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La violencia en nuestros barrios

Por Tania

No olvidar la historia de la Matanza en la Granja Sanitaria, es no olvidar la historia de la lucha


por la tierra en Nuevo León, un movimiento popular que fue ejemplo a nivel internacional, “de
las masas y para las masas”; que a su vez es también la historia de las transiciones
económicas, industriales y culturales de México durante el siglo XX. Y es que, sin duda, no hay
una sola historia, sino varias las que conforman nuestro presente, recuperarlas es comprender
la realidad y nuestras condiciones actuales de existencia.

En este aspecto, es tener presente lo pasado alguna vez en La Granja Sanitaria y en el resto de
colonias que conforman la zona norponiente de Monterrey, es saber la historia de las calles
que alguna vez fueron de tierra y piedras, saber quiénes fueron aquellas personas que al inicio
habitaron el área y el por qué lo hicieron, es también la historia del lugar donde hoy se espera
al camión, o la historia de la esquina donde ahora se adquieren comestibles pero que un 18 de
febrero hace ya más de cuatro décadas, amaneció ensangrentada, por la sangre que
derramaron los 6 cadáveres y 15 heridos que ahí fueron atacados por elementos policiacos. Y
es este último aspecto, el del hostigamiento y violencia de las fuerzas armadas hacía la
sociedad civil, el que se busca recuperar en este espacio.

Si la historia fuera un fantasma, el fantasma de la represión policiaca aún acecha en las calles,
callejones y esquinas de los barrios de esta zona. Desde que comenzaron a habitarse los
terrenos a las faldas del Cerro del Topo Chico, sus habitantes han sufrido de hostigamiento
policiaco y así como hace 42 años, las fuerzas armadas del Estado continúan cometiendo
crímenes que atentan contra los derechos humanos y contra la vida misma, y no solo eso, sino
que se continúa reproduciendo la idea de que dicha violencia es justificable, o que es
merecida.

Desde la experiencia propia, como colaboradora con una asociación civil que trabaja en esta
área de la ciudad, conocí testimonios de violencia y acoso hacía los habitantes del Topo Chico
por parte de las autoridades, quienes arbitrariamente detienen, golpean, levantan o roban, a
veces por el hecho de transitar las calles, de vestir “tumbados(as)”, de “lucir sospechosas(os)”,
de juntarse con la banda, ya sea en los parques, esquinas o incluso dentro de las casas.
Violaciones a los derechos humanos que no se denuncian, que quedan impunes y que en
terribles circunstancias se desconoce que es una violación a dichos derechos y se justifican.

Hace un par de meses atrás, el 20 de julio del 2017, en esta misma revista vía Facebook se
compartió la noticia donde un joven “Yeye”, fue asesinado por elementos de Fuerza Civil a las
afueras del Mercado Aztlán, al ser sorprendido intentando abrir un vehículo ajeno en aras de
robarlo, hecho que suscitó en una polémica, habiendo quienes justificaban o aplaudían la
fuerza bruta utilizada por los elementos policiacos, reproduciendo así una ideología fascista de
control y exterminio, es decir, validando dicha acción por tratarse de un criminal. Y reiteramos,
no se trata de defender el acto del robo, sino de defender el respeto a los derechos humanos
elementales.

Además, ¿no es este último concepto, el de criminal, la calificación que se les da a las víctimas
a manera de justificar cualquier represión y ataque de gobierno (y/o de la delincuencia
organizada)? Lo vemos en las marchas, en los cristalazos al palacio de gobierno del 5 de enero
del 2017, en Ayotzinapa, así como en las personas desaparecidas o ejecutadas durante la
Guerra contra las drogas, y también lo vemos en episodios como en el 2 de octubre de 1968 y
el 18 de febrero de 1976.

No solo se plantan evidencias físicas para justificar los ataques del Estado a la sociedad, así
como se confirmó que a “Yeye” le plantaron armas, y así como según otro testimonio, los
policías que atacaron a los posesionarios en La Granja aquel 1976, se auto-balacearon las
patrullas, creando así una versión donde su agresión fue una respuesta a un supuesto ataque
armado de los mismos posesionarios. No, no solo es eso, sino que se plantea un discurso en la
población para validar en lo moral dichas medidas brutales de represión social, discurso que
busca disfrazarlas de justicia y que en terribles consecuencias lo logra. Lo logra cuando
pensamos, decimos o escuchamos que cualquier persona de la sociedad civil recibió su
merecido al ser hostigada, violentada o asesinada por las fuerzas del Estado, “en algo andaban
metidos “se lo buscó”, entre otras expresiones verbales e ideológicas.

En agosto del 2016, elementos de la Fuerza Civil llegaron a un baile en la Fomerrey 24, donde
supuestamente se reportó una riña, al arribar agredieron a balazos a las y los asistentes del
lugar, una de las balas alcanzaron a Jovanni, de 13 años, quien murió desangrado. También en
esa ocasión hubo quienes justificaron el asesinato, porque de una u otra forma se pensó que
Jovanni se lo buscó.

¿Y qué es esta postura sino una complicidad en el cuento del gobierno de ejercer justicia? Qué
ingenuidad la de pensar que el gobierno junto con sus fuerzas armadas es o ha sido justo
alguna vez hacía nosotras(os). Para la ingenuidad esta la historia, además de la de los libros,
están las historias o memorias colectivas, las de barrio, las de las personas que han sido
hostigadas, asesinadas o desaparecidas por la policía o ejército, la historia de Jovanni, la de
Yeye, de Antonio Franco, Pablo, Canuto, Antonio Olivares, Rubén, y José así como cientos de
otros más nombres y tragedias.

-Glosario:

Especulación: Compra de un bien que no es utilizado sino que está prevista para revenderse
una vez que su valor haya aumentado.

Hacinamiento: Amontonamiento o acumulación de personas en un solo lugar, el cual no


cuenta con las dimensiones físicas para albergarlos.

Barricada: Obstáculo improvisado utilizado para impedir el paso al enemigo. Su uso es común
en las revueltas populares.

Derechos Humanos: Garantías que todo ser humano tiene por el hecho de ser humano y que
le permiten su realización y vida digna en lo individual y lo social.

Ideología fascista: Ideología europea nacida antes de la Segunda Guerra Mundial. Dicha
ideología se basa en el autoritarismo, el militarismo, el racismo y el sexismo.

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