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Mercado Interno, Industrialización y Banca, 1890-1929
Mercado Interno, Industrialización y Banca, 1890-1929
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9. MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN
Y BANCA, 1890-1929*
Stephen Haber
Stanford University
[ 411]
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412 DE LAS REFORMAS LIBERALES A LA GRAN DEPRESIÓN, 1856-1929
Al menos desde mediados del siglo XIX hubo intentos precoces de desarrollo
industrial en México. No obstante, la evidencia cuantitativa disponible indica
que cualquier industria que se hubiera fundado, creció a un ritmo muy
modesto. Los ingresos per cápita eran muy bajos y los mercados demasiado
aislados debido a los altos costos de transporte, lo cual impedía sostener una
manufactura moderna.
El ímpetu por la industrialización provino de la expansión del comercio
exterior. Un factor que impulsó el crecimiento del comercio exterior fue que
México se encontraba de hecho en un patrón monetario basado en la plata,
y el valor relativo de la plata respecto al oro cayó en las últimas dos décadas
del siglo XIX. Como la teoría del comercio internacional predeciría, la depre-
ciación de la tasa de cambio real hizo a los productos mexicanos (minerales
industriales, plata, henequén, pieles y café) altamente competitivos en los
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MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 413
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414 DE LAS REFORMAS LIBERALES A LA GRAN DEPRESIÓN, 1856-1929
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MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 415
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Cuadro 9.2. La industria cigarrera mexicana: producto e inversión, 1899-1928
Producción
nacional como Capital nominal Producción por Producción por
Número de Producción porcentaje del invertido Número de fábrica trabajador
Año fábricas (miles de kg) consumo (miles de pesos) trabajadores (miles de kg) (miles de kg)
1899 766 4916 100 6.4
1900 766 5907 100 7.7
1901 740 5974 100 8.1
1902 701 6203 100 8.8
1903 670 7305 100 10.9
1904 605 7724 100 12.8
1905 469 8174 100 17.4
1906 491 8456 100 17.2
1907 479 8856 100 18.5
1908 469 8904 100 19.0
1909 437 8661 19.8
1910 451 8451 100 18.7
1911 341 8380 100 24.6
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1928 127 26640 4685
Fuente: Haber, Razo y Maurer (2003: 165).
MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 417
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Cuadro 9.3. Industrias mexicanas de acero y cemento, 1903-1929
Industria del acero Industria del cemento
Producto
Producción del Capacidad Valor neto de la nacional como Producto Capacidad Capacidad
alto horno utilizada planta física porcentaje (toneladas (toneladas utilizada
Año (toneladas} {porcentaje} (miles de pesos] de/consumo métricas} métricas] (porcentaje}
1903 22 20 8 388 6 o o n.d.
1904 36 33 9236 14 o o n.d.
1905 4 4 9 833 10 o o n.d.
1906 25 23 10032 13 20 66 30
1907 16 15 9 526 9 30 66 45
1908 17 15 9082 11 40 66 61
1909 59 54 9 317 16 50 86 58
1910 45 41 9365 21 60 151 40
1911 71 65 9087 28 50 152 33
1912 33 30 9 337 25 40 177 23
1913 12 11 9 226 30 177 17
1914 o o 8989 25 177 14
1915 o o 8 509 11 10 177 6
1916 o o 8161 38 20 177 11
1917 12 11 7 819 35 30 177 17
1918 21 19 7 830 45 40 177 23
1919 21 19 7 374 24 40 177 23
1920 15 14 9 133 20 45 222 20
1921 42 38 10 421 20 50 222 23
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1929 60 55 8679 41 158 291 54
n.d.: no disponible.
Fuentes: Haber, Raza y Maurer (2003: 161-162); Kuntz Ficker (2007: 303, 306).
MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 419
ma del costo de una fábrica similar en Gran Bretaña. Tudos estos desembol-
sos tenían que recuperarse, lo cual empujaba hacia arriba los costos finales
de producción.
En segundo lugar, la productividad del trabajo mexicano era inferior a
aquélla de las naciones industrialmente avanzadas, lo que aumentaba aún
más los costos de producción. La clase obrera industrial mexicana tenía sus
raíces en el campesinado; muchos trabajadores habían dejado el campo sólo
recientemente; algunos se movían alternativamente entre el campo y la
fábrica. Así las cosas, trabajaban al ritmo del campesinado, no del proletaria-
do industrial. Por esta razón, los industriales mexicanos no poseían el mismo
grado de control sobre el trabajo que tenían sus competidores en Estados
Unidos, Gran Bretaña o Alemania. Aunque ellos podían exigir que los traba-
jadores pusieran más horas de trabajo - la extensión promedio de la jornada
laboral antes de la Revolución era de 12 horas-, no podían inculcarles acti-
tudes y valores que son esenciales para la creación de la disciplina industrial.
Como los industriales europeos de los siglos xvm y XIX, los dueños de fábri-
cas mexicanas se quejaban regularmente de la "pereza" de la fuerza de traba-
jo y de su propia incapacidad para obligar a los trabajadores a someterse a un
trabajo rutinizado. Evidencia cuantitativa de la baja productividad de los tra-
bajadores industriales mexicanos comparada con la de los trabajadores esta-
dounidenses o británicos, puede encontrarse en la industria textil del algo-
dón. En 1910, en los departamentos de tejido de las fábricas mexicanas cada
trabajador operaba en promedio 2.5 telares, mientras que sus contrapartes
británicos operaban 3.8 y los de Nueva Inglaterra (donde se habían introdu-
cido los telares automáticos), ocho telares. En los departamentos de hilado de
las fábricas el patrón era muy similar: 540 husos por trabajador en México,
comparados con 625 en Gran Bretaña y 902 en Nueva Inglaterra. Si se les
reduce a una sola medida de la intensidad del trabajo eequivalentes de máqui-
na por trabajador), los datos indican que las fábricas textiles mexicanas
empleaban casi el doble de trabajadores por máquina que las fábricas britá-
nicas, y más de dos y media veces más que las ·plantas de Nueva Inglaterra.
Cabe agregar que estas medidas probablemente sobrestiman la eficiencia de
los obreros mexicanos relativa a los de Gran Bretaña o Nueva Inglaterra, por-
que no toman en cuenta las diferencias en producto por máquina, que pro-
bablemente eran significativas.
Hasta cierto punto estas desventajas se contrarrestaban por el bajo costo
del trabajo en México. Los salarios industriales en este país eran alrededor
de la mitad de los que obtenían los obreros británicos y un tercio del que
ganaban los de Nueva Inglaterra. Pero este diferencial no era suficiente para
compensar el más elevado costo del capital, los gastos asociados con la
importación de insumos intermedios y equipo, y una productividad laboral
inferior. Los industriales textiles mexicanos calculaban en forma conservado-
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420 DE LAS REFORMAS LIBERALES A LA GRAN DEPRESIÓN, 1856-1929
raque sus competidores de otras naciones podían vender 10% más barato
que ellos, un hallazgo que fue corroborado por un informe independiente
elaborado por el Departamento de Comercio de Estados Unidos (que calculó
la diferencia en 19%). De hecho, el estudio de Aurora Gómez (1999) sobre la
compañía textil CIVSA indica que las fábricas más eficientes de México eran
apenas tan productivas como la fábrica promedio en Estados Unidos. En
industrias menos intensivas de trabajo, como las de cerveza, acero, vidrio,
papel y químicos, los ahorros derivados de los menores salarios en México
habrian sido aún menores, y consecuentemente, la desventaja de productivi-
dad todavía mayor.
Una ramificación de la más baja productividad en México era la imposi-
bilidad de exportar productos manufacturados. De hecho, en 1902 el gobier-
no mexicano patrocinó un viaje de búsqueda de información al Caribe y
Sudamérica para ver si México podía comercializar allá sus artículos indus-
triales. La misión rápidamente encontró que los productos mexicanos no
eran competitivos en absoluto.
Una segunda ramificación de la baja productividad era que la industria
mexicana no habria existido sin la protección arancelaria. Las altas tarifas no
eran un fenómeno nuevo en México. Antes de 1891, sin embargo, los dere-
chos de importación no proveían protección efectiva, porque las tarifas eran
altas para todos los productos: materias primas, bienes intermedios y manu-
facturas. De esta forma, cualquiera que fuera la protección que los manufac-
tureros obtenían para los bienes que producían, se contrarrestaba por el
hecho de que sus costos aumentaban debido a los aranceles que pagaban en
los bienes intermedios y de capital importados que empleaban en la produc-
ción. Como han mostrado los estudios de Beatty (2001 ), Gómez (1999) y Már-
quez (2002), a partir de 1891 el gobierno mexicano diseñó un sistema tarifa-
rio con la mirada puesta en proteger a las manufacturas domésticas y
maximizar los ingresos públicos. Por una parte, el gobierno redujo las tarifas
en los productos manufacturados que México no producía. Por el otro,
aumentó los aranceles en los artículos producidos por las nuevas industrias
que se encontraban en rápido crecimiento. Las tasas aduanales en un grupo
selecto de productos eran extraordinariamente altas: 52 a 76% para la cerveza
embotellada, 55 a 87% para la tela común, y 49 a 127% para papel, para sólo
citar unos cuantos. En el curso de la década de 1890 el nivel de la protección
tarifaria disminuyó porque el arancel era específico, no ad valorem. No obs-
tante, el declive en las tarifas nominales era más que mitigado por el hecho
de que el peso se depreciaba en términos reales, lo cual proveía protección
implícita. Por el compromiso del gobierno de proteger industrias específicas,
cuando México adoptó el sistema monetario basado en el oro en 1905, aquél
revisó los aranceles hacia arriba, a fin de asegurar que las industrias favore-
cidas continuarian siendo protegidas.
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MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 421
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422 DE LAS REFORMAS LIBERALES A LA GRAN DEPRESIÓN, 1856-1929
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MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 423
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Cuadro 9.4. El sector bancario mexicano, 1897-1913
Participación Activas de banca
Activas totales Activas como media del capital Depósitos como Depósitos como de emisión sabre
Número de {millones de pesas porcentaje accionaria'- porcentaje porcentaje activas totales
Año bancas1 nominales) de/P/8 {porcentaje} de las activas def P/8 {porcentaje}
1897 10 147 12 32 2 o 93
1898 16 175 15 32 3 o 94
1899 18 211 18 31 2 o 90
1900 20 259 20 31 5 1 90
1901 24 264 15 35 4 1 87
1902 25 317 19 31 5 1 88
1903 31 380 20 31 4 1 86
1904 32 435 24 30 3 1 88
1905 32 535 24 28 6 2 87
1906 32 629 28 32 9 3 88
1907 34 724 31 30 9 3 83
1908 34 757 31 31 9 3 81
1909 32 917 35 26 16 6 80
1910 32 1005 32 24 16 5 80
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Fuentes: número de bancos, capital contable, activos y depósitos calculados a partir de Secretaria de Hacienda y Crédito Público (1914), Anuario de Estadística Fiscal, 1912-
1913, passim. PIB tomado de INEGI (1999, t 1: 333-335).
MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 425
de una empresa dispone de activos de la compañía para su beneficio personal. Ejemplos de tal
pr~ctica son compensaciones elevadas, venta de acciones, préstamos oportunistas, entre otros.
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426 DE LAS REFORMAS LIBERALES A LA GRAN DEPRESIÓN, 1856-1929
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MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 427
2. LA REVOLUCIÓN DE 1910
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428 DE LAS REFORMAS LIBERALES A LA GRAN DEPRESIÓN, 1856-1929
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MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 429
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nas 12% en 1929, comparado con 32% en 1910. La implicación es que debió
ser muy difícil para los nuevos industriales movilizar capital de trabajo pro-
veniente del sector bancario, lo que intensificaba las ventajas financieras que
de por sí heredaron los industriales cuyas firmas databan del Porfiriato, quie-
nes podían acudir a sus antiguas redes familiares y empresariales para movi-
lizar capital.
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430 DE LAS REFORMAS LIBERALES A LA GRAN DEPRESIÓN, 1856-1929
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MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 431
la industria creció 9% adicional, lo que la hizo 20% más grande que en 1910.
Este aumento en la capacidad no se puede explicar como resultado del creci-
miento demográfico, pues la población mexicana era 5% más pequeña en
1921 de lo que había sido en 1910. Por último, la tasa de crecimiento de la
capacidad industrial fue más lenta en los años finales de la década de 1920.
Esto no deberla sorprender, en vista de que para entonces la producción
doméstica prácticamente había eliminado las importaciones. Ahora esta
industria sólo podía crecer tan rápido como el aumento de la población o de
los ingresos lo permitieran.
Los datos que hemos recabado sobre la industria cigarrera cuentan la
misma historia. El capital nominal total invertido en la industria era de 19.5
millones de pesos en 1923. Para 1928, el capital total invertido había crecido
37%, a 26.6 millones de pesos. Estos cálculos muy probablemente subesti-
man los montos que las empresas gastaron en planta y equipo nuevos. El
número de empresas en la industria declinó de 169 en 1923 a 127 en 1928,
continuando la tendencia hacia una creciente concentración que comenzó
en la década de 1890. El equipo de capital de las empresas que fracasaban es
probable que saliera de la producción, lo que significa que la nueva inversión
neta de las empresas sobrevivientes era significativamente más alta que el
37% obtenido en el cuadro 9.2.
Las series de datos en la industria de la dinamita exhiben un patrón simi-
lar (Haber, Razo y Maurer, 2003: 166). El producto creció unas 20 veces entre
1918 y 1929. Aún más: en todos esos años, salvo uno, la dinamita producida
internamente proveyó al menos 80 % del consumo nacional.
Las pautas que exhiben las industrias de textiles de algodón, cigarros,
acero, cemento y dinamita se corroboran con los datos de las exportaciones
de maquinaria industrial de Estados Unidos y Gran Bretaña a México. En el
cuadro 9.5 presentamos estimaciones del valor real de las exportaciones de
maquinaria industrial de estos países a México. Desglosamos la información
en tres categorias: maquinaria textil, maquinaria para manufactura no textil
y total.
Tudas estas series indican un mismo patrón: la nueva inversión, medida
por la exportaeión de maquinaria industrial a México, no declinó durante los
años tempranos de la inestabilidad política. Las cifras para 1911, 1912 y 1913
indican que las tasas de inversión no eran, en promedio, muy diferentes de
lo que habían sido durante el periodo 1900-1910. En 1915, cuando los ferroca-
rriles efectivamente se cerraron para el uso civil, la nueva inversión agrega-
da representó apenas un sexto de lo que había sido apenas tres años atrás. No
obstante, las importaciones de maquinaria industrial se dispararon rápida-
mente tan pronto como la guerra civil de 1913-1916 aminoró. Para 1920, todas
las categorías de maquinaria industrial exportadas de Estados Unidos y Gran
Bretaña a México habían superado los niveles porfirianos. De hecho, durante
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432 DE LAS REFORMAS LIBERALES A LA GRAN DEPRESIÓN, 1856-1929
2 El término se refiere a gastos o inversiones realizados que son irreversibles, como por
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MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 433
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434 DE LAS REFORMAS LIBERALES A LA GRAN DEPRESIÓN, 1856-1929
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MERCADO INTERNO, INDUSTRIALIZACIÓN Y BANCA 435
CONCLUSIONES
REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA
Beatty, Edward, 2001. Institutions and Investment: The Political Basis of Industrialization
in Mexico befare 1911, Stanford, Stanford University Press.
Cárdenas, Enrique, 1987. La industrialización mexicana durante la Gran Depresión,
México, El Colegio de México.
Cerutti, Mario, 1992. Burguesía, capitales e industria en el norte de México, México,
Alianza-Universidad Autónoma de Nuevo León.
Cerutti, Mario, y Carlos Marichal (eds.), 1997. Historia de las grandes empresas en Méxi-
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436 DE LAS REFORMAS LIBERALES A LA GRAN DEPRESIÓN, 1856-1929
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