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Así se roban las elecciones en Colombia.

La historia ha demostrado que, a la hora de disputarse el poder local, tanto en el transcurso


de las campañas como en el día de las votaciones o los días después de los comicios, la
ecuación victoriosa se determina gracias a la suma de clientelismo, corrupción, narcotráfico
y violencia.

Las elecciones no distan de su tradicional desconfianza frente a los resultados y las formas
de obtener una curul o asiento en la administración local. Las fases de riesgo se clasifican
en tres principalmente: compra de votos, manipulación de votación y exceso en topes
presupuestales. Esas modalidades de robo las practican las viejas estructuras políticas, las
casas tradicionales que pretenden dominar la política en departamentos enteros.

Comprando votos, pagando registradores, financiando campañas con dineros del


narcotráfico o de contratistas corruptos, adulterando las actas electorales, adulterando
resultados electrónicamente, amenazando electores, sobrepasando los topes de financiación,
acomodando encuestas, obligando a funcionarios públicos a votar so pena de perder el
puesto o, asesinando a candidatos que no representan a la clase política corrupta, las mafias
del poder se las arreglan siempre para salir avantes en los distintos procesos electorales que
los perpetúan en el poder. En dos entregas y retratando varias formas de fraude electoral,
trataré de explicar por qué en Colombia no existe democracia.

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