En el momento del sufrimiento la mayoría de nosotros nos inclinamos a pensar
sólo en nosotros mismos y olvidarnos de los demás. Sin embargo, uno de los
propósitos de las pruebas es que tú y yo podamos aprender a consolar y animar a
otros. Debido a que Dios nos ha animado, nosotros podemos animar a los demás.
a. No necesitamos experimentar las mismas pruebas para poder dar el consuelo
divino. Si hemos experimentado el consuelo de Dios, entonces podemos
“también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación” (2
Corintios 1:4b). Por supuesto, si hemos experimentado tribulaciones similares,
éstas pueden ayudarnos a identificarnos mejor con otros y a saber mejor cómo
se sienten; pero nuestras experiencias no pueden alterar el consuelo de Dios.
Esta sigue siendo suficiente y eficaz sin que importe cuáles hayan sido nuestras
experiencias.
b. El soportar con paciencia es una evidencia de fe. Si nos amargamos o
criticamos a Dios, si nos rebelamos en lugar de someternos, entonces nuestras
pruebas obran en contra nuestro en lugar de a favor nuestro. La capacidad
para soportar pacientemente las dificultades, y no darnos por vencidos, es un
rasgo de madurez espiritual (Hebreos 12:1–7).
c. Dios tiene que obrar en nosotros antes de poder obrar por medio de
nosotros. Aprender la verdad de Dios y retenerla en nuestra cabeza es una
cosa, pero vivir la verdad de Dios y hacerla parte de nuestro carácter es algo
completamente diferente. Dios siempre nos equipa para lo que él está
preparando para nosotros, y una parte de esa preparación es el sufrimiento.
d. Conforme aumenta el sufrimiento también aumenta la provisión de la gracia
de Dios. Dios tiene amplia gracia para todas tus necesidades, pero él no la
otorgará por anticipado (para que la almacenes). Venimos por fe al trono de la
gracia “para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”
(Hebreos 4:16). (Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que
nos ayudará cuando más la necesitemos. NTV)
CONCLUSIÓN: En el momento de la aflicción, Recuerda lo que Dios es para ti: el “Padre de
nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación” (2 Corintios
1:3). Recuerda lo que Dios hace por ti: él está contigo en medio de tus pruebas y hace que
resulten para tu bien, y para su gloria. Finalmente, recuerda lo que Dios hace por medio de
ti: y permítele que te use para animar a otros.
¡Preparados para consolar!
2 Corintios 1:1–11
El Dr. John Henry Jowett pastoreó iglesias destacadas, predicó a congregaciones muy
numerosas, y escribió libros que fueron éxito de librería. Pero en una ocasión dijo a su
iglesia: “A ustedes les parece que no tengo mis altibajos, y que disfruto de un constante
progreso espiritual ininterrumpido. ¡De ninguna manera! Con frecuencia estoy desalentado
por completo y todo parece ser incierto”.
Charles Spurgeon, el mejor predicador de habla inglesa, escribió en una ocasión: “Padezco
de una depresión espiritual tan grande que espero que ninguno de ustedes jamás tenga esta
gran desdicha como yo”.
El desaliento no respeta a ninguna persona. Es más, el desaliento parece atacar más a los
que tienen éxito porque mientras más alto subimos, mayor suele ser la caída. No nos
sorprende, entonces, que Pablo, el gran apóstol del nuevo testamento, diga que: “fueron
abrumados grandemente más allá de sus fuerzas”, y que llegó incluso al punto de perder “la
esperanza de conservar la vida” (2 Corintios 1:8). Pablo tenía un gran ministerio y fue una
persona espiritual pero también era tan humano como nosotros.
Luego de escribir su primera epístola a la Iglesia de Corinto, Pablo tuvo que hacer una visita
dolorosa a Corinto para tratar con algunos agitadores que estaban perturbando la iglesia.
Sin embargo, en esta visita no hubo solución. Entonces escribió una carta “dura y fuerte”
que fue llevada por su compañero Tito (esta carta se ha perdido). Después de mucha
aflicción, Pablo nuevamente vio a Tito y recibió el informe de que el problema se había
resuelto. Fue entonces que escribió la carta que nosotros conocemos como Segunda de
Corintios.
Pablo escribió la carta por varias razones.
(1) Quería animar a la iglesia a que perdonara y restaurara al miembro que había
causado todo el problema (2 Corintios 2:6–11).
(2) Quería explicar el cambio en sus planes (2 Corintios 1:15–22) e imponer su
autoridad como apóstol (2 Corintios 4:1–2; 10–12).
(3) Quería animar a la iglesia a participar en la ofrenda de ayuda especial que estaba
recolectando para los santos necesitados de Judea (2 Corintios 8–9).
La clave en esta carta es “consuelo”. Note que a pesar de todas las pruebas que atravesaba,
Pablo podía (por la gracia de Dios) escribir una carta llena de mucho consuelo.
¿Cuál era el secreto de Pablo para poder consolar a otros a pesar de estar pasando
tribulaciones? Su secreto era centrarse en Dios.
Cuando te halles desanimado, aparta de ti tu atención y enfócala en Dios.
Pablo en estos versículos nos dirá tres consejos sencillos para hallar ánimo en Dios a pesar
de estar en pruebas.
 1. Recuerda lo que Dios es para ti (2 Corintios 1:3)
Pablo había aprendido que la alabanza es un factor importante para alcanzar la b. Dios está en control de las pruebas (v. 8).
victoria sobre el desánimo y la depresión. Pablo se sentía con un peso demasiado grande como para soportar. Pero Dios
sabía exactamente cuánto podía soportar Pablo y mantenía la situación bajo
a. ¡Alábale porque él es Dios! control.
La frase “bendito sea Dios” se halla en otros dos lugares del Nuevo No sabemos cuál fue la tribulación específica, pero sí fue lo suficientemente
Testamento: en Efesios 1:3 (bendiciones pasadas) y en 1 Pedro 1:3 grave para que Pablo pensara que iba a morir. Sea lo difícil que sea la situación
(bendiciones futuras). Pero en 2 Corintios Pablo alababa al Señor por las Dios controlaba todas las circunstancias y que protegía a su siervo.
bendiciones presentes, por lo que Dios estaba realizando actualmente.
b. ¡Alábale porque él es el Padre de nuestro Señor Jesucristo! Warren Wiersbe decía: Cuando Dios pone a sus hijos en el horno, mantiene su
Es debido a Jesucristo que podemos llamar Padre a Dios, e incluso acercarnos a mano sobre el termostato y su ojo en el termómetro.
él como hijos suyos. Somos “amados de Dios” (Romanos 1:7), debido a que
somos “aceptos en el Amado” (Efesios 1:6). Somos preciosos para el Padre, y él c. Dios nos capacita para que soportemos nuestras pruebas (v. 9).
cuidará que las presiones de la vida no nos destruyan. Pablo era un talentoso y experimentado siervo de Dios, y es posible que toda
c. ¡Alábale porque él es el Padre de misericordias! esta experiencia debería ser suficiente para que Pablo pueda sobreponerse a
Dios en su gracia nos da lo que no merecemos, y en su misericordia no nos da las pruebas, pero Dios quiere que confiemos en él, no en nuestros talentos o
lo que sí merecemos. “Por la misericordia de Jehová no hemos sido capacidades, ni en nuestra experiencia espiritual.
consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias” (Lamentaciones d. Dios nos libra de nuestras tribulaciones (v. 10).
3:22). La Biblia frecuentemente habla de la multitud de las misericordias de - Dios no siempre nos libra de inmediato, ni tampoco de la misma manera.
Dios, porque es inagotable su provisión (Salmos 5:7; 69:13). Jacobo fue decapitado, y sin embargo Pedro fue librado de la prisión
d. ¡Alábale porque él es el Dios de toda consolación! (Hechos 12). Ambos fueron librados, pero de maneras diferentes. Algunas
Las palabras “consuelo y consolación” se repiten diez veces en 2 Corintios 1:1– veces Dios nos libra de nuestras pruebas, y en otras nos libra en ellas.
11. El consuelo de Dios no es lástima sino fortaleza en nuestro corazón para - en respuesta a la fe de Pablo y de las personas que oraban en Corinto vino
que podamos enfrentar las pruebas y triunfar sobre ellas. La liberación divina (2 Corintios 1:11). “Este pobre clamó, y le oyó Jehová,
y lo libró de todas sus angustias” (Salmo 34:6).
Dios puede animarnos por su Palabra y por medio de su Santo Espíritu, pero
algunas veces usa a otros creyentes para darnos ese estímulo que necesitamos e. Dios nos oye al orarle (v. 11).
(2 Corintios 2:7–8; 7:6–7). - Pablo nunca se avergonzó de pedir a los creyentes que oraran por él.
Pablo y los creyentes en Corinto se ayudaban mutuamente (2 Corintios
Cuando te halles desanimado debido a las circunstancias difíciles, deja de enfocarte en ti o
1:11, 24).
en tus problemas. Debes mirar por fe al Señor, y darte cuenta de todo lo que Dios es para ti
- La más grande ayuda que podemos dar a los siervos de Dios es cooperar a
(Él es Dios, Padre de Jesús, Padre de misericordias y Dios de toda consolación).
favor de ellos en la oración.
2. Recuerda lo que Dios hace por ti (2 Corintios 1:4a, 8–11)
Las dificultades pueden aumentar nuestra fe y fortalecer nuestra vida de oración. Las
dificultades pueden acercarnos a otros creyentes según ellos sobrellevan con nosotros las
a. Dios quien permite las pruebas:
cargas. Las dificultades pueden ser usadas para glorificar a Dios. De modo que, cuando te
Las pruebas no son un accidente. Para el creyente todo es designio de Dios.
encuentres en las pruebas de la vida, recuerda lo que Dios hace por ti.
(1) Si nuestras pruebas son producto del destino o de la casualidad, entonces
nuestro único recurso es darnos por vencidos. Nadie puede controlar el 3. Recuerda lo que Dios hace por medio de ti (2 Corintios 1:4b–7)
destino o la casualidad.
(2) Si somos nosotros mismos los que tenemos el control de todo, entonces la
situación tampoco tiene esperanza.
(3) Pero si Dios controla, y confiamos en él, entonces podemos
sobreponernos a las circunstancias con su ayuda.