Roberto Fontanarrosa fue un escritor y humorista argentino que murió en 2007 en su ciudad natal de Rosario. Publicó cerca de 300 cuentos y tres novelas donde retrató escenas de la vida cotidiana y el habla de los argentinos. En 2004 defendió el uso de "malas palabras" en el Congreso de la Lengua Española con un discurso humorístico que hizo reír a los lingüistas presentes.
Roberto Fontanarrosa fue un escritor y humorista argentino que murió en 2007 en su ciudad natal de Rosario. Publicó cerca de 300 cuentos y tres novelas donde retrató escenas de la vida cotidiana y el habla de los argentinos. En 2004 defendió el uso de "malas palabras" en el Congreso de la Lengua Española con un discurso humorístico que hizo reír a los lingüistas presentes.
Roberto Fontanarrosa fue un escritor y humorista argentino que murió en 2007 en su ciudad natal de Rosario. Publicó cerca de 300 cuentos y tres novelas donde retrató escenas de la vida cotidiana y el habla de los argentinos. En 2004 defendió el uso de "malas palabras" en el Congreso de la Lengua Española con un discurso humorístico que hizo reír a los lingüistas presentes.
Roberto Fontanarrosa fue un escritor, historietista y humorista argentino que murió el
19 de julio de 2007, en Rosario, la ciudad natal a la que nunca abandonó y desde la que trascendió a gran parte del mundo.
"El Negro", como era apodado cariñosamente, fue un escritor prolífico y
extraordinario. Publicó cerca de trescientos cuentos, reunidos en una docena de libros, además de tres novelas y un par de compilaciones de crónicas deportivas. Entre sus textos más conocidos se encuentran, sin dudas, sus relatos de fútbol: “19 de diciembre de 1971” ha sido elegido en diversas encuestas el mejor cuento de fútbol escrito en nuestra lengua. Pero Fontanarrosa no escribió solamente de fútbol. Su enorme capacidad para retratar escenas de la vida cotidiana y el habla de los argentinos hace de sus páginas un lugar adonde siempre da gusto volver.
En noviembre de 2004 se celebró en Rosario el III Congreso de la Lengua Española, y
Fontanarrosa, tuvo una histórica intervención en defensa de las “malas palabras”. Las reivindicó señalando que algunas “son irremplazables, por sonoridad, por fuerza, incluso por contextura física”, pero lo hizo con tales dosis de humor que los lingüistas y académicos sentados a su lado no podían contener las carcajadas.