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Hacia el año 600 a.C., Tales de Mileto (624-547 a.C.) fue el primero en
observar la naturaleza y predijo un eclipse de sol en el año 585 a.C. El filósofo
y astrónomo Anaximandro (610-547 a.C.) definió el viento como el aire en
movimiento y señaló las épocas de los equinoccios y los solsticios. Hacia el
año 450 a.C. el centro de la vida intelectual griega se estableció en Atenas,
donde alcanzó su mayor nivel, posteriormente, en el siglo III a.C. con la
conquista de Egipto, por Alejandro Magno (356-323 a.C.), se inició un éxodo de
eruditos y profesores hacia la ciudad de Alejandría. Los famosos griegos:
Sócrates (470-399 a.C.), Platón y Aristóteles, fueron artífices del avance de la
filosofía, la ética, la lógica y el gobierno; esto hizo que la descripción y
explicación de los fenómenos naturales se basara en la lógica mas que en el
análisis experimental. Esta nueva forma de estudiar el Universo fue
denominada por los griegos Philosophia (Filosofía), que significa ‘amor al
conocimiento’ o ‘deseo de conocer’.
Durante la edad media (300-1,400 d.C.) se dió impulso a la alquimia, que era
favorecida por los reyes y señores feudales, buscando siempre el
enriquecimiento, y el desarrollo de la física aplicada, a través de las máquinas y
la ingeniería de guerra, principalmente por el interés de los distintos reinos y
feudos de mantener su dominio. Los árabes desarrollaron nuevos
descubrimientos científicos. El concepto de peso específico (la relación entre el
peso y el volumen unitario) fue resultado del trabajo del físico árabe Al Hasan
(965-1039), quién además analizó los fenómenos de reflección y refracción de
la luz y el efecto óptico del arcoiris.
2. El renacimiento
Por los años de 1750, el químico inglés Joseph Black (1728-1799) descubrió
que la atmósfera era una mezcla de gases, más bien que un simple gas, al
advertir que una vela encendida dentro de un recipiente con aire, producía
CO2, pero se extinguía inmediatamente después. El químico francés Antoine
Laurent Lavoisier (1743-1794), llamado el padre de la química moderna,
estableció la ley de la conservación de la materia: la materia no se crea ni se
destruye; en la década de 1770, fue el primero en comprobar que el aire era
una mezcla de gases, descubrió la composición del aire y el papel del oxígeno
en la respiración humana.
Después de calcular los efectos del sol y la luna sobre las mareas oceánicas,
durante 1773, el astrónomo y matemático francés Pierre-Simón Laplace (1749-
1827) intuyó que también en el fluido atmosférico se deberían presentar
mareas. Laplace encontró, después de obtener y analizar registros de la
presión atmosférica superficial durante 8 años, que la presión tenía un período
de 12 horas, posiblemente asociado a una influencia solar. A diferencia de las
mareas oceánicas, principalmente influenciadas por la atracción gravitacional
de la luna, las mareas atmosféricas parecen ser afectadas por el efecto térmico
de la radiación solar.
El matemático suizo Daniel Bernoulli (1700-1782) estudió la dinámica de los
fluidos. El físico suizo Horacio de Saussure (1746-1799) ideó el higrómetro
como se conoce actualmente. El astrónomo Joseph Leverrier (1811-1877) se
dedicó gran parte de su vida a las investigaciones en meteorología.
De la misma forma en que los trabajos sobre meteorología de Espy habían sido
anticipados por Franklin, así había ocurrido en cierta medida, con los
descubrimientos del oceanólogo norteamericano Matthew Fontaine Maury,
pués Franklin ya había estudiado la corriente del Golfo. Maury logró el apoyo
de muchos capitanes de buques para colectar datos sobre las corrientes y la
atmósfera de los océanos; su trabajo le condujo a la creación del Observatorio
Naval de los Estados Unidos.
El químico inglés Sir William Ramsay (1852-1916) junto con el físico y químico
Lord Rayleigh (1842-1914) descubrieron en 1894 el Argón y al año siguiente el
Helio. Poco después, Ramsay con Travers descubrieron los demás gases raros
de la atmósfera. Por su parte, Rayleigh explicó el color azul del cielo y los
procesos de convección que se forman en las nubes altocumulus, también
derivó una ecuación lineal para los movimientos del flujo calentado en su parte
inferior.
Hacia el final del siglo pasado había surgido la idea de acumular datos del
tiempo atmosférico y climatológico de muchos lugares de la tierra para fines de
eventual si no inmediata predicción del tiempo meteorológico futuro. Leverrier
inició la idea de transmitir datos meteorológicos telegráficamente como base
para la predicción de las tormentas de las que se sabía seguían una trayectoria
con sentido de oeste al este en las latitudes medias. En la última parte del siglo
XIX este plan fue activado por subdivisiones políticas en varios paises y pronto
empezaron a funcionar oficinas meteorológicas. En 1873, se formó el primer
comité internacional, que poco tiempo después evolucionó para convertirse en
la Organización Mundial Meteorológica de las Naciones Unidas. A partir de esa
fecha, numerosos paises crearon sus respectivos servicios meteorológicos. En
el caso particular de México, durante 1877 se creó el Observatorio
Meteorológico y Astronómico Nacional, poco después en 1901 se forma el
Servicio Meteorológico Nacional, bajo la dirección del Ing. Mariano Barcena,
quién coordinaba las investigaciones sobre el clima y el tiempo atmosférico.
Hacia los comienzos del siglo XX, dos investigadores usaron los cohetes (que
habían sido inventados por los chinos en el siglo XIII) para estudiar la
atmósfera superior y el espacio exterior (con anterioridad, el escritor francés
Julio Verne había imaginado un cañón con un dispositivo de lanzamiento para
su viaje de la tierra a la luna): el físico ruso Konstantin Tsilkovski (1857-1935) y
el físico norteamericano Robert Goddard (1882-1945). Goddard, en los años
1934 y 1935, logró construir un cohete con autopropulsión a base de oxígeno
líquido, con una velocidad máxima de cerca de 884 km/hr. El 4 de octubre de
1957, las teorías de Tsilkovsky fueron hechas realidad por la Unión Soviética al
poner en órbita el primer satélite: El Sputnik I, iniciándose la era espacial. Poco
después el científico alemán Wernher Von Braun (1912- ), el 31 de enero de
1958, puso en órbita el primer satélite artificial de Estados Unidos: El Explorer I.
Desde entonces, ambos paises han lanzado cientos de satélites de todo tipo:
para comunicación, de televisión, científicos, etc. En particular, el primer
satélite meteorológico, El Tiros I fue lanzado el 1 de abril de 1960, por los
Estados Unidos, con el que se obtuvieron miles de fotografías de la nubosidad
terrestre y se pudieron hacer las primeras investigaciones de los fenómenos
meteorológicos de distintas regiones del mundo donde aún no se tenía
información; por ejemplo, se pudieron hacer observaciones de la zona de
generación de huracanes, la evolución de los mismos, etc. Hacia fines de la
década de los 1960’s, los servicios meteorológicos de los distintos paises
usaban con regularidad las imágenes de satélite para hacer sus predicciones.
La Oscilación del Sur fue descubierta por Sir Gilbert Walker, en la década de
1920. Walker fue uno de los primeros meteorólogos en aplicar las técnicas
estadísticas para analizar y predecir los fenómenos meteorológicos. Más tarde
se descubrió la circulación tridimensional este-oeste, relacionada con la
Oscilación del Sur, siendo llamada “Circulación Walker”.
A finales del siglo XIX y principios del XX, la comunidad científica le dió una
gran atención al estudio de los fenómenos atmosféricos, particularmente al
pronóstico del estado del tiempo, gracias a la invención de distintos
instrumentos y aparatos de observación y medición y por la organización de
redes locales de observación. Algunos de los conceptos de mayor impacto
fueron por ejemplo aquellos por el grupo de científicos noruegos como el físico
Vilhelm Bjerknes (1862-1951), el físico Jacob Bjerknes (1897-1975) y Tor
Bergeron (1891-1959), con sus modelos de circulación atmosférica, al
demostrar los efectos dinámicos de las variaciones de densidad, tan
importantes en el movimiento de la atmósfera y los océanos; también
observaron que, a través del movimiento de las nubes, las distintas
perturbaciones atmosféricas se pueden desarrollar y evolucionar a grandes
vórtices (tales como las tormentas extratropicales) o perturbaciones en los
vientos del oeste en la alta tropósfera, con la que posteriormente pudieron
desarrollar su teoría de los frentes meteorológicos, basada en el movimiento de
las masas de aire. Cuando se aplicaron estos conocimientos a la meteorología
operacional, se mejoraron considerablemente los pronósticos del estado del
tiempo.
Los meteorólogos han sabido desde hace mucho tiempo que el método de
casos análogos no está basado en principios científicos. En 1901 el
meteorólogo americano Clevelan Abbe, propuso cambiar los métodos
subjetivos y empíricos del pronóstico del tiempo a métodos matemáticos y
científicos. Tres años después, el físico noruego Vilhelm Bjerknes,
independientemente, propuso la misma idea. Sin embargo, estos dos
científicos estaban fuertemente limitados por los bancos de datos, que en esa
época no incluían la atmósfera superior, ni datos sobre los océanos, por lo que
no pudieron encontrar un camino para hacer un pronóstico matemático del
estado del tiempo.
En 1949 el meteorólogo inglés E.T. Eady notó que casos muy similares, podían
evolucionar de manera totalmente diferente, pequeños errores en las
observaciones o en el análisis, podían crecer a grandísimas diferencias en el
pronóstico de los siguientes dias. La teoría de ciclogénesis de Solberg no pudo
ser completa, pués no se tenían observaciones de la atmósfera superior. Con
la invención de la radiosonda en 1927, por el meteorólogo finlandés Vilho
Vaisalla (1899-1969), se pudo recolectar los datos necesarios y en 1937 Jacob
Bjerknes pudo descubrir ondas en la atmósfera superior. Dos años mas tarde,
Carl-Gustaf Rossby, quién fundó el Departamento de Meteorología en el
Instituto Tecnológico de Massachussetts en 1928, proporcionó la primera teoría
matemática para explicar las ondas atmosféricas, que fueron nombradas ondas
de Rossby. Durante la II Guerra Mundial, se dió un fuerte avance a la red de
observaciones de altura, por lo que fue posible obtener la primera imagen tri-
dimensional de una tormenta extra-tropical. En 1944 Jacob Bjerknes y Jorgen
Holmboe propusieron una teoría sobre la dinámica de estos ciclones extra-
tropicales. Poco después, en 1944, el meteorólogo americano Jule Charney, un
estudiante de Holmboe, usó la teoría de Bjerknes-Holmboe y las ondas de
Rossby para estudiar la ciclogénesis de las tormentas, usando un modelo
numérico, el cual fue probado hasta 1950, cuando se usaron las primeras
computadoras.