consideramos a la programa de los cambios de status en todas las otras
adolescencia como un periodo de maduración en el cual áreas de la vida moderna.
cada individuo tiene que elaborar las exigencias de las Aún no hay un acuerdo societario en la cultura oc-
experiencias de su vida total para llegar a un yo esta- cidental acerca de la edad en que un individuo deja de
ble y a una organización del impulso, entonces cual- ser un niño, o deja de ser un adolescente y se vuelve un
quier estudio de la adolescencia debe intentar aclarar adulto. La definición de la edad de la madurez ha va-
esos procesos que llevan a nuevas formaciones psíquicas riado en diferentes tiempos, y hoy en día varía en dife-
o a una reestructuración psíquica. rentes localidades. Las leyes estatales difieren conside-
En muchas sociedades estas nuevas formaciones son rablemente en definir la edad de competencia económi-
convencionalizadas por sanciones tradicionales y por ta- ca, así como la edad apropiada para obtener una licen-
bús. Los ritos de iniciación que los antropólogos han cia de manejo, casarse y sustentar responsabilidades cri-
registrado abundantemente dan fe del hecho de que en . minales. No es sorprendente que bajo estas condiciones
la pubertad ocurre una profunda reorganización del yo sociales contradictorias y flexibles la juventud haya
y de las posiciones de la libido; y algunas sociedades creado sus propias formas sociales y patrones experien-
proveen modelos en los que el adolescente puede nor- ciales. La "juventud" ~ctual o "culturas de compañe-
mar su resolución personal. Al hacer esto, la sociedad ros" son expresiones idiomáticas de necesidades adoles-

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centes. El adolescente ha sido fonado, por así decirlo, solidifican en síntomas debilitantes permanentes o des-
a una forma de vida autoseleccionada y hecha por sí órdenes de carácter. Volveremos a este complejo proce-
mismo. Todos estos esfuerzos de la juventud son inten- so al discutir la etapa _final de la adolescencia.
tos de transformar un evento biológico en una expe-
riencia psicosocial.
Se ha prestado muy poca atención al hecho de que la Veremos la adolescencia como la suma total de todos
adolescencia, no sólo a pesar de, sino a causa de su tu- los intentos para ajustarse a la etapa de la pubertad, al
multo emocional, logra con frecuencia una recuperación nuevo grupo de condiciones internas y externas -endó-
espontánea de influencias infantiles debilitantes, y ofre- genas y exógenas- que confronta el individuo. La ne-
ce al individuo una oportunidad para modificar o rec- cesidad, urgente de enfrentarse a la nueva condición de
tificar exigencias infantiles que amenazaban con impe- la pubertad evoca todos los modos de excitación, ten-
dir su desarrollo progresivo. Los procesos regresivos de . sión, gratificación y defensa que jugaron un papel en
la adolescencia permiten la reconstrucción de desarro- los años previos -es decir, durante el desarrollo psico-
llos tempranos defectuosos o incompletos; nuevas iden- sexual de la infancia y la temprana niñez. Esta mezcla
tificaciones y contraidentificaciones juegan un papel infantil es responsable del carácter grotesco y regresivo
importante en esto. El profundo trastorno asociado con de la conducta adolescente; es la expresió_n típíca -de la
la reorganización emocional de la adolescencia alberga lucha adolescente de recuperar o de retener un equili-
un potencial benéfico. "Las potencialidades para la for - brio psíquico que ha sido sacudido por la crisis de la
mación d~ la personalidad durante la latencia y la ado- pubertad. Las necesidades emocionales significativas y
lescencia han sido menospreciadas en los escritos psico- los conflictos de la temprana niñez deben ser recapitu-
analíticos" (Hartmann et al., 1946). Fenichel (1945) in- lados antes de que puedan encontrarse nuevas solucio-
dicó en un concepto similar: "La experiencia en la pu- nes con metas instintivas cualitativamente diferentes e
be'rtad puede resolver conflictos, o cambiar conflictos a intereses yoicos. A esto se debe que la adolescencia haya
una dirección final; además, pueden dar a constelac-io- sido llamada la segunda edición de la infancia; ambos
ne.s más antiguas y oscilantes uña forma final y defini- periodos tienen en común el hecho de que "un ello
tiva." Erikson (1956) sugirió que viésemos a la adoles- relativamente fuerte confronta a un yo relativamente
cencia no como una aflicción, sino como una "crisis nor- débil" (A. Freud, 1936). Debe tenerse en mente qu~
mativa, es decir, una fase normal de conflicto acentua- las fases pregenitales de organización sexual todavía tra-
do, caracterizado por una aparente fluctuación en la ba jan tratando de afirmarse; interfieren intermitente-
fortaleza yoica, y también por un alto potencial de cre- mente con el progreso hacia la madurez. El avance gra-
cimiento... Lo que bajo un escrutinio prejuiciado pue- dual durante la adolescencia hacia la posición genital y
de aparecer como el comienzo de una neurosis, con fre- la orientación heterosexual es sólo la continuación de
cuencia no es siqo una crisis agravada que puede acabar un desarrollo que se estancó temporalmente al declinar
por sí misma y, de hecho, contribuir a los procesos de de la fase edípica, estancamiento que acentúa el des-
formación de identidad." Se podría añadir que el esta- arrollo .séxual bifásico en el hombre.
blecimiento definitivo de conflictos al fin de la adoles- En la adolescencia presenciamos un segundo paso en
cencia significa: o que pierden su cal,jdad perturbadora la individuación; el primero ocurre hacia el fin del se-
porque han sido estabil,izados caracterológicamente, o se gundo año cuando el niño experimenta la fatal distin-
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ción entre "ser" y "no ser". Una experiencia de indivi- liares de su pueblo. Extraños pensamientos y sentimien-
duación similar, aunque mucho más compleja, ocurre tos le llenan, produciéndole un deseo de claridad, de
durante la adolescencia, que lleva en su etapa final a conciencia, de un eslabón entre el pasado y el futuro
un sentido de identidad. Antes de que el adolescente -en suma, siente y experimenta esa autoconciencia de \
pueda consolidar esta formación, debe pasar por etapas la existencia que marca la entrada en la edad adulta.
de autoconciencia y de existencia fragmentada. Los es-
fuerzos resistentes, opuestos y rebeldes, las etapas de ex- George Willard, este joven de un put;blo de Ohio, crecía
perimentación, el probar al ser cayendo en excesos -fo- aprisa hacia la adultez y nuevos pensamie~tos invadían su
do tiene una utilidad positiva en el proceso de autode- mente. Todo aquel adía se había sentido solo, en medio
de aquel torrente de gente en la Feria. Estaba a punto de
finición. "Éste no soy yo" representa un caso importan-
abandonar Winesburg, para ir a alguna ciudad donde es-
te en el logro de la individuación y en el establecimien-
peraba encontrar trabajo en algún periódico, y se sentía
to de la autonomía; en etapas anteriores, esta expresión maduro. El estado de ánimo que lo había posesionado era
está co'ndensada en una sola palabra: "¡No!" . conocido a los hombres y desconocido a los jóvenes. Se sen-
La individuación adolescente 'Se acompaña de senti- da viejo y un _poco cansado. Los recuerdos se despertaron.
mientos de aislamiento, soledad y confusión. La indivi- A sus ojos este nuevo sentimiento de madurez lo separaba
duación lleva a algunos de los más preciados sueños me- de los demás, hada de él una figura semitrágica. Quería
galomaniacos de la infancia a un fin irrevocable. Deben que alguien entendiera el sentimiento que lo había pose-
ser ahora relegados enteramente a la fantasía: el que se sionado después de la muerte de su madre.
realicen no puede ser considerado ya seriamente. La Hay una época en la vida de cada muchacho cuando por
realización de la finalidad del término de la infancia, primera vez lanza una mirada retrospectiva a su vida. Qui-
zá es éste el momento en que cruza la línea hacia la edad
de la naturaleza envolvente de los compromisos, de la
adulta. El joven camina a través de la calle de su pueblo.
limitación concreta de la existencia individual crea un Piensa en el futuro y en el papel que jugará en el mundo.
sentido de urgencia, miedo y pánico. En consecuencia Las ambiciones y los arrepentimientos se despiertan en él.
más de un adolescente tratá de permanecer indefinida- Repentinamente algo sucede; se detiene bajo un árbol y
mente en una fase transitoria del desarrollo; esta condi- espera como si una voz llamara su nombre. Fantasmas de
ción se llama adolescencia prolongada. cosas antiguas pénetran en su conciencia. Las voces en el
La lenta separación de las ligas emocionales del ado- exterior susurran un mensaje que concierne a las limita-
lescente con su familia, su entrada temerosa o alboro- ciones de la vida. Después de haber estado seguro de sí
zada a una nueva vida que le llama, son de las más mismo y de su futuro, se torna inseguro. Si es un joven
profundas experiencias en la existencia humana. Sólo imaginativo se abre abruptamente una puerta para él, para
que por primera vez mire hacia el mundo, viendo como si
los poetas han podido expresar adecuadamente la cali-
caminasen en procesión ante él las incontables figuras de
dad de estos sentimientos, su profundidad y alcance. hombres ,q ue, antes de su tiempo, han surgido de la nada al
Sherwood Anderson nos ha brindado una conmovedora mundo, han vivido sus vidas y han desaparecido nuevamen-
impresión del estado de ánimo de un adolescente que te en l~ nada. La tristeza de la sofisticación ha llegado
está a punto de abandonar su pueblo natal, Winesburg, para ese joven. Con un pequeño estremecimiento se ve a sí
Ohio. Su madre acaba de fallecer; está en camino a la mismo como una hoja que arrastra el viento a través de
gran ciudad donde deberá ganarse la vida por sí mismo. las calles de su pueblo. Sabe que a pesar de las estimulantes
La noche antes de su partida camina por las calles fami- palabras de sus compañeros, debe vivir y morir en la incer-

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,

tidumbre como cosa arrastrada por los vientos, una cosa II. CONSIDERACIONES GENÉT'.f CAS
destinada a marchitarse como el maíz en el sol. Se estreme- '
ce y mira ansiosamente a su alrededor. Los 18 años que ha
vivido parecen sólo un momento, un átomo de tiempo En la teoría psicoanalítica' siempre ha estado implícito
en la larga marcha de la humanidad. Ya oye a la el hecho de que la adolescencia constituye una fase en el
muerte llamar. Con todo su corazón desea acercarse a otro
continuum del desarrollo psicosexual. El concepto evo-
ser humano, tocar a alguien con sus manos, ser tocado por
la mano de otro. Y si prefiere que éste alguien sea una
lutivo del psicoanálisis ha abierto el camino para una
mujer es porque cree que una mujer será más delicada, comprensión de aquellos procesos complejos que duran-
que entenderá. Lo que más desea es que le comprendan.• te el periodo de la adolescencia hacen que las vicisitu-
des instintivas de la niñez temprana entren en armonía
Anderson describe el fin del proceso adolescente: la con las metas biológicas y sociales que son impuestas
infancia retrocede hacia la historia, a la memoria; una al individuo durante la segunda década de su vida. Los
nueva perspectiva de tiempo con un pasado circunscri- años, entre la niñez temprana y la adolescencia, el pe-
to y un futuro limitado establece a la vida entre el na- riodo de latencia, son de gran importancia preparato-
cimiento y la muerte. Por vez primera se hace conce- ria para la adolescencia, ya que este periodo establece
bible que uno envejecerá, como lo hicieron los padres ' nuevas avenidas para la gratificación y el control del
y los abuelos antes. La conciencia de la propia edad se ambiente mediante el desarrollo de la competencia so-
torna repentinamente diferente de la de la infancia. El cial y de capacidades físicas y mentales nuevas. Además,
luto de George es como un símbolo de las profundas el desarrollo en la latencia aumenta la tolerancia a la
pérdidas que implica la adolescencia. Solo y rodeado tensión y hace posible una búsqueda organizada del
del miedo eterno del hombre al abandono y al pánico, aprendizaje; también amplía el área libre del conflicto
se despierta en él la familiar y eterna necesidad de la del yo, hace que las relaciones de objeto sean más esta-
unión humana; el amor y la comprensión deberán re- bles y menos ambivalentes, a la vel' que surgen métodos
novar su fe en la vida, alejar los temores de la soledad más confiables para el mantenimiento de la autoestima-
y la muerte. El futuro ilimitado de la infanda se redu- ción. Las características más· relevantes de estos métodos
ce a sus proporciones reales, de oportunidades y metas se encuentran en las áreas de prueba de la realidad, en
limitadas; pero igualmente, el dominio del tiempo y1el las operaciones defensivas y en las identificaciones. Se
espacio y la conquista del desamparo le permiten una considera como indicación de fortaleza del yo una ma-
promesa de autorrealización antes desconocida. Ésta es yor independencia entre ambiente y las funciones psí-
la condición humana que el poeta ha descubierto Pªfª quicas reguladoras típicas de este periodo.
nosotros. En muchos terrenos, el niño que entra a la pubertad
no es el mismo que entra al periodo de latencia. Las
urgencias instintivas de la niñez temprana, que decli-
nan durante los años de latencia, se hacen sentir nue-
vamente en la pubertad. Pero el niño cuyo desarrollo
,, del yo ha progresado sin tropiezos durante los años de
la niñez media adquiere los recursos suficientes para na-
• Tomado del libro de Sherwood Anderson: Wine~burg, Ohio. vegar con éxito entre la Escila de Ja represión instintiva

32 33
y la Caribdos cÍe la gratificación instintiva -o, para de- go de su propia historia. Cualquier punto de vista or-
cirlo en palabras más simples, entre el desarrollo pro- gánico de la conducta tiende a establecer una relevan-
gresivo y regresivo (Bornstein, 1951; Buxbaum, 1961). cia causal en tres dimensiones: la primera se relaciona
El pasaje a través de estas capas o niveles es la historia con el pasado histórico del organismo, como una forma
de la adolescencia. de trazar las pautas secuenciales de diferenciación e
La maduración sexual es el suceso biológico que se integración; la segunda tiene relación con el proceso
produce en la pubertad: los impulsos instintivos se in- de adaptación en la situación vital actual del individuo;
tensifican; en forma gradual y lenta emergen nuevas la tercera se refiere al futuro; con sus direcciones, me-
metas instintivas, mientras que las metas infantiles y los tas y esperanzas, que llenan el presente. "Le présent est
objetos de gratificación instintiva son colocados tempo- chargé du passé, et gros de !'avenir" (Leibnitz).
ralmente en primer plano. Este proceso llega a su fin Sabemos claramente que los eventos biológicos de la
cuando se establece una identidad sexual apropiada y pubertad colocan el problema de la masculinidad y fe-
egosintónica. El proceso adolescente que modela la per- minidad en una posición definitiva o en una formación
sonalidad en forma decisiva y concluyente solamente final de compromiso. En verdad, el desarrollo del yo
puede entenderse en términos de -su historia, del impul- durante estos años toma sus indicaciones de la organi-
so de maduración innato y de la conducta dirigida, de- zación de los impulsos que ganan en ascendencia o do-
bido a que estos factores, en interacción mutua, origi- minio durante las fases sucesivas de la adolescencia.
nan la formación final de la personalidad. Sin embar- Por lo tanto, para comprender los cambios de la libido
go, lo característico y específico del desarrollo adoles- y de la agresión, así como los movimientos del yo du-
cente está determinado por organizaciones psicológicas rante la adolescencia, es necesario trazar el desarrollo de
anteriores y por experiencias individuales durante los la masculinidad y feminidad a través de las diferentes
años que preceden al periodo de latencia. etapas del desarrollo psicosexual e investigar la influen-
El punto de vista genético con el cual enfocamos aquí cia 9e este desarrollo en el yo. Haremos esto acentuan-
la adolescencia nos obliga a dirigir la atención antes que do particularmente los diferentes caminos que el mu-
nada a la niñez temprana. Esto no quiere decir hacer chacho y la muchacha siguen en la formación de su res-
un recuento de la historia total del desarrollo psicoló- pectiva identidad masculina o femenina. Trataremos de
gico del niño; comprende una selección de algunos as- evitar generalizaciones erróneas, recordando las palabras
pectos del desarrollo de los impulsos y del yo, especial- de Freud (1931): "Ante todo, hemos abandonado la
mente en cuanto estos influyen en la formación de la esperanza de un paralelismo claro entre el desarrollo
masculinidad y feminidad . La estabilidad de estas for- sexual del hombre y de la mujer".
maciones, su irreversibilidad, su sintonía yoica fija, Los aspectos especiales del desarrollo temprano que
constituyen el terreno en donde se ancla el sentido de se discutirán fueron seleccionados porque representan
identidad. El examen que haremos sobre la niñez tem- antecedentes genéticos esenciales que definen las dife-
prana se lleva a cabo con la idea de que algunos as- rentes fases de la adolescencia y establecen en ellos un
pectos específicos de este periodo tienen influencias ge- continuum en el desarrollo psicológico. Los aspectos se-
néticas muy particulares en el proceso adolescente. Este lectivos del desarrollo temprano se ven en consecuencia
enfoque hace que el fenómeno de la conducta adoles- en términos de sus correlaciones genéticas y dinámicas
cente nos diga algo sobre su naturaleza al revelarnos al- con el proceso adolescente. Se emplea la historia indi-

34 35
vidual de un adolescente -el caso de Judy- para demos- en la mente del niño como una imagen coherente y di-
trar las distintas interrelaciones que existen entre la ni- ferenciada. Esta situación es consistente con la autoex-
. ñez temprana y el desarrollo del adolescente. periencia exclusiva del niño, es decir, su disposición a
considerar aquellos estados físicos y emocionales que son
buenos (satisfacción, sensación de placer y caricias)
l. Niriez temprana y adolescencia como representando al ser, mientras que aquellos que
son malos (dolor, situaciones tensionales) como perte-
El recién nacido es un organismo totalmente depen- necientes al no ser, al mundo externo. Se erigen barre-
diente que necesita el cuidado y el alimento de su ma- ras protectoras contra los estímulos desorganizadores; y
dre para su sobrevivencia. Una reciprocidad en la gra- estos procesos adaptativos son los antecedentes de cier-
tificación de las necesidades que opera como respuesta tos mecanismos de defensa. Estas pálidas reflexiones de
circular entre madre e hijo crea una interdependencia, una estructura psíquica están en los confines del narci-
que es la base para el crecimiento físico y emocional del sismo primario y se modelan en el esquema oral, de
niño sano. Debido a que el primer contacto entre ma- acuerdo al cual se toma lo que es bueno (lo que redu-
dre y niño se centra en la alimentación, esta experien- ce la tensión, lo que da placer y satisfacción), mientras
cia viene a ser el prototipo de la activid¡¡.d incorpora- que se desecha aquello que es malo (que aumenta ten-
tiva posterior, física o mental; ligadas a estos procesos sión, que causa dolor y frustración). Las defensas arcai-
existen cualidades emocionales que tienen gran impacto cas que toman su modelo de esta dicotomía oral simple
en la vida consciente e inconsciente del ser humano. son la introyección y la proyección. Estos mecanismos
El centro de las actividades del niño son sus necesida- siempre se invocan cuando se emplea la modalidad oral
des físicas que se organizan en términos del principio en el manejo del ambiente o d~ los conflictos.
del placer y el dolor. La madre que alimenta, el pecho,• A medida que el niño se da más cuenta del mundo
constituye parte del niño; sólo en forma lenta y gra- externo, elabora una imagen mental de la madre que
dual la vive como un objeto, o más bien como un obje- lo conforta. Esta facultad le permite alejar la t~nsión
to parcial. En esta etapa la madre -la expresión del (por periodos cortos de tiempo) creando una alucinación
duro ambiente- es percibida como un objeto bueno o sobre el retorno de la madre, o, en sentido general, el
malo y por lo tanto, no como el objeto idéntico duran- objeto gratificador de sus necesidades. En esta forma se
te todo el tiempo; de ahí que hablemos ,de un estado diferencia una parte del impulso instintivo que even-
preambivalente de relaciones de objeto. Esta formula- tualmente llega a ser el mediador entre el impulso y el
ción se justifica por el hecho de que las emociones po- ambiente, entre el mundo externo y el interno. Los lími-
sitivas y negativas del niño, que se expresan por la sonri- tes entre estos mundos se establecen primero en térmi-
sa o el llanto, se dirigen a la misma persona, quien, sin nos ·de sensaciones, de experiencias afectivo motoras; de
embargo, en esta temprana etapa no está representada ahí que el yo temprano sea un yo corporal. El yo cor-
poral recibe refuerzos de otra fuente: la pérdida gradual
• Siguiendo a Winnicott (1953), el término pecho ("un fenó- del "pezón'', al mismo tiempo que la disminución de la
meno subjetivo se desarrolla en el niño al cual llamaremos pecho gratificación de la madre en la lactancia, llevan al niño
de la madre") se emplea aquí como expresión para ·sintetizar "el a descubrir que puede obtener . gratificación de su pro-
cuidado materno".
pio cuerpo, independientemente del ambiente -chupán-,
36 87
'

dose el dedo, meciéndose, acariciándose, etc. El autoero- adquiriendo en este proceso cualidades táctiles. Estos
tismo, que es una gratificación sustitutiva, introduce así logros hacen al niño más independiente de la atención
un elemento autorregulador para aliviar la tensión. No materna; pero al mismo tiempo traen consigo aspec-
obstante, el influjo de la gratificación derivada de la tos nuevos en la dependencia. A la madre ya no se le
relación de objeto sigue siendo necesario para el des- necesita solamente para gratificar los instintos (alimen-
arrollo emocional normal. Parece existir un equilibrio tación, confort corporal); sino que su presencia se re-
crítico entre la gratificación autoerótica y la derivada de quiere con mayor frecuencia para el nuevo propósito
la relación de objeto; un extremo lleva hacia el envi- de control instintivo. El miedo a perder el amor es el
ciamiento y el otro hacia la independencia infantil. Ali- vehículo para la educabilidad del niño.
cia Balint (1939) se refiere en forma muy lúcida al pro- La sumisión anal (entrenamiento esfinteriano) re-
blema de autoerotismo infantil, que en la pubertad quiere que la gratificación · primitiva instintiva ceda
llega a un callejón sin salida, diciendo: "El empleo esc.- ante las normas externas en relación a lugar, tiempo y
cesivo de la función autoerótica puede llevar pronto a manera. Aparecen nuevas defensas, tales como la for-
la aparición del fenómeno patológico: la actividad auto- mación reactiva y la represión; éstas, sin embargo, sólo
erótica degenera en enviciamiento. A la inversa, pode- pueden tener éxito cuando reciben apoyo y refuerzo del
mos ver que a una supresión pedagógica exitosa del ambiente. El elogio y el miedo al castigo juegan un im-
autoerotismo le sigue una dependencia excesiva en las portante papel al domesticar los esfínteres excretorios.
relaciones de objeto que se manifiesta en una situación La oposición innnata entre la descarga y el control -y,
ele dependencia anormal en la madre o en una adhesión de hecho, la fuerza singular de la autonomía anal-,
patológica a ella (o a quienes la representan). Por otro se refleja en las innumerables dificultades, retardos, re-
lado, una inhibición no muy exagerada del autoerotismo caídas y fracasos en el curso del entrenamiento para
refuerza la liga con el objeto hasta el grado deseable- controlar los esfínteres. La lucha interna del niño se
para la educabilidad del niño". puede ver fácilmente en la relación con los padres, que
El entrenamiento de los esfínteres marca un paso de- en ' esta etapa es · muy ambivalente. Las manifestaciones
cisivo en el desarrollo del yo. El logro del control de los agresivas surgen con gran vigor y habitualmente se en-
esfínteres produce una sensación de control y de de- frentan a un ambiente igualmente determinado a con-
lineación de los límites corporales -marcados por los trolarlas. La conducta agresiva e impulsiva del niño
orificios excretores- que establece una separación de- (morder; pegar, empujar) es objeto de represión o mo-
finitiva del individuo y del mundo externo. Esta sepa- dificación con desplazamiento y formación reactiva. La
ración se ayuda por el desarrollo de la motilidad que desviación de la energía de los impulsos se facilita por
ha avanzado hacia movimientos coordinados y dirigí- la diversificación de los intereses del niño y su in-
. dos; además, la locomoción le permite al niño la expt!- dependencia motora. A pesar de todo, el niño se da
riencia del espacio y el alcance de objetos distantes. Los cuenta entonces de que el amor de los padres y su
receptores a distancia (ojos, oídos, nariz) encuentran aproximación sólo los puede obtener renunciando a
una nueva dimensión mediante el receptor de proximi- su agresiyidad y destructividad y sometiendo sus esfín-
dad (tacto); el mundo de los objetos se hace palpable teres a la voluntad de los padres. El proceso de entre-
para el niño. Aunque todavía tiende a llevarse todos los namiento de los esfínteres tiene una bipolaridad espe-
objetos a la boca, gradualmente los emplea para jugar, cífica; y es durante la fase anal cuando los instintos

SS 39
componentes del sadismo y masoquismo hacen su pri- activa, aunque la meta de este impulso es pasiva. De
mera y clara aparición. En las rabietas o berrinches am- hecho, existe una línea de demarcación esencial entre la
bos componentes hacen cortocircuito; muy pronto, sin temprana pasividad del niño en relación a la madre esen-
embargo, encuentran innumerables desplazamientos de cialmente activa (ambiente), y el periodo siguiente en
objeto y de meta. No solamente se hace fatal el equili- que empieza a imitarla y se identifica con ella realmen-
brio sadomasoquista para toda la vida del individuo, te. El niño entra en una fase de deseos libidinales acti-
sino que, en forma más específica, afecta también el des- vos hacia la madre, es la época del "déjame hacerlo" y
arrollo de la masculinidad y feminidad. "déjame hacértelo a ti". Además, al identificarse con la
Durante los primeros años la polaridad hombre-mu- madre el niño se hace más independiente de ella; de he-
jer no tiene un papel psicológico en la vida mental del cho, su ayuda y atenciones son sentidas como interfe-
niño. La madre, el padre y los otros adultos se sienten rencias. El niño tiende ahora a hacer activamente lo
principalmente en términos de sus diferencias indivi- que en el pasado experimentó en forma pasiva. A este
duales, en términos del confort o desagrado que propor- paso fatal de la pasividad a la actividad es al que se
cionan en sus respectivas relaciones con el niño. Tiene refiere Mack Brunswick (1940) cuando dice: "Puede
grandes consecuencias el que los niños de ambos sexos afirmarse que la inhabilidad del niño pequeño para
·vivan a la madre durante su niñez temprana no como producir una actividad adecuada es una de las prime-
una mujer, sino como proporcionadora activa de con- ras anormalidades". La importancia clínica de esta afir-
fort o frustración. "El papel de la madre antes de la di- mación está firmemente establecida en la actualidad.
ferenciación sexual no es femenino sino activo" (Mack La bipolaridad entre la actividad y la pasividad es pre-
Brunswick, 1940). En relación a la madre el pequeño fálica (Mack Brunswick, 1940). El intento por superar
es esencialmente pasivo: solamente recibe y todo el cui- la posición pasiva básica ocupa al niño por muchos
dado se le administra a él. La alegría que manifiesta años; y la reconciliación de ambos deseos determina en
la madre en tener a su hijo contribuye a la sensación forma significativa el desarrollo de la masculinidad y
de bienestar en el niño y constituye una fuente de pla- de la feminidad. La ambigüedad y las fluctuaciones en-
cer que busca y aprende a controlar en su vida tempra- tre la' pasividad y la actividad no alcanzan un estado
na. El propio niño no tiene motivaciones altruistas al definitivo de reconciliación sino hasta la fase terminal
devolver la recompensa, sino que trata de provocar, para de la adolescencia, la fase de consolidación.
su propio beneficio, una reacción de placer en el adul- La mayoría de las personas, tanto los niños como los
to, principalmente en la madre. Hay un camino muy adultos, reacciona en forma diferente con los niños chi-
largo de la dependencia del objeto al amor del objeto. cos de sexo femenino o masculino. Por el aplauso se-
La dependencia tiene que ver con la sobrevivencia y lectivo -manifiesto y encubierto- que la conducta tem-
está gobernada por el principio de placer y de dolor, prana del niño evoca del ambiente, especialmente de la
y el niño siente que los intereses maternos son idénticos madre, ciertos aspectos de la conducta se diferencian
a los suyos (A. Balint, 1939); en el amor del objeto son cualitativa y preferentemente. El papel que juega el lla-
reconocidos los intereses de los padres. mado fa~tor M.L.I .. (mecanismo de liberación interna)
Al principio de la vida el niño es esencialmente pa- con referencia a las respuestas diferenciadas entre los
sivo en sus deseos libidinales; pero no podemos pasar bebés, niños y niñas, es aún poco claro para poder
por alto que estimula respuestas del ambiente en forma emplearse como un concepto explicativo. De todos mo-

40 41
dos podemos observar que una modulación gradual de material de gran especulación. Esta curiosidad llega
énfasis relativo a 'la conducta masculina o femenina y a siempre a un final incompleto e insatisfactorio por re-
la actividad mental ocurre en edad temprana. Esta mo- currir a conceptos y a experiencias pregenitales. Verc¡-
dulación es inducida por las respuestas selectivas del am- mos, en nuestro estudio sobre la preadolescencia, que
biente que favorecen actividades en todos los niveles de la ilustración sexual solamente oscurece la persistencia
la vida física y mental. La diferenciación no tiene nin- de las teorías sexuales infantiles.
guna connotación psicosexual nueva hasta que el niño Cuando el niño -niño o niña- conoce su genital, al
se da cuenta de las diferencias anatómicas del hombre y principio no se da cuenta de ninguna diferencia sexual.
la mujer. Este descubrimiento, y su integración psico- La actitud egomórfica del niño le hace pensar que todos
lógica, ocurre en la fase fálica, la que está dominada son iguales a él -tienen boca, ojos, manos, ano, como
por la relación triangular conflictiva del niño con sus los suyos y por consiguiente deben poseer el mismo ge-
padres, la constelación edípica. nital. Este fenómeno es una manifestación del narcisis-
Con la llegada de la fase fálica las pautas del des- mo primario. El reconocimiento de la diferencia sexual
arrollo psicosexual que siguen la niña y el niño se ha- es acentuado durante el entrenamiento de los esfínteres,
cen tan rápida y esencialmente divergentes que convie- en cuanto ,_se observan las diferentes posiciones para ori-
ne trazar su desarrollo en forma separada. Este enfoque nar del niño y la niña. Sin embargo esta observación no
enfatiza las diferencias entre el desarrollo del hombre y llega a ninguna conclusión definitiva hasta el periodo
de la mujer que aparecen pronto en la vida; buscar sus edípico; entonces se mezcla con fantasías, adquiere sig-
orígenes nos mostrará las diferencias posteriores en el nificado y conduce a la angustia del daño corporal; to-
desarrollo de la personalidad adolescente en el mucha- das éstas son indicaciones de que el niño se ha dado
cho y la muchacha. cuenta de la diferencia genital entre hombre y mujer,
Todos los niños tienen un mismo primer objeto amo- y que su organización psicosexual ha progresado a la
roso, principalmente la madre. Cualquier persona o fase fálica. Esta fase está dominada por una antítesis
cosa que interfiera con el acceso a la madre en el mo- que ya no es activa-pasiva sino fálica-castrada (Mack
mento de necesidad la considera el niño como una in- Brunswick, 1940; Freud 1923, b).
trusión, y gradualmente se convierte en el blanco de la El órgano que sirve para descartar la tensión erotoge-
agresividad del niño y de sus impulsos hostiles; los ru- nética (sexual) para el niño en la fase fálica es el pene.
dimentos de la posesividad y de los celos es notoria Pero sobre todo, este órgano también sirve como un re-
desde muy temprano. Para el muchacho la madre con- gulador de la tensión en la angustia. De ahí que lleve
tinúa siendo a través de la niñez el objeto de su afecto; consigo la función autoerótica y de agrado de las zonas
en los años tempranos, es solamente el objeto de su erógenas precedentes, principalmente, la función de des-
impulso el que cambia a medida que el componente ac- carga del exceso de excitación. Pero este mecanismo re-
tivo de sus' deseos, ahora masculinos (fálicos), se hacen gulador de la tensión de la actividad genital autoeróti-
·más evidentes. Estos deseos se expresan en conductas a tiene una cualidad nueva; con el advenimiento de la
bien conocidas, en actitudes, intereses, deseos y fanta- onstelación edípica, se experimenta en fantasía una
sías. En la fase genital la relación entre los sexos, los pa- me ta genital (fálica) que produce angustia conflictiva e
dres edípicos, son objeto de curiosidad para todos los inhibitoria. Debe recordarse que .cuando la masturba-
niños y el saber de dónde vienen los niños se vuelve ión genital en .el niño en la fase fálica adquiere un

42 43
grado de compulsividad y resiste todos los esfuerzos para ma una teoría idiomática de la relación sexual en la
controlarlo ("trastorno de hábito"), a menudo toma este que todos los elementos pregenitales encuentran un lu-
curso como la única medida existente en contra de la gar prominente: mamar, morder, comer, orinar, defecar,
regresión a la pasividad infantil. En la pubertad la mas- golpear, espiar, tocar, acariciar, etc. El mirar y el tocar
. turbación se reactiva y adquiere nuevamente su función los genitales parece ser específico de la fase fálica; la
primitiva de reguladora de la tensión, así como también penetración como concepto focal parece ser pospuesto
una función defensiva en contra de la regresión; su fun- hasta la pubertad (Mack Brunswick, 1940). Debe-
ción progresiva en la adolescencia será discutida poste- mos tener en mente que hay una sobreposición de todas
riormente. las fases en el desarrollo psicosexual si queremos evitar
La masturbación genital del niño encuentra mucho la idea de un itinerario rígido y artificial en lugar de
menos tol(;!rancia en el ambiente que las prácticas tem- reconocer la complejidad -dentro de ciertos límites-. y
pranas orales autoeróticas o los contactos indiferencia- la facilidad reversible del desarrollo del niño pequeño.
dos corporales como hábitos táctiles transitorios. La in- Veamos ahora la situación triangular del muchacho,
tolerancia puede deberse a los conflictos masturbatorios el complejo de Edipo, que se desarrolla entre él y sus
no resueltos en el adulto; el hecho es que, para los adul- padres y que tendrá profunda significación en su vida.
tos, la conducta fálica del muchacho está más cercana a Los deseos activos y tempranos del muchacho para iden-
la sexualidad que las actividades autoeróticas de los años tificarse con su madre gradualmente se cambian en una
tempranos. Ya sea que los padres sean intolerantes o liga emocional que en una edad muy temprana adquie-
que permitan la masturbación genital, el muchacho re- re connotaciones muy edípicas. El padre es considera-
nunciará a ella en su tiempo. Esta renuncia surge por do como un intruso; el muchacho lo resiente, ya que
los sentimientos de culpa engendrados por fantasías in- su dependencia en la madre hace de su posible pérdida
cestuosas, por su miedo de represalias o de daño físico una calamidad amenazante. Los signos de celos posesivos
y, por último, pero no menos importante, por el des- aparecen mucho más temprano que otros signos análo-
encanto narcisista derivado del reconocimiento de su in- gos en la niña. La causa de esta divergencia y el dife-
madurez física.1 Este último hecho por sí solo reduce rente desarrollo emocional -y por consecuencia el des-
todos sus deseos a nada. arrollo del yo y del superyo- del muchacho y la mu-
Ningún niño adquiere un concepto exacto de las re- chacha radica en el hecho de que el objeto amoroso
laciones sexuales adultas; principalmente de aquellas (madre) es el mismo para el niño durante todas las fa-
entre sus padres, quienes le sirven como modelos de ses del desarrollo psicosexual, mientras que la niña tie-
identificación en sus respectivos papeles. Todas las fa- ne que abandonar su primer objeto amoroso si es que
ses de organización psicosexual aportan sus experien- su feminidad se va a desarrollar normalmente.
cias para la formación de las teorías sexuales infantiles Desde un principio el padre juega un papel distinto al
de este periodo. El niño se basa en sus propias expe- de la madre. En primer lugar, su propia dedicación
riencias físicas, de ahí que, el concepto de las relacio- al niño nunca es tan completa como la de la madre.
nes sexuales de los padres esté determinado por el pre- Nunca existe como objeto parcial en una forma tan
dominio de ciertas fases en su propia vida libidinal; lla- clara como · la madre durante la temprana relación ma-
mamos a la persistencia de la dominación de los im- dre-hijo. "El niño se comporta hacia .su padre más de
pulsos, puntos de fijación. Por lo tanto, cada niño for- acuerdo con la realidad, porque los fundamentos arcai-

44 45
cos de una identidad natural nunca han existido en cuenta de que la mujer carece de pene, de que la mujer
la relación con el padre. . . de ahí que: el amor por la es castrada. Con este descubrimiento -tenue, gradual y
madre es originalmente un amor sin 'Sentido de reali- unas veces sólo parcialmente aceptado- la madre pier-
dad, mientras que el amor y el odio por el padre -in- de valor; la sombra de la decepción cae sobre su ima-
cluyendo la situación edípica- está bajo el dominio de gen; el deseo del niño se mezcla con miedo ante el pen-
la realidad". (A. Balint, 1939). Las relaciones entre ma- samiento misterioso de la diferencia física -que para
dre e hijo y entre hijo y padre no dependen simple- él, desde luego, es el genital masculino. Esta degrada-
mente de la conducta del padre o de la madre, que ción defensiva de la madre, concebida durante la fase
cualquiera de ellos puede alterar a discreción; las rela- fálica, reaparece en la preadolescencia y algunas veces
ciones son cualitativamente diferentes porque sus funda- permanece como una actitud de desprecio hacia el sexo
mentos no son los mismos. El niño pequeño desarrolla femenino.
un amor posesivo por la madre; admiración y orgullo Cuando el niño dirige sus deseos sexuales hacia su
por su padre. Esta admiración la refuerza simplemente madre en la etapa inicial de la fase edípica, su meta
con su propio narcisismo; en verdad, la liga del mu- libidinal es pasiva, siguiendo el modelo arcaico de re-
chacho hacia su padre se basa en una elección narci- ceptividad. La identificación con la madre favorece el
sista de objeto: "mi padre y yo somos iguales". Obvia- cambio de dirección de su libido hacia el padre, nueva-
mente esta liga es fuente de ambivalencia, competen- mente en una forma pasiva; a esto se le llama la posi-
cia, comparación y hostilidad; estas emociones son par- ción edipica pasiva (negativa) . del niño. Fantasías de
ticularmente intensas en la rivalidad por la madre. La naturaleza pasiva -tales como el deseo de tener un hijo
identificación con el padre -un paso esencial en el des- del padre- juegan un papel importante en la vida men-
arrollo de la masculinidad- está siempre acompañada tal del niño durante la iniciación del periodo edípico.
por el amor y la rivalidad con él. Ésta es la situación La identificación con la madre, tal como ha sido men-
triangular conflictiva que se resume con el término cionada, es destruida cuando el niño se da cuenta de
'-
complejo de Edipo. que ser mujer es idéntico a perder el pene. La catexis
Debemos recordar aquí la naturaleza compleja de la narcisista que posee este órgano fuerza al niño a aban-
situación edípica y darnos cuenta ele lo equivocado de donar esta identificación con su madre y a su vez a iden-
la idea de un complejo de Edipo puro. El esquema teó- tificarse con el padre. Este paso allana el camino de su
rico es una abstracción: en la vida siempre están mez- actitud libidinal agresiva (masculina) hacia la madre
cladas las posiciones activas y pasivas, positivas y nega- -la cual lo conduce a la formación de su posición edí-
tivas. La diferencia significativa es que una tendencia pica activa (positiva). Este paso tiene una significación
puede ser dominante o silenciada, manifiesta o latente, básica para el desarrollo de la masculinidad del niño.
consciente o reprimida, sintónica o no al yo. Las dife- A medida que dirige sus deseos libidinales . activos ha-
rentes posiciones edípicas y las resoluciones que el niño cia la madre con mayor intensidad, es de esperarse que
les da son de una significación muy especial, ya que es- los deseos y fantasías destructivos y hostiles se dirijan
tos mismos fenómenos aparecen nuevamente en la ado- al padre. Los celos y la competencia, el amor y el odio
lescencia. son vividos por el niño en la búsqueda pasional de sus
La identificación temprana del niño con la madre ac- deseos.
tiva nunca es totalmente abandonada hasta que se da La identificación <:on el padre Indica que un paso ha

46 47
sido dado en el desarrollo psicosexual del niño que lo mos aquellos aspectos de la latencia que son esenciales
enfrenta con la necesidad de resolver su dilema emo- para el desenvolvimiento del proceso adolescente.
cional. Tres factores llevan al niño a dejar su posición La situación edípica de la niña muestra claramente
edípica: el miedo a ser castrado por el padre; su amor que el desarrollo femenino, debido a su historia tem-
por el padre; y el darse cuenta de su propia inmadurez prana tiende a comprender tareas y resoluciones que son
física. Durante esta lucha las reacciones del muchacho diferentes de las del niño. A pesar de esto, no debemos
hacia su madre y su padre son muy ambivalentes, lo pasar por alto el hecho de que todos los niños tienen
que refleja la fuerza relativa de sus deseos activos y pa- experiencias vitales fundamentalmente idénticas. De ahí
sivos. El muchacho tiene dos formas de resolver el com- que los problemas inherentes a la polaridad y la envi-
plejo de Edipo: 1) Identificarse con el padre, ser como c.lia mutua que existe entre los sexos <len lugar a una
él en el futuro en lugar de reemplazarlo o ser como él sensación de relativa incompletitud. En esta condición
en el presente; o 2) Abandonar sus deseos activos, su humana podemos reconocer las fuerzas que atraen a los
competencia y su rivalidad y regresar -por lo menos sexos pasionalmente entre sí y que en otros momentos
parcialmente- a someterse a la madre activa (fáli<;:a). los llevan a separarse. Consideramos ahora las vicisitu-
El primer modelo refuerza el principio de la realidad, des pertinentes al desarrollo emocional de la niña.
el segundo restablece el reinado del principio del pla- Tal como lo indicamos con anterioridad, la divergen-
• cer. La sumisión a la madre fálica constituye una regre- cia entre el desarrollo psicosexual del niño y la niña
sión que se transforma en un desafío crítico en la pu- aparece muy temprano en la fase fálica. Antes de esto
bertad, cuando el niño alcanza su maduración física. la niña más o menos ha compartido con el niño la po-
Debemos enfatizar que los procesos que hemos des- sición pasiva en relación con la madre o sus represen-
crito en forma separada en realidad no son tan distin- tantes; con el desarrollo de la motilidad y la locomo-
tos. Un complejo de Edipo activo y pasivo no se sepa- ción, 'ambos entran en una fase progresivamente activa
·ran como el aceite y el agua, sino que se mezclan en di- donde el énfasis está en la autonomía y en el control
ferentes grado·s. Además, la represión permite a un com- del mundo externo. La tendencia activa es más marca-
ponente sobrevivir en el inconsciente cuando no puede da en el niño que en la niña; pero en relación a esto la
renunciar a la meta y el objeto; a la mitad de la niñez posición de los hermanos y los estímulos ambientales
y especialmente en la adolescencia este componente pue- parecen ejercer una influencia modificadora importan-
de reconocerse en sus manifestaciones derivadas. te. La suma total de estas influencias no carece de con-
La resolución normal del complejo de Edipo en el secuencias para las metas futuras de la niña, principal-
niño lo lleva a la identificación masculina (a la forma- mente su necesidad a renunciar tanto a la posición ac-
ci6n del superyo y el yo ideal) y al efectuarse una re- tiva como posteriormente a la fálica, situación que sola-
presión masiva de los deseos edípicos se acalla tempo- mente se completa en la adolescencia.
realmente el impulso fálico. La consolidación del periodo El hecho de que el primer amor de la niña sea la
de latencia puede ahora ocurrir: porque existe una ener- madre, predestina a la madre a que sea considerada
gía inhibida que puede formarse y porque hay una siempre como un refugio en momentos de dificultad.
gran cantidad de tareas organizadas que permiten un Esto es particularmente evidente cuando el amor de la
progreso vigoroso en el desarrollo del yo, así como una madre se experimenta como ausente, peligroso o anta-
liga firme con la realidad. En el Capítulo 111 discutire- gonista y se le busca en forma frenética a lo largo de

48 49
la vida de la niña. Recordemos por un momento que la masculino" de las mujeres, tiene que considerarse como
búsqueda de la i;nadre preedípica es una constelación una formación secundaria (Deutsch, 1944). Este comple-
típica en la etiología de la delincuencia femenina (véa- jo opera como una defensa o resistencia en contra de
se Capítulo VII, pág. 339. El amor temprano de la niña la pasividad primaria; no pu,_ede abandonarse sino has-
por la madre es altamente ambivalente, una cualidad ta que se abra una avenida hacia la pasividad femenina
muy característica que nunca se pierde; de hecho, siem- mediante la identificación con la madre edípica.
pre que esta regresión se reaviva nos damos cuenta de El cambio de la muchacha con una meta pasiva ha-
que tiene como característica una ambivalencia muy pri- cia el objeto edípico amoroso, el padre -la posición
mitiva. La temprana identificación con la madre activa edípica pasiva o positiva-, es más tardío si se compara
conduce a la niña a posición cdipica activa (negativa), con la posición activa en el nifio o sea la posición edí-
típica del desarrollo femenino. Cuando la niña dirija pica positiva. La tendencia activa en el desarrollo fe-
sus necesidades amorosas al padre siempre existe el pe- menino nunca está tan profundamente reprimida como
ligro de que sus deseos pasivos hacia él despierten la la tendencia hacia la pasividad en el niño. La represión
temprana modalidad oral y que un regreso a la pasivi- en el nifio se establece con gran fuerza durante su posi-
dad primaria le impida la progresión hacia la femini- ción edípica activa. Debe de tenerse en cuenta que los
dad. A menudo este callejón sin salida se ve dramática- canales legítimos -biológicos y sociales- para expresar
mente expuesto en los ali.os adolescentes. Cuando hay los deseos activos femeninos son numerosos y esenciales
una liga muy intensa con el padre que marca la situa- para la vida como mujer y como madre, mientras que
ción edípica de la niña, nos encontramos que la pre- la pasividad en el niño es un anatema y representa la
cursora de esta emoción es siempre una profunda y per- negación de su identidad masculina. En el niño, "el
sistente liga con la madre en los ali.os preedípicos. Es deseo de tener un hijo" está más profundamente repri-
decir, una liga intensa con el padre sigue a una liga mido que "el deseo de tener un pene" en la niña, hecho
intensa con la madre: "la gran dependencia de las mu- reconocido en el trabajo psicoanalítico con los niños, los
jeres en el padre simplemente recoge la herencia de una adolescentes y los adultos. Como corolario del desarro-
gran dependencia en la madre" (Freu<l, 1931 ). llo de la personalidad tenemos el hecho de que la mu-
El desarrollo bifásico, activo-pasivo, que marca el des- jer posee tanto un órgano sexual activo (clítoris) como
arrollo edípico de la niña no solamente implica un cam- pasivo-receptivo (vagina) mientras que el hombre care- .
bio en las metas instintivas sino un cambio <le objeto ce de estructura bipolar anatómica y erógena equiva-
amoroso: de la madre al padre. No hay nada parecido lente.
en el desarrollo del niño. ¿Podría este aspecto esencial- Durante el periodo de organización genital dC la li-
mente femenino del desarrollo, ser responsable de que bido, la fase fálica, la hiña no se da cuenta cabal de. la
la mujer -aun las niñas adolescentes- posea una capa- diferencia sexual entre hombre y mujer. Se comporta
cidad intuitiva de la emocionalidad masculina mucho como si poseyera un pene; su imitación de la conducta
más profunda ele la que los hombres muestran por la masculina, caracteriza el componente fálico de esta épo-
emocionalidad de la mujer? De cualquier modo, debe ca de su vida. En este periodo radican los orígenes ele
notarse que la niña no renuncia a su posición activa una actitud de marimacho que más tarde será la defen-
(fálica) por mucho tiempo. La envidia del pene en la sora de la posición fálica, a menudo la única forma
niña, concebida más ampliamente como el "complejo aceptable de vida para la joven adolescente. Normal-

50
51

f
mente, el sentido de realidad en la niña la lleva a acep- limitaciones de su inmadurez física, los sentimientos de
tar el hecho de que no tiene pene; pero por algún \ culpa incestuosa y la persistente herida narcisista expe-
tiempo se comporta como si esto no fuera cierto. Lo que rimentada en. la actividad masturbatoria se combinan
el niño (quizás un hermano) hace por exuberancia y para producir una declinación en sus fantasías edípicas
orgullo, la niña lo imita por terquedad y desafío -so- y permitir a la niña la entrada en el periodo de laten-
lamente para sentirse ridícula y avergonzada. Lo con- cia. La resolución del complejo edípico en la niña no
trario es igualmente cierto, pero con la diferencia de ocurre sino hasta la adolescencia (Mack Brunswick,
que la imitación en el niño de la niña está desalentada 1940), o quizás más tarde, con el nacimiento de un niño;
tempranamente en la vida por tabús sociales muy seve- o quizás nunca, es una forma completa.
ros. Una niña marimacha es respetable por mucho tiem- Como nos podemos dar cuenta, el tiempo en que se
po; un muchacho afeminado nunca deja de ser despre- d an estos conflictos cruciales y su resolución difiere a
ciable. tal grado para ambos sexos que las generalizaciones que
Las posiciones antitéticas fálica-castrada se establecen se refieren a ambos no hacen sino distorsionar los he-
gradualmente en la mente de la niña y producen dife- chos intrínsecos. Por lo tanto, debemos enfatizar nue-
rentes reacciones. El primer blanco para la expresión de vamente que una descripción esquemática no puede
su decepción es la madre, que no le ha dado a la hija aplicarse a la vida literal y rígidamente. Por ejemplo,
lo que le ha dado al hijo. El trauma del destete, la la situación edípica pasiva (positiva) en la niña no in-
pérdida del pezón, y la sensación de pérdida de una valida el hecho de que continúe considerando a la ma-
parte del cuerpo asociada al control de los esfínteres re- dre como una figura que le da alientos y protección en
aparecen; éstos son antecedentes de la subsiguiente an- su vida: la madre continúa siendo -en palabras de
gustia de castración. Las investigaciones sobre las dife- Greenacre (1948) - "la que da comida y calor". El com-
rencias corporales, la curiosidad sexual hacia los pa- plejo edípico activo y pasivo de la niña se mezcla y per-
dres, la llegada de los hermanos, la observación de la siste con énfasis cambiante.
menstruación y del embarazo, etc., finalmente conven- La renunciación a los deseos edípicos junto con la
cen a la niña de que la madre comparte con ella esta declinación o la represión de la masturbación -que se
deficiencia. Esta comprensión permite a la niña compa- producen normalmente entre los 5 y los 7 años-, llevan
rarse con la madre, y como consecuencia la devalúa y a la niña a una mayor dependencia en la madre y a una
se dirige hacia el padre. Aquí nuevamente, la libido identificación con ella. Esta identificación es distinta de
narcisista contribuye a la elección de objeto amoroso. la que se llevó a cabo anteriormente con la madre acti-
De ahí que la posesión del falo es eventualmente con- va: incluye los papeles de la madre como madre y como
cedida al objeto amoroso: esta renunciación da lugar a mujer y sus relaciones y actitudes hacia el marido-pa-
los deseos pasivos y al deseo de ser poseída. Así, el re- dre. También se percata del papel social de la madre
conocimiento de la castración, que en el niño trae la en la casa y en la comunidad. El curso normal es ahora
destrucción del complejo de Edipo, en la niña produce renunciar al padre edípico mientras que se identifica
la aparición del complejo de Edipo (Freud 1924, b; con la madre edípica; pero la niña puede alcanzar un
Mack Brunswick, 1940). No hay ninguna fuerza o cir- resultado desviado en esta fase por una disociación en
cunstancia parecida a la que hace al niño renunciar a su yo. En este caso, recurre a una solución regresiva:
sus deseos edípicos en la situación de la niña: sólo las empleando una modalidad oral incorpora al padre

52 .53
(Sachs, 1949) y lo hace parte de ella misma, a la vez principal del niiío es renunciar a su pasividad tempra-
que continúa viviendo una {iependencia terca y angus- na; la de la niña es abandonar su primer objeto amo-
tiosa de la madre preedípica. Al incorporar al padre roso. Una lucha paralela que ambos <kben enfrentar es
abandona al objeto amoroso en el mundo externo, pero lograr una constancia de objeto, sobreponerse a la am-
preserva su existencia en forma permánente, uniéndo- bivalencia y llegar a establecer relaciones estables (post-
se a él y estableciendo una identidad que opaca la di- ambivalentes). Estos cambios exigen enfoques cruciales
cotomía de su sujeto y objeto edípico. Posteriormente en la integración y diferenciación psíquica, enfoques
investigaremos las consecuencias de esta solución regre- que pueden engendrar fallas potenciales en el desarro-
siva del complejo edípico en la imagen corporal y en llo causadas por experiencias traumáticas o por los na-
el sentido de la realidad de la niña púber. De cualquier turales,, excesos de gratificación en la niiíez temprana.
modo, esta constelación llega a un callejón sin salida Ambos extremos crean puntos de fijación que aparecen
durante la adolescencia temprana, cuando la niña tiene con toda su fuerza durante la adolescencia; de hecho,
que enfrentarse a su bisexualidad. Gran parte de lo que estos puntos de fijación son responsables en la estruc-
parece ser un problema conflictivo adolescente, en una turación de la crisis adolescente. Los puntos de fijación
observación más cuidadosa no es sino el resultado de y su relación específica con las distintas fases de la ado-
malformaciones y defectos estructurales en el yo. lescencia serán discutidos posteriormente, en el contexto
La progresión por medio de la cual la niña asciende del proceso adolescente y en relación al significado idio-
de su dependencia oral pasiva primitiva a la receptivi- sincrásico y profundamente personal tras la fachada de
dad pasiva genital, requiere una represión masiva ele la igualdad o semejanza que muestran los adolescentes.
sexu alidad pregenital infantil que, históricamente, está Además de explorar el desarrollo instintivo del niño
ligada con la relación primaria madre-hija. El hecho pequeño, debemos también trazar los orígenes de la fa-
ele que el niño continúe elaborando su progresión psi- cultad que mantiene el balance homeostático del apa-
cosexual en relación a la misma persona, la madre, lo rato psíquico. Esta facultad, localizada en el yo, toma
libera de esta represión masiva de su pregenitalidad. sus indicaciones de la maeluraciém progresiva del cuer-
"Una de las principales diferencias entre los sexos se po, su función y estructura. En este sentido puede ser
encuentra en el grado de represión de la sexualidad in- comprendido como un sistema regulador que adquiere
fantil de la niña. Salvo cuando hay estados neuróticos una influencia de control sobre los impulsos instintivos
muy profundos, ningún hombre recurre a una represión cada vez más complejos, sobre la conciencia, la percep-
parecida de su sexualidad infantil" (Mack Brunswick, ción, el conocimiento y la acción. Así, el yo protege la
1940). Esta diferencia cuantitativa en la represión nos integridad de la personalidad en el nivel respectivo que
aclara las variaciones sorprendentes de la conducta de ha alcanzado. El yo funciona como mediador entre el
la niña y el niño preadolescentes. impulso y el mundo externo, proporcionando en forma
Como el complejo de Edipo en la niña es una "forma- ideal el máximo de gratificación con un mínimo de an-
ción secundaria" (Freud 1924, b), ella debe de produ- gustia. Las influencias inhibidoras y críticas en el yo,
cir medios psíquicos para eliminar el primer objeto amo- que con frecuencia se consolidan en una institución se-
roso (arcaico) y defenderse del impulso regresivo; estos parada, el superyo, aparecen tempranamente en la vida
medios son enteramente distintos de los que emplea el del niño. ,
niño para enfrentarse al mismo problema. La tarea En este momento es pertinente que hagamos algunas

54 55
consideraciones del yo en la niñez temprana; debemos deshacer, íntimamente relacionado a la conducta com~
enfatizar aquellos aspectos aplicables a b :u.lolesccncia: pulsiva. El esfuerzo más radical para manejar el impul-
el yo emerge del ello, y se separa de éste cuando el niilo so coprofílico y los componentes instintivos relaciona-
se da cuenta de que su situación oral depende de la dos, se manifiesta en la "transformación en lo contra-
presencia de un objeto separado, el "pecho". El primer rio" o en el mecanismo de formación reactiva. Este es-
límite del yo es, por lo tanto, corporal; este límite se fuerzo hace aparecer afectos de compasión y de disgus-
ve reforzado por la percepción y la memoria, las que to y establece una base firme en la realidad y en las
dan lugar a representación psíquica del ambiente y a normas sociales. Además, sirve para asegurar el amor
la interacción con éste (experiencia). "Los rudimentos de los padres por la identificación con sus deseos. Se
del yo adquieren sus pautas de las condiciones ambien- descubre una fuente de la sensación de bienestar, seme-
tales que han dejado su secuela en la mente infantil jante a la de sentirse amado: el dar gusto a los padres
por medio de las experiencias tempranas de placer y do- internaliza<los haciendo lo que piden. Durante estos años
lor, condiciones que son internalizadas en la estructura aumenta un interés muy definido por el mundo de
del yo" (A. Freud, 1934). Ya hemos mencionado que el los objetos externos; la curiosidad intelectual alcanza
mecanismo más temprano para manejar el mundo exter- la cima infantil y los poderes de observación afilan
no es en términos de placer y dolor y que sigue la mo- el sentido de humor en el niño. El juego florece con
dalidad oral; consiste ya sea en "ingerir" (introyección) gran riqueza imaginativa. Mediante él, el niño contro-
o "escupir" (proyección). El primero es un antecedente la la angustia por medio de la repetición, asimilando
de la identificación (secundaria), mientras que el últi- gradualmente el impacto de las experiencias traumáti-
mo nos apunta la represión. Tanto la identificación cas y conflictivas que llenan los días y las noches de su
como la represión son puestas en juego solamente des- vida.
pués de que se ha establecido el principio de la reali- Cuando el niño posee completamente el control de
dad, y la ambivalencia por lo menos ha sido parcial- los esfínteres, coordina su motilidad, lenguaje, percep-
mente resuelta. La cronología de esta operación depen- ción, y es capaz de efectuar funciones cognoscitivas, sur-
de de la maduración de la percepción, de la locomoción ge un sentido de orgullo y una exuberancia que mar-
y del desarrollo del lenguaje particularmente. Una falla' ca su temperamento. Este estado de ánimo, sin embar-
en el proceso de identificación temprana así como una go, está destinado a opacarse por sus deseos edípicos
dependencia intensa y muy prolongada en la madre -en cuando el niño se percata de su inmadurez. El niño que
forma general, en el ambiente- para mantener la iden- está bajo el ímpetu del principio de la realidad única-
tidad y el sentido de la realidad, hacen al niño muy vul- mente encuentra un consuelo temporal en la liga edí-
nerable para establecer la autonomía del yo. Un niño pi ca ; al reconocer las alternativas con que se enfrenta,
como éste tiene que ser siempre "alimentado" y rease- rescata su integridad por medio de la identificación y
gurado para que su angustia se mantenga dentro de lí- también por la consolidación firme de una institución
mites tolerables. psíquica, el superyo, que a su vez agrega una tercera
Con el advenimiento del entrenamiento de los esfín- fuente de angustia -los otros son el ello y el mundo
teres el miedo a perder el objeto amoroso se acentúa y externo- con la cual tiene que enfrentarse . .
la angustia es controlada por el pensamiento mágico; El superyo del niño y de la niña se desarrollan en
de esta modalidad de control se deriva el mecanismo .de forma diferente; el hecho de que el complejo de Edipo

56 57
en la niña no se resuelva sino hasta la adolescensia di- tinúa en la pubertad. "En las fases tempranas -tal como
ferencia en forma significativa su desarrollo del del lo afirma Freud (1938, b)- los, diferentes componentes
niño, cuyos deseos edípicos son el sujeto ele una repre- instintivos buscan su placer en forma independiente
sión masiva al principio del periodo de latencia. El su- uno del otro; en la fase fálica encontramos las primeras
peryo, "el heredero del complejo de Edipo" es por con- señales de una organización que subordina las otras ten-
secuencia mucho más rígido y severo en el niño que en dencias a la primacía de los genitales y significa la ini-
la niña. Debido a la represión masiva de la libido edí- ciación de la coordinación de una búsqueda general de
pica el muchacho posee una mejor orientación a la rea- placer en la función sexual. La organización completa
lidad y una imagen corporal más clara e independiente; no se obtiene sino hasta la pubertad, en la cuarta fase o
por el contrario, la niña nunca alcanza esta simplici- fase genital."
dad y rectitud en la represión. La imagen corporal clara A continuación nos referiremos a la forma en que
en el niño es también un reflejo del hecho físico de que estos eventos representativos de todos los aspectos del
su genital está expuesto y abierto para una accesibilidad desenvolvimiento de la vida instintiva y del desarrollo
sensorial tanto visual como táctil; como el genital fe- del yo durante la niñez temprana ejercen diferentes in-
menino está invaginado, a la niña no le es permitida esta fh~encias en el proceso de la adolescencia.
observación concreta (Freud, 1925, Greenacre, 1948).
Las sensaciones del clítoris y su conjunción con el tacto
sirven como indicadores para que la niña forme una 2. Adolescencia y niñez temprana: ]udy
imagen mental de su genital. Estas condiciones y sus
consecuencias psicológicas en términos del desarrollo de Es relativamente fácil describir las fases significativas
interés, talento, habilidad corporal y facilidad para el del desarrollo de la niñez temprana que tienen que ver
aprendizaje serán discutidas en términos del fenómeno en el proceso adolescente. Sin embargo es una tarea di-
·adolescente. fícil y compleja el tratar de sistematizar aquellas co-
Una vez más quiero enfatizar la diferencia básica en nexiones típicas y generalizadas que existen entre la
el desarrollo emocional temprano del niño y ele la niña. adolescencia y la niñez temprana. Más tarde haremos
El niño reprime en forma más radical sus deseos edípi- un intento por delinear las fases del desarrollo del pe-
cos y adquiere, en consecuencia, un superyo más severo. riodo adolescente -es decir, el esquema de una teoría
Por el contrario, la niña reprime más fuertemente sus de la adolescencia. Usaré ahora un enfoque inductivo
deseos pregenitales, lo que da por resultado el que su para el problema y demostraré, en la historia de un indi-
genitalidad se afirme en forma más rápida e inequívoca, viduo, cómo las transformaciones de la pubertad están
tan pronto como sus tensiones instintivas empiezan a determinadas significativamente por las experiencias de
tomar forma al principio de la pubertad. Una razón la niñez temprana y la forma idiosincrásica en que pro-
para la represión masiva en el niño al entrar en la la- ceden, dentro de la fenomenología típica de un clima de
·tencia es sin lugar a duda la renunciación radical a la adolescencia.
pasividad; no hay nada de igual urgencia en la renun- Las interrelaciones entre adolescencia y niñez tem-
ciación de la niña a su posición activa. prana serán ilustradas con la historia de una adoles-
El desarrol~o psicosexual que se desvió, hasta cierto cente, una muchacha llamada Judy. Su paso por la ado-
punto, en la situación eclípica vuelve a surgir y se con- lescencia se verá aquí en el contii:rnum de su desarrollo

58 59
psicológico; es decir, la crisis particular de la adolescen- A. ADOLESCENCIA DE JUDY
cia propiamente tal, como se estructuró en la vida de
Judy, se relacionará con las experiencias cruciales que Judy se presentó a sí misma como una chica infeliz y
dieron forma al desarrollo temprano de su personali- enojada. Una enfermedad de la piel (acné) desfigura-
dad. En forma más específica, haré un intento para tra- ba su cara, y Judy empeoraba las cosas rascándosela y
zar sus conflictos adolescentes, sus logros adaptativos y picándosela. Se sentía fea y se quedaba leyendo en su
sus fallas en la niñez temprana. casa muchas horas del día y de la noche. Se peleaba
Ai' entrar en la pubertad Judy tuvo un cambio. Sus con su madre a la más mínima provocación, acusándo-
familiares y maestros se dieron cuenta de que algo le la de que no entendía nada y que tampoco trataba de
molestaba y de que estaba preocupada. Como esta situa- entenderla a ella.
ción no mejoró después de varios años, finalmente fue Judy era triate; los otros dos eran niños a los que, se-
enviada a una clínica infantil a los catorce años. gún Judy, su madre prestaba en forma generosa interés
Debo de advertir desde un principio que el curso del y afecto. Judy siempre se sintió 1nuy cercana a un her-
tratamiento no será tema como tal en la presentación mano seis años mayor que ella; él nunca se dio cuenta
de este caso. Sin embargo, los productos del tratamien- de las necesidades de su hermana, pero continuó siendo
to -el descubrimiento de los aspectos dinámicos y ge- la figura familiar más importante en términos del des-
néticos en la formación de la personalidad de Judy- arrollo emocional de Judy. A Judy no le gustaba ser
representan datos muy valiosos que pueden ser emplea- triate, le tocó tener que compartir desde el principio de
dos para la reconstrucción de su desarrollo total. No
su vida. Al empezar la pubertad la poseían sentimientos
hay duda de que la historia de esta chica contiene as-
de rabia y desesperación que se alternaban con remordi-
pectos poco comunes, pero esto es cierto para cualquier
miento y depresión. Sus dolores de cabeza le hacían te-
historia en el campo de las experiencias personales. En
el caso de .Judy las circunstancias de su constelación mer una enfermedad en el cerebro. Su vida de fantasía
fraternal ofrecían datos situacionales concretos, que per- estaba llena de pensamientos sobre la muerte y el suici-
mitieron obtener idea clara de las pautas emocionales dio; imaginaba escenas muy elocuentes con gran aflic-
emergentes, cuyo estudio es nuestro principal objetivo. ción y pena de los deudos, principalmente sus padres.
.En este sentido ·su caso ofrece muchas ventajas debido Judy sufría con la idea de que no amaba a sus pa-
a la claridad que permite la reconstrucción; por eso fue dres; mucha·s veces incluso le desagradaban, y sabía que
escogido a pesar de ser un caso poco común. Los aspec- esto no era correcto. Tales sentimientos, pensaba Judy,
tos esenciales del desarrollo adolescente de Judy serán se oponían a los diez mandamientos y era pecado te-
presentados tal como surgieron durante los 3 años que nerlos. Sus primeras palabras en su primer contacto
estuvo en la clínica. Después de esta información dis- terapéutico fueron: "¿Sabe usted cuál es mi problema?
cutiré la constelación específica de la vida en la niñez Yo no quiero a mi madre." Estos sentimientos la per-
temprana de Judy trazando y aislando los traumas es- seguían desde el principio de la pubertad a los 10 años;
pecíficos que apuntaban las crisis específicas en la ado- alcanzaron un nivel que la hizo temer ser superada por
lescencia de Judy. la ira y su desesperación interna. Cualquier acto amis-
toso de sus compañeros o cualquier actitud amable mos-
trada por algún adulto se transformaba pronto en una

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decepción, debido a la magnitud de sus necesidades ella porque le iba bien en la escuela, mucho mejor que
emocionales. Al principio Judy demostraba a la gente a sus hermanos. Judy estaba convencida de que su ma-
el lado más feo de sí misma; sólo en ocasiores y por dre ahogaba sus ambiciones y despreciaba sus logros
breves momentos mostraba lo amigable, dulce y gene- para dar a sus hijos menos aplicados algo de la gloria
rosa que podía (y realmente quería) ser. del reconocimiento público.
Esta tormenta interna nunca impidió a Judy traba- Judy consideraba a la educación universitaria como
jar en forma muy consciente en la escuela; siempre fue su deber; era la más lista en la familia y a menudo era
muy buena estudiante. Solamente en sus años adoles- llamada "genio" o "bien dotada" por sus maestros -por
centes tempranos sus estudios se le hicieron tan impor- encima del desprecio de su madre, que se burlaba <le
tantes que le causaron preocupaciones intensas. No po- tales halagos. Judy se sentía orgullosa de su inteligencia
día dormir bien antes de un examen pues temía fraca- y la hacía notar más ante sus hermanos cuando la ma-
sar en la lucha académica. Nunca -o casi nunca- dejó dre estaba presente. En la familia la llamaban "la sá-
de pasar los exámenes con calificaciones altas. J udy ac- belotodo", o "la sabihonda", pero n.adie podía negar
tuaba como si su vida entera dependiera del éxito del su éxito académico. Pero aunque este éxito era útil para
trabajo escolar y estaba firmemente decidida a ir a la su posición en el mundo, no servía como fuente de gus-
universidad a pesar de la falta de interés y de estímulo to o, de satisfacción; por el contrario, era una fuente
que encontraba en su familia. Con gran indignación constante de angustia. Lo más notable era la idea de-
J udy rebatía el argumento de que las hermanas debían cisiva en J udy de ser una enfermera y, de ser posible,
renunciar el ir a la universidad en favor de sus herma- una maestra de enfermeras. Nunca se desvió de esta
nos. Calificó a sus padres de egoístas cuando decían que elección ocupacional ni dudó un momento de lo co-
una buena hija empieza a ganar dinero tan pronto rrecto de esta decisión.
como puede y que continúa trabajando hasta que se La tristeza de Judy por la falta de amigas íntimas era
casa. Judy sabía que la posición económica de su fami- muy intensa. Su mayor deseo era tener una amiga ínti-
lia era marginal y que en momento de crisis la ayuda ma. Cualquier muestra de amistad de alguna de sus
asistencial social era una alternativa degradante de la compañeras la hacía sentirse tan emocionada que se vol-
pobreza. En verdad la familia estaba en mala situación vía muy posesiva y exigente. La relación se volvía tan
económica; pero, aparte de ello, era el miedo de la ma-· conflictiva que su posible amiga se retiraba; entonces
dre de perder a su hija lo que la hacía oponerse a la Judy se sentía abandonada, sola, llena de celos y de en-
idea de que Judy fuera a la universidad. Le dijo a su vidia. Se dio cuenta de que se le consideraba como a
hija en una forma franca que como graduada universi- una "extraña". Las muchachas siempre caminaban en
taria seguramente se casaría fuera de su clase social y parejas y ella caminaba sola detrás de ellas. Judy expre-
que entonces miraría a sus padres con desprecio y hasta saba esta sensación de exclusión diciendo: "Me gusta
los ignoraría. En otras ocasiones la madre discutía a caminar en medio." Lo mismo le ocurrió en un campa-
gritos (una costumbre en la familia) en forma irracio- mento donde once muchachas compartían una habita-
nal diciendo: "Deja que tu hermano Charlie vaya a la ción. Ella: pensaba que era la "undécima", "la sola", la
universidad, por favor; él nunca fue bueno para nada "extra" del grupo. Siempre que veía gente agrupada,
y quizá esto lo componga." No es de sorprenderse que la idea de ser "extraña" se le repetía con la misma mo-
J udy sintiera que su madre se resentía y se enojara con notonía. Unas veces lo que le parecía mejor era evadir

62 63
a la gente; así no podía ser envidiosa pi mala. Se ence- habló de la menstruación cuando tenía unos diez años.
rraba en la lectura para protegerse de la ira intensa que Según los recuerdos de Judy su madre le dijo "que muy
le provocaban las situaciones sociales; su carácter la asus- pronto algo le iba a pasar todos los meses". Judy le pre-
taba y buscaba refugio aislándose socialmente. guntó angustiada qué era lo que le iba a ocurrir, pero
Durante estos periodos de aislamiento Judy se depri- sólo pudo obtener una idea vaga: "Ya verás, algo te va
mía mucho. La invadía un sentimiento muy doloroso a pasar, algo físico." Esta imprecisión la asustó y se pa-
de aislamiento en su casa, y deseaba desesperadamente raba ante el espejo, revisándose y pensando qué era lo
que su madre fuera su amiga. Llorando le dijo al tera- que le iba a pasar. Creía que sería algo terrible. "¿Me
peuta que su madre no había logrado comprenderla saldrían pecas en la nariz o una joroba en la espalda
cuando quiso confiar en ella. Le dijo a su madre que cada mes?" A los once años se despertó una mañana y
una muchacha que conocía tenía una mamá a la que le encontró las sábanas de su cama manchadas con sangre.
podía contar todo como si fuera su hermana. Judy tani- Se asustó, pero inteiltó ignorarlo, sólo para volver de
bién quería tener a alguien así. Su madre le dijo: "Tú la escuela con las piernas, el fondo y la falda mancha-
me puedes contar todo'', a lo que Judy contestó: "Yo no das de sangre. Fue a su madre gritando: "Mami, me
puedo confiar en ti"; la madre, entonces, le dió una muero, me muero, estoy sangrando." La respuesta de
cachetada. "¡Eso sí era comprensión!", comentó Judy, su madre fue sólo: "Ya eres una mujer." Judy le pidió
dolida. Tales incidentes, sin embargo, no debilitaron los que le explicara, pero su madre le dijo que un día,
fuertes lazos que las unían. J udy acudía por ayuda a su cuando fuera mayor, comprendería. Un año más tarde
madre con frecuencia; al pedirle cariüo y comprensión Judy le preguntó a una prima y finalmente le explica-
lo hacía confusamente; otras veces se volvía en contra ron todo. Sin embargo se sentía confusa cuando pensa-
de ella y la culpaba de todas sus desgracias. Pedir al te- ba en el matrimonio, la masturbación o la homosexua-
rapeuta que tratara también a su madre, no es común lidad. "Lo único que me ayuda a salir de mi confusión
en una adolescente; pero Judy sentía que cualquier si- son los)ibros." Ya en la pubertad temprana a Judy le
tuación que pudiera intensificar su unión era deseable. asustaba el sexo; relató un incidente que ocurrió en la
Sería inútil decir que las esperanzas puestas en estas casa de un tío suyo cuando cuidaba a una prim~ y el
situaciones estaban destinadas siempre a fracasar. tío le pidió que se desvistiera enfrente de él. "Desde
Los deseos contradictorios de J udy hacia su madre se luego que no lo hice", añadió, y siguió describiendo
transformaban en interminables batallas entre ellas. cómo su tío la tocó "por todos lados". No podía ima-
Judy se quejaba de que su madre la trataba como una ni- ginarse cuáles eran las intenciones de su tío; sólo sabía
ñita; sin embargo, la obedecía. Cierta vez, Judy acusó a que no podía tolerar que la estuvieran manoseando.
su madre por indicarle cómo debía gastar su dinero "Casi me volví loca'', añadió y terminó el relato con un
("Ella me dice cómo debo pensar y qué debo ser"), sólo comentario muy enigmático: "Mi padre nunca me
para acusarla simultáneamente de no estar interesada toca."
en nada de lo que hiciera, sintiera o quisiera. Se que- La sensibilidad emocional de Judy tenía un corolario
jaba de que no le daban nada; todo lo que sabía lo ha- físico: una reacción intensa al contacto corporal. La re-
bía aprendido de los libros. pelían las demostraciones de afecto de su madre y evi-
En este aspecto, la preparación de J udy para la mens- taba el contacto físico con cualquier otra persona. Por
truación es particularmente significativa. Su madre le otro lado, Judy tenía miedo de estar sola y, aún com-

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partía la cama con su madre; extrañamente, nunca in- ha llena de un profundo sentimiento de culpa. En sus
tentó tener una cama para ella sola. Los arreglos para ensueños de suicidio se veía flotando en el río; durante
dormir con su madre estaban basados solamente en una un tiempo la gente escribiría cartas y finalmente se ol-
necesidad vaga, ya que los fines de semana, cuando el vidaría de que ella había existido.
padre, que trabajaba por las noches, estaba presente, Estos estados de ánimo de tristeza contrastaban con
Judy tenía que dormir en la sala. Sólo con dificultades sus momentos de alegría, que experimentaba especial-
aceptaba dejar su lugar en la cama de la madre. Cuan- mente cuando estaba con amigas. En tales ocasiones
do la familia se cambió a un departamento más grande -e.n verdad raras- podía ser juguetona, libre y gracio-
y Judy tuvo un cuarto para ella sola, continuó este há- sa. Una vez pasó una noche muy divertida en la casa
bito para dormir y no fue mencionado al terapeuta por de una amiga. Ambas chicas tenían entonces trece años,
ella ni por su madre hasta mucho más tarde. Cuando se reían constantemente y se abandonaban a sus propias
Judy finalmente admitió el "secreto" se sintió avergon- fantasías. Imaginaban que vivían en el palacio de Buc-
zada y enrojeció profusamente. Judy se quejó en oca- kingham; vestidas con ropas preciosas se ocupaban de
siones de que este arreglo para dormir no era satisfac- arreglar y amueblar el palacio y se paseaban por el cuar-
torio; pero no hizo nada para cambiarlo. Cuando tenía to dando órdenes a sus sirvientes, riéndose de sus pro-
sueños agitados Judy a menudo le pegaba a su madre o pias tonterías. En sus ensueños favoritos Judy recrea-
le pasaba las manos por la cara, murmurando palabras ba la vida de su familia en una mezcla de presente y
iracundas que eran incomprensibles para la madre. Judy futuro en la · que aparecían su madre y sus hermanos
nunca recordaba estas escenas nocturnas, aunque su ma- triates, pero nunca incluía a su padre; este hecho le pa-
dre le habló de ellas. reció extraño. Sus momentos de alegría eran breves ya
Finalmente, cuando le compraron a Judy su propia que se entristecía con facilidad. Si sabía de alguna per-
cama, se separó físicamente de su madre; este paso tam- sona enferma o de alguien que hubiera muerto, o si veía
bién marcó la aceptación de sus conflictos como pro-
algún perro muerto en la calle, sus ojos se le llenaban
pios e irresolubles mediante la protección y la gratifi-
de lágrimas y lloraba calladamente para sí misma.
cación materna. Sólo entonces pudo resistir los mutuos
Esforzándose por ser una persona· mejor Judy huyó
deseos de cercanía que llegaban a una perfecta cristali-
zación cuando tenían una plática íntima después de ha- de la superficialidad de la vida en busca de significados
berse acostado. Cuando empezó a dormir sola, su sueño profundos en la existencia humana. No sabía si estos
continuó siendo muy inquieto; relataba pesadillas que significados podían encontrarse en la religión o en la
la asustaban mucho, sueños sobre la muerte, siempre la lealtad a las convicciones e ideas propias; intentó am-
muerte debida á Ún asesinato. Judy tenía mucho miedo bos ca~inos sin que le dieran satisfacción. Cuando Judy
de estar sola; de estar sola ahora y siempre. Los pensa- se cambió de escuela secundaria su madre se quejó del
mientos que la asustaban se pueden resumir en la si- mal estado del edificio, pero Judy alabó la escuela con
guiente frase: "Quizás nadie me amará y tal vez yo no entusiasmo diciendo que los corredores limpios y las
ame a nadie." Llena de estas dudas se sentía mala y paredes blancas no tenían importancia. Qué tontería,
egoísta; ¿no sería mejor que una persona como ella no decía, que su madre se fijase sólo en la apariencia de
estuviera viva? Nunca podía desprenderse de la idea de las cosas, e ignorase lo importante, la substancia, el pen-
que su infelicidad era provocada por ella misma; esta- samiento, la atmósfera, la gente. Este grado de sofistica-

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'
maldad y sus sentimientos poco amables, pensaba Judy,
ción llevó a Judy a muchas discusiones y le dio la repu- eran responsables de sus fracasos sociales. En esas oca-
tación de ser una snob. siones, Judy tenía la idea recurrente de que algo falla-
Judy nunca se sentía a gusto con los muchachos fuera ba en su cuerpo, quizá un tumor cerebral que una ope-
de la familia. Tenía la sensación de que no la querían ración podría curar. Nunca se convenció de la validez
y de que no la podrían querer. Estaba convencida de de este miedo; pero durante varios años de su adoles-
que a nadie le gustaría porque era fea. Sus amigas eran cencia tuvo una sensación vaga de incertidumbre sobre
más bonitas y sus conquistas la llenaban de envidia. su integridad corporal.
Judy siempre era la espectadora, la extraña. El juego del Judy pasaba mucho tiempo en su casa en pleitos in-
amor que las chicas adolescentes parecían jugar con terminables con su familia. Mostraba su aburrimiento
tanta intensidad era un rompecabezas para Judy. Du- a todo el mundo y se acusaba a ella misma ·o a su ma-
rante un tiempo Judy trató en la misma forma a los dre de estar condenada a permanecer encerrada en su
muchachos y a las muchachas, e hizo a un lado las dife- cuarto. En esa época Judy no habló casi nunca de su
rencias que le producían angustia. Muchos sucesos in- padre; sentía que apenas lo conocía y casi no lo recor-
dicaban claramente que Judy se atemorizaba por sus daba. Una vez, al pensar en él en una entrevista, Judy
propios deseos y por la fuerza de sus emociones. En el se calló durante unos minutos. Su labio inferior em-
campamento de verano se desmayó después de un baile pezó a temblar; unas lágrimas se desprendieron de sus
en donde se sintió feliz y muy contenta. Al siguiente ojos y dijo: "Debí tener un padre cuando era pequeña
año, otra vez en el campamento, se sintió invadida por porque lo tengo ahora. El debía estar allí, pero yo no
una sensación extraña cuando caminaba con un mucha- puedo recordarlo. ¿En dónde estaba?, ¿por qué no es-
cho cerca del lago; repentinamente tuvo miedo de que taba allí?, ¿no le importaba nada?" Sarcásticamente dijo
la echara al agua. Las fantasías de violación y de vio- que su padre sólo amaba su propio estómago. Llorando
lencia física alternaban con sus deseos de amor y ternu- mostró su miedo más profundo: no podía ser amada.
ra. Al relatar al terapeuta el incidente del paseo por Los estados de ánimo depresivos que Judy experi-
el lago, Judy admitió que hubiera deseado que el mu- mentó repetidamente durante su adolescencia desapare-
chacho la besara, ya que nunca la habían besado. Pero, cieron espontáneamente, surgiendo un periodo más
agregó, la otra "parte del sexo" la asustaba aún. Exas- brillante y alegre. Esto ocurrió cuandv Judy se enamo-
perada preguntaba: "¿Cómo puede una saber si está ena" ró: conoció a Billy casualmente y en forma secreta con-
morada?" Para ella el peligro radicaba en defÁhe lle- tinuó una relación con él a distancia. Desde su ventana
var por los deseos sexuales sin estar enamorada. J udy lo veía cuando iba y volvía del trabajo, cuando monta-
pensaba que si su madre la hubiera introducido hacia ba en su bicicleta o iba a la tienda. Judy se sentía una
el sexo en forma amable y menos cruel, todo hubiera fisgona cuando hacía esto y se puso a sí misma "la es-
sido diferente para ella. pía". Finalmente lo volvió a ver y salieron juntos; todo
Su vida social siempre le recordaba que no era tan terminó cuando el muchacho se fue de la ciudad poco
buena como las demás; por eso, pensaba, no podía tiempo después. Judy nunca tuvo ninguna dificultad en
atraer a ningún muchacho. Iba a las fiestas de la escue- decirle al terapeuta que en la noche soñaba y en el día
la, a las reuniones del club, a las reuniones políticas, so- pensaba en él. Una moda entre las escolares de esa épo-
lamente para salir sin que se satisficieran sus deseos ca encajó bien en las nece·sidades de soñar despierta de
de amistad y cariño. Sus imperfecciones, sus rasgos de
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Judy, y al mismo tiempo le permitió formar parte del pulsos rompieran su rígida barrera de control. Judy
grupo de amigas que tenían el mismo pasatiempo. La amaba a su hermano mayor como si fuera una mezcla
moda consistía en hacer historias sobre un "novio de de padre y hermano. No es de sorprender que su ma-
papel"; es decir, un novio que no existía pero que era trimonio estimulara sus deseos incestuosos que fueron
creado por la muchacha para contarle a otras gentes santificados por su rendición altruista; es decir, por su
acerca de él. Esto permitía a las chicas hablar de sus devoción amorosa hacia su cuñada. Su deseo de tener
novios sin tenerlos y al mismo tiempo sin decir men- un hijo estaba apenas disfrazado, y se per~ató de ello
tiras, ya que las otras muchachas sabían que era una en cuanto su cuñada anunció su embarazo durante el
fantasía. A veces los hechos y la ficción se juntaban; primer año de matrimonio. En cuanto nació el niño,
como sucedió cuando todo el grupo, incluso Judy, se Judy declaró que la única persona con que se lleYaba
puso en un estado de excitación y de atolondramiento bien era con el hijo de su hermano. Lo quería ·m ucho,
por el compromiso de una de las chicas, antes de que y decía que algún día le gustaría tener uno como él.
volvieran a la realidad al darse cuenta de que, después Entonces Judy tenía dieciséis años.
de todo, era un compromiso con un "novio de papel". Sólo en forma gradual pudo Judy dirigir sus senti-
Para entonces Judy tenía dieciséis años; pensaba que mientos heterosexuales a personas fuera de su círculo
era muy aniñada, sin embargo disfrutaba de este juego familiar. Por algún tiempo salió de paseo con su herma-
absurdo. Poco después de este episodio de ensueños com- no triate Charlie, que por esa época no tenía novia.
partidos, Judy se ligó mucho a un maestro cuyas críti- Siempre que Judy mostraba interés en alguien y un ro-
cas o halagos oscurecían o iluminaban su vida. Habla- mance estaba a punto de florecer, la madre hacía todo
ba de él con verdadero afecto y confianza, y resumió tipo de objeciones para devaluar la elección de su hija.
esta nueva experiencia diciendo: "Todo lo que sé es que Judy pudo darse cuenta de los celos y de la posesividad
me gusta." Añadió: "Mi padre nunca sonríe como él; de su madre, pero para liberarse de ellos tuvo que re-
nunca puedo dirigirme a mi padre para algo, pero sí nunciar a sus necesidades de dependencia y aceptar sus
puedo hacerlo con el Sr. X, él sí está interesado -él deseos sexuales. Por algún tiempo la ternura y el sexo
me presta atención." se mantuvieron aparte. Cuando se sentía atraída sexual-
Cuando Judy tenía quince años, su hermano mayor, mente por algún muchacho, lo evitaba pero lo espiaba
de veintiuno, se casó, y Judy fue madrina de boda. Fue a distancia. Entonces se vio a sí misma como si fuera
una verdadera participante de la boda, tan absorta en una prostituta, "recargada en un poste de teléfonos, con
el evento como si ella fuera la novia. Se sentía muy una boina caída sobre un ojo en la penumbra del atar-
feliz, adoraba su vestido y se dedicó a fantasear sobre decer". Con cinismo fingido agregó: "Después de todo,
el amor y la felicidad. Su estado emocional fue del éxta- esta generación ha crecido en la era de Pat X." (Una
sis a la excitación erótica; no podía sino reír y sonrojarse muchacha que figuró en un proceso escandaloso sobre
al pensar en ropas de novia. En esta época le disgustaba prostitución en la sociedad neoyorkina.) Estas poses de
mucho estar sola. Al hablar de esto dijo experimentar prostitución sofisticada, que comprendían todas las fan-
cierta angustia claustrofóbica, aunque transitoria; nece- tasías sexuales prohibidas de Judy, dieron lugar sin tran-
sitaba desesperadamente la compañía de otras personas sición al amor romántico en la escuela, en la playa o en
para protegerse de la tentación de masturbarse. Cuando los bailes. Los deseos vehementes y el afecto por varios
estab~ excitada sexualmente, tenía miedo rl:e que sus im- muchachos alcanzaban súbitamente un clímax y desapa-
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redan también repentinamente; la angustia siempre in- pas pregenitales del desarrollo psicosexual fueron supe-
tervenía. radas. Centraremos nuestra atención no sólo en los an-
A pesar de sus fracasos y decepciones, el deseo de ser tecedentes del conflicto adolescente sino también en los
amada la empujó a renovadas aventuras con mucha- procesos a.daptativos y sus antecedentes germinales en la
chos. Las diferentes etapas de este desarrollo las pasó vida temprana.
lentamente, los impulsos hacia adelante alternaban con Ya mencionamos que Judy era la única mujer en un
retenciones y regresiones. Sólo a los diecisiete años alcan- nacimiento de triates y que tenía un hermano seis años
zó Judy el punto en su desarrollo emocional en que mayor que ella. Los padres no habían planeado ese se-
aceptó los rudimentos de una orientación heterosexual gundo embarazo; en verdad no deseaban tener más hijos,
extrafamiliar. Gradualmente admitió sus impulsos se- ya que apenas podían mantener al primero pues el pa-
xuales en forma más directa, conforme adquiría una dre nunca había logrado una posición estable. El nue-
mayor confianza en su capacidad de controlar sus im- vo embarazo fue tolerado con resignación por la madre;
pulsos instintivos. Dos temores básicos que Judy reco- el padre, pur lo contrario, y a pesar de los aspectos prác-
noció claramente en su temprana adolescencia -el mie- ticos, se sentía feliz de que creciera su familia. En el
do a perder el control y a no ser capaz de querer-, séptimo mes del embarazo le dijeron a la madre que
eran en realidad las dos caras de la misma moneda. tendrían triates; se sintió profundamente enojada, pero
el padre estaba orgulloso y feliz. Estas diferencias en
las actitudes de los padres persistieron: la madre se sintió
B. LA RECONSTRUCCIÓN DE UN CONTINUUM atrapada por sus hijos, derrotada y como si la hubieran
DEL DESARROLLO vaciado; el padre mantuvo una actitud cálida y positiva
hacia ellos y se sintió interesado y optimista sobre su
Volvamos ahora a considerar la vida temprana de Judy, desarrollo -sin ponerse a la altura, sin embargo, del es-
para ver si una evaluación genética nos puede ayudar a fuerzo y las responsabilidades que implica una familia
apreciar algunos de los factores que determinaron en más grande. Le gustaba tener una familia; pero mantu-
gran medida su desarrollo adolescente. Al establecer un vo esta posesión siempre conservando las distancias para'
continuum en su desarrollo buscaremos las modificacio- poder vivir su propia vida, aferrándose con testarudez
nes de las pautas emocionales significativas en su niñez contra las exigencias emocionales y materiales de su mu-
temprana: algunas modificaciones influidas por factores jer y sus hijos.
externos, tales como la configuración familiar y los pro- El parto fue normal; a término, y J udy la primera
totipos transaccionales entre los miembros de la familia. en nacer. Desde un principio Judy mostró más vitalidad
Simultáneamente habremos de considerar los efectos for- que los otros y fue la que hizo menos demandas a la
mativos de los factores intrínsecos, tales como la dota- madre. Este hecho tiene particular importancia ya que
ción constitucional y el proceso de maduración. El in- los dos muchachos fueron una causa constante de pre-
terjuego de estos componentes produce en la vida tem- ocupación para la madre. Judy y su hermano Ben pe-
prana un enfoque regulador básico para mantener un saron al nacer dos kilos y medio cada uno, pero ambos
bienestar óptimo. Este enfoque regulador sufre poste- muchachos se quedaron atrás cuando Judy empezó a ga-
riormente algunas modificaciones producidas por los nar peso. Sus hábitos alimenticios y de sueño nunca
adelantos del yo y también por la forma en que las eta- adquirieron la independencia de los de su hermana que

72 73
pronto fue más competente, más independiente y, en siempre requirieron cuidado más especializado que
términos generales, más madura que sus hermanos. La Judy. La madre recuerda que nunca vio a los niños
madre describía a J udy como "vivaracha, rápida y de como individuos, sino siempre a tres bebitos necesitan-
buena disposición", pero para describir a sus hijos hom- do la botella. Las dificultades surgieron cuando los ni-
bres sólo podía usar palabras de tristeza y compasión. ños no se satisfacían solamente con la alimentación,
Judy empezó a caminar a los 9 meses, Ben a los 15 sino que exigían un manejo diferente de acuerdo a sus
.meses y Charlie a los 24 meses. J udy empezó a hablar al necesidades individuales.
año de edad; sus hermanos después, y Charlie siempre a Al tratar de asegurar el amor de su madre Judy se
la zaga. El entrenamiento esfinteriano en Judy pudo es- dio cuenta del tipo de respuesta que obtenía debido a
tablecerse tempranamente y con tal facilidad que su su desarrollo avanzado. Desde entonces comenzó a ba-
madre no recordaba fechas y detalles de su conducta. sarse en sus logros para mantener sus necesidades de
Sin embargo, siempre tenía datos muy exactos cuando dependencia. Judy empezó a congraciarse con su ma-
hablaba de los niños. Se puede decir que lo mismo su- dre y a mostrar una independencia aparente. De modo
cedía con la salud de los triates: así como los niños ne- que para asegurar el amor de la madre J udy tenía que
cesitaban atención constante, J udy nunca presentó pro- privarse prematuramente de las gratificaciones que sus
blemas de salud en su niñez temprana. No fue sino has- hermanos gozaban por más tiempo. Las circunstancias,
ta la prepubertad cuando la salud de Judy causó cierta su pauta de maduración y su dotación especial contri-
preocupación, primero en relación con la enfermedad buyeron, cada una en su nivel, a la temprana organi-
de su piel, el acné, y pronto después por sus dolores de zación de su personalidad en donde una marcada tole-
cabeza. rancia a la frustración y la tendencia a someterse como
Durante todos los años de la niñez temprana J udy esfuerzo para controlar la angustia fueron muy nota-
fue siempre -por lo menos a los ojos de la madre- la bles. El desarrollo satisfactorio de Judy como infante
norma de la "medida" con que se apreciaba el progreso impuso desde un principio el ejemplo y aparentemente
de los niños. No hay duda de que el desarrollo más sa- encajó con facilidad en esta imagen que el ambien-
tisfactorio de los tres fue el de Judy, sin embargo para te había construido. Ella llegó a ser lo que otros que-
la madre fue un acto de injusticia el que los mucha- rían que fuera; por esto recibía aceptación y halago;
chos fueran enfermos y débiles mientras que la niña era pero sentía que carecía de la sensación de valer por sí
saludable y fuerte. misma, algo que fue muy aparente durante su ado-
J udy fue la que nació primero, y aprendió siempre lescenda.
antes que sus hermanos. Esta característica se hizo más Judy llegó a ser la niña modelo. Tenía que mante-
evidente cuando pasó la etapa infantil. Debido a que ner su progreso para poder complacer a sus padres, es-
Judy progresaba bien recibió menos atención de la ma- pecialmente a su madre. Vale decir que su impulso
dre, lo que la privó de la atención materna más cuida- para lograr cosas recibió un reforzamiento muy· pode-
dosa en la vida temprana. Parecía estar contenta con la ros~sus impulsos agresivos y vengativos. Judy podía
atención que recibía, mientras que los niños siempre exi- sobresalir más que sus hermanos, por lo que muy pron-
gían más. En tanto que los niños podían estar satisfe- to pudo llegar a ser la pequeña ayudante de su mamá.
chos con el biberón y el cuidado físico, todos fueron El desarrollo avanzado de J udy la colocó en la posi-
tratados de la misma manera, sin embargo los niños ción de la hermana mayor que ténía que cuidar a sus

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hermanos. Por muchos años fue la líder, la protectora,
existía entre la madre y el hermano mayor, relación
y en verdad la pequeña nana de sus hermanos. "Ayu-
dé a todos (refiriéndose a sus hermano~). nadie me que hacía de este muchacho en forma inequívoca el
ayudó a mí"; éstas eran las palabras llenas de resenti- hombre preferido en la familia. De hecho el hermano
miento y coraje cuando Judy pensaba en los años de mayor asumió en muchas formas el papel del padre en
su niñez. El deseo insaciable de que la amaran, su gran la relación con Judy. El entonces muchacho preado-
soledad, sus celos ilimitados y su voracidad emocional lescente no mostró en forma abierta afecto a su pe-
tuvieron sus raíces en estos años tempranos. queña hermana, pero sí expresaba su interés en ella
Durante el periodo preédípico Judy se identificó con diciéndole · cómo portarse y regañándola siempre que
la madre activa; la ayudó a criar a los niños. Por esta cometía errores. El grado en que llegó a ser el repre-
identificación Judy se escapó de la dependencia oral, sentante del padre edípico fue dramáticamente mani-
pero tempranamente adquirió un profundo sentido de festado en la conducta de Judy a los 15 años, cuando
culpa: su actitud maternal apenas escondía sus impul- se casó su hermano. La magnitud de la decepción de
sos hostiles hacia sus hermanos y sus necesidades ora- Judy en el padre edípico pudo medirse por su queja
les insaciables para con la madre. Para lograr la sepa- emocional adolescente cuando recordó que su padre la
ración de su madre y al mismo tiempo estar cerca de había abandonado en su niñez cuando ella más lo ne-
ella, se hizo como la madre; incorporando las deman- cesitaba.
das y las exigencias de la madre, las cuales llenaba con Al terminar la fase edípica, a los 5 años, nuevamente
venganza. Alrededor de esta identificación hostil la vi- repitió la temprana pauta de compensar por su decep-
da emocional ~e Judy emergió en una pauta más in- ción haciéndose autosuficiente y competente. Sin em-
tegrada y duradera: las grandes esperanzas iban de la bargo se volvió snob y solemne. Rasgos que se hicie-
mano con su autodesprecio. La niña siempre deseaba ron más evidentes cuando se estableció firmemente el
ser buena pero nunca alcanzaba su ideal; en esto era periodo de latencia. Judy se sentía muy superior ai res-
igual a la madre que poseía todas las cosas buenas, to de la familia y pensaba que merecía una vida muy
pero nunca llegó a ser la madre cariñosa y dadivosa especial. El argumento del romance familiar puede
que Judy siempre deseó. La manera de autoacusarse de verse en la actitud presumida de Judy que nuevamen-
J udy es un eco de la acusación hacia su madre, que la te apareció en la adolescencia cuando jugó con su ami-
abandonó por sus hermanos y por su propio egoísmo. ga, imaginando vivir en el palacio de Buckingham.
La madre describió a Judy como "una niña maravi- Aquí debemos mencionar una fantasía temprana por-
llosa y alegre" hasta la edad de cinco años. En esta que persistió hasta la adolescencia, que era: "éramos
época se decepcionó de su padre que se relacionaba cuádruples, dos niños y dos niñas, una niña murió al
con sus hijos en su forma amistosa siempre y cuando nacer y yo me quedé sola''. La búsqueda de ser com-
ne,cesitaba compañía, pero que casi nunca se daba cuen-
pleta, íntegra, permaneció como una búsqueda por
ta del deseo de los hijos de que los quisieran. Judy
la hermana perdida; en esta fantasía está enterrada la
cambió el afecto por su padre a su hermano mayor que
pérdida temprana de la madre, así como la restitución
fue el padre sustituto para la pequeña niña. Este cam-
de su genitalidad incompleta, que había experimenta-
bio en los deseos edípicos del padre al hermano mayor
do junto con sus hermanos. Judy siempre necesitó una
fue estimulado también por la íntima relación que
amiga a quien pudiera admirar y poseer; pero esta ne-
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cesidad produjo la pér<lida de la amiga que tan deses- dolor de estómago. Llamaba a su casa y pedía comida,
peradamente deseaba. pero inmediatamente rehusaba la angustiosa sugestión
Las consecuencias de la decepción edípica en el caso de la madre de que regresara a casa.
de Judy son fácilmente discernibles. Se dedicó a apren- La personalidad de J udy se organizó en una triada
der, en lo que tuvo mucho éxito. Sus hermanos se de constelaciones: 1) una insaciabilidad oral que la
quedaron atrás mientras que ella seguía adelante, predispone a estados de ánimo depresivos; 2) una de-
fuerte, competitiva y ambiciosa. Además, los sentimien- pendencia y ambivalencia en las relaciones de objeto
tos sexuales de J udy fueron reprimidos masivamente y que le producen una identificación hostil, la cual le
crearon un empobrecimiento emocional, que no al- permite mantener l!!!-contacto con el objeto amado y
canzó un estado crítico sino hasta la pubertad. La es- odiado, y 3) unos impulsos agresivos y de rivalidad que
cena de seducción con el tío parece haber sido un están inhibidos y vueltos hacia sí misma, lo que le pro-
trauma prepuberal, de acuerdo con el modelo descri- duce un constante sentimiento de culpa. La pauta ca-
to por Greenacre (1950). "Estos traumas fueron provo- racterística para manejar a los impulsos, al superyo y
cados por las víctimas y fueron repeticiones compulsi- al ambiente se completa más o menos en la época en
vas de los conflictos preedípicos, que influyeron inten- que entra el periodo de latencia, que permaneció in-
samente en la fase edípica, creando su.Psecuentemente tacto hasta que la pubertad trastornó el equilibrio que
una deformación severa en el superyo." Del artículo existía y también vino a alterar la calma precaria de
de Greenacre surge otra conclusión en el caso de J udy, los años anteriores. Sin emb~rgo, no debe olvidarse el
precisamente, "la utilización del trauma como justifi- esfuerzo que lleva a Judy a través de los años de la-
cación masoquista, como una defensa en contra de la tencia, en que resistió con terquedad el regreso a una de-
sexualidad". La sensibilidad de la piel, que juega un pendencia materna y dejó para sus hermanos el mun-
papel tan importante en las experiencias de seducción do de los placeres infantiles, mientras que ella se dedi-
de Judy, apunta hacia un trastorno temprano de con- có a buscar otras avenidas de gratificación (éxito es-
tacto corporal en la infancia. La petición de su tío colar), que encontró fuera de la vida familiar. Judy
para que se desvistiera refleja tanto su deseo de esti- puso toda su energía en el aprendizaje y podemos re-
mulación sexual por caricias como simultáneamente conocer en su yo ideal el resultado de sus tendencias
una afirmación del peligro sexual que representa el conflictivas. Deseaba ser enfermera y una maestra de
hombre. Este incidente fue seguido por una actitud de enfermería. Esta aspiración vocacional, que mantuvo
evitar cualquier situación que pudiera despertar de- con tenacidad, representa la sublimación de su propia
seos sexuales. Cuando Judy eventualmente se encontró necesidad de ser atendida por la madre, así como la
a solas con un muchacho tuvo miedo de que la ata- temprana identificación con la madre activa; además
cara sexualmente, obviamente por el temor a perder el nos damos cuenta de la forma de Judy para controlar
control; ante una situación como esta reaccionaba con la frustración y contrarrc;!star la tendencia regresiva
náusea y vómito. Podemos reconocer en estos síntomas volviendo lo que deseaba pasivamente en algo que ella
transitorios una labilidad en la ingestión que parece llevaba a cabo en forma activa. Su elección vocacional
remontarse al periodo de ambivalencia oral. Cuando estaba basada, por lo tanto, en un trauma infantil que
Judy se fue al campamento durante su adolescencia le ofreció el clímax de la conformidad con prestigio so-
temprana tenía sensaciones de hambre que le daban cial, en doµde con una actividad organizada podía con-

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11''

'
trolar el trauma y expresarse como una meta en la les pasaron a primer plano y empezó a enamorarse de
vida. sus maestros, a quienes idealizaba.
Su empleo excesivo del mecanismo de defensa de El desprendimiento progresivo de la madre preedí-
transformación en lo contrario, interfiere con el des- pica la llevó a revivir los deseos edípicos abandonados.
arrollo de la feminidad en Judy; la posición pasiva El · encontrar un objeto heterosexual pudo ser acepta-
permaneció ligada a la dependencia infantil en la ma- do y dejar de ser algo antagónico con su éxito acadé-
dre y solamente en forma provisional fue abandonada mico. Las fantasías y sensaciones sexuales se volvieron
en la fase edípica. Cuando sus impulsos instintivos se sintóniCas al yo sin provocar una barrera defensiva. El
intensificar'on durante la pubertad, la muchacha lite- miedo al poder de sus emociones todavía era evidente
ralmente regresó con la madre y compartió la cama con en la conducta de Judy; pero sus intereses, actividades
ella. El secreto alrededor de este arreglo y los detalles y experiencias indicaban claramente un cambio decisi-
sobre los hábitos para dormir descritos anteriormen- vo hacia la feminidad con la cual J udy entró a la adcr
te no nos dejan lugar a duda de que este apego a la lescencia tardía.
madre no fue sino una continuación de los deseos pre-
edf picos que nunca fueron abandonados.
Es interesante anotar que la capacidad de Judy para
separarse (al principio sólo físicamente) de la madre
fue llevada a cabo por la relación positiva con la tera-
peuta, una mujer joven, atractiva, inteligente y com-
prensiva. J udy encontró en ella el ideal del yo, una
hermana en lugar de una madre. La terapeuta, siendo
una mujer menos exigente y más tolerante que el su-
peryo de Judy, permitió a la muchacha sentirla como
una mujer que no era egoísta y que no la iba a explo-
tar. En ocasiones Judy usaba el suéter del mismo color
que la terapeuta; en verdad había encontrado a su
hermana gemela. En su manera de vestir fue muy in-
fluenciada por la relación con la terapeuta. Empezó a
apreciar los vestidos femeninos, lo cual fue un cambio
muy obvio ya que en su casa la falta de cuidado y de
arreglo personal era la costumbre. Esta transferencia
la ayudó a moverse de una dependencia destructiva a
una donde podía compartir. De ahí pues que asimiló
un yo idealizado en una relación que la llevó de la
fantasía a la realidad. Por el proceso terapéutico emer-
gió en Judy una sensación de plenitud y de valía; si-
multáneamente subsistió su agresividad competitiva y
desapareció su identificación hostil. Las fantasías sexua-

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III. FASES DE LA ADOLESCENCIA equilibrio. Por medio de este proceso de integración se
preserva la continuidad en la experiencia del yo que
facilita la emergencia de una sensación de estabilidad
El pasaje a través del periodo adolescente es un tanto en el ser -o sentido de identidad.
desordenado y nunca en una línea recta. En verdad,
la obtención de las metas en la vida mental que ca-
racterizan las diferentes fases del periodo de la ado- l. El periodo de latencia, introducción
lescencia son a menudo contradictorias en su dirección
y además cualitativamente heterogéneas; es decir, esta Con anterioridad hemos mencionado la importancia
progresión, digresión y regresión se alternan en evi- del periodo de latencia para tener éxito en la inicia-
dencia, ya que en forma transitoria comprenden me- ción y durante el desarrollo de la adolescencia. El pe-
tas antagónicas. Se encuentran mecanismos adaptativos riodo de latencia proporciona al niño los instrumen-
y defensivos entretejidos, y la duración de cada una de tos, en términos de desarrollo del yo, que le preparan
las fases no puede fijarse por un tiempo determinado para enfrentarse al incremento de los impulsos en la pu-
o por una referencia a la edad cronológica. Esta extra- bertad. El niño, en otras palabras, está listo para la
ordinaria elasticidad del movimiento psicológico, que prueba de distribuir el influjo de energía en todos los
subraya la diversidad tan espectacular del periodo ado- niveles del funcionamiento de la personalidad, los cua-
lescente no puede dejar de enfatizarse; sin embargo, les se elaboraron durante el periodo de latencia. De
permanece el hecho de que existe una secuencia orde- allí que sea capaz de desviar la energía instintiva a las
nada en el desarrollo psicológico y que puede descri- estructuras físicas diferenciadas y a diferentes activl.da-
birse en términos de fases más o menos distintas. des psicológicas, en lugar de experimentar esto solamen-
El adolescente puede atravesar con gran rapidez las te como un aumento de la tensión sexual y agresiva.
diferentes fases o puede elaborar una de ellas en va- Freud (1905, b) se refiere a la latencia abortiva como
riaciones interminables; pero de ninguna manera pue- "precocidad sexual espontánea" que se debe al hecho
de desviarse de las transformaciones psíquicas esencia- de que el periodo de latencia no se pudo establecer
les de las diferentes fases. Su elaboración por el pro- con éxito; por lo tanto pensó que "las inhibiciones
ceso de diferenciación del desarrollo a lo largo de un sexuales" que constituyen el componente esencial del
determinado periodo de tiempo, resulta en una estruc- periodo de latencia, no fueron adquiridas adecuada-
tura compleja de la personalidad; un pasaje un tanto mente, "ocasionando manifestaciones sexuales que, de-
tormentoso a través de la adolescencia habitualmente bido a que las inhibiciones sexuales fueron incomple-
produce una huella en el adulto que se describe como tas y que por otro lado el sistema genital no está des-
primitivización. Ninguno de estos dos desarrollos debe arrollado, pueden orientarse hacia las perversiones".
de confundirse con niveles de maduración; más bien La interpretación literal del término periodo de la-
son evidencias de grados de complejidad y diferencia- tencia que significa que estos años están desprovistos
ción. Tanto el empuje innato hacia adelante como el de impulsos sexuales -es decir, que la sexualidad es
potencial de crecimiento de la personalidad adolescen- latente- ha sido corregido por la evidencia clínica de
te, buscan integrarse al nivel de maduración de la pu- los sentimientos sexuales expresados en la masturba-
bertad y a las antiguas modalidades para mantener el ción, en actividades voyeuristas, en el exhibicionismo,

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y en actividades sadomasoquistas que no dejan de exis- sentido de autovaloración derivado de los logros y del
tir durante el periodo de latencia (Alpert, 1941, Borns- control que ganan la aprobación social y objetiva. Los
tein, 1951). Sin embargo, en esta etapa no aparecen recursos internos del niño se u nen a los padres como
nuevas metas instintivas. Lo que en verdad cambia du- reguladores de la estimación propia. Teniendo al su-
rante el periodo de latencia es el incremento del con- peryo sobre de él, el niño es más capaz de mantener el ,
trol del yo y del superyo sobre la vida instintiva. Fe- balance narcisista en forma más o menos independien-
a
nichel (1945, b) se refiere esto: "Durante el periodo te. La ampliación del horizonte de su efectividad so-
de latencia las demandas instintivas no han cambiado cial, intelectual y motora, lo capacitan para el empleo
mucho; pero el yo sí." La actividad sexual durante el de sus recursos, permitiéndole mantener el equilibrio
periodo de latencia está relegada al papel de un regu- narcisista dentro de ciertos límites que le fueron po-
lador transitorio de tensión; esta función está supera- sibles en la niñez temprana, y es evidente una mayor
da por la emergencia de una variedad de actividades estabilidad en el afecto y en el estado de ánimo.
del yo, sublimatorias, adaptativas , y defensivas por na- Concomitante a estos desarrollos, las funciones del
turaleza. Este cambio está promovido sustancialmente yo adquieren una mayor resistencia a la regresión; ac-
por el hecho de que "las relaciones de objeto se aban- tividades significativas del yo, como son la percepción,
donan y son sustituidas por identificaciones" (Frel;ld, el aprendizaje, la memoria y el pensamiento, se consoli-
1924, b). El cambio en la catexis de un objeto externo dan más firmemente en la esfera libre de conflicto del
a uno interno puede muy bien ser considerado como yo. De allí pues que las variaciones en la tensión ins-
un criterio esencial del periodo de latencia. Freud tintiva no amenacen la integridad de las funciones del
(1905, b) hizo referencia especial a este hecho, el cual yo como ocurría en los años anteriores a la latencia. El
sin embargo ha sido opacado por el concepto más ge- establecimiento de identificaciones estables, hace que
neral de "inhibición sexual" que es un marco claro e el niño sea más independiente de las relaciones de
indicativo del periodo de latencia. Freud afirmó: "De objeto y de su ondulante intensidad y cualidad; la am-
vez en cuando (durante el periodo de latencia) puede bivalencia declina en forma clara, especialmente du-
aparecer una manifestación fragmentaria de la sexua- rante la última parte del periodo de latencia (Born-
lidad que ha evadido la sublimación; o alguna activi- stein, 1951). La existencia de controles internos más
dad sexual puede persistir a lo largo de todo el perio- severos se hace aparente en la emergencia de conducta
do de latencia hasta que el instinto sexual emerja con con actitudes que están motivadas por la lógica y
gran intensidad en la pubertad. Debido al desarrollo orientadas hacia valores. Este desarrollo general coloca
de la latencia, la expresión directa de las necesidades de a las funciones mentales más elevadas en interjuego
dependencia y sexuales, disminuyen ya que éstas se autónomo y reduce en forma decisiva el empleo del
amalgaman con otras metas más complejas y aloplásti- cuerpo como instrumento de expresión para la vida in-
cas, o están mantenidas en suspenso por defensas, en- terna. Desde este punto de vista, la latencia puede ser
tre las cuales son típicas de este periodo las obsesivo- descrita en términos de "reducción del uso expresivo
compulsivas." del cuerpo como un todo, 1aumentando la capacidad
La dependencia en el apoyo paterno para los senti- para expresión verbal, independiente de la actividad
mientos de valía y significación son remplazados pro- motora" (Kris, 1939). El lenguaje atraviesa por un
gresivamente durante el periodo de latencia por un cambio; la conjunción "porque" se emplea con mayor

84 85
perma (Wern~r. 1940). Además, el lenguaje se emplea periodo de latencia, a menos que la muchacha o la
cada vez más como un velo; tal como está indicado en niña permanezca casi en forma exclusiva bajo el do-
el empleo de la alegoría, la comparación y la semejan- minio de sus deseos edípicos". La niña entra en una
za en contraste con el lenguaje empleado por el niño situación más conflictiva durante los últimos años de
más joven, que expresa sin circunloquios sus emocio- su latencia, cuando sus impulsos instintivos aparecen
nes y sus deseos. Ella Sharpe (Sharpe, 1940) ha mos- y su superyo es inadecuado para hacer frente a la pri-
trado que el empleo de la metáfora sobresale en el mera pubertad.
periodo de latencia y en la adolescencia; esta figura Las características generales de la latencia que he re-
del lenguaje "aparece al mismo tiempo que el control sumido están descritas en detalle en diferentes estu-
de los orificios corporales. Las emociones que original- dios psicoanalíticos del periodo de latencia (Friess,
mente estaban acompañadas con descargas corporales 1958), algunos con especie! referencia a la selección de
encuentran vías sustitutivas". Una ganancia en la ex- libros (Peller, 1958; Friedlander, 1942); al chiste (Wol-
presión artística compensa por la pérdida de la espon- fenstein, 1955); y al juego (Peller, 1954).
taneidad corporal. Un prerrequisito para entrar a la fase de la adole.s-
Un adelanto en el darse cuenta de la vida social en cencia de la organización de los impulsos es la consoli-
el niño en periodo de latencia va aparejado con la se- dación del periodo de latencia; de otro modo el niño pú-
paración de su pensamiento racional y su fantasía, con ber experimenta una simple intensificación de sus deseos
la separación de su conducta pública y privada -en en la prelatencia y muestra una conducta infantil un
pocas palabras, con un sentido muy agudo de diferen- tanto regresiva. En el trabajo analítico con adolescen-
ciación. En esta diferenciación el niño valora las ins- tes -principalmente con adolescentes jóvenes- cuyo pe-
tituciones sociales normativas, tales como la educación, riodo de latencia nunca fue adecuadamente establecido,
la escuela y el campo de juego, para un modelo valo- acostumbramos iniciar el trabajo analítico con interven-
rativo que promueve una conducta más integrada. ciones educativas para poder obtener algunos logros esen-
Los muchachos y las muchachas muestran diferen- ciales del periodo de latencia.
cias significativas en el desarrollo durante la latencia.
Una regresión a niveles pregenitales como defensa al Como el caso de un muchacho bien desarrollado de diez
principio de la latencia parece ser más típica para el años que tenía dificultades en el aprendizaje, socialmente
muchacho que para la muchacha. La proclividad regre- inadecuado y con un pensamiento un tanto bizarro, en for-
siva del muchacho simboliza su desarrollo preadoles- ma abrupta a la edad de diez años expresó el deseo de dor-
cente. El hecho de que el muchacho abandone la fase mir en la cama de su madre y alejar a su padre. Las de-
edípica en forma más definitiva que la muchacha, hace mandas para abrazarla y besarla se alternaban con el deseo
que la primera parte de su periodo de latencia sea tor- de ser acariciado por la madre como si fuera un niño chi-
quito y que le permitiera sentarse en sus piernas. La ma-
mentosa. La muchacha, por el contrario, entra a este
dre tenía la tendencia de permitir estos deseos. Fue esen-
periodo con menos conflicto; en verdad preserva con cial al principio del análisis de este niño ayudar a la ma-
un sentido de libertad algunos de los aspectos fálicos dre a desarrollar cierta resistencia hacia los avances sexua-
de su pasado preedípico. Greenacre (1950, a) opinó les de su hijo y enseñarla cómo frustrarlo, al mismo tiempo
que "cierto grado de identificación bisexual ocurre en que le daba gratificaciones sustitutivas. El hecho de que la
la mayoría de las muchachas durante alguna . época del madre lo restringiera activamente en sus deseos edípicos in-

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)

fluyó en la reacción de este niño en forma muy decisiva: de la pubertad solamente refuerza los logros de la la-
reaccionó a las prohibiciones de la madre reprimiendo sus tencia, los cuales se llevaron a cabo bajo la influencia
deseos edípicos y mostrando resignación. En forma compul- de la represión sexual, entonces; tal como lo ha dicho
siva se ocupó de sus tareas escolares, llenando cuaderno
Anna Freud (1936), "el carácter del individuo durante
tras cuaderno y revisando sus contestaciones continuamente.
Esta conducta compulsi:va le sirvió como defensa en contra el periodo de lateneia se declara sí mismo para siem-
de impulsos anales de venganza dirigidos a la madre frus- pre". La inmadurez emocional será el resultado, tal como
trante; estos impulsos los pudo actuar en relación a las ma- lo es siempre cuando una meta específica para una fase
dres de sus compañeros de escuela. Después de que en el se pasa de lado tratando de aferrarse a los logros de
tratamiento pudo elaborarse su conducta regresiva, apare- la fase anterior del desarrollo.
ció material edípico y angustia de castración que se hizo
muy aparente a través de la negación, la proyección y pen-
samiento confuso. Los intereses del muchacho cambiaron a 2. Preadolescencia
temas de castración derivados fundamentalmente de la Bi-
blia: el sacrificio del cordero macho en las festividades de
la Pascua Judía. El Señor que "sacrificará a todos los pri-
Durante la fase preadolescénte un aumento cuantitati-
mogénitos en la tierra de Egipto"; Herodes degollando a vo de la presión instintiva conduce a una catexis in-
todos los niños en Belén. Pensamos que sin el empleo de discriminada de todas aquellas metas libidinales y agre-
métodos educativos preparatorios al principio del análisis, sivas de gratificación que han servido al niño durante
el tratamiento de este muchacho hubiera sido dañado. los años tempranos de su vida. No se puede distinguir
un objeto amoroso nuevo y una meta instintiva nueva.
Los logros del periodo de latencia representan en Cualquier experiencia puede transformarse en estímu-
verdad una precondición esencial para avanzar hacia lo sexual -incluso aquellos pensamientos, fantasías y
la adolescencia y pueden resumirse como sigue: la actividades que están desprovistos de connotaciones
inteligencia debe desarrollarse a través de una franca eróticas obvias. Por ejemplo, el estímulo al cual el
diferenciación entre el proceso primario y secundario muchacho preadolescente reacciona con una erección;
del pensamiento y a través del empleo del juicio, la ge- no es específica ni necesariamente un estímulo erótico
neralización y la lógica; la comprensión social, la em- lo que causa la excitación genital, sino que ésta pue-
patía y los sentimientos de altruismo deben de haber de ser provocada por miedo, coraje o por una excita-
adquirido una estabilidad considerable; la estatura fí- ción general. Las primeras emisiones durante la vigi-
sica debe permitir independencia y control del ambien- lia a menudo se deben a estados afectivos como éste,
te; las funciones del yo deben de haber adquirido una más bien que ;{ estímulos eróticos específicos. Entre los
mayor resistencia a la regresión y a la desintegración muchachos más maduros físicamente, las situaciones
bajo el impacto de situaciones de la vida cotidiana; la competitivas, como la lucha, han sido reportados como
capacidad sintética del yo debe de ser efectiva y . com- provocadoras de emisiones espontáneas. Este estado de
pleja; y finalmente el yo debe ser capaz de defender cosas en el muchacho que entra a la pubertad es una
su integridad con menos ayuda del mundo externo. muestra de que la función genital actúa como descarga
Estos logros en la latencia deben dar paso al aumento no específica de tensión; esto es característico de la
puberal en la energía instintiva. Si la nueva condición niñez hasta la época de la adolescencia cuando el ór-

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gano gradualmente adquiere la sensibilidad exclusiva separación entre el sistema de reproducción y la eli-
al estímulo heterosexual. minación, aunque todavía muestran una tendencia a
El resurgimiento de los impulsos genitales no se ma- confundirlos. La curiosidad sexual en los muchachos
nifiesta uniformemente entre los muchachos y las mu- y las muchachas cambia de la anatomía y contenido a
chachas debido a que cada sexo se enfoenta a los im- la función y al proceso. Saben de dónde vienen los
pulsos puberales en aumento en una forma distinta. niños pero la relación con su propio cuerpo está un
Erickson ( 1951) , describió la diferencia tan clara en las tanto mistificada. Entre las muchachas la curiosidad
construcciones de juego en los adolescentes. Es aparen- manifiesta es reemplazada por el cuchicheo y el secreto:
te a partir de su material que el tema de la masculi- compartir un secreto cuyo contenido, habitualmente de
nidad y de la feminidad conduce a diferentes configu- naturaleza sexual, permanece como una forma de inti-
raciones en el juego del muchacho y de la muchacha. midad y conspiración. Esta situación difiere del periodo
Es la preocupación (consciente y preconsciente) con de latencia en donde el hecho de poseer un secreto como
los órganos sexuales, su función, integridad y protec- éste -sobre cualquier tópico- es fuente de gusto y ex-
ción, y no la relación de éstos con situaciones amorosas
citación.
y su satisfacción lo que sobresale en las construcciones
El siguiente ejemplo del análisis de un muchacho
de juego en los preadolescentes. Erickson comenta:
preadolescente con dificultades en el aprendizaje debi-
"Las diferencias sexuales más significativas en el jue-
do a un control instintivo defectuoso, ilustra cómo la
go nos dan el siguiente cuadro: en los muchachos las
revivencia de los impulsos pregenitales sufre una re-
variables más sobresalientes son altura, caída y movi-
presión y transformación gradual antes de que se res-
miento y su canalización o arresto (policía); en las mu-
chachas, los interiores estáticos que están abiertos, sim- tablezca la sublimación.
plemente encerrados o bloqueados y que son violados."
Se trata de un muchacho de 12 años que luchaba con el re-
En términos generales podemos decir que un aumen- sprgimiento de la pregenitalidad y que repentinamente pro-
to cuantitativo en los impulsos caracteriza la preado- vocaba situaciones dolorosas con las autoridades de la casa
lescencia y que esta condición lleva a un resurgimiento y con las de la escuela, hasta que finalmente fue capaz de
de la pregenitalidad (A. Freud 1936). Esta innovación emplear medidas institucionales (la escuela y la iglesia) para
lleva al periodo de latencia a su terminación; el niño ayudarse en su control instintivo y protegerse en contra de
es más inaccesible, más difícil de enseñar y controlar. la angustia y la culpa. Consideraba los chistes y las pala-
Todo lo que se ha obtenido a través de la educación bras anales, que lo habían puesto en dificultades, como un
en los años · anteriores en términos de control instintivo pecado y se recordaba asimismo del castigo que podría caer-
y conformidad social parece que está camino de la des- le encima por pecar; precisamente, que lo expulsaran de la
escuela y que lo castigara Dios. Se imaginó a un muchacho
trucción.
que lo expulsaron de la escuela (desde luego que estaba
Gessel (1956) dice que las muchachas a los 10 años
hablando de sí mismo, por decir el siguiente chiste: "La
se dedican a hacer chistes que están relacionados con Sra. Hershy puso sus nueces en su chocolate". Según su ex-
las nalgas más bien que con el sexo, mientras que los plicación, "nueces" tiene tres significados: comer, estar loco
muchachos prefieren cuentos colorados especialmente y pene; el chocolate se refiere a la cloaca. Pero ahora este
relacionados con la eliminación; también afirma que joven, asegura al analista que ya no piensa en estos chistes
las muchachas se dan cuenta con mayor claridad de la cochinos o se ríe del "agujero apestoso"; en la actualidad

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sólo hace palabras y frases que no t'ienen sentido; solamen- de la creación de grupos en este estadio del desarrollo.
te el pensar en estas cosas lo hace reír. Da un ejemplo de Naturalmente no todas estas defensas son suficientes
esto: "Georgc w·ashingmachine se fue en bicicleta en el río para enfrentarse a las demandas instintivas, ya que los
Misisipí y firmó Ja declaración de indigestión." Es una for- miedos, fobias, tics nerviosos, pueden aparecer como
ma de disfrazar, en verdad no muy buena, ya que Ja situa- síntomas transitorios. La psicología del desarrollo des-
ción derivada de estas palabras sin sentido que se expresa- criptivo habla de descargas tensionales en esta etapa:
ban con risa, se ve traicionada por el significado incons- frecuentes dolores de cabeza y de estómago, el comerse
ciente. El muchacho era capaz ahora de atraer a una las uñas, taparse los labios, tartamudeo, el taparse la
audiencia con sus chistes y además sentir alivio por su cul- boca con la mano, el jugar con sus cabellos, estar to-
pa que se originaba en sus impulsos no aceptables (Blos,
cando constantemente todas las cosas; algunos niños
1941). Después de un tiempo de invención compulsiva y
de recitación de chistes "limpios", este muchacho abando- todavía se chupan el pulgar (Gessel, 1956).
nó en forma progresiva su coraje contrafóbico y se pudo En esta etapa, dos formas típicas de conducta pre-
concentrar en sus tareas escolares con mucho vigor. adolescente tanto en los muchachos como en las mu-
chachas, nos dan cierta luz en el conflicto central en
La gratificación instintiva directa habitualmente se los dos sexos. Los muchachos so.n hostiles con las mu-
enfrenta a un superyo reprobatorio. En este conflicto chachas, las atacan, tratan de evitarlas; cuando están
el yo recurre a soluciones bien conocidas: defensas en compañía de ellas se vudven presumidos y burlo-
como la represión, la formación reactiva y el desplaza- nes. En realidad tratan de negar su angustia en lugar
miente. Esto le permite al niño desarrollar habilidades de establecer una relación con ellas. La angustia de
e intereses que son aprobados por sus compañeros de castración que lleva la fase edípica a su declinación
juego y además el dedicarse a muchas actitudes sobre- reaparece y conduce al muchacho a llevarse exclusiva-
compensatorias en conductas compulsivas y en pensa- mente con compañeros de su propio sexo. En la niña esta
tüientos obsesivos para aliviar su angustia; Aspectos tí- fase está caracterizada por una actividad intensa en
picos de esta edad son el interés del coleccionista en qonde la actuación y el portarse como marimacha al-
timbres postales, en monedas, en cajetillas de cerillos, canza su clímax (Deutsch; 1944). En esta negación muy
en distintivos y otros objetos que se prestan para tal clara de la feminidad puede descubrirse el conflicto
actividad. U na situación nueva para el servicio de la no resuelto en la niñez sobre la envidia del pene, que
gratificación instintiva que aparece durante la preado- es el conflicto central de la joven preadolescente, un
lescencia es la socialización de la culpa. Este nuevo ins- conflicto que encuentra una dramática suspensión tem-
trumento para evitar el conflicto con el superyo pro- poral, mientras las fantasías fálicas tienen sus últimas
viene de la madurez social lograda durante el desarro- apariciones antes de que se establezca la feminidad.
llo de la latencia; el niño utiliza esto para descargar U na chica de 17 años describió su preadolescencia de
su culpa en el grupo o más específicamente en el líder la manera siguiente: "La transición por la que pasé a
como instigador de actos no permitidos. La socializa- los 11 años, cuando era tan sociable ·como a los 5 años
ción de la culpa crea temporalmente defensas autoplás- y quería ser tan sociable como a los 14, estaba acom-
ticas que son en cierto grado formas de disculpa. El pañada de una serie de factores. De estos problemas el
fenómeno de compartir o proyectar los sentimientos de más importante y el más difícil de entender era mi
culpa es una razón para el aumento de la significación propia maduración. Gradualmente me deshice de la

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1 ¡
idea que tenía mi hermano, que mantuvo hasta los 16 tintivos durante la preadolescencia que conducen a
años, sobre la inferioridad de las muchachas. Dejé de una catexis indiscriminada de la . pregenitalidad. De
asociarme con grupos de muchachos que no me acep- hecho, el resurgimiento de la pregenitalidad marca la
taban y me uní con mis compañeras que sí lo hacían; terminación del periodo de latencia para el hombre.
fue aquí en donde las muchachas exploradoras fueron En esta época el muchacho muestra un aumento difu-
una guía en mi vida. Diariamente realizaba mis bue- so de la motilidad (gran inquietud motora), voracidad,
nas acciones. La, jefe de las exploradoras era una mujer actitudes sádicas, actividades anales (expresadas en pla-
muy activa a quien yo admiraba, ya que era totalmente ceres coprofílicos, cualquier lenguaje obsceno, recha-
distinta a mis maestros y a mis padres." zo por la limpieza, una fascinación por los olores y
En otro estudio (More, 1953), se mencionan los de- gran habilidad en la producción onomatopéyica de
seos de la joven a diferentes niveles de edad como "la ruidos) y juegos fálicos exhibicionistas. Un muchacho
persona que quisiera ser" cuando crezca. La propia ima- de 11 años que inició su análisis a los 1O, ilustra sus
gen proyectada en el futuro daba cierta luz en la con- desarrollos diciendo: "Mi palabra favorita ahora es
vergencia del yo y el desarrollo psicosexual. A los 11 caca. Cuanto más crezco, más cochino me vuelvo."
años una joven deseaba ser una wave* "usar uniforme A los 14 años el mismo muchacho hizo la siguiente
y ser como mi mamá". Además deseaba "volar aeropla- comparación retrospectiva: "A los 11 años mi mente
nos y aprender a volar". A los 12 años quería ser una estaba fija en cochinadas, ahora lo está en el sexo. Hay
enfermera, porque las enfermeras "ayudan a la gente y una gran diferencia."
se visten cuidadosamente''. A los 16 años quería ser una Recordemos aquí los comentarios de Dostoievsky so-
modelo o una taquígrafa, medir 1.60 y pesar 50 kilos. bre los muchachos de esta edad; no podemos sino dar-
En forma nostálgica agregó: "Quise ingresar a las waves nos cuenta de la constancia del lugar y de la edad de
l, pero no pude y creo que me tuve que satisfacer con otros las características preadolescentes. En los Hermanos
trabajos. Ésta era mi ambición secreta". Karamazov _encontramos este pasaje: "Hay ciertas pala-
l¡ Es un hecho bien sabido que el desarrollo psicoló- bras y conversaciones que son desgraciadamente impo-
gico en la preadolescencia es diferente en las mucha- sibles de evitar en las escuelas. Unos muchachos puros
chas y en los muchachos. Las diferencias entre los sexos en mente y en corazón, casi niños, gustan de hablar en
son muy significativas; la psicología descriptiva ha la escuela de cosas, cuadros e imágenes de las cua-
puesto gran atención a este periodo y ha acumulado les aun los soldados algunas veces evitarían hablar.
gran cantidad de observaciones. El muchacho toma una Es más, mucho de lo que los soldados no tienen cono-
ruta hacia la orientación genital a través de la catexis cimiento o concepción es algo familiar para niños bas-
de sus impulsos pregenitales; por el contrario, la mu- tante chicos de nuestras clases altas e intelectuales. No
chacha se dirige en forma más directa hacia el sexo hay una depravación moral, ni un cinismo interno co-
opuesto. rrompido en ello, pero parece haberlo, y con frecuen-
Solamente con referencia al muchacho es correcto cia esta actitud se considera entre ellos como algo re-
finado, sutil y digno de ser imitado."
hablar de un aumento cuantitativo de los impulsos ins-
Las fantasías de los muchachos preadolescentes ha-
• Wave: cuerpo de mujeres militarizadas del Ejército Norte· bitualmente están bien protegidas; las que mencionan
americano. con más facilidad son las de pensamientos sintónicos al

1 94 95
l.
yo de grandiosidad y de indecencia. U na fantasía muy tra de las muchachas era la siguiente: "Se supone que
bien protegida, conservada desde los 5 años y emplea- las muchachas son tontas. Esto es una farsa. ¿Por qué
da nuevámente a los 11 para provocar estimulación ge- hay que abrirles la puerta? Ellas lo pueden hacer. En
nital, fue revelada a plazos por un muchacho en aná- realidad son mucho más fuertes que los muchachos. Y
lisis. Hasta 2 años más tarde reveló la sensación sexual todo esto debido a los bebés, sólo uno a la vez. Un
que acompañaba a su fantasía cuando en una forma hombre puede hacer un millón de bebés en un mo-
espontánea corregía su negación anterior. La fantasía mento. Pero el hombre puede ser sacrificado en la gue-
era la siguiente: "Yo siempre pensé que a las mucha- rra y ser asesinado." Deseaba pegarle a los senos de las
chas se les daba cuerda con una llave que tenían a un muchachas cuando sentía que no le permitían que se
lado de las piernas. Cuando se les daba cuerda eran los tocara. Sabía el estado del desarrollo de los senos
muy altas; los muchachos, en proporción, sólo tenían ele cada muchacha de su clase. Estas fantasías y deseos
una pulgada de altura. Se subían por las piernas de estaban contrarrestados por su afirmación: "Me da gus-
estas muchacpas altas, se metían abajo de sus faldas y to que yo sea un muchacho"; en una forma defensiva
debajo de sus pantalones, ahí había hamacas que col- colectiva se juntaba con sus compañeros.
gaban quién sabe de dónde; los muchachos se subían El material clínico anterior se cita como apoyo para
a ellas. Yo siempre llamaba a esto montar a la mu- el modelo teórico de la preadolescencia; una interpre-
chacha." De ahí que la muchacha montada adquirió tación de este material nos permite delinear el con-
una connotación muy especial, eróticamente coloreada flicto preadolescente típico del muchacho como de mie-
y embarazosa. do y de envidia por la mujer. Su tendencia a identifi-
Este ensueño, como ocurre habitualmente, fue ela- carse con la madre fálica le alivia de la angustia de
borado en la preadolescencia y mezclado con eventos castración en reladón con ella; normalmente se cons-
de la época. En el caso de este muchacho tomó la for- truye una organización defensiva en contra de esta
ma de una fantasía en la cual las chicas en la escuela tendencia. Recordemos aquí la tesis de Bettelheim
11 capturaban a su mejor amigo y lo desnudaban. El tema (1954) de que los ritos de iniciación en la pubertad
de asesinar, someter, humillar y explotar al gigante, sirven a los muchachos para resolver su envidia de la
vg.: la mujer fálica (la imago materna arcaica) regre- mujer. En esencia se tiene que resolver una identifica-
1 1
saba en variaciones múltiples. La injusticia en estas ción bisexual (Mead, 1958). Bettelheim (1954) nos
batallas imaginarias entre muchachos y muchachas mos- ofrece material clínico que demuestra "que ciertos ri-
traba claramente en este caso el miedo a la mujer, así tos de iniciación se originan en los intentos adolescen-
como el propio miedo del muchacho a sus impulsos tes para integrar su envidia del otro sexo o para adap-
agresivos en contra del cuerpo de su madre, especial- tarse al rol social prescrito para su sexo y abandonar
mente a los senos a los cuales se refería como: "las ma- las gratificaciones pregenitales infantiles".
sas salientes", en forma derogatoria como las "tetas" o En la fase de la preadolescencia el muchacho tiene
sus "órganos sexuales altos". Sentía que le impedían que renunciar nuevamente, y ahora definitivamente a
luchar o ser tosco con las muchachas como una forma sus deseos de tener un niño (pecho, pasividad) y, más
de contener sus deseos destructivos en contra de sus o menos, completar la tarea del periodo edípico (Mack
senos. Pensaba que las muchachas estaban protegidas Brunswick, 1940). En un hombre dotado, este deseo
porque "necesitan esas cosas"; una de sus frases en con- . puede encontrar satisfacción en el traba jo creativo, y

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cuando un hombre como éste busca tratamiento por- y de la conducta sintomática de preadolescencia en los
que su actividad creadora ha dejado de funcionar, re- muchachos, me lleva a copcluir que la angustia de cas-
vela una organización típica 1de los impulsos que Ja- tración en relación con la madre fálica no es solamente
cobson (1950) describió en su artículo: "El deseo de una ocurrencia universal de la preadolescencia mascu-
los muchachos de tener un niño". En relación a estos lina sino que puede considerársela como el tema cen-
pacientes J acobson dice "que su actividad creadora tral. Esta observación recurrente puede deberse, en par-
muestra regularmente fantasías femeninas reproducto- te, a que veo en análisis muchos jóvenes adolescentes
ras". Van der Leeuw (1958) enfatiza que la envidia con deseos pasivos que vienen de familias con madres
normal del muchacho por la madre preedípica y la fuertes y dominantes; esta consideración indudable-
importancia para su desarrollo progresivo radica en mente que requiere un escrutinio cuidadoso. Las con-
la resolución, principalmente en abandonar "el de- clusiones mencionadas serán ilustradas con algunos
seo preedípico de estar embarazado y tener hijos como ejemplos de análisis de muchachos preadolescentes.
la madre". Van der Leeuw continúa: "Los obstáculos En varios sueños de un muchacho de 11 años que
que hay que resolver son sentimientos de coraje, en- era obesó, sumiso, inhibido y compulsivo aparecía re-
vidia, rivalidad, y sobre todo, la impotencia y la des- petidamente la figura de una mujer desnuda; la parte
trucción agresiva que acompaña a estas experiencias. inferior de su cuerpo no la recordaba bien, sino en
En la niñez temprana el tener hijos es vivido como un una forma vaga, con los senos en el lugar adecuado,
logro, una sensación de poder y una competencia con con características de pene, como órgano eréctil o uri-
la madre; esto representa ser activo como la madre. nario. Los sueños de este muchacho siempre estuvieron
Es una identificación con la madre activa y produc- provocados por sus experiencias en una escuela coedu-
tora." La fijación en el nivel preadolescente cla a esta cacional en donde la competencia entre los muchachos
fase una organización duradera de los impulsos; en al- y las muchachas le ofrecía prµebas constantes de la
[¡ gunos casos donde ocurre tal fijación, la fase de pre- maldad de las mujeres, de la forma tramposa de su
adolescencia ha fracasado debido a un enorme miedo juego. Cuando obtuvo cierta seguridad con la mastur-
a la castración en relación con la madre arcaica, el bación compulsiva, ésta se interpretó en los términos
cual se resuelve identificándose con la mujer fálica. de la situación preadolescente descrita anteriormente;
¿Cómo considera el muchacho preadolescente a la apareció un trastorno del sueño con el miedo de que
muchacha de esta edad? Ciertamente la joven preado- su madre lo fuera a matar durante la noche.
lescente no muestra los mismos aspectos que el mu- Un muchacho de 14 años que todavía estaba en la
chacho, ella es o una marimacha o tina muchacha agre- fase preadolescente tenía dificultades psicógenas de
siva. Al muchacho preadolescente se le figura como aprendizaje, relató varios sueños repetitivos en los cua-
Diana, la joven diosa de la caza, que muestra sus en- les era perseguido por un gorila en la selva o también
cantos mientras corre a través del bosque con un mon- por un monstruo que miraba en su cuarto a través de
tón de perros. Empleo esta referencia mitológica aquí la puerta medio abierta; aunque petrificado de miedo,
para enfatizar el aspecto defensivo a los impulsos pre- el muchacho decidió que podía matar al monstruo. Es-
genitales en el muchacho, principalmente al evitar a tos sueños llegaron a estar muy cerca de la realidad de
la mujer castrante, la madre arcaica. Mi conocimiento la vida del muchacho, cuando su agresión y el miedo
de las fantasías, de las actividades lúdicas, de los sueños que tenía por su madre alcanzaron su clímax. Este

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evento coincidió cuando le preguntó a su terapeuta cualidad característica del empleo de una angustia ho-
cosas sobre el sexo, que pretendía ignorar totalmente. mosexual en contra de la angustia de castración. Es
Durante estas charlas el muchacho exclamó repentina- precisamente esta solución defensiva en el muchach.o,
mente: "Claro, el gorila es mi mamá." El monstruoso subyacente en la conducta de grupo, la que la psicolo-
gorila representaba a la madre preedípica castrante y gía descriptiva llama la "pandilla"•. La psicología psi-
fálica. El padre era visto como sumiso y benigno y no coanalítica llama a esto "el estadio homosexual" de la
representaba ninguna amenaza. preadolescencia.
Otro muchacho aún en la fase preadolescente a los Este estadio debe de separarse de una fase homo-
14 años, cuyo desinterés en las muchachas era el tema sexual transitoria y más o menos elaborada de la ado-
de investigación analítica, reconoció su curiosidad es- lescencia temprana, cuando un miembro del I_Dismo
condida, así como su atracción por las muchachas pero sexo se toma como objeto de amor bajo la influencia
también su terror hacia la mujer. Justificaba esta forma del yo ideal. En la fase preadolescente homosexual del
de esconder sus sentimientos, su indiferencia y hostili- muchacho, un cambio hacia el mismo sexo es una ma-
dad diciendo: "Las muchachas están listas para darle niobra evasiva; en la segunda fase homosexual -la
a uno en la torre aunque a uno no le está permitido cual marece más este nombre-, un objeto narcisista se
tocarlas, son tan delicadas." Sentía que no era posible elige a sí mismo. Las amistades con tintes eróticos son
autoafirmarse y que el sometimiento sería la única so- manifestaciones bien conocidas de este periodo. La di-
lución posible. ferencia en la conducta preadolescente entre hombres
Grete Bibring (1943), describió el curso del desarro- y mujeres está dada por la represión masiva de la pre-
llo de un muchacho que alcanzó la fase posesiva edí- genitalidad, que la muchacha hubo de establecer antes
pica sin la ayuda de un padre prohibitivo, mediante de poder pasar a la fase edípica; de hecho, esta repre-
una regresión a la madre preedípica. Sin embargo, en sión es un prerrequisito para el desarrollo normal de la
su liga con ella tenía angustias edípicas; esta madre, feminidad. Cuando la muchacha se separa de su ma-
la seductora, también es la bruja en la familia · ma- dre debido a una decepción narcisista de sí misma
triarcal. Las frustra..:iones preedípicas y las amenazas como mujer castrada, reprime también sus impulsos
edípicas se concentran en la misma figura. instintivos que estaban íntimamente relacionados con
La angustia de castración que lleva a su declinación el cuidado materno y los cuidados corporales, funda-
la fase edípica de este muchacho reaparece durante la mentalmente la amplitud de la pregenitalidad. Mack
pubertad. La angustia de castración puberal del hom- Brunswick (1940) en su artículo clásico sobre "La fase
bre está relacionada en su fase inicial a la madre ac- preedípica del desarrollo de la libido" afirma: "Una de
tiva, poderosa y procreadora. Una segunda fase que es las grandes diferencias entre los sexos, es la enorme re-
típica de la adolescencia propiamente será descrita des- presión de la sexualidad infantil en el niño. Excep-
pués. En la preadolescencia observamos que los deseos tuando los estados neuróticos profundos, ningún hom-
pasivos están sobrecompensados y que la defensa en bre recurre a una represión similar de su sexualidad
contra de ellos se ve poderosamente reforzada por la infantil."
maduración sexual (A. Freud, 1936). La fase típica de
la preadolescencia en el hombre, antes de que efectúe • No debe confundirse con la pandilla de los muchachos ado-
con éxito un cambio hacia la masculinidad1 recibe su . lescentes.

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La muchacha que no puede mantener la represión prominente en esta etapa y le da, por periodos breves,
de pregenitalidad encuentra dificultades en su desarro- la sensación poco habitual de sentirse completa y ade-
llo. Como consecuencia de esto, la joven adolescente cuada. El hecho de que la muchacha promedio entre
exagera normalmente sus deseos heterosexuales y se los ll y los 13 años sea más alta que el promedio de
junta con los muchachos a menudo en una forma un los muchachos de esta edad . solamente acentúa esta
tanto frenética. "Paradójicamente, comenta Helen situación. Benedek (1956, a) se refiere a los hallazgos
Deutsch (1944), la relación de la muchacha con su endocrinos: "Antes de que madure la función procrea-
madre es más persistente y a. menudo más intensa y pe- tiva y antes de que se establezca la ovulación con cier-
ligrosa que la del muchacho. La inhibición que en- ta regularidad, la fase estrogénica es dominante, como
cuentra cuando se enfrenta a la realidad (en la pre- para facilitar las tareas del ,desarrollo de la adolescen-
pubertad) la regresa con su madre por un periodo ma- cia, principalmente el establecimiento de relaciones
tizado por demandas infantiles de amor." emocionales con el sexo opuesto." Helene Deutsch
Al considerar la diferencia entre la preadolescencia (1944) se refiere a la "prepubertad" de la muchacha
en el hombre y en la mujer, es necesario recordar que como "el periodo de mayor liberación de la sexuali-
el conflicto edípico en la mujer nunca se llevó a una dad infantil". Esta condición se acompaña normalmen-
terminación abrupta como ocurre en el hombre. Freud, te por un cambio forzoso hacia la realidad (Deutsch)
(1931) afirma: "La muchacha permanece en la situa- que, en mi opinión, sirve para contrarrestar la reapa-
ción edípica por un periodo indefinido; solamente lo rición de deseos infantiles, por ejemplo, los pregeni-
abandona muy tarde en su vida y en forma incomple- tales.
ta." De ahí pues que la mujer luche con rdaciones El conflicto específico de esta fase preadolescente de
de objeto en forma más intensa durante su adolescen- la mujer revela su naturaleza defensiva, especialmente
cia; de hecho, lá separación prolongada y dolorosa de en los casos en los cuales el desarrollo progresivo no se
la madre constituye la tarea principal de este periodo. ha podido mantener bien. Por ejemplo, la delincuencia
"Un intento prepuberal de liberarse de fa. madre que femenina nos permite estudiar en una forma muy cla-
fracasó o fue muy débil, puede inhibir el futuro creci- ra la organizacióh de los impulsos preadolescentes en
miento psicológico y dejar una huella infantil defini- la muchacha. Estamos muy familiarizados con el hecho
tiva en la personalidad total de la mujer." (Deutsch, de que "en las muchachas prepuberales, el apego hacia
1944.)
la madre representa un mayor peligro que el apego
El muchacho preadolescente lucha con la angustia hacia el padre". (Deutsch, 1944). En la delincuencia
de castración (temor y deseo) en relación con la ma- femenina, la cual, hablando en términos muy amplios,
dre arcaica, y de acuerdo con esto se separa del sexo representa una conducta sexual de actuación, la fija-
opuesto; por el otro lado, la muchacha se defiende en ción a la madre preedípica juega el papel más impor-
contra de la fuerza represiva hacia la 'madre preedípi- tante. De hecho, la delincuencia femenina con frecuen-
ca por una orientación franca y decisiva hacia la he- cia es percibida como. una intensa fuerza regresiva hacia
terosexualidad. En este rol no se puede llamar a la la madre preedípica y el pánico que esta rendición
niña preadolescente "femenina", ya que obviamente implica. Un escrutinio cuidadoso revela que el cambio
ella es la agresora y seductora en el juego de pseudo- de la muchacha hacia una actuación heterosexual, que
amor; en verdad, la cualidad fálica de su sexualidad es parece representar una recrudescencia de los deseos
102 103
edípicos, en verdad está relacionado a puntos tempra- nada con la idea de tener un niño. Todas sus fantasías
nos de fijación en las fases pregenitales del desarrollo eran alrededor del tema "madre-hijo" y básicamente con
psicosexual; la frustración, o la sobrestimulación, o una intensa necesidad oral. Tuvo un sueño en donde te-
ambas han sido experimentadas. La pseudoheterosexua- nía relaciones sexuales qm muchachos adolescentes; en el
lidad de la muchacha delincuente es una defensa en sueño tuvo 365 niños, uno al día por un año, de un mu-
chacho a quien mató después de que pudo lograr esto.
contra de la fuerza regresiva hacia la madre preedípi-
Esta actuación sexual desapareció en forma gradual cuan-
ca, una fuerza que es reducida intensamente porque do Nancy estableció una relación con una mujer casada
esto significa permanecer adherida a un objeto homo- de 22 años que tenía 3 niños, estaba embarazada, y que
sexual y, por lo tanto, interrumpir fatalmente el des- era promiscua sexualmente. En su amistad con esta ami-
arrollo de .la feminidad. Cuando se le preguntó a una ga-madre, Nancy encontró la gratificación para estos de-
muchacha de 14 años por qué necesitaba tener 10 no- seos orales y maternales, y además estaba protegida en con-
vios al mismo tiempo, contestó muy indignada: "Ten- tra de la rendición homosexual. Actuaba como madre con
go que hacer esto; si no tuviera tantos novios podrían los hijos de esta amiga y cuidaba de ellos mientras la ma-
decir que soy una lesbiana." El "podrían" en esta afir- dre salía a pasear. De esta amistad, Nancy emergió a 'los
mación es la proyección de los impulsos instintivos que 15 años como una persona narcisista y presumida. Se in-
la muchacha emplea vehementemente para contrade- teresó mucho en ser actriz y empezó a hacer lo necesario
cir su conducta exhibicionista. para trabajar en este campo; pero fracasó en su búsqueda
·,
de un objeto heterosexual genuino.
Una ruptura en el desarrollo emocional progresivo en
la mujer, provocada por la aparición de la pubertad,
En resumen, podemos decir que en el desarrollo fe-
constituye una amenaza más seria a la integración de
la personalidad que una situación similar en el mu- menino normal, la fase preadolescente de la organiza-
chacho. El siguiente resumen de un caso nos ilustra la ción de los impulsos está dominada por una defensa en
actitud delincuente de la organización de los impul- contra de una fuerza regresiva hacia la madre preedí-
sos en una mujer preadolescente y revela la naturaleza pica. Esta lucha se refleja en dos de los conflictos que
crucial de la tarea emocional, que la muchacha debe surgen en este periodo entre madre e hija. Una progre-
lograr antes de que pueda entrar a estadios más avan- sión hacia la adolescencia pr_opiamente dicha en la mu-
zados de la adolescencia. Nancy, cuyo caso se describe jer, está marcada por la emergencia de sentimientos
en forma más detallada en el Capítulo VII, es una edípicos, que aparecen primero disfrazado~ y finalmen-
magnífica ilustración de la preadolescencia femenina te son extinguidos por "un proceso irreversible de des-
y de sus vicisitudes. plazamiento" tal como Anny Katan (1937) lo ha de-
signado: "remover al objeto".
Nancy, una muchacha de 13 años, era una delincuente Ya que hemos definido la organización de los im-
social. En forma indiscriminada tenía relaciones sexuales pulsos en la preadolescencia en términos de posicio-
con muchachos adolescentes, y atormentaba a su madre con
sus cuentos sobre estas relaciones. Desde que era muy
nes preedípicas, consideremos el primer análisis de una
pequeña, en su niñez, tenía sentimientos de soledad y joven adolescente llamada Dora (Freud, 1905). Dora
acusaba a su madre por sentirse tan infeliz. Nancy creía tenía 16 años cuando visitó a Freud y 18 cuando ini-
que su madre nunca la había deseado y además hada ció su tratamiento. El material de la historia, el cual
demandas incesantes e irracionales. Nancy estaba obsesio- revisaremos aquí, se refiere a la organización preado-

104 105
'\

lescente de los impulsos en esta joven. Su fijación ma- edípico -una posición sexual apropiada-, antes de que
terna preedípica probó ser de· intensidad patogénica y fijaciones tempranas puedan ser accesibles a la inves-
representó un obstáculo invencible en el camino del tigación analítica. En relación con esto el caso de un
desarrollo progresivo de la adolescencia. joven adolescente pasivo parece relevante. Durante 3
Al final d,el capítulo, "El estado patológico", Freud años de análisis, desde los 11 hasta los 13, mantuvo
introduce un elemento sobre el cual dice: "Puede tan en forma terca la imagen de su padre sometido como
sólci desvanecerse y enturbiar el bello conflicto poético el hombre fuette e importante de la familia. Esta ima-
que suponemos en Dora. Detrás de la serie de ideas gen del padre poderoso le sirvió como defensa en con-
preponderantes que g~raban en derredor de las rela- tra de su angustia de castración preedípica. El mucha-
ciones del padre con la mujer de K., se escondía tam- cho nunca se permitió criticar o dudar del analista;
bién un impulso de celos, cuyo objeto era aquella mu- según él, el analista siempre tenía la razón. No se per-
jer; un impulso, pues, que sólo podía reposar en una mitió ver el reloj por miedo de insultar al analista. El
inclinación hacia el propio sexo." Podemos parafrasear análisis de la transferencia puso en claro el miedo de
el final de esta frase diciendo: que sólo podía estar este muchacho hacia el analista: el miedo a la vengan-
basada en una afección de la muchacha hacia su ma- za y a ser herido. El análisis de su angustia d~ castra-
dre. Freud describe las relaciones de Dora con su ins- ción edípica abrió la puerta para angustias aún más
titutriz, con su prima y con la señora K., la cual tuvo intensas, en relación con la madre preedípica; el des-
"un gran efecto patogénico", más que la situación edí- cubrimiento de fijaciones tempranas produjo µna re-
pica, la cual "trata de utilizar como pantalla" para el evaluación realista del padre, aunque decepcionante.
trauma más profundo de haber sido sacrificada por su Este caso indica que el mantener una situación "edí-
íntima amiga la señora K., "sin un momento de vaci- pica ilusoria" encubre U!J.a intensa fijación preedípica.
lación para que las relaciones de ella con su padre no La definición de preadolescencia que he sugerido so-
se vieran afectadas". Freud concluye que "la línea de bre las bases de la organización instintiva, no parece
pensamiento más relevante en Dora, la cual tenía que coincidir con las subdivisiones elaboradas por Helene
ver con las relaciones de su padre con la señora K., Deutsch (1944) en relación con la mujer. Se refiere a
estaba designada no solamente con el propósito de su- la primera fase de la adolescencia como prepubertad
primir su amor con el señor K., que en una ocasión (edades de 10 a 12), que es la época "prerrevoluciona-
fue consciente, sino para esconder su amor por la se- ria" cuando la muchacha experimenta "la mayor libe-
ñora K, que en un sentido profundo era inconsciente". ración de la sexualidad infantil". En este estadio la mu-
Estamos familiarizados con el hecho de que los deseos chacha muestra una orientación decisiva hacia la "rea-
edípicos son más francos y conspicuos en la adolescen- lidad" y un proceso intensivo de adaptación a la
cia que en las fijaciones preedípicas, las cuales son sin realidad, el cµal está caracterizado por "gran actividad".
embargo de una importancia patogénica más profunda, "Su actuación" y su actitud "masculinoide" testifican
En el caso de Dora el análisis llegó a su terminación sus "renuncias a la fantasía infantil"; su "interés cam-
"antes de que pudiera aclararse este aspecto de su vida bia de las diferencias anatómicas a los procesos fisio-
mental". lógicos". El eje alrededor del cual surge este desarro-
Una y otra vez los adolescentes nos muestran en for- llo es, en pocas palabras, la "liberación de la madre".
ina desesperada la necesidad de un ancla en el nivel Esta formulación cabe muy bien en el modelo que

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he descrito; sin embargo, sospecho que la "gran activi- cualidades muy diferentes a la fase preadolescente. La
dad" que en las muchachas precede al aumento de la diferencia se muestra en una vida emocional mucho
pasividad es un intento para dominar activamente lo más rica, en una orientación dirigida a crecer, en un
que ha experimentado pasivamente cuando estaba intento invencible para autodefinirse en respuesta a
siendo cuidada por su madre; en lugar de tomar a la la pregunta: "¿Quién soy yo?" El problema de relacio-
madre preedípica como objeto amoroso, la muchacha nes de objeto pasa a primer plano, como tema central,
se identifica temporalmente con su imagen fálica acti- y sus variaciones tiñen la totalidad del desarrollo psi-
va. Esta ilusión fálica transitoria en la muchacha da cológico en las dos fases subsiguientes. Lo que diferen-
a este periodo una actitud vital exaltada que no esca- cia este periodo de la preadolescencia es, por lo tanto,
pa al peligro de provocar una fijación. el cambio meramente cuantitativo de los impulsos con
Esta fase aparece con gran claridad en el análisis de la aparición de una nueva cualidad de impulsos. Es
aquellas muchachas que _" están locas por los caballos" muy notorio el abandono de la posición regresiva pre-
durante sus años preadolescentes. El · análisis de sus adolescente. La pregenitalidad pierde cada vez más el
sueños indica que el caballo es apropiado por la mu- papel de una función satisfactoria siendo relegada a
chacha como un equivalente fálico y tratado con de- una actividad de iniciación -mental y física-, y da lu-
voción y gran cariño; como parte de un todo repre- gar al surgimiento de un nuevo componente instintivo,
senta al padre edípico. El amor por el caballo es nar- precisamente la anticipación del placer. Este cambio
cisista, a diferencia, por ejemplo, del amor de la en la organización de los impulsos eventualmente da
niña por su perro, que es maternal y de compañía. a la genitalidad un lugar de primer orden. La orga-
Esta devoción transitoria hacia los caballos en la pre- nización jerárquica de los impulsos y de su carácter
adolescencia bien puede constituir un estadio normal definitivo e irreversible representa una innovación que
en el desarrollo femenino; pero en donde interfiere influye en forma decisiva al desarrollo del yo. El yo,
con la progresión libidinal, representa una fijación a por así decirlo, toma sus señales de estos cambios
este nivel. en organización instintiva y elabora en su estructura
La fuerza con la cual la muchacha se aleja de la una organización jerárquica en sus funciones y en sus
fantasía y de la sexualidad infantil es proporcional a pautas defensivas. Ambos adquieren al final de la ado-
la fuerza del impulso regresivo en dirección al objeto lescencia una fijación irreversible llamada carácter; esta
de amor primario, la madre. Si ella se rinde, actúa su estructura firme, que emerge de estas fases -que en
regresión por desplazamiento o regresa a los puntos verdad está construida sobre los logros del periodo de
tempranos de fijación preedípica, y dará como resul- latencia- no se completará sino hasta la fase de post-
tado un desarrollo adolescente desviado. adolescencia.
Mientras que la diferenciación entre preadolescencia
y las dos fases que le siguen es bastante clara, es nece-
3. La elección de objeto adolescente saria cierta justificación para presentar a "la adolescen-
cia temprana" y la "adolescencia propiamente tal"
El estado mental y físico que generalmente se asocia como dos entidades separadas. En bases estrictamente
con la adolescencia ,(tanto con la adolescencia tempra- · observacionales esta definición está justificada, porque
na como con la adolescencia propiamente dicha) tiene después de la preadolescencia se hace muy aparente un
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periodo de intentos repetidos de separación de los ob- del objeto y la busca de otro, por ejemplo el cambio
jetos primarios de amor. En la adolescencia temprana definitivo hacia una separación de la familia y la or-
hay un Tesurgimiento de amistades idealizadas con ganización jerárquica de los impulsos y de las funcio-
miembros del mismo sexo; los intereses sostenidos y la nes del yo. El ingrediente esencial de ambas fases es el
creatividad se mantienen en un nivel bajo y emerge darse cuenta de la situación social con angustia y culpa.
la búsqueda un tanto torpe de valores nuevos -no sim- Desde luego que cualquier división en fases continúa
plemente de oposición-; en pocas palabras existe una siendo una abstracción, ya que en el desarrollo no hay
fase de transición, que posee características propias una separación tan nítida. El valor de este tipo de for-
antes de que se afirme la adolescencia. mulación sobre las fases radica en que enfoca nuestra
Durante la adolescencia propiamente dicha, ocurre atención en una secuencia ordenada del desarrollo; las
un cambio decisivo hacia la heterosexualidad y una fases también nos permiten ver con más facilidad las
renunciación final e irreversible del objeto incestuoso: modificaciones psicológicas esenciales y las metas que
Anny Katan (1937) ha sugerido llamar a este proceso caracterizan a cada fase, a medida que siguen el prin-
"remover al objeto". Ciertos tipos de defensas, tales cipio epigenético del desarrollo. Las transiciones son ,
como la intelectualización r el ascetismo pertenecen a vagas y lentas y están matizadas con movimientos osci-
lantes. Durante las subsecuentes fases del desarrollo
la fase de la adolescencia propiamente dicha. En ge-
neral se hace muy notable una tendencia hacia la ex- encontramos rastros grandes o pequeños de fases del
periencia interna y al autodescubrimiento; de ahí la desarrollo adolescente que al parecer habían sido com-
experiencia religiosa y el descubrimiento de la belleza pletadas, y que sin embargo persisten por periodos lar-
en todas sus manifestaciones. Reconocemos que este gos o cortos. Estas irregularidades son capaces de empa-
desarrollo es una forma de sublimación del amor del ñar el itinerario del desarrollo si lo aplicásemos un tan-
niño por el padre idealizado y una consecuencia de to rígida y literalmente.
la renuncia final a los objetos de amor tempranos. Durante la adolescencia temprana y la adolescencia
El sentimiento de "estar enamorado", y la preocupa- propiamente dicha ocurre una profunda reorganización
ción por los problemas políticos, filosóficos y sociales de la vida emocional con un estado de caos bien reco-
es típico de la adolescencia. La ruptura franca con la nocido. La elaboración de defensas características, con
forma de vida de la niñez ocurre en esta fase; a los frecuencia extremas y también transitorias, mantiene la
años de la adolescencia tardía les corresponde la tarea integridad del yo. Algunas maniobras defensivas de la
de probar estos logros nuevos y de gran trascendencia adolescencia prueban tener un valor adaptativo y por
al integrarlos en la experiencia total de la vida. consecuencia facilitan la integración de inclinaciones
Al establecer las dos fases de adolescencia temprana realistas, talentos, capacidades y ambiciones; no hay nin-
y adolescencia propiamente dicha, estoy de acuerdo en guna duda de que el ensamble estable en todas estas
la forma en que Helene Deutsch (1944) divide la ado- tendencias constituye un prerrequisito para la vida
lescencia de la mujer, en "pubertad temprana" y "pu- adulta en la sociedad.
bertad y adolescencia". En esta última fase, a la cual El probema central de la adolescencia temprana y de
también llama "pubertad avanzada", son características la adolescencia propiamente dicha recae en una serie
las tendencias heterosexuales. Hago énfasis en lo carac- de predicamentos sobre las relaciones de objeto. La solu-
terístico que las unifica, principalmente el separarse ción de este problema depende dé las muchas variacio-

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nes por las que este tema atraviesa durante los años; cuenda transfieren esta necesidad de dependencia pa-
estas variaciones determinan finalmente en forma ge- siva al padre; en este caso, el muchacho entra en una
nuina o espuria la adultez. Estas variaciones recuerdan constelación de impulsos homosexuales, los cuales pue-
un poco la niñez, sólo tenemos que recordar que la den ser transitorios o duraderos. Cuando esta necesidad
necesidad del niño de ser amado se fusiona solamente pasiva es sentida muy intensamente, por ejemplo ya sea
en forma gradual con la necesidad de amar; la necesidad por un muchacho sobreprotegido o severamente pri-
de recibir en forma lenta y gradual provoca la contra- vado, más fuerte será la defensa en contra, por medio
partida: la necesidad de dar; la necesidad de que me de fantasías y actos rebeldes y hostiles; las ideas para-
hagan las cosas, se transforma en "hacer las cosas para noides son frecuentes. Este conflicto puede conducir a
otro". El papel pasivo de ser controlado es reemplazado una rendición a los deseos pasivos, a una actitud deman-
en forma gradual y parcial por la necesidad del niño dante, dependiente, o a la renunciación de los impul-
de control -activo del mundo externo. Esta polaridad sos instintivos. Esta última condición semeja muy cerca-
de actividad y pasividad reaparece durante la adolescen- namente la posición del periodo de latencia. Con fre-
cia como un problema crucial. La ambivalencia tan ca- cuencia la regla es una mezcla de todos estos intentos
racterística de la adolescencia comprende no solamente para estabilizar la polaridad activa-pasiva.
la alternativa de amar y odiar sino que se manifiesta El tema de este conflicto refleja la modificación de
también con mayor intensidad en la polaridad de las los impulsos y los intentos de ponerlos en armonía con
metas instintivas, activas y pasivas. Esto es igualmente el yo, el yo ideal, el superyo y la condición somática
cierto para el hombre y para la mujer. La rebelión en de la pubertad. La polaridad de los impulsos de activi-
contra del superyo en el hombre adolescente represen- dad y pasividad se ejercita en relación con el yo, con
ta con frecuencia la oposición en contra de tendencias el objeto y con el mundo externo. Esta situación deter-
pasivas femeninas que fueron parte esencial de la rela- mina en gran medida la elección de objeto adolescente,
ción edípica del muchacho hacia su padre. Freud (1915) así como las pautas fluctuantes en el estado de ánimo
formula este problema en relación a la adolescencia de de los adolescentes, los cambios en la conducta y los
la manera siguiente: "no es sino hasta la terminación cambios en la capacidad de ver la realidad. Esta inesta-
del desarrollo durante la época de la pubertad que la bilidad e incongruencia ha sido descrita con frecuencia
polaridad del sexo coincide con lo masculino y lo feme- como la característica general más significativa de la
nino. En lo masculino se concentra la actividad y adolescencia, y esto en verdad es correcto para las fases
la posesión del pene; lo femenino lleva como objeto la de la adolescencia temprana y la adolescencia propia-
pasividad. La vagina se valora como un asilo para el mente dicha. Polaridades como las siguientes, es bien
pene, es una herencia de la matriz máterna". sabido, aparecen en un mismo individuo: sumisión y
Antes de que haya una reconciliación y se alcance un rebelión, sensibilidad delicada y torpeza emocional,
equilibrio maduro entre las posesiones de actividad y conducta gregaria y aislamiento, altruismo y egoísmo,
pasividad, o con frecuencia una oscilación entre ambas, profundo pesimismo, intensa fidelidad y cambios re-
éstas caracterizan la conducta adolescente por algún pentinos de infidelidad, ideas cambiantes y argumen-
tiempo. La temprana dependencia pasiva en la madre tos absurdos, idealismo y materialismo, dedicación e
posee una atracción inegable para el adolescente de am- indiferencia, aceptación y rechazo . impulsivo, apetito
bos sexos. Debemos advertir que los muchachos con fre- voraz, indulgencia excesiva y gran ascetismo exuberan-

112 113
cia física o gran abandono. Estas pautas de conducta cién adquirida identidad preadolescente, como la ama-
oscilantes reflejan cambios psicológicos los cuales no zona, enmascarada como la ninfa, la que por algún tiem-
progresan en línea recta ni tampoco con un ritmo preci- po la ha salvaguardado en contra de la regresión hacia
so. Los problemas de ambivalencia, narcisismo y fija- la madre preedípica. Los muchachos y las muchachas
ción juegan un papel muy significativo; sus implicacio- buscan en forma más intensa objetos libidinales extra-
nes serán discutidos en seguida. familiares; es decir, con esto se ha iniciado el proceso
Durante la adolescencia temprana y la adolescencia genuino de separación de las ligas objetales tempranas.
propiamente dicha debe lograrse la renunciación de los Este proceso atraviesa por varios estadios hasta que fi-
objetos primarios de amor, los padres como objetos nal e idealmente se establecen relaciones maduras de ob-
sexuales; los hermanos y substitutos paternos deben ser jeto. La característica distintiva de la adolescencia tem-
incluid~s en este proceso de renunciación. Estas fases es- prana radica en la falta de catexis en los objetos de
tán relacionadas esencialmente con la renuncia a obje- amor incestuoso, y como consecuencia encontramos una
tos y a la búsqueda de otros. Estos procesos reverberan libido que flota libremente y que clama por acomo-
en el yo produciendo cambios catécticos que. influyen darse.
tanto las representaciones de objeto existentes como las Antes de que continuemos con esta línea de pensa-
autorrepresentaciones. Debido a esto el sentido de iden:. miento, debemos discutir algunas de las consecuencias
tidad adquiere de aquí en adelante una desconocida la- de la falta de catexis, típica de esta fase. El proceso
bilidad. como un todo puede ser descrito en términos de diná-
Durante la adolescencia temprana y la adolescencia micas ínter e intrasistímicas. Primero que nada el super-
propiamente, los impulsos cambian hacia la genitali- yo, una agencia de control cuyas funciones son para in-
dad, los objetos libidinales cambian de preedípicos y hibir y regular la autoestimación, disminuye en eficien-
edípicos a objetos heterosexuales no incestuosos. El yo cia; esto deja al yo sin la dirección simple y presio-
salvaguarda su integridad por medio de operaciones de- nante de la conciencia. El yo ya no puede depender de
fensivas; algunas de éstas son de carácter restrictivo para la autoridad del superyo, sus propios esfuerzos para
el yo y requieren de una energía catéctica para su man- mediar entre los impulsos y el mundo externo son tor-
tenimiento mientras que otras muestran ser de carácter pes e ineficaces. En verdad el superyo se convierte en
adaptativo para permitir la descarga de impulsos inhi- un adversario; por lo tanto, el yo se queda debilitado,
bidos (sublimación); éstas llegan a ser los reguladores aislado, inadecuado enfrente de una emergencia (A.
permanentes de la autoestimación. Freud, 1936). La debilidad en el superyo es una fun-
ción de su origen constitutivo; principalmente la inter-
nalización de los padres al resolverse el conflicto edípico.
4. Adolescencia temprana Por un tiempo cuando el adolescente joven se separa de
los padres, pari-passu, la falta de catexis también com-
La maduración puberal normalmente saca al muchacho prende las representaciones de objeto y los valores mo-
de su preadolescencia autosuficiente y defensiva y de la rales internalizados que residen en el superyo.
catexis pregenital; la muchacha es igualmente forzada En esta edad, los valores, las reglas, y las leyes mora-
hacia el desarrollo de su feminidad. Antes de que ella . les han adquirido una independencia apreciable de la
pueda dar este paso es necesario que abandone su re- autoridad parental, se han hecho sintónicas con el yo y

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parte la responsabilidad para una situación conflictiva
operan parcialmente dentro del yo. A pesar de todo, du- aguda. Lo mismo es cierto para la·s condiciones am_bien-
rante al adolescencia temprana el autocontrol amenaza tales si éstas están dentro de límites normales. Tanto
con romperse y en algunos extremos surge la delincuen- · los cambios puberales como las condiciones ambientales
cia. Actuaciones de esta clase, las cuales varían en gra- pueden anunciar o intensificar las reacciones adolescen-
do e intensidad, habitualmente están relacionadas con tes, pero no pueden crearlas en forma exclusiva. Estas
la búsqueda de objetos de amor; también ofrecen un ideas están elaboradas más ampliamente en el Capítu-
escape de la soledad, del aislamiento y la depresión que lo VI.
acompaña a estos cambios catécticos. El caso de Nancy Regresemos ahora a la idea inicial de que en la ado-
(véase Capítulo VII) , nos ilustra claramente el desarro- lescencia temprana hay una falta de catexis de los ob-
llo de la temprana adolescencia con una conducta delin- jetos de amor familiares y corno consecuencia una bús-
cuente subyacente. queda de objetos nuevos. El adolescente joven se dirige
Normalmente este tipo de actuación puede detenerse hacia "el amigo"; de hecho, el amigo adquiere una im-
recurriendo a la fantasía, al autoerotisrno, a las altera- portancia y significación de la que antes carecía, tanto
ciones en el yo como, por ejemplo, una deflexión de para el muchacho como para la muchacha. La elección
la libido de objeto hacia el ser; es decir, una vuelta al de objeto en la adolescencia temprana sigue el modelo
narcisismo. narcisista. En esta edad la amistad entre los muchachos
El retiro de la catexis de objeto, y la ampliación de es diferente de las compañías preadolescentes, así como
la distancia entre el yo y el superyo dan como resul- entre las muchachas el compartir un secreto al compa-
tado un empobrecimiento del yo. Esto es experimentado ñero; desde luego que estas cosas no dejan de existir
por el adolescente como un sentimiento de vacío, de repentinamente.
tormento interno, el cual puede dirigirse a buscar ayu- El muchacho hace amistades que exigen una ideali-
da, hacia cualquier opartunidad de alivio que el am- zación del amigo; algunas cara cterísticas en el otro son
biente pueda ofrecerle. La intensidad de la separación admiradas y amadas porque constituyen algo que el
de objetos tempranos está determinada no solamente por sujeto mismo quisiera tener y en la amistad él se apo-
el aumento y la variación del ritmo de la tensión ins- dera de ellos. Esta elección sigue el modelo de Freud
tintiva, sino también por la capacidad del yo para de- (1914): "Cualquiera que posea las cualidades sin las
fenderse de esta angustia conflictiva. Algunos niños no cuales el yd no puede alcanzar su ideal, será el que es
experimentan ningún conflicto en relación con sus pa- amado." Freud explica que esta etapa de expansión en
dres; ya sea que han reprimido el impulso sexual o que la vida amorosa del individuo conduce a la formación
su ·dotación instintiva es baja y que por lo tanto el yo del yo ideal y, por lo tanto, internaliza una relación
posee la capacidad para manejarlos. Esta última idea de objeto que en otra forma podría conducir a la ho-
aún no está comprobada para qµe pueda servirnos como mosexualidad latente o manifiesta. La fijación en la
un concepto explicativo total; por otro lado, uno se im- fase de adolescencia temprana sigue este curso.
presiona con el grado tan pequeño con el cual la madu- El yo ideal como formación psíquica dentro del yo
rez sexual en sí misma afecta la adaptación emocional no solamente remueve al superyo de la posición tan se-
del adolescente. Siempre que se observan reacciones di- gura que había tenido hasta ahora, sino que también
rectas y paralelas, un escrutinio más profundo puede· absorbe la libido narcisista y homosexual. Los comen-
revelar que existe una condición psicológica que com-
117
116
'
tários de Freúd (1914) que son importantes para esta a través de la identificación con el padre. En ambos ca-
discusión son los siguientes: "En esta forma, grandes sos se establece una agencia controladora, la cual da
cantidades de libido, esencialmente homosexual son vida a una nueva dirección y significado; simultánea-
utilizadas en la formación del yo ideal narcisista y en- mente esta agencia es también capaz de regular y man-
cuentran salida y satisfacción en mantenerla" ... Conti- tener la autoestimación (equilibrio narcisista). La me-
núa: "El yo ideal ha impuesto condiciones severas para galomanía del niño pequeño se ve amenazada por la
la satisfacción de la libido a través de los objetos; ya indiscutibe posición de privilegio y poder del padre; sus
que algunos de ellos son rechazados por medio de su remarientes son absorbidos por el superyo, el cual par-
censor, como incompatibles. Cuando este ideal no se ha ticipa de la "magnificencia del padre". En la adoles-
formado, la tendencia sexual aparece sin cambiar en cencia temprana la megalomanía que da al niño una
la personalidad en la forma de una perversión. Ser una sensaciónf de perfección siempre y cuando sea parte del
vez más el propio ideal, en relación a tendencias sexua- padre, es ahora tomada por el yo ideal. "Como siem-
les y no sexuales como en la niñez -es lo que a la gen- pre, cuando se refiere a la libido, el hombre una vez
te le gustaría para su felicidad." La nueva distribu- más se muestra incapaz de abandonar la satisfacción
ción de la libido favorece la búsqueda del objeto hete- de que antes ha disfrutado. No está dispuesto a de-
rosexual y sirve para mantener relaciones estables. jar la perfección narcisista de su niñez, y cuando cre-
El yo ideal que representa el amigo puede ceder ba- ce se siente moles-to por las amonestaciones de otros y
jo el deseo sexual y llevar a un estado de homosexua- por el despertar de su juicio crítico, de ahí que no pue-
lidad con voyeurismo, exhibicionismo y masturbación da mantener esta perfección, que trata de recuperar en
mutua (latente o manifiesta). Esencialmente, las fanta- la nueva forma del yo ideal. Lo que proyecta ante si
sías masturbatorias neutralizan la angustia de castra- como su ideal es el sustituto del narcisismo perdido de
ción. Los temas sadomasoquistas heterosexuales de tales la niñez en el cual él era su propio ideal" (Freud,
fantasías se convierten fácilmente en algo molesto y el 1914).
alivio se encuentra en el cambio hacia la elección de ob- La amistad típica de la adolescencia temprana del
jeto homosexual. En estas fantasías, el amigo como com- muchacho, en donde se mezclan la idealización y el ero-
pañero de armas a menudo participa en bat~llas y orgías tismo en un sentimiento muy especial ha sido descl1ita
heterosexuales. Los sentimientos eróticos que frecuente- clásicamente en el libro de Thomas Mann (1914) lla-
mente acompañan las amistades de la adolescencia tem- mado Tonio K.roger. La historia comienza cuando To-
prana constituyen una explicación parcial de la ruptura nio está esperando después de la escuela a su amigo
repentina de estas relaciones. Otros factores que contri- Hans Hansen. Habían planeado tomar un paseo juntos.
buyen a la terminación de estas amistades radican en Tonio se siente profundamente lastimado cuando se
la inevitable frustración que implica una amistad ex- da cuenta de que Hans había olvidado la cita, pero lo
clusiva: el amigo idealizado se reduce a proporciones perdona al percatarse del arrepentimiento de su amigo,
ordinarias cuando el yo ideal está establecido en forma
y en este estado de ánimo se disponen a tomar su
independiente del objeto en el mundo externo.
paseo.•
Parece ser que en la formación del yo ideal en el
muchacho, se repite un proceso que anteriormente, en • Tomado de Tonio Kroger Editorial Plaza y Janés, Barcelona,
la declinación del periodo edípico consolidó el superyo 1951.

118 119
• • m

Tonio no hablaba. Sentía un intenso dolor. Mientras frun- ' ballero alto, vestido con gran distinción y que siempre lle-
cía sus cejas algo oblicuas y tenía los labios redondeados vaba en el ojal una flor silvestre- se mostraba terriblemente
para silbar, miraba hacia la lejanía con la cabeza ladeada. contrariado. En cambio, para la madre de Tonio -su her-
Aquel ademán y aquel aire eran característicos en él. mosa madre, cuyo nombre de soltera era Consuelo y que
Hans, de repente, deslizó su brazo bajo el de Tonio, al no sólo en el color de su pelo, completamente negro, sino
mismo tiempo que le dirigía una mirada de soslayo, pues en todo, era absolutamente distinta de las demás damas de
comprendía muy bien en qué estaba pensando su amigo la ciudad, y a la que su esposo había ido a buscar a una
Tonio. Y si bien éste continuó callando durante algunos mi- .i comarca situada en el extremo sur del mapamundi-, para
nutos, al fin se sintió sumamente conmovido. 1 su madre, digo, las calificaciones de la escuela no tenían
-Es que yo no lo había olvidado, Tonio -observó fi- la menor importancia ...
jando la mirada en la acera-, sino que me parecía que hoy, Tonio quería mucho a su madre, que tocaba el piano y
por el tiempo tan malo que hace, debido al viento y a la la mandolina; y estaba muy contento de que no se disgus-
humedad, no era día apropiado. Pero de veras que a mí no tara por la reputación que él tenía. l\fas, por otro lado,
me importa esto y me parece magnHico que, a pesar de comprendía en su fuero interno que el disgusto y severidad
todo, me hayas esperado. Yo creía que te habías marchado de su padre eran más dignos y pertinentes. En el fondo,
a casa, y estaba un poco amoscado ... estaba completamente de acuerdo con él, admitía casi con
... Era que Tonio quería mucho a Hans Hansen y había humildad sus reprensiones, pues . la indiferencia y tolerancia
ya sufrido mucho por su causa. El que quiere más se halla de su madre le parecían de todo punto in justificables.
siempre en situación de inferioridad y ha de sufrir más A veces llegaba a pensar esto, poco más o menos: Es su-
!
también. El alma de catorce años de Tonio había experi- ficiente que yo sea tal como soy, sin pretender cambiarme,
mentado, impuesta por la vida, esta ley tan sencilla como ni poderlo: abandonado, desidioso y entregándome a cosas
dura, y su espíritu se impresionaba con tan agrias realida-
des, si bien estas impresiones no alterasen su conducta ni
sacase de tales experiencias ninguna enscfianza práctica.
Su carácter le inducía a considerar como muchísimo más
·-
!
en las que los demás no reparan siquiera. Convendría, pues,
que, a lo menos, se me reprendiera y castigase por ello, en
vez de pasarlo todo por alto entre besos y música de piano
y mandolina. En realidad no somos gitanos que viajan en
interesantes estas amargas lecciones de la vida que los cono- un carricoche pintado de verde, sino personas honorables,
cimientos que se le pudieran suministrar en la escuela, e la familia del cónsul KrCiger, del linaje de los Kroger ...
incluso, durante las horas de clase, en la sala gótica de ., Y no pocas veces pensaba también: ¿Por qué soy yo tan
aquel viejo centro docente, 'se recreaba en apurarlas hasta extraño y tan opuesto a todo, riñendo con los profesores y
las heces, llevando su meditación a las últimas consecuen- distanciándome cada día más de los otros muchachos de la
cias. Y esta ocupación le producía satisfacciones completa- escuela? Fíjate en esos buenos estudiantes y también en los
mente análogas a la que lograba paseándose por su cuarto que se caracterizan por su incorregible medianía. Ellos no
con el violín en la mano, pues sabía pulsarlo tan suavemen- encuentran grotescos a los profesores, no escriben versos
te que se creyera que la música surgía por sí sola en medio tontos y sólo piensan en los asuntos en que precisamente
del dulce chasquido del surtidor cuyo hilo de agua, aba jo debe pensarse y que es lícito mencionar en voz alta. ¡Cuán
en el jardín, bailaba entre las ramas del viejo nogal ... ordenados son y qué bien concuerdan con todo y con todosl
... Puesto que en su domicilio pasaba el tiempo sin ha- p, Eso debe ser muy bueno y agradable ... Pero ¿qué me pasa
cer nada serio y durante la clase blasonaba de un tempera- ' a mí, y a qué va a conducirme todo esto?
mento tan apático como distraído, con la consiguiente mala Esta manera de considerarse a sí mismo y a su relación
opinión de sus maestros, solía llevar constantemente a casa con la vida desempeñaba un papel importantísimo en el
las notas mí1s lamentables, por lo cual su. padre -un ca- amor de Tonio por Hans Hansen. Le quería, ante todo,
~
120 121
1
por ser un muchacho guapo; y luego, porque, desde todos inteligencia, tal vez una mayor facilidad de expresión, y
los puntos de vista, se le aparecía como su antagonista y comprendió perfectamente que Tonio le profesaba un afecto
contrincante. Hans Hansen era un colegial excelente, y, poco común, intenso y delicado, y por ello se mostraba
además, un chico vivaracho que hada gimnasia, nadaba agradecido a éste y le deparaba no pocas e íntimas satis-
como un pez y disfrutaba con pasión; le llamaban por su facciones, aunque algunos arrebatos de •celos y algunos ins-
nombre de pila y le ayudaban por todos los medios; los tantes de amarga decepción. Pero lo curioso era que To-
compañeros de clase procuraban conquistar su agrado y fa. nio, que envidiaba el género de vida de Hans Hansen, in-
vor, y en la calle se veía constantemente detenido por damas tentaba continuamente atraerle por todos los medios a su
y caballeros, que le cogían por los mechones de su cabellera especial modo de ser, lo que sólo podía conseguir parcial-
rubia de querubín, que sobresalía bajo su gorra de mari- mente y por breves momentos tan fugaces como dichosos.
nero danés, y le decían:
-Hola, Hans Hansen, ¡tú siempre con tus preciosos ri- Terminaron el paseo: Tonio trató en vano de esta-
zos! ¿Sigues siendo el primero de la clase? Saluda a papá blecer con Hans una comunicación íntima sobre las
y a mamá, simpático ... ideas poéticas que le producían sentimientos tai:i pro-
Asf era Hans Hansen, y desde el día en ~ue Tonio le
fundos. Se despidieron y Tonio se fue caminando solo
conoció, experimentó cierta melancolía; en cuanto lo atis-
baba, le invadía un sentimiento como de envidia, que se
a su casa.
agarraba a su pecho y le quemaba. ¡Quién pudiera tener
ojos tan azules ~pensaba- y quién pudiera vivir como él, ... Y Tonio ,atravesó la antigua puerta de la ciudad, bor-
en el seno de la más feliz comunidad de afectos con todo deó el puerto y subió la accidentada, ventosa y húmeda
el mundo! "Tú siempre te mueves en el medio más hono- calle de las casas de tejados puntiagudos, hasta la de sus
rable y respetado. En cuanto has hecho tus deberes, tomas padres. En aquella ocasión su corazón volvía a latir con
lecciones de equitación o trabajas con tu pequeña sierra, renovada alegría; había en él nostalgia y envidia melancó-
e incluso en las vacaciones te entregas por completo a re- lica, y un poquitín de desprecio y una grande y muy casta
mar en la orilla del mar, a tu natación o a tus viajes en felicidad. '
yate, mientras yo holgazaneo en la playa, contemplando
con ojos asombrados los cambios misteriosos que se suceden La amistad entre Tonio y Hans muestra claramente
en el mar. ¿Tendrás por eso los ojos tan azules? ¡Quién cómo el amigo representa las perfecciones de las que uno
pudiera ser como tú! ... ". carece. En el caso de Tonio la amistad refleja el con-
No hizo el menor intento para lograrlo y acaso su deseo flicto de la identificación con su madre y con su padre,
de ser como Hans Hansen no fuera verdaderamente autén- o más bien su falla 'para integrarlas. Hans es el mu-
tico. Sin embargo, ansiaba verse estimado por él a su ma- chacho que su padre hubiera querido llamar hijo; pero
nera, hada todo cuanto podía por lograr su amistad, una renunciar a este ensueño significaría renunciar a su
manera lenta e íntima, hecha de abandono y renunciación,
amada madre. Su yo ideal, que perpetuaba la envidia
de sufrimientos y nostalgias, pero que se traducía en una
por su padre y por las cosas que él representa, se ex-
inclinación sentimental capaz de arder más profunda y ago-
tadoramente que una pasión impulsiva, la cual no hubiera presan ahora en una declaración positiva y entran en
podido esperarse de un espíritu tan extrañamente pasivo la vida de Tonio en una forma positiva. Se establece
como el suyo. un compromiso: "Amo a Hans porque representa las
No buscaba el cariño de Hans estérilmente, pues éste, en cosas que ·significan algo para mi padre."
cierto modo, parecía reconocer en él cierta superioridad de Solamente la adolescencia propiamente puede mos-

122 123
trar cómo este recién adquirido yo ideal puede influir
en la elección de objeto heterosexual; y solamente la de la canción inducía al sueño al igual como lo había
adolescencia tardía puede mostrar cómo este estado de hecho anteriormente el mamar del pecho materno. En
falta de unidad interna puede resolverse. Volveremos verdad, la lactancia es el modelo de una experiencia
a discutir a Tonio ya que Mann presentó la secuencia que induce al sueño, el amor tierno del padre ofrecía
psicológica de los sucesos importantes de su vida como a sus deseos orales un objeto que inevitablemente le
un muchacho adolescente y después como un joven. lleva a tener tendencias homosexuales en la adolescen-
Los sentimientos de ternura por su padre y en ver- cia temprana y, de hecho, retardaron la progresión hacia
dad su tendencia a someterse a los deseos, valores e in- la adolescencia propiamente.
dicaciones del padre, representan una constelación con-
flictiva para el joven adolescente. Esto encuentra una
solución en la oposición franca hacia el parlre, o tam- Veamos ahora a la muchacha en su adolescencia tem-
bién puede expresarse en una gratificación inhibida de prana, que no muestra un paralelismo cercano al des-
metas, de intereses compartidos y con camaradería. Si el arrollo del muchacho. Es cierto que la amistad juega
padre hubiera jugado un papel materno importante un papel igualmente importante en su vida. La falta
atendiendo a las necesidades físicas del niño pequeño los de una amiga puede llevarla a una gran desesperación,
deseos de ternura y de pasividad hacia él serían pode- y la pérdida de una amiga puede precipitar una depre-
rosamente reforzados. En relación con esto menciona- sión y la falta de interés en la vida. Helene Deutsch
ré el sueño de un adolescente temprano. (1944) menciona diferentes ocasiones en las que ha ob-
Jorge estaba en análisis- porque era afeminado, su- servado la "aparición de psicosis en muchachas que han
fría de insomnio y tenía dificultades para aprender y perdido a sus amigas y que no pudieron encontrar com-
para concentrarse. Había tenido un sueño repetitivo pensación en sus madres."
el año anterior que se acompañaba de angustia. "Es co- Una forma típica de idealización entre las muchachas
mo una imagen en la pantalla del cine. En donde hay es el "flechazo". Esta idealización y unión erotizada se
formas gue adquieren diferentes formas y cualidades. Co- extiende tanto a hombres como a mujeres; solamente
mo un objeto que fuese enorme y ancho y a la vez tan en relación con las mujeres aparece en su forma no
delgado como un alambre, liso y suave, pero también adulterada. Los objetos escogidos tienen cierta simili-
rugoso y rasposo. Todo cambia en una rápida transi- tud o son totalmente diferentes de los padres. En el
ción y entonces viene la música. Esto lo descubrí ano- Diario de una joven (Hug-Hellmuth, 1919) nos encon-
che. La voz es de mi padre, es suave y melodiosa, tam- tramos la descripción de un flechazo, el cual es tan fre-
bién dura, alta y rasposa." Las sesiones lo llevaron al cuente en la actualidad como cuando fue anotado por
recuerdo de su padre, quien le cantaba canciones para la autora del diario. A los 11 años la muchacha de este
clormirlo desde los 3 hasta los 6 años; en esa edad él no diario estaba preocupada con las implicaciones de su
podía dormirse; "cuando mi padre me cantaba siempre menstruación ("curso de sangre"), del coito, con espe-
me ayudaba a que me durmiera". Las formas que se culaciones fascinantes sobre la maduración corporal del
movían, que recuerdan un poco la pantalla del sueño hombre y de la mujer, incluyendo aquellos equivalen-
de Lewin (pecho), se mezclaban en el sueño de Jorge tes a la menstruación en el muchacho. Su salvación de
con la voz cálida y melodiosa de su padre. La melodía la angustia y la excitación ocurrió al encontrarse con
una mujer guapa a quien secretamente llamó "hada
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125
dorada". El pensar en esta mujer hacía que la mucha- dad en la muchacha fue presentado en una forma muy
cha se llenara con la bendición inocente de la niñez. atinada por Virginia Woolf en Orlando, en el cual el
Cuando finalmente se enteró de la edad de su amada personaje principal se transforma de hombre en mujer.
escribió en su diario: "Treinta y seis, qué número tan Para ilustrar el estadio bisexual de la muchacha trans-
amoroso, me gusta mucho, no sé por qué pero cuando cribo parte de la grabación de una entrevista con una
oigo a alguien decir ese número me suena como cuan- joven adolescente de 15 años. En la conversación con
do una ardilla está brincando en el bosque." el entrevistador, Betty habló de su fantasía en la cual
El objeto del flechazo es amado en forma pasiva, con la posición bisexual encuentra una expresión elocuen-
el deseo de obtener atención o afecto o también el sen- te (Bloss, 1941).
tirse invadido por toda clase de afectos eróticos o sexua-
lizados. Este desarrollo continúa en la adolescencia pro- Entrevistador: ¿Sueñas mucho?
piamente. Las cualidades masoquistas y pasivas del fle- Betty: Anoche me acosté a las 9: 15 y tenía rizos en mi
•/
chazo son un estadio intermedio entre la posición fáli- cabello. Debería haber estado despierta media hora más.
Pero siempre sueño. . . hablando así en general sueño con
ca de la preadolescencia y la progresión a la feminidad.
peces. . . fantasmas. . . coches. . . y de todo. Si estoy despier-
Es, de hecho, el estadio intermedio bisexual de la ado-
ta hasta las 10:00 ya no puedo dormirme.
lescencia temprana de la mujer, que ha descrito Helene E: ¿Quieres decir nada más imágenes en tu mente?
Deustch (1944) en su forma típica para la muchacha B: Si. De mi misma y de diferentes gentes. Todo en ge-
de esta edad. "La presencia de una tendencia bisexual neral. '
intensa, un poco antes de los conflictos de la adolescen- E: ¿Qué clase de imágenes?
cia ... , está menos reprimida en las muchachas que en B: Primero una muchacha como Jane, y después un hom-
los muchachos. En este periodo de su vida las mucha- bre como una muchacha, y después una muchacha que
chas muestran con mucha facilidad su masculinidad se cambia en otro muchacho que es otra muchacha. Todo
mientras que el muchacho se siente avergonzado de su está mezclado, pero principalmente que soy una muchacha
feminidad y la niega" (Tonio Kroger ilustra este pun- vestida como muchacho. No sé por qué.
to claramente). E: ¿Has tenido esta imagen por muchos años?
B: Si, al principio cuando era joven, era una muchacha
La muchacha está conscientemente más ocupada .por que estaba vestida como muchacho y nadie sabía que era
la idea: "¿Soy un hombre o soy una mujer?" A menu- muchacha. Después era una muchacha vestida como mu-
do las muchachas tienen la creencia de que pueden chacho, pero sólo algunas gentes sabían que era muchacha.
decidir por cualquier orientación; el resultado es que Finalmente era una muchacha vestida como muchacho y
cambian ciertos sentimientos y estados del yo en algu- entonces la mitad del tiempo era una muchacha. Recuer-
nas ocasiones y en otras cambian a un énfasis bisexual. do que una noche me transformé en un muchacho y des-
Las muchachas en esta edad experimentan una extraña pués en una muchad1a y así paso todo el tiempo, tratan-
sensación de vaguedad en relación con el tiempo y el do de decidirme.
espacio. Se imaginan recuerdos de cosas que en su casa E: ¿Qué fue lo que decidiste?
les dicen que nunca ocurrieron, o que tampoco pasaron B: Decidí ser una muchacha vestida como muchacho y
en una forma particular. Esta vaguedad hacia la reali- decirle a todo el mundo que era una muchacha y sólo en
dad y en la percepción yoica es un aspecto concomitan- ciertas ocasiones...
te de la ambigüedad bisexual. El tema de la bisexuali- E: ¿Cuándo fue esto?

127
126
'
B: Esto debió ocurrir el año anterior a esto y también E: Me doy cuenta de que vas a dejar pasar el tiempo y
este año, yo era una muchacha vestida como muchacho y a ver cómo sale.
ya ve, yo tenía que ser sincera con mi sexo y vestirme B: Por el momento, yo soy ya grande como un mucha-
como muchacho y entonces diseñé todo para ser una mu- cho y alguien se dio cuenta de que era una muchacha y
chacha vestida como muchacho. No sé por qué. entonces me visto como muchacha, pero estaba con todos
E: ¿Y ésta es la historia que has guardado desde que esos muchachos y ahora soy una muchacha con los mu-
eras una chica pequeña? chachos.
B: Sí, desde que tenía 4 años. E: Ali, ya veo, eso es lo que eres ahora, vas a continuar
E: Algo así como una cosa imaginaria, ¿algo así como con la historia y a ver a dónde te lleva.
un argumento? B: No sé que es lo que va a pasar ahora.
B: Todos los que me gustan están ahí y tienen su ~ugar . E: Pues parece mtty interesante.
E: ¿Esto te hace dormirte algunas veces? B: Siempre que veo una película sigue muy raro . ..
B: Me quedo dormida en medio de esto. E: ¿Por qué?
lf
E: ¿Qué eras en el sueño antes de tomar tu decisión? B: No sé. Siempre saco ideas extrañas de las películas.
B: Era una muchacha. E: ¿Qué clase de ideas?
E: ¿Una m'uchacha? B: Por ejemplo si veo . . . si alguien dice querida, pienso
B : Sí. .. en las palabras y tengo que ponerlas.
E: Ya que no serías un muchacho por un tiempo, ¿de- E: Entonces tú tienes que ser una muchacha ¿no es así?
cidiste ser una muchacha? B: No, no la muchacha de la película; entonces tengo
B: Ah, usted dice eso. Yo pensé que se refería a otra que decir algo que es adorable o alguien me lo tiene que
decisión. decir.
E: ¿Qué otra decisión? E: Sí, en su película.
B: Oh, la parte en que cambié de muchacha a muchacho. B: Sí, si veo un argumento que es muy bueno, yo lo
E: Decidiste en esa película que ibas a ser una mu- compongo.
chacha, no usabas ropa de muchacho, pero tú misma eras E: Entonces, ¿pones una persona en el argumento?
la muchacha de hace un año y medio. B: Sí, y unas cuantas gentes más, pero quiero decir que
B: Sí. las caras de las gentes y las situaciones son un poco dis-
E: Bien, ¿qué decidiste la otra noche? Después de que tintas.
i·¡ tú y J ean tomaron la resolución. (La decisión de no salir E: Bien, bien, ¿qué clase de argumento por ejemplo?
con muchachos por 2 años.) . B: Oh, no sé, no sé cómo explicarlo. bien ... veamos .. .
B: Oh. ¿vio usted La vida de un lancero de Bengala7
E: ¿Eras todavía una muchacha? E : Sí.
B: Sí, todavía era una muchacha. B: Bien, yo era el guapo (no el que matan porque no
E: Pero, ¿siempre terminas siendo una muchacha? me gusta ser como él es), entonces yo era él y Jean era
B: Sí, algunas veces me veo y pienso que soy un mu- otro, él era, no era ninguno de ellos simplemente al-
chacho y termino en esa forma. gún otro. Ella era otra persona que no estaba ahí, no me
E: Y bien, ¿cómo terminas casi siempre? acuerdo quién era. . . quién era él. . . la persona a quien
B: Como muchacha. matan era algún otro, quizás era lVlabel, que no me cae
E: ¿Has cambiado algo en el argumento desde que Jean bien.
y tú tomaron la decisión? E: ¿Cuando eras chiquita hubieras preferido ser un mu-
B: Bien, todavía no lo termino. chacho?

128 129
B: Sí, cuando era muy chiquitita yo quería ser un mu- A pesar del completo conocimiento que Luisa tenía sobre
chacho. los hechos sexuales, la transición de su actitud masculinoi-
E: ¿Por qué? ¿Te acuerdas? de de los 12 o 13 años, a la del sentimentalismo enfermi-
B: Yo quería ser un muchacho ... no sé por qué ... aho- zo de los 15 y 16 fue extraordinariamente difícil, dolorosa y
ra quiero ser muchacha porque me gusta. . . porque me desagradable. Habiendo siempre presumido de su inmuni·
molesta cómo se. visten los muchachos, creo que es terrible, dad a estas estúpidas sensaciones -sintiéndose muy supe·
pero no sé por qué quería ser un muchacho, casi soy, por- rior-, se criticó mucho cuando se sintió "tocada" al ver
que estoy más acostumbrada a los muchachos, porque quie- a un muchacho y al sentirlo cerca. Se sintió muy disgus-
ro decir que si me gusta un muchacho estoy perdida. Si es tada con su extraño interés en lo que hasta entonces no
que pasa esto, todavía no ha pasado, pero tengo un par tenía importancia en relación con su cuerpo y aspecto ge-
de amigas que están locas por los muchachos y que no les neral. Cuando se descubrió deseando atención, envidiosa
hace nada bien, porque nunca le pueden pedir a un mu- de otras muchachas, de su belleza y de su atracción, se
chacho que vaya con ellas. Si yo fuera un muchacho esto sintió al mismo tiempo rechazada; su enojo con ella mis-
sería muy simple. ma no tuvo límites. Se volvió mórbida, un poco grosera,
perdió la confianza en sí misma y sufrió _una desintegra-
La posición bisexual de la muchacha en la adolescen- ción aguda, la cual casi la llevó a un estado drástico;
cia temprana está relacionada íntimamente al proble- por fortuna pudo tomar otra actitud y enfrentarse a los
ma del narcisismo. En la adokscencia temprana la elec- hechos en una forma inteligente, pasando a través de una
actitud un tanto desafiante - y vulgar. Durante este último
ción de objeto narcisista es prevalente; mientras que
periodo le gustaba mucho jugar con palabras tales como
en la adolescencia propiamente las defensas narcisistas fornicar, adulterio, ilegítimo. Esta etapa de vulgaridad y
ganan en amplitud. El pene ilusorio se mantiene como de desafío pasó y Luisa se sintió satisfecha de ser la mujer
úna realidad psíquica para proteger a la muchacha en que es. Durante la etapa de vulgaridad, Luisa presumía
contra de la vaciedad narcisista; ser igual a los mucha- con sus amigas de sus muchas "aventurillas".
chos es todavía una cuestión de vida o muerte.
La representación bisexual con percepciones más o me- La declinación de la tendencia bisexual marca la en-
nos vagas del cuerpo encuentra expresión en toda clase trada en la adolescencia. En la adolescencia temprana
de intereses, preocupaciones y ensueños. Esta condición la muchacha muestra una gran facilidad para vivir a un
continúa existiendo hasta que la muchacha vacía en sustituto, por ejemplo en identificaciones temporales.
todo su cuerpo aquella parte de libido narcisista que Existe el peligro de que esta actitud la lleve a una
ha estado ligada con la imagen corporal bisexual, y actuación, a una relación sexual prematura para la cual
busca completarse no en sí misma sino en el amor he- la muchacha no está preparada. Estas experiencias tie-
terosexual. Más tarde veremos cómo ocurre este cambio nen especialmente un efecto muy traumático, favorecen
que la lleva de la posición bisexual en la temprana un desarrollo regresivo y pueden llevar a desviaciones
adolescenci.a a la siguiente fase de orientación bisexual. en el desarrollo de la adolescencia. Las amistades, los
Los cambios en la muchacha al pasar de la preadoles- enamoramientos, la vida de fantasía, los intereses inte-
cencia a la adolescencia propiamente fueron lfescritos lectuales, las actividades atléticas y la preocupación con
en un estudio clínico longitudinal (Bloss, 1941), del el arreglo personal protegen a la muchacha en contra
cual cito algunas observaciones pertinentes. de esta actitud precoz, es decir, de una actividad hetero-
sexual defensiva. Sin embargo, la última medida de se-

130 131
finalidad de esta ruptura interna con el pasado agita
guridad de la muchacha en este pasaje normal a través y centra la vida emocional del adolescente; al mismo
de esta fase, es la accesibilidad emocional de los padres, tiempo esta separación o rompimiento abre nuevos ho-
especialmente la madre o el sustituto materno. rizontes, nuevas esperanzas y también nuevos miedos.
La fase de la adolescencia que ahora vamos a explo-
rar corresponde al segundo acto del drama clásico. Los
5. La adolescencia propiamente tal personajes dramáticos han llegado a un momento don-
de irrevocablemente están metidos en el drama; el es-
La pubertad en forma implacable empuja al joven pectador se ha dado cuenta de que no puede haber un
adolescente hacia adelante. Su búsqueda de relaciones retorno a las situaciones de las escenas primeras y reco-
de objeto o, por el contrario, el evitarlos, ilumina el noce que los conflictos implacablemente conducirán a
desarrollo psicológico que está ocurriendo durante esta u n final climático. Después del segundo acto los even-
fase. tos han tomado un cambio decisivo, pero el resultado
Durante la adolescencia propiamente, la búsqueda de final es desconocido y solamente el último acto del dra-
relaciones de objeto asume aspectos nuevos, diferentes ma nos podrá informar sobre esto. En forma semejante,
de aquellos que predominaron en la fase preadolescen- d urante la adolescencia propiamente tal los conflictos
te y en la adolescencia temprana. El hallazgo de un ob- internos han alcanzado un punto de envolvimiento
jeto heterosexual se hace posible por el abandono de irrev9cable, pero el final aún no puede predecirse. No
las posiciones bisexual y narcisista, lo que caracteriza podemos sino suponer y hacer pronósticos correctos en
el desarrollo psicológico de la adolescencia. En forma ocasiones y otras veces equivocados; solamente la ado-
más precisa debemos hablar de una afirmación gradual lescencia tardía nos podrá decir si vislumbramos correc-
del impulso sexual adecuado que gana ascendencia y tamente el resultado. Helene Deutsch (1944), resume
que produce una angustia conflictiva en el yo. Los me- su opinión sobre este problema diciendo: ' "Solamente
canismos defensivos y adaptativos en toda su compleja el desarrollo subsiguiente puede mostrarnos si el fenó-
variedad pasan a primer plano en la vida mental. El meno patológico está comprendido en tales casos o si
complejo desenvolvimiento de los procesos mentales du- simplemente son dificultades intensificadas de la ado-
rante esta fase, hace imposible una presentación com- lescencia." Los estudios sobre predicción nos pueden
prensiva de todos los aspectos más importantes que en ayudar a comprender y evaluar los aspectos no patoló-
ella ocurre n. Es necesario dividir la complejidad del gicos ele esta fase del desarrollo, durante el cual la per-
desarrollo mental en sus componentes y poner más aten- sonalidad muestra normalmente muchos aspectos apa-
ción a la enorme variabilidad del desarrollo. rentemente patognomónicos. La investigación sobre la
El curso de la adolescencia propiamente tal, a menu- adolescencia puede ser estimulada por los estudios de
do conocida como ado~escencia media, es de finalidad predicción que han sido llevados a cabo sobre infancia
inminente y cambios decisivos; en comparación con las y niñez temprana (M. Kris 1957), así como la crítica
fases anteriores, la vida emocional es más intensa, más e.le Anna Frcud (1958) sobre esta investigación.
profunda y con mayores horizontes. El adolescente por Durante la adolescencia propiamente tal, el adoles-
fin se desprende de los objetos infantiles de amor, lo que cente gradualmente cambia hacia el amor heterosexual,
con anterioridad ha tratado de hacer muchas veces. Los y ahora expondré los cambios internos que son esen-
deseos edípicos y sus conflictos surgen nuevamente. ta
133
132
I

ciales. y en verdad precondicionales para el avance ha- sexual; para ser más exacto, está íntimamente ligado
cia la heterosexualidad. Este desarrollo comprende mu- con el proceso de la búsqueda de objetos no incestuo-
chos procesos diferentes, y es su integración la que pro- sos. Fácilmente puede observarse cómo los adolescentes
duce la maduración emocional esencialmente. Los ado- abandonan su gran autosuficiencia y actividades auto-
lescentes, que en esta fase entran rápidamente en una eróticas, tan pronto como, por ejemplo, tienen senti-
acti vidacl heterosexual, no alcanzan, por virtud de esta mientos de ternura por una muchacha. El cambio de
experiencia, las precondiciones para el amor hetero- catexis del ser a un nuevo objeto altera la economía
sexual, y a medida que uno investiga los matrimonios libidinal pues la gratificación se busca ahora en un ob-
de adolescentes puede darse cuenta de la forma tan len- jeto en lugar de en uno mismo. Tal como lo expresó
ta en que se desarrolla la capacidad para un amor he- un muchacho de 15 años: "Tan pronto como tengo una
terosexual maduro. Desde el punto de vista psicoana- muchacha en la mente no tengo que comer como ma-
lítico el problema principal reside en la naturaleza de rrano o masturbarme todo el tiempo." La protección
los cambios catécticos relacionados a los objetos inter- en contra de las desilusiones, los rechazos y los fraca-
nos y al ser, más bien que en expresiones en la conduc- sos en el juego del amor está asegurada por todas las
ta (por ejemplo: tener un empleo, o ,relaciones sexua- formas de engrandecimiento narcisista. Además, este es-
les), como índices importantes del cambio o de la pro- tadio permite la preocupación mental con ideas que
gresión ~ psicológica . llevan a selecciones inventivas o a construcciones men-
El retiro de la catexis hacia los padres, o más bien tales útiles, que a su vez derivan su fascinación del des-
de la representación de los objetos en el yo, produce una plazamiento de los impulsos inhibidos, como la intelec-
disminución de la energía catéctica en el ser. En el mu- tualización. Sandy, un muchacho adolescente de 14
chacho, tal como lo hemos visto, este cambio lleva a una años, muy tímido y temeroso del rechazo, decidió invi-
elección narcisista de objeto basada en el yo ideal; po~ tar a una muchacha a salir con él. Al mismo tiempo
demos discernir en esta constelación libidinal los nue- Sandy dijo en su análisis que había pasado muchas ho-
vos intentos de resolución de los aspectos remanentes ras del día pensando cómo "controlar la tierr;¡.". Dos.
reactivados del complejo de Edipo, positivo o negativo. inventos, dice, son necesarios: "un productor de energía
En la muchacha, observamos una perseverancia en la y un duplicador de la materia" (es decir, en el control
posición bisexual con una sobrevaloración del compo- del hombre y la mujer). Con estas invenciones dijo, se
nente fálico. Una detención seria en el desarrollo de podría controlar la tierra. El analista comentó también
los impulsos aparece si este componente no es conce- a "Jane". Sandy contestó: "Cuando marqué anoche el
dido al amor heterosexual en el tiempo adecuado. Es teléfono de Jane estaba pensando en un sistema de
decir, que la formación de la identidad sexual es el lo- control monetario en el mundo. Tartamudeé cuando
gro final de la diferenciación del impulso adolescente contestó el teléfono, pero fingí que esto era nada más
durante esta fase. algo que yo estaba actuando."
En ambos sexos puede observarse un aumento en el La cualidad narcisista de la personalidad adolescente
narcisismo. Este hecho debe enfatizarse porque produ- es bien conocida. El retiro de la catexis de objeto lleva
ce una gran variedad de estadios en el yo que son ca- a una sobrevaloración del ser, a un aumento de la auto-
racterísticos de la adolescencia propiamente tal. Este percepción a expensas de la percepción de la realidad,
aumento precede a la consolidación del amor hetero- a una sensibilidad extraordinaria, a una auto.absorción

134 135
general, a un gran engrandecimiento. En el adolescente padres o sustitutos a través de mecanismos proyectivo-
el retiro de la catexis de los objetos del mundo externo introyectivos. Los introyectos "bueno" y "malo" se con-
puede llevar a un retiro narcisista y a una pérdida de funden con los padres actuales y su conducta real.
contacto con 1a realidad. Esto fue descrito primeramen- La decatexis de ' las representaciones de objeto los
te por Bernfeltl (1923), que señaló la semejanza de este elimina como fuente ele gratificacit'>n libidinal; con-
estado a las psicosis incipientes. El empobrecimiento secuentemente, se observa en el adolescente un hambre
del yo se debe a dos cosas: 1) a la represión de los im- de objeto, un deseo avaro que le lleva a uniones e iden-
pulsos instintivos, y 2) a la incapacidad de extender la tificaciones superficiales y constantemente variantes.
libido de objeto a los objetos infantiles de amor, así Las relaciones de objeto en esta etapa llevan automáti-
como el aceptar las emociones que esto representa. Esta camente a identificaciones transitorias, y esto previene
última fuente puede también verse como una resisten- a la libido objetal de ser totalmente agotada por de-
cia en contra de la regresión. flexión en el ser. El hambre de objetos de esta fase pue-
Las defensas narcisistas, tan características de la ado- de asumir proporciones abrumadoras; un objeto, real
lescencia, son ocasionadas por la inhabilidad de dejar o imaginario, puede servir como un sostén en el mundo
al padre gratificante, en cuya omnipotencia el niño lle- objeta!. La identidad del objeto real de este hambre,
ga a depe,n der, más que en el desarrollo de sus propias sin embargo, es negada; es el padre del mismo sexo. La
facultades; tal niño, al entrar en la adolescencia tem- identificación, positiva o negativa, con el padre del mis-
prana se encuentra totalmente incapacitado para en- mo sexo tiene que llevarse a cabo antes de que pueda
frentarse a la desilusión de sí mismo, por su logro real existir amor heterosexual. Los nuevos objetos no son
y limitado en la realidad. Esta condición, en su forma sólo pantallas en contra de antiguas introyecciones,
típica, será descrita en el Capítulo vu; es el problema sino que son también intentos de neutralizar las "ma-
central del atolladero patológico de la adolescencia pro-
las" introyecciones con "nuevas" introyecciones "bue-
longada. Debemos diferenciar la elección de objeto nar-
nas" (Greenson, 1954). Este concepto arroja luz en la
cisista, de las defensas narcisistas y de la etapa narcisis-
función económica del flechazo. Las sensaciones de
ta transitoria que normalmente precede al encuentro
de objeto heterosexual. Esta etapa transitoria, que dis- hambre y la tendencia a engullir comida están sólo par-
cutiremos ampliamente, es la consecuencia de la deca- cialmente condicionadas por las necesidades físicas de
texis del padre o madre internalizado o, para ser más crecimiento del adolescente; puede observarse que fluc-
exactos, de sus representaciones de objeto. Esto resulta túan significantemente con el surgimiento y la decli-
en procesos de identificación primitivos y transitorios nación de hambre primitiva de objeto, que es la fun-
que sirven a necesidades narcisistas y necesidades rela- ción incorporativa. He observado en varios adolescen-
tivas al objeto. tes de esta fase que las sensaciones de hambre o la ne-
El alejamiento que experimenta el adolescente en re- cesidad de comida disminuyen claramente al tiempo que
lación a los objetos familiares de su infancia es una un objeto heterosexual significativo y gratificante en-
consecuencia más de la "deslibidinización del mundo traba en su vida. El rol significativo que la oralidad
externo" (A. Freud, 1936). La difusión de los instintos juega en el proceso de separación, que envuelve inten-
en relacit'>n con representaciones de objeto influye en el sificados anhelos orales, también explica la frecuencia
comportamiento manifiesto del adolescente hacia sus de estado·s de ánimo depresivos en la adolescencia como

136 137
una "regresión transitoria a la fase oral-incorporativa gran salto." Se podría . también hablar de una "regre-
(alimenticia) del desarrollo" (Benedek, 1956, a). sión al servicio del yo" que normalmente sucede en
La etapa narcisista no es sólo una acción demorado- este trance particular de desarrollo adolescente.
ra o apoyadora causada por repugnancia para renun- El aislamiento narcisista del adolescente es contra-
ciar definitivamente a los objetos tempranos de amor, rrestado en muchas formas, que llevan a mantener su
sino que también representa una etapa positiva en el sujeción sobre las relaciones de objeto y sobre límites
proceso de desprendimiento. Mientras que previamente firmes del yo. Ambos sostenes están constantemente en
los padres eran sobrevalorados, considerados con temor peligro y la amenaza de tales pérdidas ocasiona ansie-
y no valorados realistamente, ahora se vuelven deva- dad y pánico; también inicia procesos regresivos resti-
luados y son vistos con las ruines proporciones de un tutivos que van desde leves sentimiePtos de despersona-
ídolo caído. La autoinflación narcisista surge en la arro- lización hasta estados psicóticos. Un territorio interme-
gancia y la rebeldía del adolescente, en su desafío de dio en el que el tirón de la regresión narcisista es con-
las reglas, y en su burla de la autoridad de los padres. trarrestado por la ideación relacionada al objeto y a
Una vez que la fuente de gratificación narcisista deri- la aguda percepción de impulsos instintivos, existe en la
va<;Ia del amor paternal ha cesado de fluir, el yo se cu- vida de fantasía y sueños diurnos extraordinariamente
bre con una libido narcisista que es retirada del padre ricos del adolescente. Estas fant\lsías implementan los
internalizado. El resultado final de este último cambio cambios catécticos por "acción de ensayo" y ayudan al
catéctico debe ser que el yo desarrolla la capacidad de adolescente a asimilar en pequeñas dosis las experien-
asegurar, sobre la base de una ejecución realista, esa can- cias afectivas hacia las que se está moviendo su desarro-
tidad de abastecimiento narcisista que es esencial para llo progresivo. La vida de fantasía y la creatividad es-
el mantenimiento de la autoestima. Así vemos que la tán en la cúspide en esta etapa; expresiones artísticas
etapa narcisista opera al servicio del desarrollo pro- e ideacionales hacen posible la comunicación entre ex-
gresivo, y está habitualmente entremezclada con la len- periencias altamente personales que, como tales, se vuel-
ta ascendencia de hallazgos de objeto heterosexual. ven un vehículo para la participación social. El com-
"Donde la formación del yo está envuelta, el narcisis- ponente narcisista permanece obvio y, desde luego, la
mo ... es un rasgo progresivo ... hasta donde el desarro- gratificación narcisista derivada de tales creaciones es
llo de la libido está en cuestión, este narcisismo es, por legítima. Las fantasías privadas pueden ser comparadas
el contrario, obstructivo y regresivo." (Deutsch, 1944.) a "un ensayo", porque muy frecuentemente son funcio-
Esta etapa de narcisismo transitorio, se vuelve un nefas- nes preparatorias para iniciar transacciones interperso-
to rompimiento del desarrollo progresivo, sólo cuando
nales.
el narcisismo es estructurado en una operación defen- El siguiente pasaje de un cuento de George Barker
siva de sostén y así inhibe en vez de promover el proce-
(1951) expresa bien los singulares sentimientos del ado-
so de desprendimiento. El proceso de separación y su
lescente que está de paso a través de este territorio in-
facilitación son los que dan a la etapa narcisista su ca-
lidad positiva y progresiva. En cuanto a la regresión termedio:
llevada a cabo bajo estos auspicios, el aforismo de Esas tardes exquisitamente melancólicas de mi adolescen-
Nietzsche viene· a la mente: "Dicen que está yendo ha- cia cuando solía caminar con la abstracción de un sonám-
cia atrás, y desde luego, lo está, porque intenta dar el bulo a través de las húmedas avenidas de Richmond Park,

138 189
pensando que yo nunca participaría activamente en la
vida; preguntándome por qué el fuego contenido de mis realidad externa la que da a la adolescencia su rasgo
esperanzas, araiendo en mi vientre peor que alcohol puro, característico de funcionamiento seudopsicótico? Senti-
parecía no enseñar a los extraños que yo vagaba en los mientos de alejamiento, de irrealidad y despersonaliza-
jardines. Y frecuentemente se me aparecía la frustración ción amenazan con romper la continuidad de los senti-
bajo el disfraz de una alucinación; mirando por entre los mientos. del yo; y aunque éstas son condiciones extre-
árboles que escurrían rocío colgante, algunas veces vi es- mas, persiste el hecho de que el adolescente experimen-
tatuas clásicas cobrar vida instantáneamente volviendo su ta el mundo externo con iuna singular calidad sensitiva
belleza desnuda hacia mí; o escuchaba una voz salir de en- que él piensa que no es compartida por otros: "Nunca
tre un arbusto: "Todo será contestado con tal de que no
nadie ha sentido como yo", "Nadie ve el mundo como
veas a tu derredor."
yo". La madre naturaleza se convierte en un correspon-
Y estoy parado aguardando, sin atreverme a ver hacia
atrás, esperando una mano sobre mi hombro que me brin- sal personal para el adolescente; la belleza de la natu-
de una tarea, pero solamente hay el rumor del viento y raleza es descubierta y se experimentan estados emocio-
una hoja de periódico que la brisa arrastra hacia abajo nales exaltados.
y que me roza como una interjección sucia. O un ciclista Esta hipersensibilidad está particularmente presente
pasa veloz ofreciendo posibilidades hasta el momento en en relación con el abrumador anhelo de amor. Un jo-
que llega a mí, posibilidades , que desaparecen cuando él ven de 16 años describe su primera experiencia de tier-
ha pasado. Aun así, estaba sufriendo de una simple pero no amor con una referencia particular a sensaciones
devastadora propensión: esperaba vivir. táctiles: "Es una emoción amorfa - se puede convertir
en cualquier cosa caminando descalzo en el pasto, ca-
Es interesante notar cómo esta descripción . induda- minando en el aire con los ojos cerrados y diciendo
blemente autobiográfica enfatiza la realzada agudeza de Eileen. Simplemente es querer amar a alguien. Cuando
los órganos de los sentidos, el ojo y el oído especialmen- llueve tengo la ventana abierta y me empapo con el
te. Un cambio catéctico dota a los órganos de los sen- aire. Si acaso hay un ambiente primaveral me siento
tidos de una percepción hiperaguda que obtiene su exhuberante - Ahora yo vivo enteramente con el cam-
contenido especial y calidad de la proyección; los acon- bio de clima."
tecimientos internos son ahora 'experimentados como El papel normal de las fantasías y experiencias alu-
percepciones externas, y su calidad frecuentemente se cinatorias durante la adolescencia ha sido descrito por
aproxima a las alucinaciones. Debe ser recordado que Landauer (1935): "La percepción constituye la inter-
la vista, el oído y el tacto juegan un papel principal nalización de la realidad externa y normalmente es pre-
en el establecimiento de relaciones de objeto tempra- servada como objeto de · amor y odio; el adolescente
nas, en una época en que la diferenciación entre "yo" que está impulsado por la necesidad de amar regresa
y "no yo" existe, pero que está siendo introducida por a la costumbre infantil de incorporar objetos por des-
procesos introyectivos y proyectivos. Acaso esta hiperca- trucción, para reproducirlos en alucinaciones o (me-
texis adolescente de los sentidos ayuda al yo a agarrarse nos drásticamente) en fantasías como una realidad ex-
al mundo de los objetos que está constantemente en terna que ahora es idéntica a su yo. Este fenómeno es
peligro de perder. En verdad, ¿no es esta propensión parte de la doctrina del adolescente, que sostiene que
a proyectar procesos internos y experimentarlos como el yo es lo único existente".
Debe mencionarse que el descubrimiento de la natu-
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141
raleza y la belleza es representativo para un grupo so- tasia y la realidad, y 's u contenido y forma cambian con
cial y educativo en particular, que más o menos coin- las diferentes épocas; porque el material que antes era
cide con la clase media y baja. Pero aunque el conte- ansiosamente guardado en secreto ahora se expresa
nido de las fantasías varía mucho, el principio descri- abiertamente.
to se observa a través de esta fase. El aspecto más cam- El adolescente contemporáneo, más sofisticado, ya no
biante de un impulso es su objetivo, y el componente lleva un diario. Registra las cosas, sin embargo, con mi-
más variable de una fantasía es su contenido manifies- ras a la posteridad, y lo que dichos documentos ganan
to. Esta variedad, que depende de la clase, región y en calidad literaria generalmente lo pierden en auto-
tiempo histórico, no debe opi'!-car el papel de la fanta- crítica y espontaneidad. Actualmente, los diarios son
sía en la adolescencia, como un fenómeno transitorio más frecuentemente llevados por adolescentes de fami-
interpuesto entre las etapas del narcisimo y del encuen- lias de clase media, donde los esfuerzos literarios son
tro de un objeto heterosexual. valorados y la facilidad de la palabra escrita no es poco
Típico de esta etapa intermedia es el hecho de llevar común. Los temas que alguna vez fueron predominan-
un diario. Escribir un diario es más frecuente actual- tes en los diarios -los conflictos instintivos acompaña-
mente en EE. UU. entre las jóvenes que entre los mu- dos de un humor depresivo, familiarmente conoc!do
chachos; posiblemente siempre haya sido así. La auto- como Weltschmerz, una aflicción melancólica cósmica-,
concentración emocional que implica llevar un diario han dado lugar a diferentes temas, que pueden ser re-
se ve fácilmente obstruida en un joven por connota- sumidos como una ansiedad difusa sobre la vida: Le-
ciones de pasividad; su necesidad de reafirmación física bensangst (Abegg 1954). Así también la ingenuidad acer-
tanto agresiva como defensiva, desvían su atención de ca de la política y el provincialismo de días pasados han
la introspección. Esto no siempre ha sido verdad; pa- sido dramáticamente reemplazados por un conocimien-
réce que con el advenimiento del cliché único de com- to de la mayoría de los adolescentes acerca de los con-
portamiento, los tabús más rígidos contra el así llama- flictos sociopolíticos de todo el mundo. Esta sofistica-
do "comportamiento inapropiado para el sexo" han ción no anula el hecho de que el diario aún tiene el
1
sido derribados. Como quiera que sea, la diarista fe- mismo propósito psicológico, y consiste en llenar el va-
menina comparte sus secretos con su diario como con cío emocional sentido cuando los nuevos impulsos ins-
1 r1 un confidente íntimo. La necesidad de llevar un diario tintivos de la pubertad no pueden estar por más tiem-
1
es proporcionalmente inversa a la oportunidad que tie- po unidos a objetos antiguos, y aún no pueden unirse
ne el adolescente de compartir sus necesidades emocio- a nuevos objetos, así, la fantasía asume una función de
na~es con el medio ambiente. El soñar despierto, los lo más importante y esencial. Volcarse en el diario man-
acontecimientos y las emociones que no pueden ser tiene la fantasía, por lo menos parcialmente relaciona-
compartidas con las personas reales, se confiesan al dia- da a un objeto y el hecho de escribir sus pensamientos
rio con desahogo. De este modo el diario asume una mantiene las actividades mentales del adolescente más
calidad de objeto. Esto es obvio si se leen los títulos, cerca de la realidad, ya sea que estas actividades impli-
"Querido diario" o, como en el diario de Anna Frank quen afectos o deseos, fantasías, aspiraciones o esperan-
(1947), "Querida Kitty". El diario de una joven es siem- zas, o exceso de arrogancia o desesperación. U na chica
pre su confidente femenino y ocupa un lugar entre el reportó en su diario que en cuanto solía escribir sus fan-
soñar despierto y el mundo de los objetos, entre la fan- tasías sadomasoquistas éstas se volvían más excitantes

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quico que es deformado por ellas. Este tipo de interpre-
y reales para ella. Se volvían más efectivas al ser escri- tación requiere puntos de referencia. Ésta es la razón
tas de lo que eran tan solo como fantasías. La realiza- de por qué un diario, tal cual, sin más datos acerca del
ción acerca siempre el contenido mental a la calidad autor, tendrá un valor limitado desde el punto de vista
de realidad. Viviendo experiencias y emociones a tra- del conocimiento psicológico del autor. Generalmente
vés de la escritura cierra la puerta por lo menos parcial hay que estar satisfecho con el enriquecimiento feno-
y temporalmente a la actuación. menológico que se pueda obtener."
Debido a que normalmente la nifia está más prepa- Desde. los estudios de Bernfeld, una extensa experien-
rada para la heterosexualidad, su diario tiene la fun- cia psicoanalítica con adolescentes ha establecido cier-
ción de prevenir una actuación heterosexual prematu- tas líneas de desarrollo que pueden ser consideradas
ra a través de la experimentación y la actuación de un como típicas para esta edad. Con creciente confiabili-
papel en la fantasía. De este modo el diario llena más dad y desde luego con la precaución crítica metódica
de una función: permite actuar un rol sin envolver la ya recomendada por Bernfeld, podemos reinstalar la
acción en la realidad; según Bernfeld (l 931) el diario producción verbal de los adolescentes en un plan de
está primero al servicio del proceso de identificación; desarrollo del proceso del adolescente como un todo. En
y finalmente el diario proporciona un mayor conoci- comparación con observaciones directas en nifios, ya no
miento de la vida interna, un proceso que por sí mismo aparece como no científico reconocer en un pequeño
da al yo más eficacia en sus funciones de conOcimiento de cuatro años intolerancia a que se le toquen los de-
y síntesis. dos de los pies, como una manifestación de ansiedad de
El uso de los diarios de los adolescentes para el estu- castración; ciertamente el rol que esta ansiedad asume
dio sistemático de la psicología del adolescente fue in- en el funcionamiento total del niño es muy difícil de
troducido a la literatura psicoanalítica por Bernfeld inferir a partir de la observación. La variedad de temas
(1927, 1931), quien desarrolló una metodología para que aparecen en un diario comparada paralelamente
su uso científico. Desafortunadamente, sus estudios acer- con líneas de desarrollo clínico de funcionamiento psí-
ca de los diarios de adolescentes fueron interrumpidos; quico ofrece datos fenomenológicos significativos. Pero
I· de cualquier modo, algunas de sus observaciones mere- aparte de esto, y de mayor significado, el material del
cen ser recordadas: "Los diarios de los adolescentes no diario puede ser usado para verificar secuencias típicas
[11 ofrecen una fuente de material en el sentido de los da- que pueden permitir un conocimiento más detallado de
tos históricos, por lo que se diría que la verosimilitud la adolescencia. Por esta razón, el estudio de los dia-
de sus autores está fuera de lugar. No se les puede usar rios de los adolescentes es de gran interés, aun en el
para probar hechos, quizá únicamente con una precau- caso de no tener más conocimientos del diarista, excep-
ción crítica y metodológica ... Los diarios son represen- to sexo, edad, medio ambiente, y datos históricos. La
taciones deformadas por tendencias conscientes e in- mayoría de estos datos generalmente se manifiestan en
conscientes, exactamente como los sueños, fantasías, y el mismo diario. ··
producciones poéticas de adolescentes. Se pueden utili- El primer diario no expurgado de un adolescente pu-
zar para 1) darnos conocimiento de sentimientos ma- blicado por un analista fue considerado en la época de
nifiestos (deformados por diversas tendencias) de deseos su publicación como espantoso, y fue tildado de fraude.
y experiencias de la adolescencia; 2) son fuente para la Hoy en día, a la luz de nuestro mayor conocimiento
interpretación de aquellas tendencias y del material psí-
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acerca de la vida mental del adolescente, la autentici- sionadas y evanescentes fijaciones de amor, no son en
dad del Diary of a Young Girl (Hug-Hellmuth, 1919) lo absoluto relaciones de objeto, en el sentido en que
está fuera de duda. Desde luego, los mismos argumen- usamos el término hablando de adultos. Son identifi-
tos usados por Cyril Burt en contra de la verosimilitud c:aciones de lo más primitivas, tales como las que en-
del diario podrían, con igual lógica, aplicarse contra el contramos en nuestro estudio sobre el temprano desen-
Diario de Anna Frank (1947), y este último no nece- volvimiento infantil antes de que algún objeto amoroso
sita defensa en este aspecto. Estos dos documentos y haya existido. Los siempre cambiantes encariñamientos
otros (Golan, 1954) ilustran dramáticamente la se- y enamoramientos, las amistades devotas y apasionadas
cuencia de las fases descritas en este libro. Los diarios que son defendidas por el adolescente en contra de cual-
también son capaces de comunicar los sentimientos que qu ier interferencia, como si la vida misma dependiese
acompañan los cambios tanto físicos como emocionales de ellas, pueden ser entendidos como un fenómeno de
en tal forma que ninguna presentación teórica puede restitución. Previenen una regresión libidinal total al
pretender igualar. ' narcisismo, por medio de la asimilación del objeto en
La propensión del adolescente a usar personas en lérminos del modelo descrito por Helene Deutsch como
presuntas relaciones esta muy ligada a la fantasía, es- ~ l tipo de relación "como si", el adolescente enriquece
pecialmente para dotarla con cualidades con las que el su propio yo empobrecido. Todas estas relaciones oca-
adolescente intenta ejercitar sus propias necesidades libi- sionan una sobreevaluación del amigo para gratificar
dinales y agresivas. Estas relaciones carecen de una cali- necesidades narcisistas; pero aparte de este aspecto po-
dad genuina, constituyen experiencias creadas con el pro- demos reconocer un rol experimental, jugando con pe-
pósito de desligarse de objetos tempranos de amor. El au- q ueñas cantidades de libido de objeto; un estado que
tointerés complementario en tales relaciones entre dos iertamente se continúa sobreponiendo por algún tiem-
adolescentes, especialmente niño y niña, es rememora- po con el uso esencialmente narcisista del objeto. El
tivo de una folie a deux transitoria. ·El hecho de que componente experimental es un reforzamiento del yo,
esta relación con frecuencia es disuelta sin pena, ·sin representa el aspecto del proceso total que se podría
1.
dolor subsecuente, ni secuela de identificación, confir- llamar adaptativo, puesto que funciona de acuerdo con
ma su carácter. "La necesidad de reaseguramiento en u n desarrollo progresivo.
contra de las ansiedades por los nuevos impulsos, le pue- Antes de que nuevos objetos amorosos puedan tomar
llf den dar a todas las relaciones de objeto un carácter no el lugar de aquellos abandonados, existe un periodo du-
genuino; están mezcladas con identificaciones, y las per- ra nte el cual el yo se encuentra empobrecido por el
sonas son percibidas más como representaciones de imá- retiro de los padres actuales y el alejamiento del su-
genes que como personas. Los caracteres neuróticos que peryo; en las palabras de Anna Freucl (1936): "El yo
tienen miedo de sus impulsos a lo largo de la vida, fre- se aleja del superyo." La unión del yo en el control
cuentemente dan una impresión de adolescentes." (Fe- instintivo ha dejado de funcionar en la forma depen-
nichel, 1945). diente acostumbrada, y además la decatexis de las re-
Anna Freud (1936) describió el rol que juega la presentaciones de los padres se ha añadido al empobre-
identificación en la vida amorosa del adolescente; es imiento del yo. Este estado ele cosas no solamente está
usada para preservar el dominio sobre relaciones de ob- :ontrariado por un proceso transitorio de identifica-
jeto en el tiempo del retiro al narcisismo. "Estas apa- ción, sino también por la creación · de estados volunta-
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riosos del yo, de una conmovedora percepción interna
del ser. Landauer (1935) se refiere a este fenómeno contin uar sintiéndose vivo. Él dijo: "He descubierto
adolescente como "experiencia exaltada del yo" (erhoh- que la agitación en que me meto cuando intento hacer
tes Ich-Erlebnis). Este fenómeno dé restitución puede Ja tarea es autoimpuesta. Realmente yo provoco mi es-
ser visto en relación al yo corporal, al yo experimen- tado de ansiedad y tensión. Es lo mismo cuando de re-
tador, al yo autoobservaclor. En la esfera del cuerpo pente parezco muy interesado en baseball, en la serie
es esfuerzo, dolor y excesiva movilidad, en el yo expe- mundial; de hecho, no me importa." Ambos muchachos
rimentador es la abrumadora carga afectiva y su explo- reconocieron únicamente durante el curso de su análi-
siva descarga; en el yo autoobservador es la aguda per- sis que los estados del yo eran autoinducidos a propó-
cepción de la vida interna la que caracteriza la condi- sito, parcialmente defensivos, parcialmente libidinales
ción de un adolescente relegable al mecanismo .de de- y agresivos, parcialmente adaptativos y experimentales; y
fensa. De hecho, estos estados del yo son importantes que fueron sentidos como egosintónicos. Si los estados del
para formar la variante específica y egosintónica indi- yo adolescente giran hacia gratificaciones masoquistas,
.v idual de la organización de los impulsos en el adulto. o hacia la desesperación, expresada en llanto, sufrimien-
Esta cuestión ocupará largamente nuestra discusión to, autocastigo, entonces, de acuerdo con Helerie Deutsch
sobre la adolescencia tardía; aquí la ilustraré con al- (1944), estas gratificaciones narcisistas a través del su-
gunos extractos del análisis de dos jóvenes de catorce frimiento usualmente tienden a un estado de ánimo de-
años: presivo conectado con sentimientos de inferioridad, y
John entró en una nueva fase de su análisis hasta pueden cristalizar en una depresión real, que puede
que finalmente venció la fijación que tenia en la madre desencadenar una severa neurosis de adolescencia.
fálica. Tuvo que afrontar la dócil sumisión de su padre A esta categoría general de sentimiento de exaltación
mientras no era aún capaz de transferir sus necesidades del yo pertenecen los estados autoprovocados de esfuer-
libidinales a nuevos objetos. En este estado de aisla- zo, dolor y agotamiento que son típicos del adolescente.
miento y de empobrecimiento afectivo de repente dio Aparte de los aspectos defensivos, la importancia del
con la idea de hacer cosas que estaban fuera de lo co- sentimiento del yo corporal exaltado no debe ser me-
1 mún, y que le darían una desconocida y poco usual sen- nospreciada. No necesitamos tomar en cuenta más que
sación de audacia, libertad y descubrimiento. Así, se un ejemplo de este bien sabido fenómeno, aquel toma-
lif levantó a las dos de la mañana, cuando todos estaban do de la biografía de Gerard Manley Hopkins (War-
dormidos, fue a la sala y se sentó en "la silla de papá" ren 1945). "En el internado se autonegó el uso de la
a leer; en la escuela se especializa en hacer bromas para sal por una semana; en otra ocasión, hizo una apuesta
sorpresa de sus compañeros y maestros; empezó a usar de no tomar agua u otros líquidos por una semana,
una chistosa gorra y a observar sus propios sentimien- apuesta que ganó aunque al final cayó desfallecido."
tos cuando otros le miraban. Alan, otro muchacho ele Los estados del yo autoinducidos de intensidad afec-
la misma edad, usó mecanismos similares; siempre esta- tiva y sensorial, permiten al yo experimentar un auto-
ba cansado y excitado por el apuro, la tardanza y la sentimiento y, así, protegen la integridad de sus límites
carencia de tiempo. Llegó a darse cuenta de que la sen- y su cohesión; es más, estos estados promueven la vi-
sación de apuro era un estado autoinducido de tensión, gilancia del yo sobre la tensión instintiva. Estas tensio-
por decirlo así, un estimulante autoadministrado para nes instintivas son parcialmente aliviadas por procesos
de descarga al exterior, vía expresión motora; también
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son parcialmente descargadas hacia el interior y son la núa afirmándose. La fase de la adolescencia propiamen-
causa de tantos problemas fisiológicos (de funciona- lC tiene dos temas dominantes: el revivir del complejo
miento) en este periodo; se mantienen bajo control, en de Edipo y la desconexión de los primeros objetos de
parte, por los mecanismos de defensa. De hecho, la os- amor. Este proceso constituye una secuencia de renun-
cilación entre las formas en que el yo y el impulso ins- óación de objetos y de encontrar objetos, que promue-
tintivo llegan a un entendimiento o modus vivendi, es ven ambos el establecimiento de la organización de im-
la regla, más que la excepción, durante esta fase de la pulsos adultos. Se puede describir esta fase de la ado-
adolescencia. Siempre que este modus vivendi enfatiza lescencia en términos de dos amplios estados afectivos:
la moderación, el idealismo o el repudio instintivo, reci- "duelo" y "estar enamorado". El adolescente sufre una
be mucho encomio del medio ambiente; si los impulsos pérdida verdadera con la renunciación de ·sus padres
instintivos llevan la de ganar, entonces el adolescente cdípicos, y experimenta un vacío interno, pena y tris-
puede entrar en conflicto abierto con la sociedad. Así, leza que son parte de todo luto. "El trabajo de estar
normalmente oscila entre ambas posiciones, su tumulto
de luto ... es una tarea psicológica importante en el pe-
se aplaca con el aumento gradual de principios de con-
riodo de la adolescencia" (Root 1957). La elaboración
trol inhibitorios de guía y evaluativos, que rinden deseos,
del proceso de duelo es esencial para el logro gradual
acción, pensamientos y valores egosintónicos orientados
de la liberación del objeto perdido; requiere tiempo y
hacia la realidad. Esto, por supuesto, puede ser logra-
repetición. Similarmente en la adolescencia la separa-
do sólo después de que estos principios se han desco-
ción de los padres edípicos es un proceso doloroso que
nectado de los objetos de amor y odio -las imágenes
únicamente puede lograrse gradualmente.
de los padres, hermanos y otras- que originalmente los
El aspecto de "estar enamorado" es un componente
provocaron. Como una etapa intermedia, el yo se con-
más familiar de la vida del adolescente, señala el acer-
vierte en el recipiente de la libido separado de repre-
camiento de la libido a nuevos objetos; este estado se
sentaciones de objeto; todas las funciones del yo, no
caracteriza por un sentimiento de estar completo, aco-
solamente el ser, pueden ser catequizadas en el proceso.
plado con un singular autoabandono. El amor hetero-
Esta circunstancia le da al individuo un falso sentido
sexual a un objeto implica el fin de la posi<;ión bisexual
de poder, que a su vez implica su juicio en situaciones
críticas, casi siempre con consecuencias catastróficas. de fases previas en las cuales las tendencias ajenas al
1\ Un buen ejemplo son los frecuentes accidentes automo-
sexo necesitaban constante carga contracatéctica, ya que
amenazaban constantemente con hacerse presentes, di-
vilísticos de los jóvenes.
vidiendo la unidad del yo ("autoimagen"). Estas ten-
La debilidad relativa del yo en contra de las deman-
dencias pueden satisfacerse sin restricción en el amor
das del instinto mejora durante esta fase adolescente,
he terosexual sólo concediendo al compañero el compo-
cuando el yo cede en su aceptación de los impulsos.
nente del impulso ajeno al sexo. Este modelo fue des-
Este progreso es paralelo al aumento de los recursos del
crito por Weiss (1950), quien le llamó "fenómeno de
yo al canalizar la descarga de los impulsos por una
resonancia". Aparece primeramente en la adolescencia
pauta altamente diferenciada y organizada. Sin embar-
y juega un papel importante en la resolución de las ten-
go, este paso no puede darse mientras los objetos de dencias bisexuales. En la adolescencia se puede obser-
amor de la temprana infancia continúan luchando por var fácilmente cómo el hecho de · enamorarse o de ad-
su supervivencia, mientras el complejo de Edipo conti- quirir un novio o novia hace que se aumenten marca-
150 151
<lamente los rasgos masculinos o femeninos. Este cam- ocupado hasta entonces gran parte del trabajo analítico.
bio significa que las tendencias ajenas al sexo han sido El joven describió su torbellino emocional como sigue:
concedidas al sexo opuesto y pueden ser compartidas "Hay algo raro en mi vida sexual con las muchachas. Va-
en el mutuo pertenecer de los compañeros. En otras pa- rias muchachas me siguen, hay una que me gusta más que
labras, el componente sexual inapropiado ha adql.liri- las otras, pero casi no le presté atención en la fiesta de
do egosintonicidad al convertirse en propiedad del ob- la semana pasada; el modo en que me comporto es loco.
jeto de amor que a su vez es catectizado con libido de Tengo miedo, o algo así, de hacerle saber que me gusta.
objeto. Sólo al final de la velada me decidí a prestarle atención.
A la adolescencia en sí pertenece esta experiencia A esas alturas sentía yo que tenía el control de la situa-
única, el amor tierno. El amor tierno comúnmente pre- ción, que estaba en la cumbre y que no corría ya nin-
cede a la experimentación heterosexual, que no debe gún peligro. . . Todo este asunto es tonto o anormal.
confundirse con el juego sexual más inocente de eta- Tengo miedo de que ella conozca mis sentimientos, de
pas anteriores -aunque este juego a veces se extiende que ella realmente me quiera y que yo sea un objeto
a la adolescencia en sí en el espíritu competitivo de los en sus manos. Entonces no podré estar yo encima."
muchachos para la conquista de las muchachas, y la for- La idealización del objeto de amor inicia el refina-
ma deseada de intimidad física (que es dictada en gran miento y enriquecimiento de la vida sentimental en el
parte por el medio y el grupo al cual pertenece el ado- muchacho, deriva su intensidad y calidad de un grado
lescente). El acercamiento ruidoso y voraz de los mu- normal de fijación materna. El sentimiento de amor
chachos llega a una cima en esta fase pero, antes o des- tierno en la relación heterosexual puede lograrse pro-
pués, estos bruscos intentos son interrumpidos de re- bablemente sólo cuando las posiciones narcisistas y bi-
pente por un sentimiento erótico que inhibe y extasía sexuales son cambiadas hacia la rendición final del com-
al joven macho. Se percata de que el sentimiento que ponente dominante sexual a un miembro del sexo
ha entra.do en su vida es nuevo en un aspecto; es decir, opuesto. La catexis del objeto de amor con la libido
que su actitud hacia la muchacha implica también un narcisista es responsable de su idealización. En caso de
sentimiento de ternura y devoción. Predominan la pre- infatuación extrema la catexis deja al yo agotado; el
ocupación por preservar el objeto de amor, y el deseo resultado es que frecuentemente se ignoran la protec-
de pertenecerse exclusivamente -aunque sólo sea espi- ción esencial de la salud tanto física como mental con
ritualmente- el uno al otro. La pareja no representa peligrosas consecuencias. De cualquier modo, el apare-
solamente una fuente de placer sexual (juego sexual); cer de este tierno sentimiento marca en el joven un
más bien, ella significa un conglomerado de atributos punto cambiante: las primeras señales de heterosexua-
sagrados y preciosos, que llenan al joven de admiración. lidad se manifiestan y se empieza a llevar a cabo la ela-
No debe omitirse que este nuevo sentimiento es expe- boración adolescente de masculinidad. Sin embargo sólo
rimentado por el muchacho al principio como la ame- cuando progresa desde esta etapa primaria de infatua-
naza de una nueva dependencia, así que la unión en sí ción hacia la fusión del amor tierno y sexual, se hace
despierta miedo de sumisión y de rendición emocional. aparente lo genuino de este desarrollo previo. No debe
Esta reacción apareció claramente en el análisis de un olvidarse que la masculinidad del joven, incluyendo la
joven de 15 años, cuando hizo su aparición el amor tier- del joven pasivo es poderosamente reforzada por la ma-
no. El miedo de dependencia de la madre fálica había duración de la pubertad en sí. Esta ganancia aparente

152 153
muchas veces cubre una pasividad continuada, que nue- pronunciado la 'anodina palabra, y al hacerlo se estreme-
cía todo su cuerpo. La experiencia le enseñaba que aquello
vamente se presenta cuando el surgimiento púber de ·
era el amor. Y si bien sabía exactamente que el amor le
la sexualidad masculina ha bajado en intensidad. tenía que acarrear mucho daño, disgusto y humillaciones,
Típicamente el desarrollo sigue el esquema de acuer- y que además de todo ello destruía su paz y le llenaba hasta
do con el cual el componente pasivo femenino del ma- el borde el corazón con nuevas melodías, sin que le fuera
cho se rinde a la pareja heterosexual; un sentimiento dable recobrar la tranquilidad en el futuro para dar forma
de estar completo se deriva de su polarización. En su definitiva a nada ni fin a ninguna empresa ... , no obstante
primera etapa la unión con el ser amado se experimen- eso, acogió con alegría aquel amor, se entregó a él por
ta en parte en fantasía; por ej., sólo un pequeño estí- completo, y lo cuidaba con ternura infinita, pues sabía que
mulo tal como el recuerdo de una muchacha conocida le haría fuerte y dichoso, y él ¡anhelaba tanto ser fuerte y
con anterioridad o una muchacha desconocida vista por dichoso, en vez de dedicarse a forjar quimeras y ensueños
un momento o a distancia, puede hacer que surjan fuer- nunca realizadost ...
tes manifestaciones . de afecto. A esta última categoría
pertenece la experiencia del primer amor que describe La primera elección de un objeto de amor hetero-
Thomas Mann (1914) en Tonio Kroger. sexual está comúnmente determinada por algún pare-
cido físico o mental con el padre del sexo opuesto, o
La rubia Inge, Ingeborg Holm, hija del doctor del mismo por algunas disimilitudes chocantes. En el caso de To-
apellido, que vivía en la Plaza del Mercado, donde se eri- nio el contraste entre la chica teutónica, rubia, regor-
gía, puntiaguda, la gran fuente gótica, era la joven a quien deta y prosaica y su madre exótica, morena, poética y
amaba Tonio Kri:iger cuando frisaba en los diecisiete años. delicada no puede menos de impresionar al lector. Por
¿Cómo se produjo aquello? La había visto otras mil veces; supuesto que dichos primeros amores no son relaciones
pero una noche determinada la vio bajo una luz muy par- maduras, sino intentos rudimentarios de desplazamien-
ticular hablando con una amiga de una manera muy ani- to que adquirirían madurez amorosa sólo con la re-
mada, riéndose a su manera peculiar, ladeando un poco la solución progresiva del complejo de Edipo revivido, El
cabeza, llevando de una manera muy graciosa la mano a
fracaso final de Tonio de alcanzar una relación amo-
la nuca -una mano pequeña que no era ni muy delgada ni
muy fina- mientras su blanca manga de gasa se deslizaba rosa estable puede ser descrito aquí, aunque va más
¡,¡ allá de la fase que se discute. En la primera etapa de
más arriba dél codo; oyó cómo acentuaba una palabra, una
palabra completamente anodina, en un tono muy dulce y su madurez tomó como pareja amorosa a una mujer
agradable, poniendo en la voz sonoridades insospechadas, que era el extremo opuesto de la joven Inge: "Su pelo
e invadió su corazón un encanto muchísimo más intenso castaño, con un peinado apretado, algo gris en las sie-
que el que sentía tiempo atrás al conversar con Hans nes, rodeaba un rostro sensitivo, simpático, de tez os-
Hansen, en aquellos días lejanos en los que no era más cura, de características eslavas por sus altos pómulos y
que un muchacho pequeño y tonto. pequeños ojos brillantes." Aparentemente la madre que
Aquella noche grabó en su mente la imagen de lnge, había sido descartada al elegir su primer amor adoles-
con el minúsculo y apretado mopo rubio, los ojos rasgados cente se había convertido en el co~flicto de su vida
y azules llenos de risa y la sombra de algunas pecas que
amorosa posterior. Tonio se aleja de la casa paterna y
hacían su rostro más atractivo. No pudo conciliar el sueño,
pues aún le parecía oír el sonido de su voz; intentaba en se convierte en artista, pero nunca encuentra como hom-
silencio imitar su acento, aquel acento con el que había bre joven a la mujer con la cual casarse. Eventualmen-

154 155
zación. Siempre que no pueda ser abandonada la orga-
te Tonio encuentra a Hans e Inge, qiiienes se han ca- nización de impulsos de la primera adolescencia, pue-
sado. Los dos primeros amores de Tonio estaban he- de ocurrir la precipitación hacia un matrimonio pre-
chos el uno para el otro; los dos fueron decididos en un maturo o a relaciones sexuales transitorias, como un
intento de complacer al padre; un muchacho como Hans intento de saltarse una fase específica de la adolescen-
hubiese sido amado por el padre de Tonio como un cia en sí. Cuando esto ocurre en el hombre, podemos
hijo y, escogiendo una chica como lnge, eliminaba discernir una unión insuperable a la madre amamanta-
Tonio el deseo conflictivo de poseer a la madre o a al- dora, por ej.: la madre activa. Esta fijación durante la
guien que se le pareciese. Sentimientos positivos y ne- adolescencia toma la forma de esfuerzos homosexuales
gativos hacia sus padres estaban así articulados en la pasivos que casi siempre están latentes en actuaciones
elección que el joven hizo de su primer amor homo- heterosexuales. Frecuentemente ocurren en esta fase epi-
sexual y su primer amor heterosexual. sodios homosexuales en muchachas y muchachos, y no
Un joven de 15 años describió su primera experien- hay modo de predecir la duración de su efecto en la for-
cia de amor tierno con estas palabras: "Fue el senti- mación de la masculinidad o feminidad, sin saber qué
miento más raro que había experimentado hacia una organización de impulsos específicos se refuerzan a tra-
muchacha. íbamos juntos en el tren hacia un campo vés de estas experiencias que se comparan, patológica-
de veraneo; amaba yo a la muchacha, pero no podía mente, con la maduración del púber. En la joven dos
tocarla o besarla. Esto duró casi todo el verano. Siem- predicciones favorecen la elección del objeto homo-
pre pensé, 'Sería demasiado para ella; si la toco podría sexual. Una es la envidia del pene, que se compensa
arruinar nuestra relación.' ¡Que esto me tenga que su- con desdén por el macho; en estos casos la joven mis-
ceder a mí! Yo que siempre creí ser tan audaz con cual- ma actúa como muchacho en relación con otras jóve-
quier muchacha en cualquier momento, me tomaba 20 nes. La segunda precondición es una fijación temprana
minutos llegar al primer beso. Esta vez era diferente, en la madre; en estos casos la joven actúa como una
al pensar en las anteriores conquistas rápidas me decía: niña dependiente, extremadamente obediente y confia-
'Caray, ¿qué importa un beso de aquellos?'." Este joven da, sobrecogida por sentimientos de felicidad y conten-
altamente egocéntrico y fijado oralmente pudo sobre- to en su presencia de la madre. Algunos problemas de
ponerse por medio de la terapia a su dependencia pa- alimentación (gula) frecuentemente acompañan este úl-
siva por la identificación con la madre activa. En vez timo síndrome clínico.
de ser el objeto del amor protector y el cuidado excesi- En el joven, tres precondiciones favorecen la canaliza-
vo de su madre, los· volcó en la joven amada. Al hacer ción de la sexualidad genital hacia la elección de un ob-
eso podía tolerar las tensiones crecientes del trabajo y jeto homosexual en la pubertad. Uno es el miedo a la va-
la abstinencia. Logró un grado de masculinidad al con- gina como órgano devorador y castrante. En este concep-
ceder la modalidad del impulso receptivo femenino a to inconsciente reconocemos derivados del sadismo oral
su pareja heterosexual; de este modo podría por reflejo proyectado. La segunda precondición reside en la iden-
compartir el componente del impulso repudiado. tificación del joven con su madre, una condición que
El progreso del joven a la heterosexualidad es propi- ocurre comúnmente cuando la madre fue inconsistente
ciado en gran parte por la ayuda de una unión emo- o frustrante mientras que el padre fue maternal o re-
cional profunda con una pareja amorosa que lleve, por chazante. Una tercera condición se ramifica del com-
decirlo así, la mitad de la carga del proceso de polari-
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plejo/ de Edipo que asume la forma de una inhibición tuoso. Durame las etapas previas a este alejamiento de-
o restricción en que equipara a todas las mujeres con cisiyo hay rasgos de venganza y rencor que son destina-
su madre, y considera que la introyección es una pre- dos a herir al padre, que no puede satisfacer por más
rrogativa del padre. Todas estas etapas pueden obser- tiempo las necesidades del niño. Estas acciones signifi-
varse latentes o manifiestas durante la adolescencia en can que aún prevalece el status de infancia. Podemos
sí, cuando la resurrección de las tempranas relaciones presenciar en muchachos y muchachas el resurgimiento
de objeto · pasan a primer plano. Las manifestaciones de la conciencia de la vida íntima de los padres; a esta
edípicas de la adolescencia muestran las vicisitudes es- curiosidad de imaginación se añaden sentimientos de
pecíficas que el complejo de Edipo ha sufrido durante culpa y vergüenza. Esta relación edípica ·se hace pre-
la vida del individuo. sente en la actitud crítica del adolescente haci¡¡. uno de
La lucha de los instintos, que ocurre al terminar la sus padres; en la joven, casi siempre es la madre el
primera infancia, logra una tregua con la adquisición blanco de reproches y acusaciones; más de una joven
de relaciones de objeto relativamente estables dentro de está convencida de que ella comprende mejor a su pa-
la familia, con el establecimiento del superyo y con dre que su misma madre. Ella (según un pensamiento
la elaboración preliminar de la identidad sexual. Esta muy típico), nunca lo molestaría con las trivialidades
tregua abre la puerta a la experiencia exclusivamente con que su madre lo recibe a la puerta después de un
humana del periodo de latencia. La adolescencia en sí día de pesado trabajo; la joven generalmente se da cuen-
logra tareas similares dentro de un cuerpo que · ha lle- ta sólo del aspecto negativo de sus sentimientos hacia su
gado a la madurez física sexual. Consecuentemente el madre; el lado positivo está disfrazado en fantasías, sue-
desarrollo emocional debe tender en dirección a rela- ños diurnos, o lo experimenta en forma desplazada con
ciones de objeto estables con ambos sexos, fuera de la mucha dramatización y fantasía. Esto nos recuerda a
familia y hacia la formación de una identidad sexual la joven que "se enamora" de un joven cuya máxima
irreversible. A la luz de estas adquisiciones, el hombre distinción es el ser incomprendido por los der_nás. De-
no puede menos de embonar activamente en las orga- pendiendo de la clase social y casta a la que pertenece
nizaciones sociales e instituciones de su mundo inme- la joven, el muchacho puede ser de raza, color o reli-
diato. Sólo a tmvés de la adaptación aloplástica puede gión especial, o simplemente "bueno para nada", un
procurarse satisfacción a sus necesidades instintivas, y paria de la sociedad. Esta elección de objeto sigue el pa-
1 1
además dar expresión a esas energías libidinales y agre- trón edípico de competencia y venganza. Los sentimien-
sivas que trascienden la realización instintiva y apare- tos de culpa que siguen son aplacados con autocastigo,
cen en una forma altamente compleja, cuya meta se en- ascetismo y estados de depresión.
cuentra inhibida. Una forma sublimada, la elaboración Un episodio de la psicoterapia de una joven de 17
del rol social y privado, es un proceso que empieza a años ilustra lo anterior. Mary había empezado una re-
formarse durante la adolescencia en sí, pero que de nin- lación con un joven psicótico que, en la opinión de ella,
gún modo termina en esta fase. era incomprendido por su familia, su doctor y el mun-
Volvamos al padre edípico. De los historiales clínicos do en general. En su casa ella peleaba con su familia
pertenecientes a esta fase, resulta bastante claro que es por el derecho de salir con Frecl, su novio. Esta rela-
imprescindible el alejamiento decisivo del padre antes ción tenía todas las características de una actuación;
de que pueda hacerse la elección de un objeto no inces- esto es, la descarga de una tensión conflictiva o impul-

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siva en interacción con el mundo externo, en vez de ex-
perimentarla como una crisis egosintónica. Mary se progresivo de la libido hacia relaciones de objeto hete-
aferraba a esta relación que aparentemente no le traía rosexuales, extrafamiliares y no ambivalentes.
felicidad, pero causaba a sus padres gran angustia. Un Como señalamos anteriormente los caminos que un jo-
día, madre e hija tuvieron una violenta pelea por res- ven y una muchacha siguen para la resolución de un
ponsabilidades en el traba jo de la casa, hacia el cual la conflicto edípico, son diferentes. Lo que cierra la fase
hija era remisa. Mary se sentía maltratada, rechazada edípica para un joven, a saber, la ansiedad de castra-
e incomprendida por su madre y en el apogeo de la ción, abre a su vez la fase edípica para una muchacha.
discusión abandonó el cuarto furiosa, azotando la puer- La resolución de la fase edípica nunca es llevada a cabo
ta. Al llegar a este punto en el reporte de Mary sobre por una joven con la misma rigidez y severidad con
la discusión, le hice esta observación "Yo sé qué es lo que lo hace un muchacho. El cambio de la joven hacia
que pensaste cuando dejaste a tu madre hablando sola." la heterosexualidad en la adolescencia en sí, y su uso
"¿Qué?" "Que te acostarás con Fred este fin de sema- defensivo en la preadolescencia se efectúa sólo con sus
na." "¿Cómo lo supo Ud.?", fue la respuesta. Este efec- ansias edípicas ligeramente reprimidas; como la repre-
to sorpresivo hizo que Mary comprendiera que cuando sión de las ansias edípicas del joven es más severa, su
buscaba el amor de Fred le impulsaba una profunda resurgimiento es lento y resistente a- la estimulación pu-
decepción de su madre. La relación con Fred era para beral. La resolución del complejo de Edipo se deja in-
tomar represalias, competitiva y vengativa; podía 'Ser pa- conclusa ·cuando la inmadurez del niño necesita del
rafraseada: "¿Conque no me amas? ¡Otra persona lo abandono de las ansias edípicas; la renunciación de és-
hará!" Desde este momento la chica perdió el interés tas asume la forma de represión; por el contrario, la
en Fred, y en el tratamiento surgió material de conte- joven continúa tejiendo la hebra de la alfombra edípi-
nido edípico, material que por primera vez pudo ser ca a través de su periodo de latencia. Este hecho subra-
recordado y comunicado en palabras en vez de accio- ya por un lado 'Su conflicto edípico y lo conduce por .el
nes. Actuando "esta forma especial de recordatorio en campo amplificado de experiencias latentes; por otro
la que un viejo recuerdo es reestablecido" (Fenichel lado contribuye al enriquecimiento de la vida interna
1945) se evita que la memoria esté alerta y se hace in- de la joven. Ésta, . consecuentemente, llega a la adoles-
accesible a intervenciones transformantes que emanen cencia en sí con un amplio precedente emocional ex-
del exterior o el interior. Para hacer justicia a la com- presado en fantasía, intuiciones y empatía, muy bien
plejidad del caso de Mary, debemos añadir que el reto descritos por Helen Deutsch (1944). Estos ricos oríge-
de la joven a su madre sirvió también otro propósito, nes de la vida interna permiten a la joven . tolerar el
el de resistencia ante la regresión; el problema del ne- aplazamiento de la gratificación genital. Se ha mencio-
gativismo como una forma de contrarrestar el tirón re- nado muchas veces que la joven fácilmente disocia la
gresivo es de gran importancia para el adolescente. Pa- urgencia sexual y su gratificación masturbadora, tanto
rece ser teóricamente convincente y clínicamente demos- de la acción pensada como de la consciente, por la lo-
trable que el "negativismo al por mayor" del adoles- calización anatómica de su órgano excitable, predomi-
cente disminuye en proporción directa del yo, según éste nantemente el clítoris, y a veces la vagina. La anatomía
domina el tirón regresivo por medidas adaptativas o de la joven permite la estimulación y excitación por
defensivas, pero primordialmente por un movimiento medio de presión muscular y posiciones posturales, re-
sultantes en descargas tensionales que van desde el or-
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~

gasmo hasta simples sensaciones. En el joven, al con- una meta deseada. Esto, a su vez, determina la reacción
trario, el órgano sexual es exterior, visible y palpable, de la joven hacia la menstruación."
y cualquier excitación sexual es muy perceptible; es El muchacho, al sobreponerse a los restos femeninos
más, la masturbación masculina es físicamente eyacula- de su posición edípica negativa, se vuelve hacia artifi-
toria (orgástica) y su naturaleza sexual no puede esca- cios sobrecompensatorios que le hacen aparecer beli-
par a la vista. gerantemente afirmativo de sus poderes y prerrogativas
En lo que respecta a la resolución del complejo edí- masculinas. Es más, se une a grupos masculinos o se
pico, debemos recordar nuevamente que ni en el joven afilia a pandillas ("callejeras", "escolares'', de la "baja
ni en la muchacha encontraremos soluciones ideales. sociedad" o de la "alta sociedad") que permiten que sus
En ambos sexos quedan residuos !le ansias edípicas po- tendencias inhibidas en busca de la mujer encuentren
sitivas y negativas; es decir, en el joven quedan rema- un escape y, al mismo tiempo, inician al adolescente
nencias de ansias femeninas y la muchacha mantiene en un códice colectivo de virilidad.
por un largo tiempo fantasías de naturaleza fálica. El Estas soluciones pueden ser consideradas como esta-
análisis de muchachas adolescentes ha mostrado· que la . ciones o posiciones tomadas en el desarrollo progresivo.
resolución de conflictos edípicos las prepara para el amor Por sí mismas, no indican el logro de esos cambios in-
heterosexual, y el sometimiento del "complejo de mascu- ternos catécticos e identificativos a los que puede uno
linidad" produce sentimientos maternales, por ejemplo: referirse en su totalidad como identidad sexual. De he-
el deseo de tener un niño. Helene Deutsch (1944) descu- cho, la sumisión sin reservas a las presiones sociales que
brió este desarrollo en una joven: "De cualquier modo, fuerzan al individuo a actuar en cierta forma, a pesar
la joven reprime la realización consciente del deseo ins- de la capacidad interna correspondiente para integrar
tintivo directo por un tiempo más largo y de un modo la experiencia a la continuidad del yo, comúnmente
más exitoso que el joven. Este deseo se manifiesta indi- produce un estado de confusión interna. Como resul-
rectamente en sus ansias amorosas intensas y en la orien- tado, se manifiesta clínicamente la ruptura de las fun-
tación erótica de sus fantasías -en suma, con dotar a ciones del yo; esto se presenta en las fallas típicas del
su vida interna con esas cualidades emocionales que adolescente para sobrellevar las demandas normativas
reconocemos como específicament_e femeninas." La po- <le su vida, tales como el estudio, cumplir con un ho-
laridad de "masculino" y "femenino" recibe su fijación rario, autoorientarse para el futuro, juzgar las conse-
final e irreversible durante esta fase de la adolescencia cuencias de la"acción, etc. Estos estados de confusión y
en sí. La menarca inicia y enfatiza esta polaridad. La colapso indican frecuentemente un esfuerzo patognómi-
reacción emocional en la joven normal para este acon- co para evadir los procesos de transformación internos de
tecimiento, envuelve dos procesos psíquicos esenciales. la adolescencia en sí, por medio del comportamiento
' Por un lado la renunciación y por otro lado la identifica- q ue simule sus logros. Este intento es universal y gene-
ción con su madre como prototipo reproductor. Benedek ralmente pasajero. La tendencia a preservar los privi-
(1959) ha dicho que "la madurez hacia la meta repro- legios de la infancia y a gozar simultáneamente de las
ductiva femenina depende de la identificación de des- prerrogativas de la madurez es casi un sinónimo de la
arrollo previo con la madre. Si la identificación no adolescencia misma. Todo adolescente tiene que atra-
está cargada de hostilidad, la joven puede aceptar sus vesar por esta paradoja; aquellos que se hallan fijados
deseos heterosexuales sin ansiedad y la maternidad como en esta etapa tienen un desenvolviiniento desviado.

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El declinamiento del complejo de Edipo en la ado- 1ks dinámicas en esta fase de la adolescencia, revelan
lescencia es un proceso lento, y llega hasta la adolescen- 1u·r en una observación más detallada \ID compuesto de
cia tardía. Se completa probablemente sólo cuando, du- procesos componentes divergentes. "Observación más
rante el curso natural de los hechos, el individuo se re- 1klallada" se refiere aquí a observaciones longitudina-
establece en una nueva familia; entonces las fantasías 11~11 que se extiende más allá de la fase en cuestión para
edípicas pueden ser desechadas para siempre. Más cau- l'Sludiar el destino último de la defensa; es decir, ver
telosamente -y quizá más correctamente- se puede de- dHno se separa en componentes di~tintos que sirven a
cir que a través de la formación de una familia nueva funciones diferentes como, por ej., funciones defensivas,
el joven adulto crea una constelación emocional con la adaptativas y restitutivas. El retiro de la libido de los
ayuda de la cual él espera dominar cualquier remanen- objetos infantiles de amor, que es una condición indis-
te edípico que amenace con reaparecer. pensable para la progresión adecuada de la fase hacia
Existen dos fuentes de peligro interno durante la ado- la elección de objeto no incestuosa, no es consecuente-
lescencia que requieren de medidas preventivas, tanto mente una defensa en el sentido propio de este término.
auto como aloplásticas, para impedir un estado de pá- Se vuelve una defensa sólo si se reprime la posición in-
nico. Una es el empobrecimiento del yo, que lleva a los alterada de la libido y así se retira de movimientos pro-
estados anormales del yo que ya han sido descritos en wcsivos y transformaciones.
conexión con los esfuerzos físicos respecto al manteni- Ciertos esfuerzos característicos realizados por el yo
miento del contacto con la realidad y continuidad en para contrarrestar su empobrecimiento y su débil sos-
los sentimientos del yo. La otra fuente es la ansiedad tén en la realidad, llevan los signos del fenómeno de
instintiva despertada durante el movimiento progresi- restitución. La integridad del yo -su cohesión y conti-
vo de la libido hacia la heterosexualidad. Esta ansiedad nuidad- está amenazada por la decatexis de objetos de
pone en juego los mecanismos defensivos típicos de esta amor infantil; para arreglar este daño intrapsíquico se
fase. Desde luego, durante todos los años de adolescen- i riician procesos restitutivos. La decatexis de objetos in-
cia, las reacciones defensivas juegan un papel impor- fantiles origina un aumento en el narcisismo que no im-
tante, y realmente algunas fases han sido definidas por plica una regresión a la fase narcisista o indiferenciada;
su uso de defensas específicas ·(por ej. la regresión en en cambio, puede ser entendido como la consecuencia
la fase específica para el muchacho durante la preado- de un cambio catéctico dentro del yo al servicio de un
lescencia). Comoquiera que sea, parece que en la ado- desarrollo progresivo~ Secundariamente, podemos enton-
lescencia escogen defensas propias con una mayor dis- <'CS aislar, de acuerdo con Anna Freud (1958), "defensas
creción idiosincrásica. Se podría decir que la elección :n contra de las ataduras infantiles de objeto" de las
de defensa está de acuerdo con el surgimiento progresivo que el "desplazamiento" y la "reversión de afecto" son
del carácter. La formación del carácter en sus aspec- lns más prominentes. Estas defensas eventualmente abri-
tos positivos y negativos, en su liberación y restricción n\ n el camino a procesos adaptativos (Hartmann, 1939,
del yo bajo circunstancias normales, deriva su calidad a). Sabemos por la observación que la transición de
y estructura de las activídades del yo que empiezan casi procesos restitutivos a defensivos y adaptativos es in-
siempre como medidas defensivas y gradualmente asu- trincada y requiere estudio. Este problema, desde lue-
men una fijación adaptativa. go, va hacia el fondo del proceso del adolescente en sí,
Los mecanismos de defensa que parecen ser entida- •n términos de diferenciación y maduración. El con-

164 165
cepto de defensa es por supuesto muy limitado para ha- La descripción de Joyce acerca de estas defensas ín-
cer justicia a la complejidad de la adolescencia; un én- di ca la enormidad de la lucha que este joven sostuvo.
fasis demasiado grande en él ha oscurecido otros temas Primero Stephen intentó dominar sus impulsos sexua-
igualmente significativos de este periodo. les por simple represión, por una ferviente desaproba-
Los mecanismos de defensa de la adolescencia fueron ción de su rebeldía y urgencia con la esperanza de en-
descritos por Anna Freud (1936). El ascetismo y la in- contrar paz interna. Se pueden apreciar sentimientos edí-
telectualización han sido particularmente bien estudia- pi cos inconscientes por el sentimiento culpable del mu-
dos. Ambos aparecen ampliamente en una clase social chacho al alejarse de su familia:
en la que un estado prolongado de la adolescencia se ve
favorecido por demandas especiales de la educación. El ¡Cuán necio había sido su intento! Había tratado de cons-
ascetismo prohibe la expresión del instinto; fácilmente truir un dique de orden y elegancia contra la sórdida ma-
cae en tendencias masoquistas. "La tendencia de la in- rea de la vida que le rodeaba y de contener el poderoso
telectualización es la de vincular los procesos instinti- empuje de su marejada interior por medio de reglas de
conducta y activos intereses y nuevas relaciones filiales.
vos con los contenidos ideacionales y así hacerlos acce-
Todo inútil. Las aguas habían saltado por encima de sus
sibles a la conciencia y sujetos a control" (Anna Freud, barreras lo mismo por fuera que por dentro. Y las aguas
1936). La intelectualización favorece al conocimiento continuaban su empuje furioso por encima del malecón
activo y permite la descarga de la agresión en forma derruido.
desplazada. "Un juicio negativo", de acuerdo con Spitz Y vio también claramente su inútil aislamiento. No se
(1957), "es el sustituto intelectual para la represión". había acercado ni un solo paso a aquellas vidas a las cua-
Ambas defensas, asceticismo e intelectualización, que son les había tratado de aproximarse, ni había logrado echar
tan características de la crisis de la adolescencia, de- un puente sobre el abismo de vergüenza y de rencor que
muestran bien el papel de los mecanismos de defensa lo separaba de su madre y de sus hermanos. Apenas si sen-
en la lucha del yo en contra de los instintos. Además, tía la comunidad de sangre con ellos, apenas si se imagi-
n a ba ligado a ellos más que por una especie de misterioso
en cierto modo, anuncian el surgimiento del carácter y
parentesco adoptivo: hijo adoptivo y hermano adoptivo.•
de interés especiales, de preferencia talento y eleccio-
nes vocacionales definitivas. Aparentemente la intelec-
El bastión temporal de Stephen contra sus impulsos
tualización contiene más potencial positivo, mientras el
sexuales falló en su intento de establecer nuevas rela-
asceticismo es esencialmente · restrictivo del yo; sirve ciones filiales desprovistas del componente del impul-
como una acción de posesión y tiene poco esfuerzo afec- so púber, y representaba la solución regresiva del con-
tivo con el cual comunicarse y relacionarse con el mun- flicto edípico revivido; pero no le llevaba a nada. Debía
do exterior. primero completar el alejamiento de sus objetos tempra-
En el Retrato del artista adolescente (1916) James nos de amor y odio dentro de la familia, antes de poder
Joyce, minuciosa y conmovedoramente, describe su lu- sacudirse la culpa edípica, "el pecado mortal" de su
cha juvenil contra el deseo carnal. En las medidas que educación religiosa, y encontrar aquella libertad de al-
Stephen Dedalus emplea para controlar sus impulsos a
ma que ansiaba tan fervientemente. La resolución de
pa!·tir de su primera experiencia sexual en un encuen-
las fijaciones edípicas produce crudas fantasías sexuales
tro con una prostituta, podemos reconocer dos defensas
clásicas, intelectualización y asceticismo. • El artista adolescente, Madrid, Biblioteca Nueva, 1963.

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n~

.
y acciones que son compulsivas y desafiantes, al igual presiva e inocente, se le acercaba luego por la noche entre
que sentimientos sublimes de amor tierno. las espirales sombrías del sueño con una malicia lasciva,
Por lo general, existe una disociación durante la etapa brillantes los ojos de goce sexual. s910 el despertar le ator-
de experimentación sexual entre la actividad física y mentaba con sus confusos recuerdos del orgiástico desen-
la sensación por un lado y, por otro, el contenido freno, con el sentido agudo y humillante de la transgresión.
ideacional -la reexperimentación de ataduras a obje- Y volvió a sus correrlas. Los atardeceres velados del oto-
ño le invitaban a andar de calle en calle como lo habían
tos infantiles. La experimentación sexual, si no es in-
hecho años antes por las apacibles avenidas de Blackrock.
debidamente prolongada de modo que los aspectos del Pero faltaba ahora la visión de los jardines recortados y de
placer anticipado estén dotados de cualidades perma- las acogedoras luces de las ventanas, que hubiera podiao
nentemente saciantes, sirve como introducción a las ejercer una influencia calmante sobre él. Sólo a veces, en
sensaciones sexuales de la pubertad; el acto de disocia- las pausas del deseo, cuando la lujuria que le estaba consu-
ción les permite estar menos cargados de culpa edípica. miendo dejaba espacio para una languidez más suave, la
Esta~ preetapas en el avance a la heterosexualidad de- imagen de Mercedes atravesaba por el fondo de su me-
IQandan lo .suyo antes de que se pueda obtener la eta- moria.
pa de consolidación y unificación de emociones irre- Y volvía a ver la casita blanca y el jardín lleno de rosa-
conciliables en la postadolescencia. les en el camino que lleva a las montañas y recordaba el
Cuando Stephen Dedalus finalmente supo quién era orgulloso gesto de desaire que había de hacer allí, de pie,
en el jardín bañado en luz lunar, tras muchos años de ex-
y qué quería, pudo exclamar "bienvenida, oh vida, por
trañamiento y aventura. En estos momentos, las. dulces pa-
la millonésima vez voy al encuentro de la realidad de la labras de Claude Melnotte subían hasta sus labios y apla-
experiencia y a forjar en el yunque de mi alma la con- caban su intranquilidad.
ciencia aún no creada de mi raza". Pero antes de Sentía un vago presentimiento de aquella cita que había
llegar a esta meta de liberación tuvo que sobreponerse estado buscando, y a pesar de la horrible realidad inter-
a los conflictos y tumultos emocionales de la adolescen- puesta entre su esperanza de entonces y lo presente, preveía
cia misma. El siguiente extracto describe la lucha mas- aquel sagrado encuentro que en otro tiempo había imagi-
turbatoria de Stephen y los consiguientes conflictos emo- nado y en el cual habían de desprenderse de él la debilidad,
cionales que finalmente le llevan a aceptar la invita- la timidez y la inexperiencia.
ción de una prostituta. Tales momentos pasaban pronto, y las devorádoras lla-
mas de la lujuria brotaban de nuevo. Los versos se borra-
Se dedicó a aplacar los monstruosos deseos de su corazón ban de sus labios y los gritos inarticulados y las palabras
ante los cuales todas las demás cosas le resultaban vacías y bestiales, nunca pronunciadas, brotaban ahora de su cere-
extrañas. Se le importaba poco de estar en pecado mortal, bro tratando de buscar salida. Su sangre estaba alborotada.
de que su vida se hubiera convertido en un tejido de Erraba arriba y aba jo por calles oscuras y fangosas, escu-
subterfugios y falsedades. Nada había sagrado para el sal- driñando en la sombra de las callejuelas y de las puertas,
vaje deseo de realizar las enormidades qMe le preocupa- escuchando ávidamente cualquier sonido. Gemía como una
ban. Soportaba cínicamente los pormenores de sus orgías bestia)racasada en su rapiña. Necesitaba pecar con otro ser
secretas, en las cuales se complacía en profanar paciente- de su misma naturaleza, forzar a otro ser a pecar con él,.
mente cualquier imagen que hubiera atraído sus ojos. Día regocijarse con una mujer en el pecado. Sentía una pre-
y noche se movía entre falseadas imágenes del mundo exter- senda oscura que venía hacia él de entre las sombras, una
no. Tal figura que durante el día le había parecido inex- presencia sutil y susurrante como una riada que le fuera

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./
!

anegando completamente. Era un murmullo que le cercaba importancia de valencia negativa o positiva. Fácilmen-
los oídos: tal el murmullo de una multitud dormida. On- te reconocemos el desplazamiento de afecto de objetos
das sutiles penetraban todo su ser. Las manos se le crispa- de amor y odio a controversia ideacional, y la domiña-
ban convulsivamente y apretaba los dientes como si sufrie- ción del conflicto psíquico por métodos dialécticos.
ra la agonía dé aquella penetración. En la calle extendía
Joyce, el alumno de siempre de una escuela jesuita,
los brazos pa'ra alcanzar la forma huidiza y frágil que se le
necesariamente articula el mecanismo de defensa de
escapaba incitándole ... Hasta que, por fin, el grito que
había ahogado tanto tiempo en su garganta brotó ahora de intelectualización en términos de las ambigüedad,es en
sus labios. Brotó de él como un gemido de desesperación el dogma religioso.
de un infierno de condenados y se desvaneció en un furioso
gemido de súplica, como un lamento por un inicuo aban- Cuando sentado en su pupitre contemplaba fijamente la cara
dono, un lamento que era sólo el eco de una inscripción astuta y enérgica del rector, la mente de Stephen se desliza-
obscena que había leído en la rezumante pared de un ba sinuosamente a través de aquellas peregrinas dificulta-
urinario. des que le eran propuestas. Si un hombre hubiera robado
Había estado errando por un laberinto de calles estre- una libra esterlina en su juventud y con aquella libra hu-
chas y sucias. De las malolientes callejuelas venían tumul- biera amasado luego una enorme fortuna, ¿qué era lo que
tos de voces roncas y de disputas, y lentas tonadas de can- estaba obligado a devolver, sólo la libra que había robado,
tores borrachos ... o la libra con todos los intereses acumulados, o el total de
Estaba aún en mitad del arroyo sintiendo que el corazón su inmensa fortuna? Si un seglar al administrar el bautis-
. le clamaba tumultuosamente en el pecho. Una mujer joven, mo, vierte el agua antes de pronunciar las palabras ritua-
vestida con un largo traje color rosa, le puso la mano en el les, ¿queda el niño bautizado? ¿Es válido el bautismo con
brazo para detenerle y le miró a la cara.• agua mineral? ¿Cómo puede ser que mientras la primera
bienaventuranza promete el reino de los cielos a los pobres
El encuentro con la prostituta no fue para el joven de corazón, la segunda promete a los mansos la posesión de
la tierra? ¿Por qué fue el sacramento de la Eucaristía ins-
Stephen una solución de su conflicto emocional, como
tituido bajo las especies de pan y vino, siendo así que Jesu-
no lo es para la mayoría de los jóvenes; es un acto de cristo está presente en cuerpo y sangre, alma y divinidad
afirmación de la sexualidad masculina, pero nq rompe en el pan solo y en el vino solo? ¿Contiene una pequeña
por sí mismo ataduras de objeto infantiles. El progreso partícula del pan consagrado todo el cuerpo y la sangre de
a nuevos objetos de amor no sigue comúnmente a la Jesucristo, o sólo una parte de ellos? Si el vino se agria y la
experiencia sexual. Por el contrario, la lucha interna hostia se corrompe y se desmenuza, ¿continúa Jesucristo es-
se intensifica y el levantamiento agresivo contra la fi- tando presente bajo las especies como Dios y como hombre?•
gura de autoridad masculina (padre) resalta a primer
plano. Stephen recurrió a medidas defensivas para pre- Un posible surgimiento del impulso sexual no puede
venir el surgimiento del impulso agresivo a pensamien- controlarse seguramente por la defensa de la intelec-
to consciente; es decir, usó la defensa de la intelecttla- tualización. Los sentidos y la sensualidad en general
iización. Buscando esta meta, él usó -como siempre se da debenJ ser escudriñados de cerca. La defensa del asce-
el caso- el sistema de ideas que se origina en el medio tismo, que Joyce describe en el siguiente pasaje, opera
ambiente del adolescente y que adquiere por lo tanto sin duda con más cercanía al cuerpo y sus necesidades;
• lbid. • lbid .

170 171
'/
j

alfombra. Mortificar el olfato le resultaba más difícil, por-


permite la gratificación de instintos componentes, espe- que no sentía la menor repugnancia instintiva de los malos
cíficamente el sadomasoquismo. El ascetismo, como de- olores, ya fueran exH;riores, como los del estiércol o el al-
fensa del adolescente, permite la descarga de impulsos quitrán, ya fueran de su propia persona. Entre todos ellos
libidinales y agresivos en relación al ser y a su cuerpo. había hecho muchas comparaciones y experimentos, hasta
Esta condición favorece una fijación de esta modalidad que decidió que el único olor contra el cual su olfato se
de impulso siempre que prevalezca una fuerte tenden- rebelaba, era una especie de hedor como a pescado podrido
cia masoquista; es más, da a la ambivalencia en las re- o como orines viejos y descompuestos; y cada vez que le
laciones de objeto un nuevo vigor a través de refuerzos era posible, se sometía por mortificación a este olor des-
agradable. Para mortificar el gusto se sujetaba a normas
sadomasoquistas. El asceticismo de Stephen Dedalus no
muy estrictas en la mesa; observaba a la letra los ayunos
le evita por completo las manifestaciones impulsivas de la iglesia y procuraba distrayéndose apartar la imagina-
como el enojo y la irritación, sino sólo el impulso sexual, ción del gusto de los diferentes platos. Pero era en la mor-
la "tentación de pecar mortalmente". Esta defensa le tificación del tacto donde su inventiva y su ingenuidad tra-
protege contra los sentimientos edípicos positivos, mas bajaron más infatigablemente. No cambiaba nunca cons-
no contra su "enojo al oír a su madre estornudar". Es cientemente de posición en la cama, se sentaba en las pos-
contra su madre, como objeto de amor, que la defensa turas rrienos cómodas, sufría pacientemente todo picor o
opera en el caso de Stephen; su contacto con ella pue- dolor, se separaba del fuego, estaba de rodillas toda la misa,
excepto durante los evangelios, dejaba parte de la Cara y
de continuarse sin peligro, sólo mientras tenga aspectos
del cuello sin secar para que se le cortaran con el aire y,
negativos. Joyce describe el elaborado régimen ascético cuando no estaba rezando el rosario, llevaba los brazos rígi-
de Stephen como sigue: dos, colgando a los costados como un corredor, y nunca
metía las manos en los bolsillos ni se las echaba a la es-
Pero había sido prevenido contra los peligros de la exalta- palda.
ción espiritual y no se permitió, por tanto, cejar en la más No tenía tentaciones de pecar mortalmente. Pero le sor-
nimia o insignificante de sus devociones, y tendía también prendía, ·sin embargo, el ver que después' de todo aquel
p.or medio de una constante mortificación más a borrar su complicado curso de piedad y de propia contención, se ha-
pasado pecaminoso que a adquirir una santidad llena de llaba a merced de las más pueriles e insignificantes im-
peligros. Cada uno de sus sentidos estaba sometido a una perfecciones. Todos sus ayunos y oraciones le servían de
rigurosa disciplina. Con objeto de mortificar el sentido de poco para llegar a suplir el movimiento de cólera que expe-
la vista, se puso como norma de conducta el caminar por rimentaba al oír estornudar a su madre o al ser interrum-
la calle con los ojos bajos, sin mirar ni a derecha ni a iz- pido en sus devociones. Y necesitaba un inmenso esfuerzo
quierda y ni por asomo hacia atrás. Sus ojos evitaban todo de su voluntad para dominar el impulso que le excitaba a
encuentro con ojos de mujer. Y de vez en cuando los re- dar salida a su irritación.•
frenaba mediante un repentino esfuerzo de voluntad, de-
jando a medio leer una frase comenzada y cerrando de gol pe
Lo que el artista tan lúcidamente describe es recor-
el libro. Para mortificar el oído dejaba en libertad su voz,
que estaba por entonces cambiando, no cantaba ni silbaba dadq vagamente por el adulto promedio; más frecuen-
nunca y no hada lo más mínimo para huir dé' algunos rui- temente, las extravagancias emocionales de la mente y
dos que le causaban una penosa irritación de los nervios ·cuerpo jóvenes se pierden para la conciencia. Sólo el
comd el oír afilar cuchillos en la plancha de la cocina, el
ruido de recoger la ceniza en el cogedor o el varear de una • lbicl.

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artista mantiene abierta a la preconciencia todo el re- compuesto sea flexible y susceptible a influencias del
corrido y la profundidad de las experiencias· afectivas medio ambiente. El psicoanalista norteamericano no en-
y verdaderas de su existencia total. Habitualmente, los cuentra una prevalencia de estas defensas en las formas
recuerdos del periodo de la adolescencia se vuelven va- clásicas en el adolescente norteamericano.
gos al final de ésta, enterrados ,bajo un velo de amne- De mi propia experiencia con adolescentes norteame-
sia. Los hechos son bien recordados, pero la parte afec- ricanos he reconocido otra defensa bastante común, que
tiva de la experiencia no puede ser claramente recor- sin duda tiene sus raíces en la estructura de la familia
dada. La represión toma cargo a la declinación del com- norteamericana -y, en particular, en las actitudes so-
plejo de Edipo, resucitado como ya se había hecho an- ciales favorecidas por la sociedad norteamericana. Me
tes cuando se cerró la fase edípica. Sin embargo, al aca- refiero a la tendencia del adolescente de recurrir a acep-
barse la fase edípica el recuerdo de hechos -el concre- tar un código de comportamiento, en forma tal que le
tismo del dónde, cuándo, cómo y quién-, es de prefe- permite divorciar los sentimientos de la acción en la
rencia borrado o se le da un frente falso, en la forma lucha del yo en contra de los impulsos y en contra de
de recuerdos velados, mientras los estados sentimenta- ataduras infantiles de objeto. El impulso sexual no es
les son más fácilmente accesibles al recuerdo. Al final negado en esta maniobra defensiva; por el contrario, es
de la adolescencia, lo opuesto es verdad: el recuerdo de afirmado, pero se codifica a través de acciones que lle-
los afectos es obstruido, caen en una prisión amnésica, van la marcha del comportamiento medio del compa-
mientras los hechos permanecen accesibles a la concien- ñero. Bajo una presión grupal hacia el conformismo,
cia. Volveremos a este punto en la discusión del yo en se ensancha la división hacia la emoción genuina y el
la adolescencia. comportamiento medio socialmente permitido; el re-
Parece ser que las defensas de asceticismo e intelec- sultado es que la percepción interna de lo que constitu-
tualización son particularmente típicas de la juventud yen los estímulos manejables se ve embotada. La moti-
europea, donde fueron originalmente estudiadas. Este vación reside en ser igual en la conducta externa con
hecho es un ejemplo del modo en que la cultura in- los demás, o en llenar los requisitos de la norma de un
fluye en la formación de defensas, especialmente duran- grupo. Esto va más allá de la imitación; su resultado
te la adolescencia, cuando el individuo se aleja de la eventual es la superficialidad emocional o el sentimen-
familia para encontrar su lugar en la sociedad. La clase talismo debido al sobreénfasis excesivo del componente
media educada de Europa, por ejemplo, siempre ha de la acción en el interjuego entre el ser y el medio am-
puesto un interés enfático en esfuerzos intelectuales de biente. El impulso parece perder su peligro al ser des-
una naturaleza filosófica, especulativa, analítica y teo- viado en una ejecución competitiva y uniforme, que
rética; el mundo de los compañeros y adultos se ve con favorece al narcisismo debido al fluir inhibido de li-
buenos ojos, tales esfuerzos los dota por así decirlo con bido objeta!. La formación del grupo es constreñida por
un valor preferente. Lo mismo puede ser dicho del asce- el hecho de que la mayor fuente de seguridad está en el
ticismo. Estas dos defensas son determinadas por las ex- código compartido de lo que constituye una conduc-
periencias educacionales del niño y la influencia suges- ta adecuada y en la dependencia de mutuo reconoci-
tiva del medio ambiente. Como estas dos defensas re- miento de igualdad.
presentan un compuesto de mecanismos de defensa, no Llamo a esta defensa tan prevalente en la juventud
nos debería sorprender qüe el arreglo particular dd norteamericana: uniformismo. Es un fenómeno de gru-

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y

po, que protege al individuo dentro del grupo en con- objeto y un fuerte sentido del ser." (Ver Capítulo 6: De-
tra de la ansiedad proveniente de cualquier lado. El terminantes ambientales.) '
"'· joven o la joven que no encaja dentro del uniformismo Ilustraré ahora la transformación de un proceso de-
particular que ha sido establecido por un grupo deter- fensivo en uno adaptativo durante el curso del análisis
minado es generalmente considerado como una amenaza; de un joven de 14 años. El resumen del caso muestra el
y como tal es evitado, ridiculizado, desterrado o tolera- uso simultáneo de varios mecanismos de defensa poco
do condescendientemente. o muy amalgamados, pero· todos dirigidos hacia un mis-
Varios mecanismos de defensa son fácilmente recono- mo propósito, atar la ansiedad. Generalmente hablan-
cibles en el uniformismo tales como la identificación, la do, analizaremos en este caso el surgimiento de un in-
negación y el aislamiento; también tienen una calidad terés, el interés en la historia, y demostraremos cómo
cóntrafóbica, que aparece como en busca del peligro, esta meta intelectual tomó su tenacidad de una fijación
con la predicción triunfante. ¡No tiene la menor im- infantil; es más, este interés tenía relación con la lucha
portancia! Esta defensa parece ser responsable de la púber contra los instintos y ataduras de objeto infan-
reacción de jóvenes visitantes europeos que adquieren tiles y, por último pero no menos importante, era usa-
la impresión de que el joven adolescente norteamerica- do para dominar la ansiedad y establecer continuidad
no es altamente regulado en sus formas sociales por una en la experiencia del yo. Este fragmento de un análisis
conducta obligatoria y sigue el código del grupo ado- sirve para ilustrar cómo más de un mecanismo de de-
lescente por un tiempo excepcionalmente largo. El uni- fensa -en este caso la regresión y la negación- se en-
formismo es condicionado por una importancia · válida tretejen en el esfuerzo mental total y son reconocibles
en la intensidad y calidad de un interés intelectual, el
que se modela de este modo: "Cuanto más pronto me-
cual sirve a necesidades infantiles, y debido a esta fija-
jor, cuanto más grande mejor, cuanto más rápido mejor."
ción duradera, no rinde ninguna satisfacción genuina,
Las diferencias individuales y la buena disposición
por ej., egosintónica.
emocional son en gran parte ignoradas en la carrera
Tom, un joven de 14 aii.os de inteligencia poco co-
hacia la autoafirmación e igualamiento, que dan la' fal-
mún, era inhibido, deprimido y obeso; le gustaba ru-
sa impresión de una .madurez temprana. Esta carrera miar mentalmente y tenía intereses solitarios; pasaba
hacia el comportamiento precoz estandarizado hace cor- las horas jugando solo a un intrincado juego de guerra
tocircuito con la diferenciación e individualidad, y pre- con fichas de póker o moneditas, en el cual el más débil
para así el terreno para los problemas de identidad. de los contendientes, después de haber estado a punto de
Esta condición es adversa al idealismo de la juventud, ser derrotado muchas veces, emergía siempre como ven-
a su dedicación al conocimiento e investigación, a su cedor. Desarrolló muchas versiones de este juego; por
espíritu revolucionario que espera cambiar y mejorar ejemplo, la conquista de un archipiélago por un bravo
el mundo; todo lo contrario, el formalismo se conside- héroe cuyo pueblo había sido exiliado por un malvado
ra como el guardaespaldas de la seguridad, esto es, en jefe guerrero a una pequeña isla, desde la cual al fin
parte, la respuesta a la pregunta de Spiegel (1958): se lanzaba una invasión audaz que resultaba en la des-
" ... Acaso hay fuerzas culturales en nuestro país que trucción del enemigo; este juego le daba alivio a sus
tienden a interferir con el proceso de la adolescencia, aprensiones y ansiedad, a que el débil pudiese ser des-
con el establecimiento de la primacía genital, amor de truido; siempre había esperanzas. El origen de estos

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\
juegos provenía de la fase de preadolescencia cuando tenía yo 5 años cuando mi nana me dejó." De niño se
representaba el tema de la ansiedad de castración con había sentido muy unido a su nana, y después de la se-
la madre preedípica. paración se le declaró una tos nerviosa que le desperta-
El análisis de su interés en la historia como defensa ba a m.e dia noche. Iba entonces a la recámara de sus
se inició cuando Tom leyó un libro sobre historia grie- padres donde su madre le servía chocolate caliente que
ga en la escuela. Se quejó enojado sobre lo incompleto aliviaba su tos. Finalmente, el niño se dormía en medio
de la información que contenía. Lo que él deseaba sa- de sus padres. Esto nos recuerda de Baby-Ion (niño so-
ber era, "qué sucedió después de la destrucción" de una litario), entre dos ríos protectores. Tom se embarcó en
civilización. "¿Dónde quedó? ¿Qué pasó con su gente? un resumen de su historia personal. Desde su punto de
¿Desaparecieron simplemente? Por supuesto que no." La vista, en su vida había tres fases, separadas por dos ba-
historia nunca nos da una respuesta completa. El es- rrancos cataclísmicos. Actualmente vivía en su tercera
fuerzo por penetrar y entender el pasado fue fútil; Tom fase, la adolescencia. El primer quiebre ocurrió cuando
descubrió que los libros de historia nunca lo decían tenía 5 años y su nana se fue; este hecho dio un fin
todo, y esto tornó su lectura en decepcionante e irri- traumático a su temprana infancia. El siguiente quie-
tante. El pasatiempo de los crucigramas no alivió la bre ocurrió cuando su familia se mudó de Baltimore a
tensión del joven por mucho tiempo. De repente quería Nueva York, cuando tenía 8 años. "Este cambio fue la
"comprar algo grande", pero al final terminaba jugando mayor catástrofe; fue la declinación y caída de Roma.
con su viejo tren eléctrico que no había usado por años. Todas mis cosas de bebé habían desaparecido." Proce-
Este pasatiempo tampoco resultó agradable, pues la idea dió a enumerar todos sus juguetes y objetos perdidos,
de que estaba "perdiendo su tiempo" invadía su men- acusando a su madre de haber robado sus posesiones. Su
te. A esta altura se volvió en contra de la humanidad enojo era grande y con celo de arqueólogo reconstruyó
y en contra de sus maestros en particular, a todos los el contenido de su juguetero; hasta "un pequeño sol-
declaró estúpidos. Tom odiaba a todas las gentes, pero dado de juguete o un indio que había perdido un bra-
especialmente a su amigo "que sirve sólo para hablar zo". Reconstruyó en mente el librero de su cuarto in-
de muchachas y sexo". Un humor depresivo se posesio- fantil y recordó la apariencia y las descomposturas de
nó de él nuevamente, y retornó a sus viejos y solitarios cada precioso artículo. Esta empecinada búsqueda del
juegos de guerra. Pero tampoco estos juegos le satisfa- pasado á la recherche du temps perdu, es un intento de
cían ya. El arreglo simétrico de las fichas, la ejecución revivir el pasado, de reconstruir su historia personal
ordenada y metódica de la batalla, le irritaban contra para penetrar en los lapsos oscuros del tiempo. La co.
sí mismo y exclamaba desesperado: "Oh, soy tan orde- rriente ascendente de los impulsos libidinales y agresi-
... nado que es nauseante." vos dirigidos hacia sus padres edípicos eran dominados,
Al fin Tom volvió al tema de la historia: "¿Qué su- en el caso de Tom, por los procesos de pensamiento. La
cedió con Atenas y Babilonia después de la invasión? curiosidad infantil fue desviada hacia la investigación
Me he preguntado lo mismo desde cuarto año, ya sé que histórica. Esta actividad intelectual, sin embargo, sólo
Babilonia se localiza entre el Éufrates y el Tigris, pero, podía por cortos lapsos de tiempo evitar el retorno de
¿dónde exactamente? ¿Por qué no nos lo dicen?, por los estados de ánimo depresivos y de enojo y de los afec-
cierto Babilonia siempre me ha hecho pensar en 'Baby'." tos que había experimentado en su infancia, y que hoy,
El analista: "Alone Baby (un bebé solitario)." "Bueno, en la pubertad, se adherían a la defensa de la intelec-

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('
1

tualización con un rendimiento sólo parcialmente exi- ahora, su estudio resultó compensable y libre de conflic-
toso. tos. El interés histórico se desconectó de la fijación ins-
Tom atacó el problema histórico con nuevas fuerzas, tintiva, y le fue dado avanzar de status, al de una acti-
quería trazar ahora todo el panorama de la migración vidad autónoma intelectual. Debe mencionarse que
humana, las conquistas y aniquilamientos de naciones, cuando el análisis de Tom trató su intelectualización,
y la destrucción de imperios. Lo que todo eso tenía en él se había convertido ya en un buen historiador, con
común era que estas violentas dislocaciones habían lle- un amplio conocimiento de hechos. Estos hechos, a de-
vado a "mezclas entre conquistador y conquistados, cul- cir verdad, generalmente representaban ejercicios menta-
minando en el nacimiento de una nueva tribu". les sin significado aparente; por ejemplo la memoriza-
Tom se embarcó en un ambicioso proyecto al hacer ción pedante del linaje completo de los reyes de Fran-
un esquema a gran escala de la "cuna de la civilización" cia. Esta preocupación defensiva por simples hechos dio
del Mediterráneo. Colocó a varios pueblos en el mapa paso a un entendimiento y apreciación de valores hu-
representando a cada "tribu" con un pedazo de cartón. manos mayores que el estudio de la historia implica.
Repasó entonces diversas etapas históricas, haciendo di- Un interés que operaba al servicio de la defensa se ha-
versos movimientos con los pueblos. Cuando se concen- bía convertido en una actividad adaptable, compensa-
traba demasiado y se excitaba con este proyecto, se sen- toria y llena de significado social y personal, que no
tía culpable y se acusaba a sí mismo: "no debería yo requería más el gasto de energía contracatéctica. Esta
estar haciendo esto" - es decir, ser testigo de batallas transformación promovió, en el caso de Tom, un mo-
entre contendientes y el nacimiento de nuevas tribus. vimiento de libido hacia adelante.
Sin embargo, continuaba con el proyecto. Cuando lle- La economía del yo se vio afectada en términos de
gaba a la historia contemporánea mezclaba a soldados un vigoroso cambio a la realidad, al pensamiento racio-
americanos de la segunda Guerra Mundial con mujeres nal, y a la observación objetiva. La autoestimación cre-
"sexy" de Italia y daba nacimiento a nuevas tribus. Las ció con la habilidad de dominar el conocimiento sin
asociaciones sexuales se hicieron más frecuentes hasta culpa. En la fase de la adolescencia en sí, cuando el con-
que el vacío en la historia, su historia personal, era flicto edípico se mueve hacia su solución, la retracción
llenado. Esto se hacía posible por medio de la recons- de la libido, de los padres "puede vincularse sólo con
trucción con material primordial de escenas fantasiosas, el cuerpo del adolescente y dar lugar allí a sensaciones
conceptos ·sadomasoquistas sobre el acto sexual, culpa hipocondriacas y sentimientos d.e cambios corporales
edípica, identificación ambivalente con ambos padres, que son clínicamente conocidos por las etapas iniciales
miedo a la madre fálica, la depresión que siguió a la de la enfermedad psicótica." A. Freud (1958, a.). He-
separación de su nana. Finalmente, la historia había lene Deutsch (1944) enfatiza la importancia de la fan-
contado todo. tasía en el proceso adolescente de la joven y describe
Los temas de historia personales dieron a la historia las condiciones en las que la imaginación es experimen-
mundial una persistencia decisiva y fascinaron a Tom. tada como realidad. Si la vinculación libidinal a un ob-
También eran culpables por la insatisfacción que acom- jeto incestuoso es nuevametne experimentada, no en
paftaba su estudio. La disforia, insatisfacción, futilidad, relación a un nuevo objeto sino sólo en fantasía, de
enojo y depresión se rindieron al análisis de Ia lucha modo que el adolescente permanece inconscientemente
defensiva, pero el interés en la historia sobrevivió; mas fiel al objeto anterior, entonces la primera realidad do-

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tará _¡i,- la presente fantasía de amor con un carácter de perder el control." Después de recitar los axiomas agre-
realidad. "Durante la pubertad cualquier realidad que gó: "Por favor date cuenta que mis axiomas, por lo
pudiera gratificar los deseos sexuales puede parecer pe- menos los más importantes, no dicen 'haz esto y no
ligrosa, y se lleva a cabo una regresión a la fantasía y la hagas lo otro'; sino que dicen 'no hagas esto en demasía,
pseudología. La pseudología es usada como defensa; o haz esto rmís'. Mientras que la abstinencia es buena
la joven adolescente toma su fantasía por realidad, para para mí, ning·ún axioma la recomienda. ¿Te das cuenta
. renunciar a una realidad que considera quizá más peli- de la diferencia?" Concluyó con una observación de auto-
grosa." (Deutsch, 1944). ironía jocosa: "Desde luego, yo no sé cuánto va a durar
Los niños que durante su crecimiento desarrollan una todo esto. Pero me hace sentirme muy bien."
grave ansiedad del superyo son propensos a mofarse ele Las diferentes medidas defensivas empleadas durante
todas las reglas durante una fase de su adolescencia; no la adolescencia en sí, son en circunstancias normales
transigen en nada para evitar que la debilidad o la medidas temporales de emergencia. Son desechadas tan
sumisión se declaren nuevamente. Éste es el adolescente pronto como el yo ha ganado resistencia al unir sus
"que no se compromete a nada", descrito por Anna fuerzas con el movimiento progre~ivo de la libido hacia
Freucl (1958, a). El adolescente más moderado conserva la heterosexualidad, tan pronto como la ansiedad y la
adhesión al código moral, mientras sea el que él mismo culpa han disminuido a través de cambios catécticos
escoge y hace. Los viejos odres se llenan con vino nuevo. internos. Desde un punto de vista social o de compor-
Las normas de conducta que son escogidas por él mismo tamiento este desenvolvimiento puede ser descrito en
significan alejamiento ele la disciplina de los padres, términos de un ajuste adaptativo en consonancia o co-
pero, de todos modos, preservan la modalidad de disci- rrespondencia con instituciones sociales existentes. En la
plina en las innovaciones frecuentemente revoluciona- sociedad contemporánea este proceso requiere tiempo y
rias en la moralidad y en la ética. es necesariamente lento. Sabemos que una consumación
Un ejemplo de esta etapa en la transformación del cronológicamente más temprana del estado adulto ocu-
superyo ocurrió en un joven de quince años con contfo- rrió en un pasado no muy lejano, pero hay dificultades
les obsesivo-compulsivos, quien había logrado una acep- intrínsecas en la interpretación de estos hechos, puesto
tación más tolerante de sus impulsos sexuales y, prin- que las medidas sociales que permiten al proceso del
cipalmente, agresivos, durante el análisis. Un día dijo adolescente desenvolverse por experiencias de transac-
que había desarrollado una nueva filosofía: "soy un ción, toma diferentes matices en diferentes tiempos
muchacho cambiado". Su filosofía estaba compuesta históricos (Erikson, 1946). No podemos decir con certeza
de "axiomas" basados en la siguiente proposición: q ué ocurrió en la adolescencia tradicionalista estructu-
"Puesto que tengo que seguir viviendo será mejor que rada sobre las diferentes clases sociales hace cien años,
lo disfrute." Seis axiomas regularon la conducta de su cuando se acostumbraba el matrimonio a temprana
vida "l) Si tengo miedo de alguien digo 'al diablo con- edad, y el proceso adolescente evolucion:i.ba parcialmen-
tigo' y hago lo que me place; 2) No te jactes tanto; 3) te dentro de los límites ele esa institución. Se explorará
No comas tanto; 4) 'No te masturbes tanto; los números este punto más adelante en una discusión sobre deter-
2, 3, 4 no tienen importancia cuando tengo una novia; minantes del medio ambiente en los que las diferentes
5) Haz cosas inesperadas en tiempos no habituales; 6) "estaciones'', como sea, son vistas en términos ele la in-
Soporta los sermones de mamá y no la dejes que te haga terrelación entre desarrollo individual y cultura. En el
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mundo occidental contemporáneo, hay dos peligros en se ha desviado la fase adecuada de la organización del
la adolescencia, a saber, la precipitación a la heterose- impulso de la adolescencia.
xualidad a expensas de la diferenciación de personali- Inhelder y Piaget (1958) estudiaron el pensamiento
dad, y la expresión masiva de impulsos sexuales con adolescente en su forma típica; sus resultados ostentan
una consecuente deformación de carácter y un desarro- este desarrollo correlativo <le "vida afectiva" y "procesos
llo emocional desviado. cognoscitivos", o impulso y yo, a los que me refiero.
Este progreso decisivo en el desenvolvimiento emo- Para Inhelder y Piaget es el "asumir roles de adulto"
cional durante la adolescencia reside en el progreso ha- lo que "implica una total reestructuración de la perso-
cia la heterosexualidad. Este estado sólo puede ser alcan- nalidad en la que las transformaciones intelectuales son
zado después de que los impulsos pregenitales han sido paralelas o complementarias a las transformaciones afec-
relegados a un rol iniciativo y subordinado a favor de tivas". Algunos de estos resultados están muy ligados a
la sexualidad genital o potencial orgástica. mi concepto de un arreglo jerárquico de las funciones
El placer previo es una innovación de la pubertad, del yo en la adolescencia. El adolescente "comienza a
envuelve un arreglo jerárquico de impulsos genitales y considerarse igual a los adultos y a juzgarlos"; "comien-
pregenitales. Como sucedió anteriormente en el des- za a pensar en el futuro -por ejemplo, en su trabajo
arrollo psicosexual, el yo obtiene otra vez su pista de presente y futuro en la sociedad"; también "tiene la
la organización dominante de los impulsos; y duran- idea de cambiar· esta sociedad". "El adolescente difiere
te la adolescencia en sí aparece paralelamente una orga- del niño, sobre · todo, en que piensa más allá del pre-
nización jerárquica de funciones del yo. Aparece un or- sente"; "se confía a las posibilidades".
denamiento superior de pensamiento, reconocible en el "El adolescente es el individuo que empieza a cons-
desarrollo de teorías y sistemas; consecuentemente, un truir 'sistemas' o 'teorías' en el sentido más amplio de
orden más discernible se asigna a los preceptos. Es más, la palabra. El niño no construye sistemas. . . el niño
hay una conciencia progresiva de la relevancia que tie- no tiene ese poder de reflexión: por ejemplo, no tiene
pensamientos de segundo orden que critiquen a su pro-
nen las propias acciones para el papel y el lugar pre-
pio pensamiento. Ninguna teoría puede ser construida
sente y futuro en la sociedad. La selección vocacional
sin esa reflexión. En contraste, el adolescente es capaz
-bien sea ingeniería o maternidad- requiere el relego
de analizar su propio pensamiento y construir teorías."
de algunos modelos yoicos, ideales yoicos, posibles seres,
Esto corresponde a la formulación de que el pensamien-
para subordinar posiciones. La adolescencia es la fase to, como acción de juicio, se convierte en la adolescen-
durante la cual estos procesos estratificatorios son ini- cia en un modo de trato con la interacción entre el
ciados. Durante la adolescencia tardía asumen una es- individuo y su medio ambiente, el presente y el futuro.
tructura definitiva. Cuando ocurre una tardanza o una Como acción de juicio, en la adolescencia, el pensa-
falla en la organización jerárquica de los impulsos sexua- miento es constantemente interferido por la propensión
les, hay un retraso o falla en la correspondiente fase ade- a la acción y al acting out (actuación), el alcance del
cuada del desarrollo del yo. ensayo y error se amplifica en el pensamiento abstracto,
Alteraciones autoplásticas tales como "la división del que eventualmente se formaliza en sistemas y teorías.
yo", o "deformaciones yoicas" frecuentemente fallan en Estas ideaciones sirven el propósito de proporcionar
esta etapa temprana para revelar la extensión a la cual "bases cognoscitivas y evaluativas para asumir roles de

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adulto ... Son vitales en la asimilación <le los valores La notable realización del adolescente en el reino del
que definen a las sociedades o clases sociales como en- pensamiento y su creatividad artística también poco
tidades en contraste con relaciones simples interindivi- rnmún han sido documentadas y estudiad;is hace algunos
duales". Spiegel (1958) ha demostrado que "un tipo de años (Bernfeld, 1924). La notable declinación de esta
pensamiento conceptual, por ejemplo, la estética se des- actividad, frecuentemente sorprendente, al fin de la ado-
arrolla en esta etapa". lescencia hace aparente que es una función del proceso
Inhelder y Piaget (1958) hacen hincapié que en el adolescente. La alta introspección o la intimidad psico-
desarrollo del pensamiento, el adolescente recapitula los lógica hacia los procesos internos en conjunción con la
diferentes estadios del desarrollo infantil "en los planos distancia hacia los objetivos externos, permiten al adoles-
de pensamiento y realidad que son nuevos para las ope- cente una libertad de experiencias y un acceso hacia
raciones formales". Como siempre, van del egocentrismo sus sentimientos que promueven un estado de delicada
hacia el descentramiento. El egocentrismo que es obser- sensibilidad y percepción. Las producciones artísticas de
vado en el proceso de pensamiento del adolescente ha los adolescentes son con frecuencia francamente autobio-
siclo descrito como narcisismo adolescente. Precede en gráficas y alcanzan su altura durante fases de retraimien-
turno a nuevas relaciones de objeto, correspondiendo to libidinal del mundo objeta!, o en tiempos de amor
al concepto de descentramiento de Piaget. El descentra- sin objeto definido ya sea homosexual o heterosexual.
miento promueve "objetividad", el descentramiento es La productividad creativa representa así un esfuerzo
"un continuo reenfoque de perspectiva". En el proceso · para completar tareas urgentes de transformaciones in-
de descentramiento la entrada del adolescente en el ternas. La catexis de pensamiento e introspección per-
mundo ocupacional representa el punto principal. "El mite una concentración y dedicación al proceso creativo
trabajo conduce al pensamiento lejos de los peligros del de pensamiento e imaginación que es casi desconocido
formalismo hasta regresar a la realidad." "El descentra- antes o después en la vida del individuo promedio. El
miento se lleva a cabo simultáneamente en los procesos proceso de creatividad en la adolescencia acrecienta la
de pensamiento y en relaciones sociales." Lo que ha infatuación con el ser; frecuentemente se ve acompañado
sido referido como el arreglo jerárquico de funciones por la emoción y lleva a la convicción de ser una per-
yoicas puede ser descrito en relación a funciones cogni- sona escogida y especial.
tivas como una progresión de estructuras formales en el La actividad creadora sublimada puede ser descrita
pensamiento adolescente que son parte de su egocentris- en estos términos esenciales: 1) es altamente autocen-
mo hacia una objetividad del pensamiento que promue~ trada; esto es, narcisista; 2) está subordinada a las limi-
ve el descentramiento especialmente en el análisis de taciones de un medio artístico y, en consecuencia, orien-
los hechos. "La observación muestra lo laboriosa y lenta tada parcialmente a la realidad; 3) funciona dentro de
que puede ser esta reconciliación de pensamiento y ex· la modalidad de "dar vida a una nueva existencia" al
periencias." "En conclusión -dicen Inhelder y Piaget-: ser; 4) constituye l1Pª comunidad con el medio ambien-
las adquisiciones fundamentales afectivas de la adoles- te y está, por lo tanto, parcialmente relacionada con
cencia igualan las adquisiciones intelectuales. Para en- objetos. La actividad creadora del adolescente es un
tender el rol de estructuras formales de pensamiento en proceso complejo, cuyas partes componentes pueden tra-
la vida del adolescente, encontramos que en el último bajar en conjunto en relativa armonía o ser dominadas
análisis tuvimos que situarlas en su personalidad total." completamente por un componente creativo. De este

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'1

modo, la creatividad puede gratificar necesidades narci- dad; nuevamente vemos que este proceso no queda
sistas, puede alcanzar un apoyo en la realidad, puede completo, sino que aguarda a fases subsecuentes para
remplazar objetos de amor o puede preparar la cana- su confrontación final. Sin embargo, el modo especial
lización de un don innato en un modo de vida perdu- en que la pregenitalidad queda relegada al placer pre-
rable. La observación ha demostrado que el florecer de vio, y el modo particular en que los conflictos edípicos
la productividad creativa está restringido al adolescente llegan a una resolución o compromiso, crean una orga-
de las clases educadas; pero debe enfatizarse que el ado- nización de impulsos que operará dentro de confines
lescente que rehuye el retraso de la educación y que altamente idiosincrásicos.
se esfuerza por alcanzar la adultez por la ruta más corta El yo, durante Ja adolescencia en sí, inicia medidas
no obstante participa en este proceso creativo tomando defensivas, procesos restitutivos y acomodaciones adap-
prestadas fantasías prefabricadas y emociones estereoti- tativas. Su elección muestra mayor variación individual
padas del medio masivo, como películas y revistas. Estos de la que fue discernible en fases previas, un hecho que
estereotipos complacen sus propósitos seguramente a un anuncia su influencia selectiva definitiva en la forma-
nivel muy primitivo, pero son similares en funciona- ción del carácter. Es más, los arreglos jerárquicos de las
miento a los actos creativos observados en adolescentes fu nciones yoicas hacen su aparición, modeladas tras el
más sofisticados y diferenciados. Spiegel ( 1958) expresó surgimiento de la organización de impulso. Los proce-
la opinión de que la creatividad de la adolescencia pue- sos cognitivos se hacen más objetivos y analíticos; el
de estar vinculada indirectament~ a oscilaciones catéc- reinado del principio de la realidad se inicia. La inno-
ticas, "es decir, a la fluidez del desplazamiento catéctico vación jerárquica por sí misma hace que sobresalgan
del ser a representaciones de objeto. . . A través de la diferentes intereses, capacidades, habilidades y talentos,
creación artística, lo que es ser puede volverse objeto que son probados experimentalmente por el uso y apoyo
y luego externalizarse y así puede ayudar a establecer en el mantenimiento de la autoestimación; de este modo
un balance de catexis narcisista y objeta!". la elección vocacional se solidifica o, cuando menos,
La descripción de la adolescencia en sí envuelve una hace oír su voz. El final de la adolescencia trae una
consideración detallada de tantos aspectos separados que nueva calidad a este reinado de anhelos hacia posibles
un resumen puede ser útil en este punto. Es aparente seres; en términos generales podemos decir que la ado-
que, en términos de organización de impulsos, la ado- lescencia en sí llega a su fin con la delineación de un
lescencia en sí marca un avance hacia la posición he- conflicto idiosincrásico y la constelación de impulso que
terosexual, o más bien esta organización, mientras está durante el final de la adolescencia se transforma en un
incompleta, gana en claridad e irreversibilidad. Hacia sistema unido e integrado. La adolescencia en sí elabora
este fin , la libido objeta! se externa otra vez, ahora un centro de lucha interna que resiste las transforma-
hacia objetos no incestuosos del sexo opuesto; conco- ciones del adolescente; los conflictos y las fuerzas dese-
mitantemente declina el narcisismo. La vuelta hacia q uilibrantes se mueven en un ángulo agudo. Es la labor
nuevos objetos de amor reactiva fijaciones edípicas, po- del fin de la adolescencia llegar a un arreglo final que
sitivas y negativas. El proceso de desligamiento del pa- la persona joven subjetivamente siente como "mi modo
dre edípico le da a esta fase de la adolescencia su as- de vida". La inquietante pregunta que tanto se hacen
pecto especial. La labor adecuada del sexo de esta fase los adolescentes "¿Quién soy yo?" retrocede lentamente
reside en la elaboración de la feminidad y masculini- al olvido. Durante el final de la adolescencia emerge

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una claridad de propósitos autoevidente, y un conoci- portante característica del fin de la adolescencia es la
miento del ser que se decribe mejor con las palabras delineación de aquellos asuntos que realmente importan
"éste soy yo". Esta frase declaratoria rara vez se pro- en la vida, que no toleran dilación ni compromiso.
nuncia en voz alta, pero está expresada por la vida par- Esos asuntos no siempre sirven a un autointerés obvio,
ticular que lleva el individuo, o que da por sentada, y frecuentemente r esultan en frustración, lucha y pena;
cuando la adolescencia llega a su fin . A continuación pero a pesar de las consecuencias, el joven adulto se
discutiremos este periodo que lleva a su culminación a adhiere a ciertas selecciones que, según su sentir en esa
los procesos adolescentes. época, son las únicas avenidas para su autorrealización.
Da la impresión de que la vida del individuo vista en
perspectiva muestra continuidades definidas que . se ex-
6. Adolescencia tardía tienden desde la adolescencia hasta la adultez, al igual
que discontinuidades, que de hecho marcan la línea
La fase final de la adolescencia se ha considerado siem- limítrofe superior del fin de la adolescencia. La cues-
pre como una declinación natural en el · torbellino del tión, entonces, es: ¿cuáles procesos entran en juego en
crecimiento. La analogía que usó Freud (1924) con re- la evolución de aquellos atributos noveles de personali-
ferencia al fin del complejo edípico puede ser aplicada dad que caracterizan el avance hacia la adultez o la
también a los procesos adolescentes: es decir, que llegan declinación de la adolescencia? Otra cuestión concierne
al final por motivos filogenéticos que "tienen que fina- a las condiciones que dan origen a los elementos de
lizar porque el tiempo de su disolución ha llegado, al continuidad e igualdad tan familiares para el estudian-
igual que los dientes de leche se mudan cuando los te de historias de la vida. El clínico añadirá una tercera
dientes permanentes empiezan a presionar." Sin embar- cuestión: ¿cuál es la psicopatología particular que re-
go, Freud (1924) también discutió determinantes onto· presenta el fracaso del fin de la adolescencia y la etio-
genéticos que son de igual importancia. Los motivos y logía de estas fallas de desarrollo? Los eventos que lle-
los medios por los que la adolescencia llega a su termi- van una fase de desarrollo a su fin son más difíciles de
nación revelan que los aspectos psicológicos son los identificar que los que la provocan. Estos problemas
únicos en cuyos términos se puede definir la fase final teóricos de la fase final de la adolescencia serán discu-
de la adolescencia. Como hemos mencionado anterior- tidos a continuación.
mente: la pubertad es un acto de la naturaleza, la ado- La adolescencia tardía es primordialmente una fase
lescencia es un acto del hombre. de consolidación. Con esto me refiero a la elaboración
La fase final de la adolescencia ha llamado más la d e: 1) un arreglo estable y altamente idiosincrásico
atención que la turbulencia de las fases antecedentes de funciones e intereses del yo; 2) una extensión de la
durante la última década. Sabemos por experiencia que esfera libre de conflictos del yo (autonomía secunda-
con la declinación de la adolescencia el individuo gana ria); 3) una posición sexual irreversible (constancia de
én acción propositiva, integración social, predictibili- identidad) resumida como primacía genital; 4) una
dad, constancia de emociones y estabilidad de la auto- catexis de representaciones del yo y del objeto, relati-
estimación. Nos impresiona por lo general la mayor vamente constante; y 5) la estabilización de aparatos
unificación de procesos afectivos y volitivos, la docili- mentales que automáticamente salvaguarden la identi-
dad con que nos sometemos y la regresión. Otra im- dad del mecanismo psíquico. Este proceso de consolida-

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sultado y fácilmente pasamos por alto el hecho de que
ción relaciona a la estructura psíquica y al contenido, tales procesos son generalmente más o menos incom-
la primera estableciendo la unificación del yo, y el se- pletos, es decir, fos cambios que suceden-son únicamen-
gundo preservando la continuidad dentro de él; la pri- te parciales... Casi siempre hay vestigios de lo que ha
mera forma el carácter, el segundo provee los medios. sido y una detención parcial en una etapa anterior."
Cada componente influye al otro en términos de un Parece, entonces, que los "fenómenos residuales especí-
sistema de retroacción hasta que, durante la postado- ficos y los retrasos parciales específicos" son causa en
lescencia, se adquiere el equilibrio dentro de ciertos gran medida de las variaciones en la individuatión que
límites de constancia intrínseca. El quicio de la vulne- emerge al fin de la adolescencia. Estos aspectos, por
rabilidad muestra grandes diferencias individuales, pues- estar más en evidencia en el adulto, pueden ser mejor
to que la tolerancia al conflicto y la ansiedad varían estudiados durante esa etapa. Lo que aquí necesita énfa-
enormemente. La cantidad e intensidad de estímulo
sis es el hecho de que la tarea relativa al desarrollo de la
(externo e interno) necesario para el funcionamiento
adolescencia tardía reside precisamente en la elabora-
afectivo revela también la variabilidad individual, un
ción del yo unificado que funde en su ejercicio los
hecho que no deja de tener influencia en la organiza-
" retardos parciales" con expresiones estables a través del
ción del surgimiento del yo en el tiempo y en la adoles-
cencia tardía: "Posiblemente haya un grado de ansiedad trabajo, el amor y la ideología, produciendo articulación
'optimo' (que varía de individuo a individuo) que fa- social así como reconocimiento. "Todo lo que una per-
vorece al desarrollo; más o menos como este óptimo sona posee o realiza, todo remanente de los sentimien-
puede obstaculizarlo" (Brierley, 1951). Lo mismo pue- tos primitivos de omnipotencia que su experiencia ha
de decirse del mantenimiento de una organización es- confirmado ayuda a incrementar su autoestimación."
table del yo; a saber, que un óptimo de tensión es de (Freud 1914).
valor positivo, y que da como sea tonicidad a la perso- La adolescencia tardía es un punto de cambio decisivo
nalidad. Hablo de procesos integrativos generales: ego- y, por consecuencia, es un tiempo de crisis, que fre-
síntesis, patrones y canalización. En términos del orga· cuentemente somete a esfuerzos decisivos la capacidad
nismo psíquico total y su funcionamiento, esto se refiere integrativa del individuo y resulta en fracasos de adap-
a la formación del carácter y la personalidad. tación, deformaciones yoicas, maniobras defensivas y
Podríamos construir un modelo de la adolescencia psicopatología severa. Erikson (1956) ha hablado de
tardía; pero si lo hiciésemos, debería nacer en la mente esto extensamente como una "crisis de identidad". He
que las transformaciones descritas con anterioridad son descrito el síndrome de la adolescenda prolongada
logradas sólo parcialmente por cualquier sujeto. Parece, (1954) en términos de una reticencia para llevar la últi-
desde luego, que el aspecto comprometido de la adoles- ma fase de la infancia, es decir la adolescencia, a su
cencia tardía es una parte integral de esta fase; el logro fin. Los fracasos en el paso exitoso a través de la ado-
es de relativa madurez. Es adecuado recordar las pala- lescencia tardía han traído a nuestra atención enérgica-
bras de Freud (1937) en conexión con esto: "En reali- mente las tareas de esta fase. Ha sucedido muchas veces
dad las etapas de transición e intermedias son mucho en la historia del psicoanálisis que un desarrollo des-
más comunes que las etapas opuestas rigurosamente viado arroja luz sobre el desarrollo normal; una de
·diferenciadas. Estudiando variados desenvolvimientos y estas instancias ha sido el estudio .d e las fallas de la ado-
cambios enfocamos enteramente la atención en el re-
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lescencia tardía, que ha ayudado a formular la tarea de la continua aparición de este tema en los sueños de los
esta fase específica. adultos.
Las fases de la adolescencia, descritas anteriormente, ¿Podemos suponer que la represión es el agente ma-
embonan bien dentro de la teoría psicoanalítica. Pero yor que se introduce en la edad adulta, como lo hizo
en lo que se refiere a la fase final de la adolescencia, antes este mecanismo de defensa en la fase edípica, cuya
conceptos tales como fijación, mecanismos de defensa, secuela inició el periodo de latencia? Obviamente esta
síntesis del yo, sublimación y adaptación, bisexualidad, es una solución demasiado simple; desde luego no ofre-
masculinidad y femineidad -estando todos envueltos en ce ninguna explicación para la gran variabilidad -ele
el proceso- no son en sí mismos ni suficientes ni ade- adaptaciones individuales o acuerdos aparentes al final
cuados para hacer comprensible el fenómeno de conso- de la adolescencia. Lo que debemos encontrar es un
lidación de la personalidad en la adolescencia tardía. principio operable, un concepto dinámico, que gobierna
La observación analítica ha aislado algunos de los obs- el proceso de consolidación de la adolescencia tardía y
táculos que están en el camino de una consolidación _ rinde sus diversas formas comprensi,blemcnte: primero,
progresiva, tales como fijaciones de instintos, disconti- el aparato psíquico que sintetiza los diversos procesos
nuidades en el desarrollo del yo, problemas de identi- adolescentes específicos de la fase los convierte en esta-
ficación y bisexualidad; como quiera que sea, el camino bles, irreversibles, y les da un potencial adaptativo; se-
a lo largo del cual sigue la consolidación de la persona- gundo, la fuente de los residuos específicos de periodos
lidad permanece oscuro en muchos aspectos. Los pro- anteriores ele desarrollo que han sobrevivido a las trans-
cesos integrativos son más silenciosos que los desintegra- formaciones adolescentes y que continúan existiendo en
tivos. forma derivada, contribuyen con su parte a la forma-
Las fases de la adolescencia traen a colación los im- ción del carácter; y finalmente, la fuente de la energía
pulsos en sus diversas constelaciones regresivas y pro- que implica ciertas soluciones hacia un primer plano
gresivas u organizaciones de fase específica. De hecho, y deja otras en estado latente, presta así al proceso de
podemos decir que a través de toda la adolescencia el consolidación una calidad de decisión e individualidad.
yo está en el más íntimo envolvimiento -aunque defen- Estas cualidades, que frecuentemente traen consigo sa-
sivamente- con los impulsos, y a lo largo del camino crificio y dolor, no pueden derivar completamente del
ha llegado selectivamente a buen término con su inten- impulso de maduración. Sospecho que otras fuerzas
sidad, sus objetos, y sus metas .. Fue notado anteriormen- combinan sus esfuerzos dentro de este proceso.
te que ninguna progresión de una fase de la adolescencia El concepto de trauma debe ser introducido en este
a la siguiente es siempre completada sin llevar consigo punto. El término trauma es relativo, y el efecto de
"fenómenos residuales". Debe ser ahora añadido que cualquier trauma en particular depende de la magnitud
estos residuos retienen una animación inquebrantable; y de lo imprevisto del estímulo, y de la vulnerabifülacl
sólo durante tiempos de calma relativa e.n la vida del aparato psíquico. El trauma es un fenómeno uni-
adulta se someten alguna vez al dominio del yo. Por versal de la infancia. Ya sea que el trauma sea causado
ejemplo el problema de la bisexualidad nunca es re- en mucho o en poco por la propia constitución o por
suelto en términos de su desaparición: cede a ciertas el medio ambiente no tiene relación en el efecto del ·
acomodaciones y dominancias del yo sintónico. Su con- trauma en la vida individual. Aquí quiero enfatizar
tinuada existencia en el inconsciente es confirmada por sólo el hecho ele que el domino del trauma es una in-

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terminable tarea de la vida, tan infinita como la pre-
vención de su recurrencia. Esta autoprotección es pro- Anna Freud (1952) come1.1tó sobre la posible "reversión
porcionada a la fuerza del yo y a la estabilidad de las adolescente de las actitudes del superyo y el yo, aun-
defensas. "Desde luego, nadie hace uso de todos los po- que aparentemente estas actitudes habían sido totalmen-
sibles mecanismos de defensa; cada persona solamente te integradas en la estructura yoica del niño en estado
selecciona algunos de ellos, pero éstos se fijan en su yo, de latencia". En los casos en que no se logra la nueva
estableciéndose como modos habituales de reacción para integración, presenciamos una transformación parcial
ese carácter en particular, los que son repetidos durante del adolescente por medio de persistente distonicidad del
toda la vida siempre que ocurra una situación similar yo en relación con ciertas actitudes propias de él.
a aquélla que originalmente los evocó." (Freud 1937). De cualquier modo, siempre se llevan a la vida adulta
Por otro lado, los efectos posteriores de un trauma remanentes específicos no asimilados; de hecho, ejercen
inducen a situaciones de vida que de algún modo repiten su demanda de continua expresión a través de la orga-
la original; por lo tanto, el trabajo en la resolución del nización de la personalidad misma.
trauma, el intento de dominarlo, continuará. Las ex- El alcance con que el trauma obstaculice el desarrollo
periencias de la vida que tienen su origen en este tipo progresivo constituye el factor negativo del trauma; y
de antecedentes proceden de acuerdo a la repetición el alcance con que el trauma promueva e impulse el
compulsiva. Lo que fue experimentado originalmente dominio de la realidad es el factor positivo; esta idea -
como una amenaza del medio ambiente se vuelve el fu e desarrollada por Freud (1939) en uno de sus últimos
modelo de peligro interno. Al adquirir el status de un estudios: "Los efectos de un trauma tienen dos catas,
modelo, el peligro principal tuvo que ser reemplazado positiva y negativa. La primera son intentos de revivir
. por representaciones simbólicas y equivalentes sustitu- el trauma, de recordar la experiencia olvidada, o aún
tivas que corresponden al desarrollo físico y mental del mejor, de hacerla real .:__de revivir una vez más su repeti-
niño en crecimiento. Al fin de la adolescencia la ame- ción; si fue una relación afectiva temprana, es revivida 1

naza original o más bien un componente de ella reapa- en un contacto análogo con otra persona. Estos intentos
rece nuevamente siendo activada en el medio ambiente; se resumen en términos de 'fijación al trauma' y 'com-
su resolución o quietud es buscada entonces dentro de pulsión a la repetición'. Los efectos pueden ser incorpo-
un sistema de interacción altamente específico. Conse- rados al así llamado yo normal y, en forma de tenden-
cuentemente el individuo experimenta su comporta- cias constantes le prestan rasgos de carácter inmutable...
miento como significativo, evidente, urgente y gratifi- Las reacciones negativas persiguen la meta opuesta; aquí,
cante. nada se debe recordar o repetir del trauma olvidado.
El dominio progresivo de los traumas residuales de- P ueden ser agrupadas como reacciones defensivas. Pue-
termina el intercambio transaccional prevaleciente en- den expresarse para evitar impresiones, una tendencia
tre el individuo y el medio ambiente, al igual que entre q ue puede culminar con inhibición o fobia. Estas reac-
el yo y el ser. El desembarazarse de la influencia dañina ciones negativas también contribuyen considerablemente
del mundo exterior que se precipita en el trauma y que a la formación del carácter."
ha llegado a ser parte del mundo interno es .una tarea Dentro del problema de consolidación del carácter al
psíquica para toda la vida. Una porción considerable final de la adolescencia, debemos incluir el problema
de esta tarea se lleva a cabo durante la adolescencia. del trauma como parte del proceso total. La fijación e
irreversibilidad de carácter tiene un efecto favorable
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sobre la economía psíquica; al igual que los rasgos rioridad, es obvio que la institución psíquica donde se
compulsivos agranda la distancia entre el yo y el im- lleva a cabo la consolidación del proceso adole:Kente es
pulso. Entonces, un rasgo de carácter que se forma con en el yo (síntesis del yo). Las fijaciones proveen la es-
lentitud al final de la adolescencia debe su calidad es- pecificidad de elección en términos de necesidades li-
pecial a la fijación de un trauma particular o del com- bidinales, identificaciones prevalentes y fantasías prefe-
ponente ele un trauma. La traumática focal resiste las ridas. El trauma residual provee la fuerza (compulsión
alteraciones del adolescente, a través de las transforma- a la repetición) que impulsa las experiencias no inte-
ciones emocionales que permite la adolescencia; éstas gradas en la vida mental, para su eventual dominio o in-
le dan al proceso de consolidación de la adolescencia tegración al yo. La dirección que tome este proceso -su
tardía una afinidad selectiva a ciertas elecciones. Ade- énfasis preferente hacia la descarga de impulsos, subli-
más, le proveen ele una fuerza implacable que dirige al mación, defensa, deformación del yo, etc.-, es controlada
adulto joven hacia cierto modo de vicia que llega a en gran parte por influencias del yo ideal y del superyo.
sentir como de su propiedad. Los remanentes de los La forma que toma este proceso es influida por el me-
traumas relacionan el presente con un pasado dinámica-
dio ambiente, por las instituciones sociales, la tradición,
mente activo, y establecen esa continuidad histórica en
las costumbres y los sistemas de valores. Obviamente,
el yo que provoca un sentimiento ele certeza, dirección,
todo el proceso opera dentro de los confines que impo-
y la armonía entre el sentimiento y la acción. Un joven
paciente que tuvo un colapso nervioso en la adolescencia nen los factores constitucionales, tales como las dotes
tardía di jo, al sentir el impacto de su pasado redes- físicas y mentales.
cubierto sobre el sentido cambiante de su ser, "parece Llegamos, entonces, a la conclusión de que los con-
ser que se puede tener futuro sólo si se ha tenido un flictos infantiles no son eliminados al final de la adoles-
pasado ... cencia, sino que se restituyen específicamente, se tornan
Uno se pregunta por qué el recurrir a la fijación del yo-sintónicos, por ejemplo, se integran al reino del yo
yo y a los instintos no es suficiente para hacer com- como tareas de la vida. Se centran dentro de las auto-
prensibles la especificidad ele elección, los arreglos defi- rrepresentaciones del adulto. Cualquier intento de do-
nitivos del yo y el superyo, y las demandas de los impul- minio del yo-sintónico de un trauma residual, frecuente-
sos de la adolescencia tardía. La fijación busca el mente experimentado como conflicto, incrementa la
mantenimiento de una posición estática; resiste los cam- autoestimación. La estabilización de la autoestimación
bios. Sin embargo, el aspecto positivo del trauma reside es uno de los mayores logros de la edad adulta. "La
en el hecho de ejercer una fuerza implacable para lle· autoestimación es la expresión emocional de la auto-
gar a un acuerdo con sus residuos nocivos a través ele evaluación y la correspondiente catexis libidinosa o
su reactivación constante en el medio ambiente. No hay agresiva de las autorrepresentaciones ... La autoestima-
eluda de que las fijaciones de impulso y del yo colabo- ción no refleja necesariamente la tensión entre el su-
ran en la consolidación del carácter y contribuyen a la peryo y el yo. Definida superficialmente, la autoestima-
organización de la personalidad. Pero una fijación dada ción expresa la discrepancia o la concordancia del con-
es sólo uno de tantos aspectos entre los componentes cepto de deseo del ser y las autorrepresentaciones."
que son unificados por la integración. (Jacobson, 1953.) El restablecer esta concordancia y
Volviendo a las preguntas que nos hicimos con ante- eliminar la discrepancia por medio de una interacción
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sensata con el medio ambiente, se convierte en un es- de la reorganización de impulsos que es característica
fuerzo de por vida para el yo. de la adolescencia, aún permanecen remanentes edípicos
Esta presentación esquemática es tomada como mo- que no fueron llevados por el camino del amor al ob-
delo de la última fase de la adolescencia como tal, no jeto. El fin de la adolescencia implica la transforma-
hace justicia a los muchos problemas que afloran en ción de estos residuos edípicos en modalidades yoicas.
la adolescencia. En términos de todo el periodo ado- La importancia del trabajo para la economía de la
lescente, se puede decir que el proceso adolescente asu- libido fue claramente establecida por Freud (1930):
me rasgos crecientemente individualistas, que en la ado- "El acentuar la importancia del trabajo tiene un efecto
lescencia propiamente dicha alcanzan un clímax en el mayor que cualquier otra técnica del vivir para conec-
resucitamiento del conflicto edípico y el establecimiento tar al individuo más íntimamente con la realidad; en
del placer previo, con el efecto consiguiente en la or- su traba jo está, por lo menos, ligado seguramente a
ganización del yo. La resolución del complejo edípico u na parte de la realidad, la comunidad humana. El
resucitado durante el periodo adolescente es, cuando trabajo no es menos valioso por la oportunidad que él
más, parcial. La parte que resistió la resolución adoles- mismo y las relaciones humanas conectadas con él pro-
cente se convierte en el centro de un esfuerzo continuado veen para una descarga considerable de los componentes
hacia este fin; procede dentro de los confines de selec- de impulsos libidinales, narcisistas, agresivos y aun eró-
ciones personales, tales como trabajo, valores, lealtades, ticos, como porque es indispensable para la subsistencia
· amor. Lo que observamos al Hn de la adolescencia es y justifica la existencia en una sociedad."
un proceso autolimitativo, la demarcación de un espacio Los intereses yoicos altamente idiosincrásicos y la ca-
de vida que permite movimiento sólo dentro de un área texis, preferentes de la adolescencia tardía constituyen
psicológica restringida. Aquellos elementos de igualdad un nuevo logro en la vida del individuo. En la misma
y continuidad que abarcan la niñez, la adolescencia y medida las autorrepresentaciones asumen una fijación
la vida adulta, subrayan el hecho de que la nueva for- estable y segura. La definición específica de la fase de
mación mental que se ha modelado perpetúa las ten- la adolescencia tardía podría ser formulada en estos
dencias familiares antecedentes en la personalidad del términos. La declaración de Freud de que el heredero
adulto. del complejo edípico es el superyo, podría parafrasearse
Recordamos aquí la fase edípica en que los residuos diciendo que el heredero de la adolescencia es el ser.
de fases previas fueron integradas, por así decirlo, a la (Para la discusión del concepto del ser ver Capítulo V,
modalidad genital. La declinación del complejo edípico El yo en la adolescencia.)
lleva a la formación de compromisos, pero, sobre todo, Para demostrar mediante un ejemplo clínico el pro-
a la estructuración decisiva de una institución psíquica, ceso de consolidación de la adolescencia tardía se re-
el superyo. Durante la adolescencia propiamente dicha, q uiere el repaso de la historia de la vida. Como éste es
la solución del conflicto y dilema del complejo edípico, el mejor modo que he descubierto para ilustrar mis
inclusive de las fijaciones pregenitales, son nuevamente conceptos con referencia a la fase final de la adolescen-
tranferidas a la modalidad genital, esta vez en busca de cia, haré una relación esquemática del desarrollo psico-
acomodo dentro del reino de la heterosexualidad no lógico relevante de un individuo. Los datos están ba-
incestuosa. Los fracasos en esta tarea llevan a procesos sados en el recuerdo y la reconstrucción durante el aná-
disociativos que dan resultados patológicos. Pero más allá lisis de un hombre de 35 años; el análisis del periodo

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de la adolescencia jugó un papel prominente en el tra- anhelo. La relación hacia el padre alcanzó un destino
tamiento de la neurosis ele carácter de esi:e paciente. negativo en términos de una evasión de iclentiricació_n;
John era el hijo menor; su hermano era 5.años mayor. en relación con la madre, una sumisa, narcisista y afec-
Desde su nacimiento, John fue el favorito de su madre. tuosa unión persistió largamente en los años de la-
Ella vio en el niño la realización de sus propios sueüos tencia.
artísticos. Todo contribuyó a una fijación en el nivel John aisló la ansiedad de castración mediante un
pasivo-receptivo. Tanto la madre como la nana lo mima- rendimiento pasivo a la madre fálica. Ella se volvió la
ban. El niño habló y caminó algo tarde, era afecto a fuente de ansiedad pero al mismo tiempo la proveedora
soüar y a juegos solitarios. Tan pronto como fue capaz de seguridad durante todo el tiempo que John vivió
de caminar corrió y se volvió bastante independiente. -o aparentó vivir- como la imagen de un hijo prome-
Sintió profundamente la rivalidad con el hermano ma- tedor y especial. Este papel y la pretensión se convirtie-
yor cuya capacidad envidiaba. En esta lucha John ron en los únicos guardianes de sus necesidades de segu-
aprendió a tomar ventaja de su agraciada naturaleza, ri<lad, aun cuando tuviese o no los medios para llenar
que lo hacía favorito con las mujeres. Su seguridad estas vagas y excitantes expectaciones. La rivalidad con
al complacer a las mujeres y evitar a los hombres (pa- los hombres, ya hecha a un lado anteriormente en re-
dre, hermanos) en conjunción con la temprana realiza- lación con su hermano, sufrió una derrota definitiva
ción de la ventaja de su hermosura, eran sus técnicas en la lucha con el padre edípico. Algunas inclinaciones
prototípicas para evitar displacer; las elaboró durante fálicas tentativas fueron rápidamente anuladas por un
tres décadas. Con estas armas derrotaba a su voluntarioso sentimiento de incompetencia (ansiedad de castración)
hermano y lo eliminaba del afecto de la madre. Esta seguido por medidas regresivas: el órgano de modalidad
estratagema de comportamiento con un rival masculino pasivo-receptiva de la fase oral se manifestó a sí mismo
desviando el encuentro nunca cesó de operar en situa- en el nivel edípico en una modalidad del yo pasivo-
ciones análogas. receptiva. Su autoimagen se moldeó por rasgos y cua-
La primera infancia de John, entonces, mostró una lidades atribuidos; el principio ele realidad habló con
fijación en la modalidad oral pasivo-receptiva. El ren- una voz escasamente perceptible.
dimiento sumiso de los orificios del cuerpo y su control El complejo de Eclipo de John fue resuelto por la
siguieron fácilmente. La pasividad era dominante en represión sexual, la magnitud de la cual sólo se volvió
el balance activo-pasivo. Intervino un periodo (a los aparente en la adolescencia. Además de las influencias
3 años) durante el cual la movilidad (descarga agre- restrictivas e inhibitorias del padre, el superyo conte-
siva de impulso) era ascendente, pero este intento de n ía suficiente seducción narcisista de la madre remi-
vencer la temprana pasividad se acabó y fue sucedido nescente de la "corruptibilidad del superyo" de Ale-
por un periodo exhibicionista en el que la apariencia xander ( 1929) a través de su alianza secreta con el ello.
y el encanto fueron usados como equivalentes fálicos. El padre quedó como una figura amenazante; sueños
Dentro de esta constelación el niño se aproximó a la de ansiedad (ladrones, gigantes) acompañaron y siguie-
fase edípica. La evasión de rivalidad con el hombre le ron a la fase edípica. John se entregaba en las manos
dio al complejo de Edipo una designación negativa. El de las mujeres -madre, nana y sus sustitutas- que se
padre era tan temido como admirado, y el ser amado volvieron las ejecutoras de su yo al hacer para él lo
por él se volvió un secreto pero duradero e inapetecible que él era incapaz de hacer para sí mismo. Él no titu-

202 203

_ _ _:l
se volvió un "intelectual" para complacer a ·sus padres;
beaba en acreditarse los logros de sus sustitutqs. Su era capaz de cumplir con las demandas educativas sólo
conciencia siempre tenía una disculpa: sentía que era hasta un cierto punto, a pesar de estar dotado con una
un niño especial, un "príncipe adoptado". inteligencia excelente. Avanzada ya la adolescencia vino
Esta constelación de los impulsos, el yo y el superyo a demostrar un prometedor talento artístico.
no era un buen augurio para el periodo de latencia. El proceso de consolidación de la adolescencia tardía
Aparecieron perturbaciones severas en el estudio, que articuló e~tas distintas tendencias en una configuración
eran encubiertas en la escuela elemental por una nana yo-sintónica. John decidió volverse un maestro de niños
devota, quien aprendió a imitar la escritura del niño pequeños, y un muy moderno educador. Al escoger esta
para poderle hacer su tarea. Su traba jo de la escuela carrera evitaba, en primer lugar, la competencia con su
era hecho, y bien hecho, mientras él jugaba y soñaba. padre y hermano, ya que ambos eran personas cultas
En forma mágica, entonces, él era capaz de entrar en con grados académicos avanzados. J ohn se vanagloriaba
competencia sin ansiedad, sin riesgo de frustración, y de ser un rebelde y menospreciaba las tradiciones fa-
sin gritarle al principio de realidad. Su hermano era miliares al denunciar su pasado educativo. Sostenía que
un vehemente estudiante con una mente lógica, inqui- el ser maestro, le dejaría suficiente tiempo para conti-
sitiva y práctica, pero John sentía que ser privilegiado nuar con .sus esfuerzos artísticos -que representaban
era superior al trabajo. Una afluencia de libido narci- el vínculo secreto hacia su madre. Además, el interés
sista salvó al yo de sentimientos de insuficiencia e in- de John por los niños era decididamente maternal, y
competencia que en esencia eran derivados de la an- ofrecía una salida sublimada para sus necesidades fe-
siedad de castración. Este componente narcisista se meninas de criar, que tenían su raíz en la identifica-
añadió al encanto del niño y dio surgimiento a una ción con la madre activa. Abogando por métodos edu-
mente imaginativa péro soñadora. John no era embo- cativos contrarios a aquellos por los que él fue educado,
tado ni estúpido excepto en la escuela. John mantenía una tendencia de oposición que era su-
La pubertad trajo consigo una completa represión blimada por el éxito. Estas tendencias se combinaban
sexual. No se evidenciaban ni sensaciones genitales ni para hacer de John un educador notable y exitoso.
masturbación. Una fijación en el impulso de organiza- La represión sexual masiva en la pubertad eventual-
ción de la preadolescencia duró toda la adolescencia: mente le llevó a síntomas de conversión, tales como
esto es, un miedo de castración por la madre fálica. perturbaciones digestivas. Éstas se aplacaron bajo la in-
Las inhibiciones sexuales eran racionalizadas como para fluencia de masturbación genital a la edad de 19 años.
evitar enfermedades venéreas; en realidad tenían sus La elección de John de un objeto de amor heterosexual
raíces en conceptos tales como la cloaca y la vagina tenía una marcada disimilaridad con la madre edípica.
dentada. El joven atravesó el típico periodo homose- J ohn podía amar sexualmente a una joven sólo si ésta
xual de amistades idealizadas, luego se aproximó a las era sumisa, pa·siva, simple, no intelectual y no deman-
muchachas como un "estribo a la heterosexualidad". dante. La madre edípica reapareció en la vida de John
Sus muchas amigas fueron tratadas con tierno amor; en la constante búsqueda de mujeres que eran podero-
nunca urgencias o sentimientos sexuales llegaron a em- sas, por posición social, intelecto, fama o fortuna y en
pañar la pureza de estas uniones. su sumisión a ellas. De hecho, la dependencia de J ohn
El hecho de que John nunca dejara la posición nar- de mujeres como éstas, obstruyó -su desarrollo profesio-
cisista causó su prolongada adolescencia. Finalmente
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204
nal y su matrimonio. Cuando estos afectos de su vida conflictos instintivos, sino más bien lo incompleto de
se vieron amenazados por el deterioro, buscó ayuda esta resolución. Adatto (1958) sugirió en un estudio
psicoanalítica. clínico que la decisión que toman pacientes que están
El resumen de este caso indica que la síntesis de John en la adolescencia tardía para terminar su tratamiento
de la adolescencia tardía fue dominada por tendencias analítico coincide con la resolución del conflicto edípico
narcisistas, y que la fijación en la modalidad pasivo- o el hallazgo de nuevos objetos de amor. Este punto de
receptiva había influido el desarrollo de su yo y de su cambio introduce un "periodo de homeostasis", una
impulso. Por medio de su elección vocacional intentó fase de "integración del yo que es normal en este perio-
resolver su posición yo-distónica a través de la identi- do ele desarrollo". De su estudio se entiende también que
ficación con la madre activa; su oposición a rendirse una "función restauradora del yo" es típica de la adoles-
se mantuvo por su cruzada en pro de los métodos cencia tardía, que se asemeja a su función durante el pe-
modernos de educación infantil. La identificación con riodo de latencia. Prefiero hacer énfasis en el hecho de
los niños le permitió un camino institucionalizado ha- que la estructuración del impulso no resuelto y las fija-
cia la reparación de sus fragmentos del yo infantil en ciones yoicas en una unidad organizada, saca el mejor
un "John, el educador". El conflicto edípico adoles- partido de una mala situación; aunque esto plantea el
cente fue resuelto sin éxito dividiendo a la madre edípica problema un poco por la tangente. Aquello que fue un
en un objeto degradado y en un poder fálico sobrevalo- impedimento y un obstáculo para la maduración se con-
rado. La propensión de John a la receptividad pasiva vierte precisamer,te en lo que da a la madurez su aspecto
asumió proporciones traumáticas durante la fase edípica especial. En el caso de John, la facilidad de identificarse
cuando la rendición fálica destruyó la capacidad de con los niños le dio la oportunidad de sobrellevar y
competencia masculina con su padre por medio de es- reparar sus propias fijaciones yoicas infantiles que se
tabilización identificatoria. El camino hacia este resul· habían manifestado en su humillante dificultad en el
tado había sido preparado ya por sus fieros celos y aprendizaje. Consecuentemente, su papel de educador
admiración hacia su hermano mayor. La posición ho- se vio dotado con un gran celo de dedicación y crea-
mosexual pasiva en relación con el padre fue reprimida tividad imaginativa, que a su vez le proporcionaron re-
más profundamente que ningún otro conflicto, y la fi - conocimiento social y profesional. Este status adqui-
jación de éste afecto libidinal resultó en una identidad rido amplió la esfera libre de conflictos del yo e
masculina defectuosa. La fuerza dinámica detrás del instigó una diferenciación progresiva de procesos men-
impulso y del patrón del yo de la adolescencia tardía . tales adaptativos. Esto nos recuerda un comentario de
se derivaba de este trauma y resultaba en esfuerzos im- Anna Freud (1952): "Sabemos por experiencia que los
placables e infinitos para dominar la propensión a la intereses yoicos que se originan en tendencias narci-
rendición pasiva, o simplemente para estar en paz con sistas, exhibicionistas, agresivas, etcétera, pueden persistir
el padre edípico. por toda la vida como sublimaciones valiosas a pesar
del destino del instinto original que los provocó."
La lucha de toda la vida con remantes no resueltos
Pueden añadirse aquí algunos comentarios de índole de conflictos infantiles y adolescentes ha sido estudiada
más generalizada. Una característica predominante de en la vida ele personalidades creadoras. El punto de
la adolescencia tarclía es no tanto la resolución de los interés en estas investigaciones biográficas y patográ-

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ficas ha sido dirigido a la vida instintiva infantil, y minos de esencias universales? El papel del artista
muy poca atención se ha prestado a la contribución creador en sus diversas formas, tanto en los tiempos
de la adolescencia para la estructuración de conflictos modernos como en todas las eras, da prueba de los re-
en relación con componentes regresivos y progresivos siduos de necesidades infantiles inconscientes qu~ no
del impulso y del yo. Una excepción fue Erikson (1958) pueden ser expresadas en la vida adulta sino por medio
en su estudio de Martín Lutero. Otros estudios psicoa- de regresiones comunales institucionalizadas "al servicio
nalíticos de personalidades creadoras enfatizan el es- del yo". (Rris, 1950.)
fuerzo persistente para atar la ansiedad conflictiva y Estas fomulaciones son vagas; recurriremos a otros
para integrar la fijación y trauma infantil dentro de datos para aclararlas. En la adolescencia tardía emergen
la organización madura del yo. preferencias recreacionales, vocacionales, devocionales y
La persistencia con que los remanentes conflictivos temáticas, cuya dedicación iguala en economía psíquica
de la adolescencia extienden su influencia a la edad la dedicación al trabajo y al amor. En vez del concepto
adulta, es descrita en una carta que escribió Freud a de Kris de la "regresión al servicio del yo" estas me-
Rolland. Esta carta contiene un autoanálisis de una ditaciones de un hombre no meditabundo pueden ser
alteración de la memoria en la Acrópolis. El estado d~ adscritas más correctamente a la modalidad de expe-
ánimo que acompañó la realización de uno de los fer- riencia que se deriva del juego de un niño. Winnicott
vientes deseos adolescentes de Freud, el de e~tar algún (1953), en su estudio de "objetos de transición" en la
día en la Acrópolis, fue causado por un sentimiento infancia, describió el antecedente genético de una ac-
triunfante pero yo-distónico y depresivo que Freud tividad mental en la vida adulta que no era bien com-
(1936) resumió con estas palabras: "Debe ser que un prendida anteriormente. Habla de un área "mental"
sentimiento de culpa se añadió a la satisfacción de ha- intermedia de expe~iencia en que la realidad interna
. her llegado tan lejos: algo no estaba del todo bien, y externa se combinan, "un área que no es desafiada;
algo que había sido prohibido desde tiempos anterio- un lugar de descanso para el individuo ocupado en la
res. Algo tenía que ver con el criticismo del niño hacia perpetua tarea humana de mantener la realidad i:µ-
su padre, con la devaluación que tomó el lugar de la terna y la externa separadas pero a su vez interrela-
sobreevaluación de la infancia temprana. Parece que cionadas . . . Se acepta aquí que la tarea de aceptación
la esencia del éxito era haber llegado más allá que el de la realidad nunca es completada, que ningún ser hu-
padre de uno, y como si el exceder los logros del padre mano está libre del esfuerzo de relacionar la realidad
de uno fuese algo prohibido." interna y externa, y que un aligeramiento de ese es-
La objeción que puede oponerse és que experiencias fuerzo es provisto por un área intermedia de experien-
como esta pertenecen sólo a personalidades excepcio- cia que no es definida (artes, religión, etc.); esta área
nales, a hombres de talento extraordinario. Pero, ¿cómo intermedia está en continuidad directa con el área de
explicar el interés sensible que muestran la mayoría de juego del niño pequeño que se 'pierde' en el juego".
las personas ante la creación de un artista? ¿No es esta La resolución del proceso adolescente en la adoles-
pasión participante prueba suficiente ele que hay auto- cencia tardía está preñada con complicaciones que fá-
intereses vitales envueltos y que en la mayoría de los cilmente someten a esfuerzo excesivo la capacidad in-
adultos existen deseos y conflictos correspondientes o tegrada del individuo, y que puede conducir a manio-
equivalentes a los que el artista da expresión en tér- bras de postergación ("adolescencia prolongada"), o
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a fracasos reiterados ("malogro de la adolescencia"), o ~i! lll .1 un intento de "autocuración" después de fracasar
adaptaciones neuróticas ("adolescencia incompleta"). ''" l:i resolución de fijaciones infantiles articuladas al
El resultado no puede asegurarse hasta que la adoles. ii lVl' I del complejo de Edipo. La vida amorosa del ado-
cencia tardía se estabiliza. La adolescencia tardía es el 1 1 ·~1 t·11te tardío demuestra clínicamente las varias con-
tiempo cuando los fracasos adaptativos toman su forma d i1 iones de amor que se basan en la persistencia del
final, cuando ocurre el quiebre. Erikson (1956) se refie. 111111p1cjo de Edipo. Fueron descritas por Freud (1910):
re al periodo de consolidación de la adolescencia tardía 1) I .a necesidad de una tercera persona ofendida; 2)
como el periodo de "crisis de la identidad". Conceptua. l' I amor a una prostituta; 3) una larga cadena de ob-
liza el quiebre en la adolescencia tardía en términos de 11·tos; 4) el rescate de la persona amada; 5) una hendi-
fracaso para llevar a cabo la tarea de maduración de esta d11 rn entre la ternura y la sensualidad. A esta lista pue-
etapa, el establecimiento de la "identidad del yo". ' h· ~tñadirse la "exogamia neurótica" de Abraham.
Siempre que la deformación temprana del yo, con Durante la adolescencia tardía la identidad sexual
diferenciaciones incompletas entre el yo y la realidad, toma su forma final. "De los 18 a los 20 años -según
es la razón del fracaso de la adolescencia (síntesis uhscrvó Spiegel (1958)-, parece ser que la selección
yoica defectuosa) el quiebre aparece como el límite o Ntxual evidente se efectúa; al menos he observado que
la enfermedad psicótica. En el tratamiento de estos 1111 número de homosexuales masculinos han empezado
casos debe uno regresar a las fases pregenitales: a la .1 considerarse durante ese periodo como permanente-
dependencia oral y a la agresión oral, y a las vicisitudes mente homosexuales." Freud (1920) hizo la misma ob-
de la "confianza básica" (Erikson, 1950). Clínicamente, se rvación; estableció que la homosexualidad en las
reconocemos los defectos de la función sintética del yo m uchachas toma una forma decisiva y final durante
y la agresión preambivalente dirigida a objetos o auto- los primeros años después de la pubertad. Continúa
rrepresentaciones en las deficiencias persistentes de la diciendo: "Es posible que algún día este factor temporal
constancia de objeto con las consiguientes perturbacio- pueda mostrarse como uno de gran importancia." Sin
nes afectivas y cognitivas. Usando la expresión de lugar a duelas, la formación de una identidad sexual
Brierly (1951) el quiebre está relacionado con los ob- estable y reversible es de la mayor importancia en tér-
jetos distorsionados internalizados y debe producir "sa· minos de la organización de impulsos específicos de la
dismo infantil proyectado". El proceso de consolidación adolescencia tardía.
se complica además por la necesidad que hay en la ado- Puede describirse el proceso de consolidación de la
lescencia tardía de asignar a objetos de amor y odio adolescencia tardía en términos de compromisos abor-
en el mundo externo catexis agresivas y libidinales que tivos y practicables o de síntesis yoica, y de adaptacio-
originalmente se fundían en representaciones de objeto. nes positivas y negativas a condiciones endopsíquicas
Estos arreglos yo-sintónicos producen estabilidad de y de medio ambiente. Los fracasos para dominar la
actitudes, sentimientos y prejuicios. En circt~nstancias realidad interna y externa, pueden catalogarse en dos
normales y benignas, son causantes de las pequeñas in- categorías. Por un lado, los fracasos se deben a 1) un
quinas, pequeñas quejas, pequeños odios, etc., de las a parato defectuoso (yo); 2) una capacidad deteriorada
personas; son de gran importancia para la economía para estudio diferencial; o 3) una proclividad a la an-
psíquica. El desarrollo del carácter neurótico o la for - siedad traumática (pánico de la pérdida del yo). Estos
mación de síntomas en la adolescencia tardía repre- casos que comprenden condiciones limítrofes esquizo·

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frénicas y psicóticas, pueden ser llamados casos de ado- <lición, dice: " ... la organización de la personalidad de la
lescencia mal lograda. Por el otro lado, si los fracasos mujer moderna, a través de la integración de aspira-
se deben a: 1) perturbaciones entre los sistemas; 2) ciones y sistemas de valores masculinos, adquiere un
bloqueos al aprendizaje diferencial (todo tipo de in- estricto supcryo. Consecuentemente la mujer puede
hibiciones); o 3) evitar ansiedad conflictiva (formación responder con reacciones de culpa a la regresión bio-
de síntomas), entonces podemos hablar de adolescencia lógica de la maternidad. Muchas mujeres no se per-
incompleta o de perturbación neurótica. No presenta- miten ser pasivas; reprimen sus necesidades de <lepen·
mos esta división como un intento de clasificación, sino dencia ..." Si estas necesidades de dependencia no se
más bien como la delineación de dos formas esencial- vuelven una parte integral de la pasividad femenina,
mente diferentes de esfuerzos abortivos para superar las la necesidad de dependencia puede llegar a no despren-
crisis adolescentes. Éstas representan los extremos del derse de la madre; en ese caso la joven puede transferir
desarrollo desviado; la observación clínica presenta a los hombres su hostilidad defensiva hacia la madre.
mezclas y combinaciones sin fin. Este desarrollo era aparente en el caso de Judy.
La pseudomodernidad en los standards sexuales es en Durante la adolescencia tardía la predisposición a
gran parte responsable de muchas complicaciones en tipos específicos de relaciones amorosas se consolida.
el desarrollo de la feminidad. El cambio del standard Con mucha frecuencia estos tipos contienen mezclas de
doble al sencillo no ha dado a la joven la libertad ex- compromisos entre fijaciones edípicas positivas y nega-
pansiva que esperaba. adquirir. Este desarrollo social tivas. En una ocasión observé en el análisis de un hom-
ignora el hecho de que el impulso sexual femenino está bre joven postadolescente que su amor por una mujer
mucho más íntimamente apegado a sus intereses yoicos era determinado por su identificación con la madre,
y a sus atributos de personalidad que en el hombre. quien era rechazada por el padre como lo era él mismo.
"En el niño, como opuesto a la niña, al fin del con- Rogando aceptación y amor de su compañera inafec-
flicto entre el instinto y el mecanismo de defensa, el tiva, sexualmente fría y egoísta, el paciente fue llevado
instinto sexual emerge muy independiente de sus su- por el deseo edípico implacable, por el amor de su
blimaciones" (Deutsch, 1944). La niña reacciona a la distante y demandante padre. La relación de amor
diferencia entre los sexos con un bien reconocido re- -de hecho, el matrimonio- llegó al mismo fin desas-
sentimiento que es una expresión del "complejo de troso, como había llegado el conflicto edípico, debido
masculinidad". En un intento de formular las cualida- a su designación positiva extremadamente débil y fuer-
des esenciales de la feminidad, Helene Deutsch (1944) temente negativa: las tendencias homosexuales dominan
mencionó. "La secuencia constituida por: 1) mayor pro- la relación. Otra forma de consolidación fue observada
pensión a la identificación; 2) fantasía más fuerte; 3) en el caso de una joven postadolescente, quien imprimió
subjetividad; 4) percepción interna· 5) intuición, nos su primera relación heterosexual con profundos anhelos
lleva de vuelta al origen común de todos estos rasgos: por una madre protectora, preedípica, y por la felicidad
la pasividad femenina." En el esfuerzo para asimilar de unificarse con ella. La joven dijo: "Quiero que Don
características masculinas que tienen su raíz en la fisio- sienta exactamente como yo, siempre; y que esté con-
logía y anatomía masculina, la joven ha adquirido una migo siempre que lo necesite. De otro modo me siento
superficialidad de sentimientos y ha primitivizado su desesperada y perdida, completamente perdida. No, no
feminidad. Benedek (1956, b), que investigó esta con- lo quiero dominar dictándole sus sentimientos, no. Lo

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que sí quiero es solamente enroscarme en i ~u vientre." i 11cstabilidad de elección vocacional en los jóvenes en
De este caso podemos decir que la consolidación de la la adolescencia tardía, y también en relación con las
adolescencia tardía ocurrió prematuramente debido a inhibiciones y síntomas de los artistas. La sexualiza-
la fijación en la fase preadolescente. Otra joven describió ( ión de las funciones yoicas debilita la objetividad, la
el cambio de la rivalidad competitiva con los mucha- romprobación de la realidad y la autocrítica; parte de
chos a lo que ella llamaba "igualdad femenina". "Cuan- la actividad basada en la fantasía inconsciente se vuel-
do me gustaba un muchacho -di;o ella-, siempre es- ve yo-distónica. "La fantasía yo-distónica contribuirá
taba en competencia con él, con ninguna otra chica, a la pauta de la organización del yo y sufrirá más mo-
de ningún modo quería yo igualdad masculina; sólo dificaciones de desarrollo junto con el yo, mientras que
dos muchachos queriéndose uno al otro. Antes de una la fantasía yo-distónica puede formar el núcleo de un
\
cita tenía afilados mis memos y mis dientes. En mi sistema disociado y por lo tanto potencialmente pa-
amor por Bruce es diferente: no me siento igual a él, tógeno." (Brierley, 1951). El caso de Tom (Pág. 177) de-
no estoy compitiendo con él, lo admiro. Nunca antes muestra que la sexualización de su interés en la histo-
pensé querer igualdad femenina; toda la idea es nueva ria echaba a perder la maniobra defensiva (intelectua-
para mí. Pensando en matrimonio siempre tuve dos al- lización) y constantemente despertaba sentimientos de
ternativas en mente, o me caso con un hombre joven culpa y vergüenza. La sexualización de las funciones
y compito con él, o me caso con un hombre mayor, con yoicas las convierte en inestables, intratables y descon-
el que no habría competencia porque esperaría yo que fi ables; se tornan inútiles para el mantenimiento de
me tratara paternalmente." En estos tres casos aparece la armonía interna y la formación de patrones de há-
por igual la consolidación de un compromiso sin la bitos de trabajo. Estas funciones yoicas sexualizadas son
terminación de un paso satisfactorio a traves de las fa- pobres ejecutantes de los intereses yoicos; y se com-
ses adolescentes. Condiciones como estas auguran general- portan -usando una expresión de Freud- como la co-
mente un desarrollo desviado; dichas desviaciones in- cinera que al entrar en un affaire con el amo se rehusa
fluyen la selección de objetos, en la vida adulta y, den- a hacer su trabajo en la cocina (Freud, 1926).
tro de ciertos límites, pueden estabilizarse recíproca- La consolidación de la personalidad al fin de la ado-
mente por el matrimonio. lescencia trae mayor estabilidad y nivelación al senti-
Ahora debemos mencionar una falla en la resolución miento y la vida activa del joven adulto. Se efectúa una
en el proceso adolescente que proviene de un origen solidificación de carácter; es decir, "una cierta constan-
diferente: la sexualización de las funciones yoicas. En cia prevalece en las formas que escoge el yo para re-
estos casos estamos tratando con la integración aparen- solver sus tareas" (Fenichel, 1945, b). La mayor esta-
temente exitosa de selecciones vocacionales e intereses bilidad de pensamiento y acción se obtiene a cambio
yoicos que son invadidos secundariamente por instintos de la sensibilidad introspectiva tan característica del
componentes -por ejemplo, la escopofilia y el exhibicio- adolescente; el florecimiento de la imaginación creativa
nismo. Si su sublimación no se mantiene más, agobia- se opaca durante la adolescencia tardía. Los intentos
rán al yo con excitación sexual y fantasías inconscientes de imaginación, de aventura y artísticos declinan hasta
que producen una actividad yoica mqy inestable, y que que gradualmente · desaparecen por completo. Por su-
finalmente conducirán a la inhibición. Esta condición puesto el verdadero artista es la excepción; pero no nos
ha sido estudiada especialmente con referencia a la ocuparemos de su desarrollo por el momento.

214 215
La mayor capacidad para el pensamiento abstracto, do: "La situación se complica por el hecho de que los
para la construcción de modelos y sistemas, la compacta procesos necesarios para lograr un resultado normal están
amalgama de pensamiento y acción, dan a la persona- o no completamente presentes o completamente ausentes;
lidad de la adolescencia tardía una calidad más unifi- como una regla están parcialmente presentes, así que
cada y consistente. La aplicación de la inteligencia per- el resultado final depende de relaciones cuantitativas.
mite al hombre poner orden en el mundo a su alrede- Así la organización genital será lograda pero será de-
dor; pero no debe pensarse que la objetividad adulta bilitada respecto a esas porciones de la libido que han
es en todo superior al pensamiento del niño. De hecho seguido tan lejos pero han permanecido fijadas a 'ob-
el niño, al permitir contradicciones en las operaciones jetos y direcciones pregenitales." Hacia el fin de la ado-
mentales, es capaz de hacer observaciones escotomiza- lescencia tardía, los patrones han sido formados epitomi-
das por el adulto lógico. "Sabemos que el primer paso zando las esenciales tensiones desequilibrantes, que tie-
hacia el dominio intelectual del mundo en que vivimos nen que volverse una parte integral de la organización
es el descubrimiento de principios generales, reglas y del yo. Esta idea aparece en una carta de Freud a . Fe-
leyes que llevan orden al caos. Por medio de operacio- renczi: "Un hombre no debería esforzarse por eliminar
nes mentales como estas simplificamos el mundo de los sus complejos, sino ponerse de acuerdo con ellos: ellos
fenómenos, pero no podemos evitar falsificación al ha- son legítimamente los que dirigen su conducta en el
cerlo ... " (Freud, 1937). El proceso de consolidación de mundo." (Jones, 1955.)
la adolescencia tardía es un proceso de angostamiento, El proceso de delimitación de la adolescencia tar-
limitación y canalización. Esto está bien expresado en la día es llevado a cabo a través de la función sintética
autobiografía del poeta inglés Richard Church (1956), del yo. Es una aceptación final y el establecimiento de
que dice de sí mismo a la edad de 17 años, "de repente las tres antítesis en la vida mental llamadas: sujeto-
estaba armado ... la poesía era mi arma." objeto, activo-pasivo, y placer-dolor. Una posición es-
He enfatizado que en la adolescencia tardía no se table con referencia a estas tres modalidades antitéticas
ha llevado a cabo la resolución total de los conflictos se manifiesta subjetivamente a sí misma como un sen-
infantiles. Los residuos de fijaciones y represiones sal- tido de identidad. La identidad del yo de Erickson
tan a la vida en forma de derivados; retan al yo y (1956), como la realización específica de la fase de la
le exigen esfuerzos continuos para dominar estas in- tardía adolescencia, describe una experiencia subjetiva
fluencias pertubadoras; y esos esfuerzos dan propósito, de variables estados del yo, de fluctuaciones de la libido
forma y calor a la vida adulta según se desenvuelven. debido a crisis conflictivas y de maduración; en conclu-
El proceso de consolidación nunca es de simples alter- sión es el resultado de procesos psicológicos heterogéneos
nativas; por lo tanto, no podemos hablar de soluciones que se combinan acumulativamente en un estado del yo
de tensiones desequilibrantes, sino más bien de su or- descrito mejor como sentido de identidad, identidad del
ganización en términos de patrones o sistemas.· Las in- yo, o sentido del ser. La representación mental del ser
terferencias con su estabilidad se derivan más bien de al fin de la adolescencia es una formación cualitativa-
"demasiado- poco o demasiado" -es decir de aspectos mente nueva, y refleja como un todo organizado las
cuantitativos-, que de "esto o aquello"- aspectos cuali- variadas transformaciones que son específicas a la fase
tativos. Freud (1938) expresó · su punto de vista con de la adolescencia t'a rdía. (Véase "El yo y el ser", pág.
referencia a las transformaciones de la pubertad dicien- 276.)

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Después de que una relativa fijación ha sido estable- desde luego puede ser vista desde cualquiera de estas
cida entre las tres antítesis básicas aún variarán en dos etapas. Sin embargo hay razones por las que la post-
combinación y énfasis, dependiendo de los variados roles adolescencia se analiza aquí como continuación del pro-
que el sujeto asuma en la vida. La fijación de roles, así ceso adolescente, o, más bien como su reflejo pálido.
como la necesidad específica de gratificación que alcan-1 Estas razones se aelararán cuando pongamos al desnu-
zan estos roles dentro de un vector circunscrito de inte- do los pasos esenciales en la formación de la personali-
racción entre el sujeto y el medio ambiente, es una rea- dad posta'dolescente, que representa la precondición para
lización esencial de los procesos mentales adaptativos. En el logro de la madurez psicológica. El sujeto que se
los roles de madre y de esposa, de sujeto que gana un describe aquí como postadolescente, es general y correc-
salario y del que no lo gana, para no mencionar el tamente referido como un adulto joven.
"inexpugnable lugar de reposo", el "área intermedia" de Aun después de que los conflictos de bisexualidad
Winnicott (1953), en todos estos roles el sujeto persigue (principio de la adolescencia) y del desembarazo de
diferentes fines, que no están siempre en armonía unos tempranas ligas de objeto (propias de la adolescencia)
con otros; aun así, están relacionados y unificados por han encontrado bases estables, y después de que las ta-
un impulso hacia la autorrealización. reas .selectivas de la vida han adquirido forma, defini-
Muchos niveles de autorrealización coexisten tranqui- ción y articulación a través de la consolidación de roles
lamente. En Orlando, novela sobre la transformación en sociales e identificaciones irreversibles (adolescencia tar-
mujer, Virginia Woolf (1928) escribió acerca de los va- día); aun después de que estas fases de desarrollo son
riados roles que el ser en maduración aprende para vivir: atravesadas con éxito, todavía le falta armonía a la rea-
lización total. En términos de desarrollo del yo y de
¿Orlando?, y el Orlando requerido puede no presentarse; organización de impulsos, la estructura psíquica ha ad-
estos yo que nos forman, uno apilado encima del otro, como quirido al final de la adolescencia tardía una fijación
los platos en la mano del mozo, tienen lazos en otra parte. que permite al postadolescente volver al problema de
simpatías, pequeños códigos y derechos propios, llámense armonizar las partes componentes de la personalidad.
como quiera (y para muchas de estas cosas no hay nombre)
Esta integración surge gradualmente. Generalmente ocu-
de modo que uno de ellos no acude sino en los días de llu-
via, otro en un cuarto de cortinas verdes, otro cuando no rre como preparación para o como coincidencia con la
está Mrs. Jones, otro si le prometen un vaso de vino -et- selección ocupacional ... siempre que las circunstancias
cétera; porque nuestra experiencia nos permite acumular permitan al sujeto hacer la selección. La integración va
las condiciones diferentes que exigen nuestros yo diferen- de la mano con la actividad del rol social, con el ena-
. tes -y otros son demasiado absurdos para figurar en letras moramiento, el matrimonio, la paternidad y la mater-
de molde. nidad. La apariencia del rol manifiesto del joven adulto
-teniendo un empleo, preparándose para una carrera,
estando casado, o teniendo un hijo- fácilmente empaña
7. Postadolescencia el estado incompleto de la formación de la personalidad.
De la experiencia clínica con adultos jóvenes, me in-
La transición de la adolescencia a la edad adulta está clino a decir que uno de sus principales intereses es
marcada por una fase intermedia, la postadolescencia, la elaboración de salvaguardas que aut9máticamente
que puede ser reclamada con derecho por ambas, y protege el balance narcisista. Este logro, desde luego,

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es asegurado sólo si las necesidades instintivas y los in- cia nÓ ha sido capaz de llevar a un arreglo final,. Es
tereses yoicos, con su naturaleza frecuentemente contra- obvio que la erganización psíquica es susceptible a alte-
é:lictoria y 1 sus satisfacciones inestables, han logrado un raciones después del periodo adolescente, de cualquier
balance armonioso dentro de ellos mismos. Esto se com- modo, extendiendo el interés en el proceso adolescente
pleta si el yo tiene éxito en su función sintética. Los indefinidamente hasta la edad adulta, privamos a la
procesos integradores dominan la fase final de la ado- adolescencia de su significado como una fase de des-
lescencia, y la adolescencia tardía se caracteriza por la arrollo. Prefiero, por lo tanto, trazar una línea de
1

consolidación de estos componentes, constituyentes esen- demarcación entre la adolescencia y la edad adulta; y
ciales de la vida mental que necesitan ser integrados en diré que la adolescencia ha logrado su tarea y ha sido
un todo funcional. Desde luego, el proceso puede ser completada cuando la organización de la personalidad
llamado el logro del desarrollo en la organización de la puede permitir la paternidad y la maternidad para ha-
personalidad que es específica para la postadolescencia. cer su contribución específica al crecimiento de la per-
Debemos recordar que al fin de la adolescencia la or- sonalidad.
ganización del impulso ha alcanzado normalmente un Los psicólogos del desarrollo y los psicoanalistas, por
estado de permanencia y fijación; este hecho, sin em- ejemplo, Pichon (Wolf, 1945), han notado que "el des-
bargo, no nos debería orientar a asumir que el desarrollo arrollo emocional no se acaba en la pubertad; por lo
yoico ha concluido: exactamente lo contrario es verdad. contrario, el logro real del desarrollo viene después de
Lo que nosotros común y vagamente entendemos por la pubertad". Es una experiencia común que después
adolescencia está restringido predominantemente por el de que la lucha cataclísmica de la adolescencia propia-
periodo de reorganización instintiva. Los procesos inte- mente tal ha sido abatida, subsiste un periodo de proce-
grativos del yo no dejan de ser operantes después de que sos integrativos cuando aparecen ajustes permanentes de
la tormenta adolescente ha pasado; de hecho, sobrelle- conflictos entre los sistemas y se resuelven elementos in-
van sus más esenciales y constantes modificaciones en armónicos en el yo. Estos procesos no suceden indepen-
ese tiempo. Greenacre (1958) ha dado expresión a una dientemente; la organización de impulsos prevalentes
opinión similar diciendo que "ningún sentido de iden- arroja su reflejo en el y9, con implicaciones de largo
tidad funcional adulta puede ser completado hasta que alcance, por ejemplo: la polaridad de masculino-feme-
la adolescencia esté bien pasada y asimilada". La expe- nino que se agudiza durante la adolescencia propia-
riencia nos dice que, en general, el desarrollo de la mente tal y que se estabiliza subsecuentemente por la
perso'nalidad por ningún concepto llega a detenerse con formación de la identidad sexual, ejerce una influencia
la terminación de la adolescencia. Benedeck (1959, b) durable en el yo que es evidente en l¡t elaboración de
dijo, por ejemplo, que el desarrollo psicosexual de la intereses y actitudes yoicas consonantes con la identidad
mujer sólo termina normalmente a través de la mater- sexual. Durante la postadolescencia, el proceso de ar-
nidad. Consecuentemente, describe la paternidad como monización en todo el impulso y organizaciones yoicas,
uha fase de desarrollo. La maternidad, como ha indi- así como las partes componentes de cada uno, están en
cado Benedeck, facilita la resolución de conflictos re- su mayor intensidad.
siduales instintivos, narcisistas, y del superyo implíci- Al fin de la adolescencia, como indiqué anteriormen-
tos en el funcionamiento biológico femenino; en suma, te, los conflictos no son resueltos en medio alguno, sino
facilita la resolución de los conflictos que la adolescen- que se tornan específicos, y ciertos conflictos se inte-

220 221
gran dentro del reino del yo como tareas de la vida. del medio ambiente, se vuelven los más importantes.
Esto fue descrito como el logro de la adolescencia tardía. El yo fortalecido por el rechazo de los conflictos ins-
Sigue siendo la tarea de la postadolescencia el crear tintivos, se vuelve ahora visible y crecientemente absor-
vías específicas a través de las cuales estas tareas sean bido por estos esfuerzos.
llevadas a cabo en el mundo exterior. La gratificación La naturaleza bifásica de la estabilización de la perso-
de necesidades instintivas e intereses yoicos dispares es nalidad, que se vuelve dominante después de que los
característica de este periodo durante el cual el adoles- estados caóticos de la temprana adolescencia y de la
cente articula sus impulsos heterogéneos en la forma de adolescencia en sí han pasado, requiere escasamente
persecución de componentes. Muchas líneas de esfuerzo alguna documentación aquí. Una observación cuidadosa
se siguen simultáneamente y con igual urgencia. Este probará fácilmente el punto. Es interesante en esta
e·stado de cosas representa una condición típica: la ex- conexión recordar la novela evolucionista de Goethe,
perimentación postadolescente. Wilhelm Meister, que presentó en dos partes; la prime-
En el reino del impulso sexual, la experimentación es ra se titula Años de aprendizaje (Lehrjahre), la segun-
· evidente en las relaciones con objetos de amor poten- da es llamada Años de divagación (Wanderjahre). Esta
cial que representan todas las posibles combinaciones división está tomada de los pasos tradicionales que se
de amor degradado e idealizado, sensual y tierno. En usaban en la era preindustrial para volverse un artesano
forma semejante, la experimentación con intereses yoicos y un miembro de un gremio, y refleja una progresión
rinde a la postadolescencia un periodo durante el cual bifásica similar a la hecha anteriormente. En la prime-
el sujeto elabora su muy especial forma de vida. Algu- ra etapa de la novela de Goethe, Wilhelm lleva apa-
nas yuxtaposiciones relevantes pueden ser como sigue: rentemente una vida de despilfarro y de escándalo, sin
la ganancia material contra las metas académicas; Ja metas. Empieza como un aprendiz en el negocio de la
incertidumbre económica con independencia contra el familia, pero esta carrera comercial es pronto interrum-
empleo seguro con la imposición de reglas y regulacio- pida por un amor apasionado por el teatro y la ideali-
nes. Aquello que es especial acerca de la forma de vida zación de la vida del actor. Esto es seguido por una
del sujeto es siempre encubierto por la común universa- desilusión sobria de la que es rescatado por la influen-
lidad de roles y patrones .sociales; de cualquier modo, cia de un hombre mayor de una sabiduría intelectual
su significado idiosincrásico cede fácilmente a la investi- y erudita. Todos estos sucesos son entrelazados con su
gación, como todo clínico sabe. El esfuerzo integrador amor romántico por una chica en crecimiento y una
requerido para la progresión del estado de búsqueda serie de apasionados affaires sexuales y platónicos. La
de componentes al de una meta definida ya unificada, segunda parte de la novela, en agudo contraste, está
es frecuentemente subestimado. dominada por las dos ideas de autolimitación y de tra-
Podemos resumir aquí y decir que el periodo que ba jo. El tema de la renunciación implica la dedicación
sigue al clímax adolescente ele la adolescencia como tal a un fin limitado. Wilhelm se vuelve un cirujano. Deja
es caracterizado por procesos integrativos. Al fin de la de ser atraído por las muchas tentaciones de la vida y
adolescencia estos procesos llevan a una delimitación de reduce sus muchas inclinaciones a aquellas que impor-
metas definibles como tareas de la vida; mientras que tan en su existencia actual. Ha cambiado de un individuo
en la postadolescencia, la realización de estos fines en impulsivo, buscador y seguidor de ideales en un ciuda-
términos de relaciones permanentes, roles, y selecciones dano del mundo. Se ha enterado de sus obligaciones

222 223
sociales y del sentido de dignidad~ derivadas de sentirse quien ';se concedió a sí mismo una prolongación del
útil a sus semejhntes. intervalo entre la juventud y la edad adulta". A este
Metafóricamente, el segundo periodo de Wi1helm in tervalo le llama Erikson una "moratoria psicosocial".
describe la actividad yoica de la postadolescencia, que Shaw se automoldeó como escritor durante estos años
prepara al joven adulto para el último escalón de su intermedios. Por autodisciplina determinada se volvió
asentamiento. Este último paso es dado en el tiempo adepto al oficio mediante el cual podría llegar mejor
cuando las variadas tareas de la vida -en términos de a un arreglo con el trauma residual, con residuos con-
necesidades· instintivas e intereses yoicos- han alcanza- flictivos, dando así forma a las tareas de su vida.
do una organización satisfactoria y relativamente armo- Después de que estas tareas de la vida se hubieron orga-
niosa que puede ser mantenida dentro de ciertos límites nizado, Shaw se aplicó a articularlas en el medio
con una interacción de patrón con el medio ambiente ambiente. Como él dijo: "Si no te puedes librar del
y el ser. esqueleto familiar, mejor hazlo danzar." La moratoria
Durante el periodo postadolescente emerge la perso- psicosocial de Erikson es definida por él como un pe-
nalidad moral con su énfasis en la dignidad personal riodo "durante el cual el sujeto, mediante la experimen-
o autoestima, más bien que en la dependencia super- tación de un rol libre, puede encontrar un nicho en
yoica y la gratificación instintiva. El yo ideal ha toma- alguna sección de su sociedad, un nicho que es firme-
do posesión en varias formas de la función reguladora mente definido pero sin embargo parece ser hecho
del superyo, y se ha convertido en heredero de los pa- únicamente para él. Al enco,ntrarlo, el joven adulto
dres idealizados de la infancia. La confianza antes de- gana un sentido asegurado de necesidad interna e igual-
dad social que será un puente entre lo que él era de
positada en el padre ahora se une al ser y todo tipo
niño y en lo que pronto se convertirá, y reconciliará la
de sacrificios son hechos con el fin de sostener el sen-
concepción de sí mismo y el reconocimiento que su
tido de dignidad y autoestima. El tenor moral del pe-
comunidad tenga de él.
riodo postadolescente está bien explicado por Joseph
En un estudio del periodo postadolescente en el hom-
Conrad (1900) en Lord ]im: bre, Braatüy (193,4) enfatizó su mortalidad psíquica ele-
Eran solemnes, y también algo ridículas, como siempre son,
vada; es la época en que la enfermedad mental fre-
esas luchas de un sujeto tratando de salvar del fuego su cuentemente alcanza un estado manifiesto. Concluyó
idea de lo que debería ser su identidad moral; esta noción que este periodo que llamó un "interregnum", por
preciosa de una convención, sólo una de las reglas del jue- ejemplo, estando entre la pupertad y la edad adulta,
go, nada más, pero tan terriblemente efectiva por su atri- hace demandas integrativas en el yo que someten a un
bución de poder ilimitado sobre los instintos naturales, por esfuerzo excesivo su ingenio en más de un adulto joven,
las horribles penalidades de su fracaso. y el resultado es un fracaso para llevar a cabo la or-
ganización de la personalidad postadolescente.
Después de la terminación de la pubertad, una vez Como siempre en la progresión de los estados del
que la madurez física ha sido alcanzada, persiste una desarrollo, un fracaso es cualquiera de ellos es debido
tarea psicológica cuya realización frecuentemente re- ya sea a un prerrequisito de desarrollo insuficientemen-
quiere muchos años. Erikson (1956) describe este pe- te completado o a un obstáculo insuperable que evita
riodo (postadolescencia) discutiendo a Bernard Shaw, el cumplimiento de esta tarea específica de la etapa.

224 225
Con esto en mente, se puede decir que un fracaso para bitualmente también se oculta tras la última (Freud,
completar el proceso adolescente ocurrirá siempre que 1909, b ). Tales fantasías más o menos disociales son
no se logre la organización de un ser estable, o siempre pensamientos íntimos y guardados que frecuentemente
que el yó deje de convertir cualquier conflicto yosin- dan crecimiento a perturbaciones neuróticas. Las fan-
tónico; estas dos constelaciones dirigen a un cumpli- tasías histéricas tienen según Freud (1908), "una fuente
miento desviado de la tarea postadolescente. Un fracaso común y un prototipo normal, que se encuentra en los
puede tomar la forma de impedir la integración de es- llamados sueños diurnos de la juventud". Desde luego,
fuerzos diversos y contradictorios, en un esfuerzo de estas fantasías saltan a la existencia tan temprano como
mantener, por así decirlo, las puertas abiertas para ha- la propia adolescencia, pero su abandono se puede vol-
cer muchas vidas posibles. Este atolladero evolucionista ver un esfuerzo mayor de la postadolescencia.
será discutido en el síndrome de la adolescencia pro- La formación de la fantasía adolescente de rescate no
longada. A lo que se ha dicho aquí debe añadirse que debería de ser confundida con esas varias condiciones
el cumplimiento parcial de la tarea de cada fase y la concernientes al amor descritas por Freud (1910), que
consiguiente formación de compromisos son la regla más son expresadas por "el impulso de rescatar al (a la) ama-
que la excepción. do (a)". La diferencia reside en el hecho de que la
Un bloqueo típico encontrado atravesando la posta- última fantasía está marcada por el deseo de rescatar a
dolescencia es al que me referiré como "fantasía de res- alguien, mientras que la fantasía adolescente de rescate
cate". En lugar de vivir para dominar las tareas de que describo se refiere al deseo, o más bien, a la es-
la vida, el adolescente espera que las circunstancias de la peranza de ser rescatado por una persona, por circuns-
vida dominarán la tarea de vivir. En otras palabras, es- tancias, por privilegios, por buena fortuna o suerte.
pera que la solución del conflicto puede ser aliviada Las formas de rescate adolescente son, desde luego,
o eliminada por completo por el arreglo de un medio muchas. Lo que se expresa fácilmente representa sólo
ambiente benéfico. En este caso parece que la depen- el aspecto comunicable de la fantasía; la mayor parte
dencia original en el medio ambiente, especialmente la de ella permanece sumergida. Lo que oímos son ver-
madre como la extinguidora de tensiones y la regula- siones simplificadas de un proceso complejo de pensa-
dora de autoestima, nunca ha sido abandonada. La so- miento, que puede tomar las formas sigui'entes: "Si
breevaluación de los padres ha sido transferida al me- sólo tuviera un trabajo diferente"; "Si sólo estuviera
dio ambiente, que, según la fantasía, podría si quisiera casado", "Si sólo pudiera vivir en Europa, en el este, en
dotar de suerte y fortuna al niño elegido. el oeste, en el campo, en la ciudad"; "Si sólo tuviera un
Obviamente la fantasía de rescate está íntimamente nombre diferente", "Si sólo tuviera dos centímetros más
relacionada al romance familiar y a los s~eños diurnos o menos'', etc. Lo que todos estos deseos tienen en
típicos de la adolescencia, los que en la postadolescencia común es una calidad global, una reducción de pro-
frecuentemente alcanzan una urgencia particular, per- blemas intrínsecos a una condición singular de la que
sistencia y elaboración en contenido. "Si estos sueños todo parece depender.
diurnos son cuidadosamente examinados, se encontrará Los avances de esta fantasía poderosa pueden ser ob-
que sirven como el cumplimiento de deseos y como una servados durante la adolescencia tardía. Si persisten,
corrección de vida actual. Tienen dos direcciones prin- harán cortocircuito en la postadolescencia por arreglos
cipales, una erótica y una ambiciosa -la erótica ha- prematuros que permiten sobrevivir a la fantasía de
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227
\

rescate para siempre. Aunque este fracaso en el desarro- 1 011 su padre en la resucitación del co~plejo edípico
llo no produzca una enfermedad emocional maP.ífiesta, el 111 ante la adolescencia, casi siempre ret~ocede gradual-
sí es responsable de muchas restricciones e inhibiciones 11u·nte hasta la desaparición relativa. En los años que
yoicas. El hecho de que la historia clínica de estos casos •ig11cn, el postadolescente lleva a cabo una revisión de
presente un alto grado de semejanza no implica que la 11 s identificaciones rechazadas, provisionales y acepta-
fantasía de rescate presente contenidos homogéneos. En das. "El carácter del yo (Freud, 1923, a) es una preci-
términos de formulaciones previas, esta fantasía puede pitación de catexis de objeto abandonadas." Sin em-
ser considerada como el fracaso de hacer de un trauma bargo, no debe olvidarse que "hay varios grados de
residual específico una parte integral de la organiza- rnpacidad de resistencia, según muestra la extensión en
ción yoica. El fracaso no estriba en la falta de la vida la cual el carácter de una persona en particular acepta
que impulsa, sino en la expectación de que su cumpli- o resiste la influencia de las elecciones de objeto eró-
miento vendrá de la influencia beneficiosa de las cir- ticas que ha vivido". El paso final en este proceso,
cunstancias. La internalización del trauma ha sido ·des- aquel de la aceptación y resistencia a las identificacio-
hecha y se espera su dominio, como si fuera un pago 11es, no se da sino hasta la postadolescencia.
reparatorio, del mundo externo. El destino específico de Frecuentemente observamos que después de encontrar
esta constelación depende de su amalgamación con los un objeto de amor con el cual pueden relacionarse
componentes del impulso, por ejemplo, las necesidades con un mínimo de ambivalencia, los jóvenes adultos se
masoquistas producirán el bien conocido "coleccionista tornan selectivos, es decir, positiva o negativamente, por
de heridas" (Bergler), quien busca una gratificación identificación o contraidentificación, pero definitiva-
que justamente se le debe, pero que un mundo hostil mente orientados hacia imágenes parentales. La libido
le niega injustamente. La dificultad insuperable de la desexualizada de objeto invertida en estas identificacio-
adolescencia que es descrita como fantasía de rescate es nes puede ahora ser transformada en libido yoica o
tomada de material clínico similar a aquel que Erikson narcisista sin conflicto; puede ligarse a sublimaciones
(1956) ha descrito en términos de "difusión de identi- estables. En una etapa como esta por ejemplo, una
dad" e "identidad yoica negativa". La fa ntasía de res- joven mujer que se había opuesto a las tareas domés-
cate es una formulación o una fórmula útil porque ticas ordenadas, haciendo resistencia a la identificación
permite arrojar luz sobre el proceso integrativo de fa con la "buena madre" puede decir, sorprendiéndose
postadolescencia. Del analisis de jóvenes adultos he ella misma, "de hecho soy bastante buena ama de casa;
obtenido la impresión de que el alejamiento de los pa- lo aprendí de mi madre y estoy muy orgullosa de ello".
dres en la temprana infancia, o aun mejor, de represen- Frecuentemente podemos ver, aunque en variaciones
taciones de objetos parentales, no se completa hasta que selectivas, que actitudes, rasgos y tendencias de los yo-
ha terminado la postadolescencia. Es decir, el re la ja- parentales se convierten en atributos de personalidad
miento de las ligas de objeto infantiles es una tarea duraderos en los hijos adultos. Muchas veces en este
de la adolescencia en sí, pero el alcanzar un acuerdo periodo el yo revive elecciones de objeto abandonadas
con intereses y actitudes parentales del yo, se hace más al nivel de actitudes yoicas de inventiva y combinacio-
deliberado y efectivo durante la postadolescencia. Sólo nes fantásticas en inversión sorprendente de patrones
entonces toma forma un arreglo duradero de estas preo- precedentes. Esto es, que la identificación y contraiden-
cupaciones. La competencia que el joven experimentó tificación con el objeto proceden en relación con cua-

228 229
lidades y aspectos del objeto y no en relación a totali- 1 ia. Jayee nunca cesó de escribir sobre un tópico: su
dades objetales de sujeto. Una anotación de Grinker 1 l udad y su gente; y al final tuvo éxito en hacer de
(1957) cuando describe las etapas tempranas de la iden- l>uhlin una ciudad eterna de la literatura. Para ponerlo
tificación, viene al caso: "El carácter o personalidad tic otra forma, un trauma residual yosintónico .nunca
manifiesta del objeto son vistas por el sujeto como una rcsó de ejercer su influencia positiva en el yo, la que
unión de cualidades, parte de las cuales son necesarias, tomó, en este caso de genio, la forma de creación.
útiles o peligrosas y con las cuales la identificación pue- Del trabajo terapéutico con adolescentes mayores, se
de dar resultado o puede evitarse por medio de una nprende que la lucha para integrar intereses y actitudes
contraidentificación." yoicas del padre del mismo sexo muestra ser una tarea
Un aspecto especial de la postadolescencia que me- formidable. Para alcanzar la madurez el hombre jGven
rece atención ~s el esfuerzo continuado de llegar a un tiene que hacer la paz con la imagen paterna y la mu-
arreglo con las actitudes e intereses del yo parental. jer joven con la imagen de su madre. U na falla en este
Este esfuerzo constituye un paso decisivo en la forma- punto del desarrollo resultará en soluciones regresivas,
ción del carácter después de que el impulso sexual ha deformaciones yoicas, o una quiebra con la realidad.
sido crecientemente estabilizado por su alejamiento de El estudio de Erikson sobre Martín Lutero (1958)
los objetos infantiles de amor y odio. Durante la tem- demuestra muy claro, especialmente en su material pa-
prana adolescencia y la adolescencia en sí, el yo se tográfico, cómo la falla postadolescente de Lutero para
ocupa predominantemente en dominar la ansiedad con- separar la libido homosexual de la imagen paterna,
flictiva. Como contraste, durante el periodo sucesivo, está creó ansiedad conflictiva hasta el punto de una quiebra
en ascendencia la función adaptativa e integradora del psicótica.
yo. La solución incompleta de esta tarea de fase espe-
James Joyce (1916) cuya novela El retrato del artista cífica puede frecuentemente ser soportada temporalmen-
adolescente fue citada en la sección sobre la adoles- te hasta q.!Je se enciende otra vez durante la paternidad
cencia propiamente tal, puede, una vez más, servir como en relación a un niño del mismo sexo. El escrito de
una ilustración. Esta novela empieza y concluye con el Janes (1913) sobre la fantasía de la reversión de gene-
mismo tema: el padre. La frase de apertura es hablada raciones contiene ideas que son relevantes en el presente
por el padre quien le está contando un cuento al niño contexto. "No es exageración decir que, a una mayor
pequeño. La última frase del libro es una invocación o menor extensión, siempre hay alguna transferencia
de la figura del padre: "Antepasado mío, antiguo artí- personal del padre al niño del sexo correspondiente ...
fice, ampárame ahora y siempre con tu ayuda." Nada
La personalidad propia del niño es así moldeada, o
puede lograrse sin que uno se haya puesto de acuerdo
con el padre, o bien, con su imagen o representación ob- distorsionada, no ·sólo por el esfuerzo de imitar a sus
jeta!. La ocupación de la vida de Joyce fue la de lograr padres, sino por el esfuerzo de imitar los ideales de
esta tarea particular. Cuando invocó la bendición del sus padres que, en su mayoría, son tomados de los
viejo artífice, tenía 22 años, había conocido a su futura abuelos del sexo correspondiente." Por sustitución in-
esposa, y sabía que su destino era volverse un escritor. consciente, son estabilizadas las fallas en la tarea posta-
Solamente podía lograr esta meta exiliándose decidida- dolescente, con frecuencia en forma patológica, durante
mente, reviviendo y recreando a su familia en la distan- la vida familiar de la generación · siguiente.

230 231
El típico adolescente 'rebelde de la adolescencia pro- plasticidad y fluidez de desarrollo, típica de la adoles-
piamente tal no sólo se vuelve contra sus objetos tempra- cencia, disminuye con el tiempo, está, desde luego, res-
nos de amor en sus intentos de separarse de ellos; sino tringida a un término limitado de tiempo. La psicología
simultáneamente se vuelve en contra de la realidad y de la adolesceµcia puede así ser vista en términos .de
moralidad que ellos le impartieron. La liga sexual in- un sistema energético que pretende alcanzar niveles su-
fantil tiene que ser irrevocablemente separada antes de periores de diferenciación hasta que eventualmente se
que un acercamiento razonable entre el ser y los inte- estabiliza en patrones. Este concepto general de sistemas
reses y actitudes parentales del yo pueda ser efectuado. energéticos 'sostiene todos los procesos en la naturaleza,
Unido a este proceso va una aceptación, o mejor una animados e inanimados, tal como los ve la ciencia mo-
afirmación, de las instituciones sociales y la tradición derna.
cultural en la que aspectos componentes de las influen-
cias parentales se vuelven, por así decirlo, inmortales. El
aspecto negativo -que es la resistencia en contra del
rechazo de ciertas influencias parentales- aparece en el
repudio y el antagonismo hacia ciertas instituciones y
tradiciones, siguiendo el mismo proceso de externaliza-
ción de rendimiento imper$onal que una vez fue una
parte de relaciones objetales. El conservatismo y el re-
formismo pueden recibir de estas fuentes ímpetu mo-
ral y emocional. De una manera similar, muchos com-
ponentes del superyó se proyectan en el mundo exte-
rior donde en principio se originaron. Debido a e·ste
proceso, el postadolescente se ancla firmemente en la
sociedad de la que él es una parte integral. En este
periodo, pues, los conflictos instintivos retroceden den-
tro del pasado y los procesos integrativos del yo 'se
vuelven prominentes. Como una etapa de transición, la
postaclolescencia tiene una función de unión como un
puente; la integración descrita en los párrafos anterio-
res trae al proceso adolescente a su terminación. In-
versamente, la edad adulta tiene un. sostén inicial y
firme en esta fase final.
A través de la discusión del proceso adolescente ha
sido aparente que el desarrollo progresivo incesante-
mente efectúa órdenes superiores de diferenciación en
la estructura psíquica y en la organización de la persona-
lidad. Por procesos de integración, un estado de inte-
gración e irreversibilidad se alcanza finalmente. La

232 233
- sall ll!w

IV. MASTURBACIÓN conocida. Siempre que se efectúa esta forma de grati-


ficación masturbatoria sin sensación física o, mejor
dicho, sin sen·sación erótica consciente y reconocida, ha-
Durante toda nuestra discusión de las fases del desarrollo blamos de masturbación mental.
adolescente nos hemos referido repetidamente a la mas- La compleja historia de la masturbación implica que
turbación. El rol significativo de la masturbación du- debe considerarse siempre en ·sus distintos aspectos, fre-
rante la adolescencia como un todo no se ha discutido cuentemente heterogéneos. No es necesario mencionar
en detalles. La importancia de esta forma típica de que la masturbación efectúa una función adecuada de
actividad sexual adolescente requiere un interrogatorio la fase, desde el momento que facilita un movimiento
comprensivo acerca de su modalidad de fase específica, progresivo del impulso instintivo. Por otra parte fácil-
sus vicisitudes emocionales, y su fenomenología o cua- mente afirma una tendencia conservadora al perpetuar
dro clínico. posiciones sexuales infantiles, aunque con frecuencia
La masturbación adolescente -o, para ser exacto, la sólo parcialmente o en forma disfrazada. Esta tenden-
gratificación genital autoerótica- se vuelve el regula- cia conservadora constituye un detrimento para el des-
dor de tensión y el portador de fantasías que acompa- arrollo progresivo.
ñan en su contenido y patrón cambiantes las varias En conexión con esto podríamos recordar el comen-
\
fases de desarrollo adolescente. La masturbación adoles- tario de Freud (1909, a): "El problema de la masturba-
cente está construida en una larga historia de sensa- ción se vuelve insoluble si intentamos tratarlo como
ciones y experiencias autoeróticas localizadas en el tenue una unidad clínica, y olvidamos que puede representar
pasado de la infancia. La masturbación comprende una la descarga de cualquier variedad de componente .sexual
amplia gama de sensaciones; se extiende desde la sensa- y de cualquier tipo de fantasía a la que tales compo-
ción calmante y arrulladora hasta la de un "tipo or- nentes pueden dar origen."
gástico en la que hay un aumento gradual de excita- La masturbación genital durante la adolescencia es
ción y tensión usualmente escalonada" (Greenacre, la actividad sexual de fase específica que despoja a los '
1954). impulsos pregenitales de sus direcciones independientes
La masturbación como un acto complejo psicofísico, y las somete progresivamente a la genitalidad. Es decir,
está asociada en el curso del desarrollo con las zonas que estos impulsos se relegan a un rol de iniciación
erógenas y lleva a la proclividad de lbs impulsos más en vez de satisfacción, enfocando esta última en direc-
o menos fijados. Más aún, la masturbación se aleja ción genital. Cualquier función de la masturbación que
gradualmente de ser una simple actividad placentera sigue este desarrollo representa su aspecto positivo. El
hasta estar muy unida a los objetos de amor primarios logro mayor de la masturbación adolescente reside en
del niño en términos de deseos instintivos específicos. la elaboración del placer previo.
La fantasía, incluyendo la imagen mental del objeto, La masturbación, por su propia naturaleza, tiende
se vuelve ·así el vehículo que conecta los deseos instinti- a trabajar en contra de este fin; sin embargo, es una
vos con residuos de recuerdos con sus elaboraciones y actividad sexual indispensable y transitoria que nor-
distorsiones; hasta que la fantasía de sí y por sí misma malmente pone en contacto experiencias autoeróticas
es bastante para el logro de la gratificación instintiva. infantiles con objetos a través de Ja imaginación mental
La naturaleza <le estas fantasías inconscientes es bien que es la fantasía. Esta cercana unión facilita la rela-
234 235
...

ción de objeto, la conditio sine qua non de la genita- ción sufren cambios típicos. La masturbacióp. puede ser
lidad, Schilder (1935) se refirió a la connotación social vista en dos formas: ya sea como estando en consonan.
de la masturbación genital que él consideró "un acto cia con la · organización de impulsos instintivos y des-
por el que intentamos trazar la imagen corporal de arrollo del yo, o como obstruyendo estos procesos. Lo
otros, especialmente en su región genital, más cercanos a último se evidencia siempre que la masturbación se
nosotros". En conexión con esto un comentario de convierte en un regulador habitual de tensión o siem-
Freud (1909, a) es apropiado. Él también enfatiza el pre que la masturbación se transforma en una pauta
esfuerzo típico de la masturbación adolescente que prematura y estabilizada por la formación de la perso-
apunta crecientemente a la dirección objetal: "Debe- nalidad; una integración autoplástica como ésta da
por resultado generalmente un carácter más o menos '
mos sobre todo tener en mente que los recuerdos in-
fantiles de los hombres quedan precisamente determi- compulsivo o narcisista. De esto se deduce que existe
nados sólo en una edad posterior, casi siempre en la un aspecto ·dañino indudable en la masturbación ado-
pubertad... No es difícil comprobar que el sujeto lescente.
intenta borrar, en estas fantasías sobre su primera niñez, En la masturbación genital generalmente distinguimos
el recuerdo de su actividad autoerótica; y esto lo logra el acto físico de la fantasía presente. Es la fanta·sía la
elevando sus huellas mnémicas al estudio del amor a un que ejerce una influencia dañina en la formación de
objeto, y procediendo así como un auténtico historiador la personalidad. Aquí una vez más tiene uno que dife-
que contempla el pasado a la luz del presente." renciar entre los efectos perjudiciales que vienen de
La masturbación normalmente promueve nuevos cam- dos fuentes: ya sea que se deban a una severa ansiedad
bios, uniones y delineaciones de imágenes mentales y sus del superyo y a los sentimientos de culpa, o que se deri-
catexis; consecuentemente estabiliza representaciones de ven de la unión de la masturbación genital con las
objeto y del ser, facilitando así la aproximación a la metas sexuales infantiles. La última condición resultará
genitalidad. La total ausencia de masturbación durante en una detención del desarrollo psicosexual. Estos co-
la adolescencia, indica una incapacidad para manejar mentarios tienen que ser vistos dentro del amplio pa-
los impulsos sexuales de la pubertad. Además, indica norama que Freud (1909, a) le dio a este problema
que la masturbación infantil ha sido reprimida a un cuando dijo: "Los efectos dañinos de la masturbación
grado tal que la alineación necesaria de impulsos pre- son autónomos solamente en un grado muy pequeño;
genitales con sexualidad genital no puede ser lograda. es decir, son determinados por su propia naturaleza.
Consecuentemente los casos de abstinencia total repre- Son en esencia sólo una parte de la significación pato-
sentan una detención en el desarrollo psicosexual, que génica de la vida sexual del sujeto como un todo."
es por sí mismo patognómico. Pero siempre que la La masturbación adolescente solo puede ser compren-
masturbación esté solamente al servicio de una función dida totalmente en su relación al desarrollo psicosexual
regresiva, o siempre que rinda una adaptación aloplás- total. La masturbación asume rasgos patológicos siem-
tiCa, como parte de la búsqueda de un objeto, entonces pre que consolida regresivamente fijaciones infantiles.
la masturbación ha malogrado su función de fase Una de tales salidas patológicas serían las fantasías de
adecuada. masturbación de un joven de 15 años que fantasea el
A lo largo del camino del desarrollo adolescente, el autofelacio en una lucha defensiva contra la homose-
contenido mental y el carácter funcional de la masturba- xualidad. Otro ejemplo sería un adolescente mayor que

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combina la masturbación con la defecación, desviando tintiva como la transformación en síntomas están blo-
así la estimulación ·anal a la genital. Sin embargo sólo queados, se provoca una condición especial que descri-
cuando tales prácticas adquieren un carácter compulsivo bió A. Freud (1949) en la cual la fantasía de masturba-
se tornan dañinas para el desarrollo progresivo. Existe ción es desplazada de la vida sexual a la actividad
una tolerancia increíble para las fantasías más bizarras yoica, o de la fantasía al mundo exterior. Así, las
y perversas, que está ligada a la masturbación genital fantasías de masturbación se actúan en el mundo exte-
en la adolescencia. Tales condiciones temporales o pro- rior. Ha sido mi experiencia que el mal ajuste social
mueven una separación de las formas infantiles de gra- que sigue es siempre construido en una sustitución
tificación, o efectúan una unión más cercana de los fluida y fácil de experiencias internas y externas, en
componentes pn;genitales del impulso, con la descarga una falta de constancia esencial de objeto, y, parí passu,
genital del impulso. El resultado dependerá de dos facto- en testimonio no igualado de la realidad. Glover
res: primero, de la fuerza de los puntos de fijación; y (1956), en su escrito sobre la delincuencia, se refiere al
segundo, del grado de redención del yo, la aquiescencia desajuste social de este tipo como un "síntoma equiva-
o debilidad en contra del jalón regresivo. La masturba- lente".
ción genital, especialmente en el joven, sirve como un Cuando la masturbación física y el escape de la fan-
anclaje en el nivel genital y normalmente neutráliza tasía están bloqueados, una formación temporal de
la regresión (Reich, 1951). síntomas aparece frecuentemente en la adolescencia.
Generalmente se está de acuerdo en que el acto físico Reich (1951) habla de compulsión y de fobias, Tausk
de la masturbación no es dañino por sí mismo, pero (1912), de síntomas obsesivos. A esto deberían añadirse
que la fantasía unida a él se vuelve portadora de in- los trastornos psicosomáticos de la adolescencia. Lampl-
fluencias nocivas. Aparte de esto, sin embargo, la de Groot (1950) discute los efectos dañinos de la
dependencia en la masturbación por sí puede prevenir masturbación en términos de síntomas emocionale's tales
a la libido objeta! de verterse hacia afuera, en tal caso como depresión, nosofobias, inferioridad y sentimientos
la libido genital adquiere una calidad como de objeto. de culpa, y también en términos de síntomas neurasté-
Una concentración de libido narcisista en los propios ge- nicos, tales como dolores de cabeza, molestias gastroin-
nitales es acompañada por tendecias voyeuristas y ex- testinales y fatiga. La necesidad adolescente de activi-
hibicionistas. Una tolerancia baja de tensión o un yo dad física e interacción social, la inhabilidad para estar
débil invita a la masturbación; y a la inversa, la rúas- 1 solo sin volverse inquieto y ansioso, y el hábito de
turbación mantiene la tolerancia de la tensión en un combinar el estudio solitario con . el escuchar música
nivel bajo. Tausk (1912) en la famosa discusión sobre -todas estas formas de comportamiento por lo menos
la masturbación ya mencionó el "daño a la elección de representan, parcialmente, maniobras típicas en la ba-
objeto" y declaró que cuando la masturbación propor- talla en contra de la masturbación.
ciona la satisfacción completa, perpetúa y fija el infan- La actividad masturbatoria puede aparecer en forma
tilismo. El individuo no tiene razón de competir con desplazada sin manipulación genital o fantasía sexual;
otros por un objeto sexual puesto que encuentra todas estos casos nos recuerdan la gran cantidad de los equi-
las fuentes de placer fácilmente dentro de él mismo. valentes de la masturbación que abarcan otras partes
Omnis sua secum portat. del cuerpo o una manipulación compulsiva con objetos
Cuando tanto el escape de la fantasía de tensión ins- manuales. Rascarse, meterse el dedo en la nariz, tirarse

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...

la cutícula, morderse las uñas, torcerse el cabello, mor- la naturaleza conflictiva de la masturbación que, es-
der el lápiz, jugar continuamente· con ligas u otros ob- pecialmente en la forma de manipulación genital, no
jetos, todas estas actividades pueden ser consideradas es experimentada como yodistónica. Tratando 'con es-
equivalentes masturbatorios. Siempre que la masturba- tos casos, la tarea de la terapia es la de ligar los sen-
ción desplazada tenga una elaboración simbólica de timientos de culpa y parapraxis al acto masturbatorio.
descargas orgásticas produce un gran estado de excita- Las fantasías inconscientes que descqbre el análisis
ción de naturaleza sexual, el cual no es reconocido por tienden a ser de naturaleza oral y sadomasoquista. Esto
el su jeto. Tales actividades son, sin embargo, seguidas era aparente en un joven de 15 años, un comelón com-
por autoacusaciones, culpa y sentimientos de inferiori- pulsivo que se masturbaba sin sentimientos de culpa
dad típica de los efectos posteriores a la masturbación conscientes. Él reveló el componente sádico oral de su
en sí. La actividad de esta naturaleza es experimentada, masturbación diciendo: "Se siente sabroso el ir a dormir
por ejemplo, en el juego de azar (Freud 1929) o en el y no masticar. . . quiero decir masturbar." Otro joven
manejo temerario de un automóvil (Reich, 1951); de la misma edad dotaba a la masturbación de fantasías
es más, puede ser reconocido en algunas formas de bisexuales en las que los genitales asumían el rol de
demora donde la postergación generalmente c;onsciente un objeto: un pene y un pezón. La fantasía de mastur-
de la acción, produce pequeñas dosis de ansiedad que bación revelada en un sueño era como sigue: "Hay dos
provocan una tenue y constante excitación que lentamen- botellas ele leche y se parecen; sin embargo, una con-
te va en crescendo. Una organización pasiva del im- tiene leche y otra contiene semen; yo discuto con
pulso con toques masoquistas es un prerrequisito para alguien cómo podría saber la diferencia en caso de que
el empleo de la demora como un equivalente mastur- quisiera tomar una." Una adolescente mayor reportó
batorio. Una catástrofe a la que invitan estas acti- rns fantasías sádicas de masturbación que recordaba
vidades puede ser entendida como "una mezcla de vívidamente y que databan del tiempo en que tenía 13
castigo y orgasmo disfrazados" (Reich 1951). años. En estas fantasías, un prisionero o esclavo mascu-
Frecuentemente se conocen adolescentes que no ex- lino era torturado elaboradamente dañando sus genita-
perimentan un conflicto consciente acerca de la mas- les. A través de toda su adolescencia esta joven nunca
turbación y la practican libremente sin sentimientos de se dio cuenta de que sus fantasías y su masturbación
culpa; estos adolescentes nunca fueron intimidados estaban relacionadas con el sexo; nunca experimentó
cuando niños en materia de juego genital. Sin embargo sentimientos de culpa. Sin embargo, desarrolló la com-
enseñan en sueños y acciones que su ecuanimidad y su pulsión de orinar después de cada acto masturbatorio
apatía son ilusorias. Niños de las así llamadas familias para reasegurarse de que sus genitales no habían su-
modernas o laissez-faire han estado reasegurados de frido daño alguno.
que la masturbación no puede hacer daño y que su prác- La culpa de la masturbación aparece frecuentemente
tica es normal y universal. Para estos niños el aspecto en forma disfrazada como propensión a los accidentes.
físico de la masturbación se ha divorciado totalmente Un joven de 15 años recuerda que 'su masturbación a
de la fantasía que la acompaña y, consecuentemente la edad de 12 ó 13, era seguida por la expectación de
cada uno efectúa separadamente su elaboración espe- un accidente que debía ocurrirle. "Sabe", decía, "estas
· cífica (Arlow, 1953). Este desarrollo frecuentemente cosas suelen ocurrir". Describía cómo al cruzar una
encaminado a la formación de un síntoma, que revela calle saltaba repentinamente pensando que un automó-

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vil estaba a punto de atropellarlo; sorprendido, se daba la joven que entre el joven, lo que está en consonancia
cuenta de que no había ningún automóvil cerca de con el desarrollo de la femineidad, en especial con el
él. Pero en una ocasión, al cruzar una calle rápida- repudio gradual de la sexualidad del clítoris, por ej em-
mente, fue atropellado en realidad. La necesidad de un plo, la sexualidad fálica. Sin embargo la masturbación
castigo y el deseo de castración son usualmente el ori- puede ser practicada aun por la joven en la form a dis-
gen de estos accidentes autoinducidos. Fue interesante fraza da de posiciones que estimulan el clítoris, como
observar en este caso que el cambio a la búsqueda de sen tarse en el brazo de una silla, montar a caballo, o
objeto heterosexual redujo la necesidad de masturba- actividades similares. Una adolescente reportó su cos-
ción y de daños corporales (la propensión a accidentes). tumbre de dormir con un cojín entre las piernas, la
La masturbación adolescente en miembros del sexo presión del cojín le producía el orgasmo con la vaga
masculino y femenino sigue rutas diferentes que pue- noción de poseer un pene. El cambio en el sentimiento
den ser entendidas como la consecuencia de la diferen- corporal del yo no progresó hasta el conocimiento de
cia entre el complejo de castración femenina y el mas- un órgano fantasma (pene ilusorio), sino que estimuló
culino. El hecho de que la excitación sexual en el la imaginación de la joven y le proporcionó un escape
joven produce la erección y más tarde la eyaculación, en ese nivel. Fantasías vívidas que involucr::m act i
hace de la conexión entre el estímulo y la reacción ge- vidades masculinas, orgías heroicas y crueles de natu-
nital, un hecho obvio e innegable. Hace que el joven raleza sádico-fálica constituían el repertorio de su ri-
fije su atención desde pequefio directamente sobre el tual masturbatorio. El uso de la presión de los muslos
pene como un órgano de placer que puede ser manipu- frecuentemente proporciona sensación vaginal o una
lado a voluntad. Los sentimientos de culpa, la disminu- aproximación. La masturbación del clítoris no es aban-
ción de la autoestima y la ansiedad de castración in- donada en la mayoría de los casos hasta que se encuen-
terfieren, de un modo u otro, con la masturbación no tra un objeto de amor heterosexual. El estar enamorado
inhibida en el joven. facilita el conceder el impulso ajeno al sexo al compafiero
La joven, en contraste, se masturba sin ningún cam- idealizado, quien se convierte entonces en la fuente de
bio corporal observable y conspicuo. La manipulación gratificación tanto n ar cisista como libidinal de obj eto .
del clítoris es practicada durante la infancia y frecuen- Este paso hacia la femineidad ocurre sólo lenta y par-
temente se abandona en una etapa que sigue a la cialmente hasta que llega a un estado de plenitud en
menarca. En este tiempo, de acuerdo con Horney la adolescencia tardía o en la postadolescencia.
(1935), se lleva a cabo en la joven un profundo cambio Una joven puede evitar que reviva su decepción
de personalidad. Se desarrolla el antagonismo con la narcisista de castración abandonando la masturbación
madre y aumentan las reacciones culpables en la mas- manual y clitórea, y también por la catexis de todo su
turbación. Si la masturbación es físicamente suprimida, cuerpo con la libido narcisista. "Cuando la pubertad
·s obrevive en fantasías crudas y sádicas de las cuales las hace su aparición, la maduración de los órganos se:ii:ua-
fantasías de violación son representantes típicas. El mie- les femeninos, que hasta entonces habían estado en co'rr-
do al daño corporal la lleva a temores hipocondriacos; <lición latente, parece originar una intensifica.ción del
el sentimiento de no ser merecedora de amor y de ser narcisismo original. .. " (Freud, 1914.) Fre11d continúa
fea representan sentimientos subjetivos concomitantes. diciendo que este narcisismo afecta desfavorablemente
La resistencia a la masturbación es más común entre "el desarrollo de una verdadera elección de objeto con

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su acompañante sobrevaluaci(m sexual". El autoamor rlcpendenda han sido unidas cori la sexualidad genital,
1 on un amor protector íntimo y afirmativo.
narcisista, el adorno del cuerpo, el énfasis socialmente
sancionado en el mostrar partes del cuerpo tales como La masturbación está frecuentemente ligada el miedo
los senos, el encanto físico y la belleza en general, i11consciente de daños a los genitales, y, por desplaza-
todas estas formas de gratificación narcisista y exhibi- miento, también a las funciones específicas del yo. Esto
cionista facilitan la dilación de la rendición a un amor se hace aparente en la frecuente asociación de manifes-
sexual hasta una época en que una relación permanen- Laciones físicas insignificantes o de vacilaciones comunes
te, tan esencial para la educación del niño, pueda ha- de actuación con el acto masturbatorio. Parece ser que
cerse presente. Harnik (1924), en un estµdio convin- existe una enemistad básica entre la masturbación por
cente afirmó: "En los hombres, los genitales continúan un lado y los intereses del yo y del superyo por otro.
siendo el centro de su narcisismo, mientras que en las La tolerancia de esta enemistad difiere ampliamente
mujeres existe un narcisismo secundario que se adhiere según el individuo. Se le puede considerar, ciertamente,
al cuerpo como un todo." La sensibilidad erótica al como responsable de la tendencia de la masturbación
tacto de la piel del cuerpo femenino, como se desarrolla a asumir un carácter compulsivo; es decir, qile el miedo
en la pubertad, muestra la novel distribución de la de daños posibles causados por la masturbación es calma-
catexis que ocurre en este periodo. Harnik llama nues- do sólo repitiendo el acto masturbatorio. El círculo vicio-
tra atención hacia las "cualidades genitales que se des- so que se forma es reforzado por factores adicionales que
arrollan en el seno femenino, especialmente en los hacen de la masturbación una disuasión progresiva ha-
pezones". Las fijaciones sexuales infantiles alientan la cia la extroversión de la libido en nuevos objetos.
menstruación adolescente que después continúa persis- Ciertos adolescentes en quienes el impulso homose-
tiendo al parejo con el uso narcisista de todo el cuerpo xual es abrumadoramente fuerte, evitan completamente
como un objeto que debe ser visto y admirado. la masturbación y se envuelven en una relación hete-
En contraste con la joven, cualquier muchacho que rosexual a temprana edad. La urgencia compulsiva con
intente llamar la atención hacia su belleza o que la que se persigue la heterosexualidad, en conjunción
muestre con placer exhibicionista es siempre considerado con una falta persistente de relación de objetos, revelan
afeminado. Es prerrogativa de la mujer mostrar su en- la naturaleza defensiva del acto sexual. La masturbación,
canto físico; y además enfatizarlo y aumentarlo me- en estos casos, puede ser practicada sólo como ayudante
diante el uso de ropa, cosméticos y adornos. Su necesi- de la actuación heterosexual.
dad es ser amada. Al joven se le permite sólo mostrar La naturaleza general de defensa de la masturbación
lo que puede hacer; por lo tanto enfoca su orgullo en debe enfatizarse. La masturbación en el joven sirve para
proezas y realizaciones. Sus logros pueden ser de índole reasegurarle de su masculinidad, y disminuye marcada-
atlética, intelectual, académica, sexual, ocupacional o mente con la resolución del conflicto homosexual y el
creativa. La temeridad, perseverancia, velocidad y poder encuentro de un objeto heterosexual. La etapa que
son los atributos considerados masculinos, que pueden Kinsey (1948) menciona como la más activa sexualmen-
ser mostrados públicamente por el hombre. Su ternura, te, el periodo más viril del hombre, es decir la adoles-
sensibilidad y gentileza masculinas pueden desarrollarse cencia, coincide más bien con un periodo de conflicto
sólo cuando su polarización sexual se ha estabilizado intenso durante el cual la frecuencia de la masturba-
en la adolescencia tardía, cuando sus necesidades de ción, "los escapes" de Kinsey, está determinada por su

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función defensiva y su naturaleza compulsiva. Kinsey jeto en la fantasía es establecida sólo gradualmente du-
igualó la frecuencia del escape sexual, tal como la rante fases subsecuentes; alcanza su completo floreci-
masturbación, con la virilidad; pero este concepto es miento durante la adolesccmcia propiamente tal.
contradicho por la observación clínica de que la mas- Cuando la posición bisexual se vuelve intolerable al
turbación más compulsiva o frecuente ocurre en jóvenes yo, con frecuencia sucede que el yo distónico, el compo-
con fuertes tendencias pasivas homosexuales. nente del impulso inadecuado del sexo será impedido
La masturbación, por su misma naturaleza, tiende, a o neutralizado por la masturbación genital. Este intento
actuar en contra del desarrollo progresivo y a afirmar de trascender esta posición bisexual fallará; el resul-
influencias regresivas y de fijación. Debe enfatizarse que tado será: o una supresión de toda la masturbación, o
la masturbación no tiene objeto y no implica placeres un cambio precoz y defensivo a un objeto heterosexual.
previos. El objeto de la actividad masturbatoria reside A la consecuencia de estas dos acomodaciones de im-
en la fantansía. El masturbador experimenta una re- pulso en el desarrollo del yo y en la formación de la
1
presentación de objeto y de ser fluctuante, desde el mo- personalidad generalmente nos hemos referido en otros
mento en que es simultáneamente sujeto y objeto, ma- capítulos; en forma parecida, las vicisitudes de encon-
cho y hembra, activo y pasivo. La adhesión prolongada trar .un objeto nos han ocupado en otra parte, y no
a la masturbación, por tanto, contrarresta la polariza- necesitan ser repetidas aquí.
ción sexual. Establece un estado de fijación bisexual Debido a que la masturbación por su propia natura-
que resulta, por un lado, en el empobrecimiento de leza está exenta de placer previo, trabaja en contra o
intereses dirigidos a un objeto y, por el otro, en la pro- previene el arreglo jerárquico de componentes de im-
liferación de una vida fantasiosa sobrecatequizada. pulso; este desarrollo adverso demora o bloquea un
Spiegel (1959) se refirió al hecho de que existe una avance a la madurez psicosexual. Parece ser que el aban-
dicotomía del ser en la masturbación; la masturbación dono de toda la masturbación antes de ser establecida
dirigida a un objeto representa la parte genital del ser, la etapa heterosexual propia de la adolescencia resulta
mientras que el componente narcisista de la masturba- en alguna forma de inmadurez psicosexual. Entonces la
ción considera los genitales como un objeto. El esfuerzo masturbación adolescente inicia el movimiento hacia
a que se somete al yo por esta catexis vacilante de re- adelante de la libido por una acción casi experimental
presentaciones de ser y de objeto, puede ser considerado en la fantasía. Este interludio eventualmente lleva a
por sí mismo como patogénico. Esta amenaza al ·ser da una experimentación heterosexual y a modificaciones
a la progresión a la genitalidad en la adolescencia, un concomitantes que encuentran su reflexión más clara en
sentimiento adicional de urgencia. "Existe una conexión la consolidación definitiva del ser. La naturaleza re-
entre la perturbación del sentimiento de ser (pérdida gresiva o infantilizante de la masturbación debe ser
de la identidad personal) y el anhelo de alcanzar el constantemente contrarrestada por la unión de la or-
nivel genital de la libido." (Spiegel, 1959.) Debería ganización del nuevo impulso adolescente ganado en el
añadirse que la masturbación en la que el genital es mundo objetal.
tomado como un objeto tiene sin embargo su lugar de
fase adecuada durante la preadolescencia. El mirar y el
ser visto atraen al objeto. Sin embargo, la masturba-
1ción en la que el sexo opuesto es tomado como un oh-

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V. EL YO EN LA ADOLESCENCIA T.os métodos por los cuales el yo media, así como su
patrón de operación, pueden ser observados durante la
adolescencia. Considerando el origen del yo, debemos
El tema del yo en la adolescencia ha sido seleccionado 1cner en mente que es el resultado de procesos que dife-
para considerac.i ón especial, ya que su estudio permitirá rencian y constituyen un corolario de la prolongada de-
una vista más detallada del proceso adolescente en tér- pendencia del joven organismo humano con el mundo
minos de la reestructuración psíquica, como se mani- ex terno. A través de su vida, el yo conserva las marcas
fiesta en las actividades temporales del yo y en las altera- de este origen; de hecho, continúa estimulándosele hacia
ciones yoicas permanentes. El tomar al yo como punto Ja diferenciación progresiva por medio de un impacto
principal del estudio nos permitirá tejer las varias he- doble de los impulsos instintivos y el mundo externo.
bras de la observación y la teoría en una textura cohe- N os hemos referido previamente a este hecho al decir
rente. Los ejemplos clínicos que fueron proporcionados q ue el desarrollo del yo toma su origen de la fase es-
anteriormente en la descripción de las fases del desarro- pecífica de organización de los impulsos.
llo, son fuentes de referencia; consecuentemente, en esta El yo, en su definición operacional, es un concepto
discusión me concentraré en la teoría. En suma, hare- relativo, determinado por el grado de las presiones que
mos aquí un intento de efectuar un tratamiento siste- se le imponen. Consecuentemente, un yo que ha man-
mático de aspectos yoicos que fueron tratados en ca- tenido un funcionamiento mental adecuado durante
pítulos previos como segmentos del problema total de tiempo de calma relativa, puede ser abrumado por pre-
la adolescencia. siones crecientes evidentes durante la pubertad; enton-
ces el carácter de sus recursos se probará a sí mismo
como suficiente o insuficiente para la dura tarea. Esta
l. Observaciones introductorias última condición se precipita durante la adolescencia
por las crecientes presiones provenientes de las tres
El yo -su naturaleza, operación y función- puede ser fuentes mencionadas. Anna Freud (1936) se refir+ó al
estudiado mejor durante periodos de dislocaciones en yo adolescente mencionando que "un ello relativamente
la maduración, cuando la balanza entre el impulso y el fuerte confronta a un yo relativamente débil". Es más,
yo se desnivela. En estas condiciones el aparato mental el apoyo que el yo obtuvo de la educación durante la
se enfrenta con la tarea de acomodar nuevos impulsos infancia cesa de operar en el modo acostumbrado, de-
instintivos -nuevos en calidad y cantidad, y que im- bido a que el adolescente rechaza masivamente el con-
plican nuevas demandas del mundo exter,no. Por defi- trol externo como un excedente de la dependencia in-
nición, el yo es la suma total de aquellos procesos men- fantil.
tales que buscan salvaguardar el funcionamiento mental; La pauta reacciona} para los peligros internos es mo-
con este fin el yo media entre el impulso y el mundo delada por las experiencias tempranas que emanan del
externo. En el sentido de realidad vemos los frutos de medio ambiente. "Las situaciones instintivas de temor
este proceso de mediación. A estas presiones dei' ello y pueden ser reconstruidas hasta hallar situaciones ex-
del mundo exterior debe añadirse una tercera que es, ternas de peligro" (Freud 1933). Dicho en otras pala-
sin embargo, un derivado del medio ambiente, es decir bras, todo proceso defensivo tuvo alguna vez una fun-
el superyo. ción adaptativa ante las exigencias externas.

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En ambos casos, aquellos de peligro interno y externo, la cual son efectuadas las demandas de diferentes oríge-
debe ' considerarse el problema de la sobreexcitación: en nes con el menor esfuerzo. No hay duda de que la situa-
el infante, un aparato interconstruido provee .una ba- ción adolescente requiere de medidas extremas para
rrera de estímulos en contra del mundo externo, pero prevenir el trauma o la desintegración. La enorme can-
la barrera de estímulo en contra de los estímulos debe tidad de energía psíquica absorbida en e,s ta tarea, re-
ser desarrollada (Hartmann 1939, a). En este sentido duce los procesos adaptativos a un mínimo, aunque sólo
cualquier mecanismo psíquico que proteja al organismo temporal e intermitentemente. Cuando se ocupa la ener-
mental de la sobreestimulación sirve a una función po- gía psíquica en operaciones defensivas o en contraca-
sitiva: esto es igualmente cierto en la temprana infan- texis, se provoca un agotamiento de energía móvil en
cia como en la adolescencia. El aparato psíquico en el yo.
desarrollo debe, por decirlo así, ponerse al día constan- El aspecto conflictivo de la adolescencia ha predo-
temente con las condiciones de maduración que, a su minado. en la discusión de esta etapa por mucho tiem-
vez, dan ímpetu y dirección a la diferenciación e inte- po, pero debe subrayarse el hecho de que no cualquier
gración yoica. Este proceso refleja las influencias mutuas perturbación de equilibrio en el aparato psíquico es
del yo y del ello en sus desarrollos respectivos. Cuando ipso facto una manifestación conflictiva (Hartmann
este proceso no se conserva fluido, sino que produce una 1939, a). Esta consideración tiene especial importancia
cristalización prematura de carácter o síntoma neuró- en la adolescencia, una época en que las perturbaciones
tico, decimos que la función del yo se ha malogrado. del equilibrio, con los consiguientes mecanismos regu-
Aquello que debiera operar normalmente como meca- latorios frecuentemente extremosos por naturaleza, son
nismo adaptativo o de defensa, ha tomado una calidad más la regla que la excepción.
diferente: en lugar de iniciar el progreso y la diferen-
ciación, el desarrollo de ciertas funciones yoicas se ha
malogrado o retrasado. 2. El yo al principio de la adolescencia
En cualquier crisis el yo recurre a medidas de emer -
gencia dirigidas principalmente hacia la protección de El yo adoles,c ente adecuado propio de esta fase sólo se
su función básica: el mantenimiento de la cohesión psí- puede desarrollar correctamente si la fase preparatoria
quica y el contacto con la realidad. Por ejemplo, aparte del periodo de latencia se ha traspuesto más o menos
de sus aspectos defensivos originados en la ansiedad con éxito. De otro modo, como en el caso de un periodo
conflictiva y en el temor a la intensidad de impulso, el de latencia abortivo, un yo prelatente debe luchar con
retiro de la catexis del mundo externo durante la ado- los impulsos de la pubertad. El resultado es una rein-
lescencia opera para preservar y proteger las funciones tensificación de la sexualidad infantil; nada nuevo o
básicas del yo; es decir, que tanto los factores cualitati- específicamente adolescente hace su aparición. Las ma-
vos como cuantitativos deben considerarse como varia- nifestaciones pseudoadolescentes son intentos simulados
bles separadas al valorar las actividades yoicas dirigidas de ser adolescente: el yo recurre al uso de reguladores
hacia la autoprotección. Aquí, como en tantos fenóme- que continúan directamente la temprana infancia. El yo,
nos psíquicos, el principio de función múltiple (Waelder, para hacer frente a la pubertad y la adolescencia, re-
1936) debe tenerse en mente para poder apreciar la quiere de los logros del periodo de latencia. Sólo enton-
variabilidad individual y la combinación por medio de ces puede tratar con las tareas próximas de la madura-

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ción, en términos de procesos integradores y diferencia- nomía secundaria) con una expansión consecuente de la
les nuevos. esfera no conflictiva del yo; 3) la formación de un yo
El principio de la pubertad trae consigo un aumento autocrítico que complementa en forma creciente las
cuantitativo de la energía del impulso instintivo. Ocu- funciones del superyo para que la regulación de la
rre una recatexis de las posiciones instintivas pregeni- autoestima llegue a un grado de independencia de am-
tales que se parece en mucho a la difusión del impulso. biente; 4) una reducción del uso expresivo de todo el
Los instintos componente pasan a primer plano, y el cuerpo y un aumento de la capacidad de expresión
il').tento por controlarlos es evidente en las reacciones verbal aislada de la actividad motora (Kris, 1939); 5)
típicas del adolescente: la escopofilia lleva a la timidez, un control del ambiente a través del aprendizaje de
la vergüenza o el rubor; el exhibicionismo lleva a la actitudes y del uso del pensamiento en los procesos se-
modestia y a una conciencia de sí mismo; el paso de cundarios como un medio para reducir la tensión. El
tendencias sadomasoquísticas lleva a la pasividad _e in- principio de realidad estabiliza el uso de la posposición
diferencia; y el sentido de olor y gusto son llevados al y anticipación en la búsqueda de placer.
campo sexual de las sensaciones conflictivas del cuerpo. Muchas veces lo que al principio de la adolescencia
Desde luego la expresión directa y sin control de estas parece un fenómeno regresivo resulta ser, bajo una ins-
tendencias instintivas durante la adolescencia es bien pección más profunda, el resultado del desarrollo re-
conocida para todos los que han observado esta edad. tardado del yo o de un periodo de latencia abortiva.
Debe recordarse que "todos los impulsos pregenitales, Esquemáticamente se podría decir que el logro psíquico
en sus metas de incorporación, parecen poseer un com- de la infancia temprana está en la dominación del
ponen te destructivo; los factores constitucionales descono- cuerpo, el del periodo de latencia en la del ambiente y
cidos y, sobre todo, las experiencias de frustración au- el de la adolescencia en la de las emociones. Completar
mentan grandemente el elemento destructivo" (Fenichel una de estas tareas y su estabilización puede, a la larga,
1945, b). En el cuadro total del control instintivo del ser definido en términos de una secuencia ordenada de
adolescente podemos haber subestimado el esfuerzo Eunciortes del yo que deben seguir paralelamente a la
del yo por domar el impulso agresivo, dirigiendo nues- · maduración del cuerpo para salvaguardar el desarrollo
tra atención casi exclusivamente a los conflictos libidi-
normal.
nales y a los intentos de dominarlos.
Puede ser útil definir las precondiciones que debe te-
ner el yo, en un grado apreciable, al principio de la ado- 3. Jerarquía de los intereses y funciones del yo
lescencia para desarrollar las cualidades y funciones
que son específicamente adolescentes y que traerán las La historia del yo revela que éste se modela progresiva-
transformaciones del yo que resultan en el yo de la mente en cada fase prevalente de la organización de los
edad adulta. Los logros esenciales del yo del periodo impulsos. Nunca deja de ser evidente una mutua in-
de latencia son los siguientes: 1) un aumento en la ca- fluencia del yo y el ello. Por ejemplo, la proyección
texis de los objetos internos (representaciones de ob- y la introyección son mecanismos del yo que derivan
jeto y autorrepresentaciones) con la resultante automa- de la modalidad oral. La "existencia e importancia de
tización de algunas funciones del yo; 2) una resistencia las variaciones primarias, congénitas del yo" (Freud,
creciente de las funciones del yo a la regresión (auto- 1937) en su juego con los factores constitucionales del
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impulso, dan cuenta, en parte, de las modalidades del que está cÍe acuerdo, respectivamente, con la nueva meta
., yo y del impulso preferencial. Sin embargo, al seguir sexual y con el recién creado ideal del yo. "Las institu-
nuestro estudio particular, la pregunta a hacerse en ciones del yo que han resistido el asalto de la pubertad
este punto es la siguiente: ¿cuál es la modalidad instín- si n ceder, permanecen generalmente inflexibles a lo lar-
tiva específica de la adolescencia a lo largo de la cual go de la vida, son inexpugnables y no son suceptibles
desarrolla el yo sus propias características corolarias? La a las rectificaciones que demanda una realidad cambian-
novedad está en la subordinación -lograda sólo gra- te" (A. Freud, 1936).
dualmente y en muchísimos casos sólo parcialmente- El serio daño que las fijaciones del yo pueden in-
de las zonas erógenas a la primacía genital. Para decirlo Elingir al desarrollo progresivo es, muchas veces, me-
en otra forma: la nueva modalidad de la sexualidad nospreciado; estas fijaciones se ocultan con facilidad al
adolescente está en la elaboración del anteplacer (Freud observador de la adolescencia por el enfoque en las ma-
1905, b). La pregenitalidad, consecuentemente, es rele- nifestaciones sexuales, que tomadas por sí mismas son
/
gada a un papel de iniciación más bien que de sacia- los indicadores más traicioneros del desarrollo progre-
miento; este énfasis diferente en la economía sexual hace sivo. Existe lo que puede ser llamado una "reciprocidad
que la pregenitalidad sea cualitativamente diferente de óptima" entre el yo y el ello que es puesta a prueba
su estado infantil temprano. hasta sus límites durante la adolescencia.
Esto nos recuerda la observación de Freud (1914): El periodo experimental de la adolescencia -que
"Es posible que por cada cambio en la erotogenidad alcanza a su má:l{ima expresión durante la adolescencia
de los órganos haya un cambio paralelo en la catexis propiamente tal- es el último gesto antes de que las
libidinal del yo. Posiblemente, entonces, hay un senti- limitaciones finales de las posibilidade·s que quedan
miento del yo o autoexperiencia que es esencialmente abiertas al ser sean aceptadas de mala gana, antes de
tan nuevo en el campo del yo adolescente como lo es que los intereses del yo se canalicen a formas esp~cíficas
el anteplacer en la organización instintiva." Federn y esenciales, antes de que la formación de la identidad
(1929) habla de la calidad de la experiencia de un asuma su aspecto definitivo. El aspecto más importante
"sentimiento saludable del yo" como un "agradable del arreglo jerárquico de los intereses del yo ocurre en el
anteplacer". área de los compromisos vocacionales, durante la ado-
En una forma análoga, los intereses y las funciones lescencia tardía. Este proceso de compromiso opera con
del yo se estratifican en una jerarquía definida. Los decisión igual en hombres que en mujeres; requiere en
componentes selectivos del yo se elevan a una posición ambos el refinamiento de algunos y la estratificación de
dominante; los demás se subordinan a ellos. Esta fijeza otros intereses yoicos. Cuando las funciones del yo
irreversible en las relaciones del yo con el mundo ex- q ue están implicadas. en este proceso se sexualizan, por
terior, el ello y el superyo, b asadas en un orden jerár- ejemplo, cuando se vuelven una fuente de excitación
quico de intereses y actitudes del yo que es a lo que nos exhibicionista, voyeurista y sadomasoquista-, su con-
referimos como carácter. El carácter no adquiere su as- fiabilidad, utilidad y estabilidad estarán severamente
pecto final hasta el final de la adolescencia. En la es- restringidas. Muchas de las perturbaciones yoicas, por
fera emocional de la adolescencia hablamos de la des- ejemplo, las perturbaciones/ de aprendizaje, son causadas
trucción de las instituciones del yo infantil. Las destruc- por la inundación de las funciones del yo por impulsos
ciones llevan a un rearreglo de los elementos sobrantes sexuales y agresivos. La sexualizadón de las funciones

I 254 255
hasta este punto autónomas del yo, como la percepción, revuelta contra los padres es seguida de un rechazo de
por ejemplo, producto de la supresión radical de la la identificación con ellos y puede llevar a reversiones
masturbación fue descrita en detalle por Joyce (1916) .en las actitudes del yo y el superyo, aunque aparente-
y la citamos anteriormente. Generalmente sólo un seg- mente estas actitudes hayan estado totalmente integra-
mento de una función autónoma del yo -por ejemplo das en la estructura- del yo del niño en latencia."
en la percepción, la motilidad, el juicio o la memoria-, El yo adolescente que cede a los peligros de una re-
puede ser involucrado conflictivamente. Esta perturba- organización radical mostrará signos de una conducta
ción selectiva se debe a las ligas asociativas específicas y mentalidad mal adaptada. Sin embargo, tal yo mues-
que se ven estimuladas por situaciones específicas en tra muchas veces ser fuerte en el sentido de que la con-
la realidad. Bajo tales circunstancias las funciones del fianza en la cohesividad de su existencia, de hecho, su
yo pueden servir como equivalentes masturbatorios; se indestructibilidad, nunca es alterada. La fuente de esta
llega a ellos como reguladores saciatorios de la tensión confianza es, desde luego, la calidad positiva de las re-
instintiva o son rechazados e inhibidos por completo. laciones tempranas hacia los objetos.
En cualquiera de los dos casos estas funciones yoicas Para el observador clínico . es muchas veces difícil es-
son inefectivas en términos de su supuesto propósito y tablecer una línea clara de demarcación entre la re-
meta. Las funciones autónomas y defensivas del yo son organización revolucionaria y la desintegración regre-
muchas veces difíciles de distinguir. Los impulsos ins- siva. No tomando en cuenta la patología obvia, cual-
tintivos y las funciones del yo mantienen una influencia quier pronóstico durante la adolescencia debe ser hecho
mutua y constante, cuyo rango normalmente se canaliza, con escepticismo y poca seguridad. El resultado even-
y adquiere en la adolescencia tardía un juego mutuo tual puede no ser conocido sino hasta la adolescencia
fijo, armonioso y con un patrón definido. tardía y la postadolescencia, puesto que la capacidad
Las actitudes y las pautas de conducta de la autono- sintética del yo aparece con claridad sólo durante esas
mía secundaria tales como la puntualidad y el orden, fases. El periodo que cierra la adolescencia presenta
ser reimplicadas en el conflicto emocional. Lo que dio problemas fascinantes y ha sido estudiado en la última
origen en un comienzo a una reacción vuelve a experi- década en forma más exhaustiva que anteriormente.
mentarse como una imposición controladora, una ren- Ha expresado para muchos observadores la meta última
dición sumisa a la voluntad de otros; la terquedad anal de la adolescencia como un todo; es decir, el dotar al
vuelve a aparecer en la escena. La misma reimplicación individuo de un arreglo estable de intereses del yo y
en conflicto ocurre con algunas actitudes que tuvieron de una diferenciación sexual y una polarización como
su origen en distintas fases libidinales y que habían núcleo del sentido de identidad. Ambos logros tienen
sido absorbidas aparentemente en rasgos no conflictivos. que ser ejercitados y refinados en interacción con el
Estas reacciones adolescentes revelan por lo tanto la mundo exterior.
existencia ele puntos de fijación. Este curso de desarro- La fase que cierra la adolescencia se caracteriza por
llo es parte de la adolescencia normal e ilustra el hecho una actividad del yo integrativa y adaptativa más bien
de que los atributos de la personalidad, ya bien esta- que defensiva. Algunos autores han reconocido las alte-
blecidos antes de la adolescencia, pueden todavía sufrir raciones importantes del yo de naturaleza definitiva-
alteraciones importantes. Anna Freud (1952) ha notado: como el logro psicológico más importante de esta fase.
"Aun en una época tan tardía como la adolescencia, la Erikson (1956) habla de la formación de la "identidad

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del yo". Por mi parte, acentúo el proceso total de conso- secuencia de una energía de impulso acumulada o de
lidación y la formación definitiva del ser como la alte- la imperfección de los canales de descarga adecuados
ración característica del yo má's importante de la adoles- de la fase. Spiegel (1958), quien está de acuerdo con
cencia tardía y la postadolescencia; Gitelson (1948) ha algunas ideas de Bernfeld (1935) en esta materia, co-
resumido las mismas observaciones en una forma más ge- menta: "Desde luego, algo de la sintomatología de la ado-
neral como la "síntesis de carácter". La referencia de lescencia puede ser visto como una secuela directa
Hartmann (1950, a) a un "orden de rango" de las fun- - como verdaderos síntomas neuróticos- del influjo ins-
ciones del yo también debe ser mencionada aquí: "He- Lintivo que el aún imperfecto aparato psíquico no es
mos visto por ejemplo", dice, "que al unir, la función capaz de manejar al principio de la adolescencia."
sintética, debe ser supraordenada a la regulación por el O tra fuente de tensión se encuentra .en las restriccio-
mundo externo." Lo mismo se aplica a una serie de nes vengativas de los padres referentes a la maduración
(unciones del yo que no adquirirán la estabilidad y sexual de su vástago. Frecuentemente somos testigos de
fijeza de una estructura jerárquica hasta el final de la una actitud exageradamente prohibitiva de los padres
adolescencia. De hecho, la fase terminal de la adoles- hacia sus hijos cuando éstos alcanzan la madurez sexual,
cencia es marcada por este logro. llegan a una cierta estatura física y adquieren un giro de
la mente más independiente. Jones (1913) y Pearson
(1958) han demostrado que el arribo de la pubertad
4. Mecanismos de estabilización en el niño crea en los padres reminiscencias temidas y
vengativas que vuelven a los tiempos en que su propia
El yo está preparado p~r las realizaciones del periodo pequeñez frustró sus intentos de interferir con los pri-
de latencia para enfrentarse con las crecientes condicio- vilegios envidiados y exagerados de sus propios padres.
nes complejas internas y externas, en formas diferen- La mayor permisividad sexual de los padres modernos
ciadas y más económicas; sin embargo, no está preparado crea una situación en la que aceptan las tendencias se-
para la magnitud de la tarea con que lo confronta la xuales del adolescente y se ofrecen a sí mismos como
pubertad. Las presiones a que está expuesto el yo en un igual, como un camarada o compañero de su chico
la adolescencia cambian tanto cualitativa como cuanti- púber. Esta actitud parental agrava el envolvimiento
tativamente, como fue indicado con anterioridad en mi edípico a través de la actualidad ideada de una rela-
descripción de fas fases de desarrollo. No siendo capaz ción más temprana entre padre e hijo.
de manejar las situaciones críticas con las que es pre- Es obvio que diversas tensiones confrontan al yo del
sentado, el yo recurre a varios mecanismos estabiliza- adolescente y que se emplean una variedad de procesos
dores como inventos temporales para salvaguardar su para mantener estas tensiones dentro de límites mane-
integridad. Casi una atención exclusiva ha sido dada a jables. Lo que es necesario acentuar es el hecho de que
las defensas en contra de los instintos; y, desde luego, los mecanismos de estabilización no están limitados a
juegan un rol mayor en .e} esfuerzo adolescente para las defensas, en el significado estricto de ese término.
evitar la ansiedad que no puede ser dirigida por pro- Hartmann (1939, b) habla de los dos lados de una de-
cesos integradores. Sin embargo, la ansiedad no es ne- fensa, la patológica sin éxito y la adaptativa; Fenichel
cesariamente ansiedad conflictiva, ni es siempre debida (1945, b) diferencia entre las defensas patogénicas y las
a un repudio del impulso sexual. En parte, es la con- exitosas, por ejemplo, la sublimación; Lampl-de Groot

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(1957) introduce la distinción entre los procesos adapta- turaleza específica es necesario establecer primero las
tivos como parte del desarrollo normal y sus distorsiones características dinámicas que permitirán, por definición,
neuróticas; Anna Freud (1936) discute los aspectos la búsqueda de procesos unitarios discretos.
normales de las reacciones defensivas como "estados En la definición del mecanismo de defensa está im-
preliminares de defensa"; todos estos autores subrayan plícito el hecho de que es mantenido por contracatexis;
el hecho de que estamos tratando aquí con un concepto lo que resulta en un déficit permanente, por ejemplo,
multifuncional. Establecer diferencias entre los asp~c­ de la energía psíquica móvil disponible.• El agotamien-
tos heterogéneos de este concepto es importante en la to de la energía disponible debido a su uso en el man-
discusión del yo adolescente. tenimiento de una defensa, puede tornarse crítico en la
Debemos mencionar otra distinción, introducida por adolescencia. Debe tenerse en mente que el empleo de
Hartmann (1956), que se refiere a las "maniobras de- cada uno de los mecanismos de estabilización puede lle-
fensivas" y a los "mecanismos de defensa". Estos últimos gar a un punto en donde se inicie un estado patológico.
están localizados en el inconsciente; las maniobras de- La etiología de los mecanismos de estabilización espe-
fensivas operan en el preconsciente y se mantienen ale- cíficos toma en cuenta la historia del individuo, sus
jadas de la conciencia por la censura. Lo que aparece dotes, y además la influencia estimulante o decepcionan-
en la adolescencia como un fácil acceso a determinantes te de las instituciones sociales tales como familia,
inconscientes en términos de "insight", es de hecho clase, casta, escuela e iglesia que favorecen o desaprue-
más frecuente que el acceso a las de contenido precons- ban ciertos tipos de control o dominio.
ciente. Consecuentemente, el miedo de que al tratará los Los mecanismos de estabilización, como fue indicado,
adolescentes el debilitamiento de las defensas moviliza no deben considerarse como claramente delineados uno
siempre a los procesos primarios no tiene fundamento en del otro. De hecho uno puede gradualmente mezclarse
muchos casos. El mecanismo de estabilización característi- con el otro en términos de un lento cambio de énfasis
co de la adolescencia incluye mecanismos defensivos, hasta que el proceso haya adquirido claramente un ca-
adaptativos y compensatorios. La deformación del yo que rácter nuevo. Esto ocurre, por ejemplo, en las distintas
ocurre, por ejemplo, en el proceso de división, toma su formas de identificación. Aparte de la identificación de-
lugar a la par de estos mecanismos de estabilización; fensiva, también hablamos de identificación primitiva,
según describió el autor (1954) en un estudio clínico temporal y adaptativa. La identificación primitiva, por
de adolescencia prolongada. Los procesos disociativos ejemplo, ha destruido por regresión la diferencia entre
que aparecen en este síndrome adolescente se usan con objeto y ser; esto es, más o menos, una fusión con el
mayor frecuencia para evitar la formación de conflictos objeto. En relación a esto Geleerd (Solnit, 1959) habla
que para controlar la ansiedad conflictiva. de una "regresión parcial a la fase no diferenciada de
La delineación entre los diversos mecanismos enume- la relación de objeto"; ella arguye que esto ocurre nor-
rados con anterioridad es obviamente tenue. Sin em- malmente durante la adolescencia. Yo soy de la opinión
bargo, este hecho no debe desanimarnos en el intento
• La cuestión sobre el origen y la naturaleza de la energía
por sistematizar las observaciones clínicas. Algunos o empleada en contracatexis (defensa), es decir, si esta energía es
todos los mecanismos de estabilización se pueden em- la misma de los impulsos guardados, o si la energía agresiva
plear simultáneamente; estamos tratando con mecanis- neutralizada es la postulada, no puede ocupamos aquí. Hartmann
mos psíquicos entrelazados. Para poder señalar su na- (1950, a) ha discutido esta . cuestión ampliamente.

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de que es siempre de significación patognómica. L;i autónomas a dichas funciones, aunque de modo secun-
identificación y contraidentificación defensiva deja mar- dario."
cas permanentes en el carácter del yo, mientras que la La creatividad, especialmente la creación artística,
identificación temporal permanece cerca de las manio- debe ser mencionada en este contexto. Spiegel (1958)
bras psíquicas experimentales que van desde la fantasía ha pecho alusión a su función especial en la diferen-
hasta la formación de ideal del yo y la sublimación. Fi- ciación del yo y a su facultad estabilizadora. "A través
nalmente, la identificación adaptativa debe ser qmsi- de la creación artística", dice, "lo que es ser puede con-
derada como una función del yo autónomo. Las transi- vertirse en objeto y entonces externalizarse, y_ puede
ciones y combinaciones de estas formas diversas de iden- ayudar así a establecer un equilibrio de catexis narcisis-
tificación son típicas del desarrollo adolescente. El caso tas y de objeto". Bernfeld (1924) habla de los produc-
de Tom ofreció una ilustración clínica que muestra la tos creativos de la adolescencia como "también-obje-
transición de una función yoica defensiva (intelectua- tos". Además de esta función, la creatividad sirve al do-
lización) a una adaptativa (académica.) minio interno de conflictos emocionales. Wolfenstein
La intelectualización fue descrita por Anna Freud (1956) ha mostrado lo intrincado de este proceso con su
(1936) como un mecanismo de defensa típico de la ado- análisis de un poema escrito por A. E. Housman a la
lescencia. Representa un intento de dominar los peli- edad de 15 años. La declinación de la actividad crea-
gros instintivos por desplazamiento; aparte de esto, tie- tiva al fin de la adolescencia coincide con el surgimien-
ne también un aspecto adaptativo que se hace aparente to de una organización yoica estable y con el estableci-
siempre que el desplazamiento ha adquirido el status miento de fronteras firmes entre las representaciones
de un interés yoico, es decir, siempre que la actividad del ser y las de objeto. En la organización yoica del
intelectual se ha desligado de su involucración instin- artista esta delineación probablemente no es tan mar-
tiva. Hartmann (1939) opinó sobre esto diciendo que cada como en otras personas.
un mecanismo de defema como la intelectualización tie- Las funciones adaptativas del yo operan en la esfera
ne "otro aspecto también orientado a la realidad, que no conflictiva del yo. De ahí que la "adaptación" no
muestra que este mecanismo de defensa contrario a los sea un concepto de valor determinado, sino que se de-
impulsos instintivos puede considerarse también como fine en términos de organización intrasistemática. La
un proceso adaptativo". Al referirse a esto Hartmann conducta puede ser adaptativa y sin embargo estar en
subraya que la negación y la evasión usadas como de- conflicto con el medio ambiente. Lo importante es si
fensas también tienen un aspecto adaptativo: se entra a el comportamiento es la externalización de un deseo
considerar la evasión de lo demasiado peligroso y la infantil o si se origina en el ambiente no conflictivo del
búsqueda de lo que es cuando menos posible. Otra ob- yo y por tanto no contiene interés secundario de natu-
servación del mismo autor (1950, b) da más 11.lz al pro- raleza sexual. En relación a esto debe. mencionarse un
blema: "Toda formación reactiva de carácter, origina- mecanismo que es análogo a la compulsión repe-
da en defensa contra los impulsos, gradualmente to- titiva. Por el simple hecho de repetir una acción, pen-
mará control sobre la riqueza de otras funciones dentro samiento, emoción o afecto, el adolescente puede esta-
del marco del yo. Como sabemos que los resultados de blecer familiaridad o tolerancia con ellos. Este método
este desarrollo pueden ser bastante estables, o incluso es especialmente efectivo si la dosificación cualitativa y
irreversibles en la mayoría de los casos, podemos llamar cuantitativa de la descarga de impulso nuevo se regula

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y se mantiene dentro de límites tolerables. Así, esta re- duración que pueden encontrarse en un grupo' de la
petición es otro mecanismo de estabilización usado por misma edad, es modificada individualmente con fre-
el yo en su esfuerzo por dominar la tensión instintiva. cuencia sobreactuando o subactuando el respectivo ni-
El mecanismo de estabilización restitutivo puede ser vel de madurez. Aquí nuevamente el problema narcisista
observado, por ejemplo, en las identificaciones transi- se origina en la actividad compensatoria del yo. Este
torias de la adolescencia en sí. Como explicamos ante- medio para estabilizar el equilibrio narcisista frecuen-
riormente, estas identificaciones transitorias evitan que temente inicia un "accidente experimental" que lleva
la libido de objeto se agote totalmente por una desvia- a primer plano habilidades latentes que pueden enton-
ción en el ser. La necesidad del adolescente de pertene- ces florecer ante el reconocimiento positivo de otros y
cer a grupos, como expresión de hambre social, tiene del ser. La transición a una función yoica adaptativa
características de proceso restitutivo. Al obtener acceso bajo estos auspicios es promovida muy favorablemente.
a una vida externa completa y excitante, el adolescente Las vicisitudes de los impulsos instintivos, en con-
contrarresta sus insufribles sentimientos de vacío, aisla- junción con las influencias del medio ambiente en la
miento y soledad. Anna Freud (1958, b) presentó un adolescencia (tales como mayor libertad de movimien-
dramático ejemplo del mecanismo restitutivo en el es- to y responsabilidad social forzada) estimulan ciertas
tudio de niños huérfanos. Los niños estudiados "fueron funciones del yo hacia un desarrollo acelerado, mien-
privados de la relacíón con una figura materna estable tras ponen trabas y retardan otras funciones yoicas. So-
en sus primeros años. Esta falta de una fijación mater- bre esto, Hartmann (1950, b) comenta: "Las influen-
na, lejos de hacer más fácil la adolescencia, constituye cias que actúan sobre el desarrollo del yo no ejercen
un verdadero peligro para toda la coherencia interna siempre un efecto paralelo en todas sus funciones, en
de la personalidad durante ese periodo. En estos casos, el sentido de desarrollarlas o retardarlas. Sabemos que
la adolescencia es frecuentemente precedida por una en algunos casos no sólo simples funciones yoicas sino
búsqueda desesperada de la imagen materna; la pose- también sectores completos del yo pueden ser retarda-
sión interna y la catexis de esa imagen parece ser esen- dos." Esta distinción es particularmente importante
cial para el proceso normal consecutivo de alejar la para la adolescencia, cuando el desarrollo del yo no
libido de ella para transferirla a nuevos objetos, por progresa parejo, avanzando las funciones defensivas en
ejemplo, a los compañeros sexuales". un tiempo, las experimentales (exhibicionismo, imita-
Los mecanismos compensatorios son un modo de man- ción y aprendizaje por repetición) en otro tiempo, y
tener el balance narcisista. Los defectos mentales o físi- también en otro, las adaptativas; en suma, dando prio-
cos que se experimentan como un menosprecio narci- ridad en tiempos diferentes a mecanismos yoicos clara-
sista, estimulan la proliferación, frecuentemente forza- mente desiguales. Como indicó Hartmann, "las funcio-
da, de dotes especiales y por lo tanto compensan la de- nes intelectuales o las defensivas del yo se han desarro-
clinación amenazante de la autoestimación. La observa- llado prematuramente, mientras que, por ejemplo, la
ción nos muestra que el restablecimiento de relaciones tolerancia del displacer se ha retardado".
de objeto rinde un balance narcisista menos precario y La ansiedad conflictiva no sólo es responsable por
reduce los mecanismos compensatorios en tamaño e in- este desarrollo desnivelado del yo en la adolescencia,
tensidad. La proporción dispar en el desarrollo de la sino que también sostiene la intolerancia a la tensión,
pubertad que resulta en las marcadas diferencias de ma- y esta inmadurez del yo le lleva frecuentemente a for-

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maciones patológicas. Esto último es especialmente per- bilización con una mención de Freud (1938, b) quien
tinente para el entendimiento de la "juventud moder- mira este 1 problema en términos duales, y excluye
na", para quien la incitación y la actividad sexual cau- cualquier consuelo de una alternativa simple. "Cual-
san poca ansiedad conflictiva. Sin embargo, el refugiar- quier esfuerzo defensivo que el yo haga para alejar los
se prolongadamente en la compensación sexual a tra- peligros, ya sea que repudie una posición del mundo
vés de la masturbación, sin avanzar hacia relaciones sig- externo, o que busque rechazar una demanda instintiva
nificativas de objeto, sólo perpetúa el estado de poca to- del mundo interno, nunca tiene un éxito completo o
lerancia de la tensión, característico del yo inmaduro. no calificado; ·siempre resultan dos actitudes opuestas,
La sexualidad, que en generaciones previas constituyó la más débil de las cuales, la derrotada, lleva no menos
una fuente de ·ansiedad basada en los anhelos sexuales que la otra a complicaciones psicológicas.''
yodistónicos, más o menos conscientes, descritos como
el típico problema conflictivo de la adolescencia, ha
sido opacada en tiempos recientes -cuando menos por 5. El ideal del yo
un apreciable sector de los así llamados adolescentes so-
fisticados- por una condición yosintónica típica de la El concepto del ideal yoico ha jugado últimamente un
madurez retardada de ciertas funciones yoicas. El re- papel más bien insignificante en la psicología de la
sultado es un desequilibrio estructural intrasistemático adolescencia. Haré uso de este concepto porque per-
en el yo. Este conflicto del yo lleva generalmente a pro- mite la delineación de una modificación yoica típica del
cesos de división transitorios como una medida para periodo adolescente. El ideal del yo es una parte dife-
evitar o retrasar un estado de desorganización o regre- renciada del yo, catectizada con la libido narcisista y
sión yoica. homosexual; asume un papel de guía similar al del su-
Debemos mencionar un típico · rasgo adolescente: la peryo; pero difiere de éste en que es más personal y
proclividad del adolescente a la acción, porque toca en la falta de tiranía no comprometedora y la cruel-
una antítesis fundamental de este periodo: aquella en- dad primitiva.
tre la pasividad y la actividad. El temor a la pasividad, Tanto el superyo como el ideal del yo pueden ser di-
en términos de receptividad y sumisió.n infantil es igual~ ferenciados considerando sus orígenes respectivos, el su-
mente fuerte en ambos sexos. La fusión de la pasividad peryo puede trazarse desde la temprana infancia, a tra-
con aspectos de femineidad, por supuesto se torna un vés de sus muchas etapas precursoras hasta que asume
anatema para el joven, para quien la acción y la auto- la estructura definitiva de una institución psíquica al
afirmación frecuentemente sirven como negaciones de declinar la fase edípica. Su origen, o mejor dicho, su
pasividad. Por proyección experimenta una amenaza formación, se debe al establecimiento o a la victoria
interna como si existiera en el mundo externo; de aquí pírrica que lleva a la lucha edípica a su fin. En forma
la predilección del adolescente para el "exhibicionis- similar, el ideal del yo obtiene su organización defini-
mo". Muy relacionado con este fenómeno está el "ne- tiva tardíamente, al declinar la etapa homosexual de la
gativismo" adolescente de Anna Freud (1951), como de- adolescencia temprana. A lo largo de la infancia se evi-
fensa contra la rendición emocional y la pérdida del dencian precursores del ideal del yo. La institución psí-
sentido de identidad. quica del ideal del yo continúa integrándose durante la
Cerraremos esta discusión de los mecanismos de esta- adolescencia con un .contenido variable; sin embargo,

266 267
. su estructura permanece constante y permanente. El el impacto de una fijación sexual fofantil. Retornare-
origen del ideal del yo se encuentra en la rendición irre- mos más tarde al. rol del ideal del yo en la adolescencia
versible de la posición edípica negativa (homosexual) y su significación para la resolución de las ligas homo-
durante la adolescencia temprana; consecuentemente, el sexuales infantiles. El yo ideal gradualmente toma al-
ideal del yo promueve la formación de la identidad gunas funcionales del superyo. Este cambio tiene lugar en
sexual y sirve para estabilizarla. Ambas instituciones su forma más dramática durante la adolescencia, cuan-
son dirigidas a una. meta y determinan la elección. Las do la relación yo-superyo está bajo una. revisión radi-
infracciones contra las demandas del superyo dan ori- cal, es decir durante las fases en que se aflojan las ligas
gen a sentimientos de culpa, temor a las represalias y a objetos tempranos o cuando ocurre el despegue deci-
abandono, y a una necesidad de expiación; en contras- sivo del padre edípico. Ciertamente, aun en la adoles-
te, la negligencia de las expectaciones del ideal del yo cencia, como ha dicho Anna. Freud (1952), las actitu-
deriva en un choque para el equilibrio narcisista y en des del yo y del superyo son susceptibles de alteracio-
una contaminación del yo con la ansiedad social. El nes. Los elementos del superyo se vuelven de este modo
ideal del yo contiene, según indicó Freud (1914) no positiva o negativamente modificados y se integran den-
sólo un componente individual, sino también uno social. tro del yo ideal. Las identificaciones del periodo ado-
El ideal del yo, cuando menos en su forma típica y lescente juegan un papel principal al dar al yo ideal
predominante, tiene sus raíces en la identificación con un contenido adicional y una dirección específica. Nor-
el padre del mismo sexo. Recibe un impulso decisivo malmente carecen de la característica irracional del su-
formativo durante el paso del complejo edípico, cuando peryo y son, por definición, sintónicas al yo.
el niño cesa de clamar la igualdad con su padre o ma- El modelo libidinal de "yo amo lo que yo quisiera
dre y concentra sus esfuerzos en ser y convertirse en ser" establece una calidad narcisista completa; esto fue
él. La identificación primitiva que desecha la distin- descrito anteriormente en términos de la fase homo-
ción entre sujeto y objeto, es reemplazada por la iden- sexual de la temprana adolescencia. El heredero de esta
tificación con partes abstractas de objeto, tales como fase es el ideal del yo en su organización final. Así
cualidades, valores, actitudes. Estas identificaciones ga- el ideal del yo avanza al estado de una institución yoi-
nan gradualmente ascendencia sobre sus precursores de ca por la transformación de la libido objeta! homose-
emulación del cuerpo o partes del cuerpo y una idea- xual en la libido yoica y en el estado concomitante de
lización global del padre o la madre. Greenacre (1958) sexualidad completa que se encuentra en la polaridad
se refirió a este periodo diciendo "es, por tanto, el pe- heterosexual. Esta modificación crucial, por un lado
riodo en que principia la formación del ideal, tanto por cierra la puerta a una autosuficiencia bisexual (auto•
identificaciones parciales, postergaciones, anticipación, grandiosidad megalomaniaca, propia de la adolescen-
como por un aumento en la oportunidad de experi- cia), y por otro lado a la elección de objeto narcisista;
mentación y ensayo de la realidad externa". La obser- es decir, homosexual. Acerca de esto, Freud (1914) di-
vación analítica de casos de la adolescencia tardía o de jo: "De este modo grandes cantidades de libido de tipo
la postadolescencia revela la vinculación edípica nega- esencialmente homosexual son absorbidas en la forma-
tiva, es decir, el componente homosexual, que no ha ción del ideal del yo narcisista y encuentran salida y
sido transformado en formación de ideal del yo, con el
satisfacción en mantenerlo." Parece ser que el desarro-
resultado de que el proceso adolescente se quiebra bajo
llo del yo ideal en la adolescencia ha recibido atención
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insuficiente en términos de la influencia que ejerce so- libido objeta! que necesita el conflicto emocional son
bre la estabilización de la masculinidad y la femineidad inflexibles. La fenomenología de estos esfuerzos se des-
y pari passu en el carácter del yo. Benedek ( 1956, b) cribió anteriormente en la discusión de las fases de des-
mencionó un conflicto típico de la joven moderna que arrollo: todas ellas se dirigen a detener una quiebra
intenta integrar fines opuestos en su personalidad: un con la realidad. El alejamiento del mundo externo, con
ideal del . yo masculino (activo) que es rígidamente la resultante inflación narcisista, puede precipitar es-
opuesto a la regresión como un paso esencial en el des- tados mentales con cualidades de tipo psicótico; esta.
arrollo de la maternidad. Benedek (1956, b) continúa: condición fue primeramente mencionada por Bernfeld
"A través de la integración de aspiraciones masculinas, (1923). Estos estados normalmente transitorios dismi-
la mujer moderna ha adquirido un superyo estricto." n uyen cuando la libido objeta! es otra vez vertida hacia
Cualquier discrepancia entre el ideal del yo y la au- afuera y se invierte en nuevos objetos en el mundo ex-
torrepresentación es sentida como una disminución en terior. Los cambios en esta condición semejan al cese
la autoestima; este estado puede asumir proporciones gradual del autoerotismo (masturbación) y a la vu~lta
intolerables. En el adolescente observamos con fre1 uen- a la heterosexualidad.
cia una formación de autoimagen con reacciones "pa- La típica duda adolescente, "¿quién soy yo?", repre-
ranoides" causadas por una identificación hostil con senta la experiencia subjetiva de este cambio catéctico.
una imagen paterna degradada. Este estado es seguido La pérdida del sentido de identidad que los adolescen-
por una restitución narcisista del ser depreciado; y sólo tes frecuentemente describen como sentimientos de des-
de este modo son capaces ciertos adolescentes de contra- personalización -"Este no soy yo"; "No siento nada"-
rrestar la autocrítica y las reacciones negativas del me- sigue al retiro de catexis objeta!. Este estado se agrava
dio ambiente que incesantemente le acechan. Helene cuando la separación emocional del padre representa
Deutsch (1954) ha discutido este problema en relación el abandono de una fuerte relación narcisista en la
con la psicología del impostor. que dependía casi exclusivamente el sentido de identi-
dad para su regulación y mantenimiento. Así, la rup-
tura de una liga de objeto necesariamente envuelve,
6. Cambios catécticos más o menos seriamente, una fragmentación o pérdida
del sentido de identidad. Federn (1929) en sus investi-
El retiro de catexis de objeto y su desviación en el ser gaciones de los fenómenos de extrañamiento complemen-
ha sido descrito por varios autores como típico de la ta estas consideraciones enfatizando que la pérdida de
adolescencia (Bernfeld, 1923; Landauer, 1935; A. objeto induce a una angustia narcisista concomitante,
Freud, 1936; Hartmann, 1950, b). En este caso, el yo y que los estados de ánimo que siguen a tal pérdida son-
toma al ser como objeto. Existe, como Freud estableció un signo saludable de la lucha entre la autosuficiencia
"una cierta reciprocidad entre la libido yoica y la libi- narcisista (negación del mundo externo) y la libido
do objeta!. Entre más sea absorbida por una, más se objeta! dirigida. Clínicamente podemos observar que
empobrece la otra." El cambio libidinal en la dirección los proverbiales cambios de ánimo de los adolescentes
del ser lleva a un aumento en el narcisismo secundario, declinan cuando la libido objeta! es otra vez dirigida
con una función dañada de la prueba de realidad. hacia afuera, después de un periodo de incrementado
Los esfuerzos del yo para contrarrestar el retiro de la narcisismo,

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La pérdida de objeto que experimenta el adolescente riendas yóicas. Estos sentimientos yoicos elevados están
en relación al padre de su infancia, esto es, en relación dirigidos a contrarrestar el empobrecimiento del yo, que
con la imagen de los padres, contiene rasgos de duelo. es causado por la "decatexis del mundo externo" (A.
Esta pérdida adolescente es más definitiva e irrevoca- Freud, 1936) o, más bien, por la decatexis de represen-
ble que la que ocurre al final de la fase edípica. Root taciones de objeto en el yo. Este estado de empobreci-
(1957) ha mostrado que "el duelo es una tarea psicoló- miento del yo parece estar sujeto a fluctuaciones (cam-
gica importante en el periodo de la adolescencia." Este bios de humor) que reflejan los éxitos, o fracasos para
trabajo del duelo envuelve al yo en reacciones bien co- aflojar las ligas de objeto infantiles.
nocidas. Es responsable, en parte, de los estados depre- Este rápido cambio y la inestabilidad de estos estados
sivos de los adolescentes; también- lo es de la dolorosa yoicos son característicos de la fenomenología de la ado-
reacción del aplazamiento del afecto. Para completar el lescencia: en este periodo del desarrollo, la falta de
trabajo del duelo se requiere repetición y tiempo. La cambio y la inestabilidad no indican un yo débil o frag-
aparición de estados de regresión narcisista al servicio mentado, sino más bien representan los intentos alertas
del trabajo del duelo constituye entonces una reac- del yo por salvaguardar la integridad, la cohesividad y
ción positiva, y presagia el desarrollo de un yo fuerte. el contacto con la realidad. El desarrollo adolescente se
Hartmann (1950, b) formuló una distinción signifi- caracteriza por progresos oscilantes, regresiones y estan-
cativa entre las varias formas del retiro de la libido de camientos; me referí con anterioridad a estos estanca-
la realidad. Debe ser considerado, subraya, "si la parte mientos en términos de "acciones de contención" que
de la resultante autocatexis localizada en el yo está aún consolidan u organizan los cambios y los logros internos
cerca de la sexualidad o si ha sufrido un cabal proceso antes de que estos se articulen en el medio ambiente.
de neutralización. Un aumento en la catexis yoica neu- El aspecto positivo del retiro de la libido del mundo
tralizada no es probable que cause fenómenos patoló- externo se ve en el "dominio interno" por el pensa-
gicos; pero cuando está abrumada por insuficiente ener- miento, en los estados experimentales de sentimiento,
gía instintiva neutralizada se puede producir este efecto autoobservación, y en los cambios catécticos en el yo
(bajo ciertas condiciones)". Esta distinción puede cau- con relación a las representaciones del ser y de objeto;
sar los diferentes resultados que son posibles en el aleja- todas estas son etapas preparatorias para un cambio de-
miento de la libido del mundo externo; es decir, de las cisivo hacia el mundo objeta!, que ocurren antes de que
consecuencias relativamente benignas o patológicas de el "dominio externo" se inicie. Las etapas preparato-
este cambio catéctico. rias y anticipadas de cambio interno aseguran un éxito
Las actividades yóicas típicas de esta fase del retiro de ~ás probable en la adaptación a la nueva realidad.
la libido tienen el propósito de proveer, por autoesti-
mulación, ese sentimiento yoico que es esencial para el
mantenimiento de los límites del yo y la preservación 7. La etapa de consolidación
de la continuidad yóica. Ordinariamente, el mundo ex-
terno provee esta estimulación. En referencia a la ado- La prueba decisiva para el yo, al menos en lo que con-
lescencia, Landauer (1935) habla de un "sentimiento cierne a su capacidad integradora y sintética, llega con
yóico elevado" con lo que quiere decir que surgen esta- la adolescencia tardía: la fase de consolidación de la
dos afectivos que proveen un sentir de intensas expe- personalidad en términos de · intereses yoicos fijados y

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preferenciales, así como de necesidades de amor alta- sia reminiscente de los principios del periodo de laten-
mente personalizadas. Estos esfuerzos integradores del cia. Sin embargo, hay una diferencia esencial entre am-
yo son transferidos a la postadolescencia con el objeto bos: al fin de la temprana 1infancia, los recuerdos son
específico de activar las ganancias internas sobre el me- más cercanos a las emociones experimentada~, y los he-
dio ambiente. Varios observadores de la adolescencia se chos son profundamente reprimidos. En contraste, al
han sorprendido ante el hecho de que el periodo de fin de la adolescencia, los recuerdos contienen detalles
reorganización emocional es seguido por un periodo du- precisos de los hechos, pero las emociones experimenta-
rante el cual los procesos yoicos integradores y adaptati- das son reprimidas. Esto fue ilustrado por un paciente
vos absorben gran parte de la energía psíquica. Wittels de 21 años, quien dijo: "Recuerdo ese maravilloso senti-
(1948) se refirió a una "segunda latencia" Braatoy miento cuando tenía 5 ó 6 años -aún puedo sen-
(1934), a un "interregnum"; Erikson (1956), enfatizó tirlo- de que podía yo volar arriba y abajo en la esca-
el periodo de tiempo que requieren los procesos inte- lera." Los detalles de hechos en este periodo no son re-
gradores yoicos y su integración en el medio ambiente cordados. En relación con sus recuerdos de la adoles-
y llamó a este periodo, el "moratorio" adolescente. cencia, continuó: "Recuerdo claramente que mi amigo
Establecimos con anterioridad que los conflictos, al y yo nos masturbábamos y tratábamos de observar los
fin de la adolescencia, sólo están parcialmente resuel- espermatozoides en el microscopio. Pero el único sen-
tos; pero a pesar de esto, se logra una síntesis que prue- timiento que puedo recordar es la vergüenza de haber
ba ser altamente individualista y estable. Podría decir- manchado el tapete cuando eyaculé". Con frecuencia se
se que ciertos complejos conflictivos adquieren el ran- ha hecho notar que la reconstrucción de la vida emo-
go de un leitmotiv al resultar yosintónicos. De cual- cional adolescente merece mayor atención de la que
quier modo, estoy convencido de que esta síntesis defi- generalmente se le da en el análisis de los adultos.
nitiva del yo al fin de la adolescencia, incorpora rema- Las alteraciones yoicas anteriormente mencionadas,
nentes no resueltos (traumáticos) de la temprana infan- que son esenciales para el logro de la edad adulta, abru-
cia, y de que estos remanentes dinámicamente activos man considerablemente la capacidad sintética e integra-
proveen a su vez de una fuerza impulsora determinante dora del yo; por lo tanto, la mayor mortalidad psíquica
(compulsión de repetición) que se hace aparente en la de la adolescencia cae dentro de esta fase. La psiquia-
conducta vital. Estos procesos yóicos se experimentan tría descriptiva del pasado designaba a la demencia pre-
subjetivamente como la conciencia de una existencia coz como la condición psicótica que tiene típicamente
significativa y llena de propósitos. La organización in- su comienzo en la adolescencia. Braatoy (1934) en un
trasistemática del yo es afectada por procesos de dife- estudio de hombres entre 15 y 25 años comentó la fre-
renciación y estratificación, es decir, los intereses yoicos cuencia de psicosis (esquizofrenia) que ocurría en los va-
se definen más estrechamente, con el resultado de que rones "exactamente en aquellos años en que el sujeto de-
se pone alto al panorama ilimitado "de vidas posibles". bería empezar a practicar aquello que hasta entonces
Esta organización marca el fin de un estado infantil que sólo había sido entrenamiento, sueño y trabajo escolar".
es típico hasta la adolescencia propiamente tal y aún Siempre que el yo resulta victorioso en la lucha de
durante ella. esta fase, una legítima gratificación narcisista -orgullo,
La consolidación al fin de la adolescencia se acom- autoconfianza y autoestimación- da durabilidad y es-
paña de represiones que producen un estado de amne- tabilidad a la realización. El estudio del yo al fin de
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la adolescencia ha apoyado crecientemente la opinión nueva en la vida mental de la adolescencia tardía que
de que la rectificación y los cambios reparativos pue- no puede ser explicada solamente por el hecho de que
den ser instituidos espontáneamente en una fase de el desarrollo psicosexual ha progresado a un,a primada
desarrollo tan avanzada como la adolescencia tardía. genital. Un nuevo nivel de homeostasis en el aparato
Estudios (Beres y Obers, 1950) de niños que sufrían mental es evidente. Esta circunstancia sugiere que la
privaciones extremas en la infancia han indicado que estabilidad no está basada tan sólo en la declinación de
la "distorsión de la estructura psíquica" que habían conflicto o en la sintonicidad yoica de tensiones espe-
experimentado no se había fijado inmutablemente. Aun cíficas -como fue descrito anteriormente-, sino que la
tan tarde como la adolescencia, los procesos reparativos innovación refleja un principio organizador de .un or-
contrarrestaron por lo menos parcialmente los tempra- den nuevo, aquí designado como el ser. "Necesitamos un
nos déficits y llevaron a cabo un considerable creci- término'', dijo Grinker (1957), "para aplicar a un pro-
miento en las funciones yoicas. Aún es una incógnita si ceso supraordenado, cuyas funciones en la integración
los factores que permiten a los niños hábiles que fue- de los subsistemas, incluyendo las muchas identificacio-
ron severamente lesionados emocionalmente en la tem- nes que constituyen el yo, el ideal del yo, el superyo, y
prana infancia pueden llevar a cabo cambios reparativos la organización de conducta en roles sociales accesibles.
significantes en su adolescencia a pesar de lo anterior. El término más adecuado y disponible es el ser." Para-
El yo en la adolescencia tiene la tarea de contrarres- fraseando un axioma de la psicología de la gestalt, que
tar la influencia destructora del trauma infantil me- establece que el todo es más que la suma de sus partes,
diante una solución patológica; esto lo logra gracias al se puede decir que el yo al final de la adolescencia es
empleo de mecanismos estabilizadores y, finalmente, más que la suma de su abandonada catexis objeta! o la
por procesos de diferenciación, estratificación e integra- suma de sus identificaciones; en breve, una nueva for-
ción, que son las marcas de contra~te psicológicas de mación o, más bien, un nuevo principio organizador ha
una personalidad cohesiva. La individualidad es deter- surgido que puede ser definido en términos del ser.
minada por el conjunto específico de temas conflictivos Para una definición del ser, me referiré a Jacobson
(traumas) que se han vuelto aspectos del yo permanen- (1954): "Por un concepto realista del ser nos referimos
tes e integrados. Su solución está destinada a ser la ta- a uno que refleja correctamente el estado y las caracte-
rea de toda una vida. rísticas, las potencialidades y habilidades, las ventajas
y los límites de nuestro yo corporal y mental: por un
lado, de nuestra apariencia, nuestra anatomía y nues-
8. El yo y el ser tra fisiología; por otro lado, de nuestros pensamientos
y sentimientos conscientes y preconscientes; de nuestros
Con el concepto del ser tocamos un fenómeno total- deseos, impulsos y actitudes; de nuestras actividades fí-
mente nuevo en el desarrollo del yo en maduración. sicas y mentales." Debe acentuarse que el ser tiene una
Desde luego, no quiero decir que el ser toma forma en larga historia individual y no emerge como una forma-
la adolescencia, de cualquier modo, en este periodo el ción psíquica en la adolescencia. Lo que es nuevo en la
ser sí adquiere una cualidad que hasta aquí no poseía. entrada de la edad adulta es la calidad del ser, su re-
Los observadores clínicos de la adolescencia han alu- lativa estabilidad y el efecto que ejerce en la prueba de
dido frecuentemente a una formación cualitativamente realidad y en la autoevaluación realista como la base
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del pensamiento y la acción. Subjetivamente, el joven ser valorada correctamente si el confort y el gusto deri-
adulto siente que es una persona 'diferente después de vados del estado yoico acompañante se toman en cuen-
que la turbulencia adolescente ha pasado. Se siente "él ta. La fusión entre el ser y el objeto representa una
mismo", siente una unidad de experiencias internas y identificación primitiva que le permite a uno hacer a
externas en vez de los fragmentados excesos de su ado- un lado los aspectos dolorosos e indeseables de la rea-
lescencia. Todo esto asciende a una autoexperiencia lidad y del ser. Así, es posible el participar de los atri-
subjetiva que Erikson (1956) ha descrito como "identi- butos y cualidades del objeto; esto, sin embargo sólo
dad del yo". Spiegel (1958) comenta sobre el hecho de se logra al precio de falsificar la realidad interna y
que por esta época -la etapa que cierra la adolescen- externa.
cia- "la elección sexual manifiesta, se lleva a cabo." Se entiende entonces que los límites firmes entre la
Al final, la etapa de la adolescencia tardía en la or- catexis dirigida al ser y la dirigida al objeto son esen-
ganización del ser puede ser comparada a un proceso ciales para una constante percepción de la realidad. U na
de individuación similar al que ocurre cuando el in- fluidez en la corriente catéctica de las representaciones
fante de casi ocho meses experimenta la separación del de ser a las de objeto, o al reverso, impedirá la estabi-
medio ambiente en términos de "yo" y "no yo", que no lidad del ser: o la representación del ser se viste con
toma en cuenta al objeto (Spitz, 1957); este paso en la las propiedades del objeto, o las propiedades del ser son
diferenciación yoica precede por varios meses la distin- impartidas al mundo objetal. En ambos casos, la facul-
ción entre ser y objeto. Ambos procesos de individua- tad para probar la realidad (sentido de realidad) se ve
ción tienen en común la resistencia progresiva al efecto perturbada; los cambios de humor alterarán constante-
desorganizador de estímulos internos y externos (ba- mente el sentido de ser, y por lo tanto determinarán la
rrera de estímulos), y consecuentemente una creciente actitud y la perfección del yo sobre el mundo externo
independencia de la madre a través de la distinción en- (Jacobson, 1954). La influencia de los adultos sirve a
tre imagen y representación mental. los niños como un regulador que mantiene la fluidez
El ser es igualmente centrífugo y centrípeto en sus catéctica bajo control; éste es otro de los motivos por
aspectos perceptivos y cognoscitivos. "Todo autocono- los que un niño depende de la autoridad normativa del
cimiento combina el conocimiento yoico de la propia adulto.
persona matizado con la conciencia de la reacción de La vida mental de muchos adolescentes -y esto es
los otros hacia él" (Spitz, 1957). Mientras que para el particularmente cierto en los casos de adolescencia pro-
infante las limitaciones físicas establecen el ser físico longada- hace reaparecer el recuerdo de relaciones de
como el centro del autoconocimiento, para el adolescen- objeto tempranas y las consiguientes fantasías de estar
te la formación del ser depende del reconocimiento de " uno con el otro", imitando gestos y afectos del objeto
su ser emocional, intelectual, social y sexual. En otras de amor sin relacionarlos con sus aspectos funcionales:
palabras, el ser como una entidad efectivamente orga- por ejemplo, al adolescente no le importa la distinción
nizada depende de la renuncia a la megalomanía infan- entre la realidad externa y el ser. Se recurre a esta ma-
til y a los poderes mágicos. Este proceso puede también niobra de rescate cuando el adolescente está amenazado
ser visto en términos de objetivación progresiva. por una derrota narcisista a manos de un ideal yoico
La dificultad de renunciar a la inflada autoimagen inflado. Este método arcaico de habérselas con la frus-
de la infancia se subestima generalmente. Sólo puede tración está dirigido a la adquisición, par medio de la

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identificación primitiva (fusión temporal), de un mí- sólo cuando los límites son establecidos firmemente de
nimo de autoestima que permita hacer a un lado los nuevo. Lo defectuoso o incompleto de la aguda distin-
aspectos desagradables de la realidad. Todo lo que el ción entre las representaciones de objeto y de ser en el
adolescente logre por estos medios le ·producirá sólo un yo no permiten la consolidación exiwsa de la persona-
falso .sentido de seguridad. En lugar de la formación de lidad. Si vemos el mismo dilema adolescente desde otro
un ser estable basado en límites firmes entre el ser y el ángulo, podemos decir que la dificultad consiste en so-
objeto, ha recurrido a identificaciones primitivas basa- breponerse a la ambivalencia básica que se deriva de
das en el debilitamiento de estos límites, y vive en un procesos proyectivos-introyectivos de modalidad oral.
estqdo que subjetivamente siente como la pérdida del No necesitamos repetir que las relaciones de objeto pre-
sentido de identidad. Los estados temporales parecidos edípicas son altamente ambivalentes; esta condición se
al que acabamos de referirnos son fenómenos normales refleja en la inestabilidad emocional típica de la ado-
de la adolescencia. La exaltación omnipotente que el lescencia.
niño experimentó cuando las representaciones de ser y Las representaciones de ser y de objeto no adquieren
las de objeto se fusionaron en un estado de grandiosi- límites firmes, es decir no resisten los cambios catécti-
dad ideal, así como la desilusión hacia los padres y la cos, o, en otras palabras, la constancia de la autoestima-
formación de una imagen paterna degradada resultante ción y sus controles internos regulatorios (superyo e
en autodegradación y un sentimiento de devaluación ... ideal del yo) para su mantenimiento, no son totalmente
todas estas vicisitudes típicas de la infancia del ser tie- efectivos sino hasta el fin de la adolescencia. De hecho,
nen contrapartes macrocósmicas en la adolescencia, el fin de la adolescencia se define por la terminación
cuando todo el mundo tiene que participar en reflexio- de este proceso. Esta terminación se evidencia en la dis-
nes similares de los cambios catécticos que ocurren en minución de cambios de humor adolescente y en un
el ser. Estos cambios catécticos dentro del yo contribu- cambio de las actitudes extremas de idealismo y cinis-
yen al sentimiento cambiante del yo y a los cambios de mo, a una actitud que automáticamente toma en cuen-
humor del adolescente (Jacobson, 1957). En caso de que ta la realidad. Las expectaciones infladas y las desilusio-
el componente agresivo destructivo de catexis objetal en nes fatales en el ser son reemplazadas gradualmente por
conjunción con la representación degradada de objeto la adquisición de metas razonables y por la aceptación
desvíen permanentemente al ser, la conducta adecuada de logros y gratificaciones que están al alcance de un
del adolescente tomará un curso autodestructivo, auto- ser correctamente percibido. Así, se delimita un área
humillante y ruinoso. Erikson (1956) ha llamado a este operacional dentro del alcance de la autorrealización,
fenómeno "identidad negativa del yo". cuyos límites son determinados por factores tales como
Los peligros del paso a través de la adolescencia pa- dotes, circunstancias y tiempo.
recen residir en el hecho de que la separación de ligas En esta etapa de maduración el yo "logra al menos
de objeto infantiles implica el retorno a relaciones de una victoria parcial en el principio de realidad, no sólo
objeto tempranas, durante el esfuerzo por la separación. sobre el principio del placer, sino también sobre el idea-
En el curso de esta reorganización, los límites entre las lismo exagerado y, por tanto, sobre el superyo" (Jacob-
representaciones del ser y las de objeto, se tornan nece- son, 1945). Como mencionamos con anterioridad el
sariamente borrosos. Los cambios catécticos producen ideal del yo acapara algunas de las funciones del super-
perturbaciones de afecto e identidad, que se eliminan yo, sirve como guía y da dirección al yo; al mismo tiem-

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po que la libido homosexual y ofrece una corriente de maduración de los ge.nitales y la aparición de caracte-
provisión narcisista en términos de valores abstractos, rísticas sexuales secundarias en la pubertad, la concien-
construcciones ideacionales y metas ~oncretas. La reali- cia del cuerpo se revoluciona y la imagen corporal es '
zación de estas metas, o más bien su aproximación, su revisada radicalmente. Este cambio está acompañado
afirmación y seguimiento, son 'impresas en el yo con in- frecuentemente de sentimientos temporales de desper-
tolerancia menos exacta de la que permite la domina- sonalización. Anna Freud (1958) se refirió al hecho de
ción del superyo. Los límites firmes entre las represen- que la libido, catectizando las representaciones menta-
taciones de ser y de objeto (frecuentemente descritas les de partes corporales, produce sensaciones y senti-
como fronteras yoicas) separan al individuo del mun- mientos hipocondriacos. La maduración precoz, retra-
do externo. La formación del ser al fin de la adoles- sada o asimétrica puede introducir perturbaciones seve-
cencia permite al individuo la persecución independien- ras en la imagen corporal, conducentes a disfunciones
te de intereses yoicos y la seguridad de descarga ten- del yo, que vemos frecuentemente en fracasos escolares.
sional dirigida a los objetos. Igualmente pone al indivi- El efecto directo de la deformación o defecto de la ima-
duo frente a sus limitaciones realistas, y la realización gen corporal sobre el quiebre de las funciones yoicas
de la condición humana. Conrad Aiken (1952) habla -con una intervención mínima ele la ansiedad conflic-
de este momento del destino en su autobiografía: "Ser tiva- ha sido estudiado por el autor en casos adoles-
capaz de separarse de su propio pasado, de su medio centes de criptorquidia (Bloss 1960). El material del
ambiente, era el descubrimiento más excitante de que caso demostró cómo el defecto genital de criptorquidia,
era capaz la conciencia. Y, sin duda, por la misma razón agravado por el medio ambiente, resulta en una ima-
de que es el descubrimiento de los propios límites y es, gen corporal deformada, vaga e incompleta que, a su
implícitamente, el primer y más fuerte contacto con la vez, ejerce una influencia patogénica en el desarrollo
muerte." Las dos diosas griegas, Tyche y Ananke, los del yo. En estos casos, el sentido de identidad bisexual
principios filosóficos de Fortuna y Necesidad, reempla- refleja la realidad física de anatomía incompleta. La
zan a las figuras paternas y son las fuerzas ante las que perseverancia de la imagen corporal femenina y la de-
el hombre se inclina. El sentido de lo trágico no se des- fensa de la castración (rendición de partes corporales)
arrolla sino hasta el fin de la adolescencia. El niño sólo está relacionada directamente más bien con la realidad
experimenta un sentimiento por lo feliz o lo triste, lo corporal, que con un impulso psicológicamente integra-
justo o lo injusto, lo encantador o lo horrible, lo bue- do y con la organización yoica. Esto se evidenció cuando
no o lo · malo. Aun un niño genio como Mozart no la confusión de la imagen corporal probó ser reversi-
pudo expresar en su música la dimensión de lo trágico, ble después de una intervención operatoria.
sino hasta completar su adolescencia. Una influencia correctiva y directa en la imagen cor-
Un aspecto de la autorrepresentación que requiere poral -componente de la autorrepresentación- y la in-
consideración especial en la adolescencia es la imagen fluencia indirecta sobre las funciones yoicas es, sin duda,
corporal. El niño joven está siempre consciente de su posible en la adolescencia. 'L o que frecuentemente pa-
cuerpo en lo que concierne a tamaño, habilidades, di- rece ser un conflicto endopsíquico es, de hecho, el re-
ferencias sexuales, y áreas de sensación prohibidas y sultado de confusión en la realidad corporal, agravada
aprobadas; estos varios componentes, incluyendo sus ca- por el temor a la realidad, por ejemplo, la anormali-
texis, están unifacados en la imagen corporal. Con Ja dad. Consecuentemente, las crisis de maduración en los

282 283-
cambios corporales apropiados del sexo en la pubertad ccncia. Mientras que las autorrepresentaciones simples
tienen un efecto benéfico directo en las funciones yoi- catectizadas con nuevas cantidades de energía narcisis-
cas, tales como aprender, pemar, y probar la realidad. ta o agresiva no sean "fusionadas por el yo para conver-
Los cambios corporales apropiados del sexo en la pu- tirse en parte del ser", no existe marco de referencia
bertad pueden rectificar, al menos parcialmente, una estable sobre el que pueda depender la estabilidad de
autoimagen deformada con lo cual las defensas impli- autosentimiento. Cuando se fija finalmente un nuevo
cadas se vuelven innecesarias. Inútil es decir que tales nivel catéctico del ser, "se reestablece ul1a proporción
crisis en la maduración puberal retrasada o inapropia- estable entre la autorrepresentación simple y el ser.
da refuerzan la ansiedad infantil del cuerpo intacto que Esto ocurre en especial hacia el fin de la adoles(encia,
constituyen puntos duraderos de vulnerabilidad. cuando principia a surgir un autosentimiento relativa-
La psicología del ser fue enriquecida por un estudio mente balanceado". Así se hace aparente la hipótesis de
que llevó a cabo Spiegel (1959) en relación con proble- Spiegel en relación al concepto de Jacobson sobre los
mas perceptivos. La novedad del enfoque de este estu- cambios catécticos entre los elementos constitutivos del
dio reside en la aplicación de la psicología perceptiva, ser.
es decir de la psicología de la Gestalt, a la percepción La naturaleza y función del ser han sido presentadas
interna de la propia persona (autorrepresentaciones); aquí porque parece que el concepto del ser es ·un ins-
proceso que puede estar sujeto a vicisitudes análogas. trumento conceptual y de investigación en el estudio de
El concepto de la "armadura" es empleado por la psi- la adolescencia. La exploración extensiva de las defen-
cología de la Gestalt para estudiar la estabilidad o in- sas durante el periodo adolescente ha dado lugar a la
estabilidad -en esencia la relatividad de las devalua- investigación del ser en sus aspectos genéticos y patoló-
ciones perceptivas. Parece ser que la valuación subje- gicos, y al estudio de organización y reestructuración
tiva es gobernada por una armadura que puede escala- psíquica que complementa la concentración del conflic-
foriarse desde un punto cero de referencia. Con una to instintivo como rasgo preponderante del proceso ado-
armadura diferente, las percepciones del mismo objeto lescente.
son juzgadas diferentemente. La constancia de percep-
ción depende de la constancia de proporción entre el
precepto y la armadura de referencia.
Al aplicar estos hallazgos al campo de la percepción
interna, Spiegel se refirió al ser como a una armadura.
Concluye que "el significado operacional del concepto
'ser', es su función como armadura. Este marco constan-
te de referencia (el ser) actúa así como volante estabili-
zador para vencer la discontinuidad perturbadora de
autorrepresentaciones intermitentes." La interrelación
de autosentimiento y la constancia de percepción inter-
"
na son significativas para el entendimiento de las osci-
laciones adolescentes en el autosentirniento, y la estabi-
lización final del autosentimiento al fin de la adoles-

284 285
VI. DETERMINANTES DEL MEDIO ciente del esquema corporal con el mundo externo y
AMBIENT,E nunca pierde su arcaica similitud asociativa. Son inte-
l f resantes las indicaciones de Peto (1959) a este respecto:
"El simbolismo en los sueños y el folklore indica que
Ha sido siempre una proposición básica de la teoría el hallazgo y la valuación de la realidad externa está de-
psicoanalítica el hecho de que la estructura psíquica tie- terminada, en gran parte, por el reencuentro del propio
ne su origen en la conciencia del niño de la separación cuerpo en el medio ambiente. Por lo tanto, la imagen
del "yo" y el "no yo'', del ser y el objeto, del yo y la rea- corporal es de importancia decisiva en la comprensión
lidad externa. "Los rudimentos . del yo, según surgen qel mundo a nuestro alrededor. Las peculiaridades en
gradualmente en la primera mitad del primer año de la imagen corporal propia pueden causar la concepción
vida, toman su patrón de las condiciones del medio am- de un mundo que es diferente al visualizado por el ser
biente que han impreso su huella en la mente del in- humano promedio."
fante por medio de sus experiencias tempranas de pla- La realidad reside en las representaciones mentales
1cer y dolor, condiciones que se internalizan por sí mis- del mundo externo -el medio ambiente- que contiene
mas en la estructura del yo" (A. Freud, 1954). objetos, valores e ideas significativas que se vuelven
La dependencia del niño del cuidado materno, en la familiares al niño. Estas representaciones mentales, de-
alimentación, y en la estimulación de los sentidos para bido a su variada catexis, se convierten en base para el
su maduración normal, son todas condiciones que dan juicio, la motivación y el conflicto. Al describir los pro-
al mundo objeta! un aspecto intrínseco de existencia cesos psíquicos en el hombre, siempre se implica una
infantil. Se entiende que una situación social es la con- referencia social, pues sin ella no existe la vida psíqui-
dición para el desarrollo psicológico. El desarrollo psico- ca. El hecho de que la vida psíquica brote de la inter-
sexual del niño que ciertamente sigue un plan de ma- acción entre especímenes biológicos, incluyendo la do-
duración física puede efectuar sólo aquellas transforma- tación instintiva, y la intervención del mundo externo,
ciones que aseguren el crecimiento emocional del niño, no deja duda sobre su función complementaria. Existen
si el medio ambiente provee oportunidades concomitan- grados de complejidad, mas no existen alternativas en
tes para la elaboración psíquica de impulsos instintivos. cuanto a la prioridad. La internalización del mundo
Hablar del "hombre instintivo" es tan incorrecto como externo, la creciente independencia del medio ambien-
hablar del hombre social, a menos que tenga uno en te, la desplegante dependencia de instituciones menta-
mente el que ambos son sólo abstracciones parciales y les, de complejas funciones mentales tales como el fan-
recíprocas del "hombre total". tasear, la formación simbólica (habla), y el pensamien-
El medio ambiente del niño está representado siem- to: todos estos procesos en sus vicisitudes genéticas, di-
pre y doquiera por las prácticas y las actitudes especí- námicas y estructurales, han sido motivo especial de .in-
ficas con las cuales algunas personas significativas res- vestigación psicoanalítica.
ponden a sus necesidades físicas y emocionales. El mun- Las primeras reacciones del infante al medio ambien-
do ·externo es modelado inicialmente en congruencia te son únicamente reflexivas. Con el desarrollo de las
con el esquema corporal, cuya representación mental huellas de memoria a la par de la maduración del sis-
es el yo corporal. Esta orientación espacial y sensorial tema sensorial se establece una distinción entre los mun-
básica se fija permanentemente en la analogía incons- dos interno y externo, entre el "yo" y el "no yo". Los

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'

procesos de maduración tales como la creciente coordina- la conciencia selectiva y los recuerdos obligatorios cons-
ción muscular, por ejemplo, el caminar, estimulan el tituyen los rudimentos del aprendizaje, y es vigilado por
reconocimiento del mundo externo, y la conciencia se- las personas significativas, en el mundo del niño. Estas
lectiva del mismo. La realidad externa es siempre dife- figuras significativas proveen el contenido yoico y efec-
rente en lo que concierne a una especificidad señalada túan su estructuración; son responsables de la selección
o significativa para los diferentes individuos, y esta dis- de los preceptos que se catectizan y de las representa-
tinción persiste a lo largo de la vida h pesar del hecho ciones mentales del mundo externo, de las cuales hace
de que los individuos participan en similitudes consen- el niño conocimiento especial y hacia las cuales no pue-
suales de comportamiento y actitudes que constituyen de menos que reaccionar. El principio de realidad re-
una unión empática entre miembros de la misma cul- cibe una dimensión adicional después del estableci-
tura. Las semejanzas primitivas por las cuales los indi- miento del ser rudimentario sobre la base de la valua-
viduos ven el medio ambiente se basan en el hecho am- ción compartida e idéntica (estudiada) de eventos, ob-
bivalente de que, por un lado, comparten una estruc- jetos y sentimientos. La identificación con las figuras
tura y funcionamiento corporal, y por el otro, ejercitan parentales establece una creciente experiencia de la
los mismos impulsos instintivos en relación con su me- constancia del mundo externo, proceso que es estimu-
dio ambiente básico. Esta unión genética se hace cada lado y estabilizado por la formación de símbolos, en es-
vez más borrosa a medida que las instituciones menta- pecial por el uso del lenguaje. Sólo después de la re-
les adquieren un estado de autonomía progresiva, pero nunciación a la ambivalencia primitiva puede el niño
se puede hallar la huella de esta unión en los sueños, tomar en cuenta los sentimientos y motivos de los de-
el habla (metáfora, símil) y la fantasía. Los procesos más. Sólo entonces podemos ver aquello que Fenichel
psíquicos, al igual que las estructuras psíquicas, son los (1945, a) llamó el "componente racional del temor so-
mismos' más o menos para todos los individuos de una cial". Continúa diciendo que "el juicio objetivo de las
cierta sociedad; sin embargo, las emociones asociadas reacciones probables del medio ambiente, debe suplan-
y el contenido psíquico difieren enormemente, y sus tar, e~ las personas normales, a las reacciones rígidas
variaciones y manifestaciones son sin duda ilimitadas. y automatizadas del superyo en el periodo de latencia y
A estas alturas deseo hacer mención de cómo "em- en la adolescencia. El desarrollo total del principio de
bona" el organismo humano en su medio ambiente so- realidad incluye cierta reproyección razonable de partes
cial, un .proceso al que Hartmann (1950, a) llamó "el del ·superyo al mundo externo.
medio ambiente promedio esperado" al cual el organis- Cada niño conoce la conducta que el medio ambiente
mo se ha preadaptado; un medio ambiente que es pre- espera de él, y usa este conocimiento para lograr la gra-
condición para la supervivencia. El medio ambiente tificación máxima. La postergación, por ejemplo, de la
promedio esperado está en consonancia con el equipo tolerancia de tensión, y la habilidad de anticiparse al
físico y mental del niño. Sin duda, la interacción entre futuro juegan también parte esencial en este proceso.
ambos, apoyada y dirigida por la maduración y el des- Los estímulos inaceptables de fuentes internas o exter-
arrollo, efectúa procesos de diferenciación cuya comple- nas se ven bloqueados para una descarga directa y efec-
jidad es creciente. Hartmann (1950, a) se refiere a este túan cambios internos, por ejemplo, formaciones reac-
fenómeno como "acatamiento social". De cualquier mo- tivas. Por otro lado, también contribuyen al mundo pri-
do, la interpretación del medio ambiente en términos de vado del pensamiento, la fantasía y el sentimiento, que

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presta calidad individual a cada experiencia. Las mo- tema de expectaciones modeladas del comportamiento
di{icaciones que sufren las actitudes del yo y el superyo de individuos quienes ocupan status particulares en el
por las condiciones sociales han sido ampliamente de- sistema social. Tal sistema de expectaciones legítimas
mostradas por estudios clínicos y antropológicos. modeladas es llamado por los sociólogos sistema de ro-
Podemos decir que los aspectos componentes del me- les. Desde el momento en que tal conjunto de roles es
dio ambíente son experimentados de modo diferente de significado estratégico para el sistema social, el com-
por los diferentes individuos, de lo cual concluimos que plejo de modelos que definen la conducta esperada en
el ambiente es lo que se percibe, mientras que la reali- ellos puede ser considerado como una institución." Par-
dad es lo que se catectiza. Se puede añadir que en el sons enfatiza el hecho de que no existe una correspon-
primer caso se catectiza el órgano sensorial y en el segun- dencia directa entre la estructura de la personalidad y
do el precepto. Consecuentemente la realidad, en el la estructura social; sin embargo, no cabe duda de que
sentido psicológico, es sólo un fragmento del medio am- "la conducta de los individuos es motivada para con-
biente; este último, como está supraordinado, es infi- formarse a las expectaciones institucionales, aunque la
nito teóricamente. Sin embargo, la dicotomía entre la estructura personal como tal no da una base adecuada
percepción interna y la externa permanece inalterable. y efectiva para ello". Cualquier elaboración de una teo-
La capacidad de comprobación de la realidad al igual ría que explica tales mecanismos postulados de conduc-
que el sentido de realidad, se originan en la fijación de ta social entra en el dominio de la sociología. Se nos
esta separación. Cada cultura posee una imagen idiosin- hace creer que las constantes condiciones sociales cam-
crásica, de patrón del mundo externo~ que transmite al biantes ejercen una influencia decisiva sobre la orga-
niño. La relatividad de la realidad en términos de des- nización psíquica, como, por ejemplo, la figura cam-
cripción, valuación, conocimiento, y aspectos emocio- biante de la neurosis prevalente de un tiempo dado.
nales ha sido demostrada por el psicoanálisis, la psico- Sin embargo, el proceso psíquico permanece igual.
logía, la antropología y la sociología. La congruencia Las necesidades biológicas son gratificadas o frustra-
consensual de la realidad sigue siendo un asunto esta- das por el medio ambiente, representado consecutiva-
dístico. Lo que frecuentemente parece un comporta- mente por personas, objetos e instituciones sociales. La
miento social racional e idéntico -corno el conformar- respuesta del medio ambiente a las necesidades del niño
se a la ley-, tiene muchas y muy variadas motivaciones está específicamente modelada en el interés por la. pre-
si lo vernos en relación a la personalidad social. El uso servación de las instituciones sociales, tales como los
uniforme de la lógica y la causalidad establece a la rea- sistemas de parentesco (familia, monogamia), las cos-
lidad objetiva en su sentido científico y definitivo. tumbres dietéticas, el tipo de indumentaria, el sistema
El psicoanálisis ha estudiado las formas en que el económico, etc. El modelado cultural está anclado en
organismo psíquico se desarrolla para poderse adaptar las reacciones emocionales, las actitudes consistentes, y
en un medio ambiente social dado y mantenerse en él. los códigos de valores del medio ambiente. Estas espe-
La explicación teórica que relaciona la conducta media cificidades aprendidas son el resultado de las prácticas
individual a las instituciones sociales y que describe los particulares empleadas por la sociedad para transformar
efectos que tienen entre sí, es la contribución de la so- los impulsos instintivos infantiles en convencionalismos
ciología. Parsons (1950) claramente expresa esta idea: y costumbres sociales. Lo que principia modelando el
"Lo que es mencionado por estructura social es un sis- impulso instintivo a través de experiencias de placer y

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la homeostasis estén muy cercanos.~' Estas indicaciones
dolor, 'Se extiende pronto hasta el sistema del yo y el
son claramente ilustradas por el fenómeno social de la
superyo. A este respecto podemos hablar del progreso
de un nivel somático a un nivel de aculturación sim- adolescencia en la cultur<1: occidental. -
Frecuentemente se ha dicho que la sociedad occiden-
bólico.
tal, demócrata y capitalista, difícilmente provee proce-
Erikson (1950) ha puesto particular atención en los
sos o técnicas uniformes para definir el rol adolescente,
métodos específicos de educación infantil que utilizan
y que esta sociedad no reconoce ritualmente el cambio
la plasticidad del organismo infantil para interés de la
de status del adolescente. En muchas sociedades primi-
sociedad. Ha demostrado este proceso con material an-
tivas, al igual que en los sistemas políticos de estructu-
tropológico y clínico, describiendo el "desarrollo psi-
ra nacionalista o totalitaria, el adolescente es reconoci-
cosocial" del niño en términos de una mutualidad in-
do e inducido a los privilegios y responsabilidades per-
trínseca entre el niño y la sociedad. La sociedad usa las
tenecientes a su rango o status en la cultura o sistema
dotes biológicas para desarrollar las actitudes, las 'Sensi-
respectivo. Los procedimientos rituales frecuentemente
bilidades, los intereses -tanto positivos como negati-
simbolizan la etapa del crecimiento. La antropología
vos- que sirven para su conservación por el estableci-
nos ha proporcionado amplias descripciones de los ritos
miento de la congruencia del yo entre sus miembros, y
de pasaje. "Cambios en el modo de vida, inscripción
por la continuidad yoica dentro de cada uno de ellos.
en sociedades juveniles, ordalías, pruebas de habilidad
Al igual que la antiguamente confiable dicotomía de
y resistencia personal, la adquisición de un espíritu
cuerpo y alma cayó en el olvido bajo la influencia de la
guardián, la importancia concedida a los sueños y vi-
investigación psicoanalítica, no parece ser convenien-
siones adolescentes, la separación del grupo familiar, el
te ahora, por la misma razón, el contemplar como an-
desaparecer de la casa para irse al bosque o al desierto,
titéticas las determinantes sociales y biológicas en la
la iniciación a la vida sexual, la libertad de las restric-
conducta del hombre. Las necesidades biológicas y las
ciones infantiles, el uso de adornos, mutilaciones, sir-
condiciones ·sociales deben ser vistas como complemen-
ven como símbolos de este status mayor" (Van Waters,
tarias: las primeras permanecen estáticas y conservado-
ras; las últimas aparecen cambiantes y fluidas. Teórica- 1930).
mente, no existe límite para las variaciones sociales por Podemos ver las instituciones sociales de la cultura
medio de las cuales el hombre expre·sa sus necesidades occidental, y la forma en que influyen en la adolescen-
instintivas. Grinker (1955) dio a conocer ideas similares: cia, bajo un aspecto teleológico similar a los métodos
"Aunque el crecimiento físico es autolimitado, no se empleados en la educación de los niños. El modo par-
han observado hasta ahora límites para el crecimiento ticular en que la sociedad reconoce al niño púber es
psicológico, con excepción de aquéllos que fija el enve- significativamente relevante en términos de la estructu-
jecimiento de los órganos somáticos, ni ·se conocen lí- ra de carácter que una cierta sociedad, en este caso la
mites para el cambio social y cultural. Los individuos cultura occidental, requiere para su preservación intrín-
humanos y sus sociedades colectivas buscan nuevas ex- seca. No es un mero accidente el que los principios edu-
periencias, nuevos retos y nuevos conceptos. Parecen es- cativos sufran cambios, ni que la dirección de estos cam-
tar todos tan ocupados con el crecimiento, el desarrollo bio·s sea efectuada superficialmente. Durante la adoles-
y el cambio independiente de la autopreservación, aun cencia, en violento contraste con la temprana infancia,
es notable la falta de patrones institucionalizados. La
cuando nuevos dispositivos para la regulación interna y
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292
sociedad, por así decirlo, abandona a la juventud y la t amiento; y la hipocresía de la sociedad inherente en su
deja valerse por sí misma. organización es expuesta, caricaturizada y retada por
Las instituciones sociales, en su efecto sobre el indi- d comportamiento asocial y antisocial de la juventud. El
viduo, están dirigidas hacia la elaboración de actitudes rnmportamiento competitivo y agresivo de las organi-
y rasgos de carácter, hacia la responsabilidad selectiva de 1aciones sociales adolescentes refleja simplemente el pa-
los estímulos sociales y el sistema de valores que restringe l rón social de la cultura de la cual son parte. La reci-
las reacciones a un área circunscrita. La ansiedad social procidad entre º la necesidad del individuo y las condi-
es una señal que advierte al individuo cuando éste tras- ciones sociales puede ser considerada como el determi-
pasa los límites y pisa terreno peligroso. Parece de sig- nismo social de la conducta humana. :Esta sumisión so-
nificado intrínseco el que la sociedad democrática capita- cial permite, por un lado, la satisfacción del impulso
lista moderna no ofrece a la juventud confirmación al- modelado y, por el otro, iguala las funciones defensivas
guna de status, ni ritos de iniciación o consagración. del yo al atar o controlar la ansiedad.
Los adolescentes abandonados a sus propios artificios Lo que despierta interés en conexión a esto, es el lí-
formarán espontáneamente organizaciones competitivas mite crítico más allá de las instituciones sociales que
dentro de sus propias filas. Las pandillas, camarillas, las necesidades biológicas del hombre ya no pueden por
grupos para toda clase de propósitos, unificados por más tiempo considerar adecuadas, por ejemplo, la expre-
toda clase de principios, se encaran unos a los otros: su sión adaptativa; en este punto crítico la salud física y
énfasis está puesto en la dominación agresiva, la supe- emocional manifiesta signos de derrumbamiento. Estas
rioridad competitiva y la exclusividad hostil. En la es- consideraciones son de especial significación en relación
tructura de estos grupos adolescentes opera un princi- a esos periodos del desarrollo humano, como la adoles-
pio de valor dual, de acuerdo al cual las actitudes (éti- cencia, en que la transformación de los impulsos se so-
cas) aplicadas para los del grupo, pero no para los que lidifica en pautas permanentes de reacción; en otras
están fuera de él, no son experimentadas como contra- palabras, cuando se está formando el carácter. El me-
dicciones morales. dio ambiente representado por las instituciones sociales
El vacío de la adolescencia no institucionalizada en y la designación del rol puede ser visto como proveedor
la sociedad occidental permite así, por un lado, un alto tanto de los estímulos benéficos como nocivos. Sus in-
grado de diferenciación de personalidad e individuali- fluencias nocivas son sobreexcitaciones del organismo,
zación, puesto que no hay modelos obligatorios, pero somáticas y psíquicas, resultando normales en reaccio-
por el otro lado, la discontinuidad en el patrón social nes de protección, adaptativas y patológicas. Un ·estí-
y la carga de la autodeterminación facilitan el desarro- mulo óptimo y un nivel de descarga existe para el indi-
llo desviado y patológico. Frecuentemente lo que en la viduo en todas las áreas de funcionamiento. Cada fase
superficie parece ser un comportamiento racional y de desarrollo requiere una experiencia específica en cla-
adaptativo, al ser observado más de cerca, comprueba se y en alcance; además, cada fase de desarrollo requie-
que sirve a las gratificaciones instintivas del individuo re protección en relación a puntos específicos de vulne-
en áreas tales como la competencia, adquisitividad y ven- rabilidad que, de una forma u otra, son perpetuados a
ganza: gratificación que la sociedad condona y aun in- lo largo de la vida. Hemos seguido este resurgimiento
crementa. Cada sociedad favorece ciertas racionalizacio- propio de la adolescencia y su integración dentro de la
nes, formaciones reactivas, y sexualización del compor- personalidad al fin de la adolescencia. Normalmente,

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entonces, una barrera de estímulos protege al mfio en te y a la autoimagen del adolescente, además de servir
contra de influencias nocivas del medio ambiente. En al propósito social de establecer una identidad de gru-
una forma análoga, el yo adolescente protege su inte- po en nuestra sociedad. Desde ·luego el atavío adoles-
gridad en contra de influencias de·sorganizantes y noci- cente es sólo un aspecto seleccionado al azar, que llama
vas que emanan del ello, el superyo y el mundo exter- la atención a la infinita variedad encontrada en cual-
no por medio de procesos psíquicos que fueron descri- quier aspecto del comportamiento adolescente. Otras
tos anteriormente. Los estímulos o las experiencias be- ;\reas de igual interés son la jerga adolescente, los estilos
néficas tienen que estar en consonancia con las necesi- de baile, el comportamiento ritualista, la etiqueta de las
dades específicas de la fase; algunas de tales experien- fiestas, las prerrogativas codificadas de hombre y mujer
cias en la adolescencia pueden ser observadas en la afi- y las obligaciones en conducta heterosexual.
liación de compañeros, la identificación extrafamiliar, La conducta adolescente típica podría ser descrita
las oportunidades para la experimentación y la igual- indefinidamente, puesto que no sólo hay constantes
d ad r azonable con los adultos, por1ejemplo, en el em- cambios e innovaciones, sino que también aparecen ma-
pleo. H ay la tendencia a definir el medio ambiente pro- tices del barrio, modificaciones de clase y casta y, desde
medio esperado de la adolescencia, pero el problema luego, mutación g~ográfica -influenciada, sin duda, por
pronto llega a un estado de complejidad abrumador y, el clima, la historia local (por ejemplo, el Oeste de
además, está fuera del ámbito de esta discusión. Sin em- T exas), por ocupaciones glamorosas o dominantes (por
bargo, el llegar a una definición operacional de este ejemplo, cines y los vaqueros), y por el prevaleciente
concepto representaría un paso metodológico decisivo carácter de un país o región particular. Uno podría
hacia un programa de salud mental positivo para la visualizar una ecología de comportamiento adolescente;
adolescencia. Hartmann (1947) resumió el problema su estudio sistemático añadiría información valiosa a
subyacente en términos abstractos: "No olvidaremos que la ciencia del comportamiento. Estamos acostumbrados
las instituciones sociales y un desarrollo del clima psi- a ver en el comportamiento patrón de la infancia el
cológico evolucionan, o se crean, en tal forma que carácter prevaleciente de una sociedad y sus institucio-
cuando la acción tiene lugar de acuerdo con las actitu- nes; es igualmente interesante investigar la influencia
des cambiadas hacia los impulsos instintivos y el super- de este mismo carácter sobre las modas adolescentes, los
yo, cuidara de gratificar los intereses del yo para el trajes, los rituales etc. La juventud norteamericana, por
status social, la influencia, la riqueza, y demás, al mis- ejemplo, refleja claramente los rasgos dominantes de su
mo tiempo." sociedad: extroversión, camaradería, hambre de popu-
El registro de la fenomenología de la adolescencia laridad, estar "en movimiento", tener "buenas relacio-
requeriría de un inventario muy extenso que sólo de- nes'', y "no meterse en lo que no le importa a uno".
bería ser rectificado cada día que pasase. Consideremos Los sociólogos han estudiado regiones y comunidades
solamente un detalle del comportamiento de la adoles- donde la influencia del medio ambiente sobre las for-
cencia, la indumentaria, que caracteriza y distingue cier- mas prevalecientes de comportamiento adolescente es-
tos grupos, pandillas, camarillas y grupos de cohesión tán bien documentadas. Sin embargo, la fenomenología
más o menos definible. Muchos estilos han desfilado de la adolescencia no es el propósito de esta investiga-
como indumentaria de quinceañeros. Estos estilos de ción, sino que debemos concentrarnos en unificar las
vestuario autoelegidos dan expresión al cuerpo cambian- variaciones de comportamiento manifiesto, subordinán-

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dolas a los principios de desarrollo; es decir, reconocien- hiente y sigue el camino más corto posible para la or-
do en ellos un proceso adaptativo penetrante que ha ¡{anización sexual adulta. Este desarrollo típico para la
sido iniciado por la pubertad y que adquiere innume- adolescencia abreviada siempre resulta en cierta primi-
rables formas. Tan universales como la pubertad misma tivización de la personalidad. Como hice notar con ante-
son las tareas inherentes a las que hay que enfrentarse rioridad, la adolescencia requiere un lapso de tiempo
para poder crecer en la cultura occidental. El proceso óptimo, desde luego de tipo cultural, porque sólo bajo
adolescente tiene múltiples facetas porque se ve afectado tales condiciones las variadas organizaciones de impulso
por la suma total de condiciones - sociales, económicas, específicas de la fase producirán los correspondientes
políticas, religiosas, históricas, educacionales- que cons- intereses y actitudes yoicas que generalmente prestan
tituyen la m atriz de la vida individual y colectiva. El a la personalidad un aspecto complejo. La influencia
adolescente debe elaborar sus tareas en términos de su del medio ambiente es así reconocible en la relativa
articulación con un medio ambiente dado. Consecuente- primitivización y complejidad de la personalidad que
mente las características adolescentes varían mucho, pero se deben a una meta y a un tiempo adjudicados por
podemos creer que los procesos implicados reflejan si- el medio ambiente social para el completamiento del
militudes teleológicas. proceso adolescente.
Bernfeld fue el primero en estudiar este problema Volviendo al hecho de que las manifestaciones del
ampliamente y en investigar las influencias de las con- proceso adolescente permiten variaciones sin fin, vere-
diciones sociales sobre el proceso adolescente. Describió mos esto aquí como epifenómeno. Por otro lado, el pro-
las similitudes y diferencias de desarrollo típicas de los ceso adolescente ·como una reacción psicológica h acia la
diferentes medios ambientales sociales, tales como las p ubertad, produce cambios intrapsíquicos que veremos
denotadas por casta o clase dentro del mismo sistema como fenómenos centrales. Para describir cualquier seg-
social, y concluyó que el desarrollo psicológico no es mento del proceso adolescente, se vuelve necesario abs-
totalmente inteligible sin tener datos sobre el medio traer un cierto fenómeno al nivel del fenómeno central
ambiente social, como variable independiente. Bernfeld correspondiente; sólo entonces seremos capaces de reco-
(1929) indicó: "Las vicisitudes de los impulsos instin- nocer las referencias dinámicas y estructurales dentro de
tivos en una cierta época reciben -aparte de lo correcto la organización psíquica. Estas correlaciones son ayudas
de todos los mecanismos y dinamismos freudianos- su esenciales en la descripción psicológica y el diagnóstico
única huella del medio ambiente en que ocurren. '. . del comportamiento adolescente.
Sugerimos que la cuestión del aspecto histórico y del Una ilustración puede aclarar las observaciones an-
impacto del medio ambiente en un proceso psíquico teriores. Dos niños adolescentes cuyo comportamiento
dado sea delineada y resumida como el aspecto del y actitud son antitéticas tienen en común el hecho de
'locus social' (sozialer Ort en el sentido de 'medio am- q ue pelean con un idéntico problema psicológico, es-
biente social') ." pecialmente el desligamiento de tempranas ligas de ob-
Bernfeld concluyó que tanto un aspecto histórico jeto. U no de ellos acepta el sistema de valores y las
como el medio ambiente pueden ser delineados en n ormas de la clase de su familia; él concentra su "re-
todos los procesos normales y patológicos, y aplicó este beldía" en usurpar, tan pronto como sea posible, los
concepto a la descripción de la "pubertad simple del privilegios placenteros de los adultos. En contraste está
hombre" (1935) que está relacionada con el medio am- el joven que enfoca su "rebeldía" hacia el sistema de va-

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lores de sus padres y el ·medio ambiente al que perte- como una imposición ajena. El conflicto entre la iglesia
nece. No desea sus privilegios; sólo quiere ser diferente y el régimen comunista volvió a .un primer plano la sema-
de ellos. Todo lo que está alejado de su medio ambien- na pasada, esta vez a causa de la ceremonia de "consagra-
te se vuelve deseable y digno de hacerse, pensarse y sen- ción de la juventud", por medio de la cual ) os jóvenes
tirse. Esta clase de adolescente puede crecer hasta ha- asumen solemnemente sus obligaciones con la sociedad co-
cerse un artista, un reformador, un delincuente, un re- munista.•
belde social o un curandero extravagante de toda clase
de enfermedades; tiene la tendencia de casarse fuera de Se puede esperar que la juventud que es así engran-
su clase, religión y grupo étnico. decida, a la que se le da un status de casta por parte
¿Cuál es la situación cuando la sociedad o, más bien, de los líderes del gobierno, será impedida de usar su
el Estado, usa la rebeldía de la juventud para su pro- rebelión en contra del orden social y la política existen-
pia ventaja? Cuando esto sucede, los canales de la re- tes. Esos herederos del régimen crecerán para volverse
belión con los que estamos familiarizados en una socie- conservadores y vivir en identificación rígida con el
dad demócrata y capitalista necesariamente se secan y orden pasado. Pero si de algún modo o alguna vez los
se presenta un panorama completamente diferente de la poderes que "consagraron" a esta juventud fuesen de-
adolescencia. Un reporte en el status del adolescente en rrotados, entonces un desengaño narcisista y una pér-
un Estado totalitario ilustrará esto: dida de identidad (devaluación de identificación narci-
sista) movilizará medidas restitutivas. Varios escritores
Las juventudes comunistas son responsabilizadas en la italianos han tratado este problema y la trágica condi-
República Democrática Alemana de que sus mayores se ción de la juventud después del colapso del fascismo:
comporten debidamente al comerciar·. .. miembros de la Berto (1948), Pratolini (1951) y otros, han demostrado
Federación Juvenil Comunista germana son instalados en sus novelas cómo la juventud desilusionada, la
como supervisores del comercio y de las transacciones de ne- giovinezza (organización juvenil) engrandecida por
gocios. Puestos de control juvenil serán instalados en todas Mussolini, se volvió ya sea hacia nuevas ideologías po-
las tiendas del Estado y cooperativas. Deberán registrar las
líticas, casi siempre radicales; hacia la autodecepción
debilidades y descuidos en las empresas comerciáles. De-
berán ser "despiadados en el trato con el mal uso, la buro- (negación); hacia la autodegradación, o hacia el cinis-
cracia y la operación deficiente" ... Las brigadas de la ju- mo, la delincuencia y la criminalidad.
ventud trabajan checando las industrias para ver que las Las realidades sociales con las que se encuentra el
normas del primer plan quinquenal, ahora en su año individuo adolescente le permiten encontrar caminos
final, sean llevadas a cabo ... los miembros de la Federa- para la gratificación y modificación de los impulsos
ción Juvenil Comunista comprueban la enseñanza dada en dentro de un limitado orden de patrones de comporta-
las escuelas. Cualquier variación del plan establecido por miento y canales de descarga. Para ser adaptativa, la
el régimen es inmediatamente reportada a las autoridades. persecución de estos canales abiertos debe ser igualada
Los maestros que no son comunistas renombrados son re- por posiciones yoicas apropiadas. La interrelación entre
portados para· tratar con deferencia y respeto a los estu-
el impulso, el yo y el medio ambiente no es ni estática
diantes de sus clases que tengan algún rango en la orga-
nización juvenil. . . La juventud se está volviendo muy ni lineal, pero como mejor se la pue~e describir es
rápido una casta gobernante con un interés revestido en
• Reporte por Albion Ross desde Berlín, New York Times, 21
el régimen, que es considerado por la generación adulta de febrero de 1955.

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1 fl como una respuesta circular. Consideremos lo siguiente: postambivalentes en las que objetos de amor y odio son
antes de que un deseo conflictivo sea ejecutado en el representados por diferentes personas y, consecuentemen-
mundo externo, pasa a través de varias etapas prepara- te, el amor y el odio acontecen relativamente indepen-
torias, tales como la mentalización preconsciente, la dientes uno del otro." (Landauer, 1935.) La sociedad
acción de prueba en , el pensamiento y en la fantasía, provee de objetos para el odio compartido (agresión),
la experirp.entación (aún no yosintónica), y eventual- una condición que sostiene la cohesión del grupo. Los
mente se vuelve acción yosintónica sin conflicto ni an- objetos de amor compartido re·s iden más firmemente
siedad. Cada paso hacia la expresión de un impulso - en valores e ideas que son representadas frecuentemen-
conflictivo, aunque específico de la fase, se vuelve menos te por una "persona central" (Redl, 1942). Esta dico-
productor de ansiedad por la realización, derivada de tomía es paulatinamente llevada a cabo. El adolescente
la experiencia, de que el temido peligro es exagerado emprende una batalla en contra de las figuras autori-
e imaginario. Este proceso de prueba de la realidad tarias con el apoyo colaborador del grupo, la_influen-
incrementa el dominio del yo sobre el medio ambiente, cia del cual mitiga al superyo así como la ansiedad so-
logro que el individuo experimenta como un incremen- cial. Mediante una identificación transitoria con la
to en la autoestima o en la autoseguridad, y como un persona central del grupo o con los yos de sus miem-
sentido de identidad más firme. bros, el individuo es ayudado a separar los componentes
Una razón para la propensión adolescente hacia la proyectivos del hecho objetivo. Este proceso se puede
experimentación social reside en la oportunidad que extender por años; demuestra cuán importante es la
tales experiencias le brindan de separar el hecho de la vida del grupo adolescente y demuestra la influencia
fantasía; es decir, de extender la soberanía del princi- convencionalizante que el grupo ejerce en el individuo;
pio de realidad. Un niño pequeño frecuentemente el medio ambiente es visto en idénticos términos por
atribuye a ciertas de sus acciones consecuencias muy de- todos los miembros del grupo. La transformación a
formadas y exageradas; la severidad es debida a la agre- través del proceso p,sicológico del grupo frecuentemente
sión proyectada del niño. Este factor juega un rol deci- envuelve la así llamada conducta delincuente del tipo
sivo en la formación del superyo y es parcialmente de la que Glover (1956) designó como "delincuencia
responsable de la intensidad de los sentimientos de funcional"; esta conducta es la expresión de un agudo
culpa. La severidad del superyo es así parcialmente in- problema de crecimiento más bien que la consecuencia
dependiente de la realidad. La observación ha indicado de una fijación patogénica infantil.
que muchos adolescentes criados por padres benignos y La contribución de Redl (1942) al problema de los
permisivos exhiben los problemas más severos del super- procesos formativos de grupo en la adolescencia debe-
yo; éstos son, de hecho, problemas ambivalentes no re- r ía ser mencionada aquí. Estudió los tipos de formación
sueltos. La agresión adolescente que no es dirigida en de grupo correspondientes a los niveles de desarrollo res-
contra de los padres o el superyo, o en contra del ser, pectivos del niño. El niño acepta durante la latencia
es proyectada sobre las imágenes paternas en el medio un "patrón de grupo de tipo soberano patriarcal o
ambiente social: policía, maestros, patrones. matriarcal", pero el preadolescente es "intensamente
"Durante la pubertad el complejo de Edipo es re- atraído por la relación del grupo de tipo pandilla ...
vivido y declina por figuras autoritarias no incestuosas Aun las personas muy egoístas y consentidas pueden
tomando el lugar de los padres ... se establecen series pasar por una fase de intensa lealtad a una pandilla.

302 303
1 ti Esto trae prestigio... Un considerable grado de segu- diciendo "que muchos niños que tienen problemas para
ridad se deriva de este tipo de relación de grupo. Ellos ajustarse a un grupo, necesitan un cambio en sus pa-
(los preadolescentes) tiene desesperadamente la necesi- trones de impulso personal antes de poderse adaptar
dad de expresar impulsos y urgencias reprimidos. Mu- efectivamente, aunque es igualmente cierto que muchos
chos de ellos necesitan la protección del impulso más niños sólo son ayudados a efectuar ·un desarrollo de
que su sublimación. . . El adolescente demuestra una su personalidad bajo ciertas condiciones psicológicas de
preferencia creciente por una formación de grupo más grupo". Normalmente el adolescente crea para sí mismo
sublimada. Las necesidades de la juventud buscan sa- un medio ambiente que es conducente para su fase de
lida en el grupo que también los protege de los senti- desarrollo. Los mecanismos estabilizadores que emplea
mientos de culpa y ansiedades, y los lleva hacia patrones fueron descritos con anterioridad; aquí añadiremos la
de vida más maduros. . . El joven delincuente, como- identificación con un medio ambiente ajeno al familiar.
quiera que sea, retiene sus necesidades para la protec- Al hacer este movimiento el adolescente desplaza nece-
ción del impulso preadolescente en contra del proceso sidades y ligas de dependencia libidinosa ya que no pue-
educativo. Ésa es la causa por la que las así llamadas de hallar una gratificación mayor en la familia origi-
pandillas se fijan obviamente durante el nivel preado~ nal. Este intento por resolver un conflicto interno
lescente de la formación del grupo." mediante la acción social, que puede ser o conformante
Qué experiencias o qué contenido mental en la vida o rebelde, frecuentemente representa una actuación más
de un adolescente son los que adquieren cualidades que una conducta adaptable. Esto es especialmente
imaginarias y distorsionadas, son preguntas que difícil- cierto para los adolescentes cuya oposición social per-
mente se pueden responder en términos generales; pero manente es determinada por un conflicto ambivalente
la forma en la que la distorsión de la realidad es co- con la familia. Sin embargo, la huida a medios ambien-.
rregida sigue líneas típicas. La terapia de los adolescen- tes subculturales alejados de la familia pueden también
tes nos ha enseñado que el conocimiento selectivo del servir al desarrollo progresivo. Una identificación tran-
individuo respecto al medio ambiente cambia con, por sitoria con un grupo adolescente de una cultura igual
ejemplo, la solución de un conflicto o una fijación y específica, o con grupos de adultos de una específica
también con un cambio en las defensas. Los mismos
tendencia' ideológica o social, permite a la joven persona
procesos que han sido explorados en el análisis de los
tratar de probarse a sí misma en varios roles, y así sa-
adolescentes están generalmente funcionando en el gru-
ber si son deseables. Tales huidas son frecuentemente
po de esta edad. De cualquier modo, lo que nos interesa
usadas como acciones de retención. El removimiento de
aquí es el uso activo que el adolescente hace o deja de
hacer de su medio ambiente. Sus experiencias son el estímulos paternos nocivos y el exponerse a un medio
aspecto subjetivo de este proceso y varían de acuerdo ambiente con un potencial de identificación positivo
con su habilidad. En muchos casos he tenido ocasión frecuentemente moviliza un desarrollo progresivo des-
de observar, por ejemplo, que el enviar a un adolescen- pués de que casi había llegado a una detención. La
te a un internado puede evitar el desarrollo desviado utilidad del medio ambiente como factor estimulante
causado por la sobreestimulación continua y nociva de depende de la receptividad selectiva del adolescente. Esta
uno o ambos padres. · receptividad depende grandemente de su autoimagen y
Redl (1942) se refirió a un problema poco explorado sin duda se amplía y modifica con las sanciones sociales

304 305
1 ,, que prevalecen en su grupo, así como con los modelos intentos exitosos o no tan exitosos para cambiar el locus
accesibles para identificación y contraidentificación. social con la aspiración de evitar los esfuerzos de re-
Redl (1942) estudió el efecto particular del grupo presión o sublimación. La mayoría de los adolescentes,
en situaciones conflictivas individuales; se refirió a ello sin embargo, no pueden llevar a cabo este cambio rea-
como "el efecto mitigador de culpa y miedo del acto listamente. La liga libidinosa o social a su medio am-
de iniciación". Redondea: "He notado que los niños son biente original sigue siendo demasiado fuerte."
obviamente ayudados en sus decisiones, ya sea en favor Un caso para ilmtrar este problema particular es
de los impulsos o de las demandas del superyo, por aquel de Frank, quien a la edad de 19 años falló en el
su asociación con otros niños, quienes definitivamente colegio y había caído en un estado de indecisión y letar-
representan una u otra solución ... encontré, como una go. Era el hijo adoptivo de padres altamente intelectua-
condición para este efecto (que) la primera persona les. En el curso de· la psicoterapia, Frank decidió volverse
debe estar al borde de tener que hacer ya sea una u obrero y empezó a trabajar en una fábrica. Se sentía
otra decisión. Es más, la persona que influye debe tener feliz y tranquilo con sus compañeros de trabajo y pron-
definitivamente resuelto su propio conflicto." Esto es to decidió irse a vivir con una de sus familias. Gozaba
lo que es mencionado cuando hablamos coloquialmen- intensamente de los simple's placeres e intereses de su
te de buena o mala compañía y de su influencia en la medio ambiente. Al hacer este cambio en su medio am-
biente Frank siguió el tirón implacable de la liga de
gente joven.
A los dos principios adaptativos de conducta aloplás- objeto i~fantil a sus padres adoptivos. Había vivido
tica y autoplástica, Hartmann (1965) añadió un terce- en una familia de personas no educadas antes de ser
ro, "en el que ni el mundo exterior ni el individuo adoptado, cuando tenía tres años de edad. En cuanto
cambian realmente; en vez de esto su relación cambia: Frank fue capaz de recordar los momentos de su infan-
pienso en la búsqueda y el encuentro de un medio am- cia, así como el amor que había sentido para sus pa-
biente más apropiado". ¡Cuantos individuos en su ado- dres adoptivos, ocurrió un proceso de desligamiento
lescencia tardía han cambiado exitosamente su medio gradual. La actuación como una forma especial ·de re-
ambiente, no estando contentos con la clase y el campo cuerdo fue traducida de las memorias concretas de su
de opürtunidad para la autorrealización que el medio pasado. Cuando pudo evitar revivir este pasado, Frank
ambiente original les ofreció! Las huidas temporales de volvió a su familia adoptiva. Liberado de su tirón re-
relaciones familiares conflictivas frecuentemente ayuda- gresivo a su medio ambiente original, cuya separación
rán a aflojar los ligas infantiles de objeto y permitirán había sido traumática, Frank volvió al colegio, estudió
una vuelta menos conflictiva para vivir con la familia. con éxito un doctorado y se volvió tan distinguido
El aspecto patognómico del cambio de un medio am- como sus padres.
biente social a otro fue descrito por Bernfeld (1929). Fenichel (1945, a) indicó: "Ciertamente no sólo las
Este cambio de locus social requiere nuestra atención frustraciones y las reacciones a ellas son determinadas
como un tipo especial de desplazamiento de gratifica- socialmente; lo que un ser humano desea está deter-
ción instintiva. Conocemos bien este proceso. . . no es minado también por su medio ambiente cultural." La
poco frecuente en los adolescentes de un medio ambien- prevalencia y el tipo de disturbios mentales están pro-
te social de clase media que muestran variados síntomas fundamente influidos por las condiciones sociales. La
de delincuencia. Encontramos entre estos adolescentes histeria clásica del fin del siglo se ha vuelto rara ahora

307
306
en que la atmósfera de la educación ha dado lugar a de sus cuerpos sirven solamente para propósitos 'sucios'
actitudes menos prohibitivas y rígidas en la crianza del y no tienen nada que ver con el amor". La concepción
niño. El prerrequisito para el desarrollo de la histeria de la cloaca continúa persitiendo en el inconsciente.
-una severa represión sexual debido a prohibiciones El conflicto sexual persiste a pesar de una expresión
estrictas- ha desaparecido considerablemente. No hay de instinto de mayor tolerancia y alumbramiento se-
duda de que el progreso iluminado se puso en marcha xual, y la nueva situación así creada ha traído un in-
gracias a los descubrimientos del psicoanálisis, pero no cremento en la formación neurótica del carácter.
debemos pasar por alto el que estas ideas funcionan La aguzada mentalidad del niño descubre pronto la
simultáneamente en el deseo del hombre para alcanzar discrepancia entre la permisividad paterna y las san-
la omnipotencia. Las esperanzas ambiciosas de los pa- ciones institucionales. Este dilema del niño moderno en
dres para con sus hijos parecen realizables científicamen- un hogar progresivo es ilustrada por la siguiente anéc-
te una vez que las li,mitaciones encadenadas de una he- dota. Una madre culta que descubrió que su niño de
rencia fuera de moda se abandonaran para siempre. No ocho años y su compañero de juego se habían desvestido
es sorprendente que las perturbaciones que prevalecen secretamente decidió tratar ligeramente el incidente. En
en estos tiempos reflejen en su estructura el tenor pre- una forma superficial le explicó que un pene no es
valeciente de príncipios educacionales más elevados y realmente nada tan especial; después de todo, "es sola-
sus ya conspicuos pero aún presentes motivos irracio- mente otra parte de tu c:uerpo como tu brazo, tu nariz
nales. "La inconsistencia de la personalidad neurótica o tu pie." El niño se volvió hacia la madre y dijo: "Hay
moderna corresponde a la inconsistencia de la educa- una diferencia, mamá. La maestra nos enseñó cómo
ción sexual. El cambio en la neurosis refleja el cambio deletrear brazo, nariz y pie; nunca nos enseñó cómo
en la moralidad. Diferentes sociedades, dando fuerza a escribir pene."
valores diferente·s y aplicando medidas de educación La imposición de la conducta adolescente siempre se
diferentes, crean diferentes anomalías." (Fenichel 1945, complica por el hecho de que el "principio de funcio-
b.) namiento múltiple" (Waelder, 1936) opera en toda la
El análisis de niñas adolescentes y mujeres mayores, conducta. Una multitud de tendencias operan en cada
ha hecho aparente que el cambio del standard doble evento psíquico; la función sintética del yo permite que
al singular no haya afectado la fantasiosa vida de la niña emerja una acción propositiva. El comportamiento ado-
(Deutsch, 1944). Las mujeres han adquirido un lugar lescente es siempre complejo y sobredeterminado: no
igual al hombre en la sociedad, pero el standard doble habla por sí mismo, requiere interpretación. Las deter-
nunca ha sido realmente abandonado; ciertamente no minantes confluentes de la conducta que se originan
por los hombres. El miedo moderno del hombre a la dentro o fuera del organismo adquieren una unidad psi-
pasividad o a la mujer activa prueba ser tan eterno cológica hasta donde el yo es capaz de integrarlas al ser-
como la lucha moderna de la mujer por ponerse de vicio del desarrollo progresivo.
acuerdo con su feminidad. El conservatismo de las fan- Siempre que la cohesión del yo sea debilitada y siem-
tasías infantiles es aún más fuerte que la influencia pre que las motivaciones aisladas se vuelvan exuberan-
de la educación ilustrada. Helene Deutsch (1944) tes, como sucede en los disturbios emocionales, el ob-
nota que "es increíble ver cuántas niñas modernas aún servador clínico gana una mayor percepción del curso
se imaginan durante la adolescencia que las aberturas de los procesos adaptativos por este fracaso. Es un hecho

308 _...
309
aceptado que aprendemos acerca de la progresión nor- eso que ha estado activo desde que empezó la vida.
mal del desarrollo observando las perturbaciones del La adaptación a la realidad social durante la adolescen-
desarrollo y su influencia destructora en los controles cia adquiere una fijación y estabilidad que la infancia
homeostáticos de la personalidad. nunca poseyó. Un determinado grado de continuidad,
En esta discusión de determinantes sociales, he hecho constancia, e igualdad en el medio ambiente tiene un
resaltar áreas relevantes que pueden ser vistas bajo el significado funcional para la estabilidad de la estruc-
aspecto de un principio uniformante. El concepto que tura y el funcionamiento psíquico. La creación de un
dio origen al determinismo psicosocial de la conducta medio ambiente idiosincrásico es la tarea de la fase
humana se originó en la confluencia de tres tributa- fi nal de la adolescencia; en el grado en que este esfuer-
rios, a decir: el equipo constitucional, la secuencia de zo tiene éxito se puede medir el potencial aloplástico
impulsos y organización yoica, y el medio ambiente. del individuo. El punto crítico de desequilibrio, así
Ninguno de los tres posee prioridad en la determina- como la cantidad de cambios ambientales que puedeñ
ción de la conducta humana: cada uno ejerce una in- ser variables toleradas e integradas varía de individuo
fluencia en el otro. El equipo constitucional no puede a individuo.
ser cambiado por las influencias del medio ambiente; Las tareas adaptativas de la adolescencia siempre se-
estamos acostumbrados a definir las variaciones congé- rán completadas en términos de la realidad interna que
nitas en términos de tipos de actividad (Fries), tempe- ha sido formada por experiencias anteriores; por haber
ramento, inteligencia, o barrera en contra de los estí- sido un niño en una familia dada, en un lugar dado,
mulos (Escalona). Freud (1937) estaba convencido de durante una época dada de la historia, con un Anlage
que el ello y el yo poseen un Anlage constitucional que dado. La articulación particular en el medio ambiente
influye en las propensiones individuales a las zonas ne- de las necesidades del adolescente prosigue dentro de
cesitadas específicas del cuerpo, a los grados de bisexua- estas condiciones fijadas, y determina el curso mani-
lidad y, generalmente, a formas preferentes de estabili- fiesto que tomará el paso por la adolescencia de cada
zación efectuada·s por el yo. Este factor constitucional individuo.
hace que una adaptación individual en una cultura
dada se logre con mayor o menor dificultad, depen-
diendo de la tendencia dominante de sus instituciones,
su preferencia y la recomendación de ciertas caracterís-
ticas de personalidad. Por ejemplo, la sociedad norte-
americana favorece al niño que es activo, extrovertido,
vivaz y que consigue lo que quiere.
El hecho de que la pubertad es antes que nada bio-
lógica se ha subrayado frecuentemente para no perder
de vista su significancia básica. Siguiendo el modelo del
desarrollo psicosexual y yoico de la temprana infancia,
podemos concluir que la maduración sexual de la pu-
bertad también implica una tarea adaptativa similar
a las condiciones sociales, la continuación de un pro-

310 311
VII. DOS EJEMPLOS DE DESARROLLO tación social y orientación heterosexual "se manifiesten.
ADOLESCENTE DESVIADO Podemos reconocer en los derivados de impulso y mo-
dalidades yoicas específicas de la fase preadolescente,
~ n una organización pobre de arreglo jerárquico de
Conforme delineaba las fases de la adolescencia, hice componentes de impulso e intereses yoicos, y en especial
repetidas referencias a las tareas psicológicas específicas en el -con frecuencia sobrecompensado- miedo de la
de cada fase. Estos pasos en el desarrollo progresivo mujer fálica castrante, la irrefutable marca de una fija-
eran definidos en términos de impulso y organización ción de la fase preadolescente. Un análisis de la des-
yoica; se pensaba de ellos como puntos críticos en la cripción clínica revela qué primitivas son, por ejemplo,
epigénesis del desarrollo adolescente, porque una falla las modalidades yoicas y de impulso y ajenas a la fase,
en la obtención de transformaciones esenciales en un y se aseguran en un nivel somático y mental que ha
periodo crucial necesariamente lleva a desviar la forma- sido causado por la función del crecimiento. El cre-
ción de la personalidad. cimiento de la pubertad, después de todo, procede in-
Es obvio que nunca ocurren desviaciones de un des- dependientemente del crecimiento emocional, aunque
arrollo normal sin eventos antecedentes que ejercen una bajo circunstancias normales, seguramente existe una ,
influencia significante. Lo que observamos clínicamente correspondencia óptima entre ambos. El concepto de fi-
es simplemente un quiebro definitivo en el desarrollo jación adolescente se ilustra en el material clínico que
progresivo. Nos referimos a estas fallas como · fijaciones expondremos más adelante.
en una de las varias fases ya de la temprana infancia Parece oportuno ahora repetir el hecho de que
o de la adolescencia. Esta falla puede ocurrir en cual- ningún curso natural de la adolescencia puede ser de-
quier ocasión crítica del desarrollo de la adolescencia . limitado con la precisión y predictibilidad que el cre-
que definimos anteriormente. De hecho, frecuentemente cimiento de la pubertad puede demandar. Todo lo que
se vuelve aparente sólo en el nivel adolescente, ..cuando podemos decir es que la adolescencia permite infinitas
el desarrollo progresivo se ha detenido, dependiendo elaboraciones de sus transformaciones psíquicas progre-
del grado de persistencia en que permanece una fija- sivas dentro de los confines de un patrón de secuencia
ción de la temprana infancia, y en qué nivel no dis- y dentro de ciertos límites de tolerancia individual.
minuido se establece. Aunque el niño pudiera salir ade- Hay varias direcciones específicas que el proceso ado-
lante hasta la adolescencia, frecuentemente se vuelve lescente puede tomar. El esbozo esquemático que sigue
evidente en este periodo, ya sea que los cambios trans- es ofrecido como un intento de clasificar las observa-
formatorios efectúan soluciones de compromiso en la ciones a lo largo de líneas típicas de variaciones clíni-
forma de "reparaciones adaptativas" (ver el caso de cas. 1) Adolescencia típica: una modificación progresiva
John), o bien sea que el desarrollo progresivo llegue de la personalidad en consonancia con el crecimiento de
a una detención. El desarrollo patológico generalmente la pubertad y un papel social cambiante; 2) Adoles-
se enmascara debido a que el yo y el impulso progre- cencia demorada: una prolongación culturalmente de-
san parcialmente su continuada subordinación a las terminada del estado adolescente; 3) Adolescencia abre·-
fijaciones tempranas. Si consideramos un desarrollo que viada: una búsqueda de la ruta más corta posible hacia
sufrió una derrota en la fase preadolescente, no debe- el funcionamiento adulto a expensas de la diferencia-
mos engañarnos por el hecho de que un grado de adap- ción de la personalidad; 4) Adolescencia simulada: un

312 . 313
periodo de latencia abortivo hace a la pubertad mani- arrollo desviado sea representado por un síndrome mas-,
festarse a · sí misma en una simple intensificación de culino y otro femenino.
uno de una de las organizaciones de impulso prelatente;
5) Adolescencia traumática: la actuaci(>n regresiva, un '
ejemplo de lo que se puede encontrar en la delincuen- l. Adolesceru:ia prolongada en el hombre•
cia femenina; 6) Adolescencia prolongada: una perseve-
ración en el proceso adolescente causado por la libidi- El término "adolescencia prolongada" fue introducido
nización de los estados adolescentes del yo;· 7) Adoles- por Bernfeld (1923). El objeto de su investigación era
cencia abortiva: la rendición psicótica con pérdida de la adolescencia masculina prolongada como un fenó--
contacto con la realidad y quiebra del aprendizaje dife- meno social observado en los movimientos juveniles eu-
rencial. Las primeras tres de estas categorías están en ropeos después de la primera Guerra Mundial. Los
la clasificación de adolescencia normal; las últimas cua- miembros de estos grupos mo·straban una fuerte pre-
tro representan desarrollos desviados. Se · espera que la dilección a la intelectualización y la represión sexual, de-
formulación de fases será de utilidad, ya que aparta morando así la consolidación del confliC:to adolescente.
perspectivas para el estudio de la dinámica y la etiolo- A través de los años la designación de adolescencia
gía de las fallas de desarrollo. prolongada ha adquirido connotaciones más amplias y,
Los dos ejemplos de desarrollo desviado que se pre- como resultado de esto, se ha perdido la especificidad
sentan más adelante ilustran la teoría del desarrollo psicológica del término. Así, debemos decir que la "ado-
adolescente en términos de quiebres específicos del pro- lescencia prolongada" es un término descriptivo y co-
ceso adolescente. El significado de ciertos procesos como lectivo que comprende condiciones de constelaciones
los definidos en el yo de la fase específica y las altera- dinámicas heterogéneas, de las cuales he seleccionado
ciones de impulso pueden ser confirmadas y refinadas una para discutirla más detalladamente.
mediante el estudio de la adolescencia desviada. El des- Mis observaciones fueron efectuadas en hombres jó-
arrollo desviado, a su vez, indicará la extensión que el venes norteamericanos de la clase media, entre los 18
desarrollo específico de la fase puede tolerar y detallará y los 22 años, que generalmente asisten a la universi-
las consecuencias patogénicas de una salida de reque- dad o que tienen aspiraciones profesionales; casi siem-
rimientos esenciales del desarrollo. Este material clínico, pre este hecho los hace depender económicamente de
pues, ilustrará primariamente el desarrollo normal: el sus familias durante estos años. La descripción clínica
titulo y la descripción de lo que ha sido mi mayor pró- que esbozaré en seguida ha sido observada con bastante
posito a lo largo de este libro. Las dos ilustraciones frecuencia como para permitir una sinopsis.
clínicas no intentan iluminar la psicopatología adoles- El término adolescencia prolongada como lo usare-
cente en general. Sin embargo demuestran un camino mos aquí, se refiere a la preservación estática de la po-
típico que puede tomar el desarrollo adolescente des- sición adolescente que, bajo circunstancias normales, es
pués de haber llegado a un atolladero crítico; y en este de naturaleza transitoria. Una fase de maduración que
sentido desde luego, los caso~ sí representan la psicopa-
tología típica y restringida del periodo adolescente. • Esta sección está basada en un artículo que apareció en
Puesto que el niño y la niña siguen trayectorias dife- forma algo diferente en The American ]ournal of Orthopsychiatry,
rentes de desarrollo emocional, es razonable que el des- octubre 1954. ·

315
314
debe dejarse atrás después de completar su tarea se con- partir implica un egocentrismo extremado y también
vierte en un modo de vida. En lugar del impulso pro- 111ucha demanda, lo que revela la naturaleza infantil de
gresivo que normalmente lleva al adolescente a la t•sla relación. La joven escogida es siempre un reto ade-
madurez, la adolescencia prolongada reduce este movi- r uado para la unión incestuosa del compañero, porque
miento hacia adelante con el resultado de que la crisis oírece rasgos que son marcadamente diferentes o simila-
adolescente no es abandonada, sino que se mantiene res a los del miembro significante de la familia, ya sea
abierta indefinidamente. De hecho, el adolescente se la madre o la hermana. El tipo de joven elegida es ge-
adhiere a esta crisis con persistencia, desesperación y neralmente condenado por la familia del adolescente.
ansiedad. Nunca falta una mezcla de satisfacción en este Parece ser que el adolescente, mediante la elección de
estado agitado. El observador de tales individuos per- su objeto de amor, efectúa un esfuerzo convulsivo para
cibe rápidamente la seguridad superficial que se deriva librarse de una liga 'infantil. Esta batalla por la eman-
de una condición que mantiene abierta la crisis ado- cipación se lleva a cabo usando a su joven amiga como
lescente. La ferviente adhesión a la inestabilidad ado- camarada de armas, y frecuentemente se prolonga por
leséente en todos los aspectos de la vida evita cualquier un largo periodo de tiempo; también he' visto una re-
progreso hacia la edad adulta, logro que no vale su lación de este tipo desarrollarse en un matrimonio que
precio. Este dilema lleva a inventar métodos ingeniosos congenia, en casos en que intervino la terapia en el
para combinar las gratificaciones de la infancia con las momento de la lucha por separarse de la familia.
prerrogativas del adulto. El adolescente desea evitar la En la vida de estos hombres jovenes dominan las au-
finalidad de elecciones que deben hacerse al fin de toexpectaciones exaltadas. De un modo u otro dieron
la adolescencia. muestras en la infancia de algún talento prometedor;
Vivir en el ocaso de una transición detenida torna al la mayoría son inteligentes y dotados. Bajo la influen-
adolescente avergonzado y consciente de sí mismo. Cuan- cia de la ambición paterna y la sobreevaluación narci-
do trata de permanecer solitario se vuelve inquieto y sista estos niños esperaron logros fabulosos de sí mismos.
confuso. Esta incapacidad para estar solo lo fuerza a La fama, la grandeza, la pasión y la riqueza, la aven-
unirse a grupos. La compañía le rescata de los sueños tura y la excitación figuran vívidamente en sus fanta-
diurnos y de la preocupación autoerótica. La amistad sías. Los primeros fracasos en una carrera que debía
éon otros jóvenes es transitoria e inestable. El envolvi- haber sido sin tropiezos, llegan como golpes demoledo-
miento homosexual es una constante amenaza. Cuando res. En ningún momento pierde el hombre joven la
se siente atraído por una joven se adhiere a ella con noción del hecho de que el fracaso le mira a la cara. Está
confianza devota y dependiente. Aparentemente es ca- molesto, irritado y ansioso, pero no trata de mantener
paz de intimidar y encuentra satisfacción en las rela- una fantasmagoría sin vida, ni regresa a sus posiciones
ciones sexuales; en un examen más detallado las así infantiles; no busca alivio en el acting out asocial ni
llamadas "relaciones sexuales" resultan ser de las del en la pasividad vengativa. No pierde la iniciativa de
tipo· de placer previo tales como beso, caricias, cercanía tomar acción propositiva; de hecho, el peligro inminen-
corporal, placer en desnudarse y masturbación mutua. te de rendición moviliza todos los recursos internos
Esta relación amorosa no es sólo de carácter sexual; existentes para cuidar las etapas finales y decisivas de
también juega un papel importante el compartir inte- la lucha. Las vidas de estos adolescentes nunca parecen
reses, ideas e ideales. Esta intensa necesidad de com- completamente vacías o estériles; sólo al examinarlas

316 317
más detalladamente se da uno cuenta de cuán perdidos bertad. La urgencia de una organización de impulsos
están en un vado de incertidumbre y autoduda. Para jerárquica y definitiva adquiere fuerza con el avance
escapar al empobrecimiento narcisista se lanzan desespe- de la adolescencia y provee el impulso de maduración
radamente a intentos continuados de "tener éxito" nue- que no permite respiro en el cambio a la .madurez. Sin
vamente, bajo un detallado escrutinio. Estos esfuerzos embargo, la organización jerárquica no está restringida
parecen huecos y de falsa utilidad. En todo este torbe- a los impulsos sexuales; también es aplicable a las fun-
llino nunca se pierde por completo la facultad crítica ciones yoicas. Esto puede ser ilustrado con el pensamien-
de autobservación; por el con~rario, ésta es fácilmente to mágico, una arcaica función del yo; si el pensamiento
despertada si se enq1entra la pista apropiada en la tera- mágico adquiere dominio en la adolescencia, rompe la
pia. El conocido estado de la adolescencia de tipo es- unidad del yo y, consecuentemente, desorganiza su ca-
quizofrénico no es parte de esta descripción clínica. ' pacidad para probar la realidad. Pero, si el pensamien-
Si ignoramos por un momento las muchas similitudes to mágico se subordina al reino de la fantasía y encuen-
que el cuadro sinóptico anterior comparte con la des- tra un escape en la experiencia creativa, entonces el yo
cripción general de la adolescencia, veremos más clara- puede retener su unidad; en este caso podemos decir
mente la diferencia esencial que separa a estos casos que la ideación orientada a la fantasía y dirigida a la
de otras formas de reacción adolescente. La diferencia realidad, se vuelve precisa y mutuamente exclusiva.
es una notoria resistencia contra el tirón regresivo en Este proceso de diferenciación amplía el área libre de
conjunción con la evasión persistente de cualquier con- conflictos del yo.
solidación del proceso adolescente. En suma, podemos Se puede considerar que el proceso adolescente ha
decir que la adolescencia prolongada es la expresión de terminado cuando una organización jerárquica y relati-
la necesidad interna de mantener abierta la crisis ado- vamente inflexible de impulsos genitales y pregenitales
lescente. ha sido establecida, y cuando las funciones yoicas han
La sinopsis clínica anterior debe ser complementada adquirido una resistencia significativa a la regresión.
en este punto por consideraciones dinámicas. En la Obviamente la sublimación y las defensas tienen su
"Transformación de la pubertad" Freud (1905, b) nos parte en este proceso. Si consideramos a la adolescencia
enseña que, con el advenimiento de la madurez sexual prolongada como una detención indefinida en el ca-
en la pubertad, se introduce una nueva distribución de mino a la edad adulta, resulta en una deformación de
énfasis en la experiencia sexual, la cual permite la dife- atributos de la personalidad, como toda perseveración
renciación entre el placer previo y el final, y estimula excesiva en una etapa de desarrollo. En marcado con-
un reacomodamiento de metas instintivas. La innova- traste con los procesos de diferenciación que son esen-
ción biológica en la pubertad necesita de un reacomo- ciales para la síntesis yoica adolescente, parece ser que
damiento jerárquico de la multitud de posiciones in- la adolescencia prolongada se caracteriza por el fracaso
fantiles -formas de gratificación y de resoluci'ón de ten- de la organización jerárquica de impulsos y funciones
sión al igual que identificaciones- que, por diversos yoicas.
motivos, han sido indispensables para el funcionamiento Durante la adolescencia prolongada, las funciones
de la personalidad y demandan una expresión continua. yoicas -pensamiento, memoria, juicio, concentración,
Es bien sabido que los impulsos pregenitales se mani- observación- reciben daños de dos fuentes; de la inun-
fiestan nuevamente con la primera aparición de la pu- dación de impulsos sexuales y agresivos, y del ascendien-
318 319
te de funciones yoicas arcaicas y de las defensas primi- familia no reconoce el papel .que el hijo ha tratado de
tivas. El adolescente recae en las formas más tempranas hacer durante las dos primeras décadas de su vida.
de manejo de tensión; esto revela que el periodo latente Siempre que las fuentes de identidad son abrumadora-
ha efectuado sólo un pobre progreso en el desarrollo mente externas, el individuo pierde su sentido de iden-
del yo. Permítaseme ilustrar esta situación con un ejem- tidad si se le aparta de su medio ambiente; doquiera
plo típico: el estudio creará en el adolescente una tensión que esté, sigue el esquema de mantenimiento de iden-
que puede ser aliviada sólo recurriendo a formas auto- tidad infantil que dice, "soy lo que los otros creen que
eróticas de descarga -masturbación, alimentación, sue- soy". Esto e~ precisamente lo que sucede cuando estos
ño-, o el estudio o se asociará habitualmente con. fan- adolescentes intentan la ruptura de sus ligas emociona-
tasías absorbentes; de este modo, la etapa de tensión les. Súbitamente se dan cuenta de que esta acción está
indispensable para la comprensión y el dominio de un acompañada de un empobrecimiento narcisista que no
problema no puede sostenerse, y cualquier esfuerzo de son capaces de tolerar. Por lo tanto continúan viviendo
estudiar resultará en un fracaso. En la adolescencia nor- en la autoimagen que sus madres, padres, o hermanas,
mal, estos modi operandi son transitorios y abandonados han creado para ellos.
eventualmente; pero en la adolescencia prolongada este Podría decirse de estos hombres jóvenes que han de-
abandono no solamente se busca, sino que se evita y jado atrás su gran futuro cuando llegan al umbral de
contrarresta. la masculinidad; nada que la realidad pueda ofrecerles
La cuestión que se presenta ahora es la de los factores puede competir con el suave sentimiento de exaltación
económicos que evitan que el hombre joven en la ado- y singularidad que el niño experimentó cuando era
lescencia prolongada recurra a cualquier arreglo, aun abrumado con la admiración y la confianza maternas.
abortivo, de la crisis adolescente. En el estudio de este Tanto la madre como el hijo, por motivos propios, pa-
grupo de hombres jóvenes adolescentes se hizo aparente saron por alto persistentemente los fracasos tempranos
que tenían en común una típica constelación de la del niño, las inhibiciones, los hábitos nerviosos o los ras-
infancia. Todos habían sido consi<;lerados por sus pa- gos femeninos exhibicionistas. La sanción de los padres
dres, o más enfáticamente por la madre, como destina- nulifica la importancia del fracaso; el niño llega a susti-
dos a llevar a cabo grandes cosas en la vida. Por ra- tuir el dominio de la realidad con la grandiosidad narci-
zones relacionadas con su propia formación de perso- sista. La fantasía nunca se separa marcadamente del
nalidad, sus madres eran propensas a otorgar a sus hijos pensamiento dirigido a la realidad. El sentido del tiem-
fantasías de éxito, sin tomar en cuenta el sexo, la ca- po del adolescente es afectado por la constante sustitu-
pacidad y los intereses del niño. Esta situación se re- ción del pasado por el futuro, además de su vaga creen-
sume en la actitud de la mujer embarazada que or- cia de que un golpe ele suerte puede lograr lo que un
gullosamente responde a una amiga que comenta sobre 1 hombre onlinariamente tarda años en conseguir.
su condición: "Sí, estoy embarazada de mi hijo el doc- No nos sorprende encontrar en las vidas tempranas
tor." Los niños que tienden a vivir la fantasía de sus de estos hombres jóvenes sorprendentes desviaciones del
1
padres esperan que la vida se desarrolle de acuerdo con proceso típico de identificación. Como niños les falta
las promesas de papá o mamá. La adolescencia prolon- afirmación y autocrítica; aceptan plácidamente la exal-
gada trata de evitar una crisis que debe terminar en tada posición en que los colocan sus madres. Consecuen-
la aplastante realización de que el mundo ajeno a la temente, desarrollan una autosuficiencia sumisa, feme-
1

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nina y narcisista que frecuentemente los hace jóvenes 1uar la ambigüedad de la identidad sexual. Esta
encantadores y atractivos. Como hombres jóvenes, éstos ambigüedad es significativament~ reflejada en los fraca-
adolescentes se sienteri a gusto en coJ.npañía de mujeres, ROS, inefectividad o dudas educacionales o vocacionales
pero temerosos, a disgusto e inhibidos en sus tratos con del adolescente; y así se bloquea el progreso hacia la
hombres. Al identificarse con la madre estos jóvenes adolescencia tardía.
abandonan pronto la competencia con el padre y, con- El niño narcisista siempre tiene a la mano un escape
secuentemente, las tendencias pasivas están siempre a fácilmente accesible para la tensión conflictiva; evita
punto de surgir. Como adolescentes, tratan a sus padres el conflicto por negación y o autograndiosidad. De he-
ya sea con admiración afectiva o con lástima y despre- cho el niño no experimenta la naturaleza del conflicto,
cio; también ahora piden prestadas las actitudes de sus sino más bien enojo y furia debido a un descuido nar-
madres. No es sorprendente que la rebeldía adolescente, cisista. Cuando un niño que ha usado 'e xclusivamente
al a,parecer, esté dirigida exclusivamente contra la ma- defensas narcisistas se acerca a la adolescencia, no es
dre. Bernfeld (1923) enfatizó el rol de la identificación sorprendente que los conflictos típicos de esta edad
femenina en un tipo de adolescencia prolongada que estén completamente fuera del reino de su experiencia
llamó "adolescencia de tipo genial" (Genialische Pu- consciente. Un adolescente de este tipo se vuelve apren-
bertat). Un ejemplo del síndrome aquí descrito, pero sivo cuando se da cuent~ que no llena sus exageradas
originado y articulado en un medio ambiente cultural autoexpectaciones; busca ávidamente estímulos ante los
diferente, el de la sociedad soviética, se encuentra en cuales reacciona con exaltación en términos de su acos-
"Oleg: miembro de la 'Dorada Juventud' del Soviet" tumbrada evasión de tensión conflictiva. La adolescen-
(Beier y Bauer, 1955). La búsqueda de este adolescente cia prolongada presenta un cuadro paradójico: no hay
soviético de una "seguridad dual" atrasó su desarrollo conflicto que tratar porque no se experimenta ningún
adolescente; los factores etiológicos parecen ser similares conflicto. Debe ayudarse a estos adolescentes para alcan-
a los de la adolescencia prolongada. zar el conflicto de la adolescencia misma, antes de que
La identificación básica con la madre crea una crisis puedan entrar en la . fase de consolidación de la adoles-
para el joven que está creciendo, cuando la pubertad cencia tardía.
lo confronta con el urgente problema de la identidad Para estos jóvenes la adolescencia es un nuevo des-
sexual. Este dilema fue expresado por un joven ado- arrollo lleno de esperanzas. Anna Freud (1936) indicó
lescente mayor, quien di jo: "Hay algo que debe uno que la maduración sexual en la pubertad introduce un
saber y de lo cual debe estar seguro, esto es, si es uno aumento de masculinidad en el joven pasivamente fe-
hombre o mujer." Cuando el conflicto de lá bisexuali- menino, que temporalmente empuja las tendencias pa-
dad, que es parte normal de la adolescencia, presiona sivas hacia el fondo; por tanto, se crea una condición
para un arreglo final, para ,la adolescencia misma, la que es más favorable para un desarrollo potencialmente
adolescencia prolongada evade este conflicto perseveran- progresivo. El impulso hacia la disociación emocional
do en la posición bisexual. De hecho, esta posición se de las ligas familiares opresoras lleva entonces la voz
libidiniza y más bien se resiste a ser abandonada. Las cantante y el adolescente se siente esperanzado mientras
gratificaciones así obtenibles entran en juego en las ne- continúa existiendo la crisis adolescente. La incapacidad
cesidades de posibilidades sin límites en la vida, y simul- de abandonar las posiciones infantiles, en conjunción
táneamente mitigan la ansiedad de castración al perpe- con el deseo de independencia y autoafirmación varonil

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fuera de los confines de la familia, · se combinan para
la adolescencia prolongada para activar los procesos sin-
hacer de la prolongación de la adolescencia la única
tetizantes. Por las acomodaciones yoicas descritas, la
solución a su alcance. Hemos llegado a entender que la
crisis adolescente se mantiene abierta. Podemos decir
necesidad de mantener la crisis adolescente abierta es
que la estructura de la adolescencia prolongada es pa-
una medida protettora contra dos alternativas fatales:
recida a la del desorden de carácter: en ambas, las acti-
la regresión y r~ptura con la realidad (solución psicó-
tudes restrictivas del yo no se experimentan como
tica) o la represión y formación de síntomas (solución
ajenas al yo. Sin embargo, la rigidez de un desorden de
neurótica). En este dilema el yo adolescente trata de
carácter nunca se presenta en la adolescencia prolonga-
evadir estas alternativas, y procura cambiar su propia
da; de hecho, el proceso adolescente se mantiene fluido
naturaleza; de este modo se crea una forma de vida
y es accesible a la intervención terapéutica. No debe
con una fase de maduración transitoria. "Es siempre
ser olvidado que la perseveración en la posición adoles-
posible para el yo evitar la ruptura en cualquiera de
cente es factible sólo dentro de ciertos límites de edad.
sus relaciones deformándose a sí mismo, sometiéndose
Eventualmente -a principios o mediados de los vein-
a la pérdida de parte de su unidad, o a la larga a ser
tes- la adolescencia prolongada cede ante un arreglo
aún rasgado o mutilado" (Freud 1924, a).
más organizado y rígido; el desorden de carácter narci-
La regresión y restricción del yo ponen al adolescente
sista describe bien la tendencia general del desarrollo
en discordia con fas demandas de la sociedad, e impiden
patológico que finalmente tendrá la adolescencia pro-
las funciones ejecutivas del yo. Las frustraciones resul-
longada.
tantes son neutralizadas por sobrecompensaciones nar-
La i.nterv1'!nción terapéutica es oportuna en las con-
cisistas, tales como un optimismo inflado y una fan-
diciones dinámicas y económicas de la adolescencia
tasía gratificadora; un poderoso recurso para el mante-
prolongada. El desarrollo de la personalidad es aún
nimiento del balance narcisista se deriva del pensa-
fluido y posee un alto grado de plasticidad; además, la
miento mágico que no ha sido abandonado y que
posición de resistencia que mantiene el yo en dos fren-
nunca ha sido firmemente reemplazado por el principio
tes, es decir, en contra del progreso y en contra de la
de realidad. Las intenciones y potencialidades desplazan
regresión, revela una fortaleza considerable que puede
fácilmente a los logros y dominios. Una corriente sub-
ser utilizada en el trabajo terapéutico. Es cierto que
terránea de ansiedad siempre presente es reprimida sólo
cuando los hombres jóvenes de este tipo buscan ayuda,
en parte por la interferencia de medidas defensivas; el
lo hacen con la esperanza de restaurar una existencia
exceso sirve para estimular pseudoacciones intensifica-
narcisista y relativamente libre de tensión, así como para
das, esfuerzos abortivos de transformar las. fantasías in-
facilitar, como por magia, la satisfacción de sus impul-
fantiles en actividades adultas. Para ilustrar: un estu-
sos contradictorios, por ejemplo, la · autoafirmación y
diante universitario que debía prepararse para un
la sumisión. Sin embargo, lo que finalmente les impulsa
examen de biología elemental derivó apasionadamen-
a buscar la terapia es la frustración narcisista causada
te al estudio de los más eruditos artículos en la materia,
por la decepci'ó n recurrente o el fracaso en sus metas
dejando de estudiar su libro de texto o sus apuntes.
vocacionales, educacionales o sociales. Descuella promi-
La ansiedad conflictiva, que durante la adolescencia
nentemente en este cuadro la decepción ante la evidente
normalmente reactiva la organización libidinal y la re-
incompatibilidad entre la autoimagen y el logro real, y
presión, tiene un poder de motivación insignificante en
la busqueda rápida de una salida del intolerable estado
324
325
de desesperación narcisista. En vano buscaremos la an- el adulto que posea aquellos atributos de personalidad
siedad conflictiva como indicadora de una lucha intra- que él desea compartir. La meta del terapeuta es reem-
psíquica. Esta constelación implica la búsqueda de una plazar participación y fusión infantil por la identifica-
solución esencialmente externa; de ahí que en el trata- ción; o, en otras palabras, reemplazar la búsqueda de
miento se hagan demandas constantes de interpretacio- fuentes externas de autoestima (fantasía de rescate) con
nes rápidas; la revelación de la experiencia patogénica el descubrimiento de los propios recursos. De hecho, el
de la infancia, sugestión o consejo, una fórmula o un explotar y probar, validar y diferenciar estos recursos
truco. Siempre que se satisfaga esta petición el adoles- en la vida diaria constituye una gran parte de la em-
cente se siente momentáneamente mejor, tiene más es- presa terapéutica.
peranzas y es más feliz. Esta reacción es de conformidad Es evidente que durante esta etapa del tratamiento,
con el acostumbrado mantenimiento de la autoestima, al adolescente le agrada el que el terapeuta mire a través
según se estableció en la infancia. de la fachada de su presunción y arrogancia. Por ejem-
El hecho de que la tensión no está estructurada y plo: un hombre de veinte años que había asistido a
organizada en términos de conflicto psíquico nos in- una conferencia, relató todas las preguntas estúpidas
dica en qué d~rección debe moverse la terapia inicial, que había hecho la gente al conferenciante. Cuando el
es decir, para sacar a flote la experiencia de conflictos; terapeuta le preguntó qué pregunta había hecho él
en otras palabras, la terapia debe ayudar al hombre mismo, le replicó tranquilamente: "Ninguna. ¿Pero qué
joven a alcanzar el conflicto de la iidolescencia misma. tiene esto que ver?" Cuando el terapeuta insistió en la
Con este fin prevalecen dos intenciones terapéuticas: 1) pertinencia de su pregunta, en vista de la crítica contra
aumentar la tolerancia de tensión; 2) exponer las de- los otros asistentes, el paciente se sonrojó y confesó su
fensas narcisistas. Es necesario que en esta empresa tera- total ignorancia sobre el tema de la conferencia que
péutica el terapeuta se abstenga de cualquiera de las así supuestamente era de especial interés para él. Confesó
llamadas "interpretaciones profundas" o instintivas, de- también que sus conversaciones sofisticadas y cultas es-
bido a que esta actividad del terapeuta sería utilizada taban totalmente basadas en ideas que había tomado
para aumentar el sistema de defensas narcisistas; la de otras personas. No había leído un libro desde su
reacción del adolescente podría parafrasearse diciendo: primer año de secundaria, pero logró hábilmente ga-
"Ah, ahora que sé por qué el problema está resuelto:" narse la reputación de un estudiante muy leído. Este
Es indispensable que el terapeuta se despoje de cual- caso ilustra la exposición de una defensa narcisista; a
quier forma de omniscencia imputable y de poderes esta altura de la t~rapia no nos interesaba saber si el
mágicos que son tan reaseguradores para este tipo de abandono de la lectura estaba relacionado con un c.on-
adolescente. Al llevar a cabo esto, el terapeuta se opone flicfo de la infancia, ya que el punto vital era la destruc-
directamente a la figura materna que proveyó gratifi- ción del sistema de defensa narcisista y la exposición
cación narcisista al dej ar que el niño compartiera su del yo a la tensión del conflicto.
grandeza. El adolescente se irrit'a mucho cuando el te- Siempre que se abandonan las actitudes yoicas este-
rapeuta responde a su interrogatorio ansioso con un reotipadas, se prueban nuevos intentos de dominio que
"no lo sé"; pero, por el otro lado, respeta su valor, pueden resumirse bajo el término general de experimen-
honestidad e incorruptibilidad. No debemos olvidar que tación. La experimentación implica el probar la reali-
el adolescente siempre está listo para identificarse con dad, probar el ser y la interacción <le ambos. En este

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sentido, la experimentación y la diferenciación progre- 2. Pseudoheterosexualidad en la joven delicuente •
siva de la autoimagen van de la mano y producen un
funcionamiento m;ís efectirn. El dominio más adecuado El estudio de la psicodinámica de la delincuencia siem-
y constante se convierte en una nueva fuente -podría pre ha sido víctima de fórmulas generalizadas. Las ideas
decirse que legítima- de gratificación narcisista. El man- prevalentes en el campo de la conducta humana y su
tenimiento del equilibrio narcisista está determinado motivación tienen la tendencia de ser empleadas para
progresivamente por procesos autorreguladores, en vez su solución. De hecho, las determinantes etiológicas cam-
de conservarse totalmente dependiente de las influen- bian con las investigaciones psicoanalíticas recientes; la
cias externas. Durante esta fase de la terapia, la expe- teoría de la gratificación instintiva, así como la teoría
riencia ele vicia del adolescente generalmente se enriquece del superyo ausente, han sido dejadas muy atrás, y las
por la experimentación propositiva; el área de funciones consideraciones de patología yoica han llegado al primer
yoicas autónomas se agranda, mientras que las tenden- término.
cias infantiles adquieren gradualmente una calidad yo- Lo que más nos confunde en el delincuente es su in-
. distónica y se aíslan del resto del yo. El logro de la capacidad de internalizar conflictos, o más bien la forma
realidad y una mayor tolerancia de la tensión hacen po- ingeniosa en que evita la formación de síntomas expe-
sible este progreso. Concomitantemente, las determinan- rimentando una tensión endopsíquica como un conflicto
tes patogénicas se enfocan más y toma forma una pertur- con el mundo exterior. El uso exclusivo de soluciones
bación neurótica organizada; el paciente experimenta aloplásticas antisociales, es un rasgo de delincuencia que
conflicto y ansiedad. La decisión de descontinuar la te- lo aparte de otras formas de fracasos adaptativos, lo que
rapia depende del equilibrio entre la movilidad afecti- contrasta claramente con la solución psiconeurótica o
va ganada por la primera fase de la terapia y la fuerza psicótica; la primera representa una adaptación auto-
inquebrantable de las fijaciones no afectadas por ella. plástica y la segunda una adaptación autista.
Si es evidente que las fuerzas que originalmente causa- La delincuencia, por definición, se refiere a un dis-
ron la condición de adolescencia prolongada continúan turbio de la personalidad que se manifiesta a sí misma
afirmándose implacablemente, entonces, a pesar de una en un conflicto abierto con la sociedad. Este hecho sólo
impresionante y frecuente mejoría en el funcionamiento, ha colocado el aspecto social del problema en un primer
el progreso a la madurez no dejará de ser una esperanza plano y ha estimulado la investigación sociológica que,
ilusoria, y el psicoanálista deberá completar la labor a su vez, ha iluminado las condiciones del medio am-
terapéutica; En otros casos, en la primera fase de la biente que están relacionadas significativamente con la
terapia se efectúa el abandono de las defensas narcisistas conducta delincuente. El estudio de la delincuencia ha
de la adolescencia prolongada, se movilizan y canalizan sido siempre por necesidad multidisciplinario, y nin-
los recursos afectivos del adolescente hasta un punto guna disciplina puede abordar el problema por sí
desde el cual éste pueda proseguir el proceso adolescente sola. De cualquier modo, me restringiré aquí a la dis-
para llevarlo a buen fin sin ayuda. cusión de algunos factores psicodinámicos predisponen-
tes que pueden reconstruirse a partir de la conducta

• Este material apareció en forma diferente c:n: Psychoaiwlilic


Sludy o/ the Child. Vol. XII, 1957.

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delincuente manifiesta y basarse en los datos históricos sociales y el mundo de la naturaleza. En contraste con es-
del caso. to, una joven adolescente que posea una propensión \
Mi opinión siempre ha sido que la delincuencia mas- igual a la actuación tomará venganza de su madre, de
culina y femenina siguen patrones separados; y son, quien ella se siente rechazada, buscando relaciones sexua-
. desde luego, esencialmente diferentes. Los casos de delin- les. Niñas de este tipo me han relatado fantasías persis- '
cuencia femenina y masculina dan la impresión de que tentes durante el juego sexual o coito, tales como: "Si
la delincuencia femenina está muy próxima a las per- mamá lo supiese, esto la mataría"; o "Tú ves (mamá), yo
versiones; no puede decirse lo mismo sobre la delincuen- también tengo a alguien". Aichhorn (1949), en un es-
cia masculina. El repertorio de la niña delincuente es crito sobre niñas delincuentes sexuales considera que la
mucho más limitado en alcance y variedad que el del ni- condición predisponente pesa más que cualquier factor
ño; además, carece significativamente de actos de agresión del medio ambiente. Con referencia a la excesiva pros-
en contra de personas y propiedades y tampoco demues- titución juvenil en Viena después de la segunda Guerra
tra las aventuras de tipo impostor del niño. La conducta Mundial, establece que sus observaciones le llevaron a
descarriada de la niña se limita al robo de tipo clepto- "creer que una de las causas del comportamiento de
maniaco, a la vagancia, a la conducta provocativa e im- las jóvenes prostitutas era una cierta constelación emo-
púdica en público, y a la franca indocil~dad sexual. Des- cional. El medio ambiente y la depravación eran sólo
de luego, estas ofensas son compartidas por los niños factores secundarios". Quizás las niñas delincuentes que
delincuentes; ellas constituyen, sin embargo, sólo una han sido clasificadas como psicópatas puedan ser vistas
fracción de sus transgresiones. Parece ser que en la niña como casos de perversión. Schmideberg (1956) tiene
la delincuencia es un acto sexual abierto; o, para ser opiniones semejantes. Hace un contrase entre la reacción
más exacto, es una actuación sexual (acting out). de síntomas neuróticos y síntomas perversos, y enfatiza
Esta disparidad se desarrolla porque, en la delincuen- el hecho de que el primero representa una adaptación
cia femenina, la organización infantil instintiva que autoplástica y el último una aloplástica. Continúa: "En
nunca había sido abandonada se rompe con el comien- cierto sentido, el síntoma neurótico es de tipo más
zo de la pubertad y encuentra una salida corporal en social, mientras que el perverso es más antisocial, por
la actividad genital. La modalidad instintíva pregenital lo que hay una conexión bastante cercana entre las
que domina el comportamiento delincuente de la joven, perversiones sexuales y la conducta delincuente, que es
aproximan su delincuencia a las perversiones. Un joven por definición antisocial." Es bien sabido que la im-
adolescente que es atrapado en un conflicto ambiva- pulsividad es igualmente fuerte en la conducta de ac-
lente con su padre, se puede defender del miedo a la tuación (acting out) y en las perversiones sexuales. Sin
castración y el deseo de castración emborrachándose, des- generalizar acerca de la delincuencia en sí, yo enfatiza-
truyendo propiedades o robando un coche y destrozándo- ría que la semejanza _entre la delincuencia y la perver-
lo; con frecuencia sus acciones son un intento hacia un sión corresponde con la descripción clínica de la delin-
desarrollo progresivo, aunque sea abortivo (Neauks y cuencia femenina, mientras que constituye sólo una
Winokur, 1957). Las actividades delincuentes típicas de variante especial en la etiología diversa y mucho más
de los niños contienen elementos de un agudo interés en heterogénea de la delincuencia masculina.
la realidad; además el niño está fascinado con la lucha ¿Por qué está estructurada la delincuencia femenina
sostenida entre él y la demás gente, con las instituciones y masculina en forma diferente? Podría ,contestar esto

330 331
esta vuelta siempre sigue una decepción en la madre.
mejor, discutiendo ciertos aspectos dd plan de desarrollo
El sexo del objeto de amor del niño nunca cambia; por
de la temprana infancia. Los núcleos de desarrollo selec-
esta razón su desarrollo es más directo y menos compli-
cionados representan también puntos de fijación poten-
cado que el de la niña.
ciales que pueden llevar al adolescente niño o niña a
En contraste con el niño, la situación edípica dé la
situaciones de crisis totalmente diferentes. \
niña nunca llega a una declinación abrupta. Las siguien-
l. Todos los infantes perciben a la madre al principio
tes palabras de Freud (1933) son relevantes: "La niña
de la vida como la "madre activa". La antítesis caracte-
permanece en la situación edípica por un periodo inde-
. rística en este periodo de la vida es "activa" y "pasiva"
finido; sólo lo abandona tarde en la vida, y aún enton-
(Mack-Brunswick, 1940). La madre arcaica es siempre
ces no por completo." Por consiguiente el superyó feme-
activa, el niño es pasivo y receptivo en relación a ella.
nino no es tan rígido y áspero como el masculino; se
Normalmente, una identificación con la madre activa
consolida sólo gradualmente y es menos tiránico y me-
lleva a su fin la etapa temprana de pasividad primor-
nos absoluto. En la niña la situación edípica continúa
dial. En este trance se perfila una bifurcación en el des-
siendo parte de su vida emocional a lo largo del periodo
arrollo psicosexual del niño y la niña. La niña se dirige
de latencia. ¿Es este hecho posiblemente responsable
gradualmente hacia la pasividad, mientras que el primer
para su vuelta preparada a la heterosexualidad tempra-
intento del niño hacia la actividad se absorbe después, en
na en la pubertad? De todos modos, observamos en la
la identificación que el niño normalmente hace con su
adolescencia femenina un tirón regresivo que ejerce su
padre.
influencia en la dirección de un retorno a la madre
La identificación temprana con la madre activa lleva
preedípica. Este tirón regresivo, determinado en su
a la niña por la fase fálica hasta una posición edípica
fuerza por la fijación existente es reactivado en contra
inicial activa (negativa) como un paso típico en su des-
por el ejercicio de una excesiva independencia, hipe-
arrollo. Cuando la niña dirige sus necesidades de amor
ractividad, y una violenta vuelta hacia el otro sexo.
al padre, siempre existe el peligro de que sus· deseos
Este atolladero se despliega dramáticamente en la ado-
pasivos hacia él vuelvan a despertar una temprana
lescencia en la unión frenética de la niña a los niños
dependencia oral: una vuelta hacia esta pasividad prin-
como un intento de resistir la regresión. Una regresión
cipal impedirá el avance exitoso de la femineidad. Siem-
resultará semejante para el niño y la niña en una de-
pre que la unión con un padre indebidamente enérgico
pendencia pasiva con una sobreevaluación irracional de
marca la situación edípica de la niña, podemos sospechar
la madre o de la representante de la madre.
que existe detrás de esto el precursor de una unión in-
3. Con frecuencia nos hemos preguntado por qué la
debidamente profunda y duradera, la madre preedípica.
preadolescencia en el niño y la niña es tan marcada-
Sólo cuando es posible para la niña abandonar su liga
mente diferente; por qué el niño se acerca a su hetero-
pasiva a la madre y avanzar a una posición edípica pa-
sexualidad, que es introducida por la pubertad, a través
siva (positiva) puede evitársele la regresión fatal a la
de una perseverancia prolongada en la preadolescencia
madre preedípica.
con una larga y frecuentemente elaborada recapitula-
2. El primer objeto de amor de todo niño es la madre.
ción de impulsos pregenitales. Nada de un alcance com-
La niña abandona eventualmente este primer objeto de
parable se puede observar en la joven preadolescente.
amor, y busca su sentido de integridad, así como de rea-
No hay duda de que el medio ambiente social tiene
lización en su femineidad volviéndose hacia el padre; a
333
332
una: influencia aceleradora o retardante en el desarrollo tema central el "bebé y madre"· y la recreación de una
adolescente, y en consecuencia sólo se puede hacer una unión en la que madre y niña son confundidas. Las
comparación significante de patrones de desarrollo entre madres solteras adolescentes y sus actitudes hacia sus
niños y niñas de un medio ambiente similar. bebés ofrecen una amplia oportunidad para estudiar
La preadolescencia como una fase ma rcada por direc- este problema.
ciones libidinales heterogéneas en el niño y la niña En contraste con las niñas, la situación de los niños
causa severas tensiones en niños de esta edad. La niña es totalmente diferente. Puesto que el niño preserva el
se aproxima a la heterosexualidad más directa y veloz- mismo objeto de amor a lo largo de toda su infancia,
mente que el niño. El valor relativo de la masturba- no se enfrenta a la necesidad de reprimir la pregenita-
ción, como un escape corporal de la tensión sexual para, lidad, tan avasalladora en él como en la niña. Mack
el niño y la niña, puede jugar un rol en el viraje. ya Brunswick (1940) en su escrito clásico sobre "La fase
preparado de la niña hacia la heterosexualidad. De preedípica del desarrollo de la libido", establece: "Una
cualquier modo, pienso que los sucesos anteriores en de las diferencias más grandes ·entre los ·sexos es la
la vida de la niña pesan mucho más que cualquiera de enorme extensión con que se reprime la sexualidad in-
tales consideraciones. La diferencia observable en la fantil en la niña. Excepto en los estados neuróticos pro-
conducta preadolescente es anunciada por la represión fundos ningún hombre recurre a represión similar de
masiva de la pregenitalidad que la niña tiene que es- su sexualidad infantil."
tablecer antes de entrar en la fase edípica; de hecho, El joven adolescente que vuelve a las satisfacciones
esta represión es un prerrequisito para el desarrollo de impulso pregenital durante los episodios regresivos
normal de la feminidad. La niña se aleja de la madre transitorios está aún en relativa consonancia con su
o, para ser más preciso, se aleja cÍe ella la libido narci- desarrollo progresivo sexual adecuado: ciertamente n,o
sista que era la base para su confortante evaluación, y está en ninguna posición fatal para él. Los disturbios
transfiere esta sobrévaluación al padre. Todo esto es de conducta causados por estos movimientos regresivos
bien sabido. Por lo tanto, yo me apresuro a hacer hin- no son necesariamente tan perjudiciales para su des-
capié en que la niña, al alejarse de la madre, re- arrollo emocional como lo son para la niña. "Paradó-
prime esos impulsos instintivos que estaban íntimamen- jicamente, la relación materna de la niña es más persis-
te relacionados a su cargo y servicio corporal; a saber, tente, y con frecuencia más intensa y peligrosa, que la
el campo total de la pregenitalidad. El retorno a estas del niño. La inhibición que ella encuentra cuando se
formas de gratificación en la pubertad constituye la base vuelve hacia la realidad la trae de regreso a la madre
para correlacionar la delincuencia femenina y la perver- durante un periodo marcado por demandas de amor
sión; la regresión y la fijación siempre aparecen como escondidas y más infantiles" (Deutsch, 1944).
condiciones necesarias y complementarias. 4. En consecuencia, hay básicamente dos tipos de
Parece, entonces, que la joven que en su adolescencia delincuentes femeninos: una ha regresado a la madre
no puede mantener la represión de su pregenitalidad preedípica, y la otra se adhiere desesperadamente a una
encontrará dificultades en su desarrollo progresivo. , Una posición establecida en la etapa edípica. El centro del
fijación en la madre preedípica y el retorno a las gra- problema de relación es la madre. Estos dos tipos de
tificaciones de este periodo frecuentemente resultan ser delincuentes adolescentes cometen ofensas que se pare-
una conducta de actuación (acting out) que tiene como 1;:en y son i~uales ante la ley, pero que son esencialmente

334 335
IMWtCM·ª!

diferentes en dinámica y estructura. En un caso tene- ducta delincuente es motivada por la ñecesidad de la
mos una solución regresiva; mientras que en el otro joven para la constante posesión de un compañero que le
prevalece una lucha edípica que nunca ha alcanzado sirva para sobreponerse en la fantasía a un atolladero
ningún grado de internalización o establecimiento. edípico; pero, lo que es más importante que esto, para
Las , consideraciones teoréticas tienden a sostener la vengarse de la madre que ha odiado, rechazado o ridicu-
tesis de que la delincuencia femenina es frecuentemente lizado al padre. Es más, observamos el deseo de la joven
precipitada por el fuerte tirón regresivo a la madre delincuente de ser sexualmente necesitada, deseada y
preedípica y el pánico que implica la rendición. Como usada. Abundan las fantasías rencorosas y vengativas
podemos fácilmente ver hay dos soluciones accesibles acerca de la madre; de hecho, el acto sexual en sí es
a la niña que se encara con un fracaso o una decepción dominado por tales fantasías, con el resultado de que
edípicos y que es incapaz de vencer. Ella, o regresa en nunca es obtenido un placer sexual. Buscamos en vano
su relación de objeto a la madre, o mantiene una situa- que estas jóvenes deseen un bebé; si se embarazan es
ción edípica ilusoria con la sola intención de resistir un acto de venganza o competencia que se refleja en
la regresión. Esta lucha defensiva se manifiesta en la su actitud respecto al infante: "Lo mismo me da rega-
necesidad compulsiva por crear en la realidad una re- larlo."
lación en la que ella es necesitada y querida por un 6. La delincuencia femenina basada en la regresión
compañero sexual. Estas constelaciones representan las a la madre preedípica presenta una descripción diná-
precondiciones ejemplares para la delincuencia femenil. mica enteramente diferente. Helene Deutsch (1944)
5. Me parece que este segundo tipo de niña delincuen- llamó nuestra atención hacia la disolución de la depen-
te no sólo ha experimentado una derrota edípica a ma- dencia pasiva de la niña en la madre como una pre-
nos de un padre -literal o figuradamente- distante, condición para el desarrollo normal de la feminidad;
cruel o ausente, sino que además ha presenciado la insa- estas "acciones separatorias" son típicas para la adoles~
tisfacción de su madre con su esposo; madre e hija cencia temprana. Deutsch continúa: "Un intento pre-
comparten su decepción, y un vínculo fuerte y altamen- puberal de liberación de la madre que ha fallado o que
te ambivalente continúa existiendo entre ellas. Bajo era demasiado débil, puede inhibir el futuro crecimien-
estas circunstancias no se puede llevar a cabo ninguna to psicológico y dejar una impresión infantil definitiva
identificación satisfactoria con la madre; en vez de ello, en la pesonalidad total de la mujer."
una identificación hostil o negativa forja una relación La niña delincuente ha fallado en su liberación de
destructiva e indestructible entre madre e hija. Las ado- la madre y se protege en contra de la regresión por un
lescentes jóvenes de este tipo fantasean completamente despliegue salva je de pseudoheterosexualidad. Ella no
conscientes de que si ellas pudiesen estar en el lugar de tiene relación ni interés en su compañero sexual; de he-
su madre, su padre enseñaría su auténtica forma de ser, cho, su hostilidad hacia el hombre es severa. Esto fue
que él se transfiguraría por su amor en el hombre de ilustrado por el sueño de una niña de trece años que acu-
sus deseos edípicos. En la vida. real tales niñas delincuen- saba a su madre de no ·amarla, y quien rencorosamente
tes promiscuamente escogen compañeros sexuales quepo- se comprometía en relaciones sexuales con jóvenes de
seen evidentes defectos de personalidad, que son negados trece a veinte años; en el sueño relata que tenía 365 be-
, o tolerados con sumisión masoquista. bés, uno por cada día del año, de un solo joven, a quien
En términos más generales podemos decir que su con- ella mataba después de que esto era completado. El

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hombre sólo le servía para gratificar sus necesidades cías independientes en él. El resultado es la infantiliza-
orales insaciables. Conscientemente estaba casi obsesio- ción del hijo.
nada por el deseo de un bebé que, en su fantasiosa in- 7. Existe una posibilidad más para la niña que está
fantilidad era la reminiscencia del deseo de una niña fijada a su madre, y es la identificación con el padre.
pequeña por un muñeca. Esta resolución del conflicto edípico es frecuentemente
La conducta que a primera vista parece representar el causada por el doloroso rechazo del padre. La niña que
recrudecimiento de los deseos edípicos prueba así, en asume así el rol masculino vigila celosamente a su ma-
. un escrutinio cuidadoso, estar relacionada a puntos de dre y desafía a cualquier hombre que quiera poseerla .
fijación más tempranos en la fase pregenital del des- Generalm~nte nos referimos a esta constelación como
arrollo libidinal, donde la severa deprivación o la so- la envidia del pene; este factor no merece la abruma-
breestimación han sido experimentadas, ya sea en for- dora importancia que alguna vez se le otorgó en la etio-
ma separada o al mismo tiempo. logía de la delincuencia femenina. Por supuesto, no se
La pseudoheterosexualidad de este tipo de niña delin- puede negar su papel en la cleptomanía y la preponde-
cuente sirve como una defensa en contra del tirón regre- rancia de este síntoma en la mujer, habla en favor de
sivo de la madre preedípica, es decir, en contra de la su significado etiológico; sin embargo,-el factor dinámico
homosexualidad. Una niña de catorce años, cuando se le de la envidia del pene no se puede separar de la acusa-
preguntó por qué necesitaba diez novios a la vez, contestó ción fundamental de la madre de que su retención, apa-
con virtuosa indignación: "Tengo que hacer esto, si no rentemente voluntaria de gratificación esperada, ha evi-
tuviera tantos novios dirían que soy una lesbiana." Esta tado que el niño venza su voracidad oral. " ...de acuerdo
misma niña estaba preocupada con la idea de casarse. con el origen oral de la regulación de la autoestima por
Relató estas fantasías a la trabajadora soci;:il para su in- medios externos, el pene, o símbolo focal que se obtuvo
terferencia protectora. Cuando la trabajadora demostró robando, asaltando o haciendo trampas ... en un análi-
indiferencia hacia sus planes de matrimonio, estalló en sis final se considera que todas estas formas han sido
llanto y la acusó: "¡Tú me empujas! ¡Yo no me quiero
adquiridas oralmente tragando" ( Fenichel, 1939).
casar!" Podemos ver aquí claramente cómo la actuación
Estas consideraciones teóricas se ilustran con el si-
heterosexual recibe su. urgencia o su tirón definitivo
guiente caso abstracto que concierne a Nancy, una jo-
de la frustrada necesidad de· ser amada por la madre.
La preocupación de esta niña por el matrimonio oculta- ven adolescente. El aspecto del tratamiento del caso no
ba su anhelo por la madre preedipica y encontró su gra- será examinado aquí; a lo que debemos prestar aten-
tificación sustitutiva bajo el disfraz de pseudoamor hete- ción es al récord clínico, o al lengua je de la conducta,
rosexual. para verificar las ideas expuestas con anterioridad.
Una aguda decepción de la madre es frecuentemente
Cuando Nancy tenía trece años confrontó a su familia, a
, el factor decisivo precipitante en la ilegitimidad. Por su las autoridades escolares y a las judiciales con un proble-
proximidad se reestablece la unión madre-hijo, pero bajo ma de delincuencia sexual; sólo su madre sabía acerca de
las más proféticas circunstancias para el hijo. Las· madres sus robos. En su casa Nancy era incontrolable y grosera;
solteras de este tipo podrán encontrar satisfacción en la úsaba un lenguaje obsceno, maldecía a sus padres, y tenía
maternidad mientras el hijo dependa de ellas; se vuel- su propia manera de sacudirse cualquier interferencia adul-
ven contra él tan pronto como se presentan las tenden- ta. "Los nombres que Nancy me pone son tan sexuales",

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era la repetida queja de su madre. A pesar de esta apa- teniendo amistades, de poner un candado en el teléfono
rente independencia, Nancy le ' contaba siempre sus explo- para separarla del mundo. Nancy decía que necesitaba
siones sexuales a su madre o, al menos, se refería a ellas amigas, amigas cercanas que se convertirían en sus herma-
veladamente hasta de~pertar la curiosicj.ad, el enojo, la cul- nas de sangre; ella y Sally grab2ron sus iniciales una en
pa y la preocupación de su madre. Con júbilo malicioso el brazo de Ja otra con una navaja de rasurar como prueba
enseñaba a su madre las historias que escribía, principal- de su eterna amistad. La madre reprendió a Nancy cuando
mente de lenguaje obsceno. Nancy era una ávida lectora le enseñó las cicatrices; para la hija ésta era una demostra-
de "libros sexuales pornográficos"; para comprarlos robaba ción más de que la madre no quería que tuviese amigas
dinero a su madre. La madre de Nancy estaba de acuerdo íntimas. En su decepción trató de huir de la casa, pero la
en proporcionarle el dinero pero, según ex¡;>licó Nancy a liga a la madre siempre demostró ser demasiado fucrt~;
la trabajadora social, esto no era lo que ella quería: "Yo pronto regresó.
quería tomar el dinero y no que me lo diera." No obstante su vehemente rechazo de la madre, Nancy
Nancy culpaba con enojo a su madre. de no haber sido necesitaba su presencia en todo momento. Por ejemplo,
firme con ella cuando era una niña pequeña: "l\famá de- insistía en que su madre la acompañara en sus visitas a la
bería haber sabido que yo actuaba para llamar su atención trabajadora social. Dudando qué hacer respecto a un tra-
y para tener a los adultos alborotados conmigo." Nunca se bajo para el verano, Nancy pensó que su madre debería
casaría con un marido que sólo dijese: "Queridita, queri• tomar un trabajo como consejera de un campo de vacacio-
dita", sino con un hombre que le pegase cuando ella es- nes y ella la asistiría como consejera joven. Nancy no era
tuviera equivocada. La i::rítica implícita en esta aseveración inconsciente de la ineptitud de su madre para tal trabajo,
se dirigía obviamente contra su débil padre. Ella no le ni era capaz de evaluar razonablemente sus propias habi-
culpaba por ser un hombre sin educación, cuyo ingreso lidades.
como carnicero era modesto, sino por su indiferencia y su Nancy se preocupaba por el sexo con exclusión de casi
rol ineficaz en la familia. Nancy creció en un pequeño todo lo demás. Este interés llegó a proporciones anormales
apartamento de una populosa vecindad en una ciudad. Su un poco después de la menarca a la edad de once años. Ella
familia quería para ella las "mejores cosas en la vida" y se vanagloriaba de sus muchos novios, de tener relaciones
encontró medios y razones para pagarlas; así, Nancy tuvo sexuales, y de pedir a sus compañeros de escuela que la
lecciones de danza, acrobacia y declamación; con la puber- aceptasen en su "club sexual''. A Nancy sólo le gustaban los
tad todas estas actividades llegaron a su fin. "jóvenes malos" que robaban, mentían, y tenían un récord
Nancy fantaseaba mucho; las fantasías se referían al ma- criminal, los niños que "sabían conquistar a una chica".
trimonio y se consumía por el deseo de un bebé. Tenía Ella misma quería robar y fumar, pero no acompañaba a
miedo de no ser atractiva a los muchachos y nunca poderse los niños en sus excursiones delincuentes Rorque i:Ba "po-
casar. Físicamente, Nancy estaba bien desarrollada para su dría ser atrapada''. Nancy se intrigaba de que siempre po-
edad, pero estaba insatisfecha con su propio cuerpo, espe- día conseguir un muchacho si otra muchacha andaba tras
cialmente con su piel, su pelo, su estatura, sus ojos (usaba de él, pero no de <?tra forma. Había establecido una posi-
anteojos) y sus orejas (cuyos lóbulos estaban unidos a los ción de respeto entre las niuchadias porque las desafiaba
lados de su cara) . ·En casa era extremadamente recatada y rápidamente a una pelea a puñetazos: "Tengo que demos-
nunca permitió a su madre que la viese desnuda. Nancy sólo trarles que no les tengo miedo."
podía pensar en una r:.i.zón de todos sus problemas, desenga- Admitió a la trabajadora social que deseaba relaciones
ños y ansiedades: su madre, quien estaba para ser "culpada". sexuales pero negó haber satisfecho su deseo; sin embargo,
Acusaba a la madre de haberle quitado sus amistades había sido observada en intimidad con varios jóvenes arriba
-niños y niüas-, de envidiarle la felicidad que encontró de una azotea y fue encontrada allí "ofuscada, desarreglada

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~
11:1 •

y mojada". En este tiempo el caso se llevó a la corte y yor que ayudaba a los pequeños en sus juegos. A Nancy
Nancy fue puesta a prueba bajo la condición de que re- siempre le gustaba cuidar niños; le encantaba cargar a un
cibiera tratamiento. Bajo la luz de la evidencia Nancy ya bebé en sus brazos, especialmente si era muy pequeño.
no negó más a la traba ja dora social que tenía relaciones Cuando su prima se embarazó, Nancy se ofreció a cuidar
sexuales, pero ahora expresaba su esperanza de tener un del bebé, pero añadió: "Cuidaré al bebé gratis durante
bebé. Explicó que se comprometía en las relaciones sexuales tres meses, es divertido; · pero más adelante. cobraré por
para tomar venganza de su madre. Ella, Nancy, se queda- ello.''
ría con el bebé y se casaría con el chico. Estaba convencida Nancy se apegó durante estos años de preocupación
de que su madre no la quería y, de hecho, nunca la había sexual a una joven embarazada de veinte años que había
querido. En este tiempo Nancy tuvo un sueño en el que contraído matrimonio a los dieciséis, había tenido tres hijos
tenía relaciones sexuales con jovenes de trece a veinte años; y vivía una vida errática Y¡ promiscua. N ancy compartía
en el -sueño ella tenía 365 bebés, uno por día, durante un sustitutivamente la vida sexual y la maternidad de esta
año, de un joven al que mataba después de que esto se mujer; cuidaba de los niños durante las ausencias de la ma-
completaba. dre. Esto requería que pernoctara en su casa cuando la
Si su madre, continuaban sus acusaciones, siquiera hu- mujer no regresaba por uno o dos días; en consecuen-
biese tenido más bebés, no sólo uno y, para colmo, niña, cia Nancy se convirtió en guardián. En cierta ocasión en
Nancy estaba segura de que su vida hubiese tomado un que Nancy llevó a los niños a su propia casa para cuidarles
camino diferente. Durante la primera entrevista con la mientras su amiga tenía una escapada sexual y no había
trabajadora social, que le preguntó benévolamente por qué aparecido en 1tres días, Nancy se puso enfáticamente de
quería verla, Nancy guardó un silencio arisco y de repente parte de su amiga en contra del marido, del cual, según
empezó a llorar. En sus primeras palabras expresó su ago- dijo, había estado enamorada alguna vez. También negó
biante necesidad de ser amada; ella dijo: "Como hija única violentamente las acusaciones de su madre en contra de
he estado siempre tan sola." Siempre había deseado un su amiga diciéndole a la trabajadora social: "Mi madre
bebé hermana o hermano y rogado a su madre que lo tiene una mentalidad de cloaca." Nancy sabía que enten-
tuviese. Había soñado que cuidaba bebés; en realidad eran día a su amiga; sabía que era infeliz porque había per¡
los bebés de sus amigas. En el sueño, la madre de Nancy dido a su padre cuando era aún muy pequeña y nunca
decía: "Es una lástima que unos niños tan encantadores no había amado a su madre. Nancy decía: "No vale la pena
tengan una madre adecuada que les cuide; vamos a adop- discutir con mamá", y concluía: "Mi madre y yo simple-
tarlos." En el sueño Nancy estaba sobreexcitada y corría mente no nos entendemos." Después de estas peleas, Nancy
a ver a la trabajadora social para decirle que estaban temía repentinamente que las penas que le causaba a su
adoptando bebés. La trabajadora respondía que eso costa- madre pudiesen matarla, pues sufría de presión alta.
ría mucho dinero, a lo que Nancy replicaba: "¿Pues que Nancy encontró un refugio temporal, si bien peligroso,
no sabe usted que somos muy ricos?" Al despertar de este en el hogar de esta amiga casada. Se sentía segura en la
sueño Nancy rogó a su madre que tomase un hijo adoptivo. cercana amistad con esta madre embarazada que sabía
Nancy decía: "El bebé deberá ser niño, pues solamente sé atraer a los hombres y tener muchos bebés; Nancy gozaba
ponerle pañales a los niños." Se imaginaba que tendría un con la ira celosa de su propia madre, quien no aprobaba
trabajo para el verano cuidando a los niños de una fa. esta amistad. Nancy sentía que poseía una amig<i-madre
milia lejana, en el campo. Cuando creció, a los catorce con quien podía compartirlo todo. Durante esta época
años, realmente tomó un trabajo durante el verano como Nancy se alejó de todas las jóvenes de su propia edad,
ayudante en una guardería infantil de un centro comunal. sintiendo que no tenía nada en común con ellas. Un pe-
Entre todos los niños ella era una más, una..-hermana ma- noso testimonio del hecho de que había dejado atrás a sus

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antiguas compañeras, fue en una ocasión en ·que un grupo se relacionó narcisistamente con su medio ambiente y apren-
de jóvenes discutía sobre ropa y le preguntaron: "¿Qué ti- dió a explotar a los demás. El interés por la actuación se
J>l> de ropa te gusta más?" Nancy respondió abruptamente: convirtió en la identidad de Nancy, alrededor del cual
"La ropa de maternidad." Incidentes como el anterior en- tomó forma la integración de su personalidad. El centro
volvían a Nancy profundamente en la vida familiar "de de esta identidad se origina en las "mejores cosas de la
fantasía" con su amiga. Nancy amaba a esta mujer y decía vida" que la madre de Nancy había deseado siempre para
a la trabajadora social: "No puedo alejarla de mi mente." su hija. Durante la adolescencia Nancy retornó a estas as-
En su relación con la -trabajadora social Nancy fluctuaba piraciones impuestas que habían sido imbuidas en la niña
entre la intimidad y el alejamiento; esta inestabilidad la por medio de lecciones en las Bellas Artes durante los años
expresó en sus propias palabras: "Cuando pienso en venir de latencia, y fue precisamente este empeño artístico el que
a esta oficina no deseo venir; pero cuando estoy aquí me sirvió en la adolescencia como un camino para 'la sublima-
alegro y deseo hablar." Finalmente admitió que deseaba ción de la fijación no resuelta hacia la madre. La identi-
confiarse a la trabajadora social, pero hizo una adverten- dad vocacional rescató a Nancy de la regresión y la delin-
cia al confesar que realmente era una "mentirosa compul- cuencia, pero también evitó un progreso para el encuentro
siva". Sugirió a la trabajadora que se revelasen mutuamen- maduro de objeto; después de todo, todavía eran los deseos
te los secretos de sus vidas, así podrían saber la una de la de la madre los que se veían gratificados por su actividad
otra. La necesidad de intimar que ejercía su deseo emocio- artística,. Cuando se le recordó una vez, a los dieciséis años,
nal hacia la trabajadora social era a su vez responsable de sus deseos de tener bebés, respondió disgustada: "Eso es
sus constantes huidas de ella. cosa de niños."
Nancy finalmente vino a repudiar la "cruda y burda ma-
nera de ser del adolescente" y su fantasía se volvió en Difícilmente es necesario subrayar aquellos aspectos
dirección a la actuación. Con ello explotó sus intereses y de este caso que ilustran la importancia etiológica de la
actividades juguetonas de sus años de latencia: sueños fijación preedípica a la madre en la conducta delin-
diurnos alocados e infantiles de conocer a actores del cine,
cuente de Nancy. Su pseudoheterosexualidad era clara-
desmayarse al verlos, y ser a su vez descubierta como una
nueva estrella, eventualmente cedieron a un panorama más mente una defensa contra el regreso a la madre preedí-
sobrio del estudio de la actuación. Actuando, Nancy es- pica y contra la homosexualidad. La única relación se-
peraba "convertirse en una dama"; esto es, sería gentil, gura que Nancy encontró fue un folie a deux con una
hablaría suavemente, actuaría amablemente; estaba segura amiga-madre embarazada; ésta unión e identificación
de que entonces la gente la querría. transitoria motivó la actuación (acting out) sexual tem-
N ancy se aferró a la actuación a lo largo de toda su poralmente dispqnible. Sin embargo, un avance el). su
adolescencia; a los dieciséis años adquirió una modesta desarrollo emocional no fue posible sino hasta el giro
fama en las producciones teatrales de verano. La escena se
hacia una ocupación sublimada, la de convertirse en ac-
había convertido en el territorio legítimo donde se permitía
triz que se había posesionado de ella firmemente. Este
a su impulsividad expresarse en muchas direcciones y donde
sus necesidades exhibicionistas fueron domadas lentamente
ideal yoico -adolescente y probablemente transitorio-
por el código estético de la actuacióD; misma. A estas altu" resultó en una autorrepresentación relativamente más es-
ras Nancy se había vuelto un poco mojigata; se mezclaba ' table, y abrió el camino a la experimentación adolescen-
bien con sus iguales, pero sólo para promover sus ¡>ropios te y a los procesos integrativos del yo.
intereses en las producciones dramáticas. Tan buena ma- La conducta delincuente de Nancy puede ser com-
nipuladora como lo había sido siempre su madre, Nancy prendida sólo en conjunción con la perturbación de

344 345
personalidad de su madre. Al inspeccionar detallada- un leit motiv a través de todas las etapas de desarrollo
mente la patología familiar reconocemos -citando a psicosexual. Las polaridades de amor-odio, dar-tomar,
Johnson y Szurek (1952)-: "El empleo inconsciente del sumisión-dominación continúan existiendo en una de-
niño para actuar ante su padre o madre sus propios pendencia recíproca ambivalente de madre e hijo (a).
impulsos, pobremente integrados y 'prohibidos." La modalidad sadomasoquista gradualmente inunda
Del análisis de los adultos que también son padres toda interacción entre niño (a)_y medio _ambiente; even-
aprendemos sobre sus fantasías inconscientes, delincuen- tualmente influye en el desarrollo yoico por la intro-
tes, perversas y desviadas, y sabemos también cuán fre- yección de un objeto ambivalente. Como consecuencia
cuentemente se identifica el padre con su hijo y con la las funciones inhibidoras se desarrollan popremente y
vida instintiva del hijo en sus varias edades. A pesar de la tolerancia a la tensión es baja. El hambre d~ estímulos
esto, muchos hijos de tales padres no muestran una ten- de estos niños representa la duradera expresión ele su
dencia para actuar las inclinaciones inconscientes, delin- voracidad oral. ¿Es, quizá, la conducta impulsiva de
cuentes, perversas y desviadas de sus padres; de hecho, N ancy un aspecto esencial de una organización de im-
muchos muestran a este respecto una resistencia que le pulso sadomasoquista? Szurek (1954) hizo notar que "dos
faltaba totalmente a Nancy. Normalmente los niños bus- factores, la fijación libidinosa y la internalización de
can en su medio ambiente experiencias compensatorias las actitudes paternas, determinan cuales impulsos del
que equilibren, en cierto grado, las deficiencias que exis- niño (a) se volvieron yosintónicos y cuales están re-
ten en la vida emocional de la familia. Esto es especial- primidos. Al grado de que estos factores interfieren con
mente cierto para los niños en el periodo de latencia, pe- la experiencia satisfactoria del niño en cualquier fase
ro también es cierto para los niños más chicos que esta- de desarrollo, las actitudes internalizadas son vengativas
blecen relaciones significativos con sus hermanos mayores, (por ejemplo, sádicamente), caricaturizadas y los impul-
los vecinos, los familiares, los amigos de la familia, los sos libidinales son distorsionados masoquistamente, por;
maestros, y otra gente. En contraste, los niños como Nan- ejemplo, la energía libidinal tanto del ello como del
cy son totalmente incapaces de complementar sus expe- superyo es fundida con la ira y ansiedad consecuente
riencias emocionales en un medio ambiente más amplio, al repetido impedimento." El caso de N ancy es de in-
y continúan viviendo ¡¡_u pobre vida social en los limita- terés a la luz de estas consideraciones. Por lo tanto,
dos confines de su familia. volveremos ahora a su temprana vida en busca de aque-
Pensamos, entonces, que un tipo especial de interac- llas experiencias que juegan un rol primario y predis-
ción entre padre e hijo (a) debe funcionar con el ob- ponente en términos de la fijación sadomasoquista en
jeto de prevenir al niño (a) de establecer progresiva- la madre preedípica y de la eventual falla adaptativa
mente su desarrollo yoico. La ambivalencia principal en la pubertad.
especial de la relación padre-hijo reside en un patrón Nancy era hija única, nacida dos años después del
sadomasoquista que ha permitido no sólo la vida instin- matrimonio. Era deseada por su madre, quien quería
tiva del niño, sino que también ha afectado adversa- tener muchos hijos. El marido pensaba esperar diez
mente su desarrollo yóico. La ambivalencia principal
que tiene sus raíces en la etapa voraz de organización
" años; su esposa, incapaz de aguantar esta demora, so-
licitó un hijo adoptivo pero le fue negado. Pronto que-
oral constituye un núcleo para un patrón duradero de dó embarazada.
interacción entre madre e hijo (a); esto es llevado como Nancy fue amamantada durante seis meses; a los
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cuatro meses el bebé empezó a morder el pezón, cau- Nancy conocía pocos niños y rara vez jugaba con ellos;
sándole a la madre considerable dolor. A pesar de las prefería estar en compañía de su madre. Tuvo "com-
protestas ele la madre el doctor insistió en que siguiera pañeros imaginarios" durante toda su infancia temprana
amamantando; dos meses más tarde, cuando el amaman- y muy posiblemente durante sus años de latencia;, en
tamiento se había vuelto una prueba, se le permitió su· adolescencia temprana aún se hablaba a sí misma
quitar al bebé del pecho. Por dos meses la madre y la en la cama y prohibía a su madre que la escuchase. La
hija se enzarzaron en una batalla sobre chupar y morder, · madre tenía tanta curiosidad sobre la vida privada de
sobre ofr~cer y rehusar el pezón. Un efecto duradero su hija como Nancy sobre la de su madre. Refiriéndose
puede ser reconocido en el rechazo persistente de N ancy a la falta de amigos de Nancy su madre comentó:
para tomar leche. Empezó a chuparse el dedo a los tres "Nancy quiere demasiado amor."
meses y se trató de evitar que lo hiciera forzándola a Dos factores complementarios en la temprana interac-
usar guantes. Podemos suponer que la niña obtenía ción madre-hija parecen haber predi.~puesto a Nancy,
una insuficiente estimulación y gratificación del ama- a su madre a una duradera unión ambivalente. La ma-
mantamiento en cualquier edad temprana. La niña em- dre esperaba tener bebés para gratificar sus propias ne-
pezó a hablar como al año y caminó bien a los dieciséis cesidades infantiles, mientras que Nancy, dotada quizá
meses. Cuando Nancy entró al kindergarten vomitaba de un raro y fuerte impulso oral, hacía demandas a .su
diariamente antes de ir a la escuela; este síntoma des- madre que no era capaz de satisfacer. Esta batalla de
apareció después de varias semanas de asistencia forza- autointereses que no eran recíprocamente tolerados
da. La maestra notó entonces que la niña ignoraba su continuó sin descanso y sin arreglo hasta la pubertad
presencia en una forma que sugería una audición de- de Nancy. Su sumisión a la cruel disciplina de ·s u madre,
fectuosa. · Las pruebas indicaron que esta suposición era y su rendición de síntomas al costo de su gratificación
incorrecta. Cuando N ancy empezó el primer año de masoquista, revelan la integración progresiva de una
primaria hada fuertes berrinches en la escuela y trataba relación de objeto sadomasoquista que obstruyó el des-
de huir. Su madre la espiaba y la hacía volver forzada- arrollo de individuación exitosa; por el contrario, re-
mente a la clase; después de una·s semanas cesaron sus sultó en la unión simbiótica y estrecha entre la niña y
huidas para siempre. A partir de esta etapa su conducta la madre arcaica.
en la escuela era una constante causa de quejas. Durante Los intentos de separación de Nancy en la temprana
todos sus años de latencia N ancy 'fue "terca, fácilmen- infancia y pubertad se hacen aparentes en su creación
te irritable, remolona y quejosa" durmió en la recámara de "compañeros imaginarios" y en su unión con la
de sus padres hasta los ocho años. Sólo entonces le asig- amiga-madre, a la edad de trece años. Estos . intentos de
naron su propio cuarto. Principió a tener pesadi~ liberación no tuvieron éxito; la pseudoheterosexualidad
Has y a irse a la recámara de sus padres. Ninguna era el único camino de esta joven impulsiva para gra-
acción disciplinaria evitaba que Nancy perturbara el tificar su voluntad oral, para vengarse de su madre
sueño de sus padre~; cuando rehusaba regresar a su "egoísta'', y para protegerse a sí misma de la homose-
cuarto la madre la obligaba a sentarse toda la noche en xualidad. Por lo tanto, la conducta delincuente de Nancy
una silla en la recámara de sus padres. Después de este tiene su origen en los antecedentes preclisponentes que
"tratamiento" la niña se rindió, permaneció en su pro- residen en la segunda fase oral (sádica), con lo que el
pio cuarto y no volvió a quejarse de tener pesadillas. círculo se cierra.

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I Ferrocarril de Cuernavaca 683,
México li, D.F.
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y sobrantes para reposicion
18-VI-1980

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