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Las ciencias médicas a las puertas del siglo XXI

La medicina occidental trata al ser humano integralmente, pero no repara en el hecho de que
en su entorno (la naturaleza) ocurre un sinnúmero de sucesos que no podemos detectar con
nuestros sentidos y que guardan una relación estrecha con el ser humano. Los habitantes de
la Tierra giramos alrededor del Sol a una velocidad de rotación y traslación de 400 km/hora
que no percibimos por estar sincronizados a ella.
"El padre de la medicina, Hipócrates, creía que el tratamiento estaba destinado
principalmente a auxiliarse de la naturaleza" y vivió en el siglo V a.n.e. A la luz del
pensamiento de aquel entonces, lo consideramos muy razonable en la época actual de la
modernización. El cuerpo humano es masa y a la vez atesora diversas formas de energía, una
de las cuales se manifiesta por el cuerpo etéreo que rodea a cada persona. Dicha energía se
intercambia con la naturaleza en virtud de las leyes universales de la termodinámica, las que,
hasta ahora, no se ha encontrado sistema alguno que la incumpla.
La medicina oriental cuenta entre sus grandes virtudes con la de tener un enfoque naturalista
de apreciable valor, por lo que debemos fundir ésta en nuestro pensamiento médico para
llevar adelante nuestras ciencias médicas, que hasta hoy no son exactas, y que se han
rezagado con respecto a otras ciencias en este siglo de impetuoso avance.
El arsenal terapéutico de que disponen los médicos en la actualidad está basado en su mayor
parte en productos químicos (medicamentos, vacunas, etcétera). Todo procedimiento
químico-terapéutico es beneficioso y al mismo tiempo perjudicial, y no se sabe la
trascendencia que pueda tener a largo plazo. No obstante, el tratamiento de las enfermedades
con aplicaciones de la física es escasa, a pesar de ser esta última una ciencia exacta, mientras
que la química no lo es. El hecho de ver al cuerpo como simple maquinaria psicosomática,
es una idea sostenida durante milenios y, como consecuencia de ello, la intervención médica
por vía no quirúrgica, no química, etcétera, es un tabú, y resulta todavía una idea extraña a la
medicina occidental.
La vida moderna se concibe como un proceso cibernético, de constante intercambio de
información: a través de sustancias, radiaciones, ondas acústicas, etcétera. Quizás el ejemplo
más connotado sea el hombre por su creatividad. Sin embargo, la medicina no se plantea la
tarea de ordenar informáticamente los procesos morbosos del ser humano, entendido esto
como que la única variante posible, su cura, es el organismo con sus propias fuerzas.
Visto todo lo anteriormente expuesto, con una visión futurista, las ciencias médicas a las
puertas del siglo XXI deben considerar todas las variantes terapéuticas existentes, tanto del
mundo occidental como oriental, que tengan resultados favorables e ir en busca de una nueva
medicina que sea inocua y económica para que todos los habitantes del planeta tengan acceso
a ella y, por ende, ayude a aumentar la longevidad de todos.
Espinosa Álvarez, René F, Novoa Blanco, Jesús, & Montero García, José de la Luz. (1997). Las ciencias
médicas a las puertas del siglo XXI. Revista Cubana de Medicina General Integral, 13(3), 292-294.
Recuperado en 21 de mayo de 2021, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-
21251997000300013&lng=es&tlng=es.

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