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Auyero - Introduccion y Cap4
Auyero - Introduccion y Cap4
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18 I PAO ENTIS DEL EsrAOO
l. En una de las num erosas versiones del mito griego , el joven Tireslas
so rprende a Atenea cuando se baña. Como castigo por haber visto a su
hija desnuda, Zeu s deja ciego al joven Tircsias pero lo co mpensa con
el d on de ver el futuro .
INTRODUCC iÓN I 19
...
A pesar de la globalización económica y de la hegemo -
nía ne olibe ral, e l Estado, a unq ue reducido , desccntra liz..a do
y "vac iado" (Ste inrnetz, 1999; jessop, 1999; Robinson, 2008),
éonlinúasiendo un acto r clave e n la vid a <.J.e.:.J9.sdesamparados,
Tal como se ve rá a co ntinuación, e l Estado argentino es defi -
ciente y faltan recursos bás icos, pero aú n así tien e capacidades
espe cífica; Otorga acceso a la ciuda danía, brinda be neficios
sociales limitad o s pero vitales} y recu rre a la viole ncia para
con trolar el co nflicto. Cuando se trata de lo s pobres, está , en
palabras de Akhil G upta (I995: 375), profundame nte "impli-
cado hasta e n e l más mínimo as pecto d e la vida cotidiana ".
Redu cid o y fragmen tado, el Estado aporta además poderosas
repre sentacion es cu lturales. Dicho de o tro mo do, y ada ptan-
do e l text o clásico d e Gilbert j oseph y Daniel Nugen t (1994)
ace rca de los proce sos de formació n del Estado en América
Latin a , el Estado arge ntino provee el idioma seg ún el cua l
los grupossubordinados inician o no sus luch as colectivas. El
foco e mpírico de es te libro son las p rá ctica s relaciona les (~
viñcul ane l funcionamientoeotidiano del Estado con la vida
deJos su bord inados. Tal co moafirma GlJpt~~ 0995 : 378), d;~do
qu e los e ncue ntros cOifcfiarlOS co n las b urocracias estatales le
d3i1"f0iíñ3 y ma rco co ncre to a lo que se ría de Oira forma u na
abstracció n ('d Estaao')-;;;-est~~lentros so n fundam-e-;;taiCs
en- la cons trucció n cotid ia na"del Estado (ver también Gupta,
2005; Seco r, 2007).
Estas práctica s relacion ales son procesos cultu rales (Stein-
~
metz, 1999; j oseph y Nuge nt 1994). Los Estados "decla ran "
con palabras, señales y re cursos (Sayerm, 1994; Rosebe rry,
a
1994)~éen- trav~s ~e "relaciones soc iales co ncretas
y del esta blecim iento de rutinas, ritua les, e instituciones que
'funcio na n e n nosotros" (loseph y Nuge nt, 1994: 20). De
mod o que, e n lugar de se r so lo un aparato burocrático más
o meno s funcional, el Estado es además un poderoso lugar
de producción c u ltu ral y s imbólica (Yang, 2(05). Dicho (le
otrom odo, los ESta'(los "define n y c rea n ciertos tipos de
sujetos e ident ida des" (Roseberry, 1994: 357) . Lo hacen no
s1iñplemente a través de sus fue rzas policia les y militares -o
I NTRO DUCCIÓ N I 21
lo que yo llamo los "puños visibles"-, s ino tam bién a través
de "[sus) oficinas y rutinas , [sus] trámites y pap eles fiscales,
de licen cia y de regi stros" (Roseberry, 1994: 357). Así, es te
libro se suma al llamado a ir hacia un an álisis relaci on al de
los procesos políticos (Till y, 1997a; Heller y Evans, 2010) que
se enfoq~ sobre la interacción cotidiana del Estado con los
secto res urbanos pobres. - - - ---
Hace ya más d e una década qu e las ciencias sociales
recon ocen los modos de co nstrucción del Estado a través de
las prácticas cotidianas de la gent e (Yang, 2005; Gupta , 1995,
2005). Nume rosos estudios anali zan el Estado "desde el punto
de vista de las prácticas cotid ianas y de la circulación de repre-
sentacio nes " (Gup ta, 2005: 28; ver también j oseph y Nugent ,
1994; Gupta , 1995; Yang, 2005). Estos estudios nos revelan
que las fo rmas institucio na les, las estructu ras organizativas y
las ca pacida des so n muy impo rtantes, pero también que lo
que e l Estado sign ifica para la gente qu e lo habita es igual
de impo rtante. Y es tos significados se constituyen a part ir de
"archivos, órdenes, memos, estadísticas, informes , peticion es,
inspecciones , inauguraciones y transferen cias, la cotidianeidad
de los inter cambios entre las burocracias y los burócratas y los
ciudadanos ", que continúan "notablemente poco estudiados en
contraste co n el inte rés predominante qu e está puesto sobre
las maqu inaciones d e los líderes de Estado, los cambios en las
grandes políticas, los cambios de régim en , o la base de clase
de los funcio narios es tatales" (Gupta, 2005: 28).
Por lo tanto el Estado es a la vez un a es tructura abstracta
a nivel macro y un co nju nto de institud OñCS a 'nive l micro ~eJ
con las cua les los habitan tes urban os pobres interactúan de .. (
manera di recta e in mediata. En las págin as siguie ntes me voy
a'conce ntrar' en e ste segundo nivel, en el nivel de la práctica
estata l, ya qu e me e nfoco ~nJ~2.~~o~uentr.QS cotid i.í!n_QüleJ~
po bres con el Estado. Este enfoq ue del Estado , basado en el
mü estreo teórico e inte ractivo (Haney, 1996), nos va a pe rmitir
analizar los mod os e n que el Estado esta blece las relacion es
tanto de clase como de género.
Para abordar es te trab ajo, el Estado y sus diversas insti-
tucion es estará n person ificados e n los "burócratas de calle".
22 I PACIENTES DEL EsrAOO
según la famos a den omin ación de Lipsky 0 9HO: 3): es de cir,
empleados públicos que "interactúan directame nte con c iu-
dadanos ind ividuales en el transcurso de sus trabajos". j oe
Soss ( 1999: 5 1) escribe acerca de los intercamb ios entre es tos
bur ócratas y los so licitantes de AFDC (Aid l o Families untb
Dependent Cb ildren ) [Ayuda a Familias con Hijos Dependi en -
tes) e n los EE.UU. y se ñala que durante estos e ncue ntros los
burócratas "tratan de impartir a quienes llegan por prime ra
vez las expectativas y las o hligacio nes que van a constituir el
'ro l d el benefi ciario" . Su argumento subra ya la impo rtancia
de los puntos d e vista de los beneficiarios en el proceso. Esto
es válido para cualq uier tipo de intera cción entre los pobre s y
el Estado y tien e clarame nte un eco en los halla zgos de es te
estud io. Soss 0 999: 5I) afirma:
Hoja de rota
masas trabajado ras el temor al des tino que les espera si caen
en la men dacidad y la pobreza (Piven y Cloward, 1971: 3).
I
análisis que presento aquí. Podríamos afirmar, parafrasean -
do el aná lisis qu e rea liza Sha ron Hay (2003) ace rca de las
madre s que recib ían asistenc ia socia l en los EE.UU. du rante
el períod o de reforma soc ial, que si lo q ue el Estado desea
realment e es incluir a los ben eficiarios de as istencia soc ial, a
los ha bita ntes de las villas mise ria y a los ex tranjeros legales
co mo ciudadanos ac tivos -csto es, co n plena participa ción
en la socied ad- no tie ne mu cho se ntido qu e los haga es perar
40 I PACIFNTES DEL EsrADO
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122 1 PACIENTESDEL EsrADO
Esta objetiva d eso rgan ización e ind iferen cia buroc ráti-
ca encue ntra su co rrelato subjetivo e n la experiencia de la
ince rtidu mbre y la confusió n. Friedrich Enge ls (1973 118441:
139) describió al proletariad o inglés del siglo XIX como una
clase qu e "ignora toda seg uridad e n la ex istencia", un a clase
"sujeta a todos los aza res". Los que es pe ra n e n el Ministerio
de Desar rollo Socia l se ajustan a es ta descripción . Sus vidas,
como lo hemos visto, están perm anent em ente "al borde" o en
medio del desastre . Los aca ba n de desalojar o está n a punto
de desalojarlos, se quedaron sin trabajo , están gravemente
e nfermos , las mujeres han sido recientement e abandonadas
junto a tres o más hijos por sus es posos y no cuenta n con
una fuente estable de ingresos para sus hogares , o es tán
en una instancia que combina varias de estas situaciones.
Cuando ingresan a la sala de espera de Desarrollo Social,
esa inseguridad persiste.
4. EL M INISTERIO DE D ESARROLLO SocIAL 1139
18 de septiembre de 2008:
AGENTE ESTATAL (AE) [en referencia al programa Nuestras
Familias): ¿Alguna vez lo cobró?
BENEFICIARIO (B): No, porque nació mi bebé }' no pude
venir porque era muy chiquito...
AE [interrumpe]: Usted es G ut i érrez, ¿no?
B [afirma con la cabezal
AE: Usted nunca cobró.. , El sistema reprograma los pagos,
Tiene que volver el 2 de octubre, En esa fecha tendría que
tener dos pagos listos para el cobro . Por el momento está
todo suspendido, pero venga de tod os modos...
Siéntese y espere
entre los ben eficiarios hay mucha gente con ingresos altos
y es tab les), sino porqu e se ña la el auto-entendim iento de la
población beneficiaria (Bruba ker y Cooper, 2000) y un lím ite
simbólico(Lamo nt y Molnar, 2002) que organiza la experiencia
de la espera. La mayoría de las personas con las qu e hablamos
y que observamos se piensan a sí mismas como una población
"neces itada". Vienen a la oficina de asistencia social no porque
las asista el "de rec ho " -en cientos de pág inas de nota s y en-
trevistas, la palabra "derecho " no aparece una so la vez-, sino
porque lo "necesitan". Los qu e no necesitan asistencia pero
solicitan y ob tienen ayuda soc ial, los que "se aprovechan",
son vistos como los causantes de las largas espe ras.
"Es una ayuda", escuc ha mos mucha s veces. Así es como
entienden los be neficiarios "necesitados " los subsid ios qu e se
les oto rgan; un a vez más, no como un "de recho", sino co mo
"ayuda" o "asistencia". "Y, a veces te ayudan y a veces no",
dicen a menudo. "Los que necesitan " vienen a Desarrollo So-
cial y se encue ntran con la de sorgani zación y desinformación
genera l que ya describimos, a las qu e se suman las demoras
interm inables y también la repentina prisa qu e generan los
días de cobro so rpresa; por lo tanto ap renden de inmedi ato
que es te es un es pacio don de hay que obedecer. Aprenden
que si quie ren un subsidio tienen qu e cumplir con los de-
seos y d ictados arbitrarios e incierto s de empleados estatales
y de máqu inas. Saben qu e tienen qu e mantenerse alertas y
cumplir con el fu ncionamiento discrecional de es ta oficina.
Así lo exp resó Ramiro, qu e hacía tres largas horas espe raba
recostado contra la pared: "Acá no te podés qu ejar, si te
quej ás, te mandan de vuelta a tu casa .. . Así que acá hay qu e
quedarse tranquil o". Muchos otros nos decían: "Acá hay que
tener paciencia ... hay que armarse de paciencia". Milagros hizo
una buena síntes is cua ndo nos dijo "Acá yo no dije nada "; es
decir, no expresó su descont ent o . La co mparación recurrent e
que hacen los be neficiarios e ntre la espera en los hospitales
públicos y el tiem po que pasa n en esta sede cobra entonces
pleno significado . En ambos lugares tien en que aguantar en
silencio y actua r no como ciudad anos con derechos, sino
como pacientes del Estado.
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La pa ciente femenina