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EXISTENCIALISMO EN BEAUVOIR
El sujeto es todo lo que él hace, Sartre corrige ese planteamiento, para decir que es lo que
hace con lo que hicieron de él, y ese “hicieron” de él se rebela en el concepto que Simone
de Beauvoir profundiza y que denomina Situación. Sartre lo va a desarrollar en la crítica de
la razón dialéctica bajo la figura de coeficiente de adversidad, allí, el ser humano es libre y
esa libertad esta mediada por la capacidad de proyectar fines y actuar de conformidad con
lo fines, pero hay situaciones que son adversas a la libertad, allí vamos a tener algunos
problemas, pero es necesario insinuarlo como una de las cuestiones fundamentales que
aborda el texto. Hay otros conceptos que son también fundamentales y que es importante
que comencemos a intentar precisar, como el concepto de alteridad, ese concepto de
alteridad no aparece bajo la figura clásica, como algo positivo, como la posibilidad de
abrirse al otro, sino como un interrogante que vuelve a Levinas que sería el gran pensador
de la alteridad.
Permanecen algunas preguntas: 1) Cual es la posición que uno debería ocupar dentro la
cuestión acerca de la mujer (no se afirma aquí que uno debería negarse a la pregunta,
pero Simone de Beauvoir si la replantea reivindicando el feminismo) ¿Cuál es el papel del
hombre dentro del feminismo? Hay que pensarlo, hay que apoyarlo, ¿pero cuál es la
posición dentro del activismo? ¿Debe apoyar uno esas luchas? ¿La mujer debe seguir
esperando que sea el hombre el que le otorgue los beneficios?; 2) Este es un libro que es
bastante exigente, por ejemplo la categoría Mitsein, categoría Hegeliana, que significa ser
con o estar con, eso en términos de la categoría Hegeliana, tiene mucha tela para cortar, y
que valdría la pena estar revisando el diccionario de filosofía de Ferrater-Mora, para
revisar algunos conceptos que se nos pueden ir escapando.
El sujeto, desde el existencialismo esta realizado desde la capacidad de realizar su libertad.
La libertad esta mediada por la situación, y la situación puede ser entendida como el
contexto social dentro de la mujer, posibilidad social.
Hay que tener paciencia en la búsqueda de respuestas, y con el texto, para no cometer el
error de enjuiciar el texto, sino hay que entrar en sus propias dimensiones. Simone de
Beauvoir afirma que tanto el hombre como la mujer pueden tener distintas situaciones
que hacen posible o no el pensamiento, o la formulación en torno a la pregunta de lo que
significa ser mujer. La pregunta se formula en términos existenciales sobre la propia
situación. Aquí es importante cuestionarse sobre porque es necesario plantear la pregunta
sobre la mujer, mientras que la del hombre aparece como una pregunta resuelta, y eso
lleva a otro planteamiento y es que es el hombre el que plantea la pregunta, pero es más
bien que el hombre ha denegado la pregunta y ha dado características y atribuciones a lo
femenino. Incluso me genera cierta incomodidad el hecho de estar hablando, es una
cuestión problemática porque no sé cuáles serían mis privilegios.
Otro cuestionamiento que plantea el texto de Beauvoir en relación con el pensamiento
Sartreano que seria sobre el ser en sí y el ser para sí. El ser en si habla de una esencia
dada, el mundo de las cosas tiene la esencia dada, no hay una forma en que el animal
salga del mundo de los estímulos y las respuestas, y que interrogue esos estímulos para
dar otro tipo de respuestas, eso tendría que ver con una forma determinadas que habría
que analizar. Sartre plantea en el ser para sí, que el sujeto sería capaz de determinar sus
fines y darse a sí mismo su esencia. En Beauvoir hay una crítica al pensamiento sartreano,
es una crítica a la polarización, porque en Sartre termina en posiciones moralistas, en el
que todo es libertad y que por tanto todo lo que sucede en este mundo pasa porque yo lo
elegí de esa manera, y si no quiero asumirlo, por ejemplo bajo la forma del trauma
inconsciente, o si no quiero asumirlo bajo la idea del contexto estoy actuando de mala fe.
Beauvoir introduce el concepto de situación a autoimponerla la situación de mujer y no
asumir el vértigo de explicar una nueva forma de lo que llegaría a ser, eso no se da solo
por mala fe, sino que se da por la situación. Esa complejización nos permite avanzar en
algo que ya había cuestionado el mismo Sartre, porque en el Ser y la Nada se cierra con
preguntas que parecen irresolubles, y Simone de Beauvoir en dos textos previos aborda
preguntas sobre la moral, lo que permite pensar que ella estaba pensando la situación y
que Sartre va a retomar esa situación bajo ese concepto de coeficiente de adversidad, que
sostiene que no se trata solo de mi libertad eyectada, sino que hay cosas que me impiden
el ejercicio de la libertad, esa distinción es importante pensarlas insistir en que se debe ir
despacio porque hasta ahora estamos formulando el interrogante, el interrogante
empieza a precisarse y hay muchos significantes que aún no alcanzamos a precisar y que
hay que atender poco a poco.
Beauvoir parte de una crítica tanto del esencialismo como del nominalismo, eso en el
lenguaje uno lo podría decir en los siguientes términos, el esencialismo sostiene que lo
femenino y lo masculino son categorías que responden a la esencia del objeto, en la
esencia del objeto están prefiguradas una serie de características que me permiten decir
esto es masculino y femenino. En el nominalismo la definición seria arbitraria y
simplemente utilizaríamos los conceptos para usar el lenguaje para tantear la realidad y
eso permite referirnos a las cosas sin que las cosas en sí mismas depositen la esencia del
concepto. Hay una discusión de fondo, y es que Beauvoir hace una cosa fundamental y es
sostener una ambigüedad y eso rompe con las falsas oposiciones, como lo denomina
Zuleta, a partir de la montaña mágica. La falsa ambigüedad es que ella dice “hay mujeres”
es decir hay algo que llamaos mujeres, pero eso no lo esencialicemos tan rápido, porque
eso tiene que ver con eso de que la existencia precede a la esencial, efectivamente hay
una existencia, la existencia de la mujer, pero no es posible esencializar eso que decimo la
mujer. Pero entonces como decimos hay mujeres. Lo biológico tiene que pensarse, pero
hay algo fundamental y es que si uno dice que en las estructuras biológicas esta lo
femenino y lo masculino como distingo lo masculino y lo femenino, hay una idea habitual
en la que lo masculino tiene un papel activo y lo masculino tiene un papel pasivo. ¿De
dónde sacamos eso? Eso nos pone en un problema fundamental de orden epistemológico,
es decir como accedemos al conocimiento de las categorías, que es una categoría, como
utilizamos la categoría mujer, ¿es una categoría biológica? ¿O histórica? ¿O económica?
Para evitar el reduccionismo tendría que ampliarse estas preguntas e interrogar desde
cada perspectiva, que es lo que se dice de lo femenino.
Es necesario mantener las preguntas, y es normal que cuando las preguntas se vinculan
con el ser uno, que haya una tendencia particular e emitir juicios, y si hay algo que nos
enseñan los filósofos, como Beauvoir, es a sostener los interrogantes y a ampliarlos. Ella
no nos ha dicho nada hasta el momento, solo nos ha planteado el problema y la capacidad
para sostenerse en el interrogante en cuando a lo que ella formula es necesario para
poder ingresar en el dialogo.
Por otro lado, hay una serie de conferencias de un filósofo ruso que se llama Koyeb, que
llegaron a Lacan, a Sartre, y a Beauvoir, y son unas conferencias que giraban en torno a la
dialéctica del amo y el esclavo, y en ellas hay una idea fundamental sobre la
fenomenología del espíritu, que estriba en cómo se va dando el reconocimiento o la lucha
por el reconocimiento, es decir, la situación de reconocimiento de la mujer no aparece
como algo dado, en el caso del amo y el esclavo, la situación particular de esclavo y su
reivindicación no es una concesión sino que pasa por la lucha, aparece en el marco del
conflicto, y eso nos permite también analizar la situación de la mujer, que tampoco es una
concesión del privilegiado hombre. La primera forma de sostener la negación es la
siguiente: el amo y el hombre creen que no necesitan al esclavo o a la mujer, u opacan la
necesidad sobre ellos, mientras que la mujer y el esclavo hacen explicita la necesidad, para
que eso se supere es necesario que el esclavo le haga caer en cuenta al amo que el amo lo
necesita, porque es quien interactúa con la naturaleza y crea la cultura. Hay que tener
paciencia con ese mundo de categorías que apenas se nos acaba de abrir, por ejemplo esa
categoría del otro que es fundamental. El texto que cita Beauvoir de Levinas E l tiempo y el
otro, muestra una lectura de ella muy aguda. Ese pensamiento de que la mujer es un
misterio son expresiones que han sido sostenidas por los grandes filósofos como en este
caso Levinas, y encierra la realidad de que como misterio, la mujer se revela como una
otredad, que no se debe comprender sino aceptar, y eso en efecto es peligroso.
Simone de Beauvoir cuestiona hasta qué punto dentro de la naturaleza de la razón del ser
humano existe la dualidad, porque el sujeto cuando se piensa en tanto sujeto, piensa en
todo lo otro como un objeto, como un no sujeto, entonces ahí ya existe una dualidad
entre el sujeto y lo que no puede ser… la autora cuestiona la naturalidad de esa dualidad,
haciendo pensar sobre qué tan inevitable o intrínseca del ser humano resulta.
Hay una serie de conceptos que se concatenan acerca de la hembra más la feminidad que
deriva en la mujer. Mientras que lo macho deriva en hombre sin categorías intermedias,
no hay nada que transforme a un macho en hombre, en cambio a una hembra si hay que
acotarle ese punto femenino. Nuevamente equipara al hombre con todo lo humano y se
da esa relación en la que no existe una categoría que dote al macho de algo distinto, lo
que lo constituye no solo como sujeto, sino como el único sujeto. Ella también aborda
como el concepto Vir del latín acoge el concepto homo, pero al final es todo lo contrario,
el concepto homo se carga todo el contenido del concepto vir, porque lo vir pasa a ser la
categoría general. El hombre puede ser en definitiva todo lo humano. Por el momento
nuestras categorías del lenguaje no nos permiten mover las categorías y dotarlas de
contenido.
Es como si la condición de nacer macho, me hiciera ser hombre, y ser hombre por cuestión
espontanea ya me adjudica lo masculino, mientras que la mujer nace hembra, se le
adjudica lo femenino y luego si es mujer. Naces macho y de una vez eres hombre, eres
sujeto y produces lo masculino y puedes ordenar la realidad, hablar y decidir. Esa
masculinidad produce la femenino, lo otro.
El hombre no tiene elección, pero en cambio la mujer tiene que asumir la feminidad. Nace
hembra y si se es femenina, llega a ser mujer. En las mujeres es lo mismo, se nace hembra
y se llega a ser mujer con la carga de la feminidad para ser una buena mujer. Nosotras
tenemos que cumplir con unos parámetros que nos dicen como tenemos que ser.
Del macho no hay situaciones, al menos en este punto, que medien o que lo diferencien
del estadio de hombre, macho es perse hombre, y ese es el constructo social, no hay una
categoría de paso o de presupuesto. Mientras que en el caso de la construcción como
mujer si necesita de la mujer para que una hembra sea mujer. “Por lo tanto no toda ser
humano hembra es necesariamente una mujer, necesita participar de esta realidad
misteriosa y amenazada que es la feminidad” hemos aceptado que el hecho de nacer
femenino si implica ser mujer. El cuestionamiento es porque un macho perse si es
humano, mientras que la mujer si debe demostrar la posibilidad de privilegio y defender
ese status. Un ejemplo que es importante introducir en la conversación es la similitud que
hace Beauvoir de la similitud entre la mujer y el esclavo, la relación amo esclavo y la
relación hombre mujer, es un ejemplo perfecto para nuestra realidad, por la negación de
la posibilidad de ser, porque la humanidad pese a que necesita de la mujer para constituir
una unidad, hay que negar esa necesidad para mantener el statu quo, así el amo niega la
necesidad, en símbolos en leguaje, de la necesidad del esclavo, el amo puede ser
autosuficiente incluso en la relación esclavista sin la necesidad del esclavo.
La mujer no tiene la libertad de decidir cómo ser mujer, sino que tiene que ser mujer y
tiene que serlo de determinada manera.
Simone de Beauvoir plantea otra cosa problemática y es que el vínculo que une a las
mujeres con sus opresores de alguna forma, no es comparable a ningún otro vinculo, ni al
de negros y blancos, ni al de proletariado explotador; es un vínculo completamente
distinto porque tiene un origen biológico, hay datos y no existe un momento de la historia
donde uno diga aquí fue que nos hicimos lo otro, sino que hay que ir muy atrás para
entender como paulatinamente se fue dando esa separación, y por otro lado, ella lo
plantea y es que para los hombres es posible pensarse sin las mujeres, tan así que por
ejemplo uno veía en Marx que todas las fábricas y todo el desarrollo industrial se dio en
un comienzo sin las mujeres, y nadie dijo: “las extrañamos”, para los hombres es posible
pensar su existencia sin las mujeres, para las mujeres en cambio nos es imposible pensar
nuestra existencia sin los hombres, y en ese sentido es un vínculo que es complicado, y sé
que a muchas nos ha pasado que intentamos de alguna forma reivindicarnos y ser
independientes y pensarnos nuestra vida de una forma autónoma, y de alguna forma
siempre hay algo que te frena, y uno dice “esperen, igual me caen bien, y no me gustaría
un mundo sin hombres, no imagino mi vida sin ellos”, es difícil no pensarse uno en una
pareja o en una familia y creo que ese vínculo es complejo y habría que dejarlo pendiente
porque ese criterio de incompletitud que tenemos nosotras inconscientemente, por más
de que luchemos con ese sentimiento de que algo falta, y uno lucha por completar eso
que parece hacernos falta.
El que el hombre pueda vivir sin una mujer es algo ilusorio, y es ilusorio eso de que el
hombre pudo hacer la revolución industrial sin mujeres, eso no es así. La mujer tenía un
trabajo doméstico que hizo posible revolución, ellas estaba en la casa haciendo la comida
cuidando la ropa de los niños. Hay que revindicar ese trabajo porque la revolución
industrial no la hicieron los hombres solos, hubo trabajo de mujeres. En el apartado sobre
la revolución industrial se puede pensar una discusión anterior en el seminario de Marx
Más que el hecho de que los hombres podamos hacer todo sin mujeres, es que se ha
creado la ilusión de que es así, la guerra siempre la han hecho los hombres, no las
mujeres, pero son las mujeres quienes se quedan y sostiene toda para que todo se
mantenga y no se termine de destruir. La naturaleza ha encontrado la forma de
mantenerse en el tiempo, un hombre y una mujer, una forma masculina y una forma
femenina, y más allá de todo el constructo filosófico, antropológico y cultural, ese es un
hecho biológico, somos dos formas de una misma especie.
Es real que existe una diferencia entre los hombres y las mujeres, pero el asunto es como
la cultura ha redefinido esos valores, para darle ciertos papeles que se le dan al hombre le
permiten esa trascendencia, mientras que a la mujer le da un carácter de inmanencia, que
le niega el carácter creativo. El problema no es que la mujer barra la casa y atienda los
niños, sino que se está encajando en solo hacer eso y no hay la posibilidad de hacer otra
cosa. El texto también evidencia que las mujeres siempre han estado pero el problema es
que el hombre no las reconoce, sino que las utiliza como un medio para sus fines, como en
el caso de la guerra, la mujer está ahí, pero estamos como medio, sin capacidad de crear.
La relación de los dos sexos sino la de dos electricidades, la de dos polos, sino que el
hombre representa a la vez positivo y neutro, y la mujer aparece como negativo, cada
determinación le es imputada. Eso es lo que nos haría juez y parte a los hombres, que
hacen los hombres desde su rol positivo hablando sobre las mujeres, pueden participar de
manera neutral, y yo me pregunta si una mujer hace un reclamo, ¿no se le vuelve en su
contra como si fuera una reivindicación negativa? El feminismo como movimiento político
es organizado, ha logrado reivindicar muchas cosas, pero siempre hay muchas
resistencias. Eso tiene que ver con lo que dice Beauvoir toda determinación le es
imputada como determinación sin reciprocidad. Tú habla pero te adjudicas lo negativo y
no será tenido en cuenta, imponemos los límites. Somos nosotros quienes les damos los
derechos, desde el ejercicio del privilegio.
A mí me parece interesante y quiero cuestionar sobre esa pregunta de qué es ser mujer,
cuando personalmente yo a veces digo “ni yo misma me entiendo”, entender a la mujer es
complicado, porque interrogarnos sobre si los hombre pueden hablar del tema, cuando ha
habido hombres que han nacido rodeados de mujeres y nunca han tenido hermanos, que
no han tenido figura paterna. Ellos pueden afirmar que entienden a sus hermanas o
madres, que han visto como se desarrollaron y realmente no soy autoritario con respecto
a ellas, las entiendo. Desde ese punto, uno podría pensar que un hombre perfectamente
podría hablar de una mujer, puede comprender. Celebramos el hecho de que una mujer
llegue a un cargo importante, como la capitana de la metropolitana, y sobre eso muchas
personas lo han visto como un gran logro, pero en efecto eso segrega a los hombres y nos
debe llevar a igualarnos a ellos no a hacernos superiores, porque las mujeres como hemos
sido golpeadas, frustradas, nos hace querer igualarnos, entonces porque no cuestionarnos
sobre eso de ¿detrás de todo gran hombre hay una gran mujer? Y entonces detrás de una
gran mujer ¿Quién está? Puesta solo ella, porque ella es el todo poderoso que lo puede
lograr, mientras que detrás de un hombre siempre hay una mujer. Hay caemos en el
mismo juego de los hombres de estar por encima de ellos, y cuando llegan ahí empiezan a
mirar por encima del hombro a ese hombre. Siempre jugamos con palabras como que los
hombres no pueden hacer dos cosas al tiempo, no pueden llegar a la casa a cocinar
mientras las mujeres trabajan y cocinan, son cosas que tratamos de segregar a los
hombres y ellos no se quejan, pero nosotras lo hacemos y no nos damos cuenta que
jugamos el mismo juego de discriminar a los hombres, y no cambia la dinámica para estar
en igualdad de condiciones
Puede que el hombre no se pueda poner en el lugar de ser mujer, en su esencia. Pero en el
texto se hace hincapié en el hecho de que “nosotras estamos aquí en este mundo,
estamos en la inmediatez de lo que es lo femenino”, uno podría cuestionarse, si el
feminismo se plantea esa pregunta, no habría idealización en la mujer al decir, ¿solo tú
puedes saber cómo plantearte la pregunta por el ser mujer porque tu si has estado en la
inmediatez de lo que significa ser mujer? Es que uno tiene que concretamente estar bajo
la definición de una identidad para plantearse la pregunta por esa identidad, y Simone de
Beauvoir lo plantea en otros ejemplos: como el del negro que busca su reivindicación en
Norteamérica, ¿solo el negro podría hacerse la pregunta sensata sobre qué significa ser
negro, y sobre cuales son la reivindicaciones referentes a ser negro, y sobre las exclusiones
y connotaciones del termino? Eso pone en contexto el debate, ese es el reto. Es posible
escuchar a muchas mujeres que se declaran feministas que afirman que tú puedes
acompañar mi lucha, tú puedes acompañar el proceso sobre la pregunta por la mujer,
pero solo nosotros podemos plantearnos las reivindicaciones y la pregunta. Ellas definen
el límite y eso podría constituir una idealización sobre el femenino.
Solo las mujeres pueden plantear su condición porque su situación las ha hecho lo que
son. Es importante no llegar al cuento de la idealización, pero si son las mujeres quienes
están en la capacidad de definir su existencia desde el individuo femenino de la especie
humana.
Esa pregunta que se ha planteado sobre si es posible que los hombres pensemos la
situación de la mujer, es claro que está resuelta en la misma Simone de Beauvoir. Ella
señala que si, Diderot y Stuart mil lo pudieron hacer, pero es una cosa excepcional que
exigiría un carácter abnegado que casi por definición los opresores no tenemos Yo sí
creo que uno puede rastrear como hombre momentos en que se ha aprovechado de su
condición de hombre, y lo digo para que nos lo pensemos nosotros, hay preguntarnos
por ejemplo cuantas veces nos hemos aprovechado de nuestras mamas, que está en
servicio de uno por ser mujer, y uno se aprovecha de eso. Hay muchas situaciones de la
vida cotidiana. Ahí hay una pregunta en dos frentes, y que Beauvoir plantea desde una
posición completa y definitivamente elitista, porque ella dice que quienes están en
mejor posición para pensar el tema de las mujeres son de alguna manera las mujeres
privilegiadas, y una cosa es pensar y otra cosa en pensar en una transformación subjetiva
y política, y esa no la pueden hacer las intelectuales, entonces quien es el responsable, la
respuesta es cada uno, cada uno es responsable y esto se conecta con la pregunta acerca
de cómo se constituye un sujeto político. Estoy convencido de que nosotros, hombres,
difícilmente vamos a mover un dedo para organizar algo, y la prueba de esto es que si las
mujeres no lo organizan no hay grupo de feminismo. Hay otra cosa, provocadora y quizás
grosera, pero si las mujeres no nos quitan la palabra nosotros nos la tomamos, no es algo
que nosotros vayamos a conceder. Es clara la postura, es posible que los hombres hagan
algo, que lo piensen, pero es que el privilegio es rico, por ejemplo, todos podemos ser
sujetos que movilizan los intereses de los pobres y que los ricos no nos van a venir a
ayudar, ahí hay una incapacidad, los ricos pueden pensar la situación de los pobres, pero
muy difícilmente va a moverse a luchar por la pobreza, con lo que implicaría como tal.
Uno puede pensar, sin el tono dramático, que los que tuvieron papa también tienen otra
cosa que pensar porque ha habido una relación en la que uno ha podido tomar postura,
en mi caso cuando estuvo en mis manos interceder por mi mama, lo hice? Eso es algo
que no puedo pensar, pero si puedo pensar en mis tíos, ¿ha habido un
aprovechamiento? Ha habido una postura cómoda respecto a las mujeres, que sería muy
bueno interrogar. Simone de Beauvoir, hace algo que me gusta mucho, da un discurso
repetido por el espectro progresista, eso de que no se nace mujer sino que se llega a
serlo, pero ella problematizada porque no está de acuerdo con el esencialismo del
eterno femenino, ni estoy de acuerdo con eso de que todo es construcción social y no
hay nada, yo creo que ella implícitamente afirma que efectivamente: hay mujeres, pero
la pregunta es que son las mujeres sino fueran seres definidas por los hombres, y los
hombres tenemos que preguntarnos lo mismo, nos saca de la comodidad de los
progresistas de decir que todo es construcción social, y en ese sentido todo sería
arbitrario, y ese no es necesariamente el camino que ella sume. Ella dice hay mujeres,
pero aun no es concluyente el criterio que define que es ser mujer. A veces uno siente
que ella dice que lo biológico influye con la diferencia que parece ser que las mujeres y
los hombres entienden que las mujeres piensan a partir de la biología, eso todos lo
hemos vivido y todos lo hemos dicho: “no es que tiene el periodo, tiene mal genio
porque tiene el periodo” en cambio con los hombres nadie dice: “es que esta de mal
genio porque hay algo biológico que lo produzca”.
A propósito de la posición del hombre como sujeto privilegiado, es hasta qué punto uno
es la facticidad que le impide el ejercicio de la libertad a la mujer, eso es interesante
porque se devuelve como pregunta porque, en términos de Sartre, lo factico seria lo en
si sobre una esencia, hasta qué punto uno resulta como parte de ese coeficiente de
adversidad para que la mujer desenvuelva su propia situación y en ese sentido su propia
situación de trascendencia, por ejemplo en la situación del habla en el derecho a
participar, en conversar, en intervenir. Es interesante porque uno podría decir yo tengo
derecho a decir, pero la discusión de la mujer se convierte en una discusión típica de
hombres. Allí la mujer aparece como ausente, eso plantea una pregunta y habría que
decir si uno está haciendo uso del privilegio. Eso tendría que ver con el consiente, con el
hecho de pensar sus privilegios y desprenderse de ellos, eso genera discusiones. Sartre y
en cierto sentido Simone De Beauvoir suponen un sujeto trasparente, que dirige su
razonamiento y su conducta para la consecución de unos fines, ¿yo puedo hacer eso?
Es la situación la que permite en la pregunta por la mujer. Pero también esto incluye una
forma del elitismo en la que solamente quien tiene una situación favorable puede
pensar, lo que pasa es que uno no está habituado a ver que ciertas formas de la palabra
o del pensamiento responden a un privilegio, en parte la inmediatez de uno mismo en
relación con lo que uno es, lo llevan a pensar que lo que uno hace habitualmente es algo
normal, pero acá uno empieza a precisar que muchas cosas no son de esa manera.
Si se quiere intentar ver claro en el problema hay que abandonar esos caminos trillados,
hay que rechazar las vagas nociones de inferioridad, igualdad o superioridad, que han
alterado todas las discusiones y empezar de nuevo. Los hombres pueden estar muy
cercanos y ser muy solidarios pero no pueden entender la situación de la mujer como
una mujer. Es como si yo estuviera cerca de gente hambrienta y dijese los compadezco,
estoy cerca de ustedes, pero no estoy sintiendo el hambre que ellos sienten. El
pensamiento que puede generar una mujer de sí misma difícilmente lo consigue un
hombre.
POSIBILIDAD DE LA TRASCENDENCIA
A pesar de que el privilegio de ser hombre está dado, no todos los hombres lo aceptan.
Hay hombres también sumidos en la comodidad y planitud existencial, tampoco quiere
decir que el hecho de ser hombre asegure la trascendencia. Pero esos privilegios si hacen
que solo las mujeres estén capacitadas para pensar el hecho existencial de ser mujer,
porque nada más el asunto de la crianza ya hacen muchas diferencias. Ella referencia
muchos autores hombres, y los referencia como feministas.
ROLES
Frente al asunto del discurso y de la posibilidad del habla cuya restricción es propia de la
mujer, y hay algo de lo que se habla mucho en materia de derecho humanos, y es que
mientras algunos sujetos pueden participar del discurso y de la construcción del
conocimiento, otros sujetos son excluidos. Surge otra pregunta, mientras no vinculemos
a las mujeres, ¿qué derechos tiene las mujeres? Que derechos que no sean otros que los
que les concedemos pueden tener las mujeres mientras no se les permita vincularse a la
discusión. Esta es una discusión que va más allá de lo lingüístico, y en algunos puntos
económicos, sino también en la vida de sociedad, en el punto mismo de los derechos de
participación y de reivindicación, derechos hacia el ser, eso se conecta con el texto en el
punto del trabajo femenino en el hogar, y es que aceptamos que hay un trabajo
femenino, en que calidad lo aceptamos y en qué calidad lo aceptamos como un
contentillo, como un “si si son muy valiosas desde la casa desde lo que nosotros
construimos y ustedes nos apoyan muy bien”, pero hasta que punto hemos analizado al
transcendencia de la decisión sobre ese rol, no desde la imposición, sino que ella decide,
cuanto lo hemos interiorizado y cuanto hemos evaluado su impacto de dentro de la
sociedad? Y no como concesión sino como rol social.
Hay algo que también resulta interesante frente al rol de la mujer y es ese asombra que
nos genera la participación femenina, hay una celebración cuando la mujer logra algún
escaño, no es algo positivo o negativo, es un hecho. Es todo un logro en nuestra
sociedad, ignorando las tendencias políticas que haya una mujer en el cargo de la
vicepresidencia, o que en algún punto de la historia una mujer haya ejercido los poderes
presidenciales. Siempre se celebra eso, lo que me plantea el cuestionamiento de si la
sociedad se declaró en el discurso, como una sociedad que puso en igualdad de
condiciones ambos roles porque lo celebramos, pero porque hay necesidad de
celebrarlo. Es preocupante que la participación femenina en espacios como la tertulia se
plantee como una rareza. La realidad social de Beauvoir, que publica su libro en 1949, es
interesante porque paso un hecho similar al de las sufragistas, y es que en los años 30
Francia decide concederle algunos derechos ala las mujeres, pero con el régimen de
Vichy lo primero que se hace es restringir los derechos de las mujeres y después de que
se consolida la republica al finalizar la invasión nazi, se les vuelven a conceder estos
derechos, entonces esta reivindicación y el llamado de la autora frente a aquellos que
consideran que los derechos de las mujeres ya están logrados y que no debemos
interrogarnos frente a ellos, es la necesidad de estar siempre cuestionando.
Sobre los roles es importante decir que en la sociedad la mayoría de estos se atribuyen al
género. Y muchas de las reivindicaciones son tontas, por ejemplo, si uno va a una cocina,
la mayoría de los cocineros son hombres, y nadie se vive quejando sobre la explotación
de los hombres. Es absurdo impresionarse de los logros de las mujeres porque es como
si no se esperara nada de ellas, y eso es absurdo. El hecho de que los cocineros sean
hombres muestra el privilegio, porque la mayoría de los más famosos son hombres y han
tenido la oportunidad de estudiar mucho, los mejores estilistas son hombres. Sería
absurdo negarnos que la mayoría de los roles importantes los tiene los hombres. Si en la
historia hemos tenido grandes filósofos, que han tenido la oportunidad de estudiar de
formarse el pensamiento, y que una mujer también tenga la posibilidad de escribirse y
pensarse es un logro, es algo que siempre hemos estado vedadas, y eso merece ser
celebrado, no porque no se espere nada de nosotras sino porque durante años
estuvimos relegadas, no aportábamos porque no teníamos la posibilidad de acceder a
eso.
El asunto no es la importancia de un rol, porque el rol puede ejercerse con el mismo
talento y la misma disciplina, el asunto son los privilegios que han posibilitado el
reconocimiento, una cosa es el rol y otra cosa es el reconocimiento.
Sobre al asombro cuando una mujer logra cierta posición, debe llevar a interrogarnos
sobre las situaciones que han permitido que esto pase, no de ella como una algo especial
y única, sino como la situación le ha permitido la posibilidad de ser. El debate sobre el
sector de la culinaria es interesante porque muestra que los hombres son tan libres de
hacer lo que sea que hasta pueden hacer lo que se les atribuye a las mujeres y en eso
también se atribuyen privilegios.