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Animalia

En biología y taxonomía, Eukaryota o Eukarya (palabras con


etimología del griego: εὖ eu —‘bueno’, ‘bien’, 'verdadero'— y
κάρυον karyon —‘nuez’, ‘carozo’, ‘núcleo’—) es el dominio (o
imperio) que incluye los organismos formados por células con
núcleo verdadero. La castellanización adecuada del término es
eucariota o eucarionte.7 Estos organismos constan de una o más
células eucariotas, abarcando desde organismos unicelulares
hasta verdaderos pluricelulares en los que las diferentes células
se especializan para diferentes tareas y que, en general, no
pueden sobrevivir de forma aislada.

Pertenecen al dominio o imperio eucariota los reinos de los


animales, plantas y hongos, así como varios grupos incluidos en
el parafilético reino Protista. Todos ellos presentan semejanzas a
nivel molecular (estructura de los lípidos, proteínas y genoma),
comparten un origen común, y principalmente, comparten el
plan corporal de los eucariotas, muy diferente al de procariotas.

Con excepción de algunos organismos unicelulares, el ciclo de


vida eucariota alterna una fase haplonte y otra diplonte, que se
consigue mediante la alternancia de meiosis y fecundación,
procesos que dan células
Estructura celular

Las células eucariotas son generalmente mucho más grandes que


las procariotas y están mucho más compartimentadas. Poseen
una gran variedad de membranas con núcleo rodeado de la
envoltura nuclear, retículo endoplasmático y aparato de Golgi,
además de mecanismos para la gemación y fusión de vesículas,
incluida la exocitosis y endocitosis. Estructuras internas llamadas
orgánulos se encargan de realizar funciones especializadas
dentro de la célula. Presencia de lisosomas, peroxisomas y
mitocondrias.

También caracteriza a todos los eucariotas un esqueleto interno


o endoesqueleto, en este caso llamado citoesqueleto, formado
por dos entramados de proteínas: el sistema de microtúbulos y
el sistema contráctil de actina/miosina, que desempeñan un
papel importante en la definición de la organización y forma de
la célula, en el tráfico intracelular (por ejemplo, los movimientos
de vesículas y orgánulos) y en la división celular. El característico
flagelo eucariota y sus motores moleculares asociados se
encuentran anclados al citoesqueleto.

El ADN de las células eucariotas está contenido en un núcleo


celular separado del resto de la célula por una doble membrana
permeable. El material genético se divide en varios bloques
lineales llamados cromosomas, que son separados por un huso
microtubular durante la división nuclear. Los cromosomas
contienen histonas, varios replicones, centrómeros y telómeros.
Hay un característico ciclo celular con segregación mitótica y
reproducción sexual por meiosis. Se incluye un complejo de
poros nucleares, transporte trans-membranal de ARN y proteínas
a través de la envoltura nuclear, intrones y nuevos patrones de
procesamiento del ARN utilizando espliceosomas.

Para una comparación con las características procariotas, véase:


Tabla comparativa.
Plan corporal

La célula eucariota debe en gran parte su forma y capacidad de


movimiento al citoesqueleto, ya que le otorga rigidez y
flexibilidad. En los organismos flagelados ancla los flagelos al
resto de la célula y permite su batido durante la locomoción o
para la creación de corrientes de agua que le lleven el alimento.
En los organismos ameboides permite la extensión de "pies" o
seudópodos para la locomoción o la alimentación. También fija
los surcos de alimentación de los excavados y el complejo apical
que permite a los apicomplejos entrar en las células parasitadas.

Solo después de desarrollar su citoesqueleto pudo el eucariota


ancestral realizar la fagocitosis, ya que es este el que, mediante
crecimiento diferencial de sus fibras, logra que la célula se
deforme para que la fagocitosis ocurra. La fagocitosis es también
una propiedad ancestral de los eucariotas, si bien se ha perdido
en grupos que se adaptaron a otras formas de alimentación.
Hongos y plantas perdieron esta capacidad al desarrollar una
pared celular rígida externa a la célula, pero ya contaban con
otros modos de nutrición, la saprotrofia o el parasitismo en
hongos y la fotosíntesis en plantas.

La mitocondria, derivada de la fagocitosis y posterior


simbiogénesis de una proteobacteria, permitió al eucariota
ancestral la respiración aerobia y con ello aprovechar al máximo
la energía contenida en la materia orgánica. Como no es
sorprendente en la evolución de un carácter tan antiguo, en
varios grupos la mitocondria ha perdido esa capacidad ancestral
y a cambio se ha modificado para cumplir otras funciones.
También proceden de un evento de endosimbiosis los
cloroplastos, en este caso con una cianobacteria, que permiten a
las plantas realizar la fotosíntesis. Posteriormente otros grupos
de eucariotas consiguieron sus cloroplastos mediante la
endosimbiosis secundaria con un alga verde o roja.
Reproducción

Además de la división asexual de las células (mitosis), la mayoría


de los eucariontes tiene algún proceso de reproducción sexual
basado en la meiosis que no se encuentra entre los procariontes.
La reproducción de los eucariontes típicamente implica la
existencia de una fase haploide, donde está presente solamente
una copia de cada cromosoma en las células, y diploide, donde
están presentes dos. Las células diploides surgen por fusión
nuclear (fecundación) y las haploides, por meiosis. En los
organismos multicelulares, se distinguen tres tipos de ciclos
biológicos:

Ciclo haplonte: los organismos que presentan este ciclo son


haploides durante su fase adulta. El cigoto es diploide y la
meiosis tiene lugar tras la fecundación.

Ciclo diplonte: los individuos maduros son diploides y forman


gametos haploides por meiosis, que se fusionan para dar lugar a
un nuevo organismo diploide.

Ciclo haplodiplonte: se produce alternancia de generaciones


entre individuos haploides y diploides.

Los organismos unicelulares pueden reproducirse asexualmente


por bipartición, gemación o esporulación y sexualmente
mediante gametos o por conjugación.8
En los eucariontes, la relación de superficie frente a volumen es
más pequeña que los procariontes, y así tienen tasas metabólicas
más bajas y tiempos de generación más largos.

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