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ENSAYO SOBRE EL
MUNDO MÁQUINA
PRÁCTICA SEGUNDA
Juan Pedro Sánchez Cañamero. Grupo A
21/05/2020
Índice
Introducción
3. ¿Espacio vacío?
Referencias bibliográficas.
Introducción
Isaac Newton, por su parte, centra toda su filosofía acerca de la naturaleza en el marco
de las matemáticas. Cree que el lenguaje de la Naturaleza es un lenguaje matemática;
por tanto que sus leyes también serán matemáticas. Estas leyes intervendrían en el
vínculo establecido entre los efectos (movimientos) y las causas que les preceden o les
motivan (fuerzas). Esta reducción de la Naturaleza y sus fenómenos a las leyes de las
matemáticas, es precisamente lo que critica Newton de Descartes. Asegura que la
geometría no concede seguridad en el argumento sostenido, únicamente el cálculo
matemático puede calcular fuerzas a partir de movimientos (celestes o terrestres, ya que
Newton quería demostrar que ambas físicas atendían a las mismas leyes); o por el
contrario calcular los movimientos que suceden tras la implicación de unas fuerzas
(causas) determinadas.
El mundo de Descartes es un mundo extenso, esto es, lleno de materia sin intersticios
vacíos1. La materia por tanto es extensa; extensión y materia se definen recíprocamente.
Es lo único que puede definir a la materia, ya que esta no tiene cualidades, sino
propiedades como el tamaño, la figura y la posición. Estas propiedades, según
Descartes, suponen un marco de posibilidad infinito para la materia; es capaz de adoptar
cualquier forma que podamos concebir2. Por otra parte, afirma que todos los cuerpos,
sin excepción, tienen la peculiar característica de estar compuestos por un número
infinito de partes; por muy pequeñas que sean esas partes, incluso imperceptibles,
Descartes asegura que son infinitas las que componen aquellos. Pero, habría que
determinar bien el concepto de infinito, debido a que Descartes no utiliza literalmente
ese concepto para expresar claramente esta problemática de la divisibilidad infinita:
«No pretendo determinar si es un número infinito o no, pero al menos es cierto que con
respecto a nuestro conocimiento es indefinido y podemos suponer que hay varios de
millones de ellos en el menos grano de arena que puede ser percibido por nuestros
ojos.»3
1
Del vacío trataremos en el 3º apartado.
2
«(…) estas cualidades tienen ellas mismas necesidad de explicación; y que, si no me equivoco, no sólo
estas cualidades sino todas las demás, e incluso todas las formas de los cuerpos inanimados, pueden
explicarse sin que sea necesario para ello suponer ninguna otra cosa en su materia que el movimiento, el
tamaño, la figura y la disposición de sus partes » DESCARTES. R, El mundo o el Tratado de la luz.,
Madrid: Alianza, 2019, trad. Ana Rioja Nieto, p.151.
3
Ibid, p. 128.
que producían movimiento, debido a que no veía a éstas como pertinentes para su
mundo-máquina; esto es porque concibe a Dios (creador y punto de inicio del
movimiento del mundo-máquina) como la única causa de este movimiento4. También,
el movimiento en Descartes se independiza totalmente de la materia; como antes
mencionamos, el movimiento no es un principio intrínseco sino que se produce
mediante choque o contacto de cuerpos. De este modo, Descartes distingue tres tipos de
elementos, única y exclusivamente tres, de los cuales están hechos todos los cuerpos
que habitan en el mundo:
«Pues la que he atribuido al primer elemento consiste en que todas sus partes se mueven
tan extremadamente deprisa y son tan pequeñas, que no existen otros cuerpos capaces
de detenerlas; además de ello que no requieren ningún tamaño, ni figura ni situación
determinada. La del segundo consiste en que sus partes tienen un movimiento y un
tamaño tan mediano que, si se encuentran en el mundo múltiples causas que pueden
aumentar su movimiento y disminuir su tamaño, se encuentran justamente otras tantas
que pueden hacer lo contrario (…) Y la del tercero consiste en que sus partes son tan
grandes o están tan juntas que tienen la fuerza para resistir siempre a los movimientos
de los demás cuerpos.»5
4
«No me detengo a buscar la causa de sus movimientos, porque me basta con pensar que han comenzado
a moverse tan pronto como el mundo ha comenzado a existir. (…) hay un Primer Móvil el cual, (…)
constituye el origen y la fuente de todos los demás movimientos que en él se encuentran.» Ibid, p. 127.
5
Ibid, p.143
«Por la inercia de la materia ocurre que todo cuerpo difícilmente se aparta de un estado
de reposo o movimiento (…) Ejerce el cuerpo esta fuerza solamente en el cambio de
estado hecho por otra fuerza impresa en él y es su ejercicio, bajo diverso aspecto, tanto
resistencia como ímpetu»6
«La primera es: que cada parte de materia, [considerada] individualmente, permanece
siempre en el mismo estado, en tanto que el encuentro con las demás no la obligue a
modificarlo. Es decir (…) si está en reposo en algún lugar, no partirá jamás en tanto las
demás no la desplacen de dicho lugar; si ya han comenzado a moverse, continuará
haciéndolo siempre con idéntica fuerza hasta que las demás la detengan o la retarden»9
La primera ley de Newton que mencionamos más arriba, pues, debe agradecer que
cincuenta años antes Descartes formulará esta primera ley; aunque no sólo se apoyó en
la primera ley, si no que la tercera también jugó un importante papel para la formulación
6
NEWTON. I., Principios matemáticos de la filosofía natural I. Introducción y Libro I., Madrid: Alianza
Editorial, trad. Eloy Rada García, p. 122.
7
«La fuerza impresa es la acción ejercida sobre un cuerpo para cambiar su estado de reposo o
movimiento uniforme y rectilíneo. / Consiste esta fuerza en una sola acción y no permanece en el cuerpo
después de ella, pues el cuerpo permanece en el nuevo estado únicamente por inercia. La fuerza impresa
tiene diferentes orígenes, tales como un golpe, una presión, la fuerza centrípeta.» Ibid, p. 123.
8
Ibid, p. 135.
9
Véase: DESCARTES. R., p. 156.
de la ley inercial. En la tercera ley, Descartes establece la primera distinción entre
movimiento y tendencia al movimiento10; argumentando que lo más usual en los
cuerpos es que sus movimientos se den de manera circular (o semejantes: en forma de
vórtice o torbellino), pese a que la tendencia de estos cuerpos siempre sea al
movimiento rectilíneo. Newton lleva a cabo una fusión de ambas leyes cartesianas sin
embargo, de la misma manera que introducimos más arriba el concepto de masa
inercial; volvemos a llamar a la palestra a la inercia newtoniana. El hecho de que
Descartes pasara por alto la masa inercial (densidad x volumen) provocó grandes errores
a la hora de calcular tanto la cantidad de movimiento traspasada en las colisiones, como
el establecimiento preciso de las reglas que dirigen el fruto de los choques entre partes
de materia. Podemos discernir, tras la exposición de este aspecto, la radicalización
geométrica del movimiento cartesiano respecto a la precisión matemática con la que
Newton medía las relaciones entre las fuerzas y los movimientos que aquellas producen.
«Permitid pues que vuestro pensamiento, durante un breve tiempo, salga fuera de este
mundo para acceder a otro totalmente nuevo, que yo haré nacer en su presencia en los
espacios imaginarios (…) Ahora bien, puesto que nos tomamos la libertad de fingir esta
materia según nuestra fantasía, atribuyámosle, si os parece, una naturaleza en la cual no
10
«En cuanto a la tercera, añadiría que cuando un cuerpo se mueve, aunque su movimiento se realice lo
más frecuentemente en línea curva y no pueda darse jamás ninguno que no sea en alguna forma circular,
tal como ha sido dicho más arriba, sin embargo, cada una de sus partes, [considerada] individualmente,
tiende siempre a continuar el suyo en línea recta. Y así su acción, es decir, la inclinación que tiene a
moverse, es diferente de su movimiento» Ibid, p. 163.
haya nada más que lo que cada uno pueda conocer tan perfectamente como sea
posible»11
«La hipótesis de los vórtices se ve acosada por muchas dificultades. Para que cada
planeta, con un radio trazado hasta el Sol, describa áreas proporcionales a los tiempos,
los tiempos periódicos de las partes del vórtice deberían estar en razón cuadrada de las
distancias al Sol.»12
Vemos, pues, la precisión con la que Newton calcula los movimientos celestes; lo cual
influye en las consecuencias de estos, otorgando una mayor claridad y evitando errores
garrafales como los que Descartes llevaba a cabo por precipitarse en la descripción
aparente.
Por tanto, Newton se decanta por afirmar la fuerza de gravedad en lugar de esta
fantasiosa teoría de los vórtices. Pese a que él mismo afirme que no conoce ni origen ni
causa de la fuerza de gravedad que él mismo descubre13. Esta fuerza gravitacional se
incluye como tipo de fuerza centrípeta14. La fuerza centrípeta se define como fuerza que
atrae a los cuerpos hacia un centro, respecto del cual esta orbitando dicho cuerpo: «La
fuerza centrípeta es aquella en virtud los cuerpos de la cual los cuerpos son atraídos,
empujados, o de algún modo tienden hacia un punto como un centro»15. La fuerza de
gravitación resulta ser de este tipo; la atracción que produce en un cuerpo hacia el
centro provoca que el cuerpo no mantenga la tendencia natural al movimiento rectilíneo.
11
DESCARTES.R. p. 150.
12
NEWTON.I. p. 780-781
13
«Efectivamente esta fuerza surge de alguna causa que penetra hasta los centros del Sol y de los planetas
sin disminución de la fuerza (…) Pero no he podido todavía deducir a partir de los fenómenos la razón de
estas propiedades de la gravedad y yo no imagino hipótesis» NEWTON.I. p. 785.
14
«De esta clase es la gravedad por la que los cuerpos tienden al centro de la Tierra; el magnetismo por el
que el hierro tiende hacia el imán; y la fuerza, cualquiera que sea, por la que los planetas se ven apartados
de las trayectorias rectilíneas y se ven obligados a permanecer girando en líneas curvas» NEWTON.I. p.
123.
15
NEWTON.I. p. 123.
Con este suceso, Newton es capaz de explicar y calcular todos los movimientos
terrestres y celestes, ya que esta fuerza es universal. Consecuentemente se desmarca de
la noción cartesiana del movimiento, debido a que la gravitación resulta ser una fuerza
que actúa a distancia y no por contacto directo.
3. ¿Espacio vacío?
16
Esta distinción cartesiana entre tendencia al movimiento y movimiento se encuentra explícita en la
tercera ley de la naturaleza que hemos mencionado más arriba.
« (…) todos los movimientos que tienen lugar en el mundo son en cierto modo
circulares. Es decir, cuando un cuerpo abandona su lugar, entra siempre en el de otro y
éste en el de otro, y así sucesivamente hasta el último que ocupa, en ese mismo instante,
el lugar dejado por el primero, de modo que no existe más vacío entre ellos cuando se
mueven que cuando están en reposo»17
De esto se deriva que, en un mundo en el que la materia es la misma (un mundo que
es mera extensión: res extensa) para todos los cuerpos ya sean sólidos o líquidos, la
imposibilidad del vacío se hace patente. Todo es extensión. Todo está en constante
choque y movimiento. Los espacios que dejan los cuerpos sólidos al quebrarse son
rellenados automáticamente por los cuerpos líquidos:
« (…) deseo en primer lugar que advirtáis que todos los cuerpos, tanto duros como
líquidos, están hechos de una misma materia, y que es imposible concebir que las partes
de esta materia formen jamás un cuerpo sólido y que ocupe menos espacio de lo que
hacen cuando cada una de ellas está en contacto por todos lados con las demás que la
rodean.»18
17
DESCARTES.R. p. 135.
18
DESCARTES.R. p. 133.
19
«El espacio absoluto, por su naturaleza y sin relación a cualquier cosa externa, siempre permanece igual
e inmóvil; el relativo es cualquier o dimensión variable de este espacio, que se define por nuestros
sentidos según su situación respecto a los cuerpos» NEWTON. I. p. 127.
«Así, en una nave empujada por las velas desplegadas, el lugar relativo de un cuerpo es
aquella región de la nave en que está dicho cuerpo y que, por consiguiente, se mueve a
la vez que la nave: mientras que el reposo relativo es la permanencia del cuerpo en la
misma parte de su cavidad. Pero el reposo verdadero es la permanencia del cuerpo en la
misma parte del espacio inmóvil en que se mueve la nave misma junto con su cavidad y
todos sus contenidos.»20
Referencias bibliográficas
DESCARTES. R, El mundo o el Tratado de la luz., Madrid: Alianza, 2019, trad. Ana Rioja
Nieto.
NEWTON. I., Principios matemáticos de la filosofía natural I. Introducción y Libro I., Madrid:
Alianza Editorial, 2011, trad. Eloy Rada García.
RIOJA.A. y ORDOÑEZ.J. Teorías del universo: De Galileo a Newton. Vol. II. Madrid: Ed.
Síntesis, 2006.
20
NEWTON.I. p.128.