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En Mackenna, piden la libertad del único

detenido por el crimen del sacerdote

Sus familiares creen que la causa “fue armada” para calmar la indignación popular. Reclaman
que se libere a Arias y se investigue a fondo el homicidio del padre Jorge “Coki” Vaudagna.

Denise Audrito

Corresponsalía

El asesinato del sacerdote Jorge Vaudagna, producido el 27 de octubre en Vicuña Mackenna,


continúa generando dudas e indignación. Esta vez, los que organizaron una marcha de
protesta son familiares del único mayor de edad detenido y acusado por el crimen, Guillermo
Arias. Se trata de un peón rural que, hasta ha hablado con los medios desde la cárcel, para
proclamar su inocencia y denunciar que su causa “fue armada por la Policía”.

La movilización fue impulsada por familiares del detenido, que sostienen que “es un perejil”.
Aseguran que “lo usaron para calmar la bronca que había en el pueblo” y denuncian que
habría testigos amenazados. Reclaman ser escuchados por el intendente, Roberto Casari, el
cura párroco Sergio Fernández y el comisario del pueblo, Javier Miatello.

El padre Coki (59), oriundo de Sampacho, fue asesinado a balazos cuando ingresaba con su
vehículo a la casa parroquial, un miércoles por la noche, en Vicuña Mackenna. Volvía tras
transmitir, desde la casa de un laico, la misa por Internet. El caso está en manos del fiscal
Daniel Miralles, quien enseguida ordenó la detención de Arias, de 23 años, imputado por
homicidio calificado por el uso de arma de fuego. Además, determinó la presunta concurrencia
en el hecho de un chico de 14 años que en principio fue trasladado al Complejo Esperanza y
luego entregado a sus familiares, con la supervisión de equipos técnicos.

Arias, único imputado por el homicidio llamó desde la cárcel a una radio local y aseguró que no
tiene nada que ver con el crimen, que la única prueba que tienen en su contra es una filmación
de las proximidades, porque él fue con su cuñado a un kiosco cercano al lugar del hecho a
comprar cigarrillos. Sostuvo que esa madrugada él se fue a trabajar al tambo y, como se le
rompió la moto y no tenía celular, se cruzó al tambo vecino, donde trabaja su hermana. Contó
que el dueño del campo se preocupó porque no habían llegado y fue su madre quien llamó a la
policía. Poco después, cuando logró volver a su casa, los efectivos lo detuvieron y lo llevaron
directo a la alcaidía de Río Cuarto.
“Todos saben que es inocente y no hay pruebas contra él. La prueba de la pólvora (dermotest)
le dio negativo apenas lo detienen”, reclamó Gisela Mazza, hermana del detenido. Los
familiares reclaman porque, pese a la abundante evidencia recolectada, no hay resultados aún
de los estudios genéticos. Están convencidos de que ayudarían a desincriminar a Arias. Señalan
que mientras que a los autores del crimen los vieron huir de a pie, y Arias y su cuñado siempre
anduvieron en moto. Agregan que la persona que lo identificó en rueda de presos antes había
declarado que el autor no era del pueblo, y luego le apuntó a Arias, pese a que es una persona
conocida en la ciudad, por su familia y su actividad como peón.

Los allegados al único detenido también reclaman Justicia por el cura párroco. “Que se sepa la
verdad”, insisten. A todo esto, desde la Iglesia Católica, el cura párroco Jorge Basso, expresó
por las redes sociales: “La Iglesia acompaña a la comunidad de Vicuña Mackenna en la
búsqueda de la verdad y justicia por la muerte del Padre Coqui. A la iglesia no le interesa la
condena penal sin juicio legítimo de las personas que lo hayan hecho”. “La defensa legal es un
derecho de cualquier ciudadano y por tanto nadie puede condenar ni absolver
mediáticamente, solo esperamos una verdadera justicia que no deje impune ni ésta muerte ni
ningún homicidio”, afirmó.

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