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presocráticos.
Antes de ver a Demócrito, Empédocles, aclaremos su ubicación
dentro de un Esquema hecha en base a las distintas posturas en
cuanto al arché, el principio de todas las cosas.
Pluralismo Heterogéneo
Anaxágoras (ca. 500-428)
Pluralismo homogéneo. El
atomismo
Demócrito (460-370)
Demócrito nació en Abdera (Tracia) y seguramente fue discípulo
de Leucipo en esa ciudad. Se le atribuyen numerosas obras y se
le considera uno de los más prolíficos de los autores
presocráticos. Los fragmentos conservados apenas reflejarían esa
amplia producción, de la que se conoce al menos un título: Micro
Diacosmos (). Se le recuerda como un gran
viajero y una mente abierta a los más diversos problemas. Su
fama de genio y rica temática han hecho que se le comparara con
Aristóteles.
La tesis fundamental de Demócrito y que ha dado nombre al
grupo o tendencia a que pertenece es que el mundo está
constituido por una cantidad innumerable de partículas, que
son indivisibles, de ahí su nombre de átomos (à:
indivisible), y que; además, son eternas e inmutables. La variada
combinación de los mismos da origen a las diversas sustancias. A
diferencia de Las homeomerías de Anaxágoras, los átomos son
cualitativamente iguales, no hay especies de átomos (de carne,
hueso o madera), pero son cuantitativamente distintos, pues los
hay de diferente tamaño y forma, es decir, más graves y más
sutiles; además, están en permanente movimiento, configurando
verdaderos torbellinos. Este movimiento de los átomos es posible
porque existe el vacío, condición indispensable para aquél. Lo
lleno y lo vacío son así como los dos constitutivos de la realidad.
La teoría atomista la aplica Demócrito también al alma humana, a
la que considera compuesta por átomos más sutiles y ligeros. Las
sensaciones y el pensamiento se explican también por las
vibraciones de los átomos provenientes de los distintos objetos y
portadores de pequeñísimas imágenes (). Como no hay en
los átomos diferencias cualitativas, ciertas cualidades que
experimentamos, como los sabores y los olores sólo
son impresiones subjetivas. Esta última opinión, aunque
insuficientemente formulada, constituye un antecedente de la
posterior distinción entre cualidades “primarias” y “secundarias”.
También los dioses están compuestos por átomos y no son
inmortales, como dice la tradición, aunque sí de larga vida.
Los fragmentos presocráticos conservados no registran
reflexiones morales de especial significación, aunque dicha
preocupación no estuvo totalmente ausente, al menos en los
órficos, los sabios, los pitagóricos y en Heráclito. Pero es en
Demócrito donde el tema ético alcanza una mayor dimensión, al
menos según los fragmentos conservados y la consideración que
la misma parece haber merecido por parte de sus connacionales.
Hay una referencia a la vigilancia moral de los dioses, pero más
contundente es su afirmación de la conciencia moral individual, de
la vergüenza que uno siente ante sí mismo al cometer alguna
acción reprobable. “El alma en paz da la felicidad y no la hacienda
ni el oro”. “Aun cuando estés solo no debes decir ni hacer el mal;
aprende a avergonzarte de ti mismo, mucho más que de los
demás”. Incluso se conservan algunos consejos para lograr esa
paz interior, y concluye firmemente: “Quien comete una injusticia
es más infeliz que quien la padece”.
La concepción de Demócrito —y a pesar de su
preocupación moral —aparece como un materialismo y un
mecanicismo radicales. Su teoría atomista y su formulación
cuantitativa y mecanicista de la naturaleza lo convierten en un
precursor importante de las ideas que se imponen en la física a
partir del Renacimiento. En el ámbito filosófico, también se le
puede considerar un antecedente del sensismo y del materialismo
más explícitos de los siglos XVIII y XIX.
Podemos cerrar este artículo con la mención de un discípulo de
Demócrito, Metrodoto de Quíos, quien sostuvo que existen
mundos infinitos, como los átomos.